Títulooriginal:ChildrenofBloodandBone
©TomiAdeyemi,2018.©delatraducción:AnaMataBuil,2018.©deestaedicióndigital:RBALibros,S.A.,2018.Diagonal,189-08018Barcelona.www.rbalibros.com
REF.:ODBO228ISBN:9788427214279
Composicióndigital:Newcomlab,S.L.L.
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ÍndiceCLANESDELOSMAJICAPÍTULOUNO.ZELIE.CAPÍTULODOS.ZELIECAPÍTULOTRES.AMARICAPÍTULOCUATRO.ZELIECAPÍTULOCINCO.ZELIECAPÍTULOSEIS.INANCAPÍTULOSIETE.ZELIECAPÍTULOOCHO.INANCAPÍTULONUEVE.ZELIECAPÍTULODIEZ.ZELIECAPÍTULOONCE.INANCAPÍTULODOCE.ZELIECAPÍTULOTRECE.ZELIECAPÍTULOCATORCE.INANCAPÍTULOQUINCE.AMARICAPÍTULODIECISÉIS.INANCAPÍTULODIECISIETE.AMARICAPÍTULODIECIOCHO.ZELIECAPÍTULODIECINUEVE.INANCAPÍTULOVEINTE.ZELIECAPÍTULOVEINTIUNO.INANCAPÍTULOVEINTIDÓS.AMARICAPÍTULOVEINTITRÉS.ZELIECAPÍTULOVEINTICUATRO.INANCAPÍTULOVEINTICINCO.ZELIECAPÍTULOVEINTISÉIS.INANCAPÍTULOVEINTISIETE.AMARICAPÍTULOVEINTIOCHO.AMARICAPÍTULOVEINTINUEVE.ZELIECAPÍTULOTREINTA.AMARICAPÍTULOTREINTAYUNO.ZELIECAPÍTULOTREINTAYDOS.AMARICAPÍTULOTREINTAYTRES.ZELIE
CAPÍTULOTREINTAYCUATRO.AMARICAPÍTULOTREINTAYCINCO.INANCAPÍTULOTREINTAYSEIS.ZELIECAPÍTULOTREINTAYSIETE.AMARICAPÍTULOTREINTAYOCHO.ZELIECAPÍTULOTREINTAYNUEVE.INANCAPÍTULOCUARENTA.ZELIECAPÍTULOCUARENTAYUNO.INANCAPÍTULOCUARENTAYDOS.AMARICAPÍTULOCUARENTAYTRES.INANCAPÍTULOCUARENTAYCUATRO.ZELIECAPÍTULOCUARENTAYCINCO.INANCAPÍTULOCUARENTAYSEIS.AMARICAPÍTULOCUARENTAYSIETE.INANCAPÍTULOCUARENTAYOCHO.ZELIECAPÍTULOCUARENTAYNUEVE.AMARICAPÍTULOCINCUENTA.INANCAPÍTULOCINCUENTAYUNO.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYDOS.AMARICAPÍTULOCINCUENTAYTRES.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYCUATRO.INANCAPÍTULOCINCUENTAYCINCO.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYSEIS.ZELIECAPÍTULOCINCUENTAYSIETE.AMARICAPÍTULOCINCUENTAYOCHO.INANCAPÍTULOCINCUENTAYNUEVE.ZELIECAPÍTULOSESENTA.AMARICAPÍTULOSESENTAYUNO.ZELIECAPÍTULOSESENTAYDOS.AMARICAPÍTULOSESENTAYTRES.ZELIECAPÍTULOSESENTAYCUATRO.INANCAPÍTULOSESENTAYCINCO.AMARICAPÍTULOSESENTAYSEIS.INANCAPÍTULOSESENTAYSIETE.INANCAPÍTULOSESENTAYOCHO.AMARICAPÍTULOSESENTAYNUEVE.INANCAPÍTULOSETENTA.ZELIE
CAPÍTULOSETENTAYUNO.ZELIECAPÍTULOSETENTAYDOS.ZELIECAPÍTULOSETENTAYTRES.ZELIECAPÍTULOSETENTAYCUATRO.INANCAPÍTULOSETENTAYCINCO.ZELIECAPÍTULOSETENTAYSEIS.AMARICAPÍTULOSETENTAYSIETE.ZELIECAPÍTULOSETENTAYOCHO.ZELIECAPÍTULOSETENTAYNUEVE.ZELIECAPÍTULOOCHENTA.ZELIECAPÍTULOOCHENTAYUNO.INANCAPÍTULOOCHENTAYDOS.AMARICAPÍTULOOCHENTAYTRES.AMARICAPÍTULOOCHENTAYCUATRO.ZELIECAPÍTULOOCHENTAYCINCO.ZELIEEPÍLOGONOTADELAAUTORAAGRADECIMIENTOSNOTAS
Paramamáypapá,quelosacrificarontodoparadarme
estaoportunidad.
Y
ParaJackson,quiencreyóenmíyenestahistoriaantesdequelohicierayo.
CLANESDELOSMAJI
CLANIKÚ:MAJIDELAVIDAYLAMUERTETÍTULODELOSMAJI:PARCAS
DEIDAD:OYA
———
CLANÈMÍ:MAJIDELAMENTE,ELESPÍRITUYLOSSUEÑOSTÍTULODELOSMAJI:MEDIADORES
DEIDAD:ORÍ
———
CLANOMI:MAJIDELAGUATÍTULODELOSMAJI:AMOSDELASMARCAS
DEIDAD:YEMOJA
———
CLANINÁ:MAJIDELFUEGOTÍTULODELOSMAJI:ABRASADORES
DEIDAD:SÀNGÓ
———CLANAFÉFÉ:MAJIDELAIRE
TÍTULODELOSMAJI:AMOSDELVIENTODEIDAD:AYAO
CLANAIYE:MAJIDELHIERROYLATIERRA
TÍTULODELOSMAJI:SOLDADORESYTERREROSDEIDAD:ÒGÚN
———
CLANÌMỌLÉ::MAJIDELAOSCURIDADYLALUZ
TÍTULODELOSMAJI:HACEDORESDELUZDEIDAD:OCHUMARE
———
CLANÌWÒSÀN:MAJIDELASALUDYLAENFERMEDAD
TÍTULODELOSMAJI:SANADORESYCÁNCERESDEIDAD:BABALÚAYÉ
———
CLANARÍRAN:MAJIDELTIEMPOTÍTULODELOSMAJI:VIDENTES
DEIDAD:ORÚNMILA
———
CLANẸRANKO:MAJIDELOSANIMALESTÍTULODELOSMAJI:DOMADORES
DEIDAD:OXOSI
Intentonopensarenella.Perocuandolohago,piensoenarroz.
CuandoMamaestabaaquí,lacabañasiempreolíaaarrozjollof.
Piensoencómobrillabasupieloscura,igualqueelsoldeverano,encómosusonrisadevolvíalavidaaBaba.Piensoen
cómoselecrespabayrizabaelpeloblanco,unacoronaindomablequerespirabaycrecíafuerte.
Oigolasleyendasquemecontabaporlasnoches.LarisadeTzaincuandojugabanalagbönenelparque.LosgritosdeBabacuandolossoldadoslepusieronunacadenaenelcuello.LosalaridosdeMamacuandosela
llevaronarastrasenlaoscuridad.Losencantamientosquesalieronaborbotonesdesuboca,igualquelalava.Lamagiadelamuertequelallevópor
elmalcamino.Piensoencómocolgabasucuerpodeaquelárbol.
Piensoenelreyqueselallevó.
CAPÍTULOUNO
ZÉLIE
«Elígeme».Tengoque contenermeparanogritar.Clavo las uñas en lamaderade roble
marula demi palo y aprieto los dedos para evitarmoverlos con nerviosismo.Unasgotasdesudormeresbalanporlaespalda,perosoyincapazdedecirsiespor el calor que ha llegado con el amanecer o porque el corazón me latedesbocadoenelpecho.Lunatraslunanomehaelegido.Hoynopuedeocurrirlomismo.Mesujetounmechóndepeloblancocomolanievepordetrásde laorejay
hago lo que puedo para estar quieta.Como siempre,MamaAgba hace que laselecciónseaagotadora,vamirandounaporunaatodaslaschicasdurantetantoratoquenosentravergüenza.Junta lascejasconconcentraciónysepronuncianaúnmáslasarrugasdesu
cabezaafeitada.Conlapielmarrónoscurayelkaftándetonosapagados,MamaAgbasepareceacualquierancianadelaaldea.Nadieadivinaríaqueunamujerdesuedadpudierasertanletal.—Ejem.Yemicarraspeaalfrentedelaahéré,unrecordatorionadasutildequeellaya
ha pasado esta prueba. Nos sonríe con petulanciamientras hace girar su palotalladoamano,ansiosaporsaberacuáldenosotraspodrávencerenelcombatede graduación. Casi todas las chicas se acobardan ante la posibilidad deenfrentarseaYemi,perohoyyomemuerodeganasdehacerlo.Hepracticadomuchoyestoypreparada.Séquepuedoganar.—Zélie.La voz curtida deMamaAgba rompe el silencio.Una exhalación colectiva
salecomounecodelasotrasquincechicasalasquenohaelegido.ElnombrerebotaporlasparedesdejuncotrenzadodelaahéréhastaquecaigoenlacuentadequeMamaAgbamehallamadoamí.—¿Deverdad?MamaAgbachasquealoslabios.
—Puedoelegiraotra…—¡No!—Me pongo de pie de un brinco y hago una rápida reverencia—.
Gracias,Mama.Estoylista.Elmarderostrososcurosseparteendosmientrasavanzoentrelamultitud.A
cadapaso,meconcentroenelmodoenquemispiesdescalzossearrastransobrelos juncos del suelo deMamaAgba, compruebo la fricción quemehará faltaparaganarestecombateygraduarmeporfin.Cuando llego a la estera negra que marca la zona de combate, Yemi es la
primeraenhacerunareverencia.Esperasinmoversedeposiciónaqueyohagalomismo,perosumiradasolosirveparaavivarelfuegodemicorazón.Nohayrespetoensupostura,noexpresalapromesadeuncombatelimpio.Piensaque,comosoyunadivîner,soyinferioraella.Creequevoyaperder.—Lareverencia,Zélie.Aunque la advertencia está clara en la voz deMamaAgba, soy incapaz de
moverme.AtanescasadistanciadeYemi,loúnicoqueveoessuatractivopelonegro,supieldecolormarróncoco,muchomásclaraquelamía.Supieltieneelmarrónsuavedelosorïshanosquenuncahanpasadoundíatrabajandodesolasol.Llevaunavidaprivilegiadagraciasaldinerosuciodeunpadrealquenuncahaconocido.AlgúnnoblequecompróelsilenciodeYemi,cuandodesterróasuhijabastardaanuestraaldeaparaevitarlavergüenza.Echoatrás loshombrosysacopecho,estiroelcuerpo,aunqueséque tengo
queinclinarme.LasfaccionesdeYemidestacanentrelamultituddedivînersconelpeloblancocomo lanieve.Unasdivîners que sehanvisto forzadasahacerreverenciasunayotravezantequienestienenelmismoaspectoqueella.—Zélie,nomeobliguesarepetírtelo.—PeroMama…—¡Haz una reverencia o sal de ahí!Nos estás haciendo perder el tiempo a
todas.Alverquenomequedaotraopción,aprietolamandíbulaymeinclinopara
hacerunareverencia,queprovocaquelaprepotentesonrisadeYemiafloreaúnmás.—¿Tanto tecostaba?—Yemihaceotra reverenciaparamantener las formas
—.Sivasaperder,hazloconorgullo.Unasrisitasahogadasseoyenentrelaschicas,perounatajantesacudidadela
manodeMamaAgbalassilenciaalinstante.Lasaniquiloconlamiradaantesdeconcentrarmeenmioponente.
«Veremosquiénseríecuandoganeyo».—Tomadposiciones.Nos retiramos para colocarnos en los extremos de la zona de combate y
levantamoslospalosdelsueloconungolpeseco.LasonrisadeYemidesaparecemientrasentrecierralosojosyemergesuinstintoasesino.Nos miramos fijamente, esperando la señal del inicio del combate. Tengo
miedodequeMamaAgbaprolongueesta torturapara siemprecuandopor fingrita:—¡Comenzad!Yalinstantemepongoaladefensiva.Antesdequepuedapensarsiquieraengolpearla,Yemiblandeelpaloconla
rapidezdeunguepardario.Elpalogiraporencimadesucabezaunsegundo,yalsegundosiguientelonotopegadoalcuello.Aunquelaschicasquetengodetrássuspiran,yonomeinmuto.PuedequeYemisearápida,peroyolosoyaúnmás.Cuandomeacercaelpalo,arqueolaespaldatodoloquepuedoyesquivoel
ataque.TodavíaestoyagachadacuandoYemiatacadenuevo,yestavezintentagolpearmeconlafuerzaquetendríaunachicaeldobledecorpulentaqueella.Me tiro de lado y ruedo por la estera justo a tiempo, demodo que su palo
impactacontralastirasdejunco.Yemiretrocedeparatomarimpulsodenuevomientrasyoprocuroreincorporarmecomosea.—Zélie—advierteMamaAgba,perononecesitosuayuda.Conunmovimientofluido,mepongodepieyblandoelpalohaciaarribapara
interceptarelsiguientegolpedeYemi.Nuestros palos chocan con un crujido audible. Las paredes de la cabaña de
juncostiemblan.MiarmatodavíareverberadespuésdelgolpecuandoYemigiraparagolpearmeenlasrodillas.Lanzounapiernahaciadelante,balanceolosbrazosparacogerimpulsoydoy
unavolteretalateralenelaire.Mientrassaltoporencimadesupaloextendido,veolaprimerabrecha:mioportunidaddepasaralaofensiva.—¡Ja!—exclamo, casi con un gruñido, y utilizo el impulso de la voltereta
aéreaparaaterrizardándoleunaestocada.«Vamos…».El palo deYemi impacta contra elmío ymi contrincante detiene el ataque
antessiquieradequehayacomenzado.—Paciencia,Zélie—indicaMamaAgba—.Noestuhoradeatacar.Observa.
Reacciona.Esperaaquetuoponentegolpee.Reprimo un gruñido, pero asiento con la cabeza, y me aparto con el palo.
«Tendrástuoportunidad»,merepito.«Soloesperatutur…».—Esoes,Zél.—Yemihablacasienunsusurro, tanbajoquesoloyopuedo
oírla—.EscuchaaMamaAgba.Séunalarvaobediente.Yahíestá.Esapalabra.Eseinsultomiserableydegradante.Susurradocondesprecio.Envueltoenesasonrisitaarrogante.Antesdepodercontenerme,lanzoelpalohaciadelante,yquedaaunpelodel
estómagodeYemi.Después tendréque soportar unode los infames azotes deMamaAgbaporesto,peroelmiedoenlosojosdeYemihacequevalgalapenaconcreces.—¡Eh!Aunque Yemi se vuelve hacia Mama Agba para que intervenga, no tiene
tiempoparaquejarse.Hagogirar elpalocon tal rapidezque susojos seabrencomoplatosantesdequelelanceotroataque.—¡Elejercicionoesasí!—chillaYemi,mientrassaltaparaevitarelgolpeen
lasrodillasquequieropropinarle—.Mama…—¿Esquetienequesacarteellalascastañasdelfuego?—preguntoentrerisas
—.Vamos,Yemi.Sivasaperder,¡hazloconorgullo!LarabiadestellaenlamiradadeYemicomosifueraunaleonariaconcuernos
detorolistaparaembestir.Agarraconfuerzaelpalo,dispuestaparalavenganza.Ahoraescuandoempiezaelcombatedeverdad.Las paredes de la ahéré de Mama Agba zumban mientras nuestros palos
chocanunayotravez.Devolvemosgolpeporgolpemientrasambasbuscamoselfallo de la otra, una oportunidad de atestar la estocada definitiva. Veo unaposibilidadcuando…—¡Aaaaah!Doy un traspiés y me ovillo hacia delante, tambaleándome mientras las
náuseasmesubenporlagarganta.Porunmomentotemoquemehayarotolascostillas,peroeldolorenelabdomenacallaesemiedo.—Alto…—¡No!—interrumpoaMamaAgbaconvozáspera.Obligoalaireaentraren
mispulmonesymeayudodelpaloparaincorporarme—.Estoybien.Noheterminadotodavía.—Zélie…—empiezaadecirMamaAgba,peroYeminoesperaaquetermine.Seabalanzasobremíardiendodefuriaydejaelpaloaapenasundedodemi
cabeza.Cuandoseinclinahaciaatrásparaatacar,doyunbrincoymeapartode
sualcance.Antesdequeellapuedagirar, larodeoylaazotoconelpaloenelesternón.—¡Ah!—gimeYemi.Su rostro se contorsiona por el dolor y el sobresalto mientras se encoge y
retrocede tambaleándose lejos de mí. Nadie la había golpeado en uno de loscombatesdeMamaAgba.Nosabeloquesesiente.Sindarletiempoarecuperarse,giroyleclavoelpaloenelestómago.Estoya
puntodepropinarlelaansiadaestocadadefinitivacuandolascortinasrojizasquecubrenlaentradadelaahéréseabrendeparenpar.Bisicruzacorriendoelumbraldelapuerta,conlamelenablancaflotandoal
viento.SupequeñopechoagitadosubeybajasinpararmientrasmiraalosojosaMamaAgba.—¿Quéocurre?—preguntaMama.ABibiseleacumulanlaslágrimasenlosojos.—Losiento—solloza—.Mequedédormida,yo…Noestaba…—¡Suéltaloya,niña!—¡Vienen!—exclamaporfinBisi—.Estáncerca,¡casihanllegado!Por un momento dejo de respirar. Creo que todas nos hemos quedado sin
aliento.Elmiedoparalizacadacentímetrodenuestroser.Despuésseimponeeldeseodesobrevivir.—Rápido—siseaMamaAgba—.¡Tenemospocotiempo!TirodeYemiparaquesepongadepie.Todavíalecuestarespirar,peronohay
tiempodecomprobar siestábien.Agarrosupaloymeapresuroa recoger losdemás.Laahéréseveinmersaenuncaosborroso,mientrastodascorrenparaocultar
la verdad.Metros ymetros de tela brillante vuelan por el aire.Un ejército demaniquíes de junco emerge de la nada. Ocurren tantas cosas en el mismomomentoquenohaymododesabersivamosasercapacesdeesconderlotodoatiempo.Loúnicoquepuedohaceresconcentrarmeenmitarea:arrojartodoslospalosdebajodelaesteradelazonadecombate,dondenopuedanverlos.Encuantotermino,Yemimelanzaunaagujademaderaalasmanos.Todavía
no he llegado al lugar que tengo asignado cuando las sábanas que cubren laentradadelaahéréseabrendenuevo.—¡Zélie!—ladraMamaAgba.Mequedodepiedra.Todaslasmiradasdelaahérésevuelvenhaciamí.Antes
dequepuedahablar,MamaAgbamedauncoscorrón;un latigazoconelquesoloellaescapazdehacerquelaslágrimasmebajenporlaespinadorsal.
—Veatusitio—sisea—.Tehacefaltapracticarmucho.—MamaAgba,yo…Se me acelera el pulso cuando veo que se inclina hacia delante. Entonces
comprendolaverdadqueescondeelbrillodesusojos.«Unadistracción…».Unaformadeganartiempo.—Losiento,MamaAgba.Perdonadme.—Vuelveatusitio.Memuerdoel labioparanosonreíre inclino lacabezaamododedisculpa.
Meagacholosuficienteparapoderestudiaralosguardiasqueacabandeentrar.IgualquecasitodoslossoldadosdeOrïsha,elmásbajodelosdostieneuncolordepielsimilaraldeYemi:delmismotonoqueelcuerocurtidoyenmarcadoporun grueso pelo negro. Aunque solo somos un puñado de chicas, el soldadomantienelamanoenlaempuñadurade laespada.Laagarracadavezconmásfuerza, como si temiese que en cualquier momento una de nosotras pudieragolpearle.El otro guardia, más alto, permanece erguido, solemne y serio; su piel es
muchomásoscuraqueladesucompañero.Sequedacercadelaentrada,conlosojosfijosenelsuelo.Talveztengaladecenciadesentirvergüenza,porloqueseaquesedisponganahacer.AmboslucenelsellorealdelreySaran,austeroeimpactanteensuspecheras
de hierro. Basta con echar un vistazo al leopardario de nieve para que semerevuelvaelestómago,undurorecordatoriodelmonarcaquelosenvía.Hagomucho teatro mientras me dirijo con cara enfurruñada al maniquí de
juncoquemecorresponde,perolaspiernasmetiemblandelalivio.Loqueantesparecía un club de lucha ahora tiene un aspecto de taller de costura bastanteconvincente.Losvistosostejidostribalesadornanlosmaniquíesquehaydelantede cada una de las chicas, prendas cortadas y sujetas con alfileres con losestampadoscaracterísticosdeMamaAgba.Damospuntadasenlosbajosdelosmismos dashikis que llevamos años cosiendo, movemos la aguja en silenciomientrasesperamosaquelosguardiassemarchen.MamaAgbasepaseaentrelasfilasdemuchachasparainspeccionareltrabajo
desusaprendices.Apesarde losnervios, sonríoalverquehaceesperara losguardias,negándoseareconocersuinoportunapresencia.—¿Puedoayudarosenalgo?—preguntaalfin.—Horade los impuestos—gruñe el guardiamásoscurodepiel—.Pagade
unavez.
ElánimodeMamaAgbacaeenpicadocomoelcalorporlanoche.—Yapaguélosimpuestoslasemanapasada.—Losimpuestosdehoynosonportunegocio.—Lamiradadelotroguardia
recorreatodaslasdivînersconlargasmelenasblancas—.Lastasasdelaslarvashansubido.Ycomotienestantas,debespagarmás.«Porsupuesto».Agarrolateladelmaniquícontantafuerzaquemeduelenlos
nudillos.Alreynolebastacontenersometidosalosdivîners.Tienequehacerlavidaimposibleatodoslosquedecidenayudarnos.Tenso la mandíbula mientras intento olvidarme del guardia, olvidarme de
cómohasalidolapalabra larvasdesuboca, igualqueunaguijón.Noimportaquenuncavayamosaconvertirnosenlosmajiqueestábamosdestinadosaser.Asusojos,seguimossiendolarvas.Esoesloúnicoqueseráncapacesdeverensuvida.Mama Agba aprieta los labios y su boca forma una línea fina y tensa. Es
imposiblequetengaeldineroquelepiden.—Yasubisteis la tasadelosdivîners la lunapasada—sequeja—.Yla luna
anterioraesa.El guardia de piel más clara da un paso al frente, se lleva la mano a la
empuñadura,listoparaatacaralmenorsignodedesafío.—Quizánodeberíascodearteconlaslarvas.—Quizádeberíaisdejarderobarnos.Laspalabrassemeescapanantesdequepuedadetenerlas.Lasalacontienela
respiración.MamaAgba se pone rígida, sus ojos oscurosme suplicanquemecalle.—Losdivîners no producimos más dinero. ¿De dónde esperáis que salgan
esos nuevos impuestos?—pregunto—.No podéis pasaros el día subiendo losimpuestosunayotravez.Sinoparáisdesubirlos,¡nopodremospagarlos!Elguardiacaminahaciamíconunaposequehacequemearrepientadeno
tener a mano el palo. Con un golpe certero podría tirarlo al suelo; y con ellatigazoadecuado,podríaromperlelagarganta.Es entonces cuando me fijo en que el guardia no empuña una espada
cualquiera.Lahojanegrarelucedentrodelafunda,unmetalmáspreciadoqueeloro.«Majacita…».Unaaleaciónconvertidaenunarmay forjadaantesdelAsalto.Creadapara
debilitarnuestramagiayquemarnoslapiel.IgualquelacadenanegraconlaquerodearonelcuellodeMama.
Unmajipoderosopodríacombatirelefectodelarma,peroesemetaltanraroresultadebilitanteparacasitodosnosotros.Aunqueyonotengoningunamagiaquelapiedrapuedaanular,laproximidaddelahojademajacitameprovocauncosquilleoenlapielamedidaqueelguardiameacorrala.—Mástevaldríamantenerelpicocerrado,niña.Ytienerazón.Másmevaldría.Cerrarelpico,tragarmelarabia.Vivirparaver
undíamás.Perocuandolo tengoaunpalmode lacara,mecuestahorrorescontenerme
paranoclavarlelaagujadecosturaensurelucienteojomarrón.Quizádeberíacallarme.Oquizáéldeberíamorir.—Quete…MamaAgbameapartacontantafuerzaquecaigoalsuelodelempujón.—Tomad —me interrumpe con un puñado de monedas en la mano—.
Tomadlasybasta.—Mama,no…Sedalavueltacomoelrayoymemiracontalfuriaquemequedopetrificada.
Cierro la boca y me pongo a gatas, me encojo bajo la tela estampada delmaniquí.Lasmonedastintineanmientraselguardiacuentalaspiezasdebroncequele
hacolocadoenlapalma.Sueltaungruñidoalterminar.—Noessuficiente.—Tendráque serlo—diceMamaAgba, condesesperaciónen lavoz—.No
haymás.Estodoloquetengo.Elodiomehiervebajo lapiel,notounpicoragudoycaliente.Estonoestá
bien.MamaAgbanodeberíatenerquesuplicar.Levantolamiradaparabuscarladelguardia.Unerror.Antesdequepuedavolverlacaraoenmascararmiasco,elguardiameagarraporelpelo.—¡Ah!—gritocuandoeldolormeatraviesaelcráneo.Enunsegundo,elguardiametiraalsuelodebrucesymequedosinaire.—Puede que no tengasmás dinero.—El guardiame hinca la rodilla en la
espalda—.Perotieneslarvasmásquedesobra.—Meagarradelmusloconunamanoáspera—.Empezaréporesta.Meabrasa lapiely respirocondificultad.Aprieto lasmanosparaocultarel
temblor. Quiero gritar, romperle todos los huesos del cuerpo, pero a cadasegundo que pasa,memarchito un pocomás. Su tacto borra todo lo que soy,todoloqueheluchadotantoporconseguirser.
En esemomento vuelvo a ser aquella niña pequeña, indefensa,mientras unsoldadosellevaamimadrealafuerza.—Ya basta.—MamaAgba empuja al guardia y tira demí hacia su pecho,
amenazadoracomounaleonariaconcuernosdetoroquequisieraprotegerasucachorro—.Yatenéismismonedas,yesoestodoloqueosvaisallevar.Fueradeaquí.Ahoramismo.La rabia del guardia hierve ante su audacia. Se dispone a desenvainar la
espada,peroelotroguardialoretiene.—Vamos.Tenemosquecubrirtodalaaldeaantesdelanochecer.Aunque el guardia más moreno habla con tono despreocupado, se le tensa
tanto lamandíbulaque se lemarca elmúsculo.Puedeque ennuestros rostrosveaaunamadreounahermana,unrecordatoriodealguienaquienlegustaríaproteger.Elotro soldado sequedaquietoun instante, tanquietoque ignoroquéva a
haceracontinuación.Alfinal,sueltalaempuñaduradelaespaday,enlugardeatacarnos,nosatraviesaconlamirada.—Puesenseñaaestaslarvasamantenersearaya—advierteaMamaAgba—.
Oloharéyo.Sumiradasedesplazahaciamí;aunquemechorreaelcuerpodesudor,por
dentroestoyhelada.Elguardiarepasamisiluetadearribaabajo,unaadvertenciadeloquepuedehacermesiquiere.«Inténtalo»,meentranganasdegritarle,pero tengo laboca tansecaqueno
me salen las palabras. Nos quedamos plantadas de pie hasta que los guardiassalenylospisotonesdesusbotasconsuelademetalsepierdenenladistancia.La templanza de Mama Agba desaparece entonces como una vela que el
vientohubieraapagado.Sesujetaaunmaniquíparanoperderelequilibrio, laguerreraletalqueconozcovamenguandohastaconvertirseenunaviejayfrágildesconocida.—Mama…Medispongoaayudarla,peromeapartadándomeungolpeenlamano.—Òd!«Tonta»,merecriminaenyoruba,lalenguadelosmajiprohibidadespuésdel
Asalto.Hacetantotiempoquenooigonuestroidiomaquetardounossegundosenrecordarinclusoquésignificaesapalabra.—Porelamordelosdioses,¿sepuedesaberquétepasa?Unavezmás, todas lasmiradasde laahéréestánclavadasenmí. Incluso la
pequeñaBisimemiraconcuriosidad.Pero¿cómopuedechillarmeMamaAgba?
¿Por qué insinúa que es culpa mía cuando los ladrones son esos guardiastramposos?—Solointentabaprotegeros,MamaAgba.—¿Protegermeamí?—replicaMamaAgba—.Sabíasquetusimpertinencias
no iban a cambiar nada,maldita sea. ¡Podrías haber hecho que nosmataran atodas!Me tambaleo, aturdida por la dureza de sus palabras. Nunca había visto
semejantedecepciónensusojos.—Sinopuedolucharcontraellos,¿paraquéestamosaquí?—Semequiebra
lavoz,perometragolaslágrimas—.¿Quésentidotieneentrenarsinopodemosprotegernos?¿Porquéhacemosestosinopodemosprotegerosavos?—Por el amor de los dioses, ¡piensa, Zélie! ¡Piensa en algomás que en ti
misma! ¿Quién iba a proteger a tu padre si atacaras a esos hombres? ¿Quiénmantendría a salvo a Tzain cuando los guardias fueran a tu casa con sed desangre?Abrolabocapararesponder,peronopuedodecirnadaenmidefensa.Tiene
razón. Aunque consiguiera tumbar a unos cuantos guardias, nunca podríaeliminaratodoelejército.Tardeotemprano,meencontrarían.Tardeotempranodestrozaríanalaspersonasqueamo.—¿MamaAgba?—preguntaBisiconsuvocecillaaguda,temerosacomoun
ratón.SecuelgadelospantalonesdrapeadosdeYemimientraslaslágrimasseleacumulanenlosojos—.¿Porquénosodian?Una fatiga nueva aparece en la expresión deMama. Abre los brazos hacia
Bisi.—Noosodian,niñamía.Odianloqueestabaisdestinadasaser.Bisi se entierra dentro de la tela del kaftán de Mama, que amortigua los
sollozos.Mientrasllora,MamaAgbarepasalasalayvetodaslaslágrimasqueelrestodechicastratadecontener.—Zélie ha preguntado para qué estamos aquí. Es una pregunta válida. A
menudohablamosdecómodebéiscombatir,peronuncahablamosdeporqué.—MamaapartaconcariñoaBisiyhaceungestohaciaYemiparaqueleacerqueuntaburete—.Chicas,tenéisquerecordarqueelmundonosiemprehasidoasí.Hubountiempoenelquetodosestabandelmismobando.MientrasMama Agba se acomoda en el asiento, las chicas se reúnen a su
alrededor, ansiosas por escuchar sus palabras. Día tras día, las lecciones deMama terminan con un relato o una fábula, una enseñanza de otra época. Enotrascircunstancias,meapresuraríaaabrirmepasoparasentarmeenprimerafila
y saborear cada una de sus palabras. Hoy me quedo al margen, demasiadoavergonzadaparaacercarmeaella.MamaAgbasefrotalasmanosdemaneralentaymetódica.Apesardetodolo
quehaocurrido,unafinasonrisaseadivinaensuslabios,unasonrisaquesolounrelatopuedeprovocar.Incapazderesistirme,doyunpasoadelanteymecueloporentreunascuantaschicas.Estaesnuestrahistoria.Sí,nuestraHistoriaconmayúsculas.Unaverdadqueelreyintentóenterrarjuntoconnuestrosmuertos.—Alprincipiodelostiempos,Orïshaeraunatierraenlaqueprosperabanlos
maji,especialesysagrados.Cadaunodelosdiezclaneshabíasidodotadoporlosdiosescelestialesyhabíarecibidounpoderdiferentesobrelatierra,undon.Habíamajiquepodíancontrolarelagua,otrosquegobernabanelfuego.Habíamajiconelpoderdeleerlamente¡einclusomajiquepodíanatisbaratravésdeltiempo!Aunquetodashemosescuchadoesahistoriaenunmomentouotro—deboca
deMamaAgba, de unos padres que ya no tenemos—,volver a escucharla nohace que desaparezca lamaravilla de esas palabras. Se nos iluminan los ojosmientras Mama Agba describe a los maji que tenían el don de sanar y lacapacidaddecausarenfermedades.Nosencogemoscuandonoshabladelosmajiquedomesticaban a lasbestias salvajesdel país, losmaji que emanaban luzyoscuridaddelapalmadelamano.—Todoslosmajinacíanconelpeloblanco,señaldequehabíansidotocados
por los dioses.Utilizaban sus dones para cuidar de la gente deOrïsha y eranveneradospor todoel territorio.Perono todoelmundohabíarecibidopoderesde los dioses.—MamaAgbamueve lamano de lado a lado de la estancia—.Debido a eso, cada vez que nacía un nuevo maji, provincias enteras seregocijabanylocelebrabanencuantoveíanelprimerindiciodesusmechonesblancos.Losniñoselegidosnoerancapacesdehacermagiaantesde los treceaños, así que hasta que se manifestaban sus poderes, recibían el nombre deibawi,«losdivinos».Bisi levanta la barbilla y sonríe al recordar el origen de nuestro título de
divîners.MamaAgbaalarga lamanohacia laniñay leacariciaunmechóndepeloblanco,unindicadorquetodashemosaprendidoaocultar.—Losmaji sepropagaronpor todaOrïshayseconvirtieronen losprimeros
reyesyreinas.Enesaépocatodoelmundovivíaenpaz,perodichapaznoduró.Quienesestabanenelpoderempezaronaabusardesumagiay,comocastigo,losdioseslesarrebataronsusdones.Cuandolamagiasesecódesusangre,como
señal de su pecado también desapareció su pelo blanco. Con el paso de lasgeneraciones, el amor hacia losmaji se transformó en miedo. Y el miedo setransformóenodio.Elodiosetransformóenviolencia,eneldeseodeeliminaralosmajidelafazdelatierra.Lahabitación seoscurececonel ecode laspalabrasdeMamaAgba.Todas
sabemos lo que sigue a continuación; la noche de la que nunca hablamos, lanochequenuncapodremosolvidar.—Hastaesanoche,losmajifueroncapacesdesobrevivirporqueutilizaronsus
poderes para defenderse. Pero hace once años, lamagia desapareció. Solo losdiosessabenporqué.—MamaAgbacierralosojosysueltaunprofundosuspiro—.Undíalamagiarespiraba.Aldíasiguiente,murió.«¿Sololosdiosessabenporqué?».PorrespetoaMamaAgba,mecomolaspalabras.Habladelmismomodoque
hablantodoslosadultosquevivieronelAsalto.Resignados,comosilosdiosessehubieranllevadolamagiaparacastigarnos,ocomosihubierancambiadodeopiniónenunarrebato.En el fondo de mi ser, conozco la verdad. La adiviné en cuanto vi
encadenadosalosmajideIbadan.Losdiosesmurieronconnuestramagia.Nuncaregresarán.—Enaqueldíaaciago,elreySarannovaciló—continúaMamaAgba—.Se
aprovechódelmomentodedebilidaddelosmajiparaatacar.Cierrolosojosparacontenerlaslágrimas.Lacadenaconlaqueapretaronel
cuellodeMama.Lasangrequegoteabaenelsuelo.Los recuerdos silenciosos de aquella noche llenan la cabaña de juncos e
inundanelairededolorypena.Todas nosotras perdimos a los miembrosmaji de nuestras familias aquella
noche.MamaAgbasuspirayseponedepie,aúnalafuerzaquetodassabemosque
posee.Mira una por una a todas lasmuchachas como si fuese un general quepasarevistaasustropas.—Enseñoautilizarelpaloatodaslaschicasquequieranaprenderlo,porque
en estemundo en el que vivimos siempre habrá hombres que quieran hacerosdaño.Peroempecéestosentrenamientosparalosdivîners,paratodosloshijosdelosmaji caídos.Aunquehayadesaparecidovuestra capacidadpara convertirosenmaji,elodioylaviolenciacontravosotrospermanece.Poresoestamosaquí.Poresoentrenamos.Convigor,Mamasacudesusólidopaloygolpeaelsueloconél.
—Vuestros contrincantes llevan espadas. ¿Por qué os ilustro en el arte delpalo?Nuestras voces pronuncian comoun eco elmantra queMamaAgba nos ha
hechorepetirunayotravez.—Evitaenlugardeherir,hiereenlugardelisiar,lisiaenlugardematar…El
palonodestruye.—Os enseño a ser guerreras en el jardín para que nunca tengáis que ser
jardineras en la guerra. Os doy la fortaleza de la lucha, pero todas debéisaprenderlafortalezadelacontención.—Mamasedirigeamí.Echaloshombroshacia atrás—. Debéis proteger a aquellos que no pueden defenderse por símismos.Esaeslafilosofíadelpalo.Lasdemáschicasasienten,peroyonopuedohacernadasalvomiraralsuelo.
Unavezmás,lohemandadotodoaltraste.Unavezmás,hedecepcionadoalosdemás.—Muy bien—diceMamaAgba, y suspira—. Suficiente por hoy. Recoged
vuestrascosas.Mañanaloretomaremosdondelohemosdejadoestamañana.Las chicas salen a toda prisa de la cabaña, agradecidas de poder escapar.
Intentohacerlomismo,perolamanoarrugadadeMamaAgbameagarraporelhombro.—Mama…—Silencio—meordena.Las últimas chicas en salir me miran con compasión. Se frotan el trasero,
probablementecalculandocuántoslatigazosrecibiráelmío.«Veintepordesobedecerdurantelapráctica…Cincuentaporhablarcuandono
tocaba…Cienporprovocarquecasinosmaten…».No.Cienlatigazosporesoseríapoco.Ahogounsuspiroymeencojo,intentandoprepararmeparaelescozor.«Será
rápido»,meanimo.«Antesdequemedécuentahabrá…».—Siéntate,Zélie.MamaAgbameofreceunatazadetéysesirveotraparaella.Elaromadulce
sememeteenlanarizyelcalordelatazametemplalasmanos.Enarcolascejas.—¿Lehabéispuestoveneno?Mama Agba mueve un ápice las comisuras de los labios, pero oculta la
diversióntrasunacaraseria.Yoocultolacaradandounsorbodetéysaboreoeltoquedemielenlalengua.Ledoyvueltasalatazaenlasmanosyrepasoconlosdedoslasbolitasplateadasquellevaincrustadasenelborde.Mamateníauna
tazaigualqueesta:lasbolitasdemimadreerandecolorlavanda,decoradasenhonordeOya,laDiosadelaVidaylaMuerte.Poruninstante,elrecuerdomedistraedeladecepcióndeMamaAgba,pero
en cuanto desaparece el sabor del té, el regusto amargo de la culpa vuelve aacecharme.Ellanotendríaquepasarporesto.Noporculpadeunadivînercomoyo.—Lo siento. —Sigo tocando las bolitas de la taza para evitar levantar la
mirada—.Séque…séquenoospongolascosasfáciles.Igual queYemi,MamaAgba es una kosidán, una orïshana que no tiene el
potencialdehacermagia.AntesdelAsalto,creíamosquelosdioseseranlosqueelegían quién nacía siendo divîner y quién no, pero ahora que la magia hadesaparecido,nocomprendoquéimportanciapuedetenerladistinción.Desprovistadelpeloblancodelosdivîners,MamaAgbapodríamezclarsecon
otros orïshanos y evitar la tortura de los guardias. Si no se relacionase connosotras,losguardiasnolamolestaríanenabsoluto.Partedemídeseaquenosabandone, que se ahorre el dolor. Con sus buenas dotes de modista,probablemente podría convertirse en comerciante, ganarse la vida y tener labolsallenademonedasenlugardevercómoselasarrebatantodas.—Cadavezteparecesmásaella,¿losabías?—MamaAgbadaunsorboalté
ysonríe—.Elparecidoesescalofriantecuandochillas.Hasheredadosurabia.Mequedoboquiabierta;aMamaAgbanolegustahablardelaspersonasalas
quehemosperdido.Apocosnosgusta.Ocultomisorpresaconotrosorbodetéyasiento.—Sí,losé.Norecuerdocuándoocurrió,peroelcambioenBabafueinnegable.Dejóde
mirarme a los ojos, incapaz de observarme sin ver el rostro de su mujerasesinada.—Estupendo.—La sonrisa deMamaAgba se transforma en unamueca de
preocupación—. Eras muy pequeña cuando ocurrió el Asalto. Temía que tehubierasolvidado.—Nopodríaolvidarmeaunquequisiera.No,cuandoMamateníaunacararadiantecomoelsol.Esesacaralaqueintentorecordar.Noelcadáverquegoteabasangreporlagarganta.—Séqueluchasporella.—MamaAgbapasalamanopormipeloblanco—.
Peroelreyesdespiadado,Zélie.Estaríadispuestoamasacrartodoelreinoantes
quetolerarqueundivînerlellevaselacontraria.Cuandotucontrincantenotienehonor,debesluchardeotrasformas,conmásastucia.—¿Yalgunadeesas formas implicaaplastarleselcráneoconelpaloaesos
malnacidos?MamaAgbachasquealalenguayentrecierralosojoscolorcaoba,enlosque
aparecenunasarrugas.—Prométeme que tendrás cuidado. Prométeme que elegirás el momento
idóneoparaluchar.Agarro las manos de Mama Agba e inclino la cabeza. Hago una marcada
reverenciaenseñalderespeto.—Osloprometo,Mama.Novolveréadecepcionaros.—Bien,porquetengoalgoynoquieroarrepentirmedemostrártelo.MamaAgbametelamanodentrodelkaftánysacaundelgadotubonegro.Lo
sacude con firmeza. Doy un respingo al ver que el tubito se extiende y seconvierteenunrelucientepalodemetal.—¡Por todos los dioses! —exclamo mientras trato de contenerme para no
arrebatarleesaobramaestra.Unos símbolos antiguos cubren cada centímetro de la superficie de metal
negro,ycadaunodeesosgrabadosremiteaalgunadelasleccionesquenoshaenseñadoMamaAgba.Igualqueunaabejaquevahacialamiel,loprimeroquevenmis ojos es la akofena, las puntiagudas hojas cruzadas, las espadas de laguerra. «El coraje no siempre ruge», nos dijo aquel día. «El valor no siemprebrilla».Mis ojos se posan luego en el akoma que hay junto a las espadas, elcorazón de la paciencia y la tolerancia.Aquel día… estoy casi segura de queaqueldíameganéunosazotes.Cadaunode los símbolosme remite auna lecciónuotra, a un relato, a un
sabioconsejo.MiroaMama,alaexpectativa.¿Esunregaloopiensautilizarloparapegarme?—Toma. —Coloca el suave metal sobre mi mano. De inmediato noto su
poder.Recubiertodecontundenteacero…Fabricadopararompercráneos.—¿Habláisenserio?MamaAgbaasiente.—Hoyhascombatidocomounaguerrera.Temerecesgraduarte.Melevantoparahacergirarelpaloymemaravilloalnotarlofuertequees.El
metalcortaelairecomouncuchillo,másletalquecualquierpaloderoblequehetalladoenmivida.—¿Teacuerdasdeloquetedijecuandoempezamosaentrenar?
AsientoeimitolavozcansadadeMamaAgba.—«Si vas a buscar pelea contra los guardias, será mejor que aprendas a
ganar».Aunquemedauncoscorrónen lacabeza, sualegre risasehaceecopor las
paredes de junco. Le devuelvo el palo y lo empuja contra el suelo haciendopresión;elarmavuelveaplegarseysetransformadenuevoenuntubocortodemetal.—Ahorayasabesganar—medice—.Solohacefaltaqueteaseguresdesaber
cuándotienesquepelear.El orgullo, el honory el dolor revolotean enmipecho cuandoMamaAgba
vuelve a colocar el palo en la palmademimano.Comonome fío de lo quepuedadecir,melimitoaabrazarlaconfuerzaporlacinturaeinhaloeseolortanfamiliaratelareciénlavadaytédulce.AunquealprincipioMamaAgbasepone tensa,meaprietacontrasucuerpo
hasta que hace desaparecer el miedo con su abrazo. Luego se aparta paradecirmealgomás,perosedetienealverquelascortinasdelaahéréseabrendenuevo.Agarroeltubometálico,preparadaparadesplegarlo,hastaquereconozcoami
hermanomayor,Tzain,depieenelvanode lapuerta.Lacabañade juncosseencogedeinmediatoantesuimponentepresencia,todomúsculoytensión.Lostendonesselemarcanbajolapieloscura.Elsudorcaeachorrodesupelonegroy leempapa la frente.Memiraa losojosynotounapresión inmensaquemeatenazaelcorazón.—EsBaba.
CAPÍTULODOS
ZÉLIE
Lasúltimaspalabrasquequerríaoír.«EsBaba»significaqueseacabó.«EsBaba»significaqueestáherido,opeor…«No».Detengomispensamientosmientrascorremosporentrelospuestosde
maderadelbarriodemercaderes.«Babaestábien»,meprometo.«Pase loquepase,vivirá».Ilorinselevantaconelsol,quedevuelvelavidaanuestraaldeacostera.Las
olas chocan contra los postes de madera que mantienen a flote nuestroasentamientoynossalpicanlospiesdeespuma.Igualqueunaarañaatrapadaenlatelarañadelmar,nuestraaldeasealzasobreochopatasdemaderaunidasenelcentro.Esaesecentroalquenosdirigimosahora.EsecentronosacercaaBaba.—¡Mirapordóndevas!—megritaunamujerkosidán cuando la adelanto a
todavelocidady casi tiro la cestadeplátanosque lleva en la cabeza, sobre elpelonegro.Quizási lamujer fueseconscientedequemimundoseestádesmoronando,
seríamáscomprensivaymeperdonaría.—¿Quéhaocurrido?—preguntoentrejadeos.—Nolosé—sueltaTzain—.Ndulusepresentóenlaprácticadeagbön.Me
dijo que Baba estaba en apuros.Me dirigía a casa, pero Yemi me contó quetuvisteunproblemaconlosguardiasoalgoasí…«Oh,porlosdioses,¿ysiesunodeloshombresqueentraronenlacabañade
MamaAgba?».Elmiedosecuelaenmiconcienciamientraszigzagueamosentrelasvendedorasylosartesanosqueabarrotanlaspasarelasdemadera.ElguardiaquemeatacópodríahaberidoabuscaraBaba.Yprontoiráabuscara…—¡Zélie!—gritaTzainconesetonoirritadoqueindicaquenoeslaprimera
vezquetratadellamarmiatención—.¿Porquélodejastesolo?¡Tetocabaatiquedarte!—¡Hoyeraelcombatedegraduación!Simeloperdía…—¡Maldita sea, Zél! —el rugido de Tzain hace que algunos aldeanos se
vuelvanamirarnos—.¿Hablasenserio?¿DejastesoloaBabaporunestúpidopalo?—Noessolounpalo,esunarma—medefiendo—.Ynoloabandoné.Baba
seguíadurmiendo.Necesitabadescansar.Ymehequedadotodoslosdíasdeestasemana…—¡Porqueyomequedétodoslosdíasdelasemanapasada!Tzain salta por encima de un niño que gatea. Los músculos se le marcan
cuandoaterrizaenelsuelo.Unachicakosidánsonríecuandomihermanopasapor delante, con la esperanza de que un flirteo pueda detener sus apresuradaszancadas.Inclusoahora,lasaldeanasgravitanalrededordeTzaincomosifuesenimanesquebuscasenelcaminoacasa.Amínomehacefaltadarcodazosparaabrirmepaso:encuantovenmipeloblanco,lagentemeevitacomosifueseunaplagacontagiosa.—Solo faltan dos lunas para los Juegos de Orïshan —continúa Tzain—.
¿Sabes lo que significaría para nosotros si ganara las monedas del premio?Cuandoyopractico, tútienesquequedarteconBaba,¿deacuerdo?¿Quépartedeesafrasetecuestaentender?Malditasea.TzainseparaensecoanteelmercadoflotantedelcentrodeIlorin.Rodeado
por una pasarela rectangular, el retazo de mar abierto es un hervidero dealdeanosqueregateanensus redondosbarcosdecoco.Normalmente,antesdequeempiecenlascomprasdiarias,podemoscorrerporelpuentenocturnohastanuestracasaenelsectordelospescadores.Perohoyelmercadohaabiertoantesdetiempoynohaynirastrodelpuente.Tendremosqueirporelcaminolargo.Tzain, un atleta nato, se pone enmarcha de nuevo y hace un esprín por la
pasarelaquerodeaelmercadoparallegarcuantoantesjuntoaBaba.Empiezoaseguirlo,peromedetengocuandoveolosbarcosdecoco.Losmercaderesylospescadoreshacentruequeseintercambianfrutasfrescas
por las mejores piezas que se han pescado hoy. En épocas de bonanza, elcomercioesbenévolo:todoelmundoaceptaunpocomenosacambiodedarunpocomás a los demás. Pero hoy todos los aldeanos regatean con ferocidad yexigenbronceyplataenlugardepromesasypescado.«Losimpuestos…».Ladespreciable cara del guardiame llena lamentemientras el fantasmade
sus garras me quema en el muslo. El recuerdo de su odiosa mirada me daimpulso.Saltosobreelprimerbarco.—¡Zélie,tencuidado!—gritaKanamientrasprotegesupreciadafrutacomo
sifuesesuhijo.
Lajardineradenuestraaldeaserecolocaelpañuelodelacabezayfrunceelentrecejo cuando salto sobre una barcaza de madera rebosante de peces lunaazules.—¡Losiento!Pidodisculpasagritos sinpararmientras saltodebarcoenbarcocomouna
ranaria de nariz roja. En cuanto aterrizo en la plataforma del sector depescadores, echo a correr, deleitándome en la sensación de los pies al rebotarcontralasplanchasdemadera.AunqueahoraTzainmevaalazaga,yocontinúoatodavelocidad.TengoqueserlaprimeraenencontraraBaba.Silacosapintamal,Tzainnecesitaráquelomentaliceprimero.«SiBabahamuerto…».Esepensamientodaimpulsoamispiernas.Nopuedeestarmuerto.Yahaceun
rato que amaneció; tenemos que cargar el barco y salir a faenar. Cuandoconsigamos echar las redes, lamejor pesca del día ya se habrá terminado. ¿YquiénmeregañarásiBabanoestá?Lovisualizotalcomolodejéalmarcharme,dormitandoenelvacíodenuestra
ahéré.Inclusodormido,selenotabafatigado,comosinielmásprofundodelossueños fuera capaz de proporcionarle descanso. Confiaba en que no sedespertasehastaqueyohubieravueltodelentreno,perotendríaquehabérmeloimaginado.Cuandoestáenreposo,tienequelidiarconeldolor,losreproches…Yconmigo.Sí,conmigoymisestúpidoserrores.Me paro en seco al ver una muchedumbre reunida a la puerta de nuestra
ahéré.La acumulacióndepersonasme impidever el océano, señalanygritanhaciaalgoquenologrover.Antesdequemedétiempodeabrirmepaso,Tzainseadentraacodazosenlamultitud.Cuandoelcaminosedespeja,semeparaelcorazón.Casi medio kilómetro mar adentro hay un hombre que sacude sus oscuras
manospresadeladesesperación.Unasolasbravasrompencontralacabezadelpobre hombre y lo hunden cada vez más con cada envite. El hombre pidesocorro a gritos, su voz suena débil y entrecortada. Aun así, es una voz quereconoceríaencualquierlugar.Lavozdemipadre.Dospescadoresremanfrenéticoshaciaél,dandoimpulsocomopuedenasus
barcosdecoco.Perolafuerzadelasolaslosempujahaciaatrás.Nuncalograránsalvaralhombreatiempo.—No…—melamentohorrorizadacuandolacorrienteempujaaBabahaciael
fondodelmar.Aunque espero que vuelva a aparecer, nada se abre camino entre las olas
vengativas.Hemosllegadotarde.Babahamuerto.La realidad me golpea como un mazazo en el pecho. En la cabeza. En el
corazón.Enuninstante,elairesedesvanecedemimundoymeolvidoderespirar.Sinembargo,mientrasyomeesfuerzopormantenermeenpie,Tzainpasaala
acción. Grito al ver que se zambulle en el agua y atraviesa las olas con lapotenciadeuntiburóndedosaletas.Tzain nada con un frenesí que no había visto en mi vida. En cuestión de
segundosrebasalosbarcos.YunosinstantesmástardellegaalazonaenlaquesehahundidoBabaysesumerge.—Vamos.Elpechosemetensatantoquejuroqueoigoelcrujidodemiscostillas.Pero
cuandoTzainreemerge,tienelasmanosvacías.Nirastrodeuncuerpo.NirastrodeBaba.Entre jadeos,Tzain se zambulledenuevoyestavezpatea el aguaconmás
fuerza.Los segundos sinél seprolonganunaeternidad.«Por todos losdioses,porfavor…».Podríaperderlosalosdos.—Vamos—susurrodenuevomientrasmirofijamentelasolasenlasquehan
desaparecidoTzainyBaba—.¡Volved!Noeslaprimeravezquesuplicoeso.De pequeña, una vez presencié cómo Baba rescataba a Tzain de las
profundidadesdeunlagoyloliberabadelasalgasquelohabíanatrapadobajoelagua.Intentódevolverelaireasufrágilpechoinfantil,perocuandoBabasedioporvencidoporquenoconseguíaqueTzainvolviesearespirar,fueMamaysumagia quien lo salvó. Lo arriesgó todo al violar la leymaji de invocar lospoderes prohibidos que corrían por su sangre. Tejió el encantamiento sobreTzaincomosifueseunhiloytiródeélparadevolverloalavidaconlamagiadelosmuertos.TodoslosdíasdeseoqueMamaestuvieraviva,peronuncalohabíadeseado
tantocomoenestemomento.Ojalá lamagiaquecorríaporsucuerpocorriesetambiénporelmío.OjalápudiesemanteneraTzainyBabaconvida.—Porfavor.
Apesardetodasmiscreencias,cierrolosojosyrezo,igualquehiceaqueldía.Siquedaunúnicodiosahíarriba,necesitoquemeescucheenesteinstante.—¡Porfavor!—Laslágrimasbrotanporentremispestañas.Laesperanzase
marchita en mi pecho—. Deja que vuelvan. Por favor, Oya, no te los llevestambién…—¡Aaaaah!AbrolosojosdegolpecuandoTzainemergerepentinamentedelocéano,con
unbrazoalrededordelpechodeBaba.ParecequeporlomenosunlitrodeaguaescapaporlagargantadeBabacuandotose,peroestáaquí.Estávivo.Caigoderodillas,apuntodedesplomarmeenlaplataformademadera.«Portodoslosdioses…».Nisiquieraesmediodía,yyahepuestoenpeligrodosvidashoy.Seisminutos.EseeseltiempoqueBabahaestadoahogándoseenelmar.El tiempo que ha tenido que luchar contra la corriente, el tiempo que sus
pulmoneshanestadofaltosdeaire.Una vez que estamos sentados en el silencio de la ahéré vacía, no puedo
quitarmeesenúmerodelacabeza.PorcómotiemblaBaba,juraríaqueesosseisminutoslehanrobadodiezañosdevida.«Nodeberíahaberpasadoesto».Esdemasiadotempranoparahaberechadoa
perdereldíaentero.Yodeberíaestarfuera,limpiandolapescadehoyconBaba.Tzaindeberíaestarvolviendodesuprácticadeagbön,dispuestoaayudarnos.En lugardeeso,TzainobservaaBaba, con losbrazoscruzados,demasiado
enfurecido conmigo para mirarme siquiera de reojo. Ahora mismo mi únicaamigaesNailah,lafielleonariaquehecriadodesdequeerauncachorroherido.Yanoesunacría,desdeluego,mimonturasealzacomounatorreantemí,ylellega al cuello a Tzain cuando está a cuatro patas. Dos cuernos puntiagudosemergenpordetrásde susorejas, tancercade lasparedesde juncodenuestracabañaqueamenazanconperforarlas.Levantoelbrazoy,de forma instintiva,Nailah agacha sugigantesca cabeza, con cuidadodenohacermedañocon loscolmilloscurvadosqueleasomanporencimadelamandíbula.Ronroneacuandoleacaricioelhocico.Porlomenoshayalguienquenoestáenfadadoconmigo.—¿Quéhapasado,Baba?La voz ronca de Tzain corta el silencio. Esperamos la respuesta, pero la
expresióndeBabacontinúaenblanco.Dirigelavistaalsueloconlamiradatanperdidaquemedueleelcorazón.
—¿Baba?—Tzain se agacha paramirarlo a los ojos—. ¿Recuerdas qué hapasado?Babasearropaaúnmásconlamanta.—Teníaquepescar.—¡Perosesuponequenopuedessalirsolo!—exclamo.Baba se retuerce de dolor y Tzain me mira con severidad, obligándome a
suavizareltono.—Cada vez tienesmás lagunas,Baba—vuelvo a intentarlo—. ¿Por qué no
podíasesperaraqueyovolvieraacasa?—No tenía tiempo. —Baba sacude la cabeza—. Vinieron los guardias.
Dijeronqueteníaquepagar.—¿Qué?—LascejasdeTzain se juntan tantoqueparecen fundirse—.¿Por
qué?Yalespaguélasemanapasada.—Es un impuesto para losdivîners.—Me aferro a la tela drapeada demis
pantalones, todavía contaminada por las zarpas del guardia—. También sepresentaronenlacabañadeMamaAgba.SeguroquehanentradoenlascasasdetodoslosdivînersdeIlorin.Tzainaprietalospuñoscontrasufrente,comosipudieraatravesarseelcráneo
deunpuñetazo.Quierecreerque si jugamossegún las reglasde lamonarquíaestaremos a salvo, pero nada puede protegernos cuando esas reglas estánenraizadasenelodio.Resurgemianteriorsentimientodeculpaymerondahastaquesemehunde
enelpecho.Siyonofueraunadivîner,ellosnosufrirían.SiMamanohubiesesidounamaji,aúncontinuaríaviva.Meestrujoelpeloconlosdedosy,sinquerer,mearrancoalgúnmechón.Una
partedemísehaplanteadocortárseloalcero,pero,aunquemedeshicieradeestacabellerablanca,laherenciamajiquetengoseríalamaldicióndemifamiliadetodos modos. Somos la clase de personas que llenan las celdas del rey, laspersonas que nuestro reino convierte en trabajadores forzosos. Las personas aquienesnoquierenparecerselosorïshanos,laspersonascuyolinajeseproscribecomosielpeloblancoylamagiadelosmuertosfuesenunalacrasocial.Mamasolíadecirque,alprincipiodelostiempos,elpeloblancoeraseñalde
lospoderesdeloscielosydelatierra.Conteníalabelleza,lavirtudyelamor,significaba que contábamos con la bendición de los dioses celestiales. Perocuandotodocambió,lamagiaseconvirtióenalgoabominable.Nuestraherenciasetransformóenalgoodioso.Esunacrueldadquehetenidoqueaceptar,perocadavezqueveoeldolorque
infligen a Tzain o Baba, algo me desgarra por dentro hasta límitesinsospechados. Baba continúa expulsando agua salada al toser y no podemosdejardeplantearnoscómovamosasaliraflote.—¿Ysilesofrecemoselpezvela?—preguntaTzain—.Podemospagarlescon
eso.Caminohastaelfondodelacabañayabronuestrapequeñaneverametálica.
Enunatinadeaguamarinacasicongeladaestáelpezveladecolarojaquecontantoesfuerzo logramospescarayer;susescamasrelucientesauguranunsabordelicioso.EsunararezaenelmardeWarri,ydemasiadovaliosoparaquenoslocomamosnosotros.Perosilosguardiasquisieranaceptarlo…—Senegaronaquelespagaraconpescado—refunfuñaBaba—.Hacíafalta
bronce.Plata.—Semasajealassienescomosiasípudierahacerdesaparecerelmundo entero—. Me dijeron que fuese a buscar monedas o le pondrían losgrilletesaZélie.Semecongelalasangre.Medoylavueltadeinmediato,incapazdeocultarmi
terror. Dirigidos por el ejército del rey, los condenados a llevar grilletes sonquienesrealizanlostrabajosforzadosportodoelreinodeOrïsha.Cadavezquealguiennopuedeafrontar elpagode los impuestos, loobliganapagar con susudorladeudaconnuestrorey.Lospresoscongrilletestienenquetrabajardesolasol,erigenpalacios,construyencarreteras,sacancarbóndelasminasyhacencualquierotracosaquepuedaimaginarse.Enotrostiempos,esesistemafuncionabaconsensatezenOrïsha,perodesde
elAsaltosehaconvertidoenpocomenosqueunasentenciademuerteaprobadapor el estado. Una excusa para anular a mi gente, como si la monarquíanecesitaseexcusas…AhoraquetodoslosdivînersnoshemosquedadohuérfanosporculpadelAsalto,nopodemospermitirnospagarlosaltísimosimpuestosquefija elmonarca. De hecho, somos los verdaderos objetivos de cada subida deimpuestos.«Malditasea».Luchoporquemiterrornosalgaalasuperficie.Simeobligan
a llevar grilletes, nunca volveré a ser libre. Nadie de los que entran a hacertrabajos forzados logra salir. Se supone que esos trabajos deberían durar solohasta que se saldase la deuda original, pero como los impuestos no dejan deaumentar, ladeuda también lohace.Muertosdehambre,azotadosoalgopeor,losdivîners son transportados igual que el ganado.Obligados a trabajar hastaqueselesrompeelcuerpo.Meto las manos en el aguamarina fría para calmar los nervios. No puedo
permitirqueBabayTzaindescubranloaterrorizadaqueestoy.Soloserviríapara
empeorarlascosasparatodosnosotros.Perocuandoempiezanatemblarmelosdedos,yanosésiesdel fríoodel terror.¿Cómopuedeestarocurriendoesto?¿Cuándosetorcierontantolascosas?—No—susurrocasicomosihablasesola.Lapreguntanoesesa.Nodeberíapreguntarmecuándose torcieron lascosas.Deberíapreguntarme
porquéhellegadoapensaralgunavezqueseenderezaríanenelfuturo.Mirolasolitariacalanegratrepadoraquesehaenredadoenlamosquiterade
la ventana de nuestra cabaña, el único vínculo vivo queme queda deMama.CuandovivíamosenIbadan,Mamasolíacolocarcalasenlaventanadenuestraantigua casa para honrar a su madre, un tributo que los maji rinden a susmuertos.Normalmente, cuando contemplo la flor, recuerdo la amplia sonrisa que se
dibujabaenloslabiosdeMamacadavezqueinhalabaelaromaacanela.Peroloúnicoqueveohoyen sushojasmarchitas es la cadenademajacita negraqueocupóellugardelamuletodeoroquesiemprellevabaenelcuello.Auncuandoeserecuerdotieneyaonceaños,semepresentaconmásclaridad
quelavisióndeloquetengodelante.«Esafuelanocheenquesetorcieronlascosas».LanocheenqueelreySaran
ahorcóamigenteparaescarniopúblicoydeclaró laguerracontra losmajidehoyydemañana.Lanocheenquemuriólamagia.Lanocheenqueloperdimostodo.Babaseestremeceycorroasu lado, lecolocounamanoen laespaldapara
ayudarloaincorporarse.Ensusojosnoveorabia,soloderrota.Alverloaferradoa lamanta gastada,me encantaría advertir al guerrero que conocí cuando erapequeña.AntesdelAsalto,eracapazdevenceratreshombresarmadosoloconuncuchillodeescamarpescado.Perodespuésde lapalizaque ledieronaqueldía,tardócincolunasenpodervolverahablarsiquiera.Esanochelohicierontrizas,lerompieronelcorazónylemachacaronelalma.
Tal vez se hubiese recuperado si, al recobrar el conocimiento, no se hubieraencontradoconelcadáverdeMamaapresadoconcadenasnegras.Peroasífue.Desdeentoncesnohavueltoaserelmismo.—Bueno—Tzain suspira, siempre intentaverel ladobuenode lascosas—.
Puesvamosabuscarlabarca.Sinosmarchamosahora…—Nofuncionará—leinterrumpo—.Yahasvistoelmercado.Todoelmundo
está arañando lo poco que tiene para poder pagar los impuestos. Aunque
consiguiéramosllevarnuestropescado,aestasalturaslaspocasmonedasquelequedanalagentehabránvoladoya.—Ynotenemosbarca—murmuraBaba—.Laheperdidoestamañana.—¿Qué?Nomehabíafijadoenquelabarcanoestabafuera.MiroaTzain,preparada
paraescucharsunuevoplan,perosederrumbaenelsuelodejuncos.«Estoyacabada…».Meapoyoenlaparedycierrolosojos.Nibarco,nimonedas.Niformadeevitarlosgrilletes.Unsilenciopesadoseapoderadelaahéréysellamisentencia.«Talvezme
asignenalpalacio».Servir a unos nobles malcriados sería preferible a toser echando polvo de
carbón por la boca en las minas de Calabrar o acabar en los otros canalesperversos que los carceleros pueden tener reservados para losdivîners presos.Porloqueheoído,losburdelessubterráneosnoseacercansiquieraalaspeorescosasqueloscarcelerospodríanobligarmearealizar.Tzainseremueveenelrincón.Loconozco.Vaaofrecerseaocuparmilugar.
Pero,mientrasmepreparoparaprotestar,elpensamientodelpalaciorealmedaunaideamejor.—¿YsivamosaLagos?—pregunto.—Huirnoservirádenada.—Nomerefieroahuir.—Niegoconlacabeza—.Esemercadoestáplagado
denobles.Puedovenderallíelpezvela.Antesdequealgunode losdospuedaponerpegas ami ideabrillante, cojo
papeldeestrazaycorroaporelpezvela.—Volveré con el dinero necesario para los impuestos de tres lunas. Y con
monedasparaunbarconuevo.AsíTzainpodráconcentrarseensuspartidosdeagbön.Babapodrádescansar
unpocoporfin.«¡Yyoseréútil!».Sonríoparamisadentros.Porfinpodréhaceralgobien.—Nopuedesirtú—lavozcansadadeBabainterrumpemispensamientos—.
Esdemasiadopeligrosoparaunadivîner.—¿Máspeligrosoqueacabarcongrilletes?—pregunto—.Porque,sinohago
esto,asíescomoacabaré.—YavoyyoaLagos—intervieneTzain.—No, túnovas.—Meto en lamochilade cuero el pezvela envuelto en el
papeldeestraza—.Sicasinosabesregatear.Echaríasaperderlaventa.
—Puedequeconsigamenosmonedas,peroséprotegerme.—Yyotambién.BlandoelpaloquemedioMamaAgbaantesdemeterlotambiénenlabolsa.—Baba,porfavor.—Tzainmeaparta—.SivaZél,haráalgunatontería.—Sivoy,volveréconmásmonedasdelasquehemosvistoenlavida.Babaarrugalafrentemientrasdelibera.—Zéliedeberíahacerlaventa…—Gracias.—…peroTzaindeberíamantenertearaya.—No.—Tzainsecruzadebrazos—.Baba,necesitasquealgunodelosdosse
quedeaquíporsivuelvenlosguardias.—LlevadmeacasadeMamaAgba—diceBaba—.Meesconderéallíhasta
queregreséis.—PeroBaba…—Sinoosmarcháisdeunavez,nopodréisvolverantesdequeanochezca.Tzaincierralosojosparareprimirlafrustración.Empiezaacargarlamontura
deNailahensuinmensolomomientrasayudoaBabaalevantarse.—Confíoenti—murmuraBaba,envoztanbajaqueTzainnopuedeoírlo.—Lo sé.—Ato la manta gastada alrededor de su enclenque cuerpo—. No
volveréameterlapata.
CAPÍTULOTRES
AMARI
—¡Amari,ponlaespaldarecta!—¡Portodosloscielos!…—Yabastadepostre,¿nocrees?Bajoeltenedorcargadodetartadecocoyecholoshombroshaciaatrás,casi
impresionadapor la cantidadde críticas queMadre es capazde susurrar entredientesenunminuto.Estásentadaenlapresidenciadelamesadecobreconungeledoradoenroscadoalrededordelacabeza.Parecequeelpañuelocaptetodalaluzdelasalaycontrastaconsusuavepielcobriza.Me recoloco elgele azulmarino e intento parecer regia, lamentando que la
sirvienta me lo haya apretado tanto. Me remuevo en el asiento. Los ojosambarinos deMadre escudriñan a las oloyes vestidas de punta en blanco, enbusca de las hienarias escondidas entre el rebaño de ovejas. Las damas denuestranoblezasedeshacenensonrisas,aunqueséquenoscriticanalaespalda.—Mehandichoquelahandesterradoalosaposentosdelalaoeste…—Desdeluego,tienelapielmuyoscuraparaserhijadelrey…—MissirvientasjuranqueSaranhadejadoembarazadaalacomandante…Hacen alarde de los secretos que conocen como si fuesen diamantes
relucientes,igualquelapedreríacosidaasusmagníficasblusasbubadeencajeya las largas faldas iro anudadas. Sus mentiras y sus perfumes con olor deazucenacontaminanelaromaamieldelospastelitosqueyanomedejancomer.—¿Yvosquéopináis,princesaAmari?Levantolamiradaderepentedeunadeliciosaporcióndetartapara toparme
con Oloye Ronke, que me analiza con expectación. La blusa de un tonoesmeraldadesprendedestellosportodasupielcolorcaoba,elegidaprecisamenteporelmodoenelquerelucecontraelestucadoblancodelasparedesdelsalón.—Disculpadme,¿quédecíais?—SobreiravisitarZaria.Seinclinahaciadelante,hastaqueelenormerubíquelecuelgadelagarganta
rozalamesa.LaostentosajoyaesunrecordatoriocontinuodequeOloyeRonkenonacióconunsitioreservadoennuestramesa.Locompró.—Sería un honor para nosotros que nos deleitaseis con una visita a nuestra
casa de campo. —Toquitea la impresionante gema roja y tuerce los labioscuandosedacuentadequelamirofijamente—.Estoyseguradequepodríamosencontrarotrajoyacomoestaparavos.—Qué amable—contesto a la par que trazomentalmente el camino desde
LagoshastaZaria.ZariaseencuentramásalládelacordilleradeOlasimbo,enelextremonorte
deOrïsha,tocandoalmarAdetunji.Semeaceleraelpulsomientrasmeimaginovisitandounmundomásalládelosmurosdelpalacio.—Gracias—digoalfin—.Seríaunhonor…—Pero,pordesgracia,Amarinopodráir—intervienetajanteMadre.Frunce
elentrecejosinelmenoratisbodetristeza—.Estáenunmomentocríticodesusestudios y va retrasada en aritmética. Interrumpirlos ahora sería demasiadadistracción.La emoción que había crecido enmi pecho se deshincha.Miro la tarta que
quedasincomerenmiplato.Madrecasinuncamepermitesalirdelpalacio.Noséporquémehabíahechoilusiones.—Tal vez en el futuro—digo en voz baja, rezando para que esa pequeña
concesiónnoalimentelairadeMadre—.Debedeserfabulosovivirallí…Tenerelmaravuestrospiesylasmontañasalaespalda.—No sonmás que rocas y agua.—Samara, la hijamayor deOloyeRonke
arruga su ancha nariz—. Nada comparado con este magnífico palacio. —Lededica una sonrisa radiante a Madre, pero su dulzura desaparece cuando sedirigeamí—.Además,Zariaestáinfestadodedivîners.Porlomenos,laslarvasdeLagossabenmantenerseenlossuburbios.MetensoalpercibirlacrueldaddelaspalabrasdeSamara;danlaimpresión
dequedarselatentessobrenosotras,suspendidasenelaire.Miroporencimadelhombro para ver siBinta también la ha oído, peromimejor amiga no pareceestar presente. Como es la única divîner que trabaja en la parte superior delpalacio,micriadasiemprehadestacado,unasombravivaeternamentepegadaamí.InclusoconlacofiaqueBintasecolocasobreelpeloblanco,sigueestandoaisladadelrestodelservicio.—¿Enquépuedoayudaros,princesa?Medoylavueltaymiroporencimadelotrohombro.Descubroaunasirvienta
quenoreconozco:unachicaconlapielcastañaylosojosgrandesyredondos.
