8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
1/20
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
2/20
En un contexto de crisis profunda del capita-
lismo cuyos alcances son todava imprevisi-
bles en toda su magnitud, su expresin
global, el imperialismo, ha iniciado una
nueva ofensiva contra los pueblos del
mundo, que esta vez incluye a los propios habitantes
de los paises econmicamente ms poderosos.
Trabajadores europeos, norteamericanos y asiticos que otrora fue-
ron beneficiados por laspolticas de lo que llamaron Estado de bien-
estar implementadas por sus gobiernos capitalistas, ya comenzaron
a reaccionar ante la ofensiva del gran capital concentrado que les
resta ingresos, los condena a la desocupacin, les quita conquistas
sociales y les compromete el futuro mientras les arruina el presente.Algunos ejemplos de esto: en Francia por los ajustes en los ltimos
meses millones de trabajadores participaron de huelgas y manifes-
taciones. Ms de 1 milln de italianos pararon durante 4 horas de
norte a sur y en Madrid pararon tres das los trabajadores de los
subtes. Grecia y los pases europeos ms afectados son un reguero
de plvora.
Grecia, Italia, Espaa, Portugal, entre otros, son los eslabones ms
dbiles de una burguesa europea que muestra sus colmillosy aban-
dona la sonrisa mentirosa que intent mantener durante dcadas
para evitar levantamientos populares en sus propios territorios.
En Estados Unidos, el rostro ya sin maquillaje del sistema explota-dor causa estragos entre millones de norteamericanos que se des-
piertan del sueo americano y empiezan a vivir la pesadilla yanqui
que ya sufrimos desde hace ms de un siglo los pueblos deAmrica
latina.
Mientras el presidente Obama encabeza la histrica vocacin ex-
pansionista de los EEUU y amenaza con desatar, junto a Israel, una
guerra nuclear en varios lugares del mundo como Irn y Corea del
Norte, en nuestro continente hay una invasin que comienza a des-
plegar bases militares, tropas y especialistas en Inteligencia dise-
minados en torno a los puntos estratgicos en materia de recursos
naturales y reservas energticas.Los gobiernos claramente alineados con el imperialismo otorgan im-
punidad a esta nueva modalidad de colonizacin, mientras varios
gobiernos autoproclamados progresistas alimentan la voracidad de
sus burguesas nativas.
Del otro lado, los pueblos ofrecen resistencia. Las FARC-EP y el
ELN combaten en Colombia sin pausa, enriqueciendo sus fuerzas
con la cantera inestimable que representa el sindicalismo comba-
tivo, los estudiantes y los campesinos organizados que defienden
sus derechos de los atropellos del gobierno y de los paramilitares.
En Mxico, varias fuerzas guerrilleras mantienen su actividad pol-
tica y militar contra los partidos del sistema y las herramientas mili-
tares de la burguesa, y paralelamente se consolidan y germinan
nuevamente las experiencias de masas como la de Oaxaca; en Hon-
duras, la resistencia popular se reorganiza despus de haber com-
pagpag 22
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
3/20
probado, tras el golpe que destituy al liberal Manuel Zelaya, que la
parodia democrtica termina apenas se vulnera uno solo de los in-
tereses norteamericanos en la regin. En Bolivia, los trabajadores y
los campesinos expresan un creciente descontento al ver que no se
toman las medidas necesarias para terminar con la explotacin que
desde hace ms de cinco siglos oprime al pueblo. La insurgencia y
la rebelda activa comienzan a reinstalarse en Per y los campesi-
nos se levantan una y otra vez a pesar de las masacres cometidas
contra ellos. En Paraguay, los pobres no se resignan al estado decosas que no cambi en lo sustancial desde que termin el oscuro
perodo dictatorial del Partido Colorado del general Alfredo Stroess-
ner, al tiempo que surgen alternativas como el Ejrcito del Pueblo
Paraguayo (EPP) que eligen combatir y no rendirse. Y as en distin-
tos puntos del continente, una gran humanidad americana dice basta
y echa a andar, al tiempo que diversos destacamentos revoluciona-
rios han decidido retomar la iniciativa perdida tras el retroceso sufrido
desde la dcada de los 80.
Esta realidad y esa perspectiva indi-
can que la cuestin del poder est
nuevamente a la orden del da en
Amrica, en la medida en que, por un
lado, el imperialismo no deja espacios
para mejorar las condiciones de vida
de los pueblos por mtodos pacficos
y por otro en que las fuerzas revolu-
cionarias nos propongamos avanzar
en la confrontacin contra el sistema.
El imperialismo, la burguesa, no so-
lamente no abandonarn sus privile-
gios sino que intentan avanzar an
ms sobre los pueblos para sostener
sus tasas de ganancia mediante la ex-plotacin y la represin a quienes se
opongan a sus planes, sea en el plano
poltico como incluso en el reivindica-
tivo. La construccin popular ya no se
limita a un reclamo puntual, justo pero
insuficiente, sino que es el conjunto del
sistema lo que se pone en entredicho.
Es en ese marco donde debe analizarse lo que ocurre en la Ar-
gentina.
Cristina Fernndez de Kirchner sigue gobernando en representa-
cin de las grandes corporaciones locales y extranjeras que obtie-nen ganancias de los que producimos los trabajadores argentinos.
La deuda externa pagada al da es la otra cara de la moneda de un
pueblo cada da ms pauperizado que ve morir de hambre y enfer-
medades curables a sus nios y a sus ancianos. Las secuelas de la
pobreza extrema como la violencia familiar, el enfrentamiento entre
pobres, la drogadiccin, el alcoholismo o la falta de educacin son
rasgos centrales de un rgimen que en estos meses se prepara para
encarar las campaas electorales en las que se ofrecer al pueblo
la posibilidad de determinar quin administrar desde 2011 la ex-
plotacin en Argentina.
Sueldos que bajan, precios que suben; despidos a mansalva; sa-queo constante de los bienes naturales que pertenecen al pueblo;
los subsidios millonarios del Estado a las grandes empresas, las
persecuciones judiciales a los que luchan contra la injusticia, presos
polticos como Karina Germano, Roberto Martino y Jos Vi-
llalba, casi seis mil procesados, impunidad por las desapa-
riciones de Julio Lpez y Luciano Arruga, fusilamientos cotidianos en
los barrios populares, hechos de sangre como los ocurridos hace
poco en Bariloche, torturas y represiones diversas; militarizacin de
las calles y lugares de trabajo; criminalizacin de la protesta y de la
lucha como la aplicada en Gualeguaych y Andalgal; aumento de
la represin generalizada; son datos concretos de la realidad que
padecemos.Ese es el capitalismo que las clases dominantes sostienen en los
discursos y en los hechos. En ese sentido, oficialismo y oposicin
electoral cumplen el mismo rol. El populismo y el reformismo siguen
ejerciendo su papel de frenar la lucha popular, por lo que debemos
seguir librando contra esas tendencias polticas que actan como
contenedoras de la lucha de los desposedos y explotados, la ba-
talla de las ideas que solamente es vlida si est respaldada por la
batalla de la prctica; por el decir y el
hacer como un conjunto inseparable y pa-
ralelo.
En este contexto, desde abajo suenan las
voces de la protesta. Las luchas apare-
cen en todos los rincones de nuestra Pa-
tria y lo que hace falta para golpear a los
enemigos de los trabajadores y el pueblo
es organizacin y profundizacin de la re-
belda.
La zanahoria y el garrote que caracteri-
zaron a las ltimas dcadas fueron des-
legitimadas por la vida real. Las urnas ya
se perciben como tachos de basura a
donde van a parar las legtimas aspira-
ciones de los argentinos. Y se vislumbracon ms claridad que no alcanza con la
denuncia de la situacin, sino que hacen
falta los hechos para cambiarla.
Construyendo poder popular desde todos
los frentes de masas; construyendo un
partido que nuclee a los mejores entre los
buenos y que encarne y represente la voluntad popular de una vida
digna para todos; luchando contra el capitalismo, en todos los te-
rrenos y con los mtodos necesarios sin darle tregua ni respiro: esas
son las tareas de la hora.
Las nicas tribunas populares para difundir nuestro descontento ynuestra propuesta de emancipacin social y poltica son las calles,
los campos, las montaas, las fbricas y todos los lugares de trabajo,
las universidades y los colegios.
El socialismo es nuestra propuesta de sociedad. La barbarie capi-
talista es nuestro enemigo declarado. Y la historia demuestra que los
enemigos del pueblo no son invulnerables; que pueden ser derrota-
dos, siempre que seamos capaces de organizarnos y unirnos para
golpear como un solo puo a los explotadores y a sus criminales a
sueldo.
Por todo esto, el desafo sigue vigente:
Poder Burgus o Poder RevolucionarioNo hay otra alternativa
pagpag 33
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
4/20
pagpag 44
La Universidad de los monopolios
Histricamente el sistema educativo ha sido y es una he-
rramienta de las clases dominantes para mantener sus privile-
gios. Es tambin un espacio de disputa donde se expresa la lucha
de clases.En Argentina, desde 1995 las Universidades de nuestro
pas pasaron formalmente a ser parte de la planificacin econ-mica impulsada por los organismos internacionales de crdito e
instituciones controladas por stos con la aplicacin de la Ley de
Educacin Superior (LES) , por iniciativa del gobierno peronista
de Carlos Menem.
Una frase del documento del BM al respecto es elo-
cuente, al sealar que el grado de participacin gubernamental en
la educacin de tercer nivel (universitaria) ha excedido con cre-
ces lo que se considera econmicamente eficiente.
Este corto prrafo sintetiza con claridad la poltica apli-
cada en materia educativa por los pases capitalistas: la educa-
cin no es un derecho de los pueblos, sino una herramienta
tcnica (y productora de subjetividad) destinada a servir a los in-
tereses del capital privado, o lo que es lo mismo, una estructura
del imperialismo. El objetivo es optimizar la inversin estatal y pri-
vada para el logro de las metas econmicas del capitalismo glo-
bal.
La LES, no es un anda-
miaje jurdico que empieza y ter-
mina en si mismo, sino unapoltica encadenada a otros esla-
bones que comienzan en la edu-
cacin primaria, sigue en la
secundaria y terciaria, y culminan
en la Universidad.
