PARA LA
FUNDACION´
DEL
CULTURA
MAESTRO
SindicatoNacional deTrabajadores de la Educación
Curso-Taller
Fortalecimiento para Docentes 2011
FDFD
Fortalecimiento para Docentes 2011
Tema 1Habilidades Intelectuales
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ÍNDICE
Lectura Página Habilidades del pensamiento 3 Capacidad del pensamiento 4 Estrategias para elevar la autoestima de los escolares 5 La institución educativa debe cambiar y nosotros también 9 Las formas de discurso compartidas sirven para negociar las diferencias de significado e interpretación 15
Reflexionando 16 Discutir y negociar sobre el texto 17 Dar a los chicos la posibilidad de nombrar 18 Habilidades lingüísticas 19 Lenguaje para aprender 20 Características del enfoque comunicativo 21 El mundo de significaciones, andamiaje natural entre el sujeto que aprende y los contenidos escolares 24
Inteligencias Múltiples 25
Estilos de aprendizaje: generalidades 28 Factores que influyen en el aprendizaje. 34 ¿Cuáles son los fundamentos del aprendizaje basado en problemas? (ABP) 41
La solución de problemas como contenido de la educación obligatoria 42
Algunos aspectos de la resolución de problemas 43 Leer, Comprender y Aprender 48 La lectura 50 La enseñanza de estrategias de comprensión lectora 53 La lectura crítica 63 Bibliografía 2011 70
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Habilidades del Pensamiento
David N. Nickerson, Raymond Perkins y Edward E. Smith
Los enfoques tradicionales de la educación se han centrado en la enseñanza de material de
“contenido de los cursos” o, lo que es lo mismo, en impartir un conocimiento práctico. En
comparación, se ha prestado relativamente poca atención a la enseñanza de las habilidades
del pensamiento; o al menos, a la enseñanza de las habilidades que intervienen en
actividades de orden superior tales como el razonamiento, el pensamiento creativo y la
solución de problemas.
S., David N. Nickerson, Raymond Perkins y Edward E. Smith, Enseñar a pensar. Aspectos de la aptitud intelectual, 2a. ed., Paidós, Barcelona, 1990, pág. 67.
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Capacidad del Pensamiento
Raymond S., David N. Perkins y Edward E. Smith
Hay quien considera la capacidad del pensamiento como una compleja habilidad o conjunto
de habilidades. Partiendo de esa opinión es natural que considere el pensamiento como algo
que se puede hacer bien o deplorablemente, con o sin eficacia, y suponer que la manera de
hacerlo mejor es algo que se puede aprender.
El considerar la capacidad el pensamiento como una habilidad compleja nos invita también a
establecer paralelos con otras habilidades complejas. (…)
Si las habilidades del pensamiento son patrones de conducta ya aprendidos podremos
esperar un efecto análogo de su entrenamiento, es decir, un aumento del propio repertorio de
patrones de desempeño intelectual precodificados que funcionan de un modo relativamente
automático en los contextos apropiados.
Raymond S., David N. Perkins y Edward E. Smith, Enseñar a pensar. Aspectos de la aptitud intelectual, 2a. ed., Paidós, Barcelona, 1990, pág. 64 y 65
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Estrategias para Elevar la Autoestima de los Escolares Fernando Hernández López y Julieta Dávila de la Garza
Sobre el ámbito escolar, el estudio de caso es una oportunidad que tiene el maestro para
orientar mejor a sus alumnos e intervenir en su desarrollo personal con la finalidad de
optimizar su rendimiento escolar y compensar “sus condiciones” cuando éstas están en
desventajas.
Para lograrlo, se requiere de un proceso minucioso que indague la biografía y el
desenvolvimiento social del niño, tratando de encontrar las causas que originan la conducta y
respuestas impropias al desarrollo común de su etapa psicosocial; el análisis y resultado de
este estudio deberá con llevar a un plan estratégico de integración grupal, cuyo propósito
educativo inculque en la conciencia del niño el sentido de igualdad y participación social.
Esta es una tarea inherente entre las múltiples que tiene el maestro para promover, con
sentido profesional, el desarrollo humano de los alumnos en sus formas más sensibles y
cercanas a la conducta social que debe practicar. Con esta intención está hecho el presente
trabajo.
La autoestima es un componente de gran importancia para que los alumnos tengan éxito en el
aprendizaje. El alumno que posee baja autoestima regularmente cree que tiene escasa
capacidad para tener éxito en el aprendizaje, en las relaciones con otras personas y en
cualquier otra situación de su vida, y estos niños reflejaban estas condiciones, a pesar de
estimular su participación grupal en diferentes ocasiones.
La autoestima está ligada a la construcción del yo; depende en gran parte de los procesos
inconscientes que van diseñando la construcción de la personalidad, y al mismo tiempo, es el
primer elemento de la misma en constituirse, ya que muy temprano, en cuanto el niño es
capaz de comprenderse como individuo distinto de los demás, toma de conciencia de quién es
en el grupo.
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Para iniciar el estudio, se acudió primero a las fuentes bibliográficas y autores especializados
en el tema, como Clemes, Harris y Reynold Bean, quienes se ocupan de definir las
características de un niño con poca estima en cuanto a su percepción, conducta y relaciones
sociales, preámbulo que ayudó para continuar la investigación y orientar el diagnóstico. Al
mismo tiempo se aseguraron los principios teóricos del argumento, confirmando que la
autoestima es el motor del comportamiento cuyo funcionamiento en tres fases proceden de lo
que se piensa y de lo que se siente por uno mismo.
1. El niño actúa para obtener una mayor satisfacción y creerse mejor que otras.
2. El niño actúa para confirmar la imagen (la idea) que los demás y el mismo, tienen de él.
3. El niño actúa para ser coherente con la imagen que tiene de si, por mucho que
cambien las circunstancias.
Para entender estos conceptos y vincularlos con las situaciones reales del niño y su contexto,
el estudio se sustentó con varias teorías, entre ellas la psicoanalítica, la del aprendizaje social
y la del proceso psicobiológico del niño y su desarrollo cognitivo, apoyado con el análisis de
su medio familiar y los colaterales de la vida escolar.
La autoestima “es una evaluación de nuestros rasgos, de nuestras capacidades y
características. Es un juicio personal del valor, indica hasta qué punto alguien se cree capaz,
importante, exitoso y valioso” (Meece, 2000). Es un sentimiento que se expresa siempre con
hechos, con las actitudes, más que con palabras.
“La autoestima es una consecuencia de la construcción de la personalidad”. En el niño,
siempre está presente la evaluación positiva o negativa de así mismo, lo mismo que la
manera como, en el plano emocional, ha vivido las experiencias por las que ha pasado”
(Rigon, 2002).
La interacción con otras personas influye poderosamente en las creencias que el niño tiene de
sí mismo y, por consecuencia, en el desarrollo de su personalidad. En entorno (familiar, social,
cultural, histórico) tiene, en este sentido, un significado potencial en la vida infantil, cuya
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acción define formas de ser y de actuar en empatía con sus componentes, de tal forma que, a
medida de que el niño va creciendo va construyendo su autoconcepto, y en ese proceso, las
habilidades, aptitudes, actitudes y valores que desarrolla, el niño cree que lo define como
persona. Por lo tanto, la autoestima representa un elemento primordial en la vida del ser
humano, y de manera especial en la vida de los alumnos, en su interacción social, en sus
actividades recreativas, en su mundo intelectual, en el aprendizaje. En contrapunto, el alumno
posee baja autoestima regularmente considera que tiene escasa capacidad para aprender,
insuficiente habilidad para las relaciones con otras personas y mínima destreza para resolver
cualquier situación de su vida.
Estrategia para evaluar la autoestima El propósito del presente estudio, una vez diagnosticados los alumnos con baja autoestima,
fue lograr a través de estrategias y consejos educativos, que los niños se sientan más seguros
de sí mismos, se sientan importantes y valiosos, para que este problema no afecte su proceso
de aprendizaje y de esta manera se integre socialmente a la comunidad escolar.
Las estrategias aplicadas en el tratamiento didáctico correspondieron a dos grupos: uno de
naturaleza pedagógica y otro de carácter psicológico; el primero para integrar a los niños en el
trabajo escolar y el otro para nivelar su autoestima en las relaciones grupales. Las sesiones
incluyeron el poder de la creatividad y espontaneidad de los niños sus expresiones
particulares sobre el entorno de las participaciones de clase sin sesgos diferenciales ni
señalamientos particulares, apoyando siempre sus intervenciones con el molde estimulante de
la igualdad entre pares, además de destacar las palabras, escritos y trabajos de estos niños.
Se les explicó a los padres de familia el tipo de actividades que se harían, mencionándoles
que se requería de su ayuda en todo momento, para que el trabajo fuera satisfactorio. Con
este acuerdo se trabajaron las siguientes actividades y se aplicaron las entrevistas
correspondientes a padres de familia, alumnos, maestra titular de grupo y a maestras de
grados anteriores. Se trabajó constantemente con los padres de familia para que mejoraran el
trato hacia los niños y supieran guiarlos positivamente; se les entregaron trípticos con la
información más relevante, y se llevaron a cabo pláticas continuas con ellos en seis sesiones.
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Conclusiones La escuela es el escenario en el que el niño, refuerza su autoestima y por ello, el infante que
tiene baja autoestima llega a tener malas calificaciones y éstas lo llevan a niveles menores de
estimación de sí mismo.
La labor del maestro con relación a la naturaleza de estas condiciones que presentan los
niños, debe incluir el compromiso de atender profesionalmente, su origen y consecuencias,
diseñando un plan de estudio y de trabajo didáctico que propicie las formas más adecuadas
de mejorar su vida personal, para integrarlos al contexto infantil social y emocionalmente,
armonizados desde su propia percepción integradora con los valores y capacidades comunes
a su edad.
Las estrategias utilizadas mantuvieron la atención de los niños, y las actividades de educación
artística fueron las más eficientes para lograr los propósitos inscritos, reconociendo que la
confianza entre maestro y alumno es un factor importantísimo para restablecer los niveles
emocionales de pareció y valoración de sí mismo cuando el niño encuentra un punto de apoyo
y comprensión. Lo que los niños en estudio mostraron, como producto de esta relación, fueron
actitudes positivas de participación y expresión libre en su convivencia social, elevando su
autoestima y, por consecuencia, su presencia escolar. Fernando Hernández López y Julieta Dávila de la Garza. Revista Educación 2001. No. 188. Enero 2011
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LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA DEBE CAMBIAR Y NOSOTROS TAMBIÉN
Alexander Luis Ortiz Ocaña
En cuanto a la transformación de la Institución Educativa, a lo largo de nuestra vida profesional hemos sustentado una sola idea, un tanto compleja, pero una sola, que puede expresarse como sigue:
El desarrollo de la institución educacional contemporánea se basa en la filosofía del cambio, y se apoya en tres pilares fundamentales, que son:
• El TRABAJO EN EQUIPOS, como portador de creatividad, calidad y compromiso en las decisiones y las acciones de los docentes.
• La CULTURA AXIOLÓGICA de todos los actores educativos, como condición necesaria y resultado del desarrollo institucional, es decir, la formación de competencias ciudadanas y valores compartidos que transformen la institución educativa.
• El LIDERAZGO PEDAGÓGICO, como la herramienta fundamental para el logro de los fines propuestos en la educación de nuestros estudiantes.
TRABAJO EN EQUIPOS:
Los cambios tan dinámicos que se producen en la sociedad obligan a desarrollar una educación diferente, una formación espiritual, más sana, una PEDAGOGÍA DEL CARIÑO, una PEDAGOGÍA DEL AMOR, una PEDAGOGÍA DE LA TERNURA, una PEDAGOGÍA DE LOS AFECTOS, en fin, una EDUCACIÓN DEL CORAZÓN, que es el despertador del alma.
Para ello es importante que comprendamos y reconozcamos a partir de un autoanálisis crítico que la primera huella que la escuela, la televisión, la familia y la sociedad en general, imprimen en el alma del niño es la competencia, la victoria sobre sus compañeros, el individualismo: ser el primero en todo, el ganador.
Por ejemplo, cuando utilizamos juegos didácticos individuales en el proceso de enseñanza - aprendizaje impulsamos la competencia y el individualismo, pero cuando hablamos de competencias laborales y cuando nos proponemos que nuestro estudiante sea competente y competitivo, también lo hacemos sin esa intención, por supuesto.
Entonces la escuela transfiere la responsabilidad de educar a la familia y la familia delega totalmente en la escuela la educación de sus hijos.
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Cuando el estudiante muestra un comportamiento negativo, la escuela responsabiliza a la familia con tales conductas y viceversa, o sea, cuando el hijo actúa mal en la casa, los padres de familia aseguran que la escuela no está jugando el papel que debe jugar.
En una ocasión un director de un colegio les dijo a los padres de los estudiantes:
"Si me prometen no creer todo lo que su hijo les dice que sucede en esta escuela, les prometeré no creer todo lo que él dice que sucede en su casa".
La educación que estamos dando a nuestros niños procrea el mal porque lo enseña como bien.
La piedra angular de nuestra educación se asienta sobre el individualismo y la competencia y esto genera una gran confusión y dicotomía: enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común; y por otro lado le damos largas charlas sobre la solidaridad y el colectivismo que se contradicen con la desenfrenada búsqueda del éxito individual para el cual los preparamos.
¿Cómo resolver entonces esta contradicción?
El docente debe ser emprendedor, tratar de no perder nunca el buen humor, actuar con jocosidad y dominar las técnicas del trabajo en grupo.
El docente debe ser un integrante más del grupo y sus relaciones con los estudiantes deben ser cordiales y amistosas.
En este sentido es básico que se produzcan relaciones interpersonales profundamente fraternales y tiernas que despierten sentimientos de trabajo solidario, curiosidad por el conocimiento, interés en el estudio y la investigación.
DEBEMOS SER DOCENTES CARIÑOSOS,
TIERNOS, AFECTIVOS, AMABLES,
AMOROSOS CON NUESTROS ESTUDIANTES.
Necesitamos escuelas que favorezcan el equilibrio entre la iniciativa individual y el trabajo en equipo, que condenen el feroz individualismo que embarga en ocasiones a nuestros niños, para que el hombre no sea un lobo para el hombre, lo cual se logra formando competencias ciudadanas en todos los actores educativos y una CULTURA AXIOLÓGICA.
CULTURA AXIOLÓGICA:
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José Luis Martín Descalso, escritor español en su artículo "Una fábrica monstruos educadísimos" plantea:
"En 1916 siendo casi un chiquillo, tuve la fortuna - desgracia de visitar un campo de concentración.
Estuve, efectivamente, varios días sin poder dormir pero más que todos aquellos horrores me impresionó algo que leí, escrito por una antigua maestra, residente del campo.
Comentaba que las cámaras de gas habían sido construidas por ingenieros especialistas, que las inyecciones letales las ponían los médicos o enfermeros titulados, que niños recién nacidos eran asfixiados por asistentes sanitarios, que mujeres y niños habían sido fusilados por gentes con estudios, por doctores y licenciados "educadísimos".
Y concluía: "desde que me di cuenta de esto, sospecho de la educación que se está impartiendo".
Efectivamente: hechos como éste y otros que siguen produciéndose nos obligan a pensar que la educación no hace descender los grados de barbarie de la humanidad, que pueden existir monstruos educadísimos.
Me sigue asombrando que en los años escolares se enseñan a los niños y jóvenes "todo" menos lo esencial
Qué maravilla si los profesores que trataron de meterme todo en la mollera, me hubieran hablado también de sus vidas, de sus esperanzas, que hubieran abierto ante el niño que yo era, sus almas y no sólo sus libros.
De nada sirve tener un título, si uno sigue siendo egoísta, si luego te quiebras ante el primer dolor, si eres esclavo por el qué dirán, o la obsesión por el prestigio, si crees que se puede caminar por el mundo pisando a los demás.
Al mundo le ha crecido la avaricia del progreso y de la ciencia intelectual y sigue subdesarrollado su rostro moral y ético."
¿Qué valoración podemos hacer acerca de este artículo?
¿Por qué consideras que están originadas estas causas?
¿Qué les podemos sugerir a aquellos profesores que sólo transmiten conocimientos y no educan con su ejemplo y con amor a sus estudiantes?
Estas interrogantes podemos responderlas con máximas expresadas por los grandes de la Pedagogía:
• "En las escuelas hay que enseñar todo a todos." Juan Amos Comenius.
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• "Instruir puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo". José de la Luz y Caballero.
• "La educación es el desarrollo de toda la perfección de que la naturaleza humana es capaz". Emmanuel Kant.
• "El pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos, en la instrucción del pensamiento y en la dirección de los sentimientos". José Martí.
• "Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después en pago el deber de contribuir a la educación de los demás". José Martí.
Queridos colegas y amigos:
Nadie puede exigir lo que no da, y nadie puede dar lo que no tiene. Para formar valores en los estudiantes debemos primero tener valores los docentes y en consecuencia ejercer el LIDERAZGO PEDAGÓGICO.
Para exigirle amor y respeto a los estudiantes primero debemos darle amor nosotros a ellos y respetarlos.
Está demostrado científicamente que sin afectos no se aprende.
LA AFECTIVIDAD ES LA BASE DE LA EDUCACIÓN.
LA EDUCACIÓN ES UN RECINTO CERRADO CUYO CANDADO ESTÁ POR DENTRO (EN EL CORAZÓN DE NUESTROS ESTUDIANTES). ES PRECISO ABRIR ESE CANDADO CON UNA LLAVE AFECTIVA PARA EDUCAR INTEGRALMENTE AL HOMBRE DEL FUTURO.
En este sentido es importante ser afectuosos y amables con nuestros estudiantes. No debemos negarle ni una sonrisa.
UNA SONRISA NEGADA A UN ESTUDIANTE
PUEDE CONVERTIRSE EN UNA SILLA VACÍA EN UN AULA DE CLASES
Según los especialistas se necesitan 72 músculos para arrugar la frente y solamente 14 para sonreír.
¿Consideras que resulta importante la sonrisa en nuestro comportamiento diario con nuestros estudiantes? ¿Por qué?
Analicemos lo que quiso expresarnos Charles Chaplin en su poema "La sonrisa".
Una sonrisa cuesta poco y produce mucho.
No empobrece a quien la da y enriquece a quien la recibe.
Dura sólo un instante y perdura en el recuerdo eternamente.