Retiramitazamediollenaylasustituyeporotra.Echounvistazoaltédecolorámbar;siBintaestuvieraaquí,mehabríaechadoaescondidasunacucharadadeazúcarenlainfusióncuandoMadrenomirase.—¿HasvistoaBinta?—lepregunto.Depronto,lachicadaunrespingo;aprietaloslabios.—¿Quéocurre?Lachicaabrelaboca,perosusojosdeambulanentrelasmujeresdelamesa.—LlamaronaBintaparaquefuesealsalóndeltrono,SuAlteza.Pocoantes
dequeempezaraelalmuerzo.Arrugo la frente e inclino la cabeza. ¿Qué podría querer Padre de Binta,
vamosaver?Detodoslossirvientesdepalacio,nuncalallamaaella.Esmás,casinuncallamaaningúnsirviente.—¿Tehandichoparaqué?—preguntoentonces.Lachicaniegaconlacabeza.Bajalavozyeligeaconcienciacadaunadelas
palabrassiguientes.—No.Perolaacompañaronunosguardias.Unsaboragrioavanzapormilengua,ysevuelveamargoyoscuromientrasse
deslizagargantaabajo.Losguardiasdeestepalacionoacompañan.Llevanalafuerza.Exigen.Lachicaparecedesesperadaporcontarmealgomás,peroMadre laacribilla
conlamirada.Susgarrasfríasmepellizcanpordebajodelamesa.—Dejadehablarconlossirvientes.Desvíolamiradayluegobajolavistaparaesquivarlapenetrantemiradade
Madre.Entrecierralosojoscomounhalcóndefuegopetirrojoapuntodecazar,a laesperadequeyovuelvaadejarlaen ridículo.Sinembargo,apesarde sufrustración,nopuedosacarmedelacabezaaBinta.Padresabeloestrechoqueesnuestro vínculo…Si quería algo de ella, ¿por qué nome ha pedido amí queintervenga?Miropor lasventanasdepaneleshacia los jardinesdelpalacioa lavezque
voyacumulandopreguntasyhagooídossordosalarisavacíadelasoloyesquemerodean.Laspuertasdelpalacioseabrendeparenpardeunbandazo.Mihermanoentraconpasodecidido.Inanesaltoyapuesto, imponenteconsuuniforme,ysedisponeadirigirsu
primerapatrullaporLagos.Resplandeceentrelosguardiasqueloobedecen,sucascodecorado refleja su recienteascensoacapitán.Amipesar, sonrío.Ojalá
también yo pudiese participar de ese día tan especial para él. Era su mayordeseo.Porfinlohavistocumplido.—Impresionante, ¿verdad? —Samara clava sus ojos marrón claro en mi
hermanoconuna lujuria quedamiedo—.El capitánmás jovende la historia.Seráunreyexcelente.—Desde luego—contestaMadre radiante.Se inclinahacia la posible nuera
que semuere de ganas de tener—.Aunque preferiría que el ascenso no fueseacompañadodesemejanteviolencia.Nuncasesabeloquepuedeintentarhacerunalarvadesesperadaconelpríncipeherederodeltrono.Lasoloyesasientenycompartenopinionesinútilesmientrasyobeboeltéen
silencio.HablandenuestrosasuntosconlamismaligerezaquesicomentaranlanuevamodadellevargelesconincrustacionesdediamantesquesehainstaladoenLagos.MevuelvohacialasirvientaquemehahabladodeBinta.Aunqueyaestá lejos de mi mesa, me fijo en que todavía le tiemblan las manos de losnervios…—Samara.—LavozdeMadrese introduceenmispensamientosyvuelvoa
concentrarmeenelpresente—.¿Oshedichoyaloregiaqueosveishoy?Memuerdolalenguayapuroelrestodelté.AunqueMadredice«regia»,la
palabra«blanca»seescondedetrásdesuslabios.IgualquelosnoblesoloyesquepuedenrepasarsulinajeconorgullohastallegarasuparentescoconlasprimerasfamiliasrealesquelucieronlacoronadeOrïsha.No«vulgar»,como loscampesinosque trabajan loscamposdeMinnao los
mercaderes de la propia Lagos que ofrecen sus productos bajo el sol. No«desdichada»,comoyo,laprincesaqueMadrecasiseavergüenzadellamarhija.CuandomirodereojoaSamarapordetrásdelataza,mesorprendedescubrir
sunuevotonodepieldeunmarrónclaro.Haceapenasunosdíascompartíaelcolorcaobadesumadre.—Quéamablesois,SuMajestad.—Samarabajalamiradaasuvestidoenun
alardedefalsamodestia.Sealisaunasarrugasinexistentesenlatela.—DeberíaiscompartirlostrucosdebellezaconAmari.—Madremeponeuna
mano fría enelhombro; susdedosclarosdestacancontramipiel cobrizamásoscura—.Mihijacometantasvecesenlosjardinesqueempiezaaparecerunacampesina.Madreseríe,comosinohubieraunahordadesirvientesquemetapasencon
sombrillascadavezquepisoelexterior.Comosiellanomehubieracubiertodepolvosblancos justoantesdeestemismoalmuerzo, soltandopestesporquemi
tonodepiel tanoscurohaceque lanoblezacotilleey se atrevaadecirque seacostóconuncriado.—No es necesario,Madre—contesto avergonzada. Aún recuerdo el agudo
dolorylapesteavinagredesuúltimopotinguecosmético.—Ay,porsupuesto.Seríaunplacer—respondeSamararadiante.—Sí,pero…—Amari—Madremeinterrumpeunavezmásconunasonrisatantensaque
podría cortarle la piel—.Ami hija le encantaría, Samara, sobre todo antes dequeempieceelcortejo.Intento tragarme el nudo que se me forma en la garganta, pero ese simple
movimiento hace que casi me atragante. En ese momento percibo con tantaintensidadeloloravinagrequecasinotoelescozorenlapiel.—Noospreocupéis.—Samaramecogeunamanoy lacubrecon lassuyas,
malinterpretandomireacción—.Coneltiempoacabaráencantándooselcortejo.Enelfondoesmuydivertido.Meobligoasonreíreintentoapartarlamano,peroSamarameagarraconmás
fuerza,comosinomepermitierasoltarla.Suanillodeoromeaprietaenlapiel,cadaunadelasvueltastieneengarzadaunapiedrapreciosaespecial.Elanilloseentrelazaenunadelicadacadenaqueseuneaunbrazaleteadornadoconelsellodenuestramonarquía:unleopardariodenieveengarzadocondiamantes.Samaraluceconorgulloelbrazalete.NomecabedudadequeesunregalodeMadre.Muyamipesar,admirosubelleza.Tieneinclusomásdiamantesqueelmío…«¡Cielos!».Noesmío.Yano…El pánico me inunda mientras recuerdo lo que ocurrió con mi propio
brazalete.ElqueleregaléaBinta.Ella no quería aceptarlo; temía el precio de un regalo procedente del trono.
Pero Padre había aumentado los impuestos de los divîners. Si no vendía mibrazalete,sufamiliayellaperderíansuhogar.«Debendehaberseenterado»,piensoentonces.«DebendepensarqueBinta
esunaladrona».Poresolahanconvocadoalsalóndeltrono.Poresonecesitabaquela«acompañaran».Melevantodandounrespingo.Laspatasdelasillachirríancontraelsuelode
baldosas.MeimaginoalosguardiassujetandolasdelicadasmanosdeBinta.MeimaginoaPadreblandiendolaespada.—Disculpadme—digomientrasretrocedo.—Amari,siéntate.
—Madre,yo…—Amari…—¡Madre,porfavor!«Hegritadodemasiado».Lo sé en cuanto las palabras salen de mi boca. El chillido rebota por las
paredesdelsalóndetéyacallatodaslasconversaciones.—Lo…losiento—murmuro—.Meencuentromal.Contodoslosojosclavadosenlaespalda,meescabulloporlapuerta.Notoel
calordelarabiaincipientedeMadre,peroahoranotengotiempoparaeso.Encuanto la puerta se cierra, echo a correr yme levanto el pesado vestido. Loszapatosdetacónrepiqueteancontralasbaldosasmientrasavanzoalacarreraporlospasillosdelpalacio.«¿Cómopudesertaningenua?»,mereprendomientrasesquivoaunsirviente.
Debería haber salido corriendo en cuanto esa chica me contó que habíanconvocadoaBinta.Sisehubieraninvertidolospapeles,Bintanohabríaperdidoniunsegundo.«Oh,cielos»,maldigo,ymefuerzoacorrermásrápido.Pasopordelantede
losjarronesdeliriosdeimpalarojosdelvestíbulo,pordelantedelosretratosdemisantepasadosrealesquemeobservandesdehacevariasgeneraciones.«Porfavor,quenolehayapasadonada».Meaferroaesasilenciosaesperanza
mientras doblo la esquina que conduce al salón principal. Se nota calor en elambiente y me cuesta todavía más respirar. El corazón me sale por la bocacuandofrenojustodelantedelsalóndeltronodePadre,lasalaquemástemodetodo el palacio. El primer lugar en el que Padre nos obligó a Inan y a mí acombatirconespadasdeverdad.Elorigendetantasdemiscicatrices.Agarrolascortinasdeterciopeloquecuelgandelantedelaspuertasderoble
negro.Mismanos empapadas de sudor se hunden en el grueso tejido. «Puedeque no me escuche». Fui yo quien se desprendió del brazalete. Padre podríacastigarmeamíenlugardeaBinta.Un latigazode terrorme recorre la espinadorsal ymeentumece losdedos.
«HazloporBinta».—PorBinta—susurro.Miamigamásduradera.Miúnicaamiga.Tengoquemantenerlaasalvo.Respiro hondo y me seco el sudor de las manos, saboreando los últimos
segundosantesdeentrar.Apenashellegadoarozarconlosdedoslamanijaqueresplandecepordetrásdelascortinascuando…—¡¿Qué?!LavozdePadre retumbapor laspuertascerradas igualqueel rugidodeun
gorileón salvaje.El corazónmegolpea con fuerza en el pecho.Ya había oídogritaraPadreenalgunaotraocasión,peronuncaasí.«¿Habréllegadodemasiadotarde?».Lapuertaseabredeparenparyretrocedodeunsaltocuandountorrentede
guardiasyabanicadoressalencorriendodelsalóndeltronocomounapandadeladrones pillados in fraganti. Agarran a los demás nobles y sirvientes quemerodeabanporel salónprincipaly losapartanconbrusquedadhastadejarmesola.«Vamos». Me tiemblan las piernas mientras la puerta empieza a cerrarse.
Padreestádeunhumordeperros.Pero tengoqueencontraraBinta.Sinomeequivoco,podríaestaratrapadaallídentro.NopuedodejarqueseenfrenteaPadreellasola.Me abalanzo hacia delante y agarro la puerta justo antes de que termine de
cerrarse.Meaferroalmarcoconlaotramanoyabrounpoquitolapuertaparaespiarporlarendija.—¿Aquéosreferís?—vuelveagritarPadre.Lababalesalpicalabarba.Sele
marcanlasvenasbajolapielcaoba,quecontrastaconlalargaagbadarojaquelleva.Abrounápicemáslapuerta,contemoraentreverelesbeltocuerpodeBinta.
PeroenlugardeesoveoalalmiranteEbeleencogidodemiedoanteeltrono.Lasperlasdesudorseacumulanensucalvamientrasmiraa todaspartesmenosaPadre.Juntoaél, lacomandanteKaeaseyergue.Elpelolecaepor lanucaenunatrenzaprietaybrillante.—Losartefactos llegarona laplayadeWarri,unapequeñaaldeacostera—
explicaKaea—.Suproximidadactivó lashabilidades latentesenunoscuantosdivînersdelalocalidad.—¿Habilidadeslatentes?Kaea traga saliva; se le tensan los músculos, que destacan contra su piel
marrón claro. Le da al almirante Ebele una oportunidad de hablar, pero estepermaneceensilencio.—Losdivînerssetransformaron.—Kaeaseestremece,comosiesaspalabras
le produjeran un dolor físico—. Los artefactos despertaron sus poderes, SuMajestad.Losdivînersseconvirtieronenmaji.
Jadeo,perometapolabocaatodaprisaparaahogarelsonido.«¿Maji?¿EnOrïsha?¿Despuésdetantotiempo?».Una levepunzadademiedome recorre elpechoy cadavezmecuestamás
respirar,peromeobligoaabrirlapuertaunpoquitomásparavermejor.«Esonopuedeser»,esperoquedigaPadre.«Esosería…».—Imposible—contesta al fin, conun tonodevozque es pocomásqueun
susurro.Agarra la empuñadurade suhojademajacita negracon tanta fuerzaque le
crujenlosnudillos.—Me temoqueno,SuMajestad.Loviconmispropiosojos.Sumagiaera
débil,peroestabaallí.«Cielos…».¿Enquénosafectaeso?¿Quéocurrirácon lamonarquía?¿Losmajiestarán
planeandoyasuataque?¿Tendremosalgunaposibilidaddecontraatacar?Los recuerdos de Padre antes del Asalto se reproducen en mi mente, un
hombreparanoicocon losdientesapretadosyelpelocadavezmáscanoso.ElhombrequenosobligóaInanyamíaentrarenlabodegadelpalacioynospusosendas espadas en la mano aunque fuéramos todavía unos críos y demasiadodébilesparasujetarlassiquiera.«Losmaji vendrán a buscaros», nos advirtió. Repetía las mismas palabras
cadavezquenosobligabaacombatirconlaespada.«Cuandolohagan,debéisestarpreparados».Elrecuerdodeldolormerecorrelaespaldamientrasestudiolacarapálidade
Padre. Su silencio intimida más que su rabia. El almirante Ebele no para detemblar.—¿Dóndeestánahoralosmaji?—Liquidados.Semeencogeelestómagoycontengolarespiraciónparaobligarmeahacer
bajareltéquehetomadoenelalmuerzo.Esosmajiestánmuertos.Asesinados.Arrojadosalfondodelmar.—¿Ylosartefactos?—insistePadre,inmutableantelamuertedelosmaji.Siporélfuera,esprobablequelos«liquidara»atodos.—Yotengoelpergamino.—Kaeasellevalamanoalacorazaysacaunrollo
de piel curtida—. En cuanto lo descubrí, me encargué de los testigos y vinedirectaalpalacio.—¿Yquéhaydelapiedradelsol?Kaea dirige a Ebele unamirada tan punzante que podría sacarle sangre. Él
carraspeacon fuerza,comosiquisieraestirarcadaunode los segundosque lequedanantesdedarlanoticia.—AlguienrobólapiedradeWarriantesdequellegásemos,SuMajestad.Pero
tratamos de seguirle la pista.Hemos asignado la búsqueda a nuestrosmejoreshombres.Nomecabedudadequelarecuperaremosenbreve.LairadePadrerelucecomounallamaqueasciendeporelaire.—La tarea que se os encomendó fue destruirlos —susurra—. ¿Cómo ha
podidoocurriresto?—¡Lointenté,SuMajestad!DespuésdelAsalto,lointentédurantelunas.Hice
todoloquepudepordestruirlos,perolosartefactosestabanembrujados.Los ojos deEbele se clavan enKaea, pero ellamira fijamente al frente. El
almirante vuelve a carraspear. El sudor se acumula en los pliegues que se leformandebajodelabarbilla.—Cuando hice trizas el pergamino, los pedazos se recompusieron solos.
Cuandoloquemé,volvióatomarformadelascenizas.Ordenéalmásfuertedemishombresqueledieraunmazazoalapiedradelsoly¡nisiquieralesalióunarañazo!Cuandoviqueesosmalditosartefactosnoserompíanniensueños,losencerré en un baúl de acero y los hundí en medio del mar de Banjoko. ¡Esimposiblequevolvieranaemergeralasuperficie!Senecesitabamag…Ebelesedetieneantesdepronunciarlapalabra.—Os loprometo,SuMajestad.Hice todo loquepude,peroparecíaque los
diosestuvieranotrosplanes.¿Los dioses? Me apoyo en la pared. Cielos, ¿es que Ebele ha perdido la
chaveta?Losdiosesnoexisten.Todoelmundoenpalaciolosabe.Espero que Padre reaccione ante la estupidez de Ebele, pero su rostro
permaneceinmutable.Selevantadeltrono,pausadoycalculador.Luego,velozcomounavíbora,ataca,agarrandoaEbeleporlagarganta.—Decidme,almirante.—LevantaenvolandaselcuerpodeEbeleyleapretuja
el cuello—. ¿Los planes de quién teméis más? ¿Los de los dioses? ¡¿O losmíos?!Me encojo y aparto lamirada cuando advierto que está asfixiando a Ebele.
EstaeslafacetadePadrequetantoodio,lafacetaquetantomeesfuerzopornover.—Os… os lo prometo —jadea Ebele, sin aliento—. Lo arreglaré. ¡Os lo
prometo!Padrelodejacaercomosifueraunafrutapodrida.Ebelejadeaysemasajeala
garganta, losmoretonesyahanempezadoaoscurecersupielcobriza.PadresedalavueltaymiraelpergaminoqueKaeallevaenlamano.—Mostrádmelo—leordena.Kaeahaceunaseñalysedesplazahaciaalguienquequedafuerademicampo
devisión.Unasbotasrepicancontraelsuelodebaldosas.Entoncesescuandolaveo.«Binta».Semeencogeelpechoalverque laarrastranhaciadelante, las lágrimas se
acumulanen susgrandesojosplateados.Lacofiaquecon tantoesmero seatabien todas las mañanas se le ha movido y ha dejado al descubierto unosmechones de su largo pelo blanco.Alguien la ha amordazado con un pañuelolargo,demodoqueleresultaimposiblechillar.Perosipudierahacerlo,¿quiénlaayudaría?Yaestáenlasgarrasdelosguardias.«Hazalgo»,meordenoamímisma.«¡Ya!».Perosoyincapazdelograrque
mispiernassemuevan.Nisiquieramenotolasmanos.Kaea desenrolla el pergamino y camina despacio hacia Binta, como si se
aproximara a un animal salvaje. Como si no fuese la dulce chica que me haenjugado las lágrimas durante tantos años. La sirvienta que guarda todas susracionesdepalacioparaquesufamiliapuedadisfrutardeunabuenacomidaaldía.—Levantadleelbrazo.Bintasacudelacabezamientraslosguardiaslelevantanelbrazodeuntiróny
sussollozosamortiguadosseescapanpor lamordaza.AunqueBintaseresiste,Kaealaobligaacogerlo.UnhazdeluzestallaenlamanodeBinta.Cubretodoelsalóndeltronoconsumagnificencia:brillantestonosdorados,
resplandecientesmorados, relucientes azules.La luz describe arcos y destellosmientras cae en cascada, un torrente inagotable que emerge de la palma de lamanodeBinta.—Cielos…—suspiro,el terror luchacontra laadmiraciónyborboteaenmi
pecho.«Magia».Aquí.Despuésdetodosestosaños…LasviejasadvertenciasdePadrecontra lamagiameretumbanen lacabeza,
relatosdebatallasyfuego,deoscuridadyenfermedad.«Lamagiaeslafuentedetodoslosmales»,siseaPadre.«DividiráydestrozaráaOrïsha».Padre siempre nos enseñaba a Inan y amí que lamagia implicaría nuestra
muerte. Un arma peligrosa que amenazaba la existencia de Orïsha. Mientrasexistiera,nuestroreinosiempreestaríaenguerra.En los días aciagos que siguieron al Asalto, la magia se apoderó de mi
imaginacióncomounmonstruosincara.PeroenlasmanosdeBinta, lamagiaresulta hipnotizadora, una maravilla sin igual. El júbilo del sol estivalfundiéndoseenelatardecer.Laesenciapurayelalientodevida…Padreatacaconrapidez.Velozcomoelrayo.Unmomento,Bintaestádepie.Alsiguiente,laespadadePadreselehundeenelpecho.«¡No!».Me llevo lamano a la boca y aprieto fuerte antes de poder gritar. Casime
caigo de espaldas. Las náuseas me suben por la garganta. Unas lágrimascalientesmeescuecenenlosojos.«Estonoestápasando».Elmundocomienzaadarvueltas.«Estonoesreal.
Bintaestáasalvo.Teesperaconunabarradepandulceentuhabitación».Peromispensamientosdesesperadosnocambianlarealidad.Noladevolverán
deentrelosmuertos.ElcolorescarlatatiñeelpañueloqueamordazalabocadeBinta.Unasfloresencarnadasmanchansuvestidoazulceleste.Meatragantoalahogarotrogritocuandosucuerpocaeaplomoalsuelo.La sangre forma un charco alrededor de la cara inocente deBinta, tiñe sus
rizos blancos de color rojo. Su olor acre se cuela por la rendija de la puerta.Contengolasarcadas.PadrearrancaeldelantaldeBintayloutilizaparalimpiarsuespada.Comosi
nada.Noleimportaquelasangredemiamigalemanchelavestimentareal.Novequesusangremanchatambiénmismanos.Metambaleohaciaatrás,intentandorecuperarelequilibrio,ymepisoelbajo
del vestido. Subo a toda prisa la escalera que hay en un rincón del salónprincipal, pero las piernas me tiemblan a cada paso. Se me nubla la vistamientrastratodellegarcomoseaamisaposentos.Sinembargo,lomáximoqueconsigoesacercarmea trompiconesaun jarróndepie.Meagarroalbordedecerámica.Todoloquellevodentromesaleporlaboca.Labilisme aguijonea con ferocidad, amargapor el ácidoy el té.El primer
sollozo se libera en cuantomi cuerpo se desploma en el suelo.Me agarro elpecho.SiBintaestuvieseaquí,seríaellaquienvinieraenmiauxilio.Mecogeríadela
manoymeguiaríahastamisaposentos,meinvitaríaasentarmeenlacamayme
secaríalaslágrimas.Recogeríatodoslosañicosdemicorazónrotoyencontraríalamaneradevolveraunirlos.Ahogootrosollozoymecubro laboca,unas lágrimassaladassemecuelan
entrelosdedos.Elhedordelasangremellenalanariz.ElrecuerdodelaafiladahojadePadresemeclavaotravez…Laspuertas del salóndel trono se abrende par enpar.Me incorporode un
brinco, temerosa de que sea Padre. En lugar de eso, veo salir a uno de losguardiasquesujetabanaBinta.Llevaelpergaminoenlamano.No despego ojo del rollo de cuero curtido mientras el guardia sube las
escalerashaciamí;recuerdoquehabastadounlevecontactoparahacerqueelmundoestallaradeluz.Laluzquehabíaatrapadaenelinteriordelalmademiqueridaamiga,deunabellezaincreíble,deunavalentíaeterna.Apartolamiradacuandoelsoldadoseacercaamíyescondolacarasurcada
delágrimas.—Disculpadme,nomeencuentrobien—murmuro—.Debodehabercomido
algunafrutapodrida.Elguardiaselimitaaasentirconlamirada,distraídomientrassiguesubiendo
los escalones. Aferra el pergamino con tal fuerza que se le oscurecen losnudillos,comositemieraquépodríaprovocareserollomágicosinoloagarraseasí.Observoquesubehastalaterceraplantayabreunapuertapintadadenegro.Deprontocaigoenlacuentadeadóndesedirige.LosaposentosdelacomandanteKaea.Lossegundostranscurrencomounaagoníamientrasobservoesapuerta,ala
expectativa,aunquenosémuybienporqué.EsperarnoharáqueBintavuelvaconmigo.Nomepermitirádisfrutarotravezdesurisamelódica.Pero,aunasí,aguardo,ymequedopetrificadacuandolapuertaseabredenuevo.Regresoaljarrónyvomitounavezmás,sinpararhastaqueelguardiavuelveapasarpordelantedemí.Susbotasconsuelademetaltintineanmientrassedirigealsalóndeltrono.Yanollevaelpergamino.Conmanostemblorosas,mesecolaslágrimas.Sinduda,semehabrácorrido
elmaquillajeylospolvosqueMadremeobligóaponermeenlacara.Mepasolapalmaporlabocaparalimpiarmelosrestosdelvómito.Variosinterrogantesllenan mi mente mientras me reincorporo y me acerco a la puerta de Kaea.Deberíacontinuarhastamisaposentos.Apesardetodo,entroensuhabitación.Lapuertasecierratrasdemíconungolpefuerteydoyunrespingo;temoque
alguienintenteaveriguarelorigendelsonido.Nuncahabíapisadolosaposentosde lacomandanteKaea.Creoque los sirvientesni siquiera tienenpermitidoelacceso.Mis ojos peinan las paredes de color burdeos, tan distintas de la pintura
lavandaquecubrelasmías.HayunatúnicarealtiradaalospiesdelacamadeKaea.LatúnicadePadre…Debedehabérseladejadoenundescuido.Cualquierotrodía,descubrirquePadrehabíaestadoenlosaposentosdeKaea
mehabríaprovocadounnudoen lagarganta,peroahoramismoapenaspuedosentir nada. El descubrimiento de la túnica de Padre palidece en comparaciónconelpergaminoquesehallaenelescritoriodeKaea.Caminohaciaélconpiernastemblorosas,comosimeacercasealbordedeun
precipicio.Esperonotaralgúntipodeauraenpresenciadelrollo;sinembargo,elairequelorodeacontinúamuerto.Alargolamanoymedetengo,tragoelmiedoqueempiezaaacumularsedentrodemí.VeolaluzqueestallóenlasmanosdeBinta.Laespadaqueleperforóelpecho.Meobligoaalargarelbrazoyextender laspuntasde losdedos.Cuandolas
yemasrozanelpergamino,cierrolosojos.Nosurgelamagia.Elalientoquenosabíaquehabíacontenidoseapresuraasalircuandorecojo
el pergamino arrugado. Lo desenrollo y resigo con el dedo los extrañossímbolos, intentando en vano descifrar su significado. Los símbolos no separecenanadaquehayavistoantes,noestánenningunodelosidiomasqueheaprendido.Y,sinembargo,sonlossímbolosporlosquemurieronlosmaji.UnossímbolosquebienpodríanhaberseescritoconlasangredeBinta.Labrisa entrapor las ventanas abiertasy revuelve losmechonesque seme
hansalidodelgelemediosuelto.Debajodeesascortinasquesemecenestáelequipomilitar deKaea: espadas afiladas, riendas para pantenarias, escudos decobre.Misojosseclavanenlosrollosdecuerda.Tiroelgelealsuelo.Ysinpensar,agarrolatúnicadePadre.
CAPÍTULOCUATRO
ZÉLIE
—¿Deverdadnopiensasvolverahablarconmigo?MeapoyoenellateraldelasillademontardeNailahparamirarlacarapétrea
de Tzain. Contaba con que se pasase la primera hora en silencio, pero yallevamostreshoras.—¿Cómotefueelentrenamiento?—prueboparavariar.Tzainesincapazde
resistirse a conversar sobre su deporte favorito—. ¿Qué tal tiene el tobilloM’ballu?¿Creesquesehabrácuradoatiempoparalosjuegos?Tzain abre la boca una milésima de segundo, pero se contiene. Tensa la
mandíbulaytiradelasriendasdeNailah,paraquegalopemásdeprisaporentrelosébanosafricanosquesealzancomotorres.—Venga,Tzain, por favor—ledigo—.Nopuedes ignorarme el resto de tu
vida.—Puedointentarlo.—Portodoslosdioses.—Pongolosojosenblanco—.¿Quéquieresdemí?—¿Quétalunadisculpa?—sueltaTzain—.¡Babahaestadoapuntodemorir!
¿Yahoraquieresquecabalguesinmásyfinjaquenohapasadonada?—Yaoshepedidodisculpas—contrataco—.AtiyaBaba.—Esonocambiaráloquehaocurrido.—¡Esquenopodrécambiarelpasadosolodiciendoquelosiento!Mi chillido se hace eco entre los árboles y provoca una nueva etapa de
silencioentrenosotros.ResigoconlosdedoslasgrietasdelcuerogastadodelasillademontardeNailahmientrasnotocómosemeformaunincómodoagujeroenelpecho.«Porel amorde losdioses, ¡piensa,Zélie!», resuenaenmimente lavozde
Mama Agba. «¿Quién iba a proteger a tu padre si atacaras a esos hombres?¿QuiénmantendríaasalvoaTzaincuandolosguardiasfueranatucasaconseddesangre?».—Tzain, lo siento—digoenvozbaja—.En serio.Me siento fatal, no te lo
puedesniimaginar,pero…
Tzainlanzaunsuspirodeexasperación.—Comosiempre,teníaquehaberunpero…—¡Porquenoessoloculpamía!—exclamo.Mirabiaestáapuntodeentraren
ebullición—.¡SiBabasalióalmarfueporculpadelosguardias!—Ysiestuvoapuntodeahogarsefueportuculpa—contratacaTzain—.Lo
dejastesolo.Memuerdolalengua.Notienesentidoseguirdiscutiendo.Unkosidán fuerte
yapuestocomoTzainnopuedecomprenderporquénecesitoelentrenamientoquenosproporcionaMamaAgba.LoschicosdeIlorinseesfuerzanporsersusamigos, las chicas se esfuerzanpor robarle el corazón. Incluso los guardias losiguencomocorderosycantanalabanzasasudestrezaconelagbön.No comprende lo que significa ser yo, pasearse bajo la piel de unadivîner.
Saltarasustadacadavezqueapareceunguardia,nosabernuncacómoterminaráunaconfrontación.«Empezaréporesta».Semehaceunnudoenelestómagoalrecordarlagarrafirmedelguardiaen
mipierna.¿SeguiríagritándomeTzainsilosupiera?¿Gritaríasisedieracuentadelomuchoquemecostónoecharmeallorar?Cabalgamos en silencio hasta que los árboles empiezan a despejarse y la
ciudad de Lagos aparece ante nuestra vista. Rodeada por una robustamurallaconstruida con lamadera del corazón de los ébanos africanos, la capital es elpoloopuestode Ilorin.En lugar de alzarse sobre elmar en calma,Lagos estáinundada por una horda interminable de personas. Incluso desde lejos, se ventantasarracimadasdentrode losmurosde laciudadquees imposibleentendercómopuedenvivirtodasjuntas.EstudioelperfildelacapitaldesdeloaltodellomodeNailahymefijoenel
pelo blanco de los divîners con los que nos vamos encontrando al pasar. LaproporciónentrekosidánydivînersenLagosesde tresauno,asíquees fácildistinguirlos.AunqueelespacioquequedaentrelosmurosdeLagosesanchoylargo,mipueblosecongregaalolargodelperímetrodelaciudadenbarriadasmarginales.Eselúnicolugarenelquepermitenviviralosdivîners.MerecolocoenlasilladeNailah,peroalver lossuburbios,notoqueseme
hunde el pecho.Hace siglos, diez clanes demaji y sus hijosdivîners estabanaisladosyrepartidospordistintospuntosdel territoriodeOrïsha.Mientrasquelos kosidán poblaban las ciudades, los clanes de maji vivían junto a lasmontañas,losocéanosyloscampos.Peroconeltiempo,losmajiseaventuraron
a conocer otras zonas y los clanes se extendieron por toda la superficie deOrïsha;lacuriosidadylaoportunidadguiaronsumigración.Conelpasodelosaños,losmajiyloskosidánempezaronacasarseycrearon
familiasmixtasdedivînersykosidáncomolamía.Conformelasfamiliasmixtassemultiplicaron,elnúmerodemajienOrïshatambiéncreció.AntesdelAsalto,Lagosalbergabalapoblaciónmásgrandedemaji.Ahora,estosdivînerssonloúnicoquequeda.Tzain tira de las riendas deNailah y la detiene cuando nos acercamos a la
murallademadera.—Esperaréaquí.Nailahsevolveríalocasientraraensemejantecaos.Respondoconungestodelacabezaydesmonto.LedoyunbesoaNailahen
el hocico negro y húmedo. Sonrío cuando me lame la mejilla con la lenguarugosa, pero la sonrisa se desvanece en cuanto vuelvo a mirar a Tzain. Laspalabrasnopronunciadaspenden en el aire, peromedoy la vuelta y continúoavanzandodetodosmodos.—Espera.TzaindesmontadellomodeNailahymealcanzadeunsalto.Meentregauna
dagaoxidada.—Tengoelpalo.—Yalosé—responde—.Soloporsiacaso.Metoelarmaenelgastadobolsillodelpantalón.—Gracias.Nosquedamosmirandoelsuelodetierraensilencio.Tzainledaunapatadaa
unapiedra.Noséquiéndelosdosvaaacabarcediendoanteshastaqueporfinhablaél.—No estoy ciego, Zél. Sé que lo de esta mañana no era culpa tuya, pero
necesito que vayas con pies de plomo.—Por unmomento, los ojos de Tzainresplandecenyamenazancon revelar todo loqueestáconteniendo—.Babaseencuentracadavezpeorylosguardiasnotequitanelojodeencima.Nopuedespermitirteuntropiezoahora.Sicometesotroerror,podríaserelúltimo.Asiento con la cabeza sin despegar la mirada del suelo. Puedo lidiar con
muchascosas,peroladecepcióndeTzainmecortacomouncuchillo.—Simplemente tenmás cuidado—diceTzain, y suspira—.Por favor.Baba
nosobrevivirásitepierde…Yyotampoco.Intentopasarporaltolatensiónquemeatenazaelpecho.—Losiento—susurro—.Tendrémáscuidado.Teloprometo.—Bien.—Tzainfuerzaunasonrisaymealborotaelpelo—.Puesnosehable
más.Veavenderesemalditopescadoyavercuántosacas.Meechoareíryreajustolastirasdelamochiladecuero.—¿Cuántocreesquepodréconseguir?—Doscientasmonedas.—¿Soloeso?—Inclinolacabeza—.Quéconceptotanbajotienesdemí,¿no?—¡Doscientasesunacantidadescandalosa,Zél!—Teapuestoaquepuedosacarlesmás.La sonrisadeTzain se ensancha.Noto su alegría al saberse anteunabuena
apuesta.—Sisacasmásdedoscientas,mequedaréencasaconBaba toda lasemana
queviene.—Deacuerdo.Tratohecho.Sonríoyyaempiezoa imaginarme la revanchadelcombatecontraYemi.A
verquétalsedefiendecontramipalonuevo.Aprietoelpasohacialaciudad,listaparahacerlaventa,perocuandollegoal
puntodecontrol,semerevuelveelestómagoalveralaguardiareal.Tengoquesacarfuerzasdeflaquezaparamantenerquietoelcuerpomientrasdeslizoelpaloplegablepordentrodelacinturilladelospantalonesdrapeados.—¿Nombre?—ladraelguardiamásalto,conlosojosfijosensuregistro.Susrizosnegrosseerizanporelcaloryrecogenelsudorquelegoteaporlas
mejillas.—ZélieAdebola—respondocontantorespetocomosoycapazdemostrar.«Nometaslapata».Tragosaliva.«Porlomenos,hoyno».Elguardiaapenasmeechaunvistazoantesdeescribirlainformación.—¿Origen?—Ilorin.—¿Ilorin?Bajo y fornido, otro guardia se aproxima tambaleándose. Se apoya en la
imponentemurallaparamantenerseenpie.El intensooloraalcohol inundaelaireencuantonotosuinoportunapresencia.—¿Quéhaaaaceunalaaaarvacomotútanlejossssdecassssaaaa?Arrastratantolaspalabrasquecuestacomprenderlas,goteandesubocaigual
quelasalivaquelesalpicalabarbilla.Semeencogeelpechocuandoseacercaamí;elbrilloebriodesusojosresultapeligroso.—¿Propósitodelavisita?—preguntaentonceselguardiaalto,queporsuerte
estásobrio.—Comercio.
Al escucharlo, una sonrisa desagradable aparece en la cara del guardiaborracho. Alarga la mano hacia mi muñeca, pero me aparto y les enseño elpaqueteenvuelto.—Comerciodepescado—aclaro,peroapesardemispalabras, se abalanza
haciamí.Gruño cuando me rodea el cuello con sus mugrientas manos y me aprieta
contralamurallademadera.Semeacercatantoquepuedocontarlasmanchasnegrasyamarillasquetieneenlosdientes.—Yaaaaveoquevassssavenderpesssscaaaado.—Seechaareír—.¿Cuánto
vaaaaleunalaaaarvaestossssdíassss,Kayin?¿Dossssmonedassssdebronce?Semeerizalapielymepicanlosdedos,queansíanpoderagarrarelpaloque
llevoescondido.DesdeelAsalto,vacontralaleyquelosdivînersyloskosidánsedensiquieraunbeso,peroesonoimpidequelosguardiaspuedanmagrearnoscomosifuésemosanimales.Mi enfado se convierte en una furia negra, una oscuridad que percibía en
Mama cada vez que los guardias se atrevían a interponerse en su camino.Alsentirelarrebatodeira,meentranganasdeempujaralsoldadoyromperledeunbastonazotodoslosdedossebosos.PerojuntoconlafuriallegalapreocupacióndeTzain.LaangustiadeBaba.LareprimendadeMamaAgba.«Piensa,Zélie.PiensaenBaba.PiensaenTzain.Prometínometermeenlíos.
Ahoranopuedodecepcionarlos».Melorepitounayotravezhastaqueelbrutomesuelta.Seríeenvozbaja
antesdedarotrotragoalabotella,orgulloso.Asusanchas.Medirijoalotroguardia,incapazdeocultarelodioenlamirada.Noséacuál
delosdosdespreciomás:alborrachoportocarmeoaestebastardopordejarquelohaga.—¿Algunaotrapregunta?—masculloentredientes.Elguardiasacudelacabeza.Cruzolamurallaconlavelocidaddeunguepardarioantesdequealgunode
losdospuedacambiardeopinión.PerobastaquedéunoscuantospasoshaciaelinteriorparaqueelfrenesídeLagoshagaquemeentrenganasdesalircorriendootravez.—Portodoslosdioses—susurro,abrumadaporlaincreíblecantidaddegente.Ciudadanos, mercaderes, guardias y nobles abarrotan las anchas calles de
tierra,todosycadaunodeellossedesplazancondecisiónysenotaquetienenalgúnpropósito.Alolejosresplandeceelpalacioreal:susparedesdeunblancoimpolutoysus
arcos dorados relucen al sol. Su presencia crea un contraste increíble con lossuburbiosdechabolasquerodeanlaperiferiadelaciudad.Memaravilloantelasmoradasrústicas,mequedosinalientoalobservarlas
casuchasqueseapiñanhacialoalto.Igualqueunlaberintovertical,laschabolasse apoyan unas sobre otras, una empieza donde acaba la anterior. Aunquemuchas son marrones y están descoloridas, otras destacan por su pinturareluciente y sus vistosos adornos. Esa vibrante protesta desafía la etiqueta desuburbio,unrescoldodebellezadondelamonarquíanovenadahermoso.Caminohaciaelcentrodelaciudadconpasostemerosos.Conformeatravieso
lossuburbios,mefijoenquelaampliamayoríadelosdivînersquedeambulanporlascallesnosonmuchomayoresqueyo.EnLagosescasiimposiblequelosniñosdivîners que sobrevivieron alAsalto lleguen a la edad adulta sin acabarantesentrerejasuhaciendotrabajosforzadoscongrilletes.—Porfavor.Noeramiintenci…¡Aaaah!Seoyeunchillidoagudo.Doy un respingo justo cuando el bastón de un noble golpea delante demis
narices.Haceunarajaenlapieldeunjovendivîneryledejamanchasdesangreenlaúltimaprendaderopalimpiaqueelmuchachollevaráensuvida.Elchicocaesobreunmontóndepiezasdecerámicarotas,lasbaldosashechasañicosqueprobablementenohapodidosujetarentrelosbrazos.Elnoblevuelvealevantarelbastónyestavezmefijoenelbrillodesuempuñadurademajacitanegra.«Portodoslosdioses».Eloloracredelacarneabrasadameinvadecuandoel
nobleaprietaelbastóncontralaespaldadelchico.Supielechahumomientrasélse esfuerzaporponersede rodillas.Esanauseabunda estampahaceque semeentumezcanlosdedosymerecuerdamipropiodestinoenpotenciasimeponenlosgrilletes.«Vamos».Me obligo a seguir avanzando, aunque seme encoge el corazón.
«Muéveteolasiguienteserástú».MeapresurohaciaelcentrodeLagosyhagotodoloquepuedoporignorarel
oloraalcantarillaquesedesprendedelascallesdelsuburbio.Cuandoentroenelcúmulo de edificios de color pastel del barrio de mercaderes, el hedor sedesvanece,sustituidoporelolorapanycanela.Merugeelestómago.Respiro hondo ymementalizo para el regateo cuando veo que elmercado
central zumba con los sonidos del interminable intercambio de bienes. Perocuandoveoelbazar,nomequedamásremedioquefrenar.Da igual cuantas veces haya ido a la capital a vender un buen pescado con
Baba, la locura del mercado central nunca dejará de sorprenderme. Más
tumultuoso aún que las calles de Lagos, en el bazar se encuentran todos losproductosdeOrïshaqueunopuedaimaginar.Enunaúnicafiladepuestosveocereales en grano de los vastos campos de Minna junto a codiciadasherramientasdehierroforjadodelasfábricasdeGombe.Mepaseoporentrelospuestosabarrotadosydisfrutodelolordulcedelosplátanosfritos.Conlosoídosbienatentos, intentocaptarelpatrónderegateo, larapidezde
cada venta. Todos compiten, aunque en lugar de cuchillos pelean con laspalabras.EsmuchomásagresivoqueelmercadodeIlorin.Aquínohaybuenavoluntad,solonegocio.Paso por delante de los puestos demadera en los que venden cachorros de
guepardarioy sonríoalvercadaunode losdiminutoscuernosqueasomandesus frentes. Tengo que zigzaguear para esquivar las carretas de tejidosestampadosantesdellegarporfinalalonjadepescado.—Cuarentamonedasdebronce…—¿Porunpeztigre?—¡Nopiensopagarmásdetreinta!Losgritosdelosregateadoresenplenatransacciónsontanestruendososque
apenasoigomispensamientos.EstonoeselmercadoflotantedeIlorin.Aquínosirve un trueque ni un regateo cualquiera. Me muerdo el carrillo por dentromientrasestudiolamultitud.Necesitounobjetivo.Untontorrón,un…—¡Trucha!—chillaunhombre—.¿Acasotengocaradecomertrucha?Me doy la vuelta y me topo con un noble vestido con un dashiki morado
oscuro. Entrecierra los ojos color avellana ante el vendedor kosidán como siacabasederecibirungraveinsulto.—Tengopintarroja—leofreceelmercader—.Platija,lubina…—¡Hedichoquequeríapezespada!—espetaelnoble—.Misirvientemeha
dichoqueosnegáisavenderlo.—Noeslatemporada…—¿Yelreycomepezespadatodaslasnoches?Elmercaderserascalanuca.—Sialguienpescaunpezespada,vadirectoapalacio.Eslaleydelpaís.Elnoblesesulfuraysacaunsaquitodeterciopelo.—¿Cuántoofreceelrey?—Hacetintinearlasmonedas—.Ospagaréeldoble.Elmercadermiralabolsadedineroconanhelo,perosemantienefirme.—Nopuedoarriesgarme.—¡Yosí!—grito.Elnoblesedalavueltayentrecierralosojosconsospecha.Leindicoconla
manoqueseacerqueamíysealejedelpuestodelpescadero.—¿Tienespezespada?—mepregunta.—Aúnmejor.Tengounpescadoquenadiepodrávenderosenestemercado.Sequedaboquiabiertoynotolamismaemociónquecuandounpezrodeael
anzuelo justoantesdepicar.Desenvuelvoelpezvelaconcuidadoy lomuevobajounrayodeluzparaquesusescamasreluzcan.—¡Cielos!—exclamaelnoble—.Tieneunaspectomagnífico.—Ysabetodavíamejor.Unpezveladecolaroja,reciénpescadoenlacosta
deIlorin.Noestándetemporada,asíqueleaseguroquenisiquieraelreycenaráestohoy.Unasonrisacruzaelrostrodelnobleyséqueestapresaacabadepicar.Sujeta
elsaquitodedinero.—Cincuentamonedasdeplata.Abromucholosojos,peroaprietolosdientes.«Cincuenta…».Con cincuenta monedas podríamos pagar los impuestos debidos, tal vez
inclusopudiéramoscomprarotrobarco.Perosilosguardiasvuelvenasubirlosimpuestos la siguiente luna creciente, con cincuenta no me libraré de losgrilletes.Sueltounaestruendosacarcajadayempiezoaenvolverdenuevoelpescado.Elnoblearrugalafrente.—¿Peroquéhaces?—Mellevoestajoyaparaofrecérselaaalguienquepuedapagarla.—¡Cómoteatreves…!—Disculpadme —le interrumpo—. No tengo tiempo para un hombre que
ofrececincuentaporunpremioquevalediezvecesmás.El noble refunfuña, pero rebusca en los bolsillos y extrae otro saquito de
terciopelo.—Tomatrescientas.Nopiensoofrecerteniunamonedamás.«¡Portodoslosdioses!».Clavolospiesenlatierraparanotambalearme.Eso
esmásdeloquehemosvistoentodanuestravida.Por lomenosseis lunasdeimpuestos,¡aunquelossuban!Abro la bocapara aceptar el trato, pero algo en los ojos del noblemehace
dudar.Sihasidotanrápidoenhacermeunacontraoferta,esposiblequepuedasubirlatodavíamás.«Acéptalo»,meimaginoquemeadvierteTzain.«Esmásquesuficiente».Peroestoytancercadeconseguirloquenopuedodetenermeahora.
—Losiento.—Meencojodehombrosy terminodeenvolver el pescado—.No puedo malgastar un plato digno de un rey con un hombre que no puedepagarlo.Elnobleechahumoporlanariz.«Ay,portodoslosdioses…».Creoqueme
hepasado.Esperoqueceda,perose limitaaseguirenfurecidoensilencio.Meobligoadarmelavuelta.Cadapasoquedoyduraunaeternidadmientrasmehundobajoelpesodemi
error. «Encontrarás a otro», intento calmarme. «A otro noble desesperado quequiera demostrar lo que vale». Puedo conseguir más de trescientas monedas.Estepescadovalemuchomásque…¿ono?—Malditasea.—Casimegolpeolacabezacontraunpuestodegambas.¿Qué
voyahaceraahora?¿Quiénvaaserlobastantetontopara…?—.¡Espera!Cuando me doy la vuelta, el rollizo noble me coloca tres monederos
rebosantescontraelpecho.—Deacuerdo—gruñeconairedederrota—.Quinientas.Me lo quedo mirando incrédula, una expresión que él confunde con la
desconfianza.—Cuéntalassitehacefalta.Abrounodelossaquitosylaimagenestanhermosaquemeentranganasde
llorar.Laplatarelucecomolasescamasdelpezvela,supesoeslapromesadelas cosas buenas que llegarán. «¡Quinientas!». Después de comprar un barconuevo, todavía quedará para casi un año entero de descanso de Baba. «Porfin…».Hehechoalgobien.Leentregoelpescadoalnoble,incapazdeocultarunasonrisaradiante.—Disfrutadlo.Estanochecenaréismejorqueelrey.Elnoble resopla,pero lascomisurasde laboca se le curvanhaciaarribade
satisfacción.Deslizolossaquitosdeterciopelodentrodemibolsaycomienzoacaminar;elcorazónmelatetanrápidoquecompiteconlalocuradelmercado.Sinembargo,mequedopetrificadacuandolosgritosseapoderandelambiente.Noeselsonidotípicodelregateo.«Quédem…».Doyunrespingocuandoveoqueexplotaunpuestodefruta.Unatropadeguardiasrealesllegaalacarga.Losmangosylosmelocotones
deOrïshavuelanporlosaires.Acadasegundoquepasa,aparecenmásguardias,queinundanelmercadoenbuscadealgo.Dealguien.Me quedomirando anonadada la conmoción queme rodea antes de darme
cuenta de que tengo que moverme. Llevo quinientas monedas de plata en labolsa.Porunavez,puedoperderalgomásquelavida.Me abro paso entre la multitud con un fervor renovado, desesperada por
escapar.Casihepasadoyalazonadepuestosdetelascuandoalguienmeagarraporlamuñeca.«Ennombredetodoslosdioses…».Sacoelpaloplegable,esperandoencontrarmeconelbrazodealgúnguardia
realoconalgúnladróndepocamonta.Perocuandomedoylavuelta,veoquequienmehaagarradonoesniunguardianiunrufián.Esunachicadeojosambarinosconunvestidoelegante.Tirademíymeescondeenunarendijaquequedaentredospuestos,meaferra
contalfuerzaquenosoycapazdeliberarme.—Porfavor—mesuplica—,¡tienesquesacarmedeaquí!
CAPÍTULOCINCO
ZÉLIE
Porunmomento,mequedosinrespiración.Lachicadepielcobrizasesacudeconunmiedotanvisceralquesefiltraen
mipiel.Los gritos aumentan de volumen conforme los guardias se acercan con sus
temerariaszancadasacada segundoquepasa.Nopuedenencontrarme juntoaestachica.Silohacen,mematarán.—Suéltame—leordeno,casitandesesperadacomoella.—¡No!No,porfavor…—Laslágrimasseacumulanensusojoscolorámbar
y me agarra todavía más fuerte—. Por favor, ¡ayúdame! He hecho algoimperdonable.Simeatrapan…Sus ojos se llenan de un terror que me resulta demasiado familiar. Porque
cuandolaatrapen,lacuestiónnoserásivaamorirono,lacuestiónserácuándoocurrirá: ¿en ese preciso momento? ¿De hambre en la cárcel? ¿O acaso losguardias se la iránpasandopor turnos?¿Ladestruiránpordentrohastaque seasfixiedeangustiaydedolor?«Debéis proteger a aquellos quenopuedendefenderse por símismos».Las
palabrasdeMamaAgbadeestamañanameresuenanenlacabeza.Meimaginosumiradaseria.«Esaeslafilosofíadelpalo».—Nopuedo—digoenunsuspiro,peroinclusomientraslaspalabrassalende
miboca,empiezoaprepararmeparaelcombate.«Malditasea».Noimportasipuedoayudarlaono.Loqueimportaesquenoserécapazdevivirenpazsinolointento.—Vamos.Agarro a la chicapor el brazoynosmetemos a todaprisa enunpuestode
ropamás grande que el resto.Antes de que la tendera pueda gritar, le tapo labocaconlamanoyaprietoladagadeTzaincontrasugarganta.—¿Qué…quéhaces?—preguntalachica.Escudriño su elegante túnica. ¿Cómohabrá logrado llegar tan lejos con esa
pinta?Lapielcobrizadelachicaysusprendasopulentasdicenagritosqueesdesangrenoble,todacubiertadericoterciopeloytulesdorados.—Ponte esta túnica marrón —le ordeno antes de volver a dirigirme a la
vendedora.Unasperlasdesudorleresbalanporlapiel;conunaladronadivîner,unmovimiento en falso podría ser el último que hiciera—.No voy a hacertedaño—leprometo—.Soloquierohaceruntrato.Measomopor lapartedelanteradelpuestomientras lachicasecambiauna
túnica por otra; todavía lleva debajo su ostentoso vestido, pero así pasaráinadvertida.Sujetoalavendedoraconmásvigorcuandosueltaunchillido,queamortiguo con la mano. El mercado está infestado de tantos guardias quepodrían formar un ejército. Los comerciantes y los ciudadanos desperdigadosañadenaúnmáscaosalasituación.Buscolamaneradesalirdeesalocura,peronosemeocurreningunarutaporlaqueescabullirnos.Nohayescapatoria.Tendremosquetentaralasuerte.Vuelvo ameter la cabeza justo cuando la chica se coloca la capucha de la
túnicanuevaparaqueletapebienlafrente.Agarrolatúnicaquellevabaantesylaarrojoa lasmanosdelavendedora.Elmiedoensusojosseatenúaunpococuandopasalosdedosporelsuaveterciopelo.Bajoladagaquetodavíateníasobresugargantayagarrootratúnicaparamí,
conelfindeesconderelpeloblancobajolacapuchaoscura.—¿Estáspreparada?—preguntoalachica.Asiente con la cabeza.Un atisbo de determinación reluce en sus ojos, pero
sigodetectandounterrorparalizante.—Sígueme.Salimos del puesto y nos adentramos en el pandemónium del mercado.
Aunque los guardias se paran justo delante de nuestras narices, las túnicasmarronesquenoscamuflansirvendeescudo.Buscansangrenoble.«Graciasalosdioses».Puedequeenrealidadsítengamosalgunaoportunidaddeescapar.—Caminaapasoligero—susurrotanbajocomopuedomientrasavanzamos
porloshuecosentrelospuestostextiles—.Perono…—Laagarroporlatúnicaantes de que se aleje demasiado—. Pero no corras. Llamarás la atención.Mézclateconlamuchedumbre.Lachica asiente con la cabeza,perono le salen laspalabras.Bastante tiene
conseguirmecomouncachorrode leonaria,siempreamenosdedospasosdemí.Nosabrimoshuecoentrelamultitudhastaquellegamosallímitedelmercado.
Aunquelosguardiasvigilanlaentradaprincipal,hayunaaberturaenunlateralen la que solo monta guardia un soldado. Cuando da un paso adelante parainterrogaraunnoble,veonuestraoportunidaddeescapar.—¡Rápido!Me escurro por detrás del puesto de un ganadero para escabullirme del
abarrotado mercado y aparecer en las calles de adoquines del barrio demercaderes.Suspiroaliviadaalcomprobarquelaenclenquechicatambiénlograescurrirse,peroaldarnos lavuelta,vemosadosguardiascomo torresquenosbloqueanelpaso.«¡Portodoslosdioses!».Mispiesfrenanenseco.Lasmonedasdeplatatintineanenlabolsa.Miroala
chicadereojo;supielmorenahaperdidocasitodoelcolor.—¿Ocurrealgo?—preguntohaciendoalardedeinocencia.Unodeelloscruzalosbrazosanchoscomotroncos.—Hayunafugitivasuelta.Deaquínosalenadiehastaquelaatrapemos.—Ah, perdón, no lo sabíamos—me disculpomientras hago una reverencia
respetuosa—.Esperaremosdentro.«Malditasea».Medoylavueltayregresohacialospuestos,estudiandoatoda
prisa el frenéticomercado. Si todas las salidas están vigiladas, nos va a hacerfaltaotroplan.Tendremosquebuscarotramaneradesa…Espera.Cuandoya casi he llegado al centro delmercado, descubro que la chica no
está junto amí.Mevuelvodenuevoy la encuentropetrificadadelante de losguardias, con un leve temblor visible en las manos, que ha colocado en unaposturarara.«¡Porelamordelosdioses!».Abrolabocaparasusurrarsunombre,peronisiquierasécómosellama.Lo
hearriesgadotodoporunadesconocida.Yahoravaaconseguirquenosmatenalasdos.Intentodistraeralosguardias,perounodeellosestáapuntodemirardebajo
delacapuchadelachica.Nohaytiempo.Agarroeltubometálicoylosacudo.—¡Agáchate!Lachicasetiraalsuelo.Blandoelpaloygolpeoconfuerzacontraelcráneo
delguardia:unrepugnantecrujidocortaelairecuandosedesplomaenelpolvo.Antesdequeelotroguardiapuedadesenfundarlaespada,loazotoconelpalodecombateenelesternón.—¡Arg!
Ledoyungolpesecoenlamandíbulaycaehaciaatrás.Quedainconscienteenlatierraroja.—¡Cielos!—lachicaperjuracomolosnobles.Lapalabra«cielos»ladelata.Pliegoelpalo.Yyoheatacadoalosguardias.Ahorasíquevamosamorir.La furia inminente deTzain aparece enmi pensamiento como un fogonazo
mientras ponemos pies en polvorosa, corriendo hasta el límite de nuestrasfuerzasporelbarriodemercaderes.«Nometaslapata.Entra.Ysal».¿Enquépartedelplanencajabaelayudara
unafugitiva?Mientraszigzagueamosporlascallesdelineadasporedificiosdecolorpastel,
dostropasdeguardiasrealesseesfuerzanporabatirnos.Susgritosseoyencadavezmásaltos.Suspasosresuenancadavezmásfuertes.Blandiendolasespadasrecortanladistanciaquelosseparadenosotras;estánapocospasosya.—¿Sabesdóndeestamos?—lepregunto.—Másomenos—contesta entre jadeos, con losojos llenosde terror—.Lo
suficienteparasaberllegaralossuburbios,pero…—¡Puesvamosallí!Aprieta el paso y me adelanta para dirigir la carrera. La sigo mientras
continuamos corriendo por las calles de adoquines, tumbando a variosmercaderesconfundidosalpasar.Laadrenalinacorrepormisvenas.Elcalormezumbadebajodelapiel.Novamosaconseguirlo.Esimposiblequeescapemos.«Relájate»,oigoaMamaAgbaenmicabeza.Meobligoarespirarhondo.«Sé
resolutiva.Sacaprovechodeloqueterodea».Observoconatenciónlascompactascallesdelbarriodemercaderes,presade
ladesesperación.Cuandodoblamoslaesquina,mirodereojounapilaenormedebarrilesdemadera.«Esoservirá».Extiendoelpaloyledoyungolpedeefectogigantealabasedelatorrede
barriles.Cuandoelprimerbarrilcaealsueloyse rompe,séque losdemásnotardaránenseguirlo.Los gritos de los guardias resuenan en el aire conforme los barriles los van
golpeando.Ladistracciónnosdatiemposuficienteparacorrercomolocashastalossuburbiosydetenernosluegoarecuperarelaliento.—¿Yahoraqué?—jadealachica.—¿Nosabescómosalirdeaquí?Niegaconlacabezayveoqueelsudorlechorreaporlacara.—Nuncahevenidoaestapartedelaciudad.
Lossuburbiosparecíanunlaberintovistosdesdelejos,perodesdedentro,laschabolasycasuchassearracimanformandounared.Lospasadizosestrechosylascallesdetierraseentremezclanantenuestrosojos.Noveoningunasalida.—Poraquí.—Señalolacallequequedaenfrentedelbarriodemercaderes—.
Siesesentidollevahaciaelcentrodelaciudad,estetienequellevarafuera.Corremoscontantasganasquelevantamosnubesdepolvo.Pero,aunasí,una
tropadeguardiasnoscierraelpaso…Nonosquedamásremedioquesalirenestampidahaciaelotrolado.—¡Cielos!—exclamalachicaconotrojadeomientrascorremosporunpaseo
yarrollamosaungrupodekosidánsintecho.Porunmomento,measombraquelachicahayalogradollegartanlejos.Dudo
queesquivaralossoldadosformasepartedesueducacióncomonoble.Doblamosotraesquina,pocospasospordelantedelosguardias.Meobligoa
corrertodavíamásrápidocuandolachicatirademíparaquefrene.—¿Peroquéhac…?Mepone lamano en la bocayme apretuja contra la pareddeuna chabola.
Justoentoncesmefijoenelespaciotanestrechoenelquenoshemoscamuflado.«Porfavor,quefuncione».Porsegundavezenmásdeunadécada,digouna
oración, rezoacualquierdiosquepuedaquedaraúnalláarriba.«Por favor—suplico—.Porfavor,escóndenos».El corazón amenaza con atravesarme la caja torácica, y late tan fuerte que
estoy segura de que nos va a delatar. Pero cuando la tropa se acerca, pasa delargoenestampidaigualqueunamanadaderinomespersiguiendoaunapresa.Alzo la mirada al cielo y parpadeo al ver las nubes que pasan. Unos
relucientes rayosde solbrillan entre loshuecos.Es casi comosi losdioses sehubieran levantado de entre los muertos, resucitados del cementerio formadodespuésdelacarniceríadelAsalto.Sealoquesealoquehabitaalláarriba,mehabendecido.Soloconfíoenquelabendiciónnoseagotepronto.Salimoscomopodemosdelestrechísimohuecoytomamosotrocamino,hasta
toparnossinquererconunpardedivînerscuriosos.Unosueltalabotelladeronyelfuerteoloraalcoholsememeteenlanariz, tan intensoquemeardenlosorificiosnasales.ConesehedorresurgeotraleccióndelasqueMamaAgbamehadadoensuahéréymedaunaidea.Recojo la botella del suelo y busco por toda la calle hasta encontrar el
ingredientequemefalta.«Ahíestá».Apocosmetrosdelacabezadelachica.—¡Cogelaantorcha!
—¿Qué?—¡Laantorcha!—chillo—.¡Laquetienesahídelante!Lamuchacha tardaunsegundoensoltar laantorchametálicade laarandela
quelasujeta,pero,encuantoloconsigue,echamosacorrer.Mientraspasamosporelfinaldelossuburbios,arrancounpedazodetelademitúnicaylaembutoenlabotella.—¿Paraquéeseso?—mepregunta.—Ojalánotengasqueaveriguarlo.Salimospor finde los suburbiosde chabolasy la robustapuerta demadera
quedaentradaaLagosapareceantenosotras.Lallavedenuestraescapatoria.Anuladaporunabarricadadelaguardiareal.Semeencogeelestómagocuandonosparamosensecoantelainterminable
fila de guardias armados. Los soldados van a lomos de unas amenazadoraspantenarias negras, todas y cada una de las gigantescas bestias enseñan losdesafiantescolmillos.Supelajeoscurobrillacomounacapafinadeaceitealsol,arcoírisdecoloresmatesedibujanportodosuabrigonegro.Inclusoagachadas,siguenalzándosecualtorresantenosotras,supremasylistasparasaltar.—¡Estáis rodeadas!—Los ojos ambarinos del capitánme atraviesan—.Por
decretodelreySaran,¡osordenoqueparéis!Adiferenciadelossoldados,elcapitánmontaunaferozleopardariadenieve
casi tan grande como mi cabaña. Ocho robustos cuernos salen de su lomo,afilados y de un negro resplandeciente. El monstruo se relame los largoscolmillos serrados y gruñe, ansioso por decorar su pelaje blancomoteado connuestrasangre.Elcapitántieneelmismotonodepielcobrizooscuroquelachica,unapielsin
arrugas ni cicatrices de guerra. Cuando la chica lo ve, susmanos vuelan a lacapucha;empiezanatemblarlelaspiernas.Aunqueelcapitánes joven, losguardiasobedecensusórdenessin rechistar.
Unoporuno, todos los soldadosdesenvainan la espadaynos apuntan con lashojaspuntiagudas.—Seacabó—susurralachica,abatida.Las lágrimas le surcan la cara mientras se arrodilla en el suelo. Tira la
antorcha,rendida,ysacaunrollodepergaminoarrugado.Finjoseguirsuejemploymeacuclillomientrastocolatelaquehemetidoen
labotellaconla llamade laantorcha.Eloloracredelhumomellena lanariz.Cuandoelcapitánsemeacerca,arrojoelarmaexplosivaalafiladepantenarias.«Vamos», azuzo a la botella de cristal, y resigo con la mirada el arco que
describe.Mientrasvuela,temoquenoocurranada.Entonceselmundoestallaenllamas.Elfuegoardeconferocidadyarrastraahombresypantenariascornudasentre
sus llamaradas.Lasbestiasaúllanhistéricasy tiranalsueloasus jinetesenunintentodeescapar.Lachicaobservahorrorizada,perolaagarrodelbrazoylaobligoareaccionar.
Ahora estamos a pocosmetros de la puerta; sí, solo unos cuantosmetros nosseparandelalibertad.—¡Cerradlapuerta!—rugeelcapitáncuandopasopordelante.La chica se choca con él, pero consigue zafarse de sus garras cuando el
capitándauntraspiés.Losgoznesmetálicoschirríanyrotan,ylapesadapuertademaderaempiezaa
bajar para cerrarse. Los guardias del punto de control blanden las armas,nuestrosúltimosobstáculosparalograrlalibertad.—¡Nololograremos!—selamentalachica.—¡Nohayalternativa!Hago un esprín tan rápido que hasta yo me asombro de mi velocidad. El
guardiaborrachodeantessacalaespadaylevantaelbrazo,listoparaatacar.Sumovimiento torpón provoca la risamás que elmiedo.Lo golpeo en el cráneoparavengarmeymeentretengounsegundoextraparadarleun rodillazoen laentrepiernacuandocaeabatido.Otroguardiaconsigueblandirlaespada,peromeresultafácilbloquearlacon
el palo de combate.Hagogirar la varametálica en lasmanos y le arrebato laespadadelasmanos.Abremucholosojoscuandolepropinounapatadarotundaenlacarayloestampocontralamurallademaderaantesdesalirporelescasoespacioqueaúnquedaabierto.«¡Lo hemos conseguido!». Me entran ganas de gritar mientras corro a
cobijarmebajolosébanosafricanos.Mevuelvoparasonreíralachica,peronoestá.Medaunvuelcoelcorazónalverquetropiezaycaealsuelo,aapenasundedodellegaralasalida.Unasnubesdepolvolarecibenalcaer.—¡No!—chillo.Alapuertalequedanpocossegundosparaacabardecerrarse.Despuésdetodo,novaaconseguirescapar.Despuésdeestartancerca,vanamatarla.«Corre»,meordeno.«Huye.TienesaTzain.ABaba.Hashechotodoloque
podías».Peroladesesperacióndesusojostirademíyentoncesséquelasbendiciones
sehanagotado.Porque,apesardetodaslasprotestasdemicuerpo,entrocomoun rayopor la rendijade lapuertay caigo rodandodentrode la ciudadpocosmomentosantesdequesecierredeltodo.—Estás acabada. —El capitán da un paso al frente, ensangrentado por la
bombaincendiaria—.Tiraelarma.¡Ahoramismo!Pareceque todos losguardiasdeLagosnosobservan fijamente.Nos rodean
por todos los flancos,bloquean todos lospasosantesdequepodamos intentarescapardenuevo.Ayudoalachicaaincorporarseylevantoelpalo.Aquíacabalahistoria.No
mecogeránviva.Losobligaréamatarmedondeestoy.El corazón me retumba contra el pecho conforme los guardias cierran el
círculo sobre nosotras. Me tomo un segundo para saborear mis últimasrespiraciones.ImaginolosojosdulcesdeMama,supieldeébano.«Voy contigo». Pienso en su espíritu.Lomás probable es que ahoraMama
habiteenelalâfia,quefloteporlapazdelaotravida.Meimaginoqueestoyasulado.«Enseguidaestoycon…».Unrugidoensordecedorcortaelaireypetrificaalosguardias.Elgritosube
de volumen aún más mientras se aproxima, hasta que resulta insoportable.Apenas tengo tiempopara apartar a la chica y que no corra peligro cuando lamonstruosafiguradeNailahsaltaporencimadelapuertadelaciudad.Losguardiasretrocedencomopueden,muertosdemiedo,cuandomileonaria
aterrizaenelcaminodetierra,lasalivalegoteadelosinmensoscolmillos.EstoyconvencidadequeesunaalucinaciónhastaqueoigoaTzain,quegritadesdeloaltodellomodeNailah.—¿Aquédemoniosesperas?—mechilla—.¡Monta!Sinperderniunsegundomás,saltoalomosdeNailahytirodelachicapara
quesubatambién.Salimosdisparadosysaltamosdeunachabolaaotra,antesdeque las pobres casuchas se desplomen ante el peso de la leonaria. En cuantoNailahlogratomarsuficientealtura,daunsaltodefinitivoyvuelahacialapuertadeentrada.Yaestamoscasiasalvocuandonotoenlasvenasunestremecimientoqueme
azotacomounrelámpago.La sacudida viaja por todos los poros demi piel yme abrasa,me deja sin
aliento.Eltiempoparececongelarsemientrasbajolacabezaymiroalosojosaljovencapitán.Unafuerzadesconocidaardetrassumiradaambarina,unacárceldelaqueno
puedo escapar.Algo en su espíritu parece aferrarse almío. Pero antes de que
puedapasarunsegundomásatrapadaensusojos,Nailahsaltavolandolapuertaycortadecuajonuestraconexión.Aterriza con un golpe seco y empieza a frenar, avanzando por entre los
ébanos.—Portodoslosdioses—digosinresuello.Todas laspartesdemicuerpogritanporelesfuerzo.Nopuedocreerque lo
hayamosconseguido.Nopuedocreerquenoestémuerta.
CAPÍTULOSEIS
INAN
Fracaso.Decepción.Desgracia.¿ConquéinsultomemarcaráhoyPadre?Repasolasposibilidadesmientrasentroenpalacioysuboporlaescalinatade
mármol blanco. «Fracaso» sería adecuado. Al fin y al cabo, regreso sin lafugitivaenlasmanos.PeropuedequePadrenomalgastesalivaconlaspalabras.Podríadarmelabienvenidaconelpuño.Estaveznopodréculparlo.Enrealidad,no.SinosoycapazdedefenderaLagosdeunaúnicaladrona,¿cómodiantrese
suponequevoyaconvertirmeenelpróximoreydeOrïsha?«Malditosseanloscielos».Hagounapausaymeagarroalapulidabarandilla
dealabastro.Hoyteníaquesereldíademivictoria.Entoncessecruzóenmicaminoesadesgraciadaconojosdeplata.Lacaradeladivîneraparececomounfogonazoantemisojospordécimavez
desdequelaobservévolarporencimadelapuertadeLagos.Laimagendesupieldeobsidianaysupelolargoyblancomecontamina.Esimposibleapartarlademispensamientos.—Capitán.Hago oídos sordos ante el saludo de los guardias de la entrada y me
introduzco en el salón principal. El títulome parece un insulto. Un auténticocapitánhabríaatravesadoconunaflechaelcorazóndeesafugitiva.—¿Dónde está el príncipe?—Una voz aguda reverbera en las paredes del
palacio.«Malditasea».Loúltimoquemefaltaba.Madreempujalaspuertasdeentradayseledescolocaelgelecuandoforcejea
conlosguardiasquelebloqueanelpaso.—Pero¿dóndeestá?—chilla—.¿Dóndeestá…Inan?La cara deMadre se suaviza, aliviada. Las lágrimas asoman a sus ojos. Se
inclinaparaacercarseamíymetocaelcortequellevoenlamejilla.—Mehanllegadonoticiasdeunosasesinos.ApartoaMadreysacudolacabeza.Unosasesinoshabríantenidounobjetivo
másclaro.Habríansidomásfácilesdeseguir.Lafugitivaerasolouna,yqueríahuiratodacosta.Unaúnicafugitivaaquiennohepodidoapresar.Sinembargo,aMadreno le importa laverdadera identidadde losatacantes.
Nimifracaso.Nieltiempoperdido.Juntalasmanosycontienelaslágrimasquesiguenbrotando.—Inan,tenemosque…—suvozpierdefuelle.Hasta entonces no se ha dado cuenta de que todo el mundo nos mira. Se
recoloca elgele y da un paso atrás.Casi creo ver las garras que se extiendendesdesusmanos.—Unalarvaatacónuestraciudad—sueltaantelamultitudreunida—.¿Esque
notienesqueiraningúnsitio?Vealmercado,correalossuburbios.¡Asegúratedequenovuelvaaocurrirjamás!Soldados, nobles y sirvientes se marchan del salón al instante; tan rápido
huyenquesetropiezanysepisanunosaotros.Cuandoyasehanido,Madremeagarraporlamuñecaytirademíhacialaspuertasdelsalóndeltrono.—No.—NoestoypreparadoparalairadePadre—.Notengonoticias…—Ynovolverásatenerlas.Madreabredeparenparlosenormesportonesdemaderaymearrastraporel
suelodebaldosas.—¡Fueradelasala!—ladra.Igualquelosratones,losguardiasylosabanicadoressedesperdigan.La única alma con valor suficiente para desafiar aMadre esKaea. Parami
sorpresa,lefavorecelaarmaduranegradesuuniformenuevo.«¿Almirante?».Mequedomirandoelsellodecoradoqueindicasuascensode
rango. Es inconfundible. La han ascendido. «Pero, ¿qué ha ocurrido conEbele?».El fuerte olor a hierbabuena me hace cosquillas en la nariz cuando nos
acercamos al trono. Repaso las baldosas y, por supuesto, veo dos marcasinconfundiblesdesangrefrescaquemanchanlasjunturas.«Cielos».Padreyaestádemalaspulgas.—Tambiénme refiero a vos, almirante…—siseaMadre con retintín.Cruza
losbrazosdelantedelpecho.NotolatensiónenlacaradeKaea;siempreleocurrelomismocuandoMadre
se dirige a ella con esa frialdad. Kaeamira a Padre. A regañadientes, este leindicaquesíconlacabeza.—Disculpadme.Kaea hace una reverencia dirigida a Madre, aunque no hay rastro de
arrepentimientoensutonodevoz.MadresigueaKaeaconlamiradayelceñofruncidohastaquesaleporlaspuertasdelsalóndeltrono.—Mirad.—Madremeempujahaciadelante—.Miradloquehanhechoesas
larvasconvuestrohijo.Estoesloquepasacuandolomandáisaluchar.¡Estoesloquepasacuandojuegaaserelcapitándelaguardiareal!—¡Lasteníaacorraladas!—SacudoelbrazoparaliberarlamuñecaqueMadre
mesigueagarrando—.Dosveces.Noesculpamíaquemishombresrompieranfilasdespuésdelaexplosión.—Nodigoqueseaculpatuya,miamor.—Madreintentatocarmelamejilla,
peromeapartode sumanoconaromaa rosas—.Solodigoqueesdemasiadopeligrosoparaunpríncipe.—Madre,sitengoquehacerestoesprecisamenteporquesoyunpríncipe—
insisto—.EsmiresponsabilidadqueOrïshaestéasalvo.Nopuedoprotegeramipueblosimeescondodentrodelosmurosdelpalacio.Madresacudelamanoyquitaimportanciaamispalabrasantesdedirigirsede
nuevoaPadre.—Es el próximo rey deOrïsha, por todos los cielos. ¡Jugad con la vida de
algúncampesinosiqueréis!La expresión de Padre continúa en blanco. Como si hubiera neutralizado a
Madre.Miraporlaventanamientrasellahablayledavueltasalanilloderubíqueluceeneldedo.Juntoaél,laespadademajacitadescansa,imponente,ensusoportedorado,
elleopardariodenievetalladoensuempuñadurareluceydevuelveelreflejodePadre.Laespadanegraescomounaextensióndel rey,nuncaestá fuerade sualcance,comomucho,aunbrazodedistancia.—Hasdichoque«las tenías»—intervieneal finPadre—.¿Conquién iba la
fugitiva?Cuandosaliódepalacio,estabasola.TragosalivaymeobligoamiraraPadrealosojosmientrasdoyunpasoal
frente.—De momento, no conocemos su identidad. Solo sabemos que no es
originariadeLagos.«Peroyoséquetieneunosojoscomolaluna.Séquetieneunacicatrizantigua
quelepartelaceja».
