Hernández Morejón, Anastasio Chinchilla
y la Historia de la Medicina Española
CUADERNOS VALENCIANOS DE HISTORIA DE LA MEDICINA Y DE LA CIENCIA
LVIISERIE A (MONOGRAFÍAS)
Carla P. Aguirre Marco, José L. Fresquet Febrer,
María Luz López Terrada
Hernández Morejón, Anastasio Chinchilla
y la Historia de la Medicina Española
INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA Y DE LA CIENCIA LÓPEZ PIÑERO
(Universitat de València - CSIC)Valencia, 2008
Esta obra se ha publicado gracias al proyecto:
“Digitalización, estudio y difusión de fuentes bibliográficas his-toricomédicas. Chinchilla, Morejón y Sánchez Quintarar”, delMinisterio de Educación y Ciencia, (Referencia: HUM2004-02186/HIST), y ofrece parte de sus resultados.
ISBN: 978-84-370-7054-4
Antonio Hernández Morejón: nuevos datos biográficos sobresu etapa de formación en Valencia, por María Luz LópezTerrada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Una aproximación a la biografía de Anastasio Chinchilla yPiqueras (1801-1967), por José L. Fresquet Febrer . . . . . . . .
Hernández Morejón, Anastasio Chinchilla y la historia de lamedicina española, por Carla P. Aguirre Marco . . . . . . . . . .
Índices de la Historia bibliográfica de la medicina españolade Antonio Hernández Morejón y de la Historia de la medi-cina española de Anastasio Chinchilla Piqueras, por MaríaLuz López y Carla P. Aguirre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
APÉNDICES
Índice normalizado conjunto de autores (Morejón y Chin-chilla) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Relación de textos anónimos incluidos en Historia Biblio-gráfica de la Medicina Española (1842-1852), de HernándezMorejón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Relación de textos anónimos en Historia de la MedicinaEspañola (1841-1846), de Anastasio Chinchilla . . . . . . . . . .Relación de capítulos monográficos de Hernández Morejónincluidos en su Historia Bibliográfica de la MedicinaEspañola (1842-1852) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Relación de capítulos monográficos de A. Chinchilla incluidosen Historia de la Medicina Española (1841-1846) . . . . . . . .
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Sumario
Antonio Hernández Morejón: nuevos datos biográficossobre su etapa de formación en Valencia
María Luz López Terrada (Instituto de Historia de Medicina y de la Ciencia López Piñero,
(Universitat de València-CSIC)
“Morejón vive en la memoria de los que le copiaron,y vivirá, porque su tesoro saqueable es inmenso”
COMENGE (1914), 299
LA OBRA HISTORICOMÉDICA de Antonio Hernández Morejón, realizadaen el primer tercio del siglo XIX, ha sido y es en la actualidad abso-
lutamente imprescindible para todos aquellos interesados en cualquieraspecto de la historia de la medicina española anterior a 1800. Dehecho, su Historia bibliográfica de la medicina española sigue siendoobjeto de numerosas citas casi doscientos años después de haber sidoredactada1. Sin embargo, tanto los estudios sobre su obra como los bio-gráficos son llamativamente escasos, incluso prácticamente inexisten-tes en el caso de los análisis de su obra médica. Aún más, parece quenadie se ha ocupado de ir más allá de los datos proporcionados por losprimeros biógrafos de Hernández Morejón. De hecho, las dificultadespara la realización de una bio-bibliografía de este autor, ya fueronplanteadas en 1864 por Miguel de la Plata y Marcos, al señalar que losúnicos datos biográficos conocidos eran los procedentes de la introduc-ción de lo que quizás era su obra más importante, la Historia bibliográ-fica de la medicina española. Además aunque sus discípulos habíanpublicado esta monumental obra, habían dejado bastantes trabajos
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1 Para el análisis historiográfico de esta obra cf. López Piñero (1988); Granjel (1977);Bujosa (1989) y el capítulo de C. Aguirre de este volumen.
inéditos, a los que pudo acceder a través del yerno de Morejón, JuanGualberto Avilés2. Siglo y medio después, no sólo siguen inéditosmuchos de los manuscritos dejados por este autor, sino que se sigue sinelaborar una relación completa de su obra.
En este trabajo pretendemos únicamente iniciar una tarea que con-sideramos totalmente necesaria: la realización de un estudio biográfi-co desde una perspectiva actual de una de las grandes figuras de la his-toria de la medicina decimonónica. Por ello, además de la reordenaciónde los datos hasta ahora manejados, aportaremos alguna informaciónnueva pero relativa únicamente a su etapa de formación y como médi-co rural en Valencia. Queremos dejar claro que una tarea de este tipoes totalmente necesario realizarla también para lo que fue el periodomás fructífero de la carrera de una de las más conocidas figuras de lamedicina española de la primera mitad del siglo XIX. Es decir, nos esta-mos refiriendo a la necesidad tanto de estudiar a partir de fuentes pri-marias su biografía científica desde el momento de su nombramientocomo profesor en Madrid, como a un análisis en profundidad de susescritos no historicomédicos, que hasta este momento no han sido obje-to de ningún análisis en profundidad.
Antonio Hernández Morejón nació en Alaejos (Valladolid) el 7 de juliode 1773, y a los cuatro años se trasladó a de la población de Vich dondefue educado por un tío suyo párroco3. Como indicó en 1798 un amigosuyo de la infancia en una declaración testifical en el Arzobispado deValencia: “y es presentado desde niño a causa de que dicho Hernándezfue teniendo la edad de quatro años a la referida ciudad de Vich, en laque estuvo en casa de su tío y el testigo conoció y trató continuamentecon motivo de haber estudiado las primeras letras y gramática hastaque había como unos ocho años que el citado Hernández se ausentó
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2 Plata y Marcos (1882), 192.3 Originalmente, en el “Elogio histórico” de su Historia bibliográfica de la medicina espa-ñola aparece, por error, que su tío vivía en un pueblo llamado Santa Eulalia de Quimper,Tarragona, dato que repiten todos los otros estudios. El que se trasladara a los cuatroaños a Vich y no a este otro municipio, y viviera allí hasta 1790 lo confirmó tanto élmismo, como conocidos suyos en la testifical que se realizó para que se le concediera per-miso de matrimonio que hemos reproducido en el apéndice nº 2.
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Retrato de Antonio Hernández Morejón. Historia Bibliográfica de la MedicinaEspañola. Madrid, Imp. Vda. de Jordán e Hijos, 1843. Vol. 2. página 6.
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hasta esta de Valencia a cursar la filosofía”4. Según las biografías másantiguas, como en el “Elogio histórico” de la edición de su Historiabibliográfica de la medicina española, o los trabajos de Plata y Marcos,Comenge o, también, la de la enciclopedia Espasa5, el hecho de trasla-darse con su tío fue debido a que se quedó huérfano6. Sin embargo,como veremos más adelante, cuando fue a casarse sus padres seguíanviviendo en Alaejos, lo que llevó a preguntarse al historiador valencia-no Rodrigo Pertegás cual fue la causa real de esta separación7. En cual-quier caso, comenzó su educación primaria y secundaria en Vich, y noen Cervera como habitualmente se ha dicho. Allí cursó humanidades,pero no filosofía. De hecho, según las amonestaciones matrimoniales,antes de vivir en Valencia era vecino de la ciudad de Vich8.
A los 20 años, en 1792, se trasladó y comenzó a estudiar medicina en
4 Apéndice documental nª 2.5 Chinchilla (1846), 531, Plata y Marcos (1882), Comenge (1914) y Enciclopedia, 36, 9776 Esta afirmación ha sido copiada por todos los otros autores que han abordado la biogra-fía de este autor.7 Fresquet; López Terrada (2002). Hernández Morejón, Antonio. Las conclusiones a lasque llegó el historiador de la medicina valenciano tras el análisis del documento quereproducimos en el apéndice documental nº 2 y su comparación con los datos biográficosde Morejón de que disponía son, textualmente, las siguientes: “«En los diversos documen-tos que constituyen este expediente constan los siguientes estremos:1º El señor Hernández Morejón era natural de Alaejos y en 1798 en que se tramita esteexpediente tenía 25 años, con lo que claramente se afirma que debió nacer en 1773.2º Que a los cuatro años de su edad, es decir en 1777, fue llevado a Vich e instalado encasa de un tío suyo = ¿Tenía entonces hermanos? = ¿cuántos y de que sexo? = ¿Vivía sumadre? = ¿Por qué en tan temprana edad se le llevó a residir a tantas leguas de su pue-blo natal en que vivía su padre?3º En Vich aprendió las primeras letras y estudió lengua latina y humanidades, porqueen dichos documentos consta que su estancia en Vich fue continua, sin ausencia notable.4º En 1796, esto es a los 17 años de su edad abandonó la ciudad catalana y se trasladó aValencia para estudiar en esta Universidad la Filosofía y la Medicina, residiendo aquítambién sin interrupción notable.4º (sic) En 1798 en que se tramita este expediente era Bachiller y pasante de Medicina =la locución «pasante de medicina» seguramente significa que terminados los estudios teó-ricos cursaba las clínicas, cuyo estudio en dicho año ya existía en tres cursos, estandoencargado como catedrático de todos los tres años D. Tomás Tatay».8 Véase apéndice documental número 2.
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la Universidad de Valencia.9 A partir de los Libros de matrículas, sabe-mos que en 1792 se matriculó en Anatomía, al año siguiente enQuímica y Botánica, repitiendo Anatomía en 1794. La asignatura decurso de medicina la hizo en 1795, y al año siguiente no se matriculóen ninguna. Entre 1797 y 1798 terminó la carrera cursando los dosaños de práctica de medicina y de lengua griega10. De este modo, sepresentó al examen para obtener el título de bachiller el 10 de junio de1798. Fue examinado por el entonces catedrático de la UniversidadTomás Vilanova sobre un aforismo hipocrático11. Poco después fuehabilitado por la Subdelegación del Protomedicato de Valencia parapoder ejercer como médico12.
Antes de terminar los estudios de medicina, según el elogio introduc-torio y, a partir de ahí, casi todos sus biógrafos, indican que fue nom-brado director anatómico y catedrático sustituto13. Esto ha llevado aafirmaciones como que había desempeñado cátedras de medicina en laUniversidad de Valencia, donde había estudiado14, o que fue disectoranatómico y profesor auxiliar de la Facultad de Medicina de Valencia,hasta que “en 1799, habiéndose suprimido las cátedras de medicinapartió para Beniganim donde ejerció como facultativo”15. Sin embargo,tal y como hemos podido comprobar, Hernández Morejón aunque efec-tivamente estudió medicina en Valencia, no obtuvo en esta Univer-sidad más que el título de bachiller, ni siquiera el de doctor y, en nin-gún momento de su vida, se dedicó a la enseñanza de la medicina endicha Universidad, al menos con un puesto de carácter oficial.
9 Sobre los estudios de medicina en la Universidad de Valencia en este periodo cf. LópezPiñero (1991).10 Archivo Histórico de la Universitat de València. Libro de matrículas 1792-1798, nº 9.11 Véase apéndice documental número 1.12 Peset (1877-78), 429. Sobre la subdelegación del Protomedicato en Valencia en estaépoca y sus funciones: Muñoz (1751) y Micó (1982).13 Como por ejemplo Chinchilla (1846), 531 o Plata y Marcos (1882), 194.14 En Enciclopedia, 36, 977 se dice textualmente “El joven Morejón, que había regentadocátedras en Valencia, donde hizo todos sus estudios salutíferos con notable aprovecha-miento”.15 Comenge (1914), 137. Más adelante, otro lugar, dice que catedrático sustituto, nota p.296.
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Por otro lado, gracias a la ingente labor realizada por José RodrigoPertegás en los archivos de la ciudad de Valencia hemos podido saberque el mismo año en que obtuvo el bachillerato en medicina, el 16 dejulio de 1798, se casó con Vicenta Maseras, hija de uno sus profesores,Francisco Maseras catedrático perpetuo de curso y prior del claustro deMedicina. El hecho en sí no tiene mayor trascendencia excepto que, acausa de la oposición de Maseras a este matrimonio, se tuvo que iniciarun expediente judicial en la Curia Eclesiástica donde aparecen losnumerosos datos biográficos de Hernández Morejón que se han inclui-do en esta biografía y que permiten, en todo caso, matizar o aclararaspectos de sus primeros años hasta ahora poco conocidos.
Lo que si es seguro es que en 1802, a los 29 años, era médico titular dela villa de Beniganim en la comarca de la Vall d’Albaida de Valencia.Cuando Plata y Marcos, redactó su obra, publicada en 1864, los vecinosde Beniganim aún recordaban de él “con agradecida memoria el esmero yasiduidad con que asistió a sus habitantes”16. Allí, según Comenge17,aparte de ejercer como médico rural, se dedicó al estudio de la botánica dela zona, así como a la historia de la medicina y a vacunar a la poblaciónde esta comarca, con la entonces nueva vacuna antivariólica de Jenner.Fruto de esta actividad fue un trabajo sobre la historia de esta campañade vacunación que ha permanecido inédito. La única referencia que setiene de este manuscrito es la que proporciona Plata y Marcos, que des-cribe su contenido en su biografía de Morejón, ya que lo pudo consultar enla biblioteca de Gualberto Avilés, yerno del biografiado18. Según este
16 Plata y Marcos (1882), 194.17 Comenge (1914), 295.18 Plata y Marcos (1882), 221-223. Según este autor era el yerno de Hernández Morejón,Juan Gualberto Avilés el que a mediados del siglo XIX tenía todos sus manuscritos.Perteneció, como su suegro al Cuerpo de Sanidad Militar y era médico del HospitalMilitar y de la inclusa de Madrid. Además publicó una traducción castellana del Manualde Cirugía de Tavernier publicado en 1830 y en 1841. Por otro lado, fue el que llevó acabo la publicación de la Historia bibliográfica de la medicina española, que había que-dado manuscrita tras la muerte de Morejón. Sobre este personaje no hemos localizadoestudios. La información procede de Espina (2005) y Martín Laborda (2003), además delCatálogo Colectivo del Patrimonio bibliográfico español. http://www.mcu.es/patrimonio-bibliografico/buscarPatrimonioBibliografico.do
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resumen19, la primera parte está dedicada a una historia de la viruela yde los primeros intentos de curación de la misma hasta la aparición dela inoculación. La segunda parte está dedicada al origen de la vacuna deJenner y a partir de información de primera mano ya que fue uno de losprimeros en vacunar, a la difusión de la misma en España, fundamen-talmente a través de Francisco Piguillem. Por último, Morejón describiósu actividad como “uno de los más activos propagadores de la vacunaciónen la provincia en que entonces residía”, relatando tanto la forma en quehabía vacunado en la Vall d’Albaida, como algunos casos clínicos, con elobjeto de demostrar los beneficios de la vacuna jenneriana20. En estamisma línea, en 1803, la Junta de Sanidad de Valencia le mandó a lavilla de Onil, donde se había declarado una epidemia, y allí organizó unlazareto en la Sierra de la Solana21.
Pero su labor como médico rural no se limitó a la práctica de la medi-cina, sino que además, durante este periodo participó en el debate entorno al sistema browniano. Según Riera, en la España Ilustrada huboun reducido número de seguidores de este sistema, aunque su influen-cia se pueda detectar hasta bien avanzado el siglo XIX. En la Comarcade la Ribera hubo uno de los focos más interesantes del brownismopeninsular22. Esta era la zona donde Hernández Morejón estaba ejer-ciendo y, así junto a Juan Bautista Llopis, médico titular de Cullera ybrowniano, mantuvo frente a Francisco Llançol una polémica respectoa este sistema médico. Francisco Llançol23, tenía una orientación empí-rica y antisistemática a partir de los postulados de Sydenham y sumaestro Andrés Piquer, lo que le llevó a una postura claramente opues-ta al sistema médico browniano, y le dedicó varios folletos a refutar lasideas de Llopis y de Hernández Morejón, también antibrowniano24 al
19 Comenge (1914), 209, copia este extracto, insistiendo sobre todo en las aspectos máshistoricomédicos del mismo.20 Plata y Marcos (1882), 223.21 Plata y Marcos (1882), 194. Comenge (1914), nota p. 296.22 Riera (1988), p. 22, 23.23 Riera (1988), p. 18.24 Todos los escritos de esta polémica están recogidos en López Terrada (1987).
respecto. En estos escritos, como ha señalado Riera, “la postura teóricade Francisco Llançol combate en nombre del hipocratismo, tanto elreduccionismo browniano como la compleja y sofisticada nosotaxia his-tórico-natural de la ilustración”25. Uno de estos textos, redactado enAlzira el 20 de febrero de 1800 y publicado dos años más tarde, es unacarta dirigida directamente a Morejón. En ella, con el explícito título deCarta a D. Antonio Hernández, médico titular de la villa de Beniganim,sobre el sistema de Guillermo Cullen, en orden a la causa próxima dela calentura, y su impugnación por el Dr. Juan Brown, con una censu-ra del sistema browniano, Llançol escribía: “Los límites de una brevecarta no me permiten extenderme más en el juicio que he formado delas ideas de Cullen y Brown, pero diré a vuestra merced libremente queestos hombres nos hacen perder el tiempo inútilmente en una cosa quenada adelanta par al curación de las calenturas, y no hay pacienciapara leer las sutilezas metafísicas con que intentan obscurecer lo quepalpamos y observamos por nuestros propios sentidos”26. Aunque nohemos localizado el texto al que estaba respondiendo Llançol en sucarta de 1800, la postura en contra del sistema browniano de Morejónaparece claramente expuesta en el texto publicado en Valencia porBenito Monfort en 1803. Se trata de un libro de 143 páginas, donde conel título de Discurso crítico de la doctrina del Dr. Juan Brown, presi-dente de la Sociedad Médica de Edimburgo, con algunas reflexionessobre el pernicioso influxo de los sistema en el arte de curar, que dirigea los jóvenes que empiezan el ejercicio práctico de la medicina, dejaclara su orientación antisistemática. Desgraciadamente este escrito, aligual que la práctica totalidad de la obra médica de Morejón no ha sidoobjeto de ningún estudio, ni se ha analizado su postura en el contextodel debate browniano, a excepción de Comenge, que comentó sobre elmismo que “es un extracto fiel de la exposición e impugnación de la doc-trina y la contienda de los médicos valencianos Llansol y Llopis”.27
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25 Riera (1988), p. 19-20.26 Llançol (1802), 27.27 Comenge (1914), 167.
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Su etapa de médico rural terminó poco después de haber sido comi-sionado a Onil por la Junta de Sanidad de Valencia, ya que dado eléxito que había obtenido, y como se había declarado un brote epidémi-co28 en Mahón fue nombrado, a propuesta del Tribunal delProtomedicato, primer médico del hospital militar de Menorca, empe-zando así su carrera médico castrense, otro aspecto muy importante dela vida profesional de Morejón. Por otro lado, aunque no es conocido poralgunos de sus biógrafos, que únicamente señalan que durante estaetapa trabajó en la historia natural de la isla de Menorca, duranteestos años redactó una topografía médica de la isla. El manuscrito, con-servado por un médico militar a mediados del siglo XIX, tenía el títulode Topografía físico-médica de la isla de Menorca, a la que se añade lasepidemias que escribió Jorge Cleghorn,…29. Se trata, como es habitualen los estudios de este tipo redactados en la época, de investigacionesempíricas de tipo sociológico y geográfico, en los que se insertan diver-sas consideraciones acerca del origen y desarrollo de las epidemias ysobre la morbilidad en general, así como datos de la historia natural.Según la descripción de Plata y Marcos, la topografía de HernándezMorejón está dividida en cuatro capítulos y comienza, como casi todossus escritos, con una introducción historicomédica de la relación entreel medio ambiente físico y la salud a partir de los textos hipocráticos,así como con citas a trabajos anteriores de estas características sobrela isla. En concreto, cita, ya en el título, la clásica topografía del médi-co militar escocés, George Cleghorn (1716-1789)30, uno de los fundado-
28 De qué era exactamente el brote epidémico difieren las diferentes biografías consul-tadas. Plata y Marcos (1882), 194 dice textualmente: ”De este modo, una vez terminadasu etapa de médico rural, pasó a Mahón como “profesor médico castrense, donde atajóuna epidemia de escorbuto que diezmaba las tropas de guarnición”. De igual modo,Enciclopedia, 36, 977, indica que la epidemia era escorbuto, pero según Comenge (1914),se trataba de fiebre amarilla. 29 Plata y Marcos (1882), 238-241.30 Observations on the epidemical diseases in Minorca from the year 1744 to 1749: towhich is prefixed a short account of the climate, productions, inhabitants and endemialdistempers of that island by George Cleghorn ... London, printed for D. Wilson ..., 1751.8º. XIX, 288 p. Cleghorn en su obra fue mucho mas allá del ambientalismo que caracteri-zaba a las topografías médicas clásicas y, en la descripción que hizo de las enfermedades
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res de la Royal Medical Society de Edimburgo, que había estado desti-nado en Menorca en 1748 y la de Passerat de la Chapelle, otro médicomilitar que estuvo en la isla durante la breve dominación francesa(1756-1762)31. Los cuatro capítulos están dedicados a la descripcióngeográfica de la isla, al estudio de acuerdo con el hipocratismo del“ambiente” a partir de la calidad el aire, la naturaleza de las aguas yla temperatura en relación con su influencia sobre la salud y la enfer-medad. El tercer capítulo lo dedica a la alimentación, al vestido y a lascostumbres en base la complexión y constitución de los habitantes dela isla. Por último se ocupa de las enfermedades endémicas y epidémi-cas, donde se incluye una descripción del Lazareto de Mahón. Pareceser que este manuscrito estaba acompañado de una serie de cuadernoscon catálogos de la flora, la fauna y los fósiles de la isla, indicando tantolos términos científicos como los populares en castellano y en catalán.De igual modo, parece que el inicio de sus investigaciones históricomédicas datan de esta época. Comenge señaló que en su estancia enMenorca ya se había aficionado a la “bibliografía médica… contribu-yendo a dar pábulo a sus investigaciones eruditas la circunstancia felizde que su suegro el catedrático valentino doctor Maceras, era poseedorde una copiosa y selecta biblioteca”32. Por último, durante su perma-nencia en la isla todo parece indicar que coincidió con su hermano,
que afectan a los menorquines, fue un observador minucioso y objetivo, hasta el puntoque su descripción del paludismo –fiebres tercianas, un azote endémico de los menorqui-nes – era tan precisa y correcta que, por este motivo, el libro mereció varias reediciones.En su tiempo libre se dedicó a observar la realidad menorquina en todo lo que le parecíade interés. Sobre este autor: http://www.electricscotland.com/history/other/cleghorn_george.htm. Sobre su estudio de Menorca: Vidal (1994) y Freixa (1999).31 Reflexions générales sur l’isle minorque : sur son climat, sur la maniere de vivre de seshabitans & sur les maladies qui y regnent par M. Claude-François Passerat de laChapelle ... A Paris, Chez la Veuve d’Houry ..., 1764. X, 133, [3] p. Hay una traduccióncastellana: Reflexiones generales sobre la isla de Menorca : su clima, el género de vida desus habitantes y las enfermedades que en ella reinan por M. Claudio Francisco Passeratde la Chapelle ...; traducción de Lorenzo Pons Marqués ...; prólogo de Federico Llansó.Mahón, B. Fábregues, impresor, 1901. XXXVII, 119 p. Catálogo Colectivo del Patrimoniobibliográfico español. http://www.mcu.es/patrimoniobibliografico/buscarPatrimonioBibliografico.do32 Comenge (1914), nota p. 296.
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Decreto impreso de 20 de diciembre de 1812, firmado por el general en jefe delsegundo ejército, Xavier Elío, ordenando a los soldados que se quedaron enfer-mos en los pueblos a causa de la fiebre amarilla que se reuniesen con sus res-pectivas banderas en Murcia.
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Bando de 29 de enero de 1813 del general en jefe del segundo ejército por el queremite la proclama por la que se convocaba a los soldados que se quedaron
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enfermos de fiebre amarilla en los pueblos a reunirse con el ejército.
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Sebastián Hernández Morejón, también al servicio del ejército comocapellán castrense y «doctor en teología y ambos derechos, abogado delos Reales consejos, examinador Sinodal de Valladolid y Menorca, pro-teniente general castrense de las tropas de Aragón, insigne orador ypoeta»33. Sebastián Hernández Morejón fue autor de diferentes obras,algunas de carácter histórico, como la Idea histórica de los principalessucesos ocurridos en Zaragoza durante el último sitio, recopilados porel P. capellan de exercito Dr. Don Sebastián Hernández de Morejón, tes-tigo y casi víctima de aquella gloriosa catástrofe, publicado en Mallorcaen 1809, así como de diferentes elogios y oraciones fúnebres34.
Por su parte, Antonio Hernández Morejón, permaneció en el ejércitorealizando labores sanitarias en Mahón hasta 1805, en que por moti-vos de salud tuvo que retirarse, y volver a la Península. De Mahón noregresó a Valencia, sino que se fue a Soria, donde tan sólo sabemos quetenía “un pingüe destino médico con derecho a viudedad”. Permaneciópoco tiempo allí, ya que al declararse la Guerra de la Independencia, sereincorporó y ejerció activamente como médico militar ya que estuvo envarios frentes, básicamente en campañas de lucha antiepidémica ycomo director de hospitales de campaña. En 1808, mientras estaba enlos frentes de Andalucía y el centro, fue hecho prisionero por los fran-ceses en Cuenca, cuando estaba enfermo de tifus, puesto que segúnComenge había sido “contagiado por los miasmas que pretendía des-truir en los hospitales”35. De allí se fugó, y regresó al ejército, siendonombrado director de los hospitales militares de Orihuela y “consultorde sanidad de los reinos de Valencia y Murcia, librando a estos paísesde una terrible epidemia de fiebre amarilla”36. Este nombramientoimplicó que para reconocer la epidemia de fiebre amarilla, y acompa-ñado de otros dos médicos militares, Aso y Espinosa, examinara siste-
33 Elogio (1842), X.34 Catálogo Colectivo del Patrimonio bibliográfico español. http://www.mcu.es/patrimo-niobibliografico/buscarPatrimonioBibliografico.do35 Plata y Marcos (1882), 195.36 Enciclopedia, 36, 977.
máticamente tanto a los enfermos como a los cadáveres, y a continua-ción comenzara la campaña contra la misma. A partir de este conoci-miento directo de la enfermedad, según Plata y Marcos, HernándezMorejón llegó a afirmar que podía reconocer, sólo con la vista, las man-chas características que deja la fiebre amarilla en los cadáveres37. Parala lucha antiepidémica, entre otras cosas, trasladó primero a Elche yluego a Mula los hospitales de campaña de Orihuela, lo que le ocasio-nó conflictos con los mandos militares. Hay que tener en cuenta los gra-ves problemas que había en los hospitales de campaña. Por ejemplo,ese mismo año, en Murcia, Laureano Felices y Tauste expuso la nece-sidad de que se concluyese el hospital militar de esa localidad que ini-ció el marqués del Villar. El informe se encuentra junto a otros simila-res que informaban del estado, la gestión y las carencias de los hospi-tales de campaña que existían a lo largo de toda la península, y quefueron remitidos a la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino38.Fruto de la labor realizada en Murcia por los médicos fue el«Expediente sobre la representación de la Junta superior de Murciasobre el estado de la provincia, la epidemia que sufre y las medidas quese han tomado para contenerla» que las Cortes Generales yExtraordinarias de la Nación remitieron el 5 de diciembre de 1811 alConsejo de Regencia39. Aunque no figure explícitamente en dicho infor-me, y dado su cargo, es más que segura la colaboración en el mismo deHernández Morejón
Lo que si es seguro, y fruto de esta experiencia, es el folleto dedicadoa la prevención y tratamiento de la fiebre amarilla que publicó enMurcia en la imprenta del ejército del ejército en 1812 y que dedicó alentonces capitán general de Aragón y Valencia, José O’Donell.También estuvo en Murcia trabajando, dentro del ejército, en una epi-demia de tifus. Toda esta labor hizo que al final de la guerra, en 1815fuera nombrado Protomédico de los ejércitos de Aragón. Pese a ello,
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37 Plata y Marcos (1882), 195.38 Archivo Histórico Nacional. ESTADO, 47, A. Título de la unidad: «Sección de Hacienda.Asistencia a los hospitales militares».39 Archivo Histórico Nacional. CONSEJOS, 12868, EXP. 43.
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dado lo que había visto durante esta época en los hospitales de campa-ña, redactó el trabajo que, con el título de Discurso económico-políticosobre los hospitales de campaña, publicó en Valencia en la imprenta deSalvador Faulí en 1814. El propósito de esta obra era la reorganizaciónde la asistencia hospitalaria del ejército a partir de su experienciadurante la Guerra. Para ello realizó una denuncia del estado de los hos-pitales de campaña, en especial por la falta absoluta de medios y deunas mínimas condiciones higiénicas, así como por la desorganizaciónabsoluta en el gobierno y financiación de este tipo de instituciones.Esta denuncia la termina proponiendo un nuevo reglamento en base aun aumento del gasto destinado a los hospitales de campaña, la nece-sidad de la existencia de estos centros para que los enfermos no fueranatendidos en otro tipo de instituciones y, por último, el aumento delpoder del médico militar dentro del mismo frente a los mandos milita-res. Tras ello propone como deberían ser este tipo de hospitales en elfuturo, tanto en cuanto a la dirección, personal, trato a los enfermos,medidas sanitarias y estructura40.
En esta misma línea, pero redactado en sus primeros años enMadrid, está el manuscrito descrito por Plata y Marcos que conserva-ba el yerno de Hernández Morejón y, donde con el título Proyecto deorganización de un cuerpo permanente de medicina militar41, hizo unapropuesta a través de un reglamento compuesto de 95 artículos deremodelación del cuerpo con el objeto de lograr una mayor eficacia ymejor funcionamiento, y en los cuales se trata de organizar tanto laenseñanza de los médicos militares como la organización y estructurade este cuerpo. Estos escritos indican que su participación activa en laGuerra y su actividad como médico militar no se limitaron al ejercicio,sino que tuvo un profundo interés en tratar de renovar y remodelarcon vistas a una mayor eficacia toda la estructura profesional, admi-nistrativa y hospitalaria existente en torno al ejercicio de la medicinamilitar.
40 Comenge (1914), p. 213-216 describe este texto copiando literalmente de Plata yMarcos el contenido del mismo41 Plata y Marcos (1882), 236 hace una breve descripción del manuscrito
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Como señaló Comenge durante esta primera etapa de su biografíatuvo una enorme actividad como “higienista”, es decir, primero vacu-nando contra la viruela en la comarca de Onil, luego enfrentándose ala epidemia de peste en Menorca y, en el ejército, mientras estuvo enMurcia, haciendo frente a la epidemia de fiebre amarilla. Este mismoautor opina que durante el periodo en que ejerció como médico militar,más concretamente como encargado de los hospitales militares deOrihuela y, posteriormente como consultor de las Juntas de Sanidad deValencia y Murcia, se afilió a los “contagionistas”. Según relataComenge, atajó la epidemia exponiendo al os ejército a la “acción deaire puro de los montes”.
Al terminar la guerra fijó su residencia en Madrid, donde en 1813obtuvo por oposición una cátedra de clínica en los estudios de medicinapráctica de Madrid y formó parte de la junta de gobierno del RealColegio de Medicina de Madrid, que había sido creado en 179542.Además, fue nombrado médico de número de la Real Cámara, es decirmédico de cámara de los reyes. Este mismo año publicó en Valencia elfolleto titulado Juicio imparcial sobre la reunion de la medicina con lacirugía y relaciones con la farmacia con entrambas, donde se opone deforma radical a la misma a partir de una argumentación marcadamen-te historicomédica, que lo lleva a considerar a la cirugía como una pro-fesión menor al servicio de la medicina, ya que opinaba que el cirujanose debía limitar a “ejecutar fielmente lo dispuesto por el médico”, yentendía que ambas disciplinas eran completamente diferentes la unade la otra. Por todo ello, propugna su separación tanto en la enseñan-za como en el ejercicio profesional, más concretamente en el seno delejército, dada su experiencia durante la Guerra de Independencia43.Entre este tipo de escritos de carácter teórico, también cabe destacar
42 Comenge (1914), 97-98.43 Plata y Marcos (1882), 227-234 realiza un amplio resumen de este texto. Al final de laexposición comenta las ideas contrarias expuestas por A. Chinchilla, al abogar por launión de la medicina y la cirugía en su Memoria histórico-filosófica sobre la reunión dela medicina y la cirugía en un solo individuo, especialmente en el ejército. Madrid,imprenta que fue de Fuentenebro, 1839. 111 p.
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su Ensayo de una ideología clínica o fundamentos filosóficos para laenseñanza de la medicina y cirugía, publicado en 1821 que, como haseñalado Bujosa es “una de las primera y más brillantes defensas ennuestro país del sensualismo como método en la clínica y en la investi-gación médica”44. De hecho, Comenge, consideró a Hernández Morejón(aparte de su labor como historiador de la medicina) como uno de losmédicos españoles del siglo XIX que fueron “los portaestandartes de laescuela clínica… a la que se deben los modernos y más útiles perfeccio-namientos de la Medicina docente y aplicada”45.
Todo parece indicar que hasta 1823 Hernández Morejón consolidó suposición profesional en Madrid, alcanzando algunos de los puestos demás prestigio, como los de consultor e inspector de la Suprema Juntade Sanidad (1817), o el de protomédico general de los ejércitos naciona-les (1820) que se unían a los de catedrático y médico de cámara. Asímismo, fue nombrado en 1817 secretario de gobierno de la RealAcademia Médica de Madrid, de la que llegó a ser vicepresidente. Asíen los datos ofrecidos por las diferentes biografías referentes a la épocaen que estuvo en Madrid, indican que se convirtió en una figura deprestigio, en uno de los médicos influyentes tanto en la enseñanzacomo en la Corte. Un detalle indicativo de este prestigio, aparte de lospuestos desempeñados que acabamos de señalar, es la carta que Orfilaenvió desde París a Hernández Morejón fechada el 1 de diciembre de1828, que fue publicada en 1906 por Joaquín Olmedilla. La carta en sí,una recomendación de un alumno de Orfila llamado Martínez reciéngraduado de doctor en medicina y pedía que fuera recibido por Morejónen Madrid, no tiene mayor interés que indicar el prestigio de que goza-ba este último, dado el tono en que una figura como Orfila se dirigía aél, al que según indica había conocido cuando era muy joven en casa desu padre46.
No obstante, en 1823, tras el trienio liberal se le separó tanto de la
44 Bujosa (1983), 447. Comenge (1914, 189-191) hizo una descripción de los contenidos deeste libro.45 Comenge (1914), P. 41 y 58.46 Olmedilla (1906), 5-7.
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cátedra como de puesto de médico de cámara por desafecto, y no fuerepuesto en la cátedra hasta 1827, gracias a Pedro Castelló47, cuandose estableció un nuevo plan de estudios. Así, pese a no estar examina-do de cirujano pasó a ser profesor de la Clínica San Carlos. Durante elperiodo en que estuvo apartado de la enseñanza no hemos localizado lapublicación de ninguna obra. No obstante, según Comenge, en 1824hizo una versión castellana del Tratado las hernias de Hall y unmanuscrito de medicina legal, que no hemos localizado48.
Hernández Morejón se jubiló como catedrático del Real Colegio deSan Carlos en 183549, pocos años después de recuperar su cátedra, yfalleció en Madrid el 14 de julio de 1836 a causa de una apoplejía, cuan-do desempeñaba el cargo de inspector de sanidad. Además, en ese añoestaba ultimando y corrigiendo los manuscritos de su bio-bibliografíade historia de la medicina española, concretamente incorporando lainformación de la obra de Torres Amat50. Fue en este periodo, cuandoademás de sus actividades como profesor, médico de prestigio en lacapital, y de redactar algunos de los trabajos estrictamente médicosque hemos citado, cuando realizó su gran obra bio-bibliográfica sobre lahistoria de la medicina española, publicada por su yerno de forma pós-tuma en siete volúmenes. No obstante, algunos de los trabajos decarácter historicomédico redactados por Morejón y que fueron incluidospor los editores como capítulos de su Historia, habían sido publicadoscon anterioridad como folletos, o como artículos de revistas, como porejemplo, el estudio dedicado a las figuras anatómicas del catedráticoaragonés Juan Valero Tabar, incluido tanto en la introducción al sigloXVI, como en la voz biográfica correspondiente. No obstante, el que qui-zás tuvo mayor difusión fue su estudio sobre aspectos médicos delQuijote, titulado Bellezas de medicina práctica, descubiertas en El inge-
47 Bujosa (1983), 446-447.48 Comenge (1914), 229 y 231.49 "Expediente de clasificación de jubilación de Antonio Hernández Morejón, Catedraticodel Real Colegio de San Carlos". Archivo Histórico Nacional. Signatura: FC-Mº_HACIENDA,1545, EXP. 19.50 Torres Amat (1836).
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nioso caballero Don Quijote de la Mancha, compuesto por MiguelCervantes Saavedra, y publicado por primera vez en Madrid el mismoaño de su fallecimiento, que fue traducido al francés en 1858 y que, en2005, en la celebración del centenario de la publicación de el Quijote,ha sido objeto de numerosas ediciones.
Libros, folletos y manuscritos de Antonio Hernández Morejón
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Discurso sobre el preservativo delas viruelas, la vacunación y sus progresos en el valle de Albayda y otrosparajes del Reino de Valencia. Beniganim, 1802. Ms.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Discurso crítico de la doctrina, delDr. Juan Brown, presidente de la Sociedad médica de Edinburgo: conalgunas reflexiones sobre el pernicioso influxo de los sistemas en el artede curar que dirige a los jovenes que empiezan el exercicio practico de lamedicina D. Antonio Hernandez …Valencia, oficina de D. Benito Monfort, 1803.143 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Topografía físico-médica de laisla de Menorca, a la que se añade las epidemias que escribió de ellaJorge Cleghorn, catedrático de Dublin. Mahón, 1805. Ms. (A mediadosdel siglo XIX tenía una copia de este texto Matías Nieto Serrano, médi-co militar retirado).
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Pensamiento de policía médicapara extinguir el contagio de la fiebre amarilla. Murcia, por Ramón Puchol, impresor del exercito, 1812. 58 p.
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HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Breve amonestacion a D.Bartolomé Colomar. Murcia, por Ramón Puchol, 1812. 30 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Juicio imparcial sobre la reunionde la medicina con la cirugía y relaciones con la farmacia con entrambas. Valencia, por los yernos de José Estévan, 1813. 64 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Discurso ecónomico-poíitico sobrelos hospitales de campaña. Valencia. en la imprenta de Salvador Fauli, 1814. [4], [5]-24 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Ensayo de Ideología clínica, o delos fundamentos filosóficos para la enseñanza de la Medicina y Cirujía. Madrid: Imprenta de la calle de la Greda, a cargo de Cosme Martínez,1821. 4 h., 334 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Explicaciones de afectos internosde don Antonio Hernandez Morejon; en el año escolar de 1828 a 1829.[Tít. en el lomo: Nosografía de Morejón].» S.l., 1828-1829. 400 p. Ms. (Hay una copia en Pamplona, BibliotecaGeneral de Navarra en cuadernada en pasta con hierros dorados en ellomo. Sig. 104-1-3/51)
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Observación de una neuropatíainterna con mudez... censura por Juan Sánchez. Madrid, 1828, ene. 24-31. 11 h. Ms. (Pertenece a una de las «juntas lite-rarias de los Jueves» del Real Colegio de Cirugía de San Carlos deMadrid, nº 825-826 (Cf. Da Costa Carballo, 2003, p. 117)
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Bellezas de medicina práctica,descubiertas en El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, com-puesto por Miguel Cervantes Saavedra por...Madrid, En la oficina de Don Tomás Jordán, 1836. 25 p.
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HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Historia Bibliográfica de la medi-cina española.7 v. vols. Madrid, Imprenta de la Viuda de Jordán e hijos, 1842-1852.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Critica de la doctrina médica deldoctor Brown: con algunas reflexiones sobre el pernicioso influjo de lossistemas del arte de curar.Madrid, S.i., 1852.16 p. (Separata de: Biblioteca universal, SecciónMédica Critica, publicada bajo la dirección de A. de los Rios.”)
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Étude médico-psychologique surl’histoire de Don Quichotte par Morejon; traduite et annotée par J.-M.Guardia. Paris, J.-B. Baillière et Fils, 1858. 28 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Índice de la biblioteca del Colegiode Cirugía de San Carlos. Madrid, 1890 (sic.). (Pertenece a una de las «juntas literarias de losJueves» del Real Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid, Catálogo017-M-85 (Cf. Da Costa Carballo, 2003, p. 135)
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Historia bibliográfica de la medi-cina española; obra póstuma ... ; with a new introduction by FranciscoGuerra... and «Indices de las obras de Hernández Morejón yChinchilla» by Rafael Sancho de San Román.7 vols. New York, Johnson Reprint Corp., 1967. (Reproducción facsímilde la edición. de Madrid, 1842-1852 de la Historia bibliográfica de laMedicina española, y de los «Indices de las Obras de HernándezMorejón y Chinchilla» realizados por Rafael Sancho de San Román ypublicados en Salamanca, Universidad, 1960).
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio.«Sobre el orígen oriundo de la sífilis de América (1842).» En: Jorge Navarro. La imagen de Ultramar en la Medicina valenciana
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del siglo XIX, p. 61-78. Valencia, Generalitat Valenciana, 1990.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio.«Bellezas de medicina práctica descubiertas en El ingenioso hidalgodon Quijote de la Mancha [1836].» Panacea: Boletín de Medicina yTraducción, ISSN 1537-1964 Vol. 6, nº. 21-22, (2005): 335-340.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Noticia de las estatuas anatómi-cas de sedas del aragonés Tabar, médico que fue del Sr. D. Felipe II, reyde España. Discurso leído en la Academia Médica de Madrid por D.Antonio Hernández Morejón, médico de cámara de S.M.S.l., si., s.a. 16 p.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Proyecto de organización de uncuerpo permanente de medicina militar, compuesto por ...S.l., s.a. ms.
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Bellezas de medicina práctica,descubiertas por Antonio Hernández Morejón en el Ingenioso CaballeroDon Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel de CervantesSaavedrahttp://www.biblioteca.org.ar/zip2.asp?texto=88694
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Bellezas de medicina práctica, des-cubiertas por Antonio Hernández Morejón en el Ingenioso Caballero DonQuijote de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedrahttp://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/06925030999569406317857/ index.htm
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Historia Bibliográfica de la medi-cina española.7 v. vols. Madrid, Imprenta de la Viuda de Jordán e hijos, 1842-1852.(http://books.google.es/books?id=7YcEAAAAYAAJ&pg=PA43&lpg=PA
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43&dq=HERN%C3%81NDEZ+MOREJ%C3%93N,+Antonio&sour-ce=web&ots=oKjWUAzai0&sig=Os26knddN-TpN9YjoxJGdSkmOes&hl=es)
HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio. Bellezas de medicina práctica,descubiertas por Antonio Hernández Morejón en el Ingenioso CaballeroDon Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel de CervantesSaavedrahttp://www.cuantolibro.com/libro/1960/Bellezas-De-Medicina-Practica.html
Apéndice documental
Documento 1A.U.V. Libro de grados, nº 57. f. 74r-75r1798. Valencia. 10 de junioObtención del título de Bachiller por parte de Antonio HernándezMorejón.