Es la señal externa de la amistad profunda.
Nadie hay tan rico que pueda vivir sin ella.
Nadie tan pobre que no la merezca.
Una sonrisa alivia el cansancio, renueva las fuerzas.
Y es consuelo en la tristeza.
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Una sonrisa tiene valor desde el comienzo que se da.
Si crees que a ti la sonrisa no te importa nada,
Se generoso y da la tuya,
Porque nadie tiene tanta necesidad de la sonrisa,
Como quien no sabe sonreír.
Sería interesante argumentar las siguientes frases:
• "No se deja de reír al envejecer, se envejece cuando se deja de reír". • "Es bueno iluminar la vida con el buen humor, el camino se nos hace menos tortuoso si
aprendemos a reírnos de nosotros mismos y de la vida".
No podemos tratar a los estudiantes como manejamos las cosas o pertenencias materiales.
Habituados a manipular y mover las cosas en el mundo físico que nos rodea, olvidamos a veces que el trato social es muy diferente.
Los estudiantes tienen vida, emociones, intereses y voluntad propia, igual que nosotros.
No es cuestión de manipularlos como una cosa, según nuestros antojos, sino de apelar a sus sentimientos e intereses para crear en ellos la voluntad de que cooperen con nosotros mismos.
Para influir educativamente en los estudiantes, es vital salvar el prestigio y la estima de ellos, pues en ocasiones solemos criticarlos delante de los otros, descubrimos sus defectos en público y le proferimos amenazas, sin reparar que a veces herimos sus sentimientos de orgullo.
Si por el contrario, contribuimos a que los alumnos se sientan importantes; es decir, considerados, reconocidos y estimados lograremos en ellos una mayor complacencia para realizar las tareas docentes que le sugerimos.
¿Por qué no emplear una forma amistosa y amable con nuestros estudiantes?.
El estudiante nos devuelve la misma actitud que le ofrecemos.
.
Recomendaciones prácticas para su aplicación en el aula de clases (reglas):
• Crear un clima socio - psicológico favorable y participativo con los estudiantes, proclive al aprendizaje activo y desarrollador, y a la interacción.
• Diagnosticar el nivel motivacional de los estudiantes para las actividades del proceso pedagógico.
• Constatar cómo los conocimientos asimilados por parte de los estudiantes se van personalizando progresivamente e influyen en la regulación de su conducta.
• Despertar emociones y sentimientos positivos en los estudiantes en todas las actividades docentes.
• Tener en cuenta los gustos, intereses, motivos y necesidades de los estudiantes al planificar y ejecutar las actividades docentes.
• Favorecer y estimular los éxitos individuales y colectivos de los estudiantes.
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Ortiz Ocaña, Alexander Luis. alexortiz2005[arroba]gmail.com CENTRO DE ESTUDIOS PEDAGÓGICOS Y DIDÁCTICOS CEPEDID. BARRANQUILLA, 2005
Construir caminos y derribar murallas es el reto que se nos propone para lograr el éxito que nace de la hermandad con nuestros alumnos.
El amor se suma y se multiplica, lo contrario del resentimiento que resta y divide.
En el amor no hay límites, ni en el dar, ni en el recibir.
Podemos cosechar los mejores frutos cuando somos solidarios y compartimos con generosidad con nuestros estudiantes.
Guiados por el amor, somos capaces de vivir dignamente con un pluralismo que fortalece las coincidencias y respeta las diferencias.
En el hogar y en la institución podemos darle mayor fuerza a lo que nos une y quitarle vigor a lo que nos separa.
"NOSOTROS HEMOS DE SER EL CAMBIO
QUE DESEAMOS VER EN EL MUNDO"
¿Qué enseñanza nos brinda este artículo?
¿Existen en nuestra vida laboral y profesional hábitos de pensamiento y de acción que requieren de modificaciones?. ¿Cuáles?
¿Qué podemos hacer para cambiar esos hábitos?
Analicemos algunas frases al respecto:
"Vivir es saber cambiar, porque sin cambio no hay vida".
"Las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran". Adagio Latino.
"Ha de desearse, y de ayudar a realizar, cuanto acerque a los hombres y le haga la vida más moral y llevadera". José Martí.
"Abre tus brazos al cambio, pero no te olvides de tus valores".
"Todos los males resultan pequeños frente al supremo bien de sentirse digno de sí mismo".
"Enséñame que perdonar es lo más grande del fuerte y que la venganza es la señal del débil". Gandhi.
Debemos tratar con cariño y amor a nuestros estudiantes, ser afectuosos con ellos, no ser impulsivos ni tratarlos mal. No hay razón para dirigirnos de manera descompuesta a algún estudiante.
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Las Formas de Discurso Compartidas Sirven para Negociar las Diferencias de Significado e Interpretación
Gabriela Ynclán
La llamada negociación de significados1 esta descrita por Brunner como un acto natural del
niño, una interacción que lleva a éste a interpretar su cultura, una forma natural y necesaria
para encontrar el sentido de su mundo.
Todo ello a partir de que el niño interactúa por medio del lenguaje y comparte significados
públicamente a través de constantes procesos de interpretación.
Entender que los niños y los jóvenes tienen muchas cosas que decir sobre todo aquello que
los rodea e imponerse como trabajo la interpretación de lo que dicen y hacen es una tarea de
los adultos, pero de manera particular y relevante de los docentes.
Creo que un maestro que no puede “entender” a sus alumnos es aquél que no logra
interpretar desde ellos, lo que hacen (…)
Ynclán, Gabriela, Castillos posible, CIEXE, México 1997, Pág. 10
1 La negociación de significados es una categoría acuñada por Brunner para referirse a la manera en que los niños interactúan socialmente con el lenguaje en determinada cultura. En este caso la retomo para el trabajo en el aula.
16
Secretaría de Educación Pública 2005. Guía de Trabajo. Programa de Formación. Adolescentes y aprendizaje escolar. Análisis y reflexión de la práctica docente en la escuela secundaria. Talleres de Reproducción Fotomecánicas, S. A. de C. V. 2007. Pág. 291.
Reflexionando Instrucciones: Analice las siguientes opiniones de algunos alumnos y realice las reflexiones
pertinentes.
• La cosa habría estado bien, de haber sabido nosotros lo que esas palabras significaban (alumno de 16 años).
• Ellos (los profesores) van y los escriben en el pizarrón, y uno va y lo anota en sus apuntes o lo copia del libro de ciencias, cosa que no significa nada (alumno).
• Tuvimos que aprender a deletrear fotosíntesis para pronunciarla correctamente, lo cual nos llevó muchísimo tiempo, pero ni siquiera nuestro profesor podía explicarnos qué significaba fotosíntesis (alumno de 16 años, hablando de su experiencia en el aula a los 12).
• Nosotros podemos aprender a usar expresiones que suenan científicas y a deletrear y pronunciar unas palabras que, a veces, no les encontramos significado.
• En cuanto empezamos a saber de qué están hablando ellos (profesores) cambian de tema... uno se olvida de todo lo que sabe... al final no sabe ni lo que está haciendo (alumno).
17
Discutir y Negociar sobre el Texto Nidia y Patricia Salta
En nuestro caso, la escritura no fue la culminación sino casi el punto de partida del proyecto;
en el texto que producíamos en el momento detectábamos puntos fuertes y débiles; al
provocarse un distanciamiento tomábamos conciencia de aspectos del trabajo que no
teníamos claros.
La redacción nos puso en sí misma una serie de restricciones: cuando no está claro qué
queremos enseñar, en la acción de todos los días avanzamos igual —porque tenemos
experiencia y porque conocemos a los chicos—, pero en el momento de escribirlo para que
otros lo lean, se presenta la necesidad de aclararse las propias ideas (dificultades de la
secuencia, olvidos, para qué se realizó alguna actividad, cómo fue que nos dejamos llevar por
el interés de los chicos) y perdimos el objetivo de enseñanza, qué se nos ocurre para que otra
vez salga mejor.
Sobre el texto se puede discutir y negociar, se va viendo la posibilidad de ajustarse a la
realidad concreta de una clase, se pueden decantar opiniones, hacer explícitos distintos
aspectos para los compañeros, para que se formen una representación concreta del campo
por recorrer.
Nidia y Patricia Salta. La lengua como transversal: una propuesta sistemática para la comunidad escolar.
18
Norma y María Alejandra, Ituzaingó, Altavoces, Provincia de Buenos Aire Elena intenta romper este aislamiento...
Dar a los Chicos la Posibilidad de Nombrar… Norma y María Alejandra, Ituzaingó
Una función fundamental del lenguaje es promover la interacción entre las personas; si
necesitamos comunicar nuestras experiencias a través de un relato escrito, necesitamos en
primer lugar ‘asimilar' la experiencia, darle vueltas hasta tener claro de qué se trata ‘lo nuevo'
—no porque sea nuevo, porque es lo diferente, lo que el lector no conoce, lo que intentamos
innovar—; para que los colegas se sumen hay que dejar claras las conexiones entre unas
cosas y otras, y lo que veo es que nos resulta difícil hacerlo.
Nos entusiasmamos con los sentimientos y contamos las actividades, pero nos cuesta
explicar las relaciones y los propósitos que es lo que puede resultarle importante al lector.
Me quedé pensando en la intervención de Elena. Ella relata algo acerca de los chicos ciegos:
experiencias de salidas e indagaciones con el tacto de plantas de la plaza, de materiales
diversos; relata experiencias maravillosas con los olores y las distancias. Después nos cuenta
de los juegos con el vocabulario y la experiencia literaria, cómo les leyó... Es importante
descubrir las conexiones que ella se propone asegurar porque al establecerlas ella crea
ciertas ‘condiciones'.
Hay que dejar claramente escrita la intención de Elena más que las sensaciones y aspectos
anecdóticos. Yo entiendo que ella trató de acrecentar las experiencias vitales de los chicos en
un espacio de libertad y buenas relaciones para ampliarles el conocimiento, la visión del
mundo... Todas esas experiencias incluyen denominaciones, palabras, relaciones. Elena dio
lugar a que los chicos se abrieran a la posibilidad de expresar y relacionar: trabajó en la
ampliación del mundo de los chicos y lo vincularon con la ampliación de la experiencia literaria
leyéndoles... Al marchar simultáneamente por estos dos carriles buscó sacarlos del
aislamiento, de la soledad... Normalmente, los chicos ciegos descubren aspectos del mundo
insospechados para los videntes, los que lo rodean ni siquiera lo advierten porque viven entre
videntes; disponen entonces de pocas verbalizaciones —¿qué es esta rugosidad que
descubrí?, ¿qué es este vientito tibio que siento en la cara?—; las designaciones y
comentarios de las mamás y el resto del entorno se refieren generalmente a los
descubrimientos ‘visuales': “mira el gatito”, “fíjate en esa planta, no te acerques porque tiene
espinas”.
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Habilidades Lingüísticas
Daniel Cassany, Martha Luna y Gloria Sanz
Hablar, escuchar, leer y escribir son las cuatro habilidades que el usuario de una lengua debe
dominar para poder comunicarse con eficacia en todas las situaciones posibles. No hay otra
manera de utilizar la lengua con finalidades comunicativas. Por eso también son cuatro las
habilidades que hay que desarrollar en una clase de lengua con enfoque comunicativo. Aquí
las llamamos habilidades lingüísticas, pero también reciben otros nombres según los autores:
destrezas, capacidades comunicativas…
Cassany, Daniel, Martha Luna y Gloria Sanz. “Habilidades lingüísticas”, en Curso Nacional La adquisición de la lectura y la escritura en la escuela primaria. Lecturas, SEP, México, 2000, p, 197
20
Lenguaje para Aprender Ken Goodman
El lenguaje llega a ser un medio de pensamiento y aprendizaje. En gran medida, el desarrollo
del lenguaje interviene también directamente en los procesos de aprendizaje. E.B. Smith
sugiere que el desarrollo cognitivo tiene tres fases: la percepción en la que el niño atiende los
aspectos particulares de la experiencia; la ideación en la que el niño reflexiona sobre la
experiencia y la presentación en la que el conocimiento es expresado de alguna manera. En
este sentido no es sino hasta que una idea ha sido presentada que el aprendizaje es
completo.
El lenguaje es la forma de expresión más común. Desde los más tempranos aprendizajes
preescolares y a través de la vida, es importante para la gente tener oportunidades de
presentar lo que sabe, de compartirlo a través del lenguaje, y en el curso de esta
presentación, completar su aprendizaje. Esta forma de desarrollo del lenguaje está
fundamental y directamente relacionada con el éxito en la escuela.
GOODMAN, Ken. “Lenguaje total: la manera natural del desarrollo del lenguaje”, en Curso Nacional La enseñanza del Español en la escuela secundaria. Lecturas, México, SEP, 1995, pp. 69-7
21
Características del Enfoque Comunicativo
Ana Ayuste
El enfoque comunicativo se basa en el desarrollo del proceso de enseñanza/aprendizaje a
partir de la interacción entre iguales, la negociación, el intercambio de significados y de
experiencias y en la participación crítica y activa en espacios comunicativos. Pone más
énfasis en el proceso de construcción y adquisición del conocimiento que en los resultados del
aprendizaje.
Esta corriente de pensamiento establece la necesidad de llegar a consensos para conseguir
los acuerdos más universales posibles de cada tema. El disenso, lejos de convertirse en una
resistencia que bloquea el aprendizaje, provoca un conflicto cuya resolución supone una
importante fuente de motivación para buscar argumentos más completos.
Por lo que respecta al papel de la persona, ésta elabora sus propios significados a través de
una reconstrucción activa y progresiva del conocimiento que se da en los diferentes procesos
de interacción con su medio sociocultural y con las personas que lo integran.
El aprendizaje comunicativo se basa en la creación de una comunidad comunicativa de
aprendizaje, en la que no se da una relación de poder entre profesores y estudiantes, sino un
diálogo igualitario entre todos los participantes (profesores y alumnos).
En el diálogo no existen unos saberes mejores que otros, sino diferentes saberes que se
enriquecen a través del acto comunicativo.
Establecer las condiciones ideales del diálogo es al mismo tiempo procedimiento y objetivo de
la acción educativa. Éstas radican en la posibilidad de llegar a acuerdos sobre la base de los
mejores argumentos. En consecuencia, se supone que no son válidos los acuerdos tomados a
partir de coerciones o las imposiciones. En este sentido, se intercambian los roles (emisor-
receptor) simétricamente y todas las personas implicadas en el diálogo tienen las mismas
oportunidades para participar.
22
Partiendo de la premisa de que la educación no es neutra, el enfoque comunicativo defiende
que es necesario explicitar el currículum oculto para que los participantes en el proceso
educativo puedan posicionarse delante del modelo de sociedad y persona que se pretende
potenciar. La educación desde esta perspectiva está implicada con el contexto sociohistórico
de estudiantes y educadores y educadoras.
La escuela como esfera pública democrática (Giroux) se organiza como un espacio en el que
se debaten los temas de más interés haciéndose eco de las tesis de los movimientos críticos
(movimientos ecologistas, pacifistas, feministas, multiculturales, etc.) con la intención de dar a
conocer otros discursos, distintos a los oficiales, para que los estudiantes puedan reconstruir
la realidad desde la diversidad de mensajes.
La educación aporta elementos tanto para la reproducción como para su transformación. A
través del proceso de interpretación de la realidad y del conocimiento y de la negociación, los
estudiantes reconstruyen la cultura.
En el currículum se hallan reflejadas las voces de todos los implicados (profesorado,
alumnado y familia, etc.).
El enfoque comunicativo desde una concepción de la pedagogía crítica se fundamenta en el
valor de la diferencia. El discurso hegemónico u oficial intenta silenciar las voces de
determinados grupos sociales (mujeres, minorías étnicas, clases, edades,...) Por esta razón,
es importante crear espacios en los que las historias, textos, memorias, experiencias y
narrativas de los diferentes grupos de la comunidad se interrelacionen.
El educador como facilitador de la comunicación, propone temas y formas para construir el
conocimiento de manera que se cumplan las condiciones ideales del diálogo. El educador
debe asegurarse de que todas las personas participen y que no se produzcan interrupciones o
discriminaciones.
23
El rol de educador y educando no está definido rígidamente; todos aprendemos y todos
tenemos algo que enseñar. La evaluación se ha de extender a todos los participantes
(educadores y educandos), y a todos los ámbitos organizativos y estructurales del centro.
El aprendizaje no se basa únicamente en los aspectos intelectuales. Los aspectos emotivos,
empáticos y de comunicación son básicos en el proceso de formación y en el desarrollo
personal.
La autoestima y la consideración de las aportaciones subjetivas de los participantes son
algunos de los factores personales que más condicionan el éxito o el fracaso del aprendizaje.
Es necesario potenciar el trabajo en grupo y favorecer procesos de interacción para que todos
los participantes puedan aportar y enriquecerse a partir de sus bagajes culturales y
experiencias.
La valoración del proceso de enseñanza/aprendizaje no parte del esquema tradicional de
evaluación, a través de los exámenes, sino a través de un acto de entendimiento y de
valoración a partir de unos criterios establecidos colectivamente.
AYUSTE, Ana. “Características del enfoque comunicativo” en: Planteamientos de la Pedagogía Crítica. Comunicar y transformar, Ed. Graó, Barcelona. 1994, pp. 49 - 52
24
El Mundo de Significaciones, Andamiaje Natural entre el Sujeto que Aprender y los Contenidos Escolares
Gabriela Ynclán
Después de Vigotsky, nadie o casi nadie duda que la escuela, como espacio cognitivo,
necesita establecer una forma de trabajo académico, que conlleve una oportuna ayuda
pedagógica proporcionada por el docente a los alumnos, con la intención de que éstos
alcancen los aprendizajes más relevantes en cada etapa de su vida.
Más allá del currículo formal decantado desde la experiencia de los especialistas,
encontramos en el aula a un docente que debe cumplir con el programa establecido y a un
alumno que tiene la obligación de aprender los contenidos del mismo, los cuales se
encuentran mediados por un libro de texto y la intervención del profesor.
Desde luego, esperaríamos que los actuales programas de cada asignatura, tomaran en
cuenta para la organización de contenidos, los enfoques vigentes de cada disciplina, además
de poner en el centro del aprendizaje al sujeto cognoscente que en el caso de la primaria es el
niño y en el de la secundaria es el adolescente, a quienes se les reconoce desde hace tiempo,
distintas formas de pensamiento y visiones diversas de lo que para cada uno significa el
universo.