Unavezmás,lacaradeladivînermeinundalamentecontantaclaridadcomosihubieraunretratosuyoenlapareddelpalacio.Suslabioscarnososseseparanenungruñido;susmúsculossetensancontrasuconstitucióndelgada.Otrolatigazodeenergíalatepordebajodemipiel.Agudoyardiente,comoel
licorenunaheridaabierta.Eselatigazomeazotadebajodelcuerocabelludo.Meestremezcoymeobligoaapartarlavilsensación.—El médico real está reanimando a los guardias del punto de control —
continúo—.Cuandorecuperenlaconciencia,haréquelaidentifiquenymedigansuorigen.Todavíapuedoseguirleslapista…—Noharásnadasemejante—espetaMadre—.¡Hoypodríashabermuerto!Y
entonces,¿qué?¿DejaríaseltronoenmanosdeAmari?—Avanzaconlospuñosprietosyel tocadobienalto—.Debéisdeteneresto,Saran. ¡Detenedloenesteprecisoinstante!Inclino la cabeza hacia atrás. Acaba de llamar a Padre por su nombre de
pila…LavozdeMadreresuenacontralasparedesrojasdelsalóndeltrono.Unduro
recordatoriodesusagallas.AmbosmiramosaPadre.Nosoycapazdeaventurarquéharáacontinuación.
EmpiezoapensarqueMadrehaganadolabatalladeverdadcuandoPadrehabla.—Largodeaquí.Madreabremucholosojos.Laconfianzaqueacabadelucircontantoorgullo
caedesucaraigualqueelsudor.—Mirey…—Ahoramismo—ordena, incluso con el tono de voz—.Requiero hablar a
solasconmihijo.Madreme agarra por lamuñeca.Ambos sabemos cómo suelen terminar las
charlasprivadasconPadre.Peroellanopuedeinterferir.No,amenosquequieraenfrentarsetambiénalafuriadePadre.Madreagachalacabeza,rígidacomounaespada.Memiraalosojosmientras
sedisponeasalir.Lágrimasnuevasdejansurcosenlospolvosconlosquesehamaquilladolasmejillas.Durante un buen rato, lo único que llena el amplio salón del trono son los
pasosdeMadre.Acontinuación,lapuertasecierradegolpe.Padreyyoestamossolos.—¿Conoceslaidentidaddelafugitiva?Vacilo un momento… Una mentira piadosa podría salvarme de una paliza
brutal.PeroelolfatodePadreestanagudocomoeldelashienariasalacaza.
Unamentirasoloempeoraríalascosas.—No—respondo—.Peroantesdelatardecertendremosalgunapista.Cuando
latengamos,cogeréamishombres…—Olvídatedetushombres.Mepongotenso.Nisiquierapiensadarmeunaoportunidad.Padrenocreequepuedalograrlo.Vaaquitarmeelmandodelaguardiareal.—Padre—digocon cautela—.Por favor.No supeprever los recursosde la
fugitiva,peroahoraestoypreparado.Dadmeunaoportunidaddearreglaresto.Padre se levanta del trono. Un movimiento lento y deliberado. Aunque su
rostropermanecetranquilo,hevistodeprimeramanolarabiaquepuedeocultartrassumiradavacía.Bajolavistaalsuelomientrasseacercaamí.Yapuedooírlasentenciaqueva
agritarme:«Laobligaciónantesqueunomismo».Orïshaantesqueyo.Hoy le he fallado. Tanto a él como a mi reino. Dejé que una sola divîner
sembraraelcaosportodoLagos.Porsupuestoquevaacastigarme.Bajo la cabeza y contengo la respiración. Me pregunto cuánto dolerá su
azotaina.SiPadrenomepidequemequitelaarmadura,irádirectoamicara.Másmoretonesquepodrávertodoelmundo.Cuando levanta lamano, cierro losojos.Mepreparopara el golpe.Pero en
lugardesupuñocontralamejilla,notolapalmadelamanosobreelhombro.—Séquepuedeshacerlo,Inan.Perotienesqueirtúsolo.Parpadeoconfundido.Padrenuncamehabíamiradodeestaforma.—Noesunafugitivacualquiera—mascullaentredientes—.EsAmari.
CAPÍTULOSIETE
ZÉLIE
HastaquenollevamosrecorridalamitaddeltrayectoaIlorin,Tzainnosesientelo bastante seguro para tirar de las riendas de Nailah y hacerla frenar. Sinembargo,cuandonosparamosenseco,mihermanonosemueve.Debodehaberencendidoenélunnivelderabiainsospechado.Mientraslosgrilloscantanenlosimponentesárboles,mebajodelamontura,
abrazo la gigantesca cara deNailah y lemasajeo ese punto especial entre loscuernosylasorejas.—Gracias —le susurro con el rostro metido entre el pelaje—. Cuando
lleguemosacasa,tedaréelmejorpremiodetodos.Nailahronroneaymerozalanarizconelhocicocomosiyofueseelcachorro
que tiene encomendado proteger. Basta con eso para hacerme sonreír, perocuando Tzain baja al suelo y me acecha, sé que ni siquiera Nailah podráprotegermecontrasuira.—Tzain…—¡¿Pero a ti qué te pasa?! —grita con tanta furia que una familia de
merópidosdebigotesazulessalehuyendodelosárbolesquetenemosencima.—¡Nomequedóotraopción!—medefiendoatodaprisa—.Ibanamatarla…—Y,ennombredelosdioses,¿quépiensasquevanahacercontigo,eh?—
Tzaindaunpuñetazoaunárbolcontantoímpetuquelacortezasedesprende—.¿Es que no puedes pensar un poco para variar, Zél? ¿Por qué no te limitas ahacerloquesesuponequetienesquehacer?—¡Esohice!—Metolamanoenlamochiladecueroylearrojoelsaquitode
terciopeloaTzain.Lasmonedasdeplatasedesperdiganporelsuelo—.¡Saquéquinientasacambiodelpezvela!—Ni todoeldinerodeOrïsha servirápara salvarnosahora.—Tzain se tapa
los ojos con las palmas de lasmanos, las lágrimas lemanchan lasmejillas—.Nosvanamatar.¡Tevanamatar,Zél!—Por favor—chilla la chica con voz aguda para llamar nuestra atención.
Posee una inquietante capacidad para encogerse; me había olvidado de queestabaaquí.—Yo… —Se pone pálida. Bajo la inmensa capucha apenas distingo sus
imponentesojoscolorámbar—.Esculpamía.Todoloquehaocurrido.—Gracias.Pongo los ojos en blanco e ignoro lamirada penetrante de Tzain. Sin ella,
Tzainsedesharíaensonrisas.Nuestrafamiliaestaríaasalvoporfin.—¿Quéhabíashecho?—lepregunto—.¿Porqué teperseguían loshombres
delrey?—No nos lo cuentes. —Tzain sacude la cabeza y señala hacia Lagos—.
Vuelve.Entrégate.Eslaúnicaposibilidadquetenemosde…Sequitalatúnicaynosdejaalosdossinpalabras.Tzainesincapazdeapartar
lamiradadesurostroregio.Yonopuedodejardemirarladiademadoradaquellevaprendidaenlatrenza.Lecaeporencimadelafrente,llenadecadenitasquedesciendenencascadaydehojas resplandecientes.Enelcentrobrillaunsellocondiamantesincrustados.Unleopardariodenievemuydecoradoquesolounafamiliatienepermitidolucir.—Porelamordelosdioses—digoenunsuspiro.Laprincesa.Amari.HesecuestradoalaprincesadeOrïsha.—Puedo explicarlo—se apresura a decir Amari. Entonces me percato del
afectadoacentorealquetantadenterameproduce—.Séloquedebéisdeestarpensando,peromividaestabaenpeligro.—Tuvida—susurro.Apesardesaberqueeslaprincesa,elenfadomeimpide
tratarlaconrespeto—.¡¿Tuvida?!Unfogonazorojomepasapordetrásdelosojos.Laprincesachillacuandola
empotrocontraunárbol.Seatragantayabrelosojos,muertademiedo,cuandoleagarroelcuelloconlasdosmanosyaprieto.—¿Quéhaces?—gritaTzain.—¡Le enseño a la princesa qué se siente cuando su vida corre peligro de
verdad!Tzainmesujetaporloshombros.—Malditasea,¿esquehasperdidoeljuicio?—¡Memintió!—grito como respuesta—.Me dijo que iban amatarla. ¡Me
juróquenecesitabamiayuda!—¡Notementí!—AAmarilecuestarespirar.Sellevalamanoalagargantaa
todaprisa—.Padrehaejecutadoaalgunosmiembrosdelafamiliarealsolopor«compadecerse»delosdivîners.¡Nodudaríaenhacerlomismoconmigo!Semetelamanodentrodelvestidoysacaunrollodepergamino.Loagarra
contantafuerzaqueletiemblalamano.—Elreynecesitaesto.—Amaritoseymiraelpergaminoconunareverencia
quenomecuadra—.Esterollopuedecambiarlotodo.Puedelograrquevuelvalamagia.Nos quedamosmirando aAmari, incrédulos. «Miente».Lamagia no puede
volver.Lamagiamurióhaceonceaños.—Yotambiénpensabaqueeraimposible.—Amaricaptanuestradesconfianza
—.Peroloviconmispropiosojos.Unadivînertocóelpergaminoyseconvirtióenmaji…—Bajalavoz—.Hizosurgirlaluzdesusmanos.«¿UnaHacedoradeLuz?».Doyunpasoal frenteyanalizoelpergamino.EldescréditodeTzainseme
pegaigualqueelcalordelambiente.Y,sinembargo,cuantomáshablaAmari,másmeatrevoasoñar.Cuandometopéconella,habíademasiadoterrorensusojos.Unmiedogenuinoporsubienestar.¿Porqué,sino,ibaaperseguirmedioejércitoalaprincesasisuhuidanosupusieraunriesgoaúnmayor?—¿Dóndeestáahoraesamaji?—lepregunto.—Yanoestá.—Laslágrimasasomanasusojos—.Padrelamató.Laasesinó
soloporloqueeracapazdehacer.Amari se arropa el cuerpo con los brazos, cierra con fuerza los ojos para
contenerlaslágrimasyquenobroten.Pareceencogerse.Seahogaensudolor.La exasperación de Tzain se suaviza, pero las lágrimas de la princesa no
significannadaparamí. «Se convirtió enmaji—oigo el eco de su voz enmimente—.Hizosurgirlaluzdesusmanos».—Dameeso.Meacercoalpergamino,ansiosapor inspeccionarlo.Peroenelmomentoen
que toca mis dedos, un escalofrío antinatural viaja por mi cuerpo. Doy unrespingo,sorprendida,ydejocaerelpergamino,quechocacontralacortezadeunébanoafricano.—¿Quéocurre?—preguntaTzain.Sacudolacabeza.Noséquédecir.Laextrañasensaciónzumbadebajodemi
piel; extraña y almismo tiempo familiar. Resuena en el centro demi ser,mecalientadesdedentroyesecaloremanahaciaelexterior.Latecomounsegundolatido,vibracomo…«¿Comoelashê?».
Elpensamientomeatenazaelcorazónyrevelaunagujeronegrodentrodemí,unagujeroquenisiquierayosabíaqueexistía.Cuandoerapequeña,loquemásdeseaba del mundo era poseer el ashê. Rezaba por que llegara el día en quesintierasucalorenlasvenas.Comosímbolodelpoderdivinodelosdioses,lapresenciadeashêennuestra
sangreesloqueseparaalosdivînersdelosmaji.Eselmotorquenoshacefaltapara utilizar nuestros dones sagrados.Ashê es lo que necesitan losmaji parapoderhacermagia.Me observo lasmanos y busco las sombras de lamuerte queMadre podía
conjurar mientras dormía. Cuando el ashê se despierta, también se despiertanuestramagia.Pero¿esesoloquemesucedeahora?«No».Apago la chispa que nace en mí antes de que su semilla pueda florecer y
convertirse en esperanza.Si lamagiavuelve, todo cambia.Si ha regresadodeverdad…Nisiquieraséquépensar.Conlamagiallegaránlosdioses,queocuparánelcentrodemividadespués
deonce añosde silencio.Apenashe logrado recoger los añicosdesperdigadosquequedarondemímismadespuésdelAsalto.Simeabandonanunavezmás,noserécapazdesaliraflotedenuevo.—¿Lonotas?—LavozdeAmaridesciendehastaconvertirseenunsusurroy
da un paso atrás—. Kaea dijo que el pergamino transforma a los divîners enmaji.CuandoBintalotocó,¡todasaquellaslucessurgierondesusmanos!Muestrolapalmaybuscoelbrillodecolorlavandapropiodelamagiadelas
Parcas.AntesdelAsalto,cuandoundivînersetransformaba,nohabíagarantíasde cuál sería el tipo demaji en el que se convertiría.Amenudo, losdivînersheredaban lamagiade suspadres,ycasi siempre se transmitía la sangrede laestirpe materna. Dado que mi padre es un kosidán, estaba segura de que meconvertiría en una Parca como Mama. Me moría de ganas de que llegara elmomentodesentirlamagiadelosmuertosenmishuesos,peroahoramismoloúnicoquesientoesuncosquilleoinquietanteenlasvenas.Recojo el pergamino con cuidado, temerosa de que vuelva a desencadenar
algunareacción.Soycapazdedistinguirundibujoamarilloquerepresentaelsolen el gastado cuero del pergamino, pero el resto de los símbolosme resultanindescifrables,sontanantiguosqueparecenmásviejosqueeltiempomismo.—Nomedigasquetelocrees.—Tzainbajalavoz—.Lamagiaseacabó,Zél.
Novolveránunca.Séquesolointentaprotegerme.Sonlaspalabrasqueyahatenidoquedecirme
otrasveces, para enjugarmis lágrimas, para contener las suyas.Unaspalabrasquesiempreheescuchado,peroestavez…—Ylosdemásquetocaronelrollo.—MevuelvohaciaAmari—.¿Ahorason
maji?¿Recuperaronsusdones?—Sí.—Asientetambiénconlacabeza,primeroconímpetu,peropocoapoco
su entusiasmo desaparece—. Sumagia regresó a ellos…pero los hombres dePadrelosliquidaron.Semehielalasangremientrasmiroelpergamino.Aunqueelcuerpoinertede
Mama vuelve a mi pensamiento como un fogonazo, no es su rostro el quevisualizoensangrentadoyapaleado.Eselmío.«Pero ella no tenía su magia —me recuerda una vocecilla—. No tuvo
oportunidaddeluchar».Yconesemeropensamiento,vuelvoatenerseisaños,estoyovilladajuntoal
fuego en nuestro hogar de Ibadan. Tzain me abraza con cariño y me colocamirando a la pared, procurando protegerme, igual que siempre, del dolor delmundo.UnestallidoencarnadosalpicaelairemientraselguardiagolpeaaBabaunay
otra vez.Mama les grita que parenmientras otros dos soldados le colocan lacadenaenelcuello,tanprietaqueloseslabonesdemajacitalecausanheridasenlapiel,delasquemanasangre.Se asfixia cuando la arrastran desde la cabaña como un animal, patalea y
forcejeacuantopuede.Exceptoque,enestaversióndeloocurrido,sítendríasumagia.Estavez,ganaría.Cierrolosojosymepermitoimaginarcómohabríapodidoser.—Gbariwoikú!—mascullaMamaentredientes,ahoraqueharecuperadola
vidagraciasamiimaginación—.Paipòdà.Jádenínújara!Los guardias que intentan estrangularla se quedan petrificados antes de
sacudirseconviolenciacuandosuencantamientosurteefecto.Gritancuandolesarrebataelespíritudelcuerpo,losmataconlairadeunaParcaenplenaposesióndesusdones.LamagiadeMamasealimentadesupropiafuria.Conlasoscurassombrasretorciéndoseasualrededor,pareceOya,lapropiaDiosadelaVidaylaMuerte.Conungritogutural,Mamasearrancalacadenadelcuelloyataloseslabones
negrosalrededordelagargantadelguardiaquequedaenpie.Graciasalamagia,salvaelespírituguerrerodeBaba.
Graciasalamagia,sigueviva.—Si lo que dices es verdad —la voz enfadada de Tzain interrumpe mi
ensoñación—, no puedes quedarte. Han matado a otras personas por esto. SiencuentranelpergaminojuntoaZél…Selequiebralavozymicorazónserompeentantospedacitosquenosésimi
pechopodrá soportarlo.Yopodría amargarle la existencia para el resto de susdíasy,aunasí,Tzainseguiríadispuestoamoriralintentarmantenermeasalvo.«Deboprotegerloatodacosta».Ahoraletocaaélsersalvado.—Tenemosqueirnos.—Enrolloelpergaminoymeloguardoenlabolsade
cuero.Memuevotanrápidoquecasimeolvidoelsaquitollenodemonedasdeplata en el suelo—. Real o no, tenemos que volver con Baba. Escapemosmientraspodamos.TzainsetragalafrustraciónymontaencimadeNailah.Mesubodetrásdeély
entonceslaprincesainterviene,tímidacomounaniña.—¿Qué…quépasaconmigo?—¿Quépasacontigo?—repitoyo.Miodiohacia su familia seenciende.Ahoraque tenemoselpergamino,me
entranganasdedejaraAmariabandonadaenelbosque,dejarquesemueradehambreoqueacabesiendopresadealgunahienaria.—Sipiensasllevarteeseestúpidopergamino,ellatienequevenirtambién.—
Tzain suspira—. De lo contrario, guiará a los guardias hacia nosotros sinpestañear.ElrostrodeAmaripalidececuandomedirijoaella.Comosifueseyolapersonaalaquetienequetemer.—Venga,monta.MedesplazohaciadelanteparadejarlesitioenlasillademontardeNailah.Pormuchasganasquetengadeperderladevista,todavíanohemosacabado
conella.
CAPÍTULOOCHO
INAN
—Noloentiendo.Mil pensamientos se agolpan enmimente. Intento aferrarme a los hechos:
magiaenOrïsha;unpergaminoantiguo;¿traiciónamanosdeAmari?No es posible.Aunque pudiera creer en lamagia, no puedo aceptar quemi
hermana esté involucrada. Permite que Madre le diga qué ropa tiene queponerse.Amarinuncahapasadoundíafueradeestosmuros,¿yahorahahuidodeLagosconlaúnicacosaquepodríadesmoronartodonuestroimperio?Vuelvo a pensar y rememoro el momento en el que la fugitiva se topó
conmigo.Cuandonoschocamos,algoagudoycalientesemecolóenloshuesos.Un ataque extraño y poderoso. Estaba tan aturdido que nomiré debajo de lacapuchade lafugitiva.Perosi lohubiesehecho,¿deverdadhabríareconocidolosojosambarinosdemihermanamirándomealacara?—No—susurroparamímismo.Esunabarbaridad.EstoyapuntodemandaraPadreaveralmédicoreal.Pero
es imposiblenegar loque transmitensusojos.Enloquecidos.Calculadores.EndieciochoañoshevistomuchascosasenlamiradadePadre.Peronuncamiedo.Nuncaterror.—Antes de que nacierais, los maji estaban borrachos de poder, siempre
conspirabanparaderrocaranuestrolinaje—meexplicaPadre—.Inclusoapesardesuinsurgencia,mipadreluchóporserjustoyjugarlimpio,peroconesejuegolimpiosoloconsiguióquelomataran.«Junto con vuestro hermano mayor», pienso en silencio. «Vuestra primera
esposa,vuestrohijoprimogénito».NoexisteniunsolonobleenOrïshaquenoconozca la masacre que tuvo que soportar Padre a manos de los maji. UnacarniceríaquemásadelanteseríavengadaconelAsalto.Porpuro instinto, tocoelpeónmelladoque llevoenelbolsillo,un«regalo»
robadodePadre.EsapiezadesêneteslaúnicasupervivientedeltableroinfantildePadre,unjuegodeestrategiaalquesolíajugarconmigocuandoerapequeño.Aunqueelfríometalsueledarmeconfianza,hoylonotocálidoaltacto.Casi
meescuecealpasarloentre losdedos,mequemaante laverdad latenteen laspalabrasdePadre.—Cuandoascendíal trono, supeque lamagiaeraelorigende todonuestro
dolor. Ha desmoronado imperios antes que el nuestro, y mientras perviva,seguirádestrozandoimperios.Asientocon lacabezay recuerdo lasdiatribasdePadreantesdelAsalto.El
Britāunîs. El Pörltöganés. El imperio Spãní… Todas esas civilizacionesquedaron destruidas porque quienes poseían la magia ansiaban el poder, yquienesestabanalmandonohicierontodolonecesarioparadetenerlos.—Cuando descubrí la aleación cruda que los bratonianos utilizaron para
contenerlamagia,penséqueconesobastaría.Crearoncárceles,armasycadenasconmajacita.Seguísustácticasehicelomismo.Peronisiquieraesobastóparadomaraesaslarvastraicioneras.Paraquenuestroreinosobreviviera,sabíaqueteníaqueaniquilarlamagiaparasiempre.«¿Qué?».Doyunsaltohaciadelante,incapazdecreerloqueacabodeoír.La
magianossupera.¿CómoibaPadreaatacaraunenemigosemejante?—Lamagiaesunregalodelosdioses—continúa—,unaconexiónespiritual
entre ellos y los seres humanos. Si los dioses habían roto ese vínculo con losmonarcasgeneracionesatrás,sabíaquesuconexiónconlosmajitambiénpodíaromperse.MedavueltaslacabezaalintentarasimilarlaspalabrasdePadre.Siaélnole
hacefaltairalmédico,amísí.Laúnicavezquemeatrevíapreguntarleporlosdioses orïshanos, su respuesta fue tajante: «Los dioses no son nada si no haytontosquecreanenellos».Me tomé al pie de la letra sus palabras, construímimundo sobre esa firme
convicción.Y, sinembargo, aquí está,diciéndomeque sí existen.Yqueél lesdeclarólaguerraaconciencia.«Cielos».Mirofijamentelasmanchasdesangreenlasrendijasdelasbaldosas.Siempre
hesabidoquePadreeraunhombrepoderoso.Loqueocurreesquenuncamehabíapercatadodelalcancequepodía tener
esepoder.—Después de la coronación, busqué la manera de romper el vínculo
espiritual.Tardéañosenhacerlo,peroalfinaldescubrílafuentedelaconexiónespiritual de losmaji y ordené amis hombres que la destruyeran. Hasta hoy,pensabaquehabíalogradoborrarlamagiadelafazdeestatierra.PeroahoraesemalditorollodepergaminoamenazacondevolverlamagiaaOrïsha.
DejoquelaspalabrasdePadremecubrancomolasolas,loanalizotodopocoapoco,hastaqueinclusoloshechosmásinconcebiblessemuevencomopeonesdesênetenmimente:romperlaconexión;romperlamagia.Destruiralaspersonasqueansiabannuestrotrono.—Perosilamagiayahabíadesaparecido…—Semeformanmilnudosenel
estómago,peronecesitosaberlarespuesta—.¿PorquéprovocarelAsalto?¿Porqué…asesinaratodasesaspersonas?Padrepasaelpulgarpor el filodentadode suespadademajacita y camina
hastalasventanasdepaneles.Elmismolugardesdeelque,deniño,contemplécómoardíanenllamastodoslosmajideLagos.Onceañosmástarde,eloloracarbónde la carne ardiendo todavíamepersigue comoun recuerdo constante.Tanvívidocomoelcalorenelambiente.—Paralograrquelamagiadesaparecieraparasiempre,todoslosmaji tenían
quemorir.Encuantohubieranprobadoesepoder,nuncadejaríandelucharhastaconseguirquelamagiaregresasealmundo.«Todoslosmaji…».Por eso dejó vivir a los niños. Los divîners nomanifiestan sus habilidades
hastaquecumplentreceaños.Losniñosindefensosquenuncahabíanejercidolamagianosuponíanunaamenaza.La respuestadePadre espausada.Tandirectaquenomecabedudadeque
hizolocorrecto.Peroelrecuerdodelacenizasememeteenlalengua.Amargo.Punzante.NopuedoevitarpreguntarmesiaPadreselerevolvióelestómagoesedía.Mepreguntosiyoserélobastantefuerteparahacerlomismo.—La magia es una plaga. —Padre interrumpe mis pensamientos—. Una
enfermedad letal, la peste. Si se apodera de nuestro reino comoha hecho conotros,nadiesobreviviráasuataque.—¿Ycómovamosaimpedirlo?—Elpergaminoes laclave—continúaPadre—.Esoes todo loquesé.Hay
algo en él que posee el poder de devolver la magia al mundo. Si no lodestruimos,élnosdestruirá.—¿Y Amari? —pregunto en voz más baja—. ¿Tendremos que… tendré
que…?Elpensamientoestannauseabundoquenopuedopronunciarlo.«Laobligaciónantesqueunomismo».EsoesloquemediráPadre.Esloque
megritóaquelfatídicodía.Peropensaren levantar laespadacontraAmaridespuésde todosestosaños
hacequesemesequelagarganta.NopuedeserloqueelreyPadrequieredemí.Nopuedomataramihermanapequeña.—Tuhermanahacometidotraición—dicedespacio—.Peronoesculpasuya.
Yolepermitíquecogieraconfianzaconaquellalarva.Tendríaquehabersabidoqueladisposiciónsimplonadetuhermanalallevaríaporelmalcamino.—Entonces¿Amaripuedevivir?Padreasiente.—Silacapturasantesdequenadiesepaloquehahecho.Poresonopuedes
llevarteatushombres:laalmiranteKaeaytúdebéisirensolitarioarecuperarelpergamino.ElaliviomegolpeaelpechoconlamismafuerzaqueunpuñetazodePadre.
Nopuedomataramihermanita,perosípuedohacerquevuelvaalredil.De repente, alguien llama con impaciencia a la puerta; la almirante Kaea
asoma la cabeza. Padre hace un gesto con la mano para darle la bienvenida.Detrás de ella, veo de refilón aMadre, ceñuda.Una nueva pesadez se instalasobremishombros.«Cielos».MadrenisiquierasabedóndeestáAmari.—Hemos encontrado a un noble.Afirma que vio a la larva que ayudó a la
fugitiva—anunciaKaea—.LevendióunpescadomuyextrañodeIlorin.—¿Habéiscontrastadolainformaciónenelregistrodeentradasysalidas?—
pregunto.Kaeaasiente.—Solo aparece unadivîner de Ilorin que haya entrado hoy. Zélie Adebola,
diecisieteaños.«Zélie…».Mimenteencajalapiezaquelefaltabaalpuzledesuimponenteimagen.El
nombreresbalaporlalenguadeKaeaigualquelaplata.Demasiadosuaveparaunadivînerqueatacómiciudad.—Dejadme ir a Ilorin —suelto. Repaso mentalmente los planes mientras
hablo.Algunavezhevistoelmapade Ilorin.Loscuatrosectoresde laciudadflotante.Menosdemilaldeanos,ensumayoríamodestospescadores.Podríamostomarla con…—.Diez hombres. Eso es lo único que necesitamosKaea y yo.Encontraré el pergamino y traeré a Amari de vuelta. Solo dadme unaoportunidad.Padreledavueltasalanillomientraspiensa.Casinotoquetienelanegativa
enlapuntadelalengua.—Siesoshombresdescubrenalgo…
—Losmataré—leinterrumpo.Lamentirasemeescapadelabocaconfacilidad.Sisoycapazderedimirmis
faltasanteriores,nadiemástendráquemorir.Pero Padre no puede saberlo. Ya apenas confía enmí tal y como están las
cosas.Exigeuncompromisoférreoysintitubeos.Comocapitán,esloquedebodarle.—Muybien—aceptaPadre—.Marchaos.Daosprisa.«Gracias a los cielos». Me recoloco el casco y hago la reverencia más
exageradadelmundo.EstoycasienlapuertacuandoPadremellamadenuevo.—Inan.Hayalgoinquietanteensutonodevoz.Algooscuro.Peligroso.—Cuando encuentres lo que necesitas, incendia el pueblo hasta que quede
reducidoacenizas.
CAPÍTULONUEVE
ZÉLIE
UnainmensapazreinaenIlorin.Por lo menos, esa es la sensación que me da después del día de hoy. Los
barcos de coco semecen y tiran de las anclas, las cortinas cubren la entradaredondeadadelasahéré.Laaldeaseretiraalavezqueelsolysepreparaparaunanochedesueñotranquilo.Amariabrelosojoscomoplatos,llenadeasombro,mientrasnavegamospor
elaguaycuandonosdirigimosalacabañadeMamaAgbaalomosdeNailah.Absorbetodoslosdetallesdelaaldeaflotanteigualqueunfamélicocampesinoaquienpusierandelantedeunmajestuosofestín.—Nuncahabíavistonadasemejante—susurra—.Esunamaravilla.Inspiroelfrescoaromadelmarycierrolosojoscuandolasgotitasdeaguame
salpicanenlacara.ElsaborasalenlalenguahacequemeimaginequéocurriríasiAmarinoestuvieraaquí;unabarrareciénhechadepandulce,unbuenpedazode carne especiada. Por una vez, podríamos irnos a la cama con el estómagolleno.Unacenadecelebraciónenmihonor.Mi frustración se reenciende ante la expresión embelesada e ignorante de
Amari.Seguroqueunaprincesacomoellanuncasehasaltadounacomidaensuatiborradavida.—Dameladiadema—espetocuandoNailahentraenelbarriodemercaderes.ElasombroseborradelrostrodeAmariyseponetensa.—Pero Binta…—Hace una pausa y recupera la compostura—. No tendría
estosinofuerapormisirvienta…EsloúnicoquemequedadeBinta.—Medaigual.Pormí,comosilosmismosdiosestedieronesaquincalla.No
podemosarriesgarnosaquelagentedescubraquiéneres.—No te preocupes —añade Tzain con tono amable—. Lo guardará en su
mochila,nolotiraráalmar.Me sulfuro ante su intento de consolarla, pero sus palabras surten efecto.
Amari forcejea con el cierre y tira las relucientes joyas en mi mochila. Elresplandor que añaden al brillo de las monedas de plata es exagerado. Esta
mañananoposeíaniunatristemonedadebronce.Ahoracargoconelpesodelasriquezasdelafamiliareal.MeagachosobreellomodeNailahymedoyimpulsoparacaerenlapasarela
demadera.Asomo la cabezapor la cortina de la puerta deMamaAgbaymeencuentroaBabadurmiendoprofundamenteenunrincón,ovilladoigualqueungatosalvajedelantedeunallamaincandescente.Supielharecuperadoelcolor,su cara no parece tan esquelética y demacrada.Deben de ser los cuidados deMamaAgba.Seríacapazdedevolveruncadáveralavidagraciasasusmimos.Cuandoentro,MamaAgbaasomalacabezapordetrásdeunmaniquícubierto
por un brillante kaftán morado a medio terminar. Las vetas que recubren lascosturas indicanqueesdignodeunnoble,unaventacon laque talvezpuedacubrirlossiguientesimpuestos.—¿Quétalhaido?—susurra,antesdecortarelhiloconlosdientes.Se ajusta elgele verde y amarillo que lleva atado alrededor de la cabeza y
despuésdaunasúltimaspuntadaspararematarelkaftán.Abrolabocaparacontestar,peroTzainentraenlatienda,seguidocontimidez
porAmari.Laprincesaobservatodalaahéréconunainocenciaquesolopuedeserfrutodellujoypasalosdedosporlosjuncostrenzados.TzainhaceungestodeagradecimientoconlacabezamirandoaMamaAgba
mientras coge mi mochila, luego se detiene para entregarle el pergamino aAmari.Levanta el cuerpo dormido deBaba con facilidad.Baba ni siquiera seremueve.—Voy a buscar nuestras cosas —dice—. Decidid qué hacemos con este
pergamino.Sinosvamos…Suvozpierdefuelleyelestómagosemeencojeporelsentimientodeculpa.
Ya no hay lugar para un «si» condicional.Me he cargado de un plumazo esaposibilidad.—Dateprisaypunto.Tzainsemarchayhacetodoloposibleporenterrarsusemociones.Observola
puertamientrasdesaparecesuimponenteconstitución.Lamentoenelalmaserelorigendesudolor.—¿Iros?—preguntaMamaAgba—.¿Porquéibaisamarcharos?Y¿quiénes
esta?SusojosseentrecierranmientrasrepasaaAmaridearribaabajo.Inclusocon
esa túnica tan poco favorecedora, la postura perfecta de Amari y la barbillalevantadadenotansunaturalezaregia.—Eh, hum… —Amari se vuelve hacia mí y aprieta con más fuerza el
pergamino—.Yo…soy…—SellamaAmari.—Suspiro—.EslaprincesadeOrïsha.MamaAgbasueltaunarisaprofunda.—Esunhonor,MiAlteza—bromeamientrashaceunareverenciaexagerada.Sinembargo,alverqueniAmariniyosonreímos,Mamaabrelosojoscomo
platos.SelevantadeltabureteyabrelatúnicadeAmariparadejaraldescubiertoelvestidoazuloscuroquellevadebajo.Inclusoapesardelamalailuminación,elmarcadoescotebrillaconlasrelucientespiedrasincrustadas.—Porelamordelosdioses…—Sevuelvehaciamíagarrándoseelpechocon
ambasmanos—.Zélie,¿puedesabersequéhashecho,niñamía?ObligoaMamaAgbaasentarseylecuentoloquehaocurridoduranteeldía.
Losdetallesdenuestrahuidaledespiertanoleadasdeorgulloyrabia,perosonlaspropiedadesdelpergaminolasqueladejanparalizada.—¿Esreal?—pregunto—.¿Hayalgodeverdadentodoesto?Mamasequedacalladaunmomentointerminable,mirandoconfijezaelrollo
de pergamino que sostiene Amari. Por una vez, sus ojos oscuros resultanindescifrables,ocultandolasrespuestasquetantoanhelo.—¿Puedocogerlo?EncuantoelpergaminotocalaspalmasdelasmanosdeMamaAgba,lefalta
el aliento. Su cuerpo tiembla y se sacude con tal violencia que se golpea lacabezacontraelsuelo.—¡MamaAgba!—Corroasuladoylasujetodelasmanos.Nolasueltohasta
quelostemblorescesan.Coneltiempo,remitenporfinypuedodejarlatumbadaenelsuelo,tanquietacomounodesusmaniquís—.Mama,¿estáisbien?Las lágrimas le inundan losojosy sederraman sobre las arrugasde supiel
oscura.—Hacíatantotiempo—susurra—.Nuncapenséquevolveríaanotarelcalor
delamagia.Abroloslabios,sorprendida,yretrocedo,incapazdecreerloqueacabodeoír.
No puede ser. Creía que no había ni un solomaji que hubiese sobrevivido alAsalto…—¿Soisunamaji?—preguntaAmari—.Perovuestropelo…MamaAgbasequitaelgeleysepasalamanoporlacabezaafeitada.—HaceonceañostuveunavisióndemímismavisitandoaunCáncer.Lepedí
que me liberara de mi pelo blanco y utilizó la magia de la enfermedad paraquitármelotodo.—¿SoisunaVidente?—preguntoanonadada.
—Enotrotiempoloera.—MamaAgbaasienteconlacabeza—.Perdíelpeloel día del Asalto, horas antes de que llegaran los soldados que me habríanliquidado.«Increíble».Cuandoerapequeña,lagentereverenciabaalospocosVidentes
quevivíanenIbadan.Lamagiaqueutilizabanterminóporayudarasobreviviratodoslosdemásclanesdemajidenuestraciudad.Sonrío,aunquemicorazónyadeberíahabérselo imaginado.MamaAgba siempreha tenidoun sexto sentido,unasabiduríamuysuperioralaquepodríahaberadquiridoconsusaños.—AntesdelAsalto—continúaMamaAgba—,percibíquelamagiaibaaser
eliminada de estemundo. Intenté conjurar una visión de lo que se avecinaba,perocuandolonecesitabamásquenunca,nofuicapazdevernada.Seestremececonunamueca,comosirevivieraeldolordeesedíaunayotra
vez.Intentoimaginarquéimágeneshorriblessesucedenensumente.Mamaarrastralospieshastalasventanasconmosquiteraycorrelascortinas.
Observasusmanoscuarteadas,arrugadasdespuésdetantosañosdecostura.—Orúnmila—susurraparainvocaralDiosdelTiempo—.Bámisr.Bámis
r.—¿Quéhace?Amari da un paso atrás, como si las palabras de Mama Agba pudiesen
cortarla.Perolaemociónalescucharyorubaauténticoporprimeravezdespuésdemásdeunadécadaestansobrecogedoraquenosoycapazdecontestar.DesdeelAsalto, loúnicoqueheoídoson laspausasabruptasy lossonidos
guturalesdel orïshano, la lenguaquenosobligan ahablar.Hacía tanto tiempoque no oía un encantamiento, tanto tiempo desde que la lengua demi pueblosoloexistíaenmisrecuerdos…—Orúnmila—traduzcomientrasMama Agba canta—. Háblame. Háblame.
Estáinvocandoasudios—lecuentoaAmari—.Intentahacermagia.Aunquelarespuestasaleconfacilidad,nisiquierayocreoloqueveo.Mama
Agba canta con una fe ciega, paciente y confiada, tal como se espera de losseguidoresdelDiosdelTiempo.Mientras invoca aOrúnmila para que la guíe, una sacudida de nostalgia se
remueve enmi corazón.Da igual lomucho que lo haya deseado enmi vida,nuncahetenidosuficienteconfianzaparainvocarasíaOya.—¿Noespeligroso?—preguntaAmari,queseaplastacontra lasparedesde
juncodelaahérécuandolasvenassemarcanenlagargantadeMamaAgba.—Espartedelproceso—contestomientrasintentotranquilizarlaconungesto
delacabeza—.Elcostedeutilizarnuestroashê.
Para despertar la magia debemos emplear el lenguaje de los dioses paraaprovecharymoldearelashêquecorrepornuestrasangre.ParaunaVidenteconexperiencia, este encantamiento sería fácil, pero después de tantos años sinpracticar, es probable que el encantamiento requiera todo el ashê de MamaAgba.Elashêseejercitacomocualquierotromúsculodelcuerpo;cuantomásloutilizamos,másfácilesaprovecharloymásfuertesevuelvenuestramagia.—Orúnmila,bámisr.Orúnmila,bámisr…Acadapalabraquepronuncia,surespiraciónseagitamás.Lasarrugasdesu
rostro se tensan hasta desaparecer por el esfuerzo. Aunar el ashê conlleva unpreciofísico.Siintentagenerardemasiadaenergíaparalamagia,podríaperderlavida.—Orúnmila…—la voz deMamaAgba se vuelvemás intensa.Una luz de
colorplateadoempiezaabrotardesusmanos—.Orúnmila,bámisrOrúnmila,bámisr…ElcosmosexplotaentrelasmanosdeMamacontantafuerzaqueAmariyyo
caemosdeespaldasenelsuelo.Amarichilla,peromigritoquedaatrapadoenelnudo que tengo en la garganta. Los azules y morados del cielo nocturnocentelleanentre laspalmasdeMamaAgba.Semeencogeelcorazónanteunavisióntanhermosa.«Havuelto».Despuésdetodoestetiempo,lamagiaestáaquíporfin.Escomosi semeabrieraenelcorazón lacompuertadeunapresadeagua,
una ola interminable de emoción que arrastra todomi cuerpo. Los dioses hanregresado.¡Estánvivos!Hanvueltoconnosotrosdespuésdetodosestosañosdeausencia.LasrelucientesestrellasquerodeanlaspalmasdeMamaAgbadanvueltasy
bailanunasconotras.Pocoapoco,cristalizaunaimagen,queseendureceigualqueunaesculturaantenuestrosojos.Alcabodeunrato,consigodistinguirtressiluetasenunacordilleramontañosa.Trepanconunafuriaincansable,seabrenpasoporunaespesamaleza.—Cielos—maldiceAmari. Da un tembloroso paso adelante—. ¿Esa… soy
yo?Resoplo ante su vanidad, pero al vermidashiki recortadome quedomuda.
Tiene razón: somosnosotrasdos,acompañadasdeTzain,yascendemosporelverde de la selva. Alargo las manos hacia una piedra mientras Tzain guía aNailahconlasriendasparaquesubaaunarepisa.Ascendemosmásymásporlamontaña,escalamoshastaquellegamosa…Lavisiónsedesvaneceydejaunvacíoenelaireenunabrirycerrardeojos.
Nos quedamos mirando las manos también vacías de Mama Agba, unasmanosqueacabandecambiarmimundoentero.Los dedos de Mama tiemblan tras el esfuerzo de su visión. Más lágrimas
escapanporsusojos.—Siento…—seatraganta a causade los sollozos silenciados—.Sientoque
puedovolverarespirar.Muevo la cabeza, aunque no sé cómo describir la tirantez de mi propio
corazón.DespuésdeloocurridoenelAsalto,estabaseguradequenovolveríaaverlamagiajamás.CuandolasmanosdeMamaAgbadejande temblar,agarraelpergamino, la
desesperación se desprende de su tacto. Estudia el rollo con atención; por elmovimiento de sus ojos, me percato de que en realidad está leyendo lossímbolos.—Esunritual—informa—.Esolotengoclaro.Algoconunorigenantiguo,
unaformadeconectarconlosdioses.—¿Podéishacerlo?—preguntaAmari.Susojosambarinosbrillanconunamezcladeasombroymiedo.MiraaMama
Agba con la misma admiración que si estuviera hecha de diamantes; sinembargo,seestremececadavezqueseleacerca.—Nosoyyolaqueestádestinadaahaceresto,chiquilla.—MamaAgbame
colocaelpergaminoenlasmanos—.Túhasvistolamismavisiónqueyo.—No…Nopodéishablarenserio—tartamudeaAmari.Porunavez,ledoyla
razón.—¿Por qué os empeñáis en discutir? —pregunta Mama—. Vosotros tres
salíaisenlavisión.¡Viajabaisjuntospararecuperarlamagia!—Pero¿nohavueltoya?—preguntaAmari—.Loqueacabáisdehacer…—Una fracción de lo que podía hacer antes. Este pergamino enciende la
chispadelamagia,peroparaqueregresecontodosupoder,debéishaceralgomás.—Tienequehaberalguienmejor.—Niegoconlacabeza—.Alguienconmás
experiencia. Es imposible que seáis la única maji que escapase del Asalto.Podríamosutilizarvuestrospoderesparaencontraraalguienmásapropiadoqueseencarguedelpergamino.—Chicas…—¡Nopodemos!—estallo—.¡Yonopuedo!Baba…—Yocuidarédetupadre.—Pero¡¿ylosguardias?!
—Noteolvidesdequiénteenseñóaluchar.—Además, no sabemos qué hay que hacer —interrumpe Amari—. ¡Si ni
siquieraentendemosloquepone!Derepente,MamaAgbatienelamiradaperdidaysenotaqueunaideanueva
le ronda la cabeza. Se desplaza hasta un rincón donde guarda sus preciadosobjetospersonalesyregresaconunmapadescolorido.—Aquí.—Señala un punto en la selva Funmilayo varios días al este de la
costa de Ilorin—. En mi visión viajabais allí. Debe de ser donde estáChândomblé.—¿Chândomblé?—preguntaAmari.—Un templo legendario—respondeMama Agba—. Se rumorea que es el
hogardelossagradossêntaros,losprotectoresdelamagiayelordenespiritual.AntesdelAsalto,sololoslíderesreciénelegidosdelosdiezclanesdelosmajirealizabanlaperegrinaciónalsantuario,perosimivisiónosmostrabadecaminoa ese templo, debe de ser vuestromomento de ir. Debéis hacerlo. Puede queChândombléposealasrespuestasquebuscáis.CuantomáshablaMamaAgba,menossientolasmanosylospies.Meentran
ganasdegritar:«Pero¡¿porquénoloentendéis?!».Mefaltavalor.MiroaAmari;poruninstante,casimeolvidodequeesunaprincesa.Alaluz
de las brillantes velas de Mama Agba, parece pequeña, insegura de susmovimientos.MamaAgbame pone unamano arrugada en la cara y agarra lamuñeca de
Amariconlaotramano.—Séquetenéismiedo,chicas,perotambiénséquepodéishacerlo.Zélie,de
todoslosdíasenquepodíasviajaraLagos,hasidojustohoy.Amari,detodaslaspersonasalasquepodíashaberteacercadoenelmercado,laelegisteaella.Losdioseshanempezadoaactuar.Noshanbendecidoconnuestrosdonesporfin,despuésdetodoestetiempo.Debéisconfiarenquenovanadejareldestinode losmaji enmanos de cualquiera. Los dioses no se equivocan. Confiad envosotrasmismas.Suelto un profundo suspiro ymequedomirando el suelo de juncos tejidos.
Losdiosesqueenotraépocameparecíantanlejanosestánahoramáscercadeloquehabríaimaginadoqueeraposible.Miúnicaintenciónhoyeragraduarme.Solomehacíafaltavenderunpescado.—Mama…—¡Socorro!
Ungritorompelacalmadelanoche.Enuninstante,todosnosincorporamos.Agarro el palo plegable mientras Mama corre a la ventana. Cuando abre lascortinasconbrusquedad,mefallanlaspiernas.El fuego ruge en el barrio de mercaderes, todas las ahérés han quedado
engolfadasentrelasllamaradasabrasadoras.Volutasdehumonegrosubencomotorres hacia el cielo, junto con los alaridos de los aldeanos, que piden auxiliomientrasnuestromundosederrumba,presodelasllamas.Unafiladeflechasencendidascruzalaoscuridad;cadaunadeellasexplotaen
cuantoentraencontactoconlostejadosdejuncoylasestacasdemaderadelasahérés.«Pólvora».Unamezclapoderosaquesololosguardiasdelreypodríanobtener.«Tú»,murmuraasqueadamivozinterior.«Loshastraídotú».Yahoralosguardiasnoselimitaránamataratodosmisseresqueridos.Quemaránelpuebloenterohastaqueterminereducidoacenizas.Antes de que transcurra un segundo más, ya estoy en la puerta, y no me
detengo, aunque Mama Agba me llama a gritos. Tengo que encontrar a mifamilia.Tengoqueasegurarmedequeestánasalvo.Concadapasoquedoysobre lapasarelamediodesmoronada,veocrecerel
infierno que ilumina mi hogar, convertido en una llama continua. El hedor acarnequemadasemeatascaenlagarganta.Hacepocosminutosquesedeclaróelfuegoy,sinembargo,todoIlorinardeyaenllamas.—¡Socorro!Por fin reconozco los lamentos. La pequeña Bisi. Sus gritos cortan la
oscuridady su desesperación es desgarradora.Semehunde el pechomientrascorro a toda velocidad y dejo atrás la ahéré de Bisi. ¿Conseguirá salir delincendioconvida?Sigocorriendohaciacasayveovariosaldeanosdesesperadosporescaparde
lasllamasquesaltanalocéano,susgritosperforanelcielonocturno.Tosiendo,seaferranalosmaderosachicharrados,luchanporseguiraflote.Una extraña sensación se apodera demí, surge pormis venas y detienemi
respiración, queme obstruye el pecho. Con esa sensación, noto un calor quezumbabajomipiel.«Unamuerte…».Unespíritu.«Magia».Unolaspiezaspararesolverelenigma.«Mimagia».Unamagiaque todavíano comprendo.Unamagiaquenosha encerrado en
esteinfierno.
Pero aun cuando las ascuas encendidas me queman la piel, visualizo a losAmos de lasMareas convocando torrentes de agua para combatir las llamas.Abrasadoresquemantenganarayalasllamaradas.Siaquíhubieramásmaji,susdonespodríandetenerestehorror.Si estuviéramos entrenados y armados con encantamientos, el fuego no
tendríaningunaposibilidaddevencer.Unfuertecrujidoreverberaenelambiente.Los tablonesdemaderaquehay
bajo mis pies crujen cuando me acerco al sector de pescadores. Corro hastadondemelopermitelapasarelaydespuésmelanzoalairedándomeimpulso.Elhumomequemalagargantacuandoaterrizoenlatemblorosacubiertaque
sustentamihogar.Lasllamasmeimpidenver,peroaunasí,meobligoaactuar.—¡Baba!—grito entre toses,mis chillidos se suman al caosde la noche—.
¡Tzain!Nohayniunasolaahéréennuestrosectorquenoestéengolfadaenllamasy,
a pesar de todo, continúo corriendo, con la esperanza de que la nuestra nocompartaelmismodestino.La pasarela se tambalea bajo mis pies y mis pulmones gritan, faltos de
oxígeno.Caigo al suelo rendida delante demi casa, abrasada por el calor queirradianlasllamas.—¡Baba!—chillohorrorizada,buscandoalgúnsignodevidaentrelaslenguas
defuego—.¡Tzain!¡Nailah!Gritohastaquesemequedalagargantaencarneviva,peronadierespondea
millamada.Nosésihayalguienatrapadodentro.Nodistingosiaúnsiguenvivos.Me incorporocomopuedoyextiendoelpalo.Empujoconél lapuertapara
abrirla.Estoyapuntodeentrara lacarreracuandounamanomeagarraporelhombroytirademícontalfuerzaquemetropiezoycaigoalsuelo.Las lágrimas me nublan la visión. Me cuesta distinguir el rostro de mi
asaltante.Sinembargo,alcabodepocolasllamasparpadeantesiluminansupielcobriza.«Amari».—¡Nopuedesentrarahí!—gritaentretoses—.¡Sevaaderrumbar!MezafodeAmariylatiroalsuelo,conlapasajeraintencióndeahogarlaenel
mar.Cuandoporfinmesuelta,caminoagatashaciamiahéré.—¡No!Lasparedesde juncoque tardamosuna lunaen levantarsedesmoronancon
unfuertecrujido.Sequemanhastaunirseconlasmaderasdelapasarelachamuscadaycaenal
mar,sehundenhastael fondo.Esperoque lacabezadeTzainemerjaentre lasolas,queNailahsuelteunalaridodedolor.Perosoloveonegrura.Deunplumazo,mifamiliaenterahaquedadobarridaporelfuego.—Zélie…Amarivuelveacogermedelhombro;meardelasangrealnotarelcontacto.
Laagarroporelbrazoytirodeellahaciadelante;eldolorylarabiaalimentanmifuerza.«Tevoyamatar»,decido.«Siellosmueren,túmorirástambién».Asítupadreexperimentaráestedolor.Asíelreysabráloqueesunapérdidainsoportable.—¡No!—gritaAmarimientras la arrastro hacia las llamas, pero casi no la
oigo,porquelasangremebombeadentrodelosoídosyloanulatodo.Cuandolamiro,veoelrostrodesupadre.Todoloquellevodentroseretuerce
deodio.—Porfavor…—¡Zélie,basta!SueltoaAmariycorrocomoelrayohaciaelmarabierto.Nailahbadeaenel
agua conTzainmontado en su lomo.Detrás de él,Baba yMamaAgba estánsentados, sanos y salvos, en un barco de coco atado a la silla de montar deNailah.Me siento tan sobrecogidapor la estampaque tardounos segundosenasimilarqueestánvivos.—Tzain…Losfundamentosdelbarriodepescadoressedesmoronanporcompleto.Antes
dequepodamossaltar,elbarrioenterosehundeynosarrastraconsigo.Elaguafríacomoelhieloatrapanuestrocuerpoenunremolinoycalmalasquemadurasdelasqueyamehabíaolvidado.Me permito hundirme entre los maderos rotos y las casas destrozadas. La
oscuridadlimpiamidoloryaplacalarabia,laenfría.«Puedesquedarteaquíabajo»,oigountímidopensamiento,comounsusurro
interior.«Nohacefaltaquecontinúesluchando…».Porunmomentomeaferroaesaspalabras,meagarrocomopuedoamiúnica
posibilidad de escapar. Pero cuandome silba el pecho, obligo amis piernas apatalearyadevolvermealmundohechoañicosqueconozco.Noimportacuántoanhelelapaz,losdiosestienenotrosplanes.
CAPÍTULODIEZ
ZÉLIE
Flotamos hasta una pequeña ensenada enfrente de la costa norte en silencio,incapacesdehablardespuésde tantohorror.Aunque lasolasbravasrugenconfuerza, el recuerdode losgritosdeBisi atruena todavía conmás fuerza enmicabeza.Cuatromuertes.Cuatropersonasquenopudieronescapardelasllamas.YoprovoquéelincendiodeIlorin.Susangrememanchalasmanos.Me agarro de los hombros para guardarme todas estas emociones mientras
MamaAgbacuranuestrasheridasylasprotegecontelaquesehaarrancadodela falda.Aunquehemosconseguidoescapardel incendio,variasquemadurasyalgunas ampollas nos motean la piel. De todos modos, acepto encantada esedolor;casimelomerezco.Lasheridasdemipielnosonnadacomparadasconelsentimientodeculpaquemeabrasaelcorazón.Una intensa presión me atenaza el estómago mientras el recuerdo de un
cadáver calcinado cristaliza detrás de mis ojos. La piel achicharrada que sepelaba en sus extremidades, el hedor a carne quemada que todavía contaminacadaunademisinspiraciones.«Están enun lugarmejor»,me repito paramitigar la culpa.Si sus espíritus
hanascendidoa lapazdelalâfia, lamuerte casihabrá sidoun regalo.Pero sisufrierondemasiadoantesdemorir…Cierrolosojoseintentotragarmeelpensamiento.Sieltraumadesusmuertes
fueexagerado,susespíritusnoascenderánalaotravida.Sequedaránatrapadosenelapâdi,elinfiernoeterno,yallíreviviránlopeordesusufrimiento.Cuando aterrizamos en la rocosa extensión de tierra, Tzain ayuda a Amari
mientrasyoacompañoaBaba.Leprometíquenoestropearía lascosas.Ahoratodanuestraaldeaestáenllamas.Clavo la mirada en las rocas escarpadas, incapaz de mirar a los ojos a mi
padre.Babadeberíahabermevendidoaloscarcelerosparaquemepusieranlosgrilletes.Silohubierahecho,porfinviviríaenpaz.ElsilenciodeBabanohace
másqueintensificarmimiseria,perocuandoseagachaparamirarmealacara,laslágrimassuavizansusojos.—Nopuedeshuirdeesto,Zélie.Ahorano.—Metomadelasmanos—.Esla
segundavezqueesosmonstruoshandestruidonuestrohogar.Quesealaúltima,porfavor.—¿Baba?Mecuestacreerqueexpresesurabia.DesdeelAsalto,nohamasculladoniun
solo insulto contra losmonarcas.PensabaqueBabahabíadadoporperdida labatallaysehabíarendido.—Mientras nos falte la magia, nunca nos tratarán con respeto. Tienen que
saber que podemos contraatacar. Si ellos queman nuestras casas, nosotrosquemaremostambiénlassuyas.Tzain se queda boquiabierto ymemira a los ojos.Hacía once años que no
veíamosaestehombre.Nisiquierasabíamosqueseguíavivo.—Baba…—Llevaos aNailah—nos ordena—. Los guardias están cerca.No tenemos
muchotiempo.Señalaendirecciónalaorilla,hacialacostanorte,dondecincosiluetascon
armadura real agrupan a los supervivientes como si fuesen ganado. La luzrelucientede las llamas iluminael sellodel cascodeunode los soldados.«Elcapitán…».ElmismoquenospersiguióaAmariyamí.Haconvertidoencenizasmihogar.—Venconnosotros,Baba—protestaTzain—.Nopodemosdejarteatrás.—Nopuedo.Noharíamásqueretrasaros.—PeroBaba…—No—cortadecuajolasquejasdeTzain.Seincorporaparaponerlelamano
encimadelhombro—.MamaAgbamehacontadolodesuvisión.Soisvosotrostres quienes lideraréis la lucha. Es preciso que lleguéis a Chândomblé yaverigüéisquéhayquehacerparadevolverlamagia.Notounnudoenlagarganta.AprietolamanodeBaba.—Ya nos han encontrado una vez. Si vuelven a buscarnos, también os
buscaránavosotros.—Nos iremos mucho antes de que lleguen —me asegura Mama Agba—.
¿QuiénmejorqueunaVidenteparaesquivaralosguardias?Tzain pasea la mirada entre Mama Agba y Baba, y aprieta la mandíbula
mientras luchaporno cambiar la expresiónde la cara.No sé si será capazdedejaratrásaBaba.Tzainnosabevivirsinocuparsedeprotegeralosdemás.—¿Cómoosencontraremosluego?—preguntoenunsusurro.—Traed lamagia de vuelta para siempre—indicaMamaAgba—.Mientras
sigateniendomisvisiones,siempresabréadóndeir.—Tenéis que marcharos ya—nos urge Baba con contundencia al oír otro
aluvióndegritos.Unguardiaagarraaunaancianaporelpeloyleponelaespadaenlagarganta.—¡Baba,no!Intentotirardeélparaquenosacompañe,peroBabaesmuchomásfuerteque
yo,ysearrodillaparaarroparmitemblorosocuerpoconsusbrazos.Meestrechaconunafuerzayuncariñoquenohabíademostradodesdehacíaaños.—Tumadre…—Selequiebralavoz.Unsollozosemeescapadelagarganta
—.Tequeríaconlocura.Ahoramismoestaríamuyorgullosadeti.MeagarrocontantafuerzaaBabaqueleclavolasuñasenlapielsinquerer.
Me vuelve a abrazar fuerte antes de levantarse para dar un abrazo a Tzain.Aunque Tzain supera a Baba en altura y envergadura, Baba lo iguala enintensidadalabrazarlo.Sequedanasícogidosunossegundosmás,comosinopensaransepararsenunca.—Estoyorgullosodeti,hijo.Paseloquepase.Siempreestaréorgulloso.Tzainseapresuraalimpiarselaslágrimas.Nolegustamostrarsusemociones.
Reservaeldolorparalasoledaddelanoche.—Osquiero—nossusurraBabamirándonosalosdos.—Nosotrostambiéntequeremos—respondoconlavozquebrada.HaceungestohaciaTzainparaquemonteenNailah.Amarisubelasiguiente,
mientras unas lágrimas silenciosas le resbalan por lasmejillas.A pesar demidolor,notouncosquilleoderabia.¿Porquéllora?Unavezmás,sufamiliaeslarazónporlaquelamíatienequeromperse.MamaAgbamedaunbesoen la frenteymeestrechaentre susbrazoscon
cariño.—Tencuidado,peroséfuerte.Sorboyasientoconlacabeza,aunqueahoramismomesientodetodomenos
fuerte.Tengomiedo.Soydébil.Voyadecepcionarlos.—Cuidadetuhermana—lerecuerdaBabaaTzaincuandosuboalamontura
—.YNailah,sébuena.Protégelos.NailahlelamelacaraaBabaybajalacabeza,unaseñaldeunapromesaque
siemprecumplirá.Semeencogeelpechocuandolaleonariaempiezaaavanzar,alejándomedemicorazónydemihogar.EntoncesvuelvolacabezayelrostrodeBabareluceconunaextrañasonrisa.Rezoporquevivamoslosuficienteparavolveraveresasonrisa.
CAPÍTULOONCE
INAN
—Cuentahastadiez—medigoenvozbaja—.Cuenta.Hasta.Diez.Porquecuandoterminedecontar,estehorrorhabráacabado.Lasangredelosinocentesyanomemancharálasmanos.—Uno…,dos…Sujetoelpeóndesênet dePadre conmano temblorosa, lo agarro tan fuerte
queelmetalmehacedaño.Losnúmerosascienden,peronadacambia.IgualqueIlorin,todosmisplanessehandesmoronadoporculpadelasllamas.Semehaceunnudo en la garganta al ver que la aldea se derrumba enuna
ferozllamaradaysehundeenelmar,llevándoseconsigolascasasdecientosdepersonas. Mis soldados arrastran los cadáveres por la arena, cuerposachicharrados hasta quedar irreconocibles. Los gritos de los vivos,muchos deellos heridos, me ensordecen. Mi lengua solo nota la ceniza. Cuántas vidasmalgastadas.Cuántamuerte.Estenoeramiplan.Debería teneraAmarienunamanoya la ladronadivînerencadenadaen la
otra.Kaeadeberíahaber recuperadoelpergamino.Solo la chozade ladivînerdeberíahaberardido.Sihubieraconseguidorecuperarelrollo,Padrelohabríaentendido.Mehabría
dadolasgraciaspormidiscreción,habríaalabadomibuenjuicioalahorrarunsufrimientoinnecesarioalaaldeadeIlorin.Nuestrocomerciodepescadoestaríaasalvo.Laúnicaamenazaalamonarquíahabríasidoerradicada.Perohefallado.Unavezmás.DespuésdesuplicarleaPadreotraoportunidad.
Elpergaminosigueenmanosenemigas.Mihermanaestáenpeligro.Unpuebloenterohasidoarrasado.Yauncontodo,notengonadaqueofreceracambio.LosciudadanosdeOrïshanoestánasalvo…—¡Baba!Agarro laespadaalveraunniñopequeñoquesearrojaalsuelo.Susgritos
perforan lanoche.Entoncesdescubroel cadáver cubiertodearenaque tieneasuspies.
—¡Baba!Seaferraalcuerpoydeseacontodassusfuerzasquesedespierte.Lasangre
desupadremanchalapieldesusmanitasmorenas.—¡Abeni!—Unamujeravanzaatrompiconesporlaarenamojada.Suspiraal
verlossoldadosqueseaproximan—.Abeni,nogrites,tienesqueestarcallado.Ba…Babaquierequeestéscallado…Apartolamiradaycierrofuertelosojos,obligándomeatragarlabilisqueme
subealagarganta.«Laobligaciónantesqueunomismo».OigolavozdePadre.La seguridad deOrïsha antes quemi conciencia. Pero estos aldeanos tambiénsonOrïsha.Sonlaspersonasquehejuradoproteger.—Estoesuncaos.La almirante Kaea llega a mi lado con paso firme. Tiene los nudillos
ensangrentadosdelapalizaquelehapropinadoalsoldadoquelanzólaprimeraflechaencendidademasiadoprontoyprovocóel incendio.Luchoporcontenerlasganasdeapalearloyotambiénaloírlogemirtiradoenlaarenamojada.—¡Levántateyátaleslasmuñecas!—ladraalguardiaantesdevolverabajar
lavoz—.Nosabemossilasfugitivasestánvivasomuertas.Nisiquierasabemossiregresaronaquí.—Tendremos que interrogar a los supervivientes. —Suelto un suspiro
frustrado—.Confíoenquealgunodeellos…Mefallalavozyunavilsensaciónreptapormipiel.Igualqueenelmercado,
el calormehacecosquillas enel cráneo.Latemientrasunadébilbocanadadeaire sopla haciamí.Una extraña nube de color turquesa se abre paso entre elhumonegro.—¿Veislomismoqueyo?—lepreguntoaKaea.Señaloelaireyretrocedoalavezquelanubedehumoturquesaseacercaa
mí.Esaextrañanebulosatransportaelaromadelmaryseimponesobreelfuerteoloracenizadelambiente.—¿Siveoqué?—preguntaKaea,peronotengooportunidadderesponderle.Lanubeturquesasemecuelaentrelosdedos.Unaimagendesconocidadela
divînerseenciendeenmimente…Los sonidos de alrededor se amortiguan y se convierten en un murmullo
apagadoy confuso.Elmar fríomebañamientras la luzde la lunay el fuegopalidecen desde arriba. Veo a la chica que atormenta mis pensamientos,hundiéndoseentreloscadáveresylosdespojos,cayendoenlanegruradelmar.No lucha contra la corriente que la empuja hacia abajo. Renuncia a tener elcontrol.Sehundeenlamuerte.
Cuandomivisiónseevapora, regresoa losaldeanosquegritanya laarenacambiante.Algomepicabajolapiel, lamismaclasedeescozorqueempecéasentirlaúltimavezquevilacaradeladivîner.Derepente,todaslaspiezasencajan.Ellatigazo.Lavisión.¿Cómonoloimaginédesdeelprincipio?«Magia…».Seme formaun sinfíndenudosenel estómago.Me rascocon fuerzahasta
marcarmelasuñasenelbrazo,quenodejadepicarme.Tengoquesacarmeesteviruscomosea.Tengoquearrancarestasensacióntraicionerademipiel…«Inan,concéntrate».Aprietoelpeóndesênetcontantafuerzaquemecrujenlosnudillos.Lejuré
que estaba preparado. Pero, por todos los cielos, ¿cómo iba a estar preparadoparaesto?—Cuentahastadiez—susurrodenuevo.Recojotodaslaspiezasdelosacontecimientoscomosifueranpeonesencima
de un tablero. Cuando pronuncio el número cinco, una terrible afirmación seapoderademí:ladivînertieneelpergamino.Elfogonazoquesentícuandomerozó.Laenergíaeléctricaquesurgiópormis
venas.Ycuandonuestrosojosseencontraron…«¡Cielos!».Seguroquemecontagióella.Las náuseas seme agolpan en el estómago.Antes de poder evitarlo, el pez
espadaalabrasaquehetomadoestamañanasaledisparado.Medoblosobrelabarrigamientraselvómitomeabrasa la faringeycaeen laarenasalpicándolotodo.—¡Inan!Kaeaarrugalanarizalvermetoser,conunatisbodepreocupacióneclipsado
porelasco.Lomásprobableesquepiensequesoydébil.Peroprefieroesoaquedescubralaverdad.Aprietoelpuño,casiconvencidodequepuedonotarlamagiaquemeatacala
sangre. Si ahora los maji son capaces de contagiarnos de esta manera, nosvenceránantesdequetengamosoportunidaddeborrarlosdelmapa.—Haestadoaquí.—Melimpiolabocaconlapalmadelamano—.Merefiero
aladivînerquerobóelpergamino.Tenemosque localizarlaantesdequehagadañoaalguienmás.—¿Qué?—Kaeaarquealascejas—.¿Cómolosabéis?Abro la boca para contárselo cuando el nauseabundo picor surge de nuevo
bajo mi cuero cabelludo.Me doy la vuelta. El cosquilleo aumenta… Es másfuertecuandomiroelbosquequehayhaciaelsur.Aunqueelaireapestaacarnequemadayahumonegro,percibodenuevoel
escurridizo aroma del mar. «Es ella». Tiene que serlo. Escondida entre losárboles…—Inan—espetaKaea—.¿Aquéosreferís?¿Cómosabéisquehaestadoaquí?«Magia».Agarrotodavíamásfuerteelpeóndeslustrado.Meescuecelapalmaal tacto
conelmetal.Esapalabraparecetodavíamásrepugnanteque larva.Siamíyamecuestadigerirlaidea,¿cómoreaccionaráKaea?—Unaldeano—miento—.Medijoqueibanrumbosur.—¿Ydóndeestáahoraesealdeano?Señalo con ojos perdidos hacia un cadáver cualquiera, pero mis dedos
aterrizanenelcuerpoabrasadodeunniño.Otranubecolorturquesavuelahaciamí.Huelearomeroyceniza.Antesdequepuedaescaparme,lanubepasaporentremimanoconuncalor
doloroso.Elmundosefundeenunmurodellamas.Losgritosmerevientanlostímpanos.—¡Socorro…!—¡Inan!Vuelvoalarealidad.Unafríamarealamemisbotas.«Laplaya».Aprietoelpeón.«Continúasenlaplaya».—¿Quésucede?—preguntaKaea—.¿Porquégemíais?Miro en todas las direcciones buscando a la chica. Esto tiene que ser cosa
suya. Seguro que está utilizando sumalditamagia para llenarme la cabeza desonidos.—Inan…—Deberíamos interrogarlos.—Hago caso omiso de la preocupación en los
ojosdeKaea—.Siunodelosaldeanossabíaadóndesedirigían,puedequeotrotengamásinformación.Kaeavacilayaprietaloslabios.Senotaquelegustaríaindagarmás.Perosu
obligacióncomoalmiranteseantepone.Siemprelohará.Caminamos hacia los supervivientes del pueblo.Me concentro en lamarea
para hacer oídos sordos ante sus alaridos, pero el griterío no hace más queaumentarconformenosacercamos.«Siete…»,cuentomentalmente.«Ocho…,nueve…».SoyelhijodelmayorgobernantedeOrïsha.
Soyelfuturorey.—¡Silencio!Mi voz retumba en la noche con una fuerza que no parece proceder demí.
Incluso Kaeamemira con sorpresa de reojomientras los chillidos se acallanhastadesvanecerse.—BuscamosaZélieAdebola.Harobadoalgovaliosoparalacorona.Noshan
dichoquesedirigealsuryahoranecesitamossaberporqué.Estudiolascarasoscurasdequienessenieganamirarmealosojos,enbusca
dealgunapistaacercadelaverdad.Sumiedoempapaelambienteigualquelahumedad.Semecueladentrodelapiel.—…portodoslosdioses,porfavor…—…simemata…—…porelamordelosdioses,¿quérobó…?El corazónme golpea en el pechomientras sus vocesme atacan a ráfagas,
pensamientos interrumpidosqueamenazanconsuperarme.Másnubesdecolorturquesa se elevan en el aire. Igual que las avispas, bajan enpicadohaciamí.Comienzoacaerenlanegrurademimente…—¡Contestadle!Graciasaloscielos.ElladridodeKaeametraedenuevoalpresente.Parpadeoyagarrolaempuñadurademiespada.Elsuavemetalmeanclaenla
realidad. Con el tiempo, el miedo se disipa. Pero la inquietante sensaciónpermanece…—¡Hedichoquelecontestéis!—gruñeKaea—.Nomeobliguéisarepetirlo.Losaldeanosmantienenlamiradaclavadaenelsuelo.Kaeaseirritaaúnmásconsusilencioypasaalataque.Surgen los gritos cuando agarra a una anciana por el pelo canoso. Kaea
arrastraporlaarenaalamujer,quenoparadegemir.—Almirante…MeatragantoalverqueKaeadesenfundalaespada.Colocalahojacontrael
cuelloarrugadodelamujer.Unaúnicagotadesangrecaealsuelo.—¿Queréis seguir callados? —sisea Kaea—. Pues si seguís callados,
¡moriréis!—¡Nosabemosnada!—exclamaunachiquilla.Todoslosqueestamosenlaplayanosquedamosparalizados.Alachicaletiemblanlasmanos.Lasentierraenlaarena.—Podemoshablarosdesuhermanoydesupadre.Podemoscontaroslohábil
queesZélieconelpalo.PeroniunalmaenIlorinsabeadóndehaidooporqué.
MiroconseriedadaKaea;sueltaa laancianacomosi fueseunamuñecadetrapo.Caminoagrandeszancadasporlaarenamojadahastaquellegoalachica.Tiemblatodavíamáscuandomeacercoaella,perosoyincapazdedecirsies
demiedoodefrío,porquelamareanocturnalelamelasrodillas.Nollevanadamásqueuncamisónempapado,harapientoyarguellado.—¿Cómotellamas?Ahoraqueestoytanpróximo,mepercatodequesupieldecolorrobledestaca
entre los tonosmásoscurosde cerezoycaobaque lucenel restode aldeanos.Quizátengaalgodelanoblezaenlasangre.Unpadrequesesaliódelredil.Alverquenomecontesta,meagachoyledigoenvozbaja:—Cuantoantescontestes,antesnosiremos.—Yemi—sueltaentonces.Cogearenaentrelasmanosmientrashabla—.Os
contarétodoloquedeseéissaber,perosolosinosdejáisenpaz.Asientocon lacabeza.Unaconcesión fácildecumplir.Obligaciónono,no
quierovermáscadáveres.Nosoportoescucharmásgritos.Alargo lamano y desato la cuerda que le sujetaba lasmanos. Se estremece
cuandolatoco.—Danoslainformaciónquenecesitamosyteprometoquetupuebloestaráa
salvo.—¿Asalvo?Yemimemiraalosojosconunodiotanprofundoquemeatraviesacomouna
espada.Aunquenollegaaabrirlaboca,suvozresuenaenmimente.«Hacemuchotiempoquenoestamosasalvo».
