EL HERALDO DE LA VERDAD 1
El Heraldo de la Verdad es el órgano misionero oficial de la Iglesia de los
Reformadores Adventistas del Séptimo Día en Sarchí, Costa Rica,
publicado por la por la Editorial Mensajero Reformista. ® 2020. Todos
los derechos reservados, se prohíbe su reproducción sin el permiso del autor.
Autor:
Hno. Jose Solano A.
Revisión del texto:
Hna. Maribel Díaz Ojeda
Hno. Carlos Ramírez Corrales.
Todas las citas de los Testimonios, se toman de la versión electrónica del sitio egwwritings.org cuyos derechos de autor pertenecen al Ellen G. White® Estate. Las mismas se usan dentro del “fair use” en armonía con el U.S. Copyright Code, Title 17, Sec. 107.
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“Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.”
1 Corintios 8:6
Apreciado lector:
En el folleto anterior, usted pudo aprender
la verdad maravillosa acerca de la
Verdadera Deidad, compuesta por Dios y
su Hijo Jesucristo. Junto con la iglesia
primitiva, la iglesia fiel de la actualidad
proclama:
1 Corintios 8:6 Para nosotros, sin embargo,
sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros
somos para él; y un Señor, Jesucristo, por
medio del cual son todas las cosas, y
nosotros por medio de él.
Pero ¿qué sucede con el Espíritu Santo?
¿Por qué no se le incluyó en la Deidad?
Bien, en este folleto, estudiaremos con la
ayuda de Dios, lo que la Biblia y los
Testimonios, tienen que decir acerca del
Espíritu de Dios.
Oramos, para que su entendimiento sea
abierto, a las claras verdades de las
Escrituras y que usted pueda con
seguridad, conocer al único Dios verdadero
y a Jesucristo, a quien Él ha enviado.
Los hermano
REFORMADORES ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA
2
“El Espíritu Santo es el aliento de la vida espiritual. El impartimiento
del Espíritu es el impartimiento de la vida de Cristo. Comunica al que
lo recibe los atributos de Cristo. Únicamente aquellos que han sido así
enseñados de Dios, los que experimentan la operación interna del
Espíritu y en cuya vida se manifiesta la vida de Cristo, han de
destacarse como hombres representativos, que ministren en favor de
la iglesia.”
El Deseado de todas las gentes, p. 745
Al estudiar este tema, hay que meditar seriamente en las siguientes citas:
Deuteronomio 29:29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios;
mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para
que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Hechos de los apóstoles, pp. 42-43 No es esencial para nosotros ser
capaces de definir con precisión qué es el Espíritu Santo. Cristo nos dice que
el Espíritu es el Consolador, “el Espíritu de verdad, el cual procede del
Padre.” Juan 15:26. Se asevera claramente tocante al Espíritu Santo, que en
su obra de guiar a los hombres a toda verdad, “no hablará de sí mismo.”
Juan 16:13. La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio. Los hombres no
pueden explicarla, porque el Señor no se la ha revelado. Los hombres de
conceptos fantásticos pueden reunir pasajes de las Escrituras y darles
interpretación humana; pero la aceptación de esos conceptos no
fortalecerá a la iglesia. En cuanto a estos misterios, demasiado profundos
para el entendimiento humano, el silencio es oro.
¿Significan esos textos, que no se deba estudiar acerca del Espíritu Santo?
La respuesta a esa pregunta, se encuentran tanto en la Biblia y en los
Testimonios. Note apreciado lector, que Moisés, dice que las cosas
reveladas “son para nosotros y para nuestros hijos para siempre”. Por su
parte, la mensajera de Dios nos advierte en contra de tratar de explicar
“naturaleza del Espíritu Santo”, ya que es un misterio no revelado. Si usted
mira con cuidado la cita de Hechos de los Apóstoles, la hermana White
dice: “No es esencial para nosotros ser capaces de definir con precisión
qué es el Espíritu Santo”
Sin embargo, la misma hermana White señala:
Manuscript releases, tomo 14, p. 179 No es esencial para usted saber y ser
capaz de definir qué es el Espíritu Santo. Cristo nos dice que el Espíritu
Santo es el consolador, y el consolador es el espíritu santo, 'el espíritu de
verdad, que el padre mandará en mí nombre.' esto se refiere a la
omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el Consolador."
Lo revelado por Dios en las Escrituras, se muestra en las siguientes páginas,
sin ir más allá de lo que está escrito y sin querer inventar doctrinas
antibíblicas, como lo hacen los trinitarios.
El Espíritu Santo, es dado por el Padre en el Nombre del Hijo:
2 Corintios 5:5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha
dado las arras del Espíritu.
Juan 15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del
Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio
acerca de mí.
Juan 14:26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará
en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que
os he dicho.
De hecho, las Escrituras señalan, que el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios
y de Cristo, que da la mente de Cristo al creyente.
1 Corintios 2:11-16 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del
hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para
que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no
con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el
Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura,
y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En
cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo.
Pregúntese ¿cuál espíritu ha recibido el creyente de Dios?
Hechos 2:33 Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del
Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis
y oís.
Romanos 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu
de Cristo, no es de él.
Filipenses 1:19 Porque sé que por vuestra oración y la suministración del
Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación.
Manuscript releases, tomo 14, p. 84 El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo,
que es enviado a todos los hombres para darnos la suficiencia, que a través
de Su gracia podemos ser completos en Él. (1894)
Alza tus ojos, p. 273 Los que son obreros junto con Dios trabajarán en las
filas de Cristo. Imbuidos del Espíritu Santo de Cristo, se elevarán a su
verdadera dignidad y responsabilidad. La iglesia no ha de cruzarse de
brazos como muestra de seguridad, y decir: "Soy rico, y me he enriquecido,
y de ninguna cosa tengo necesidad". Los seguidores de Cristo no deben
confiar en las experiencias pasadas, y dejar de crecer hacia la perfección.
Si así lo hicieren, la iglesia enfrentará la derrota y la ruina. ¿De quién
dependerá ella? Total y plenamente de Dios. (1894)
El Cristo triunfante, p. 178 Los seguidores de Cristo no poseen los atributos
de Satanás, quien se complace en angustiar y afligir a las criaturas de Dios.
Tienen el espíritu de su Maestro que dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido” (1894)
El Deseado de todas las gentes, pp. 767-768 Todos los que consagran su
alma, cuerpo y espíritu a Dios, recibirán constantemente una nueva
medida de fuerzas físicas y mentales. Las inagotables provisiones del Cielo
están a su disposición. Cristo les da el aliento de su propio espíritu, la vida
de su propia vida. El Espíritu Santo despliega sus más altas energías para
obrar en el corazón y la mente. La gracia de Dios amplía y multiplica sus
facultades y toda perfección de la naturaleza divina los auxilia en la obra
de salvar almas. Por la cooperación con Cristo, son completos en él, y en
su debilidad humana son habilitados para hacer las obras de la
Omnipotencia. (1898)
Recibiréis poder, p. 72 El arrepentimiento es uno de los primeros frutos de
la gracia salvadora. En sus lecciones al hombre caído, nuestro gran
Maestro presenta el poder viviente de su gracia afirmando que, en virtud
a ella, el hombre y la mujer pueden experimentar la pureza y la santidad
de la nueva vida. Quien viva esta experiencia desarrollará los principios del
reino de los cielos. Al enseñar acerca de Dios, conduce a otros a andar por
caminos rectos. No llevará al cojo a transitar por senderos de
incertidumbre. La obra del Espíritu Santo identifica al que es participante
de la naturaleza divina. Cada creyente en quien obra el Espíritu de Cristo
recibe tan generoso abastecimiento de la rica gracia, que los incrédulos no
pueden menos que reconocer que esa persona es controlada y sustentada
por el poder divino; esto los inspira a glorificar a Dios. (1905)
Dios nos cuida, p. 249 Cuando un sentimiento de la benignidad de Dios
refrigere constantemente el alma, se reflejará en el rostro mediante una
expresión de paz y gozo. Se manifestará en palabras y en obras. Y el
generoso Espíritu Santo de Cristo, al obrar sobre el corazón, comunicará a
la vida una influencia convertidora sobre los demás. (1908)
Por favor note que la mensajera del Señor identifica, sin lugar a dudas al
Espíritu Santo como el aliento de Cristo, el Espíritu Santo de Cristo o el
Espíritu de Cristo, en fechas posteriores a su supuesta conversión trinitaria,
que le quieren achacar algunos. ¿Cómo pudo ser trinitaria y creer que el
Espíritu Santo no es Dios, sino, el Espíritu de Cristo? Ahora, recuerde que
una de las características del Espíritu Santo es que da dones a la iglesia,
note:
1 Corintios 12:7-11 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu
para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;
a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo
Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer
milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro,
diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero
todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno
en particular como él quiere.
Pero, ¿no es que el Espíritu Santo, es el Espíritu de Cristo? Entonces ¿Cómo
da dones? El mensaje de Dios es maravilloso y no existe ninguna
contradicción; de hecho la Biblia afirma que es Cristo mismo quien da esos
dones a la iglesia. Lea con cuidado:
Efesios 4:7-13 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme
a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó
cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué
es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de
la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de
todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo.
Es el Señor Jesús, por medio de Su Espíritu quien da poder a la iglesia:
Marcos 16:19-20 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba
en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron
en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las
señales que la seguían. Amén.
Note por favor, que las Escrituras hablan de la lluvia temprana y tardía, como
una clara referencia al Espíritu Santo.
Mensajes selectos, tomo 2, p. 67 La fuerza de la lluvia tardía a veces arrasará
las invenciones del hombre, la maquinaria humana; los límites de la
autoridad humana serán como cañas rotas; y el Espíritu Santo hablará con
poder convincente mediante el instrumento humano viviente. Nadie se
detendrá entonces a observar si las frases están bien redactadas o si la
gramática es impecable. Las aguas vivas fluirán por los canales singulares
de Dios.
Sin embargo, la hermana White, identifica siguiendo la misma línea de la
Biblia, a Cristo como la lluvia tardía.
Mensajes selectos, tomo 3, pp. 232-233 Si mantenemos nuestras mentes
fijas en Cristo, él vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia temprana
y tardía sobre la tierra. Como el Sol de justicia, él saldrá con salud en sus
alas. Podemos crecer como el lirio, revivir como la planta de maíz, prosperar
como la vid. Mirando constantemente a Cristo como nuestro Salvador
personal, y tomándolo como nuestro modelo para imitarlo, creceremos
en él en todas las cosas. Nuestra fe aumentará, nuestra conciencia será
santificada. Llegaremos a ser más y más semejantes a Cristo en todas
nuestras obras y palabras. Gracias a Dios creeremos en su Palabra. "El fruto
del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley". (1908)
Pero ¿No es que existe un trio celestial? La respuesta es sí. ¿Entonces, sí
existe la trinidad? La respuesta es NO. Las citas favoritas de esa doctrina,
se encuentra en El evangelismo, léalas con cuidado:
El evangelismo, p. 446 El Consolador que Cristo prometió enviar después
de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad,
poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben
a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres personas
vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes—
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo—son bautizados los que reciben a Cristo
mediante la fe, y esos poderes colaborarán con los súbditos obedientes del
cielo en sus esfuerzos por vivir la nueva vida en Cristo. (1905)
El evangelismo, pp. 447-448 El Espíritu Santo es una persona, porque
testifica en nuestros espíritus que somos hijos de Dios. Cuando se da este
testimonio lleva consigo su propia evidencia. En esas ocasiones creemos y
estamos seguros de que somos los hijos de Dios... El Espíritu Santo tiene
una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros
espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una
persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los
secretos que están ocultos en la mente de Dios. “Porque ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está
en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios”. 1 Corintios 2:11. (1906)
¿Dice que hay tres personas? Sí ¿Entonces sí hay trinidad? La respuesta es
NO. Deje que sea la misma hermana White que le explique quién es la
persona del Espíritu Santo. Lo primero que debe observar es que en la
segunda cita, ella identifica al Espíritu Santo, como el “Espíritu de Dios”,
nuevamente y como se puede ver en sus escritos ella nunca se refiere al
Espíritu como dios El Espíritu Santo. Ahora, lea los siguientes testimonios:
Testimonios para la iglesia, tomo 9, p. 152 Los que creen la verdad
debieran recordar que son los hijos de Dios y que él los está entrenando.
Que se muestren agradecidos hacia Dios por sus numerosas
manifestaciones de misericordia y que sean agradecidos unos con otros.
Tienen un Dios y un Salvador; y un Espíritu, el Espíritu de Cristo, debe
producir unidad en sus filas. (1905)
Note por favor que ambos testimonios son de la misma fecha, 1905. Ahora,
vea lo que ella señala en Testimonios para la iglesia, donde explica quiénes
son las tres personas:
1. “Tienen un Dios [1]
2. y un Salvador [2];
3. y un Espíritu, el Espíritu de Cristo [3], debe producir unidad en sus
filas.” No hay un dios Espíritu Santo, hay un Espíritu, el Espíritu de
Cristo, quien es la tercera persona.
