Doshistoriasnarradasenparalelo.Laprimeratrascurreenlosprincipiosdeltribunal de la inquisición de Valencia, dónde es protagonista destacado elhumanista Luis Vives, la inquisición y sus secretos. Todos los personajesexistieron en su época y todos los hechos narrados se corresponden con larealidad histórica. La segunda historia es protagonizada por un grupo deamigos en la Valencia actual, que descubren que el misterio que creíanresuelto,enrealidadnohahechomásquecomenzar.
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VicenteRaga
TodoestamuyoscuroLasdocepuertas-3
ePubr1.0Titivillus10.11.2020
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Títulooriginal:TodoestámuyoscuroVicenteRaga,2019Editordigital:TitivillusePubbaser2.1
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Amifamilia,amigosycompañerosdelcolegio.Deformaconscienteoinconsciente,todoshabéiscontribuidoa
creareluniversodeLasdocepuertas.
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Notapreviadelautor
Enlapartehistóricadelapresentenovela,correspondientealsigloXVI,todoslos personajes que aparecen son reales y existieron en su exacto contextohistórico.Noobstante,loshechosquesenarransonficticiosynotuvieronporquéocurrirde lamaneradescrita.En laparteactualde lanovela, todos lospersonajesyloshechosnarradossonficticios.Losacontecimientoshistóricosquesedescribenenambaspartessecorrespondenconlarealidad.
En toda la novela se utilizan las fechas de acuerdo con el calendariogregoriano. A efectos de claridad y homogeneidad no se usa el calendariohebreo.
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—Estamos en serio peligro —dijo Blanquina March, número uno delGranConsejo.
—¿Enpeligro?—dijeronvariasvoces,conciertonerviosismo.—Debemostomarmedidasdrásticasdeinmediato—continuóBlanquina.Todos los miembros la miraron con gesto de profunda preocupación.
Blanquina había convocado una reunión extraordinaria del Gran Consejo.Parecía asustada de verdad. Se habían congregado en la casa del difuntoSalvadorVivesydesuviuda,CastellanaGuioret,tíosdeLuisVives.Enunadelashabitacionesdelaviviendaseocultabaunasinagogaclandestina.
Los judíos de finales del siglo XIV en la península ibérica habíanacumulado una ingente cantidad de conocimientos enmultitud dematerias,pero los tenían dispersos en diferentes lugares. Ante el cariz que estabatomandosu relacióncon loscristianosenaquellaépoca,yanteel temordeperderesegrantesoro,decidieronprotegerlo,reuniéndoloyocultándoloenunúnicoemplazamiento.EligieronlajuderíadeValencia.NoeratanimportantecomolasdeSevilla,CórdobaoToledo,porejemplo,peroprecisamenteporello la escogieron. Tenía un tamañomedio, no era demasiado conflictiva yestababiencomunicada.Endefinitiva,eradiscretaencomparaciónconotrasmayores.Crearonunaespeciedeconfraternidad,formadapordiezpersonas,cuyamisiónerapreservaresetesoroatravésdelossiglos,ylollamaronGranConsejo.
Sindudafueunaideamuyoportuna,yaquepocomásdeunañodespuésdecompletarlatarea,en1391,seprodujoelasaltoyladestruccióndemásdesesentajuderíasportodoslosterritoriosdelreinodeCastillaydelacoronadeAragón,quesupusieronlamuertededecenasdemilesdejudíos.Lamayoríade las aljamas no se recuperaron jamás y desaparecieron para siempre.Afortunadamente losmiembros delGranConsejo tenían un plan de escapepreparado, quehabían llamadoLasdocepuertas, quehacía referencia a lasdocepuertasqueseabríanen lamurallamedievaldeValenciaa finalesdel
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sigloXIV.Suobjetoeradeponerseasalvoypreservarsutesorocultural.Unavezejecutadodichoplan,pasaronadesignarseaellosmismospuertas.
Por si todas aquellas desgracias no hubieran sido suficientes, cien añosdespuésde aqueldesastre, en concreto el 31demarzode1492, Isabel I deCastillayFernandoIIdeAragón,conocidosposteriormentecomolosReyesCatólicos, ordenaron la expulsión de los judíos de todos los reinos quedominaban,destierroquesecompletóenelmesdeagostodeaquel fatídicoaño.
—¿Tangraveeslasituación?—preguntóelnúmeroseis.—Esgravísima—contestóBlanquina.—¿Quéesloqueocurre?—Ocurre que estamos siendo vigilados —contestó Blanquina, con el
semblantemuyserio.Los que estaban reunidos hoy en la sinagoga eran descendientes de los
primerosmiembrosdeaquelGranConsejooriginal,queseempezóaformaren 1356 y se completó en 1390.Aún se encargaban de proteger ese tesorocultural, que ellos llamaban «el árbol». Su existencia era un gran secretodesdehacíamásdecienaños.
—¿Vigilados?¿Porquién?¿Aquiénleinteresannuestrasactividades?—preguntóextrañadoelnúmerocinco.
«Allávalaprimerabombadelareunión»,pensóBlanquina.—AlSantoOficiodelaInquisición.La bomba causó el efecto esperado. La preocupación inicial de los
miembros delGranConsejo se trasformó en un profundo temor.La simplemenciónalSantoOficiolescausabaterror.TodossabíanqueelTribunaldelaInquisicióndeValenciaeraunodelosmásactivosdeEspañaytambiénunodelosquemásjudíoscondenabaalahoguera.
—¿Cómosabesquenosvigilan?—preguntóunacobardadonúmeroseis.—Creo que conocéis que tenemos a una personamuy importante en el
Tribunaldelaciudadquenosprotegeynosmantieneinformados.Estamismamañana me ha enviado una nota de advertencia. Aquí la tenéis —dijoBlanquina,mientrasdejabaencimadelamesaunpapelmanuscrito.
La atención era máxima. Todos la leyeron. Efectivamente, la notainformaba de que el Santo Oficio había detectado «ciertas reunionesclandestinas»deungrupodediezpersonas.Aunqueparecequeconocíansuexistenciadesdehacíaseismeses,el fiscaldelTribunalhabíaordenadounaespecialvigilanciaenlaúltimasemana.Elautordelanotadecíaquenopodíahacernadamásporprotegerlos,yaqueelInquisidorGeneral,frayDiegode
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Dezasehabíainteresadopersonalmenteenelasunto.Lasórdenesveníandelasmásaltasinstancias,porloquenopodíaobstaculizarmáslainvestigación.
—Esteeselmotivodequenosreunamosconurgencia—dijoBlanquina—.¿Noosparecelosuficientementegrave?
—Sí,desdeluego,pero,aparentemente,noconocenlaexistenciadelGranConsejo.Lanotasolodicequehandescubiertociertasreunionesclandestinas,sinmás—dijoelnúmerocinco.
—En realidadno lo sabemos,perodesde luegoalgo sospechan,por esonosobservandecerca—contestóBlanquina—.Loquemásmepreocupaeslaespecialvigilanciadeestaúltimasemana.
—¿No puede estar equivocada la persona que ha escrito esa carta?—insistióelnúmerocinco.
Blanquinaselequedómirandoconciertaindulgencia.—¿Sabesquiéneselautordeesanota?—lepreguntó.—No.—ElmismísimodonJuandeMonasterio.Todos se sorprendieron al escuchar ese nombre, ya que lo conocían
perfectamente.EraunodelosdosinquisidoresdelTribunaldelSantoOficiode Valencia. No tenían ni idea de que los estuviera protegiendo, era algoinesperado e insólito. La sorpresa inicial se trasformó en miedo cuandocayeronen la cuentadeque,dadoquién los estaba advirtiendo, la amenazadebíadeircompletamenteenserio.
—¿Y a qué medidas drásticas te refieres? —preguntó el número seis,asustado.
—Hay que protegerse. Supongo que os habréis extrañado cuando os hecitadoenestasinagogayenplenoiniciodelshabat.
El shabat era el sábado, día festivo para los judíos, que equivalía aldomingopara los cristianos.Comprendíadesde elkidush del viernespor latardehasta lahavdalahdelsábadopor lanoche.Duranteeseperiodo teníanprohibido por elTalmud la realización de casi cualquier actividad, por esonuncasereuníannienviernesporlanocheniensábado.Porotraparte, lasreunionesdelGranConsejosecelebrabandeformahabitualenelalmacéndelnúmero ocho, cuyo oficio era mercader de draps i sedes, y poseía unasinstalacionesampliasydiscretas.
—¿Protegerse?¿Quéquieresdecir?—preguntóelnúmerosiete.—Dadoquenosvigilan,heconsideradoprudentecambiareldíayellugar
de reunión. Sabéis que esta sinagoga dispone de una habitación secreta.Además,observaravuestroalrededor.
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Todoslosmiembrosmiraroncondetenimientolasinagoga.—Como ya os habréis dado cuenta al entrar, hemos encendido las
lámparas rituales. Estamos en plena celebración del shabat. Si fuéramosdescubiertos, siempre podríamos alegar que estamos judaizando, que sabéisqueescomolegustallamaralaInquisiciónalaprácticadenuestrareligión.Entender que lo más importante es ocultar la propia existencia del GranConsejo.
Intervinoelnúmeronueve,unavozdemujer.—Está bien pensado, pero esto no se puede considerar una medida
drástica. Supongo que no te referías a reunirse en una sinagoga y en plenoiniciodelshabatcuandohasempleadoesapalabra,¿verdad?
—Eres muy perspicaz, efectivamente, no me refería a eso —contestóBlanquina.
—¿Entonces?—Nuestraprotecciónes importante,peroporencimadenosotrosestá la
salvaguardadelárbol.NoolvidemosqueelsentidomismodelaexistenciadelGranConsejoessucustodia,paraquepuedaperduraratravésdelossiglos.
—Esoyalosabemos,¿porquénoslorecuerdas?«Allávalasegundabombadelanoche»,pensóBlanquina.—Porquehayquecambiarelemplazamientodelárbolloantesposible.Lasorpresafuemayúscula.Seformóunpequeñoalborotoenlasinagoga,
todosqueríanhablaralavezyconelbarullonoseentendíanada.—¿Sabesloqueestásdiciendo?—Esoesmuypeligroso.—¿Creesqueestáenpeligroelpropioárbol?Blanquinaintentóponeralgodeorden,contestandoconvozfirme.—LopodríaestarsidescubrenlaexistenciadelGranConsejo.Poresohe
convocadoestareunióncontantaurgencia.Tengolasensaciónquelascosasnomarchanbien.
—Y si nos vigilan, ¿cómo pretendes que lo traslademos? Nos podríansorprenderconlasmanosenlamasa,enplenocambiodeemplazamiento.
—Ya había pensado en ello, por eso sugiero encomendar el trabajo alnúmero once. De él no sospechan nada, ya que es un cristiano viejo sinninguna relación aparente con nosotros. Además, es miembro de la Iglesiacatólica.
—¿Pertenece a la Iglesia y es la undécima puerta? —preguntó conincredulidadunavoz.
—Inclusoesmiembrodelaordendepredicadores—contestóBlanquina.
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El Gran Consejo estaba compuesto por diez personas, pero en realidadhabía un undécimo miembro, que no participaba de las reuniones, cuyaidentidadpermanecíasecretayquetansoloeraconocidaporelnúmerouno.El Gran Consejo se organizaba a semejanza del árbol sefirótico de loscabalistas.Aunqueaparentementedichoárbolconteníadiezesferasosefirot,en realidad, existía una undécima sefiráh, que es el singular de la palabrasefirot. Esa undécima sefiráh, llamada Daat, permanecía invisible yrepresentabalaconciencia.Eraotraforma,enestecasonomaterialyoculta,delKeter,delaraízdelGranConsejo,queenestosmomentoseraBlanquinaMarch.Enconsecuencia, tan soloBlanquina conocía laverdadera identidaddelaundécimapuerta.
—¿Undominicoeslaundécimapuerta?—preguntóextrañadootravoz.La orden de predicadores era también conocida por orden dominicana,
porquefuefundadaporDomingodeGuzmánenelaño1216.Susintegranteseranconocidoscomodominicos.
—Sí, por eso es el único que puede trasladar el árbol con garantías deéxito.Alfinyalcabo,esunodelossuyosynosospechannadadeél.Jamáslo han visto en compañía de ninguno de nosotros—dijo, con el tonomásfirmequefuecapazdeimprimirasuspalabras.
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El sentidode la existenciadelDaat, del númeroonce, ocultoy secreto,eralapropiapreservacióndelárbol.Cadaunodelosdiezmiembrosvisiblesdel Gran Consejo conocía una décima parte de un mensaje, que una vezreunido, conducía al emplazamiento de su tesoro cultural que habíanagrupado y ocultado. Pero eran tiempos convulsos. Cualquiermiembro delGranConsejopodríamorirodesaparecersintrasmitirasuherederolapartedesumensaje.Enestecaso,entrabaenacciónelnúmeroonce.Juntoconelnúmerouno,ambosdisponíandedosmitadesdeunmensajepropio,queunavezunidos,tambiénconducíaalárbol.Así,entrelosdospodríanreconstruirel Gran Consejo y el mensaje, en caso de necesidad. Era una medida deseguridad, para evitar que cualquier desgracia imprevista pudiera suponerperderlalocalizacióndelárboldelsabermilenariojudío,quetantoesfuerzoytantosañosleshabíacostadoreuniryocultar.
Sehizoelsilencioduranteunossegundos.—Loqueproponesesmuyarriesgado—dijoal finelnúmerocuatro—.
NuestrosantecesoresenelGranConsejoloescondieronaconciencia,asalvodemiradasindiscretas.
BlanquinaMarchinsistió.—Creerme, no sugeriría una medida tan drástica si no la considerara
necesaria y urgente. Si somos descubiertos antes de trasladar el árbol, sepodríaperderparasiempre.Estaréisdeacuerdoconmigoenquelapérdidadelárbol es un riesgomuchomayor que su propio traslado.En ningún caso lopodemosasumir.
Todoslosmiembrosestabanconsternadosporloqueestabanescuchando.Hasta ahora no eran conscientes de que la Inquisición pudiera seguir suspasos.Elmiedolesparalizabaynublabasuentendimiento.Además,ahora,elnúmerounolesconminabaaaceptarelcambiodelemplazamientodelárbol,queeraunalabormuydelicada.
—Entonces, ¿estamos de acuerdo? —preguntó Blanquina, mirando atodoslospresentesalacara.
Enrealidad,noteníanotraopción.Unoauno,todosfueronasintiendoconla cabeza. Era una medida extraordinaria para una situación tambiénextraordinaria. Nadie se atrevía a decir ni una sola palabra. El silencio sepodíacortarconuncuchillo.
Derepente,CastellanaGuioret,viudadeSalvadorVivesypropietariadela vivienda, irrumpió con gran estruendo en la sinagoga, casi derribando lapuertadeentrada.Todossequedaronmirándola,sorprendidosporsumirada.
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Teníalacaracompletamentedesencajada,eraelvivoreflejodelterror.Algoespantosodebíaestarocurriendo.
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES21DEJUNIO
—¿EntoncesencontraronunarcónvacíoenelPatiodelosNaranjosdelaLonjadeValencia?¿Yquédemonioshacíaallí?
—Notengoniidea.LoúnicoqueséesloquecontóRebeca.EstabaconsutíaTote,conelhistoriadorjudíoAbrahamLunel,conlaactrizTaniaRivesy su marido, y con su amiga Carlota Penella en la Lonja. Parece quedescubrieron el arcón junto a la fuente con forma de estrella, después dedetectarloconungeorradar,ydedesenterrarlo.
—Esmuyextraño.—Desdeluego.—¿Yquépasódespués?—Rebeca demostró que la actual undécima puerta era JoanaRamos, la
profesoradelaUniversidadycompañeradesutía.—¡Quédices!Esonoesverdad.—Pues la propia Joana lo confesó delante de todo el grupo, con total
sinceridad.—¡Esonopuedeser!—¡Claro que puede ser! Yo solo te estoy contando lo que pasó en la
reunión,nadamás.—¿Seguroquenoteconfundes?—Meofendequedudesdemí.Meordenastequeteinformaraacercade
mi amiga Rebeca, y creo que siempre he cumplido con todas tusinstrucciones.Nopuedestenerningunaquejademí.
—No te enfades, no pretendía dudar de ti. Por supuesto que no tengoningún reproche que hacerte, siempre te has comportado con total lealtad,pero comprende que lo que me acabas de contar es sorprendente y, sobretodo,completamenteinesperado.
—¿Tecreesquenolosé?Yotampococonsigoentenderlo.—Ytú,queconoces laverdad,¿cómoreaccionasteante laconfesiónde
Joana?
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—Lasorpresafuegeneraldetodoslosqueestábamossentadosenlamesay, como comprenderás, todavía más para mí. Espero que no se notara mireacción. Traté de ocultarla todo lo que pude, pero ya conoces que, tantoRebecacomoCarlota,sonextremadamenteinteligentes.Mecostómuchísimodisimular, espero haberlo conseguido.—Sequedóunmomento en silencio,pensando—.¿Sabes?EnalgunaocasiónhetenidolasensacióndequeRebecapodríaconocer,oalmenossospechar,miidentidadreal.
—Nopuedeser,esosonimaginacionestuyas.Piensaque,sidesconfiaradeti,notedaríaaccesoatodalainformación,ycreoquejamástehaocultadonada.Siempretehahechopartícipedesusdescubrimientos.
—Esoescierto—dijo,aunquenoterminabadeconvencerse.—Nodebespreocuparte,seguroquetuidentidadestáasalvo.Loquede
verdaddebepreocuparnoseselmotivoporelqueJoanadijoloquedijo.—Ya lo sé, es desconcertante. Te aseguro que estaba muy afectada.
Despuésdesuconfesión,nopudosoportarlapresión,sederrumbóysefueasuhabitación.Nosdejóalosdemásmirándonoslascaras,sinsaberquéhacerni qué decir. Fue una situaciónmuy incómoda para todos. Inmediatamentedespués,Rebeca y su tía dieronpor finalizada la reunión.Era evidente quetambiénestabanconmocionadasporlarevelación.Todoparecíamuyreal,teloaseguro.Novicarasdefingimiento.
Duranteunmomentosequedaronensilencio.—¿Porqué confesaría Joana algoqueno es cierto?Te juroqueparecía
completamentesincera.—Yo no estaba allí, pero si lo pensamos bien, tan solo hay una
explicación lógica. Desde que me lo has contado, no he dejado de darlevueltas.
—¡Ah!,¿sí?¿Cuál?—Queestábamosequivocadosdesdeelprincipio.—¿Deverdadcreeseso?—Tú conoces muy bien toda la información que manejamos. Sabemos
inclusomásquelapropiaRebeca.Metemoqueeslaúnicaexplicaciónqueencajacontodosloshechos.
—Entonceslascosascambiarán.—Desde luego, pero debemos actuar con la misma cautela. Sigue
informándome directamente a mí. Nada de todo esto ha pasado, ¿lo tienesclaro?
—Clarísimo,comosiempre.Noséquésucederáapartirdeahora.HastadespuésdelveranonosevolveráareunirelSpeaker’sClub.
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—Puesadisfrutardeldescanso,quelotienesbienmerecido.Sedespidieron.Probablementenosevolveríanaverenalgúntiempo.
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—¡Estánaquí!—acertóadecirCastellana,conelpánicoreflejadoensurostro.
—¿Quiénes?—preguntó Blanquina, casi de forma retórica. Viendo lascarasdeterrordetodoslosmiembrosdelGranConsejo,sediocuentadequeyaintuíanlarespuesta.
—Hanpreguntadoporelseñordelacasa,dicenquetienenunacartaparaél,peroesevidentequenoescierto.Losheobservadoporunaventana.Soncincopersonas.Nomeextrañaquesedisponganaentrarenlaviviendadeunmomento a otro —contestó, mientras se dejaba caer sobre el suelo,completamentetrastornada,sinsaberquéhacer.
CastellanaGuioret,másconocidacomoCastellanaVives,eraunade laspersonasconmáscarácterdentro lacomunidad judeoconversade laciudad,quecontinuaban,deformaclandestina,practicandolosritosdesuverdaderareligión,lahebrea.Porello,atodoslosmiembrosdeGranConsejolescausóunafuerteconmociónverlaeneseestadodenervios.Noeranadanormal.
Seoíanruidosenlaentradadelacasa.Parecíaqueestabanaporreandolapuertaconnotableinsistencia.
—Pronto derribarán la cancela—dijoCastellana, presa del pánico—.Apesardeserresistente,nocreoqueaguantemuchomás.
—¡Todosalarmario!¡Ya!—gritóBlanquina.Elarmariodelasinagoga,dondeseguardabanlosrollosdelaTorahyel
resto de libros rituales, escondía una puerta secreta, que daba acceso a unapequeñahabitación.Muchasde las sinagogasclandestinasdisponíandeellaparapoderocultarse,encasodenecesidad.Eran tiemposmuydifícilesparalospracticantesdelareligiónhebrea,queestabaprohibidaporloscristianos,y perseguida por el Santo Oficio de la Inquisición, así que debían tomarciertasprecauciones.
Derepente,oyeronunfuerteestruendo.Parecíaquelapuertadeentradaala casa había cedido.Blanquina se lanzó hacia el armario, entró y retiró lafalsaplanchademaderaqueocultabalapuertasecreta.Laabrió,seapartó,y
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todos los miembros del Gran Consejo se abalanzaron hacia su interior,buscandoocultarse.
Losnerviosestabanaflordepiel.—Castellana,levántatedelsuelo.Túdebesentrarlaúltimaenelarmario,
ya sabes cuál es tu función —dijo Blanquina, simulando la máximatranquilidadquepudo—,yesmuyimportante.
Castellanaasintióconlacabeza,mientrasseincorporabaconrapidez.—No te preocupes, sé bien lo que tengo que hacer—dijo, con la voz
entrecortada—.Lohemosensayadovariasveces,lotengoclaro.Blanquinaentróenelarmario.Enrealidad,aunque lopodíansospechar,
nosabían loqueestabasucediendo,peroel terror se reflejabaen lacaradetodoslosmiembrosdelGranConsejo.QuizáfueraloqueBlanquinasetemía.Siseconfirmaba,aquelloibaasuponerunauténticoterremotoparatodos,deproporcionesdesconocidasparatodoelgrupo,einclusoparaelpropioárbol.
Noeraparamenos.
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO2DESEPTIEMBRE
Rebeca había terminado el grado de Historia. Al final los exámenes lehabían ido mejor de lo esperado. No es que hubiera obtenido unas notasmagníficas nimuchomenos, pero teniendo en cuenta que compaginaba susestudiosconuntrabajoatiempoparcialenelperiódicoLaCrónica,tampocoestaba nada mal. Además, no se podía quejar, porque no las tenía todasconsigo. El pasado mes de mayo había sido una auténtica locura, con elasunto de los dibujos de los condes y todos los hechos que despuésacontecieron.Apenashabíatenidotiempoparaestudiar.
Rebeca vivía con tu tía Tote desde los ocho años, cuando sus padresfallecieronenunaccidentede tráfico.JuntoconJoana, laparejadesu tíayprofesorasuyaenlaFacultaddeGeografíaeHistoria,formabanunafamiliamuy feliz.Las consecuencias de los acontecimientos que sucedieron en esefatídico mes de mayo terminaron por dinamitar la familia. Joana habíasolicitadoeltrasladoaunauniversidadestadounidenseysehabíaidodecasaen elmes de julio, para no regresar jamás. La despedida fue desgarradora.Aúnconservabansuvivorecuerdoensusmentes.
Una vezmás, se volvían a quedar solas en la vida. Fue un golpemuyduro, sobre todo paraTote, ya que perdió a su pareja, a su esposa.Rebecatambién lo pasó mal, Joana era mucho más que la compañera de su tía,también era la duodécima puerta, figura original que fue creada en 1391,cuando se perfiló el plan de Las doce puertas. Su única finalidad era laproteccióndelnúmeroonce,que se encontraba soloyaisladode losdemásmiembrosdelGranConsejo.
EnlaactualidadlaundécimapuertaeraRebeca.Debidoauncúmulodecircunstancias adversas, Joana se vio obligada a fingir que, en realidad, eraellaelnúmeroonce.SesacrificóparaconservarocultalaverdaderaidentidaddeRebecay tambiénparamantenerasalvoelemplazamientorealdelárboljudío del saber milenario. No hay que olvidar que estaba siendo buscadoactivamenteporelnúmerodosyelnúmerotresdelGranConsejo,AbrahamLunelyTaniaRives,respectivamente,despuésdelamuertedelacondesade
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Dalmau,quehabíasidoelúltimonúmerouno.Nadieconocíaalosrestantesmiembros del Gran Consejo, de hecho, parece que había dejado de existirdesdehacíasiglos.Ahoratodosestabanconvencidosdequeelárbolsehabíaperdidopara siempre, despuésdequeRebeca leshiciera creerque el arcónvacíoqueencontraronenelPatiodelosNaranjosdelaLonjadeValenciaera,en realidad, el árbol que, con tanto ahínco estaban buscando. Ese arcón lohabía colocado allí la propia Rebeca, con la finalidad de que fueraencontrado. Después de todos los sucesos acaecidos ese mes, Tote habíasustituidoaJoanacomonúmerodoce,ynadieparecíasospecharqueRebecaera laverdaderaundécimapuerta,por lomenosesocreíaella.Todoparecíaencalma.
Antesdetodoslosnefastosacontecimientosocurridosduranteelmesdemayo,lastresformabanunafamiliamuyunida.Rebecaseencontrabaenunbajomomentoanímico.Nopodíaevitarpensarque,cuandoparecíaencontrarciertaestabilidaden lavida, lamaldicióndelnúmeroonce laperseguíaconcruel saña, y lo peor es que arrastraba a su tía con ella. Lo llevabafrancamentemal, tenía la sensacióndequenadiepodría ser feliz a su lado.«¿Seráparasiempre?»,sepreguntaba,angustiada.
Enconsecuencia,fueunmesdejuliodeprimenteydolorosoparalasdos.Su tía estaba abatida, y lo último que deseabaRebeca era pasar elmes deagostoencerradaencasa.ConvencióaToteparaquesetomaratressemanasde vacaciones y la engatusó para hacer un buen viaje, con el pretexto decelebrar el fin de sus estudios del grado universitario. En realidad, lo quequeríaerasacarasutíadecasaytenerladistraída.Habíaquehuirysalirdelhogarfamiliarcomofuera.
Rebeca siempre había querido conocer Noruega, así que volaron hastaTromsø,elaeropuertointernacionalsituadomásalnortedelpaís.Alquilaronuncocheyrecorrierontodalacosta,disfrutandodelabellezaindómitadelasislasLofoten, pasandopor los abruptos fiordos y terminando el viaje en sucosmopolita capital, Oslo. Durante esas tres semanas consiguierondesconectardetodoslosproblemasquelesperseguían.«Desdeluegoenesteviajenohanconseguidoalcanzarnos»,pensóRebeca,algomásanimada.
Pero lasvacacionesyahabíanconcluido.Totesehabía reincorporadoaltrabajohoymismo.Eracomisariadepolicía,yestabaalfrentedelaBrigadaProvincialdeExtranjería.Rebecaloharíamañanalunesenelperiódico.Notenía ningunas ganas de ver al director Fornell o a su secretaria, Alba. Encambio,sileapetecíasaludarasucompañerademesa,aTeresa,conlaqueleuníaunabuenaamistad.
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Había un tema que le inquietaba.No se olvidaba que había descubiertoquealguienlaespiabaenelperiódico.Además,parasuabsolutasorpresa,sutíahabíaidentificadolaúnicahuelladactilarcompletaquetomóconsutretadelcelofán,ysuidentidadnosecorrespondíaconnadiedelaplantilladeLaCrónica. Era algo insólito, no podía comprender como alguien ajeno alperiódicopodíaaccedercontantafacilidadasumesa.Siemprehabíagenteenlaredacciónyunextrañohubierallamadolaatención.
Su tía lehabíapedidoque tomaraalgunamedidadeprecaución,aunquenosabíaexactamentequépodíahacer.Encualquiercaso,teníaquereconocerque era extraño, ya que no guardaba nada interesante en los cajones de laredacción.«Claro,queesonolodebesaberlapersonaquemeespía,supongoqueesperaráencontraralgoimportante»,pensóRebeca.
Encuantoa lacontinuacióndesusestudios, sehabíamatriculadoenunmásterdepostgrado.AlfinalsehabíadecantadoporelMásterUniversitarioen Historia e Identidades del Mediterráneo Occidental, que abarcaba lossiglosXV alXIX.Locursaríaen lamismaFacultaddeGeografíaeHistoria,donde había estudiado el grado. No tenía demasiadas alternativas, ya que,como número once, no podía abandonar la ciudad para estudiar en otrauniversidad.Erapartedesumaldición,aunqueyaloteníaasumidodesdequeeraunaniña.
ElmartessereanudaríanlasreunionesenelSpeaker’sClub.DesdequeelgrupodeamigosterminaronsusestudiosenelcolegioAlbertTatayhacíayacuatro años, y antes de que cada uno de ellos partiera hacia una Facultaddiferente para continuar su formación o al mercado laboral, Rebeca y suscompañeros se confabularon para no perder el contacto. Se habían criadounidos durante muchísimos años y no querían perder esa complicidad tansana.Así,decidieroninstitucionalizarunareuniónsemanal,todoslosmartes,enunlugarfijo,enestecasoenelpubirlandésKilkenny’senlaplazadelaReina.Cadaunoacudíacuandopodía,peroconelpasodeltiempo,inclusosehabían ido incorporando al grupopersonas ajenas al colegio, comoCarmenValerooJaumeAndreu.Fueelcamareroinglésdelpub,llamadoDan,elquelesbautizócomoelSpeaker’sClub,porque,segúnél,«muchohablarypocobeber». Incluso su mesa habitual en el local la llamaban, con cariño, elSpeaker’sCorner,enhonoralrincóndóndesejuntabanloscharlatanesenelHydeParkdelaciudaddeLondres.
Endefinitiva,vueltaaladeliciosarutina,peroestavezsinlossobresaltosdelpasadoreciente.
Almenosesocreíaella,ilusa.
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—¡Ahoraeselmomento!—dijoJuandeAstorga.Llevaban vigilando las actividades de ese extraño grupo de personas
desdehacíacasimedioaño.Ahoraseencontrabanreunidosa laspuertasdeuna casa en la calle Forn de l’Argenter, en la parroquia de San Andrés.Parecía que, en su interior, se ocultaba una sinagoga clandestina. Desde elexterior no se podía divisar gran cosa, ya que las ventanas estabancompletamentecegadas,peroporunade lasrendijasdeunpequeñoportillosalía una cantidad de luz muy significativa. Parecía que se trataba de laslámparas rituales habituales que se utilizaban en las celebraciones de lareligiónmosaica.
JuandeAstorga,fiscaldelaInquisicióndelTribunaldelSantoOficiodeValencia, estaba acompañado del notario Joan Pérez, del fraile MartínXiménezydedospersonasmásdeapoyo.Todosestabanapostadosenfrentedelacasa,escondidos.
—Comprueba con sigilo si la puerta está abierta —le dijo el fiscal alhermanoMartín.
«Alfinal,estegrupomisteriosoparecequenoesmásqueotrabandademarranos judíos», pensó con fastidio.Durante todo el tiempoque los habíaestadovigilando,siempretuvolasensacióndequesetratabadealgomásquesimplesherejes.Ensuinterior,sesentíauntantodecepcionado,pensabaque,enestaocasión,ibaasermásinteresante.Perono,otravezmásdelomismo.Loquelesorprendíaeraellugardereunión.Eralaprimeravezquelohacíanen este emplazamiento, y todavía le intrigabamás el día de la semana quehabían elegido, viernes por la noche. «Es extraño, se supone que, si sonjudíos,nodeberíanreunirseenel iniciodelshabat»,sedijoelfiscal.Desdeluego,aquelloerararodeverdad.
MartínXiménezseacercóalapuertaylaempujó.—Estácerrada,señor.AJuandeAstorgalehubieragustadotenermástiempoparainvestigarlas
actividadesdeestesingulargrupo,perohabíarecibidoinstruccionesdirectas
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delmismísimofrayDiegodeDeza,InquisidorGeneraldeEspaña,queeraelsucesordefrayTomásdeTorquemadadesdequemuriera,hacíapocomásdeunaño.ElConsejoSupremodelaSantaInquisicióntambiénteníasospechasdelaexistenciadelasinagogaclandestinaenestavivienda.Lasórdenesquelehabíandadoeranclarasyconcisas,teníaqueentrarenlacasa,apresaralospresentesyclausurarlasinagoga.Noteníamásremedioquecumplirconlasinstrucciones, aunque no estaba del todo convencido de que fueran simplesherejes.«Nosecomportancomotales»,pensóelfiscal.
Porotraparte,tambiénteníaotrasórdenesdelInquisidordelTribunaldelSanto Oficio de Valencia, don Juan de Monasterio. Debían ser lo másdiscretos posibles e intentar acceder a la vivienda sin causar demasiadoescándalo entre el vecindario. El fiscal no acababa de comprender estasinstrucciones,peroerasusuperiorinmediatoydebíacumplirlas.
Habíadejadopasarquinceminutosdesdequeaccedieraa lavivienda laúltimapersonaypensóquehabíallegadoelmomentodeentrar.
—Llamaalapuertaydiquetienesunacartaparaelseñordelacasa—ledijoalfraile—.Intentaremoshacerlascosasconlamáximadiscreción,comonoshansolicitadonuestrossuperiores.
AsílohizoMartínXiménez.Aporreólapuerta.Desdeelinterior,unavozle instó a que se identificara. El fraile se giró hacia sus compañeros,encogiendoloshombros.
—¡Derriba lapuertaya!—ordenó impacienteelnotarioJoanPérez,quenocomprendía tantas sutilezas—.Yahan tenido suoportunidaddeabrirdeformavoluntaria,vamosaapresardeunavezaestossuciosherejes.
JuandeAstorgahizoungestodeaprobaciónconlacabeza.Martín empujó la puerta con todas sus fuerzas, pero, a pesar de su
corpulencia,fueinútil.Lacancelanocedióniunápice.Seescucharonruidosenelinterior.
—Sehandadocuentadequeestamos intentandoentrar, señor—dijoelhermanoMartín.
—Intentad derribar la puerta entre los tres —ordenó el notario,dirigiéndosealosotrosdosacompañantes.
Arremetieroncontra lapuerta.Suconstrucciónyanclajeerasólido,yseresistíaaceder.A laquintaacometidacrujióysepartieron lasbisagras.Lacancelacayósobreelsuelocongranestrépito.Teníanelpasofranco.
Entraronconlamáximaceleridadquepudieron.ElhermanoMartínylosdosayudantessequedaronen lapuertade laviviendaparaevitarquenadie
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pudiera huir, mientras Juan de Astorga y Joan Pérez se dirigieron hacia lahabitacióndedondeproveníalaluz.Seencontraronconlapuertacerrada.
—¡AbranennombredelSantoOficio!—gritóelfiscal.No obtuvieron ninguna respuesta. Joan embistió contra la puerta,
derribándolaconfacilidad.Loquevieronlesdejóasombrados.Setratabadeuna habitación bastante amplia ymuy decorada, con tres grandes lámparasencendidasenelcentro.Habíaunamesacubiertaconunaricaalcalifa,yenlas cuatro esquinas estaban situados unos candelabros con seis velasencendidasencadauno.Encimade lamesahabía trespequeñosatrilesquesujetaban una pequeña Biblia, el Talmud y una caja adornada conmuchasjoyas, que contenía la Torah. También había otros libros y papeles. Sinembargo,parasusorpresa,nohabíaningunapersonaensuinterior.
—Aquí hay más de treinta velas encendidas. Está claro que iban apracticaralgúnritohereje—dijoelfiscal.
—Ladecoraciónparecedemuchovalor—replicóelnotario,queestabafascinadoobservandolosricosobjetosdelasala.Noenvano,elreylehabíaprometidoquedarseconellos,enagradecimientoalosserviciosprestadosalacoronayalSantoOficio.
—Mira aquella esquina, hay un candil con la llama eterna. Sin duda setrata de una sinagoga clandestina. ¿Dónde estarán los suciosmarranos?—preguntóelfiscal.
De repente, oyeron gritos que provenían de la puerta de entrada a lavivienda.Abandonaron la sinagogaymarcharonde inmediatohaciaallí.SeencontraronalhermanoMartínintentandoimpedirlasalidadelacasadedospersonas, que trataban de apartar al fraile y a sus dos acompañantes, sinconseguirlo.
—¡DetenerosennombredelSantoOficio!Ambaspersonassequedaronparalizadasalescucharlavozdelfiscal.—Decirme,¿quiénessoisqueporfiáisporhuirconsemejanterudeza?—SoyMiguelVives,señordecasa,yellaesmiesposaCastellana.—¿Castellana? Tú no puedes ser la viuda de SalvadorVives. Eres casi
unadoncella—dijoJoanPérez,dirigiéndosealamujer.—Noseñor.SoyCastellanaMarch,noGuioret.—¿Y dónde está la otra mujer llamada Castellana? ¿Y el resto de la
gente?—¿Qué gente? —preguntó Miguel, con el gesto de inocencia más
verosímilquefuecapazdesimular.
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—¡No nos hagáis perder el tiempo! Llevamos vigilando la viviendadurantemásdeunahorayhemosvistocómohanentradodiezpersonasporestamismapuerta—gritóenfadadoelfiscal.
MiguelyCastellanapermanecieronensilencio.—Martín,¿hasencontradoaalguienmásenlacasa,apartedeestapareja
demarranos?—preguntóJoanPérez,dirigiéndosealfraile.—Siseñor.Enlacocinahaydossirvientes.—Puestráelosdeinmediatoamipresencia.Martin apareció con una doncella y un musulmán, que no aparentaban
tenermásdecatorceoquinceaños.—SoyJoanPérez,notariodelTribunaldelSantoOficiodeValencia—
dijo,dirigiéndosealajoven—.Sinocolaborasconnosotros,teprenderemosyteencerraremosenlamazmorramásoscuraytenebrosadeTorredelaSala,¿lohasentendido?
Nada más escuchar la mención de la Torre de la Sala, cárcel de laInquisición en la ciudad, la muchacha se puso a temblar. Estabacompletamenteaterradaynolesalíanlaspalabras.Selimitóaasentirconlacabeza.
—¿Cómotellamas?—Caterina,miseñor.—¿Caterina?¿Esenoesunnombrejudío?—No,miseñor.Mispadreserancristianos,yyotambiénlosoydesdemi
nacimiento—dijolasirvienta,mientrassepersignabaatodaprisa,tratandodeconfirmarsuspalabras.
—Caterina,¿dóndeestáCastellanaGuioret?¿Yelrestodelagentequehaentradoenestacasaenlaúltimahora?
—Enlasinagoga—acertóacontestar,espantadaantelaterribleamenazadel fiscal. Ni por un momento se planteó mentir a aquel hombre tanmalcarado.
—¿Terefieresalahabitaciónllenadecandelabrosconvelasencendidas?—Sí,aesa.Elnotarioparecióenfadarseylevantólavoz.—¿Osasmentir alSantoOficio?Acabamosde salir de esahabitacióny
estabacompletamentevacía.—El armario de la sinagoga esconde una puerta camuflada. Si retira el
panelposteriorlapodráver.Seaccedeaunahabitaciónsecreta.Allíesdóndeseocultatodalagentequebuscasuseñoría.
ElfiscalAstorgareaccionódeinmediato.
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—Martín,quédateaquíconestosdosherejes.Nopermitasqueabandonenlavivienda—dijo,mientrassegirabahaciaJoanyhaciaCaterina—.Vosotrosdos,venirconmigo.
Los tres desaparecieron en dirección a la habitación que albergaba lasinagoga.
MiguelVivesysumujerCastellanaMarchsepusieronallorar,mientraseransujetadosfuertementeporelhermanoMartínysusdosayudantes.Eranconscientes de la tragedia que estaban viviendo. Su vida ya no valía nada,perotemíanporlosdemás.
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Era lunes, pero no era un lunes cualquiera. Era el primero del mes deseptiembre,tambiénelprimerodespuésdetressemanasdevacaciones.Segúnlospsicólogos,seguroquehoyconvergíanmultituddesíndromesdeesosquetanto les gustaban definir con palabras grandilocuentes del estilo de estréspostvacacional o trastorno adaptativo. En realidad, todos esos términos sepodríanresumirenunasolapalabra:pereza.Peromuygorda.
A Rebeca le costó horrores levantarse de la cama. El despertadorintentabahacersutrabajo,peroellaseesforzabaaconcienciaendesbaratarlesudesagradecidalabor.Yallevabasonandosindescansounosdiezminutos.En algún momento se tendría que levantar. «En algún momento, pero ¿encuál?», pensó con una inmensa pereza, o con un fuerte síndromepostvacacional,agustodelconsumidor.
Alfinalloconsiguió.Tampocoeracuestióndellegartardeelprimerdíade trabajo después de tres semanas de vacaciones. Se duchó, y salió a lacocina.Estabavacía,sutíaToteyasehabíamarchadoalacomisaría.Fielasus costumbres, se bebió un buen vaso de leche fresca y salió hacia LaCrónica,enbicicleta.
CuandoentróenlaredacciónalaprimeraqueviofueaAlba,lasecretariadeldirector,sentadadetrásdesumostrador.Lucíasualegríahabitual,eramássecaquelamojama.Nisiquierasedignóalevantarlacabeza.Sedirigióasulugardetrabajo,saludandoasuscompañerosporelcamino.
Para su sorpresa, durante el mes de agosto habían cambiado laconfiguracióndetodaslasmesasdelagransala,hastaparecíaotra.
—HolaRebeca,¿quétallasvacaciones?—ledijoTere,mientrasledabados besos y un gran abrazo. Se alegraba de volver a ver a su amiga ycompañera.
—HolaTere, ¿qué ha pasado aquí?—dijo,mientras señalaba lasmesasconcaradeasombro.
—Unapequeñareorganización.—¿Pequeña?
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—Bueno,notanpequeña.—¡Perosilohancambiadotodo!Hastalaspapelerassondiferentes.Tereestabaresplandeciente,casinoseparecíaniaella.—Si,esverdad,peroesonoeslomásimportante.—¡Ah!,¿no?¿Yquéesloimportante?—¡Tenemoschiconuevoenlaoficina!—¡Caramba! Parece que el director Fornell espera a que me vaya de
vacaciones para hacer todos los cambios, mesas, personal y papelerasincluidas.
—¡Tienesqueconocerlo!—dijoTere,conunentusiasmopropiodeunacolegiala.
—Portucara,deduzcoquedebeserinteresante.—¿Interesante?¡PorfavorRebeca!Ademásdeinteligente,estácomoun
queso.Rebeca no pudo evitar reírse. Nunca, en los tres años que llevaba
trabajandoenelperiódico,habíavistoaTeretanemocionadaconalgooconalguien.Parecíaunaadolescente.Lobuscóconlamirada.
—¿Y dónde está ese queso ahora mismo, que no lo veo por ningunaparte?
—Cubriendounaruedadeprensa,noséaquéhoravolverá.Rebecasefijóunpocomejorenlaconfiguracióndelasmesas.Antesdel
grancambiosesentabanTereyella,unaenfrentedelaotra,peroahoraerancuatropersonaslasquecompartíanelespacio.
—¿Quién es la cuarta persona? —preguntó Rebeca, señalando la sillavacía.
—Nolosé,eldirectorFornellsolonosdijoqueseincorporaríaenbreve,sinmásdetalles.Yaloconoces,solocuentaloqueconsideraimprescindible,osea,casinada.
—¿Otrachicaochiconuevo?—Esoparece—contestóTere,queseguíaemocionada.—Desde luego no te puedo dejar sola. Me voy unas semanas de
vacacionesycuandovuelvoestátodalaredacciónpatasparaarriba.—¡Oye,queyonotengolaculpa!—Soloesperoquelapersonaqueocupeesasillanoseaotravariedadde
queso,porqueteveotrabajandomuypocoesteaño.Tereserioagusto.—No seas tontaRebeca, que hace un añoqueno tengopareja y yame
apetece.
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—¿Unañosinparejaytepreocupas?Yollevocasiveintidós,yestoymásfelizqueunaperdiz.Además,¿quiénnecesitaquesosexistiendoelchocolate?
Ahoraserieronlasdos.
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—Daros prisa, que nos quedamos sin tiempo —urgió Blanquina a losrestantes miembros del Gran Consejo, que se apresuraban a atravesar lapuertacamufladaenelinteriordelarmario.
Cuandotodosabandonaronlasinagoga,BlanquinasedirigióaCastellanaGuioret.
—Después de que entre yo, será tu turno.Asegúrate de cerrar el doblefondodelarmarioylapuertaantesdeocultarteenlahabitaciónsecreta.Queelaccesoquedecompletamentecamuflado.
Castellanaasintió con la cabeza.Entróenel armario,y lodejócomosipor allí no hubiera pasado nadie. Nada más terminar su trabajo, oyeronaporrear con fuerza la puerta de la sinagoga. Una voz estaba gritando,apremiandoparaquelesdejaranpasar.
—¡AbranennombredelSantoOficio!Almomento,percibieronelestruendoquecausóelderribode lapuerta.
Escucharonlasvocesdedospersonasenelinteriordelasinagogaycomosepaseabanalrededordeella.
—Aquí hay más de treinta velas encendidas. Está claro que iban apracticaralgúnritohereje—escucharondeciraunavoz.
—La decoración parece de mucho valor —oyeron contestar a otrapersona.
—Mira aquella esquina, hay un candil con la llama eterna. Sin duda setrata de una sinagoga clandestina. ¿Dónde estarán los suciosmarranos?—preguntólaprimeravoz.
Derepente,desdesuescondite,escucharonlospasosdelasdospersonasabandonandolasinagogaconprecipitación,casialacarrera.
«Menosmal,parecequesevanhacialapuertadelacasa»,pensóaliviadaBlanquina.«Esperoquenonosdescubran».
Mientras tanto,CastellanaGuioret estaba situada en su posición, con laoreja pegada a la plancha de madera que disimulaba la puerta de acceso,intentandooírloquepasaba.Latensióneramáxima.Nopodíaescucharnada,
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nosabíaqueestabaocurriendoenelrestodesucasa.«¿Quéhabrásidodemihijoydeminuera?»,sepreguntabaalarmada.Suponíaquenadabueno.
Alospocosminutos,escuchóconclaridadcomovolvíaaentrargenteenlasinagoga.Estavez,porsuspasos,parecíaqueeran trespersonas.Parasuespanto,pudooírconclaridadcomoseacercabanhaciasuposición.
—¿Es este el armario?—escuchó decir a una voz, lamisma que habíaafirmadohacíaunmomentoquehabíatreintavelas.
—Sí,señor.Castellana se puso tensa. Sin duda era la voz de su sirvienta Caterina.
«¿Noshabrádelatado?»,pensóaterrada.—Voyaabrirlapuerta—dijoelnotario.Seencontraronconvariosestantes,cadaunodeelloscondiversoslibros
deoraciones.Habríamásdeveinte.—Apartemos toda esta basura hereje —dijo Joan, mientras daba un
violentomanotazoatodosloslibros,arrojándolosalsuelo.Castellana,desdesuposición,lospodíaescucharperfectamente.Estaban
apenasaunmetrodeella,tansoloseparadosporuntablón.—¿Dónde está la puerta de acceso a esa habitación oculta que nos has
dicho?—preguntóelfiscal.—Debe retirar laplanchademaderadel fondodel armarioy laverá—
contestóCaterina.—Joan, entra y hazlo —ordeno la voz de la persona que parecía que
estabaalmando.«Caterinanosha traicionado.Vanadescubrir la entrada a lahabitación
secreta»,pensóconespantoCastellana,mientrassepreparabaparadificultartodoloposibleelaccesoalahabitacióndeaquellaspersonasdesconocidas.
El notario quitó lamadera del fondodel armario y pudieron comprobarcómolasirvientaleshabíacontadolaverdad,allíhabíaunapuertaoculta.Deinmediatoseabalanzóhaciaellaeintentóabrirla.Estabacerradayatrancada.Tomóun estante demadera del propio armario y empezó a golpearla hastaque la rompióypudoabrirla. JoanPérezsequedómirandoel interiorde lahabitaciónsecreta.Loquevioledejocompletamenteasombrado.
Ya sabía que había diez personas dentro de la casa, pero lo que teníaenfrente de sus narices, en aquella pequeña estancia escondida, no se loesperaba.
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—Aúntengomássorpresasquecontarte—dijounaemocionadaTere.—¿No me digas que Fornell y Alba se casan? —contestó Rebeca,
riéndose.En la redacción circulaba el cotilleo que el director del periódico y su
jovensecretariaeranpareja,porquenadiesabíaconexactitudcuáleseranlasfuncionesdeAlba.EnunaépocadedificultadeseconómicasparaLaCrónica,noseexplicabanlosmotivosdelmantenimientodesupuestodetrabajo.
—¡No, idiota! —contestó Tere, riéndose también—. Eso no sería unasorpresaparanadie.
—¿Entonces?—Duranteelverano,despuésdelareunióndelassietedelatarde,cuando
cerramoslaedicióndeldíasiguiente,nosapuntamosalamodernaculturadelafterworking.
—¿Alaculturadelqué?—preguntóRebeca,sincomprenderlapalabra.—¿Nomedigasqueunachicatanactualcomotúnosabeloquees?—Laverdadesqueno.—Su nombre ya nos da alguna pista. El afterwork consiste en salir a
tomaralgocontuscompañerosdetrabajocuandoterminalajornadalaboral.—Vamos, lo que la gente sencilla llama el tardeo. ¡Qué manera más
estúpidadeemplearanglicismosinnecesarios!Claroquepuedoentenderqueunapersonatansofisticadacomotúutiliceesapalabra—dijoRebeca,entonoguasón.
—¡Oye,noteburlesdemíotravez!—rioTere.—Ysupongoqueestástanemocionadaporquealafterworkculturalese,
tambiénacudeelfamosoqueso.—No,enrealidadFabioaúnnohaacudidoaninguno.—¿Fabio?¿Asísellama?—Sí.—¡Quénombretansofisticado!Ahorameexplicolodelafterwork.—Sofisticadono,italiano.
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Ambasserieron.RebecaobservóconatenciónaTere.—Meestáscontandotodaestahistoriaconalgunafinalidad,¿verdad?—Yaveoquemeconocesbien.Sí,tengoquepedirteunpequeñofavor.—Anda,sueltaporesaboquita.—Estatardevamosdetardeo,comotúlollamas,yporprimeravezvaa
acudirFabio.Rebecacomprendióinmediatamenteloquepretendíasuamiga.—Yquieresqueyoteacompañe,porquetedavergüenzairsola.—¿Cómolosabes?—preguntóTereconcaradesorpresa.—Porque lo llevas escrito en tu frente con luces de neón—dijo riendo
Rebeca.—¿Yloharíaspormí?—Puesclaro—contestó, fingiendoentusiasmo—.¿Cómo tevoyadejar
solafrenteallatínloverese?—Ya verás como nos lo pasamos muy bien —dijo Tere, intentando
animarasuamiga.«¡Y un cuerno!», pensó Rebeca. «Vaya tarde más aburrida me espera,
haciendo de carabina del italiano sofisticado y de la adolescenteemocionada».
Nosabíaloequivocadaqueestaba.TereerabastantemáslistadeloquesecreíalailusadeRebeca.
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Joan Pérez y Juan de Astorga estaban confundidos y estupefactos. Laestancia era pequeña, de forma cuadrada, y no tenía ni puertas ni ventanas.Claramenteaquelloeraunesconditecamuflado.Enelcentrodelahabitaciónhabía una única silla, algo desvencijada, y sobre ella estaba sentada unaseñoradescalza,conunlibrosobresuregazo,comiendoloqueparecíanserunastortasdepanácimo.Laimageneracompletamentedesconcertante.
—¿Sepuedesaberquiénesusted?—preguntóatónitoelfiscalanteloqueveíaenfrente.Aquelloeradelomásinsólito.
—SoyCastellanaGuioret, viuda de SalvadorVives, y propietaria de lacasa.
Elfiscalmiróasualrededor.Nohabíanadaninadiemás.—¿Dóndeestánlosdemás?—¿Aquiénserefiere?—¡No me hagas perder el tiempo! Sabes perfectamente a quién me
refiero.—Losientoseñor,noséquéquieredecir.Comopuedecomprobar,estoy
solaenestaestancia.—¿Y se puede saber qué haces sola y descalza en una habitación cuyo
accesoestáocultodetrásdeunarmario?—Acostumbro a leer, señor. Ya sabe que los libros de nuestra religión
mosaica están prohibidos por el Santo Oficio de la Inquisición, y por elloutilizo esta pequeña sala, para ocultarme cuando deseo estudiarlos, lejos demiradas indiscretas.Mequitoel calzadoporque leomáscómoday tambiénaprovechoparacomeralgo—dijo,mientrasseñalabalastortasensuregazo.
Castellanaeraconscientequeacababadefirmarsusentenciademuerte,yqueposiblemente,arrastraríaasuhijoMiguelyasunueraalahogueraconella,perodebíaprotegerelGranConsejoporencimainclusodesuspropiasvidas,asíqueselimitóaseguirelplanquehabíantrazadoalpiedelaletra.
—¿Miradasindiscretas?¿Sabesconquiénestáshablando,insensata?SoyJuan de Astorga, fiscal del Tribunal del Santo Oficio de Valencia y mi
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compañero es Joan Pérez, notario del secreto. Venimos en nombre delinquisidorgeneraldeEspaña,frayDiegodeDeza.
Castellananoparecíaimpresionada.Yahabíaasumidosudestino.—¡Te ordeno que me digas dónde están los diez herejes que he visto
entrar en esta casa, pobre desgraciada! —dijo con un tono claramenteamenazante.
—Escuchen los dos, señor fiscal y señor notario.Llevobastante tiempoleyendo este libro aquí sentada y no he escuchado absolutamente nada.Además,estoydescalza,¿acasomevenconaspectodehuirdeunasalaquenotieneningunapuertaniventana?—mintiólomejorquepudo—.Aquínohaynadiemásqueyo,ni siquieracabenesasdiezpersonasqueustedesmenombran.
JuanyJoanmiraronconmásdetenimientolaestancia.Nohabíamaneradeentrarnidesalir,apartedelapuertaqueocultabaelarmario.Lapequeñahabitación estaba desnuda, no había ningún mueble ni cuadro que pudieraesconderotravíadeescape.Elsueloeradelosetas,noseapreciabaningunarejillay losmuroseran sólidos.Estabaclaroqueporallíno sepodíahaberescapadonadie.
«¿Sería posible que la suciamarrana estuviera diciendo la verdad?». Elfiscalapartóesaideadesucabeza.
Se dirigió a la sirvienta, que estaba a su lado, con cara de auténticasorpresa.
—¿Túnoafirmabasqueenestaestanciaseocultabanlosherejes?—Losientoseñorfiscal,supongoqueestabaequivocada.Tengapiedadde
mí,lejuroquecreíaqueledecíalaverdad—contestóunaaterradaCaterina.—Luegomeocuparédeti—dijoconvozgrave.AhorasedirigiódenuevoaCastellana.—Levántatedeesasillaysaldeinmediatodetuescondite.Tevienescon
nosotrosalaTorredelaSala.Tengoreservadaparatilamásinmundadelasmazmorras—dijocontodoeldesprecioquepudo—.Teesperaelpeordelostormentos,mevoyaocuparespecialmentedeti.
Castellana se levantó con parsimonia, con una enigmática sonrisa en elrostro.«Aunqueporlospelos,menosmalqueleshadadotiempoaescapar»,pensóparasusadentros,nosinciertoalivio.
El fiscal estaba muy enfadado. No entendía cómo se podían haberdesvanecidodel interiordelaviviendaelgrupodepersonasquehabíavistoentrar,sinoexistíaotrasalidadiferentede lapuertaprincipal,que,además,
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había estado vigilada en todo momento. El notario también tenía cara deperplejidad.Nocomprendíannada.
—Tengoqueaveriguarquéesloquehaocurridoaquí—dijoasombradoelfiscal.
—Quizánohayanecesidaddeaveriguarnada,señor—seatrevióadecirCastellana.
JuandeAstorgasequedómirandoaaquellaextrañamujer.—¿Quéquieresdecir?—Acaba de descubrir una sinagoga clandestina y ha atrapado a tres
marranos, como a ustedes les gusta llamarnos a los judeoconversos queseguimospracticandonuestraantiguayverdaderareligión.¿Quémásquiere?No tiene por qué obsesionarse por lo desconocido, piense que acaba declausurar la última sinagoga de la ciudad, sin duda es un gran triunfo parausted. Sumisión se ha completado con enorme éxito. ¿Para qué darlemásvueltasalasunto?
JuandeAstorgasequedópensativo.Teníaqueinformardelresultadodesuspesquisas,deformadirecta,al inquisidorgeneraldeEspaña, frayDiegodeDezaytambiénadonJuandeMonasterio.Noqueríadejarcabossueltosnidarles motivos para que tuvieran ningún reproche que hacerle. Quizá esaextrañamujer, después de todo, tuviera parte de razón y fuera convenienteomitirciertosdetallesparalosquenoteníaningunarespuestaqueofrecer.Noquería,bajoningúnconcepto,convertirungranéxitoenunposiblefracaso.
—¿Qué opinas de lo que dice la marrana? —preguntó el fiscal,dirigiéndosealnotario.
—Habráquepensarlo—contestóreflexivo.JoanPérezteníamiedodequeelreyseenojaraconélynocumplierasu
promesa de entregarle las riquezas halladas en la sinagoga. Tampoco leinteresabarecalcarquesehabíanescabullidodiezpersonasynoteníanniideapordónde,porqueseguramente,enlospróximosdías,ydespuésdesometeralos correspondientes interrogatorios a los que habían atrapado, seguro queapresaríanamásmarranos.
Cadaunodelostresteníasusmotivosparaocultareldetalledelosdiez.
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Rebecasaliódecasaalasseisymedia,endirecciónalpubOntheClocks,talycomosehabíacomprometidoconTere.Aparcólabicicletaenlapuertaysedirigióalapuertadellocal.
«Loquehayquehacerporuna amiga», pensóRebeca, esperandopasarunatardeaburrida.
Entróenellocalynovioanadieconocido.Sedirigióhaciaunlateralquenoseobservabadesde lapuertadeaccesoalpub.Derepente,elsilenciosetrasformóenestruendo.
—¡Enhorabuena!—gritaronunmontóndevoces,acoro.Tereseabalanzósobreellayleestampóunbesazoensumejilla.Rebeca levantó la vista, y vio a toda la redacción de La Crónica
aplaudiendo,aparentementeaella.—Pero¿quépasaaquí?—preguntóunaalucinadaRebeca.—¡Felicidades!Sindudaesungrandísimoéxito.«¡EseldirectorFornell!»,pensóconfundidaRebeca.«¿Quéhaceaquí?».—Telomerecesdeverdad.«¡Por favor, es Alba!», se dijo, completamente descolocada. Al final
reaccionó.—Chicos y chicas, os agradezco las felicitaciones, pero, estoy algo
confundida.¿Aquésedeben?—Veoquetuscompañeroshanguardadobienelsecreto—dijoeldirector
Fornell.—¿Quésecreto?—Mehacostadomuchísimoesfuerzonodecirtenadaestamañana,lohe
pasadofataldelamuerte—dijoTere,mordiéndoselasuñas—.Anda,sírveteunacopadecavaparaquepuedasbrindarconnosotros.
—¿Brindarparaqué?—dijounaRebecaquecadavezentendíamenosloqueestabaocurriendo.
—Túhazmecasoycalla—leordenóTere.
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Rebeca obedeció a su amiga y se sirvió una copa de cava. Se quedómirandoa todossuscompañeros,esperandounaexplicaciónaaquellafiestasorpresa.Aúnfaltabaunmesparasucumpleaños.
—Ahoraquetodostenemosunacopaenlamano,brindemosporRebeca.Todosrepitieronelbrindis.—¡PorRebeca!—Seoyócongranestruendo.—¡Pues bravo por mí! —brindó Rebeca, aún sin saber qué demonios
pasabaallí.—Rebeca,esteveranohasconseguidoalgoquejamásnadiehabíalogrado
enlahistoriadelgrupodecomunicacióndelqueformaparteLaCrónica—dijoFornell,conunavozmuycampanuda.
—¿Ysepuedesaberquéheconseguidoesteverano?¿NadiedelperiódicohavisitadojamásNoruegaconsutía?¿Hesidolaprimera?
—Miraqueeresbromista,nienunmomentoasí lopuedesevitar—dijoTere.
«¿Nienunmomentoasí?»,pensóRebeca,sinentendernadadenada.El director Fornell se puso en pie de forma ceremoniosa, mientras
golpeabaconunbolígrafosucopadecava,paracaptarlaatencióndelgrupo.Porunmomentosehizoelsilencioentreeljolgoriogeneral.
—RebecaMercader,acabasdesernominadaparaunPremioOndasenlaedición de este año —dijo con una solemnidad impropia de su adustocarácter.
AlprincipioRebecasequedódepiedra.Luegoleentrólarisafloja.—¿Un Premio Ondas? ¿Qué os habéis fumado? ¡Yo no tengo ningún
programaderadionidetelevisión!¿Cómomevananominaraalgoaloquenomedediconimehededicadojamás?
—¿Te acuerdas de las grabaciones que nos dejaste antes de irte devacaciones?—preguntóeldirector.
—¿Las grabaciones? ¿Se refiere a la serie de cuatro artículos sobre elcondedeRuzafaylacondesadeDalmau,quedejégrabados,porquenomedabatiempoaescribir?Lohiceasíparaquelostrascribieranylospublicarandurantemisvacacionesdeverano.
—Pues resulta que esa serie de artículos jamás se publicó en nuestroperiódico.
—No leentiendo, señorFornell. ¿Quéhanhechoconellos?—preguntóRebeca,quenosalíadesuasombro.
—Las grabaciones las escucharon nuestros compañeros de la radio.Lesgustarontantoqueselasquedaron,ylasemitieronparatodaEspaña,talcual
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lasgrabaste,sinmodificarlasnada.—¿Conmivoz?¡Porfavor!¡Silasgrabédecualquiermanera!—protestó
Rebeca—.Sinningúntipodemedios,conmipropiomóvilynisiquierasinuntristemicrófono.
—Eso es precisamente una de las cosas que más les gustaron. Elcontenidoeramuybueno,ytuestilodesenfadadolescautivó.Dijeronqueeradifícil conseguir divulgar temática histórica de una manera tan amena yfresca.
—¡Porfavor,quévergüenza!—No te avergüences.Por lovisto tuvieronungran éxito, tantoquehas
sidonominadaenlacategoríademejorpódcastdelañoalosPremiosOndas.Enpocomásdeunmessefallarán,peroelhechodequeestésnominadayaesungrandísimoéxito—concluyóeldirectorFornell—.Yasabesquesomosungrupodecomunicaciónmodesto,yestascosasnosayudanmuchoenmateriadepromoción.
Rebeca estaba confundida. Aún no había asumido lo que le estabancontandoynoseloterminabadecreer.
—Estonoseráunabroma,¿verdad?—preguntóincrédula,mirandoasuscompañeros.SedirigiódirectamenteaAlba—.Anda,¡dímelotú!
—No es ninguna broma —dijo la secretaria, con su característica vozimpersonal.Rebecapensabaquejamásensuvidahabíagastadounabroma,asíque,siellaloafirmaba,debíasercierto.
—Puesahorasíquemelocreo—dijo—.¡Vamosacelebrarlo,servirmeotracopadecava!
La fiesta continuó.Todos estabanmuy alegres.Rebeca se giró hacia suamiga.
—Y en cuanto a ti —le dijo a Tere—, ya tendremos una seriaconversación.¡Mehasengañadocomounatonta!
—Mecostómuchísimodisimular,peronotodoeramentira.¿QuieresquetepresenteaFabio?Eslaprimeravezquevieneaunafiestadelperiódico.
