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Entrevista Domingo Asúni Para revista Contra Cultura Año 1, No 1
“Creo que hoy día el mayor sueño sea que tengamos una psicología que tenga una voz muy potente en el concierto de la evolución del
sistema social en nuestro país y eso hoy pasa por poner el centro de la responsabilidad de las escuelas y su
responsabilidad social” Por Guillermo Rivera y Luis Jiménez
¿Por qué decidiste y sigues decidiendo dedicarte a la psicología comunitaria?
A mí lo único que me interesaba de
la psicología en sus inicios era la psicología social, de manera que yo no tenía mayor interés en la psicología clínica, ni en ningún tipo de psicología que no fuera la psicología social. Y me encontré con que la psicología social en el país era, en esos años, meramente reproductora de la psicología
norteamericana funcionalista en psicología social, entonces en los años 71-‐72 formamos un movimiento bastante fuerte que fue apoyado por la FLACSO, para generar una psicología social desde América Latina y eso nos permitió unir una suerte de psicología social aplicada a la salud mental que nosotros la llamamos psicología comunitaria, desde ahí en adelante es un tipo de trabajo que no he abandonado, porque permite, primero, poner en práctica planteamientos teóricos, segundo, colaborar en esfuerzos que grupos progresistas intentan en torno a los viejos temas de la desigualdad, la situación de infortunio de las mayorías de la población y en tercer lugar por que me permite permanecer ligado a tradiciones de justicia y libertad en América latina. Yo diría que la psicología comunitaria en ese sentido es la expresión de una vieja tendencia a no restar la práctica psicológica de la política, no ponerlas como mundos apartes, por eso yo diría que fundamentalmente uno puede ahí desarrollar al mismo tiempo una labor profesional, una labor ciudadana de construcción de derechos y de posibilidades de desarrollo.
¿Que ventajas y desventajas ves en dedicarse a la psicología comunitaria en
el Chile actual?
El tema de las desventajas primero: Una de las grandes desventajas, si uno lo piensa desde la búsqueda de la seguridad y la estabilidad para el ejercicio de la psicología, la siguen dando en el país las expresiones tradicionales, o sea: la psicología clínica, la participación en el desarrollo de las modernas expresiones de la psicoterapia por sobre todo, algo de psicodiagnóstico, sin duda que da seguridad y estabilidad el desempeño en el
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ámbito del desarrollo en las empresas y algo de lo que llamamos la psicología organizacional. Entonces si se trata de desventajas, al igual como en la psicología educacional o con expresiones emergentes de la psicología en el plano del mundo jurídico, la psicología comunitaria no ofrece seguridad ni estabilidad, particularmente en el Chile de hoy, esta muy dependiente del gasto social en un conjunto de programas derivados de las políticas públicas y por lo tanto se funciona a honorario con fondos concursables, en proyectos, con una incertidumbre enorme en relación a la estabilidad de los proyectos, yo diría que esa es la principal desventaja. En un país tan Weberiano como este no hay carrera funcionaria. Por otro lado habría que asumir que si hubiera carrera funcionaria habría una psicología comunitaria bastante inútil, muy burocrática, dejaría de ser lo que pretende llegar a ser, entonces eso lo veo como la principal desventaja, no hay estabilidad ni hay seguridad, es como una relación que hay que renovar día a día. Otra fuerte desventaja es el extremado estatismo que hay en las políticas sociales del país, el Estado es el único empleador, o sea un empleador monopólico, diría yo. Si uno observa a Chile desde el punto de vista incluso desde el modelo neoliberal, es paradójico que tengamos un Estado que concentre tanto el recurso financiero para la intervención de tipo comunitario o psicosocial, porque como el Estado no es muy amigo de la crítica se generan ahí dificultades, tenemos una situación estatista. Entonces ésa es una situación de dificultad o de debilidad de la psicología comunitaria: su extremada dependencia de las políticas públicas, no hay un sector privado, no hay un sector societario de comunicaciones no gubernamentales o de lo que se llama el “tercer sector social” que tenga poder, cuestión que no ocurre en los
