La transmisión intergeneracional en la perpetración de violencia en pareja de jovenes que cursan educación superior en la ciudad
de Osorno, Chile
Soraya Espinoza Moraga Trabajadora Social, Mg en Psicología , Universidad De los
Lagos, [email protected]. Fuchslocher 1305, Fono: (+56) 064 333 000 Casilla
933. Osorno Chile
Ramón Vivanco Muñoz Trabajador Social, Dr en Sociología, Universidad De los Lagos,
[email protected], Av. Fuchslocher 1305 Fono: (+56) 064 333 000 Casilla 933 .
Osorno Chile
Violencia jóvenes pareja
El fenómeno de la violencia en las relaciones de pareja es reconocido como un
problema social principalmente en Adultos no ha si en las parejas de jóvenes.
Una de las explicaciones bastante nombrada pero menos estudiada es la
transmisión intergeneracional, que implica a ver estado expuesto a situaciones de
violencia en la niñez aumentando las probabilidades de convertirse en
perpetradores/as de violencia en sus relaciones de pareja.
La presente investigación se planteó como objetivo conocer la prevalencia y su
incidencia que tuvo la experiencia de violencia en la niñez y su relación en cuanto
a ser perpetrador de algún tipo de violencia en sus relaciones de parejas. Los
participantes 360 jóvenes (M=23,13 años y DT=4,4 años) que cursaban la
educación superior en la ciudad de Osorno, Chile. Se les aplicó la Escala de
Maltrato en la Pareja Forma A (ReyAnacona, 2009) para identificar la presencia
de algún tipo de violencia y un cuestionario para medir la violencia en la familia de
origen. Los resultados muestran que un 85% de los participantes declaró haber
recibido algún tipo de violencia, sin diferencia significativa entre sexos. Del
Universo de jóvenes que mencionan la presencia de violencia en sus relaciones
de parejas actuales un 27,34% de ellos fue víctima de violencia en su familia de
origen.
Introducción y marco de referencia.
Barudy y Dantagnan (2009) menciona que las investigaciones recientes han
demostrado que el fenómeno de la violencia en relaciones de parejas jóvenes está
presentando una incidencia importante y alarmante Estudios internacionales
realizados con parejas jóvenes aportan cifras muy altas para la prevalencia anual:
entre el 20% y el 37% para la violencia del hombre contra la mujer y entre el 28%
y el 48% para la violencia de las mujeres hacia sus parejas (Morse, 1995).
Estudios con estudiantes universitarios de 17 naciones: 6 Europeas, 2 del Norte
de América, 2 Latino Americanas, 5 asiáticas, 1 de Australia y 1 de Nueva Zelanda
determinaron un intervalo entre 15% y 45% de jóvenes que agraden a sus parejas
durante el noviazgo (Straus y Savage, 2005).
Chile no ha estado ajeno a este fenómeno. En cifras, la población juvenil entre 15
y 29 años alcanza a 4.272.763 personas (INJUV, 2013). Un 39% de los jóvenes
poseen pareja (novios o pololos). Un 16% de estos jóvenes ha experimentado
algún tipo de violencia en sus actuales relaciones de pareja, ya sea psicológica
(15%), física (7%) o sexual (1%), sin encontrarse diferencias entre hombres y
mujeres.
El estudio de Aguirre y García (1997) en estudiantes universitarios/as de la Región
de Valparaíso (Chile), concluyó que un 27.8% de las mujeres y un 19.1% de los
hombres reportaron haber agredido a su pareja por lo menos una vez, el año
anterior a ser encuestadas/os. Un 33.1% de los hombres y un 22.5% de las
mujeres reportan haber sido objeto de violencia por parte de su pareja. A su vez,
el 51% de los encuestados reportó haber sufrido agresión psicológica y el 24%,
violencia física al menos una vez durante el último año. El estudio “Violencia de
pareja en estudiantes universitarios del sur de Chile” de Vizcarra y Póo (2011)
reportó que un 57% de jóvenes encuestados señalan haber vivido alguna vez en
su vida violencia psicológica y un 26% violencia física.
