Enseñanzas del Papa Francisco. No.57
Enseñanzas del Papa Francisco. No.57
El 12 de mayo dijo refiriéndose a un pasaje de Hechos de los apóstoles:
“El Espíritu Santo es la presencia viva de Dios en la Iglesia. Es el que hace que la
Iglesia ande, el que hace que la Iglesia camine. Cada vez
más, más allá de los límites, hacia adelante.
El Espíritu Santo con sus dones guía a la Iglesia”.
Una comunidad de paganos acoge el
anuncio del Evangelio y Pedro es testigo ocular de la bajada del Espíritu Santo
sobre ellos, pero primero duda en tener contacto con lo que siempre había creído “impuro”.
Y luego recibe duras críticas de parte de los cristianos de Jerusalén, escandalizados por el hecho de que su jefe había comido
con unos “no circuncisos” y hasta los había
bautizado.
“Un momento de crisis interna, algo que no se podía ni pensar.... Si mañana
llegara una expedición de marcianos, por ejemplo, y algunos de ellos vinieran
donde nosotros... Y uno dijera: ‘Pero, yo quiero el bautismo’. ¿Qué
pasaría?”.
“El Espíritu sopla
donde quiere, pero una de las
tentaciones más recurrentes de quien
tiene fe es la de ponerle trabas en el
camino y de desviarlo hacia
una dirección, en lugar que hacia otra.
Una tentación que no faltaba tampoco en los albores de la
Iglesia”.
“Sin embargo, Pedro comprende su error cuando una visión le ilumina una verdad
fundamental: nadie puede llamar “profano” lo que ha sido purificado por
Dios. Al narrar estos hechos a la muchedumbre que lo
critica, el Apóstol los tranquilizó con esta afirmación: ¿Si por lo tanto Dios les ha dado el mismo don que nos dio a nosotros, por
haber creído en el Señor Jesucristo, quién soy yo
para poner impedimentos a Dios?”
“Cuando el Señor nos
indica el camino ¿quiénes somos
nosotros para decir: ‘¡No Señor, no es
prudente! No, hagamos así...? Y Pedro en esa
primera diócesis – la primera diócesis fue Antioquía – toma esa
decisión: ¿Quién soy yo para
poner impedimentos?’”.
“Esta es una bella palabra “para los
obispos, los sacerdotes y también para los
cristianos. Pero ¿quiénes somos
para cerrar puertas? En la Iglesia antigua,
incluso hoy, está el ministerio del
hostiario (era el que tenía la
llave y abría la Iglesia). Y ¿qué hacia el
hostiario? Abría la puerta,
recibía a la gente, la hacía pasar.
Pero ¡nunca fue el ministerio del que cierra la puerta!”
“Dios ha dejado la guía de la Iglesia “en
manos del Espíritu Santo”, que nos enseñará todo y “hará que nos
acordemos de lo que Jesús nos ha enseñado”
“No se puede comprender la Iglesia de Jesús sin este Paráclito, que el Señor nos
envía para ello. Y cumple estas opciones impensables
¡pero impensables!
Para usar una palabra de San Juan XXIII: es precisamente el Espíritu Santo el que actualiza la Iglesia: verdaderamente la
actualiza y hace que vaya adelante.
Y nosotros los cristianos debemos pedir al Señor la gracia de la docilidad al Espíritu
Santo. La docilidad a este Espíritu, que nos habla en el corazón, nos habla en las
circunstancias de la vida, nos habla en la vida eclesial en las comunidades cristianas,
nos habla siempre”
El 13 de mayo dijo: “¡La fe es un don de
Dios! Pero la fe viene si tú estás en su pueblo,
si tú ahora estás en la Iglesia, si tú te dejas ayudar por los sacramentos, por los hermanos, por la asamblea, si tú
crees que esta Iglesia es el Pueblo de Dios”.
Refiriéndose a las
lecturas del día que muestran
"dos grupos de personas“: "están los que se dispersaron a
causa de la persecución que
hubo" después de la muerte
de Esteban.
"Fueron dispersados con la semilla del
Evangelio y lo llevaron a todas partes".
Si bien primero hablaron sólo a los judíos, luego de manera natural, algunos llegados a
Antioquía, comenzaron a hablar a los griegos; abriendo poco a poco las puertas a los
griegos y a los gentiles”.
