El Renacimiento Italiano
Curso 2010-2011
Universitat per a Majors
Seu dels Ports Villafranca
Dinamización Socio-Cultural
Alumnos
Encarna Alós
Jóse Luis Lorenz
Mª Sol Andres
Esteban Monfort
Magdalena Bayot
Mª Carmen Vicente
DEDICATORIA El hombre renacentista siente de saber y aprender. Aparecen hombres de ciencia que ya no poseen una educación eclesiástica. Cuando contemplo el cielo de innumerables luces adornado, y miro hacia el suelo de noche rodeo, en un sueño y en el olvido sepultado, el amor y la pena despiertan en mi pecho un ansia ardiente, despiden larga vena los ojos hechos fuente... Fray Luis de León
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AGRADECIMIENTOS Gracias a Chimo y a Mónica que esperamos nos arreglen todo lo que hemos hecho mal para que nos quede un trabajo, sino bien un poco decente.
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ÍNDICE DEDICATORIA.....................................................................................................2
AGRADECIMIENTOS..........................................................................................3
ÍNDICE...................................................................................................................4
1. INTRODUCCIÓN..............................................................................................5
2. ALGUNAS DE LAS CARACTERÍSTICAS.....................................................6
3. ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO .....................................................8
4. GIOTTO PINTOR..............................................................................................25
5. MASACCIO .......................................................................................................28
6. LEON BATTISTA ALBERTI ...........................................................................30
7. BRUNELLESCHI ..............................................................................................31
8. RAFAEL PINTOR..............................................................................................32
9. PIERO DELLA FRANCESCA, PINTOR Y MATEMATICO...........................35
10. LEONARDO DA VINCI..................................................................................38
11. MIGUEL ÁNGEL ............................................................................................46
12. TINTORETTO: EL ÚLTIMO RENACENTISTA............................................51
13. TIZIANO VECILLIO.......................................................................................55
14. LA POLIFONÍA...............................................................................................60
15. CONCLUSIÓN ................................................................................................64
16. BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................65
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1. INTRODUCCIÓN
El renacimiento fue un movimiento cultural que surgió en Europa entre los siglos XV
y XVI y muestra como característica esencial su admiración en lo que al arte ciencias y
política se refiere y por la antigüedad greco latina.
Fueron años de cambio de todo tipo, las ciudades se habían convertido en ciudades
estado, preparadas para la guerra, tanto por tierra como por mar, el poder lo constituían
cada una de estas ciudades, incluso el poder de la iglesia estaba dividido.
El movimiento renacentista surgió en la Toscana, pasando luego a Florencia, Siena y
posteriormente a Roma. Renacimiento significa “renovar la cultura de la antigüedad
clásica”, es decir, poner fin a tres siglos de Edad Media, pero si dejó grandes avances en
su versión del arte y literatura como en ciencias, arquitectura y política.
Hay un primer renacimiento denominado “Quattrocento” que surge el siglo XV que
se dedica a estudiar los cánones de la belleza de la antigüedad, y un segundo que se da
en el siglo XVI con el nombre de “Cinquecento” en el que se da gran valor al desarrollo de
las artes. Como fin del Renacimiento surge un nuevo estilo artístico denominado
Manierismo, que dará pasó al Barroco.
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2. ALGUNAS DE LAS CARACTERÍSTICAS
En Grecia y Roma valoraban la belleza, y la perfección de la anatomía humana. Se
llevaba a cabo un estudio obsesivo del cuerpo humano, para luego representar el bello
cuerpo desnudo del hombre imitando a la antigüedad clásica.
IDEALISMO
Se inspiraban en una idea de belleza abstracta que realiza arquetipos, es decir,
formas que se ajustan a una previa y calculadora concepción de lo bello.
RACIONALISMO
Esta ida de belleza abstracta entra en forma decisiva en el sentido razonador del
hombre del Renacimiento. La belleza del arte brota de leyes que establecen relaciones
numéricas exactas. El número, la proporción, la regla de oro, el orden, están presentes en
todas las obras.
NATURALISMO
La naturaleza, tomada como modelo y maestra de sabiduría infalible. El estudio de
la armonía de la luz, y el afán del artista por acercarse a la naturaleza y poder representa
con todas las apariencias de la verdad. Serenidad y equilibrio.
La exacta proporción de las partes, la justa relación de los distintos elementos
infunden a ésta una seguridad que se traduce en sensación de serenidad. La pintura y la
escultura, salvo en raras ocasiones, se propusieron dar una imagen placida y serena
REALISMO
Los artistas del Renacimiento se esforzaron en dar realidad a un arte insuperable;
las expresiones y los gestos. Ya no se esculpen el frente del mármol como en la Edad
Media sino que lo hacen en todas sus caras.
MOVIMIENTO
Se abandona lo rígido, por la sensación de movimientos y dinamismo.
ANTROPOCENTRISMO
Doctrina o teoría que se supone que el hombre es el centro de todas las cosas, el
fin absoluto de la naturaleza y punto de referencia de todo. El artista debe de firmar su
obra.
ROMA NUEVO CENTRO DE PODER
Desde que se produce el regreso de los papas, Roma conoce un nuevo esplendor.
Durante el cuatrocientos la corte Pontificia llamó a los Maestros famosos de la época:
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Masaccio, Gentile de Frabriono, Donatelo, Fra. Angélico y otros. Sin embargo, es bajo el
pontificado de Julio II (1503–1513) cuando, tras las obras de Bramante, Miguel Ángel y
Rafael, Roma adquiere el perfil monumental que hoy observar. Al final del 1500
Savonarola, fraile dominico, identificaba Florencia como la nueva Jerusalén. Sin embargo
la verdadera conmoción se producirá más tarde con la invasión de Italia por Francia y
España.
CRONOLOGÍA
En la historia del arte la periodización de los estilos artísticos es una tarea
problemática para los historiadores. Así Leonardo (1452-1519) se sitúa entre dos
generaciones, y la producción de Rafael (1483-1520) que su temprana muerte trunca a los
31 años.
Miguel Ángel tiene una larga vida (1475-1564) por eso sus últimas obras suelen
conectarse con las nuevas propuestas de los artistas marianistas.
ARTISTAS Y SOCIEDAD
En Italia el siglo XVI el artista estaba superando la condición de artesanos, Vasari
fue el fundador de la primera Academia del arte. Entonces ser miembros de una Academia
de Designio significaba ostentar un titulo de honor que solo se concedía a artistas
independientes y creadores. El proceso de este cambio llevará un nuevo concepto de
artista como intelectual libre, arranca del Quattrocento, pero es durante el pleno
Renacimiento cuando la polémica sobre el paralelo entre la pintura y la escultura esta en
su punto más álgido. Este movimiento fue uno de los más radicales y bellos en toda la
historia del arte.
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3. ARQUITECTURA DEL RENACIMIENTO
Arquitectura del Renacimiento o renacentista es aquella producida durante el
período artístico del Renacimiento europeo, que abarcó los siglos XV y XVI. Se caracteriza
por ser un momento de ruptura en la Historia de la Arquitectura, en especial con respecto
al estilo arquitectónico previo: el Gótico; mientras que, por el contrario, busca su
inspiración en una interpretación propia del Arte clásico, en particular en su vertiente
arquitectónica, que se consideraba modelo perfecto de las Bellas Artes.
Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en los medios de producción
(técnicas y materiales constructivos) como en el lenguaje arquitectónico, que se
plasmaron en una adecuada y completa teorización.
Otra de las notas que caracteriza este movimiento es la nueva actitud de los
arquitectos, que pasaron del anonimato del artesano a una nueva concepción de la
profesionalidad, marcando en cada obra su estilo personal: se consideraban a sí mismos, y
acabaron por conseguir esa consideración social, como artistas interdisciplinares y
humanistas, como correspondía a la concepción integral del humanismo renacentista.
Conocemos poco de los maestros de obras románicos y de los atrevidos arquitectos de las
grandes catedrales góticas; mientras que no sólo las grandes obras renacentistas, sino
muchos pequeños edificios o incluso meros proyectos, fueron cuidadosamente
documentados desde sus orígenes, y objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.
Períodos
La Historia de la Arquitectura del Renacimiento, como éste mismo, suele dividirse en
dos grandes períodos denominados en italiano por el numeral de los años:[1]
• Siglo XV o Quattrocento, el Renacimiento temprano, momento en que se
destacan las figuras de Filippo Brunelleschi y Leon Battista Alberti. Es una arquitectura que
aspira al Clasicismo y que pone los puntales teóricos de la canonización del estilo, que
caracterizará al período siguiente.
• Siglo XVI o Cinquecento, a su vez dividido en dos fases:
o Fase de culminación o madurez: el Renacimiento medio, pleno o Alto
Renacimiento, que cubre el primer cuarto del siglo XVI (hasta el saco de Roma de 1527).
Durante ese periodo, los principales arquitectos italianos intervinieron en los distintos
proyectos del inicio de las obras de la Basílica de San Pedro (Donato Bramante, Rafael
Sanzio, Antonio da Sangallo el Joven y posteriormente Miguel Ángel).
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o Fase del Manierismo: el Renacimiento tardío o Bajo Renacimiento,
desde mediados del siglo XVI hasta el comienzo del siglo XVII (en que se inicia la
arquitectura barroca). En esta fase, siguiendo la maniera de Miguel Ángel, las
individualidades de los arquitectos comienzan a sobreponerse al proyecto teórico clásico.
Destacan maestros como Giulio Romano, Jacopo Vignola, Giorgio Vasari, Giacomo della
Porta o Andrea Palladio.
Características generales de la Arquitectura del Renacimiento
Fundamentos generales del Renacimiento
La Escuela de Atenas, una de las escenas de las Estancias Vaticanas de Rafael
Sanzio (1512-1514) es una obra que muestra la relación del Renacimiento con el
Humanismo y el Clasicismo. En un entorno arquitectónico inspirado en las obras de la
Basílica de San Pedro en que el propio Rafael intervino, aparecen retratados, encarnando
a los sabios griegos, muchos de los arquitectos y artistas contemporáneos.
Artículo principal: Renacimiento
La Arquitectura del Renacimiento estuvo bastante relacionada con una visión del
mundo durante ese período sostenida en dos pilares esenciales: el clasicismo y el
humanismo.
Hay que destacar que los ideales y valores renacentistas no pudieron surgir
totalmente desvinculados del acervo medieval que le precedió, sin embargo, los conceptos
que subyacen a este estilo arquitectónico se construyeron sobre la consciente y efectiva
ruptura de la producción artística de la Edad Media, en especial del estilo gótico.
Podemos analizar las siguientes características generales:
• Búsqueda del ideal clásico: A través del clasicismo, los hombres del
Renacimiento miraban hacia el mundo greco-romano como modelo para su sociedad
contemporánea, buscando aplicar en la realidad material cotidiana aquello que
consideraban que pertenecía a un mundo más idílico que real. En este sentido, la
Arquitectura, en especial, intentó concretar conceptos clásicos como la belleza, surgiendo
así la teorización y ordenación del movimiento, fundamentado en la Arquitectura clásica
griega y romana. Según los teóricos renacentistas éste era el camino idóneo para alcanzar
el mundo ideal.
• Visión profana sobre temas religiosos: Los valores clásicos, desde el
punto de vista del Cristianismo, de enorme influencia en este período (teniendo el cuenta
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que el Renacimiento surge en Italia, donde la presencia de la Iglesia Católica fue decisiva
para el Arte), eran considerados paganos y de carácter pecaminoso. Para superar esta
censura de la Iglesia Católica, se integró la visión del mundo cristiano con el proyecto
de recuperación de los ideales clásicos, a través de escenas desacralizadas y edificios
hechos a la medida del hombre. Esta fue otra de las innovaciones del movimiento.
• Influencia de la naturaleza: La naturaleza era vista como la creación
suprema de la obra de Dios y el elemento más próximo a la perfección (otro de los ideales
que había que buscar a través de la estética clásica). Así, se pasa de la búsqueda de la
inspiración en la naturaleza, a la inspiración en las formas de la propia naturaleza, tal
como proponen los clásicos, convirtiéndose esto en un valor autónomo.
• Antropocentrismo y humanismo: Además de la naturaleza como creación
perfecta, se vuelve la mirada al ser humano: se deja atrás el teocentrismo medieval para
entrar en el antropocentrismo. El hombre se analiza, en vez de como ser creado a imagen
y semejanza de Dios, como medida y referencia del Universo. Así, será el objeto central de
la manifestación artística, con una importancia aún mayor que durante la Antigüedad
clásica. El humanismo, como corriente filosófica, se manifestó como un sentimiento
comprometido con la representación del hombre en el Universo, que así reafirmaba su
presencia. Propugnaba la filosofía humanista el estudio de la naturaleza como instrumento
para llegar al conocimiento, más del Universo en conjunto, que de las cosas singulares.
La importancia de la perspectiva
Plaza del Capitolio, en Roma, diseñada por Miguel Ángel, ejemplo de espacio
perspectivo.
Un dato importante en la definición de espacialidad del Renacimiento es la
incorporación de la perspectiva como instrumento del proyecto arquitectónico y la
noción de diseño como forma de conocimiento.
La principal ruptura con el espacio medieval se produce en el momento en que los
arquitectos del Renacimiento pasan a diseñar en sus edificios un desarrollo en el que las
reglas del diseño son fácilmente asimilables por los usuarios del mismo. A partir de un
análisis objetivo del espacio, presidido por un cierto sentido empírico, llegan a
conclusiones que impondrán el propio ritmo del edificio y su entorno.
El dominio del lenguaje clásico, para hacer llegar estos efectos útiles en los
edificios, hace posible el estudio de la perspectiva. Como resultado, surge una arquitectura
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insertada en un espacio perspectivo, integralmente aprehendido por el observador y
cuyas relaciones proporcionales se muestran de forma analítica y objetiva.
Estas nuevas relaciones espaciales son especialmente evidentes comparadas con el
espacio presente en las catedrales góticas. En ellas, la intención arquitectónica es que el
observador, desde el momento en que entra en el edificio, sea dominado por el espacio e
instintivamente alce su mirada hacia la cima, procurando así un movimiento ascendente
en busca de la figura de Dios. En otras palabras, toda monumentalidad de este espacio
gótico tiene una función, entre otras, que es poseer la voluntad del individuo y determinar
sus deseos, la función de su estancia y el uso del edificio. En el espacio renacentista, la
intención es justamente la contraria: el edificio no domina al individuo, sino que éste
reflexiona sobre su espacialidad y la maneja. Se traslada el concepto de una arquitectura
a la medida de Dios a la de una a la medida del hombre.
La tratadística renacentista
Inspiración vitruviana
Leonardo da Vinci fue uno de los artistas que se inspiraron en Vitruvio. Este diseño,
el Hombre de Vitruvio es la interpretación de Leonardo para las reglas de proporción
definidas por Vitruvio en su Diez libros de arquitectura.
La recuperación del ideario de la arquitectura clásica, introducida por la cultura del
Renacimiento, debió necesariamente trascender de la mera observación de la realidad. La
arquitectura producida por los artistas renacentistas, humanistas en general, procuraban
mantener una imagen erudita y literaria, más allá de la mera reproducción de las ruinas
greco-romanas. Los arquitectos creaban siempre en busca de un modelo ideal, en
detrimento de los modelos existentes (con gran número de ruinas en especial en Italia).
Estos modelos ideales o idealizados fueron sistematizados y plasmados de forma teórica,
en lo que dará origen a los tratados de Arquitectura clásica de la época.
