GT 27 - Circuitos económicos populares,
reconfiguraciones regionales y globalización
¿El trabajo migrante en el circuito inferior/no-hegemónico de la
industria de confección de São Paulo es un caparazón frente a la
importación de prendas chinas?
Bruno Miranda
Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM)
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Resumen
La presente ponencia está dedicada al desarrollo de algunas reflexiones entorno a
los circuitos productivos, de comercialización y de consumo de prendas de vestir
de la industria de confección de la zona metropolitana de Sao Paulo. Las
reflexiones son fruto de un trabajo etnográfico en los centros comerciales y
mercados callejeros del centro-norte de la ciudad, y de una convivencia que se
remonta a 2014 con decenas de migrantes andino-bolivianos de cinco talleres de
costura, tanto en Sao Paulo como en la ciudad de El Alto, en Bolivia.
Del punto de vista de la segmentación de la economía urbana, los talleres se
insertan en los dos circuitos productivos inferiores de la industria de confección, a
saber, el circuito inferior y el superior marginal. Vistos dentro de un proceso más
amplio de globalización desde abajo, los talleres de costura se suman a otros miles
de talleres ubicados en la zona metropolitana en cuestión. Juntos, componen una
extensa malla no-hegemónica de producción y comercialización de prendas de
vestir y de accesorios. Me interesa reflexionar sobre cómo el circuito inferior/no-
hegemónico echa mano de trabajo migrante para hacer frente a las prendas
confeccionadas en China, tomando en cuenta el haber desarrollado localmente una
modalidad de producción y comercialización veloz de prendas al por mayor,
destinado al consumo de "modinha".
Introducción
A lo largo de por lo menos veinticinco años, la demanda de costureros para los
distintos circuitos espaciales productivos de la industria de la confección en Sao Paulo
ha impulsado la movilidad de migrantes sudamericanos, especialmente bolivianos. La
noción de circuito espacial productivo es recuperada por Silva (2012) a partir de la
teoría de los dos circuitos de la economía urbana, planteada por el geógrafo Milton
Santos (2009). Según este, el circuito superior es el de las grandes corporaciones e
instituciones, mientras el inferior es copado por la población pobre, la cual genera
ingresos a través de organizaciones económicas sencillas, cuyo empleo por otro lado
es intensivo en trabajo.
La industria de confección paulista se ha sido caracterizada como un nicho
económico (Souchaud, 2012) para distintos grupos étnicos y nacionales a lo largo del
siglo XX, como pueden ser judíos de Rusia y Polonia, árabes, portugueses, italianos y
coreanos. Dichos grupos, en distintos periodos fabriles (del fordismo duro a la
producción flexibilizada de ropa) han establecido igualmente distintas posiciones en la
cadena productiva. Para citar un ejemplo, en la industria fordista del siglo pasado, los
migrantes italianos ocupaban los empleos calificados y mejor pagados, mientras los
migrantes nordestinos del mismo Brasil solían ocupar los puestos menos calificados y
peor pagados (Nóbrega, 2008). Ante la llegada masiva de andinos y andinas de Bolivia,
la división étnico-nacional del trabajo en la industria de confección se reproduce: a partir
de los años noventa, los grupos coreanos han ocupado el trabajo inmaterial en términos
de diseño y sofisticación de telas, mientras los grupos andino- bolivianos han ocupado
los puestos intensivos en trabajo en la costura.
Dentro de la rama textil brasileña, en las actividades de tejeduría/telar,
intensivas en capital, predominan las grandes empresas; en la confección intensiva en
trabajo, predominan los microtalleres productivos. Todo lo anterior dirigido hacia un
mercado consumidor que se ubica en el mismo país. Diferentemente de lo que solía
pasar en los setenta y ochenta, los grupos de ascendencia coreana ya ni siquiera se
ocupan de controlar presencialmente la producción de ropa. En algunos casos, ofrecen
crédito o prestan maquinaria a otros talleristas bolivianos para que constituyan y
gestionen sus propios espacios de trabajo. La diferencia es que ahora, los mismos
bolivianos son los responsables por todo el proceso – desde el agenciamiento de
fuerza de trabajo, desde Bolivia, hasta la producción de las ropas.
La presente ponencia está dedicada al desarrollo de algunas reflexiones
en torno a los circuitos productivos, de comercialización y de consumo de prendas
de vestir de la industria de confección de la zona metropolitana de Sao Paulo frente
a la supuesta “invasión” china. Las reflexiones son fruto de un trabajo etnográfico
en los centros comerciales y mercados callejeros de ropa del centro-norte de la
ciudad (Vila Maria, Brás y Bom Retiro), y de una convivencia que se remonta a
2014 con decenas de migrantes andino-bolivianos de dos talleres de costura, tanto
en Sao Paulo como en la ciudad de El Alto, en Bolivia.