CAPÍTULODOCE
ZÉLIE
CuandoporfindejamosqueNailahpareadescansar,meduelenlosojosdespuésde horas de llorar en silencio. En menos de cinco segundos, tanto ella comoTzain caen rendidos en el suelo cubierto demusgo y consiguen escapar de larealidadfracturadaenlaquevivimosparaadentrarseenlaseguridaddelsueño.Amari inspecciona el terreno y tiembla con el frío del bosque. Al final,
extiendelatúnicaenelsueloyseduermeencima,demasiadodignaparapermitirqueelsueloentreencontactoconsucabezadescubierta.Melaquedomirandoyrecuerdolocercaqueestuvedearrojarlaalasllamas.Ahora el recuerdo me resulta lejano, como si fuese otra persona quien
albergasetodoaquelodio.Loúnicoquesientoahoraesunenfado frío,unenfadoquenovale lapena
que siga alimentando. Apostaría las quinientas monedas de plata a que laprincesanodurarániundíamás.Me abrigo bien con la túnica y me cobijo entre el cuerpo de Nailah,
deleitándomeenlasensacióndesusuavepelajecontramipiel.Atravésdelashojassombrías,elcielollenodeestrellasreavivalamagiadelavisióndeMamaAgbaenmimente.—Haregresado—susurroparamímisma.Con la locura del día, aún me cuesta creer ese hecho. Podemos reclamar
nuestramagia.Podemosprosperar.—Oya…SusurroelnombredelaDiosadelaVidaylaMuerte,miprotectora,queme
haotorgadoeldondelamagia.Depequeña,lainvocabatantasvecesquehabríapodido pensarse que dormía junto a mí, pero ahora que busco las palabrasapropiadaspararezar,noséquédecir.—Bámisr—pruebo,perocarecedetodalaconvicciónyelpoderquetenía
elcantodeMamaAgba.Ella creía en su conexión con Orúnmila hasta el punto de ser capaz de
conjurarunapremonición.Enestosmomentos,sinembargo,amímebastaconcreerquehayalguienahíarriba.—Rànmí lw—prefiero decir. «Ayúdame». Esa súplica parecemuchomás
real,muchomás propia demí—.MamaAgba dice quemehas elegido.Babaestádeacuerdo,peroyo…tengomiedo.Haymuchoenjuego.Noquieroecharloaperder.Decirloenvozaltahacequemimiedoseconviertaenalgomástangible,un
peso nuevo que pende en el aire. Ni siquiera fui capaz de proteger a Baba.¿Cómosesuponequevoyasalvaralosmaji?Noobstante,encuantoelmiedo respira,experimentouna levesensaciónde
alivio.SurgelaideadequeOyapodríaestaraquí,justoamilado.Biensabenlosdiosesquenohayformadequeyopuedasuperarestosinella.—Por favor, ayúdame—repito una vez más—.Ràn mí l w . Por favor. Y
protegeaBaba.Paseloquepase,porfavor,queélyMamaAgbaesténasalvo.Sin saber qué más decir, agacho la cabeza. Aunque estoy tensa, casi creo
sentirquemisoracionesseelevanaloscielos.Meaferroaesebrevemomentodeconsueloquemeofrece lasensacióny loobligoasuperponersealdolor,almiedo, a la pena.Lomantengohasta queme acuna en sus brazos ymemeceparaayudarmeadormir.Cuandomedespierto,notoalgoraro.Antinatural.Algonomarchabien.Melevanto,conlaesperanzadeencontrarlamoleadormiladadeNailahami
lado,peronolaveoporningunaparte.Elbosquehadesaparecido,nirastrodeárboles ni musgo. En lugar de eso, estoy en medio de un campo de juncosaltísimosquesilbanalmecerseconelviento.—¿Qué sucede?—pregunto en un susurro, confundida por la sensación de
frescoryporlaluz.Bajolamiradahaciamismanosyluegoinclinolacabezahaciaatrás.Nohay
cicatricesniquemadurasquemarquenmipiel.Estálisaytersa,comoeldíaenquenací.Meincorporoeneseinterminablecampodejuncosqueseextiendeentodas
direcciones.Inclusodepie,lostallosylashojascrecenmuyporencimademicabeza.Alolejos,lasplantaspierdenbrilloyseemborronanenuntonoblanquecino
al acercarse al horizonte. Es como si merodease por un cuadro sin terminar,atrapada en los juncos del lienzo. No estoy despierta, pero tampoco estoydormida.Flotoenunmundomágicointermedio.
Elpolvobailabajomispiescuandomedesplazoentreesasplantascelestiales.Los minutos parecen prolongarse durante horas y, al mismo tiempo, no meimporta el paso del tiempo dentro de este laberinto. El aire es fresco yvigorizante,comoen lasmontañasdeIbadanen lasquecrecí.«Talvezseaunsantuario»,digoparamisadentros.Undescansoregaladoporlosdioses.Estoypreparadaparaabrazaresepensamientocuandopercibolapresenciade
otroser.Medaunvuelcoelcorazónymedoylavuelta.Dejoinclusoderespirarcuandocaigoenlacuentadeloquesucede.Lo primero que reconozco es el ardor de sus ojos color ámbar, unamirada
que,apartirdeestemomento,jamáspodréolvidar.Peroahoraqueestáquieto,sin espada ni llamas que lo rodeen, aprecio las curvas de sus músculos, elbrillantetonodesupielcobriza,elextrañomechónblancodesupelo.Cuandoestá quieto, las facciones que comparte conAmari se destacan, imposibles depasarporalto.«Esalgomásqueelcapitán…».Eselpríncipe.Meobservaduranteunossegundoseternos,comosiyofueseuncadáverque
haresurgidodeentrelosmuertos.Peroluegoaprietalospuños.—¡Libéramedeestacárcelahoramismo!—¿Liberarte?—Arqueolascejas,confundida.Dentrodeestaensoñaciónno
haydiferenciasdeclase—.¡Yonohehechonada!—¿Yesperasquetecrea?Siloúnicoquehevistoentodoeldíaenmicabeza
hasidotumalditacara…Haceademándecogerlaespada,peronohaynada.Porprimeravez,mefijo
enqueambosllevamosunasencillaropablanca,somosvulnerablessinnuestrasarmas.—¿Micara?—preguntodespacio.—No te hagas la tonta —espeta el príncipe—. Noté lo que me hiciste en
Lagos.Ytodasesas…¡voces!Acabadeunavezconestosataques.¡Páralosyaomelaspagarás!Su ira ataca con un calor letal, pero la amenaza se pierde mientras le doy
vueltasasuspalabras.Creequesoyyoquienlohatraídoaquí.Creequeesteencuentrolohepropiciadoyo.«Imposible».AunqueerademasiadopequeñaparaqueMamameenseñasela
magia de la muerte, vi cómo se desplegaba. Surgía en los espíritus fríos, lasflechas afiladas y las sombras sinuosas, pero nunca llegaba en sueños. Yo nisiquierahabía tocadoelpergaminohastaqueescapédeLagos,despuésdeque
nuestrasmiradas se cruzaran y la energía eléctricame hiciera cosquillas en lapiel.Silamagianoshatraídoaquí,nopuedeserlamía.Tienequeser…—Tú.Suspiro sorprendida. «¿Cómo es posible?». La familia real perdió lamagia
hacevariasgeneraciones.Haceañosqueunmajinotocaeltrono.—¿Yo,qué?Nopuedoevitarmirardenuevosumechóndepeloblanco,quelenaceenla
sienylebajahastalanuca.—Lohashechotú.¡Túmehastraídoaquí!Todoslosmúsculosdelcuerpodelpríncipeseponenrígidos; larabiadesus
ojossetransformaenterror.Unafríabrisasecuelaentrelosdos.Elmurmullodelosjuncosquedanzanllenanuestrosilencio.—Mentirosa—dicecondecisión—.Solointentasmeterteenmimente.—No,principito.Erestúelquesehametidoenlamía.LasantiguashistoriasdeMamasecuelanentremisrecuerdos,relatosdelos
diezclanesydelasdiferentesmagiasquecadaunodeellospodíangenerar.Deniña,loúnicoquedeseabasabereraquéhacíanlasParcascomoMama,peroellainsistió mucho en que debía conocer también los demás clanes. Siempre merepetía que tuviese cuidado con losMediadores, losmaji que poseían poderessobrelamente,elespírituylossueños.«Esossonlosmajiaquienesmásdebestemer,pequeñaZél.Utilizanlamagiaparacolarseentumente».Elrecuerdomehielalasangre,peroelpríncipeestandescreídoquemecuesta
temer sushabilidades.Teniendoencuentacómocontempla suspropiasmanostemblorosas,parecequepreferiríaquitarselavidaautilizarlamagiaparaatentarcontralamía.Noobstante,sigosinentendercómopuedehaberocurrido…Losdioseseligen
a losdivîners desde el nacimiento. El príncipe no nació siendo divîner, y loskosidán no pueden desarrollar la magia. ¿Cómo puede haberse convertido enmajiderepente?Miroloquenosrodeaenbuscadepistassobrelosefectosdesuscapacidades
como Mediador. Los juncos mágicos se mecen al viento, ajenos a todos losimposiblesquesoplanentrenosotros.El poder requerido para una gesta como esta es inconcebible. Incluso un
Mediadorbienentrenado requeriríaunencantamientopara lograrquesurgiera.¿Cómohapodidoélaunarelashêdesusangreparacrearesteentornocuandonisiquierasehabíadadocuentadequeeraunmaji?Porelamordelosdioses,¿quéestáocurriendo?
Misojosvuelvenunavezmásalmechónblancoescaladoquerecorreelpelodel príncipe, el único indicio auténtico de losmaji. Nuestro pelo siempre esfuerteyblancocomo lanievequecubre lascimasde lasmontañasde Ibadan,unaseñaltandominantequenisiquieraeltintemásnegropodríaocultarelpelodeunmajidurantemásdeunashoras.Aunque nunca he visto un mechón semejante entre los maji ni entre los
divîners, su existencia es innegable. Refleja lamisma blancura quemi propiopelo.«Pero¿quésignificaesto?».Mirohacialoscielos.¿Aquéjueganlosdioses?
¿Ysielpríncipenoeselúnico?Silosmonarcasrecuperansumagia…«No».No puedo permitir que el miedo me arrastre a una espiral descontrolada.
Respirohondoyacallomimenteantesdequesigadivagando.AmarillevabaelpergaminoenLagos.Chocóconsuhermanocuandopasamoscorriendo.Aunqueno entiendo cómo ni por qué, debió de ocurrir entonces. Inan despertó suspoderes del mismo modo que yo desperté los míos: al tocar el dichosopergamino.«Yelreytambiénhatocadoelpergamino»,medigo.Amariyseguramentela
almirante, también. En ellos no se despertaron habilidades especiales. Estamagiasoloresideenelpríncipe.—¿Yalosabetupadre?Notouncentelleodealarmaenlosojosdelpríncipe,quemedalarespuesta
quenecesito.—Claroqueno—digoconsorna—.Sielreylosupiera,yaestaríasmuerto.Seleesfumaelcolordelacara.Estanperfectoquecasimeentranganasde
reír.¿Cuántosdivînershancaídoensusmanos?¿Cuántoshansidoasesinados,maltratados,manipulados?¿Cuántasvidassehallevadopordelanteparadestruirlamismamagiaqueahoracorreporsusvenas?—Tepropongoun trato.—Avanzohacia el príncipe—.Déjame en paz y te
guardaréestesecretito.Nadietieneporquésaberqueeresunasucialar…Elpríncipemeembiste.En un segundo me agarra la garganta con las manos y al cabo de un
momento…
Abrolosojosderepente.Mesaludanlossonidosfamiliaresdelosgrillosyde
las hojas danzarinas. Los ronquidos de Tzain suenan rítmicos y auténticosmientrasNailahrecolocaelcuerpocontraelmío.Doy un brinco y agarro el palo para luchar contra un enemigo que no está
presente.Aunquerepasoconlamiradatodoslosárboles,tardounossegundosenconvencermedequeelpríncipenovaaaparecer.Inspiroyespiroelairehúmedoalavezqueintentotranquilizarme.Vuelvoa
tumbarmeycierrolosojos,peroelsueñonoregresaamícontantafacilidad.Noestoy segura de si lo hará en algún momento. Ahora conozco el secreto delpríncipe.Yporeso,élnopararáhastaqueestémuerta.
CAPÍTULOTRECE
ZÉLIE
Cuandomedespiertoalamañanasiguiente,meencuentromáscansadaaúnquecuandomefuiadormir.Me siento como si me hubiesen robado, sí, como si un ladrón se hubiese
apoderadodemissueños.Dormirsueleproporcionarunaescapatoria,unapausapara ladesgraciacon laquemeenfrentoaldespertar.Perocomo todosycadauno demis sueños han terminado con las zarpas del príncipe alrededor demigarganta,laspesadillashanresultadotandolorosascomolarealidad.—Malditasea—murmuro.No son más que sueños. ¿Qué tengo que temer? Aunque su magia sea
poderosa,losdiosessabenquetienedemasiadomiedoparautilizarla.Tzaingruñealotroladodelclaro,mientrashaceunaabdominaltrasotracon
unaconcentraciónabsoluta.Seesfuerzacomosisetratasedesusejerciciosmatutinoshabitualesantesdel
entrenamiento. Salvo que este año no podrá ir a entrenar más. Por mi culpa,puedequenisiquieravuelvaajugaralagbönensuvida.Elsentimientodeculpasesumaamiagotamientoymearrastradenuevoal
suelo. Podría pedirle perdón durante el resto de mis días y, aun así, no seríasuficiente.Peroantesdequepuedahundirmetodavíamásenmiculpabilidad,unmovimientoadormiladollamamiatención.Amariseremuevebajounainmensacapamarrón,sedespiertapocoapocodesusueñoreal.VerlamedejaunsaboramargoenlabocayreavivalaimagendeInan.Conociendoasufamilia,mesorprendequenonoshayarebanadoelpescuezo
mientrasdormíamos.Busco en su pelo moreno un mechón como el de su hermano, pero mis
músculos se relajan al no encontrarlo. Bien saben los dioses cuánto podríanempeorarlascosassiellatambiénmeatrapaseensucabeza.Todavíamiroconrabia aAmari cuando reconozco la capa que usa demanta.Me levanto ymecolocodecuclillasjuntoaTzain.—¿Sepuedesaberquépretendes?
Haceoídossordosysigueconsusejercicios.Lasbolsasdebajodesusojosmeadviertendeque lomejorseríadejarloenpaz,peroestoy tanenfadadaquenopuedopasarestoporalto.—Tucapa—siseo—.¿Porquéselahasdado?Tzainrealizadosabdominalesmásantesdemurmurar:—Estabatemblando.—¿Y?—¿Y?—contraataca—.Notenemosniideadecuántopuededuraresteviaje.
Solofaltaríaquesepusieraenferma…—Sabesqueestáacostumbradaaesasatenciones,¿no?Aquelagentequese
pareceatiseaseguredequenolefaltadenada…—Zél,Amariteníafríoyyonoibaausarlacapa.Nolebusquestrespiesal
gato.MedoylavueltaparamiraraAmarieintentoolvidarmedeltema.Peroensus
ojosveolosdesuhermano.Notosusmanosalrededordelagarganta.—Quieroconfiarenella…—Peronolohaces.—Bueno, aunque lo intentara, en el fondo no puedo. Su padre ordenó el
Asalto. Su hermano incendió nuestra aldea. ¿Qué te hace pensar que ella esdiferente?—Zél…TzainsecallaalverqueAmariseaproxima,siempredelicadayprudente.No
tengoformadesabersinoshaoídoono.Encualquiercaso,nopuedofingirquemeimporte.—Creoqueestoestuyo.—Letiendelacapa—.Gracias.—Bah,notepreocupes.—Tzaintomalacapayladoblaparameterlaensu
bolsa—.Harámáscalorcuandoentremosenlaselva,peroavísamesivuelvesanecesitarla.Amarisonríeporprimeravezdesdequenoshemosconocidoysemeerizael
vello de furia cuando veo que Tzain le devuelve la sonrisa. ¡Parece mentira!Bastaconunacarabonitaparahacerleolvidarqueeslahijadeunmonstruo.—¿Yyaestá?—pregunto.—Eh, bueno, en realidad… —Se queda callado un instante—. Me
preguntaba…¿Quéplantenemospara,eh…?UnrugidointensosaledelestómagodeAmari.Seleruborizanlasmejillasy
seagarralaesbeltacintura,sinpodercontenerotrorugidodehambre.—Perdonadme—sedisculpa—.Loúnicoquecomíayerfueunabarradepan.
—¿Unabarraentera?Salivosolodepensarlo.Hacelunasquenoheprobadounabuenarebanadade
pan.Aunquemecuestaimaginarquelospedruscosranciosqueintercambiamosen elmercado puedan compararse con una barra recién hecha de la cocina depalacio.Me entran ganas de reprocharle a Amari la buena suerte que tiene, pero
entoncesmipropioestómagoseretuerce,totalmentevacío.Ayerpasétodoeldíasinprobarbocado.Sinocomoalgopronto,tambiénsedespertaráunafieraenmiestómago.Tzainsemetelamanoenlosbolsillosdelospantalonesnegrosysacaelmapa
descolorido que nos dioMamaAgba. Seguimos su dedo, que va repasando lacosta desde Ilorin y se detiene justo delante de un punto que marca elasentamientodeSokoto.—Estamosaunahoradeallímásomenos—informa—.Eselmejorlugaren
el que podemos parar antes de dirigirnos al este, hacia Chândomblé. Habrámercaderesycomida,peronosharáfaltaalgoparaeltrueque.—¿Quépasóconlasmonedasquemedieronporelpezvela?Tzainvuelcamimochiladecuero.Gruñoalverqueunasescasasmonedasde
platayladiademadeAmarisecaenalsuelo.—Casitodoseperdióenelincendio—suspiraTzain.—¿Quépodemosintercambiar?—preguntaAmari.Tzainsequedamirandoladelicadezadesuvestido.Inclusoconlasmanchas
desuciedadyunascuantasquemaduras,sulongitud,elcorteeleganteyelforrodesedadenotansuorigennoble.AmarisiguelosojosdeTzainyfruncelascejas.—Nolodirásenserio…—Locambiaréporunbuenmontóndemonedas—intervengo—.Yvamosa
entrar en la selva, por el amor de los dioses. Con esas pintas no vas a podermoverte.Amari escudriñamis pantalones drapeados y eldashiki recortado. Se aferra
conmásfuerzaalateladelvestido.Measombraquepiensequetieneopciónanegarsecuandoyopodríatumbarlaenelsueloyarrancárseloalafuerza.—Peroentonces¿quémepongo?—Latúnica.—Señalolapringosatelamarrón—.Cambiaremoselvestidopor
comidayyabuscaremosropanuevaporelcamino.Amariretrocedeunpasoymirahaciaelsuelo.—¿Estabas dispuesta a desafiar a los guardias de tu padre para salvar el
pergaminoperoahoranoquieresquitarteeseestúpidovestido?—Noloarriesguétodoporelpergamino.—AAmariselequiebralavoz.Por
uninstante,lebrillanlosojosconlaamenazadelaslágrimas—.Mipadrematóamimejoramiga…—¿Tumejoramigaotuesclava?—Zél—meadvierteTzain.—¿Qué?—meencaro conél—. ¿Esque tusmejores amigos teplanchan la
ropaytehacenlacomidasinquelespagues?AAmariseleenrojecenlasorejas.—¡SíquepagábamosaBinta!—Unsueldodigno,estoysegura.—Solo intento ayudaros. —Amari estruja la falda del vestido—. He
renunciadoatodoparaayudaravuestragente…—¿Nuestragente?—preguntoechandohumoporlanariz.—Podemossalvaralosdivîners…—¿Quieres salvar a los divîners pero ni siquiera te ofreces a vender ese
malditovestido?—¡De acuerdo!—Amari levanta los brazos rendida—. Cielos, lo haré. No
habíadichoqueno.—Oh,gracias,atentaprincesa,¡salvadoradelosmaji!—Ya basta. —Tzain me da un codazo cuando Amari se coloca detrás de
Nailahparacambiarse.Susdelicadosdedostocanlosbotonesdelaespaldadelvestido,peroantesde
desabrocharlosvacilaymiraporencimadelhombro.PongolosojosenblancoytantoTzaincomoyomiramoshaciaotrolado.«Princesa».—Tienes que aflojar un poco, Zél—murmura Tzain mientras miramos los
árbolesdecaobaautóctonosquerecubrenlosvibrantesbosquesdeSokoto.Unapequeña familia de babuinontes de culo azul se balancean entre las ramas yhacenquelasjugosashojassesacudancuandolassueltanparapasardeunárbolaotro.—Si no es capaz de soportar estar con una divîner que su padre no haya
esclavizado,eslibredevolverasuridículopalacio.—Nohahechonadamalo.—Tampocohahechonadabueno—replicoaTzain.¿Por qué insiste tanto en defenderla? Es como si de verdad pensase que la
princesasemerecealgomejor.Comosi,enciertomodo,lavíctimafueseella.
—Soy la última persona que daría una oportunidad a un noble, pero Zél,mírala.Acabadeperderasuamigamásquerida,yenlugardededicarseallorar,haarriesgadosuvidaparaayudaralosmajiylosdivîners.—¿Se supone que debo sentirme mal porque su padre mató a la única
sirviente maji que le caía bien a Amari? ¿Dónde ha estado escondida suindignacióntodosestosaños?¿DóndeestabadespuésdelAsalto,eh?—Tenía seis años—responde Tzain con el mismo tono neutro—. Era una
niña,igualquetú.—Con la diferencia de que esa noche ella pudo darle un beso a sumadre.
Nosotros,no.MedoylavueltaparamontarencimadeNailah,seguradequeyalehedadoa
Amari tiemposuficienteparacambiarsederopa.Perocuandoechounvistazo,suespaldadesnudatodavíaestáaldescubierto.—Portodoslosdioses…Semeencogeelcorazónaladvertirlaescabrosacicatrizgrabadaalolargode
toda la columna de Amari. La marca se le hinca dentro de la piel, es tanespeluznantequehacequemipropiapielseestremezcadedolor.—¿Qué?Tzainsedalavuelta justoantesdequelaprincesasevuelvaa todaprisa,y
ahogaunsuspiroalverlamarca.NisiquieralascicatricesquesurcanlaespaldadeBabatienenunaspectolamitaddeterroríficoqueesta.—¡Cómoteatreves!Amariseapresuraacubrirseconlatúnica.—Nopretendíaespiar—digoa todaprisa—.Te loprometo,pero…Por los
dioses,Amari.¿Quétesucedió?—Nada.Un…unaccidente,cuandomihermanoyyoéramospequeños.Tzainsequedaboquiabierto.—¿Tuhermanotehizoeso?—¡No! No fue a propósito. No era… No quería… —Amari se detiene.
Tiemblaacausadeunaemociónquenosédescribir—.Queríaismivestido,puesaquílotenéis.¡Vamosacambiarloyasuntozanjado!Se arropa bien con la túnica y monta en Nailah, ocultando la cara en la
capucha.Comonotenemosnadamásqueañadir,aTzainyamínonosquedamásremedioquehacerlomismo.Tzainmurmura una disculpa antes de azuzar aNailah para que avance.Yo
tambiénintentopedirleperdón,perolaspalabrassemeatragantancuandoveosuespalda,apesardeestarcubiertaporlatúnica.
«Portodoslosdioses».Noquieroniimaginarmequéotrascicatricesocultasupiel.
Elclimamejoracuandollegamosalclarodelbosquequeseñalaelasentamientode Sokoto. Varios niños kosidán corren junto a la orilla del lago cristalino ychillandealegríacuandounadelaschicassecaealagua.Losnómadasmontanelcampamentoentrelosárbolesylaszonaspantanosas;loscarrosycarretasdelosmercaderessesucedenenfila,consusproductosexpuestosportodalacostarocosa.Elaromadeunodelospuestosacarnedeantilopentariosespeciadameenvuelveyhacequemerujaelestómago.Me contaron que, antes del Asalto, Sokoto era el hogar de los mejores
Sanadores.LagenteviajabadesdetodoslosrinconesdeOrïshaconlaesperanzadeque los curase lamagiade su tacto.Mientras repaso a losviajeros, intentoimaginarmequédebedesentirse.SiBabatodavíaestuvieraconnosotros,quizálehubieragustadoverlo.Unmomentodesolazantesdeperdernuestrohogar.—Quétranquilidad…AmarisuspirayseagarrabienlatúnicaantesdebajarsedeNailah.—¿Nuncahabíasestadoaquí?—preguntaTzain.Niegaconlacabeza.—Apenassalíadelpalacio.Aunqueelairefrescomellenalospulmonesmientrascaminamos,laestampa
reavivaelrecuerdodelacarnequemada.Enel lagoveolasolastranquilasdelmercado flotante de nuestra aldea, el barco de coco en el que debería estarmientrasmepeleoconKanaporunracimodeplátanos.Sinembargo,igualquetodaIlorin,elmercadohadesaparecido,abrasadoyhundidoenelfondodelmar.Losrecuerdossedesmoronanentrelosmaderoscalcinados.Otrofragmentodemíarrebatadoporlamonarquía.—Vosotrasdosidacambiarelvestido—indicaTzain—.YollevaréaNailaha
beberagua.Aversipodéisencontrartambiénunascuantascantimploras.MehundoantelaperspectivadetenerqueiraregatearconAmari,peroséque
no se apartará demi ladohasta que le consiga ropanueva.Nos separamosdeTzainyatravesamosvarioscampamentosde tiendashasta llegara lahileradecarrosdemercancía.—Puedesrelajarte.—Enarcounaceja.Amariseencogecadavezquealguien
lamiraporcasualidad—.Nosabenquiéneres,ynadievaafijarseenesatúnica.—Yalosé—contestaAmariatodaprisa,perosuavizalaexpresión—.Esque
nuncaheestadorodeadadegenteasí.—Esaterrador,¿verdad?Hayorïshanosquesededicanaalgomásqueservira
lafamiliareal.Amariinspiraprofundamente,perosetragalosreproches.Casimesientomal.
¿Dóndeestálagraciasinocontraataca?—¡Cielos,miraeso!—Amariaflojaelritmocuandopasamospordelantede
unaparejaqueestámontandolatiendadecampaña.Elhombreutilizabrotesdeviñaparaatardocenasderamitaslargasydelgadasyformarconellasuncono,mientras su pareja crea una capa protectora apilando musgo encima—. ¿Deverdadpuededormiralguiendentrodeunacosaasí?Partedemísemueredeganasde ignorarsupregunta,peroAmarisequeda
observandolasencillatiendaigualquesifuesedeoro.—Cuandoyoerapequeña,nospasábamoseldíaconstruyendotiendascomo
esa.Silamontasbien,puederesguardarteinclusodelanieve.—¿EnIlorinnieva?Susojosvuelvenaresplandecer,comosi lanievefueseunaleyendaantigua
sobrelosdioses.Quéextrañoquehayanacidoparagobernarunreinoquenohavistonunca.—EnIbadan—respondo—.VivíamosallíantesdelAsalto.Al oírme mencionar el Asalto, Amari se queda callada. La curiosidad
desaparecedesusojos.Agarralatúnicaconmásfuerzayseconcentraenmirarelsuelo.—¿Fueesoloqueleocurrióatumadre?Mepongorígida;¿cómopuedetenerlaosadíadepreguntarmeesocuandoni
siquieraseatreveapedircomida?—Perdona si te parezco demasiado directa… Es que tu padre lomencionó
ayer.VisualizolacaradeMama.Supielnegraparecíarelucirenausenciadelsol.
«Tequeríaconlocura».LaspalabrasdeBabareverberanenmimente.«Ahoramismoestaríamuyorgullosadeti».—Eraunamaji—respondo al fin—.Ymuy poderosa, por cierto. Tu padre
tienesuertedequeMamanocontaseconlamagiaduranteelAsalto.MimenterememoralafantasíadeMamainvocandosumagia,unafuerzaletal
en lugar de la víctima indefensaque acabó siendo.Habría vengado a losmajicaídos,habríamarchadoporLagosconunejércitodemuertos.HabríasidoellalaquehubieserodeadoelcuellodeSaranconunasombranegra.—Séqueestonocambiaránadalascosas,perolosiento—susurraAmarien
voztanbajaqueapenaslaoigo—.Eldolordeperderalapersonaqueamases…—Cierrafuertelosojos—.Séqueodiasamipadre.Comprendoquemeodiesamítambién.LapenasetrasluceenelrostrodeAmariy,alavez,eseodiodelquehablase
aplacadentrodemí.Sigosinentendercómoesposiblequesucriadafuesealgomásqueunasirvientacualquieraparaella,peroesinnegablequesientedolor.«¡No!».Sacudolacabezamientraslaculparellenaelespacioquequedaentrelasdos.
Tanto si llora como si no, no obtendrámi comprensión.Y no es la única conganasdefisgonear.—Porcierto,¿tuhermanosiemprehasidounasesinosincorazón?Amarisevuelvehaciamíconlascejaslevantadasporlasorpresa.—Nocreasquevasapoderpreguntarmepormimadreyalavezesconderla
verdadqueocultaesahorrorosacicatriz.Amarifijalavistaenloscarrosdemercancías.Noobstante,inclusoentonces
veoelpasadoqueserepitedetrásdesusojos.—No fue culpa suya —responde al fin—. Nuestro padre nos obligaba a
combatir.—¿Conespadasdeverdad?Aparto la cabeza. Mama Agba nos hizo entrenar durante años antes de
permitirnoscogerunpalo.—LaprimerafamiliadePadrevivíaentrealgodones—añadeconvozdistante
—.Erandébiles.Éldecíaquemurieronporeso.Noibaapermitirqueanosotrosnospasaralomismo.Habla como si fuese algo normal, como si todos los padres cariñosos
derramasenlasangredesushijos.Siempremehabíaimaginadoelpalaciocomoun refugio seguro, pero, por todos los dioses, ¿así es comoha transcurrido suvida?—Tzainnuncaharíaalgoasí.—Frunzoloslabios—.Nuncameharíadaño.—Inan no tuvo opción. —Se le ensombrece el rostro—. Tiene un buen
corazón.Perosehadescarriado.Sacudolacabeza.¿Dedóndesurgesulealtad?Durantetodoestetiempohabía
pensadoquelagentedesangrenoblevivíaasalvo.Nuncaimaginélacrueldadqueelmonarcapodríainfligirasupropiaestirpe.—Unbuencorazónnodejacicatricescomoesa.Nihacequelospueblossean
pastodelasllamas.Un buen corazón no me atenaza la garganta con las manos e intenta
enterrarmeviva.CuandoveoqueAmarinoresponde,séqueeslaúltimavezquevamos ahablar de suhermano.Bueno.Si noquiere contarme la verdad sobreInan,yotampocoloharé.Metragosusecretoensilencioy,enlugardepensareneso,meconcentroen
lacarnedeantilopentarioalabrasamientrasnosacercamosalospuestosylascarretasde losmercaderesambulantes.Estamosapuntode llegaralcarromatodeunancianovendedorconunbuensurtidodeproductoscuandoAmarimetiradelabolsa.—Nuncatehedadolasgraciasporsalvarmelavida.MerefieroaLagos.—
Bajalamiradaalsuelo—.Perotambiénintentastematarmedosveces…Asíquealomejorunacosaanulalaotra,¿no?Tardo un segundo en darme cuenta de que está de broma. Me sorprende
cuando sonrío.Por segundavezhoy,Amarime sonríe condulzuray atisbo larazónporlaqueaTzainlecostabatantoapartarlamirada.—Ah,doshermosasdamas—diceunancianokosidán,alaparquenosinvita
aaproximarnosconungesto.Daunpasoadelante,elpelocanosolebrillaalsol.—Porfavor.—Lasonrisadelmercaderseensanchayselemarcanlasarrugas
enlapielcurtida—.Entrad.Osprometoqueencontraréisalgoqueosguste.Caminamoshastalospeldañosporlosquesesubeasucarromato,tiradopor
dos guepardarios tan enormes que su cabeza queda a la altura de la nuestra.Acaricioelpelajemoteadodeunodeellosymedetengoarepasarlasmuescasquehayenelgruesocuernoquelesalecomounaprotuberanciadelafrente.Elanimalronroneaymelamelamanoconsulenguaserradaantesdequeentremosenelespacioabarrotadodeproductos.Elfuerteolordelostejidosviejosmeazotamientrasrecorremoselrecargado
carromato.Enunrincón,Amarirevuelveunmontónderopaviejamientrasyome detengo a inspeccionar un par de cantimploras de ante forradas demangostaria.—¿Paraquéhabéisvenidoalmercado?—preguntaelvendedorconunsurtido
derelucientescollaresenlamano.Seinclinahaciadelanteysusojoshundidos,propios de los orïshanos de la frontera norte, parecen crecer ante nosotras—.Estas perlas proceden de las bahías de Jimeta, pero esas resplandecienteshermosuras sonde lasminasdeCalabrar.Conestoosgarantizoquecualquierhombrevolverá lacabeza,aunqueestoysegurodequenooshacenfalta joyasparaconseguirlo.—Necesitamos provisiones para un viaje. —Sonrío—. Cantimploras y
materialdecaza.Ah,ytambiénpedernal.—¿Cuántotenéis?—¿Quépodéisdarnosacambiodeesto?LeentregoelvestidodeAmariylodespliega.Loasomaporlaventanapara
verloconluznatural.Pasalosdedosporlascosturascomoloharíaunhombreque conoce bien las telas, y se detiene con cuidado a inspeccionar lasquemadurasquerodeanelbajodelafalda.—Está bien hecho, de eso no hay duda.Un tejido rico, un corte excelente.
Seríamejor que no tuviera quemaduras, pero eso se arregla con un dobladillonuevo.—Entonces¿qué?—lopresiono.—Ochentamonedasdeplata.—Nonosconformaremosconmenosde…—No soy amigo de regatear, preciosa.Mis precios son justos ymis ofertas
también.Ochentaesmiúltimapalabra.Aprieto los dientes, pero sé que no habrá forma de hacerlo cambiar de
opinión.Unmercaderambulantequehacomerciadopor todaOrïshanoes tanfácildeembaucarcomounnobleaislado.—¿Quépodéisofrecernosporochenta?—preguntaAmarimientrascogeunos
pantalonesdrapeadosamarillosyundashikinegrosinmangas.—Además de esa ropa…, estas cantimploras…, un cuchillo para
despellejar…,unoscuantospedernales…Elmercadercomienzaa llenarunacestademimbreyrecopila losutensilios
quepuedanayudarnosennuestroviaje.—¿Conestobasta?—mesusurraAmari.—Demomento.—Asientoconlacabeza—.Siañadeesearco…—Nooslopodéispermitir—intervieneelmercader.—Pero¿ysielviajenoterminaenChân…eneltemplo?—Amaribajalavoz
—.¿Nonosharáfaltamásdinero?¿Máscomida?¿Másprovisiones?—Nolosé.—Meencojodehombros—.Yasenosocurriráalgo.Medoylavueltaparamarcharme,peroAmarifrunceelentrecejoyrebuscaen
elfondodemimochiladecuero.—¿Cuántonosdaisporesto?Sacaladiademadepiedraspreciosas.Al mercader casi se le salen los ojos de las órbitas cuando contempla ese
adornotanvalioso.—Por todos los dioses…—suspira—. ¿Dónde demonios habéis encontrado
eso?—Noimporta—contestaAmari—.¿Cuánto?Sopesaladiademaenlasmanosysequedaboquiabiertocuandovequetiene
unleopardariodenieveincrustadodediamantes.LevantalavistahaciaAmari,una mirada lenta y deliberada. Luego me mira a mí, pero no modifico laexpresión.—Nopuedoaceptarlo.Apartaladiadema.—¿Porqué?—Amariseloponeenlasmanosalafuerza—.¿Noosimporta
quitarmeelvestidodelcuerpo,peronoqueréisquitarmelacoronadelacabeza?—Nopuedo.—Elmercader sacude la cabeza sin cesar, pero cuando el oro
descansaensusmanos,yanoestá tanconvencido—.Aunquequisiera,nohaynadaporloquepuedacambiárosla.Valemásquetodoloquetengo.—Entonces¿cuántopodríaisdarnos?—lepregunto.Hace una pausa, elmiedo baila con la avaricia.Mira aAmari una vezmás
antes de contemplar la diadema que brilla en susmanos. Saca unmanojo dellaves del bolsillo y aparta un cajón demadera para dejar a la vista una cajafuertedemetal.Despuésdeabrirelcerrojoylatapa,inspeccionalamontañademonedasrelucientesquehaydentro.—Trescientaspiezasdeoro.Me abalanzo sobre él. Con esas monedas mi familia podría vivir una vida
entera. ¡O inclusodos!Medoy lavueltaparacelebrarloconAmaricuandosumiradamedevuelvea…«Notendríaestosinofuerapormisirvienta…Esloúnicoquemequedade
Binta».Habíatantodolorensusojos…Undolorquereconozcomuybien.Undolor
quesufrícuandoerapequeña,laprimeravezquemifamilianopudopagarlosimpuestosdelrey.Durante meses, Tzain y Baba salieron a pescar de sol a sol; por la noche,
aceptaban otros trabajos mandados por los guardias. Hicieron todo lo posibleparaevitarqueyomevieseinvolucrada,pero,alfinal,susesfuerzosresultaroninsuficientes. Ese día entré en el mercado flotante, con el amuleto de oro deMama. Era el único objeto de ella que pude recuperar, tirado al suelo y rotocuandolosguardiasselallevaronarastras.Después de lamuerte deMama,me aferré a ese amuleto como si fuese el
últimopedazoquequedabadesualma.Todavíamefrotoelcuelloaveces,comosimepicarasuausencia.
—Noesnecesarioquelohagas.Siento un aguijón al decir esas palabras delante de tanto oro, pero
desprenderme del amuleto deMama fue como si le arrancara el corazón; undolortanintensoquenoselodeseonisiquieraaAmari.Sumiradasesuavizaysonríe.—Te burlaste de mí porque no quería quitarme el vestido, y tenías razón.
Estabaobsesionadaconloqueyahabíaperdido,perodespuésdetodoloquehahechomipadre,missacrificiosnuncaseránsuficientes.—Amarihaceungestoconlacabezaendirecciónalmercader.Yahatomadounadecisión—.NopudesalvaraBinta.Peroconelorodeestaventa…Podríamossalvaralosdivîners.MiroaAmariconintensidadmientraselmercadercogeladiademayapilael
oroenunasbolsitasdeterciopelo.—¡Llevaoselarco!—exclamaradiante—.¡Llevaostodoloquequeráis!Paseolamiradaporelcarromatohastadetenermeenunaresistentemochilade
cuero decorada con círculos y líneas. Me acerco para inspeccionar su firmetextura,peromedetengoaldarmecuentadequeeldiseñoestáformadoporunmontóndecrucesdibujadasconpuntos.Pasolasmanosporencimadelamarcadelclancamuflada,elsímbolosecretodeOya,midiosahermana.Silosguardiasllegaran a descubrir la verdad que se esconde en el estampado de esa bolsa,confiscaríanelcarromatoenterodelmercader.Inclusoesposiblequelecortasenlasmanos.—¡Tencuidado!—gritaelvendedor.RetirolamanoatodaprisaantesdedarmecuentadequehablaconAmari.Laprincesaledavueltasaunaempuñaduravacíaenlasmanos.—¿Quéesesto?¿Lefaltalahoja?—Apártaladetucuerpoysacúdela.Igualqueocurreconmipaloplegable,alsacudir laempuñaduraseextiende
una larga hoja de sable con una letal punta curvada. Resplandece con unaeleganciamortíferay,paramisorpresa, lasmanospequeñasdeAmariparecensostenerloconsoltura.—Mellevoesto.—Sinosabescómoutilizarlo…—advierteelmercader.—¿Quéosllevaapensarquenosé?ArqueounacejahaciaAmariyrecuerdolamencióndelaccidenteduranteel
entrenamiento de lucha. Di por hecho que la cicatriz era de la espada de su
hermano, pero ¿acaso ella empuñaba otra espada? A pesar de haberla vistoescapardeLagos,nomeimaginoalaprincesaenfrascadaenunabatalla.El mercader recopila nuestra colección de monedas y bienes y nos insta a
marcharnos. Nos proporciona todo lo que necesitamos para viajar hastaChândomblé. Regresamos al encuentro de Tzain en silencio, pero entre lacicatriz, la diadema y el sable, ya no sé qué pensar. ¿Dónde está la princesamalcriada a la quemehabría gustado estrangular?Y ¿deverdad sabráblandiresesable?Cuandopasamospordelantedeunárboldepapayas,medetengoysacudoel
tronco hasta que cae un fruto amarillo. Le doy a Amari unos segundos paraalejarseantesdelanzarlelapapayamaduraalacabeza.Durante loqueduraun latido,Amaripareceajenaa loqueocurre:«¿Cómo
podréexplicárseloluego?».Sinembargo,encuantoelfrutopasasilbandocercadeella,tiralacestaalsueloysedalavueltacomoelrayo,consunuevosabledesplegado.Suvelocidadesdescomunal.Suspiro al ver que la papaya madura cae al suelo cortada en dos mitades
perfectas.Amarisonríeyrecogeunamitad.Ledaunmordiscotriunfal.—Siquieresagredirme,tendrásqueesforzarteunpocomás.
CAPÍTULOCATORCE
INAN
Mataralachica.Matarlamagia.Miplanestodoloquetengo.Sin él, el mundo seme escurre entre los dedos. Lamaldiciónmaji que ha
caídosobremíamenazaconsalirdemipiel.«Tepropongountrato»,susurralachicaenmicabeza,yfrunceloslabiosal
hablar.«Nadietieneporquésaberqueeresunasucialar…».—Malditasea.Aprietolosdientes.Nobastaparaanularelrestodesumalvadocomentario.
Conel recuerdodesuvoz,mi infecciónafloraa lasuperficie,mepicabajo lapiel, queme abrasa. Conforme aumenta el picor, las voces rotas crecen.Másaltas.Másagudas.Como si intentase tragarme un ladrillo a la fuerza, lucho por tragarme la
magia.«Uno…,dos…».Cuento mientras combato. El aire que me rodea empieza a refrescarse. El
sudor seme acumula en la frente. Cuando por fin logro neutralizar lamagia,respirodemaneraentrecortada,jadeando.Peroporlomenosconsigoaplacarlaamenaza.Porunbreveinstante,estoyasalvo.Sol…—Inan.Mevuelvoa todaprisaycomprueboquellevebienpuestoelcasco.Pasoel
pulgarporencimadelahebillapordecimoquintavezhoy.Juroquenotocómocreceelmechónblanco.JustodelantedelasnaricesdeKaea.Laalmirantecabalgaalacabezaymeindicaqueletomeelrelevoyguíeyo.
Nodebe darse cuenta de que he ido detrás de ella todo el día para evitar quepudiera mirarme. Hace apenas unas horas estuvo a punto de descubrirlo.Mepilló desprevenido mientras miraba mi reflejo en un arroyo. Si se hubieraacercadounpocoantes…Siyomehubieseentretenidounpocomás…
«¡Concéntrate,Inan!».¿Quéestoyhaciendo?Esassuposicionesy lamentosnome llevananinguna
parte.Mataralachica.Matarlamagia.Esoesloúnicoquetengoquehacer.Aprietolosmusloscontramileopardariadenieve,Lula,paraazuzarlaaseguir
aKaea,concuidadodeesquivarloscuernosquesobresalendesuespalda.Silegolpeo demasiado fuerte en uno de ellos,mimonturame tirará de la silla sincontemplaciones.—Vamos.—Tirode las riendasdeLula cuandogruñe—.No seas tanvaga,
malditabestia.Lula enseña los colmillos serrados, pero acelera el paso. Avanza en zigzag
entre los roblesmarulayseagachaparanochocarcon losbabuinontesquesecolumpiandelasramascubiertasdefrutas.Le acaricio el pelajemoteado en señal de agradecimiento cuando llegamos
hasta donde estáKaea. La leopardaria suelta otro gruñido grave, pero frota elhocicocontramimano.—Decidme—diceKaeacuandoyaestoycerca—.¿Quéosdijoelaldeano?«¿Otravez?».Cielos,estamujernoserinde.—Hayalgoensuhistoriaquenoencaja.Necesitoquemelarepitáisunavez
más.Kaea alarga la mano por detrás de su pantenaria para liberar el halcón de
fuegopetirrojodelajaula.ElaveseapoyaenlasillademontarmientrasKaealeata una nota a una pata. Seguro que es unmensaje para Padre. «Seguimos lapistadelpergaminohaciaelsur.Además,sospechoqueInanesunmaj…».—Measeguróque era cartógrafo—miento—.La ladronayAmari fueron a
verlodespuésdeescapardeLagos.Kaealevantaelantebrazoyelhalcóndefuegoextiendesusanchasalasantes
deecharavolaryperderseenelcielo.—¿Cómosupoquesedirigíanalsur?—Lasviotrazarlarutaenelmapa.Kaeaapartalamirada,peroantesmepercatodelbrillodeladudaensusojos.—Nodeberíashaberinterrogadoanadieenmiausencia.—¡Y la aldeanodebería haber ardido!—exclamo—.Sigo sin ver para qué
nossirveobsesionarnosconloquepodríaynopodríahaberpasado.«Relájate,Inan».NoesconKaeaconquienestoyfurioso.Peroyahafruncidoloslabios.Hetiradodemasiadodelacuerda.—Losiento.—Suspiro—.Noqueríadecireso.
—Inan,sinosoiscapazdegestionaresto…—Estoybien.—¿De veras? —Me mira a los ojos seria—. Porque si creéis que me he
olvidadodelpequeñoepisodioqueossucedió,sientodecirosqueosequivocáis.«Malditosseanloscielos».Kaeaestabapresente laprimeravezque lamagiameatacóen lascostasde
Ilorin.Lanochequemellenólacabezadesonidos.Semehaceunnudoenlagargantacuandotratodeempujaresamaldiciónmás
abajo.—Nopiensopermitirqueelpríncipemueramientrasyoestoydeguardia.Si
vuelveasucederalgoasí,osmandodirectoalpalacio.Semeencogeelcorazónhastatalpuntoqueeldolormeaprisionaelpecho.
Nopuedemandarmedevueltaacasaenestascondiciones.Antestienequemorirlachica.«Tepropongountrato».Suvozvuelveacolarseenmicabeza.Estanrealque
me da la impresión de queme está susurrando al oído. «Déjame en paz y teguardaréestesecretito.Nadietieneporquésaberqueeresunasucialar…».—¡No!—grito—.Nofueunepisodio.Lodelaplaya.Yo…,yo…—Respiro
hondo.«Relájate»—.MeparecióverelcadáverdeAmari.—«Exacto,esoes»,pienso—.Mediovergüenzadarmecuentadehastaquépuntomeafectaba.—Ay,Inan…—LadurezaenlaexpresióndeKaeasesuaviza.Alargaelbrazo
y me coge de la mano—. Perdóname. No puedo imaginarme lo terrible quedebiódeser.Asiento con la cabeza y le aprieto la mano. Demasiado fuerte. «Suéltala».
Peroelcorazónsemeacelera.Unanubedecolorturquesapareceirradiardemipechoyfluyecomoelhumodeunachimenea.Regresaamíeloloraromeroyceniza.Losgritosdelachicaenllamasresurgen…El calor de las llamas me lame la cara. Un humo sofocante me llena los
pulmones.Acadasegundo,elfuegoreptamáscercademicuerpo,eliminatodaoportunidaddeescapar.—¡Socorro!Caigo al suelo.Mis pulmones rechazan el aire rancio. Las llamaradas me
atrapanlospies…—¡Socorro!Tiro de las riendas de Lula. El animal suelta un gruñido amenazador y se
detieneenseco.—¿Quéocurre?—Kaeavuelvelacabezadesdesumontura.
HundolasmanosenelpelajedeLulaparaocultareltemblor.Semeacabaeltiempo.Lamagiaescadavezmáspotente.Comounparásitoquesealimentademisangre.—Amari—digo medio atragantado. Me quema la garganta igual que si la
tuviera llena de humo—. Estoy preocupado. Nunca había salido del palacio.Podríasalirmalherida.—Yalosé—meconsuelaKaeaconvozdulce.Mepreguntosihablarádela
misma manera cuando Padre pierde los estribos—. Pero no está del todoindefensa.Hayunarazónporlaqueelreysepasótantosañosinsistiendoenquelosdosaprendieraisautilizarlaespada.MeobligoadecirquesíyfinjoescucharaKaeamientrassiguehablando.Una
vezmás,empujolamaldiciónalomásprofundodemiser,pasandoporaltoelmodoenquecambialatexturadelaireamialrededor,volviéndolomásfino.Sinembargo,aunquelamagiaremite,micorazónsiguelatiendodesbocado.Elpodermeardedentro.Seburlademí.Mecorrompe.«Mátala»,merecuerdo.Mataréaesachica.Mataréestamaldición.Sinopuedo…Meobligoarespirarhondo.Sinopuedo,estoymuerto.
CAPÍTULOQUINCE
AMARI
Solíasoñarconescalarunamontaña.A altas horas de la noche, cuando todo elmundo en palacio se había ido a
dormir,BintayyocorríamosporlospasillospintadosalaluzdeunaantorchaynosdeslizábamosporlossuelosdebaldosashastallegaralsalóndelaguerradePadre.Cogidasdelamano,acercábamoslaantorchaaltapizdelmapadeOrïsha,un mapa que parecía tan grande como la vida ante nuestros jóvenes ojos.PensabaqueBintayyopodríamosverelmundojuntas.Creíaque,sidejábamoselpalacio,podríamosserfelices.Ahora,mientrasmeagarroalaempinadasuperficiedelaterceramontañaque
hemosescaladohoy,mepreguntoporquésoñaríaalgunavezconascenderalgomásaltoquelaescalinatadepalacio.Elsudorsemepegaalapielyempapalatelarugosadeldashikinegro.Unejércitointerminabledemosquitoszumbaymepicaenlaespalda.Seestándandounfestín,porquenopuedosoportarsoltarmedelamontañaeltiemposuficienteparaapartarlos.Ha transcurrido otro día entero de travesía, junto con una noche de sueño
reparador, menos mal. Aunque el clima se suavizó una vez que salimos deSokoto y nos adentramos más en la selva, me di cuenta de que Tzain habíavuelto a taparme con su capa cuando empecé a conciliar el sueño. Gracias anuestrasprovisiones,comeresmásfácil.Inclusolacarnedezorroylalechedecocoempiezanasabermeapolloyatédelacocinadelpalacio.Pensabaquelascosascomenzabanamejorarporfin,peroahorasientotalopresiónenelcuerpoqueapenaspuedorespirar.Llevamosbuenapartedeldíadecaminoyhemosascendidomilesdemetros,
locualnoshaproporcionadounasvistasasombrosasde la junglaque tenemosdebajo. Verdes de todas las tonalidades cubren el terreno y crean doselesinterminablesbajonuestrospies.Unríosusurrantesecontoneaentrelosarbustostropicales,yeslaúnicaaguaalavista.Conformeascendemos,sucaudalsevecadavezmásestrecho,sevaencogiendohastaconvertirseenpocomásqueunafinalíneaazul.
—¿Cómopuedeexistiralgoaquíarriba?—preguntoentrejadeos.Respirohondoytiroconfuerzadelarocaquetengoporencimadelacabeza.
Al principio de nuestro viaje no comprobaba antes los asideros. Mis rodillasarañadas son un buen recordatorio de por qué no debo volver a cometer elmismoerror.Cuandoveoquelapiedraaguantafirme,meagarroyasciendounpocomásporlamontaña.Introduzcolospiesenunagrieta.Laurgenciadegritarseacumuladentrodemí,peromeobligoaacallarla.Yaheocultadolaslágrimasdosveces.Seríahumillantesollozardenuevo.—Amari tiene razón—contestaTzainpordetrásdemíybuscaunazona lo
bastanteanchaparaqueNailahpuedasubir.Suleonariasemuestratemerosadesdequeestuvoapuntoderesbalarporla
anterior montaña que escalamos. Ahora solo se atreve a trepar si Tzain ledemuestraantesqueellugaresseguro.—¡Seguidsubiendoynohagáismáspreguntas!—gritaZéliedesdearriba—.
Estáaquí.¡Tienequeestaraquí!—¿Deverdadlovisteis?—preguntaTzain.Vuelvo a pensar en el momento vivido en la tienda de Mama Agba, el
momentoenqueel futuroexplotóantenuestrosojos.Todoparecía tanmágicoentonces.Inclusorobarelpergaminoparecíaunabuenaidea.—Todosvimoscómoescalábamoslostres…—empiezoaresponder.—Pero¿visteiseste templo legendario?—insisteTzain—.QueMamaAgba
nos viera escalando no tiene por qué significar que Chândomblé exista enrealidad.—¡Subeycalla,Tzain!—gritaZélieaplenopulmón—.Confíaenmí.Séque
esreal.Eselmismorazonamientoquellevagritandotodoeldía,latozudezquenos
ha traídoacruzardeunprecipicioaotro.La realidady la lógicano importanparaella.Necesitaaferrarseaestoconuñasydientes,elfracasonisiquieraentraenelreinodesusposibilidades.MirohaciaabajopararesponderaTzain,peroverlosárbolesdelaselvamiles
de metros más abajo hace que me flojeen los músculos. Presiono el cuerpocontralamontañayagarroconfuerzalasrocas.—¡Ey!—exclamaTzain—.Nomireshaciaabajo.Lohacesgenial.—Nomientas.Casisonríe.—Siguesubiendo,vamos…Elpulsomepalpitaenlosoídoscuandovuelvoamirarhaciaarriba.Yaveoel
siguienterepecho.Aunquemetiemblanlaspiernas,meobligoacontinuar.«Portodosloscielos,siBintapudieravermeahora…».Suhermosacarasefiltracomolasgotasdesangreenmimentecontodasu
antigua gloria. Por primera vez desde que la vi morir, me la imagino viva,sonriendo y ami lado.Hubo una noche, en la sala de la guerra, en la que sedeshizoelnudodelacofia.Supeloplateadocayóenvariascapassedosasylecubriótodalacabeza.«Y ¿qué ropa os pondréis cuando crucemos la cordillera de Olasimbo?»,
bromeó cuando le conté mis planes de escapar juntas al mar de Adetunji.«Aunque tuvieseis que correr, la reina preferiría caerse muerta antes depermitirosquellevaraispantalones».Sellevólamanoalacabezayfingiógritar,imitandoelagudotonodevozdeMadre.Mereícontantasganasesanochequeestuveapuntodeorinarmeencima.Apesardelascircunstancias,unasonrisaafloraenmicara.Bintaeracapazde
imitar a cualquier persona de palacio. Sin embargo, mi sonrisa se desvanececuando pienso en nuestros sueños perdidos y en los planes abandonados. Yocreía que podríamos escapar por los túneles del palacio. Una vez queestuviéramosfuera,novolveríamosaentrarnunca.Todoparecía tanseguroenesemomento…Pero¿acasoBintasupoentodomomentoqueeraunsueñoquenuncaveríahechorealidad?Esapreguntamerondamientrasllegoalsiguienterepechoymedoyimpulso
parasubir.Lamontañaseaplanayproporcionaunbreveespaciodedescanso,lobastanteanchoparapodertumbarmeenlahierbasilvestre.Mientrasmepongoderodillas,Zéliesedesplomaenun jardíndebromelias
autóctonasyaplastalosvistosospétalosrojosyvioletasconlospies.Meinclinohaciadelanteeinspirosudulcearoma.ABintalehabríanencantado.—¿Podemos quedarnos aquí?—pregunto mientras la fragancia a clavo me
tranquiliza.Nopuedoni imaginarmeseguirelascenso.LapromesadeChândomblénos
hatraídohastaaquí,peroseacabó.Levanto la cabeza justo en elmomento en queNailah clava las garras para
subiralrepecho.Tzainlasigue,cubiertodesudor.Sequitaeldashikisinmangasybajolamirada:laúltimavezquevielcuerpodeunchicofuecuandonuestrascuidadorasnosbañabanjuntosaInanyamí.Meruborizoysemecalientan lasmejillasalcaeren lacuentade lomucho
quemehealejadodelpalacioentodoslossentidos.Aunquenoesilegalquelosmiembrosdelarealezayloskosidánentablenrelaciones,adiferenciadeloque
ocurreentredivînersykosidán,MadreseríacapazdemeteraTzainenlacárcelporloqueacabadehacer.Meaparto,deseosadeponermásdistanciaentrelapieldesnudadeTzainymi
rostrosonrojado.Perocuandomemuevo,misdedostopanconalgolisoyhueco.Medoylavueltaymeencuentrocaraacaraconuncráneoaplastado.—¡Cielos!—grito,yretrocedohechaunovillo.Semeerizaelvellodelanuca.Zélieseincorporadeunbrincoyextiendeel
palodecombate,listaparalucharencuantoseapreciso.—¿Quépasa?—pregunta.Señaloelcráneofracturado,quesehallaencimadeunapiladehuesosrotos.
Un agujero espeluznante por encima de la cuenca ocular señala su muerteviolenta.—¿Creéisquepodríaserotroescalador?—pregunto—.¿Alguienquemurió
enelintento?—No—respondeZélieconunaextrañaconfianza—.Noeseso.Inclina la cabeza e inspecciona el cráneo con más detalle. Una ráfaga fría
recorreelambiente.Zélieseagachayestiralamanohaciaelhuesodestrozado.Susdedosapenasrozanlacalaveracuando…Suspiro cuando el calor pegajosode la jungla se transformadegolpe enun
frío helador. Esa sensación gélida seme cala en la piel, yme llega hasta loshuesos.Sinembargo,laráfagapolarsoloduraunossegundos.Tanrápidocomohasurgido,sedesvaneceynosdejaabrumadosenlamontaña.—¡Ah!—Zéliejadeacomosiacabasedevolveralavida.Agarracontantafuerzalasbromeliasquelasfloressedesprendendecuajode
lostallos.—Portodoslosdioses,¿quéhasidoeso?—preguntaTzain.Zéliesacudelacabezayabrelosojosmásymásacadasegundo.—Lohenotado.Erasuespíritu…¡suvida!—Magia—reconozco.Da igual cuántas veces lo vea, su despliegue siempre consigue crear un
conflictodentrodemí.ApesardequeresurgentodaslasadvertenciascontralamagiaquePadremehizoenlainfancia,micorazónsellenadeadmiración.—¡Vamos!—exclamaZéliemientrasechaacorrercomounrayoysedirigea
lasiguientecuestadelamontaña—.Esmásfuertequetodoloquehabíasentidohastaahora.¡Eltemplotienequeestarcerca!Avanzocomopuedoparaseguirla,yapartomitemorenundeseodealcanzar
elúltimosaliente.Cuandomeincorporoyalzolamiradaparaverquéhaysobreelempinadotramoqueacabamosdeascender,nocreoloqueveo.Chândomblé.Estáaquídeverdad.Unos bloques de piedra cubiertos demusgo están apilados enmontañas de
escombros, que pueblan hasta el último centímetro de la superficie plana. Ladestrucciónesloúnicoquequedadelostemplosylosaltaresqueenotrotiempocubrieronestatierra.Adiferenciadelajunglaydelasmontañasinferiores,aquínocantan losgrillosnipían lospájaros, ni siquiera zumban losmosquitos.Elúnico signo de que en algún momento llegó a existir vida son los cráneospartidosqueseabarrotanjuntoanuestrospies.Zélie se detiene delante de un cráneo, con las cejas enarcadas, aunque no
sucedenada.—¿Quéocurre?—pregunto.—Suespíritu…—Seinclinahaciadelante—.Sehadespertado.—¿Despertarsededónde?Retrocedounpasoymetropiezocontraunosescombros.Otroescalofríome
llenaconunmiedoimpronunciable,peronopuedodiscernirsiesrealosoloestádentrodemimente.—Nolosé.—Zélieserascaelcuello—.Hayalgoeneltemploqueamplifica
miashê.Puedosentirmimagia,enserio.Antesdequepuedaformularleotrapregunta,Zélieseinclinadenuevoytoca
otracalavera.Mellevolamanoalpechoalinstante.Estaveznoesunfríoheladorloquela
recorre comoun relámpago, sinouna imagen, teñidadeoro.Templosy torresmagníficos se elevan, estructuras asombrosas adornadas con imponentescascadas.Hombres,mujeresyniñosdepieloscura con sofisticadas túnicasdeantedeambulanporellugar,unashermosaslíneasysímbolosmoteansupielyformanelegantesremolinosblancos.Aunqueelfogonazodurasolounossegundos,laimagendeloslujosossuelos
del santuario se queda fija enmimemoriamientrasmiro las ruinas que tengodelante.Chândombléerauntemploradiante.Ahoranoesmásqueaire.—¿Quécreesquesucedióaquí?—lepreguntoaZélie,aunquetemoqueyalo
sé.Padredestruyólabellezadelamagiaenmivida.¿Porquénoibaahacerlo
mismoportodoelmundo?Espero la respuesta deZélie, peronome contesta. Su cara se endurece con
cadasegundoquepasa…Vealgomás,algoqueyonologroadvertir.Unasuaveluzcolor lavandaempiezaabrotardesusdedosysalea lasuperficiemientrasZélieexplorasuspoderesporprimeravez.Al verla, mi curiosidad aumenta. ¿Qué otras cosas puede ver? Aunque la
noción de la magia sigue haciendo que se me acelere el pulso, parte de mídesearíapoderexperimentar suarrebatopor lomenosunavez.ElarcoírisqueirradiabalamanodeBintamebañalamentehastaqueoigoqueTzainnosllama.—Miradesto.Seguimos la voz de Tzain hasta que nos encontramos frente a la única
estructura de la montaña que sigue en pie. El templo se alza hacia el cielo,construidocontralaempinadacaradelaúltimainclinaciónrocosa.Adiferenciadelosbloquesdepiedra,estaestructuraestáconstruidaconmetalennegrecido,surcadopor restosamarillosy rosadosque indicanqueenotro tiempobrillabacomo el oro. Las viñas y el musgo crecen por los laterales y oscurecen filasinterminablesderunasmágicasgrabadasenelfrisodeltemplo.Zéliesedirigealaentradasinpuerta,peroNailahsueltaundiscretogruñido.—Nopasanada,Nailah.—Zélieledaunbesoenelhocico—.Quédateaquí,
¿deacuerdo?Nailahrefunfuñaysedesplomadetrásdeunapiladepiedrasrotas.Unavez
queNailahsehaaposentado,entramosporlaaperturayrecibimosencantadoselauramágica,tandensaquecasipuedonotarsupesodentrodelasala.TzainseacercamásaZéliemientrasyomeentretengoenpasarlamanoporelaire;lasoscilacionesdeenergíamágicaseescurrenentremisdedosigualquelosgranosdearena.Losrayosdeluzsecuelanporelóculoresquebrajadodeltecho,iluminandola
cúpulapintada.Las imágenessesucedenhasta llegaraunashilerasdepilares,decoradosconcristalesdecoloresymineralesrelucientes.«¿Porquénodestruyeronesto?»,mepreguntomientraspasolosdedosporlos
grabados. Curiosamente, el templo está casi intacto, un árbol solitario en unbosquecalcinado.—¿Ves alguna puerta?—pregunta a gritos Tzain desde la otra punta de la
estancia.—Nada—respondeaZélietambiénenvozalta.Elúnicoelementovisibleentodalasalaesunaestatuagigantescaencastrada
contralapareddelfondo,cubiertadepolvoyviñastrepadoras.AndamoshastaallíyTzainpasalasmanosporlapiedragastada.Laestatuaparecerepresentara
unaancianavestidaconropajessuntuosos.Unacoronadoradaadornasusrizosblancosesculpidosenpiedra,elúnicometalsinmanchasqueseaprecia.—¿Esunadiosa?—preguntomientrasescudriñolaestatua.En todos mis años de vida, nunca he visto una representación de una sola
deidad.Nadieseatreveríaacolocarunaenelpalacio.Siemprehabíadadoporhecho que la primera vez que viese un dios o una diosa, tendría un aspectosimilaralosretratosrealesquecuelgandelsalónprincipal.Sinembargo,apesarde la suciedad, esta estatua conserva un aire regio que ni el cuadro másmagníficopodríatransmitir.—¿Quéeseso?Tzainseñalaunobjetoenlamanodelamujer.—Parece un cuerno. —Zélie alarga la mano para inspeccionarlo—. Qué
extraño…—Repasa el metal oxidado con la mano—. Tengo la impresión deoírloenmimente.—¿Yquédice?—lepregunto.—Esuncuerno,Amari.No«dice»nada.Semesonrojanlasmejillas.—Bueno,siesunaescultura,¡notendríaporquéemitirsonidos!—Callad,porfavor.—Zéliesellevaeldedoíndicealoslabiosyluegocoloca
ambasmanosenelmetal—.Creoqueintentatransmitirmealgo.Contengolarespiraciónalvercómojuntalascejas,concentrada.Alcabode
unosmomentoseternos,empiezanabrillarlelasmanosconunaresplandecienteluzplateada.Parecequeelcuernosealimentadesuashê,ybrillaconmásfuerzacuandoZélieseesfuerza.—Tencuidado—leadvierteTzain.—Yalotengo.—Zélieasiente,peroempiezaasacudirse—.Estácerca.Solo
hacefaltaunúltimoempujón…Unlentocrujidorugebajonuestrospies.Doyunrespingoaloírlo.Nosdamos
la vuelta, sorprendidos, al ver que una baldosa enorme se separa del resto delsuelo.Laabertura revelaunaescaleraquebajaenespiralhaciaunahabitacióntanoscuraqueloocultatodoenlanegrura.—¿Creéisqueessegurobajar?—susurro.Loslatidossemeacelerancuandocontemplolaoscuridad.Meagachoyme
asomopor la compuerta para vermejor, perono se aprecia ninguna fuente deluz.—Nohay ninguna otra puerta.—Zélie se encoge de hombros—. ¿Qué otra
opciónnosqueda?
Tzain corre al exterior y regresa con un hueso de fémur carbonizado yenvueltoenunretalquehacortadodesucapa.Zélieyyoretrocedemos,peroélpasa por delante y enciende la tela con el pedernal, para crear una antorchacasera.—Seguidme—nosindica.Suvozautoritariahacequedisminuyamimiedo.Empezamos adescender conTzain a la cabeza.Aunque el hazde luzde la
antorcha ilumina nuestros pasos, no alcanza nada más. Mantengo una manopuestaenlaparedrugosaycuentolasrespiracioneshastaqueporfinllegamosalaplantainferior.Encuantomispiesdejanelúltimoescalón,lacompuertaquetenemosencimasecierraconuncrujidoensordecedor.—¡Cielos!Michillidoreverberaenlaoscuridad.MecobijoenZélie.—¿Quéhacemosahora?—preguntotemblando—.¿Cómosalimosdeaquí?Tzainsedalavueltaeintentavolverasubirlospeldaños,perosedetieneen
cuantooímosunsiseo.Alcabodeunossegundoslaantorchaseapagaynosdejaenlamásabsolutanegrura.—¡Tzain!—gritaZélie.Elsiseocrecehastaqueunabocanadadeairedulzónycálidomerocíacomo
sifueralluvia.Cuandoinhalo,mismúsculosempiezanaralentizarsealinstante,yalpoconotoquesemenublalamente.—Veneno—logra pronunciar Tzain antes de que oiga el golpe seco de su
cuerpoalcaeraplomoalsuelo.Ni siquiera tengo oportunidad de asustarme antes de que la oscuridad me
envuelvaporcompleto.
CAPÍTULODIECISÉIS
INAN
NotounmurmulloyelsilencioqueseexpandeenelambientecuandomilegióndesciendesobreSokoto.Notardomuchoenaveriguarporqué.Somoslosúnicosguardiasalavista.—¿Dóndeestánlaspatrullas?—preguntoenvozbajaaKaea.Elsilencioesensordecedor.Escomosiestagentenohubiesevistonuncaen
directoelsellodeOrïsha.SololoscielossabenloqueharíaPadresipresenciarasemejantefaltaderespeto.Desmontamosdenuestrosanimalesjuntoaunlagotanlimpioquereflejalos
árboles que lo rodean como si fuese un espejo. Lula enseña los dientes a ungrupodeniños.Sedesperdiganmientrasellabebeagua.—Nomandamosguardiasalosasentamientosnómadas.Seríaundesperdicio
de recursos, teniendo en cuenta que los viajeros cambian de lugar cada pocosdías.Kaeasedesabrochaelcascoyelvientolealborotaelpelo.Elcuerocabelludo
mepicaymeentranganasdehacerlomismo,perotengoqueocultarelmechónblancoatodacosta.«Encuéntrala».Respiro el aire limpio y fresco e intento olvidarmimechón
blanco, aunque sea por un momento. A diferencia del calor y la neblina deLagos, el ambiente de este pequeño asentamiento es puro.Revitalizante.Cadarespiración limpia apaga el ardor de mi pecho mientras intento aplacar lamaldición,peroelpulsosemeaceleraalestudiar lascarasde losdivînersquenos rodean. He estado tan obsesionado en acabar con la chica que nome heparadoapensarencómopodríaacabarellaconmigo.Agarrolaempuñaduradelaespadamientrassaltoconlamiradadeundivîner
alsiguiente.Todavíanohecomprobadolaenvergaduradelamagiadelachica.¿Cómopodríadefendermesimeatacase?«¿Ysi luchaconlaspalabras?».Sientounescalofríodeterror; lamagiaque
sientodentromeabrasa.Bastaríaconquelachicaseñalasemicasco,identificase
lamaldiciónqueocultadebajo.Entonces,Kaeaveríamimechónblanco.Todoelmundodescubriríamisecreto…«Concéntrate, Inan». Cierro los ojos y sujeto con vigor el cálido peón de
sênet. No puedo permitirme que mis pensamientos sigan girando en espiral.Tengoquecumplirconmiobligación.Orïshaestáamenazada.Conforme losnúmeros instauranelordena la fuerzaenmimente,busco la
empuñaduracurvadademicuchilloarrojadizo.Conmagiaono, conungolpecerteropodríadesarmarla.Unahojaafiladapodráatravesarleelpechoapesardesuspoderes.Sinembargo,pormásquemededicoaconfabularypensarmaniobras,saltaa
lavistaquelachicanoestáaquí.Aunquenofaltandivînersquememirenconasombro,susojosplateadosnoseencuentranentreellos.Sueltoelcuchillomientrasalgoquenosédiscernirsedesinflaenmipecho.