Universis et singulis has litteras seu publicum hoc privilegii monu-mentum inspecturis, lecturis aut auditoris. Nos Josephus Roa etFabian, preberus sacra scientia et sacro canon, doctor judex et exami-nat synod. huius Diocesis et canon eiun sed ett. Vices gerens ett.Salutem a Deo ett. Cum igitur Don Antonius Hernandez et Morejon deAlaexos, Diocesis Vallisoletana, qui Medicina facultati quinque // anno-rum spatio vaccaverit quemque morum integritate fama ac doctrinalaude conspicuum esse, ex fidedigno multorum testimonio inteleximus;Baccalaureatus Medicina gradu insigniri dessiderer est. Cundem D.Antonius Hernandez et Morejon ad publicam medicina examen admis-simus; eique puncta, ut moris est, constitui et asignari fussimus perdoctorem D. Thomam Villanova; cum autem ex tribus punctis ipsi sorte
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oblatis elegerit Senent 23 libr. 3 Aphorismi Hypocrat., quae incipitHieme, et finitur Apoplexia quam viginti quatuor horarum spatiotransacto per dimidium hora fuerit interrogatatus argumentis quoqueper doctores don Thomam Villanova et D. Joachimus Llombart objectisresponderit, ac demum quaesitis ac dificultatibus per doctorem D.Felicem Miguel propositis satisferit, juxta novam studiorum metho-dum a Carolo III huic Universitati proscriptam. Nos Praefectus proCancelarius ett. cum inquam cum haec omnia servare ac exqui priuspropondisset atque fuxasset; ad huyusmodi Baccalaureatus// Medicinagradum promovimus et harum serie promovemus; atque in eademfacultate Baccalaureum creamus tamquam benemeritum valde condig-num et nemine discrepante. In quorum fidem ett. Actum in praedictaGenerali Studiorum Academia valentina. Die X mensis junii annoreparata salutis M.D.CCCXCVIII testibus Antonio Morera et Comellesvedelo et Francesco Cortina alguacelo dicta Universitatis Valentina.
Documento 2A.R.P. S. XIX. Hernández Morejón. Expediente matrimonial entre Antonio Hernández Morejón y VicentaMaseres Bonet.1798. Valencia. 30 de junio a 16 de julio.(Documento trascrito por José Rodrigo Pertegás del Archivo de laCuria Eclesiástica de Valencia. Informaciones matrimoniales. M-279.1798. Valencia).
Expediente matrimonial de D. Antonio Hernández y Morejón.Consentimiento paterno.Certifico yo, Andrés Hernández Núñez dar consentimiento a un hijoque tengo pasante de medicina en Valencia para que pueda contraeresponsales con doña María Vicenta Maseres y Bonet, natural deValencia, hija del dr. D. Francisco Maseres, juez examinador delTribunal del Protomedicato, maestro del dicho hijo Antonio. Y para queconste donde convenga firma el presente de mi mano en la Villa de
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Alaejos a 16 de junio de 1798. Andrés Hernández.Legalización.Nos los infrascriptos escribanos del numero y rentas de esta Villa deAlaejos, damos fe como Andrés Hernández por quien se halla dada lacertificación anterior es el padre como se titula, del dicho Antonio, fiely legal, y la firma que está al pie de dicha certificación que dice AndrésHernández es suya propia de su puño y letra, la misma que usa entodos sus escritos y en diferentes ocasiones la hemos vista hacer y eje-cutar. Y para que conste donde convenga y obre los efectos que hayalugar en fee de ello lo signamos y firmamos en esta Villa a diez y seisde junio de 1798. En testimonio de verdad: Manuel González. En testi-monio de verdad: Thomas Fernández.
Permiso judicial de matrimonio.Francisco Escriva, escribano real y público por su Majestad del Colegio,y vecino de esta ciudad de Valencia, y uno de los del número y corregi-miento de la misma.Certifico, doy fe y testimonio que ante el señor don Joseph Xavier de laGándara y Salazar, alcalde mayor de esta dicha ciudad y escribaníanumeraria de mi cargo, se están siguiendo autos a instancia de doñaVicenta Maseras, doncella, contra su padre, el doctor en medicina donFrancisco Maseras, ambos de este vecindario, que tomaron principio enel día doce del que rige mediante pedimiento que presentó doñaVicenta pidiendo se la llevase y depositase en la casa de Vicente Bonet,su tío. Lo que así mandado y efectuado con diligencia de dicho día. Enseguida se presentó otro pedimiento por la misma doña VicentaMaseras y Bonet en el propio día diciendo que se hallaba resuelta acontraer esponsales con don Antonio Hernández, pasante de medicina,natural de la villa de Alaejos, Obispado de Valladolid, hijo de Andrés yde Isabel Morejón, mozo soltero de esta nominada ciudad, y que rece-lándose algo advertiría a ella dicho su padre don Francisco Maseraspor algunos respetos aunque sin motivo racional, como que temerosade alguna extorsión impeditiva de su libertad, se había puesto baxo laprotección real con lo demás que expuso, concluyó suplicando se le
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mandase al referido don Francisco Maseras, su padre, prestase suasenso y consentimiento para contraer esponsales y subsecuentematrimonio con el mencionado Hernández, o expusiese dentro de ochodías previos los motivos que pretendiese tener para no hacerlo, conapercibimiento de concedérsele de oficio con arreglo a la RealPragmática. A cuyo pedimiento y con auto del citado día doce se mandócomo se pedía dentro del tercero día previo y perentorio. Y haciéndose-le saber al expresado don Francisco Maseras siendo como las sietehoras de la mañana del día catorce del dicho. No habiéndose por esteexpuesto cosa alguna, no obstante de habérsele mandado con auto deldía diez y ocho de los mismos, prestar el consentimiento de segundo porultimo termino en rebeldía, del cual se acordó el decreto siguiente: Enla ciudad de Valencia a los veinte y dos días del mes de junio año de milsetecientos noventa y ocho. El señor don Joseph Xavier de la Gándaray Salazar, alcalde mayor y teniente corregidor por su Majestad de estapropia ciudad, juez de estos autos, en vista de su resultancia dixo: Quedebía declarar y declaró que Vicenta Maseres y Bonet, doncella hacumplido en pedir el consentimiento judicial al su padre el doctor enmedicina don Francisco Maseres para contraer matrimonio con donAntonio Hernández, pasante de medicina, hijo de Andrés y de doñaIsabel Morejón consortes, estos dos vecinos de la villa de Alaejos, yaquellos de este vecindario, según lo previene la Real Pragmática delveinte y tres de marzo del año 1776. En su consecuencia y rebeldía delnominado don Francisco Maseres, daba y dio permiso y facultad adicha Vicenta Maseras y Bonet para que sin incurrir en las penas dis-puestas en la citada Pragmática, pueda llevar a efecto el expresadomatrimonio. Interponiendo su merced para la mayor valididad y firme-za de esta providencia la autoridad y judicial decreto de su juzgado encuanto puede y de derecho daré y libraré en su caso y lugar la certifi-cación correspondiente. Y por esta asó lo proveyó y firmó. Don Josephde la Gándara y Salazar. Ante mi Francisco Escriva.Cuya providencia fue notificada en el mismo día al sobre dicho donFrancisco Maseres. Y a pedimiento de dicha su hija doña VicentaMaseres, y con auto del día de hoy, se la declaro por consentida y pasa-
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da en autoridad de cosa juzgada la presente providencia. Según que loreferido mas por extenso es de ver por los autos en su razón formados,y lo cierto concuerda con los mismos que por ahora quedan en mi podera que me remito. Y para que conste donde convenga, cumpliendo lomandado don el indicado auto de este día, libro el presente que signo yfirmo en Valencia a veinte y uno de junio año de 1798. En testimoniode verdad, Francisco Escriva. Signado y rubricado.
Fe de soltería por la parroquia de San Esteban.Don Antonio Hernández Morejón, mozo, bachiller en medicina, naturalde la villa de Alaejos, Obispado de Valladolid, hijo de don Andrés Her-nández y doña Isabel Morejón, consortes, es mi parroquiano sin ausen-cia notable desde octubre de 1790 hasta el presente, tenido por libre ysin impedimento para el que desea contraer con el consentimiento desu padre, según documento que se ha manifestado con doña VicentaMaseres, vecina de la de Santa Catalina. San Estaban junio 28 de1798. Doctor Juan Solís, vicario. Rubricada.
Soltería de la contrayente.Vicenta Maseres, doncella natural de esta parroquia ha vivido en elladesde su nacimiento sin ausencia notable hasta el año 1790 inclusiveen que ausentó, sin impedimento alguno para casarse con el bachilleren medicina don Antonio Hernández, mozo soltero, natural de la villade Alaejos, Obispado de Valladolid. San Juan. Junio a 27 de 1798.Doctor Thomas Sancho, vicario. Rubricado.
Soltería de la contrayente.Santa CatalinaVicenta Maseres, doncella natural de la parroquia de San Juan delMercado de esta ciudad, vino a ser feligresa de Santa Catalina Mártiren el año 1791, a principios, y se ha mantenido y mantiene en esta alpresente sin ausencia notable, es tenida por libre y soltera, sin impedi-miento canónico para contraer matrimonio, el que al presente lo quie-re efectuar con el bachiller en medicina don Antonio Hernández, mozo.
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Y certifico en Santa Catalina Mártir. Valencia a 29 de Junio de 1798.Doctor Pedro Ignacio Lafora, vicario. Rubricado.
Auto.En el Palacio Arzobispal de Valencia a los treinta días del mes de juniode 1798, ante mi el señor doctor don Martin Leonardo de la Barga,presbítero, abogado de los Reales Consejos, gobernador, provisor yvicario general de este Arzobispado, se presentaron las certificacionesque anteceden, y como resulta hallarse la contrayente fuera de su casa,depositada por la justicia, y haber obtenido de la misma el correspon-diente consentimiento, e igualmente tenerlo de su padre el contrayen-te para poder contraer matrimonio, mando se proceda a las exploracio-nes y careo entre ambos, a fin de que conste de sus voluntades, reen-cargándose al mismo tiempo el secuentro de la dicha orden de este tri-bunal, y en su seguida se le reciba la declaración a cicho contrayentecon la sumaria de testigos de su consentimiento y libertad, para lo cualdaba y dio comisión al infraescrito notario mayor de matrimonios, yhecho se trayga para proceder a lo demas que corresponda. Así lo pro-veyó y rubricó de que doy fe. Ante mi Joseph Ignacio Alamá. Rubricado.
Exploraciones y careo.En dicho Palacio Arzobispal y día: el infraescrito notario mayor dematrimonios, en uso de la comisión que se me está dada por el señorGobernador y Vicario General de esta Ciudad y Arzobispado, y compa-reciendo en el propio oficio Vicenta Maseras, doncella, acompañada deVicente Bonet su tío, vecino de esta ciudad a cuyo cuidado y casa delmismo se hallaba depositada por la justicia, fue explorada por mi dichonotario, como también don Antonio Hernández, bachiller de medicina,mozo, vecino de esta ciudad, a efecto de asegurar sus voluntades parael matrimonio de que se hace mérito en el testimonio y certificacionesque can por cabeza. Y habiendo ambos declarado mediante juramentoseparadamente le tenían convenido y estaban prontos a efectuarle,hallándose para ello libres y sin impedimento alguno canónico quepueda embarazarlo en su consecuencia y a presencia de los testigosabajo escritos, fueron careados ratificándose en querer contraer dicho
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matrimonio, mediante haber obtenido los debidos consentimientos sinhaber mediado presion alguna, pues lo deseaban efectuar de sus libresvoluntades, en conformidad de ellos. Y que la referida Vicenta Maseresaseguró haber tenido toda la libertad y bastante tiempo para premedi-tarlo, ofreció continuar en dicha casa del citado Vicente Bonet, y éstetenerla a ordenación y disposición del Tribunal Eclesiástico, a cuyo finse le reencargó el depósito practicado por la justicia hasta que se efec-túe el matrimonio, en otra providencia se diere. Así lo otorgaron y fir-maron, siendo presentes por testigos Andrés López, notario ordinario yLuis Parejo, notario de esta ciudad. Doy fe. Antonio Hernández,Vicenta Maseres, Vicente Bonet. Ante mi Joseph Ignacio Alamá.
Declaración del contrayente.En el mismo Palacio Arzobispal y día. Para la declaración que estamandado recibir en el auto que antecede ante mi el infraescrito nota-rio de matrimonios comisionada, compareció don Antonio HernándezMorejón, bachiller en medicina, que assí expresó nombrarse, y ser elmismo que tiene convenido casarse con Vicenta Maseras, moza, vecinade esta ciudad. Del cual recibí juramento que prestó por dios NuestroSeñor y una señal de Cruz en debida forma de derecho, y en su virtudpreguntado como se requiere dixo: que es natural de la villa de Alaejos,Obispado de Valladolid, hijo de Andrés Hernández y de Isabel Morejón,consortes, en cuya villa se crió hasta los cuatro años de su edad, quepasó a la ciudad de Vich a la casa y cuidado de su tío, donde permane-ció continuamente sin hacer ausencia considerable hasta que por octu-bre del año de noventa vino a esta de Valencia a estudiar filosofía, enla que se ha mantenido y mantiene hasta hoy, viviendo en la Parroquiade San Estaban, sin ausentarse y siempre en el estado de mozo solte-ro, libre, sin haber sido casado, dado palabra de ello, ni contraído impe-dimento alguno canónico que le embarazase dicho matrimonio, que desu voluntad desea efectuar, con la referida Vicenta Maseras. Que assíes la verdad so cargo de dicho juramento y ratifico expreso ser de edadde veinte y cinco años. Y lo firmó de que doy fe. Antonio Hernández.Por Antonio Joseph Ignacio Alamá.
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Testigo Joseph Pasqual.En el referido Palacio Arzobispal y días. Para la información que estámandada recibir en el Auto que antecede, ante mi el infraescrito nota-rio de matrimonios, comisionado se presentó por testigo JosephPasqual, escultor, natural de la ciudad de Vich y vecino de esta deValencia, del cual recibió juramento que hizo por Dios Nuestro Señor yuna señal de la cruz en debida norma de derecho, y en su virtud pre-guntado como se requiere separadamente, dixo que conoce muy bien adon Antonio Hernández por el que se le pregunta, y es presentadodesde niño a causa de que dicho Hernández fue teniendo la edad dequatro años a la referida ciudad de Vich, en la que estuvo en casa de sutío y el testigo conoció y trató continuamente con motivo de haber estu-diado las primeras letras y gramática hasta que había como unos ochoaños que el citado Hernández se ausentó hasta esta de Valencia a cur-sar la filosofía. Por lo que le consta no hizo ausencia de Vich mientrasle conoció en la propia, y siempre le vio tener y respetar por mozo, sol-tero, libre en el mismo estado que le conoce en la presente de Valenciade diez meses a esta parte, sin haber oído decir fuesse casado, tengadada palabra de ello, ni contraído impedimento alguno canónico que leembarazase el matrimonio que ahora pretende. Que es cuanto sabe ypuede decir y la verdad so cargo de dicho juramento en el se ratificó,afirmó, expresó ser de edad de viente y cuatro años. Y lo firmo de quedoy fe. Joseph Pasqual. Por y ante mi Joseph Ignacio Alamá.
Testigo don Pedro Tamayo.En el propio Palacio Arzobispal y día. Para dicha información que estámandada recibir, ante mi el infraescrito notario mayor de matrimonios,comisionado se presentó por testigo don Pedro Tamayo, bachiller enmedicina, natural del lugar de Saélices, obispado de Sigüenza y vecinode esta ciudad, del cual recibió juramento que prestó por Dios NuestroSeñor y una señal de la cruz en debida norma de derecho, y en su vir-tud preguntado como se requiere separadamente, dixo que conoce muy
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bien de ocho años a esta parte a don Antonio Hernández por el que sele pregunta, y es presentado, a quien ha visto y tratado con frecuenciaen este tiempo como condiscípulos que han sido de filosofía y medicina,por lo que le consta haber vivido en Parroqua de San Estaban sin hacerausencia considerable hasta hoy, tenido por mozo, soltero, libre en cuyoestado lo era cuando empezó a tratarle, sin haber oído decir haya sidocasado, tenga dada palabra de ello, ni contraído impedimento algunocanónico que le estorbe el matrimonio que ahora pretende. Que escuanto sabe y puede decir y la verdad so cargo de dicho juramento enel se ratificó, afirmó, expresó ser de edad de viente y siete años. Y lofirmo de que doy fe. Pedro Tamayo. Por y ante mi Joseph IgnacioAlamá.
Testigo don Joseph Boada de las Casas, presbítero.En el referido Palacio Arzobispal y día. Para dicha información queestá mandada recibir, ante mi el infraescrito notario mayor de matri-monios, comisionado se presentó por testigo don Joseph Boada, presbí-tero, vicario del lugar de Patraix, del cual recibí juramento …, y en suvirtud preguntado como se requiere separadamente, dixo que conocemuy bien de unos catorce a quince años a esta parte al bachiller enmedicina don Antonio Hernández por el cual se le pregunta, y es pre-sentado con motivo de que estando el testigo en la ciudad de Vich cur-sando los estudios, fue a este dicho Hernández en la que aposentaba encasa de su tío, y le vió y le trató con mucha frecuencia viviendo ambosen un propio vecindario, por lo que le consta se mantuvo sin hacerausencia de consideración, tenido y reputado por mozo, soltero, libre,hasta que hará unos ocho años que en el discurso de poco tiempo salie-ron los dos de dicha ciudad de Vich, el testigo a Gerona y el referidoHernández a esta de Valencia, en la que igual le conoce y le trata eneste tiempo. Sin haber oído decir jamás cosa contraria a su libertad,pues no podía menos que saberla por el largo conocimiento y trato fre-cuente que deja expresado. Antes bien le reputa y tiene sin impedimen-to alguno canónico para que deje en afectado el matrimonio que ahora
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pretende con Vicenta Maseres, vecina de esta ciudad, a la que tambiénconoce. Que es cuanto sabe y puede decir y la verdad so cargo de dichojuramento en el se ratificó, afirmó, expresó ser de edad de treinta y tresaños. Y lo firmo de que doy fe don Joseph Boada de las Casas, presbí-tero. Por y ante mi Joseph Ignacio Alamá.
Testigo Francisco Valle.En el enunciado Palacio Arzobispal y día. Para dicha información queestá mandada recibir en el auto que antecede se presentó por testigo aFrancisco Valle, bachiller en medicina, natural del lugar de Caudete,Obispado de Cuenca y vecino de esta Ciudad, del cual el infraescritonotario de matrimonios comisionado recibí juramento que prestó porDios Nuestro Señor y una señal de la cruz en debida norma de derecho,y en su virtud habiendo sido preguntado como se requiere separada-mente, dixo que conoce muy bien a don Antonio Hernández bachiller enmedicina por el que se le pregunta, y es presentado unos ocho años aesta parte, al que ha visto y tratado con frecuencia con motivo de sercondiscípulos de filosofía y medicina ambos, por cuyo motivo le constaque ha vivido en la parroquia de San Esteban sin hacer ausencia deconsideración, tenido y reputado públicamente por mozo, soltero, libre,en cuyo estado comenzó a tratarle, sin haber oído decir jamás haya sidocasado, tenga dada palabra de ello, ni contraído impedimento algunocanónico que le embarazase el matrimonio que ahora pretende conVicenta Maseres, a la que igualmente conoce, pues de lo contrario nopodría menos que tenerlo entendido por las razones que dexa insinua-das. Que es cuanto puede decir y la verdad so cargo de dicho juramen-to en el se ratificó, afirmó, expresó ser de edad de veinte y ocho años. Ylo firmo de que doy fe. Francisco Valles. Por y ante mi Joseph IgnacioAlamá.
Auto.En dicho Palacio Arzobispal el señor doctor don Martín Leonardo de laBarga, presbítero, abogado de los Reales Consejos, Gobernador,Provisor y Vicario General de esta Diócesis, habiendo visto la sumaria
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de testigos con las diligencias de ambos contrayentes y constando comoconsta de sus libertades y voluntades queriendo contratar matrimonio,e igualmente el domicilio del contrayente en esta ciudad de últimos deaño noventa, dispensaba y dispensó las amonestaciones de la parro-quia de su naturaleza, y por la que toca a la ciudad de Vich. Mando quepara que se puedan efectuar se expidan los mandatos correspondientespara publicarse en esta Ciudad, a los que acompañe la licencia… alpárroco de la parroquia de Santa Catalina. Así lo proveyó y firmó deque doy fe. Doctor Barga. Ante mi Joseph Ignacio Alamá.
Documento 3A.R.P. S. XIX. Hernández Morejón.Partida de matrimonio entre Antonio Hernández Morejón y VicentaMaseres Bonet.1798. Valencia. 16 de julio.En Santa Catalina Mártir de Valencia, en diez y seis de julio de milsetecientos noventa y ocho, el infrafirmado cura de esta parroquia envista de las letras despachadas por el señor Vicario General refrenda-das de su orden por el notario José Ignacio Alama en treinta de juniodel presente año, precedidas las tres canónicas moniciones en esta igle-sia, en la de San Esteban, San Juan, en los días uno, en ocho, en quin-ce de julio del presente año, habida certificación de los respective vica-rios, no habiendo resultado impedimento, certificado de la libertad delos contrayentes de sus mutuos consentimientos, y de tener el contra-yente el consentimiento paterno y la contrayente el de la Real Justicia,con arreglo a la Pragmática Sanción, hallándoles instruidos en la doc-trina cristiana. Desposé en esta iglesia solemnemente por palabrasaptas, legítimas y de presente que in fatie eclessiae hacen legítimomatrimonio a el (sic) bachiller en medicina Don Antonio Hernández,natural de la villa de Alaexos, obispado de Valladolid y parroquiano dela de San Esteban, antes lo fue de la ciudad de Vich, hijo legítimo deAndrés Hernández, natural de Alaexos y de Isabel Morejón, natural dePedradas de Iscar, de dicho Obispado, casados y parroquianos de dicha
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villa de parte una, y de otra a Vicenta Maseres, donsella natural de lade San Juan y parroquiana en esta de Santa Catalina Martir de estaciudad, hija legítima del doctor don Francisco Maseres, medico naturalde Alcocer, obispado de Tarragona y de María Ignacia Bonet natural dela de San Juan y en dicha casados, y al presente parroquianos en estade Santa Catalina Mártir. Y acto continuo les dixe missa y conferí lasbendiciones nupciales y les velé como lo previene el Santo Concilio deTrento. Y preguntados si otorgaron escritura de bodas y ante que escri-bano, dixeron que no. Fueron testigos doctor Pisqueta médico, JuanJust y Joaquín Molina, vecinos de Valencia. Y certificó doctor AgustínMartínez, rector.
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Una aproximación a la biografía de Anastasio Chin-chilla y Piqueras (1801-1865)
José Luis Fresquet FebrerInstituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia
(Universitat de València – CSIC)
Chinchilla en el contexto de la tradición historicomédica valen-ciana
En 1904 apareció publicada la obra El Doctor Chinchilla. Estudio bio-gráfico, bibliográfico y crítico de Enrique Salcedo y Ginestal1. Se trata-ba de una memoria extensa que había sido premiada por la RealAcademia de Medicina con el Premio del Dr. Busto el 31 de diciembrede 1900. Éste estaba destinado a estudios biográficos, bibliográficos ycríticos sobre un médico español del siglo XIX. El trabajo de Salcedocompitió con otros dos; uno sobre José Varela de Montes y otro sobrePedro Mata.
Enrique Salcedo Ginestal era valenciano. Nació el 14 de octubre de1848 en el seno de una familia humilde; mientras realizó el bachille-rato y los estudios de medicina estuvo en la Casa Hospicio de NuestraSeñora de la Misericordia. Obtuvo el grado de bachiller en 1869, elmismo año en el que ingresó en la Facultad de Medicina de Valencia.Se licenció en junio de 1873. Esta etapa coincide prácticamente con loque llamamos “sexenio revolucionario”. La medicina en Valencia ini-ció durante este periodo un florecimiento circunstancial que se prolon-gó hasta finales de siglo. La Facultad contó con profesorado de primernivel, hubo publicaciones periódicas de cierto relieve, y el Instituto
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1 Salcedo y Ginestal, E. (1904).
Médico Valenciano se encontraba en la etapa más fructífera de suexistencia.
Este ambiente influyó en Salcedo, quien tuvo que desplazarse aMadrid para cursar el doctorado. Obtuvo el título con un trabajo sobrela cremación cadavérica. Los detalles biográficos se pierden a partir deaquí; sólo nos quedan sus obras y las referencias que en ellas se men-cionan. Se estableció en la capital y ejerció la especialidad de obstetri-cia y ginecología. Sus trabajos pueden enmarcarse en dos áreas: lahigiene y la historia. Siempre mantuvo relación con su ciudad natal.
La tradición historicomédica valenciana debió dejar huella enSalcedo y, en nuestra opinión, su obra debe ser incluida en la mismaque, según Peset Llorca, tuvo sus inicios en el ambiente ilustrado querodeó a Gregorio Mayans (1699-1781). Éste confeccionó un Catálogo delos españoles que han escrito de cirugía y anatomía en castellano (ca1741), que se ha perdido. Influyó a varios autores médicos valencianosde la época que escribieron obras o capítulos historicomédicos: MarianoSeguer (1702-1759), por ejemplo, redactó unas Notitiae MedicorumHispanorum ab anno 1672 ad annum 1742 para el suplemento del dic-cionario de biografías médicas del ginebrino Jean Jacques Manget.Antonio Capdevila, discípulo de Seguer, preparó materiales sobremédicos españoles para el alemán Albrecht von Haller, que incluyó ensus Bibliothecae. Mención aparte merece Andrés Piquer (1711-1772),cuyas obras recogen las distintas tendencias de la historiografía médi-ca ilustrada.
La primera mitad del siglo XIX está ocupada por las figuras que sonobjeto de estudio del proyecto al que pertenece el presente trabajo:Antonio Hernández Morejón (1773-1836), médico castellano formadoen Valencia, y Anastasio Chinchilla (1801-1867), valenciano de naci-miento y también en gran parte de formación. Ambos escribieronrepertorios biobibliográficos que, como señala López Piñero2, represen-tan la parte menos evolucionada de la historiografía médica ilustrada.Uno de sus objetivos, como veremos con más detalle después, fue rei-
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2 López Piñero, J.M. (1988), p. 17.
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Anastasio Chinchilla y Piqueras (1801-1867). Grabado.
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vindicar la importancia de la tradición médica española en el contextodel romanticismo.
Las obras de Morejón y Chinchilla influyeron tanto que las publica-ciones de mediados del siglo XIX son repetición y resumen de las mis-mas junto con el de obras francesas. Una excepción fue León SánchezQuintanar, figura puesta de relieve por Juan Micó Navarro3. Se formóen Madrid, tuvo como maestro a Morejón y debió colaborar en su juven-tud con éste en la redacción de la Historia bibliográfica de la medicinaespañola. También trabajó en la sección de medicina de la BibliotecaNacional. En 1846 ocupó la cátedra de patología quirúrgica de laUniversidad de Valencia. Dejó una obra a medio elaborar que se con-serva en la Biblioteca Historicomédica de la Universidad de Valencia yque ahora hemos digitalizado y publicado: Biblioteca Médica Hispano-Lusitana y Biblioteca Quirúrgica Hispano-Lusitana4. Contiene infor-mación sobre más de un millar de autores con anexos que incluyenmateriales de archivo. Muchos de estos autores no recibieron atenciónpor parte de Morejón y Chinchilla. Aunque estas obras no se publica-ron sí fueron utilizadas por generaciones de historiadores de la medici-na posteriores y contemporáneos, como Chinchilla.
Los enfoques cambiaron a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.Uno de los responsables de esta transformación fue Juan BautistaPeset y Vidal (1821-1885), típico representante de las generacionesintermedias cuya labor desembocaría en una recuperación de la medi-cina en la parte final del siglo; sus contribuciones tuvieron lugar en loscampos de la medicina interna, la higiene y la psiquiatría. También lofueron en el de la historia. Los trabajos iniciales en esta área tuvieronuna intención pragmática al ser incluidos en los saberes médicos de laépoca. Los posteriores tenían el objetivo de la indagación genética delos saberes y la investigación objetiva de la tradición médica propia.Para Peset la historia fue, en opinión de López Piñero5, un medio ilu-minador del progreso científico. El método empleado se sitúa en la con-
3 Micó Navarro, J.; Fresquet Febrer, J.L. (2007)4 Micó Navarro, J.; Fresquet Febrer, J.L. (2007-2008).5 López Piñero, J.M. (1988), pp. 18-19.
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cepción positivista de la historiografía, en concreto el que se basa en eldato bibliográfico. Su labor influyó en el interés en la historia de lamedicina en el ambiente médico valenciano.
Tras la muerte de Peset y Vidal en 1885 la generación de los nacidosen torno a 1850 comenzó a trabajar en todos los terrenos a un nivelmuy superior a lo que entonces había sido habitual en la España deci-monónica. Uno de los que trabajó en historiografía médica fue JoséRodrigo Pertegás (1854-1927). Estudió medicina en la Universidad deValencia, licenciándose en 1875. Formó parte de una promoción a laque pertenecieron nombres tan ilustres como Luis Simarro, VicentePeset Cervera y Luis Comenge. Diez años más tarde fue uno de losamigos personales que tuvo Cajal durante su estancia en Valenciacomo catedrático de anatomía. A lo largo de su vida se dedicó profesio-nalmente a atender su clínica, que fue abandonando poco a poco paradedicarse a la investigación historicomédica a partir de 1895, cuandopublicó un estudio biográfico del médico renacentista Vicente GarcíaSalat. Pronto se encontró en un ambiente de cultivadores de la historialocal muy notables, como Roque Chabás, Sanchis Sivera, SerranoMorales, etc. Salcedo Ginestal está en la línea de Pertegás y deComenge, a los que conocía personalmente y seguía los consejos queestos le proporcionaron. Su trabajo sobre Chinchilla es un claro ejem-plo de una nueva manera de hacer historia distinta de la romántica yque es la base del presente trabajo y lo ha sido de otros que también sehan acercado a la obra del médico de Ayora.
La formación de Anastasio Chinchilla
Anastasio Chinchilla nació en Ayora (Valencia) el 27 de abril de 1801.Su padre fue Antonio Chinchilla, natural de Ayora, y su madre IsabelAna Piqueras y Beliz, natural de Carcelén (Albacete). Procedía de unafamilia acomodada. Su bisabuelo y abuelo fueron escribanos de cáma-ra y su padre tenía una fábrica de aguardientes aparte de dedicarse alos negocios bursátiles. Anastasio tuvo un hermano, Rafael, del primer
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matrimonio de su padre, y otros cuatro del segundo con FranciscaCebrián, natural de Abenjibre (Albacete).
Anastasio asistió entre 1810 y 1813 a una cátedra de gramática lati-na que estaba establecida en su pueblo natal. El 20 de septiembre de1813 se examinó en el Colegio de San Miguel y Seminario Conciliar deOrihuela. En 1814 con la derrota napoleónica, Fernando VII regresó aEspaña, anuló la Constitución de Cádiz y restableció la Monarquíaabsoluta, pero se vio abocado durante su reinado a luchar contra lasnuevas ideas. Desde el primer momento y hasta 1820 persiguió a losliberales y arrojó a los afrancesados. Muchos de los primeros se vieronobligados a refugiarse en las sociedades secretas donde se relacionaroncon oficiales del Ejército que habían sido prisioneros de los franceses.Fue así como se pusieron las bases del Ejército liberal que acabaríadominando la escena española del siglo XIX y al que más tarde se incor-poró Chinchilla.
En 1815 Chinchilla ingresó como alumno interno del Seminario conci-liar de Orihuela6. Aquí cursó tres años de filosofía y cuatro de teología7.En 1819 realizó los exámenes públicos de bachillerato en artes liberalesen el mismo Colegio. Desempeñó después la cátedra de Lógica y Metafí-sica en el Seminario durante un periodo de nueve meses. Hizo oposicio-nes al curato de Crevillente de 1ª clase y las aprobó. El obispo de Ori-huela le concedió el título de Maestro de Ceremonias y Examinador delos Ordenantes, cargo que desempeñó sólo dos meses.
Sin vocación eclesiástica abandonó el Seminario y en el curso 1820-21 se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad deValencia. Su biografía deja traslucir poco acerca de sus ideas religiosas.No obstante, en sus obras existe la firme convicción de que la religión
6 Ingresó en este Seminario el 19 de septiembre de 1815.7 El primer curso estudió lógica, metafísica, aritmética, álgebra y geometría; aprobó elcurso en junio de 1816. En el segundo año estudió ética general y particular y física gene-ral; aprobó el curso en junio de 1817. Durante el tercer año cursó física particular; apro-bó en junio de 1818. Durante el cuarto comenzó a estudiar teología escolástico-dogmáti-ca; en junio de 1819 fue examinado y aprobado. En quinto cursó “lugares teológicos”;también aprobó.
ha entorpecido a la largo de la historia la evolución de la ciencia. Así,en sus Anales señala:
“El clero español se apoderó de los estudios médicos y quirúrgicos; losunió a los conventos y catedrales y no se estudiaba más que una medi-cina grosera, empírica y teosófica… Los milagros crecieron como laespuma del mar; las espiaciones, los conjuros, las ablaciones del aguabendita, los exorcismos etc. eran los remedios con que se curaban lasenfermedades”8.
También acusa al Tribunal de la Inquisición de haber perseguido amuchos médicos y de haber obstruido los progresos de algunas ramasde la medicina9.
Su etapa de estudiante de la Facultad de Valencia coincide con el lla-mado Trienio liberal, durante el cual hubo una gran inestabilidad polí-tica debida a la oposición absolutista y a la división del liberalismo. Alfinal, con la llegada de los liberales exaltados, se produjo la interven-ción extranjera y la entrada de los Cien Mil Hijos de San Luis, podero-so ejército que penetró hasta Cádiz y restableció el poder absoluto deFernando VII. La Universidad de Valencia mantuvo la estructura defacultades propia del antiguo régimen –filosofía, teología, leyes, cáno-nes y medicina– entre 1815 y 1845. Absolutistas y liberales modifica-ron los contenidos de la enseñanza y cambiaron los planes de estudio,pero la estructura general no se vio alterada hasta el plan Pidal10. Elnúmero de alumnos se recuperó desde la guerra de la Independencia;de 1.600 se pasó a más de 2.500 en los años treinta, pero los matricu-lados en teología y cánones disminuyeron y los que cursaron medicinay leyes aumentaron. En la Facultad de Medicina de Valencia se desti-tuyó a todo el profesorado liberal en 1824; quedó un solo catedrático11.
No conocemos los motivos, pero Chinchilla no se debía sentir a gustoen Valencia. El 20 de abril de 1823 abandonó la Facultad. Poco des-
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8 Chinchilla, A. (1841-1846), vol. 1, p. 28.9 Véase Bujosa Homar, F. (1989), pp. 110-112.10 Baldó, M. et al. (2000), pp. 87-101.11 López Piñero, J.M. (2000), p. 179-180.
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pués, al comienzo del curso 1823-24, la Universidad regresaba a losplanes de finales del siglo XVIII como hemos dicho. De alguna manerase procedió a “recristianizar la universidad”12. A título de curiosidad,para recibir el grado académico era necesario jurar que se defendía lasoberanía del rey, la doctrina del concilio de Constanza sobre el regici-dio y la Inmaculada Concepción. Por otro lado, los estudiantes queingresaban estaban obligados a presentar un certificado de “buena con-ducta política y religiosa” firmado por su párroco y por la autoridadcivil. Las universidades llegaron a paralizarse en la práctica pero semantuvieron los exámenes de fin de curso y la concesión de títulos,pero con un grado de corrupción tal, que el propio gobierno llegó aescandalizarse. En 1925 las regulaciones llegaron a los estudios degrado medio y también a los más elementales bajo la atenta vigilanciade Calomarde y de sus asesores eclesiásticos13. En lo que respecta a lasacademias y asociaciones médicas y científicas, el 23 de septiembre de1823 se ordenó su cierre hasta que no hubieran sido analizadas todassus actas desde 1808 y se hubiese procedido a purificar a sus miem-bros. El término “Sociedad” era en estos momentos para muchos sinó-nimo de “reunión clandestina”.
La conocida como “década ominosa” (1823-1833) se caracterizó poruna política de moderación en la línea del reformismo ilustrado. Laoposición al nuevo gobierno vino por partida doble, por parte de los másreaccionarios, llamados “realistas”, cuyo objetivo era destruir la obradesamortizadora y reponer el Tribunal de la Inquisición; se acercaronal hermano del rey Carlos, que proponían como sucesor de FernandoVII. Por otro lado, los liberales más radicales. Chinchilla se alistó en elejército al mando de Rafael Sempere14. Cuando ingresó se estaba enplena etapa de purificación o disolución del ejército regular, que había
12 Fontana, J. (2007), p. 121.13 Fontana (2007), p. 154.14 El Cuerpo de Voluntarios Realistas fue una milicia que Fernando VII organizó pororden del 10 de junio de 1823, tras la caída del gobierno liberal en España. Tenía comoobjetivo evitar el restablecimiento del gobierno constitucional y luchar contra los elemen-tos liberales. Se disolvió en 1833.
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luchado al lado de los constitucionalistas. En agosto del año 1824 tenía,contando a los reclutas que todavía no se habían incorporado, unos20.000 hombres como máximo, lo que resultaba insuficiente15. Almismo tiempo había que resolver el tema del “ejército de la fe”, quehabía actuado a favor del regreso del absolutismo. Por otro lado, losvoluntarios realistas se conservaron bajo control con la misión de velarpor el orden público en el nivel local. Sin embargo, la mayor parte delos cuerpos realistas encontraron la fórmula de sustraerse a la disolu-ción. Subsistieron los grupos del cura Merino, el formado por el barónde Eroles en Cataluña, dos batallones de Quesada y otros menorescomo el de Sempere, en el que se alistó Chinchilla como hemos dicho.Como señala Fontana, en estos grupos algunos mandos se ascendierona sí mismos nombrándose coroneles y generales; muchos no sabían nileer ni escribir. No obstante, la situación se recondujo a finales de agos-to de 1824 pero dejando a muchos insatisfechos. Los realistas se con-virtieron en una especie de policía política de los pueblos. El 26 defebrero de 1824 el ministro de la Guerra, Cruz, publicó un reglamentoque fijaba las funciones de estos cuerpos. Los ayuntamientos se encar-garon de filtrar y admitir a los nuevos voluntarios que debían ser “per-sonas de rentas, industria u oficio o modo honrado y conocido de vivir”.Hubo mucha resistencia a este reglamento, tanta que prácticamente nose aplicó. Desde entonces estos cuerpos causaron no pocos problemas.
Chinchilla obtuvo una plaza de practicante en el Hospital militar,puesto que desempeñó por espacio de diez meses. Parece que su deseoera finalizar la carrera de cirugía y la de medicina, por lo que el 4 deoctubre de 1824 escribía al vicerrector del Colegio de San Carlos, deMadrid, con el ruego de que se le convalidara el tercer curso y se lepermitiera matricularse de cuarto de los estudios de cirugía.Aceptada la solicitud, en el curso 1824-25 aparecía Chinchilla matri-culado en el curso que solicitaba. Realizado el quinto entre 1825 y1826, el 24 de Julio de este último año recibía el título de Bachilleren Cirugía médica. Quizás fue ésta la primera petición de Chinchilla
15 Fontana, J. (2007), p. 144.
para lograr un objetivo. Este comportamiento se repitió varias vecesa lo largo de su vida, y constituye una de las características principa-les de su biografía.
Chinchilla regresó a filas durante nueve meses más como practican-te. Sumados todos los días de servicio le daba derecho a obtener unagracia que le conmutara la realización de un sexto curso (1826-27). Laobtención del grado de bachiller en medicina quedaba a un paso; trasrealizar el examen correspondiente lo obtuvo el 18 de diciembre de1827.
Sabemos por su folleto Donde las dan las toman (1841), al que másadelante nos referiremos, fue en esta época cuando conoció a Morejón.Fue con ocasión de un examen que hizo en junio de 1828 para accedera los premios de los alumnos de medicina-cirugía. Viendo la destrezaque tenía Chinchilla en el manejo del latín, le invitó a que tradujera elpoema de Fracastoro sobre la sífilis en la cátedra de clínica. Le invitóa comer y por la noche le solicitó que tradujera un texto de Hipócrates.Satisfecho con los resultados, Morejón le abrió las puertas de su casa yle pidió que colaborara con él. Le dio varios libros de Hipócrates paratraducir y le encargó que elaborara algunas biografías. También le pre-paraba textos latinos para sus clases. Chinchilla esperaba algo a cam-bio, en concreto una ayuda para revalidarse, pero no llegó. Este hechoimprimió cierta frialdad en la relación que había entre ambos.
En febrero de 1829 obtuvo el grado de Licenciado en Medicina. Deinmediato firmó las oposiciones para proveer las plazas vacantes devarios balnearios16; estaba interesado en la de Villavieja (Castellón).Las aprobó pero no obtuvo plaza. Para concurrir escribió el textoBaños y aguas minero-medicinales de Villavieja (Castellón de laPlana). Memoria escrita con motivo de las oposiciones a la plaza demédico-director del balneario de Villavieja17. Se trata de un escrito
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16 Trillo, Saelices, Archena, Villavieja, Caldelas de Tuy y Alanje.17 Según Salcedo, un cuaderno de 52 cuartillas, fechado en Madrid a 5 de marzo de 1829.Efectivamente este manuscrito se conserva en la Biblioteca de la UniversidadComplutense, 1929, 27 h. con la signatura Ca 2861F(19).
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poco original basado en opiniones de autores que apenas menciona. Loque menos espacio ocupa es lo relativo al tema principal, es decir, lasaguas mineromedicinales de Villavieja y lo que dice es de segundamano.
Ese mismo año escribió un segundo trabajo para la Real Academia deMedicina con el objetivo de solicitar el título de socio corresponsal. Sutítulo era De la topografía físico-médica de España en general18. La ins-titución acordó que Morejón y Fabra revisaran el trabajo. Parece que lamencionada Memoria se la llevó Morejón y posiblemente ninguno delos dos encargados de evaluarla llegó a hacerlo. El tema se olvidó yChinchilla no reclamó sabiendo que el informante era su maestro conel que ya había tenido algún problema. Salcedo19 señala que se trata deun trabajo con los defectos del principiante, nada original, sin métodoni orden y extraído de otros trabajos sobre el tema.
Médico en Cebreros del Rey
Chinchilla se fue como médico titular de Cebreros del Rey (Ávila),puesto que desempeñó hasta agosto de 1830. Durante este tiempoaprovechó para recoger datos característicos de las topografías médi-cas y que, elaborados, presentó a la Real Academia de Medicina deMadrid. Uno de estos trabajos llevaba como título Disertación históri-co-físico-médica de la villa de Cebreros. Memoria presentada a la RealAcademia de Medicina de Madrid, en opción al título de socio-corres-ponsal. Este manuscrito tiene 98 cuartillas, un cuadro sinóptico y elplano de la villa. En él se refiere al “mal de costado”, situación que eramuy frecuente en la villa. Con una introducción histórica que preten-de justificar la importancia de la observación en medicina describe lasituación geográfica de la ciudad, la construcción de casas y las malas
18 Fechado en Madrid el 26 de Marzo de 1829. Cuaderno de 50 cuartillas que Salcedo con-sultó en la Biblioteca de la la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense y queen la actualidad no figura.19 Salcedo, E. (1904), pp. 80-84.
