MATEMÁTICA III
NOMBRE: Freddy Lapo
CODIGO: 497
ENSAYO
La Ceguera
Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre, y eso es lo que realmente
somos. Una de las tantas reflexiones fulminantes de Saramago nos comunica
en el transcurso de las páginas, refiriéndose a la condición humana cuando no
hay una autoridad definida que gobierne y coordine. ¿Podríamos confiar en
alguien?, solo podemos confiar en nuestros propios instintos. Eso nos
demuestra lo que una persona perdida y desesperada puede hacer si no puede
ver y sólo debe confiar en sus demás sentidos. Al intentar convivir varias
personas en un solo lugar y sin una guía principal se verá varias reacciones
como: la maldad y el egoísmo de la persona, la caridad y ayuda a los demás.
La historia se adentra en el interior del ser humano frente a una situación
límite que despierta el instinto básico: la sobrevivencia. Al poco tiempo que
nos sumergimos a una historia que al acércanos cada vez a la parte critica de
la novela nos va transmitiendo una aterradora parábola acerca del ser humano,
que encierra lo más sublime y miserable de nosotros mismos, es difícil creerlo
pero finalmente como espectadores juzgaremos lo que la ceguera no es más
que “ceguera que simboliza ceguera”, pues el ensayo nos dice que no somos
capaces de ver nuestros defectos, quiénes somos, o qué queremos ser. Las
miserias de la humanidad son invisibles para la propia humanidad.
El tiempo transcurría normalmente para aquel hombre, que se encontraba en
su auto dirigiéndose a lo desconocido, me imagino que seguía su rutina como
todos: al trabajo, al mercado o quién sabe dónde seria su destino. Llegando al
paso peatonal y el semáforo en rojo, se detuvo, pero algo misterioso paso con
aquel hombre, tuvo un inconveniente con su visión, todo se desvaneció para
él.
El hombre entro en estado de pánico, no sabía lo que estaba pasando, una
persona generosa entro a rescatarlo del murmullo de la gente y el ruido del
tráfico que se encontraba al fondo de la carretera, dispuso llevarlo y
estacionar su auto cerca de su casa que no quedaba muy lejos del incidente. El
hombre todavía estaba desconcertado de lo que había pasado, todo sucedió
repentinamente sin razón alguna. Aquella persona lo dejo dentro de su casa,
agradeciendo el hombre ciego y a la vez desconfiando de su amabilidad, ¿qué
persona llega a conocer totalmente a un desconocido en 5 minutos?
Al reconocer el ambiente familiar en el interior de su casa, mantuvo una
postura serena e inquieta a la misma vez por perder la visión
inexplicablemente. Iba reconociendo poco a poco el espacio mientras se
guiaba solo con su percepción y su tacto, llego a derrumbar un jarrón de
flores, a lo mejor su mujer lo dejo ahí u olvido que tenía un jarrón, se
cuestionaba. Tratando de reparar lo sucedido, se hirió con los vidrios del
jarrón, se remendó el dedo con un pañuelo que cargaba, decidiendo mejor
acostarse en el sofá, perdiendo así la noción de la realidad y encontrar alguna
razón lógica de la causa de su ceguera, ya que todo lo que observaba era
luminoso. Al llegar su mujer, desconocía lo había sucedió, al ver el agua que
se deslizaba sobre el suelo y al ver a su esposo recostado con flores sobre él,
mientras el hombre deseando que todo lo acontecido sea un sueño y que al
abrir los parpados pudiera ver, sabía que era imposible. Cuando despertó todo
se tornó blanco sin haber notado que su mujer estaba delante de él, conto a su
mujer lo ocurrido. Sin poder retener su llanto, trataba de hallar un médico.
Resuelta absurdo creer que alguien perdiera la vista de la nada, y aun así, se
sabe que no es ceguera ya que, aquel hombre confirmaba que no se oscurecía
al abrir sus ojos, sino más bien veía todo luminoso como si fuera un “mar de
leche”.