Sin duda, para la creación del modelo teórico, la observación de las ruinas fue la
inspiración predominante de los primeros arquitectos renacentistas italianos, pero a
medida que el Renacimiento evolucionaba, los estudiosos, pasarán, sistemáticamente, de
ofrecer o recuperar los cánones y obras técnicas del clasicismo a redactar sus propios
tratados del estilo, que aunque basados en el clasicismo, llegan a ser efectivamente anti-
clásicos.
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Es destacable para la formación de la tratadística renacentista la preservación de los
diez libros de De Architectura del arquitecto romano Marco Vitruvio, del siglo I a. C.,
básicos para la difusión de las ideas de canon y orden. Éste fue el único tratado del
período clásico que sobrevivió tras la caída de Roma, durante la Edad Media, habiendo
sido copiado y conservado, de forma fragmentaria en general, en las bibliotecas de los
monasterios. Por eso, a medida que los volúmenes eran copiados y traducidos, los diseños
y dibujos que componían los tratados fueron perdiéndose, por lo que el contenido del
tratado se convirtió con el paso del tiempo en confuso y en ocasiones, contradictorio. Por
este motivo, gran parte del esfuerzo de los tratadistas renacentistas sería el recuperar el
contenido perdido, llegando para su consumación a aventurar patrones que en modo
alguno existían en el texto original.
El tratado vitruviano, como único gran referente teórico de la arquitectura clásica, y
pesar de su carencia de contenido, sirvió de base para todos los principales estudios
realizados por el Renacimiento. Por ejemplo, un trabajo nítidamente derivado del
vitruviano son los diez libros de Leon Battista Alberti, conocidos como De re aedificatoria.
Los tratados y la posición social del arquitecto
La búsqueda del ordenamiento clásico en la tratadística del período. Esta imagen
forma parte de un tratado de Jacopo Vignola (Las reglas de los cinco órdenes de la
Arquitectura).
Junto a la inspiración vitruviana, un elemento que va a caracterizar los principales
tratados renacentistas (especialmente aquéllos que fueron redactados en los primeros
momentos del Renacimiento) es el hecho de que sus autores procuraban, en ocasiones
con una preocupación mayor que el afán investigador, posicionar al arquitecto como una
figura típicamente perteneciente a la élite fundamental en cualquier estructura social. Tal
determinación en cuanto a la profesión no es, claramente un caso de mero
«corporativismo» de aquellos tratadistas, sino un fenómeno que está absolutamente
ligado a la ascensión social que el artesano convertido a artista sufre (véase en las
próximas secciones para un análisis más profundo de esta situación). En este sentido, los
tratados sirven de modo efectivo como medios de propaganda del nuevo profesional, en
oposición a la visión tradicional (que asociaba inexorablemente el arquitecto a las
actividades manuales y por tanto, populares y anti-intelectuales). La constatación de esta
modificación en la categoría de los arquitectos como artistas nobles e intelectuales,
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diferente de los «meros artesanos de origen popular» también se evidencia cuando se
verifica para quienes estaban escritos estos tratados: en general, eran dedicados a la
nobleza (o un noble en particular), poseían un estilo refinado y abordaban cuestiones
directamente de interés público de los príncipes que componían la estructura política
italiana.
A pesar de que la Arquitectura romana también se preocupó de esta cuestión (El
tratado vitruviano resalta este dato, visto que estaba concebido como una carta dirigida al
emperador), la manifestación de este deseo de afirmación social por parte de los
arquitectos renacentistas es un elemento nuevo de este período cuando se compara con la
forma de producción artística medieval. Ésta se caracterizaba por la creación colectiva (y
anónima, por excelencia) y dominada por la cultura del saber fazer. Los tratados
formalizan el deseo del hombre renacentista de manifestarse como individuo ante el
mundo y colaborador necesario para contextualizar la Arquitectura como disciplina
académica.
Toda esta teoría se fija claramente en la ya citada obra albertiana De re
aedificatoria. En ella, Alberti expresa esta nueva visión del arquitecto cuando declara
categóricamente que "el arquitecto es el brazo del príncipe". Retoma la interpretación
vitruviana de la arquitectura y afirma que ésta no se limita a la mera construcción, porque
la verdadera arquitectura está dotada de virtud, concepto clásico asociado al dominio de
los hombres. Si la Arquitectura es virtuosa, naturalmente sirve como pieza del juego
político, ya que tal dominio de los hombres forma parte de la formulación de la política
clásica (fundada en la idea de ciudad como lugar de convivencia y germinadora de la
política). En conclusión, el estudio riguroso que hacen de los órdenes arquitectónicos
clásicos está siempre, según su concepción, ligado a esta característica virtuosa de la
arquitectura. La estética del Renacimiento es, por lo tanto, también un reflejo de un
determinado pensamiento político.
Historia de la Arquitectura renacentista
Santa Maria della Consolazione en Todi: Típica iglesia de planta central, tipología
extendida en el Renacimiento.
La Arquitectura renacentista se desarrolla a partir del siglo XV principalmente en
Italia. Es común atribuir el lugar de génesis a la ciudad italiana de Florencia, ciudad donde
el gótico apenas había penetrado, en el momento de la construcción de la cúpula de la
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Catedral de Santa María del Fiore proyectada por Filippo Brunelleschi. Tal episodio no sólo
es un mero cambio en el perfil estilístico que predominaba en el escenario arquitectónico
florentino, sino la demostración clara de la ruptura que vendría posteriormente en la
propia forma de producir la arquitectura, abriendo camino para, no sólo redescubrir el
clasicismo, sino también para la promoción de la tratadística y para una teorización inédita
sobre el tema. Son muchos los estudiosos que afirman que Brunelleschi construyó, de
hecho, no sólo una cúpula, sino el concepto de un nuevo tipo de arquitecto: altera las
reglas de la construcción civil iniciando un proceso que, gradualmente, separará al
proyectista del constructor.
Un hecho a destacar en la producción de Brunelleschi es que se manifiesta más
importancia en el campo de la construcción que en el del estilo. Se asimila esto cuando se
observa la obra en su conjunto, percibiéndose que, a pesar de querer seguir la
canonización clásica, se produce un edificio que no es completamente comprometido con
dichas reglas clásicas. Esto es causado por la carencia del arquitecto de conocimiento
profundo de las normas clásicas, al que accedía más por la observación de las ruinas
romanas existentes que por el estudio de los tratados.
Asimismo, Brunelleschi inicia una tradición que se separa al arquitecto de los
antiguos gremios medievales y cuya profesionalización es cada vez más patente en la
época, afirmándose como intelectuales alejados de la construcción propiamente dicha.
Muchos críticos que analizan el fenómeno desde una óptica marxista identifican aquí el
momento en el que la incipiente burguesía toma de las clases populares el dominio de los
medios de producción (dejando éstas de poder construir y pasarán a poder diseñar),
posibilitando así un proceso de explotación del proletariado por el Capital, que se
recrudecerá durante la Revolución industrial.
Momento inicial: La cúpula de Santa María del Fiore
Comienza el Renacimiento en la Arquitectura: cúpula del Duomo de Santa María del
Fiore.
La catedral de Santa María del Fiore fue inicialmente ejecutada en estilo tardo-
románico, pero su construcción duró varias generaciones (fue iniciada en 1296 y a la
muerte de Brunelleschi, en 1446, aún no se había concluido). No fue un edificio
proyectado: su diseño y su construcción se armaron de forma paralela. Aunque existía un
plano general para su forma y distribución interna, los detalles constructivos, según era
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corriente en la práctica edificativa medieval, iban siendo resueltos a medida que avanzaba
la construcción, en la propia obra. Por tanto, a pesar de que la necesidad de construir una
gran cúpula sobre un determinado punto de la iglesia preexistía, la forma de la misma no
había sido decidida de antemano. Cuando llegó el momento de erigirla, los artesanos
florentinos se encontraron con un vano de 40 metros, imposible de cubrir con las técnicas
constructivas tradicionales.
La solución encontrada en 1418, cuando la República de Florencia ya mostraba
claras intenciones de manifestar su poder económico en la arquitectura de la ciudad —con
lo que la catedral se convirtió, por tanto, casi en una tarjeta de visita—, fue promover una
especie de concurso de ideas para la conclusión del templo, que conllevaba, claro está, la
solución al problema de la cúpula. Filippo Brunelleschi, que era, en la época, un artesano
relativamente reconocido, aceptó el desafío. Decidió, para ello, viajar a Roma en busca de
inspiración. Roma, en ese período, era el lugar del mundo en el que las ruinas de la
Antigüedad clásica eran más visibles, casi integradas en el paisaje. La principal fuente de
inspiración para Brunelleschi fue el Panteón de Agripa: una estructura con un diámetro
similar al de Santa María dei Fiori, rematado con una cúpula en arco pleno. Brunelleschi no
sólo observó la solución constructiva utilizada en el Panteón, sino que comenzó a estudiar
las relaciones estilísticas, proporcionales y formales entre los diferentes elementos que
componían ese espacio. Y fue efectivamente esta actitud la que hizo que se gestara el
espíritu del Renacimiento: un individuo observa una determinada realidad a través del
deseo y de la intención con la que interfiere en aquella realidad antigua para buscar
soluciones útiles aplicables a la realidad moderna. Brunelleschi no tenía plena conciencia
de la teoría clásica, pero reconoció un modelo estilístico que usaría para construir e idear
su propia arquitectura.
A su vuelta a Florencia, lleno de esa experiencia con el mundo clásico, Brunelleschi
propuso una solución para la catedral florentina: una gran cúpula de 42 metros rematada
por una linterna, basándose en sus pesquisas en Roma. Pero no se limitó a reproducir el
modelo romano, sino que propuso una forma totalmente innovadora: su cúpula sería la
primera con tambor octogonal de la historia de la arquitectura. Esta cúpula posee una
función estética (bella pero austera, sin dar sensación de pesadez), pero también una
función ideológica: representa la unidad cristiana. Para su construcción, Brunelleschi utilizó
un juego de doble cúpula, una interna y otra externa, formadas por dos capas construidas
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con dos roscas de ladrillo separados por una rosca de ladrillo a perpiaño, que avanzan en
forma de espiral que hace más rígido el conjunto a la vez que configura un espacio como
cámara de aire que da ligereza a la cúpula, dibujando a la vez hilos directores y rematada
con linterna.
El Quattrocento: El dominio del lenguaje clásico
Brunelleschi, por lo tanto, quedará en la Historia del Arte como el responsable de
haber trazado el camino que prácticamente todos los arquitectos del Renacimiento
seguirán para realizar sus obras. Como se ha dicho antes, sin embargo, el arquitecto
florentino no tenía pleno conocimiento de los diferentes órdenes sistematizados en el
lenguaje clásico, lo cual se pone en evidencia cuando acaba creando un lenguaje
arquitectónico propio, en el que los elementos clásicos aparecen pero no responden al
estilo antiguo.
Los arquitectos que siguieron este método trazado por Brunelleschi fueron sin
embargo responsables de la plena recuperación del lenguaje clásico. El dominio del
clasicismo se logró de hecho a lo largo del siglo XV (aunque su sistematización definitiva
no llegó hasta la publicación del tratado de Sebastiano Serlio en el siglo siguiente) y
encontró en Donato Bramante a su figura más paradigmática. Para entonces
(especialmente después de que Alberti expusiera su teoría de la arquitectura en su tratado
De re aedificatoria) ya se conocían de modo más fehaciente las formas constitutivas de las
arquitecturas griega y romana como posibilidades de composición, y tanto sus soluciones
concretas como la síntesis espacial propia de la arquitectura clásica eran, en general,
conocidas. Así, los arquitectos renacentistas tuvieron a su disposición todo el potencial
creativo que ofrecían el lenguaje y la técnica clásicas y el espíritu de su época. El lenguaje
arquitectónico del Renacimiento se expresó a través, no de las copias de los clásicos, sino
de su superación.
También destacaron en esta época dos arquitectos de palacios florentinos:
Michelozzo (Palacio Medici Riccardi, 1444) y Bernardo Rossellino (Palacio Rucellai, 1446-
1451 -sobre un diseño inicial de Alberti-); y otros en torno al núcleo veneciano, como
Pietro Lombardo.
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Bramante y la fase madura del Renacimiento
Anunciación de Alejo Fernández (Córdoba, antes de 1508). La arquitectura está
basada en la repercusión de los modelos arquitectónicos italianos. En particular se ha
comprobado su conocimiento del grabado Prevedari, que Bernardo Prevedari. realizó sobre
un diseño de Bramante en 1481.[2]
Es justamente en la obra de Donato Bramante donde este espíritu se concreta de
una forma más íntegra, lo que hace de él la figura que representa el paso del
Quattrocento al Cinquecento, en lo que se suele denominar fase madura del
Renacimiento. Bramante logró demostrar, a través de sus proyectos en palacios o iglesias,
que no sólo conocía las posibilidades del lenguaje clásico, sino que también entendía las
características y el ambiente de su época, ya que fue capaz de aplicar el conocimiento
antiguo a una forma nueva, inédita, sobresaliente y, sobre todo, clásica. Su Tempietto o
Templete de San Pietro in Montorio, en Roma (1502-1510), es prácticamente una
relectura (aunque no una copia) de los templos de planta central, circulares, a su vez
derivados del tholos griego, típicos de un cierto período de la arquitectura romana (por
ejemplo, el Templo de Vesta, en la misma ciudad de Roma). El modesto tempietto es casi
una maqueta base del gigantesco proyecto (en construcción desde 1506) de la cúpula de
San Pedro, con una cúpula (42,5 metros) de dimensiones comparables a la del Panteón
(43,44 metros), a la de Santa Sofía de Constantinopla (32 metros) y a la de Brunelleschi
en Florencia (41 metros). Más tarde, en época barroca, el arquitecto inglés Christopher
Wren haría a su vez una relectura de la obra de Bramante y Miguel Ángel, y propondría
una nueva forma en la catedral de San Pablo de Londres (32 metros, 1676), y lo propio
hicieron en época neoclásica Francisco Cabezas y Francesco Sabatini en San Francisco el
Grande (Madrid, 33 metros, 1760-1784); demostrando la potencialidad del proceso de
creación renacentista (que va de la estética de los edificios al pensamiento
arquitectónico), para adaptarse a nuevos estilos en épocas posteriores.
Bramante también popularizó otra forma profundamente clásica que fue
desarrollada y explorada posteriormente. Está inspirada en los arcos de triunfo romanos y
fue brillante por sus características compositivas aplicadas a los proyectos de palacios y
villas, piezas clave del Renacimiento en la arquitectura civil.
La principal imagen de este estilo bramantino se encuentra en las tríadas de
aberturas adornadas con arcos, dos de los cuales están a la misma altura y con el central
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mayor, el denominado sistema de orden más arco, basado en la combinación del orden
arquitectónico clásico y el arco de medio punto. Frente al problema, entonces, de conectar
en una misma unidad dos entidades espacialmente similares pero de diferentes
dimensiones, la solución fue emplear dos sistemas de orden más arco de diferentes
dimensiones siguiendo la norma de que el extradós del arco del sistema de menor
dimensión fuese tangente a la moldura inferior del entablamento del orden mayor.
La superación de los clásicos, manteniendo siempre la búsqueda del clasicismo
típica del período, se dio especialmente en la medida que los arquitectos propusieron
soluciones espaciales clásicas para proyectos nuevos (como en los grandes palacios,
diferentes de las construcciones romanas, o en las nuevas catedrales o basílicas).
