El FarolE N E R O 1 9 4 9
1 Farol PUBLICADA MENSUALMENTE POR LA CREOLE PETROLEUM CORPORATION
REDACCION: EDIFICIO ATLAS — PUENTE REPUBLICA — ESTE 2 — APARTADO 889
EL CONTENIDO DE ESTA REVISTA PUEDE REPRODUCIRSE SIEMPRE QUE SE DE SU ORIGEN
N o . C X V I ------- C A R A C A S . E N E R O D E 1 9 4 9 ---- A Ñ O X - D I S T R I B U C I O N G R A T U I T A
S I T U A C I O N PETROLERA V E N E Z O L A N ALa situación petrolera es tópico de vigente actualidad
desde que se habla sobre el petróleo del Medio Oriente y la
necesidad del reajuste en la producción venezolana para
competir en el mercado mundial.
Pero, el detenido análisis de los factores que ejercen
influencia en las actividades petroleras marcan un definido
optimismo para nuestro país, en vez del pesimismo que han
mostrado algunos observadores de la situación.
Especialistas que ocupan altos puestos en la industria
petrolera han estudiado tan importante asunto y su opinión
sobre las actividades petroleras en Venezuela es que han lo
grado un gran desarrollo técnico y están a la misma altura
que las de cualquier otro país, no siéndole preciso n i ayuda
n i dirección de los técnicos del exterior para proseguir su
avance por el camino emprendido.
Según ellos- existe una dirección atenta y progresista y,
en general, sólidas condiciones que indican las excelentes
posibilidades de Venezuela para competir satisfactoriamen
te en el mercado mundial. A este respecto, abrigan optimis
mo sobre la realidad nacional y no dudan de que nuestro
petróleo continuará desempeñando su papel actual como
uno de los mayores abastecedores del mercado, especial
mente en el Hemisferio Occidental.
Estos técnicos están firmemente convencidos de la efi-
. cacia del libre juego en los mercados del comercio interna
cional y} con respecto a la dism inución de la producción
que se ha venido efectuando, dicen que no existe motivo
para preocuparse indebidamente, pues la industria conti
nuará funcionando dentro de su ritmo normal, favorecida
por la ventajosa posición geográfica de Venezuela.
Por otra parte, esta valiosa y autorizada opinión está
respaldada por la idea general de que los mercados m un
diales seguirán absorbiendo grandes cantidades de petróleo
venezolano, ya que la urgente y necesaria reconstrucción
de los países devastados por la guerra así lo hace presumir.
Para corroborar la afirmación que antecede, las últimas
noticias recibidas de los agentes distribuidores de la Creóle
en todo el mundo demuestran que existen alentadores ind i
cios de que el petróleo venezolano encontrará fác il mercado
al ritmo de producción que predomina y a los precios vigen
tes en la actualidad. Además, la situación del mercado pue
de mejorar en lo que queda de año hasta tal punto que qui
zá sea posible aumentar la producción venezolana sobre su
nivel actual.
La Creóle Petroleum Corporation viene trabajando desde
hace años por lograr condiciones que permitan al petróleo
venezolano triunfar en esta como en cualquiera otra even
tualidad. Sus técnicos han laborado sin cesar, creando fir
mes planes para mantener un ritmo de producción adecuado
y alcanzar una afluencia constante de petróleo y productos
derivados dondequiera que sean necesarios. Al mismo
tiempo ha persistido en el descubrimiento de nuevas reser
vas y en el establecimiento de grandes refinerías, todo con
el fin de sostener en alto el auge comercial del petróleo ve
nezolano.
La consagración de todos estos esfuerzos de la Creole
ha puesto de relieve la decisión y voluntad de sus directivos
y trabajadores, quienes han sabido responder siempre a
las crecientes exigencias de la principal industria venezo
lana.
AMUAY. En primer término, viviendas de trabajadores en Punta Adaro, luego la bahía y, después, las instalaciones
industriales. En este sitio la Creóle está construyendo una importante refinería y da salida al petróleo zuliano.
E L P E T R O L E O E N 1 9 4 8RESUMEN DE LAS ACTIVIDADES PETROLERAS EN V EN EZ U ELA
enezuela conservó su cate
goría de segundo país pro
ductor de petróleo del mun
do en 1948, con un prome
dio de producción de 1.340.000 barri
les diarios, cifra que batió todos los
records anteriores. Esto representó el
14,2 % de la producción mundial y
fué unos 140.000 b/d. mavor que en
1947.
Para mantenerse a la par con este
aumento de la producción, las compa
ñías petroleras invirtieron millones
de bolívares en nuevas refinerías, tan
ques de almacenamiento, campamentos
para obreros y otras instalaciones en
todo el país. Como resultado, hubo
más personas que nunca empleadas
directa o indirectamente por la indus
tria petrolera en Venezuela durante el
año 1948. Sin embargo, las 40.000 per
sonas empleadas directamente por la
industria petrolera venezolana en 1948
eran menos de 1% de la población to
tal de 4.500.000 que se calcula al país.
Aunque no se efectuó ningún des
cubrimiento durante el año que pudiera calificarse de “sensacional”, si
se realizaron varios que aumentaron
considerablemente las reservas nacio
nales y otros que fueron indicio de
nuevos e importantes campos produc
tores. La Creóle Petroleum Corpora
tion encontró en el año más petróleo
del que extrajo del subsuelo, y su ex
tracción del producto fué mayor que
la de ninguna otra compañía, con un
total de más de 233.000.000 de barriles.
El aumento de la producción nacio
nal se debió en su mayor parte al in
cremento en el desarrollo de los pro-
lificos yacimientos de la caliza cretá
cea de los campos Mara y La Paz, al
oeste del Lago de Maracaibo; amplia
ción de las perforaciones de la Creole
en Quiriquirc, y comienzo de la pro
ducción en los 84 pozos del campo
Las Mercedes, en Guárico, a mediados
de añot después de terminarse la cons
trucción de un oleoducto desde el cam
po hasta el puerto de embarque en las
inmediaciones de Puerto La Cruz.
En el Distrito Perijá, Estado Zulia,
en el Estado Anzoátegui y en la ve
cindad de Maracaibo se encontraron
nuevas fuentes de producción.
La producción del campo Mara —
2 »
operación en la que intervienen varias compañías— aumentó de 33.000
b/d. en 1947 a 69.000 b /d . en 1948.La Shell fhcrementó la producción del
campo La Paz a 130.000 b /d . o una su
bida de 30.000 b/d. aproximadamente
sobre el nivel de 1947.
Además de ampliar su campo de Quiriquire, la Creole también com
probó grandes reservas nuevas en los
campos costaneros del Distrito Bolí
var, terminando para ello un nuevo po
zo a 4 kms. más allá de los límites co
nocidos en 1947. La Creole también
encontró nuevas reservas en el campo
Bachaquero y en Mara,
La Shell Caribbean, que fué la p ri
mera compañía que perforó hasta el
cretáceo al oeste del Lago de Maracai
bo, en campo La Paz, continuó con
éxito su búsqueda de más petróleo
en esta profunda formación geológica.
La Shell terminó tres nuevos pozos en
La Paz, que demostró ser la zona más
productiva de ese campo. En una o-
peración que recordaba el descubri
miento original del cretáceo en La
Paz, la Shell perforó un pozo de 3.600
metros de profundidad en el antiguo campo La Concepción, que era mucho
menos profundo, y encontró petróleo
en dicha capa cretácea.
Pero, según los observadores de la
industria, el descubrimiento más im
portante de la Shell fué la terminación de un pozo cretáceo en una nueva
zona, que sólo está a 9 kms. al oeste
de Maracaibo, en un lugar denomina
do Sibucara. Las pruebas de produc
ción de este pozo se dieron como excelentes.
La R ichmond Petroleum Company LA PERFORACION en las aguas del Lago de Maracaibo continuó durante el año completo tres pozos con buenos resul- 1948, lo cual aumentó considerablemente las importantes reservas nacionales.
MENE GRANDE Y CREOLE construyeron una planta de mantenimiento de presión en Guara, Estado Anzoátegui.
LA S. A. PETROLERA Las Mercedes terminó un oleoducto de 151 Kms. desde Las Mercedes, Guárico, hasta Pamatacual.
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TERMINAL del nuevo oleoducto construido por la S. A. Pe- Cruz. Atravesando terrenos accidentados de Guárico y An- trolera Las Mercedes, en Pamatacual, cerca de Puerto La zoátegui, este oleoducto usa tubería de 40 ctins. de diámetro.
tados al oeste y suroeste del Lago, en
el Distrito Perijá del Estado Zulia, y
logró una producción de unos 10.000 b/d. de su inmediato campo Boscán.
La Sociedad Anónima Petrolera Las
Mercedes descubrió petróleo en el
campo Guavinita, al oeste de Las Mer
cedes. Esta compañía, que es propie
dad conjunta de la Texas y la Cara
cas Petroleum Company, obtiene aho
ra un total de unos 15.000 b /d . de
sus campos Guavinita, Las Mercedes y El Palacio.
La Socony Vacuum Oil Company
perforó cuatro pozos productores en
el campo Chimire, Estado Anzoátegui,
con un promedio de 450 b /d . por
pozo, y continuó explorando sus con
cesiones en el Estado Barinas.
La Pancoastal y la Venezuelan A-
tlantic Refining Co. ampliaron su cam
po Tucupido, en el Estado Guárico,
y C. U. Daniels, presidente de la Pan
coastal, manifestó, según despachos
de prensa recibidos de Nueva York,
que el campo Tucupido quizá demues
tre ser otro importante campo petro
lífero de la América Latina cuando se
definan mejor sus limites. En él ha-
_ bía a -finales de año ocho pozos que
producían más de 5.000 b/d.
La Mene Grande descubrió petróleo
„.o-r. . , , . •. de 39° API de gravedad en el campoOIRA VISTA de la planta de mantenimiento de presión y recuperación de gaso- ú,.lina que la Creóle y la Mene Grande construyeron en Guara, Edo. Anzoátegui. Toco, al oeste de Santa Ana, en el Es-
iM U»
4
PLANTA DE ESTABILIZACION de la Creóle en Jusepín, Mo- y destinada a extraer la cantidad máxima posible de crudo nagas, que inyecta gas a las formaciones petrolíferas viejas en general y directo beneficio de las reservas nacionales!
tado Anzoátegui, perforando otros cua
tro pozos con resultado satisfactorio en
la zona central de Anzoátegui, en Ofi
cina Grande. La Mene Grande tam
bién participó en el desarrollo del pe
tróleo de rocas del cretáceo en Mara,
en Occidente, y logró un pozo produc
tor hacia finales del año.
Pero, aparte de la producción re
cord y de nuevos descubrimientos, el desarrollo más notable de la industria
durante 1948 quizá haya sido la termi
nación de varios oleoductos, que fue
ron construidos para transportar cieli
tos de miles de barriles diarios de petróleo crudo destinado a los merca
dos nacionales e internacionales.
El mayor de todos fué el oleoducto
de la Creóle desde Ulé, en la costa
oriental del Lago de Maracaibo, hasta
la bahía de Amuay, en la península de
Paraguaná. Es una combinación de tu
bos de 60 y 65 cms. de diámetro que
tiene 280 kms. de longitud. Inició su
funcionamiento en diciembre. Ha sido
proyectado para transportar 325.000
b/d. de crudo desde el Lago de Mara
caibo hasta la península de Paraguaná.
Hasta que se termine de construir la
refinería de la Creóle en Amuay, todo
el petróleo bombeado por la línea será
enviado a los mercados internaciona
les y refinerías del exterior. Cuando la
citada refinería empiece a funcionar,PATIO I)E TANQUES en la Bahía de Amuay, con capacidad aproximada de dos millones y medio de barriles. Aquí llega el petróleo por el oleoducto Ulé-Amuay.
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UNIDADES DE DESTILACION de crudo en la refinería de la Shell en Punta Cardón, Península de Paraguaná (Estado Falcón). Construida a un costo aproximado de cuatrocientos millones de bolívares, sus voluminosas operaciones industriales aumentarán en 50.000 b /d . la refinación de petróleo venezolano.
se espera que consuma unos 60.000 b/d. de este crudo y el resto se envia
rá a los mercados y refinerías de otras naciones.