“Estos discípulos se dejaron llevar por el
Espíritu Santo, fueron dóciles y “terminaron abriendo las puertas a todo el
mundo: a los paganos, que para su mentalidad eran impuros”.
Éste "es el primer grupo de personas, las que son dóciles al Espíritu Santo" que
algunas veces “nos impulsa a hacer cosas fuertes: como cuando empujó a Felipe a ir a bautizar” al ministro de Etiopía “o cuando
empujó a Pedro para que bautizara a Cornelio”. "Otras veces,
el Espíritu Santo nos conduce con suavidad”.
“La virtud está en dejarse llevar por el
Espíritu Santo, el cual “obra hoy en la Iglesia, actúa hoy en nuestras vidas”.
“Alguno de ustedes podrá decirme: '¡Yo nunca le he
visto!'. 'Pero, presten atención a lo
qué sucede, a lo que les pasa por su mente, lo que
sienten en su corazón. ¿Cosas buenas?
Es el Espíritu, el que les invita a ir en esa dirección. ¡Eso requiere docilidad! La
docilidad al Espíritu Santo”.
“Sin embargo, hay un segundo grupo de
personas, el de los “intelectuales, que se acercan a Jesús en el templo: son los doctores de la ley”.
Jesús siempre ha tenido problemas con ellos "porque no acaban de entender, daban vueltas sobre las mismas cosas, porque creían que la
religión era solo una cosa de cabeza, de leyes".
Para ellos, era necesario "cumplir los
mandamientos y nada más. No se imaginaban que pudiera existir el Espíritu
Santo”. Interrogaban a Jesús, "querían discutir. Todo era cuestión de cabeza, de
intelecto". "En estas personas no hay corazón, no hay
amor, ni belleza, no hay armonía,"
es gente "que sólo quiere explicaciones”.
“Sin embargo, tú les das explicaciones, y ellos,
no convencidos vuelven con otra pregunta. Y así: dan vueltas y más vueltas… ¡como
dieron vueltas entorno a Jesús toda la vida, hasta el momento que llegaron a prenderlo y
a matarlo!”.
“Esta gente no abre el corazón al Espíritu Santo”,
creen que también las cosas de Dios se pueden entender sólo con la cabeza, con las
ideas, con las propias ideas. Son gente orgullosa. Creen saberlo todo.Y aquello que para ellos no entra en su inteligencia no es verdad. ¡Y tú puedes
resucitar un muerto delante de ellos, pero no te creen!”.
“Cristo va más allá y dice una cosa “muy
fuerte: ¡ustedes no creen porque no son parte de
mis ovejas! Ustedes no creen porque no forman parte del pueblo de Israel. Se han
marchado del pueblo. Están en la aristocracia del intelecto”. “Esta postura cierra el
corazón. Ellos han renegado de su pueblo”
“Esta gente se había apartado del pueblo de
Dios y por esto no podía creer”. “Aquella gente se había apartado,
no creía en el pueblo de Dios, creía sólo en sus cosas
y así habían construido todo un sistema de mandamientos que echaban fuera a la gente: echaban a la gente y no la dejaban entrar en
la Iglesia, en el pueblo. ¡No podían creer! Este es el pecado cuando se resiste al
Espíritu Santo”.
Son dos grupos de gente, “la gente de la
dulzura, humilde, abierta al Espíritu Santo y, por otro lado, la gente orgullosa, soberbia,
separada del pueblo, la aristocracia del intelecto que cierra las puertas y se resiste al
Espíritu Santo. Y ésta no es tozudez, es peor: es tener el
corazón duro. Y esto es más peligroso”.
“Pidamos al Señor la gracia de la docilidad al Espíritu Santo para ir hacia delante en la vida,
ser creativos, estar alegres, porque la otra gente no es alegre”, y también para pedirle que “nos ayude a defendernos de este otro
espíritu malo del orgullo, de la soberbia y de la cerrazón del corazón al Espíritu Santo”.
Respondiendo preguntas a seminaristas dijo:
¿cómo estar atentos para seguir siendo fieles a su vocación?.
“La vigilancia es una actitud cristiana”, vigilarse a sí mismo, “¿qué pasa en mi corazón? Porque es en mi corazón donde está mi tesoro. ¿Qué pasa ahí? Dicen los Padres orientales que se debe saber si mi corazón está en crisis o si
mi corazón está tranquilo”.