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condiciones higiénicas que favorecen el desarrollo de epidemias.Registró enfermedades en la zona alta (enfermedades agudas e infla-matorias) distintas a las de la zona baja (más calenturas mucosas,escrófulas, reumatismo crónico, fiebres intermitentes, etc.), hecho queatribuye a la influencia de los vientos. Se ocupa después del clima y dela producción agrícola así como de las plantas medicinales de la zonade las que indica el nombre vulgar y el latino. Sigue después el estu-dio de la fauna, de las aguas, alimentos, vestido y costumbres. Tratade relacionar la información con las afecciones más comunes que afec-tan a los ciudadanos de la villa. Incluye después varias decenas de his-torias clínicas que recogen el nombre del enfermo y el apodo y, aunquede forma muy resumida, los datos de los síntomas observados día adía, el cursus morbi, el tratamiento y los resultados. Incluye asimismoinformación de tipo meteorológico. Esta Memoria fue premiada yChinchilla logró lo que solicitaba. La redacción de topografías médicasera habitual en la época de Chinchilla. Urteaga20 ha encontrado másde doscientas entre 1800 y 1940. Desde las Academias se promovía surealización y como estímulo se convocaban premios, como es el caso dela de Chinchilla. Como señala Casco Solís21, este género constituyó laprincipal aportación bibliográfica de la medicina rural española a laSanidad Publica.
Para obtener el título de académico de número para una plazavacante de la sección de cirugía presentó otra memoria, que es conti-nuación de la anterior: Investigaciones físico-médicas de los meses deMayo, Junio, Julio y Agosto de 1830. Memoria presentada a la RealAcademia de Medicina de Madrid, en solicitud del título de Académicode número... Se trata de un cuaderno de 74 páginas en el que sigue elmismo plan que en el anterior. Cabe destacar que Chinchilla, despuésde referirse a distintos tratamientos para curar las intermitentes, sedecanta en los casos graves por la administración de quina o, mejoraún, de sulfato de quinina. Según Salcedo, esto contribuyó a que elmétodo se hiciera más común entre los médicos ya que, aunque cono-20 Arteaga, L. (1980).21 Casco Solís, J. (2001).
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cido, nadie lo había razonado ni apoyado con datos estadísticos. Estetexto, como el anterior, vuelve a ser prueba de la capacidad de obser-vación de Chinchilla. Fue alabado en la Academia, pero por estatutosno se le concedió lo que solicitaba; a cambio, se le nombró socio super-numerario.
En Noviembre del mismo año volvió a presentar a la Academia unnuevo trabajo, redactado en latín, para lograr una plaza vacante desocio de número de la sección de cirugía. Se trata de Disertatio chimi-co-medica de lacte; de ajusdem speciebus, pro alimento et medicamentosumptis; et de illius praestantia, sive praejuditiis in medicina. Memoriapresentada a la Real Academia de Medicina de Madrid…, en la queaborda el tema de los distintos tipos de leches, incluida la humana,como alimento y como medicamento en sentido amplio. Con estaDisertatio, por fin, consiguió lo que pretendía, siendo considerado desdeentonces como individuo de número de la Real Academia de Medicina.
Entre Madrid y las contiendas carlistas
Chinchilla se desplazó después a Madrid. En septiembre de 1831 seconvocaban plazas para el Cuerpo de Sanidad Militar, a las que se pre-sentó. Ganó una de ellas22. El 13 de Julio fue nombrado “Ayudante deprofesor del Hospital militar” de la Plaza de Ceuta, puesto que no llegóa ocupar por haber sido promovido por R.O. de 11 de septiembre a“Tercer profesor médico-cirujano”, que le correspondía por antigüedad.Así, por Orden de 26 de Octubre fue destinado al Tercer Batallón delRegimiento de Infantería de la Reina, puesto al que se incorporó el 6 deDiciembre. En 1832 Chinchilla se presentó a una oposición que sehabía anunciado el 21 de Junio de 1832 para cubrir una plaza de ciru-jano de la Real Familia y Sitios Reales. No fue elegido y tuvo que con-tinuar en su puesto en el Ejército.
22 Fueron convocadas en la Gaceta de Madrid el 28 de septiembre de 1831. Se amplió elplazo para admitir firmantes. El primer ejercicio se celebró el 13 de Febrero de 1832. Fueaprobado por unanimidad de los miembros del Tribunal.
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El 29 de septiembre de 1833 moría Fernando VII y le sucedía su hijaIsabel. Como ésta tenía 2 años, actuó como regente su madre MaríaCristina. La necesidad de obtener el apoyo de los liberales para defen-der los derechos sucesorios de Isabel II frente a su tío Carlos, la obligóa una cierta apertura política. La nobleza, miembros del clero, notablesrurales, campesinos partidarios del absolutismo, artesanado urbano,burócratas e intelectuales reaccionarios apoyaron a Don Carlos, mien-tras que los liberales, constituidos por gran parte del ejército, burgue-sía y clases populares urbanas apoyaron a la reina. En los primerosdías de octubre comenzaron a producirse las insurrecciones en variospuntos de España, que estuvieron protagonizadas por agrupacioneslocales de Voluntarios Realistas, en general con poco éxito, excepto enel País Vasco, Navarra y Logroño, pero sin llegar a controlar más quepor poco tiempo las ciudades de dichos territorios. Fue en Burgos ySoria dónde más éxito tuvo la insurrección, movilizando un total de10.000 hombres al mando del cura Jerónimo Merino (1769-1844) eIgnacio Alonso Cuevillas. En Cataluña, en abril de 1834, entró unapartida procedente del Maestrazgo al mando de Manuel Carnicer(1790-1835), pero fracasó. A pesar de eso se mantuvieron movilizadasnumerosas partidas guerrilleras. Las sublevaciones no tuvieron elapoyo del Ejército.
El 29 de Abril de 1833 Chinchilla fue ascendido por antigüedad a“Segundo profesor” con destino al Segundo Batallón del Regimiento deInfantería de Borbón, en Santiago. Pocos días después, el 6 de Octubre,entraba en operaciones bajo el mando del coronel Carlos Tolrá. Fueéste el encargado de dispersar las tropas reunidas por Merino yCuevillas, lo que sucedió entre Castro-González y Fuentes de Ropel,(Zamora) a finales de diciembre de 1834. Chinchilla participó con subrigada sanitaria. Continuó después en la acción de Cuesta de Herrera(Soria), con el fin de perseguir a Basilio Antonio García (1791-1844),jefe carlista comandante de armas de la Rioja que actuaba por estaregión y por Castilla.
Siguiendo las órdenes del general Quesada, la División se trasladó ala zona del Ebro con el fin de desalojar del Fuerte de Maeztu (Navarra)
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a los carlistas alaveses que se habían apoderado de él. Quesada eramuy conocido por su antipatía a la libertad y por haber contribuido conmucho celo al triunfo del absolutismo en 182323. Las acciones fueronmuy sangrientas y en ellas Chinchilla actuó atendiendo a los heridos.Era Abril de 1834. Chinchilla tuvo que trasladarse a Vitoria comocomisionado para atender la disposición real de formar botiquines paralos batallones del Regimiento de Borbón. A los dos días de su llegada ala ciudad, por orden del Comandante general de las ProvinciasVascongadas, pasó a la villa de Guardia para encargarse del hospitalde sangre que se estableció. Se vio en la obligación de crear otro demedicina para atender a la población que estaba afectada de una“calentura maligna”. Realizó curas e intervenciones quirúrgicas y tuvoque hacer frente, además, a algunos enfermos de cólera y de viruela.Agradecida la ciudad por sus servicios, le nombró médico de la Juntade Sanidad de la villa24.
Al comienzo de 1835 Tolrá reclamó a Chinchilla para que se incorpo-rara con el botiquín a su Regimiento de Borbón que se encontraba enLogroño. Sin embargo, por problemas con el jefe de la división, el 16 deenero se propuso jubilar a Chinchilla. Éste había puesto el pretexto deque padecía tercianas y acudió cuando parte de la división había sali-do para Lodosa y la otra hacia Viana. Se le acusó de falta grave y seordenó prisión, pero no llegó a hacerse efectiva. Acompañó al regimien-to que se dirigía al valle de Mena y cuando se hallaba en Oña se dio porenfermo. Cuando días después llegó Carlos Tolrá a Pancorvo se encon-tró con una misiva de Chinchilla en la que le solicitaba permiso parapasar a la villa de Haro con el fin de recuperarse. Tolrá, sospechandoque era un pretexto para poder ver a su mujer en Logroño, le concedióel pase pero para ir a Briviesca (Burgos), manifestándole además sudesagrado por fingir una enfermedad con el objetivo de no incorporar-
23 Fontana, J. (2007), pp. 355-356.24 Salcedo en su biografía de Chinchilla incluye un largo entrecomillado que obtiene deuna certificación fechada en Pancorbo el 12 de Enero de 1835 por Angel de Noguer, coro-nel, teniente coronel mayor del Regimiento en Laguardia. Se desciben algunas interven-ciones realizadas por Chinchilla.
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se al regimiento. Chinchilla indignado le contestó y Tolrá, acostumbra-do a que se le obedeciera ciegamente, lo consideró una falta grave.Propuso al Inspector general de Infantería que se separara a Chinchilladel Cuerpo de Sanidad del Ejército. Mientras tanto, por antigüedad,éste fue promovido a Primer profesor con destino al Primer Batallóndel Regimiento de Infantería de Castilla, con lo que se superaba el pro-blema y se evitaba la tirantez de su superior. En Mayo se dispuso laseparación de su anterior destino, pero ya no tenía sentido con el nuevotraslado y la desaparición o atenuación de los conflictos entre Tolrá yChinchilla.
El 20 de Junio de 1835 Chinchilla se incorporaba a su nuevo batallónde Pamplona al mando del general Fernández de Córdova (1809-1883),del partido moderado y que más tarde se uniría al movimiento revolu-cionario de 1868. Tuvo éste que enfrentarse a Vicente González Moreno(1778- ?) quien había regresado a España en 1835 tras su huída aPortugal para ser nombrado general en jefe del Ejército del Norte trasel fallecimiento de Zumalacárregui. Llegó a capitán general en las filascarlistas. Las batallas fueron encarnizadas y hubo muchas bajas enambos bandos. Chinchilla concurrió a todas. El día 2 de septiembrevencieron en Los Arcos (Navarra) las tropas liberales. El jefe de la sec-ción de cirugía recomendó al gobierno que se recompensara aChinchilla con la Cruz de Isabel la Católica por la labor meritoria des-arrollada, aunque se quedó en propuesta.
Chinchilla enfermó y tuvo que trasladarse a finales de diciembre aMadrid para restablecerse. Durante esos meses estuvo auxiliando lostrabajos de la Inspección de Cirugía y por R.O. de 23 de Marzo de 1836,fue destinado al Hospital Militar de Madrid en clase de “primer ayu-dante de Cirugía”. Un año más tarde, en abril de 1840, fue nombrado“jefe facultativo de Cirugía” con destino a la división que debía operaren Cuenca, Guadalajara y Albacete a las órdenes de Manuel Gutiérrezde la Concha e Yrigoyen (1808-1874). Chinchilla, que se incorporó el 15de Mayo, participó en los movimientos contra los castillos de Beteta yCañete, en la acción de Mira (Cuenca) y en la batalla del campo dePozuelo (Tafalla, Navarra) donde se presentó Gutiérrez de la Concha
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para luchar contra Juan de Balmaceda (1800-1846) quien, tras perdera unas decenas de sus hombres, tuvo que emigrar a Francia. En octu-bre de 1841 Gutiérrez de la Concha25 participó, con Diego de León yotros militares y políticos moderados en la tentativa fallida de derribarla regencia de Espartero, razón por la cual tuvo que exiliarse aFlorencia.
Mientras estuvo en Madrid Chinchilla tuvo ocasión de llevar a cabouna de sus vocaciones: la enseñanza. La Junta directiva del AteneoCientífico y Literario aprobó en 1837 que desempeñara la “cátedra deHistoria de la Medicina”. Estuvo dando conferencias o lecciones sobreel tema a lo largo del curso26.
Durante esta época Chinchilla también llegó a enseñar zoología. En1815 Fernando VII había ordenado que se elaborara un plan para laenseñanza de las ciencias naturales en el recién creado Real Museo deCiencias Naturales. El organismo reunía el Gabinete de HistoriaNatural, el Jardín Botánico, el Laboratorio de Química y la Escuela deMineralogía. Se establecieron cinco cátedras, dos de ellas dedicadas ala zoología que tardaron mucho en cubrirse por no haber candidatos. Elprimero fue el valenciano Tomás Villanova, médico de Valencia quemantenía relaciones con el Gabinete desde 1794. Su experiencia en losMuseos de Londres y el del príncipe de Parma, así como su obraOrnitología, le valieron para ocupar el puesto en 1818. Puede conside-rarse pues, como el primer catedrático de zoología de España27. El 21de septiembre de 1837 el Museo cambió de régimen; se creó una JuntaGubernativa formada exclusivamente por profesores del estableci-miento. Villanova recurrió a Chinchilla entre 1836 y 1837 para queactuara como censor de las oposiciones a la plaza de disector delMuseo28. En 1837 le sustituyó en la cátedra cuando éste se encontrabaenfermo. Murió en 1838 antes de que constituyera la nueva Junta
25 Véase Manuel Gutiérrez de la Concha e Irigoyen en Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Guti%C3%A9rrez_de_la_Concha), consultado en enero de 2008.26 Salcedo y Ginestal, E. (1904), p. 29.27 Aragón, S. (2006), p. 225-226.28 Salcedo y Ginestal, E. (1904), p. 29.
antes mencionada. Chinchilla compitió con Mariano de la Paz Graells(1809-1898) por la vacante que había dejado Villanova. Se presentócomo el verdadero sucesor de éste e incluso se ofreció para enseñar gra-tuitamente con una interinidad. La decisión final de la Junta fue la deofrecer dos plazas de catedrático, una dedicada a la anatomía compa-rada de los animales vertebrados y otra a la de los invertebrados. Estospuestos fueron en principio interinos, para convertirse en propiedad enel futuro, según el desempeño de la plaza29.
El 31 de Agosto de 1839 se firmó el convenio de Vergara. El preten-diente cruzó la frontera de Francia el 14 de septiembre de 1839, aun-que la amenaza carlista no había desaparecido; quedaba Cabrera. Éstefue nombrado por el pretendiente el 9 de enero de 1840 jefe de los ejér-citos de Cataluña, Aragón, Valencia y Murcia, pero el 6 de julio de eseaño atravesó la frontera con los veinte mil soldados que quedaban.Después fueron cayendo las partidas que seguían combatiendo enCastilla la Vieja, la Mancha y Galicia. La primera guerra carlista habíaconcluido.
A pesar de las circunstancias la vida cotidiana continuaba y Chinchillatuvo tiempo de preparar algunos artículos que fueron apareciendo enel Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia. El primero, titulado “Elgarrotillo”30, era una especie de complemento a otro de Vicente Terróny Molés de 1836 dedicado al médico Juan de Villarreal, autor de unestudio sobre la angina membranosa. Se vislumbra aquí el interés deChinchilla en reivindicar las figuras españolas, sobre todo después deque W. Cullen (1710-1790) afirmara que la enfermedad era poco cono-cida en nuestro país y que ningún médico español la había descrito, yque Henri M. Desruelles señalara que no sabía porqué se la llamabagarrotillo, cuando sólo la conocían por teoría. Chinchilla se dedicó arevisar la obra …de signis, causis, pronostico et curatione morbi soffo-cantis libri duo (1611), de Juan de Villarreal (-1615)31. Efectivamente
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29 Aragón, S. (2006), pp. 219-220.30 Bol. Med. Cir. y Farm., 1873; 3: 73-76.31 Parece que el texto de Villareal así como los detalles sobre la historia del garrotillo losconoció gracias a Hernández Morejón.
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Villarreal aborda el estudio de una de las que llamamos “nuevas enfer-medades”, la difteria y que entonces estaba causando una elevada mor-talidad en España. Es en esta obra en la que se propone el nombre de“garrotillo”32. Chinchilla tenía razón en este caso y acusaba a muchostratadistas de desconocer la literatura española. Parece que Morejónno estuvo muy de acuerdo con el artículo, lo que cuenta Chinchilla enla Vindicación publicada al final de su Historia de la Medicina Espa-ñola. Señala:
“Al paso que este escrito mereció un pomposo elogio de un catedráti-co de la escuela de Montpellier (inserto en el mismo Boletín), merecióla más terminante desaprobación del Sr. Hernández Morejón. Desdeentonces empezó a mirarme con ojos torvos, y dio pasos… y practicódiligencias para que yo fuese trasladado del hospital militar deMadrid al de Burgos… De esta época empezaron mis persecuciones ymis males”33.
El mismo año de 1837 apareció otro artículo de Chinchilla en elBoletín de Medicina, Cirugía y Farmacia34: “Arnaldo de Vilanova”.Con esta publicación acudía casi de inmediato al llamamiento de losmédicos de Valencia35 Juan Pérez Lema y Aniceto Sobrado que solici-taban que se aclararan una serie de datos biográficos (origen, susobras, la calificación de heréticas de alguna de ellas, etc.) de Vilanova.Los editores solicitaban la información a “Juan de Avilés”36, peroquien atendió la petición fue Chinchilla. Su trabajo lo divide en trespartes. En la primera se refiere a la patria, vida y muerte de Arnau deVilanova. En la segunda enumera las treinta y cuatro obras de medi-cina que conoce, otras once de química y trece de teología. En la terce-ra explica el origen de la secta llamada de los arnaldistas y si Vilanovafue considerado hereje por la Iglesia. Bastante acertados son los
32 Para más información, véase DICCIONARIO… (1983), vol. 2, pp. 421-422.33 Chinchilla, A. (1846)., vol. 4, p. 613.34 Bol. Med.Cir. y Farm, 1837; 3: 454-456, 457-480, 499-502.35 Bol Med. Cir. y Farm, 1837; 3: 390.36 Se refieren sin duda a Juan Gualberto Avilés, yerno de Hernández Morejón.
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comentarios que Salcedo37 hace a este trabajo y a ellos remitimos. Unavez más Chinchilla reprende al francés Jean-Louis Alibert (1768-1837) por decir que Vilanova fue un hombre de poca cultura y grose-ramente crédulo.
En 1836 moría Hernández Morejón dejando inédita su Historia filo-sófico-crítica de la Medicina española. En el Boletín de Medicina,Cirugía y Farmacia de 1937 Chinchilla publicó “Apuntes para servirde introducción a la Historia de la Medicina española”, el primer tra-bajo de una serie de estudios que concluirían finalmente en los cua-tro volúmenes de sus Anales históricos de la Medicina. Chinchilla,que fue alumno de Morejón como hemos dicho, quiso continuar o com-pletar su obra. Se trata de un trabajo muy erudito que pretende seña-lar el camino a los que “quieran adentrarse o ilustrarse en este tipode estudios”.
Finalmente, ese mismo año también publicó en el Boletín “Las sutu-ras en Cirugía” con el fin de dar respuesta a una apreciación que sehabía publicado un año antes por un médico que había visto cómoChinchilla amputaba extremidades en el Hospital militar de SantaIsabel, de Madrid. Aprovecha para dar explicación del procedimiento yexponer la historia de las suturas en cirugía y de éstas aplicadas a lasamputaciones.
En 1939 publicó Chinchilla en el mismo Boletín “Primeros rudimen-tos de la Filosofía. Influencia de ésta en la Medicina. Siglo filosófico deésta en la Grecia”38. Con sus conocimientos filosóficos adquiridosdurante su estancia en el Seminario de Orihuela, Chinchilla elaboraeste estudio erudito con una intención más provocadora que informati-va. Cabe resaltar que al final de su trabajo arremete contra los “pedan-totes e ignorantes médicos” que tanto daño provocan. Según Salcedo39,esto condujo una ruidosa protesta de los médicos de la época que utili-zaron esta acusación cada vez que deseaban discutir o criticar algúntrabajo de Chinchilla en la prensa médica.37 Salcedo Ginestal, E. (1904), p. 116-118.38 Bol. Med. Cir. y Farm., 1839; 6: 1-41, 9-12.39 Salcedo y Ginestal, E. (1904), pp. 127-128.
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Ese mismo año Chinchilla publicó un folleto titulado Memoria histó-rico-filosófica sobre las ventajas de la reunión de la Medicina y Cirugíaen un solo individuo, especialmente en el ejército. A diferencia de otrospaíses, en España todavía no se había producido la fusión de la ense-ñanza de la medicina y la cirugía. El Colegio de San Carlos había ela-borado un nuevo plan en el que había participado Pedro Castelló (1770-1850) que gozaba del favor real. Logró que en 1827 se promulgara unnuevo plan que contenía los ideales de los colegios. A partir de enton-ces debían llamarse Reales Colegios de Medicina y Cirugía en los quese formarían un nuevo tipo de profesionales: los médicos-cirujanos quepodrían ejercer las dos ramas. Las universidades, no obstante, conti-nuaron enseñando medicina, pero la figura de médico-cirujano acabóhundiendo a los antiguos cirujanos colegiales y a los médicos universi-tarios. Chinchilla se muestra totalmente de acuerdo con Castelló.Divide el trabajo en dos partes; en la primera habla de las ventajas quesupone reunir la medicina con la cirugía, defiende la idea de que nadiepuede ser buen cirujano si no es médico y se basa en criterios históri-cos para argumentar lo dicho. También se refiere a los médico-ciruja-nos del siglo XVI. Aprovecha la ocasión para refutar a su maestroHernández Morejón, quien defendía lo contrario en el folleto Juicioimparcial de la Medicina con la Cirugía (1813).
En la segunda parte del trabajo utiliza el criterio comparativo y serefiere a los planes de Alemania, Francia, Estados Unidos y España(1821 y 1827). Sugiere tres propuestas: (a) Los médicos puros no pue-den completar por sí solos la curación de muchas enfermedades. (b)Tampoco la pueden verificar los cirujanos puros; y (c) Los médicoscirujanos pueden por sí solos completar la curación de las enfermeda-des. Utiliza después varios argumentos, incluidos los económicos, endefensa de las mismas. Como cabía esperar, este trabajo molestómucho tanto a los médicos puros como a los cirujanos puros. Hubo res-puestas anónimas así como defensas acompañadas de argumentos con-
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tundentes40. Hay que tener en cuenta que en ese momento el temainteresaba a muchos y que la pluma de Chinchilla, como señalaSalcedo, destilaba bilis. Entre los trabajos que atacaban a Chinchillamerece ser destacado el que lleva por título Refutación de las reflexio-nes llamadas histórico-filosóficas de D…, sobre la reunión de la Medi-cina y la Cirugía en un solo individuo (1839) cuyo autor era parientede Morejón y quien vierte todo tipo de improperios y calumnias contraChinchilla.
La estancia de Chinchilla en Valencia
La división a la que había pertenecido Chinchilla durante la primeraguerra carlista se disolvió y él regresó a Madrid el 29 de Agosto de1840. El 27 de Septiembre fue destinado a la Inspección de Cirugía enel Hospital Militar de Madrid y, el 30 de Octubre, al de Valencia. En184141 se le concedió la Cruz de Isabel la Católica por su labor desarro-llada, como hemos dicho, en Los Arcos (Navarra).
Chinchilla no tardó en integrarse en el mundo médico de Valencia.Su llegada coincidió con la fundación del Instituto Médico Valen-ciano42. La iniciativa de esta institución extraacadémica fue del médi-co Luis Beltrán y Besante (1783-1843). Su objetivo era crear una aso-ciación que tomara acciones para la unión y fraternidad médicas, esdecir, la defensa de los intereses profesionales, a la que se unía, tam-bién, la de rescatar del olvido las “extinguidas glorias de la medicinaespañola”, una manera de recuperar la dignidad que, según muchos
40 Entre éstos: Refutación de las reflexiones llamadas histórico-filosóficas de D…, sobrela reunión de la Medicina y la Cirugía en un solo individuo. Madrid, Imprenta que fuede Fuentenebro, 1839, 111 pags. y Joaquín Vergara y Díaz, J. Indagaciones sobre el ver-dadero carácter de la Ciencia de curar, considerando generalmente y en su aplicación alCuerpo Sanitario castrense. Santa Cruz de Tenerife, Imprenta Isleña, 1840, 117 pags. ElBoletín de Medicina, Cirugía y Farmacia recogió también varias críticas, especialmentelas redactadas por el que se escondía tras el nombre de Nemesio Pablo Cos de Rua Mor.41 8 de Febrero de 1841 por su acción en el campo de Pozuelo.42 Fresquet Febrer, J.L. (2006).
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médicos de la época, se había perdido. ¿Habría intervenido Chinchillaen esta idea? Hay que tener en cuenta que participó en la redacción delreglamento junto con Rafael Campos Fillol, Almazán, Andreu, SantaMaría y Monserrat, que se aprobó el día 15 de marzo de 184143. Comose señala en el editorial del primer número de su órgano de expresión,el Boletín del Instituto Médico Valenciano, se crea por la decadencia dela clase sanitaria que atribuye al liberalismo arruinar con impuestos alos médicos y arruinar a los grupos que les dan recursos; por la cam-biante legislación relativa a los cirujanos; y los problemas de los farma-céuticos con intrusos tales como drogueros, confiteros y empíricos. Elotro objetivo del Instituto fue la mejora del nivel científico. A este res-pecto, de las cinco secciones creadas, cuatro iban destinadas a garanti-zar el éxito del mismo. Esta doble finalidad marcará la vida de la ins-titución extraacadémica a lo largo de su existencia; en unos periodosdestaca más la labor reivindicadora y, en otros, la labor científica. Elinterés por la historia de la medicina fue una constante en toda la vidade la primera etapa del Instituto que se prolongó hasta finales del sigloXIX44.
Entre los motivos de la creación del Instituto observamos una clarainfluencia de la situación social y política del momento. La muerte deFernando VII abrió una esperanza de redención a las “clases médicas”,ofreciendo la posibilidad inédita de lograr, merced a la asociación pro-fesional, la dignificación del grupo, la regulación del sistema de contra-tas en los partidos rurales y la mejora económica45.
El mismo año que se creó el Instituto comenzó la Regencia deEspartero, que se prolongó hasta 1843. Una serie de problemas, como elenfrentamiento con los moderados, los levantamientos radicales y ladivisión del progresismo, acabaron por aislarle. Desde la época deFernando VII los científicos españoles se habían convertido en unaespecie de inadaptados y la ciencia pasó, como en otros periodos, a ser
43 Fresquet Febrer, J.L. (2006), p. 8.44 Fresquet Febrer, J.L. (2006), pp. 5-6. Véase también, Aguirre Marco, C.P. (2002).45 Albarracín Teulón, A. (1969).
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algo que vivía al margen de la colectividad nacional o a pesar de ella46.Fue la generación de los que nacieron entre 1800 y 1830 los que, mástarde, regenerarían el panorama. La creación del Instituto se sitúa enlo que solemos llamar “periodo intermedio”, etapa que va desde el falle-cimiento de Fernando VII y la recuperación que tuvo lugar durante laRestauración. Dos características la definen: regreso de los científicosexiliados que, en muchos casos, aprovecharon su estancia en el extran-jero para formarse con las figuras europeas más destacadas, y el creci-miento de las publicaciones científicas.
Como hemos dicho, cuando se creó el Instituto se lanzó casi de inme-diato su órgano de expresión, el Boletín del Instituto Médico Valen-ciano. Se publicó de forma ininterrumpida desde 1841 hasta 1896,excepto el volumen correspondiente a los años 1891 y 1892 que, aun-que confeccionado, no llegó a imprimirse. Con el tiempo llegó a consti-tuirse en una de las principales revistas de medicina españolas delperiodo decimonónico. La primera etapa, sin embargo, se caracterizópor conceder más relevancia a los aspectos corporativos que a los cien-tíficos. Junto a esto, la condición de clínicos de la mayor parte de losmiembros del Instituto durante esta época, condicionó que apenashubiera interés en las ciencias básicas, especialmente las morfológicas.Hubo, no obstante, alguna excepción. Anastasio Chinchilla se implicódesde el principio; tanto que fue su primer director o editor.
Chinchilla aprovechó el Boletín para publicar varios artículos en losprimeros números: dedicó un interesante trabajo a la figura del anato-mista valenciano Luís Collado47, otro al estudio del sistema nervioso(“Consideraciones sobre el sistema nervioso”)48, un tercero a “La venta-ja del estudio de las ciencias naturales”49, y un cuarto a las concepcio-nes antropológicas tradicionales que consideraban que el hombre, porsu sistema moral, es la perfección misma de la creación50. Recordemos
46 López Piñero, J.M. (1969).47 Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1(4): 1-4.48 Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1(5): 5; 1 (6): 5.49 Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1842; 1(12): 7; 1(13): 6; 1(14): 3.50 Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1(7), 3; 1(8): 2.
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que Chinchilla tuvo una formación amplia en filosófica y teología antesde estudiar medicina.
Chinchilla también publicó en esos mismos años en otras revistas. En1841 apareció en el Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia el traba-jo “Medicina árabe española”. En la época había dos opiniones, los queapoyaban la importancia de las contribuciones de los árabes y los quedefendían lo contrario. Chinchilla se decanta del lado de los primeros yen un momento señala que “no los insultemos como Piquer”. Esto moti-vó una serie de puntualizaciones por parte de Vicente Segura, profesordel Claustro de Valencia, quien dijo que Piquer señaló que “Hay en losárabes cosas dignas de estimarse: hay otras que no lo son; antes con-viene despreciarlas” y transcribe, además, otras palabras: “… el queaspira a instruirse con perfección en las artes, en especial en la medi-cina, es preciso se entere de la de los árabes, leyendo sus principalesautores y tomando muchas cosas buenas que hay en ellos, entresacán-dolas para formar sentencias prácticas, y desechando lo vano, sofistica-do y supersticioso de que abundan…”.
El mismo año Chinchilla publicó en Valencia un folleto de dieciséispáginas titulado Donde las dan las toman. Como señala Salcedo51, setrata de un trabajo clave para comprender la relación que tuvo conHernández Morejón y para desmentir a aquéllos que lo acusaron de serun plagiario. Antes nos hemos referido a cómo se conocieron y los tra-bajos que había hecho Chinchilla para Morejón antes de obtener elgrado de licenciado y de irse a Cebreros (Ávila). En 1830 Morejón se vioobligado a abandonar su cátedra52. Contrajo una grave enfermedad y,según el propio Chinchilla, le estuvo atendiendo y ayudando durante elperiodo de convalecencia. Después siguió frecuentando su casa, pero alver caras nuevas y escuchar comentarios en contra de los médicos-ciru-janos, dejó de ir. En abril de 1836 Morejón le llamó de nuevo para avan-zar en la Historia de la Medicina española y le rogó que llevara losmanuscritos que tenía hechos, pues sabía que andaba por las bibliote-cas recogiendo información. Sin embargo, Chinchilla prefirió retirarse.51 Salcedo y Ginestal, E. (1904), p. 143.52 Este aspecto todavía no está demasiado aclarado.
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El 14 de junio del mismo año, al enterarse de que había sufrido un ata-que de apoplejía, fue a visitarle. Falleció mientras estaba con él.
Chinchilla se defiende, sobe todo, de las acusaciones de JuanGualberto Avilés, hijo político de Morejón. Chinchilla fue amanuense ocolaborador tanto de Morejón como de Tomás Villanova, pero llevabamuchos años investigando en las bibliotecas la historia de la medicinaespañola. Proporciona datos de que él poseía una biblioteca de más de1.200 volúmenes, seiscientos de los cuales eran de autores españoles,que incluía las obras más importantes de la época sobre historia gene-ral de la medicina. Señala además que tenía hechas 1.938 biografías demédicos españoles y los extractos de 3.000 obras médicas españolas.Parece que Avilés le solicitó que acudiera a su casa para ordenar lospapeles de su padre político, pero Chinchilla siempre se negó. En el tra-bajo lo reta a que dos peritos analicen los papeles de ambos sobre his-toria de la medicina española y “el que tenga mayor número de biogra-fías, con más orden, con más extensión y mayor número de extractos deobras médicas españolas, aquél se lleva todos los manuscritos, y, ade-más, toda la colección de obras españolas que posea el vencido”. Segúnseñala Chinchilla se dio la callada por respuesta. Según Salcedo, “ladefensa clara y terminante de Chinchilla está justificada, puesto que lamaledicencia le atribuía usurpación de manuscritos, de los que sevalía, decían, para la publicación que entonces había emprendido de laHistoria de la Medicina y recabando su originalidad nadie ha podidodemostrar lo contrario. Justo era que la réplica se encerrara en unaenérgica protesta, pues en ello iba su honor como hombre serio, su cali-dad de escritor sincero y su laboriosidad por nadie desmentida”53.
Mientras estaba en Valencia también tuvo tiempo de dedicarse a ladocencia. En 1841 el Liceo de la ciudad le encomendó que impartiera laasignatura de Medicina legal y forense. El Liceo Valenciano54 tuvo unarevista que, como el Diario Mercantil de Valencia, fue expresión de unpeculiar romanticismo de la ciudad levantina que se desarrolló entre
53 Salcedo y Ginestal, E. (1904), p. 147.54 Se publicó entre el 21 de enero de 1841 a septiembre de 1842. Era un periódico men-sual de literatura, ciencias y Bellas Artes, editado por El Liceo de Valencia.
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1835 y 1850 y que se caracterizó por un elevado nivel de moralidad, aveces puritana, una falta de conexión con el romanticismo liberal o larebelión, y por el dominio del patriotismo.
Fue en esta primera etapa cuando Chinchilla comenzó a publicar susAnales históricos de la Medicina en general y biográfico-bibliográficosde la Española en particular, (Valencia, López, 1841-1846). La obraapareció en fascículos, que contenían partes de cada uno de los tresgrandes temas de la misma. Como sabemos, estos son tres: [1]. Historiageneral de la Medicina (2 volúmenes.) [2]. Historia de la Medicinaespañola (4 volúmenes.) y [3] Historia particular de las operacionesquirúrgicas (1 volumen).
La Historia general de la medicina ha sido poco estudiada como seña-la Mercedes Granjel55 en un acertado trabajo que dedica a la misma.Como sucede en otros trabajos del autor, aunque indica que ha consul-tado una gran cantidad de obras sobre el tema, en realidad la lecturadel texto pone de manifiesto que se guió fundamentalmente por unospocos: la Histoire de la Médecine (1696-1702) de Daniel Le Clerc, lacontinuación que hizo John Freind (The History of Physick) (1725-1726), el Dictionnaire historique de la médecine ancienne et moderne,ou mémoires disposés en ordre alphabétique pour servir à l’histoire decette science et à celle des médecins, anatomistes, botannistes, chirur-giens et chymistes de toutes nations (1778) de Nicolas François JosephEloy, las Bibliothecae (1771-1788) de Albrecht von Haller, el Diction-naire Historique de la médecine ancienne et moderne (1828-1839) diri-gido por J. E. Dezeimeris, Versuch einer pragmatischen Geschichte derArzneikunde (1800-1803) de Kurt Sprengel (versión francesa de A.L.Jourdan, Histoire de la Médecine depuis son origine jusq’au dix-neuviè-me siècle, 1815-1820), la Histoire philosophique de la médecine (1804)de E. Tourtelle, el Coup d’oeil sur les révolutions et sur la réforme de lamédecine (1804) de Pierre Jean Cabanis, y Examen de la doctrine médi-cale (1816) de François Broussais.
Como vemos, Chinchilla utilizó las primeras muestras de acerca-
55 Granjel, M. (1991).
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miento histórico al pasado médico56 que aparecieron a finales del sigloXVII. La de Le Clerc (1696-1702) incorporaba las técnicas de la erudi-ción desarrollada en otros campos, como la cronología, a una exposicióncrítica del pasado de la medicina. Su obra quedó interrumpida enGaleno, después de haber abordado un primer periodo hastaPraxágoras y un segundo hasta Celso. La continuación quiso desarro-llarla John Freind (1725-26). Ambas tienen una estructura históricaincipiente, cronológica, y son bio-bibliográficas, como la de Chinchilla yMorejón, sólo que éstas últimas están separadas de aquéllas por másde un siglo. Sin embargo, también usó las Bibliotecae de Haller,impregnadas de las corrientes de Voltaire, Montesquieu y Rousseau,así como la obra de Kurt Sprengel (1792-1803) que fue segúnDiepgen57, la culminación y un claro reflejo de las tendencias historio-gráficas ilustradas, uno de cuyos fines fue la defensa de la utilidad dela historia. De ésta traduce prácticamente la parte correspondiente ala época moderna: el movimiento humanista, las enfermedades obser-vadas por los médicos renacentistas y la polémica sobre la sangría.Utiliza en toda la obra los mismos hitos divisorios que emplea Sprengele incluso le toma prestados los encabezamientos de muchos capítulos.Los Dictionnaires (1778) de N. F. Eloy y el que dirigió Dezeimeris(1828-1839), ambos en la línea biobibliográfica, fueron asimismo obrasde referencia para Chinchilla.
Algo distinto es el enfoque de la historia de medicina de Jean GeorgesPierre Cabanis (1757-1808) Coup d’oeil sur les révolutions et sur laréforme de la médecine, concluida en 1795 pero que no se publicó hasta1804. Cabanis trató de hacer una obra diferente, donde cuenta la “his-toria de las revoluciones de la medicina” y las circunstancias que lasprodujeron, así como los cambios que imprimieron a la ciencia, con lafinalidad de encontrar un fundamento a las reformas de la asistencia yenseñanza de la medicina. Para ello tiene en cuenta la influencia y des-arrollo de otras ciencias sobre la medicina así como el contexto social y56 Diepgen (1925) en: (1938) pp. 19-27. E. Heischkel (1949) pp. 209-213, recoge su des-cripción de las obras de Leclerc y Freind.57 Diepgen, P. (1932), pp. 406-407.
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político en el que se producen58. Como señala M. Granjel59, la influen-cia del Examen de la doctrine médicale (1816), de François Broussais,es menor de lo que se ha dicho. La obra fue traducida al castellano60 yChinchilla sólo la utiliza en algunos pasajes, en especial en los quenarra las corrientes de pensamiento médico de principios del siglo XIX.Fue para Chinchilla un libro digno de ser elogiado y de mucha erudi-ción.
Chinchilla ofrece una estructura en cinco periodos: (a) hastaHipócrates, (b) hasta Galeno, (c) medicina árabe, (d) hasta la restaura-ción de las letras en Europa, y (e), hasta las primeras décadas del sigloXIX.
Como ya señaló Salcedo, en esta primera parte de los AnalesChinchilla es “poco original, inseguro e inexacto, en algunos puntos,incurriendo en las mismas erratas y embrollos de los escritores extran-jeros, a quienes siguió sin espurgar, cual corresponde a todo historia-dor sagaz y diligente, aquellos pasajes mal interpretados o de origendudoso, ni verificar con el debido esmero las fechas que no coincidencon la época en que se desarrollan los adelantos o florecieron los médi-cos de que se hace mención en el libro”61. Habría que añadir que las pri-sas por publicar y no dedicar el tiempo suficiente para corregir laspruebas, hacen que el texto se encuentre plagado de erratas que afec-tan a los nombres de los autores y que pueden llevar a graves confusio-nes. Como nota M. Granjel, la parte dedicada a la obra hipocrática esextensa. Más adelante veremos que no sólo aquí escribe sobre elCorpus Hippocraticum, que resurgirá con fuerza en el siglo XIX y pro-vocará grandes discusiones en la prensa médica.
Una obra, por tanto, poco original y crítica, de inferior calidad a algu-nos tratados publicados en Europa durante las primeras décadas del
58 Cabanis, J.G.P. (1804), p. 9-10. Véase también Mitchell, H. (1988), pp. 31-33.59 Granjel, M. (1991), p. 1371.60 Principios fundamentales de la medicina fisiológica y examen de las doctrinas médicasy de los sistemas de nosología, por F. J. V. Broussais; traduccion al español por C.Lanuza, Madrid, Denne Hijo, 1822.61 Salcedo Ginestal, E. (1904), p. 244.
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siglo XIX, con gran influencia de los autores franceses y de unos pocosalemanes asimilados a través de traducciones francesas.
La tercera parte está dedicada a la cirugía. Según dice sus fuentesson Guillaume Dupuytren, (1777-1835), Alfred Louis Velpeau (1795-1867), Anthelme B. Richerand (1779-1840), Philippe Frédéric Blandin(1798-1849), Joseph François Malgaigne (1806-1865), Jacques Lisfrancde Saint Martin (1787-1847), Auguste Theodore Vidal de Cassis (1803-1856), Joseph Louis Sanson (1790-1841), Verdier, Astley Paxton Cooper(1768-1941), Dominique Jean Larrey (1766-1842), y un tal Fulnari.
Chinchilla ofrece en esta parte la historia de las principales operacio-nes quirúrgicas sin seguir un orden. Se ocupa de la operación del tré-pano, operación de la catarata, fístula lacrimal, extracción de los póli-pos de las fosas nasales, fabricación de una nariz artificial, labio lepo-rino, traqueotomía, estafilorrafia, esofagotomía, amputación del pecho,operación del empiema, operación de la hernia inguinal, gastrorrafia yenterotorrafia, operación de la talla, operación de la fístula de ano,extirpación de los testículos, operación de fimosis, operación de cesá-rea, aneurisma, amputación de los miembros, resección de los huesos,operación del hidrocele, y estrabismo.
Chinchilla tuvo la intención de incluir otro volumen dedicado a la his-toria de todos los instrumentos de cirugía, con sus correspondientesláminas, pero pensó que sería una obra cara en exceso y no tendríaéxito comercial en nuestro país.
Nada vamos a decir de la segunda parte de la obra, dedicada a laHistoria de la Medicina española, pues constituye motivo de estudio enotro capítulo de este libro.
De nuevo en el campo de batalla
Tras la guerra carlista los moderados volvieron al poder y trataron defrenar las reformas. Se produjeron nuevas revueltas ciudadanas yMaría Cristina renunció a su regencia que fue asumida por Espartero.Los numerosos conflictos que se produjeron durante esta etapa acaba-
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ron aislándole políticamente. Para combatirle se formó una especie decoalición nacional entre progresistas disidentes, moderados y liberalesradicales. Éstos protagonizaron la sublevación de 1843. La derrota delas tropas de Espartero en Torrejón en 1843 frente al insurrecto gene-ral Ramón María Narváez decidió la situación. Espartero se exilió aInglaterra.
Ya hemos dicho que Chinchilla estuvo destinado al Hospital Militarde Valencia. Ese mismo año se había conseguido ubicarlo en el edificiodel exconvento de San Pío V, entonces en las afueras de la ciudad y aorillas del río Turia, tras unas obras de reforma y acondicionamiento.Sin embargo Chinchilla protestó con vehemencia porque según él eledificio no reunía las condiciones higiénicas necesarias. Según Salcedo,se sospecha que los motivos eran diferentes. Por su protesta sufrió ochodías de arresto.
Indignado con la medida, aprovechó la sublevación contra laRegencia de Espartero para solicitar formar parte de la expedición aAndalucía a las órdenes del general Gutiérrez de la Concha que acaba-ba de regresar de su exilio en Italia. Éste le dio el empleo deViceconsultor, jefe del ramo de Sanidad Militar, en atención a sus méri-tos. Chinchilla continuó con las tropas pronunciadas en Málaga yGranada, y después a Sevilla para hacer frente al general Van Halenque estaba a las órdenes del Regente. También se encontró Chinchillaen la acción que hubo el 3 de Agosto en el Puerto de Santa María yPuerto Real para atender a los jefes y oficiales heridos. Esta acciónobligó a Espartero a embarcar en el vapor inglés Malabar que le llevóa Londres renunciando antes al cargo que le había encomendado lasCortes.
En Valencia casi se consideró a Chinchilla como desertor ya que tam-poco debieron faltar los enemigos en la ciudad. Gutiérrez de la Conchatuvo que oficiar al Capitán General de Valencia explicándole lo ocurri-do y evitando las graves sanciones que se le pudieron imponer.