En el XMente, la Sociedad Anónima
Petrolera Las Mercedes terminó un oleoducto desde el campo Las Merce
des, en el Estado Guárico, hasta Pa-
matacual, nuevo puerto en las inme
diaciones de Puerto La Cruz. Esta tu
bería de 40 cms. de diámetro y 151 kms. de longitud empezó a funcionar
en mayo pasado. En julio, se in ició el
envío del primer crudo bombeado des
de el campo Las Mercedes con destino
a los mercados internacionales. Se cal
cula que las compañías explotadoras
invirtieron más de Bs. 300.000.000 en
la exploración y desarrollo de este
campo antes de vender el primer ba
rril de petróleo. La Atlantic Refining
también usa este oleoducto para la
producción de sus pozos en el Estado
Guárico.
Un oleoducto mucho menor, pero
muy significativo, se estaba terminan
do a finales de año en Occidente. Es
una tubería de 45 cms. de diámetro
que recorre 40 kms. desde el nuevo
campo Boscán, de la Richmond, has
ta Bajo Grande, en la orilla surocci-
dental del Lago de Maracaibo. La pro
ducción potencial total del campo Bos-
cán es aún desconocida. Sin embargo,
se considera significativo que la com
pañía matriz de la Richmond en los
Estados Unidos, la Standard Oil de Ca
lifornia, anunciase en septiembre que
se estaba iniciando “un gran programa
de desarrollo comercial” de la Rich*
mond con la construcción del oleo
ducto.
Otro indicio de los futuros planes
de expansión de esa empresa tuvo lu
gar con la información, dada duran
te el año 1948, de que la compañía
había firmado un contrato con el Go
bierno para la construcción de una
refinería de 25.000 b /d . cerca de Ma
racaibo. Este fue sólo uno de los va
rios proyectos de refinerías iniciados
o en construcción durante 1948.
La Sociedad Anónima Petrolera Las
Mercedes y la Venezuelan Gulf Refi-
ning Company (Mene Grande) firma
ron a principios de año un contrato
para construir una refinería de 20.000
b/d. en Puerto La Cruz y varios meses
después fueron autorizadas por el Go
bierno para aumentar la capacidad
propuesta a 25.000 b /d .
En la península de Paraguaná, conti
nuaba la construcción de las refine
rías de la Shell en Punta Cardón y de
la Creóle en la bahía de Amuay. Cuan
do estén concluidas, se espera que es
tas refinerías tengan una capacidad to
tal combinada de más de 100.000 b /d .
Las compañías petroleras también
han invertido considerables sumas de
dinero en nuevas plantas para tratar
el crudo de calidad inferior con objeto
de poder venderlo en el mercado, pa-
6
ra extraer valiosos subproductos del
gas natural y para devolver el gas na
tural a presión a las formaciones pe
trolíferas y así obtener mayor rendi
miento de esas formaciones.
A finales de 1948 se terminó otra
gran planta de esta índole en el campo
Mulata. La Creóle, la Mene Grande y
la Pantepec tienen participación en la
planta de Mulata, que es una combi
nación de proyecto de estabilización—
absorción, desalazón, deshidratación y
mantenimiento de presión del crudo.
Se ha proyectado para extraer diaria
mente 1.698.000 metros cúbicos de gas
del subsuelo. Este gas se elabora para
obtene? gas butano y productos líqu i
dos, que se recuperan como naftas y se
mezclan con crudo que ha sido esta
bilizado mediante elim inación de los
componentes “ indeseables”. Todos los
días se reinyectan unos 566.000 metros
cúbicos en las formaciones inmedia
tas. El resto del gas se utiliza en la
localidad como combustible o se que
ma en los mechurrios, ya extraídos
los subproductos aprovechables.
La Mene Grande y la Creóle tam
bién estaban construyendo una plan
ta de mantenimiento de la presión y
recuperación de gasolina en Guara, en
la zona de Oficina del» Estado Anzoá-
tegui, que se proyectó para devolver
792.400 metros cúbicos de gas en las
formaciones de allí.
La Shell Caribbean encargó en 1948
los materiales para un proyecto de
planta de absorción de gas a gran
presión que se construirá en la zo
na de Mara-La Paz, del Estado Zulia.
con objeto de producir propano, bu
tano y gasolina húmeda a base de gas
natural. Los planes provisionales pre
vén que esta planta quedará terminada en 1950.
Las inversiones efectuadas durante
el año en estas plantas y en otros pro
yectos representaron los mayores gas
tos para mejoras de capital realizados
en un año en la historia de la indus
tria en Venezuela. Y se terminaron, y
proyectaron otros nuevos, a pesar de
que durante el último trimestre de 1948
ya se observaron indicios de una dism inución de la demanda de petróleo
en los mercados internacionales.
A medida que se acercaba el fin del
año, la demanda de crudo pesado ve
nezolano se debilitó por primera vez
desde el estallido de la Segunda Gue
rra Mundial. Como consecuencia, fue
ron necesarias ciertas restricciones en
la producción de este tipo de crudo.
Sin embargo, los petróleos iivianos no
resultaron afectados y las compañías
petroleras dedicaron su atención a
buscar nuevas fuentes de crudos liv ia
nos durante 1949. Mientras tanto, la
opinión era que el mercado de crudos
pesados volvería a estabilizarse des-
pues de los necesarios reajustes de precios.
VISTA AEREA del campo de trabajadores que la Shell construyó en la zona in dustrial de Punta Cardón, Paraguaná. Esta fué otra de las obras de importancia que la industria petrolera venezolana llevó a cabo en 1948, entre las cuales se incluyen refinerías, tanques de almacenamiento y campamentos.
7
DAMA ABORIGEN, creyón de extraordinarias luces. LA DAMA DE LOS GALLOS, un sugerente y expresivo óleo.
n
PINTOR VENEZOLANO DE REGRESO A PARIS
J k a silenciosa personalidad
j M de Mateo Manaure apenas
W se destacaba en el Taller
Libre de Pintura en la es
quina de Mercaderes, donde estaba em
balando algunos de sus cuadros, po
cos días antes de partir rumbo a París.
Fuimos a charlar con el joven ar
tista, que tanto éxito obtuvo con la pre
sentación de su obra ante el público
caraqueño. Pudimos darnos cuenta
que lo único que le preocupaba en ese momento era la conservación de sus
lienzos, de tan expresivo subjetivismo lírico.
— Mateo, venimos a hablar contigo—
le dijimos desde la puerta del taller.
El pintor descolgaba una de sus tin
tas, con una unción casi religiosa que
no podíamos menos que interrumpir
para in iciar la entrevista.
— Estoy algo ocupado — argumentó
a prisa— ; lee tu cuestionario.
No teníamos realmente, cuestiona
rio; pero, como si lo leyéramos, le
preguntamos si era verdad que pensa
ba exponer en New York, de paso a
París.
José Gómez Sicre, el famoso críti
co de arte de numerosas revistas nor
teamericanas, fué quien se interesó
por esta exposición de Mateo, consti
tuyéndose en su representante ¿espon
táneo en la capital estadounidense.
— Sin embargo — continuó el artis
ta— no podrá efectuarse de acuerdo
con nuestros planes, pues debo llegar
a París lo más antes posible.
Mateo nos invitó a ayudarlo en vez
de sentarse a conversar con nosotros.
Descolgamos el primer cuadro.
El Arte en París
¿Qué hace un pintor joven, proce
dente de la fabulosa América, a ljle-
gar a París? ¿Qué impresión le produ
ce a un artista de pocos años el bauti
zo de fuego de la capital francesa? Ma-
8
teo Manaure se sentía muy animado al
pensar en estas cosas, porque la expe
riencia adquirida en siete meses de
recorrida por los museos parisienses,
compensó todas las emociones nove
lescas que asaltan a un viajero, cuando
por primera vez emprende viaje hacia
aquel lado del Atlántico.
— Antes de mi jira a París— nos
explicó Mateo, sin detenerse en esa
curiosa tarea de pintor que recoge su trabajo y lo observa detenidamente,
como si tuviera mucho tiempo sin ver
lo— sentía gran inclinación por el
impresionismo. La travesía, sin embar
go, me hizo cambiar de opinión, por
que me di cuenta que esa corriente
no respondía a mis profundas aspiraciones.
Claro, es una escuela que hizo extra
ordinarios aportes al arte plástico; pe
ro ya han surgido numerosas tenden
cias que han trazado nuevos caminos
para la pintura. Esta fué, ni más ni
menos, el convencimiento de Mateo al recorrer, maravillado, los museos
donde pudo admirar a su antojo los originales de Picasso, Matisse y Bra-
que, los guías por excelencia de la p in
tura moderna.
— Perdí — contó Mateo— el contacto con las fórmulas académicas, lim ita
das al paisaje como único tema. La
pintura tiene un contenido más com
pleto que me hizo ver claro.
El color y la línea
Descolgamos un creyón, de estiliza
das líneas, para curiosearlo a nuestro antojo.
— Mi pintura actual — agregó Ma
teo, recorriendo el lienzo con el de
do, como para hacer más objetivo su
sentido— se aparta por completo de
la realidad ambiental. Es una tendencia rayana en lo abstracto.
— ¿Estás realmente satisfecho de la
nueva dirección de tu arte?—No es un asunto de estar o no es
tar satisfecho, sino convencido de que
la obra responde al sentimiento que la
origina.
Mateo, pues, no es de los que se
duermen sobre sus laureles. El sabe
que para imponer renovaciones estéticas es preciso trabajar, incansable
mente, hasta que no quede la menor
duda de que se ha conseguido el objetivo.
— Me he sometido a una disciplina de dibujo, cuyos resultados empie
zan a hacer realidad en mis cuadros.
La exposición que se estaba termi
nando, recoge gran parte de ese período de estudio, iniciado por Mateo
desde su viaje a París.
En el dibujo he tratado de crear
formas que habrán de repercutir en
mi pintura en general. En ella predominará, por una parte, el color, y por
la otra, la línea, por todas las sutilezas que logro con ella.
A simple vista, parecía que Mateo
estaba sintiendo sobre si, tal como el
día de su salida de París, todo el asom
bro que le despertó su llegada a los
museos, de ayer y de hoy, en tierra
francesa. Parecía que estaba forcejando por entregar a un lienzo invisible
todas las nuevas disposiciones im
puestas por su espíritu, alerta a los
rápidos giros de la veleta artística.
Por eso, su manera de cambiar impre
siones con nosotros tenia todo el peso
de esas magníficas visiones alojadas en su mente, hablando sin dejar de
embalar. Nosotros, libreta y lápiz en
mano, nos acercamos a una silla. O
escribíamos o embalábamos.
El filósofo descubre al pintor
400 cuadros, -óleos, dibujos, gouaches,
grabados, etc.— es, aproximadamente,
el número de trabajos plásticos de
Mateo Manaure, realizados desde 1941,
cuando ingresó a la Escuuela de Artes
Plásticas y Artes Aplicadas, hasta la
actualidad. Mateo cursó 4 años de arte
puro, pero dedicó gran parte de su fi
na sensibilidad a la realización de
grabados. Después no se ocupó más de
esta clase de obra.
Mateo nació en Uracoa, Estado Mo-
nagas, hace 22 años. Muy joven, cuan
do aún se divertía trazando simples rayas en las aulas de un colegio pri
mario de esta ciudad, tuvo que ir a
ver a su padre a la imprenta donde
trabajaba. Ese día, el filósofo Gabriel Espinosa se hallaba en el taller, co
rrigiendo las pruebas de uno de sus
artículos. Mateo, caminando apresura
damente entre máquinas ensordecedo
ras, se encontró de repente frente al rostro adusto del pensador. Impresio
nado por sus rasgos, buscó papel y lá
piz, y desde un sitio estratégico, ocul
to por las inmensas rotativas, hizo el
retrato del escritor, sumido, cada vez
más en la lectura de sus páginas.