—Ahora no,más tarde.Quiero disfrutar de estemomento. Es algo quejamásmehubiera podido imaginar. Supongoque serámuy importante paramicarrera,ytambiénparaelperiódico.
Enrealidad,Rebecanoteníaniideadeloimportantequeibaaser,peronoprecisamenteparasucarrera.
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20DEENERODE1500
—¡Rápido! Debemos abandonar esta estancia con la máxima urgenciaposible—dijoBlanquina,conlosnerviosaflordepiel.
Disimuladaenunaesquinadelahabitación,habíaunalosetaquesepodíalevantar.Debajo de ella existía una rejilla, que una vez retirada, conectabacon una acequia subterránea de aguas, que pasaba justo por debajo de lavivienda.
EncuantolosmiembrosdelGranConsejoestuvieronasalvodentrodelaestancia secreta, quitaron dicha rejilla y accedieron a la acequia. Era losuficientemente amplia para que cupieran con cierta comodidad. Estaba encompletaoscuridad,peroBlanquinasabíacómoorientarse.
—Noospreocupéissinopodéisvernada.Alladodelaacequiahayunapequeña senda. Seguir ese camino aguas abajo, yo iré al final del grupo.DesembocaenelríoGuadalaviar,entreunoscañizos.Esunrincónescondidoyasalvodemiradasindiscretas.¡Empezaradescenderyamismo!
—Vamosaciegas—dijoelnúmero siete,que tan solooíael rumordelaguadelaacequia,sinpodervernada.
—Es un camino seguro, estad tranquilos, pero tenéis que daros muchaprisa—dijoBlanquina,mediodesquiciadadelosnerviosporlalentitudenlahuida.Nosabíacuándopodríanaparecerlaspersonasquehabíanasaltadolavivienda.Aunquenoconocíaquiéneseran,selopodíaimaginar.
Antesdeabandonarlahabitación,BlanquinaMarchyCastellanaGuioretsefundieronenunabrazo.Ambassabíanquenosevolveríanaverjamás.
—Cuandotodossalgamos,vuelveacolocarlarejillaensusitioyfijabienlalosetaencimadeella.Quenosenoteabsolutamentenada.Descálzate,cogeel libro, las tortas de pan ácimo y quédate sentada en la silla. Si acabandescubriendoestahabitación,yasabesloquetienesquehacerydecir—dijoBlanquina.
—Si, cogeréestemanuscrito,me sentaré en la sillay lesdiréqueestoyleyendoun librohereje,descalzaycomiendo.Desde luegoseráuna imagendesconcertanteparaellos.
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—Exacto.Y si preguntanpornosotros, no teolvides insinuarlesquenohacefaltaaveriguarquiénessomos.Hazhincapiéqueeldescubrimientodelasinagogayaesunnotableéxitoparaellos.Tambiéndilesqueeslaúltimaquequedaba en la ciudad. Utiliza toda la sutileza que puedas, a ver si lograsconvencerlosdequenolesconvieneinvestigarmásacercadenuestrogrupo.Es muy importante que no hagan ninguna constancia a nosotros en susinformes. Asegúrate también que Miguel ha retirado los papeles del GranConsejoque seencontrabanencimade lamesa.Aunqueestabanennuestroidioma y codificados, no debemos ir dejando pistas por ahí, aunque no lascomprendan.
—Notepreocupesquelotengoclaro.Anda,mipequeña,veteya.Blanquina descendió hasta el curso de agua subterráneo. Mientras lo
hacía,pudoveraCastellanacolocarlarejillaydespuéslaloseta.«Mitíaesuna granmujer», pensó orgullosa.Estaba segura de que podría embaucar aquienquieraque fueran los asaltantesde lavivienda, aunquenopudoevitarqueseleescaparanunaslágrimasporeldestinoqueseguroqueleesperaba.
Se unió a la cola del grupo, que seguían el curso de la acequia, aguasabajo.Enapenascincominutosllegaronasufinal.Efectivamente,talycomohabíaanticipadoBlanquina,desembocabaenelríoGuadalaviar.Sesentaronenelsuelo,cubiertosporlavegetacióndelaribera.
—¿Quéesloquehapasado?—dijounavoz.—Ha pasado que, con toda probabilidad, nos hemos escapado por los
pelos del Santo Oficio de la Inquisición que, como Blanquina nos habíacontado, venían a por nosotros—dijo la voz demujer, que era el númeronueve.
—Hemos logrado huir gracias a las medidas de protección del númerouno. En nuestro lugar habitual de reunión, seguro que esos bastardos noshubieranatrapado—dijoelnúmerocinco—.Menosmalqueestamostodosasalvo.
Blanquinateníalosojoshúmedos.—Enrealidad, todosno.MiguelVivesnohaqueridovenir,hapreferido
quedarseenlacasaconsumujeryconsusuegra.Con todo el ajetreo de la huida, no se habían percatado que el número
cuatronosehabíaescapadoconellosatravésdelahabitaciónocultatraselarmario.
—¡Miguelnoestá!—Laconsternaciónseapreciabaensusvoces.—¿Porquéhahechoeso?SinningunadudaelSantoOficio loquemará
vivoenlahoguera.
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—Metemoqueasíserá—dijoBlanquina—,peroesloquehaqueridoél.Ha preferido permanecer junto a su familia, aunque sepa que le espera unamuertesegura.
—Ellostambiénsontufamilia,Blanquina,¿cómoestástú?—Laverdadesquemal.Sabéisquehesufridodemasiadasdesgraciasen
muy poco tiempo. Hay momentos que pienso que vamos a acabar todosquemadosenlahoguera.
Se hizo el silencio en el grupo. Estaban consternados y abatidos.Blanquinatomólapalabra,intentandorecomponerselomejorquepudo.
—Nuestra existenciaha sidodescubierta.Aunquepodamos suponerquelaInquisiciónnosabecuálesnuestraverdaderarazóndeser,elhechoesquenosconoceyhaintentadoatraparnos.Estoesextremadamentepeligroso,nosoloparaelGranConsejocomotal,sinoparaelárbol.
—Entonces,¿semantienesuplandetraslado?—preguntóelnúmeroseis.—Ya era necesario antes, imaginaros ahora con todo lo que acaba de
suceder. En los próximos días contactaré con el número once para que seocupe de buscar su nuevo emplazamiento. Le facilitaré la informaciónestrictamente necesaria. No le diré lo que ha ocurrido hoy ni que estamossiendo perseguidos. No precisa conocer esos detalles, además no quieroasustarle con lamencióndelSantoOficio.Aprovecharéque lasmonjas delconvento de San Cristóbal están haciendo unas obras de adecuación en laIglesia y lo utilizaré como pretexto. Espero que no haga más preguntas yacepteelencargo.
Allí sentados, entre el cañizo en la riberadel ríoGuadalaviar, todos losmiembrossemiraron,encompletosilencio.
—Estoesundesastre—dijoelnúmerocinco.—Esmuchomásque eso.ElGranConsejo está incompleto.El número
cuatrohasidoapresadosindesignarsucesor—continuóBlanquina.El aluvión de sucesos no les había permitido tomar conciencia de la
tremenda catástrofe que acababande sufrir.Los acontecimientos los habíansuperado.
—¿Y qué tenemos que hacer ahora? —preguntó con profundapreocupaciónelnúmeroseis.
«Allá va la última bomba de la noche», pensó Blanquina. «Nunca mehubieraimaginadoesteescenario,peroesnecesario».
—DebemosdisolverelGranConsejo—dijo,convozmuyseria.Deinmediatoseformóungranrevueloenelgrupo,todosqueríanhablara
lavez.
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—¡Esonoesposible!—dijeronvariasvoces.—Nosoloesposible,sinoqueesnecesario—contestófirmeBlanquina.—¡Perodebemosprotegerelárbol!—Precisamente por eso hemos de disolver el Gran Consejo. Nuestra
propiaexistenciasupone,ahoramismo,unaamenazadirectaparaelárbol.Elnúmero once se ocupará de su traslado y estará más seguro sin nuestrapresenciaalrededor.
—¿Por qué? —dijo el número siete, aún incrédulo por lo que estabaescuchando.
—Ya os lo he comentado. El Santo Oficio conoce nuestro grupo y nosabemosqué informaciónmaneja.Porello,ahoradebemosdesaparecer,pornuestrapropiaseguridad,perosobretodoporlapreservacióndelárbol.
—O sea, nos estás pidiendo que improvisemos otro plan similar a Lasdocepuertas,peroconmásdeunsiglodediferencia,yestavezsinningunapreparaciónprevia,¿noesasí?—dijoelnúmeronueve.
—No, en realidad os estoy pidiendo algomás.Nuestros antepasados setrasladarondelaciudaddeformaorganizadaysinromperelGranConsejo.En cambio, nosotros debemos deshacerlo. Es un salto al vacío, aunquenecesario.
Todoslosmiembrosestabanconsternados.Blanquinacontinuóhablando.—Despuésdequeencargueel trasladodelárbolalnúmeroonce, loque
quedademifamiliasaldrádelaciudad.NosestablecemosenElche.—¿Porcuántotiempo?—Yamegustaríatenerunarespuestaparaesapregunta.Demomento,por
unperiodoindeterminado.Dependerádelascircunstanciasfuturas.—Estoesunaverdaderahecatombe—dijoelnúmerocinco,tapándosela
caraconlasmanos.«Nolosabéisbien»,pensóBlanquina.«Yesoquenoconocéisque,con
todaprobabilidad,estosupongaladesaparicióndefinitivadelGranConsejo.Al final, dependerá de lo que piensen de mi decisión mis sucesores comonúmerouno,peropodríasuponerelfindelaestructuracreadaelsigloXIV,almenoscomoestabaconcebida».
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ENLAACTUALIDAD,MARTES4DESEPTIEMBRE
Hoynoteníaqueacudiralperiódico.DespuésdelafiestadeayerporsunominaciónalPremioOndas,lehabíandadoeldíalibre.
«Desde luego eso era empezar elmes de septiembre con estilo», pensódivertida Rebeca. «Vuelvo de las vacaciones, trabajo tan solo un día, meorganizanunafiestasorpresaymedanlibreeldíasiguiente».Averquiénescapazdesuperareso.Estabaeufórica.
Peroeliniciodelmesseptiembretambiénsignificabaquesereanudabanlas reuniones del Speaker’s Club en su sede habitual de pub Kilkenny’s.Duranteelmesdejunioseinterrumpíalaactividadporquelamayoríadesusmiembrosteníaexámenes,yenveranoaprovechabanparadescansar,asíquellevabantresmesesdecompletainactividad.
Rebecahabíaconvocadolareuniónalassietedelatarde.Todoslosfijosdelclubhabíanconfirmadosuasistencia,yparasorpresageneral,tambiénlohabía hecho Carolina Antón, que llevaba todo un año sin asistir. Se habíamarchadoaestudiarelúltimocursodeDerechoInternacionalalaSorbonadeParís.
«¡Quéalegría!»,pensóRebeca.Teníaganasdevercarasnuevas,ymáslade Carol. En el pasado, los padres de ambas habían sido muy amigos ycompartieronmuchosviajesyfinesdesemanajuntas.Guardabaunrecuerdomuyagradabledeella.
Carolina Antón, o Carol, como siempre la habían llamado, era laantagonistadeCarlotaPenellaenelcolegio.Competíanporsacarlasmejoresnotas,aunqueenlamayoríadelasocasionesquedabanempatadas,porqueeraimposible obtener mejores calificaciones. «El dibujo no cuenta», aúnrecordaba esa frase en boca de una Carol con apenas diez años de edad,reprochándole a Carlota que le ganara por esa única asignatura. «Puesaprendeadibujar,quesolosabespintarpalotes,parecesunaneandertal», lecontestabaCarlota.
Habíapasadomuchotiempodeaquello,yahoraCarolinaAntóneraunaestudiante modelo que aspiraba, como su padre, a incorporarse al cuerpo
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diplomático francés. No obstante, también disponía de esa nacionalidad.Llevaba años preparándose. Hablaba con fluidez el francés como lenguapaterna, el castellano y el valenciano como lenguas maternas, además dedominarconfluidezelinglés,elalemán,elitalianoy,deformasorprendente,el hebreo, aunque no tuviera raíces judías. Era la única del grupo que eramilitante de un partido político, pero no español, sino francés, relacionadoconladefensadelanaturaleza,ademásdeseractivistadeGreenpeace.
EracostumbreenelSpeaker’sClubquelaprimerareunióndespuésdelapausaveraniegafueraespecial.Sesolíanvestirmáselegantesdelohabitualycuando concluía, se iban todos juntos a cenar a algún restaurante cercano.Despuésdetresmesessinverse,siempreteníanmuchascosasquecontarseylacelebraciónsealargaba.
Charlyeraelcachondodelgrupo,juntoaFede.Enocasionesselesuníael antisistema republicano de Xavier, y los tres formaban el trío calavera.Teníanmuchopeligro.Almuerasuamigadelalma,llevabanjuntasdesdelosseis años, y ambas habían terminado el grado de historia este mismo año.Bonetestudiabarobóticaytodospensabanquepodríapasarporunodeellos.LuegoestabaCarlota,lamásimpredecibledetodos,unamenteprivilegiada,cuyas reacciones le dabanmiedo hasta la propiaRebeca. Para completar elgrupo,sehabíanincorporado,ajenosalcolegio,CarmenysujefeJaume,quetrabajaban en los archivos del ayuntamiento.Y ahora también se les uniríaCarolAntón,despuésdevolverdesuúltimoañodeestudiosenFrancia.
Rebecaestabaleyendolosmensajesensumóvil.Charly le pedíaque sevolviera aponer eseminivestido rojo tan ceñido
queyaseatrevióallevaralclubhaceunosmesesconnotableéxito.«Eseno,peroalgunoparecidosíquemeenfundaré,siesquemecabendespuésdelosexcesos del verano», pensó divertida. Charly era un guasón, bien que lapiropeaba,peroa lahorade laverdaddesaparecíaconCarlota.«Hacenunabuenapareja»,sedijo,conunasonrisacómpliceenelrostro.
Fede había entrado en el juego de Charly, y proponía una competiciónmixta,averquiénsevestíadeformamássexy.ACarlotalefaltóeltiempo,encuanto leyóelmensajedeFedeescribió:«almirante, tequierocon todoslosgalones,queganaselconcursodecalle».Rebecanopudoevitarreírse,nosabía si los demás entenderían a quién iba dirigido el mensaje de Carlota.También retó a Fede a aparecer con la camiseta del equipo de baloncestoamericanoLosÁngelesLakers,perosinnadadebajo.«LapetardadeCarlotadisparaamatar»,pensómuydivertida.Siloquepretendíasuamigaeracortareltemadeconversación,loconsiguióderaíz.NiCharlyniFedeseatrevieron
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a comentar nada más. Hacían bien, con Carlota siempre llevaban las deperder.Surapidezyagilidadmentaleramuysuperioraladeellos.
Ahoraeltemadeconversaciónenelgrupoeralaeleccióndelrestaurante.Despuésdemuchosmensajes,seimpusolaopinióndeXavier,quevivíaenelBarriodeCarmenyloconocíaalaperfección.Cenaríanen«SanTommaso»,unodelosmejoresitalianosdelaciudad,queestabaenlacalleCorretgería.«Buena elección, y ademásmuy cercano», pensóRebeca. Estaba a escasoscincominutosandandodelpubKilkenny’s.
Teníanmuchas ganas de verse.Después de los acontecimientos vividosdurante el pasado mes de mayo, todos esperaban volver a la encantadoratranquilidad habitual del club, con sus deliciosas conversacionesintrascendentes.
Enrealidad,todosno,peroesoaúnnolosabían.
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12DESEPTIEMBREDE1508
«Nohubomadrequeamaraconmayor ternuraasuhijo,que lamíameamóamí».
Sin ninguna duda, hoy era el día más triste de la vida de Luis Vives.Estaban enterrando a su madre Blanquina March, en el cementerio de laIglesiadeSantaCatalina,enAlzira.
Todosehabíaempezadoa torcerunanochedemarzodelaño1500.Sumadre llegó a casa con una cara de terror que aún hoy recordaba, con susropajeshechosunverdaderoasco,mojadosyllenosdebarro.Convocóatodala familia. Luis apenas tenía siete años, pero se acordaba perfectamente detodoslosdetalles.SumadrelesdijoqueteníanqueprepararseparaabandonarValencialoantesposible.
Empezaron los preparativos de inmediato, pero al día siguiente deiniciarlos,sepresentóensucasaunapersonaqueseidentificócomoJuandeAstorga, fiscaldelTribunaldelSantoOficiode la Inquisición,acompañadode dos alguaciles. Recordaba con claridad que su madre se alarmómuchísimo, sin embargo, al que se llevaron preso fue a su padre. Queríaninterrogarlo, al parecer a consecuencia del descubrimiento de una sinagogaclandestina en casa de la viuda de su difunto hermano, Salvador Vives.«Tenían que prenderme a mí, no a mi marido». Luis recordaba haberescuchadoestafraseenbocadesumadre,queestabaabsolutamenteabatidaydesesperada.EnesemomentoLuisnoentendióquequisodecir.
Afortunadamente, después de ser interrogado, su padre fue puesto enlibertad. Parecía que la Inquisición no había conseguido reunir ningunapruebaqueconectaraasupadreconlasinagogaclandestina.ElhijodesutíoSalvador,suprimoMiguelVives,denombrejudíoJuseffAbenzaram,habíadeclarado que él era el rabino de la sinagoga y que no había nadie másimplicado. Era evidente que había mentido, además no estaba demasiadocuerdo.Supusieronquenoprestarondemasiadaatenciónasusdeclaraciones.SelibrabadelasañadelSantoOficio,quetantohabíacastigadoasufamilia.
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Se trasladaron de inmediato a Elche, dónde les acogió la familia queteníanenaquellaencantadoraciudad.Todo trascurríaconnormalidad,hastaqueunanochedelmesdeenerode1502,unapersonallamóalapuertadesuvivienda. Luis lo recordaba perfectamente porque él fue quien abrió lacancela. El visitante preguntó por su madre. A Luis le extrañó, por elloescuchólaconversaciónaescondidas.Eldesconocidoinformóasumadredelproceso inquisitorial contra su tía Castellana Guioret, su primo Miguel ycontrasuesposa.ElSantoOficioloshabíacondenadoamorirenlahoguera,sentenciaquehabíasidoejecutadael28dediciembrede1501.Esdecir,hacíaapenasdossemanasquehabíansidoquemadosporlaInquisición.Aquelloerahorrible.Todos sus bienes les fueron confiscados, incluso su casa iba a serderruidayensulugarsepretendíaerigirunagrancruzquehabíanencargadoaPereCompte,elarquitectoqueestabaconstruyendolaLonja.Sumadrelepidióaldesconocidorevisar lasentenciaíntegradelSantoOficio,queaquelindividuohabíatraídoconsigo.Escuchócómolaleíaenvozalta.
«LaditaCastellanaVivesensemsabsonfillenoraensacasa tenyaunaSinogaoscoladeoraciódeJueus,enelqualteníallannes,cresols,cresoletes,cirisetaltresmoltesmaneresde llumsennombredemesdevinteset,quecontinuamententoteslesfestesepasquesdeJueussobreditesyenaltresdíesardían e allumbrabrauan la vivlia, nomynes ebrayques e altres libres deoracions e cerimonyes de Jueus, que en dita Sinoga estauen en moltaveneració posades, en una de les quals dites nomines ebrayques está escritcom la dita Castellana e son fill, de christians se convertían a la ley delsJueus. En dita Sinoga la dita Castellana Guioret estant descalsa, ab moltadevocióescoltavalossermonsqueloditVivessonfillfeyaenfavordelaleydemoyses».
—¿Cuántoscapturaronenlosdíasposterioresalaredada?—preguntósumadrealdesconocido,unavezterminódeleerlasentencia.
—Unastreintapersonas.—¿Quiénes?EldesconocidolecitólosnombresdelaspersonasapresadasporelSanto
Oficio.Luisestabaespantado,yaqueconocíaalamayoríadeellos.Despuésde un breve silencio, escuchó a su madre decir que «Castellana lo habíaconseguido», yque«el fiscal nohabíahechoningunamención a los diez».Parecíamuyaliviada.Luisnoentendíanada.
«¡Perosihabíanquemadoasusfamiliaresyapresadoatreintaamigos!»,recordabahaberpensadoconunaprofundotristeza.«¿Quéhabíadepositivoenaquello?».
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Deinmediatosumadrereunióalafamilia,ylescomunicóqueyapodíanvolver aValencia con total seguridad. El peligro había pasado.Luis estabahecho un verdadero lío. Parecía que el desconocido había sido portador debuenas noticias, a pesar de la condena a la hoguera de sus familiares y elencarcelamiento,conunfuturoincierto,demuchosamigos.
RetornaronasuviviendaenlacalleTabernadelGall.Luiscontinuósusestudios y vivieron con tranquilidad hasta elmes de febrero de 1508. Unanueva epidemia de peste negra asolabaValencia y, comomuchos nobles ygente acomodada, abandonaron la ciudad para buscar cobijo en el campo,donde se creían a salvo de la plaga. Desgraciadamente, sumadre no pudoescapar de la pestilencia, y cayó enferma. Se refugiaron «al lloch de lesrahanesdeXatyva».
Percibiendo que lamuerte le acechaba, Blanquina llamó a su hijo a sulechoyleinstruyóacercadelGranConsejoylacábala.Lecontótambiénloque había sucedido aquella fatídica noche de marzo de 1500. Ahora Luiscomprendíamuchascosas,entreellaselmotivoporelquehabíanabandonadoValencia de forma tan precipitada, y el porqué de su retorno casi dos añosdespués, tras leer aquella sentencia del SantoOficio de la Inquisición, queaqueldíanoentendió.
LuisVivesveíacomosumadreseconsumíapormomentosyaquelloeramuyduroparaél.Enapenasdossemanasse terminódeapagarsu llamadeforma definitiva. Era la persona que más quería en esta vida, y se habíamarchadoparasiempredemasiadojoven,contansolotreintaycuatroañosdeedad.Estabadestrozado,nadaninadielopodíaconsolar.Jamáspodríallenarel hueco que su madre dejaba en su vida. Estaba seguro de que ya nadavolveríaasercomoantes.
«Yahorasumemoriaesparamíelmássagradodelosrecuerdosytodaslasvecesqueme asalta supensamiento, dadoquenopuedo físicamente, laabrazoybesoenespírituconlamássabrosadelasdulzuras».
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ENLAACTUALIDAD,MARTES4DESEPTIEMBRE
EralahoradevestirseyarreglarseparaasistiralareunióndelSpeaker’sClub. Había llegado el momento de elegir el vestido. Hacía un calorsofocante, por lo que Rebeca descartó los modelos ceñidos. «¿Y si medisfrazodehappyflower?»,pensódivertida.Buscóenelarmarioelconjuntohippiequetodavíanohabíaniestrenado.Selopusoysemiróalespejo.Nopudoevitarreírse,sololefaltabapresentarsealomosdeunafurgonetarosa.
Había decidido llegar al pub Kilkenny’s un cuarto de hora antes de lareunión.Queríasaludaraloscamareros,enespecialaDan,conelqueleuníaunabuenaamistaddesdehacíavariosaños.
Tomó el autobús y se presentó en el pub a las siete menos veinte. Seacercóalabarraysaludóatodoelmundo.SequedóunmomentohablandoconDan, así, de paso, practicaba su inglés, que lo tenía un tanto oxidado.Rebecaera todaunapolíglota, tambiénhablabaalemáne italianoconciertasoltura.Secontaronbrevementelasvacaciones.DanlashabíapasadoconsufamiliaenHalifax,enelcondadodeYorkshire,enInglaterra,curiosamentelamismaciudaddondehabíanacidoEdSheeran,unodeloscantantesfavoritosdeRebeca.
—Allítienesatusamigos,hanllegadohacemásdediezminutos—ledijoDan.
Rebecasegiróhaciaelrincónhabitualdóndesereunían.Sesorprendióalveratrespersonassentadasenlamesa.
—¿QuéhacenCharly,FedeyXaviertanpronto?—Nolosé—contestóDan—.Mehanpedidounalibretayunbolígrafo.«¿Quéestaránmaquinando?Desdeluegonadabueno»,pensóRebeca.Seacercóhacialamesa,concuriosidad.—¿Habéisadelantadolahoradelareunión?—preguntó,desopetón.Los tres se giraron hacia ella. Los había pillado por sorpresa, pues no
estabanprestandoatenciónalaentrada.—¡Rebeca!¿Quéhacestanprontoaquí?—dijounsorprendidoXavier.—Esomismodigoyo,¿quéhacéisantesdelahora?
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Rebeca se quedómirando lamesa.Habían arrancado varias hojas de lalibreta,ylasteníandelantedeellos,cadaunoenunpequeñomontón.«¿Quéestarántramando?»,pensó.
LostressequedaronmirandoaRebeca,conlabocaabierta.—Pazyamor—dijoXavier,mientrashacíalauveconlosdedosdeuna
mano—. Parece que te has vuelto de los míos, «salud y repúblicacompañera»,levantandoenpuñoenalto.Osiloprefieres«hazelamorynolaguerra»,queesmássesentero.
—Esincreíble.Teponesunsacodepatatasconcuatrofloresyestásigualdeespectacular—dijoCharly,mientraslamirabadearribaabajo.
—Gracias por apreciar mi vestido—le contestó Rebeca, haciéndose laofendida.
—No,no.Simeencantaesoquellamasvestido.Todavíaesmáspequeñoqueelrojo,queyaesdifícil.
—¿No vas demasiado corta? —preguntó Fede, guiñándole un ojomientraslesonreía—.Comosoplelamásmínimabrisa,elvestidotesaleporlacabeza.
—Pues no llevo nada debajo —dijo Rebeca, picarona—. Alguno sedivertirá.
—¿Enserio?—preguntómuyinteresadoFede.—¡Idiota!—contestóRebeca,riéndose.Seabrazaronloscuatro.Derepente,Charly,FedeyXavierselevantaron
de la mesa con teatralidad, cogieron cada uno de ellos un papel, y loexhibieron,comosifueralapuntuacióndeunconcurso.
—Undiez,sinduda—dijoCharly,mirandoaRebeca.—Yotambiénundiez—dijoFede.—Pornodarlapuntuaciónmáxima,yoleotorgounnueve—dijoXavier.—Rebeca obtiene veintinueve puntos —dijo Charly, con esa voz
monótonatípicadelosjurados—.Hasdejadoellistónmuyalto,¡averquiéntesupera!
Rebeca no pudo evitar echarse a reír. Ahora entendía el motivo de lalibretaylashojasarrancadas.
—¿Y vosotros qué? También tenéis que ser puntuados, vais muyelegantes.
—Cuando llegue todo elmundo, entonces desfilaremos nosotros.No tepreocupesquetevasareír,hemosensayadocomolosángelesdeVictoria’sSecret—dijoCharly.
Solodeimaginarlo,Rebecasevolvióareír.
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—¡Holaatodos!Estaban distraídos con las puntuaciones, y no habían visto llegar a
CarolinaAntón.—¡Cuántotiemposinveros,yateníaganas!—¡Carol!—dijoRebeca,mientrasseabalanzabasobresuamiga,dándole
unfuerteabrazo.Charly,FedeyXaviersehabíanquedadomudos.Carolnoeraunachica
quesepudieraconsiderarguapa.Noesquefuerafea,nimuchísimomenos,peroestabademasiadodelgadayselemarcabanenexcesolasfacciones.Sinembargo, este último año que no la habían visto, parecía que había ganadoalgodepeso,yelcambioeraverdaderamentellamativo.
—Undiez,sinduda—acertóadecirCharly.—¡Qué diez ni que leches! —le contestó Carol—. Anda, ¡dame un
achuchón,canalla!Fede yXavier se olvidaron de las puntuaciones, y junto conCharly, le
dieron un gran abrazo aCarol. Jamás habían estado tanto tiempo sin versedesdelosseisañosdeedad.Estabanmuycontentosdereencontrarsedespuéstodounaño.
—PerdonaCarol, pero es que te hemos visto algo cambiada, y nos hasdejadosinpalabras—acertóadecirFede.
—Yasabéisqueeravegetariana,peroahoramehevueltovegana.Desdeentonces,mimente,perotambiénmicuerpo,hanmejoradodeformanotable.Healcanzadoelequilibrio.
—¿Enserio?—dijoXavier,mirándolacondetalledearribaabajo.—¡Puesclaroqueno,bobo!Bueno,lodeveganasíqueesverdad,peroen
cuantoalcuerpo,elméritonolotienennilasverdurasnielequilibrio,sinomicirujanoplástico.
—¿Nomedigasquetehasoperado?—preguntóRebeca,boquiabierta.—¡Claro!Notodoesnatural.¿Tecreesqueeltofuylasespinacashacen
esto?—dijoCarol,señalandosusilueta.—¡Pues viva lo artificial!—dijo Charly, que por fin parecía que había
reaccionado.—Notehacíafalta,perolaverdadesqueelresultadoesespectacular—
dijoRebeca.—Aquiénnolehacefaltaesati.Yomeveíademasiadoesquelética.Ya
sé que puede parecer una tontería, pero así me encuentro mejor conmigomisma—lecontestóCarol.
—Puesesoesloimportante,ydesdeluegonoesningunatontería.
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—Además,ahoraligomás—dijoCarol—.Claroqueesoatinuncatehapreocupadoconese tipazoque tienes—continuó,mirandoaRebecay a suvestidohippie.
Rebeca iba a objetar cuando oyeron unos pasos acercarse al rincón delSpeaker’s Club. Todos se giraron. Eran Carmen Valero y Jaume Andreu.Todosseabrazaron.CarmenpresentóaJaume,yaqueCarolnoloconocía.
—Estáis losdosmuymorenos—dijoCharly, cuyamalicia seadivinabaensusojos—.¿Porcasualidadnohabréispasadolasvacacionesjuntos?
Nocontestaron.Carmenseechóareír,peroJaumesepusocoloradocomounagamba.
Rebeca intentó no soltar una carcajada, porque cada vez que miraba aJaumeAndreuveíaelrostrodeHarryPotterconsesentaaños,yyalecostabaverdaderos esfuerzos no reírse. «Parece que Harry ha echado unos polvosmágicosesteverano,quizáunospolvosflu»,pensó,conteniendocomopodíalasganasdepartirsederisa.
Entretanto, llegaronBonetyAlmu.Bonet ibavestido impecable,conunmodernosmoking,conunapajaritadediseñoytodo.
—¡Cuidado!,queacabadellegarJamesBond,conlicenciaparamatar—dijoguasónCharly.
—Al servicio de Su Majestad—le contestó Bonet sonriendo, mientrashacíaunareverenciaendirecciónaAlmu,queibavestidacomounaauténticareina.
—Bonet, ¡qué elegante! Y Almu, ¡qué guapa!—dijo Rebeca, mientrasabrazabaasugranamiga—.ParecesunaprincesadeMónaco.
—CreíaqueibasadecirdeDisney—dijosonriendoAlmu.Todosestabancharlandodeformamuyanimada.Sehabíanlevantadode
losasientos,entretantoabrazoybeso,ynosehabíanvueltoasentar.—SolofaltaCarlota.Habíaconfirmadoquevenía,¿no?—preguntóFede.—Sí,loescribióenelgrupo—contestóRebeca.Carlotasolíaserpuntual,
asíquenocreíaque tardaramuchoenacudir.Porotraparte,parecíaquealtrío calavera de Charly, Fede y Xavier, entre tanto jolgorio, se les habíaolvidado laspuntuacionescon lospapelitos.«Menosmal,porquememuerodelavergüenza»,pensó.
Derepente,vieronacercarsealamesaaalguien,vestidoconuntrajedelomásestrafalario,deuncolorrojointenso,llenodecorazonesamarillosyrosascosidosdeformairregular.
CuandoRebecalavio,nopudoevitaracudirasuencuentro.
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—¡Carlota!¡TehasatrevidoconunmodelodeÁgathaRuizdelaPrada!—dijo,entresorprendidaydivertida.
—¿Nohabíaquevestirsedeformadiferenteaundíanormal?¡Puestomadiferencia!—contestóCarlota,mientrassaludabaatodoelmundo.
—Mealegromuchísimodeverte—ledijoCarol.—¿Has aprendido a dibujar ya?—le contestó Carlota en tono guasón,
mientrassefundíanenunabrazo.—¿Oshabéisdadocuenta?Estanochetenemosalahappyyalahippie—
dijoriéndoseFede,mientrasseñalabaaCarlotayaRebeca.—Y a la pijy —dijo Charly, mirando a Carol, recordando que en el
colegio la consideraban una ecopija. Siempre estaba defendiendo laimportancia del cambio climático y demás postulados ecologistas,mientrasviajabaeneljetprivadodesufamiliaalrededordelmundo.
Todosestabanllorandodelarisa.«Reír,reírmientraspodáis,antesdequesueltelabomba»,pensóCarlota,
conunasonrisamisteriosaensurostro.Rebecasediocuenta.
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11DENOVIEMBREDE1508
LuisVives,juntoconsupadreysushermanos,habíavueltoasucasadeValencia,despuésdeenterrarasumadreenAlzira.Llevabandosmesesenlaciudad,ynoconseguíaacostumbrarsealaatronadoraausenciadeBlanquina.Intentabaevadirsedelarealidadcentrándoseensusestudios,peroapenasloconseguía.LuisasistíaaclasesenelEstudiGeneral,queluegoseconvertiríaenlaUniversidaddeValencia.
Precisamente estaba entre libros, cuándo escuchó como golpeaban lapuerta de su casa. La abrió y se encontró con un hombre bien vestido,preguntando por Blanquina. Sintió una punzada en el pecho. Informó aaquella persona que la acababan de enterrar. El desconocido se identificótímidamentecomolaundécimapuertayLuislecontóquesumadre,antesdefallecer, lehabíainiciadoysehabíaconvertidoenelnuevonúmerouno.Elhombresedisculpóporacudirasudomicilioparticular,pero ledijoquenopodíalocalizaranadiedelGranConsejo.
AquelhombresellamabaJohanCorbera.Leinformóquehabíarecibidoel encargo, hacía ya ocho años, de trasladar el árbol de emplazamiento, debocadesupropiamadre,Blanquina.Despuésdemuchasvicisitudes,alfinalhabíaconseguidoextraerlodelacriptasecretadelaIglesiadelMonasteriodeSan Cristóbal, que era el lugar dónde el Gran Consejo original lo habíaocultadoenelaño1391.EnaquellaépocanoerauntemplocatólicosinolaSinagogaMayorde laaljamadeValencia, tristementedesaparecidadespuésdesuasaltoysaqueo.Ledijoqueteníanquebuscarunnuevoemplazamientopara el árbol con la máxima urgencia. Johan había extraído el árbol de suprimitivo escondite, pero todavía no lo había ocultado. Transitoriamente lodejaron en casa deLuis.Estabamás protegido que en la de Johan, que eranotablementemáshumilde.
Entre losdos escondieron el tesoro judío enun lugar quepensabanquejamásseleocurriríaanadiebuscarlo.Crearonelmensajequeconduciríaasulocalización,yLuissecomprometióadistribuirunadécimapartedelmismo
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entre los diez miembros del Gran Consejo. Crearon otro mensaje y lodividieronentredos,unaparteparaélyotraparteparaelnúmerouno.
JohanlepreguntóelmotivodenopoderlocalizaraningúnmiembrodelGranConsejo.Luisnoseatrevióacontarlelosucedidoaquellafatídicanochedemarzode1500,simplementeledijoquehabíaocurridoungraveincidenteimprevisto,sinmásexplicaciones.
Luis hizo verdadera amistad con Johan. Tenía que reconocer que supresencialevinomuybienparaolvidarsutragediafamiliar.Lesirviódegranapoyo a nivel emocional, incluso se atrevió a visitar el enterramientode sumadreensucompañía,yaquenoconseguíareunirelvalorparavisitarloporsucuenta.
Aúnrecordabacondoloreldíaquesedespidieron,alospiesdelatumbade sumadre.Lescostó localizar el lugar exacto, las zarzashabían invadidotodo el espacio. Poco después, LuisVives partió hacia París, con el fin decontinuarsusestudiosenlaSorbona,asalvodelcruelazotedelaInquisiciónespañola.
«Quéprontolamadretierranoshacenuestros,arropándonosconsudulcemanto verde. Casi parece que no quiera que partamos, enredándose entrenuestros pies. En este lugar dejo con profundo dolor todo lo que he sido yjamásseré».
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—¿Qué habéis hecho estas vacaciones? —preguntó alegre Charly—.EmpiezatúRebeca,¿enquécomunahippiehasestado?
—HepasadotodoelveranoenIbizatrabajandodestripperyviviendoenunapequeñacala,poresovengovestidaasí.
—¿Enserio?—contestóFede,conlosojosabiertoscomoplatos.—¿Túquécrees?—preguntóRebecariendo—.YasabéisqueJoanaseha
idoaEstadosUnidos,asíquemitíayyoestuvimostressemanasenNoruega,desconectadasdelmundo.
Fedepareciórespirarmástranquilo.—El que sí que he estado en Ibiza he sido yo —dijo Xavier—. Dos
semanas.¡Noveascómomehepuesto!—Noserámoreno,porqueparecesunvampirodeloblancoqueestás—
contestóAlmu.—¿Moreno? ¡Lo queme he puesto esmorado! Ibiza de día es para los
guiris.Yosoyunmurciélago,trabajoycazodenoche.Todos se rieron, imaginándose a un murciélago con el pelo a lo afro,
comoXavier.—Hablando de bronceados, ¿y la parejita de archivadores? ¿En qué
paradisiaca playa habéis estado? Porque ese moreno no se consigue en unsótano…—dijoCharly,dirigiéndoseaCarmenyJaume.
—Tan solo hemos pasado una semana en Punta Cana, en la RepúblicaDominicana.Volvimosanteayer,poresoaúnnosduraeltonodelapiel.
—Igualqueyo.Regreséeldomingo—dijoCarol—.Peroyonoheestadoen ninguna playa con palmeras. Para variar, he pasado las vacaciones enParís,conlafamiliademipadre.
—¡Yotambién!Quierodecir…noheestadoenParís,sinoconlafamiliademipadre.HeconocidolaSelvaNegraalemana,yasabéisquemipadreesdeallí.Aquellazonaespreciosa—contestóAlmu.
—Amínomepreguntéis—dijoBonet—.Nohetenidovacaciones,meheestadopreparandoparaeliniciodemiMásterenRobótica.
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—¿Robótica? Pero si ya eres uno de ellos—dijo Fede—, como el Yorobot,de IsaacAsimov.¿Tienesgrabadasen tucerebropositrónico las tresleyesdelarobótica?
—Muygracioso—contestóBonet—.Aver,¿ytúquehashecho?—Heestadocon toda la familiaunmesenteroenFlorida.Missobrinos
han disfrutado con los parques de atracciones, y yo pescando en el marCaribe.
—¿Pescandoqué?—preguntóCharly—.¿CómosellamanlasnativasdeFlorida?¿Panteras?HeleídoquehaymuchasporlosEverglades.
—Sellamanfloridanas.Yno,noeselnombredeunarazaextraterrestre—contestóFede,anticipándoseasuchistosoamigo.
—¿Y tú que has hecho Charly, que pareces tan alegre? —preguntóRebeca.
—Afinalesdejuniomedespidierondelaempresadeaerotaxis.Rebecasesorprendióporlaaparenterespuestaalegredesuamigo.—¿Yporesoestástancontento?¿Porestarenelparo?—¿Quién ha dicho que esté en el paro? En realidad, he estado todo el
veranotrabajando.Tengoimportantesnovedadesquecontaros.Heaprobadolos cursos, y ya os puedo comunicar que soy oficialmente piloto de laaerolíneaMareNostrum.
—¡Enhorabuena Charly!—dijeron todos a coro, muy contentos por suamigo.
—Has conseguido lo que siempre quisiste —dijo Carlota—. Ahora tepagarásunarondadecervezas,¿no?
—He dicho que tengo trabajo nuevo, ahora solo falta que, además,mepaguen—contestóCharly—.¿YtúCarlota?¿Cómoestátumadre?
—Va a temporadas, pero se está apagando poco a poco. Por lo menostengo la ayuda de mis dos hermanos, que se han trasladado a vivir connosotros.
—Losentimosdeverdad.—Comocomprenderéis,nohepodidoirmeaningúnsitiodevacaciones.
Sin embargo, estoy segura de que lo he pasado mucho mejor que todosvosotros,hastameapostaríaunarondadecervezas.
—Yo he conocido pueblos maravillosos en la Alsacia. ¿Cómo puedesestartansegura?—preguntóAlmu,contodasuinocencia.
—¿Haciendo exactamente qué? —preguntó Xavier—. Pueblosmaravillosos no he conocido ninguno, pero monumentos internacionales teaseguro que he podido disfrutar de unos cuantos, además en todo su
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esplendor. Te aseguro que es muy difícil que superes mis dos semanas enIbiza,yesoquetengorecuerdosborrososdemuchosdías—concluyóXavier,riéndose.
—Todo a su debido tiempo —dijo Carlota, luciendo una sonrisaenigmática en su rostro—.No tengáis tanta prisa, que apenas acabamos deempezarlareunióndelclub.
«¿Quéhabráhecholapetardaesta?»,pensóintranquilaRebeca.«¿Deberíapreocuparme?». Por lomenos parecía queCharly, Fede yXavier se habíanolvidadodelaspuntuaciones.Ilusa,unavezmás.
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2DENOVIEMBREDE1521
—Hoyvasaconoceraunagranpersona—dijoconentusiasmoLuis.—¿Másgrandequetú?—preguntóJohan.—No seas idiota, yo no tengo ni siquiera treinta años y aúnme queda
muchoporaprender.Johan Corbera había llegado hacía apenas dos días a Lovaina, la gran
ciudaduniversitariadonderesidíaenlaactualidadLuisVives,despuésdeunpesadoviaje.
Hacíayamásdetreceañosquesehabíanseparado,aquellatardetantristefrentealatumbadeBlanquinaMarch.Desdeentoncesnoseveían,perolesparecíaquehabíasidoayer.
Había mantenido el contacto con el número uno durante estos años através de correspondencia. Siempre había confiado en que regresara aValencia lo antes posible, pero cada vez parecía más improbable. El GranConsejoestabadesaparecidodesdehacíabastante tiempo,aunquenoerauntemadesuincumbencia,yaquecomoundécimapuertanoparticipabadesusreuniones.Apesardeello,habíapedidounapequeñadispensaensutrabajoparapodertrasladarsehastaFlandesyhablarenpersonaconsuamigo.Habíatemasquenosepodíantratarporcarta.
—¿Quiénes?Sihablasasídeél,seguroqueestodaunapersonalidad.—Erescurioso,comoyo.Megusta—seburlóLuis.Durante loscasicuatromesesquedisfrutaronenValencia,entre1508y
1509, Johan Corbera y Luis Vives, habían entablado una gran amistad yexistíaunaverdadera complicidadentre ellos.Noenvano, según la cábala,eran almas gemelas.La sefiráhDaat, el número once, era la conciencia, laformanomaterialyocultadelasefiráhKeter,queeralaraíz,elnúmerouno,segúnelárbolcabalístico.
—Ya sabes que, según la cábala, somos dos formas de lo mismo—lecontestóJohan—.Debemosparecernosa la fuerza.Además, tunombre realesJuanLuisVives,¿notedascuenta?Tellamascomoyo,JohanoJuanensuversióncastellana.
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—ApesardeserelnúmerounodelGranConsejo,jamáshecreídoenesastonterías.Encambio,mimadreBlanquina síqueerauna firmeseguidoraydefensoradelacábala.Aúnrecuerdocuandomeinicióensusconocimientos.Tambiénmeacuerdodeladecepciónquelecausómitotalincredulidad.Selarefutépasoporpasoyladejésinargumentos.Nosupoquécontestarme,asíque acabó enfadándose conmigo. Estaba en su lecho de muerte, así quetampocoquiseemplearmeafondo.
LuisViveshizounapequeñapausa.Sucarapareciótrasmutarse.—¿SabesJohan?Despuésde tanto tiempo,aúnlaechodemenos—dijo
con un tono melancólico. Había muerto demasiado joven. Su recuerdo leevocabasuinfanciaysusraices.Noqueríacontinuarpensandoenaquello,asíquedecidiócambiardetemaydeactitud.Nopodíapermitirquelatristezadelos recuerdos de su madre le dominara su vida. Hace tiempo que habíadecididopasarpágina.
—¿Dicesquenosparecemos?¡Perositúeresmuyfeoyyosoytodounadonis!Apartedelnombre,noveoningunaotra similitudentrenosotros—dijoriéndose.
—¿Adonis? ¿Pero te hasmirado bien? Supongo que será por la bellezainterior, porque desde luego por el exterior dejas mucho que desear —lecontestóJohan,riéndosetambién.
Desde la partida de LuisVives deValencia, aquel patito feo con ideasadelantadas a su tiempo se había convertido en un gran cisne. Se habíadoctoradoenlaSorbonadeParísen1512,yluegopasóunosañosenBrujas,siendoacogidopor la familiaValldaura,mientras frecuentaba laCorteRealdeFlandesdelfuturoreyCarlosIdeEspaña.En1517decidiótrasladarsealaciudad flamenca de Lovaina, aunque también pasaba alguna temporada enBrujasyParís.Ahoraeraungranhumanista,filósofoeinclusopedagogo,unapersonalidad de enorme prestigio en toda Europa, reclamado por nobles yreyes.Por todoello, JohanCorbera teníacuriosidadpor saberaquién ibaaconocer.
—¿Aquiénmevasapresentar?¿Algúnpersonajedelarealeza?—intentótirarledelalengua.
—¡Desde luego que no! Con alguna excepción, son notablementeaburridos. Piensa que Lovaina es una ciudad de eruditos y de estudiantesvenidos desde todos los rincones delmundo, no de reyes, sobre todo en elmomentohistóricoquevivimos.YasabesquelaCorteRealabandonóBrujashaceunosaños.
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Flandessehabíaunidoalacoronaespañoladesdeelmatrimoniodelahijade losReyesCatólicos, Juana deCastilla, también conocida como laLoca,conFelipedeCastilla,cuyosobrenombreeraelHermoso.Ahora,elhijodelaLocaydelHermoso,CarlosI,habíaunificadoensupersonalosterritoriosdeCastilla, incluyendo el reino de Navarra, y la corona de Aragón, tambiénenglobandoelreinodeValenciayelcondadodeCataluña.Además,desdeelañopasado,ostentaba el títulode emperadordelSacro ImperioGermánico,dignidadcuyoorigennacíaenelmismísimoCarlomagno.Enconsecuencia,también gobernaba enmediaEuropa bajo el título deCarlosV.En aquellaépoca,Españaeratodaunapotencia.
Durante su estancia en la Corte, Luis Vives había sido su profesorocasional de lengua castellana.Carlos deHabsburgo, actual rey deEspaña,había nacido en Gante y se había criado en Flandes durante los primerosdiecisieteañosdesuvida,porloquecasinolahablaba,yesoeraunmotivode recelo por parte de muchos nobles. Por su parte, Luis Vives era unpolíglota,yaquedominabaconsolturaseisidiomas.Eraelmaestroperfecto.
—No te burles de mí, que es la primera vez en mi vida que salgo deValencia. Debo parecer un pueblerino—dijo Johan amodo de disculpa—,sobretodoatulado.
—Valencianoesunpueblo,esunagranciudad.Aunquehacedoceañosquelaabandoné, jamásolvidomisorígenes.Nosabescómoechodemenossu luz y sus colores, aquí todo es gris. Allí prendió mi mecha por elconocimientoyporlaslecturas.Además,tesorprenderíasaberlacantidaddecompatriotasquehayporestastierras.
EnlasciudadesdeAmberes,Gante,BrujasyLovainaexistía,desdehacealgunosaños,unaimportantecoloniademercaderesespañoles,queactuabancomo contratistas en las relaciones con la Liga Hanseática, la potentefederación comercial del norte de Europa. Ya no era tan pujante como lohabíasidounossiglosatrás,yaquedesdeeldescubrimientodeAméricaylaconsolidación del poderío marítimo holandés e inglés la había debilitadoconsiderablemente.Dehecho,yahabíaexistidoalgúnenfrentamientomilitarentreellos.
En dicha colonia había bastantes valencianos, sobre todo en el negociotextil.AunqueenesosmomentosLuisVives todavíano losabía,enapenastres años acabaría contrayendo matrimonio con Margarita Valldaura,precisamentelahijadeunosmercaderesvalencianosafincadosenBrujas,losmismosqueloacogieroncuandoterminósusestudiosenlaSorbonadeParís.
—¿Nomedigasquemevasapresentaraunpaisano?
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—Claro que no. ¿Te crees que has hecho este gran viaje hasta Flandesparaconoceraunvalenciano?Deesostesobranennuestratierra,noprecisascodearteconmáscompatriotas.
Enrealidad,JohanCorberanosehabíatrasladadoaLovainaparaconocera nadie. Debía informar a Luis Vives de una situación muy grave, que leafectabadeunamaneramuydirectaypersonal.
«Nosécómoselovaatomar,aquíparecemuyfelizyllevaunavidamuytranquila»,pensóJohan.
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—¿TecreíasquenoshabíamosolvidadoRebeca?¡Deesonada!Despuésdecontarnoslasvacaciones,ahoratodasytodosvamosadesfilaranteelGranJurado—dijoCharly,mostrandolospapelesconlosnúmerosescritos.
Parajolgoriogeneral,todosdesfilaroncomosiestuvieranenunapasarelademoda,haciendoelpayaso,cadaunoconsuestilopropio.Laspersonasqueestaban sentadas en las mesas de alrededor los miraban divertidos, inclusoparticiparon de los aplausos y de las risas. Rebeca se quería morir devergüenza,peroaguantóel tipo.ElmomentocumbredelatardefuecuandoCharly,FedeyXavierdesfilaronconunasalaspostizasquesehabíantraídodecasa, simulandounpasedemodelosde losángelesdeVictoria’sSecret.InclusolepidieronalcamareroDanquepusieraeltemaMoveslikeJaggerdeMaroon 5, el mismo que se utilizó en aquel legendario Fashion Show de2011.Fueunauténticoespectáculo.
Cuandotodosterminarondedesfilar,Charlyselevantóyadoptóesepapelteatral que tanto le gustaba. Hizo como si sacara una nota de un sobre,calculandolostiempos.
—Andthewinneris…¡Carlota!Efectivamente, laganadora final fueCarlota,con treintapuntos, seguida
deAlmu, Bonet y Rebeca, los tres con veintinueve. Todos se levantaron aaplaudir,nosololosmiembrosdelSpeaker’sClub,sinotambiénlosclientesde las mesas contiguas, para bochorno de todos los participantes. Estabancausandoverdaderasensaciónenelpub.
«¡Porfavor,quévergüenza!»,pensóRebeca,aunqueaCarlotanoparecíaimportarle. Incluso se levantó y exhibió aquel estrafalario vestido paraagradecerelpremio.
—Muchas gracias a todos por este galardón tan merecido. Os habéisesforzado,perocreoquelamásdiferente,pornodecirridícula,sinningunadudasoyyo.
—¡Ágathatequiero!—gritóCharly,llorandodelarisa,sinpoderapenascontenerse.
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—Atitevoyacogerdespués—leadvirtióCarlota,haciendoungestoconlamano,simulandozurrarleenelculo.
—¿Cogerensuacepciónargentina?—preguntóFede,quenopodíaevitarlacarcajada.
—¡Fede!—exclamóCarlota,fingiendoescandalizarse—.Nometiresdelalengua…
Rebecaentróal trapode inmediato,no legustabahaciadóndesepodríadirigirlaconversación.
—Ahora la ganadora nos dirigirá unas palabras —dijo de formaprecipitada,loprimeroqueseleocurrió.
Sehizoelsilencioenelclub,esperandoquehablaralavencedora.«¿Quieren que diga unas palabras?, ¡pues van a flipar!», pensóCarlota,
recreándoseenloqueibaaprovocar.Rebecaviolosojosbrillantesdesuamiga.Yasabíaloqueesosignificaba
ynopudoevitarponersealerta.«Igualnohasidounabuena ideapedirquehable»,sedijo,conciertainquietud.«Latemo».
Carlotasepusodepie,seatusóloscorazonesdelvestidodeÁgathaRuizde la Prada y se quedó mirando a todos los presentes. La expectación eramáxima.«Allávoy»,pensó.
—¿Queréisunaspalabras?Aver si osvalen estas.Estamos idiotas, noshanestadoengañadodesdeelprincipio.ElGranConsejodelosdiezexisteenlaactualidadyelárboljudíocontinúaoculto.
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3DENOVIEMBREDE1521
LuisVivespresentóaJohanasumaestroenLovaina.Formabapartedelclaustro en su Escuela Trilingüe, llamada así porque sus enseñanzas seimpartían en tres idiomas, latín, hebreo y griego, queVives dominaba a laperfección, juntoconel francés, castellanoyvalenciano.Esteúltimoera sulenguamaterna,laquehabíahabladodesdepequeñoensucasa.
—Johan, tengo el placer de presentarte a Desiderius ErasmusRoteradamus, como a él le gusta que le llamen, en latín—dijo con toda lasolemnidadquepudo.
—¿ErasmodeRóterdam?—preguntóincréduloJohan,mirandoaaquellapersona impecablementevestidaque,porsuapariencia, tendríaalgomásdecincuentaaños.
ErasmoeraelpensadormásinfluyentedeEuropaenesosmomentos,queera tanto como decir delmundo.Además de precursor del humanismo, erafilósofo,filólogoyteólogo.HacíaunosañosquehabíaleídosuensayoElogiode la locura, que había tenido una grandísima difusión, sobre todo por lotrasgresorqueresultabaparalostiemposquevivían.SedecíaqueloescribiópensandoensugrancolegainglésTomásMoro.
Disfrutó muchísimo de la conversación. Se notaba que Erasmo y LuisVives eran grandes amigos y se profesaban una sincera admiraciónmutua.JohanyaconocíalapersonalidaduntantoexcéntricadeErasmo,peroaunasíle sorprendió la vehemencia de sus palabras contra el poder establecido, ycontra los abusos de los «malos religiosos», como él mismo los llamaba.Decía que lamayoría de instituciones educativas no permitían el desarrollodel pensamiento libre del individuo, con su férrea y, en ocasiones, absurdadisciplina. También metía en el mismo saco a la actividad docente de laIglesia. Según él, todo se había pervertido y había que volver a prestaratención a los grandes pensadores de las civilizaciones griega y romana.Hablabacontotalsinceridad,yaquetodasuvidahabíasidoconsecuenteconsupensamientoyconsuscríticas.
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Johannopudoevitarformularlelapreguntaquelerondabaporlacabezadesdeelprincipiodelaconversación.
—Esamaneradepensar, ¿no lehaocasionadoproblemas con la Iglesiacatólica,queesmuycelosadesusactividades?—lepreguntóextrañado.NoolvidemosqueJohanCorbera,ademásdearquitecto,tambiéneraeclesiástico.Él jamás se hubiera atrevido a pronunciar esas palabras, aunque loscompartieraensugranmayoría.
Erasmolecontestódeinmediato.—Porsupuesto.Apesardequenodeberíantenerdudasacercademife,
sobre todo después del trabajo que estoy haciendo con las versionestraducidasde laBiblia,he tenidoquedarexplicacionesconstantementea lolargodetodamivida.LescuestaentenderquejamáshecriticadoalaIglesiacomotal,nimuchísimomenosaDios.Loquesíhecensuradoycensuroeslaactitud de algunos obispos y frailes en particular, que ganan ingentescantidadesdedinerovendiendoelparaísoyquehacenfabulososnegociosconlasimonía.
Johan, por su formación religiosa, sabía lo que significaba la palabrasimonía.Eralaperversióndelafe,elmercantilismodelodivinoconelúnicoobjetodeobtenerbienesmaterialesyriquezas.Porejemplo,lafacilidadconlaquesepodíacomprarcargoseclesiásticosacambiodedeterminadassumasdedinero,oelenriquecimientodesmesuradodealgunaspersonalidadesdelaIglesiaacostadesusfeligreses,quedesdeluegoestabanmásnecesitadosqueellos.
Afortunadamente para Erasmo, su enorme influencia siempre le habíalibradodeproblemas,porlomenoshastaahora.Johannoteníanadaclaroquesiemprepudiera escaparse sin castigo.Ahoramismogozabadel favorhastadelpapadeRoma,pero lasituaciónpodríacambiar.Leasustaba laextremaortodoxia de la Inquisición actual, a pesar de sus buenas relaciones conAdrianodeUtrecht,InquisidorGeneralenEspaña.ErasmoyAdrianohabíancoincididoenlaCorteRealdeFlandesyseprofesabanunasinceraamistad.
—¿PermanecerásenLovainauna temporada?—preguntócuriosoJohan,conociendoelafánviajerodeErasmo.
—No, de hecho, he trasladado mi domicilio a Basilea no me gustaLovainacomociudad,aunque,porsupuesto,mislazosconFlandessonmuypoderososyporesohagovisitasamiamigoLuis,contodalafrecuenciaquepuedo—contestóErasmo—.Demomentotambiénmantengomiescuelayasíserámientrasmicapacidadmelopermita,queunoyasevahaciendoanciano
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y al final, tendré que priorizar mis actividades. La enseñanza y la lecturaocupangranpartedemitiempo.
Despuésdeunbuen rato, laconversación llegóa su fin.ConociendodedondeprocedíaJohan,ErasmosedespidióobsequiándoleconunejemplardesuobraEducacióndelpríncipecristiano, quehabía escrito en1516paraelentoncespríncipeCarlos,cuandocontabacontansolodieciséisañosdeedad.Ahora era rey de España y emperador de media Europa. Erasmo estabaorgulloso de haber influido en su educación, aunque hubiera sido de formaalgolimitada.
JohanyLuissalieronde laEscuelaTrilingüedebuenhumor,charlandode forma muy animada. «Lástima que la diversión se vaya a acabar tanpronto»,sedijoJohan,pensandoenelmotivorealdesuvisitaaLovaina.
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ENLAACTUALIDAD,MARTES4DESEPTIEMBRE
Lahilaridadgeneraldelpasedemodelossehabíatrasformadoenabsolutaestupefacción. Las caras de todos los miembros del Speaker’s Club erandifícilmentedescriptibles.
—¿Qué pasa? ¡No me miréis así! Ya os había contado que me habíadivertidoesteverano—dijoCarlota,queeralaúnicaqueparecíaentretenida.
—¡PorDiosCarlota!—dijodeinmediatoAlmu—.¿Sabesloqueacabasdedecir?
—¿Tehasvueltoloca?—dijoFede—.Yaquedótodomuyclaroantesdelverano.
Carollosmirabaconcaradenoentendernada.—¿Alguien me puede explicar de qué estáis hablando? Y de paso,
también me podéis contar por qué se os han quedado esas caras tandesencajadas.Tendríaisqueverosenunespejo,parecéislaFamiliaMonster—se giró hacia Rebeca—. Te has quedado paralizada, hasta te pareces aMiércolesAddams.
Rebeca reaccionó, se había quedado atrapada mentalmente ante larevelacióndeCarlota.LeexplicóbrevementeaCaroltodoloocurridoduranteel pasadomes demayo. La visita de la supuesta condesa de Dalmau a superiódico, que, en realidad, era el número tres del actual Gran Consejo, laactrizTaniaRives,disfrazada.Tambiénledijoqueleentregóunosdibujosycómo,despuésdediversasvicisitudes,habíanllegadohastaelemplazamientodelárboljudíodelsabermilenario,queeraunarcónenterradoenelPatiodelosNaranjosdelaLonjadeValencia.Esearcónestabavacío,alguienseleshabía adelantado. Para terminar, le contó cómo había desenmascarado alnúmeroonce,queeraJoanaRamos,laparejadesutía.
—¡Qué emocionante! Ahora entiendo el motivo por el que hubo tantaactividadenelchatdelmóvildelSpeaker’sClub esemes.Nopodía seguirvuestro ritmo, además en época de exámenes, así que no leí prácticamenteningún mensaje. ¡Qué lástima no haber estado en España para haberparticipado!Desdeluegoparecequefuetodaunaaventura,¿no?
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Carlotaparecíaresplandeciente.—Noempleeselpasado,Carol.Nofue,aúnloesyloserá—dijoCarlota,
con esa sonrisa enigmática que tanto intrigaba a Rebeca—. Y lo másimportante,llegasenelmomentojustoparapoderparticipar.
Charly,porfin,parecióreaccionar.—OyeRebeca, ¿no le habrás pasado a tu amiga algún cigarrito de esos
quefumáisloshippies?—Te juro que no —contestó Rebeca, que aún estaba conmocionada.
«¿Quéesloquehabráaveriguadoesteverano?»,sepreguntabainquieta.—Pues entonces ha sido poseída por el espíritu de Ágatha Ruiz de la
Prada—sentencióCharly—.Elvestidosehaapoderadodesumente.Tantocorazónnopuedeserbueno.
—Tengopruebasdeloquetodoloquedigo—dijomuyseguraCarlota.—¿Quépruebassonesas?—preguntóCarmen,comosiemprelavozdela
cordura.CarlotasequedómirandofijamenteaRebeca.—El día que descubriste que Joana era la undécima puerta, en aquella
reunióndijistealgoquemediomuchoquepensar.Voyaintentarrecordartuspalabrasexactas,eranalgoasícomo:«tuveunaextrañasensación.Medabalaimpresióndequeéramossimplesmarionetasenunteatro,yquealguiennosmovíaloshilossinquenosotrosnosdiéramoscuenta».
—Sí, las recuerdo—contestóRebeca—. Fueron exactamente así, tienesmuybuenamemoria.
—Meacuerdoque,actoseguido,Fedetedijoquenotecomprendía,yyomanifestéquehabíatenidolamismasensaciónquetú—continuóCarlota.
—Asífue.¿Adóndequieresiraparar?—Aunlugarmuysimple.Hecontinuadoteniendoesamismasensación,
incluso después de la confesión de Joana. Lo siento, algo fundamental noencaja en toda la historia que conocemos. Me temo que seguimos siendomarionetasqueotraspersonasquedesconocemosmanejan.
—¿Enquétebasasparasemejanteafirmación?—Tú deberías conocerlo mejor que nadie —dijo Carlota, mirando a
Rebeca.—¿Yo?¿Porqué?—Para empezar, porque una de las dos partes del mensaje, que nos
condujo a buscar y localizar el árbol judío en la Lonja, era completamentefalso.Unagranmentira,esosí,unamentiramuybienelaborada.
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Durante el mes de mayo habían descubierto la inscripción «bajo laestrella» en una gargantilla de gran valor, propiedad del conde de Ruzafa.TambiénBonethabíadescifradounmensajeocultoenunsobre,queelcondeguardabaensucajafuerte.Esemensajerezaba«lujuriadeseda».Launióndeambos mensajes les había conducido hasta la Lonja de la Seda, y másconcretamente al lado de la fuente con forma de estrella en el Patio de losNaranjos.AhoraCarlotaafirmabaqueunodelosdosmensajeserafalso.
Sehizoelsilencioenelgrupo.Rebecaestabacompletamenteaturdida,sinsaberquécontestar.
—¿Locuentastúolocuentoyo?—lepreguntóCarlota.—¿Y si nos vamos a cenar, y continuamos la conversación allí? —
respondióRebeca,intentandoganartiempoparabuscarunarespuesta.—Buenaidea,casieslahorareservada,ytengohambre—dijoXavier—.
Estamos apenas a cincominutos del restaurante, así que creo que seremoscapacesdeaguantarelsuspensehastallegarallí.
