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Nosotros los viejos

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El envejecimiento es un proceso biológi-co en el que concurren una serie de mo-dificaciones fisiológicas, psicológicas y

sociales. Existe un declinar del organismo perotambién es determinante en esta etapa de la vidala actitud personal ante el envejecer y el entornofamiliar y social. La integración de estas esferas(física, mental por afectiva y psicológica, y socio-económica) dará como resultado la situaciónfuncional del individuo, que expresa su capaci-dad de vivir independientemente en el mediopese a sus limitaciones físicas, psicológicas o so-cioambientales. Entramos así en el dominio de lageriatría, ciencia relativamente reciente si tene-mos en cuenta que la práctica geriátrica se iniciaen los años cuarenta en el Reino Unido y no esconsiderada como especialidad médica en nues-tro país hasta el año 1978.

La geriatría tiene como objetivo la preven-ción y asistencia de las enfermedades que pre-sentan las personas de avanzada edad así comosu recuperación funcional y reinserción en la co-munidad. Más que prolongar indefinidamente lavida quiere mejorar las condiciones físicas ymentales del anciano y llenar de sentido humanoy significación social este periodo vital.

El instrumento básico de esta ciencia es la va-loración geriátrica a través de la cual intenta de-tectar los múltiples problemas que el ancianopresenta y que van a confluir en una pérdida dela función. Ésta se manifiesta como una mayordificultad para atender las propias necesidades;se objetiva mediante valoración de las necesida-

des básicas (movilidad, alimentación, aseo, vesti-do…) e instrumentales (cuidado del hogar, coci-na, abastecimiento, manejo del dinero, uso detransportes públicos…) de la vida diaria. Si la ve-jez implica estos problemas aunque no se agoteen ellos es precisamente por la decadencia fisio-lógica a la que inevitablemente debemos enfren-tarnos al final de la vida.

El envejecimiento fisiológico afecta a todoslos órganos y sistemas. Todos esos cambios vana tener grandes variaciones individuales: no to-das las personas envejecen igual ni al mismo rit-mo, ocurriendo lo mismo entre los diferentesórganos y sistemas dentro del organismo: el en-vejecimiento no es sincrónico. La involución delos sistemas de control (sistema nervioso, endo-crino e inmunitario) se traduce en una mayorvulnerabilidad frente a las agresiones, esto le ha-ce al viejo más susceptible a las infecciones, caí-das, fracturas, etc.

Muchos de los cambios asociados a la ancia-nidad son el resultado de pérdidas graduales quecomienzan en la edad adulta y que, merced a lossistemas de compensación de la mayoría de losórganos, no se hacen evidentes hasta que la pér-dida es importante. A partir del momento demáxima vitalidad a los 30 años (entendiendopor vitalidad la capacidad individual para hacerfrente a los requerimientos biológicos) la mayo-ría de los sistemas del organismo pierden anual-mente del orden de un 1% de su función.

Existen dificultades para distinguir claramen-te qué limitaciones corresponden al envejeci-

Envejecimiento y enfermedad

Encarna AyusoEnfermera especializada en atención geriátrica

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Análisis

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miento en sí y cuáles derivan del ámbito de lopatológico, pues aunque son conocidos los cam-bios atribuibles a esta fase de la vida, la verdade-ra esencia del proceso no queda claramente ex-plicada. Es poco frecuente la muerte por laacción única de la edad, siendo más habitual quela vejez vaya acompañada de incapacidades debi-das a traumas o a enfermedades.

Una de las teorías más aceptada a la hora deexplicar este proceso es la que afirma que el en-vejecimiento y la muerte natural están produci-dos por genes suicidas que destruyen las célulascorporales a partir de un momento determinadode la vida, así parece que ocurre en el desarrolloembrionario: la muerte parcial genéticamenteprogramada de ciertos grupos celulares permi-ten la configuración y la estructuración definiti-vas de los órganos corporales (es el caso de lasmembranas que posee el feto humano entre lasfalanges de los dedos durante una fase de su de-sarrollo).

Algunos autores como Fries sostienen queaceptando la salud como la función óptima parala edad, sabiendo que la función disminuye conel envejecimiento, ésta puede ser mantenida re-lativamente hasta el fin de la vida. Es lo que se ha

llamado plasticidad del envejecimiento o conten-ción de la morbilidad. Quiere esto decir que po-dría retrasarse el principio de una enfermedadcrónica hasta las fases más tardías de la vida y vi-vir el mayor tiempo posible sin enfermedad.