Cuando Mateo le mostró su obra a
Gabriel Espinoza, éste se entusiasmó
vivamente por la firmeza gráfica del
muchacho, conminándolo en ese mis
mo momento a ingresar a la Escuela
de Artes Plásticas y Artes Aplicadas, ante el asombro del padre.
Esta es la historia que nos refirió Mateo Manaure, con emocionadas pa
labras, en el Taller de Pintura. Historia que, por cierto, empezó a adquirir
brillantes matices en 1942, cuando su
protagonista tomó parte, por primera
vez,en las exposiciones anuales de su
curso y en el Museo de Bellas Artes. En
1947, después de obtener valiosas recompensas en salones nacionales, re
cibió el Premio Nacional de Pintura, consistente en Bs. 5.000 y un viaje de
observación a París, compartido justi
cieramente con Pascual Navarro Ve- lázquez, por el conjunto de* sus lien
zos presentados en el V III Salón de Arte Venezolano.
Mateo pasó 7 meses en París, tem
porada que se prolongará por 2 años,
al regresar becado por el Ministerio de
i
MATEO MANAURE, uno de los pintores jóvenes más discutidos de Venezuela.
Educación Nacional, después de ha
cer su exposición en Caracas. Mateo
ocupará el mismo piso que tenia en el
Boulevard Montparnasse, frente al má
gico cielo de la capital francesa. To
davía no domina el lenguaje de aque
lla tierra, pero cuando volvió a su país,
dijo muy claro, desde el puente del
barco, a la ciudad que ahora verá por
segunda vez:
— jAu revoir, mon cheri!
MI AMIGA \tA MODELO, otra tinta que caracteriza el estilo de Manaure.
9
INDUSTRIAS DE VENEZUELA
, ;;v -
AUTOMOVILES
Y CAMIONES
Serán Armados En Caracas
UNA DE LAS PLANTAS más grandes y modernas de Venezue- UN ANGULO de la planta de Carapa, reservado para los ma- y así in iciar la industria de montar automóviles y camio-la es la que se está construyendo entre Caracas y Antímano. teriales de vehículos que llegarán de un momento a otro nes en un m ínimo de tiempo, con todos los recursos técnicos.
5E S0R conductor, ¿quiere
usted enterarse de una gran
noticia? El camión y el au
tomóvil que usted maneja
rá en el futuro podrán ser armados
aquí mismo en Caracas, desde la pieza
más pequeña hasta la más pesada, en
un solo día.
Usted nos preguntará, con justa ra
zón, quién hará esa especie de milagro en un país donde estamos acostumbra
rlos a recibir de las fábricas extranje
ras, listos de un todo para su uso, hasta
los más insignificantes inventos que
hacen más o menos grata la vida mo
derna.
Nosotros, como estamos en posesión
del secreto, vamos a echar por tierra
su incredulidad. La General Motors
Interamericana Corporation, para po
nerse a tono con la importancia indus
trial que cada día adquiere Venezuela,
ha resuelto contruír una planta para
montar vehículos en Carapa, Dto. Fe
deral.
En esos talleres se armarán por lo
menos unas 24 unidades de carga en su
primer mes de actividad. Y fíjese bien, señor conductor, que esa planta produ
cirá hasta 12 camiones por día, eso si,
cuando tenga suficiente personal entrenado.
¿Y los carros de paseo? Mejor es que vayamos por partes. Esos modelos aerodinámicos que usted contempla en los catálogos, mientras la boca se le-
hace prácticamente agua, también s'e-
rán armado^ en los talleres de Carapa.
Lo que pasa es que su montaje se retar
dará más que el de los camiones, por
que la planta no tiene todavía trabaja
dores especializados en armarlos. La
empresa, sin embargo, sigue recibien
do materiales sueltos en ambos tipos
— camiones y automóviles— , simultá
neamente a la construcción de su edi
ficio.
Esta industria, sin duda alguna, a-
portará grandes beneficios a nuestra
economía; aunque esos resultados no se verán al comenzar la producción de
la planta, trazada de acuerdo con las
más exigentes normas de la mecánica
actual.
Esos beneficios, en realidad, depen
den de muchas circunstancias que sólo
podrán apreciarse cuando se pongan
en práctica los planes de la empresa.
Entre ellas, quizás las más importan
tes son la demanda que determine el transporte nacional y, por otra parte,
el adiestramiento de lps trabajadores
de la planta para ejecutar los pedidos
que se hagan, labor que por su mismo
carácter técnico es completamente des
conocida entre nosotros.
Vna planta que cuesta Bs 6.700.000
Bs. 6.700.000 es el presupuesto inver
tido por la citada compañía en la construcción de sus gigantescos talleres,
in iciada hace más de un año.
La propiedad ocupa 3 hectáreas en
Carapa, en la carretera Caracas-Antí-
mano. La planta tiene 10.000 metros
cuadrados, el más grande de los edifi
cios cubiertos levantados hasta hoy en
Venezuela. Se divide en taller, propia
mente, y en oficina para el resto del
personal, calculado en conjunto en 300
trabajadores para la época de más in
tensa producción. ,
La compañía está almacenando ma
terial en los amplios compartimientos
de la planta, sobre todo para camiones,
el renglón con que hará sus primeros
ensayos. El montaje de carros de pa
seo será posterior.
Esos materiales — chasis, cabinas y carrocerías, motores, ruedas, y esa in
calculable cantidad de pequeñas pie
zas que lleva cada camión— son im
portados, como es de suponerse, con
una rapidez extraordinaria y con un
m ínimo de riesgo.
Un camión desarmado, en compara
ción con un camión armado, ocupa la
1/6 parte de espacio en la bodega de
un barco. ¿Hay o no hay ventajas en montar los carros aquí en Caracas?
Pero, la empresa ofrece facilidades
más inmediatas que, de seguro, serán muy bien aprovechadas por el cliente.
Tome en cuenta, señor conductor, que
usted puede ordenar un camión por la
mañana, con las características que más le convengan, y pasar a recogerlo,
personalmente, en la tarde, librándose
de esa tremenda serie de trámites a
duaneros y la insalvable tardanza que
implica la importación.
¿Cómo se arma un camión?
Cada una de las zonas de la planta
— zona sin fronteras visibles, pero con
demarcaciones que traerán como con
secuencia la actividad de cada uno de
los trabajadores— corresponde a las diferentes fases por las cuales pasarán
los carros, de carga o de paseo, para
ser armados.
Unos 125 hombres, trabajando 8 ho
ras, se necesitarán para armar 12 camiones en un día. La mitad, aproximadamente, de este número de trabajado
res, se encargará de la labor producti
va en si, o sea, del ajuste de los mate
riales en sus respectivos lugares, mien
tras el resto suplirá, en su momento
oportuno, los materiales que estén bajo su vigilancia.
El montaje de un camión comenzará
propiamente cuando la grúa rodante que pende de la acerada estructura del
techo levante el chasis para que un
grupo especializado le adapte el motor, soldando minuciosamente todas
sus partes con sopletes de todos los
tamaños.
Al mismo tiempo, otro grupo de tra
bajadores armarán la cabina y la ca
rrocería de volteo o de baranda, según
sea el modelo, antes de llevarlas a un cuarto de paredes de alum inio para
pintarlas por medio de un rápido pro
ceso de ventilación, de donde serán
conducidas hasta el chasis que para entonces debe estar armado de un todo.
Reducidas a su m ínima expresión,
estas operaciones parece que tuvieran un elemental desarrollo. Lo cierto es
que cada una de ellas exige una pericia poco común para que el conjunto
se realice armónicamente, en forma
rotativa, de modo que el momento de
sacar la cabina y la carrocería del
cuarto de pintura coincida con la lle
gada del chasis.
Montadas las part-es principales, se procederá de inmediato a la coloca
ción de las ruedas. Entonces, el ca
m ión pasará al almacén, a esperar los
pedidos de Caracas o de la provincia.
Instructores norteamericanos, contratados por la empresa, dictarán va
rios cursos de Mecánica Diesel en La
Salina a una gran parte de trabajadores que se encargarán de armar los ve
hículos en la planta de Carapa.
Lo compañía abrirá otros cursos
próximamente, para entrenar a los obreros que vayan llegando a los talle
res. Como es de esperarse, de aquí sal
drá una generación de obreros espe
cializados al igual que los trabajadores
de la industria petrolera — perforado
res, operadores de plantas de gas, tra
tamiento de aguas y bombeo, electri
cistas, soldadores, mecánicos, encue-
lladores, etc.— , como no se conocían,
por lo menos tan expertos, aquí en Ve
nezuela.
Materiales locales
Este proyecto significa la introduc
ción <íe una industria que puede ampliarse gradualmente, a medida que la
plaza así lo determine, con la posibi
lidad de aprovechar materiales locales,
como se hace en líléxico y Argentina, donde también se han instalado talle
res, y cuyos éxitos industriales no se
han hecho esperar.
Y es que la importación de las pie
zas para armar los vehículos rn esta
planta no impedirá utilizar material del país, cuando así lo requiew la in
dustria.En Brasil, por ejemplo, se aprovecha
el acero nacional para hacer las bate
rías; pero, el plomo hay que impor
tarlo porque no lo hay. En México
también se fabrican las baterías con
el acero de sus yacimientos. Las carrocerías, en ambos países, se hacen
en sus talleres.La capacidad de producción del Bra
sil, es aproximadamente, de unas
25.000 unidades al año, en la cual se
incluyen carros comerciales y carros
para pasajeros.El mercado venezolano, por su par
te, importa unos 22.000 vehículos por
año. Esta cifra según se cree, rebajará
a unos 16.000, cuando se equilibre la
abultada importación del presente. Y
eso es, por cierto, lo que ha tomado
muy en cijenta la empresa para in i
ciar sus labores — estableciendo otra
gran industria nacional.
10 11
n
L_/\U
n
tibEN VENEZUELA
P O R E L D r . D A N I K L B E N D A H A N
Miembro del Centro Excursionista Caracas, Miembro
Fundador y Presidente del Centro Excursionista del Esta
do Mona (/as y Guarda Forestal Ad-honorem del Dto. Federal
y del.Edo. Miranda.
n estos tiempos en los cuales la actividad huma-
na está por entero circunscrita a las ciudades,
dentro de sus fábricas, oficinas e industrias, es
cuando el hombre se siente más fuertemente atra
ído por la naturaleza, ya que no solamente recibe de ella esa
paz inefable que reconforta los espíritus, sino también el
aire puro y el sol que devuelven al organismo las energías
perdidas en la cotidiana labor.
El Excursionismo y el Alpinismo han sido siempre los
deportes predilectos de los hombres de ciencia y de los ar
tistas, encontrando unos en sus expediciones una fuente ina
gotable de estudio, adquiriendo otros toda una diversidad de
hermosos paisajes, cuya variedad y colorido traducen luego
en inmortales obras de arte.
La Cordillera de Los Andes y especialmente la Sierra
Nevada de Mé.rida, constituyen la zona alpina del país. La
Sierra Nevada de Mérida se eleva desde las orillas del río
Chama, frente a la ciudad de su mismo nombre y culmina en
cinco majestuosas cimas, parcialmente nevadas durante .todo
el año; dichas cimas, de Suroeste a Noreste, son: El León
(4(593 mis.), El Toro (4095 mts.), La Columna, cuyo pico cul
minante es el Bolívar (5007 mts.), La Concha (4915 mts.), y
12
la Corona con sus dos picos, Bonpland (4895 mts.) y Hum-
boldt (4945 mts.). A treinta y tres kilómetros al Noreste de
Mérida, está ubicada la hermosa Sierra Nevada de Santo
Domingo, cuya cima principal, denominada Mucuñuque, tie
ne una altura de 4677 metros y junto con las otras cumbres
permanece nevada durante gran parte del año. Al Norte
de Mérida encontramos la Sierra de La Culata, también cu
bierta de nieve durante la estación lluviosa, cuyas princi
pales cimas^ son; Piedras Blancas (4762 mts.), Caracoles
(4736 mts.), Tucaní (4718 mts.), y algunas otras que tienen
por altura media 4.500 metros.