En países como el nuestro, esto no ha sido posible; por el contrario, mientras al docente se le
exige oficialmente que conozca y lleve a la práctica, tanto los actuales enfoques disciplinarios
como las teorías constructivistas, por otro lado, se le enfrenta a un programa por demás
obsoleto y aberrantemente construido, desde una lógica academicista, situación que parece
extraída de un cómic del mundo bizarro, lo cual tiene educativamente una serie de
repercusiones también bizarras, suficientemente graves como para afectar el trabajo en el
aula, expresadas en la confusión total del docente, en apatía o en angustia, transformar
semejantes contenidos en aprendizajes significativos, posibles de construir por los alumnos.
Ynclán, Gabriela, “El mundo de significaciones, andamiaje natural entre el sujeto que aprende y los contenidos escolares” en Revista Magisterio número 4, marzo-abril de 2002, México, págs. 12-16.
25
Inteligencias Múltiples Howard Gardner
A finales de la década del 80 se presentó una teoría científica que sostiene que existen
diversos tipos de inteligencia. Howard Gardner, creador de la teoría de las inteligencias múltiples, distingue entre ocho tipos diferentes de inteligencia, distintas e independientes
pero relacionadas entre sí.
En los diccionarios se pueden encontrar los siguientes significados para la palabra
inteligencia:
• Facultad de comprender, capacidad mayor o menor de saber o aprender.
• Conjunto de todas las funciones que tienen por objeto el conocimiento (sensación,
asociación, memoria, imaginación, entendimiento, razón, conciencia).
Para Gardner, en cambio, la inteligencia es la capacidad de resolver problemas o elaborar
productos que sean valiosos para una o más culturas. La inteligencia no se mide solo por el
éxito ola excelencia académica, ya que alguien puede ser brillante como científico genetista y
no saber desenvolverse socialmente y relacionarse con las personas.
Por otro lado, esta teoría entiende a la inteligencia como una capacidad que se puede
desarrollar, y no como algo innato e inamovible.
La teoría de las inteligencias múltiples distingue entre estos tipos de inteligencia:
Inteligencia lingüística o verbal: Es la capacidad de pensar en palabras y de utilizar el
lenguaje para comprender, expresar y apreciar significados complejos. Está relacionada
con la lectura, la escritura, el razonamiento abstracto y el habla simbólica. Esta
capacidad para utilizar eficazmente las palabras, ya sean en el habla, la lectura o la
escritura, está más desarrollada por lo general en periodistas, abogados, docentes,
escritores y políticos entre otros.
Inteligencia espacial: Está relacionada con lo visual, con la percepción de las cosas, y
consiste en la habilidad de formar modelos mentales en tres dimensiones. Está
asociada a las habilidades de reconocer y elaborar imágenes visuales, crear imágenes
26
mentales, razonar acerca del espacio y sus dimensiones, etc. Es la inteligencia
desarrollada por los ingenieros, arquitectos, escultores, fotógrafos, etc.
Inteligencia lógica-matemática: Es la capacidad de razonamiento lógico, que se utiliza
para resolver problemas de lógica y matemáticas. Está asociada a las habilidades de
comprender y resolver cálculos numéricos, problemas de lógica y conceptos abstractos.
Es la inteligencia desarrollada en todas las disciplinas científicas.
Inteligencia musical: Es la capacidad que permite expresarse mediante formas
musicales, ya sea dirigiendo, componiendo o ejecutando un instrumento, incluida por
supuesto la voz humana. Este tipo de inteligencia está desarrollada en músicos,
compositores, cantantes y bailarines.
Inteligencia corporal-cenestésica: Es la capacidad de utilizar el propio cuerpo
controlando sus movimientos. Involucra la destreza psicomotriz, uniendo el cuerpo y la
mente para lograr el perfeccionamiento del desempeño físico. Incluye habilidades
físicas específicas como la coordinación, la destreza, la fuerza, la flexibilidad, el
equilibrio y la velocidad.
Inteligencia intrapersonal: Es el tipo de inteligencia que refiere a la auto comprensión,
a entenderse a sí mismo. Está relacionada a emociones y sentimientos como la
motivación, la capacidad de decisión, la ética personal, la integridad, la empatía y el
altruismo.
Inteligencia interpersonal: Es la que permite entender y comprender a los demás y
comunicarse con ellos. Para desarrollar relaciones satisfactorias es necesario tener en
cuenta el temperamento, los objetivos, las motivaciones y las habilidades del otro.
Comprender estas características, poder verlas y manejarlas permite establecer y
mantener relaciones sociales y asumir diversos roles dentro de los grupos.
Inteligencia naturalista: Es la utilizada para observar y estudiar la naturaleza,
reconociendo distinciones y semejanzas entre grupos. Abarca las habilidades para
observar, identificar y clasificar miembros de un grupo o especie, reconocer secuencias
y formular hipótesis.
27
Cuadro traducido por Nuria de Salvador de Developing Students´ Múltiple Intelligences. NICHOLSON-NELSON, K. (New York: Scholastic Profesional Books 1998)
Cuadro de las Inteligencias Múltiples Destaca en Le gusta Aprende mejor
Lingüística
Lectura, escritura, narración de historias, memorización de fechas, piensa en palabras
Leer, escribir, contar historias, contar cuentos, jugar juegos con palabras, armar rompecabezas, etc.
Leyendo, escuchando, viendo palabras, hablando, escribiendo, discutiendo y debatiendo.
Lógico-matemática Matemáticas, razonamiento, lógica, resolución de problemas, pautas.
Experimentar, cuestionar, Trabajar con números, calcular, resolver problemas, etc.
Cosas para explorar y pensar, usar pautas y relaciones, clasificar y trabajar con lo abstracto.
Espacial Lectura de mapas, gráficos, dibujando, laberintos, rompecabezas, imaginando cosas, visualizando.
Diseñar, dibujar, crear, soñar despierto, mirar dibujos
Trabajando con dibujos y colores, visualizando, usando su ojo mental.
Corporal-cinética Atletismo, danza, arte dramático, trabajos manuales, utilización de herramientas
Moverse, tocar y hablar, lenguaje corporal.
Tocando, moviéndose, procesando información a través de sensaciones corporales.
Musical Cantar, reconocer sonidos, recordar melodías, ritmos.
Cantar, tararear, tocar un instrumento, escuchar música.
Ritmo, melodía, cantar, escuchando música y melodías.
Interpersonal Entendiendo a la gente, liderando, organizando, comunicando, resolviendo conflictos, viendo.
Tener amigos, hablar con la gente, juntarse con la gente.
Compartiendo, compa-rando, relacionando, entrevistando, cooperando.
Intrapersonal Entendiéndose a sí mismo, reconociendo sus puntos fuertes y sus debilidades, estableciendo objetos.
Trabajar solo, reflexionar, seguir sus intereses.
Trabajando solo, haciendo proyectos a su propio ritmo, teniendo espacio, reflexionando.
Naturalista Entendiendo la naturaleza, haciendo distinciones, identificando la flora y la fauna.
Participar en naturaleza, hacer distinciones.
Trabajar en el medio natural, explorar los seres vivientes, aprender acerca de plantas y temas relacionados con la naturaleza.
28
Estilos de Aprendizaje: Generalidades Pablo Cazau
1. El concepto de estilo de aprendizaje Es posible definir el concepto de estilo de aprendizaje con una caracterización de Keefe
(1988) recogida por Alonso et al (1994:104): “los estilos de aprendizaje son los rasgos
cognitivos, afectivos y fisiológicos que sirven como indicadores relativamente estables, de
cómo los alumnos perciben interacciones y responden a sus ambientes de aprendizaje”.
Los rasgos cognitivos tienen que ver con la forma en que los estudiantes estructuran los
contenidos, forman y utilizan conceptos, interpretan la información, resuelven los problemas,
seleccionan medios de representación (visual, auditivo, kinestésico), etc. Los rasgos afectivos
se vinculan con las motivaciones y expectativas que influyen en el aprendizaje, mientras que
los rasgos fisiológicos están relacionados con el biotipo y el biorritmo del estudiante.
El término ‘estilo de aprendizaje’ se refiere al hecho de que cada persona utiliza su propio
método o estrategias a la hora de aprender. Aunque las estrategias varían según lo que se
quiera aprender, cada uno tiende a desarrollar ciertas preferencias o tendencias globales,
tendencias que definen un estilo de aprendizaje. Se habla de una tendencia general, puesto
que, por ejemplo, alguien que casi siempre es auditivo puede en ciertos casos utilizar
estrategias visuales.
Cada persona aprende de manera distinta a las demás: utiliza diferentes estrategias, aprende
con diferentes velocidades e incluso con mayor o menor eficacia incluso aunque tengan las
mismas motivaciones, el mismo nivel de instrucción, la misma edad o estén estudiando el
mismo tema. Sin embargo (Sin mención de autor, 2000), más allá de esto, es importante no
utilizar los estilos de aprendizaje como una herramienta para clasificar a los alumnos en
categorías cerradas, ya que la manera de aprender evoluciona y cambia constantemente.
Revilla (1998) destaca, finalmente, algunas características de los estilos de aprendizaje: son
relativamente estables, aunque pueden cambiar; pueden ser diferentes en situaciones
29
diferentes; son susceptibles de mejorarse; y cuando a los alumnos se les enseña según su
propio estilo de aprendizaje, aprenden con más efectividad.
En general (Woolfolk, 1996:126), los educadores prefieren hablar de ‘estilos de aprendizaje’, y
los psicólogos de ‘estilos cognoscitivos’.
Otros autores, por último, sugieren hablar de ‘preferencias de estilos de aprendizaje’ más que
de ‘estilos de aprendizaje’. Para Woolfolk (Woolfolk, 1996:128), las preferencias son una
clasificación más precisa, y se definen como las maneras preferidas de estudiar y aprender,
tales como utilizar imágenes en vez de texto, trabajar solo o con otras personas, aprender en
situaciones estructuradas o no estructuradas y demás condiciones pertinentes como un
ambiente con o sin música, el tipo de silla utilizado, etc. La preferencia de un estilo particular tal
vez no siempre garantice que la utilización de ese estilo será efectiva. De allí que en estos casos
ciertos alumnos pueden beneficiarse desarrollando nuevas formas de aprender.
2. Modelos de estilos de aprendizaje Los distintos modelos y teorías existentes sobre estilos de aprendizaje ofrecen un marco
conceptual que nos permita entender los comportamientos diarios en el aula, como se
relacionan con la forma en que están aprendiendo los alumnos y el tipo de acción que puede
resultar más eficaz en un momento dado.
Existe una diversidad de concepciones teóricas que han abordado, explícitamente o
implícitamente, los diferentes ‘estilos de aprendizaje’. Todas ellas tienen su atractivo, y en todo
caso cada cual la seleccionará según qué aspecto del proceso de aprendizaje le interese.
Así, por ejemplo, Kolb se refiere a los estilos activo, reflexivo, teórico y pragmático (Alonso et
al, 1994:104), mientras que otros tienen en cuenta los canales de ingreso de la información. En
este último sentido se consideran los estilos visual, auditivo y kinestésico, siendo el marco de
referencia, en este caso, la Programación Neurolingüística, una técnica que permite mejorar el
nivel de comunicación entre docentes y alumnos mediante el empleo de frases y actividades
que comprendan las tres vías de acceso a la información: visual, auditiva y táctil (Pérez
Jiménez, 2001).
30
Es así que se han intentado clasificar (Sin mención de autor, 2001a) las diferentes teorías
sobre estilos de aprendizaje a partir de un criterio que distingue entre selección de la
información (estilos visual, auditivo y kinestésico), procesamiento de la información (estilos
lógico y holístico), y forma de empleo de la información (estilos activo, reflexivo, teórico y
pragmático). Debe tenerse presente que en la práctica esos tres procesos están muy
vinculados. Por ejemplo, el hecho de seleccionar la información visualmente, ello afectará la
manera de organizarla o procesarla.
En otras ocasiones, se ha enfatizado el tipo de inteligencia de acuerdo a la concepción de
inteligencias múltiples de Gardner, y en otras se tuvo en cuenta la dominancia cerebral de
acuerdo al modelo Herrmann (cuadrantes cortical izquierdo y derecho, y límbico izquierdo y
derecho).
Otro modelo es el de Felder y Silverman (Sin mención de autor, 2002), que podríamos calificar
como el modelo de las cuatro categorías bipolares, considera cuatro categorías donde cada
una se extiende entre dos polos opuestos: activo/reflexivo, sensorial/intuitivo, visual/verbal y
secuencial/global. Como puede advertirse, este es un modelo mixto que incluye algunos estilos
de aprendizaje de otros modelos ya descritos.
Modelos de estilos de aprendizaje descriptos en esta Guía
Según el hemisferio cerebral Lógico Holístico
Según el cuadrante cerebral (Herrmann) Cortical izquierdo Límbico izquierdo Límbico derecho Cortical derecho
Según el sistema de representación (PNL) Visual Auditivo Kinestésico
Según el modo de procesar la información (Kolb)
Activo Reflexivo Pragmático Teórico
Según la categoría bipolar (Felder y Silverman) Activo/reflexivo Sensorial/intuitivo Visual/verbal Secuencial/global
Según el tipo de inteligencia (Gardner) Lógico-matemático Lingüístico-verbal Corporal-kinestésico Espacial Musical Interpersonal Intrapersonal Naturalista
31
3. Otros modelos de estilos de aprendizaje Existen otros modelos de estilos de aprendizaje que no serán desarrollados en la presente
Guía, y que mencionamos a continuación de manera sucinta.
a) Modelo que atiende a las necesidades del aprendiz (necesidades ambientales,
necesidades emocionales, necesidades sociales y necesidades fisiológicas). Por
ejemplo, las necesidades ambientales tienen que ver con los sonidos, la iluminación,
o la temperatura del lugar de aprendizaje, las necesidades emocionales con la
motivación, la independencia, etc., las necesidades sociales con quien estudia (solo,
con un adulto, en grupo), y las necesidades fisiológicas con la alimentación, la
necesidad de moverse y la hora del día óptima para aprender. Askew (Askew,
2000).
b) Modelo que atiende al nivel de impulsividad en el aprendizaje, y que distingue un
estilo impulsivo y uno reflexivo. El impulsivo es un estilo de respuesta rápida pero
con frecuencia incorrecta, mientras que el reflexivo es un estilo de respuesta lenta,
cuidadosa y correcta. Para aprender a ser más reflexivos, una estrategia es la auto
instrucción (hablar con uno mismo a través de los pasos de una tarea) (Woolfolk,
1996:126).
c) Witkin ha identificado un estilo campo-dependiente y un estilo campo-independiente.
El estilo campo-dependiente tiende a percibir el todo, sin separar un elemento del
campo visual total. Estas personas tienen dificultades para enfocarse en un aspecto
de la situación, seleccionar detalles o analizar un patrón en diferentes partes.
Tienden a trabajar bien en grupos, buena memoria para la información social y
prefieren materias como literatura o historia. El estilo campo-independiente, en
cambio, tiende a percibir partes separadas de un patrón total. No son tan aptos para
las relaciones sociales, pero son buenos para las ciencias y las matemáticas.
(Witkin, Moore y Goodenough, 1977).
d) Otros modelos, por último, (Sin mención de autor, 2001) han enfatizado las
modalidades activas y pasivas de aprendizaje: hay quienes prefieren recibir
pasivamente la información ya procesada y necesitar un tutor para aprender,
mientras que otros prefieren procesar ellos mismos la información y organizarse a
32
su manera para aprender sin depender de pautas estructuradas por otros. Dicho de
otra manera, el pasivo prefiere la regulación externa del aprendizaje (el profesor y el
programa tienen el control del aprendizaje), mientras que el activo prefiere controlar
su propio proceso por autorregulación.
4. Integración de modelos En principio, resulta posible integrar los modelos de estilos de aprendizaje. Un avance en este
sentido es la propuesta de Martha M. Perea Robayo (2003), para la cual en general las teorías
sobre los estilos de aprendizaje confluyen en cuatro categorías, tal como se aprecia en el
siguiente cuadro:
Categorías de estilos de aprendizaje Modelos teóricos
Selección de la información o tipos de estímulos que generan mayor atención: Estilos visual, auditivo y kinestésico.
Felder y Silverman Programación Neurolinguística
Tipo de información desde la cual se prefiere iniciar el proceso: Experiencias directas y concretas, estilo intuitivo y activo oExperiencias abstractas que parten de ideas, estilo sensitivo y teórico.
Felder y Silverman Kolb
Procesamiento de la información o forma de organizarla, relacionarla y comprenderla: Estilo secuencial y predominancia cortical y límbica izquierda y estilo global con predominancia cortical derecha.
Felder y Silverman Hermman
La forma de trabajar con la información: Estilo activo y pragmático o estilo teórico y reflexivo.
Felder y Silverman Kolb
Señala Perea Robayo (2003) que “es importante utilizar estos modelos como una alternativa
para analizar el trabajo cognitivo de los niños y niñas así como la práctica pedagógica, pero en
ningún caso, como una herramienta para clasificar a las personas en categorías cerradas e
inflexibles”.
5. Estilos de aprendizaje y estilos de enseñanza Apenas analizamos las características de los diferentes estilos de aprendizaje de los alumnos,
resulta concebible pensarlos también como estilos de enseñanza de los docentes.
33
Hay quienes destacan (Sin mención de autor, 2002) que con frecuencia surgen desajustes entre los estilos de
aprendizaje de los alumnos y los estilos de enseñanza de sus profesores, y que algunas dificultades de aprendizaje
pueden deberse a este tipo de desajuste. Por ejemplo, cuando el alumno prefiere ingresar la información
visualmente, mientras el docente la ofrece en forma auditiva.
Nuestra opinión al respecto es que la ausencia de estos desajustes no garantizaría que el
proceso educativo se cumpla eficazmente, por cuanto ambos, docente y alumno, podrían estar
utilizando un mismo estilo de aprendizaje que no es adecuado a los contenidos transmitidos.