Mehundeigualqueladecepción.Y,alavez,esunalivio.—Tomadestoscarteles—ordenaKaeaalossoldados.Leentregaacadauno
delosdiezhombresunrollodepergaminoconunretratodelacarasuciadelachica dibujado con tinta—. Averiguad si alguien la ha visto a ella o a unaleonariaconcuernosdetoro:noeshabitualencontraresosanimalestancercadenuestracosta.—EntoncesKaeasevuelvehaciamíconloslabiosfruncidosporla determinación—. Registraremos a los mercaderes. Si es cierto que sedirigieron al sur, este es el primer lugar en el que podrían haber cogidoprovisiones.Asientoconlacabezaeintentorelajarme,peromeresultaimposiblealestar
tancercadeKaea.Sepercatadecualquiermovimiento,porpequeñoquesea;susorejasparecenmoversecasiconcualquiersonido,igualquelasdelosfelinos.Caminodetrásdeellay,concadapaso,elesfuerzodesuprimirmispoderesse
vuelvemás insoportable.El acero de la armadura empieza a pesarme como sifuesedeplomo.Aunquecaminamosdespacio,mecuestamantenerelpaso.Coneltiempo,comienzoaquedarmerezagado.Meinclinohaciadelanteyapoyolasmanosenlasrodillas.«Solotengoquerecuperarelalie…».—¿Quéhacéis?Doyunrespingo,pasandoporaltolaintensidaddemimaldicióncuandooigo
eltonoirritadodeKaea.—Las…las tiendas.—Señalo laschozasnaturalesque tengodelante—.Las
estabainspeccionando.A diferencia de los postes metálicos y las pieles de hipones curtidas que
empleamosparamontarnuestrastiendasdecampaña,estoscobijosestánhechosderamasyrecubiertosdemusgo.Dehecho,suestructuraresultacuriosamenteeficaz.Elejércitopodríaadoptarsustécnicas.—No es el momento de fijarse en la arquitectura rudimentaria. —Kaea
entrecierralosojos—.Concentraosenlatareaquetenemosentremanos.Girasobresus talonesycamina todavíamásdeprisa,ahoraque lehehecho
perder tiempo. Me apresuro a seguirla, pero cuando nos aproximamos a loscarromatosylascarretas,unamujerrobustamellamalaatención.Adiferenciadelrestodenómadas,nonosmiraconinterés.Esmás,nonosmiraenabsoluto.Dirigelaatenciónhaciaelhatillodemantasqueacunaenelpecho.Igual que un estornudo contenido, mi maldición aflora a la superficie. Las
emociones de la madre me golpean con la fuerza de un bofetón en la cara:chispas de rabia, pálidas ráfagas demiedo. Pero, por encimade todo, un afánprotectorquequema,desafiantecomouna leopardariadenievequevigilaasuúnicocachorro.Nocomprendoporquéhastaqueelhatilloque tienecontraelpechoseponeallorar.«Unniño…».Mis ojos se desplazan desde la piel color castaño de la mujer hasta la
voluminosa piedra que agarra con vigor. Su terror seme cuela en los huesos,perosuresoluciónmequemaconmásfuerzatodavía.—¡Inan!Vuelvo a concentrarme en el presente… No me queda más remedio que
hacerlocadavezqueKaeamellama.Peromientrasmeacercoaloscarromatosde los mercaderes, vuelvo a mirar a la mujer por última vez y me trago lamaldición,apesardequemeardeenelestómago.¿Dequétienemiedo?Y¿quéibaahacerleyoasuhi…?—Esperad.Me detengo cuando pasamos por delante de un carromato tirado por
guepardarios de un cuerno. Las criaturas con manchas me observan con ojosanaranjados.Unoscolmillosafiladosasomanbajosuslabiosperfiladosdenegro.—¿Qué?Unanubecolorturquesaflotaalrededordelapuerta,másgrandequeelresto
quehanidoapareciendoantemí.—Estetienemuchavariedad.Intentoparecerdespreocupadomientrasnosdirigimosalcarromato.«Yelaromaasalmarinadelalmadelachica».Aunqueluchocontramimagia,suolormerodeacuandoatraviesolanube.La
divînerapareceenmimentecontododetalle,supieloscuraescasiluminiscentebajoelsoldeSokoto.Laimagenduraapenasunsegundo,peroesefogonazobastapararetorcerme
las vísceras. Siento la magia igual que un parásito dentro de la sangre. Merecolocoelcascoycruzamoselumbraldelapuerta.—¡Bienvenidos,bienvenidos!La ancha sonrisa del anciano vendedor se escurre de su cara oscura con la
rapidezdeunchorrodepinturafresca.Seponedepieyseagarraalosladosdelcarromatoparanoperderelequilibrio.Kaeasacudeelpergaminoconelretratodeladivîner.—¿Hasvistoaestachica?El mercader entrecierra los ojos y se limpia las gafas con la camisa. Muy
despacio.«Quiereganartiempo».Cogeelcartel.—Nopuedodecirquelahayavisto.Seleformangotasdesudorenlafrente.MiroaKaea;ellatambiénsehadado
cuenta.Nohacefaltamagiaparasaberqueesteincautomiente.Mepaseoporelpequeñocarromato,rebuscando,tirandoalgunosobjetospara
verquéencuentro.Hallounfrasquitoconformadelágrimaquetienetintenegroymelometoenelbolsillo.El mercader se queda quieto durante un rato. Demasiado quieto para ser
alguienqueno tienenadaqueocultar.Sepone tenso cuandomeacerco aunacajagrandedemadera,asíque ledoyunapatadaconelpie.Lasastillassalenvolando.Detrásapareceunacajafuerte.—No…Kaeaempujaalvendedorcontralaparedylocachea.Melanzaunmanojode
llaves.Pruebo todasy cadaunade las llaves en la cerradurade la caja fuerte.«¿Cómoseatreveamentirme?».Abro el cofre con ímpetu y con la esperanza de encontrar una pista
incriminatoria. Pero entonces atisbo las joyas de la diademadeAmari. Semecortalarespiración.Verlo hace que retroceda en el tiempo yme devuelve a la época en la que
éramosniños.Eldíaenqueselapusoporprimeravez.Elmomentoenquelehicedaño…Meescondodetrás de las cortinas de la enfermería del palacio. Luchopor
contener las lágrimas como sea. Mientras me oculto como un cobarde, losmédicosquevanacurarle lasheridasaAmaridejansuespaldaa lavista.Se
merevuelveel estómagoal verel tajoen laespalda.Rojoyencarneviva,elcorte le recorre toda la columna. La sangremana cada vezmás y lo empapatodo.—Losiento—sollozoentrelascortinas,yhagounamuecacadavezquelas
agujasdelmédicolahacenchillardedolor—.Losiento.Memuero de ganas de gritar: «Te lo prometo. ¡No volveré a hacerte daño
nunca!».Perolaspalabrasnosalendemiboca.Amariestátumbadaenlacamilla.Gritasincesar.Rezaparaquelaagoníatermine.Alcabodeunashoras,Amarisequedacallada.Siguetumbadaenlacamilla,
ytanagotadaquenisiquierapuedehablar.Mientrasgime,susirvienta,Binta,sesubealacamillaylesusurraalgoque,nosécómo,consiguearrancarunasonrisaenloslabiosdeAmari.Escucho y observo con atención. Binta consuela a Amari mejor que
cualquieradenosotros.Lecantahastaqueseduermegraciasasuvozmelódica,ycuandoAmariconciliaelsueño,BintacogelaantiguatiaradentadadeMadreyselaponeaAmarienlacabeza…NohabíadíaenqueAmarinolucieraesatiara.LaúnicapeleacontraMadre
queganómihermanaensuvida.Haríafaltaungorileónparalogrararrancárseladelacabeza.Paraqueestajoyaestéaquí,mihermanatienequeestarmuerta.Aparto a Kaea con brusquedad y le pongo el cuchillo en la garganta al
mercader.—Inan…Silencio aKaea con un gesto.No esmomento de contenerse ni demostrar
discreción.—¿Dedóndehassacadoesto?—La…lachicamelodio—diceconvozroncaelmercader—.¡Ayer!Agarroelpergamino.—¿Ella?—No.—Elvendedorniegaconlacabeza—.Estuvoaquí,peromelodiootra
chica.Teníalapieldecolorcobre.Ojosbrillantes…¡comolosvuestros!«Amari».Esosignificaquecontinúaviva.—¿Quécompraron?—interrumpeKaea.—Unsable…Variascantimploras.Parecíaquefuesenahacerunviaje,como
siquisieraniralajungla.Kaeaabrelosojoscomoplatos.Mearrancaelpergaminodelasmanos.—Tienequesereltemplo.Chândomblé.—¿Aquédistanciaestá?—Undíaenteroalgalope,pero…—Salgamosya.—Agarroladiademaymedirijoalapuerta—.Sicabalgamos
rápido,esposiblequelasatrapemos.—Esperad—meindicaKaea—.¿Quéhacemosconél?—Porfavor…—elmercadertiembla—.¡Nosabíaqueerarobado!Pagomis
impuestoscuandotoca.¡Soylealalrey!Vacilóalmiraraldesdichadohombre.Séloquesesuponequedebodecir.SéloqueharíaPadre.—¿Inan?—preguntaKaea.Coloca lamano en la espada. Necesito darle una orden. No puedomostrar
debilidad.«Laobligaciónantesqueunomismo».—¡Por favor!—suplica el vendedor, aferrándose ami indecisión—. Podéis
llevaroselcarromato.Podéisllevarostodoloquetengo…—Havistodemasiadascosas…—interrumpeKaea.—Esperadunmomento—siseo.Notocómoelpulsomemartillealassienes.LoscadáveresabrasadosdeIlorinsesucedenenmimente.Lacarnequemada.
Laniñaquelloraba.«Hazlo»,meobligo.«Unreinovalemásqueunavida».Sin embargo, ya sehaderramado suficiente sangre.Mispropiasmanoshan
derramadotanta…Antesdequepuedadecirnada,elmercadercorredespavoridohacialasalida.
Unamanollegahastalapuerta.Unaexplosiónencarnadallenaelaire.Lasangremesalpicaelpecho.Elmercadersetambaleaysedesplomaenelsueloconungolpetazorotundo.ElcuchilloarrojadizodeKaealesaleporlanuca.Despuésdeexhalarcondificultadsuúltimosuspiro,elmercadersedesangra
ensilencio.Kaeamemiramientras seagachaparaextraerel cuchillocomosirecogieralarosaperfectadeunjardín.—Nodebéistoleraraquienesseentrometenenvuestrocamino,Inan.—Kaea
pisaelcadáverylimpialahojahastaquequedareluciente—.Ymuchomenosaquienessabendemasiado.
CAPÍTULODIECISIETE
AMARI
Unaneblinaabandonamimentecuandoparpadeoyrecuperolaconsciencia.Mivisión entremezcla el pasado y el presente. Por un instante, aún noto el brilloplateadodelosojosdeBinta.Sin embargo, cuando pasa la alucinación, el destello de las llamas de unas
velasbailaporlasparedesdepiedratosca.Unroedorcorreteajuntoamispiesydoyunrespingo.Esentoncescuandomedoycuentadequeestoyinmovilizada,atadaaTzainyZélieporunafirmecuerda.—¿Chicos?Zélie se sacude a mi espalda, su voz todavía suena medio adormilada. Se
remueveyforcejea,perodaigualcuántointentaliberarse,lascuerdasnoceden.—¿Quéhapassssado?—preguntaTzainarrastrandolaspalabras.Tiradelosnudos,peronisiquierasuconsiderablefuerzalograliberarnosde
lasataduras.Duranteunosminutos, loúnicoqueseoyeen lacaverna sonsusgruñidos.Noobstante,alcabodeunratootrosonidoaumentadevolumen;nosquedamospetrificadosaloírunospasosqueseaproximan.—Elsable—susurraZélie—.¿Llegasacogerlo?RozoconlosdedoslosdeZéliemientrastanteoamiespaldaenbuscadela
empuñaduraextensible,perosoloagarroelaire.—Noestá—contestoenotrosusurro—.¡Selohanllevadotodo!Estudiamos la cueva en penumbra e intentamos localizar el bronce de mi
empuñadura,elresplandordelpaloplegabledeZélie.Alguienharobadotodasnuestrascosas.Nisiquieratenemosel…—¿Pergamino?—preguntaunavozatronadora.Me tensocuandounhombredemedianaedadaparecea la luzde lasvelas,
vestido con una túnica de ante sinmangas. Espirales y grecas blancas cubrencadacentímetrodesupieloscura.Zéliecogeaireylocontiene.—Unsêntaro…—¿Unqué?—susurro.
—¿Quiénandaahí?—gruñeTzain,ysecontorsionacontra lascuerdasparaverquéocurre.Enseñalosdientesenseñaldedesafío.Elhombremisteriosonisiquieraparpadea.Seapoyaenunbastóntalladoenpiedra,agarradoalacaraquehayesculpida
enelmango.Unafuriainnegableleardedetrásdelosojosdorados.Empiezoapensar que no va a moverse jamás, cuando de repente se abalanza hacianosotros;Zéliedaun respingoalnotarqueelhombre leagarraunmechóndepelo.—Liso—murmuraconundejededecepción—.¿Porqué?—¡Quitadlelasmanosdeencima!—gritaTzain.Aunque Tzain no supone una amenaza ahoramismo, el hombre se retira y
sueltaelpelodeZélie.Sacaelpergaminodelcinturóndelatúnicayentrecierralosojosdorados.—Haceañosquelerobaronestoamipueblo.Tieneunacentofuerteypesado,distintodelosdialectosorïshanosquehabía
oídohastaahora.Miroconfijezaelpergaminoenrolladoquetieneenlamanoyreconozcounoscuantossímbolosdelrolloensupropiapiel.—Nos lo robaron.—Suvoz adquiere un tonoviolento—.Nopermitiré que
hagáislomismo.—Osequivocáis—suelto—.¡Nohemosvenidoarobar!—Esoesjustoloquedijeronellos.—Arrugalanarizmientrasmeolfatea—.
Apestasasumismasangre.Meapartoymeencojo,apoyadaenloshombrosdeTzain.Elhombrememira
conunodioquenopuedoesquivar.—Dice laverdad—seapresuraaañadirZélie,conunavozquesuenade lo
másconvincente—.Somosdiferentes.Losdiosesnoshanenviado.¡UnaVidentenosguiohastaaquí!«MamaAgba…».Vuelvo a pensar en sus palabras de despedida. «Estamos
destinados a hacer esto», me entran ganas de gritarle. Pero ¿cómo puedodefender eso cuando lo único que desearía ahora mismo sería no haber vistonuncaesepergamino?Elsêntaroechahumoporlanariz.Levantalosbrazosyelaireretumbaconla
amenazadelamagia.«Nosvaamatar…».Elcorazónmelatedesbocado.Aquíesdondeterminanuestroviaje.LasantiguasadvertenciasdePadreresuenanenmicabeza:«Contralamagia,
notenemosningunaposibilidad».Contralamagia,estamosindefensos.Contralamagia,podemosdarnospormuertos.
—Vi lo que era esto antes—dice Zélie luchando contra el nudo que se leforma en la garganta—.Vi las torres y los templos, a los sêntaros que teníanvuestroaspecto.Elhombrebajalosbrazospocoapoco,yséqueZélieporfinhacaptadosu
atención. Traga saliva. Rezo a los cielos para que encuentre las palabrasapropiadas.—Séquesepresentaronenvuestrohogar,destruyerontodoloqueamabais.A
mímehicieronlomismo.Yamilesdepersonasqueseparecenamí.Selequiebralavozycierrolosojos.Detrásdemí,Tzainseponetenso.Se
mesecalagargantaaldarmecuentadeaquiénserefiereZélie.Miintuiciónnoseequivocaba.Padredestruyóestesantuario.Vuelvoapensarentodaslasruinas,enloscráneosmachacados,enlamirada
severadeZélie.LapacíficaaldeadeIlorincubiertaenllamas.LaslágrimasqueresbalabanporlacaradeTzain.LacascadadeluzqueescapódelaspalmasdeBintamellenaelpensamiento,
más hermosa que los propios rayos del sol. ¿Dónde estaría yo ahora si Padrehubiera permitido vivir a Binta? ¿Qué aspecto tendría todo Orïsha si hubieraaccedidoadarlesunaoportunidadalosmaji?Elsentimientodeculpameinvadeyhacequemeentrenganasdereplegarme
ydesaparecercuandoelhombrevuelvealevantarlosbrazos.Aprietolosojostodoloquepuedoymepreparoparaeldolor…Lascuerdassedesvanecen;nuestraspertenenciasreaparecenjuntoanosotros.Todavíaestoyabrumadapor lamagiacuandoelmisteriosohombresealeja,
apoyadoenelbastón.Mientrasnoslevantamos,pronunciaunaescuetaorden:—Seguidme.
CAPÍTULODIECIOCHO
ZÉLIE
Elaguagoteaporlasparedesexcavadasenlapiedramientrasnosadentramosenel corazón de la montaña, acompañados del rítmico golpeteo del bastón denuestro guía. Las velas doradas se suceden en fila por la piedra rugosa eiluminan la oscuridad con su suave resplandor. Mientras piso la fría roca,observosinpestañearalhombre,todavíaincapazdecreerquetengaaunsêntaroantemis propios ojos.Antes delAsalto, solo los líderes de los diez clanes demajillegabanaconocerlosenestavida.MamaAgbasecaerádelasillacuandoselocuente.Aparto a Amari para acercarme más al sêntaro, con la intención de
inspeccionar lasmarcaspintadascon tintaenelcuellodelhombre.Semuevenporsupielconcadapaso,bailanconlassombrasdelallama.—Se llaman sênbaría —responde el hombre, como si pudiera percibir mi
mirada—.Elidiomadelosdioses,tanantiguocomoeltiempomismo.«Ahorayaséquéaspectotienen».Meinclinohaciadelanteparaestudiarlos
símbolos que con el tiempo acabaron convirtiéndose en el idioma yoruba,dándonoslalenguaconlaqueinvocarnuestramagia.—Sonmuyhermosos—respondo.Elhombreasiente.—LascosasquecreaMadreCielosiempreloson.Amariabrelaboca,perolacierraalinstante,comosiselopensaradosveces.
Algoseremueveenmiinterioralverlacaminarconnosotrosyobservarcosasquesololosmajimáspoderososdelahistoriahantenidoderechoacontemplar.Carraspeayparecerebuscarenlomásprofundodesuserhastaencontrar la
vozperdida.—Disculpadme—interviene—.Pero¿tenéisnombre?Elsêntarosedalavueltayarrugalanariz.—Todoelmundotienenombre,niña.—Ay,nomerefería…—Lekan—lainterrumpe—.Olamilekan.
Lassílabashacencosquillasenlosrinconesmásrecónditosdemicerebro.—Olamilekan—repito—.¿«Miriqueza…aumenta»?Lekansevuelvehaciamíconunamiradatanintensaqueestoyconvencidade
quepuedeveratravésdemialma.—¿Recuerdasnuestralengua?—Algunaspalabras.Mimadremelaenseñócuandoerapequeña.—¿TumadreeraunaParca?Mequedoboquiabiertaporlasorpresa.Esimposibleidentificarlospoderesde
unmajiasimplevista.—¿Cómolohabéissabido?—pregunto.—Lopercibo—respondeLekan—.La sangrede lasParcascorredensapor
tusvenas.—¿Podéispercibir lamagiaenpersonasquenoseanmajinidivîners?—La
preguntasaledemísinquepuedaevitarlo,cuandoInanmevienealacabeza—.¿Esposiblequeunkosidánposeamagiaenlasangre?—Como sêntaros, nosotros no hacemos esa distinción. Todo es posible
cuando se trata de los dioses. Lo único que importa es la voluntad deMadreCielo.Sedalavueltaymedejaconmáspreguntasquerespuestas.¿Quépartedela
voluntaddeMadreCieloimplicaquelasmanosdeInanmeestrangulen?Intento apartar los pensamientos que me llevan a él mientras seguimos
avanzando.Tengo la impresión de haber viajado un kilómetro por lomenos através de los túneles cuandoLekan nos conduce a una cúpula ancha y oscurahoradadaenlamontaña.Levantalasmanosconlamismasolemnidadqueantes,provocandoqueelairezumbeconlaenergíaespiritualquedesprende.—Ìm lè àw n òrìshà—canta, el encantamiento yoruba fluye de sus labios
comoelagua—.Tànsíminíkíábáàyí.Tanìmlèsíìpàsawnmr!Derepente,lasllamasquerodeanlasparedesseapaganalavez,igualquela
antorchacaseradeTzain.Pero,alinstante,vuelvenaencenderseconnuevavidaeinundandeluzhastaelúltimorincóndelapiedra.—Por…—Todos…—Losdioses…Nossentimosmaravilladosalentraren lacúpuladecoradaconunmural tan
magnífico queme quedo sin palabras.Cadametro de piedras está cubierto devistosaspinturasqueilustranalosdiezdioses,losclanesdelosmaji,ytodolo
imaginable.Sonmuchomásimpresionantesquelostoscosdibujosdelosdiosesque solían existir antes del Asalto, que los cuadros escondidos que aparecíanaquíyallá,quelosescasostapicestejidosquesolosemostrabanenlaproteccióndelanoche.Esas imágeneserancomoresplandoresdeunosrayosdeluz.Estemuralescomomirarcaraacaraalsol.—¿Quéeseso?—preguntaenunsusurroAmari.Davueltasconlaintención
decaptartodaslasimágenesdevez.Lekan nos indica que nos acerquemos, así que tiro deAmari y la sostengo
cuandosetambalea,mareada.Elsêntarocolocalasmanosenlapiedraantesderesponder:—Elorigendelosdioses.Susojosdoradosrelucenyunabrillanteenergíasaledesupalmayseexpande
porlapared.Conformelaluzviajaporlapintura,laobradearteresplandecey,pocoapoco,lasfigurascobranvida.—Cielos…—exclamaAmari,ymeagarradelamuñeca.La magia y la luz aumentan de intensidad conforme el alma del mural se
vuelveanimadaantenuestrosojos.—Alprincipio,nuestraMadreCielocreóloscielosylatierraytrajolavidaa
la inmensa oscuridad. —Unas luces resplandecientes salen en espiral de laspalmas de una anciana que reconozco porque era la estatua que vimos en elprimerpiso.Sutúnicadecolorpúrpurarelucecomolasedaalrededordesuregiasilueta mientras los nuevos mundos cobran vida—. En la tierra,Madre Cielocreóalossereshumanos,sushijosdesangreyhueso.Enloscielos,dioaluzalos dioses y las diosas. Cada uno de ellos pasó a dar cuerpo a un fragmentodistintodesualma.AunqueMamaAgbayamehabíacontadoestahistoria,nuncalahabíasentido
tanrealcomoenestemomento.Trasciendeelreinodelasfábulasylosmitosyseconvierteenauténticahistoria.Todosnosquedamosmirandoconlosojosylabocamuyabiertosmientras los sereshumanosy losdioses surgena lavezdeMadreCielo. Los humanos caen a la tierramarrón, a la par que las deidadesreciénnacidasflotanentrelasnubesdelcielo.—MadreCielo amaba a todos sus hijos, todos ellos creados a su imagen y
semejanza.Paravincularnosa todos, compartió susdonescon losdiosesyasínacieronlosprimerosmaji.CadaunadelasdeidadestomóunapartedelalmadeMadreCielo,unamagiaquesesuponíaquedebíanofreceralossereshumanosdelatierra.YemjatomólaslágrimasdelosojosdeMadreCieloyseconvirtióenlaDiosadelMar.
Unaimpresionantediosadepieloscuraconvivarachosojosazulesdejacaerunaúnicalágrimaenelmundo.Encuantoaterriza,explotaycrealosocéanos,loslagosylosarroyos.—Yemjaproporcionóelaguaasushermanoshumanos,yenseñóaquienesla
adoraban cómo controlar su vida.Sus pupilos estudiaron las enseñanzas de sudiosaprotectoraconunadisciplinaférreayobtuvieroneldominiodelmar.«ElnacimientodelosAmosdelasMareas»,recuerdodepronto.Porencima
denosotros,losmiembrospintadosdelclanOmisacudenlasaguasasuantojo,haciéndolasbailarconunafacilidadpasmosa.Lekan narra el origen de un dios tras otro y explica la simbología de cada
deidadydesusmajiconformevamosavanzando.Nosenteramosdelahistoriade Sàngó, quien tomó el fuego del corazón de Madre Cielo para crear a losAbrasadores;deAyao,quientomóelairedelalientodeMadreCieloparacrearalosAmos delViento.Estudiamos a nueve dioses y diosas, hasta que solo nosquedauno.Espero a queLekan empiece su última exposición, pero entonces se vuelve
haciamí,conunaintensaexpectaciónpresenteenlamirada.—¿Yo?Doyunpasoadelante; laspalmasdelasmanosmesudancuandomecoloco
ensulugar.Estaeslapartedelahistoriaquemejormesé,elrelatoqueMamamecontótantasvecesqueinclusoTzaineracapazderecitarlodememoria.Perocuando era pequeña, no era más que un mito, una fantasía que los adultosingeniabanparaentreteneralosniños.Porprimeravez,elrelatoparecereal,estátejidoenlaurdimbredemipropiavida.—Adiferenciadesushermanasyhermanos,Oyaeligióesperarhastaelfinal
—enuncioenvozalta—.NotomónadadeMadreCielo,comohabíanhechosushermanos.Enlugardeeso,lepidióaMadreCieloqueledieraalgo.Observomientrasmidiosahermanasedesplazaconlagraciadeunhuracán,
retratada con todo su poder y su resplandor. La belleza de piel obsidiana searrodillaantesumadre,susropajesrojosflotancomoelviento.Laestampamedeja sinaliento.Suportedenotapotencia,una tormenta se fraguabajo supielnegra.—En reconocimiento a la paciencia y la sabiduría de Oya,Madre Cielo la
recompensó con el dominio sobre la vida —continúo—. Pero cuando Oyacompartióestedonconsuspupilos,lahabilidadsetransformóenelpodersobrelamuerte.SemeaceleraelpulsoalverquelasdistintasParcasdelclanIkúdespliegan
sus letales habilidades, la clase de maji en la que yo estaba destinada aconvertirme. Aunque estén dentro del mural, sus sombras y sus espíritus seelevan,obedientesejércitosdelosmuertos,ydestruyenlavidacontormentasdeceniza.La representación mágica me transporta mentalmente a la época vivida en
Ibadan, cuando observaba a los mayores recién elegidos que demostraban sudestreza ante nuestro clan de Parcas. Cuando eligieron aMama, las sombrasnegrasdelamuertequegiraronasualrededoreranmagníficas.Aterradorasyalmismotiempofascinantes,bailabanasusórdenes.Enesemomentosupeque,pormuchosañosqueviviera,nuncaveríanadatan
hermoso.Soloteníalaesperanzadeque,algúndía,pudieraunirmeaMamaensumagia.Queríaquemeobservaraysesintieralamitaddeorgullosadeloqueyomesentíaentoncesdeella.—Losiento.Semeformaunnudoenlagarganta.Lekanparececomprenderloalinstante.
Asienteydaunpasoadelanteparacontinuarconelrelato.—Oya fue la primera en darse cuenta de que no todos sus hijos sabrían
gestionarunpodertaninmenso.Seconvirtióenselectiva,igualquesumadre,ycompartió suhabilidadsoloconaquellosquemostrabanpacienciay sabiduría.Sushermanasyhermanossiguieronsuejemploy,alcabodepoco,lapoblacióndemajimenguó.Enesanuevaera,todoslosmajipasaronarecibirlagraciadeunacabellerablancarizada,enhomenajealaimagendeMadreCielo.Me aparto de la cara los mechones lisos, con las mejillas cada vez más
sonrojadas.Aunque alguienpodría considerar que soy sabia, es imposible quehayaunsolodiosalláarribaquepiensequesoypaciente…LamiradadeLekansedirigealúltimoconjuntodedibujosdelmuralcelestial,
en el que varios hombres y mujeres adornados con símbolos blancos searrodillanyrezan.—Paraprotegerlavoluntaddelosdiosesenestatierra,MadreCielocreóami
pueblo, los sêntaros. Dirigidos por la mamaláwo, ejercemos el papel deguardianes espirituales y tenemos la labor de vincular el espíritu de laMadreCieloconlosmajidelatierra.Sequedacalladocuandoeldibujodeunamujer seeleva sobre lossêntaros
conunadagademarfilenunamanoyunapiedrarelucienteenlaotra.Aunqueva vestida con una túnica de cuero, igual que sus hermanos y hermanas, lamamaláwoluceunadiademamuyornamentadaenlacabeza.—¿Quéllevaenlasmanos?—pregunto.
—Ladagadehueso—respondeLekan,ylasacadesupropiatúnica—.Unareliquia sagrada tallada del esqueleto del primer sêntaro. —La daga parecebañadaenunbarnizazulclaroyemiteunaenergíaqueenfríacomoelhielo.Lasmismas sênbaría que Lekan lleva pintadas en los brazos destacan en laempuñadura—.Quien la empuña capta la fortaleza de la fuerza vital de todosaquellosquelahanempuñadoantes.»Enlamanoderechasostienelapiedradelsol,unfragmentovivodelalmade
MadreCielo.Al sostener el espíritudeMadreCielo, lapiedra launeconestemundoymantienevivalamagia.Unavezcadasiglo,nuestramamaláwollevabalapiedra,ladagayelpergaminoauntemplosagradoparallevaracaboelritualdeunión.Alhaceraflorarsusangreconladagayutilizarelpodercontenidoenlapiedra,lamamaláwosellabalaconexiónespiritualdelosdiosesconlasangredelossêntaros.Mientrasnuestrolinajesobreviviera,tambiénloharíalamagia.Conformelamamaláwodelmuralcanta,suspalabrasbailanportodalapared,
convertidasensímbolospintados.Susangregoteadeladagademarfil.Elbrillodelapiedradelsolenvuelvetodoelmuralensuluz.—Entonces¿fueeso loqueocurrió?—Tzainpareceobservarelmural,pero
tienelamiradaperdida,elcuerporígido—.¿Nollevóacaboelritual?¿Poresomuriólamagia?Aunquedicelapalabramagia,loqueoigoensuvozesMama.Esoesloque
ladejóindefensa.Asífuecomoelreynoslaarrebató.LachispadelosojosdeLekansedesvaneceylasimágenespierdensuvida
animada.Poruninstante, lamagiadelmuralmuereyse transformaenpinturaseca,uncuadronormalycorriente.—Lamasacredelosmaji,«elAsalto»,comolollamavuestragente,nofueun
acontecimientoazaroso.Antesdequeyoempezasemiperegrinaje,vuestroreyentróenlostemplosdeChândombléalegandoqueseadorabanadiosesfalsos.En realidad, lo que Saran buscaba era un arma contra los propios dioses.—Lekansedalavueltaparaquenopodamosverlelacara,sololossímbolosquellevapintadosenlosbrazos.Parecenencogersecuandosedesplomadentrodelhazde luz de la vela,marchito a causa del intensodolor de su corazón—.Seenteródelritual,decómolamagiadeOrïshaestabaancladaenlasangredelossêntaros. Cuando regresé de mi peregrinación, Saran había masacrado a mipueblo, con lo cual cortó el vínculo conMadre Cielo y arrancó la magia denuestromundo.Amari se lleva la mano a la boca, unas lágrimas silenciosas le surcan las
mejillasrosadas.Noconcibocómounhombrepuedesertancruel.Noséloqueharíayosiesehombrefuesemipadre.Lekansedirigeanosotrosdenuevoyenesemomentomedoycuentadeque
nuncacomprenderé su soledad, sudolor.DespuésdelAsalto, amí todavíamequedabanTzainyBaba.Loúnicoquelequedabaaéleranesqueletos;cadáveresydiosessilenciosos.—Sarancoordinólasmasacres,unajustodetrásdelaotra.Mientrasmipueblo
sedesangrabaenestesueloylamagiadesaparecía,instruyóasusguardiasparaquematasenalvuestro.Cierrolosojos,intentandoahuyentarlasimágenesdefuegoysangrequeme
evocaelAsalto.Mamaaferrándosealacadenademajacitanegraquelepusieronalrededordel
cuello.Misgritosmientrasselallevabanarastras.—¿Porquénohicieronnada?—gritaTzain—.¿Porquénoseloimpidieron?Apoyo lamano en su hombro y aprieto para paliar su rabia.Conozco ami
hermano.Séqueesosgritosenmascaransusufrimiento.—Mipueblotienelalabordeprotegerlavidahumana.Notenemospermitido
arrebatarla.Nos quedamos callados un buen rato, en el que solo los sollozos deAmari
rompen el silencio. Mientras observo las paredes pintadas, comienzo a serconscientedehastadóndeestaríandispuestosallegaralgunosparamantenernossometidos.—Pero ahora lamagia ha regresado, ¿verdad?—preguntaAmari secándose
losojos.Tzain leofreceun retalde lacapa,pero sugestoamable soloparececonseguirquebrotenmáslágrimas—.ElpergaminofuncionóconZélieyMamaAgba—continúaAmari—.También transformóamiamiga.SisomoscapacesdehacerllegarelpergaminoatodoslosdivînersdeOrïsha,¿noserásuficiente?—Saran rompió el vínculo antiguo entre los maji y los dioses celestiales
cuandoasesinóalossêntaros.Elpergaminodevuelvelamagiaporqueposeelacapacidaddeencender la chispadeunanuevaunióncon losdioses,peroparaque ese vínculo sea permanente y la magia regrese a nuestro mundo parasiempre, es necesario llevar a cabo el ritual sagrado. —Lekan extrae elpergamino con reverencia—. Me pasé años buscando los tres artefactossagrados, pero fue casi en vano. Solo logré recuperar la daga de hueso, y enocasionestemíaqueSaranhubieselogradodestruirlosotrosdoselementos.—Creo que no pueden destruirse —dice Amari—. Mi padre ordenó a su
almirante que se deshiciera del pergamino y la piedra del sol, pero no loconsiguió.—Elalmirantedetupadrenoloconsiguióporquelosartefactosnopuedenser
destruidospormanoshumanas.Cobraronvidagraciasalamagia.Sololamagiapuedeprovocarsumuerte.—Entonces¿podemos lograrlo?—insisto—.¿Estamosa tiempodedevolver
lamagiaalmundo?Por primera vez, Lekan sonríe, y la esperanza reluce detrás de sus ojos
dorados.—Elsolsticiocentenarioestáapuntodeproducirse,eldécimocentenariode
losdonesdelaMadreCieloa lahumanidad.Esnuestraúltimaoportunidaddeenmendarnuestroserrores.Laúnicaoportunidadquequedaparamantenervivalamagia.—¿Cómo?—preguntaTzain—.¿Quétenemosquehacer?Lekandesenrollaelpergaminoeinterpretasussímbolosydibujos.—Enelsolsticiocentenario,apareceunaislasagradaenlacostanortedelmar
deOrinion.Esdondeseubicael templodenuestrosdioses.Debemosllevarelpergamino, la piedra del sol y la daga de hueso y después recitar el antiguoencantamientoreflejadoenesterollo.Sicompletamoselritual,podremoscrearnuevoslazosdesangreyrestaurarelvínculo,conloqueaseguraremoselfuturodelamagiaduranteotroscienaños.—¿Ytodoslosdivînersseconvertiránenmaji?—preguntaAmari.—Sirealizáiselritualantesdequetermineelsolsticio,todoslosdivînersque
hayanalcanzadolostreceañosdeedadsetransformarán.«El solsticio centenario», repito paramis adentros, y calculo cuánto tiempo
nos queda. La graduación estival de Mama Agba siempre ocurre en lunacreciente,despuésdelarecolectaanualdelpeztigre.Sielsolsticiocae…—Esperad—exclamaTzain—.¡Quedamenosdeunaluna!—¿Qué?—Semehundeelcorazón—.¿Quésucedesinollegamosatiempo?—Siosloperdéis,Orïshanovolveráaverlamagiajamás.Notounvértigoenelestómago,comosimehubiesentiradomontañaabajo.
«¿Unaluna?¿Unalunaonuncajamás?».—Pero la magia ya ha empezado a resurgir. —Tzain sacude la cabeza,
incrédulo—.Renació con el pergamino. Si somos capaces de hacerlo llegar atodoslosdivîners…—No funcionará—lo interrumpeLekan—.El pergamino no está vinculado
conlaMadreCielo.Soloestableceelvínculoconcadadeidadhermana.Sinel
ritual, lamagianodurarámásalládel solsticio.Laúnica formade lograrloesreestablecerlaunióndelosmajiconlaMadreCielo.TzainsacaelmapayLekantrazalarutahastaelpuntoenelqueapareceráel
templosagrado.Rezoparaqueseafactiblellegarhastaesaubicación,peroTzainsealarmayselesalenlosojosdelasórbitas.—Esperad.—Amarilevantalasmanos—.Tenemoselpergaminoyladagade
hueso,pero¿dóndeestálapiedradelsol?Mira la túnicadeLekanconexpectación,peroestenonosmuestraninguna
piedraresplandeciente.—Heseguido lapistade lapiedradesdeWarriapartirdelmomentoenque
tocó tierra. De hecho, había encontrado ya un rastro en Ibeji, pero tuve queabandonarlabúsqueda,porquemiespíritumellamóparaquevolviese.Doyporsupuestoquefueparaquepudieraencontrarmeconvosotros.—Entonces¿nolahabéisrecuperado?—pregunto.LekanniegaconlacabezayTzainexplota.—Pero ¿y qué queréis que hagamos, eh? ¡Solo en el trayecto ya
consumiremosunalunaentera!Larespuestaestanclaracomolasimágenesdelapared.Losdivînersnuncase
convertiránenmaji.Saransiemprelocontrolarátodo.—¿Nopodéisayudarnos?—preguntaAmari.—Puedoecharosunamano—asienteLekan—,pero tengomis limitaciones.
Solounamujerpuedesernuestramamaláwo.Yonopuedorealizarelritual.—¡Pero tenéis que hacerlo!—le urge Amari—. ¡Sois el único sêntaro que
queda!—Nofuncionaasí.—Lekanniegadenuevoconlacabeza—.Lossêntarosno
soncomolosmaji.Vuestrovínculoconlosdiosessecimientaenvuestrasangre.PeroloquenecesitamosparacompletarelritualeselvínculoconlaMadreCieloBuruku.—Entonces¿quiénpuedellevarloacabo?Lekanmemiraconintensidad.—Unmaji.Alguienunidoalosdioses.TardounmomentoenasimilarlaspalabrasdeLekan;cuandoporfinlohago,
meentranganasdereír.—SiMadreCielotehizollegarelpergaminoatravésdeunadescendientedel
linajedeSaran,suvoluntadestáclara.«Puessuvoluntadseequivoca»,estoyapuntodecontestar.Nopuedosalvara
losmaji.Siaduraspenaspuedosalvarmeamí.
—Lekan, no. —Se me encogen las entrañas igual que cuando Amari meagarró en el mercado de Lagos—. No soy lo bastante fuerte. Ni siquiera herealizado un encantamiento en mi vida. Dijisteis que el pergamino solo mevinculabaconOya.¡TampocoestoyunidaalaMadreCielo!—Esopuedosolucionarlo.—Entonces,establecedlauniónconvosdirectamente.¡OvinculadaTzain!Empujoamihermanoparacolocarlodelante.InclusoAmariseríaunamejor
candidataqueyo.Sinembargo,Lekanmecogede lamanoy tirademí.Sin soltarme,avanza
porlasalaabovedada.Antesdequepuedaponermáspegas,mereprende:—Losdiosesnoseequivocan.
Lasgotasdesudorseagolpanenmifrentemientrasascendemosotrotramodeescalonesdepiedra.Subimospeldañotraspeldañoendirecciónalacimadelamontaña.Acadapaso,mimenteseretuerceysemarea,ymerecuerdatodaslasposibilidadesdequeestagestasalgamal.«Siporlomenostuviésemosyalapiedradelsol…».«Silaguardiarealnofuesepisándonoslostalones…».«SiLekanpermitiesequeotrapersonallevaraacaboelritual…».Semeencogeelpechoysientoquemeasfixioante laamenazadelfracaso.
Vuelve a mi mente la sonrisa torcida de Baba, la esperanza de sus ojos.«Mientrasnosfaltelamagia,nuncanostrataránconrespeto».Necesitamosesteritual.Esnuestraúnicaesperanza.Sinél,nuncatendremos
poder.Lamonarquíasiemprenostratarácomosifuésemoslarvas.—Yahemosllegado.Porfinalcanzamoselúltimoescalónysalimosdeltemploalamenguanteluz
deldía.Lekannosconduceauna reluciente torredepiedraqueseelevaen lacima de la montaña, muy por encima del primer templo en el que entramos.Aunque en la entrada observamos unas cuantas baldosas rajadas, el lugar estáprácticamente intacto. Unos pilares imponentes sustentan la estructura y seinclinanformandovariashilerasdeelegantesarcos.—¡Uau! —exclamo, y paso los dedos por las sênbaría grabadas en cada
columna.Lossímbolosresplandecenalaluzdelatardecerquesecuelaporlasarcadas.—Aquí.
Lekanseñalaelúnicoornamentodelatorre,unabañeradeobsidianallenadeunaguaazuladadelaquesalevapor.Ellíquidoempiezaaborbotearcuandoelsêntaroseacerca,apesardequenoseveningunallamadefuegodanzarina.—¿Quéesesto?—Tuiniciación.Cuandotermineconelrito,tuespírituhabráquedadounido
aldeMadreCielo.—¿Podéishacereso?—preguntaAmari.Lekanasienteyunatisbodesonrisaleasomaaloslabios.—Eramilaborconmipueblo.Mepreparédurantetodamividaparahacerlo.Junta lasmanos como si quisiera rezar ydeja lamiradaperdiday apacible.
Entonces,sevuelvederepenteymiraaTzainyaAmari.—Debéisiros.—Losseñala—.Yaherotosiglosdetradiciónaldejarosllegar
hastaaquí.Nopuedopermitirqueobservéisnuestroritualmássagrado.—Portodoslosdemonios,yalocreoquesí.—Tzainsecolocadelantedemí
conlosmúsculosflexionados,listoparaelataque—.Nopiensodejarossoloconmihermana.—Túdeberíasquedarte—susurraAmari—.Yonotengoderechoaveresto…—No.—TzainextiendelamanodelantedeAmariy ladetieneantesdeque
puedaescabullirseescalerasabajo—.Quédate.Sinnosotros,nohayritual.Lekanfrunceloslabios.—Siosquedáis,estáisobligadosaguardarelsecreto.—Lojuramos.—Tzainsacudelamano—.Nodiremosnada.—Notetomesestejuramentoalaligera—advierteLekan—.Losmuertosno
loharán.LekandirigelamiradahaciaAmari;ellaestáapuntodederretirse.Elsêntaro
seapartadeellosparaagarrarelbordedelabañeradeobsidiana.Elaguahierveencuantoentraencontactoconsupiel.Semesecalagargantacuandomeaproximoalabañerayunanuevabocanada
devapormegolpeaenlacara.Oya,ayúdame.Nisiquierasoycapazdevenderunpescadosinprovocarladestruccióndetodamialdea.¿Cómosesuponequevoyaserlaúnicaesperanzadelosmaji?—Siaccedoahaceresto,debéisiniciaraotraspersonas.Lekansuspiraconfrustración.—MadreCielotehatraídoaquí…—Porfavor,Lekan.Tenéisquehacerlo.Nopuedoserlaúnica.Lekanchasquealalenguaymeazuzaparaqueentreenlabañera.—Deacuerdo—acepta—.Peroprimerotengoquehacerelritodeiniciación
contigo.Concautela,metounpieenlabañeraymeintroduzcolentamentehastaqueel
agua me cubre todo el cuerpo y solo la cabeza queda fuera. Mi ropa flotaalrededormientraselcalormeadormecelasextremidades.Escomounbálsamotraselesfuerzodelaescaladadehoy.—Empecemos.Lekanmecogedelamanoderechaysacaladagadehuesoquellevaentrelos
plieguesdelatúnica.—Paraliberarelpoderdivino,debemossacrificar loqueesmásdivinopara
nosotros.—¿Vaisautilizarmagiadesangre?Tzaindaunpasohaciamí,conelcuerpotensoporelmiedo.—Sí—respondeLekan—,perotuhermananocorrerápeligro.Lomantendré
todobajocontrol.SemeaceleraelpulsoalrecordarelcuerpoabatidodeMamacuandoempleó
lamagiadesangreporvezprimera.Elpoderilimitadoledesgarrólosmúsculos.Incluso con la ayuda de los Sanadores, tardó una luna entera en recuperar lacapacidaddeandar.Fue el riesgo que corrió para salvar a Tzain cuando estuvo a punto de
ahogarsedeniño,unsacrificioquelepermitióaferrarsealavida.PeroaraízdelsacrificioquehizoMama,fueellaquienestuvoapuntodemorir.—Estarásasalvo—measeguraLekan,quepareceleermeelpensamiento—.
Esto no es como cuando losmaji utilizan la magia de sangre. Los sêntarostenemoslacapacidaddeguiarla.Asiento, aunque una leve punzada de miedo todavía se me atasca en la
garganta.—Perdóname—diceLekan—.Puedequeteduela.Inspirohondomientrasmehaceuncorteenlapalmadelamanoyaprietolos
dientesparasoportarelescozorcuandolasangreempiezaabrotar.Eldolorsetransformaenasombroalverquelasangresecubredeunaresplandecienteluzblanca.En elmomento en que toca el agua, noto que algome abandona, algomás
profundo que un simple corte.Las gotitas rojas convierten el agua azulada enblanca;lasburbujasdelhervoraumentanconformevacayendolasangre.—Ahora relájate.—La voz atronadora de Lekan disminuye entonces hasta
adquirir un timbremás suave.Seme cierran los ojos—.Despeja la cabezadepensamientos,respirahondo.Libératedelasatadurasterrenales.
Memuerdo la lenguaparanorenegar.Haydemasiadasatadurascon lasqueromper.Las llamasdeIlorinmelamenlamente, losecosde losgritosdeBisiresuenan en mis oídos. Las manos del príncipe me atenazan la garganta.Aprietan.Measfixian.Sin embargo, mientras mi cuerpo se empapa en el agua caliente, toda la
presiónempiezaaaflojarse.LaseguridaddeBaba…LafuriadeInan…Unaporuna,todaslascargassehunden.MeabandonanenoleadashastaqueinclusolamuertedeMamapareceevaporarseenelaguahirviendo.—Bien—meanimaLekan—.Tuespíritusehalimpiado.Recuerda,sientaslo
quesientas,yoestaréatulado.Colocaunamanoenmifrenteyotraenmiesternónantesdeentonar:—mMama,Arábìnrinyà.Síbùniyebíyer.Túidánmímrsíl.Un extraño poder serpentea alrededor de mi piel. El agua hierve con
intensidadrenovadaysemepara la respiracióncuandosucalorseapoderademí.—mMama…«HijadeMadreCielo»,repitomentalmente.—Arábìnrinyà…«HermanadeOya».—Síbùniyebíyer…«Ofrécemetupreciadodon».—Túidánmímrsíl…«Liberatumagiasagrada».El airevibracon la energíaeléctrica,más fuerteque todo loquehe sentido
hastaahora.SobrepasaelzumbidodelaszarpasdeInan,eclipsaelarrebatodetocarelpergaminoporprimeravez.Semecalientanlasyemasdelosdedos,queseenciendenconuna luzblanca.MientrasLekancanta,elpoderviajapormisvenasylashacebrillarpordebajodemipiel.—mMama,Arábìnrinyà…Cuantomásaltosubeeltonodesuencantamiento,másreaccionamicuerpo.
Lamagiasobrecogetodasycadaunadelascélulasdemiser,latecuandoLekanme sumerge la cabeza bajo el agua.Mi cráneo presiona contra el suelo de labañerayunanuevaclasedeairesememeteenlagarganta.PorfincomprendolaspalabrasdeMamaAgba.Escomorespirarporprimeravez.—mMama…Lasvenasseabultanbajomipielconformecrecelamagia,unahinchazónque
pareceapuntodereventar.Detrásdelosojos,unasláminasdecolorrojobailanamialrededor,rompencomolasolas,danvueltascomoloshuracanes.Mientrasme pierdo en su hermoso caos, emerge una tímida visión deOya.
Fuegoyvientobailanasualrededorcomodosespíritus,girandoygirandoigualquelassedasrojasdesufalda.—Arábìnrinyà…Subailemetransformayabrasatodoloquellevabaatrapadodentrodemísin
saberlo.Calcinaelinteriordemicuerpocomounallama,peroalmismotiempomeenfríalapielcomoelhielo,liberandoolasinexploradas.—¡Síbùniyebíyer!—gritaLekanporencimadelagua—.¡Túidánmímrsíl
!Enunaúltima sacudida, se libera el tsunamiy lamagia fluyepor todos los
rincones de mi ser. Se ancla a cada una de mis células, mancha mi sangre,conquista mi mente. En su poder atisbo a la vez el principio y el final, losvínculosinquebrantablesqueunenlasvidasdetodosnosotros.ElrojodelairadeOyagiraamialrededor.ElcolorplatadelosojosdeMadreCielobrilla…
—¡Zélie!Abro los ojos tras parpadear unas cuantas veces y me encuentro a Tzain
sacudiéndomeporloshombros.—¿Estásbien?—mepreguntainclinándosesobreelbordedelabañera.Asientoconlacabeza,perosoyincapazdearticularpalabra.Nohaypalabras
paraloquesiento.Sololasensacióndecosquilleoquelaexperienciahadejadotrasdesí.—¿Puedeslevantarte?—preguntaAmari.Intentoincorporarmeparasalirdelabañera,peroencuantolohago,elmundo
enteroempiezaagirar.—No te muevas —me indica Lekan—. Tu cuerpo necesita descansar. La
magiadesangresecalafuerzavital.«Descansar»,repito.Descansarconuntiempoquenotenemos.Silapistade
Lekansobrelaubicacióndelapiedradelsolescorrecta,tenemosquedirigirnosaIbejiparaencontrarla.Nopuedocompletarelritualsinlapiedra,yyavamosmuy escasos de tiempo. Solamente quedan tres cuartos de una luna para elsolsticio.—Debesreposarunanoche—insisteLekan,queenciertomodopresientemi
urgencia—. Iniciarse en lamagia es comoañadir unnuevo sentido.El cuerponecesitatiempopararecuperarsedelesfuerzo.Asientoycierro losojos, luegomedesplomoen lapiedra fría.«Mañanaos
pondréis enmarcha.Dirigíos a Ibeji, encontrad la piedra. Id a la isla sagrada.Realizadelritual».Repito el plan una y otra vez, dejando que su repetición me acune hasta
quedarmedormida.«Ibeji.Piedra.Isla.Ritual».Alcabodeunrato,mimentesefundeenunasuavenegrura,apocossegundos
de conciliar el sueño. Estoy casi dormida cuando Lekan me toma por loshombrosymeobligaaponermedepie.—¡Vienealguien!—exclama—.¡Rápido!¡Tenemosqueirnos!
CAPÍTULODIECINUEVE
INAN
«…pormediomundo…».«…¿Porquénopuedendecirnosquérobó?».«…si esemalnacido piensa que voy a arriesgarme amorir pasando por ese
precipicio…».—¡Inan,frenad!—meordenaKaeadesdeabajo.Tardouninstanteenpercatarmedequenoesunadelasnumerosasvocesque
abarrotanmicabeza.CuantomásmeacercoaChândomblé,másaltoresuenan.«Malditos sean loscielos».Lasquejasde losguardiaszumbancomoabejas
recolectoraspululandodentrodemicráneo.Aunquequierosacarlasdeahí,nopuedoarriesgarmeaaplacarahoramimagia;inclusoelmenordelosesfuerzosporconseguirloprovocaquemefallenlaspiernas,ypodríacaerporelbarranco.Elaguijóndelamagiarevuelvetodomiinterior,unvirusquemedestruyepor
dentro. Pero no tengo otra alternativa. No puedo escalar si me debilitomentalmente.Tengoquedejarquelaoscuridadmeinunde.Sin embargo, esamagiamalditamehieremuchomásque laquemazónque
meabrasaelpechocuandointentolucharcontramispoderes.Cadavezquemeasaltaunpensamientoajenoamí,mepicahorroreslapiel.Cadafogonazodelaemocióndeotrapersonaprovocaunamuecaenmislabios.Lamagiaculebreadentrodemí.Venenosa,comounmillardearañasqueme
subieranportodoelcuerpo.Quieremásdemí.Lamaldiciónquiereabrirsepasoen…Metambaleoyestoyapuntodeperderpie.Laspiedrascaenrodandoenavalanchapordebajodemispies.Gruñomientrasmicuerpocaeaplomocontra laparedde lamontañayme
agarrocomopuedo.Noconsigoencontrarasideroparalospies.—¡Inan!—gritaKaeadesdeelsalienteanterior.Esmásunadistracciónqueunaayuda.Esperaconlasmonturasylosdemás
soldadosmientrasyomarcoelcamino.Lacuerdayelpedernalsemecaendelosbolsillosdelcinturónmientrasme
balanceoanteelabismo.LadiademadeAmaritambiénsecae.«¡No!».Aunqueesun riesgo,suelto lamano izquierdayagarro ladiademaantesde
queseescapedemialcance.Mientrasmispiesdescubrenunnuevohuecoenelqueapoyarse,losrecuerdosquenopuedoerradicarafloranalasuperficie.«¡Ataca,Amari!».LaordendePadreatronóporlasparedesdepiedradelabodegadelpalacio.
Enlapartesubterráneayoscura,dondesusórdeneseranlaley.LasmanitasdeAmaritemblaban,apenasteníafuerzaparasujetarlaespadadehierro.No era como las espadas de madera con las que nos obligaba a combatir
normalmente,hojastoscasyromasquemagullaban,peronocortaban.Elhierroera afilado.Tenía la puntadentada.Con el golpe certero, conseguiríamos algomásqueunmoretón.Acabaríamossangrando.«¡Hedichoqueataques!».LosgritosdePadre retumbabancomoun trueno.
Unmandato que nadie podía desafiar. Y, aun así, Amari negó con la cabeza.Dejócaerlaespada.Me estremecí al oírla caer en el suelo con el estruendo propio del metal.
Severoyensordecedor.Eldesafíodesuacciónsereforzabaencadarepiqueteodelarma.«¡Recógela!»,meentraronganasdegritar.Porlomenos,simeatacaba,yopodríadefenderme.«¡Ataca,Amari!».LavozdePadreadoptóuntonotangravequepodríahaberrotolapiedra.Y,apesardetodo,Amarisehizounovilloyapartólamirada.Laslágrimasle
cubrían la cara.LoúnicoqueveíaPadre era sudebilidad.Despuésde todo loquehaocurrido,creoquebienpodíaserunamuestradefortaleza.Padre se volvió haciamí con la cara seria, cambiante por las sombras que
proyectabalaantorcha.«Tuhermanasehaelegidoasímisma.Comorey,debeselegirOrïsha».Todo el aire se evaporó de la habitación. Las paredes se cernieron sobre
nosotros. Las órdenes de Padre se hicieron eco enmimente. Su exigencia delucharcontramímismo.«¡Ataca, Inan!». La furia relucía en sus ojos encendidos. «¡Ahora te toca
atacarati!».
Amari gritó y se cubrió los oídos. Todo mi ser deseaba correr a su lado.Protegerla. Salvarla. Prometerle que nuncamás tendríamos que luchar el unocontraelotro.«¡Laobligaciónporencimadeunomismo!».LavozdePadreresonóásperay
severa.«¡Demuéstramequepuedesserrey!».Enesemomento,todosedetuvo.Avancéenarbolandolaespada.—¡Inan!Los ladridos de Kaea me devuelven al presente y se abren paso entre las
profundidadesdemisrecuerdos.Aprietoelcuerpocontralapareddelamontaña,conunpietodavíacolgando.
Gruño y continúo el ascenso, sin detenerme hasta que alcanzo el siguienterepecho.El sudoremanademicuerpomientraspasoelpulgarporencimadelselloornamentadodeladiademadeAmari.Nuncahablamosdeloocurrido.Nisiquieraunavez.Nisiquieraconelpaso
de los años. Amari era demasiado buena para sacar el tema. Yo, demasiadocobarde.Continuamosconnuestravida,mientrasunabismoinvisiblesiempresecernía
entrenosotros.Amarinuncatuvoquevolveraentrarenesabodega.Yonopudesalir.Aunqueme tiemblan losmúsculos, memeto la diadema en el bolsillo. No
tengotiempoqueperder.Yafalléunavezamihermana.Norepetiréelmismoerror.Mientrasmeincorporo,elespíritudelamajilatedentrodemíconmásfuerza
quenunca.Unarrebatoqueniellapuedecontrolar.Elaromaasalmarinadesualma es tan fuerte que supera el olor a clavo de las bromelias que olfateaminariz.Medetengocuandonotolostallosaplastadosjuntoamispies.«Huellas».Haestadoaquí.Estácerca.«Estoycerca…».«Mátala», resuena mi corazón mientras me aferro al borde de la montaña.
«Mataalachica.Matalamagia».Cuandoporfintengaenmisgarrasaesachica,todoestohabrávalidolapena.
Recuperarémireinodeunavez.La diadema de Amari me da golpecitos en el costado conforme sigo el
ascenso.EntoncesnofuicapazdesalvarladePadre.Perohoy, lasalvarédesímisma.
CAPÍTULOVEINTE
ZÉLIE
—¡Más rápido! —nos azuza Lekan mientras corremos por los pasillos deltemplo.Tzainmellevacargadaahombrosymeagarrafuerteporlacinturaparaque
nomecaiga.—¿Quiénes?—preguntaAmari,aunqueeltemblordesuvozindicaqueyalo
sabe.Suhermanoyaladejómarcadaunavez.¿Quiénsabesinovolveráaocurrir?—Mipalo…—murmuro.Necesito aunar toda mi energía para poder pronunciar esas palabras. Pero
tengoqueluchar.Esnecesarioparalograrquesigamosconvida.—Si no te tienes en pie…—Tzain me sujeta antes de que resbale por su
espalda—.Calla.Yporelamordelosdioses,¡agárratebien!Llegamos al final de un pasillo y Lekan apoya la palma de la mano en la
piedra.Lossímbolospintadosbailanporsupielyviajanhastaentrarenlapared.Cuandoyanoquedaniunasolasênbaríaensubrazoderecho,lapiedrahaceunclicysedeslizaunapuertacorrederaquedaaunasaladorada.Entramosenesamaravilla secreta, abarrotada desde el suelo al techo con estanterías de finosrollosdepergaminodedistintoscolores.—¿Vamosaescondernosaquí?—preguntaTzain.Lekandesaparecedetrásdeunaestanteríaaltay,alcabodepoco,regresacon
losbrazosllenosderollosnegros.—Hemos venido a recuperar estos encantamientos —nos aclara—. Los
poderesdeZélienecesitanmadurarsivaaserellaquiendesempeñeelpapeldemamaláwo.AntesdequeTzainpuedaponerobjeciones,Lekanlosmeteenmimochilade
cuerojuntoconelpergaminodelritual.—¡Muybien!—exclamaLekan—.¡Seguidme!Con Lekan como guía, zigzagueamos por el serpenteante templo a toda
velocidad, descendemos tramos de escaleras interminables.Otra pared se abre
antenosotrosyemergemosenellateraldeltemplodeslustrado.Recibimosconalegríaelcalordelaselva.Alaluzdelatardecer,mepalpitalacabeza.Lamontañaenteragrita,rebosante
devida.Aunqueantesyanotabaelmurmullode laenergíaespiritual,ahoraelterrenodeltemplomeabrumaconalaridosylamentosencantados.Losespírituscon forma de sombras de los sêntaros masacrados merodean alrededor de micuerpocomosifuesenimanesenbuscademetalalqueadherirse.«Iniciarse en la magia es como añadir un nuevo sentido». Las palabras de
Lekanresurgen.«Elcuerponecesitatiempopararecuperarsedelesfuerzo».Soloqueesarecuperaciónnollega.Lamagiaanulatodosmissentidosyhace
que me resulte casi imposible ver. Las imágenes vienen y van, confusas,mientras Tzain se abre camino entre los escombros. Lekan está a punto deconducirnosalinteriordelaselvacuandocaigoenlacuenta.—¡Nailah!—Esperad—susurraTzainalaespaldadeLekan.Separaenseco—.Nuestra
leonariaestádelantedeltemplo.—Nopodemosarriesgarnos…—¡No!—gritocontodasmisfuerzas.Tzainaprietalamanocontramibocaparaamortiguarelsonido.Conguardias
osinellos,nopiensoabandonaraNailah.Nodejaréenlaestacadaamiamigamásfiel.Lekan suelta un suspiro de frustración, pero nos colamos de nuevo en el
templo.Conlavistamedionublada,adviertoquenosindicaquecorramosasulado y luego se esconde contra la pared lateral del santuario para desde allíasomarlacabezayespiarlafachadaprincipal.Entre el cementerio de calaveras y ruinas, veo que Inan se agacha. Luego
ayuda a su almirante mientras los soldados restantes urgen a sus monturas asortear la última pendiente antes del repecho final. Tiene una miradaenloquecida, el deseo de encontrarnos es más intenso que antes. Busco alpríncipequetemblabaenlaensoñación.Enlugardeeso,loúnicoqueveosonlasmanosquemeagarraronconfuerzaporlagarganta.Por delante de Inan, tres guardias van dando patadas a las piedras hechas
añicosyaloshuesosrotos.Estáncerca.Demasiadocercaparaquepodamosescondernos.—Sùn,míkàn,sùn.Sùn,míkàn,sùn.Lekanentonaunencantamientoenvozmuybaja,comosipasaseunhilopor
elojodeunaaguja,mientrasmueveelbastónformandocírculos.
Laspalabrascreanunbucledehumoblancoquegiraenespiralyseretuerceenelaire.«Duerme,espíritu,duerme»,traduzco.«Duerme,espíritu,duerme».Observamos la espiral de humo, que se desliza por el suelo como una
serpiente.Seenroscaalrededordelapiernadelguardiamáspróximoanosotrosy aprieta hasta que se cuela dentro de su piel. El guardia se tambalea haciadelante y acaba por desplomarse detrás de una pila de piedras. El espíritu deLekanhacequepongalosojosenblancoantesdeperderlaconsciencia.El humoblanco sale de su cuerpo e incapacita al siguiente soldado con los
mismos medios. Justo cuando ese hombre cae al suelo, Inan y la almiranteconsiguenquelaferozleopardariadenievesubaporlapendiente.—Lekan—susurraAmariconperlasdesudorenlafrente.Aestavelocidad,novamosaconseguirlo.Nosatraparánantesdequepodamosescapar.Lekancantacadavezmásdeprisa,mueveelbastóncomosidiesevueltasaun
tubanienunaperoladehierro.Elespíritusedeslizahaciaelúltimoguardia,apocossegundosdealcanzaraNailah.Losojosamarillosdelaleonariamiranconlamaliciadeunadepredadora.«No,Nailah.Porfavor…».—¡Aaah!Elgritoensordecedordelguardiareverberaenelambiente.Unabandadadepájarosechaavolarasustada.Lasangre lebrotadelmuslo
cuandoNailahsueltalasgigantescasfauces.Inan se da la vuelta con una mirada letal. Sus ojos aterrizan en mí y se
entrecierran;undepredadorqueporfinhaatrapadoasupresa.—¡Nailah!Mi leonaria galopa entre las ruinas desmoronadas y nos alcanza en unos
cuantoslatidos.Tzainaseguramicuerpoalasillademontarantesdequetodoslos demás se suban a toda prisa. Luego sacude las riendasmientras Inan y laalmirantedesenvainanlasespadas.Antesdequepuedanalcanzarnos,Nailahseponeenmarchayvuelaporlamontaña.Taleslavelocidadalaquecorre,quelaspiedrasrotassalendespedidasdesuspatasycaenporelestrechoprecipicioconunrepiqueteo.—¡Poraquí!—Lekanseñalaladensamalezadelaselva—.Hayunpuentea
pocos kilómetros de distancia. Si conseguimos cruzar y cortarlo, ¡no tendránformadeseguirnos!Tzain sacude las riendas de Nailah y la leonaria surca la selva a un ritmo
vertiginoso,esquivandolianasyárbolesinmensos.Oteoporentrelamalezayalo lejos distingo un puente, pero un rugido amenazadorme recuerda que Inannos va pisando los talones. Vuelvo la cabeza para mirar lo que tengo detrás.Unas gruesas ramas azotan la mastodóntica constitución de su leopardaria denievemientrasseabrecaminoentrelamaleza.Cadavezmáscercadenosotros,enseñalosdientes,tanávidadesangrecomosuamo.—¡Amari!—chillaInan.Amarisetensaymeagarrafuerte.—¡Corremásdeprisa!Nailahgalopamásrápidodeloquelahevistocorrerentodamivida,pero,no
sécómo,lograencontrarelímpetuparaempujartodavíaunpocomás.Sussaltosalargan nuestra vida, pues crean la distancia necesaria entre nuestrosperseguidoresynosotros.Acabamosdecruzarlazonademalezaynosparamosensecoantesdelfrágil
puente.Unaslianasmarchitassujetanlamaderapodridaysirvendebarandilla;bastaunaráfagadevientoparaquetodalaestructurasetambalee.—Unoporuno—nosordenaLekan—.Noaguantaráelpesodetodosjuntos.
Tzain,guíaaZélie…—No.Bajoalsueloycasimedesplomocuandotocolatierrapedregosa.Mispiernas
parecendeagua,peromeobligoaserfuerte.—Nailahlaprimera…Eslaquemástardará.—Zél…—¡Vamos!—grito—.¡Senosacabaeltiempo!TzainaprietalosdientesyagarraaNailahporlasriendas.Laguíaatravésdel
desvencijadopuente;seencogealoírquelosmaderoscrujenconcadapasoquedanNailahyél.Encuantolleganalotrolado,empujoaAmariparaquecruce,peronomesueltadelbrazo.—Estásdébil—diceconvozentrecortada—.Nolograráscruzarsola.Tirademíhaciaelpuenteyelestómagomedaunvuelcocuandocometoel
errordemirarabajo.Pordebajodelostablonesdemaderapodrida,unasrocasescarpadas bajan centenares demetros, creando un abismo impresionante queamenazaconaniquilaracualquieraquetengaladesgraciadecaer.Cierrolosojosymeagarroalas lianasqueformanlabarandilladelpuente.
Ya están desgastadas y deshilachadas. El terrorme apresa el pecho con tantafuerzaquenisiquierapuedorespirar.—¡Mírameamí!—meordenaAmari,ymeobligaaabrirlosojos.
Aunque su cuerpo también tiembla, una feroz determinación reluce en sumiradaambarina.Semenublalavistacuandomeagarradelamanoymefuerzaa avanzar de un enclenque tablón a otro. Parece una tortura. Ya llevamos lamitaddeltrechorecorridocuandoInanirrumpedeentrelatupidamaleza,conlaalmirantealazaga.Esdemasiadotarde.Nosvanaatrapar…—Àgbájwàwnòrìsà!—Lekan golpea el suelo con el bastón—.Yámi ní
agbáraàr!Sucuerpoexplotaconunpotentebrilloblancoquerodea loscuerposde las
monturas.Suelta el bastóny levanta losbrazos. Junto con ellos, las bestias seelevanporelcielo.Inanysualmirantechillanalcaerde los lomosdesus leopardarias,con los
ojoscomoplatosporelterror.Lekanechalosbrazoshaciaatrásyasítiraalosanimalesprecipicioabajo.«Portodoslosdioses…».Susmastodónticoscuerposseretuercen.Sesacudenmientrasarañanelcielo
con las garras. Sin embargo, sus rugidos se cortan de cuajo en cuanto quedanperforadosporlasrocaspuntiagudas.Unarabiaaterradaseapoderadelaalmirante.Conungritogutural,seponede
piedeunsaltoycorrehaciaLekanconlaespada.—Larvaasquero…Seabalanzahaciadelante,peroquedaatrapadapor lamagiadeLekan. Inan
correensuayuda,peroéltambiénquedaatrapadoenlaluzblanca:otramoscaenlatelarañadeLekan.—¡Corred!—nosgritaeste.Lasvenasselemarcanbajolapiel.Amaritirademíparaqueavancemosmás
rápido,aunqueelpuentesedebilitaconcadapasoquedamos.—¡Vetú!—lemando—.¡Noaguantarásicruzamoslasdos!—Nopuedes…—Melasapañaré.—Mefuerzoaabrirlosojos—.Túcorreyyaestá.Sinolo
haces,¡noscaeremoslasdos!Lebrillanlosojos,peronohaytiempoqueperder.Amariacabadecruzarel
puenteatodavelocidadysaltaalaotraorilla.Caedesplomada.Aunqueme tiemblan laspiernas, sigoavanzandoydeslizo lasmanospor la
barandilladelianas.«Vamos».LavidadeLekanestáenjuego.Elpuenteemiteuncrujidoterrorífico,perocontinúocaminando.Yacasiestoy
alotrolado.Voyaconseguirlo…
Laslianasserompen.El estómagome sube a la garganta cuando el puente se desploma bajomis
pies.Mefallanlosbrazosyloszarandeo,desesperadaporagarrarmeaalgo,loquesea.Meaferroauntablóncuandoelpuentegolpeacontralacarapedregosadelamontañaqueformaelprecipicio.—¡¡Zélie!!Tzainsuenaalarmadoyveoqueseasomaporelborde.Metiemblaelcuerpo
y el tablón de madera que tengo agarrado es mi único salvavidas. Oigo susinconfundiblescrujidos.Séquenoaguantará.—¡Escala!A travésde lavisiónborrosay anegadaen lágrimas, adviertoque el puente
rotohaformadounaespeciedeescalerademano.TrestablonessontodoloquenecesitosalvarparallegaralasmanosextendidasdeTzain.Trestablonesentrelavidaylamuerte.«¡Escala!», me ordeno, pero mi cuerpo no se mueve. «¡Escala!», vuelvo a
gritarmentalmente.«¡Vamos!¡Sigue!».Con mano temblorosa, agarro el tablón superior y me doy impulso para
escalar.«Uno».Agarro el siguiente tablón y tiro de nuevo demi cuerpo, con el corazón a
puntodesalírsemeporlagargantacuandootralianacede.«Dos».Solofaltauntablón.«Vamos,puedesconseguirlo.Nohasllegadohastaaquí
paramorirahora».Meaferroalúltimotablón.—¡No!Lamaderasemeescapadelasmanos.Eltiempotranscurreenuninstanteyenunaeternidad.Elvientomeazotala
espalda con furia y me empuja hacia la tumba. Cierro los ojos para dar labienvenidaalamuerte.—¡Ah!Unafuerzaatronadorasurcamicuerpoymedejalospulmonessinaire.Laluz
blancarodeamipiel:«LamagiadeLekan…».Igualquesifueselamanodeundios,lafuerzadesuespíritumeelevayme
propulsahastalosbrazosdeTzain.Medoylavueltaparamirarloalacarajustocuandolaalmiranteseliberadesusatadurasdeluz.—Lekan…LaespadadelaalmiranteseclavaenelcorazóndeLekan;losojosselesalen
delasórbitasyseleabrelaboca,inerte.Elbastónselecaedelamano.LasangredeLekansedesparramaaltocarelsuelo.—¡No!—grito.La almirante saca la espada con un gesto vigoroso. Lekan se desploma,
arrebatadodenuestromundoenuninstante.Encuantoelespírituabandonasucuerpo,secueladentrodelmío.Duranteunossegundos,veoelmundoatravésdesusojos.…corriendo por el patio del templo con los niños sêntaros, una alegría sin
igual iluminasumiradadorada…Sucuerposeyerguemientras lamamaláwocubre de tinta cada rincón de su piel y pinta los bellos símbolos en colorblanco… Se le parte el alma, una y otra vez, al desplazarse por las ruinasmasacradas de su pueblo y su gente… Su espíritu se eleva como nunca alrealizarsuprimeryúnicoritualdeiniciación…Cuando termina la visión, solo un susurro permanece dentro de mí, una
palabravacilanteentrelanegrurademimente.«Vive»,susurrasuespíritu.«Ocurraloqueocurra,debessobrevivir».
CAPÍTULOVEINTIUNO
INAN
Hastahoy,lamagianoteníarostro.Porlomenos,nomásalládelasfábulasdelosvagabundosydelashistorias
quecontabanlassirvientascuchicheando.Lamagiamurióhaceonceaños.SolovivíaenelmiedodelosojosdePadre.Lamagianorespiraba.Nogolpeabaniatacaba.Lamagianomatabaamileopardarianimeatrapabadentrodesured.Miropor el precipicio; veo el bulto inerte del cuerpodeLula, empalado en
una rocapuntiaguda.Tiene losojosabiertosy lamiradaperdida.La sangre lemancha el pelajemoteado.Deniñovi aLuladespedazar aungorileónque ledoblabaeltamaño.Antelamagia,nisiquierahapodidoluchar.—Uno…—susurro para mí mismo, mientras me alejo de esa horripilante
estampa—,dos…,tres…,cuatro…,cinco…Me encantaría que los números lograran frenarmi pulso acelerado, pero el
corazónmelatetodavíaconmásfuerza.Nohaymovimientostácticos.Nohayformadecontraatacar.Antelamagia,somoscomohormigas.Observounafiladeesascriaturasdeseispatashastaquenotoalgopegajoso
bajo el tacón demetal de la bota.Me agacho y sigo las gotas encarnadas delcadáverdelmaji;todavíalebrotasangredelpecho.Lo analizo, es como si viera almaji por primera vez. Cuando estaba vivo,
parecía tres vecesmás grande de lo que es en realidad, una bestia vestida deblanco.Los símbolosquecubrían supieloscura resplandecíancuando lanzóanuestrasmonturasporlosaires.Consumuerte,lossímbolossehandesvanecido.Sinellos,pareceextrañamentehumano.Extrañamentevacío.Sinembargo,inclusomuerto,sucadávermeprovocaunescalofríodeterror.
Mividaestabaensusmanos.Tuvolaoportunidaddearrebatármela.Pasoelpulgarporelpeóndeslustrado.Meescuecelapielmientrasmealejo
delcuerpodelmaji.«Ahoraloentiendo,Padre».Conlamagia,podemosdarnospormuertos.«Perosinella…».Mimiradasedesplazaotravezhaciaelhombremuerto,hacialasmanosque
recibieron el don de los cielos, más fuerte que la tierra. Orïsha no puedesobreviviraesepoder.Perosiutilizásemoslamagiaennuestrobeneficio…Unsaboramargomellegaalalenguacuandodoyconlanuevaestrategia.Su
magia es un arma; la mía también podría serlo. Si existen maji capaces dearrojarme por un abismo solo con sacudir la mano, la magia es mi únicaoportunidadderecuperarelpergamino.Peroelmeropensamientohacequesemeformeunnudoen lagarganta.Si
Padreestuvieraaquí…Bajo la vista hacia el peón de sênet. Casi puedo oír el eco de su voz. «La
obligaciónantesqueunomismo».Losdañoscolateralesnoimportan.Aunqueesosupongaunatraiciónatodolo
queconozco,miobligacióndeprotegerOrïshaesloprimero.Sueltoelpeón.Porprimeravez,medejoir.Empieza poco a poco. Entrecortada. Repta por una extremidad y luego por
otra,hastainvadirmeporcompleto.Seliberalapresióndelpecho.Lamagiaqueme obligo a acallar empieza a removerse por debajo de mi piel. Ante esasensación latente, seme encoge el estómago, agitado por las náuseas quemeprovoca la repugnancia. Pero recuerdo que nuestros enemigos sí utilizarán lamagiacontranosotros.Sitengoquecumplirestaobligaciónysalvarmireino,debohacerlomismo.Mehundoenlacálidavibraciónquelatedesdedentro.Pocoapoco,aparece
unanebulosadelaconscienciadelmaji.Borrosayazulcomolasotras,giraporencimadesucabeza.Cuando la tococon lamano, laesenciadelmuertoes loprimeroqueme impacta:unaromacomplejo.Rústico.Amaderaquemadayacarbón.Frunzo los labios mientras me zambullo en su lánguida psique, que ahora
buscoen lugardeesquivar.Unúnicorecuerdoempiezaaaflorarenmimente.Undíatranquilo,cuandosutemplovibrabadevida.Élcorríaporelcéspedbiencuidado,delamanodeotroniño.Cuantamásriendasueltadoyamimagia,mayoreslasensacióntitilante.Una
bocanada de limpio aire de montaña me llena la nariz. Una canción distanteresuenaenmisoídos.Cadaunodelosdetallesadquierenitidezycontundencia.Comosielrecuerdoalmacenadoensuconscienciafuesemío.