La exclusin de amplios
sectores de la poblacin reduce al
mximo posible la cantidad de es-
tudiantes que pasan por la es-
cuela primaria; lo mismo hace con
la secundaria y deja la terciaria re-ducida a las necesidades tcnicas
de las empresas y del aparato es-
tatal capitalista. A su vez, la educacin superior cumple un papel
fundamental en la generacin de un conocimiento y una forma
de ver el mundo funcionales a la reproduccin del sistema. Mien-
tras las carreras como Ingeniera, Biologa, Fsica, Medicina, etc
cumplen el papel de generacin de nuevas tecnologas, las ca-
rreras Humansticas tienen un rol importante en la generacin desubjetividad.
La reduccin de presupuestos educativos (como parte
de los ajustes dictaminados por los organismos internacionales
de crdito) incide no solamente en la calidad de la enseanza y
en la restriccin de hecho al acceso al conocimiento para la ma-
yora de la poblacin, sino tambin en la calidad de vida de los tra-
bajadores de la educacin docentes y no docentes- e
investigadores, a partir de los bajos salarios, la precarizacin la-
boral y las psimas condiciones de trabajo.
Sin embargo, esos presupuestos recortados e insufi-
cientes parecen no encontrar un techo cuando se trata de otor-gar subsidios a los establecimientos educativos privados en todos
los niveles, sean estos laicos o religiosos.
En definitiva, el mismo Estado que niega aportes al sis-
tema educativo pblico, lo distribuye entre las empresas priva-
das que se dedican abiertamente al negocio de la educacin con
fines de lucro.
El grado en que estas polticas educativas han sido im-
plementadas depende en gran
parte de la resistencia que el
pueblo en su conjunto ha des-
arrollado en todos los niveleseducativos.
En la Universidad, las
autoridades, cmplices de las
polticas gubernamentales, bus-
can cada vez ms la generacin
de recursos propios (aranceles,
venta de servicios, transferencia,
etc.), justificndose en el ahogo
presupuestario que sufren las
Universidades. De esta manera
avanzan sobre las polticas de
entrega de la educacin a las
grandes empresas. As, el es-
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
5/20
caso presupuesto se convierte en un arma de la burguesa para
introducir la Ley de Educacin Superior. Es por ello que la lucha
por mayor presupuesto ha sido intensa desde hace muchos aos.
Sin embargo, esta lucha no debe darse sin el cuestionamiento
del destino de esos fondos exigidos: ms presupuesto para qu
Universidad? El estudiantado combativo no tiene la tarea de re-
forzar o mejorar una institucin de la burguesa, sino de cuestio-
nar y luchar contra ella, dejando en evidencia los intereses a los
que responde y la necesidad de destruirla para construir sobresus cenizas, la Universidad del Pueblo.
En la Universidad de hoy, es claro como se avanza en
polticas que la ponen al servicio de los monopolios: en los pri-
meros aos el bajo presupuesto excluye a amplios sectores del
pueblo, por falta de polticas de Bienestar Estudiantil, ingresos
restrictos, etc., mientras que en los ltimos aos se fomentan las
pasantas de estudiantes como mano de obra barata para estas
grandes empresas y los posgrados arancelados, armados exclu-
sivamente para generar personal calificado en donde la empresa
lo requiera.
Asimismo la Universidad Pblica se pone al servicio delas grandes empresas a travs de convenios de investigacin y
venta de servicios, lo cual es altamente redituable para la em-
presa, ya que parte de los insumos (infraestructura, material, etc.)
son costeados por el Estado.
Los Polos tecnolgicos son un claro ejemplo de asocia-
cin entre las universidades, los organismos de Ciencia y Tc-
nica y las empresas privadas, las cuales buscan concentrar los
recursos cientficos y maximizar las ganancias.
Esta situacin muestra claramente el contenido de clase
de la polticas educativas oficiales impuestas por el Estado capi-
talista local, que a su vez son diseadas a escala mundial por losresortes de poder imperialista.
Toda esta realidad no es nueva: se trata de la adecua-
cin de las polticas a las necesidades del capitalismo, prctica
que desde hace varias dcadas el estudiantado y los trabajado-
res de la educacin en Argentina vienen resistiendo en la lucha
contra los recortes presupuestarios, el descenso en la calidad de
la enseanza, la precariedad edilicia, la falta de recursos y becas,
el cierre o ausencia de comedores universitarios, la inexistencia
de boletos estudiantiles, la adecuacin de los planes de estudio,
las herramientas extorsivas como la CONEAU, y una larga lista
de medidas que buscan direccionar
la educacin en funcin de los inte-
reses del capital privado y el estado
burgus.
La educacin como re-
produccin de ideologa
Esta poltica educativa
contiene otro elemento que sirve
nicamente a los intereses del ca-pitalismo: la reproduccin de ideo-
loga burguesa entre el
estudiantado y los trabajadores de la educacin.
Los valores capitalistas son naturalizados, al
mismo tiempo que se trata de convencer muchas veces con
xito- a las diversas lneas de pensamiento poltico que conviven
en la Universidad acerca de la inevitabilidad de las reglas de
juego existentes. Esta lnea de accin tiene fronteras amplias que
llegan a contener incluso a quienes expresan crticas al respecto
de las cosas. De esta manera, las corrientes decididamente ali-
neadas con el capitalismo no tienen demasiados problemas endesarrollar sus actividades tendientes a mantener el status quo.
Existen corrientes o agrupaciones que ceden ante la pro-
paganda y accin constantes del sistema; sectores que con dis-
cursos progresistas o incluso de izquierda participan en el
sostenimiento del rgimen poltico vigente tanto a nivel universi-
tario como general.
Esa poltica de cambiar algunas cosas para no cambiar
nada es una prctica extendida que est basada en el populismo
y en el reformismo, dos de los grandes enemigos del cambio re-
volucionario, y constituye un obstculo para la construccin re-
volucionaria en la Universidad. El autonomismo, que basa suconstruccin en la negacin del Poder y en prcticas antiparti-
distas, tambin resulta sumamente daino.
Estas corrientes contribuyen a alejar al estudiantado de
sus verdaderos objetivos centrales, entre ellos, el de hacer de la
educacin una parte de las legtimas reivindicaciones popu-
lares, que slo habr de conseguirse en la medida que el
cambio revolucionario se extienda en todos los sectores del
pueblo; en la medida que las reivindicaciones sectoriales dejende ser parciales y aisladas y se conviertan en parte de una rei-
vindicacin general: la construccin de poder popular para opo-nerlo al poder hoy hegemnico de las clase dominantes.
La tarea del estudiantado combativo: fogonear las
luchas por la Universidad del pueblo, generar conciencia,
construir organizacin para la revolucinLa Universidad es una enorme catalizadora de inquietu-
des y potencial generadora de conciencias. Est en manos del
estudiantado conciente y organizado desde una perspectiva re-
volucionaria, que esa potencialidad se convierta en un frente de
masas combativo capaz de sentir como propia cualquier injusti-cia cometida contra cualquiera en
cualquier parte del mundo (Che
Guevara).
La Universidad no es una
burbuja aislada de la realidad so-
cial: debemos transformarla para
que deje de responder a las multi-
nacionales, y que sea del pueblo.
En cuanto a los centros de
estudiantes debemos entenderlos
como espacios amplios, una herra-mienta que permita la participacin,
organizacin y discusin poltica de
pagpag 55
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
6/20
los estudiantes. Las agrupaciones, en cambio, son espa-
cios orgnicos donde se encuentran nucleados estudian-
tes bajo ciertas definiciones. La construccin de agrupaciones
debe tener una perspectiva clasista, anticapitalista, antiimperia-
lista, antiburocrtica, combativas, que propaguen la unidad, y que
contribuyan a la construccin del verdadero socialismo.
El objetivo de los estudiantes revolucionarios no es ganar
un lugarcito en el esquema de poder dentro de la Universidad,
sino de construir poder popular en las facultades con el fin deaportar a la lucha de un pueblo entero por acabar para siempre
con la explotacin capitalista y sus extensiones acadmicas. En
este sentido, la conduccin de los Centros de Estudiantes o los
rganos de co-gobierno son una herramienta de gran potencial,
pero no es sta la finalidad ltima de las agrupaciones combati-
vas. Ganar un Centro de Estudiantes o un lugar en los rganos
de co-gobierno no implica necesariamente construir mas poder.
Estudiar constantemente la doctrina marxista- leninista,
educar, crear conciencia, organizar las luchas reivindicativas
desde una perspectiva poltica, generar debate, poner al desnudo
las contradicciones de las diversas variantes del capitalismo,construir talleres, seminarios, proyectos orientados segn nues-
tra poltica, son algunas de las premisas que deben guiar nues-
tro accionar.
Otra premisa fundamental es la bsqueda de unificacin
de las diferentes luchas. En este sentido, se debe articular con es-
tudiantes de escuelas secundarias (que han demostrado tener
una gran capacidad de lucha y organizacin), con estudiantes de
terciarios y con los trabajadores de la educacin de todos los ni-
veles, en defensa de la educacin del Pueblo.
As tambin, se deben combinar los intereses directos
de los estudiantes con los intereses de otros sectores del pueblo
explotado, salir a las calles para apoyar luchas sectoriales que
comparten con el estudiantado la necesidad de romper con la he-
gemona capitalista. Generar de todas las luchas, una misma
lucha, siendo consientes de que la nueva Universidad, ser po-
sible slo en la medida en que se libere todo nuestro pueblo, por-
que sin pueblo liberado no hay Universidad del Pueblo. Para el
estudiantado combativo todas las luchas que desata nuestro pue-
blo nos son propias y en este sentido debemos apoyarlas, rode-
arlas de solidaridad y hacerlas una misma lucha llevndolas
adelante hasta la victoria.No es el discurso, sino la prctica y el accionar conse-
cuente lo que diferencia a un revolucionario de un reformista.
Sobre las polticas de
alianza
Las alianzas en la Uni-
versidad deben ser cuidadosa-
mente analizadas en lo poltico,
porque suele ser a travs de
esas alianzas donde se truncan
los esfuerzos de los estudiantes
revolucionarios que terminan
mediatizando su papel y su accin poltica para sostener acuer-
dos con sectores vacilantes.
