ENSAYO
AUTORA:
“EL PENSAMIENTO DE SIGMUND FREUD”
Sigmund Freud, es considerado padre de la teoría psicoanalítica y una de las
figuras intelectuales más destacadas del siglo XX. Sostiene en su teoría
psicoanalítica que gran parte de lo que el individuo piensa y hace está dirigido por
procesos inconscientes.
A pesar de sus deficiencias que presenta como una teoría científica, el informe
psicoanalítico de la personalidad sigue siendo una de las teorías de la
personalidad más completa e influyente de los últimos tiempos. Su impacto se
extiende mucho más allá de la psicología, y está presente en las áreas del saber
humano como son las ciencias sociales, las artes y la sociedad en general.
Es verdad que actualmente el papel de la teoría psicoanalítica es menos
destacado que hace cincuenta o sesenta años, muchas de sus ideas han pasado
siguen formando parte de la ideología dominante del pensamiento psicológico.
Freud no tuvo la intención de crear una teoría psicológica, pero llegó a desarrollar
un método que explicaba las etapas psicológicas del hombre en su totalidad. Inició
estudiando el trastorno mental, formándose muchas interrogantes de sus causas.
Surgiendo de esta manera una teoría general del dinamismo psíquico, de su
evolución a través de distintos períodos de desarrollo y del impacto de la sociedad,
la cultura y la religión en la personalidad, además de crear una forma de
tratamiento de los trastornos mentales. Logró formular una teoría psicológica que
abarcaba la personalidad normal y anormal, y que incidía en todos los campos del
saber: la sociología, la historia, la educación, la antropología y las artes.
Para el psicoanálisis los sueños son alucinaciones que ocurren cuando se
duerme, y cumplen una función: permitir que el sujeto descanse profundamente.
Es decir que al dormir acontece que las energías del “Yo” disminuyen de
intensidad, consecutivamente los deseos reprimidos pueden abrirse paso a la
consciencia; entonces pueden originar un sueño en que aquéllos se satisfagan de
manera alucinatoria. En conclusión podemos definir los sueños como la
realización enmascarada de todos los deseos reprimidos de las personas.
Como la mayoría de los sueños pueden ser considerados como una sustitución
para estos deseos escandalosos, el material que corresponde a las ideas sexuales
en el sueño no puede ser representado de manera directa, sino ser reemplazado
por insinuaciones y otras formas indirectas de representación. Para esto, el sueño
se sirve de los símbolos que hacen referencia a este material sexual pero que no
lo representan directamente. Como el soñador no suele conocer el significado de
los símbolos sexuales, el sueño permanece oscuro para él. Este mecanismo de
distorsión supuesto por Freud, que representa un compromiso entre la necesidad
de represión y la de la realización del deseo, permitió a Freud considerar que la
función de los sueños es la de preservar el sueño. Y creó la famosa imagen de los
sueños como “el guardián del sueño”.
Otro de los estudios de gran importancia es sobre los instintos, enfatizando que
son las fuerzas que actúan tras las tensiones causadas por las necesidades del
ello. Son esencialmente conservadores ya que, de todo estado que un ser vivo
alcanza, surge la tendencia a restablecerlo en cuanto haya sido abandonado. A
través de lo señalado vemos que se puede distinguir un número indeterminado de
instintos en casa una de los sujetos.
Como resultado del período infantil en el que el hombre vive en dependencia de
sus padres, se forma otra instancia del aparato anímico que persiste a la influencia
de los padres, denominada el super-yo. El super-yo es el aspecto moral y judicial
de la psiquis porque reúne las exigencias y las normas que, como ya hemos visto,
son recibidas por la influencia de los padres, siendo internalizadas por el sujeto.
Pero naturalmente, en la evolución de los individuos también influyen los aportes
de sustitutos y sucesores de los padres, como los maestros y profesores. Existen
dos etapas en la evolución de la conciencia moral. En la primera es exterior, luego
se interioriza: las influencias de los padres son asimiladas por la psiquis de la
persona, convirtiéndose en energías psicológicas.
De esta manera desarrolla la conciencia, haciendo que la realización de los actos
impulsados por el ello esté atrasada por una etapa intermedia: la observación y la
reflexión. Por esto, en el yo se sustituye el principio del placer por el de la realidad,
haciendo posible la adaptación al medio. Frente al mundo exterior el yo percibe los
estímulos y acumula en la memoria experiencias sobre éstos. También evita a los
que son demasiado intensos y enfrenta por adaptación a los estímulos
moderados. Finalmente, aprende a modificar el mundo exterior para adecuarlo a
su conveniencia. Por otra parte, hacia el interior, es decir frente al ello, conquista
el dominio sobre las exigencias de los instintos, decidiendo si las satisface o no.
En caso de no dar satisfacción a los impulsos del ello, se genera la represión.
La actividad psíquica se origina por la acción de los impulsos inconscientes o
instintos. A la energía psicológica que deriva del instinto, Freud la denomina la
"libido". Para éste, lo psíquico está vinculado a lo biológico y, en definitiva, es un
sistema de fuerzas que tienen como objetivo la adaptación del organismo al medio
y su conservación. Esta teoría constituye el fundamento de su concepción ya que
Freud sostiene que los factores sexuales son decisivos para la formación de la
neurosis. En el transcurso de sus estudios encontró que lo sexual ocupaba un
lugar dominante.
La vida sexual no comienza sólo en la pubertad, sino que se inicia con evidentes
manifestaciones poco después del nacimiento y sigue un proceso evolutivo
perfectamente reglado. Después de un incremento progresivo en el cual el niño
presenta un impulso de placer sexual y experimenta un desarrollo determinado
con diferentes estados (oral, anal y fálico), alcanzando su máximo hacia el final del
quinto año, cae luego en un intervalo de reposo o latencia. Mientras dura este
período, el proceso se detiene, gran parte de lo aprendido se pierde y la actividad
sufre una especie de retroceso. Al finalizar la latencia, la vida sexual recomienza
en la pubertad.
El ser humano después de su nacimiento sigue mostrándose en una actitud de
fusión con su madre, fusión que empieza a quebrarse a partir de la fase fálica, en
la que a partir de la función paterna, el niño y la madre han de renunciar a esa
“célula narcisista”. Esto facilita que el niño se identifique a su padre, aceptando
una cierta dosis de castración y al mismo tiempo produciéndose la posibilidad de
desear a otros objetos. En la niña el Edipo tiene una suerte de complejidad por el
hecho de tener que ser llevado a cabo en dos tiempos, el pasaje de la madre al
padre, pero esto no nos lleva a hablar de un complejo de Electra, término que
Freud desautorizó desde un primer momento.
Un niño enamorado de su madre y una niña de su padre es muy posible si tienen
entre tres y seis años de edad Ellos experimentan una etapa de desarrollo en
donde tal situación se hace normal. De acuerdo al análisis psicosexual realizado
por Freud, los niños pasan por cinco etapas en la cuales sus zonas erógenas se
convierten en centro de atención. La primera fase es la oral y se da desde el
nacimiento hasta los 18 meses, seguida por la etapa anal hasta los tres años.
Continúa con la etapa fálica que va desde los tres hasta los seis años. Luego
viene, el periodo de latencia, que comienza a los seis años y abarca hasta lo
pubertad. Por último, sucede la etapa genital.
Top Related