1. Nada es nunca lo que parece. Y menos si David Gurney est
involucrado. Han pasado seis meses. David Gurney apenas ha
conseguido reincorporarse a una cierta normalidad despus de haberse
encontrado al borde de la muerte tras resolver el caso ms peligroso
al que se haba enfrentado. Madeleine, su esposa, est preocupada;
Gurney ha sido diagnosticado con sndrome de estrs post traumtico y
nada parece alegrarle. Das despus el ex detective recibe una
llamada. Connie Clark, la periodista que cre la leyenda de
Superpoli y lo catapult a la fama quiere pedirle ayuda. Su hija Kim
est realizando un documental sobre las familias de las vctimas de
un asesino en serie al que nunca atraparon, el Buen Pastor, y
Connie quisiera que Gurney supervisara sus investigaciones y la
guiara. En parte por aburrimiento y en parte por hacerle un favor a
Connie, Gurney acepta. Sin embargo, esto no ser ms que el
principio. Incapaz de ponerle coto a su curiosidad y a su necesidad
de resolver cada una de las incgnitas que se le presentan, David
Gurney se ver arrastrado a una investigacin para descubrir la
verdadera identidad del asesino. Un asesino que es tan imprevisible
como peligroso, un diablo al que convendra dejar en paz. Si en S lo
que ests pensando te asombr y en No abras los ojos te aterr, con
Deja en paz al diablo, John Verdon consigue lo inesperado:
sorprender al lector a cada pgina hasta dejarlo sin aliento.
2. John Verdon Deja en paz al diablo David Gurney 3 ePUB v1.1
Dirdam 22.06.12
3. Ttulo original: Let the devil sleep John Verdon, 2012
Traduccin: Javier Guerrero Editorial: Roca ISBN: 9788499184944
Editor original: Dirdam (v1.0 a v1.1) Correccin de erratas: v1.1
ivicgto ePub base v2.0
4. Para Naomi
5. Prlogo Haba que detenerla. Las insinuaciones no haban
funcionado. No haba hecho caso de sugerencias sutiles. Era
necesario actuar con ms contundencia. Algo drstico e inequvoco,
acompaado por una explicacin clara. Esto ltimo era crucial, no poda
dejar lugar a la duda ni a las preguntas. Tena que hacer entender
el mensaje a la polica, a los medios y a esa ingenua entrometida,
todos tenan que estar de acuerdo respecto a su significado. Baj
pensativamente la mirada a la libreta amarilla que tena delante y
empez a escribir: Tienes que abandonar de inmediato tu proyecto,
tan mal concebido. Lo que ests proponiendo hacer es intolerable.
Glorifica a la gente ms destructiva de la Tierra. Ridiculiza mi
persecucin de la justicia al ensalzar a los criminales a los que he
ejecutado. Crea compasin inmerecida por los ms viles entre los
viles. Esto no puede ocurrir. No lo permitir. He dormido diez aos
en paz con mi xito, en la paz de mi mensaje al mundo, en la paz de
mi justicia. Si me fuerzan a tomar las armas otra vez, el precio
ser terrible. Lee lo que ha escrito. Niega lentamente con la
cabeza. No est del todo satisfecho con el tono. Arranca la pgina de
la libreta y la introduce en la ranura de la trituradora de
documentos que tiene junto a su silla. Empieza una pgina nueva:
Detn lo que ests haciendo. Para ahora y aljate. O volver a haber
sangre, y ms sangre. Ests advertida. No perturbes mi paz. Eso
estaba mejor. Pero todava no estaba bien del todo. Tendra que darle
ms vueltas, ser ms claro, no dejar la menor duda. Deba ser
perfecto. Y haba muy poco tiempo.
6. Primera parte Los hurfanos del crimen
7. 1. El primer da de primavera La puerta cristalera estaba
abierta. Desde su posicin, de pie junto a la mesa del desayuno,
Dave Gurney vio que los ltimos restos de nieve del invierno, como
glaciares reacios, haban retrocedido desde el prado abierto y ya
solo sobrevivan en las zonas ms recnditas y umbras del bosque de
alrededor. Las ricas fragancias de la tierra recin descubierta y
del heno sin segar del verano anterior flotaban hasta la gran
cocina de la casa. Eran olores mgicos que en algn momento haban
tenido el poder de cautivarlo. Ya apenas lo emocionaban. Le
resultaban agradables, sin ms. Agradables, s, pero sin importancia.
Deberas salir dijo Madeleine desde el fregadero, donde estaba
lavando el bol de los cereales . Sal, hace un sol esplndido. S, ya
lo veo contest Dave, sin moverse. Tmate el caf en una de las sillas
de fuera propuso ella, dejando el bol en el escurreplatos de la
encimera. Te vendr bien un poco de sol. Hum. Dave asinti
mecnicamente y tom otro sorbo de la taza que sostena. Es el mismo
caf que estbamos usando? Qu tiene de malo? No he dicho que tenga
nada de malo. S, es el mismo caf. Dave suspir. Creo que me estoy
resfriando. Hace un par de das que no le encuentro el gusto a las
cosas. Madeleine apoy las manos en el borde de la isleta de la
cocina y lo mir. Has de salir ms. Tienes que hacer algo. S. Lo digo
en serio. No puedes quedarte sentado en casa todo el da, mirando la
pared. Te pondrs enfermo. Ya te ests poniendo enfermo. Claro que
nada tiene gusto. Has llamado a Connie Clarke? Lo har. Cundo?
Cuando tenga ganas. Era improbable que pronto recuperara las ganas.
Llevaba as los ltimos seis meses. Era como si, despus de las
heridas que haba sufrido en el desenlace del estrambtico caso del
asesinato de Jillian Perry, se hubiera distanciado de todo lo
relacionado con la vida normal: tareas cotidianas, planificacin,
gente, llamadas de telfono, compromisos de cualquier clase. Haba
alcanzado un punto en que nada le gustaba ms que una pgina de
calendario en blanco para el mes siguiente: ninguna cita, ninguna
promesa. Haba llegado a equiparar reclusin con libertad. Al mismo
tiempo, sin embargo, saba que aquello no era bueno, que no haba paz
en su libertad. Lo dominaba la hostilidad, no la serenidad. Hasta
cierto punto, comprenda la extraa entropa que iba desenrollando la
tela de su vida y que lo estaba aislando. O al menos poda enumerar
las que crea que eran sus causas. Casi en lo alto de la lista
situara los acfenos que haba estado sufriendo desde que sali del
coma. Con toda probabilidad el
8. problema haba comenzado dos semanas antes, cuando le
dispararon tres tiros casi a bocajarro en una pequea oficina. El
sonido persistente en sus odos (que el otorrino le haba explicado
que no era un sonido, sino ms bien una anomala neuronal que el
cerebro interpretaba errneamente como un sonido) era difcil de
describir. El tono era agudo; el volumen, bajo; el timbre, como una
nota musical apenas susurrada. El fenmeno, bastante comn entre
msicos de rock y excombatientes. Era misterioso desde el punto de
vista anatmico y salvo por algunos casos ocasionales de remisin
espontnea, por lo general, incurable. Francamente, detective Gurney
haba concluido el mdico, considerando lo que ha tenido que pasar,
considerando el trauma y el coma, terminar con un suave zumbido en
los odos es un resultado ms que afortunado. No era una conclusin
que pudiera discutir. Aun as, eso no le facilitaba acostumbrarse a
ese tenue gemido que continuaba cuando todo lo dems estaba en
silencio. El problema se agudizaba por la noche. Lo que a la luz
del da poda parecer el inofensivo silbido de una tetera en una
habitacin distante, se converta por la noche en una presencia
siniestra, una atmsfera fra y metlica que lo envolva. Luego estaban
los sueos: sueos claustrofbicos que evocaban sus experiencias en el
hospital, recuerdos del yeso que le inmovilizaba el brazo, de la
dificultad que haba tenido para respirar; sueos que lo dejaban con
una sensacin de pnico durante muchos minutos despus de despertarse.
Todava tena un punto entumecido en el antebrazo derecho, cerca de
donde la primera de las balas le haba destrozado la mueca. Se
miraba ese lugar de manera regular, casi cada hora, con la
esperanza de que el cosquilleo remitiera o, en das ms depresivos,
con el temor de que se extendiera. Senta dolores ocasionales,
impredecibles, pinchazos en el costado, donde la segunda bala lo
haba atravesado. Tambin sufra un cosquilleo intermitente como un
picor contra el que no serva rascarse en el centro de la lnea de
nacimiento del cabello, donde la tercera bala le haba fracturado el
crneo. Quizs el efecto ms desconcertante de resultar herido era la
constante necesidad que senta de ir armado. En el trabajo llevaba
pistola porque las regulaciones lo requeran pero, a diferencia de
la mayora de los policas, no le gustaban las armas de fuego. Y
cuando abandon el departamento, despus de veinticinco aos, abandon
su arma junto con su placa dorada de detective. Hasta que le
dispararon. Sin embargo, ahora, al vestirse cada maana, jams
olvidaba su pequea cartuchera de tobillo para la Beretta calibre
32. Odiaba sentirse obligado a llevar esa maldita arma. Lo
aborreca. No perda la esperanza de que la necesidad disminuyera de
forma gradual, pero hasta ese momento eso no estaba ocurriendo.
Para colmo, tena la sensacin de que Madeleine lo observaba desde
haca unas semanas con preocupacin. No se trataba de las fugaces
miradas de dolor y pnico que vio en el hospital, ni de las
expresiones alternas de esperanza y ansiedad que haban acompaado
los primeros momentos de su recuperacin, sino de algo ms silencioso
y ms profundo, un terror crnico y semioculto, como si estuviera
siendo testigo de algo espantoso. Todava de pie junto a la mesa del
desayuno, Dave se termin el caf de dos largos sorbos. Luego llev la
taza al fregadero y la enjuag con agua caliente. Oa a Madeleine al
fondo del pasillo, en el lavadero, limpiando el cajn del gato, que
ella misma haba trado haca poco a casa. Gurney se preguntaba por
qu. Era para animarlo? Para que se entretuviera con una mascota y
no solo con l mismo? Si era as, no estaba funcionando. A l ese gato
no le despertaba el ms mnimo inters.
9. Voy a ducharme anunci. Oy que Madeleine deca algo en el
lavadero que son como Vale. No estaba seguro de que hubiera dicho
eso, pero no vea ningn motivo para preguntar. Entr en el cuarto de
bao y abri el grifo del agua caliente. Una larga ducha llena de
vapor el vigorizante chorro pulverizado que le acribillaba la
espalda desde la base del cuello a la de la espalda, relajando
msculos, abriendo capilares, limpiando la mente le produjo una
sensacin de bienestar tan maravillosa como fugaz. Cuando se visti
de nuevo y volvi a la puerta cristalera, ya estaba empezando a
reafirmarse una sensacin de ruidosa inquietud. Madeleine estaba
fuera, en el patio de losas. Ms all haba una pequea zona del prado
que, tras dos aos de cuidados, haba llegado a parecer csped. Ella,
vestida con una chaqueta gastada, pantalones de chndal naranja y
botas de goma verdes, iba avanzando por el borde de las losas,
golpeando con entusiasmo con una pala cada dos metros, creando una
clara delimitacin, eliminando las races de maleza invasora. Mir a
Dave para invitarle a que se uniera a ella en ese trabajo; luego,
su mirada se torn en decepcin al comprobar que su marido no estaba
por la labor. Irritado, Dave apart la mirada. Su atencin vag por la
colina hasta el tractor aparcado junto al granero. Madeleine sigui
su mirada. Estaba pensando, podras usar el tractor para allanar los
surcos? Qu surcos? Donde aparcamos los coches. Claro dijo con
vacilacin. Supongo. No es que haya que hacerlo ya. Hum. Todo lo
relajado que se haba sentido con la ducha qued en nada cuando empez
a pensar en el problema del tractor. Se haba dado cuenta un mes
antes y en gran medida ya lo haba apartado de su mente, salvo en
ciertos momentos en que le llegaba a sacar de quicio. Pareca que
Madeleine lo estuviera estudiando. Creo que ya basta de cavar por
ahora dijo. Sonri, dej la pala y rode la puerta lateral para poder
quitarse las botas en el lavadero antes de entrar en la cocina.