Por los servicios que Chinchilla prestó, Gutiérrez de la Concha lo pro-puso para Consultor el 12 de Octubre, pero sólo se le confirió el empleode Viceconsultor supernumerario62. Recurrió a su Majestad y el infor-
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me que emitió la Junta directiva de Sanidad Militar de 23 de abril de1844 no le favoreció en nada. Entonces ya se había creado la fama depersonaje conflictivo que pretextaba enfermedades cuando algo no leconvenía y que se apoyaba en sus jefes para conseguir sus objetivos.Chinchilla regresó de nuevo a Valencia al Hospital Militar, establecidoentonces, como hemos dicho, en el Exconvento de San Pío V.
De regreso en Valencia
A finales de noviembre de 1843 Chinchilla publicó en Valencia elfolleto de veinte páginas Reflexiones sobre el plan de estudios médicosdel 10 de octubre de 1843, que previamente había enviado a una revis-ta que no lo admitió. El plan preveía la existencia de una cátedra porasignatura, a excepción de las clínicas médicas y quirúrgicas, que dis-ponían de dos profesores. También se mantenía en sus puestos a cate-dráticos en propiedad de los antiguos colegios de medicina y cirugía.Las cátedras vacantes debían otorgarse por el procedimiento de la opo-sición, pero cabía la posibilidad de que el gobierno nombrara para elpuesto de catedrático a personalidades de reconocido prestigio.Chinchilla se creía que se había hecho acreedor a la de la asignatura“Moral, Historia y Bibliografía médicas” que debía impartirse en el sép-timo curso. Por entonces había hecho ya muchos méritos y había publi-cado diversos artículos de la disciplina y un volumen de la Historia dela Medicina en general. Por esas fechas la Real Academia de Medicinade Valencia escribió al ministro para proponer a Chinchilla como indi-viduo honorario de la Real Academia de Bruselas por sus escritos ori-ginales, especialmente por sus obras sobre historia de la medicina ycirugía. Sin embargo, le fue otorgada a Vicente Asuero y Cortázar.Según cuenta Salcedo, la cátedra le fue ofrecida a Asuero por el minis-tro de la Gobernación, Fermín Caballero, a petición de Pedro Mata.
Chinchilla propuso entonces unas “oposiciones” o un examen que rea-lizarían él y Asuero. No se aceptó. Asuero, no obstante, permutó la
62 Resolución de 9 de Noviembre de 1843.
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cátedra a los pocos días de ocuparla por otra de anatomía general y des-criptiva. Chinchilla respetaba a Asuero, pero no por su preparaciónpara la enseñanza de la historia. Por eso a quien dirige las críticas esa Pedro Mata.
Efectivamente, en 1943 se suprimió la Dirección General y se creóun Consejo de Instrucción Pública. El Gobierno decretó un nuevo planque fue ideado por Pedro Mata. Mata había sufrido exilio por sus ideasavanzadas y en París entró en contacto con Mateo J. BuenaventuraOrfila. Se suprimían los Colegios de Medicina y Cirugía de Madrid,Barcelona y Cádiz. Se creaba una Facultad en Madrid y otra enBarcelona, además de cinco colegios en Sevilla, Valencia, Zaragoza,Valladolid y Santiago, que formarían parte de sus universidades.Podían obtenerse dos tipos de titulaciones o grados: con los cinco pri-meros cursos, el de bachiller; con los siete, el de doctor. En los colegiossólo se podía acceder al de “práctico en el arte de curar”, que permitíael ejercicio de la cirugía menor y de la obstetricia, o de la medicina ycirugía en toda su amplitud si el interesado residía en un lugar dondeno hubiera un facultativo con título. Mata se considera como un sím-bolo de la nueva medicina en la que el laboratorio sustituía a la salahospitalaria y al anfiteatro anatómico. En el discurso que Mata pro-nunció en la Real Academia de Medicina, de Madrid, en 1859, defen-dió el mecanicismo, basado en las ciencias físicas y químicas, la inves-tigación microscópica y el análisis experimental de los fenómenos. Yaen 1845 había fundado La Facultad, para difundir las nuevas ideaspositivistas.
A pesar de que el plan de Mata fue apoyado por los gobiernos libera-les en algunos sitios tuvo problemas. Por ejemplo en Valencia, que veíasustituida su Facultad por un “colegio de práctica del arte de curar”, seformularon muchas protestas desde la propia Universidad y, especial-mente, desde el Instituto Médico Valenciano, del que formaba parte porentonces Anastasio Chinchilla63. Valencia volvió a recuperar suFacultad de Medicina dos años más tarde con el llamado Plan Pidal.
Chinchilla, como hemos dicho, atacó el plan de Mata, acusó a su artí-63 Fresquet Febrer, J.L. (2006), p. 7.
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fice de proponerse a sí mismo para ocupar la cátedra de medicina legaly recriminó no haber tenido en cuenta el informe que una comisión pre-sidida por Mateo Seoane emitió en 1836. Sin embargo, aunque huboalgunas reticencias, como hemos dicho, el plan se aceptó de forma pro-gresiva.
El 2 de Febrero de 1844 Chinchilla tuvo que marchar con la expedi-ción del general Federico de Roncali (1809-1857), conde de Alcoy, parasofocar la rebelión de los castillos de Alicante y Cartagena, encargán-dose de la jefatura de Sanidad en la sección de cirugía. Una vez estuvocontrolada la situación, Chinchilla regresó a Valencia pero con honoresde Consultor64.
En 1844 mandó al Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia el traba-jo “Exposición presentada al Congreso de los Diputados con motivo delDecreto de 10 de Octubre de 1843”65. En ese mismo periódico habíanaparecido otros artículos que criticaban el plan Mata, como el de JoséLobera. Chinchilla arremete de nuevo contra el mismo con argumenta-ciones históricas, que maneja con soltura, y también con bases jurídi-cas. Chinchilla trata de demostrar en este artículo que: (a) el plan deestudios fue en su aplicación antipolítico; (b) no era legal por no haber-se votado ni aprobado en las Cortes; (c) era injusto; (d) estaba amaña-do para provecho de unos cuantos; (e) era extemporáneo y abortivo, porla precipitación con la que se llevó a cabo; (f) era contradictorio con susmismos principios; (g) la dignidad y la reputación de la medicina se hasentido vivamente de la abolición completa de la lengua latina; (h) eraperjudicial a la humanidad doliente; (i) era perjudicial a los interesesde los estudiantes, de los profesores y de otras personas; (j) rebajaba ydenigraba la categoría de los llamados prácticos del arte de curar.
Chinchilla seguía en Valencia y participaba en cuantas actividades leera posible. Con sus conocimientos sobre entomología presentó un tra-bajo para el concurso que convocó la Sociedad Económica de Amigos delPaís, de Valencia, en 1843, sobre los insectos perjudiciales a la agricul-tura y medios de destruirlos. Su trabajo fue premiado con la “Medalla64 Por Real Orden de 26 de junio de 1844.65 Bol. Med. Cir. y Farm., 1844; 5: 13-15, 21-23.
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de plata sobredorada de primera clase”. Se publicó en 1844 en laImprenta de Benito Monfort. Tiene una extensión de 75 páginas y setitula Memoria sobre los insectos perjudiciales a la Agricultura ymedios de destruirlos66. Divide la exposición en cuatro capítulos: (1)Influencia que tiene la zoología en la agricultura; (2) Caracteres gene-rales e individuales de los insectos en estado de oruga y en el de insec-to perfecto; (3) Metamorfosis o paso de uno a otro estado; y (4) Mediosy época más oportuna para destruirlos.
Chinchilla ascendió por antigüedad al empleo de Viceconsultor efec-tivo de Medicina con el cargo de jefe local facultativo del referido hos-pital, en Diciembre de 1846. En Septiembre de 1847 obtuvo por graciaespecial el ascenso a Consultor efectivo con las consideraciones deteniente coronel de Infantería. Influyó que Chinchilla se había desta-cado por publicar varias obras, especialmente los Anales históricos dela Medicina en general y biográfico-bibliográficos de la Española enparticular.
En agosto de 1945 se publicó en el Boletín de Medicina, Cirugía yFarmacia “Sobre la primacía del descubrimiento de la circulación de lasangre”67. Lo escribió Chinchilla para dar respuesta a dos artículospublicados en la misma revista por José Gutiérrez de la Vega porqueMorejón señala que Francisco de la Reina fue el primero que habló dela circulación de la sangre. El otro escrito es de Juan Gualberto Avilés,hijo político de Morejón, que señala que envió el ejemplar a Gutiérrezde la Vega, pero Chinchilla opina que esto no es suficiente para queMorejón afirmara lo dicho. Hubo otros comunicados a favor y en contrade Morejón.
Apartándose de este tipo de trabajos, en 1946 Chinchilla publicó unCompendio de Cirugía en dos volúmenes68. Su intención era llenar unhueco, ya que los cirujanos de la época no disponían, –según él– de unaobra “donde se expusieran sin ambigüedad aquellas materias más inte-resantes, consignadas en las obras modernas de cirugía”. Divide el texto
66 Publicado en Valencia, Imp. Benito Monfort, 1844.67 Bol. Med. Cir. y Farm, 1845; 6: 237-274.68 Publicado en Madrid, por Boix, 1846 en dos volúmenes en 8º.
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del primer volumen en cuatro partes: arte de hacer las curas, operacio-nes elementales de cirugía, instrumentos tópicos y curas. En el segun-do volumen se ocupa de las úlceras, las heridas, y las fracturas.
Según Salcedo, la obra prestó un gran servicio en su momento ya quelos textos que circulaban eran muy extensos y estaban en otros idiomas.Las materias se exponen con claridad, sencillez y buen método, lo que levalió al autor el aplauso y agradecimiento de sus contemporáneos.
Chinchilla solicitó que le fuera concedido el grado de doctor en medi-cina por sus méritos, lo que le fue concedido por R.O. el 26 de abril de1846. Chinchilla se dirigió a la Universidad de Valencia para que leexpidiera el título correspondiente. El Secretario certificaba que“Teniendo S.M. en consideración el mérito que ha contraído elLicenciado en Medicina y Cirugía D… con la publicación de la obratitulada Anales históricos de la Medicina, y queriendo darle una prue-ba del aprecio en que tiene su laboriosidad e ilustración, se ha dignadoconcederle la gracia de que pueda recibir el grado de Doctor enMedicina y Cirugía, con dispensa del depósito… 26 de abril de 1846.-Pidal.- Sr. Rector de la Universidad de Valencia”69.
Ese mismo año volvió a tener conflictos con sus compañeros, especial-mente con Justo Juez, que fue nombrado para el reconocimiento de losquintos a la vez que se excluía a Chinchilla. El Consejo provincial y laComandancia de la Caja de quintos manifestó que no se llamara aChinchilla porque se le acusaba de falta de moralidad en los reconoci-mientos. Éste sacó el tema en la prensa y acusó a Justo Juez de bene-ficiarse económicamente con las revisiones de los quintos. Por esaépoca Chinchilla ya tenía muchos enemigos, tantos que el 18 de agostode 1847, cuando iba a pasar visita al Hospital militar sobre las seis dela mañana, fue asaltado por un desconocido que le clavó un puñal en laparte lateral izquierda y superior de la espalda. Con el arma clavada,sin perder la serenidad, se dirigió al Hospital, se le extrajo el arma y sele curó. Sus superiores le buscaron pronto un nuevo destino.
69 Expediente personal de Anastasio Chinchilla, Archivo Histórico de la Universitat deValència.
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Antes de continuar es necesario que hagamos referencia a la nota quelos redactores del Boletín del Instituto Médico Valenciano insertaron enel volumen correspondiente a 1847. En ella se señala que Chinchilla lespasó los borradores de algunos de sus trabajos para someterlos a su crí-tica y consideración. En la lista se mencionan: “Apuntes de patologíainterna” (un volumen de 500 páginas), un “Tratado completo de medici-na legal” (un tomo en folio de 500 páginas), un “Tratado de filosofía médi-ca o modo de dirigir el espíritu filosófico en la investigación de la verdaden medicina” (un volumen en folio de 500 páginas), y “Análisis histórico-crítico de la medicina militar en España”70. En la nota se proporcionainformación sobre su estructura con indicación de las partes o capítulosde cada uno. Lamentablemente parece que se han perdido.
En 1847 Manuel Gutiérrez de la Concha recibió órdenes para enca-bezar una expedición a Portugal para ayudar a mantener el gobiernode la reina Maria II de Portugal, siguiendo así las directrices de laCuádruple Alianza. Tras haber vencido el 30 de junio a las fuerzas sep-tembristas que comandaba el general Francisco Xavier de la SilbaPereira, consiguió restablecer por la fuerza la autoridad de la soberanaportuguesa en la ciudad de Oporto. Por ese hecho recibió distincioneshonoríficas tanto en Portugal como en España, destacando el marque-sado del Duero. Fue nombrado capitán general de Cataluña. Reclamóa Chinchilla quien se incorporó en Granollers al cuartel general. PorRO de 21 de Enero de 1848 fue trasladado a la Capitanía general deVascongadas como jefe de sanidad militar donde se hizo cargo el 12 deFebrero en Vitoria hasta el 30 de Septiembre en que falleció Juan JoséSubirón y fue trasladado de nuevo a Barcelona a la Capitanía Generalel 28 de Noviembre.
En Barcelona
La Dirección general del Cuerpo de Sanidad Militar le encargó aChinchilla que estudiara las causas de insalubridad del castillo de San
70 Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1845-1849; 2: 279-280.
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Fernando de Figueres y las medidas más adecuadas para eliminarlas,dado que había muchos casos de fiebres intermitentes. Como resultadode este estudio Chinchilla publicó en la sección de medicina de laBiblioteca Universal la memoria titulada “Sobre las fiebres intermiten-tes del Castillo de San Fernando de Figueras” (1852). Dividida en trespartes, en la primera relata las epidemias más notables de calenturasintermitentes que se habían dado en el Ampurdán y en la villa yCastillo de San Fernando; revisa los trabajos sobre el tema, y se ocupadespués de la enfermedad y de los aspectos epidémicos de la misma. Enla parte segunda se centra en el caso concreto del Castillo o Fortalezade San Fernando y de las medidas que debían observarse. En la terce-ra parte se ocupa de la historia de las intermitentes, así como del tra-tamiento.
Estuvo desempeñando sus funciones sanitarias en Barcelona apartede algunas comisiones secretas que le encargaron Ramón de la Rochay Dují y Gutiérrez de la Concha. Al colaborar con estos y por haber con-tribuido a la “pacificación de Cataluña”, obtuvo los honores de vicedi-rector71. Allí permaneció hasta 1852.
Con su fama por lo ocurrido en Valencia con el tema de los quintos,el gobernador civil de Barcelona ordenó en 1851 que se le formaracausa criminal. Se sospechaba que facilitó los documentos de exencióncorrespondiente a treinta quintos a razón de 43 reales cada uno. Comono se pudo demostrar nada, fue absuelto. No obstante, se le buscó unnuevo destino en junio de 1852 en la Capitanía General deExtremadura para sustituir a Francisco Martí72. Chinchilla lo tomócomo un castigo, pero gracias a un informe razonado del capitán gene-ral de Cataluña pudo conseguir que se le trasladara a Madrid comovocal de la Junta Consultiva del Cuerpo con el encargo de redactar unaMemoria sobre Higiene militar.
71 Por Real despacho de 29 de Noviembre de 1849. 72 Po RO de 29 de Junio de 1852.
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En Valladolid
Den Valladolid se encontró con el pronunciamiento iniciado porO’Donnell contra el ministerio de Sartorius que repercutió en la ciudadel 15 de julio de 1854. La revolución devolvió por dos años el poder a losprogresistas y estuvo precedida de un profundo descontento entre losgenerales moderados que se habían sentido agraviados durante la pre-sidencia de Bravo Murillo y los líderes que pretendían devolver lamoralidad a la administración del Estado. Chinchilla tomó parte acti-va como uno de los miembros de la Junta provisional de la provincia,que le nombró subsecretario. Dirigió también el periódido Quince deJulio. Ese mismo año obtuvo el empleo de subinspector médico desegunda clase y el grado de primera en sustitución del cargo de consul-tor y de viceconsultor honorario, con arreglo al Reglamento del Cuerpode Sanidad Militar. Por antigüedad el 24 de mayo fue promovido asubinspector médico de segunda clase con la consideración de coronelde infantería73. Lo que había comenzado siendo una conspiración polí-tica y un pronunciamiento militar de signo moderado, se convirtió enuna movilización del pueblo urbano y la organización de la milicianacional con la colaboración de los progresistas y la participación porvez primera de demócratas y republicanos.
Dos años antes Chinchilla aprovechó para publicar en la mismaBiblioteca Universal trabajos que ya había redactado con anteriori-dad. Uno de ellos es el discurso que leyó en la sesión inaugural de laReal Academia Médico-quirúrgica de Castilla la Nueva el 2 de enerode 1839. Su título es “El hombre, por su sistema moral, es la personamisma en el orden de la creación”. Como señala Salcedo74, el discur-so se le encargó a Chinchilla unos días antes de que se celebrara lasesión porque el académico que debía pronunciarlo se encontrabaenfermo. Se trata de una serie de reflexiones en las que Chinchillahabla de la importancia y la dignidad del hombre en la tierra como surey y señor, con facultades hasta para alterarla en provecho de la
73 Real despacho en Aranjuez a 27 de junio de 1853.74 Salcedo y Ginestal, E. (1904), p. 172.
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humanidad. Su denominación “animal exclusivamente filósofo” diolugar a ciertas críticas.
Otro trabajo publicado, también en la Biblioteca Universal, es el textodel discurso que leyó en la sesión inaugural de la Real Academia deMédico-quirúrgica de Valencia de 1847. Esta vez el tema es “Carácterfísico y moral de la mujer”.
Entre diciembre de 1852 y mayo del año siguiente Chinchilla publicóen El Heraldo Médico una serie de tres trabajos con el título “Higienemilitar”75. La idea de su autor es que la salud y algunas otras virtudesson necesarias para el militar y que para alcanzarlas es necesario edu-carle física, moral e intelectualmente. Éste es el tema de la primeraparte “Origen de la familia. Caracteres que la distinguen. Necesidad deeducar al militar”. La segunda parte lleva como título “El origen y lasvicisitudes de la higiene militar pueden comprenderse muy bien en lasiguiente alegoría”, donde hace un repaso histórico remontándose a laAntigüedad. El tercer trabajo, “Estado de esta ciencia en los pueblos dela Antigüedad”, aborda la organización de los ejércitos romano, carta-ginés y árabe. Una vez más este conjunto de artículos demuestra elinterés que tenía Chinchilla en las culturas clásicas.
En 1854 Chinchilla publicó en El Siglo Médico un “Curioso documen-to histórico”76. Se refiere a un documento en latín que se halla en elArchivo de la Corona de Aragón sobre el privilegio antiguo concedido ala Universidad de Lérida (fundada en 1300), escrito el 3 de junio de1391, por D. Juan I de Aragón, en el cual manda al rey a los tribuna-les que entregasen a los médicos de la referida Universidad los conde-nados a muerte, para que después de ajusticiarlos ahogándolos enagua, hiciesen aquellos la anatomía de los cadáveres.
Impreso por Julián Pastor, de Valladolid –recordemos que Chinchillaestaba entonces en esta ciudad– apareció el libro en cuarto, de 192páginas Nuevos estudios sobre la naturaleza, causas, química patológi-ca, anatomía patológica, diagnóstico, nuevas formas y métodos especia-
75 Heraldo Médico, vol. 1 (7), 16 diciembre 1852, pp. 25-27; vol. 2 (19), 10 de marzo 1853,pp. 73-74; vol. 2 (20), 17 de marzo de 1853, pp. 77-79.76 El Siglo Médico, 1854; 1: 94-95.
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les del cólera epidémico, hechos desde 1848 a 1853 en América, Rusia,Alemania, Inglaterra y Francia. Está dedicado a Pedro María Rubio enagradecimiento por haberle propuesto para el nombramiento de médi-co honorario de cámara, gracia que obtuvo en septiembre de 1846. Loque hace Chinchilla en este trabajo es hablar de la situación del cóleradespués de llevar a cabo un análisis de ochenta y tres obras publicadasentre 1848 y 1853 tanto libros como artículos. Se refiere al contagio ya la infección. Establece dos principios a tener en cuenta para estable-cer las medidas sanitarias: (a) que el individuo afectado por la enfer-medad puede conservar durante un tiempo “la materia morbosa”,transportarla consigo, desarrollar la enfermedad y “comunicarla” a losdemás; (b) que la materia morbosa puede transportarse por medio dematerias y objetos a lugares lejanos, donde después se desarrolla laenfermedad. Según él, las medidas contra el cólera establecidas porreal orden el 8 de noviembre de 1853 se quedaban cortas. Chinchillaera partidario de la incomunicación rigurosa de pueblos y personasinfectadas así como de sus efectos.
Según Chinchilla los cordones sanitarios perdieron crédito porqueno se aplicaban adecuadamente y con el debido celo. Reconoce tam-bién que sin tomar las medidas económicas adecuadas se acababa enfracaso. Según él había que incentivar a los facultativos en situacio-nes de epidemia e invertir en la creación de una Junta SuperiorSanitaria así como de comisiones especiales donde hiciera falta(barrios, cuarteles, etc.), y crear hospitales provisionales atendidospor personal suficiente y competente. Repasa también la higiene quedebía observarse en establecimientos públicos como lazaretos, cuarte-les, hospitales, mataderos, cárceles, etc. El tema de los alimentos ylas bebidas merecen consideración aparte por ser, según Chinchilla,propagadores del cólera.
Revisa después las distintas teorías sobre la naturaleza del cólera,los aspectos clínicos y el tratamiento de la enfermedad. Sólo merece serdestacado el hecho de que se refiere a lo que llama “química patológi-ca”, es decir, el estudio químico de la sangre de los coléricos, de sus eva-cuaciones, sus orinas, su sudor, etc. desarrollado por algunos autores.
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Respecto al tratamiento se inclina por el entonces quirúrgico de inyec-tar sustancias por vía intravenosa y las transfusiones.
Como hemos dicho Chinchilla fue a Valladolid, donde estuvo duran-te tres años y cuya plaza permutó después por la de Andalucía que ocu-paba Sebastián Mesa y Nieto77. Sin embargo, no pudo hacerse cargohasta el 11 de octubre ya que tuvo que quedarse solo en Ayora paraatender a los enfermos de cólera. Cuando se encontraba en Sevilla reci-bió una mención honorífica78 por los méritos que contrajo durante lossucesos políticos que tuvieron lugar en Valladolid en 1854.
El cólera morbo se difundió por primera vez en Europa en el siglo XIX
desde su foco original en el Valle del Ganges. Produjo cinco grandes pan-demias que en España dieron lugar a seis epidemias en 1833-34, 1853-56, 1859-60, 1865, 1884-85 y 1890. El primer caso de la segunda se dioen Redondela en noviembre de 1853. En el verano del año siguiente sedeclaró en Barcelona, desde donde pasó a las tres provincias valencianasentre los meses de agosto y octubre. La enfermedad despareció práctica-mente en noviembre, pero reapareció de nuevo en el mes de mayo de1855. Se prolongó hasta noviembre de ese año. Hubo un predominio dela mortalidad en niños menores de cinco años y en mujeres.
Chinchilla sufrió las nefastas consecuencias del brote epidémico. Seencontraba de licencia por enfermedad en su pueblo natal con su fami-lia cuando a finales de julio irrumpió el cólera. Afectó de manera gravellegando a fallecer en un solo día setenta vecinos de los 1.400 que tenía.La ciudad se dividió en tres distritos. Los dos médicos titulares de lavilla se encargarían de dos y Chinchilla del tercero. Sin embargo, losdos médicos huyeron. El Juez de primera instancia pidió facultativos yvenganza contra los fugitivos, pero Chinchilla aceptó encargarse detoda la población. Cuando la enfermedad empezó a remitir hacia el 9de agosto, Chinchilla perdió a su mujer y a su hija mayor que se conta-giaron. Las autoridades de Ayora hicieron llegar a la Reina el siguien-te escrito en el que agradecen los servicios que prestó Chinchilla, en elque se señala:77 Real Orden de 13 de Junio de 1855.78 Real Orden de 31 de Agosto de 1856.
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“…esta villa creería faltar a los sentimientos de gratitud y justicia, sino hiciera públicos los inmensos servicios que le ha prestado y lasincalculables desgracias que le ha evitado el ilustre Jefe de Sanidad deMilitar de Sevilla, D. Anastasio Chinchilla, en los momentos azarososen que se hallaba este pueblo. Desarrollado el cólera morbo asiático enesta villa de 1.400 á 1500 vecinos, de una manera espantosa, este dignoprofesor se convino gratuita y espontáneamente en encargarse de laasistencia de los enfermos de un barrio, quedando otros dos a cargo delos médicos titulares. Pero éstos, aprovechándose de las sombras de lanoche y burlando a la autoridad, se escaparon del pueblo dejando a losenfermos sin asistencia y a sus interesados en la mayor amargura ydesesperación. El pueblo alarmado y justamente resentido acudió aljuez de primera instancia D. Pedro Bernal, pidiendo facultativos y ven-ganza contra los fugitivos. En tan desesperadas circunstancias, dichaautoridad acudió al Dr. Chinchilla y este ofreció al pueblo encargarsesolo de la asistencia de los enfermos, cuya oferta les restituyó la calmay la más completa satisfacción con la cual se retiraron a sus casas. ElDr. Chinchilla, no solamente ha asistido con infatigable celo diaria-mente por mañana y tarde a los coléricos, cuyo número ha llegado aquinientos, sino que acompañado por su hijo D. Ambrosio, daba gratui-tamente a los enfermos pobres, que han sido la mayor parte el númeroespresado, las medicinas necesarias para su curación y recursos pecu-niarios de su propio bolsillo. Así se comportó desde el 31 de Julio hastael 9 de Agosto que empezó a descender la epidemia, en cuyo día tuvo lamala suerte de perder a su esposa y a su hija mayor, víctimas de laenfermedad…”.79
El escrito está firmado por el juez de primera instancia, PedroBernal; el regidor regente, Vicente Sesa; por Francisco Escribá, curaecónomo; por Rafael Pérez, vicario; por Pedro Pérez, presbítero; porJuan Ródenas, presbítero; por el comandante Pedro Rico, en represen-tación de la clase de retirados; por Jaime de Portilla, en representación
79 Salcedo y Ginestal, E. (1904), pp. 32-33.
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de la clase de abogados; Agustín Barberá, por la clase de escribanos; ypor el farmacéutico, Joaquín Vida.
Mientras estaba en Andalucía como jefe de Sanidad Militar, en 1857,tras una revista de inspección el capitán general reprendió la negligen-cia en sus deberes a todos los profesores del Hospital. Propuso a laSuperiridad que Chinchilla junto a otro médico y el farmacéutico fue-ran separados del distrito. Protestó, pero dados todos los antecedentes,fue jubilado, el otro profesor fue trasladado a Granada y el farmaceuti-co sifrió un arresto de dos meses80.
Entre Madrid y Sevilla
El 10 de Marzo de 1857 a propuesta del general Alerón se le expidióla jubilación por Real Orden. Así estuvo Chinchilla durante algunosaños hasta que solicitó el 6 de Febrero de 1864 su nuevo ingreso en elCuerpo de Sanidad Militar, lo que se le concedió por RO del 17 delmismo mes81. El 28 del mismo mes se le confirió el empleo de Inspectormédico supernumerario por gracia especial en atención a su antigüe-dad y méritos literarios. El día 3 de Marzo del mismo año pasó aMadrid como vocal de la Junta Superior Facultativa.
En 1859 le tocó leer el discurso de apertura de sesiones en la RealAcademia de Medicina de Madrid a Pedro Mata. Parece que las opinio-nes que vertió sobre Hipócrates no fueron del agrado de muchos asis-tentes. El tema dio lugar a artículos, notas y comunicados en variasrevistas e incluso trascendió a la prensa política. Chinchilla quien,como ya hemos visto, no era devoto de Mata, publicó una serie de nueveartículos en El León Español. Después los reprodujo El Siglo Médico.En esta serie Chinchilla arremete, una a una, contra las opiniones ver-
80 Existe un escrito del hijo de Chinchilla, Ambrosio Chinchilla, titulado “Relación verí-dica y circunstancias de los hechos que motivaron la jubilación de D. AnastasioChinchilla, del Cuerpo de Sanidad Militar, sumamente curiosa al par que interesante alos individuos presentes y futuros de tan honorífico Cuerpo”, del que da noticia E.Salcedo (1904), p. 64.81 Lo intentó con anterioridad otras tres veces.
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tidas por Mata sobre Hipócrates. Fue bien recibido por buena parte delos médicos de la época, que defendían entonces las ideas hipocráticas.Chinchilla, como hemos visto, ya había escrito con amplitud sobre laobra hipocrática en sus Anales. Era un convencido seguidor del hipo-cratismo vitalista, una de las corrientes que tuvo muchos seguidores enEspaña en el siglo XIX82. La figura de Hipócrates era para Chinchilla elmodelo a seguir para los que quisieran contribuir a la ciencia. Se decla-ró antiaristotelista y antigalenista, ya que sus doctrinas conducían alos sistemas, que para él se desviaban del camino recto que debíaseguir la ciencia médica83. Los sistemas, junto con la metafísica y elescolasticismo, eran los enemigos de la medicina.84
Ese mismo año Chinchilla publicó un folleto de cincuenta y cincopáginas, una memoria sobre las aguas y baños minero-medicinales deVillanoya, en la provincia de Albacete, que tituló Memoria de las aguasy baños minero-medicinales de Villatoya…85. Se trata de un trabajominucioso y muy estructurado que demuestra el dominio de Chinchillasobre el tema de la hidrología.
En enero de 1860 El Siglo Médico difundió la polémica que tuvo lugaren Francia a raíz de un artículo sobre “qué se entiende bajo el nombrede filosofía médica” que un seguidor de Broussais publicó en L’unionMédicale. Chinchilla, muy preparado para este tipo de discusiones, notardó en participar en la “batalla”. Publicó una serie de tres trabajosque aparecieron entre febrero y junio de ese mismo año86.
En 1861 se publicó en Sevilla el libro en cuarto Triunfo de la medici-na española o descubrimiento de la circulación de la sangre en el hom-bre, por los médicos españoles87. Este trabajo muestra al Chinchillamás apasionado y entusiasmado, tanto, que le lleva a una lectura inte-82 López Piñero, J.M. (1964), pp. 77-90, y Gracia Guillén, D. (1980), pp. 229-243.83 Chinchilla, A. (1841-46), vol. 1, p. 131 y 150. 84 Véase Bujosa Homar, F. (1989), p. 112.85 Memoria sobre las aguas y baños minero-medicinales de Villatoya, en la provincia deAlbacete, Madrid [s.n.], Impr. de Rojas, 1858.86 El Siglo Médico, 1860, 87 Triunfo de la Medicina Española, ó sea Descubrimiento de la circulacion de la sangreen el hombre, por los Médicos Españoles, Sevilla, Lib. de Enrique de Rojas, 1861.
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resada de los clásicos. Recorta, anota, transcribe, traduce, según le con-viene para lograr su objetivo. Chinchilla vuelve al tema del descubri-miento de la circulación de la sangre. Divide el texto en lo que llama“cuestiones”. La primera expone el conocimiento de los antiguos sobreel tema. La segunda habla del descubrimiento de la circulación menorde la sangre por médicos españoles. Se refiere a Miguel Servet, AndrésLaguna, Pedro Jimeno y Luis Lobera de Ávila, que sitúa junto a RealdoColombo, Andrea Cesalpino y Carlos Ruini, personajes que, según él, síson reconocidos en el extranjero, junto a Servet, como descubridores dela circulación menor. La tercera cuestión la dedica Chinchilla a expli-car la obra de los autores españoles que describieron la circulaciónmayor de la sangre antes que Harvey. Recurre para ello a los siguien-tes: Montaña de Monserrate y su Libro de Anatomía del hombre (1550–en realidad, 1551); Francisco de la Reina y su Libro de albeiteria(1552); Juan Calvo y su Cirugía universal y particular… (1570 –en rea-lidad, 1580); Bartolomé Hidalgo de Agüero, y su Tesoro de la verdade-ra cirugía… (1584); Andrés de León y su Libro primero de Anatomía…(1590); Francisco Matías Martí y su De facultatibus naturalibus dispu-tatio… (1616); y Antonio Ponce de Santa Cruz y su Exactissime dispu-tationes de pulsibus (1622). Se apoya en sus textos y en las fechas delos mismos.
Salcedo utiliza para criticar este texto de Chinchilla otro de JoséGarófalo que hizo lo propio con el de Chinchilla y que apareció en ElSiglo Médico entre mayo y junio de 1861. Lo primero que cuestiona sonlas fechas de publicación que señala Chinchilla, ya que son inexactas,lo que demuestra “el poco esmero y el mucho descuido que se va notan-do en una publicación de tamaña importancia histórica y nacional”.Garófalo al leer que Chinchilla atribuye el descubrimiento de la circu-lación de la sangre a un tal Martí, buscó la obra que menciona y nohalló datos ni de ésta ni de su autor. Por ese motivo solicitó aChinchilla que le dejase ver el mencionado libro. Chinchilla puso comoexcusa que su biblioteca estaba embalada para su traslado a Madrid yque debía esperar unos meses. El libro, sin embargo, no llegó. El pro-pio Salcedo hizo averiguaciones de dónde podía estar la biblioteca de
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Chinchilla para buscar el libro de Martí, pero no pudo saber dónde fue-ron a parar los ejemplares que habían pertenecido a Chinchilla.
Para demostrar la ligereza y escasa precisión de Chinchilla, Garófalotraduce algunos párrafos originales y los sitúa en paralelo a las traduc-ciones de Chinchilla, demostrando que prescindía de pasajes largos eimportantes, mutilaba oraciones, dislocaba palabras o, lo que es peor,las sustituía o suplantaba y alteraba el tiempo verbal. De todo estodedujo que los españoles mencionados tuvieron ideas confusas, erró-neas y contradictorias respecto a la circulación menor. Suponiendo quelas descripciones fueran ciertas, ninguno llegó a esas conclusiones porexperimentos. Señala, asimismo, que hay que reconocer la aportaciónde Miguel Servet en lo que a la circulación menor se refiere, pero quehay que otorgar a Harvey la primacía de la descripción de la circula-ción mayor. Garófalo reconocía la valía de Chinchilla, pero le echaba encara haber pasado la frontera por un “exaltado patrio celo”.
Salcedo, intrigado con el tema del tal Martí, indagó y no halló jamásnada sobre este personaje y su obra. Aventura una hipótesis; señalaque Chinchilla componía sus obras con demasiada precipitación y qui-zás confundió notas, personas y acontecimientos. Salcedo habla deFranciscus Mathaeus Fernandez Bexarano, que en 1619 publicó enGranada la obra De facultatibus naturalibus. Disputationes medicas etphilosophicas; y de la que editó el valenciano Matias García en 1680titulada Disputationes Physiologicae, de las cuales la XIV lleva portítulo De facultatibus naturalibus, dentro de la cual el capítulo cuatrolleva como encabezamiento Audetur circulatio sangunis. Se preguntaSalcedo, además, si el apellido Martí, lo tomó de Agustín Martí, quienen 1616 enseñaba los Aforismos de Hipócrates en la Facultad deValencia y del que no se conserva obra alguna.
Salcedo le concede a Chinchilla el beneficio de la duda y supone que setrataría de un error. Señala que no podía arriesgarse a mentir porquetenía muchos enemigos que esperaban de él cualquier equivocación.
Como hemos dicho más arriba Chinchilla volvió a ser admitido en elCuerpo de Sanidad Militar en febrero de 1964. En 186588 fue destina-
88 Real Orden de 27 de Julio de 1865.
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do otra vez a Andalucía como jefe de Sanidad Militar, pero no se pre-sentó porque excedía la edad de 60 años para el retiro forzoso89. Causóbaja el 30 de Septiembre por disposición del Tribunal Supremo deGuerra y Marina que le concedió el retiro90.
Los últimos años de su vida se vieron atormentados por una cistitiscrónica con hematuria. En 1866 residía en Madrid junto a su esposaMatilde Castaños e hijos pequeños. Sus colegas le aconsejaron quemarchara a vivir a Sevilla porque allí el clima en invierno era muybenigno y más adecuado para su enfermedad. Siguió el consejo, perosu estado se agravó. Hizo testamento91 el 26 de enero de 1867 y falle-ció el día 15 de marzo de unas melenas. Tenía 65 años. Firmó el certi-ficado de defunción el médico Joaquín Palacio. Fue enterrado en elcementerio de San Fernando. Pocos meses después se iniciaba el sexe-nio revolucionario.
Chinchilla en el contexto del Romanticismo
¿Podemos enmarcar la obra de Chinchilla en lo que se llama Roman-ticismo? ¿Fue Chinchilla un Homo romanticus?
La biografía de Chinchilla es muy compleja y, por suerte, Salcedoavanzó mucho en su estudio. Puede considerarse como la del típicoHomo romanticus puesto que su trayectoria reúne sobradamentemuchas de las características de esta manera de concebir el mundo yde una determinada forma de comportamiento.
España se incorporó al movimiento romántico en los años compren-didos entre el inicio de la guerra de la Independencia y la década de losaños cuarenta del siglo XIX. La confianza en la razón y en el sentidocomún dieron paso a la sensibilidad, la imaginación y la pasión. Elhombre romántico sufrió en soledad Weltschmerz, según los alemanes,una especie de enfermedad o dolor cósmico sin causa ni remedio. Así los
89 Disposición por Real Orden de 12 de Agosto de 1865.90 Hay copia del testamento en Salcedo y Ginestal, E. (1904), pp. 348-352.91 Hay copia del testamento en Salcedo y Ginestal, E. (1904), pp. 348-352.
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románticos lanzaron su imaginación hacia los cuatro elementos de sumundo afectivo: Dios, la naturaleza, el propio país, y la mujer. El hom-bre romántico confió también en su “genio” y su “estrella”, poseyó unsentimiento de superioridad respecto a los demás, y se sintió incom-prendido y abandonado por todos ellos. Aunque estos rasgos parecenencajar más en el mundo de la literatura, hoy los historiadores recono-cen que estas características están presentes en la vida cotidiana detodos los sectores sociales de ese momento. Jover92 los resume en lossiguientes:a) Enorme inestabilidad histórica. Tiempos de guerras, revoluciones,
cambios, traiciones, levantamientos, etc. b) Inadaptación de la persona a su circunstancia, imprevisión de una
trayectoria biográfica clara que favorece la evasión hacia lo exóticoo hacia el pasado. Brunschwig relaciona este aspecto con la obtura-ción de las salidas previstas para los jóvenes de las clases mediascomo consecuencia del crecimiento demográfico.
c) Paso de una consideración abstracta de ciertos conceptos (Estado,Derecho, etc.) a una concepción histórica diferenciada de los mismos.Lo específico, lo concreto, la diferencia pasa a primer plano.
d) Concepción de la nación como realidad a través de la cual el hombrese integra en la Historia. Se pasa de la fidelidad dinástica a la fide-lidad a una entidad histórica. Romanticismo y nacionalismo son pro-cesos históricos conexos.
Cada país tiene su propia cultura nacional diferente a las de losotros. El romanticismo español mereció el interés del resto de los paí-ses europeos, incluso una admiración. Se produjo una especie de descu-brimiento de nuestro país por parte de Europa que durante laIlustración la valoró como provinciana. España pasó a ser una catego-ría romántica. Este hecho es una consecuencia de la guerra de laIndependencia que inició una trilogía de guerras nacionales contra lahegemonía francesa en el continente.
92 Jover, J.M. (2001).
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La vida de Chinchilla coincidió con uno de los periodos más convulsosde nuestra historia. Su niñez se desarrolló en plena guerra de la inde-pendencia. Realizó los primeros años de la carrera de medicina duranteel trienio liberal. Como militar tuvo que participar en guerras, levanta-mientos y se vio obligado a prestar servicios secretos. Su actividad en lamilicia fue todo menos tranquila debido, como hemos visto, a su carác-ter rebelde, independiente y luchador en su propio beneficio. Lo acusa-ron de cobarde porque simulaba enfermedades para evitar servicios encampaña; fue calificado de orgulloso e indisciplinado; le formaron causapor prevaricar en asuntos de reconocimiento de quintos; le reprendieronla negligencia en sus deberes profesionales como jefe de un hospital;finalmente le expulsaron. Como se plantea Salcedo, es raro que noabandonara la carrera militar con los primeros incidentes. Proba-blemente, señala, “las circunstancias de la época en que nada podía con-siderarse estable, le impidieron en aquel entonces dirigir sus miradas aun punto más tranquilo, más adecuado a su carácter de independencia,y a la fuerza veíase sujeto a lo que su espíritu rechazaba”93. Quizás aquípodríamos aplicar la hipótesis de Brunschwig.
Chinchilla no se contentó con ser militar. Quiso acabar sus estudiosde medicina y casi de inmediato ser admitido en la Academia de medi-cina. Quiso ser profesor y dedicarse también a la enseñanza, a pesar delas dificultades que esto entrañaba por los continuos traslados comomilitar. En Madrid intentó adentrarse en el terreno docente en ElAteneo y en la Facultad de Ciencias. La inestabilidad reinaba tambiénen la Universidad y aquí también tuvo problemas con personas, entreellas Morejón y Matas. No obstante, hay puntos oscuros que sería nece-sario investigar más a fondo. En el momento en el que hubiera podidohacer carrera docente fue trasladado a Valencia. Parece que el motivofue una enemistad con el inspector de Cirugía Mariano Orrit. Sus ideassobre la unificación de las dos carreras eran claras y en ese momentose oponían a los intereses de muchos. Desconocemos también las rela-ciones e influencias entre los que dominaban los puestos docentes deaquélla época.93 Salcedo, E. (1904), p. 65.
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Chinchilla quiso también investigar y publicar, y ya hemos visto suscontribuciones. Una vez más gran parte de sus escritos crearon polémi-ca y enemistades. En ellos se deja traslucir su agresividad y su falta dediplomacia.
Su carrera militar, docente y su extensa obra escrita parece que no lesatisficieron. De hecho acumuló muchos méritos en todos estos campos,pero en términos generales se aprecia que tenía el convencimiento deque todos los que se cruzaban en su camino acababan “debiéndole”algo. Cuando revisábamos los manuscritos de León Sánchez Quin-tanar, en varias ocasiones éste utilizó para escribir el reverso de unahoja que se imprimió relativa a Chinchilla, que refleja bien lo que esta-mos diciendo. En esta se señala:
“Los profesores de medicina que abajo firmamos, nos vemos en la pre-cisión de manifestar: Que solicitados por el Sr. Chinchilla para firmaruna suscripción que tuviese por objeto regalarle una anillo y un bastón,como premio de sus tareas en la publicación de los Anales de medicinaespañola, no vacilamos un momento en poner nuestros nombres paracontribuir a tan laudable objeto. Creímos que era un deber de justiciael dar una prueba de aprecio a un profesor laborioso, la cual había deservir de estímulo a otros españoles amantes de nuestras antiguas glo-rias, para continuar, rectificar y perfeccionar los trabajos de nuestrocomprofesor.
Mas como hayamos visto con sorpresa que nuestras firmas se hanpublicado furtivamente, y que se han colocado debajo de un artículocopiado del [El] Popular, en el cual se censura al Gobierno y a losDirectores de Sanidad Militar, debemos hacer notorio, que estamosmuy ajenos de entrometernos en asuntos que no nos atañen, los cualesremitimos a los conocedores y jueces competentes.
