HABLEMOS DE PAZ
Abril 2013 Grulla: Boletín de Paz 1
H A B L E M O S D E P A Z
CONVERSACIONES
Los retoños grises de una
economía verde.
Erick Falcón
Página 2 IMAGEN DEL MES En medio del consumo, la cultura del cuidado.
Página 5
EDUCANDO PARA LA PAZ
¿Basura?, ¡Piénsalo dos
veces!
José Antonio Pujals
Acevedo
Página 5
¿Por qué ser un
consumidor responsable?
María José Palomar
Página 7 PAZ, PALABRAS Y
ALGO MÁS
Reseña: The Story of Stuff. De: Annie Leonard
Página 8
Reseña: En defensa de lo usado De: Salvador Novo
Página 8
CRISOL Moda Vintage Tani Sayil
Página 9
PAZ Y
PROBLEMÁTICA DEL
MUNDO El legado de los Juegos
2012, ¿efímero o
incipiente? Yosemite Santiago
Página 10
C A R T A D E L A E D I T O R A
Por: Yosemite Santiago Franco
uando escuchamos el término
desarrollo sustentable general-
mente lo analizamos desde el
modelo económico en el cual estamos
insertos. Entonces pensamos en las
contradicciones que ello implica, dado
que el modelo neoliberal por un lado
propone una serie de soluciones lógicas
para alcanzar el desarrollo, y por otro,
su implementación real contradice la
sustentabilidad debido a los parámetros
que propone el discurso en si mismo. Es
decir, cuando ponemos a prueba la
coherencia que existe entre la teoría y la
práctica y evaluamos su desempeño
real, encontramos que el mismo modelo
neoliberal es incapaz de disminuir las
consecuencias negativas en algunos
ámbitos. En particular, el impacto en
uno de ellos se ha hecho más evidente
en los últimos años: el medio ambiente.
Esta edición de Grulla está dedicada
precisamente a este tema, a la sustenta-
bilidad y a la conciencia que nosotros
como consumidores, y por lo tanto
como motores del modelo económico,
debemos asumir. El desarrollo sustenta-
ble parece ser poco práctico, no obstan-
te nos olvidamos en muchas ocasiones
de las pequeñas, pero significativas,
aportaciones que podemos hacer al
aplicar algunos métodos sencillos
como: el reciclaje, el re-uso de mate-
riales y la reducción, en general, de
nuestro consumo de productos y recur-
sos. En esta edición se presentan diver-
sos consejos, estrategias y perspectivas
sobre lo que podemos hacer para aliviar
algunos de los síntomas que se mani-
fiestan a causa de los excesos que repre-
senta esta línea de pensamiento
económico.
Una práctica fundamental para reducir
el impacto en el ambiente es tomar
conciencia de las implicaciones que
tiene el proceso de consumo. Es por
esta razón que mostraremos diferentes
puntos de vista sobre temas que abor-
dan de manera creativa: el consumo
responsable, las energías alternativas, la
sostenibilidad, e incluso la moda. En la
sección Conversaciones, Erick Falcón
habla de la implementación, los benefi-
cios y los desafíos del desarrollo susten-
table. Así como de usar energías
alternativas.
La imagen del mes contrasta el consu-
mo desmedido, con la reparación de
prendas prolongando la vida útil de los
objetos; mientras que Educando para la
Paz nos presenta dos perspectivas dis-
tintas sobre los métodos para ser
consumidores responsables. El re uso
de prendas en la sección de Crisol, se
aborda desde la lógica de una tienda de
ropa dedicada a promover el uso del
Vintage. Así mismo, se analiza la expe-
riencia de los Juegos Olímpicos en
Londres 2012 para señalar algunas de
sus contribuciones al tema. Finalmente,
la agenda del mes comparte algunos
eventos relacionados al ámbito medio-
ambiental. Deseable sería que al
finalizar de leer esta edición de Grulla
cada uno de ustedes se apropiara de
algunas prácticas aquí desarrolladas
para que todos juntos contribuyamos,
no a salvar el mundo, con lo que
podemos hacer desde nuestra realidad
inmediata. Sembrar esta idea es muy
sencillo, pero cultivarla es sin duda un
gran reto; sin embargo, es un reto que
entre todos podemos superar.
C
Grulla Boletín de paz
HABLEMOS DE PAZ
Abril 2013 Grulla: Boletín de Paz
2
C O N V E R S A C I O N E S
Los retoños grises de una economía verde
Por: Erick Falcón
Editado por: Yosemite Santiago
Nació en Ciudad Juárez (1982) y se graduó de la Universidad de Texas, El Paso, Tx. Su trabajo como periodista es variado e incluye temas
ambientales, cultura pop, ciencia, gastronomía. Ha escrito para diversos medios como Día Siete, Expansión, Milenio Semanal, Magis, entre
otras publicaciones. Ha sido ganador de cuatro premios en periodismo ambiental a nivel internacional: IUCN-Reuters, Conacyt, Somedicyt
y Society of Environmental Journalists. Es profesor de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Baja California
en el campus Valle Dorado.
Correo electrónico: [email protected]
esarrollar una economía verde ha
traído una serie de retos
ecológicos y empresariales para
México que emprendedores como Ernesto
Sánchez Proal han logrado convertir en un
nicho de oportunidad. Pero monetizar la
naturaleza no será una solución que
satisfaga las necesidades de todos,
sostienen las voces críticas de este nuevo
escenario económico.
Ernesto Sánchez Proal es un
empresario que trabajó en las líneas de
producción de Jabil Circuits, la por
más de una década.
Después de casi once años en la
cumbre del éxito corporativo, en los
que alcanzó la Dirección Regional del
corporativo estadunidense en
Guadalajara y fue nombrado
“industrial distinguido” por la Cámara
Nacional de la Industria Electrónica, de
Telecomunicaciones y Tecnologías de
la Información (Canieti), Sánchez Proal
decidió que no todo estaba escrito aún.
Había que escapar de la zona de
confort. Arriesgarse y fundar una
empresa propia.