"Pero si hay una turbulencia, no
puedes ver lo que hay dentro. Como en el mar. No se ve a los
peces, cuando el mar está
así". Los padres rusos
decían: cuando en el corazón
hay turbulencias, ir bajo el manto de la Santa Madre de Dios.
“La primera antífona
latina señala que “en tiempos de
turbulencias, buscar el refugio debajo del manto de la Santa Madre de Dios”.
“Alguno de ustedes me
dirá, pero Padre en estos tiempos de tanta
modernidad buena, de la psiquiatría, de la
psicología, en estos momentos de
turbulencias, creo que sería mejor ir a ellos a que me ayuden”. “No
descarto eso, pero primero de todo se debe ir a la Madre, “porque el sacerdote que se olvida de la madre, sobre todo
en momentos de turbulencias, alguna
cosa le falta. Es un cura huérfano que se olvida
de su madre”.
El 14 de mayo dijo: “Hoy pensemos en lo que hace el Señor, Él viene siempre a sostenernos
en nuestra debilidad y esto lo hace con un don especial: el don de la Fortaleza.
1. Hay una parábola que nos ayuda a comprender la importancia de este don. Un sembrador va a sembrar; pero no todas las
semillas que siembra dan fruto. Las que terminan en el camino se las comen las aves;
las que caen en terreno pedregoso o entre espinas brotan, pero pronto se secan por el sol o ahogadas por las espinas. Solo las que caen en la buena tierra crecen y dan fruto.
Como el mismo Jesús cuenta a sus discípulos,
este sembrador representa al Padre, que difunde abundantemente la semilla de su
Palabra. La semilla, sin embargo, a menudo, choca con la aridez de nuestros corazones y, aun
cuando viene recibida, a menudo se mantiene estéril.
Con el don de la Fortaleza,
en cambio, el Espíritu Santo libera la tierra de
nuestro corazón, la libera del letargo,
de las incertidumbres y de todos los miedos que
pueden detenerlo, de modo que la Palabra del
Señor sea puesta en práctica, de manera
auténtica y alegre. Es una verdadera ayuda
este don de la Fortaleza, nos da
fuerza, incluso nos libera de tantos impedimentos.
2. Hay también momentos difíciles y situaciones extremas en las cuales el don de la Fortaleza se manifiesta de modo extraordinario, ejemplar. Es
el caso de aquellos que tienen que afrontar experiencias particularmente duras y dolorosas, que perturban su vida y la de sus seres queridos. La Iglesia resplandece por el testimonio de tantos hermanos y hermanas que no han dudado en dar
la propia vida, con tal de permanecer fieles al Señor y a su
Evangelio.
También hoy no faltan
cristianos que en tantas partes del mundo continúan celebrando y testimoniando
su fe, con profunda convicción y serenidad y resisten también cuando
saben que esto puede costar un precio muy alto. También nosotros, todos
nosotros conocemos gente que ha vivido situaciones difíciles, tantos dolores. Pensemos en aquellos hombres y en aquellas mujeres que llevan una vida difícil, luchan por
llevar adelante la familia, educar a los hijos, pero
esto lo hacen porque está el Espíritu de la Fortaleza
que los ayuda.
Cuántos, cuántos hombres y mujeres, de los
cuales no conocemos el nombre, honran nuestro pueblo, honran nuestra iglesia porque son fuertes, fuertes en el llevar
adelante su vida, su familia, su trabajo, su fe. Pero estos hermanos y hermanas nuestros
son santos, santos cotidianos, santos escondidos, en medio de nosotros. Tienen precisamente el don de la Fortaleza para llevar adelante su deber de personas, de
padres, de madres, de hermanos, de hermanas, de ciudadanos.
Tenemos tantos, tantos.
¡Agradezcamos al Señor por estos
cristianos que tienen una santidad escondida,
pero es el Espíritu dentro que los lleva
adelante! Y nos hará bien
pensar en esta gente, si ellos hacen esto, si ellos pueden hacerlo
¿por qué yo no? Y pedirle al Señor que
nos dé el don de la Fortaleza.
3. No se debe pensar que el don de la
Fortaleza sea necesario solamente en algunas ocasiones o situaciones particulares. Este don
debe constituir la característica esencial de nuestro ser cristianos en la normalidad de nuestra vida cotidiana. Como he dicho, en todos los días de la vida cotidiana tenemos
que ser fuertes, tenemos necesidad de esta Fortaleza para
llevar adelante nuestra vida, nuestra familia, nuestra fe.
