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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Enfrentando a gente problemática
Escritura: 1 Tesalonicenses 5:14
Código: 52-26
John MacArthur
Durante varios meses, hemos estado estudiando la primera carta de Pablo a la iglesia
tesalonicense. Esta mañana encontramos nuestro texto en el capítulo 5, 1 de Tesalonicenses
versículos 14 y 15. Y, los invito a que abran sus Biblias en ese texto.
Henry Ward Beecher, dijo en una ocasión: “La iglesia no es una galería para exhibir a
cristianos eminentes. Si no una escuela para la educación de los imperfectos”. Tiene razón.
La iglesia no es un lugar para personas perfectas, es un hospital para gente que sabe que
está enferma. No pretendemos ni por un momento decir que la iglesia es perfecta. De hecho,
con toda disposición, diríamos que no lo es.
Carlos Morrison escribió: “La iglesia cristiana es una sociedad de pecadores”. De hecho, él
dijo: “Es la única sociedad en el mundo, cuya membresía está basada en el único requisito, de
que el candidato sea indigno de membresía”.
La iglesia está llena de problemas, porque está llena de personas problemáticas, porque toda
persona en la iglesia es un pecador, aunque es salvo por gracia, no obstante, con una carne
no redimida, y como consecuencia, luchando con el pecado. La iglesia crece en proporción
directa espiritualmente, a que tan bien enfrenta el pecado que hay dentro de ella.
El proceso de crecimiento de la iglesia entonces, es el proceso de la eliminación de la
trasgresión, la eliminación de la iniquidad, la eliminación del pecado. Si la iglesia va a avanzar
poderosamente y va a ser todo lo que Dios quiere que sea, entonces, tiene que estar
enfrentando con su propio pecado interno.
El mundo todavía está por ver lo que una iglesia absolutamente pura y santa haría. Lo más
cercano a esto, sería la primera iglesia, y el fuego, y el calor de la pureza de su nacimiento,
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produjo una energía que quizás no ha tenido paralelo en la historia subsecuente.
El crecimiento de la iglesia, desde el punto de vista espiritual, el cual es el único punto de vista
por el que se preocupa Dios, va en proporción directa a qué tan bien enfrentamos con los
fracasos en medio de nosotros. Pablo quiere ayudarnos a hacer eso, al darnos estos dos
versículos en nuestro texto, que veremos en unos cuantos momentos. Pero, si en cierta
manera fuéramos a dar un paso atrás, y viéramos la iglesia, y dijéramos: ¿Cómo podremos
categorizar a la gente problemática en la iglesia?
Podremos terminar con cinco categorías, cinco categorías de personas problemáticas que
retrasan el crecimiento y el poder de la iglesia. Grupo número uno, llamamos a los que se
desvían, los que se desvían. Nunca van al paso de los demás. Siempre están fuera de línea.
Nunca van con el programa. Cuando el resto de la gente se está moviendo hacia adelante,
ellos van hacia atrás. Cuando el resto de la gente está alineándose en el orden apropiado,
ellos están afuera, no cumpliendo su deber, no interesados en particular en servir, algunas
veces no interesados en absoluto en dar, apáticos, inclusive, quizás burlándose. Están
estorbando el progreso. Pueden ser desordenados. Inclusive pueden haberse desviado.
Apáticos, podría ser. Algunas veces contenciosos, algunas veces rebeldes, y supongo que
llenan el espectro desde la apatía a la rebelión.
Son los que se desvían. Simplemente no van junto con el resto de la gente en la línea
apropiada. Están en contra de todo.
Un segundo grupo que podríamos identificar, que estorba el crecimiento y la vida, y el poder
de la iglesia, lo vamos a llamar los preocupados. Los preocupados. Este grupo, básicamente
está motivado por el temor. Estas son las personas en la iglesia que no tienen valentía, que
expresan las palabras famosas, usted sabe: “Nunca antes lo hemos hecho así”. Que le
pueden dar a usted diez razones por las que no puede hacer nada de lo que usted propone
hacer.
No tienen sentido de aventura. Odian el cambio. Les encanta la tradición. Temen lo
desconocido. No quieren riesgos. Se preocupan por todo. Todos los asuntos de la vida son
mucho más de lo que ellos pueden enfrentar. Normalmente, están tristes, siempre
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preocupados. Algunas veces sin esperanza, con frecuencia deprimidos, desanimados, y
derrotados. No llevan nada del celo, el gozo, la emoción, la exuberancia que trae la aventura.
Probablemente, podríamos identificar un tercer grupo. Podríamos llamarlos los débiles. Los
débiles. Simplemente son espiritual y moralmente débiles. Cristianos quienes debido a su fe
débil, debido a las disciplinas débiles de su vida, son susceptibles al pecado, y caen en los
mismos pecados una y otra vez. Y, apenas los acaba usted de levantar, y los acaba de
desempolvar, y vuelven a caer en el mismo agujero. Les es muy difícil hacer de manera
constante, coherente la voluntad de Dios. Se avergüenzan a sí mismos, avergüenzan a la
iglesia, avergüenzan al Señor. Demandan mucha atención. Prueban qué tan bien una iglesia
es en la disciplina de la iglesia, y normalmente lo llevan a usted a lo largo del proceso de
disciplina por lo menos, al paso dos.
Si fuéramos a identificar a un cuarto grupo, los podremos llamar los cansados. Los cansados.
Otra palabra podría ser los frustrados. Estos son los cansados, los que arrastran sus pies,
están en línea, pero, van a la velocidad equivocada. Nunca alcanzan. Y, usted les enseña y
sigue preparándolos, y sigue discipulándolos, entrega todo esta energía a ellos, y cada vez
que usted voltea para ver qué tan cerca están, parece que están más lejos. Todo los distrae.
Tienen mucha dificultad concentrándose, mucha dificultad en enfocarse. Simplemente, son
personas que lo desesperan, porque usted hace el máximo esfuerzo, y recibe el mínimo
provecho. No se mueven ni crecen al paso que será considerado normal.
Finalmente, el grupo cinco serían los que son impíos abiertamente. Los impíos hacen maldad.
Cristianos que hacen maldad. Cometen pecados contra otros cristianos en la iglesia. Rompen
matrimonios. Contaminan a hijas. Roban. Son chismosos. Calumnian. Acusan falsamente.
Simplemente, son impíos.
Ahora, usted entiende que conforme la iglesia se esfuerza por crecer, tiene que enfrentar a
estos cinco grupos: los que se desvían, los que se preocupan, los débiles, los que se cansan,
y los impíos. Y, no es sorprendente que hacer que crezca un rebaño para que sea saludable,
es un esfuerzo tan desafiante, debido a que todas estas personas necesitan curación
espiritual.
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Los desviados necesitan alinearse. Los preocupados necesitan tener una valentía y fe más
fuerte, y denuedo y confianza. Los débiles necesitan ser más disciplinados en el asunto de la
vida santa. Y los que se preocupan, necesitan alcanzar a los demás. Y, los impíos necesitan
hacer lo que es correcto. Hay mucho trabajo que hacer, para que todos estos se alineen.