Ernesto apostó por lo verde: la
industria de energías alternativas. Los
negocios verdes. Sánchez Proal fundó
ENERI, empresa especializada en el
desarrollo de software y hardware
para la administración de energía, que
permiten controlar a distancia equipos
y dispositivos para usar la electricidad
de forma más eficiente y medir el
rendimiento de los sistemas de
infraestructura de distribución de
energía eléctrica, como los de empresas
como la Comisión Federal de
Electricidad (CFE).
“Hay un factor económico en la toma
de decisiones en las empresas que está
llevando a reducir costos de energía,
pero el otro impulso fuerte es el costo
ecológico a través de provocar el
calentamiento global por las emisiones
de carbono. Cada vez hay más
regulaciones para que los países y las
empresas tomen medidas en contra de
esto”, explica Sánchez Proal.
El negocio ha ido bien para este
egresado del ITESO en Ingeniería
Electrónica. Provee a compañías como
Seven-Eleven, Sanmina-sci, firmas de
software, centros comerciales y clínicas
alrededor de Guadalajara, entre otras.
Al igual que él, docenas de
profesionales y empresas del país se
han montado en esta nueva tendencia
ecológica en busca de crear productos
y servicios menos adversos al medio
ambiente, pensando en el desarrollo
sustentable. Algunos lo llaman la
economía verde.
Es necesario transformar o degradar
recursos naturales para fabricar los
autos, laptops, cosméticos y demás
productos que la fórmula de la
economía de consumo exige para
mantener un óptimo crecimiento. El
gran debate es si necesitamos un nuevo
modelo económico: ¿se puede
mantener la actitud capitalista del for
profit y el business as usual si se
incorpora el respeto al medio ambiente
a la ecuación?
Todavía no llega la primavera…
… pero en México, esta nueva forma
de capitalismo con tintes ecológicos ya
está dando ciertos retoños; por
ejemplo, la industria de equipos de
energías alternas. Los calentadores
solares y paneles fotovoltaicos
representan una industria que crece en
promedio diez por ciento cada año,
según reportó el periódico Excélsior en
julio del año pasado, considerando que
en este periodo el programa Hipoteca
Verde de Infonavit calculaba que
colocó 450 mil equipos en casas
vendidas entre 2011 y 2012.
Sin embargo, los especialistas
reconocen su potencial. En el mundo
de los negocios, la innovación es una
de las características más deseables
para generar mayor rentabilidad en
ventas, mejor rendimiento de
costo/desempeño o un ambiente
laboral más eficiente. Tan sólo el
mercado de las energías renovables se
calculaba en 450 mil millones de
dólares en el ámbito mundial para este
año, según New Energy Finance. La
Oficina Internacional del Trabajo (OIT)
estimó en mayo de 2012, que avanzar a
una economía mundial más
sustentable tendría el potencial para
generar entre 15 y 60 millones de
nuevos empleos en los próximos veinte
D
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3
años, y sólo impactaría a uno por
ciento de la fuerza laboral.
El problema del medio ambiente ha
traído toda una gama de soluciones
innovadoras que ha permitido a miles
de empresas en el país generar
mayores utilidades gracias al
desarrollo de productos diferenciados,
asegura Manuel Ramírez Landa,
catedrático de la Universidad del Valle
de México.
“El desarrollo de negocios verdes no es
la moda sino la base de una cultura de
Responsabilidad Sostenible
Corporativa. En consecuencia, la
responsabilidad ambiental se observa
como una oportunidad de ganancias
para el crecimiento de las empresas, y
no como una externalidad al modelo
del negocio”, menciona Ramírez Landa
en un texto publicado en el portal cnn-
Expansión.
El académico hace notar que el papel
del Estado es crucial en esta
problemática. Ya existen programas y
resultados concretos. A través del
Programa Nacional de Auditoría
Ambiental de Semarnat, que busca
mejorar el desempeño ambiental de las
1,250 empresas inscritas, se logró
ahorrar 333 millones de metros cúbicos
de agua en 2011, que es lo que
consumen en doce meses los estados
de Querétaro y Zacatecas; 13 millones
de dióxido de carbono, que es lo
mismo que sacar de circulación 231 mil
autos, y 8,905 millones de kw/hora de
electricidad, suficiente para abastecer
al Distrito Federal un año entero.
El tema energético es uno de los más
atractivos, pero este mercado no es
sólo sobre demanda. Emprendedores
como Ernesto han logrado competir
contra grandes trasnacionales y
conseguir contratos interesantes
gracias a que conocen de cerca el
enfoque ambiental del proyecto, y no
sólo el lado comercial. En abril del año
pasado, y gracias a su conocimiento
estratégico sobre sistemas de eficiencia
energética, ENERI aterrizó un contrato
de la CFE para instrumentar el
medidor eléctrico inteligente diseñado
por la compañía para un proyecto de
smart grid de la paraestatal en el valle
de México.
Pero la cuestión no se detiene ahí: la
cruzada por tratar de ser más
sustentable ha llevado a las empresas
mexicanas a romper paradigmas:
desde consumir bolsas biodegradables
hechas con polímeros a base de fécula
de maíz hasta el método tecnológico
para asearse después de ir al baño de
Sanicare México. Por lo pronto, el
Instituto Nacional de Ecología ya está
trabajando en un estudio nacional que
tenga estadísticas reales del potencial
de la llamada economía verde en
México.
El paradigma de reverdecer la
economía
Pensar en la sustentabilidad lleva a
replantear toda una infinidad de
microconductas que conforman una
mentalidad, por decirlo así. Y no todo
el mundo está dispuesto a cambiar o a
corregir acciones desastrosas para el
planeta. Usualmente es más barato
prevenir que remediar un problema.
En el caso del cambio climático,
costaría tres veces más permanecer sin
hacer algo que lo que cuesta mitigar
sus efectos, según cita el economista
Luis Galindo en el documento “La
Economía del Cambio Climático”.
De hecho, el factor del clima comenzó
a pesar en las arcas nacionales gracias
al aumento en la frecuencia con se
presentan los huracanes y otros
desastres naturales ligados al cambio
climático. El periodista Feike de Jong
documentó un gasto de 11 mil millones
de pesos entre enero y septiembre de
2010 provenientes del Fondo Nacional
contra Desastres (Fonden). Cuando se
consideran éste y otros pequeños
factores, como los daños a la
agricultura por inundaciones y
consiguientes hambrunas o el impacto
social que todo esto conlleva, sobra
decir que es mejor hacer algo.