Diferenciación de circuitos espaciales productivos
Alice Abreu (1986), en un trabajo etnográfico en talleres que suministran
prendas de ropa a boutiques de prêt-à-porter3 fino en Río de Janeiro, resalta la
existencia del sistema de subcontratación de la costura desde los años sesenta. Lo
anterior puede ser una señal de que a lo largo de los años propiamente neoliberales,
las condiciones de salario y empleo en la costura se han precarizado en todo el país.
Prueba de esto, es la generalización del pago a destajo (por prenda confeccionada) y
las largas jornadas de trabajo, con plazos de entrega, cantidad, calidad y precios
definidos por la empresa contratista. A su vez, Carlos Freire (2008), quien discute las
redes de subcontratación y el trabajo informal en la rama de confecciones de São
Paulo, recuerda que estos fenómenos han afectado a trabajadores de la costura sin
importar sus nacionalidades. Eso incluye a excostureras brasileñas de fábricas de los
barrios de Brás y Bom Retiro por ejemplo, quienes se trasladaron con sus familias
hacia las periferias ante los despidos masivos.
La flexibilización organizativa de la costura, generada anteriormente a los
ajustes neoliberales a nivel nacional, y apuntalada por ellos, respondió entonces a
tres necesidades de acumulación de capital: en primer lugar, sobrevivir al fin del
proceso nacional de sustitución de importaciones; en segundo, adecuarse a la
estacionalidad del producto de la moda, marcada por altibajos a lo largo de un mismo
año; y finalmente, tener un mercado de ropa competitivo ante la importación creciente
de prendas listas desde China.
No obstante la dispersión de las cadenas de subcontratación en São Paulo,
los últimos informes del Superintendencia del Trabajo, vinculada con el Ministerio del
Trabajo y Empleo (MTE), han indicado que los grandes compradores (retailers) y los
comerciantes con marca propia (branded marketers) locales, nacionales e
internacionales, son quienes ejercen control y presión sobre los talleres de costura.4.
En este nivel, se encuentra el segmento pret-á-porter fino que atiende a clases altas,
y también están algunas de las marcas transnacionales que comparten el mercado con
las marcas nacionales, que atienden a las clases medias, como por ejemplo C&A, Zara
y Benetton, o Marisa, 775 y Gregory, así como las tiendas Casas Pernambucanas,
Riachuelo y Renner. Todas ellas poseen sedes corporativas en la ciudad de São
Paulo, donde desarrollan servicios vinculados con marketing, investigación y
desarrollo. Además de las anteriores, las grandes tiendas departamentales Wallmart y
el Grupo Pão de Açúcar también son compradoras de ropa. En conjunto, dictan la
moda en Brasil. Se trata del primer bloque de actores de la industria de la confección: el
circuito superior de la confección (Silva, 2012) (ver Figura 1).
Figura 1 – Circuito Superior de la confección de São Paulo
Elaboración propia
El siguiente circuito es el superior marginal, compuesto por comerciantes
de ropa al mayoreo y al minoreo del barrio Bom Retiro y Brás. Estos dos barrios han
conformado históricamente el eje textil y del vestuario de la ciudad. Este es el circuito
cuya producción inmaterial y el comercio son hegemonizados por grupos de
ascendencia coreana. Son centenas de tiendas en Bom Retiro y en Brás, muchas de
ellas con marca propia, que contratan talleres de costura y cuyos compradores son
empresarios de Sao Paulo, pero principalmente de la provincia de Brasil, empresarios
que comercializan ropa al mayoreo por Internet y consumidores individuales (ver Figura
2).
El “empresario coreano” es el middleman de la moda, aquel que tiene el perfil
de un actor del circuito superior, pero cruza todos los circuitos inferiores. Al eliminar
intermediarios en la contratación de confección y en el suministro de telas y avíos, este
empresario lidia directamente con los talleristas y con los consumidores finales. Es una
acción de relacionarse con el entorno más cercano, al tiempo que eliminan a los
intermediarios, ampliando de esta manera sus márgenes de ganancia. En el circuito
superior marginal, los talleristas y los costureros suelen ser los migrantes
sudamericanos con gran predominancia andino - boliviana. Este circuito ha empezado
a gestarse en São Paulo anteriormente a la emergencia del circuito superior. Es por lo
tanto anterior a la proliferación de los shopping centers y de las franquicias de las
marcas sofisticadas.