países desarrollados; por ejemplo en Dinamarca, en España, uno depende de fondos que no están ligados a la acción política del Estado, por lo tanto el problema de la psicología comunitaria en este país pasa fuertemente por responder a una demanda estatal del nivel municipal hasta el nivel nacional y eso hace que la psicología comunitaria se hace clandestina en alguna de sus prácticas o tiene que funcionar con su visión al poder político. Y como el poder político en este país, en el área de la intervención social, de los cambios culturales es de una ignorancia extrema, uno podría decir que el poder político es como Manolito de la historieta de la Mafalda, o sea sumamente rudimentario, precario y de corto alcance, genera muchas veces una dosis de humillación para los profesionales de la acción comunitaria tener que actuar acatando las directivas de este sector político en el nivel municipal, regional o nacional precario, ignorante y obtuso, centrado en objetivos electoralistas de corto plazo, ésa es la segunda gran debilidad. La tercera gran debilidad que es fuerte en el Chile de hoy es funcionar como salmón “contra la corriente ”, en la medida que se propongan valores de solidaridad, de congestión, responsabilidad esta a contrapelo de lo que se supone que son los elementos de éxito: el individualismo, el egoísmo, el énfasis de defender lo mío en primer lugar, lo mío en segundo lugar, lo mío en tercer lugar... entonces pone a la psicología comunitaria en un lugar fácilmente atacable al estar en esta posición contracultural. Ahora, una síntesis de las ventajas es que permite una mejor expresión del desarrollo de la psicología. En definitiva si uno observa la historia de la psicología en el mundo occidental, la psicología es una expresión de desarrollo de un afán de justicia y libertad en torno a la expresión de los sujetos y
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particularmente la psicología de expresión colectiva, probablemente no la psicología ligada a las neurociencias, pero sí la psicología colectiva. Y en América latina hoy día no hay ninguna otra expresión que responda más a este sentido fundacional de la psicología occidental que la psicología comunitaria. La otra situación interesante de la psicología comunitaria en Chile es que permite mantenerse cabalgando junto con los movimientos de defensa de identidad, de derechos humanos, de preservación de determinados aspectos de la memoria histórica, es una psicología que está más legítimamente situada en torno al tema del bien social colectivo o del bienestar social colectivo, del rescate de la subjetividad. Finalmente la otra gran cualidad que hay en esta práctica de la psicología comunitaria, es que hay que reinventarla desde lo propio cada día, ese es el principal desafío. No es un problema de leer manuales o de estar más o menos al día en torno a Peter Senke o algún otro gurú, sin descalificar, obliga a repensar los métodos, los valores, la técnica en cada práctica, eso es revitalizador. Aquí no hay manuales, siempre hay que estar inventando lo propio, aquello que puede tener sentido para un cierto grupo de gente. Agregaría una cuarta y es el tema de los débiles, finalmente aquí hay valores sociales y humanistas, esta es una psicología que claramente está comprometida, eso hace que sea fácil que caiga en una desviación panfletaria o que sea objeto de ser abusivamente política. Es el riesgo que se corre, pero definitivamente aquí hay un compromiso con los más débiles y diríamos que desde las miradas de los más débiles uno se ve acicateado para intentar funcionar un poco mejor cada día y esas son las grandes ventajas que yo veo, entendiendo que las desventajas son también notables. En términos de ingreso que genera dedicarse a esto, no me queda la menor duda que también es una desventaja.
En este contexto, ¿Cómo percibes la
formación de un psicólogo en Chile, cuál es tu crítica frente a la formación del
psicólogo? Es curioso, en este minuto hay una especie de auge en la visión comunitaria. En Mayo hay un encuentro en Concepción generado desde los estudiantes al cual la academia se suma porque hemos tenido la oportunidad de revisar los enfoques construccionistas en torno a la visión comunitaria. Las dos más antiguas escuelas de psicología del país tienen Magister en psicología comunitaria, la USACH está desarrollando algo muy parecido, entonces uno diría que la formación de los psicólogos en términos de pregrado y particularmente del postgrado ha adquirido matices de desarrollar competencias que van más allá de la intervención psicológica clásica psicoterapeútica. Pero en otros aspectos de la formación del contexto hay déficit notables, hay déficit en la formación de teoría social, la teoría social básica, sobre todo de conocimiento de la situación de los países latinoamericanos al respecto de su desarrollo. Hay déficit en la formación de lo que es la situación del desarrollo regional y del desarrollo local, esto aparece claramente en los diagnósticos de los psicólogos que están trabajando en Servicio País. Hay un déficit en las practicas, hay como una fobia a desarrollar prácticas desde los primeros años, un rechazo y una racionalización de justificación en torno a los recursos que necesitarían, cuando la verdad es que si uno observa el curriculum oculto, la mitad de los estudiantes de psicología están desarrollando practicas sociales por su cuenta desde la CVX hasta los Scouts, de manera que no es tan complicado el problema de los recursos,
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sino que el problema de la voluntad académica.