Ahora con todo lo que es dicho y todo lo que se escribe acerca del crecimiento de la iglesia,
toda la información sofisticada, todos los principios de homogeneidad, toda la demografía
cultural, todas las estrategias sutiles, todos los métodos de entretenimiento, toda la técnica de
publicidad, que supuestamente deben ser las claves para edificar a la iglesia, y hacer que
crezca, poco se está diciendo acerca de cómo cultivar un rebaño saludable espiritualmente,
que crezca a semejanza de Cristo, al eliminar estos problemas.
La Biblia nunca dice nada acerca de la homogeneidad. La Biblia nunca dice nada acerca de la
demografía cultural. La Biblia nunca dice nada acerca de las estrategias sutiles. La Biblia
nunca dice nada acerca de la metodología de entretenimiento. La Biblia nunca dice nada
acerca de la técnica de promoción, pero dice, si usted quiere hacer que una iglesia crezca,
necesita sacar los estorbos del camino. Necesita enfrentar con lo que está retrasando el
crecimiento de la iglesia, y después cuando se vuelve pura y es santa, se moverá y conocerá
el poder de Dios, y hará un impacto masivo en su cultura.
El apóstol Pablo entiende esto, y si usted acude al apóstol Pablo para aprender los principios
de crecimiento de la iglesia. En primer lugar, lo que usted va a descubrir, es que su meta es lo
que está buscando, lo que él quiere que la iglesia se vuelva más grande, más rica, más
popular, más aceptada en la comunidad. Veamos lo que él quería para la iglesia.
Regrese al capítulo 1 de 1 de Tesalonicenses. “Esta iglesia serán un modelo y ejemplo de lo
que Él habría deseado para toda iglesia. Damos gracias a Dios siempre por todos vosotros”,
él dice. “Haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones”. Él estaba muy agradecido por
esta iglesia. Muy agradecido.
Ahora, ¿qué es lo que hizo que él estuviera agradecido? Ahí al final del capítulo 2, él dice:
“Vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo”. Ahí al final del capítulo 5: “Saludad a todos los
hermanos con ósculo santo”, versículo 26. Él tiene un afecto fuerte hacia este grupo. Bueno,
eso es porque iban camino a la meta correcta. Estaban apuntando al objetivo correcto.
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Veo a todos estos expertos de el crecimiento de la iglesia que vienen, y en lo único en lo que
puedo pensar, es en David saliendo a pelear contra Goliat, y Saúl viene y le entrega a David
su armadura. Y, ¿se acuerda de lo que dice en 1 de Samuel 17:39? Dice de David: “Él trató
en vano de ir, porque no estaba acostumbrado a eso, y entonces David le dijo: No puedo ir
con esto. No estoy acostumbrado a esto. No puedo usar esto. No estoy acostumbrado a esto”.
Entonces, Davis se quitó todo, salió, tomó su honda. Él estaba acostumbrado a eso. Ese fue
el final de Goliat.
La única manera en la que la iglesia local va a matar a sus Goliats, es hacer lo que solía
hacer, hacer lo que se le mandó, ser enseñada y preparada, y desarrollada a hacer, y siempre
van a haber los Saulos, quienes quieren colocar su armadura en los pequeños Davids, pero,
estamos mucho mejor con las armas que sabemos cómo usar.
Ahora, Pablo estaba muy claro acerca de la meta del ministerio, capítulo 2, observe el
versículo 10. Comencemos a tener una idea de lo que él estaba viendo, en términos del
desarrollo de la iglesia, el crecimiento de la iglesia. “Vosotros sois testigos”, 2:10. “Y también
lo es Dios, de qué manera tan santa, justa e irreprensible nos conducimos hacia vosotros los
creyentes; así como vosotros sabéis cómo os exhortábamos y alentábamos, y rogábamos a
cada uno de vosotros como un padre a sus propios hijos”.
Muy bien. Realmente están trabajando. Pero, ¿qué están tratando de hacer? Para que andéis
como es digno de Dios, quien nos llama a Su reino y Su gloria. Mi meta para ustedes, es que
anden de una manera digna del Dios que los llamó. Pasen al capítulo 3 versículo 1: “Por lo
cual, no pudiendo soportarlo más, acodamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a
Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo”.
Él dice: “Ya no podía tolerarlo. No podía saber el no saber cómo estaban, y no ver progreso
espiritual. Aunque esto significó que yo estuviera solo en Atenas, yo envié a Timoteo”. Por
cierto Silas también partió de Macedonia. “Envié a Timoteo”, él dice, “mi colaborador en el
Evangelio, para fortalecerlos y alentarlos en cuanto a su fe. Para que ningún hombre se vea
turbado por estas aflicciones”. Estaban bajo persecución. “Porque vosotros mismos sabéis
que para esto estamos puestos. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que
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íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis. Por lo cual yo, no pudiendo
soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador,
y que nuestro trabajo resultase en vano”.
Él estaba preocupado acerca de que ellos caminaran de manera digna. Él estaba preocupado
porque ellos tuvieran una fe fuerte y que se estuviera desarrollando. Él estaba preocupado,
porque ellos pudieran enfrentar la persecución y la dificultad. Ahí en el versículo 8, él dice:
“Realmente vivimos si están firmes en el Señor”. Él estaba preocupado por su fortaleza
espiritual. Versículo 10, él dice: “Noche y día estuvimos orando ardientemente, para que
pudiéramos ver vuestro rostro”. ¿Por qué? “Para completar lo que carecía vuestra fe”.
Como puede ver, lo que él quería, era una fe fuerte y madura. Esa era la meta de sus
oraciones y sus esfuerzos. Eso era lo que él buscaba. Él dice ahora en su gran bendición:
“Que nuestro Dios y Padre mismo, y Jesús nuestro Señor, dirija nuestro camino a vosotros. Y
que el Señor os haga aumentar y abundar en amor unos para con otros”. Queremos que se
amen unos a otros más”. “Y por todos los hombres, así como también por ustedes, para que
Él pueda establecer vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de nuestro Dios y
Padre”.
¿Se da cuenta? Él está buscando la fe, y el amor, y la virtud. Capítulo 4 versículo 1:
“Finalmente, hermanos, os pedimos y exhortamos en el Señor Jesús, que así como habéis
recibido de nosotros instrucción para que sepáis cómo debéis caminar y agradar a Dios, así
como ya lo hacéis. Que abundéis aún más. Queremos que caminen de una manera digna.
Queremos que agraden a Dios”.
Al final del versículo 10: “Os instamos, hermanos, a abundar aún más”. Y, ahí él está
hablando de su amor. Y, después en el versículo 11: “A que lleven una vida en paz,
atendiendo sus propios asuntos, trabajando con sus manos así como os mandamos”.