Dave respir hondo, mir al tractor y se pregunt por ensima vez por
el misterio del freno bloqueado. Como si actuara en maligna armona,
una nube oscura tap lentamente el sol. Al parecer, la primavera
haba llegado y haba pasado de largo.
10. 2. Un favor enorme a Connie Clarke La finca de los Gurney
estaba en lo alto de la colina, al final de un camino rural a las
afueras del pueblo de Walnut Crossing, en los Catskills. La vieja
casa de labranza estaba enclavada en la suave pendiente sur de la
colina. Un prado crecido en exceso la separaba de un enorme granero
rojo y de un estanque profundo rodeado de eneas y sauces, detrs del
cual se extenda un bosque de hayas, arces y cerezos negros. Al
norte, un segundo prado se alzaba por la ladera hacia una pineda y
una senda de losas pequeas que se asomaba al siguiente valle. El
clima haba experimentado la clase de cambio radical que era mucho
ms comn en las montaas de los Catskills que en Nueva York, de donde
eran Dave y Madeleine. El cielo se haba convertido en un manto
uniformemente gris que se extenda sobre las colinas y daba la
sensacin de que la temperatura haba descendido cinco o seis grados
en diez minutos. Haba empezado a caer una fina aguanieve. Gurney
cerr la puerta cristalera. Al presionar con fuerza para pasar los
pestillos, sinti un dolor desgarrador en el lado derecho del
estmago. Al cabo de un momento, not otro pinchazo. Era algo a lo
que estaba acostumbrado, nada que tres ibuprofenos no pudieran
solucionar. Fue hacia el botiqun del cuarto de bao, pensando que la
peor parte no era el malestar fsico, sino la sensacin de
vulnerabilidad, darse cuenta de que la nica razn de que estuviera
vivo era que haba tenido suerte. La suerte no era algo que le
gustara: para l, no era ms que el sustituto de la competencia para
el imbcil. Le haba salvado la vida, pero no era un aliado de fiar.
Conoca a hombres ms jvenes que crean en la buena suerte, que
confiaban en ella, que pensaban que era algo que posean. Sin
embargo, a sus cuarenta y ocho aos, l saba perfectamente que la
suerte es solo suerte, y la mano invisible que lanza la moneda es
tan fra como un cadver. El dolor en su costado tambin le record que
quera cancelar la visita inminente con su neurlogo en Binghamton.
Haba asistido a cuatro sesiones con aquel hombre en menos de cuatro
meses, y le resultaban cada vez ms absurdas, a menos que el nico
objetivo fuera enviar una factura a su seguro mdico. Guardaba en el
escritorio de su estudio el nmero de telfono con los de otros
mdicos. En lugar de continuar hacia el cuarto de bao a por el
ibuprofeno, fue al estudio a hacer la llamada. Cuando estaba
marcando el nmero se imagin al doctor: un hombre ensimismado de
casi cuarenta aos, de cabello negro ondulado con entradas, ojos
pequeos, boca femenina, barbilla poco pronunciada, manos delicadas,
manicura en las uas, zapatos caros, actitud desdeosa y ningn inters
visible en nada que Gurney pensara o sintiera. Las tres mujeres que
trabajaban en su sala de recepcin, elegante y moderna, daban la
impresin de estar perpetuamente confundidas e irritadas por el
mdico, por sus pacientes y por los datos de sus pantallas de
ordenador. Al tercer tono contestaron al telfono, con una
impaciencia al borde del desprecio. Consultorio del doctor
Huffbarger. Soy David Gurney, tengo una visita que he La voz aguda
lo cort. Espere, por favor. De lejos se oy una voz de hombre. Por
un momento pens que perteneca a un paciente enfadado que
11. soltaba una queja larga y urgente, hasta que una segunda
voz plante una pregunta, y una tercera se uni a la refriega en un
tono igual de indignado, hablando deprisa y en voz alta. Gurney se
dio cuenta de que lo que estaba oyendo era el canal de noticias por
cable que haca que sentarse en la sala de espera de Huffbarger se
convirtiera en un suplicio. Hola? dijo con un tono definitivo. Hay
alguien ah? Hola? Un momento, por favor. Las voces pertenecientes a
esas cabezas huecas que le resultaban tan repelentes continuaron
oyndose. Estaba a punto de colgar cuando regres la voz de la
recepcionista. Consulta del doctor Huffbarger, qu desea? S, soy
David Gurney. Tengo una visita que quiero cancelar. La fecha?
Dentro de una semana, a las 11.40. Deletree su nombre, por favor.
Gurney estuvo a punto de preguntar cuntas citas tena ese da a las
11.40, pero prefiri deletrear su nombre. Y para cundo quiere
cambiarla? No quiero cambiarla. Solo quiero cancelarla. Tiene que
reprogramarla. Qu? Puedo reprogramar visitas del doctor Huffbarger,
no cancelarlas. Pero la cuestin es La mujer lo interrumpi,
exasperada. Una hora existente no puede eliminarse del sistema sin
introducir una hora revisada. Es la poltica del doctor. Gurney
sinti que sus labios se tensaban de rabia, mucha rabia. Me da igual
su sistema y su poltica dijo despacio, con frialdad. Considere mi
visita cancelada. Habr un cargo por visita cancelada. No, no lo
habr. Y si Haffburger tiene un problema con eso, dgale que me
llame. Gurney colg, tenso. Haberse burlado de un modo tan infantil
del apellido de su neurlogo no le hizo sentir del todo bien. Mir
por la ventana del estudio al prado, sin verlo realmente. Qu
demonios me pasa? Un pinchazo de dolor en el costado derecho le
ofreci una respuesta parcial. Tambin le record que iba de camino al
botiqun cuando se desvi para cancelar la visita. Volvi al cuarto de
bao. No le gust el aspecto del hombre que le devolvi la mirada
desde el espejo del botiqun. Tena arrugas de preocupacin en la
frente, piel descolorida, ojos apagados y cansados. Dios. Saba que
tena que volver a su rgimen de ejercicio diario, a la rutina de
flexiones y abdominales que lo haban mantenido en mejor forma que a
la mayora de los hombres a los que doblaba la edad. Pero en ese
momento el tipo del espejo tena una imagen de cuarenta y ocho, cosa
que no le alegraba
12. precisamente. No estaba contento con los mensajes diarios
que su cuerpo le enviaba para recordarle lo mortal que era. No
estaba contento con aislarse cada vez ms. No estaba contento con
nada. Cogi el frasco de ibuprofeno del estante, ech tres de las
pastillas marrones en la mano, puso mala cara y se las meti en la
boca. Mientras dejaba correr el agua, esperando a que se enfriara,
oy que sonaba el telfono en el estudio. Huffbarger, pens. O del
consultorio de Huffbarger. No hizo ningn movimiento para responder.
Que se fueran al Infierno. Entonces oy las pisadas de Madeleine,
que bajaba desde el piso de arriba. Al cabo de unos momentos, ella
cogi el telfono, justo cuando iba a conectarse su viejo
contestador. Dave oy su voz, pero no distingui sus palabras. Llen
un vasito de plstico hasta la mitad y se trag las tres pastillas
que ya estaban empezando a disolverse en su lengua. Supuso que
Madeleine estaba ocupndose del problema de Huffbarger, lo cual le
pareca bien, pero entonces oy pisadas que cruzaban el pasillo y
entraban en el dormitorio. Su mujer apareci en el umbral del cuarto
de bao y extendi el telfono hacia l. Para ti dijo, pasndole el
aparato y saliendo del dormitorio. Gurney, anticipando una actitud
desagradable de Huffbarger o de una de sus recepcionistas
descontentas, respondi en tono cortante y a la defensiva. S? Hubo
un segundo de silencio antes de que la persona que haba llamado
hablara. David? Aquella clara voz femenina le sonaba, aunque no
lograba relacionarla con un nombre o una cara. S dijo, de manera ms
agradable esta vez. Lo siento, pero no logro situarla Oh, cmo es
posible? Estoy tan dolida, detective Gurney! le respondi con un
exagerado tono de broma. De repente el timbre de la risa y la
inflexin de las palabras le trajeron a la mente a una persona: una
rubia delgada, lista y cargada de energa, con acento de Queens y
pmulos de modelo. Connie. Cielos, Connie Clarke. Cunto tiempo! Seis
aos para ser exactos. Seis aos, madre ma. La cifra no significaba
mucho para l, no le sorprendi, pero no se le ocurri qu otra cosa
decir. Record su relacin con sentimientos encontrados. Connie
Clarke, periodista freelance, haba escrito un artculo laudatorio
para una revista de Nueva York despus de que l resolviera el infame
caso de asesinatos en serie de Jason Strunk, solo tres aos despus
de haber sido ascendido a detective de primer grado por resolver el
caso del asesinato de Jorge Kunzman. De hecho, el artculo era
demasiado laudatorio para que se sintiera cmodo con l, pues citaba
su cifra rcord de detenciones en casos de homicidio y se refera a l
como el superpoli del Departamento de Polica de Nueva York, un
sobrenombre que dio paso a decenas de variaciones jocosas creadas
por sus colegas ms imaginativos. As pues, cmo van las cosas en la
tierra apacible del retiro? Gurney percibi el tono socarrn y supuso
que ella se haba enterado de su participacin extraoficial en los
casos Mellery y Perry. En ocasiones ms apacibles que en otras.
Vaya! S, supongo que es una forma de decirlo. Te retiras del
departamento despus de veinticinco aos, te instalas en los
aburridos Catskills durante unos diez minutos y de repente ests en
medio de un
13. asesinato detrs de otro. Parece que tienes un gran imn para
los crmenes. Uf! Qu opina Madeleine de eso? Acabas de tenerla al
telfono. Deberas habrselo preguntado a ella. Connie se rio, como si
l acabara de decir algo maravillosamente ingenioso. Entonces, entre
casos de asesinatos, cmo es tu da tpico? No hay mucho que contar.
No pasa gran cosa. Madeleine est ms ocupada que yo. Me est costando
mucho imaginarte en una estampa estilo Norman Rockwell. Dave
preparando jarabe de arce. Dave haciendo sidra. Dave recogiendo
huevos del corral. Me temo que no. Ni jarabe ni sidra ni huevos. Lo
que describa su vida en los ltimos seis meses era algo muy
diferente: Dave jugando a ser un hroe; Dave recibiendo un disparo;
Dave recuperndose muy poco a poco; Dave sentado escuchando el
pitido en el interior de sus odos; Dave cada vez ms depresivo,
hostil, aislado; Dave viendo cada actividad propuesta como un
asalto exasperante a su derecho a permanecer paralizado; Dave sin
querer tener nada que ver con nada. Bueno, qu vas a hacer hoy? Para
serte absolutamente sincero, Connie, casi nada. A lo sumo dar un
paseo por el borde de los campos, quiz recoger algunas de las ramas
que cayeron durante el invierno, tal vez esparza un poco de
fertilizante en el jardn. Esas cosas. A m no me suena mal. Conozco
a gente que se cambiara por ti ya mismo. Dave no respondi, solo dej
que el silencio se agotara, pensando que podra forzar a Connie a
que le dijera por qu le haba llamado, sin ms dilacin. Tena que
haber un propsito. La recordaba como una mujer cordial y
comunicativa, pero siempre persegua algo. Su mente, bajo la
cabellera movida por el viento, no paraba de trabajar. Te ests
preguntando por qu te he llamado, verdad? dijo ella. Se me ha
pasado por la cabeza. Te he llamado porque quiero pedirte un favor.
Un favor enorme. Gurney pens un momento, luego se ech a rer. Cul es
el chiste? pregunt ella, un tanto descolocada. Una vez me dijiste
que era mejor pedir un gran favor que un pequeo favor, porque los
pequeos son ms fciles de rechazar. No! No puedo creer que dijera
eso. Demasiado manipulador. Es horrible. Te lo ests inventando, no?