¿A qué atribuyes eso?
Yo creo que todo esto deriva fundamentalmente de una tradición académica en psicología cuasi autista, muy centrada en el ombligo, con un temor a abandonar o meterse en campos donde el poder institucional de la psicología es bajo. En el campo abierto es como una especie de pradera, donde tú no tienes el beneficio de estar dentro del pasadizo de tu propia institución, todos te pueden agredir, todos pueden demandarte, todos pueden culpabilizarte, entonces, yo creo que hay un temor en la psicología Chilena de asumir esa responsabilidad. Eso se nota muy fuerte en la academia, que además en términos tradicionales la academia psicológica es débil, su potencialidad de producción de literatura científica, de investigación no es de las mejores frente a otra tradición, entonces es doblemente débil y por lo tanto no se arriesga, no hay una apuesta. Para decirlo metafóricamente, aunque me vaya a significar problemas, si estuviéramos hablando de escuelas de pintura de la escuela de bellas artes de la Chile, yo diría que así como están las cosas nosotros seguimos pintando, no hemos descubierto el expresionismo en la psicología, seguimos pintando con el naturalismo de la época de Maupassant, o sea, reproduciendo escenas de la vida cotidiana y paisajes históricos del valle central. No le hemos dado posibilidades ni al talento de lo jóvenes ni a expresiones emergentes de desarrollar el expresionismo, el cubismo y las nuevas escuelas. Desde ese punto de vista es preocupante la situación, porque verdaderamente aquí se asfixia la creatividad de los más jóvenes y es por que no hay riesgo, no hay deseo de asumir el
riesgo. Probablemente hay algunas otras razones institucionales, la explosión de escuelas nos pilló en un momento de capa caída con respecto a la formación académica. Ahora, volviendo al punto de la formación, hay otro elemento que es particularmente disfuncional, y es el bajo contacto que el estudiante de psicología y los procesos formativos tienen con otras disciplinas. Tenemos una formación académica de buhardilla, no hay trabajo con otros profesionales, no hay contacto con antropólogos, ni con sociólogos que son indispensables, hay un contacto muy menor con trabajo social y de la pedagogía ni hablar y de ahí se generan los grandes sesgos y prejuicios para la acción futura, de manera que los pedagogos están decididamente en contra de los psicólogos en plano de la institución educativa, los trabajadores sociales no entienden cuál es nuestro posible aporte en los programas de desarrollo social, nosotros casi nos sentimos descalificados si desarrollamos tareas que consideramos que son propias de pedagogos o de trabajadores sociales y ni hablar de los sociólogos y los antropólogos a los cuales difícilmente entendemos lo que hablan. Entonces hay una formación muy poco transdisciplinaria y eso es un fuerte handicap hoy día. ¿Cómo crees que podemos construir un trabajo multidisciplinario pensando en
las próximas generaciones?