En esto, es perfectamente aplicable una frase de Mario
Roberto Santucho: no podemos apoyar sectores vacilantes, no
podemos despertar esperanzas en polticos que no realicen una
prctica revolucionaria. Coincidimos si, con ellos en la defensa
de la democracia y la libertad, pero no los defendemos ni apoya-
mos, siguiendo las enseanzas leninistas de que un pilar de la
educacin revolucionaria es confiar nicamente en las autnti-cas fuerzas revolucionarias de proletariado y el pueblo y no con-
fundirse por ningn demagogo, ningn vacilante, ningn partido
ni dirigente que solo prometa y ceda ante presiones y est en
todo momento bajo la influencia del enemigo
Por ejemplo, si para obtener una victoria electoral nos
aliamos con sectores con los que no compartimos al menos al-
gunos puntos bsicos en lo poltico, o que tienen prcticas rei-
das con nuestros principios, lo que estaremos haciendo es
sumarnos al sistema, ya que ese centro de estudiantes , en lugar
de ser una herramienta para la construccin de poder del pueblo,
para la participacin, discusin y formacin poltica, ser un meroprestador de servicios o bien un nuevo grupo en busca de la
caja implementando las mismas prcticas y mtodos que nues-
tros enemigos de clase.
As, en cada accin emprendida, las polticas de alianzas
deben generarse pensando en la mayor unidad posible de los
que luchan, pero siendo cuidadosos de no llevar nuestra poltica
por caminos equivocados, de no terminar detrs de polticas re-
formistas, populistas o autonomistas que despierten falsas ex-
pectativas sobre la verdadera salida de nuestro pueblo.
De esta manera, en determinadas luchas ser posible
un marco de alianzas ms amplio, especialmente en las luchas
de carcter ms reivindicativas, donde las consignas levantadas
puedan ser comunes a pesar de las diferencias entre los distin-
tos sectores encontrados. Por ejemplo: en defensa de la educa-
cin, la salud, la vivienda. Esta amplitud en el marco de alianzas
no debe hacernos olvidar dos cuestiones:
1 en cada lucha, por ms carcter reivindicativo que
posea, la tarea del revolucionario es desarrollar la lucha ms po-
ltica, encararla desde una perspectiva revolucionaria.
2 en la bsqueda de amplitud y el sostenimiento de ac-
ciones conjuntas que potencien la lucha, pueden aceptarse dife-rencias polticas mientras ello no determine un alejamiento de
nuestros objetivos, de los principios que defendemos, pero nunca
el acuerdo con sectores que hayan demostrado la entrega siste-
mtica de las luchas, la conciliacin con el enemigo de clase, las
rupturas de espacios de unidad,
etc, o bien que tengan acuerdos
polticos con la burguesa.
En las luchas de carc-
ter ms poltico, el marco de
alianzas ser necesariamente
mas chico. Por ejemplo, no po-demos plantear una lucha en
contra del pago a la deuda ex-
pa gpag 66
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
7/20
terna con aquellos que proponen una revisin de la misma. De-
bemos dejar en claro cul es el camino para terminar con las in-
justicias, evidenciar que la revolucin socialista es la nica salida
para los trabajadores y el conjunto del pueblo explotado.
Nuestra causa como estudiantes revolucionarios
La Universidad, la educacin, no es para el pueblo sino
del pueblo. No es algo que nosotros desde el llano, o un even-
tual futuro Estado Revolucionario, o una vanguardia, ofrece al
pueblo como regalo, sino el producto de una construccin popu-
lar, la del estudiantado, que ha marcado con su sangre, con su
esfuerzo y su enorme energa organizada, la historia de lucha de
America Latina, junto a los sectores mas combativos del pueblo,
en su lucha por la educacin, la salud, el trabajo en su lucha
contra un sistema que nos oprime y aliena.
Hay que recordar siempre que los estudiantes tuvieron
un rol fundamental en el desarrollo de los procesos revoluciona-
rios en Amrica Latina: la enorme cantidad de compaeros revo-lucionarios surgidos de las filas del estudiantado da una idea
acabada de esto. El cubano Fidel Casto no era abogado, ni el ar-
gentino Ernesto Guevara y el chileno Miguel Enriquez dos mdi-
cos; Mario Roberto Santucho no era un contador, ni el
nicaragense Carlos Fonseca un profesor; el brasileo Carlos
Marighela no era estudiante del Politcnico, ni el subcomandante
Marcos es un profesor de filosofa; Lucio Cabaas no era un
maestro ni solamente fue Secretario General de la federacin de
Estudiantes Camesinos Socialistas; el salvadoreo Roque Dalton
no era un escritor. Todos los mencionados, y millares ms como
ellos, iniciaron su militancia poltica en el mbito estudiantil.
Lo mismo ocurre con la lista de cados en los
grandes hechos de masas que registra la historia argen-
tina: Santiago Pampilln (Crdoba), Norberto Blanco y Adolfo
Bello (Rosariazo), Juan Jose Cabral (Correntinazo), son algunos
de los cados por luchar durante la represin encabezada por la
dictadura del General Ongana.
Pero el origen de esa represin no fue un hecho aislado,
ni el hecho de que hayan sido la mayora estudiantes quienes ca-yeron producto de la casualidad: fue el alto grado de organiza-
cin y combatividad del movimiento estudiantil argentino,
que junto al pueblo explotado, y producto de la conciencia
adquirida de que solo la lucha nos hace libres, lo que deter-
min la intervencin violenta de las fuerzas represivas con-
tra el pueblo movilizado que desde las fbricas, las oficinas,
las universidades y los colegios, sali a enfrentar a sus ene-
migos de clase.
Desde Fogoneros, llamamos a los es-tudiantes, graduados, docentes, trabajado-res de la Universidad, a comprometerse conla causa revolucionaria, a seguir constru-yendo junto al resto del pueblo el camino dela lucha y la organizacin por una sociedadsin opresores y oprimidos, una sociedad dehombres y mujeres nuevos, por el socia-lismo.
pagpag 77
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
8/20
pagpag 88
Desde 1880 la clase obrera argentina fue protagonista de gran-
des levantamientos, rebeliones, y luchas por mejorar sus con-diciones materiales de vida, y en momentos lgidos levant la
bandera de la liquidacin de la explotacin del hombre por el
hombre contra el capitalismo, y a favor de la revolucin so-
cialista.
Para caracterizar correctamente a las centrales obreras ac-
tuales es fundamental hacer un anlisis histrico del movi-
miento obrero en nuestro pas. La intencin en esta primera
nota (la siguiente se publicar en la prxima edicin) es des-
cribir el origen de la burocracia sindical, que fue siempre uno
de los mayores enemigos de la clase obrera y de las organi-zaciones que la representaron durante todo el siglo pasado.
Por eso, abordaremos principalmente algunos aspectos de la
rica historia de lucha de los trabajadores de la que nos reco-
nocemos parte, y que en el presente nos lleva a continuar en
un camino de liberacin de la clase trabajadora, que no es otra
cosa que avanzar en la construccin de todas las herramien-
tas de lucha y organizacin, de poder revolucionario, hacia la
revolucin socialista.
En ese largo trayecto, los sindicatos en manos de los trabaja-
dores y con una perspectiva de independencia de clase y com-
bativa, son una herramienta fundamental. Pondremos el eje,
tomando en cuenta los objetivos de la nota, en la descripcin
actual de la burocracia sindical y de cmo se fue conformando
a lo largo de nuestra historia.
Burocracia: una historia de traiciones
El burcrata sindical no se define por su origen de clase, sino
por los intereses de clase que su poltica representa y forma
parte del sistema explotador capitalista.
Desde la construccin de los primeros sindicatos en Argentina,
la burguesa intent controlar sus direcciones o, cuando no pu-
dieron porque fueron rebalsados por las bases de los trabaja-
dores y sus organizaciones, desat la persecucin, la
represin, la crcel y los asesinatos de activistas y militantes
obreros consecuentes con los intereses de su clase.
Una y otra vez el movimiento obrero ha logrado revertir los gol-
pes con ms organizacin y ms lucha. Las represiones a las
primeras grandes huelgas de 1904, la Semana Trgica de1919, la masacre en la Patagonia en 1921, la represin y per-
secucin sufrida durante la dcada del 30, la cooptacin de
las direcciones y de las estructuras sindicales profundizada
durante el gobierno de Juan D. Pern, que inclua la persecu-cin a aquellos que no entraban en sus planes y cuestiona-
ban; la dictadura de Ongana, Levingston y Lanusse; no
pudieron impedir un ascenso en la conciencia y la organizacin
de la clase trabajadora que se fue adueando de sus herra-
mientas gremiales para ponerlas al servicio de la lucha, en una
espiral en ascenso que fue de la mano de la construccin de
organizaciones revolucionarias que planteaban claramente la
cuestin del poder. Toda esa historia de represin, persecu-
cin y cooptacin no logr impedir ese ascenso que se ex-
pres en el Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo, lasexperiencias de Villa Constitucin, Sitrac Sitram, las coordina-
doras de gremios en lucha, dentro de una larga lista de ex-
presiones genuinas nacidas desde las bases. Todas esas
experiencias y herramientas que se fueron desarrollando, y
que fueron nuevamente golpeadas duramente la ltima dicta-
dura y las democracias burguesas que continuaron la repre-
sin, debemos tomarlas en este presente en que se abren
nuevos procesos, para dar nuevos pasos.
Desde la dcada de 1880 hasta 1916, el sindicalismo argen-
tino se fue desarrollando con un carcter combativo, revolu-
cionario, de independencia de clase. A una nota que en 1907
enviara el recin creado Departamento Nacional del Trabajo a
las dos centrales obreras entonces existentes, requirindoles
su colaboracin, la Unin General de Trabajadores contest
que para que en lo sucesivo no se molesten hacindonos pro-
posiciones, manifestamos que no creemos necesaria la inter-vencin del Departamento Nacional del Trabajo en los asuntos
que ataen a nuestra organizacin, por estar convencidos de
MOVILIZACIN DE LA F.O.R.A.