Aquí viene lo complejo. No hay que
esperar a que el niño caiga al pozo
para taparlo. Mejor hay que invertir en
una barda de contención. ¿Pero si el
pozo es necesario para sacar agua
potable? Entonces será mejor gastar en
un programa de concienciación para
que los niños eviten jugar cerca del
pozo; o tal vez comprar un gps que
permita “geolocalizar” a los niños y
nos alerte si el infante está jugando
demasiado cerca de éste. De cualquier
forma, es necesario hacer algo. Y
usualmente la solución requiere
inversión.
Es aquí donde nace el principio de la
economía verde: “fomentar el
crecimiento y el desarrollo económico,
al tiempo que asegura que los bienes
naturales continúan proporcionando
los recursos y los servicios ambientales
de los cuales depende nuestro
bienestar”, según la definición que
ofrece la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE).
La idea, explica la doctora Isabel
Studer, directora del Instituto Global
para la Sostenibilidad, es promover el
consumo y la producción sustentables,
reducir residuos, consumir energía de
forma más eficiente, reducir las
emisiones de carbono, mejorar la
productividad y la creación de
empleos y, sobre todo, abrir nuevos
mercados para tecnologías, servicios y
bienes verdes.
El debate de la curva verde de
Kuznets
Desde el inicio de la humanidad, la
relación entre el crecimiento
económico y el medio ambiente ha
sido parasítica en favor del primero.
Ninguna empresa, ni país o individuo
pueden operar, o siquiera existir, sin
causar algún impacto, por mínimo que
éste sea, al medio ambiente. Si la
tecnología existe, el costo es demasiado
elevado, como, digamos, equipar una
casa Net Zero Carbon Emission —con
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la tecnología y los materiales
sustentables que le permiten obtener
una certificación de cero impacto
ambiental, que en México aún no se
tiene—. Y si ni el costo ni la tecnología
son un problema, usualmente el
entorno social es reacio o intolerante al
cambio. El debate está polarizado entre
dos facciones. Los primeros son
aquellos que creen que es imposible
mantener un crecimiento económico
sin hacer una extracción de recursos
naturales ni generar residuos y
contaminación que en algún momento
rebasen la capacidad de la biosfera
para asimilarlos, por lo que los países
deben dejar a un lado la noción del
crecimiento económico, explica el
doctor Theodore Panayatou,
especialista en política económica
ambiental de Harvard.
En el otro extremo están quienes
argumentan que para mejorar el medio
ambiente se requiere que haya
crecimiento económico: “Como lo dice
W. Beckerman, la correlación entre un
mayor ingreso y el nivel en el que se
adoptan medidas de protección
ambiental demuestra que, a la larga, la
manera más segura de mejorar tu
medio ambiente es volverte rico”.
Sin embargo, hay una tercera línea de
pensamiento, conocida como la Curva
Ambiental de Kuznets: varios
indicadores del medio ambiente, como
la biodiversidad y las emisiones
contaminantes, se degradan en las
etapas tempranas de crecimiento
económico de un país, hasta que llega
un punto en el que la curva comienza a
invertirse a medida que una población
con mayor ingreso y más capacidad
económica comienza a demandar
mejoras en la calidad del ambiente, a la
par que el país reorienta su economía
hacia los servicios y las tecnologías de
información, lo que reduce la
degradación ambiental.
Organizaciones como GreenWikia
advierten que esta hipótesis no aplica
para todos los contaminantes ni
situaciones. El caso de China no ilustra
una curva de Kuznets convencional.
Las emisiones de dióxido de carbono
tienden a crecer a la par del ingreso per
cápita, a menos que se reduzca
drásticamente la dependencia de
combustibles fósiles, por lo que no se
puede aceptar que una fórmula a base
de puro crecimiento económico fuese
capaz de llevar a la sustentabilidad
ecológica deseada.
El otro lado de la moneda:
colonialismo verde
La idea de una economía verde es el
centro de una controversia mundial a
raíz del deterioro de las condiciones
ambientales y de los recursos naturales
de muchos países. Es bien sabido que
los países del Primer Mundo y los
países de las economías emergentes
tienen amplias diferencias que no
logran traducirse en acuerdos
universales. El intento más
reciente, la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre
Desarrollo Sostenible, celebrada
en Río de Janeiro, Brasil, a finales
de junio, quedó sólo en eso: un
intento más.
El gran problema es que los
países ricos buscan mantener un
crecimiento más sustentable
repartiendo la cuenta, es decir,
haciendo corresponsables a los países
emergentes, que buscan el crecimiento
económico. Estos países exigen que
sean los ricos —los que más han
consumido recursos y generado más
contaminación, como Estados Unidos y
China—, los que paguen la cuenta,
financiando las tecnologías y los
programas para reducir las emisiones
de los emergentes, como México, Brasil
o India.
En la pasada cumbre de Río+20, el
presidente boliviano Evo Morales
calificó a la economía verde como una
nueva forma de colonialismo, porque
los servicios básicos, que son
obligación del Estado, quedan en
manos privadas que lucran con los
recursos. El Grupo de Acción sobre
Erosión, Tecnología y Concentración
afirma que la economía verde beneficia
a grandes corporativos, al construir
alianzas para explotar la biomasa de
los países y controlar los recursos
naturales, generando amplias
desigualdades sociales, según cita el
portal Tierramérica.
Tome como ejemplo el agua
embotellada. En México no existen
plantas de tratamiento de agua que
certifiquen que el agua de la llave es
segura para el consumo humano. El
ciudadano común no tiene laboratorios
de medición de metales pesados y
análisis bacteriológicos para revisar su
agua, por lo que se hizo dependiente
del agua embotellada que está en
control de unos cuantos terratenientes
y corporaciones. Una botella de 500 ml
de agua cuesta casi lo mismo que una
lata de refresco comercial; para
aquellos con menos posibilidades,
comprar el agua suficiente para el
consumo de toda una familia puede
ser insostenible.