—Mistripasmehacenruido—protestóCarlota.—Pues te comes un corazón de tu vestido, que te sobran—le contestó
Xavier,entonoburlón.Se levantaron de la mesa, y fueron saliendo del Speaker’s Club en
direcciónalbarriodelCarmen.«¿Cómo demonios había descubierto Carlota que el mensaje del sobre,
conelcifradoCésar,lohabíaescritoella?»,sedijoespantadaRebeca.«Porsumanera de dirigirse a mí, está claro que lo sabe». Ahora que lo pensaba,suponíaquenoeraimposible.Enaquelmomentohabíatenidoqueimprovisarcon urgencia y no les había prestado demasiada atención a los pequeñosdetalles como, por ejemplo, la caligrafía del sobre, o a cualquier otro queahora mismo no se le ocurría. Carlota sabía que era falso, eso era loimportante.Nosabíaquéhacer,estabaconfundida.Estabaapuntodeafrontarunapequeñacrisis.Teníacincominutosparaidearunarespuestaconvincenteal falso mensaje del sobre de la condesa, porque cuando llegaran alrestaurante,suponíaquelaatenciónseibaacentrarenellayteníaqueestarpreparada.
Rebecaestabaasustada.
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—Tengoquehablarcontigo—dijomuyserioJohan.Luis Vives se quedó mirando a su amigo durante unos segundos. No
parecíasorprendido.—Ya me imaginaba que no habías venido hasta Lovaina solo para
visitarme.—Sabesdesobraquemeapetecíamuchoreunirmecontigo,perotambién
tengoalgoquecontarte,yesimportante.—Anda,dimeesotangravequetellevascallandotresdías.Comonolo
sueltes,creoquevasaacabarreventando.—¿Lohabíasnotado?—Puesclaro,aunquenotengoniideadequésetrata.—En realidad no es una única noticia, son dos. ¿Por cuál quieres que
empiece,porlabuenaoporlamala?—¿Hay una buena noticia? ¡Caramba! Eso sí que es una sorpresa,
últimamentetodassonmalas.Comonomeloesperaba,empiezaporesa,porlabuenanoticia,tengocuriosidad.
Johanhizounapequeñapausa.—Aunque no debería saberlo, conozco que tus amigos enEspaña están
haciendo verdaderos esfuerzos para que puedas regresar de este exilio, contotalseguridadyasalvodelSantoOficiodelaInquisición.
Luispusocarademanifiestadecepción.—¿Esa es la buena noticia? Pues vaya chasco. Estoy muy a gusto en
Flandes,demomentonomeplanteovolver.—Déjameacabar,aúnnohasescuchadoloquetengoquecontarte.—Adelante,adelante—dijoLuis,conalgodecuriosidad.—MeheenteradodequeelnobledonBertránestáencontactocondon
FadriqueÁlvarezdeToledo,segundoduquedeAlba,que,comoespúblico,tienedosnietos.Pareceserqueestábuscandounapersonacultaydoctaparaquesehagacargodelaeducacióndeambos.
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—El segundo duque deAlba y sus dos nietos. Además, tú y yo juntoshablando de ello. Dos, dos y dos. Seguro que un cabalista vería algúnsignificadoocultoentudiscursodeltripledos.
—¡No seas idiota Luis! Estamos hablando en serio, de don FadriqueÁlvarezdeToledo.
—Losé,nadamásynadamenosqueelduquedeAlba.—Exacto, un caballero con grandeza de España, máxima dignidad
nobiliariadespuésdelpropioreyysusdescendientesdirectos.ConsupoderpodríasituaracualquierpersonafueradelalcancedelaInquisicióndeformadefinitiva, ymás si es el preceptor de sus nietos. Sé que te aterra el SantoOficio.
Luisasintióconlacabeza.—Aunque en la actualidad no tengo malas relaciones con ellos, en el
pasado quemaron a gran parte de mi familia. Lo que les hicieron a ellos,tambiénmelohicieronmoralmenteamímismo,asíquecuantomáslejosdela Inquisición, sin duda mejor. Simplemente evito cualquier contacto conellos.
—ConozcotuaversiónalSantoOficio,poresotelodecía.—Aversión es una palabra muy suave, pero ¿el duque de Alba ha
preguntadoexpresamentepormí?—dijoextrañadoLuisVives.—No, todavíaestábuscandocandidatos,peroestoytranquiloporqueme
constaqueelnobledonBertrán,quees todaunapersonalidaden lacorteynieto del que fuera inquisidor general deEspaña, frayDiego deDeza, estáhaciendounaimportantelabor,yaqueesamigopersonaldedonFadrique.Leestáofreciendotusservicios.
—¿Le ofrece mis servicios sin contar conmigo? Es curioso. De todasmaneras,deboinsistir,estoymuyagustoenLovaina.
Johan se levantó y miró a su alrededor, con un gesto claramentedespectivo.
—¿Deverdad tegustaLovaina?—JohannopodíacreeraLuis.Apenasllevabaunosdíasyyaledesagradabahastasuolor.
—¿Cómo ciudad? ¡Claro que no! Túmismo habrás observado que estásucia y abandonada, pero en la actualidad es un verdadero emporio de lasciencias y de las letras.Además, trabajo paraErasmo, inclusome visita enocasiones, cosa que jamás haría si estuviera en España. Ya sabes que harechazado múltiples invitaciones para acudir, ya que no se fía de losInquisidoresespañoles,aligualqueyo.Nopierdasdevistaque,ahoramismo,
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Flandes es el centro culturalmás importante deEuropa.Aquí,mimente sesientelibreyasalvodehogueras.
Johannosabíacómocontinuarlaconversaciónsinherirlasusceptibilidaddesuamigo.Loteníaqueintentar.«Allávoy»,sedijo.
—Luis, debes pensártelo muy bien. Sé que a principios de este año secayó del caballo tu joven pupiloGuillermo deCroy y desgraciadamente semató.Tambiénséqueeratuprincipalmecenasyquetueconomíaactualestámuy maltrecha. No niegues que atraviesas por dificultades financieras —recalcóJohan—.Mehascontadoqueacabasde llegardeBrujas,dóndehasvividoseismesesenunacasacedidaporelcapitánPedrodeAguirreyquetehasentrevistadoconelmismísimoreyCarlosI,apeticiónsuya.Tambiénséque, en esas fiestas, has conocido al cardenal Wosley, lord canciller deInglaterra.Sindudaesungranhonor,peroseamosseriosLuis,esonodadecomer.Elprestigiono llena lasdespensasnipaga lasviviendas.Nopodráspermanecer eternamente enFlandes si no consigues otra fuente de ingresosestable.Siesonoocurre,tendrásquevolveraemigrar,yquémejorsitioparavolverqueatupropiohogar.
Luissequedómirandoasuamigoconciertoasombro.—CarambaJohan, llevabaseldiscursobienpreparado.Notefaltarazón
eneltemademisfinanzas,perodesgraciadamenteyonotengohogar.Soyunciudadanodelmundo.«Dóndeestoybien»,esaesmiverdaderanaciónymipatriasonmiszapatos.Nocreoenlasfronteras,ysimeapuras,tampocoenlasbanderas.Hancausadomásmuertesquelapeste.
—Eso no es cierto, pero ya lo discutiremosmás adelante—le contestómuyserioJohan.
Luis Vives intentó cambiar el curso del diálogo, no quería que laconversacióndiscurrieraporesoscauces.
—HastaFlandes llegan lasnoticiasde la rebeliónde lasGermaníasqueamenaza todoel reinodeValencia.¿Noespreocupante?CreoqueelvirreyfuederrotadohaceunosmesesporellíderinsurgenteVicentPeris,ytuvoquerefugiarseenelcastillodeVillena,segúncuentanlosmercaderesvenidosdenuestratierra,¿noescierto?
—Yatardabasensacarmeesetema—contestóconciertofastidioJohan.Sabíaqueeraunasuntopolémico.
—Compréndeme,meestásinsinuandoquevuelvaamiciudad,que,ahoramismo,estáenplenasublevaciónmilitar,¿cómoquieresqueloobvie?
—No es tan grave como puede parecer desde la distancia. Tú vives enLovaina y yo vivo en Valencia. Es una revolución condenada al fracaso.
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¿Creesqueunosartesanosarmados,organizadosenformadegremios,tienenalgunaposibilidaddevenceralanoblezayalmismísimoreyCarlosI?Esdelocos.Lomaloesqueselocreen.
—Pues parece que los rebeldes agermanados tienen mucho apoyopopular,yesunhechodequeelreynoleestáprestandodemasiadaatenciónaestasublevación.
—NoolvidesquehaceapenasdosañossufrimosotraepidemiadepesteenValencia.Enesemomento,lanoblezaabandonólaciudadylosgremiossehicieron con su control, aprovechando el vacío de poder. Entonces parecióuna buena idea que se armaran para defendernos de las incursiones de lospiratas berberiscos, aunque ahora se ha demostrado que fue un gran error.Peronoteconfundas,esunamerailusióntemporal.Encuantoelreydespiertedesuletargo,todovolveráalanormalidad.Losderrotaráasangreyfuego,ynocreoquetardemucho.
—Te recuerdo que los rebeldes han conquistado plazas relevantes yganadoalgunabatallaimportante.
—Peroperderánlaguerra,hazmecaso.Noformanungrupohomogéneo.Terminarándivididosyderrotados,yesalgoquevaaocurrirmásprontoquetarde.Además,noolvidesquetutíoBaltasarVivesesunodeloslíderesmássignificadoscontrariosa la revuelta.Cuando finalice,quedaráenunabuenaposiciónsocial,yesoserábuenoparatufamilia.Tepodríaayudar.
—Puescréemequeestoypreocupadoporlarevolución,apesardequemitíolacombata.
Johan Corbera intentó reconducir la conversación. Ahora al que no legustabapordóndediscurríaeraaél.
—Lo que de verdad debería preocuparte en este momento no son losrebeldesagermanados,sinolaofertadelduquedeAlba.¿Nomedigasquenotienescuriosidadporconocerenquéconsiste?Sabesqueesunapersonamuypoderosa,perotambiénmuyrica.
—Temueresporcontármela.Venga,¿cuálesesaoferta?—Nada más y nada menos que doscientos ducados de oro al año, al
margen de todos los privilegios que un cargo de esa categoría conllevaríaaparejados.
Luis Vives no pudo evitar sorprenderse, aunque trató de ocultarlo. Noquería revelarle su reacción a Johan.Realmente estaba impresionadopor laoferta.
—Noestánadamal,laverdad—dijo,conaparentetimidez.
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—¿Nadamal?¡PerosiesunapequeñafortunaLuis!Además,tambiénmeconstaqueteestánbuscandounacátedraenalgunauniversidad.Siregresas,podrías cumplir lo que siempre has dicho que te gustaría hacer en la vida,«aprenderyenseñar».
—PeroelduquedeAlbanomehahechoningunaoferta.—No, todavíano, pero confió enquedonBertrán logre convencerlo en
breve.Créeme,lohevistoenacciónyseloestátomandomuyenserio.Yasabesquetieneungranpoder,inclusoparecesuperiorasurangonobiliario.
—Puesentoncesnopuedotomarningunadecisiónahora.Deboesperaraqueseproduzca,siesquesucede,yentoncesdecidirenconsecuencia.
—Asíes.SupongoquetelocomunicaríanmedianteunemisarioespecialdelaCasadeAlba.
Luis Vives se quedó callado, pensativo durante unos interminablessegundos,mirandoa losojosasuamigoJohanCorbera.Al final rompiósusilencio.
—Pero tú, en realidad, no has venido hasta Lovaina a contarme eso,¿verdadJohan?
—No.Yatedijequetambiéneraportadordemalasnoticias.—Pueshallegadoelmomentodehacermepartícipedeellas,¿nocrees?—Metemoqueasíes.Johan Corbera le contó el verdadero motivo de su viaje. Se tomó su
tiempoparapodernarrartodosloshechosconsuscorrespondientesdetalles,sinpasarporaltoninguno.Aquelloeraverdaderamenteterrible.
LuisVivessequedóenblanco.Nosabíaquédecir.Estabaprofundamenteconmocionado.
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CruzaronlaplazadelaReina,ytomaronlacalleCorretgería,enanimadaconversación. Rebeca intentó quedarse sola para poder pensar, pero fueimposible.Almulaacompañaba.
—¿QuéhaqueridodecirCarlotaenelpub?—LaverdadesquenoloséAlmu.—Hadichoqueteníapruebasdeunengaño.—Desciframos y unimos los dosmensajes que nos condujeron al árbol
judíodelsabermilenario.Notengoni ideacuáldelaspartespiensaCarlotaqueesfalsa—mintiólomejorquepudoRebeca.
—Dentrodepocosaldremosdedudas.EsoeraloqueprecisamentetemíaRebeca,yaúnnohabíapensadoenuna
explicaciónplausible.Eltiemposeleacababa.Llegaron al restaurante italiano «San Tommaso». Les habían reservado
una granmesa redonda en la parte inferior. Todos se sentaron, pidieron labebidayvariasracionesdesucélebreentranteparmigianademelanzaneparacompartir,mientrasechabanunvistazoalacarta.
—Venga Carlota, cuéntanos qué has hecho este verano para darnossemejante noticia —dijo Charly, que, como todos los demás, estabaexpectante.
—Tenéiscuriosidad,¿verdad?—contestóCarlota.—NoseasmalaÁgatha,notehagasderogar—dijoFede.—Esmuysencillo.Comoyaoshecontado,hedescubiertoqueunadelas
dospartesdelmensajeesfalsa.—Aunqueasífuerayhubieraalgúnerrorenunadelaspartesdelmensaje,
¿cómollegasalaconclusióndequeaúnexisteelGranConsejoyelárbol?—preguntóCarmen—.Notesigo.
—Noestoyhablandodeunsimpleerror,estoyafirmandoqueunadelaspartesescompletamentefalsa.
—Aun así —continuó Carmen—. Que hayamos investigado una pistafalsatampocodemuestralaexistenciaactualdelGranConsejo.Noloveo.
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—Te aseguro que sí lo demuestra. No se trata de que nos hayamosequivocado en un razonamiento, ni siquiera que interpretáramos algúnaspectodeformaerrónea.Insisto,se tratadequealguiennoshacoladounapistafalsaapropósito.
Laexpectaciónen lamesaeramáxima.Todosestabanpendientesde lasexplicacionesdeCarlota.Mirandoasusamigos,lanzóunapregunta.
—¿Porquéalguiense ibaa tomar lamolestiadefalsificarunapartedelmensaje,conelobjetodedirigirnuestrabúsquedadelárbolhaciaelPatiodelosNaranjosdelaLonja?
—¿Porqué?Esodigoyo—dijoBonet.—Es obvio. En realidad, le daba igual que buscáramos allí o no —
contestóCarlota.—Ahorasíquenoentiendonada—contestóAlmu.Carlotaintentóexplicarsemejor.—Quierodecirquesufinalidadnoeraquefuéramosaeseemplazamiento
en concreto. Si resolvíamos el mensaje falso, pues mejor, porque habíapreparado un pequeño teatro, con un arcón vacío incluido, para quepensáramos que el tesoro judío se había perdido para siempre. Pero suverdadera intención era que no buscáramos en el auténtico lugar dóndepermanece oculto el árbol. ¿No os dais cuenta? Lo que quería eradespistarnos,yreconocerquenoconsiguiósuobjetivo.
Todossequedaronensilencio,pensandoenlaspalabrasdeCarlota.—¿Yquiénseibaatomarlamolestiadefalsificarunapartedelmensaje?
—dijoJaume.—Buenapregunta,ahora tehagootraa ti, tedevuelvo lapelota.¿Quién
tieneencomendadalamisióndeprotegerelárbol?—¡ElGranConsejo!—contestódeinmediatoCharly.—Exacto. No olvidéis que la única razón de su existencia es ser,
precisamente,losguardianesdelárbol.Falsificarlapistaleshabrácostadoungran trabajo, no era nada sencillo. Si lo pensáis bien, tan solo se justificaporqueestuvierantratandodepreservarsugrantesoro,elárbol.
—¿Dequépistaestamoshablando?—preguntóalgoimpacienteBonet.—Supongoquetereferirásalsobreconaquellasletrasdispuestastanraras
—dijoFede.—¿Noos ha resultado un elementomuy extraño desde el principio?—
preguntóCarlota.—Laverdad es que sí—continuóFede—, aunque no hasta el punto de
pensarquefuerafalso.Esonosemeocurrió.
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—Pararosapensarunmomento.Apareceunsobreenblancoque,puestoal trasluz, revela unas letras. No es que estuvieran especialmente ocultas,cualquierapodríahaberlasdescubierto,como,dehecho,asílohizoBonetlaprimera vez que cayó en sus manos ese sobre. Las letras componen unmensaje cifrado, pero nomediante técnicas numerológicas comohacían loscabalistas del Gran Consejo, sino utilizando el cifrado César, un métodoextremadamente sencillo de resolver. ¿Vosotros guardaríais un secreto tanimportante de esamanera, a la vista de todos y con tan pocasmedidas deseguridad?
Carlota se quedó mirando a su amiga Rebeca, que ya no sabía cómoponersedelonerviosaqueestaba.Continuóhablando.
—Pero, por otra parte, poneros en la situación del conde de Ruzafa.Imaginaroslaescena.Citaensupalacio,concretamenteensudespacho,alaundécimapuertaparaquelefacilitesumitaddelmensaje,conelpretextodereconstruir el Gran Consejo, que se encuentra roto desde hace siglos.Recordarquealasconvocatoriastansoloasistíanlastresprimeraspuertas,elGranConsejoestabapartidoporlacuarta.
—Sí,esoyalosabemos—dijounaimpacienteCarmen.—En el despacho del señor conde, la undécima puerta le trasmite su
mensaje de forma oral. Tampoco es tan extraño que el conde cogiera loprimero que tuviera a mano en su mesa, por ejemplo, un sobre, y queescribieraelmensajeconunaclavesencilladerecordar.Alfinyalcabo,loiba a guardar en una caja fuerte que ni siquiera su mujer, la condesa deDalmau,conocía.Noesunasituaciónfueradelonormal.
—¿Qué quieres decir con esa explicación? —preguntó Carmen, queparecíamuyintrigada.
—¿Noloentendéis?Loquepretendoquecomprendáisesquelapistadelsobreesplausible.Enrealidad,notengoningunapruebaquedemuestrequeseafalsa.Dehecho,creoque,porsusimplicidad,debeserauténtica.
Se formóunpequeño revuelo en lamesa.La carade todos ellos eradecompletaperplejidad.Derepente,Charlyrompióareír.
—Teestásburlandodenosotros,¿verdad?—dijo—.¡Eresunacanalla!Ahora todos acompañaron aCharly con las risas. Fede tiró un trozo de
panalacaradeCarlota.—¡Noslohabíamoscreídotodos,idiota!Nosteníasenvilo.Carlotatambiénseestabariendo,peroalmismotiempoobservabaacada
uno de losmiembros del Speaker’s Club. Eso era lo que pretendía en esteprecisomomento, con su pequeño teatro. Le costómuy poco tiempo darse
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cuentadelapersonaquedesentonabaentretodoelgrupo.Rebecaeralaúnicaquenoparticipabadeljolgoriogeneral,estabamuyseria.
«¡Qué curioso!», pensó Carlota. «Desde el principio ha mantenido unaactitudmuyextrañaconestetema».
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—¿Otra vez? ¿No nos van a dejar en paz en la vida? —dijo Luis,destrozado,mientrassecubríalacaraconsusmanos.
—Tu padre fue apresado por la inquisición hace poco más de un año.Sabesqueessegundavezqueocurre,perometemoqueestasealadefinitiva.
—¿Cómolosabes?—preguntóangustiadoLuis.—Tengo mis contactos, ya lo conoces. El notario de secuestros ha
procedido a inventariar todos sus bienes, que ya están a disposición delreceptordelSantoOficio.
—¿Québieneshandescubierto?—preguntóLuis.—Júzgalo por ti mismo. Aquí tengo el inventario —contestó Johan,
mientrasleentregabaasuamigoellistadodebienes.—Casa familiar en la Calle Taberna del Gall, valorada en 220 libras.
Bienesmueblesvaloradosen327libras.Títulosdedeudavaloradosen1026libras.DotedeBlanquinaMarchvaloradaen10000sueldosy380arrobasdelanaysedaalmacenada—leyóenvozaltaLuis.
—¿Estácompleto?—preguntóJohan.—Sí,pareceque lohandescubierto todo.Nohanpodidoesconderni la
dotedemimadreBlanquina,apesardequeella jamásfuedeclaradaherejepor el SantoOficio.No tienenningúnderecho a quedarse con ella. Inclusoalgunostítulosdedeudatambiénlepertenecían.
—Esoesmuymalaseñal,yasabescómofuncionalaInquisición.—Enmateriaeconómica lodesconozco.¿Porquédicesqueesunamuy
malaseñal?—preguntóintrigadoLuis.Johansequedómirandoasuamigo.—Veoquenosabescómofunciona.—Eslasegundavezquearrestanamipadreylaanteriorsalióindemne,
despuésdedescubrirlasinagogaclandestinaencasademitíoMiguel.¿Quéhaydediferenteenestaocasión?
Johan no tenía ningunas ganas, pero debía explicarle el funcionamientointerno y económico de la inquisición, para que su amigo Luis fuera
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conscientedelagravedaddelproblema.—CuandolaInquisiciónapresaaalguienacusadodeherejíaconpruebas
sólidas,deinmediatosecuestransusbienes.Estoesloquehaocurridocontupadre. Lo primero que hacen es un exhaustivo inventario de bienes, querealizaelllamadonotariodesecuestros,yestaspropiedadesseanotanenunlibroconocidocomoLibrodemanifestaciones.Enteoríasedeberíatratardeun sistema preventivo, para que el acusado no pueda distraer ni ocultar supatrimonioalSantoOficiocuandoexistensólidaspruebasensucontra.
—¿Porquédicesenteoría?—Porqueen laprácticanoocurreasí.Desdeelprimermomentoque se
produce el secuestro de bienes y propiedades, estas pasan a ser controladasporelreceptordelSantoOficio.
—¿Yesoesmalo?—Ytanto.ElreceptoresunadelasfigurasclavedelaInquisición.Esel
responsableeconómico,eseldelegadodehaciendadelreydeEspañaencadatribunallocal.Enconcreto,AmadordeAliaga,queeselreceptordebienesenValencia,atesorauninmensopoder, inclusodiríaquesuperiora lospropiosinquisidores.
—¿Yqué?—Puesqueelreceptordisponedelosbienessecuestradosdesdeelprimer
momento.Noesperaalacondenadelarrestado.—¿Yesolopuedehacer?¿Nohabríaqueesperaralasentenciadefinitiva
delTribunal?—Enteoríasedeberíadistinguirentrelosbienessecuestrados,queloson
preventivamente, de los bienes confiscados, que lo son después de unasentenciacondenatoria,peroenlaprácticanoocurreasí.ElreceptordelSantoOficiotieneplenospoderesparapoderdisponerdeellos,inclusoantesdelasentencia.
—¿Yconquéfinalidadhaceeso?—Elpretextoprincipalesqueelpropioarrestadodebehacersecargode
sumanutenciónenprisión.Lospresossepagansupropiacomida,deacuerdocon su capacidadeconómica.Cadapreso comeunmenúdiferente, pero, enrealidad, se trata de un simple pretexto, al igual que el pago de las costasprocesales,quesonabusivamenteelevadas.Porsupuesto,sisoncondenados,tambiénpagansusambenito,ensucaso,oinclusolosgastosqueacarreasumuerteen lahoguera.Paraque tehagasuna ideade lomacabrodelasunto,loscondenadossepaganhastalamaderaqueempleanenquemarlos.
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—¿Yquéocurresidespuésdetodoelloabsuelvenalacusado?—continuópreguntandoLuis—.Yasehanquedadoconsusbienes.
Johanselequedómirandoconelgestomuyserio.—Siguessinentenderlagravedaddelasunto,¿verdad?Eslasegundavez
que tu padre es arrestado por el Santo Oficio. Me preguntabas hace unmomentoquéhaydediferenteenestaocasiónquelaconvierteenmuygrave.Puesyatieneslarespuesta,elsecuestrodesusbienes.Esonoseprodujoenlaanteriorsituación,¿verdad?
—Que yo sepa no. Tan solo lo llevaron preso para declarar, pero loliberaron muy rápido, después de que le tomara declaración el propioinquisidordonJuandeMonasterio.
—DesconocesmuchascosasLuis,inclusoquiéneraenrealidaddonJuandeMonasterio.
—¿Porquémediceseso?Eraunodelosdosinquisidoresdeltribunaldelaciudadenaquelmomento.
—No nos perdamos en detalles que no nos llevan a ningún sitio yvayamosa lo fundamental. ¿Sabes a cuántos arrestados absuelveel tribunaldel Santo Oficio de Valencia después de producirse el secuestro de susbienes?
Luissequedóensilenciomirandoasuamigoyesperandolarespuesta.—Noabsuelvenanadie.Demilesdeapresados,apenasunadecenaseha
libradodelacondenaenmásdetreintaañosdefuncionamientodeltribunal.Unapartesignificativadeellosmuerenquemados—secontestóasímismoJohan—.¿Comprendesladiferencia?
AhoraeraLuiselquesequedóconelgestograveensurostro.—En este preciso momento entiendo lo que me querías decir desde el
principio de la conversación —contestó, al fin, apesadumbrado—. Elsecuestrodesusbieneslocambiatodo.
—Mealegroyesperoquecomprendaslaextremagravedaddelasunto.Luisseguíaconsternado,lecostabacontinuarlaconversación.—¿Quéestánhaciendomishermanas?Luis Vives había tenido un hermano, Jaime, fallecido a la edad de
veintiúnaños.Tambiénteníatreshermanas,Beatriz,nacidaen1499,Leonor,nacidaen1503,ylamásjoven,Isabel-Ana,nacidaen1507.
—Escucha, estánhaciendocasi lo imposible, pero tu familianecesita tuayuda con urgencia. No tienen la influencia que tienes tú. La situación esabsolutamentedesesperada,ellasnopuedenhacernadaporsalvarlavidadetupadre.Seestáncentrandoenelaspectoeconómico.TushermanasBeatrizy
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Leonor, junto con su marido, Miguel Dixer, están haciendo verdaderosesfuerzosparareunirtodoeldineroquepuedan.Suplanesintentarmantenerlapropiedad,almenos,delaviviendafamiliarydelosmuebles,parapoderteneruntechodóndepodervivir.Quieroquecomprendastodalacrudezadelasituación.
—Notecreasquenolohago.HablasdeBeatrizyLeonor,pero¿quépasaconmiotrahermana,Isabel-Ana?Apenasesunaniña.
Johannocontestódeinmediato.Pusounacaramuyseria.—¿Quéhasidodeella?—preguntóLuis,queparecíamuyangustiado.«Todoestámuyoscuroylanochemeenvuelve»,pensó.
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—¡Bien que nos has engañado, mala amiga! —dijo Almu—. Créeme,habíasconseguidopreocuparmedeverdad.
—Con ese vestido no sé cómo te hemos podido tomar en serio—dijoFede,mientrasseñalabaelestrafalariomodelodecorazonesdeCarlota.
Yaleshabíanservidolosplatosprincipales,asíqueempezaronacomer.CharlytambiénsediocuentadequeRebecaestabamuyseria.
—¿Qué tepasaqueestás tancallada?¿Nohaypazenelmundo? ¡Pueshagamoselamor!—serioCharly,dirigiéndosealahippiedeRebeca.
—Simplementeestoypensativa.—¿Yquépiensasexactamente,sisepuedesaber?—PiensoenCarlota.—¿En Carlota? ¡No me digas que te gusta! Pues hoy, tal y como va
vestida,tienemuchomérito.RebecaignoróelcomentariodeCharlyysegiróhaciasuamiga.Seguía
conlaexpresiónmuyreflexiva.—EscuchaCarlota,teconozcocasicomosifuerasmipropiahermana,y
creoquesécuándohablasenserioycuándono.Creoquetenemos,dealgunamanera,nuestrasmentesconectadas.
Sehizoelsilencioenlamesa.TodossequedaronobservandoaRebeca,esperandoaquecontinuara.Asílohizo.
—Estonohasidounabroma,¿verdad?—dijo,mirandoalosojosdesuamiga.
Ahora toda la atención se dirigió hacia Carlota, que se quedó unossegundoscallada,luciendounasonrisadelomásenigmática.
—¡Carlota,porDios,hazelfavordecontestar!—dijoAlmu,queestabavisiblementeimpaciente.
Carlotasetomósutiempopararesponder.—Está claro que me conoces demasiado bien, es verdad que nos
parecemosdemasiado.Esevidentequenotepuedoocultarciertascosas.
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—Entonces¿no teestabasburlandodenosotros?—preguntóasombradoCharly.
—Estavezno.Rebecatienerazón.Eltemadelapistafalsanohasidounabroma.Ibaenserio.
—Noentiendonada.¿Entonces,alfinal,resultaqueelsobreesfalso?—preguntóAlmu,queyanosabíaquépensar.
Rebecaseanticipóyrespondióalapregunta.—Elsobreesauténtico.AhoraCarlotanosvaacontarunahistoriamuy
interesante, queno tienenadaquever con ese sobre, ¿no es cierto?—dijo,mirandodenuevoasuamiga.
CarlotasequedómirandofijamenteaRebeca.—Avecesmeolvidodequeerescasitaninteligentecomoyo—contestó,
conunasonrisa.—Puedesomitirel«casi»—respondióRebeca,queparecíadivertidapor
primeravezenbastanterato—,ycambiarloporun«más».Carlotasequedómirandoasuamiga.—Efectivamente, como parece que Rebeca ha deducido, la parte del
mensaje falsa no es la que contenía el sobre, sino la inscripción de lagargantilladelseñorconde.
Rebeca tenía lamente en plena ebullición. La primera deducción habíasido sencilla. Conocía ese brillo tan característico en los ojos de Carlota ydesde el principio sabía que no estaba bromeando con el tema de la pistafalsa.Sinosereferíaalsobre,tansoloquedabalaotrapartedelaecuación,lagargantilla.Loquenoentendíaeracómopodíaserfalsoelmensajegrabadoen ella. Estaba tan sorprendida como el resto del grupo, aunque intentabaaparentarseguridadytranquilidad,aunqueloconseguíaaduraspenas.
—¿Eso cómo puede ser?—preguntó Carmen—. Rebeca nos mostró lafoto que consiguió ese detective privado. El mensaje estaba allí, todos lovimosylopudimosleer.
—Eseeselproblema,quetodosvimoselmensajeylopudimosleer.—¿Cómo puede ser un problema que viéramos el mensaje y lo
leyéramos?—preguntó Carmen, cada vez más intrigada—. ¿Nos tomas elpelo?
—Elproblemaesquetodosvimosyleímoselmensaje,pero,enrealidad,nadieviolagargantilla.
Carmennoentendíanada.InterrumpiólaexplicacióndeCarlota.—¿Cómo que no? El detective privado, amigo de la tía de Rebeca,
consiguió la fotografía, que había tomado el propio joyero del conde.
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Además,TaniaRivestambiénlavioencimadelamesadeldespacho,cuandoentrófurtivamenteensupalacio,lamismanochedelamuertedelacondesade Dalmau —contestó Carmen algo indignada—. Tu afirmación no esverdadera,esagargantilla,almenos,lavierondospersonas.Esoesunhechoquenopuedesnegar.
Carlotanocontestóinmediatamente,sequedócallada,sonriendoconeseestiloquetantolegustaba,yquetantointrigabayexasperabaaRebeca.Nolosoportaba.
—¿Oshabíacontadoqueesteveranohabíaestadomuyentretenida?—¡Carlota,porfavor!—exclamóCharly.
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LuisVivesestabahorrorizadoporloqueestabaescuchandoenbocadesuamigoJohanCorbera.¿QuéhabíasidodesuhermanapequeñaIsabel-Ana?
—¿Nome digas que también ha sido apresada por el SantoOficio? ¡Siapenastienecatorceaños!—dijoespantado.
—No, está en libertad, pero no sé por cuánto tiempo. Se dispone acontraernupciasconLuisAmorósdeVera,queesundestacadomiembrodelacomunidadjudía.MetemoquehasalidoatumadreBlanquina,inclusosuparecidofísicoesasombroso.Teníasqueverlaahora.
Luissintióunapunzadaensucorazón.Johancontinuóconsuexplicación.—Siguesusmismospasosjudaizantesquetumadre.SéquelaInquisición
losvigila.Apesardemisreiteradasadvertencias,esmuytestarudaynohaymaneradeconvencerla.YaconocíasaBlanquina,puesellaesigual,tantoenlo físico como en lo espiritual.Me temo que los dos acaben enmanos delSantoOficio—contestóJohan.
—¡Estonovaaterminarnunca!—dijoLuis,completamenteabatido.—Comoteestabacomentando,lasesperanzasdequetupadrenoacabeen
lahoguerasonescasas.TushermanasBeatrizyLeonorestánreuniendotodoeldineroquepuedenparaconvertirseencapllevadorsdelaviviendaydelosbienesmuebles,peronecesitanmuchocapitalparalafianza.Ahoramismonolotienen.
—¿Convertirseencapllevadors?¿Quésignificaeso?—Me olvidaba que desconocías el funcionamiento económico de la
Inquisición.El SantoOficio tiene dos formas de convertir en almoneda losbienes de los que se incauta.El primero es la subasta pública, pero esmáshabitualqueelreceptordelaInquisiciónsepongaencontactoconamigosyfamiliaresdelpreso,ofreciéndolesretenerlosbienesacambiodeunafianza.Paraelreceptoresmáscómodo,yaqueesunsistemaágilyconsiguedinerodeunamaneramás rápida.Estos familiareso amigos reciben el nombredecapllevadors.
—¿Yporesosehaquedadoalmargenmihermanapequeña?
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—Exacto. Les he aconsejado a tus hermanas Beatriz y Leonor que ladejen de lado. No es recomendable que figure como propietaria de lasantiguas posesiones familiares, porque podrían caer en manos del SantoOficio de nuevo, si Isabel-Ana es apresada junto a su futuromarido, comotodopareceindicarquepodríasuceder.
—Estásmuybieninformado,siempremesorprendes.—No olvides que, además de maestro cantero, pertenezco a la Iglesia
católicaytengoaccesoamuchainformación.Luisestabaabatido.—En resumen, la inquisición nos va a quemar a todos y tú quieres que
regreseaEspañaparaquemequementambién—dijo.—Tupadreestápresoytodoslosbienesfamiliaresestánsecuestrados.Si
consiguen el dinero de la fianza y al final tu familia consigue retener lavivienda,sequedaránsinrecursosnisiquieraparacomer.Ysinoconsiguenel dinero necesario, se quedarán en la calle sin hogar. La situación esdesesperada,paseloquepase.¿Noloentiendes?Haztecargodeldrama.
Luisestabaapuntodeestallarenlágrimas.—¿Quépuedohaceryo?Casinotengorecursosniparamantenermeamí
mismo,cómobiensabesymehasrecordadohaceunrato.—Noolvidesquiéneres,elgranLuisVives,unapersonamuyinfluyente
entodaEuropa.PuedesvolveraEspañayaceptarunadelasofertasdetrabajoque seguro te llegarán, sea la del duque de Alba o una cátedra en algunauniversidad.TeprotegerándelasañadelSantoOficio,piensaquenotienennadacontrati,jamáshascometidounactoherético.
—Nopuedohacereso.MipadremesacódeEspañahacetreceañosparaprotegerme de la Inquisición, en cuanto fue apresadomi maestro principalAntoniTristany.¿Tengoquerecordartequemitutorfuequemado,yque,contodaprobabilidad,yoibaaserelsiguiente?
—EscuchaLuis, si túno losayudas, acabaránmuertosoarruinados.Tufamilia se ha preocupado siempre por ti, te han dado una magníficaeducación, jamás teha faltadonadaen lavida.¿Nocreesqueha llegadoelmomentodedevolverlesalgode todoloqueellos tehandadodeformatangenerosaytúhasrecibido?Piensaqueeresquiéneresgraciasaellos.
AhoraLuisnopudoaguantarmás,ylaslágrimasseescaparondesusojos.—¿Elárbolestáasalvo?—preguntóalfin.—Demomentoparecequesí.Nosospechannada.—Almenos una buena noticia—dijo Luis, intentando simular un falso
alivio.
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Nosabíanloequivocadosqueestaban.Poruntiempoloibaaestar,peronisiquieraesaeraunabuenanoticia.
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ENLAACTUALIDAD,MARTES4DESEPTIEMBRE
—Como no nos lo cuentes ya, soy capaz de abalanzarme sobre ti yarrancarteabocadoscadaunodeloscorazonesdetuvestido—dijoCharly,mirandoelmodelodeÁgathaRuizdelaPrada.
—Esunaofertatentadora—contestóCarlota,conunasonrisapicarona.—Enserio,nonostengasenascuas—dijoCarmen.—Anda,cuéntanoslahistoria—insistióAlmu.—Allá voy. En realidad, la primera señal de alarma con respecto a la
gargantillameladiolapropiaTaniaRives.Rebecasesorprendiódeformavisible.—¿Has contactado con ella este verano? —preguntó, con manifiesta
curiosidad.—Lo intenté, pero no conseguí localizarla.Con la que sí que hablé fue
conlainspectoraSofíaCabrelles,lapolicíaquellevóelcasodesusupuestamuerte,porsiellaconocierasuparadero,perotampocosabíanada.Esosí,hadejado de estar oficialmente desaparecida, pero tampoco se le ha dadopublicidad a su resurrección. Parece que Tania ha optado por una vidadiscreta,alejadadelfocomediático.Nadiesabedónderesideenlaactualidad.
—¿Entonces?—MereferíaaloqueTaniaRivesdijoenelPatiodelosNaranjosdela
Lonja —Carlota hizo una pausa y se giró hacia Rebeca—. Tú estabasconmigoallí,aqueldía.NosésirecordarássureaccióncuandotutíaToteleacusóderobarlagargantillalamismanochequeentraronaescondidasenelpalacio y se llevaron los dibujos. ¿No hubo nada en el comportamiento deTaniaquetellamaralaatención?
Rebecasequedópensativa.—Esverdad,recuerdoquehubounacosaquemeparecióextraña.Mitía
laestabaacusandodelroboyella,mientrastanto,estabasonriendo.Tambiénrecuerdoque,enaquelmomento,penséquenosabíadóndeleveíalagraciaalasunto.Luegomeparecequecontestóquenoteníanadaqueverconeserobo,ymitíaseenfadóporsuactitud.
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—Para mi desgracia, tengo una memoria que parece una grabadora.Cuando tu tía le pidió explicaciones, ella le contestó literalmente que «eranormal» que no apareciera la gargantilla, mientras sonreía, como bienrecuerdas. ¿Porqué eranormalqueno la encontraran? ¿Yqué es loque lehacíatantagraciaaTania?Alfinyalcabo,unapolicíalaestabaacusandodeunrobo.
Rebecarecordóotrodetalle.—No te olvides que, el día queme visitó en el periódico disfrazada de
condesadeDalmau,tambiénmedijoquehabíavistolagargantillaencimadelamesadeldespachodelconde.
—Yasabesqueestaba interpretandounpapel,yeramuybuenacon losdetalles.Esunaactrizdelmétodo,seconvertíaensuspersonajesyadornabacon todos los detalles posibles su interpretación, para dotarse de mayorcredibilidad.
—Perolodijo,esoesunhecho,pormuchaactrizdelmétodoquesea.—Porotraparte,¿noosextrañaquefueralaúnicaque,enrealidad,viera
esasupuestajoya?—Ahíteequivocas,nofuelaúnica.Tambiénlavioeljoyerodelconde,
queseocupabadesusreparacionesymantenimiento—contestódeinmediatoRebeca.
Carlota hizo una pequeña pausa, aprovechando para beber un poco decerveza.Teníaloslabiosresecosdetantohablar.
—¿Sabéisquemeheechadonovio?—dijo,así,desopetón,reanudandolaconversacióndeformasorprendente.
—¡No me digas! —exclamó sorprendida Rebeca—. No me habíascontadonada.
—Loestoyhaciendoahora.—Pues me alegro por ti, pero ¿qué tiene que ver que te hayas echado
novio con la gargantilla? —preguntó Rebeca, un tanto extrañada—. Noconsigoentenderte.
—Bueno,enrealidad,noesunnovioformalnimuchomenos.Podríamosdecirqueesalgoasícomounrollitodeverano,estilorestaurantechino,perocambiandolaestacióndelaño,¿loentendéis?
—¡Carlota!—exclamóRebeca—.Teestásyendoporlasramasynoestáscontestandoalaspreguntasimportantes.
—Noteimpacientes,quetodoloqueosestoycontandotieneunsentido.¿Sabéiscómosellama?
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—¿Tu rollito? ¿Cómo quieres que lo sepamos?—preguntó Fede, algoirritado—.Nosomosadivinos.
—SunombreesÁlvaroEnguix.—¿Enguix? ¿De qué me suena ese apellido? —preguntó Rebeca de
inmediato.—Quizá te suenede laJoyeríaEnguix,que fuedondeelconde llevósu
famosagargantillaareparar—contestóCarlota.—¿YeseÁlvarotienealgoqueverconlajoyería?—preguntóXavier.—Claro,essuactualgerente.Lafundósupadre,SergioEnguix.—¿Y te has liado con el gerente de la joyería para sonsacarle
información?—preguntó incréduloCharly—.Esoescasinivelmaestro,medescubroantetuaudacia.
—¡Noidiota!—contestóindignada—.Unacosavinodespuésdelaotra.—AndaCarlota, ¿te importaría contarnos la historia desde el principio?
Creoquetodosvamosunpocoperdidos—dijoCarmen,comosiemprelavozdelasensatez.
—Claro,perdonar,peromedisperso.Comoyaoshecontado,esteveranome había quedado sin vacaciones, así que se me ocurrió visitar la JoyeríaEnguix, para preguntar por la gargantilla del señor conde.Me presenté unsábadopor lamañana,yparami totalsorpresa,estabacerrada.En lapuertahabíauncartelconsuhorariodeapertura,delunesaviernesúnicamente.
—¿Paratutotalsorpresa?¿Porqué?—preguntóXavier.—Porque recordaréis que el detective privado amigo de Tote, que se
llamabaRichie,contóquevisitólajoyeríaunsábado.Puesbien,esimposiblequelohiciera,yaquedurantetodoelfindesemanapermanececerrada.
—Igual durante el mes de agosto tenía horario de verano. Piensa queRichielavisitóenmayo—dijoRebeca.
—Esa era mi duda también, así que volví el lunes siguiente. Es unajoyería pequeña, familiar, que lleva abierta casi cuarenta años. Detrás delmostrador hay una sola persona.Le pregunté, yme dijo que ese horario loestablecieron hacía tres años. Richie no la pudo visitar un sábado, esimposible,porquenolaabren.
—¡Quéraro!—dijoRebeca,extrañada.—Peroaúnhaymás,aquínoacabanaquílasinconsistenciasenlahistoria
quecontóeldetective.Lepreguntéexpresamentealjoyeroporlagargantilla,ynoteníanilamásremotaideadeloqueleestabahablando.Noconocíanila gargantilla, ni conocía a nadie llamado Richie, ni, en consecuencia, leenseñóningunafotografíaniaesedetectiveniacualquierotro.
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Lasorpresaerageneral.—¿Nollevanningúnregistrodeentradas?—preguntóalfinCarmen.—También lepregunteporello.Consultóen losarchivos.Ninguna joya
deesascaracterísticasaparecíaensusfichasenlosúltimosveinticincoaños.Sehizoelsilencioenlamesa.Rebecareaccionó.—Creo recordar que Richie contó que había hablado con un tal Sergio
Enguix,que,porloqueacabasdecontar,eselfundadordelajoyería,elpadredeÁlvaro.¿EsposiblequeRichiefueraatendidoporSergio,yqueestenolecontaranadaasuhijo?
—LosientoRebeca,peroesotampocoesposible.—¿Porqué?—PorqueSergioEnguixsejubilóhacetresañosydesdeentoncesnopisa
lajoyería.Desdeentonces,elúnicoquelaatiendeesÁlvaro.Ahorasí,losmiembrosdelSpeaker’sClubsequedaronmudos.Lacarade
asombroerageneral.Nosabíanquédecir.Carlotarompióelsilencio.—Ahora se entiende perfectamente por qué los hijos de los condes no
sabían nada de esa joya, ni estaba asegurada, ni aparecía relacionada enningúnlistadodebienes,nisiquieraseencontróelmenorrastrodeellaenelpalacio.
—¿Quéesloqueseentiende?—preguntoalucinadaAlmu.Carlotasetomósutiempoparacontestar,mirandoatodossusamigos.—Enrealidad,lagargantillanoestádesaparecida.—¡Ah!,¿no?¿Yquiénlatiene?—siguiópreguntandoAlmu.—Nolatienenadie.—¿Nolatienenadieynoestádesaparecida?—interrumpióAlmu,conla
boca abierta—. Perdona Carlota, pero eso parece una contradicción en sustérminos.
Carlota sonrió.LamentedeAlmuno funcionabaa lamisma frecuenciaquelasuya.
—Decíaquenolatienenadie,porquesencillamentejamáshaexistido—dijo,alfin.
Ahoratodosestabandesconcertados.NadieseatrevíaarebatiraCarlota.Estabantomandoconcienciadesusdeducciones.
—¡Esincreíble!—reaccionóporfinCarmen.—Desgraciadamentenoloes.¿Comprendéislastremendasimplicaciones
deldescubrimiento?—Y tanto —dijo Rebeca, que parecía la más consternada de todo el
grupo.
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—Sería interesante poder hablar en persona con Álvaro Enguix. ¿Quéopinas,Carlota?—preguntóFede—.Creoqueeltemaesmuyserio.
—Pormínohayproblema.Hastaelviernesnopuedoquedar,pero,siloconsideráis,podríamosconvocarunareunióndelSpeaker’sClubyloinvitoaunirse.Esunapersonamuyinteresante,osaseguroquepuedeaportarmuchoalgrupo.¿Osparecebien?
Todos asintieron con la cabeza. Aún estaban aturdidos por lo queacababandeescuchar.
Rebecaestabacompletamentedesconcertada.«Estoponepatasparaarribatodo», pensó alarmada. «Tengo que hablar con mi tía cuanto antes». Aúncreía que podía haber una explicación que justificara todo aquello, aunqueahoramismonoeracapazdeverla.
LopeoresqueCarlotapodríatenerrazón.
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5DENOVIEMBREDE1521
—Hallegadoelmomentodeladespedida—dijoJohanCorbera.—¿Tienesquemarcharteya?—preguntóLuisVives.—Desgraciadamente sí. Sabes que pedí un permiso de unos días, y aún
mequedaunlargoviajehastanuestroreino.Luis estaba triste. Su última conversación había sido deprimente en
extremo.Sequedóensilencio.—¿Hasreflexionadoacercadeloquehablamosayer?—preguntóJohan.—Claro,¿quiénnopodríahacerloconsemejantesnoticias?—¿Hasdecididoalgo?—Heresueltoesperar.AunquetengoterroralSantoOficio,ymásconlas
noticias queme has contado, nome cierro ninguna puerta. Estoy abierto aescucharofertas.
—PreferiríaqueretornarasconmigoaValencia.—He pensado mucho acerca de la situación de mi familia. En estos
momentos, sin trabajo y sin dinero, para ellos sería un motivo más depreocupaciónyahoramismoyatienenbastantes.Nohaynecesidaddeañadirunonuevo.
—Tú jamás serías una carga para tu familia.Ya saben que tus finanzasestánmaltrechas y no esperan ese tipo de ayuda.Te has convertido en unapersonamuyinfluyenteentodaEuropa.TienesaccesohastaalreydeEspaña,inclusoalpropiopapadeRoma.
—Peropuedo intentar utilizar esas influencias desde aquí, no hace faltaque vuelva a España para hacer eso. Además, esa ascendencia sobre esospersonajesquemeacabasdenombrarnoestangrandecomotútecrees.Séqueme escucharán, pero para desgracia demi familia, dudo que tengan encuentaningunodemisruegos.
Sehizounincómodosilencioentreambos.—EnrealidadnotienesningunaintencióndevolveraEspañajamás,¿no?
—preguntóJohan.
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—Nomemalinterpretes. Si alguna oferta de las queme hablaste, sobretodo la del duque de Alba, se llegara a concretar, te prometo que laconsideraré.Yatehedichoquenomecierroningunapuertaysabesqueechodemenosmitierra,apesardelaInquisición.
—Sabesquenopodráspermanecermucho tiempomásenFlandessinoencuentrasotromecenas,yesonoesnadafácilenlostiemposquecorren.
—Tienesrazón,perotambiéntengootraposibleoferta.—¿Dequién?Nomehabíascontadonada.—Porquenosehamaterializadotodavía.ElcardenalThomasWosleyme
dijo,durantemiestanciaenBrujashaceapenasunmes,quequizárequirierademis servicios en Inglaterra.Ya sabes que es una persona de grandísimainfluenciaenlaisla,eslordcancillerdelreinoyarzobispodeYork.Apesardeque se tratade la segundaprelaturaenordende importanciaeclesiásticatraselarzobispadodeCanterbury,enlapráctica tienemásautoridadqueél.Me atrevería a decir que, después del rey EnriqueVIII, es la personamáspoderosa de Inglaterra ahoramismo.Convendrás conmigo en que no es unmalaliado.
JohanCorberaparecíaespantadoporloqueacababadeconocer.—Escucha Luis, ¿sabes la fama que tiene Wosley? Es un personaje
siniestro,ebriodegloriayambición.EshijodeuncarnicerodeIpswichyhaidomedrandoenlasociedadabasedemalasartes.Sucarácternotienenadaquever conel tuyo, es ávidodemandoydinero.Dudomuchoquevuestrarelaciónllegaraafuncionar.
—Esoesloquedicenlasmalaslenguas,sinembargo,amímecausóunamagnifica impresión cuando lo conocí en Brujas. No es un iletrado comoparecesinsinuar,noenvanohasidoprofesordegramáticaenlaUniversidaddeOxford,porejemplo.
—Nodigoqueseaunidiota,esevidentequenoloesparallegardóndehallegado.
—Entoncesestamosdeacuerdoenalgo,almenos.—¿Sabes que se comenta que es aspirante a la tiara pontificia? Si es
nombradopapasetrasladaríaaRomaytedejaríasolodenuevo,peroestaveztodavíamáslejos,enInglaterra.
—Nohanllegadoamisoídosesosrumores—contestóLuis,extrañado.—Hazme caso, ya sabes que soy eclesiástico y me entero de muchas
cosas.Setratadeunaspiranteentreotros,perodeberíapreocupartetansoloesaposibilidad.
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—¿YquéteimpidecreerquesielcardenalWosleysetrasladaraaRomacomopapanomellevaríaconél?
—Esoesloquemásmepreocupadetuactitud,tudesapegoporEspaña.Nodebesolvidarqueeresprimerapuerta,elnúmerouno,elKeter,laraízdelGran Consejo. No puedes permanecer eternamente huyendo de turesponsabilidad.
LuisVivessequedómirandoasuamigo,conunaextrañaexpresiónenelrostro.Setomósutiempoparacontinuarlaconversación.
—EscuchaJohan, túeresungranamigomíoymehasprestadograndesservicios. Además, eres la undécima puerta, pero, como bien sabes, nopertenecesalGranConsejo.Nopuedocontarteciertascuestiones.
—Nohacefaltaquemelorecuerdes,yalosé.—Hay dos cosasmuy preocupantes que no conoces y que condicionan
muchasdemisdecisiones—dijoLuis,conuntonodevozmuygrave.—¿Quéquieresdecirconeso?—Laprimera,¿sabesqueestoysiendovigilado?—¿Tevigilan?—repitiólapreguntaJohan,completamenteespantado.
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ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES5DESEPTIEMBRE
Rebeca había llegado muy tarde a casa, ya pasaba de la una de lamadrugada.Laveladasehabíaprolongadomásdeloprevisto.Erademasiadotardeparadespertarasutía,asíqueledejóunanotapegadaconunimánenlanevera.
«Notevayassinhablarconmigo,esimportante».Sepusolaalarmadeldespertadoralassietemenoscuartodelamañana.
«Otrodíadedormirpoco»,pensó,porqueaverquiénconciliabaelsueñocontodoloquehabíaocurrido.NopodíaevitardarlevueltasaldescubrimientodeCarlota.
Apesardedormirsetarde,sedespertóencuantosonóeldespertadorporprimeravez.Salióenpijamaalacocina,noqueríaquesutíaTotesefueraaltrabajoantesdehablarconella.Allíestaba,sentadaenlamesa,esperándola.
—BuenosdíasRebeca.Hevistotunota.—Buenosdíastía.Anochelleguébastantetardeynoquisedespertarte.—¿Qué pasó ayer? —preguntó Tote, con un tono de evidente
preocupación.Rebecanohabíahabladoconsutíadesdeellunesporlamañana.—Yasabesque tuvimos laprimera reunióndelSpeaker’sClubdesdeel
mesdejunio.VinoCarolAntón.—¡Ah!,¿sí?¿HavueltodeParís?¿Quétalestásupadre?Asumadreaún
laveodevezencuandoporValencia,perohacetiempoquenocoincidoconél.
ToteeramuyamigadelospadresdeCarolina,porquelohabíansidoconanterioridaddelospadresdeRebeca.SeconocieronhacemásdequinceañosenunactoprotocolarioenlaEmbajadadeFranciaenMadrid,yfrecuentabancírculos culturales con bastantes amigos en común, sobre todo artistascontemporáneosafincadosenlaprovinciadeValenciacomoPacoCaparrós.
—Estábien,lohanascendido.Supongoquesabrásquesesepararonhaceunosaños.
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—Sí,esoloconocía.Comoyatehedicho,hecoincidoenalgunaocasiónconsumadre.Porloquemecontó,parecequesellevanbien.
—Sí, fueunaseparaciónamistosa,motivadasobre todoporqueélyanoestáenelconsuladoenValencia,ahoratrabajaenlaembajadaenMadrid.Eselagregadoculturalanivelnacional,peromantienenunamagníficarelación,inclusoconsuhija.
—Poresonoloveía.Mealegroporél.Peroanda,dimequétepreocupa,quenocreoquetengaqueverconCarolnisuspadres.Parahabertelevantadoantes de las siete de la mañana, tiene que ser algo importante. Siempre tehaceslaremolona.
—Comoteestabadiciendo,ayertuvimosreunióndelclub.Noscontamoslasvacaciones,comoeshabitual laprimeravezquenosvemosdespuésdelveranoyluegonosfuimosdecena.Carlotanosdijoque,porelestadodesumadre,nohabíasalidodelaciudad.
Rebecalerelatóasutíalasactividadesdesuamiga,cómohabíavisitadola joyería y cómo había descubierto las supuestas inconsistencias en lahistoriadeldetectiveRichiePuig.
Tote se quedó atónita con toda la que acababa de escuchar. Al finalparecióreaccionar.
—Escucha,conozcoaRichiePuigmásdeveinteaños, lamitaddeelloshemossidocompañerosenelCuerpoNacionaldePolicía.Confíoplenamenteen él, jamás me ha fallado, ni siquiera ahora que trabaja en la empresaprivada. Te aseguro que le he hecho muchos encargos, y todos a plenasatisfacción.
—Puesnoloconocenenlajoyería,niaélnialagargantilla.Pareceque,estavez,nosmintió.
Totemovíalacabezadeladoalado,negándoseacreerlo.—Nopuedeser—dijoconvozmuyfirme—.Depocascosasestoysegura
enestavida,perounadeellasesdelahonradezdeRichie.Encuantollegueala comisaría le llamaré por teléfono.Debe haber una explicación para todoesto.
—Pues ya me contarás cuál puede ser, porque a mí no se me ocurreninguna—contestóunaabatidaRebeca.
—Notevengasabajo.Confíaenmí.—Tía, ¿tú sabes las implicaciones de todo este tema?De ser ciertas las
averiguacionesdeCarlota,esosignificaquenocontrolamoslasituacióncomocreíamos.Yaconocesqueyocreéelmensajedel sobrede lacondesa,peropensaba que la gargantilla era real. Si también es falsa, significa que hay
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alguien más, aparte de nosotras, interfiriendo en este asunto. Eso es muygrave,porquehastaahoranoteníamosni ideadesuexistencia.Demostraríaquehansidomáslistosquenosotrasy,sobretodo,quenosllevanventaja.
Tote se quedó pensativa. Confiaba en Richie Puig, pero las evidenciaspresentadasporCarlotaparecíanmuyconsistentes.
—De verdad Rebeca, quítate este asunto de la cabeza hasta que puedahablarconRichie.Alolargodelamañanatemandaréunmensajealmóvil.Ahorametengoqueiralacomisaría,que,aunquesealajefa,nodebollegartarde.Aunquenolocreas,memiranmalsilohago.
Sedespidieron.Rebecase terminódearreglarysalióhaciaLaCrónica.Con todo el jaleo, no le había contado ni a su tía ni a nadie que la habíannominadoparaunPremioOndas.Dehecho,ni ellamisma se acordaba.Lohabíaenterradoensumente.Lasensacióndequealguienmovíaloshilosdela escena y que la marioneta era ella, volvía a estar presente. Era muydesagradable,peroestabaallíyseríaunainconscientesilaignoraba.
NopudoevitaracordarsedeAbrahamLunelydesufrasefavorita,«nadaesloqueparece».Parecequeleibaaperseguirtodalavida.
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—¡Quédices!—exclamósorprendidoyasustadoJohan—.¿Estássegurodequetevigilan?
—Notengoningunaduda.—¿Porpartedequién?¿Quiéntieneinterésentupersona?—No lo sé. Hace apenas dosmeses recibí una carta demi gran amigo
FranciscoCranevelt,yteaseguroqueestabaclaramentemanipulada.Noeslaprimera vez que me doy cuenta. Desde entonces observo con atención.Alguien espía toda mi correspondencia, sea cual sea su procedencia. Laúltima, con una carta del propio Erasmo. Aparecía abierta e incluso sucontenidoestabaarrugado.Erasmoesespecialmentepulcroensusformas.
—¿Puede tener algo que ver con el Gran Consejo?—preguntó Johan,mientras pensaba en el posible alcance de la revelación que le acababa deconfiarsuamigo.
—Lodesconozco,peronadaesdescartable.—Desdeluegoesuntemagrave.—Tehe dicho que había dos cosas que desconocías. Si te parece grave
estaprimera,aúnloesbastantemáslasegunda.—¿Ycuáles?Meestásasustandodeverdad.—Aúnnohallegadoelmomentodequelaconozcas.—¿Ycuándollegaráesemomento?—preguntóintrigadoJohan—.¿Para
quémelodices?—Si decido volver a España no precisarás saberla, pero si, en algún
momentoresuelvonohacerlo,metemoquenostendremosquevolveraver.—Ademásdeasustado,meestáspreocupando,Luis.—Hay cuestiones que no puedo confiar a la correspondencia, ni
recurriendoalcifradocabalístico,nisiquieraconlatécnicadelatemurá.—Esoparececlaro.Despuésdeloquemeacabasdecontar,metemoque
nopodemosconfiarenelcorreoparaciertosasuntos.Permítemequeinsista,¿cuándollegaráelmomentodeconoceresasegundacuestión?Mehasdejadomuyintranquilo.
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—Esperoquenunca,noolvidesqueereslaundécimapuertay,enteoría,portupropiaseguridadyladetodoslosdemás,nodeberíasconocerciertascuestiones relativas alGranConsejo.Así se estableció en el sigloXIV, y teaseguro que tenían sus motivos. Debes permanecer al margen de ciertascuestiones,porelbiendetodos.
—Entonces, ¿por qué me lo estás contando? ¿No dices que debopermaneceralmargen?
Luissequedómirandoasuamigo,queparecíaqueestababuscando laspalabrasapropiadas.
—Ayermedijistequeelárbolestabaasalvoyesoeslomásimportante,pero las cosas se pueden complicar. No te puedo dar más detalles,simplementetepidoqueconfíesenmí.
—Sabesquesiemprelohehechoyasícontinuaréhaciéndolo—contestóJohan—,perocompréndelo,nopuedoevitarpreocuparme.Tuspalabrasmehancausadounagrandesazón.
Sedespidieroncongrandísimopesar.Almenossabíanquesevolveríanaver, bien en España si Luis regresaba, o bien en otro lugar si decidía nohacerlo.Era todounconsuelo,porqueseprofesabanunasincerayprofundaamistad, aunque a Johan le preocupaba lo que ocultaba su amigo. Por otraparte, tenía razón. Johan, como undécima puerta, no pertenecía al GranConsejo. Había cuestiones relativas a él que desconocía por completo. Noobstante, conocíamuy bien a Luis Vives y tenía la intuición de que aqueltemaqueleocultabasetratabadealgomuygrave.
Parasudesgracia,noseequivocaba.
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ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES5DESEPTIEMBRE
Rebecallegóalperiódico,ysedirigióhaciasumesa.LarecibióTere,conunasonrisadeorejaaoreja.
—¿Quétepareciólafiestadeanteayer?—Yatecogeréporbanda,canalla.Piquéelanzuelocomounaidiota.Esta
telapiensodevolver—contestóRebeca,conunasonrisa.—¿QuéimpresióntecausóFabio?Rebecaconocióasunuevocompañerodetrabajoenlafiestasorpresadel
lunes,cuandoyasehabíatomadovariascopasdecava.Quizáfueraporeso,pero le pareció extremadamente educado y muy guapo. Tenía un aire aCharly,peroconelpelo largoy todavíamásalto.Estuvocharlandounratocon él. Hablaba castellano sin ningún acento italiano, ya que, aunque suspadres eran de Nápoles, él había nacido enMadrid y se había educado enEspaña. Además del grado de periodismo, también era doctor enMatemáticas, su verdadera pasión. Un auténtico prodigio con tan soloveinticincoaños.
—Desdeluegotienesbuengustoparalosquesos.—¿Buengusto?¡Esosequedacorto!¿Dequéhablasteconél?—Dequenotienepareja—contestó,contodalaintención.—¿Esoesverdad?—dijoTereemocionada.—Mujer, hablamos de más cosas y no sé cómo salió ese tema. Todos
llevábamosalgunacopademás,peroesciertoquemelodijo.—¡Lagarta!—exclamóTere, riéndose, imitando con lamano los gestos
deunamaldicióngitana.—Tranquila,quetedejotodoelquesoparati—contestóRebeca,también
riéndose—.Enestosmomentosestoyarégimen.—Eso,eso,dejaalgoparalasdemásquenotenemoslasuertedeserun
clondeTaylorSwift.—Para este trabajo preferiría ser un clon de Eduard Punset. Por cierto,
¿dóndeestáesequesoparmesanodeFabio?Noloveonuncaensumesa.
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—Ya sabrás que está en la sección de política, y como es el nuevo, yasabes, siempre le mandan a cubrir temas fuera de la redacción—contestóTere,sonriendo.
De repente, vio acercarse hacia sumesa aAlba, en clara trayectoria decolisión.
«No,porfavor»,pensó.—Rebeca,tellamaelseñordirectorasudespacho,esurgente—gritó,por
encimadetodaslasmesasysuscorrespondientescabezas.«Vueltaa la rutinapor todo loalto»,sedijoRebeca.«Esperoquenose
convierta otra vez en una costumbre empezar la jornada laboral en eldespachodeldirector».
Recorrióelpasilloyllamóalapuerta.Escuchounavozdecir«adelante».EntróeneldespachodeBernatFornell.Estabasentadodetrásdesumesa,sinningún acompañante. «Menosmal, por unmomentome he imaginado queestaríaconotracondesa».
—Tomaasiento,notequedesahíplantada.Rebeca se sentó, y se quedó esperandoque el director terminara lo que
diablos estuviera haciendo. Tardó un par de minutos en comenzar laconversación.
—Primero que nada, quiero darte la enhorabuena de una manera másformalqueenlafiestadellunes.Nosabesloimportantequeestunominaciónparanuestrogrupodecomunicación.Casiesmanácaídodelcielo.
—Graciasdirector.Hasidoalgocompletamenteinesperado.—Te he llamado porque nuestros compañeros de radio quieren seguir
contando con tu colaboración. Como comprenderás, después del tremendoéxitonopodemosdejarlaseccióndeHistoriasinunacontinuidad.