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
9/20
que todo lo que se refiere al bienestar y mejoramiento de nues-
tra clase depende nica y exclusivamente del esfuerzo que
pueda desarrollar la accin obrera por medio de la lucha ejer-
cida contra los que nos sumen en la ms cruel explotacin. La
Federacin Obrera Regional Argentina (FORA) ni siquiera con-
test.
Posteriormente, el gobierno del radical Hiplito Yrigoyen inici
una poltica de seduccin hacia el movimiento obrero, obli-
gando en algunos conflictos a empresarios a reincorporar tra-
bajadores despedidos, ordenando a la polica a no reprimir o
recibiendo dirigentes obreros en huelga por primera vez en la
Casa de Gobierno. De esa manera, otorg algunas concesio-
nes para controlar a los trabajadores, disputando el poder de
las direcciones combativas. Sin embargo, las fuerzas del Es-
tado capitalista pusieron en evidencia su verdadera esencia
ante cada accin independiente de la clase obrera. Cuando
eso ocurra, el radicalismo masacraba al proletariado como el
ms reaccionario de los gobiernos oligrquicos: tales los casos
de la Semana Trgica y la represin y fusilamientos en la Pa-tagonia a los trabajadores rurales en lucha. En los aos 30
se profundiz la represin sobre el movimiento obrero que a
mediados de esa dcada tuvo momentos de ascenso en las lu-
chas.
En 1942 la CGT se dividi en dos organizaciones, una contro-
lada por el Partido Comunista, y otra por los socialistas, ambas
igualmente burocratizadas y extraas a los intereses, a las in-
quietudes y a las aspiraciones de los trabajadores argentinos,
en particular del nuevo proletariado fabril. En esa poca, la Se-
gunda Guerra Mundial estaba en su apogeo y Argentina erauno de los pases con ms altos niveles de exportacin de ma-
terias primas y alimentos. La izquierda de entonces, enmar-
cada en los acuerdos vigentes entre los llamados aliados que
confrontaban contra el nazismo y el fascismo por el control del
mundo capitalista, y con la Unin Sovitica soportando el
mayor peso de la lucha antifascista, opt por frenar los con-
flictos en los principales centros de produccin relacionados
con las exportaciones que provean de alimentos a las tropas
aliadas, as como a los servicios de apoyo a esas exportacio-
nes como los ferrocarriles que trasladaban la materia prima
exportable desde las provincias hasta los puertos de embar-
que.
Esta situacin produjo frustracin y descreimiento en las filas
obreras, que vean por ejemplo como los frigorficos ingleses
podan contar con las direcciones reformistas que controlaban
a los sindicatos para garantizar la continuidad de la produc-
cin, sin atender los reclamos y reivindicaciones de los traba-
jadores.
Una burocracia autodenominada de izquierda garantizaba
los negocios del capital extranjero, mientras la pobreza ex-
trema en las provincias produca una gran migracin hacia losmayores centros urbanos en busca de trabajo y su consi-
guiente proletarizacin. As fue que un nuevo fenmeno pol-
tico se manifest con fuerza en nuestro pas: el refor-
mismo cedi el lugar al populismo encarnado en la fi-
gura de Juan Domingo Pern, un coronel del Ejrcito que
mediante una limitada redistribucin de una parte de la riqueza
producida exclusivamente por los trabajadores, logr la adhe-
sin de enormes multitudes obreras, desvindolas por com-
pleto de sus objetivos como clase y creando una central
sindical nica de tipo paraestatal al servicio del sector popu-
lista de la burguesa. Fue en ese perodo, el de Pern, cuando
se consolid la burocracia sindical tal como la conocemos
ahora.
La ubicacin del general Pern en la sociedad fue explicada
por l mismo. Para graficarla sin ambigedades, reproducimos
abajo planteos textuales del fundador del peronismo:
Se ha dicho seores, que soy un enemigo de los capitales y si us-
tedes observan lo que les acabo de decir, no encontrarn ningn
defensor, diramos, ms decidido que yo, porque s que la defensa
de los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, delos comerciantes, es la defensa misma del estado.
No se asusten de mi sindicalismo; nunca mejor que ahora estar se-
guro el capitalismo, ya que yo tambin lo soy porque tengo estancia
y en ella operarios. Lo que quiero es organizar estatalmente a los tra-
bajadores para que el Estado los dirija y les marque rumbo, de esa
manera se neutralizarn en su seno las corrientes ideolgicas y re-
volucionarias que pueden poner en peligro nuestra sociedad capi-
talista en la posguerra.Por eso creo que si yo fuera dueo de una fbrica, no me costara
ganarme el afecto de mis obreros con una obra social realizada con
inteligencia. Muchas veces ello se logra con el mdico que va a la
casa de un obrero que tiene un hijo enfermo; con un pequeo regalo
en un da particular, el patrn que pasa y palmea amablemente a
sus hombres y les habla de cuando en cuando, as como nosotros
lo hacemos con nuestros soldados.
Con nosotros funcionar en la casa la Confederacin General del
Trabajo y no tendremos ningn inconveniente, cuando queramos
que los gremios equis o zeta procedan bien, a darles nuestros con-
pagpag 99
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
10/20
sejos, nosotros se los transmitiremos por su comando na-
tural; le diremos a la Confederacin General: hay que hacer
tal cosa por tal gremio y ellos se encargarn de hacerlo. Les garan-
tizo que son disciplinados y tienen buena voluntad para hacer las
cosas.
Eso sera el seguro, la organizacin de las masas. Ya el estado or-
ganizara el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que
cuando est en su lugar, nadie pueda salirse de l, porque el orga-
nismo estatal tiene el instrumento que, si es necesario por la fuerza,ponga las cosas en su quicio y no permitan que salgan de su curso .
Despus del golpe de 1955, la esencia explotadora del capi-
talismo volvi a ser motivo de reaccin por parte de los traba-
jadores. En el marco de la llamada resistencia peronista que
trataba de recuperar las conquistas sociales alcanzadas du-
rante la etapa de gobierno peronista y anuladas por el golpe
militar que derrib a Pern, la violencia como mtodo de lucha
y la organizacin obrera independiente del Estado comenz a
recomponerse.
As, los programas de La Falda, de Huerta Grande y de la CGTde los Argentinos, implicaron un paulatino avance de las ideas
de independencia de clase entre los trabajadores y el surgi-
miento de importantes camadas de dirigentes clasistas que
desde las bases lograron instalar nuevamente las reivindica-
ciones histricas del movimiento obrero argentino.
En el caso de la CGT de los Argentinos, vale la pena recordar
algunos de los trminos de su Mensaje del 1 de mayo de 1968:
La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabajadores un ca-
mino fcil, un panorama risueo, una mentira ms. Ofrece acada uno un puesto de lucha.Las direcciones indignas deben
ser barridas desde las bases. En cada comisin interna, cada
gremio, cada regional, los trabajadores deben asumir su res-
ponsabilidad histrica hasta que no quede un vestigio de co-
laboracionismo ni participacionismo. Esa es la forma de probar
que la unidad sigue intacta y que los falsos caudillos no pue-
den destruir desde arriba lo que se ha amasado desde abajo
con el dolor de tantos. Si nos limitramos al enfrentamiento
con esos dirigentes, an si los desalojramos de sus ltimas
posiciones, seramos derrotados cuando en el momento deltriunfo cayeran sobre nosotros las sanciones que debemos es-
perar para no temer. El movimiento obrero no es un edificio ni
cien edificios; no es una personera ni cien personeras; no es
un sello de goma ni un comit; no es una comisin delegada
ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad or-
ganizada del pueblo, y como tal no se puede clausurar ni in-
tervenir () Y si cayeran sobre nosotros los retiros de
personera, las intervenciones y las clausuras, ser el mo-
mento de rcordar lo que dijimos () a la luz o en la clandesti-
nidad, dentro de la ley o en las catacumbas (),
Por otra parte, el rol jugado por el peronismo y el desarrollo
del movimiento obrero en esos aos fue descripto por el diri-
gente del PRT Luis Pujals en el artculo El papel de los sindi-
catos, a fines de 1971: las formas actuales de la organizacin
sindical argentina tienen su origen en la dcada del peronismo.
La naturaleza bonapartista del gobierno de Pern, su necesi-
dad de apoyarse en las masas () lo llev a crear una orga-
nizacin que permitiera un rgido control de la clase obrera. La
organizacin que se estructur, obedeca a estos propsitos a
su vez, la aparicin de los dirigentes-funcionarios que poco te-
nan de dirigentes obreros y s mucho de funcionarios estata-
les, cuya misin era garantizar que la actividad de las masas
cumpliera los objetivos que le fijaba la poltica del gobierno.
Cado el gobierno peronista, desaparecidos los ms promi-
nentes de estos funcionarios, la clase obrera organizndose
en la clandestinidad libr una gran lucha por la recuperacin de
los sindicatos intervenidos. Sobre la ola de esta lucha se en-
caram un grupo de dirigentes que, logrado el objetivo sindi-
cal de la recuperacin de las organizaciones gremiales, no
vacil en negociar la fuerza organizada del movimiento obrero,
recibiendo a cambio de ello una ley, la de Asociaciones Profe-
sionales, que sent las bases econmicas para el desarrollo y
consolidacin de una burocracia sindical poderosa que domin
en la siguiente dcada toda la actividad sindical argentina. Se
materializ as un fenmeno particular de la poca del impe-
rialismo: la tendencia de los sindicatos legales a convertirse
cada vez ms en instrumentos del rgimen burgus. Este fe-
nmeno se produce a travs de la degeneracin de las direc-
ciones sindicales. La burguesa mediante una poltica que
otorga concesiones econmicas y privilegios de todo tipo, co-
rrompe a los dirigentes venales, creando una aristocracia
obrera ajena a los sufrimientos de las masas. De esta manera,
los gobiernos burgueses consiguen ubicar en las primeras filas
obreras a elementos que le son adictos y que transmiten den-
tro de ellas la ideologa burguesa.