Dios nos cuida, p. 249 Cuando un sentimiento de la benignidad de Dios
refrigere constantemente el alma, se reflejará en el rostro mediante una
expresión de paz y gozo. Se manifestará en palabras y en obras. Y el
generoso Espíritu Santo de Cristo, al obrar sobre el corazón, comunicará a
la vida una influencia convertidora sobre los demás. (1908)
Note que tres años después de la cita de Evangelismo, ella sigue
enseñando que el Espíritu Santo, es el Espíritu de Cristo, no dios El Espíritu
Santo.
¿Cómo es eso posible, que Cristo sea la segunda y la tercera persona?
Sencillo. Hay que recordar que el Señor algunas veces hablaba de sí mismo
en tercera persona. Lea con detenimiento el siguiente Testimonio:
El Deseado de todas las gentes, p. 741 Así discurrió Cristo con sus
discípulos, abriendo su entendimiento para que comprendiesen las
Escrituras. Los discípulos estaban cansados, pero la conversación no
decaía. De los labios del Salvador brotaban palabras de vida y seguridad.
Pero los ojos de ellos estaban velados. Mientras él les hablaba de la
destrucción de Jerusalén, miraron con llanto la ciudad condenada. Pero
poco sospechaban quién era su compañero de viaje. No pensaban que el
objeto de su conversación estaba andando a su lado; porque Cristo se
refería a sí mismo como si fuese otra persona.
Otros ejemplos de esto, se pueden ver en los evangelios:
Mateo 12:8,40 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo…
Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres
noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y
tres noches.
Mateo 23:8-11 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno
es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis
padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está
en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro,
el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
Lucas 24:25-26 Entonces él les dijo: !!Oh insensatos, y tardos de corazón
para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el
Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
Juan 3:10-13 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no
sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y
lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he
dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las
celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del
Hombre, que está en el cielo.
Mateo 16:27-28 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre
con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De
cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.
Marcos 16:12 Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban
de camino, yendo al campo.
Sabiendo ya, que la persona del Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo, hay
dos citas adicionales del mismo libro, que es necesario analizar:
El evangelismo, p. 447 Necesitamos comprender que el Espíritu Santo,
que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos.
(1899)
¿Quién es el que camina al lado de los creyentes, como su compañero en
esta vida?
Juan 16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque
si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré.
Manuscript releases, tomo 14, p. 23 Estorbado por la humanidad, Cristo no
podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus
discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la
tierra. El Espíritu Santo es él mismo despojado de la personalidad humana
e independiente de la misma. Él se representaría a sí mismo, iba a estar
presente en todos los lugares por su Espíritu Santo, el omnipresente.” (1895)
Manuscript releases, tomo 14, p. 125 ¡Cuan pocos comprenden que Jesús,
invisible, está caminando a su lado! (1895)
Hijas de Dios, p. 195 Cuando los pruebas eclipsan el alma, recuerde las
palabras de Cristo, recuerde que Él es una presencia invisible en la persona
del Espíritu Santo. (1897)
Cada día con Dios, p. 225 Jesús quiere crear una armonía celestial en su
alma. Lea sus palabras, no con desánimo, sino con confianza y esperanza.
Escuche las benditas palabras que Dios le dirige. Caminar con Cristo
significa que, aunque invisible, Cristo camina con usted. (1901)
Recibiréis poder, p. 202 Se me ha instruido que deberíamos conducir
a los enfermos de nuestras instituciones a esperar grandes cosas por
causa de la fe del médico en el gran Sanador, quien, en los años de su
ministerio terrenal, recorrió las aldeas y los pueblos de la tierra y sanaba
a todos cuantos venían a él. Ninguno fue rechazado; los sanó a todos.
Induzcan a los enfermos a que perciban que, aunque invisible, Cristo está
presente para traer alivio y sanidad. (1908)
Y la otra cita a considerar es:
El evangelismo, p. 448 El príncipe del poder del mal puede ser mantenido
en jaque únicamente por el poder de Dios en la tercera persona de la
Divinidad, el Espíritu Santo.
Lo lógico es dejar que sea la misma hermana White quien explique quién
es el que ayuda a vencer el mal. Por favor lea:
Spirit of prophecy, tomo 3, p. 256 Cristo les había asegurado que enviaría
el Consolador, como un equivalente a su presencia visible. (1878)
Carta 66 del 10 abril 1894 El Señor vendrá pronto. Queremos esa
comprensión completa y perfecta que sólo el Señor puede dar. No es
seguro atrapar el espíritu de otro. Queremos el Espíritu Santo, que es
Jesucristo. Si compartimos con Dios, tendremos fuerza, gracia y
eficiencia." (1894)
El Deseado de todas las gentes, p. 630 Esta unión con Cristo, una vez
formada, debe ser mantenida. Cristo dijo: “Estad en mí, y yo en vosotros.
Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la
vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí.” Este no es un contacto casual,
ninguna unión que se realiza y se corta luego. El sarmiento llega a ser parte
de la vid viviente. La comunicación de la vida, la fuerza y el carácter
fructífero de la raíz a las ramas se verifica en forma constante y sin
obstrucción. Separado de la vid, el sarmiento no puede vivir. Así tampoco,
dijo Jesús, podéis vivir separados de mí. La vida que habéis recibido de mí
puede conservarse únicamente por la comunión continua. Sin mí, no
podéis vencer un solo pecado, ni resistir una sola tentación. “Estad en mí, y
yo en vosotros.” El estar en Cristo significa recibir constantemente de su
Espíritu, una vida de entrega sin reservas a su servicio. El conducto de
comunicación debe mantenerse continuamente abierto entre el hombre y
su Dios. Como el sarmiento de la vid recibe constantemente la savia de la
vid viviente, así hemos de aferrarnos a Jesús y recibir de él por la fe la fuerza
y la perfección de su propio carácter. La raíz envía su nutrición por el
sarmiento a la ramificación más lejana. Así comunica Cristo la corriente de
su fuerza vital a todo creyente. Mientras el alma esté unida con Cristo, no
hay peligro de que se marchite o decaiga. (1898)
Cuando se piensa en el Espíritu Santo, el primer pensamiento que viene a la
mente es el que se encuentra en Juan 14:15-16 Si me amáis, guardad mis
mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté
con vosotros para siempre.
Inmediatamente con una lectura rápida del mismo, se entiende que el
Consolador, sería alguien distinto a Jesús. Pero, ¿es eso lo que dice ese texto
y enseñan el resto de las Escrituras? Es imposible entender el tema del
Espíritu Santo, sin analizar las palabras de Jesús en Juan 14. Probablemente
el lector se sorprenderá de ver lo claro que es el asunto si se estudia sin
prejuicios, no así, si se quiere ver desde un punto de vista trinitario.
Juan 14: 15-23 Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al
Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni
le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en
vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el
mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros
también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi
Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos,
y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi
Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote):
Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió
Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guarda.
De esos textos se desprende:
- Si se ama a Cristo, se guardarán sus mandamientos y Él les daría
otro Consolador.
- Ese Consolador es el Espíritu de Verdad, que el mundo no lo
puede recibir, ver o conocer, pero los creyentes ya lo conocían en
ese momento y ya moraba con ellos y estaría con ellos.
- Jesús no los dejaría huérfanos, él mismo vendría a ellos. Así como
Jesús está en el Padre, Él estaría en los creyentes y el mismo, se les
iba a manifestar.
SI SE AMA A CRISTO, SE GUARDARÁN SUS MANDAMIENTOS Y ÉL LES
DARÍA OTRO CONSOLADOR.
La obediencia a los mandamientos de Dios, son el requisito para recibir el
Espíritu Santo. Cristo mismo, los guardó:
Juan 15:10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor;
así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en
su amor.
Hechos 5:32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el
Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
¿De qué manera es otro Consolador?
La palabra traducida en este texto del griego como Consolador, dice la
concordancia Strong es G3875 παράκλητος parákletos, cuyo significado es:
intercesor, consolador: abogado.
Juan 14:16 “Él os dará otro [allos] Consolador [parakletos], para que esté con
vosotros para siempre.
¿Dicen las Escrituras quién es ese Consolador?
1 Juan 4:11-13 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también
nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos
amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha
perfeccionado en nosotros. En esto conocemos que permanecemos en él,
y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
Recuerde, el Espíritu dado por Dios, es el Espíritu de Cristo:
Gálatas 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!
Pablo, claramente identifica quién es el Espíritu:
2 Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del
Señor, allí hay libertad.
¿Quién es ese Señor?
1 Corintios 8:6 Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por
medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
No hay otro Señor, aparte de Jesús. Como lo dijo Pablo:
Efesios 4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
Pero, ¿cómo puede ser Cristo el otro Consolador? Lea:
1 Corintios 15:44-45 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual.
Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue
hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu
vivificante.
El Deseado de todas las gentes, p. 745 Y como hubo dicho esto, sopló, y
díjoles: Tomad el Espíritu Santo: a los que remitiereis los pecados, les son
remitidos: a quienes los retuviereis, serán retenidos. El Espíritu Santo no se
había manifestado todavía plenamente; porque Cristo no había sido
glorificado todavía. El impartimiento más abundante del Espíritu no
sucedió hasta después de la ascensión de Cristo. Mientras no lo recibiesen,
no podían los discípulos cumplir la comisión de predicar el Evangelio al
mundo. Pero en ese momento el Espíritu les fue dado con un propósito
especial. Antes que los discípulos pudiesen cumplir sus deberes oficiales
en relación con la iglesia, Cristo sopló su Espíritu sobre ellos. Les confiaba
un cometido muy sagrado y quería hacerles entender que sin el Espíritu
Santo esta obra no podía hacerse. El Espíritu Santo es el aliento de la vida
espiritual. El impartimiento del Espíritu es el impartimiento de la vida de
Cristo. Comunica al que lo recibe los atributos de Cristo.
Sencillo, después de su resurrección se presenta a Jesucristo como un
espíritu que da vida. Pero, hay más evidencias:
1 Juan 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno
hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
La palabra traducida aquí como abogado, es exactamente la misma que se
emplea en Juan 14:16 parákletos. Es decir, tenemos un Consolador o Abogado
ante el Padre, a quién el mismo Juan identifica por su Nombre: Jesucristo el
Justo.
Reflejemos a Jesús, p. 277 Y Jesús dijo que nos daría el Consolador. ¿Qué es el
Consolador? Es el Espíritu Santo. ¿Qué es el Espíritu Santo? Es el representante
de Jesucristo, es nuestro abogado que permanece de nuestro lado y presenta
nuestras peticiones delante del Padre con la fragancia de sus méritos. Allí
acepta la petición del santo más humilde. Él no le pregunta cuánto dinero
tiene, o cuán cargado de propiedades está, sino que el más humilde
puede traer su petición a Dios, y su ofrenda de agradecimiento es
perfumada con las riquezas de su gracia, y el Padre la acepta como su
ofrenda, y la bendición viene a usted, gracia sobre gracia.
Ahora note, las Escrituras enseñan que el Espíritu intercede por nosotros.
Romanos 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Si el Espíritu fuera una persona distinta a Cristo, Pablo estaría contradiciéndose
a sí mismo, porque claramente él dice:
1 Timoteo 2:5 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre.
Note que entre Dios y el pecador, solo hay un mediador: Jesucristo hombre.
Pablo no dice, que entre Dios y el pecador están Jesús y el Espíritu Santo. NO,
él dice, que hay un solo mediador. Lo bueno, es que el mismo apóstol, aclara
el asunto. En el mismo capítulo 8 de Romanos, él señala quién es el que
intercede:
Romanos 8: 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun,
el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros.
Vea cómo lo reitera en el libro de Hebreos:
Hebreos 7:22,25 Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Por lo cual
puede también salvar perpetuamente a los que por él, se acercan a Dios,
viviendo siempre para interceder por ellos.
¿Confirman esto los Testimonios? Sí, y sí. Léalo por usted mismo.
Review and Herald, 26 de agosto de 1890 La razón por qué las iglesias están
débiles, enfermas y a punto de morir, es que el enemigo ha traído influencias
de una naturaleza desalentadora sobre las temblorosas almas. Él ha procurado
bloquear a Jesús de su vista como el Consolador, como uno quién reprueba,
quién advierte, quién los reprende, diciendo, "Este es el camino, andad por él"
Cristo tiene todo el poder en el cielo y en la tierra, y él puede reforzar al débil,
y enderezar al errado. Él puede inspirar con confianza, con esperanza en
Dios; y la confianza en Dios siempre causa confianza el uno en el otro.