Cazau, Pablo. “Estilos de aprendizaje: Generalidades” en http://www.gestionescolar.cl/UserFiles/P0001/Image/gestion_portada/documentos/CD‐48%20Doc.%20estilos%20de%20aprendizaje%20(ficha%2055).pdf
34
Factores que influyen en el aprendizaje
María Teresa Serafini
A cada uno de los hemisferios cerebrales le corresponden diferentes características cognitivas
y de la personalidad. Las personas en las cuales predomina el hemisferio derecho no se
sienten molestas por los sonidos, es más, están a gusto en medio de todos esos elementos
que generalmente se consideran factores de distracción, como los ruidos, las voces de otras
personas, la comida y el movimiento. Estas personas prefieren en general ambientes con
escasa iluminación y aprenden mejor sobre todo con personas de su misma edad, en un
contexto informal y con estímulos táctiles, más que auditivos o visuales; a menudo son poco
constantes y afrontan los problemas de una manera global. Las personas en las cuales
predomina el hemisferio izquierdo del cerebro tienen características opuestas: no les gusta ser
molestadas, necesitan un ambiente de trabajo bien organizado y formal, y afrontan los
problemas de un modo analítico.
Los estudiantes con predominio del hemisferio derecho o izquierdo presentan diferentes
necesidades ambientales y organizacionales, y también diferentes características personales
y motivacionales. Se ha hecho una investigación analizando los grupos-límite de estudiantes,
considerando a aquéllos que sobresalen en la lectura ya los que presentan mayores
dificultades para ella. Esta investigación ha demostrado que los alumnos con buena
capacidad para la lectura se dividen por partes iguales en individuos en los cuales predomina
el hemisferio derecho o el izquierdo. En cambio, en la casi totalidad de los estudiantes con
dificultades para la lectura predominaba el hemisferio derecho. En efecto, a este tipo de
estudiantes les resulta sumamente dificultoso tener éxito en la escuela que impone a todos las
mismas condiciones ambientales (Carbo, Dunn y Dunn, 1986).
El estilo de aprendizaje depende en gran parte de esta subdivisión y puede describirse según
cinco componentes básicos: ambiente de estudio, emotividad, sociabilidad, características
físicas y enfoque analítico o global.
35
A. Ambiente de Estudio
El aprendizaje puede verse obstaculizado o facilitado por el ambiente en que se encuentran
los estudiantes. En particular, la presencia o ausencia de sonidos y ruidos, una iluminación
tenue o muy brillante, una temperatura cálida o fresca y un contexto ambiental formal o
informal. Los docentes notan que algunos alumnos son incapaces de concentrarse en cuanto
hay un poco de ruido y que otros rinden mucho más sentados en las posiciones más extrañas.
B. Emotividad
La constancia en el estudio, la motivación, el sentido de la responsabilidad, el ansia por
cumplir con sus obligaciones, y el deseo de trabajar de forma autónoma son características
del aprendizaje que están vinculadas a la esfera emotiva de los estudiantes. Por lo general, la
constancia se da en alumnos particularmente inteligentes, mientras que la motivación es un
aspecto típico en los alumnos que tienen un buen rendimiento. En cambio, el deseo de
trabajar de forma autónoma tiende a aumentar con la edad. El ansia tiende a crecer después
de un fracaso y a disminuir cuando el estudiante experimenta situaciones gratificantes, como
elogios o buenas notas, por ejemplo.
C. Sociabilidad
Algunos estudiantes prefieren trabajar solos, mientras que otros logran concentrarse sólo al
estudiar con otros; algunos se encuentran a sus anchas con los adultos que les dirigen y
organizan su trabajo, mientras que otros sólo logran trabajar con sus coetáneos. El docente
debe organizar las actividades de su clase teniendo presentes las exigencias particulares de
cada uno, eligiendo cuidadosamente actividades grupales, en pareja o individuales.
D. Características Físicas
Las personas son diferentes hasta en la manera en que perciben físicamente el ambiente; en
particular, los cinco sentidos no están desarrollados por igual en todos. Por otra parte,
demuestran que llegan al máximo de sus energías en horas diferentes del día y tienen mayor
o menor necesidad de actividades motoras. Algunos estudiantes aprenden sobre todo
mientras comen caramelos, mastican chicle o mordisquean lapiceros, otros tienen siempre
36
algo en la mano y manipulan diversos materiales. Para algunos, el aprendizaje no es posible
sin actividades prácticas concretas, como escribir, por ejemplo.
E. Enfoque Global o Analítico
En lo que concierne a la forma de aproximación a los problemas, es posible detectar un
enfoque global y otro analítico. El global lleva primero a una visión de conjunto y sólo más
tarde a un análisis de los detalles. El enfoque analítico, en cambio, hace que se afronten
varios problemas por separado y sólo en un segundo momento se reconstruya el cuadro total.
La mayor parte de los niños tiene un enfoque global hasta los siete-ocho años. Justo a esta
edad se produce una diferenciación. El pertenecer a una u otra tipología no tiene que ver en sí
mismo con la inteligencia ni con la capacidad de aprender, pero corresponde a rasgos de
carácter bastante bien delimitado. Veamos las características más típicas de los estudiantes
con enfoque global y con enfoque analítico (Carbo, Dunn y Dunn, 1986).
El estudiante con enfoque global: A. Se concentra y aprende cuando la información le es presentada globalmente y en un
cuadro.
B. Elabora la información de forma subjetiva y según esquemas.
C. Usa el contexto para comprender el significado de palabras desconocidas.
D. Reacciona positivamente a estímulos emotivos y le gusta el humorismo.
E. Le atraen más los aspectos fantásticos que los hechos concretos.
F. No le gusta aprender de memoria fechas y nombres.
G. Está en condiciones de detectar fácilmente las ideas principales de un texto.
El estudiante con enfoque analítico:
A. Se concentra y aprende cuando la información se le presenta en pequeñas unidades.
B. Reacciona positivamente cuando se le invita a pensar lógicamente.
C. Resuelve los problemas de manera sistemática.
D. Se divierte resolviendo crucigramas y todo tipo de rompecabezas (puzzle).
E. Es capaz de seguir instrucciones (por ejemplo, las recetas de cocina o las instrucciones
para montar juguetes mecánicos).
37
F. Aprende con facilidad nociones tales como fechas y nombres.
G. Encuentra con facilidad los detalles de un texto.
Un cuidadoso análisis del método de aprendizaje de sus alumnos permite al docente alternar
la forma de afrontar los problemas y la organización del trabajo en clase, de modo que se
facilite en momentos diferentes el trabajo de todos los alumnos de la clase. La figura 9.1
ilustra un esquema útil para determinar el estilo individual de aprendizaje.
Se ha demostrado que el docente tiende a utilizar su propio método de aprendizaje también
cuando da clase, premiando él los estudiantes que se le asemejan más (Carbo, Dunn y Dunn,
19R6). Por ejemplo, los profesores que se valen de un enfoque global prefieren, por lo
general, trabajar de manera informal, usando mucho el debate, mientras que aquéllos cuyo
enfoque es analítico eligen casi siempre métodos de estudio estructurados. Por eso
sugerimos también a los docentes que analicen su propio estilo de aprender, utilizando el
perfil de la figura 9.1. Ser consciente de su estilo de aprendizaje permite al docente evaluar
las ventajas y desventajas de su comportamiento en clase y ayuda a modificarlo en aquellas
situaciones y con aquellos alumnos con los cuales resulta nocivo.
NOMBRE:
CLASE:
FECHA:
I. AMBIENTE
Sonidos.
Luces
Temperatura
Situación formal o informal
II. EMOTIVIDAD
Motivación
Constancia
Responsabilidad
Independencia
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Necesidad de guía
Ansiedad
III. SOCIABILIDAD
Trabaja mejor:
Solo
Con un compañero
En un grupo pequeño
En actividades que movilizan a toda la clase
Con los adultos
IV. CARÁCTERÍSTICAS FÍSICAS
Preferencia perceptiva:
visual
auditiva
táctil
Comida
Movilidad
Distribución de las actividades durante la jornada
V. ENFOQUE GLOBAL O ANALÍTICO
Revelan un enfoque global:
1. Capta las informaciones y resuelve los problemas de forma global.
2. Usa el contexto para comprender.
3. Se siente atraído por aspectos fantásticos.
4. No le gusta aprender de memoria.
5. Detecta con facilidad las ideas principales.
Revelan un enfoque analítico:
1. Capta las informaciones en unidades pequeñas.
2. Afronta los problemas separándolos y resolviéndolos en sub-problemas.
3. Se siente inclinado a seguir las instrucciones.
4. Le gusta aprender de memoria.
5. Detecta principalmente los detalles.
39
Como consecuencia de esa inquietud, aquellos educadores diseñaron un programa que
dividía a los alumnos en grupos reducidos; en ellos, los estudiantes, bajo la supervisión de un
tutor, interactuaban con pacientes simulados que presentaban sus problemas médicos de una
manera confusa, teñida por la angustia, la información incompleta y la fragilidad de la
comunicación interpersonal. Los estudiantes utilizaban entrevistas con pacientes, grabaciones
y resultados de laboratorio seleccionados a fin de identificar los asuntos que debían aprender
y para hacer un diagnóstico y
En las Facultades de Medicina, el aprendizaje basado en problemas se apoya en gran medida
en una teoría del procesamiento de la información. Las ideas centrales de esta teoría
sostienen que la situación de aprendizaje:
• Activa el conocimiento previo, con lo cual facilita el nuevo aprendizaje.
• Imita las maneras en que será necesario transferir ese conocimiento a las situaciones
del mundo real.
• Aumenta la probabilidad de que el estudiante recuerde y seleccione lo que está
almacenado en su memoria.
Para los estudiantes que habrán de convertirse en médicos, son claros sus roles y las
situaciones problemáticas en las que están inmersos como alumnos. Hay una relación directa
entre las situaciones de aprendizaje y las situaciones de aplicación: el estudiante asume el rol
de médico que atiende las necesidades de sus pacientes porque en el futuro será un médico
que atenderá las necesidades de sus pacientes… En las aulas de la escuela primaria y
secundaria, hallamos significativas diferencias cuando consideramos las necesidades de los
alumnos y el fundamento psicológico que proponemos para el ABP.
B. Los fundamentos de ABP en la educación primaria y secundaria
También en este caso lo que queremos es que nuestros estudiantes recuerden si van a
transferir lo que aprendieron a determinada situación. Nuestros estudiantes de hoy pueden
llegar a ser en el futuro docentes, ingenieros, secretarios, programadores o lo que fuere.
Quizá nunca podamos saberlo; no obstante, somos los encargados de prepararlos para
afrontar el futuro. Además, sabemos poco de lo que ellos saben – de lo que en verdad saben-
40
cuando llegan a nuestras aulas. Por ello, debemos facilitar una amplia gama de actividades
cognitivas que lleven a responder estas preguntas:
• ¿Qué aportan nuestros alumnos a la situación?
• ¿Qué hacen con ese aporte?
• ¿Con qué salen de allí?
En otras palabras, los estudiantes deben hacer y pensar. Como señala David Perkins (1992):
“si los alumnos no aprenden a pensar con el conocimiento que acumulan, esto equivale a que
no lo poseen” (pág. 30). Para poder pensar de esa manera, los estudiantes tienen que
alcanzar una comprensión en niveles más profundos. Y para hacerlo deben desarrollar un
pensamiento sostenido sobre los temas y las cuestiones tratados: sumergirse en las ideas y
exponer las concepciones erradas, haciendo al mismo tiempo múltiples conexiones . En esta
perspectiva íntima, los estudiantes llegan a ser conocedores, creadores y pensadores que
adaptan e integran el nuevo aprendizaje en el proceso.
Brooks y Brooks (1993) citan los cuatro criterios de Greenberg (Greenber, 1990) para que se
dé una buena situación de resolución de problemas como muestras de un enfoque
constructivista:
• Los estudiantes hacen una predicción comprobable.
• Los estudiantes pueden utilizar material disponible o de fácil acceso.
• La situación misma es lo suficientemente compleja para sustentar múltiples enfoques y
generar diversas soluciones.
• El enfoque colaborativo favorece, en lugar de obstaculizar, el proceso de resolución del
problema.
Los autores amplían esta serie de criterios con uno más, el criterio de relevancia: los alumnos
advierten que hay un vínculo, ya sea inherente a la situación, ya sea vehiculizado por el
docente, entre la situación propuesta y el mundo real. “Plantear problemas de relevancia
evidente es un principio rector de la pedagogía constructivista” (Brooks y Brooks, 1993, pág.
35).
Serafini, María Teresa. Cómo se estudia. La organización del trabajo intelectual. Editorial Paidos Mexicana S.A. México 1997. PP.170-173.
41
¿Cuáles son los Fundamentos del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)?
Linda Torp y Sara Sage. Los estudiantes aprenden de las actividades genuinas (Glickman, 1991). La sencillez y lógica
de esta enunciación fue aceptada, investigada y comentada durante aproximadamente un
siglo. El ABP es una manera de educación por la experiencia en la cual los alumnos piensan,
conocen y actúan dentro de un contexto no ficticio. Ampliamente utilizado durante varias
décadas en los campos de la formación médica y empresarial, el ABP, en su forma actual se
está utilizando desde hace varios años en los niveles de la escuela primaria y secundaria.
Pero la esencia del ABP –en la que el alumno es quien resuelve los problemas y los entiende
él mismo- es una tradición educativa que se remonta a John Dewey. Para comprender los
fundamentos del ABP, nos referiremos en primer lugar a la capacitación médica y luego, a las
raíces constructivistas del ABP en la educación primaria y secundaria.
A. Los comienzos en el nivel de la Facultad de Medicina
El aprendizaje basado en problemas como expresión educativa precisa tiene sus orígenes en
los estudios médicos de la década de 1960. En ésa época, los educadores en clínica médica
de la Universidad Mc Master de Ontario, Canadá, se interesaron cada vez más por la
capacidad de los estudiantes que habían recibido (y presuntamente aprendido) contenidos
biomédicos en clase de medicina previas para recordar y elegir los que resultaban aplicables
a determinadas situaciones clínicas. El aprendizaje adquirido en las clases teóricas no
equivalía por sí mismo a su aplicación; y las calificaciones, si bien eran valiosos predictores
del buen rendimiento de un estudiante, no eran buenos predictores de su capacidad para
transferir ese conocimiento a situaciones clínicas con pacientes reales (Albanese y Mitchell,
1993).
Linda Torp y Sara Sage. (2007). “El Aprendizaje basado en Problemas”. Desde el Jardín de Infantes hasta el final de la escuela secundaria. Amorrortu editores. Págs. 59-63.
42
Pozo, Juan Ignacio et al. “Aprender a resolver problemas y resolución de problemas para aprender” en: La solución de problemas, Ed. Santillana, Aula XXI, México, 1998 pp. 14 – 25
La Solución de Problemas como Contenido de la Educación Obligatoria Juan Ignacio Pozo
CLAXTON (1984) se hace eco de una divertida anécdota sobre un maestro en un barrio
marginal de los Estados Unidos que preguntó a un niño negro cuántas patas tiene un
saltamontes. Al parecer, el niño miró tristemente al maestro y le contestó: «¡Ojalá tuviera yo
los mismos problemas que usted!». Parece claro, como muestra esta anécdota, que el término
problema puede hacer referencia a situaciones muy diferentes en función de las
características de las personas que se encuentran en ellas, de sus expectativas y del contexto
en que se produce la situación.
Todos los profesores hemos acabado por aprender que los problemas que planteamos a
nuestros alumnos en clase pueden diferir considerablemente de los que ellos mismos se
plantean fuera del aula. Es más, lo que para nosotros puede ser un problema relevante y
significativo, puede resultar trivial o carecer de sentido para nuestros alumnos. Obviamente,
ellos no tienen los mismos problemas que nosotros. Y sin embargo, uno de los objetivos
explícitos de la Educación Obligatoria, tanto en Primaria como en Secundaria, es que los
alumnos no sólo se planteen determinados problemas sino que lleguen incluso a adquirir los
medios para resolverlos.
En la Reforma del Sistema Educativo se reconoce la necesidad e importancia de la solución
de problemas como contenido del currículo de la Educación obligatoria. De hecho, el
proporcionar a los alumnos destrezas y estrategias para la solución de problemas queda
reconocido no sólo como objetivo parcial de cada una de las diversas áreas de la Educación
Primaria y Secundaria, sino incluso, en esta última etapa, se reconoce como uno de los
objetivos generales que deberían alcanzarse al término del período de Educación Obligatoria.
Así, de forma explícita, el objetivo general n° 4 del Diseño Curricular Base (DCB) de la
Educación Secundaria Obligatoria (ESO) cita textualmente que al final de la Educación
Obligatoria se debe lograr del alumno «elaborar y desarrollar estrategias personales de
identificación y resolución de problemas en los principales campos de conocimiento mediante
la utilización de unos hábitos de razonamiento objetivo, sistemático y riguroso, y aplicarlas
espontáneamente a situaciones de la vida cotidiana» (p. 78).
43
Algunos aspectos de la resolución de problemas Juan Ignacio Pozo
Después de haber pasado revista a algunos de las principales técnicas de solución de los
problemas veamos algunos problemas específicos y algunas curiosidades. Para esta sección
hemos tomado muchas ideas de Anderson, 1985.
Un problema geométrico resuelto por analogía 15.3.1. Qué hacer frente a un fracaso
Las técnicas de tipo heurístico que hemos visto anteriormente buscan la solución de un
problema mediante tentativas. Es entonces posible, y en realidad muy probable, que esas
tentativas fracasen y lleven a un punto muy alejado de la solución del problema. ¿Qué
debemos hacer en tal caso?
El remedio para esta situación toma el nombre de backtracking (literalmente: volver sobre sus
pasos). Es decir, que debemos volver a examinar hacia atrás las elecciones hechas, según
nuestras técnicas heurísticas, para determinar cuál es la que causó el fracaso; y volver a partir
desde el estado anterior a esa elección cambiándola. Como ejemplo típico de backtracking
consideremos la situación en la cual, durante una excursión a la montaña, nuestro camino se
ve interrumpido por un obstáculo. En ese caso, volveremos sobre nuestros pasos hasta el
primer cruce donde realizamos la elección equivocada y retornaremos el paseo desde ese
lugar. Es posible que la segunda elección también resulte equivocada; en ese caso
deberemos volver otra vez sobre nuestros pasos y probar nuevamente.
44
El bactracking es una técnica muy utilizada en el campo de la inteligencia artificial. Esta
técnica se utiliza. en particular, junto con el uso de técnicas heurísticas para elegir el camino
más prometedor en cada alternativa del árbol de las soluciones. El bactracking permite volver
sobre las elecciones realizadas y modificarlas.