Tengo la impresión que hay que entender que los curriculums y los programas y las mallas son el 50% del negocio, pero que aún así hay que poner una fuerza de transformación importante. En ese sentido hay que asumir mayores riesgos, creo que la formación en las ciencias sociales va así. Probablemente
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aquí hay temas complicados como la posibilidad de que se nos divida la psicología en el país, esto va a ocurrir fatalmente, o nos dividimos desde ese punto de vista o nos vamos a dividir por escuelas psicoanalistas, conductistas, o por escuelas cognoscitivistas. Yo tengo la impresión de que hay que revisar fuertemente lo que parece ser más sólido en la formación del psicólogo, que es el ciclo básico. Creo que lo único que tiene de sólido es que no está sometido a la crítica. Tengo la impresión de que hay que comenzar mucho más precozmente con un planteamiento de revisión epistemológica y de fundamento epistemológico de la psicología desde primer año y dejar de recitar una formación clásica hasta tercero para en cuarto venir a contar al alumno que existe “Fougerald”, que hay que reactualizar la visión en neurociencia y que la formación en ciencias sociales no resiste más esas introducciones precarias a la sociología y a la antropología. El ciclo intermedio requiere de una innovación metodológica notable, creo que el ciclo intermedio debería ser optativo, donde los estudiantes puedan replantearse sus opciones. Y hay que acelerar el proceso del ciclo terminal con un acercamiento más agudo al mundo laboral, la formación en competencia es indispensable en cuarto y quinto año. Es por eso que nosotros somos partidarios de formar en competencias terapéuticas más que en la doctrina de las terapias, en competencia del trabajo social, en competencia del ámbito pedagógico, entendiendo también el tenor de los tiempos, del pragmatismo y reservar para el postgrado otro tipo de aspectos como las grandes discusiones teóricas. De hecho hay que revisar seriamente el tema de las tesis. Están entrando en un plano de declive de calidad notable y se están convirtiendo mas bien en un rito. Nosotros hemos planteado la posibilidad de hacer alianzas de escuelas
cercanas para establecer reflexiones conjuntas, probablemente no para revisarlo todo pero sí priorizar algunos tópicos dentro de esas escuelas. Hoy día el MECESUP, fondos de gobierno, dan facilidades para crear redes de escuela que reflexionen, por ejemplo, sobre la formación metodológica, requiere de una severa reflexión en las escuelas de psicología. ¿Necesitan aprender sobre investigación científica, nuestros estudiantes?, ¿Tenemos profesores con un nivel de productividad científica que pueden ser formadores, o necesitan, mas bien, ser consumidores de productividad científica para adecuarla a sus planes de trabajo en sus lugares de empleo?. Son cuestiones que hay que discutir hoy día.
Actualmente eres docente de las escuelas de psicología de la UV y de la UCV. ¿ Qué diferencia ves entre estas escuelas y cómo se podrían construir esas redes de las que estás hablando?
Hasta hace dos años atrás no había ninguna diferencia, eran dos gotas de agua, tal vez con algunos aspectos de expresión distinto pero no había ninguna diferencia. Lo que genera una diferencia, que no significa que sea mejor o peor, es la reforma al plan curricular que hizo la UV. Se asume un gran riesgo que se ha estado resolviendo en forma positiva a veces por suerte y en otras se tenía claro cuál era la solución. Por ejemplo, uno de los pasos afortunados es el tema de la intervención grupal. Nosotros en el plano del área educacional y del área comunitaria ponemos fuerte énfasis en la formación en la intervención grupal, en el manejo de técnicas de la intervención social y estamos trabajando en responder al compromiso tomado con los estudiantes de tener un Magister. Porque sin duda que la malla curricular generó debilidades y, por
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lo tanto, el Magister es una promesa que se hizo para el año 2003 y que se va a cumplir. Esa es la gran diferencia que yo veo ahora. La posibilidad de alianzas, vamos a insistir nosotros a través de las redes de lo que se llama las TIC, las tecnología de la información y de la informática, porque el Estado le está poniendo fondos para eso, para el trabajo en común. Hay otras disciplinas que ya las han elaborado y están trabajando en ellas. Particularmente las escuelas de psicología regional creo que tienen que defender una identidad propia y las alianzas entre ellas para aunar recursos frente al enorme dominio de la concentración de recursos que hay en el área metropolitana. Yo diría que en la psicología el 80% de los recursos están en el área Metropolitana. Entonces, Temuco, Concepción, Valparaíso, Antofagasta deberían buscar el desarrollo de una visión alternativa que reivindique a la psicología de la región, y para eso es necesario generar consorcios y alianzas, no son fáciles porque el esquema de desarrollo de la educación superior en Chile, dada la estrategia de financiamiento que tiene el gobierno, genera la competencia inter-‐instituciones y, por lo tanto, las alianzas no son bien vistas. Sin embargo, en esta región, las escuelas de psicología de la UV y la UCV, entendiendo que la UPLA todavía no tiene, están desoyendo que las cuatro universidades públicas si tienen una red fuerte. Acabamos de desarrollar un convenio para postular a un solo proyecto de desarrollo regional, junto con la intendencia y con otras dos instituciones de la región que no son universitarias, para generar un gran centro de desarrollo de las TIC. Por lo tanto, la UV y la UCV deberíamos entrar en una alianza de al menos un portal de psicología que nos comunique, a nosotros y a nuestros estudiantes, al menos. Si las universidades desarrollan eso, porqué las escuelas no tienen paginas
web que permitan el intercambio de apuntes. Es difícil de explicar. ¿Cuáles serían los grandes temas, según tu opinión, en relación a la salud mental
en el Chile de hoy?