Estaba cargada de alegre indignacin. Connie nunca permaneca mucho
tiempo contrariada. Bueno, qu puedo hacer por ti? Te lo has
inventado! Lo saba! Te lo repito, en qu puedo ayudarte? Bueno,
ahora me avergenza decirlo, pero en realidad es un favor enorme,
enorme de verdad. Hizo una pausa. Recuerdas a Kim? Tu hija? Mi hija
que te adora. Perdn? No me digas que no lo sabas. De qu ests
hablando?
14. Oh, David, David, David, todas las mujeres te aman y t ni
siquiera te das cuenta. Creo que estuve en la misma habitacin que
tu hija una sola vez, cuando ella tena Cuntos aos tena? Quince?
Recordaba a una chica guapa pero de aspecto serio. Se acordaba de
que haba comido con Connie en su casa. La chica pareca acechar en
la periferia de su conversacin, sin apenas musitar una palabra. En
realidad tena diecisiete. Y, de acuerdo, a lo mejor adorar es una
palabra exagerada, pero a ella le pareci que eras listo, listo de
verdad, y para Kim eso significa mucho. Ahora tiene veintitrs aos,
y resulta que an tiene una opinin muy elevada de Dave Gurney, el
superpolica. Eso es muy bonito, pero estoy un poco perdido. Por
supuesto, porque me estoy liando para pedirte un favor enorme. Quiz
deberas sentarte, necesitar unos minutos. Gurney todava estaba de
pie junto al lavabo del cuarto de bao. Sali a travs de la habitacin
y lleg al estudio. No tena ganas de sentarse, de manera que se qued
junto a la ventana de detrs. Vale, Connie, me siento dijo. Qu pasa?
Nada malo, en realidad. Es abrumadoramente bueno. Kim tiene una
oportunidad increble. Alguna vez te he dicho que estaba interesada
en el periodismo? Siguiendo los pasos de su madre? Dios, no le
digas eso o cambiar de carrera de la noche a la maana. Creo que su
mayor objetivo es ser totalmente independiente respecto a m. Y
olvdate de pasos, Kim est a punto de dar un salto colosal. As que
vamos al grano antes de que te desconectes por completo. Est
terminando un doctorado de Periodismo en Siracusa. No est lejos de
tu casa, no? No es que est en el barrio. A una hora y cuarenta y
cinco, ms o menos. Bueno, no est terriblemente lejos. No es mucho
peor que mi viaje diario a la ciudad. En fin, el caso es que para
su proyecto final se le ha ocurrido una idea sobre una especie de
miniserie documental sobre vctimas de homicidios; bueno, en
realidad, no sobre las vctimas en s, sino sobre las familias, los
hijos. Quiere observar los efectos a largo plazo de tener un padre
que muri en un asesinato sin resolver Sin Exacto Son casos en los
que no encontraron al asesino. As que la herida nunca se cerr. No
importa cunto tiempo pase, contina siendo el elemento emocional ms
grande de sus vidas, una fuerza descomunal que lo cambia todo para
siempre. La serie se llama Los hurfanos del crimen. No es genial?
Suena muy interesante. Muy interesante! Pero no es solo eso, no es
solo una idea. Est ocurriendo de verdad. Empez como un proyecto
acadmico, pero impresion tanto a su director de tesis que l la ha
ayudado a convertir el proyecto en una propuesta real. Incluso le
pidi que atara a algunos de sus participantes con contratos de
exclusividad. Luego pas la propuesta a un conocido de Produccin de
RAM TV y, a ver si lo adivinas, el tipo de RAM lo acept. De la
noche a la maana, ha pasado de ser un puetero trabajo trimestral a
convertirse en la clase de experiencia profesional por la que
matara gente con veinte aos en el oficio. Ahora mismo, RAM es lo
ms. Gurney tuvo ganas de decirle que RAM TV era la mxima
responsable de convertir un programa de
15. noticias tradicional en un carnaval ruidoso, llamativo,
hueco, perniciosamente dogmtico y alarmista, pero se contuvo. As
que ahora te estars preguntando qu tiene que ver todo esto con mi
detective favorito continu Connie con excitacin. Estoy esperando.
Un par de cosas. Primero, necesito que le guardes las espaldas. Qu
significa eso? Solo que te renas con ella, que captes la idea de lo
que est haciendo, que veas si refleja el mundo de las vctimas de
homicidio como t lo conoces. Es una oportunidad nica. Si no comete
demasiados errores, no tendr techo. Hum. Ese pequeo gruido
significa que lo hars? Lo hars, David, por favor? Connie, no s
absolutamente nada de periodismo. De hecho, lo que saba le daba
bastante asco, pero otra vez se mordi la lengua. Ella se ocupa de
la parte periodstica. Y es tan lista como la que ms. Pero sigue
siendo una nia. As pues, qu aporto yo? Vejez? Realidad.
Conocimiento. Experiencia. Perspectiva. La increble prudencia que
procede de cuntos casos de homicidios? Dave no crey que fuera una
pregunta real, de modo que no trat de responderla. Connie continu
con ms intensidad todava. Kim est supercapacitada, pero el talento
no es lo mismo que la experiencia vital. Va a entrevistar a
personas que han perdido a un padre o a otro ser querido a manos de
un asesino. Necesita estar mentalizada de un modo realista para
hacerlo. Precisa una visin amplia del problema, no s si me explico.
Supongo que lo que te estoy diciendo es que hay tanto en juego que
Kim necesita saber lo ms posible. Gurney suspir. Dios sabe que hay
una tonelada de material sobre el duelo, la muerte, la prdida de un
ser querido S, s, lo s lo interrumpi ella, las fases del duelo de
la psicologa barata, las cinco etapas y chorradas por el estilo. No
es eso lo que necesita. Necesita hablar con alguien que sepa de
asesinatos, que haya visto a las vctimas, que haya hablado con las
familias, que las haya mirado a los ojos, el horror Alguien que
sepa de verdad, no alguien que haya escrito un libro. Hubo un largo
silencio entre ellos. Entonces, lo hars? Solo renete con ella una
vez, mira un poco lo que tiene y adnde quiere llegar. A ver si
tiene sentido para ti. Al mirar por la ventana del estudio hacia el
prado, la idea de reunirse con la hija de Connie para revisar su
billete de entrada en el mundo de la televisin basura le pareci una
de las perspectivas menos atractivas del mundo. Has dicho que haba
un par de cosas, Connie. Cul es la segunda? Bueno Su voz se
debilit. Podra haber un problema con un exnovio. Qu clase de
problema? Esa es la cuestin. A Kim le gusta parecer invulnerable,
sabes? Como que no le tiene miedo a
16. nada ni a nadie. Pero Pero como mnimo este capullo le est
gastando bromas muy pesadas. Como qu? Como entrar en su apartamento
y moverle las cosas de sitio. Hubo algo que ella empez a contarme
sobre un cuchillo que desapareci y luego volvi a aparecer, pero
cuando intent que me contar ms no lo hizo. Entonces, por qu crees
que lo sac a colacin? Quiz busca ayuda, y al mismo tiempo no la
quiere. No s, no logra decidirse al respecto. El capullo tiene un
nombre? Su nombre verdadero es Robert Meese. Se hace llamar Robert
Montague. Esto est relacionado de algn modo con su proyecto de
televisin? No lo s. Solo tengo la sensacin de que la situacin es
peor de lo que ella est dispuesta a reconocer. O al menos a
reconocrmelo a m. As que, por favor, David Por favor, no s a quin
ms pedrselo. Cuando Gurney no respondi, ella continu. A lo mejor
estoy reaccionando exageradamente. Puede que me est imaginando
cosas. Quiz no haya ningn problema. Pero aunque no lo haya, sera
genial que pudiera contarte su proyecto, hablarte de estas vctimas
de homicidio y de sus familias. Significa mucho para ella. Es la
oportunidad de su vida. Est muy decidida, muy segura. Te tiembla la
voz. Ya lo s. Estoy preocupada. Por el proyecto o por su exnovio?
Puede que por las dos cosas. No s Por un lado, es fantstico, no?
Pero me rompe el corazn pensar que podra sentirse tan decidida, tan
segura y tan independiente que de alguna manera pueda perder pie
sin contrmelo, sin dejar que la ayude. Dios, David, t tambin tienes
un hijo, no? Sabes lo que siento? Diez minutos despus de colgar,
Gurney todava estaba de pie junto al ventanal del estudio orientado
al norte, tratando de dar sentido al extrao tono disperso de
Connie, preguntndose por qu haba accedido a hablar con Kim y por qu
todo aquello le haca sentir tan incmodo. Sospechaba que tena algo
que ver con su ltimo comentario sobre su hijo. Esa era siempre una
zona sensible, por razones a las que no quera darle vueltas en ese
momento. Son el telfono y le sorprendi descubrir que an lo sostena
distradamente en la mano, que se haba olvidado de colgar. Pens que
esta vez s sera Huffbarger, que llamaba para defender su absurda
poltica de cancelaciones. Se sinti tentado de dejarlo sonar, de
esperar a que se conectara el contestador, de hacer esperar a aquel
tipo. Sin embargo, tambin quera terminar con aquello, quitrselo de
la cabeza. Puls el botn de hablar. Dave Gurney. Una joven voz
femenina, clara y brillante, dijo: Dave, no sabes cunto te lo
agradezco! Connie acaba de llamarme y me ha dicho que ests
dispuesto a hablar conmigo.
17. Por un segundo, se qued desconcertado. Siempre le sorprenda
que alguien se refiriera a su padre o a su madre por el nombre de
pila. Kim? Por supuesto! Quin creas que era? Cuando no respondi,
ella continu a toda velocidad. Bueno, te dir por qu la situacin es
tan genial. Voy de camino a Siracusa, desde Nueva York. Ahora mismo
estoy en el cruce de la ruta 17 con la I-81, lo que significa que
puedo cruzar la I-88 y estar en Walnut Crossing dentro de unos
treinta y cinco minutos. Te parece bien? Ya s que te aviso sin nada
de tiempo, pero es una casualidad! Y me muero de ganas de volver a
verte!
18. 3. El impacto del asesinato Las rutas 17, 81 y 88 convergan
en el barrio de Binghampton, que estaba a ms de una hora de Walnut
Crossing. Gurney se pregunt si el clculo optimista de Kim haba
surgido de una falta de informacin o de un exceso de entusiasmo,
pero esa era la menor de sus preocupaciones cuando vio el pequeo
Miata rojo que suba por el sendero del prado hasta la casa. Abri la
puerta lateral y sali al trozo de hierba y gravilla donde tena
aparcado su Outback. El Miata se detuvo al lado. Una mujer joven
que llevaba un maletn fino y que vesta con vaqueros, camiseta y un
elegante bliser con las mangas subidas baj del vehculo. Me habras
reconocido si no te hubiera dicho que vena? pregunt ella con una
amplia sonrisa. Quiz si hubiera tenido tiempo de estudiar tu cara
respondi l, examinando su rostro, enmarcado en un cabello castao
brillante, que llevaba peinado con una raya al medio no muy bien
definida. Es la misma cara, pero ms radiante y feliz que el da que
com con tu madre y contigo. Kim frunci el ceo un momento, en gesto
reflexivo, y luego rio. No fue solo ese da, fueron esos aos.
Decididamente no era muy feliz entonces. Tard mucho en darme cuenta
de qu quera hacer con mi vida. Parece que lo has averiguado ms
deprisa que mucha gente. Ella se encogi de hombros mirando hacia
los campos y el bosque. Esto es hermoso. Tiene que encantarte vivir
aqu. El aire parece muy limpio y fresco. Quiz demasiado fresco para
ser el primer da de primavera. Es verdad Tengo tantas cosas en la
cabeza que no me acuerdo de nada. Es el primer da de la primavera.