Elementos como las bóvedas y las cúpulas se usaron de una forma nueva, y se emplearon
los órdenes (jónico, corintio, etc.) característicos de la arquitectura de la Antigüedad.
El Cinquecento: La superación del clasicismo
A medida que el dominio del lenguaje clásico evolucionaba, fue creciendo en los
arquitectos renacentistas un cierto sentido de liberación formal de las encorsetadas reglas
del clasicismo, de forma que el eventual deseo de superación (que siempre existió en
mayor o menor medida) cambió de ser un elemento fundamental a ser fruto de la nueva
producción de estos autores. Tal fenómeno, considerado ya como un anuncio del
movimiento estético que, años más tarde, se concretaría en el Barroco, ganaría fuerza
especialmente en las primeras décadas del siglo XVI. El Cinquecento fue un momento en
que la intención de sistematizar el conocimiento de los cánones clásicos estaba
plenamente superada, a través de los tratados de Sebastiano Serlio o Jacopo Vignola. Así,
los elementos compositivos del clasicismo dejaron de usarse en edificios como
experimentación "en busca de lo clásico", sino partiendo de su plena conciencia, en "busca
de su innovación".
En un primer momento, se siguieron fielmente las reglas clásicas de composición,
pero ampliando enormemente su ámbito de aplicación. Las reglas clásicas se aplicaron en
especial en las grandes obras públicas, los grandes palacios y templos religiosos (los
edificios considerados "nobles", dignos de recibir el status de arquitectura según el punto
de vista clásico). Por ello, aparecieron nuevas combinaciones de elementos. Andrea
Palladio fue el principal exponente de esta nueva forma de trabajar con el lenguaje
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clásico, como se hace patente en sus proyectos de "villas" en los alrededores de las
ciudades italianas. La arquitectura de Palladio fue de tal modo peculiar y destacada con
respecto a la de sus antecesores que su método de trabajo acabó creando un nuevo
estilo: el palladianismo. Dicho estilo se caracteriza por la aplicación de la planta central en
proyectos residenciales (como en las villas) y por un cierto tipo de ornamentación de
carácter sintético (denominada arquitectura de superficie), entre otros fundamentos. El
propio Palladio fue autor de un tratado bastante completo sobre arquitectura clásica, en el
que expuso su modo de pensar y su perspectiva sobre esta cuestión.
Manierismo: Los grandes maestros y el fin del Renacimiento
El Manierismo fue el movimiento artístico producido durante el Cinquecento y cuya
formación se da en las primeras décadas del siglo XVI y se extiende hasta comienzos del
siglo XVII. Evidencia la intención por parte de los arquitectos, humanistas y artistas del
período de un arte, que aunque en esencia siguiera al clasicismo, poseía un contenido
bastante anti-clásico. En el Manierismo por lo tanto se desarrolla la innovación
constructiva confrontándose con la arquitectura clásica, ya plenamente conocida.
Una vez gastado el impulso de la tratadística, que dotada de cierta homogeneidad a
la arquitectura mediante la imposición de unas determinadas reglas, surgió una nueva
generación de arquitectos, fuertemente individualistas, que supone de hecho un puente
entre el Renacimiento y el Barroco.
La actividad arquitectónica de Miguel Ángel supuso la culminación y superación del
clasicismo de la fase madura o de Bramante, y puede calificarse de más clásica en San
Pedro o en el Palacio Farnese y más manierista, por ejemplo en la famosa escalera de la
Biblioteca Laurenciana). De modo similar a lo que ocurrió en pintura o escultura (donde es
más clara la imitación de su maniera), los arquitectos italianos de mediados del siglo XVI,
algunos de ellos salidos de Roma cuando el saco y repartidos por el resto de las ciudades
italianas, procuraban desafiar los cánones clásicos. Los principales exponentes de este
nuevo estilo fueron, además del citado Andrea Palladio y el núcleo veneciano, Giulio
Romano (Palacio del Té, Mantua, 1534), Bartolomeo Ammannati (reforma del Palacio Pitti,
1558-1570), Antonio Sangallo el Joven (Villa Farnese, Caprarola, 1559), Vasari (Galería
Uffizi, Florencia, 1560-1581), o Jacopo Vignola con la Iglesia del Gesù (1568), esta sí en
Roma, sede y modelo exportado de las numerosas iglesias jesuíticas de la crecientemente
19
influyente Compañía de Jesús, cuya fachada se debe a Giacomo della Porta (1578, que
inspiró posteriormente a Carlo Maderno).
En sus obras, son constantes las referencias a los elementos compositivos clásicos,
pero en forma "desconstruída" y casi irónica. Convierten al interior patrones decorativos
de ventanas que deberían estar colocadas en el exterior, juegan con los efectos de la
ilusión óptica proporcionados por la perspectiva, a través de volúmenes dimensionados
inusitadamente, etc. El mismo sentido, llevado a un extremo, tuvieron los extravagantes
jardines de la Villa de las Maravillas, hoy Parco dei Mostri (Bosco Sacro di Bomarzo) en
Bomarzo, en el Lacio, por el arquitecto y diseñador de jardines Pirro Ligorio.
La profundización en los caracteres propios de las construcciones manieristas
supuso el germen del nacimiento del Barroco, que si superficialmente se considera como
ruptura del ideal clásico propuesto por el Renacimiento, realmente constituyó la reacción
al agotamiento de éste, ya anunciado por el Manierismo.
Difusión de la Arquitectura del Renacimiento en Europa
El Renacimiento fue un movimiento prácticamente restringido al universo cultural
italiano durante sus dos primeros siglos de evolución (entre los siglos XIV y XVI,
aproximadamente), periodo durante el cual, en el resto de Europa, sobrevivían estilos
arquitectónicos, en general ligados al gótico o al tardo-románico. Finalmente, en su
momento de mayor auge, la estética clásica renacentista comenzó a difundirse por los
diversos países europeos desde su Italia natal, debido a diferentes motivos: guerras,
anexiones de territorio italiano, viajes de los artistas italianos por Europa para ser
contratados por las diversas cortes, etc.
Independientemente de las razones, es cierto que la difusión se dio con más
empuje, paradójicamente, por la asimilación de ciertas ideas anticlásicas forjadas en el
Manierismo, estilo pujante en aquel momento (comienzos del siglo XVI). La tratadística
clásica estaba ya plenamente desarrollada, de forma que los arquitectos de fuera de Italia,
en general, poseían un buen dominio de las reglas compositivas clásicas y de su teorías, lo
que ya les permitía tomarse ciertas licencias creativas. Es necesario destacar que existen
estudiosos que no consideran al Manierismo como un movimiento ligado al Renacimiento,
sino como un estilo nuevo y radicalmente opuesto a éste. De esta forma, la producción
manierista de los demás países europeos puede, eventualmente, no ser considerada como
20
una arquitectura genuinamente renacentista. En cierto sentido, es posible decir, según
este punto de vista, que en estos países se combinó una producción típicamente medieval
con una arquitectura post-renacentista (como en Francia).
Como las formas de difusión difieren de país a país y aunque la arquitectura
producida por aquellos países sea efectivamente renacentista, existe un Renacimiento
diferente para cada región de Europa, según como llegó la influencia desde Italia y el
momento histórico en que vivían. En general, parece que el Renacimiento dotó de
elementos nuevos a las arquitecturas medievales nacionales, siendo, en muchos casos,
difícil establecer diferencias entre arquitectura gótica tardía y arquitectura renacentista,
debido a que se construyó basándose en la combinación de ambas estéticas.
Arquitectura renacentista en Francia
Fachada del Palacio del Louvre en París, obra de Pierre Lescot.
Francia fue el primer país en acoger con entusiasmo el estilo renacentista. El
Renacimiento llegó a finales del siglo XV, cuando Carlos VIII regresó en 1496 con algunos
artistas italianos tras la conquista de Nápoles. Es destacable el uso de dicho estilo en los
castillos del Valle del Loira, cuya primera construcción fue el Castillo de Amboise (c. 1405),
donde Leonardo da Vinci pasó sus últimos años. El estilo comenzó a ser predominante
durante el reinado de Francisco I (1515-1547). El Castillo de Chambord (1519-1536) es
una combinación de estructura gótica y ornamentación italianizante, un estilo que
desarrollaron arquitectos como Sebastiano Serlio, que también trabajó después de 1540
en el Castillo de Fontainebleau. Allí, artistas italianos como Rosso Fiorentino, Francesco
Primaticcio, y Niccolò dell'Abbate formaron la primera Escuela de Fontainebleau. Otros
arquitectos, como Philibert Delorme, Jacques Androuet du Cerceau, Jacopo Vignola o
Pierre Lescot, también se inspiraron en las nuevas ideas. Otro ejemplo es la fachada
interior sudoeste del Palacio del Louvre en París, que fue diseñada por Lescot y cubierta
por relieves de Jean Goujon. La arquitectura renacentista aún siguió creciendo con fuerza
bajo los reinados de Enrique II y Enrique III.
Arquitectura renacentista en España
1ª etapa: Estilo plateresco
En España, el Renacimiento comenzó a insertarse en las formas góticas en las
últimas décadas del siglo XV. El desarrollo del Renacimiento se produjo principalmente por
arquitectos locales. De esta manera, se creó una corriente puramente española del estilo,
21
que se vio influenciada por la arquitectura del sur de Italia (dominios de la Corona de
Aragón en esa época). Este estilo español llamado plateresco, combinaba las nuevas ideas
italianas con la tradición gótica española, así como la idiosincrasia local. El nombre
proviene de las extremadamente decoradas fachadas de estos edificios, que se asimilaban
al intrincado y detallista trabajo de los plateros.
2ª etapa: Purismo
Con el paso de las décadas, la influencia del Gótico fue desapareciendo, llegándose
a alcanzar un estilo más depurado y ortodoxo, desde el punto de vista del Renacimiento.
El purismo se caracteriza por una mayor austeridad decorativa, que se limita a algunos
elementos concretos, generalmente de inspiración clásica. Hay un cierto cansancio de la
exuberancia decorativa a mitad del siglo XVI y se imponen los edificios de aspecto más
sereno, armónico y equilibrado. Algunos arquitectos consiguen reciclar su producción
tardo-gótica para iniciarse en este nuevo estilo: tal es el caso, por ejemplo, de Alonso de
Covarrubias, Rodrigo Gil de Hontañón y Pedro de Ibarra.). El centro de la producción
renacentista se localizó en Andalucía con Diego de Siloé (fachada de la Catedral de
Granada y Sacra Capilla del Salvador de Úbeda); Pedro Machuca (Palacio de Carlos V en
Granada), el arquitecto más decididamente clásico; Andrés de Vandelvira (Catedral de
Jaén y de Baeza) y Diego de Riaño (Ayuntamiento de Sevilla).
A mitad del siglo XVI, la iniciación del Monasterio de San Lorenzo del Escorial como
símbolo del poder de Felipe II de España por Juan Bautista de Toledo (fallecido en1567) y
Juan de Herrera supuso la aparición de un nuevo estilo, que se caracteriza por el
predominio de los elementos constructivos, la ausencia decorativa, las líneas rectas y los
volúmenes cúbicos. Significa además la introducción de los postulados manieristas
provenientes de Italia.
Este estilo bautizado posteriormente como estilo herreriano en honor de la figura
indiscutible de Juan de Herrera, dominó la arquitectura española durante casi un siglo, y
entre sus seguidores se encuentran figuras tan relevantes como Francisco de Mora, Juan
Gómez de Mora o Juan Gómez de Trasmonte.
En todos los casos, los conceptos de la arquitectura y urbanismo de España en el
Renacimiento, fueron llevados a las colonias de América, dónde encontró campo fértil para
su difusión dada la urbanización extensiva que se dio a lo largo de tres siglos y que
recibió, también, a estilos posteriores como el Barroco y el Neoclásico.
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Arquitectura renacentista en Portugal
En Portugal, el estilo manuelino aunó los elementos renacentistas a las
edificaciones góticas, y es considerado por algunos historiadores como la contribución
portuguesa al Renacimiento, aunque su estética es muy distante del clasicismo
(objetivamente debe insertarse en el tardo-gótico). Ejemplos de la arquitectura
renacentista portuguesa son la Catedral de Leiria y de Portalegre, el Colegio jesuita de
Évora y la Iglesia de San Roque de Lisboa.
Arquitectura renacentista en Europa oriental
La lejanía de esta zona con respecto a Italia diluyó la influencia del Renacimiento,
pero existen valiosos ejemplos de edificaciones que combinan elementos renacentistas con
la tradición arquitectónica local. En Hungría, ya antes de la segunda mitad del siglo XV se
construyeron casas de estilo italiano. El rey húngaro Matías Corvino contrató a
constructores y escultores italianos, uno de los cuales, Aristóteles Fioravanti, viajó de
Hungría a Moscú para levantar la Catedral de la Asunción en el Kremlin. Bajo el reinado de
Luis II de Hungría y Bohemia, se construyó la Capilla Bakócz de la Catedral de Esztergom,
ejemplo de decoración renacentista. Otras obras influidas por el Renacimiento en Europa
oriental son el Castillo de Wawel y la Capilla de Segismundo en Cracovia, la ciudad polaca
de Zamość, el Palacio Real y las Iglesias de San Miguel y San Esteban de Vilna, en
Lituania, la localidad de Telč o el Castillo de Český Krumlov en la República Checa.
Arquitectura renacentista en Inglaterra
En Inglaterra el primer exponente de la Arquitectura renacentista fue Iñigo Jones
(1573-1652), que había estudiado en Italia, donde la influencia de Palladio estaba muy
extendida. Cuando Jones regresó a su país, comenzó con entusiasmo a construir
basándose en el nuevo movimiento y diseñó edificios como la Queen's House de
Greenwich (1616) y la Casa del Banquete del Palacio de Whitehall (1619). Estas
construcciones de líneas sencillas y simetría fueron revolucionarias en un país donde aún
se diseñaban edificios con ventanas partidas, almohadillado y torrecillas.
Hatfield House fue mandada a construir en su totalidad por Robert Cecil, primer
conde de Salisbury, entre 1607 y 1611, y es el ejemplo perfecto de la arquitectura de
transición entre el estilo Tudor y el Renacimiento. El edificio conjuga un ala Tudor, con
ventanales con parteluz y tejado almenado y dos alas claramente influenciada por las
fachadas de los palazzos italianos. Su fachada central, originariamente en forma de logia
23
abierta, había sido atribuida a Iñigo Jones, aunque el porche central de estilo jacobino,
hace probablemente falsa esta atribución. Dentro, la elaborada escalera tallada muestra la
influencia italiana en la ornamentación inglesa.
La obra de Jones fue seguida por maestros como Christopher Wren con su diseño
de la Catedral de San Pablo de Londres y de muchos edificios públicos e iglesias
londinenses que se construyeron tras el Gran Incendio de Londres, en 1666. La
devastación de la ciudad fue una oportunidad única para una nueva generación de
arquitectos seguidores de la arquitectura clásica, que construyeron a una escala superior a
la que nunca probablemente se había construido en una ciudad. Sin embargo, a estas
alturas el estilo italianizante importado por Iñigo Jones ya estaba fusionado por el Barroco.
Posteriores arquitectos, como el veneciano Giacomo Leoni, durante el siglo
siguiente, adaptaron y modificaron el estilo para ajustarlo al paisaje y gusto inglés,
conservándose el gusto por la influencia italiana en los edificios. Lyme Hall en Cheshire es
un ejemplo soberbio de esta tendencia.
