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  • mircoles 18 de marzo del 2015 el comercio .A23

    Opinin

    El Comercio abre sus pginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

    Historia de dos discpulos Por esto no se aprob la unin civil

    los diferentes caminos seguidos por Humala y maduro

    - ALFREDO TORRES -Presidente ejecutivo de Ipsos Per

    u na vieja prctica polti-ca de los gobernantes en dificultades es apro-vechar una real o apa-rente agresin externa para cohesionar a la poblacin tras ellos. El espionaje chileno al Per y la declaratoria de Estados Unidos contra el Gobierno Venezolano son dos casos recientes en que los afec-tados han usado la agresin exter-na para reforzar su frente interno. Pero la eficacia de estas medidas es cada vez ms limitada en tiempos de redes sociales y opinin pblica informada.

    En el caso peruano, el deplora-ble espionaje descubierto hace va-rios meses fue aprovechado por el presidente Ollanta Humala para expresarse duramente en defensa de la soberana nacional, cambiar la agenda poltica que vena muy cargada en contra suya y procurar incrementar su alicada populari-dad. Si esos fueron sus objetivos, el xito ha sido modesto. La aproba-cin a su gestin se increment de 22% a 25%, pero el 62% interpret la divulgacin de los hechos como una cortina de humo para encubrir otros temas.

    Felizmente, la enrgica reaccin presidencial no pas de algunas de-claraciones destempladas como las que propin contra El Comer-cio y ya logr encauzarse a travs de la cancillera, que es a donde co-rresponde.

    En el caso venezolano, en cambio, el pronunciamiento es-tadounidense ha sido inmedia-tamente utilizado por Nicols Maduro para conseguir una ley que, segn su cuenta en Twitter, ser una ley antiimperialista para garantizar la independencia de la patria.

    La verdad es que como ha se-alado Andrs Oppenheimer las sanciones estadounidenses le han

    l o confirm la semana pasada: el Per no es ms conservador que muchos de los pases donde existe el matrimonio igualitario o la unin civil. Por qu, enton-ces, la homofobia es mayora simple en el Congreso?

    Porque, precisamente, existe un pode-roso, articulado, apasionado lobby ultra-conservador que quiere que nuestro pas sea baluarte de resistencia frente a los im-parables avances liberales en el mundo. Ese lobby, que en un inicio fue catlico y auspiciado por empresarios cercanos al Opus Dei, se ha reforzado en alianza con varias iglesias evanglicas. Y las batallas que han perdido en otros lares lo animan a concentrar fuerzas para las que les que-dan por pelear.

    El aporte evanglico se ha vuelto fun-damental en el lobby pro vida y anti-LG-TB. Que en el 2011 la Alianza Cristiana Misionera pusiera al pastor Julio Rosas, desconocido para la poltica, a la cabe-za de la lista de Keiko Fujimori delata lo inestimable que es para los partidos con-tar con esos fondos de campaa. Les hago una apuesta: en los prximos meses vern sbitas conversiones evanglicas de po-lticos con angurria para el 2016. Les doy dos pistas: si grupos evanglicos apoya-ron decididamente la revocatoria a Susa-na Villarn, acaso no fue porque estima-ban que el nuevo alcalde, Luis Castaeda, sera fiel a su agenda conservadora? Si al aprista Jorge del Castillo se le ha visto l-timamente en cnclaves religiosos, no est ello en relacin con su pblica discre-pancia, y la de su hijo Miguel, con el apoyo de la bancada del Apra a la unin civil?

    Del otro lado, el movimiento LGTB es lobby monse. La formacin de izquierda anti-establishment de muchos de sus lde-res los hace poco amigos del cabildeo an-te el sistema. A algunos les cuesta aceptar que no es la ideologa la que define la ac-titud frente a la diversidad. Y no se saben ubicar frente a las divisiones internas de las bancadas. El lobby LGTB no tiene un mapa preciso de esas divisiones internas, partidarias, gremiales, sociales, para sa-ber explotarlas y ganar ms adhesiones.

    La guerra no acab. El bando conser-vador ha ganado tiempo y el bando libe-ral ha perdido tiempo. Pero s hay heridos tambaleantes en el campo de batalla. Por ejemplo, Juan Carlos Eguren, el presiden-te de la Comisin de Justicia que vot en contra del dictamen de sus tcnicos, no solo es estigmatizado como homofbico, sino que compromete la imagen de su par-tido. El PPC, que alguna vez tuvo el talante de derecha moderna y tecnocrtica, ha da-do un paso atrs hacia las cavernas.