Cmo he podido olvidar eso? Es fcil dijo. Pasa, se est ms a gusto en
la casa. Media hora despus, Kim y Dave estaban sentados a la pequea
mesa de desayuno de pino, en el rincn de la puerta cristalera. Se
estaban terminando las tortitas, el pan tostado y el caf que
Madeleine haba insistido en preparar al enterarse de que Kim haba
conducido tres horas sin comer nada. Ya haba terminado y estaba
limpiando la cocina. Kim le estaba contando a Dave su historia
desde el principio, la historia que haba detrs de su visita. Es una
idea que he tenido durante aos: examinar el horror del crimen
centrndome en el impacto que produce en la familia de la vctima; es
solo que nunca haba sabido cmo hacerlo. En ocasiones no pensaba en
ello durante un tiempo, pero siempre regresaba con ms fuerza. Me
obsesion, tena que hacer algo al respecto. Al principio pens que
podra ser un trabajo acadmico, tal vez una monografa de sociologa o
psicologa. Envi cartas de propuesta a un montn de editoriales
universitarias, pero ni siquiera tena una licenciatura, as que no
se interesaron en m. Luego pens en escribir un libro normal de no
ficcin, pero para un libro necesitas un agente, y eso significa ms
cartas de propuesta. Y el resultado? Nulo inters. A los veintiuno o
veintids aos, quin demonios soy? Qu he escrito antes? Cules son mis
credenciales? Bsicamente soy una cra. Lo nico que tengo es una
idea. Hasta que al final lo entend. Bah. Esto no es un libro, esto
es televisin! A partir de ese momento, las cosas empezaron a
encajar. Lo vi como una serie de entrevistas ntimas: telerrealidad
en el mejor sentido del trmino, aunque me doy cuenta de que suena
bastante cutre hoy en da, pero no tiene por qu ser as, no si se
hace con una verdad emotiva!
19. Se detuvo, como si de repente la afectaran sus propias
palabras, esboz una sonrisa avergonzada, se aclar la garganta y
continu: Bueno, la cuestin es que lo reun todo en un resumen
detallado y se lo entregu al doctor Wilson, el director de mi tesis
doctoral. l me dijo que era una gran idea, que tena mucho
potencial. Me ayud a presentarlo en un formato de propuesta
comercial, se ocup de las cuestiones legales para darme cierta
proteccin en el mundo real y luego hizo algo que dijo que nunca
haba hecho: se lo pas a un ejecutivo de produccin de RAM TV al que
conoce personalmente, un tipo llamado Rudy Getz. Y Getz contact con
nosotros al cabo de una semana y nos dijo: Muy bien, hagmoslo. As
de sencillo? pregunt Gurney. A m tambin me sorprendi, pero Getz
dijo que es as como funciona RAM. Yo no voy a ponerlo en duda. El
hecho de poder hacer realidad esta idea, de poder explorar este
tema Neg con la cabeza, como si tratara de protegerse de una emocin
voltil. Madeleine se acerc a la mesa, se sent y dijo lo que Gurney
estaba pensando: Esto es importante para ti, no? Me refiero a que
es realmente importante, algo que va ms all de un gran impulso en
la carrera. Oh, Dios, s! Madeleine sonri con dulzura. Y el corazn
de la idea, la parte que te importa tanto? Las familias, los nios
Una vez ms Kim se detuvo durante un par de segundos, evidentemente
superada por alguna imagen que su propio discurso estaba evocando.
Apart la silla, se levant y rode la mesa para acercarse a la puerta
cristalera que daba al patio, al jardn, al prado, al bosque que se
extenda al fondo. S que suena un poco estpido, no puedo explicarlo
dijo, dndoles la espalda, pero me resulta ms fcil hablar de esto de
pie. Se aclar la garganta dos veces antes de retomar su discurso
con un tono de voz apenas audible: Creo que el asesinato lo cambia
todo para siempre. Roba algo que nunca puede ser reemplazado. Tiene
consecuencias que van ms all de lo que le ocurre a la vctima. La
vctima pierde la vida, lo cual es terrible e injusto, pero para l
ha terminado, es el final. Ha perdido todo lo que podra haber sido,
pero no lo sabe. No contina sintiendo la prdida, imaginando qu
podra haber pasado. Levant las manos y apoy las palmas en el
cristal de la puerta que tena delante, en un gesto que expresaba al
mismo tiempo un gran sentimiento y un gran control. Continu en voz
un poco ms alta: No es la vctima la que se despierta en una cama
medio vaca, en una casa medio vaca. No es quien suea que sigue
vivo, solo para despertarse con el dolor de darse cuenta de que no
lo est. Ella no siente la rabia horrible, el sufrimiento que causa
su muerte. Ella no sigue viendo la silla vaca junto a la mesa,
quien contina oyendo sonidos que suenan como su voz. No sigue
viendo el armario con su ropa La voz de Kim se estaba haciendo ms
ronca. Se aclar la garganta. No siente el sufrimiento, el
sufrimiento de que te hayan arrancado el corazn. Se inclin contra
el cristal durante varios segundos, luego se separ lentamente y se
volvi hacia la mesa con la cara llena de lgrimas. Conocis el dolor
fantasma? El fenmeno de la amputacin? Sentir el dolor en el lugar
donde haba estado tu brazo o tu pierna? As es el asesinato para la
familia que queda atrs. Como el dolor de
20. un miembro fantasma, un dolor insufrible en un espacio
vaco. Kim se qued completamente quieta durante un momento, como si
estuviera buscando algo en su interior. Luego se limpi un poco la
cara con las manos y emergi detrs de ellos con una determinacin
genuina en la mirada y en la voz: Para comprender qu es de verdad
el asesinato, hay que hablar con las familias. Esa es mi teora, es
mi proyecto, mi plan. Y eso es lo que ha entusiasmado a Rudy Getz.
Respir profundamente y exhal muy despacio. Si no es mucho pedir,
puedo tomar otra taza de caf? Creo que podemos ocuparnos de eso.
Madeleine dibuj una sonrisa agradable, fue a la isleta de la cocina
y rellen la cafetera. Gurney estaba recostado en su silla, con las
manos colocadas reflexivamente bajo la barbilla. Permanecieron en
silencio unos momentos. La cafetera emiti sus clsicos sonidos
iniciales de borboteo. Kim mir a su alrededor, a aquella cocina tan
grande. Esto es muy bonito dijo. Muy hogareo, clido. Perfecto, en
realidad. Parece la casa de campo con la que todo el mundo suea.
Despus de que Madeleine llevara el caf de Kim a la mesa, Gurney fue
el primero en hablar: Est claro que sientes mucha pasin por este
tema, que significa mucho para ti. Ojal tuviera tan claro cmo puedo
ayudarte. Qu te pidi Connie que hicieras? Guardarte las espaldas.
Creo que fue una de las frases que us. No mencion otros problemas?
A Gurney le son como un intento infantilmente transparente de hacer
que la pregunta sonara fortuita. Tu exnovio cuenta como un
problema? Habl de Robby? Mencion a un tal Robert Meese o Montague?
Meese. Lo de Montague es Su voz se fue apagando, al tiempo que
negaba con la cabeza. Connie cree que necesito proteccin. No es as.
Robby es pattico y extremadamente molesto, pero puedo ocuparme de
eso. Est relacionado con tu proyecto de televisin? Ya no. Por qu lo
preguntas? Simple curiosidad. Curiosidad sobre qu? En qu demonios
me estoy metiendo? Por qu me molesto en sentarme aqu y escuchar a
una recin graduada que se exalta con el problema de un novio
chiflado, que expone sus ideas sentimentales sobre el asesinato y
que habla acerca de su gran oportunidad para alcanzar la gloria en
la cadena de televisin por cable ms deplorable del pas? Ya es hora
de salir de las arenas movedizas. Kim lo estaba mirando como si, al
igual que Madeleine, pudiera leerle la mente. No es tan complicado.
Y como has sido tan generoso como para ofrecerme ayuda, debera ser
ms comunicativa. Siempre volvemos a esa parte en que tengo que
ayudarte, pero no veo Madeleine, que estaba escurriendo una esponja
en el fregadero despus de lavar los platos del desayuno, lo
interrumpi con suavidad. Por qu no escuchamos lo que Kim tiene que
contar?
21. Gurney asinti con la cabeza. Buena idea. Conoc a Robby en
el club de teatro hace poco menos de un ao. Era de lejos el to ms
guapo del campus. Un Johnny Depp de veintids aos. Hace unos seis
meses nos fuimos a vivir juntos. Durante un tiempo me sent la
persona ms afortunada del mundo. Cuando me sumerg por completo en
el proyecto, l pareci apoyarme. De hecho, cuando eleg a las
familias que quera empezar a entrevistar quiso acompaarme, vino
conmigo, form parte de todo. Y entonces, entonces fue cuando el
monstruo emergi. Hizo una pausa y tom un sorbo del caf antes de
continuar: Cuando Robby se implic ms, empez a tomar el control. Ya
no me estaba apoyando con mi proyecto, se convirti en nuestro
proyecto, y luego empez a actuar como si fuera su proyecto. Despus
de reunirnos con una de las familias les dio su tarjeta de visita,
les dijo que podan ponerse en contacto con l en cualquier momento.
De hecho, fue entonces cuando empez con esa ridiculez del Montague,
cuando hizo imprimir esas tarjetas: Robert Montague. Consultora de
producciones documentales y creativas. Gurney pareca escptico.
Estaba tratando de apartarte, de quedarse con tu proyecto? Era ms
enfermizo que eso. Robby Meese parece un dios, pero procede de un
hogar destrozado donde ocurrieron cosas siniestras. Se pas la mayor
parte de su infancia en casas de acogida, todas igual de
complicadas. En lo ms hondo, es la persona ms patticamente insegura
del mundo. Robby estaba desesperado por impresionar a algunas de
las familias con las que estuvimos hablando para concertar
entrevistas oficiales. Creo que habra hecho cualquier cosa para
obtener su aprobacin, cualquier cosa para que lo aceptaran, para
conseguir gustarles. Fue un poco desagradable. Qu hiciste al
respecto? Al principio no saba qu hacer. Luego me decid, cuando
descubr que haba estado hablando por su cuenta con uno de los
miembros clave de la familia, un tipo que me interesaba de verdad.
Cuando habl con Robby de esto, todo salt por los aires, nos
peleamos a gritos. Fue entonces cuando lo ech de nuestro
apartamento, de mi apartamento. Y consegu que el abogado de Connie
escribiera una encantadora carta amenazadora, para mantenerlo
alejado del proyecto, de mi proyecto. Cmo se lo tom? Al principio
fue amable, excesivamente amable. Lo mand al cuerno. Luego empez a
decirme que remover viejos casos de homicidio poda ser arriesgado,
que debera tener cuidado, que quiz no saba dnde me estaba metiendo.
Me llamaba a altas horas de la noche, me dejaba mensajes en el
contestador para decirme que me iba a proteger y que muchas
personas con las que estaba tratando (incluido mi director de
tesis) no eran lo que aparentaban. Gurney se sent un poco ms recto
en su silla. Qu pas despus? Despus? Le dije que si no me dejaba en
paz pedira una orden de alejamiento y que hara que lo detuvieran
por acoso. Eso tuvo algn efecto? Depende de lo que quieras decir.
Se acabaron las llamadas, pero empezaron a ocurrir cosas
raras.
22. Madeleine dej lo que estaba haciendo en el fregadero y se
acerc a la mesa. Parece que esto se est poniendo intenso. Os
importa que me una a vosotros? No hay problema dijo Kim. Madeleine
se sent. Empezaron a desaparecer cuchillos de cocina continu la
chica. Un da, al volver de clase, no encontr a mi gato. Al final o
un maullido apagado: estaba en uno de los armarios, con la puerta
cerrada. Era un armario que nunca usaba. Y hubo un da en que me
qued dormida porque haban cambiado la hora del reloj de mi alarma.
Muy molesto, pero bastante inofensivo intervino Gurney. La expresin
en el rostro de Madeleine sugera que no estaba para nada de acuerdo
con l, as que aadi: No quiero menospreciar el impacto emocional que
pueden tener las bromas pesadas. Solo estoy pensando en los grados
de acoso enjuiciables desde un punto de vista legal. Kim asinti.