Figura 2 – Circuito Superior Marginal de la confección de São Paulo
Elaboración propia
A lo largo de los años sesenta, se desarrolló un modo de organización
productiva esencial para entender la inserción posterior de grupos de migrantes
coreanos y bolivianos en el circuito inferior. Impulsado inicialmente por migrantes
nordestinos del mismo Brasil, el sistema de carregação consistió en la producción
modesta de ropas destinadas al comercio ambulante (callejero). Se trató de un circuito
cuyo consumidor final fue el proletariado urbano asentado en los suburbios de la
ciudad, cuyas prendas solían tener baja calidad en tela, además de ser
confeccionadas en talleres familiares propios o subcontratados. En ese periodo, la
competitividad entre nordestinos y coreanos dio origen al modo actual de organización
de la fuerza de trabajo y de la producción, que ha permitido el manejo de ropas al
mayoreo de forma flexibilizada, distinta por lo tanto de las tiendas mayoristas
tradicionales.
En un estudio sobre lo que denomina circuito de subcontratación transnacional,
Patrícia de Freitas dice:
Para alcanzar alta productividad, en lugar del modelo fabril, centralizado,
con empleados fijos, los coreanos han establecido un sistema de
producción descentralizado, muy similar al modelo de las grandes tiendas
al menudeo y del sistema de carregação en el cual han iniciado sus
actividades, y que moviliza una miríada de pequeños productores: los
pequeños talleres de costura. La comercialización se acerca por lo tanto a
la producción, permitiendo un ciclo productivo rápido (De Freitas, 2009, p.
146, traducción propia).
Para lograr la reformulación y el desarrollo del sistema anterior, las familias
y los de grupos de migrantes coreanos tuvieron que contratar otros coreanos recién
llegados de manera irregular a Brasil en los setenta. Luego, aplicarían la misma
dinámica de empleo a los grupos andino-bolivianos en la década siguiente. Branislav
Kontic (2007), quien analiza las redes de la moda, plantea que el viraje productivo
establecido por los coreanos fue también el paso del sistema de carregação a la
construcción de boutiques en el barrio Bom Retiro. En São Paulo, estos grupos han
transitado desde el circuito inferior hacia el superior marginal. A su paso, han impulsado
en Brasil la “popularización de la moda”, es decir, la reproducción de los diseños
emanados de las capitales de la moda mundial, o entonces inspirados en ellos, para
concebir diseños propios destinados a la producción de prendas de ropa para las
clases populares.
Diferente en calidad y precio en comparación con las prendas del prêt-à-porter
fino, producido por marcas como Yves Saint Laurent, Chanel o Gucci, el proceso al
cual me refiero ha democratizado el acceso a prendas, especialmente las femeninas.
La ropa, así como el automóvil, los electrodomésticos y los equipos electrónicos,
pasaron también a tener “fecha de caducidad”, conforme a la estación del año o a la
agenda de la moda. Nace, de esta forma lo que se conoce como fast fashion. Detrás
de las vitrinas, el viraje impulsado por el “producto de moda” ha forzado incluso a las
pequeñas tiendas a acompañar de cerca el calendario nacional e internacional de los
fashion weeks en capitales como Nueva York, Paris, Milán y Tóquio - eventos
articuladores de todo el proceso productivo y que anticipan a las tendencias
estacionales. La diferencia entre el proceso mundial y la producción coreana en São
Paulo está en la escala: las series de diseños suelen ser menores y tener ciclos más
cortos entre los empresarios coreanos de Bom Retiro y Brás. La ruta recorrida, desde
el prêt- à-porter hacia el fast fashion, ha implicado la popularización de la moda gracias
a la flexibilización productiva. En el universo de la costura, este proceso ha significado
la subcontratación de talleres, emplazando la contratación directa de costureros y
costureras. Los grupos empresariales coreanos o de ascendencia coreana han sido
sus artífices centrales, es decir, han diseminado la “producción mayorista chica” de la
ropa. Además, han inaugurado un circuito intermedio, justamente el superior marginal,
a partir de un circuito inferior.