Pujals agregaba que esto no significa que bajo estas direc-
ciones no se libran importante luchas, significa slo, que esas
luchas en la mayora de los casos fueron parte de las tcticaspolticas de algn sector de la burguesa en los enfrentamien-
tos interburgueses y an en los casos en que se trat de au-
pagpag 1010
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
11/20
tnticas luchas reivindicativas econmicas, stas fueron trai-
cionadas mediante la maniobra de la conciliacin, agravada
por la instauracin de la dictadura militar en 1966 bajo cuya
proteccin se desarroll un sector sindical que predica abier-
tamente la integracin del movimiento obrero a la poltica bur-
guesa y proimperialista de la dictadura, dio renovada vigencia
a la recuperacin de los sindicatos. Esta tarea impulsada con
firmeza por una camada de nuevos dirigentes tuvo un des-
arrollo contradictorio, pero que se acentu positivamente a par-tir de 1969, lo que permiti la recuperacin de algunos
sindicatos que pasaron a ser dirigidos por direcciones clasis-
tas.
Hacia mediados de la dcada del 60, las contradicciones entre
dirigencias burocrticas participacionistas, esto es, que par-
ticipaban del sistema capitalista como un engranaje destinado
al control de las aspiraciones obreras, y los dirigentes clasis-
tas, que impulsaban la organizacin independiente de la clase
obrera y las luchas destinadas a avanzar sobre el poder bur-
gus construyendo un poder revolucionario desde una pers-
pectiva de clase, se profundizaron.
As crecieron las tendencias clasistas que derivaron en las me-
morables jornadas de los levantamientos populares como el
Cordobazo, el Rosariazo, el Correntinazo y otras expresiones
de lucha, y que inevitablemente, ante la feroz respuesta del
Estado, condujeron al surgimiento de estructuras polticas pro-
pias de los trabajadores: las organizaciones revolucionariasque se proponan superar la barrera de las reivindicaciones
parciales y llevar la lucha de clases hasta un desenlace defi-
nitivo: la toma del poder por parte de la clase obrera y el pue-
blo.
Gran parte de los trabajadores y diversas or-ganizaciones polticas llegaron a una con-clusin: el desafo de la hora era elegir entre
el Poder Burgus o el Poder Revolucionario.
En Argentina existen actualmente tres centrales sindicales: laConfederacin General del Trabajo (CGT) oficialista, liderada
por Hugo Moyano (camioneros) con participacin en disidencia
del grupo conocido como los Gordos (Armando Cavalieri,
Jos Pedraza, Oscar Lescano, Carlos West Ocampo y Rodolfo
Daer, entre otros); la CGT Celeste y Blanca encabezada por
Luis Barrionuevo (gastronmicos), y la Central de Trabajado-
res Argentinos (CTA) que tiene como Secretario General a
Hugo Yasky (docentes-CTERA).
Las tres centrales estn controladas por distintos sectores de
la burocracia sindical, ligados a diferentes segmentos de la bur-guesa y sus partidos, principalmente al PJ, que trasladan las
disputas interburguesas al seno del propio movimiento obrero.
La burocracia, a pesar de que mantiene la direccin de la gran
mayora de los sindicatos, est sin embargo cada vez ms se-
parada de las bases. En trminos generales los burcratas
estn cuestionados por su ligazn a la clase poltica burguesa,
por sus negociados, por ponerse una y otra vez de espaldas a
los trabajadores, por ser cmplices y parte de las polticas que
nos llevan a vivir cada vez ms en la miseria mientras se con-
centra la riqueza y se enriquecen los dirigentes burcratas, vi-
viendo en un lujo an impune, a la vista de todos. Estos
dirigentes burcratas nada tienen de trabajadores, no trabajan
y se han consolidado como administradores de los sindicatos
y las obras sociales, y son, en la mayora de los casos, em-
presarios.
El cuestionamiento cada vez ms evidente y extendido entre
los trabajadores se expresa en desafiliaciones masivas, cuer-
pos de delegados que encaran las luchas ms all de la direc-
cin de los sindicatos, conducciones opositoras que se
multiplican en todo el pas, cuestionamientos abiertos en mu-
chos conflictos, escraches, y hasta en algunos casos la agre-sin directa hacia los burcratas. Pero esto no significa que
peligren en lo inmediato sus privilegios, porque an los traba-
jadores no hemos logrado altos niveles de organizacin y co-
ordinacin en la base, ms all de las tendencias y corrientes
que ganan experiencia en cada conflicto, pero que estn toda-
va dispersas. Los sectores combativos del movimiento obrero
son an muchas veces influenciados por direcciones reformis-
tas o populistas que les impiden dar un salto en calidad hacia
la conformacin de un nucleamiento clasista.
Hoy, puntualmente, las CGT de Moyano y Barrionuevo estndisputndose espacios de poder en cada sector de trabajo, y
esa pelea est directamente relacionada con la interna del PJ,
pagpag 1111
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
12/20
expresada principalmente en
la puja entre Kirchner y Du-
halde. Esta situacin no es nueva:
basta recordar lo que pas en el ani-
versario de la masacre de Ezeiza,
cuando terminaron a los tiros entre
ellos.
En definitiva, las distintas facciones
burocrticas de las dos CGT intentannuevos engaos para encubrir sus dis-
putas por el poder econmico y pol-
tico que significa el control de
sindicatos y obras sociales. Las exi-
gencias reivindicativas que esgrimen
cada tanto los burcratas son manio-
bras para contener la bronca que pro-
duce en las bases la situacin real de
los trabajadores, caracterizada por la
cada del poder adquisitivo del salarioa causa de la inflacin, la prdida de
derechos y antiguas conquistas labo-
rales, el aumento de la precarizacin
y los despidos, la imposibilidad a acc-
ceder a la vivienda, la destruccin de
la salud y educacin pblicas, lo que
determina un permanente descenso
del nivel de vida de los asalariados.
Esas iniciativas por reivindicaciones
justas que lanzan los burcratas ce-
getistas forman parte de una poltica
destinada a evitar la organizacin in-
dependiente de los trabajadores, para
mantener la aparente legitimidad de
sus mandatos y garantizar no sola-
mente sus propios privilegios sino tam-
bin la gobernabilidad del sistema
capitalista y la continuidad de la ex-
plotacin.
Tambin en la CTA hay internas ex-
presadas en dos grandes lneas,cuyas cabezas son Hugo Yasqui y Vc-
tor De Genaro. Ambas corrientes in-
testinas expresan disputas entre
burcratas que nada tienen que ver
con los intereses y aspiraciones de los
trabajadores.
Si bien Yasqui se presenta abierta-
mente alineado al Kirchnerismo y en
coherencia con eso se lo ve de la
mano de Moyano, De Genaro tambinha tenido esa poltica hacia el go-
bierno, y hoy en parte se separa de
ese camino pero no desde una pers-
pectiva de clase sino detrs de la
construccin de una herramienta pol-
tica, la constituyente social, que desde
hace largos aos se impulsa desde la
CTA, que no es ms que una nueva
expresin partidaria y electoral del re-
formismo.
Los intentos de la CTA por posicio-narse como una alternativa obrera al
poder de las dos CGT y de sus com-
ponentes es slo una cortina de
humo, ya que se trata de otra pelea
entre burcratas en la que brilla por su
ausencia la democracia sindical y la
opinin de las bases obreras.
En ese sentido, para los trabajadores
argentinos tiene vigencia en la vida
cotidiana lo expresado hace ya mu-chos aos por el dirigente combativo
Amado Olmos, quien en el texto del
Mensaje de la CGT de los Argentinos
del 1 de mayo de 1968 dijo que hay
dirigentes que han adoptado las for-
mas de vida, los automviles, las
casas, las inversiones y los gustos de
la oligarqua a la que dicen combatir.
Desde luego con una actitud de este
tipo no pueden encabezar a la clase
obrera. En ese texto histrico que
precedi al Cordobazo, Olmos agreg
tambin: que se queden con sus pri-
vilegios hasta el da inminente en que
una rfaga de decencia los arranque
del ltimo silln y de las ltimas re-
presentaciones traicionadas.
Esta realidad hace queante cualquier conflicto,
los trabajadores debamosenfrentarnos no slo conla patronal y las institucio-nes del estado burgus(fuerzas represivas poli-ciales, militares y parami-litares, Ministerio deTrabajo, Poder judicial,medios de prensa y propa-ganda del sistema, etc),
sino tambin con la buro-cracia.
pagpag 1212
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
13/20
pagpag 1313
Hace 45 aos, el 25 de mayo de 1965, fue fundado el Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRT), como resultado deun proceso de unidad entre el Frente Revolucionario Indoameri-
cano Popular (FRIP), una organizacin que se encuadraba en el
nacionalismo revolucionario con una fuerte impronta antiimperia-
lista, y Palabra Obrera, una organizacin trotskysta.
Ms all de los acuerdos explcitos y tcitos entre ambos agru-
pamientos, en pocos aos aparecieron las distintas concepcio-
nes polticas e ideolgicas en el seno del flamante destacamento
revolucionario, que se tradujeron en dos sectores: uno expresado
en la referencia de Nahuel Moreno y otro por Mario Roberto San-
tucho. El desenlace de estas profundas diferencias fue el naci-
miento de dos corrientes conocidas entonces como PRT LaVerdad, encabezada por Moreno, y PRT El Combatiente que con-
duca Santucho.
Finalmente, tras el IV Congreso partidario se produjo la ruptura in-
evitable, y con la realizacin del V Congreso se definieron los ras-
gos que caracterizaron al PRT: un partido marxista leninista, un
partido de combate, que cre herramientas polticas para hacer
frente a los enemigos de los trabajadores y el pueblo en todos
los terrenos, incluido el militar con la creacin del Ejrcito Revo-
lucionario del Pueblo, y con la finalidad expresa de tomar el poder
en Argentina para construir el socialismo.
Precisamente la cuestin del poder fue uno de los aspectos que
marcaron a fuego al PRT-ERP y lo diferenciaron de otras agru-
paciones que con distintos argumentos basados en concepciones
populistas y/o reformistas segn cada caso, rehuyeron la res-
ponsabilidad de enfrentar de manera integral los desafos que
planteaba el desarrollo de la guerra revolucionaria para la toma
del poder y la construccin del socialismo.