Consideremos de nuevo el problema RLO, que ya conocemos bien. Supongamos que
elegimos, para decidir el «movimiento» siguiente a cada estado, una heurística muy banal
consistente en considerar primero la alternativa de hacer viajar el bote vacío y después
hacerlo navegar transportando los bienes por orden alfabético: primero el lobo (L), después la
oveja (O) y finalmente d repollo (R). También el mecanismo del backtracking es muy simple:
cada vez que llegamos a una solución inadmisible o a la que ya llegamos antes, se realiza un
backracking hasta la última elección realizada en el tiempo que será modificada.
Con este método se encuentra una solución bastante pronto sin recorrer gran parte del árbol
completo de las soluciones. Esa solución aparece en la figura 15.8. El: este caso el
backtracking es bastante modesto: basta retroceder un paso cada vez que el camino quede
obstruido (casos [i] o [a], ver la sección 15.2.1). Notemos que_ para hacer que se cumpla la
regla que no permite ir a 1: estado al que ya hemos llegado antes, es necesario recordar la
secuencia completa de todos los movimientos realizados. Es, quizás, el aspecto técnicamente
más difícil de la solución propuesta que, de todos modos, se puede programar fácilmente en
un ordenador.
15.3.2. Efectos de las interrupciones en la búsqueda de la solución
A veces, la búsqueda de la solución de un problema se desarrolla buscando con insistencia
en una sola dirección. Si la dirección que tomamos no es la correcta, nuestras energías
mentales se pueden bloquear y la búsqueda de la solución puede continuar durante horas sin
llegar a ningún resultado. En estos casos, puede ser muy beneficioso interrumpir la búsqueda.
Muchos investigadores hacen referencia a casos en los cuales, después de haber tratado
durante muchas horas de resolver un problema, les bastó con olvidarse del mismo, pasar un
día al aire libre, para encontrar luego la solución.
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Si un problema requiere una solución inusual, diferente con respecto a la estrategia que más
naturalmente se usa en primera instancia, una interrupción puede resultar particularmente útil.
En este caso, la interrupción permite «cambiar de táctica» y trae efectos positivos.
La prueba de todo esto se obtuvo mediante un experimento realizado con la solución del
siguiente problema:
Dados 4 segmentos de cadena, cada uno con tres eslabones, se desea construir una cadena
circular de 12 eslabones con un costo mínimo. Abrir un eslabón cuesta 2 pesetas, soldarlo
cuesta 3. ¿Es posible gastar sólo 14 pesetas?
Al estudiar este problema tomamos naturalmente en consideración una hipótesis de solución
que consiste en abrir los extremos de cada segmento de cadena y unir éstos entre sí. Para
ello se necesitan 4 aberturas y 4 soldaduras que costarían, en total, 18 pesetas. Es evidente
que esta solución no es correcta. La solución del problema consiste en abrir todos los
elementos de uno de los 3 segmentos y usar los tres eslabones obtenidos para unir los
restantes segmentos. Siguiendo esta estrategia, sólo se necesitan 3 aberturas y 3 soldaduras
y así, efectivamente, se llega al costo fijado de 14 pesetas.
Más interesante que la solución del problema es el experimento realizado por Silveira
(descrito en Anderson, 1985) que compara las soluciones dadas a los problemas por tres
grupos de personas. En el primer grupo, que trabajó media hora sin interrupciones en el
problema, el 55 % de los sujetos encontró la solución. En el segundo grupo, en el cual se
interrumpió el trabajo con una pausa de media hora dedicada a otras actividades, la solución
fue hallada por el 64 % de los sujetos. Finalmente, en el tercer grupo, para el cual la
interrupción fue de 4 horas, la solución fue encontrada por el 85 % de los sujetos.
Estas consideraciones nos hacen pensar que es mejor afrontar los trabajos que requieran la
solución de problemas sin obstinarse en buscar su solución en el orden en que se nos
presenten. A veces, cuando conseguimos vislumbrar la dirección correcta para solucionar un
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problema, la mejor estrategia puede ser la de suspender su análisis para volver después
sobre él «con la mente despejada» después de algún tiempo.
15.3.3. Importancia de la representación
En la sección 15.1 ya hemos hecho notar que una correcta representación del problema es
muy importante para poder llegar a solucionarlo. En algunos casos, la representación correcta
del problema lleva a su inmediata solución, como sucede en el siguiente ejemplo:
Si se sacan de un tablero completo de ajedrez el casillero del ángulo superior derecho y el del
ángulo inferior izquierdo, ¿es posible cubrir los restantes 62 casilleros con 33 piezas de
dominó? (Tener en cuenta que cada pieza de dominó ocupa exactamente 2 casilleros.)
Este problema no se puede solucionar de forma inmediata, y gran parte de los sujetos
enfrentados a él dibujan un tablero de ajedrez y comienzan a disponer sobre él rectángulos
que representan las piezas de dominó. Llegados a este punto podemos anticipar que todas
las tentativas resultarán infructuosas, ya que el problema no tiene solución. Esto se ve
inmediatamente si se colorean los casilleros del tablero con negro y blanco. Entonces se
observará que los dos casilleros que se sacaron del tablero son ambos del mismo color,
blancos por ejemplo, y por lo tanto quedan en el tablero 31 casilleros blancos y 33 casilleros
negros. Por otra parte, cada dominó cubre exactamente un casillero blanco y otro negro; por
eso el problema es insoluble.
15.3.4. Las soluciones inusuales
La resolución de los problemas pone a veces nuestra inventiva a duras pruebas. Los ejemplos
de la cadena y del tablero de ajedrez requieren, más que una mente matemática, una cierta
capacidad de inventar soluciones o razonamientos inusuales. Como ejemplo ulterior, con-
sideremos el siguiente problema:
Sobre una mesa encontramos una vela, fósforos y una caja de chinchetas. Queremos
construir con ellos una fuente de luz adherida a una puerta y que, por lo tanto, se mueva
cuando la puerta se abre o se cierra.
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Pozo, Juan Ignacio, María del Puy Pérez, Jesús Domínguez, Miguel Ángel Gómez y Yolanda Postigo, “Aprender a resolver problemas y resolución de problemas para aprender” en La solución de problemas, Editorial Santillana, México, 1998 (Colección Aula XXI), págs. 14‐25.
En este caso, la solución consiste en vaciar la caja, sujetarla a la puerta con dos chinchetas, y
usarla como portalámparas, poniendo la vela sobre ella. Esta elegante solución requiere
cambiar el uso de la caja, que de recipiente de las chinchetas, aparentemente inútil, se
transforma en parte esencial de la solución. Pero esto requiere mucha inventiva. Veamos
ahora otro ejemplo:
Dos cuerdas cuelgan del techo y el problema consiste en unirlas. Sin embargo, las dos
cuerdas están tan separadas entre sí, que una persona, con los brazos abiertos, no logra
tomar las dos a la vez. Tenemos a nuestra disposición una silla y una tijera. ¿Cómo lograrlo?
También en este caso, la solución del problema no es convencional. Varios sujetos se
obstinan en usar la silla para acercarse de alguna manera a las cuerdas (que, como es
evidente, cuelgan verticalmente del techo y por lo tanto, quedan a la misma distancia entre
ellas cuando nos ponemos sobre la silla). Otras estrategias llevan a cortar trozos de cuerda de
una parte para anudarlos a la otra, pero tampoco funcionan. La solución del problema consiste
en atar la tijera a una de las cuerdas y obtener así un péndulo que se hace oscilar. De este
modo es posible tomar la otra punta de la cuerda, desplazarse hacia el centro de la habitación
y tomar el péndulo al vuelo, uniendo las dos cuerdas. El aspecto no intuitivo de la solución
consiste en usar la tijera, no para cortar las cuerdas, como sería natural, sino como peso, para
generar las oscilaciones.
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Leer, Comprender y Aprender Lectura y Comprensión
Isabel Solé
Leer es comprender, y comprender es ante todo un proceso de construcción de significados
acerca del texto que pretendemos comprender. Es un proceso que implica activamente al
lector, en la medida en que la comprensión que realiza no es un derivado de la recitación del
contenido de que se trata. Por ello, es imprescindible que el lector encuentre sentido en
efectuar el esfuerzo cognitivo que supone leer, lo que exige conocer qué va a leer, y para qué
va a hacerlo; exige además disponer de recursos – conocimiento previo relevante, confianza
en las propias posibilidades como lector, disponibilidad de ayudas necesarias, etc.-que
permitan abordar la tarea con garantías de éxito; exige también que se sienta motivado y que
su interés se mantenga a lo largo de la lectura. Cuando esas condiciones, en algún grado, se
encuentran presentes, y si el texto se deja, podemos afirmar que, en algún grado también, el
lector podrá comprenderlo. Ahora bien, ¿podemos afirmar que en ese caso podrá también
aprender a partir del texto?
(Le ruego que intente responder a la pregunta antes de seguir adelante. Dado que usted
mismo está leyendo, le sugiero que revise su propia experiencia como lector para contestarla.)
A. Comprensión Lectora y Aprendizaje Significativo
En la explicación constructivista se adopta y se reinterpreta el concepto de aprendizaje
significativo acuñado por Ausubel (1963). Aprender algo equivale a formarse una
representación, un modelo propio, de aquello que se presenta como objeto de aprendizaje;
implica poder atribuirle significado al contenido en cuestión, en un proceso que conduce a una
construcción personal, subjetiva, de algo que existe objetivamente. Ese proceso remite a la
posibilidad de relacionar de una forma no arbitraria y sustantiva lo que ya se sabe y lo que se
pretende aprender.
Para explicar el continuo que se establece entre aprender a leer y leer para aprender (El autor
hace dos precisiones).
• En primer lugar, podemos afirmar que cuando un lector comprende lo que lee, está
aprendiendo, en la medida que su lectura le informa, le permite acercarse al mundo de
significados de un autor y le ofrece nuevas perspectivas u opiniones sobre
49
determinados aspectos, etc. La lectura nos acerca a la cultura, o mejor, a múltiples
culturas y, en ese sentido, siempre es una contribución esencial a la cultura propia del
lector .Podríamos decir tal vez que en la lectura se da un proceso de aprendizaje no
intencionado incluso cuando los objetivos del lector poseen otras características: leer
por placer.
• En segundo lugar, en una gran variedad de contextos y situaciones, leemos con la
finalidad clara de aprender. No solo cambian los objetivos que presiden la lectura, sino
que generalmente los textos que sirven a dicha finalidad presentan unas características
específicas –estructura expositiva -, y la tarea, unos requerimientos claros, entre ellos
controlar y frecuentemente demostrar que se ha aprendido. Aunque la forma en que se
entiende aquí la comprensión implica la presencia de un lector activo que procesa la
información que lee, relacionándola con la que ya poseía y modificando ésta como
consecuencia de la actividad –con lo que, en mayor o menor grado siempre
aprendemos algo mediante la lectura-, no debemos perder de vista que cuando leemos
para aprender, ponemos en marcha una serie de estrategias cuya función es asegurar
este objetivo.
Ambas consideraciones deben ser tenidas en cuenta en el tratamiento educativo de la lectura.
La primera nos ayuda a ver su potencialidad en la formación integral de la persona; la
segunda nos alerta sobre la necesidad de enseñar a usar la lectura como instrumento de
aprendizaje, y a cuestionar la creencia de que cuando un niño aprende a leer, puede ya leer
todo y que puede también leer para aprender. En su conjunto, nos hace ver que si enseñamos
a un alumno a leer comprensivamente y a aprender a partir de la lectura, le estamos
facilitando que aprenda a aprender, es decir, que puede aprender de forma autónoma en una
multiplicidad de situaciones.
Solé, Isabel.1999. Estrategias de lectura. Colección MIE, Materiales para la innovación educativa. Universidad de Barcelona y Editorial
GRAO. Barcelona, 1998. pp. 39-43
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La Lectura Ma. Teresa Serafini
<< ¡Ya leí la lección para mañana, pero no entendí nada!>>
Los estudiantes dedican gran parte de su tiempo a la lectura de libros de texto y narrativa, de
periódicos y de seminarios, de ensayos y de trozos de antología seleccionados por el
profesor. Leen en la escuela, en la casa y en la biblioteca, para aprender y divertirse. A través
de la lectura se desarrolla gran parte del aprendizaje, y las ocasiones de reflexión y del
desarrollo de la capacidad de trabajo provienen de ella.
Lamentablemente, es muy diferente leer un texto de manera superficial que comprenderlo y
asimilar su contenido. Muchos estudiantes leen y releen los pasajes que hay que estudiar sin
cumplir ninguna operación que ayude a apropiarse del contenido; más tarde se asombran de
los malos resultados de las preguntas orales y escritas. Para aprender se requiere que el
estudiante comprenda el texto, extraiga la información y las ideas más importantes y las
relacione con lo que ya conoce reorganizándolas y sintetizándolas según criterio propio, y
haciendo más fácil de este modo el proceso de memorización. Saber leer significa entonces
poseer varias capacidades de tipo técnico (Bellenger; Rowntree, 1979 y Crowder, 1986).
La aproximación básica a la lectura es la misma para todas las materias de estudio. Aún
cuando cada tipo de texto requiere capacidades específicas. La lectura de textos de historia,
por ejemplo, necesita que sepan organizar acontecimientos e ideas en orden cronológico,
mientras que la lectura de textos científicos requiere reconocer relaciones de causa-efecto.
Pero bien sea el estudio de la historia, bien sea el de las ciencias, implica capacidades
comunes de lectura: por ejemplo, la capacidad de determinar las ideas principales de un texto
o de memorizar los términos nuevos.
En este capítulo enfocamos algunas técnicas para leer un texto. Ante todo determinamos
varias fases: la pre-lectura, en la cual se crean expectativas y unos se «prepara» para
comprender un texto; la llamada <<lectura rápida>>, que permite recorrer textos muy largos
en poco tiempo, extrayendo pocas pero fundamentales informaciones, y finalmente, la
«lectura analítica», aquella que lleva a una comprensión precisa del texto y a la valoración y la
comprensión crítica de sus elementos. En esta fase, en particular, se evalúa la validez de las
51
fuentes y se distingue entre hechos y opiniones. En el capítulo 4 veremos como la lectura
analítica debe ser completada tomando apuntes y esquematizando el contenido de un texto,
mientras que en el capítulo 5 veremos las técnicas de memorización. En cambio, este capítulo
termina con algunos consejos prácticos para entrar en el mundo de la narrativa y para
alcanzar la posibilidad de gozar de uno de los placeres que están más al alcance de la mano:
la lectura por diversión.
3.1. Fases de la lectura.
En la escuela, la capacidad de estudio, a menudo, se considera innata o ligada a factores
ambientales. Ésta postura hace difícil la determinación de las capacidades básicas para el
estudio y excluye su enseñanza del currículo escolar.
La dificultad para aprender a leer y comprender se debe al hecho de que las capacidades de
juego son muchas, de difícil definición y en varias combinaciones. Un modo de presentarlas
es ver cómo afrontar la lectura de un texto a través de una serie de fases separadas que
requieren operaciones específicas. Veamos estas fases en síntesis.
I. Fase pre-lectura. Durante esta fase se lee superficialmente el texto, tratando de
captar los elementos más importantes, evaluar el interés del contenido, determinar
la estructura general y formarse una idea global.
Esta operación puede realizarse también a través de la llamada lectura rápida, que
trata de analizar un texto rápidamente y en forma global para tomar de èl unos
pocos elementos. Teniendo en cuenta los elementos que se han captado al
recorrer el texto y la curiosidad de cada uno sobre el tema, puede resultar útil
preparar una serie de preguntas a las que se quisiera dar una respuesta durante la
siguiente lectura crítica.
II. Fase: Lectura crítica del texto. La propia y verdadera lectura analítica debe
realizarse con una disposición activa por parte del lector, distinguiendo los hechos
de las opiniones, concretando los objetivos en el fragmento que leen y
determinando las informaciones de mayor importancia. La lectura crítica puede
acompañarse de un subrayado del texto y de la toma de apuntes.
52
Serafini, Ma. Teresa. COMO SE ESTUDIA. La organización del trabajo intelectual. Edit. Paidos.1997
III. Fase: post-lectura. Para completar el aprendizaje es necesario controlar y
reorganizar los apuntes. Pueden elaborarse diagramas, representaciones gráficas
que muestren la estructura de la información, o bien fichas, tablas terminológicas y
fichas con preguntas/problemas que ayuden a memorizar. Estas informaciones son
básicas para la preparación de un trabajo escrito o de una exposición oral.
Todos pueden aprender a leer si adquieren poco a poco estas técnicas y la capacidad de aplicarlas en el orden justo y el modo oportuno. (Devine, 1981; Lend, 1983; y Tonjes y Zintz, 1981).
53
La enseñanza de estrategias de comprensión lectora Isabel Solé
Aunque me referiré a la enseñanza cuando aborde las distintas estrategias que vamos a ir
tratando, es útil exponer aquí el enfoque general que desde mi punto de vista debe tenerse en
cuenta en su instrucción. Desde la concepción constructivista del aprendizaje escolar y de la
enseñanza (Coll, 1990), en la que me ubico, ésta es entendida como una ayuda que se le
proporciona al alumno para que pueda construir sus aprendizajes. Es una ayuda, porque
nadie puede suplantarle en esa tarea; pero es insustituible, pues sin ella es muy dudoso que
las niñas y los niños puedan dominar los contenidos de la enseñanza y lograr los objetivos
que la presiden.
Tres ideas, asociadas a la concepción constructivista, me parecen particularmente adecuadas
cuando se trata de explicar el caso de la lectura, y de las estrategias que la hacen posible. La
primera considera la situación educativa como un proceso en construcción conjunta (Edwards
y Mercer, 1988) a través del cual el maestro y sus alumnos pueden compartir progresivamente
universos de significados más amplios y complejos, y dominar procedimientos con mayor
precisión y rigor, de modo que unos y otros sean también progresivamente más adecuados
para entender e incidir en la realidad, por ejemplo, para comprender e interpretar los textos
que en ella se encuentran presentes o si se trata de un <<proceso de construcción>>, es
obvio que no se puede pedir que todo se resuelva adecuadamente y de una sola vez; si
además es una «construcción conjunta», parece claro que aun cuando el alumno sea el
protagonista principal, el profesor tendrá también un papel destacado en el reparto.