Nuestro único objeto al suscribirnos, fue nacido de un sentimiento denobleza y de justicia, del cual no nos arrepentimos, a pesar del pocofavor que a algunos nos hace en sus Anales el Sr. Chinchilla. Primeroque nosotros es nuestra patria; y el que sacrifica sus afecciones perso-nales, más fácilmente se desentiende de cuestiones ajenas, que nada leinteresan.
100
Valencia 19 de Julio de 1847. Mariano López Mateos.—JoséRomagosa.—León Sánchez Quintanar.—José Gatius”
Aquí se percibe claramente la faceta de embaucador de Chinchillapara lograr sus objetivos. Su vida estuvo repleta de reclamaciones yescritos solicitando favores. Consiguió así muchas cosas pero otras tan-tas no. La insatisfacción, el mal genio y carácter fueron empeorandocon los años. Cuando fue separado del Cuerpo de Sanidad Militar laintranquilidad fue apoderándose de su persona, según Salcedo. Inclusoencontrándose en Madrid, cambio varias veces de domicilio. Su segun-da esposa le decía “Tú no estás bien más que donde no estás”.
Una de las características “románticas” que mejor se detecta en laobra de Chinchilla es la reivindicación de la historia de la medicinaespañola, que no es más que una historia nacional. Este tipo de histo-ria es una construcción típica del Romanticismo y a ella se recurre paraconstruir el presente así como el futuro. La historia nacional en su sen-tido historiográfico corre paralela a la evolución histórica del país, porun lado, y a la progresiva implantación de una sensibilidad historicis-ta por otro. M. Moreno94 distingue tres periodos, el que tiene lugarentre 1803 y 1833, el de la España fernandina, que surge a duraspenas. El segundo, el de las regencias (1833-1843), el del momento másálgido. Finalmente el tercero, que coincide con el reinado de Isabel II(1843-1868) durante el que se produce un decaimiento y, a la vez, unaafirmación de la historia nacional.
Los románticos consideraron el pasado con admiración y simpatía,era su propio pasado que miraron con orgullo. Sin embargo, no supie-ron distinguir bien entre la historia propiamente dicha y la historia decarácter literario, que les hizo cultivar la disciplina de forma imagina-tiva, incluso llegando a la ficción. Fue abrazada de forma especial porla nueva clase media constituida por profesores, funcionarios civiles ymilitares, magistrados, profesionales liberales, etc. Chinchilla es buenejemplo de ello. En sus escritos históricos reivindica siempre la impor-
94 Moreno Alonso, M. (1999-2000).
101
tancia de la medicina y de los médicos españoles. En algunos casos eslícito porque muchos autores extranjeros ignoraban las contribucionesrealizadas desde nuestro país en el pasado. En el otro extremo en cam-bio, se llega casi al ridículo, como es el caso del empeño en defender quemuchos autores españoles se adelantaron a Harvey en la descripciónde la circulación mayor de la sangre.
Lo que sí hay que reconocerle a Chinchilla es que vivió una vidaintensa, que buscó la polémica sin cesar y que reivindicó con fuerza loque creía tener derecho. No se achantó ante militares de alta gradua-ción ni ante ministros. Unas veces ganó y otras perdió, tuvo defensoresy detractores en todas las actividades que realizó, pero casi nada lesatisfizo.
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Apéndice 1Obras de Anastasio Chinchilla
1829– Baños y aguas minero-medicinales de Villavieja. Memoria escrita
con motivo de las oposiciones a la plaza de Médico-director del bal-neario de Villavieja… Ms., Madrid, a 5 de marzo de 1829.[Ejemplar en la Universidad Complutense de Madrid, Facultad deMedicina: Ca 2861F(19)].
– De la topografía físico-médica de España en general. Memoria pre-sentada a la Real Academia de Medicina de Madrid en opción al títu-lo de socio corresponsal. Ms de 50 cuartillas, fechado en Madrid, a 26de marzo de 1829 [Consultado por Enrique Salcedo].
1830– Disertación histórico-físico-médica de la villa de Cebreros. Memoria
presentada a la Real Academia de Medicina de Madrid, en opción altítulo de socio corresponsal. Ms, cuaderno de 98 cuartillas con uncuadro sinóptico y el plano de la villa. Abril de 1830.
[Cebreros en 1803 y 1830 a través de dos manuscritos: Mayoral,Juan Antonio, Topografía o descripción seri-jocosa de esta realen-ga villa de Zebreros; y Chinchilla, Anastasio, Disertación históri-co-físico-médica de la villa de Cebreros [Cebreros (Ávila)],Ayuntamiento de Cebreros, Imprenta C. de Diario de Ávila, S. A.[1998], 89 p. Edición, introducción y vocabulario por Luciano JoséNavas Villalba.
– Investigaciones físicomédicas de los meses de Mayo, Junio, Julio yAgosto de 1830. Memoria presentada a la Real Academia deMedicina de Madrid, en solicitud del título de Académico de númeroa una plaza vacante de la sección de Cirugía. Ms. Un cuaderno de 74cuartillas. [Consultado por Enrique Salcedo].
105
– Disertatio chimico-medica de lacte; de ajusdem speciebus, pro ali-mento et medicamento sumptis; et de illius praestantia, sive praeju-ditiis in medicina. Memoria presentada a la Real Academia deMedicina de Madrid, solicitando una plaza vacante de socio denúmero en la sección de Cirugía. Un cuaderno de 61 cuartillas.Madrid, 12 de noviembre de 1830. [Consultada por Salcedo en laReal Academia de Medicina, de Madrid].
1836
– El garrotillo. Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, 1836; 3: 73-76.
1837
– Arnaldo de Vilanova. Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia,1837; 3: 454-456, 457-480, 499-502.
– Apuntes para servir de introducción a la Historia de la Medicina espa-ñola. Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, 1837; 3 (enero): s.p.
– Las suturas en cirugía. Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia,1837; 3 (enero): s.p.
1839
– Primeros rudimentos de la Filosofía. Influencia de ésta en laMedicina. Siglo filosófico de ésta en la Gracia. Boletín de Medicina,Cirugía y Farmacia, 1839, 6: 1-41, 9-12.
– Memoria histórico-filosófica sobre las ventajas de la reunión de lamedicina y cirujia, en un solo individuo especialmente en el ejercito /por Don Anastasio Chinchilla, Madrid, Imp. de Salvador Albert.1839, 88 p.
– Sucintas reflexiones Historico-Filosóficas sobre las ventajas de queun solo individuo reuna las dos Facultades, la de Medicina y Cirugíaespecialmente en el Ejército / por D. Anastasio Chinchilla, Madrid,Salvador Albert, 1839, 12 p.
106
1841
– Medicina árabe española. Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia,1841, marzo (s.p.).
– Donde las dan las toman. Valencia, Imprenta de Gimeno, 1841.
– Medicina hebrea, Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1: 1-4.
– [Medicina hebrea y medicina árabe], Boletín del Instituto MédicoValenciano, 1841; 1: (2), 1-4.
– Solano de Luque, Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1:(6), 1-4.
– Consideraciones sobre el sistema nervioso, Boletín del InstitutoMédico Valenciano, 1841; 1: (5), 5; (6), 5.
– Luis Collado, Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1: (4), 1-4.
– Concepciones antropológicas tradicionales que consideraban que elhombre, por su sistema moral, es la perfección misma de la creación,Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1841; 1(7), 3; 1(8): 2.
– La Medicina legal es el complemento de todos los ramos de la cienciade curar y de sus auxiliares. Discurso leído por el autor en El LiceoValenciano al inaugurar las lecciones de Medicina legal y forense enel año de 1841.[Manuscrito no hallado por Salcedo. Informa de la reseña que apre-ció en el periódico El Liceo Valenciano el 3 de abril de 1841].
– Anales históricos de la Medicina en general y biográfico-bibliográfi-cos de la España en particular, Valencia, López, 1841-1846.Contenido completo: [1]. Historia general de la Medicina (2 v.) [2].Historia de la Medicina española (4 v.) [3]. Historia particular de lasoperaciones quirúrgicas (v. 1).
– Anales históricos de la Medicina en general y biográfico-bibliográfi-cos de la española en particular: historia de la Medicina española /Anastasio Chinchilla; with a new introduction by Francisco Guerra...
107
and «Indices de las obras de Hernández Morejón y Chinchilla» byRafael Sancho de San Román, New York: Johnson ReprintCorporation, 1967, 4 v.
1842
– Juan Sorapán de Rieros, Boletín del Instituto Médico Valenciano,1842; 1: (10), 1-4.
– Boceto histórico del sistema físico y moral del sexo femenino, Boletíndel Instituto Médico Valenciano, 1847; 2: 218; 227; 236.
– Discurso sobre la necesidad y ventaja del estudio de las cienciasnaturales, Boletín del Instituto Médico Valenciano, 1847; 1(12): 7;(13): 6; (14): 3.
1843
– Reflexiones sobre el plan de estudios médicos de 10 de Octubre de1843. Valencia, Imprenta de D. José Martín Cervera a cargo de V.Lluch, 1843, 20 p.
– Cartas de Anastasio Chinchilla a Luis María Ramírez de las CasasDeza / Anastasio Chinchilla[Manuscrito], 1842-1843, 4 h. ; 22 x 17cm. [dos cartas autógrafas fechadas en Valencia el 2 de diciembre de1842 y el 25 de febrero de 1843 [BN].
– Reflexiones sobre el plan de estudios médicos del 10 de Octubre de1843, Valencia Imp. de D. José Mateu Cervera, a cargo de V. Lluch,1843, 20 p.
1844
– Exposición presentada al Congreso de los Diputados con motivo delDecreto de 10 de octubre de 1843. Boletín de Medicina, Cirugía yFarmacia, 1844; 5: 13-15, 21-23.
– Memoria sobre los insectos perjudiciales a la Agricultura y medios dedestruirlos. Valencia, Imprenta de D. Benito Monfort, 1844, 4º, 75 p.Memoria premiada por la Sociedad Económica Valenciana.
108
– Memoria sobre los insectos perjudiciales a la agricultura y medios dedestruirles, Valencia, Librerías «París-Valencia», D.L. 1994, 75 p.
– Memoria sobre los principales acontecimientos militares que hantenido lugar en los sitios de Alicante y Cartagena / por AnastasioChinchilla, Valencia Imp. de José Mateu Cervera, 1844, 44 p.
– Vade mecum histórico y bibliográfico, de la Anatomia, Fisiología,Higiene, Terapéutica y Materia Médica, Cirugía, Medicina, Medicinalegal y Obstrecticia (sic) / formado con presencia de las tablas sinóp-ticas de... Choulant... y añadido por Don Anastasio Chinchilla,Valencia, Impr. de D. José Mateu Cervera, 1844.
1845
– Sobre la primacía del descubrimiento de la circulación de la sangre.Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, Agosto 1845; 6: 237-274.
1846
– Compendio de Cirugía: redactado con presencia de los principalesautores que sobre ella han escrito hasta el presente año, 2 vols.,Madrid, Imprenta y Libreria de D. Ignacio Boix, Editor, 1846, 341 y330 pp.
1847
– Carácter físico y moral de la mujer. Discurso leído por el autor en lasolemne sesión inaugural, celebrada en la real Academia Médico-qui-rúrgica de Valencia, el día 2 de enero de 1847.
– Boceto histórico del sistema físico y moral del sexo femenino, Boletíndel Instituto Médico Valenciano, 1847; 2: 218; 227; 236.
– Nota manifestando las obras inéditas y en preparación, Boletín delInstituto Médico Valenciano, 1847; 2: 279.
1851
– Discurso inaugural leído en la abertura de las Sesiones Académicas
109
del Cuerpo de Sanidad Militar... el día 4 de enero de 1851, Barce-lona, Tomás Gaspar, 1851, 3 h., 46 p., 1 h.
– Gutiérrez de la Vega, José, Historia de la sífilis / por el profesor JoséGutiérrez de la Vega. El hombre y la mujer física y moralmente con-siderados / por Anastasio Chinchilla, Madrid, Establecimiento tipo-gráfico del Semanario pintoresco español y de la Ilustración, á cargode Don G. Alambra, 1851, 32 p. en 1 v. (Biblioteca universal. Secciónmédica).
1852
– Memoria sobre las fiebres intermitentes del Castillo de SanFernando de Figueras. En: Biblioteca Universal, sección médica.Madrid, Imprenta del Semanario Pintoresco Español y de LaIlustración, a cargo de G. Alambra, 1852, vol. 1, 46 p.
– El hombre, por su sistema moral, es la persona misma en el orden dela creación. Discurso leído por el autor en la solemne sesión inaugu-ral, celebrada en la real Academia Médico-quirúrgica de Castilla laNueva, el día 2 de Enero de 1839. En: Biblioteca Universal, secciónmédica. Madrid, Imprenta del Semanario Pintoresco Español y deLa Ilustración, a cargo de G. Alambra, 1852, vol. 1.
1853
– Higiene militar. El Heraldo médico, Madrid, diciembre de 1852 ymayo de 1853: Origen de la milicia. Caracteres que la distinguen.Necesidad de educar al militar. El origen de las vicisitudes de lahigiene militar pueden comprenderse muy bien en la siguiente ale-goría. Estado de la ciencia en los pueblos de la antigüedad
1854
– Curioso documento histórico. El Siglo Médico, 1854; 1: 94-95.
– Nuevos estudios sobre la naturaleza, causas, química patológica,anatomía patológica, diagnóstico, nuevas formas y métodos especia-
110
les del cólera epidémico, hechos desde 1848 a 1853 en América,Rusia, Alemania, Inglaterra y Francia. Valladolid, Imprenta de D.Julián Pastor, 1854. 4º, 192 p.
1858
– Memoria sobre las aguas y baños minero-medicinales de Villatoya,en la provincia de Albacete, Madrid [s.n.], Impr. de Rojas, 1858
1859
– Cuestión sobre Hipócrates. Nueve artículos publicados en El LeónEspañol, reproducidos en El Siglo Médico,1859; 6: 269, 315-316, 324,337-338, 357, 363-364, 387-388, 404-405, 420-421, 427-428.
– Memoria sobre las aguas y baños minero-medicinales de Villatoya,en la provincia de Albacete. Madrid, Imprenta de Manuel de Rojas.1859, 8º 55 p.
1860
– Filosofía médica. El Siglo Médico, de febrero a junio de 1860
– Baños de Elorrio, 1860, [6] h., tabl; 22 cm. Contiene cuadro estadís-tico. Manuscrito firmado. [Biblioteca Nacional].
1861
– Triunfo de la Medicina española o descubrimiento de la circulaciónde la sangre en el hombre, por médicos españoles, Sevilla, Imp. y Lib.De Enrique de Rojas, 1861. 4º 126 p.
– Noticias bio-bibliográficas de médicos españoles y de varios autoresque han escrito sobre las ciencias médicas / por el Doctor D. Anasta-sio Chinchilla [Manuscrito], 1861, 129 h. [Presentada al Premiobibliográfico de la Biblioteca Nacional de 1861, sin título pero acom-pañada de un lema «Dum defiant vires audatia laus est quia in mag-nis voluisse, sat est», posteriormente en portada se añadió el título
111
«Suplemento a la historia de la medicina española» y el autorReferencia precisa: Delgado Casado, J., Un siglo de bibliografía enEspaña: los concursos bibliográficos de la Biblioteca Nacional (1857-1953), Madrid, 2001, t. 1, pp. 302-304.
1862
– Observaciones medicas relativas á las aguas y baños minerales de lavilla de Elorrio en la temporada pasada de 1862 / por AnastasioChinchilla, Sevilla 23 de diciembre de 1862.. [9] h., [1] h. de tabl.pleg.; 23 cm. Nota En portada justifica el autor la imposibilidad dedar más extensión a la memoria. Incluye cuadro estadístico.Manuscrito firmado.
– Diccionario de autores españoles en Farmacia, Zoología, Mineralogíay Química: precedido de una reseña histórica sobre su origen, progre-sos y estado actual en España / por el Dr. D. Anastasio Chinchilla[Manuscrito], [VII] h., 234 p. [Autógrafo Nota general: Presentadoen el Concurso Bibliográfico de la Biblioteca Nacional de 1862].
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Hernández Morejón, Anastasio Chinchilla y la historiade la medicina española
Carla P. Aguirre MarcoInstituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero
(CSIC-Universidad de Valencia)
CUANDO ANASTASIO CHINCHILLA comenzó a publicar su Historia de lamedicina española acababa de llegar a Valencia. Apartado forzo-
samente de Madrid, donde creía empezar a forjarse un futuro comoprofesor en la Universidad, afirmó estar pasando la peor etapa de suvida destinado en el hospital militar de Valencia. Se incorporó en octu-bre de 1840 como jefe de cirugía, apenas un mes después de haber con-seguido el puesto en Madrid. Truncada definitivamente su aspiracióndocente, dice en 1846, se veía “solo y abandonado… y perseguido porquienes me trajeron a esta ciudad”, a los que acusa también de haberquerido enviarle así a la muerte pues habrían tomado por una tisis sudolencia respiratoria1.
Sin embargo, durante su estancia en Valencia fue muy activo en loscírculos médicos de la ciudad y recibió no pocos reconocimientos. Pudopublicar los ocho volúmenes de su obra más conocida, Anales históricosde la medicina en general y biográfico-bibliográficos de la española enparticular (Valencia, 1841-1846), un compendio de cirugía en dos tomos(Madrid, 1846) y algunos artículos en el Boletín de Medicina Cirugía yFarmacia (1841). En Valencia publicó también al menos tres folletos(1841, 1843 y 1844), y nueve artículos, cinco de ellos histórico-médicos,
121
1 Anastasio Chinchilla Piqueras (1846) Historia de la medicina española, vol. 4, 610.(Desde ahora, ACH, HME).
en el Boletín del Instituto Médico Valenciano (1841; 1842 y 1847)2. Fuemiembro fundador de esta institución (1841-) y primer director de suBoletín3; socio de mérito de la Real Sociedad Económica de Amigos delPaís de Valencia desde 1842, y en 1844 presidente de su sección deciencias; en 1843, socio de número de la Real Academia de Medicina deValencia. En la Universidad de Valencia obtuvo su doctorado enMedicina y Cirugía en 1846, exento del pago de los derechos y tambiénde los ejercicios del grado, lo que logró haciendo valer la publicación delos Anales4. La primera parte de esta obra ya le había valido en 1842la “Pluma de oro” de la Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla. En1843, la Real sociedad económica de amigos del País de Valencia pre-mió su Memoria sobre los insectos perjudiciales para la agricultura ymedios de destruirlos (Valencia, 1844) con una medalla de plata sobre-dorada, y en 1844 se le concedió la “Cruz de Epidemias” por los servi-cios prestados durante las de cólera en Valencia de 1833 y 1834. Eneste periodo valenciano fue socio corresponsal de la Academia deMedicina y Cirugía de Sevilla, desde 1841; en 1844, de la Barcelona, dela de La Coruña y de la sociedad médico-quirúrgica de Brujas, y fuenombrado médico honorario de la Real cámara en 1846.
En el ejército ascendió hasta director del hospital militar de Valencia
122
2 La localización de los artículos histórico médicos del Boletín del Instituto médico valen-ciano (BIMV), todos ellos publicados en la sección “variedades” (1841-42), en Aguirre(2002); las referencias de los restantes, también de 1841 y 1842, en el capítulo de JLFresquet, en este mismo volumen. En 1847, el BIMV reprodujo, tomándolo de El Fénix,su discurso inaugural en la Academia nacional de medicina de Valencia: Boceto históri-co del sistema físico y moral del sexo femenino, BIMV, 2, 218; 227; 236, cuya primeraparte, dedicada al hombre, había publicado en 1839.3 “Anastasio Chinchilla, médico-cirujano”, según consta en la lista de socios fundadores,fue el primer director del BIMV, desde su primer número, de abril de 1841, hasta el déci-mo incluido, de enero de 1842. En efecto, Anastasio Chinchilla, como todos los facultati-vos de la sanidad militar, pertenecía al “Real cuerpo de médicos-cirujanos del Ejército”.La denominación de Cuerpo de Sanidad Militar, por el que era ya conocido, sólo recibiríasanción oficial en 1860.4 Real orden, Madrid, 26 de abril de 1846, firmada por el ministro de Gobernación PedroJosé Pidal (1799-1865) y el rector de la Universidad de Valencia, Francisco CarbonellMachí , que reproduce el BIMV, 2, 136, (30 de mayo de 1846) tras una elogiosa nota dela redacción titulada “Recompensa al mérito literario”.
en 1846 y a consultor de Sanidad Militar en 1847. Pero también su des-prestigio profesional en este cuerpo iba creciendo en Valencia y aumen-tando sus enemigos hasta el punto de ser apuñalado en 1846, episodioque justificó su traslado en 1847, reclamado por la capitanía general deCataluña. Tampoco dejó de tener problemas con la edición de su obra ycon sus colegas valencianos fuera del ámbito militar. José RodrigoPertegás concluyó que “hubo cuestión por la impresión de sus obras”por una respuesta de los impresores a Chinchilla en una hoja sueltaque se repartió con el Diario mercantil valenciano el 1 de junio de 1842.Recoge también el texto completo de otra, distribuida el 18 de julio de1847 de la misma manera, que fue motivo de la conocida protesta deSánchez-Quintanar, Romagosa y otros profesores valencianos por eluso indebido –político– que hizo Chinchilla de sus firmas, así como larectificación del propio Chinchilla atribuyéndolo a un mero error. En laprotesta de los profesores se puede leer asimismo una queja sobre el“poco favor que a algunos nos hace” en sus Anales AnastasioChinchilla. Estos dos últimos sueltos los conservó en su biblioteca LeónSánchez-Quintanar5.
La Historia de la medicina española de Anastasio Chinchilla es sinduda la más conocida de sus obras, aunque forma parte de los ochovolúmenes de los Anales históricos de la medicina en general y biográ-fico bibliográfico de la española en particular. La publicación se anun-ció con una antelación de dos meses y fue apareciendo en Valenciadesde 1841 por entregas, cada una de las cuales constaba de dos plie-gos de la Historia general de la medicina, dos de la española y dos dela Historia de las operaciones quirúrgicas. Comprendió finalmente,como es sabido, los dos volúmenes de la Historia general de la medici-na (1841; 1843), los cuatro de la Historia de la medicina española(1841; 1845; 1846; 1846) y el primer volumen de su Historia particular
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5 Sueltos dirigidos al director de El Diario mercantil de Valencia, de M. López Mateos;José Romagosa; León Sánchez-Quintanar y José Gatius, Valencia, imprenta del Presidio,19 de julio de 1847, y “Rectificación”, de Chinchilla, Valencia, imprenta del Presidio, 21de julio de 1847, en BHMV61/I-3/I1 (10 y 11). Catalogación de Micó Navarro (1994).Archivo Rodrigo Pertegás s. XIX. “Anastasio Chinchilla” (Fresquet; López Terrada, eds.,2002).
de las operaciones quirúrgicas (1841), único publicado de los dos previs-tos por el autor. Suele incluirse también en los Anales el Vade mecumhistórico bibliográfico de la anatomía, fisiología, higiene, terapéutica ymateria medica, cirugía, medicina, medicina legal y obstetricia …(1844), que es un resumen, a modo de guía, de la Historia general de lamedicina, con la que se vendía si ésta se adquiría por separado. Elautor se proponía hacer lo mismo con la Historia de la medicina espa-ñola aunque este segundo resumen nunca se publicó6.
La Historia de la medicina española comprende pues cuatro volúme-nes publicados todos en Valencia, que suman más de 2000 páginas enfolio. El primero, de 1841, la aborda hasta mediado el siglo XVI; elsegundo, de 1845, comprende los siglos XVI y XVII, y los dos últimosvolúmenes, de 1846, se ocupan del siglo XVIII y lo que iba del siglo XIX.Al igual que la Historia bibliográfica de la medicina española (1842-1852) de Antonio Hernández Morejón, se trata de un repertorio bio-bibliográfico ordenado cronológicamente –la fecha de las obras querecoge ordena las biografías de sus autores–, en el que se intercalanartículos originales presentando las diferentes etapas de la medicinaespañola. Se ha señalado repetidamente el marcado carácter románti-co de la obra en su exaltación nacionalista, que combina rasgos de lahistoriografía médica ilustrada como sea su pragmatismo, por otraparte irregular, características ambas que revisaremos más adelante.
Podemos distinguir una primera parte hasta el siglo XV que se detie-
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6 La obra de Chinchilla se venía editando mensualmente desde 1841: dos entregas de seispliegos, a cinco reales en Valencia e imprenta de López y a seis en provincias, en librerí-as y administraciones de correos. El primer anuncio a los suscriptores que apareció en elBIMV, sobre la entrega octava, es de febrero de 1842 (BIMV, 1 (11), 7-8), primer núme-ro de la revista que no editaba Anastasio Chinchilla. En 1846, la sección de “bibliogra-fía” reseñaba elogiosamente los tres volúmenes hasta entonces publicados de la Historiade la medicina española. Recogía que el proyecto todavía en marcha de los Anales ya sehabía plasmado en 6 volúmenes y que su autor había decidido vender por separado “lastres obras que los componen” (BIMV (1846), 2, 106-107). Faltaba solamente el cuartovolumen de la medicina española, que se publicaría ese mismo año. Aunque excluye elVade mecum…, Rodrigo Pertegás recogió folletos para la venta de la obra en los que figu-ran 8 volúmenes de la obra completa y, por separado, la “historia de la medicina en gene-ral y vade mecum, 3 tomos”. (Archivo J. Rodrigo Pertegás. El siglo XIX. “AnastasioChinchilla”. Fresquet; López Terrada, eds., 2002).
ne especialmente en la medicina islámica y hebrea y, a partir de ahí, lamedicina española se aborda por siglos hasta el s.XIX. AnastasioChinchilla consideró cuatro grandes periodos de la medicina española:desde los fenicios hasta la entrada de los árabes, un segundo periodohasta su expulsión, el tercero que comprende los siglos XV al XVIII, y elúltimo, el siglo XIX7. En consecuencia, el primero de los cuatro volúme-nes, publicado como hemos dicho en 1841, contiene los artículos y lasbio-bibliografías de lo que denomina medicina “hispano-fenicia”, segui-da de la “celtíbera-española”, la “griega-española”, la “romana-españo-la”, la “hebreo-española”, la “godo-española”, la “medicina en manos delos monjes” y la “árabe-española”. La medicina “hispano-árabe” la abor-da por siglos e incluye intercalados en orden cronológico los autoresjudíos y sus obras, que en el siglo XI cobran un gran peso. Lo mismo queen el siglo XIV incluirá también en razón de la cronología la obra deArnau de Vilanova y la de Ramon Llull. A continuación aborda la medi-cina española siglo tras siglo: los siglos XV y XVI todavía en el primervolumen; el segundo, de 1845, continúa el siglo XVI y da cabida al s.XVII; el s. XVIII ocupa el tercer tomo y parte del cuarto, ambos de 1846.Finalmente se ocupa del siglo XIX. Lo considera en tres etapas: unahasta 1823, la siguiente hasta la muerte de Fernando VII, y la tercerahasta la publicación del cuarto volumen: las últimas obras que recogedatan de 1843 y 1844 y la última biografía es la de Mateo Seoane.
Al terminar su obra anunció Chinchilla el plan de un suplemento conel que pensaba continuarla, pero que nunca llegó a publicar. Ademásde contener las omisiones “de todas las épocas”, lo habría de dedicarespecialmente a una historia de la medicina militar española, de la quepresenta su estructura8. En 1847, la sección de “bibliografía nacional”del Boletín del Instituto Médico Valenciano publicaba una reseña de losmanuscritos que Chinchilla había remitido, como había hecho previa-mente con los de los Anales, recabando apoyo para su publicación.Junto con unos “Apuntes de patología interna”, un “Tratado completode medicina legal” y un “Tratado de filosofía médica o modo de dirigirel espíritu filosófico en la investigación de la verdad en medicina”, de
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7 ACH (1841) HME, 1, 3.8 ACH (1846) Advertencia. En: HME, 4, 611.
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500 folios cada uno, figura un “Análisis histórico-crítico de la medicinamilitar en España”, del que se afirma “Increíble parece que … hayapodido recoger tantos y tan interesantes materiales para presentar …todas las fases por las que ha pasado el cuerpo de sanidad militar. ElSr. Chinchilla ha estudiado profundamente los reglamentos y hasta lospensamientos de sus autores…”9.
Presentó en 1861 un “suplemento” a la Historia de la Medicina espa-ñola al premio bibliográfico de la Biblioteca Nacional, que conserva elmanuscrito. Se trata de casi doscientas páginas de “Noticias bio-biblio-gráficas de médicos españoles y de varios autores que han escrito sobreciencias médicas”, que la propia BN consideró “un apéndice” a las obrasde Morejón y de Chinchilla, como consta literalmente en el registro delcatálogo10. También presentó otro manuscrito al mismo concurso el añosiguiente “Diccionario de autores españoles en Farmacia, Zoología,Mineralogía y Química : precedido de una reseña histórica sobre su ori-gen, progresos y estado actual en España”, que también conserva laBiblioteca Nacional11. Asimismo hay constancia de que fue comisiona-do por Real orden de 1857, año en que fue jubilado forzosamente delejército, para escribir una “Historia bibliográfico médica de la Armada
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9 BIMV (1847), 2, 279-80. (Joaquín Rodrigo, editor).10 MSS/12694. BN : Noticias bio-bibliográficas de médicos españoles y de varios autoresque han escrito sobre las ciencias médicas / por el Doctor D. Anastasio Chinchilla[Manuscrito], 1861, 129 h; 27x21 cm. Autógrafo. Foliación en tinta, 1-199, varias hojasen blanco. Presentada al Premio bibliográfico de la Biblioteca Nacional de 1861 sin títu-lo bajo el lema «Dum defiant vires audatia laus est quia in magnis voluisse, sat est», yposteriormente se añadió en la portada el título «Suplemento a la historia de la medici-na española» y el autor. “Puede considerarse como un apéndice de las obras «Historiabibliográfica de la Medicina española», de Antonio Hernández Morejón y de «Anales his-tóricos, biográficos-bibliográficos de la Medicina española», de Anastasio Chinchilla”(sic.). La primera noticia de que pudo presentar el Suplemento a un concurso de la BNes de Salcedo (1904), p.109, que no lo localizó; la primera referencia del manuscrito es deComenge (1914), 115, n. 214, aunque el registro de la BN remite a Salcedo por error. Lareferencia precisa en Gómez de Salazar y Alonso, J. (1955) p.3, n.16; y Delgado Casado,J. (2001) vol. 1, pp.302-304, según consta en el registro de la BN. 11 No hemos encontrado referencia a este manuscrito en la historiografía médica:MSS/12854, BN: “Diccionario de autores españoles en Farmacia, Zoología, Mineralogía yQuímica : precedido de una reseña histórica sobre su origen, progresos y estado actualen España / por el Dr. D. Anastasio Chinchilla [Manuscrito] [VII] h., 234 p. Índices en
española, comprendiendo en ella la higiene y la policía médica naval”,cuyos dos tomos manuscritos en folio fueron vistos y aprobados elogio-samente en Real Orden de 1860. Salcedo supuso que desaparecieron enel incendio del Ministerio de la Guerra de 188212.
La Historia bibliográfica de la medicina española de AntonioHernández Morejón comenzó a publicarse en 1842. Según AnastasioChinchilla, el propio autor había anunciado en 1820 que la tenía aca-bada y, “a falta de la última mano”13, lista para publicar, pero lo ciertoes que no comenzó a ver la luz hasta seis años después de fallecidoHernández Morejón, editada por su hijo político Juan Gualberto AvilésGarcía-Espinosa (1799-1865) 14.
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las pp. 216-234. Autógrafo. Presentado en el Concurso Bibliográfico de la BibliotecaNacional de 1862 En blanco las h. Iv, IIIv y las pp. 211-215, 223, 227 y 23; Foliación ori-ginal a tinta pp. 1-210”. La referencia precisa, según el registro del catálogo de la BN enDelgado Casado, J. (2001), Tomo I, pp. 47-48 y 304-306; Gómez de Salazar y Alonso, J.(1955), n. 27, p. 3, n. 21; y “Martín Abad, Mss. Bibli. BN, p. 117, n. 221”. (V. Martín Abad,J. (2004). La BN también conserva dos cartas autógrafas de Chinchilla (MSS/12972/51)fechadas en Valencia en 1842 y1843 a Luis María Ramírez de las Casas Deza (1802-1874), entonces director médico del balneario de Fuencaliente.12 E. Salcedo (1904), p.109, lo que suscribió Luis Comenge (1914) p.115.13 ACH, HME, 4, 610 : “en el volumen 2 de las Decadas, de 1820”14 Su nombre completo consta en el primer escalafón del Cuerpo de Sanidad militar, de1851, por el que conocemos también que era entonces uno de los nueve médicos de plan-tilla destinados en el nuevo Hospital Militar de Madrid (1844-), con la categoría desegundo ayudante. (Torres Fernández, 1996). Ingresó en el cuerpo de Sanidad militar en1836 (entonces Real Cuerpo de médicos-cirujanos del Ejército) de forma interina paraseguir haciendo carrera en él hasta jubilarse como subinspector. Había sido médico de laInclusa y parece que alcanzó el éxito profesional entre la aristocracia madrileña. La noti-cia de su muerte apareció el 8 de octubre de 1865 en El Siglo médico, 12, 653. Comengees todavía hoy la mayor fuente de información sobre Juan Gualberto Avilés. Además delos datos en el curso de la polémica de prioridades con Chinchilla, le dedica una biogra-fía independiente (L. Comenge 1914, pp. 623-627) desde la que remite a los Apuntes bio-gráficos de Federico Lletget (1891) que hemos localizado (El Siglo médico, 38, 369-372) ydonde reproduce algunos párrafos del discurso de ingreso de Manuel Iglesias Díaz en laAcademia de medicina de Madrid en mayo de 1873, de tono exageradamente apologéticocon la figura de Avilés, fallecido ocho años atrás, y que recoge casi literalmente algunasfrases de la nota necrológica.
La anunciaba Morejón, en efecto, al comenzar la década de 1820.Chinchilla pudo haberse referido al discurso de Morejón ante laAcademia de Medicina de Madrid, que sí se publicó en el segundo volu-men de las Décadas de Medicina, Cirugía y Farmacia, pero en 1821, yque comenzaba así: “Mientras logran mis esfuerzos dar a luz una his-toria filosófica de la medicina (obra de la que carece España) y procuropresentarla bajo diferente método e interés del que ofrecen las que sehan publicado en Europa hasta la de Sprengel …”15. Algo antes, en elmismo año de 1821, la revista abría su primer volumen con un artícu-lo histórico médico “contra el olvido de las contribuciones de la medici-na española en España y en Europa” en el que el autor decía habervisto los manuscritos de “uno nuestros primeros y más distinguidosmédicos” y anunciaba exaltadamente la publicación “de la historiacompleta de la medicina española en que trabaja desde hace algunosaños”16. Se refería a Hernández Morejón sin duda, y aunque el autor deeste artículo era muy probablemente Manuel Hurtado de Mendoza, losobjetivos expresos, el tono y los materiales pudieron contribuir a que sediera por supuesto entonces que tras este trabajo estaba de hechoHernández Morejón17.
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15 A. Hernández Morejón (1821) Noticia de las estatuas anatómicas de sedas del aragonésTabar, médico que fue del Sr. D. Felipe II…. Décadas de Medicina, Cirugía y Farmacia,2, 3-16. pp 3-4. Dedicó dos páginas a las estatuas anatómicas de Juan Valero Tabar alpresentar la anatomía del siglo XVI en su . Historia bibliográfica de la medicina españo-la (vol. 3, 31-32) y una biografía al autor (Ibidem,, 3, 393-395). Chinchilla no lo recoge.16 s.a. (1821) Noticia histórica de la medicina española desde la expulsión de los moroshasta el día, Decadas de Medicina y cirugía, 1, 7-32; 49-75: p. 7. La segunda entrega llevaun título propio: Idea general de la medicina española del siglo XVIII y hasta el presente.Las citas literales, p. 7.17 La revista fue editada y redactada casi exclusivamente por Hurtado de Mendoza entre1821 y 1827; fue la única publicada en Madrid hasta 1826. Vide C. Miqueo (1988) dedi-cado especialmente a la revista y su editor. López Piñero y Terrada (1991) la sitúan conel Periódico de la sociedad médico-quirúrgica de Cádiz como las primeras y más impor-tantes entre las pocas publicadas durante el reinado de Fernando VII, antes del iniciopropiamente dicho del periodismo médico español durante el reinado de Isabel II, repre-sentado en Madrid por el Boletín de medicina cirugía y farmacia (1834-54) que habría derefundirse con la Gaceta médica (1845-54) en El siglo médico en 1854, al frente del cualestuvieron los respectivos editores de las dos revistas previas, Méndez Álvaro y NietoSerrano. Ambos provenían del citado Boletín fundado por Mariano Delgrás, pero NietoSerrano creó en 1845 la Gaceta médica.
Los siete volúmenes de la Historia bibliográfica de la medicina espa-ñola –cerca de tres mil páginas en octavo– se publicaron entre 1842 y1852 en la “Biblioteca escogida de medicina y cirugía” de FranciscoMéndez Álvaro y Matías Nieto Serrano, editores en ese momento delBoletín de medicina cirugía y farmacia (1834-1854) y enseguida de susucesor El siglo médico (1854-1936; 1938-1947)18.
Consideró Hernández Morejón la medicina española desde “la de losprimitivos pobladores españoles que tuvieron trato con las coloniasegipcias, fenicias, griegas y romanas”, la “de los españoles de la domi-nación goda”, la “española-hebrea”, la “española-árabe” y “la de losespañoles desde la unión de los reinados de Castilla y Aragón enFernando y doña Isabel, hasta hoy, siguiendo el orden sucesivo de lossiglos”19. Dedica a cada etapa sus artículos histórico-médicos corres-pondientes y luego presenta las voces bio-bibliográficas en orden crono-lógico, “enlazando de este modo, tan natural y sencillo, la bibliografíacon la historia”20. En efecto, como es sabido, al igual que la obra deChinchilla, se trata de un catálogo bio-bibliográfico ordenado cronoló-gicamente, con artículos originales intercalados presentando las dife-rentes etapas de la medicina española, expresamente reivindicadafrente a la “ignorancia” que reprocha a los médicos e historiadores dela medicina europeos, un rasgo nacionalista característico de la histo-riografía romántica española21.
El primer volumen, de 1842, aborda la medicina española hasta elsiglo XV; los volúmenes segundo y el tercero, de 1843, se ocupan delsiglo XVI; el cuarto volumen se publicó en 1846 y el quinto en 1847,dedicados ambos al siglo XVII, lo mismo que parte del sexto –sus prime-ras 248 páginas–, que se publicó en 1850 y que comenzaba a abordar elsiglo XVIII que cerraría el séptimo y último volumen en 1852. Sinembargo, no carece de interés que el primer apéndice del cuarto volu-
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18 V. nota 17 y las páginas dedicadas a “La polémica inicial sobre la prioridad de lasobras” más adelante en este mismo capítulo.19 Antonio Hernández Morejón (1842) Introducción. En: Historia bibliográfica de lamedicina española, vol. I, pp. 27. (Desde ahora AHM, HBME).20 AHM (1842) HBME, 1, pp. 27.21 Moreno Alonso, M. (1985) y (1999-2000).
men, primero de los tres dedicados al siglo XVII, contenga el vaciado delas Memorias de la Sociedad médica de Sevilla, y por lo tanto, biblio-grafía médica del siglo XVIII y primeros años del siglo XIX. Se publicabaen 1846 después de que Chinchilla concluyera la publicación de los dosúltimos volúmenes de su propia obra, ese mismo año. El siglo XVII deHernández Morejón se acabaría de publicar cuatro años –y dos volúme-nes– más tarde.
La obra de Morejón había comenzado a publicarse en medio de lasonada polémica que provocó el editor al acusar públicamente aAnastasio Chinchilla de plagio. En efecto, Chinchilla había colaboradocon su maestro Hernández Morejón en 1828, aunque se distanció antesde cumplirse un año y, tras un breve reencuentro en 1830, no volvió aentrar en sus materiales, en gran medida por la interposición deAvilés. Luis Comenge calificaba a Juan Gualberto Avilés de discípulopredilecto de Hernández Morejón en lo que se refiere a la historiogra-fía médica, le reconocía el intento de terminar su obra, y recordaba queMenéndez y Pelayo había advertido ya “la diversidad de plumas” en laobra de Morejón22. El discurso de Iglesias Díaz (1873) ante la Academiade Medicina reconocía públicamente a Avilés el haber escrito ”tanto omás” que el propio Hernández Morejón, a pesar de no haber consenti-do que su nombre figurara en lugar alguno de la publicación, reprodu-ciendo en este punto casi literalmente el texto de la noticia del falleci-miento de Avilés en El siglo médico23. Nosotros no le conocemos máscontribución a la historia de la medicina que esta labor. Lo cierto es queAvilés publicó la obra de Hernández Morejón pisando los talones a lade Chinchilla24, y nada le impidió precipitarse en algún momento como
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22 L. Comenge (1914) pp. 623-627.23 La noticia en la sección “Crónica” de El siglo médico, 12, 653 (8 octubre 1865) informade que era subinspector jubilado del cuerpo de Sanidad militar, socio de número de la Realacademia de medicina de Madrid y que había sido individuo de la Junta suprema de sani-dad. Afirma la nota que “tuvo al menos tanta parte como su autor en la obra publicada anombre de Hernández Morejón” e informa de que había heredado su biblioteca.24 El primer y segundo volúmenes se publicaron tras el primero de Chinchilla; los añosque esperó para publicar el segundo también se detuvo la obra de Hernández Morejóndedicada al siglo XVII, lo mismo que su primer volumen sobre el siglo XVIII, que se habríade publicar en 1850, cuando Chinchilla había cerrado su obra en 1846.
sea el caso citado en que alteró el orden cronológico para incluir anexoscon bibliografía posterior. Quizá también a la precipitación se deba el“lapsus” de omitir en el índice del cuarto volumen precisamente laentrada de “Juan de Villarreal”, al que se dedica una biografía de másde 20 páginas. Presentaba esta voz el editor señalando en una extensanota la deuda expresa de Chinchilla con Hernández Morejón en esteasunto25, de lo que trataremos enseguida. Nos permitimos calificar delapsus este error porque si en el texto pretende reivindicar la prioridadde Hernández Morejón, la omisión en los índices consigue precisamen-te el efecto opuesto en la historiografía posterior26.
La polémica inicial sobre la prioridad de las obras
Chinchilla se quejaba en 1846, al terminar su historia de la medici-na española, de no poder continuar su obra en Valencia, donde diceestar “solo y abandonado … y perseguido”… y donde cree “haber hechobastante” … “sin bibliotecas, sin hombres inteligentes en la materiacon quienes consultar y agotados los recursos de mi librería …”27.Mencionaba aquí su antigua colaboración con Hernández Morejón y,para defender la importancia y envergadura de su propia obra, le cita:
“Cuando resolví escribir la historia de la medicina española erajoven; no conocía sus dificultades ni consideré en su conclusión: entréen más edad y vi, por los materiales que reunía, lo difícil, lo arduo, locasi imposible de esta obra para un solo hombre: temí pues; traté deabandonar mi empeño y suspendí mis tareas; mas luego, considerandoque las había anunciado al público en algunos de mis escritos... [empe-cé de nuevo a registrar …] … Esto decía el señor Hernández Morejónestando en Madrid con grandes posibles, con grandes bibliotecas públi-cas y privadas, con gran número de discípulos que (como yo cuando fui
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25 AHM, HBME, 4, 267-290. N. del E., p. 267.26 Como recientemente en E. Laval R. (2006), a pesar de que los índices de Rafael Sanchofacilitan a cualquiera desde 1960 la voz de Hernández Morejón.27 ACH, 1846, (HME), 4, 610
su escribiente) podían ayudarle, y con la preciosa librería que de supadre político había heredado” 28.