La influencia de la arquitectura renacentista italiana pervivió en especial en el
ámbito anglosajón, a consecuencia del Palladianismo, forma de interpretación peculiar de
la arquitectura de Palladio, que mantendría el clasicismo hasta la llegada de estilos más
modernos como el Neoclasicismo. Durante el siglo XIX, surge con el Historicismo, un
renacer neorrenacentista especialmente importante en el Reino Unido y Norteamérica.
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4. GIOTTO PINTOR
Cualquiera que pretenda realizar un recorrido por la pintura moderna encontrará
como referente oficial la figura de Giotto. Fue el primero en restaurar la representación de
la naturaleza en el arte universal. Los grandes pintores renacentistas le consideraron uno
de los suyos. ¿El naturalismo de su pintura responde al mismo movimiento que represento
Francisco de Asís y su amor por la naturaleza? Muy pronto el maestro pintor se convirtió
en un mito de la pintura universal. Sin embargo es evidente que su biografía y el análisis
de su obra ha sido interpretada sesgadamente con el fin adecuarlos al advenimiento de los
grandes pintores del Renacimiento, y se ha llegado a afirmar con absoluta convicción que
nadie ha interpretado la espiritualidad del franciscanismo como nuestro pintor.
Pintor, Arquitecto, y Escultor, Giotto es desde siempre un mito. Nació en Olle di
Vespignano, cerca de Verchio, en el Ungello, es hijo de Bondone di Angioleno, “Trabajador
de la tierra” como fecha de su nacimiento se acepta 1267.
En una Villa próxima a Florencia nace un niño de admirable ingenio, que pintaba al
natural una oveja mientras apacentaba los rebaños de su padre reproducía la imagen de
estos animales en piedra y sobre la arena, Cimabue, que acertó a pasar por allí se percató
de las grandes dotes artísticas del pastor. Se lo llevó consigo y se ocupó de su educación.
Este niño llegó a ser uno de los más grandes pintores Italianos. Llegó a ser tan buen
imitador de la naturaleza que desterró la ruda manera bizantina y resucitó el moderno y
buena parte de la pintura, introduciendo el retrato del natural a personas vivas; lo cual
hacia más de doscientos años que no se estilaba.
Giotto con 10 años más o menos, empieza a frecuentar el taller Florentino de
Cimabue uno de los maestros mas documentados de Florencia, y diversas estancias a
Roma desde 1272 año en que aparece como testigo en la Corte papal. En los años 1285-
1288, trabaja en Roma en frescos y mosaicos, en los claustros de la Basílica de San Juan
de Letrán, y San Paulo, bajo los papas Nicolás III y Nicolás IV y aquí se dejan verlas
primeras obras atribuidas a Giotto.
Entre las obras más problemáticas atribuidas al joven pintor, son los frescos de la
Basílica de San Francisco de Asís. Iglesia Madre de los Frailes Franciscanos Iglesia papal,
construida entre 1228 fecha que se puso la primera piedra dos años después de la muerte
del Santo y 1253 fue su consagración por el Papa Inocencio IV.
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El edificio había proyectado por arquitectos septentrionales y locales y con macla de
elementos góticos transalpinos y románicos, lombardos. Así pues en 1297 Giotto esta con
su taller para trabajar en la parte superior de la basílica.
En 1300 se sitúa en la cima la época juvenil de Giotto en la estrecha relación con
los frescos de la Capilla de San Nicolás en la Iglesia inferior de Asís realizados por su taller
en 1297 un poco anterior es el bellísimo crucifijo del Templo Mallatestiano de Rímini, que
tiene en común la elegancia del dibujo y el aliento clásico. Giotto radica también en dar
dimensión a sus figuras protagonistas, que meda sabiamente recuerdos antiguos de la
estatuaria romana con el gótico francés en perfecto equilibrio.
En 1318 Giotto tiene ya una gran posición de primera categoría en Florencia y en la
Península la más prestigiosas familias lo llaman para decorar sus capillas. Carlos de Aujor
al regreso de su coronación llama al pintor para decorar su Capilla y pinta los muros no al
fresco si no en seco, método más rápido pero menos válido, pudo ser por exceso de
encargos, de 1320 más o menos es otra importante obra de Giotto, el Políptico
Stefaneschi, conservado en la Pinacoteca Vaticana. Fue encargada al pintor para la
antigua basílica de San Pedro.
Así podríamos repasar toda su obra con una clientela importante y un arte acorde
con sus gustos estéticos y su mundo de las ideas. Nacido de humilde condición no es
extraño que Giotto, una vez alcanzo la fama y el éxito, amara el dinero y la vida
confortable que este le ofrecía, y fue quizás el único artista florentino del siglo XIV que
llego a ser rico.
Giotto muere un 18 de enero de 1337 en Florencia donde fue sepultado con
grandes honores en Santa Reparata, a expresas del ayuntamiento “Privilegio que se tuvo
por singularísimo” Observa villani, en un documento del mismo año.
Tiene infinidad de obras sobre todo en Italia, pero también Alemania esta el
Transito de la Virgen y en la ciudad del Vaticano, Políptico Stefaneschi y pilíptico (reverso)
en Francia las Estimas de San Francisco.
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5. MASACCIO
Pintor Italiano nació en Cartel San Giovanni, Baldearon el 21 de Diciembre de 1401
hijo del Notario Giovanni y de Jaconá di Martinazzo. Masaccio se trasladó a Florencia entre
1417-1421 tal vez a causa de la muerte de su padrastro. El joven artista empezará su
andadura en el tallar de Bieci de Lorenzo. El 7 de enero de 1422 se escribió en el Arte
gremio de médicos lo cual indica que ejercía ya como pintor autónomo en la ciudad de
Armo.
Su primera obra es el tríptico para San Invernal de Casia que lleva la fecha en la
talla central de 23 de abril de 1422. En 1425 comenzó a colaborar con Mosolino en los
frescos de la Capilla Brancaccio de la Iglesia de Santa María del Carmené de Florencia en
1428 empezó el Políptico de Pisa trabajo que le ocuparía casi todo el año 1428. Se
traslada a Roma, invitado por el Cardenal Brando de Castiglione para decorar la Capilla de
San Clemente en la Iglesia homónima. En Roma trabajó en el Políptico de Santa María la
Mayor del cual se conservan los Santos Jerónimo y Juan Bautista (actualmente en la
National Gallery de Londres). Murió en Roma en otoño de 1428 contaba solamente 27
años. Algunas fuentes antiguas mencionan que fue envenenado. Solo sobreviven cuatro
obras atribuidas con certeza a él.
La Expulsión de Adán y Eva del paraíso terrenal.
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El Tributo
Bautismo de los neófitos
La resurrección del hijo de Teófilo y San Pedro en la Cátedra.
San Pedro cura a los enfermos con su sombra.
La distribución de los bienes y la muerte de Ananías da a Masacio, si bien se le han
atribuido alguna otra parcial o totalmente. Las obras de Masacio ejercieron una profunda
influencia en la evolución del arte florentino, posterior, en especial en la obra de Miguel
Ángel.
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6. LEON BATTISTA ALBERTI
(Génova, 1404-Roma, 1472) Arquitecto, teórico del
arte y escritor italiano. Alberti fue, con Leonardo da Vinci,
una de las figuras más representativas del ideal del hombre
del Renacimiento, ya que reunió en su persona todos los
conocimientos y habilidades de la época: erudito, humanista,
escritor, arquitecto, escultor, pintor, cortesano y hombre de
mundo.
Hijo natural de un mercader florentino, se educó en
Padua y Bolonia, antes de trasladarse a Roma en 1432 para
orte pontificia. Su contacto en Roma con los monumentos de
la Antigüedad clásica dio pie a uno de sus primeros escritos: Descriptio urbis Romae
(1434), primer estudio sistemático de la Roma antigua. Ese mismo año regresó a
Florencia, donde trabó amistad con los grandes artistas del momento, de Brunelleschi a
Donatello y Masaccio. A Brunelleschi dedicó precisamente su tratado Della pintura (1436),
en el que se describen por primera vez las leyes de la perspectiva científica, además de
dar una visión naturalista del arte de la pintura.
desempeñar un cargo en la c
En Florencia, Alberti trabajó como arquitecto para la familia Rucellai, con obras
como el palacio Rucellai y el templete del Santo Sepulcro, que basan la belleza en la
exactitud geométrica de las proporciones. En la primera de estas obras, Alberti combinó la
geometría con la superposición de los órdenes clásicos, creando un modelo muy imitado
de palacio renacentista. También se le debe la fachada de la iglesia gótica de Santa maría
de Novella, en la que unió el característico taraceado de mármoles toscano a la sugestión
de las figuras geométricas. En Roma, a donde se trasladó por deseo expreso del papa
Nicolás V, redactó De re aedificatoria, un completo tratado de arquitectura en todos los
aspectos teóricos y prácticos. Posteriormente se desplazó a Rimini, donde construyó el
Templo Malatestiano, y a Mantua, donde se le deben las iglesias de San Sebastián y San
Andrés. Estas obras, que constituyen la síntesis de sus criterios arquitectónicos, se
convirtieron junto con las Brunelleschi, en los grandes modelos del arte constructivo
renacentista. También escribió un tratado sobre la escultura (De estatua) y algunas obras
de perspectiva y matemática.
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7. BRUNELLESCHI
Brunelleschi (Filippo), pintor, escultor y arquitecto
italiano (Florencia 1377- id 1446). Su primera formación
fue de orfebre y escultor. En 1401, participó en el
concurso, ganado por Ghiberti, par realizar la segunda
puerta del baptisterio de Florencia. A continuación partió
para Roma junto con Donatello, y allí estudió la
arquitectura clásica. Vuelto a Florencia, se impuso con la
construcción de la cúpula de Santa María dei Fiore, cuyo
audaz perfil ovoide se eleva sobre un tambor octogonal . Así empezó su carrera de
arquitecto innovador, que utiliza ampliamente los recursos del arte antiguo, pero
adaptándolos a una concepción nueva y personal, elaborada con un profundo
conocimiento de las reglas de la perspectiva. Buscó la harmonía y la ordenación
monumental en un juego de volúmenes claramente articulados, y en la distribución
rigurosa de superficies bien equilibradas. Su logro más perfecto en este sentido es la
sacristía vieja de San Lorenzo, pequeño edificio cupulado sobre planta cuadrada (1420),
cuyos motivos principales repitió en la capilla Pazzi (1429). La iglesia de San Lorenzo
(1421) significa una renovación del tipo basilical, mientras en Santa María de los Ángeles
(iniciada en 1434, inacabada) adaptó la planta central; en ella, los nichos profundos de los
muros crean un valor expresivo nuevo y muestran la maestría a que llegó Brunelleschi en
la sutil organización del espacio interno y de los efectos luminosos. La misma evolución
patentiza la iglesia del Espíritu Santo (1444). También aplicó sus cánones claros y concisos
a la arquitectura civil: palacio del partido güelfo, pórtico de los Inocentes, palacio Pitti. La
concepción de sus edificios recoge ciertas características del románico toscano, refundidas
orgánicamente con motivos heredados de antigüedad. Su ejemplo fue decisivo para la
evolución de todas las artes, por lo que se le considera como el más completo iniciador del
renacimiento.
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8. RAFAEL PINTOR
Cual generoso y benigno se muestra a veces el cielo, reponiendo y acumulando en
una única persona las gracias y dones que por mucho tiempo solía repartir entre diversos
individuos, pero el afortunado fue Rafael Sanzio de Urbino.
Rafael nace en Urbino el 6 de abril de 1483, hijo de Giovanni y Migia di Baltista
Criarla. Su padre Pintor se hizo cargo de su formación y de su posterior actividad en
contacto con la corte de Federico de Montefeltro.
Fue, pues en este ambiente tan lleno de vida donde se formó, y empezó su
aprendizaje, el taller de su padre. El cual duró hasta la muerte de su padre 1483. Rafael
con tan solo 14 años colaboró en la realización que representa la Natividad de la Virgen y
la pala con la Virgen y el Niño y santos de la iglesia de Santa María la Nova, concluida en
1497. También los historiadores atribuyen al joven Pintor una intervención en los frescos
ejecutados entre los años 1498-1500 por Peruggino que se encuentran entre los más
destacados del cuatrocientos tardío.
Es hacia 1499 cuando se le reconoce su primera obra. Estandarte de la Trinidad
actualmente en la (Pinacoteca Acomunale de la Ciudad). La pintura se encuentra bastante
dañada. Debió ser encargada a modo de exvoto tras la epidemia de peste que había
golpeado la población. El año 1500 Rafael tiene su primer encargo, la ejecución de la pala
de San Nicolás de Talentico, que había de colocarse en la Capilla de patronato de Andrea
Baronci en la Iglesia de San Agostino. Esta obra se sitúa en una etapa crucial de la etapa
juvenil de Rafael. Entre 1500 a 1504 es cuando pinta vírgenes con niños (con o sin otros
personajes), cuya dulzura e intimidad había sido una de las razones de su éxito. Con
apenas 20 años hace frente a las más diversas pruebas, o abordar las más variadas
peticiones. En este sentido tuvo gran peso su formación en Urbino. Entre 1503-1504 por
encargo de Giovanna Feltria hija de Federico Montefeltro y Duquesa de Soria, el joven
pintor realizó algunas obras de gran excelencia le gustaron tanto a Giovanna que escribió
una carta al ganfalonero vitalicio de la ciudad de Florencia. Carta en la cual le presentaba
a Rafael. Pues pensaba pasar una larga temporada en la ciudad, y le prestase toda ayuda
y favor. Con apenas 23 años la estancia florentina fue para el joven riquísima, estudio las
obras de los Maestros suyos, también de los artistas del Quattrocento, por ejemplo
Donatelo y Masaccio que eran con los otros padres de la pintura. Rafael estudiaba con
atención las variaciones de la luz, para dar una consistencia corporal más evidente a las
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figuras, avanza en la dirección de la monumentalidad y volverá pocos años después, en un
estilo más grandioso a Roma, con los frescos de las estancias vaticanas. Sin embargo, el
cuadro de mayor empeño atestiguado a través de gran número de dibujos y de la
complejidad de esquemas fue realizado en Florencia para la capilla funeraria de los
Baglioni en San Francesco de Peruggia. Este encargo tuvo su origen en los sangrientos
acontecimientos que habían sucedido a Peruggia.
Rafael dejó Florencia en los últimos meses de 1508 y su partida se debió a
Bramante de Urbino ya que eran parientes y del mismo pueblo, y estaba al servicio de
Julio II y le dijo que Rafael sería capaz de decorar algunas estancias y que le demostraría
su valía. Rafael abandona las obras de Florencia y se traslada a Roma dejando sin
terminar la Madonna de baldaquino. Rafael participó en la decoración al fresco del techo
de la primera de las cuatro estancias, la de la Signatura, la sala habría de destinarse a la
biblioteca privada y despacho de Julio II.
El 4 de octubre de 1509 fue nombrado “Escritor de Breves Apostólicos” una especie
de investidura como pintor de la corte pontificia. Rafael estuvo dedicado durante 6 años
en las estancias vaticanas trabajó frenéticamente y alcanzó una gran fama y fue el
máximo intérprete del renacimiento del mundo antiguo, en el final de 1511-1512. Época
en la que León X sucedió a Julio II condujo la decoración de la estancia de Heliodoro. Y el
hijo de Lorenzo el Magnífico confió en el nombrándolo arquitecto de San Pedro y le
encargó 10 tapices destinados a la Capilla Sixtina, esto fue el 1 de agosto de 1514.