Exacto. Bueno, las bromas se hicieron ms pesadas. Una noche en que
llegu tarde a casa me encontr una gota de sangre del tamao de una
moneda de diez centavos en el suelo del cuarto de bao. Y al lado
estaba uno de mis cuchillos de cocina desaparecidos. Dios mo exclam
Madeleine. Al cabo de unas cuantas noches, empec a or sonidos
estremecedores. Algo me despertaba, pero no estaba segura de qu
era. Entonces oa una tabla que cruja, luego nada, ms tarde algo que
sonaba como una respiracin, despus nada. Madeleine estaba
horrorizada. Ests hablando de un apartamento? pregunt Gurney. Es
una casa pequea, dividida en un apartamento arriba y otro abajo,
adems de un stano. Hay un montn de casas horribles como esa fuera
del campus, divididas en apartamentos baratos para estudiantes.
Ahora mismo soy la nica inquilina. Ests sola all? pregunt
Madeleine, con los ojos muy abiertos. Eres mucho ms valiente que
yo. Yo me habra ido de ah ms deprisa que Hubo un destello de rabia
en los ojos de Kim. No voy a huir de ese capullo! Has denunciado
esos incidentes ante la polica? Kim solt una risita amarga. Claro.
La sangre, el cuchillo, los sonidos de la noche. Los policas vienen
a casa, echan un vistazo y verifican las ventanas con cara de estar
mortalmente aburridos. Cuando llamo y les digo mi nombre y mi
direccin, me los imagino poniendo los ojos en blanco. Est muy claro
que creen que soy una paranoica y un incordio, que busco atencin:
la zorrita loca que exagera sus problemas con su novio. Supongo que
has cambiado la cerradura dijo Gurney con suavidad. Dos veces.
Ninguna diferencia. Crees que Robby Meese es responsable de toda
esta intimidacin? No lo creo. Lo s. Qu te hace estar tan segura? Si
hubieras odo su voz, las llamadas que me hizo despus de que lo
echara O si vieras la
23. expresin de su cara cuando nos cruzamos en el campus
Entonces lo sabras. Era la misma extraeza. No s cmo explicarlo,
pero lo que ha estado pasando es tan terrorfico como el propio
Robby. En el silencio que sigui, Kim sujet la taza de caf entre sus
manos, con fuerza. A Gurney le record la manera en que antes haba
estado de pie junto a la puerta, con las palmas apretadas en el
cristal. Emocin y control. Pens en la idea del programa, en la
inclinacin de aquella chica hacia el dolor generado por el
asesinato. Haba verdad en lo que deca. En algunos casos, la herida
infligida por un asesino abre un boquete en toda una familia; deja
desolados al cnyuge, a los hijos, a los padres Llena sus vidas de
tristeza y de rabia. En otros casos, en cambio, haba poco dolor,
apenas emocin. Gurney haba visto demasiados de esos casos. Hombres
que vivan vidas horribles y moran muertes espantosas: traficantes
de droga, macarras, criminales profesionales, bandas de
adolescentes que jugaban a videojuegos con pistolas reales. La
devastacin humana era imponente. En ocasiones Gurney tena un sueo,
siempre el mismo, con una imagen de campos de concentracin. Una
excavadora empujaba cadveres esquelticos hasta una amplia zanja.
Los empujaba como maniques, como escombros. Mir a esa joven de
expresin intensa y ojos oscuros, que todava se aferraba a su taza
caliente, que se inclinaba hacia ella. Su cabello brillante le
ocultaba la mayor parte del rostro. Luego mir a Madeleine con
expresin inquisitiva. Su mujer se encogi ligeramente de hombros,
con un atisbo de sonrisa. Gurney sinti aquel gesto como un
empujoncito. Mir a Kim de nuevo. Muy bien. Volvamos a la cuestin
bsica: cmo puedo ayudarte?
24. 4. Al corazn de lo deprimente Kim quiso que Gurney la
siguiera hasta su apartamento de Siracusa, donde guardaba todo lo
relacionado con su proyecto. De esa manera, l podra verlo de
primera mano: la correspondencia que haba mantenido con gente a la
que poda entrevistar, las dos entrevistas iniciales que haba
realizado y que haba presentado como parte de su propuesta, sus
planes para entrevistas futuras, su contrato con Rudy Getz en RAM
TV, el esquema general y la copia promocional que estaba preparando
para la serie. Podra verlo todo, formarse una idea, decirle lo que
le pareca autntico y lo que no. Gurney tena tan pocas ganas de
conducir hasta Siracusa como las que haba tenido de realizar
cualquier otra actividad en los ltimos meses. No obstante, le
pareci la manera ms rpida de librarse de cualquier obligacin que
sintiera hacia Connie Clarke. Ira, mirara, comentara. Deber
cumplido. Enorme favor hecho. Luego volvera a su cueva. Segn los
mapas que haba mirado en Google y que haba imprimido por si se
separaban, el recorrido era de una hora y cuarenta y nueve minutos
desde Walnut Crossing; pero casi no haba trfico en las dos
carreteras interestatales que componan la mayor parte del trayecto,
y el pequeo Miata que llevaba delante rara vez descenda a una
velocidad cercana al lmite. De haber estado de mejor humor, habra
disfrutado del trayecto, que le llevaba a travs de un paisaje
ondulado de bosques y praderas, rpidos arroyos, campos agrcolas con
tierra negra recin arada para la siembra de primavera, los
emblemticos silos y graneros rojos. Sin embargo, dado su estado de
nimo, esos paisajes buclicos se reducan a una extensin hmeda,
fangosa: un pramo que simbolizaba el mal tiempo y la decadencia de
la agricultura. Lo primero que vio en los alrededores de Siracusa
reforz sus pensamientos funestos. Record haber ledo en algn sitio
que la ciudad se alzaba a los pies del lago Onondaga, cuya fama
surga de haber sido uno de los lagos ms contaminados de Estados
Unidos: una masa de agua en torno a la cual a pocas personas
sensatas les gustara vivir, navegar o pescar. Eso hizo aflorar un
recuerdo de su infancia en el Bronx, un recuerdo de Eastchester Bay
y su turbio canal de navegacin, constantemente removido por
barcazas y remolcadores. La baha era una extensin aceitosa del
estrecho de Long Island, donde no pareca que viviera nada salvo
algas sucias y horribles cangrejos marrones (bichos blindados,
incomibles, primigenios, escurridizos); de solo pensarlo todava se
le erizaba el vello de los brazos. Gurney sigui el Miata de Kim
cuando este se desvi de la interestatal hacia un barrio que tena un
aspecto decadente y donde al parecer no exista ninguna ordenanza
urbanstica. Pas por delante de una secuencia caprichosa de pequeas
viviendas unifamiliares, espaciosas casas antiguas ahora
fracturadas en diversos apartamentos, tiendas abiertas las
veinticuatro horas venidas a menos, edificios comerciales
deprimentes y espacios abiertos desolados rodeados de vallas de
tela metlica. A la altura de un puesto de comida para llevar
Onondaga Princes of Pizza, el Miata gir en una pequea calle
lateral. Se detuvo frente a una casa como la de Archie Bunker.
Estaba separada por estrechos senderos que conducan a residencias
idnticas a cada lado. Un trozo de terreno desigual delante no mucho
ms grande que una tumba doble pareca necesitar con urgencia que
alguien le pusiera flores o plantara hierba. Gurney aparc detrs de
Kim y observ mientras ella sala del pequeo vehculo, lo cerraba y
verificaba las dos puertas. La joven levant la cabeza y mir al
sendero que llevaba hacia la casa. A Gurney le pareci que lo haca
con recelo. Cuando se acerc, Kim le ofreci una
25. sonrisa nerviosa. Pasa algo? pregunt l. No, parece que est
todo en orden. La chica subi los tres escalones que conducan a la
puerta principal, que no estaba cerrada con llave. Daba acceso a un
vestbulo pequeo con dos puertas ms. La de la derecha tena dos
cerraduras de buen aspecto, que Kim abri con sendas llaves. Antes
de girar el pomo, le dio un par de tirones fuertes. Daba a un
pasillo. Ella le hizo pasar a la primera habitacin de la derecha,
una pequea sala de estar amueblada en IKEA con lo esencial: un sof
cama, una mesita de caf, dos sillones bajos de madera con cojines
sueltos, dos lmparas de pie minimalistas, una estantera, un
archivador metlico de dos cajones y una mesa que se utilizaba como
escritorio con una silla de respaldo recto detrs de ella. El suelo
estaba cubierto por una alfombra de tono terroso. Gurney sonri con
curiosidad. Qu es lo que has hecho con el pomo de la puerta? Un par
de veces se me qued en la mano. Quieres decir que lo aflojaron a
propsito? Oh, s, lo aflojaron a propsito. Dos veces. La primera
vez, la polica ech un vistazo, pero dijeron que deba de ser una
broma que alguien me haba gastado. La segunda vez, ni siquiera se
molestaron en enviar a nadie. Al polica que contest al telfono le
pareci divertido. A m no me suena divertido. Gracias. S que ya te
lo he preguntado, pero La respuesta es s, estoy segura de que es
Robby. Y no, no tengo ninguna prueba. Pero quin ms podra ser? Son
el timbre: un complejo tono musical. Oh, vaya. Fue idea de mi
madre. Me lo regal cuando me mud aqu. No le gustaba nada el timbre
que haba antes. Un segundo. Kim sali de la habitacin hacia la
puerta de la calle. Regres al cabo de un minuto con una caja grande
de pizza y dos latas de Coca-Cola light. Buena sincronizacin. Las
he pedido desde el mvil de camino aqu. Pens que bamos a necesitar
algo de comer. Te parece bien la pizza? La pizza est bien. Kim puso
la caja sobre la mesita de caf, la abri y arrastr uno de los
sillones ligeros hacia la mesa. Gurney se sent en el sof. Est bien
dijo la chica, despus de que cada uno se comiera una porcin de
pizza y bebiera un trago de refresco. Por dnde quieres empezar?
Tuviste esta idea de hablar con las familias de las vctimas de
asesinato, as que supongo que lo primero que tuviste que hacer fue
averiguar qu asesinatos escoger. Exacto. Ella lo estaba mirando
fijamente. No hay escasez de casos de homicidio. Aunque te limites
al estado de Nueva York y a un solo ao, tendras cientos para
elegir. Exacto. Gurney se inclin hacia delante. Pues dime, cmo
elegiste? Cules fueron los criterios?
26. Los criterios fueron cambiando. Al principio, quera todos
los tipos de vctimas, todos los tipos de homicidios, todos los
tipos de familias, diferentes orgenes raciales y tnicos, diferentes
periodos entre el tiempo en que se cometi el delito y el presente.
Variedad total! Pero el doctor Wilson no dejaba de decirme:
Simplifica, simplifica. Reduce las variables me deca, busca un
gancho, algo que sea fcil de entender para el espectador. Cuanto ms
cierras el foco, ms ntida es la imagen. Despus de que me lo dijera
al menos una docena de veces, lo entend. Todo empez a conectar, a
encajar. Y despus de eso, fue como: claro! Eso es! Ya s exactamente
lo que voy a hacer! Al escucharla, Gurney se sinti extraamente
conmovido por su entusiasmo. Entonces, cules fueron los criterios
finales? Hice casi todo lo que dijo Wilson: reducir las variables;
cerrar el foco; encontrar un gancho. Una vez que empec a pensar de
esa manera, la respuesta simplemente se materializ. Vi que poda
centrar todo el proyecto en las vctimas del Buen Pastor. El hombre
que disparaba a conductores de Mercedes, ese caso de hace ocho o
nueve aos? Diez. Hace justo diez aos. Todos sus crmenes ocurrieron
en la primavera del ao 2000. Gurney se recost en el sof, asintiendo
con la cabeza, pensativo, recordando la infausta serie de seis
asesinatos que logr que la mitad de la poblacin del noreste tuviera
miedo de conducir por la noche. Muy interesante. As que la
naturaleza del suceso desencadenante es la misma en los seis casos,
el tiempo transcurrido desde el crimen hasta el presente es el
mismo, el mismo asesino, el mismo nivel de atencin investigadora.