Aquí aprovecha para, citando a otros, atribuir tanto la biblioteca deHernández Morejón como sus escritos “contra la reunión de la medici-na y cirugía”29 al catedrático de la facultad de medicina de Valencia,Francisco Maseras Gavaldá (†1806), su suegro30. Como veremos ense-guida, las posiciones y argumentos de Maseras al respecto quedaronreflejados en un informe de 1799 del claustro de la Universidad deValencia que sacaron a la luz en 1821 Manuel Hurtado de Mendoza yHernández Morejón31.
No era la primera vez que manifestaba Chinchilla esta mezquindadante la figura de Hernández Morejón en este mismo volumen. La vozque le había dedicado unas páginas atrás reproducía los elogios de
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28 ACH, 1846, (HME), 4, 610-611. La cita la toma de AHM (1842) Prólogo. En: HBME, 1,pp. 22-23.29 A. Hernández Morejón (1813) Juicio imparcial sobre la reunión de la Medicina con laCirugía y relaciones con la farmacia con entrambas , Valencia, Yernos de José Estevan, 64 p.30 Aparte de algún dato indirecto, como la oposición de Maseras al matrimonio de su hijacon Hernández Morejón que constata López Terrada en este mismo volumen, o estamisma mención de Chinchilla, lo que por el momento sabemos de Maseras proviene delArchivo histórico de la Universidad de Valencia (AUV) y del Archivo Rodrigo Pertegás(documentos personales de F. Maseras y de A. Hernández Morejón). Francisco MaserasGavaldá, catalán de Alcover y residente en Valencia desde quizá 1757, pero seguro quedesde 1765, hasta su muerte en 1806, fue catedrático de teórica, o curso, en la facultadde medicina de Valencia por oposición desde 1786 -perpetuo desde 1792, según RodrigoPertegás- y en ejercicio hasta al menos 1804, último año en que fue prior de medicina.Fue profesor de Hernández Morejón aunque Maseras no participó en su examen de gradode medicina. Formado en las universidades de Cervera, de Huesca y de Valencia, se reva-lidó de medicina, para ejercerla, ante el tribunal del proto-medicato de la subdelegaciónde Valencia en 1765. Se doctoró en Valencia en 1771, pero desde 1769 enseñaba en lafacultad de medicina regentando cátedras vacantes o por ausencias temporales de lostitulares. Además del ejercicio clínico participó en las luchas antiepidémicas en Valencia,pero también en Aragón y Cataluña. AUV, AG 32 (libro de grados) Folios 80v; 252v-253r, 511r-513r , libro 79 (de claustros), libros 87 y 88 (priorato de medicina), libro 119(oposiciones a cátedras) , 158v-159r. Y Fresquet; López Terrada, eds. (2002) ArchivoRodrigo Pertegás. Siglos XVII y XVIII. “Francisco Maseras”.31 (1821) Décadas de medicina y cirugía, 2, 97-120; 145-158. Informe citado posterior-mente dentro de la biografía de Leonardo Galli tanto por Chinchilla (HME, 4, 169-70)como por Hernández Morejón (HBME, 7, 414-415).
Manuel Hurtado de Mendoza a su Ensayo sobre la ideología clínica(1821), a la que consideraba “única en su clase”, para de inmediatoseñalar una supuesta posible fuente –“en la biblioteca de San Isidro deMadrid hay un librito en pergamino, cuyo contenido es tan semejantea la ideología clínica, que en otro escritor que el Sr. Morejón, podríapasar por un plagio en las principales ideas…”. El resto de sus obras nomerece elogio alguno, más bien al contrario, y sobre la Historia biblio-gráfica …, de la que se habían publicado entonces tres volúmenes, sóloescribe para señalar fuentes no citadas por Morejón o para poner enduda sus conocimientos y afirmaciones y reivindicarse a sí mismo32.
En 1841 se defendía Chinchilla de las acusaciones de plagio formula-das por Juan Gualberto Avilés en un folleto titulado Donde las dan lastoman, en el que incluso llegaba a poner en duda que HernándezMorejón hubiera alcanzado a elaborar los materiales bibliográficospara su edición, y retaba al yerno a comparar los contenidos de susmanuscritos33. Pero ahora, en 1846, aparecidos ya tres volúmenes de laobra de Hernández Morejón, cierra su propia historia de la medicinaespañola con una “Vindicación” en la que va todavía más lejos y devuel-ve la acusación de plagio directamente al editor, Juan Gualberto
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32 ACH, HME, 4 (1846), 531-534. Redactó la voz basándose en la biografía de HernándezMorejón que precedía su obra, el “Elogio histórico” de Mariano Delgrás y José MorenoHernández (1842) (En: AHM, HBME, 1, 9-20). En él se mencionaba una obra publicadaen Marsella en 1822, un año después que el Ensayo sobre la ideología clínica deHernández Morejón, y sobre la que Hurtado de Mendoza se preguntaba en 1827(Décadas de medicina y cirugía práctica, 15, 299) si no sería una traducción al francés dela del autor español. Hurtado de Mendoza también había dado noticia de la publicaciónde Hernández Morejón (1821) en 1822 considerándola “única en su clase, y primera ensu especie”, y prometiendo un extracto para más adelante (Décadas de medicina y ciru-gía, 5, 134-136) que no hemos localizado. Respecto al autor francés citado por Hurtadode Mendoza, se trata de Jean-Pierre Favart y su Essai sur l’entendement médical, suivid’une nouvelle méthode pour apprendre la médecine [et d’indications thérapeutiques], parJ.-P. Favart,... Marseille, Achard, 1822. No hemos localizado otra obra del autor ni tene-mos datos sobre su figura, aunque el suyo es uno de los muchos tratados –de la BibliotecaNacional de París - de los que extrae apenas una cita Michel Foucault (1963; ed. caste-llana, 2001, pp. 136) para ejemplificar la objetivación del síntoma en la medicina anato-moclínica y la abstracción, a partir de los enfermos particulares, que los médicos deno-minamos enfermedad.33 A. Chinchilla (1841) Donde las dan las toman, Valencia, imp. de Gimeno, 16p.
Avilés, pero a costa, claro, de Morejón34. Cuestionaba la autoría deHernández Morejón, pero ahora no sólo la de los contenidos de los artí-culos, sino también la del plan de la obra, y reivindicaba de nuevo laoriginalidad y prioridad de la suya propia.
Pero el enfrentamiento entre Juan Gualberto Avilés y AnastasioChinchilla venía de tiempo atrás. Chinchilla le había atribuido en 1841la responsabilidad del último distanciamiento de su maestro, tras unasupuesta reconciliación que se habría producido hacia 1830 cuandojubilado de su cátedra enfermó y Chinchilla le tendió una mano mien-tras que muchos le habrían rehuido. Las caras nuevas y los comenta-rios contra los médicos-cirujanos que encuentra en la casa deHernández Morejón y que dice que le llevan a dejar de frecuentarladefinitivamente no pueden ser otros que los del yerno y su entorno. Nocabe duda de que para Chinchilla el nuevo ambiente familiar deHernández Morejón pesaba definitivamente contra él y consideró queAvilés era el rival que le desplazaba como intruso que hacía peligrar ellegado histórico médico de Morejón. Afirmaba que en abril de 1836,apenas dos meses antes de morir, le reclamó Morejón los manuscritosque sabía que andaba elaborando sobre la historia de la medicina espa-ñola para incorporarlos a su propia obra.
Ahora, al terminar su Historia de la medicina española en 1846,Chinchilla atribuía a la “desaprobación” de Hernández Morejón de supublicación de febrero de 1836 sobre el garrotillo35, unas supuestasactuaciones suyas para sacarle de Madrid, donde acababa de ser desti-nado en atención a su enfermedad, y aseguraba que a fin de frustrar sucarrera docente. Pero ya hubo una propuesta, no de traslado sino deseparación del cuerpo de sanidad militar el año anterior36, y sólo enoctubre de 1840 sería apartado de Madrid, más de cuatro años despuésdel fallecimiento de Hernández Morejón37. La “desaprobación” a la que
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34 ACH (1846) Vindicación. En: HME, 4, sin paginar [613-616].35 Boletín de medicina cirugía y farmacia, 3, 73-76. (núm 90, febrero de 1836).36 Reproducida en Salcedo (1904) p. 332-34.37 Entre abril de 1836 y abril de 1840 estuvo en Madrid relevado del servicio por enfer-medad, cobrando su sueldo. Durante estos años estuvo vinculado al Museo de Ciencias
se refiere se debió sin duda a que los materiales que publicó Chinchillaeran de Hernández Morejón y estaban inéditos, por mucho queChinchilla lo reconociera expresamente en el artículo y se deshiciera enelogios a su obra y su persona, lo que recogió el editor en la voz sobreJuan de Villarreal de Hernández Morejón, en 1846:
“Un discípulo del señor D. Antonio Hernández Morejón, a quien éstecolmó de beneficios y distinciones, D. Anastasio Chinchilla, al hablarde Villarreal en un artículo de literatura médica dice de su sabio maes-tro lo siguiente: “Enterado de que otra de las infinitas e interesantesnoticias que contiene la interesante Historia de la Medicina española,por haber tenido la fortuna de oírlas a aquél genio, a quien sola y esclu-sivamente está reservada la gloria de su publicación … Yo no tengo eneste análisis otra parte, que el haberla estractado, y cuyo tributo yhomenage rindo al genio que me la dictó. Suyo es todo el mérito, y esde desear que llegue un dia en que haga ver al mundo médico las belle-zas e infinitas obras que como la de Villarreal yacen sepultadas en elolvido. Entonces admiraremos, acataremos el talento que se ha sacrifi-cado para volver a la medicina patria el honor y la consideración a quecon tanto motivo es acreedora, y que con tanta ignorancia, si no mali-cia le han sido robadas”38.
Cuando al poco de morir Hernández Morejón, Pérez de Lema yAniceto Sobrado dirigen su petición de una biografía rigurosa de Arnaude Vilanova a Avilés, no era sólo era en su calidad de yerno y herederode Morejón, sino de discípulo reconocido. El propio Chinchilla tambiénlo debió ver así y se le adelantó sin más publicándola de inmediato39.La verdad es que Chinchilla no dejaba pasar la ocasión de situarse enla posición a la que creía tener derecho por méritos propios como histo-riador de la medicina española en los ambientes médicos madrileños,
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Naturales a través del catedrático de zoología Tomás Villanova, por quien regentó sucátedra desde 1838 (Salcedo (1904) p.18-19 y 29-30). Sobre el destino final de esta cáte-dra, v. S. Aragón (2005) y (2006).38AHM, HBME, 4, 267. N. del E.39 La petición en el Boletín de Medicina cirugía y farmacia, 1837, 3, 390, y el trabajo deChinchilla (1837) Arnaldo de Vilanova, en el mismo volumen 3, 454-480; 499-502.
más ahora que había muerto Hernández Morejón. En enero de 1837,apenas seis meses después de su fallecimiento, publicó el artículo“Apuntes para servir de introducción en la Historia de la Medicinaespañola”40.
Más allá de cualquier especulación, el enfrentamiento público entreAvilés y Chinchilla había estallado en 1839 cuando Chinchilla publicóun folleto en defensa de la unificación de la medicina y la cirugía decasi noventa páginas en las que, además de argumentar con seriedad ycomparar con la situación de la enseñanza y las titulaciones en otrospaíses europeos, se tomaba la molestia de rebatir uno por uno los argu-mentos más propiamente histórico-médicos de la publicación ya men-cionada de Hernández Morejón de 181341, radicalmente contrario adicha unión, utilizando incluso los mismos textos y autoridades que sumaestro. En respuesta se publicó un largo folleto anónimo de una “aso-ciación de médicos y de médicos-cirujanos” hasta entonces desconocida,tras la cual era bien sabido que estaba la familia, en particular elyerno, de Hernández Morejón42. Según Sánchez-Quintanar los autoresfueron “Juan Gualberto Avilés, José Moreno Hernández, [Ramón?]Llorente, [Manuel] Codorníu, [Mariano] Delgrás … presididos porMateo Seoane, alma de la reacción “43. El tema seguía teniendo granimportancia en esos momentos en España, donde la unificación no seharía efectiva hasta mediado el siglo XIX, y los médicos ya juzgaron
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40 Boletín de Medicina cirugía y farmacia, 1837(enero), 3, sin paginación.41 V. nota 29.42 A. Chinchilla (1839) Memoria histórico-filosófica sobre las ventajas de la reunión de lamedicina y cirujia, en un solo individuo especialmente en el Ejército. Madrid, imp.Salvador Albert , 1839., 4º, 88 pp. (también Sucintas reflexiones histórico-filosoficas :sobre las ventajas de que un solo individuo reuna las dos facultades de medicina y ciru-jia especialmente en el ejercito / por Anastasio Chinchilla, Madrid , 1839, imprenta deD. Salvador Albert, 12 p.; 22 cm) y Refutación de las reflexiones llamadas histórico-filo-sóficas de D. Anastasio Chinchilla, sobre la reunión de la medicina y la cirugía en un soloindividuo… por una Asociación de médicos y de médicos-cirujanos de esta corte, Madrid,imprenta que fue de Fuentenebro, a cargo de Alejandro Gómez, 1839 (folleto en 8º, 111pp.)43 Biblioteca Históricomédica (CSIC-Universidad de Valencia) (BHMV): 5886 (3). J. MicóNavarro (1994) p. 222 dice “En nota ms.: …. Esta nota se refiere a los autores del folle-to”, el 737 de su catalogación de la biblioteca de León Sánchez-Quintanar.
entonces ambas publicaciones; parece que en general se tomó el anóni-mo como un libelo plagado de insultos frente a la seriedad del escritode Chinchilla, y así se hizo ver en su momento44.
Ahora, siete años después, no pudo dejar de dar la puntilla al asuntohaciendo lo que no hizo en su publicación de 1839: desautorizar al pro-pio Hernández Morejón acusándole también de plagio en este tema.Tanto uno como otro recogen en sus respectivos repertorios, como men-cionamos, un informe del claustro de la Universidad de Valencia de1799 que juzgaba negativamente la unificación de los estudios de medi-cina y cirugía y que firmaba, con el rector Blasco, el catedráticoMaseras. Se refieren al detallado informe “sobre el reglamento delestudio reunido de la medicina y la cirugía”, el de Gimbernat, queManuel Hurtado de Mendoza publicó, de la mano de HernándezMorejón muy posiblemente, en las Décadas de medicina y cirugía, en182145. La revista de Manuel Hurtado de Mendoza es una fuente deChinchilla para no pocas voces y artículos, como declaraba expresa-mente en el titulado “Año 1820” que le dedicó por considerarla el pri-mer periódico médico español46. Quizá al utilizarla para elaborar elúltimo volumen de su obra, la lectura del informe firmado por Maserasle proporcionara nuevos argumentos para justificar su resentimientocon Hernández Morejón.
Porque Anastasio Chinchilla no dejó de atribuir a HernándezMorejón la responsabilidad de su traslado forzoso fuera de Madrid con
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44 Salcedo (1904) p. 139.45“Informe que en 1799, dio al Consejo de Castilla el claustro de la universidad deValencia, sobre el reglamento del estudio reunido de la medicina y la cirugía, Valencia,9 de mayo de 1799” (1821) Décadas de medicina y cirugía, 2, 97-120; 145-158. Con elrector Blasco y el síndico, Joaquín Mas, firmaban los catedráticos perpetuos de medicinaFrancisco Maseras y Joaquín Llombart. En una nota, pp. 157-58, los editores anuncia-ban que “pensamos publicar en este periódico un compendio de la historia de la cirugíaespañola …”46 ACH (1846) Año 1820. En: HME, 4, 340. En realidad, como ya dijimos, el primer volu-men de la revista data de 1821, pero la historiografía ha venido dando por supuesto quecomenzó a publicarse un año antes hasta el estudio de C. Miqueo (1988). También sueleconsiderarse que Manuel Hurtado de Mendoza (1783-1849) la editó y la redactó prácti-camente él solo.
la intención de apartarle de la Universidad y de los círculos académi-cos, aunque fuera el inspector de cirugía de sanidad militar MarianoOrrit quien tomó la decisión en 1840, tras un fuerte enfrentamiento conChinchilla al que acusaba de librarse fraudulentamente de sus obliga-ciones en el ejército47.
Resulta interesante al menos, y a falta de un estudio detallado de loscírculos de poder en la medicina académica y castrense madrileña deesta complicada época, la asociación repetida de algunos nombres. Un“auxiliar de botica” Mariano Orrit, los “profesores de medicina” MorenoHernández y Serapio Escolar, el “capellán castrense J. Avilés, hijo yhermano de médicos”, aparecen relacionados en los informes de 1838sobre el tifus castrense de Manuel Codorniu Ferreras48, jefe de sanidadentonces, bien como honrados en su actuación durante la epidemia,bien como afectados por ella en el cuartel del Hospicio y el Hospital deSaladores –en realidad la enfermería de la Cárcel de Saladores, cuyosenfermos y personal se trasladarían en 1841 al inaugurarse el HospitalMilitar de Madrid en el antiguo Seminario de Nobles, sede de laUniversidad Central los cuatro años previos (1836-1840). José MorenoHernández y Mariano Delgrás (1797-1855) son los autores del “Elogiohistórico” a Morejón que precede su Historia bio-bibliográfica de lamedicina española. Como es sabido, Delgrás había fundado el Boletínde Medicina, cirugía y Farmacia (1834-54), que acogió enseguida a suyerno, Serapio Escolar Morales (†1874) y a Méndez Álvaro49, quien ladirigía cuando, de su fusión con la Gaceta médica (1845-1854) deMatías Nieto Serrano – en la redacción Alonso Rubio-, surgió el Siglomédico en 1854. De su redacción dependió también la edición de la“Biblioteca escogida de medicina y cirugía” que acogió la publicaciónpóstuma de Hernández Morejón: Matías Nieto Serrano, Méndez Álva-ro, Serapio Escolar, Francisco Alonso Rubio y Manuel Codorniu figu-ran como editores. Los nombres vuelven a repetirse en la nota autógra-
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47 Salcedo (1904).48 ACH, HME, 4, 505-511, que es por cierto muy elogioso con el informe de Codorníu.49 Sobre Méndez Alvaro y su entorno tanto en el periodismo médico como en el cuerpo deSanidad militar, v. Fresquet (1990).
fa de Sánchez-Quintanar citada más arriba: “Juan Gualberto Avilés,José Moreno Hernández, Llorente, Codorníu, Delgrás … presididos porMateo Seoane, alma de la reacción“, como autores conocidos de laRefutación anónima de 1839 a la defensa de la unificación profesionalde la medicina y la cirugía de Chinchilla50. Luis Comenge (1914) reúnenoticias sobre todos ellos en forma de biografías independientes. Dealgunos de estos médicos puede seguirse su trayectoria en la Academiade Medicina de Madrid en LS. Granjel (2006): Desde luego que MéndezAlvaro y Matías Nieto Serrano, pero también Manuel Codorníu,Ramón Llorente, secretario provisional los mismos años (1865-66) enque fue tesorero Francisco Alonso Rubio, o Iglesias Díaz, bibliotecarioen 1875-76. Las posiciones profesionales en la sanidad castrense de losdestinados al Hospital militar de Madrid las recogen Torre Fernández(1996) y, tras él, Martín-Laborda Bergasa (2006), aunque el primerEscalafón data de 1851 y el Cuerpo obtuvo oficialmente la denomina-ción de “Sanidad militar” en 1860. En 1851, Juan Gualberto Avilés yJosé Moreno Hernández eran ayudantes segundos de la plantilla denueve facultativos del Hospital Militar de Madrid, todavía oficialmen-te del “Real Cuerpo de médicos-cirujanos del Ejército”51. Ese mismoaño finalizaba el plazo para la convalidación de títulos en el Cuerpo,porque seis años atrás se había hecho realidad oficial la unificaciónprofesional de médicos y cirujanos52.
De ser ciertas las intrigas y conspiraciones que creyó ver Chinchillatras su “destierro” al “páramo” valenciano, no dejaría de tener su gra-cia que en Valencia publicara la obra que quisieron evitar los círculosmadrileños y que le ha colocado justo al lado de Hernández Morejón enla historiografía médica española. Quizá su agitada vida en Madrid,tras la cátedra y el reconocimiento, lo habría dificultado. Y a la vez,como ya sugirió Salcedo, de no haberla publicado Chinchilla, quiénsabe si se habría editado finalmente la obra de Hernández Morejón.
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50 V. notas 42 y 43.51 Desde 1829 hasta 1853-55 estuvo plenamente vigente. En 1855 se crearía la escalafacultativa y el nuevo reglamento del que, sólo con la disposición de 1860, se denomina-ría Cuerpo de Sanidad Militar. V. Torre Fernández (1996).52 R.O. de 3 de agosto de 1845.
La contribución de Antonio Hernández Morejón y de AnastasioChinchilla a la historiografía médica española
Estas obras de Antonio Hernández Morejón y de AnastasioChinchilla que hemos ofrecido recientemente digitalizadas53 constitu-yen, como es sabido, sus principales contribuciones histórico-médicas.Los estudios coinciden en señalar que se trata, junto con la de Joaquínde Villalba (1750-1807)54, de la aportación más importante de la histo-riografía médica española en la primera mitad del siglo XIX. Por otraparte, y aunque no deja de ser indicador de un preocupante estado dela investigación, para cualquier historiador que aborde el estudio de lamedicina española siguen siendo de obligada consulta y facilitarla hasido el objetivo que, en consecuencia, mejor justificó nuestro proyecto.Su digitalización obligaba a ofrecer unos índices en cuya elaboraciónnos hemos entretenido para que de verdad facilitaran el manejo de lasobras, índices que incluimos en este volumen. La relectura a que nosha obligado esta tarea, sin otro objetivo que las propias obras en sí mis-mas, nos ha planteado numerosos interrogantes y ha puesto de mani-fiesto, una vez más, las carencias de que adolece su estudio.
Se ha escrito mucho sobre estas dos obras desde el mismo momentosu publicación y desde ángulos diferentes. Desde la polémica deAnastasio Chinchilla con Juan Gualberto Avilés sobre la independen-cia entre ambas obras, en el mismo año 1841, que analizó Enrique
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53 Fresquet; López; Aguirre (2007) La Historia de la Medicina española de HernándezMorejón y de Chinchilla. Edición facsímil e índices. IHCD (CSIC-Universidad de Valencia).Ed. en cederrón. Puede consultarse en la Biblioteca digital del Instituto de Historia de laMedicina y de la Ciencia López Piñero (CSIC-Universidad de Valencia) : http://www.uv.es/IHCD/digital.html . Se habían reeditado previamente, en una edición facsímil de Guerra(1967) que incorporó los índices de Sancho de San Román (1960).54 Epidemiología española o Historia cronológica de las pestes, contagios, epidemias y epi-zootias que han acaecido en España desde la venida de las cartagineses hasta el año 1801: con noticia de algunas otras enfermedades que han sufrido los españoles en otros reynos,y de los autores nacionales que han escrito sobre esta materia... / por... Joaquín deVillalba, Madrid: Imp. Mateo Repullés, 1802, 2 vols. ([4], XX, 235, 359 p.); 21 cm. Suelenincorporarse también sus doce tomos de obra manuscrita, pero esta aportación suya fueindirecta, seguramente a través de Chinchilla y de Hernández Morejón, como revisare-mos enseguida.
Salcedo Ginestal en 1904 y que la historiografía ha venido recogiendohasta la actualidad, cabe destacar el estudio de Luis Comenge (1914)que reproducen, o al que remiten, expresamente o no, los trabajos pos-teriores. En él aparece la figura de Villalba y su obra, tanto la impresacomo la manuscrita, como muy probable fuente de las de HernandezMorejón y de Chinchilla. En 1963, Usandizaga volvía sobre este asun-to, describía los doce tomos manuscritos de la historia de la medicinaespañola de Villalba y apuntaba la deuda, posiblemente directa deHernández Morejón a Villalba, y la de Chinchilla mediada por Hernán-dez Morejón. La recuperación historiográfica de la obra de Joaquín deVillalba Guitarte en relación con las de Hernández Morejón yAnastasio Chinchilla se plasmó a finales de la década de 1970 en lostítulos de las publicaciones de Víctor J. Marí Balcells (1977) y de LuisS. Granjel (1977) quien ha incitado los estudios más modernos sobreVillalba, como el de Carreras Panchón (1984) que acompaña la reedi-ción de su Epidemiología, logrando su reincorporación normal a lasexposiciones historiográficas de la medicina española actuales (Merce-des Granjel (1990), Esteban Rodríguez Ocaña (1997) o José MaríaLópez Piñero (1996). También merece destacarse el original intento deFrancesc Bujosa Homar (1989) de situarlos en la tradición médica y enla histórico médica con un enfoque epistemológico.
Otros estudios especializados nos proporcionan datos o perspectivasmuy valiosas aun cuando su objetivo no sean expresamente estasobras. Sin duda resultó esclarecedora la aportación de Vicente PesetLlorca sobre la influencia de las Bibliotecae de Haller en la labor deVillalba, Hernández Morejón y Anastasio Chinchilla, en su artículo de1965 sobre Mayáns y la historia de la medicina55. Es el caso tambiénde la reflexión de Luis García Ballester (1975) sobre la contribuciónespañola, en los siglos XIX y XX, a la historia de la medicina antigua, enla que las obras de Hernández Morejón y Anastasio Chinchilla apenasmerecen un pequeño párrafo porque en este campo bien se las puedepasar por alto.
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55 V. Peset (1965); 65; 72
Entre las cuestiones de fondo pendientes, el momento en que apare-cen ambas obras, con un retraso de más de un siglo respecto de lo quese venía haciendo en Europa, merecería quizás una explicación ajusta-da. Más cuando la incorporación española a la ciencia social positiva sehabría de producir, en lo que se refiere a la historiografía médica, a fina-les del siglo XIX y comienzos del XX, como atestiguan las contribucionesde Juan Bautista Peset y Vidal (1821-1885), las de Luis Comenge (1854-1916) o las de José Rodrigo Pertegás (1854-1927), entre otros, en con-sonancia con lo que se hacía en Europa.
Las obras históricomédicas de Antonio Hernández Morejón y deAnastasio Chinchilla hay que situarlas entre las primeras muestras deacercamiento histórico al pasado médico, cuando la biografía y labibliografía médicas tradicionales incorporaron una intención críticaexpresa y algunas técnicas de la erudición, especialmente la cronología,desarrolladas en otros campos. La apuesta que presenta HernándezMorejón como propia y novedosa, la incorporación de la cronología a labibliografía tradicional, él mismo la sitúa en la línea de la obra de JohnFreind56 que data de 1725-26, y que quiso ser la continuación de laHistoire de la Medecine de Daniel Leclerc, de 1696. Lo mismo que laHistoria de la medicina española de Chinchilla, también la obra deVillalba Guitarte, la impresa y la manuscrita, en torno a 180257, y laposterior, manuscrita, de León Sánchez-Quintanar (1801-1877) debe-mos situarlas en estas coordenadas.
Quizá convenga recordar que en 1846, cuando Chinchilla terminabade publicar su obra y a seis años del final de la de Hernández Morejón,Henschel fundaba Janus. Zeitschrift für Geschichte und Literatur derMedizin, un programa que contó con la participación de Haeser,Choulant y Daremberg entre otros, dedicado plenamente a la investi-gación del documento histórico –las fuentes escritas y especialmentelas institucionales– y con un rechazo expreso a la especulación y el evo-lucionismo de la historiografía romántica, que ya había superado, a suvez, el pragmatismo ilustrado.
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56 AHM, Prólogo. En: HBME, 1, 26-27.57 LS Granjel (1977); Carreras Panchón (1984).
La labor de Sánchez-Quintanar, desprovista por fuerza, como vere-mos, del pragmatismo y del nacionalismo característicos de las anterio-res y con una mayor preocupación por las fuentes, representa un enla-ce entre las generaciones de historiadores de la medicina española deprincipios del siglo XIX y las del paso al siglo XX, según hizo ver JuanMicó 58, pero la verdad es que no encontramos en la tradición históri-comédica española representación de las corrientes historiográficasdominantes en Europa a lo largo del siglo XIX en la biografía y la biblio-grafía médicas, como tampoco en la otra línea tradicional de acerca-miento al pasado médico, la edición de textos clásicos, que tampocoincorporó las novedades entre la obra de Andrés Piquer y las traduccio-nes de Martínez Vélez de finales del siglo XIX, como ha señalado LuisGarcía Ballester59.
Se han calificado las obras de Morejón y de Chinchilla de meros catá-logos bio-bibliográficos (López Piñero, 1969), a la vez que se viene des-tacando su pragmatismo y su nacionalismo (López Piñero, 1969; L.S.Granjel, 1977; Bujosa, 1989) como rasgos ilustrado y romántico respec-tivamente, de la historiografía médica, lo que entraña cuando menosuna contradicción.
Las corrientes ilustradas que en la tradición de la bio-bibliografíamédica culminaron en la obra de Kurt Sprengel (1792-1803) –defenso-ra de la finalidad utilitaria de la historia– pervivieron en el mundo dehabla alemana hasta mediado el siglo XIX, pero la historiografía médi-ca española no las recogió. Tampoco se sumó a las que coexistieron conella y que acabarían imponiéndose en la primera mitad del siglo XIX, lasdinámicas o evolucionistas, típicas de la historiografía romántica,excluyentes expresa y radicalmente de la finalidad pragmática de lahistoria. En lo que concierne a la bio-bibliografía médica española, seha querido ver una gradación hacia la desaparición de los rasgos de lahistoriografía ilustrada, en particular el pragmatismo, desde la obra deVillalba y pasando por la figura de transición de Hernández Morejón.También se ha visto una gradación creciente en el rasgo nacionalista:
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58 Micó Navarro (1986) (2007).59 García Ballester (1975).
moderado –por ilustrado– en Villalba y en Hernández Morejón, hastahacerse “desaforado” en Chinchilla. La ausencia de ambas característi-cas es definitiva en la obra de Sánchez-Quintanar. Veámoslo en los pro-pios autores.
En lo que concierne a la obra de Sprengel, no era en absoluto desco-nocida para Hernández Morejón ni para Chinchilla, que la citan y laconsultan en su traducción francesa de Jourdan60 y cuyos ejemplaresconserva hoy la Biblioteca Complutense. Hernández Morejón se apar-taba expresamente del modelo de Sprengel, y declaraba sus preferen-cias por el de Freind en 1842, en la introducción a su historia bibliográ-fica de la medicina española61. Chinchilla no era dado a entrar en talessutilezas y sólo dijo no tener más remedio que “imitar a los Leclerc,Freind, Sprengel, Cabanis, etc…” puesto que no había una historiamédica española previa de la que partir para formar la suya propia62.El rasgo nacionalista se plasmará en una intención restauradoracaracterística en la historiografía romántica.
Como señaló L.S. Granjel (1977), Villalba se expresaba en 1802 comoilustrado al reconocer la propia responsabilidad de los españoles en eldesconocimiento de la medicina española más allá de las fronteras delpaís:
“Es indubitable que los extranjeros tienen fundamento para echar-nos en cara la omisión que hemos tenido en dar a conocer nuestro méri-to literario, y la ingenuidad nos obliga a confesarlo así; por consiguien-te son en esta parte disculpables de la ignorancia con que han habladode las cosas de España”63.
Más atrás reprodujimos las palabras muy similares de Hernández
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60 Sprengel, Kurt (1815-20) Histoire de la médecine, depuis son origine jusqu’au dix neu-vième siècle... Trad. par A. J. L. Jourdan., 9 vols., Paris, Deterville, incorporó otras obrasposteriores del autor y dos volúmenes de historia de la cirugía de su hijo. El original, en5 vols (1792-1800), vio una primera traducción al francés en 1809-10 de los dos prime-ros volúmenes, de Geiger.61 AHM (1821) y (1842) Introducción, HBME, vol. 1, pp, 26-27.62 A. Ch. (1842) Introducción, HME, 1 [3] sin paginación.63 J. Villalba (1803) viii-xx.
Morejón en 1821, junto con las Hurtado de Mendoza “contra el olvidode las contribuciones de la medicina española en Europa y enEspaña” del mismo año, con las que inauguraba su revista Decadasde medicina y cirugía. Pero Hernández Morejón no disculpaba esaignorancia y reprochó a las obras generales históricomédicas publica-das en Europa “hasta la de Sprengel” el contener “artículos capacesde vindicar el vilipendio con que poco ha osaron hablar de la medici-na y la cirugía españolas algunos periodistas ingleses y franceses sinconocerlas…”64. Recordemos que en 1820 se acabó de publicar la ver-sión francesa, de A.J.L. Jourdan, de la historia de la medicina deSprengel. Los siete volúmenes de la Biographie médicale de Jourdanse publicaron entre 1820 y 182565, y ésta sí es una fuente expresa deHernández Morejón.
Hernández Morejón alabó más adelante la aportación de algunosextranjeros al reconocimiento de la labor de los médicos españoles,como es el caso del francés Thiery, sobre Gaspar Casal, o el del Nihell,a propósito de la difusión de la obra de Solano de Luque: “si todos losextranjeros que vienen a España se dedicasen cada uno en su respec-tivo ramo o ejercicio a un estudio filosófico o imparcial como lo hizoeste irlandés [Nihell, sobre la obra de Solano de Luque], no se daríanal público tantas pueriles necedades como vemos impresas en otrasnaciones”.66
Se quejaba repetidamente de la ignorancia no justificada de los médi-cos extranjeros, como por ejemplo hizo a propósito de Andrés Piquer:
“Hasta el mismo Jourdan que como ya hemos dicho en otra parte de
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64 Discurso ante la Academia de medicina de Madrid sobre Tebar, reproducido en lasDécadas médico-quirúrgicas, 2, 3-4. (1821).65 Antoine Jacques Louis Jourdan (1788-1848) fue responsable de la Biographie médica-le (7 vols., París, Panckoucke, 1820-25), un suplemento biográfico del Dictionaire dessciences médicales (60 vols., París, Panckoucke, 1812-1822), que dirigiría F.V. Mératdesde el tomo 20. A Manuel Hurtado de Mendoza le trataron de “el Jourdan español”,tanto por su labor de traductor y difusor de obras extranjeras como por el Suplemento aldiccionario de medicina y cirugía de Ballano, cuatro volúmenes que publicó entre 1820 y1823.66 AHM, HBME, 6, 416.
esta historia no perdona ocasión para zaherirnos, siendo así que noleyó nuestras mejores obras, le consagra [a Piquer] igualmente unamemoria bastante extensa para lo que tiene de costumbre. Sin embar-go, no puede menos de envolver sus alabanzas en una injusta acusa-ción, que no debo pasar en silencio; dice así “ Hemos dado alguna exten-sión a este artículo con tanto mas gusto, cuanto que han olvidado aPiquer casi todos los biógrafos, injusticia que con frecuencia cometenmuchos escritores distinguidos de su misma nación, …” .
“No es cierto que nuestros biógrafos ni escritores de otro génerohayan olvidado los distinguidos méritos y grata memoria de nuestroPiquer. Si Jourdan hubiera leído más, no cayera en los errores en queincurre casi siempre que habla de nosotros. Este francés no conociómás biobibliógrafos que a D. Nicolás Antonio, como él mismo lo confe-só en una carta, y como este autor fue anterior a Piquer y por lo tantono pudo hablar de el, tal vez por esto nos dirigirá semejante acusación”.
y sigue reprochando al francés no haber ”leído a Latassa, a Jimeno,a Miguel de San José, a Ballano…”67.
Se ha señalado en repetidas ocasiones el fanatismo nacionalista deChinchilla y se ha ejemplificado en el caso extremo de su reivindicaciónde la prioridad española en el descubrimiento de la circulación mayor.Comenzó señalando la ignorancia exterior sobre las contribuciones delos médicos españoles en este punto y terminó por imaginar la priori-dad sobre William Harvey del desconocido Francisco Matías Martí68.
Como es sabido, entre sus orígenes ilustrados y la incorporaciónespañola a la historiografía médica positivista, “media el más gravetrauma que ha padecido la medicina española contemporánea y del quetodavía no se ha recuperado”69. La introducción a finales del siglo XVII
y el desarrollo a lo largo del XVIII de la ciencia moderna en Españaacabó en la desconexión científica de Europa, un verdadero desastreque culminó en el reinado de Fernando VII (1812-1831). La medicina,
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67 AHM, HBME, 7, 142-143.68 Salcedo (1904) pp. 160-163 y 220-229, revisó sus polémicos artículos de 1845 y de 1861y atribuye finalmente a la precipitación de Chinchilla lo que califica de confusión.69 Formulación de L. García Ballester en 1975.
como la ciencia, comenzó a remontar muy lentamente en la década de1840, cuando en Europa se imponía la mentalidad científico-naturalhasta en la práctica clínica. No sólo el vitalismo y el hipocratismo pro-longaron así su vigencia en España, sino que incluso los defensoresmás extremos del método positivo, como Pedro Mata, polemizarondesde posiciones eruditas y especulativas durante lo que quedaba delsiglo XIX70 y la novedad no se llegó a plasmar en la realidad profesional,ni en los estudios, ni en la clínica, ni en el laboratorio. El neohipocra-tismo dominó por ejemplo la patología general de Nieto Serrano(Elementos de Patología general, Madrid, 1869), pero también la deLetamendi (Curso de Patología general, Madrid, 1883-1889). En 1924,Carlos María Cortezo (1850-1933) escribía recordando su época deestudiante, hacia 1870: “¿Anatomía general, Histología, Anatomíapatológica? Estas cosas nos eran conocidas de oídas, y hasta sabíamosque en el arsenal de San Carlos existían cuidadosamente guardados,dos o tres microscopios, que no se querían deteriorar por el uso”71.
En lo que se refiere a la historiografía médica, Pedro Laín (1978) dis-tinguió tres etapas de la Historia de la Medicina que denominó de vida,muerte y resurrección72 haciendo referencia a su vigencia en el seno dela medicina. Pero precisamente en este periodo de “muerte” para lamedicina, a lo largo del siglo XIX, y sobre todo en su segunda mitad, escuando la Historia de la Medicina comenzó su “vida” como cienciasocial positiva, a cuyo nacimiento se incorporaba desde el programaque cristalizó en 1846 en torno a Janus, como hemos mencionado. Elpositivismo alcanzó incluso a los esquemas dinámicos o “evolucionis-tas” de la especulación romántica alemana dotando a la tradicional his-toria “de los antecedentes” de un carácter genético que suele encarnar-se en Wunderlich (1859), –también en la patología (1842), donde aca-
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70 García Ballester (1975) pp. 55-63 dedicadas a “El problema de la vigencia de Hipó-crates en la medicina española”; L. Comenge (1914) y T. Ramos (1954).71 El discurso debe de ser anterior, pero esta conferencia sobre la medicina madrileña enel siglo XIX al Cuerpo de la Beneficencia municipal es de 1924.72 Laín Entralgo (1978) Constituye el discurso que pronunció en ocasión de su despedidade la cátedra de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense, que ocupabadesde 1941.
baría imponiéndose. Aunque sufrió un rechazo radical, su rastro siguepersistiendo hoy en no pocas exposiciones de antecedentes de hallazgosy problemas médicos actuales.
Pero si la propia medicina seguía en España de espaldas a la menta-lidad científico-natural que se imponía en Europa y buscaba a los clá-sicos, especialmente Hipócrates, como medicina viva, se comprendeque la historiografía médica mantuviera la finalidad utilitaria que lacaracterizaba en otras épocas y fuese en consecuencia anticuada.También se comprende que este prolongado aislamiento científico deEuropa dilatara y exacerbara el nacionalismo, asociado al sentimenta-lismo y la nostalgia histórica, propios del romanticismo. La intenciónrestauradora del relato histórico es expresa en estas obras, pero tam-bién lo era en la de Villalba, algo anterior en relación a la catástrofe:
Villalba consideraba que la publicación de su obra manuscrita vendríaa llenar las carencias que justificaban la ignorancia europea sobre lascontribuciones de la medicina española. La cita anterior continuaba:
“Esta aserción se verá muy presto probada en la Historia y Bibliotecauniversal de la Medicina española …, si se superan los obstáculos quesuelen atravesarse para frustrar la publicación de los libros sólidos eimportantes”
Así consideraba también Hernández Morejón su proyecto en 1821:
“Mientras logran mis esfuerzos dar a luz una historia filosófica de lamedicina (obra de la que carece España) y procuro presentarla bajodiferente método e interés del que ofrecen las que se han publicado enEuropa hasta la de Sprengel …”73
En el prólogo de su Historia bibliográfica de la medicina españolajustificaba su obra, que a punto estuvo de abandonar por la envergadu-ra de su proyecto, en el hecho de que
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73 Hernández Morejón (1821) Noticia de las estatuas anatómicas de sedas del aragonésTabar, médico que fue del Sr. D. Felipe II…. Décadas de Medicina, Cirugía y Farmacia,2, 3-16. pp 3-4.
“… la medicina española yace en una afrentosa ignorancia, en uningrato olvido; no sé si por la afición a la lectura de las obras extranje-ras, si por la desconfianza de nuestros propios talentos, o bien porambas causas reunidas; y estas reflexiones me sirvieron de incenti-vo…” y acaba la presentación: “¡Ojalá que sirva esta obra de públicautilidad y dé crédito a mi patria, que la quiero tanto más, cuanto quela veo injustamente vilipendiada por literatos que no la conocen!”74.
Chinchilla justificó también su Historia de la Medicina española enla misma carencia que señalaban Villalba y Hernández Morejón, peropresentó su ardua tarea como un sacrificio “en aras de la patria”:
“Estoy íntimamente persuadido de que si mis escritos no correspon-den a su ilustración [de sus “comprofesores”], lejos de merecer una crí-tica severa, me dispensarán todas sus bondades, al menos por el celoque me ha animado y el ansia con que tantos años me he sacrificadopor el honor de mis compañeros y por la gloria de mi patria”75.
Laín advirtió del error que supondría pensar que son los rasgosnacionalistas los que mejor definen la historiografía del Romanticismo;es la idea de evolución histórica, en sus muchas interpretaciones, laque pasó a primer plano. El evolucionismo idealista de Hegel se plas-mó en la historiografía médica de Damerow (1829), al que siguieronIsensee y Lessing; la evolución orgánica de Herder y Schelling, en lasconcepciones histórico-médicas de Kieser y Leupoldt. La “sumersiónromántica en lo nacional-popular e histórico” de este último se haentendido como una reacción frente a la “larga ascesis racionalista” dela Ilustración, con la que acabó la Revolución francesa76.
Con todo, las obras de Morejón y de Chinchilla encajan bien con losrasgos de la historiografía romántica general española, cuyas particu-laridades vienen explicando los especialistas en el tema. En particularsu precoz aparición y su dilatada vigencia respecto del romanticismo
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74 AHM (1842), Prólogo, HBME, 1, xxi-xxii y xxiv.75 ACH (1841), Introducción, HME, 1, [3] sin paginación.76 P. Laín (1949).
europeo, marcadas por la propia historia nacional, el aislamiento espa-ñol, y su “descubrimiento” romántico por los viajeros y escritoresextranjeros77. Sin embargo, en relación con la historiografía médica, essu dependencia de la marcha de la propia medicina lo que puede expli-car su anacronismo peculiar. El obligado abandono del pragmatismocuando la medicina española comenzaba a incorporar los métodos delpositivismo, y el también obligado abandono de la intención restaura-dora tras la publicación de estas primeras historias de la medicinaespañola, influyeron sin duda en la mayor preocupación por la reuniónde las fuentes en la obra de León Sánchez-Quintanar, un empeño quele acerca más a la historiografía médica positivista aunque no incorpo-ró renovación alguna en sus planteamientos. La había concebido en susaños de estudiante según el modelo de Hernández Morejón pero, segúnescribió, “durante este tiempo publicaron sus respectivas obras losSeñores Morejón y Chinchilla; mis propósitos han variado en ciertomodo”78. Su obra no tuvo, sin embargo, la difusión de las impresas por-que permanece manuscrita, e inédita hasta su edición digitalizadahace apenas un año.