El apóstol Pablo, ha
dicho una frase que nos hará bien escuchar: “Yo lo puedo todo en aquel
que me conforta”. Cuando llega la vida
ordinaria, cuando llegan las dificultades,
recordemos esto: “todo lo puedo todo en aquel que me conforta”. El Señor da la fuerza,
siempre, no falta. El Señor no nos
prueba más de lo que nosotros podemos
tolerar. Él está siempre con nosotros,
“todo lo puedo en aquel que me conforta”.
Queridos amigos, a veces podemos estar tentados
de dejarnos vencer por la pereza o peor, por el desaliento, sobre todo de frente a las fatigas y a
las pruebas de la vida. En estos casos, no perdamos el ánimo, invoquemos al Espíritu Santo para que, con el don de la Fortaleza, pueda aliviar
nuestro corazón y comunicar nueva fuerza y entusiasmo a nuestra vida y a nuestro
seguimiento de Jesús. Gracias.
El 15 de mayo dijo:
“No se puede comprender un cristiano solo, como no se puede comprender a Jesucristo solo. Jesucristo no cayó del cielo como un héroe que viene a salvarnos y
llega. No. Jesucristo tiene historia.
Y podemos decir –y es verdad–esto: Dios tiene
historia, porque ha querido
caminar con nosotros”.
Por tanto, “no se puede comprender a
Jesucristo sin historia. Así como no se puede comprender un cristiano sin historia, un
cristiano sin pueblo, un cristiano sin Iglesia. Es una cosa de laboratorio, una cosa
artificial, una cosa que no puede dar vida”.
“El pueblo de Dios camina con una
promesa”. “Es importante que tengamos presente en nuestra vida esta dimensión: la dimensión
de la memoria”.
“Un cristiano es un memorioso de la historia de su pueblo, es memorioso del camino que el
pueblo ha cumplido, es memorioso de su Iglesia. La memoria... la memoria de todo el pasado... Después,
este pueblo ¿a dónde va? Hacia la promesa definitiva”.
“Es un pueblo que camina hacia la plenitud; un pueblo elegido que tiene una promesa en el futuro y camina hacia esta promesa, hacia
el cumplimiento de esta promesa. Y, por ello, un cristiano en la Iglesia es un
hombre, una mujer con esperanza: esperanza en la
promesa. Que no es expectativa: ¡no, no! Es otra cosa:
es esperanza. ¡Esa que no defrauda!”
“Mirando hacia adelante, el cristiano es un hombre y una mujer de esperanza. Y en el
presente, el cristiano sigue el camino de Dios y renueva la Alianza con Dios.
Le dice continuamente al Señor: ‘Sí, yo quiero los mandamientos, yo quiero tu voluntad, yo quiero seguirte’. Es un hombre de alianza y la
alianza la celebramos todos los días en la Misa”. El cristiano,
es “una mujer, un hombre eucarístico”.
“Pensemos – nos hará bien esto hoy – cómo
es nuestra identidad cristiana. Nuestra identidad cristiana es pertenencia a un
pueblo: la Iglesia.Sin esto no somos cristianos. Hemos entrado
en la Iglesia con el bautismo: allí somos cristianos”.
“Por ello, es importante tener la costumbre de pedir la gracia de la memoria, la memoria del
camino que ha cumplido el pueblo de Dios. También de la memoria personal: qué ha hecho
Dios conmigo, en mi vida, como me hizo caminar... Pedir la gracia de la esperanza, que no
es optimismo: ¡no, no! Es otra cosa. Y pedir la gracia de renovar todos los días la
Alianza con el Señor que nos ha llamado. Que el Señor no dé estas tres gracias, que son necesarias para la identidad cristiana”.
El 16 de mayo dijo: “Para conocer a Cristo se deben abrir tres puertas, la de la oración, la
celebración de los sacramentos y la imitación de su vida, pues si bien el estudio es necesario,
recurrir solo a la vía del pensamiento y las ideas lleva a la herejía, porque “los grandes teólogos
hacen teología de rodillas”.
“Conocer a Jesús es el trabajo más
importante de nuestra vida”. Cómo podemos conocer mejor a
Cristo, alguien dirá: “estudiando,
padre. ¡Se debe estudiar
tanto!”. “Y es verdad,
debemos estudiar el catecismo, es
verdad. Pero sólo el
estudio no basta para conocer a
Jesús”.