Exacto! Y el mismo fracaso en llevar al asesino ante la justicia:
la misma falta de cierre, la misma herida abierta. Esto hace que el
caso del Buen Pastor sea una herramienta perfecta para examinar cmo
diferentes familias reaccionan a lo largo del tiempo a la misma
catstrofe, la forma en que conviven con la prdida, el modo en que
se enfrentan a la injusticia, las consecuencias para ellos,
especialmente en el caso de los hijos. Resultados diferentes para
una misma tragedia. Kim se levant y se dirigi al archivador que
estaba situado junto a la mesa-escritorio. Sac una carpeta azul
brillante y se la entreg a Gurney. En la tapa haba una etiqueta en
negrita que deca: Los hurfanos del crimen, propuesta de documental
de Kim Corazon. Tal vez porque se dio cuenta de que la mirada de
Gurney se fijaba en el Corazon, Kim dijo: Creas que me apellidaba
Clarke? Gurney volvi a pensar en el momento en que Connie lo
entrevist para el artculo de la revista de Nueva York. Creo que
Clarke fue el nico apellido que o mencionar. Clarke es el apellido
de soltera de Connie. Lo recuper cuando se divorci de mi padre,
cuando yo era todava una nia. El apellido de mi padre era, es
Corazon. Y el mo tambin. Pareca haber un resentimiento evidente
bajo sus palabras. Se pregunt si esa era la causa de que evitara
referirse a Connie como mam o mi madre. Gurney no tena ganas de
hurgar en esa herida. Abri la carpeta y vio que contena un
documento grueso, de ms de cincuenta pginas. La portada repeta el
ttulo. En la segunda pgina estaba el ndice: concepto; descripcin
del documental; estilo y metodologa; criterios de seleccin de
casos; vctimas de homicidio del Buen Pastor y circunstancias;
entrevistados potenciales; resmenes de contactos y estado;
transcripciones de las entrevistas iniciales; EBPMDI
(apndice).
27. Repas una vez ms el ndice, ms despacio. T has escrito esto?
Lo has organizado de esta manera? S. Hay algn problema? No, en
absoluto. Entonces, qu pasa? Antes mostraste mucha pasin al hablar
de todo esto. La organizacin muestra una buena dosis de lgica. Lo
que estaba pensando era que la pasin de Kim le recordaba a
Madeleine, y su lgica le recordaba a s mismo. Esto parece algo que
yo podra haber escrito. La chica le dirigi una mirada maliciosa.
Supongo que eso es un cumplido. Gurney rio ruidosamente por primera
vez ese da, tal vez por primera vez ese mes. Despus de una pausa,
volvi a mirar el ltimo elemento del ndice. Supongo que EBP
significa El Buen Pastor. Qu significa MDI? Oh, eso era el titular
de la explicacin de veinte pginas que envi a los medios y la
polica: memorando de intenciones. Gurney asinti. Ahora lo recuerdo.
Los medios empezaron a llamarlo un manifiesto, la misma etiqueta
que le pusieron al documento de Unabomber cinco aos antes. Esta vez
fue Kim la que asinti. Y eso nos lleva a una de las preguntas que
quera hacerte, sobre toda la cuestin de los asesinatos en serie. Me
parece confuso. A ver, Unabomber y el Buen Pastor no parecen tener
mucho en comn con Jeffrey Dahmer y Ted Bundy, o con esos monstruos
a los que detuviste, como Peter Piggert o Satanic Santa, que
enviaba trozos de sus vctimas a los policas locales. Uf. Esa clase
de comportamiento ni siquiera es humano. Un visible temblor le
recorri el cuerpo. Se frot los brazos con energa para entrar en
calor. Procedente de algn lugar del cielo gris de Siracusa, Gurney
oy el ruido caracterstico del rotor de un helicptero, cada vez ms
alto, luego ms tenue y, por ltimo, disolvindose en el silencio.
Algunos socilogos se enfadaran conmigo por esto dijo Gurney, pero
todo el concepto de asesino en serie, como mucha de la terminologa
del campo, tiene fronteras difusas. A veces creo que estos
cientficos son solo un puado de gente autoconsagrada a la que le
encanta poner etiquetas, y resulta que han logrado formar un club
que da mucho dinero. Llevan a cabo investigaciones cuestionables,
agrupan conductas o caractersticas similares en un sndrome, le
ponen un nombre que suene cientfico y luego ofrecen cursos de
doctorado para que cabezas huecas que piensan como ellos memoricen
las etiquetas, pasen un examen y se unan al club. La chica lo mir
con cierta sorpresa. Consciente de que estaba quedando como un
cascarrabias, y que eso probablemente tena tanto que ver con su mal
humor como con el estado de la criminologa, cambi de rumbo. La
respuesta corta a tu pregunta es que, desde el punto de vista del
motivo aparente, no parece haber mucho en comn entre un canbal que
se excitaba con el poder y el control, y un tipo que asegura
28. estar corrigiendo males sociales. Pero podra haber una
conexin mayor de la que crees. Kim tena los ojos como platos. Te
refieres a que los dos matan gente? Crees que solo se trata de eso
y que no importa el aspecto superficial del motivo? A Gurney le
sorprendi su energa, su intensidad. Le hizo sonrer. Unabomber dijo
que estaba tratando de eliminar los efectos destructivos de la
tecnologa en el mundo. El Buen Pastor, si no recuerdo mal, dijo que
estaba tratando de acabar con los efectos destructivos de la
codicia. Y, aun as, a pesar de la aparente inteligencia en sus
declaraciones escritas, ambos eligieron una ruta contraproducente
para sus objetivos declarados. Matar gente nunca poda hacerles
lograr lo que decan que queran conseguir. Solo hay una forma de que
esa ruta tenga sentido. En la cabeza de Kim las ideas parecan
agolparse de un modo casi visible. Te refieres a que la ruta era
realmente el objetivo. Exacto. Solemos verlo al revs: el medio y el
fin. Las acciones de Unabomber y el Buen Pastor tienen perfecto
sentido si partimos de la hiptesis de que el asesinato en s era el
objetivo real, la recompensa emocional, mientras que los llamados
manifiestos eran las justificaciones que los permitan. Kim pestae.
Daba la impresin de que estaba tratando de calibrar las
implicaciones que aquella idea poda tener para su proyecto. Pero qu
significara eso desde el punto de vista de la vctima? Desde el
punto de vista de la vctima, no significara nada. Para la vctima,
el motivo es irrelevante. Sobre todo cuando no existe contacto
personal anterior entre la vctima y el asesino. En una carretera
oscura, desde un coche annimo que pasa, una bala en la cabeza es
una bala en la cabeza, al margen del motivo. Y las familias? Ah,
las familias. Bueno Gurney cerr los ojos, rememorando lentamente
una conversacin triste tras otra. Muchas conversaciones a lo largo
de aos, dcadas. Padres. Esposas. Amantes. Hijos. Caras de
estupefaccin. Incredulidad ante la terrible noticia. Preguntas
desesperadas. Gritos. Quejidos. Gemidos. Rabia. Acusaciones.
Amenazas disparatadas. Puos golpeando las paredes. Miradas de
borracho. Miradas vacas. Personas mayores gimoteando como nios. Un
hombre tambalendose hacia atrs como si le hubieran dado un puetazo.
Y lo peor de todo, los que no reaccionaban. Rostros ptreos, miradas
sin vida. Sin comprender, sin habla, sin emocin. Dndose la vuelta,
encendiendo un cigarrillo. Bueno continu al cabo de un rato,
siempre he sentido que lo mejor es la verdad. As que supongo que
comprender un poco mejor por qu mataron a alguien al que queran
podra ser preferible para los familiares que sobreviven. Pero,
recuerda, no estoy diciendo que sepa por qu Unabomber o el Buen
Pastor hicieron lo que hicieron. Probablemente ellos mismos
desconocen la razn ltima de su comportamiento. Solo s que no se
trata de la razn que esgrimieron. Kim lo mir por encima de la
mesita de caf. Pareca a punto de plantear otra pregunta; ya estaba
empezando a abrir la boca, cuando un ligero golpe en algn lugar de
la pared superior de la casa la detuvo. Se sent rgida, escuchando.
Qu crees que ha sido eso? pregunt despus de unos segundos, sealando
hacia la fuente del sonido.
29. Ni idea. Tal vez un golpe en una caera de agua caliente? Es
as como sonara? Gurney se encogi de hombros. Qu crees que es?
Cuando Kim no respondi, l pregunt: Quin vive arriba? Nadie. Al
menos, se supone que no vive nadie. Los desahuciaron, luego
volvieron, la polica entr en el apartamento y los detuvo a todos,
traficantes cabezotas. Aunque probablemente ya han salido. En fin,
quin demonios lo sabe? Esta ciudad es un asco. Entonces, el piso de
arriba est vaco? S, supuestamente. Kim mir la mesita de caf,
centrndose en la caja de pizza abierta. Uf, tiene un aspecto
horrible. La recaliento? Por m, no. Gurney estuvo a punto de decir
que era hora de irse, pero se dio cuenta de que no llevaba mucho
rato all. Tena esa tendencia inherente, y estaba empeorando en los
ltimos seis meses: deseaba reducir el tiempo que pasaba con otras
personas. Levant la carpeta azul. No estoy seguro de que pueda
revisar todo esto ahora mismo dijo. Parece muy detallado. Como una
nube pasajera en un da de sol, la expresin de decepcin en Kim vino
y se fue. A lo mejor esta noche? Quiero decir que te lo puedes
llevar y mirarlo cuando tengas tiempo. La reaccin de Kim casi lo
conmovi. Esa era la nica palabra para definir cmo se senta, la
misma que se le haba ocurrido antes, cuando ella le estaba hablando
de cmo decidi cerrar el foco para reducir su documental a los
asesinatos del Buen Pastor. Pens que conoca la causa de esa
sensacin. Se trataba del compromiso entusiasta de Kim, de su
energa, su esperanza, su espritu joven y decidido. Y el hecho de
que estaba haciendo todo sola. Sola en una casa insegura, en un
barrio desolado, perseguida por un acosador mezquino. Sospechaba
que era esa combinacin de determinacin y vulnerabilidad lo que
estaba removiendo su instinto paterno atrofiado. Le echar un
vistazo esta noche dijo. Gracias. De nuevo el ruido vibrante de un
helicptero emergi dbilmente en la distancia; enseguida se oy algo
ms fuerte, pas y se desvaneci. Kim se aclar la garganta con
nerviosismo, junt las manos en el regazo y habl con evidente
dificultad. Hay algo que quera preguntarte. No s por qu es tan
difcil. Neg con la cabeza con energa, como desaprobando su propia
confusin. Qu es? Ella trag saliva. Puedo contratarte? A lo mejor
solo por un da? Contratarme? Para hacer qu? Ya s que no me estoy
explicando. Esto me da vergenza, s que no tendra que presionarte
as, pero es muy importante para m. Qu quieres que haga?
30. Maana podras venir conmigo? No tienes que hacer nada. La
cuestin es que tengo dos reuniones maana. Una es con un potencial
entrevistado; la otra, con Rudy Getz. Lo nico que quiero es que
ests ah, que me escuches, que los escuches, y despus me cuentas qu
te parece, cmo lo ves, no s, solo No tiene sentido, verdad? Dnde
son esas reuniones? Lo hars? Vendrs conmigo? Oh, Dios, gracias,
gracias! De hecho, no son muy lejos de tu casa, bueno, no muy
cerca, pero tampoco demasiado lejos. Una es en Barkville, con Jimi
Brewster, el hijo de una de las vctimas. Y la casa de Rudy Getz est
a unos quince kilmetros de aqu, en lo alto de una montaa con vistas
al embalse Ashokan. Nos reuniremos primero con Brewster, a las
diez. Podra pasar a recogerte alrededor de las ocho y media. Te
parece bien? Gurney pens en declinar la oferta y coger su propio
coche. Pero tena ms sentido ir con Kim. As podra hacerle algunas
preguntas, para saber mejor dnde se estaba metiendo. Claro dijo.