Justamente, la segunda idea que me parece muy interesante es la consideración de que en
ese proceso el profesor ejerce una función de guía (Coll, 1990), en la medida en que debe
asegurar el engarce entre la construcción que el alumno pretende realizar y las
construcciones que han sido socialmente establecidas, y que se traducen en los objetivos y
contenidos que prescriben los currículos en vigor en un momento dado. Así, estamos ante un
proceso de construcción conjunta que se caracteriza por constituirse en lo que Rogoff (1984)
denomina participación guiada. Si aclaramos lo que significa un proceso de
54
enseñanza/aprendizaje en que esa participación se haga presente, tendremos elementos para
profundizar después en la tarea del profesor o maestro.
Para Rogoff, la participación guiada supone una situación educativa en la que se ayude, en
primer lugar, al alumno a contrastar y relacionar su conocimiento previo con el que le va a
resultar necesario para abordar dicha situación. En segundo lugar, el alumno dispone desde el
principio -porque el profesor lo facilita- de una visión de conjunto o estructura general para
llevar a cabo su tarea. Son situaciones que, como tercera característica, presentan la de que
en ellas se permite que el niño asuma la responsabilidad en su desarrollo de forma
progresiva, hasta que éste se muestra competente en la aplicación autónoma de lo aprendido.
Por supuesto, se trata de situaciones en las que el adulto -en este caso maestro o profesor,
pero podría ser un progenitor u otra persona- y el niño -aquí alumno- participan muy
activamente.
La descripción de la participación guiada se aproxima enormemente a la descripción de los
procesos de andamiaje, tercera idea que me había propuesto comentar. Bruner y sus
colaboradores (Wood, Bruner y Ross, 1976) utilizan la metáfora del andamiaje para explicar el
papel que tiene la enseñanza respecto del aprendizaje del alumno. Así como los andamios se
sitúan siempre un poco más elevados que el edificio a cuya construcción contribuyen de forma
absolutamente necesaria, los retos que constituyen la enseñanza deben estar un poco más
allá de los que el niño es capaz de resolver. Pero del mismo modo que una vez construido el
edificio -si la cosa salió bien-, el andamio se retira sin que sea posible encontrar luego su
rastro y sin que el edificio se derrumbe, también las ayudas que caracterizan la enseñanza
deben ser retiradas progresivamente, a medida que el alumno se muestra más competente y
puede controlar su propio aprendizaje. Me parece fundamental la idea de que la buena
enseñanza no sólo es la que se sitúa un poco más allá del nivel actual del alumno, sino la que
asegura la interiorización de lo que se enseñó y su uso autónomo por parte de aquél.
Voy a entender las situaciones de enseñanza/aprendizaje que se articulan alrededor de las
estrategias de lectura como procesos de construcción conjunta, en los que se establece una
práctica guiada a través de la cual el profesor proporciona a los alumnos los «andamios»
55
necesarios para que puedan dominar progresivamente dichas estrategias y utilizarlas una vez
retiradas las ayudas iniciales. Diversas propuestas teórico/prácticas se orientan en este
sentido o en un sentido similar.
En un interesante y poco conocido trabajo, Collins y Smith (1980) asumen que es necesario
enseñar una serie de estrategias que pueden contribuir a la comprensión lectora, y proponen
una enseñanza en progresión a lo largo de tres fases. En la primera, o fase de modelado, el
profesor sirve de modelo a sus alumnos mediante su propia lectura: lee en voz alta, se detiene
de forma sistemática para verbalizar y comentar los procesos que le permiten comprender el
texto -por ejemplo, las hipótesis que realiza, los índices en que se basa para verificarlas;
también comenta las dudas que encuentra, los fallos de comprensión y los mecanismos que
utiliza para resolverlos, etc. (¿Recuerda que en el capítulo anterior hablábamos de la
«demostración de modelos»? Estamos ante el mismo caso).
Explicar los propios procesos internos puede ser difícil, porque muchas veces no nos damos
ni cuenta de que los realizamos, y además porque no estamos muy acostumbrados a hablar
sobre ellos. Pero el aprendizaje de un procedimiento requiere como condición necesaria -que
no suficiente- su demostración. De ahí que la dificultad no deba amedrentamos y que
podamos hacer con la lectura lo mismo que hacemos cuando explicamos la suma: exponer a
los niños cómo procedemos para resolverla.
A la fase de modelado, y en la medida en que se da o se requiere, sigue la fase de
participación del alumno. En ella se pretende, que primero, de una forma más dirigida por el
profesor -por ejemplo, planteando preguntas que sugieran una hipótesis bastante determinada
sobre el contenido del texto- y progresivamente dando mayor libertad -sugiriendo preguntas
abiertas, o simplemente solicitando las opiniones de los niños y niñas-, el alumno participe en
el uso de estrategias que van a facilitarle la comprensión de los textos.
Esta es una fase delicada, porque en ella se debe asegurar el traspaso progresivo de la
responsabilidad y el control del profesor al alumno. No es que el profesor se inhiba, sino todo
lo contrario. Está ahí para intervenir de forma contingente las necesidades de los alumnos,
56
pero con la meta puesta en conseguir su realización competente y autónoma. Desde luego,
exige unas ciertas condiciones: tanto el profesor como el alumno deben comprender que
pueden darse errores, y ello no debe ser un impedimento para arriesgarse. Tampoco se trata
de ser temerario; todo no vale. Lo importante en esta fase es la finura con que puedan ir
ajustándose las esperables mejores realizaciones de los alumnos con la ayuda adecuada del
profesor. La idea de construcción conjunta y de participación guiada a que antes aludía cobra
aquí su máxima significación.
Collins y Smith (1980) hablan por último de la fase de lectura silenciosa, en la que se trata de
que los alumnos realicen por sí solos las actividades que en fases precedentes llevaron a
término con la ayuda del profesor: dotarse de objetivos de lectura, predecir, hipotetizar, buscar
y encontrar apoyo para las hipótesis, detectar y compensar fallos de comprensión, etc. Incluso
en esta fase, se le pueden proporcionar ayudas de muy distinta índole al alumno: ofreciéndole
textos preparados que obliguen a realizar determinadas inferencias; con errores para
solucionar; variando los tipos de texto que se presentan.
El modelo para la enseñanza que proponen Collins y Smith respeta los principios que antes
he señalado para caracterizar una situación de instrucción de la comprensión lectora. En él se
asume que, como en cualquier contenido académico, el dominio de las estrategias de
comprensión lectora requiere progresivamente menor control por parte del maestro y mayor
control por parte del alumno.
En otra perspectiva podemos considerar un conjunto de propuestas para la enseñanza de
estrategias de comprensión lectora que se engloban bajo la denominación de «enseñanza
directa» o «instrucción directa», y que han contribuido notablemente a poner de relieve la
necesidad de enseñar de forma explícita a leer y a comprender. Baumann (1990) sintetiza
tanto lo que implica el modelo de enseñanza directa como los supuestos en que se apoya, lo
que le sirve para dibujar el «retrato robot» del profesor eficaz: [...] Cuando tiene lugar la enseñanza directa, se dedica tiempo suficiente a la lectura,
los profesores aceptan su responsabilidad en el progreso de sus alumnos y esperan
que éstos aprendan. Los profesores conocen los objetivos de sus clases y son capaces
de exponerlos claramente a sus alumnos. La atmósfera es seria y organizada, pero al
57
mismo tiempo, cálida, relajada y solidaria. El profesor selecciona las actividades y
dirige las clases; la enseñanza no la llevo a cabo un libro de trabajo, libro de texto u
otro alumno. Generalmente se realiza en grupos grandes o pequeños, los alumnos
cosechan más éxitos que fracasos y están concentrados en la tarea la mayor parte del
tiempo. El profesor está bien preparado, es capaz de prevenir el mal comportamiento,
comprueba que sus alumnos comprenden, corrige adecuadamente y vuelve a repetir
las explicaciones cuando es necesario. Pero lo más importante es que el profesor está
al mando de la situación de aprendizaje, mostrando, hablando, demostrando,
describiendo, enseñando lo que hay que aprender. (Baumann, 1990; p. 141)
Baumann (1985; 1990) divide en cinco etapas el método de enseñanza directa de la
comprensión lectora:
1. Introducción. Se les explican a los alumnos los objetivos de lo que van a trabajar y
en qué les van a ser útiles para la lectura.
2. Ejemplo. Como continuación de la introducción, se ejemplifica la estrategia que se
vaya a trabajar mediante un texto, lo que ayuda a los alumnos a en tender lo que
van a aprender.
3. Enseñanza directa. El profesor muestra, explica y describe la habilidad de que se
trate, dirigiendo la actividad, los alumnos responden a las preguntas y elaboran la
comprensión del texto, pero es el profesor quien está a cargo de la enseñanza.
4. Aplicación dirigida por el profesor. los alumnos deben poner en práctica la habilidad
aprendida bajo el control y la supervisión del profesor. Éste puede realizar un
seguimiento de los alumnos y, si es necesario, volver a enseñar.
5. Práctica individual. El alumno debe utilizar independientemente la habilidad con
material nuevo.
El método de instrucción directa reposa en un paradigma de investigación educativo que
recibe el nombre de «proceso/producto», porque las prescripciones que de él se desprenden
asumen que se establece una relación causal entre el proceso de la enseñanza -lo que hace
el profesor- y su producto -entendido en términos de los resultados que consiguen los
alumnos-. Los procesos internos propios de estos últimos -la actualización de conocimiento
previo, el establecimiento de relaciones con la nueva información, la atribución de
significados, en definitiva- que constituyen el eje en una óptica constructivista, no son tomados
58
en consideración de una forma explícita. Se espera que si el profesor enseña unas
determinadas técnicas o estrategias utilizando el modelo de instrucción directa, los alumnos
las aprenderán. Dado que además el modelo se presenta como una secuencia ordenada de
pasos lógicos, la tentación de ser riguroso en la aplicación y de considerar que con dicho rigor
se asegura automáticamente la adquisición por parte de los alumnos parece casi inevitable.
Así, Cooper (1990), en una obra que se basa en los supuestos de dicho modelo, advierte de
los malentendidos que se ciernen sobre la instrucción directa, cuyo origen puede situarse,
según el autor, en una concepción errónea de lo que ésta significa o bien en su aplicación
incorrecta.
Entre estos malentendidos, señala los siguientes:
• La instrucción directa es la enseñanza de habilidades aisladas.
• La instrucción directa consiste en explicarles a los alumnos lo referente a una habilidad.
• La instrucción directa equivale a la totalidad de la enseñanza de la lectura.
• Los profesores saben cómo utilizar el modelo de instrucción directa y de hecho lo
utilizan.
Cooper insiste en que todas esas afirmaciones son tergiversaciones de los supuestos en que
se basa y de las fases que caracterizan el modelo. A mi modo de ver, son justamente los
supuestos en que reposa -proceso/producto- y las características de muchos de los trabajos
en que ese modelo se ha dado a conocer lo que ha conducido a establecer algunos de esos
«malentendidos»: no se explica claramente en qué consiste que un alumno aprenda; se
trabaja muchas veces con habilidades aisladas; se descomponen de forma arbitraria
estrategias complejas en habilidades de dificultad inferior supuestamente vinculadas a las
primeras; no se presta mucha atención a la fundamentación psicopedagógica de la
enseñanza, etc. En contraposición, el modelo de enseñanza directa pone el dedo en la llaga
de uno de los problemas más acuciantes en el ámbito de la lectura: la necesidad de enseñarla
sistemáticamente.
Creo que este modelo ofrece una propuesta rigurosa y sistemática para la enseñanza que,
como todas las propuestas, es necesario adecuar a cada contexto concreto con flexibilidad. Si
59
su uso contextualizado se apoya en una conceptualización sobre lo que supone el aprendizaje
del alumno, y en un modelo claro y global sobre la lectura y lo que implica la comprensión
lectora, la aportación a su enseñanza y su aprendizaje alcanzará toda su potencialidad. En la
perspectiva que se adopta en este libro, ello equivale a decir que a partir de una visión global
de lo que es el proceso de lectura, mediante la enseñanza -son los recursos de ésta y de
otras propuestas- se debe conseguir que los alumnos se conviertan en lectores activos y
autónomos, que han aprendido de forma significativa las estrategias responsables de una
lectura eficaz y son capaces de utilizarlas independientemente en una variedad de contextos.
Todavía en el terreno de las propuestas cabe destacar la de Palincsar y Brown (1984). Estas
autoras consideran que incluso cuando los alumnos son instruidos en estrategias de
comprensión lectora tienen muchos problemas para generalizar y transferir los conocimientos
aprendidos. La causa se encuentra en el hecho de que en los programas tradicionales el
alumno es un participante pasivo que responde a la enseñanza, que actúa y hace lo que se le
pide, pero que no comprende su sentido; en nuestras palabras, diríamos que no aprende
significativamente –no puede atribuir un significado a- lo que se le enseña, y por lo tanto ese
aprendizaje no va a ser funcional -útil para diversos contextos y necesidades-. En mi opinión,
éste podría ser el caso de una aplicación poco reflexiva de una propuesta basada en los
supuestos de la instrucción directa.
Por esta razón, proponen un modelo de enseñanza recíproca, en el que el alumno debe tomar
un papel activo. El modelo, diseñado para enseñar a utilizar cuatro estrategias básicas de
comprensión de textos -formular predicciones, plantearse preguntas sobre el texto, clarificar
dudas y resumirlo-, se basa en la discusión sobre el fragmento que se trata de comprender,
discusión dirigida por turnos por los distintos participantes. Cada uno de ellos empieza
planteando una pregunta que debe ser respondida por los demás, demanda aclaraciones
sobre las dudas que se le plantean, resume el texto de que se trata y suscita las predicciones
que éstos realizan sobre el fragmento posterior. Si es un alumno el que conduce la discusión,
el profesor interviene proporcionando ayuda a los distintos participantes.
60
En el modelo de enseñanza recíproca, el profesor asume algunas tareas esenciales; ya se irá
usted dando cuenta de que no es un participante común. De entrada, ofrece un modelo
experto a los alumnos, que ven cómo actúa para solucionar determinados problemas. En
segundo lugar, ayuda a mantener los objetivos de la tarea, centrando la discusión en el texto y
asegurando el uso y aplicación de las estrategias que trata de enseñar. Por último, supervisa
y corrige a los alumnos que dirigen la discusión, en un proceso enfocado a que éstos asuman
la responsabilidad total y el control correspondiente. Explicación, demostración de modelos,
participación activa y guiada, corrección, traspaso progresivo de la competencia... vuelven a
aparecer aquí como claves de la enseñanza en una perspectiva constructivista. Coll (1990),
en un artículo en el que expone esta perspectiva, sitúa los mecanismos de influencia
educativa en el ajuste y articulación de la actividad del alumno y del profesor en torno a los
contenidos o tareas de enseñanza. A partir de un trabajo de Collins, Brown y Newman (1989,
en Coll, 1990), considera que la planificación de la enseñanza debería atender a cuatro
dimensiones de manera simultánea:
• Los contenidos que hay que enseñar. Estos no pueden limitarse a los contenidos
factuales y conceptuales, o a los procedimientos de carácter específico estrechamente
ligados a un ámbito concreto, sino que deben abarcar las estrategias de planificación y
control que aseguran el aprendizaje en los expertos. En el caso de la comprensión
lectora, se trata de enseñar los procedimientos estratégicos que pueden capacitar a los
alumnos para leer de forma autónoma y productiva, es decir, utilizando la lectura para
aprender y controlar que ese aprendizaje se realiza.
• Los métodos de enseñanza. Se trata aquí de buscar las situaciones más adecuadas
para que los alumnos puedan construir su conocimiento y aplicarlo en contextos
diversos. No existen prescripciones que puedan asegurar el éxito de un método sobre
otros, aunque he afirmado en otro lugar (Solé, 1991) que la perspectiva constructivista
es incompatible con la homogeneización -en la caracterización de los alumnos, en la
consideración de sus estrategias de aprendizaje, y por lo tanto en la de los métodos
que se utilizan para enseñarles-.Sólo atendiendo a la diversidad se puede ayudar a
cada uno a construir su conocimiento. Desde esta premisa, no obstante, es posible
reinterpretar y utilizar distintas propuestas -las de enseñanza recíproca, las del modelo
61
de fases, las de instrucción directa- que, convenientemente adecuadas, ayudarán a
conseguir los propósitos de la enseñanza.
• La secuenciación de los contenidos. Ayudar a los alumnos a aprender supone
ayudarles a establecer el máximo número de relaciones entre lo que ya saben y lo que
se les ofrece como nuevo. Cuanto más general y simple sea la nueva información, más
sencillo resultará dicho proceso, pues es de esperar que el alumno pueda relacionar su
conocimiento previo con algo poco específico, detallado y complejo cuando ya posea
un marco explicativo sobre lo más general. Quiero llamar su atención respecto del
hecho de que en la enseñanza de la lectura suele seguirse el camino inverso, es decir,
enseñar procedimientos específicos, aplicables aun ámbito reducido de problemas –por
ejemplo, responder a preguntas muy cerradas- antes que procedimientos de tipo
general por ejemplo, plantearse preguntas pertinentes sobre el texto.
• La organización social del aula, aprovechando todas las posibilidades que ofrece. En el
caso de la enseñanza de la lectura, es habitual que el profesor plantee las preguntas a
un gran grupo; o que los ejercicios de extensión de la lectura se realicen
individualmente. ¿Por qué no plantear situaciones en las que los alumnos deban
construir preguntas interesantes para el texto, y plantearlas a otros? ¿Por qué no
aprovechar la interacción entre iguales en las tareas de resumen, o inferencias, e
incluso en la lectura silenciosa - para resolver dudas, clarificar, etc.-?
En fin, como habrá visto, esto de enseñar a leer no es tarea fácil, ni tampoco lo parece
aprender a leer, al menos de la forma como en este libro se entiende la lectura. ¿Quiere un
dato curioso? Una gran parte de las propuestas metodológicas para la enseñanza que
después se extrapolan a distintos contenidos y materias -modelos de instrucción directa,
enseñanza explícita, modelos de enseñanza recíproca, diseño de ambientes educativos
ideales-, algunos ejemplos de las cuales hemos visto en este apartado, se han elaborado para
mejorar la enseñanza de la lectura, a partir de la preocupación que suscita el número
escalofriante de analfabetos funcionales -me remito a los datos del primer capítulo- en las
sociedades occidentales.