Rafael paso su vida amando y estimando, en palabras de Vasari “no vivió como un
pintor, sino como un príncipe” y su muerte, que le sorprendió en Roma con solo 37 años,
día de su cumpleaños, el 6 de abril de 1520 fue recibida con gran dolor por sus
contemporáneos, su muerte se la atribuyeron a sus grandes excesos amorosos.
ALGUNAS DE SUS OBRAS MÁS FAMOSAS
Virgen con el niño, Sagrada familia, Virgen con el niño y Juanito, Coronación de la
Virgen, La expulsión de Heliodoro, Virgen con el Niño y San José y muchísimas más, todas
muy famosas. En España, en el Museo del Prado, tenemos dos: La Subida al Calvario y El
Pasmo de Sicilia años 1516-1517.
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9. PIERO DELLA FRANCESCA, PINTOR Y MATEMATICO
En la historia del arte existen hombres que con su producción dan nombre a una
época, la moldean según su propia sensibilidad, la leen con su propia inteligencia y la
recrean en la invención de un mundo nuevo. Podemos llamar estilo a esta invención, pero
en este caso es más oportuno llamarlo revolución, Piero fue uno de esos hombres.
En el Renacimiento los pintores que le sucedieron en el panorama artístico
renacentista como Masaccio (1401-1428), Paolo Macello (1397-1475), Andrea del
Castagno (1419-1457) se orientaron al desarrollo de experiencias distintas en torno a la
perspectiva, la proporción, la luz, y la simplificación de las formas y la definición de un
nuevo clasicismo.
Piero della Francesca, nació hacia 1420 conoció muy pronto el ambiente artístico
florentino existente. En 1439 conoció a Doménico Veneciano, maestro con quien iniciaría
su formación. En Florencia, el pintor pudo contemplar algunas de las obras del nuevo
sistema, como las segundas puertas del Baptisterio florentino realizadas por Ghiberti, o la
trinidad de la Iglesia de Santa María Novella que había pintado Masaccio y de la
recuperación del lenguaje clásico llevado a cabo por Brunelleschi, y las teorías de León
Batista Alberti.
Piero fue un pintor que disfrutó de una gran estima. Prueba de ello son los encargos
que recibió de algunos principales mecenas del Quattrocento. En 1451 pintó en Rímini los
frescos de la Iglesia de San Francisco de Arezzo. También trabajó en la corte de Federico
Montefeltro, en la que estuvo Alberti, y en Roma bajo el Albertiano Pío II, unos frescos
hoy perdidos para el castillo de los Esté.
Sin embargo, la valoración actual de Piero en la historiografía ha sido una
recuperación del siglo XX que al igual que otros muchos artistas, son reconocidos después
de muchos años.
Piero fue un pintor que se afanó por ser clásico emulando los antiguos. De un mito
escrito, el pintor crea una representación pictórica y los textos se convertirán en imagen
para una nueva pintura, un retrato en otro aspiración. Piero retrata al duque de
Montefeltro de perfil, para ocultar el defecto físico de uno de sus ojos. Es la idea de la
prudencia para ocultar el defecto físico que tenía.
Su descubrimiento más famoso fue de un estilo espontáneamente arcaico, al mismo
tiempo que concebía la reforma del clasicismo. Es una combinación que encontramos en
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obras tan tempranas como el Bautismo de Cristo. Este arcaísmo fue otro de la valoración
de Piero en las primeras décadas del siglo XX.
Otra obsesión del pintor fue el gusto por el dolor y los valores melodramáticos, se
traduce en una exigencia de espacio narrativo. Hacia el final de los sesenta hallamos a
Piero en Roma trabajando en el Vaticano en algunos frescos para Pío II de los cuales no
ha quedado nada. En 1459 a causa de la muerte de su madre abandona Roma, y regresa
a la Toscana, donde le espera las últimas grandes obras.
En su última época el artista le da más valor, a la figura, así como a los elementos
paisajísticos o bien por lo no necesario.
Piero fue en su vida un matemático reputado. Según Vasari: “los artistas le
otorgaron el título del mejor geométrico de sus tiempos”, ya que sus perspectivas tienen
una modernidad un mejor diseño y una mayor gracia. En sus últimos años tuvo una grave
enfermedad en los ojos que le impidió trabajar. Por ello abandonó la pintura y se dedicó
exclusivamente a su obra teórica que escribió dictándola. Se conocen 3 textos muy
importantes escritos por Piero de los más científicos del siglo XV (sobre la perspectiva para
la pintura), (Librito de los cinco sólidos regulares) y un manual de cálculo titulado (Tratado
del Ábaco). En vida fue muy famoso y su impacto se nota en las generaciones posteriores.
De la vida de Piero existen pocos datos seguros. Su nombre está con frecuencia en
los escritos de estudiosos. Uno de sus discípulos, Lucas Pacioli, matemático celebre, por
haber publicado en 1509 un volumen titulado De divina proporcione, ilustrado con dibujos
de Leonardo da Vinci, lo cita dedicándole muchos elogios. Piero es uno de los artistas del
Renacimiento que tiene una sólida situación económica. Compuesta por terrenos e
intereses diversificados.
Sus últimos años los pasó en Rímini el 22 de abril de 1482 se alquilo una mansión y
aquí se dedicó a la escritura del (Libellus de quinqué corporibus regularibus, terminado en
el año 1485 y dedicado a Guidebaldo de Montefeltro. Otorgó testamento el 5 de julio de
1487 declarándose sano de espíritu, de mente y de cuerpo. En sus últimos años,
Peruggino y Lucas Signorelle visitaron frecuentemente su taller. Piero muere el 12 de
octubre de 1492 fecha del descubrimiento del Nuevo Mundo, su entierro se registra en la
Abadía Paz de Lodi
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Sus obras más famosas se encuentran en Alemania, Estados Unidos, Francia, Gran
Bretaña, Italia. San Jerónimo, Penitente, Hércules, Retrato de Segismundo, El Bautismo de
Cristo, Legenda de la Vera Cruz y muchos más son cuadros famosos de este pintor.
Piero es un pintor Cuatrocentista perteneciente a la segunda generación de
pintores, humanista, intermedia entre Fra Angélico y Botticelli y asumió los hallazgos de la
primera Escuela Renacentista florentina de manera que hizo una especie de simbiosis
entre el Renacimiento Italiano y la pintura flamenca. Sus obras están admirablemente
equilibradas entre el arte y la geometría y un complejo de lectura a muchos niveles.
Piero y Melezzo son los más celebres maestros del siglo XV reconocidos los que
influyeron sus conocimientos matemáticos fusionando el arte con la ciencia y la geometría.
Sus cuadros se conocen básicamente por sus coloridos luminosos y un suave pero firme
en los trazos de la figuras.
Piero dice que sus figuras son columnas y expresan un sentimiento, lo mismo que la
armonía de tonos claros; todo ello expresan el sentido político. Sus ensayos en este
sentido llegarán a dar la sensación de que sus figuras están modeladas en material dotado
de luz.
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10. LEONARDO DA VINCI
Nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una campesina, Caterina
(que se casó poco después con un artesano de la región), y de Ser Piero, un rico notario
florentino. Italia era entonces un mosaico de ciudades-estados como Florencia, pequeñas
repúblicas como Venecia y feudos bajo el poder de los príncipes o el papa. El Imperio
romano de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y apenas sobrevivía aún, muy reducido,
el Sacro Imperio Romano Germánico; era una época violenta en la que, sin embargo, el
esplendor de las cortes no tenía límites.
A pesar de que su padre se casó cuatro veces, sólo tuvo hijos (once en total, con
los que Leonardo acabó teniendo pleitos por la herencia paterna) en sus dos últimos
matrimonios, por lo que Leonardo se crió como hijo único. Su enorme curiosidad se
manifestó tempranamente, dibujando animales mitológicos de su propia invención,
inspirados en una profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio
Vasari, su primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó un
escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó con él por
sorpresa.
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Consciente ya del talento de su hijo, su padre lo autorizó, cuando Leonardo cumplió
los catorce años, a ingresar como aprendiz en el taller de Andrea del Verrocchio, en
donde, a lo largo de los seis años que el gremio de pintores prescribía como instrucción
antes de ser reconocido como artista libre, aprendió pintura, escultura, técnicas y
mecánicas de la creación artística. El primer trabajo suyo del que se tiene certera noticia
fue la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar la
iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto al taller de Verrocchio, además, se encontraba el de
Antonio Pollaiuollo, en donde Leonardo hizo sus primeros estudios de anatomía y, quizá,
se inició también en el conocimiento del latín y el griego.
Juventud y descubrimientos técnicos
Era un joven agraciado y vigoroso que había heredado la fuerza física de la estirpe
de su padre; es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de San Miguel en el
cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos. Por lo demás, su gran
imaginación creativa y la temprana maestría de su pincel, no tardaron en superar a las de
su maestro: en el Bautismo de Cristo, por ejemplo, donde un dinámico e inspirado ángel
pintado por Leonardo contrasta con la brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.
El joven discípulo utilizaba allí por vez primera una novedosa técnica recién llegada
de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor blandura en el trazo y una
más profunda penetración en la tela. Además de los extraordinarios dibujos y de la
participación virtuosa en otras obras de su maestro, sus grandes obras de este período
son un San Jerónimo y el gran panel La adoración de los Magos (ambos inconclusos),
notables por el innovador dinamismo otorgado por la maestría en los contrastes de rasgos,
en la composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la técnica del
claroscuro.
Florencia era entonces una de las ciudades más ricas de Europa; sus talleres de
manufacturas de sedas y brocados de oriente y de lanas de occidente, y sus numerosas
tejedurías la convertían en el gran centro comercial de la península itálica; allí los Médicis
habían establecido una corte cuyo esplendor debía no poco a los artistas con que contaba.
Pero cuando el joven Leonardo comprobó que no conseguía de Lorenzo el Magnífico más
que alabanzas a sus virtudes de buen cortesano, a sus treinta años decidió buscar un
horizonte más prospero.
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Primer período milanés
En 1482 se presentó ante el poderoso Ludovico Sforza, el hombre fuerte de Milán
por entonces, en cuya corte se quedaría diecisiete años como «pictor et ingenierius
ducalis». Aunque su ocupación principal era la de ingeniero militar,
sus proyectos (casi todos irrealizados) abarcaron la hidráulica, la mecánica (con
innovadores sistemas de palancas para multiplicar la fuerza humana), la arquitectura,
además de la pintura y la escultura. Fue su período de pleno desarrollo; siguiendo las
bases matemáticas fijadas por León Bautista Alberti y Piero della Francesca, Leonardo
comenzó sus apuntes para la formulación de una ciencia de la pintura, al tiempo que se
ejercitaba en la ejecución y fabricación de laúdes.
Estimulado por la dramática peste que asoló Milán y cuya causa veía Leonardo en el
hacinamiento y suciedad de la ciudad, proyectó espaciosas villas, hizo planos para
canalizaciones de ríos e ingeniosos sistemas de defensa ante la artillería enemiga.
Habiendo recibido de Ludovico el encargo de crear una monumental estatua ecuestre en
honor de Francesco, el fundador de la dinastía Sforza, Leonardo trabajó durante dieciséis
años en el proyecto del «gran caballo», que no se concretaría más que en una maqueta,
destruida poco después durante una batalla.
Resultó sobre todo fecunda su amistad con el matemático Luca Pacioli, fraile
franciscano que en 1494 publicó su tratado de la Divina proportione, ilustrada por
Leonardo. Ponderando la vista como el instrumento de conocimiento más certero con que
cuenta el ser humano, Leonardo sostuvo que a través de una atenta observación debían
reconocerse los objetos en su forma y estructura para describirlos en la pintura de la
manera más exacta. De este modo el dibujo se convertía en el instrumento fundamental
de su método didáctico, al punto que podía decirse que en sus apuntes el texto estaba
para explicar el dibujo, y no éste para ilustrar a aquél, por lo que Da Vinci ha sido
reconocido como el creador de la moderna ilustración científica.
El ideal del saper vedere guió todos sus estudios, que en la década de 1490
comenzaron a perfilarse como una serie de tratados (inconclusos, que fueron recopilados
luego en el Codex Atlanticus, así llamado por su gran tamaño). Incluye trabajos sobre
pintura, arquitectura, mecánica, anatomía, geografía, botánica, hidráulica, aerodinámica),
fundiendo arte y ciencia en una cosmología individual que da, además, una vía de salida
para un debate estético que se encontraba anclado en un más bien estéril neoplatonismo.
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Aunque Leonardo no parece que se preocupara demasiado por formar su propia
escuela, en su taller milanés se creó poco a poco un grupo de fieles aprendices y alumnos:
Giovanni Boltraffio, Ambrogio de Predis, Andrea Solari, su inseparable Salai, entre otros;
los estudiosos no se han puesto de acuerdo aún acerca de la exacta atribución de algunas
obras de este período, tales como la Madona Litta o el retrato de Lucrezia Crivelli.
Contratado en 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción para realizar una
pintura para la iglesia de San Francisco, Leonardo emprendió la realización de lo que sería
la celebérrima Virgen de las Rocas, cuyo resultado final, en dos versiones, no estaría listo
a los ocho meses que marcaba el contrato, sino veinte años más tarde. La estructura
triangular de la composición, la gracia de las figuras, el brillante uso del famoso sfumato
para realzar el sentido visionario de la escena, convierten a ambas obras en una nueva
revolución estética para sus contemporáneos.
A este mismo período pertenecen el retrato de Ginevra de Benci (1475-1478), con
su innovadora relación de proximidad y distancia y la belleza expresiva de La belle
Ferronière. Pero hacia 1498 Leonardo finalizaba una pintura mural, en principio un
encargo modesto para el refectorio del convento dominico de Santa Maria dalle Grazie,
que se convertiría en su definitiva consagración pictórica: La última cena. Necesitamos hoy
un esfuerzo para comprender su esplendor original, ya que se deterioró rápidamente y fue
mal restaurada muchas veces. La genial captación plástica del dramático momento en que
Cristo dice a los apóstoles «uno de vosotros me traicionará» otorga a la escena una
unidad psicológica y una dinámica aprehensión del momento fugaz de sorpresa de los
comensales (del que sólo Judas queda excluido). El mural se convirtió no sólo en un
celebrado icono cristiano, sino también en un objeto de peregrinación para artistas de
todo el continente.
El regreso a Florencia
A finales de 1499 los franceses entraron en Milán; Ludovico el Moro perdió el poder.
Leonardo abandonó la ciudad acompañado de Pacioli y tras una breve estancia en casa de
su admiradora la marquesa Isabel de Este, en Mantua, llegó a Venecia. Acosada por los
turcos, que ya dominaban la costa dálmata y amenazaban con tomar el Friuli, la Signoria
contrató a Leonardo como ingeniero militar.
En pocas semanas proyectó una cantidad de artefactos cuya realización concreta no
se haría sino, en muchos casos, hasta los siglos XIX o XX, desde una suerte de submarino
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individual, con un tubo de cuero para tomar aire destinado a unos soldados que, armados
con taladro, atacarían las embarcaciones por debajo, hasta grandes piezas de artillería con
proyectiles de acción retardada y barcos con doble pared para resistir las embestidas. Los
costes desorbitados, la falta de tiempo y, quizá, las excesivas (para los venecianos)
pretensiones de Leonardo en el reparto del botín, hicieron que las geniales ideas no
pasaran de bocetos. En abril de 1500 Da Vinci entró en Florencia, tras veinte años de
ausencia.