Una de las causas es la observación de violencia entre los padres, en amigos o
conocidos que han sido víctimas o victimarios de dicha violencia, la aceptación de
la violencia en la relación de pareja, los roles tradicionales de género y una historia
de haber sido víctima de violencia por parte de la pareja o en la familia de origen
podrían relacionarse con los malos tratos en el noviazgo (Matud, 2007; O’Keefe,
1998; Rey Anacona, 2008; Rich, Gidycz, Warkentin, Lohc & Weiland, 2005; Sears,
Byers & Price, 2007; Smith, Winokur & Palenski, 2005; Wolfe, Scott, Wekerle &
Pittman, 2001)
Otros estudios nos menciona que el haber estado expuesto a ver violencia entre
los padres, ( Foshee, Bauman & Linder, 1999; Gagné, Lavoie & Hébert, 2005;
Kinsfogel & Grych, 2004), por un lado podría legitimaría el uso de la violencia
hacia la pareja, pero también a la socialización de los hijos en modelos agresivos
de resolución de conflictos que podrían reproducir con sus propias parejas
Carr y Van Deusen (2002), evidenciaron en Colombia que la observación de
violencia parental se relacionaba con la perpetración de violencia física en el
noviazgo de parte de los varones. En cuanto haber observado o haber sido objeto
de violencia en la familia de origen Foshee y otros (1999) encontraron una
relación positiva entre el ejercicio de violencia de pareja en 1965 estudiantes
varones y mujeres.
MétodoParticipantesLa muestra fue de 360 (136 hombres y 224 mujeres) estudiantes de cuatro centros
de Educación Superior de la ciudad de Osorno. Se seleccionaron a través de un
muestreo incidental y la participación fue voluntaria (M=23,13 años y DT= 4,4
años).
Intrumentos
Para medir específicamente la prevalencia de situaciones de violencia en las
relaciones de pareja, se utilizó una versión adaptada de la Lista de chequeo de
experiencias de maltrato en la pareja Forma A referidas a cinco tipos de violencia
en relaciones de pareja: psicológica, emocional, física, económica y sexual (Rey
Anacona, 2009). Para esta investigación las subescalas utilizadas fueron la
psicológica, emocional y física compuesta por un total de 63 ítems. Las respuestas
fueron presentadas como escala tipo Likert con las opciones “Nunca”, “Una vez”,
“Algunas veces” y “Muchas veces”. Se agregó el ítem “Registró tu (registraste su)
celular sin tu consentimiento” como forma de maltrato psicológico. Para medir
tanto perpetración como victimización, cada ítem tuvo una doble entrada referida a
la percepción de maltrato tanto ejercido como recibido respecto a la pareja.
Adicionalmente se utilizó una encuesta de seis preguntas dicotómicas referidas a
la experiencia de violencia en la familia de origen, considerando violencia
interparental la ejercida del padre hacia la madre y maltrato en la niñez entendida
esta la perpetrada por algún miembro de la familia como por ejemplo “¿Cuando
usted era niña/o, su padre (esposo o pareja) pegaba a su madre?”.
ProcedimientoLas etapas de implementación de la investigación estuvieron dadas por: una
primera entrevista con los Directores/Rectores y/o encargados de Asuntos
Estudiantiles de los Centros de Educación Superior a las cuales se les solicito el
acceso a las unidades académicas. Posteriormente se tomo contacto con los
Jefes/Coordinadores de Carreras y luego con los estudiantes. Se aplicó un filtro en
la selección de los estudiantes consistente en la mantención de algún tipo de
relación de pareja en los últimos 12 meses. Los encargados de entregar los
cuestionarios y supervisar su aplicación fueron estudiantes de Trabajo Social de la
Universidad de Los Lagos contactados y capacitados por los investigadores del
estudio. Al momento de entregar los cuestionarios se aseguró el carácter
voluntario y anónimo del estudio. Cada estudiante firmó una carta de
consentimiento informado. El tiempo de respuesta promedio de los cuestionarios
fue de 30 minutos.
Análisis Estadísticos
Se verificó la confiabilidad del instrumento a través de la prueba de consistencia
interna alfa de Cronbach. Posteriormente se realizaron análisis de frecuencias de
las respuestas de los participantes. Se utilizó la prueba t student para verificar las
diferencias entre medias por género en las subescalas estudiadas.