62
El análisis de algunas propuestas concretas elaboradas en la perspectiva constructivista, y de
otras que se desprenden de otros marcos explicativos, pretendía hacernos entender el
enfoque general que en mi opinión debe presidir la enseñanza de estrategias de comprensión
lectora: un enfoque basado en la participación conjunta -aunque con responsabilidades
diversas- de profesor y alumno, con la finalidad de que éste devenga autónomo y competente
en la lectura.
Espero haber conseguido este propósito. Una buena forma de que pueda usted comprobarlo
sería que se decidiera a responder algunas preguntas, como: ¿Qué he aprendido en este
apartado? ¿Puedo considerar que se establecen diferencias entre las propuestas
constructivistas y las propuestas proceso/producto? ¿Es suficiente que un alumno responda a
la enseñanza y realice las actividades que se le proponen para que aprenda
significativamente las estrategias de lectura que se le quieren enseñar? ¿Existe un único
método que asegure el aprendizaje de los alumnos?, etc.
Solé, Isabel.1999. Estrategias de lectura. Colección MIE, Materiales para la innovación educativa. Universidad de Barcelona y Editorial
GRAO. Barcelona, 1998. pp. 64-71
63
La lectura crítica María Teresa Serafini
En esta sección determinaremos algunos aspectos importantes para desarrollar la capacidad
propia de lectura crítica. Estos son: la comprensión de los objetivos del autor, la valoración de
la fiabilidad de las fuentes del escrito, y la distinción entre hechos y opiniones. Las Técnicas de Estudio
3.5.1. Determinación de los objetivos del autor
Comprender un texto también significa darse cuenta de los objetivos primarios de su autor.
Por ejemplo, ~ questo é un uomo de Primo Levi no puede comprenderse ni apreciarse sin
reconocer la voluntad del autor de denunciar las graves persecuciones raciales que sufrieron
los judíos en Italia en la década de 1930. A veces, los objetivos principales se declaran de
modo explicito, otras en cambio, es el lector quien los debe encontrar a través de un complejo
proceso de combinaciones de objetivos secundarios presentes en el texto. En Castelfranchi y
Parisi, 1980, se propone un modelo de comprensión del texto como construcción de la
correcta «jerarquía de los objetivos» de las diversas partes y de los diferentes niveles del
texto.
A veces, el objetivo declarado o aquél inmediatamente evidente en un texto no coincide con el
objetivo efectivo del autor. Las sátiras son un género literario en el que siempre existe una
diferencia entre el llamado «objetivo declarado» y el objetivo real; parece que el objetivo
principal de la sátira es el de divertir, mientras que en realidad, las sátiras nos transmiten
mensajes precisos que reflejan un objetivo bien definido de su autor. Tomemos como ejemplo
el Candido de Voltaire: en este caso, el lector debe comprender que el intento del autor no es
de mostramos una agradable secuencia de desafortunadas aventuras del protagonista sino
más bien la de criticar la filosofía de Leibniz, sostenedor de la hipótesis del «mejor de los
mundos posible», mostrando que, en realidad, la vida está llena de adversidades.
La diferencia entre «objetivo declarado» y objetivo real puede verse también en libros de tipo
científico. Por ejemplo, el objetivo declarado de un libro de texto debería ser el de describir
64
una materia del modo que resulte más accesible para el lector. A veces, sin embargo, reco-
nocemos que el autor quiere poner en evidencia su área de especialización, dándole una
importancia comparativamente mayor con respecto a los demás campos de estudio. O bien
notamos que el autor hace alarde de su capacidad técnica para resolver algún problema, aun
cuando la importancia del problema no es enorme; o bien el autor introduce dificultades
artificiales, por ejemplo, dando a toda costa una presentación rica en formalismos a problemas
que podrían tratarse de un modo simple.
En la escuela, a menudo es útil reflexionar sobre cuál es el objetivo del docente cuando indica
un texto particular de lectura. Consideremos, por ejemplo, una antología en la que aparece
una poesía de Neruda seguida de varios ensayos extraídos de las críticas literarias de diver-
sos autores. Dentro de este contexto, si el docente nos indica que leamos una sola de las
críticas, intuimos que realizó una elección por nosotros (por ejemplo, extrajo la más simple, o
bien la que él considera más válida); si en cambio nos induce a leer todas las críticas,
intuimos que quiere dejamos la tarea de confrontarlas y de construir una interpretación propia.
3.5.2. Valoración de la autoridad de las fuentes
Un texto o una afirmación tienen valor según la competencia que posee el autor sobre el
tema. Resulta útil aprender a relacionar una información con la autoridad de su fuente. Por
ejemplo, una declaración del Fondo Monetario Internacional respecto a la evolución de la in-
flación puede resultar más fiable que la evaluación de un único operador económico.
El «principio de autoridad», sin embargo, no debe condicionar demasiado nuestro juicio: más
allá del valor de la fuente, las informaciones y las ideas que contiene un texto deben resultar
razonables y convincentes. Sucede a menudo que las llamadas «grandes firmas» afrontan
con ligereza los temas; por el contrario, sucede a veces que textos «debutantes» revelan gran
competencia y dominio del sector objeto de ese trabajo. En otras palabras, la sola 'autoridad
de la fuente no puede justificar una postura acrítica frente a un texto, y, al mismo tiempo, la
falta de autoridad no debe bastar para hacemos juzgar un escrito en términos negativos.
65
3.5.3. Distinguir los hechos de las opiniones
Estudiando historia o leyendo los periódicos, sobre todo, es cuando nos damos cuenta de la
necesidad de separar los hechos de las opiniones, aun cuando la distinción entre ellos resulta
muy difícil. De manera un poco simplista diremos que una proposición describe un hecho si
éste puede ser verificado de modo objetivo (por ejemplo, si se trata de una aseveración
científica que puede probarse mediante experimentos); en cambio describe una opinión
cuando presenta una de las posibles interpretaciones de la realidad.
Por otra parte, muchos hechos son puestos en duda con el correr del tiempo. Pensemos, por
ejemplo, en el caso del átomo, que en la década de 1930 se consideraba la parte más
pequeña indivisible de la materia, aun basándose en resultados de experimentos científicos, y
que en la década de 1940, en cambio, se reconoció que estaba compuesto por partículas
elementales más pequeñas. Por este motivo, justamente, se tiende a hablar en el ambiente
científico de teorías, probadas en el ámbito de particulares hipótesis iniciales, antes que de
hechos.
En cambio es más fácil distinguir una opinión; son opiniones nuestras creencias, nuestras
sensaciones y nuestros juicios. Una opinión es algo subjetivo, es un juicio de valor que no
puede ser comprobado. En último extremo podemos atribuir a una opinión una probabilidad de
ser verdadera; por ejemplo, sumando varios juicios negativos de diversos periodistas
llegaremos a creer que un árbitro dirigió mal un partido y atribuiremos a nuestra opinión una
gran probabilidad de ser correcta.
El lector puede tratar de evaluar su capacidad de distinguir hechos de opiniones en los
siguientes ejemplos:
1. Sandro Pertini fue un presidente de la República Italiana.
2. Sandro Pertini fue el mejor presidente que tuvo la República Italiana.
3. El semanario Panorama es mejor que el semanario Cambio 16.
4. Por lo general, las películas permiten relajarse más que los libros.
5. Cristóbal Colón descubrió América en 1492.
66
La primera proposición es un hecho ya que puede ser, verificada. La segunda, en cambio,
entra en el campo de las opiniones porque se trata de una afirmación no probable y por tanto
subjetiva; todos los adjetivos como maravilloso, bello, terrible, inteligente o estúpido»,
corresponden a una opinión no verificable. Tampoco la tercera proposición presenta un hecho
porque «mejor» indica un juicio de valor; además, ese juicio es muy difícil de analizar: «mejor»
podría referirse a elementos diversos como el contenido, la compaginación, la calidad del
papel. También la cuarta proposición presenta un juicio de valor y es por lo tanto una opinión.
Estas consideraciones nos llevan a ejercitar nuestras facultades críticas, y a interpretar con la
atención debida las proposiciones de este tipo.
La quinta proposición aparece a primera vista como un hecho; pero algunos historiadores
sostienen que, efectivamente, Colón no llegó nunca al continente americano (sus
expediciones exploraron las islas de América Central) y que los vikingos llegaron a América
mucho antes que Colón. A veces, los libros de historia hacen de la quinta proposición un
hecho, mientras que, a ojos vista, se trata de una afirmación imprecisa y quizás errónea.
Distinguir entre hechos y opiniones de un modo sistemático puede ayudar al análisis y la
evaluación de textos, y puede facilitar la génesis y el desarrollo de nuestra capacidad de juicio
autónomo.
3.6. La lectura como diversión
Dentro de la escuela italiana encontramos una situación contradictoria: por una parte se
alienta a los alumnos a leer, y por la otra, especialmente en el ciclo básico, se les da libros en
los cuales las notas, las fichas de lectura, los cuadros sinópticos históricos, los diccionarios de
bolsillo y los más diversos auxilios para la comprensión ocupan más espacio que el propio
texto narrativo. La presencia de estos libros en la escuela quizás se debe más a las presiones
de las editoriales que a una real convicción de los docentes, pero es un síntoma del escaso
espacio que se le otorga a la lectura como diversión. De este modo no es fácil encontrar
grandes lectores entre los alumnos: parece que leen, y con esfuerzo, solamente los libros
sobre los que se les interrogará o sobre los que tendrán que escribir una composición. Pocas
escuelas son las que utilizan las bibliotecas de la zona o que tienen una biblioteca propia.
67
Una de las causas por las cuales los alumnos leen poco es también la falta de modelos de
adultos-lectores. En el mundo de los adultos, a menudo se mantiene una posición crítica
frente a la lectura a la que se contraponen otros modos de pasar el tiempo libre (Livolsi, 1986).
Algunas encuestas hicieron el retrato robot del lector empedernido por diversión. Se observó a
un grupo de personas que leen por lo menos un libro por semana (Nell, 1988); todos tienen
buenas capacidades de lectura y han alcanzado un alto grado de automatismo en todos los
componentes de la lectura, leyendo a una alta velocidad y sin dificultades de comprensión. No
quedó claro si esta facilidad de lectura es un elemento que impulsa a leer, o más bien su
consecuencia.
Entre los lectores empedernidos se encuentran mayormente personas con una rica
imaginación, que aman los textos de tipo fantástico, pero también encontramos lectores que
prefieren los textos realistas. Los lectores habituales viven la lectura como una droga
(¡liviana!) y dicen sentirse aburridos, frustrados y a veces incluso desesperados cuando se
encuentran en situación de no tener un libro a su disposición y de no poder conseguirlo. Para
algunos, el lugar preferido de lectura es un espacio solitario al aire libre; para otros, en
cambio, un subterráneo repleto (y en este caso, un libro puede llegar a ofrecer un aislamiento
precioso); para muchos, el lugar de la lectura por excelencia es la cama, antes de dormirse.
En este caso, cinco minutos de lectura antes del sueño son una verdadera necesidad, un
modo de relajarse, y de relajarse de los problemas de la jornada.
Algunos elementos actúan como refuerzo para el placer de comenzar o de continuar una
lectura en lugar de otras actividades. Para algunos, la lectura es una verdadera fuga de las
preocupaciones, ya que desplaza el foco de atención de sí mismos hada realidades distintas,
favoreciendo un cambio en el estado de ánimo. En otros casos, la lectura puede aumentar la
conciencia de recuerdos, de experiencias o aspiraciones placenteras.
Una lectura también puede desencadenar efectos negativos que lleven a su imprevista
interrupción. Muchos tienden a descartar los libros con argumentos ligados a sus problemas
presentes o pasados. Por ejemplo, aquél que tuvo una adolescencia solitaria y sufre todavía
68
por esa experiencia tiende a evitar libros que recuerden de alguna manera ese período de la
vida; en ese caso, el contenido del libro crea desasosiego porque permite que emerjan
experiencias negativas pasadas. En la mayoría de los casos, sin embargo, los «abandonos» a
la mitad de un libro están relacionados con la dificultad de apasionarse por el tema que trata,
o bien por la dificultad de adecuarse al estilo del autor. A veces, dicho abandono de la lectura
es un modo de ejercitar nuestra crítica hacia un «bestseller» adquirido de manera pasiva ya
que nos fue impuesto por la publicidad, pero que, en realidad, no nos gusta en absoluto.
3.6.2. Cómo hacer crecer la pasión por la lectura
La lectura es un enorme placer que se halla al alcance de todos y del cual privarse es
realmente insensato. Los docentes y los adultos deberían ayudar a los jóvenes a adquirir una
relación constante con los libros ya cuando son muy niños (Denti, 1982), eligiendo textos
adecuados para la edad y dedicando tiempo a los chicos para afrontar juntos las primeras
dificultades. Veamos algunos consejos que pueden facilitar el crecimiento de la «pasión por la
lectura». 1. Elegir libros que estén al nivel de las propias capacidades de lectura. No es cuestión de
afrontar Guerra y paz en la segunda etapa de EGB, y tampoco leer El corsario negro o La isla
del tesoro en el instituto. El adulto debe aconsejar libros analizando el modo de leer de los
chicos y su madurez, más que basándose en su edad. Además, la elección de un libro debe
reflejar de todos modos el gusto del lector; por ejemplo, hay jóvenes incapaces de leer más de
dos páginas del Ulises de Joyce pero que saben apreciar Muerte en Venecia de Thomas Mann
o La ragazza di Bube de Carlo Cassola.
2. Leer libros de argumentos y géneros literarios diferentes, con el fin de encontrar aquéllos que
puedan proporcionar mayor placer. No hace falta limitarse a la narrativa: existen autobiografías,
ensayos, libros sobre costumbres, que pueden crear el mismo placer que una novela sin
requerir mayor esfuerzo o resultar fatigosos. He aquí tres ejemplos para estudiantes de
enseñanza media y para adultos.
S. Freud, Casos clínicos: la psicología y el psicoanálisis son presentados bajo el aspecto de
una novela policial.
A. Morita, Autobiografía del presidente de la Sony, ed. Comunitá: las economías y las culturas
japonesa, norteamericana y europea son comparadas a través de la historia de una empresa
de grandes éxitos y de uno de sus fundadores.
69
D. Stamone, Ex cathedra, ed. Rosso-Manifesto: una sátira del instituto desde el punto de vista
de un profesor amargado de unos 68 años.
3. Poner empeño y constancia en la lectura de las primeras 20-30 páginas de un texto, que se
leen todas juntas el mismo día, con objeto de entrar en el espíritu del libro.
4. Cuando no se logra entrar en la esencia de libro, dedicar sesiones de por lo menos 20 minutos
a la lectura. Hay libros que fascinan desde la primera página, mientras que otros necesitan
tiempo antes de apasionamos (en particular, los libros de argumentos apartados de nuestra
experiencia y nuestra cultura).
5. Una vez que hemos entrado en el espíritu del libro, no hay que avergonzarse de saltar
renglones, páginas o secciones si no nos interesan y si su lectura pudiera provocar la
interrupción del mismo. Saltando algunas partes uno construye una visión propia; y esto nos
hace sentir activos. Sin embargo no hay que abusar de ello, porque a la larga podría creamos
el mismo tipo de frustración que se tiene cuando se pasa con el control remoto de un canal de
televisión a otro, buscando un programa que divierta más.
6. Tener siempre a disposición algún libro que nos interese. Cuando leemos comentarios,
publicidad o citas que provocan nuestra curiosidad, anotar de inmediato en la agenda los títulos
de los libros, y comprarlos en la primera ocasión. No hay que dejar para más adelante su
adquisición aun cuando en ese momento nos falte el tiempo para la lectura, o si tenemos ya un
montón de libros para leer sobre la mesita de noche, ya que antes o después se presentará la
ocasión de dedicar tiempo a la lectura. Entonces estaremos contentos de tener la posibilidad de
leer uno de nuestro agrado, en lugar de aburrimos o de elegir con apuro en un kiosco libros o
revistas de escaso interés.
Al final del libro, centrar la atención sobre el texto leído, evaluar los aspectos que más nos han
gustado y aquéllos que nos dejaron perplejos; en otras palabras, jugar el papel del crítico,
aunque sea diletante. Esta reflexión nos permitirá discutir acerca del mismo con los amigos,
dándonos argumentos válidos para aconsejarlo o para desaconsejarlo a otros lectores, y nos
permitirá recordar aquellas partes del libro que tal vez quisiéramos releer, pasados algunos
años.
Serafini, Ma. Teresa. COMO SE ESTUDIA. La organización del trabajo intelectual. Edit. Paidos.1997. pp. 64-70
70
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para
Educación Inicial y Preescolar Habilidades intelectuales específicas
Subárea: Análisis y Uso de la Información Básica
1. Postic, M. y J. M. de Ketele (1998). “La observación para los profesores en
formación”, en Observar las situaciones educativas, Madrid, Narcea (Educación hoy.
Estudios), pp. 201-205.
2. SEP (2003). Orientaciones Académicas para la elaboración del documento recepcional,
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3. SEP (2002). Estrategias para el Estudio y la Comunicación I y II. Guía de temas y
actividades de trabajo. Licenciatura en Educación Preescolar. 1o. y 2o. semestres,
México, SEP.
4. SEP (2003), Orientaciones Académicas para la Elaboración del Documento
Recepcional, Licenciatura en Educación Preescolar. Séptimo y octavo semestres.
Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académicos de las Escuelas
Normales, Capitulo 4 y 5.
5. Serafini, M. Teres (1997), Cómo redactar un tema y Cómo se escribe, México, Paidós.
6. Linda Torp y Sara Sage. El aprendizaje basado en problemas. Desde el jardín de
infantes hasta el final de la escuela secundaria. Talleres Gráficos Color Efe, Buenos
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Subárea: Reflexión sobre la Práctica Docente Básica 1. Danielson, C., L. Abrutyn (1999). Una introducción al uso de portafolios en el aula. FCE.
2. Van Manen, Max (1998). “El tacto pedagógico”, en El tacto en la enseñanza.
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También se puede consultar en SEP, Observaciones y Práctica Docente III y VI.
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4. Ruth Harf et al. (2002). Raíces tradiciones y mitos en el Nivel Inicial.