El carcter de clase de la revolucin, el partido de cuadros y de
combate, la implementacin de todos los mtodos de lucha, la
influencia de las ricas experiencias revolucionarias de todo el
mundo, especialmente dela cubana y la vietnamita
adecuadas a la historia y
la realidad argentina, fue-
ron algunos de los rasgos
principales que caracteri-
zaron al PRT.
Toda la estrategia y las
prcticas revolucionarias
del PRT estuvieron siem-
pre asentadas sobre su
insercin de masas en di-versos sectores popula-
res. Originalmente, sobre
la base de los hacheros y de los trabajadores de ingenios azu-
careros del norte argentino, con especial fuerza en Tucumn, y enlos grandes cordones industriales de Crdoba, Rosario y Buenos
Aires. En las primeras dos ciudades, los militantes del PRT par-
ticiparon activamente en la organizacin y desarrollo del cordo-
bazo y el rosariazo, mientras en el conurbano bonaerense su
trabajo se asent en las fbricas automotrices, de autopartes, y
de otros gremios.
En el rea cultural, la influencia perretista determin la integracin
de numerosos intelectuales como Raymundo Gleyzer, fundador
del clebre grupo Cine de la Base. A travs del trabajo poltico
entre el estudiantado universitario, donde milit en sus orgenes
el propio Santucho, muchos estudiantes se incorporaron al par-tido y a su ejrcito popular.
Con ms de 400 clulas en las fbricas ms grandes del Gran
Buenos Aires, Tucumn, Jujuy, Santiago del Estero, Crdoba, Ro-
sario y entre los petroleros de las provincias patagnicas; con
marcada influencia entre los algodoneros del Chaco y los em-
pleados judiciales y docentes formoseos; con fuerte presencia
en las ciudades del interior de la provincia de Crdoba y Santa Fe,
en Mendoza, Paran, Neuqun, General Roca, Baha Blanca y
otros puntos del pas, el PRT cre el Frente Antiimperialista por
el Socialismo (FAS), nucleando a sectores marxistas y a lo ms
combativo del peronismo de la poca.Su peridico El Combatiente lleg a distribuir 20.000 ejemplares
por edicin, mientras el rgano de prensa del ERP, Estrella Roja,
alcanz cifras similares. Por otra parte, el quincenario Nuevo
Hombre, la revista terica Posicin y el diario El Mundo, forma-
ron parte de su poltica de propaganda masiva y de su poltica
de difusin de las ideas revolucionarias.
De esta manera, el PRT-ERP fue la organizacin que encarn
con mayor precisin el legado del guevarismo en la historia de
nuestro pas, al tiempo que expres el nivel ms alto de la lucha
de clases en Argentina, com-
binando el impulso de las
luchas de masas con el
de las acciones de van-
guardia.
Su concepcin estrat-
gica determinaba el des-
arrollo de la guerra
revolucionaria, enmar-
cada dentro de una estra-
tegia continental, y dentro
de ella debe encuadrarsela construccin de herra-
mientas regionales de
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
14/20
pagpag 1414
unidad como la Junta de Coor-
dinacin Revolucionaria -inte-
grada por el PRT de Argentina, el MIR de
Chile, el MLN Tupamaros de Uruguay y
el PRT de Bolivia y su ejrcito, el ELN.
Para el PRT-ERP la guerra era popular,
era prolongada y al mismo tiempo era in-
surreccional, particularmente en su des-
enlace. Estos tres aspectos le daban uncontenido integral al enfrentamiento ar-
mado entre las estructuras polticas y mi-
litares de la clase obrera y el pueblo, y
las de la burguesa.
En la estrategia del partido encabezado
por Santucho como mximo exponente,
ocupaba un rol preponderante el des-
arrollo de la guerrilla en el campo, asen-
tada en los trabajadores rurales y en el
campesinado del norte de nuestro pas.
Si bien su desarrollo se asent con parti-cular fuerza en la provincia de Tucumn, la estrategia perretista
se extendi a otras regiones norteas.
Las concentraciones urbanas donde se aglomeraba el conjunto
de la clase obrera, era el terreno frtil para desarrollar la guerri-
lla urbana.
Segn el anlisis del PRT-ERP, la derrota de las fuerzas militares
de las burguesas locales, traera como consecuencia la inter-
vencin directa de fuerzas extranjeras comandadas por la po-
tencia hegemnica en esta parte del mundo: los Estados Unidos.
Eso prolongara la guerra, pero al mismo tiempo le dara un ca-
rcter continental al enfrentamiento, lo que determinaba, no so-
lamente desde la ideologa sino desde el sentido comn y la
prctica misma de la militancia revolucionaria, el carcter inter-
nacionalista de la estrategia partidaria.
La experiencia del PRT-ERP y sus aos
de combate y esfuerzo se convirtieron en
una referencia ineludible para los revolu-
cionarios de Argentina y de toda Amrica
latina, especialmente en momentos
como los actuales, cuando la vacilacin y
la renuncia a los postulados revoluciona-rios definen a tantas personas y organi-
zaciones, en el marco de la vigencia de
un capitalismo que contina explotando a
los argentinos como lo haca en los aos
sesenta y setenta, en ciertos aspectos
con mayor brutalidad.
La lucha ideolgica contra el populismo y
el reformismo fue tambin una caracte-
rstica de ese partido que supo encarar
con decisin inquebrantable las tareas
de la revolucin socialista.No puede obviarse en la historia del PRT
el papel fundamental de su mximo ex-
ponente, el Comandante Mario Roberto
Santucho, quien condujo y sintetiz la po-
tencialidad revolucionaria de miles de
hombres y mujeres, llevndolos a integrar
su individualidad en lo colectivo e insta-
lando con su propio ejemplo a nivel pol-
tico y humano la idea guevarista del
hombre nuevo.
No fue casual por ello, que este lder re-volucionario haya sido definido por los mi-
litares argentinos que aplicaron el
terrorismo de Estado desde 1976, como
el comandante de los irrecuperables.
Irrecuperables para el capitalismo en su
totalidad, irrecuperables para la ideologa
burguesa, irrecuperables tanto l como
su partido y su ejrcito para el rgimen
dictatorial y para el sistema eleccionario
que hegemoniz gran parte de la historia
poltica nacional en tanto mtodo de do-minacin.
Una frase de Santucho define su pensamiento en torno a temas
actuales que en la Argentina de hoy dividen aguas en el seno de
la izquierda, como el electoralismo y las formas de lucha: El par-
lamentarismo es una forma enmascarada de dictadura burguesa.
Se basa en la organizacin de partidos polticos y en el sufragio
universal. Aparentemente todo el pueblo elige sus gobernantes.
Pero en realidad no es as, porque como todos sabemos las can-
didaturas son determinadas por el poder del dinero...".
Estos dos asuntos de mxima importancia tambin expresan la
persistencia de dos enemigos mortales de la revolucin, el po-
pulismo y el reformismo. Al respecto, Santucho opinaba que la
lucha por el poder obrero y popular, por el socialismo y la libera-
cin nacional, es inseparable de la lucha
contra el populismo y el reformismo, gra-
ves enfermedades polticas e ideolgicas
existentes en el seno del campo popu-
lar.
Pasaron los aos y el capitalismo sigui
hasta hoy haciendo estragos en las so-
ciedades contemporneas, el imperia-lismo contina sometiendo pases y
pueblos enteros; hay invasiones directas
e indirectas, bloqueos econmicos, de-
predacin y apropiacin de los recursos
naturales, marginalidad e injusticias en
todos los aspectos de la vida social; re-
presin y muerte. El sistema electoral ca-
pitalista predomina hoy como esquema
poltico para sojuzgar a las mayoras y
encubrir la explotacin y el saqueo. Las
elecciones siguen siendo el mtodo paraengaar al pueblo con cada vez ms
circo electoralista y cada vez menos pan.
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
15/20
pagpag 1515
En las ltimas dcadas, las fuerzas armadas del capitalismo en Am-
rica latina han modificado sus estructuras siguiendo las nuevas doc-
trinas trazadas desde los Estados Unidos. La reduccin numricade tropas y la profesionalizacin y tecnificacin de los ejrcitos res-
ponden a necesidades econmicas, estratgicas y operativas del
imperialismo en su poltica hacia el subcontinente.
Uno de los elementos centrales de esta readecuacin es la incor-
poracin de la teora de los espacios vacos al diagrama de de-
fensa de los intereses norteamericanos en todo el mundo.
De acuerdo a esa teora, existen en el mundo espacios estratgicos
por su ubicacin geogrfica y por su riqueza en recursos naturales,
que no son controlados, segn la visin estadounidense, por ningn
gobierno alineado con Estados Unidos. Este concepto fue tomado
como propio por las Naciones Unidas.
Esta concepcin implica para los norteamericanos que esos territo-
rios deberan ser ocupados por fuerzas yanquis o afines a la poltica
exterior de los EEUU para preservar sus intereses econmicos, po-
lticos y obviamente militares.
Las definiciones centrales de esta poltica agresiva fueron sintetiza-
das por Roger Pardo Maurer, quien fue asesor de la contra nica-
raguense, veterano de la invasin de Afganistn y luego Sub
Secretario de Defensa para Asuntos Latinoamericanos de George
Bush (h), al decir que el pensamiento estratgico tradicional de los
Estados Unidos, esto es, dividir la seguridad en nacional, hemisf-
rica y global como tres esferas diferentes, ya no es correcta. Ahora
es una continuidad de las tres. El fondo de la cuestin es que haylugares del mundo que no estn gobernados. No hay nadie a cargo
all. Y cuando eso sucede, se crea un caldo de cultivo para agentes
patolgicos como terroristas, contrabandistas, tratantes de escla-
vos, traficantes de drogas, o sea, todo tipo de organizaciones crimi-
nales.
La defensa nacional de los Estados Unidos comienza en el exterior.
En una era de armas de destruccin
masiva no podemos darnos el lujo
de no estar seguros si alguien es
una amenaza o no. Debemos inver-
tir la carga de la prueba, finalizMaurer, dejando en claro que para
su pas, todos los pases y gobier-
nos son culpables hasta que no de-
muestren lo contrario.