El tema que aparece como metafóricamente más importante, pero es la metáfora... es el tema del estrés. Este revela el drama de vida que tiene mucha gente pero oculta cuáles son las condiciones generadores de ese drama de vida. Si bien el tema del estrés ha permitido volver a poner en la palestra las condiciones subjetivas de la vida de la gente y la forma cómo se ven desbordadas sus posibilidades de tener una salud mental armónica oculta los fenómenos que están por detrás, entonces yo diría que el tema de fondo aquí es lo que llamamos el malestar en la subjetividad y ese malestar tiene siete grandes condicionantes. Primero, es el tema de la inseguridad e incertidumbre frente al mercado laboral que habla de sí mismo con un lenguaje de racionalidad pero que, en definitiva, es generador de exclusión y de inestabilidad para la mayor parte de la población. Esto se puede justificar llamándolo planes de flexibilidad laboral y no sé qué más, pero que, en definitiva, el impacto sobre una población tradicionalmente convencida de que es el acceso al trabajo el que genera seguridad en la vida, hoy día está descoyuntado por las condiciones de funcionamiento. Y ahí la adaptación va a durar mucho tiempo, sobre todo si no se generan políticas de mayor equidad en el plano de acceso al trabajo. Ese es el principal tema y está demostrado en el PNUB del 98’. El segundo gran tema es el desmedro del sujeto frente a las grandes instituciones, llámese Isapres, compañía de agua potable, etc. El sujeto se ha hecho
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insignificante, o sea, hay una sensación de impotencia, de invalidez, de inoperancia, de que nada se puede hacer. El tercer tema tiene que ver con la desconfianza generada en la crisis del 73’... desconfianza en el plano de lo humano en la sociabilidad, la desconfianza en la relación interpersonal, la desconfianza y el temor frente al otro, sobre todo frente a lo diferente. Hay un cuarto tema que es de la seguridad social, porque la seguridad social hoy día con el fuerte sello privatizador que tiene, genera una situación de discriminación en la población nacional. Tendrás tanta seguridad social según los ingresos que generes y, por lo tanto, yo diría que el tema de inseguridad social es el temor y la pesadumbre frente al futuro, frente a la vejez, la tercera edad. El otro tema es el del sentido y el significado y es que este modelo de crecimiento económico es incapaz de prever una mística de identidad nacional y de sociedad de futuro, no se encuentra por ningún lado. Incluso el gobierno de Lagos ha fracasado, mas allá de celebraciones y los actos culturales, tal vez lo que salva un poco es cierta expresión de literatura y algo de cine. Pero no hay un proyecto cultural que encandile a los jóvenes, que apasione a los ciudadanos. Y el último tema es lo que Carlos Pérez llamaría “La crisis del sujeto” que se expresa en las relaciones padre e hijo, en la familia. Todos esos son los grandes temas. Esto está bastante bien diagnosticado en el PNUB del 98’. El problema es que ese informe fue negado por los que se llaman a sí mismo los complacientes, no los nostálgicos, ni los autoflagelantes del modelo de desarrollo y no se permitió que la sociedad tuviera una reflexión sobre este malestar en la subjetividad, que, en definitiva, incide en los severos índices de depresión, de ansiedad, de trastornos en la vida familiar, de violencia en la convivencia que tiene hoy día el país. El país tiene los
peores índices de calidad de vida en estos términos. Pero no nos estamos formando bien para eso, porque seguimos formándonos en una visión híper psicologisista y psiquiátrica de los trastornos de la salud mental. ¿Cómo crees que la Psicología y las Cs.