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Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Primaria Habilidades intelectuales específicas
Subárea: Uso de la Información Básica
1. Solé, Isabel (1997). Estrategias de lectura, Barcelona, Grao, pp. 17-47, 193-198.
2. Cassany, Daniel (1993). La cocina de la escritura, Barcelona Anagrama, pp. 29-54.
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México, McGraw-Hill, Cap. 5: Estrategias de enseñanza para la promoción de
aprendizajes significativos. Cap. 6: Estrategias para el aprendizaje significativo:
fundamentos, adquisición y modelos de intervención. 4. K. Stacey S. Groves. Resolver Problemas: Estrategias. Unidades para desarrollar el
pensamiento matemático. Edit. Narcea. Madrid 2008
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2. Serafini, M. Teresa (1997). Cómo se estudia. México, Paidós.
3. Serafini, M. Teresa (1997). Cómo se escribe. México, Paidós.
Subárea: Resolución de Problemas Básica 1. Manen, Max (1998). El tacto en la enseñanza. El significado de la sensibilidad
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educación de la mente, Barcelona, Gedisa. Biblioteca del Normalista, pp. 15-50, 79-98. 3. Perrenoud, Philippe (2004). Diez nuevas competencias para enseñar, México,
Biblioteca para la actualización del maestro, pp. 81-92, 107-120, 133-146.
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Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Español en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas
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Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Matemáticas en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Planteamiento, Análisis y Resolución de Problemas Básica
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2. Gardner, Howard, (1997). La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo
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actualización del maestro).
Subárea: Manejo Eficiente de Técnicas Básica 1. Artigue, M. (1995). “Ingeniería didáctica” en Ingeniería didáctica en educación
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2. Gardner, Howard, (1997). La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo
deberían enseñar en las escuelas, México, SEP/Fondo mixto/Paidós (Biblioteca para la
actualización del maestro).
Subárea: Argumentación y comunicación Básica 2. Gardner, Howard, (1997). La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo
deberían enseñar en las escuelas, México, SEP/Fondo mixto/Paidós (Biblioteca para la
actualización del maestro)
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Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Biología en Secundaria
Habilidades intelectuales Específicas Subárea: Habilidades para la Comprensión y la Comunicación de la Información Científica Básica
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Subárea: Capacidad para la investigación científica Básica 1. SEP (1998). Torres, R. Qué y cómo aprender. México. SEP. pp. 71-81 y 85-90.
2. SEP (1999). Plan de estudio. Documento básico. Licenciatura en Educación
Secundaria. México. pp. 7-27.
3. SEP (2000). Libro para el Maestro. Educación Secundaria. Biología. México. 351.
4. SEP (2006). Fundamentación curricular Ciencias. México. pp. 25.
5. SEP (2006). Programa de estudio Ciencias I. México. pp. 1-61. Recomendada
1. Bertely, M. (2000) Conociendo Nuestras Escuelas: Un acercamiento Etnográfico a la
Cultura Escolar. México: Paidós.
Subárea: Análisis de situaciones y resolución de problemas relacionados con la enseñanza de la Biología Básica
1. SEP (1999). Plan de Estudio. Documento Básico. Licenciatura en Educación
Secundaria. México. pp. 7-27.
2. SEP (2000). Libro para el Maestro. Educación Secundaria. Biología. México. pp. 351.
3. SEP (2006). Fundamentación curricular Ciencias. México: SEP. pp. 25.
4. SEP (2006). Programa de estudio Ciencias I. México: pp. 1-61.
5. Torres, R. (1998) Qué y cómo aprender. México: SEP. pp. 71-81 y 85-90.
76
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Física en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Habilidades para la Comunicación y la Comprensión Lectora Básica
1. Monereo, Carlos (coord.) (1998). Estrategias de enseñanza y aprendizaje, México,
SEP.
2. Montaner, Pedro y Rafael Moyano (1996). ¿Cómo nos comunicamos?, México,
Alhambra.
3. Sagan, Carl (2001). “El sueño de Newton” en El mundo y sus demonios, México,
SEP BAM, pp. 291-306. Recomendada
1. AAAS (1997). "Tecnología y ciencia", en Ciencia: conocimiento para todos, Oxford
University Press/SEP (Biblioteca del normalista), México pp. 25-27.
Subárea: Estrategias para el uso de Información y Comunicación Social Básica 1. Rojano Ceballo, Teresa, y Juan Tonda Mazón (coords.) (2000). Enseñanza de las
Física con tecnología, SEP/ILCE, Educación Secundaria, México.
Subárea: Resolución de Problemas en la Práctica Docente Básica 1. Polya, G. (1945). How to Solve it. Princeton: Princeton University Press (Traducción
de Zugazagoitia, J. (2000). “En el salon de clase” y “¿Cómo resolver un problema?”
en Cómo plantear y resolver problemas. México: Trillas. pp. 25-46 y 50-53.
77
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Química en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Estrategias para el Manejo de la Información Básica
1. Pozo y Yolanda Postigo (2000). Los procedimientos como contenidos escolares.
Uso estratégico de la información, Barcelo Edebé.
2. http://normalista.ilce.edu.mx/normalista/index.htm. Recomendada
1. SEP (2003). Retos y perspectivas de las ciencias naturales en la escuela
secundaria, Cap. 5 Biblioteca para la actualización del maestro.
2. Paquay, Léopold et al. (Coord.) (2005). La formación profesional del maestro.
Estrategias y competencias. Fondo de cultura económica.
Subárea: Análisis y Resolución de Problemas Básica 1. Programa de estudios 2006. Ciencias. Educación básica, secundaria.
2. Torres, Rosa María (1998), “Enfoque de necesidades básicas de aprendizaje", en
Qué y cómo aprender, México, SEP (Biblioteca para la actualización del maestro),
pp. 11-13, 47- 60. Recomendada
1. La enseñanza de las ciencias en la educación secundaria II. Curso estatal.
Programa de Formación Continua 2009-2010 (disponible en Centros de Maestros).
2. Carol Ann Tomlinso (2003). El aula diversificada, Biblioteca para la actualización de
maestros, SEP, pp. 160, 165-185.
78
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Geografía en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Habilidades para la Comunicación y la Comprensión Lectora Básica
1. SEP (2006). Educación Básica. Secundaria. Plan de estudios 2006, México, pp. 24-
26.
2. SEP (2006). Educación Básica. Secundaria. Geografía de México y del Mundo.
Programa de estudio 2006, México, pp. 29. Recomendada
1. Graves, J. Norman. 1997. Nuevo método para la enseñanza de la Geografía,
Editorial Teide. Barcelona.
2. http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar2008/educontinua/geografia.html
3. http://basica.sep.gob.mx/reformasecundaria/geografia/index.htm
Subárea: Estrategias para el uso de información Básica 1. SEP (2006). Educación Básica. Secundaria. Plan de estudios 2006, México, pp. 24-
26.
2. Díaz, Barriga Frida y Hernández, Rojas Gerardo (1998). Estrategias docentes para
un aprendizaje significativo. McGraw-Hill. México.
3. SEP (2006), Antología de Geografía de México y el Mundo. Primer Taller de
Actualización sobre los Programas de Estudio 2006. México, pp. 188.
4. SEP (2006). Educación Básica. Secundaria. Geografía de México y del Mundo.
Programa de estudio 2006, México, SEP, pp. 29.
Recomendada 1. Graves, J. Norman. 1997. "Nuevo método para la enseñanza de la Geografía",
Editorial Teide. Barcelona.
http://basica.sep.gob.mx/reformasecundaria/geografia/index.htm
Subárea: Resolución de problemas Básica 1. Díaz, Barriga Frida y Hernández, Rojas Gerardo (1998). Estrategias docentes para
un aprendizaje significativo. McGraw-Hill. México. Recomendada
79
1. GRAVES, J. Norman. (1997). Nuevo método para la enseñanza de la Geografía,
Editorial Teide. Barcelona.
http://basica.sep.gob.mx/reformasecundaria/geografia/index.htm
80
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Historia en Secundaria
Habilidades Intelectuales Subárea: Comunicación y Comprensión Lectora Básica
1. Solé, Isabel (1997). Estrategias de lectura, Barcelona, Grao, pp. 17-19. Recomendada
1. Cassany, Daniel (1993). La cocina de la escritura, Barcelona Anagram. 2. Lorente Lloret, Alfredo (1988). Cómo se comenta un texto histórico. Ed. Bruño,
Madrid, pp.127. Subárea: Búsqueda, selección y uso de la información Recomendada
1. Fuentes y documentación http://www.cervantesvirtual.com/portal/fdm/ Subárea: Planteamiento y resolución de problemas. Básica
1. Saint-Onge, Michel (1997), Yo explico, pero ellos... ¿aprenden?, SEP. Biblioteca para
la actualización del maestro. pp. 114-118.
Recomendada 1. Preguntas generadoras. http://www.rieoei.org/deloslectores/034Madriz.PDF
81
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Formación Cívica y Ética en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Habilidades Dialógicas Básica
1. Buxarrais, M. et al. (1997). “Factores y criterios orientativos de la actitud del
profesor ante las cuestiones controvertidas” y “estrategias para el análisis y la
comprensión crítica de los temas moralmente relevantes” en La educación moral en
primaria y en secundaria. México. Cooperación Española/SEP (Biblioteca del
normalista). pp. 89-97, 150-167.
Subárea: Toma de decisiones Básica 1. SEP (2008). Programa integral de formación cívica y ética. México. pp. 171-175.
Subárea: Solución de problemas mediante los proyectos de investigación e intervención Básica
1. Hernández, F. y Ventura, M. “Los proyectos de trabajo. Una forma de organizar los
conocimientos escolares”, en SEP (2007). Formación Cívica y Ética. Antología I.
México. pp. 123-130.
2. SEP (2007). Formación Cívica y Ética. Libro para el maestro. Telesecundaria.
Segundo grado. Volumen I. pp.216 y 217. 228y 229.
3. SEP (2007). Formación Cívica y Ética. Libro para el maestro. Telesecundaria. Tercer
grado. Volumen II. pp. 197-205.
4. SEP (2007). Guía de trabajo I. Formación Cívica y Ética. pp. 55-60.
5. SEP (2007). Guía de trabajo II. Formación Cívica y Ética. pp. 37-44.
6. SEP (2008). Programa integral de formación cívica y ética. México. pp. 25 y 26.
Recomendada 1. Perrenaud, P. (2005). Diez nuevas competencias para enseñar. Graó-SEP.
México.
2. Saint-Onge, M. (2000). Yo explico pero ellos… ¿aprenden? SEP-Fondo de
Cultura Económica, México.
3. Savater, F. (1998). Ética para Amador. SEP-Ariel. México.
4. Schmelckes, S. (2004). La formación de valores en la educación básica. SEP.
México.
82
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Inglés en Secundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Habilidades para la Comunicación y Uso de la Información Básica
1. Cohen, Sandro (1995). Redacción sin dolor. Aprenda a escribir con claridad y
precisión, México, Planeta.
2. Serafini, Ma. Teresa (1997). Cómo se escribe, México, Paidós. Recomendada
1. SEP (2006). Programas y materiales de apoyo para la licenciatura en educación
secundaria. Asignatura: Estrategias para el estudio de la comunicación I y II. Sexta
reimpresión. México. Subárea: Estrategias e instrumentos para la resolución de problemas de la práctica docente Básica
1. Postic, M. y J. M. de Ketele (1998). “La observación para los profesores en
formación”, en Observar las situaciones educativas. Madrid, Narcea (Educación hoy,
estudios), pp. 201-205.
2. Fullan, Michael y Andy Hargreaves (1999). “Reflexione en, sobre y para la acción”, en
La escuela que queremos. Los objetivos por los que vale la pena luchar, Federico
Villegas (trad.), México, Amorrortu/SEP (Biblioteca para la actualización del maestro),
pp. 115-123.
3. Manen, Max van (1998). “La relación entre la reflexión y la acción”, en El tacto en la
enseñanza. El significado de la sensibilidad pedagógica, Barcelona, Paidós (Paidós
educador), pp. 111-135.
Recomendada 1. SEP (2006). Programas y materiales de apoyo para la licenciatura en educación
secundaria. Asignatura: Estrategias para el estudio de la comunicación I y II. Sexta
reimpresión. México.
83
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Telesecundaria
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Habilidades comunicativas Básica
1. Lerner, Delia (2002). “Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario” y
“Para transformar la enseñanza de la lectura y la escritura”, en Leer y escribir en la
escuela, México, FCE/SEP (Biblioteca para la Actualización del Maestro), pp. 25-38 y
39-79.
2. Aebli, Hans (1988). “Didáctica de la narración y la disertación”, en Doce formas
básicas de enseñar, Madrid, Narcea, pp. 47-56 y 255-266. Recomendada
1. Danés, F. (2003). La comunicación no verbal. Alianza. Madrid.
2. Prieto Castillo, Daniel (1999). La comunicación en educación, Stella, Buenos Aires. Subárea: Resolución de problemas de la Práctica Docente Básica
1. Aebli, Hans (1988). “Enseñanza que soluciona problemas, que interroga y
desarrolla”, en Doce formas básicas de enseñar, Madrid, Narcea, pp. 47-56 y 255-
266.
2. Pérez Pérez, Ramón (2001). Organización escolar y desarrollo del currículum en
educación secundaria. Recomendada
1. El aprendizaje basado en problemas como técnica didáctica. Disponible en
http://www.sistema.itesm.mx/
2. Nickerson, Raymond S. et al. (1998), “La solución de problemas, la creatividad y la
metacognición”, en Enseñar a pensar. Aspectos de la aptitud intelectual, Luis
Romano y Catalina Ginard (trads.), Barcelona, Paidós/MEC (Temas de educación),
pp. 25-40, 61-62, 63-83 y 85-135.
3. Zabala Vidiella, Antoni (1998), “Las relaciones interactivas en clase. El papel del
profesorado y del alumnado”, en La práctica educativa. Cómo enseñar, 4a. ed.,
Barcelona, Graó (Serie Pedagogía, 120), pp. 91-113.
84
4. Zabala Vidiella, Antoni (1998), “La práctica educativa. Unidades de análisis”, en La
práctica educativa. Cómo enseñar, 4a. ed., Barcelona, Graó (Serie Pedagogía, 120),
pp. 11-24.
85
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Educación Física
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Procesamiento de la información y uso de la comunicación en el ámbito docente Básica
1. SEP (2006). Educación Básica Secundaria Plan de Estudios 2006.
(http://telesecundaria.dgme.sep.gob.mx/formacion/planestudios2006.pdf)
2. SEP (2009). Educación Básica. Primaria. Plan de estudios 2009. Etapa de prueba.
(http://efmexico.files.wordpress.com/2008/02/plan-de-estudios-primaria-2009.pdf) Recomendada
1. Ávila, Raúl (1995). La lengua y los hablantes, México, Trillas.
2. Carozzi de Rojo, Mónica y P. Somoza (1994). Para escribirte mejor, Buenos Aires,
Paidós. Subárea: Solución de problemas Básica
1. SEP (2003). Antología de Educación Física.
(http://efmexico.files.wordpress.com/2008/05/antologia.pdf)
2. SEP (2008). Educación básica. Secundaria. Educación Física. Programas de estudio
2006, México. (http://jefesdeensenanza.com/doctos/programa_educ_fisica.pdf)
86
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Educación Tecnológica en Secundaria Habilidades intelectuales específicas
Subárea: Solución de Problemas del Entorno por medio de la Tecnología Básica 1. SEP (2009). Educación Básica. Secundaria. Tecnología. Secundarias Generales.
Programas de Estudio 2006. Segundo Taller de Actualización sobre los Programas
de Estudio 2006. Reforma de la Educación Secundaria. México.
2. SEP (2006). Reforma de la Educación Secundaria. Fundamentación Curricular.
Tecnología. Dirección General de Desarrollo Curricular, de la Subsecretaría de
Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública. México. Recomendada
1. Dean, Joan (1993). “Habilidades de comunicación”, en La organización del
aprendizaje en la escuela primaria, Barcelona, Paidós, pp. 79-82.
2. Nickerson, Raymond S. et al. (1998). “La solución de problemas, la creatividad y la
metacognición”, en Enseñar a pensar. Aspectos de la aptitud intelectual, Luis
Romano y Catalina Ginard (trads.), Barcelona, Paidós/MEC (Temas de educación),
pp. 25-40, 61-83 y 85-135. Subárea: Comunicación y tecnología Básica
1. SEP (2009). Educación Básica. Secundaria. Tecnología. Secundarias Generales.
Programas de Estudio 2006. Segundo Taller de Actualización sobre los Programas
de Estudio 2006. Reforma de la Educación Secundaria. México.
2. SEP (2006). Reforma de la Educación Secundaria. Fundamentación Curricular.
Tecnología. Dirección General de Desarrollo Curricular, de la Subsecretaría de
Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública. México.
87
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Educación Especial
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Manejo de la información Básica
1. Porlan, Rafael y José Martín (1993). El diario del profesor. Un recurso para la
investigación en el aula. Sevilla, Diada editora.
2. Shore, E. y Cathy Grace (2004). El portafolio paso a paso. Graó, Barcelona. Subárea: Análisis y solución de problemas Básica
1. SEP (2007). Antología Gestión escolar. Sexto semestre. Licenciatura en
Educación Especial, pp. 67-85.
2. Ainscow M. Booth T. (2002). Índice de Inclusión, Desarrollando el aprendizaje y la
participación en las escuelas. Center for Studies on Inclusive Education (CSIE).
Bristol, UK. Publicación electrónica:
http://inclusion.udea.edu.co/documento_links/INDICE_DE_INCLUSION.pdf Recomendada
1. SEP (2004). Antología Escuela y contexto social. Primer semestre. Licenciatura en
Educación Especial.
2. SEP (2004). Antología Observación del contexto escolar. Segundo semestre.
Licenciatura en Educación Especial.
3. Echeita y Verdugo (2004). La declaración de Salamanca sobre necesidades
educativas especiales diez años después. Colección investigación 2004.
Universidad de Salamanca, España. Publicación electrónica:
http://sid.usal.es/idocs/F8/FD09045/declaración_salamanca_completo.pdf
88
Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para Educación Especial (Psicólogo)
Habilidades intelectuales específicas Subárea: Manejo de la información Básica
1. Puigdellivol, Ignasi. La educación especial en la escuela integrada, una perspectiva
desde la diversidad. Ed. Graó, 2001. Barcelona.
2. Técnicas alternativas En
http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/biblioteca/articulos/htm/tecnicas_evalu.htm
3. López, Frías Blanca Silvia (2000). Evaluación del aprendizaje, alternativas y nuevos
desarrollos. México, Trillas.
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