Si bien el respeto al medio ambiente es
un factor necesario por considerar en la
fórmula de crecimiento económico
continuo que impera en el sistema
capitalista hoy en día, aún hay mucho
que hacer al respecto: la economía
verde tiene todavía muchos matices
del gris.
“El gran problema es que los
países ricos buscan
mantener un crecimiento
más sustentable repartiendo
la cuenta.”
“En el otro lado están
quienes argumentan que
para mejorar el medio
ambiente se requiere que
haya crecimiento
económico”
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I M A G E N D E L M E S
Las fotos fueron tomadas en abril de 2013 en Tokio, Japón por Carlos Cordero.
En medio del consumo, la cultura del cuidado.
apón, una de las potencias capitalistas de nuestro tiempo, se caracteriza por ser un país altamente consumista. Sin
embargo, aún sobresale la cultura del cuidado de las cosas. En Japón el arreglo del calzado y los artículos de piel prevalece
como una práctica común. En la primera imagen vemos la tienda Nike en Harajuku-Omotesan, hogar de las casas de
diseño más prestigiosas de Tokio. Sin embargo en el mismo barrio podemos encontrar un sencillo taller de reparación de
calzado, como el que se muestra en la segunda fotografía. Te invitamos a que reflexiones sobre el cuidado de las cosas que
consumes, para de esa forma alargar su tiempo de vida y a que antes de desecharlo revises si se puede reparar, renovar,
modificar o donar para evitar así un consumo desmedido.
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¿Basura?, ¡Piénsalo dos veces!
Por: José Antonio Pujals Acevedo
Correo electrónico: [email protected]
omos consumidores en un mundo dinámico, que
nos ofrece productos para la vida diaria, ya sean
alimentos, vestido o simplemente bienes de
consumo varios. Inevitablemente, de ellos derivan
desperdicios, o lo que llamamos basura, lo que ya no
hemos de usar como parte del consumo directo y que
desechamos. Toma un momento y observa cómo te
deshaces de ese desperdicio o basura. Tal vez lo arrojas
a un bote de basura común, y ahí termina el ciclo para
ti; el servicio de recolección de basura, o alguien más, se
encargará del resto. Si ya has dado un paso responsable
como consumidor seguramente ya separas la basura en,
por lo menos dos botes separados donde te deshaces de
los desechos orgánicos e inorgánicos.
Vuelve a mirar a tu alrededor, en tu entorno. La Zona
Metropolitana de Guadalajara, México y el mundo
entero sufren de una crisis de manejo de residuos y
desperdicios de toda clase, que atentan contra la
sustentabilidad del planeta que habitamos. Hoy en día,
el hombre está acelerando en un factor de 1000 a 10,000
veces el ciclo natural de extinción que la naturaleza ha
ejercido por millones de años en forma autónoma.
Lo positivo, es que hay acciones sencillas que puedes
tomar en casa o en tu comunidad para deshacerte
responsablemente de tu basura y desperdicios; he aquí
algunas:
1. Utiliza los desechos orgánicos de tu casa para
preparar composta y utilizarla para fertilizar
jardines, macetas y huertos. En Internet
encontrarás infinidad de información al
respecto.
J
S
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6
Estos desechos orgánicos van a parar a los
tiraderos municipales y generan jugos
lixiviados, que, en contacto con los desechos
inorgánicos, generan altísimos grados de
contaminación en el suelo y subsuelo por las
filtraciones.
2. Cuando separas la basura inorgánica, esta
adquiere un segundo uso y es más fácil que se
destine al reciclaje, por tanto deja de ser basura.
Separa el vidrio, cartón sucio, cartón limpio,
periódico, papel, envases de plástico, aluminio,
metales varios, ropa vieja inutilizable. Después,
tienes la opción de venderlos en centros de
acopio o dejarlos separados ya para que el
servicio de recolección de basura los recoja
directamente ¡ellos lo agradecerán y le darán un
buen segundo uso! Otra opción es formar
centros de acopio en tu comunidad.
3. Dentro de lo posible, re-utiliza bolsas y botellas
de plástico, cajas de cartón, frascos de vidrio
para darles un segundo uso en casa o en el
entorno en que se generen. Aprovecha al
máximo este ciclo de re-uso. Lo importante es
NO generar desperdicio o alargar el ciclo de
tiempo en el cuál estos de verdad ya no sean
útiles. Usa tu creatividad para darle un segundo
uso a todos estos materiales; ¡hay muchas ideas
en internet!
4. Haz el ejercicio de ver cuánta agua consumes
por día y cómo se contamina día a día, por el
uso indiscriminado de limpiadores y jabones
convencionales que van a parar a nuestros ríos,
lagos y mantos acuíferos. ¡Es una fuente de
desperdicio también!
Cambia al uso de jabones y detergentes
biodegradables, compatibles con el medio
ambiente. Junta el agua que hayas utilizado para
lavar trastes, de la lavadora, lavar verduras y
fruta, etc., y úsala para regar jardines, huertos,
hortalizas, macetas, trapear y limpiar pisos. Con
esta acción, estarás dándole un segundo uso al
agua y reducirás el caudal de agua
contaminada, al igual que un menor impacto de
trabajo y energía para las plantas tratadoras de
aguas residuales que recién empiezan a
funcionar en la ZMG.
5. Dentro de los puntos anteriores, he descrito las
famosas 3R´s, Reduce, Reusa, Recicla. Y hay una
cuarta acción que puedes tomar como
consumidor responsable y que podemos llamar
la cuarta “R”
Simplemente: evita el desperdicio y generar
basura. Ten en mente tu poder como
consumidor responsable.
Rechaza (la cuarta “R”) empaques
contaminantes o lo que genere basura difícil o
imposible de reciclar; ¿ejemplo?, no uses el
unicel; prefiere el vidrio al plástico. Si tienes que
usar desechables, usa productos biodegradables,
son un poco más caros que los convencionales
pero tienen un impacto reducido en el medio
ambiente.
Como consumidor responsable, puedes hacer
sugerencias a los fabricantes de productos para
que utilicen empaques menos contaminantes.
