En el corazón de la Espiritualidad Lasallista
El “espíritu” surge de un carisma.
De La Salle, sensible a las necesidades de su
entorno, se deja impresionar por las
carencias educativas.
En la oración y la contemplación del Evangelio encuentra su
justificación, motivación y fortaleza para responder a dichas
necesidades.
Responde de manera creativa y con total entrega a estas necesidades.
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El Espíritu Lasallista
• Desde el inicio La Salle se da cuenta que sus “Maestros” sólo podrán realizar su misión si están animados por un espíritu específico:– “El espíritu de este
Instituto es un espíritu de fe y celo”.
(Regla de 1718).
La fe El Celo (pasión)
Ver todo con los ojos de la fe.
Tener un impulso ardiente (entusiasmo, ilusión, acción)
por la salvación de los hombres.
No hacer nada sino con la mira puesta en Dios.
Sentirse urgido por abatir la ignorancia, pues es el gran mal
que impide a las personas desarrollarse.
Atribuirlo todo a Dios Desempeñarse con creatividad, efectividad y calidad en la tarea de
la educación.
La fe• Mirar todo con los ojos de
la fe significa:– Ser capaces de ser y
hacer las cosas como las “ve y las haría Dios”.
– Estar atentos a la presencia amorosa de Dios en nuestra vida (y en nuestro día!)
– Una nueva manera de relacionarnos con el mundo y las personas.
El Celo• Se requiere de celo para
entregarse al 100% en lo que uno ama y cree.
• Se requiere de celo para preparar ilusionadamente las clases, para corregir los trabajos. Dedicarse a la educación.
• Se requiere de celo para lograr el objetivo de la escuela lasallista: “tocar el corazón de los niños y jóvenes”, para hacer discípulos de Jesús.
Medios para adquirir el Espíritu de Fe.
• Entre los medios para alcanzar el espíritu de fe La Salle destaca:1. La oración y los
sacramentos.
2. La frecuente presencia de Dios.
3. La lectura de la Palabra de Dios.
Frases que expresan el “Espíritu del Instituto”.
• “Adoro en todo la voluntad de Dios para conmigo”.
• “Acordémonos de que estamos en la Santa presencia de Dios”.
• ¡“Viva Jesús en nuestros corazones… por siempre”!
• “Domine opus tuum”.
(“Señor esta es tu obra”.
• Concluyendo. La espiritualidad encuentra sus raíces en:
– Una interioridad profunda.
– Una relación de confianza en el amor de Dios.
– Un deseo ardiente de responder a las necesidades concretas.
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