El artista y la poltica de los griegos
Existe una antigua leyenda rescatada por el historiador y bigrafo clsico Plutarco (De defectu oraculorum, 419a) que
narra el mensaje de una voz tenebrosa surgida de las profundidades del mar, la cual le anunci al marinero Tamo,
mientras ste se diriga a Italia, lo siguiente: Tamo, te encuentras ah? Cuando llegues a Palodes anuncia que ha
muerto el gran dios Pan!. Podemos imaginarnos con gran estupor lo que probablemente significaban estas palabras y,
como ya lo ha mostrado El Martillo, podemos sumergirnos en aquella poca y escuchar la voz enigmtica acutica
dicindole a los marineros que acompaaban a Tamo (El nacimiento de la tragedia en el espritu de la msica, 11): El
dios Pan ha muerto! La Tragedia ha muerto! Junto con ella se ha perdido la poesa! Silencio! Enmudezcan, epgonos
plidos y anmicos! Vyanse al Hades para que puedan all alimentarse con las migajas de sus maestros de otros
tiempos!. Entonces, la cultura clsica se derrumb en lgrimas y sollozos porque estas palabras no podan significar otra
cosa ms que la muerte del arte.
Pero por qu le sucedi esto a los antiguos?
El griego antiguo tena, en cierto modo, parte de una cosmovisin artstica del mundo, la cual, ciertamente, ya
exista desde antes de las fundaciones de las pleis, pero no fue hasta la creacin de stas que la visin artstica se vio
impulsada y potenciada por ellas. La tragedia, la comedia y el drama no encontraron su mxima realizacin ms que, y
nicamente, en la plis griega; tres gneros del arte que, a su vez, fueron representados en una instancia an mucho
mayor, el teatro.
En la actualidad creemos, con un ligero error, que la poltica, el dilogo, la discusin sobre las cuestiones que
ataan a la ciudad y los intereses de los ciudadanos nacieron en el gora griega; y claro, esto no es del todo falso, pues
bien es cierto que, en el gora, el griego encontraba un lugar en el que le era posible discutir sobre el devenir de su
ciudad, de su sociedad, del individuo y de su cultura, pero el gora no era el nico lugar. Como es sabido, los rtores y el
consejo, formado por ex arcontes, se reunan en el arepago, tribunal que, principalmente, decida sobre los crmenes de
sangre. En poca posterior, ste se vio desplazado por el consejo de los 500 (), la Asamblea y los tribunales. Todos
organismos en los cuales el ejercicio de la actividad poltica se llevaba a cabo. Pero tampoco, temo decirlo, eran los
nicos lugares en los que ejerca la accin poltica.
El tercer lugar donde el ateniense poda realizar un ejercicio poltico era en el teatro. El teatro era un espacio
extrao. Sin desear extenderme demasiado, dir con respecto a l que no era meramente un espacio de conglomeracin
vulgar donde se reunan grupitos de muchachitos pop; no era meramente un lugar de entretenimiento, sino ms bien un
espacio recubierto de un halo sagrado, un espacio didasclico, reflexivo; donde el espectador no encontraba distincin
entre la risa y el llanto, el dolor y la felicidad; donde se experimentaba un juego de colores de experiencias patticas
entre las que estaba la ktharsis, de la que ya nos expuso Aristteles. Precisamente por ello podemos atrevernos a decir
que la causa de que el occidente actual, tan enemigo de estas experiencias, se haya tropezado gran cantidad de veces al
intentar acercarse al teatro antiguo consiste en que hay un enorme incomprensin que se ha recubierto con una toga de
ilusiones bellas y sublimes, que niegan el sentir trgico.
En el teatro pues, le eran planteadas al espectador diversas problemticas que sucedanle a la comunidad y a la
ciudad; all los poetas representaban sus obras repletas de contenido filosfico, histrico, lingstico, esttico, entre otros
puntos, con la finalidad, en apariencia, de entretener y para una liberacin religiosa. Pero tanto las Dionisias como las
Leneas fueron fiestas religiosas que permitieron que el teatro se convirtiera en un nuevo espacio comn, con lenguaje
propio que una a los atenienses para reflexionar sobre su situacin como individuo con respecto a su comunidad; el
individuo se constitua y se pensaba a s mismo a travs de las expresiones teatrales. Asimismo, los contenidos expuestos
le remitan al ateniense a pocas anteriores y a una discusin interna en la que se planteaba cmo iban transformndose
cada uno de esos temas y por cules procesos habanse visto sometidos.