El espacio emblemático del circuito inferior es el barrio del Brás, cuyo
epicentro es la llamada Feirinha da Madrugada, espacio que cuenta con un centro
comercial recién construido por la alcaldía municipal, el cual integra a miles de boxes,
es decir, minipuestos de venta de ropas fast-fashion. Las calles aledañas a la Feirinha
cuentan con un pujante comercio callejero y con otras decenas de shopping centers
cuyo comercio se centra en la ropa y accesorios. En conjunto, funcionan de lunes a
sábado, de las 3hrs de la madrugada a las 10hrs de la mañana. La Feirinha atiende
a un público de todo el Brasil: a los shopping centers de la provincia, a los comerciantes
callejeros, a los propietarios de pequeñas tiendas de ropa popular en la provincia, a
los vendedores por Internet e incluso a los clientes que vienen desde Argentina o el
Paraguay para hacer sus compras (ver Figura 3, y Fotos 1 y 2). La Feirinha es el
espacio del circuito inferior por excelencia. En la Feirinha, los talleristas migrantes no
coreanos (andino-bolivianos, pero también otros migrantes sudamericanos) han tenido
oportunidad de comercializar sus propias prendas de ropa. De esta forma,
ascienden en la “escalera de la ropa” a través de la comercialización.
Silva (2012) sostiene que los dos circuitos superiores del vestuario han
modificado sus formas productivas a través de la profundización de sus lazos con la
dinámica de subcontratación existente en el circuito inferior. Según esta autora:
El circuito superior adquiere la capilaridad y flexibilidad necesarias a la
producción valiéndose de estrategias de organización del propio circuito
inferior. La demanda por mano de obra en el circuito superior del vestuario,
compuesto principalmente de grandes redes minoristas y de mayoristas de
Brás y Bom Retiro, terminó por articularse muy bien con los demás flujos
migratorios de bolivianos a la metrópoli de São Paulo (Silva, 2012, p. 8,
traducción propia).
De esta forma, los actores del circuito superior pasaron también a adoptar la
estrategia de subcontratación de talleres, con migrantes o no, para proveer de ropa
a la industria de la confección brasileña y de esta forma, alcanzar mayores tasas de
ganancia. La Tabla 1 sistematiza los tres circuitos de la confección abordados hasta el
momento con los actores encargados de la producción, distribución, comercialización
y consumo de prendas de vestir.
Figura 3 – Circuito Inferior de la confección de São Paulo
Elaboración propia
Foto 1 - Complejo comercial Feirinha da Madrugada, ubicado en
Brás, São Paulo, 2013
Fuente:
http://www.prefeitura.sp.gov.br/cidade/secretarias/subprefeituras/noticias/?p=148969
Foto 2 – Tienda en calle de Brás, São Paulo, 2013
Fuente: http://imguol.com/c/noticias/2013/06/05/ 5jun2013
Tabla 1 - Circuito Espacial de Producción de Vestuario en São Paulo
Circuitos de
la economía
urbana
Actores de
acumulación de
capital
Producción Distribución Comercio Consumo
Circuito
Superior
Grandes marcas
(C&A, Zara)
Inmaterial: Concepción, design,
marketing bajo dominio de la
marca.
Material:
Confección realizada por talleres
subcontratados en escala global y
regional: China, Este asiático y
Brasil (costureros brasileños,
bolivianos, paraguayos y
peruanos)
Ejecutada por
grandes
empresas de
logística
Puntos de
ventas propios
o autorizados
(tiendas
exclusivas)
Clase media alta
nacional
concentrada en
grandes centros
urbanos
Redes
minoristas
(WallMart, Pão
de Açúcar)
Inmaterial:
Concepción bajo dominio de la
empresa minorista
Material:
Confección realizada por talleres
subcontratados global o
nacionalmente: China, Este
asiático y Brasil (costureros
brasileñas, bolivianos, paraguayos
y peruanos)
Ejecutada por
grandes
empresas de
logística
Tienen redes
de tiendas
propias (o
franquicias)
Clase media,
alta. Algunas se
han
especializado en
capas populares
Circuito
Superior
Marginal
Mayoristas de
Brás y Bom
Retiro
Inmaterial:
Propietarios de tiendas dominan
concepción
Material:
Ejecutada por
pequeños
transportadores,
propietarios de
Tiendas
ubicadas en
Brás y en Bom
Retiro
Diversos:
propietarios de
tiendas de todo
el país,
Tiendas participan en el preparo de
tela; contratan directamente a
talleres de costura para confección
las tiendas o
talleres
contratados
propietarios de
boutiques,
ambulantaje
en zonas céntricas de São Paulo
(costureros bolivianos,
paraguayos, peruanos y brasileñas
en menor escala)
Circuito
Inferior
Vendedores de la
Feirinha da
Inmaterial y material:
El comerciante concibe diseños
Realizada por
el mismo
Puntos de
venta (boxes)
Propietarios de
tiendas de todo
Madrugada,
gestores de
pequeños
básicos. El mismo comerciante
acciona su taller para
confeccionar o contrata otro taller
comerciante en la Feirinha
da Madrugada
(Pátio do Pari)
el país;
comerciantes
ambulantes
talleres para dicha tarea (costureros
bolivianos, paraguayos y
peruanos)
o en calles
aledañas del
Brás
nacionales y
sudamericanos
Fuente: Silva (2012). Complementación, traducción y adaptación propias
Algunas consideraciones finales
Del punto de vista de la segmentación de la economía urbana, los
talleres se insertan en los dos circuitos productivos inferiores de la industria de
confección, a saber, el circuito inferior y el superior marginal (Santos, 2009).