En lo que se refiere a la bibliografía médica, a lo largo del siglo XIX losrepertorios bibliográficos retrospectivos se elaboraron prácticamentesin novedades en la línea de los ilustrados. La continuación de la obrade Sprengel por B. Eble se publicó en 1840 en Viena. La novedad seprodujo, como es sabido, con el nacimiento de los repertorios de biblio-grafía “al día” o en curso mediado el siglo, que determinaría el naci-miento de la documentación médica respondiendo a las necesidades dela nueva medicina científico-natural, y su separación la historia de lamedicina, desarrollada por médicos que se sumaron a la historiografíageneral, pero al margen de la medicina hasta entrado el siglo XX. EnEspaña, como es sabido, los repertorios médicos de bibliografía “en
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77 Moreno Alonso (1999-2000) y (2000). V. resumidos en el capítulo de J.L. Fresquet eneste mismo volumen.78 Micó Navarro (1986; 2007) ha observado que la ordenación de los materiales deSánchez-Quintanar fue posterior a la publicación de las obras de Chinchilla y Morejón.La cita de L. Sánchez-Quintanar, Introducción, Biblioteca Quirúrgica Hispano-Lusitana,Vol. I, f. 2r.-3v. En: Fresquet; Micó, eds ( 2007).
curso” son relativamente recientes y la separación de las dos discipli-nas ha sido muy posterior, lo que se refleja en una colaboración docen-te y en una convivencia de las dos áreas de conocimiento en algunosdepartamentos universitarios que ya ha sido suficientemente explica-da como “cicatriz histórica”.
La corriente bio-bibliográfica de la historiografía médica ha ido sal-dando en España algunas cuentas pendientes en el último tercio delsiglo XX, lo que ha culminado en la reunión de la biografía médica y labibliografía médica nacionales. La localización de fuentes y estudios hadominado en estos proyectos, que están incompletos y no han tenidocontinuidad79. Los repertorios bibliográficos en curso se han hecho rea-lidad para la historia de la medicina y de la ciencia españolas tambiéna finales del siglo XX.
Estudio de caso: el siglo XVIII en la Historia de la medicina espa-ñola de Hernández Morejón y en la de Anastasio Chinchilla
Quedan también por estudiar con detalle los contenidos de ambasobras. A la vista de la polémica que arrastran llama la atención que nose haya procedido todavía al cotejo de ambas obras entre sí y con la deVillalba, ni al estudio de conjunto de sus fuentes o de sus criterios parala inclusión de autores y obras.
Vicente Peset midió en 1965 la presencia en la obra de Villalba deNicolás Antonio y de Haller y sugirió el interés de proceder así con lasobras de Hernández Morejon y de Chinchilla80, a propósito de su plan-teamiento sobre los orígenes de la historiografía médica en España:hacía falta un ambiente favorable, el de Mayáns, pero también que unmédico consultara una bibliografía general, en el caso español la deNicolás Antonio, pero también la valenciana de Rodríguez (1715; 1747)que posiblemente manejara manuscrita Capdevila.
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79 Nos referimos, por supuesto, al Índice de médicos españoles de Granjel; Santander(1962) y a la Bibliographia medica hispanica, 1475-1950, de López Piñero et al. (1987-1996).80 Peset (1965), 65; 72.
Las presencias y, desde luego, las ausencias, de autores y obras enestos catálogos nos proporcionan información muy valiosa. Descu-brimos algunos criterios de inclusión o exclusión de biografías al revi-sar las ocupaciones y profesiones de los biografiados, lo mismo que alrevisar las materias de las obras que reúnen las voces. Un estudio deesta clase puede contribuir sin duda también a formarnos una ideacabal sobre las posiciones científicas, médicas e historiográficas deHernández Morejón y de Chinchilla en las importantes polémicas deeste periodo de la medicina española, más allá de sus propias declara-ciones expresas. Y pueden zanjar en gran medida la estéril polémicasobre prioridades y plagios que suscitó la publicación de estas obras, yque arrastra convertida en tópico la historiografía médica españolahasta la actualidad junto con suposiciones sobre afinidades, animad-versiones, enfrentamientos doctrinales, profesionales y personales,sembrados en su momento por el propio Anastasio Chinchilla.
Quizá sirva de muestra una revisión de los contenidos sobre la medi-cina española del siglo XVIII en ambas obras. Nos ocuparemos de lasentradas bio-bibliográficas, de los autores estudiados y de los omitidos,y de una parte de las fuentes a las que ambos historiadores recurren.
Las biografías del siglo XVIII de Hernández Morejón y de Chin-chilla: las cuentas, las nuevas presencias y las ausencias
En alguna ocasión se han ofrecido cifras para mostrar no sólo que elnúmero total de biografías que aporta Hernández Morejón es mayor,sino además, y por reconocerle alguna originalidad, la también notablecantidad de biografías que aporta Chinchilla en solitario. Nuestrascuentas, tras la elaboración de los índices de ambas obras, arrojan unaaportación de Hernández Morejón de 557 voces que no figuran en laobra de Anastasio Chinchilla; mientras que Chinchilla incorporó 252nuevas, ausentes en la obra de Hernández Morejón. Sin embargo, siexcluimos el siglo XIX, del que no se ocupa la obra impresa deHernández Morejón, las aportaciones de Chinchilla en solitario se
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reducen a la mitad: sólo 126 nuevas entradas. Aporta otras 128 vocescorrespondientes al siglo XIX, y de ellas son realmente 126 las nuevas,porque Hernández Morejón recogía dos de éstas en el siglo XVIII.
Limitándonos desde ahora al siglo XVIII de ambas historias de lamedicina española, veamos primero algunos problemas que planteauna cuantificación de esa clase, problemas que nos han llevado a uncotejo de las biografías que incluye cada obra que arroja notablesausencias –también en la obra de Hernández Morejón– que intentare-mos explicar a continuación. Algunas de las fuentes habituales, aun-que no siempre explícitas, para Hernández Morejón y para Chinchillaasomarán ya en estas dos partes de la exposición, pero las abordaremossistemáticamente al final para concluir el estudio de caso.
Al siglo XVIII corresponden un total de 505 voces o entradas. En doscasos se trata de instituciones y en 27 casos de obras anónimas de lasque tampoco nosotros hemos identificado el autor.
Las entradas comunes a Hernández Morejón y a Chinchilla son untotal de 222 –autores y una institución–; las que aporta en solitarioHernández Morejón son 168 de autores, una institución y 26 obras anó-nimas. Las que sólo aporta Chinchilla son 87 voces de autores y unaobra anónima.
Hemos tenido en cuenta las entradas comunes en ambas obras auncuando en una de ellas la voz no figure en el siglo XVIII. Así pues, seisentradas de Hernández Morejón y dos de Chinchilla sólo constan en elsiglo XVII de sus respectivas obras. Un autor común figura sólo en elsiglo XIX de la obra de Chinchilla. Se trata siempre de autores con obraa caballo entre dos siglos, porque en ningún caso hemos contabilizadovoces complementarias o adiciones que reparan omisiones o completanbiografías del siglo XVII, como el caso de Alcañís o Soriano en la obra deChinchilla, pero también el de López de Zapata o Pedro Buil, de quie-nes Chinchilla añade sólo la noticia de su fallecimiento en el siglo XVIII.
Porque, en efecto, ambas obras contienen no pocas repeticiones y, enalgunos casos, en siglos diferentes. Las repeticiones no las hemos con-tabilizado tampoco en nuestras cifras.
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Aportaciones totales de Hernández Morejón y de Chinchilla ala biobibliografia de la medicina española del siglo XVIII
Entradas bibliográficas
Siglo XVIII Total TotalHernández Anastasio
Morejón Chinchilla Comunes Totales
Autores 389 308 221 476Instituciones 2 1 1 2Anónimos 26 1 – 27
Totales 417 310 222 505
Distribución de las entradas correspondientes al siglo XVIII enlas obras de Hernández Morejón y de Anastasio Chinchilla
Entradas bibliográficas
Siglo XVIII Sólo en Sólo enTotales Comunes Morejón Chinchilla
Autores 476 221 168 87Instituciones 2 1 1 –Anónimos 27 – 26 1
Totales 505 222 195 88
La obra de Hernández Morejón contiene16 repeticiones, de las que 9se producen en el mismo siglo XVIII (corresponden a 7 autores –unorepetido dos veces– y una obra anónima). En el siglo XVII figuraban ya6 autores con entrada propia, que repiten en el siglo XVIII. Una repeti-ción viene del primer volumen: se trata del autor de un manuscritoatribuido falsamente a una época muy anterior. En el caso deChinchilla, encontramos 37 repeticiones de 32 autores. En el mismosiglo XVIII se producen 32 de las repeticiones, que corresponden a 28
autores (dos autores aparecen repetidos dos veces y un autor repiteentrada en tres ocasiones). Cinco repeticiones se producen en el sigloXIX, y corresponden a cuatro autores. Cuando decimos que un autor serepite en el siglo XVII o en el siglo XIX, se trata de autores con obra enel siglo XVIII y también en esos siglos. En ocasiones bien Chinchilla obien Morejón lo abordan sólo en el siglo XVIII, mientras uno de los doslo repite en otro siglo.
Sin embargo, a la hora de revisar cuantitativamente las aportacionesde Morejón y de Chinchilla, hay que tener en cuenta que HernándezMorejón dejó su obra no ya inédita, sino por terminar. Creemos que poreso su publicación contiene un vaciado de los primeros volúmenes deMemorias de las Academias de Medicina de Madrid, Málaga, Sevilla yBarcelona, y nos proporciona con ello bibliografía médica del siglo XVIII
(entre 1736 y 1797). Lo hace, en parte, en su capítulo “Academias”81, enla presentación del siglo XVIII, pero también en un “apéndice primero”82
al cuarto volumen de su obra, que dedicó al siglo XVII y que se publica-
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81 AHM, 6, 335-40.82 AHM, 4, 337-364.
Distribución de las repeticiones de entradas del siglo XVIII porsiglos en que se repiten
Repeticiones de entradas del siglo XVIII
A. Hernández Morejón A. Chinchilla Piqueras
Entradas Autores Obras Entradas Autores Obrasanónimas anónimas
S. XVII 6 6 – – – –S. XVIII 9 7 1 32 28 –S. XIX – – – 5 4 –Otros 1 1 – – – –
Totales 16 14 1 37 32 –
Siglo enel que serepiten
ba en 1846, el mismo año en que terminó de publicar Chinchilla lasuya. Este apéndice interrumpe la exposición del siglo XVII –al que sededican también el quinto volumen y más de doscientas páginas delsexto, de 1847 y 1850 respectivamente– y, en consecuencia, el investi-gador interesado en el siglo XVIII lo podría pasar por alto. Quizá lapublicación del tercer volumen de la obra de Chinchilla precipitara estaanacrónica inclusión del apéndice en la obra de Hernández Morejón porparte del editor, como vimos.
Este “apéndice primero” vacía un primer volumen de “Memorias dela sociedad médica de Sevilla” que, aunque no consta la fecha, se publi-có en 1736 (Disertaciones médicas, teórico-prácticas, anatómico-chirúr-gicas y chymico-pharmacéuticas, enunciadas y públicamente defendi-das en la Real Sociedad de medicina de Sevilla (DRSMS)), y los diezprimeros volúmenes (vols.1-7 y 9-11; el octavo no se publicó) de la colec-ción de Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demásciencias de Sevilla (MARSMS), publicados entre 1765 y1792 los 9 pri-meros, y el último en 1817. En el capítulo sobre las “Academias” delsiglo XVIII se da noticia de las Efemérides barométrico-médicas matri-tenses y de las Dissertaciones en la Academia de ciencias naturales ybuenas letras de Málaga (DACN), de Fernández Barea, de 1764, y seofrecen vaciados los dos volúmenes de Dissertaciones physico-médicasde la Sociedad médica de Nuestra Señora de la Esperanza de Madrid(DNSE), de 1751 y 1752, los dos volúmenes de Memorias de la RealAcademia médico-práctica de la ciudad de Barcelona (MRAMB), de1789, y el volumen de Memorias de la Real Academia médica deMadrid de 1797 (MRAMM). Se trata de las primeras publicacionesperiódicas médicas españolas, que López Piñero y Terrada encuadranen la etapa de “prehistoria” del periodismo médico español, que se ori-ginó con medio siglo de retraso de sus modelos europeos83.
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83 López Piñero; Terrada (1990) y (1991). Las Dissertaciones en la academia de Málaga,de su fundador, Fernández Barea no las recogen. En cambio sí la posterior obra periódicaColección de los más preciosos adelantamientos de la medicina…dividida en fragmentos,del mismo Barea con Ellerker, de 1766, que consideran en este grupo y que recogeHernández Morejón en la voz que dedica a Rafael Ellerker (AHM, HBME, 7, 288). LasDissertaciones de Manuel Fernández Barea, en su biografía: AHM, HBME, 7, 272-273.
Nuevas presencias
Lo mismo “Academias” que el “Apéndice primero” de la obra de her-nández Morejón ofrecen una bibliografía en la que figuran los títulos ylos autores, muchas veces seguidos de sus posiciones profesionales yacadémicas. El orden es el de aparición dentro de cada volumen, y cadavolumen por separado, en orden cronológico. En total recogen obra de122 autores diferentes. Dejando aparte los diez autores que publicaronen el siglo XIX (Memorias académicas de la Real Sociedad de medicinade Sevilla, 1817), tres de los cuales tienen entrada en ese siglo en laobra de Chinchilla, 112 autores publicaron en el siglo XVIII. De ellos, 94merecieron biografías independientes bien de Hernández Morejón(1852), bien de Chinchilla (1846), o de ambos; y 18 autores no.
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Autores de las memorias de las academias de medicina del siglo XVIII
que reciben una biografía independiente en las obras de Chinchilla(ACH) y de Hernández Morejón (AHM)
Autores con biografía independiente
Sólo Sólo HM y Total Total Totalen HM en ACh ACh HM ACh
DRSMSevilla,1736 12 – – 12 – 12 –DNSEsperanza,1743 2 – 5 7 5 7 –DACNMálaga, 1757 – – 1 1 1 1 –MRSMSevilla,1765-1792 13 7 30 43 37 50 11MRAMBarcelona,1789 – 11 7 7 19 19 3MRAMMadrid,1797 – 3 2 2 5 5 4
Totales 27 22 45 72 67 94 18
Memorias deAcademiasde Medicina*
Autoressin
entrada
* Correspondencia de las siglas en la página anterior
Un total de 45 de estos autores tienen entrada propia tanto en la obrade Chinchilla como en la de Morejón; mayoritariamente publicaron enlas memorias de la Academia de Sevilla a partir de 176584. Hasta 27autores tienen entrada independiente en la obra de HernándezMorejón pero no en la de Chinchilla: la inmensa mayoría publicaron enSevilla, doce de ellos en el volumen de 173685. En cambio, 22 autorestienen sus entradas en el siglo XVIII de la obra de Chinchilla pero no enla de Hernández Morejón, la mayoría de la Academia de Barcelona,aunque también alguno de la de Sevilla y la de Madrid86.
Los 18 autores del siglo XVIII que no figuran ni en una obra ni en laotra –a los que se añaden siete de los diez correspondientes al siglo XIX–provienen en su mayoría del vaciado de las Memorias de la Academiade Sevilla (1765-1792): trece; cuatro de las de la Real Academia deMadrid (1795), y tres de la de Barcelona (1789). Son los que aparecenen la tabla de la página siguiente.
Si sumáramos estos 18 autores, el número total de autores del sigloXVIII en ambas obras aumentaría desde 476 a 494. Si además contára-mos los 22 que, aunque tienen entrada independiente en la obra deChinchilla no la tienen en la de Hernández Morejón, los autores comu-nes subirían a 243, las aportaciones bio-bibliográficas totales deHernández Morejón a 429, y las exclusivas pasarían de 168 a ser 186,
160
84 Treinta publicaron en las Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina ydemás ciencias de Sevilla a partir de 1765, pero ninguno en el volumen de 1736. Siguen7 de la academia catalana, 5 de la madrileña Sociedad de Nuestra Señora de la Espe-ranza (1743), 2 publicaron en las Memorias de la Real Academia médica de Madrid(1797), y Fernández Barea en la de Málaga (1757).85 Trece más publicaron en Memorias de la Real Sociedad de medicina … de Sevilla(1765-1792) y dos autores en las de la Sociedad de Nuestra Señora de la Esperanza(1743).86 En realidad se trata de 25 autores con entrada en la obra de Chinchilla pero sin ellaen la de Hernández Morejón. En tres casos la publicación es del siglo XIX y en este siglofiguran sus correspondientes biografías en la obra de Chinchilla. El resto, 22 autores, tie-nen sus entradas en el siglo XVIII, de los que doce publicaron en las Memorias de laAcademia médico-práctica de la ciudad de Barcelona , 7 en las Memorias académicas dela Real sociedad de medicina y demás ciencias de Sevilla (1765-1792, 9 vols.) pero no enel volumen previo de 1736, y 3 autores en las Memorias de la Real academia de médicade Madrid (1797).
frente a las mismas 87 de Chinchilla. La proporción de autores que sóloaporta Hernández Morejón frente a los que aporta Chinchilla en soli-tario pasaría de ser casi el doble a superarlo ampliamente.
En rigor no podemos proceder así porque estos 18 autores no merecie-ron finalmente una biografía independiente en la obra de Hernández
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Autores de las memorias académicas del s. XVIII vaciadas porHernández Morejón sin biografía independiente en las obras de
Hernández Morejón y de Chinchilla
Autores Hernández Morejón PublicaciónHBME
Abad, Pedro Apéndice, vol. 4, 352, 353, MRSMSevilla, 5, 1787; 6, 1788;355, 358, 359; 361 7, 1789, 9, 1791; 10, 1792
Alonso y Sáenz/ Apéndice, vol. 4, 361, 362 MRSMSevilla, 10, 1792Sáez, JoséBalmes, Pedro Academias, vol. 6, 339-40 MAMBarcelona, 1789Bañares, Gregorio Academias, vol. 6, 337-38 MRAMMadrid, 1797Bueno, Domingo Apéndice, vol. 4, 341 MRSMSevilla, 1, 1765Esteva Mas, José Academias, vol. 6, 339-40: MAMB, 1789Grasset, Lorenzo (¿?) Academias, vol. 6, 339-40: MAMB, 1789Hirigoyti, Juan Academias, vol. 6, 337-38: MRAMMadrid, 1797Parias, Joaquín de Apéndice, vol. 4, 361: MRSMSevilla, 10, 1792Pavón, José Academias, vol. 6, 337-38 MRAMMadrid, 1797Robles, Francisco Apéndice, vol. 4, 341 MRSMSevilla, 1, 1765
Rodríguez de la Bárcena, Apéndice, vol. 4, 360; 363 MRSMSevilla, 10, 1792; 11, 1817Francisco de Sales
Rodríguez de Vera, Apéndice, vol. 4, 359, 361; MRSMSevilla, 10, 1792; 11, Gabriel 363 1817
Ruiz, Hipólito Academias, vol. 6, 337-38 MRAMMadrid, 1797Santaella, Antonio Apéndice, vol. 4, 360; 362; MRSMSevilla, 10, 1792; 11,
363 1817Serrano, Carlos Manuel Apéndice, vol. 4, 340 MRSMSevilla, 1, 1765
Valderrama, Francisco Apéndice, vol. 4, 346; 350 MRSMSevilla, 3, 1784; 5,
y 351; 353 y 354; 354; 357 1787; 6, 1788; 7, 1789; 9, 1791Velázquez, Francisco Apéndice, vol. 4, 352; 354; MRSMSevilla, 5, 1787; 7,
362 1789; 11, 1817
Morejón, y carecen de la visibilidad de los que sí la merecieron, aunquenunca sabremos si finalmente los habría incluido. Pero también es cier-to que ni Hernández Morejón ni, sobre todo, Chinchilla dejaron deredactar entradas que no proporcionan más que el nombre del autor yuna publicación; en ocasiones precisamente la de las memorias acadé-micas que nos ocupan.
Parece que sólo Hernández Morejón utilizó para elaborar sus bio-bibliografías las Memorias de la sociedad médica de Sevilla de 1736.Mientras que Hernández Morejón dedica voces propias a todos losautores que firmaron en este volumen –y cita esta publicación–, sólodos de de ellos cuentan con entrada en la obra de Chinchilla: JoséGenovard y Cristóbal Carrió. Mientras Hernández Morejón cita lapublicación de sus obras sobre la epidemia catarral de Palma de1733, también en las Memorias de la Real sociedad médica de Sevilla(1736), Chinchilla no. Tampoco menciona que Villalba consideró queestuvieron en contacto ambos autores mallorquines por la coinciden-cia de pareceres en sus respectivos escritos, como cita HernándezMorejón87.
Tanto Chinchilla como Hernández Morejón pudieron utilizar el resto,especialmente la colección de Memorias académicas de la Real socie-dad de medicina y demás ciencias de Sevilla (10 volúmenes, 1765-1817), que en ocasiones constituye no ya la única fuente de informa-ción, sino las únicas publicaciones que atribuyen a un autor. Tambiénresulta llamativo que de los 21 autores que publicaron en las Memoriasde la Academia de Barcelona, sólo 7 cuenten con voces tanto deChinchilla como de Hernández Morejón, mientras que 11 figuran sola-mente en la obra de Chinchilla. Esto concordaría con el hecho de queHernández Morejón estuviera vaciando el repertorio de escritores cata-lanes de Félix Torres Amat (1772-1847) cuando falleció en 1836, elmismo año de publicación de dicho repertorio88.
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87 AHM (1852), HBME, 6, 73 y 74; ACH (1846) HME, 3, 130-131.88 L. Comenge (1914) 298; F. Torres Amat (1836).
Ausencias en la obra de Hernández Morejón
No habría que buscar tampoco otra razón para la omisión por ejem-plo de Francisco Llançol, que sí figura recogido en estas listas biblio-gráficas y en Chinchilla, y con quien Morejón mantuvo una conocidapolémica al comenzar el siglo XIX89, si no fuera porque el autor se con-siderara personalmente implicado, algo que hace en efecto expresa-mente Morejón en otras ocasiones, por ejemplo, para no entrar siquie-ra en la descripción del informe que cita del claustro de la Universidadde Valencia “por razones personales que estarán al alcance de mis lec-tores”90, y que sabemos que firmaba su suegro, Francisco MaserasGavaldá91.
Las ausencias en la obra de Hernández Morejón, al margen ya delvaciado de las memorias académicas, resultan interesantes y siguensiendo motivo especulación. Precisamente al catedrático Maseras no lededicó entrada alguna, quizá por la razón expuesta, pero también escierto que no se le conoce una publicación y pudo considerar HernándezMorejón que la autoría del informe mencionado fuera propiamente delclaustro y no de los cuatro firmantes: el rector Blasco, el síndico de launiversidad, y los catedráticos perpetuos de medicina JoaquínLlombart y Francisco Maseras –que era en 1799 el de mayor antigüe-dad–92. La verdad es que tampoco Chinchilla le dedicó una biografíaaunque, a diferencia de Hernández Morejón, sí entrara en algún deta-lle sobre aquel informe93, por mucho que posteriormente Chinchillaafirmara que Hernández Morejón heredó la biblioteca y los escritos quepudo aprovechar de su suegro94.
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89 F. Llançol (1802) Carta a D. Antonio Hernández Morejón … sobre el sistema de Cullenen orden a la causa próxima de la calentura y su impugnación por el Dr. D. Juan Brown… Valencia, Joseph Ortega, 36 pp. Véase J. Riera; J. Granda (1988) y el artículo de MLLópez Terrada en este mismo volumen.90 AHM (1852) HBME, 7, 415. En la biografía de Leonardo Galli, que respondió a dichoinforme.91 Informe (1821) …Décadas de medicina y cirugía, 2, 7-12 y 145-48.92 AUV AG Libro 119.93 ACH, HME, 4, 167-70. También en la biografía de L. Galli.94 ACH, HME, 4, 610-611.
Quizá también la especialmente notable ausencia de la voz sobreGimbernat en la obra de Hernández Morejón podría explicarse porquetuviera que revisarla o componerla con las informaciones de TorresAmat, que es la única fuente para la voz que le dedicó Chinchilla95, pormucho que algunos hayan querido ver aquí una intromisión de las posi-ciones de Hernández Morejón –o de su yerno, quizá más radical– sobrela unificación profesional de médicos y cirujanos. De hecho, en los artí-culos sobre la fundación de los colegios de cirugía de su introducción alsiglo XVIII, las figuras de Pedro Virgili, Francisco Puig, a quienes sídedicó bio-bibliografía independiente, Antonio de Gimbernat yMariano Rivas las aborda con toda normalidad96. Asimismo, dedicavoces a Leonardo Galli (†1830), y a Jaime Bonells (fl.1779-1796)97, com-pañeros de Gimbernat en las reformas de la cirugía y en la expediciónde la vacuna. En este mismo sentido cabe destacar que la revista deManuel Hurtado de Mendoza, Décadas de medicina y cirugía prácticas,trató elogiosamente la figura y obra de Gimbernat98 en el mismo añoen que publicó, seguramente de la mano de Hernández Morejón, elinforme de 1799 del claustro de la universidad de Valencia contrario alplan de Gimbernat que ya hemos citado. Tan sorprendente por injusti-ficable resulta esta ausencia que Luis Comenge dio por sentado queexistía la biografía en la obra de Hernández Morejón, y a ella remitióen su propia biografía de Antonio de Gimbernat99.
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95 ACH, HME, 3, 417: “No habiendo podido reunir ni consultar tantos documentos histó-ricos como los que dieron los interesados de este profesor al Ilmo. Sr. Torres Amat, autordel diccionario de escritores célebres catalanes, los cuales inserta en él, presento unacopia del artículo que dedica a Gimbernat”. Al terminar (ACH, 3, 419) indica que es“estracto de Torres y Amat, pág. 289 hasta 291”. 96 AHM, HBME, 6, 341-346.97 AHM, HBME, 7, 414-15 y 375-76, respectivamente. Ignacio Lacaba Vila, en cambio,está ausente en Henández Morejón, quizá pendiente también de su consulta en TorresAmat. 98 Décadas de medicina y cirugía prácticas (1821), 2, 53. Precisamente entre las dosentregas en que se publicó el informe citado99 L. Comenge (1914) 248, da por supuesto que Hernández Morejón le dedicó una biogra-fía, como Chinchilla.
En relación con la polémica unificación profesional, la ausencia, sóloen la obra de Hernández Morejón, de una voz dedicada a Pedro CastellóGinesta100 podría justificarse, sobre todo, por la contemporaneidad desu decisiva intervención en la reincorporación de los profesores univer-sitarios depurados, entre ellos Hernández Morejón. A pesar de que esuna figura entre los siglos XVIII y XIX, su papel fue crucial para la pro-fesión en el primer tercio del siglo XIX y, en efecto, la biografía que lededicó Chinchilla, lo mismo que otras informaciones sobre la reformade Castelló, figura en el siglo XIX101.
A Francisco Javier Balmis también le omite Hernández Morejón, adiferencia de Chinchilla, pero en este caso la explicación la encontra-mos en el artículo original de Hernández Morejón a propósito de lavacuna que incluye en su presentación de la medicina española delsiglo XVIII102. Tras relatar la historia de la viruela y de la práctica dela inoculación, aborda brevemente el hallazgo de Jenner y se queda alas puertas de la expedición que habría de propagar la vacuna porAmérica y Asia: anuncia que la abordará en su introducción a la medi-cina del siglo XIX103. Era por tanto en un volumen dedicado al siglo XIX
–que anunció repetidamente a lo largo de su obra y en especial en losartículos de presentación del siglo XVIII–, donde habría de incluir aBalmis, a pesar de que su obra sobre la vacuna es de 1796. Descubrimosaquí posiblemente a Joaquín de Villalba como una de sus fuentes prin-cipales, también respecto de la estructura de su obra. Chinchilla inclu-ye a Balmis en el siglo XVIII en razón de la fecha de la publicación cita-da, y remite a la obra de Joaquín de “Villalba hacia 1801” para másinformación104 .
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100 J. García Pérez (1981).101 ACH, HME, 4, 371; 405-417.102 AHM, HBME, 6, 302-308.103 AHM, HBME, 6, 308.104 ACH, HBME, 4, 186-187.
Las ausencias en la obra de Anastasio Chinchilla: ocupacionesy profesiones de los biografiados por Hernández Morejón y porChinchilla
Volviendo a las listas del vaciado de Memorias académicas deHernández Morejón, deberíamos considerar también que el hecho deque algunas biografías no figuren en la obra de Chinchilla en razón dela profesión de los autores. Comprobaremos que Chinchilla fue muchomás estrecho que Morejón al limitar sus bio-bibliografías del siglo XVIII
a médicos y cirujanos. Estarían pues excluidos los autores de estas lis-tas que, a pesar de ser socios de las academias, fueran teólogos o legis-tas –frecuentes como socios de erudición, honorarios o consultores delas academias– (al menos cinco) sin obra médica o los boticarios. Entreellos, omite a José Arcadio Ortega, en cuya oficina se reunía la “tertu-lia médico-literaria” que terminaría por constituir la Academia deMedicina de Madrid, para la que redactó durante casi una década lasEfemérides barométrico médicas-matritenses, quien publicó sobre vene-nos y propiedades terapéuticas de algunos fármacos, y que fue el autordel “elogio histórico” a José Cervi ante la Academia en 1748. Además,una de las fuentes expresas de Chinchilla es la revista de ManuelHurtado de Mendoza que contiene mucha información detallada de latertulia de Ortega hasta su conversión en la Real Academia Médica deMadrid.
Es el caso también de los botánicos y naturalistas. Porque, fuera ya delos nombres que arrojan estas listas, Chinchilla excluyó a Cavanilles ya otros naturalistas. La ausencia de Antonio José Cavanilles resultamuy significativa porque Anastasio Chinchilla sí recoge en cambio aMiguel Barnades Olaris, a Casimiro Gómez Ortega, a José Quer y aVicente Alfonso Lorente105, todos ellos en puestos profesionales y conuna obra destacada en el campo de la botánica, como es sabido. A dife-rencia de Chinchilla, Hernández Morejón dedicó a Cavanilles un artícu-lo de casi cinco páginas106. Cavanilles es el único de todos ellos ajeno a
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105 ACH, HME, 4, 56-58; 149; 208 y 45, respectivamente.106 AHM, HBME, 7, 393-397.
la medicina tanto por su formación como por su posición profesional,como por los contenidos de su producción científica107. Es más, deMiguel Barnades recoge Chinchilla sólo su obra médica, publicada ade-más póstumamente, sobre el diagnóstico de la muerte y sobre reanima-ción, una obra que incluye en su primera parte una descripción de ritosfunerarios en diversas culturas. De la obra de Casimiro Gómez Ortegadice sólo que “este profesor hizo eminentes servicios a la ciencia decurar, y con especialidad a la botánica: publicó, como dijimos en el artí-culo de Francisco Hernández, médico de Felipe II, sus preciosos manus-critos”108 y recoge únicamente su publicación sobre los usos terapéuti-cos de la cicuta. De José Quer ensalza especialmente su contribuciónbotánica, recoge su Flora española y también su Disertación físico-botánica sobre la pasión nefrítica y su verdadero específico la oba ursi(sic) o gayuba, de 1775. Sólo en el caso de Vicente Alfonso Lorente hacereferencia en exclusiva a su producción botánica y ni siquiera mencio-na su formación médica.
Hernández Morejón, que recoge estas cinco voces y la obra botánicade cada autor, también incluye, a diferencia de Chinchilla, otras rela-tivas sólo a la historia natural (una de mineralogía, por ejemplo),incluidas crónicas de viajes y expediciones, algunas tan significativasen este punto como la de Antonio de Ulloa. Aunque señala que una desus obras, la que firmó con Jorge Juan, contiene información sobre lafiebre amarilla, no se debe en absoluto a este asunto particular el quelas recoja: “En esta curiosa e importante obra [es la Relación históricadel viaje a la América meridional], entre otras cosas de sumo interés,hablan sus autores de la fiebre amarilla”. Y de Noticias americanas, deUlloa en solitario, sólo escribe lo siguiente: “En esta obra, después demanifestar las producciones de los tres reinos de la naturaleza que secrían en la América, refiere las costumbres y usos de los indios, y danoticia de sus antigüedades, de varias petrificaciones de cuerpos mari-
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107 Sin embargo el artículo que publicó Cavanilles en las memorias de la Academia demedicina de Madrid, que recoge Hernández Morejón, trata sobre la influencia en laSalud Pública del cultivo del arroz en Valencia.108 ACH, HME, 4, 149
nos que existían en aquel continente, de sus idiomas, y de otras parti-cularidades no menos instructivas”109
Las profesiones de los autores y los contenidos de las obras que reco-ge Hernández Morejón arrojan una notable diversidad frente a las deAnastasio Chinchilla. Para Hernández Morejón, la medicina españoladel siglo XVIII comprende 12 biografías dedicadas a boticarios, sólo tresde ellos con obra médica o médico-farmacéutica; un catedrático de quí-mica e inspector de boticas con obra farmacéutica, química y fisiológi-ca; un oculista, que es químico por formación, un sangrador dentista yun enfermero, sin obra de contenido médico ni quirúrgico; un profesory tres catedráticos de botánica, tres de ellos médicos y uno cirujano yboticario (Casimiro Gómez Ortega), de quienes recoge tanto su obrabotánica como la médica, pero también al botánico Cavanilles; a unnaturalista con obra de mineralogía exclusivamente, un ingeniero yagrimensor, por su obra agronómica, dos abogados con obra médico-legal, dos astrónomos con obra médica, un catedrático de poética delque reproduce un poema de tema médico, dos traductores no médicosde obras que no son médicas, y nueve clérigos: tres de ellos, con obra“médico-teológica”, eran socios no médicos –honorarios o de erudición–o consultores de las academias de medicina –como los dos abogadoscitados más arriba–; otro tiene obra de contenido médico, y otro es cate-drático de química, con obra farmacéutica, química y médica. Sólo entres casos afirmó Hernández Morejón que no fuera médico el autorestudiado sin dar más información profesional, y los tres están inclui-dos por su obra de contenido médico. De los cinco en que duda expresa-mente de que sean médicos, sólo tres tienen obra médica. El militar queincluye es Antonio de Ulloa.
Anastasio Chinchilla en cambio sólo incluye médicos y cirujanos yobras médicas y quirúrgicas, con una mentalidad muy estrecha.Entiende además por médico todo aquel que tiene título, bien de médi-co o de cirujano, aunque su posición profesional sea diferente o su obrano sea médica. Es el caso de los botánicos citados mas arriba. A dife-
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109 AHM, HBME, 7, 181
rencia de Hernández Morejón no incluye boticarios, como el caso deJosé Ortega citado, ni otras ocupaciones o profesiones cercanas a lamedicina, como es el caso también del botánico Cavanilles. No incluyeobras farmacéuticas, ni químicas, ni botánicas, si no las firman autorescon titulación de médico o de cirujano, y aun así son muy escasas.Veamos lo que declara considerar medicina antes de revisar estaspocas excepciones.
En la introducción que precede su obra, Chinchilla dedica artículos ala medicina y a sus “ciencias auxiliares”: en el capítulo de la “medicinaárabe-española”, que incorpora la hebrea, se trata de la botánica, lamineralogía, la química (y la física, dice; reserva el término alquimiapara la de los siglos IX al XII; y alarga el periodo, incorporando a R. Llully Arnau de Vilanova, hasta los siglos XIII y XIV), la anatomía, la higie-ne y la materia médica110; incorpora la fisiología en el siglo XV, la “fisio-logía química” y la historia natural las introduce en el siglo XVI111. Noentra en estos asuntos ya en la presentación de los siglos siguientes.
En el s. XVIII sus biografías se reducen muy estrechamente a los médi-cos y cirujanos titulados. En realidad 51 autores figuran sin datos bio-gráficos. Comienza estos artículos Chinchilla bien diciendo que noconoce su biografía o bien pasando directamente a citar o describir laobra. En todos los casos se trata de obras de contenido médico o quirúr-gico. En el caso la obra titulada “La emulación generosa como contra-puesta a la envidia, es la que hace crecer y aumentar a las artes y cien-cias” (Madrid, 1751) nada dice Chinchilla sobre su posible interésmédico, pero se trata de la obra de Antonio Fernández de Villaher-nando Lozoya, médico aunque no lo apunte Chinchilla, como bien reco-gía en cambio Hernández Morejón112, y la obra es su discurso inaugu-ral como director de la Sociedad médica de Nuestra Señora de laEsperanza. De Gaspar Pons dice desconocer la biografía y comenta su
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110 ACH, HME, 1, 29-32111 ACH, HME, 1, 91-94 y 151-172. 112 AHM, HBME, 7, 197; ACH, HME, 3, 291. Seguramente una errata, Chinchilla da lafecha de 1551 y 1554 para esta obra, en lugar de la de 1751.
obra médica acusándole de charlatán y de ser “indigno del nombre demédico”; Hernández Morejón sí recoge en cambio su titulación y ejerci-cio médico profesional113. En efecto, podemos comprobar que se tratade médicos, pero Chinchilla no se siente obligado a ponerlo por escrito,como en el caso mencionado de Vicente Alfonso Lorente. En el caso deCristóbal Montilla Puerto114, se trata de un abogado con obra médico-legal, y socio honorario de la Sociedad de medicina y demás ciencias deSevilla. De Juan Luis Roche115 también da por supuesto que fueramédico, aunque Hernández Morejón expresamente afirmó no saber sise tituló o estudió privadamente medicina, pero que fue socio honora-rio de la academia de medicina de Sevilla y “socio médico”, dice, de lade Madrid, de la congregación de Nuestra Señora de la Esperanza116.Podemos afirmar que Chinchilla lo da por sentado en todos los casos enque no lo menciona.
Porque, en cambio, expresa sus dudas sobre este particular cuandolas tiene, y se excusa siempre que alguno de los autores que estudiano es médico, informando expresamente de la razón por la que loincluye. Es el caso de Esteban Félix Carrasco: “Éste aunque no fuemédico escribió la obra siguiente:” recogiendo a continuación su librosobre la peste de Marsella publicado “con aprobaciones expresas demédicos y profesores de medicina”117. A Juan Vidós118, clérigo, leincluye por ejercer la medicina sin haber llegado a titularse, contra eldictamen de los órganos médicos pero con una autorización papal paraseguir haciéndolo; lo mismo que por su obra de contenido médico, queconsiguió publicar con fondos de la corona a pesar de su peculiar tra-yectoria, lo que Chinchilla considera también una estafa. Sobre lainclusión de la obra en defensa de la veterinaria de Francisco García
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113 ACH, HME, 3, 296; AHM, HBME, 7, 214.114 AHM, HBME, 7, 405-6; ACH, 4, 95-96.115 ACH, HME, 3, 302; AHM, 7, 240.116 AHM, HBME, 7, 240-44117 ACH, HME, 3, 24.118 ACH, HME, 3, 52.
Cavero, “maestro herrador … y albéitar …”, se ve obligado a apuntaren nota al pie: ”Me es preciso hacer una ligera reseña de esta obra,porque habiendo escrito muchos médicos contra ella, importa que almenos se tenga una ligera noticia”119.
Benito Feijóo y Antonio José Rodríguez120 merecen artículos largosen las dos obras, pero se trata de destacadas figuras de la cultura de laépoca que abordaron la medicina y contribuyeron como protagonistas alas polémicas vigentes sobre la medicina española y sus reformas. Asílos veía Morejón:
“Nacidos el uno y el otro para ilustrar su época eminentemente filo-sófica … trataron ambos aunque por distintos rumbos, de destruirañejas preocupaciones, reformar los estudios de la física, y dirigiendosus miras al estado de la medicina, pusieron todo su empeño en queésta se estudiase bajo un nuevo aspecto, que tuviese por norte a lamisma naturaleza y por medio de la atenta observación y la experien-cia. Sin embargo, bajo este último punto de vista el P. Rodríguez debede ser considerado como más profundamente instruido en las cienciasmédicas que el benedictino … el cisterciense … cultivando su talentoen soledad y sin otros maestros que los libros, ni mas guía que su grandiscernimiento, ocupó toda su vida en los estudios médicos, sin olvidarpor esto las materias teológicas y relativas a una vasta erudición”121.
Y sobre la instrucción y la práctica médica de Rodríguez, recogíaChinchilla que “ … sólo por su lectura en los principales autores estu-dió la medicina. Su acierto en la práctica médica fue tanto que los mis-mos médicos le rogaban que les asistiese en sus enfermedades …”122
De ellos se ocuparon consecuentemente Hernández Morejón y Anas-tasio Chinchilla además de utilizarlos como fuente para elaborar algu-nos de sus artículos. Contando con ellos, no más de seis biografías dedi-
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119 ACH, HME, 3, 120.120 Respectivamente AHM, HBME, 6, 462-478 y 7, 45-50; ACH, HME, 3, 66-72 y 189-205.121 AHM, HBME, 7, 45.122 ACH, HME, 3, 190.
ca Chinchilla en el siglo XVIII a autores sin titulación profesional,menos todavía si consideramos que al menos tres tienen obra médica,frente a las más de treinta de Morejón.
Las fuentes de Hernández Morejón y de Chinchilla para las bio-bibliografías del siglo XVIII
Con todo lo visto, no deja de tener interés un estudio detallado de lasfuentes de estas dos obras. Ambos autores mencionan en numerosasocasiones redactar a la vista de las obras que estudian, tener losmanuscritos, folletos o libros en su biblioteca, pero también haberlosconsultado en una biblioteca ajena. En numerosas ocasiones recogendirectamente la información biográfica que de su autor contienen laspropias obras, comentan sus contenidos, los resumen, los traducen o lostranscriben al completo. A veces dicen sin más no haber visto la obra,y nada dicen sobre la procedencia de la escasa información biográfica obibliográfica que ofrecen. En menos ocasiones citan a otros autorescomo fuente de información bibliográfica pero también les citan paracorregir sus errores a la vista de las obras originales.
Las referencias expresas a sus fuentes son escasas, como veremos,especialmente las bibliográficas. Un estudio riguroso obligaría a estu-diarlas no sólo a partir de las referencias cuando las ofrecen, sino tam-bién de las bibliotecas que mencionan consultar y mediante el estudiode sus propias bibliotecas custodiadas hoy ambas en parte en laBiblioteca Complutense. También, como hemos visto, su cotejo conotras obras, la de Villalba y entre sí, para empezar, resulta necesario.En el ejemplo anterior, sobre Balmis, la lectura del artículo original deHernández Morejón sobre la medicina de la época nos da la fuente parauna –posiblemente futura– voz y la razón de su ausencia en ese volu-men de su obra. La lectura atenta de la voz Balmis de Chinchilla nosproporciona indicios de que la fuente de Hernández Morejón no lo fuera
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sólo para los artículos particulares, sino posiblemente también para laestructura de su exposición. El recurso de ambos a las primeras publi-caciones médicas periódicas españolas, las memorias académicas, sis-temático en Hernández Morejón, ha surgido ya más arriba, fruto de lalectura de toda la obra y no sólo de las voces o las épocas que nos inte-resen en un momento dado.
