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El interlineado
nunca
ha sido el motivo
para leer
Zenaida Osorio
Escuela de Diseño Gráfico
Universidad Nacional de Colombia
Bogotá
2006
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Las sociedades que confían en las letras
escritas han generado pacientes y decisivos
saberes frente a ellas, han inventado oficios,
profesiones, soluciones técnicas y tecnológicas
que les permiten producir, divulgar y conser-
var esas letras. Estos saberes están orientados
a manipular la información necesaria para
producir las letras materialmente, para enten-
der cómo éstas son percibidas, para reconocer
el valor que les otorgan las personas que las
acogen y las usan, las rechazan y las olvidan.
Entre todos esos saberes, uno ha preocupado
a quienes hacen de las letras su mundo: el
Cuaderno de inglés de quinto elemental
1954
4 5
comprender los motivos que tienen los seres
para leer o para escribir, y para querer o nece-
sitar servirse de las letras.
Dibujar el graphos, ocuparse de la letra
como apariencia visible, siempre ha exigido
entender y respetar a las mujeres y a los hom-
bres que han confiado a las letras su memoria,
sus sentimientos, su fe, su ciencia, su técnica,
su placer. Saber hacer una letra, manuscrita o
impresa, significa saber acerca de las formas,
de las relaciones visuales que se fundan entre
una letra y las demás, de los materiales en los
que éstas se hacen visibles, y de los modos
Recibo autenticado en notaría
por la compra de una bicicleta
1965
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en que ganan la atención de los ojos y de las
miradas. Sin embargo, estos saberes precisos,
aunque valiosos, son siempre insuficientes
como lo atestigua el saber humanista de los
calígrafos, el saber iluminado de los amanuen-
ses, el saber paciente de los tipógrafos, o el
saber social y plástico de quienes prefieren el
graffiti y el esténcil en las paredes, y no las
letras en el papel ni en el pergamino.
Dibujar el graphos es dibujar mundos po-
sibles. Por ello para dibujar una letra nunca
han sido suficientes los saberes meramente
gráficos. Aunque en las primeras décadas del
siglo XX se arme la expresión Diseño Gráfico
Carta de amor dirigida a Carlos Galindo
1954
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y a mediados del siglo se cree la profesión de
Diseñador Gráfico, el saber sobre las letras no
ha sido propiedad de quienes han logrado ob-
tener de las universidades, de las academias,
de los institutos y las escuelas, o de cualquiera
de las instituciones de educación formal, un
derecho oficial, un título. Este saber es de
quienes entienden tanto la presencia de las le-
tras como los motivos y los contextos sociocul-
turales y económicos en los que las letras son
posibles. Es un saber que pertenece a quienes
reconocen que las letras y las imágenes están
y han estado presentes regulando el contacto
Reverso de calendario
con fechas marcadas
1979
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Recibo de caja registradora con nota escrita a mano
1993
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entre las personas y que las acciones gráficas
nunca han sido acciones aisladas, que tengan
sentido en sí mismas.
Me atrevo a sugerir que no han sido las
modernas instituciones académicas las más
adecuadas para enseñar los saberes esenciales
relacionados con la cultura de la letra escrita.
Una prueba es la escuela. A ella se le delegó
la enseñanza y el aprendizaje de las primeras
letras, el dibujarlas —producirlas- y el leerlas
—reconocerlas-. Para probar su débil eficacia
debe servirnos recordar aquellas cartillas es-
colares de mediados del siglo veinte que en la
última página solían incluir una lección feliz:
Libreta de notas del colegio General Santander
1966
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¡Que alegría, ya se leer! Recordar que fuimos
muchas las colombianas y los colombianos
que aunque llegamos a esa página de la car-
tilla, luego descubrimos que no sabíamos leer
ni escribir, y que la escuela no sólo no nos
enseñó, sino que hizo que este aprendizaje
fuera difícil y poco prometedor en el futuro.
Esa misma escuela que no supo enseñar a leer
con alegría, a pesar de probados métodos,
intentó hacerlo amenazándonos con la sen-
tencia de que la letra con sangre entra.
Pero las letras no entran con sangre. Ni las
letras entran sólo por la forma. Otra señal de
que las instituciones académicas no siempre
Cómic de Kaliman
1965
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garantizan los saberes fundamentales en tor-
no a las letras, puede ser, quizá, la orientación
que algunas carreras universitarias ofrecen a
sus estudiantes de diseño al finalizar el siglo
veinte. Durante este siglo, muchas de las ins-
tituciones con las cuales se profesionalizó el
saber sobre las letras, más que cuidar y am-
pliar los saberes heredados de los tipógrafos
tenaces del siglo diecinueve, de los publicistas
pioneros, y de los artistas revolucionarios de
las vanguardias de comienzos del siglo veinte,
convirtieron esos saberes-herencia en retahí-
las acerca de la legibilidad, en formulas sobre
el interletreado, el interlineado, la pauta, el
Carné estudiantil de la Universidad
Nacional de Colombia
1973 - 1974
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uso indispensable del espacio en blanco y las
soluciones felices de diagramación. Los salo-
nes de clase se ocuparon demasiado de las
letras en sí y casi nada de las personas que
las usan y de los contenidos a los que estas
letras sirven. Fue posible aprender las letras
con texto simulado, una y otra vez. La pro-
fesionalización y la especialización que esta
especialización supuso, significaron que al
cerrar el siglo veinte muchos profesionales del
diseñado gráfico tuvieran menos saberes que
los tipógrafos, publicistas y artistas menciona-
dos. Menos conocimientos acerca de las letras
Libreta de cuentas “Mis gastos“
1982
20 21
y de su belleza tradicional, de las razones de
su poder y del valor que se les ha concedido
para regular las prácticas entre las personas,
entre éstas y el espacio físico que habitan y el
tiempo en el que viven.
