El Papa recibió a Giorgio Napolitano, presidente de Italia, el día 8 de junio
SANTO PADRE
El Papa propone considerar de nuevo el compromiso político
Explica que "involucrarse en la política es una obligación para un cristiano" y representa "una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común"
En el último mes, el Papa francisco ha aludido varias veces a los temas referentes al compromiso
de los católicos en la política y de la necesidad de la reforma de este importante elemento de la vida democrática de un país.
Es un deber que nace de la conciencia de que sólo por medio de una visión del hombre atenta a su bien, a la salvaguardia de su dignidad y a la justicia es posible superar tantos fenómenos negativos -desde la crisis económica hasta los atentados a la institución familiar y tantos asuntos que tienen una implicación ético-moral- que obstaculizan la serenidad y la seguridad del futuro.
En la visión del Papa, sólo mediante una correcta comprensión del bien
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común se puede ofrecer un servicio concreto al hombre en los diversos ámbitos (antropológico, social, político, económico y cultural", que es en último término tarea de la política y de la economía.
Estadistas, parlamentarios. El Santo Padre ha articulado de manera más precisa estas ideas generales en el curso de, al menos, cuatro ocasiones.
La primera ha sido una importante carta enviada el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, en vista del encuentro del grupo F-8 2013, que se ha desarrollado los días 17 y 18 de junio en Lough Eme, en Irlanda del Norte. En realidad, el Papa respondía a una misiva precedente del premier británico, que le informaba del pro-
grama de trabajo de la cumbre, en el que figuraban el libre comercio internacional, la fiscalidad, la transparencia de los gobiernos y de los agentes económicos, el problema del hambre o la protección de las mujeres y de los niños.
Otra cita significativa en la que el pontífice ha reiterado los temas del bien común y de la atención a la dignidad humana ha sido la audiencia a la delegación de parlamentarios franceses integrados en el Grupo de Amistad Francia-Santa Sede. Esta audiencia ha revestido una importancia aún más significativa debido, sobre todo, a los últimos trámites legislativos referentes a las uniones homosexuales y a las adopciones de niños por parejas del mismo sexo.
Estos supuestos nuevos "derechos" han sido aprobados por el Parlamento francés no obstante las masivas protestas callejeras -que han tenido eco en todo el mundo-de centenares de miles de ciudadanos que, por ejemplo, se han adherido a las convocatorias de la plataforma Maní{ pour taus, que lucha por la protección de la familia y contra la ideología de género.
De particular
los jesuitas - la orden fundada por san Ignacio de Loyola, de la que proviene el Santo Padre- en Italia y en Albania, acompañados por sus profesores y padres. De manera completamente in-
édita, durante este acto el Santo Padre ha decidido no leer el discurso que tenía preparado y responder improvisando a las preguntas de algunos participantes. Entre ellos estaba un profesor de religión, español de San Sebastián, que ha preguntado al pontífice cómo estar presente en la política y en la sociedad de manera verdaderamente evangélica.
interés han sido también las palabras que el Papa ha dirigido al Presidente de la Republica Italiana, Giorgio Napolitano, al que ha recibido en audiencia a las pocas semanas de su confirmación en el cargo. Evidentemente, el discur- El Santo Padre, con algunos alumnos de so se ha centrado escuelas dirigidas por los jesuítas
Referencia al hombre. Entrando en el contenido de las manifes t aciones
especialmente en la situación social italiana y en la contribución de los católicos a la vida del país.
Escuelas de los jesuitas. Una última reunión que ha proporcionado al Papa Francisco la oportunidad de expresarse sobre la participación de los católicos en la vida política de sus respectivos países ha sido el encuentro con los estudiantes de las escuelas dirigidas por
del Papa Francisco, en su carta al primer ministro Cameron parte de una premisa imprescindible si se quieren garantizar los derechos primarios de los ciudadanos: la de "asegurar a toda actividad polf tica y económica nacional e internacional una referencia al hombre", garantizando "la máxima expresión de la libertad y de la creatividad individual y colectiva'', orientadas siempre "en el sentido de la solidaridad".
Sin embargo todos los esfuerzos para superar las diversas crisis de nuestra época y de nuestras comunidades serán vanos, según el Papa Francesco, si no están guiados "por la ética de la verdad, que incluye, sobre todo, el respeto a la verdad sobre el hombre, el cual no es un factor económico más o un bien desechable, sino algo que tiene una naturaleza y una dignidad no reductibles a simples cálculos económicos". Porque en el fondo, tanto la economía como la política son medios al servicio de los hombres, "comenzando por los más pobres y los más débiles, dondequiera que se encuentren, quizá también en el seno de su madre".
El Papa también se ha referido a la particular situación de inestabilidad que se está viviendo en Siria, y ha hablado de la paz como un fruto de una "renuncia generosa a algunas pretensiones", para que sea verdaderamente "más equitativa y justa".
El principio de laicidad. Al recibir a los parlamentarios franceses en la Sala Clementina, el Papa ha centrado su atención en el "principio de laicidad que gobierna las relaciones entre el Estado francés y las diversas confesiones religiosas". Tal principio "no debe significar en sí una hostilidad a la realidad religiosa, o una exclusión de las religiones del campo social o de los debates que lo animan". También en esta circunstancia ha subrayado la importancia de una "visión más completa de la persona y su destino" no sólo en la sociedad, "sino también en los ámbitos político, económico y cultural".