—Peroaquellasgrabacionesfueronmuycaseras,conunpequeñoguionymuchodeimprovisación,móvilenlamanoysinmediostécnicos.
—Esoesprecisamenteloquequieren.Lodelosmediostécnicosdaigual,lesenamorótufrescurafrentealmicrófono,yestáclaroquenosoloaellos,sinonotehubierannominadoalpremio.
—Si,peroahoraquesésuverdaderodestino,mepondrémásnerviosayseguroquenomesalenigual.
—Inténtalo.Yoestoyconvencidodequetevanasalirinclusomejor.Detodasmaneras,apartirdeahora,lasgrabarásenunestudio.
Rebecasequedópensandoenlaspalabrasdeldirector.Permanecieronunmomento en silencio. Fornell continuó la conversación de una manera un
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tanto inesperada,hasta lehabíacambiadoelgestode lacara,habitualmenteadusto.Ahoraparecíaalgomásamable.
—¿Nunca te has preguntado por qué te contraté, cuando te presentasteantemí,condieciochoañitosyningunaexperiencia?
—Creo que es amigo de Joana Ramos, que era profesora mía en laFacultaddeHistoria.
Fornelllaestabamirandoconmuchaatención.Aquelcomportamientonoeranormalenél,quehabitualmenteignorabaasussubordinados.
—Joanaesmuyamigamíayconcertólaentrevista,esoescierto,peronotecontratéporquevinierasdepartedeella.¿Sabescuantasrecomendacionesrechazo cada semana? Si tuviera que contratar a todas las que recibo,necesitaríaochoredaccionescomoesta.
Rebeca estaba intrigada. Había una parte del señor Fornell que noterminabadecomprender.Enalgunaocasiónlehabíadadolaimpresiónqueestaba interpretando un papel, que realmente su trabajo no era director deperiódico. Desde luego era mucho más inteligente de lo que pretendíademostrar,esoestabaclaro,loqueignorabaeraporquéseesforzabatantoenocultarlo.
—Tecontratéportusojos.Rebecadespertódegolpedesuspensamientos,dehecho,casisecaedela
silla.Eraconscientequeteníaunosojosazulesmuyllamativos,perojamássehubieraesperadoesarespuestaporpartedeldirectorFornell.
—¿Pormisojos?—contestósorprendida.—Nomemalinterpretes,nomerefieroasuaspectofísico,que,porcierto,
yatehabrándichoeninfinidaddeocasionesquesonpreciosos.Merefieroaloqueobservéatravésdeellos,yalavistaestáquenomeequivoqué.Sabíaqueacabaríastriunfando.Siemprehetenidounaespecialintuiciónparaelegir,bueno, dejandode lado ami exmujer. Supongoque es ella es la excepciónqueconfirmalaregla.
—Noexagereseñordirector,nohetriunfadoennada.Paraempezar,casinadiemeconoce,nisiquieraenmiciudad.LosfrikisdelaHistoriasiguenmispublicacionesconciertaregularidad,perofueradeesecírculotanpequeñoyespecífico, soy una perfecta desconocida, una ciudadana completamenteanónima.
Eldirectorsonriócomosisupieraalgoqueellaignoraba.Parecíaqueseestabadivirtiendoconlaconversación.
—Porcasualidad,¿hasvistonuestraportadadehoy?—lepreguntó.«¡AyDios!»,sedijoRebeca,«quenosealoqueestoypensando».
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Fornell leacercóunejemplardelperiódico.Efectivamente,allíestabalafotodeRebeca,ocupandounacuartapartede laportada, juntoconungrantitularmuydestacado.
—¡Porfavor,quévergüenza!—¿Vergüenza?¿Nodecíasquenoteconocíannientuciudadyqueeras
unaciudadanaanónima?Puesapartirdeahorayano.Sepuededecirqueeresoficialmentefamosa,porlomenosaquí.
Rebecaparecíaespantada.—¿Sabe una cosa, director? No le he contado lo del Premio Ondas a
nadie,niamisamigos,nisiquieraamitía.Sololosabenustedes.—Puesmira el lado positivo, ahora ya lo conoce todo elmundo, ya no
haráfaltaqueselodigas.Loleeránporellosmismos.—Muy gracioso—contestó Rebeca, que se temía la reacción de su tía
cuandoleyeraelperiódico.Derepente,lesonóelmóvil.Poreltono,eraunmensajedeTote.—Meparecequeseacabadeenterar—dijoRebeca.—Anda, ya puedes marcharte. Esta semana te presentaré a los
compañerosdelaradio.Ahoratetocalidiarcontutía,quetesealeve.Rebeca salió del despacho del director, con una sensación extraña.
«¿QuiénseescondedetrásdelamáscaradeBernatFornell?»,sepreguntaba.Igualeraimaginaciónsuyaysetratabasimplementedeunamentebrillanteenun puesto de trabajo mediocre. Se acordó del principio de La navaja deOckham, lasexplicacionesmássencillassolíanser lasmásprobables.«Peroenestecaso,¿cuáleslaexplicaciónmássencilla?»,pensóintrigada.
Se quitó de la cabeza al director Fornell y abrió el mensaje de su tía,esperandoencontrarseconunabuenabronca.Loque leyó lapusonerviosa:«Teesperocuantoantesenlacomisaría.Muyimportante,temaRichie».
Fueraloquefuesequehubieraaveriguadosutía,parecíaurgente.Estabadelosnervios.Casipreferíalabronca.
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21DENOVIEMBREDE1521
JohanCorberaregresóaValenciasinnovedad.ElviajedesdeFlandeseralargoypesado,peronohabíasufridoningúninconveniente.Descansódurantedos días y una vez recuperado, marchó a hablar con Beatriz, la hermanamayordeLuisVives.Habíaquedadoconellaque,asuvuelta,leinformaríaacercadelresultadodelasgestionesquehabíarealizadoconsuhermano.
—Demomentonopiensavolver—ledijoJohanCorbera.—¡Eso es un desastre! —contestó una abatida Beatriz, que estaba
cargandosobresushombros, juntoconsuhermanaLeonor, todoelprocesoinquisitorialcontrasupadre.
—No tanto. Se ha comprometido a hacer gestiones ante el propio reyCarlosI.Levaaenviarunamisiva.
—Sí, pero desde la distancia de Flandes. No es lo mismo mandar unacartaquevisitarleenpersona.
—SiguemuyasustadoporelSantoOficio.Creoque,enelfondo,piensaquesipisaterritorioespañol,seráapresado.
—Ahora es todaunapersonalidaddeprestigio europeo.No creoque seatrevieran con él.Además, es un buen cristiano, escribe libros relacionadosconlosprincipiosdelaIglesiacatólicayjamáshacometidounaherejía.
—Yotampoco locreo,pero lo importanteesqueélsí locree.De todasmaneras,nosehacerradoenbandaaunposibleregreso.
—¿Dequédepende?—AhoramismolaposibilidadmásprometedoraesqueelduquedeAlba
loreclamecomotutordesusdosnietos.Seestánhaciendogestionesyestánbastante avanzadas. Probablemente el mes próximo se decida. El propioduqueleremitiráunacartaformalconlaproposición.
—¿Ylaaceptará?—Creoquesíquelohará,laofertaesmuygenerosaylepondríalejosdel
alcancedelSantoOficio.—Esperemos que se produzca muy rápido. No sé de cuánto tiempo
disponemos.
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—Notepreocupes,temantendréinformadadelosprogresos.Johan se quedó callado un momento, pensando cómo continuar la
conversación.—Tevoyahacerunapregunta,yquieroquemelacontestesdespuésde
pensarlobien.—Adelante—dijoBeatriz,algointrigadaporeltonomisteriosodeJohan.—¿Hasnotadoque tevigilendeunamaneraespecial?¿Ya tuhermana
Leonor?Sequedópensativaduranteunosinstantes.—¿Deunamaneraespecial?Creoqueno.ClaroqueelSantoOficiosigue
nuestrospasos,peronadafueradelohabitual.MihermanaLeonortampocomehacomentadonada.¿Porquémehacesestapreguntatanextraña?
—Porque vuestro hermano Luis sí que está siendo espiado. Le revisantodalacorrespondencia.Tenermuchocuidadoconloqueleescribís.
—Selodiréamihermana—contestóBeatriz,algosorprendida.Sedespidieron.AhoraJohansíqueestabapreocupadodeverdad.Si tan
soloespiabanaLuisVivesynoalrestodesufamilia,podríateneralgoqueverconelGranConsejo.Enrealidad,eralaúnicaexplicaciónlógica.
«¿Habrán descubierto su existencia?», pensó alarmado. Resultaba muyextrañoquenohubieranirastrodeellos.«¿CuálseríalasegundacuestióntangravequeLuisnohabíaqueridocontarme?».
Algoocurríaasualrededorynoloestabasabiendover.
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ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES5DESEPTIEMBRE
Rebecasaliódelaredacción,cogiólabicicletaysedirigióalacomisaríadelacalleZapadores,dóndetrabajabasutía.Teníaquereconocerqueestabanerviosa,nosabíaquéeraloquehabíaaveriguadoTote.
Aparcólabicicletaymiróelmóvil.Nolehabíadejadodesonardurantetodoeltrayecto.Teníacatorcellamadasperdidas,ytropecientosmensajesporleer.Lesechóunvistazorápido,porsihubieraalgunoimportante.Lamayoríaeranfelicitaciones.Estabaclaroquehabíanvistosufotografíaen laportadadeLaCrónica.
«Llevo diez minutos de famosa y ya me empiezo a agobiar», pensabaRebecaconpereza.
Siguió mirando el móvil. Carlota confirmaba que había quedado conÁlvaro Enguix, el joyero, pasado mañana viernes, por lo que convocabareunión del Speaker’s Club en su horario habitual de las siete de la tarde,aunque avisaba de que Álvaro llegaría un poco más tarde. Curiosamenteparecequenadiedelclubsehabíaenteradodelanoticia,porquenolahabíanfelicitado. «Mejor, ya se lo contaré personalmente», se dijo, «y así evitocachondeosinnecesarios,queyaconozcoaCharlyyFede».
Rebeca tenía la costumbre de contestar siempre todos los mensajes ycorreosquerecibía,tantopersonalescomoprofesionales.Eraunacuestióndeeducación. Pensaba que, si alguien se tomaba la molestia de escribirte,también ella debía de tomarse lamolestia de contestarle. Lo que pasaba esqueahorasesentíasuperadaporlasituación.«Aunasícontestaréunoaunoatodos,peroestatarde»,sedijo.AhorateníaunacitaconsutíaTote.Pusoelmóvilenmodosilencio.
Llegó a comisaría. El policía que estaba en la puerta la reconoció deinmediato.
—HolaRebeca,¿vienesaveratutía?—dijo,conunagransonrisa.—Sí,mehamandadounmensajeparaqueacudiese.Elpolicíacogióelteléfonoehizounallamada.—Adelante,puedespasar,teestáesperando.
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Rebecaanduvohastaeldespachodesutía,llamóalapuerta,yentró.Noestabasola,habíaunapersonasentadaenfrentedeella.Recordólaúltimavezqueestuvoenesamismahabitación.Su tía tampocoestabasola,enaquellaocasióneralainspectoraSofíaCabrelleslaquelaacompañaba,peroahorasetratabadeunhombrecalvo.
—Adelantepasa,notequedesparadaenlapuerta.Rebecaobedeció.Eldespachoeraenorme.Cuandollegóalaalturadela
mesa,reconociódeinmediatoalapersonasentada.—¡Ostras Richie! ¿Qué te has hecho en la cabeza? De espaldas no te
habíaconocido.—HolaRebeca—dijo el detective,mientras se levantaba para darle un
pardebesos—.Yaeranmuchosañosconelpelolargo,asíquemeherapadolacabeza.Devezencuandohayquecambiardeimagen.
—Supongo,perovayacambiomásradical.Demelenudoaalopécico.Lostresserieron.—Anda,sentaros.Richieacabadellegar—ledijoToteasusobrina.—Tutíamehacontadolahistoriahaceunratoporteléfono.Laverdades
quemeharesultadomuyextraña—dijoRichie—.Hevenidoloantesquehepodido.Megustaríaoírelrelatocontuspropiaspalabras.
—Voya tratarde ser lomás fielque recuerdea laspropiaspalabrasdeCarlota—lecontestó.
Rebeca le contó todo lo que su amiga había averiguado acerca de lajoyería, intentadonoomitir ningúndetalle.Richie la escuchaba en silencio.Cuandoconcluyó,lucíaunsingulargestoensurostro.
«¿Porquésonríe?»,pensóRebeca,«¿dóndelevelagracia?».—¿Aquécontadoasíparececomomuymisterioso?—preguntóRichie.—¿Misterioso?—dijoRebeca—.Bueno,supongoqueesunamanerade
expresarlo.—Enrealidadnoestanenigmático,porquelascosassucedierondeforma
ligeramentediferente.—¿Ligeramentediferente?—repitióRebeca,extrañada.—Noacostumbroaexplicarmismétodosdeinvestigaciónamisclientes.
Aellosnolesimportan,melimitoaofrecerlosresultados.Enestecasovoyahacer una excepción, porque creo que la situación lo requiere. Además,Rebeca,teveomuypreocupada,apesardequetutíamehadichoquetefíasdemí.
—Esverdad.Simitíaconfíaenti,yotambién,peroentiendequeelrelatodeCarlotamehayaintranquilizado.
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—Es normal, pero no te preocupes, tu amiga no conoce todos lospormenores.Ahoracuandotelosexplique,tútambiénloentenderás.
Richielescontódesdeelprincipiocómoencontrólapistadelagargantillaycómoobtuvotodalainformaciónacercadeella,confotografíaincluida.Lesdiounpequeñocursodelfuncionamientodelosbajosfondosdelaciudad.
Totesonreíaporqueyasabíapartedelainformación,peroRebecaestabaasombrada.Ahoraqueconocíalosdetallesdelainvestigación,veíalascosasmásclaras.Susdudassehabíandisipadoporcompleto.
SopesóllamaraCarlotaparaquedesconvocaralareunióndelviernesdelSpeaker’sClub.LasexplicacionesdeRichielahacíaninnecesaria,peroselopensómejor.Teníacuriosidadporconocerel rollitodeveranodesuamiga.«QuetraigaalÁlvaroesealclub,aversipasaelexamendeltríocalavera»,sedijo,pensandoenlasbromasquelepodíangastarCharly,FedeyXavier.«Seguroqueorganizanalgunayresultadivertido».
—¿Nos vamos a comer? —preguntó Tote, más animada después deescucharlasexplicacionesdesuamigoRichie.Apesardequeconfiabaenél,teníaquereconocerquetambiénsehabíapreocupado.
EntraronenelrestaurantealqueacudíaTotecuandonoteníatiempodeiracomeracasa,hechoquesucedíaconbastantefrecuencia.Lostresestabandebuenhumor.Sesentaronenlaúnicamesaquequedabalibre.
—Hola señora comisaria—dijo Ángela, la camarera del restaurante—.¿Quévanatomar?
—Yolaensaladadecostumbre,yellosquesepidanloquequieran.Derepente,lacamarerasequedómirandofijamenteaRebeca.—TúeresRebecaMercader,¿verdad?—dijo.Totesesorprendió.—¿Conocesamisobrina?—preguntó.—¿Essusobrina?¡PuesEnhorabuena!Ademásdelistayguapa,también
tieneunatíapolicía—contestóÁngela.—¿Dequé estáis hablando, si se puede saber?—preguntóTote, que no
entendíanada.Ángelasefuehacialabarra,cogióunperiódicoylodepositóencimadela
mesa.«Broncaen tres,dos,uno…»,pensóRebeca,quepormomentosparecía
queencogía,comoenlosdibujosanimados.ToteyRichiesequedaronmirandolaportadadeLaCrónica.Eldetective
parecíadivertido,perolaexpresiónenlacaradesutíaeraantológica.Parecíafueradesuscasillas.
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—¿Yexactamentecuándomepensabascontaresto,sisepuedesaber?
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22DEFEBRERODE1522
JohanCorberaestabaencolerizado.Surostroeraelvivoreflejodelaira,estabamásrojoqueuntomate.
—¿Cómo ha podido ocurrir? ¡Maldito bastardo!—gritaba alterado, sinpercatarsedelapresenciadesuhijoenlahabitación.
—¿Qué te pasa?—preguntó alarmado Batiste, que no recordaba habervistotanalteradoasupadrejamás.
JohanCorberahabía tenidounhijohacíaonceañosy lehabíapuestoelnombrede JoanBaptistaCorbera.Desdequenació, en la familia,de formacariñosa, lo llamaban Batiste. El nombre perduró y fue por el que se leconociósiempre,inclusocuandoyanoerauntanniño.
Batisteeraextremadamenteinteligenteparasuedad,aligualquelohabíasido su padre Johan y también su bisabuelo, nada más y nada menos queSamuel Perfet. Samuel, por intercesión del entonces fray Vicente Ferrer,desde1455canonizadoysanto,cambiósuidentidadjudíaparaconvertirseenuncristianoviejodeapellidoCorbera,conelobjetodepreservarlodelasañacatólicadeaquellosaños tandurospara loshebreos.Samuel fue laprimeraundécima puerta, que jugó un gran papel en la preservación del árbol delsabermilenario cuando estuvo oculto en su primitivo emplazamiento, en lacriptasecretadelaSinagogaMayordelatristementedesaparecidajuderíadeValencia,trassuasaltoydestrucciónde1391.
La inteligencia y perspicacia del último gran rabino de la ciudad deValencia,IsaacBenSheshetPerfet, tatarabuelodeJohan,yenconsecuenciatrastatarabuelo de Batiste, sin ninguna dura estaban presentes en toda lafamiliaCorbera.Isaachabíasidounadelasmáximasautoridadestalmúdicasde la historia del judaísmo, en concreto entre los siglosXIV y los primerosaños del sigloXV, y había dejado un gran legado tras de sí. Pero su facetasecretaeramuchomásapasionantequelaerudita.HabíasidonúmerodosdeaquellegendarioprimerGranConsejoterminadodeconstituiren1390,quesehabíaencargadoderecopilarenunúnicoemplazamientotodoelsaberjudío
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acumuladoalolargodelossiglosyquelohabíanocultado,parapreservarloparalasgeneracionesfuturas.
JohanCorberaestabaeducandoasuhijoBatistedeunamaneraespecial,eibamuyavanzadoparalaedadquetenía.Pretendíaquecontinuarasuspasosy con los años se convirtiera en pedrapiquer o maestro cantero, como élmismoloera.Porotraparte,JohanyaeramayorysabíaqueenunospocosañostendríaqueiniciarasuhijoBatisteparaquelerelevarayseconvirtieraenlaterceraundécimapuertadelahistoriadelGranConsejo,despuésdesímismo y de Samuel Perfet. Era todo un honor, pero también era unagrandísimaresponsabilidad.
Johanvolviódesuspensamientos,ysedirigióasuhijo.Seguíarojodelairaqueledominaba.
—DonFadriqueÁlvarezdeToledo,segundoduquedeAlba,haelegidoaLuisVivescomopreceptordesusdosnietos,loshijosdesuprimogénito—continuóJohan.
—¿Y por eso te enfadas? ¿No es lo que estabas esperando desde hacetiempo?—respondióBatiste,asombradoporelenojodesupadre.
—El duque iba a enviar un emisario a Lovaina para comunicarlepersonalmenteelencargo.
—¿Ynolohizo?—Se presentó un fraile dominico, de nombre Severo, y le comunicó al
duquedeAlbaquepartíaparaLovainaaldíasiguiente.Dadalacoincidencia,don Fadrique le encargó que se pusiera en contacto con Luis Vives y lehicieraelofrecimiento.
—Muyoportunoelfraile,¿no?—Además, estaba presente en la conversación don Bertrán, que es el
noblequeintercedióenfavordeLuisanteelduque.Tambiénleentregóunacartapersonalalfrailedominico,paraqueseladieraasuamigoenLovaina.
—¿Yquépasó?—Erauna trampa—contestó Johan,que se le llevaban losdemonios—.
Unaburdaylamentabletreta.—Entoncespadre,¿alguiennoquierequeLuisVivesvuelvaaEspaña?—
preguntódeformainocenteBatiste.Su padre se le quedó mirando con cara de sorpresa. No se le había
ocurridoesaposibilidadysinembargoera loprimeroquehabíapensadosuhijo,con tansoloonceañosdeedad.Veía reflejadoensumiradaesebrillotancaracterísticodelosojosdesuabueloSamuel.
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«Tengoquetenermuyencuentasusobservaciones»,pensóJohan,quesequedópensativo,asustadoporlasconsecuenciasdeesareflexión.
Enrealidad,eraperfectamenteposible.
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES6DESEPTIEMBRE
Rebecasehabíaacostadotarde,contestandotodoslosmensajesycorreosquelafelicitabanporsunominación,porelloselevantóunpocomástardedelohabitual.Salióalacocina.Nohabíanadie,sutíayasehabíaidoatrabajar.Casimejor.Aúnrecordabalatremendabroncaquesehabíallevadoayerporno haberle contado nada, aunque, también es verdad que acabó dándole unbesoyfelicitándola.
Noseolvidabadesuadvertencia,«recuerdabienquiéneres,nopuedesirllamandolaatenciónporahí,podríaserpeligroso».Evidentemente,elavisohabía llegado tarde, además se defendió con toda la razón, ella no habíatenidonadaqueverconestanominación.
Desayunósuhabitualvasodelechefrescaysefuehaciaelperiódico.Nosabía si hoy sería el día en que el director Fornell le presentaría a losresponsablesdelaemisoraderadio.«Medijoqueseríaestasemana»,pensó.Esperaba que fuera mañana, hoy estaba cansada, además, con todos losacontecimientosimprevistos,ibaretrasadaconsutrabajo.
Llegó a sumesa, y se sentó. Estamañana quería documentarse para supróximo artículo, así que esperaba que no la molestaran demasiado.Afortunadamenteestabasola,nohabíanirastrodeTerenideFabio,laparejadequesos.
Sefijóenlospapelesqueteníadelantedeella.Leextrañó.Rebecateníalacostumbrededejar despejada sumesa cuando terminaba la jornada laboral.Ordenaba toda la documentación que había manejado durante el día y laguardabaenlacajonera,ensuscarpetascorrespondientes.Todavíaseextrañómáscuandolosleyó.ErannotasquelehabíadejadoAlba.Porlovisto,ayerporlatardehabíarecibidobastantesllamadastelefónicas.Lamayoríaerandeotrosmediosdecomunicación,queríanhablarconella.Inclusounperiódiconacional le solicitaba una entrevista para su suplemento de cultura, quetambiénseemitíaporsucanaldetelevisión.Aquelloleparecióinaudito.
Encendióelordenadoryaccedióa lasnoticiasdestacadasdeldía,comotodas las mañanas. «Joven estudiante valenciana nominada a los Premios
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Ondas». Ya no lo había publicado tan solo La Crónica, la noticia habíasaltado a otros medios. Parecía que incluso alguna televisión la habíadifundido.Esteasunto se lehabía idode lasmanos.«Mi tíamevaamatarcuandoseentere»,pensó.«Lodepasarinadvertida,medalasensaciónqueyanovaapoderser».
Tenía que pensar cómo manejar la situación. De momento decidió nocontestaranadiehastahablarconeldirectorFornellyconsutía.Leseguíanentrandomensajesenelmóvil.Lopusoenmodosilencio.Tomóelteléfonofijoymarcólaextensióndelasecretaria.
—Hola Alba, esta mañana no me pases llamadas, estoy muy ocupada,gracias—dijoRebeca,conuntonocomomuyprofesional.
Nopudoevitarreírsedesímisma.Eraunasimpleestudianteuniversitariaescribiendo pequeños artículos de Historia en un periódico local, y ya secomportabacomosifueraunaimportanteejecutivadeunamultinacional.
Terminósujornadalaboralmatutina,yvolvióacasaacomer.Avercómoleexplicabaasutíaelrepentinointerésdeotrosmediosdecomunicaciónensupersona.Abriólapuertaysedirigióalacocina.
Toteestabaabriendolapuertadelhorno.—Yameheenterado,nohacefaltaquemecuentesnada—escuchódecir
asutíaTote,conunavozquedenotabaunprofundoenfado.—¿Dequéexactamente?—dijoRebeca,intentandoganaralgodetiempo.
Lehabíapilladoporsorpresa.—Niseteocurraaceptarunaentrevistaentelevisión.Entiendoquetujefe
pretendaaprovechartecomoreclamopublicitarioparaelperiódico,perotododebe tener un límite.Con la prensa escrita es suficiente, su alcance esmáslimitado.
—Nohecontestadoningunapetición.AntesqueríahablarcontigoyconeldirectorFornell.
—Puesahorayaestáshablandoconmigo.Digaloquetedigatudirector,esaes la respuestaque ledebesdar—dijoTote,convozmuy firme—.MeimportauncominoelFornellese.
—Túnoloconoces.—Me da igual lo que piense tu jefe. De lo contrario tendré que tomar
cartasenelasunto,estetemanosenospuedeirdelasmanos.«¿Cartasenelasunto?»,pensó.«¿Aquésereferirá?».Rebeca,enelfondo,teníaquereconocerquetambiénestabapreocupada.
Sutíateníarazón,nopodíaolvidarsuresponsabilidadcomoundécimapuertayunaexcesivaexposiciónpúblicapodríaserpeligrosa.
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Enrealidad,niseimaginabacuánto.
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22DEFEBRERODE1522
—Padre, no te quedes callado.Me acabas de decir que fue una trampa,¿erafalsalaofertadelduquedeAlbaaLuisVives?
Johandespertódesuspensamientos.—No,noloera—contestóJohan,contestandocasideformaautomática.—¿ElfraileSeveronomarchóaLovaina?—preguntóBatiste.—Silohizo.—¿Quéocurrió?¿NobuscóaLuis?—Sí,lobuscó.—¿Ynoloencontró?—Sí,loencontró.—¿Entonces dónde está la trampa? —preguntó Batiste, que no
comprendíaasupadre.—Después de reunirse con él en más de diez ocasiones por temas
diversos,fraySeveronoleinformódelaofertadedonFadrique,nisiquieraleentrególacartadelnobledonBertrán.
Batistesesorprendió.—¿Yporquéhizoeso?—El bastardo fraile dominico arderá en el infierno eternamente. Si
estuviera enmismanos, te aseguro que haría todo lo posible para que esoocurrieraloantesposible—dijounexaltadoJohan.
—Sigosinentenderporquésecomportóasí.¿Nosetratabadeunfraileenrealidad?
—Síqueloes,ademásdelaordendepredicadores,delosdominicos,delosmíos,aunquemetemoqueseaelmismísimodemoniodisfrazado.Volvióde Lovaina y se atrevió a informar al duque de Alba que Luis Vivesdespreciabasuofrecimiento.
—¡Quédices!—Don Fadrique se enfadó mucho con Luis por lo que consideró un
despreciohaciasupersonayhaciasudignidad.Tantosedisgustóqueincluso
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lo vetó para otros posibles trabajos en España, en concreto en cátedrasuniversitarias.
—¿Yporquéhizoesoelfraileese?—Paraconseguireltrabajoparasímismo.AhoraeldominicoSeveroesel
preceptordelosnietosdelduquedeAlba.HastaBatisteestabaindignado.—¡Quécomportamientomásdespreciable!¿Cómotehasenteradodetodo
esto?—ResultaqueseencontraronrecientementeenBruselasLuisVivesysu
amigo,elnobledonBertrán.Esteúltimoleafeósuconductapornodignarseni siquiera a responder a su carta y a despreciar la propuesta del duque deAlba,quetantoempeñohabíapuestoenconseguirparaél.Noolvidemosquelohabíarecomendadoenrepetidasocasiones.
—¿YquélecontestóLuis?—Imagínatesucaradesorpresacuandoescuchótodoelrelatoenbocade
donBertrán.Noteníaniideadenada.LecontóquefraySeveronolehabíatrasmitidoningúnmensaje,nitampocolehabíaentregadoningunacartasuya.Desconocía la oferta del duque de Alba. De hecho, al no recibir noticias,pensóqueelduquehabíaelegidoaotrapersona.
—¿Ynohicieronnada?—Imagínate, se enfadaronmuchísimo.DonBertrán partió de inmediato
haciaEspaña con una cartamanuscrita del propioLuis, explicándole a donFadriquequenohabíarechazadosugenerosoofrecimiento,quesimplementenoselohabíantrasmitido.DonBertrántambiénleafeóalduquedeAlbaelcomportamiento impropio del fraile. Le dijo que una persona así no podíaeducarasusnietos.AquítieneslanotaqueescribióLuisadonFadrique—dijo Johan,mostrandounapequeñacuartilla,paraqueveasel asombroy lasinceridaddemiamigo.
Batistelaleyóenvozalta.—«¿Cómo iba a despreciar yo lo que usted me ofrecía, cuando tan
deseoso andaba de encontrar una ocasión para demostrarle la buenísimaintenciónqueteníadeservirle?Graciasporelcariñoquemehabéismostradoyquenosientotantolajugadaquemehanhecho,cuantolaconductavillanadel fraile;yque, si estascosas las sufrimosdepartede loshermanos, ¿quéseráloquenostocarásufrirdepartedelosextraños?Nocontentosconatacarnuestra cultura, se alzan también connuestro bolsillo.Dios los juzgará»—terminódeleer.
—Bastanteclara,¿verdad?—preguntóJohan.
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—Supongo que después de enterarse de esta sucia treta, don Fadriqueecharíaalfraileapatadasdesupalacio.
—Puesresultaqueno.Sucontestaciónfuequeyallevabaunosmesesdepreceptor de sus nietos y que no podía romper el contrato. Que tenía unareputaciónyquesiemprecumplíasupalabrayloquefirmaba.
—¿Eso dijo el duque de Alba? ¡Pero si lo habían engañado! No teníaningunareputaciónquemantener.
—SupongoquealbergaríadudasentrelaversióndelfraileSeveroyloquele estaba contando el noble donBertrán y decidió no hacer nada.Dejó lascosascomoestaban.
—¿Ytúnohicistenada?—EscribíalMaestroGeneraldelaordendepredicadores,tengounamuy
buenarelaciónconfrayGarcíadeLoaysa,queademásesconfesordenuestroreyCarlos Iypersonadegranproyeccióndentrode la Iglesiacatólica,conmuchasinfluenciasentodoslosámbitos,nosoloeleclesial.
—¿Yquétecontestó?—Merespondióquesielprincipalperjudicadoporelsupuestoengaño,es
decir,elpropioduquedeAlba,nosehabíaquejadoyhabíaaceptadoafraySevero,élnoeranadieparaentrometerseenuntemaparticular.Enelfondo,hayquereconocerquetienerazón.
—¡Ostras!¿YcómoestáLuis?—Según me contó don Bertrán, estaba muy mal. Hubiera aceptado el
ofrecimientosinpensarlodosveces.EstabadeseandovolveraEspañayasípoder echar unamano a su familia, que ya sabes que se encuentra enmuymalasituacióneconómicayanímica.
—Supongo que, por lo menos, don Fadrique le habrá perdonado suinexistenteofensa.
—Eso sí, no le ha dado el empleo prometido, pero al menos le halevantado el veto para otros trabajos en España. Sus amigos influyentes enesoscírculos,sobre todoJuandeVergara, leestánbuscandounacátedraenalguna universidad. Su situación económica es precaria y su familia lenecesitaaquí.
—Estoy seguro de que lo conseguirán —dijo Batiste, que se habíaindignadotantocomosupadre.
—Vergaradicequeesperaalgunaofertaenlospróximosmeses,confíoenqueseaasí.
Batiste no parecía convencido del todo por la explicación. Algo no leterminabadeencajarentodalahistoria.
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—De todas maneras, padre, ¿no te parece muy extraño que un simplefraile dominico se comporte de esa manera, engañando y arriesgándose aenfrentarse al mismísimo duque de Alba? No es nada normal. Cualquieradiría que seguía instrucciones de alguien más poderoso que el propio donFadrique.Nopuedocreerqueunsimplemiembrodelaordendepredicadoressecomporteasí,sinalgúnmotivo,y,sobretodo,sinelapoyodealguienconmuchas influencias. El tal fray Severo ese no es nadie. Tú perteneces a sumismaorden,dime,¿habíasoídohablarantesdeél?
Johan Corbera se quedó pasmado una vez más. Su hijo no dejaba desorprenderle.Teníaquereconocerquesuspalabrasteníanmuchosentido,elfraileSeveronoeranadiecomparadoconLuisVives,y todavíamuchísimomenoscomparadocondonFadrique,grandedeEspaña.Sequedópensativo.Sus deducciones le conducían a un callejónmuy peligroso. ¿Qué personaseranmás poderosas que el duque deAlba en la actualidad?Muypocas, enrealidad se podían contar con los dedos de una mano. Johan se espantómientrasrepasabamentalmentesusnombres.
Suhijocontinuópreguntando,conunasagacidadimpropiadesuedad.—¿Y no crees que esa mano negra, que ha conseguido sabotear el
ofrecimientodelduque,nolointentarátambiénconlasdemásofertasquelepudieranllegaraLuisparavolveraEspaña?Esabsurdoqueconsigadetenerla primera y permita las siguientes.No te quepa ninguna duda que seguiráactuando.
Ahora síque sealarmó.«Mihijodeonceañosmeestádando todaunalección de sentido común», pensó. Tendría que tomar medidas paraasegurarseque,enlapróximaocasión,Luisrecibieraelmensaje,aunquenosabíacómo.
Desconocía quién podía estar detrás del sabotaje, pero le horrorizaba lareducidalistadecandidatos,acuálmáspoderosoypeligroso.Estabanfueradesualcance.
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Rebeca había dormido mal. No podía evitar estar nerviosa. El directorFornelllehabíadichoqueleibaapresentarestasemanaaloscompañerosdelaemisoraderadio.Hoyeraviernes,enconsecuencia,elúltimodíalaboraldelasemanaparaella.
Le asustaba la paradoja de que había triunfado en un programaradiofónicoquenohabíaescuchadojamás.Eraabsurdo,inclusoridículo,porqué no decirlo. Le daba algo de vergüenza tener que enfrentarse a ellos.«Cómo se les ocurra preguntarme qué me parece su programa, ¿qué lesdigo?»,pensabaespantada,anteelpapelónquepodríahacer.«¿Quénoséniquiénesson?».
Aparcó la bicicleta, subióhasta la redaccióny sedirigióhasta sumesa.VioaFabioyaTerehablando,conunospapelesenlamano.Sesentóensusillayencendióelordenador.Ayerhabíaempezadoadocumentarsesobresunuevo artículo y hoy pretendía escribirlo. Pretendía, porque vio a Albadirigirsehaciaella.«Seguroquemedice,Rebeca,tellamaelseñordirectorasu despacho, es urgente», pensó divertida, mientras veía a la secretariaaproximarse.
—Rebeca,tellamaelseñordirectorasudespacho,esurgente.—¡Toma!—dijoRebeca,haciendoelgestodehaberacertado.Tampoco
habíasidotandifícil.—¿Quéesloquehaces?—preguntóextrañadaAlba.—Nada,nada,soncosasmías.—¿Sabes?Eresmuyrarita.—Ledijolasarténalcazo…—contestóRebeca,riéndose.—Noteentiendo.—Es un dicho popular que viene a significar que atribuimos a otros
cualquiercaracterísticaquetambiénseríaaplicableanosotrosmismos.—Hablasconpalabrasextrañas,tesigosinentender.—Anda, déjalo. Voy a ver al señor director —dijo Rebeca, con una
indisimuladasonrisa.TampocoqueríahacersangreconlapobredeAlba.Al
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fin y al cabo, no había tenido demasiada fortuna el día que repartieron loscerebros.Dudabahastaquetuvieraunoinstaladoenelinteriordelcráneo.
Mientrasavanzabaporelpasillo, sunerviosismo ibaenaumento.Avercómoeracapazde lidiarcon loscompañerosde la radio.Llamóa lapuertadel despacho del director y entró. Como esperaba, el señor Fornell estabaacompañadodeunapersona.
—Adelante,puedespasar.Cuando Rebeca se acercó a la silla, observó a la persona que estaba
sentada frente al director. Se quedó completamente pasmada y aturdida.Todoslosadjetivossequedabancortos.Nolesalíanlaspalabras.Alfinalloconsiguió,peroaduraspenas.
—¿Quéhacestúaquí?¿Nomedigasqueereslapersonaresponsabledelaradio?—acertóabalbucear.Eraevidentequeestabamuynerviosa.
—Tenotoligeramentedescolocada.—¿Ligeramente?—Esosignificaquenoescuchaslaradioconfrecuencia,¿verdad?Probablementeera laúltimapersonaque seesperabaver sentadaenesa
silla.Noteníaniideadequeestuvieraalfrentedeesasección.Nosabíacómoreaccionarniquédecir.
—Nodemasiado—acertóacontestar,despuésdeunosbuenossegundosdándolevueltasalacabeza.
Lapalabraestupefactasequedabacorta.
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—¡Vayasorpresa!—exclamóJohanCorbera—.Adelanteamigo.ElnobledonBertránsehabíapersonadoensucasasinavisar.Llevabaun
pequeñozurróndecueroylucíaunasonrisadeorejaaoreja.—Pareces muy contento, eso es que la vida te trata bien —continuó
Johan,mientrasleofrecíaasientoenlamesadesusalón.—Soy portador de buenas noticias, en realidad, más que buenas,
magníficas—respondió.—¿Te han nombrado algún cargo de relevancia en la corte real? Te lo
mereces, sabía que lo conseguirías, aunque no lo necesites. Siempreme hadado la impresión de que tienes bastantemás poder que toda esa panda deaburridoscortesanos.
—Apreciotuspalabras,peroaciertastansoloenparte.Esciertoqueloheconseguido,aunquegranpartedelméritoesdeJuandeVergara,Enloqueteequivocaseseneldestinatariodelagracia.
—Noteentiendo—contestóconfundidoJohan.—Lasbuenasnoticiasnosonparamí,nolasnecesito—dijodonBertrán,
mientrasabríaelpequeñomaletínqueportabayextraíaunapequeñacarta.Selaentregó—.Anda,léela.
Johanestabasorprendido.Tomólamisivaylaempezóaleerenvozalta.Teníaelmembretede laUniversidaddeAlcaládeHenarese ibadirigidaalmismísimoLuisVives.
—«Cuando, después del fallecimiento de Antonio de Nebrija, varóndoctísimo, que regentó entre nosotros la cátedradeLetrasLatinas congranalabanza suya y provecho de nuestra juventud, tratábamos de nombrar unnuevo profesor, que, a nuestro juicio, pudiera suceder no indignamente avarón tan excelso, nos escribió Juan Vergara dándonos un testimonio tanhonoríficode tupersona—queposeíasuna taldoctrina,una talerudiciónyprácticadelasletrashumanas—,queasujuicioparecíaquesolotúcubriríasdegloriaaesta institución literariayseríasdemáximautilidadparanuestrajuventudestudiosa,yquea lavezcolmarías laañoranzadeesehombre tan
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sabiocomoprudente.Eljuiciodeestesabiosuscitóennosotrostalopinióndeti,cualnopodríasatisfacerlasinounsujetotansumamentedoctoydeltodosemejante al mismo Antonio. Por eso, aunque no faltan entre nosotroscandidatos llenos de sabiduría, que soliciten ser elegidos para este cargodentrodel tiempoestablecidopara laprovisióndelmismo, sinembargo,norehusamos en atención a tu persona (cosa que sucede muy rara vez entrenosotros sin contar con la propuesta de los electores), ofrecerte en formaextraordinaria la cátedra y sin competencia de ningún otro. Hemoscomisionado,pues,anuestroamigoVergaraqueteescribaennombrenuestroacercadelanaturalezamismadelacátedra,delsalarioanual,enunapalabra,delacondiciónconqueatiseteofrece.Enconsecuencia,piensaqueloqueélteescriba,teloescribimosnosotros,ytenlaconviccióndequeloqueélteaconseje, te lo aconsejamos también nosotros. Ahora corresponde a tudiligencia el cuidado de que no ignoremos por mucho tiempo tu decisiónsobreesteasunto.Adiós».
Despuésdeleerlacarta,Johansequedóencompletosilencio.—¿Quéteocurre?—preguntóextrañadodonBertrán,sorprendidoporla
reaccióndesuamigo—.Esperabaquetealegraras,noquepermanecierasconesaexpresióndeincredulidad.
—Estoymuypreocupado—dijoJohan,alfin.—¿Preocupado?Hoydebería ser undía degran alegría para ambos.Te
acabo de traer magníficas noticias para nuestro amigo común Luis y merecibesconcaradefuneral.
—Nomemalinterpretes,mealegromuchoporél—contestóJohan,queaúnpermanecíaserio.
—Puesteaseguroquenosetenotanada.—Noesporeso.DonBertránseguíaeufórico,apesardeJohan.—JuandeVergaralohaconseguido.Lehanpropuestoparalacátedraque
ha dejado vacanteAntonio deNebrija, después de su fallecimiento. Por finLuispodráregresaraEspañacontotalseguridad.
—Nolotengotanclaro.—¿Quédices?Noteentiendo,nituexpresiónnituactitud.Johanleparticipódelassospechasquealbergabaacercadelamanonegra
que creía que existía en contra del regreso de su amigo común. Debía seralguienmuypoderoso,porencimadelpropioduquedeAlba.
DonBertrán se quedó pensativo. Era cierto, apenas existían unas pocaspersonasconsemejantepoder.Enrealidad,poquísimas.
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—No tepreocupes Johan,me asegurarépersonalmenteque esta carta lellegue a Luis, y también garantizaré que su respuesta sea escuchada por laUniversidad.
Johan se quedómirando a su amigo.Desde hace tiempo quería hacerleunapregunta.Habíallegadoelmomento.
—Bertrán, siempre te has preocupadomucho porLuis y pormí de unaformamuyespecialysinpedirnadaacambio,aligualqueJuandeVergara,queacabade renunciar aungran trabajo, todauna cátedrauniversitaria, enfavordeLuisVives.Séqueambossoisdeascendenciajudía.Continuamenteconsiguesloqueteproponesyyasabesquesiempremehadadolaimpresióndeque tienesmuchomáspoderdelquepretendesaparentar.Noparecesunsimplenoblenimuchomenos.
—Mehalagasamigo,aunqueexagerasmucho.Simplementetengobuenoscontactosenlacorte.
—Te pido disculpas por adelantado, pero debo formularte una preguntaquequizáteparezcaextraña.Sinolaconsiderasprudente,nolacontestes,loentenderé.
—Adelante—dijodonBertrán,conevidentecuriosidad.—¿Quénúmerodepuertaeres?¿YJuandeVergara?Don Bertrán contestó de inmediato. Se quedó mirando fijamente a su
amigoconcaradenocomprendernada.—¿Qué número de qué? ¿Qué clase de pregunta extraña es esa? ¿Se
suponequedebotenerunarespuestaparaesesinsentido?—Entendido—contestóJohan,conunasonrisainciertaenelrostro.Enrealidad,nohabíaentendidonada,peroaún le faltabamucho tiempo
parallegaracomprenderlo.
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—Anda,cierraesaboca,quetevanaentrarmoscas.—¿Nomedigas que tienes algo que ver con la sección de la radio?—
repitiólapreguntaRebeca,queaúnnohabíasalidodesuasombro.—Puesclaro.¿Nolosabías?—¿Yporquénomehabíasdichonada?—¿Yporquétengoquecontartetodoloquehago?¿Acasolohacestú?Rebeca se giró amirar al director Fornell, esperando una explicación a
todo aquello. Vio una pequeña sonrisa en su rostro. «¿Le hace gracia mireacción?», aunque luego lo pensómejor. «¡Qué raro!, si Fornell no se ríenuncadenada».
De repente se le vino elmundo encima. «¡Qué idiota soy!», pensó, sinsaberbienquédecir.
—¡Losdosmeestáistomandoelpelo!—exclamó.Fornellyanosepudoaguantaryseechóareírdeformaestruendosa,con
labocaabiertadeparenpar.—¿Cómo puedes haber llegado a pensar que tengo algo que ver con la
radio?—dijoTote,mientrastambiénsereíaagusto—.Amicomplicadavidayasolomefaltabaeso.
Rebeca estaba completamente ruborizada,muerta de vergüenza. Intentóexplicarse,aunqueloteníafrancamentedifícil.
—Nosé,heentradoeneldespachoesperandoencontraraunresponsabledelaemisoraderadioynohesabidoreaccionar,estabamuynerviosa—dijoamododedisculpa.
—Notepreocupes,esunaanécdotaquevoyarecordarcadavezquemequierareíragusto—dijoTote,aúnconlágrimasenlosojos—.Mehashechohastallorar.
—¿Osconocéis?—preguntóRebeca,queaúnestabadescolocadaporvera su tía en el despacho del director Fornell, con ese aparente grado decomplicidad.
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—Ahorasí,ypor todo loalto—contestóTote,queseguía riéndose.Nopodíaparar,aligualqueeldirector.
—¡Valeya!—exclamóRebecaalgoenfadada—.Teloestáspasandoalograndeamicosta.
—La verdad es que sí —contestó Tote, intentando ponerse seria sinconseguirlodeltodo—.Noteenojes,esquehasidomuygracioso.Teníasquehabertevistolacaradepasmadaquesetehabíaquedado.Lástimanohabertesacadounafotoconelmóvil.
El director Fornell sacó un pañuelo de su bolsillo, para secarse laslágrimas.
—Nunca le había visto tan divertido —dijo Rebeca—. Al menos mealegrodehabersidolacausante.
—Aunquenolocreas,tengounavidafueradeestedespachoy,aveces,inclusosoycapazdereírme—dijoFornell,quetambiénleestabacostandosutrabajoponerseserio.
—Ahoradeverdad,¿quéhacesaquí,tía?Nomehabíasdichoqueveníasalperiódicoestamañana.
Totehizounesfuerzoe intentónopensaren lodivertidoyabsurdoquehabíasidolasituación.
—He venido a agradecer al director Fornell todo lo relativo a tunominaciónalPremioOndas.Esdebiennacidosseragradecidos.MeparecequemedebíapasarporLaCrónicaparaello.
—Tu tíahasidomuyamable.Habíaoídomuchohablardeella,es todauna instituciónen laciudad,perononosconocíamospersonalmente.Nuncahabíamoscoincididoenningúnacto.
—Ustedhasidoelamablealaceptaratendermesincitaprevia.—No se crea que estoy tan ocupado como lo estará usted. Somos un
mediodecomunicaciónmuymodesto—dijoFornell.Leencantabarepetiresafrase,eracomounmantra.
—¿Y eso es todo? —preguntó una incrédula Rebeca. La situación leparecíamarcianacomopoco.
Totelamiró,aúncongestodivertido.—No,enrealidadnoestodo.HeinvitadoalseñorFornellylosjefesde
departamentoanuestracasa,a tomarun tentempié,comoagradecimientoalexcelentetratoqueteestándispensando.Llevasmásdetresañostrabajandoaquí y ni siquiera nos conocíamos. Además, ahora tenemos el honor que,graciasalasgestionesdeldirector,tehannominadoalpremio.Meparecequedebemossereducadas.
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Rebecaestabaalucinada.«¿Enserio?»,pensó.«Mitíasehatrastornado,¿aquévienetantopeloteo?Noespropiodeella».
—Porsupuestoheaceptado.Seráunhonorparatodosnosotrosaceptarlainvitación —contestó el director Fornell, con un tono exageradamenteobsequioso.
Rebeca no daba crédito a lo que estaba escuchando. «Aquí hay gatoencerrado»,continuópensandoRebeca.Gatono,aquelloparecíaunacoloniadefelinosencerrados,todosaullandoalavezaloídodeRebeca.
«Desdeluegonometragoeserollodelaeducación,¿quéestarátramandomitía?».
Niseloimaginaba.
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—Padre,¿porquélepreguntasteadonBertránquenúmerodepuertaera?—soltó,asíabocajarro,Batiste—.¿Quésignificaeso?¿Esunacertijo?
Johan casi se atraganta con la comida. Se puso a toser de formaestruendosaytuvoquedarunsorboalvasodelagua,paraevitarquedarsesinaire.
—¿Quéestásdiciendo?—acertóapreguntar,conapenasunhilodevoz.—Por casualidad, escuché la conversaciónquemantuviste ayer condon
Bertrán.—¿Pero tú no debías estar en la escuela a esas horas? —preguntó,
mientrasaúncarraspeaba.—El maestro estaba enfermo y nos enviaron a casa. ¿Acaso no me
escuchasteentrar?—Evidentemente, no, y tampocome di cuenta de que estabas espiando
unaconversaciónprivadaentredosadultos—contestóJohanconuntonodereprimenda,yarecuperadodelrepentinoatragantamiento.
—Noespiabanada, ya tehedichoque fuepor casualidad.Estaba en lacocina, y hablabais con un tono de voz muy alto. Era imposible no oíros,aunquemetaparalasorejas.
Johannohabía tomadoningunaprecaución, pensabaque estaba solo encasa.Niseimaginabaquesuhijolesestabaescuchando.
—¿Número de puerta dices? Nada, era una pregunta intrascendente—respondió,loprimeroqueseleocurrió,intentandoquitarhierroalasunto.
—Puesparaserunapreguntasinimportanciaestásbastantenervioso,ylomáscurioso,donBertránloestabaaúnmásquetú.Fuehastadivertido.
—¿Yesocómolosabes?—También por casualidad me asomé a la puerta y pude verle la cara.
Nuestrasmiradassecruzaronporuninstante.Visusojosysurostro.—Muchascasualidades,¿no?—preguntóJohan,queahoramismoestaba
extrañadoporquedonBertránnolehubieradichoquehabíavistoasuhijoencasa.«¡Quéextraño!».
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—Supongoquetedaríascuentadequetemintiódescaradamente.—Memintió,¿enqué?—preguntósorprendidoJohan.—No lo sé, si no me cuentas qué significa lo de las puertas, tampoco
puedosaberenquétemintió,perosurostroreflejabanerviosismo.Estáclaroque,eneseprecisomomento,noestabasiendosincero.¿Enqué?Puesnoloséporquemeocultasinformación.
—Oye, ¿sabesque te estás convirtiendo enunniñomuy impertinenteyentrometidoparatuedad?
—Quizá,peronotefíesniunpelodeesenoble.Susojosescondenalgoynoestoysegurodequé.
Johan ya había aprendido a no menospreciar las opiniones de su hijo.Tenía tan solo once años de edad, pero había heredado la extrema agudezaintelectual de la familia Perfet. A veces parecía un adulto, y no unocualquiera.
—Siemprenoshatratadomuybien—dijoJohanamododejustificación.—Quizá,peronoesloqueaparentaser,teloaseguro.LaverdadesqueJohanteníalamismasensación,peronosabíasiesoera
buenoomalo.«¿PertenecealGranConsejooesdelgrupodesaboteadores?»,pensabaconinquietud.«Oeranimaginacionesdelosdos,ysimplementeeraun noble con simpatías por los seguidores de Erasmo de Róterdam y conganasdeayudardeformaaltruista».Tambiénpodíaser,dehecho,quizáestaúltima fuera la explicación más probable. Siempre le había parecido quesentíaciertainclinaciónporélanivelintelectual.
Batistesacóderepenteasupadredesuspensamientos.—¿Algúndíamecontaráslodelaspuertas?—dijo,comoquienpideun
vasodeagua.Johan,encambio,seespantócon lapregunta.«Sindudamihijo,con la
edad que tiene, parece más inteligente que yo mismo», pensó abrumado.Temía que el día que lo iniciara y le trasladara su responsabilidad comoundécima puerta, le contestara «llegas tarde, ya lo sabía todo». No leextrañaría, y eso le asustaba.Aún eramuy joven, aunque en realidad, si lopensaba bien, tenía la misma edad que Samuel Perfet cuando asumió sucompromiso,alláporelaño1391.
«Porestatardeyaestábien,yahealteradobastanteamipadre»,pensabamientrastantoBatiste.Nocomprendíaelmotivodelazoramientodesupadre,perohabíasidodivertido.
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Eran las seis de la tarde, apenas faltaba una hora para la reuniónextraordinariadelSpeaker’sClub.Rebecasediounaducha,sevistióysalióen bicicleta hacia el pub Kilkenny’s. Después de la conversación delmiércolesconRichiePuig,yanoalbergabadudasacercadelaautenticidaddela gargantilla, pero tenía verdadero interés en conocer a Álvaro Enguix, elrollitodeveranodesuamigaCarlota.Eseeraelúnicomotivoporelquenohabíacanceladolareunión.Teníaquereconocerquelepodíalacuriosidad.
LoqueRebecadesconocíaeraqueaesamismahoraestabateniendolugarotra reunión, a poca distancia del pub Kilkenny’s. Dos personas estabansentadasdiscretamenteenlosbancosdepiedradeunpequeñojardíncercano.
—¿Estátodopreparado?—Segúnloprevisto.—Quieroquelograbestodo.—Notepreocupes,heinstaladovariascámarasendiferentesposiciones.
No nos perderemos ningún detalle de la reunión. Dispondremos de variosángulosdevista.
—Esmuyimportante.—Losé,yamelohasrepetidovariasveces.—Quiero saber todo acerca de los asistentes, y cuando digo todo, me
refieroatodo.—¿Quéesperasaveriguar?—Paraempezar,quierosaberquiénesson.—¿Tienesdudas?—Teaseguroquetengoalgomásquedudas,quieroconocerlosunoauno,
hastaquépiescalzan.
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Batiste asistía a la escuela, y era un buen estudiante. Quería seguir lospasosdesupadreysermaestrocantero.Eraconscientequeparaalcanzaresameta debía aplicarse con sus estudios. La verdad es que le resultaba muysencillo, conpocoesfuerzo conseguíadestacar, incluso frente a alumnosdemayoredadqueél.Alprincipionoeraconscientedesudon,peropocoapocosefuedandocuentadequenoeraigualquelosdemás.Comprendíalascosasy las memorizaba con una facilidad diferente al resto de alumnos.Constantementeestababuscandoretosquelomantuvieranentretenido,yaquealfinalseterminabaaburriendoenlasclases.
Acababade llegara la escuela,yviocómosuprofesor,PereUrraca, sedirigíahaciaél.
—Batiste,apartirdehoytendrásunnuevocompañerodemesa.Eresmialumnomásbrillanteytengounespecialinterésenquetehagascargodeestapersonaqueacabadellegaranuestraciudad.
«Por fin un reto nuevo, para variar», pensó de inmediato Batiste,alegrándosedeformavisible.
ElprofesorUrracaabriólapuertadelaclaseyentróelnuevocompañerodeBatiste.Hastaaquídurósualegría.Eramenudo,conaspectoderetraído,peroesonoeralopeor.Aparentabaapenasseisosieteaños.
—Batiste,tepresentoaJerónimo.Vaaasistirdeformaregularanuestraescuelaapartirdehoy.
—Es un placer Jerónimo —dijo Batiste fastidiado, pensando que, enrealidad, loquequeríaelprofesorUrracaeraquehicieradeniñeradeaquelrenacuajo.Habíademasiadadiferenciadeedadentreambosparaotracosa.
—Paratuinformación,nosoyningúnrenacuajo—dijoJerónimo,amododepresentación.
Batistenopudoevitarpegarunpequeñosaltodesorpresa.—¿Cómo sabes que estaba pensando precisamente eso? —preguntó
espantadoBatiste—.¿Acasosabesleerlamente?
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—¿Tecreesqueereselprimero?Todospensáis lomismoencuántomeveis—contestóJerónimo.
—¿Todos?—Noeresmiprimercompañerodemesa,¿sabes?Desdeesemismomomento,Batistesupoqueaquelniñonoeranormal.—LosientoJerónimo,nopretendíaofenderte,peroentiendequeesperara
auncompañerodelamismaedadqueyo—dijoamododedescargoBatiste.—No te preocupes, estoy acostumbrado. Disculpas aceptadas. Además,
tienesrazón,soyunrenacuajo.—¿Dedóndevienes?—preguntóBatiste,pararomperelhieloycambiar
detema.—DeSevilla.—¿YquéhacesenValencia?—Nolosé.—¿Cómoquenolosabes?—Es verdad, no lo sé. Estaba estudiando en Sevilla y, de repente, me
dijeronquemedebíatrasladaraValenciadeundíaparaotro,yaquíestoy.—¿Tufamiliahatenidoqueveniraviviralaciudad?—Notengofamilia,hevenidosolo.Batistenoentendíanada.—¿Ycómolohashecho?¿Dóndevives?—EnelPalacioReal.Batiste dio un respingo. Ahora resulta que estaba tratando con un
trastornadooun fantasioso, yno sabíaque erapeor.ElPalacioReal era lasede del tribunal del SantoOficio deValencia yBatiste sabía que tan soloestabahabitadoporlosinquisidoresdeValencia,donJuandeChurrucaydonAndrésPalacios.Nadiemásresidíaenél.Eraalgodepúblicoconocimiento.DecidióquenomerecíalapenaexplicárseloaJerónimo,¿paraqué?¿Quéibaasacarenclarodescubriendosumentira?«Siesaessuilusión,¿paraquéselavoyafastidiar?»,pensóBatiste.
¿Ilusión?
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RebecaentróenelpubKilkenny’sysedirigióhaciasu rincónhabitual.YahabíallegadoCharly,FedeyAlmu.Estabanenanimadaconversación.
—Buenastardes—dijoRebeca—.Parecéiscotorras.—HolaRebeca.Charlynosestabaenseñandosucuadrantedevuelospara
estemes—dijoAlmu.—Eslaprimeravezquemedanunaprogramacióndevuelosmensual.La
verdadesqueesemocionante—dijoCharly.—Será emocionante, pero te vas a perder un montón de reuniones del
Speaker’s Club. Para empezar, mira el martes que viene —dijo Fede,señalandounpuntoenelpapel—.EmpiezasenValenciaydespuésdecuatrosaltos,duermesenMálaga.
—Nomehabíadadocuenta,escierto—contestóCharly—.Yahaperdidosuencantoinicial.
—Bueno,ahoracuandovenganlosdemás,trataremosesetema.Sinohayinconveniente,podríamosircambiandoeldíadelasreuniones—dijoRebeca—.Pormínohayinconveniente.
LlegaronalamesaCarmenyJaume.Sesaludaron.TambiénllegóBonet,condoslibrosdebajodelbrazo.
—¿Dóndevasconesostochos?—preguntóFede.—Losnecesitoparaelmáster,heaprovechadoparacomprarlosantesde
lareunióndehoy—contestóBonet.—Informático y robótico, ¿y aún andas con libros en papel? —dijo
Charly,entonoguasón—.Yseguroqueescuchasmúsicaenunwalkmanconcintascasete.
—Tecreesmuygracioso,¿verdad?Averlisto,¿enquéformatoestánlosmanualesdetusupermodernoaviónCRJ-900?—contestóBonet,desafiante.
Charly no pudo evitar reírse. Bonet le había atizado un zasca de ciertaimportancia,yesonoeranadahabitual.Solíaseralrevés.
—Melomerezcoporlistillo—concedióCharly.
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Vieronacercarsepor lapuertaaCarlotayaCarol, juntoconXavier.Sesaludarontodos.
—¿Aquéhorallegaelrollito?—preguntóXavier.—¡Niseosocurrallamarloasí,queosmato!—exclamóCarlota.—¿Enrolladomejor?—corrigióCharly.Carlotaletiróunposavasosalacabeza,riéndose.—Cierralajoyeríaalassieteymedia.Desdeallí,andandollegaenunos
diezminutos,asíqueaúntardaráunpoco.—Entoncesperfecto,porquetengoimportantesnovedadesquecontarosy
quierohacerloantesdequellegueÁlvaroEnguix—dijoRebeca.—¿Antes?¿Porqué?—preguntóCarlota,extrañada.—Noseasimpaciente,enseguidaloentenderás.—Pueshazloya,nonostengasenascuas—dijoXavier.Rebecalediounsorboasucervezaantesdecomenzarahablar.—Mevaisapermitirqueempieceelrelatoporelfinal.Noesporquitarle
emoción,perocreoqueserámássencilloparaquecomprendáislaexplicacióncompleta.
—Oporelmedio,¡peroempiezaya!—exclamóFede.—Allávoy.LagargantilladelseñorcondedeRuzafaexisteenrealidad,
consumensajeincluido.Nosetratabadeunapistafalsa.Esauténtica.—¿EntoncesÁlvaromemintió?—saltóCarlotadeinmediato.—No,Álvarotedijolaverdad—respondióRebeca,conunasonrisa.—¿Acasomeestástroleando?—dijoCarlota,algomosqueada.—¿Troleando?¿Esoquees?—preguntóJaumeconcaraextrañada.«Vaya,Harry Potter no está al día de las expresiones juveniles», pensó
Rebeca,divertida.—SignificaqueTaylorSwifttieneeldíatontoeintentatomarmeelpelo
—contestóCarlota,mirandoasuamiga.—Noteestoytroleando,cómotúinsinúas.Estoydiciendolaverdad.—Entonces, ¿mequieresdecir que el detectiveprivadovisitó la Joyería
Enguix un sábado, que estaba cerrada, le informaron de una joya que noconocenyquenisiquieraconstaensusarchivos,leentregaronunafotoquenotieneny,paracolmo,queelúnicodependientedelajoyeríajamáshavistoni ha hablado con el detective ese ni con ningún otro?—preguntóCarlota,conuntonoquedenotabaenfado.
—Exactamente eso quiero decir—contestó Rebeca, con una sonrisa enloslabios.
—¿Yapesardeesoreiterasquelagargantillaexiste?
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—Asíes.Hasdadoenelclavo.LacaradeCarlotaeraantológica,aligualquelasdelosdemásmiembros
delclub.Laincredulidadsereflejabaenelrostrodetodoslospresentes,quenoentendíanaRebeca.
«PorunavezllevolainiciativafrenteaCarlota,resultadivertido»,pensóRebeca,recreándoseconlasituación.«Voyasaborearlaporqueesmuypocohabitual»,sedijo.
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—¡Lo ha conseguido! ¡Es algo extraordinario!—gritó Johan sin poderevitarlo, sentado en la mesa de la cocina, mientras leía una misiva queacababaderecibir.
—Por tu reacciónpareceque, sea lo que sea, es unabuenanoticia—lerespondiósuhijoBatiste,untantosorprendidoporeltonoelevadodevozdesupadre,nadahabitual.
—¡Ytantoqueloes!RecordaráslaúltimaconversaciónquetuvecondonBertrán, en la queme informaba que laUniversidad deAlcalá deHenareshabíapropuestoaLuisVivesparalacátedravacantedeAntoniodeNebrija,porqueestuvisteespiándonos.
—¡Noosespié!Simplementeosescuchéporquehablabaisenuntonodevozmuyalto—protestóBatiste.
—Si,claro,recuerdoesepretexto.Bueno,puesdonBertránsedesplazóenpersonaaLovaina.Porlovistosepreocupóenserioporlaposibleexistenciade una mano negra que bloqueara el regreso de Luis a España. Decidióllevarle la carta de invitación de la Universidad en persona, sin confiar enningúncorreo.
—¿YquélecontestóLuis?—Que aceptaba la cátedra ofrecida, que era un honor para él poder
continuarlalabordelgranAntoniodeNebrija.—Síquesonbuenasnoticias—dijoanimadoBatiste—.¿Cuándoregresa
aEspaña?—Don Bertrán me dice que iniciará los preparativos para partir desde
Lovainaloantesposible.—Estupendo. Ahora esperemos que no haya ningún inconveniente que
evitesullegada.—¿Quéestásinsinuando?—Loqueoyes.Sisehantomadotantasmolestiashastaahoraparaevitar
suretorno,¿porquésevanadetenerahora?Johansonrió,comosiyahubieraprevistoesaposibilidad.
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—Notepreocupesporeso.DonBertránenpersonavaapermanecerconLuis durante todos los preparativos del viaje. Cuando esté listo, ambosviajaránjuntosacompañadosdetodoelséquitoylaescoltaarmadadelnoble,paramayorseguridad.