En el capítulo 5 versículo 11, él dice: “Alentaos los unos a otros, y edificaos unos a otros, así
como lo estáis haciendo”. Y, después esa bendición en el capítulo 5 versículo 23: “Y que el
Dios de paz mismo os santifique por completo; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo,
sean preservados completos irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
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Hombre, es bastante claro en su mente. Lo que significaba para él el crecimiento de la iglesia.
Él estaba buscando que las vidas de los creyentes profundizaran, se fortalecieran, conociendo
de manera plena, que conforme usted elimina el impedimento presentado por la gente que
está retrasando a la iglesia, la iglesia comienza a moverse en poder. Entonces, Pablo invirtió
mucha energía, sus recursos, sus oraciones, y su pasión para crecer, para cultivar a un
rebaño espiritual saludable, a transformar a los que se estaban desviando, a los preocupados,
a los débiles, a los cansados, y a los impíos, para que fueran justos, y poderosos, y eficaces.
Y, cuando el esfuerzo fue exitoso, fue como en Tesalónica, él se regocijó. Ahora, regrese al
capítulo 1 de nuevo: “Él se regocijó”. Versículo 3, él dice: “Constantemente tengo en mente su
trabajo de fe y labor de amor, y constancia de esperanza”. Y, en el versículo 6, él dice:
“Ustedes se volvieron imitadores nuestros, se volvieron imitadores del Señor”. Versículo 7: “Se
volvieron un ejemplo a todos los creyentes en Macedonia y Acaya”. Versículo 8: “La palabra
del Señor resonó de ustedes, a lo largo de Macedonia y Acaya, y en todo lugar su fe hacia
Dios ha salido. Todo mundo sabe que se han vuelto de los ídolos, para servir al Dios vivo.
Todo mundo sabe que están esperando a Su Hijo del Cielo. Han hecho un trabajo tremendo al
evangelizar y demostrar su fe”. Qué gozo él obtuvo de eso.
Capítulo 2 versículo 13: “Por esta razón constantemente damos gracias a Dios, porque
cuando recibieron de nosotros la palabra del mensaje de Dios, la aceptaron no como la
palabra de los hombres, sino por lo que realmente es la palabra de Dios, la cual actúa en
vosotros los que creen. Porque ustedes hermanos, se volvieron imitadores de las iglesias de
Dios y Cristo Jesús que están en Judea; ustedes también soportaron los mismos sufrimientos
en manos de sus propios compatriotas así como ellos de los judíos”. Otro reconocimiento.
Eran reales. Eran verdaderos. Eran fieles. Estaban firmes. Soportaron sufrimiento, y él está
tan gozoso por esto.
Esa es la razón por la que él dice, en los versículos 19 y 20: “Ustedes son mi gozo. Ustedes
son mi gozo”. Él lo dice dos veces. En el capítulo 3, en el versículo 6, ahora que Timoteo ha
llegado, él dice: “De ustedes y nos ha traído buenas noticias de su fe y su amor, y que
ustedes siempre piensan amablemente de nosotros, anhelando vernos, así como nosotros
también anhelamos verlos. Por esta razón, hermanos, en toda nuestra aflicción y tribulación
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fuimos confortados por vosotros mediante la fe de ustedes; y nosotros realmente vivimos, si
están firmes”.
Como puede ver, había tanto gozo cuando la iglesia estaba creciendo, y la iglesia estaba
progresando, y él inclusive dijo: “No tenemos que hablarles a ustedes acerca del amor, porque
ustedes son enseñados por Dios a amar, y lo están haciendo. Lo único que puedo hacer es,
háganlo más”. Él llega al capítulo 4 versículo 9, y ahí es donde él afirma su gran amor.
Entonces, como puede ver, cuando usted están ministrando en una iglesia que está creciendo
y progresando, y la fe está siendo fortalecida, y es lo suficientemente fuerte como para
enfrentar la persecución, y está caminando de una manera digna del Dios que la llamó, y está
caminando en santidad, esforzándose por ser irreprensible en la venida de Jesucristo, y el
amor está floreciendo, y el amor está creciendo. Es emocionante, y es gozosa.
Un rebaño saludable, es un rebaño amado. Y, Pablo amaba profundamente estas personas.
Él no podía resistirlos. Pero, eso no quiere decir que no tenía ningún problema. Los tenían. Y,
si usted ve nuestro texto, versículos 14 y 15, usted va a conocer a las personas
problemáticas.
Versículo 14: “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a
los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad
que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno uno para con otros, y
paz con todos”. Ese es un dueto maravilloso, maravilloso de versículos. Porque, aunque la
iglesia en Tesalónica estaba floreciendo y creciendo, tenían problemas, y fuera cual fuera su
problema, no fue el resultado de esas personas problemáticas.
Todos los cinco grupos estaban ahí, así como todos los cinco grupos están aquí. Y por cierto,
si usted está buscando a su alrededor para ver quién está cerca de usted y en qué grupo
podría encajar, en un punto u otro, todos estamos en uno u otro de estos grupos.
Pero, Pablo dijo en 2 de Corintios 11:28: “Es la preocupación de todas las iglesias que es la
carga más grande del ministerio. Trasciende cualquier dolor físico que es soportado”, dice él.
“Encima de todo el dolor, las flagelaciones, lo que ha golpeado mi cuerpo es esta
preocupación por las iglesias”. Gálatas 2:1: “Quiero que sepan cuán grande lucha tengo a
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favor de ustedes”. Dicho de manera coloquial, me son un dolor de cabeza. Esta es una carga
para mí, llevando en mi espalda todas las iglesias que necesitan crecer.
Ahora, en estos dos versículos, conforme él define estos cinco grupos, él también nos dice
cómo enfrentarlos. Esto está en una sección que hemos titulado Cultivando a un Rebaño
Saludable. Los versículos 12 y 13, que ya estudiamos, hablaron de la relación entre los
pastores y las ovejas, y la relación entre las ovejas y los pastores. Los versículos 16 y en
adelante, hablan de la relación de las ovejas con el gran pastor, y nuestro texto habla de la
relación entre las ovejas con las ovejas. Entonces, esta pequeña sección lo cubre todo.
En los versículos 12 y 13, él habló a los pastores, para que supieran cómo debían tratar a las
ovejas, y le dijo a los pastores: “Laboren entre las ovejas, ejerzan autoridad sobre las ovejas,
e instruyan a las ovejas”. Él le dijo a las ovejas cómo tratar a los pastores. Él le dijo a las
ovejas: “Valoren a los pastores, estimen a los pastores, y sométanse a los pastores”.
Comenzando en el versículo 16, él le va a decir a las ovejas cómo relacionarse con el gran
pastor. “Estad siempre gozosos, orad sin cesar, y dad gracias. No apaguéis al espíritu”, y
demás. Pero, en este momento, él le está hablando a las ovejas, para que sepan cómo
enfrentar a las ovejas. La palabra clave entonces, en el versículo 14, es la palabra hermanos.