Fundamentos
Existe un creciente interés por el estudio de la violencia en las relaciones de
pareja entre jóvenes, aunque tradicionalmente estos estudios se han enfocado en
las relaciones entre parejas estables o en las relaciones conyugales. Son escasos
los antecedentes sobre la violencia en las parejas jóvenes. Las formas de
violencia en pareja están dadas preferentemente por la violencia psicológica que
se asocia a la desvalorización de la otra persona (Alberdi y Matas, 2002). Algunos
de los comportamientos a través de la cual se manifiesta son: la ridiculización,
amenazas verbales e insultos, humillación; acciones que afectan la autoestima y el
bienestar psicológico de la persona (Follingstad, Rutledge, Berg, Hause, y Polek,
1990). Según ReyAnacona (2013: 146) la violencia emocional corresponde a
“cualquier acto de naturaleza verbal o no verbal que provoca intencionalmente en
la victima una reacción de ansiedad, temor o miedo, como las intimidaciones y las
amenazas; incluye los actos de violencia dirigidos a un familiar o a un conocido de
la víctima, a sus bienes o hacia el agresor mismo, realizados con el mismo fin”.
Por su parte, la violencia física o abuso corporal, corresponde, como señalan
Alberdi y Matas (2002), a una escalada progresiva que puede comenzar con un
empujón o un pellizco y llegar a lesiones graves y en casos extremos al homicidio.
Una de las explicaciones en el origen y mantención de la violencia en las
relaciones de parejas jóvenes, tiene que ver con la historia personal, este última
implica que cuando niño/a se ha estado expuesto a situaciones de violencia en los
espacios familiares lo cual influiría en los comportamientos de los/as jóvenes y en
el aumento de las probabilidades de convertirse en perpetradores/as de actos
violentos en sus relaciones de pareja lo que se conoce como transmisión
intergeneracional de la violencia.
Esta perspectiva intergeneracional describe que aquellos jóvenes que presentan
violencia en sus relaciones de pareja fueron testigos violencia durante su niñez en
sus familias de origen. Las investigaciones orientadas por la hipótesis del “ciclo de
la violencia” de Straus, Gelles y Steinmetz (1980) sugieren que las personas que
han sido testigos o han vivido experiencias de violencia en sus familias de origen
aprenderán estas formas de violencia a través del modelado llegando a ser
víctimas o perpetradores en sus propias relaciones. Los hijos que presentan una
observación reiterada de la violencia ejercida por su padre tenderían a perpetuar
esta conducta en las parejas de la siguiente generación (O’Keefe, 1997; O’Leary,
Malone y Tyree, 1994).
Dos estudios que examinaban el papel de la víctima y el papel del agresor de
forma separada fueron los de Coffey, Leitenberg, Henning, Bennett y Jankowski
(1996) y O'Keefe (1998). En el primero de ellos, se señaló una correlación positiva
entre ser víctima en la pareja y sufrir abusos en la niñez.. Por lo que abría una
relación entre agredir a la pareja y tener una historia de abusos previos (Marshall y
Rose, 1990). Wolfe, Wekerle, ReitzelJaffe y Lefebvre (1998), en un estudio con
adolescentes, encontraron que aquellos que sufrieron abusos en la infancia,
tenían una tendencia superior a presentar relaciones agresivas con la pareja,
especialmente en los varones. Estos resultados se han confirmado también en
estudios posteriores (Burke, Stets y PirogGood, 1988; Wolfe, Scott, Wekerle y
Pittman, 2001) Diversos estudios apuntan a la importancia de considerar la
violencia vivida dentro del contexto familiar en las futuras relaciones de pareja.
Stith et al. (2000)
Además, la exposición a modelos violentos conduce a la justificación de la
violencia y su posterior riesgo de ejercerla. Silverman y Williamson (1997)
determinaron que el ser testigo de violencia doméstica es una forma indirecta de
favorecer el desarrollo de actitudes a favor de comportamientos violentos. Los
niños que han sido expuestos a la violencia y a la vez, han sido también víctimas,
conforman uno de los factores de riesgo de ejercer comportamientos agresivos
(Cauffman, Feldman, Steiner y Waterman, 1998). Follingstad, Rutledge, Polek y
McNeillHawkins (1988) encontraron que los adolescentes que eran testigo de
violencia interparental en sus familias de origen tenían más probabilidad de
terminar las relaciones de pareja de forma violenta. O’Keefe (1998), por su parte
señala que la experiencia de más formas de violencia en la familia de origen
aumenta la probabilidad de violencia en las relaciones de pareja futuras.