Ya al llegar al consultorio se encontró con un grupo de personas que al parecer
también tenían problemas visuales, una joven con gafas, un señor de edad que
llevaba vendado un ojo y un niño que estaba junto a su madre, al parecer nadie
era ciego, pensaba el hombre ciego. La mujer lo condujo donde un asiento
vacío mientras ella esperaba parada, al salir la enfermera los llevo al
consultorio del oftalmólogo, sintiendo la presión de todos por no respetar el
orden de atención pero la enfermera explico la situación del hombre. El
medico al realizar las revisiones y pruebas de la ceguera del hombre concluyo
que no tenía nada, comentado a la mujer del hombre que era el primer caso
que había visto durante toda su carrera profesional.
Al finalizar la consulta, el medico mando al hombre, realizarse unos exámenes
minuciosos para poder determinar la causa de la ceguera. El hombre ciego ya
dándose la idea de no haber cura para recuperar la vista, perdió las esperanzas.
Al llegar a casa tomo una siesta, soñó lo ocurrido y que se quedaba ciego.
La persona que había ayudado bondadosamente al hombre que había perdido
la vista, aprovecho la situación, hubiera pensado algo similar a ganarse la
lotería, ya que al llevar el auto del hombre ciego, lo hurto. No fue más que un
ladrón amable que por naturaleza de los humanos, a veces resulta afectar a las
personas más insensatas que pudiera existir. Esta persona se encontraba en un
dilema, llego a sentir culpabilidad de lo que hizo, estudiaba cada detalle de los
acontecimientos que presencio antes de ayudar al hombre, se encontraba
caminando como cualquier transeúnte, disimulando sus malévolas intenciones
ya que por el lugar se paseaba una patrulla policial, cuando de repente vio
aquel hombre en el volante y el semáforo alumbrando la luz roja.
Mientras conducía sentía que le fuera a pasar lo mismo, mirando fijamente el
volante que sostenía con sus manos y a la vez recordando las imágenes de
aquel hombre que sostenía el volante que el conducía. Llegando a su destino
trato de olvidar lo que se había imaginado, no acabo de dar unos treinta pasos
y se quedó ciego.
En el consultorio, ya quedaba un último cliente, era el señor de edad. El
médico le había dicho que tenía que operarse en cierta fecha y otras
indicaciones, el señor tenía catarata. El oftalmólogo, sabiendo que no se
encontraba ningún otro paciente, regreso a su consultorio, llego a repasar la
consulta que tuvo con el hombre que se había quedado ciego, propuso varias
hipótesis, aunque no seguro de lo que percibió del hombre puesto que no
presenciaba ninguna anomalía que el supiera, llamo a un colega y le comento
lo que presencio, los dos habían quedado de acuerdo en una cita con el
hombre.
Al llegar a casa, el oftalmólogo todavía sentía la curiosidad acerca de lo que le
sucedida a su paciente, así que reviso cada uno de los libros que tuvo durante
sus estudios en su facultad y otros actuales. Podría tratarse de un caso extraño
de ceguera psíquica o de amaurosis, aunque ninguna concordaba con las
características que dio aquel paciente, se preguntaba. Siguió leyendo,
despertando interés de hallar alguna explicación de lo que podría tener aquel
hombre, saliéndose poco a poco de su campo profesional, hallaba razones que
podrían contestar a la incapacidad de quedar ciego. Pasaba el tiempo, libros
regados sobre el tocador. Sintió que pasaba algo extraño, no recordaba si su
mujer había pasado cerca de donde él estaba, luego llego a recordar pero al
tocarse las manos, no pudo verlas, unos pocos minutos después noto que
estaba ciego.
A pesar de estos sucesos, es difícil creer que llegase a existir tal enfermedad,
hasta ahora no se sabe cómo se transmite esta epidemia, la única respuesta,
con los hechos que se han presentado seria solo por contacto visual, aun no se
puede asegurar tal anomalía que se presentó en aquel hombre y ahora en el
medico oftalmólogo.