Hasta ahora la realidad parece que nos mues-tra lo contrario, son excepcionales las personasde edad avanzada que están libres de toda enfer-medad, según la Encuesta Nacional de Salud de1988, en nuestro país un 81,3% de los hombresy un 87% de las mujeres mayores de 65 años tie-nen algún tipo de enfermedad crónica que nosiempre ocasiona alteraciones de la calidad de vi-da. Por ello el concepto de anciano sano nosiempre va ligado a la ausencia de enfermedad enel ámbito de la geriatría, sino que es substituidopor el de anciano válido y mejor aún por el deedad funcional.

Se estima que al menos el 1% de la poblaciónanciana está totalmente inmovilizada, un 6% pa-dece graves limitaciones en las actividades de lavida diaria, para las que necesitan ayuda, y hastaun 10% más presenta incapacidad moderada; lascifras se disparan por encima de los 80 años.

Pero ¿cuál es el modo de manifestación delo patológico en el paciente geriátrico?. El

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perfil del paciente geriátrico es el de un ancianomayor de 65 años con presencia de pluripatolo-gía, tendencia a la cronicidad e incapacidad, con-dicionamientos mentales y sociales, y una grannecesidad de rehabilitación. Gran parte de laspatologías que sufre el anciano son debidas alamplio grupo de las enfermedades crónicas, quepueden presentarse también en los adultos detodas las edades: circulatorias, articulares, nutri-tivas, metabólicas, sensoriales, psíquicas, etc. Ac-tualmente son el origen del 70 al 80% de lasmuertes en los países desarrollados.

Los problemas en el paciente geriátrico pue-den presentarse de forma distinta a como lo ha-cen en edades anteriores, ya que suelen superpo-nerse a signos y síntomas que se deben a variaspatologías ya existentes; esta forma atípica deacontecimiento de la enfermedad complica lamedicina clínica del viejo. Algunos de los carac-teres anómalos de la enfermedad en la vejez son:• Anomalía sintomática: más que signos con-

cretos de una enfermedad aparecen proble-mas inespecíficos como manifestaciones com-plejas de un deterioro funcional (neumoníassin fiebre, infarto sin dolor) considerándose ladisnea (dificultad respiratoria) un equivalenteanginoso, etc.;

• Síndromes geriátricos: son la causa más fre-cuente de incapacidad, son potencialmentereversibles pero son poco conocidos y pocovalorados, normalmente se atribuyen susefectos a la vejez en sí (Ejs: incontinencia uri-naria, inmovilismo, cuadros de confusión,caídas, deterioro cognitivo, deprivación sen-sorial en la forma de ceguera, sordera…). Es-tos síndromes conducen muchas veces a unainstitucionalización prematura, a un abusofarmacológico y a una infrautilización de larehabilitación. Esta precipitación provoca lacondena del anciano a la senectud (depen-dencia, depresión, pérdida de calidad de vida)por convencimiento contextual de que lamisma ha acontecido y, además, genera in-mensos gastos a la familia;

• Fragilidad o alto riesgo: a partir de los 80 añosse incrementa significativamente la probabili-dad de presentación de la enfermedad o el ac-cidente. Sobre todo el factor riesgo o fragili-dad lo vemos acrecentarse en los sectores dela población desfavorecidos económica o so-cialmente, estos sufren lo que se ha dado en

llamar el «envejecimiento del envejecimien-to».Para acabar este apartado cabría decir que fac-

tores como el envejecimiento progresivo de lapoblación y el incremento de la esperanza de vi-da nos debe forzar a proyectar políticas sanitariaspreventivas de las enfermedades crónicas, a laampliación de la asistencia y valoración geriátri-ca, al fomento del cuidado del anciano en su en-torno habitual, etc. La línea de actuación serámantener la salud en el sentido de proporcionaral individuo la mejor situación funcional dada suedad. Hay ciertos mitos que tratan de presentarcomo posible vivir la vejez, desnaturalizadamen-te, como una segunda juventud. Negando la va-lidez a estos cantos de sirena pero sin dejarse lle-var por el prejuicio pesimista, que exhibe la vejezcomo el momento del derrumbe y del dolor, de-bemos decir desde un punto de vista fisiológicoque la vejez es una etapa exigente pero cuya ne-gatividad puede ser sobrellevada desde una acti-tud mental positiva y una actividad física mode-rada y sostenida. No obstante, para el éxito delas medidas clínicas siempre será crucial la inser-ción del anciano en un contexto de compromisosocial que responda a las necesidades e inquietu-des de estas personas.