Mientras que ciertamente hay una responsabilidad por parte de los pastores, de ejercer una
autoridad única, al confrontar estos cinco grupos de cristianos problemáticos, las líneas entre
el pastor y las ovejas en esta área, son muy flexibles. Él usa la palabra hermanos, y
simplemente para darle una nota de comparación, versículo 12: “Os rogamos, hermanos, que
reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan.
Aprecien, valoren a sus pastores”.
Entonces, hermanos, en el versículo 12 se dirige a la congregación. Suponemos, por lo tanto,
que hermanos, en el versículo 14, también se dirige a la congregación. Él le está hablando a
las ovejas, para que sepan cómo tratar a las otras ovejas. No exime a aquellos de nosotros en
el liderazgo, pero, incluye a todo mundo. Y por cierto, observará también Romanos 12 14 al
17, es un paralelo muy cercano a este texto, y obviamente se dirige a la congregación entera.
Él también señala que hay una urgencia. Os rogamos. Él usa ese verbo conocido griego
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parakaleō, para venir al lado de alguien y ayudarles. Tiene un tono de urgencia en el mismo.
Entonces, él de manera celosa, urgente, apasionada, está alentando a las ovejas a
involucrarse en ayudar a las ovejas que necesitan ayuda. Como puede ver, la iglesia no es
aparecerse el domingo por la mañana, y darse unas palmadas en la espalda, porque religioso
es usted. Estar verdaderamente involucrado en la iglesia, va mucho más allá de la mentalidad
de audiencia y asistencia.
Se reduce a involucrarse con estos cinco grupos de personas, que están retrasando el
desarrollo de la iglesia, y por lo tanto, todo su impacto. Comencemos con los desviados.
Grupo uno, los desviados. Versículo 14, Pablo escribe: “También os rogamos, hermanos, que
amonestéis a los ociosos”. Esa pequeña frase, amonestéis a los ociosos, nos presenta a los
desviados. La palabra ataktos era usada frecuentemente en un sentido militar. Cuando era
usada en un sentido militar, tenía la idea de un soldado, que estaba fuera de línea. Un
soldado que estaba fuera del rango. Un soldado que era culpable de una conducta
desordenada, que era insubordinado, no sumiso, desobedeciendo las órdenes, no dando
seguimiento a su deber. Él estaba fuera de línea. Eventualmente, llegó a significar cualquier
persona que hace su deber, cualquier persona que no cumple con su responsabilidad. Moffatt,
la traduce los flojos, los apáticos. Algunos han sugerido flojos, apáticos, indiferentes. Pero, no
tiene que significar tan solo eso.
Puede significar alguien que no cumple con su deber, no solo por apatía, si no que no cumple
con su deber debido a que es rebelde. En 2 de Tesalonicenses, hay algunas formas cognadas
de esta palabra que son usadas. Esta palabra solo es usada en el Nuevo Testamento aquí.
Pero, hay otras formas de la misma, usadas en 2 de Tesalonicenses 3 versículo 6, 7 y creo
que en el 11.
En este texto en particular, es usada para referirse a personas flojas que no trabajan, y
esperan que el resto de la gente haga el trabajo, y cuide de ellos. Para nosotros, se refiere a
los desviados. Están desalineados. Todo mundo va en una dirección, ellos no. Todo mundo
entiende el deber espiritual, está dispuesto a hacerlo, a hacer lo que Dios los ha dotado para
que lo hagan. Involucrarse en el servicio, sea que signifique que estoy sirviendo al Señor con
mis dones, estoy ofrendando conforme Dios me ha prosperado, estoy apoyando al liderazgo
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de la iglesia, estoy apoyando la dirección en la que vamos, estoy en el equipo, estoy
participando, soy parte del equipo, estoy involucrado. Ese es el tipo de persona que hace que
la iglesia se mueva y crezca.
Este es el tipo de personas que rechazan todo eso. Están fuera de línea. Quizás, no están
cumpliendo con su deber, porque no les importa. Quizás no están cumpliendo con su deber
porque están enojados, y son rebeldes, y son contenciosos. Simplemente no apoyan. No son
parte de lo que está pasando. Algunas veces, están ahí en la orilla por un rato, y finalmente,
están tan amargados que simplemente se van a otro lugar. Son los que calientan la banca. Y,
aprendí unas cuantas cosas cuando estuve en el deporte. Una de ellas, es que los que
calientan la banca, se vuelven críticos.
La gente que critica más, es la gente que no cumple con su deber. Me puedo acordar que
estuve sentado en la banca en una temporada de fútbol americano, y tuve el privilegio de ser
un running back que comenzaba, y hubieron unos cuantos que no comenzaron, porque yo
comencé. Y, al principio, en cierta manera me alentaban, pensando que iban a tener su
momento. Y, cuando no llegó su momento, ellos estaban deseando en secreto, que me
rompiera la pierna. Y, cuando no me rompí la pierna, entonces comenzaban a hablar de lo mal
que el entrenador tomaba las decisiones, y no podía distinguir el talento cuando lo veía. Y
eventualmente, apoyaban al otro equipo. Esa es la progresión.
La gente que resiste el involucramiento, que nunca quiere ir más allá de la mentalidad de
audiencia, sea por apatía o por rebeldía. Vienen a aquí, simplemente para ver y después
simplemente para criticar. Quizás en el peor de los casos, no hacen nada, en el mejor de los
casos.
Un predicador dijo que normalmente se sientan en la parte de atrás, pero, yo no querría decir
eso. Pero, yo diría que algunas veces usted puede ver a una persona quien se vuelve crítico y
sistemáticamente se mueve hacia atrás. Entonces, lo estoy viendo. Si usted retrocede una o
dos tres filas por semana, sé qué está pasando.
Esta es una flojera culpable. La gente que de cierta manera quiere estar ahí en la orilla,
simplemente no se quiere involucrar demasiado, no quiere rendir cuentas a nadie, realmente
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no se quieren meter, no quieren ser parte de esto. Simplemente no marchan al paso del resto
de la gente. Esta es una conducta intolerable, en una iglesia creciente. ¿Cómo debemos
enfrentarlos? Muy simple. Amonestarlos. No hay fórmula. No hay programa. No hay sistema.
Las ovejas individuales se acercan a estas ovejas, que están en la orilla, no están cumpliendo
con su deber, no están usando sus dones, no están ministrando, no son parte del equipo, no
apoyan, no van con el programa, no van al mismo paso que el resto de la gente, están fuera
de línea, desordenados, se están desviando, y simplemente acercarse a ellos.
A. T. Robertson dijo que el verbo noutheteō, significa darles algo de sentido. Acercarse a
alguien, y darles algo de sentido, de sensatez en su cabeza. Un escritor dice: “Es la idea de
acercarse a alguien, que está siguiendo un camino que en últimas termina en consecuencias
serias, e instruirlo acerca de la inevitabilidad de esas consecuencias”. En otras palabras, la
palabra puede ser traducida, advertir algo. No tiene la idea de ser un juez distante.
