PUENTE DE LA TRINIDAD
ALUMNO: MIRIAM FERRER DÍAZCURSO: 3º B
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SUMARIO
BREVE HISTORIA DEL PUENTE. SOBRE LAS RIADAS. Pag. 3
SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DEL PUENTE. Pag. 4
INTERVENCIONES SOBRE EL PUENTE Pag. 5
MATERIALES CON LOS QUE SE CONSTRUYÓ EL PUENTE Pag. 6
SOBRE LAS ESCULTURAS Y LOS CASILICIOS Pag. 6
DE LAS ESCALERAS QUE ACCEDEN AL TURIA Pag. 7
SOBRE LOS DAÑOS SUFRIDOS Y SUS CAUSAS Y LAS SOLUCIONES
DADAS. Pag. 8
APÉNDICE FOTOGRÁFICO Pag. 9
BIBLIOGRAFÍA Pag. 14
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Se trata del puente más antiguo de la ciudad de Valencia, construido en el siglo
XV en piedra sobre otro anterior de madera, coincidiendo con el cardo romano.
El nombre “de la Trinidad”, viene dado en alusión al monasterio más cercano
que tiene este puente, que es el Monasterio de la Trinidad.
BREVE HISTORIA DEL PUENTE. SOBRE LAS RIADAS.Estaba al lado de la puerta Bad-al Warrac o de la Hoja, ya mencionada por el
geógrafo al-Udri en el siglo XI. Varios poetas de los siglo XII y XIII, hablan de
este puente de madera, como Al Rusafi e Ibn al-Abbar, alabando su solidez,
belleza y robustez durante la época musulmana. En 1242–1244, se le añaden
al puente dos torres con barbacana con función defensiva.
El período de construcción del puente va desde 1401 hasta 1407, siendo el
responsable de la obra Mateu Texidor (piquer de pedra picada), aunque con la
riada de 1517, tuvo que ser reconstruido en el siglo XVI.
En tiempos medievales fue conocido con el nombre “dels catalans”, debido a
que en sus proximidades se instalaron los repobladores de Lérida después de
la conquista de Valencia.
En 1321 hubo una riada que afectó bastante al puente. Es posible que se
hubiese venido abajo alguna parte, ya que en 1345 se habla de reconstruirlo.
Sobre esto, escribe Francisco Almela y Vives en su primer capítulo de Las
riadas del Turia (1321- 1947), 1957:“El día 16 de dichos mes y año,(Octubre, 1321) el Justicia y los Jurados de la Ciudad publicaron un bando haciendo saber que, como por el aumento de las aguas del Guadalaviar a consecuencia de abundantes lluvias, se habían caído en parte algunos puentes, muros y barbacanas de la población, se prohibía a todo hombre y mujer, de cualquier ley o condición, que cogiera o mandara coger, de noche o de día, abierta u ocultamente, piedras, argamasa, tierra, ladrillos o madera de dichos muros, puentes y barbacanas. Y quien tal hiciere pagaría como castigo sesenta sueldos tantas veces como lo hiciera”.“Los estragos causados por la riada se deducen asimismo de una carta que en 24 de octubre de 1321 dirigieron al Rey, D. Jaime II el Justo, los Justicias, Jurados y Consejeros de la Ciudad. En aquella le decían poco más o menos, que las abundantes aguas pluviales habían determinado el derrumbamiento de muchas casas dentro y fuera de las murallas, aparte de los numerosos edificios que se
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hallaban en peligro de que les ocurriera lo mismo. Además, habían caído las bóvedas de los Puentes del Real y de los Catalanes, posteriormente llamado de la Trinidad. Con todo ello, la gente padecía mucho, porque no había pan, debido a que los hornos carecían de leña. Tampoco había cal ni ladrillos para reparar las casas derrumbadas y las que estaban a punto de caerse, donde, por cierto, habitaban las personas con peligro de muerte. Por otra parte, también faltaba la carne, porque los carniceros no tenían sitio para guardar el ganado…”Se cree que las obras del nuevo puente darían comienzo durante la década de
1350, porque en 1355 uno de los arcos ya estaba terminado.
En 1358 hubo otra riada, aunque no se sabe si arrasó con lo que se había
empezado a construir o no. En 1401 se vio la necesidad de construir el puente
de piedra para comunicar el monasterio de la Trinidad, y en abril de 1407 ya se
encontraba terminado.
Durante el siglo XV no sufrió cambios, hasta que en 1517 le viene otra riada
que le afectó a los pretiles. Daño mínimo comparado con los otros puentes que
quedaron totalmente destrozados, siendo el puente de la Trinidad el único por
donde se podía cruzar.