La primera ascensión memorable realizada en la Cor
dillera Andina tuvo lugar el 21 de febrero de 1868, cuando el
Dr. P. H. G. Bourgoin, insigne profesor de botánica, con
quistó El Toro. Seguidamente otros hombres de ciencia
visitaron la región, sin llegar a escalar los picos principales;
entre ellos citaré al notable pintor y ornitólogo A. Goering,
quien arribó a Mérida en 1870 después de haber explorado la
Cueva del Guácharo, el entomólogo Hamel en el año 1878, en
1885 el geólogo Sievers y en 1890 el botánico Goebel.
Nuevamente fué escalado El Toro el 17 de marzo de
1910 por el Dr. Alfredo Jahn, quien realizó algunas observa-
LOS MORROS DE SAN JUAN en el Estado Guárico forman una de las más importantes bellezas naturales de Venezuela.
ciones barométricas. Posteriormente, el geólogo suizo Blu- menthal realizó otra ascensión a la misma cima, el 18 de fe
brero de 1922, hazaña que repitieron en 1928 el ingeniero alemán Otto, el 14 de enero de 1931 el alpinista suizo E.
Luthy y el 3 de febrero de 1933 los ingenieros germanos Mu- ller-Tyssen y W . Lehmann.
Numerosos alpinistas extranjeros y criollos intentaron
la conquista del escabroso Pico Bolívar, pero la gloria de
esta proeza estaba reservada al naturalista merideño Dr. En
rique Bourgoin, quien después de fracasar en cinco tentati
vas anteriores llegó a la codiciada cima, en compañía del
guía Domingo Peña, el 11 de febrero de 1935. El 3 de febre
ro del año siguiente, el alpinista alemán Franz Weiss rea
lizó la segunda ascenslión completa a este pico utilizando
una nueva ruta. En otra oportunidad he publicado más de
talladamente la historia de la cúspide más alta de Venezuela
(Véase m i articulo “El Pico Bolívar”, EL FAROL No. 86,
julio 1946).
El Pico Humboldt fué conquistado el 18 de enero de 1911
por los Dres. Alfredo Jahn y Luis Hedderich . La Concha
fué escalada por primera vez el 5 de febrero de 1939 por el
alpinista Weiss y Domingo Peña, ascensión que repitió R. E.
Gunther, miembro del Alpine Club, pocos dias después. E l
pico Bonpland fué conquistado en forma espectacular por
el mismo Gunther el 3 de febrero de 1940; la segunda ascen
sión a dicha cima la realizó Régulo Scrocchi, miembro del
Centro Excursionista de Mérida el 4 de enero de 1.945. Por
último, El León ha sido escalado a principios de 1946 por
Baltasar Trujillo, completando en esta forma la conquista
total de la Sierra Nevada de Mérida.
El Pico Mucuñuque (4677 mts.) en la Sierra de Santo
Domingo, fué escalado por primera vez el 12 de febrero de
1922 por el Dr. Blumenthal; anteriormente esta sierra, había
sido parcialmente explorada por el Dr. Jahn, quien conquis
tó el Mifés (4635 mts.) el 11 de diciembre de 1910. E l mis
mo Dr. Jahn durante la realización de sus estudios geodési
cos ejecutó importantes ascensiones primerizas, tales como
la del pico más alto del Estado Trujillo. La Teta de Niquitao
(4006 mts.), el 23 de noviembre de 1910, la del Micanón
(4680 mts.) y Tucaní (4718 mts.) en la Sierra de La Culata
duranite los días 16 y 17 de diciembre de 1910, la del Pá
ramo de Osio (3667 mts.) y Malpaso (3858 mts.) en el Estado
Táchira, durante el mes de enero de 1912.
EL AUTOR de este artículo, Dr. Daniel Bendalian (derecha), y A. Tarre Murzi en camino hacia el Picacho Codazzi.
13
EL PICO BOLIVAR, la cúspide más alta del sistema montañoso de Venezuela y rica en esplendentes atractivos na-
EL AVILA, por la majestuosidad de sus dos cimas principales, La Silla de Caracas (2.(>40 mts.) y El Pico de Nai-
turales, eleva sus 5.007 mts. como una consagración definitiva a la memoria inmortal del Héroe de la Libertad.
guatá (2.765 mts.), es el paraíso de los excursionistas y el primer gran atractivo natural de la capital venezolana.
Si bien la Cordillera de la Costa carece de cimas neva
das, la exbuberancia de sus bosques y la belleza de sus pai
sajes, asi como también la proximidad al mar, al Lago de
Valencia y a las principales ciudades, hacen de sus monta
ñas un campo ideal para la práctica del excursionismo. Co
menzando por el Oeste de la Cordillera encontramos el Pico
H ilaria (1680 mts.), escalado por primera vez en 1939 por
J. J. V:gas Syers y Freddy Castés, miembros del Centro Ex
cursionista Caracas. El macizo de montañas que, forman la
orografía del Estado Carabobo ha sido frecuentemente ex
plorado por afiliados al citado Centro, quienes también han
escalado los Morros de San Juan, en el Estado Guárico, uti
lizando para ello escaleras y cuerdas. Este bello lugar ha-
bia sido visitado en 1800 por Humboldt y Bonpland.
El Picacho Codazzi, ubicado en el Estado Aragua, fué
conquistado por el insigne geógrafo cuyo nombre lleva y
quien determinó su altura en 2422 metros. Al pié de esta
cima encontramos la Colonia Tovar, pintoresco sitio de
gran interés para los excursionistas; siguiendo por la fila
llegarnos al Alto de Ño León (2188 mts.) en cuy» falda Nor
te admiramos el lago artificial de Petaquire de una lon
gitud aproximada de tres kilómetros. Entre Petaquire y
la población de Carayaca están los fiques de El Molino y
Mamo.
El Avila es sin duda alguna el paraíso de los excursio
nistas, por la majestuosidad de sus cimas principales, La
Sitta^ dé -Caracas (2640 mts.) y el Pico de Naiguatá (2765
mts.). La primera fué conquistada el 2 de enero de 1800
por los sabios Humboldt y Bonpland; posteriormente la es
calaron el científico J. B. Boussingault en 1823, el matemáti
co J. M. Cajigal y varios de sus discípulos en 1833, los bo
tánicos Eduard Otto y J. J. Linden en 1839 y 1842 respecti
vamente. En nuestros días la bella cumbre avileña es fre
cuentemente visitada por los excursionistas capitalinos y
especialmente por los miembros del Centro Excursionista Caracas. Nosotros hemos realzado la ascensión en varias
oportunidades, utilizando tres rutas diferentes, a saber: Los
Chorros, Cotiza-Lagunazo y Campamento Altamira, en los
días 11 de agosto de 1940, 22 de diciembre de 1940 y 2 de
junio de 1946, respectivamente.
El Pico de Naiguatá fué conquistado por el inglés James
Spence el 23 de abril de 1872; la segunda excursión hasta
la misma cima se efectuó el 25 de agosto de 1879, participan
do en ella los profesores Agustín Aveledo, Manuel Vicente
Diaz, Dr. Adolfo Ernst y los señores Domingo Hernández Estáriz y Agustín Valarino; la tercera fué el 11 de abril de
1884, en la cual intervinieron W. Jagemberg y el Dr. Jahn.
Desde entonces este pico es objeto de frecuentes visitas
por parte de los excursionistas que se sienten atraídos por
SALTO MOROK del rio Kukenán. que nace en las rocosas estribaciones dei Roraima y constituye la principal cabece-
la grandiosidad y hermosura del paisaje que se admira des
de este punto culminante de la Cordillera de la Costa. En
varias ocasiones hemos realizado la ascensión de esta cum
bre, utilizando tres rutas diferentes, a saber: Gárate, Los
Chorros-Rancho de Zinc y Meztiatis, en los dias 6 de enero
de 1941, lo. de noviembre de 1943 y 17 de febrero de 1946,
respectivamente.
El Pico Avila (2159 mts.) y el Picacho de Galipán (1978
mts.) son igualmente visitados por los excursionistas y aún
por novator que apenas se inician en el deporte. Aparte de
estas cimas, El Avila posee lugares hermosos e interesantes,
tales como Los Castillitos y el antiguo camino que conducía
de La Guaira a Caracas (comparado por Humboldt con la ruta de San Gotardo en los Alpes), Los Venados y El Papelón
(unidos por el pintoresco camino de Ronda), San Isidro y
San José de Galipán con sus bellas flores y el mausoleo del
Dr. Knoche,donde reposan cinco momias, macabro recuerdo
de las actividades de aquel hombre de ciencia que perdiera
Ja razón. Más allá del Pico de Naiguatá encontramos Gára
te con sus riachuelos y cascadas, Curupao y otras muchas ha
ciendas que se extienden hasta la costa, donde la cordillera
abruptamente se sumerge en Cabo Codera.
El tramo oriental de este sistema fué parcialmente es
tudiado por Humboldt y Bonpland, quienes visitaron las al
turas de Imposible y Cocollar y exploraron el Turimiquire
(2596 mts.), punto culminante de esta cadena de montañas,
cuya ascensión completa realizó el zoólogo George H. Tatéj,
del Museo Americano de Historia Natural, el 6 de abril de
1925. El Pico Bergantín (1.658 mts.), ubicado en el Estado
Anzoátegui, seguramente ha sido escalado en otras ocasiones,
aún cuando la única ascensión de que tengo noticias es la
realizada por nosotros en compañía del Dr. Armandcj Ama
ré del Castillo, el 21 de febrero de 1948.
Entre las montañas que circundan el fértil valle jde Ca-
ripe está ubicada la famosa Cueva de Guácharo, conceptuada
por Humboldt como una de las maravillas naturales del Nue
vo Continente; en todas las épocas del año acuden los ex
cursionistas para explorarla y admirar las inumerables es
talactitas, estalagmitas y columnas que decoran sus inmen
sas galerías (Véase mi artículo “La Cueva del Guácharo”, en
EL FAROL No. 113, Octubre 1948).
Las Serranías del Sur del Orinoco o Sistema de La Parima,
constituyen otro campo magnífico para la práctica del excursionismo, aún cuando la dificultad en las comunicacio
nes y en la obtención de víveres, hacen en extremo costosas
las expediciones hasta aquellos parajes. Estas serranías
no forman una cordillera regular, sino que sus montañas se
agrupan intermitentemente quedando separadas entre sí por
selvas o sabanas. Las principales alturas no son otra cosa
ra del Caroní. Situado en los límites con la Guayana Inglesa, el Kukenán se precipita violentamente en todo su curso.
que mesetas escarpadas, donde nacen multitud de riachue
los que se deslizan por los flancos en cascadas de indescriptible belleza.
La meseta del Roroima (2810 mts.), punto culminante de
estas serranías, filé escalada por primera vez en 1884 por el
naturalista Kvarard F. Thurn; posteriormente la explora
ron los botánicos Quclch y McConell en 1898, los ingenieros A. Tirado y J. Anderson (mienbros de la Comisión de L ím ites Británico-Venezolana) el 11 de abril de 1904, el explora
dor germano Koch-Grumberg el 7 de octubre de 1911, el zoólogo George H. Tate, quien acampó en la meseta de la
cumbre desde el 7 hasta el 29 de noviembre de 1927 y los miembros de la Comisión de Limites Venezolano-Brasilera, quienes determinaron la altitud del Roroima en el año 1932.
El Duida (2420 mts.) fué conquistado en noviembre de 1928 por los miembros de la expedición que dirigió E. S. Tvler Jr., en la cual participaron Georg^H. Tate, C. B. Hich-
cock y R. S. Deck. Dicha expedición acampó en la cima
hasta febrero de 1929.