—¿Paramayorseguridad?—¿Acasolodudas?—preguntósorprendidoJohan—.DonBertránmeha
prometidoquelaseguridaddeLuises,enestosmomentos,lomásimportanteparaél.
—Porsupuestoquelodudo.Esenobleocultaalgo.¿Noteextrañatodaslas molestias que se está tomando? Será muy amigo de Luis, pero sucomportamiento nome parece normal.Una persona de su elevada posiciónsocial, ¿recorremediaEuropapara entregaruna simple carta?Eso lohacenloslacayososirvientes.Nomenegarásqueesunnobleuntantoatípico.
Johan se quedó en silencio.El comportamiento de donBertrán tan solotenía una posible explicación, que fuera miembro del Gran Consejo yestuvieratratandodeayudarasunúmerounoaretornaraEspaña,yasípodercontinuarsulabordeproteccióndelárbol.Perotodoellonoselopodíacontarasuhijo.Aúnnohabíallegadoesemomento.
«Estáclaroquemipadremeocultaalgo»,pensabamientrastantoBatiste.«Nosésipensarácontármeloalgúndía,perodesdeluegolopiensoaveriguarantes».
AunquelomásprobableeraqueJohantuvierarazón, loverdaderamentepreocupante era que el comportamiento de donBertrán podía tenermás deunaposibleexplicación,yJohannoparecíarepararenella.Estabacegadoporelresplandordelnoble.
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—Nosestás tomandoelpelo.NoescompatiblequeÁlvaromedijera laverdadconquelagargantilladelseñorcondeexista.Ambascosasnopuedenser ciertas a la vez —dijo Carlota, con cara de incrédula y tambiénsorprendida.
—Te aseguro que es perfectamente posible, si me dejas seguir con laexplicación—lecontestóRebeca.
—Adelante, a ver cómo sales de esta—dijo Carlota, desafiante—. Lotienesmuydifícil,pornodecirimposible.
—Despuésdelareunióndelmartespasado,habléconmitíaacercadeloquenoshabíacontadoCarlota.Sequedómuyintranquila,ycitóaldetectiveRichie Puig el miércoles a mediodía en la comisaría. Él también estabapreocupadoporloquemitíalehabíaanticipadoporteléfono.
—¡Claro que lo debía estar! Se había descubierto su gran mentira —exclamóCarlota.
—Deesonada,Richienonoshabíamentidoennada.—¿Yquépretextoosdioparatodaslasinconsistenciasdesuhistoria?—En realidad, más que excusas como tú dices, nos dio un cursillo de
cómo funcionan los bajos fondos de la ciudad, de cómo suele trabajar lapolicíaylosdetectivesprivadosencasoscomoeste.
—¿Mintiendoeinventándosehistorias?—insistióCarlota.—Miraqueerespesada.Anda,déjameseguirylocomprenderástodo.—Adelante,adelante—contestóincrédulaCarlota.Losdetectivesnosuelenexplicarsusistemadetrabajo,tansoloselimitan
a ofrecer los resultados a sus clientes. En esta ocasión, Richie hizo unaexcepciónynoscontóamitíayamítodoslosentresijosdesuinvestigación.Pensarquenolesgustarevelarnisusfuentesnisusmétodos.
—Venga,noledesmásvueltas,vealgrano—dijounimpacienteFede.—¿Sabéis qué hacen cuándo se les plantea el caso de una joya
desaparecida?¿Oscreéisque,enprincipio,sededicanavisitar,unaporuna,todaslasjoyeríasdelaciudad?
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—Supongoquesí,aversialgúnjoyerolahavisto—dijoCharly.—Respuestaequivocada.Lasjoyasrobadassemuevenporotroscírculos
diferentes,noesperesencontrarlasexpuestasenlosescaparatesdelasjoyeríasenelcentrodelaciudad,niregistradasenunlibrooficialdeentradas.
—¿Ycuálessonesoscírculos?—preguntóAlmu.—Lainmensamayoríadelosjoyerossongentehonrada,perohayalgunos
piratas que no lo son. Tanto la policía como los detectives conocen a lossospechosos habituales. Lo primero que hacen es acudir a ellos ypreguntarles. Exactamente eso es lo que hizo Richie Puig aquel sábado demayo.
—¿Qué estás insinuando? —preguntó Carlota con el gesto serio,pensandoenqueÁlvaropudieraserunodeesospiratas.
—Noloqueteestásimaginando.ResultaqueSergioEnguix,elpadredeÁlvaro, es un viejo conocido de la Policía. De hecho, hace muchos años,incluso llegó a pasar un mes encerrado en la cárcel, condenado porreceptación.
—¿Receptación?¿Esoquées?—preguntóCharly.Fede se anticipó a la explicación de Rebeca, y sacó a relucir sus
conocimientosjurídicos.—EsundelitotipificadoennuestroCódigoPenal.Másomenosvienea
decirquelocometeaquelque,conociendolacomisióndeundelitocontraelpatrimonio en el que no haya intervenido como autor o como cómplice,adquiera u oculte lo sustraído. Resumiendo, lo que supongo que nos estáqueriendodecirRebecaesqueaSergioEnguixlepillaroncomprandojoyasrobadas,¿noesasí?
—ExactamenteasífueFede,graciaspor laexplicacióntécnica.ElpadredeÁlvaroformabapartedeesegrupode joyerospocoescrupulososconlosbienesrobados.Fijarosquedigo«formaba»,porqueparecequesubrevepasoporlacárcelloreformó,ydesdeentoncessunegocioesperfectamentelegal,inclusocolaboraconlasfuerzasdeseguridad.
—¿Esunsoplón?—preguntóemocionadaAlmu.—Algoasí,supongo—contestó—.Desconozcosupapelexacto.Carlotaseguíasinestarconvencidaconlahistoriadesuamiga.—PerdonaRebeca, pero no entiendo qué tiene que ver todo lo que nos
acabas de contar con las mentiras del detective y la gargantilla del señorconde—dijo,sinpoderaguantarse.
—¡Quéimpaciente!Dejaquecontinúeconelrelato.Existendostiposdejoyerías,aquellasquetansolocomercializanjoyasylastradicionales,dónde
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eljoyerotambiéndisponedeunobradorypuedefabricarlas.SergioEnguix,antesdesujubilación,eraunjoyeroartesano.Suhijonoloes.Dehecho,cadavezquedanmenosjoyerosartesanos,esunaprofesiónenvíasdeextinción.
—Esunalástima,¿yqué?—preguntóCarlota.—Los joyerosartesanosprecisandebastanteespacioparadesarrollar su
actividad. Pensar que, entre otras muchas cosas, necesitan un horno defundición de metales. Los alquileres en el centro de la ciudad sonprohibitivos,asíqueeshabitualquetengan,porunlado,lajoyeríaenelmejoremplazamientoquepuedanconseguir,yporotroladoeltaller,enlasafueras,donde los alquileres sonmás económicos. Sergio Enguix tiene su obrador,desdehacemásdetreintaaños,enunatravesíadelaavenidaBurjassot,lejosdelcentroycerradoalpúblico.Esunespaciodetrabajo,nounatienda.
—¿Quieresdecirque,enrealidad,eldetectivevisitóaSergioEnguixensutallerynoenlatienda?—preguntóJaume.
—Exacto, por eso Álvaro decía la verdad cuando afirmaba que no loconocíadenada—contestóRebeca.
—PeroÁlvarotambiéndijoquesupadresejubilóynopisabaelnegociodesdehacíatresaños—dijoCarlota.
—Probablemente no habrá pisado la joyería en ese tiempo y tambiénestarájubilado,peroparecequeaúntrabajaensutallerartesano.Suhijodijolaverdad,peroomitióalgúndetalle—respondióRebeca.
—Es comprensible que lo hiciera. La pensión de jubilación esincompatible con seguir trabajando, aunque sea a puerta cerrada en unobradorprivado—dijoFede—.SilaSeguridadSociallodescubriera,podríaperderlaprestacióneconómica.Noesalgoparaircontandoporahí.
Rebecaconcluyósurelato.—Como ya habéis adivinado,Richie Puig visitó a SergioEnguix en su
taller, no en la joyería del centro de la ciudad. Allí es donde hace elmantenimientoyreparalasjoyas.Pareceserquenosehareformadodeltodo,aún comete alguna pequeña ilegalidad. A pesar de que ya no compramercancía robada,hace reparaciones a joyas sinpreguntar suprocedencia eincluso sin incluirlas en ningún libro de entradas, como debería ser suobligación.ElcondedeRuzafaacudióaélprecisamenteporeso.Insistiódeformaexpresaenquenoqueríaquelagargantillafiguraraenningúnregistro.Ahora sabemos elmotivo, contenía lamitaddelmensaje que conducía a lalocalizacióndelárboljudíoynoqueríairdejandopistasinnecesariasporahí.Loquenopudopreveresqueeljoyerolehicieraunafotografía,queluegole
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visitaraundetective,queselatuvieraqueentregaryquedespuésdetodoesteperiplo,esafotografíaacabaraennuestrasmanos.
—EntoncesÁlvaronomintióennada.Élnosabequeesajoyaexiste,noconoce de nada a Richie ni le dio ninguna foto, ni la gargantilla figura enningún libro oficial de la joyería. Es cierto que ocultó que su padre seguíatrabajandoensutaller,peroesaparteescomprensible—dijoFede.
—Ahora entiendo por qué querías contarnos toda esta historia antes dequellegaraÁlvaro—dijoCarlota.
—Claro,yasabemoslaverdad,peronoseladebemosdecontaraÁlvaro.No tenemos ni idea si sabe que su padre es un confidente de la policía, nisiquieraconocemossiestáaltantodesupasadodelictivo—dijoRebeca—.Aversivamosacrearunconflictofamiliar.Además,tampocomeapetecedarexplicacionesaunapersonaquenoconozcodetodoeltemadelGranConsejoy del árbol judío. Ya estoy un poco saturada de ese asunto, es un temacerrado.
—No podremos contarle todo eso, pero sí hacerle algunas preguntas deformadiscreta,paraconfirmarelrelatodeldetective—insistióCarlota.
Rebecasealarmóuntanto.—Averquéledices,notepasesqueteconozco.Enningúncasotevaa
reconocer que su padre trabaja a escondidas de la Seguridad Social paracobrarlapensióndejubilación—dijoRebeca—.Esabsurdopreguntarleporesacuestión.
—No soy idiota, eso no se lo voy a preguntar—contestó Carlota, queestabaclaramentefastidiada.Creíaquehabíahechoungrandescubrimientoyque el Gran Consejo aún existía. Le habían quitado un caramelo y no legustaba.
Carlotanoeralaúnicaqueestabacontrariada.—Ahora que le empezaba a coger el gusto a las conspiraciones, resulta
queyanohayninguna—dijoCarol—.¡Vayafastidio,hellegadounosmesestarde!
RebecaestabamuyextrañadacontodoslosmiembrosdelSpeaker’sClub.¿Cómoeraposiblequenadiehubierahecholapreguntamásimportante?
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—Antesquenada,quieroagradecerteprofundamentequeunapersonadetu posición se haya tomado la molestia de desplazarse hasta Lovaina paraentregarmeenmanoestacarta.
—Ya sabes lo que me importas Luis. No quería que se repitiera ellamentableincidentequeseprodujoconelfrailedominicoSevero,cuandonote trasmitió la oferta del duquedeAlbay nopudiste regresar aEspaña.Nisiquierateentregómicarta.
—¡Esedesgraciado!Aúnmeacuerdodesuinfamia.—CuandomeenteréquelaUniversidaddeAlcaládeHenaresteofrecíala
cátedravacantedeAntoniodeNebrija,visité a JohanCorberaparadarle lanoticia.Sabíaquesealegraría.
—Ungranamigo,sinningunaduda.—Estabamuypreocupadoporti.—¿Preocupado?¿Tambiéntecontóeltemademisfinanzas?—¿Tusfinanzas?No,deesonomedijonada.¿Tienesproblemas?—Alguno, pero eso no viene al caso. ¿Entonces por qué estaba
preocupado?—Poreltemaeconómico,notepreocupesapartirdeahora—afirmódon
Bertrán—.Yomeharécargodelapartequeestéamialcance.—Te lo agradezco —contestó Luis—, pero entonces, ¿por qué estaba
Johanpreocupadopormí?—EstabaintranquiloporfraySevero.—¿Poresedesgraciado?¿Porqué?—Porque piensa que jamás un fraile dominico de la orden de
predicadores, por su propia iniciativa, se hubiera arriesgado a desairar almismísimoduquedeAlbaconsemejanteengaño.Creequedebehaberalgunapersonamáspoderosaqueledierainstrucciones.
Luissequedópensativo.—¿Más poderosa que don Fadrique? Pocos sois los que gozáis de esa
gracia.¿Conquéfin?
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—¿Noloentiendes?¡ParaevitarquevuelvasaEspaña!Luissequedópensativoduranteunosinstantes.—Nolocomprendo,¿quiénpuedenoquererqueregreseaEspaña?Nose
meocurrenadie.—¿Enserio?Puesamísí,porejemplo,elSantoOficiodelaInquisición.Luis casi se atraganta de la risa con el vaso de agua que se estaba
bebiendo.—¡Miraqueeresbromista!¡Ymelodicesprecisamentetú!Enrealidad,
teníaqueseryoelquenoquisieraregresar,noalrevés.Ellosmerecibiríanencantados,conlasmaderasylahoguerapreparada.
—JohanCorbera piensa que existe unamano negra detrás de todo esteasunto—afirmódonBertrán.
—Johansiempresepreocupademasiadopormí.Sehizoelsilencioduranteuninstanteentreellos.—Luis,laverdadesquenohevenidotansoloporentregartelacartaen
mano,enrealidadhayotromotivomásimportantequenotehecontado.Luis Vives se quedó esperando que su noble amigo continuara la
conversación,aunqueparecíaqueestuvieraeligiendolaspalabrasapropiadas.—Tengoqueayudarteaorganizar tuviajedevueltaaEspaña—dijo,al
fin—.Nova a ser fácil. Sabes queEspañayFrancia están enguerra ahoramismo.Esunacomplicación,yaquenoresultanadaseguroviajarportierra.Tendremos que ponderar la opción marítima, y ello lleva seriascomplicacionesdeorganización.LeprometíaJohanquetuseguridadestaríaporencimadetodo.
—¿Enbarco?Peroesodebesermuycaro.—Eldineronoesproblema,yatelohedicho.Notepreocupes.Luissíqueestabapreocupado,peronoporel temaeconómico.Conocía
quesuamigoerarico.Nosabíaporqué,peroLuisteníalaextrañasensaciónque laorganizacióndesuviajenoeraelverdaderomotivode la llegadadedonBertránaLovaina.Estabaclaroqueleocultabaalgo.Loconocíamuchosaños,desdelaépocadelacorterealenFlandes,cuandoacabósusestudiosenla Sorbona de París y vivió una temporada con la familia Valldaura en laciudadflamencadeBrujas.Sabíacuálerasuverdaderaactividadenaquellaciudad,yelloeraloqueleteníapreocupado.
«SiJohanCorberatienedudas,yotambiéndeberíatenerlas»,pensóLuis,queconfiabaenlasensatezdesuamigo.«Esmuchomásinteligentedeloqueparece, además siempre ha sido muy intuitivo. Sus aseveraciones, casisiempre,habíanacabadosiendociertas».
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Estabaintranquiloyteníamotivos.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES7DESEPTIEMBRE
—Voyairalbaño,antesdequellegueÁlvaro—dijoRebeca.—Aprovechoyteacompaño—respondiódeinmediatoCarlota.SubieronlasescalerashastalosaseosdelpubKilkenny’s.Eranlassietey
mediaenpunto.—¿Estásnerviosaporquevengatuparejaalclubenapenasunosminutos?
—preguntóRebeca—.Desdeluegoyoloestaría,estaríamuertadevergüenza.—Primero,noesmipareja.Quehayamostonteadoyalgomásenverano
noloconvierteenmiconsorte.Segundo,estoymuyagustocomotú,single.Nomeapetececomplicarmelavida,ymásahoracon ladependenciademimadre.Mis hermanos me ayudan, pero aun así requiere asistencia casi lasveinticuatrohoras.
—¿Mejoraalgo?—No. Aunque quede mal decirlo, estamos esperando su fallecimiento.
Estásufriendoella,nosoloporsuenfermedad,sinoporveratodossushijospendientes de ella. Siempre ha sido muy independiente y lo lleva fatal.Además,yasabesloquetiene,elmalditobicho.Esterminal,nohayningunaesperanza.
—¿Terminal?—Yanovolveráalhospital,laúltimavezlamandaronacasaparamorir
en paz, rodeada de su familia. Por eso han venido mis hermanos a vivirtemporalmentealavivienda,másqueparaayudarme,quetambién,elmotivorealesparaacompañarlaensusúltimosdías.
—Estriste,losientodeverdad.Nolosabía.—Aunque llevamos tiempo haciéndonos a la idea, no por eso duele
menos.Bajaronlasescaleras,justocuandovieroncomoseacercabaunapersonaa
la mesa del club. Carlota acudió a su encuentro y lo acompañó hasta surincón.
—Chicos, os presento a Álvaro Enguix, la persona de lo que os hehabladoestosdías.
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«¡Carambaconlapetarda!Tienebuengusto»,pensóRebeca.Eramoreno,con los ojos oscuros, barba corta y pelo largo recogido en una coleta. Ibaimpecablementevestido,hasta conchaleco.«Supongoqueesnormal,vienedetrabajarenunajoyeríadelujo»,sedijo.Noeraalto,peroCarlotatampoco,asíquehacíanbuenapareja.Parecíaenbuenaformafísica.
Cadaunodeellossefuepresentando,estrechándolelamano.Ledieronlabienvenida de forma oficial al Speaker’s Club con la tradicional pinta deMurphy’s IrishRed. La cerveza irlandesa deCork era una institución en elclub. Todas las personas que asistían por primera vez a una reunión teníanquebeberunadeellas,yÁlvaronofueunaexcepción.Yaconocíaelpubylacerveza,asíquetampocoleresultódemasiadoextraño.Todosbrindaronconél.
Cuando terminó el ritual iniciático del nuevo miembro del club, derepente y sin venir a cuento, Charly pidió silencio y sacó un papel de subolsillo. Rebeca se horrorizó. «¿No le habrán preparado una encerrona aÁlvaroensuprimerdía?»,pensóespantada,«esteyanovuelvemás».
—Señoras y señores, hoy celebramos un acontecimiento singular —empezóadecirCharly—,porqueprecisamentehoytenemosentrenosotrosaunaprominentepersonadelasociedadvalenciana.
«¡Quépelota!»,pensóRebeca.—Su presencia en el Speaker’s Club es para nosotros un motivo de
profundoorgulloy satisfacción, aunque apenasnos enteráramoshacedosotresdías.
«Ahora habla como el rey emérito JuanCarlos», se dijoRebeca. «Va aconseguiravergonzaraÁlvaro».
—Como pequeña muestra de reconocimiento, tenemos el honor deentregarleestemodestotrofeo,confeccionadoconmuchocariñoportodoslosmiembrosdenuestroclub.Sabemosquenoestáasualtura,perocadapedazodelmismocontieneunaporcióndenuestrocorazón.
«¿Qué tonteríasestádiciendoeste lococursi?»,pensóextrañadaRebecacon el discurso de Charly, y eso que estaba acostumbrada a sus salidas detono.
Derepente,seapagaronlas lucesdelrincóndelSpeaker’sClub.RebecaviocómoDan,elcamarero,sedirigíalentamentehaciaellos,conunobjetoensusmanos.SegiróamiraraCarlota,averquéexpresiónteníasuamigaenelrostro,conlabromaqueleestabangastandoasurollito.Estabaextrañamenterisueña.«¿Estáenelajodeesteespectáculoynoleimporta?»,sepreguntó.Noselopodíacreer.
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Dan llegó por fin hasta sumesa, y encendió unas bengalas que estabanincrustadas en el objeto que portaba. Cuando se iluminó, Rebeca pudoobservarque llevabaensusmanosunaantenade televisiónde interiormuyantigua, de las de cuernos, además medio escacharrada. Era de las que sesolíanponerencimadelostelevisoresenelsiglopasado,antesdelallegadadelaeradigital.Eraunaantigualla.
«¡Ay Dios!», pensó Rebeca, completamente abochornada, cuandocomprendióloquesignificabatodoaquello.Selevinoelmundoencimadelavergüenza.Habíasidounaingenua,unavezmás.
—RebecaMercader, tenemoselorgullodeconcederteelPremioAntenadeCuernosa lapersonamásfamosadenuestroclub—dijoCharly,conesavozsolemnequetanbiensabíaimitar,mientrasleentregabaaquelcacharro.
Todosrompieronenaplausos,nosololosmiembrosdelSpeaker’sClub,sinotambiénlosrestantesclientesdelpub,queunviernesporlatardeestabacompletamenteabarrotado.
—¡Osmatoatodos!—exclamóRebeca.Selevantaronaabrazarla.—¿Cuándo pensabas contarnos tu nominación al PremioOndas?—dijo
Almu—.Noshemostenidoqueenterarporlaprensa,¿notedavergüenza?—Vergüenzamedaesteespectáculoquemehabéisorganizado,canallas
—contestó,aúnruborizada.—Te lomerecesporocultarnosesanoticia.Paraunavezque tengouna
amigafamosa,vaynomeentero—dijoFede.—¡QuetiemblenAnaRosayJorgeJavier,quellegaRebecaalmundode
lafarándula!—exclamóCharly,riéndose.—Soisunosbandidos.—Enrealidad,lohemoshechoparaquetepaguesunarondadecervezas,
que seguro que nos estabas ocultando la noticia para escaquearte —dijoXavier.
—Pago la ronda simedejáis enpazyos sentáis todos,quehastaaquelgrupodejaponesesmeestáhaciendofotos—dijoRebeca,mientrasseñalabaaunosorientalesenunextremodelpub,cámarasenmano—.Noséquiénsecreeránquesoy.
—Taylor Swift—dijo Charly, partiéndose de risa—. Nome extrañaríaqueseacercaranapedirteunautógrafodentrodepoco.
Todoshicieroncasoasuamiga,ysesentaronenlamesa.RebecacumpliósupalabrayencargóaDanotrarondadecervezas.
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—EsunanominaciónmuyimportanteRebeca,nosésieresconscientedeloquehasconseguido.Paseloquepase,tucarreraprofesionalyanovolveráa ser como antes —dijo Carmen, con ese tono tan pausado que lacaracterizaba.
—Yanadavolveráasercomoantes.¿Esetemadequégrupoera?¿DeldesaparecidoElCantodelLoco?—preguntóBonet,quelegustabamucholamúsica.
—Sí—contestóCharly—,conDaniMartínalfrente.—Nooscreáisquenoestoyespantada,ymáscuándonolohebuscado.
Osaseguroquenomegustanada—reconocióRebeca.Decidió cambiar de tema, ya estaba bien de hablar de ella.En el fondo
sentíaunagranvergüenza.—Pero hoy el protagonista de la reunión debería ser nuestra nueva
incorporación, no yo. A mí ya me conocéis muchos años—dijo, mirandohaciaÁlvaro.
—Eso,eso—dijoXavier.Carlota tomó de inmediato la palabra, casi sin dejar reaccionar a los
demás.—¿Tienes un taller, aparte de la joyería de la calle San Vicente? —
preguntó,asídesopetón.«¡Lamato!»,pensóRebeca.«¿Quédemoniosentiendeporserdiscreta?».Álvarosesorprendióporloextrañodelacuestión.—¿Porquémepreguntaseso?—Porquehevisitadotujoyeríayesmuypequeña.Nomeparecequehaya
espacioparauntaller—contestóCarlota.—Tienesrazón.Tenemosunlocalalquiladoqueutilizabamipadreantes
dejubilarse,dóndereparabayfabricabajoyas,cercadelaavenidaBurjassot.—¿Aúnloconserváis?—Sí,aunqueahoranadielousa.—¿Yparaquépagáiselalquilerdeunlocalquenoutilizáis?¿Ossobrael
dinero? —siguió preguntando Carlota, con la sutileza de una zapatilla deesparto.
—No nos sobra el dinero ni mucho menos, es más una cuestiónsentimental.Allí nació nuestro actual negocio de joyería hace casi cuarentaaños.Fuerontiemposmuydifíciles,inclusomipadretuvoalgúnproblemillamenor con la justicia en los primeros tiempos. Ahora es un almacénabandonado,peroloconservamosconciertaveneración.Devezencuandolovisitamos.
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«Objetivo cumplido», pensóCarlota. «La historia deRichie Puig quedaconfirmada».Sequedóensilencio.
«Menos mal que Álvaro no parece haber sospechado nada de esteinterrogatorio tan a bocajarro de la petarda», pensó aliviada Rebeca. «Estáclaroquenoconoceelsignificadodelapalabrasutileza».
Ambas se quedaron aparentemente tranquilas, aunque la principalcuestiónseguíasinserplanteada.Eraextraño,ymucho.
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18DENOVIEMBREDE1522
—Yaestátodoorganizado,Luis.ElbarcopartirádelpuertodeAmbereseldía3deenero.Debesempaquetartodastuspertenenciasyprepararteparaelviaje.
—Esoserárápido,apenastengonadaquellevarconmigo.—Disponesdepocomásdeunmesparadespedirtedetusamistades.—También será rápido —contestó con algo de melancolía Luis—.
Tampocohecultivadotantas.—Desgraciadamente tengo que dejar Lovaina de inmediato y no podré
viajar contigo en el barco. Asuntos urgentes me reclaman en España, nopuedodemorarlo.
—¿Nodecíasquenoeraseguroviajarportierra?—Ynoloes,laguerraentreFranciscoIdeFranciaynuestroreyCarlos
serecrudecepormomentos,peronopuedoesperarmealafechadepartidadelbarco.Esdemasiadotardeparamí.
—Pero tú eres una personalidad reconocida. El rey francés estaríaencantadodecapturarte—insistióLuis.
—Tranquilo,notepreocupespormiseguridad,tomarémedidasalaalturadelaamenaza,nosoyidiota.
Luisdecidiócambiarde temayabordarunacuestiónespinosa.Tenía lasensacióndequesuimportanteamigonolehabíacontadoalgotrascendente.
—Debohacerteunapregunta—dijoLuis—yquieroqueseassinceroensurespuesta.
—Adelante—dijoconcuriosidadelnoble.—¿CuáleselmotivorealdetupresenciaenLovaina?—¿Esa es la pregunta? Vaya tontería, pues entregarte la carta de la
UniversidaddeAlcaládeHenaresenpersona,paraevitarquesepierdaporelcamino,comoocurrióconlaofertadelduquedeAlba.
—Esoyalosé.Merefieroalotromotivo.Sehizounsilencioincómodoentreellos.—¿Elotromotivo?
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—¿Vasarepetirmipreguntaoacontestarla?Don Bertrán hizo una pequeña pausa, mirando a los ojos de su amigo
antesdeseguirhablando.—Me temo que debo responderte con otra pregunta, ¿conoce Johan
Corberamiverdaderaidentidad?Tambiénesperounarespuestasinceraportuparte.
AhoraelsorprendidoeraLuis.—Jamáslehecontadonada,¿porquémepreguntaseso?—PorqueeseeselverdaderomotivodemipresenciaenLovaina.Ahora
yalosabes.—¡Quédices!—exclamóespantadoLuis—.¡Jamáslehadichonada!No
debestenerningunadudaalrespecto.Detodasmaneras,aquellosíqueerapreocupantedeverdad.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO8DESEPTIEMBRE
RebecahabíaconvencidoasuamigaCarlotaparaquehicieradeporteconella. Rebeca era una magnífica corredora, entrenaba con frecuencia desdehacíaaños,solíadisputartodaslaspruebasquepodíadelcircuitoderunningy no quedaba nada mal clasificada. Sin embargo, Carlota era todo locontrario,noeranadaaficionadaalejercicio,ymenosacorrer.«Ademásdeaburrido,correresdecobardes»,legustabadecir.Tambiénteníaunaantigualesión en la muñeca izquierda que le fastidiaba un poco después de hacerejercicio. Rebeca insistió y la terminó convenciendo con el pretexto de laenfermedaddesumadre.Habíanquedadoenelcaucedelríoalascincodelatarde,cuandoelsolyanocastigabacontantafuerza.
—¿Estásseguradequeestodecorreresbueno?—dijoCarlota,nadamásencontrarseconRebeca—.Yonoterminodeverloclaro.Estoyenmuymalaformafísica.
—Correresundeportemental—contestóRebeca,intentandoanimarasuamiga.
—Puesentonceslollevoclaro,porqueestoymediochalada—dijoriendoCarlota.
—¿SabesloquedijoJimmyCarter,elquefuerapresidentedelosEstadosUnidos?
—Sí,queelmundosehabíavueltoloco.—No, idiota, eso no —contestó Rebeca, riéndose también. Su frase
textualcreoquefue«todoelquehacorridosabequesuvalormásimportantees que elimina tensión y que permite liberarse de cualquier otra cosapreocupante que pueda traer el día». ¿Lo comprendes? Te ayudará adesestresarteporlaenfermedaddetumadre,yaloverás.
—Lo único que tengo claro es queme ayudará a tener unas tremendasagujetasmañana.Menosmalqueserádomingo.
—Venga, vamos a empezar, que si seguimos hablando se nos hará denoche.Notepreocupesqueiréaunritmolento.Encuantotecanses,melodicesyparamos.
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—Yaestoycansadasolodepensarlo.Rebecacogiópor laespaldaasuamigay laempujó,mientrasambasse
reían.Empezaron a correr.Laverdad es queCarlota respondiómejor de loesperado.Hastapasadamediahoranopidióundescanso.
—Sin duda llevas una deportista dentro de ti—dijoRebeca, intentandolevantarelánimodesuamiga.
—Puesmeladebohabercomido,porquemepesanhastalospárpados—contestóCarlota,queapenaspodíaarticularpalabra.
Rebecanopudoevitarreírse.—Esoesunabuenaseñal,nohasperdidotusentidodelhumor.—¿Misentidodelhumor?Voycaminodeperderhastamidignidad.—Anda,noseasquejica.Ahoradamoslavueltayvolvemos.Paraserel
primerdíanoestarámal.—¿Corriendo?—¡Pues claro! Si ya has hecho el camino de ida, el de vuelta lo tienes
chupado—contestóRebeca,mientrasabríasumochilaylepasabaunabotellaa Carlota—. Anda, hidrátate un poco y en cinco minutos regresamos. Encuantoestéspreparada.
—¿Has traído cerveza? ¡Qué buena idea! —dijo Carlota, mientras lepegabaunbuentragoalabotella—.¿Estoquées?¡Sabearayos!—exclamó,haciendounamuecadeasco.
Rebecanopudoevitarreírsealverlacaraderepugnanciadesuamiga.—¿Cómo vamos a tomar alcohol mientras hacemos deporte? Es una
bebida isotónica. Mejora la absorción del agua, además lleva potasio,magnesioycalcio,entreotrosminerales.
—Puesesosmineralesestánmalísimos.Escomochuparunapiedra.Yomehidratomásagustoconunacervezatostada,bienfresquita.
—Si teapetece,cuandovolvamos,pasamospormicasaynos tomamosunadeesas—dijoRebeca,intentandoestimularasuamiga.
—Ahora sí queme has animado a correr. ¿A qué nome pillas?—dijoCarlota,mientrasselanzabaaltrote.
Continuaron por el cauce del río, hasta alcanzar el punto de partida.También lo hicieron de una sola vez, sin parar.Al llegar, Carlota no pudoaguantarseenpieysesentóenlahierba,resoplando.
—Estoymolida,¿me llevasacaballitohasta tucasa?Además,cadavezquehagodeportesemeresientelalesiónquetengoenlamuñecaizquierda,¡ynoveascómoduele!
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—¡Perosilohashechomuybien!¿RecuerdaslafrasedeJimmyCarter?Correr permite liberarse de cualquier otra cuestión preocupante que puedatraereldía.
—Aesetíoloestrangulabaahoramismoconmispropiasmanos,seguroquenocorrióensuvida—contestóCarlota—.Despuésdeunapalizaasí,tuúnica preocupación para el resto del día es recuperarte y volver a respirarcomounapersonanormal,nocomoDarthVaderenStarWars.
—Yo soy tu padre—Rebeca repitió la célebre frase de la película, quehabíapasadoalaposteridad.
—Mipadrenosé,peroahoramismomegustaríaserLukeSkywalkerparamatarte.
Serieronagusto,aunquenosabíanloequivocadasqueestaban,Rebeca,Carlota y hasta el propio Jimmy Carter. Las preocupaciones no habían nicomenzado.
Lesesperabaunabuenasorpresaalavueltadelaesquina.
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LuisVives estaba frente al barco que debía devolverle a España. Teníasentimientosencontrados.Hacíamásdetreceañosquehabíaabandonadosuciudad,Valencia,acuciadoporlasañadelaInquisiciónespañola,quehabíacondenado a la hoguera a la mitad de su familia. No sabía qué pensar, nisiquiera sabía qué sentía en realidad. ¿Era alegría o era tristeza? ¿Eraesperanzaodesconfianza?Y,sobretodo,¿quéseibaaencontrarensupaís?Añorabasuciudad,suclimaysuscolores,peroeraunciudadanodeEuropa,y Flandes había sido su hogar durante demasiado tiempo. Se habíadesarrollado como persona y como humanista entre Brujas y Lovaina. Endefinitiva, sus sentimientos parecían un rompecabezas desordenado. Sentíaquesupatriaeratodoelmundo.Nisiquieraleapetecíaponeralgodeordenenaquellamarañadesentimientosencontrados.
—¿Luis Vives?—preguntó una persona de aspecto desaliñado, con ununiformequeparecíaquenohabíasidolavadoenmuchotiempo.
—Sí,soyyo.—Soy el capitán Francis Drammer de la nao Saint Nazaire. Tengo
instruccionesexpresasdeasegurarmequetengaunatravesíalomáscómodaposiblehastaelpuertodeSantander.
—MuchasgraciasseñorDrammer.—ConFrancisserásuficiente.¿Llevaequipaje?—Tansoloestebaúl.—Zarpamos en dos horas—dijo el capitán, mientras subía al navío—.
Acompáñeme.Luiscogiósuequipajeysiguióalcapitán.Subieronabordodelbarco.La
cubierta estaba reciénbaldeadayparecía enun estadodecentede limpieza,aunque los fuertes olores enseguida impregnaron las fosas nasales de Luis.Francissediocuentadelgestodedesagrado.
—Nosepreocupe,enapenasunashorasyasehabráacostumbrado.El capitán lo acompañó hasta debajo de la cubierta, y le señaló un
pequeñocamastro.
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—Puededejarelbaúldebajo.Sinoquierequeacabeenelotroextremodelanao,asegúreloconlascorreas.Esperamosuntemporal.
Luismiró a su alrededor.No era el primer viaje que hacía en barco, yaquelnoestabamaldeltodo.Habíadormidoensitiosbastantepeores.
Derepente,escuchóunavozdetrásdeél.—Buenosdíascaballero,¿ustedquiénes?Luissesobresaltó,nosehabíapercatadodelapresenciadenadiemásasu
alrededor.—Hola,buenosdías,soyLuis,¿yusted?—Soy Richard Foxe, comerciante inglés, aunque resido en Brujas.
Comprovinoyvendo telasde lujoenEspaña.Viajocon frecuenciaenestaruta,paramíesunarutina.
—EncantadodeconocerleseñorFoxe—contestóLuis,aúnsorprendido.—¿Aquésededica?Nuncalehabíavistoenestebarconiporestasaguas.—Soy profesor y escribo libros. He estado dando clases en Lovaina y
Brujas,asíquenosueloviajarpormar.—¿Luis?¿NoseráporcasualidadLuisVives?—Sí,¿meconoce?—No personalmente, pero su fama le precede. Soy amigo de Bernardo
Valldaura.—¡Qué coincidencia! Estuve viviendo en su casa de Brujas una buena
temporada,haceyadiezaños.«¿Coincidencia?», pensó Luis. Se estaba volviendo un poco paranoico.
«¿CuántaspersonasvivenenFlandes?¿Ymetocaenmicamastrocontiguoaunaquemeconoce?¿Quéprobabilidadhay?».
—Noseofenda,peronoparececomerciante—ledijoLuis,observandocon detenimiento a su acompañante, de formas esféricas bastantepronunciadas,pordecirdeunaformasuavequeestabagordocomountonel.
—¿Lo dice por mi edad o por mi barriga?—contestó riendo Richard,mientrasmirabaalacaradeLuis—.Porlaexpresióndesurostroyaveoqueporambascosas.
Luisseazoróunpoco.Nodebíahaberpensadoeso,supusoquesucaratrasmitiósureflexión.
RichardFoxeparecíaunapersonadebuenhumor.—Nosepreocupe,nomeofendo,yaestoyacostumbradoaesafrase.Me
gusta comerbienyno séhacerotra cosa, así quehastaquememuera serécomerciante—contestó.
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Ambosseacomodaronyantesdesujetar suequipajea lascorreas,Luissacóunlibrodelbaúl.Subióalacubierta.
Observó las maniobras de los marineros, preparando los aparejos, loscabosycomprobandoelestadodelasvelasydelasjarcias,parasersoltadasdelosnorayes,queeranlosbolardosquesujetabanalbarcoatierra.SindudaestabaniniciandolospreparativosparazarpardelpuertodeAmberesenunosminutos,nocreíaquesedemoraranmás.
Sesentódóndepudo,encimadeunbarrileintentódespejarsumenteconla lectura de cualquier libro. No quería pensar en el rompecabezas desentimientosencontrados,niadóndesedirigía,lecausabaprofundadesazón.
Enrealidad,nisiquieraseloimaginaba.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO8DESEPTIEMBRE
—Venga,queyaestamosllegando—dijoRebeca.VivíaenelPaseodelaAlameda,apenasaunosmetrosdelcaucedelrío,pordóndehabíancorrido.
—Loúnicoquememantieneenpieespensarenesacervezafríaquemeesperaentucasa—contestóCarlota,quelecostabahastaandar.
—Tengo dos llamadas perdidas de mi tía de hace media hora —dijoRebeca,mientrasmirabaelmóvil—.Noséquéquerría,perototal,lavamosaverenunosminutos,noselasdevuelvo.
—Aversiselehaacabadolacerveza—dijoCarlota.—Esonoocurrejamásenmicasa,estatetranquila—lecontestóRebeca,
mientras sonreía mirando a su amiga. Estaba orgullosa de ella. Habíaconseguido casi lo imposible, sacar a correr a Carlota y además se habíacomportadomuchomejordeloesperado.
Subieron a casa y Rebeca abrió la puerta. Nadamás entrar escucharonmuchasvocesprocedentesdelsalón.
—Oye,tutíaparecequetienevisita—dijoCarlota—.¿Ysidamosmediavueltaynosvamos?
Notuvierontiempodereaccionar.—¡Rebeca! ¡Llevomásdemediahora intentandohablarcontigo!—dijo
Tote,mientrassegirabahaciaCarlota—.¿Cómoestáscariño?—Mejor no preguntes—contestó—. Tu sobriname ha sometido a una
intensaysalvajesesióndetortura.—¿Quiénessonlaspersonasqueestánenelsalón?—preguntóextrañada
Rebeca—.¿Tienesvisita?—¿Tehasolvidado?Meloimaginaba,poresotehabíallamado.Rebecaestabaperpleja.—¿Dequémeheolvidadoexactamente?—Pasa y lo ves con tus propios ojos—contestó Tote—. Y tú también
Carlota,notequedesahíplantadaenlapuerta.Seasomaronalsalón.Horror.
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AllíestabalaredaccióndeLaCrónicacasialcompleto,alrededordeuncateringperfectamenteorganizado.Rebecanosabíadóndeesconderse.
«¿Cómoseleocurreamitíahacernospasarconestaspintasquellevamoslasdos,sudadasyconmallas?»,pensóescandalizada,mientrasmirabaasusjefesycompañeros,todoselegantes.
—¡Creíamosquetehabíasolvidadodenosotros!—dijoTere,dándoleunpardebesos.
Rebecaparecíasorprendida.Reaccionódeinmediato.—Disculpad,esquetodoslossábadossalgoacorrer,noperdononiuno,y
semehahechotarde.Sientonohaberllegadopuntual.Ospidomilperdonespormidespiste.
Carlotalamirabaconcaradeasesinaenserie,deserialkillerdecualquierpelículadeQuentinTarantino.
—Os presento a mi amiga Carlota Penella, hoy ha venido a correrconmigo.
Todossesaludaronysepresentaron.EstabaeldirectorBernatFornellysu secretaria Alba Pajares, el jefe de la sección de política local, ErnestBallester junto con su joven pupilo Fabio Astolfi. También el jefe denacional, Jaime Talens, de internacional Javier Puchau, de sucesos PereDevesa y de deportes Tommy Egea. También estaba su amiga TeresaFabregat.Faltabalasubdirectorayjefadelsuplementodeeconomía,CarmenMaríaPeris,laquellevabalaseccióndeúltimahora,HerminiaCamachoylamaquetadora,MaríaJesúsRubio,almargendelrestodesubalternos,comoeltrasportistaAdolfoSerrano.Supusoqueestaríantrabajando,nopodíandejarlaredaccióncompletamentevacía.
—Ahora que estamos todos, propongo un brindis por Rebeca, la nuevaestrella de la divulgación histórica —dijo el director Fornell, mientraslevantabasucopadecava.RebecayCarlotalecogieronunaalcamareroquepasabaconlabandejadebebidas.Todosbrindaron.
—¿Dóndepuedocomprartabaco?—preguntóAlba—.Elviciomellama.—Justo enfrentedenuestroportal hayun estanco—le contestóTote—,
peronopermitimosfumarenelinteriordelavivienda,tendrásquesalirtealaterraza,losientoAlba.
—Notedisculpes,eslológico.Jamásfumoenespacioscerrados.—Tutíahasidomuyamablealinvitarnosestatarde—ledijoeldirector
Fornell a Rebeca, mientras entablaban una intrascendente conversación.Rebeca pensó que, en este ambiente tan distendido, era una buena
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oportunidadparaintentarsonsacarlealdirectoralgoquelerondabalacabezadesdehacíatiempo.
—Despuésde la reestructuraciónde lasmesasde la salaprincipalde laredacción,¿quiénsevaasentarconTere,Fabioyconmigo?Quedaunasillalibre.
Fornellserio.—Aún es pronto para que sepáis eso, ya os enteraréis. Tener en cuenta
queaúnnoestápróximasuincorporación,faltanunastressemanas,sitodovabien.
—¿Yaestáseleccionadooseleccionada?—Está cerca, pero me está costando más de lo previsto —respondió
Fornell,conunasonrisaenlabocaqueRebecanosupointerpretar.La conversación entre todos eramuyanimada, aunqueCarlota se sentía
fuera de lugar. En cuanto pudo, cogió del brazo a Rebeca y la sacó a laterraza.
—¡Menudaencerrona!¡Yademásvestidasenmallas,porfavor!Debemosestardelomásridículasdelantedetodaestagenteemperifollada.
—Teprometoquenosabíanada.Carlota se sorprendiópor la respuesta, y tambiénpor la expresión en el
rostrodesuamiga.—¿Cómoquéno?Siacabasdereconocerquesetehabíahechotardeyte
hasdisculpado—lereprochó,extrañada.Rebecanorecordabaenabsolutoquesutíalehubieracontadolareunión
de hoy. Es cierto que, el día que estuvo en la redacción hablando con eldirector,loshabíainvitadoatomaruntentempiéencasa,peroestabasegurade que no le había dicho ni día ni hora. «Además de ridículo, esto esmuyraro»,pensó.
Rebecaseexplicóantesuamiga.—Lohe dicho para no dejar enmal lugar ami tía delante de todos los
invitados.Teaseguroquenomehabíacontadonada.Silohubierahecho,melohabríadichocuandohavistoquesalíadecasavestidaconropadeportivaparacorrer,comotodoslossábados.Heintentadobuscarunpretextodelantede toda la gente, para que no se notara demasiado mi total sorpresa. Esimposiblequenimitíaniyonosolvidemos.Estoypreocupada.
—¿PrincipiodeAlzheimer?Eresdemasiado joven,nocreoqueseaeso,estatetranquila.
—No, idiota,nome refieroamí.Mi tíaesextremadamenteorganizada.Jamás se le olvidaría decirme una cosa así. Tan solo le encuentro una
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explicaciónlógicaasu«olvido»,porllamarlodealgunamanera.—¡Ah!,¿sí?¿Cuál?—Quemitíanotuvieraningúninterésenqueyoacudieraaestareunión.Carlotapusocaradenoentendernada.—¿Eso teparece lógico?¿Cómonovaaquererqueacudasauna fiesta
organizadaprecisamenteentuhonor?Esdelomásabsurdo.—Desconozcoelmotivo,perotodoestoesmuyextraño.Llevotrabajando
enelperiódicomásdetresañosymitíajamássehatomadoelmásmínimointeréspormiscompañeros.Ahora,derepente,invitaatodoslosjefesacasaynomecuentanada.Algoestápasandodelantedenuestrasnaricesyyonoloestamossabiendover.
—NoteolvidesqueestásnominadaaunPremioOndas,noesalgoqueocurra todos losdías.Creoqueesedetalle justificaestapequeña fiesta, ¿nocrees?
—Hazmecaso,desdeelprincipio,cuandomitíavisitóaldirectorFornellenelperiódico,tuvelasensacióndequehabíagatoencerrado,yahoraaúnlatengomás—dijo,pensativa.
Carlotacambióeltema,yaestababiendepreocupaciones.Eraunafiestaytocabaintentardivertirse.
—Oye, el Fabio ese está imponente, ¿crees que le pondrán las chicasdisfrazadasconunas ridículasmallasymediosudadas?—preguntóCarlota,conunasonrisaburlona.
Rebecanopudoevitarreírse.—No lo sé,perono te acerquesa él.Esuncotodecazaprivadodemi
compañeraTere.—¡Quélástima!Leibaaproponersileapetecíacorrerveintekilómetros
conmigo,ahoraqueyalehepilladoelpuntoaestodeldeporte—dijoCarlota,fingiendodesconsuelo.
—Notevengasarriba,campeona.Ahoraestáseufóricaporlobienquelohas hecho, pero igualmañana tienes unas cuantas agujetas y te arrepientes,aunqueseaunsolounpoquito.
—Mañanaseráotrodía,yodisfrutodelpresente.—Puesdisfrutatansoloconlavista,quesinomebuscasunproblemaen
eltrabajo.Carlotaparecíadistraídamirandoentodaslasdireccionesdelaterraza.En
ese precisomomento salióAlba, que llevaba un cigarro en unamano y unvasoenlaotra.Lodejóenlamesaparapoderencenderseelpitillo.También
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salió Tere. «Menos mal que hemos terminado de hablar de Fabio», pensóRebeca.«Salenunmomentoantesynospillan».
—Veo que apenas has tardado apenas unos minutos, eso es que hasencontradoelestanco—ledijoRebecaaAlba,intentandoromperelhielo.
—Erasencillo,tansoloteníaquecruzarlacalle.Soytorpeperonotanto—contestóAlba,conaparentebuenhumor.
—Nosabíaquefumaras—ledijoTere—,nuncamelohabíasdicho.—Claro, y además nuncame habéis visto.En la redacción no lo puedo
hacer—respondióAlba.—Porcierto,Rebeca,felicitaatutía.Esteponchequehapreparadoestá
estupendo—continuóhablandoTere,mientrasledabaunsorboasuvaso.Albahizoungestoseñalándoselacabeza.—Porsiacaso,desdequehesubidodecomprartabacoyanopiensobeber
más.Noestoyacostumbradayyavoyalgoachispadaconelalcohol.—Hacesmuybien.Y tú,Tere, ten cuidado, que el ponche demi tía es
legendarioportumbaraelefantes—contestóRebeca.—¿Me estás llamando gorda con sutileza? —pregunto Tere, con los
brazosenjarras.—Sinsutileza—contestóAlba,sonriendoabiertamente.—¡Oye!—exclamóTere,haciéndoselaofendida.—¡Perosilascuatroestamosbebiendolomismo!—protestóRebeca.Serieronagusto.«Albaestásimpática,aversinovaasertanestúpida
comopareceeneltrabajo»,pensóRebeca.LaverdadesquenoseconocíanfueradeLaCrónica.Ibavestidamuymonayahorasehabíapuestoungorrorosaquelecubríahastalasorejasyunosguantesajuego,nadaqueverconlaropa impersonal que acostumbraba a llevar en la redacción. «Igual la estoyjuzgandomal,lagentecambiaensupuestodetrabajoyluegofueradeélsondeotramanera»,sedijoRebeca.
Despuésdeunabreveconversaciónintrascendente,aunqueagradable,seincorporaronalafiesta,conunasonrisaenlaboca.«Esteratitoenlaterrazame ha sentado de maravilla», se dijo Rebeca, porque si pensaba en lasituación,eraparaecharseallorar.Todossusjefesreunidosensucasayella,llegandotarde,vestidaconunasridículasmallas.Desdeluegonoeralamejordelasimágenesfrenteasussuperiores,pormuchanominación.
Rebeca los atendió a todos con la mejor sonrisa que pudo, dadas lascircunstancias.Lafiestacontinuósinmayoresnovedadeshastalasnueve,quefueelmomentoenquetodoslosinvitadosabandonaronlacasa.
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—Tengo noticias frescas, ya hablaremos el lunes —le dijo Tereemocionada,mientras se despedía en la puerta y semarchaba, junto con elrestodesuscompañeros.Albatambiénsedespidióconunamarcadasonrisa.«Resultaquesabereírse,yoquepensabaquelefaltabaalgúnmusculofacial»,pensóRebecaconmaldad.
—Yo también tengo noticias frescas —dijo Carlota, imitando la vozexcitadadeTereysusgestosdecolegiala.Estabansolasfrentealascensor.
—¡Quépayasaeres!—lecontestóRebeca,riéndose.—Noesbroma,telodigoenserio.—Túnohashabladoenserioentuvida.Creoque,aunquelointentaras,
noloconseguirías.—Puesahoraloestoyhaciendo.Tepropongounacertijo.¿Erescapazde
descubrirquées loquehadesentonadodeformaestridenteenestapequeñafiesta?
—¿Estridente?Me lohaspuestomuy fácil, ¡nosotras dos enmallas!—contestóRebeca,riéndosedenuevo—.Hasidomuysencillo.
—No,no.Hayotracosa.Piensa,porejemplo,enunhuevoKinder.—¿Esosquesondechocolate?—Sí,claro.UnhuevoKinderdetodalavida.—¡Perosiatinotegustaelchocolate!—exclamóextrañadaRebeca.—Mira por dónde ya has descubierto la primera pista —respondió
Carlota,conunasonrisainciertaensurostro.—Anda, vete para tu casa ya. Se te ha subido el ponche demi tía a la
cabezayestásdiciendotonterías.Carlotainsistió.—Si no lo adivinas en lo que queda de fin de semana, el lunes te lo
descubriré,peropiensaenello,esmuycuriosoyalmismotiempoextraño—dijo,amododedespedida,conuntonodemisterio.
«No puede evitar dar la nota hasta el final», pensó Rebeca, que estabacansada, no tanto por el deporte, porque el ritmo al que había corrido estatardehabíasidomuylentoparaella,sinomásbienporlosnerviosquehabíapasado en el tentempié, y también la vergüenza, por qué no decirlo. Lasituaciónhabíasidoalgoincómoda.
Sediounaducha,yaquenohabíapodidohacerloantes,lediolasbuenasnochesasutíaysefueasuhabitación.
A pesar de las divertidas ocurrencias de Carlota, Rebeca seguíapreocupada. Algo no encajaba en todo este espectáculo. Esa era la palabra
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adecuada, espectáculo. La sensación que había asistido a una especie derepresentaciónteatraleramuyintensa,ysuinstintonolesolíaengañar.
Se puso el pijama y se acostó. A pesar de que Carlota le había dejadointrigadaconeseextrañoacertijo,notardóapenasnadaendormirse.
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—No le recomiendo que permanezca en cubierta —dijo el capitán—.Esperamosunprincipiodeviajealgomovido.
AcababandezarpardelpuertodeAmberes,ylasaguasestabanencalma.Elbarcosurcabaelmarencompletatranquilidad.
—Puesnolopareceenabsoluto—contestóLuis.—Espere aque salgamosamar abierto.Serámejorque se tumbeen su
camastro,novaaseragradableparaunapersonapocoacostumbradaaviajarenbarcocomousted.
—¿Ycómosabequénosueloviajarpormar?—Porsuamigo,elquemepagóde formagenerosaparaque tuvieraun
viaje lo más placentero posible. Entre mis obligaciones contraídas con élfiguraba preguntarle de vez en cuando cómo se encuentra, además defacilitarletodoloqueprecise,cualquiercosa.
—Lerelevodeesasobligaciones—dijodeinmediatoLuis,imaginándosealcapitánimportunándolesindescanso—.Nosepreocupepormí,sinecesitoalgoyaselopediré.Demomentopermaneceréencubierta,meapetecesentirlabrisamarinagolpearenmirostro.
—Como usted quiera, pero pronto esa brisa se convertirá en galerna ydejará de ser agradable que golpee su rostro—concluyó la conversación elcapitán,volviendoasustareas.
Luis continuó leyendo el libro que había iniciado al principio del viaje.Queríadespejarsumenteynopensareneldestinofinaldesutravesía.Estabanervioso.
—Nuncapuededejardeleer,¿verdad?Luis segiró,yvioque se sentabaa su lado sucompañerode camastro,
RichardFoxe.«Estávistoquehoynomepiensandejarenpaz»,pensó.—Intentodistraermimente—dijoLuis.De repente, el barco dio un bandazo muy fuerte. Aunque todos los
marinerosestabanensuspuestosyparecíanprofesionales,aparentabanciertonerviosismo.
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—Parece que el capitán tenía razón, el mar se empieza a picar—dijoRichard.
—Tampoco parece nada excesivo, ¿no? —preguntó Luis, que, aunquetenía poca experienciamarítima, había navegadopor aguasmás turbulentasquelaspresentes.
—Si en este punto elmar está en estas condiciones, espérate dentro demedia hora. En realidad, aún no hemos salido a aguas abiertas. EstamospasandoenfrentedeFlesinga.
Cadavezelbarcosemovíamás.Lasolasgolpeabanconfuerzaelcasco,ylaespumasalpicabalacubierta.Elcieloestabacompletamenteencapotadoynegro,yesoqueeran lasprimerashorasde lamañana.Enapenasquinceminutos comenzó a descargar una fuerte tormenta sobre sus cabezas, conprofusiónderayosenelhorizonte.
—Meparecequehallegadoelmomentoenquenosretiremosanuestroscamastros—dijoRichard—.Estonopintanadabien.
Luisqueríapermanecerencubierta,peroenesascondicioneseraabsurdo.Nopodíanileeryelfuerteaguaceroleestabacalandohastalaropainterior.
—Tienesrazón,eshoraderetirarnos—concedióLuis.Enesemomentounaolabarrió lacubiertade lanaoy losarrojócontra
unosbarriles.Elbarcosezarandeócomountentetieso.Parecíaamerceddeloselementos.
—¿Estásbien?—preguntóRichard.—Creoquesí,parezcoentero—contestóLuis—.¿Ytú?—Deunapieza.Mibarrigameprotege.Otra ola arrasó la cubierta. Los constantes vaivenes del barco hacían
prácticamenteimposiblepermanecerenpie.—Deberíamos buscar un puerto seguro, esta galerna parece de una
intensidaddemasiadopotenteparalidiarconella—dijoRichard,concaradeasustado.
—¿Un puerto seguro? —preguntó incrédulo Luis. Era una tormentaimportante,perotampocoleparecíaquefueraparatanto.Elbarcoerasólidoyestabasegurodequelapodríacapear.
Elcapitánseacercóaellos.—Señores,nodeberíanestaraquí,podríancaerporlaborda.—Ahoramismoíbamosaretirarnosanuestroscamastros—dijoLuis.—Vamosabuscarunpuerto seguro,nopodemos seguirnavegandocon
estagalerna—afirmóelcapitán,contradiciendolaopinióndeLuis.—Tampocopareceparatanto,¿no?—preguntó,preocupado.
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—Realmente aún no hemos penetrado en la tormenta. Estamossimplementeensubordeexterior.Másadelantelascondicionessonbastantepeores.
—Estoydeacuerdoconusted,capitán—dijoRichard—.¿Cuálessonlasalternativas?
—VamosaponerrumbohaciaDover.—¿Dover?¡EsoestáenInglaterra!—exclamóespantadoLuis.—Eselpuertoseguromáscercanoanuestraactualubicación—contestó
elcapitán.—¿Escompletamentenecesario?—preguntóLuis,quenosepodíacreer
quefueranaatracarenunpuertoinglés.—Leaseguroquesí.Conestascondiciones,lomásresponsableesbuscar
refugio de inmediato. Mi primera responsabilidad es la seguridad de mipasaje,demismarineros,demicargayporsupuestodemibarco.
—Mirar por donde voy a regresar a mi país sin pretenderlo, menudasorpresa—dijoRichard.
Luisnopudoevitarpensarenlamanonegraque,segúnsuamigoJohanCorbera,parecíaquererevitaratodacostaqueretornaraaEspaña.«NocreoqueelDiosNeptunoestédetrásdeestasupuestaconspiración»,sedijoLuis.
Neptunono,peroquizáotrosdiosesmenoressíqueloestuvieran.Yalgúnhumanotambién.
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«Ahoraeselmomentoadecuado»,sedijo,mientrasaccedíaalaredaccióndeLaCrónica.La salacentral estabacompletamentedesierta, tan soloveíaluzeneldespachodelasubdirectora,eneldelajefadeúltimahorayeneldelamaquetadora. Sabía que no se iba a encontrar con nadie, ya que en esemismomomentoestabantodosencasadeRebeca,decelebración.Eldirectoracostumbraba a pasarse por la redacción antes de la hora del cierre de laedición, pero hoy lo haríamás tarde. En consecuencia, disponía demuchotiempo.
SedirigióalamesadeRebeca,abriendoconsumocuidadosucajonera.Extrajo todas sus carpetas y las extendió sobre la mesa. Las abrió y fueleyendocadaunodelosexpedientes,sinningunaprisa,conlatranquilidaddesaberquenadieibaavenirenvariashoras.Tomófotografíasconelmóvildetodaladocumentaciónconabsolutatranquilidad.
«Aquí no hay nada interesante», pensó con frustración, después detomarsesutiempo.Revisólamesadearribaabajo,porsipudierateneralgúnescondrijooculto,inclusocomprobólaspatas,queeranhuecas.«Nohaynadadenada»,sedijoconciertafrustración.Tantasmolestiasparanada.
Recogiótodoslospapelesylosvolvióaguardarensuscorrespondientescarpetas.«Noconsigoavanzar,quizáhayallegadoelmomentodedarunpasoadelante»,sedijo,mientrasabríaelmaletínquellevabaconsigo.Escudriñóensuinterior,hastaqueencontróloquebuscaba.Elaparatoeraminúsculo,peroibaacubrirsufunciónalaperfección.
Conlamismatranquilidadqueaccedióalaredacción,saliódeella.Habíaestadomásdedoshorasynadiehabíareparadoensupresencia.Untrabajodelomássencillo,aunque,parasudesgracia, improductivo.«Nodel todo»,sedijoconunapequeñasonrisaenelrostro.Lascosasibanacambiar.
«Sindudaestosevaaponerinteresante»,pensó.
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ElbarcoatracócondificultadenelpuertodeDover.Lamarestabamuygruesaylastareasdeamarresedemoraronmásdelohabitual.
—Inglaterra,mipatria—dijoRichard.—Espero que sea una escala corta, debo regresar a mi país lo antes
posible—dijoLuisVives—.Meesperanallí.La lluvia era intensa. El capitán les facilitó una especie de ponchos
marinerosimpermeables,paraprotegersedelasinclemenciasdeltiempo.—Debemosabandonarelbarco.Pasaremoslanocheentierrayveremos
cómoevolucionanlascondicionesmeteorológicasmañanaaprimerahora—dijoelcapitán.
—¿Haestadoalgunavezenmipaís?—preguntóRichard,dirigiéndoseaLuis.
—Jamás,yesoquehetenidoamablesinvitaciones.—Bajemosdelbarco—dijoRichard.Cruzaron por la pasarela con cuidado. A pesar de que el barco estaba
fuertemente amarrado y el puerto estaba abrigado de las inclemencias deltiempo, semovía con cierta violencia. Al fin sus pies tocaron tierra firme.Luissesintiósecretamentealiviado,aunqueconfiabaenretomarcuántoanteselviajehaciaEspaña.
—DonLuisVives,esunplacerverteporfinensueloinglés.Luisobservóunextrañoséquitoesperandoal finalde lapasarela.Hacía
un tiempo de perros y no se esperaba ninguna bienvenida. Había cincopersonasataviadasconponchosmarinerosalestilodelqueélmismoportaba,cuyas grandes capuchas no permitían identificar a las personas que losllevabanpuestos.Seestabandirigiendopersonalmenteaél.
—¿Nomereconoces?—insistiósuinterlocutor.Luis estaba enfrente de la persona que le estaba hablando. Dio un
respingo.Acababa de distinguir su cara entre la cortina de agua que estabacayendoentreellos.
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—¡Monseñor Thomas Wosley! ¡Qué sorpresa! ¿Qué hace una personacomoustedenDover,consemejantetemporal?
—Esperarte.RichardFoxebajólapasarelaysesituójuntoaLuis,queestabaconfuso
contodoloqueestabapasando.—Richard,tepresentoalcardenalThomasWosley—dijoLuis,mientras
sucabezaintentababuscarunaexplicaciónaaquello.Parasusorpresa,elcardenalyRichardsedieronunafectuosoabrazo.—Ya nos conocemos. Richard Foxe es mi obispo en Winchester. Lo
mandéalbarcoparaquecuidaradeti—contestóWosley.—¡Yadecíaquenoparecíauncomerciante!—exclamóLuis.—Siento haberte mentido, pero era necesario —contestó a modo de
pretextoelobispo—.Notepodíarevelarmiverdaderaidentidad.—¿EntoncesyasabíaisqueelbarcoibaaatracarenDover?—Digamosquefueunasuposiciónacertada.Conocíamoslaexistenciade
latormentaysugerimosalcapitánquebuscaraunpuertoseguro.Lodemásyaloconoces—dijoWosley.
Derepente,unadelascincopersonasdelcomitédebienvenidasedirigióaLuisVives.
—¿Yamínomesaludas?Reconociódeinmediatolavoz.—¡Tomás!—dijoLuis,mientras se abrazaban—. ¡Qué alegría!Menuda
sorpresaquemehabéisdadotodos.TomásMoroeraelhumanistainglésmáscélebre.HabíaconocidoaLuis
unos años atrás, y se profesaban respeto y aprecio mutuo, casi como conErasmodeRóterdam.Lostreserangrandesamigos.
—EnesterecibimientotansolemnetansolofaltaelreyEnriqueVIII—dijoLuis,amododebroma.
—Te manda afectuosos saludos junto con su esposa Catalina —lecontestóelcardenalWosley.
Luisestabaabrumado,casinosabíacómocontinuarconlaconversación.—¿Y cuál es la finalidad de que estéis todos juntos hoy enDover?—
preguntó Luis, que aún no había salido de su asombro con semejanterecibimiento—.Ynomedigáisqueesporlatormenta,porquenocreoenlascasualidades.
—Vayamos a un lugar a resguardo de la lluvia y sigamos con laconversación—dijoWosley.
Lassorpresasnohabíanempezadotodavía.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO8DESEPTIEMBRE
Yasehabíamarchado toda lagentedel tentempiéquehabíaorganizadoensucasa.Totesequedómirandoloquehabíaquelimpiar,vasos,platosyrestos de comida por todos los rincones del salón. «Menos mal que hecontratadoun serviciodecatering conpersonaly él se encargaráde todo»,pensóconinmensapereza.