En siglos posteriores ha aguantado las riadas consecutivas sin grandes daños,
incluyendo la última de 1957, en la que le volvió a afectar a la misma parte que
en 1517, a los pretiles.
Es el primero de los dieciocho puentes que permitían cruzar de un lado a otro
cuando el río Turia pasaba por la ciudad, hasta que a finales de los años
ochenta del siglo XX, se desvió el cauce original del río Turia para evitar las
inundaciones que periódicamente inundaban la ciudad y estropeaban los
puentes. Actualmente, el antiguo cauce ha quedado seco y se ha convertido en
zona de jardines, de recreo, de deportes… El Museo de las Artes y las Ciencias
se sitúa sobre este antiguo cauce.
SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DEL PUENTE.Las cuestiones técnicas constructivas referentes al puente son las siguientes.
El puente consta de diez grandes arcos apuntados, de estilo gótico, de 16,30
metros de luz, constituidos por una rosca de dovelas de 1,20 m, siendo la
relación flecha/luz de 1/7. En la parte que da al mar, había dos escaleras que
bajaban hasta el río, pero en los últimos años se encontraban en mal estado,
sin poder bajarlas, y fueron reconstruidas en el año 2009.
Posee una longitud de 158,31 metros.
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Tiene nueve pilas exentas de 2,75 m de ancho, y tajamares de forma triangular
a los dos lados, que suben hasta el arranque de los arcos y se rematan con
una cubierta en forma piramidal, exceptuando los dos de la pila central aguas
arriba y abajo donde están las esculturas, y aguas arriba los de la pila tres y
ocho, donde están las escaleras que bajaban al río.
La medida del tablero es de 10,5 m, aunque 9,6 utilizables. El pretil tiene 1 m,
con albardilla biselada. La altura del puente respecto del río es de 5 m en los
extremos próximos a las calles y 6,5 m sobre el centro del río.
INTERVENCIONES SOBRE EL PUENTELas fases constructivas del puente a lo largo de la historia, han sido las
siguientes.
1402–07 Construcción del puente completo con sus escaleras.
1722 Casilicios dedicados a San Bernardo y sus hermanas María y Gracia
1808–1816 Desmontaje de pretiles, derribo de la segunda bóveda
reconstrucción de la misma y montaje de pretiles.
1823 Demolición de los casilicios como consecuencia de los graves
desperfectos sufridos con motivo de los sucesos bélicos ocurridos en la ciudad.
1875 Pavimentación del tablero con adoquín de basalto.
1942 Colocación sobre pedestales de las estatuas de Santo Tomás de
Villanueva y San Luis Beltrán.
1950–60 Pavimentación del tablero en hormigón
asfáltico. Realización de instalaciones bajo las aceras.
Las pilas del puente de la Trinidad están cimentadas sobre una losa continua
de hormigón ciclópeo de cal y canto de 1,80 m de profundidad, que va de orilla
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a orilla, terminando en una losa de piedra caliza. Sobre esta losa se asientan
los sillares que forman los tajamares, de piedra de Rocafort.
MATERIALES CON LOS QUE SE CONSTRUYÓ EL PUENTE
El puente de la Trinidad está hecho con piedra tosca de Rocafort y mortero de
cal, y el relleno, con hormigón de cal y canto.
Del siglo XVIII en adelante, se usan sillares de piedra caliza de Godella para
las intervenciones.
No se sabe con certeza, pero se piensa que fue en el siglo XVIII cuando se le
puso una veladura de color almagra, para dar estabilidad y dotar al puente de
una imagen de uniformidad.
En 1850 se pusieron sobre el tablero adoquines de basalto, pero hasta esa
fecha se supone que estuvo el pavimento primitivo de mortero de cal.
La solución que empleaban los romanos para hacer los tajamares, era de
forma triangular aguas arriba y circulares aguas abajo. Tanto aguas arriba
como aguas abajo, el puente de la Trinidad tiene los tajamares de forma
triangular.
Los tajamares, solo en dos hileras sobrepasan al intradós del arranque de la
bóveda. Esto significa que estas dos hiladas se construyeron estando ya hecha
la bóveda, y su función es únicamente como contrafuerte, no es parte esencial
del puente.
En el interior de la bóveda, las dovelas de los arcos apuntados así como los
sillares son de tamaño reducido.
SOBRE LAS ESCULTURAS Y LOS CASILICIOS
Los casilicios de los puentes no han supuesto un elemento de ornamentación
con la simple finalidad estética, sino que en tiempos medievales alcanzaron un
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significado religioso. La religión no se ceñía únicamente a vivirse en las
iglesias, sino que alcanzaba a todos los ámbitos culturales y sociales. Así, era
muy común la existencia de capillas y casilicios. Los casilicios son lo que
conforma una estructura que acoge debajo a una escultura de algún santo,
aunque también se le llama casilicio a la escultura aunque no esté cubierta,
como en el caso de este puente.