Alcabodeunrato,empiezaarevelarseundatonuevo.Unalma.Unnombre.Algosencillo…«Lekan…».Unostaconesdemetalrepicancontraelprecipiciodepiedra.«¡Cielos!».Doyunrespingoymeobligoaamortiguarlamagia.Elolordemaderaycarbónsedesvanecealinstante.Ensulugarreapareceun
agudodolorenelestómago.Mepellizcoelpuentedelanarizeintentorecuperarmedellatigazomental.Al
cabodeunossegundos,Kaeaemergedeentreladensamaleza.Elpeloempapadoensudorselepegaalapielmorena,ahorasalpicadadela
sangredeLekan.Conformeseacerca,measegurodellevarbienpuestoelcascoquemetapalacabeza.Haestadoapuntodedescubrirlo…—Nohayformadecruzar—dice,ysuspiramientrassesientaamilado—.He
peinadounkilómetroentero.Conelpuentedestruido,nopodemosaccederalasiguientemontaña.«Nomesorprende…».Elbreveatisboquehetenidodelospensamientosde
Lekanmehabastadopara intuirlo.Era inteligente.Buscóelúnicocaminoquelespermitiríaescapar.—Ledije queno lo hiciera.—Kaea se quita la pecheraprotectora—.Sabía
que esto no saldría bien.—Cierra los ojos—. El rey me culpará a mí de surebelión.Nuncavolveráamirarmedelamismamanera.Séaquémiradaserefiere;laqueindicaqueellaeselsolyél,elcielo.Esla
miradaquePadrereservasoloparaKaea.Laquelededicacuandocreequeestánasolas.Meapartoymetocolabota,sinsaberquédeciracontinuación.Kaeanunca
se desmorona delante de mí. Hasta hace un momento, pensaba que no sedesmoronabajamás.Ensudesesperaciónveolamía.Miconcesión,mifracaso.Peroeselugarno
eselquemecorresponde.Deboserunreymásfuerte.—Dejaddelloriquear—espeto.Todavíanohemosperdidolaguerra.Lamagiatieneunrostronuevo.Esoúnicamentesignificaquedeboatacarconunarmanueva.—HayunpuestodeguardiaalestedeSokoto—digo.«Hayqueencontrara
esamaji. Encontrar el pergamino»—. Podemos avisar de que el puente se hadesplomadomandandounmensaje con el halcónde fuego. Si nos envían unalegióndetrabajadoresforzosos,podremosconstruirotro.
—Fantástico.—Kaea entierra la cara en lasmanos—.Facilitemos las cosaspara que las larvas regresen y nos asesinen cuando hayan recuperado suspoderes.—Lasencontraremosantesdequeesoocurra.«Mataréaesachica».Serénuestrosalvador.—¿Conquémedios?—preguntaKaea—.Soloconseguiraloshombresylas
provisionesnosllevarádías.Construirlo…—Tresdías—lainterrumpo.«¿Cómoseatreveaponerenentredichomirazonamiento?».Almiranteono,
Kaeanodeberíadesafiarunademisórdenes.—Si trabajan de día y de noche, pueden lograrlo. —continúo—. Conozco
esclavosqueconstruyenpalaciosenmenostiempo.—Y¿dequénosserviríaunpuente, Inan?Aunqueloconstruyamos,cuando
hayamosterminadoyanohabránirastrodeesalarva.Medetengoamiraralotroladodelprecipicio.Elaromaasalmarinadelalma
de la chica casi ha desaparecido, perdido entre los arbustos de la selva.Kaeatiene razón. Un puente solo serviría para llevarnos a la siguiente montaña.Cuandocaigalanoche,yanoserécapazdenotarlapresenciadeladivîner.«Amenosque…».Medoylavueltaparamirareltemployrecuerdocómohizosurgirlasvoces
dentrodemicabeza.Sifuecapazdeprovocareso,talvezeselugarmepermitapercibirmáscosasmediantelamagia.—Chândomblé.—Muevomentalmente las fichasdeunapartidadesênet—.
Vinieronenbuscaderespuestas.Alomejoryotambiénpuedoencontrarlas.«Exacto.Esoes».Sidescubroquées loqueamplificamimaldición,puedo
utilizarloparaseguirlapistadelachica.Soloporunavez.—Inan…—Funcionará—lainterrumpo—.Reúnealostrabajadoresforzososycontrola
laconstrucciónmientrasyobuscoeneltemplo.Allíencontraremoselrastrodelachica.Sacaréalaluzlaspistasquenosdiganhaciadóndesedirigían.Memeto en el bolsillo la pieza de Padre; en su ausencia, noto el aire frío
contralapiel.Estabatallanohaterminado.Alcontrario,laguerranohahechomásqueempezar.—Enviadelmensajeyreunidunequipo.Quieroquelosesclavossepresenten
aquíantesdelamanecer.—Inan,comocapitán…
—Nomedirijoavosencalidaddecapitán—lainterrumpodenuevo—.Osloordenoencalidaddepríncipe.Kaeaseponerígida.Algo se rompeentrenosotrosdos,peroobligoamimiradaano inmutarse.
Padrenotoleraríasufragilidad.Yotampocopuedotolerarla.—De acuerdo. —Aprieta los labios hasta formar una línea finísima—.
Vuestrosdeseossonórdenesparamí.Conforme se aleja dando zancadas, veo la cara de lamaji enmimente. Su
malditavoz.Losojosplateados.Mequedomirandoelvacío,haciaelpuntoenelquehadesaparecidoelalma
conolorasalmarinaparaperderseentrelosárbolesdelaselva.—Siguecorriendo—susurro.«Voyaporti».
CAPÍTULOVEINTIDÓS
AMARI
Cuandovivíaenpalacio,todaslasventanasdemisaposentosmepermitíanmirarúnicamentehacialospatiosinteriores.Padrehabíamandadoconstruiresanuevaalajustodespuésdequeyonacierayhabíainsistidoenquetodaslasventanassinexcepcióndiesenalpatio.Lomáximoquepodíaverdelmundoexterioreranlasorquídeas leopardode los jardinesrealesenplenafloración.«Loúnicoquedebeimportarteeselpalacio»,solíadecirmePadrecuandolesuplicabaquemedejase tenerunavistadiferente.«El futurodeOrïshasedecidedentrodeestasparedes.Comoprincesa,tudestinotambiénsedecidiráaquí».Intentabaaferrarmeaesaspalabras,permitirquelavidapalaciegamesaciara,
igualqueservíaparasaciaraMadre.Meesforzabaporsocializarconlasotrasoloyes y sus hijas. Trataba de encontrar entretenimiento en los cotilleos depalacio. Pero por la noche, solía colarme en los aposentos de Inan y trepabahasta el balcóndesde el que sedivisabanuestra capital. Imaginabaquéhabríamás allá de los muros de madera de Lagos, el hermoso mundo que tantoanhelabaver.«Algúndía»,lesusurrabaaBinta.«Sí,algúndía,desdeluego».Mecontestabaellaconunasonrisa.Cuandosoñabaconescapar,nunca imaginéel infiernode laselva, todos los
mosquitos, el sudor y las piedras afiladas. Sin embargo, tras cuatro días en eldesierto, estoy convencida de que no hay límite para los infiernos que puedecontener Orïsha. El desierto no proporciona carne de zorrontes con la quealimentarse,niaguanilechedecocoparasaciarlased.Loúnicoquenosofreceesarena.Interminablesmontañasdearena.A pesar del pañuelo grande que llevo atado alrededor de la cara para
protegerme,apenaspuedorespirar,losgranosdearenasememetenenlaboca,la nariz, las orejas. Su persistencia solo encuentra rival en el sol abrasador, laestocadafinalparaestatierrayermaeinhóspita.Cuantomásviajamosporella,másmepicanlosdedosporlasganasdeagarrarlasriendasdeNailahytirarde
ella en dirección contraria. Pero, cielos, aunque nos diésemos la vuelta ahoramismo,¿adóndeiríayo?Mipropiohermanomepersigue.LomásprobableesquePadredeseevermi
cabeza.MecuestaimaginartodaslasmentirasqueMadretejeráenmiausencia.Tal vez si Binta estuviese todavía en el palacio, me arriesgaría a volverarrastrándomeconelraboentrelaspiernas.Peroinclusoellahadesaparecido.Estaarenaesloúnicoquemequeda.Latristezaseasientaenmícuandocierrolosojosymeimaginosucara.Basta
pensar en ella un instante para sentir que puedo escapar del infierno de estedesierto.SiBintaestuvieseaquí,seguroquesonreiría,sereiríadelosgranosdearenaqueselemetieranentrelosdientes.Sabríaencontrarlabellezaenloquenosrodea.Bintasabíaverlabellezadetodaslascosas.Antesdequepuedaimpedirlo,lospensamientossobreBintametransportany
medevuelvenanuestrosdíasenpalacio.Unamañana,cuandoéramospequeñas,me colé con ella en los aposentos deMadre, ansiosa por enseñarlemis joyasfavoritas. Mientras me subía al tocador, no paraba de divagar acerca de lospueblosqueInanveríaensusvisitasmilitares.—Noesjusto—mequejaba—.ÉliráhastaIkoyi,queestámuylejos.Veráel
mardeverdad.—Tambiéntendréisvuestraoportunidad.Bintasemanteníaalejadadel tocador,con lasmanospegadasa los laterales
delcuerpo.Sinimportarcuántasvecesleinsistieraenqueseunieseamí,repetíaquenopodía.—Algúndía…MepaséelvaliosocollardeesmeraldasdeMadreporencimade lacabeza,
cautivadaporcómobrillabaalaluzdelespejo.—¿Y tú qué harás?—le pregunté—.Cuando nos escapemos, ¿qué aldea te
gustaríaver?—Laque sea—dijoBinta con lamirada perdida—.Todas.—Semordió el
labioinferiorysucaraseiluminóconunasonrisa—.Creoquemegustaríaverlotodo.NadiedemifamiliahatraspasadonuncalosmurosdeLagos.—¿Porquéno?Arruguélanarizymepusedepie.Alarguélamanoparacogerelestucheque
conteníaladiademaantiguadeMadre.Mefaltabamuypocoparallegaraella.Meinclinéhaciadelante.—¡Amari,nohagáiseso!AntesdequelaspalabrasdeBintamefrenasen,perdíelequilibrio.Conuna
sacudida, semecayóel estucheal suelo sinquerer.Al cabodedos segundos,todolodemásempezóaprecipitarsetambién.—¡Amari!Aúnnomeexplicocómopudo llegar tan rápidoMadre.Suvozsehizoeco
bajo los arcos de la entrada de su habitación en cuanto se percató deldesaguisadoquehabíaprovocado.Peronomesalíanlaspalabras,asíquefueBintaquiendiounpasoalfrente.—Losientomuchísimo,Alteza.Memandaronquelimpiaravuestrasjoyas.La
princesa Amari vino a ayudarme, nada más. Si debéis castigar a alguien,castigadmeamí.—Criajaperezosa.—MadrezarandeóaBintaporlamuñeca—.Amariesuna
princesa.¡Noestáaquíparacumplircontusobligaciones!—Madre,noes…—Calla—mesoltóMadre,queechabahumoporlanarizmientrassellevaba
aBintaarastras—.Estáclaroquehemossidodemasiadopermisivoscontigo.Noteirámalrecibirunosazotes.—¡No,Madre!Esperad…Nailah se tambalea yme extrae de las profundidades demi sentimiento de
culpa. El rostro joven de Binta se evapora de mi mente mientras Tzain seesfuerzaporevitarquenosprecipitemosporunamontañadearena.MeagarrodelosestribosdecueroyZélieseinclinaparaaferrarsealpelajedeNailah.—Lo siento, amiga—procura calmarla Zélie—. Te prometo que enseguida
llegaremos.—¿Estássegura?Mi voz sale seca, tan quebradiza como la arena que nos rodea. Pero soy
incapazdedecirsielnudoquetengoenlagargantaestáprovocadoporlafaltadeaguaoporelrecuerdodeBinta.—Ya estamos cerca. —Tzain se da la vuelta y entrecierra los ojos para
protegersedelpotentesol.Apesarde tener losojoscasicerrados,notoquesuprofundamiradacastañameatrapaymesonrojo sinquerer—.Sino llegamoshoy,seguroquerecalamosenIbejimañana.—Pero¿ysi lapiedradel solnoestáen Ibeji?—preguntaZélie—.¿Ysi la
pista que nos dio Lekan no era acertada? Solo nos quedan trece días hasta elsolsticio.Sinoestáaquí,lotenemoscrudo.«Nopuedehaberseequivocado…».El pensamientome revuelve el estómago vacío. Toda la determinación que
sentí enChândomblé se esfuma.«Cielos».Todoesto seríamuchomás fácil si
Lekansiguiesevivo.Consuguíaysumagia,queInannospersiguiesenoseríauna amenaza. Tendríamos alguna posibilidad de encontrar la piedra del sol.Inclusopuedequeyaestuviésemosdecaminohacialaislasagradapararealizarelritual.PeroahoraqueLekanhamuerto,noestamosmáscercadesalvaralosmaji.
Comomucho,nosestamosquedandosintiempo.Vamosdirectosalamuerte.—Lekannonoshabríaindicadoelcaminoalaligera.Estáaquí.—Tzainhace
unapausayalargaelcuello—.Yamenosqueesoseaunespejismo,yahemosllegado.ZélieyyomiramospordelantedeloshombrosanchosdeTzain.Elcalorse
desprendede la arena a oleadasy emborrona el horizonte, pero al cabodeunrato, un cuarteado muro de arcilla cristaliza hasta hacerse visible. Para misorpresa,nosomosmásquetresdelosnumerososviajerosqueseaproximanalaciudad desértica desde todas las direcciones. A diferencia de nosotros, variaspartidas migratorias viajan en caravanas fabricadas con madera reforzada yembellecidasconoro,unosvehículos tanadornadosquesindudapertenecenaunosnobles.Un latigazo de emoción me recorre mientras entrecierro los ojos para ver
mejor.Cuandoerapequeña,unavezoíquePadreadvertíaalosgeneralessobrelospeligrosdeldesierto,unazonadominadaporlosTerreros.Asegurabaquesumagiapodíatransformarcualquiergranodearenaenunarmaletal.Lanocheenquemeenteré,lecontéaBintaloquehabíaoídomientrasellamedesenredabadelpelo.«Eso no es verdad», me corrigió. «Los Terreros del desierto son pacíficos.
Utilizanlamagiaparacrearasentamientosconarena».Enesemomentomeimaginécómodebíadeserunaciudaddearena,unaque
noseciñesealasleyesnialosmaterialesquegobernabannuestraarquitectura.Si era cierto que los Terreros gobernaban el desierto en otros tiempos, susmagníficas ciudades se habían derrumbado y habían desaparecido junto conellos.Noobstante,despuésdecuatrodíasdeperiploporeldesierto fantasmal,no
cabedudadequeelmodestoasentamientodeIbejititilaantenosotros.Elprimersignodeesperanzaenestadesdichadatierrabaldía.«Graciasaloscielos».Puedeque,alfinyalcabo,sísobrevivamos.Unas cabañas y varias ahérés de arcilla nos dan la bienvenida cuando
cruzamos lamuralla. Igualqueen lossuburbiosdeLagos, laschozasdearenasonrobustasycuadradas,bañadasporlosrayosdelsol.Laahérémásgrandede
todas relucea lo lejos, conun sellodistintivoqueconozcoa laperfección.Elleopardariodenievetalladorelumbraalsolyenseñasusafiladoscolmillos,listoparamorder.—Un puesto de guardia —anuncio con voz áspera, tensándome sobre la
monturadeNailah.Aunque el sello real está grabado en lamuralla de arcilla, se ondula enmi
menteigualquelasbanderasdeterciopelodelsalóndeltronodePadre.DespuésdelAsalto, elmonarca había prohibido el sello antiguo, una valerosa leonariaconcuernosdetoroquesiempremehacíasentirsegura.Enlugardeeseanimal,proclamó que nuestro poder fuera representado por los leopardarios de nieve:monturasdespiadadas.Puras.—Amari—susurraZélie.Mesacademispensamientos.DesmontadeNailahysecubremejorlacaraconelpañuelo.Meinstaaque
hagalomismo.—Serámejorquenosdividamos.—TzainsedeslizaporellomodeNailahy
nos ofrece su cantimplora—.No deberían vernos juntos.Vosotras id a buscaragua.Yoencontraréalgúnsitioenelquepasarlanoche.Zélie asiente y se pone enmarcha, pero una vezmás,Tzainme sostiene la
mirada.—¿Estásbien?Meobligoadecirquesíconlacabeza,aunquemesientoincapazdearticular
palabra.Bastamirarde reojo el sello realparaque lagarganta seme llenedearena.—NoteseparesdeZélieytodoirábien.«Porque eres débil», imagino que masculla, aunque sus ojos oscuros
transmitencariño.«Porque,apesardelsablequellevas,nopuedesprotegerteatimisma».Me aprieta el brazo con afecto antes de tomar a Nailah por las riendas y
conducirlaensentidoopuesto.MequedomirandosusiluetadehombrosanchosyluchocontraeldeseodeseguirlohastaqueZéliesusurraminombre.«Todosaldrábien».Intentosonreírconlamirada,peseaqueZélienisiquiera
me hamirado. Creía que las cosas habían empezado amejorar entre nosotrasdespuésdelosucedidoenSokoto,perocualquierbenevolenciaquemehubieseganado entonces se esfumó en cuanto mi hermano se presentó en el templo.DesdehacecuatrodíasZélieapenasmehadirigidolapalabra,comosihubiesesidoyoquienhubiesematadoaLekan.Lasúnicasvecesquesímedoycuentadequememira,lapilloobservandomiespalda.
Aun así, me quedo a su lado mientras recorremos las calles desiertas ybuscamosenvanoalgodecomer.Migargantasemueredeganasdeprobaraguafresca, una barra de pan recién hecho, un buen pedazo de carne. Pero, adiferenciadelbarriodemercaderesdeLagos,aquínohaycoloridospuestosdecomida,nimostradoresrepletosdesuculentasdelicias.Laaldeaparececasitanmuertadehambrecomoeldesiertoquelarodea.—Portodoslosdioses—perjuraZélieenvozbaja.Sedetienecuandosustembloresseacentúan.Aunque el sol brilla con ferocidad, le castañetean los dientes como si
estuviese en una bañera llena de cubitos de hielo.Desde el rito de iniciación,tiemblacadavezmás,yseestremeceencuantopercibequelosespíritusdelosmuertosandancerca.—¿Tantoshay?—susurro.Jadeacuandounodelostembloresterminayledatregua.—Escomosicaminaseporuncementerio.—Bueno,conestecalor,esprobablequeestoseauncementerio.—Nosésiesporeso.—Zéliemiraalrededoryseajustaaúnmáselpañuelo
—.Cadavezquenotounespíritu,mesabeasangre.Merecorreunescalofríoaloírlo,aunqueelsudormesaleportodoslosporos
delapiel.SiZélienotasaborasangre,noquierosaberporqué.—Quizás…—me callo yme detengo enmedio de la arena cuando veo un
gruponumerosodehombresqueinundanlacalle.A pesar de ir ocultos con capas ymáscaras, sus ropajes cubiertos de polvo
llevanelsellorealdeOrïsha.«Guardias».MeagarrodeZélieparanoperderelequilibriomientrasellaalargalamanoen
buscadelpalo.Todoslossoldadosapestanalicor;algunostrastabillanalandar.Metiemblanlaspiernas,comosifuesendeagua.Entonces,tanrápidocomohanaparecido,sedispersanydesaparecenentrelas
ahérésdearcilla.—Recuperalacompostura.Zéliesezafademibrazo.Luchoparanocaermedebrucesenlaarena.Nohay
comprensiónensumirada;adiferenciadelosojosdeTzain,susojosplateadosdenotanrabia.—Esque…—Mispalabrassondébiles,aunquedeseoqueseancontundentes
—.Disculpa.Mehanpilladodesprevenida.—Sivasacomportartecomounaprincesita,entrégatealosguardias.Noestoy
aquíparaprotegerte.Estoyaquíparaluchar.—Esonoesjusto.—Meabrazoelcuerpo—.Yotambiénestoyluchando.—Bueno, teniendo en cuenta que tu padre es el que ha provocado este
desaguisado,yoentulugarlucharíaconunpocomásdeímpetu.Dicho esto, Zélie se da la vuelta y se marcha levantando polvo con sus
grandes zancadas. Me arde la cara, pero la sigo, asegurándome de mantenerciertadistanciaestavez.ContinuamosavanzandohacialaplazacentraldeIbeji,enlaquedesemboca
un cúmulo de calles serpenteantes y cabañas cuadradas fabricadas con arcillaroja. Al acercarnos, veo más nobles que se congregan; destacan con susbrillanteskaftanesdesedaylossirvientesquelossiguen.Aunquenoreconozcoaningunodeellos,meajustoelpañuelo.Mepreocupaqueelmenordeslizpuedadesvelar mi identidad. Pero ¿puede saberse qué hacen aquí, tan lejos de lacapital? Hay tantos nobles que solo se ven superados en número por lostrabajadoresforzososatadoscongrilletes.Hago una breve pausa, abrumada ante la gran cantidad de esclavos que
abarrotan el camino estrecho. Hasta hoy, solo había atisbado a algunosprisioneros que llevaban para servir en palacio: siempre amables, limpios,peinadosalgustodeMadre.IgualqueBinta,pensabaquetodosvivíanunavidasencilla,asalvoenel interiorde lasparedesdelpalacio.Nuncameplanteédedóndeprovenían,enquéotroslugarespodríanacabar.—Cielos…Laestampahacedañoalavista.Ensumayoríadivîners,lostrabajadoresson
muchísimomás numerosos que los habitantes de la aldea, y van vestidos conunos harapos roídos. Su piel oscura está llena de ampollas a causa del solabrasador, dañadapor el polvoy la arenaqueparecenhaberse fundidocon suser.Cadaunodeellosespocomásqueunesqueletoenmovimiento.—¿Quésucede?—susurro,calculandolacantidaddeniñosencadenadosque
hay.Casi todos son jóvenes: incluso los de mayor edad siguen pareciendo más
jóvenes que yo. Intento encontrar las materias primas que deben de haberexcavado en lasminas, las carreteras recién construidas, las nuevas fortalezaserigidasenestaaldeadeldesierto.Sinembargo,noveoni rastrodeadóndesedirigensusesfuerzos.—¿Quéhacenaquí?Zéliemiraalosojosaunachicadepieloscuraconelpeloblancocomoella.
Laesclava llevaunvestidoblancohecho jirones; tiene losojoshundidos, casidesprovistosdetodavida.—Los obligan a hacer trabajos forzados—murmura Zélie—. Tienen que ir
dondelesmandan.—Peronosiempredebendeestartanmal,¿verdad?—EnLagos,vigenteconpeoraspectotodavía.Zélie avanza hacia el puesto de guardia de la plaza central y a mí se me
revuelven las entrañas. Aunque no tengo comida con la que llenarme elestómago,mesientomáslúcidaquenunca.Todosesosañossentadaensilencioalamesa…Bebiendotémientraslagentemoría.Alargo el brazo para llenar la cantimplora en el pozo y evito la mirada
maliciosadelguardia.Zélieestiraelbrazoparahacerlomismo…Elguardiablandelaespadaconfuria.Ambasdamosunrespingo,conelcorazónapuntodesalírsenosporlaboca.
La espada se clava en el marco de madera en el que unos segundos antesdescansaba la mano de Zélie. Agarra el palo que lleva en el cinturón, con lamanotemblorosaporlaira.Misojossiguen laespadahastaelsoldadofuriosoque laempuña.Elsolha
oscurecidosupielcolorcaoba,perosumiradabrillaconvigor.—Yaséquelaslarvascomotúnosabéisleer—mascullamirandoaZélie—,
pero,porelamordeloscielos,aversiaprendéisacontar.Golpea una señal descolorida con la hoja de la espada.La arena cae de las
hendidurasdelamaderaydejaalavistaunmensajedeslucido:UNATAZA=UNAMONEDADEORO.—¿Habláisenserio?Zélieechahumo.—Podemospagarlo—susurro,ymetolamanoensumochila.—¡Peroellosno!Señala a los trabajadores forzosos. Un puñado de esclavos que transportan
cubosbebenunagua tancontaminadaquebienpodríaserarena.Sinembargo,noeselmomentoparalarebelión.¿CómoesposiblequeZélienolovea?—Nuestrasmássincerasdisculpas.Doy un paso al frente y pongo mi tono de voz más deferente. Casi sueno
creíble.Madreestaríaorgullosademí.Colocotresmonedasdeoroenlamanodelguardiaycojolacantimplorade
Zélie,obligándolaaretrocedermientraslarelleno.
—Toma.Lepongolacantimploraenlamanoalafuerza,peroZéliechasquealalengua
paramostrarsurepugnancia.Agarralacantimplorayregresaadondeestánlosprisioneros.Seacercaalaniñamorenavestidadeblanco.—Bebe—laapremiaZélie—.Rápido.Antesdequeloveatucarcelero.Lajovenesclavanopierdeniunsegundo.Bebeaguaconavidez,sindudaestá
saboreandoelprimerlíquidoqueingieredesdehacedías.Cuandoterminadedaruntragocontundente,pasalacantimploraaldivînerquehayencadenadodelantede ella. A regañadientes, les entrego a los demás esclavos las otras doscantimplorasquetenemos.—Quéamableeres—susurra laniñaaZélie,mientrasse relame lasúltimas
gotasdeaguaquelequedanenloslabios.—Sientonopoderhacermás.—Hashechomásquesuficiente.—¿Porquéhaytantostrabajadoresforzososporaquí?—preguntointentando
olvidarlosecaquetengolagarganta.—Loscarcelerosnoshanmandadoaquíporlodelcirco.Lachicaseñalacon lacabezahaciaunpuntoqueapenasseadviertealotro
ladodelmurodearcilla.Alprincipio,nodistingonadacontralasdunasrojasylasolasdearena,peroalcabodepoco,elanfiteatroempiezaadestacarse.«Cielos…».Nuncahevistounaestructuratanimpresionante.Elanfiteatro,conunaserie
dearcosypilareserosionados,seextiendeporeldesiertoycubrebuenapartedesuáridasuperficie.—¿Loestáisconstruyendo?Arrugolanariz.Padrenuncaaprobaríaquelospresosconstruyeranunedificio
comoesteaquífuera.Eldesiertoesdemasiadoárido;nohaytantaspersonasquepuedansobrevivirensemejantetierra.Lachicaniegaconlacabeza.—Competimosaquí.Loscarcelerosdicenque,siganamos,quedaránsaldadas
todasnuestrasdeudas.—¿Competís?—Zéliefruncelafrente—.¿Paraqué?¿Paralograrlalibertad?—Yriquezas—intervieneelobreroquehaydelantedelachica.Leresbalael
aguaporlabarbilla—.Suficienteoroparallenarelmar.—Perononoshacencompetirporeso—espetalachica—.Losnoblesyason
ricos.Nonecesitanoro.LoquebuscaneslareliquiadeBabalúayé.—¿Babalúayé?
—ElDios de la Salud y la Enfermedad—me recuerda Zélie—. Cada diostieneuna reliquia legendaria.LadeBabalúayéeselohunèaiyé, la joyade lavida.—¿Yesauténticadeverdad?—pregunta.—Noesmásqueunmito—respondeZélie—.Unahistoriaquelosmaji les
cuentanalosdivînerscuandosevanadormir.—No es un mito—dice la chica—. La he visto con mis propios ojos. Se
parecemásaunapiedraqueaunajoya,peroesreal.Garantizalavidaeterna.Zélieladealacabezayseinclinahaciadelante.—Esapiedra…—Bajalavoz—.¿Quéaspectotiene?
CAPÍTULOVEINTITRÉS
ZÉLIE
Elcircovibraconlachácharaebriadelosnoblesmientraselsolsehundeenelhorizonte. Aunque cae la noche, el anfiteatro relumbra de luz; hay farolescolgados de los pilares de los muros. Nos abrimos paso a codazos entre lashordasdeguardiasynoblesquellenanlasgradasdepiedra.MeagarroaTzainpara mantener la estabilidad, pues me tropiezo más de una vez mientrasrecorremoslasdesgastadasescalerasdearena.—¿Dedóndehasalidotodaestagente?—murmuraTzain.Seabrepasoaempellonesentredoskosidántapadosconkaftanescubiertosde
polvo.AunqueespocoprobablequeelnúmerodehabitantesdeIbeji lleguealmillar, hay miles de espectadores que llenan las gradas, entre ellos, unasorprendentecantidaddemercaderesynobles.Todosobservanconatenciónelprofundofosodelcirco,unidosensuexaltaciónantelosinminentesjuegos.—Estástemblando—diceTzaincuandonossentamos.Notolapieldegallinaportodoelcuerpo.—Hay cientos de espíritus —susurro—. Cuantísimas personas han muerto
aquí…—Tienesentido,siloscondenadosatrabajosforzadosconstruyeronellugar.
Seguroquemurieronadocenas.Asientoybeboun tragode la cantimplora, con la esperanzadequitarme el
saborasangredelaboca.Daigualloquecomaobeba,elregustometáliconoseme pasa. Hay demasiadas almas a mi alrededor atrapadas en el infierno delapâdi.Siempre me enseñaron que, cuando los orïshanos morían, los espíritus
benditosseelevabanalalâfia:lapaz.Unaliberacióndeldolordenuestratierra,unestadoquesoloexisteenelamordelosdioses.Unadenuestrasobligacionessagradas como Parcas era guiar a los espíritus perdidos hasta el alâfia y, acambio,ellosnosprestaríansufuerza.Sinembargo,losespíritusabrumadosporelpesodelpecadoodeltraumano
puedenelevarsealalâfia;nopuedenabandonarestatierra.Ancladosasudolor,
permanecenenelapâdi,donde reviven lospeoresmomentosde sus recuerdoshumanosunayotravez.Deniña, sospechaba que elapâdi era unmito, una advertencia conveniente
paraevitarque losniñosseportasenmal.Peroahoraquemehe iniciadoenelmundodelasParcas,puedosentirlatorturadelosespíritus,suinconmensurableagonía, su dolor interminable. Escudriño el anfiteatro, incapaz de creer lacantidaddeespíritusatrapadosenelinfiernodelapâdidentrodeestasparedes.Nuncahabíaoídohablardealgosemejante.Porelamordelosdioses,¿quéhaocurridoaquí?—¿Deberíamosecharunvistazoporelfoso?—susurraAmari—.¿Buscaren
elanfiteatroaversihaypistas?—Esperemos a que empiece la competición—diceTzain—.Serámás fácil
cuandotodosesténdistraídos.Mientrasesperamos,miromásalláde lasornamentadas sedasde losnobles
parainspeccionarelhondofosoconsuelometálico.Laimagenresultacuriosaencontrastecon los ladrillosdearenaque rellenan los resquebrajadosarcosy lospeldañosdelasgradas.Buscomarcasdesangrequeindiquenunamasacreenelmetal: el golpe de una espada, el corte de unas fauces gigantes de algunamonturasalvaje.Peroelmetalestáintactoysinunasolamancha.«¿Quéclasedecompeticiónesesta…?».Unacampanareverberaporelaire.Alzolosojosalconstatarquedespiertaunaoleadadevítoresexcitados.Todos
se ponen de pie y nos obligan a Amari y a mí a levantarnos subidos a lospeldañosparapoderver.Losvítoresaumentandevolumencuandounhombreenmascaradoyvestidodenegroasciendeunaescalerillametálicaysecolocaenuna plataforma muy por encima del foso. Lo rodea una extraña aura, algoimponente,algodorado…El presentador se quita la máscara y revela una cara sonriente de un tono
marrón claro, bronceada por el sol. Se lleva un cono metálico a los labios amododemegáfono.—¿Estáispreparados?La multitud ruge con tal ferocidad que me pitan los tímpanos. Un rumor
profundoretumbaenladistancia,subeysubedevolumenhastaque…Laspuertasdemetalseabrendeparenparaambosladosdelfosoeirrumpe
uninterminabletorrentedeagua.«Tienequeserunespejismo».Y,sinembargo,no paran de entrar litros y litros de agua, olas que cubren el suelometálico yrompenconelestruendodeunmarenexpansión.
—¿Cómo es posible? —susurro casi para mis adentros, al recordar a lostrabajadoresforzosos,reducidosapielyhuesos.¿Tantaspersonasagonizandeshidratadasymalgastanelaguaenesto?—¡Noos oigo!—anima el presentador—. ¿Estáis listos para la batallamás
emocionantedevuestravida?Mientras la muchedumbre borracha grita, varias puertas metálicas del
anfiteatroseabrenenlos laterales.Unoporuno,diezbarcosdemaderaentranflotando,naveganporlasolasdeesemarartificial.Losbarcosmidencasidocemetros, todoscuentanconunmástilalto,velasdesplegadas.Flotanmientras latripulación de cada uno de ellos toma posición, dirige el timón de madera yorganizalaslíneasdecañones.En cada uno de los barcos, un capitán vestido conmucha pompa se yergue
juntoaltimón.Perocuandoobservolasdistintastripulaciones,semeencogeelcorazón.Laprisioneradelvestidoblancoestásentadajuntoadocenasderemeros,con
lágrimas en los ojos oscuros, la chica quenos habló de la piedra.El pecho lesubeylebaja,agitado.Agarraunremoenunintentodesalvarlavida.—Estanoche,diezcapitanesdetodaOrïshalucharánparaganarunariqueza
mássuculentaqueladeunrey.Elcapitánylatripulaciónqueganensebañaránenunmardegloria,¡unocéanodeorointerminable!—Elpresentadorelevalasmanos y dos guardias entran a rastras un enorme baúl lleno de relucientesmonedas de oro. Un eco de admiración y avaricia recorre las gradas—. Lasreglas son sencillas:paraganar,hayquematar al capitánya la tripulacióndetodos losdemásbarcos.Durante lasúltimasdos lunas,nadiehasobrevividoalcombatedelanfiteatro.¿Seráestanocheenlaqueporfinpodremoscoronaraunvencedor?Losvítoresdel públicovuelven a encenderse.Los capitanes se sumana los
gritos,conlosojosrelucientesantelaspalabrasdelpresentador.Adiferenciadesusindefensastripulaciones,ellosnotienenmiedo.Loúnicoquequierenesganar.—Siestanocheganaalgúncapitán,leesperaunpremioespecial,unreciente
hallazgomásvaliosoque cualquier premioquehayamosofrecidohasta ahora.No me cabe duda de que los rumores sobre su grandeza son los que hanmotivadoquemuchosdevosotroshayáisvenidohoyaverelespectáculo.—Elpresentadordeambulaporlaplataformaparacrearmásexpectación.Elmiedoseapoderademícuandosellevaelconometálicoaloslabiosunavezmás—.Elcapitánqueganeseirádeaquíconalgomásqueunbaúldeoro.Recibirálajoya
de lavida,perdidaenel tiempohastaestemomento.La legendaria reliquiadeBabalúayé.¡Eldondelainmortalidad!Elpresentadorsacalarelucientepiedradelabrigo.Laspalabrassemeagolpan
en la garganta.Más brillante que el mural de Lekan cuando cobraba vida, lapiedradelsolrefulge.Esdeltamañodeuncocoyrelucecontonosanaranjados,amarillos y rojos que laten bajo su exterior de cristal liso. Justo lo quenecesitamosparacompletarelritual.Loúltimoquenoshacefaltaparadevolverlamagiaalmundo.—¿Lapiedraotorgalainmortalidad?—Amariinclinalacabeza—.Lekanno
lomencionó.—No—respondo—.Perodalaimpresióndequepodría.—¿Quiéncreesquega…?Antes de que Amari pueda terminar la pregunta, unas detonaciones
ensordecedorasexplotanenelfoso.Elanfiteatroretumbacuandoelprimerbarcodispara.Dos balas de cañón salen de las estructuras metálicas, despiadadas en su
objetivo.Impactanentrelosremerosdelbarcomáscercanoyalestallarsellevanvariasvidasdegolpe.—¡Ah!Undolor insoportablemeatraviesaelcuerpo,aunquenoreciboelataquede
nadavisible.Elespesosaborasangremebañalalengua,másfuertequenunca.—¡Zél!—gritaTzain.Por lo menos, creo que grita. Es imposible oírlo entre todos los alaridos.
Cuandoelbarcosehunde,losvítoresdelpúblicosemezclanconloschillidosdelosmuertosqueabrumanmimente.—Lo noto —digo, y aprieto los dientes para evitar soltar un aullido
desafinado—.Notocadaunadelasmuertes.Unacárceldelaquenopuedoescapar.La explosión de los cañones sacude las paredes del anfiteatro. Astillas y
tablonesrotosvuelanporlosairescuandosehundeelsiguientebarco.Lasangrey los cadáveres caen como gotas de lluvia en el agua, mientras que lossupervivientesheridosluchanpornohundirse.CadanuevamuertemegolpeaconlamismafuerzaqueelespíritudeLekanen
Chândomblé,flotandopormimenteymicuerpo.Lacabezameestallaacausadelaamalgamaderecuerdosdisparatadoseinconexos.Micuerpoalbergatodosudolor.Entroysalgodelaagonía,conlaesperanzadequeesehorrortermine
pronto.Veounfogonazodelachicadeblanco,soloqueahorayaceahogadaenlamarearoja.Nosécuántodura…diezminutos,diezdías.Cuando por fin termina el baño de sangre,me siento demasiado débil para
pensar,pararespirar.Pocoquedadelosdiezbarcosodesuscapitanes,todoshancaídoamanosdeotro.—¡Parecequeestanochetampocohabrávencedor!La voz del presentador atruena por encima de los chillidos de los
espectadores.Blandelapiedraylamueveparaasegurarsedequecaptatodalaluz.La piedra resplandece por encima del mar encarnado, brilla sobre los
cadáveres que flotan entre los restos de madera rota. La escena hace que lamuchedumbre grite todavíamás fuerte de lo que ha gritado en toda la noche.Quierenmássangre.Quierenotrocombate.—¡Tendremosqueesperaraversiloscapitanesdemañanapuedenganareste
magníficopremio!MeapoyoenTzainycierrolosojos.Aestepaso,habremosmuertoantesde
llegarsiquieraatocaresapiedra.
CAPÍTULOVEINTICUATRO
INAN
Losgritosdistantesdeloscarcelerosseoyenporencimadelosdébilestintineosde laconstrucción.Los ladridoscontrariadosdeKaeareinansobre todosellos.Aunquearegañadientes,parecequehatomadolasriendasdelasituación.Trastresdíasasusórdenes,elpuenteestácasiterminado.Sinembargo,apesardequesenoshaabiertounanuevavíaparallegaralotro
ladode lamontaña,noestoymáscercadeencontrarpistassobre las fugitivas.Daigualcuántomeesfuerce,eltemploesunenigma,unmisteriointerminablequenosédescifrar.Aunqueheliberadoenpartemimagia,noessuficienteparalograrseguirleelrastroaesachica.Mequedapocotiempo.Sitengoalgunaposibilidaddeencontraraesamuchacha,tendréquedejarque
actúetodamimagia.Darmecuentadeesomeatormenta,poneenteladejuiciotodasmiscreencias.
Perolaalternativaesmuchopeor.Laobligaciónvaantesqueunomismo.Orïshaesloprimero.Respirohondoysueltomisúltimasataduraspocoapoco.Eldolordelpecho
mengua.Alcabodeunrato,elescozordelamagiamecubrelapiel.Tengo la esperanza de que el aromadelmar sea lo primero queme llegue,
pero,talcomohaocurridolosdíasanteriores,loúnicoquellenaesosestrechospasadizoseseloloramaderaycarbón.Cuando doblo otra esquina, el aroma se vuelve abrumador; una nube color
turquesapendedelaire.PasolamanoporlanebulosaypermitoqueentreenmíloquequedadelaconcienciadeLekan.—Lekan,¡basta!Risasygritosdealegríaresuenancuandodoblootraesquina.Meapoyocontra
lapiedrafríamientraslosrecuerdosdelsêntaroseapoderandemí.Pasanunosniños fantasma chillando, van desnudos y con el cuerpo pintado. Su euforiarebotayhaceeco,vibrantecontralosmurosdepiedra.«Nosonreales»,merecuerdomentalmente,conelcorazónapuntodesalirme
por la boca. Sin embargo, aunque intento aferrarme a esa mentira, el brillotraviesoenlosojosdeunodelosniñosimponelaverdad.Con la antorcha en la mano, avanzo y recorro a toda prisa los estrechos
pasillosdeltemplo.Porunmomento,notoenelaireunaráfagadeolormarino,enterrado en el aroma del carbón. Doblo otra esquina y aparece una segundanubeturquesa.Corrohaciaella,yaprietolosdientescuandoelnuevofogonazodelaconcienciadeLekanapareceantemí.Eloloramaderaesembriagador.Elairecambia.Suenaunavozsuave.—Pero¿tenéisnombre?Semetensatodoelcuerpo.LaformatímidadeAmarisematerializaantemis
ojos.Mihermanamemiraconaprensión,elmiedonublasumiradaambarina.Unaromaácidosememeteen losorificiosnasales.Mepica lanariz,casimeescuece.—Todoelmundotienenombre,niña.—Ay,nomerefería…—Lekan—suvozresuenaenmicabeza—.Olamilekan.Casime echo a reír al ver aAmari; tiene un aspecto ridículo con esa ropa
comúnycorriente.Sinembargo,inclusodespuésdetodoloquehapasado,siguesiendo lamisma chica de siempre: una amalgama de emociones detrás de unmurodesilencio.Mispropiosrecuerdossecuelan…Labrevemiradaqueintercambiamosdeun
ladoaotrodelpuente.Yopensabaqueseríasusalvador;enlugardeeso,hesidolacausadesudolor.—¿«Miriqueza…aumenta»?Emergede nuevo el recuerdodeLekan en el que sale la jovenmaji.Cobra
vidaantelasllamasdelaantorcha.—¿Recuerdasnuestralengua?—Algunas palabras.—La chica asiente con la cabeza—.Mi madre me la
enseñócuandoerapequeña.«Porfin».Despuésdetodosestosdías,elaromadelmarmegolpeacomouna
ráfagadeviento.Noobstante, porprimeravezdesdequenuestros caminos secruzaron, la imagende lachicanome invitaacoger laespada.A travésde lamirada de Lekan es unamuchacha dulce pero impresionante. Su pielmorenaparece brillar a la luz de la antorcha, que destaca aún más los fantasmasescondidostrassusojosplateados.«Ellaeslaelegida».ElpensamientodeLekanretumbaenmimente.«Ocurra
loqueocurra,debesobrevivir».
—¿Laelegidapara qué?—mepregunto en voz alta.El silencio es la únicarespuesta.LasimágenesdelachicaydeAmarisedesvanecen,ymequedomirandoel
punto en el que estaban un momento antes. Su aroma desaparece. Aunqueintentorecuperaresefogonazo,noocurrenada.Meveoobligadoacontinuar.Mientrasmispasosresuenanporlosrecovecosylasrendijasdeltemplo,noto
elcambioenmicuerpo.Elesfuerzoporreprimirlamagiasehaconvertidoenunagotamiento constante. Me cuesta respirar. Aunque el zumbido de la magiadentrodemicabezatodavíamerevuelveelestómago,micuerposerecreaensunuevalibertad.Escomosihubiesepasadoañosahogándomebajoelagua.Poruninstante,puedosacarlacabezapararespirarairepuro.Hagovariasinspiracionesprofundasyaprietoelpaso,atravesandolospasillos
ysalasdeltemploconunvigornuevo.PersigolosfantasmasdeLekanenbuscaderespuestas,conlaesperanzadevolveraencontraralachica.Cuandodoblolasiguiente esquina, el aroma de su alma me sobrecoge. Entro en la salaabovedada.LosrestosdelaconcienciadeLekanlatenallíconmásfuerzaqueencualquier otromomento de la semana.Una nube color turquesa parece cubrirtodoelespacio.Antesdequepuedafrenar, lasalaresplandececonundestelloblanco.Aunquepermanezcoenlassombras,veoquelaconcienciadeLekanbañacon
su luz las erosionadas paredes. Me quedo boquiabierto mientras escudriño elmagnífico mural de los dioses. Todos y cada uno de los retratos lucen unoscoloresllamativos.—¿Qué es esto?—pregunto en un suspiro, admirado ante lamaravilla que
tengodelante.Laspinturassontanexpresivasqueparecencobrarvida.Levantolaantorchahacialosdiosesylasdiosas,hacialosmajiquebailana
suspies.Esimponente.Sobrecogedor.Cuestionatodoloquemehanenseñadoapensar.Durantemi infancia, Padreme llevó a creer que quienes se aferraban a los
mitos de los dioses eran débiles. Confiaban en seres que no podían ver,dedicabansuvidaaentidadessinrostro.Yoelegíponermifeenel trono.EnPadre.EnOrïsha.Peroahora,mientras
contemplolosdioses,nosoycapazdearticularpalabra.Memaravilloantelosocéanosylosbosquesqueemanandesusdedos,anteel
mundodeOrïshacreadoporsusmanos.Unjúbiloextrañoparecerespirarentre
las capas de pintura y llena Orïsha con una luz que no sabía que pudieracontener.Veresemuralmeobligaaaceptarlaverdad,queconfirmatodoloquePadre
mecontóelotrodía enel salóndel trono.Losdioses son reales.Estánvivos.Unenloshilosdelasvidasdelosmaji.Pero,sitodoesoescierto,portodosloscielos,¿puedesaberseporquéunodeelloshaforjadounvínculoconmigo?Estudio de nuevo cada uno de los retratos y observo los diferentes tipos de
magia que parecen brotar de lasmanos de los dioses.Cuando llego a un diosvestidoconostentosas túnicascolor cobalto,medetengo.Lamalditamagia seenciendeenmíalverlo.El dios es alto, imponente y con músculos bien cincelados. Un ipélè azul
oscuroseextiendesobresupechoanchoigualqueunchal,destacacontrasupielmarrónoscura.Unhumocolorturquesadavueltasensusmanos,muysimilaralasnebulosasqueaparecencuandosemanifiestamimaldición.Cuandomuevola antorcha, una pulsación de energía viaja por mi cráneo. La voz de Lekanretumbaenmicabezaalavezqueapareceotranubeazul.—OrítomólapazdelacabezadeMadreCieloparaconvertirseenelDiosde
laMente,elEspírituylosSueños.Enlatierra,compartióestedonúnicoconsusdiscípulos,ylespermitióconectarmentalmentecontodoslossereshumanos.—ElDiosdelaMente,elEspírituylosSueños…—susurro,mientrasencajo
todaslaspiezasdelpuzle.Lasvoces.Losretazosdelasemocionesdeotraspersonas.Elextrañoespacio
deensueñoenelquemesentíatrapado.Esoes.Eldiosdelqueprovengo.La rabia arde dentro demí al comprenderlo. «¿Qué derecho tienes?».Hace
unosdías,nisiquierasabíaqueexistieraestedios,ysinembargo,¿sehaatrevidoaenvenenarme?—¡¿Porqué?!—grito,ymivozsehaceecodentrodelacúpula.Casi esperoqueeldiosmeconteste conotrogrito,pero soloel silenciome
responde.—Tearrepentirás—murmuroparamisadentros.Noestoysegurodesiesoindicaqueestoylocoosi,enalgúnlugar,apesarde
todoelbulliciodelmundo,eldiospuedeoírme.Esebastardoseacordaráparasiempredeestedía.Lamagiaconlaquemehamaldecidoserálaperdicióndeesamismamagia,lojuro.Semeretuercenlasentrañasymedoylavueltaatodaprisa,semeencogeel
estómagocuandoinvocoestamaldiciónconmásfuerzatodavía.Nohayforma
delucharcontraella.Siquieroencontrarlasrespuestas,solohayunlugaralquepuedoirabuscarlas.Me tumbo en el suelo y cierro los ojos, dejo que el mundo se desvanezca
mientras la magia corre por mis venas. Si quiero aniquilar esta maldición,necesitotodalamagiaqueestéamialcance.Necesitosoñar.
CAPÍTULOVEINTICINCO
ZÉLIE
—¿Nohayguardiasalavista?Amari otea por los pasillos de piedra que se alejan del foso del anfiteatro.
Unos arcos erosionados se curvan sobre nuestra cabeza, unas piedrasresquebrajadasbajonuestrospies.Unavezquesehanalejadolospasos,Amariasiente con la cabeza y salimos como un rayo. Nos escondemos entre losenvejecidospilaresyavanzamosatodaprisaparalograrnuestroobjetivoantesdequenosvean.Horas después de que muriera el último hombre y los espectadores
abandonaranlosasientos,losguardiasdrenaronelmarrojodelcirco.Penséqueloshorroresdelosjuegosacabaríanallí,peroahoralosrestallidosdeloslátigossehacenecoentrelasgradasvacías.Lasguardiasobliganaunanuevapartidadeprisionerosalimpiarlasangreylasvíscerasquenosehallevadolacorrientedeaguaalvaciarelfoso.Noquieroniimaginarmelatorturaquedebedesuponerparaellos.Limpiarlamasacredeestanocheparaconvertirseencarnazamañana.«Volveré», decido. «Los salvaré».En cuantohaya realizado el ritual yhaya
devueltolamagiaalmundo,encuantoBabaestésanoysalvo.EncargaréaungrupodeTerrerosquedesmoronenestamonstruosidadyladevuelvanalaarenadeldesierto.Esepresentadorpagaráportodasycadaunadelasvidasdedivînersquehadesperdiciado.Todoslosnoblesresponderánporsusdelitos.Dejoquelospensamientosdevenganzamecalmenmientrasnosaplastamos
contraunaparedmediodestrozada.Cierrolosojosymeconcentrotodoloquepuedo.Lapiedradelsolremueveelashêdemisangre.Cuandoabrolosojos,subrilloesdébil,comounaluciérnagaquesepierdeenlanoche.Sinembargo,alcabodeunrato,elresplandoraumentahastaqueelauradelapiedradelsolmecalientalasplantasdelospies.—Estámásabajo—susurro.Recorremos los pasadizos vacíos y bajamos las escaleras. Cuanto más nos
acercamos a la base putrefacta del foso, más hombres tenemos que esquivar.Cuandoporfinllegamosalaparteinferior,estamosprácticamenteaundedode
losdespiadadoscarcelerosydelosobrerosexhaustos.Loslátigosresuenanporencimadenuestrospasos.Nosescondemosdetrásdeunarcodepiedra.—Esaquí—susurroseñalandounportóndehierro.Una luzbrillante se cuela por las rendijas y llena el arco con el calor de la
piedradel sol.Paso losdedosporencimadelpomometálicode lapuerta,unaruedaoxidadasujetaporuncandadogigante.SacoladagaquemehabíadadoTzainylaintroduzcoenelestrechoojodela
cerradura del candado. Pormucho que intento apretar, la punta de la daga sequedabloqueadaporunintrincadoconjuntodedientes.—¿Puedesabrirlo?—susurramihermano.—Esointento.Esmáscomplicadoqueeltípicocandado.Parapasarporelojodelallavecita
necesitaréalgomásconmáspunta,algoconungancho.Recojounclavooxidadodelsueloyloaprietocontralaparedparacurvarla
punta.Unavezdoblado,cierrolosojosymeconcentroeneldelicadotactodelos dientes del candado. «Ten paciencia». La vieja lección deMamaAgba sehaceecoenmimente.«Dejaqueeltactoseconviertaentusojos».Se me acelera el corazón mientras aguzo el oído por si oigo pasos que se
acercan,perocuandoforcejeoconelclavodoblado,notoqueporfinlosdientesceden.Unpequeñogiroalaizquierday…Seoyeundiscretoclic.Elcandadoseabreysientotalalivioquemeentran
ganasdellorar.Agarrolaruedaquehacedepomoylagiroalaizquierda,peroelmetalnosemueve.—¡Estáatascada!AmarisiguevigilandomientrasTzaintiradelaruedaoxidadacontodassus
fuerzas.Elmetalgimeychilla tan fuertequeahoga losgritosde losguardias,peroauncontodo,laruedanogira.—¡Tencuidado!—susurro.—Yalointento.—Puesinténtalomás…La rueda se parte con un débil crujido.Nos quedamosmirando la pieza de
metalrotaenlamanodeTzain.Ennombredetodoslosdioses,¿quésesuponequedebemoshacerahora?Tzainarremetecontodoelcuerpocontralapuerta.Aunqueestaretiemblacon
elimpacto,seniegaaceder.—¡Vasaalertaralosguardias!—advierteAmarienunsusurro.—¡Necesitamos lapiedra!—contestaTzain—.¿Dequéotra formavamosa
conseguirla?MeestremezcoconcadaembestidadeTzain,perotienerazón.Lapiedraestá
tan cerca que el calor de su brillo me calienta como una hoguera reciénencendida.Una sarta de improperios seme pasa por la cabeza. «Por todos los dioses,
ojalátuviéramoslaayudadealgúnotromaji».UnSoldadorseríacapazdetorcerlapuertademetal.UnAbrasadorpodríafundirelpomoyliberarelpestillo.«Medialuna»,merecuerdo.«Medialunaparaenderezarlotodo».Siqueremosrecuperarlapiedradelsolatiempoparaelsolsticio,tenemosque
hacerloestanochesinfalta.Suspiro al ver que la puerta se abre un milímetro. Ya estamos cerca. Lo
presiento. Unos cuantos golpesmás y al fin se abrirá del todo.Unos cuantosempujonesmásylapiedraseránuestra.—¡Eh!Lavozdeunguardiareverberaeneltúnel.Nosquedamospetrificados.Unos
pasos retumban contra el suelo de piedra y se aproximan a nosotros con unarapidezescalofriante.—¡Poraquí!Amari señala un hueco justo por delante de la puerta donde se esconde la
piedradelsol,abarrotadodebalasdecañónycajasdepólvora.Justocuandonosacuclillamosdetrásde lascajas,un jovendivîner entra en lahabitacióna todaprisa, su pelo blanco destaca con la luz tenue. En cuestión de segundos, loacorralan el presentador y otro guardia. Se quedan quietos cuando venmedioabiertalapuertaqueprotegelapiedradelsol.—Larvaasquerosa.—Elpresentadortuerceloslabiosconasco—.¿Paraquién
trabajas?¿Quiénhahechoesto?Antesdequeeljoventengaoportunidaddehablar,elrestallidodelavaradel
presentadorlodesloma.Caedesplomadoalsuelodepiedra.Mientrasgrita,otroguardiaseunealapaliza.Meestremezcodetrásdelacajademadera,conlosojosllenosdelágrimas.El
chicoyateníalaespaldaencarnevivaporloslatigazosanteriores,peroningunodelosmonstruostienepiedad.Lovanamataragolpes.Morirápormiculpa.—¡Zélie,no!ElsiseodeTzainmehacedudarunsegundo,peronobastaparadetenerme.
Salgo de nuestro escondite de un brinco y contengo las náuseas al ver almuchacho.
Unoscortesrabiososleseccionanlapiel.Lasangrelechorreaporlaespalda.Suvidapendedeunhilo,unhiloquesedeshilachaantemispropiosojos.—¿Quiéndemonioserestú?—espetaelpresentador,ysacaunpuñal.Semeerizalapielcuandoseacercaamíconsuhojademajacitanegra.Tres
guardiasmáscorrenasulado.—¡Gracias a los dioses! —Me obligo a reír mientras intento dar con las
palabras necesarias para solucionar este entuerto—. ¡Os he buscado por todaspartes!Elpresentadorentrecierra losojos, incrédulo.Agarra lavaraconmásfuerza
todavía.—¿Mebuscabasamí?—repite—.¿Enestesótano?¿Juntoalapiedra?Elchicogimeymeencojocuandounguardialedaunapatadaenlacabeza.
Su cuerpo yace inmóvil en un charco de sangre. Parece que le ha dado laestocadafinal.«Peroentonces¿porquénopercibosuespíritu?».¿Dóndeestásuúltimorecuerdo?¿Sudolorfinal?Sihaidodirectoalalâfiaesposiblequeyonolosienta,pero¿cómopuedealguienpasaralotromundoenpazdespuésdeunamuertecomoesta?Meobligoamirardenuevoaldesdeñosopresentador.Nohaynadaquepueda
hacerahoraporeldivîner.Elchicohamuerto.Y,amenosquepienseenalgorápido,yotambiénpuedodarmepormuerta.—Sabíaqueosencontraríaaquí.—Tragosaliva.Solohayunaexcusaválida
en esta situación—. Quiero participar en vuestros juegos. Dejadme competirmañanaporlanoche.
—¡Nopuedesdecirloenserio!—exclamaAmaricuandoentramosporfinenlaseguridaddelasarenasdeldesierto—.Yavisteesebañodesangre.Lonotaste…¿Yahoraquieresformarpartedeél?—Quierolapiedra—medefiendo—.¡Quieroseguirviva!A pesar de mi ira, la imagen del chico apaleado se cuela de nuevo en mi
mente.«Mejorseríaeso.Mejormuertoagolpesylatigazosquedespedazadoporuna
bombaenunbarco».Perodaiguallomuchoquemeesfuerzoporconvencerme,séqueesaspalabrasnosonciertas.Nohaydignidadenunamuerteasí,apaleadohastaelúltimoalientoporalgoquenisiquierahabíahecho.Ynisiquierapudeayudarasuespírituapasaralaotravida.Pormuchoquelodeseara,nosupeserlaParcaquenecesitabaelmuchacho.
—El anfiteatro está abarrotado de guardias —murmuro—. Si no hemospodidoatraparlapiedrahoy,esimposiblequepodamosrobarlamañana.—Tienequehaberalgúnmodo—intervieneTzain.Losgranosdearenasele
pegan a los pies cubiertos de sangre—. Después de todo esto, no dejarán lapiedradelsolaquíestanoche.Tendremosqueaveriguardóndevanaguardarlaapartirdeahora…—Nosquedansolotrecedíasantesdelsolsticio.TrecedíasparacruzarOrïsha
y navegar hasta la isla sagrada. No tenemos tiempo para hacer pesquisas.¡Tenemosquecogerlapiedraysalircorriendoya!—Lapiedradelsolnonosservirádenadacuandonuestroscadáverescubran
el suelo del foso —dice Amari—. ¿Cómo vamos a sobrevivir? ¡En esacompeticiónmuerentodos!—Nojugaremosconlasmismascartasqueelresto.MetolamanoenlamochilaysacounodelosrollosnegrosdeLekan.Latinta
blancareluceenlaetiqueta,ysetraduceporReanimacióndelosmuertos.EsteencantamientoeraunaprácticacomúnentrelasParcas,amenudoeralaprimeratécnicaquedominabanlosnuevosmaji.Lamagiagarantizaalqueloejecutalaayudadeunespírituatrapadoenelinfiernodelapâdiacambiodeayudaraeseespírituapasarenpazalaotravida.DetodoslosencantamientoscontenidosenlosrollosquenosdioLekan,este
eraelúnicoqueyaconocía.Todaslaslunas,MamadirigíaaungrupodeParcashasta la solitaria cima de algunamontaña de Ibadan y empleaba este conjuroparalimpiarnuestraaldeadealmasatrapadas.—He estudiado este rollo —me apresuro a decir—. Contiene un
encantamientoquemimadresolíarealizar.Siconsigodominarlo,serécapazdetransformaralosespíritusmuertosdelanfiteatroenauténticossoldados.—¿Hasperdidoeljuicio?—exclamaAmari—.Perosiapenaspodíasrespirar
enlasgradascuandonotasteatodosesosespíritus.Tardastehorasenrecuperarlasfuerzasypodercaminarbien.Sinopudistemanejar lasituaciónahíarriba,¿quétehacepensarquepodrásconjurarlamagiaenestassalassubterráneas?—Los muertos me sobrepasaron porque no sabía qué hacer. No tenía el
control de la situación. Sime aprendo este encantamiento y sé someter a losmuertos, podríamos contar con un ejército secreto. ¡Hay miles de espíritusenfadadoseneseanfiteatro!AmarisedirigeaTzain.—Dilequeesunalocura.Porfavor.Tzainsecruzadebrazosycambiadepostura,calibrandolosriesgosmientras
alternalamiradaentreAmariyyo.—Primero,aversisabescómohacerlo.Después,yadecidiremos.
La noche clara proporciona al desierto un frío helador que es casi taninsoportablecomoeldespiadadosol.Aunqueelvientofríohacevolar laarenadelasdunasquerodeanIbeji,elsudormecaeagotaspor lapiel.Llevohorasintentandollevaracaboelencantamiento,perocadaunodelosintentosmesalepeorqueel anterior.Alcabodeun rato,decidomandaraTzainyaAmaridevueltaalacabañaquehemosalquilado.Porlomenos,asípodréfracasarasolas.Alumbro el rollo de pergamino de Lekan a la luz de la luna, procurando
encontrarlesentidoalatraducciónenyorubagarabateadadebajodelassênbaría.Desde el rito de iniciación, recuerdo con precisión nuestra antigua lenguamaterna,con lamismaclaridadquecuandoeraniña.Sinembargo,no importacuántasvecesrecitelaspalabras,elashênofluyedentrodemí.Nohayrastrodemagia. Y cuanto más aumenta mi frustración, más me convenzo de que nodeberíatenerquehacerestoyosola.—Vamos.—Aprietolosdientes—.Oya,bámisr!Siloarriesgotodopararealizarlatareaencomendadaporlosdioses,¿porqué
noestánaquícuandomáslosnecesito?Sueltounsuspirotemblorosoehincolasrodillasenelsuelo.Mepasolamano
por lasondasqueacabande salirmeenelpelo.Sihubiera sidomajiantesdelAsalto, nuestra maestra del clan me habría enseñado los encantamientos deadolescente. Ella habría sabido exactamente qué debería hacer para logrardespertarmiashêahoramismo.—Oya,porfavor.Vuelvo amirar el rollo, intentando descubrir sime he olvidado de algo. Se
supone que el encantamiento debe crear una animación, un espíritu de losmuertos encarnado en losmateriales físicos queme rodean. Si todo sale bien,debería formarse una animación a partir de las dunas. Pero han transcurridohorasynisiquierahelogradomoverungranodearena.Alrepasarelmensajeconlosdedos,veolacicatrizrecientedelapalmademi
manoymeparosinquerer.LamiroalaluzdelalunaeinspeccionodóndemecortóLekanconladagadehueso.Elrecuerdodelasangrequebrillabaconluzblancatodavíamellenalamente.Elflujodeenergíadelashêfuemuypoderoso,unímpetucegadorquesololamagiadesangrepuedeproporcionar.«Silautilizaseahora…».
Los latidosdel corazón semeaceleranalpensarlo.El encantamiento fluiríaentonces con naturalidad. No me costaría nada lograr que una legión deanimacionesselevantaradelsuelo.Noobstante,antesdequeelpensamientopuedatentarmemás,lavozáspera
deMamasemeaparece.Supielhundida.Surespiraciónsuperficial.El tríodeSanadoresqueseesforzabanenvanoporreanimarla.«Prométemelo»,mesusurró,yapretólamanodespuésdehaberempleadola
magiadesangreparadevolveraTzainalavida.«Júramelo. Pase lo que pase, no puedes hacerlo jamás. Si lo haces, no
sobrevivirás».Seloprometí.Selojuréporelashêquealgúndíacorreríapormisvenas.No
puedo romper la promesa porque no soy lo bastante fuerte para realizar elencantamiento.Pero si esto no funciona, ¿qué otra opciónme quedará?No debería ser tan
difícil.Haceapenasunashoras,elashêvibrabaenmisangre.Ahoranosientoabsolutamentenada,malditasea.«Esperaunmomento».Me quedo mirando las manos y recuerdo al joven divîner que murió
desangradodelantedemispropiosojos.Nofuesolosuespírituloquenopudesentir.Nohepercibidolafuerzadelosmuertosdesdehacehoras.Vuelvo a concentrarme en el pergamino y busco algún significado oculto
detrásdesuspalabras.Escomosimimagiasehubiesesecadocomolasangreenelanfiteatro.Nohesentidonadadesde…«Minoli…».Lachicadeblanco.Esosgrandesojosvacíos.Ocurrierontantascosasalavezquenomedicuentadequeelespíritudela
chicamehabíatransmitidosunombre.Almorir, losotrosespíritusdel fosome transmitieronsudolor.Suodio.En
sus recuerdos noté el aguijón de los latigazos de los guardias. Percibí en lalengualasaldelaslágrimasderramadas.PeroMinolimellevóaloscamposdetierradeMinna,dondesushermanosdenarizafiladayellatrabajabanlatierrapara la cosecha demaíz de otoño. Aunque el sol brillaba con brutalidad y eltrabajoeraduro,cadamomentodesu jornada transcurríaconunasonrisa,conunacanción.—Ìwniìgbkànlémiòrìshà,ìwnimógbójúlé—cantolaspalabrasenalto,mi
vozsetransmiteconelviento.Mientrasrepitolaletra,unavozconmovedoracantaenmimente.
AllífuedondeMinolipasósusúltimosmomentos,sustituyendoelbrutalcircoporelpacíficocampodecultivoensumente.Allífuedondeeligióvivir.Allífuedondeeligiómorir.—Minoli—susurroelencantamientoenlomásprofundodemimente—.mí
àwntíótisùn,moképèyínníòní.padàjádenínúyàmímyìn.Súrefúnmiplúbùniyebíyer.Derepente,laarenasearremolinaantemí.Retrocedoalverqueuntorbellino
similaraunaneblinaseelevaygiraenoleadasantesdevolveraaposentarseenelsuelo.—¿Minoli?—pronunciosunombrecontonointerrogante,aunqueenelfondo
yaconozcolarespuesta.Cuando cierro los ojos, el aroma a tierra me llena la nariz. Unas suaves
semillas de maíz se me escapan entre los dedos. El recuerdo reluce: vívido,vibrante,vivo.Siresideenmícontantafuerza,debocreerqueella tambiénlohace.Repito el encantamiento con convicción, a la vez que extiendo las manos
hacialaarena.—Minoli,teinvocohoy.Preséntateenestenuevoelemento,bendícemecontu
preciosalu…Unas sênbaría blancas saltan del pergamino y se apresuran a pegarse ami
piel.Lossímbolosbailanpormisbrazoseinfundennuevospoderesamicuerpo.Lospoderesmeentranen lospulmones igualque laprimerabocanadadeairedespués de bucear bajo el agua. Mientras la arena forma remolinos a mialrededor con la fuerza de una tormenta, una figura granulada emerge deltorbellino,suformaestosca,perotienevidaymovimiento.—Portodoslosdioses.ContengolarespiraciónmientraselespíritudeMinoliseinclinahaciadelante
conunamanodearena.Susdedosgranuladosmerozanlamejillaantesdequeelmundoenterosefundaennegro.
CAPÍTULOVEINTISÉIS
INAN
Un aire frío me llena los pulmones. He regresado. La escena onírica vive.Apenashaceunossegundosestabasentadobajola imagendeOrí…Ahorameencuentroenelcampodejuncosdanzarines.—Hafuncionado—digosinpodercreérmelomientraspasolosdedosporlos
tallosverdesquesemecenalviento.Elhorizontesiguesiendounborrónblanco,quemerodeaigualquelasnubes
del cielo.Pero algoha cambiado.Lavez anterior, el campode extendía hastadondeseperdíalavista.Ahoralosjuncosmarchitosformanuncírculoespesoamialrededor.Tocootrotallo,sorprendidoporlasásperasmuescasqueirradiandesucentro.
Mimenterepasarutasparaescaparyplanesdeataque,peromicuerposesienteextrañamenteencasa.Esungranalivionovermeobligadoareprimirlamagia,tengo la sensación de respirar de nuevo. El ambiente de esta escena oníricatransmite una paz poco natural, como si más que en cualquier otro lugar deOrïsha,fueseaquídondeperten…«Céntrate,Inan».Buscoelpeóndesênet,peroaquínopuedoaferrarmeaél.
En lugar de eso, sacudo la cabeza, como si así pudiera sacudirme también lospensamientostraicioneros.Estonoesmihogar.Noeslapaz.Soloeselcorazóndemimaldición.Sicumplomicometido,estelugardejarádeexistir.«Mataalachica.Matalamagia».Miobligaciónserpenteaenmimentehasta
queseapoderadelomásprofundodemiser.Notengoalternativa.Deboseguirelplan.Imaginolacaradelachica.Conunabrisarepentina,losjuncosseseparan.La
maji sematerializa como si fuese una nube de condensación, su cuerpo se vaformandomientrasunhumoazulviajadesdesuspieshastasusbrazos.Contengo la respiración y cuento los segundos.Cuando la nebulosa azul se
eleva,semetensanlosmúsculos;suformadecolorobsidianaseveinsufladadevida.Sehalladeespaldasamí,tieneelpelodiferente.Losmechonesblancosque
antes caían en lisas capas sedosas, ahora le caen en cascadapor la espalda enunasondasvaporosas.Sedalavuelta.Pocoapoco.Presentaunagraciacasietérea.Perocuandosus
ojos plateados se encuentran con losmíos, la rebelde que conozco emerge denuevo.—Vaya,veoquetehasteñidoelpelo.—Señalaeltintequeocultamimechón
blancoysonríeconburla—.Note iríamaldarteotracapa.Aúnseadivinaunpocoqueeresunalarva.«Maldita sea».Solohace treshorasdesde laúltimavezqueme lo teñí.Por
instinto,metocoelmechón.Lasonrisadelachicaseensanchatodavíamás.—En realidad, estoy contenta de que me hayas llamado para que venga,
principito.Hayalgoquememuerodeganasdesaber.Oscrioelmismobastardo,peroAmari es incapaz dematar unamosca. Así que, dime, ¿cómo llegaste aconvertirteensemejantemonstruo?Lapazdelensueñoseevaporaenuninstante.—Qué incauta—mascullo con los dientes apretados—. ¡Cómo te atreves a
insultaraturey!—¿Te divertiste en la visita al templo, principito? ¿Cómo te sentiste al ver
todo lo que había destruido el rey? ¿Te sentiste orgulloso? ¿Inspirado?¿Animadoahacerlomismo?Los recuerdos queLekan tenía de los sêntaros pasan como un rayo pormi
mente.La expresión traviesa en los ojos del niño que corría. Las ruinas y losrestosdeltemplodejabanclaroqueesasvidasperecierondeformaviolenta.UnaparteminúsculademírezabaparaquenohubiesesidoamanosdePadre.La culpa me penetra como la espada que atravesó el pecho de Lekan. Sin
embargo,nopuedoolvidar loqueestáen juego.«Laobligaciónantesqueunomismo».EsaspersonasmurieronparaqueOrïshapudiesevivir.—¿Es posible? —Zélie da un paso adelante, intenta retarme—. ¿Es
remordimiento lo que veo ahí? ¿Acaso el principito esconde un corazoncillomarchito?—Qué ignorante eres. —Sacudo la cabeza—. Demasiado cegada para
comprenderlo.Enotros tiempos,mipadreestabadevuestraparte. ¡Apoyabaalosmaji!Lachicaresopla.Medarabiaconstatarquesureacciónsemecueladebajode
lapiel.—¡Tugentematóasufamilia!—grito—.¡TugenteprovocóelAsalto!
Retrocedecomosilehubiesedadounpuñetazoenlasentrañas.—¿Esculpamíaqueloshombresdetupadreentrasenalafuerzaenmicasay
sellevasenamimadre?Elrecuerdodeunamujerdepieloscurallenasumentecontalclaridadquese
introduceenlamíasinquepuedaevitarlo.Igualquelachica,lamujertieneloslabios carnosos, pómulos altos, los ojos ligeramente rasgados. La únicadiferenciaestáenlamirada.Noescolorplata.Esnegracomolanoche.Elrecuerdograbaalgoensuinterior.Algonegro.Mezcladoconodio.—Memuerodeganas—dicelachicaenunsusurro—.Memuerodeganasde
que descubra lo que eres. A ver lo valiente que te sientes cuando tu padreentregueasupropiohijo.Unescalofríoviolentomerecorrelaespinadorsal.«Seequivoca».Padre estaba dispuesto a perdonar aAmari por su traición.Cuando consiga
deshacermedelamagiaparasiempre,meperdonaráesto.—Esonoocurriránunca—intentosonarsegurodemímismo—.Soysuhijo.