Sociales pueden aportar para ir tratando de modificar este actual modelo
económico, donde ellas mantienen un rol importante?, ¿Qué podemos hacer
nosotros respecto a eso?
Tengo la impresión de que, por algún grado de soberbia de la psicología nacional, escuchamos más a los clásicos de psicología que a los cientistas sociales nacionales o latinoamericanos que podrían ayudarnos. Entonces, hay una falta de diálogo con la creación que hay en las ciencias sociales. De Garretón se escucha poco en la formación de psicología, de Gabriel Salazar menos, tal vez algo de Tomás Moulian, Jorge Larraín es casi un desconocido, la Sonia Montecinos la descubren quinto año. De manera que no tengo claro cómo se va a resolver este cuento, pero sí que hay que mejorar el diálogo con las Cs. Sociales en nuestro país. No puede ser que Garretón dicte 17 conferencias en España por año y que no sea conocido en nuestra sociedad. Uno puede compartir o no su análisis, es un tipo que yo creo bastante lúcido, pero precisamente la discusión, el debate, la exposición a sus argumentos, la vida de reflexión en torno a sus pensamientos podría permitir encontrar “derroteros” para la psicología nacional. Negar a Garretón a Salazar, a Moulian, Montecinos, Gissi, y a otros pensadores que están enclaustrados, es negar las posibilidades de que la psicología trascienda este nivel de inoperancia en
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que está frente al estado de las cosas, que es grave. No quiero decir que la psicología deba transformarse en un artefacto de lucha política en contra del modelo neoliberal de desarrollo, pero no puede ser la psicología sólo un instrumento de apoyo de desarrollo a ese modelo o desligarse de su responsabilidad de reflexión crítica en relación al modelo. ¿Te refieres a la idea de neutralidad?
Yo creo que tiene una pretensión
fuerte de neutralidad, es un observador distantemente objetivo, lo cual lo convierte en un observador aparte, sino mejoramos el diálogo no hay ni siquiera esperanza de tener un espectro de idea. Volviendo al tema de la salud mental, la idea Marcusiana de un consumidor feliz, estaría puesta en tela de juicio por la idea
del malestar... Lo que pasa es que a lo mejor la idea Marcusiana por ahí va siendo válida en un 10% -‐18% de la población Nacional, la que tiene los niveles de ingreso para acceder a ese consumo, el resto baila en la cuerda floja y algunos por debajo de la cuerda. No hay una epidemiología del bienestar subjetivo de esos sectores del 10%-‐18%, sólo como impresión uno podría decir que se está generando una situación de vacío y de lo que podríamos llamar patologías emergentes en ese sector. Los cuadros de pánico, los borderline, las situaciones de crísis, estarían revelando que a lo mejor la visión de Marcuse de que no existe en definitiva, salvo en un estado de alienación absoluta, ese consumidor plenamente realizado en el consumo, se estaría dando o se estaría comenzando a dar en nuestro país. Pero no tenemos una epidemiología de esos sectores, de hecho, hasta ahora, hemos
estado concentrados en otros sectores sociales. ¿Por qué crees que te llegan tantas tesis
de la UCV?