(1890)
Manuscript releases, tomo 14, p. 179 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros
le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Esto se refiere a
la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el Consolador." (1891)
Manuscript releases, tomo 8, p. 49 El Salvador es nuestro Consolador. Esto
lo ha demostrado ser. (1892)
Recibiréis poder, p. 179 La obra del Espíritu Santo es
inconmensurablemente grande. De esta Fuente los servidores de Dios
reciben poder y eficiencia. El Espíritu Santo es el Consolador y, al mismo
tiempo, es la presencia personal de Cristo en el creyente. Gracias al Espíritu,
el que contemple a Cristo con la fe simple de un niño participará de la
naturaleza divina. Al ser guiados por el Espíritu de Dios, podemos
comprender que en él somos perfectos gracias a aquel que es la cabeza
de todas las cosas. Del mismo modo como Cristo fue glorificado en los días
del Pentecostés, también lo será cuando culmine la obra del evangelio,
ocasión en que él preparará a cada creyente para la prueba final que vendrá
al finalizar el gran conflicto. (1893)
Carta 66 del 10 de abril de 1894 Queremos al Espíritu Santo, que es
Jesucristo. (1894)
Reflejemos a Jesús, p. 347 "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que
os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros" (S. Juan 15: 3, 4). La
misma savia que en la vid nutre a la cepa paterna, también nutre a los
pámpanos. Cristo es representado como la vid que imparte el alimento, la
vitalidad, la vida, el espíritu, el poder, a fin de que el pámpano pueda
llevar fruto y entonces, cuando venga la aflicción y el desaliento, ustedes
muestren un fruto de carácter diferente al del mundo. Es evidente que
están conectados con Jesucristo y que hay un poder que los sustenta
en todas sus aflicciones, chascos y pruebas; y este poder y esta gracia
son los que mitigan toda aflicción. Cuando se acerque a sus labios la
copa de la aflicción, recuerden que hay un Consolador y un Ayudador.
(1894)
A fin de conocerle, p 173 No hay consolador como Cristo, tan tierno y tan
leal. Está conmovido por los sentimientos de nuestras debilidades. Su
Espíritu habla al corazón. (1897)
Manuscript releases, tomo 21, p. 372 Cristo es todo para esos que lo
reciben. Él es su Consolador, su seguridad, su salubridad. Aparte de Cristo
no hay luz alguna. (1897)
Cada día con Dios, p. 34 Llenen cada corazón la paz y el consuelo del
Espíritu Santo. Abran la puerta de sus corazones, para que Jesús pueda
entrar como un huésped honrado, y tendrán un Consolador. (1898)
Review and Herald, 27 de enero de 1903 Ruego a nuestro pueblo a
cesar su crítica y su malicioso hablar, e ir a Dios con la más sincera
oración, pidiéndole ayuda para remediar los errores. Deberíamos
armonizar unos con otros y con Cristo. Deberían estudiar el capítulo
diecisiete de Juan, y aprender a orar y como vivir la oración de
Cristo. Él es el Consolador. Él habitará en sus corazones, haciendo
completa su alegría. (1903)
Mensajes Selectos, tomo 1, p. 293 "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida
-declara Cristo-; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14: 6). Cristo está
investido con poder para dar vida a todas las criaturas. "Como me envió el
Padre viviente -dice él-, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come,
él también vivirá por mí". "El espíritu es el que da vida; la carne para nada
aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (Juan
6: 57, 63). Cristo no se refiere acá a su doctrina sino a su persona, a la
divinidad de su carácter. Él dice otra vez: "De cierto, de cierto os digo:
Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de
Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo,
así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio
autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del hombre" (Juan 5: 25 -
27). (1906)
Mensajes Selectos, tomo 1, p. 294 El Espíritu Santo, que procede del
unigénito Hijo de Dios, une al ser humano, cuerpo, alma y espíritu, con
la perfecta naturaleza de Cristo divino - humana. Esta unión está
representada por la unión de la vid y los sarmientos. El hombre finito está
unido con la fortaleza de Cristo. Mediante la fe, la naturaleza humana
queda asimilada con la naturaleza de Cristo. En Cristo, somos hechos
uno con Dios. (1906)
Recibiréis poder, p. 309 Así como la dotación divina—el poder
del Espíritu Santo—le fue dada a los discípulos, hoy también se le
otorgará a los que la busquen acertadamente. Sólo este poder es capaz de
hacernos sabios para la salvación, a fin de adaptarnos para las cortes
celestiales. Cristo desea darnos una bendición que nos santificará. “Estas
cosas os he hablado”, dice él, “para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro
gozo sea cumplido”. Juan 15:11. El gozo en el Espíritu Santo imparte salud
y vida. Al concedernos su Espíritu, Dios se da a sí mismo: una fuente de
influencias divinas, para dar salud y vida al mundo. (1910)
Hay muchísimas citas más, pero, para el buscador sincero, con estas debe
bastar.
ES EL ESPÍRITU DE VERDAD
En Juan 14:6 Jesús dijo de sí mismo: “Yo soy la Verdad” y por eso Su Espíritu
es el “Espíritu de Verdad.” Juan 14:17
Manuscript releases, tomo 2, p. 337 Jesús viene a usted como el Espíritu de
verdad; estudie la mente del Espíritu, consulte a su Señor, siga Su Camino.”
(En el original dice: “Jesus comes to you as the Spirit of truth; study the mind
of the Spirit, consult your Lord, follow His way.” Este testimonio ha sido
traducido en Manuscritos inéditos, tomo 2, p. 321, de la siguiente manera:
Jesús se acerca a ustedes como el Espíritu de verdad; fíjense en el carácter del
Espíritu, consulten al Señor, sigan sus caminos”
Manuscrito 24 del 22 de febrero de 1898 A los pobres, a los oprimidos y a
los pisoteados del mundo, Cristo dice, “Si me amáis, guardad mis
mandamientos y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Consolador, al Espíritu
de verdad, (quién es Cristo formado en el interior la esperanza de gloria,)
quien el mundo no puede recibir, porque no le ve: más vosotros le conocen,
porque Él mora con vosotros, y estará en vosotros. No los dejaré huérfanos.
[Juan 14:15-18 es citado]. (1898)
El Deseado de todas las gentes, p. 457 Los hombres honrados por el
mundo, los así llamados grandes y sabios, con su alardeada sabiduría, no
podían comprender el carácter de Cristo. Le juzgaban por la apariencia
exterior, por la humillación que le cupo como ser humano. Pero a los
pescadores y publicanos les había sido dado ver al Invisible. Aun los
discípulos no podían comprender todo lo que Jesús deseaba revelarles;
pero a veces, cuando se entregaban al poder del Espíritu Santo, se
iluminaban sus mentes. Comprendían que el Dios poderoso, revestido de
humanidad, estaba entre ellos. Jesús se regocijó porque, aunque los sabios
y prudentes no tenían este conocimiento, había sido revelado a aquellos
hombres humildes. A menudo, mientras él había presentado las Escrituras
del Antiguo Testamento, y les había mostrado como se aplicaban a él y a
su obra de expiación, ellos habían sido despertados por su Espíritu y
elevados a una atmósfera celestial. Tenían una comprensión más clara de
las verdades espirituales habladas por los profetas que sus mismos autores.
En adelante habrían de leer las Escrituras del Antiguo Testamento, no
como las doctrinas de los escribas y fariseos, no como las declaraciones
de sabios que habían muerto, sino como una nueva revelación de Dios.
Veían a Aquel "al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le
conoce: mas vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en
vosotros." Lo único que nos permite obtener una comprensión más perfecta
de la verdad consiste en que mantengamos nuestro corazón enternecido y
sojuzgado por el Espíritu de Cristo. El alma debe ser limpiada de la vanidad
y el orgullo, y vaciada de todo lo que la domina; y Cristo debe ser
entronizado en ella. (1898)
The Southern Review, 25 de octubre de 1898 Cristo era el Espíritu de verdad.
Manuscrito 30 del 18 de junio de 1900 Nosotros no podemos estar con Cristo
en persona, como lo estuvieron sus primeros discípulos, pero Él ha enviado Su
Santo Espíritu para guiarnos a toda verdad, y a través de este poder nosotros
también podemos dar testimonio por el Salvador. Pero cuando venga el
Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas
que habrán de venir.” (1900)
Recibiréis poder, p. 57 "Aprended de mí -dijo el mayor de los Maestros
que haya conocido el mundo-, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11: 29). No es suficiente leer
la Palabra de Dios. Nos fue dada para nuestra instrucción; por eso
debemos investigarla con diligencia y cuidado. Hay que estudiarla
comparando un texto con otro. Ella es la clave para su propia
interpretación. Mientras la estudiemos y oremos, junto a nosotros
estará el divino Maestro, el Espíritu Santo, para iluminar nuestra
comprensión a fin de que podamos entender las grandes verdades de la
Palabra de Dios. (1905)
NO LOS DEJARÍA HUÉRFANOS, POR MEDIO DEL ESPÍRITU CRISTO VENDRÍA
A SUS DISCÍPULOS Y ESTARÍA PARA SIEMPRE CON ELLOS
Cristo prometió estar para siempre con sus discípulos y la forma de estarlo,
es mediante su Espíritu. Por favor, léalo:
Mateo 28: 18, 20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me
es dada en el cielo y en la tierra… enseñándoles que guarden todas las cosas
que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el
fin del mundo. Amén.
¿Cómo lo haría?
Romanos 8:9-10 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el
Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo
en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de
la justicia.
No era mediante un tercer dios que eso se iba a cumplir, sino, por medio
del Espíritu de Dios y de Cristo. Es su presencia en la vida del creyente:
Bible Echo, 15 de enero de 1893 Por el Espíritu el Padre y el Hijo vendrán y
harán su morada en ti. [citando a Juan 14:23]
Hijos e hijas de Dios, p. 26 Qué acontecimiento fue el instante cuando
Cristo se puso a sí mismo en el lugar de Adán, y soportó la prueba donde
éste había fracasado, poniendo al hombre, mediante ese acto, en terreno
ventajoso, en situación favorable ante Dios, de manera que pudiera
vencer por sí mismo gracias a los méritos de Jesús. En su nombre, por su
gracia, el hombre puede ser vencedor, así como Cristo lo fue. En Jesús la
divinidad y la humanidad se unieron, y la única forma por la cual el hombre
puede ser vencedor es convirtiéndose en participante de la naturaleza
divina… La divinidad y la humanidad se combinan en el que tiene el
espíritu de Cristo. El apóstol Pablo escribe: "Por lo cual, debía ser en todo
semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice".
(1892)
Recibireis poder p. 179 La obra del Espíritu Santo es
inconmensurablemente grande. De esta Fuente los servidores de Dios
reciben poder y eficiencia. El Espíritu Santo es el Consolador y, al mismo
tiempo, es la presencia personal de Cristo en el creyente. Gracias al Espíritu,
el que contemple a Cristo con la fe simple de un niño participará de la
naturaleza divina. (1893)
Testimonios para los ministros, p. 88 ¡Cuán pocos se dan cuenta de que
Jesús, el invisible, camina a su lado! ¡Cuán avergonzados se sentirían
muchos de oír su voz hablándoles, y de saber que él ha oído toda su
conversación insensata y común! ¡Y cuántos corazones arderían con santo
gozo si tan sólo supieran que el Salvador está a su lado, que la atmósfera
santa de su presencia los rodea, y que están alimentándose del pan de
vida! ¡Cuánto le agradaría al Salvador oír a sus seguidores hablando
de las preciosas lecciones de instrucción que él dio, y saber que ellos
tienen apetencia por las cosas santas! (1895)
El Deseado de todas las gentes, pp. 143-144 Se oye el viento entre las
ramas de los árboles, por el susurro que produce en las hojas y las flores;
sin embargo es invisible, y nadie sabe de dónde viene ni adónde va. Así
sucede con la obra del Espíritu Santo en el corazón. Es tan inexplicable
como los movimientos del viento. Puede ser que una persona no pueda
decir exactamente la ocasión ni el lugar en que se convirtió, ni distinguir
todas las circunstancias de su conversión; pero esto no significa que no se
haya convertido. Mediante un agente tan invisible como el viento, Cristo
obra constantemente en el corazón. (1898)
Jesús dijo claramente en Juan 14:17 que ese Consolador al momento, de
decir sus palabras ya moraba con ellos y por medio de él se manifestaría
a ellos. Lea por favor, cómo lo explican los Testimonios:
Southern Watchman, 13 de septiembre de 1898 Que Cristo se manifestara
él mismo a ellos, y al mismo tiempo fuera invisible al mundo, era un misterio
a los discípulos. Ellos no podían entender las Palabras de Cristo en su
sentido espiritual. Ellos estaban pensando en la forma externa y visible de
Su manifestación. Ellos no podían asimilar el hecho que ellos pudieran tener
la presencia de Cristo con ellos, y que a la vez Él no fuera visto por el mundo.