César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, hombre ambicioso y temido, descrito por
el propio Maquiavelo como «modelo insuperable» de intrigador político y déspota,
dominaba Florencia y se preparaba para lanzarse a la conquista de nuevos territorios.
Leonardo, nuevamente como ingeniero militar, recorrió los terrenos del norte, trazando
mapas, calculando distancias precisas, proyectando puentes y nuevas armas de artillería.
Pero poco después el condottiero cayó en desgracia: sus capitanes se sublevaron, su
padre fue envenenado y él mismo cayó gravemente enfermo. En 1503 Leonardo volvió a
la ciudad, que por entonces se encontraba en guerra con Pisa y concibió allí su genial
proyecto de desviar el río Arno por detrás de la ciudad enemiga cercándola y
contemplando la construcción de un canal como vía navegable que comunicase Florencia
con el mar: el proyecto sólo se concretó en los extraordinarios mapas de su autor.
Pero Leonardo ya era reconocido como uno de los mayores maestros de Italia. En
1501 había causado admiración con su Santa Ana, la Virgen y el Niño; en 1503 recibió el
encargo de pintar un gran mural (el doble del tamaño de La última cena) en el palacio
Viejo: la nobleza florentina quería inmortalizar algunas escenas históricas de su gloria.
Leonardo trabajó tres años en La batalla de Angheri, que quedaría inconclusa y sería luego
desprendida por su deterioro. Importante por los bocetos y copias, éstas admirarían a
Rafael e inspirarían, un siglo más tarde, una célebre de Peter Paul Rubens.
También sólo en copias sobrevivió otra gran obra de este periodo: Leda y el cisne.
Sin embargo, la cumbre de esta etapa florentina (y una de las pocas obras acabadas por
Leonardo) fue el retrato de Mona Lisa. Obra famosa desde el momento de su creación, se
convirtió en modelo de retrato y casi nadie escaparía a su influjo en el mundo de la
pintura. La mítica Gioconda ha inspirado infinidad de libros y leyendas, y hasta una ópera;
pero poco se sabe de su vida. Ni siquiera se conoce quién encargó el cuadro, que
Leonardo se llevó consigo a Francia, donde lo vendió al rey Francisco I por cuatro mil
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piezas de oro. Perfeccionando su propio hallazgo del sfumato, llevándolo a una concreción
casi milagrosa, Leonardo logró plasmar un gesto entre lo fugaz y lo perenne: la
«enigmática sonrisa» de la Gioconda es uno de los capítulos más admirados, comentados
e imitados de la historia del arte y su misterio sigue aún hoy fascinando. Existe la leyenda
de que Leonardo promovía ese gesto en su modelo haciendo sonar laúdes mientras ella
posaba; el cuadro, que ha atravesado no pocas vicisitudes, ha sido considerado como
cumbre y resumen del talento y la «ciencia pictórica» de su autor.
De nuevo en Milán: de 1506 a 1513
El interés de Leonardo por los estudios científicos era cada vez más intenso: asistía
a disecciones de cadáveres, sobre los que confeccionaba dibujos para describir la
estructura y funcionamiento del cuerpo humano. Al mismo tiempo hacía sistemáticas
observaciones del vuelo de los pájaros (sobre los que planeaba escribir un tratado), en la
convicción de que también el hombre podría volar si llegaba a conocer las leyes de la
resistencia del aire (algunos apuntes de este período se han visto como claros precursores
del moderno helicóptero).
Absorto por estas cavilaciones e inquietudes, Leonardo no dudó en abandonar
Florencia cuando en 1506 Charles d'Amboise, gobernador francés de Milán, le ofreció el
cargo de arquitecto y pintor de la corte; honrado y admirado por su nuevo patrón, Da
Vinci proyectó para él un castillo y ejecutó bocetos para el oratorio de Santa Maria dalla
Fontana, fundado por aquél. Su estancia milanesa sólo se interrumpió en el invierno de
1507 cuando, en Florencia, colaboró con el escultor Giovanni Francesco Rustici en la
ejecución de los bronces del baptisterio de la ciudad.
Quizás excesivamente avejentado para los cincuenta años que contaba entonces, su
rostro fue tomado por Rafael como modelo del sublime Platón para su obra La escuela de
Atenas. Leonardo, en cambio, pintaba poco dedicándose a recopilar sus escritos y a
profundizar sus estudios: con la idea de tener finalizado para 1510 su tratado de anatomía
trabajaba junto a Marcantonio della Torre, el más célebre anatomista de su tiempo, en la
descripción de órganos y el estudio de la fisiología humana. El ideal leonardesco de la
«percepción cosmológica» se manifestaba en múltiples ramas: escribía sobre
matemáticas, óptica, mecánica, geología, botánica; su búsqueda tendía hacia el encuentro
de leyes funciones y armonías compatibles para todas estas disciplinas, para la naturaleza
como unidad. Paralelamente, a sus antiguos discípulos se sumaron algunos nuevos, entre
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ellos el joven noble Francesco Melzi, fiel amigo del maestro hasta su muerte. Junto a
Ambrogio de Predis, Leonardo culminó en 1508 la segunda versión de La Virgen de las
Rocas; poco antes, había dejado sin cumplir un encargo del rey de Francia para pintar dos
madonnas.
Últimos años: Roma y Francia
El nuevo hombre fuerte de Milán era entonces Gian Giacomo Tivulzio, quien
pretendía retomar para sí el monumental proyecto del «gran caballo», convirtiéndolo en
una estatua funeraria para su propia tumba en la capilla de San Nazaro Magiore; pero
tampoco esta vez el monumento ecuestre pasó de los bocetos, lo que supuso para
Leonardo su segunda frustración como escultor. En 1513 una nueva situación de
inestabilidad política lo empujó a abandonar Milán; junto a Melzi y Salai marchó a Roma,
donde se albergó en el belvedere de Giulano de Médicis, hermano del nuevo papa León X.
En el Vaticano vivió una etapa de tranquilidad, con un sueldo digno y sin grandes
obligaciones: dibujó mapas, estudió antiguos monumentos romanos, proyectó una gran
residencia para los Médicis en Florencia y, además, trabó una estrecha amistad con el
gran arquitecto Bramante, hasta la muerte de éste en 1514. Pero en 1516, muerto su
protector Giulano de Médicis, Leonardo dejó Italia definitivamente, para pasar los tres
últimos años de su vida en el palacio de Cloux como «primer pintor, arquitecto y mecánico
del rey».
El gran respeto que Francisco I le dispensó hizo que Leonardo pasase esta última
etapa de su vida más bien como un miembro de la nobleza que como un empleado de la
casa real. Fatigado y concentrado en la redacción de sus últimas páginas para su tratado
sobre la pintura, pintó poco aunque todavía ejecutó extraordinarios dibujos sobre temas
bíblicos y apocalípticos. Alcanzó a completar el ambiguo San Juan Bautista, un andrógino
duende que desborda gracia, sensualidad y misterio; de hecho, sus discípulos lo imitarían
poco después convirtiéndolo en un pagano Baco, que hoy puede verse en el Louvre de
París.
A partir de 1517 su salud, hasta entonces inquebrantable, comenzó a desmejorar.
Su brazo derecho quedó paralizado; pero con su incansable mano izquierda Leonardo aún
hizo bocetos de proyectos urbanísticos, de drenajes de ríos y hasta decorados para las
fiestas palaciegas. Su casa de Amboise se convirtió en una especie de museo, plena de
papeles y apuntes conteniendo las ideas de este hombre excepcional, muchas de las
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cuales deberían esperar siglos para demostrar su factibilidad e incluso su necesidad; llegó
incluso, en esta época, a concebir la idea de hacer casas prefabricadas. Sólo por las tres
telas que eligió para que lo acompañasen en su última etapa, la Gioconda, el San Juan y
Santa Ana, la Virgen y el Niño, puede decirse que Leonardo poseía entonces uno de los
grandes tesoros de su tiempo.
El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos sus
libros, manuscritos y dibujos, que éste se encargó de retornar a Italia. Como suele
suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a su muerte algunas leyendas; una
de ellas, inspirada por Vasari, pretende que Leonardo, arrepentido de no haber llevado
una existencia regido por las leyes de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas
fuerzas, se incorporó del lecho mortuorio para recibir antes de expirar, los sacramentos.
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11. MIGUEL ÁNGEL
En un ambiente cargado de cultura nace en Campestre el 6 de mayo de 1475
Miguel Ángel Buonarroti, en una familia acomodada, su padre Ludovico soñaba para su
hijo una carrera administrativa, pero él a los 6 años cuando fallece su madre, conoce al
Pintor Francesco Granice un mozo de 12 años que le anima a pintar, lo que no será del
agrado de su padre, pero al fin da su brazo a torcer .A los 13 años ingresa en el estudio
de Ghirlandaio donde aprenderá la técnica del fresco y desarrollara su extraordinaria,
capacidad como dibujante. Al poco tiempo inicia estudios de escultura, bajo el patrocinio
de Lorenzo “El Magnífico” y Donatello; sus primeros trabajos esculturales se realizan con
los Médicis, donde estudia las figuras de la antigüedad clásica, allí aprendió las técnicas
para modelar y para esculpir, siendo muy admirado por los mecenas, en especial por
Lorenzo “el Magnífico” quien lo acogió como a un hijo, rodeándole de todas las
comodidades y haciéndole partícipe en las reuniones con los más grandes humanistas de
la época.
Las teorías absolutistas de Platón marcarán su carácter tanto a la hora de esculpir
como más tarde en su época como poeta.
Miguel Ángel demuestra una gran admiración hacia la autonomía, donde acude
muchas noches al depósito municipal de cadáveres para practicar disensiones que le
permitan conocer mejor el cuerpo humano para luego poder plasmarlo en sus obras
escultóricas de esos momentos, mostrando un dominio del movimiento y de la autonomía
que no había sido conseguía por Donatello, sus obras se caracterizan por el profundo
conocimiento de la figura humana. En sus primeras obras dejan admirados a sus
profesores y a sus mecenas, son unos relieves en mármol “La Virgen de la escalera” y “la
Batalla de los Centauros” que se conservan en Florencia. Estas obras enfocan el perfil de
cómo será su estilo durante toda su vida, con una gran vinculación del arte clásico pero
innovador del arte de los siglos XV y XVI.
En 1492 se va de Florencia a Venecia y a Bolonia, pero vuelve de nuevo a Florencia,
cuando está el poder en manos de la Iglesia bajo el influjo de Savonarola, que le confiere
a Miguel Ángel el valor moral y ético de la vida puesto en el arte y planteándose si la
Iglesia necesita de una reforma.
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Después partirá a Roma, ciudad que le catapultará como el artista más indicativo de
estos siglos, siendo muy joven, antes de los treinta años ya había terminado “la Piedad” y
el “Baco de Barguello”.
De “La Piedad” se puede decir que aporta una serenidad renacentista en el conjunto
de la obra, que puede admirar por todos los lados que esta trabajada en un solo bloque
de mármol, la figura de la virgen es joven y bella, aguantando en brazos a su hijo muerto,
representa mucho más mayor que la Virgen, con un trasfondo de pliegues que aportan
claroscuros a la obra, sacada del interior del mármol, donde como dice el propio artista
fluye la figura de dentro a fuera, solo hay que retirar lo que no sirve. Es la única pieza
firmada por Miguel Ángel.
El mayor logro en escultura lo conseguirá con “El David” escultura muy alta 434 cm.
donde refleja el poder del pueblo hebreo en un representante joven y desnudo, con pose
plácida pero en tensión como preparándose para la lucha, la cabeza es el símbolo de la
belleza y con el cuerpo espléndidamente trabajado, se nota las clases de anatomía que
hacía por las noches clandestinamente estudiando los cadáveres. Trabajó esta escultura
casi milimétricamente, pues el mármol era muy estrecho, como en toda su obra, no hay
apuntes, ni bocetos, ni líneas, trabaja el mármol directamente, sabiéndole sacar el espíritu
que conserva el bloque frío de piedra, convirtiéndola en una obra innovadora,
representante de la república Italiana y de los ideales cívicos.
La obra se encuentra en la galería de la Academia de Florencia. Miguel Ángel
estudió el trabajo de otro gran artista contemporáneo suyo, Leonardo da Vinci, tan
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conocido por el arte como por las ciencias y por la diferencia que había entre la forma de
ver las cosas de los genios.
Desde 1504 a 1508 es su vida un peregrinar
por ciudades, con encargos del pontífice, que
incluso llegó a amenazarle con la excomunión si no
atendía sus trabajos. Le encargo por fin que
pintara la bóveda de la Capilla Sixtina, este trabajo
duró cuatro años, en él, el genial pintor expuso sus
figuras impresionantes de Génesis y con todo lujo de detalles pintó la creación en el
centro y a los lados antepasados de Cristo, luego están las 4 historias de la salvación del
pueblo de Dios, entre las que se encuéntrala creación de Adán (una de la mas bellas). En
la parte superior esta el Juicio Final, con todo lujo de personajes, desde la Virgen a los
profetas, los apóstoles, los mártires, pasando por los elegidos y los desterrados, junto al
libro del juicio llevado por los ángeles, la resurrección de los muertos y la ascensión a los
cielos o la bajada al infierno donde les aguardan Caronte y Minos. Esta pintura la comenzó
en 1535 y la finalizó en 1541, una excentricidad del pintor fue poner todos los personajes
desnudos, cosa que no gustó a las gentes y mandaron colocar unas telas a modo de
taparrabos. El esplendor del Juicio Final y en conjunto la Capilla Sixtina es uno de los
mayores tesoros con los que cuenta la ciudad del Vaticano. Siendo todo el conjunto el
símbolo del arte del Renacimiento.
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Los papas le iban dando encargos, que el trabajaba, muchas veces solo y sin
cobrar, e incluso la mayoría de las veces eran trabajos que luego no se efectuaban por lo
grandioso del proyecto o por cambios de gobierno, lo que influía negativamente en el
carácter del autor. Era extremadamente arrogante y casi nunca estaba satisfecho consigo
mismo, eso le impulsaba a crear unas figuras rozando la perfección de los cuerpos,
sobretodo los masculinos, debido a su homosexualidad, disfrutaba en el ejercicio de su
profesión, en la pintura a las mujeres, en alguna ocasión las dibujaba muy masculinas.
Desde 1513 a 1516 estuvo trabajando para el panteón del papa Julio II, del que queda
constancia una monumental obra titulada “El Moisés” en la que ya aparece reflejada su
atormentada energía (la terribilitá).
Como arquitecto hay que destacar la fabulosa escalinata de la biblioteca
Laurenciana. La capilla Medicea con unas esculturas del día, la noche, la aurora y el
crepúsculo, sobre las tumbas de dos importantes hombres de su tiempo, propias de
halagos y del talante de un genio como Miguel Ángel.
Del Vaticano, modificó sustancialmente los planos, haciendo la cúpula de la Capilla
Sixtina y con unas columnas corintias a la entrada y con cuatro cúpulas menores, dando a
la planta la forma de cruz latina y también hay que destacar la labor que hizo en el Palacio
de Farnesio.
Su amistad con la poetisa Victtoria Colonna, a quien le dedicó muchos sonetos y la
pintó en varios cuadros. La poetisa muy renombrada influyó sobre Miguel Ángel en su
faceta de poeta lírico, otorgando a sus obras una impresión de arrepentimiento y muestra
de fe en constante lucha de su yo interior.