Est bien. Ya casi lamentaba haberse implicado en todo aquello,
pero, al mismo tiempo, se senta incapaz de dejar a aquella chica en
la estacada. Hay una partida de consulta en el presupuesto
preliminar que prepar con RAM, as que puedo pagar setecientos
cincuenta dlares por un da. Espero que sea suficiente. Gurney
estuvo a punto de decir que no tena que pagarle, que no la ayudaba
por eso, pero la chica se mostraba tan profesional que se vio
incapaz de rechazar la oferta. Claro dijo otra vez. Est bien. Al
cabo de un rato, despus de una conversacin desganada sobre la vida
de Kim en la universidad, sobre la decadencia de Siracusa (que se
haba convertido en una ciudad gris asolada por las drogas), sobre
cmo el lago Onondaga haba pasado de ser una masa de agua cristalina
a una cloaca txica, Gurney se levant de la silla y le dijo que se
veran al da siguiente. Te enseara el apartamento contest ella, pero
en realidad no hay nada que ver. Es solo un sitio donde puedo
trabajar y dormir. Nunca lo he considerado un hogar. Lo acompa a la
puerta, le estrech la mano con fuerza y le volvi a dar las gracias.
Tras bajar los escalones hasta la acera, Gurney oy que aquellas dos
pesadas puertas se cerraban detrs de l. Mir a ambos lados de
aquella calle tan lgubre. Tena un aspecto sucio, salado, supuso que
por el residuo seco de lo que haban rociado para fundir la ltima
acumulacin de nieve. Se perciba un atisbo de algo acre en el aire.
Se meti en su coche, gir la llave de contacto y conect el GPS para
buscar la ruta de vuelta a casa. Tard aproximadamente un minuto en
recibir seal del satlite. Cuando estaba escuchando la primera
instruccin, oy que la puerta se abra de golpe. Levant la mirada y
vio que Kim sala corriendo de la casa. Al pie de los escalones, cay
de bruces en la acera. Se levant apoyndose en un cubo de basura.
Ests bien? le pregunt l al salir del automvil. No lo s, el tobillo
Respiraba con dificultad, aterrorizada. Gurney la sostuvo por los
brazos. Qu ha pasado? Hay sangre en la cocina. Qu? Sangre. En el
suelo de la cocina.
31. Hay alguien ms dentro? No. No lo s. No he visto a nadie.
Cunta sangre? No lo s. Gotas en el suelo. Como un rastro hasta el
pasillo de atrs. No estoy segura. No has visto ni odo a nadie? No,
creo que no. Tranquila. Ahora ests bien. Ests a salvo. Kim empez a
pestaear. Haba lgrimas en sus ojos. Tranquila repiti l con
suavidad. Ests bien. Ests a salvo. Ella se limpi las lgrimas y trat
de serenarse. Vale. Ya estoy bien. Quiero que te sientes en mi
coche dijo Gurney cuando la respiracin de la chica empez a
recuperar la normalidad. Puedes cerrar la puerta. Echar un vistazo
en el apartamento. Ir contigo. Ser mejor que te quedes en el coche.
No! Lo mir con ojos de splica. Es mi apartamento. No va a sacarme
de mi apartamento! A pesar de que iba en contra del procedimiento
policial permitir que un civil volviera a entrar en el edificio en
esas condiciones antes de registrarlo, Gurney ya no era polica, as
que el procedimiento ya no era una cuestin que le preocupara. Dado
el estado de nimo de Kim, decidi que sera mejor tenerla a su lado
que insistir en que se quedara sola en el coche, cerrado o no. De
acuerdo dijo, sacando la Beretta de la cartuchera de tobillo y
metindosela en el bolsillo de la chaqueta, vamos. Gurney entr,
delante, y dej las puertas abiertas. Se detuvo antes de alcanzar la
sala. El pasillo continuaba en lnea recta durante otros seis o
siete metros y terminaba en un arco que daba a la cocina. Entre el
saln y la cocina, vio, a la derecha, dos puertas abiertas. Adnde
dan? La primera, a mi dormitorio. La segunda, al cuarto de bao. Voy
a echar un vistazo. Si oyes algo que te inquiete o si me llamas y
no respondo inmediatamente, sal a la calle lo ms deprisa que
puedas, encirrate en mi coche y llama a Emergencias. Entendido? S.
Gurney avanz por el pasillo y mir en la primera habitacin. Entr y
encendi la luz del techo. No haba mucho que ver. Una cama, una mesa
pequea, un espejo de cuerpo entero, un par de sillas plegables y un
armario desvencijado. Mir en el armario y debajo de la cama. Volvi
a salir al pasillo, le hizo un signo a Kim con el pulgar hacia
arriba, entr en el cuarto de bao y repiti el proceso. Lo siguiente
era la cocina. Dnde has visto las gotas de sangre? pregunt.
Empiezan delante del frigorfico y van al pasillo de detrs. Entr en
la cocina con precaucin, contento por primera vez en seis meses de
ir armado. La cocina era una estancia amplia. Al fondo a la derecha
haba una mesita para comer y dos sillas enfrente de una ventana que
daba al sendero y a la casa contigua. Por all entraba algo de luz.
Vio una encimera con armaritos debajo, un fregadero y una nevera.
Entre l y el frigorfico haba una
32. pequea isleta con una tabla y un cuchilla de carnicero. Al
rodearla, vio la sangre, una secuencia de gotas oscuras en el suelo
de linleo gastado, cada una de ellas del tamao de una moneda de
diez centavos, una cada dos o tres palmos. El rastro se extenda
desde la puerta de la nevera a la puerta posterior de la cocina y
sala a la zona en sombra de atrs. De repente, oy el sonido de una
respiracin detrs. Gir en redondo en cuclillas, sacando la Beretta
del bolsillo. Kim estaba a un metro de l, como un ciervo cegado por
los faros de un coche, mirando el can de la pequea pistola calibre
32, con la boca entreabierta. Por Dios! exclam Gurney, tomando aire
y bajando la pistola. Lo siento. Estaba tratando de no hacer ruido.
Quieres que encienda la luz? l asinti. El interruptor, situado en
la pared de encima del fregadero, encendi dos tubos fluorescentes
instalados en el techo. Bajo una luz ms intensa, las gotas de
sangre parecan ms rojas. Hay un interruptor en el pasillo? En la
pared, a la derecha del frigorfico. Lo encontr y lo puls. La
oscuridad del otro lado del umbral qued sustituida por la luz
parpadeante y fra de un fluorescente que estaba en las ltimas.
Gurney avanz lentamente hacia el umbral, apuntando hacia abajo con
la Beretta. Salvo por un cubo de basura verde de plstico, el
pasillo trasero estaba vaco. Terminaba en una puerta exterior de
aspecto slido que permaneca cerrada con un par de cerrojos grandes.
Haba una segunda puerta en la pared de la derecha de ese espacio
apretado. Era hacia all adonde conduca el reguero de gotas de
sangre. Gurney mir rpidamente a Kim. Qu hay detrs de esa puerta?
Escaleras. Las escaleras, al stano contest la chica, con miedo.
Cundo fue la ltima vez que estuviste ah? Ah abajo, oh, Dios, no lo
s. A lo mejor hace un ao? Se fue la luz y el tipo de mantenimiento
que me mand el casero me ense cmo funcionaba el diferencial. Neg
con la cabeza como si la mera idea la pusiera nerviosa. Hay algn
otro acceso? No. Alguna ventana? Las pequeas a nivel del suelo,
pero tienen barrotes. Dnde est el interruptor de la luz? Dentro,
justo al lado de la puerta, creo. Haba una gota de sangre delante
de la puerta. Gurney pas por encima de ella. Con la espalda pegada
a la pared, gir el pomo y abri rpidamente la puerta. El olor a
humedad llen el pequeo pasillo. Esper y escuch antes de mirar por
la escalera. Los peldaos estaban apenas iluminados por el
parpadeante fluorescente del pasillo que tena a su espalda. Haba un
interruptor en la pared. Lo puls y una luz tenue y amarillenta se
encendi en algn lugar del stano. Le pidi a Kim que apagara el
fluorescente del pasillo, para terminar con el zumbido. Cuando ella
lo apag, Gurney escuch otra vez durante al menos un minuto.
Silencio. Mir escaleras abajo. Vio un punto oscuro cada dos o tres
peldaos. Qu es? Qu ves? Pareca que la voz de la chica se iba a
quebrar en cualquier momento. Unas cuantas gotas ms contest Gurney
sin alterarse. Voy a echar un vistazo. Qudate donde
33. ests. Si oyes alguna cosa, corre a la puerta como alma que
lleva el diablo, entra en mi coche Ella lo cort. Ni hablar. Me
quedo contigo. Gurney saba cmo calmar a los que tena alrededor. Est
bien, pero has de situarte al menos a dos metros detrs de m. Agarr
con ms fuerza la Beretta. Si he de moverme deprisa, necesitar
espacio. Vale? Kim asinti. l empez a bajar lentamente por la
escalera. La estructura cruja. Cuando lleg abajo, vio que el rastro
de puntos oscuros continuaba y cruzaba el suelo polvoriento del
stano hasta lo que pareca un largo arcn situado en una esquina. En
una de las paredes haba una caldera y dos grandes depsitos. En la
contigua estaba el cuadro elctrico y, encima de este, casi tocando
las vigas del techo, una fila de pequeas ventanas horizontales. Los
barrotes externos de cada una de ellas apenas se distinguan a travs
del cristal polvoriento. La luz tenue emanaba de una sola bombilla
tan sucia como las ventanas. La atencin de Gurney regres al arcn.
Tengo una linterna dijo Kim desde la escalera. La quieres? Gurney
mir hacia arriba. La chica encendi la linterna y se la pas. Era una
Mini Maglite. Estaba en las ltimas, con las pilas casi agotadas,
pero era mejor que nada. Qu ves? pregunt Kim. No estoy seguro.
Recuerdas que hubiera un arcn pegado a la pared la ltima vez que
estuviste aqu? Pues, no s, no tengo ni idea. El tipo ese me ense
circuitos, interruptores, no s qu. Qu ves? Te lo dir dentro de un
momento. Se movi hacia delante con inquietud, siguiendo el rastro
de sangre hasta el gran cofre bajo. Por un lado, pareca un simple
arcn viejo para guardar sbanas. Por otro, Gurney no poda quitarse
de la cabeza la idea melodramtica de que tena la medida justa de un
atad. Oh, Dios mo. Qu es eso? Kim lo haba seguido y ahora estaba un
metro detrs de l. Su voz se haba convertido en un susurro. Gurney
aguant la linterna con los dientes y apunt al bal. Sostuvo la
pistola con la mano derecha y levant el arcn. Durante un segundo
pens que estaba vaco. Luego vio el cuchillo, que brillaba en el
pequeo crculo de luz amarilla de la linterna. Era un cuchillo de
cocina. Incluso bajo la luz dbil y sucia vio que haban afilado su
hoja hasta dejarla inusualmente delgada y puntiaguda.
34. 5. Hacia una maraa de espinas Kim se neg a llamar a la
polica, a pesar de los esfuerzos de Gurney para convencerla de que
lo hiciera. Ya te he dicho que he llamado antes. No voy a
intentarlo otra vez. No hacen nada. Bueno, peor que nada. Vienen al
apartamento, revisan puertas y ventanas, y me dicen que no hay
ninguna seal de una entrada forzada. Luego preguntan si hay alguien
herido, si han robado o roto algo de valor. Da la impresin de que
si el problema no encaja en una de sus categoras, no existe. La
ltima vez, cuando llam porque haba encontrado un cuchillo en mi
cuarto de bao, perdieron inters al descubrir que era mo, aunque no
paraba de decirles que haba desaparecido dos semanas antes.
Rascaron una gotita de sangre que estaba al lado del cuchillo en el
suelo, se la llevaron y no volvieron a decirme ni una palabra al
respecto. Si van a venir aqu para mirarme como si fuera una mujer
histrica que les hace perder el tiempo, que se vayan al infierno!