“En ese sentido, hay personas que tienen
“esa fantasía” de “pensar que con las ideas, sólo las ideas,
nos llevarán al conocimiento de Jesús. También entre los primeros cristianos,
algunos pensaban así. Hasta que quedaron atrapados en sus pensamientos”.
“¡Las ideas solas no dan vida y el que va por
ese camino de ideas solas acaba en un laberinto y no sale más! Por ello, desde el
comienzo de la Iglesia hay herejías. Y las herejías son esto: intentar comprender
sólo con nuestra mente y con nuestra luz quién es Jesús.
Un gran escritor inglés decía que la herejía es una idea enloquecida. ¡Así es! Cuando las
ideas están solas se vuelven locas ¡ése no es el camino!”.
“Por ello, para conocer a Jesús hay que abrir tres puertas. Primera puerta: rezarle a Jesús. Sepan que el estudio sin la oración no sirve.
Rezar a Jesús para conocerlo. Los grandes teólogos hacen teología de rodillas ¡rezar a
Jesús! Y, con el estudio y con la oración, nos
acercamos un poco... Pero sin la oración nunca conoceremos a Jesús ¡nunca, nunca!”.
“Segunda puerta: celebrar a Jesús. No basta la
oración, es necesaria la alegría de la celebración. Celebrar a Jesús en sus
Sacramentos, porque allí nos da la vida, nos da la fuerza,
nos da el alimento, nos da el consuelo, nos da la alianza,
nos da la misión. Sin la celebración de los Sacramentos, no
llegamos a conocer a Jesús. Esto es propio de la Iglesia: la celebración”.
“Hay que “tomar el Evangelio: qué cosa ha
hecho Él, cómo era su vida, qué cosa nos ha dicho,
qué cosa nos ha enseñado e intentar imitarlo”.
“Por estas tres puertas significa entrar en el
misterio de Jesús. “Sólo si somos capaces de entrar en su
misterio podemos conocer a Jesús. Y no hay que tener miedo de entrar en el misterio de
Jesús”, “rezar, celebrar e imitar, para encontrar el
camino e ir a la verdad y a la vida”.
“Podemos, hoy, durante este día, pensar en cómo va la puerta de la oración en mi vida:
¡pero la oración del corazón no es la del papagayo!
La oración del corazón ¿cómo va?
“¿Cómo va la celebración cristiana en mi
vida? Y ¿cómo va la imitación de Jesús en mi vida?
¿Cómo debo imitarlo? ¿Verdad que no lo recuerdas? ¡Porque el libro del Evangelio está
lleno de polvo, porque nunca se abre! ¡Agarra el libro del
Evangelio, ábrelo y encontrarás cómo imitar a Jesús! ¡Pensemos en estas tres puertas, en cómo
están en nuestra vida y nos hará bien a todos!”.
El 17 de mayo dijo:
“Jesús nos enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de la vida con confianza y esperanza, colocando el
amor de Dios y del prójimo también en el sufrimiento: el amor trasforma cada
cosa”.
…“quisiera recordar con ustedes una de las
Bienaventuranzas: ‘Bienaventurados aquellos que lloran, porque serán consolados’. Con
esta palabra profética Jesús se refiere a una condición de la vida terrena que no falta a
nadie. Hay quien llora porque no tiene salud, quien llora porque está solo o es
incomprendido”…
“Los motivos del sufrimiento son muchos.
Jesús experimentó en este mundo la aflicción y la humillación. Ha recogido los sufrimientos
humanos, los ha asumido en su carne, los ha vivido
hasta el fondo uno a uno. Ha conocido todo tipo de aflicción,
aquellas morales y aquellas físicas: ha experimentado el hambre y el cansancio, la
amargura de la incomprensión, ha sido traicionado y abandonado, flagelado y
crucificado”.
Sin embargo, “diciendo ‘bienaventurados
aquellos que lloran’, Jesús no pretende declarar como feliz una condición
desfavorable de la vida. El sufrimiento no es un valor en sí mismo,
sino una realidad que Jesús nos enseña a vivir con la actitud justa”.
“De hecho, existen formas correctas y formas equivocadas de vivir el dolor y el sufrimiento. Una actitud equivocada es aquella de vivir el
dolor de forma pasiva, dejándose llevar con inercia y resignación.