6. Deshazte responsablemente de tus baterías y
desperdicios electrónicos. No hay pretexto, hay
muchos eventos de acopio a través del año para
que te deshagas de ellos responsablemente. Hay
empresas en el mundo que ya hacen la
recolección y aceptan hacerse cargo ellas mismas
del reciclaje de los componentes de sus
productos.
La clave es reducir tus desperdicios y basura y como
consumidor, tienes la responsabilidad y el poder de
hacerlo. Requerirá un cambio en tu estilo de vida y
hábitos y te dará mucha satisfacción colaborar. Anima y
educa con el ejemplo. Guadalajara, tu país México y el
planeta te lo agradecerán.
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¿Por qué ser un consumidor responsable?
Por: María José Palomar
Correo electrónico: [email protected]
odos los seres humanos dejamos con nuestra vida
una Huella Ecológica en el mundo. La Huella
Ecológica es el impacto que genera lo que hacemos
y consumimos en un espacio de tierra y sus
recursos. Actualmente la Huella de un ciudadano
promedio se calcula en 2.9 hectáreas lo que, multiplicado
por el número de habitantes que somos, genera una
sobrecarga ecológica. Esto quiere decir que la tierra ya no
puede proveer los recursos necesarios para satisfacer
nuestros hábitos de consumo.
Por ésta y otras razones, es necesario que modifiquemos
nuestra forma de consumir y nos volvamos más
responsables. Al hacerlo, además de beneficiar al medio
ambiente, beneficiaremos directamente a
nuestras comunidades y disminuiremos la
inequidad entre los países ricos y pobres,
pues actualmente los países desarrollados,
que albergan sólo una cuarta parte de la
población mundial, consumen entre el 50 y
el 90% de los recursos, lo que deja a los
países en vías de desarrollo sin la
posibilidad de satisfacer incluso sus
necesidades básicas.
¿Qué hacer ante este panorama? Desde la
isla de Madagascar, en África, nos llegan
algunas ideas: El 70% de la cocoa que se
consume en el mundo proviene de África,
pero sólo el 1% del chocolate estaba fabricado ahí. Por ello
a través de proyectos como madécasse se ha impulsado
que la producción del cacao y sus derivados se haga
directamente en sus comunidades, lo que ha permitido
incrementar su calidad de vida, a través del fomento del
empleo formal, el establecimiento de relaciones sociales
saludables y la preservación ecológica de sus recursos.
Este caso ilustra los beneficios que trae consigo apoyar a
los productores locales. Como consumidores, es nuestra
responsabilidad informarnos del origen de lo que
consumimos, de las condiciones laborales con que fue
fabricado, del impacto ecológico que dejó y del destino que
se dará a sus desechos.
Estos grandes cambios de consumo de los que se habla en
foros mundiales en realidad comienzan en nuestra casa
todos los días. Por eso Prospera te invita a convertirte en
un consumidor responsable. Aquí te dejamos 10 tips para
hacerlo:
1. Reduce el consumo: Compra sólo aquello que sea
realmente necesario y no te dejes llevar por la publicidad.
2. Planea tus compras: Si conoces con anticipación las
necesidades de tu hogar, sabrás elegir las porciones
adecuadas, así evitas el desperdicio de comida y las idas
“extra” al súper, especialmente si son en auto.
3. Evita los productos que dañan el medio ambiente: leer
las etiquetas puede darte una idea de cómo y con qué
fueron fabricados. Siempre que puedas elige productos
ecológicos.
4. Practica las tres erres: Es necesario no olvidar lo que
alguna vez aprendimos: reducir, reciclar y reutilizar lo que
compramos podría hacer la diferencia en el futuro del
mundo.
5. Conoce tus productos: No está de más dejar
que las dudas te invadan cuando compras algo:
¿dónde está hecho?, ¿cuáles son las condiciones
de quien lo fabrica?, ¿contiene químicos? Quizá
explorando un poco puedas sorprenderte y
reconsiderar algunas de tus marcas favoritas.
6. Consume alimentos frescos y naturales: al
comprar comida congelada estás produciendo
basura, y lo más seguro es que necesites
además la energía del microondas para
prepararlas.
7. Evita todo el plástico que puedas: Llevar
una bolsa re utilizable al hacer tus compras, o utilizar un
termo en lugar de incontables vasos para el café, trae
consigo un beneficio enorme al planeta.
8. Infórmate: Conocer los derechos y obligaciones que
tenemos como consumidores en la legislación nacional, te
permite exigir buenas marcas, así como premiar con tu
poder de compra a las que consideres realmente
responsables.
9. Contagia a otros: Los grandes cambios siempre se viven
en conjunto. Enseña a otros a ser también consumidores
responsables, con ello el impacto será mucho mayor.
10. Y lo más importante: ¡APOYA EL COMERCIO
LOCAL!: Prefiere siempre los productos que han sido
fabricados en tu comunidad, recuerda que detrás de ellos
existe una historia de esfuerzo y responsabilidad.
Consumir local y responsablemente es apoyar a nuestra
gente y a nuestro país. ¡Sé un consumidor responsable
Prospera!
T
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8
P A Z, P A L A B R A S Y A L G O M A S
The Story of Stuff
Por: Carlos Cordero
http://www.youtube.com/watch?v=gLBE5QAYXp8
n esta ocasión te invitamos a
ver este documental de 20
minutos que puedes
encontrar de forma gratuita en la
red. Escrito y narrado por Annie
Leonard, este video nos muestra el
ciclo de producción, distribución y
consumo de las cosas, ilustrando el
impacto de este proceso en la
degradación ambiental del planeta.
La tesis central del video es muy
obvia y pareciera sencilla: “En un
mundo finito, no podemos aspirar a la
producción y consumo infinitos”.
Con este video esperamos se
complementen las reflexiones de
esta edición en torno al consumo
responsable, especialmente porque
aporta datos estadísticos que nos
ayudan a entender mejor el impacto
del consumo en la detonación de
conflictos.
En defensa de lo Usado, Salvador Novo.