El estudio de Kinsfogel y Grych (2004), determina que solo los hombres
adolescentes testigos de violencia en sus familias se mostrarían favorables y
justificarían la agresión en las relaciones íntimas y presentarían dificultades en el
control de la ira. Similarmente, en el estudio de Swart et al. (2002), los estudiantes
varones que presentaban violencia hacia sus parejas mostraban una mayor
probabilidad que las mujeres de haber sido testigos de maltrato en el contexto
familiar. Por otra parte, Wolf y Foshee (2003), determinaron que la exposición a la
violencia familiar era más probable en la perpetración de violencia en la pareja en
las mujeres que en los hombres.
En función de lo anterior, el objetivo del presente estudio fue verificar la existencia
de una relación entre la presencia de violencia interparental del padre hacia la
madre durante la infancia y la presencia de violencia en las relaciones de pareja
actuales especialmente en la perpetración de la violencia
Resultados
Tabla 1. Porcentaje de participantes que fueron objeto de violencia por lo menos una vez por cada
tipo de violencia y su diferencia por género.
Tipo de Violencia Recibida Sexo n % X2 P
Psicológico
Hombres 112 82,4%
1,201 ,273Mujeres 194 86,6%
Total 306 85,0%Emocional
Hombres 34 25,0% 4,489 ,034*
Mujeres 80 35,7%
Total114 31,7%
Físico
Hombres 22 16,2%
5,830 ,016*Mujeres 61 27,2%
Total 83 23,1%
Económico
Hombres 15 11,0%
,052 ,820Mujeres 23 10,3%
Total 38 10,6%
Sexual
Hombres 12 8,8%
3,847
,050*
Mujeres 36 16,1%
Total 48 13,3% p>0,05
Fuente: Elaboración propia.
Como se observa en la tabla 1 se destaca una alta prevalencia del fenómeno, el
reporte fue mayor en las mujeres en todos los tipos de violencia, salvo la violencia
económica que los hombres reportaron una mayor prevalencia que las mujeres de
recibir este tipo de violencia por parte de sus parejas.
La comparación realizada entre los porcentajes entre mujeres y hombres por medio
de la prueba estadística X2 de Pearson, (Tabla 3) reportó diferencias
estadísticamente significativas solo para la violencia emocional donde las mujeres
reportan su presencia en un 35,7% y los hombres en un 25% (X2= 4,489, p= ,034),
física 27,2% de mujeres y 16,2% de hombres lo reportan (X2=5,830, p= ,016) y
sexual, 16,1% de mujeres y 8,8% de hombres describen su ocurrencia (X2=3,847,
p= ,050). En la violencia económica y la psicológica si bien ambos géneros
reportan haber sido objeto de ella, no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas entre estudiantes mujeres y hombres.
Los resultados en cuanto a violencia ejercida nos indican que un 85,6% (n=308) de
los participantes señaló ejercer al menos algún tipo de violencia. El porcentaje de
mujeres en este caso alcanzó un 88,4% (n=198) frente a un 80,9% de los hombres
(n=110), siendo esta diferencia significativa (X2= 3,863; p = 0,049).
Tabla 2 Porcentaje de participantes que ejercieron, a lo menos una vez algún tipo
de violencia y su diferencia por genero.
Tipo de violencia ejercida Sexo N % X2 P
Psicológico
Hombres 107 78,7%
4,944 ,026*Mujeres 196 87,5%
Total 303 84,2%
Emocional
Hombres 21 15,4%
4,219 ,040*Mujeres 55 24,6%
Total 76 21,1%
Físico
Hombres 17 12,5%
14,961 ,000*Mujeres 68 30,4%
Total 85 23,6%
Económico
Hombres 4 2,9%
2,847 ,092Mujeres 16 7,1%
Total 20 5,6%
Sexual
Hombres 9 6,6%
,019
,890 Mujeres 14 6,3%
Total 23 6,4% P<0,05 Fuente: Elaboración propia.