La joven de las gafas, luego de ser atendida en el consultorio, se dirigió a una
farmacia, a obtener los medicamentos que le había recetado aquel médico, ya
saliendo del lugar, se embarcó en un taxi, durante el trayecto se imaginaba una
serie de acontecimientos que podría pasar a lo largo de la dulce noche de
lujuria, eso debió pensar, tenía una cita con un cliente. Se había puesto de
acuerdo con aquella persona en el sitio y la hora de encuentro, la joven resulto
ser apasionada por el sexo o quizás fue su profesión de actuar como amante
durante una noche.
Llegando al hotel, donde quedo en encontrase con aquel individuo, se dirigió a
la habitación, luego de poco tiempo la joven ya estaba desnuda, pasando por el
éxtasis del orgasmo, de repente sollozaba y luego gritaba pero no de esos
gritos apasionantes, sino de desesperación al quedarse ciega, distorsionada de
lo que le estaba pasando la policía llevo a la joven donde un familiar.
La policía había encontrado aquel ladrón bondadoso, que casualidad u
oportunidad tuvo el ladrón, ya que el robaba autos, sin embargo la dulce ironía
resulto opacar su vida tan pronto. El policía lo llevaba desde el brazo al
hombre con cierta delicadez, ya que el ladrón tropezaba muy seguido en el
trayecto a lo desconocido mientras se lamentaba de su desgracia, llegaba a su
casa donde una mujer salió a atender el llamado del policía, la mujer aterrada
de ver a su marido con el policía y aún más temiendo que el agente quisiera
incautar o revisar su vivienda, sabiendo que su esposo solo se dedicaba al robo
de autos, así que realmente no sabía lo que pudiera suceder. El policía solo le
entrego a su marido indicándole que se hiciese cargo de él.
Al recostarse el oftalmólogo, conociendo por lo que estaba pasando, ignoro el
hecho de haber perdido la vista y actuó natural a lado de su mujer. Al día
siguiente, al despertar sin más miramientos le dijo a su mujer que no veía
nada, ella asustada mientras el violentamente la alejaba del peligro al que se
exponía su mujer, insinuaba que podría por contacto, no tenía tan claro pero lo
que si sabía que todo surgió desde aquel hombre ciego que lo examino en el
consultorio. Preocupado por lo que realmente podría generarse en toda la
población, quería dar a conocer a sus superiores, pero tal burócratas no
entendían la magnitud de incertidumbre que se podría crear. El oftalmólogo
mejor se comunicó con el director del hospital donde el mismo trabajaba. El
director del hospital accedió a la información brindada por el médico y ofreció
enviar especialistas para que lo analizaran y también al paciente que estaba
involucrado en este “contagio”. Al llegar la ambulancia que fue solicitada por
el médico, acompañado de su mujer, el conductor enojado, dijo que solo el
medico podía abordar que ese era la orden de su superior, la mujer sin
pensarlo dos veces tuvo la ocurrencia de decir que también había quedado
ciega.
Es aquí donde la historia se desata. Tratados como verdaderos animales, los
ciegos intentarán sobrevivir a este ambiente hostil que los deshumaniza
lentamente.
La historia se adentra en el interior del ser humano frente a una situación
límite que despierta el instinto básico: el de sobrevivencia. Una de las tantas
reflexiones de Saramago dentro del relato se refiere a la condición humana
cuando no hay una autoridad definida que gobierne y coordine. Las
necesidades personales se anteponen rápidamente al bien común, y es que
cuando solamente el objetivo es la sobrevivencia es más sencillo pasar por alto
el hecho de que el ser humano vive en comunidad y sociedad, y no ajeno al
otro, conectado a otros seres vivos. En el grupo de ciegos algunos se
comportarán como es esperado, sin embargo otros intentarán mantener la
justicia. La mujer del médico (no conocemos un nombre específico dentro del
relato. Ninguno de los personajes lo tiene. Las reflexiones son tan universales
que pueden aplicarse a cualquier persona, porque en el fondo se comparten
muchos rasgos comunes de pensamiento y racionalidad) intentará equilibrar
las cosas. Siendo la única capaz de ver, al parecer se encuentra en una
posición privilegiada. O quizá no tanto. Antes sus ojos se desarrollan la
deshumanización de las personas.