Ellos no entendían el significado de una manifestación espiritual.” (1898)
El Deseado de todas las gentes, pp. 138-139 “Por lo cual puede también
salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre
para interceder por ellos.” Aunque el ministerio había de ser trasladado del
templo terrenal al celestial, aunque el santuario y nuestro gran Sumo
Sacerdote fuesen invisibles para los ojos humanos, los discípulos no
habían de sufrir pérdida por ello. No sufrirían interrupción en su comunión,
ni disminución de poder por causa de la ausencia del Salvador. Mientras
Jesús ministra en el santuario celestial, es siempre por su Espíritu el ministro
de la iglesia en la tierra. Está oculto a la vista, pero se cumple la promesa
que hiciera al partir: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo.” Aunque delega su poder a ministros inferiores, su
presencia vivificadora está todavía con su iglesia.
Juan 20:21-22 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me
envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les
dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Cristo les “sopló” y con ese soplo, les dio el Espíritu Santo. Mire, como lo
la sierva de Dios nuevamente asocia el recibir el Espíritu con el poder:
Testimonios para la iglesia, tomo 6, pp. 294-295 Envió a los doce apóstoles,
y más tarde a los setenta, a predicar el Evangelio. Les dio también poder
para sanar a los enfermos y echar fuera demonios en su nombre. Así
también los obreros del Señor deben hacer su obra. El mensaje que nos
llega hoy, es: “Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y
habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo”. Juan 20:21,
22.
2 Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del
Señor, allí hay libertad.
Manuscript Releases, tomo 14, p. 23 Estorbado por la humanidad Cristo no
podía estar en cada lugar personalmente, por lo tanto para ventaja de
ellos (los discípulos) Él debería abandonarlos para ir a Su Padre y enviar
el Espíritu Santo para ser Su sucesor en la tierra. El Espíritu Santo es él
mismo desvestido de su personalidad humana e independiente de ella. Él se
representaría a sí mismo como presente en todos los sitios por Su Espíritu
Santo, como el Omnipresente. (1895)
Cada día con Dios, p. 140 Que Cristo se les manifestara y que al mismo tiempo
fuera invisible para el mundo, era un misterio para los discípulos. No podían
entender las palabras de Cristo en su sentido espiritual. Estaban pensando en
una manifestación externa y visible. No podían entender el hecho de que
podían gozar de la presencia de Cristo mientras éste fuera invisible para el
mundo. No podían entender el significado de una manifestación espiritual.
(1897)
El Deseado de todas las gentes, pp. 622-623 El Espíritu Santo es el
representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e
independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en
todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al
Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. Nadie podría entonces
tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el
Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca
de ellos que si no hubiese ascendido a lo alto. (1898)
Mensajes Selectos, tomo 2, p. 20 El instrumento humano, el instrumento
visible, ha de predicar la Palabra, y el Señor Jesús, el instrumento invisible,
mediante su Espíritu Santo, ha de hacer que la palabra sea eficaz y poderosa.
(1900)
El Cristo triunfante, p. 367 La obra del Espíritu es inconmensurablemente
grande. De esta fuente recibe el obrero de Dios poder y eficiencia; y el Espíritu
Santo es el Consolador y, al mismo tiempo, es la presencia personal de Cristo
en el creyente. (1901)
Recibiréis poder, p. 202 Se me ha instruido que deberíamos conducir
a los enfermos de nuestras instituciones a esperar grandes cosas por
causa de la fe del médico en el gran Sanador, quien, en los años de su
ministerio terrenal, recorrió las aldeas y los pueblos de la tierra y sanaba
a todos cuantos venían a él. Ninguno fue rechazado; los sanó a todos.
Induzcan a los enfermos a que perciban que, aunque invisible, Cristo está
presente para traer alivio y sanidad. (1908)
Cuando se estudia el tema de la Deidad, para quienes tienen un trasfondo
trinitario, es inevitable, leer algunos textos desde ese punto de vista. No
porque la Biblia o los Testimonios, lo sostengan, sino, porque sus
tradiciones y prejuicios, así se lo demandan.
Lo primero que hay que señalar es que en ningún lugar de la Biblia ni del
Espíritu Profecía, existe ni la palabra trinidad, ni tampoco se le llama al Espíritu
Santo, dios el Espíritu Santo. Esas son invenciones católicas, antibíblicas,
seguidas por sus hijas, las iglesias caídas.
Por eso, es importante, iniciar, viendo si los textos, normalmente usados
para sostener un dios Espíritu Santo, pasan la prueba de un escrito está o
no.
El texto estrella de los trinitarios, se encuentra en la primera carta de Juan:
1 Juan 5:7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el
Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
Este texto, dice claramente que el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo, son
uno. Ahí está la trinidad, dicen ellos. Pero, ¿es eso cierto? Para iniciar, sería
bueno ver lo que el Comentario bíblico adventista, tomo 7, p. 693 explica:
El texto del vers. 7-8, como aparece en la RVR, no se encuentra en ningún
manuscrito griego anterior a los siglos XV y XVI. Las palabras mencionadas
penetraron en las Biblias del siglo XVI, entre ellas la versión Reina-Valera, a
través del texto griego del NT de Erasmo (ver t. V, p. 143). Erasmo, según
se dice, prometió incluir las palabras en cuestión en su Nuevo Testamento
griego si se le mostraba un solo manuscrito griego donde estuvieran. Se
le presentó entonces un manuscrito procedente de una biblioteca de
Dublín [conocido como 34] con las palabras mencionadas, y las incluyó en
su texto. Ahora se cree que dicho pasaje se introdujo en las últimas
ediciones de la Vulgata por error de un copista que incluyó un
comentario exegético marginal en el texto de la Biblia que estaba copiando.
Las palabras o texto impugnado se han usado mucho para apoyar la
doctrina de la Trinidad, pero como las pruebas en contra de su autenticidad
son abrumadoras, ese apoyo no tiene valor, y por lo tanto no debe usarse.
A pesar de que tales palabras están en la Vulgata, se admite con franqueza
en una obra católica: "Ahora se afirma generalmente que este pasaje,
llamado Comma Johanneum [inciso o parte menor del período de
Juan], es una glosa que se introdujo desde hace mucho en el texto de la
antigua Vulgata Latina, pero que llegó hasta el texto griego sólo en los
siglos XV y XVI" (A Catholic Commentary on Holy Scripture, Thomas Nelson
e Hijos, 1951, p. 1186).
Siendo así, ¿cómo traducen ese texto otras versiones?
- Biblia de Jerusalén Pues tres son los que dan testimonio:
- Biblia Textual Porque tres son los que dan testimonio
- Reina Valera 2015 Porque tres son los que dan testimonio.
- Reina Valera actualizada 1989 Porque tres son los que dan
testimonio:
- Reina Valera 1990 Porque tres son los que dan testimonio:
- Traducción en lenguaje actual Son tres los que nos enseñan que
esto es verdad.
- Nueva Versión Internacional Tres son los que dan testimonio.
- Dios habla hoy Tres son los testigos.
- Biblia Latinoamericana Tres son, pues, los que dan testimonio:
De manera, que ni siquiera cabe el dedicar más tiempo a un texto incluido
por la iglesia católica en la Biblia, para sostener una doctrina falsa, como
la trinidad. Solo se puede comentar, lo siguiente:
Apocalipsis 22:18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la
profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él
las plagas que están escritas en este libro.
Tal es así, que ni la misma iglesia adventista nominal, se ha atrevido a
ponerlo en sus versiones de la Biblia Reina Valera 1990, Reina Valera Siglo
XXI.
Teniendo eso en mente, sería bueno iniciar, por el principio, es decir por el
libro del Génesis. Los trinitarios, ubican al Espíritu Santo en el versículo 2 del
primer libro de la Biblia.
Génesis 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre
la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Según ellos, esa es una clara indicación de que el Espíritu Santo, participó en
la creación de este planeta y por ende, del hombre. Ellos dicen, que en Génesis
1, se encuentra la trinidad. Pero, si el amable lector, se fija detenidamente, ese
texto:
1. En ningún lado se menciona a Dios, el Espíritu Santo, sino, al Espíritu
de Dios, que es distinto.
2. En segundo lugar, no se menciona que el Espíritu estuviera creando
nada.
3. Ni de lejos, aparece una referencia a la trinidad.
Para entender bien, ese texto, conviene entender, que la palabra
hebrea rúaj es traducida a nuestra lengua como espíritu, soplo, viento o vida.
De hecho algunas versiones lo traducen con ese sentido. Observe:
La Biblia de Jerusalen La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima
del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas."
Biblia Serafín de Ausejo 1975 La tierra era una masa informe y caótica. Había
tiniebla sobre la faz del abismo y el hálito de Dios aleteaba sobre la superficie
de las aguas.
Nueva Biblia Española 1975 La tierra era un caos informe; sobre la faz del
abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Biblia de nuestro Pueblo La tierra no tenía forma; las tinieblas cubrían el
abismo. Y el soplo de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
Biblia La Palabra Hispano Americana la tierra era una masa caótica* y las
tinieblas cubrían el abismo, mientras un viento impetuoso sacudía la superficie
de las aguas.
Biblia Versión Israelita Nazarena 2011 La tierra estaba sin forma y vacía; la
oscuridad cubría la superficie del abismo, y el aliento de Elohim se movía sobre
la superficie del agua.
Biblia Castilian 2003 La tierra era una masa informe y caótica. Había tiniebla
sobre la faz del abismo y el hálito de Dios aleteaba sobre la superficie de las
aguas.
Sin embargo, se concuerda que la mejor traducción de este texto, es “el
Espíritu de Dios”. Dicho eso, hay que preguntarse ¿se refiere a Dios el Espíritu
Santo o a otro espíritu? Acaso, ¿no dice la Biblia que el Espíritu nos creó?
Job 33:4 El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida.
Note nuevamente, por favor nuevamente, que este texto NO menciona al
Espíritu Santo o a dios el Espíritu, sino, simplemente al espíritu de Dios y el
soplo del omnipotente. Ahora, vea lo que explica los Testimonios al respecto:
La educación, p. 134 “Porque las cosas de él, su eterno poder y deidad, se
hacen claramente visibles... por medio de las cosas hechas”. Romanos
1:20. Pero su testimonio sólo puede ser entendido con la ayuda del divino
Maestro. “¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu
del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios,
sino el Espíritu de Dios”. 1 Corintios 2:11. “Pero cuando venga el Espíritu de
verdad, él os guiará a toda la verdad”. Juan 16:13. Sólo mediante la ayuda de
ese Espíritu que en el principio “se movía sobre la faz de las aguas”; de aquel
Verbo por quien “todas las cosas... fueron hechas”; de aquella “Luz verdadera
que alumbra a todo hombre”, puede interpretarse correctamente el testimonio
de la ciencia. Sólo mediante su dirección pueden descubrirse sus verdades
más profundas. Sólo bajo la dirección del Omnisciente podremos llegar a
pensar lo mismo que él cuando estudiemos sus obras.
Por favor, vuelva leer, este Testimonio. NO es Dios el Espíritu Santo el que se
movía sobre las aguas, sino, el Espíritu de Cristo, el Verbo divino. Génesis 1:2
habla de la obra de Jesús, no de Dios el Espíritu Santo. Pero, si aún le queda
alguna duda, por favor, ore antes de leer las siguientes citas, para que Dios le
de entendimiento.
Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó.
Ahora, note lo que dice el versículo 26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra sobre la tierra.”
De este texto, se aprende lo siguiente:
- Había alguien con Dios, en la obra de la creación.
- Ese Alguien, tenía la imagen de Dios.
Quizá, ¿se trataba de la trinidad? La respuesta es no. La Biblia, lo explica
claro:
Juan 1:1-3 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron
hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
En este texto, se encuentran dos Seres Divinos: Dios y el Verbo conocido
en su encarnación como Jesús. Esto es confirmado claramente en todo el
Nuevo Testamento y en los Testimonios.
Colosenses 1:13-17 El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados. Él es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas,
las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado
por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas
en él subsisten.”
Hebreos 1:1-3 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros
días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por
quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y
la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas.”
Recuerde lo que decía el sabio Salomón, acerca de Cristo:
Proverbios 8:27-30 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; cuando
trazaba el círculo sobre la faz del abismo; cuando afirmaba los cielos arriba,
cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando ponía al mar su estatuto,
para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los
fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su
delicia de día en día, teniendo solaz delante de él.”
Proverbios 30:4 “¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los
vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó
todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo,
si sabes?
Habiendo escudriñado el Testimonio bíblico, es hora de ir a los
Testimonios del Espíritu de Profecía, para ver qué señala Dios mediante su
mensajera al respecto.
Primeros Escritos, p. 145 Dios dijo a su Hijo: “Hagamos al hombre a nuestra
imagen”
Historia de la redención, p. 20 El Padre y el Hijo emprendieron la grandiosa
y admirable obra que habían proyectado: la creación del mundo. La tierra
que salió de las manos del Creador era sumamente hermosa.
Patriarcas y profetas, p. 11-12. El soberano del universo no estaba solo en
su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar
sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los
seres creados. ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.’ (Juan 1: 1, 2.)