    El socialcristianismo, para no hablar del Opus Dei, ha entrado en franco desfa-se con el Vaticano. Francisco sabe lo que es pelear y perder la batalla, porque le pa-s en Argentina cuando era cardenal y se opuso al matrimonio igualitario. Hoy, da la impresin de que est preparando a la Iglesia para aceptar los cambios, as como acept el divorcio. En un futuro prximo, los evanglicos podran estar solos en la grita homofbica. Y existe otro escena-rio, similar al que tuvo Mxico, donde un megaescndalo con pedfilos religiosos debilite al bando conservador al punto de ceder voluntariamente terreno. Prep-rense para la prxima batalla, en plena campaa hacia el 2016.

    dado a Maduro la excusa perfecta para envolverse en la bandera nacional, usur-par ms poderes y reprimir an ms a la oposicin.

    Como se sabe, a la larga prisin de Leopoldo Lpez se ha sumado recientemente la de-tencin del popular alcalde de Ca-racas, Antonio Ledezma. Para que los peruanos imaginemos, la situa-cin es como si Alberto Fujimori hu-biese apresado a Alberto Andrade cuando este era alcalde de Lima y opositor a su gobierno.

    No sabemos an si Maduro lo-grar confundir a un sector de la poblacin venezolana con esta ac-titud, pero lo que s est claro es que no engaa a la opinin pblica in-ternacional.

    Segn la ltima encuesta de Ipsos en el Per, el 82% califica a su gobierno de una dictadura, el 81% considera que reprime a la oposicin y no respeta la libertad de ex-presin y solo el 3% cree que

    es un buen gobierno para su pas. Resultados similares seguramente se recogeran en otros pases de la regin.

    Por eso llama la atencin como bien apunta Mario Vargas Llosa que los gobernantes latinoame-ricanos que han llegado al poder gracias a la democracia estn dis-puestos a cruzarse de brazos y mi-rar a otro lado mientras una pandi-lla de demagogos asesorados por Cuba en el arte de la represin van empujando a Venezuela hacia el to-talitarismo.

    El presidente Humala debera escuchar al garante de la hoja de ru-ta. Sera la mejor demostracin de que no est hipotecado al chavismo por el apoyo recibido en el pasado.

    Segn la misma encuesta de Ipsos,

    el 61% apoyara que respalde el pe-dido de Vargas Llosa de exigir al go-bierno de Maduro que facilite una transicin pacfica de Venezuela a la democracia.

    Humala y Maduro comparten el triste honor de ser los gobernantes menos populares de la regin, pero existen al menos dos grandes dife-rencias: en primer lugar, mientras en el Per contamos con una demo-cracia dbil pero con divisin de po-deres y libertad de prensa, en Vene-zuela la democracia es un cascarn que encubre un rgimen dictatorial y represivo.

    En segundo lugar, pese a la des-aceleracin, la economa peruana es estable y libre. En cambio, la eco-noma venezolana est creciente-mente controlada por su gobierno, con lo cual cada vez ms se hunde en la inflacin, la escasez de pro-ductos bsicos y el desempleo.

    Si Humala se conduce con inte-ligencia en los 15 meses que le res-tan de gobierno, si se concentra en dinamizar la inversin en educa-cin e infraestructura, por ejem-plo, seguramente concluir su ges-tin con un moderado incremento en su popularidad y tendr algn futuro poltico.

    En cambio, es improbable que Maduro concluya su mandato. Contra lo que l sostiene, no cae-r vctima de una conspiracin imperialista sino que colapsar estrepitosamente como conse-cuencia del caos econmico, la corrupcin y el abuso que han ca-racterizado al chavismo.

    Los peruanos solemos ser ma-lagradecidos, pero, viendo el pa-

    decimiento venezolano, no pode-mos dejar de reconocer a quienes lograron impedir que en el 2006 llegue al poder el Humala admira-dor de Chvez y a los que lo persua-dieron de seguir caminos ms sen-satos en el 2011.

    comparacinHumala y maduro comparten

    el triste honor de ser los gobernantes menos populares

    de la regin, pero existen al menos dos grandes diferencias.

    Fernando vivasPeriodista

    ingresa italia a la guerra?

    El habla culta un da como hoy dE...

    - mARThA hiLDEbRAnDT - 19martes 24 de febrero del 2015Sangrecita. Este diminutivo lexicalizado de sangre tiene en el Per una acepcin gastronmica inesperada. Sangrecita designa un plato hecho a base de sangre de pollo o cerdo, frita con cebolla [china] y otros ingredientes (Diccionario de americanismos, ASALE, 2010); puede formar parte de un suculento desayuno o de un frugal almuerzo. Un alimento parecido es el relleno, nombre americano del embutido conocido en la lengua general como morcilla. (En algunos pases se emplea el femenino rellena).