El Auyántepui (2416 mts.) fué conquistado en 1937 por
el explorador español Félix Cardona Puig en compañía de
Gustavo Henry. Cardona venía explorando el Alto Caroní
desde 1928 y en la actualidad es uno de los mejores conocedores de la Guayana. A fines del mismo año, una expedi
ción integrada por W illiam Plielps, W illiam Phelps Jr., Fé
lix Cardona Puig y George H. Tate, repitió la ascensión y
acampó hasta mayo de 1938 en la cumbre, a objeto de rea
lizar investigaciones científicas. Debemos agregar a estos
nombres el de Jim my Angel, intrépido aviador cuyas espec
taculares aventuras lo llevaron a descubrir la celebre casca
da que lleva su nombre, conceptuada como la catarata más
alta del mundo. (Véase el artículo “La Catarata más al’tn
del Mundo”, en EL FAROL No. 85, junio 1946). Posterior
a su decubrimiento, Angel ejecutó la hazaña de aterrizar
aparatosamente nada menos que en la meseta de la cum
bre del Auyántepui, hundiéndose el avión en una ciénaga
profunda y los afortunados tripulantes, cuyas vidas habían
salvado milagrosamente, se vieron forzados a descender la
peligrosa y escarpada muralla que rodea dicha meseta y se
guir a pié hasta la Gran Sabana. Meses después del acci
dente, ocurrido en 1937, Carmona y Angel trataron de lle-
EL CARONÍ es considerado como una de las fuentes diamantíferas más ricas. También es célebre por sus raudales.
LAS CIUDADES del Estado Lara, y especialmente Barquisi- meto, son famosas por sus extraordinarios crepúsculos, fe-
gar conjuntamente hasta las vertientes del Salto, sin lograr
lo. Este intento lo repitieron más tarde, sin éxito, W illiam
Phelps Jr. y George H. Tale.
El Uaipán-tepui ha sido conquistado en fecha reciente
por Cardona, quien determinó la altura (1988 metros sobre
el nivel del mar). En enero de 1948, W illiam Phelps Jr.
y C. B. Hichcock repitieron la ascensión para acampar en
la cima, donde pocos días después se les unía la expedición
compuesta por los geólogos Dr. Guillermo Zuloaga, Ph ilip
P. Wolcott y Walker Johnson (Véase artículo del Dr. Zuloa
ga, “La Gran Sabana”, EL FAROL No. 108, Mayo 1948).
No tengo conocimiento de que el Maraguaca (2600 mts.)
y el Jaúa (1500 mts.) hayan sido explorados y es de espe
rarse que sean conquistados dentro de poco tiempo, en pro
vecho de la geografía y de la ciencia.
Seria incompleto este relato si no hiciera mención del
Sistema Orográfico Coriano, compuesto por la Sierra de
San Luis de Coro, cuyo punto culminante alcanza unos 1500
metros, de poco interés excursionistico, y de la Sierra de
Perijá en el Estado Zulia, la cual forma el lindero natural
con la vecina República de Colombia. Esta última monta
ña tiene gran importancia deportiva y seria interesante que
la juventud zuliana aprovechara la proxim idad de esa ma
jestuosa sierra, cuyas cumbres alcanzan hasta 4000 metros,
para iniciarse en el excursionismo. La única expedición
importante efectuada por aquella región, de la que tengo co
nocimiento, la realizó científicamente el geólogo norteame
ricano Bethea Martin en mayo de 1947 (Véase el artículo
16
nómeno que es motivo de perenne atracción para pintores y fotógrafos dada su riquísima combinación de colores.
“Aventura en Perijá”, EL FAROL No. 103, Diciembre 1947).
La actividad científico-deportiva de nuestros días podemos circunscribirla a los miembros de la Sociedad de
Ciencias Naturales, cuya encomiable labor ha permitido el
exacto conocimiento de la orografía, asi como también de la
flora, fauna y geología venezolanas. La actividad propia
mente excursionística ha venido a centralizarse en tres
grandes asociaciones creadas para el fomento del excursionismo y del alpinismo.
El Centro Excursionista Caracas, aún cuando existía
desde años atrás, fué fundado oficialmente el 5 de diciem
bre de 1929 por sus promotores J. J. Vigas Syers, José An
tonio y W illiam Hedderích, Carlos y Antonio José Ramos
Márquez y Luis Barnola. Desde aquella fecha, los miem
bros de esta meritoria institución, a la cual me honro en
pertenecer, realizaron la tercera y cuarta ascensión exitosa
al Pico Bolívar, la conquista del Pico Hilaria y muchas
otras excursiones primerizas y novedosas. La Junta Direc
tiva de este ('entro creó hace algún tiempo varios premios
anuales para los mejores excursionistas, certamen que se
ha convertido en el Campeonato Anual de Excursionismo. Igualmente se han realizado dos “tour de forcé” a Los Cas-
tillitos, siendo sus ganadores Amador Barrios C. y Phillip
Hojas F., y dos carreras de relevo, una a Los Castillitos y
otra a Los Venados, ambas ganadas por el Equipo Spence,
compuesto por Jacobo E. Arias, Angel Mago, Pedro J. Lafée
y Alcibiades Musso. Los afiliados a esta sociedad deporti
va han prestado siempre su valiosa colaboración a las auto
ridades forestales para la protección de nuestros bosques,
de suerte que el Ministerio de Agricultura y Cria ha distin
guido-a varios de ellos con el titulo de Guarda Forestal Ad-
Honorem.
El Centro Excursionista de Mérida se fundó el 5 de ma
yo de 1941 con un grupo de entusiastas alpinistas criollos,
entre los cuales figuran Guido Bermudez, Régulo Scrocchi,
Orlando Dávila, Rodolfo Santiago y Luis Terán. Esta agru
pación creó recientemente un interesante certamen, en vir
tud del cual todas las entidades federales fueron invitadas
a enviar sus excursionistas para realizar la ascensión del
Pico Bolívar.
El Centro Excursionista del Estado Monagas fué pro
movido por nosotros, y en su fundación participaron los Drs.
Carlos Febres-Cordero, Luis Rivas, F. Parra Lugo, profe
sor José Vanegas y los señores José Luis Lozano, Alberto
Fuenmayor y Manuel Parra. Dicho Centro realizó varias
excursiones a la Cueva del Guácharo y a las montañas de
Caripe, y recientemente organizó dos novedosas expedicio
nes: la primera de ellas realizada por nosotros el 7 de mar
zo del corriente año en compañía del insigne botánico ve
nezolano profesor Francisco Tamayo y del ingeniero Enri
que Gómez Willet, y la que tuvo por objeto visitar los lagos
naturales de asfalto de Guanoco, Estado Sucre. Para ello
partimos de Caripito y navegamos por el Río San Juan has
ta su confluencia con el Caño Guanoco, por el cual segui
mos hasta el caserío del mismo nombre, donde nos espera
ba el explorador Francisco Sánchez Carantón, veterano cono
c e d o r de la región, y quien nos acompañó en la caminata
de doce kilómetros que hubimos de recorrer desde el pre
nombrado caserío hasta los propios yacimientos de asfalto,
ya que la linea férrea que existia en el lugar había sido to
talmente removida. La segunda expedición estaba dirigida
al bajo Caroní y la proyectamos junto con Manuel Parra,
realizándola del lo. al 3 de mayo de 1948, en compañía de Samuel Bustamante, recorriendo el Caroní desde
Caruachi hasta Palúa, explorando sus raudales y cascadas,
todas ellas de indescriptible belleza. I)e regreso visitamos
San Félix, recorrimos en sus cercanías las ruinas coloniales
del Templo de las Misiones y, por último, las montañas de El Pao con sus ricos yacimientos de mineral de hierro.
EXCURSIONISTAS caraqueñas, en camino hacia la Silla del Avila, dejan abajo la extendida capital de Venezuela.
17
UNA JUGADA DE UN MILLON DE DOLARESO
Punto de destino: El Cretáceo1 negro petróleo cubrió JUi
plataforma de la cabria y
goteó a través del emparri
llado de hierro, manchando
debajo la roja tierra. Negras gotas
de crudo cayeron del cable que se
perdía en las alturas de la cabria y sal
picaron los cascos y las ropas de la
cuadrilla de perforadores. Más petró
leo negro salía del extremo abierto
de la tubería que conducía desde el pozo al inmediato foso del barro.
El sudor mezclado con petróleo co
rría por las caras de los perforadores,
haciéndoles parecer indios cubiertos
con sus pinturas de guerra. El enorme
diesel que movía el taladro marcha
ba perezosamente al fondo, despidien
do blancas nubecillas de humo que se
curvaban en anillos y envolvían a los
hombres convirtiéndolos en habitan
tes de otro mundo.
Ya era casi la hora de que los obre
ros se fuesen a sus casas. Estaban can
sados y sucios después de casi ocho
horas de trabajo. No sonreían mien
tras cortaban un trozo enredado del
pesado cable y unían de nuevo sus
extremos. Luego se echaron atrás y
el diesel dejó oir de nuevo su ensor
decedor rugido.tEl cable se elevó des
pacio fuera del agujero y se devanó
uniformemente en un tambor inmedia
to.
Luego se escuchó un silbido, que fué
aumentando hasta dominar el rugir
del diesel, y un pequeño surtidor ne
gro brotó de Ja parte superior del tu
bo que encerraba el cable. Un hombre
se lanzó bajó el surtidor y trató de
apretar una tuerca con una larga llave
inglesa. Pero no fué bastante rápido.
La tapa del tubo salió despedida con
una detonación parecida al disparo de
un cañón y el surtidor se hizo más
denso y negro momentáneamente. Lue
go cesó y el silbido se interrumpió«
Los perforadores mostraban caras ce
ñudas y guardaban silencio. E l único
sonido era la lenta marcha del diesel.
A POCA DISTANCIA de un pozo que fracasó, se encuentra el recinto cercado y la pequeña válvula, de apariencia in
significante, que marcan el emplazamiento de un pozo productor que rinde miles de barriles de petróleo crudo al día,
18
HASTA LOS 3.000 metros espera perforar la Creóle en Los tácea petrolífera que está a flor de tierra en Isla de Toas, Es- Cañadones antes de encontrar la misma capa de caliza ere- tado Zulia, que se divisa al fondo, sólo a 10 kms. de distancia.
La cuadrilla se dió cuenta de que ha
bía fracasado una vez más.
Donde parecía que había mucho pe
tróleo, existía en realidad muy poco.
La labor de todo un año —:24 horas
de trabajo durante más de 365\dias sin
parar— y Bs. 3.090.000 se habían in
vertido en el MA-2. Una jugada de tres
millones de bolívares que había fra
casado, pues ni siquiera se encontró
petróleo que justificase la explotación
del pozo. La mayor parte del aceite
que se veía en la cabria y sus alre
dedores y que goteaba en el foso del
barro era petróleo que los perforado
res habían introducido a presión en el
pozo, con la esperanza de forzar la
circulación del petróleo natural de las
formaciones de caliza, a más de tres
kilómetros bajo tierra.
Los obreros de la cabria del pozo
MA-2 de la Creóle Petroleum Corpo
ration en el campo zuliano de Mara
estaban buscando petróleo en la pro
funda caliza porosa que los geólogos
denominan el cretáceo. El extremo de
la cañería estaba hundido en esta ca
liza, a más de tres kilómetros de la
superficie, en la formación geológica
más antigua en que se ha encontrado
petróleo en Venezuela.
Hace millones de años, la gruesa ca
pa de caliza cretácea — que tiene 540
metros de espesor— era probablemen
te marisma. Los gigantescos dinosau
rios vivieron y murieron en ella. La
vegetación creció exuberante y pere
ció y en los años posteriores nuevas
capas de roca, arena y tierra cubrie
ron los restos. La presión ejercida des
de encima comprim ió la piedra cretá
cea e hizo que se formase el petróleo.
Las diminutas células de la caliza cre
tácea están llenas de petróleo, de igual
manera que la miel se aloja en un pa
nal. También existen en la roca fa
llas o roturas, que son en realidad
grandes cavernas en las que se ha fil
trado el petróleo de la caliza circun
dante para formar grandes estañques.
En potencia, los profundos yaci
mientos de petróleo cretáceo son los
más ricos de Venezuela. Teóricamen
te, su descubrimiento ha aumentado
en millones de barriles1 las reservas
petrolíferas venezolanas. No es posi
ble determinar con exactitud la mag
nitud de esta reserva, pero ya se han
perforado pozos hasta el cretáceo que
han producido más petróleo por pozo
que cualquier otro yacimiento. No obs
tante, la perforación de pozos hasta
las grandes profundidades donde se
encuentran los yacimientos cretáceos
es una labor más costosa y requiere
más tiempo. Y el hecho de llegar a la
caliza cretácea no garantiza que se en
contrará petróleo en grandes cantida
des. Como en todas las perforaciones
buscando petróleo, aun sigue siendo
una jugada arriesgada.