Sesentócómodamenteenunsillónysedirigióalcamarero.—Yapuedesempezararecogertodo,porfavor.—¿Leimportaquehagaunasfotografíasantesdetocarnada?—Adelante,nohayproblema,loqueconsidere.Elcamarerotomóelmóvilehizofotosdesdediferentesángulosdetodo
el salón. Cuando terminó, se acercó hasta una bolsa de deporte que habíasacadodeunahabitación,extrajoysepusounosguantes,paranomancharselasmanos.Cogióunasbolsasycomenzóaguardarlosvasosylosplatosdeplástico, arrojando primero al cubo de la basura los restos de la comida ydesperdicios. Parecía muy organizado, estaba claramente separando elplásticodelabasuraorgánica,talycomoselehabíaindicado.
Totelomirabaconcaradedesgana.—Tenmuchocuidado,porfavor.Elcamareroasintióconlacabezaycontinuósutrabajoensilencio.Totesepuso la televisiónsin intencióndeverla, tansoloparadistraerse
con su sonidode fondo.Había sidouna tardemuy estresante, y le apetecíadesconectar un rato, mientras el camarero contratado se encargaba de sutrabajo.
Le preocupaba su sobrina. Estaba claro que se había dado cuenta de lasituación, no era idiota, más bien todo lo contrario. Tote pretendía estar asolasconsuscompañerosdetrabajo,sinqueRebecaestuvierapresente.Nolehabía dicho nada de la fiesta de hoy, con la esperanza de que no llegara atiempo.Lehabíahechounpardellamadasperdidascomopretextoporsisepresentaba,comoasíhabíaocurrido.Sabíaquehabíaquedadoacorrerconsuamiga Carlota, y supuso, erróneamente, que después del ejercicio se
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quedaríanatomarunacervezaencualquierbar.Lapresenciadeambascasiecha por tierra sus planes, de hecho, todavía no sabía si había conseguidosalvarlasituación.
«Espero que no me haga preguntas inconvenientes mañana por lamañana»,pensóTote.Nosabríaquécontestarle.«Tendréqueidearalgo».
—Yaheterminado—dijoelcamarero.—Bien, ¿has separado todo en sus correspondientes bolsas?—preguntó
Tote.—Talcualmeordenó,señora.Tote se levantó y se asomó a la habitación deRebeca.Estaba dormida.
Los ruidos que había hecho el camarero recogiendo todos los restos de lafiestanohabíanevitadosusueño.«Muchomejor»,pensó.Volvióalsalón.
—¿Quéquierequehagaahora,señora?—preguntóelcamarero.—Loprimero,quetequiteslamáscaradelátexylapeluca.Misobrinaya
estádormida.Ylosegundo,quemedejesdellamarseñora,quemeentralarisa.
—Menosmal,me estaba dando un calor del copón—dijo,mientras searrancabalafalsacaretadelátexqueocultabasuidentidadrealysequitabalapeluca.
—Lohashechomuybien,Richie.Nadiesehadadocuentadetudisfraz.—Cuandohevistoentraratusobrinaporlapuertacasimedaunpasmo.
Pensaba que en cualquier momento me iba a reconocer, a pesar de lacaracterización.Esmuyperspicaz.
—PuesporquenoconocesasuamigaCarlota,queaúnespeor.Yatehevisto que le dabas las bebidas y los canapés casi de espaldas, pero no eranecesario.Tucaracterizaciónerafantástica.Niyomismatereconocía,apesardequesabíaqueerastú.
—Aunasí,hepreferidoestarlomásalejadoposibledeellaynohablarensupresencia.¿Quéhacemosahora?
—Vamosaverlasgrabacionesyaetiquetarlasbolsasquecontienenlosvasosindividualesdecadaunodelosinvitados.
Richie se fue a la despensa y sacó un ordenador. Había escondido trescámarasendiferentesposicionesdelsalón,conelfindetenerimágenesclarasdetodoslosinvitadosydepoderidentificarlosvasosquehabíautilizadocadaunodeellos.Vieronlosvídeos,vieronlasfotografíasquehabíatomadoantesderecogernadayetiquetaronconunrotuladorlasbolsasindividualesconsusrespectivosnombres.
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—Ahoraextraelashuellasdactilaresdecadapersona.TambiénquierounanálisiscompletodeADN.Cuandolotengastodomelopasas.
—Yaconocesquelosanálisisvanacostartiempoydinero.—Por el dinero no te preocupes, y por el tiempo, hazlo con lamáxima
urgencia posible. Una vez que me des los resultados, los cotejaré con lasbasesdedatosoficiales.
—¿Y por qué no mandas hacer los análisis a la Policía Científica? Teahorraríasunbuendinero.
—Noesético,setratadeuntemapersonal,noprofesional.Yamesientobastante incómoda accediendo a las bases de datos oficiales, ya sabes quetodo deja rastro informático y podría tener que dar explicaciones que notengo.Tampocodeberíahacerlo,peroporlomenosesonolecuestadineroalcontribuyente.Esunpecadovenial.
—¿Quéesperasaveriguarquenosepasya?—Misobrinasiemprehasospechadoqueeravigiladaenelperiódico.Le
llegóadesaparecerdocumentación.Lospapelesquearchivabaensucajónleaparecían movidos de un día para otro y eso que no guardaba nadaimportante,peroclaro,esonolodebíasaberelespía.Estabapreocupada,asíquedecidióponerunarudimentariatrampaalfisgónofisgona,medianteunastirasdecelofánadheridasasuscarpetas.Latretafuncionóymelasdioparaqueextrajeralashuellasdactilares.
—¿Yquiéneraelespía?—Conseguídoshuellas,perounadeellasestabaincompletayelsistema
nofuecapazdeidentificarla.—¿Ylaotra?—Esofuelomásextrañodetodo.Cuandoledielnombredelapersona,
resulta que no trabajaba en el periódico,Rebeca no la conocía de nada. Esalgoinsólito.
—Síqueesextraño.—Tansolohaydosposiblesexplicacionesaesemisterio,ynosécuálde
ellasmeinquietamás.—¿Cuálessonlasdosopciones?—La primera es obvia, alguien desde dentro del periódico facilita de
formaregularelaccesoaundesconocido.Noesposiblequealguienajenoalaplantillapuedaentrardeformahabitualsinorecibeayudadesdeelinterior.
—Estoydeacuerdo,¿ylasegunda?TotesequedómirandoaRichieconcaradepreocupación.
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—Esaes laquepretendoaveriguarcon todoeste teatroquehemontadohoy.Tengounacorazonadaquenomedejadormir.Siseconfirma,significaproblemas.
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3DEENERODE1523
—¿TodohasidounplanparaquerecalaraenInglaterra?¿Yporquénomelopedisteisdirectamente?—preguntóunsorprendidoLuisVives,quenosalíadesuasombro.
—Yalohicelaúltimavezquecoincidimos,hacepocomásdeunañoenBrujas, por cierto, en presencia de tu rey Carlos —contestó el cardenalWosley.
—Peroaquellonofueunaofertaformal,fuesimplementeunainvitaciónavisitarvuestropaís,ademásformabapartedeunaconversaciónentreamigosdelomásdesenfadada—dijoLuis—.Nomelotomécomoalgoserio.
—¿Esa fue la impresión que obtuviste de nuestra oferta? —preguntóTomásMoro.
—Laverdadesquesí.AcabodeaceptarlacátedraquehadejadovacanteAntoniodeNebrija en laUniversidaddeAlcaládeHenares, enEspaña.Encuantoselevanteeltemporal,continuaréelviajehaciaSantander.
TantoThomasWosleycomoTomásMoromirabanasuinterlocutor,conunamezcladecariñoeindulgencia.
—EscuchaLuis, eldestinodelbarcoque tomasteenAmberesnuncahasidoSantander,sinoDover.Hasllegadoatudestinofinal—dijoelcardenal.
Luispusocaradenoentendernada.—¿EstebarcojamáshubierallegadoaEspaña?¡Peromeesperanallí!—
protestó.—LosúnicosqueteesperanenEspañasonlossanguinariosmiembrosde
laInquisicióndetupaís,conlahoguerapreparadaparaquemarte—contestóTomásMoro.
—Hedadomipalabra,yunacartamíadeaceptaciónyahabrállegadoalauniversidadatravésdeuncorreoqueenviéporvíaterrestre.
—No es así, ya nos hemos ocupado de ello. Esa carta ni ha llegado nillegarájamásasudestino.
Luis estaba alucinado, no terminaba de entender la conversación. Seencontrabafueradelugar.
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—¿Yquéqueréisdemí?—Lo primero, ponerte a salvo de la saña del Santo Oficio contra tu
familia.Aunque te cueste creerlo, tienes amigosmuy poderosos en Españaque no desean que vuelvas, por tu propia seguridad. En segundo lugar, ennombre de nuestro rey Enrique VIII, te ofrecemos una cátedra en laprestigiosa Universidad de Oxford, pero, sobre todo, un entorno tranquilodónde puedas «aprender y enseñar», lo que siempre has querido, ademáspodráscontinuarescribiendocontotallibertad—dijoTomásMoro—,yanosconoces.
Luissequedócallado,mirandoasusilustresacompañantes.—¿Tengoalternativa?—Porsupuestoquelatienes—dijoWosley—.Estonoesunsecuestro.Si
tu voluntad es regresar a España, fletaremos una embarcación para quepuedas retornar a tu país. Garantizaremos tu seguridad durante el trayecto,aunquenopodremoshacerlounavezhayasdesembarcadoentupaís.
Luisestabapensativo.Todoestabaocurriendodemasiadorápidoyahoratenía que tomar una decisión que afectaba a su futuro inmediato. Wosleyvolvióalacarga.
—Reflexiona Luis, ¿cómo has llegado hasta Dover? ¿Quién te haorganizadoelviaje?¿Quiénha sidounode tusmejoresamigos?¿Quiénhavelado por ti estos últimosmeses y te ha sostenido económicamente? PuesgraciasaélestásenInglaterraynoenEspaña.Siemprehaqueridolomejorparati.Piensaporquéserá.Sabesperfectamentequiénesenrealidad.
AhoraLuissequedóblanco.Locomprendiótodo.Nisiquierasunotableamigo confiaba en que la Inquisición le dejara en paz, Teniendo en cuentaquiéneraenrealidad,debíatenermuyencuentasuopinión.
—Sitantosabéisdemí,conoceréismisdificultadesfinancieras.Necesitoenviardineroamifamiliadeunamaneradiscreta.Yaconocéisquemipadreestá procesado por la Inquisición y todos sus bienes han sido secuestrados,incluyendo la vivienda familiar. Mis hermanas están pasando por muchosproblemaseconómicos.Eseeraelmotivoprincipaldemiregresoamipaís,ayudaramifamilia.
—Por eso no te preocupes, estamos perfectamente informados.Desgraciadamente no podemos interferir en los procesos inquisitoriales delSantoOficioenEspaña,perosíentodolodemás.Sidecidespermanecerconnosotros, te haremos un anticipo de tus emolumentos universitarios y nosocuparemosquelosfondosseanrecibidosportushermanasBeatrizyLeonor,
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paraquepuedanconservarsuviviendaysusmuebles—dijoWosley—.Todoestáacordadoypreparadodesdehacealgunosmeses.Solofaltatuvoluntad.
Luis estaba algoasustado.Conocían todos losdetallesde suvida,y tansolo podían haber salido de España. Comprendió que su gran amigo habíallegadoaalgún tipodepactoconWosleysindecirlenadaaél,por temoraque lo pudiera rechazar. Estaba seguro de que lo había hecho por su bien,seguroquemanejabainformaciónprivilegiada,dadoquiéneraenrealidad.
Le martirizaba no poder hacer nada por su padre, pero eso ni siquieraestabaensumanoniestandoenEspaña.Sinembargo,siaceptaba laofertadelcardenal,podríaayudarasushermanasdeformainmediata,yesoahoramismoquizáfueralomásimportantequeestabaalalcancedesumano.
—¿Elclimaenlasislasestanmalocomocuentan?—preguntóLuis.
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ENLAACTUALIDAD,DOMINGO9DESEPTIEMBRE
«Lapróximavezquenosveamostemato»,leyóRebecaensumóvil.EradesuamigaCarlota.Seechóareírellasola,ensuhabitación.Eranlasdiezdelamañana,yelmensajelohabíaenviadoalassieteymedia.Estabaclaroquelapetardanohabíadormidomucho.
«¿Porquéexactamente?¿Porlareuniónenmallasenmicasacontodalaplantilladelperiódico?»,lecontestóRebeca.
Sefuealbañoysediounaducha.Hoyleapetecíasaliracorrerotravez,peroenestaocasiónsola.
AlavueltadelcuartodebañoseencontróenelmóvilconlarespuestadeCarlota,«¿Quélehashechoamicuerpo?Nomepuedomover,seharebeladoenmicontrayniegaaobedecerme».Rebecasevolvióareírpensandoensuamiga.
Sepusolaropadedeporteysalióalcaucedelrío.Hoytocabadarsecaña,despuésdelligeroentrenamientodeayer.Estuvounpardehorascorriendoabuen ritmo y volvió a casa. Entró en la cocina y se encontró con su tía,preparandolacomida.
—Umm,¡québienhuele!—dijoRebeca—.¿Quéestáscocinando?—Canelonesdelaabuela—contestóTote.Rebeca se acordó de inmediato de Joana, la expareja de su tía, su
exprofesoradeHistoria,tambiénsuexpuertanúmerodoceysuexprotectora.Muchos«exs»ymuchodolor.Lasheridasquecausósumarchanoestabancicatrizadas todavía.Lesorprendióquesu tíasedecidieraacocinarelplatotípicodeJoana.Nolepareciónormal.
—¿TehasatrevidoconloscanelonesdeJoana?Nosabíaquesupierasnilareceta.
—Yno lasé,pero tantasvecesse losvihacerquemehe lanzado.Pidodisculpasporanticipado,nogarantizoelresultado.
Pensándolo mejor, Rebeca se alegró en su fuero interno. Que su tíaestuvieracocinandocanelones,significabaqueempezabaasuperarlamarchadeJoana.
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—Sisabenigualquehuelen,eléxitoestáasegurado—dijoRebeca.Tote no había elegido esa comida por casualidad. No le apetecía nada
recordaraJoana,laheridaemocionalerareciente,peroaúnleapetecíamenoshablarde la fiestadeayercon loscompañerosdel trabajodesusobrina.Sedijo que, cocinando canelones, tendría aRebeca pensando en Joana, por lomenos durante un rato y sería tema de conversación. «En estos momentosprefiero el dolor que las preguntas indiscretas», se dijo Tote para darseánimos.
Y así fue. Los canelones le salieron más que aceptables para ser laprimeravezqueloscocinaba.Lapruebaesquedejaronlosplatosvacíos.
—¿SabesalgodeJoana?—preguntóRebeca,alfin.—No.Aldespedirsemedijoqueestaríadosmesessincontactar,supongo
que ella también querrá cicatrizar sus heridas. Espero noticias suyas en lospróximosdías,asísecomprometióconmigo.
—Amítambiénmedijoalgoparecido,aunquemásenigmático.—¿Enigmático?¿Quétedijo?—En realidad no llegó a decirme nada. Me comentó que tenía algo
importantequecontarme,peroquepodíaesperaraseptiembre.Laverdadesquemedejómuyintrigada.
—¡Quécurioso!Amínomemencionónadadeeso.—Más que curioso es extraño—reflexionóRebeca. Recordaba que fue
unadespedidauntantoinsólita.Decirquetienesalgoimportantequecontary,almismotiempo,comentarquenohayprisaparahablardeello,laverdadera que no tenía demasiado sentido. Le parecía una contradicción en suspropiostérminos.
«Bueno,yaesseptiembre,supongoquenofaltarádemasiadoparasalirdedudas»,pensóRebeca.
Faltabamenosdeloquesecreía,ydeunaformaquetampocoalcanzabanisiquieraaimaginarse.
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15DEENERODE1523
—¿Ynotienesnipadrenimadre?—preguntóBatiste.—Supongoquesí,perosoloconozcoamipadre—lecontestóJerónimo.—¿NovivíasconellosenSevilla?—No,vivíaenunconvento.—¿Ytupadretambiénvivíaeneseconvento?—No,veníaavermeunavezporsemana.BatisteestabaalucinadoconJerónimo,sucompañerodepupitre.Apesar
deserunniñoydellevarunavidafamiliarcompletamentedesestructurada,ledesconcertabasuserenainteligencia.
Al principio se enfadó con el señor Urraca, su profesor, porque noentendióquelepusieradecompañerodemesaenlaescuelaaunniñodetancorta edad,pero ahora lo comprendía.Le recordaba a élmismocon sieteuocho años. Es verdad que Jerónimo era un poco fantasioso, por ejemplo,cuandoafirmabaquevivía en elPalacioReal, peroBatiste suponíaque eraunamaneraderefugiarsedesusproblemas,enunmundoimaginario.Noloculpaba por ello. Tampoco había vuelto a sacar ese tema, ¿para qué? Leapetecíadecireso,puesaBatistenoleimportaba.
—¿Y quién es tu padre? —siguió preguntando Batiste, que teníaverdaderacuriosidadporaquelniño.
—EsunapersonamuyimportanteenSevilla,delosquemásmandan.—¿Cómosellama?—Alonso.—Alonso,¿quémás?—Nolosé.—¿Nosabeselnombrecompletodetupadre?—TodoelmundoenelconventolellamabadonAlonso,congranrespeto.—Si le llamaban así será unnoble importante, ¿cuáles son sus tierras y
posesiones?—Nolosé,jamásmehacontadocuálessutítulo,siesquelotiene.—Enrealidad,nosabesnadadetufamilia—dijoBatiste.
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Nadamásterminarlafrase,searrepintiódehaberdichoesaspalabras.Jerónimosepusoasollozar,conlasmanosenelrostro.—Escucha,nopretendíaofenderte—intentóconsolarloBatiste, envano
—.Losientodeverdad.Jerónimoestabaabatido.—¿Sabesquéeslomásdurodemivida?Vosotros,cuandotermináisenla
escuela,osvaisavuestracasa,ycenáisen familiaconvuestropadreyconvuestra madre. Yo, en Sevilla, me tenía que ir solo al convento y cenabatambiénsoloenmipequeñacelda.Jamásheconocidoloqueesunafamilia.Jamásmehafaltadodenadayséqueestoyrecibiendounabuenaeducación,peronadie sepreocupapormí, nadiemepregunta cómoestoyni cómomesiento.Lagentesuponequedeboserfelizporqueprecisamentenomefaltadenada.Avecespreferiríaserunpordiosero,porqueellosestánconsuspadres,aunqueno tengannadaqué comeryvivande la caridaddurmiendopor lascalles. Almenos son una familia. Seguro que sonmás felices que yo, queestoysoloenestemundo.
Batiste no sabía qué decir ante aquel torrente emocional. Aquel niñoconseguíadesarmarleconsusensibilidad.Intentócambiardetema.Noteníarespuestasparatodasaquellascuestiones.
—Perdonamisilencio,peronoséquédecirte—contestóconsinceridadBatiste.
—No te preocupes, simplemente he pensado en voz alta—dijo Jero—.Quizá no debí hacerlo, pero no tengo a nadie con quien hablar y, a veces,vienebiendesahogarse.
—¿Por qué has venido a Valencia? —preguntó Batiste, cambiando detema.
—Tampoco lo sé. Un día del mes de mayo me visitó mi padre y mecomunicóquemedebíatrasladaraValencia.
—¿Ynotedijoelmotivo?—No,jamásmeexplicanadanipidemiopiniónenningúnasunto.Alfin
yalcabo,soyunsimplemocosoquemañanacumplesieteaños.—¿Entonceshacetiempoquenosabesnadadetupadre?—Laúltimavezquelovifueenseptiembre.Tansolohavenidodosveces
aValencia.—Losiento—murmuróBatiste,quenosabíaquédecir.—EnSevillaporlomenosmevisitabatodaslassemanas.Supongoquesu
residencia estará allí y no debe ser tan sencillo para él desplazarse hastaValenciaparaverme.Loquenoentiendoesquéhagoyoaquí.
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—Puesmañana te vienes a comer a nuestra casa y celebramos tus sieteaños. Yo tampoco tengo madre, murió hace tiempo, pero comerás encompañía demi padre ymía.No somos tu familia, pero te aseguro que tesentirásbien.
Jerónimoselimitóasonreír,agradecido.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES10DESEPTIEMBRE
—Nomeaclaro,¿entonceslagargantilladelcondedeRuzafaexisteono?—preguntóunavoz.
Estaba reunido el espía del Speaker’s Club con la persona que lacontrolaba.
—Al principio pensamos que era una pista falsa, ya que Carlota nosexplicó que el actual gerente de la joyería no conocía de nada al detectiveamigodeRebeca,nilehabíaentregadoningunafotografía.
—Entoncesnoexisteyelmensajeesfalso.—No, espera, que luego Rebeca nos demostró que, en realidad, el
detectivesehabíaentrevistadoconelfundadordelajoyería,Sergio,elpadredel actual gerente, en su propio taller artesano. Por eso su hijo Álvaro noconocíadenadaaldetective,porquenolohabíavisitadoenlajoyería.
—¡Menudolío!¿Entonceslagargantillaexistedeverdad?—Esoparece,esauténtica,mensajeincluido.—Esteasuntosecomplicacadavezmás.—Desdeluego.MañanamartestendremosreuniónordinariadelSpeaker’s
Club, ya con el nuevo miembro, Álvaro Enguix, que es el gerente de lajoyería, incorporado de pleno derecho. La ceremonia de iniciación fue elviernes.
—¿Lohabéisinvitadoaunirse?¿Sinconocerlo?—Sí,lopropusoCarlotaytodosestuvimosdeacuerdo.Sequedaronunmomentoensilencio.—Estáshaciendounbuentrabajo,sigueinformándomeamí,ysoloamí.
Recuerdaqueestasreunionesjamáshantenidolugar.—Notepreocupes.—En realidad, sí que me preocupo. Este tema del joyero me da mala
espina,noséporqué.—¿Enquétebasas?—Tantos que sois en ese club vuestro, ¿y a nadie se le ha ocurrido
formularlapreguntamásimportantedetodas?
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—Noséaquéterefieres.—Puesmeparecequeestámuyclaro.—¿Cuálesesapregunta?—Vamosaver,silagargantillaexisteenrealidad,¿dóndedemoniosestá?
¿Algunodevosotroslahavisto?
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16DEENERODE1523
—Padre,tepresentoaJerónimo,esmicompañerodemesaenlaescuela.—MinombreesJohanCorbera,encantadodeconocerte.—Muchas gracias a los dos por invitarme a comer en el día de mi
cumpleaños,hansidomuyamables.—¿Sabes? Eres muy educado para tener siete años de edad recién
cumplidos—dijoJohan,sorprendidoporlosmodalesdeaquelniño.—Esoes loúnicobuenodemivida, laeducación—contestóconcierta
melancolía.—YamehacontadoBatistequeeresdeSevilla.—Hevividoallídesdequerecuerdo,enrealidadnosédóndehenacido.
Nadiesehadignadoacontármelo.—Pues entonces eres sevillano—afirmó Johan, intentando dar un tono
másagradableaaquellaconversación—.Sonbuenagente.—Pues soy sevillano—dijo Jerónimo sonriendo. No era nada habitual
verloreír.Se sentaron alrededor de la mesa. Hoy habían preparado una comida
especial.Habitualmentecomíanollaconverdurasycomidassimilares,peroenhonoralinvitado,Johanhabíacocinadocorderoalhorno.Inclusosacólacubertería, que apenas la habían usado tres o cuatro ocasiones, cuando lesvisitabaalgúninvitadoilustre.
—Elcorderoestáriquísimo,señorCorbera—dijoJerónimo.Johanmirabaembelesadoaaquelniño.Eratodoeducaciónysaberestar
con tan solo siete años. Lo quemás le sorprendió fueron sus formas en lamesa.Sabíautilizareltenedoryelcuchillocomounnoble.Lohacíaconunanaturalidadnadahabitual.
—NomellamesseñorCorbera,Johanessuficiente.—GraciasJohan—lecontestóJerónimo.—Batistemehadichoqueestámuycontentodequetesientesjuntoaél
enlaescuela.—¡Ah!,¿sí?—peguntóincréduloJerónimo.
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—¿Porquélodudas?—dijoBatiste.—Porquenoeshabitual.Casisiempremeponendecompañeroaalguien
mayorqueyo.Mesuelendespreciaropegar,queespeor.—Yonuncahehechoeso—protestóBatiste.—No, pero pensaste que era un renacuajo el primer día de escuela.Me
ofendiómuchísimo—dijo indignado Jerónimo—.Cuandome acuerdo, aúnmeduele.Esalgoquellevoclavadoenmicorazón.
—Ya te dije que lo lamentaba, pero piensa que era lo normal. Meesperabaauncompañerodemiedad—intentóexcusarseBatiste.
Jerónimosonriódenuevo.—Erabroma,tonto.Ereselúnicoquesiempremehatratadoconrespeto.
Te portas muy bien conmigo y te lo agradezco de verdad. Eres el mejorcompañeroquehetenidojamás.
—Me lo había creído—dijo riendoBatiste,mientras simulaba darle uncapónenlacabeza.
Derepenteescucharonunosgolpesenlapuerta.—Disculpar,estánllamando,ahoravuelvo—dijoJohan,levantándosede
lamesa.—Ahoraquenoestátupadre,debocontarteunacosasorprendente—dijo
Jerónimo,conuntonomuymisterioso.—Anda,yatardas—dijoBatiste,simulandounfalsointerés.—Habíaescuchadoanteselnombredetupadre.—¿Y eso te parece una sorpresa?Mucha gente lo ha escuchado, es el
maestrocanterode laciudad,y trabajaoha trabajadoen todos losedificiosimportantesquesehanconstruido,incluyendo,porejemplo,laLonja.
—NoloheescuchadoenValencia.—¡Ah!,¿no?¿Ydóndehasido?—En Sevilla, en boca de mi padre. Se conocen, son amigos. Nuestros
padressoncolegas.En ese preciso instante entró Johan, con la cara completamente
desencajada.Surostroeralavivaimagendelespantoydelenfado.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES10DESEPTIEMBRE
Rebecasedespertódescansada.Habíadormidobien,despuésdelextrañofindesemana,confiesta inesperadaensucasa incluida.Ayerno lesacóeltemaasutía,yaqueestuvieronhablandodeJoanaynoleparecióapropiado,peroaúnteníalasensacióndequeaqueltentempiéfueunpuroteatro.Loqueno alcanzaba a comprender era el motivo. ¿Para qué reunir a todos suscompañerosdelperiódico?Aquellonoteníaningúnsentidoaparente.
TeníaunmensajedeCarlotaenelmóvil,«¿adivinasteelhuevoKinder?».Ni sehabía acordadodeesa especiedeacertijoque lepropuso suamigaaldespedirsedelafiestadelsábado.«Nilevoyacontestar»,pensó.«Yamelocontará cuando le apetezca». Total, no había pensado nada en ello y, enconsecuencia,nadateníaquedecirle.
Salióa lacocina,estabadesierta.Su tíadebíahaberse idoa trabajar.Setomósuhabitualvasodelechefresca,semontóensubicicletaysefuehaciaLaCrónica,comotodaslasmañanas.
Entró en la redacción. Miró a Alba, que estaba sentada detrás delmostrador,consu rostroadustohabitual.Ni siquiera ledio losbuenosdías.«Parece ser que esa supuesta simpatía del sábado fueun espejismo», pensóRebeca,acordándosedelagradableratoquehabíanpasadoenlaterrazadesucasaelsábadoporlatarde.Llegóasumesa.
—¡Melopaségenialentucasa!—dijoTere,nadamásverla.—Pues yo pasé algo de vergüenza, vestida con esas pintas —contestó
Rebeca.—¡Qué dices! Si a ti te sienta todo fenomenal, incluidas las mallas
deportivas.¡Yamegustaríaamí!¿Tehabíasolvidadodeltentempié?—No,loqueocurreesquesemedespistéysemehizotarde—mintiólo
mejorquepudoRebeca.—¿Sabes? Aproveché la reunión en tu casa para hablar con Fabio. Es
verdad,notienepareja.Hemosquedadomañanadespuésdeltrabajoparasaliratomaralgo—dijoTere,completamenteemocionada.
—¿Losdossolosounafterworkdeesos?
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—Losdossolitos,sincompañeros.—¡Mealegromucho!Pareceque,alfinal,tevasacomerelqueso.—¡Nodigaseso,quemeentralarisa!Rebeca abrió su cajonera y de inmediato le cambió la cara.Tere se dio
cuentadelaexpresióndesuamiga.—¿QuéteocurreRebeca,teencuentrasbien?—No—contestómuy seria—.Alguien ha estado revolviendo entremis
papeles.—¿Otravez?Recuerdoqueyamelodijistehaceunosmeses.—Antes del verano incluso un día me llegaron a desaparecer todas las
carpetasdemicajonera.LepreguntéaldirectorFornellymedijoquenoteníaniideaquéleestabadiciendo.Parecíasincero.
—Todos sabemos que le gusta trastear entre los papeles, aunque élsiempre loniega.Losuelehacercon los responsablesdesucesos,porque leencantanyesunpococotilla.Loextrañoesquerebusqueentretusnotas,queparecequenoleinteresannada.
—Eso mismo pienso yo —contestó Rebeca, mientras sacaba todas lascarpetas y las extendía encima de la mesa. Extrajo todo su contenido delinterior.
—¿Quéhaces?—preguntóTere.—No solo han mirado mis notas y mis documentos, también los han
sacadodecadaunadelascarpetas.Estándesordenados,yojamáslodejoasí.Nose tratadeunsimplevistazo.Lapersonaque lohahechoseha tomadomuchotiempofisgando.
—Peroesoesmuydifícil,siemprehaygenteenlaredacción…—empezóa decir Tere, que de repente interrumpió su frase—. ¡Espera, espera! Elsábadoporlatardeestábamostodosentucasa,enlacelebraciónorganizadapor tu tía.Tansolosequedaronen la redacciónCarmen,HerminiayMaríaJesús,queraramentesalendesusdespachos.Estasalaestuvovacíaalmenosdurantetreshoras.
Rebeca se quedó mirando a Tere. Tenía razón, era el momento másadecuadoparaespiarensumesa,perotodoslosposiblessospechososestabanensucasa.Seacordódelahuelladactilarquetomóydelaidentificaciónquehabíahechosutía.NosecorrespondíaconningúntrabajadordeLaCrónica.
—Elmomento pudo sermagnífico, pero ¿a quién ajeno al periódico lepuedeninteresarmisnotas?¡Sinotienenningunaimportancia!
—Puesestáclaroqueparaalguiensílatienen—dijoTere.
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16DEENERODE1523
—¡La mano negra ha vuelto a actuar! —exclamó Johan, que estabacompletamente fuera de sus casillas—. ¡Nos la han vuelto a jugar!—dijo,mientras se sentaba de nuevo en la mesa con su hijo y su invitado de laescuela,Jerónimo.
—¿Quéhaocurrido?—preguntóBatiste.—¡LuisVivesestáenInglaterraahoramismo!—dijogritandoJohan.—¿EnInglaterra?¿Yquéhaceallí?¿NosefueelnobledonBertránhasta
Lovainaparaorganizarde formapersonal suviajede retornoaEspaña?—preguntóextrañadoBatiste.
—Yasílohizo.DonBertrándecidióqueeramásseguroviajarpormar,ya que Francia y España están ahoramismo en guerra y el viaje por tierraentrañabamuchosriesgos.Enesoteníarazón.Mehabíaprometidoqueharíatodoloposibleparaprotegerle,asíquecomprópasajesenunbarcomercanteque zarpaba deAmberes y debía llegar a Santander.Al parecer, una fuertetormentalosdesvióaDover,dondeatracóparaprotegersedelasinclemenciasdeltiempo.
Batistepusocaradeincredulidad.—¿Ydóndeestálaintervencióndelamanonegra?Nolaveo,todoloque
cuentas es normal.Cuando hay galerna, los navíos se suelen refugiar en elpuertomáscercano,paraluegocontinuarsusingladura,yaconelmarmásencalma.
—Noheterminadomirelato.¿SabesqueocurriócuandoelbarcoatracóenDover?
—No,¿cómolovoyasaber?—Eraunapreguntaretórica.ElcardenalyarzobispodeYork,monseñor
ThomasWosley,estabaenelpuerto,esperándolo.—¡Wosley!¡YasabíaqueLuisVivesibaallegaraDoverconantelación!
—exclamóBatiste,queahoraentendíalaindignacióndesupadre.—¡Exacto!AntesdesalirdeAmberes,elcardenalyadebíaconocerqueel
destinodelbarcoeraInglaterra,noEspaña.
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—¿Yqué dijo donBertrán al advertir que se encontraban en InglaterraconWosleydelante?—preguntóconcuriosidadBatiste.
—Esaeslaparteextrañadelasunto,donBertránnoibaenelbarco.—No lo entiendo, ¿nome dijiste que lo acompañaría hasta España con
todosuséquitoyguardiapersonal,paramayorseguridaddeLuisVives?—Eso dijo, pero al parecer dejó Lovaina para volver a España por vía
terrestre,unassemanasantesdelapartidadelbarcodesdeAmberes.—¿Porvíaterrestre?¿Nodecíaqueerapeligrosoporlaguerra?—Yloera.DonBertránteníarazón.—¡Nolodefiendas!¡Yatelodije!Desdeelprincipiotuvelasensaciónde
queesenoblenoeraloquedecíaser.Sindudaeslamanonegra.Éllodebióorganizar todo de acuerdo con Wosley. Ahora mismo se estará riendo denuestrainocencia—dijoBatiste,indignado.
—Lodudomucho—contestóJohan.—¿Porquéteempeñasendefenderlo?Entiendoqueseaamigotuyo,pero
lasevidenciassonabrumadoras.—Loquehedichoesquedudomuchoqueahoramismoseestériendode
nosotros.—¿Cómopuedesestarseguro?—preguntóBatiste,incrédulo.—Créeme, lo sé con absoluta seguridad. Cuando abandonó Flandes
ocurrióalgoquenosabes.Además,nocreoquedonBertrán fuera lamanonegra.Dehaberlosido,hubieraacompañadoaLuishastaInglaterra,ynosehubieraarriesgadoaatravesarFranciaenplenaguerra.Notienesentido.SinoeraseguroparaLuistampocolodebíaserparaél—explicóJohan—.Asumiódemasiados riesgos. Si estaba de acuerdo conWosley, este le podría haberorganizadounviajeseguroenbarco,sinnecesidaddearriesgarse.Inglaterratieneungranpoderíomarítimo,esunagranpotenciaenesazonamarítima.Nopuedeser,notieneningunalógica.
Batiste se quedó pensando en lo que acababa de decir su padre.Posiblementetuvierarazón,perosiempretuvounaextrañasensacióncondonBertrán.Ledabalaimpresiónquehabíaalgunaimposturaconaquelhombre.
Mientras tanto, Jerónimo había escuchado en silencio toda laconversación, sin comprender apenas nada. «Tengo que contarle a Batistealgo, cuando estemos solos, no sé si será importante, pero ahora no es elmomento adecuado», pensó Jerónimo, viendo lo alterados que estaban susanfitriones.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES10DESEPTIEMBRE
Rebecavolvióaguardar todas susnotasdentrode lascarpetas.Aquelloera francamente extraño, no entendía quién se podía interesar por susdocumentosqueno teníanningúnvalor, ademásalguienajenoa laplantilladelperiódico.
LevantólavistayvioaAlbaaproximarsehaciasumesa.Yasabíaloquele ibaadecir,aunqueestavez,de formaextraña,no logritóporencimadetodossuscompañeros.Seacercóhastasulado.
—Rebeca, el señor director quiere verte en su despacho—dijo, con sutonoimpersonalacostumbrado—.Esimportante.
Rebecaanduvo,unavezmás,hastaeldespachodeBernatFornell.Llamóa la puerta, esperó la contestación del director y entró.Había dos personassentadasenlassillasenfrentedeFornell.
—Hola Rebeca, adelante. Te presento a Javi Escharche y a MarMaluenda,sonlospresentadoresdelprogramaderadioquetehalanzadoalafama.
Sequedópasmada.Rebeca los conocía. Bueno, no a ellos personalmente, pero sí a su
programa.TodaslasmañanassalíanenantenaconsumagazineBuenosdías.No tenía ni idea que era en ese programa en el que se habían emitido susgrabaciones. Ahora se explicaba un poco mejor su nominación al PremioOndas.EraunodelosmásescuchadosensufranjahorariadetodaEspañayteníanunaaudienciamuyfielynumerosa.
—Esunplacerconoceros.Meencantavuestroprograma—dijoRebeca,queseguíaimpresionada.
—Nuestroprogramano,túprogramatambién—contestóJavi,mientrasseincorporabaparadarledosbesos.
—Elverdaderoplaceresnuestro—dijoMar,tambiénsaludándola.—Mevaisadisculpar,estoyunpocoemocionada.Nooslotoméisamal,
peronoteníaniideaqueelprogramaenquehabíanemitidomisgrabacioneseraelvuestro.Osoigosiemprequepuedo.
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—Discúlpanostúanosotros.Debíamoshaberacudidoelsábadoalafiestadetucasa,perolacadenanosenvióaúltimahoraaunactopromocionalenuncentrocomercialyyasenoshizodemasiadotarde—dijoMar.
«Menosmalquenovinieron,mehubieramuertodevergüenzasimevenconmallasdeportivasymediosudada»,pensóaliviadaRebeca.
—¿PeronoemitísdesdeMadrid?—preguntóextrañada.—Sí, pero estamañanahemoshecho el programadesde los estudios en
Valencia.Ahoraacabamosde terminar,noshemospasadoparaconocerteyhablar contigo—dijo Javi—. En cuanto terminemos, tomaremos elAVE ynosvolveremosaMadrid.
Rebeca estaba abrumada por las atenciones que le estaban dispensando.Aquelloleparecíademasiado,yesoqueaúnnohabíaescuchadotodo.
—Queremos que vengas a nuestros estudios centrales, para que tepresentemos al resto del equipo. Ellos ya están deseando conocerte—dijoJavi.
—Claro,estaríaencantada—respondióRebeca,queestabacomoenunanube—,perometendráquedarpermisoeldirectorFornell.
—Esoyaestáarreglado.Antesdequellegarasyalehemosconvencidodequeprescindadetiporunpardedías—dijoMar,guiñándoleelojo.
—Por supuestoRebeca, tienesmipermiso—confirmóeldirector—.Loorganizaremosloantesposible.
—Ahora nos debemos ir, tenemos pocomás de una hora para tomar elAVE. Ha sido un verdadero placer, nos vemos en Madrid —dijo Javi,mientras se levantaba de la silla, plantándole otros dos besos. Mar le dioinclusounpequeñoabrazo.
Cuandosalieronporlapuerta,eldirectorFornellsedirigióaRebeca.—Anda,cierraesabocaquetevanaentrarmoscas.Rebecaestabapasmada.—¿Esta cadenade radiopertenece al grupodeLaCrónica?—preguntó
alucinada—. ¡Pero si es muy importante! ¿No dice siempre que somos ungrupodecomunicaciónmuymodesto?
—En realidadnonos pertenece, pero nuestros postes radiofónicos estánasociadosconellayemitengranpartedesuprogramación,asíquetambiénsepodríadecirquesí—contestóFornell—.Piensaquenuestramodestaemisoraperteneceaungrupomásgrande.
Rebecasaliódeldespachodeldirectoryvolvióasumesa.Estabaenunanube. Le entró un mensaje en su móvil. Miró la pantalla, era de Carlota.
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«¡QuépesadaconeldichosohuevoKinder!»,pensó.«Aversimelocuentadeunavezymedejaenpaz,quenotengoganasdepensar».
Abrióelmensaje.Loqueleyólebajódelanubedeinmediato.Lecontestóenseguida,conlágrimasenlosojos.
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3DEMARZODE1524
—Chicos,ospresentoaAmador,seincorporahoyalaescuela—dijoelprofesorPereUrraca,dirigiéndosealrestodealumnos.
Todosledieronlabienvenida.Batistepensóquedeberíatenersumismaedad,aunqueteníamenosestaturaycorpulenciaqueél.SesentóenlamesajustodetrásdeJerónimo.Parecíamuytímido.
Cuandosalieronalpatiode laescuela, lovieronsentado,solo.Nadieseacercabaasaludarleniacharlarconél.
—Jero,vamosahablarconelnuevo—dijoBatiste.YahabíapasadomásdeunañodesdelaincorporacióndeJerónimoala
escuela,yahoraBatistesedirigíaasujovenamigoporeldiminutivodeJero.Noparecíaimportarle.Enrealidad,noparecíaimportarlenada.
Seaproximaronylesaludaron.—HolaAmador,yosoyBatiste.—YyoJerónimo,aunqueconJeroserásuficiente.Todoelmundomeha
acabadollamandoasí.—Holaalosdos,yosoyAmador.—¿Porquénadieseacercaajugarohablarcontigo?—lepreguntóJero.—¿Nosabéisquiénsoy?—respondióconotrapreguntaAmador.—Laverdadesqueno.¿Porquédeberíamossaberlo?—SoyAmadordeAliaga,delafamiliaAliagayMedina.BatisteyJerosequedaronmirándose.—¿Se supone que te debemos conocer, a ti o a tu familia?—preguntó
Batiste,extrañado.—Todoslosdemáslohanhecho,poresonoseacercanamí.—Puesno tenemosni ideaquiéneresoquiénes tu familia—sentenció
Batiste.—Mitíosellamacomoyo,AmadordeAliaga,ymipadreesCristóbalde
MedinayAliaga.Batiste y Jero continuaban con la cara de no saber qué les estaba
contando.
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—Puesunsaludoatufamilia,¿quiénesson?—preguntóBatiste.—MitíoeselactualreceptordebienesdelSantoOficio,yenunosmeses
tomaráposesióndelcargomipadre,CristóbaldeMedina, en sustitucióndemitío—dijoalfinAmador.
AhoraBatistelocomprendió,aunqueJeroseguíaconlamismacaradenoentendernada.
—Claro,poresoterehúyen.SoislosqueosquedáisconlosbienesdelosacusadosporlaInquisición.
—No nos quedamos con los bienes, esa es la fama que tenemos.Simplementesomoslosrecaudadoresdelfisco,siemprealasórdenesdelrey—contestóenuntonoofendidoAmador.
—¿Yporquévanarelevaratutíoyanombraratupadreparaelcargo?—preguntoJero.
—Vaya, para acabar de conocernos parecéis un tanto insolentes—dijoAmador,quecontinuabaofendido.
—Discúlpanos, no pretendíamos molestarte. Si te incomodamos nosvamos—dijoBatiste.
—No, no. Sois los únicos que os habéis acercado a hablar conmigo.Perdonarmi rudeza,osagradezcovuestraatención,peropara responderosaesa pregunta debo daros unas explicaciones un tanto aburridas —dijoAmador.
—SeguroqueesmásentretenidoqueescucharalprofesorUrraca—dijoJero.
—Os he advertido, ahora me tendréis que atender durante un rato —insistióAmador.
—Adelante,estamospreparados—dijoBatiste.—Lodudomucho,perobueno,vosotroslohabéisquerido.
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ENLAACTUALIDAD,LUNES10DESEPTIEMBRE
—Carlota,tellamalamamáasuhabitación—ledijosuhermanaRocío.—¿Ocurrealgo?—preguntó,intranquila.—No,tansolomehadichoqueteavise.Sevequequierehablarcontigoa
solas.Carlota subió apresurada las escaleras y entró en la habitación de su
madre.—¿Cómoestásmamá?Rocíomehadichoquequeríashablarconmigo.—Anda,cogeunasillaysiéntateamilado.Carlotahizocasoasumadreyseacomodóasuvera,juntoalacama.—Sabesquememuero,yamequedamuypocotiempoconvosotros,en
estemundo.—Eso llevasdiciendodesdehacemásdeunañoyaquí estás,hablando
conmigoahoramismo,tannormal.—Tannormalno.EstamañanahavenidodonRicardoTur.—Ya lo sé, tu oncólogo ha hablado también con nosotros. Ya nos ha
comunicadoquenohayningunanovedadapreciableentuestadodesalud.—Esoesloquelehepedidoqueosdiga.Desgraciadamente,laverdades
otra.—¿Quéesloquedices?—preguntoalarmadaCarlota.—Mequedanveinticuatrohorasdevidacomomucho.Aunqueahorame
veasbien,mehanadministradounabuenadosisdecalmantes.Probablementeantesde lanochepierdael conocimientoyyanomedespierte.Estegoteroque tengo ami ladome va a dejar sedada poco a poco—dijo,mientras loseñalaba—.Así pasarémis últimas horas. Antes de que eso ocurra, quierodespedirmedevosotros.
Ahorasí,Carlotanopudoevitarlaslágrimasensusojos.—¿Porquémeestáscontandoestoamísola?Deberíamosestaraquítus
treshijos,atulado,escuchandotuspalabras.—Ya habrá ocasión después para eso, primero debo hablar contigo.
Tenemos una conversación pendiente desde hace mucho tiempo. No he
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debidodejarloparaelúltimomomento,quizáseademasiadotarde.Carlotaestabaconfundida.—Noséaquéterefieresmamá.Noteentiendo.—Antesquenada,acércatealaparador.Abreelprimercajónybuscaun
doblefondo.Essencillodeabrir,presionaenlapartetraserayselevantarálatapa.Dentrohayunacarteraviejadepiel.Acércamela.
Carlota estaba alucinada, pero obedeció a su madre sin preguntar elsentido de todo aquello. Siguió sus instrucciones y se encontró con unacarteramuyajada.Senotabaque lehabíandadomuchouso.Se ladioa sumadre.
—¿Sabes?Estacarterapertenecióatupadre.—Nuncamelahabíasenseñado.—Ni a ti ni a nadie, pero ha llegado el momento de que sepas ciertas
cosasquedesconocesdetufamilia.Carlota estaba en una nube, no comprendía nada. Se quedó callada,
esperandoquesumadrecontinuaralaconversación,mientrasveíacómoabríalacarterayextraíaunaespeciedelibroenmuymalestado.
—Primero,estelibrotepertenece.Eradetupadreysuvoluntaderaquetú lo heredaras cuándo yo falleciera —dijo, mientras se lo entregaba aCarlota.
—¿Esto qué significa? Era un libro muy voluminoso. Parecía muyantiguo,almenosdetresocuatrosiglos.Estabacosido.
—Ahora te voy a pedir una cosa importante, déjame hablar sininterrumpirme hasta que termine el relato que te voy a contar. Sé que tesurgiránmuchas preguntasmientrasme escuchas. Te las guardas. Intentarérespondértelasalfinal,lasqueseacapaz.
—Adelante—dijoCarlota,queestabaabsolutamentealucinada.Sumadre empezó a hablar. Aquella historia que estaba escuchando era
completamente surrealista. Pensó por unmomento que sumadre no estabalúcida, que le estaban haciendo efecto los fuertes calmantes que le habíanadministrado.Nosabíasiinterrumpirsurelatoono.
Sequedómirándolaalosojosysupoensucorazónquetodoaquelloeraverdad.
Cuando concluyó, ambas se pusieron a llorar, mientras se abrazaban.Jamáshabía sospechadonadade todoaquello.Desde luego sumadrehabíaguardadomuybienelsecretodurantetodasuvida.
—No le cuentes a nadie lo que acabas de escuchar, ni siquiera a tushermanos.Noquieroquesepannada,noesnecesario.Despuésdemimuerte
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quiero que tengáis lamima buena relación que ahora. Nada debe cambiar.Ahora llámalos y que suban. Recuerda lo más importante de todo, une loseparado—dijo sumadre, con un hilo de voz.Cerró los ojos.Concluyó laconversaciónconunafrase,apenasaudible,algoasícomobebervino.Estabaclaro que los calmantes estaban haciendo su efecto con rapidez. Sumadresiemprehabíasidomuyaficionadaa losbuenosvinos,perodesde luegonopensabasubirleunacopaahora,aunquefuerasuúltimodeseo.
Visto su estado, no se atrevió a preguntarle nada acerca de laconversación, a pesar de que teníamil preguntas y dudas en la cabeza.Nosabía lo que significaban algunas frases que había escuchado, ya tendríatiempodespuésdesufallecimientoparapensarenello.
Saliódelahabitacióndestrozadayconlosojosllorosos.Cuandosusdoshermanoslavieronyaseimaginaronquealgomuymaloocurría.
—Veralamamáantesdequesullamaseapagueparasiempre—acertóadecirles,mientrasseapresurabanaentrarensuhabitación.
Fueronlasúltimaspalabrasqueescuchóenbocadesumadre.
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3DEMARZODE1524
BatisteyJerosequedaronmirandoaAmador,esperandoquecomenzaraconsuexplicación.
—Bueno,cómoqueráis,yaosheadvertido.La inquisiciónescomounaempresaounnegociocualquiera, tieneunasfuentesde ingresosyunaseriedegastos,alfinalhacesubalanceytienequearrojarbeneficios.
—Bueno,esunamaneradeexpresarlo,comounnegociocualquiera…—empezó a decir Batiste—. Los negocios no acostumbran a quemar a susclientes.
—Merefierodesdeelpuntodevistaeconómico.—No se me ocurriría mirar la Inquisición desde ese punto de vista—
insistióBatiste.—Osharéunresumenmuyrápidoparanocansaros.Losingresosdecada
unodelostribunalesdelSantoOficioprovienenfundamentalmentedecuatroconceptos.Elprimerosonlas llamadascomposicionesomultas,paraquelotengáismásclaro.Alprincipio,cuandoelInquisidorGeneralerafrayLuisdeTorquemada,enocasioneserancolectivas.
—¿Multascolectivas?—preguntóJero,quenocomprendíaelconcepto.—Si, por ejemplo, al inicio de la Inquisición, en 1491, los judíos
negociaron con Torquemada el pago de cincomil ducados a cambio de laexencióndeloshipotéticosactosheréticoscometidos.
—Curioso —dijo Jero—. Sanciones preventivas, por si acaso eranmalos…
—Sí,algoasí.—Anda,continúa—dijoBatiste.—Lasegundavíadeingresossonlasllamadaslicenciasohabilitaciones.—¿Yesoquées?¿Tedanpermisoparaalgo?—preguntóBatiste.—No,enrealidadtelodevuelven—contestóAmador—.Tenedencuenta
que muchas sentencias llevan aparejadas la suspensión del ejercicio dedeterminadosempleos.Lagentepagaparaquelesrestituyanensustrabajos,enmuchasocasionessimplementehonoríficos.
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—Ahoraloentiendo—dijoBatiste.Laterceravíadeingresossonlosquitamientosdehábitosysambenitos.—¿Esoquésignifica?—preguntoJerodeinmediato.—Los hábitos o sambenitos son una especie de prendas, generalmente
sacos de lana con símbolos dibujados, que los condenados deben llevar, avecesinclusoconcorozas,quesonunaespeciedegorrosocapirotes.Sonunamaneradehumillaciónpública, lagentesabequelosquelo llevanhansidocondenadosporelSantoOficio.Esunamuestradeinfamia.
—¿Ylagentepagapornollevarlos?—continuóJero.—Exacto. Entregas una determinada cantidad, en función del delito
cometidoydelapersona,yteredimendeesapenitencia.—Osea,quetodosearreglacondinero—dijoJero.—Comosiempreenestavida—contestóAmador—.Yhedejadoparael
finallafuentemásimportantedeingresosparalaInquisición.—¿Cuáles?—preguntaronBatisteyJeroacoro.—Las confiscaciones de bienes. El arresto de un acusado con pruebas
sólidas de herejía llevaba aparejado el secuestro preventivo de todos susbienes.Sehacíaunexhaustivoinventariodebienesporelllamadonotariodesecuestros,yluegopasabanadisposicióndelreceptordebienes,osea,mitíoydentrodepocomipadre.
—Ahora entiendo que no tengáis demasiados amigos. Menudo trabajomásdesagradable—dijoBatiste.
—¡Oye!Aúnloshaypeores.—Nolodudo.—Peroaúnnohascontestadoamipregunta,¿porquévana revelardel
puestoatutíoyanombraratupadre?—preguntóJero.Amadorselequedómirandofijamente.—YaoshedichoquelaInquisiciónescomounaempresa,tieneingresos
y gastos, y al final da un beneficio. Si los ingresos bajan, se destituye alencargado de conseguirlos, y se nombra a otro. Pues eso es lo que haocurrido. El receptor de bienes es el responsable de los ingresos, y handescendidodeformanotable,asíquehandecididonombraraunonuevo,enestecasoamipadre—explicóAmador.
—¿Yporquéhanbajadolosingresos?—siguiópreguntandoJero.—¿Sabes? Eres un niño muy curioso. La respuesta es simple, la
Inquisiciónseestáquedandosinclientes—contestóAmador.—Claro,yahabéisquemadoacasitodoslosjudíos.Soislaúnicaempresa
delmundoqueseestáquedandosinclientelaporquelamata.Ahoratendréis
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que empezar con los moros —dijo Batiste—. Hasta que se que acabentambién.
—Algo así, cada vez quedan menos herejes, y en consecuencia laInquisición recibemenos ingresos—contestóAmador—. Sin embargo, susgastosnoparandecrecerporquesuestructuraescadavezmayor.
—Resulta curioso escuchar hablar de la Inquisición en estos términos,comosifueraunnegociocualquiera—dijoBatiste.
—Es que en realidad lo es. ¿Sabéis que, en ocasiones, sus empleadoscobranmalytardeporquenohaydinero?—preguntóAmador—.Oslodigoconconocimientodecausa.
—Si pretendes darme lástima, no lo estás consiguiendo —contestóBatiste.
Porcierto,Jero,tucarameresultafamiliar,¿nonoshemosvistoantes?—preguntóAmador,quellevabaunratomirándolealrostro—.Merecuerdasaalguien.
—Nolocreo.¿HasviajadoaSevillaenalgunaocasión?—Nunca.—Entonces dudo que nos conozcamos.He vivido en Sevilla desde que
recuerdo,hastaprincipiosdelañopasadoquevineaValencia.Notehevistojamás.
—Puestucaramesuena—insistióAmador.Ytantoquelesonabayniseimaginabadequé.
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ENLAACTUALIDAD,MARTES11DESEPTIEMBRE
LamadredeCarlotafalleciólanochedellunesalmartes,talycomoellamismo había anunciado. Evidentemente, suspendieron la reunión delSpeaker’s Club y quedaron todos para hacer una visita a su amiga en eltanatorio,esamismatarde.Rebecapidiólamañanalibreenelperiódico,ysefueavisitarasuamigaasucasa,juntoconAlmu,quequisoacompañarla.
A pesar de que todos lo esperaban, su fallecimiento había causado unaprofundaconmociónenlafamilia.Estabantodosmuyafectados.
—Lo sientomuchoCarlota—dijoRebeca, dandoun fuerte abrazo a suamiga—.Cuandoleítumensajesemevinoelmundoencima.
—Algo así siempre duele, aunque lo esperes —dijo Carlota, mientrasabrazabaasuamigaAlmu.
—¿Cómoestántushermanos?—preguntó.—Peorqueyo.Laverdadesquenoheterminadodereaccionar.Aúnno
melocreo.Losúltimosdíashansidoespecialmenteintensos.En esemomento entraron en la habitación los hermanos deCarlota. Se
fundieronenunabrazotodos,sinmediarpalabraentreellos.—Sinecesitáiscualquiercosa, tansolo tenéisquepedirla—dijoRebeca
—,yasabéisquelodigodeverdad.—MuchasgraciasRebecayAlmu,osagradecemosdeverdadquehayáis
venidoacasa.Enunmomentonostrasladaremosaltanatorio—dijoRocío—,segúnnoshainformadolafuneraria.
—Nomegustannadaesoslugarestanimpersonalescomolostanatorios,y todavíamenos los cementerios, prefiero acudir al domicilio particular—continuóRebeca—.DisculparéismiausenciayladeAlmu.MitíaTotesíqueosvisitaráestatarde.
—No os preocupéis —dijo Rocío—. Ya sabemos que estáis a nuestrolado.Dehecho,siemprelohabéisestadotodosestosaños.
EncuantoRocíocalló,CarlotacogiódelbrazoaRebecaysellevóaunaparte.
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—Cuando todo esto acabe, tengo que hablar contigo. Créeme, es muyimportante,¡quédigo!,másqueimportanteesalucinante.
Rebecasequedómirandofijamenteasuamiga.Teníaunaexpresiónmuyextraña,noeradolorloqueveíaensusojos.Eramásbienunamezclaentremiedoysorpresa.«¿AúnseguiráempeñadaenlodelhuevoKinder?»,pensó.«Nielfallecimientodesumadreescapazdedetenerlaactividadfrenéticadesucerebro».
—Ahoracéntrateenloquetocayyahabrátiempodehablarmásadelantedeloquesea—lecontestóRebeca.
«Hay algomás, aparte de lamuerte de sumadre, que le preocupa», sedijo.Dehecho,leparecióquesucabezaestabaenotraparte.
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4DEABRILDE1524
Batiste, JeroyAmadorhicieronunabuenaamistaddesdeelprimerdía.Aprovechaban losmomentos libres para hablar. Jero eramuy curioso, y leencantabapreguntaraAmadorcuestionesacercadelSantoOficio.
—NosdecíasquelaInquisicióncadaveztieneunaestructuramásgrande—ledijoJeroaAmador.
—¿Notienesniideacómoestáorganizada?—¿Debería tenerla?¿Tecreesquemecuentanesascosas?¡Soyunniño
deochoaños!—¿Yporquéteinteresastanto?—Primeromelocuentastú,yluegotelocontaréyo—lecontestóJero.—La gente cree que la Inquisición la crearon Isabel de Castilla y
Fernando de Aragón, los conocidos como Reyes Católicos, sin embargo,tienenrazóntansoloamedias.
—¿Cómo a medias? O se tiene razón o no se tiene —contestó deinmediatoJero.
—QuierodecirquelaInquisiciónyaeraconocidaenlaCoronadeAragóndesdefinalesdelsigloXII,varioscientosdeañosantesdelosReyesCatólicos,era la llamada «Inquisiciónmedieval». Isabel y Fernando crean la llamada«Inquisiciónmoderna»en1478porunabuladelpapaSixtoIV,primerotansoloenCastillayunosañosmástardetambiénenAragón.ElprimerTribunaldelSantoOficioqueseconstituyófueenSevilla,aunqueenmuypocotiemposeextendieronportodaEspaña.Porejemplo,enValencia,aunqueseconocencasosdesde1420, se instaurapor losReyesCatólicosde formadefinitivaaprincipiosde1482.
—¿Yquiénseencargadesuorganización?—La gente cree que fue la Iglesia católica, sin embargo, la Inquisición
estábajoelcontroldelosreyesdecadapaís.EnEspaña,eselreyCarlosIelresponsablemáximodetodoslosnombramientos.
—Entonces,¿quiénmanda?—preguntóconcuriosidadJero.
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—LaInquisiciónespañolaestáfuertementejerarquizada.AniveldetodaEspaña existe el llamado Consejo de la Suprema y General Inquisición, oConsejo de la Suprema, incluso en ocasiones conocido tan solo por LaSuprema, que es elmáximoórganodentro de la organización.A su cabezaestáelInquisidorGeneraldeEspaña.
—¿Entoncesmandaunórgano?—continuópreguntandoJero.—No. A pesar de que, como te estaba contando, La Suprema es el
máximoórganode la Inquisición,elquemásmandaeselpropioInquisidorGeneraldeEspaña,quetieneplenospoderes,aunqueluegoexistanmultitudde tribunales locales con suspropios inquisidoresy supropia estructura.Elprimer Inquisidor General fue fray Tomás de Torquemada, que fue muycélebreyconocido.
—¿Ylostribunaleslocales?—LaestructuradelaInquisiciónpuedevariarligeramentedeunoslugares
a otros. Si os parece os voy a contar cómo está organizado el tribunal deValencia,queeselqueconozco,ademásesmuysimilaralresto.
—Venga—dijoJero,animado.Batistelemirabaextrañado.TeníarazónAmador,¿aquéveníaeseinterés
por laInquisiciónporunniñode tansoloochoaños,aunqueeseniñofueraJero, que era muy inteligente? Le resultaba llamativo y también algosorprendente.
—Ennuestraciudadexistendosinquisidores,quesonAndrésPalaciosyJuandeChurruca.Son losmáximos responsablesdelTribunal enValencia,aunquesusfuncionessonpuramenteadministrativas.Porencimadeellosestáel Inquisidor General de España, que es el que verdaderamente manda entodoslostribunaleslocales.
—¿Entoncesnopintannada?—Yonohedichoeso.SonlamáximarepresentacióndelaInquisiciónen
laciudad,¿cómonovanapintarnada?—¿Yporquédosinquisidores?—Elmotivo de ser dos personas es que uno debe ser teólogo y el otro
jurista, así se complementan. Lo estableció el propio fray Luis deTorquemadaensusnormasafinalesdelsiglopasado,ysiguenvigentesenlaactualidad.
—Vale,vale—dijoJero.—Luego existe la figura del promotor o procurador fiscal, que es la
persona que elabora las denuncias. Para que me entendáis, es el acusador,investigadoreinterrogador.
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—Estáclaro—dijoBatiste.—Tambiénexistentresnotarios—continuóAmador.—¿Tres?¿Paraqué?Luegotequejasdequecobráis tardeymal,nome
extrañaconesedespilfarro—dijoJero.—Nocorrastantozagal,quecadaunotieneunafuncióndeterminada.El
notariodesecuestros,comosunombreindica,eselencargadodeinventariarlos bienes secuestrados hasta que se decida su confiscación. El notario delsecretoeselqueanotalasdeclaracionesdelostestigos,losprocesados,yengeneral,detodoslosparticipantes.Pensarquetodoelprocedimientodebesersecreto y este notario es el responsable de que así sea.Nos falta el notarioescribano,queesunaespeciedesecretario,elqueseencargaderegistrarlassentencias,losedictos,lasactas,losautosdefeydemáspapeleoquegenerael tribunal, que es mucho. Desde hace unos años, el rey nombró a otronotario,llamadodepenitenciasypenas,soloparaeltribunaldeValencia,porsus especiales características.En realidad, estenotariono formapartede laestructuraordinaria,esunafiguraquizáprovisional.Nosabemosporcuántotiempoestarávigentesucargo,dependerádelavoluntadreal.
—Yaloentiendo—dijoJero.—Luegohaypersonalmenor,comolosalguaciles,quesonlosencargados
delasdetenciones,laspersecucioneseinclusodedardecomeralospresos.Avecessusfuncionesseconfundenunpococonlasdelcarcelero.Tambiénexisteelnuncio,queesunaespeciedemensajero,elportero,elverdugo,elmédicoyelcirujano,queyaosimaginaréiscuálessonsusfunciones.
—Sois demasiados —dijo Jero—. Seguro que sobráis la mitad, por lomenos.
—Yesoqueaúnnooshehabladodelosfamiliares—dijoAmador.—¿Lostuyos?—preguntóBatiste.—¡Nohombre!LosfamiliaresdelSantoOficio.—¿Quéquieredecireso?—¿Cómo creéis que descubre los casos de herejía la Inquisición? Una
granmayoríasonpordenunciasparticularesypordelacionesdelosllamadosfamiliares,quesonunaespeciedecolaboradoresdelSantoOficio.Nocobran,peroacambioobtienenalgunasventajassociales.
—Osea,soplonesoconfidentes—dijoBatiste.—Loqueyodecía,soisdemasiados—insistióJero—.¿Cómoqueréisque
funcioneunnegocioconsemejanteestructura?—Pueslohace—contestóAmador.—¿Ytupadre?—preguntóBatiste.
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—A él no lo he nombrado en esta explicación porque ya conocéis sufunción. El receptor es el responsable económico del tribunal, incluso depagar los salarios al resto de trabajadores. Es una figura muy importante,quizálademásjerarquíadespuésdelospropiosinquisidores—dijoAmador,pavoneándoseunpoco—.Inclusoenocasionestienemásresponsabilidadqueellos,alfinycaborespondepersonalmentefrentealrey,adiferenciadelosinquisidores, que lo hacen frente al Consejo de la Suprema o frente alinquisidorgeneraldeEspaña,queessujefe.