No tiene la idea de crítica, desde el punto de vista de superioridad. Tiene el sentido de
acercarse a alguien y de manera íntima, mostrarle a alguien las consecuencias de su
conducta. Es tan simple como decir: “Te he estado viendo, y veo tu indiferencia. Vienes de
vez en cuando, no fielmente a la iglesia. No estás involucrado en un ministerio. Tienes una
actitud negativa acerca de ciertas cosas, o eres crítico de ciertas cosas”. Y, decirle a la
persona: “Te das cuenta, ¿no es cierto? De que si continúas por ese camino, estas son las
consecuencias. Y, no creo que quieras esas consecuencias, ni quiero que tú experimentes
esas consecuencias”.
Es ese tipo de advertencia gentil, que viene al lado de la persona y le dice, vas en una
dirección cuyo fin va a ser una decepción seria para ti. Es una advertencia que Pablo le dio a
los ancianos efesios con lágrimas, según Hechos 21:31. Hay una pasión aquí. Hay un dolor
ahí que dice: “No quiero que sigas haciendo eso, porque al final de ese camino son
consecuencias serias”. Porque Dios va a disciplinar apatía como esa, rebelión como esa,
insubordinación, una conducta tan desordenada como esa.
Cuando verdaderamente amas a alguien, no vacilas en advertirles. Yo no dudo en hacer eso
con mi esposa y mis hijos, y la gente que está cerca de mí en mi vida. Alíneate. No porque yo
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quiero obtener algún beneficio, si no porque no quiero que enfrentes las consecuencias de
vivir así. Quiero que conozcas la plenitud de la bendición de Dios, la plenitud de la provisión
de Dios, y quiero ver que la iglesia sea todo lo que puede ser.
No estoy bajo ninguna ilusión torpe, de que si pudiéramos ser más inteligentes en lo que
hacemos en el escenario, podremos tener una iglesia más poderosa. No, no. Si vamos a tener
una iglesia más poderosa para impactar al mundo, no es cuestión de qué tan inteligentes
somos en el escenario. Es cuestión de qué tan dispuestos estamos en venir al lado de
creyentes que son los desviados, y traerlos, alinearnos amorosamente, y entonces, el poder
de Dios comienza a fluir, y entonces, la iglesia comienza a abrir brecha en el mundo. Esta es
una confrontación necesaria.
La iglesia no es venir y sentarse, y quedarse viendo a la parte de atrás de la cabeza de
alguien. No es eso. No se felicite a sí mismo por estar aquí. La iglesia es estar involucrado en
las vidas de la gente, la gente problemática. Tenemos que estar al lado de ellos, los que están
afuera probando las orillas, viviendo en las orillas, diariamente viviendo en su desvío.
Tenemos que meterlos, lo hacemos por amor, porque entendemos las consecuencias.
El grupo número dos, son los preocupados. No están en la orilla. Están ahí metidos en medio.
No quiere acercarse a la orilla. Están metidos en medio, y dice acerca de ellos: “Que alentéis
a los de poco ánimo”. Ese es un término muy interesante, y también usado solo aquí. Es el
término oligopsuchos, de dos palabras griegas, alma y pequeña. Los de alma pequeña.
La mejor manera de ilustrarla, es tomar la palabra opuesta, megalopsuchos. Mega significa
grande, grande. Entonces, hablemos de los megalopsuchos. Son los de alma grande.
Aristóteles dijo: “El megalopsuchos, es el hombre que ha alcanzado mucho, ha llegado a
mucho, y merece mucho”. Cuando Gandhi quiso identificarse a sí mismo, él escogió la forma
sanscrita de esa palabra, megalopsuchos, Mahatma. Significa alma grande, alma grande. Él
podía abrazar los problemas grandes, y necesidades de este grupo enorme de la humanidad,
el alma grande.
Se refiere a la persona que enfrenta riesgos grandes, porque hay gran principio, y la verdad
está en juego. Se refiere a la persona de valentía, la persona de denuedo, la persona que va a
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jugarse la vida por la causa noble. La persona que tiene un sentido de aventura, a quien le
encanta el desafío, quien busca la competencia, a quién le encanta la batalla porque prueba la
victoria. El que no se intimida frente a la dificultad, el que no tiene miedo de la persecución, el
que tiene una visión, y quien llega a lograr grandes cosas, porque él ve toda oportunidad que
tiene ante él.
Pero, Pablo dice: “Desafortunadamente, hay metidos en medio de la iglesia, temblando de
temor, están los oligopsuchos, los de alma pequeña. Ellos odian el cambio. Les encanta la
tradición. Quieren hacerlo siempre, como siempre se ha hecho. Temen a lo desconocido. Se
preocupan por todo. Como William Hardy dijo: “Ven el montón de estiércol en toda pradera”.
Carecen de valentía. No quieren atreverse a hacer nada que nunca antes ha sido hecho. Les
encanta lo que es seguro. Solo les gusta caminar en un camino que alguien ha pavimentado.
Solo quieren repetir un acto que alguien ha hecho. Quieren una vida libre de riesgos, con
seguridad absoluta. Normalmente son melancólicos, carecen la fortaleza para salir con la
iglesia, y enfrentar los desafíos, e iniciar nuevos ministerios. Temen la persecución, no
quieren comunicar a Cristo. Temen la oposición. Normalmente tristes, todo el tiempo
preocupados, con mucha frecuencia deprimidos, sin esperanza, desanimados.
Y claro, el pequeño grupo de ellos en Tesalónica, en donde todo mundo estaba tratando de
moverse, había sufrido mucho, debido a dos problemas grandes. Problema número uno, era
la persecución, estaban siendo perseguidos. Y, Pablo dice: “Deberían haberlo esperado. Se
los leí”. En el capítulo 2: “Deberían haberlo esperado. Digo, les dije”.
Pero, estaban ahí y estaban diciendo: “Oh, oh seguramente el día del Señor está aquí, y nos
perdimos el rapto. Este es el día del Señor. Todos vamos a ser destruidos”. Entonces, él tiene
que escribir y decir: “No. No es el día del Señor”. Y, después eran los más lastimados por la
muerte de sus amigos, y estaban diciendo: “Oh, mira, murieron y Jesús no ha venido. Se van
a perder el rapto. Oh, ay de mí”. Entonces, tiene que escribir y decir: “No, no, no. Los muertos
en Cristo resucitarán primero. Estarán ahí. De hecho, van a estar ahí antes del resto de
ustedes. Así que, por favor, alienten a estas personas con estas palabras”.
Pero, toda iglesia los tiene. No tienen espíritu de aventura, no pueden elevarse por encima de
sus problemas. Están bajo todos los asuntos de la vida. Son más de lo que puedan soportar.
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Todos los problemas de la vida, son más de lo que pueden soportar. Y, son las almas
aplastadas, son como pesas. En cierta manera, tiene que andarlos jalando, y con frecuencia si
usted ve la iglesia como un desfile, son los que llevan las banderas rojas. Deténgase. Todo
mundo se está moviendo, y ellos sacan el letrero de alto, porque carecen de visión. Temen al
fracaso, carecen de valentía. Creo que en la profundidad de su corazón, su héroe es Indiana
Jones, pero, nunca lo admitirán.