Para apreciar las posibilidades de
que existan enormes yacimientos de
petróleo en la caliza cretácea encerra
da bajo la tierra venezolana no hay
más que comparar las cifras de pro
ducción del rico campo zuliano de
La Paz.
El petróleo se descubrió en el cam
po La Paz en 1922. Se encontró en
las rocas eócenas, que en esa zona no
19
CORTE TEORICO de la corteza terrestre, señalándose las zonas donde se forman las rocas sedimentarias en contraste
con las rocas magmáticas, como el granito y las lavas. Estas capas fueron dobladas en pliegues por fuerzas cósmicas.
LOS PLIEGUES de la corteza terrestre dan lugar a estructuras favorables para la acumulación y conservación
del petróleo, gas natural y agua, los cuales se colocan en interior de los estratos permeables según sus densidades
están tan profundas como la caliza
cretácea, más antigua. Desde 1922 a
1944, un total de 74 pozos produjeron
15.500.000 barriles de petróleo de las
arenas eócenas.
Después, en mayo de 1944, se des
cubrió crudo de muy buena calidad en
la caliza cretácea, bajo las arenas eóce
nas del mismo campo. Y desde 1944,
basta 1948, sólo 11 pozos perforados
en el cretáceo produjeron 50.000.000
de barriles.
Así, pues, en cuatro años, 11 pozos
rindieron tres veces más petróleo que
74 pozos en los 22 años anteriores.
Este sensacional rendimiento hizo
que los petroleros iniciasen la bús
queda de nuevos yacimientos cretá
ceos. Las investigaciones se centraron
en lo (fue hoy se denomina campo
Mara, al nordeste de La Paz, donde al
gunas de las concesiones más antiguas
habían estado sin explotar durante
muchos años. Pronto hubo pozos con
un rendimiento satisfactorio en el
campo Mara, y este se convirtió en un campo comprobado.
Pero incluso perforar un pozi) cretá
ceo en un campo comprobarlo es una
labor precaria, como la suerte del
20
MA-2 demuestra plenamente. En el me
jor de los casos resulta una jugada.
Cuando los petroleros se fijan como
objetivo la profunda caliza cretácea,-
los gastos previstos son grandes. Para
empezar, tienen que emplear más
equipo y mayor, pues, por regla gene
ral, han de perforar a mucha más pro
fundidad, ordinariamente de 2.400 a
3.600 metros.
Un pozo cretáceo “barato” costara
aproximadamente Bs. 1.622.000. y se
necesitarán siete meses de trabajo
ininterrumpido para terminarlo. Otros
tipos de pozos poco profundos pueden
costar hasta una cifra tan insignifican
te como Bs. 123.000. La perforación
del pozo de tipo medio de Mara cues
ta unos Bs. 7.725 diarios. Las cuadri
llas de perforación trabajan sin des
canso 24 horas diarias durante siete
días a la semana, pero aun se necesi
tan de cinco a 13 meses para terminar
un pozo cretáceo. El trabajo es abru
mador y los problemas que se plan
tean muchos.
Uno de los principales en Mara fue
la presencia de lutita dura entre la su
perficie del terreno y la capa cretácea.
Esta lutita hace más lenta la perfora
ción y disminuye la vida de la mecha.
En el campo Mara, una mecha se pue
de inutilizar después de haber “mor
dido” sólo 12 metros de lutita, mien
tras que en los campos del Lago de Ma-
racaibo se pueden perforar de 540 a
600 metros antes de tener que retirar
la para afilarla. Una mecha de buen
rendimiento sirve para 60 metros en
Mara. El promedio únicamente es de
26 metros y se pierde un tiempo pre
cioso cambiando las mechas con más
frecuencia.
La Creóle conocía estos problemas
cuando empezó a perforar el MA-2 el
16 de octubre de 1947. La Creóle ya
había abierto el MA-1, que producía a
razón de 2.500 a 3.000 bjd. A pesar de
los problemas conocidos, había pode
rosos motivos para creer que el MA-2
encontraría petróleo en la caliza cre
tácea. El MA-2 no era un pozo explo
ratorio, pues estaba emplazado en un
campo donde existían 12 pozos en pro
ducción. Uno de ellos, a tan poca dis
tancia que se podía ir andando, ren
día más de 6.000 bfd.
Estos pozos productores del campo
Mara habían encontrado petróleo entre
los 2.100 y los 3.000 metros de pro
fundidad. Sin embargo, el MA-2 se per
foró hasta 3.533 metros y sólo se en
contraron ínfimas cantidades de pe
tróleo, que no fueron suficientes para
calificarle como productor comercial.
Los perforadores probaron todos los
métodos conocidos para incrementar
la circulación del petróleo y todas las
veces fracasaron. Del pozo no salie
ron más que bocanadas de petróleo
y gas natural caliente.
Sin embargo, como fracaso, el MA-2
no era una excepción. Ha habido otros
fracasos desde que se descubrió petró
leo de buena calidad en la caliza cra-
tácea del campo La Paz. Un pozo de la
Creóle alcanzó la caliza cretácea a
miles de metros bajo el Lago de M’ara-
caibo, pero en lugar de petróleo sólo
brotó agua salada caliente. Este tam
bién fué un fracasó costoso, pero pa
ra la Creóle estos fracasos no eran
más que una parte del juego.
En la actualidad están funcionando
en el campo Mara 11 cabrias de perfo
ración que buscan petróleo en el cre
táceo. Cuántas terminarán de igual
manera que el MA-2, es sólo cuestión
de conjeturas.
La Creole está perforando cuatro
pozos de exploración para el petróleo
cretáceo en el Occidente de Vene
zuela y se prepara para in iciar un
quinto. También se han descubierto
, indicios de yacimientos cretáceos en
el Oriente de Venezuela, donde por lo
menos un pozo exploratorio ha demos
trado que el cretáceo de esa parte de
Venezuela contiene acumulaciones de petróleo.
Pero las investigaciones más impor
tantes se efectúan en el Occidente del
país. Estas operaciones de exploración
son la mayor jugada de todas. Los
pozos se abren en zonas vírgenes, dor.-
dc los geólogos y los -técnicos petro
leros creen que pueden encontrar cru
do. Ellos han leido los signos de la
Naturaleza y están buscando su opor
tunidad.
Una de tales jugadas se realiza con
un pozo exploratorio en Los Cañado-
nes, en la orilla noroccidental del La
go de Maracaibo. Allí, los geólogos de
la Creole opinan que la caliza cretácea
no se encontrará a menos de 3.000
metros. Y cosa exteaña, sólo a 10 kms.,
en el lago y al nordeste, se puede ver
y oler el petróleo en los afloramientos
cretáceos de la isla de Toas. Es la mis
ma clase de roca que los geólogos tie
nen la esperanza de que contenga pe
tróleo bajo Los Cañadones, a 3.000 me
tros de profundidad.
Más al sur, en la orilla del Lago en
Santa Cruz, actual terminal del oleo
ducto del campo Mara, la Creóle está
abriendo otro pozo exploratorio hasta
el cretáceo.
Aun más al sur, en la orilla occi
dental del Lago y casi enfrente de La-
gunillas, la Creóle tiene otros dos po
zos cuyo destino es el cretáceo.
Un quinto pozo cretáceo se hará en
Alturitas, en la selva virgen al pie
de las laderas de las montañas de
Perijá, a unos 170 kms. al sudoeste de
Maracaibo. Esta operación, en los lí
mites del territorio habitado por los
fieros motilones, plantea no sólo los
problemas de la profunda perforación
hasta el cretáceo, sino también el del
abastecimiento. Las provisiones y el
material tienen que llevarse en ca
m ión desde Maracaibo pdr picas abier
tas en plena selva. Sólo el hecho de
despejar la pica y preparar el campo
21-I
LA CREOLE construye tanques de almacenamiento en el campo de Mara.
DONDE PARECIA que había mucho petróleo, existía en realidad muy poco.
LOS HOMBRES parecen enanos al lado del gigantesco equipo Diesel utilizado para llegar hasta donde se encuentran los ricos yacimientos petrolíferos.
para las operaciones de perforación
ya fué una enorme tarea.
Transcurrirán meses antes de que
se conozca el éxito, o el fracaso, de
estos pozos exploratorios, los cuales
costarán más de Bs. 7.725.000. Es una
jugada a largo plazo con una puesta
de suma importancia, igual que si se
tratase de sacar seis ganadores en el
5 y 6.
Las nuevas reservas de petróleo cre
táceo se están explotando con el ma
yor cuidado, para obtener el ritmo de
producción más eficaz. Un buen ejem
plo de los esfuerzos de las Compa
ñías petroleras para conservar el pe
tróleo y evitar los métodos de produc
ción antieconómicos puede verse en el
convenio entre las compañías que ex
plotan el campo Mara.
Por acuerdo voluntario entre ellas,
las compañías establecen un ritmo
máximo de producción para cada po
zo y sanciones para la infracción de
estas normas. También se ha conveni
do un patrón de separación, por el
cual los pozos no pueden perforarse
a menos de 1.200 metros unos de otros.
El desaprovechamiento de gas natural
se mantiene al m ínimo.
Mientras continúa esta búsqueda de
nuevos yacimientos cretáceos en el
campo Mara, las compañías petroleras
deben mirar hacia el futuro. Además
de sus enormes inversiones en equipo
de perforación, también tienen que
emplear más dinero en oleoductos y
tanques de almacenamiento, con la es
peranza de que la jugada les resultará
bien.
Jugando apoyados en la probabili
dad de que algún día encontrarán pe
tróleo en cantidad suficiente para que
merezca la pena, la Creóle y la Texas
Company han in iciado ya la construc
ción conjunta de una estación de bom
beo y almacenamiento en las inmedia
ciones del campo Mara, con la espe
ranza de que algún día pasen por ella
grandes cantidades de petróleo pro
veniente de la caliza cretácea, que ha
estado encerrado durante millones de
años en el corazón del subsuelo ve
nezolano.
Pero aun hay por delante meses, e
incluso años, para que los petroleros
vean realizado este sueño. Meses, y
quizá años, de duro trabajo, 24 horas
diarias y siete días a la semana. Cien
tos de mechas embotadas y rotas. Mi
llones de bolívares gastados. Y todo
ello a más de tres kilómeros bajo la
tierra, en las acribilladas capas de ia
caliza denominada “el cretáceo” .
COMO UN\ BATERIA de cañones de grueso calibre de un acorazado, apárelos tubos de escape de los motores Diesel empleados en la perforación.cen
m
Wíúéf&ím
m.
e uadrado de espaldas, liso y y apelmazado el cabello, v que en el cuerpo moldeado deque se partía en una raya Marcucho ascendían hasta los tonos
recta, casi sobre la sien fa/Balidos del cobre, envolviéndose on
quierda, teniendo en el color un vago
reflejo ambarino del indio ancestral, Marcucho, el modelo de la Escuela de
Pintura, a primera vista confundíase con un mandadero cualquiera, con un
individuo sin relieve n i importancia,
acostumbrado a cargar carretilla, o a
encorvarse bajo la mole de los fardos.
Su estatura baja, sus blusas de dril
descoloridas entre los estrujones de la
batea y la caliente opresión de la plan
cha, sus manos entretejidas de gruesas
venas y siempre colgantes, congestio
nadas al peso de la sangre, no revela ̂
ban la menor particularidad que pu
diera destacarlo junto a los demás
hombres ide su clase.