—Soisdemasiadocomplicados—dijoBatiste.—¿Osacordáisdelafiguradelnotariodepenitenciasqueoshenombrado
antes?—Claro—respondióJero.—Pues,enrealidad,esuncargocreadoapropósitoporelreyparaayudar
alreceptordeValencia,esdecir,enteoríaamitío,peroahoraestádedicadoami padre, para poder hacer la transición en la receptoría de una maneraordenada.
—Osea,que tupadrees todaunapersonalidadde la Inquisición—dijoJero.
—Localmente sí, por supuesto, a nivel nacional hay otros muchosreceptores,unoporcadatribunallocal—respondióAmador.
—Curioso—dijoJero.—Bueno,yoyatehecontadolaestructuradelaInquisición,ahoratetoca
decirme por qué estás tan interesado en todo este tema —dijo Amador,dirigiéndoseaJero.
Jero puso una cara de lo más extraña, aunque habló con toda latranquilidaddelmundo.
—PorquevivoenelPalacioReal,sededelTribunaldelaInquisiciónynoséporqué—dijo.
Amadorsequedóboquiabierto.—¿Enseriovivesahí?—preguntósorprendido.—Sí.Amadorselevantódesuasiento.—Espera,espera.Ahoraquelopiensounpocomejor,esonopuedeser.
Allítansoloresidenlosdosinquisidores,nadiemásviveenesepalacio.Nosestástomandoelpelo.Nisiquieramipadre,cuandoseconviertaenreceptor,yyasabéisdelaimportanciadesucargo,tendráderechoavivirallí.¿Ymequieresdecirqueunmocosodeochoañoscomotúlohace?
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—Jerollevamásdeunañoempeñadoenconvencermedequeviveallí—dijoBatiste—.Nolehagascaso,sonfantasíassuyas.
Jeroparecíaenfadado.Ymucho.—No me crees, igual que tampoco me cree Batiste, pero os lo puedo
demostraralosdos.—¿Cómo?—preguntaronacoro.
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ENLAACTUALIDAD,MIÉRCOLES12DESEPTIEMBRE
RebecaseencontrabaenlaestaciónJoaquínSorolla,paratomarunAVEendirección aMadrid, aunque sumente estaba en el cementerio, donde enestos momentos estarían enterrando a la madre de Carlota. Estaba muypreocupadaporsuamiga,lahabíanotadomuyextrañacuandolavisitóayerensucasa.Suponíaqueaúnnolohabíaasimilado,quizáelbajónlevinieradespuésdelentierro,cuandovolvieraacasasinsumadre.
Estaba ensimismada con sus pensamientos, cuando de repente escuchóunavozconocida.
—¡HolaRebeca! ¿Qué haces aquí?Bueno, supongo que tomar un tren,queesloquesesuelehacerenlasestaciones.
SegiródeinmediatoyvioasuamigaCarolinaAntón.—¡Carol,quésorpresa!¿TevasaMadridavisitaratupadre?—Sí,mevoyconél.Mañanalehanorganizadounhomenajeaunviejo
amigodelafamilia,queestámuyenfermo.Mimadreyaestáallí,sefueayer.¿Ytúadóndeviajas?
—TambiénmevoyaMadrid,peroaconoceramisnuevoscompañerosdelaradio.
—Entoncescompartiremostren,aversinovallenoynospodemossentarjuntas.Así aprovechamos y charlamos durante el viaje.Aunque el trayectoduremenosdedoshoras,estaremosmásentretenidas.
Se acomodaron enuna terraza en el interior de la estación, tomandouncafé,mientrasesperabanqueanunciaranlavíadesutren.Porfinaparecióenlas pantallas, se levantaron ymarcharon juntas hacia el andén. Pasaron loscontrolesdeseguridad.Eltrennoiballeno,asíquesepudieronsentarjuntas.
—¿Quiénessonloscompañerosdelaradioquevasaconocer?—peguntóCarol,mientrassesentabaenlabutaca.
—EselprogramaBuenosdías,deJaviEscharcheyaMarMaluenda,nocreo que lo conozcas —contestó Rebeca, mientras dejaba su bolso en elcompartimentosuperior.
Carolpusocaradesorpresa.
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—¿Metomaselpelo?¿Eseestuprograma?¡Rebeca,esmuyfamoso!Loescuchamostodaslasmañanasenmicasa.¿YvasaconocerenpersonaaJaviyMar?—dijoCarol,completamenteemocionada—.Todamifamiliasomosmuyfansdeellos,sobretodomimadre.
—En realidad ya los conozco, estuvieron en La Crónica el lunes parapresentarse.
—¿Vinieron a Valencia solo para presentarse? ¡Debes ser toda unacelebridad!—dijoCarol,queseguíaimpresionadaconsuamiga.
—Pues mañana por la mañana no te pierdas el programa. Quierenentrevistarmeendirecto.Lovoyapasarfatal,imagínate,jamáshehabladoenlaradio.
—¡Rebeca, tevanaescucharunmillónymediodepersonas!Esaes suaudienciamediadiaria,paraquetehagasunaidea.
—Graciasportranquilizarme—contestóRebeca,queestabanerviosasolodepensarlo.
Carolinacambiódetema.—¿Quévas ahacermañanapor lanoche?—preguntó—.¿Tienes algún
plancontuscompañerosdelaradio?—Puesno lo sé,por lamañanaestaréen la emisora.Mehandichoque
comerécontodoslosmiembrosdelprograma,perolanochesupongoquelatendrélibre.Alfinyalcabo,ellostienenquemadrugarparaelprogramademañana,queempiezaalasseis,ynocreoqueseacuestenmuytarde.
—Ya sé que no es un plan apasionante, pero si te apetece, podríasacompañarmealarecepciónenlaEmbajada.LoscombinadosquepreparaelcoctelerosonfantásticosyluegopodríamosquemarMadrid.¡Vestidasdegalaarrasamos!
RebecateníapuestalamenteenelactodelaEmbajada.—¿Pero esas ceremonias no son oficiales, con personalidades y bajo
estrictainvitaciónpersonal?—¡Rebeca, que mi padre es el agregado cultural y el organizador del
evento!Puedoconseguirunainvitaciónparatisinningúnproblema.—¿Aquiénhomenajean?—Nadaqueverconlasemocionesquevasavivirenlaradiomañanapor
lamañana.Setratadeunancianoacadémicoalquelequedapocavida.—Ya,esoyamelohabíasdicho,pero¿cómosellama?—BartoloméBennassar.Esmuyamigodemipadre,enrealidaddetoda
la familia.Estámuy enfermo, posiblemente sea suúltimo actopúblico, poresoviajoaMadrid.Esunaespeciededespedidaoficial.
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—¡Bennassar!¡Loconozco!Bueno,nopersonalmente,perosisuobra.Esunhistoriador famosísimo,dehecho,haescrito librosquesonreferenciaenalgunas materias históricas, como la inquisición española —dijo Rebeca.Ahoralaemocionadaeraella—.Loheestudiado,ylaverdadesqueadmiromuchísimosutrabajo.
—¡Quécasualidad!—dijoexcitadaCarol.—Puesnada,ya tenemosplanparamañanapor lanoche.Lodequemar
Madrid casi lo dejaremos para otra ocasión, va a ser un día de muchasemociones y no creo que tenga el cuerpo para festivales nocturnos—dijoRebeca.
—Hayunpequeñoproblemaquenosemehabíaocurrido—dijoCarol.—¿Cuál?¿Algunacuestióndeseguridad?—No,esoessolucionable.Comprendequesetratadeunarecepciónyun
homenaje oficial en la Embajada de Francia en España. Asistirán algunosministros, tantofrancesescomoespañoles.Lehandadomuchobombo.Hayque ir vestida de noche, en concreto traje de gala, largo de color oscuro.Normasestrictasdeprotocolo.
Rebecasonrió.—Poresonotepreocupes,comonosabíacuáleraelplaneneltemadela
radio,mehetraídomedioarmariodecasa,asínofallaba—contestó—.Creoquetengoeltrajeapropiado.MehetraídoelLorenzoCaprilequemepuseeldíade lafiestadegraduaciónuniversitaria,mecostóunaverdaderafortuna.Asíloamortizounpocomás.
—Entonces todo resuelto, además es un conocido diseñador español,viene al pelo. Te mandaré al móvil un mensaje con la invitaciónpersonalizada. De todas maneras, me ocuparé de que aparezcas en la listaoficialquetendránlosgendarmes.
Supongoquehabrábastanteseguridad,tantoespañolacomofrancesa,note asustes por el despliegue. Como te acabo de decir, ten en cuenta queasistirán muchas personalidades y cargos públicos de ambos países. Es unactoalqueselehadadobastantebombo.Imagínatesuimportanciaquelovaatrasmitirendirectounacadenadetelevisiónfrancesa.
—Mehaceilusiónconoceraunapersonaqueheestudiadoyquepensabaqueyaestabamuerto.
—Noestábienque lodigaporqueesunencantadoranciano,pero tienecasilosdospiesenelotrobarrio.Noquierorebajartelasexpectativas,perono sé siquiera si podrás saludarlo—contestó Carol—.Viaja conmédico yenfermeroparticular,imagínatesuestado.
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Carol no sabía lo equivocada que estaba y Rebeca desconocía lassorpresasqueleesperaban.
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23DEMARZODE1524
Luis Vives llevaba dando clases en el colegio Corpus Christi, en laUniversidaddeOxford,duranteelúltimoaño,tratandodehacerresurgirlosestudioshumanísticosenInglaterra,cuyonivelnoeramuybueno,pordecirlode una manera educada. El cardenal y lord canciller del reino, ThomasWosley, había cumplido supalabra.Teníaun trabajo estable conun salariomuydignoydisponíadetiempoparaescribir.También,talycomolehabíaprometido, le había hecho llegar a sus hermanas en España el suficientedinero como para retener la propiedad de la vivienda familiar y todos susmuebles, que habían sido secuestrados por el Santo Oficio, desde que supadre fuera apresado. Los trámites del proceso se estaban demorando endemasía,yallevabancuatroañosconellos,algoexcesivo,peronoinhabitualconlaInquisiciónespañola,que,enocasiones,eradesesperadamentelenta.
Recibía correspondencia con habitualidad de sus hermanas, que lemanteníaninformadodelprocesoytodoparecíaindicarquelasentenciaibaaser condenatoria. Para su desgracia, no conservaba demasiadas esperanzasque pudiera concluir con su liberación, aunque fuera con una pena depenitencia. A pesar de haber hecho todo lo posible, Luis tenía cargo deconcienciapornoestarenEspañajuntoasufamilia.TambiénhabíarecibidoalgunacartadesuamigoJohanCorbera,preocupándoseporsuestado,peroleextrañabanosabernadadedonBertrán,yhabíapasadomásdeunañodesdequesedespidieranenLovaina.Habíanacordadoserdiscretos,peroleparecíaexcesivonoremitirleniunasolamisivaentanto tiempo.Habíantenidounaprofundaconversaciónantesdesepararse.
Luissehabíaintegradoperfectamenteenlavidacortesana,yaquehabíasido acogido de forma entrañable por elmonarca inglés EnriqueVIII y sumujer, la española Catalina de Aragón, que lo acostumbraban a invitar anumerososeventossociales.LuisconocióagrandespersonalidadesyfomentósuamistadconTomásMoroysufamilia,quelohabíanadoptadocasicomounmiembromás,tratándoloconprofundocariño.
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Tambiénsehabía integradoen lavidadocentecon total armonía,noenvanosustituíaalprofesorLupsetenlacátedradelatínygriego,idiomasquedominaba a la perfección, teniendo discípulos de gran valor como EdwardWottonoRichardPate.Tambiénhabíapodidoescribirconlibertad.Enesosprimerosmeseshabíaenviadocartasalosmonarcaseuropeosendefensadela paz y de la concordia entre los príncipes cristianos, siempre fiel a esavocaciónpacifistayeuropeístaqueimpregnabatodasuviday todasuobra.Eraunciudadanodelmundoylodemostrabacadavezqueescribía.Nocreíani en las fronteras ni en las banderas. Luis opinaba que habían causadodemasiadosmuertos,másque la propiapeste, a lo largode laHistoria.Sinellashabríanvividomejor.
Su existencia parecía trascurrir con absoluta normalidad, pero habíaalgunascosasalasquenohabíaconseguidoacostumbrarse,apesardetodoslosesfuerzosquehabíarealizado,quenoeranpocos.
Con respecto al clima «caelumgrave pluvium, tempestatibus foedum etabditosole,caelilaetitiatriste»,esdecir,tormentas,pocosolytristeza.Desupésima acomodación a las comidas, «est ratio victus aliena stomacho meoatqueadeocontraria»,losalimentosnoeranaptosparaelestómago.EchabademenoslavariedadalimenticiadeBrujas.Encuantoalasenfermedadesdela región, «sunt morbi multi, sed aliquot fere citra remedium exitiabiles»,muchas sin cura y de susmalas digestiones, «concotio lenta, et sera, etiammaligna; itaque, quod numquam antea, e stomacho aliquoties, et ventristormina, morbus jam tum in Flandria haud novus, hic mihi familiaris etquotidianus factus est». En resumen, echaba demenos Flandes, a pesar deacomodadavidaquellevabaenInglaterra,sinexcesivoslujos,perocontodaslasnecesidadescubiertasdeformasobrada.
Ahoraseencontrabasentadoenfrentedesuescritorio.AcababadeacordarsumatrimonioconMargaritaValldaura,aquelladoncellaqueconociócuandotodavía era una niña durante su primera estancia en Brujas, en casa de suamigoBernardoValldaura,encuantoconcluyósusestudiosenlaSorbonadeParisenelaño1512.Noledesagradabaenabsoluto,aunquetampocosentíaningún tipo de emoción especial. «Supongo que son etapas que tiene querecorrer el hombre cristiano en su vida», se decía para intentar terminar deconvencersedeaquelenlace.
Enapenasdosmesescontraeríamatrimonioydebíadeenviarunanotadeinvitación a sus amigos.Los esponsales se celebrarían el 26demayo en laciudad de Brujas, el domicilio de la novia,Margarita, coincidiendo con lafestividaddelCorpusChristi.Escribiresasnotasledabaunainmensapereza.
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«EstimadoJohan…»,empezóaescribir,enaquellahabitaciónlóbregadelaUniversidaddeOxford.
Nosabíalassorpresasqueleesperaban.
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES13DESEPTIEMBRE
Rebecasehabíapuestoeldespertadoralascincoymediadelamañana.El programaBuenos días iniciaba su emisión a las seis, pero ella no debíaestarenlosestudiosdelaemisoraaprimerahora,yaqueestabaprevistoqueentrara en antena a partir de las ocho. Quería despertarse con tiemposuficiente,estabamuynerviosaynoqueríaestarpendientedel reloja todashoras, nunca mejor dicho. Prefería llegar con tiempo y ver en acción unprograma de esa envergadura. Para ella era una nueva experiencia y queríaexprimirlaparadisfrutarlaalmáximo.
Tomóuntaxiysedirigióhacialosestudiosradiofónicos.Cuandobajódelcocheyaleimpresionóloquevio.Aqueledificioeraimponente,Entróenlarecepción.«MenudadiferenciaconLaCrónica»,pensódeinmediato.
Sedirigióhaciaunadelaspersonasqueestabandetrásdelmostrador.—Buenosdías,soyRebecaMercader,creoquemeestánesperando—dijo
Rebeca,algocohibida.—¡Rebeca! ¡Por supuesto! Has llegado con tiempo —dijo la
recepcionista, con una sonrisa de oreja a oreja—. Siéntate en uno de esosbutacones de ahí enfrente, ahora mismo vendrán a buscarte. Y, por cierto,¡enhorabuena!
—Gracias—acertóadecirRebeca,queaúnnohabíacruzadoelvestíbulodelaemisorayyanosabíasiteníamásnerviosomásvergüenza.
Enapenascincominutosseacercóhaciaellaunachicajoven,lasaludóyle indicó que le acompañara. Llegó a una especie de habitación llena deordenadores.Enseguida acudió a su encuentro JaviEscarche.Lepresentó atodo el equipo técnico que estaba detrás del programa. «¿Tanta gente?»,pensóRebeca,«siescomolaplantillaalcompletodelperiódico».Nopodíaevitar lascomparacionesconstantemente,aunqueaquellonoseparecieraennadaalaredaccióndeLaCrónica.MarMaluendasalióalinstanteasaludarlatambién.
—¡Siyatenemosanuestraestrellamatinal!—dijosonriendo.—Eso,túponmemásnerviosatodavía—contestóRebeca,sonriendo.
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—Tranquila, que hoy será una pequeña entrevista desenfadada,simplementetepresentaremos,comentaremostunominaciónalPremioOndasy anunciaremos tu colaboración habitual a partir de la semana que viene.Apenashablaremostresocuatrominutosendirecto.
—¿Me tendré que desplazar a Madrid todas las semanas? —preguntóRebeca.
—¡Nohará falta,mujer!EnValencia tenemosestudios.Elhacertevenirhoy es para que conocieras a todo el equipo, y luego irnos a comer juntos,para celebrar tu nominación.A la cadena ya le dieron el premio en el año2012alamejorradiomusical,peroeslaprimeravezquenominanaalguiendenuestroequipoatítuloindividualenunacategoríaquenotienenadaqueverconlamúsica.Esmuyimportanteparatodos.
—Tenéisque saberque jamáshehabladoendirectopor la radio—dijoRebeca,untantoavergonzada.
—No pienses en ello.Mantendremos una conversación distendida entrelostres,Javi, túyyo.Losmicrófonos,comosinoexistieran,nisiquieralosmires.
Entraronenelestudio.«Allávoy»,pensóRebeca.Al final todo fuemuchomejor de lo que había previstoRebeca.Como
Mar le había informado, fue una simpática conversación que tuvo su puntodivertidocuándolepreguntaronquépensabahacerunachica jovenyguapacomoellaestanocheenMadrid.Larespuestagenerómuchaguasa,yaquenoseesperaban«asistiraunarecepcióndegalaenlaEmbajadadeFrancia,enhomenaje a un anciano historiador». Pensaban algomás del estilo «quemarMadridybebermeLaCibeles»,típicodesuamigaCarol.
—Túsíquesabesdivertirte—dijoJavi,sinpoderparardereírseanteelplanazo de Rebeca, hasta le saltaron unos lagrimones. Mientras todos sereían, Rebeca estaba algo avergonzada. «A ver si se piensan que soy unamojigata»,sedijo.«¿Losoy?»,acabópreguntándose.
Cuandoelprogramaterminó,alasoncedelamañana,sebajaronatomarunas cañas a un bar cercano y luego se fue a comer con sus nuevoscompañeros.Laverdadesqueselopasófrancamentebien.AquellonoteníanadaqueverconLaCrónica.Eraotromundo.Seguíacomparando,aunquedeberíadejardehacerlo.
La comida se alargó más de la cuenta. A las seis, cuando salió delrestaurante,mirósumóvil.Carollehabíaenviadolainvitaciónpersonalizadapara el acto de gala de esta noche, y una ubicación. «Los de seguridad ya
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tienentusdatos»,ledecía.Apenasdisponíadehoraymediaparaarreglarseyacudiralacena.
«Espero no aburrirme demasiado», pensó Rebeca. Aunque le apetecíaconocerenpersonaalhistoriadorBartoloméBennassar,setemíaqueelactofueraaserdemasiadoformalparaella.
Estabaequivocada,comosiempreúltimamente.
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—¿Cómopiensasdemostrarnosloimposibleenano?—preguntóAmador—.Solo dos personas viven en el PalacioReal, los inquisidoresPalacios yChurruca,ycreoquetúnoeresningunodelosdos.
Jeroestabasonriendo.—Muy sencillo. Aunque lo tengo expresamente prohibido, os puedo
invitaramicasa,alpalacio—contestóconvozmuyserena.BatisteyAmadorsequedaronmirando.—De verdad Jero, no quiero ser duro contigo, pero parece que te has
vueltoloco—dijoBatiste—.Allínosepuedeentrar.—Yosípuedo—insistióJero.—Puesinvítanosacenar—dijoAmador.—Acenaresimposible,nomeestápermitido.—Yaempiezasaponerexcusas.—Acenarno,perosíqueospuedoinvitaravisitarlo.—¿Hoymismo?¿Teatreves?—lanzóAmadorelreto.—¿Qué sime atrevo?Cuando anochezca, a las ocho, nos vemos en su
puertaprincipal—dijoJero.—Hecho—contestaronadúoBatisteyAmador.—Recordar que no puedo llevar a nadie al palacio, así que tendré que
pedirle un pequeño favor al alguacil que vigila la puerta. No creo quemeponganingúnproblema,pero tratardeserdiscretos—dijoJero,mientrassemarchaba.
BatisteyAmadorsequedaronsolos.—Yaveráscómocuándo lleguemosa lapuertanosponealgunaexcusa
para no poder entrar —dijo Amador, que no se creía en absoluto que sumenudoamigopudieravivirenelPalacioReal.
Batisteteníasusdudas.—No sé qué pensar, Amador. A mí me lo dijo cuando lo conocí. Al
principiono lo creí, pensabaque fantaseaba, perono esunniñomentiroso.Llevo casi dos años relacionándome con él y nunca le he pillado ninguna
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falsedadevidente.Comotedecíaalprincipio,ahoramismonoséquépensar—dijoBatiste—.Igualhastanossorprendeyescierto.
—Lobuenoesquelovamosaaveriguarenapenasunashoras—contestóAmador.
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ENLAACTUALIDAD,JUEVES13DESEPTIEMBRE
Seduchó,seenfundóelLorenzoCaprilequesehabíatraídoporsiacasoenlamaleta,semiróalespejoysemaquilló,aunquenoexcesivamente.Nolegustaba pintarse demasiado, le daba la impresión que si lo hacía dejaba deparecerseaellamisma.Tuvoquereconocer,muyasupesar,que,vestidaypeinadaasí,teníaunaireaTaylorSwift.«Jamásloreconoceréenpúblico,nibajotortura»,sedijo,mientrassonreía.Enrealidad,erainclusomásguapa.Ymásjoven.
Miró el móvil de nuevo. La ubicación que le había enviado su amigaCarolnosecorrespondíaconlaEmbajadadeFrancia,queestabasituadaenelPalacioArenzana,sinoconlaresidenciaoficialdelembajadorfrancés,enlacalleSerrano.Supusoquelarecepciónseríaenesadirección.
Saliódelhotely tomóun taxi.Al llegara lapuertade laResidenciadeFrancia, un amable gendarme le pidió su identificación y comprobó sunombreenunalista.Conunagransonrisale indicóquepodíaentrar.Habíatambién Policía Nacional española apostada en la puerta con armas largas.Era cierto lo que le había dicho su amiga Carol, la seguridad eraimpresionante.
Nadamásentrarenlosjardines,vioaunmontóndepersonasvestidasdegalaconcopasenlamanoycamarerossirviendounoscanapés.Lesorprendiólacantidaddegentequehabía,nosepodíaimaginarquesepudieracongregarsemejante multitud para despedir a un historiador, aunque este fueraBartoloméBennassar.Tambiénvioelmontajedelascámarasdetelevisiónyel equipo de trasmisión por satélite. La verdad es que todo el conjuntoresultabaimpresionante.
No vio a su amiga Carol ni a sus padres, así que decidió llamarle porteléfono.Noconocíaanadiedelospresentesyseencontrabauntantofueradelugar,hastateníalasensaciónquelagentelamiraba,pensandoquéhacíaallíunachicatanjoven.Suamigaenseguidaatendiósullamadaylaviocómole hacía gestos desde la escalera de entrada a uno de los edificios delcomplejo,lallamadaVillaAndalouse.Sedirigióhaciaella.
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—¡Rebeca! ¡Estás impresionante con ese Caprile! De aquí sales connovioseguro—dijoCarolmientrasmirabaasuamigadearribaabajo.
—¡Pero si el de menor edad tiene sesenta años! —protestó Rebeca,riéndose—.Pareceunareunióndejubilados.
—¡Noexageres!—¡Perosisomosinclusomásjóvenesqueloscamareros!Porquevamos
vestidasdegala,sinoseguroquenosconfundenconellos.Porcierto,tutrajees absolutamente espectacular Carol, jamás te había visto tan guapa comohoy.¿DecíasdesalirporMadridasívestidas?¡Nomeatrevería!
—Anda,dejadedecirtonterías.Venconmigoysaludasamispadres—dijoCarol—,quetienenganasdeverte,despuésdetantotiempo.
Lasiguióhastaunpequeñosalón.Diounabrazoalospadresdesuamiga.Hacía tiempo que no se veían. Durante su estancia en el colegio habíancultivadounagranamistad.RebecayCarolinahabíanpasadomuchos finesdesemanajuntas.Suspadresteníanunagranrelación.
—Nos alegramosmucho de verte—dijoCarmen, lamadre deCarol—.Estás espectacular, el paso de los años te ha convertido en todo un cisne.Parecesunamodelodepasarela,ymásconesemodelazoquetehaspuesto.Amásdeuninvitadosexagenariolevaadaruninfartodeverte.
—Síqueestáspreciosa.EsunhonorquetodaunanominadaaunPremioOndassedigneavisitarnos.Hemosescuchadolaentrevistaquetehanhechoestamañana—dijoJacques,elpadre,conesasornahabitualqueRebecaaúnrecordabadelaépocadelcolegio.Eraunbromista,algoquehabíaheredadosuhijaCarol.
Estabanconunatercerapersona.—Rebeca, te presento a Yves Saint-Malo, embajador de Francia en
España—dijo Jacques—. Yves, está es RebecaMercader, la estrella de laradioquetehemoscomentadoestamañana.
Rebeca se quedópasmada.No conocía al embajador y lo había tomadocomouninvitadomásdelarecepción.
—VeoqueJacquessehaquedadocortoconsudescripción—dijoenuntonomuycortéselembajador,mientrasledabaunpardebesosaRebeca—.Yotambiénheescuchadotuentrevista.Trèsmagnifique.
—Esunplacerconocerle,señorembajador—dijoRebeca,ruborizadadelavergüenza.
—Yves,porfavor.Enfamilianohacenfaltatantasformalidades—dijoelembajador.
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—¿YBartoloméBennassar?—preguntóRebeca, intentando cambiar detema—.Nolohevistoenlosjardines.
—Niloverás,demomento.Bartoloméestámuydelicadodesalud,comoyatehacontadomihija.ElviajehastaMadridlohaagotado,asíqueestáensuhabitaciónreposando.Haráunabreveaparición,nosdirigiráunaspalabrasy se retirará. Probablemente sea su último acto en público, y él mismo hadecididoqueseaaquí,enEspaña.Estodounhonorparanosotros—explicóJacques.
—Desdeluego—dijoRebeca—.Esunodelosgrandeshispanistasvivos.ParaunareciéngraduadaenHistoria,poderverenpersonaalseñorBennassarestodounlujo,aunqueseadelejos.
—PoresohanacudidoaesteúltimohomenajelosministrosdeCulturaeInterior de España y Francia, al margen de multitud de personalidades deambospaíses—dijoCarol—.Ylotrasmitenportelevisiónendirectoparauncanalculturalfrancés.
«Puesniconozconimeconocenadie»,pensóRebeca.Unavezmásestabaequivocada,yyaiban…
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Eran las ocho menos cuarto, y Batiste se encaminaba hacia el PalacioReal.NosabíaquépensardeJero.Hacíaalgomásdeunañoqueloconocíaylo teníadesconcertado.Alprincipiohubiera juradoquenopodíavivirenelPalacioReal,peroahoranoloteníatanclaro.
Se encontró con Amador a unos doscientos metros de la puerta delpalacio.
—Averquéexcusanosponeelrenacuajo—dijoAmador.—Ahora veremos —contestó Batiste, que tenía todas las dudas del
mundo.Llegarona lapuertaprincipal.Habíaunalguacil enormeapostadoen la
puerta,concarademalaspulgas.—¿Yahoraquéhacemos?—preguntóAmador.—PuespreguntarporJerónimo.—Hazlotú,yonomeatrevo.—Cobarde—dijoBatiste,mientrasseacercabaconciertotemor.—Buenas noches señor, hemos quedado con nuestro compañero de
escuelaquesellamaJerónimo—dijoconvoztemblorosaBatiste.Elalguacil se losquedómirandodearribaabajo.«Ahoraescuándonos
pegaunapatadaenelculo»,pensóAmador.«Oalgopeor».—Esperaros un momento aquí, ni se os ocurra moveros —contestó el
alguacil,sinabandonarelgestoadusto,mientrasentrabaenelpalacio.—¡Larguémonos!Ahoraeselmomento,quenonosve—dijoAmador—.
¿Notedascuenta?Haentradoaporrefuerzos,parallevarnospresos.—Vamos a esperar, tranquilízate un poco. No hemos hecho nadamalo
para que nos lleven presos. ¿Y tú crees que un alguacil de ese tamañonecesitaríarefuerzosparareteneradosmocososcomonosotros?
—Esotambiénescierto—contestóAmador,intentandotranquilizarse.—SinoconocenaJerónimonoslodirán,nosiremosyyaestá—contestó
Batiste—.Nopasaremosmásquealgodevergüenza.
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Se abrió la puerta y salió el alguacil. Batiste y Amador contuvieron larespiración.
—Adelante.—¿Adelante de verdad? ¿Podemos pasar al palacio? —preguntó un
atónitoAmador.—¿Noosloacabodedecir?—contestóelalguacil,conlasmismasmalas
pulgasdeantes—.¿Osoiscortosdeentendederas?Batiste y Amador obedecieron al alguacil y cruzaron la puerta, no sin
ciertotemor.Aúnnolasteníantodasconsigo.Lapotenteiluminaciónexteriorhacíaqueelinteriorlesparecieraenpenumbra.
—Holaamigos—escucharondeciraunavoz.—¡Jero!¿Cómohasconseguidoentraraquí?—preguntóAmador,queaún
nosepodíacreerqueestuvieradentrodelpalacio.—¡Quépesadossois!Yaoshecontadomuchasvecesquevivoaquí,enel
PalacioReal.—Esincreíble—acertóadecirBatiste,queestabamásqueimpresionado.—No quedaros en la puerta, venir conmigo y os acompaño hasta mi
habitación.Subieronunas escalerasmuy lujosas y alcanzaron el primer piso.Tanto
Amador como Batiste iban con la boca abierta. La entrada, vista desde labarandilla donde estaban ahora mismo, era sencillamente espectacular. Susojosnoparabandemoversededetalleendetalle.Continuaronporun largopasillo,hastaquealcanzaronunsalónconunachimeneaencendida.
Jeroseñalóprecisamentelachimenea.—Aquí suelo pasar las tardes,me siento en ese butacón yme pongo a
leer. Se está muy cómodo y caliente. En esta zona del palacio, salvo elservicio, no suele venir nadie. Es el ala que utiliza la inquisición, y casisiempreestávacía.
BatisteyAmador aúnnohabían salidode su asombro, parecíanquenohabíanreaccionadotodavía.Permanecíanensilencio,observándolotodoconcaradeidiotas.
Jeroabrióotrapuertayentraronenunpasillo.—¿Cuántaspuertastieneestepalacio?—preguntóalucinadoAmador.—Nolosé,nuncaloherecorridoentero.Yovivoenlazonaqueocupael
TribunaldelaInquisición,peroloconocenpopularmentecomoelpalaciodelastrescientasllaves.Dicenquetienetrescientashabitaciones.
—No me extrañaría por lo que estoy viendo —dijo Amador, que aúnestabaasombradoysorprendido.
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Anduvieronporelpasillo,hastaqueJerosedetuvoenunapuerta.Sacóunallavedesubolsilloylaabrió.
Seapartódelapuertaehizoungestoasusamigos.—Podéispasar.Estaesmihabitación.Iban de sorpresa en sorpresa.Aúnno habían cerrado la boca desde que
habíanentradoenelpalacio.Estabanmirandodesdelapuertaelinteriordelahabitaciónde Jero, sin atreverseni siquiera a entrar.Loqueveían los teníaparalizados,sinpoderreaccionar.
—Estaestanciaestangrandecomotodamicasa—dijoBatiste.—Ymuchomáslujosaquemipropiahabitación—dijoAmador—,yeso
quemifamiliaesrica.Batiste se quedómirando alrededor, y cuando terminó, fijó su vista en
Jero.—¿Quiéndemonioseres?
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—¡Rebeca!Se había camuflado entre la multitud de gente anciana que estaba
asistiendoalarecepcióndegalaenhonordelprofesorBennassar,tomandouncombinadoquelehabíarecomendadosuamigaCarol.Noesperabaconoceranadieentretantoanciano.Derepente,unavozconocidalallamaba.Rebecasegiró.Su sorpresa fuemayúscula.No sepodía creer quién estabadelantedeella.
—¡Joana! —gritó Rebeca, abalanzándose hacia su antigua profesora yantiguaparejadesutíaTote,dándoleungranabrazo—.¿Quéhacesaquí?
—MiuniversidadmehaenviadoparaentrevistaralprofesorBennassar,yaquímetienes.
—¡Menudolujo!¿Lohashechoya?—Sí, lo he entrevistado hace una hora. El pobre está fatal de salud.
Durantetodalaentrevistahabíaunenfermeroasulado,conunabombonadeoxígenopreparada,imagínatesuestado.
—Esome habían comentado, pero dejemos al profesor en paz. ¿Cómoestástú?—preguntóRebeca,queenestosmomentosleinteresabamuchomáslaantiguaparejadesutíaqueelseñorBennassar.
—Bueno, acostumbrándome a la nueva vida.No está siendo nada fácil,pero es un camino que hay que recorrer. ¿Y tú qué haces aquí? Jamásmeimaginé que te podría encontrar en la residencia del embajador francés enMadrid.Lapalabraatónitasequedacorta.
—Es una larga historia, no te voy a aburrir con los detalles—contestóRebeca.
DerepenteaparecióCarol.—¿Osconocéis?—dijo,acercándoseaambas.—Algo—dijoRebeca, risueña—. Joana fueprofesoramía cuandodaba
clasesenlaUniversidaddeValencia.TambiénesamigademitíaTote.—¡Ves cómo sí conoces a alguien en la fiesta!—dijo Carol, mientras
mirabaaRebeca—.Osdejoquehabléisdevuestrascosas, luegovuelvo—
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dijomientrasdesaparecíaentrelosinvitados.Joana yRebeca se quedaronmirando. Tenían tantas cosas que contarse
quenoerancapacesdearticularninguna.—¿CuántotiempotequedasenEspaña?—preguntóRebeca.—Me voy mañana por la mañana, he venido tan solo a entrevistar al
profesor.¿Cómoestátutía?—Supongo que como tú, intentando cicatrizar las heridas. No le está
resultando nada fácil. Como una anécdota, el domingo pasado se atrevió acocinarturecetadeloscanelonesdelaabuela.
—Esoesunabuenaseñal—dijoJoana,sonriendoconciertamelancolía.—Llámalaporteléfono,sealegrarádesaberdeti—dijoRebeca.—En cuanto vuelva aEstadosUnidos lo haré, no te preocupes. Le dije
queloharíaenseptiembre.Rebecanoqueríaperderlaocasiónquelehabíabrindadoesteencuentro
inesperadoparasacareltemaquelepreocupaba.—EscuchaJoana,entudespedidaelmesdejuliomedejasteintrigada.Me
dijiste que tenías algo importante que contarme, pero que podía esperar aseptiembre.Mirapordóndeestamosenseptiembrey juntaspor sorpresaenMadrid.
Joanasonrió.—Es cierto, parece que hoy no tengo escapatoria.Allá voy.Recordarás
todo el teatrillo que montamos en tu casa aquella noche en la que meautoproclaméundécimapuertaparasalvartuculo.
—Claroquemeacuerdo,¡cómomevoyaolvidar!Meprotegistecomomipuertanúmerodoce.Todosaliódemaravilla,tuinterpretaciónfuefantástica.
—Teequivocas.—¿Quéesloquedices?—Te digo que en la historia hay un cabo suelto y me preocupa la
importanciaquepuedatener.—Noteentiendo,si todo trascurriócomo lohabíamosprogramado.Los
miembrosdelclubsefueronconvencidosde tuactuación, todoelmundotecreyó.
—Todoelmundono.—Sigosinentenderte,¿quéquieresdecir?Joanasepusomuyseria.—Escúchame Rebeca, yo no informé a Tania Rives de ninguno de los
progresos que íbamos haciendo. Es evidente que tampoco fue AbrahamLunel.¿Siguessinentenderme?
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Ahorasí,JoanaconsiguiócaptarlaatencióndeRebeca.Sehabíaquedadoatónita por lo que acababa de escuchar. Ahora mismo, su mente estabaconfusa.
—¿Túnofuiste?—acertóapreguntar,incrédula—.Silodijiste…—Lodijecomopartedelteatrillo,peronofuiyo—interrumpióJoana—.
Eso tan solo puede significar una cosa, que tienes un topo en tuSpeaker’sClubquesabequeyonoeralaundécimapuerta.
Rebecanoreaccionaba.—Supongo que ese topo se sorprendería pormi actuación. ¿No notaste
nadararoenningunodelospresentes?—preguntóJoana.Rebeca se quedómuda. Tenía sus sospechas desde hace tiempo de una
persona, pero no la relacionaba para nada conTaniaRives. También habíaotraquesecomportóde formaun tantoextrañaenalgunaocasión.Aquellopodíacambiarlascosas,ydeformasignificativa.
De repente escucharon una voz procedente de la megafonía, queinterrumpieron los pensamientos de Rebeca. Se giraron hacia el atril queestabainstaladoenlaentradadelaVillaAndalouse.
—Excelentísimos ministros de cultura e interior de los gobiernos deFrancia y España, excelentísimos embajadores y demás invitados,bienvenidosalaResidenciadeFrancia.Hoyestoyorgullosodepoderdarlabienvenidaaunapersonamuyespecialparaestacasa,unilustrecompatriotaque, enmuchasocasiones, parecemás españolque francés—anuncióYvesSaint-Malo,elembajadoranfitrióndelavelada—.Nuncamejordicho,esunauténticoorgulloparamícederlapalabraaBartoloméBennassar.
Todos los reunidos irrumpieron en un sonoro aplauso. Al principioRebeca no veía a nadie tras el atril, pero pronto se dio cuenta de que elinvitadosedesplazabaensilladeruedas.
Escucharon con atención el discurso del profesor Bennassar.Impresionabasaberque,contodaprobabilidad,seríaelúltimodesuvida.Fuebreveyemotivo,y terminóconungranaplauso,que seprolongóalmenosdurantedosminutos.Lagenteparecíasinceramenteemocionada.
—¿Loconocespersonalmente?—preguntóJoana.—Desgraciadamenteno.Yamegustaría.Meheleídovarioslibrossuyos
ysonapasionantes.RecuerdoquemerecomendastealgunoennuestraépocadelaFacultaddeGeografíaeHistoria.
—Esunpersonajemuyinteresante,lástimaqueestéalbordedelamuerte.—Créemequeteenvidioporhabertenidolaocasióndeentrevistartecon
él,yamehubieragustadoamí…
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Derepente,dospersonasvestidasdenegrosesituaronunaacadaladodeRebeca. Parecían miembros del servicio de seguridad de la embajada. Surostroreflejabacompletaseriedad.
—¿EsustedlaseñoritaMercader?—lepreguntaron.—Sí,soyyo—contestóalgo intimidadaalverseentredospersonasque
parecíanarmarios.—Porfavor,hagaelfavordeacompañarnos.—¿Ocurre algo? Soy amiga de Jacques Antón, agregado cultural de la
embajada.Tengoinvitaciónoficial—dijoRebeca,mientrashacíaademándesacarsumóvildesudiminutobolsoparamostrársela.
—¿Hay algún problema, señores? —les preguntó también Joana,intimidadaporlapresenciadeaquellasdosmoles.
—Nosepreocupen,nopasanada—contestaronenuntonomuytranquilo.Se dirigieron a Rebeca—. Sabemos perfectamente quién es usted, no esnecesarioquenosmuestreningunaidentificación.Loúnicoqueocurreesqueel profesor Bennassar quiere hablar con usted de forma privada, en susaposentos.Noshapedidoquelalocalicemosentrelosasistentes.
LacaradeRebecareflejabaunaprofundasorpresa.—¿Conmigo? ¿Están seguros?—preguntó incrédula Rebeca—. ¿No se
equivocandepersona?—Estamoscompletamenteseguros,elprofesorBennassarlaconoceyha
preguntadoexpresamenteporusted—dijounodelosmiembrosdelserviciodeseguridad—.Lerepetimos,tansolodeseamantenerunaentrevistaprivadaconusteddeformadiscreta,ensuhabitación.Leaseguramosquenoocurrenada, Mademoiselle Mercader. Es usted una invitada VIP, según nos hatrasmitidoelpropioembajador.
«¿InvitadaVIP?», pensóRebeca, sin saber exactamente qué significabaeso.
Joananopudoevitarsonreír.—Tú no lo conocerás, pero parece que Baltasar Bennassar sí que te
conoceati.
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—Esomegustaríasaberamí—contestóJero—.Notengoniideaquiénsoyyquéhagoaquí.Nisiquieraséquiénesmifamilia…
—Paravivirenestepalacio,tupadredebeseralguienmuyimportante—continuóBatiste.
—Se llamadonAlonso,yconocea tupadre,ya te lodijeelprimerdíaquemeinvitasteacomeratucasa,hacemásdeunaño.LeoínombrarloenSevilla—exclamóJero.
—Lo recuerdo —le contestó—, pero no sé quién puede ser. No lecomentéamipadrecuántaspersonasconocequesellamenAlonsoyseandeSevilla.
—Pues deberías hacerlo, igualme sacas de dudas.Y aún hay otra cosaquenotecontéaqueldía—dijoJero,conuntonomisterioso.
—¿Otra cosa que no me contaste? ¿Y a qué esperas? —dijo Batiste,dirigiéndoseasuamigoJero.
—Recuerdo que cuando estuve en tu casa recibisteis noticias de un talLuis Vives y tu padre estaba muy enfadado porque se había quedado enInglaterra,enlugardevolveraEspaña,comoteníaprevisto.
—Si, recibió una carta, y eso era lo que decía. Es cierto que se enojómucho.
—PuesyosémuchascosasdelpadredeesetalLuisVives,llamadoLuisVivesValeriola.
Batistesesorprendió.—Esciertoquesellamaasí.¿Yporquésabesmuchascosasdeél?—Seguirmelosdos—dijo,haciendoungestoconlamano.Jero se dirigió hacia uno de los extremos de la enorme habitación. Se
agachóhaciaunarejilladecalefacción,lequitoconcuidadolostornillosquelafijabanalaparedylaextrajo.Habíaunhuecodeuntamañoconsiderable.SedirigióaBatiste.
—Agáchateymira.
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Batistelehizocaso,yobservoatravésdeaquellaoquedad.Alprincipionoveíagrancosa,perocuandosusojosseacostumbraronobservóunsalóndegrandes dimensiones. En esemomento había tres personas sentadas en unamesa.Seincorporósorprendido.
—¿Quéeseso?—EslasaladondesecelebranlosjuiciosdelTribunaldelSantoOficiode
la ciudad, está justo debajo de esta habitación. Acabas de ver a los dosinquisidoresyalpromotorfiscaldeliberandoacercadeunasunto.
Amadortambiénseagachóparamirar.—Esincreíble.Enteoría,lassesionesdelSantoOficiosonsecretas,pero
tú las puedes espiar a través de esa rejilla sin quenadie te vea ni sospechenada—dijoemocionadoBatiste.
—Asíes.Sitequedasencompletosilencio,ademásdeverlospuedesoírcomo interrogan a los testigos, incluso cuando deliberan entre ellos. Heescuchado hasta como redactaban sentencias y autos de fe. Comocomprenderéis, estoy solo y me aburro mucho, así que me entretengo conestascosas.
Batiste se quedó de piedra cuando comprendió qué quería decirle suamigocontodoaquello.
—¿EscuchasteelnombredeLuisVivesValeriolaatravésdeestarejilla?—Veoquelohasentendidorápido.Queríahabértelodichoatupadreya
ti aquel día, pero no me pareció oportuno. Estabais tan enfadados por esacartaqueacababaisderecibirquenomeparecióelmomentoadecuado.
—¡Perohapasadomásdeunañodeaquello!¿Nohasencontradoningunaoportunidadparahacerlo?
—Enrealidadesemomentoaúnnohallegado.—¿Quéquieresdecir?—preguntóextrañadoBatiste.—Desde aquella fecha continué espiando las reuniones. He podido
conocerquedentrodedos semanasexactas tomaránunadecisión sobre eseasunto.Podríamosescucharlaendirectoyenterarnosantesdequeredactenelauto de fe y la propia sentencia del tal Luis Vives Valeriola, si es quecontinúasteniendointerésenél.
—¿Qué si tengo interés? —pregunto alucinado Batiste, que aún no seterminabadecreertodoloqueestabaocurriendo.
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—Adelante,puedespasar—seescuchóunavozdesdeelinterior,despuésdeque losdosmiembrosdel serviciode seguridad la acompañaranhasta lapuertadelahabitacióndeBartoloméBennassar.
Rebecaentróyvioalprofesorsentadoensusilladeruedas,conunlibroenelregazo.
—Hola señor Bennassar. Dos personas me acaban de traer hasta aquídiciéndome que quería hablar conmigo—dijo Rebeca, totalmente cohibidaporlasituación.
ElprofesorsegiróysequedómirandoaRebeca.—Eresinconfundible—dijo—.Nohayningunaduda.—¿Nos conocemos?—preguntóRebeca, ante la extraña bienvenida del
profesor.—Porsupuesto.—Puesdisculpemimemoria,peronolorecuerdo.—Eslógico,seríaunprodigioqueteacordaras.Apenastendríasunañola
últimavezquenosvimos.LacaradeRebecareflejabaunaprofundasorpresa.—¿Unaño?—preguntó,sincomprendernada.—¿Sabes?Eresidénticaatumadre,reconocíturostroentrelamultitudde
inmediato.Conestasgafasveodemaravilla—dijo,mientrasselasseñalaba—.Creoqueeselúnicosentidoqueconservoygraciasalatecnología.
—¿Sabequiénsoyyconocióamimadre?—Muchomás que eso, Rebeca. Tumadre y yo hicimos una verdadera
amistad,inclusopasédosmesesalojadoentucasa,enunodemismúltiplesviajesaEspaña.
Rebecaestabaasombradaescuchandolasrevelacionesdelprofesor.—Discúlpeme,noteníaniidea—contestó,sinpoderocultarsusorpresa.—De aquello hará unos veinte años o más. Es curioso, hace mucho
tiempo que mi memoria es desastrosa, pero ciertos detalles del pasado los
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recuerdo con extraordinaria nitidez. Supongo que es imposible olvidarse detodaunamujercomoCatalinaRivera.Quellefemme!
Rebecasintióunapunzadaenelestómagocuandoescuchóelnombredesumadre.Hacíamuchísimosañosquenolohacía.
—¿Ydequéseconocían?—Enprincipioacudióamíporqueestabainteresadaenciertascuestiones
relacionadas con la Inquisición española, que sabrás que es una de misespecialidades.Luegoprolongamosnuestraamistad.Eraunauténticoplacermantenerconversacionesconunapersonadesutallaintelectual.
—¿Lainquisición?¡Perosimimadrenoerahistoriadoraninadadeeso!—dijoRebeca,extrañada.
—Yatehedichoquemimemoriaesunacalamidad,perosíquerecuerdoqueteníaampliosconocimientosdelTribunaldelSantoOficiodeValencia,yaún quería saber más, sobre todo del proceso contra la familia del granhumanistaLuisVives.
—¡Quécurioso!¿Yquécosasenconcretoqueríasaber?—Le pides demasiado a mi memoria. Creo recordar que quería
información detallada de dos personas, pero ya no me acuerdo de quiéneseran, ha pasado mucho tiempo —dijo el profesor, cuya voz parecía másfatigadaquealiniciodelaconversación.
—¡Quélástima!—Mimemoriapuedeseruncaos,peroparaesose inventóelpapely la
pluma.Siemprehetenidolacostumbredeanotarlotodo.EnmiresidenciadeToulouse en Francia tengo un archivo. Lo puedo consultar, seguro quemetoménotasdetodoaquello.Siencuentroalgotelopuedoremitirporcorreo.
—TengounviajeprogramadoaFranciadentrodeunmes,conmotivodelmáster que voy a empezar a estudiar. Si le vienemejor, podría pasarme enpersonapor su residenciay recogerlas, así le evito lamolestiade tenerqueutilizarelcorreo.
—¿Unmes?Muylargomelofías.Nosésiestarévivoparaentonces.Losmédicosestimanquemequedamuypocotiempoenestemundo.
—¿Tanpoco?Vaya,losiento.—Nolosientas.Hehecho todo loqueríaenestavidaypuedomoriren
paz.LaguindadelpastelhasidocoincidirenmiúltimoviajeaEspañaconlahijadelagranCatalina.HasidounregaloinesperadodelosDioses.Enmisochentaynueveañosdevidahasidolaúnicapersonaqueheencontradoalamismaalturaintelectualqueyo,aunquesuenealgopedantedecirlo.Supongoqueaunmoribundoselepuedenpermitirestaslicencias.Además,veoquesu
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hija es un clon de ella, en todos los aspectos. Eres verdaderamentesorprendente, aunqueahoramismono seasconscientedeello.Dentrode ti,sinduda,estálasemilladetumadre.
—Graciasprofesor,peronopuedoevitarquemeresulteextrañotodoesteasunto.
—Erasunaniñitadetansolounañodeedad,sinembargo,yaentoncesteparecías a tu madre. ¿Sabes que con tan solo siete meses ya empezaste aandar?Conunaño,sitedejábamossola,teescapabascasicorriendo.
Rebeca estaba en una nube. Intento centrarse en el asunto que leinteresaba.
—¿Yporquémimadreseinteresóporlainquisiciónespañola?Jamásmecontónada.
—Supongoqueesnormal,¿quéedadteníascuándofalleció?—Exactamenteochoañosymedio.—PiensaquelaInquisiciónespañolatampocoerauntemaparatratarcon
unaniñadeesaedad—dijoelprofesor.Rebecasequedópensativa.Conochoañosyahabíatratadotemasmucho
másprofundosconsumadre,aquellonoeraunaexcusa,peroclaro,esonoselopodíacontaralprofesor.«¿Porquénomecontaríanadadetodoaquello?»,se dijo, sin llegar a comprenderlo. Era un tema muy específico, y nocomprendíaquenuncaleinformara.Eradelomásextraño.
El profesor continuó hablando, sin darse cuenta de la perplejidad deRebecaconesetema.
—Fueunadesgraciaquesufrieranlostresaquellamentableaccidente.—¿Los tres? —preguntó de inmediato Rebeca, sorprendida—. En el
coche tan solo iban mi madre Catalina y mi padre Julián. Nadie más.Meparecequeseconfunde.
ElprofesorBennassarcambiódeactitud,ahoraselenotabavisiblementeagotado.Apareciósuenfermeroconunabombonadeoxígeno.
—Disculpa mi memoria otra vez —dijo el profesor—. Ha sido unauténticoplacerencontrarmecontigoypoderhablar,aunque tansolohayansido unos minutos. Ahora me vas a perdonar, mi enfermero me debesuministraroxígeno.Lonecesitocadapocotiempoparaseguirenestemundo.Mi vida se acaba, pero la tuya comienza —dijo el profesor, a modo dedespedida.Aprovéchalaalmáximo,escomosiCatalinaRiverahubieravueltoalavida.Unauténticoregaloparalahumanidad.
RebecaapenasescuchólasúltimaspalabrasBartoloméBennassar.Teníasu mente ocupada. «¿Los tres?», se quedó pensativa, mientras salía de la
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habitación.
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—¡Se casa! ¡Jamás me lo pude imaginar! —exclamó Johan, mientrasabríaunacartareciénllegada—.Meacabadeinvitarasuenlace.
—¿Quién?—preguntóextrañadoBatiste.—LuisVives. Se casa enBrujas el próximo26 demayo conMargarita
Valldaura.Laconocióen1512, cuandosealojóen la casade suspadresalterminarsusestudiosenParís.
Batistenocomprendíalareaccióndesupadre.—¿Porquénotepudisteimaginarsuboda?—Nunca me pareció de ese tipo de hombres. Supongo que estaba
equivocado. Ahora tengo que iniciar los preparativos, es un viaje largo ypesado,yyanosoyjoven.Mevaallevarsutiempo.
—¿Cuándopartirás?—Deinmediato.Encuantoestélisto.—Perofaltamásdeunmesparalaboda.—NoesfácilllegaraBrujasenlaactualidad.Medesplazaréhastaelnorte
de España por tierra, y allí tomaré un barco hasta Flandes. No me fío deatravesarFrancia.Laguerralohacomplicadotodo.
—¿Quieresqueteacompañe?—Nihablar,además tienesescuela.Conponerenpeligroaunmiembro
de la familiaCorbera ya es suficiente. Te quedarás solo en casa.Ya tienestreceaños,erescasiunadulto,tepodrásapañarsolo.
—Poresonotepreocupes.—Síquemepreocupo,perono tengomásremedioquehaceresteviaje.
Nopuedofaltarasuboda.—¿Tanimportanteessuenlace?Séquetenéisunabuenarelación,pero…—… pero me importa un pimiento su boda—le interrumpió Johan—.
Bueno,enrealidadnoqueríadecirexactamenteeso,mealegroporLuis,peronoeselmotivoprincipaldemidesplazamientoaBrujas.
—¡Ah!,¿no?¿Yentoncesparaquévas?
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—Parahablarenpersonaconél.Haytemasmuyimportantesquetenemosquetrataryquenopodemosconfiaralacorrespondenciapostal.Noesnadasegura.
—¿Y qué temas tan importantes son esos?—preguntó Batiste, con esacuriosidadquelecaracterizaba.
Johansequedómirandoasuhijo.«¿Habíallegadoelmomento?»,pensó.Ibaahacerunviajepeligroso.Batiste,apesardesertodavíaunjoven,era
extremadamente inteligente, bastante más que él, tenía que reconocer. Enocasionespensabaquequizásospecharaalgo,aunquenoeraposible. JamáshabíahabladoensupresenciadenadarelacionadoconelGranConsejoniLasdoce puertas, pero tenía derecho a conocer sus verdaderas raíces, y, sobretodo, sugran responsabilidad.Elproblemaera elegir elmomento adecuadoparainiciarle.Quizáfueraantesdesupartida.
«¿Quéocurresinoregreso?»,sedijoJohan.Loteníaquepensar.Porunaparte, era imprudente emprender un viaje de estas características sin tomarprecauciones con respecto al número once. Por otra parte, Batiste aún erajovenyqueríaquedisfrutaradelavidaconsusamigos,nodeseabacargarleconpreocupacionesyresponsabilidadesatancortaedad.
—Como ya te dije en una ocasión, todo llegará a su debido tiempo—contestóJohan.
Derepente,seleocurrióunaideaqueconjugabaambasposturas,aunquesu ejecución comportaba algún daño colateral no deseado. No obstante, sedecidió, le pareció lomás sensato. «Manos a la obra», se dijo. «Batiste loentenderá,almenosesosupongo».
Mientras tanto su hijo miraba a su padre con una sonrisa en el rostro.«ParecequeprontomevoyaenterarquesignificanLasdocepuertas»,pensódivertido.Lacaradesupadreeraunlibroabiertoparaél.
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—Te he estado buscando. Me he llevado un buen susto cuando no teencontraba,hastaquehepreguntadoalserviciodeseguridadymehandichodóndeestabas—dijoCarol,queseencontrabaplantadaenlamismapuertadelahabitacióndeBartoloméBennassar.
Rebecacasitropiezaconellaalsalir.—Sí, el profesor me ha llamado a su habitación hace un momento—
contestóRebeca—.Queríahablarconmigoenprivado.—¿Bartolomé?¿Peronodecíasquenoloconocías?—Esopensaba,peroresultaquesí.Carlotateníacaradenocomprendernada.—¿Habíasolvidadoqueconocíasalprofesor?¿Cómoesposibleeso?¿Me
tomaselpelo?—Tenía tan solo un añito cuando nos conocimos, así que creo que es
normalquenomeacuerde.—¡Atiza! Esa historia me la cuentas en presencia de mis padres, que
también te buscaban. Estábamos todos preocupados al no encontrarte porningúnlugardelrecinto.
Lamayoríade invitadosyahabía abandonado laResidenciadeFrancia,tansoloquedabaunpequeñogrupoeneljardín.Rebecamiró,porsiestuvieraentreellosJoana.Larepentinairrupcióndeaquellosdosmiembrosdelequipodeseguridadhabíaevitadoquesedespidieradeella,peronolavio.Habíandejadolaconversaciónamediasenelmomentomásemocionante.
CarolinayRebecaentraronenunsalón.Enunextremo,sentadosenunosbutacones,estabanlospadresdesuamiga.Lainvitaronaacomodarseenunodelossillones.
—Todospreocupadosportiytú,mientrastanto,manteniendounareuniónprivadaconnuestroanfitriónestrella—dijoJacques,conmediasonrisaenelrostro—.Estomereceunaexplicación.
Rebecasequedómirándolos.Estabaalgotriste.
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—¿Sabéis?Hacemuchosañosquenohablodemispadresconnadie.Surepentina muerte, tan jóvenes, en accidente de tráfico, parece que los haconvertidoenuntematabú,porlomenosconmigo.Nadiemecuentanada.
LacaradelospadresdeCarlotacambióporcompleto.—¿Porquédicesesocariño?—preguntoCarmen,lamadredeCarol.—Porque el profesor Bennassar parece ser que era muy amigo de mi
madre.Meacabodeenterarqueinclusopasódosmesesresidiendoenmicasa—dijoRebeca.
—¡Ah!,¿sí?Nosabíamosnada.BartolomésiemprequeveníaaEspañasesolíaalojarenalgunadenuestrasresidencias.
—Pues,almenos,enunaocasiónnofueasí.Meloacabadecontarahoramismo—dijoRebeca,conciertoairedemelancolía.
—¡Quécurioso!Jamásnosdijonadadetumadre,yesoquehablábamosmuyamenudo—continuóCarmen.
Rebecacontinuabaconunairenostálgico.—¿Cómo era?Vosotros la conocisteis bastante, recuerdo que quedabais
juntosacenar,antesdequeossepararais,cuandovivíaisenValencia.—Así es—contestó Jacques—.Tu padre y tumadre eran dos personas
fuera de lo normal, con una mente deslumbrante, pero la que destacabasiempreeraella.Teníaunachispadebrillantezqueconseguíahacerdivertidoloordinario.Cadavezquequedábamos,queeraconfrecuencia,lopasábamosdemaravilla.
—¿Tantomeparezcoaella?Elprofesordicequemereconocióentre lamultitudporquetengosumismacara.
—Depequeñanotanto,peroahoraquetehasdesarrollado,eresidénticafísicamente y por lo que me cuenta Carol, también tienes una menteprivilegiada.Sinningunadudahassalidoatumadre—contestóCarmen—.Sielprofesorconocíaa tumadre,nomeextrañaque tehayareconocidoentrelosparticipantesdelafiesta.
—¿Yporquénadiemehabladeellos?—preguntóRebeca.Estabatriste.LospadresdeCarolinasemiraron,comopensandoquécontestar.Alfinal
selanzóCarmen,lamadre.—Entiéndelo.Sumuertefueungolpemuyduroparatodos.Túerasuna
niña y te fuiste a vivir con tu tía. Fue un cambio radical en tu vida. Escomprensible que evitemos tocar ese desagradable tema. En realidad, nosabríamosquémásdecirdelasituación.Todoslopasamosfatal,Jacquesyyoquedamosdesolados.
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—¿Cuántagenteibaenelcochecuandoocurrióelaccidente?—preguntódesopetónRebeca.
Jacquesdiounrespingo,quecasiacabaconsucuerpofueradelbutacón,yesoqueerangrandes.
—Tupadreytumadre.¿Porquépreguntaseso?—contestó.Eraevidentequenoseesperabalacuestiónylehabíasorprendido.
—Porque el profesor Bennassar me ha hablado de tres personas —respondióRebeca.
JacquesyCarmenestabanvisiblementealterados.—Ya te habrás dado cuenta de que el profesor está enfermo terminal.
Tieneunamemoriadeespanto,apenasrecuerdanada—contestóJacques—.Estáclaroqueseequivoca.Nosécómohapodidodeciresatontería.
«¿Está claro?», pensó Rebeca, «¿una tontería?». Cada vez tenía másdudas.
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HoyeraeldíaqueJerohabía señaladocomoelde laaudienciadeLuisVives Valeriola, padre del humanista Luis Vives, en el Tribunal del SantoOficio en el Palacio Real, sorprendente lugar de residencia de su amigo.Batiste tenía mucho interés por escuchar las deliberaciones, para podercontárselasasupadre.
Saliódecasaalahorahabitualparairalaescuela.EneldescansodelasclasesquedaronBatiste,AmadoryJeroparahablardesucitadeestanoche.
—Ya he avisado al alguacil Damián de que llegaréis sobre las siete ymedia, para que os deje el paso libre. Las deliberaciones del tribunalempiezansiemprea lasocho,asíquetendremostiemposuficiente.TambiénheavisadoaJimenaparaquenospreparealgodecomer—dijoJero.
—Menosmalquequeríasserdiscreto—dijoBatiste.—El servicio ya se enteró que vinisteis hace dos semanas, así que hoy
estánavisados.NiPedroniAndrés,quesonlosinquisidores,sepercatarondenada, que es lo importante. Así, por lo menos no pasaremos hambre, lasdeliberacionesdeltribunal,aveces,sonlargasysehacenpesadas—continuóJero.
—Allíestaremos—dijeronBatisteyAmadoracoro.A mediodía cada uno se fue a su casa. Al llegar a la suya, Batiste la
encontróextrañamenteensilencio.—Hola padre, ya he vuelto de la escuela —gritó, mientras dejaba los
librosenellugaracostumbrado.Silencio,nohuborespuesta.Subió inmediatamentea lahabitacióndesu
padre y se dio cuenta de que había hecho lasmaletas, porque los armariosestabanabiertosymediovacíos.Bajóalacocina,aversiestabapreparandolacomida.Tampocohabíanadie.
«¡Quéextraño!»,pensó.«Aestashorassiempreestáencasa».Derepenteobservó,encimadelarepisadelachimeneadelacocina,una
notamanuscritayunsobrecerrado.Seacercódeinmediato.Leyólanotaenvozalta.
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—«He tenido que partir con urgencia hacia Brujas. Tienes la despensallenadecomida,notefaltarádenada.Notepreocupespormí,elviajeestáorganizadoynoirésolo.Sinoregresara,ojo,tansolosinolohiciera,abreelsobre junto a esta nota y lee su contenido, pero, repito, tan solo si meocurrieraalgoduranteelviajeynovolvieraacasa.Nosvemosendosmeses.Tequiere,tupadreJohan».
ABatistelecayóunalágrimaporlamejilla.Supadrehabíaemprendidounviajepeligrosoynisiquierasehabíadespedidoenpersona, tansoloconunafríanotayunsobrecerradoque,además,nopodíaabrir.
«¿Qué no lo puedo abrir?», pensó. Le faltó tiempo para buscar unacazueladehierro,poneraguaahervir,yconelvaporquedesprendíaintentardescubrir el contenido de ese sobre misterioso sin que se notara ningunamarcaexterior.
Asílohizo,abrióconfacilidadelsobre,yleyósucontenido.Eraunacartamuylarga.Setomósutiempoycuandoterminó,teníalosojoscomoplatos,nopodía creer loque acababade leer.Miró conmásdetenimiento la carta.Sin duda era la caligrafía de su padre y la tinta estaba aún fresca. Estabarecién escrita, en eso no había ninguna duda. La volvió a leer desde elprincipio. Le llevó su buena media hora de nuevo. Estaba estupefacto,asombrado y patidifuso por su contenido, todos los adjetivos se quedabancortos.Lavidadesufamiliahabíasidounamentiradesdehacíamásdecienaños.