Lamagianocambiarálascosas.—Tienes razón—diceconotra sonrisa sarcástica—.Estoy seguradeque te
dejarávivir.Sedalavueltaysepierdeentrelosjuncos.Miconvicciónsemarchitaconsus
mofas.LamiradavacíadePadreinvademimente.Encuantolanoto,empiezaafaltarmeelaire.«Laobligaciónantesqueunomismo».Oigosuvoz. Impasible.Orïshadebe
sersiempreloprimero.Aunqueesoimpliqueasesinarme…La chica suspira. Me tenso y me doy la vuelta a toda velocidad para
escudriñarlosjuncosenmovimiento.—¿Quéocurre?—pregunto.«¿HabréinvocadoelespíritudePadreenestelugar?».Noobstante,noaparecenada.Por lomenos,ningúnserhumano.Cuando la
chicaseadentraenelhorizonteblancoque rodea laescenaonírica, los juncosflorecenbajosuspies.Crecentanaltosquecasimelleganalacabeza,deunverdeintensoquebusca
elsol.Lachicadaotropasotemblorosohaciaelhorizonteylaexuberanciadelosjuncosseextiendeaúnmás.—Portodosloscielos…
Comosifueseunaolaquerompecontralaarena,losjuncosseextiendenportodoelhorizonteyempujanhaciaatrásloslímitesblancosdelaensoñación.Uncalorzumbaenelcentrodemicuerpo.«Mimagia…».Nosécómo,laestáaprovechando.—¡Notemuevas!—leordeno.Sinembargo,lachicaseelevaparaadentrarsecorriendoenelespacioblanco.
La escena onírica cede ante sus caprichos, salvaje y viva bajo su reinado.Mientras la chicacorre, los juncosquecrecenbajo suspies se transformanentierra suave, con helechos blancos, árboles altísimos. Crecen hacia el cielo yoscurecenelsolconsushojasdentadas.—¡Basta!—chillo, corro con todas mis fuerzas por ese nuevo mundo que
creceenlaesteladelachica.Lapotenciadelamagiamehacejadear,sedeslizapormipechoymeretumba
enlacabeza.Apesardemisgritos,ellasiguecorriendo,parecequetengafuegoenlospies.
Depronto,latierrasuavequepisasetransformaenduraroca.Nosedetieneniunmomentohastaqueseencuentradebrucesconunimpresionanteacantilado.—Portodoslosdioses—dicesinresuelloalverlagrandiosacascadaqueha
creadosoloconeltacto.Se formauna interminableparedde espumablanca, que cae enun lago tan
azulqueresplandececomoloszafirosdeMadre.Mequedomirandoa lachicaanonadado,aúnnotoenlacabezaelpulsodel
flujodelamagia.Almirarporelbordedelacantilado,seveunfollajedecolorverde esmeralda que llena las grietas de la escarpada piedra. Junto al límiteexterior del lago, hay una pequeña hilera de árboles que se funde en un tonoblanco.—Porelamordeloscielos,¿cómohasconseguidohacereso?—lepregunto.Estenuevomundoposeeunabellezainnegable.Hacequetodoelcuerpome
vibrecomosimehubieratomadounabotellaenteraderon.Sin embargo, la chica nome presta lamenor atención. En lugar de eso, se
desprendedesuspantalonesdrapeados.Gritaysaltaporelacantilado,paracaersalpicandoenelagua.Me asomo por el borde justo cuando reaparece en la superficie,
completamente empapada. Por primera vez desde que la conozco, me sonríe.Una alegría sincera ilumina sus ojos. La imagen me transporta al pasado tanrápidoquenopuedoevitarlo.ElrecuerdodelarisadeAmarisemecuelaenlosoídos.LosgritosdeMadresiguenaesarisa…
—¡Amari!—chillaMadre,yseagarraalaparedalnotarqueestáapuntodecaerse.Amariseríemientrasseescapacorriendo,empapandolasbaldosasdelsuelo
con los restosdelaguadelbaño.Aunque lapersigueunejércitodeniñerasycuidadoras,nosoncapacesdeatraparaladecididaniñita.AhoraqueAmarihadecididoescapar,nohaynadaquehacer.Nosedetendráhastaqueobtengaloquequiera.Saltoporencimadeunaniñera,quesehacaído,yaterrizoenelsuelo.Merío
con tantas ganas que me falta la respiración. En un instante, me saco lacamiseta. Al instante siguiente, mis pantalones vuelan por los aires. LossirvientesdelpalacioseríenalvernoscorretearyescondenlasrisitasparaquenolospillelamiradaseveradeMadre.Cuando por fin llegamos a la piscina real, somos un par de diablillos
desnudos y saltamos justo a tiempo de empapar el vestido más elegante deMadre…NorecuerdolaúltimavezqueAmariseriotanfuertequelesalióaguaporla
nariz.Desdequelehicedaño,nohavueltoaserlamismaconmigo.ReservabalarisaparaeldeleitedesuamigaBinta.Alvernadaralachica,todosesosrecuerdosvuelvenamí,perocuandomás
tiempolamiro,menospiensoenmihermana.Lachicasequitatambiénlapartedearribaymefaltaelaliento.Elaguaresplandecealrededordesupielmorena.«Apartalamirada».Vuelvolacabezayprocuroescudriñarlasmuescasdela
piedra del acantilado en lugar de mirar a la chica. «Las mujeres son unadistracción»,mediríaPadre.«Tienesqueconcentrarteeneltrono».Elmerohechodeestarcercadelachicamepareceunpecado,queamenazala
leyinquebrantablequeobligaamantenerseparadosalosmajiyloskosidán.Noobstante,apesardeesanorma,misojosseempeñanenmirarla.Meatraetantoqueesimposiblenocontemplarla.«Es un truco»,me convenzo. «Otra forma de colarse dentro de tumente».
Perocuandosaledenuevoalasuperficie,mequedosinpalabras.Siesuntruco,hasurtidoefecto.—¿Deverdad?—meobligoadecir.Intentopasarporaltolascurvasdesucuerpobajoelaguaqueseondula.Levantalamiradayentrecierralosojos,comosirecordasequeexisto.—Perdóname,principito.Nohabíavistotantaaguadesdequeincendiastemi
aldea.LosaullidosdelosaldeanosdeIlorinentranreptandoenmicabeza.Aplastoel
sentimientodeculpacomosifueseunbicho.«Mentira».Esculpasuya.AyudóaAmariarobarelpergamino.—Estásloca.Mecruzodebrazos.«Apartalamirada».Nodejodecontemplarla.—Situaguacostaraunamonedadeoroporcadataza,haríasexactamentelo
mismoqueyo.«¿Unamonedadeoroporcadataza?».Ledoyvueltasalafrasemientrasella
vuelvea zambullirse enel agua. Inclusopara lamonarquía, esasmonedas sonvaliosas.Nadiepodríapermitirseesosprecios.Nisiquieraen…«Ibeji».Abro los ojos como platos. He oído hablar de los guardias corruptos que
dirigen el asentamientodel desierto.Son tan ruines queno les importa abusarcon losprecios, ymás, cuandoel aguava escasa.Meesfuerzoparaocultar lasonrisa.Lahepillado.Ynisiquierasehadadocuenta.Cierrolosojosparasalirdelaescenaonírica,peroelrecuerdodelasonrisade
Amarimedetieneuninstante.—¿Ymihermana?—preguntoagritosporencimadelbramidodel agua—.
¿Estábien?Lachicamemiraa lacaraunbuenrato.Noesperounarespuesta,perohay
algoindescifrablequeardeensusojos.—Tienemiedo—contestaalfin—.Ynodeberíaserlaúnica.Ahoraeresuna
larva asquerosa, principito. —Sus ojos se oscurecen—. Tú también deberíastenermiedo.
Unaireespesomeinvadelospulmones.Denso,pesadoycaliente.AbrolosojosymeencuentrolaimagenpintadadeOrísobremí.«Hevueltoa
larealidad».—Porfin.Sonríoamipesar.Todoestoacabarápronto.Cuandolaatrapeyrecupereel
pergamino,laamenazadelamagiamoriráparasiemprejamás.Elsudormeresbalaporlaespaldamientrasmimenteorganizalossiguientes
pasos.¿Cuántofaltaparaqueterminendeconstruirelpuente?¿AquévelocidadpodemoscabalgarhastaIbeji?Me incorporo de un brinco y agarro la antorcha. «Debo encontrar aKaea».
Hastaquenomedoylavuelta,nomepercatodequeyaestáallí.
Hadesenvainadolaespada.Meapuntadirectamentealcorazón.—¿Kaea?Tienemuyabiertos losojoscoloravellana.Unlevísimotembloren lamano
hacequelahojadesuespadasesacuda.Seyergueyapuntaconmásseguridadhaciamipecho.—¿Quéeraeso?—¿Quéeraelqué?—Ni se os ocurra—masculla entre dientes—. Habéis murmurado algo. Y
teníaislacabeza…¡rodeadadeluz!Laspalabrasdelachicasehacenecoenmisoídos.«Ahora eres una larva asquerosa, principito. Tú también deberías tener
miedo».—Kaea,bajadlaespada.Vacila.Susojossedesvíanamipelo.«Elmechón…».Seguroquesedestacaotravez.—Noesloquepensáis.—¡Séloquehevisto!Elsudor lechorreapor lafrenteyse leacumulaenel labiosuperior.Daun
pasoalfrentesindejardeblandirlaespada.Meveoobligadoaretrocedercontralapared.—Kaea,soyyo.Inan.Nuncaosharíadaño.—¿Desde hace cuánto?—susurra—. ¿Desde hace cuánto sois unmaji?—
pronuncia la palabra con la misma repugnancia que si fuese una maldición.ComosiyofueselaasquerosaimagendeLekan.Noelchicoqueconocedesdeelnacimiento.Nielsoldadoquehainstruidoduranteaños.—Esachicamehacontagiado.Noespermanente.—Mentís. —Separa los labios con asco—. ¿Acaso estáis… estáis
compinchadoconella?—¡No!¡Buscabapistas!—Doyunpasoadelante—.Sédóndeestá…—¡Noosacerquéismás!—gritaKaea.Mequedopetrificadoconlasmanosenelaire.Ensusojosnohaynirastrode
comprensión.Solounmiedodesbocado.—Estoydevuestraparte—susurro—.Siempreloheestado.EnIlorin,tuveel
presentimientodequesedirigíaalsur.EnSokoto,percibíquehabíaidoaveraaquel mercader.—Trago saliva. El pulso se me acelera cuando Kaea da otro
pasoal frente—.Nosoyvuestroenemigo,Kaea. ¡Soloquieroaveriguardóndeestá!Kaeamemiraconfijeza.Eltemblordelaespadaaumenta.—Soyyo—suplico—.¡Inan!ElpríncipeherederodeOrïsha.Elherederodel
tronodeSaran.En cuanto menciono a Padre, se rinde. Su espada cae por fin al suelo.
«Graciasaloscielos».Mefallanlaspiernasymederrumbocontralapared.Kaea se sujeta la cabeza entre las manos durante unos minutos antes de
mirarme.—¿Poresooshabéiscomportadodeunmodotanextrañotodalasemana?Asientoconlacabeza.Parecequeelcorazónsemevayaasalirdelpecho.—Queríacontároslo,peroteníalasensacióndequereaccionaríaisasí.—Losiento.—Seapoyaenlapared—.Perodespuésde loquemehizoesa
larva, tenía que asegurarme. Si fuerais uno de ellos…—Sus ojos vuelven afijarseenmimechónblanco—.Teníaqueasegurarmedequeestabaisdenuestraparte.—Siempre. —Toco el peón de Padre—. Nunca he dudado. Quiero que la
magiamuera.NecesitomantenerOrïshaasalvo.Kaeameanaliza,todavíaconunleveatisbodealarma.—¿Dóndeestáahoralalarva?—EnIbeji—digoalinstante—.Estoyseguro.—Muybien.—Kaeaseenderezayenvainalaespada—.Hevenidoporqueya
hanterminadoelpuente.SiestánenIbeji,organizaréaungrupodesoldadosysaldremosestamismanoche.—¿Vosorganizaréisalossoldados?—Sí,porquevosdebéis regresarapalaciode inmediato—contestaKaea—.
Cuandoelreyseenterede…«Memuerodeganas—repicadenuevo lavozde lachica—.Memuerode
ganas de que descubra lo que eres.A ver lo valiente que te sientes cuando tupadreentregueasupropiohijo».—¡No!—exclamo—.Menecesitáis.Nopodréisseguirlasinmishabilidades.—¿Vuestrashabilidades?Soisunlastre,Inan.Encualquiermomentopodríais
volveros en nuestra contra o poneros en peligro. Y ¿qué ocurre si alguien lodescubre?¡Pensadenquédiráelrey!—Nopodéis.—Alargoelbrazohaciaella—.¡Noloentenderá!Kaeamiraelpasillodeltemploconlacarasombría.Empiezaaretroceder.—Inan,miobligación…
—Vuestraobligaciónesobedecerme.¡Osordenoqueparéis!Kaea echa a correr a toda velocidad por los pasillosmal iluminados. Salgo
comounrayodetrásdeellay,cuandolaalcanzo,latiroalsuelo.—Kaea,porfavor,haced…¡Ah!Me clava el codo en el esternón. El aire seme obstruye en la garganta. Se
liberademisbrazosyconsigueponerseenpie,listaparasubirlasescaleras.—¡Socorro!Sus gritos se vuelven frenéticos y se hacen eco por todas las estancias del
templo.—¡Paradya,Kaea!Nadiepuedeenterarse.Nadiepuedesaberloquesoy.—¡Esunodeellos!—chilla—.¡Lohasidodesdeelprinci…!—¡Kaea!—¡Detenedlo!Inanesunmaj…Kaeasequedacongelada,comosisehubiesetopadoconunaparedinvisible.Suvozacabareducidaalsilencio.Todossusmúsculostiemblan.La energía de color turquesa emana demi palma y va directa al cráneo de
Kaea,laparalizaigualquehizolamagiadeLekan.LamentedeKaealuchaporliberarse demi ataduramental, combate contra una fuerza que yo ni siquierasabíaquepodíadesplegar.«No…».Miro mis manos temblorosas. No sé discernir de dónde sale el miedo que
correpormisvenas.«Esverdad,soyunodeellos».Soyelpropiomonstruoquepersigo.AKaeaempiezaafaltarleelaliento,respiraentrecortada.Mimagiacontinúa
brotandosincontrol.Ungritoestranguladoescapadelabocadelaalmirante.—¡Soltadme!—¡No sé cómo! —grito a modo de respuesta. El miedo me comprime la
garganta.El temploamplificamishabilidades.Cuandomás intento reprimir lamagia,másluchaestaporsaliraflote.Los gritos agónicos de Kaea se intensifican. Los ojos se le enrojecen. La
sangrelesaleporlasorejasybajaporelcuello.Mispensamientosvanamilporhora.Todoslospeonesdemitableromental
sedesmoronan,convertidosenpolvo.Nohaymaneradearreglaresto.Siantesyameteníamiedo,ahorameaborrece.—¡Porfavor!—suplico.
Tengo que conseguir que se calme. Tiene que escucharme. Soy su futurorey…—¡Aaaah!UnsuspiroentrecortadosaledeloslabiosdeKaea.Ponelosojosenblanco.Laluzturquesaquelaatenazabaseevapora,desapareceenlanada.Sucuerposedesplomaenelsuelo.—¡Kaea!Corroasuladoyaprietolamanocontrasucuello,peroelpulsolelatemuy
débil.Alcabodeunmomento,dejadelatir.—¡No!—grito,comosimissollozospudierandevolverlaalavida.Lasangrelebrotadelosojos,lesaleporlanariz.Emanatambiéndesuboca.—Losiento.Meatragantoconlaslágrimas.Intentolimpiarlelasangredelacara,perosolo
consigoembadurnarlelapiel.Semetensaelpecho,quesellenaconelecodesusangre.—Losiento.—Semenublalavista—.Losiento.Losientomuchísimo…—Larva—susurraKaeaagonizante.Luego,nadamás.Sucuerposeponerígido.Laluzabandonasusojoscoloravellana.NosécuántotiempopermanezcovelandoelcadáverdeKaea.Lasangregotea
sobre los cristales de color turquesa que se le han quedado adheridos al pelonegro.Unaseñaldemimaldición.Resplandecenynotoelintensoolorahierroyvino.AlgunosfragmentosdelaconcienciadeKaeavienenamí.Veo el día en que conoció a Padre, cómo lo consoló cuando los maji
asesinaronasuprimerafamilia.ElbesoquecompartieronensecretoenelsalóndeltronomientrasEbelesedesangrabaasuspies.ElhombrequebesaaKaeaesundesconocidoparamí.Unreyquenohevisto
nunca.Paraél,Kaeaesmásquesusol.Esloúnicoquequedadesucorazón.Yyoselahearrebatado.Doy un respingo y suelto de repente el cuerpo de Kaea, me aparto de ese
charcodesangre.Reprimolamagiahastaocultarlaenlomásprofundo,aunqueel esfuerzome debilita y noto un dolor intenso en el pecho, afilado como laespadaquepodríahaberleclavadoporlaespaldaaKaea.Padrenopuedeenterarsedeesto.Estamonstruosidadnohasucedido.Puede que Padre me hubiese perdonado por ser un maji, pero nunca me
perdonaráesto.
Despuésdetodoeltiempotranscurrido,lamagiahavueltoaarrebatarleasuamor.Retrocedo un paso. Luego otro. Sigo dando pasos atrás hasta que termino
huyendodeesteterribleerror.Solohayunaformadesalirdeesteembrollo.YmeesperaenIbeji.
CAPÍTULOVEINTISIETE
AMARI
Aunquelosjuegostodavíanohanempezado,elanfiteatrohiervedeanimación.Los gritos de los borrachos reverberan por los pasadizos de piedra, todos losespectadoresestánsedientosdesangre. ¡Nuestrasangre!Tragosalivayaprietolospuñosalosladosdelcuerpoparaocultareltemblordelasmanos.«Séfuerte,Amari.Séfuerte».LavozdeBintaresuenaenmicabezacontantaclaridadquemeescuecenlos
ojos.Cuandoestabaviva,elsonidodesuvozmedabafuerzas,peroestanochesuspalabrasquedanahogadasporlosgritosdequienesansíancarnaza.—Alosespectadoreslesvaaencantar.—Elpresentadorsonríemientrasnos
conduce a los tres a la zona subterránea—. Las mujeres nunca compiten decapitanas.Graciasavosotras,hepodidocobrarleseldoble.Zélieresopla,perocarentedesusornahabitual.—Mealegrodequenuestrasangrevalgaunpocomás.—Lanovedadsiemprevaleunextra.—Elpresentadorlesonríeconasco—.
Recuérdalosialgunavezmontasunnegocio.Unalarvacomotúpodríaganarseunagrancantidaddemonedas.ZélieagarraaTzainporelbrazoantesdequeestetengatiempodereaccionar
y fulmina al presentador con una mirada letal. Pasa los dedos por el palometálico.«Hazlo»,meentranganasdesusurrarle.Si deja inconsciente al presentador de un golpe, tal vez tengamos otra
oportunidadderobarlapiedradelsol.Cualquiercosaseríamejorqueeldestinoquenosesperasinosmontamosenesebarco.—Bastadecháchara.Zélierespirahondoysueltaelpalo.Semeencogeelcorazónmientrasseguimosavanzando.«Vamosdirectosala
muerte».Cuando entramos en la oxidada bodega que alberga el barco, la tripulación
quenoshandesignadoapenaslevantalavista.Lostrabajadoresforzososparecen
pequeñoscontralainmensaquilladelbarcodemadera,debilitadosporañosdearduas tareas.Aunque lamayoría de ellos sondivîners, elmayor parece tenercomomuchounpardeañosmásqueTzain.Unguardiaabreloscandadosdesuscadenas,unmomentodefalsalibertadantesdelamasacre.—Dadles las órdenes que queráis. —El presentador habla como si los
prisioneros fuesen ganado—. Tenéis treinta minutos para pensar la estrategia.Entoncesempezaránlosjuegos.Dicho esto, se da la vuelta y se marcha de la oscura bodega. En cuanto
desaparece, Tzain y Zélie sacan barras de pan y cantimploras de nuestrasmochilasylasdistribuyenentrelamultitud.Pensabaquelospresosdevoraríanesemodestofestín,peroselimitanamirarelpanranciocomosifueselaprimeravezquehanvistocomidaensuvida.—Comed—losanimaTzain—.Peronodemasiadorápido.Comeddespacioo
podríasentarosmal.Unmuchachodivîner avanzapara tomarunbocadodepan,perounamujer
demacradaloretiene.—Portodosloscielos—murmuro.Elchiconopuedetenermuchomásdediezaños.—¿Quéesesto?—preguntaunkosidán demásedad—.¿Vuestra ideade la
últimacena?—Aquínovaamorirnadie—lesaseguraTzain—.Siseguísmisindicaciones,
salvaréislavidayganaréiseloro.Si Tzain siente lamitad del terror que siento yo, sabe disimularlo. Se alza
imponente, transmiterespetoyconfianzatantoconlavozcomoconlaactitud.Alverlo,casimepareceposiblecreerquesaldremosbienparados.Casi…—No nos embaucaréis con pan —interviene una mujer con una cicatriz
espeluznante que le cruza el ojo—. Aunque ganemos, nos mataréis paraquedarosconeloro.—Vamosdetrásdelapiedra.—Tzainniegaconlacabeza—.Nonosinteresa
el oro. Si colaboráis con nosotros, os prometo que podréis quedaros hasta laúltimamoneda.Analizolamultitudyodiolapequeñapartedemíquequierequeseamotinen.
Sin tripulación, no podríamos entrar en el combate. A Zélie y Tzain no lesquedaríaotroremedioquebajarsedelbarco.«Sé valiente, Amari». Cierro los ojos y me obligo a respirar hondo. Bajo
tierra,elrecuerdodelavozdeBintaesmásintenso,suenaconmásfuerzaaúnenmimente.
—Notenéisalternativa.—Todoslosojossevuelvenhaciamíymesonrojo.«Sévaliente».Puedohacerlo.Estonoesmuydistintodelosdiscursosdepalacio—.Noesjustoniestábien,peroes larealidad.Tantosiqueréiscolaborarconnosotroscomosino,tenéisquesubiraesebarco.Intercambio una mirada con Tzain y me anima a continuar. Carraspeo
mientrascaminoysacofuerzasdeflaquezaparaparecerconvencida.—Todos losdemáscapitanesquecompetiránestanoche soloquierenganar.
Lesdaigualquiénmueraoresulteherido.Nosotrosqueremosqueviváis.Peroesosoloocurrirásiconfiáisennosotros.Latripulaciónmiraportodalabodegaysedirigealmásfuertedetodos:un
divînercasi tanaltocomoTzain.El tapizdecicatricesque lecubre laespaldapareceondearmientrasseacercaanosotros.MiraaTzainalosojos.Dala impresióndeque todoscontenemoslarespiraciónmientrasesperamos
suveredicto.Casimefallanlaspiernascuandoextiendelamano.—¿Quétenemosquehacer?
CAPÍTULOVEINTIOCHO
AMARI
—¡Contrincantes!¡Enposición!Lavozdelpresentador retumbabajoel foso.Elcorazónme latedesbocado.
Los treinta minutos han pasado en un suspiro, mientras Tzain discutía lasestrategiasydelegabaórdenes.Dirigeanuestratripulaciónigualqueungeneralexperimentado,curtidoporañosdeguerra.LospresosconfíanentodasycadaunadelaspalabrasdeTzain,conunachispadeesperanzaenlosojos.—Deacuerdo.—Tzainasienteconlacabeza—.Vamosallá.Después de haber comido y con esperanza renovada, los trabajadores se
mueven con ímpetu. Sin embargo, cuando veo que todo el mundo subearrastrando los pies a la cubierta del barco, noto mis pies pesados como elplomo.Elrugidodelaguaapresiónseaproxima,yconéllleganamítodosloscuerpos que se ahogaron en su cólera. Ya noto el agua que me cala lasextremidadesymeempujaalfondo.«Aquíacabatodo…».Faltanpocosinstantesparaqueempiecenlosjuegos.Lamitad de los prisioneros se colocan en los puestos de remo, listos para
proporcionarnosvelocidad.Elrestotomaposiciónalrededordeloscañonesconla eficiente formación concebida por Tzain: dos trabajadores maniobrarán laboca del cañón para apuntar, dos cargarán la pólvora por la parte de atrás.Alcabodepoco,todosestányaenelbarco.Todossalvoyo.Mientrassubeelniveldelagua,obligoamispiesdeplomoamoverseyme
montoenelbarco.Caminopor lacubiertaparaponermeenposicióndetrásdeunodeloscañones,peroTzainmeinterceptaelpaso.—Notienesporquéhacerlo.Elterrorresuenatanfuerteenmisoídosquetardounmomentoenasimilarlas
palabrasdeTzain.«Notienesporquéhacerlo».«Notienesporquémorir».—Solo hay tres personas que conozcamos el ritual. Si todas vamos en el
barco…—Carraspea y se traga el fatídico pensamiento—.No he llegado tanlejosparanada.Paseloquepase,almenosunodenosotrostienequesobrevivir.«Deacuerdo».Tengolaspalabrasenlapuntadelalengua,desesperadaspor
salirdemiboca.—Pero¿yZélie?—digoenlugardeeso—.Sialguienvaaquedarseentierra,
deberíaserella.—Situviéramosalgunaposibilidaddeganarsinqueellamontaraenelbarco,
estaríaintentandoconvenceramihermanaenlugardeati,nolodudes.—Pero…Dejo la frase amedias cuando el agua del foso sube y salpica el barco.En
cuestióndeminutos, labodegaestará llenayquedaré atrapadaenesta cámaramortuoria. Si voy a correr, tiene que ser ahora. Dentro de un momento serádemasiadotarde.—Amari,vete—meinsisteTzain—.Porfavor.Nosotroslucharemosmejorsi
notenemosquepreocuparnosdesitehacendaño.«Nosotros».Casisoycapazdeencontraránimoparareír.Detrásdenosotros
dos,Zélieseagarraalabarandilla,conlosojoscerradosyloslabiosapretadosmientrasensayaelencantamiento.Apesardelmiedoevidente,sigueluchando.Nadielepermitehuir.«Sivasacomportartecomounaprincesita,entrégatealosguardias.Noestoy
aquíparaprotegerte.Estoyaquíparaluchar».—Mihermanomepersigue—susurromirandoaTzain—.Mipadretambién.
Quedarmeentierranomemantendráconvidanimantendrávivoelsecretodelpergamino.Solo servirá para hacermeganar tiempo.—El aguame salpica lospies y doy un paso adelante.Me uno al equipo encargado de los cañones—.Puedohacerlo—miento.Puedoluchar.«Sévaliente,Amari».Esta vezme aferro a las palabras deBinta yme cubro el cuerpo con ellas,
comosifuesenunaarmadura.Puedoservaliente.EnhonordeBinta,deboserloquehagafalta.Tzainme aguanta lamirada unmomento y luego asiente con la cabeza. Se
alejaparaocuparsulugar.Conungemido,elbarcoempiezaaavanzarmecidopor el aguaynos llevaa labatalla.Navegamosa travésdelúltimo túnel.Losgritos de la multitud son cada vez más salvajes, enloquecidos por la sed denuestrasangre.Porprimeravez,mepreguntosiPadre tieneconstanciadeeste«entretenimiento».Silosupiera,¿leimportaría?
Meagarrodelabarandilladelbarcocontodasmisfuerzas,unintentofútildecontrolar los nervios. Antes de que pueda serenarme, entramos en el foso,expuestos,alavistadelmundoentero.Elolorasalmuerayvinagremeazotacomounaolacuandoparpadeoanteesa
estampatanasombrosa.Losnoblesocupanlasprimerasfilasdegradas,justoporencimadelfoso,ysusvistosassedasondeancuandodangolpesconlospuñoscontralabarandillaprotectora.Medoylavueltaysemeencogeelcorazónalcruzarlamiradaconunjoven
divînerdeojosgrandesquehayenotrobarco.Sucaradesprovistadeexpresiónlodicetodo.Paraqueunodelosdosviva,elotrodebemorir.Zélie entrelaza losdedosy cruje losnudillos.Sedirige a la proadel barco.
Murmuraelencantamientoeintentamantenerlacalmaentretantasdistraccionesmientrasnospreparamos.Lamuchedumbrerugecadavezqueunbarcoentraenlosjuegos,perocuando
repaso a nuestros contrincantes, caigo en la cuenta de una terrible realidad.Anochehabíadiezbarcos.Hoyhaytreinta.
CAPÍTULOVEINTINUEVE
ZÉLIE
«No…».Cuentounayotravez,conlaesperanzadequealguiendigaquehahabidoun
error.Esimposiblequevenzamosaveintinuevebarcosmás.Nuestroplanapenasbastaríaparavolcaradiez.—Tzain—chillomientrascorrohaciaél.Nopuedoevitarverbalizartodomi
miedo—.¡Nopuedohacerlo!Nopuedotumbarlosatodos.Amarime sigue, tiembla tanto que está a punto de caerse por la borda. La
tripulaciónlevaalazagaybombardeaaTzainconunsinfíndepreguntas.Susojos echan fuego cuando lo rodeamos como un enjambre, intentandoconcentrarse en una sola cosa. Pero entonces aprieta lamandíbula. Cierra losojos.—¡Silencio!Su voz atruena por encima de la locura, silenciando nuestros lamentos.
ObservamosaTzain,quesehaceunacomposicióndelugardelosotrosbarcosmientraselpresentadoranimaalamultitud.—Abi,dirígetealbarcodelaizquierda.Dele,túaldeladerecha.Formaduna
alianza con la tripulación. Decidles que duraremos más si apuntamos a losbarcosqueestánmáslejos.—Peroysí…—¡Id!—ElgritodeTzainanulasusobjecionesylosdoshermanosseechana
correr—. Remeros —continúa—, nuevo plan. Solo la mitad de vosotros sequedaráa los remos.Mantenedelbarcoenmovimiento.Noganaremosmuchavelocidad, pero si nos quedamos quietos, estamosmuertos.—Lamitad de losprisionerosretomansusposicionesjuntoalosremosdemadera.Tzainsevuelvehaciaelrestodenosotros,elcampeóndeagbönvivoensusojos—.Losdemás,uníosalgrupodeloscañonesyapuntadalosbarcosdelaprimerafila.Quierounasucesióndecañonazossininterrupción.Peronocorráisdemasiado…Sino,senosacabarálapólvora.—¿Yelarmasecreta?—preguntaBaako,elmásfuertedelatripulación.
LabrevecalmaquesentíalsaberqueTzainestabaalmandoseevapora.Semeencogetantoelcorazónqueundoloragudomerecorreelcostado.«Elarmanoestálista»,meentranganasdegritar.«Sihabéispuestovuestrafe
enella,moriréis».Ahorameloimagino:Tzaingritandoporencimadelagua,yoconteniendola
respiraciónmientrasintentohaceraflorarmimagia.NosoyunamajitanbuenacomoMama.¿YsinopuedoserlaParcaquenecesitan?—Estábajocontrol—lo tranquilizaTzain—.Solodebéisasegurarosdeque
sigamosvivoseltiemposuficienteparapoderutilizarla.—¿Quiénestápreparado…paralabatalladesuvida?La multitud ruge en respuesta a la provocación del presentador. Los gritos
ahogan su voz a pesar del megáfono. Agarro a Tzain por el brazo cuando latripulaciónsedivide.Tengolagargantatansecaquemecuestahablar.—¿Yquéplantienesparamí?—Elmismoqueantes.Solohacefaltaqueinvoquesamásmuertos.—Tzain,nopuedo…—Mírame.—Mecolocaunamanoencimadecadahombro—.Mamaera la
Parcamáspoderosaquehevistojamás.Túeressuhija.Séquepuedeshacerlo.Notounapresiónenelpecho,peronosésiesporelmiedooporotracosa.—Inténtaloporlomenos.—Meaprietaloshombros—.Aunquesoloconsigas
unaanimación,serádeayuda.—Diez…,nueve…,ocho…,siete…—¡Sobrevive!—gritaantesdecolocarsejuntoalasmuniciones.—Seis…,cinco…,cuatro…,tres…Losvítoresalcanzanunnivelensordecedormientrascorrohacialabarandilla
delbarco.—Dos…Ahorayanohayposibilidaddeecharseatrás.Oconseguimoslapiedra…—¡Uno!…Omorimosenelintento.Suenauncuernoysaltoporlabordaparazambullirmeenelcálidomarcon
unavelocidadasombrosa.Alavezquetocoelagua,nuestrobarcoretumba.Hanlanzadolosprimeroscañonazos.Las vibraciones reverberan dentro del agua y se me cuelan dentro. Los
espíritusdelosmuertosenfríanelespacioquetengoalrededor;muertesfrescasdelosjuegosdehoy.«Muybien»,piensomientrasmepreparo,recordandolaanimacióndeMinoli.
Semeponelapieldegallinacuandolosespíritusseacercanamí,semeencogela lengua al saborear la sangre, a pesar de quemantengo la boca cerrada.Lasalmasestándesesperadasporquelastoque,porencontrarlamaneradevolveralavida.Eslahoradelaverdad.SisoyunaauténticaParca,tengoquedemostrarloahora.—míàwntíótisùn,moképèyínníòní…Espero ver que las animaciones salen del agua como un remolino antemí,
peroloúnicoqueescapademismanossonunasburbujas.Lointentootravez,amparándomeenlaenergíadelosmuertos,peropormuchoquemeconcentro,noconsigoinvocarningunaanimación.«Malditasea».Migargantasequedasinaire;lointentoaúnmásrápidoynoto
quesemeaceleraelpulso.Nopuedohaceresto.Nopuedosalvarnos…Unadetonaciónatruenaporencimademicabeza.Salgodespedidacuandoelbarcoqueteníamosalladosehunde.Cadáveresy
restos del naufragio llueven dentro del mar artificial. El agua se enrojecealrededor.Uncuerpoensangrentadosehundehastaelfondoantemisojos.«Portodoslosdioses…».Elterrormeatenazaelpecho.UnabaladecañónunpocomáshacialaderechaypodríahabersidoTzain.«Vamos»,me azuzomientras el escaso aire queme queda en los pulmones
mengua un poco más. No puedo permitirme fallar. Necesito mi magia ahoramismo.«Oya, por favor». La oración me resulta extraña, como un idioma medio
aprendido y olvidado por completo. Pero después de mi rito de iniciación,nuestro vínculo debería ser más fuerte que nunca. Si la llamo, tiene quecontestar.«Ayúdame.Guíame.Ofrécemetufuerza.Permitequeprotejaamihermanoy
liberealosespíritusatrapadosenestelugar».Cierrolosojoseinvocolaenergíaeléctricadelosmuertosparaqueentreen
mis huesos. He estudiado a fondo el encantamiento del pergamino. Puedohacerlo.PuedoserunaParcaahoramismo.—míàwntíótisùn.Unaluzdecolorlavandabrillaenmismanos.Uncaloragudocorrepormis
venas. El encantamiento abremis senderos espirituales y permite que el ashêfluyaporellos.Elprimerespírituseelevadentrodemicuerpo,preparadopararecibir mis órdenes. A diferencia de Minoli, lo único que conozco de esta
animación es su muerte; me duele el estómago a causa del cañonazo que leatravesólasentrañas.Cuando termino el encantamiento, la primera animación flota ante mí, un
remolino de venganza, burbujas y sangre. La animación adquiere constituciónhumanayformasucuerpoapartirdelaguaquenosrodea.Aunquesuexpresiónestá nublada por las burbujas, noto la resolución militante de su espíritu. Mipropiosoldado.Elprimerodeunejércitodelosmuertos.Porunbrevísimoinstante,eltriunfosuperaelagotamientoquemeentumece
losmúsculos.Loheconseguido.SoyunaParca.UnaverdaderahermanadeOya.Una punzada de tristeza me penetra. Ojalá Mama pudiera verme en estos
momentos.Pero,porlomenos,todavíapuedohonrarsuespíritu.LograréquetodaslasParcascaídasesténorgullosasdemí.—míàwntíótisùn…Con un ashê cada vez más escaso, me pongo a cantar y doy vida a otra
animación.Señalounbarcoyluegolesdoylaorden.—¡Hundidlo!Para mi sorpresa, las animaciones surcan el agua con la velocidad de una
flecha.Salendisparadashaciamiobjetivoysedisponenaatacar.El agua retumba cuando impactan contra el barcoy abrenunboquete en la
quilla.Lostablonesdemaderavuelancomosifuesenlanzasyelaguasecuelaporelagujeroformandoremolinos.«Lohelogrado…».NosésibuscaraOyaenelcieloodentrodemispropiasmanos.Losespíritus
delosmuertoshanrespondidoamillamada.¡Sehandoblegadoamisdeseos!Elaguasetragaelbarcoenteroyvuelcaelnavío.Latripulacióncaídaintenta
llegarcomoseaalapartesuperior,braceaypataleahaciaelbordedelfoso.Elterror se apodera de mí al ver que una chica se sumerge en el agua con lasextremidadesdestrozadas.Semeencogeelpechocuandosucuerpoinconscienteempiezaahundirsecomoelplomo.—¡Salvadla!Pronunciolaorden,peromiuniónconlasanimacionesseapagaigualqueel
últimoalientoquemequedaenelpecho.Empiezoanotarqueelespíritudelossoldadossedesvaneceydejaelinfiernodeesteanfiteatroparaentrarenlapazdelaotravida.Mientras buceo hacia la superficie, las animaciones se zambullen igual que
rayasmantaconcuernosenlacolayrodeanalachicaantesdequeledétiempo
dellegaralfondodelfoso.Elashêzumbaenmisvenascuandolalevantanenvolandasy la colocan sobreunmadero flotanteparadarleunaoportunidaddevivir.—¡Aaah!En cuanto llego a la superficie,me pongo a toser.Algome abandona en el
momentoenquelasanimacionesdesaparecen.Doylasgraciasensilencioasusespíritusmientrasintentorecuperarelaliento.—¿Lohabéisvisto?—bramaelpresentador.Elanfiteatrosealborota.Nadiesabequéhavolcadoelbarco.—¡Zélie!—gritaTzaindesdearriba,conunasonrisaenloquecidaenelrostro
apesardelapesadillaquenosrodea.Su sonrisa desprendeun resplandor quenohe visto desdehacemásde una
década,unaluzqueirradiabacadavezquemihermanoveíalamagiadeMamaenacción.—¡Esoes!—Señalaconeldedo—.¡Siguehaciendoeso!Elorgullomehinchaelpechoymecalientapordentro.Respirohondoantes
devolverameterlacabezaenelagua.Luegomepongoacantar.
CAPÍTULOTREINTA
AMARI
Elcaos.Hastaestemomento,nohabíallegadoacomprenderesapalabradeltodo.El
caoserasinónimodelosgritosdeMadreantesdeunacomida.Equivalíaaljaleodelasoloyescuandoseaposentabanensussillasbañadasdeoro.Ahoraelcaosmerodeadeverdad,lateencadaunademisinspiraciones,en
cada latido.Cantamientras la sangre lo salpica todo,gritamientras losbarcosexplotanycaenenelolvido.Salgocorriendohacialaparteposteriordelbarcoymecubrolacabezapara
protegerme de la siguiente detonación. Nuestro navío se sacude cuando otrocañonazo da en el casco. Solo quedan diecisiete barcos en pie y, no sé cómo,nosotroscontinuamosenlabrecha.Antemí,todoelmundosedesplazaconunaprecisiónsinprecedentes,luchan
apesardelmartirio.Lostendonessemarcanenelcuellodelostensosremerosmientras hacen avanzar el barco; el sudor cae por la cara de la tripulaciónmientrascargamáspólvoraenloscañones.«Vamos»,megrito.«Hazalgo.¡Loquesea!».Pero,pormuchoquelointento,nopuedoayudar.¡Nisiquierapuedorespirar!Semeencogenlasentrañascuandounabaladecañónparteendoslacubierta
deotrobarco.Losgritosdelosheridosmeaguijoneanlosoídoscomoesquirlasdecristal.ElhedorasangremanchaelaireymerecuerdalaspalabrasdeZélie.EldíaquellegamosaIbeji,notóelsabordelamuerte.Hoyyotambiénnotoesesabor.—¡Nosatacan!—gritaTzain,yseñalaentreelhumo.Otro barco se aproxima, sus remeros jadean, con las armas preparadas.
«Cielos…».Vanaabordarnos.¡Vanaatacarnuestrobarco!—¡Amari,encárgatedelosremeros!—chillaTzain—.¡Ayúdameadirigiresta
batalla!
Comouncapitánsinmiedo,seponeenmarchaydesapareceantesdepoderverlaparálisisqueatacamispies.Mefaltaaireenlospulmones.¡Cielos!Semehaolvidadocómohayquerespirar.«Te entrenaste para esto». Agarro el sable cuando el otro barco se acerca.
«¡Sangrasteparaesto!».Sin embargo, cuando el enemigo salta al abordaje, los años de lecciones
aprendidasa lafuerzasecongelanen lasyemasdemisdedos.Aunque intentodesplegarlahojadelsableretráctil,metiemblanlasmanos, inútiles.«¡Golpea,Amari!».LavozdePadremeretumbaenlosoídos,seintroducecomouncortenuevo en la cicatriz demi espalda. «Levanta la espada,Amari.Ataca,Amari.Lucha,Amari».—Nopuedo…Después de todos estos años, sigo sin ser capaz. Nada ha cambiado. Soy
incapazdemoverme.Soyincapazdeluchar.Loúnicoqueséhaceresquedarmequieta.«¿Porquéestoyaquí?Porel amorde loscielos, ¿enquépensaba?».Podría
haber dejado ese pergamino y haber regresado amis aposentos. Podría seguirllorando la muerte de Binta en mi habitación. Pero elegí esto, una decisiónfatídicaqueensumomentomepareciólaadecuada.Penséquepodríavengaramiqueridaamiga.Yenlugardeconsuelo,soloencontrarélamuerte.Me pego al lateral del barco en un intento de esconderme mientras la
tripulaciónluchacontralosinvasores.Susangremesalpicalospies.Suangustiareverberaysemecuelaenlosoídos.Elcaosmerodea,estansobrecogedorquemecuestaverconclaridad.Tardo
unsegundomásdelacuentaenpercatarmedequeunadelasespadassedirigeamí.«Ataca,Amari».Noobstante,misextremidadesnosemueven.Lahojadelsablesilba,directa
haciamicuello…Tzaingritamientrasempotraelpuñoenlamandíbuladelhombre.Otroatacantecaedesplomado,peroantes,lehaceuncorteenelbrazoaTzain
conelsable.—¡Tzain!—¡Apártate!—mechilla.Seagarraelbícepsensangrentado.—¡Losiento!—¡Saldelmediodeunavez!
Unas calientes lágrimas de vergüenza seme acumulan en los ojos al verlomarcharse. Me retiro a un rincón, al fondo del barco. No debería haberembarcado.Nodeberíaestaraquí.Nodeberíahabersalidojamásdelpalacio…Un estallido atronador llega amis oídos. Nuestro barco se sacude con una
fuerzatanviolentaquemetiraalsuelo.Meagarrodelabarandilladelbarcoparaprotegermedelassacudidas.Yaestá.Noshandado.Antes de tener oportunidad de incorporarme, otra bala de cañón estalla en
nuestracubierta.Lostablonesrotosvuelanporlosaires,acompañadosdemuchohumo.Lanavedatumbosylaproaseinclinahaciaarriba.Elhumomellenalospulmonesyresbalosinquererporlacubiertamanchadadesangre.Me sujeto a la base del mástil y me aferro con todas mis fuerzas para
conservarlapreciadavida.Litrosdeaguabarrenlacarniceríaqueacabadetenerlugarenelbarco.Conotrasacudida,nuestrobarcoempiezaahundirse.
CAPÍTULOTREINTAYUNO
ZÉLIE
—¡Zélie!Vuelvo a la superficie y saco la cabeza con ímpetu. Tzain se agarra de la
barandilladelbarco;aprietalosdientesporelesfuerzo.Llevalaropaylacaracubiertasdesangre,peronoaciertoasabersiessuyaono.Soloquedanotrosnuevebarcosflotandoenelfoso.Nuevenavíospermanecen
enpieenestebañodesangre.Perolapopadenuestrobarcoestásumergidaenelagua.Nuestrobarcosehunde.Respirohondoyvuelvoazambullirmeenelmarartificial.Alinstante,labilis
mesubealagarganta.Nubesdecolorrojoydespojosvarioshacenqueseacasiimposiblever.Me esfuerzo pormantener los ojos abiertosmientras pataleo con todasmis
fuerzas. Cada brazada que consigo dar es una brazada en medio de un aguaespesaydensaacausadelasangre.—míàwntíótisùn…Apesardequesigocantando,laúltimagotadeashêsemeescurreentrelos
dedos.Nosoylobastantefuerte.Mimagiaseestásecando.Perosinoconsigohacerlo, Tzain y Amari podrían morir. Nuestro barco se hundirá, nuestraoportunidadde obtener la piedra del sol desaparecerá.No seremos capaces dedevolverlamagia.Mirolacicatrizquetengoenlapalmadelamano.ElrostrodeMamaaparece
comounfogonazoantemí.«Losiento»,pienso,dirigiéndomeasuespíritu.Nomequedaotraopción.Memuerdolamano.Elregustometálicodelasangremellenalabocacuando
losdientesdesgarranlapiel.Lasangreseextiendeporelaguaybrillaconunaluzblancaqueenvuelvemisilueta.Losojosmehacenchiribitasmientraslaluzviajapormiinterior,vibradentrodemisangre, irradiacalorhastaelcentrodemiser.
Elashêseabrepasopormisvenasymedesgarralapieldesdedentrohaciafuera.—míàwntíótisùn…Unasolasrojasrelumbranenmimente.Oyavuelveabailarparamí.El aguagira en remolinos alrededoryvibra conunanuevavida cargadade
violencia. La magia de sangre se impone y ejecuta mis deseos. Con unasacudida,unnuevoejércitodeanimacionesdavueltasantemisojos.Supielacuosaburbujeaconsangreyluzblanca,cobravidaconlafuerzade
unatormenta.Diezanimacionesmássedespiertanparaunirsealejército,elaguasearremolinaaúnmásmientrassuscuerpostomanforma.Atraenlasangreylosdespojos hacia su piel y crean una nueva armadura para el ejército de losmuertos.Memirancuandolaúltimaanimaciónempiezaaavanzar.—¡Salvadelbarco!Missoldadosfantasmasurcanelaguaconlavelocidaddelostiburonesdedos
aletas,másferocesquecualquierbarcoocañónquehayaalavista.Aunquemeardenlasentrañas,laexaltacióndemimagiasobrepasaelcaosdenuestralucha.El placer me embarga cuando veo que siguen mi orden silenciosa y
desaparecenentre losagujerosquehandejado lasbalasdecañón.Unsegundodespués,todaelaguaacumuladadentrodelbarcoempiezaasalir.«¡Sí!».En un instante, nuestro barco gana flotabilidad y vuelve a emerger a la
superficie.Cuandohanlogradoextraertodaelagua,lasanimacionessefundenconlamaderayrellenanlosagujerosconlosrestosacuososdesuscuerpos.«¡Hafuncionado!».Peromiasombronoduramucho.Aunque las animaciones han desaparecido, la extenuación provocada por la
magiadesangrecontinúa.Sientoque lapiel semecaea tirasmientras lapotentemagiamearañapor
dentro, el cuerpo me abrasa como si la magia de sangre me estuvieradestrozandolosórganos.Laviolenciaseextiendeporlosmúsculos.Mismanossequedanentumecidas.—¡Socorro!Intentogritar,peroloúnicoquesaledemigargantasonburbujas.Elhorrorse
hundeenmishuesos.Mamateníarazón.Estamagiadesangrevaadestrozarme.Nado hacia la superficie, pero cada patada me cuesta más que la anterior.
Pierdolasensibilidaddelosbrazos;luego,ladelospies.Igualquelosespíritusvengadores,lamagiadesangremesupera,semeaferra
a la boca, el pecho, la piel. Aunque lucho por salir a la superficie, no puedomoverme.Conlocercaqueestábamosdesalirafloteyahoranuestrobarcosehundemásymás.—¡Tzain!Elmarencarnadoamortiguaelsonidodemisgritos.Elpocoairequemequedabaenlospulmonesdesaparece.Elagualollenatodo.
CAPÍTULOTREINTAYDOS
AMARI
Meagarroalbordedelbarco,elcorazónmelatedesbocadocuandonotoquelaembarcaciónsehundecadavezmáslentahastadetenerseconbrusquedad.—¡Lohaconseguido!—Tzaindaunpuñetazocontralabarandilladelbarco
—.¡Zél,lohaslogrado!Pero, al ver que Zélie no sale a la superficie, el triunfo desaparece de la
expresióndeTzain.Gritasunombreunayotravez,hastaquesequedaafónico.Me asomo por la borda y escudriño las aguas, buscando con frenesí el
resplandor del pelo blanco contra el rojo sangre. Solo queda un barcomás aflote,peroZélienoseveporningunaparte.—¡Tzain,espera!Saltaporlabordaydejaalbarcosincapitán.Elúltimobarcogiraenelaguay
alterasucurso.—Y como habéis visto, ¡nuestros últimos contrincantes se han quedado sin
pólvora!—anuncia el presentador con voz cantarina—. Pero solo un capitánpuedellegaralfinal.Paraquehayaunvencedor,¡solouncapitánpuedesalirconvida!—¡Tzain!—gritoasomadaporlaborda.Semeencogeelcorazónalveracercarsealúltimobarco.Nopuedohacerlo
yosola.Lonecesitamosaélsiqueremoshundireseúltimobarco.Losremerosdelenemigomuevenlosremosallímitedesusfuerzas,mientras
que los quemanejaban los cañones se arman con sables y cuchillos. Nuestratripulacióntambiénabandonasuspuestosycorreabuscarlaslanzasylossablesamarrados al barco. Aunque yo tiemblo, ellos no dudan ni un instante. Estánpreparados,ansiosos,listosparaponerfinaesteinfierno.ElaliviomesobrecogecuandoTzainreapareceenlasuperficie,agarrandocon
unbrazoel cuerpo inconscientedeZélie.Liberounacuerdadel lateraly se latiroporlaborda;TzainlaasegurapordebajodelasaxilasdeZélieynosgritaparaquelaicemos.TresprisionerosseunenamíyentretodostiramosparalevantaraZéliehasta
lacubierta.Elenemigoestáapocossegundosdenosotros.SiZélieconsiguierainvocarasusanimacionesdenuevo,podríamossobreviviraesto.—¡Despierta!Sacudo a Zélie, pero no semueve. Al tocarla, le noto la piel ardiendo. La
sangreleresbalaporlacomisuradellabio.Cielos,novaafuncionar.TenemosquehacerqueTzainregresealbarcocomo
sea.ClavolasuñasenlosnudosqueataneltorsodeZélie,peroantesdepoderdeshacerelúltimocabo,elbarcoenemigoarremetecontraelnuestro.Nuestroscompetidoresnosabordanconunrugidosalvaje.Mepongoenpieyblandoelsablecomounaniñaqueintentaseapartarauna
leonaria conuna llama.Agarro la empuñadura sin técnica alguna, nada indicaquemepaséañosaprendiendoconsudorylágrimas.«Ataca, Amari». La voz de Padre retumba de nuevo en mi mente y me
devuelve a todas las lágrimas que derramé cuandome ordenó que combatieracontraInan.Tiréelarma.Menegué.Entoncesfuecuandolahojademihermanomedesgarrólaespalda.Semerevuelveelestómagocuandonuestra tripulaciónentraencombate, la
posibilidad de la victoria los alienta. Reducen al enemigo con facilidad yesquivan los sables para repartir golpes letales a los otros prisioneros. Unoshombres enloquecidos corren hacia nosotros, pero por la gracia de los dioses,nuestratripulaciónconsiguecortarleselpaso.Unhombremuereapocospasosdemí, la sangre se le acumula en la boca cuando otro prisionero le clava uncuchilloenlagargantaconsaña.«Queterminedeunavez,porfavor»,suplico.«¡Quesalgamosbienparados!».Pero,mientrasrezo,elcapitándelotrobarcoapareceenescenablandiendoel
sable.Mepreparoparaelataque,peroentoncesmedoycuentadequenovaapormí.Apuntaconelsablehaciaabajo,enunángulolateral.SuobjetivoesZélie.El tiempo se congela para mí cuando el capitán se aproxima, su hoja
resplandecienteseacercamásymásacadasegundoquepasa.Todoloquemerodeaquedaenmudecido.Acontinuación,lasangrelosalpicatodo.Duranteuninstante,estoytanconmocionadaquenosoyconscientedeloque
acabo de hacer. Pero cuando el capitán se desploma,mi sable cae con él. Lollevaatravesadoenlasentrañas.Elanfiteatrosequedaensilencio.Elhumoempiezaadisiparse.Cuandoelpresentadorhabla,mefaltaelaliento.
—Parecequetenemosunganador…
CAPÍTULOTREINTAYTRES
ZÉLIE
Quinientastreintayocho.Eseeselnúmerodevecesquemehandesgarradoelcuerpo.Lacantidaddeespíritusquehanperecidoporundivertimento.Lacantidadde
almasinocentesquechillanenmisoídos.Los cadáveres flotan entre lamadera en el interminablemar de sangre. Su
presenciamanchaelambienteeinvademispulmonesconcadarespiración.«Quelosdiosesnosayuden».Cierrolosojoseintentoahogarlatragedia.A
pesar de todo el sufrimiento, los vítores no cesan.Las alabanzas no terminan.Mientras nos muestran como trofeos en la plataforma, la muchedumbre seregocijacomosideverdadhubieramotivosparacelebrarestebañodesangre.Ami lado, Tzainme agarra con fuerza; en realidad, apenasme ha soltado
desdequemesacóenbrazosdelbarco.Suexpresiónsiguevacía,peronotosusremordimientos.Pese a que el competidor que lleva dentro ha prevalecido, continuamos
cubiertos por la sangre de quienes han caído en combate. Tal vez hayamostriunfado,peroestonoesunavictoria.A mi derecha, Amari está petrificada, con las manos aferradas a la
empuñadura de su sable retráctil. No ha dicho ni una palabra desde que nosbajamos del barco, pero los prisioneros me dijeron que fue ella quien meprotegióymatóalotrocapitán.Porprimeravez,alverlanopiensoenSarannienInan.Veoalachicaquerobóelpergamino.Veolasemilladeunaguerrera.El presentador se esfuerza por sonreír mientras Dele y Baako arrastran el
relucientebaúlllenodeoro.Unoroqueprobablementepensabaquedarseél,unoroganadoacambiodecadaunadeesasmuertes.Lamultitudrugecuandonuestratripulaciónrecibeelpremio,peroningunode
losprisionerossonríealverelbotín.Lasriquezasylalibertaddelosgrilletesnosonnadacuandosabenqueestehorrorlosatormentarátodaslasnoches.—Vamos, no os demoréis más. —Aprieto los dientes y me aparto de la
proteccióndeTzain—.Yahabéistenidovuestroespectáculo.Ahoradesprendeosdelapiedradelsol.El presentador entrecierra los ojos, la piel oscura se le deforma por unas
arrugasmarcadas.—Elespectáculonoterminanunca—siseaapartándoseelconometálicodela
boca—.Ymuchomenoscuandolodaunalarva.Sinquerer,frunzoloslabiosaloírlaspalabrasdelpresentador.Aunqueapenas
mequedanfuerzas,nopuedoevitarpensarenunmotín.¿Cuántasanimacionesseríannecesariasparaarrastraraesehombrea lamasacre,parahundirloenelfondodesupropiomarrojo?Supongo que el presentador presiente mi silenciosa amenaza, porque la
sonrisa desaparece de sus labios.Da un paso atrás y levanta elmegáfono, deespaldasalamultitud.—Yahora…—Suvozatruenaporelanfiteatro.Suvozcontinúaconlafarsa,
perosurostronoconsigueocultarladecepción—.Ospresento…¡lapiedradelainmortalidad!Incluso desde lejos, el calor de la piedra del sol se cuela en mis huesos
temblorosos.Lostonosanaranjadosyamarilloslatenbajosuexteriordecristalcomo la lava fundida. Igual que una polilla, me siento atraída hacia su luzsagrada.«Laúltimapieza»,piensomientrasrecuerdolaspalabrasdeLekan.Ahoraque
contamos con el pergamino, la piedra y la daga, por fin tenemos todo lo quenecesitamos. Podemos dirigirnos al templo sagrado y llevar a cabo el ritual.¡Podemosdevolverlamagiaalmundo!—Quenose teolvide.—Tzainmepone lamanoenelhombroyaprieta—.
Paseloquepase,siempreestaréatulado.—Yotambién—diceAmariconcariño,ahoraqueharecuperadolavoz.Aunquelasangresecalecubrelacara,susojosresultanreconfortantes.Lamiroyasientoconlacabezaantesdedarunpasoalfrente.Alargolamano
paracogerlapiedradelsol.Porprimeravez,lamuchedumbresequedacallada,sucuriosidadsenotaenelambiente.Mepreparoparaloquepuedaocurriralsujetarunfragmentovivodelalmade
MadreCielo.Pero,encuantomisdedostocanlasuperficiepulida,séquenadapodríahabermepreparadoparaesto.Igualqueenel ritualde iniciación, el contactocon lapiedrameotorgauna
fuerzamáspoderosaquetodoloqueheexperimentadohastaahora.Laenergía
delapiedradelsolmecalientalasangreyelectrificaelashêquecorreansiosopormisvenas.Lamultitud suspiramaravilladamientras la luz de la piedra brilla entre los
huecos de mis dedos. Incluso el presentador se sorprende; que él supiera, lapiedranoeramásqueuncomplementodesupantomima.Laenergíacontinúallenándomeyburbujeadentrodemicuerpocomoelagua
hirviendo.CierrolosojosyveoapareceraMadreCielo,másgloriosadeloquemelahabíaimaginado.Sus ojos plateados brillan contra la piel de ébano, enmarcados por los
cristalitosquecuelgandesu tiara.Unosespesos rizosblancos lecaensobre lacaracomosifuesenlluvia,yseretuercenconlapotenciaqueirradiasuser.Suespíritumeatraviesacomounrelámpagoquerompeunanubedetormenta.
Esmásquelasensaciónderespirar.Eslaesenciamismadelavida.—mí àw n tí ó ti sùn…—susurro las primeras palabras del encantamiento
casi para mis adentros, y noto una avalancha de energía inigualable. Con elpoder de la piedra del sol, podría invocar a cientos de animaciones de losmuertos.Podríadirigirunejércitoimparable.Podríamosapoderarnosdelanfiteatro,reduciralpresentador,castigaratodos
ycadaunode los espectadoresquehanalentado lamasacrepordeporte.PeroesonoesloquequiereMadreCielo.Noesloquenecesitanesosespíritus.Uno por uno, los muertos corren por mi ser con sus chillidos, no para
convertirse en animaciones, sino para escapar. Es igual que la limpieza queMamallevabaacabocadavezquehabíalunallena.Unapurgafinalparaayudaralosespíritusaascenderalalâfia.Mientraslasalmasescapandesutraumaparaentrarenlapazdelaotravida,
laimagendeMadreCieloempiezaadesvanecerse.Unadiosaconlapielcomolanocheocupasulugar,vestidaconunaondeantetúnicaroja,hermosayconlosojosmarrónoscuro.«Portodoslosdioses».Oyabrillaenmimentecomounaantorchaenlaoscuridad.Adiferenciadel
caos que experimenté cuando empleé lamagia de sangre, esta visión presentauna gracia etérea. Está quieta, pero es como si el mundo entero girase en supresencia.Unasonrisatriunfalseexpandeporsuslabios…—¡Aaaah!Abro los ojos degolpe.Lapiedradel sol brilla con tanta intensidad enmis
manos que no me queda más remedio que apartar la mirada. Aunque ya ha
disminuido la descarga eléctrica inicial que sentí al tocarla, noto su podermurmurando dentro de los huesos. Es como si el espíritu deMadre Cielo sehubiesepropagadopormicuerpoyhubiesecosidotodaslasheridasprovocadasporladestruccióndelamagiadesangre.Alcabodeunrato,laluzcegadorapierdeintensidadylaapabullanteimagen
deOyadesaparecedemimente.Me tropiezoal intentar retrocederycaigoenbrazosdeTzain,sinsoltarlapiedraenningúnmomento.—¿Quéesloqueacabadeocurrir?—preguntaTzainenunsusurro,conlos
ojos muy abiertos por la sorpresa—. El aire… Daba la impresión de que elanfiteatrocompletotemblase.Aprieto lapiedradelsolcontramipechoe intentoaferrarmea las imágenes
quebailaban enmi cabeza.La luz que emanabade los cristales de la tiara deMadreCielo;elbrillodelapieldeOya,oscurayhechizadoracomolareinadelanoche.«Asídebíade sentirseMama…».Semehundeel corazónal comprenderlo.
PoresoMamaadorabalamagia.Estoessentirsevivadeverdad.—¡LaInmortal!—gritaunhombredesdelasgradas.Aloírloparpadeo,vuelvoaorientarmeenelanfiteatro.Elgritosepropagapor
las demás gradas hasta que todos se unen al vítor. Cantan un título falso, sualabanzaresultafuribunda.—¿Teencuentrasbien?—preguntaAmari.—Mejorquebien—contestoconunasonrisa.Tenemoslapiedra,elpergamino,ladaga.Ahorasíqueexisteunaposibilidadrealdeconseguirlo.
CAPÍTULOTREINTAYCUATRO
AMARI
Lascelebraciones seprolonganvariashorasmás, aunqueno comprendocómoalguien puede tener ganas de celebrar nada.Qué desperdicio tan tremendo devidas.Unadeellas,arrebatadaconmispropiasmanos.Tzainintentaprotegernosdelamuchedumbre,peronisiquieraélescapazde
contrarrestar la fuerza de los espectadores cuando salimos del anfiteatro. Nossiguen por las calles de Ibeji como si fuese un desfile, inventan apodos paraconmemorarlaocasión.Zélieseconvierteen«laInmortal»,mientrasqueTzainpasa a ser «el Comandante». Cuandome ven amí, los espectadores gritan elsobrenombremásridículodetodos.Meestremezcoaloírlootravez:—¡LaLeonaria!Quierogritarlesqueseequivocan;deberíansustituir«leonaria»porunapodo
máspertinente,como«cobarde»o«impostora».Nohayferocidadalgunaenmisojos,niunabestia rabiosaescondidadentrodemí.Eseapodoes falso,nohayvuelta de hoja, pero a los espectadores, propulsados por el alcohol, no lesimportaenabsoluto.Loúnicoquenecesitanesalgoquegritar.Algoquealabar.Cuando nos acercamos a la ahéré que hemos alquilado, Tzain por fin nos
sueltadelamano.Graciasaélhemosllegadosanasysalvasanuestracabañadearcillayahoranos turnamospara lavarnosdetrásde lachoza la sangrequesenoshapegado.Mientras el agua fríame recorre el cuerpo,me froto con todasmis fuerzas,
desesperadaporeliminardemipielcualquierrestodeaquelinfierno.Alverqueelaguasetiñederojo,piensoenelcapitánquematé.«Cielos…».Cuántasangrehabía…Empapó el kaftán azulmarino que el prisionero llevaba adherido a la piel,
impregnó las suelas de cuero de mis zapatos, me manchó los bajos de lospantalones. En sus últimos instantes de vida, el capitán se llevó la mano albolsillo,temblando.Noséquéqueríacoger.Antesdequepudierasacarnada,sumanocayóinertealsuelo.Cierro los ojos yme clavo las uñas en las palmas de lasmanos, suelto un
suspiroprofundoentre temblores.Noséquémeperturbamás:habermatadoaesehombreosaberquepodríavolverahacerlo.«Ataca,Amari».LavozdePadremesusurraaloído.Loborrodemimentea lavezqueelimino losúltimos restosde sangredel
circodemipiel.Devueltaen laahéré, la piedrade sol brilla dentrode lamochiladeZélie,
iluminaelpergaminoyladagadehuesoconsustonosrojosyamarillosgirasol.Hace apenas un día, me costaba creer que tuviésemos dos de los artefactossagrados,y,sinembargo,aquídelante tengolos tres.Nosquedantodavíadocedías hasta el solsticio centenario, así que podremos llegar a tiempo a la islasagrada.Zéliepodrárealizarelritual.Lamagiaregresarádeunavezportodas.Sonríoparamisadentrosyvisualizolaslucesresplandecientesqueescaparon
delasmanosdeBinta.ImaginoquelaespadadePadrenologradetenerlas,sinoqueduranparasiempre.Unabellezaqueyopodríapresenciardíatrasdía.Silologramos,lamuertedeBintatendrásentido.Deunmodouotro,laluz
deBintaseextenderáporOrïsha.Elagujeroquedejóenmicorazónpodrásanaralgúndía.—¿Notelocrees?—susurraTzaindesdeelvanodelapuerta.—Algoasí.—Lesonríocontimidez—.Mealegromuchodequeporfinhaya
terminadolapesadilla.—Porloqueheoído,seleshaacabadoelnegocio.Sinlasmonedasdelbotín,
no pueden permitirse sobornar a los carceleros para que les entreguen máspresos.—Graciasaloscielos.—Piensoentodoslosjóvenesdivînersqueperecieron.
ApesardequeZélieayudóasusespíritusapasaralotromundo, susmuertessiguenpesandosobremishombros—.Baakomedijoquelosotrostrabajadoresforzososyélutilizaráneldineroparasaldarlasdeudasdemásdivîners.Sitienensuerte,seráncapacesdesalvardelosgrilletesacientosdepersonas.Tzain asiente con la cabeza ymira a Zélie, que duerme en el rincón de la
cabaña. Recién bañada, está casi escondida entre el suave pelaje de Nailah,recuperándose de la energía cegadora recibida por la piedra del sol. Alobservarla, ya no siento el cosquilleo incómodo que suele recorrerme en supresencia.Cuandola tripulaciónlecontóquehabíasidoyoquienhabíapuestofinalabatalla,mededicóalgomuyparecidoaunasonrisa.—¿Creesquetupadresabíaqueexistíaalgoasí?Levanto la cabeza de repente. Tzain aparta la mirada y se le endurece el
semblante.
—Nolosé—contestoenvozbaja—.Perosilosupiera,noestoyseguradesiloimpediríaono.Unsilencioincómodosecierneentrenosotrosynosrobaesebrevemomento
de alivio. Tzain alarga el brazo para coger un rollo de venda, pero hace unamueca.Debededolerlehorroreselbrazo.—Permíteme…Doyunpaso adelante y evitomirar las vendas enrojecidas que le cubren el
bíceps.Suúnicaheridadeguerra,sufridaporqueyomemetíensucamino.—Gracias—murmuraTzaincuandoleacercoelrollodevenda.Semeencogeelestómagoacausadelaculpaquemecorroelasentrañas.—Nomedeslasgracias.Simehubieraquedadofueradelbarco,notendrías
esaherida.—TampocotendríaaZél.Memiraalosojosconunaexpresióntancariñosaquemepilladesprevenida.
Estabaseguradequeibaaguardarmerencor,perosihayalgoquetransmitansusojos,esagradecimiento.—Amari,heestadopensando…—Tomalavendayladesenrolla,paraluego
volverla a enrollar—. Cuando pasemos por Gombe, deberías ir al puesto deguardia.Cuéntalesquetehansecuestrado,échanoslaculpadetodo.—¿Lo dices por lo que ocurrió en el barco?—procuro hablar en un tono
neutro,peronopuedoevitarquesecueleunlevetonodealarma.¿Aquévieneeso?Haceunmomentomehadadolasgraciasporestaraquí.—¡No! —Tzain cubre el espacio que nos separa y me coloca una mano
prudenteenelhombro.Parasertanalto,sutactotieneunaternurasorprendente—.Has estado fabulosa.No quiero ni pensar en lo que habría sucedido si nohubieses estado allí. Pero la expresión que tenías después…Si te quedas connosotros,nopuedogarantizartequenotengasquevolveramatar.Bajo la mirada al suelo, cuento las grietas formadas en la arcilla. Me está
ofreciendootravíadeescape.Intentaimpedirquememanchelasmanosdesangre.Piensodenuevoenesemomentovividoenelbarco,cuandomearrepentíde
todoydeseénohaberrobadoelpergamino.Estaeslaescapatoriaquesuplicabatener.Laansiabacontodomicorazón.«Podríafuncionar».Peseaquenotounarrebatodeculpabilidad,imaginoloquepodríaocurrirsi
meentregase.Sicontaselahistoriaadecuada,derramaselágrimassuficientesyechase mano de unas mentiras perfectas, podría convencerlos a todos. Si me
mostrase lo bastante arrepentida, Padre podría llegar a creer que me habíasecuestrado aquella malvada maji. No obstante, aun cuando me planteo laposibilidad,yasécuálserálarespuesta.—Mequedo.—Metragolapartedemíquequiererendirse,laentierroenlo
másprofundodemiser—.Puedohacerlo.Ayeroslodemostré.—Quesepaslucharnosignificaqueestéshechapara…—Tzain,¡nomedigasparaquéestoyhechayparaquéno!Suspalabrasmeacribillan comoun alfiler,meencierrandenuevoentre las
paredesdepalacio.«¡Amari,ponlaespaldarecta!».«Notecomaseso».«Yabastadepostre,¿nocrees?».No.Seacabó.Yahevividosegúnesasnormasyloúnicoqueconseguífueperder
amiamiga.Ahoraquemeheescapado,noregresarénunca.Estahuidatienequeservirparaalgomás.—Soy una princesa, no unamuñeca. Trátame como a todos los demás.Mi
padreesresponsabledeestedolor.Yoserélaquelepongafin.Tzaindaunrespingoylevantalasmanosenseñalderendición.—Deacuerdo.Inclinolacabeza.—¿Yyaestá?—Amari,yoquieroquetequedes.Solonecesitabasaberqueeratuelección.
Cuando robaste ese pergamino, no podías imaginar que todo acabaríacomplicándosedeestamanera.—Ah…Contengounasonrisa.«Yoquieroquetequedes».Suspalabrashacenqueme
ardanlasorejas.Vaenserio,Tzainquierequemequedeconellos.—Bueno, gracias —digo en voz baja. Me siento de nuevo—. Yo también
quieroquedarme.Apesardelofuertequeroncas.Tzainsonríeyasísuavizatodaslasarrugasseriasdesurostro.—En fin, no es que tú seas muy silenciosa, princesa. A juzgar por cómo
roncas,deberíahabertellamadoLeonariadesdeelprincipio.—Ja, ja, ja. —Entrecierro los ojos y cojo las cantimploras. Confío en no
haberme ruborizado—.Me acordaré la próxima vez que necesites ayuda paraalcanzarunrollodevenda.Tzainsonríeconironíamientrassalgodelacabaña,unasonrisapícaraqueme
levantaelánimoyaligeramispasos.Elfrescoairenocturnomesaludacomosifuese un viejo amigo, huele fuerte a licor de ogogoro y a vino de palma,repartidosdurantelacelebración.Unamujerencapuchadameparaporlacalleyesbozaunasonrisaancha.—¡LaLeonaria!Suexclamaciónavivalosvítoresdequieneslarodean.Mesonrojo,peroesta
vezelnombrenomeparecetaninadecuado.Sacudolamanoconmodestiaymeescabullodelamultitudparaperdermeentrelassombras.Puedequemehayaequivocado.Quizásíllevedentrounaleonariaagazapada.
CAPÍTULOTREINTAYCINCO
INAN
Elairedeldesiertoestámuerto.Meabrasacadavezqueinhalo.Ahora que carezcode las firmes instrucciones deKaea, las respiraciones se
entremezclan,enturbiadasporlamagiaquesellevóalaalmirante.Nomehabíadadocuentadelorápidoquepasabaeltiempocuandocabalgaba
juntoaKaea.Alviajar solo, losminutos se transformanenhoras.Losdías sefundenconlasnoches.Lasprovisionesdecomidaseagotanenprimerlugar.Elaguanoduramuchomás.Cojo lacantimploraque llevocolgadade lasillademontarde lapantenaria
robaday escurro lasúltimasgotas.Si es ciertoqueOrímeobservadesdealláarriba,debedeestarriéndosedemí.
Ataquemaji.Kaeaasesinada.Persigoelpergamino.Inan
Elmensajequeenviéacasaconlossoldadosnotardaráenllegaradestino.Conociendo a Padre, enviará una partida de guardias en cuanto lo lea, les
ordenaráqueregresenconlacabezadelculpableonosemolestenenregresar.Quépocosabequeelmonstruoquepersiguesoyyo.Elsentimientodeculpamedesgarralasentrañasigualquelamagiaquelucho
por suprimir. Padre nunca comprenderá hasta qué punto me estoyautocastigando.«Cielos».Mepalpitalacabezamientrasintentoinmovilizarlamagia.Laintroduzcoen
mishuesos,lareprimohastacolocarlaenunlugartanrecónditoquenisiquierasabía que existía. Lo que trato de combatir ahora es algomás que un simpledolor en el pecho o una respiración entrecortada, es un temblor constante que
sacudemismanos.ElodioardientedelosojosdeKaea.Elvenenodesuúltimapalabra.«Larva».Laoigounayotravez.Uninfiernodelquenopuedoescapar.Coneseúnico
insulto,Kaeahaconseguidodeclararmeindignodeserrey.Eseimproperioechaportierratodoloquemeheesforzadoporconseguir.La
obligaciónquemeesfuerzoporcumplir.EldestinoquelapropiaKaeamedictó.«Malditasea».Cierrolosojosparaolvidarlosrecuerdosdeaquelfatídicodía.