En esta universal concepción de la raza, el autor comienza a diseccionar
posteriormente las escalas de poder que, se quiera o no, surgen. Ya les
mencionaba que la mujer del médico tenía cierta ventaja sobre el resto. Bueno,
con esta ventaja viene la responsabilidad de tener que ayudar a los demás por
consiguiente ella adquiere cierto poder dentro del grupo. En ocasiones se ve
forzada a liderarlos, contra su voluntad; ante esto ella bien podría sacar
ventaja personal, sin embargo no lo hace. Creo que en ella reside el conjunto
de valores que debería poseer una gran persona. La mujer de médico, con
todos sus errores, es una gran persona, y el autor alza su figura en justa
medida. Basta con mencionar que ella se sacrificó por su marido, diciendo que
estaba ciega cuando en verdad no lo estaba, solo para acompañar a su pareja a
aquel lugar que lo iban a llevar.
Con el paso del tiempo, la sobrevivencia es la única salida, para poder escapar
de las garras de la agonía que acecha a estas personas que intentan caminar a
ciegas en un mundo sin oscuridad.
Más de incontables personas llegaron a “contagiarse” de esta enfermedad
fatal, que al final las fuerzas de vivir y la voluntad, cambiando el panorama,
llegando a celebrar, por haber recuperado de nuevo la oportunidad de llegar a
ver.
El profundo egoísmo que marca a los distintos personajes en la lucha por la
supervivencia, se convierte en una parábola de la sociedad actual,
trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad
física.
Algo hace que esta novela sea muy particular. El autor se da el lujo de obviar
los nombres de los múltiples personajes. Sólo la exhaustiva descripción que
hace de cada uno de ellos permite que el lector los identifique claramente.
Uno de los numerosos protagonistas de la trama, por alguna circunstancia no
descrita por el autor, no se contagia de la enfermedad y para acompañar a su
cónyuge finge sufrirla. Este personaje se convertirá en el "guía" colocado en la
obra no solamente para los enfermos de la narración, sino para que los lectores
nos hagamos muchas preguntas. En especial: ¿cuál sería nuestro grado de
responsabilidad como personas que "vemos la luz" en un mundo de ciegos?
El comportamiento humano en una situación límite, en este caso la epidemia
de ceguera blanca. Es una obradura pero narrada de forma amena, casi como
un cuento, a veces recreándose en la desesperación de los protagonistas, a
veces narrando de forma simbólica como actúa el mundo entero. Es realmente
difícil de creer el inicio de una verdadera tragedia llegue a suceder de la nada,
al sumergimos más en la historia nos llega a invadir la curiosidad, indagación
aquel fenómeno que se presenta sin lógica alguna.
Con un final muy acertado y un envolvente estilo que, como ya se ha dicho, se
hace difícil al principio, Ensayo sobre la ceguera es una de las grandes novelas
sobre la condición humana. Aquí se podría tratar al hombre como aquel
despiadado, cruel y egoísta por naturaleza ante situaciones extremas.
No podemos negar que el comportamiento humano ante situaciones adversas
tiende a actuar a favor de nadie. La obra de ensayo sobre la ceguera quiere
relacionar sobre estos sucesos que se vinieron dándose poco a poco, sería lo
que en realidad está pasando.
En este momento nos damos cuenta que la gente sin saber la situación de una
persona no es lo suficientemente inteligente para crear juicios, que no
solamente son incorrectos e injustificados, y que solo nos preocupamos de
nuestros problemas y no nos damos cuenta de lo que les pasa a los demás.
El profundo egoísmo que marca a los distintos personajes en la lucha por la
supervivencia, se convierte en una parábola de la sociedad actual,
trascendiendo así el significado de ceguera más allá de la propia enfermedad
física.
El individualismo, la insolidaridad y la corrupción moral en el que se ven
sumidos los ciegos en su destierro forzoso son, en verdad, el diagnóstico que
hace el escritor luso de la sociedad occidental contemporánea. Sus miserias
son las nuestras, porque nosotros, teniendo la facultad de ver, nos hemos ido
quedando ciegos.
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