«Esmuyimportantequecuandoterminesdeleerestacartalaarrojesalachimenea,nopuedequedarningún testimonioescritode loque teacabodenarrar.Asumeturesponsabilidad,desdela lecturadeestacarta teacabasdeconvertirenunadulto.Siempretequerré,tupadreJohan».
Asíterminabalacarta.Evidentemente,lacartaestabaescritapensandoenque la leyera si su padre fallecía, por eso se despedía de esa manera tanefusiva.Batistenolaechóalfuego.Conmuchocuidadolavolvióaplegartalycomolahabíaencontradoensuorigen,cerróelsobreyloguardódebajodesucolchón,comosinuncalahubieraleído.
AhoraentendíaelinterésdesupadreporLuisVives.Estocambiabaporcompletolaperspectivadelareunióndeestatarde.«¡Quédigodelareunióndeestatarde,estacartacambiatodamivida!»,pensóBatiste,queteníacaradeasustadoantelatremendaresponsabilidad.
Con toda probabilidad su padre volvería del viaje a Brujas, pero él yaconocíaelsignificadodeLasdocepuertasyquiéneralafamiliaCorberaenrealidad,aligualqueelpapelqueibaajugarentodoelplan.Aunqueaúnno
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lofueraformalmente,porquesupadreseguíavivoysesuponíaquenopodíaleeresacartahastasumuerte,defactoseacababadeconvertirenlaterceraundécimapuertadelahistoriadelGranConsejo.
Teníaunnudoenlagarganta.Jamássehubiera imaginadoquiénera,enrealidad,lafamiliaCorbera,nisusorígenes.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES14DESEPTIEMBRE
—¡Rebeca!Noteesperábamosverhoyporaquí—dijoAlba.RebecaacababadeaterrizardesuviajeaMadrid.Noteníaobligaciónde
acudiraLaCrónica,yaqueeldirectorFornelllehabíadispensadodeltrabajohastalasemanapróxima,peroeranlasdiezdelamañanaylesabíamalfaltartantos días seguidos, así que se presentó en la redacción con lamaleta, sinpasarnisiquieraporsucasa.
—HolaAlba—dijoRebeca,sorprendidaporquelasecretariadeldirectorlasaludara.Habitualmenteniledirigíalapalabra.
—Teescuchamostodosporlaradio.Interrumpimoseltrabajoparaoírtuentrevista,estuvistemuyespontánea—dijoAlba.
—¡Qué vergüenza! —contestó Rebeca, ruborizándose en cuanto seimaginólaescena.
A medida que se iba acercando a su mesa, saludaba a todos suscompañeros,quenoparabandefelicitarla.
—¡Eresunaestrella!—ledijosuamigaTere,nadamásverla,dándoleungranabrazo.
—Teretienerazón,reconozcoeltalentoencuantoloveo,enestecasoencuantolooigo.Tufuturonoestáaquí,sinoenlaradio—dijoFabio,sentadoalladodesuamiga.
—¿Yaosqueréisdeshacerdemíparaquedarossolos?TeresepusorojacomounagambayFabioserio.—¡Oye!,quelodecimosportubien—protestósuamiga.La mañana se le pasó volando, mientras hablaba con todos sus
compañeros de las anécdotas de su día en la radio y contestaba todas suspreguntas.Alaunacogióuntaxiysefuehaciasucasa.Despuésdetodoelajetreodelasemana,leapetecíaalgodetranquilidad.Entróysefuehacialacocina.Sutíanohabíallegadotodavíadelacomisaría.Decidióesperarlaparacomer, además de que le apetecía verla después de haber pasado dos díasfueradecasa,teníacosasquecontarleyalgunaspreguntasquéhacerle.
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Sinpretenderlo,BartoloméBennassarhabíaabiertolacajadePandora.Sehabíalevantadolaveda.
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18DEABRILDE1524
Batiste yAmador se encontraron enfrente delPalacioReal a las siete ycuarto.NoqueríanllegartardeasucitaconJeroyconelTribunaldelSantoOficio,sobretodohoy.
—¿Estás nervioso? —preguntó Amador, viendo la cara un tantodesencajadadesuamigo.
—Nolosabes túbien—contestóBatiste,quedebíaconcentrarseenquenoselenotaranadaloqueacababadeleerhacíaunashorasenlacartadesupadre.
Seacercaronalapuerta.Elalguacil,talycomolosviollegar,leshizoungestoconlamanoparaquesedetuvieran,sindecirniunasolapalabra.Entróenelpalacio.Alospocosminutossalió,yleshizootrogesto,estavezparaqueloacompañaran.Entraron.Enestaocasiónyanolesimpresionótantolamonumental escalera como la primera vez que la vieron, ya la conocían.ObservaroncomobajabaJeroporella.
—Tenemosunproblema—lesdijo,nadamásverasusamigos.—¿Quéocurre?—preguntóAmador,preocupado.—Habitualmenteenelaladeladerecha,queeslaqueusaelSantoOficio,
nosueleestarhabitadamásqueporlosinquisidores,comoyasabéis.Cuandohe vuelto de la escuela estemediodía,me he dado cuenta de que haymásgentehospedadaenelpalacio.
—¿Han venido para las deliberaciones de Luis Vives Valeriola? —preguntóBatiste,alarmado.
—Supongoquesí,sevequesonmásimportantesdeloquesuponíamos.Quizáseaelfinaldelprocesoyvayanadecidirquéhacerconél.
—¿Pero es habitual que cuando los inquisidores discuten una sentenciahayamásgentepresente?—preguntóBatiste.
—No, no es nada habitual, pero lo he observado en otras ocasiones, encasosmuyseñalados.Porlovisto,esteesunodeellos.
—¿Yquédebemoshacer?—preguntóAmador.
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—Vayamos con sigilo hastami habitacióny no saldremosde ella hastaquenoconcluyalareuniónquevamosaespiar.Tendremosqueirconmuchocuidado,paranocoincidirenlospasillosconotraspersonas—dijoJero—.Siescuchamoscualquiercosa,porejemplo,quevienegente,nosescondemosenel primer lugar que veamos.El palacio suele estar en penumbra, así que lomásfácilesquenosedencuentadenuestrapresencia.
Subieron las escaleras y anduvieron por el pasillo. Pasaron por el salóncon la chimenea encendida, abrieron la puerta y entraron en el otro pasillohastallegaralahabitacióndeJero.Estavezelcaminoseleshizomáslargoqueenlaanteriorocasión.Nioyeronnadaniseencontraronconnadie.
—Bueno,yahemossalvadoelprimerescollo.Voyaretirarlarejilla.Aúnno son las ocho, por lo que no habrán comenzado, pero así nos vamospreparando.
Quitó los tornillos como en la anterior ocasión y dejó despejada laoquedad para poder mirar y escuchar lo que ocurría justo debajo de suhabitación.
Los tres se asomaron.La sala estaba iluminada, se veía una granmesa,peroestabavacía.Noparecíahabernadieenelinteriordelaestancia.
—Aúnnohanempezado,perosuelensermuypuntuales,asíqueapenasfaltancincominutosparaquecomiencenlasdeliberaciones—dijoJero.
Batistesehabíaquedadomirandoporelagujero.—Mirad, ahora está entrando gente en la sala. Parece que son cinco
personas.—¿Cinco?—preguntóextrañadoJero,mientrasseasomabatambién.Efectivamente,Batisteteníarazón.Habíacincopersonasenlaestancia.Jerosesorprendiódeformaevidente.—Esto sí que es extraño. Nunca había visto tanta gente en una
deliberación.Suelenestarlosdosinquisidores,avecesselesuneelfiscal,eincluso he llegado a ver a cuatro personas, pero jamás cinco —dijo,desconcertado.
—Vamosaescucharloquedicen—dijoAmador—.Parecequeprometeserinteresante.
Desde la distancia, no se les terminaban de ver las caras ni se lesdistinguía la voz, porque los ecos de la sala la distorsionaban, pero sipermanecíanensilenciosíqueentendían loquedecían,aunquenosupieranquiénhablaba.
—Buenasnoches,¿quétalelviaje?
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—Pesado,comosiempre,peroyasabéisquemañanaporlamañanapartohaciaBrujas.Esesíqueseráunviajepesado.
«¿MañanaviajaaBrujas?»,pensóBatisteconcuriosidad.«Igualquemipadre.¿TambiénestaráinvitadoalabodadeLuisVives?».
—Empecemos cuánto antes, quiero retirarme a mi habitación lo másprontoposible—dijolamismapersonaqueviajabaaBrujasporlamañana.
Dosvoceshicieronunaexplicaciónde todoelprocesoalpadredeLuisVives. Disponían de la declaración de muchos testigos, incluyendo la defamiliares directos, que le acusaban de judaizar. Hicieron referencia a unasinagogaquehabíandescubiertohacemásdeveinteaños,cuyorabinoerasuhermano, un talMiguel Vives. En un principio no lo acusó de nada, perosometidoatorturaconfesóqueLuisVivesValeriolafrecuentabalasinagogaclandestinajuntoconsuesposaBlanquinaMarch.
—¿Porquénolescapturaronentonces?—preguntóunavoz.—Luis Vives Valeriola fue apresado por el fiscal Vergara y prestó
declaración al día siguiente ante los inquisidores Monasterio y Mercado.Ambos consideraron que tan solo disponían de una vaga declaraciónacusatoria deMiguel Vives contra su hermano Luis, además obtenida bajotortura. Existían evidentes muestras de que Miguel Vives estaba mediotrastornado y su comportamiento era muy extravagante, así lo atestiguarontodos susvecinosde formaunánime, inclusomanifestaronque sumadre loencerrabaenunahabitaciónmientrasproferíagritossinningúnsentido.Nadiemás confesó haberlos visto judaizar. Los inquisidores resolvieron que notenían pruebas suficientemente sólidas para iniciar un proceso por herejíacontraélylodejaronlibrecasideinmediato.Pensarquetansolodisponíandeunavagaacusacióndeunchalado,ademássometidoatortura—dijootravoz—.LafamiliaVivesabandonólaciudadaldíasiguiente.
LavozdelapersonaqueseibaaBrujasnoparecíadeltodoconvencidaconlasexplicaciones.
—¿Esos fueron los Inquisidores relevados por el rey después deldescubrimientode la sinagoga, por su incompetenciao connivencia con losjudíos?
—Sí, el rey los destituyó de forma fulminante. Les afeó su conductanegligente. Era una mancha para el Santo Oficio que estuviera activa unasinagoga clandestina durante muchos años, bajo las mismas narices de lainquisición. Nombró a Juan de Loaysa y a Justo de San Sebastián comonuevosinquisidoresdelTribunaldeValencia.
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—¿Y qué ha cambiado la acusación ahora con respecto a hace veinteaños?
—Ahora disponemos de testigos recientes, de total confianza, que hanaportado pruebas sólidas de queLuisVivesValeriola respeta elAyuno delPerdóny siguehaciendo los rituales típicosdel shabat, sin trabajar esedía.Además, confesó que lo hacía en compañía de Joan Valeriola, DanielValeriola e Isabel Santángel. Salvo a Daniel Valeriola, que no lo hemospodidointerrogarporqueesdifunto,lehemostomadodeclaraciónatodoslosdemás, y sus declaraciones son coincidentes y contrastadas, no como haceveinteaños.Ahoratenemosuncasosólidoyconpruebascontundentes.
—¿Oshabéisservidodelatortura?—Sí,claro,perohemosseguidoelmanualalpiede la letra.Todoseha
hechosegúnelprocedimiento.Jero tomó la palabra y se dirigió a sus amigos, que seguían atentos la
conversaciónatravésdelhuecodelarejilla.—Aunquenose lespuedaver lacarani se lesdistinga lavoz, supongo
quelosqueestándandolosdatoscontraelacusadosonlosinquisidoresJuandeChurrucayAndrésPalacios.Losdemásnoséquiénson.
Siguieronescuchando.—LuisVivesValerioladebeserrelajado,nohayotraposiblesentencia—
dijounodelospresentes.Contrariamente a lo que se cree, los tribunales del Santo Oficio de la
Inquisiciónnopodíancondenaramuerteanadie,yaque tenían lacategoríade tribunales eclesiásticos. Lo que hacían eran «relajar» al condenado paraqueelbrazosecular,esdecir,lajusticiacivil,pudierapronunciarlasentenciade muerte. Si habían confesado sus penas, antes de ser quemados eranejecutadospormediodelgarrotevil,pero si eran impenitentes, esdecir,nohabían confesado sus crímenes, eran quemados vivos. La relajación teníalugardurantelosllamadosautosdefe.
—Además,loantesposible—dijounadelasvocesquehabíadadotodalaexplicación—. Llevamos casi cuatro años con este proceso y debemosconcluirlodeunavez.
LapersonaquehabíaanunciadosuviajeaBrujasselevantódelamesa,pegandounfuertemanotazocontraella.
—¿Lleváiscasicuatroañosde ineficacia,yahoraquesuhijosecasaelmesquevienequeréisquemarasupadre, justounosdíasantesdesuboda?—dijogritando.
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—Suexcelencia,entiendaquelaspruebassonconcluyentes—seatrevióadecir otra persona, con voz acobardada—, además, ya le hemos comentadoquetenemosuncasomuysólido.Suexcelenciatieneasudisposicióntodaladocumentaciónqueconsidere.
—No niego que Luis Vives Valeriola deba ser relajado, no estoydiscutiendolasolidezdelcaso,pero¿ahora?¡Nihablar!MedispongoapartirhaciaBrujasmañanamismo.
Estaba visiblemente enfadado. Continuó hablando, más que eso lo queparecíaesqueestabadandoórdenes.
—Lasentenciaseharápúblicayseejecutarádentrodecincomeses.Noquieroqueseaprovechelabodadesuhijoparamagnificaresteasunto,yadepor sí desagradable. Estos procesos no se pueden alargar tanto.Quiero queorganicéis un gran auto de fe para el próximo mes de septiembre, con, almenos,cincuentapersonas.EnélserelajaráaLuisVivesValeriola.
Todossequedaroncallados.Estabaclaroquelapersonaquehablabateníamuchaautoridad.
—¿Lohabéisentendidotodos?¿Lotenéisclaro?—repitió lamismavoz—.Noquieroquequedeningunadudademisinstrucciones.Meparecequesonmuyprecisas.
—Porsupuestosuexcelencia,todoseharásegúnsusdeseos—dijounadelasvoces,quedebíacorresponderconunodelosinquisidores.
—La reuniónhaconcluido—dijo lapersonaa laque sedirigíanconeltítulo de su excelencia—, mientras se levantaba de la mesa, visiblementeenojado.
Batiste,AmadoryJerosequedaronmirándose.—¿Quién es esa persona a la que llaman su excelencia? —preguntó
Amador,intrigado.—No lo sé,perodesde luegose tratadealguienmuy importante—dijo
Jero.Batisteestabaconfundido.—¿Quién tieneautoridadparacomportarseasíanteel tribunaldelSanto
Oficio? —preguntó, que aún estaba alucinado y, por qué no decirlo, algoacobardado.
Jero,másqueconfundido,estabapasmado.—¿Oshacéisunaideadeloquehemossidotestigoshoy?—La verdad es que ha sido todo muy extraño —dijo Amador—. Es
sorprendentevertratarasíadosinquisidores.¿Quiénseríasuexcelencia?
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—Silopensamosbien,tansolodospersonastienenautoridadporencimadelosinquisidoresdeltribunaldelaciudad—contestóJero,pensativo.
—¿Quiénesson?—Elprimero,elreydeEspañaCarlosI,ydudomuchoquesepreocupe
deestosasuntostanmundanos,ademásnolecorrespondeeltratamientodesuexcelencia. El segundo, el mismísimo inquisidor general de España, quetampococreoquesedesplacehastaValenciaparauntemamenorcomoeste.También podría ser un enviado de cualquiera de ellos, pero con muchaautoridad. Jamás he visto tratar con tanta rudeza y desprecio a los señoresinquisidores, que además parecían asustados de verdad con el varapalo queestaban recibiendo. Hemos asistido a algo extraordinario, aunque no locomprendamos—dijoJero,quetambiénestabasorprendido.
—Síque lohemoscomprendido.Osestáisperdiendoen losdetalles.Loimportante es que en septiembre condenarán a morir en la hoguera a LuisVivesValeriola—dijoBatiste—.Esohaquedadomuyclaro.
«Deberíacontarleestanoticiaamipadreynopuedo»,pensóBatiste.«EraimportantequelohubierasabidoantesdesuviajeaBrujas».
—He suspendido el refrigerio que había encargado a Jimena, lo siento.Demasiado movimiento por esta zona del palacio, no quiero que nosdescubran—dijoJero,amododedisculpa.
—Nopasanada,nosvamosya—dijoAmador—.Además, sehahechoalgotarde.
—Salgamosconcuidado.Recordar,sioísaalguienacercarse,esconderosenelprimersitioqueveáis.Estatodobastanteoscuroynocreoquenosvean—repitióJero.
Abrieron la puerta de la habitación y salieron al pasillo. Estaba encompletosilencio.Caminabandelaformamássigilosaposible.Cruzaronelsalónconlachimeneaencendida.Enunmomentodado,escucharonunruidoqueproveníadeunodelossillonesdelasala.JeroyAmadorsalieronporlapuerta lo más rápido que pudieron, pero Batiste se quedó paralizado. Allísentado,repantigadoenunodelosbutacones,habíaunapersonaqueacababadeabrirlosojosyloestabamirandofijamente.
—¿QuéhacestúenelPalacioReal?—lepreguntódemalasmaneras.Batistenoreaccionaba.Estabacomoaturdido.—¿Nomevasacontestar?—insistió.—Disculpa, no pensaba verte aquí —dijo al fin, completamente
desconcertado.Porsupuestohabíareconocidodeinmediatoasuinterlocutorynosalíadesuasombro.
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—Puesaquímetienes,comopuedesobservar.—Yaloveo.—Puesnolohasvisto.—¿Qué? —preguntó Batiste, que no comprendía ni lo que estaban
diciéndose.—Quierodecirqueestaconversaciónjamáshatenidolugar,túnomehas
vistoenelPalacioRealycuandovolvamosaencontrarnos,amiretornodeBrujas,nohablarásniuna solapalabradeello.Cuando te reencuentrescontusamigos,alasalidadeestasala,siellosmehanllegadoaversentadoeneste sillón, les dices que no me he despertado. En este caso tampoco lescontarásquemeconoces.En resumen,olvida todo loque acabadeocurrir,¿lotienesclaro?
—Clarísimo.Su cara de estupefacción todavía alcanzó un grado superior cuando
sospechóque lapersonaqueestabasentadaenel sillónycon laqueestabahablandoeralamismaalaquesedirigíancomosuexcelenciaenlareunióndelSantoOficioqueacababadeespiar.Ahorasíqueestabaenunanube.Nosabíacómoreaccionar.
«Esto no puede estar sucediendo», pensó un aturdido Batiste,completamenteboquiabierto.
«Ahoramedespertaréytodohabrásidounsueño».Noloera.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES14DESEPTIEMBRE
Rebeca se abrió una Chimay etiqueta roja, la cerveza trapista belgatostada que tanto le gustaba, mientras esperaba que llegara su tía Tote deltrabajo. Se tumbó en uno de los sillones del salón. «¡Qué placer detranquilidad!»,pensó,intentandodejarsumenteenblanco.Noloconsiguió,nopodíaquitarsedelacabezaasusdifuntospadres.
Escuchócómoseabríalapuertadelacasayenseguidavioentrarasutíaenelsalón.
—¡Has tardado poco en ponerte cómoda! —dijo Tote, mirando a susobrinarepantigadaenelsillón.Rebecaselevantóysedieronunabrazo.
—Estoyagotadaymeapetecíarelajarme—contestó.—Teescuchéenlaradio,dehecho, lohizolamitaddelacomisaría.Se
corriólavozyahoraeresunacelebridadenmitrabajotambién.¿Tecreesqueelpolicíaque tehizopasaramidespacho, laúltimavezqueviniste,mehapreguntadositienesnovio?
—Oye, pues recuerdo que no estaba nada mal —contestó Rebeca,riéndose.
—Noloestá,no,peroniseteocurraliarteconunsubordinadomío,contodoslostíoslibresquehayporahí—dijoTote,riéndosetambién.
Se trasladaron a la cocina. Su tía se puso a cocinar mientras Rebecaintentabaayudarla,aunqueeraunanegada.
—Anda, siéntate en la mesa con tu cerveza, que no haces más queincordiarenlacocina—dijoTote.
—Qué conste que lo he intentado, no me llames vaga —dijo Rebeca,mientrasledabaunsorboasuChimay.
—Nolohago,tellamoinútildirectamente—dijoTote,conunasonrisaenloslabios—.Mientrashagolacomida,porlomenoscuéntamecómotefuetudíaenlaradio.
Rebecalecontóloamablesquehabíansidotodosconella,lastremendasdiferenciasqueexistíanconLaCrónicayqueapartirdeahoraibaatenerunapequeñasecciónenlaradioundíaalasemana.
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—¿EnelprogramaBuenosdías?¿PerosiemitendesdeMadrid?—Claro, pero no necesitaré trasladarme allí. Saldré al aire desde la
emisoradeValencia.—¿Eres consciente del salto que va a dar tu carrera? Por lo visto, ese
programatienemuchaaudienciaanivelnacional,segúnmehancontadoenlacomisaría.Yonoloconocía.
—Losé,ynocreasquenomeespanta.—Aparte de la visita a los estudios radiofónicos, ¿qué más hiciste en
Madrid?—EnelviajedeidacoincidíeneltrenconCarolinaAntón,¿teacuerdas
deella?—¡Claro,quécasualidad!¿Ibaaverasupadrealaembajada?—Si, había organizado una recepción para un historiador francés muy
famoso,unhispanistadereconocidoprestigiointernacional.—¿Nomedigasqueteinvitóasemejantetostón?—Lohizo.—¿Yfuiste?—¡Puesclaro!—¡Asícómovasaencontrarnovio!Seguroquetodoslos invitadoseran
muyaburridosymayoresdesesentaaños.—Losdesesentaeranlosjóvenes—contestóRebeca,quenosabíacómo
decirle a su tía que se había encontrado con Joana en Madrid, así que sucomentariolevinoalpelo.
—Loqueyotedecía,unareunióndeilustresjubilados.—Bueno,todosnoeranjubilados.Habíaunainvitadaque,curiosamente,
tútambiénconoces—dijoconciertomisterioRebeca.—Aver,¿quiénpuedeasistirasemejantebodriodeactoqueyoconozca?
—preguntóconcuriosidadTote.Rebecalediolanoticia.—Joana—contestó,conlavozmásimpersonalquepudoimitar.Toteabriólosojoscomoplatos.Le informóde su encuentro casual y lo que le contó, que ella no había
sido la personaquehabía informado aTaniaRivesde los progresos en susinvestigaciones,cuandoestabanbuscandoelárbolmilenariodelsaberjudío.
—Medijo que te llamaría cuando llegara aEstadosUnidos—concluyóRebeca—, en septiembre, tal y como se había comprometido cuando semarchó.
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—Eso no es lo importante ahora mismo. ¿Has pensando en lasrepercusionesdesurevelación?—preguntópreocupadaTote.
—Laverdadesquenohetenidotiempo,peroestáclaroquetenemosuntopoenelSpeaker’sClub.
—¿No decías que conocías la existencia de la séptima puerta, queformabapartedetuclub?
—Si, eso creo, pero esa persona no tenía ninguna relación con TaniaRives. No me cuadra para nada que sea el topo que le pudiera filtrar esainformación.
—¡Puesquébien!¿EntonceshayunmiembrodelGranConsejoyuntopodentrodelSpeaker’sClubalmismotiempo?Casinada.Tugrupodeamigostienemásagujerosqueunquesogruyère.¡Cómoparafiarsedeellos!
Rebecapermanecióensilencio.—Hayotracosaquetepreocupatodavíamás,¿verdad?—preguntóTote,
alverasusobrinaconesaexpresiónenelrostro.—¿ConocesaBartoloméBennassar?—preguntóRebeca.
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5DEMAYODE1524
Johan Corbera, después de muchas vicisitudes, por fin llegó a Brujas.Habíasidounviajepesado,talycomohabíaprevisto.Losdosprimerosdíaslosdedicóadescansar,prefiriónovisitarasuamigoLuisVivesdeinmediato,aprovechandoquetampocolehabíadichocuandoibaallegar.
Al tercer día se dirigió a la residencia de los Valldaura, situada en elcentrodelaciudad.Eraunpequeñopalacetecuyolujosecorrespondíaconlaacomodada vida que llevaba la familia, a cuya cabeza estaba BernardoValldaura, conocido comerciante valenciano que gozaba de excelentereputación en Brujas. Todos eran de origen judío. Había tenido tres hijosvaronesyunamuchacha,Margarita,queahoracontabacondiecinueveañosyqueenunassemanasseibaaconvertirenlaesposadesuamigo.
Preguntó por Luis Vives y, en cuanto se vieron, se fundieron en unabrazo.Hacíadosañosymedioquenoseveíanenpersona,desdelaúltimavezque Johan lovisitó, cuando todavía residíaenLovaina.Loencontróuntanto desmejorado, estaba claro que su estancia en Inglaterra no le habíasentadodemasiadobien.Asíselodijo.
—Puessiahorateparezcomásdelgado,teníasquehabermevistohaceunmes, cuando llegué aBrujas desdeOxford.Ahora, con los cuidados demifuturaesposaysumadre,heengordadoalgunoskilos—lecontestó.
—Siempretehangustadolasbuenasviandasylosmejoresvinos—dijoJohan—.MeimaginotusufrimientoenInglaterra,dóndenohaynadadetodoeso.
—¿Cómoestámipadre?—Tu padre está enfermo y preso desde hace dos años.No saldrá de la
TorredelaSala.Metemoque,comomuytardeenseptiembre,searelajadoyquemado. Con respecto a eso, no hemos podido hacer nada. No te voy aengañar,notenemosningunaesperanza.
—¿Ymishermanas?¿Cómoestán?—Beatriz y Leonor sobreviven como pueden y agradecen la ayuda
económica que les enviaste. Gracias a ella pudieron conservar la vivienda
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familiarytodossusmueblesdelasgarrasdelaInquisición.—¿YIsabel-Ana?Nolahasnombrado.Johanhizounapequeñapausa.Notabalaangustiadesuamigo.—Lo siento Luis. Lamento decirte que falleció hace casi un año, en
concretoeldía31demayode1523,domingodelaTrinidad.Luisselevantódelasilla,cubriéndoselamanoconsusmanos.—¡Porfavor,eramuyjoven!—selamentó.—Nisiquierasellegóadesposar,falleciódoncellacondieciséisañosde
edad.—¿LamalditaInquisicióntambién?—preguntó,coninmensatristeza.—En este caso fue la voluntad de Dios, aunque al Santo Oficio no le
hubieraimportado.Muriódepestilencia.—Como mi madre Blanquina, hasta en la muerte se han terminado
pareciendo—dijoLuis,queestabaalbordedelllanto.AunqueIsabel-Anaeraapenas un bebé de un año cuando abandonóValencia, le tenía un especialcariñodesdeladistancia,porquetodosledecíanqueseparecía,encuerpoyalma,asumadreBlanquina,alaquesiemprehabíavenerado.
Conrespectoasupadre,habíaenviadocartasa todas laspersonalidadesconinfluenciasqueconocía,desdeelreyhastaelmismísimopapadeRoma.Comosuponía,nohabíanservidodenada.Habíarecibidoamablesrespuestas,perovacíasdecontenidoysinningúnefectopráctico.
Decidiócambiarde tema,pensar en su familia lederrumbaba.LecontótodaslasvicisitudesdesusupuestoviajeaEspañaaprincipiosde1523,ydecómoelcardenalWosleyhabíamaquinadoparaquesequedaraenInglaterra,aprovechandounaescalaimprevistaenelpuertodeDover,aconsecuenciadeunagalerna.
—Imprevistaparati,porqueparecequeeltaimadocardenalloteníatodopreparado—dijoJohan—.Estoysegurodequehastalatempestadfuecosadeél.
—Séquenole tienesmuchassimpatías,peroWosleycumplió todassuspromesas. Envió dinero a mis hermanas para que pudieran mantener lavivienda familiar y soy catedrático de latín y griego en el Colegio CorpusChristi, en la Universidad de Oxford. Estoy levantando el estudio de lashumanidades en Inglaterra, y asisto con frecuencia a eventos socialesorganizadosporel reyEnriqueVIIIyCatalinadeAragón,almargendemiestrecharelaciónconTomásMoroysufamilia.Sepuededecirquesoyfeliz.
Johansequedómirandoasuamigocondetenimiento.
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—DiscúlpameLuis,perono loparecesenabsoluto.Soytuamigodesdehacedieciséisaños,cuandoapenaserasunniño.Hasperdidoesachispaquesiemprehastenidoentusojos.Ahoraestánapagados.
—Esciertoquenomeadaptoalclimainglés,notienenicomparaciónconel valenciano, ni siquiera con el gris de Flandes. Tampoco ni yo ni miestómagosehanadaptadoa lacomidade las islas,meprovocanproblemasintestinales de forma continua.A veces es una auténtica tortura yme pasodíasenterosconunosdoloreshorribles.
—Luis,escúchameconatención.Ahora tevasacasar,vasaformarunanueva familia, que además son de origen valenciano. Tendrás que tomardecisionesacercadetuvidafutura.
—YaveoquenoterindesentuintentodequevuelvaaEspaña,¿no?—¿TengoquerecordartequeereselnúmerounodeunGranConsejoque
seencuentraparalizadoportuculpa?—Enesoteequivocas—contestóLuis,conunamagodesonrisaincierta.—¿EnqueelGranConsejoestáparalizadoportuculpa?—No,enlootro.—¿Enquéotro?—Yanosoyelnúmerouno.LacaradeJohanCorberaeratodounpoema.—¡Qué dices! ¿Y cuándo me lo pensabas contar? —preguntó Johan,
absolutamentesorprendidoporlarevelacióndeLuis.—Ahora,enmiboda.Sabíaquenotelaperderías.—¿Aquiénhasiniciado?Notieneshijos.—Eso te locontarémásadelante,nohay tantaprisa.Primero tengoque
informartedealgomuchomás importante,ahoraque tengoclaroque jamásvolveréapisarsueloespañol.
—¿MásimportantequelaidentidaddelnúmerounodelGranConsejo?—Paranuestradesgracia,muchomás—contestóLuis,conuntonodevoz
quereflejabatristeza—.¿RecuerdascómonosdespedimoslaúltimavezquenosvimoselLovaina?
—Sí, me dejaste intrigado con una revelación que no había llegado elmomentodehacerme.
—Puesyahallegadoesemomento.Ahoraesprecisoquelaconozcas.—Soytodooídos—dijoJohan,quenoseexplicabaquépodíaseraquello
tanimportante.Luissiguióhablando.—En 1508 viniste a buscarme a mi casa en Valencia porque no
encontrabas a nadie delGranConsejo, ¿lo recuerdas?Apenas era un joven
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cargadodeideasquenadieparecíacomprender.—¡Cómo lo voy a olvidar!Fue elmismodía en que nos conocimos—
contestóconciertaemociónJohan.—¿Recuerdastambiénquéesloquetecontestéyo?—Si,quehabíaocurridounincidenteunosañosantesenelGranConsejo,
pero no quisiste contármelo, dijiste que ya llegaría el momento de que losupiera.
—Puesyahallegado,yatenemosdosmomentosydossucesosclave.Se hizo el silencio entre ambos. La tensión se podía cortar con un
cuchillo.Luiscontinuóconlaexplicación.—Lo que vas a escuchar te hará entender algunos acontecimientos
pasadosquequizánocomprendierasbien.—¡Venga!Cuéntamelodeunavez,noledesmásvueltas.—Allávoy,notesorprendasporloquevasaescuchar.Enmarzodelaño
1500,elSantoOficioirrumpióenplenacelebracióndeunareunióndelGranConsejo. Se produjo una desbandada general, incluso algún miembro fuearrestadoydespuésquemadoenlahoguera.
Johanestabaespantado.—¿Quénomesorprenda?¡Eshorrible!—Peroesonofuelopeor.—¿QuélaInquisicióndescubrieraunareunióndelGranConsejonofuelo
peor?—preguntóalucinadoJohan—.¿Yquéfue?—Lomásrelevantedeaquelloshechosfueladecisiónquetomómimadre
Blanquina,que,comosabes,eraelnúmerounoenesemomento.—¿Ycuálfueesadecisión?—LadisolucióndelGranConsejo.Poresonolosencontrabas.¿Sabespor
qué?Porquedesdehacemásdeveinticuatroañosquenoexiste.NohayGranConsejoenlaactualidad.
—¡Qué me estás diciendo! ¿Y quién cuida del árbol que, con tantocuidado,ocultamosnosotros?
—Tansolotú,nadiemás.JohanCorberaestabaescandalizado.—¡Pero eso no puede ser! ¡El Gran Consejo debe ser reconstruido de
inmediato!LuisVivesestabamuyserio.—Esonoeslomásgrave.Aúnhaymás.—¿Másgrave?—preguntóJohan,conlacaradesencajada—.¡Perosi lo
queme acabas de contar es catastrófico!Me acabas de contar que elGran
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Consejonoexistedesdehaceveinticuatroaños.—Continuaremos con la conversación antes de que abandones Brujas.
Aún quedan tres semanas para mi boda. Disfruta de la ciudad y de lahospitalidaddelafamiliaValldaura,yatendremostiempodeseguirhablando.
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ENLAACTUALIDAD,VIERNES14DESEPTIEMBRE
—¿Bartolomé qué? No me suena de nada. ¿Se supone que tengo queconoceraeseseñor?—preguntóextrañadaTote.
—Era muy amigo de mi madre, es decir, de tu hermana —contestóRebeca—,asíquesuponíaquelodeberíasconocer.
—¿Cómosabesqueeranamigos?Jamáshabíaescuchadosunombre.—MelodijoelpropioBartoloméBennassar,inclusoestuvoresidiendoen
nuestracasadurantedosmeses,cuandoyoteníaunañodeedad.—Puesnotengoniideadequiénes,nuncamelopresentaronytampoco
debimoscoincidirenningunaocasión.Rebecaabordóel temadelquequeríahablar,el temaquelepreocupaba
deverdad.—¿Porquénuncahablamosdemispadres?—preguntó.Tote se quedó mirando a su sobrina. Siempre habían evitado esa
conversación, pero ya había pasado mucho tiempo de aquel desgraciadoaccidenteyRebecasehacíamayor.Eralógicoquelaspreguntasbrotarandesumente.Alfinyalcabo,teníaderechoasaber.
—Pronto cumplirás veintidós años, creo que ha llegado elmomento dequeteentreguealgoqueerademihermana,detumadre—dijoTote.
—¿Quémeentreguesalgo?—preguntóextrañadaRebeca.—Cuandosucedióelaccidente,todopasómuyrápido.Vivíasfelizcontus
padres,yderepente,conapenasochoañosdeedad,tuvistequetrasladarseavivirconunatíaque,asuvez,compartíaelpisoconotramujer,supareja—empezóacontarTote.
—Tía,yasabesqueesacuestión…—empezóadecirRebeca.—Yaséquejamásteimportóydesdebienpequeñalovistesnormal.Ya
medabacuenta,noeraidiota—lainterrumpióTote—.Nolodecíaporeso,queríaexpresarquetuuniversocambiódeunamaneraradicaldeundíaparaotro.Aquellodebíasermuyduroparaunaniñadeochoaños,aunquefuerastú.
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—Medabaperfectamentecuentadeloqueocurríaamialrededor,aunquenolocreas.
—Me lo creo y tambiénme daba cuenta. Eres hija de tu madre, en lofísicoy en lo intelectual.Aunqueesunapalabraque jamásmehagustado,erasunasuperdotadaysetenotabaperfectamente.Enaquellosdías,tusochoañoseran losquincedecualquierotrapersona.Erasyeresextremadamenteinteligente,peroaunasífuerondemasiadoscambiosenmuypocotiempo—intentóexplicarTote—,yradicales.
Rebeca sequedómirandoa su tía, intentandocomprender loquequeríatrasmitirle.
—Enelfondoséloquequieresdecir.Comprendíaperfectamenteloqueestaba pasando, era consciente de mi nueva situación desde el primermomento,peroesciertoquetuveunapequeñaépocadeconfusióninterior,nopornosaberloqueocurríaamialrededor,sinoporpensarquenomerecíaloquemehabía pasado—dijoRebeca—. ¿Por qué amí?Esa era la preguntaquemehacíayquememartirizaba.
—Se te notaba, por eso decidí que ya llegaría el día en que tendríamosestaconversación,saldríadeformanatural.
—Puesyahellegadoesedía.¿Quéocurrió?Toteintentómedirsuspalabras.—Pornohacerlomuy largo, el coche en el queviajaban tuspadres fue
embestidoporunconductorborracho.Tupadre,queibaalvolante,fallecióenelacto.Mihermana,tumadre,lohizoenelhospitalunashorasdespués.Norecuperóelconocimiento,ni siquieramepudedespedirdeella—dijoTote,conlágrimasenlosojos.Aunquehabíapasadomuchotiempo,losrecuerdosaúnerandolorosos.
Rebecalazólapreguntaquelepreocupaba.—¿Ibaalguienmásenelcoche?Totepusocaradeextrañeza.—¿Quépreguntamásraramehaces?¡Puesclaroqueno!—contestócon
rotundidad.ARebeca le llamó la atención la vehemencia de su tía en la respuesta.
Conunsimple«no»hubierabastado.«¿Porquélagentealaquelehagoestapreguntareaccionademaneratanexageradayfueradelugar?»,pensó.Noeranormal.
Rebecasaliódesuspensamientosycontinuólaconversación.—Me estabas diciendo que había llegado el momento de que me
entregarasalgoqueerademimadre.
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—Si, durante estos años lo he guardado con mucho cariño, pero enrealidadtepertenece—dijoTote,mientrasselevantabaydesaparecíaporelpasillo de la casa.Almomento estaba de vuelta.Dejó una especie de libroencimadelamesa.
—¿Quéesesto?—preguntóRebeca,casisinatreverseniamirarlo.—Es el álbum de fotos familiar. Está como tumadre lo dejó, no lo he
tocado durante todos estos años —dijo Tote—. Consideré que era mejoresperaruntiempoparaquelotuvieras.
Rebecanoreaccionaba,sequedómirándolo,sinsabersiabrirloono.Alfinallohizo.Fuepasandopáginaporpágina,sindetenersedemasiadoenlosdetalles, ya lo haríamás adelante.Había fotos de ella desde bebé hasta losochoaños,consuspadresyconotraspersonas.Reconocióenvariasdeellasalos padres de Carolina, incluso en otra estaba en brazos de BartoloméBennassar.
Sedirigióasutía.—Este señor es el profesor Bennassar, la persona de la que te hablaba
haceunrato—dijoRebeca,mientrasloseñalaba.—Habíavistolaimagen,peronoloconocía,nosabíaquiénera.—Hayfotosrotas,elálbumnoestádemasiadobienconservado.—Losé,peroasíloteníatumadre.Selollevabaconellaatodaspartes,
poresoestábastanteajado—respondióTote.Rebecateníalosojosllorosos.—Hayfotospreciosas,parecíamosunafamiliafeliz—dijoRebeca,quese
notabaqueestabamuyafectada.—Lo erais, por eso consideré no dártelo hasta que tuvieras la edad
suficienteparaasumirlo.—Podías haberlo hecho antes tía, voy a cumplir veintidós años—dijo
Rebeca,amododereproche—.Hacemuchotiempoquedejédeserunaniña.—Laverdadesquesí,peronuncavielmomentooportuno,losiento—se
disculpóTote—.Supongoqueyotambiénteníamismotivossentimentales.—No,no tepreocupes, séque tu intención siempreha sidoprotegerme.
No tienes por qué disculparte. La que debería pedir perdón soy yo—dijoRebeca.
—¿Porquédiceseso?—¿En serio me lo preguntas? Porque por mi culpa has roto con dos
parejas,conSandrayconJoana.Nopuedoevitartenerlasensacióndequelagentequeestáamialrededornoseráfelizjamás.Escomounamaldición.
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—¡Vaya tontería acabas de decir! —contestó Tote—. Ni se te ocurrapensareso.
—Tía,¿sabíasquemimadreeralaundécimapuerta?—preguntóRebecadeformaaparentementeinocente.
—No.HastaquetúnomelodijistenosabíanadadelGranConsejonidelárbol—contestóTote.
«¿Porquénomedicelaverdad?»,sepreguntóRebeca,sorprendidaporlamentiraquenocomprendía.
«Supongoquecadacosallegaráasudebidotiempo»,pensó.Nolefaltabarazón.
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26DEMAYODE1524
JohanCorberasededicódurantetressemanasahacerturismoporBrujasy adisfrutarde lahospitalidadde la familiaValldaura, tal y como lehabíaindicadosuamigoLuis.Laciudaderapreciosa,ysecomíamuybien.Apesarde que no se podía quitar de la cabeza las revelaciones que le había hechoLuis, había disfrutado de su estancia. Ahora entendía algunas cosas, entreellasqueelGranConsejoparecieradesaparecido.Noesquepareciera,esque,enrealidad,loestaba.Segúnsuamigonoexistía,lohabíadisueltosumadreBlanquina, aunque a Johan le costaba comprender losmotivos. Se suponenquedebíanprotegerelárboljudíodelsabermilenario,ysinoexistíannolopodíanhacer.
Perohoynoeraeldíaapropiadoparapensarenesascuestiones.Hoysecasaba Luis Vives con Margarita Valldaura. Era todo un acontecimientosocial en Brujas, y habían venido personalidades de todos los rincones deEuropa.Losesponsales se ibanacelebrarpor todo loalto, apesardeLuis,cuyatimidezlehabíallevadoanoinvitaraamigoscélebrescomoelpropioErasmodeRóterdam.
—SeñorCorbera,tieneunanota.Johansesobresaltóysaliódesuspensamientos.Uncriadoleportabauna
carta.—¿Quiéneselremitente?—DonLuisVives,señor.«¿Luismeenvíaunanotaelmismodíadesuboda?»,pensóJohan.Había
estado tres semanas en Brujas sin hacer apenas nada, y ahora, unas horasantes de su enlace matrimonial, le mandaba una carta. La abrió concuriosidad.
«EnunahoranosvemosenlaIglesiadeSanSalvador».Desdeluegolanotaeraescueta,¿habríaocurridoalgo?Selepasóporla
cabezaquesuamigosehubieraarrepentidodelabodayestuvieraideandounplan de escape. «Es absurdo», se dijo, pensándolo mejor. «Nome hubieracitadoenunlugartanconcurrido».
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Aúnerapronto,peroJohandecidióiryendoalaiglesiadandounpequeñopaseoporlaciudadysuscanales.Nosecansabadeverla,Brujaserapreciosa,sindudalaciudadmásbonitadeFlandes,conpermisodeGante.
Entró en la Iglesia de San Salvador. Era una de las más antiguas deBrujas,despuésdelaCatedraldeSanDonaciano,lamásgrandedelaciudadydelaespectacularIglesiadeNuestraSeñora,consutorredeladrillo,queeraunadelasmásaltasdelmundo.
Entró en la iglesiay se sentó.Aún faltabanquinceminutospara su citacon Luis. No habían pasado ni diez cuando vio a su amigo entrar por lapuerta. Le hizo un pequeño gestó y acudió a su encuentro. Se saludaron yLuissesentóalladodeJohan.
—¿Tehasvueltoloco?¡Tecasasencuatrohoras!HeestadotressemanasenBrujassinhacerprácticamentenadaynisiquieranoshemosvisto.Mehasignoradoy,ahora,derepente,mecitasapenasaunashorasdetuboda.¡Estáschalado!
—Queríaesperaralúltimomomento.—¡Desdeluegoquelohashecho!Unpocomásy,sealoquesealoque
metienesquecontar,lohacesenelaltar.—¿HasdisfrutadodetuestanciaenBrujas?—preguntoLuis.—¡Porsupuesto!Esunaciudadúnica,peronotevayasporlasramas.No
tenemosmuchotiempo,porlomenostú.Enbrevetodoelmundoempezaráapreguntarporti.
—Esciertoytengocosasimportantesquecontarte.—¿Más importantes que el Gran Consejo no existe? Aún estoy
conmocionadoporlanoticia.—Ytanto.—Puesempiezaahablar.—¿Te acuerdas cuándo ocultamos el árbol del sabermilenario judío en
Valencia,hacedieciséisaños?—Claro queme acuerdo, ¡cómome voy a olvidar!Nos acabábamos de
conocer.—¿Te acuerdasque creamosunmensaje secreto, y lo dividimos endos
partes,ycadaunodenosotrossequedóunadeellas?¿Recuerdasquetambiénlodividimosendiezpartes,paraqueyoseloentregaraacadamiembrodelGranConsejo?—preguntóLuis.
—Claro que me acuerdo. Es el procedimiento establecido según lasnormasquecrearonlosfundadoresdelGranConsejo.
—¿YquéesloquetecontécuándollegasteaBrujas?
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Johansequedópálidocuandocomprendióquéqueríadecirlesuamigo.—¡No repartiste la décima parte delmensaje a cadamiembro delGran
Consejoporquedesdeelaño1500noexistía!—exclamóJohan—.¡Tumadre,elanteriornúmerouno,lohabíadisueltohaceveinticuatroaños!
—No grites, que la gente de alrededor nos mira. Solo falta que mereconozcan—dijoLuis.
—Pero eso es una catástrofe —dijo Johan, tapándose la cara con lasmanos.
—EsoyalodijistecuándoteinforméquenoexistíaelGranConsejo.—Sí,peronohabíacaídoensusconsecuencias.Segúnesto,ahoratansolo
sabemoselemplazamientodelárboljudíodospersonas,túyyo.Nadiemás.—Aunqueamedias,teequivocasotravez.¿Norecuerdasquetedijeque
ya no soy en número uno? En realidad,mi parte delmensaje la conoce elnuevonúmerounodelGranConsejo.En cambio, tumitad delmensaje tansololaconocestú.
Johansonrióporprimeravezdesdequeiniciaronlaconversación.—Ahoraelqueteequivocaserestú—dijo.—Noteentiendo.—Ya no soy joven, este viaje que emprendí a Flandes por tu boda es
peligrosoentiemposdeguerraynosésiregresaréaEspaña.Dejéunsobreescrito a la atención de mi hijo Batiste, con todas las explicaciones y susfuncionescomonuevonúmeroonce,conlaúnicacondicióndequetansololoabrierasinovolvía,esdecir,sifallecíaduranteelviaje.
—Entoncesaúnnolohabráabierto.—TúnoconocesaBatiste.Nadamásverelsobre,loprimeroquehabrá
hechoesabrirlo.Enconsecuencia,tampocosoyelnúmeroonceahoramismo.Yalodebesermihijo.
Luisempezóareírse.Lagenteenlaiglesiasegiróamirarlos.—¿Tedascuentadelaironía?EstamospreocupadosporelGranConsejo
yporelárbol,yni túereselnúmeroonceniyosoyelnúmerouno.Yanosomospuertas,nosomoselKeteryelDaat,nisiquierapertenecemosalplan.
Johansonriótambién,peronodejabadeestarpreocupadoportodoloquesehabíaenterado.
—¿Y quién es el número nuevo número uno del Gran Consejo, si sepuedesaber?—preguntóconcuriosidadJohan.
—Ledijequesepusieraencontactocontigo,¿nolohahecho?—No,porlomenossilohahechonomeheenterado.—¡Quéraro!Yahapasadobastantetiempo—contestóextrañadoLuis.
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—¿Cuántoesbastantetiempo?—Másdeunaño.—¿Yenmásdeunañoelnuevonúmerounonohaconsideradooportuno
ponerseencontactoconmigo?—preguntóJohan—.Esmásqueextraño.—Síqueessorprendente.—¿Yaquiénhaselegidoparasemejantehonororesponsabilidad,según
lomiremos?Luisledijoelnombre.Encuantoloescuchó,Johanselevantódegolpedelasientoenlaiglesia.
Sucarareflejabaunprofundoterror.—¡Por Dios Luis! ¿Qué has hecho? —acertó a decir, medio
conmocionado.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO15DESEPTIEMBRE
Rebecasedespertóa lasocho,apesarde ser sábadoypoder levantarsemástarde.Seasomóalaventana,hacíaundíamagnífico.DecidióiracorrerporlazonadelaplayadelaMalvarrosaydeLaPatacona,yaentérminodeAlboraya, un lugar paradisiaco.Cada vez que corría por esa zona no podíaevitar evocar al pintor Joaquín Sorolla y a sus óleos, con esa luz y esoscolores típicosdelMediterráneo.Rebecapensóqueno sabría vivir sin esassensaciones.
SeacordódesuamigaCarlota,nohabíanhabladodesdeelfallecimientodesumadre.Nosabíanadadeella.Considerómandarleunmensajeparaquese viniera a hacer deporte con ella, pero después de la paliza que le habíadadoelsábadopasado,pensóquenisiquieralecontestaría,ademástampocosabíacómoseencontrabaanímicamente.Decidiópasarporsucasayhacerleuna visita, al fin y al cabo, vivía al lado de la playa de laMalvarrosa y lepillabadecamino.También recordabaquecuando sedespidieron, laúltimavezquesevieron,ledijoque,cuandotodoeltemadelamuertedesumadreacabara,queríahablarconella.Recordabaquehabíaempleado laexpresión«alucinante».
«Decidido,mevoyapasarporsucasa»,pensóRebeca.Llegóyllamóaltimbre.LeabriósuhermanaRocío.Seabrazarondurante
uninstante.Ledijoquesesentaraenelpatio,queibaaavisaraCarlota,quepermanecía encerrada en su habitación, como toda la semana. Rebeca sepreocupóporsuamiga.Ensilenciosesintióculpabledenohaberlemandadoniunsolomensajeparapreguntarlecómoestaba.Lavoráginedelasemanalehabía absorbido. Vio a su amiga bajar por las escaleras. Tenía una caraespantosa.
—Carlota,¿cómoestás?—preguntó,mientrasabrazabaasuamiga.—Yameves,nodemasiadobien,pordeciralgo.—Perdonaquenotehayamandadoniunmensaje,heestado…—empezó
adisculparseRebeca.
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—… muy ocupada, lo sé —la interrumpió Carlota—. Te escuchamostodosporlaradio,estuvisteentulínea,fantástica.
—Ya sabes que contigo soy sincera. Viéndote ahora, estoy un tantointranquila.
—Puesnotepreocupespormí,enrealidadcreoquetengocasisuperadoelfallecimientodemimadre.
—Disculpa, noquiero ser descortés, pero no lo parece en absoluto—lecontestóRebeca,mirándoladearribaabajo—.Túeresunavitalistay ahoraparecesunafantasmadetimisma.
—Graciaspor losánimos—dijoCarlota—,ypor tusinceridad,peromiaspectoactualnotienenadaqueverconlamuertedemimadreexactamente.
—¿No exactamente? —preguntó extrañada Rebeca, sin comprender laexpresióndesuamiga.
—No—contestóCarlotaconrotundidad.—Te iba a ofrecer venirte conmigo a correr, pero ¿prefieres que
hablemos?—Laverdadesquesí,teloagradecería.Noespornohacerdeporte,que
sabesquemeapasiona—dijoCarlota,conunamuecaensurostroqueparecíasimularmediasonrisa.
—Losé,notienesnadaqueagradecerme—dijoRebeca,algoaliviadaporverquesuamiganohabíaperdidodeltodosusentidodelhumor.Enrealidad,Carlotaodiabaeldeporte.
—Subamosamihabitación.«¿A su habitación?», pensó Rebeca. Le pareció extraño, nunca habían
habladoallí,siempresehabíansentadoenelcorralopatiodelavivienda,unazonamuyagradablealairelibre,dóndeseencontrabanahora.
—Noteextrañesporquetepidaquesubasamihabitación—dijoCarlota,mirandoasuamiga—.Enunmomentocomprenderáselmotivo.
—Nomeacordabaquenotepuedoescondernada,sabesleermimente—contestóRebeca,intentandoanimarasuamiga.
—Tumenteno,leotusexpresiones—contestóCarlota,sonriendo.Rebecanuncahabía entrado en suhabitación.Era sencilla, aunquemuy
amplia.LadecoraciónparecíadelsigloXIX,incluyendolacama.—Lamirascomosifueraunmuseo—dijoCarlota.—Esque lo es.Son losmueblesoriginalesdecuándo seconstruyóesta
casa,¿no?—Sí.Todalacasaestáamuebladaasí,exceptoloselectrodomésticos,que
evidentemente son modernos. Nos han hecho muchas ofertas por ellos,
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incluso alguna absurdamente elevada por la cerámica de la cocina, peromimadresiempresenegóavendernada—leexplicóCarlota—.Ynoesporquenonecesitaraeldinero,noshubieravenidobien.
—Puesacertódepleno.Apenasquedancasastradicionalescomolatuya,enesteestadodeconservacióntanbueno.
—Anda,vayamosalgrano,nohemossubidoamihabitaciónparahablardeladecoracióndemicasa.Elmotivodeestaraquí,lasdossolas,esquenoquieroquemishermanosescuchenestaconversación.
—Eso yame lo imagino, lo que no sé si es por el huevoKinder de lafiestaenmicasaoporloquemedijistelaúltimavezquenosvimos.
Carlotasonrió.—¿Aún no has adivinado lo que desentonó de forma estridente en el
tentempié de tu casa del sábado pasado?—preguntóCarlota, haciéndose lasorprendida—.Fueextrañoysorprendentealmismotiempo.
—Notengoniidea,teloprometo—dijoRebeca.—Bueno,puesahoraesonoimporta,yatelocontaréenotraocasión.No
eslarazónporlaqueestamosaquíyahora.—¿Yaquésedebeentonces?—Mimadre,pocoantesdemorir,pidióhablarconmigo.—¿Yqué tiene eso de extraño? Supongo que querría despedirse de sus
hijos,sabiendoquesemoría.—Nomeescuchas.Pidióhablarconmigoasolas.—¿Asolas?¿Ytushermanos?—preguntóextrañadaRebeca.—Esomismoledijeyo,peroinsistióenhablarconmigosinlapresencia
deellosdos—dijoCarlota.—Esosíqueesraro.—Mecontóunaseriedecosasabsolutamentealucinantes.Aúntengoque
procesar algunas de ellas que no terminé de comprender. El oncólogo leacababadevisitar,yconociendosumuerteinminente,lehabíaadministradouna cantidad considerable de sedantes, así que su conversación no era deltodocoherente,alfinalparecíaunaviejaloca.
—¡Oye,unrespeto,queeratumadre!—dijoRebeca.—Esaeslacuestión,quenoloera.Rebecasequedómirandoasuamiga.—¿Quédices?—preguntóRebeca,sincomprenderla.—Quemimadrenoeramimadre,nimipadremipadre,nimishermanos
mishermanos.—¿Quéquieresdecir?—preguntóRebeca,sincomprendernada.
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—Que soy adoptada, eso es lo que precisamente mi madre me queríacontarantesdemorir,sinquelosupieranmissupuestoshermanos.
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—¿Porquéponesesacaradeaterrado?—preguntóLuisVives.—¿TúsabesaquiénhasnombradonúmerounodelGranConsejo?—Le
devolviólapreguntaJohanCorbera.—¡Puesclaro!Esunbuenhombre,noveodóndeestáelproblema—dijo
Luis, que no entendía la negativa reacción de su amigo—. Lo conozco dehacemuchísimotiempo.
Johannosabíacómoenfocareltema,eraunacuestióndelicada.—¿No te extraña que desde hacemás de un año no se haya puesto en
contactoconmigo?—preguntó—.Yvoymásallá,¿sehapuestoencontactocontigodesdequelonombraste?
—No,peroquenosecomuniqueconmigoesnormal.Loextrañoesquenolohayahechocontigo.¿Estássegurodeello?
—Luis, por favor, por supuesto que estoy seguro. Además, seríaimposiblequelohiciera—dijoJohan,conunacaradeespanto.
—Portuexpresión,cualquieradiríaquehenombradoaunfantasma.—Esoesprecisamenteloquehashecho.—¿Quéesloquedices?Noteentiendo.Explícatedeunavez.—DonBertránfallecióhacemásdeunañoenNantes,enunaemboscada
del ejército francés. A pesar de que en 1522 organizó tu viaje en barco aEspaña por motivos de seguridad, él intentó volver por vía terrestre,ignorandolospeligrosdelaguerraconFrancia.
Luissequedóimpávido.—Me dijo que tenía cuestiones urgentes que atender en España y que
debíaretornarcuántoantes,porellonosepodíaesperaralafechaprevistadepartidadelbarco—acertóabalbucear.Parecíaimpresionadoporlanoticia.
—Tansolopudohuirdelaemboscadaunmiembrodesuséquito,quefuecapaz de llegar a España y contar la historia. El rey francés Francisco I senegóadarlecristianasepulturayquemósucadáverpúblicamente.
—Es terrible—dijoLuis, conunamuecadeespantoen su rostro—.Loinvitéamiboda,sesuponequetienequeacudir.
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—¿Cómo quieres que acuda si está muerto? ¿No te extrañó que no tecontestaraalainvitaciónniconfirmarasuasistencia?¿Aquénolohahecho?Seríaunverdaderomilagro.
Luissequedóensilencio,parecíasinceramenteconmocionado.—¿Te das cuenta? Ahora no solo no existe el Gran Consejo, tampoco
tenemosnúmerounoylonecesitamosparasureconstrucción.—Elunoyelonce—balbuceóLuis.—Exacto.Debesnombraraotrapersonacuantoantes—lepidióJohan.—Nopuedo—contestórotundoLuis—.Esimposible.—¿Porqué?—Porquedesdequedesignéaotronúmerouno,yodejédeserlo.Yano
pertenezcoalGranConsejodesdehacemásdeunaño.Nopuedonombraranadieporquenotengoningunapotestadparaello.
—Y entonces, ¿qué hacemos? ¿Ha desaparecido para siempre el GranConsejo? ¿Quién cuidará del árbol del saber milenario en los siglosvenideros?¿Nosvamosaquedardebrazoscruzadosanteestedesastre?
Luis seguía con esa expresión de absoluto pasmo en su rostro. Johanpensóque estaba tomando conciencia de las tremendas consecuencias de lamuerte de don Bertrán. La muerte del número uno desmontaba cualquierposibilidaddereconstruirelGranConsejo.
En realidad, el asombro de LuisVives era por otra cuestión que Johandesconocía.
«Definitivamente,elGranConsejonoexiste»,pensóespantadoJohan.
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ENLAACTUALIDAD,SÁBADO15DESEPTIEMBRE
Rebeca no reaccionó de inmediato, después de escuchar la alucinantenoticiaqueleacababadedarsuamigaCarlota.Noselaesperaba.
—¿Estás segura de que eres adoptada? —dijo, lo primero que se leocurrió.Nosabíaquédecirenestemomentotandelicado.
—Claroqueno,pero¿porquémeibaamentirmimadreensulechodemuerte?Tengoque suponer que es cierto, queme adoptaron de bebé, tal ycomomecontó.
—Entonces,¿tushermanosnosabennada?—Niunapalabra,ellaloquisoasí.—¿Yquiénessontuspadresbiológicos?—Nolosé,nisiquierasési intentódecírmelo.Medioun librobastante
grandemedio roto, según ella,me dijo quemi padre quería que lo tuviera.Dentro del libro había una fotografía de un bebé, supongo que seré yo conapenas unos meses de edad, aunque de la foto no me contó nada. Pormomentosparecíadelirar,supongoquefrutodelosfuertescalmantesquelehabían suministrado, pero en otras ocasiones aparentaba estar lúcida. Yasabesloquelegustabaelbuenvino,puescasialfinaldelaconversaciónseatrevióapedirmeunacopa,imagínateenquéestadomentalseencontraba.
—¿Esosrecuerdosquetedioerandetupadrebiológico?—Esa es una de las cuestiones que te decía que no acababa de
comprender. Apenas conocí al marido de mi supuesta madre, así que meinclinoporpensarquesetrataderecuerdosdemipadrebiológico,peroaúntengoqueanalizarloyreflexionarsobreello.Aúnestoyalgoconfusa.
Derepente,escucharonquealguienllamabaalapuertadelahabitación.EntrólahermanadeCarlota.
—ÁlvaroEnguixestáenelpatio,preguntaporti,Carlota.—GraciasRocío,ahorabajoaporél—dijo.Suhermanasaliódelahabitación.—NiunapalabradetodoestoaÁlvaronianadiemás,esunsecretoentre
nosotras—advirtióCarlota.
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—Porsupuesto—contestóRebeca.Carlotasefueenbuscadesurollitodeverano,comoellamismalohabía
definido.Paraserunsimplerollito,setomabamuchasmolestiasacudiendoacasadesuamigaenestosmomentostandelicados.Eratodoundetalle.
AlmomentoentraronCarlotayÁlvaro.Rebecaselevantóylediounpardebesos.Sesentaronlostres.
—¿CómoestásCarlota?Nosabíasieraadecuadoquemepresentaraentucasa para verte, disculpa si os he interrumpido o incomodado en estosmomentos tan delicados —dijo Álvaro, en un tono muy educado, comosiempre.
—Tú nomemolestas nunca y tampoco nos has interrumpido—mintióCarlota,tambiénporeducación.
—Disculpaquetelodiga,peroteveomalacara—continuóÁlvaro—.Nomehascontestadoa lapregunta, ¿estásbien?¿Puedohaceralgopor ti?Yasabesquepuedescontarconmigoparaloquequieras.
—No logro superar lamuerte demimadre, pormás que lo intento.Hasidoungolpedurísimo,supongoquemevaallevarmitiempo—dijoCarlota,conunacaradecompungidaverdaderamenteasombrosa.
«¡Qué actriz se ha perdido Hollywood!», pensó Rebeca, mientrasobservabalafantásticaactuacióndeCarlota.Sinofueraporlaconversaciónpreviaquehabíanmantenido,ellatambiénlahabríacreído.
ÁlvaroEnguixtampocoteníamuybuenacara.—Teentiendo,yo tambiénpasépor lomismoque túhacepocomásde
dos años. Aunque ahora lo veas todo negro, te aseguro que lo acabarássuperando.Eresunamujerextraordinaria—dijo.
«¡Quémajoesestechico!»,pensóRebeca.«Cadavezmecaemejor».—¿También falleció tu madre? —preguntó Carlota, con los ojos
lagrimosos.—No,mimadreaúnvive.—¿Entoncesquiénmurió?—Mipadre.Rebeca yCarlota se levantaron de la silla de golpe y a la vez, casi sin
darsecuenta,tirándolasalsuelo.Álvarosequedósorprendidoporlareacciónsimultánea,quecasiparecíacoordinada.
—¿Perotupadrenosejubilóhacetresaños,quefuecuándotútehicistecargodelajoyería?—preguntóCarlota—.NoslocontasteenlareunióndelSpeaker’sClub.
—Yasífue.
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—Peronosacabasdedecirquemurió—insistióCarlota.—Porque al pocode jubilarse, falleció deun infarto—contestóÁlvaro,
quemirabaasusdosamigassincomprendersuextrañareacción.—¿Entonces tu padre lleva muerto más de dos años? —siguió
preguntandoCarlota,conlosojosabiertoscomoplatos.—Sí,osloacabodedecir.¿Quéospasa?Tenéiscaradeasustadas,parece
queoshayanombradoaunfantasma.—Lohashecho—dijoCarlota,mientrassequedómirandoaRebecacon
unaexpresiónquequeríadecir«telodije,nomeequivocaba.AverpordóndesaleeldetectiveRichieahora».Asíloentendiósuamiga.
«DefinitivamenteelGranConsejoexiste»,pensóespantadaRebeca.
FindelaparteIIITodoestámuyoscuroContinúaenlaparteIVLoquecreesesmentira
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