Siguiendo esos razonamientos que
contienen una agresividad sin lmi-
tes, desde el desmantelamiento de
las bases yanquis del Comando Sur
de los Estados Unidos en Panam
la potencia del norte ha sembrado
Amrica latina con bases militaresdesplegadas en cuatro regiones
previamente delineadas por el Pen-
tgono: Centroamrica, Caribe, Sistema Andino y Cono Sur. De esta
manera, los yanquis cuadricularon su teatro de operaciones en la
regin latinoamericana.Uno de los ejes en ese diagrama para la guerra de ocupacin es el
Plan Colombia, un programa destinado a intentar derrotar a los gru-
pos insurgentes que no solamente combaten en ese pas sino tam-
bin en otras naciones del subcontinente. Colombia se transform
as, en un engranaje fundamental del esquema de defensa de los in-
tereses yanquis, y en un virtual portaaviones de las fuerzas militares
de Estados Unidos, como alguna vez lo fue en Honduras en las d-
cadas del 70 y 80 para contener la expansin de las organizacio-
nes revolucionarias centroamericanas y agredir a la revolucin
sandinista.
Tras dejar Panam, las tropas y comandos militares se reconcen-
traron inicialmente en Puerto Rico, para despus trasladarse a
Miami, donde actualmente tiene su sede central el Comando Sur.
Las fuerzas armadas del capitalismo yanqui sumaron numerosas
bases ubicadas en toda Amrica latina: Manta (Ecuador), Aruba y
Curaao (colonias holandesas); Comalapa (El Salvador), y Liberia
(Costa Rica), son algunas de ellas. En el Cono Sur, Paraguay es el
emplazamiento militar yanqui ms ostensible, especialmente la base
Mariscal Estigarribia donde se concentraron ms de 2000 efectivos
norteamericanos permanentes, pero con infraestructura suficiente
para albergar a unos 16.000 efectivos desde un aeropuerto militar
que tiene una pista de 3800 metros en condiciones de recibir y en-
viar tropas a diversos puntos de la regin con aviones de gran vo-lumen, como el bombardero B 52, y de transporte como el Galaxy
que puede trasladar tropas y carros blindados de combate en gran
escala. Esta base est ubicada a menos de 200 kilmetros de la
frontera con Bolivia y Argentina y a 300 de la frontera con Brasil.
El Comando Sur opera tambin 17 bases de radar, mayormente en
Per y Colombia.
Las bases yanquis en Amrica la-
tina no solamente generan condi-
ciones para eventuales
intervenciones directas en nues-
tros pases, sino que tambin mo-nitorean los cielos y aguas de la
regin y son piezas claves en las
operaciones de vigilancia por parte
de Washington.
Las instalaciones militares men-
cionadas se suman a las bases
previamente existentes, que inclu-
yen una estacin de rastreo de mi-
siles en la isla caribea Ascensin,
y la base area de Soto Cano, en
Palmerola, Honduras, que co-menz su actividad como apoyo a
los contras nicaragenses poco
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
16/20
pagpag 1616
despus del triunfo del sandinismo en 1979.
La base naval de Baha Guantnamo, Cuba, sirve como ame-
naza permanente al gobierno cubano y cumple funciones logsticas
y de operaciones, adems de ser un centro clandestino de detencin
de prisioneros trados desde los pases ocupados por los yanquis
en Oriente Medio.
Bases pertenecientes a fuerzas armadas latinoamericanas pero
construidas y usadas por soldados estadounidenses, como el Cen-
tro Peruano de Entrenamiento en el Ro de Iquitos, no son conside-radas bases de EEUU, pero forman parte del despliegue militar
norteamericano.
El pentagono sobre sus bases milita-
res desparramadas en 130 paises
dice posser 737 (699 pequeas, 22
medianas y 16 principales) 25 mas
que en el 2003.
Los militares yanquis instalados en
Colombia estuvieron durante aos
asentados en bases nominalmente
colombianas pero controladas direc-
tamente por el Pentgono, aunque
mediante la profundizacin del men-
cionado Plan Colombia, se estn
construyendo 7 bases militares (Ma-
lambo Palanquero,Tolemaida, Lorandia, Apiay, Cartagenay Malaga).
Desde la base Palanquero los yankis, pueden cubrir gran parte del
continente sin necesidad de abastecerse de combustible y ser di-
rectamente operadas por personal militar estadounidense. Tambien
pueden utilizar, cuando quieran, todos los aeropuertos comerciales
en todo el territorio colombiano.
El gobierno de Uribe es el pas que mas dinero recibe en asistencia
militar en america latina, a pesar de esto, no pueden doblegar a lasF.A.R.C.-E.P., E.L.N y otras organizaciones populares.
En Argentina, desde 2001 se encuentra operando una base militar
norteamericana en la zona de Tolhuin, Tierra del Fuego, y existen
centros de vigilancia y control en Salta, Buenos Aires, Chubut y Ro
Negro.
Dentro de ese esquema de defensa estratgica, inteligencia e in-
tervencin preventiva, se desarrollan las polticas que, ms all de
ciertas contradicciones puntuales entre las administraciones norte-
americanas y las burguesas locales latinoamericanas, apuntan a
fortalecer liderazgos regionales para controlar futuras rebeliones po-
pulares, el surgimiento de fuerzas beligerantes antiimperialistas y
anticapitalistas en la regin, o bien la invasin lisa y llana de aque-
llos espacios vacos con enormes riquezas naturales cuyo controldirecto es considerado imprescindible por la capitalismo yanqui.
Todo este despliegue militar se refleja
tambin al interior de cada uno de
nuestros pases mediante un endure-
cimiento del control social y la repre-
sin. La mano dura que esgrimen los
polticos y administradores de turno
del orden burgus, es la mano ejecu-
tora del imperialismo. As, se adecuan
las leyes antiterroristas; se recortan
los derechos individuales y colectivos,
especialmente de los trabajadores, el
pueblo pobre y los intelectuales ho-
nestos; se destinan cada vez ms
fondos para garantizar el orden esta-
blecido por las clases dominantes; se cierran escuelas y se cons-
truyen y amplan crceles.
El concepto vigente hace dos dcadas que conocimos como de-
mocracia con seguridad, se invirti: hoy se prev un sistema de se-
guridad con democracia, pero la permanencia de sta ultima, como
lo demostr el caso de Honduras y ya lo muestra desde hace aos
Colombia con su democracia militarizada, est supeditada a los
intereses de los grandes grupos econmicos y de su expresin mspoderosa en nuestro subcontinente: los Estados Unidos.
La ocupacin directa de Amrica latina entonces, no es una cuestin
del futuro. Los yanquis han profundizado la guerra y la invasin est
en marcha.
Despus de 30 das de vigencia del estado de sitio en 5 provincias
del norte de Paraguay, los resultados negativos de las operaciones
llevadas a cabo por miles de efectivos militares y policiales provo-
caron el fin de la medida propiciada por el presidente Fernando
Lugo.
Hace un mes, el Senado del pas hermano vot por unanimidad apli-
car el estado de excepcin en 5 departamentos norteos: Concep-
cin, San Pedro, Amambay, Presidente Hayes y Alto Paraguay.
De esta manera, las distintas facciones polticas del rgimen capi-
talista gobernante coincidieron en dar va libre a una masiva movi-
lizacin de policas y militares con el objetivo de exterminar al
Ejercito del Pueblo Paraguayo (EPP) y reprimir a los pobladores que
lo apoyen y a toda expresin de lucha del campesinado que vive
desde hace ms de medio siglo en condiciones pauprrimas.
La base jurdica para comenzar las operaciones antiguerrilleras en
Paraguay se asienta sobre la legislacin antiterrorista que estuvo
PARAGUAY
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
17/20
pagpag 1717
vigente en ese pas durante ms
de cuatro dcadas de la dictadura
del general Alfredo Stroessner.
Ese cuerpo legal fue actualizado
en algunos de sus prrafos con el
advenimiento del sistema elec-
toralista hoy vigente, pero man-
tenido en su esencia.
Los artculos 79 y 181 de la legis-lacin represiva stroessnerista,
autorizaban a aplicar el estado de
sitio o excepcin en caso de con-
flicto o guerra internacional, de in-
vasin exterior, de conmocin
interior, o de amenaza grave de
uno de estos hechos, en todo el
pas o en regiones determinadas
y durante su vigencia se poda
detener a las personas indicadas de participar en alguno de esos
hechos, o trasladarlas de un punto a otro de la Repblica, y prohibir
reuniones.
Bsicamente, los conceptos y basamento legal del estado de sitio
impuesto actualmente son los mismos que los indicados arriba y tie-
nen un notable parecido con la Ley de Defensa de la Democracia vi-
gente hoy en Argentina.
Los cinco estados afectados fueron sugestivamente los que rodean
al estado de Boquern, donde se encuentra emplazada la Base Ma-
riscal Estigarribia, el enclave elegido por Estados Unidos para ins-
talar a 2.000 militares y construir las pistas e infraestructura
suficiente para el aterrizaje masivo de aviones de transporte de tro-
pas, blindados y material blico en general.
Un estado de excepcin que no es excepcional
En Paraguay el estado de excepcin no es excepcional. Los suce-
sivos gobiernos han mantenido un permanente control y hostiga-
miento al campesinado y trabajadores rurales locales, con
asesinatos, secuestros, intimidacin y torturas como mtodo usual,
para tratar de impedir la orga-
nizacin y movilizacin popu-
lar, las protestas, las
denuncias y las crticas.El estado de excepcin bus-
caba cercenar la posibilidad
de denunciar esos hechos
aberrantes o de organizar
protestas populares contra la
represin y la injusticia social,
al tiempo que se justificaba el
traslado de tropas militares
desde otros puntos del pas
para aplicar los mtodos que
se usaron en los tiempos devigencia de la doctrina de
Seguridad Nacional en casi
toda Amrica latina.
El presidente Lugo, bajo el frgil
paraguas de un discurso auto-
denominado progresista, es
quien condujo esta operacin
poltico-militar contra los comba-
tientes, colaboradores, simpati-
zantes del EPP y contra todos
aquellos que se organicen y lu-chen por cambiar las injusticias.