Sabes lo que hizo uno de ellos la ltima vez? Bostez. Tal como lo
digo, por increble que parezca, bostez en mi cara. Gurney pens en
la forma de actuar de un polica local: intenta priorizar entre sus
mltiples ocupaciones cuando investiga un posible nuevo caso. Es
todo relativo, todo depende de la cantidad de trabajo que tenga ese
mes, esa semana, ese da. Se acord de un compaero suyo, de cuando
trabajaba en Homicidios del Departamento de Polica de Nueva York.
El tipo viva en una pequea localidad residencial al oeste de Nueva
Jersey, y cada da tena que recorrer desde all un largo trayecto. En
cierta ocasin, el tipo trajo su peridico local. El gran artculo de
primera pgina era sobre una pila para pjaros que haba desaparecido
del patio trasero de alguien. Eso pas en un momento en que haba una
media de veinte asesinatos por semana en Nueva York, la mayora de
los cuales apenas merecan una mencin de una lnea en los peridicos
de la ciudad. Todo dependa del contexto. Y aunque no se lo dijo a
Kim, Gurney comprenda que un polica que estaba de trabajo hasta
arriba, entre casos de violacin y homicidios, no se tomara muy en
serio todo aquello. Sin embargo, tambin entenda la inquietud de la
chica. Haba algo ms que siniestro en la forma de obrar de aquel
intruso, algo que a l mismo le resultaba inquietante. Sugiri que
podra ser una buena idea para ella que se marchara de Siracusa por
un tiempo, quiz se podra quedar en casa de su madre. Sin embargo,
la chica, en vez de reaccionar con miedo, sac todo su genio: Ese
hijo de perra susurr. Si cree que va a ganar esta batalla, es que
entonces no me conoce muy bien. Cuando por fin se calm un poco,
Gurney le pregunt si recordaba los nombres de los detectives con
los que haba hablado. Te he dicho que no voy a volver a llamarlos.
Lo comprendo, pero a m s que me gustara hablar con ellos. A ver si
saben algo que no te estn contando. Sobre qu? Quiz sobre Robby
Meese? Quin sabe? No lo sabr hasta que hable con ellos. Los oscuros
ojos de Kim buscaron los suyos. Elwood Gates y James Schiff dijo.
Gates es el bajo. Schiff es el alto. Dos fsicos muy distintos, pero
son igual de capullos. El detective James Schiff haba llevado a
Gurney a una sala de interrogatorios libre situada un par de
pasillos ms all de la recepcin. Haba dejado la puerta abierta, no
haba cogido ninguna silla y
35. tampoco se la haba ofrecido a l. El hombre se tap la cara
con las manos y trat de contener un bostezo, pero perdi esa
batalla. Un da largo? Podra decirse que s. Llevo dieciocho horas
seguidas y me quedan seis ms. Papeleo? Exacto, a la ensima
potencia. Amigo mo, este departamento tiene el peor tamao. Justo lo
bastante grande para tener todas las sandeces burocrticas de una
gran ciudad, y justo lo bastante pequeo para que no tengas ningn
sitio donde esconderte. Resulta que anoche entramos en una casa que
result estar sorprendentemente poblada. El resultado es que tengo
un calabozo lleno de colgados y otro lleno de putas adictas al
crack, as como una montaa de bolsas de pruebas que hay que terminar
de procesar. As que vamos al caso. Cul es exactamente el inters del
Departamento de Polica de Nueva York en Kim Corazon? Lo siento,
quiz no he dejado clara por telfono mi posicin. Soy detective
retirado. Me jubil hace dos aos y medio. Retirado? No, creo que eso
se me ha pasado. Qu es? Investigador privado? Ms bien un amigo de
la familia. La madre de Kim es periodista, escribe mucho sobre
policas. Nuestros caminos se cruzaron cuando yo todava estaba en el
trabajo. As pues, conoce bien a Kim? No muy bien. Solo estoy
tratando de ayudarla en un proyecto de periodismo, algo sobre
asesinatos no resueltos, pero nos hemos encontrado con una pequea
complicacin. Mire, no tengo mucho tiempo. Quiz podra ser un poco ms
especfico? Alguien no muy agradable la est acosando. Ah, s? No lo
saba? La mirada de Schiff se oscureci. Me estoy perdiendo, por qu
estamos teniendo esta conversacin? Buena pregunta. Le sorprendera
si le dijera que ahora mismo en el apartamento de Kim Corazon hay
pruebas frescas de que se ha producido un allanamiento de morada?
Alguien pretende intimidarla. Sorprendido? No puedo decir eso.
Hemos recorrido ese camino varias veces con la seorita Corazon. Y?
Muchos baches. No estoy seguro de comprenderlo. Schiff se sac un
poco de cera de la oreja y la arroj al suelo. Le dijo quin cree que
es el responsable? Su exnovio, Robby Meese. Alguna vez ha hablado
con Meese? No. Y usted? S, habl con l. Mir su telfono mvil otra
vez. Oiga, puedo concederle exactamente tres minutos. Cortesa
profesional. Por cierto, tiene alguna identificacin? Gurney le
mostr su tarjeta del sindicato de polica y el carn de conducir. De
acuerdo, seor polica de Nueva York, rpido resumen, off the record.
Bsicamente, la historia de Meese suena tan bien como la de ella.
Cada uno de ellos asegura que el otro es inestable y que reaccion
mal a la ruptura. Ella dice que l entr en su apartamento tres o
cuatro veces. Un puado de
36. tonteras: pomos aflojados, cosas que se mueven, se lleva
cuchillos, los devuelve Gurney lo interrumpi. Se refiere a poner un
cuchillo en el suelo de su cuarto de bao junto con una gota de
sangre. Yo no llamara a eso devolver cuchillos. No veo cmo puede
pasar por alto Eh! Aqu nadie pasa nada por alto. De la cuestin
inicial, los pomos y todo eso, se encarg una patrulla de agentes
uniformados. Buscamos huellas dactilares en los pomos sueltos?
Tendramos que estar locos para hacer tal cosa. Vivimos en una
ciudad real con problemas reales. Pero se siguieron los
procedimientos. Tengo atestados en el expediente del caso. Lo de la
sangre nos lo dijo la patrulla. Mi compaero y yo echamos un
vistazo, llevamos muestras al laboratorio, buscamos huellas en el
cuchillo, etctera. Result que las nicas huellas del cuchillo eran
las de la seorita Corazon. La gotita de sangre en el suelo era de
vaca. Lo saba? Como de un bistec. Interrog a Meese? Por supuesto
que interrogamos a Meese. Y? No reconoce nada, y no hay ninguna
prueba de su implicacin. Se cie a su historia de que Corazon es una
arpa vengativa que est tratando de causarle problemas. As pues, cul
es la teora actual? pregunt Gurney con incredulidad. Que Kim est
tan loca y que todo esto es cosa suya? Para poder culpar de ello a
su exnovio? Schiff se encogi de hombros, pero su mirada pareca
decir que precisamente esa era su teora. O alguna tercera parte lo
est haciendo, por razones que todava no se han descubierto. Mir por
tercera vez a su telfono mvil. Hora de irme. El tiempo vuela cuando
te lo pasas bien. Se encamin hacia la puerta abierta de la sala de
interrogatorios. Por qu que no hay cmaras? pregunt Gurney. Perdn?
Sera de esperar que se instalaran cmaras, teniendo en cuenta todo
lo que ha pasado. Le insist en que lo hiciera, pero se neg. Dijo
que supondra una invasin intolerable de su intimidad. Me sorprende
que reaccionara de tal modo. A menos que todo sea un montaje y que
una cmara lo demostrara. Caminaron en silencio hacia la recepcin,
pasaron por delante del escritorio del sargento y llegaron a la
puerta de la calle. Cuando Gurney estaba a punto de salir, Schiff
lo detuvo. Ha hallado nuevas pruebas en su apartamento, algo que
tendra que ver? Eso es lo que he dicho. Bueno? Qu era? Est seguro
de que quiere saberlo? Hubo un destello de rabia en los ojos de
Schiff. S, me gustara saberlo. Hay gotas de sangre que conducen
desde la cocina hasta un arcn del stano. Dentro de l hay un pequeo
cuchillo afilado. Pero puede que no sea importante. Tal vez Kim
exprimi otro bistec y lo hizo gotear por la escalera. Quiz se est
volviendo ms loca y vengativa por momentos. En el trayecto de
regreso a casa, Gurney se sinti incmodo. En su mente resonaba el
eco de la pulla
37. que le haba lanzado a Schiff. Desde que haba resultado
herido, no se mostraba nada amigable, y tampoco lo haba sido con
aquel polica. Siempre cuestionaba la teora principal, en cualquier
situacin, y alentaba las discrepancias. Pero poco a poco se estaba
dando cuenta de que le ocurra algo ms, algo menos objetivo. Por
naturaleza tenda a poner en duda cada opinin, cada conclusin, pero
ahora le poda la hostilidad, una hostilidad que iba del malhumor a
la rabia. Se haba quedado cada vez ms aislado, cada vez ms a la
defensiva, cada vez ms resistente a aceptar cualquier idea que no
fuera suya. Y estaba convencido de que todo haba empezado seis
meses antes, con aquellas tres balas que casi lo mataron.
Necesitaba recuperar la ecuanimidad, volver a ser objetivo. El
esfuerzo mereca la pena. Sin objetividad no tena nada. Un terapeuta
le haba dicho haca mucho tiempo: Cada vez que ests inquieto, trata
de identificar el temor que est debajo de la inquietud. La raz es
siempre el miedo. A menos que lo afrontemos, tendemos a actuar mal.
Gurney se pregunt de qu tena miedo. Estuvo dndole vueltas casi todo
el viaje de vuelta a casa. La respuesta era bochornosa. Tena miedo
de equivocarse. Aparc al lado del coche de Madeleine, junto a la
puerta lateral de la casa. El aire procedente de la montaa era
glido. Entr en la estancia, colg la chaqueta en el lavadero, fue
hasta la cocina y dijo en voz alta: Estoy en casa. No hubo
respuesta. Se respiraba una indescriptible falta de vida, una
peculiar sensacin de vaco que solo se notaba cuando Madeleine haba
salido. Cuando se diriga al cuarto de bao, se dio cuenta de que se
haba olvidado la carpeta azul de Kim en el coche. Volvi a buscarla,
pero entonces algo brillante y rojo situado a la derecha de la zona
de aparcamiento capt su atencin. Estaba en medio del jardn elevado
donde Madeleine haba plantado flores el ao anterior. Al principio,
pens que se trataba de alguna clase de flor roja encima de un tallo
recto. Pero aquello era poco probable, dada la poca del ao en la
que estaban. Cuando se dio cuenta de lo que estaba mirando en
realidad, pens que aquello tampoco tena sentido. El tallo recto era
el astil de una flecha. La punta estaba clavada en la tierra hmeda.
Lo que le haba parecido la flor era, en realidad, el emplumado del
extremo, tres medias plumas escarlatas que resplandecan bajo los
rayos inclinados del sol. Gurney mir la flecha, asombrado. La haba
puesto all Madeleine? En ese caso, de dnde la haba sacado? La
estaba usando como alguna clase de sealizador? Pareca nueva, sin
erosionar, as que no poda haber estado bajo la nieve todo el
invierno. Si Madeleine no la haba puesto all, quin lo haba hecho?
Era posible que no la hubieran puesto, sino que alguien la hubiera
lanzado con un arco? Ahora bien, para terminar clavada en un ngulo
casi vertical, tendra que haber sido lanzada casi verticalmente.
Cundo? Por qu? Por quin? Desde dnde? Subi al jardn elevado, agarr
el astil cerca del punto en el que se hunda en el suelo y extrajo
lentamente la flecha. La punta era amplia y tena cuatro facetas
afiladas. Era la clase de flecha con la que un cazador con un buen
arco puede atravesar a un ciervo. Pens que era ms que curioso
encontrarse con aquellas dos armas afiladas en el espacio de unas
horas. Las dos parecan plantear preguntas inquietantes. Por
supuesto, Madeleine podra tener una explicacin simple en el caso de
la flecha. Se la llev a la casa y la aclar