De esta faceta de poeta ha dejado unas trescientas composiciones, ocupando un
puesto destacado en la lírica del siglo XVI, adoptando el tono de la poesía de Dante,
enérgico y austero.
De sus sonetos y rimas para su amado Tomasso de Cavalrire, se concentran en
tono neoplatónico sobre el amor divino y el humano, con soluciones drásticas en tono
amargo, incluso a veces angustioso:
Veo en su bello rostro, señor mío,
Algo que narrar no puedo en esta vida
El alma de la carne aun vestida
Muchas veces con él ascendió….
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A la piadosa fuente que los reúne
Semejan todas las bellezas visibles...
Ya en su estancia final, tanto en la faceta de escultor como en la anterior faceta de
poeta, refleja en las obras la antítesis de lo que en principio era claro y limpio del
Renacimiento con una obra totalmente antinatural, lo vemos en la Piedad de Rondanini,
donde el grupo escultórico parece elevado a las alturas para no tener lazos terrenales que
los sujeten, aparte de que da a la abra ese carácter de inacabado “non finito” y las figuras
no tienen belleza plástica ni detalles realistas.
Miguel Ángel Falleció en Roma el 18 de octubre de 1534 a los 89 años. La Academia
Florentina le rindió un verdadero culto, sus restos fueron expuestos en la iglesia de los
Santos Apóstoles de Roma. Sus funerales se celebraron con gran solemnidad en San
Lorenzo de Florencia, y fue enterrado en Santa Croce.
Su ajetreada vida fue llevada a la novela por Yrveng Stoneen “El tormento y el
Éxtasis” sirviendo también de base a una película con el mismo título. En 1816 El fundador
de la Royal Academy de Londres Sir Yoslma Reynolds había concluido su serie de
conferencias en dicha institución invocando a Miguel Ángel como cumbre absoluta de la
creación artística,
Sus dibujos documentos y cartas, se guardan en su casa convertida hoy en (Museo
di casa Buonarroti )
Miguel Ángel es el maestro de lo sublime, de los efectos grandiosos, su arte no cesó
de evolucionar ganando siempre vigor, su influencia dominó todo el siglo XVI.
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12. TINTORETTO: EL ÚLTIMO RENACENTISTA
Tintoretto fue uno de los
grandes pintores de la escuela
Veneciana, y probablemente el ultimo
gran pintor del renacimiento italiano
Creador de mundos imaginarios
y personajes fantásticos, con dramático
uso la perspectiva y especiales efectos
de luz, fue un precursor del arte
barroco.
Nació en Venecia en 1518, era el mayor de 21 hermanos. Su padre era un tintorero
de telas, de ahí que su hijo tuviera el sobrenombre de tintoretto: pequeño tintorero.
Su verdadero nombre era Jacopo Comin, luego apodado Jacopo Robusti, pero el
nombre de Tintoretto lo acompañó hasta la posteridad. Era un pintor innato, que
pintarrajeaba las paredes del negocio paterno. A los 15 años su padre lo llevó al taller del
gran pintor Ticziano Vecellio. El gran maestro tenía entonces aproximadamente 56 años.
Ahí aprendió en poco tiempo el arte del color y de las sombras. Luego fue despreciado por
su maestro, y se dedicó a estudiar por cuenta propia. Por su fenomenal energía al pintar
fue apodado Il furioso.
Perteneció a la corriente anteclásica toscana y romana llamada Manierisca,
caracterizada por su expresividad y artificiosidad. Las figuras manieristas tienen
extremidades alargadas, cabezas pequeñas, semblante estilizado y posturas difíciles o
artificiales. Se cree que Tintoretto viajó a Roma en 1547, en donde conoció a Miguel
Ángel, quien desde entonces fue un gran modelo de dibujo. Coloca en su taller veneciano
la inscripción: “El dibujo de Miguel Ángel y el colorido de Tiziano” Fue maestro de El
Greco.
Una visita a la Scuola di Grande Roccco, en el barrio se San Polo de Venecia, resulta
ser maravillosa. Scuola era una cofradía de beneficencia hospitalaria y, por supuesto, la
figura del santo patrón contra la peste bubónica era importantísima. Tintoretto tardó 24
años.
Sus obras de mayor alcance son las que realizó entre 1565 y 1587 para la escuela
Scuola de San Rocco, que se conservan in situ. Son una serie de escenas de la vida de
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Cristo en la planta superior y de la vida de la Virgen en la inferior, interpretadas con un
gran sentido decorativo y una viveza cautivadora.
Además de estas pinturas, las más apreciadas de su prolífica producción son: El
lavatorio de los pies y La Última Cena, esta última destacable sobre todo por la novedad
de la composición y la iluminación con respecto a los modelos anteriores. La arquitectura,
el lujo de los vestidos y las joyas, y la ambientación fantástica son rasgos que caracterizan
algunas otras de sus obras mayores.
Apenas nada se sabe de su etapa de formación, para la cual se apuntan diversos
nombres en función de los rasgos estilísticos de sus primeras obras. Lo único seguro es
que tenía en la pared de su estudio la frase el dibujo de Miguel Ángel y los colores de
Tiziano que constituye una muestra clara de sus preferencias estilísticas.
Aunque se estableció por su cuenta en 1539 el Tintoretto no realizó una obra
verdaderamente notable hasta 1548 (El milagro del esclavo), siendo aquellos primeros
años de mera supervivencia; al parecer, no dudaba en competir deshonestamente con sus
rivales para llevarse el los encargos.
Más tarde no le faltó trabajo, ya que gustó mucho su pintura de efectos
espectaculares, ambientada en espacios que parecen escenarios teatrales y animada por
una iluminación, unos gestos y un movimiento que acentuad los efectos de dramatismo;
basta con pensar, por ejemplo, en su abundante recurso a los escorzos.
Primeras obras
Un documento de 1539 menciona a Tintoretto como un “pintor independiente”.
Frecuentaba la compañía del joven pintor Andrés Schiavone, cuatro años menor que
el Tintoretto ayudó a Schiavone gratis en sus pinturas murales; y en muchas otras
ocasiones posteriores .Trabajó sin retribución, y de esa manera triunfaba a la hora de
obtener encargos. Las dos pinturas murales más tempranas conocidas de Tintoretto,
hechas, como otras, prácticamente sin retribución, se dice que fueron El festín de
belshazzar y una Lucha de caballería. Ambas han desaparecido hace tiempo, así como
todos sus frescos.
La primera de sus obras que llamó algo la atención fue un retrato de grupo, con él y
su hermano este último tocando la guitarra, con un efecto nocturno; se perdió. Le
siguieron algunas obras de tema histórico, Tiziano fue lo suficientemente franco como
para alabarlas.
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Una de las primeras obras de Tintoretto que aun se conservan esta en la iglesia del
Carmen en Venecia, La presentación de Jesús en el templo; también en San Benedetto
están La anunciación y Cristo con la Mujer de Samaria
Se le atribuyen escena mitológicas para los artesonados del techo del palacio
veneciano de los Pisan, datados en (Galería Esténse, Módena). Realiza retratos de nobles
y burgueses venecianos como el Retrato de un gentilhombre veneciano (h,1545, Museo
del Louvre).
No se sabe seguro si estuvo en Roma. Tal viaje habría tenido lugar en torno a 1547.
Allí conocería la obra de Miguel Ángel y de Francesco Salviati.
Para la Scuola Della Trinita (las escuelas de Venecia eran más bien hospitales o
fundaciones de caridad que instituciones docentes) pintó Historia de Génesis (1550-1552,
Venecia). Dos de los cuatro temas pintados, hoy en la Galería de la Academia de Venecia,
son Adán y Eva y La muerte de Abel ambas obras nobles de gran maestría, lo que no deja
duda de que Tintoretto fue por aquella época un consumado pintor uno de los pocos que
ha alcanzado la mayor eminencia en ausencia de aprendizaje formal. En estas pinturas se
evidencia la influencia de Tiziano y un nuevo sentido del paisaje.
Tintoretto pintó para la iglesia de Santa Maria del Huerto (Chiesa de la Madonna
dell´Orto) de la que era feligrés, tres de sus obras destacadas; La adoración del becerro
de oro (se cree que la figura que lleva el becerro puede ser un retrato del artista), La
Presentación de la Virgen en el Templo, y El juicio final (1562-64) hoy terriblemente
repintadas; y se estableció una casa junto a la iglesia. Es un edificio gótico, sobre la
laguna de Morano hacia los Alpes, construida en Fondamenta de Mori, aun en pie.
Pinturas sobre San Marcos
Entre 1548 y 1563 pintó varios lienzos de gran tamaño con escenas de la vida de
San Marcos. Son represtaciones caracterizadas por una acción vehemente, desconocida
hasta entonces en la pintura veneciana, con violentos escorzos. De 1548 es San Marcos
liberando el esclavo, obra maestra innovadora que asienta su estilo. Fue muy celebrada,
representando en la actualidad una de las obras más destacadas de la Galería de la
Academia de Venecia que la presenta en la misma sala que Cena en casa de Livi (1573)
de Verones.
La pintura de las paredes y techos de la Escuela de San Marcos supuso una enorme
labor y marca el desarrollo personal del pintor. Este edificio puede considerarse, hoy en
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día, un santuario alzado por Tintoretto a su propio genio. El edificio se comenzó en 1525
por los Lombarda, y tenía una luz muy deficiente, así que era particularmente inapropiado
para cualquier ornamentación pictórica.
A esta Escuela de San Marcos entrega, entre 1562 y1566, los “Milagros de San
Marcos”, “La invención (hallazgo) del cuerpo de San Marcos”, “Traslación del cuerpo de
San Marcos” y “San Marcos salvando a un sarracena de un naufragio”.
Obras destacadas
Escenas mitológicas, 1541 Galería Esténse,
Módena, artesonados del techo.
El asedio de Asola (L’assedio di Asola), 1544-
1545 óleo sobre tela, Museo Nacional Poznan
(Fundación Bárbara Piasecka Jonson).
Retrato de un gentilhombre, 1545, Museo de
Louvre, Paris.
Hallado el cuerpo de San Marcos.
San Marcos liberando al esclavo, 1548 óleo sobre tela, Galería de la Academia de
Venecia.
Autorretrato, 1548, Victoria and Albert Museum.
San Roque curando a los apestados, 1549 iglesia
de S. Rocco, Venecia.
El Lavatorio, h 1550, Museo del Prado Madrid.
Historia del Génesis, 1550, Museo del Prado
Madrid.
Susana y los ancianos o Susana y los viejos o el
baño de Susana, 1555-56 kunsthistorisches Museum,
Viena.
Susana y los Viejos
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13. TIZIANO VECILLIO
Figura principal de la escuela veneciana del siglo XVI
y configurador de su tradición colorista y pictorica.
Tiziano, cuyo nombre completo era Tiziano Vecillio,
nació en Pieve di Cadore, al norte de Venecia, en 1477,
aunque algunos especialistas fechan su nacimiento diez
años después, en 1487. Venecia, fue condiscípulo de
Giorgione en el taller de los Billini. Giovanni Billini dejó una
destacada impronta en su obra. Las obras juveniles de
Tiziano se confunden a veces con las del pintor veneciano
Giorgione, creando problemas a los especialista.
La primera referencia documental que poseemos de Tiziano data de 1508, a raíz del
encargo de los frescos para el exterior de Fondato dei Tedeschi (Lonja de los alemanes),
en colaboración con Giorgione. Por desgracia, los frescos nos han llegado solo de modo
fragmentario. Los especialistas disientes sobre las obras de principios del siglo XVl que
deben escribirse a Tiziano. Entre estas primeras obras deben citarse la Natividad Allendate
(National Gallery, ciudad de Washington), todavía atribuida a Giorgione por muchos
autores, y El concierto campestre (hacia 1510, Museo del Louvre, Paris), atribuida por lo
general a Giorgione, aunque hoy se piensa que es obra de Tiziano o una obra de
colaboración entre ambos.
Del mismo modo, los estudiosos del tema muestran unanimidad a la hora de atribuir
a Tiziano La Virgen gitana (hacia 1510, Kunssthidtorisches Museum, Viena). Esta pintura
es una adaptación de una composición de Giovanni Bellini, pero la Virgen presenta aquí un
tipo más realista y los colores y texturas tienen una calidad que preludia la obra posterior
de Tiziano.
En Padua, Tiziano realizó en 1511 los frescos de Milagros de San Antonio para la
Scuela del Santo. Estas narraciones demuestran su capacidad para dotar a las figuras de
un sentimiento de aflicción convincente, de vida impulsiva, al tiempo que ordena los
hechos con realismo en el marco de paisajes de gran viveza. Tiziano poco a poco
enriqueció el idilio estilo de Giorgione. Los cuerpos y los objetos adquieren
progresivamente una sensual densidad y esplendor, los paisajes se vuelven más
resonantes, la gama cromática gana en intensidad y profundidad pero también en armonía
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como se observa en las tres edades del hambre (hacia 1513, Galería Nacional de Escocia,
Edimburgo) y Amor divino y amor profano (hacia 1515, Galerías Borghese, Roma). El
proceso culminó en las bacanales que Tiziano pintó para el duque Alfonso d’ Este en una
estancia de su palacio de Ferrara entre 1518 y 1522 (Bacanal y la ofrenda a Venus del
Museo del Prado Madrid, y Baco y Ariadna, hoy en la National Gallery de Londres).
Estas obras se consideran las más famosas e influyentes del Renacimiento, y
transforman la idílica Arcadia de Giorgione en celebraciones dionisíacas. Están basadas en
la literatura clásica y adaptan personajes de la estatuaria antigua. Y de Miguel Ángel, sin
embargo, reproducen un mundo de vital sensualidad, belleza y contemporaneidad. Las
dinámicas vibraciones de estas piezas tienen su paralelo en su obra de temática religiosa
correspondiente al mismo periodo. Entre las primeras obras sobre este tema destaca la
Asunción de la Virgen (1516-1518) sobre el altar de Santa Maria dei Frari en Venecia, que
destaca por la maestría en la composición y movimientos de un nutrido número de
personajes tratados con un sorprendente sentido de la monumentalidad. Diseñados por
ser vistos de lejos, sobresale su fuerte colorido de luz dorada. Al destaparse la obra causó
una gran sensación.
La misma tónica de monumentalidad se observa en la Virgen de Pesaro (1519-
1526) del mismo templo, donde Tiziano realiza un cambio crucial en el modelo
renacentista Se sacra conversazione (pinturas de la Virgen, con el niño entre santos,
estableciéndose alguna relación entre los personajes sagrados), situando a la Virgen
tradicionalmente colocada en el centro de la composición, en la parte derecha del cuadro,
y pintando tras ella dos enormes columnas en perspectiva que se elevan más allá del
espacio pictórico.
Este nuevo esquema fue adoptado por artistas posteriores, como Paolo Verones o
los Carracci , abriendo el camino del estilo barroco por su sentido de movimiento y de
infinito.
La más dinámica de las obras de Tiziano de este periodo fue la colosal Muerte se
San Pedro mártir (1530, destruida) en donde la actuación violenta encuentra eco en la
convulsión de los árboles del cielo. Estas obras, religiosas y profanas, revelan el
conocimiento de Tiziano de los logros alcanzados por el Renacimiento en Roma y
Florencia.