En cuanto a la comparación realizada por género en cada tipo de violencia, las
mujeres reconocen mayor perpetración o ejercicio de la violencia que los hombres
en violencia psicológica, emocional, física y económica. En la violencia sexual
en cambio, los hombres reconocen una mayor prevalencia. No obstante, por
medio de la prueba estadística X2 de Pearson, (Tabla 2) se reportaron diferencias
estadísticamente significativas solo para la violencia psicológica, donde las
mujeres la señalan en un 87,5% y los hombres en un 78,7% (X2= 4,944 p= ,026),
violencia emocional, un 24,6% de las mujeres la reportan y 15,4% de los hombres
(X2=4,219, P= ,040) y física, un 30,4% de las mujeres señalaron ejercerla y 12,5%
de los hombres (X2=14,961, p= ,000). No se encontró diferencias
estadísticamente significativas la para violencia sexual y económica entre hombres
y mujeres.
A continuación se presentan los valores alfa de Cronbach para cada dimensión de
violencia.
Tabla 1. Confiabilidad de Escala de Maltrato en la pareja Forma A (ReyAnacona, 2009).
Subescalas alfa de Cronbach
Violencia ejercida (escala total) 0.93Violencia psicológica ejercida 0,92Violencia Emocional ejercida 0,72Violencia Física ejercida 0,71
Fuente: Elaboración propia.
Se observa que la confiabilidad de las subescalas va de ,71 a ,93. Lo que según
Nunnally (1987) es adecuado, pues para efectos de investigación pueden
utilizarse escalas con valores mínimos de fiabilidad de 0,50 en adelante.
Tabla 2 Análisis comparativo por género, en la presencia de violencia en la familia de origen y su relación en la prevalencia de violencia psicológica ejercida.
Violencia en la familia de origen. Cuando eras niño/a
Frecuencia (%) (M= Mujer ; H=Hombre)
SI/ media violencia psicológica
No/ media violencia psicológica
t p
¿Existió Violencia Física interparental? M 53(26,6%) 15,46 12,12 1,500 ,13¿ Vio o escucho violencia física interparental M 51(25,4%) 14,45 12,42 ,911 ,36¿Existió violencia Psicológica interparental? M 76(39,4%) 13,97 11,57 1,181 ,23¿Escucho o vio Psicológica interparental? M 71(37,6%) 14,57 11,29 1,579 ,11
¿Recibió violencia Física Regularmente? M 49(23,0%) 17,04 11,87 2,370 ,01¿Recibió violencia psicológica regularmente? M 55(25,8%) 17,00 11,52 2,623 ,00¿Existió Violencia Física interparental? H 20 (18,3%) 10,45 7,98 1,223 ,22¿ Vio o escucho violencia física interparental H 23(20,4%) 10,48 7,94 1,345 ,18¿Existió violencia Psicológica interparental? H 37(33,9%) 9,43 7,46 1,232 ,22¿Escucho o vio Psicológica interparental? H 35(31,8%) 10,86 6,76 2,590 ,01¿Recibió violencia Física Regularmente? H 34(27,9%) 9,97 7,63 1,414 ,16
¿Recibió violencia psicológica regularmente? H 34(26,1%) 11,12 7,08 2,470 ,01
P<0,05 (M= Mujer ; H=Hombre)
Fuente: Elaboración propia.
En la tabla 2 se observa en el caso de las mujeres que el promedio en la escala de
violencia psicológica ejercida en la pareja actual de las personas que declaran
violencia parental del padre a la madre en la infancia es superior y
estadísticamente significativo en los que señalaron violencia psicológica y física
recibida regularmente del padre a la madre (M=17,04 y M=17,00 respectivamente,
p=0,01 y p=0,00) respecto de lo que no lo declararon (M=11,87 y M=11,82).
En los hombres, se aprecia que los que declararon escuchar o ver violencia
psicológica regular del padre hacia la madre y recibir violencia psicológica, ellos
mismos presentaron medias más altas (M=10,86 y M=11,12) y estadísticamente
significativas (p=0,01 y p=0,01) en la subescala de violencia psicológica ejercida en
la pareja, que los hombres que no lo declararon (M=6,76 y M=7,08
respectivamente).
El resto de las medias en la subescala violencia emocional ejercida entre los que
declaran y no declaran violencia del padre a la madre en la infancia no presentan
diferencias estadísticamente significativas.