    La negativa del emperador de Austria a ceder Trento a Italia, en compensacin de la neutralidad de este pas, ha sido confir-mada en las esferas oficiales del Vatica-no. El Papa recibi el martes al embajador de Austria, quien le entreg una carta del emperador Francisco Jos en que explica

    la imposibilidad de hacer concesiones te-rritoriales. Tras la audiencia, el embajador austraco manifest que las esperanzas de una paz prxima disminuan, en vez de aumentar, y que la guerra tenda a exten-derse a toda Europa, de modo que ningn pueblo de ella podra declararse neutral.

    la herencia- CARLOS ADRiAnzn CAbRERA -

    Decano de la Facultad de Economa de la UPC

    V ivimos en una antesala precoz a las elecciones generales del 2016. Al Gobierno en medio de prdida de dinamismo con dficit fiscales y externos acom-paados de cierta estabilidad ma-cro solo se le pide que no meta la pata. Que solo mantenga el orden. Mientras tanto rezamos para que los ruidos polticos o algn episodio de corrupcin al ms alto nivel no despierten expectativas desestabi-lizadoras que compliquen las ten-dencias de deterioro vigentes.

    Un final oscuro para una adminis-tracin que ofreci tantas cosas.

    Para pasar este trago amargo, la discusin poltica de las ltimas se-manas enfoca la contraposicin de una oferta amplia de candidaturas; la verosimilitud de alianzas y com-ponendas; y, sobre todo, el acciden-tado descubrimiento de cules de

    estos candidatos tendran adems de atractivo e ido-neidad un financiamiento de campaa suficiente pa-ra pasar a la segunda vuel-ta y/o competir en ella con alguna razonable probabi-lidad de xito (los famosos 25 mi-llones de dlares de los que todos hablan a escondidas).

    En medio de esta sabrosa contra-posicin, algunos detalles se dejan para la fase final. Uno es la herencia: la situacin y perspectivas econmi-cas que recibir el siguiente gobier-no. Mientras al saliente le importar solo llegar al da de la transmisin de mando, el nuevo tendr una ob-sesin: ganar la eleccin.

    Pero la aludida herencia impor-tar mucho. No resultar tan rele-vante cunta empata y esperanzas populares despierte el elegido ni cun creativa y exitosa fue la cam-

    paa. Si el ya elegido recibe una situacin en deterio-ro, perder mucho tiempo de su gobierno y quiz de-cepcionar. Como muchos otros antes que l. El cuento de que no saba lo que reci-

    ba es cada vez menos digerible. Establecido esto, vayamos al

    punto. Quien llegue despus de los Humala no la tendr fcil. Los dos motores que redujeron la pobreza en la ltima dcada (la exportacin y la inversin privada) estn cada vez ms apagados. Los actuales, co-mo los anteriores, solo han flotado con buenos precios internacionales y hasta que estos se acabaron. No han consolidado instituciones, nos han embarcado en megaproyectos con oscuras descalificaciones de l-timo minuto, han inflado planillas, regulaciones y cargas tributarias y tienen pnico a dejar flotar el dlar

    mientras ofertan liquidez errtica-mente. Para esta administracin, solo otra ola de maquinazos de la reserva federal estadounidense po-dra ayudarlos a paliar temporal-mente el escenario de prdida de momento que hoy nos caracteriza.

    Por supuesto que el heredero po-dr continuar el juego de la auto-complacencia, y ofertar maravillas en la campaa y rezar que le caiga la mitad de la buena suerte del ex pre-sidente Alejandro Toledo, pero los milagros no son cosas de todos los das. China no pinta bien, Estados Unidos ha aprendido a exportar mucho ms. Pesada herencia por donde se le mire para quien salga elegido en el 2016.

    Est usted preparado para car-gar el bulto? Dado que el grueso de la gente cada da est ms im-paciente y vociferante... mejor se entera.

    mirada dE fondo

    ilustracin: vctor sanjinEz

    Director General: FRANCISCO MIR QUESADA C.

    Director Periodstico: FERNANDO BERCKEMEYER OLAECHEA

    Directores fundadores: Manuel Amuntegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861]

    Directores: Luis Carranza [1875-1898] -Jos Antonio Mir Quesada [1875-1905]

    -Antonio Mir Quesada de la Guerra [1905-1935] -Aurelio Mir Quesada de la Guerra [1935-1950]

    -Luis Mir Quesada de la Guerra [1935-1974] -scar Mir Quesada de la Guerra [1980-1981]

    -Aurelio Mir Quesada Sosa [1980-1998] -Alejandro Mir Quesada Garland [1980-2011] -Alejandro Mir Quesada Cisneros [1999-2008]

    -Francisco Mir Quesada Rada [2008-2013]-Fritz Du Bois Freund [2013-2014]

    rincn dEl autor