En lo que se refiere a los políticos, éstos tienen la misión de "contribuir de modo eficaz y constante al mejoramiento
Roma
P U N T O Romano
ANDREA T ORNIELLI
Francisco y el primado de la gracia
En discursos públicos y en conversaciones privadas, el Papa Francisco ha hablado varias veces del primado de
la gracia de Dios, y ha dicho que los pastores no son "dueños" de los sacramentos. "Sed mediadores, no intermediarios", les dijo en la Misa de ordenación de nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma; es decir: sed personas que permiten que la gracia de Dios llegue y beneficie a la gente, y no penséis estar ejerciendo un poder o el protagonismo de una intermediación. Ya antes de ser elegido Papa, Bergoglio había explicado que la Iglesia tiene que "facilitar" la fe de la gente, más que "controlarla".
Esta visión quedó muy bien ejemplificada por el mismo Francisco cuando aún era arzobispo de Buenos Aires y bautizaba a alguno de los que participaban en lastradicionales peregrinaciones populares, tras una breve catequesis. Algunos criticaron una actitud pastoral tan "facilitadora". No puede evitarse pensar en Europa, y en cómo se procede en relación con la administración de los sacramentos a los niños: el recorrido de preparación es cada vez más largo, y existe la tendencia - por ejemplo en Italia- de retrasar la fecha de la primera comunión.
Esas ocasiones son también oportunidades de volver a contactar con los padres y con la familia, e intentar que redescubran la fe. Pero hay el riesgo de considerar que el sacramento es un fruto que se gana con una adecuada preparación, algo casi dependiente de la predisposición humana, más que como un don de Dios y una obra gratuita de la gracia. Se podría llegar a considerar más importante la preparación, el estudio, el camino, que el "acontecimiento" de la gracia, el don en sí mismo; más importante nuestra acción que la de Dios. Me parece que el magisterio del nuevo Papa, al subrayar el primado de la gracia, está en la más perfecta continuidad con el de Benedicto XVI, que nunca dejó de recordar que la Iglesia no la hacen manos humanas, que no se funda en nuestra capacidad o en nuestros esfuerzos, por lo que no puede equipararse a una empresa o a una "ONG piadosa".
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de la vida" de sus conciudadanos, pero su actividad no se agota en el aspecto técnico y jurídico de proponer leyes, modificarlas o abrogarlas, sino que debe traducirse en la capacidad de dar a los procedimientos legislativos aquella "indispensable calidad que eleva y ennoblece a la persona humana". Indirectamente, se trataba de un llamamiento del Papa a valorar también la posibilidad de superar las leyes que por sí mismas sean contrarias a estos principios, precisamente modificándolas o cancelándolas.
Con el Presidente de la República Italiana, el Papa ha reflexionado sobre la peculiaridad de la intensa relación de amistad, estima y colaboración entre el Estado y la Santa Sede, una reciprocidad que siempre ha estado orientada "al interés del pueblo y de la sociedad". Esa reflexión ha permitido al Papa Francisco hablar también de la libertad religiosa, que en el mundo de hoy "a menudo es más afirmada que realizada". Aún así, es un deber de todos defenderla y promoverla, porque de aquí brota "una garantía de crecimiento y de desarrollo de la entera comunidad".
Nuevo compromiso político. El Santo Padre ha deseado que cuanto antes "pueda crecer, sobre todo entre los j6venes, una nueva consideraci6n del compromiso político", intentado superar las muchas injusticias en unión también con los no creyentes, para asegurar así a la humanidad un futuro de prosperidad. Este compromiso, no obstante,
Reunión del grupo G8: D. Cameron y B. Obama
debe avanzar al mismo ritmo que "un serio camino de conversión espiritual", el único que puede favorecer verdaderamente la eficacia del esfuerzo.
En el encuentro con los estudiantes de las escuelas de los jesuitas el Santo Padre ha sido todavía más explícito, afirmando claramente que "involucrarse en la política es una obligación para un cristiano'', porque representa "una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común". En las palabras del pontífice se intuía que este compromiso politice se puede ejercitar evidentemente de muchas formas, también en la variedad de las ocupaciones profesionales de cada uno.
Europa. Entre otras personalidades políticas que el Papa Francisco ha recibido en audiencia ha estado el Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. Igualmente en esta circunstancia, ambas personalidades han prestado especial atención al proceso de integración europea, a la crisis económica que aún persiste y a sus "consecuencias gravísímas" sobre la ocupación, sobre los jóvenes y sobre las vidas de las fam ilias. Ha hablado además de derechos humanos, libertad religiosa y tutela de las minorías cristianas que en varias zonas del mundo sufren persecución a causa de la fe.
El Santo Padre ha asegurado a su interlocutor que la Iglesia, por su parte, continuará prestando su "contribución positiva" para favorecer "el bienestar material y espiritual de Europa". • Giovanni Tridente (Roma)
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