Ahora, ¿cómo enfrenta usted a estas personas? Él dice en el versículo 14: “Simplemente
aliéntalos”. Una palabra hermosa. Significa hablarle a alguien al venir de cerca a su lado.
Hablar, como puede ver, no hay ningún atajo. Oveja a oveja, usted conoce a alguien que es
temeroso y está preocupado, y está sin esperanza todo el tiempo, y está triste, y no puede
enfrentar, superar los problemas de la vida. Tiene que acercarse y hablarle. Cultivar una
relación de amistad con ellos. Tienen la idea de venir a su lado para consolar, conformar, para
fortalecer, afirmar, animar, refrescar. Pero, no hay otra manera más que en una relación.
Podemos volvernos muy académicos con el discipulado. Pero, esto es todo. Las ideas de
comunión personal, íntima de cristianos que son más fuertes, y esto es un gozo. Ustedes no
lo saben, pero, hay personas en esta iglesia que encajan en esta categoría, con las que me
encuentro regularmente, simplemente para darles una nueva dosis de certeza. Lo cual disfruto
mucho, por el privilegio de hacerlo.
No hay que esperar nada más que acercarse en una comunión intima de cristianos, que son
más fuertes y alientan de manera tierna a esa persona. Será muy parecido a lo que Pablo dice
en el capítulo 2 versículo 7 de 1 de Tesalonicenses, donde dice: “Antes fuimos tiernos entre
vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro
afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino
también nuestras propias vidas; tomarlos, acercarlos a nuestro pecho, y cuidarlos,
amamantarlos”.
Aliento tierno. Esto puede incluir el aliento de comunión personal, el aliento de oración al Dios
de todo aliento, el aliento de esperanza del evangelio, el aliento de una salvación segura, el
aliento de Dios como un Dios soberano, con propósito, y providencia para afectar su voluntad.
El aliento del amor de Cristo, el aliento de la resurrección final, el aliento de compartir en los
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sufrimientos de Cristo, sea cual sea el aliento.
Si la iglesia va a ser poderosa y crecer, y ser fuerte, va a ser cuando enfrentemos a los que se
desvían, enfrentamos a los preocupados; personalmente, porque cuando alineamos a los que
se desvían, y metemos a los que se preocupan en la aventura, hemos quitado el
impedimentos para que la iglesia pueda moverse.
Después están los débiles. En el versículo 14, él dice simplemente: “Sostengáis a los débiles”.
Este es el grupo número tres, los débiles. Entonces, ¿qué quieres decir con débiles? Bueno,
débiles en fe, ciertamente podría ser un elemento de esto. Hemos identificado por el apóstol
Pablo, en 1 de Corintios 8 al 10, y en Romanos 14 y 15, un concepto que se llama el hermano
más débil. ¿Se acuerda de eso?
Lo único que significa, es que su fe es débil. Él no tiene una fe lo suficientemente fuerte, como
para experimentar toda la libertad que le pertenece en Cristo. La fe es débil. Una fe débil, crea
un problema. ¿Cuál es ese problema? Una fe débil, significa que esa persona es muy
susceptible a la tentación y al pecado. Es una hipersensibilidad al pecado. De hecho, son tan
hipersensibles al mismo, que ven cosas como pecado, que realmente no son pecado en
absoluto. Y entonces, tienden a retraerse.
Y Pablo dice: “No puede imponer eso. No pueden forzar a la persona, quien es débil en la fe,
demasiado rápido. De lo contrario, los van a empujar a cierta libertad o a alguna experiencia
que realmente no están listos para enfrentar, alguna tentación que no están listos para
enfrentar.
Por ejemplo, digamos que usted se había convertido de la doctrina de la adoración pagana, y
adoraba a Artemis, o a Diana de los Efesios, un dios falso. Digamos que usted se convirtió a
Jesucristo, y alguien le servía una cena, y usted decía: “Oye, esta comida está muy bien.
¿Dónde la conseguiste?” “La compré en el templo. Fue carne que se le ofreció a Diana”. Y, se
lo está dando, y él suspira y dice: “No puedo comer carne ofrecida a ese ídolo”. Y, usted dice:
“Oye, eres libre en Cristo. Un ídolo no es nada. Y, la carne ofrecida a un ídolo no es nada. La
Biblia dice todo eso”.
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Pero, el problema es que tan pronto como participa de esa carne, eso lo lleva de regreso a la
situación de la que salió, todo el paganismo, y toda la idolatría, y toda la inmoralidad, toda la
basura que era parte de ese sistema falso, viene a la mente de ese hombre, hasta que su fe
es lo suficientemente grande, como para que él ha abrazado con suficiente fuerza la
transformación de su vida. Eso va a ser que él peque en su propia mente, porque él va a
revivir todo eso. Usted no puede empujar a ese hombre tan rápido.
Como puede ver, la conciencia no es moral. La conciencia simplemente activa lo que su
mente cree que es moral o inmoral. Y, su conciencia es demasiado débil, y está demasiado
apegada al pasado, como para liberarlo, para conducirse de esa manera. Entonces, no lo
empuje. De lo contrario, va a empujarlo ahí al acantilado. Y, habían algunos que eran débiles,
débiles en su fe. No podían disfrutar de la libertad en Cristo. Eran susceptibles a una
conciencia herida, que podía llevarlos a más pecado y más debilidad. Pero hay otro, y quizás
un grupo más directo aquí en mente, y esos son los que son moralmente débiles.
Pablo usa esta palabra en el Nuevo Testamento con mayor frecuencia, en la mayoría de las
veces, para referirse a susceptibilidad, a pecar, o simplemente ser susceptible a pecar. Estas
son las personas débiles, que usted apenas las acaba de sacar del agujero de pecado, y las
acaba de desempolvar, y se acaban de volver a caer ahí. Estas son las personas que les
parece tan difícil hacer la voluntad de Dios. Estas son las personas que siguen cayendo en los
mismos pecados una, y otra, y otra vez, y usted trabaja tanto en sacarlos de ahí, y ahí van
otra vez.
Y, creo que estos son los que Santiago tenía en mente en Santiago 5:14, en donde dice: “Hay
alguno en”, y la palabra enfermo, normalmente se da, pero, la palabra es lo mismo que la
palabra débil aquí. “¿Hay alguno débil entre vosotros? Vaya a los ancianos”. ¿Por qué?
Porque son fuertes, y los van a sostener, y van a orar por ustedes. Y, si han cometido
pecados, les serán perdonados. Métanse ahí, con los espiritualmente fuertes, cuando sean
débiles espiritual, moralmente.