Exaltad a Jesús, p. 44 El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de
todos los seres celestiales. “Porque por él fueron creadas todas las cosas,…
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue
creado por él y para él”. Colosenses 1:16. Los ángeles son los ministros de
Dios, que, irradiando la luz que constantemente dimana de la presencia de
él y valiéndose de sus rápidas alas, se apresuran a ejecutar la voluntad de
Dios. Pero el Hijo, el Ungido de Dios, “la misma imagen de su sustancia”, “el
resplandor de su gloria” y sostenedor de “todas las cosas con la palabra de
su potencia”, tiene la supremacía sobre todos ellos. Hebreos 1:3
The Spirit of Prophecy, tomo 1, pp. 24-25 El Padre y el Hijo se
comprometieron en la obra poderosa y maravillosa que habían
contemplado de crear el mundo. La tierra surgió de la mano del Creador
sumamente hermosa… Después de que la tierra fue creada y las bestias
sobre ella, el Padre y el Hijo llevaron a cabo su propósito, que fue diseñado
antes de la caída de Satanás, de hacer al hombre a su propia imagen. Habían
trabajado juntos en la creación de la tierra y todo ser viviente sobre ella. Y
ahora Dios dice su Hijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen“.
Spiritual Gifts, tomo 3, p. 36 Antes de la caída de Satanás, el Padre consultó
a su Hijo con respecto a la formación del hombre. Se propusieron hacer este
mundo, y crear bestias y seres vivientes en él, y hacer al hombre a imagen
de Dios, para que reinara como un monarca gobernante sobre todo ser
viviente que Dios debería crear. Cuando Satanás aprendió el propósito de
Dios, sintió envidia de Cristo y celos porque el Padre no lo había
consultado con respecto a la creación del hombre. Satanás era del orden
más elevado de ángeles; pero Cristo estaba por encima de todos. Él era el
comandante de todo el Cielo. Él impartió a la familia angelical los altos
mandatos de su Padre.
De todos estos textos, se puede decir con seguridad, que el Padre, es el
gran Creador, quien junto a Su Hijo hizo al hombre a Su imagen y
semejanza. Después de todo, el Hijo “es la imagen del Dios
invisible” Colosenses 1:15 y “el resplandor de su gloria, y la imagen misma
de su sustancia” Hebreos 1:3.
Es claro que todo fue creado por el Padre y por medio de Su Hijo. Ni en la
Biblia ni en los Testimonios, se señala que la trinidad haya creado al ser
humano ni al mundo. Por eso, al final de esa semana:
El Deseado de todas las gentes, p. 714 El Padre y el Hijo habían descansado
el sábado después de su obra de creación. Cuando “fueron acabados los
cielos y la tierra, y todo su ornamento,” Génesis 2:1
Otra de las citas favoritas de los defensores de la trinidad, es la siguiente:
Consejos sobre la Salud, p. 220 La Divinidad se conmovió de piedad por la
humanidad, y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se dieron a sí mismos a la
obra de formar un plan de redención. Con el fin de llevar a cabo
plenamente ese plan, se decidió que Cristo, el Hijo unigénito de Dios, se
entregara a sí mismo como ofrenda por el pecado. ¿Con qué se podría
medir la profundidad de este amor? Dios quería hacer que resultara
imposible para el hombre decir que hubiera podido hacer más. Con Cristo,
dio todos los recursos del cielo, para que nada faltara en el plan de la
elevación de los seres humanos. Este es amor, y su contemplación debiera
llenar el alma con gratitud inexpresable. ¡Oh, cuánto amor, cuánto amor
incomparable! La contemplación de este amor limpiará el alma del
egoísmo. Hará que el discípulo se niegue a sí mismo, tome su cruz y siga
al Redentor.
Esa cita se usa para decir que la hermana White cambió su creencias para
convertirse en trinitaria y aceptar la personalidad del Espíritu Santo como
un Ser separado del Padre y el Hijo. ¿En verdad cambió la hermana White
su posición? Pues bien, lo que hay hacer es ver qué dicen muchas otras de
sus citas, escritas antes y después de la que se encuentra en Consejos
sobre la Salud, p. 220 y que proviene originalmente del Testimonio “The
Sydney Sanitarium to Be Educational [The second tithe: A systematic
offering for the Sydney Sanitarium, pp. 3-6 escrito en el año 1899.
¿Quiénes planificaron el Plan de Redención?
1871: Testimonios para la iglesia, tomo 2, p. 41-42 Yo vi al amable Jesús y
contemplé una expresión de simpatía y tristeza en su semblante. Luego le
vi acercarse a la deslumbradora luz que envolvía al Padre. El ángel que me
acompañaba dijo: Está en íntimo coloquio con el Padre. La ansiedad de los
ángeles era muy viva mientras Jesús estaba conversando con su Padre. Tres
veces quedó envuelto por la esplendente luz que rodeaba al Padre, y la
tercera vez salió de junto al Padre, de modo que ya fue posible ver su
persona. Su aspecto era tranquilo, extenso de perplejidad y turbación, y
resplandecía de amor y benevolencia inefables. Entonces les dijo a los
ángeles que se había hallado un medio para la salvación del perdido
hombre; que había estado abogando junto a su Padre, y había ofrecido dar
su vida en rescate y echar sobre sí la sentencia de muerte, a fin de que por
su medio pudiese el hombre encontrar perdón; para que por los méritos
de su sangre y su obediencia a la ley de Dios, obtuviese el favor del Padre
y volviese al hermoso huerto para comer del fruto del árbol de vida. En un
principio los ángeles no pudieron alegrarse, porque su Caudillo no les
había ocultado nada, sino que les había declarado explícitamente el plan
de salvación. Jesús les dijo que se pondría entre la ira de su Padre y el
culpable hombre, que soportaría iniquidades y escarnios, y que muy pocos
le reconocerían por Hijo de Dios.”
1888: El conflicto de los siglos, p. 493 La muerte de Cristo prueba que la
ley es inmutable. Y el sacrificio al cual el amor infinito impelió al Padre y al
Hijo a fin de que los pecadores pudiesen ser redimidos, demuestra a todo
el universo—y nada que fuese inferior a este plan habría bastado para
demostrarlo—que la justicia y la misericordia son el fundamento de la ley
y del gobierno de Dios.
1897: El Cristo triunfante, p. 269 “Nadie forzó a Cristo a dar este paso
[llevar la culpabilidad de un mundo que perece]. Él se había ofrecido a
poner su vida para salvar al mundo. Por causa de las palabras y obras
engañosas de Satanás, los fundamentos del gobierno de Dios se habían
concebido en forma errónea y, por esta razón, el Padre y el Hijo
consideraron la necesidad de un mediador... El universo celestial
contemplaba con intenso interés cada paso de la vida de Cristo: desde el
pesebre hasta la presente y dramática escena. Los mundos que no habían
caído estaban atentos al resultado de este conflicto. Ellos contemplaban al
Hijo de Dios, el amado Comandante, quien en medio de su agonía
sobrehumana desfallecía en el campo de batalla para salvar a un mundo
perdido y desfalleciente…”
1898: El Deseado de todas las gentes, p. 773-774 Desde antes que fueran
echados los cimientos de la tierra, el Padre y el Hijo se habían unido en un
pacto para redimir al hombre en caso de que fuese vencido por Satanás.
Habían unido sus manos en un solemne compromiso de que Cristo sería
fiador de la especie humana. Cristo había cumplido este compromiso.
Cuando sobre la cruz exclamó: “Consumado es”, se dirigió al Padre. El pacto
había sido llevado plenamente a cabo. Ahora declara: Padre, consumado es.
He hecho tu voluntad, oh Dios mío. He completado la obra de la
redención. Si tu justicia está satisfecha, “aquellos que me has dado, quiero
que donde yo estoy, ellos estén también conmigo”. Juan 19:30; 17:24. Se
oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha.
Satanás está vencido. Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra,
son “aceptos en el Amado”. Efesios 1:6. Delante de los ángeles celestiales
y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados
justificados. Donde él esté, allí estará su iglesia. “La misericordia y la verdad
se encontraron: la justicia y la paz se besaron”. Salmos 85:10. Los brazos
del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo todos los ángeles de
Dios”. Hebreos 1:6.
1899: Manuscrito 16a, 1899 El plan de redención estaba dispuesto en los
consejos entre los Padre y el Hijo. Entonces Cristo se comprometió a rendir
cuentas por el hombre si resultaba desleal. Él se comprometió a hacer una
expiación que uniría a cada alma creyente con Dios.”
1900: La fe por la cual vivo, p. 78 “Mientras el divino Doliente pendía de la
cruz, los ángeles lo rodeaban, y mientras lo contemplaban y oían su clamor
se preguntaban con intensa emoción: ‘¿No lo salvará el Señor Jehová…?’
Entonces se pronunciaron las palabras: ‘El Señor ha jurado y no se
arrepentirá.’ El Padre y el Hijo han jurado cumplir los términos del pacto
eterno. ‘De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.’ “Cristo no estaba solo al consumar el gran sacrificio. Este era el
cumplimiento del pacto convenido entre él y su Padre desde antes de la
fundación del mundo. Se habían estrechado la mano al pronunciar la
solemne promesa de que Cristo llegaría a ser el fiador de la raza humana si
ésta era vencida por las sofisterías de Satanás.”
1901: En los lugares celestiales, p.14 “El plan de redención fue preparado
en los consejos entre el Padre y el Hijo. Entonces Cristo se comprometió a
responder por el hombre si éste resultaba desleal. Se comprometió a
efectuar una expiación que uniera a toda alma creyente con Dios. El que
coloca sus pecados sobre el sustituto y garantía… puede unirse
con el apóstol al decir: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo”. “Para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús”. Efesios 1:3; 2:7. En su infinito amor Cristo ideó el plan de
salvación. Está listo para cumplir ese plan en favor de todos los que
cooperen con él. Intercediendo por ellos, dice al Padre: No les imputes a
ellos sus pecados, sino colócalos sobre mí. Sé misericordioso con sus
injusticias y no recuerdes más sus pecados e iniquidades.
1901: Manuscrito 71 de 1901 “Jesús, la Majestad del cielo, tomó sobre sí
mismo por su propia voluntad la carga de realizar el gran plan de la
salvación. Él hizo expiación por nuestros pecados. Siendo uno con el Padre,
el Hijo del Dios infinito estaba por encima de toda ley. De los santos
ángeles creados no se podría decir, como se dijo de Cristo: “Sobre los
cuales nunca vino yugo”. [Números 19: 2] Los ángeles llevan el yugo del
deber y la obediencia, y son los mensajeros delegados de Dios. No
pudieron hacer un sacrificio adecuado para la redención de hombre. Cristo
era igual al Padre. Solo él tenía el valor suficiente para asumir la fianza de
la raza caída. Él fue hecho pecado por nosotros. Sobre él fue puesta la
iniquidad de todos nosotros.”
1904: Testimonios para la iglesia, tomo 8, p. 293 “Aun a los ángeles no se
les permitió participar en los consejos entre el Padre y el Hijo cuando el
plan de la salvación fue ideado. Aquellos seres humanos que procuran
entrometerse en los secretos del Altísimo manifiestan su ignorancia de las
cosas espirituales y eternas. Sería mucho mejor que, mientras se escucha
aún la voz de la misericordia, se humillasen en el polvo de la tierra y
suplicasen que Dios les enseñe sus caminos.”
1905: Reflejemos a Jesús, p. 8 “En consulta, el Padre y el Hijo decidieron que
Cristo debía venir al mundo como un niño, y vivir la vida de los seres
humanos desde la niñez hasta la madurez, soportar las pruebas que ellos
deben soportar, y al mismo tiempo vivir una vida sin pecado, como para
que los hombres pudieran ver en El un ejemplo de lo que podrían llegar a
ser, y para que El supiera por experiencia cómo ayudarles en sus luchas
con el pecado. Fue probado como es probado el hombre, tentado como
es tentado el hombre. La vida que vivió en este mundo la pueden vivir los
hombres por medio de su poder y bajo sus instrucciones…”
1905: El ministerio de curación, p. 336 “Ni aun los ángeles pudieron
participar en los consejos habidos entre el Padre y el Hijo al trazarse el plan
de la salvación. Y los seres humanos no deben inmiscuirse en los secretos
del Altísimo. Somos respecto de Dios tan ignorantes como niños; pero,
como niños también, podemos amarle y obedecerle.”
Como se puede ver, antes y después de 1899, la mensajera del Señor
siguió enseñando que el Plan de Redención, fue trazado por el Padre y el
Hijo únicamente. En todo caso, diez años después, escribió:
Signs of the Times, 13 de enero de 1909. “Dios y Cristo solamente saben lo
que han costado las almas de los hombres”.
Esto en perfecta armonía con el testimonio bíblico que proclama:
Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.