Antes que visitara Roma en 1545-1546, el conocimiento de estos trabajos lo
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realizará el artista a través de dibujos y grabados, que actuarán como un estímulo y ayuda
para crear un equivalente veneciano, un estilo renacentista de igual forma complejo,
monumental, dinámico, pero con la particularidad de explotar al límite los recursos
cromáticos tradicionalmente venecianos, la pincelada suelta, impresionista en el caso de
Tiziano, y la creación de efectos atmosféricos. Sus obras de la década de 1530 están
traspasadas por una relativa serenidad, sutileza y refinamiento cromático, como se
observa en su Venus de Urbino (1538-1539 Uffizi, Florencia), que hace una revisión de
Venus dormida de Giorgione (hacia 1510 Genaldegalerie, Dresde). No obstante un nuevo
ímpetu de energía se plasma en La Batalla de Colore (hacia 1540, en su época de Palacio
Ducal de Venecia y hoy conocida a través de copias) y en tres grandiosas pinturas de
techos (1543-1544, Santa Maria Della Salute, Venecia) en las que escorzos violentos y
figuras titánicas indican el conocimiento del estilo manierista por parte del pintor.
Tiziano es un retratista de primera calidad y sus innovaciones mas importantes se
centran en este campo entre las decadas de 1530 y 1550.En 1516 habia sido nombrado
pintor oficial de la Republica Veneciana, y trabajó a partir de aquí en las cortes de Ferrara
y Mantua. En las décadas de 1530 y 1540 viajó a Bolonia para realizar los retratos del
emperador Carlos V y del papa Paplo lll , y visitó Roma por orden de este ultimo, donde
conoció a Miguel Ángel.
Entre 1548-1550 consta su permanencia en la corte
de Carlos V en Augsburgo, Alemania, lo que le
proporcionaría el encargo de multitud de trabajos. Tiziano
crea como retratista un tipo de descripción solemne y
opulenta, realizando una síntesis entre la captación de la
psicología y temperamento del personaje y la atención a
los detalles de vestuario y al escenario, que definen a su
vez la categoría social de la persona retratada. Entre sus
numerosos retratos cabe destacar el del Caballero del
guante (1520, Museo del Louvre, Paris) y la significativa cole
Prado de Madrid, Federico Gonzaga (hacia 1526), en el famoso Autorretrato (entre1560-
1566) del pintor a los 80 años, con una técnica casi impresionista, Carlos V en la batalla
de Muhlberg (1548 ), que es un retrato ecuestre, los dos de Felipe II, uno de joven con
armadura (1551) y otro de gran tamaño, muy parecido en la composición al de Carlos V
cción que posee el Museo del
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en Muhlberg. La emperatriz Isabel de Portugal (hacia 1548), de medio cuerpo y el del
Marques del Vasto arengando a sus tropas.
Frente a los fondos neutros de sus primeros cuadros de este genero, introduce en la
mayoría de estos retratos cortesanos algún detalle de ambientación como puede ser una
columna, una cortina o una vista del paisaje. Por otro lado, en algunos retratos de la
década de 1540, como el del Pietro Aretino (Colección Frick, Nueva York) o el de Pablo III
(1543 Museo Capodimonte, Nápoles) utiliza su inigualable maestría para hacer partícipe al
espectador de la vida interior del retrato. A partir de 1550, de vuelta a Venecia, su estilo a
cambiado de nuevo.
En las series de pinturas mitológicas realizadas para el Rey Felipe II de España, las
formas pierden de forma gradual solidez, diluyéndose parcialmente en vagas texturas y
pinceladas vibrantes, a la vez que el color se hace más intenso. Ejemplos de ello son La
ninfa con el pastor (Kunsthistoriches, Museo de Viena). Y El rapto de Europa (hacia 1559-
1562, Museo de Isabella Stewart Gardner, Boston). El punto culminante se alcanza en La
violenta muerte de Acteneon (hacia 1561, National Gallery, Londres), con su totalidad
brociana y texturas espejeantes. De mayor profundidad en Marsias desollado (hacia 1570-
2576, Krmeriz Checoslovaquia). Dentro del capítulo de la fábula pagana lleva a sus
máximos extremos de sensualidad y magnífica interpretación del desnudo femenino
tenemos Danae recibiendo la lluvia de oro, uno de los más hermosos desnudos salidos de
su pincel, Venus y Adonis, Venus y la música, pintadas en la década de 1540 por encargo
de Felipe II y hoy en el Museo del Prado.
Tiziano utilizó el término poesías para denominar estas pinturas mitológicas. Estas
obras son contemporáneas de una serie de pinturas religiosas en las que se observan la
misma disolución progresiva de las formas a través del color y la luz. A menudo en
escenarios nocturnos, destacan la Anunciación (1560-1565, San Salvador, Venecia) y la
coronación de espinas (c.1570, Pinacoteca de Munich) En estas obras el estilo
desmaterializado de Tiziano busca crear un ambiente trascendente.
Este estilo tardío, como fenómeno asombroso en el contexto del arte renacentista,
tiene su última manifestación en La Piedad, realizada por Tiziano para su propia capilla
sepulcral, obra que dejo inacabada y que hoy se conserva en la Academia de Venecia.
Tiziano murió en Venecia en 1576. Su obra que afectó de manera decisiva a la
evolución de la pintura europea, proporcionó una alternativa igualmente poderosa y
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atractiva que la lineal y plástica tradición florentina seguida por Miguel Ángel y Rafael.
Esta alternativa, sigue viva en la actualidad. Por derecho propio, la obra de Tiziano se
considera en la cima de las logros y éxitos en le campo de las artes visuales.
Emperatriz Isabel de Portugal y Aragón.
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14. LA POLIFONÍA
La denominada "Ars Nova" trajo una gran libertad de formas musicales.
Representaba dicho estilo una revolución en la música religiosa, pero fue pronto admitido
en gracia a su belleza. El canto a muchas voces y en polifonía, es decir, utilizando distintas
líneas melódicas, alcanzó gran esplendor. Solía realizarse sin acompañamiento. Su
principal maestro fue Juan Pierluigi de Palestrina (1526- 1594). Su maestría era tanta que
a pesar de estar casado fue nombrado cantor de la Capilla Sixtina del Vaticano por
decisión personal del papa Julio III, ya que estaba prohibido que los seglares, y más si
estaban casados, actuaran como cantores. Años después Palestrina fue designado director
de la famosa Capilla, y en tiempo del papa Marcelo III escribió una de sus famosas misas
a él dedicadas. Aún no contaba treinta años de edad y a pesar de ello su vida fue azarosa
debido a la envidia que muchos clérigos tenían de sus éxitos. Finalmente murió pobre a
los 72 años. Sin embargo, el reconocimiento posterior de la Iglesia ha sido notable, pues
su cuerpo, por especial concesión, descansa en la basílica de San Pedro de Roma. Casi
contemporáneo de Palestrina vivió en España un gran músico: Tomás Luis de Victoria,
autor de un oficio de difuntos dedicado a la emperatriz María, hermana de Felipe II, y
numerosos motetes y composiciones de tipo religioso. No podía faltar en los palacios
renacentistas el cultivo de la música que durante la Edad Media había permanecido en las
iglesias o bien como manifestación popular. Aparecen ahora los instrumentos de teclado
como el clavicordio, el clave y la espinela que fueron precursores del piano.
La viola y el laúd, así como la vihuela en España, fueron también muy apreciados
por sus dulces sonoridades. Hasta el siglo XVII no debía llegar el predominio del violín. De
esta época datan las composiciones breves y encomiásticas, denominadas "motete" y
"madrigal". También se usó el "canon", o sea una composición que repite una melodía con
distintas entradas y tonos.
SHAKESPEARE. Las Islas Británicas vivieron bastante alejadas de la Italia
renacentista y su evolución política e histórica fue poco influida por el movimiento italiano.
Sin embargo, en el siglo XIV Godofredo Chaucer, que había viajado por Italia como paje
de Eduardo III, escribió una obra que imitaba al Decamerón de Bocaccio, Los cuentos de
Canterbury. A fines del siglo XVI apareció la figura extraordinaria de Guillermo
Shakespeare. Había nacido en Straford en 1564 y murió en la misma ciudad en 1616, el
mismo día, según se cree, que falleció Cervantes. El teatro, que en la Edad Media se limitó
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a representar autos sacramentales, es decir, escenificaciones de vidas o milagros de
santos, en la puerta de las catedrales, tuvo en Inglaterra una aparición espléndida y
pronta en la obra de Shakespeare.
Muy joven entró como apuntador en una compañía de cómicos que recorrían los
pueblos. Fue autor y actor al mismo tiempo y fundó más tarde un teatro llamado "El
Globo". Su vida fue triunfal a partir de los primeros éxitos y consiguió fama, honores y
riquezas.
Sus obras conocidas son treinta
Algunas son tragedias, como Hamlet, la historia del desgraciado príncipe de
Dinamarca, los amores infelices de Romeo y Julieta, los celos de Otelo, la ambición de
Macbeth, etc. Enrique IV y Ricardo III son dramas nacionales, históricos. Y, finalmente,
son comedias Las alegres comadres de Windsor, El sueño de una noche de verano, La
Tempestad, El mercader de Venecia, etc. En algunos casos la ópera y en otros el cine han
popularizado hasta nuestros días la obra del gran poeta inglés. El Siglo de Oro español
durante el siglo XVI y parte del XVII. España conoció su máximo esplendor y el comienzo
de su ruina. Los imperios de Carlos I y Felipe II se habían extendido por todas las partes
del orbe.
Sus nombres eran respetados y temidos. Carlos II el Hechizado, el último de los
Austrias, era ya un deshecho humano. El siglo XVIII amaneció con sombrías perspectivas.
España dejó de ser temida y respetada, y a consecuencia de este hecho los seculares
enemigos, los que habían de tejer la "leyenda negra" e impedir todo resurgimiento
posterior, levantaron la cabeza, especialmente a partir de la batalla de Rocroy al advertir
que los tercios españoles podían ser vencidos. Y en los mares, los buques ingleses,
franceses y holandeses, por primera vez en muchos años pusieron en fuga a los de
España. Este esplendor y exhuberancia de poder al cual siguió la decadencia, coincidió con
una altísima expresión cultural como no se ha vuelto a dar en España. Todas las ciencias y
las artes cobraron un impulso extraordinario. Nombres ilustres en las letras, en el arte y en
el pensamiento se reunieron para aportar conceptos y formas originales.
La reunión de estos hombres y su obra ha dado origen a la expresión "Siglo de
Oro", aunque el lapso de tiempo que duró este auténtico renacimiento español casi
alcanzara los doscientos años. Cuando la decadencia política era manifiesta y las
dificultades sociales y económicas graves, aún continuaba en el campo del pensamiento y
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del arte el movimiento ascensional que no cesó, prácticamente, hasta el siglo XVIII. La
influencia que este movimiento tuvo en el resto de Europa fue considerable.
Clavecín
La palabra clavecín hace acudir a nuestra
memoria imágenes de saloncillo con damas
empolvadas, petimetres con coleta, grupos de
gentilhombre rodeando un elegante instrumento
historiado: el ejemplar más antiguo conocido hoy
en día es un clavecín de 1521, construido en
Roma por Hieronymus Bononiensis. Roma era un gran centro en el arte de fabricar claves,
como lo fue Venecia.
Laúd
El laúd en el renacimiento.
Hacia el año 1511 el laúd había alcanzado la
perfección tanto en estructura como en fabricación. A
pesar de sus dimensiones resulta liviano ya que las piezas
que formaban el cuerpo de pera de los laudes de esta
época era de pequeño grosor. El vientre hecho de la mejor
madera de pino con su agujero u oído llamado rosa, está
adornado con una hermosa talla. El vientre posee hasta
seis o más piezas transversales pegadas por debajo para reforzar y aumentar la
resonancia, ya que el sonido depende muchísimo de la calidad de la madera del vientre y
de la buena colocación de estas piezas. El ancho cuello o mástil está unido a un pequeño
bloque de madera en cuyo extremo superior se juntan las partes del cuerpo. El puente
esta adosado al vientre y las cuerdas unidas a éste.
Los trastes de tripa están colocados alrededor del mástil y del bastidor, siendo su
espaciamiento correcto una de las habilidades vitales del ejecutante del instrumento. Para
equilibrarlo, el clavijero esta inclinado hacia atrás y así poder soportar mejor la tensión de
las cuerdas.
El nuevo laúd.
Aunque no está definido con exactitud, hacia el año 1880 aparece el laúd que
conocemos actualmente. Este laúd presenta dos posibles afinaciones: la primera: cuando
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toca solo a una cuarta más baja que la bandurria. La segunda afinación una octava más
baja que la bandurria. Esta última posibilidad es la que se emplea cuando el laúd toca en
conjunto.
Origen del arpa europea.
El arpa es probablemente el instrumento más
antiguo que produce su sonido mediante el punteo
digital de unas cuerdas en tensión. Hay muestras
históricas que prueban su existencia 3000 años a. C.
en Mesopotamia y Egipto. Su uso popular alcanzó gran
prestigio en la antigua Roma y Grecia.
El origen del arpa Europea es todavía un
misterio. En cualquiera de los casos el arpa Europea
tuvo una aceptación extraordinaria en la edad media, antes de ser destronada antes del
siglo XV por el laúd. Quizá fue importada pos los fenicios des de el 1100 a. C. Pero su uso
no se hizo corriente hasta el siglo XIII o IX en los países celtas y después en los nórdicos
tuvo una especial aceptación en Irlanda, país que hizo de ella su emblema nacional. Un
instrumento que acompañaba la medida de los poemas épicos y que más tarde llegó a ser
solista en los ambientes cortesanos, viril y noble que no podía ser embargado por la vía de
la justicia, al igual que el libro y la espada.
Gaita medieval y otra renacentista.
Poseemos dos gaitas, una gaita medieval y otra
renacentista. La gaita medieval es una pequeña gaita
en Fa (Fat Kitchen Pipe), construida por Paul
Beelkhuizen (La Haya, 2004) con un bordón en Fa y
con una extensión de Do, a Re. La gaita renacentista
está construida por Joel Robinson& Joan Kimball
(Nueva York, 2004) y posee un bordón que se puede
afinar en Sol o Re, y una extensión de Do a Re.
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15. CONCLUSIÓN
Gracias de haber tenido la oportunidad de la universidad para mayores, y la
paciencia del plantel de profesores jóvenes que nos hacen unas clases tan amenas y
interesante hemos podido aprender muchas cosas, que de jóvenes no tuvimos
oportunidad de hacerlo.
Tan bien se aprende mucho con estos trabajos de investigación, ya que tienes que
leer las biografías de los personajes, o la historia o el tema que elijas, pero todo muy
interesante.
Nosotros que este año hemos hecho el trabajo del Renacimiento Italiano hemos
podido conocer la vida de los, Pintores ,Escultores, Arquitectos, Escritores, Científicos, y
Poetas, y con ellos muchas ciudades Italianas, con sus grandes obras de arte .Sus grandes
monumentos, sus costumbres, y inquietudes, y su forma de vida de los s. XIV y XV.
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16. BIBLIOGRAFÍA
• Renacimiento Italiano. Introducción. Publicado por Amalia 13-16 w. wikipedia
1380-1560
• Los grandes genios del arte. Edición 2003. Historia y Personajes
• Los grandes genios del arte. Edición 2005
• Historia del Arte Club Internacional del libro. Edición Española 2005 Unidad
Editorial.
• Enciclopedia Larousse Editorial Planeta
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