La iglesia está llena de este tipo de personas. Créame, son impedimentos y piedras de
tropiezo. Retrasan el desarrollo de la iglesia, el crecimiento, y el poder de la iglesia. ¿Qué
debemos hacer con ellos? Ayudarlos. La ayuda es una palabra tan simple, para un concepto
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tan magnífico en el griego. La palabra griega, significa sostener firmemente, agarrar, sostener
firmemente, aferrarse, apoyar, detenerlos. Gálatas 6:1 dice: “Si un hermano es sorprendido en
alguna falta, ustedes que son espirituales”, ¿qué? Levántenlos, levántenlo. Y después, él dice:
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros”. Ese es el segundo paso. Sosténgalo.
Sosténgalo. Apóyelo.
¿Cómo hace eso? De nuevo, es intimidad. Usted viene a su lado. Así es como la iglesia
crece, cuando las ovejas comienzan a cuidar de las ovejas, cuando comienzan a preocuparse
a tal punto, que se acercan a los que se desvían, y los amonestas. Cuando se preocupan a tal
punto que se acercan a los que se preocupan, y los alientan. Cuando se preocupan lo
suficiente, como para ir con los débiles, y los sostienen. Eso significa involucramiento.
Algunas veces, puedo pensar en un joven en particular que me vino a ver, quien estaba
luchando con la homosexualidad. Él había entregado su vida a Cristo, y estaba de nuevo con
batallas muy fuertes de años y años de vida pasada, y homosexualidad, y sin poder
divorciarse de lo mismo, y cayendo otra vez víctima de ciertos actos homosexuales. Y, vino
sin esperanza total, aplastado, y en lágrimas vino, y me dijo: “No puedo superarlo. No puedo
superarlo. No lo puedo dejar”.
Yo le dije: “Bueno, quiero ayudarte”. Yo le dije: “No tengo el tiempo simplemente de estar
contigo todo el día para cuidarte, pero, te voy a decir lo que quiero que hagas. Dame un
pequeño cuaderno”. Le dije: “Quiero que escribas todo día de la semana en una página, y
después quiero que cada día, al final del día, escribas todos los actos homosexuales que
hiciste en ese día, fuera que estuviste solo o con alguien, o si simplemente estabas leyendo
algún material. Lo que estés haciendo. Cualquier cosa que incitó tu homosexualidad, cualquier
cosa que sientes que fue una contaminación, quiero que lo escribas y lo detalles, y al final de
la semana, quiero que lo traigas, para que lo pueda leer todo”.
Bueno, siete días después él vino, y él entró por la puerta, y él no estaba llorando. Él estaba
sonriendo, y dijo – y, lo saludé, y le dije: “¿Tienes tu pequeño cuaderno?” Él dijo: “Sí”. Pero,
dijo: “Hay muy poco en él. Solo unas cuantas veces en mi mente, y cuando estaba luchando
la tentación, pero, realmente no hice nada”. Y, yo le dije: “¿En serio?” Y, yo dije: “¿Cuál fue la
diferencia?” Él dijo: “¿Piensas que yo quería traer ese cuaderno aquí, para que tú leyeras
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eso?”
Esa es una manera simple, para que yo lo pudiera sostener. Simplemente crear rendición de
cuentas. Usted tiene que sostenerlos. Este es el crecimiento de la iglesia. Olvídese del resto
de las cosas. Queremos que una iglesia crezca. Así es como usted hace que crezca una
iglesia.
Después está el grupo cuatro, los cansados. Él dice: “Que seáis pacientes para con todos”.
Bueno, usted tiene que aclarar lo que es todos. El todos, tiene que referirse a la gente con que
fácilmente podemos impacientarnos. “Sean pacientes con todos los hombres. Sean pacientes
con todos los hombres que prueban su paciencia”.
Es fácil frustrarse, es fácil enojarse, es fácil decepcionarse, desanimarse, exasperarse con
algunas personas. Usted da tanto, usted da tanto, usted da tanto, usted da tanto. Y, obtiene
tan poco.
Me ha pasado. A usted le ha pasado en relaciones de discipulado. Usted ha discipulado a
gente por suficiente tiempo, y usted sabe lo que es que lo decepcionen de manera seria,
seria. Y, la iglesia está llena de esas personas, que se sientan, y son ensenadas, y son
preparadas, y son discipuladas, y son exhortadas, y son fortalecidas, son inspiradas, son
motivadas, son alentadas, y crecen a una velocidad casi imperceptible. Nunca parecen ser
normales en su desarrollo. Todo lo distrae. Todo hace que sean más lentos en la carrera. Les
es muy difícil enfocarse. Son indisciplinados en asuntos espirituales, indisciplinados en los
medios de la gracia. Simplemente, pueden romper el corazón.
Hay muchos pastores que han sobrevivido a los que se desvían, que inclusive han sobrevivido
a los que se preocupan, que han sobrevivido a los débiles, pero, han sido sacrificados en el
altar de los que los exasperan. Simplemente, se han rendido ante la gente que se cansa. Y,
finalmente se dicen a sí mismos: “Estoy entregando mi vida entera a esto, y me muevo rápido,
y avanzo, y no puedo hacer que ellos muevan. Simplemente no se mueven. Están
preparados, pero, no hacen aquello para lo que los hemos preparado. Están instruidos, pero,
no viven lo que les hemos enseñado que vivan”.
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Eso es muy, muy difícil. Puede oírlo usted en la voz de Jesús, Él dice en exasperación, hasta
cierto punto corto de pecado: “Oh, hombres de poca fe”. Digo, ¿cuándo es que ustedes,
cabezas de piedra, van a entender esto? Y, ¿qué es lo que Él dice que haga usted con este
tipo de personas? Sea paciente. Dice usted: “¿Qué tan paciente?” Más paciente de lo que
usted ha sido. Dice usted: “¿Qué tan paciente?” Tan paciente como Dios es con usted. Oh,
¿así de paciente? Uh-huh. Eso es bastante paciente.
Podríamos entrar al Antiguo Testamento, si tuviéramos tiempo, y estudiar la paciencia de
Dios. Lea Éxodo 34:6. Lea Isaías 63 versículos 7, 8 y 9. Muchos otros lugares. Pero, usted
sabe, sin entrar a un versículo de la Biblia, qué tan paciente Dios es con usted. ¿No es cierto?
Así de paciente usted debe ser con alguien más.
Pedro dijo: “Señor, ¿qué tan paciente? ¿Siete veces?” El Señor dijo: “No. 70 veces siete”.
¿Así se paciente? Sigan haciendo lo mismo. ¿Así de paciente? Acérquese a esas personas
que lo exasperan a usted, y sea paciente. Sea paciente. Los que se desvían, necesitan
amonestación. Los que se preocupan, necesitan aliento. Los que son débiles, necesitan
apoyo. Y, los que están cansados, necesitan paciencia.
Como puede ver, lo que él está diciendo, es que tenemos que enfrentar con cada persona en
compasión, amor personal, cuidado personal, preocupación personal. Así es como la iglesia
crece. Así es como se limpia a sí misma.