Honestamente, se requiere muchísima imaginación y prejuicio, para
utilizar el la triple invocación de los serafines que ve el profeta Isaías, como
una declaración de la existencia de la trinidad, pero, dado que los
trinitarios lo usan con ese fin, se analiza, para ver si es así o no
Isaías 9:3,8 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo,
Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria… Después oí la
voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Como se ve, no existe ni la más mínima indicación de la trinidad en este
texto. Es más, por el contexto, se puede saber perfectamente a quién se
está adorando. El mismo versículo lo indica, es un ser “Jehová de los
ejércitos”.
En el versículo 1, amplía En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor
sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Y el versículo 5 añade: Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque
siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que
tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
En todos esos pasajes se identifica al Señor sentado en un trono, quien se
llama Jehová y se le da el título de Rey. Habiendo dicho eso, conviene ver
lo que explica la mensajera del Señor. ¿A quién se adora, con una triple
exclamación de santidad?
Profetas y Reyes, pp. 227-228 Pensamientos como éstos embargaban a
Isaías mientras se hallaba bajo el pórtico del templo. De repente la puerta
y el velo interior del templo parecieron alzarse o retraerse, y se le permitió
mirar al interior, al lugar santísimo, donde el profeta no podía siquiera
asentar los pies. Se le presentó una visión de Jehová sentado en un trono
elevado, mientras que el séquito de su gloria llenaba el templo. A ambos
lados del trono, con el rostro velado en adoración, se cernían los serafines
que servían en la presencia de su Hacedor y unían sus voces en la solemne
invocación: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está
llena de su gloria”. Isaías 6:3.
El conflicto de los siglos, p. 703. En cada lado del carro nebuloso hay alas,
y debajo de ellas, ruedas vivientes; y mientras el carro asciende las ruedas
gritan: “¡Santo!” y las alas, al moverse, gritan: “¡Santo!” y el cortejo de los
ángeles exclama: “¡Santo, santo, santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso!”
Y los redimidos exclaman: “¡Aleluya!” mientras el carro se adelanta hacia la
nueva Jerusalén.
Review and Herald, 16 de octubre de 1888 Una gloria indescriptible
emanaba del Personaje sobre el trono, “y sus faldas llenaban el templo”...
Querubines a ambos lados del trono brillaban con la gloria que los
rodeaba por estar en la presencia de Dios. Cuando sus cantos de adoración
resonaban con profundas notas, los pilares de la puerta temblaban como
sacudidos por un terremoto. Estos seres santos cantaban sus alabanzas y
brindaban gloria a Dios con labios no contaminados por el pecado. El
contraste entre la débil alabanza que Isaías estaba acostumbrado a brindar
a su Creador y las indescriptibles loas de los serafines, llenó al profeta de
temor reverente y un sentimiento de indignidad. Por un momento tuvo el
sublime privilegio de apreciar la pureza sin tacha del exaltado carácter de
Jehová. Mientras los ángeles cantaban: “Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”, la inigualable majestad, la
gloria, y el infinito poder del Señor pasaron ante el profeta en visión, e
hicieron una impresión indeleble en su alma. A la luz de esta extraordinaria
y refulgente revelación del carácter divino, su propia indignidad interior se
hizo claramente manifiesta. Sus propias palabras le parecieron viles.
Bible Echo and Signs of the Times, 3 de diciembre de 1894 Los serafines,
que moran en la presencia de Dios, cubren sus rostros y sus pies con sus
alas al ver al Rey en su hermosura. Cuando Isaías vio la gloria de Dios, su
alma fue postrada en el polvo. El resultado inmediato de la visión que tuvo
el privilegio de presenciar fue un sentimiento de su propia indignidad. Este
será siempre el resultado sobre la mente humana cuando los rayos del Sol
de justicia brillen gloriosamente sobre el alma... Cuando la gloria de Cristo
es revelada, el agente humano no encuentra gloria en sí mismo, porque la
deformidad de su alma se hace manifiesta y el orgullo y la glorificación
propia se extinguen. Muere el yo, y Cristo vive en su lugar.
Como se ve, claramente, no hay ninguna, ni la más mínima referencia a un
dios Espíritu Santo en este texto. Se trata de una visión de la gloria del Dios
todopoderoso, y a lo sumo, por lo señalado en la última cita, se podría
estar hablando del Padre y del Hijo. Lo que está en perfecta armonía, de
los siguientes testimonios:
Consejos para los maestros, p. 424 Lo que en los consejos del cielo el Padre
y el Hijo consideraban esencial para la salvación del hombre, está
presentado claramente en las Sagradas Escrituras. Las verdades infinitas
de la salvación están expuestas tan sencilla y claramente que los seres
finitos que desean poseer la verdad no pueden menos que comprenderlas.
Las revelaciones divinas han sido hechas para instruirlos en la justicia, a fin
de que glorifiquen a Dios y ayuden a sus semejantes.
Testimonios para los ministros, p. 453 El camino al cielo ha sido abierto a
un costo infinito que han pagado el Padre y el Hijo.
¿Tiene Jesús dos padres? Pues, sin quererlo, eso es lo que afirman los
trinitarios al señalar que existe un dios Espíritu Santo, distinto del Padre.
Analice el siguiente texto:
Mateo 1:18-20 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada
María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había
concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería
infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un
ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no
temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del
Espíritu Santo es.
Si el Espíritu Santo es dios, entonces, ese dios es el Padre del Señor Jesús.
Pero, ¿es eso así? Obviamente NO. Para aclarar el tema, lea el relato de
Lucas:
Lucas 1: 30-35 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has
hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a
luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado
Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y
reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que
nacerá, será llamado Hijo de Dios.
Mensajes Selectos, tomo 1, pp. 265-266 Cristo trajo a los hombres y a las
mujeres poder para vencer. Vino a este mundo en forma humana para vivir
como un hombre entre los hombres. Tomó las flaquezas de la naturaleza
humana para ser probado y examinado. En su humanidad, era participante
de la naturaleza divina. En su encarnación, ganó en un nuevo sentido el
título de Hijo de Dios. Dijo el ángel a María: “El poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado
Hijo de Dios”. Lucas 1:35. Si bien era el Hijo de un ser humano, llegó a ser
en un nuevo sentido el Hijo de Dios. Así estuvo en nuestro mundo: el Hijo
de Dios, y sin embargo unido a la raza humana por su nacimiento.
Lo primero que se debe notar es que en ningún momento, se identifica a
Jesús como Hijo del Espíritu Santo, siempre se le identifica como Hijo del
Padre. Como se ha estudiado hasta ahora, Jesús reconoció como su Padre
a Dios, no al Espíritu. En el Nuevo Testamento, nunca se le identifica la
paternidad al Espíritu, sino, a Dios el Padre.
Gálatas 4:4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.
El Deseado de todas las gentes, p. 34 La dedicación del primogénito tuvo
sus orígenes en los primeros tiempos. Dios había prometido dar al
primogénito del cielo para salvar al pecador.”
Carta 77, 3 de agosto de 1894 ¡O que regalo Dios ha hecho a nuestro
mundo! El Verbo fue hecho carne y vivió entre nosotros. Dios envió a su
propio Hijo en semejanza de carne de pecado, sujeto a las enfermedades
físicas, tentado en todos los puntos como lo somos nosotros. Él era el Hijo
del Dios viviente. Su personalidad no comenzó con su encarnación en la
carne.”
Youth's Instructor, 21 de noviembre de 1895 Mientras más pensamos
acerca de Cristo haciéndose un bebé aquí en la tierra, lo más maravilloso
que parece. ¿Cómo puede ser que el indefenso bebé en el pesebre de
Belén sea aun el divino Hijo de Dios?
Si se leen estos textos, sin prejuicio, habría que llegar a la conclusión de
que el Espíritu Santo, como lo dice Lucas y los Testimonios, es el “poder
del Altísimo” que cubrió a María con su sombra y como resultado de eso,
el Santo Ser que nacería sería el Hijo de Dios Padre, en un nuevo sentido,
al serlo por engendramiento en la eternidad y al serlo nuevamente en su
encarnación. Ahora bien, entonces ¿por qué se dice que fue engendrado
por el Espíritu Santo y no por el Padre? Note lo que señalan los siguientes
textos, acerca de la identidad del Espíritu Santo:
Hechos 10:38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los
oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Este texto indica que Jesús fue ungido con el Espíritu Santo, que le dio
poder para hacer los milagros que hizo, porque “Dios estaba con él”. Ahora
bien, por favor observe lo que había predicho el profeta Isaías:
Isaías 61:1-3 El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió
Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar
a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los
presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de
Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los
enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar
de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del
espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová,
para gloria suya.
Isaías llama al Espíritu que ungió a Jesús, como el Espíritu de Jehová, por
su parte Lucas, le llama el Espíritu del Señor.
Lucas 4:18 El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los
quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los
ciegos; a poner en libertad a los oprimidos.
De esta forma, se puede afirmar que el Espíritu Santo, es el Espíritu de
Jehová el Señor o el Espíritu del Señor, es decir, es el Espíritu de Dios, no
un ser distinto al Padre, por eso, a Jesús, se le llama, Hijo de Dios, no Hijo
del Espíritu Santo. Teniendo eso en mente, mire, cómo se identifica a Dios
como el autor de esos milagros de Jesús y no a un dios Espíritu Santo.
Hechos 2:22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón
aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales
que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos
sabéis.
El Conflicto de los siglos, p. 375 El apóstol Pedro testifica que "a Jesús de
Nazaret: ... Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder." (Hechos 10:38,
V.M.) Y el mismo Salvador declara: "El Espíritu del Señor está sobre mí;
por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres."
Después de su bautismo, Jesús volvió a Galilea, "predicando el evangelio
de Dios, y diciendo: Se ha cumplido el tiempo." (S. Lucas 4:18; S. Marcos
1: 14, 15, V.M.)
En este sentido, resulta por demás interesante ver lo que señalan los
siguientes textos:
Mateo 12:28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
Lucas 11:20 Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios,
ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Comparando el relato de Mateo con el de Lucas, se ve que al Espíritu de
Dios o Espíritu Santo, se le denomina el “dedo de Dios” es decir, una parte
de Él y no un ser distinto a Él.
Pero, ¿no aparece el Espíritu Santo como un ser distinto al momento del
bautismo de Jesús? ¿No aparece en forma de paloma? Para responder a
estas preguntas, hay que analizar el relato de Lucas:
Lucas 3:21-22 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también
Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu
Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo
que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Los trinitarios señalan que en este texto está la trinidad. El Padre
anunciando que Jesús es su Hijo amado y dios el Espíritu Santo
descendiendo como Paloma. Ahí están las tres personas de la Deidad,
señalan. Pero, para ver si eso es así, hay que leer los relatos de Juan y de
Mateo sobre el mismo evento.
Juan 1:33-35 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que
descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le
conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre
quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que
bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste
es el Hijo de Dios.
Mateo 3:16-17 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua;
y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que
descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que
decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Se ve claro, como se ha señalado con otros textos anteriormente, que el
Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, no un ser llamado dios el Espíritu
Santo. Mateo lo dice de manera precisa: “vio al Espíritu de Dios que
descendía como paloma”. Pero, si se va a los Testimonios, el asunto es aún
mucho más fácil de entender.
Exaltad a Jesús, p. 72 Los ángeles nunca habían escuchado una oración
semejante. Sentían el ferviente deseo de llevarle un mensaje de seguridad
y amor al Redentor que estaba en oración. Pero no; el mismo Padre
atendería a su Hijo. La luz de la gloria de Dios resplandeció directamente
desde el trono. Los cielos se abrieron, y los rayos de luz y gloria procedentes
de él tomaron la forma de una paloma y la apariencia del oro bruñido.
Además, la forma de la paloma era un emblema de la humildad y la
mansedumbre de Cristo. La gente permaneció muda de temor y asombro.
Sus ojos estaban fijos en Cristo, cuya forma postrada se veía envuelta en
la hermosa luz y la gloria que rodean constantemente al trono de Dios. Su
rostro vuelto hacia arriba estaba glorificado como nunca habían visto la
faz de hombre alguno. Los truenos resonaban y los relámpagos iluminaban
los cielos abiertos, a la vez que de ellos procedía una voz de majestad
terrible, diciendo: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”. Lucas
3:22... La voz de Jehová le dio a Cristo la seguridad de su calidad de Hijo
con el Eterno.
La hermana White identifica al Espíritu Santo que descendió en forma de
paloma sobre Jesús, como “la luz de la gloria de Dios”, “los rayos de luz y
gloria procedentes de él” que “tomaron la forma de una paloma y la
apariencia del oro bruñido”. Y señala que “la forma de la paloma era un
emblema de la humildad y la mansedumbre de Cristo.” No hay manera
posible de identificar aquí al Espíritu Santo, como un ser distinto al Padre.
