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  • TENDENCIAS | LA TERCERA | Sbado 11 de abril de 201512 | SOCIEDAD

    YO ERA un alumno si-lla, cuenta Ulises Se-plveda (41), profesor y estudiante del doctora-do en Ciencias de la Educacin de la Uni-

    versidad Catlica, sobre sus aos escolares. Estaba en las som-bras, siempre callado. No era un problema para nadie, pero me iba psimo y nunca quera ir a la escuela. La verdad, yo la habra quemado, dice.

    Seplveda egres de un liceo industrial con un promedio 4,9, sin hacer su prctica y con po-qusima fe en su futuro. Intent con la carrera de fotografa y pas por el servicio militar, has-ta que decidi darles una segun-da oportunidad a los estudios. Tras dos aos en el preuniversi-tario, sac los ttulos de Geogra-fa y Pedagoga en la Universi-dad Catlica. Hoy trabaja como profesor en la Universidad Al-berto Hurtado y est a punto de alcanzar el grado de doctor (en educacin), el ms alto de la ca-rrera acadmica.

    Su tesis para lograrlo surgi a partir de su propia experiencia y se centr en cmo sobresalen o sobreviven al colegio los mejo-res y los peores estudiantes. Los resultados preliminares? Que a mayor cantidad de mun-dos, actividades y relaciones, tanto fuera como dentro del co-legio, aumenta la autoestima, autonoma y las expectativas de los jvenes. Incluso los califica-dos como porros, flojos o desor-denados. Es decir, que las tareas, las pruebas y el estudio no de-ben ser el nico universo donde se mueven los nios.

    Menos etiquetas Las variables tradicionales para determinar qu es ser un buen o un mal alumno son el rendi-miento acadmico y las notas y, por otro lado completamente

    distinto, el comportamiento y la disciplina. Y se mezclan. Por ejemplo, Seplveda tena mal-simas notas pero era tranquilo y callado: Estaba en el extremo negativo del eje acadmico, pero en el positivo del disciplinario. Era el nio que no molesta. El problema de este perfil de estu-diante es que el colegio no les pone mucha atencin. En gene-ral, las escuelas pasan por alto al callado. Nadie intenta descubrir qu pasa en su mundo interior y quizs ese nio est sufriendo ms que el ruidoso que corre por la sala, afirma Tatiana Cis-ternas, directora del programa de Pedagoga en Educacin dife-rencial de la Universidad Alber-to Hurtado.

    En cambio, el nio que real-mente vuelve loco a profesores es el que tiene malas notas y es desordenado. Uno inquieto, pero con buen rendimiento, igual le sirve al establecimien-to porque sube el ranking y los resultados de las pruebas estan-darizadas, explica Seplveda. El otro ni se adapta ni tiene bue-nas calificaciones.

    Conociendo la experiencia de Seplveda, muchos paps po-dran preguntarse: Cmo es que un porro termina con un doctorado? La respuesta es que no todo se decide en el colegio. Los chiquillos salen pensando que la escuela lo define todo y eso es grave. Los estudiantes es-tn muy solos y siempre la res-ponsabilidad del xito o del fra-caso es personal, afirma el ge-grafo y profesor.

    Todos monos? Un da llega un profesor a la selva y le dice a un elefante, a un pez y a un mono: mucha-chos, la prueba de hoy consiste en subirse al rbol. El mono queda feliz y es premiado como el mejor alumno. Los otros ani-

    males quedan muy desmotiva-dos. As funciona el sistema educativo: agarramos a todos, los cortamos con la misma tijera y decidimos que estos son los buenos alumnos y estos otros los malos. Eso es una locura. El pez puede ser bueno, pero pon-gmoslo en el agua.

    Pablo Menichetti, coach edu-cacional y autor del libro Aprendizaje inteligente, usa la ancdota para ejemplificar cmo l considera que se est midiendo a los alumnos. Ase-gura que el bueno es aquel que es capaz de quedarse senta-do, callado, escuchando y mi-rando el pizarrn. Es decir, los nios que son capaces de adap-tarse al sistema del siglo XIX, basado en la entrega unilateral del contenido. Se olvidan de que hoy la informacin est disponible en todos lados y lo que deberamos entregarles a los nios son herramientas para administrar y utilizar la infor-macin, un foco totalmente dis-tinto al que tenemos hoy.

    De acuerdo a Alejandra Falabe-lla, acadmica de la Facultad de Educacin de la UAH, para en-tender la forma en que funciona el colegio hay que entender su historia. La escuela moderna nace como una institucin que busca controlar y homogenizan la cultura de los estados nacio-nales, especialmente desde el si-glo XIX y, de este modo, discipli-nar al buen ciudadano y evitar el salvaje. La escuela contem-pornea contina teniendo este rol de control social, de all su permanencia en la sociedad a pesar de su crisis actual.

    As, el uso del uniforme, el horario, la campana para entrar a la sala, los inspectores de pa-tio, la escala de notas y los asientos mirando al profesor, seran todas expresiones de control y de disciplinamiento

    que an persisten. Un ejemplo: hace un mes, casi un centenar de alumnos no pudo entrar al liceo politcnico de Llay-Llay porque, de acuerdo a las autori-dades del establecimiento, el jumper de las alumnas era muy corto y los pantalones de los alumnos muy pitillos.

    Segn Falabella, la visin pasi-va y controlada del buen alum-no no tiene mucho sentido por-que los nios aprenden movin-dose, interactuando, investigando y cuestionando. En definitiva, siendo activos en su aprendizaje. Especialmente en-tre los 0 a 8 aos, aprenden a travs del cuerpo y es antinatu-ral que estn sentados en una si-

    El bueno, el malo y el colegio

    La seguridad de los nios se est construyendo afuera, desde lo que dicen la escuela y los adultos.

    ULISES SEPLVEDA, Profesor de la U. Alberto Hurtado