Sin embargo, el resultado con-
creto de las operaciones con-
trainsurgentes fue la detencin
de centenares de personas, en
su inmensa mayora campesino
pobres, sin que a ninguno de
ellos se les haya podido demos-
trar ninguna relacin con el EPP.
Los nicos dos enfrentamientos armados en la zona operacional,
con el saldo de varios uniformados muertos, fue entre militares y po-
licas que diriman a balazos el manejo del crimen organizado en la
regin, especialmente los prostbulos, el juego clandestino y el con-
trabando.
De todas maneras, pese a que el estado policial-militar no obtuvo
triunfo alguno contra la lucha popular, el presidente Lugo asegur
que buscaremos la figura legal para que los militares permanezcan
de forma permanente en la zona.
La existencia de un proyecto poltico que plantea cambios profundos
en la estructura econmica, poltica y social, y de organizaciones
que llevan adelante una prctica coherente con su lnea revolucio-
naria, tuvo como respuesta inmediata la represin por parte de toda
la estructura opresora del estado burgus.Ese fue el caso del EPP hoy en Paraguay, como lo es en diversos
pases del continente, y lo ser en toda nuestra regin en la medida
en que cada pueblo llegue a dotarse de estructuras, direcciones y
estrategias de lucha por el poder, capaces de hacer temblar hasta
los cimientos del sistema capitalista, que ha demostrado durante
ms de un siglo su carcter inhumano y brutal.
Por nuestra parte, en Ar-
gentina, es necesario ratifi-
car el compromiso de
solidaridad con los hom-bres y mujeres del pueblo
que han decidido no poner
la otra mejilla ante la bar-
barie en cualquier parte del
mundo, y muy especial-
mente en el teatro de ope-
raciones elegido por el
imperialismo para profundi-
zar la miseria de las mayo-
ras e impedir la
instauracin de la justicia atravs del socialismo en
toda nuestra Amrica.
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
18/20
pagpag 1818
La llamada Operacin Cndor (o Plan Cndor, segn la inter-
pretacin de cada uno) fue una iniciativa destinada a coordinar
las actividades represivas basadas en la cooperacin y las ta-
reas de Inteligencia entre las dictaduras latinoamericanas que
asolaron nuestro continente en las dcadas del 70 y 80.
A travs de su implementacin, los militares y civiles que par-
ticiparon en esa cacera continental que extendi sus garras a
los cinco continentes, pudieron capturar, secuestrar, asesinar,
torturar y vigilar, todo eso
paralelamente, a los revo-
lucionarios americanos, a
todos los que luchaban y
se organizaban, y a los
miles de exiliados que po-
blaron el mundo huyendo
-o combatiendo, segn el
caso- del terror instalado
como poltica de Estado.
El fin de la era de las dic-
taduras tradicionales enAmrica latina y su reem-
plazo por administraciones
civiles que se encuadra-
ban en el mismo sistema
econmico y poltico -el
capitalismo- que sus ante-
cesores uniformados, no
cambi en lo esencial el
rumbo y rasgos principales
de las estructuras represi-vas, desde las militares
hasta las policiales y judi-
ciales, que las clases do-
minantes crearon hace
ms de un siglo para defender el rgimen de explotacin. La
hiptesis de conflicto basada en el enemigo interno, esto es, en
el pueblo, sigue siendo la principal hiptesis de guerra de las
fuerzas armadas y de seguridad del capitalismo. La reade-
cuacin de la estructura militar apunta en esa direccin, pro-
fundizando el carcter represivo del conjunto del sistema, bajoun paraguas jurdico creado para ese fin, y con la participacin
directa, activa y al descubierto de fuerzas paramilitares como
la Gendarmera y la Prefectura en hechos y jurisdicciones que
en otras pocas correspondan a las policas provinciales y fe-
deral.
En la actualidad, nuestro pas forma parte de una telaraa ex-
tendida por todo el continente y con epicentro en los Estados
Unidos, cuyos objetivos son idnticos a los que tenan hace
tres dcadas.
Las operaciones realizadas en ese sentido por la embajada
colombiana en Argentina a
travs del embajador Al-
varo Garca Jimnez son
un ejemplo claro de cmo
funcionan en el plano pol-
tico y diplomtico los ene-
migos de los pueblos y sus
Estados. (ver carta de
Garca Jimnez a los resi-
dentes colombianos en
nuestra Patria).
Esta poltica no es nueva.En los aos 80, bajo las
presidencias de Ral Al-
fonsn y Carlos Menem,
connotados dirigentes del
liberalismo en la Unin de
Centro Democrtico
(UCD) como Adelina
Dalesio de Viola, con el
respaldo explcito del lder
de ese partido, el Inge-niero Militar del Ejrcito
(retirado con el grado de
Capitn) Alvaro Alsogaray
y su hija Mara Julia, cons-
truyeron en el Senado y en la Cmara de Diputados de la Na-
cin un lobby a favor de los contrarrevolucionarios
nicaragenses cuyo fin era acabar con la revolucin sandinista
en Nicaragua.
Actualmente, el lobby poltico contra la revolucin cubana est
desplegado a lo largo y a lo ancho de toda la clase poltica ca-pitalista haciendo eje en los supuestos presos polticos en
Cuba, cuando en realidad no son otra cosa que contrarrevolu-
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
19/20
pagpa g1919
cionarios a sueldo de los Estados Unidos que intentan resta-
blecer el orden yanqui que exista en la isla antes de que la
Revolucin Cubana arrasara con la burguesa local y sus apo-
yos externos.
Lo mismo ocurre con el lobby sionista en Argentina, cuyo ob-
jetivo poltico, adems de defender los intereses econmicos
israeles en nuestro pas, pasa por caracterizar como antise-
mita a toda denuncia, manifestacin o accin contra el racismo
aplicado por Israel contra el pueblo palestino, y justificar las
matanzas que diariamente dejan vctimas palestinas a manos
de las fuerzas armadas sionistas. El gobierno nacional res-
palda esa iniciativa con beneficios comerciales a los productos
israeles basados en tratados bilaterales que incluyen la ad-
quisicin de tecnologa israel en materia militar y de seguridad.
Hay varios ejemplos ms al respecto a lo largo de los aos de
vigencia del parlamentarismo burgus que rige la vida de los
argentinos desde 1983. Sin embargo, no se trat ni se trata
ahora de iniciativas polticas y di-
plomticas, sino de operacio-nes militares en el ms amplio
y literal sentido del trmino.
En la madrugada del ltimo 10
de julio, una operacin de in-
teligencia llevada adelante por
la Polica Federal Argentina
permiti la captura del mili-
tante anarquista chileno Juan
Aliste Vega en la estacin de
mnibus de Retiro.Aliste Vega est acusado por
el Estado chileno de varios delitos
supuestamente cometidos en su
pas. El operativo es la continui-
dad del realizado contra los chile-
nos Freddy Fuentevilla y Marcelo Villarroel, quienes fueron
apresados en San Martn de los Andes, encarcelados, y en-
tregados posteriormente a los militares de Chile para su juz-
gamiento, mediante la decisin poltica y la participacin y
connivencia de las presidentes de ese pas, Michel Bachelet,
y de Argentina, Cristina Fernndez de Kirchner.
La escalada represiva que desde hace tiempo apunta a los lu-
chadores populares y mantiene a Karina Germano, Roberto
Martino y Jos Villalba como presos polticos, y a casi 6000
condenados y procesados en todo el pas, sigue su curso sin
que ningn sector identificado con el parlamentarismo burgus
se haya inmutado. Esto ltimo tiene su lgica: tanto el oficia-
lismo como la oposicin parlamentaria comparten un inters
comn, que es el mantenimiento del capitalismo como sistema,
lo que implica por un lado la continuidad del rgimen explota-
dor hegemnico en Amrica latina, y el combate sin pausa con-tra quienes se rebelan contra l.
Es en ese contexto en el que debe analizarse la vigencia de la
ley antiterrorista impuesta por los Estados Unidos en
Argentina, y diversos marcos jurdicos establecidos por
los gobernantes desde 1983 hasta hoy, destinados a reprimir
las protestas populares y a castigar severamente la rotura de
un vidrio mientras se consolida la impunidad para los respon-
sables directos de asesinatos a sangre fra, torturas y secues-
tros en las barriadas pobres y en los montes del norte
argentino, y para sus autores intelectuales, como por ejemplo
la responsabilidad de Eduardo Duhalde y Anbal Fernndez en
los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Daro Santilln en el
Puente Pueyrredn bonaerense.
Cdigos contravencionales cada vez ms duros; nuevos cuer-
pos de polica como la Metropolitana de Mauricio Macri en la
capital argentina, y las nuevas estructuras policiales en La Ma-
tanza (provincia de Buenos Aires) creadas por el PJ local; es-
tructuras ilegales como la Unidad de Control del Espacio
Pblico (UCEP) que se dedica a golpear y expulsar pobres
que viven en la calle a causa, preci-
samente, de las polticas de exclu-sin de los gobernantes
capitalistas de diversa identidad
poltica pero igual identidad de
clase; son otros de los aspectos
que sealan la tctica comn que
llevan adelante contra el pueblo
sus enemigos de siempre.
Como se ve, la represin interna-
cionalizada tiene su correlato en
cada pas, mediante una doctrinacomn a las distintas naciones y
una coordinacin sin fisuras en nues-
tro continente, y an ms all de l.
Se trata en definitiva de una ofensiva de
ricos contra pobres; de opresores contra
oprimidos; de explotadores contra explotados; que slo habr
de detenerse en la medida en que los agredidos por el ham-
bre, la exclusin y la represin, seamos capaces de organi-
zarnos para enfrentar la matanza, el saqueo y la explotacin
cada vez ms brutal.
Albaro Garca recibe una condecoracin del co-
mandante para-militar de las FFMM Fredy Padilla.
Aquel Cndor que instal la dic-tadura del general Jorge Videla y suspares del continente sigue sobrevo-
lando nuestros cielos y capturando asus presas con una voracidad cre-ciente. El pueblo es su enemigo y
ellos son los enemigos del pueblo.Est en nosotros tomar la decisin
de enfrentarlos, y accionar para ven-
cerlos. La historia ha demostradoque no son invulnerables.
8/9/2019 Fogoneros Prensa julio 2010
20/20
Top Related