Una manifestacin de todos los contenidos mencionados se plasmaba en el drama, el cual era un gnero hibrido
burlesco que lograba una reconciliacin entre el fundamento de la tragedia y el de la comedia. El drama concentraba la
esencia terrorfica y melanclica que surga cuando el espectador contemplaba la cada del hroe trgico, y los una con
comicidad satrica e irnica de los temas de la comedia, sin olvidar el acontecer bestial del mundo. Era, as, una danza
entre las formas trgicas y cmicas fundadas en situaciones histrico-polticas de la antigua Grecia. De esta manera,
encontramos pues, en el drama, un indicio de reflexin y dilogo del ateniense con las pocas anteriores, el ciudadano
tena la mira hacia el periodo arcaico.
En la comedia antigua suceda una situacin similar: encontramos en ella crticas directas a los lderes polticos de
su entonces, a los integrantes del Consejo y la Asamblea, a los dirigentes militares; adems, las crticas tambin iban
dirigidas contra los sistemas filosficos del momento y el movimiento sofista. Cuestin que nicamente puede significar
que en realidad existan reflexiones profundas, tan suscitadas en su momento, desde diversos puntos de vista, y cabe
sealar que uno de los principales puntos era el moral. Una comparacin de la moral antigua homrica con la ateniense.
Crtica artstica que se llevaba a cabo a travs de la comicidad, rozando la utopa, el lenguaje excelso y hasta la
vulgaridad.
Por otro lado, la tragedia narraba, antes que todo, sucesos que para el ateniense estaban impregnados de valor
histrico (por ello encontraremos temas mitolgicos y leyendas tomadas como orgenes y fundaciones de pueblos).
Ciclos mitolgicos donde abundaba la especulacin filosfica y poltica. El ateniense aprenda en el Edipo Rey el peligro
al cual poda enfrentarse un gobernador cuando su ciudad se vea amenazada por problemas externos, guerras,
invasiones, saqueos; comprenda la naturaleza del pensamiento oligarca en las luchas aristcratas entre familias; y
entenda qu desataba los desacuerdos entre lderes que representaban, por as decirlo, grupos. El Prometeo encadenado
les mostraba a los ciudadanos atenienses los problemas que surgan de la tirana y las injusticias provenientes de
demagogos egostas y figuras individuales. La Antgona describa as como los enfrentamientos y las decisiones radicales
del rey frente a la opinin del pueblo, el cual se le opona, as tambin un planteamiento sobre las tradiciones de los
antepasados, y la supresin de stas por parte de un rey-tirano (crtica que raya desde el mbito poltico hasta el moral).
Los Siete contra Tebas y los Persas enseaban al ciudadano la cuestin de la avaricia colectiva y las acciones
precipitadas que podan realizar contra el bienestar de la ciudad (una evidente crtica a la democracia).
En suma: el teatro tambin pona a flote diversos asuntos del mbito pblico y privado que claramente ataan al
espectador, el cual, sin ms, ante estas problemticas, sufra una transformacin: ser un representante de la ciudad
misma; y por ende, se senta empujado a reflexionar sobre cul decisin era la ms conveniente tomar si se hubiese
encontrado en situaciones similares a las representadas en la tragedia, en la comedia, en el drama.
Toda esta significacin poltica hall su expresin en el teatro y en sus espectadores. Ambos, consiente e
inconscientemente, al asistir al teatro, se les revelaba una manera de vivir, una manera de constituirse y de instituirse
colectividades histrico-sociales, la cultura era una conciencia, el individuo se integraba con la obra colectiva lo cual,
evidentemente no quiere decir que no haba fricciones y desacuerdos, al contrario, claro que los haba! Y ellos,
precisamente, eran los que impulsaban en mayor medida el dilogo pblico-.
Ahora bien, el teatro no era lo nico que permita la realizacin del arte de la poltica, sino tambin, la escultura,
la arquitectura, la msica, la danza y otras expresiones. En realidad, no slo se suscit en la Grecia antigua, sino en otros
renaceres: Hamlet ha penetrado en lo ms profundo del pensamiento de los pueblos, y una vez que lo ha hecho, el
individuo le parece el sueo del hasto, el individuo se le manifiesta como lo absurdo; se percata del sin-sentido del
mundo; el individuo no es ms que un dolor de ojos, y la vida no es ms que una broma amarga, un andar pesado y
burdo; la vida es un chiste, un juego de tontos. Y esto le causa asco! Para l es una estupidez intentar enderezar un
mundo que siente placer al desplomarse sobre s mismo. Porque, claro, Shakespeare es un reflejo de su poca, un crtico
de su mundo.
Y cuando nos tomamos el mnimo tiempo para observar y escuchar El ngel de Fuego nos revolcamos en la
esencia de lo magnfico y lo mediocre del ser humano para encontrar una purificacin en la pera que nos conduce, como
nios tomados de la mano, a la relacin existente con nuestra sociedad. Entonces, de Prokfiev aprendemos de la
afirmacin, pero a la misma vez, el cuestionamiento de los valores.