Por: Carlos Cordero
alvador Novo fue un excelente
cronista que tuvo a bien
detallar en sus descripciones
las peculiaridades de la sociedad y
el mundo en el que le tocó vivir. A
través de sus textos podemos
conocer mejor los retos que la
sociedad enfrentaba antes de la
década de 1970 en la que falleció. De
ahí el interés por recomendar este
texto titulado: “En defensa de lo
Usado” que fue escrito en 1938 y fue
recuperado en 2011 por la
publicación Algarabía en su edición
75.
En él, Novo nos invita a reflexionar
sobre la cultura de lo efímero y lo
desechable, así como sobre la
caducidad que se le ha puesto a los
objetos. Pareciera que fue escrito
hoy mismo y que Novo pudo
vislumbrar el futuro caótico de la
aquella incipiente y apenas naciente
sociedad de consumo, que hoy
domina el siglo XXI.
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Moda Vintage Por: Tani Sayil
Correo electrónico: [email protected]
n los últimos años la cultura del
reciclaje ha empezado a
apreciarse en México. La
palabra "reciclar" ya no sólo se
identifica con la separación de basura o
la re-utilización de ciertos elementos
como metales o plástico, sino que ha
alcanzado a permear en otros eventos
de la vida cotidiana. Específicamente
hablaré de artículos de uso diario, tales
como la ropa o los muebles. Hoy en
día existen en Guadalajara
innumerables diseñadores que
plantean la creación de nuevos
artículos usando insumos viejos o
reciclados, esto responde no sólo a la
necesidad de satisfacer nuestras
necesidades como consumidores, sino
que al mismo tiempo de saciar
nuestras exigencias lo hagamos de una
manera consciente respecto a nuestro
medio ambiente y social.
La industria de la moda también
propone un consumo responsable a
través del uso de prendas
denominadas "vintage".
El vintage se refiere a todas aquellas
prendas que tengan al menos 20 años
de edad; esto no se limita únicamente a
prendas que ya hayan sido usadas,
sino que incluso puede haber prendas
denominadas vintage que jamás vieron
la luz fuera de las tiendas o grandes
almacenes, a estas prendas las
denominamos "Dead stock".
La cultura del vintage poco a poco
empieza a tener presencia en nuestro
país. Si bien en la Ciudad de México
existen varias propuestas, en
Guadalajara sólo hay un par de
lugares donde se pueden encontrar
piezas realmente vintage que
promulgan con la compra y uso
responsable de un artículo tan
importante y de uso diario como lo
es la ropa.
Una de las propuestas aquí en
nuestra ciudad es Bravo Vintage.
Ubicado en un pequeño local en la
calle de Ghilardi número 12, en la
colonia Americana, Bravo busca
acrecentar el número de personas que
consuman artículos creados hace
varias décadas ya. Muy a menudo se
escucha el dicho de que la moda
siempre vuelve. Esto es verdad. Los
diseños actuales siempre han estado
inspirados por diseños anteriores, es
decir "no hay nada nuevo bajo el sol".
Sin embargo, lo que Bravo Vintage trata
de promover entre los consumidores
tapatíos va más allá de estar "in" y no
"out" de las tendencias internacionales.
El visitante no sólo tiene la posibilidad
de conocer la historia a través de las
piezas que hay en la tienda, (tenemos
prendas que datan desde 1940), sino
que al llevarse alguno de los
característicos atuendos, se llevan
consigo una prenda única e
irremplazable.
Bravo Vintage gusta de pensar que la
ropa tiene vida propia, al vender algo
de la década de los 50 en pleno 2013, le
otorga una segunda o quizá tercera
oportunidad a los artículos de poder
vivir y revivir en un nuevo ambiente.
Es casi como si la ropa fuera huérfana
en busca de nuevos individuos
dispuestos a adoptarlas.
Ahora bien, ¿Por qué consumir
vintage?
Dejando el lado frívolo de la moda, el
consumir prendas vintage nos lleva a
tener una compra más consciente y
responsable con nuestra actualidad.
No es un secreto que hoy en día la
mayoría de la ropa nueva que
adquirimos en tiendas y almacenes
provienen de "sweat shops", lugares
ubicados en distintos países en vías de
desarrollo donde las grandes
maquiladoras explotan a sus
trabajadores produciendo gran
cantidad de prendas a costos
realmente bajos, pagando salarios
inhumanos.
Tal fue el caso expuesto por la prensa
el año pasado, donde la empresa Zara
del grupo español Inditex, contrataba a
niños y jóvenes bolivianos y peruanos
para trabajar produciendo sus
productos en condiciones casi de
esclavitud.
El uso de las "sweat shops" o
maquinadoras responde al interés
moderno de producir ganancias al
menor costo. En la antigüedad no era
así. Las prendas vintage, por ejemplo
de la década de 1940 e incluso de 1960,
no se maquilaban, en su mayoría, por
manos infantiles ni pagando sueldos
tan extremadamente bajos. Ese es un
punto a favor al consumir ropa vintage,
no sólo te llevas prendas únicas sino
que además éstas no fueron
producidas en un ambiente de
sumisión o vil sometimiento de las
clases trabajadoras. En el mejor
escenario, que incluso puede ser algo
soñador, una sociedad que consuma
más prendas vintage consumirá menos
prendas maquiladas a precio de
explotación.
Eso por un lado, por el otro, la ropa
vintage y su consumo ayuda, así como
el reciclaje de plástico o papel, a no
explotar más recursos naturales, como
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el algodón. Es usar algo que ya existe,
no se tienen que extraer más recursos
para producirlo.
Incluso los animales salen beneficiados
con el uso de las prendas vintage. Cada
vez que va un comprador a la tienda le
explican que es bueno consumir
artículos vintage hechos de piel porque
al adoptar una prenda de piel (ya sea
becerro, borrego, zorro, etc.) no se
alienta a que la industria de la moda
siga matando animales o buscando
nuevos insumos animales para obtener
una chamarra o abrigo, por dar un
ejemplo.
Así pues, el usar vintage no sólo te hace
partícipe de este nuevo movimiento
mundial del re usar lo existente, sino
que además te hace un consumidor
mucho más responsable que el resto.