Tabla 3 Análisis comparativo por género, en la presencia de violencia en la familia de origen y su relación en la prevalencia de violencia emocional
ejercida.
Violencia en la familia de origen. Cuando eras niño.
Frecuencia (%) (M= Mujer ; H=Hombre)
SI/ media violenciaemocional
No/ media violencia emocional
t p
¿Existió Violencia Física interparental? M 53(26,6%) 1,21 ,82 ,848 ,39¿ Vio o escucho violencia física interparental M 51(25,4%) ,86 ,93 ,138 ,89¿Existió violencia Psicológica interparental? M 76(39,4%) ,76 1,01 ,583 ,56¿Escucho o vio Psicológica interparental? M 71(37,6%) 1,16 ,79 ,826 ,41¿Recibió violencia Física Regularmente? M 49(23,0%) 1,04 ,85 ,418 ,67¿Recibió violencia psicológica regularmente? M 55(25,8%) 1,40 ,69 1,641 ,10
¿Existió Violencia Física interparental? H 20 (18,3%) ,67 ,36 ,987 ,32¿ Vio o escucho violencia física interparental H 23(20,4%) ,86 ,35 1,763 ,08¿Existió violencia Psicológica interparental? H 37(33,9%) ,77 ,30 1,912 ,05¿Escucho o vio Psicológica interparental? H 35(31,8%) ,85 ,16 3,038 ,00¿Recibió violencia Física Regularmente? H 34(27,9%) ,66 ,32 1,400 ,16
¿Recibió violencia psicológica regularmente? H 34(28,1%) ,45 ,37 ,348 ,72
P<0,05 (M= Mujer ; H=Hombre)Fuente: Elaboración propia
En la tabla 3 se observa en el caso de las mujeres, que los promedios en la
subescala de violencia emocional ejercida en la pareja actual de las personas que
declararon violencia del padre a la madre en la infancia y quienes no la declararon
no presentan diferencias estadísticamente significativas.
En los hombres, se aprecia que los que declararon la existencia de violencia
psicológica interparental, escucharon o vieron este tipo de violencia del padre hacia
la madre presentaron medias más altas (M=,77 y M=,85) y estadísticamente
significativas (p=0,05 y p=0,00) en la subescala de violencia emocional ejercida
respecto de los hombres que no la declararon (M=,30 y M=,16 respectivamente).
Tabla 4 Análisis comparativo por género, en la presencia de violencia en la familia de origen y su relación en la prevalencia de violencia física ejercida.
Violencia en la familia de origen. Cuando eras Niño/a.
Frecuencia (%) (M= Mujer ; H=Hombre)
SI/ media violenciafísica
No/ media violencia física
t p
¿Existió Violencia Física interparental? M (26,6%) 1,13 ,68 1,687 ,09¿ Vio o escucho violencia física interparental M (25,4%) ,94 ,74 ,729 ,46¿Existió violencia Psicológica interparental? M (39,4%) ,88 ,68 ,832 ,40
¿Escucho o vio Psicológica interparental? M (37,6%) 1,06 ,59 1,849 ,06¿Recibió violencia Física Regularmente? M (23,0%) ,98 ,74 ,895 ,37¿Recibió violencia psicológica regularmente? M (25,8%) 1,11 ,67 1,708 ,08
¿Existió Violencia Física interparental? H (18,3%) ,32 ,25 ,311 ,75¿ Vio o escucho violencia física interparental H (20,4%) ,45 ,24 1,098 ,27¿Existió violencia Psicológica interparental? H (33,9%) ,56 ,14 2,462 ,01¿Escucho o vio Psicológica interparental? H (31,8%) ,41 ,12 2,011 ,04¿Recibió violencia Física Regularmente? H (27,9%) ,47 ,20 1,666 ,09
¿Recibió violencia psicológica regularmente? H (28,1%) ,48 ,15 2,182 ,03
P<0,05 (M= Mujer ; H=Hombre)Fuente: Elaboración propia
En la tabla 4 se observa en el caso de las mujeres, que los promedios en la
subescala de violencia física ejercida en la pareja actual de las que declararon
violencia del padre a la madre en la infancia y quienes no la declararon no
presentan diferencias estadísticamente significativas. En los hombres en cambio se
aprecia que los que declararon la existencia de violencia psicológica parental,
escucharon o vieron este tipo de violencia del padre hacia la madre presentaron
medias más altas (M=,56 y M=0,51) y estadísticamente significativas (p=0,01 y
p=0,04) en la subescala de violencia física respecto de los hombres que no la
declararon (M=,14 y M=,12 respectivamente). Finalmente, los hombres que
señalaron que su madre recibió violencia psicológica regularmente de su padre
presentaron una media más alta y estadísticamente significativa de los hombres
que no lo manifestaron (M=,48 y M=,15 respectivamente, p=0,03).