Finalmente, los peores de todos los impíos. ¿Qué hacemos con ellos? Bueno, conozcámoslos
primero. Están en el versículo 15. Tienen un versículo simplemente para ellos mismos. “Mirad
que ningún pague a otro mal por mal”.
Ahora, la implicación aquí, claro, es que si Dios está prohibiendo la venganza, la suposición
es que alguien le hizo algo a usted. Alguien le pagó a usted mal, kakos, impiedad, algo bajo,
maldad. Esta, creo yo, es la circunstancia más difícil que nosotros como cristianos
enfrentamos, el abuso más severo. El trato más doloroso, es impiedad, no del mundo, si no de
nuestros hermanos y hermanas. Ese es el dolor más profundo, y nuestra fe cristiana, debe
funcionar en este nivel. Así debe ser.
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Entonces, Pablo está diciendo: “Mira. Hay personas en la iglesia que te van a lastimar. Van a
hacerte maldad. Van a dañarte directamente con palabras impías, te van a atacar de frente.
Van a dañarte indirectamente mediante calumnia y chismes, y hablar mal a otros de ti.
Algunas veces te van a dañar directamente, al mantener fuera de su comunión, al eliminarte
de su círculo social, al sacarte de su ministerio por celos, envidia, odio, amargura, o enojo.
Quizás, lleguen a dañarte directamente al robar tu virtud, en pecado sexual, al romper tu
matrimonio, al quitar algo preciado, al influenciar a alguno de tus hijos hacia la impiedad. Van
a dañarte indirectamente, al llevarte al pecado”. Hay personas en la iglesia, créame, que van a
hacer impiedad en contra de otras personas. Es daño maligno. Sucede en la iglesia.
Calumnia, chismes, pecado sexual.
Por cierto, antes de que usted haga eso, necesita ver de cerca Mateo 18, porque Mateo 18,
ahí Jesús dice: “Usted, tú vas a estar mejor con una piedra de molino amarrada a tu cuello y
ahogarte en el mar, que dañar a otro creyente”. Más vale ahogarte por una piedra, que dañar
a uno de estos pequeños que creen en mí. Ese no es un bebé. Ese es un creyente.
De hecho, Él dice: “Si tu mano está cometiendo el daño, córtala. Si tu pie está cometiendo el
daño, córtalo. Si tu ojo está cometiendo el daño, arráncalo. Ay del que coloca la piedra de
tropiezo a uno de los pequeños que me pertenece a mí. Son tan preciados para mí, que mis
ángeles siempre están viendo el rostro del Padre, que está viendo a sus pequeños, y cuando
el rostro del Padre, frunce el ceño con preocupación, los ángeles salen a ayudar a los
pequeños”.
Entonces, si usted está jugando con el pueblo de Dios, usted está jugando con estos que son
preciados para Dios, no obstante, lo sabe. Los cristianos van a pecar contra otros cristianos.
Y, ¿qué debemos hacer al respecto? ¿Cómo tratamos a los impíos? Él dice: “Mirad que nadie
pague a otro mal por mal”. No se vengan. Es un mandato a toda la iglesia, en el imperativo
plural.
No hay lugar para la venganza en ningún lugar en la iglesia. No hay lugar alguno para la
venganza personal. El único que tiene el derecho de vengarse, ¿es quién? Dios. Escuche
Romanos capítulo 12, el cual, como dije antes, es un paralelo muy cercano a este texto. En
Romanos 12, Pablo explícitamente, versículo 19: “No os venguéis amados, si no dad lugar
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para la ira de Dios”.
No se meta usted en la ira y se vengue. Deje lugar para la ira de Dios, porque escrito está, y
aquí él está citando del Antiguo Testamento: “Mía es la venganza. Yo daré el pago, dice el
Señor”. “Mía es la venganza. Yo daré el pago. Yo me encargaré de eso, tú no. Por otro lado,
si tu enemigo tiene hambre, aliméntalo, si tiene sed, dale de beber, y al hacerlo, amontonarás
carbones encendidos de culpabilidad sobre su cabeza. No seáis vencido por el mal, si él te
hace mal, sino vence ese mal con e bien que tú le haces”. ¿Ve eso?
Ahora, usted puede regresar a 1 de Tesalonicenses. El único que tiene el derecho de
vengarse, es Dios. Dice usted: “¿Qué hay acerca de ojo por ojo, y diente por diente, y vida por
vida?” Ese fue un mandato gubernamental, en donde el gobierno tenía el derecho de castigar
por igual al criminal. El gobierno tenía el derecho de tomar una vida por vida, ojo por ojo, y
diente por diente. Esa nunca fue una instrucción para la venganza personal. Eso es lo que
Jesús quiso que los discípulos entendieran, y los judíos escucharan en el Sermón del Monte,
cuando dijo: “Sí, ustedes supuestamente deben odiar a su enemigo. Han pervertido la Ley de
Dios a ese grado. Yo estoy aquí para decirles que deben amar a su enemigo, y deben hacer
bien a aquellos que les hacen mal a ustedes”.
Entonces, ¿cómo debemos tratar a aquellos que nos hacen mal? Siempre, siempre, siempre
buscamos apasionadamente, buscamos con celo aquello que es bueno, hermoso, noble,
excelente. En otras palabras, dice usted: “Bueno, a pesar de lo que me han hecho, voy a
hacer todo lo que pueda hacer, para hacerles el bien, para hacer lo que es noble, y excelente
para ellos. En un acto de amor, voy a devolver su hostilidad con bondad. Y, no solo para ellos,
si no para toda persona. Para toda persona. Para todos los hombres, especialmente en la
casa de la fe”. Pablo dijo en otro lugar, pero, a todo mundo.
Un rebaño que está creciendo, un rebaño que está creciendo, se caracteriza por movimiento
en la fe, amor, pureza hacia la plenitud de la estatura de Cristo. Esa es una iglesia que crece.
Ese crecimiento es estorbado, por los que se desvían, y los que se preocupan, y los que son
débiles, y los que se cansan, y los impíos. Y, si la iglesia va a crecer, no va a crecer, porque
alguien descubre alguna estrategia para darle la vuelta al problema. Va a crecer, porque los
pastores y las ovejas se unen, en relaciones íntimas en las que amonestan a los que se
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desvían, alientan a los que se preocupan, sostienen a los débiles, son pacientes con los que
cansan, y devuelven bondad amorosa a los impíos.
Y, conforme una iglesia adopta esa forma, será una iglesia creciente y poderosa. Necesitamos
comprometernos para que la iglesia sea lo que la iglesia realmente es. Y, aquí está.
Padre, te damos gracias en esta mañana, por estos momentos breves que nos has dado, para
adorar, y para que nuestros corazones y mentes sean confrontadas por tu verdad. Sella esto
en nuestros corazones. Ayúdanos a tener la relación correcta entre ovejas y ovejas, para que
podamos ser el tipo de iglesia que Tú puedas usar de una manera poderosa. Y, te daremos
gracias, por un privilegio como ese, en el nombre de Cristo. Amén.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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