Yo creo que, interpretando con un sesgo, el estudiante de psicología en el minuto de la tesis intenta conseguir varias cosas, pero básicamente intenta soñar y volar un poco con el proyecto y creo que las reglas del juego de la institucionalidad académica lo constriñen severamente. Hacer una tesis tiene que ver hasta con la etimología de las palabras, hacer una tesis es re-‐encantarse con los sueños y hay tantas reglas que convierten al estudiante en una suerte de lisiado, todo está lleno de yeso de rigideces y de ataduras, entonces el estudiante busca un espacio donde puede tener esa reflexión y, al mismo tiempo, sentir que está acompañado en un diálogo compartido. A lo mejor esa es la razón que se ha ido transmitiendo en distintos grupos de estudiantes, de buscar tesis por lo social comunitario y compartir eso. Es como una forma de compartir en conjunto, no una búsqueda de disciplinamiento o un dominio rígido de receta... tal vez sea eso. Por otro lado, hay un grupo de estudiantes distintos, diferentes que no corresponden a esta especie de estudiante modélico promedio, que no resulta atractivo para el mundo académico. Y entonces no es que me elija, no tiene otra oportunidad que trabajar conmigo porque no tiene hueco en otro lado, no es visto con simpatía, han sido demasiado diferentes durante toda su carrera, hay un cierto grado de estigmatización y ahí ves que estemos juntos en un proyecto de sueño, sino que yo vengo a ser como el salvavidas, no tienen otra alternativa. Creo que es un poco rígido el sistema de las
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tesis, hay mucho artificio y una parafernalia metodológica que más bien complica la vida. Este es un fenómeno del cual me siento parte de un mapa colectivo, uno lo encuentra en la ARCIS y en todas las universidades hay algo de esto. Ameritaría una discusión sobre el rol de los intelectuales y la relación con las nuevas generaciones. Ud. ha hablado sobre los sueños de los estudiantes, ¿Cuáles son sus sueños?
Hoy día ya me van quedando pocos,
el otro día estaba viendo la película “Una mente brillante” y me preguntaba si uno ya no hizo todo lo que tenía que hacer. En la película al tipo le dan el premio novel por algo que escribió cuando era estudiante y no tiene nada que ver con 30 años de loco que pasó después o pseudo loco... parece que era loco. Creo que hoy día el mayor sueño sea que tengamos una psicología que tenga una voz muy potente en el concierto de la evolución del sistema social en nuestro país y eso hoy pasa por poner el centro de la responsabilidad de las escuelas y su responsabilidad social. Es cierto que tienen una gran responsabilidad como centros de formación de estudiantes, como centro productor de conocimiento, pero las escuelas hasta ahora han eludido su responsabilidad con el desarrollo de la sociedad, eso implica no sólo tener revistas, sino asumir riesgos en el concierto político. Ser director de una escuela de psicología tendría que llegar a representar un rol en el concierto de desarrollo regional y yo creo que esta región tiene condiciones privilegiadas para eso y deberíamos asumirlo así. Y afortunadamente siguen habiendo estudiantes, porque ahí esta la paradoja. Si uno lo pensara desde la remuneración económica, el trabajo en las universidades
no tiene ningún destino, se ganaría mucho más dinero en otra cosa, pero no hay ninguna forma de hacer psicología que genere más acompañamiento y posibilidad de sueño de futuro posible, que el trabajo con los estudiantes. Hoy día las condiciones no son fáciles porque los estudiantes una vez egresados enfrentan una verdadera juguera que los pulveriza y los fragmenta, no deja huella de muchas cosas que soñaron antes, pero, al menos, ese espacio de contacto y de diálogo sigue existiendo, a veces más testimonial que nada, pero con cada generación se va rehaciendo cada vez. Después de tantas derrotas lo único que va quedando es el espacio de cuestionamiento. i Domingo Asún estudió psicología y sociología sin poder terminar esta última carrera por el golpe de estado. Durante los años 71-‐73 realiza un postgrado en psicología social. Ha trabajado en distintas tareas directivas dentro del colegio de psicólogos, también ha trabajado en diversos aspectos gremiales dentro de la psicología, abarcando desde la sociedad de psicología clínica hasta departamentos de Derechos humanos. Ha tenido diversos roles directivos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Universidad Diego Portales, y, actualmente, es Director de la escuela de psicología de la Universidad de Valparaíso. Obtuvo el Premio Nacional del Colegio de psicólogos el año 86’, así como el Premio Nacional de la Sociedad de la Psicología Clínica por su trabajo sobre el daño psicosocial y la juventud. El año 2000 recibe del Colegio de Psicólogos el premio a la trayectoria gremial más destacada. Acaba de editar el libro “psicología social” junto a Darío Páez, argentinos y españoles, buscando a través de este trabajo construir una psicología social desde América latina. Este trabajo se lanza a la venta en la feria del libro de Buenos Aires.
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