Discusión
Primero señalar que los resultados de la prevalencia del fenómeno de violencia en
las relaciones de parejas de jóvenes Universitaria es alarmante pues resultados
obtenidos muestran que el 85% de los participantes declaró haber recibido algún
tipo de violencia, sin diferencia significativa entre sexos.
Del porcentaje de jóvenes que mencionan la presencia de violencia en sus
relaciones de parejas un 27,34% de ellos fue víctima de violencia en su familia de
origen. La diferencia de género se presenta como levemente mayor en la
violencia en la niñez de parte de las mujeres con una presencia de un 28,25% y
un 26,73% en varones.
La presencia de violencia física o psicológica del padre a la madre predispone a
hombres y mujeres que la declaran a promedios más altos en violencia
psicológica, emocional y física en sus relaciones de pareja en la edad juvenil. La
presencia de este fenómeno en estudiantes de educación superior requiere un
abordaje sistemático para prevenir su aparición en el contexto de las relaciones de
pareja. Los resultados no están indicando que el tipo de violencia que presencio
en la niñez por parte del padre ( física, psicológica, emociona, etc ), asi como el
genero influiría en el tipo de violencia ejercida hacia la pareja.
En el caso de las mujeres declararon ejercer violencia psicológica a sus parejas
aumentaría cuando señalan violencia psicológica y física recibida regularmente del
padre a la madre.
En los hombres, también en relación a ejercer violencia psicológica aumentaría en
los que declaran escuchar o ver violencia psicológica regular del padre hacia la
madre y /o recibir violencia psicológica.
Las otras formas de violencia en la infancia no se relacionaron con violencia en la
pareja actual
Los resultados a nivel general nos mencionan que el tener una historia de
violencia en la niñez aumenta ejercer violencia psicológica y en casos más
particulares con ejercer violencia física. En las mujeres haber recibido violencia
física o psicológica regularmente en su infancia se relaciona con ejercer violencia
psicológica en sus relaciones de pareja..
En el caso de los hombres, el haber recibido o el haber visto u oído violencia
psicológica del padre hacia la madre se relaciono con ejercer violencia
psicológica, emocional y física en sus relaciones de pareja.
Cabe preguntarse por qué la violencia psicológica pareciera ser más relevante que
la física en la transmisión intergeneracional de la violencia en el caso de los
hombres, y por qué la violencia interparental vista no se asocia con ejercer
violencia en la pareja en el caso de las mujeres. Es necesario analizar también el
propio proceso de construcción de la experiencia pasada para encontrar las claves
que nos permitan entender porqué algunos individuos repiten las pautas de
violencia observadas y otros no. Que rol juega el género de quien observa la
violencia interparental, el tipo de alcance y cual es tipo de rol que ejerce en la
violencia adulta, si es agresor o víctima.
Resulta preocupante cuando hay estudios que relacionan la violencia con el nivel
educativo, los ingresos del hogar y lo factores socioculturales como los
estereotipos. En esta investigación mujeres y hombres son estudiantes de
educación superior, lo que nos señala que el factor de nivel educacional formal no
es un factor protector de la violencia y entra con más fuerza el factor de
transmisión y como este podría influir sobre las relaciones íntimas. Se visualiza al
mismo tiempo, la necesidad y responsabilidad que tendrían las instituciones de
educación superior en el abordaje de esta temática, ya sea incorporándola en las
mallas curriculares o generando programas preventivos que aborden
sistemáticamente las experiencias de violencia en la infancia y canalicen la formas
adecuadas de resolver conflictos o divergencias que puedan surgir en las
relaciones de pareja durante la vida adulta.
Referencias
Aguirre, Ana María y García, Manuela. “Violencia prematrimonial: Un estudio
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