Es verdad que a todos nos gusta
estrenar, pero no necesariamente se
puede estrenar algo recién creado, se
puede devolver la vida a una prenda
olvidada y eso nos hace mucho más
únicos sobretodo en un mundo donde
pareciera que todos deberíamos estar
uniformados.
El vintage nos regresa un poco de
nuestra individualidad, nos hace
mucho menos egoístas y apoya a la
economía local, además de que ayuda,
desde nuestras posibilidades, frenar
esta nueva esclavitud creada por las
maquiladoras.
Usar vintage no es sólo una tendencia,
al usar vintage como una práctica
cotidiana podemos mejorar el mundo
desde la moda, una industria que no es
ajena a los problemas sociales y
medioambientales. Por ello, desde esa
arena, tenemos recursos y actitudes
que nos pueden hacer cambiar el
mundo en el que vivimos.
Los invitamos a tener una experiencia
enriquecedora en Bravo Vintage, no
sólo con lecciones de historia del
vestuario, sino encontrando esa prenda
que ha estado esperando por ti quizá
ya más de dos décadas.
P A Z Y P R O B L E M A T I C A D E L M U N D O
El legado de los Juegos 2012, ¿efímero o incipiente? Por: Yosemite Santiago Franco
os Juegos Olímpicos celebrados
en Londres durante el verano de
2012 han pasado a la historia por
ser los más sustentables de la historia.
Al menos, eso es lo que presume el
Comité Organizador de los Juegos
Olímpicos en Londres (LOCOG por sus
siglas en inglés). Aunque su duración
fue de tan sólo 17 días, desde el 27 de
julio al 12 de agosto, su preparación y
planeación requirió una mayor
inversión de tiempo. Desde el año 2007
se comenzaron a diseñar las diferentes
locaciones recuperando espacios, de la
que se convirtió en la ciudad anfitriona
de los juegos olímpicos por tercera vez,
Londres. Éstos tuvieron lugar en el
antiguo barrio industrial de Stratford al
Este de la ciudad. Algunos de los
principales puntos deportivos fueron el
estadio, el velódromo, la arena de
básquetbol, el centro acuático y la caja
de cobre.
El Consejo de Construcciones
Ecológicas (Green Building Council)
bajo el cual se rige el LOCOG, se
encargó de evaluar que cada espacio
estuviera diseñado y desarrollado bajo
la lógica de lo que se conoce como las
tres “R”: reducir, reciclar y reusar.
Consecuentemente, cada una de las
instalaciones del Parque Olímpico
obtuvo el certificado BREEAM
(Building Research Establishment
Environmental Assessment
Methodology en inglés), método de
evaluación y certificación en
construcciones sostenibles.
Pensando de manera sustentable
En el proceso de construcción y
recuperación de espacios se
desarrollaron sistemas que ahorraron
agua y energía eléctrica no sólo
pensando en economizar estos recursos
durante los Juegos, sino en el todo
proceso de construcción y por supuesto
al término de éste. Asimismo, se
utilizaron componentes reciclados tanto
en tuberías como en materiales de
construcción y para alcanzar las metas
propuestas, cada uno de los proyectos
fue diseñado en equipo. De acuerdo
con el resumen ejecutivo del máximo
órgano encargado de los juegos, el
LOCOG, este fue el reto más grande en
todos los espacios a construir. Se
contrataron ingenieros, arquitectos y
otros expertos en temas de
sustentabilidad. A continuación se
presentan algunos datos sobre cada uno
de estos espacios deportivos.
Estadio Olímpico:
En este lugar se llevaron a cabo la
inauguración y clausura de los Juegos.
La diferencia entre éste y otros estadios
radica en que posee un novedoso
sistema que aprovecha el agua de la
lluvia y que cuenta con un techo
fabricado con tela reciclada. Durante su
construcción se utilizaron 4 mil 500
toneladas de acero en comparación a las
45 mil utilizadas para el estadio
construido en Beijing años atrás. Antes
de su edificación se acudió a posibles
clientes dispuestos a adquirir el estadio
después de los Juegos. Sin embargo,
nadie quería un estadio de 80 mil
asientos, era demasiado grande. Fue
entonces cuando se diseñó de tal forma
que contara con ese número de
asientos disponibles para el magno
evento, de los cuales 55 mil estarían
ubicados en la parte superior, serían
desmontados luego de los Juegos y de
esta manera, los 25 mil restantes
colocados debajo del pódium quedarían
de manera permanente para su uso
posterior. Ahora bien, según a lo
reportado recientemente por el diario
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británico BBC, el equipo de fútbol
Tottenham Hotspur anunció su interés
en adquirir el estadio. De ser este el
caso, sería demolido para reconstruirlo
de acuerdo a sus intereses, terminando
así con el legado del que tanto se
alardeó durante su proceso y tiempo de
existencia.
Velódromo:
Este es conocido como el más sostenible
de todos los espacios durante los
Juegos. En su construcción se ahorraron
un millón de libras en la compra de
acero y en su construcción en general.
Asimismo, fue diseñado para no
utilizar gas gracias a un sistema de
ventilación sin aire acondicionado. Se
instalaron tragaluces en el techo para
así aprovechar la luz solar al tiempo
que se usaban menos lámparas. De
igual forma, el agua de la lluvia se
utiliza para regar los jardines y para los
mingitorios.
Arena de básquetbol:
Esta es una de las construcciones
temporales más grandes jamás
construidas en la historia para un
evento como este. Fue una de las más
utilizadas durante los Juegos. Se
construyó con mil toneladas de acero y
está cubierta de 20 mil metros
cuadrados de tela reciclable de
polímeros de vinilo, un tipo de tela, ésta
con el objeto de permitir una gran
entrada de luz. Este espacio se diseñó
para ser demolido al finalizar los
Juegos, o para reutilizar o reubicar
algunas partes del mismo. No obstante,
de ser demolido, no sólo este sino
también otras instalaciones se estarían
generando más desperdicios y
emisiones de dióxido de carbono según
el reporte sobre reuso y reciclaje de los
Juegos Olímpicos en Londres. El último
fue realizado por Bioregional, Atkins y
CLM en Octubre de 2011, empresas
expertas en desarrollo sustentable y co-
organizadoras del evento.