Pero, Marcucho era un elemento
primordial de belleza para el grupo
de aquella incipiente Academia. Cuan
do, despojado de la ropa, subíase a la
tarima del modelo asumía a los ojos
de los estudiantes proporciones incon
mensurables. Desnudo crecía. Adqui
ría una alteza espectacular de ilímites
proporciones para los alumnos, que
lo miraban, con los párpados entre-
juntos, lamiendo con lá~ vista los va
riables secretos de su armoniosa con
textura. Al saltar a la tarima, en ágil
pirueta que hacía sonar la tabla al gol
pe de los talones, y al erguirse en una
pose preparatoria impensada, dijérase
que con un impulso muscular se esti
raba como si recóndito sentido.de la
plástica lo magnificara, lo elevase de
su condición vulgar de hombre de
pueblo a una simbólica serenidad de sacerdocio y de mando.
El cajón destartalado prestábale tro
no. Dominando su cabeza por sobre
todos los que le rodeaban, cualquiera
que entrase al salón en horas de estu
dio lo primero que vería al abrir la
puerta era a Marcucho, imponente e inmóvil como un dios o pensativo y
ceñudo como un personaje de tragedia
griega o a veces en una contorsión resignada de m ártir cristiano.
Los demás, en torno suyo, doblega
dos sobre los caballetes o sobre las tablas de dibujo, parecían venerarle sumidos en devoto silencio.
Al chischibeo del carboncillo o los
pinceles sobre el grano del papel y de la tela, buscaban fijar el contorno es
tatuario, apresar en líneas firmes la
amplitud de tórax, abombado al ritmo de la respiración potente; el torso lle
no y duro como una montaña de sus músculos pujantes sin
eslabonados en suaves declives dera saliente y brava, las piernas das...
O en afán ferviente perseguían — ya
logrado el trazo— en la reciedumbre
de la masa los secretos del claro — os
curo que torturan y enfebrecen al ar-
■rises mortecinos, en dulces ocres, con leflejos azuluscos y verdores inasi
bles, valores (pie mezclaban, se desvanecían, se profundizaban en la gama
I iban a ahogarse en las frescas oque
dades del rojo de Venecia y del sepia.
I.a cabeza retostada, asoleada, se cor
laba a base del cuello en una línea
precisa como el plumaje tornasol en
l‘l cuello de las palomas montañeras;
luego los hombros, el pecho, el vien
tre, lividecían en tenues luininosida-
lles que resbalaban a flor de piel, iban
L dividirse en las piernas, como la or-
Ijueta de un rio de aguas opalescentes
bifurcadas por un islote fértil y sombrío, dcvancscencias relamidas que se
arremolinaban en el nudo rosáceo de
las rodillas.
Abajo, más abajo, los calcañares
¡donde engañosos bermellones fundi
dos entre sombras, con las vetas protu
berantes de arterias y de nervios, le
daban la fortaleza y el apoyo de un
zócalo rotundo. Y los pies, pesados como cimientos.
Para los presuntos artistas, el cuer
po de Marcucho era un universo de cotidianos hallazgos.
¿En qué pensaba Marcucho, mien
tras encaramado en la tarima aguantaba inconmovible las horas de pose
de la Escuela? En ese largo ocio men
tal donde las ideas se adormecen como
bajo la influencia de un exceso de cigarrillos, ¿qué visiones, qué recuer
dos, qué propósitos pasarían en lenta
tornavolta por la mente del modelo.?
Kn los descansos, sentado al extremo del cajón, con las manos entrecruza
das sobre las rodillas, ¿era cansancio,
resignación o menosprecio de toda
voluntad lo que doblegaba su espalda
y hundía su barba entre los pulgares,
dilatando sus pupilas en abstracto es-
el torso He-
Laña ; la red j
sin alardes, I
lives, la ca- I
íiernas sóli- I
pionaje del vacio?
Silencioso, aliviando su forzada in
movilidad en otra inmovilidad nueva,
Marcucho parecía reflexionar o idio
tizarse en la monotonía de su trabajo
al igual de un burro de noria.
Pero no: Marcucho había nacido pa
ra aquello. Amaba instintivamente su oficio, se sentía partícipe de la obra
] de arte como el tipógrafo incluye algo
de su ser en las ideas que compone.
Amaba a su tarima como aquél se ape
ga al chibalete, como el marino al bar
co; y, como el marino al erguirse en un
cajón pensárase de pie en una proa
escrutando fijo, las lejanías de hori
zontes de donde hubieran de surgir
fantasmagóricas corporizaciones de
antiguas leyendas.
Había nacido predestinado. La ma
no modeladora de la greda humana le
hizo una caricia antes de echarlo al
mundo y ennobleció su barro tosco.
Ya consustanciado con la belleza esen-
cíal, al hacer un movimiento elástico,
al caer como involuntariamente en
una actitud eurítmica, sonreía satisfe
cho y orgulloso si algún estudiante
entusiasmado exclamaba:
— ¡Qué bien está así!... ¡Quédate
asi! Y sonreía también, sin perder la
posición, a las bromas habituales de
los pintorcctes:
— Marcucho, no muevas la oreja izquierda.
— No engurruñes el dedo gordo, Mar-
cucho.
— Caray, Marcucho sí que tiene la
piedra del zamuro para las mujeres.
¡Dios como que le echó la bendición con la zurda!
Y reprimía la carcajada, moviendo
sólo el vientre, cuando un dichara
cho obsceno estremecía la parvada
estudiantil alborotándola en cacareo de gallinero.
Cumplía su trabajo con severidad
de ritual. En ocasiones iba de caba
llete en caballete, observando las “a- cademias”. Miraba los dibujos y luego
se miraba sus propios brazos y sus piernas, en comparativo conocimien
to de su cuerpo como si se lo supiera
de memoria-y lograra verse entero a si mismo. Su espejo multifaz, durante
años de años, lo tuvo en las tablas de
dibujo y parecía exponer un gesto de- saprobatorío cuando alguno lo refleja
ba deforme o sin semejanza. Y, con hu
mildad, preguntando: “¿Lo necesita?” ,
solía pedir un estudio que le gustara
entre las innumerables imágenes suyas
que poblaban la Escuela, clavadas por aquí y por allá o tiradas por el suelo,
para llevárselo a “su pieza” cuyas pa
redes eran un museo unipersonal de
si mismo.
Ya para los últimos tiempos, Marcu
cho se entregó al alcohol. Bebía de
masiado. Las facciones se le fueron abotagando, enflaqueció algo y los to
nos rojos de su encarnadura se iban
tornando más calientes. A veces, al
tomar la posición, lo sacudía un lati
gazo nervioso, pero, luego, en pie, a-
poyado en la vara, se mantenía rígido,
sereno, delatándolo sólo un casi imper
ceptible movimiento giratorio, como
el de una peonza.
Por fin un día, después de tantos
años de haber sido el modelo predilec
to, el único, Marcucho faltó a las se
siones y al cabo de una semana llegó
a la 'Escuela la notioia deplorable
para todos: había muerto en el Hospital.
Pulpa de anonimía, corazón sin a-
mores inmediatos, 'balsa a la deriva,
su cuerpo sepulcral no dió con el puer
to y encalló sin reclamo sobre la me
sa del anfiteatro; él, que había servi
do para que lo estudiaran por fuera,
se ofrecía íntegro en el momento de
abandonar la vida para que lo estu
diaran por dentro, como esos muñe
cos s in _más voluntad que su destino,
E R A F A E L R I V E R Oa las cuales los niños curiosos, has
tiados de jugar con ellos les sacan el
aserrín.
Llegó el prafesor seguido de los
estudiantes a la clase de anatomía
práctica. Rodearon el cadáver y co
menzó la postrera lección de dibujo pa
ra Marcucho, que, inmóvil más que
nunca, resistía la pose definitiva. Co
menzó la lección y los bisturíes afila
dos como carboncillos iniciaron el
trazado, ya no sobre el papel y el lien
zo, sino sobre aquellos mismos múscu- -
los moliciosos, siguiendo la red de los
nervios, perforando la carne empali
decida, abriendo como las páginas de
un libro secreto el pecho magnifico...
En medio de su perorata didáctica v
de sus minuciosas explicaciones, el
profesor se empinó en un súbito ¡oh!...
Y después de una pausa, alargó la exclamación, acomodándose las gafas:
— ¡Oh, que anatomía tan estupenda la de este hombre! Vean ustedes qué admirable! ¡Debe tener un esqueleto
precioso, precioso!
Los discípulos se inclinaron sobre el muerto siguiendo la lección del
maestro, como sobre un mapa. El pro
fesor se entusiasmaba con los músculos, con las arterias, con las visceras.
Lo iluminaba un gozo risueño y sapiente. E interrogó:
— ¿Este cadáver no tiene reclamantes?
— No tiene ni fam ilia — respondió un estudiante burlón.
— Pues vamos a aprovecharlo; en
la sala de anatomía de la Universidad, prosiguió el maestro, nos hace falta un buen esqueleto, ¡perfecto!
Era la consagración total de Mar- cucho. Los estudiantes se dieron de
nuevo a la tarea; pronto desbarataban articulaciones, desprendían miembros
completos, limpiaban huesos hasta de
jarlos mondos, encumbraban mon
tículos de carne sanguinolenta en su
gestiones de matadero.
Ya de Marcucho no queda sino una
masa fragmentaria. Pero, luego apar
taron con cuidado su osamenta, la ca
lavera de ojos estupefactos y sin luz,
los fémures gruesos como piernas de
buey...
Y, más tarde, en procedimiento ma
cabro que legaliza la augusta ciencia,
lo cocinaron, lo hirvieron, pulieron
sus huesos como valiosos marfiles,
armaron de nuevo el esqueleto, sol
dando y embisagrando las piezas y
allí, en el anfiteatro de la Universi
dad, dentro de una larga caja, colga
do por el centro del cráneo con un
alambre de acero, está Marcucho, sin carne, sin nervios, sin vida, en su última pose, predestinado a servir hasta más allá de la muerte para el estudio de la belleza y «del dolor, porque antes de echarlo al mundo la mano modeladora de la greda humana le hizo una caricia y enalteció su barro tosco.
25
26
DE LA ENSACADORA de esta fábrica salen los sacos de cemento a emplearse en las construcciones donde las industrias y la población crecen rápidamente.
a na mañana de 1944 la ofi-
Jm ciña de una fábrica cara-
M jt j queña de muebles recibió
^ ^ una solicitud sin preceden
tes. La Creóle Petroleum Corporation,
que recientemente había empezado a
ampliar sus servicios, necesitaba me
sas: escritorios de oficina, mesas de
mecanógrafa etc., tipos que hasta en
tonces no se habían producido en el
país. El Sr. Mario Castillo, propietario
y gerente de Muebles Azpúrua C. A.,
examinó los registrbs de producción
de su compañía, investigó las existen
cias de madera y materiales de acaba
do y consultó a sus agentes exteriores
sobre las disponibilidades en nueva
maquinaria. De todo ello sacó la con
clusión de que podría fabricar las me
sas si disponía de los planos requeri
dos. La Creóle se comprometió a faci
litárselos.
Azpúrua recibió los dibujos, y las
mesas normalizadas aparecieron una
por una en las oficinas de la Creóle
en Caracas. Otras empresas querían
muebles para oficinas y residencias;
la propia Creóle necesitaba asimismo
más. La demanda era muy superior
a la oferta. Pero Azpúrua fué aumen
tando gradualmente su producción;
LA VELOCIDAD no ha reducido la eficiencia en el ritmo acelerado de producción de muchas industrias venezolanas.
El proceso final de la fabricación de sillones, sigue aun requiriendo el uso de obreros altamente especializados.
por ejemplo, la de mesas subió desde
una pieza en tres o cuatro semanas
hasta su ritmo actual de 100 por sema
na..., y se convirtió en la primera fá
brica venezolana que hizo muebles en
gran escala.
El caso de Azpúrua es uno de los
muchos que la Sección de Compras
Locales de la Creóle ha visto repetido
multitud de veces. A medida que la in
dustria petrolera incrementó sus acti
vidades, la organización de las impor
taciones demostró que era inadecua
da. La escasez de suministros creó
un mercado apremiante para los ar
tículos nacionales, y la consigna se
difundió por todas las actividades co
merciales: “Les compraremos si lo fabrican!’'.