Una experiencia similar nos arremete cuando contemplamos la obra de Delacroix (La libertad guiando a un
pueblo), y una fuerza extraa y misteriosa, o como la llama Castoriadis, una vis formandi nos gua hacia la reflexin y la
conciencia histrica, pintada en diversos arcoris; posterior a este viaje de ensueo, nos estrellamos con nuestro presente,
y contemplamos, ahora, nuestra pintura de los pueblos y su quehacer.
Mas a aquel nocturno que desea evitar estas obras que no le dicen nada, smbolos de la luz del da, si no le
agradan; para aquel errabundo al que no sea de su gusto este tipo de arte, an puede visitar los vestigios de Templo
Mayor en plena oscuridad y caminar sobre sus profanas calles labernticas y sus caminos de ultratumba que,
inevitablemente, lo arrojarn fuera de la carretera del presente hacia un sendero de reflexin histrica. Cmo hemos
llegado a esto? Se preguntar al hacer el contraste entre las ruinas de la magnfica y ciclpea cultura de Templo Mayor
con los edificios de Palacio Nacional y la Iglesia de San Juan de Dios. En ese preciso momento no le quedar otra opcin
ms que aproximarse, para contestarse a s mismo, a la discusin polmica. La arquitectura y la escultura lo conducirn,
a travs del tiempo, a dialogar con las figuras de su antiguo Mxico, y stas, a su vez, lo llevarn, a caballo, a dialogar
con su cotidianidad presente y su vida ciudadana.
De esta manera, se rompern los esquemas que devoran la ciudad del lago y el pas del cuerno musical, una
educacin surgida del y a travs del arte, ya que la obra es un choque que provoca un despertar. Porque si la ciencia dice
que la vida es digna de ser investigada, el arte y la filosofa afirman que la vida es digna de ser vivida. Ahora, la vida
debe ser vivida tanto con la razn como con el sentir, y ser, por fin, apreciada y valorada.
Pero si esto escandaliza a los escpticos y a los fundamentalistas, por no mencionar a los frgiles eruditos, yo les
respondera que se acerquen a esta visin desde una concepcin esttica. Y si ellos me dicen que no es posible, yo
respondera que para ellos es imposible por la simple razn de que, en este genio maligno progresista, las formas de
creacin y expresin han sido destruidas por diversas ideologas optimistas y una serie de teleologas instrumentales
principalmente. Porque existe una escisin entre el creador individual y el medio socio-cultural pblico (algo que hemos
ido arrastrando desde hace dos siglos). Dichos medios nos engaan con una cara, y en ella dicen que son partidarios de la
difusin artstica supuestamente, pero en realidad han pulverizado a las expresiones artsticas (coincidiendo esto con una
poca en donde los valores han sido vaciados y rellenados con los significados de una cultura decadente).
La filosofa y el arte, que son hermanos por excelencia, han sido condenados al ostracismo y al exilio, a rondar y
vagabundear por las tierras destruidas y los callejones lgubres de las ciudades; se han convertido en pecadores por culpa
de unos jueces insensatos. Ambos hermanos han sido condenados a huir de los hombres corruptos, que los persiguen a
espada; sin embargo, ya se ha dicho antes: el que a hierro mata, a hierro muere. Qu crimen cometieron los hermanos
para tener que caminar de manera errabunda entre las manadas de hombres brbaros, o mejor debemos decir, de hombres
civilizados? Para encontrar hombres sensatos no deberamos primero buscar y hallar el candil del perro?
Aqu y ante esto, algn obtuso y resentido podra decir que el artista, entonces, que he planteado, crecera en
medio de la mediocridad y la pseudo-poltica, en una cultura sucia. Yo le respondo: S!, este artista seguir
compartiendo esos valores, y por supuesto que evidencia su mediocridad, pero si esa mediocridad es un lmite para l, su
nico camino es el de desafiarla y oponerse a ella. Esto es una artista maldito, y est condenado a obrar para un pblico
universal, pero inexistente, un pblico pstumo y del futuro. Tengan primeramente, una verdadera cultura; entonces
comprendern qu desea la filosofa y el arte, y cul es el poder de ambos!
Contemplemos, ahora, a ste. Sorprndanse cmo el centauro ronda por las afueras. Estremzcanse porque el
artista de la poltica ya viene, y junto con l, un nuevo arte. Lo oyen? Escuchan las cuerdas de los violines, los silbidos
de los clarinetes, el llanto del piano y los ecos retumbantes de los tambores? Vean la danza armnica! Alrededor de l
hay paisajes de historia pintados en leo! Es acaso lo que trae en la mano una Eneida? Su cuerpo es como una preciosa
Venus de Milos! De sus labios un canto potico se derrama como la miel!
Observen, ustedes millones, al artista! Qu es esa voz que surge de las profundidades del lago de Mxico? Una
voz sin nombre susurra desde el agua, habla del artista! La voz enigmtica anuncia, al que escucha: Oye, ests ah?
El artista ya viene! El gran dios Pan ha resucitado! La Tragedia ha vuelto!
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