Nosotros nos limitaremos a revisar las fuentes explícitas para labibliografía que proporcionan estas dos obras. Aunque son heterogéne-as, a diferencia de las biográficas se reducen mucho y podemos siste-matizarlas. En efecto, en el caso de las biografías, la información es deprocedencia mucho más dispar, y muy irregular, y no nos detendremosaquí a estudiarla con detalle. No es raro que se limiten a ofrecer infor-mación sobre las obras y apenas sobre la vida del autor que estudian,sobre todo Chinchilla que, como hemos visto más arriba, en más de cin-cuenta casos no ofrece información biográfica alguna. En numerosasocasiones vierten los datos autobiográficos contenidos en las propiasobras que estudian. Cuando recurren a estudios de otros autores nosiempre se ven obligados a citarlos. Como se ha dicho, HernándezMorejón cita sus fuentes con más frecuencia que Chinchilla. Por men-cionar un caso llamativo, el de Solano de Luque, Chinchilla extractaentrecomillando obras de varios autores, pero sin citarlos, autores quepodemos identificar con sólo leer el artículo correspondiente deHernández Morejón. Algo que parece fruto de la precipitación que yahemos visto reflejada en otros aspectos de la obra de Chinchilla, aun-que tampoco está ausente el caso inverso.
Para la información biográfica que ofrece, Hernández Morejón remi-te en ocasiones a los repertorios biobibliográficos de Latassa, deXimeno, de Fuster, de Haller y de Villalba. Entre los catálogos de bio-grafías cita en dos ocasiones la Biographie médicale de Jourdan –cuan-do busca autores europeos a propósito de la difusión de la obra deSolano de Luque–, y también el diccionario biográfico de J.A. ÁlvarezBaena (1789-1791). Pero, sobre todo, utiliza las noticias y monografías
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que encuentra: notas necrológicas y “elogios históricos”, algunos reco-gidos en memorias académicas, otros en obras científicas123, estudiosbiográficos124, o correspondencia y comunicaciones personales de discí-pulos directos o de familiares125. Otras veces recoge los datos de obras,científicas o no, que los incluyen126. En una ocasión localiza un retratoen la obra de enfermedades de los ojos de Vidal; en otra ofrece la loca-lización física del retrato de Piquer en la Universidad de Valencia, losúnicos casos de fuentes iconográficas que hemos hallado en sus biogra-fías del siglo XVIII.
Las fuentes de la información bibliográfica
En lo que concierne a las fuentes para reunir la bibliografía de losautores estudiados, lo habitual en ambos es que no citen ninguna. Enlas entradas del siglo XVIII, Chinchilla procede así en 272 casos, mien-tras que cita fuentes en apenas 37 ocasiones. Hernández Morejón no
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123 Son los de Félix Janer sobre Salvá y Campillo, de Casimiro Gómez Ortega, en el quin-to tomo de su Flora española, sobre José Quer; también la oda del mismo autor; el de JoséPizcueta sobre Cavanilles; o los que firmaron Vicq d’Azyr, o Fabra y Soldevila. Recogeuna “oración fúnebre” en las memorias de la Real academia de cirugía de París, de 1743,o las Disertaciones de la Sociedad de Nuestra Señora de la Esperanza (1751-52), deMadrid. Las del Padre Isla en las Memorias de la Universidad de Zaragoza no las hemoslocalizado.124 Las biografías que cita son las de Gutiérrez de los Ríos y de Juan Juan Luis Rochesobre Solano de Luque; la de Francisco Antonio García sobre Francisco FernándezNavarrete y la de Juan Crisóstomo Piquer sobre su padre. También utiliza biografías deLorenzo Arias y de Mariano Seguir, y las firmadas por José Amar y José Alsinet.125 como las Antonio Fransieri sobre Andrés Piquer o, sobre Tomás Villanova, las de suhijo.126 Como la de Feijóo, a la que remite hasta en seis ocasiones; dos veces utiliza la obrade J. Nihell, una sobre Solano de Luque y otra a propósito de su divulgador español, JuanLuis Roche; en una ocasión remite al libro Hipócrates aclarado de Boix y Moliner (1711).Dos veces recurre a la obra de Martín Martínez; utiliza las Reflexiones físico médicas deThiery para componer la biografía de Gaspar Casal; y “uno de los tratados sobre la físi-ca del clero y… ciencias naturales” de Pedro Díaz de Valdés (obispo Barcelona) sobreSalvá y Campillo.
cita fuente alguna en 337 ocasiones; en 80 casos cita otras fuentes. Sinembargo, como veremos, ambos autores ofrecen implícitamente lafuente de información en el caso del vaciado sistemático de algunasmemorias académicas, lo que recogen nuestras cifras:
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Distribución de las bio-bibliografías del siglo XVIII de las obrasde Hernández Morejón y de Chinchilla según contenganreferencias a sus fuentes de información bibliográfica
Entradas S. XVIII Hernández Morejón Anastasio Chinchilla
Con referencias* 80) 37)(134) (55)
A Repertorios bibliográficos 58) 32)A otras fuentes impresas 24) 7)
(54) (16)Sin referencias explícitas 337) 272)Sin referencia alguna 284) 254)Entradas totales 417) 309)
*Algunas voces contienen referencias tanto a repertorios como a otras fuentes impresas.(n) las referencias implícitas.
En la mayoría de los casos se trata de repertorios retrospectivos debibliografía general –los regionales y locales españoles existentes, asícomo otros internacionales–, y médica cuando los hay, como es el casode la obra de Villalba. Podemos incluir en este tipo de fuentes el diccio-nario de medicina de Ballano y la biografía médica de Jourdan.
También utilizan las memorias de las Academias de medicina –quehoy consideramos las primeras publicaciones periódicas médicas espa-ñolas–, aunque Morejón las utilice todas y Chinchilla no. Y ocasional-mente remiten a monografías, sean libros, artículos o reseñas de algu-nas revistas. Veamos a continuación las obras de que se trata:
Repertorios bio-bibliográficos
ÁLVAREZ BAENA, JOSÉ ANTONIO (1790)Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias yartes : diccionario histórico por el orden alfabético de sus nombres,tomo segundo F.G.H.I. Madrid, oficina de Benito CanoÁlvarez Baena
ASSO DEL RÍO, IGNACIO JORDÁN DE (1779)Synopsis stirpium indigenarium Aragoniae, Marsiliae.Asso
BALLANO, ANTONIO (1817)Diccionario de Medicina y Cirugía, 7 vols., Madrid, Imprenta Real.[Hurtado de Mendoza, ManuelSuplemento al diccionario de medicina y cirugía del profesor D.Antonio Ballano, por... Manuel Hurtado de Mendoza... y... CeledonioMartínez Caballero... 4 vols., Madrid, Viuda de Marco López, 1820-1823]Ballano
FUSTER, JUSTO PASTOR (1827; 1830)Biblioteca valenciana, Valencia.Fuster
HALLER, ALBRECHT VON (1771-1788)Bibliothecae … 4 vols., Tiguri, 1771-72; 1774-1777; 4 vols., Bernae &Basileae, 1774-75; 1776-1788; 2 vols., Bernae et Basileae, 1774-1775.Haller
JOURDAN, ANTOINE JACQUES LOUIS (1820-25)Biographie médicale, 7 vols., París, Panckoucke.Jourdan
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LATASSA ORTIZ, FÉLIX DE (1798-1802)Biblioteca nueva de los Escritores Aragoneses que florecieron desde elaño de 1500 hasta el de 1802, 6 vols., Pamplona, Joaquín de Domingo.Latassa
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PIQUER, JUAN CRISÓSTOMO (1785) Obras póstumas del Dr. D. AndrésPiquer … Las publica con la vida del autor, su hijo D. Juan Crisós-tomo Piquer, …, Madrid, Juan Ibarra.
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SANTIAGO PALOMARES, FRANCISCO JAVIER (1803) Variedades de ciencias,literatura y artes. (Madrid ,1803-1804, 3 vols.), 3, 363.
179
127 La citan a partir de la edición castellana de J.L.Roche (1761), aunque Chinchilla nolo menciona. Se trata de la edición de la obra de Solano de Luque (1684-1738) por J.Nihell, publicada enseguida en latín (Amsterdam, 1746) y en francés (París, 1748).(Solano de Luque, Francisco (1746) Novae raraesque observationes circa variarum cri-sum praedictionem ex pulsu nullo habito respectu ad signa critica antiquorum / primumà Francisco Solano de Luque; Antequerae in Hispania novissime Practico,et a variis dein-de alliis Medicis, factae; Multis novis casibus &Animadversionibus illustratae. ... aucto-re a Iacobo Nihell .. ; ex anglico latine reddidit & dissertationem de natura humanaadjunxit, Amstelaedami : Gerardum Tielenburgh, y Solano de Luque, Francisco (1748)Observations nouvelles et extraordinaires sur la prediction des crises par le pouls / faitespremierement par ... Francisco Solano de Luques ... ensuite par différens autres méde-cins; enrichies de plusieurs cas nouveaux et de remarques par M. Nihell ... ; traduites del’anglois par M. Lavirotte, Paris, Debure).
Monografías citadas por Anastasio Chinchilla
BEDOYA Y PAREDES, PEDRO (1743) El medico desengañado y consejero dela verdad en el tribunal de la experiencia, Madrid, Joaquín Sanchez
CARVALLO NÚÑEZ DE CASTRO, JOSÉ IGNACIO (1754) El medico de símismo: modo práctico de curar toda dolencia con el vario i admirableuso de el agua, Madrid, impr. de los Herederos de la viuda de JuanGarcia Infanzon.
FEYJOÓ MONTENEGRO, BENITO JERÓNIMO (1733) Teatro crítico univer-sal..., Madrid, Viuda de Francisco del Hierro.
GUTIÉRREZ DE LOS RÍOS, MANUEL (1737) Idioma de la Naturaleza… Cádiz,Geronymo de Peralta (ignoramos la edición que consulta. Hay reedi-ciones de Madrid, 1768 y 1790).
PACHECO ORTIZ, FÉLIX (1731) Rayos de la luz practica con que Don FelizPacheco Ortiz ... desvanece las sombras con que el Doctor Don Fran-cisco Sanz ... intento obscurecer la Hypothesis de fiebres del DoctorDon Martin Martinez ... y haze resplandecer la particular Hypothesisy debida curacion de la fiebres intermitentes del Doctor Don LuisEnriquez ...Madrid, imprenta de Doña Isabél Nicasia Barbarán ; casade Pedro de Castilla.
PIQUER, JUAN CRISÓSTOMO (1785) Obras póstumas del Dr. D. AndrésPiquer … Las publica con la vida del autor, su hijo D. Juan Crisós-tomo Piquer, …, Madrid, Juan Ibarra.
(Antonio Pereda, sin referencia)
Los repertorios bibliográficos que predominan tanto en una obracomo en la otra son los españoles, diez frente a dos. También los debibliografía general frente a los de bibliografía médica: ocho frente acuatro. De los españoles, siete son regionales y locales, y tres sonnacionales, entre ellos los dos de bibliografía médica. Las dos obrasextranjeras proporcionan bibliografía médica y trascienden los ámbi-tos nacionales.
180
El número de artículos biobibliográficos con referencias expresas aotras fuentes es mucho menor, especialmente en la obra de AnastasioChinchilla; no tanto las implícitas que descubrimos sobre todo en laobra de Hernández Morejón:
Distribución de las entradas del siglo XVIII con referencias a otrasfuentes impresas
Hernández AnastasioMorejón Chinchilla
Otras fuentes impresas 16 10Total de voces con referencias explícitas 24 7Total de voces con referencias implícitas 54 16
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Distribución de las referencias a repertorios bibliográficos correspon-dientes al siglo XVIII en las obras de Hernández Morejón y de Chinchilla
Número de referencias Número de referencias sinotra información añadida
Hernández Anastasio Hernández AnastasioMorejón Chinchilla Morejón Chinchilla
Latassa 23 9 19 7Torres Amat 16 13 9 10Ximeno 7 – 1 –Villalba 6 10 5 9Jourdan 3 – – –Fuster 2 – 1 –Haller /Capdevila 2 (1) 1 –Rodríguez 1 – – –Asso – 1 – 1Ballano 1 – – –San José 1 – – –Álvarez Baena – 1 – 1Total referencias 62 37 36 28
Total de voces conestas referencias 58 34 36 27
Repertoriosbibliográficos
Las fuentes implícitas que descubrimos son algunas memorias acadé-micas, como dijimos. Pero no se trata de omisiones de fuentes que poda-mos descubrir nosotros, como sea el caso ya mencionado de sus artícu-los sobre Solano de Luque, o el recurso de Chinchilla a la revista deHurtado de Mendoza, o de ambos a Villalba sin citarle, etc… Aunqueparezcan “implícitas” al historiador actual, ambos autores procedieronsistemáticamente a extraer bibliografía de ellas y proporcionan losdatos que permiten identificar esta fuente sin mencionarla cada vez.Es el proceder, que veremos con algún detalle, de Hernández Morejóncon las memorias de la Academia de Sevilla y el de Chinchilla con lasde la Academia de Barcelona, aunque quizá en este caso pudo mediarel repertorio de Torres Amat.
Distribución de las entradas con referencias a otras fuentesimpresas
Hernández Anastasio Morejón Chinchilla
Otras fuentes impresas 16 10
Entradas
Con referencias explícitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 7Voces con referencia explícita a monografías . . . . 6 4Voces con referencia explícita a Memoriasacadémicas/Revistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 3Con referencia implícita a las Memorias dela Academia de Sevilla (MRSMS) . . . . . . . . . . . . . 54 –Con referencia implícita a las Memorias dela academia de Barcelona (MAMB) . . . . . . . . . . . . – 16
Total 78 23
Veamos a continuación cómo procede Hernández Morejón, para seguircon la obra de Anastasio Chinchilla. Las tablas anteriores nos serviránde guía, pero entraremos en los contenidos de sus obras, cuyo cotejo serásustancial para finalmente comparar el proceder de ambos autores.
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Los repertorios bio-bibliográficos retrospectivos citados por Hernán-dez Morejón son, en orden decreciente de frecuencia, el de FélixLatassa, al que remite en 23 casos, el de Torres Amat, en 16 casos, elde Ximeno, en 7 casos; la obra de Villalba que cita 6 veces, y la” biblio-teca valenciana” de Fuster, en 2 ocasiones, lo mismo que las Bibliotecaede Haller. En un caso, junto a Latassa y Ximeno cita el diccionario deBallano y la bibliografía de Miguel de San José, y añade las informa-ciones de Juan Crisóstomo Piquer, publicadas en la obra póstuma de supadre; dice deber los manuscritos de Andrés Piquer, que conserva ensu biblioteca, al discípulo Antonio Fransieri. Para la obra de Solano deLuque recurre a Gutiérrez de los Ríos, a J. Nihell y a la edición de JuanLuis Roche (y su “catálogo de obras que recogen la de Solano deLuque”), aunque en realidad lo toma de esta última.
También ocasionalmente remite a estudios como el de Félix Janer yde José Amar y al Tratado de las drogas y medicinas de las indiasOrientales de Cristóbal de Acosta, o a un artículo literario y a una rese-ña en un periódico médico. Las memorias de las Academias de medici-na de Barcelona y de Sevilla, de la madrileña Sociedad de NuestraSeñora de la Esperanza y de la Academia de medicina de Madrid cons-tituyen una fuente bibliográfica de primer orden, que cita sistemática-mente a excepción de las memorias de la academia de Sevilla, en queparece darlo por sentado: solo es explícito en dos casos, y en los restan-tes le basta con mencionar que el autor era socio y ofrecer a continua-ción el título de su memoria, publicada en Sevilla, y la fecha y el impre-sor, que corresponden siempre con los del volumen de las Memoriasdonde se publicó. En las tablas iniciales, las cifras de estas referenciasfiguran entre paréntesis. También utiliza las de Fernández Barea de laAcademia de Málaga y su revista con Ellerker, pero sólo en las biogra-fías de estos autores128.
En 26 ocasiones añade la información citada a la que ofrece de prime-ra mano; en una de las seis ocasiones en que cita a Villalba es para
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128 Las referencias de todas estas “otras fuentes impresas” pueden verse reunidas traslas de los repertorios en las pp. 178-180.
corregirle, lo mismo que en 3 de los 16 casos en que cita a Torres Amat.En 43 ocasiones sólo remite a otros: a Latassa con más frecuencia (19casos), seguido de Torres Amat (9), de Villalba (5) y en un solo caso aHaller, en otro a Fuster, y en uno también a Ximeno. Lo mismo quecuando cita la obra de Félix Janer (1832), la de José Amar (1775), unareseña en un periódico médico, o algunas de las veces en que remite alas memorias de las academias. Asimismo, sólo ofrece informaciones deotros para la obra de Solano de Luque.
Anastasio Chinchilla cita una sola fuente en 27 casos: a Torres Amatlo cita en 10 voces, por delante de Joaquín de Villaba, a quien cita en9, y de Latassa en 7 voces, y en una ocasión cita a Álvarez Baena. Enotro caso suma a Asso y a Latassa, pero sin ofrecer más información.Suma otras fuentes a la que parece ofrecer de primera mano en 7 oca-siones: Torres Amat en tres casos, Latassa en uno, y en otros casos sonfuentes diversas, obras impresas como los estudios de Félix PachecoOrtiz (1731) Rayos de luz práctica, el Teatro crítico de Feijóo (1733) eIdioma de la natutraleza de Gutiérrez de los Ríos (1737) para Solanode Luque o, para la de Andrés Piquer utiliza la obra de su hijo, JuanCrisóstomo Piquer (1795). Los manuscritos de Piquer que dice poseerlos debe a Ruiz de Luzuriaga, a quien los dejó Antonio Franseri, discí-pulo de Piquer.
Ya mencionamos que seguramente utilizó algunas memorias acadé-micas, sin embargo no suele citarlas. En dieciséis biografías recogelos artículos que los autores publicaron en las Memorias de la acade-mia de Barcelona, y en dos no. Para estos dos, José Pascual yFrancisco Salvá, recurre a Torres Amat y no incluye las disertacionesque publicaron en las memorias académicas. En un caso remite a las“actas” de la academia de medicina de Madrid, sin ofrecer la fecha(sobre Ruiz de Luzuriaga). La revista de Fernández Barea y Ellerker,de Málaga, sí la cita, incompleta, y recoge el tomo de FernándezBarea que reúne cuatro disertaciones del autor ante la academiamalagueña, pero sin mencionar la academia ni el año de publicación,
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y todo esto sólo a propósito de la biografía de Fernández Barea, por-que omite la de Ellerker129.
A la hora de comparar las fuentes explícitas de ambas obras, destacaen primer lugar el mayor número de fuentes que ofrece a sus lectoresHernández Morejón. También es superior el número de voces en lasque remite a alguna fuente, aun considerando que el total de sus entra-das es mayor que el de Chinchilla. Y que en ambos autores predominala ausencia de referencias a fuente alguna.
También cabe destacar que el repertorio de Latassa es el más citadopor Morejón, y el más citado como única fuente de información biblio-gráfica, seguido del de Torres Amat, que es el más citado por Chin-chilla. Villalba es el segundo más citado en la obra de Chinchilla, y amucha distancia de las citas de Morejón. Las obras de Latassa, TorresAmat y Villalba son en ambos autores las que más veces constituyensu única fuente de información para la bibliografía de una voz, a la queno añaden nada más de su propia cosecha. Las obras de Ximeno,Jourdan, Fuster, Rodríguez, Ballano y San José están ausentes en lasreferencias expresas de Chinchilla. En cambio, sólo él cita las de Assoy Álvarez Baena. En el caso de las otras fuentes impresas, sólo lasmonografías de Manuel Gutiérrez de los Ríos y de Juan CrisóstomoPiquer son comunes a Chinchilla y a Morejón. También en el caso delas revistas o memorias académicas, hemos visto que Morejón utilizaun mayor número, en más ocasiones y de forma sistemática, a diferen-cia de Anastasio Chinchilla, que parece vaciar las memorias de laAcademia de Barcelona, pero solo ocasionalmente cita las de Madrid oSevilla. Parece que no manejó en absoluto los volúmenes predecesoresde las memorias de la Academia sevillana (los de 1736) y éstas y lasmadrileñas sólo ocasionalmente.
Pero veremos enseguida que las coincidencias y discrepancias cuan-titativas son independientes de las entradas biobibliográficas concre-tas en las que utilizan y declaran estas fuentes de información. De las10 voces en que Chinchilla remite a Torres Amat como única fuente, 3
185
129 También sus referencias en el listado previo pp. 178.
no figuraban en la obra de Hernández Morejón; una de ellas es la deGimbernat. En dos casos procede Morejón como Chinchilla, en un casoofrece información propia y remite también a Torres Amat; en otroofrece información propia y añade las de Antonio José Rodríguez sincitar a Torres Amat, y en tres casos no ofrece ninguna fuente.
En ninguno de los tres casos en que amplía Chinchilla sus informa-ciones con una remisión a Torres Amat, procede así HernándezMorejón: en un caso no cita ninguna fuente, en otro suma informaciónprocedente de Félix Jener a la propia, y en el tercero ofrece sólo la obrade Ased y Latorre. Pero cuando aborda la voz del propio Ased y Latorreafirma no haber visto ninguna de sus obras y haberlas reunido a par-tir de Latassa y de Villalba. De las nueve voces en que Chinchilla remi-te a Villalba en exclusiva, cuatro no figuran en la obra de Morejón.Para las cinco restantes, Hernández Morejón sólo ofrece la informacióncomo propia, sin citar fuente alguna. En uno de estos casos, la voz deFrancisco José de los Ríos Cárdenas, Chinchilla remite a Haller –y lasinformaciones que le proporcionó “su amigo y corresponsal Capdevila”–pero lo toma, dice, de Villaba. La voz en que Chinchilla añade a susinformaciones una cita a Villalba, no figura en la obra de Morejón.
En las citas a Latassa vienen a coincidir más ambos historiadores: delos 7 casos en que Chinchilla cita a Latassa como única fuente, sólo enuno no procede igual Hernández Morejón, sino que ofrece la informa-ción sin citar fuente alguna. Cita solamente a Latassa en el caso en queChinchilla añade informaciones de Antonio Pereda, cuya obra nohemos localizado, y de Ignacio Asso. En el único caso en que Chinchillaañade a sus informaciones las de Latassa, Hernández Morejón no ofre-cía nada original sino que en exclusiva remitió a Villalba y a Latassa.Tanto Chinchilla como Morejón ofrecen información propia en el casoen que Chinchilla además ofrece una referencia más detallada de uninforme del claustro de la Universidad de Valencia, que menciona sindetalles Hernández Morejón.
La utilización de librería y biblioteca como sinónimos en ambos auto-res, así como el título biblioteca… de numerosos repertorios bibliográ-ficos –cinco de los doce que reúnen como fuentes entre Hernández
186
Morejón y Anastasio Chinchilla– puede iluminar la queja de Chinchillasobre la falta de recursos para elaborar y continuar su obra enValencia. Desde luego que los manuscritos de Villalba no pudo consul-tarlos aquí, pero también podría justificar el menor número de bio-bibliografías que cita en su obra, aunque precisamente las valencianasde Ximeno, Fuster y Rodríguez no figuren en ella.
Documentos y bibliografía
Documentos
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Índices de la Historia bibliográfica de la medicina española deAntonio Hernández Morejón y de la Historia de la medicinaespañola de Anastasio Chinchilla Piqueras
María Luz López Terrada;
Carla P. Aguirre Marco
La inclusión de unos índices en un volumen como éste requiere unadoble justificación. En primer lugar, la necesidad de elaborar índi-
ces de las obras historicomédicas de Hernández Morejón y de Chinchillase debe principalmente al carácter bio-bibliográfico de ambas, ya que,como es sabido, sus autores optaron por presentar los estudios de médi-cos españoles siguiendo un orden cronológico. Obviamente, la localiza-ción de un estudio determinado puede llegar a plantear serias dificulta-des. Además, aunque cada uno de los volúmenes incluye un listado delos autores tratados en él, los nombres no figuran alfabéticamente sinoque respetan el orden de aparición en el cuerpo del volumen, y no hayun índice general unificado. Por ello, la utilidad de los índices origina-les para localizar un autor es escasa. En cierto modo, esta dificultadpara consultar dichas bio-bibliografías fue facilitada ya en 1960 porRafael Sancho de San Román, que elaboró un índice conjunto que sepublicó de nuevo en 1967 acompañando la edición facsímil de FranciscoGuerra de ambas obras. En el mismo se ordenaban alfabéticamente porapellidos los autores analizados en cada una de estas obras. Con ello,además de permitir la localización de una entrada, se resolvían proble-mas como las diferentes denominaciones para un solo autor o las nume-rosas repeticiones, a veces en volúmenes distintos.
Además, y esta es la segunda y fundamental razón por la que se hanelaborado unos nuevos índices, la reciente digitalización de las obras deMorejón y de Chinchilla nos obligaba a ofrecerlos para acceder a sus
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contenidos. Así, se consideró que los nuevos estudios y las nuevas tec-nologías de la información aconsejaban reemprender en algunos casos,y partir desde cero en otros, la tarea de unificar y normalizar las deno-minaciones dadas a los autores estudiados, pero también las referen-cias de las obras anónimas. Hay que tener presente que ni en los índi-ces originales ni en el de Sancho se hizo ningún tipo de catalogación uordenación de los numerosos textos originalmente considerados bajo ladenominación de “anónimo”.
La elaboración de estos índices no ha estado exenta de dificultadesdado que, como hemos dicho, nos propusimos unificar y normalizar elnombre de cada autor en lugar de mantener las designaciones origina-les, lo que nos ha sido posible en la mayoría de los casos. Esto ha impli-cado tanto localizarlos en los repertorios bio-bibliográficos tradiciona-les –impresos y sus digitalizaciones y versiones de internet- y los nue-vos recursos de internet, como también localizar las obras, impresas omanuscritas, que les atribuyen. Es decir, para la identificación de losautores citados por Hernández Morejón y Anastasio Chinchilla, y lanormalización sus nombres, se han utilizado numerosos repertorios,bases de datos y obras generales de historia de la medicina y de la cien-cia. Pero también se han tenido en cuenta a la hora de asegurar lasidentificaciones las fuentes usadas originalmente en la elaboración deambas bio-bibliografías, tanto cuando las declaran explícitamentecomo cuando no lo hacen. Concretamente han sido revisadas enmuchos casos para evitar algunos errores o para unificar informacionesdiscrepantes sobre un mismo autor. Entre ellas, las más habitualmen-te cotejadas han sido, sin duda, la obra de Cassiri para los autores ára-bes, la de Latassa para los aragoneses, la de Torres-Amat para los cata-lanes y las de los valencianos Ximeno, Pastor Fuster y Rodríguez.
Cabe aclarar que ante las discrepancias surgidas en nuestra labor denormalización de autores y referencias, como criterio muy general, ysin entrar en los detalles ni en las numerosas excepciones, para utili-zar un nombre u otro se ha optado en primera instancia por las deno-minaciones que figuran en la Bibliographia medica hispanica, segui-das por las que recoge el Catálogo general del patrimonio bibliográfico
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español. En lo que respecta a los autores más antiguos y los manuscri-tos se han tenido que resolver caso por caso. Siempre que ha sido posi-ble, para los autores medievales tanto árabes como judíos ha primadola designación que figura en el Catálogo de autoridades de la BibliotecaNacional de España, pero en la mayoría de casos se ha recurrido afuentes muy dispares entre las que no ha prevalecido generalmenteninguna en particular. En los casos excepcionales en los que no nos hasido posible localizar al autor o una obra, se ha optado por la denomi-nación de Antonio Hernández Morejón frente a la de AnastasioChinchilla
La Bibliographia medica hispanica y el Catálogo colectivo del patri-monio bibliográfico español han sido, como hemos dicho ya, la primeray principal fuente para los autores con obra impresa. Cuando no hansido localizados en ninguno de estos catálogos se ha recurrido a losrepertorios bio-bibliográficos habituales de escritores españoles, biennacionales, regionales o locales, bien generales o especializados -demédicos, de farmacéuticos, de veterinarios, de la medicina militar etc.Muchos de ellos han sido asumidos por bibliografías más modernas, lomismo que los catálogos de bibliotecas, por lo que, de partida, sólo seha recurrido a ellos para resolver los casos particulares que así lorequerían.
Muy distinto ha sido el caso de los autores extranjeros incluidos porChinchilla y Hernández Morejón y, más frecuentemente, cuando setrata de autores antiguos -en especial para los árabes y los judíos- cuyaobra no fue impresa, y se citan exclusivamente textos manuscritos a losque alguno de los dos tuvo acceso directo o indirecto. Para tratar nosólo de normalizar, sino en muchos casos simplemente identificar, dadala deficiente trascripción de los nombres, hemos tenido que consultarobras especializadas y otros catálogos y repertorios. Aunque se han uti-lizado diferentes herramientas de consulta dedicadas a la ciencia y a lamedicina medievales, los buscadores generales de internet, y Google enparticular, han resultado muy útiles para localizar estudios especiali-zados y resolver los casos más difíciles.
Este esfuerzo de normalización de autores y obras nos ha permitido
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sin duda corregir algunos errores, comprobar si bajo un mismo nombrese esconden autores distintos con obras diferentes, y unificar por laobra autores en apariencia distintos, resolviendo así también numero-sas discrepancias entre los datos de Hernández Morejón y los deAnastasio Chinchilla.
A continuación sólo enumeraremos las obras que han resultadoimprescindibles y las que han resultado especialmente útiles a nuestralabor.
1. Repertorios bio-bibliográficos impresos, índices de médicosespañoles y obras generales de historia de la medicina con índi-ces onomásticos de especial interés:
ALMIRANTE, J. Bibliografía militar de España, Madrid, M.Tello, 1876, 3vols.
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CASIRI, Miguel, Biblioteca Arabico-Hispana Escurialensis siveLibrorum omnium MSS. quos arabicè ab auctoribus magnam partemarabo-hispanis compositos bibliotheca coenobii escurialensis complec-titur. Matriti : Antonius Perez de Soto imprimebat, 1760-1770. 2 vols
COMENGE FERRER, Luis La medicina en el siglo XIX. Apuntes para lahistoria de la cultura médica en España, Barcelona, José Espasa,1914.
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PASTOR FUSTER, Justo, Biblioteca valenciana, Valencia, J. Ximeno; I.Mompié, 1827; 1830, 2 vols.
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Biblioteca médica hispano-lusitana. 6 vols. MSS. (También en: MicóNavarro, J.A.; Fresquet, J. L.; López, ML (2003) La Biblioteca quirúr-gica hispano-lusitana de León Sánchez Quintanar, Valencia, IHCD(CSIC- Universitat de València), ed. en CD-rom y en Juan MicóNavarro y José L. Fresquet Febrer (2007; 2008) La Biblioteca Médica
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VALVERDE, F. Bibliografia española de historia de la farmacia,Universidad de Granada, 1971.
XIMENO, Vicente, Escritores del Reyno de Valencia, Valencia, E. Dolz1747; 1749, 2 vols.
2. Repertorios, catálogos de bibliotecas y revistas en red:
ARABCIN’S MAGAZINE.http://www.arabcin.net/areen/areen_english/areen.htm.BIBLIOTECA DIGITAL DE ANDALUCIA. http://www.juntadeanda-lucia.es/cultura/bibliotecavirtualandalucia/inicio/inicio.cmdBIBLIOTECA NACIONAL DE MADRID. http://www.bne.es/BIBLIOTECA NACIONAL DE PORTUGAL. http://www.bn.pt/BIBLIOTHÈQUE NATIONAL DE FRANCE-GALLICA. http://galli-ca.bnf.fr/BRITISH LIBRARY. http://www.bl.uk/CATALOGO BIBLIOTECA VALENCIANA. http://bibliotecasvalen-cianas.cult.gva.es/indexv.htmCATÁLOGO COLECTIVO DEL PATRIMONIO BIBLIOGRÁFICOESPAÑOL. http://www.mcu.es/ccpb/ccpb-esp.htmlCATÁLOGO COLECTIVO DEL PATRIMONIO BIBLIOGRÁFICO
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VALENCIANO. http://bval.cult.gva.es/screens/ccpbv_spi.htmlCATALOGUE COLLECTIF DE FRANCE.http://ccfr.bnf.fr/rnbcd_visu/acc1.htmCOMPLUDOC. http://europa.sim.ucm.es/compludoc/DAS VERZEICHNIS DER IM DEUTSCHEN SPRACHRAUM ERS-CHIENENEN DRUCKE DES 17. JAHRHUNDERTS.http://www.vd17.de/index-e.htmlDIALNET. Servicio de alertas y Hemeroteca virtual de Sumarios deRevistas Científicas Españolas.http://dialnet.unirioja.es/servlet/capturaarticulosGÓMEZ URIEL, Miguel, Bibliotecas antigua y nueva de escritoresaragoneses de Latassa aumentadas y refundidas en forma de diccio-nario bibliográfico-biográfico. Edición electrónica a cargo de ManuelJosé Pedraza Gracia, José Angel Sánchez Ibáñez y Luis Julve Larraz.Zaragoza: Universidad de Zaragoza, Facultad de Filosofía y Letras,1999. Reproducción electrónica de la edición de: Zaragoza: CalistoAriño, 1884-1886, 3 vols. http://fyl.unizar.es/latassa/latassa.html ;http://155.210.60.15/latassa/Latassa.htmlJEWISH ENCYCLOPEDIA. http://www.jewishencyclopedia.comKARLSRUHER VIRTUELLE KATALOG (KVK).http://www.ubka.uni-karlsruhe.de/hylib/en/kvk.htmlMEDICAL HISTORICAL LIBRARY. YALE UNIVERSITY.http://www.med.yale.edu/library/historical/MEDLINE. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/MICÓ NAVARRO, J.A.; FRESQUET FEBRER, J.L. (2007; 2008) La«Biblioteca Médica Hispano-Lusitana» de León Sánchez Quintanar(Volúmenes manuscritos 1 y 2 (A-L) y Volúmenes manuscritos 3 y 4(M-Z), Valencia, Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación,http://hicido.uv.es/Quintanar/medicina_1/index.html; http://hici-do.uv.es/Quintanar/medicina_2/index.htmlREBIUN. RED DE BIBLIOTECAS UNIVERSITARIAS.http://rebiun.crue.org/cgi-bin/abnetop/RED DE BIBLIOTECAS DEL CSIC. http://aleph.csic.es/TESEO. BASES DE DATOS DE CONSULTA DE TESIS DOCTOR-
205
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A continuación presentamos cinco índices independientes:El primero es un índice general de autores ordenado alfabéticamen-
te que remite a las voces de ambas obras. El nombre normalizado delautor, en orden alfabético, es la entrada que permite ver simultánea-mente las denominaciones originales tanto de Hernández Morejóncomo de Anastasio Chinchilla, y acceder directa e independientementea cada una de ellas.
El segundo y el tercero son los índices de las obras anónimas querecogen respectivamente Hernández Morejón y Anastasio Chinchilla.Están ordenadas alfabéticamente por la primera palabra significativade sus títulos. Cuando se ha localizado el autor de un texto considera-do originalmente anónimo se ha ordenado por el nombre normalizadodel verdadero autor e incluido en el índice general de autores.
Esta organización nos ha permitido mantener una sola entrada paralas frecuentes repeticiones de autores, tanto si figuran dentro de unmismo volumen como si son estudiados en capítulos y volúmenes dife-rentes.
Los índices cuarto y quinto corresponden respectivamente a los artí-culos histórico-médicos originales de Hernández Morejón y deAnastasio Chinchilla, respetando el orden que les dieron los propiosautores dentro de sus obras.
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271
Parte primera. Del origen primitivo de la medicina española. I, 29-55Parte segunda. De la medicina española suevo-goda I, 56-59Parte tercera. Medicina hebreo-española I, 60-75Parte cuarta. Medicina árabe-española I, 116-134Parte quinta. Siglos XI, XII y XIII I, 198-212Parte sesta. Siglos XIV y XV I, 237-284Legislación romana relativa a la medicina I, 322-323Privilegios de la medicina y de los médicos romanos I, 324-328Leyes del fuero juzgo pertenecientes a la medicina I, 329-338Catálogo alfabético de los literatos de la España Goda, por Masdeu(T. II. Historia de España) I, 339-343Leyes relativas a los judios de España I, 344-347Pestes I, 348-361Romance de la medicina en romance trovado I, 362-391Sobre la literatura en general de los españoles en este siglo [siglo XVI] II, 8-15Universidades II, 15-23Escuela anatómico-patológica y de medicina práctica en el monasteriode Guadalupe [siglo XVI] II, 25-26Estudios anatómicos en este siglo [siglo XVI] II, 26-33Conocimiento de los antiguos sobre la circulación de la sangre,y descripción de la pulmonar por Servet II, 34-52Sistema del suco nerveo por doña Olivia Sabuco II, 52-53Introducción del mercurio y de los leños de Indias en la terapéutica II, 53-60Filosófica invención de enseñar a hablar a los sordo-mudos II, 60-64Invento del modo de desalar agua del mar II, 64-69Introducción en la terapéutica del uso de las candelillas II, 69-70Ciencias naturales II, 70-104Noticia de varios géneros de plantas medicinales, descubiertos por nuestrosnaturalistas, y dedicados a otros españoles célebres en las ciencias naturales II, 105-117Epidemiología [siglo XVI] II, 117-131Medicina práctica [siglo XVI] II, 131-138Contestación de Sprengel sobre Mercado.- Medicina hipocrática española II, 138-151Origen de algunos hospitales, y creación de varias órdenes religiosas,destinadas a la curación y asistencia de los enfermos II, 151-154
Título Referencia
Relación de capítulos monográficos de Hernández Morejón incluidosen su Historia Bibliográfica de la Medicina Española (1842-1852)
272
Topografías [siglo XVI] II, 154-155Farmacopeas [siglo XVI] II, 155-165Medicina legal [siglo XVI] II, 156-164Moral médica [siglo XVI] II, 164-166Bellezas de medicina práctica descubiertas en la obra de Cervantes II, 166-180Siglo XVII. Introducción IV, 7-29De la introducción de la quina en la materia médica, por el médicoespañol D. Juan de Vega IV, 30-39Introducción del uso del tabaco y chocolate en España IV, 39-43Fundación de universidades, hospitales y academias en el siglo XVII IV, 43-56Real Sociedad de Medicina de Sevilla IV, 57-59Hijas ó hermanas de la caridad IV, 59-60Congregación de los religiosos hospitalarios Bethemíticos IV, 60Fundación de los hospitales de los hermanos y hermanas de Jesús Nazareno de Córdoba IV, 61Epidemiología [siglo XVII] IV, 61-69Apéndice primero IV, 337-364Memorias de la Sociedad Médica de Sevilla [Dissertaciones médicas, teórico-prácticas, anatómico-chirúrgicas y chymico-pharmacéuticas, enunciadas y públicamente defendidas en la Real Sociedad médica de Sevilla, 1736] IV, 337-339Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás ciencias de Sevilla, tomo I, 1765 IV, 339-342Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo II, 1772 IV, 343-345Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás ciencias de Sevilla, tomo III, 1784 IV, 345-347Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo IV, 1786 IV, 347-349Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo V, 1787 IV, 349-352Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo VI, 1788 IV, 352-354Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo VII, 1789 IV, 354-356Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo IX, 1791 IV, 356-359
Título Referencia
273
Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo X, 1792 IV, 359-362Memorias académicas de la Real Sociedad de medicina y demás cienciasde Sevilla, tomo XI, 1817 IV, 362-364Apéndice segundo. Proverbios morales de Herrera IV, 365-382Siglo XVIII. Introducción VI, 249-355Siglo XVIII. Introducción. 1º. Rápida ojeada sobre el estado de laliteratura en Europa y con especialidad en España VI, 249-258Siglo XVIII. Introducción. 2º. Influjo de la filosofía en la medicina.Sistemas médicos. Progreso de las ciencias médicas durante el siglo,XVIII y sus principales autores VI, 258-267Siglo XVIII. Introducción. 3º. Progresos de la medicina en España duranteel siglo XVIII, y autores de más nota VI, 267-287Siglo XVIII. Introducción. 4º. Controversias médicas. Ruidosa disputasobre el uso del agua natural, bebida en gran copia como remediouniversal para todas las enfermedades VI, 287-302Siglo XVIII. Introducción. 4º. Controversias médicas II. Controversiassobre la inoculación de las viruelas naturales. Rápida ojeada sobre suhistoria hasta el descubrimiento de la vacuna VI, 302-308Siglo XVIII. Introducción. 4º. Controversias médicas III. Controversiasobre el uso de los medicamentos, y con especialidad sobre las emisionessanguíneas VI, 308-310Siglo XVIII. Introducción. 5º. Breve reseña sobre las aguas minero-medicinales. Noticia de su estado en nuestra España, y principalesautores que se han ocupado de tan interesante estudio VI, 310-324Siglo XVIII. Introducción. 6º. Noticia de la primera aparición de lafiebre amarilla en España. Controversia sobre su índole y naturaleza VI, 325-335Siglo XVIII. Introducción. 7º. Academias VI, 335-341Memorias [de la Real Academia médica de Madrid, 1797] VI, 336-38[Dissertaciones physico-médicas de la Sociedad médica de NuestraSeñora de la Esperanza, vols 1 y 2, 1751 y 1752] VI, 338-339[Memorias de la Real Academia médico-práctica de Barcelona, 2 vols, 1789] VI, 339-341Siglo XVIII. Introducción. 8º. Fundación de los colegios de cirugía VI, 341-346Siglo XVIII. Introducción. 9º. Reforma notable del proto-medicato en 1780 VI, 346-348Siglo XVIII. Introducción. 10 º. Formación de un monte-pío en Madrid deviudas y pupilos de los médicos y boticarios VI, 348Siglo XVIII. Introducción. 11 º. Epidemiología VI, 349-355
Título Referencia
275
Medicina hispano-fenicia I, 9-11
Medicina celtíbera-española I, 11-12
Medicina griega-española I, 12-15
Medicina romana-española I, 15-23
Medicina hebreo-española I, 23-26
Medicina godo-española I, 27-28
Medicina en manos de los monges I, 28-29
Medicina arabe-española I, 29-56
Siglo XV I, 89-95
Siglo XVI. Sucesos políticos de España en este siglo I, 147-178
Siglo XVII II, 200-202
Historia de la medicina española. El siglo XVIII IV, [3-6]
Diarios de Madrid desde 1790 a 1795 IV, 172-176
Historia de la medicina española. El siglo XIX IV, 252-264
Siglo XIX. Legislación médica IV, 253-259
Siglo XIX. Sanidad militar IV, 259-260
Siglo XIX. Zoología IV, 260
Siglo XIX. Botánica IV, 260-261
Siglo XIX. Anatomía IV, 261
Siglo XIX. Medicina IV, 261
Siglo XIX. Cirugía IV, 261
Siglo XIX. Fisiología IV, 261
Siglo XIX. Química IV, 261
Siglo XIX. Medicina legal IV, 261-262
Siglo XIX. Obstetricia IV, 262
Siglo XIX. Policía médica IV, 262-264
Año 1820 IV, 340
Año 1823 IV, 359
Año 1827 IV, 371-373
Advertencia [plan del suplemento a la Medicina Española] IV, 610-11
Vindicación IV, sin paginar
[613-616]
Título Referencia
Relación de capítulos monográficos de A. Chinchilla incluidosen su Historia de la Medicina Española (1841-1846)
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