El Espíritu es la gloria de Dios, dice la mensajera del Señor. Esto es
confirmado en el siguiente testimonio:
Review and Herald, 21 de enero de 1873 Nunca antes los ángeles habían
escuchado una oración como la que Cristo ofreció en su bautismo, y
estaban deseosos de ser los portadores del mensaje del Padre a su
Hijo. ¡Pero no! directamente del Padre emite la luz de su gloria. Los cielos
se abrieron y rayos de gloria se posaron sobre el Hijo de Dios y asumieron
la forma de una paloma, en apariencia como oro bruñido. La forma de
paloma era emblemática de la mansedumbre y la dulzura de
Cristo. Mientras la gente estaba hechizada por el asombro, sus ojos
clavados en Cristo, desde los cielos que se abrían, llegaron estas palabras:
“Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Las palabras de
confirmación de que Cristo es el Hijo de Dios se dieron para inspirar fe en
los que presenciaron la escena y para sostener al Hijo de Dios en su ardua
labor. A pesar de que el Hijo de Dios estaba revestido de humanidad, sin
embargo, Jehová, con su propia voz, le asegura su filiación con el Eterno. En
esta manifestación a su Hijo, Dios acepta a la humanidad como exaltada
por la excelencia de su amado Hijo. Habiendo explicado hasta aquí esto,
es hora de analizar más textos.
Otro de los textos estrella de los trinitarios, se encuentra en el evangelio
de Mateo, léalo por favor:
Mateo 28:18-20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es
dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Como habrá podido notar, esos textos no enseñan nada acerca de la trinidad,
sino, es un mandato de ir a enseñar todas las cosas y hacer discípulos y ser
bautizados en el Nombre, no dice los nombres. Ahora, compare, este
mandato en los otros evangelios:
Marcos 16: 15-18 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere,
será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán.
Lucas 24: 45-49 Entonces les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario
que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se
predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en
todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos
de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;
pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos
de poder desde lo alto.
Juan 20: 21-23 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me
envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les
dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son
remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
Si el amable lector compara los cuatro relatos verá, que el Nombre en que
se debía predicar, según Marcos y Lucas, es el de Jesús y que como parte
de esa predicación recibirían el Espíritu Santo, dice Juan, quien Lucas
identifica como el “poder desde lo alto”. Pero, aún hay más textos, para
comprender de manera inequívoca este asunto. Mire lo que sucedió en el
día de Pentecostés:
Hechos 2:1-4 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes
juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio
que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les
aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada
uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Nuevamente se asocia al Espíritu con el viento, no se le identifica como un
dios aparte de Dios o del Hijo. Vea cómo explican los testimonios:
Signs of the Times, 23 de noviembre de 1891 El espíritu divino que el
Redentor del mundo prometió que enviaría, es la presencia y poder de
Dios.
Pero, dado que los apóstoles fueron quienes recibieron ese mandato, lo lógico
es que se les pregunte a ellos, en cuál nombre debe realizarse el bautismo.
Hechos 2:38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 8:14-17 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron
que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y
a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen
el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de
ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Hechos 10: 43,48 De éste dan testimonio todos los profetas, que
todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que
se quedase por algunos días.
Hechos 8: 37-38 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y
respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar
el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.
Hechos 19: 4-5 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de
arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría
después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hechos 22:16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y
lava tus pecados, invocando su nombre.
1 Corintios 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Gálatas 3:26-27 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque
todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
1 Juan 2: 6,12 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido
perdonados por su nombre.
Colosenses 3:17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho,
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por
medio de él.
Nuevamente, el otro texto usado por los trinitarios, no dice lo que ellos
quieren hacerlo decir, pero aún puede analizarse un poco más. El texto leído
más arriba de Marcos, señala: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas
el que no creyere, será condenado.” Pregúntese, ¿creer en qué da vida eterna
y salvación? La respuesta es clara:
Juan 3:16-18 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero
el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios.
Hay que creer en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, en rescate por
el pecador. El no creer en ello, conlleva a la perdición. No hay una sola
mención a creer en dios el Espíritu Santo, para ser salvo. Lea con cuidado, las
palabras de Jesús:
Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero,
y a Jesucristo, a quien has enviado.
¿Le quedan dudas? Mire:
1 Juan 5:10-13 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo;
el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el
testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que
Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo,
tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he
escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis
que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
Resulta esencial, el estudiar acerca de la promesa del Espíritu Santo, para
comprender un poco más acerca de su identidad. El Señor Jesús, enseñó
que se debe pedir al Padre celestial por el Espíritu Santo.
Lucas 11:13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo pidan?
Al comparar ese mismo texto, con su equivalente en Mateo, se descubre
algo muy interesante. Observe:
Mateo 7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan?
Mateo, equipara al Espíritu Santo con “buenas cosas”, no con un dios
Espíritu Santo. Ahora, mire, lo predicho por Juan el Bautista:
Lucas 3:16 respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en
agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de
desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
El cumplimiento de esta promesa se encuentra en el libro de Hechos:
Hechos 1: 1-5 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las
cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue
recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu
Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de
haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de
Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que
esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el
Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Note, apreciado lector, que el bautismo en el Espíritu Santo, se cumpliría
hasta el día de Pentecostés. Este bautismo es la promesa del Padre, que
sería cumplida por su Hijo.
Lucas 24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;
pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis
investidos de poder desde lo alto.
A esa promesa, del bautismo del Espíritu Santo, Jesús le llama ser
“investidos de poder desde lo alto”. Nuevamente, como sucedió con el
nacimiento y el bautismo de Jesús, se identifica al Espíritu como el poder
de Dios. Recuerde que una de los significados de la palabra espíritu es
soplo, viento, como bien lo explicó Jesús, mientras hablaba con Nicodemo:
Juan 3:5-8 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que
es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El
viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde
viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
El Deseado de todas la gentes, pp. 143-144 Nicodemo estaba todavía
perplejo, y Jesús empleó el viento para ilustrar lo que quería decir: “El
viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes
de dónde viene, ni adónde vaya: así es todo aquel que es nacido del
Espíritu.” Se oye el viento entre las ramas de los árboles, por el susurro que
produce en las hojas y las flores; sin embargo es invisible, y nadie sabe de
dónde viene ni adónde va. Así sucede con la obra del Espíritu Santo en el
corazón. Es tan inexplicable como los movimientos del viento. Puede ser
que una persona no pueda decir exactamente la ocasión ni el lugar en que
se convirtió, ni distinguir todas las circunstancias de su conversión; pero
esto no significa que no se haya convertido. Mediante un agente tan
invisible como el viento, Cristo obra constantemente en el corazón. Poco a
poco, tal vez inconscientemente para quien las recibe, se hacen
impresiones que tienden a atraer el alma a Cristo. Dichas impresiones
pueden ser recibidas meditando en él, leyendo las Escrituras, u oyendo la
palabra del predicador viviente. Repentinamente, al presentar el Espíritu
un llamamiento más directo, el alma se entrega gozosamente a Jesús.
Muchos llaman a esto conversión repentina; pero es el resultado de una
larga intercesión del Espíritu de Dios; es una obra paciente y larga. Aunque
el viento mismo es invisible, produce efectos que se ven y sienten. Así
también la obra del Espíritu en el alma se revelará en toda acción de quien
haya sentido su poder salvador. Cuando el Espíritu de Dios se posesiona
del corazón, transforma la vida.
El camino a Cristo, p. 57 Es posible que una persona no sepa
indicar el momento y lugar exactos de su conversión, o que no pueda tal
vez señalar el encadenamiento de circunstancias que la llevaron a ese
momento; pero esto no prueba que no se haya convertido. Cristo dijo a
Nicodemo: “El viento de donde quiere sopla; y oyes su sonido, mas no
sabes de donde viene, ni a donde va: así es todo aquel que es nacido del
Espíritu.” Juan 3:8 Como el viento es invisible y, sin embargo, se ven y se
sienten claramente sus efectos, así también obra el Espíritu de Dios
en el corazón humano. El poder regenerador, que ningún ojo humano
puede ver, engendra una vida nueva en el alma; crea un nuevo ser
conforme a la imagen de Dios.
La misma hermana White, compara en estos pasajes al Espíritu Santo, con
un agente invisible por el que actúa Cristo, dice además, que es el Espíritu
de Dios y lo identifica con el poder regenerador de Dios, que convierte a
las personas, NO dice que sea un dios separado.
Entonces, Mateo, simplemente está hablando en la creencia de que Dios dio
a Su Hijo para que tuviera el ser humano, la esperanza de la vida eterna y que
mientras los discípulos predicasen en su Nombre, el Espíritu Santo, el poder
de lo alto, les acompañaría en su predicación.
Sobre el bautismo trinitario, el cardenal José Ratzinger (después Papa
Benedicto XVI) dice:
La forma de nuestra profesión se elaboró en el transcurso de los siglos II y III en
conexión con el rito bautismal; por lo que atañe a su origen local es un texto
romano, pero su origen interno es el culto divino, más en concreto, la
administración del bautismo; ésta, a su vez, se refiere en su forma fundamental
a las palabras del Resucitado relatadas en Mateo 28,19: Id y haced discípulos
de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Por eso al bautizado se le hacen tres preguntas: Crees en Dios,
Padre todopoderoso? ¿Crees en Jesucristo, Hijo de Dios...? ¿Crees en el Espíritu
Santo...?.2 A las tres preguntas contesta el bautizado .credo. .creo.; después se
le sumerge en el agua. La forma primitiva de la profesión de fe es, pues, un
triple diálogo, pregunta y respuesta, y tiene lugar en el rito
bautismal. Probablemente ya en el transcurso de los siglos II y III la triple
fórmula, tomada simplemente de Mateo 28, se amplió en el centro, es decir, en
la cuestión cristológica… (Introducción Cristianismo. Capítulo II. La Fórmula
Eclesial de Fe.)
La iglesia romana, reconoce que el bautismo trinitario es una invención suya
de los siglos II y III de la era común.
Mateo 10:19-20 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o
qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de
hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro
Padre que habla en vosotros.
Compare con el relato de Lucas:
Lucas 12:11-12 Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados
y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder,
o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma
hora lo que debáis decir.
Ahora, vea lo que enseña el mismo Lucas:
Lucas 21: 12-15 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os
perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis
llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto
os será ocasión para dar testimonio. Proponed en vuestros corazones no
pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os
daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los
que se opongan.
¿Lo notó? Cristo dice que “el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora
lo que debáis decir”, y luego explica a lo que se refiere “porque yo os daré
palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que
se opongan.” Cristo, en perfecta armonía con lo estudiado, se identifica
asimismo, como es el Espíritu Santo, o como dice Mateo, el Espíritu de
vuestro Padre. Ahora, lea lo que dicen los Testimonios:
Consejos sobre la obra de la escuela sabática, p. 44 Los siervos de Cristo
no deben preparar un discurso especial para presentarlo cuando sean
llevados ante las autoridades por causa de su fe. Su preparación ha de ser
hecha día tras día, atesorando en el corazón las preciosas verdades de la
Palabra de Dios, alimentándose de las enseñanzas de Cristo, y fortaleciendo
su fe por medio de la oración; entonces, cuando sean llevados ante los
tribunales, el Espíritu Santo les hará recordar precisamente las verdades que
alcanzarán los corazones de los que vinieren para oír. Dios les traerá
repentinamente a la memoria el conocimiento que obtuvieron por medio
de un diligente escudriñamiento de las Escrituras, precisamente cuando lo
necesiten.
Por favor, note lo que dice este Testimonio, “el Espíritu Santo les hará
recordar precisamente las verdades que alcanzarán los corazones de los
que vinieren para oír. Dios les traerá repentinamente a la memoria el
conocimiento que obtuvieron por medio de un diligente escudriñamiento
de las Escrituras, precisamente cuando lo necesiten.” La hermana White,
identifica a Dios como quien es el que traerá a la memoria del creyente, lo
que debe testificar, ella identifica al Espíritu Santo con Dios el Padre, no
como un dios, sino, como el verdadero Dios. Ahora note, la siguiente cita:
Maranata, p. 253 Ahora debéis prepararos para el tiempo de prueba. Ahora
debéis saber si vuestros pies están afirmados en la Roca eterna. Debéis
tener una experiencia individual, y no depender de otros para vuestra luz.
Cuando se os lleve a la prueba, ¿cómo sabréis que no estaréis solos, sin un
amigo terrenal a vuestro lado? ¿Seréis entonces capaces de comprender
que Cristo es vuestro apoyo? ¿Seréis capaces de recordar la promesa: “He
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”? Habrá
seres invisibles a vuestro alrededor dedicados a lograr vuestra destrucción.
Satanás y sus agentes procurarán de cualquier manera haceros vacilar de
vuestra firmeza en Dios y su verdad. Pero si tenéis vuestros ojos limpios
para percibir su gloria, no necesitáis preocuparos acerca de cómo
testificaréis por su verdad.
La mensajera señala que “que Cristo es vuestro apoyo”, quien está con el
creyente todos los días hasta el fin del mundo y que al “percibir su gloria,
no necesitáis preocuparos acerca de cómo testificaréis por su verdad.”