También la reacción de la rebelión y del rechazo no es una actitud justa”.
“Jesús nos enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de la vida con confianza y
esperanza, colocando el amor de Dios y del prójimo también en el sufrimiento:
el amor trasforma cada cosa”….
“…El beato Luigi Novarese, decía siempre: ‘Los enfermos deben sentirse los autores del
propio apostolado’. Una persona enferma, discapacitada, puede convertirse en apoyo y luz para otros sufrientes, trasformando así el
ambiente en el que vive”.
El 18 de mayo dijo al presidir el rezo del Regina caeli:
“hoy la lectura de los Hechos de Apóstoles nos muestra que aun en el comienzo de la Iglesia emergen las primeras tensiones y
disensiones. En la vida, los conflictos existen, el problema es cómo se afrontan”.
“Hasta ese momento la unidad de la
comunidad cristiana había sido favorecida por la pertenencia a una etnia y cultura,
la judaica. Pero, cuando el
cristianismo, que por voluntad de Jesús está destinado a
todos los pueblos, se abre al ámbito
cultural helenista – griego – llega la falta
de esta homogeneidad y
surgen las primeras dificultades”.
“en ese momento, serpentea el descontento,
hay lamentaciones, rumores de favoritismos
y trato desigual –esto sucede también en
nuestras parroquias -. La ayuda de la
comunidad a las personas necesitadas -
viudas, huérfanos y pobres en general -,
parece privilegiar a los cristianos de origen
judío, con relación a los demás”.
Ante este conflicto, “los Apóstoles toman las riendas de la situación: convocan una reunión
ampliada también a los discípulos, debaten juntos acerca de la cuestión, todos.
Los problemas, en efecto, ¡no se resuelven fingiendo que no existen!”.
“Y es hermoso este debate sincero entre los pastores
y los otros fieles. Se llega por lo tanto a una subdivisión de tareas. Los Apóstoles
presentan una propuesta que todos aceptan: ellos se dedicarán a la oración y al ministerio
de la Palabra, mientras siete hombres, los diáconos,
se encargarán del servicio en las mesas para los pobres”.
“estos siete no son elegidos porque eran expertos en negocios, sino porque eran
hombres honestos y de buena reputación, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría;
y son constituidos en su servicio mediante la imposición de las manos de parte de los
Apóstoles”.
“Y así, de aquel malcontento, de aquella queja,
de aquellos rumores de favoritismos y trato desigual,
se llega a una solución. Confrontándonos, discutiendo y rezando: así se resuelven los conflictos en la Iglesia. ¡Confrontándonos,
discutiendo y rezando, con la certeza de que los chismes y los celos nunca podrán llevarnos a la concordia, a la
armonía o a la paz!”.
“Fue también allí, que el Espíritu Santo coronó este entendimiento y esto nos hace comprender
que, cuando nosotros nos dejamos guiar por Espíritu
Santo, Él nos lleva a la armonía, a la unidad y al
respeto de los diversos dones y talentos”. “¿Han entendido?...
¡Nada de chismes! ¡Nada de envidias! ¡Nada de celos! ¿entendido?”.
“Que la Virgen María nos ayude a ser dóciles al Espíritu Santo, para que sepamos estimarnos
mutuamente y converger cada vez más profundamente en la
fe y en la caridad, teniendo el corazón abierto
a las necesidades de los hermanos”.
En twitter dijo: Leamos el Evangelio, un poco todos los
días. Así aprenderemos a vivir lo esencial:
el amor y la misericordia
Pidamos al Espíritu Santo la gracia de tomar
decisiones concretas en nuestra vida de acuerdo a la lógica de Jesús y de su Evangelio.
Nuestra meta como cristianos es
configurarnos cada vez más con Jesús, que es modelo para nuestra vida
El mes de mayo, dedicado a la Virgen María, es un momento
oportuno para comenzar a rezar el Rosario todos los días.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen diapositivas, vida de Santos,
Evangelio del Domingo, etc . :Escribe a
con el título suscripciones . Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen ,diapositivas, vida de Santos
Evangelio del Domingo, etc . Escribe a:
con el título suscripciones . Servicio Gratuito.
Que Dios te llene de bendiciones.Y que permanezcamos unidos en el
amor a Jesús.
Top Related