Con la profesionalización del diseño gráfi-
co, para muchas y muchos diseñadores las ac-
ciones gráficas parecieron tener sentido por sí
mismas. Pero el interlineado nunca ha sido el
motivo para leer: las personas leen y escriben
por razones más humanas. Mujeres y hombres
leen instrucciones, catálogos, carteles, perió-
dicos, tarjetas, novenas o directorios, porque
Factura de compra de un teléfono
1978
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necesitan el salario de un trabajo, porque
están enamoradas, porque su vida pende del
cobro de una pensión, porque quieren prote-
ger a un hijo víctima del abuso sexual, porque
necesitan encomendarse a su santa patrona,
porque urgen de la ayuda que les ofrece una
institución del estado, porque a solas necesi-
tan aplicar una prueba de embarazo. Las per-
sonas usan las letras para protestar contra un
grupo violento, molestar a la vecina, dejar de
repetir el precio y el nombre de una fruta im-
pronunciable, prometer las mejores morcillas
y chorizos, divulgar entre sus colegas datos
Manual religioso del soldado colombiano
1954
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recientes, conducir un camión por una auto-
pista, presentar un proyecto para obtener
financiación, saber dónde están paradas en
este momento, o saber de cuánto es el billete
que se robaron.
Con la profesionalización de los saberes
sobre la letra, para muchas y muchos diseña-
dores gráficos formados en la academia, las
preguntas acerca de quién mira y quién lee y
las razones por las que lo hacen, es un proble-
ma de otras profesiones. Las preguntas por
lo que las palabras escritas significan para la
sensibilidad y la inteligencia humanas, para
Billete de un peso de la República de Colombia
1888
26 2726
Recibo de diezmo de la Diócesis de Tunja
1939
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nuestra concepciones del tiempo y del espa-
cio, para nuestras relaciones con la muerte y
con la vida, son preguntas para la antropolo-
gía y la historia, la psicología o la neurología,
la literatura o el psicoanálisis, la arquitectura
y las artes plásticas. Para muchos de estos
profesionales, el diseño gráfico al parecer sólo
tiene que ver consigo mismo. Olvidan que la
invención y el dibujo de las letras, siempre
han implicado otros saberes, que hacer letras
bellas y delicadas, toscas o monumentales,
temerarias o discretas, siempre ha significado
querer expresar algo más allá de la letra mis-
ma. Si una sociedad confía tanto en sus letras,
Telegrama vía Telecom
1992
30 31
es incauto no reconocer la diversidad de sabe-
res en los que funda esta confianza.
Ahora cuando con motivo del cambio
de siglo intentamos mirar lo que pasó en el
diseño gráfico del siglo veinte, las preguntas
no deberían desplazarse a la tecnología. Si
se hace así, si la pregunta sobre lo que pasó
en el diseño gráfico en la década de los 90s
se centra en el computador, no es tanto por
el impacto de estas tecnologías en el hacer
sino más bien por la ausencia de preguntas
sobre los límites que debe tener nuestro saber
hacer. Después de 40 años de Diseño Gráfico
como profesión en las universidades y, en la
publicidades
Portada del manual
“Como dibujar con Spirograph“
1970
32 33
Universidad Nacional de Colombia en particu-
lar, algunas personas insistimos en proponer
la reflexión sobre el costo que ha tenido la
profesionalización de este saber. Reconoce-
mos con inquietud que los especialistas de
las letras, en los que se han convertido tantas
diseñadoras y diseñadores gráficos, no acce-
dan en la universidad a ciertos conocimientos
fundamentales que permiten reconocer que
las letras siempre están presentes en contex-
tos humanos, infinitos y móviles, que son los
que les dan sentido.
billete loteria
Portada del manual
“El médico del hogar“
1987
34 35
LP con dedicatora
escrita a mano
1984
36 37
pág. 3 pág. 5 pág. 7
pág. 9 pág. 13
pág. 15 pág. 17
pág. 19 pág. 21
38 39
Todas las imágenes pertenecen
al proyecto Pertenece a, realizado en la asignatura
Comunicación Visual 2. El proyecto tiene la intención
de acercarnos a las letras que están en los armarios,
baúles y cajones de las casas colombianas, pero sobre
todo acércanos a las personas para las que estas letras
son parte de su vida y de su memoria.
pág. 23 pág. 25
pág. 29 pág. 31 pág. 33
40
Autora
Zenaida Osorio
Escuela de Diseño Gráfico
Universidad Nacional de Colombia
Bogotá
2006
Diseño Gráfico
Miguel Castiblanco
Miguel Ramírez
Portada
Ejercicios para soltar la mano realizados por Alfonso Gómez,
en su cuaderno Cardenal, de la asignatura de caligrafía, en el
año 1955. Con estos pacientes ejercicios aprendimos a recono-
cer y a respetar el interlineado. Gracias a su hijo, Juan Torneros,
por dejárnoslo ver y usar.
© Puede copiar y usar sin permiso previo, de ningún tipo, aquello
que aquí encuentre útil o interesante.
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