Nuevamente, se identifica al Espíritu con el Padre y con el Hijo, con su
gloria. Pero, si aún no tiene claro el asunto, por favor vea cómo se explica
aún más. Pregúntese ¿Quién inspiró a los profetas?
2 Pedro 1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana,
sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo.
Por este texto, es claro, que fueron inspirados por el Espíritu Santo.
¿Cierto? Ahora mire, lo que dice el mismo Pedro, al respecto:
1 Pedro 1:10-11 Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a
vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que
estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos.
¿Lo notó? Pedro dice que el ESPÍRITU SANTO que inspiró a los profetas, no es
más que el ESPÍRITU DE CRISTO que estaba en ellos, no un dios aparte. Pero,
aún hay más, para confirmar, observe:
Apocalipsis 19:10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no
lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio
de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la
profecía.
El testimonio de Jesús, es decir la revelación o mensaje dado por Jesucristo,
es el espíritu de profecía, o el espíritu que revela a los profetas los secretos de
Dios (Amos 3:7). Mira como lo explican los Testimonios:
Patriarcas y profetas, p. 337 Fue Cristo quien habló a su pueblo por medio de
los profetas. El apóstol Pedro, escribiendo a la iglesia cristiana, dice que los
que “profetizaron de la gracia destinada a vosotros inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué
persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual
anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían
tras ellos”. 1 Pedro 1:10, 11. Es la voz de Cristo la que nos habla por medio del
Antiguo Testamento. “El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Apocalipsis 19:10. En las enseñanzas que dio cuando estuvo personalmente
entre los hombres, Jesús dirigió los pensamientos del pueblo hacia el Antiguo
Testamento. Dijo a los judíos: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os
parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de
mí”. Juan 5:39. En aquel entonces los libros del Antiguo Testamento eran la
única parte de la Biblia que existía. Otra vez el Hijo de Dios declaró: “A Moisés
y a los Profetas tienen; ¡que los oigan!” Y agregó: “Si no oyen a Moisés y a los
Profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levante de los muertos”.
Lucas 16:29, 31.
Patriarcas y profetas, p. 827 Además, a Cristo se le llama el Verbo o Palabra de
Dios. Juan 1:1-3. Es llamado así porque en todas las edades Dios comunicó sus
revelaciones al hombre por medio de él. Fue su Espíritu el que inspiró a los
profetas. 1 Pedro 1:10, 11. Les fue revelado como el Ángel de Jehová, el
príncipe del ejército del Señor, Miguel el arcángel.
¿Pero, si el Espíritu Santo, no es un ser distinto al Espíritu de Dios y de
Cristo, cómo se puede cometer blasfemia contra él? Ese argumento se
basa en los siguientes textos:
Mateo 12:31-32 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será
perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será
perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del
Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no
le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
Marcos 3:28-29 De cierto os digo que todos los pecados serán
perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que
sean; pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás
perdón, sino que es reo de juicio eterno.
Lucas 12:10 A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del
Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo,
no le será perdonado.
¿Significan esos textos, que solo si se blasfema al Espíritu y no al Hijo, se
comente el pecado imperdonable?
Hebreos 10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee
al Hijo de Dios, y tenga por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado y ofenda al Espíritu de gracia?
Por supuesto que, rechazar al Hijo, es rechazar a su mismo Espíritu, el
Espíritu de gracia. Ahora, note, cómo los explica el Espíritu de Profecía:
A fin de conocerle, p. 245 Conozco el peligro, de los que rehúsan andar en
la luz que Dios les da. Atraen sobre sí la terrible crisis que significa quedar
abandonados a sus propios caminos, a su propio juicio. La conciencia se
torna cada vez menos impresionable. La voz de Dios parece más distante, y
el que hace el mal es abandonado a su propia infatuación. Resiste
tercamente cada invitación, desprecia todo consejo, y se aleja de cada
provisión realizada para su salvación. El Espíritu de Dios ya no ejerce un
poder restrictivo sobre él, y se promulga la sentencia: “Es dado a ídolos;
déjalo”. Oseas 4:17. ¡Cuán oscura, cuán sucia, cuán obstinada es su
independencia! Parecería como si la insensibilidad de la muerte estuviera
en su corazón. Este es el proceso por el que pasa el alma que rechaza la
obra del Espíritu Santo. Nadie necesita considerar el pecado contra el
Espíritu Santo como algo misterioso e indefinible. El pecado contra el
Espíritu Santo es el pecado de un rechazo persistente a responder a la
invitación a arrepentirse. Si rehusáis creer en Jesucristo como vuestro
Salvador personal,... significa que amáis la atmósfera que rodeó al primer
gran apóstata. Elegís esa atmósfera antes que la atmósfera que rodea al
Padre y al Hijo, y Dios os permite elegir.
Entonces, el pecado contra el Espíritu Santo, es dejar de oír la voz de Dios,
seguir la propia infatuación, rechazar la invitación a arrepentirse, rehusar
creer en Jesucristo y no escoger la atmósfera del Padre y del Hijo. No hay
evidencia alguna aquí, de que el Espíritu Santo sea dios Espíritu Santo. Por
el contrario, vea otros textos de la sierva de Dios, que explica bien, porqué
ese pecado es imperdonable.
El Deseado de todas las gentes, p. 92 Cada paso dado hacia el
rechazamiento de Cristo, es un paso hacia el rechazamiento de la salvación
y hacia el pecado contra el Espíritu Santo. Al rechazar a Cristo, el pueblo
judío cometió el pecado imperdonable, y desoyendo la invitación de la
misericordia, podemos cometer el mismo error.
Así que, el pecado contra el Espíritu Santo, es rechazar a Cristo y su
salvación. Recuerde claramente, que el Espíritu Santo, es el Espíritu de Dios
y de Cristo. ¿Qué se puede decir acerca de Ananías y Safira?
Hechos 5:3-4,9 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón
para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?
¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino
a Dios… Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor?
He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te
sacarán a ti.
¿A quién le mintieron? ¿A dios el Espíritu Santo o al verdadero Dios?
Claramente en el versículo nueve dice que fue al “Espíritu del Señor”. ¿Qué
dice la hermana White al respecto?
Hechos de los apóstoles, p. 59-60 Todos los presentes habían sentido una
profunda convicción, y bajo la influencia directa del Espíritu de Dios,
Ananías y Safira habían hecho una promesa de dar al Señor el importe de
la venta de cierta propiedad. Más tarde, Ananías y Safira agraviaron al
Espíritu Santo cediendo a sentimientos de codicia… Pero Dios odia la
hipocresía y la falsedad. Ananías y Safira practicaron el fraude en su trato
con Dios; mintieron al Espíritu Santo, y su pecado fue castigado con un
juicio rápido y terrible. Cuando Ananías vino con su ofrenda, Pedro le dijo:
“Ananías, ¿por qué ha llenado Satanás tu corazón a que mintieses al
Espíritu Santo, y defraudases del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no
se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu potestad? ¿Por qué pusiste
esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.” “Entonces
Ananías, oyendo estas palabras, cayó y espiró. Y vino un gran temor sobre
todos los que lo oyeron.” “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti?” preguntó
Pedro. No se había ejercido ninguna influencia indebida en Ananías para
compelerle a sacrificar sus posesiones para el bien general. Él había
procedido por su propia elección. Pero al tratar de engañar a los discípulos,
había mentido al Altísimo. “Y pasado espacio como de tres horas, sucedió
que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. Entonces Pedro
le dijo: Dime: ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. Y
Pedro le dijo: ¿Por qué os concertasteis para tentar al Espíritu del Señor?
He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te
sacarán. Y luego cayó a los pies de él, y espiró: y entrados los mancebos,
la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino
un gran temor en toda la iglesia, y en todos los que oyeron estas cosas.”
La sierva de Dios, señala que este relato, trata del Espíritu de Dios llamado
Espíritu Santo, y al mentirle, le mintieron a Dios mismo, al Altísimo, pues:
Recibiréis poder, p. 309 “Al concedernos su Espíritu, Dios se da a sí mismo”
(1910)
Efectivamente, las Escrituras enseñan que el Espíritu Santo prohibió a
Pablo, Silas y Timoteo predicar en Asia. Léalo, por favor:
Hechos 16:6-8 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue
prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron
a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando
junto a Misia, descendieron a Troas.
Pero, ¿dice ahí algo, acerca de dios el Espíritu Santo? Observe por favor
cómo traducen el versículo 7 otras versiones de iglesias trinitarias,
incluidas la católica y las evangélicas dominicales:
(Torres Amat) Y habiendo ido a la Misia, intentaban pasar a Bitinia; pero
tampoco se lo permitió el Espíritu de Jesús.
(Nueva Versión Internacional) Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron
pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
(Nácar Colunga) Llegados a los confines de Misia, intentaron entrar en
Bitinia, mas tampoco se lo permitió el Espíritu de Jesús.
(Jerusalén 1976) Estando ya cerca de Misia, intentaron dirigirse a Bitinia,
pero no se lo consintió el Espíritu de Jesús.
(Dios Habla Hoy) y llegaron a la frontera de Misia. De allí pensaban entrar
en la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.
(Versión Moderna) y llegando frente a Misia, procuraron entrar en Bitinia;
y no se lo permitió el Espíritu de Jesús.
Fue el Espíritu de Cristo el que les prohibió predicar, recuerde nuevamente,
que el Espíritu Santo, es el Espíritu de Dios y de Cristo.
2 Corintios 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión
del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Ver la trinidad en este texto, es ir muy lejos. Primero que nada, hay que señalar
que el mismo, nunca está tratando de explicar la Deidad. Si se quiere conocer
la enseñanza de Pablo al respecto, basta con leer:
1 Corintios 8:6 Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por
medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
O revisar sus saludos a las iglesias, donde deja claro que hay un Dios, el Padre
y un Señor, Jesucristo. Nunca menciona nada acerca de dios el Espíritu Santo.
A manera de ejemplo por favor lea: Romanos 1:7-8; 1 Corintios 1:3; 2 Corintios
1:2-4; Gálatas 1:1-5; Efesios 1:1-3; Filipenses 1:1-2; Colosenses 1:1-3; 1
Tesalonicenses 1:1-3: 2 Tesalonicenses 1:1-2; 1 Timoteo 1:1-2; 2 Timoteo 1:1-
2; Tito 1:1-4; Filemón 1:3-5; Hebreos 1:1-2.
Lo que habla el texto, en mención se enmarca en lo que debe ser las relaciones
entre los hermanos de la iglesia:
2 Corintios 13:11-14 Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos,
consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor
estará con vosotros. Saludaos unos a otros con ósculo santo. Todos los santos
os saludan. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del
Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Recuerde el Espíritu que mora en los creyentes, es:
Gálatas 4:6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu
de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!.
Al andar en el Espíritu los miembros de la iglesia, la comunión se mantiene
fuerte, pues, “el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas
5:22-23. Cuando eso no sucede, y hay miembros que andan en la carne, se
manifiestan, sus obras que son: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” Gálatas 5:19-21
De hecho, ese texto se refiere a tres aspectos de la obra de Jesús:
- La gracia es dada por medio de Jesucristo
1 Corintios 1:4 Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la
gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús
2 Timoteo 1:9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no
conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia
que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
1 Pedro 1:13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento,
sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá
cuando Jesucristo sea manifestado
- El amor de Dios, se manifiesta en Su Hijo
Romanos 8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro.
1 Juan 4:9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en
que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por
él.
- La comunión es con el Hijo y con Padre
1Corintios 1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la
comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
1 Juan 1:3 Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para
que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra
comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
¿Si el Espíritu Santo fuera un dios, aparte del Padre y del Hijo, por qué no lo
menciona Juan en este texto, como alguien con quién se deba tener
comunión en estos textos?
Review and Herald, 13 de julio de 1905 Nuestra comunión verdadera es con el
Padre, y con Su Hijo Jesucristo.
Como habrá podido estudiar el apreciado lector, el Espíritu Santo es la
presencia invisible de Dios y de Cristo en la vida del creyente. Es una tercera
persona, en el sentido de que es Cristo desprovisto de las limitaciones de la
naturaleza humana.
El Consolador, tanto en la Biblia como en los Testimonios es el Señor Jesús.
No hay ni la más mínima evidencia de la existencia de un dios Espíritu Santo,
sino, que siempre se habla del Espíritu de Dios y el Espíritu de su Hijo Cristo.
Es nuestra oración que Dios le ilumine y le guíe para seguir con el siguiente
folleto, acerca de la verdadera Deidad, llamado: “La naturaleza humana de
Cristo”.
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino
según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros. Y si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo
está en vosotros, el cuerpo en verdad está
muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a
causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que
levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo
Jesús vivificará también vuestros cuerpos
mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”
Romanos 8:9-11
Para mayor información visite el sitio:
IRASD.ORG
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