La presión que se ejerció sobre los
productores y fabricantes venezola
nos sirvió de estimulo para la amplia
ción de las firmas existentes y para
la creación de nuevos negocios. En el
Estado Zulia, escenario del principal
desarrollo de la industria petrolera en
Venezuela, existen múltiples pruebas
de este hecho. Típica de las varias
industrias de menor cuantía creadas
específicamente para atender las ne
cesidades de las compañías petroleras,
MODERNA MAQUINARIA participa en la campaña para abastecer el crecii cado nacional. Una cepilladora eléctrica suplanta un tedioso trabajo
A ORILLAS del Lago de Maracaibo, el horno y silos de CIENTOS de metros de tubería abastecerán el mercado local, una fábrica de cemento, atestiguan la expansión industrial. que la Creole y otras compañías petroleras ayudaron a crear.
OBREROS Y CAPITAL venezolanos hacen funcionar esta máquina para cubrir lina demanda superior a la oferta en el renglón importante de tuberías di* concreto
es la C. A. Capac. de Maracaibo que
produce tubos, bloques y tejas de ce
mento. Cuando las coinpañias petrole
ras estaban en el proceso de su enorme
expansión, sus campamentos nece
sitaban muchos kilómetros de tubería
de cloacas hechas de concreto, como
sustitutivo para los tubos de hierro
fiundido, de los que era difícil abas
tecerse en las fuentes normales de su
ministro. La construcción de cientos
de viviendas para sus obreros hizo im
prescindible un suministro regular de bloques de cemento.
Tan grande fue la demanda que la
Capac se amplió al unísono con la
industria petrolera. Y aún sigue aumentando sus instalaciones. Hoy, con
un rendimiento de 1.500 a 2.000 tone
ladas de productos terminados por
mes, ha duplicado con exceso su pro
ducción mensual de hace un año. Aun
que su planta en El Milagro, en la ori
lla del lago de Maracaibo, es relativa
mente modesta, su capacidad produc
tora hace que la Capac resulte indis
pensable para la industria de la cons-
trucción en el Occidente. La produc
ción de un solo día puede llegar a 700
tubos de 10 cms, 100 tubos de 00 cms,
3.000 tejas, 10.000 ladrillos de cemen
to y hasta 8.000 bloques de concreto de
diferentes tamaños. Los diversos tipos
de tubos, algunos hasta de 1,05 mts. de
diámetro, se emplean para cloacas, al
cantarillas, tubería lisa de construc
ción, drenajes, acueductos y pozos de
abastecimiento de aguas.
Los productos de la Capac, que en
otro tiempo eran consumidos casi ex
clusivamente por las compañías pe
troleras, van hoy a otros muchos des
tinos. Entre los proyectos actualmente
en construcción que utilizan materia
les de la Capac figuran los edificios de la Westinghouse, General Electric y
Coca Cola y la urbanización “Urdane-
ta” del Banco Obrero. Además, el Mi
nisterio de Obras Públicas y el Insti
tuto Nacional de Obras Sanitarias se
abastecen de la Capac.Casi todos los materiales que usa la
Capac son de origen venezolano. Entre sus principales abastecedores, la
29
EN UN MINUTO, una mesa de noche recibe la última capa de esmalte con el método moderno que- exige la amplia y creciente demanda de mobiliario nacional.
C. A. Venezolana de Cemento amerita
que se la estudie de cerca, pues tam
bién es nn ejemplo del desarrollo in
dustrial fomentado por las necesidades
de una industria petrolera progresis
ta en Venezuela.
La planta de cemento suministra
mensuahnente a la Capac cemento
“Mara” por valor de casi Bs. 33.000 y
utiliza materias primas venezolanas
en su totalidad para hacer la mezcla
de cemento. Sólo los sacos de papel se
importan. En la actualidad, sólo
un porcentaje relativamente peque
ño de los 6.000 sacos diarios de
la fábrica de San Francisco va a la
industria petrolera y sus contratistas.
Pero cuando se pongan en práctica
dentro de pocos meses los planes para
ampliar la producción a 12.000 sacos
diarios, se espera que las compañías
petroleras adquieran una parte muy
importante de este aumento. El pro
ducto actual, que se vende a Bs. 3,80
por saco (en comparación con los Bs.
6,00 que cuesta el cemento importado),
se suplementará con un cemento de
calidad especial necesario para la ce
mentación de pozos petrolíferos. Una
segunda planta funciona en Barquísi-
meto, y una tercera se está construyendo en Pertrigalete, cerca de Guan
ta. El trio de fábricas figurará entre las más modernas de América del Sur.
A medida que se van introduciendo
en el mercado nacional productos co
mo el cemento Mara, como los tubos
Capac y como los muebles Azpúrua, el presupuesto de la Creóle incluye
una cifra cada vez mayor de compras locales. El volumen actual de tales compras excede en varios millones de
bilívares del total destinado hace diez
años a importación y compras locales
combinadas. La compañía tiene cuen
tas de crédito con 3.500'firmas comerciales, fabricantes, y productores, y
en el año 1947 se extendieron en toda Venezuela 54.000 órdenes de compra, cubriendo 250.000 artículos del sumi
nistro de comisariatos y de equipo para campo.
Durante el año en curso, los agentes
de compras de la Creóle han negocia
do con la firma Aserradero e Industrias Guanta, S. A., establecida hace dos años, para obtener madera con
qué sustituir las importaciones direc
tas. La labor de suministrar material
suficiente para atender los proyectos
de construcción en los campamentos
de la Creóle en Oriente, incrementará
la producción de Guanta hasta el extremo de justificar un segundo turno
de obreros. A su vez, este hecho ser
virá para aumentar la capacidad de producción diaria de 240 a 500 me
tros cúbicos de madera.
El mayor capitulo de gastos en las
compras locales es el de los víveres:
verduras y frutas frescas para los co
misariatos y comedores colectivos, y
para la flota de tanqueros de la com
pañía en el Lago de Maracaibo. Los a
gentes de compras de la Creóle se po
nen en contacto directo con los pro
ductores de los artículos que hay en
demanda y como clientes de agentes'
compradores fijos radicados en los
centros agrícolas de Valera, Trujillo,
San Cristóbal del Táchira, etc.., alien
tan a los agricultores en cada locali
dad para que atiendan necesidades es
pecíficas de la compañía. Desde San
Cristóbal salen cada semana en avión
repollos, lechugas, zanahorias, pláta
nos y naranjas para la refinería de A-
muay, en Las Piedras, Estado Falcón.
Los 67 tanqueros de la Creole, que tie
nen su base en el Lago de Maracaibo,
originan, una constante y gran deman
da de los productos que entran en
Maracaibo, en camiones.
El personal de compras de la Creole,
la mitad del cual está en Maracaibo y
la otra mitad en Caracas, sigue las
operaciones de los fabricantes loca
les y mantiene informada a la compa
ñía sobre los productos disponibles.
Cuando un producto es un sustituto
aceptable para un artículo sim ilar im
portado y puede adquirirse sobre una
30
formase en escritorios para la Creóle. Esta es otra .industria que las compañías petroleras han estimulado.
CEDRO, CAOBA Y APAMATE de los llanos se curan a sol y lluvia antes de que una mueblería caraqueña los trans-
base económica comparable, el agente es autorizado a comprarlo.
El creciente volumen de las compras
locales de la Creole es un signo salu
dable, pues los factores de la oferta y la demanda tratan normalmente de
equilibrarse dentro del menor radio
posible. Hemos visto que el creci
miento y madurez de algunas de las
industrias más solventes de Venezuela
se ha debido a la reacción local a los
mercados creados por la industria pe
trolera. Este hecho convierte a Vene
zuela en un notable ejemplo de cómo
al lado de un aliento prolongado y efi
caz del Gobierno a la industrialización
nacional, la propia industria privada
tiende por si misma a estimular y robustecer otras industrias.
Es claro que las ventajas inheren
tes al desarrollo local de los artículos
de consumo por las compañías petroleras se ha extendido desde hace mu
cho, más allá de la industria que d irecta o indirectamente nutrió su des
arrollo. Tanto si se trata de sacos de
cemento como de mobifiario de ofici
nas o verduras frescas, su produción
en el país significa precios más bajos,
mayores disponibilidades, y, en gene
ral, condiciones más favorables para
los negocios. Otras industrias, los pro
yectos de obras públicas, las clases o-
breras e incluso los ciudadanos parti
culares participan en la creciente pros
peridad de Venezuela, con la que no es accidental que coincida la aparición cada vez más frecuente en las
compras de la Creole (uno entre muchos consumidores) de productos que llevan la marca pequeña, pero significativa: “Hecho en Venezuela”.
31
B I C Y C L E R A C EPost
(post)l’oste.Pum p
(pomp)Itomha
< "-a p< cap) Corra
Wheel(ju il)HuedaRunner (róner)
Corredor
Handle Par (jándel bar)
Timón
Seat i s it)
Asiento
Chain(chéin)Cadena
Hook (Juo)
Hor<|tiil hi
This is an aspect of the last bicycle race held in this city not long ago.
(dhis is an aspect ov dhi last M iciquel réis jeld in dhis siti not long egó)
Este es un aspecto de la últim a carrera de bicicleta realizada en esta ciudad no hace mucho.
★
In the streets through which they passed the onlookers were very excited.
(in dhi strits zrú jnich dhéi past dhi ónluquers uér veri eesáited t.
En las calles por las cuales pasaban los espectadores estaban niuv excitados
★
The racers are just turning rapidly around a corner, (dhi reisers ar yost tórning rapid I i aráund éi córner)Los corredores están justamente cruzando con rapidez
una esquina.★
The people at the fin ish line are applauding the winner, (dhi pipel at dhi finish lá in ar aplóding dhi uiner) l.¿» concurrencia en la meta está aplaudiendo al ganador.
' *
A(éi dog . . . ................ .................. ..... .............................................Un perro está ladrando a uno de los participantes en la
carrera.
^ dog is barking at one of the participants in the race, 'éi dog is bârquing at usin ov dhi partisipants in dhi réis)
Another cyclist has lost control of his machine and seems to be flying in the air.
(andidher saiclist jas lost control ov jis mashfn and sims tu hi flaiing in dhi ¿ar)
Otro rIclistu ha perdido el control de su maquina y pa. reee estar volando en el aire
A stone in the street has caused this m ishap to the runner, (éi stóun in dhi strit jas cósd dhis m isjap tu dhi róner) Una piedra en la calle ha causado este accidente «1
corredor.
The photographers are faking pictures for the newspapers, (dhi fotógrafers ar téiquing picshurs for dh i niúspéipers) Los fotógrafos están tomando fotografías para los perió
dicos.★
The fruitseller is acting as if he were one of the racers, (dhi frútséler is acting as if j i uér uán ov dh i reisers) El vendedor de frutas está actuando como si él fuera
uno de los corredores.
★
The back tire of one of the machines has blown out and they are trying to fix it as soon as possible.
(dhi bac táier ov uán ov dhi mashins jas b lóun áut and dhéi ar tráiing tu fies it as sun as pósibel)
La tripa trasera de una de las máquinas ha estallado y están tratando de arreglarla tan pronto como sea posible.
The icecream vendor serves his wares in little paper cups. !dh¡ áiscrím vénder servs jis uérs in litel péiper cops)El vendedor de helados sirve su mercancía en pequeñas
tazas de papel.
★
A pickpocket is taking advantage to pick a lady’s purse, (éi píepóquet is téiquing advántadch tu pic éi lédis pors) Un ratero está aprovechándose para robar la cartera de
una señora.
32
EVITE A l'1' „ T »R EPO S O
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EL M E J ö R O E P TÖmarina
e l Wé s AWTE-PASApOR E C A V E R S ETOTAL
n K fJS ft PR-PIÖ VTIt.ES
f N EL
Gracias a un sistema científico de instrucción,
propaganda y útiles de seguridad, los trabajadores
petroleros de Amuay lograron en 1948 un abultado
record de no accidentes. Técnicos especializados,
avisos en fábricas, oficinas y carreteras, tableros
diversos, guantes, cascos, anteojos, salvavidas,
botas de goma, etc., permiten a la Creóle hacer
efectivo el lema t(Rendir m ás con m ínimo de riesgo1
CIRCULACION 5 0 .0 0 0 E JE M P LA R E S
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