Hay constancia documental de la existencia casilicios en este puente a partir
del siglo XVII. En 1814 se encarga a Génova una escultura de la Stma.
Trinidad, pero no hay constancia de que se llevase a cabo, ya que en 1722 se
colocan esculturas del mártir San Bernardo y las de sus hermanas las santas
María y Gracia. Éstas, estuvieron hasta su destrucción en la Guerra de la
Independencia.
Es en 1942 cuando se toma la decisión de poner en el puente de la Trinidad las
figuras que habían estado en el puente de San José y que luego pasaron a un
museo, San Lluís Beltrán y Santo Tomás de Villanueva, talladas en mármol
blanco de Génova por Jacobo Antonio Ponzanelli.
DE LAS ESCALERAS QUE ACCEDEN AL TURIA
Las primitivas escaleras por las que se bajaba al cauce del río, en los últimos
tiempos eran intransitables por estar cegadas y faltarles partes.
Así que lo que se propuso fue realizar el trazado primitivo para volverles a dar
el mismo uso y poder acceder al cauce, ahora seco.
Siguiendo siempre el criterio de la mínima intervención, se han recuperado los
tramos perdidos siguiendo la traza, pendiente y dimensiones originales. Un
elemento que no se ha podido llevar a cabo según el original, ha sido el uso del
material, no se ha usado piedra godella o rocafort por estar cerradas ya las
canteras. En su lugar se ha utilizado la piedra de la Cantera de la Sierra
Valenciana de Montesa, con una tonalidad próxima. En esto, se ha buscado la
existencia de una armonía entre lo original y lo nuevo, pero en la que quede
clara la diferencia, sin posibilidad de confusión.
Entre la piedra tosca Roquefort y la Godella, se han localizado hasta 88 tipos
diferentes de marcas de cantería.
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DE LOS DAÑOS SUFRIDOS Y SUS CAUSAS Y LAS SOLUCIONES DADAS.Hay tres posibles tipos de daños o deterioros: por una mala estructuración en
origen, físico-ambiental-químico, o por la acción del hombre.
Del primer caso tenemos que por la parte donde se unen los arcos con las
bóvedas, paralelamente hay grietas.
Del segundo tipo, la suciedad acumulada, la afloración de vegetación y las
manchas y el amontonamiento de sales.
Por último, siendo el más destacado, por la elección de soluciones poco
apropiadas, como manchas de humo debidas al fuego, rejuntar con cemento,
acciones devastadoras…
Acerca de los daños en la estructura se ha optado por un sistema de cosido
con anclajes de fibra aramídica de 6–7 milímetros de diámetro y 2,00 metros de
longitud.
Respecto a los daños naturales, se han llevado a cabo procesos de limpieza y
se han sustituido materiales.
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1864, grabado del puente de la Trinidad
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1870
1890
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Escalera de bajada antes de su restauración
Escalera después de su restauración.
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BIBLIOGRAFÍA:
Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid. Instituto Juan de Herrera, 2009.
Boletín de la A.G.E. No 37 - 2004, págs. 33-48. EL GUADALAVIAR Y LA CONFIGURACIÓN DE VALENCIA. SU INTERPRETACIÓN A PARTIR DE LAS VISTAS URBANAS MODERNASPablo Cisneros Álvarez. Universitat de València.
Espinosa, C., «Reseña de varios puentes construidos en España desde la antigüedad hasta principios del siglo XIX», Revista de Obras Públicas, 1978, 189 y ss.; 1979, 52 y ss.
Llorente, T., Valencia. 1980. Sus Monumentos y artes. Su naturaleza e historia, 1887–89 (ed. facsímil), tomo I.
Martínez Boquera, A., Alonso Durá, A. y Bosch Reig, I. 2006. «Análisis del comportamiento estructural de los Puentes Históricos de Serranos y Trinidad en Valencia».
Melió Uribe, V. 1991. La «Junta de Murs i Valls», Historia de las Obras Públicas en la Valencia del Antiguo Régimen. Siglos XIV-XVIII. Valencia.
Serra, A. 2002. «Caminos, acequias y puentes. Las actividades de los maestros de obras en la ciudad y el territorio de Valencia (s. XIV y XV)». En Territorio, sociedad y patrimonio: una visión arquitectónica de la ciudad de Valencia, Valencia: Colegio Oficial de Arquitectos.
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