Centro Acuático:
Al igual que los espacios anteriores, el
Centro Acuático fue construido
especialmente para los Juegos
Olímpicos del año pasado. El material
utilizado en el mismo fue hormigón por
lo cual se evitó el uso de pintura en el
exterior. El traslado de materiales
utilizados para los cimientos del centro
fue en medios de transporte no
contaminantes como reemplazo de
camiones por trenes, aunque no en su
totalidad. De igual manera, la madera
utilizada en su edificación fue
completamente sostenible. El techo de
esta locación es ondulado, lo cual
permite la entrada de una gran
cantidad de luz y las gradas son
removibles para su uso post-olímpico.
Éstas fueron construidas con 76% de
áridos reciclados. Este es un material
granulado, pequeñas rocas, que se
utiliza en las construcciones como
materia prima. Asimismo, en
comparación con otros centros similares
el Centro Acuático ahorra de 30 a 50%
de energía. Está pensado para ser
utilizado en eventos del futuro, no sólo
británicos, sino europeos también.
La Caja de Cobre:
La Caja de Cobre, o “The Copper Box”
en inglés, está hecha de cobre
completamente reciclado. Su
iluminación es a base de tubos que
ahorran un 40% de energía, contrario a
lo que se haría con pequeñas unidades
de luz. Los ladrillos sobre los cuales
está cimentada fueron fabricados a base
de otros ladrillos provenientes de
construcciones demolidas. El sistema de
agua, como en el caso de otros centros
deportivos anteriormente mencionados,
recicla el agua de la lluvia.
Resultados
En general, de acuerdo al Reporte Final
de los Juegos Olímpicos publicado por
la Comisión por un Londres sostenible,
en el mes de marzo de 2013 y a diversas
fuentes de información, se considera
que dicho evento es un legado del cual
existen muchas lecciones por aprender.
He aquí algunos de los resultados
derivados de la implementación de
políticas sustentables durante el
proceso de preparación y ejecución de
los Juegos Olímpicos 2012.
El equivalente a 400 mil toneladas de
dióxido de carbono fue ahorrado
durante este proceso. Asimismo, de un
total de 10 mil 173 toneladas de
desechos, 62% de ellos se utilizaron a
manera de abono, o bien fueron
reusados o reciclados. De un total de 61
mil toneladas de desechos el 99%
fueron utilizados y reusados o
reciclados del desmantelamiento de los
Juegos.
Todos los desechos provenientes de las
operaciones de los Juegos fueron
desviados del vertedero. El 86% de los
visitantes del Parque Olímpico se
transportaron en ferrocarril, así como el
39% del personal contratado por el
LOCOG estaba desempleado antes de
laborar en los Juegos. En esta misma
línea, el 25% del personal contratado
directamente por el Comité encargado
de los Juegos era residente de uno de
los seis lugares anfitriones de los
Juegos. Esto con el objeto de impulsar a
la clase trabajadora y a aquellas
personas desempleadas hasta el
momento del desarrollo del proyecto,
aunque no todos los habitantes de la
zona coinciden con el logro real de lo
anterior.
Por su parte, el transporte público se
consideró altamente exitoso por los
residentes de la ciudad, lo cual se hizo
más evidente aún gracias al aumento de
los ciclistas en el mismo periodo
respecto del año anterior con un 29%.
Críticas
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De cualquier manera, como se dijo
anteriormente, estas cifras no
constituyen la representación de todas
las opiniones respecto al tema. Sino por
el contrario, además de la oficial, es
muy poca la información disponible
sobre el seguimiento del impacto
ambiental luego de los Juegos. No
obstante, como es común en todo
evento de tal naturaleza y magnitud, ha
estado también sujeto a algunas críticas
por parte de grupos opositores
argumentando sobre la ética ambiental
de ciertas empresas patrocinadoras. El
LOCOG simpatiza con dicha idea ya
que admiten la necesidad de mejorar en
algunos aspectos en los Juegos
Olímpicos del futuro. Uno de ellos es
precisamente la ética de las empresas
ya que no consideran una coherencia
entre la preocupación ambiental de sus
patrocinadores y la visión del evento y
legado de los Juegos Olímpicos. El
diario BBC publicó una nota
estableciendo que el grupo opositor
Counterolympics acusa a algunas de ellas
de contaminación ambiental mientras
que a otras las inculpa por ser agentes
propiciadores de la explotación de
trabajadores. Una de las empresas
patrocinadoras juzgadas por su
desempeño ha sido BP presunta
empresa responsable del derrame del
petróleo en el Golfo de México. Por otro
lado la química estadounidense Dow ha
sido motivo de crítica por ser
responsable del desastre industrial en
Bhopal, India en el año de 1984. En
cuanto al personal contratado para
laborar durante el proceso de las
Olimpiadas, se le ha criticado por ser
poco el beneficio aportado a los
residentes de la
zona Este de
Londres.
Finalmente, se
puede concluir que
aunque existen
algunas críticas
sobre los
patrocinadores del
evento y sobre
algunos otros aspectos, los resultados
reportados por el Comité Organizador
de los Juegos Olímpicos en Londres son
bastante prometedores. Aunque en los
reportes mismos, se admite que hay
aún muchas lecciones por aprender y
mucho espacio para crecer, se cree que
ha sido un gran paso y un gran legado
hacia una mayor sostenibilidad, por lo
menos en eventos del futuro similares a
éste. De cualquier manera, es muy
pronto aún para determinar el impacto
ambiental real que se generó durante
este proceso. Pero si se comienza al
menos a pensar en la manera en que se
construyen los complejos de eventos de
esta magnitud, pronto se empezarán a
establecer los
cimientos de un
planeta más
sostenible. Hasta el
momento este es
sólo el principio.
Consejo Editorial
Ana María Vázquez
Carlos Cordero
Rafael Hernández
Yosemite Santiago
Colaboradores: Erick Falcón
José Antonio Pujals
María José Palomar
Carlos Cordero
Tani Sayil
Agradecimientos
Erick Falcón
Tani Sayil
ITESO
Periférico Sur Manuel Gómez Morín #8585
CP 45604
Tlaquepaque, Jalisco, México
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