Vistos dentro de un proceso más amplio de la globalización desde abajo, los
talleres de costura se suman a otros miles de talleres ubicados en la zona
metropolitana en cuestión. Juntos, componen una extensa malla no-
hegemónica (Ribeiro, Alba, Mathews, 2015) de contratación de costureros y de
comercialización de prendas de vestir y de accesorios. De esta manera, Sao
Paulo constituye un polo nacional de la confección fragmentada en
micromaquiladoras, al lado de los polos de la región agreste del estado de
Pernambuco en los que predominan las llamadas facções (Verás, Mota, 2015).
Es un hecho el que los bienes producidos circulan por una región
ampliada del interior de Brasil. Sin embargo, cuando se atañe a la mercancía
fuerza de trabajo, la ciudad de Sao Paulo es efectivamente un nodo
transnacional importante del sistema migratorio Argentina-Bolivia-Brasil (Simon,
2008), porque involucra directamente la ciudad de El Alto, en Bolivia, en tanto
es la residencia-base de parte importante de los costureros y costureras, así
como se conecta con la zona metropolitana de Buenos Aires, como cuando son
activadas las redes sociofamiliares de contratación y empleo de costureros y
costureras.
El funcionamiento de los talleres en cuestión indica como su inserción
en circuitos independientes de intermediarios y de otros grupos étnico-
nacionales (en especial, la independencia hacia los “coreanos”), es relevante a
la hora de mantener un taller de costura operante. Es así como los talleristas
(los gestores del taller) batallan por un puesto de venta en los mercados
populares de ropa del Brás (Feirinha da Madrugada y alrededores), en los que
pueden abrir un espacio para comercializar las prendas confeccionadas en sus
talleres. A la par, es esencial mantener una red translocal de contratación y
empleo de costureros desde el altiplano boliviano y eventualmente desde
Buenos Aires. Los flujos migratorios tienen la forma de ciclos cerrados, y sus
vaivenes responden a los meses de mayor o menor demanda en la confección
de prendas. Las rutas son emprendidas por las fronteras de Puerto Suárez-
Corumbá y por la de Ibibobo, utilizando el Paraguay como lugar de tránsito. Sin
importar el mayor o menor control fronterizo, ambas rutas al fin y al cabo
componen un paisaje fronterizo (Mezzadra, Neilson, 2017) que es poroso, por
el que el tránsito ininterrumpido de cerca de tres décadas produce una
ocupación del espacio similar a la figura del territorio circulatorio de Alain Tarrius
(2000), en lo que se refiere a la circulación de personas y el saber adquirido
para cruzar fronteras y utilizar redes de coyotaje.
Al tomar en cuenta el desarrollo local de una modalidad de producción
y distribución veloz de prendas al por mayor, destinado al consumo de
"modinha”, los dos circuitos inferiores están en condiciones de hacer frente a la
importación de prendas confeccionadas e importadas desde China. Pese al fin
del acuerdo entre Brasil y China en 2006 para limitar el crecimiento de las
importaciones chinas en general y al incremento exponencial de la llegada de
las confecciones del país oriental, la velocidad de la producción y reposición de
ropa popular protagonizada por migrantes sudamericanos todavía es la que
dicta el ritmo de la industria de confección en Sao Paulo. Entre 2011 y 2015, el
valor de las importaciones de vestuario pasó de U$1.6 mil millones a U$2.3 mil
millones, y el gigante asiático abarcó más de 60% de ellas (IEMI, 2016). No
obstante las dimensiones, las importaciones de vestuario, calcetines y
accesorios desde China corresponden a poco más de 11% del mercado interno
(Bradesco, IEMI, 2015).
Eso significa que el tiempo de llegada de prendas listas para vestirse
importadas desde China podrá ser adecuado al circuito superior de la industria
de confección (cuyas costureras son brasileñas y trabajan en condiciones
distintas de las de los migrantes costureros sudamericanos), pero no logra
competir con el tiempo de confección y reposición de ropa en las vitrinas y en
los puestos populares del Brás en los circuitos inferiores (superior marginal e
inferior).
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