FueKaea laquemeencontródespuésdequehirieraaAmari,escondidoenelrincónmásoscurodemihabitación,aferradoalaespadaensangrentada.Cuandotiréelarmablancaalsuelo,Kaeavolvióaponérmelaenlasmanos.«Eresfuerte,Inan».Sonrió.«Nodejesqueesafuerzateasuste.Lanecesitarás
todatuvida.Lanecesitarásparaserrey».—¡Fuerza!—memofo.Justolafuerzaesloquemehacefaltaahoramismo.Soloutilicélamagiapara
protegeramireino.Kaeadeberíahaberlocomprendidomejorquenadie.LaarenameazotaenlacaramientraspasoporlamuralladearcilladeIbeji.
Aparto a la fuerza los pensamientos sobre Kaea. Está muerta. No puedocambiarlo.Laamenazadelamagiacontinúaviva.«Mata a la chica». Ya de madrugada, esperaba que el asentamiento del
desierto estuviese durmiendo, pero las calles de Ibeji hierven con los últimoscoletazosdealgunacelebración.Noblesdebajaestofayaldeanosdangenerosostragos a sus copas, a cual más borracho. De vez en cuando gritan nombresmíticos,alabana«laLeonaria»,«elComandante»o«laInmortal».Nadieprestaatenciónalsoldadodesaliñadoquesemezclaconellos,nisemolestanenmirardereojosiquieralasangresecaquememotealapiel.Nadiesedacuentadequesoysupríncipe.Tirodelasriendasdelapantenariaymedetengodelantedeunaldeanoque
parecelobastantesobriopararecordarcómosellama.Alargolamanoysacoelcartelarrugado.Entoncescaptoelaromadelmar.Aunque he reprimidomentalmente todos los restos demimagia, esta sigue
actuando.Inconfundible,comounabrisaoceánica.Metocalapielcomosifueselaprimeragotadeaguaqueprueboendías.Derepente,todaslaspiezasencajan.«Estáaquí».Sacudolasriendasyazuzoalapantenariaparaquesigaelaroma.
«Mataalachica.Matalamagia».Recuperarémivida.Elanimalderrapayparamosenuncallejónllenodeahérésdearcilla.Elolor
delmaressobrecogedor.Estáaquí.Escondida.Detrásdeunadeesaspuertas.Se me hace un nudo en la garganta cuando desmonto de la pantenaria y
desenvainolaespada.Elfilocaptalaluzdelaluna.Echoabajolaprimerapuerta.—¡Quéhaces!—chillaunamujer.Inclusoapesardelmareoquenublamispensamientos,veoquenoesella.«Noeslachica».Noesloquenecesito.Respirohondoy sigobuscando,dejoque el aroma saladodelmarguíemis
pasos.Esestapuerta.Sí,estaahéré.Esloúnicoqueseinterponeenmicamino.Derrumbolapuertadearcillaeirrumpogruñendoyconlosdientesapretados.
Levantolaespadaparaatacar…Allínohaynadie.Veopilasdesábanasdobladasyropavieja.Todasmanchadasdesangre.Pero
la cabaña está vacía, lo único que hay dentro es el pelo que ha dejado unaleonariayelinconfundibleolordelachica.—¡Eh,tú!—gritaunhombredesdelapuerta.Nomedoylavueltaparamirarlo.Lachicahaestadoaquí.Enestaciudad.Enestacabaña.Yahorasehaido.—Nopuedesen…Unamanomeagarraporelhombro.Alcabodeuninstante,mismanosrodeanlagargantadelhombre.Sueltaunalaridocuandolepongolapuntadelaespadasobreelcorazón.—¿Dóndeestálachica?—Nosédequiénmehablas…—suplica.Le rozoelpechocon lahoja afilada.Apareceuna fina líneade sangre.Sus
lágrimasparecendeplataalaluzdelaluna.«Larva»,susurra lachicacon lavozdeKaea.«Nuncaserás rey.Nisiquiera
puedesatraparme».Aprietotodavíamáslasmanosconlasqueleoprimolagarganta.—¡¿Dóndeestá?!
CAPÍTULOTREINTAYSEIS
ZÉLIE
Después de seis días de viajar por el infierno del desierto, los exuberantesbosquesdelvalledelríoGombesonmásquebienvenidos.Latierramontañosarespira llenadevida, repletadeárboles tananchosqueunsolo tronco llenaríatodo el espacio de una ahéré. Zigzagueamos entre los gigantes que se erigencomotorres,laluzdelalunasecuelaporsushojasmientrasviajamoshaciaelserpenteante río. Sumurmullo es una canción paramis oídos, suave como elrumordelasolasdelmar.—Quétranquilidad…—diceAmariencantada.—Sí.Escasicomoestarotravezencasa.Cierrolosojosyabsorboelsonidoarrullador,dejoquemelleneconlacalma
quesentíalasmañanastempranasquededicábamosaremendarlareddepescarconBaba.Eneselugartanremoto,enmediodelmar,eracomosiviviésemosennuestro propio mundo. Era el único momento en el que me sentía segura deverdad.Nisiquieralosguardiaspodíantocarnos.Relajolosmúsculosydejoqueelrecuerdoseaposente.Nomehesentidotan
biendesdehacesemanas.Cuandoteníamosquelocalizarlosartefactossagradosy notábamos la espada de Inan en la espalda, daba la sensación de que cadasegundoerauninstanterobadoalamuerteo,enelmejordeloscasos,prestado.Noteníamosloqueeraprecisoparaelritualy lasprobabilidadesdeconseguirlos treselementosmágicoseranmuchomenoresque lasdeacabarasesinados.Peroahoralotenemostodo:elpergamino,lapiedradelsolyladagadehuesoestán a salvo, en nuestras manos. Por una vez, me siento más que relajada.Todavíanosquedanseisdíasparael solsticiocentenario,demodoquepor finsientoquepodemoslograrlo.—¿Creéis que la gente contará historias sobre esta aventura? —pregunta
Amari—.¿Sobrenosotros?—Más les vale…—se mofa Tzain—. Con toda la inmundicia que hemos
tenido que esquivar para conseguir devolver la magia, confío en que nosdediquenunfestivalentero.
—¿Dóndepodríaempezaresahistoria?—Amari semuerdeel labio inferior—. ¿Cómo la titularían? ¿«Los invocadores de lamagia»? ¿«Los artífices delritualquedevolviólamagiaconlosartefactossagrados»?—Esono suenabien.—Arrugo la nariz yme reclino en el lomopeludode
Nailah—.Semejantetítulonosuperaríalapruebadeltiempo.—¿Y si le dieran un título mucho más simple? —propone Tzain—. ¿«La
princesayelpescador»,porejemplo?—Suenaahistoriadeamor.Pongo los ojos en blanco.Meparece oír la sonrisa que transmite la voz de
Amari.Nomecabedudadeque,simeincorporase,pillaríaaTzainsonriendotambién.—Pues sí, suena a historia de amor—me burlo—. Pero no acaba de tener
gancho.Sideverdadqueréisunahistoriadeamor,¿porquéno la llamáis«Laprincesayeljugadordeagbön»?Amarivuelvelacabezayselesubenloscoloresalasmejillas.—Eh,nomerefería…Esto…,noqueríadecir…Alfinal,optaporcerrarlabocaantesdeestropearlomás.Tzainme fulmina con lamirada, pero en realidad no lo hace con auténtica
malicia.MientrasnosacercamosalríoGombe,nosésipensarqueestiernooesirritantequelamenorburlasirvaparaponerlosnerviosos.—¡Portodoslosdioses,québarbaridad!MedeslizoporlacoladeNailahyaterrizoencimadeunaspiedrasgrandesy
lisas que delimitan la orilla embarrada del río. Es bastante ancho, y traza uncamino de curvas que cruza el corazón del bosque y los troncos de losimpresionantesárboles.Mearrodilloenelbarroymellevoelaguaaloslabios,recordandocómoquemabalagargantasecaeneldesierto.Elaguaheladaaliviatantoenesteambientehúmedoquemesientotentadademeterlacaraenteraenelrío.—Zél, todavía no —dice Tzain—. Ya encontraremos agua más adelante.
Todavíanosquedaunbuentrecho.—Yalosé,perosoloseráunsorbo.YaNailahleiríabiendescansarunpoco.LefrotoelcuernoaNailahylerozoelcuelloconlacara.Sonríocuandoella
tambiénmeacariciaconelhocico.Inclusoellaaborrecíaeldesierto.Desdequenoshemosido,senotaquegalopaconfuerzasrenovadas.—LohagoporNailah—concedeTzain—.Noporti.Bajadeunsaltoyseacuclillajuntoalríopararellenarconmuchocuidadola
cantimplora.Mis labiosdibujanunaamplia sonrisa.Nopuedodejarpasarestaoportunidad.—¡Portodoslosdioses!—Señaloconeldedo—.¿Quéeseso?—¿Qué…?Lo empujo por detrás. Tzain chilla mientras se cae de bruces en el río,
salpicando mucho. Amari suspira al ver emerger a Tzain, empapado, con losdientescastañeteandodefrío.Memiraalosojosyesbozaunasonrisatraviesa.—Datepormuerta.—¡Primerotendrásquepillarme!Antes dequemedé tiempo a echar a correr,Tzain se lanza sobremíyme
agarraporlapierna.Gritomientrasmesumergeenelrío.ElaguaestátanfríaquemeperforalapielcomolasagujasdemaderadeMamaAgba.—¡Porlosdioses!Intentocogeraire.—¿Havalidolapena?Tzainseechaareír.—Eslaprimeravezquetetomoelpelodesdehacesiglos,asíquetendréque
decirquesí.Amari baja de Nailah de un salto. Suelta una risita mientras niega con la
cabeza.—Quéridículossoislosdos.LasonrisadeTzainsevuelvetodavíamásmaliciosa.—Somosunequipo,Amari.¿Nodeberíashacerelridículotambién?—Desdeluegoqueno.Amariseaparta,peroesimposiblequeselibredeesta.Tzainsaledelaguaa
la velocidad de una pitón orïshana de río. Amari apenas logra cubrir unoscuantosmetrosantesdequemihermanoladerribe.Sonríoaloírlachillaryreírala vez, pronunciando todas las excusas que se le ocurren cuando Tzain se lacargaalaespaldaparallevarlaalagua.—Nosénadar.—Noestanprofundo.Mihermanoseríe.—Soyunaprincesa.—¿Ylasprincesasnosebañan?—¡Tengoelpergamino!SelosacadelcinturónylerecuerdaaTzainsupropiaestrategia.Paraevitar
quetodosloselementosestuvieranenelmismositio,élllevaladagadehueso,Amariguardaelpergaminoyyoprotejolapiedradelsol.—Buenargumento.—Tzainlearrebataelpergaminodelamanoylocoloca
en la sillademontardeNailah—.Yahora,SuMajestad,vuestrobaño realosespera.—¡Tzain,no!El grito de Amari es tan fuerte que los pájaros salen despavoridos de los
árboles.Tzainyyonosechamosareírcuandocaealaguayempiezaabracearcomolocaapesardequehacepie.—Nohacegracia.—Amaritiembladefrío,perosonríesinquerer—.Melas
pagarás.Tzainhaceunareverencia.—Comogustéis.Otra clase de sonrisa aparece enmi rostro, una queme calienta a pesar de
encontrarmesentadaaorillasdeunríohelador.Hacíademasiadotiempoquenoveíajugaramihermano.Amariseempeñaafondoparaintentarzambullirloenelagua,aunquenodebedepesarnilamitadqueél,yesoqueestácaladahastaloshuesos.Tzaindejaqueloagarreychillafingiendodolor,parecequevayaadejarlaganar…Depronto,elríosedesvanece.Losárboles.Nailah.Tzain.Elmundodavueltasamialrededormientrasunafuerzafamiliarmearrastra.Cuandoeltorbellinotermina,unosjuncosmehacencosquillasenlospies.El
airefrescomellenalospulmones.Encuantocaigoenlacuentadequeestoyenlaensoñacióndelpríncipe,algo
meempujadenuevoalmundoreal.Jadeo yme agarro el pecho a la vez que noto que el frío del río vuelve a
lamermelospies.Elfogonazooníricosolohaduradounmomento,perohasidomuypotente,másintensoquenunca.Sientounescalofríoenelcentrodemiseralpercatarmedelarealidad.Inannosoloestáenmissueños.Estácerca.—Tenemosqueirnos.TzainyAmariseríencontantasganasquenisiquierameoyen.Élhavueltoa
levantarlaenvolandasyamenazacontirarlaalríodenuevo.—Parad. —Les tiro agua—. ¡Tenemos que irnos ahora mismo! ¡Aquí no
estamosasalvo!—Pero¿quédices?—diceentrerisitasAmari.—EsInan—sueltosinpreámbulo—.Estácer…Semequiebralavozenlagarganta.Unsonidodistanteseacercaalacarrera.Lostresvolvemoslacabezahacialadireccióndelaqueprocedeelruido,un
golpeteoconstante.Al principio no logro descifrarlo, pero cuando se aproxima reconozco el
repicarrítmicodelaspatas.Cuandorodeanlaúltimacurvadelrío,veoporfinloquemástemía:Inanvienehacianosotrosatodavelocidad.Rabiosoalomosdesupantenaria.Elshockfrenamispasosmientrassalimosalarmadosdelrío.Elaguaquehace
unmomentonosdabafelicidadahoranosentorpeceelpaso,lacorrienteestanfuertequeaAmariyTzainlescuestasalir.«Quétontossomos».¿Cómohemospodidosertanilusos?ElúnicosegundoenelquenospermitimosrelajarnoseselsegundoenelqueInanlograatraparnos.Pero ¿cómo ha sorteado Inan el puente roto de Chândomblé? ¿Cómo ha
sabido adónde ir? Aunque hubiese encontrado el modo de seguirnos la pistahastaIbeji,nosmarchamosdeaquelinfiernohaceyaseisnoches.Corro hacia Nailah y me monto la primera, agarro las riendas con fuerza.
TzainyAmariseapresuranamontarsedetrásdemí.Sinembargo,antesdequepuedasacudirelcuerodelasriendas,medoylavuelta…«¿Quéesloquenomecuadra?».¿Dónde están los guardias que viajaban con él antes? ¿Y la almirante que
matóaLekan?Despuésdesobreviviralataquedeunsêntaro,dudomuchoqueInanseatrevieraaatacarsintenerlasespaldascubiertas.Pero,apesardetodalalógicadelarazón,noapareceniunsologuardiamás.
Elprincipitoesvulnerable.Estásolo.Ypuedocombatircontraél.—¿Quéhaces?—gritaTzain cuando suelto las riendas deNailah y la hago
pararensecoantesdequehayamosemprendidolamarchasiquiera.—Yomeencargo.—¡Zélie,no!Peronomedoylavuelta.Tiro lamochila al sueloybajodeun saltodel lomodeNailah.Aterrizode
cuclillas. Inan hace parar a su montura y también desciende, blandiendo laespada y ávido de sangre. Con un gruñido, la pantenaria huye, pero Inan noparece darse cuenta. Unas manchas encarnadas le salpican el uniforme, la
desesperación arde en sus ojos color ámbar. Pero al mismo tiempo, parecedemacrado.Lafatigaemanadesupielcomoelcalor.Unaexpresióndementelenublalavista.Elintentodesuprimirsuspodereslohadebilitado.—¡Espera!—exclamaAmariconvoztemblorosa.Aunque Tzain intenta retenerla, la princesa baja de la silla de montar de
Nailah.Susdelicadospiestocanelsuelosinhacerruido,pasanpordelantedemíconpasostitubeantes.ElrostrodeAmaripierdeelcoloryveoelmiedoquelahaatenazadotodasu
vida.La chicaquemeagarróhacevarias semanas en elmercado.Laprincesaconlacicatrizquelerecorrelaespalda.Noobstante,mientrassemueve,susemblanteadoptaunaexpresióndistinta,
unaseguridadsimilaraladelbarco.Esolepermiteacercarseasuhermano,lapreocupacióneclipsaelterrordesusojos.—¿Quéhapasado?Inanredirige laespada,dejadeapuntarmealpechoparaamenazaraAmari.
Tzainbajadeunsaltodispuestoapelear,peroloagarroporelbrazo.—Dejaquelointenteella.—Saldeenmedio.Inanhablaconvozfirme,peroletiemblalamano.Amarisedetieneunsegundo,iluminadaporlaluzdelalunaquesereflejaen
lahojadelarmadeInan.—Padrenoestáaquí—dicelaprincesaalfin—.Nomeharásdaño.—Nolosabes.—Puedequetúno.—Amaritragasaliva—.Peroyosílosé.Inanpermanece calladounbuen rato.Quieto.Demasiadoquieto.Lasnubes
cambianybrillalaluna,queiluminaelespacioquelossepara.Amaridaunpasoadelante.Luegootro,estavezmáslargo.CuandocolocaunamanoenlamejilladeInan,laslágrimasllenanlosojosdelpríncipe.—No lo entiendes—dice con voz rota, todavía aferrado a la espada—. La
destruyó.Nosdestruiráatodos.«¿La?».Tanto si sabe de qué le habla Inan como si no, aAmari no parece
importarle.Guíalaespadadesuhermanohaciaelsuelo,somosicalmaseaunanimalsalvaje.Porprimeravez,medoycuentadelodiferentesquesonsuhermanoyella,el
contrasteentre lacara redondadeAmariy laangulosamandíbulacuadradade
Inan.Aunquecompartenlamismamiradaambarinaylapielcolorcobre,dalaimpresióndequeallíterminansussimilitudes.—EsassonlaspalabrasdePadre,Inan.Susdecisiones.Nolastuyas.Nosotros
somos quienes gobernamos nuestras vidas. Somos quienes tomamos lasdecisiones.—PeroPadretienerazón.—AInanselequiebralavoz—.Sinoparamosla
magia,Orïshasederrumbará.Sus ojos vuelven amí, así que agarro el palo conmás fuerza. «Atrévete y
verás»,quierogritarle.Yamehecansadodehuir.AmariredirigelaatencióndeInan,susdelicadasmanoslocogenporlanuca.—Hermanomío,PadrenoeselfuturodeOrïsha.Elfuturosomosnosotros.Y
estamosdepartedelbandocorrectoenestabatalla.Tútambiénpuedeshacerlo.InanmiraconfijezaaAmariy,porunmomento,noséquiénes.¿Elcapitán
despiadado, el principito, el maji asustado y abatido? Hay un anhelo en sumirada, un deseo de abandonar la lucha. Pero cuando levanta la barbilla, elasesinoqueconozcoseimpone.—Amari…—lallamo.Inanlaapartayavanzaatodavelocidad,conlaespadalevantadaalaalturade
mi pecho. Salto delante de Tzain y blando el palo de combate. Amari lo haintentado.Ahorametocaamí.SeoyeuntintineometálicocuandolaespadadeInanchocacontraelmetalde
mipalo.Esperolaoportunidaddecontraatacar,peroahoraquesehadespertadoelauténticoInan,noserendiráfácilmente.Aunqueestáfatigado,susgolpessonferoces, alimentados por el odio que siente hacia mí, odio por lo que sé. Noobstante,mientrasmedefiendodecadaunodesusataques,mipropia rabiaseacrecienta.Elmonstruoquequemólaaldea,elhombreresponsabledelamuertedeLekan.Laraízdetodosnuestrosproblemas.Ypuedoborrarlodelmapa.—Veoquehasseguidomiconsejo—lechillo,yesquivoungolpedeespada
conunavoltereta—.Casinoseteveelmechónblanco.¿Cuántascapasdetintetehaspuestoahora,eh,principito?Apuntoconelpalohacia su cráneoygolpeocon intencióndematar, node
herir.Estoycansadadepelear.Estoycansadadequeseentrometa.Agachalacabezaparaevitarelgolpedelpaloyseapresuraaapuntarmeala
garganta con la espada.Giro para esquivar la estocada y ataco.Una vezmás,nuestrasarmaschocanconunagudotintineometálico.—Novasaganar—siseo,peseaquemetiemblanlosbrazosdetantohacer
fuerza—.Aunquememates,seguirássiendoquieneres.—Me da igual.—Inan retrocede de un brinco y se libera para preparar el
siguientegolpe—.Sitúmueres,lamagiamorirátambién.Avanzaylevantalaespadasoltandounalarido.
CAPÍTULOTREINTAYSIETE
AMARI
Apesarde todos los añosdedicados a combatir conmihermano,verlo lucharahoraescomoveraunenemigodesconocido.Aunquesemuevemásdespacioquede costumbre, losgolpesde Inan sondespiadados,movidosporuna rabiaardientequenologrocomprender.Zélieyél intercambianataques,y labatallatranscurreentrelosconstanteschoquesmetálicosdelaespadayelpalo.Cuandoladinámicadelpropiocombatelosalejadenosotrosyseadentranenelbosque,Tzainyyocorremostrasellos.—¿Estásbien?—mepreguntaTzain.Me encantaría decir que sí, pero al ver a Inan, se me rompe el corazón.
Despuésdetodoestetiempo,estabatancercadeenmendarlascosasyhacerlocorrecto…—Sevanamatarelunoalotro—susurro,ymeencojodedolorconcadauno
desusataquescargadosdeodio.—No.—Tzainsacudelacabeza—.Zéllovaamataraél.Me detengo y analizo los movimientos de Zélie, poderosa y precisa, la
luchadora que siempre ha sido. Pero no solo intenta paliar los golpes delpríncipe:combateparaacabarconél.—¡Tenemosqueimpedirlo!CorrosinescucharlassúplicasdeTzain,quemeinsisteenquenomemetaen
medio.Lapeleahacecaeranuestroshermanosrodandocolinaabajo,hastaqueterminanenlomásprofundodelvallearbolado.Voycomounrayoabuscarlos,perocuantomásmeacerco,menosséquéhacersilogrollegaraellos.¿Deberíasacar el sable o permanecer desarmada y meterme en medio del peligro? Seatacanelunoalotrocon tal seddevenganzaquenosé si algunodeesosdosplaneslograríadetenerlos.Nisiquierasésillegaríanadudaralverme.Sinembargo,mientrascorro,otraincógnitamedistrae;lapresióndeunosojos
escondidos. Sabría reconocer esa sensación de acecho en cualquier lugar, meacostumbréahacerlotrasunavidadesufrirladentrodelasparedesdepalacio.Cuandolasensacióncrece,frenohastapararme,casidandountraspié,conel
findeaveriguardedóndeprocede.«¿HabrácongregadoInanaotrossoldados?».Lucharsolonoes típicodeél.Sielejércitoseacerca,podríamosestarenunaposiciónmásvulnerabledeloquepensaba.Peroel sellodeOrïshanoapareceporningunaparte.En lugardeeso,unas
hojassesacudenporencimadenosotros.Antesdequepuedaextenderelsableretráctil,unaespeciedelatigazocortaelaire…Nailahsederrumbaenel suelosoltandounalarido, tieneunascontundentes
boleadorasenredadasenlaspatasyelhocico.Medoylavueltajustocuandounaredcaesobresuimpresionantefiguraylacapturaconlafacilidaddeuncazadorfurtivoexperimentado.SusrugidosenjauladosacabanreducidosaunosgemidosasustadosmientrasNailahluchaenvanoporliberarse.Yesosgemidosdanpasoal silencio. Está indefensa cuando cinco soldados emergen del bosque y se lallevanarastras.—¡Nailah!Tzainentraenaccióndeunsaltoyempuñaelcuchillodedespellejar.Seda
impulso hacia delante a una velocidad de escándalo, con el filo listo paracortar…—¡Aaaah!Tzaincaealsueloaplomoconlasmuñecasylostobillosapresadosporunas
boleadoras.El cuchillodecazaacabaenel suelodelbosquecuando le lanzanunaredyloatrapancomoaungatosalvaje.—¡No!Corro tras él y extiendo la hoja demi sable. El corazónmemartillea en el
pecho.Agacho la cabeza y esquivo una boleadora con facilidad, pero cuandoreaparecenlascincosiluetasquehanapresadoNailah,nosépordóndeescapar.Seentremezclancon lassombras,enmascaradosyvestidosdenegro.Enalgúninstante azaroso, consigo verles los ojos de un negro azabache. «No sonsoldados».PerosinoformanpartedelaguardiadeInan,¿quiénessonestosguerreros?
¿Porquénosatacan?¿Québuscan?Ataco con el sable a la primera figura que se aproxima y agacho la cabeza
paraevitarelgolpedeotra.Cadaamagomehaceperdertiempo,untiempoqueniTzainyNailahtienen.—¡Tzain! —lo llamo mientras otras figuras enmascaradas emergen de la
oscuridadyselollevanarastras.Luchaporliberarsedelaredcontodassusfuerzas,peroungolpecerteroenla
cabezaanulasuresistencia.
—¡Tzain!Blando el sable hacia un asaltante que arremete contramí, pero golpeo un
instantedemasiadotarde.Elhombreenmascaradoagarramisableymedesarma.Otrometapalacaraconunatelaempapada.Elolorácidomequemaysientounescozortremendo.Sueltounúltimogrito
y,acontinuación,soloveooscuridad.
CAPÍTULOTREINTAYOCHO
ZÉLIE
LosgritosdeAmarireverberanentrelosárboles.Inan y yo nos quedamos congelados en mitad de un ataque. Volvemos la
cabeza a la vez y vemos aAmari forcejeando con un hombre enmascarado avariosmetrosdedistancia.Aunqueseresiste,letapanlabocaconunguantenegro.Abremucholosojos
antesdeponerlosenblanco,desmayada.—¡Amari!Inansalecorriendotrasellay,sinpensarlo,losigo.Peroelbosqueestávacío.
NoencuentroaNailah.NoveoaTzain.—¿Tzain?Meapoyoenunárbolyescudriñolasformasdelosdemásárbolesquellenan
elvalle.Unanubedepolvo se levanta a lo lejos, junto auncuerpo,pesadoyfuerte,atrapadoenunared.Unamanocuelgainertecontralascuerdas.«No…».—¡Tzain!Corrocomoelrayo.Másrápidodeloquemecreíacapazdecorrer.Es como si volviese a tener seis años y corriese detrás de la cadena para
agarrarmeaMamaconuñasydientes.ApartolosrecuerdosmientrascorrosindejardegritarelnombredeTzainen
laoscuridaddelanoche.Nopuedesucedernosesto.Niamí,niaTzain.Otravezno.—¡Tzain!Losgritosmedesgarran lagarganta, lospiesmefallanal impactarcontra la
tierra polvorienta.Adelanto a Inan, queva enbusca deAmari. Podré salvar aTzain…—¡No!Unascuerdas tensasmeapresan los tobillosyme tiranal suelo.Semesale
todoelairedelospulmonescuandounaredmeinmovilizaelcuerpo.—¡Aaaah!—vuelvoagritar.
Forcejeoymeretuerzomientrasmearrastranporelbosque.SehanllevadoaTzain.SehanllevadoaAmari.Yahoramehanatrapadoamí.Laspiedrasylasramassueltanmearañanlapiely,enunodelosgolpes,se
mecaeelpalodelamano.IntentodesenterrarladagadeTzain,perotambiénseme escapa de lasmanos. El polvo sememete en los ojos, queme escuecen,aunqueintentoparpadearmuchoparasacarmelasmotas.Esinútil.Heperdido…Lacuerdaquesujetamiredchasquea.Mi cuerpo rueda y al momento se detiene, mientras las dos figuras
enmascaradasquemearrastrabancaenpropulsadashaciadelante.Enunabrirycerrardeojos,Inanseabalanzasobreellosylosatacacuandotodavíasiguenenelsuelo.Unodeloshombresenmascaradoscorre,supongoqueparaocultarsebajolas
raícesdel enormeárbol.El otro semuevedemasiadodespacio; Inan coloca laempuñadura de la espada contra la sien del hombre, que flexiona las rodillas,rendido.Cuandoelhombresehaceunovilloenelsuelo,Inansedirigeamí.Cogebien
laespada.Echafuegoporlosojos.Me tiemblan los dedos cuando rompo las cuerdas con lasmanos desnudas.
Tengoquelibrarmedeestatrampacomosea.MientrasInanseacerca,elsellodeOrïshacapta la luzde la lunayconsu resplandor llega todoeldolor infligidobajo lavigilanciadesu leopardaria.Lasbotasde losguardias.Lasangreen latierra.LacadenanegraalrededordelcuellodeMama.LapalizaqueledieronaTzain.Elempujónconelquemetiraronalsuelo.Cada nuevo recuerdo comprime todo mi interior, me aplasta las costillas.
ContengoelalientoalnotarqueInanseagachaymeinmovilizalosbrazosconlasrodillas.«Asíescomoacabatodo…».LahojadelaespadadeInanresplandecesobremicabeza.«…Exactamenteigualqueempezó».
CAPÍTULOTREINTAYNUEVE
INAN
«Quécercaestoy».Eseúnicopensamientomeconsumemientrasavanzohacialachica.Atrapada
enlared,estáindefensa.Notieneelpalo.Nilamagia.Si la mato, habré cumplido con mi obligación. Protegeré a Orïsha de su
locura.Todoslospecadoscometidosenestacaceríaseránperdonados.Elúnicoservivoqueconocemimaldiciónseesfumaráconellos.—¡Ja!Leinmovilizolosbrazosconlasrodillasyaprietotodavíamásfuertecuando
ellaseresiste.Levanto laespaday leaplastoelesternónconunamano,enunánguloqueconseguiráquelahojaleatravieseelcorazón.Sinembargo,enel instanteenquemimano le tocaelpecho, lamagia ruge
dentro de mi piel. Una fuerza que no hay forma de detener. Más fuerte quecualquiermanifestacióndelamagiaquehayasentidohastaahora.—¡Aaaah!Jadeo. El mundo desaparece en una ardiente nube azul. Aunque lucho, no
puedoescapar.Mimaldiciónmesomete.«Cielosrojos».«Gritosestridentes».«Sangreaborbotones».Enunsegundo,elmundoenterodelachicapasavolandoantemisojos.Noto
dentrodemipropiopechoelintensodolordesucorazón.Másdesgarradorquecualquierdolorquepudiesehabermeimaginado.Unapiedra fríamegolpeaenelpiedescalzocuando la chicaescalapor las
montañasnevadasdeIbadan.Elolorcálidodelarrozjollofmeenvuelve.Medaunvuelcoelcorazóncuandolosguardiastiranabajodeunapatadalapuertademaderadesucasa.LosguardiasdeOrïsha.Misguardias.Verlo es suficiente para asfixiarme. Como si un gorileón me apretujara la
garganta.Milejemplospasancomodestellosantemí,milcrímenescometidosbajoel
sellodeOrïsha.Elleopardariodenievebrillacuandoelpuñoconguantedehierrodelguardia
chocacontralamandíbuladesupadre.Relucecuandolacadenacubiertadesangreasfixiaasumadre.Loveotodo.ElmundoquecreóPadre.Eldolorquelachicasehavistoobligadaasoportar.—¡Mama!Zéliegrita.Unaullidotandesgarradorquenoparecehumano.Tzainletapalacaraylellevaalrincóndelacabaña,unintentodesesperado
deevitarlevereldolordelmundo.Todoocurremuyrápido.Esunborrón,yalavez,eltiemposevuelveeterno.Seextiendemientraslachicacorretrassumadre.Secongelacuandollegaporfinalárbol…«Cielos».Elhorrorsemeclavaenlamente.Lamajiestáinmovilizadaporcadenasde
majacita.Ornamentosdemuerte.Ahorcadaalavistadetodoelmundo.Su herida reverbera por todo mi ser y llega el centro de mi cuerpo. Una
sentenciaparatodoslosdivînersquesobrevivieronaaquellanoche.EnlaOrïshadePadre,eseeraelúnicofinalreservadoalosmaji.SacofuerzasdeflaquezaparareprimiratodacostalosrecuerdosdeZélie.Su
dolormearrastraigualqueunacorrientedeaguavengativa.Mesacudoyregresodegolpealarealidad.Miespadaaúnpendesobresupecho.«Malditosseanloscielos».Metiemblalamano.Todavíaestoyatiempodeejecutarla.Sinembargo,soy
incapazdemoverme.Nopuedo,cuandoloúnicoqueveoesalachicaasustadaydevastada.Escomosilavieradeverdadporprimeravez:elserhumanoquehaydetrás
delamaji.Elmiedocontenidoeneldolor.LatragediaocasionadaennombredePadre.«Padre…».Laverdadseimpone,unlicoramargoquemeardealbajarporlagarganta.Los recuerdosdeZélienoseasemejana losactosde losvillanoscontra los
quesiempremeadvirtióPadre.Solohablandelasfamiliasquedestruyóconsuira.«Laobligaciónantesqueunomismo».Sucredoresuenaunavezmásenmis
oídos.Mipadre.Surey.Elheraldodetodoestesufrimiento.Gritoygolpeoconlaespada.Zélieseencogeantemivelocidad.Lascuerdasquelaatrapabancaenalsuelopolvoriento.Zélieabrelosojoscomoplatosyretrocede,preparadaparamiataque.Perono
llega.NopuedoserotradelaspersonasqueenarbolanelsellodeOrïshaylecausan
dolor.Zélie se quedaboquiabierta.Laspreguntas y la confusión se adivinan en la
curvadesuboca.Peroentonces,vuelvelacarahacialafiguraenmascaradaquehaytiradaenelsuelo.Abredenuevolosojosalcaerenlacuenta.—¡Tzain!Seponeenpietanrápidoquecasisetropiezaallevantarse.Elnombredesu
hermanosehaceecoenlaoscuridad.Alconstatarquenoobtienerespuesta,sederrumba.Amipesar,mehundocon
ella.Porfinsélaverdad.Sinembargo,noséquéesperanloscielosquehagayoahora.
CAPÍTULOCUARENTA
ZÉLIE
Ignorocuántotiempopermanezcotumbadaenlatierrapolvorienta.Diezminutos.Diezdías.Unfríoinigualablemecalahastaloshuesos.Elescalofríodesentirmesola.Noloentiendo.¿Quiéneseranesasfigurasenmascaradas?¿Québuscaban?Se
movíantandeprisaquehabríasidoimposibleesquivarlas.«Amenosquehubiésemosseguidocorriendo…».La verdad me deja un regusto amargo en la lengua. Ni siquiera el
enmascaradomás rápido habría podido igualar la velocidad deNailah. Si noshubiésemoslimitadoacontinuargalopandoalomosdeNailah,aquelloshombresnonoshabrían tendidouna emboscada.Amariymihermanoestarían a salvo.PeronohicecasodelaadvertenciadeTzainyélpagoelpreciodemierror.Tzainsiempreacabapagandopormí.Cuando corrí detrás de los guardias que apresaron a Mama, él soportó la
palizaparapoderprotegerme.CuandosalvéaAmarienLagos,élrenuncióasuhogar,suequipo,supasado.Ycuandodecido lucharcontraInan,noesamíaquienatrapan.Esaél.SiempreesTzainquienpagapormiserrores.«Levántate»,replicaunavozdentrodemicabeza,másseveraquenunca.«Ve
abuscaraTzainyAmari.Libéralosya».No sé quiénes son los hombres enmascarados, pero sean quienes sean, han
cometidounerrorfatal.Unerrorquemeaseguraréqueseaelúltimo.Aunquenotoelcuerpopesadocomoelplomo,mearrastrohastaponermeen
pieymeacercohaciadondeyacenInanylafiguraenmascarada.Inan está recostado contra un tronco, con la cara descompuesta; todavía se
agarra el pecho.Cuandome ve, lleva lamano a la empuñadura de la espada,perosiguesinatacarme.Elfuegoqueloanimabaalucharcontramísehaextinguido;ensuscenizas,
se han formado unos círculos oscuros bajo sus ojos. Parecemás pequeño queantes.Loshuesosselemarcanenlapielpálida.«Luchacontralamagia…».Mepercatocuandonotoqueelaireseenfríaami
alrededor.Intentareprimirsumagia.Seestádebilitandootravez.«Pero¿porqué?».Lomiroalacara,cadavezmásconfundida.¿Porquéme
liberó de la red que me retenía? ¿Por qué no vuelve a amenazarme con laespada?«Elporquénoimporta»,tintinealavozseveradentrodemimente.Seaporel
motivoquesea,elcasoesquecontinúoviva.Sipierdomástiempo,mihermanopodríamorir.LedoylaespaldaaInanypisoelpechodelchicoenmascarado.Unapartede
mísemueredeganasdequitarlelamáscara,perotodoserámásfácilsinoleveolacara.Cuandomearrastrabaporelbosqueparecíaungigante.Ahora,sucuerpoflácidoparecefrágil.Extremadamentedébil.—¿Adóndeloshabéisllevado?—lepregunto.Elchicoseremueve,peronocontesta.«Malaelección».Lapeorelección.Alargoelbrazopararecogerelpalocaídoy,deungolpeseco, lerompolos
huesos de lamano. Inan levanta la cabeza cuando el chico suelta un violentoalaridoquesehaceecoenlanoche.—¡Contéstame!—chillo—.¿Adóndeloshabéisllevado?—Nolo…¡ah!Sus gritos suben de volumen, pero no es suficiente. Quiero oírlo suplicar.
Quieroverlosangrar.Sueltoelpaloysacoladagadelcinturón.«LadagadeTzain…».El recuerdo delmomento en el queme la puso en lasmanos antes de que
entraseenLagosseabrepasoentremidolor.«Porsiacaso»,dijoaqueldía.Porsiacasoloponíaenpeligro.—¡Dímelo!—Me arden los ojos—. ¿Dónde está la chica? ¿Dónde estámi
hermano?¿Dóndeestávuestrocampamento?Elprimerataqueesvoluntario,uncorteenelbrazoparaconseguirquehable.
Perocuandolasangreempiezaafluir,algosurgeenmí,unansiaanimalquenopuedocontener.Elsegundoataquees rápido,el terceroocurre tandeprisaquenomedoyni
cuenta.Lapartemásoscurademirabiaseliberamientrasloacuchillounayotravez,expulsandotodomidolor.—¿Dóndeestán?Leclavoladagaenlamanomientrassemenublanloslateralesdelavisión.
Mamasedesvaneceenlaoscuridad.ElcuerpoatrapadodeTzainlasigue.—¡Respóndeme! —grito y le clavo la hoja puntiaguda una vez más—.
¿Adóndeloshanllevado?¡¿Dóndeestámihermano?!—¡Eh!Una voz grita desde arriba, pero apenas la oigo. Se llevaron la magia. Se
llevaronaMama.NodejaréqueselleventambiénaTzain.—Tevoyamatar.—Desplazoladagaparaapuntarelcorazóndelchicoyla
echohaciaatrás—.Tevoyama…—¡Zélie,no!
CAPÍTULOCUARENTAYUNO
INAN
Alargolosbrazosylaagarroporlasmuñecasjustoatiempo.Seponerígidacuandotirodeellaparaincorporarla.Encuantonuestrapielsetoca,mimagiadespiertayamenazaconengolfarme
enlosrecuerdosdeZélieunavezmás.Aprietolosdientesyobligoalabestiaadoblegarse.Sololoscielossabenloquepodríapasarsivuelvoaperdermedentrodesumente.—Suéltame—masculla.Suvoz.Todavía transmite toda la rabiay la ferocidaddehaceunmomento.
Ignoraporcompletoquehevistosusrecuerdos.Ahoralaveotalcomoes.Incapazdedetenerme,meempapodeZélie,absorbocadacurva,cada línea.
La marca de nacimiento con forma de media luna en el cuello. Las chispasblancasquenadanenlaspiscinasplateadasdesusojos.—¡Suéltame!—repiteZélie,conmásviolenciaqueantes.Medaunrodillazo
enlaentrepierna;meapartojustoatiempo.—Espera.Trato de razonar con ella, pero ahora que no puede atacar al hombre
enmascarado, su rabia ha encontrado un nuevo objetivo. Tensa los dedosalrededordelatoscadaga.Vuelveaprepararseparaatacar.—Eh…«Zél». La palabra aparece en mi mente. Una voz áspera. La voz de su
hermano.TzainlallamaZél.—¡Zél,para!Suenaextrañaenmis labios,peroZéliesedetiene,aturdidaaloír suapodo.
Junta lascejasenmuestradedolor. Igualque las juntócuando losguardiassellevaronarastrasasumadre.—Cálmate.—Aflojo la presión con la que la agarro. Una leve muestra de
confianza—.Tienes que parar de una vez. Si sigues así,matarás al único quepuededarnospistas.Memiraa lacara.Las lágrimasacumuladasensuspestañasoscuras lecaen
por lasmejillas.Otraoleadaderecuerdosdolorosossalea lasuperficie.Tengoquehaceracopiodetodasmisfuerzasparareprimirlos.—¿«Darnos»?—preguntaZélie—.¿Desdecuándovamosjuntos?Elverbosuenatodavíamásraroalsalirdesuboca.Sesuponequenotenemos
quecompartirnada.Sesuponequenoformamosningúnequipo,nohayningún«nosotros».«Mataalachica.Matalamagia».Antesmeparecíamuchomássencillo.EsloquehabríaqueridoPadre.Esloqueélyaintentó.Sin embargo, la maji colgada del árbol todavía sigue grabada como una
cicatrizenmimente.UnodelosinterminablescrímenesdeOrïsha.Almirar aZélie, obtengopor fin la respuesta a lapreguntaque tanto temía
formular.NopuedosercomoPadre.Noseréesaclasederey.Le suelto las muñecas, pero en mi interior suelto muchas más cosas. Las
tácticasdePadre.SuOrïsha.Todoloqueahoraséquenoquieroser.Mi obligación siempre ha sido haciami reino, perome debo a una Orïsha
mejor.UnanuevaOrïsha.Unpaísenelqueunpríncipeyunmajipudierancoexistir.Unpaísenelque
inclusoZélieyyopudiésemosformarun«nosotros».Sideverdadvoyacumplirconmiobligaciónhaciamireino,esaeslaOrïsha
quedebogobernar.—Sí, darnos pistas—repito procurando quemi voz transmita confianza—.
Estamosjuntosenesto.Nosnecesitamoselunoalotro.TambiénsehanllevadoaAmari.Buscamis ojos con lamirada. Llena de esperanza. Pero, almismo tiempo,
luchacontraesaesperanza.—HacediezminutosamenazasteaAmariconestamismaespada.Loúnico
quequiereseselpergamino.—¿Veselpergaminoporalgunaparte?Zélie mira alrededor, hacia el lugar en el que tiró la mochila antes de que
empezáramos a pelear, pero cuando ve el espacio vacío, se le oscurece el
semblante. Se han llevado a su hermano. A su montura, a su aliada. Y elpergaminoquelosdosnecesitamostampocoestá.—Tantosiquierorecuperaramihermanacomoelpergamino,esoshombres
tienenlasdoscosas.Demomento,nuestrosinteresescoinciden.—Notenecesito.—Zélieentrecierralosojos—.Losencontraréyosola.Sinembargo,elmiedosaleporlosporosdesupieligualqueelsudor.Elmiedoaestarsola.—Sinmí, estarías atrapada en una red.Tu único posible informador estaría
muerto.¿Enseriocreesquepuedesenfrentarteaesosguerrerossinmiayuda?Esperoqueloreconozca.Selimitaamirarmeconfijeza.—Tomaréeseextrañovotodesilenciocomounsí.Miraladagaqueaúnsujetaenlamano.—Simedasunsolomotivoparamatarte…—Mehacegraciaquecreasquepodríashacerlo.Nos encaramos como si continuásemos luchando, con un palo invisible que
contieneelataquedeunaespadaigualdeinvisible.Perocuandosedacuentadeque no puede seguir oponiéndose a mí, Zélie regresa junto al chico que sedesangraenelsuelopolvoriento.—Deacuerdo,principito.¿Quéhacemosahora?Meardelasangrealoíreseapodo,peromeobligoadejarlopasar.Lanueva
Orïshatienequeempezarenalgúnmomento.—Levántalo.—¿Porqué?—Portodosloscielos,hazloypunto.Desafiante,enarcaunaceja,peroagarraalpobredesgraciadoylolevanta.El
enmascaradomueveunpocolospárpadosygime.Uncalorincómodocubreelambientecuandomeacercoaellos.Hago inventario de la situación del hombre enmascarado. «Ambas manos
rotas.Tantasheridasqueme faltandedospara contarlas».Pareceunpelele enmanosdeZélie.Tenemossuertesinosedesangraaquímismo.—Escúchamebien.—Loagarro por la barbilla y lo obligo amirarme a los
ojos—. Si quieres seguir vivo, te recomiendo que empieces a hablar. ¿Dóndeestánuestrafamilia?
CAPÍTULOCUARENTAYDOS
AMARI
Loprimeroquesientoesundolorpunzante,queseextiendepormicabezacontalintensidadquemedespiertoatormentada.Elescozorsiguepocodespués,meaguijoneaacausadelosinnumerablescortesyarañazosquesalpicanmipiel.Parpadeovariasveceshastaqueconsigoabrir losojos,pero laoscuridadno
desaparece;tengolacabezametidadentrodeunabolsadetweed.Latelaásperasemepegaalanarizcuandorespirodemasiadohondo,unintentoinútildeevitarelataquedenervios.«¿Quésentidotienetodoesto?».Intentomoverlosbrazos,peronoloconsigo,puestengolasmuñecasatadasa
una columna. «Espera, no es una columna». Logro moverme un poco paraexplorarlasuperficierugosa.«Unárbol…».Esosignificaqueseguimosenelbosque.—¿Tzain?Cuandointentopronunciarsunombreenvozalta,unamordazameloimpide.
Lascortezasdecerdofritassemerevuelvenenelestómago.Noséquiénesestagente, pero desde luego, ha tomado todas las precauciones posibles paraprotegerse.Meesfuerzoporoíralgunaotrapista:unacorrientedeagua,elmovimientode
otroscautivos.Sinembargo,noperciboningúnotrosonido.Meveoobligadaahurgarenmisrecuerdosparaobtenermásinformación.Aunque no veo nada, cierro los ojos y revivo el ataque sorpresa: Tzain y
Nailah desaparecieron en sendas redes tejidas, un hedor ácido me dejó sinconocimiento.Tantasfigurasenmascaradas,rápidasysilenciosas,quesefundíanentrelassombras.Esosextrañosguerrerossonlosculpables.Nosredujeronatodos.«Pero ¿por qué?». ¿Qué es lo que quiere esta gente? Si su propósito era
robarnos,yalohanconseguido.Sideseabannuestramuerte,aestasalturasyanoestaríarespirando.Tienequetratarsedeotracosa,unataquequeformapartede
unplanmásambicioso.Contiemposuficiente,podrédescifrarlo.Encontrarélamaneradeescapar…—Sehadespertado.Mepongotensaymequedomuyquietaaloírunavozfemenina.Algocruje
mientrasunospasosseaproximan.Notounleveolorasalviacuandoseacercaamí.—¿VamosabuscaraZu?Estavezperciboundejecuriosoensuvoz,unacentoquesolohabíaoídoen
losnoblesqueprocedíandeleste.VisualizoelmapadeOrïshaqueteníaPadre.Aparte de Ilorin, la única localidad del este lo bastante grande para que susnoblesfueranapalacioesWarri.—Zupuedeesperar—lerespondeunavozmasculinaconelmismoacentodel
estedelpaís.Elcalorquedesprendesucuerpomeazotacomounaolacuandoseacercaa
mí.—¡Kwame,no!Mearrancalabolsadelacabezacontantabrusquedadqueelcuellomedaun
latigazohaciadelante.Elpalpitardemicabezaresurgecon la intensidadde laluz repentina de una antorcha. Seme nubla la vista al procurar olvidarme deldolorconelpropósitodecaptartodoloqueocurreamilado.Lacaradeundivîner llenamicampodevisión,unosojosmarronesoscuros
entrecerradosenungestodesospecha.Unabarba tupidadestacasumandíbulabiendefinida.Conformeseacerca,mefijoenunpequeñoarodeplataquellevaenlaorejaderecha.Apesardelaexpresiónamenazante,eljovennopuedesermuchomayorqueTzain.Detrásdeélsealzaotradivîner;esguapa,tienelapieloscurayojosfelinos.
Unos largos rizosblancos lecaenpor laespalday se leenredanen losbrazoscuando los cruza. Estamos dentro de una tienda de campaña grande de lona,construidaalrededordelostroncosdedosárbolesmastodónticos.—Kwame,lasmáscaras.—No lasnecesitamos—responde.Noto el aliento caliente contra la cara—.
Porunavez,esellalaquecorrepeligro.Nonosotros.Veootrocuerposentadodetrásdeél,atadoaunainmensaraízdelárbol,con
la cabeza escondida en otra bolsa de tela. «Tzain». Suspiro al reconocer sufigura, pero el alivio no dura mucho. Hay una mancha de sangre en la partesuperiorde labolsadeTzain,densayoscura.Varioscortesymagulladuras lerecorrenlapiel;habrácostadomuchotransportarlohastaaquí.
—¿Quieres hablar con él? —pregunta Kwame—. Pues dime de dóndesacasteiselpergamino.Semehielalasangrecuandosacudeelpergaminodelantedemicara.«Cielos.
¿Quémásnoshabránrobado?».—¿Buscaselsable?—ParecequeKwamemehaleídoelpensamiento,pues
sesacaladagadehuesodelacintura—.Nopodíamosdejaratunovioconunarmacomoesta.Kwamecortalamordazaquemetapabalaboca,sinvacilar,aunquemeroza
lamejillaenelproceso.—Tienes una única oportunidad—me dice apretando los dientes—. No te
molestesenmentir.—Melallevédelpalacioreal—meapresuroaconfesar—.Tenemoslamisión
dedevolverlamagiaalmundo.Noslahanencomendadolosdioses.—VoyabuscaraZu…—intervienelachicaquehaydetrás.—Espera, Folake. —Kwame habla con un tono severo—. Sin Jailin,
necesitamosrespuestasantesdedirigirnosaella.Sevuelvehaciamíyentrecierradenuevolosojos.—¿Unkosidányunanobletienenlamisióndedevolverlamagia,peronohay
ningúnmajiconvosotros?—Síque…Medetengo y asimilo toda la información que ha revelado con esa sencilla
pregunta. Me devuelve a las comidas en el palacio, las ocasiones en las quedebía buscar la verdad escondida tras las sonrisas y las mentiras. Piensa queestamos solos. Eso significa que Zélie e Inan habrán escapado. O que nollegaronaatraparlos.«Esbastanteprobablequesiganasalvo…».Noacabodeestarseguradesiesodeberíadarmeesperanzaono.Juntos,Zélie
eInanpodríanencontrarnos.Perosi tenemosencuentalaviolenciaconlaqueluchaban,unodelosdosyadebedehabermuerto.—¿Setehanacabadolasmentiras?—preguntaKwame—.Bien.Ahoradime
laverdad.¿Cómonoshabéisencontrado?¿Quéhaceunanoblecomotúconunpergaminocomoeste?«¿Unpergaminocomoeste?».Clavo lasuñasen la tierra.«Porsupuesto».¿Porquénomehedadocuenta
desdeelprincipio?Kwamenoparpadeósiquieracuandodijequeelpergaminoservía para devolver lamagia almundo.Y, aunque es un divîner, tocarlo porprimeraveznohahechoquesumagiareaccionara.«Porquenoeslaprimeravezquelotoca…».
De hecho, es posible que se trate justo del tesoro que sus compañerosenmascaradosyélandabanbuscando.—Mira…—No—meinterrumpeKwame,ysedirigeaTzain.Le arranca la bolsa de la cabeza. Tzain está casi inconsciente, la cabeza le
cuelgahaciaunlado.LaansiedadseapoderademipechocuandoKwamecolocaladagadehuesoenlagargantadeTzain.—Dimelaverdad.—¡Yalohehecho!—chillo,eintentoliberarmedelasataduras.—TenemosqueirabuscaraZu.Folake retrocedehasta la entrada de la tienda, como si la distancia física la
absolvieradeestehorror.—¡Necesitamossaberlaverdad!—mechillaasuvezKwame—.Miente.¡Y
séquetútambiéntehasdadocuenta!—Nolehagáisdaño—suplico.—Tehedadounaoportunidad.—Kwameaprietaloslabios—.Estoesculpa
tuya.Novolveréaperderamifamilia…—¿Quépasaaquí?Desvíolamiradahacialaentradadelatiendayveoapareceraunamuchacha
conlospuñosapretados.Sudashikiverdecontrastaconeltonomarróncocodesu piel. Lleva el pelo blanco recogido en lo alto de la cabeza, en un peinadoahuecadoyvoluminoso,comosifueseunanube.Dudoquetengamuchomásdetreceaños,peroKwameyFolakemuestranrespetoensupresencia.—Zu,queríairabuscarte—seapresuraadecirFolake.—Pero antes yo quería respuestas —añade Kwame—. Mis vigilantes los
vieronjuntoalrío.Teníanelpergamino.LosojosmarronesoscurodeZuseabrenmuchocuando tomaelpergamino
que teníaKwameyestudia ladesgastada tinta.Elmodoenquepasaelpulgarporencimadelossímbolosbastaparaconfirmarloquesospechaba.—Yahabíaisvistoanteselpergamino.Lachicamemiraalacaraysefijaenloscortesdemipiel,luegocontempla
laheridadelafrentedeTzain.Luchapormantenerlaexpresiónimpasible,perosinquerer,haceunamuecaconloslabios.—Deberíaishabermedespertado.—Nohabía tiempo—diceKwame—.Empezaron amoverse.Teníamosque
actuarantesdeperderlosatodosdevista.—¿Atodos?—preguntaZu—.¿Habíamásgenteconellos?
—Otrosdos—respondeFolake—.Escaparon.YJailin…—¿Quélepasa?FolakeintercambiaunamiradadeculpabilidadconKwame.—Todavía no ha regresado. Cabe la posibilidad de que lo hayan hecho
prisionero.LacaradeZuseensombrece.Aprietatanfuerteelpergaminoqueloarruga.—¿Nofuisteisabuscarlo?—Nohabíatiempo…—¡Noteatrevasausaresaexcusa!—espetaZu—.Nuncadejamosanadieen
laestacada.¡Nuestrotrabajoesconseguirquetodosesténasalvo!Kwamebajalabarbillahaciaelpecho.Seremueveycruzalosbrazos.—Estaba en juego el pergamino, Zu. Si van a venir más guardias, lo
necesitamos.Calibréelriesgo.—Nosomosguardias—intervengo—.Noformamospartedelejército.ZumemiraalacaraantesdecaminarhaciaKwame.—Noshaspuestoatodosenpeligro.Confíoenquetehayasdivertidojugando
aserrey.Aunquesuspalabrassonduras,cadaunadeellasestácargadadetristeza.Con
lasfinascejasenarcadas,parecetodavíamásjovendeloqueesenrealidad.—Reúneatodoslosdemásenmitienda—leindicaaKwameantesdeseñalar
a Tzain—. Folly, límpiale la herida y véndale la cabeza. Lo único que nosfaltaríaesquepillaseunainfección.—Y¿quépasaconella?—Folakemuevelacabezaendirecciónamí—.¿Qué
quieresquehagamos?—Nada.—Zumemiraalacara,conunaexpresiónindescifrable—.Noiráa
ningunaparte.
CAPÍTULOCUARENTAYTRES
INAN
Elsilencionosrodea.Densoypesado,flotaenelaire.ElúnicosonidoentreZélieyyosonnuestrospasosmientrasascendemospor
lacolinamásaltadelbosque.Seasombradeque,conestesuelotanblandoylaspesadas redes, las figurasenmascaradasnodejasenmáshuellas.Cadavezquetropiezoenelcamino,tengolaimpresióndequedesapareceelrastro.—Poraquí.Zélievalaprimera,escudriñandolosárboles.Sigo el consejo del chico enmascarado al que interrogamos y busco en los
troncos el símbolo de su pueblo pintado: una X con dos medias lunas quedivergen. Según dijo, seguir esos discretos símbolos es la única manera dedescubrirsucampamento.—Ahíhayotro.Zélieseñalaalaizquierdaycambialadirecciónenlaqueavanzamos.Escala
con una desenvoltura envidiable, pero yome esfuerzo por seguirle los pasos.Colgado del hombro llevo al guerrero inconsciente, que me desequilibra yconvierteenunaluchacadanuevarespiración.Casisemehabíaolvidadocuántocuestarespirarcuandoquieroreprimirlamagia.ParacombatircontraZélie,meviobligadoadejarmeir.Necesitéhaceracopio
detodasmisfuerzasparacontrolarlasituacióngraciasalamagia.Ahoratengoquerecurriraesasmismasfuerzasparavolveramantener lamagiaaraya.Daigualcuántomeesfuerzo,elriesgodesentireldolordeZéliesiguelatente.Unaamenazaconstantequevaenaumento…Se me resbala un pie. Gruño y clavo el talón en la tierra para evitar caer
pendienteabajo.Bastaesedeslizparaquemimaldiciónafloredenuevo.Igualqueunaleopardariaqueescapadesujaula,lamagiaselibera.CierrolosojoscuandolaesenciadeZélieentraentorrentedentrodemíconla
fuerzadeunaolaenpleamar.Primeroesfríaybrusca,luegosuaveycálida.Elolor del mar me rodea, el claro cielo nocturno se refleja en sus olas negras.
Viajes almercado flotante conTzain.Horaspasadas enunbarcode coco conBaba.Haypartesdelosrecuerdos,partesdeella,queenciendenalgoenmiinterior.
Perolaluzsoloduraunmomento.Luegomesumerjoenlaoscuridaddesudolor.«Cielos».Loreprimotodo,alejodemítodaslaspartesdelachica,juntocon
estevirus.Cuandoporfindesaparece,mesientomásligero,aunqueelesfuerzodesuprimirlomeprovocaundoloragudoenelpecho.Hayalgoensuesenciaqueinvocamimaldición,lahaceafloraralamenorocasión.Suespírituparecerondarme,chocacontramíconlafuerzadelmarturbulento.—Portuculpa,vamosmuylentos—gritaZéliemirandohaciaatrás,mientras
seacercaalacimadelacolina.—¿Quieresllevarlotúacuestas?—lepregunto—.Meencantarávercómose
desangraencimadetiparavariar.«Quizá si cerrases esa desdichada mente, no invertiría tanta energía en
impedirquetecolasesenmí».Sinembargo,antesdedecirlomemuerdolalengua;notodaslaspartesdeella
son desdichadas. Entrelazado con los recuerdos de su familia hay un amorvisceral,algoquenohesentidonunca.Vuelvoapensaren losdíasen losquepeleabacontraAmari,lasnochesquepasabaesquivandolairadePadre.SiZélietuvieramimagia,¿quépartesdemípodríaver?La pregunta me atormenta mientras aprieto los dientes para culminar el
ascenso.Cuando llegoa lacima,sueltoelcuerpodenuestrocautivoycaminohaciaelaltiplano.Elvientomeazotalacaraymemuerodeganasdequitarmeelcasco.MiroaZélie;ellayaconocemisecreto.Porprimeravezdesdequemesalió
estemalditomechón,notengoqueesconderme.Me desabrocho el casco y saboreo la sensación de la brisa fresca
recorriéndome el cráneo mientras me acerco al escarpado borde de la colina.Cuántotiempohacíaquenopodíaquitarmeelcascosinmiedo.Debajodenosotros,lascolinasboscosasdelvalledelríoGombeseextienden
bajolassombrasylaluzdeluna.Unosárbolesmastodónticospueblanlatierra,perodesdeaquíarriba,sedestacaunsímboloúnico.Adiferenciadelaextensiónazarosadeárbolesqueconstituyeelbosque,estaarboledaestáorganizada,formauncírculogigante.DesdenuestraatalayasedistinguesuX,pintadaenalgunasdelashojasdelosárboles.—Noshadicholaverdad.—Zélieparecesorprendida.
—Noledimosmuchaopción.—Aun con todo.—Se encoge de hombros—. Podría habernosmentido sin
más.Entre la disposición circular de árboles, han erigido unamuralla protectora,
formada a partir de barro, piedras y ramas cruzadas. Aunque rudimentaria, lamurallaesalta,seelevavariosmetrosporencimadelostroncosdelosárboles.Dos siluetas armadas con espadas se encuentran delante de la muralla,
vigilando lo que debe de ser la puerta de entrada. Igual que el chico al queinterrogamos,losguerrerosllevanmáscarasyvanvestidosdenegrodelacabezaalospies.—Sigosincomprenderquiénesson—murmuraZéliecasiparasusadentros.Me hago eco de su pregunta.Aparte de su ubicación, la única información
más que le hemos sonsacado al muchacho ha sido que su gente también ibadetrásdelpergamino.—Talvezsinolohubiesesdejadomediomuertoagolpes,habríamosobtenido
másrespuestas.Zélieresopla.—Sinohubiesegolpeadoaesechico,jamáshabríamosencontradoestelugar.Seponeenmarchayempiezaeldescensoporlapendienteboscosa.—¿Adóndecreesquevas?—Abuscaranuestroshermanos.—Espera.—Lasujetoporelbrazo—.Nopodemosirrumpirallísinmás.—Puedoreduciradoshombres.—Haymuchosmáshombresescondidos.—Señalovariospuntosalrededorde
lapuerta.Zélietardaunmomentoenveratravésdelassombras.Lossoldadoscamuflados están tan quietos que se ocultan por completo en la oscuridad—.Hay por lo menos treinta solo en este lateral. Y eso sin contar los arquerosagazapadosenlosárboles.Señalounpiequecuelgadeunarama,elúnicosignodevidaenlas tupidas
hojas.—Sisuformaciónvaparejaalacantidaddepiesquehayenelsuelo,calculo
quepodríahaberporlomenosotrosquinceenmascaradosalláarriba.—Entonces, atacaremos al amanecer —decide Zélie—. Cuando no puedan
esconderse.—La luz del sol no va a cambiar la cantidad de guerreros contra los que
tendremosqueluchar.LomássensatoespensarquesontanhábilescombatiendocomoloshombresquesellevaronaAmariyTzain.
Zélie arruga la nariz al oírlo; a mí también me chirría. El nombre de suhermanosuenaextrañoalsalirdemiboca.Seda lavuelta; los rizosblancosrefulgena la luzde la luna.Antes teníael
pelolisocomolahojadeunaespada,peroahoraluceunosrizosapretados,queseondulantodavíamásconelviento.EsosrizosmeevocanunodelosrecuerdosinfantilesdeZélie,cuandoeraniña
ysusrizoserantodavíamáspequeños.Sumadrechasqueabalalenguamientrastratabade cepillarle el pelo a la niña para hacerle unmoño, hasta el puntodetenerqueinvocaralasoscurassombrasparamantenerquietaaZéliecuandosuhijaseresistía.—¿Cuáleslaestrategia?—Zéliesecuelaenmispensamientos.Vuelvoaconcentrarmeenlamurallaydejoqueloshechosdelabatallabarran
todoslosrecuerdosdelamadredeZélieysupeloindomable.—Gombeestáasolomediodíadedistanciaalomosdeunaleopardaria.Sime
marchoahora,puedovolverconvariosguardiasporlamañana.—¿Hablas en serio?—Zélie retrocede—. ¿Quieresmeter a los guardias en
esto?—Necesitamos fuerza armada si queremos entrar en ese campamento. ¿Qué
otraopciónnosqueda?—Conlosguardias,tútendrásalgunaopción.—Zéliemeclavaeldedoenel
pecho—.Yono.—Ese chico es undivîner.—Señalo a nuestro prisionero—. ¿Y si haymás
detrás de la muralla? Ahora cuentan con el pergamino. No sabemos a quétendremosqueenfrentarnos.—Porsupuesto.Elpergamino.Siempresaleelpergamino.Quétontahesido
depensarqueloimportantepodíaserrescataramihermanoyatuhermana…—Zélie…—Piensaotroplan,anda—meexige—.Sihaydivînersdetrásdeesamuralla
y traes al ejército, no recuperaremos a nuestros hermanos. Todos morirán encuantolleguenlossoldados.—Esonoescierto…—Simetesalosguardiasenesto,lescontarétusecreto.—Secruzadebrazos
—.Cuandovenganapornosotros,measegurarédequetambiéntematanati.Semeretuercenlasentrañasydoyunpasoatrás.LaespadadeKaeareaparece
enmimente.Elmiedoconelqueagarrabalaempuñadura.Elodioensusojos.Una extraña tristeza me embarga mientras meto la mano en el bolsillo y
envuelvo con ella el peón de Padre.Me como todas las palabras con las quequerríacontraatacar.OjaláZélieseequivocase.—Entonces ¿qué propones hacer tú sin la ayuda de los guardias? —la
presiono—.Noveoningunaformadecruzaresamurallasinunafuerzaarmada.Zélievuelveamirarelcampamentoyseabrazaelcuerpo.Veoquetiembla,
aunquelahumedadquenosrodeamehacesudar.—Yoconseguiréqueentremos—dicealfin—.Unavezdentro,cadaunoirá
porsulado.Apesardequenolodice,séqueestápensandoenelpergamino.Unavezque
derribemos esa muralla, la lucha por conseguirlo será más encarnizada quenunca.—¿Quéclasedeplantienesenmente?—Atiquéteimporta.—Síquemeimporta,siquieresquepongamividaentusmanos.Me mira a la cara de inmediato. Con dureza. Con desconfianza. Pero,
entonces,apoyalasmanosenelsueloyempuja.Unmurmullosurgeenelaire.—míàwntíótisùn…Suspalabrasdoblegan la tierraa suantojo.Se resquebraja, crujey separte.
Unafiguraterrestresealzabajosutacto.Lehadadovidagraciasalamagiadesusmanos.—Cielos—maldigoalversupoder.¿Cuándohaaprendidoesetruco?Además,nopareceimportarlequemeentere
desuspoderes;sevuelvehaciaelcampamento.—Sellamananimaciones—medice—.Cumplenmisórdenes.—¿Cuántaspuedeshacer?—Porlomenosocho,talvezmás.—Conesonobastará.Sacudolacabeza.—Sonpoderosas.—Ahí abajo hay demasiados guerreros. Necesitamos una fuerza más
contundente…—Vale.—Zéliegirasobresustalones—.Siatacamosmañanaporlanoche,ya
melasingeniaréparainvocarmásanimacionesduranteeldía.Empiezaacaminar,peroalpocosedetiene.—Ah,yunconsejo,principito.Nopongastuvidaenmismanosamenosque
quierasqueacabeconella.
CAPÍTULOCUARENTAYCUATRO
ZÉLIE
Unasperlasdesudormeempapaneldashikideshilachadoygoteanenlapiedrade la montaña. Me tiemblan los músculos por el esfuerzo de practicar uncentenardeencantamientos,peroInannoserinde.Selevantadespuésdenuestraúltimaescaramuzaysesacudelatierraendurecidadelpechodesnudo.Aunquetieneunbuenverdugónhinchadoyrojoenlamejilla,provocadopormiúltimaanimación,Inansecuadra.—Otravez.—¡Malditasea!—exclamojadeando—.Dameunrespiro.—Nohaytiempoparadescansar.Sinopuedeshacerlo,tendremosquepensar
otroplan.—Elplanestábien—masculloentredientes—.¿Quémásnecesitasparaque
telodemuestre?Seránfuertes,nonecesitamostantos…—Zélie,ahíabajohaymásdecincuentaguerreros.Hombresarmados, listos
paralabatalla.Sicreesqueochoanimacionesbastarán…—¡Paratibastanysobran!—Señaloelhematomaqueseleestáformandoen
elojo, la sangreque lemancha lamangaderechadelkaftán—.Aduraspenasconsigues reducir a cada uno de ellos. ¿Qué te hace pensar que ellos podránmanejarseconmás?—¡Puesquesoncincuenta!—gritaInan—.Yonoestoynialamitaddemis
fuerzas.Nopuedesutilizarmeamídemedida.—Entonces,demuéstramequemeequivoco,principito.—Aprietolospuños,
ansiosaporhacerbrotarmássangrereal—.Demuéstramelodébilquesoy,anda.¡Demuéstramelofuertequeeresenrealidad!—Zélie…—¡Basta!—rujo,yaprietodenuevolaspalmascontraelsuelo.Por primera vez, mis senderos espirituales se abren sin necesidad de
pronunciarelencantamiento;miashêseescurreylasanimacionesfluyensolas.Con unmurmullo, cobran vida y se levantan de la tierra siguiendomi orden
silenciosa. Inan abre los ojos comoplatos cuando diez animaciones salen a lacargacruzandolacolina.Sinembargo,enelbreve instanteprevioalataque,entrecierra losojos.Una
venase leabultaen lagarganta.Se le tensan losmúsculos,quedestacanen lafuerte constitución de su cuerpo. La magia emerge como una brisa suave,calientaelairequenosrodea.Entonces, parte por la mitad a dos animaciones, que se desmoronan en el
polvo.Arremete comoun rayo contra las demás, defendiéndose y atacando almismotiempo.«Malditasea».Memuerdoel interiordelcarrilloymastico.Esmásrápidoquelosguardiasnormales.Másletalqueeltípicopríncipe.—mí ti àw n tí ó ti sùn…—vuelvo a cantar, para dar vida a otras tres
animacionesalavez.Confío en que el alboroto detenga un poco a Inan, pero después de unos
segundos frenéticos, solo él queda enpie.El sudor le chorreapor la frente, latierrasecaselepegaalospies.Doceanimacionesmástarde,sigueenpie.—¿Satisfecha?Aunquejadea,parecemásvivodeloquelohevistojamás.Elsudorbrillaen
lascurvasdesusmúsculos;porunavez,esalgomásquepielyhuesos.Lesubenloscoloresalacaracuandoclavalaespadaenunagrietadelsuelo.—Si yo he podido tumbar a doce a pleno rendimiento, ¿cuántos crees que
podránventilarseesoscincuentaguerreros?Aprietolaspalmascontraelprecipicio.Fabricaréunaanimaciónquenopodrá
vencer.Latierraruge,peromiashêestanescasoyaquenopuedeinsuflarvidaamássoldadosfantasma.Sinorecurroalamagiadesangre,nopodréhacerlo.Pormásquemeesfuerzo,nosurgeningunaanimaciónmás.NosésiInanveladesesperaciónreflejadaenmirostroosilapercibegracias
asumagia.Elcasoesquesepellizcaelpuentedelanarizalaparqueemiteungruñidograve.—Zélie…—No—lointerrumpo.Dirijolamiradahacialamochila.Lapiedradelsolestáescondidadebajodel
cuero,metientaensilencio.Silautilizase,podríaconjuraranimacionesmásquesuficientesparaderribara
cincuenta guerreros. Pero Inan no sabe que la tengo. Y si esos hombresenmascarados van detrás del pergamino, seguro que también desean la piedra.
Estoycadavezmásfrustrada,aunqueséquetengorazón.Existeunaposibilidadderecuperarelpergaminoyladagadehueso,perosilapiedradelsolcaeenlasmanosdelmajiequivocado,sevolverátanpoderosoquenopodrécontraatacarnirecuperarlanunca.«Perosiutilizaselamagiadesangre…».Memiro lamano; lasmarcasdelmordisco alrededordel pulgar apenashan
empezado a cicatrizar. Un sacrificio de sangre sería más que suficiente, perodespuésdeloqueocurrióenelanfiteatrodeIbeji,noquierovolverautilizarlamagiadesangrejamás.Inanmeobservaconojosexpectantes, locualcorroboramis reticencias.No
puedoemplearningunadelasdoscosas.—Escuestióndetiempo,nadamás.—Notenemostiempo.—Inansepasalamanoporelpelo;elmechónblanco
parece más ancho que antes—. Todavía te falta mucho para lograrlo. Si nopuedeshacerlo,tendremosqueconvocaralosguardias.Respirahondoyelcalordesumagiaempiezaadisiparse.Elcolordesaparece
desupiel.Suvigormuerecuandoreprimelamagia.Escomosilechuparanelalientovital.—Quizáselproblemanosoyyo.—Semequiebralavozycierrolosojos.Lo
aborrezcoporhacermesentirdébil.Loaborrezcopordebilitarseasímismo—.Siutilizasestumagia,nonosharíanfaltaguardias.—Nopuedo.—¿Nopuedesonoquieres?—Mimagianotienehabilidadesofensivas.—¿Estás seguro?—Lo presiono, pues recuerdo las historias deMama, los
dibujos de losMediadores que nos enseñóLekan—. ¿Nunca has paralizado anadie?¿Nuncahasrealizadounataquemental?Un fogonazo le cruza el rostro, algo que no sé interpretar. Se aferra a la
empuñaduradelaespadayapartalamirada.Cuantomásreprimesumagia,másseenfríaelambiente.—Portodoslosdioses,Inan.Tenunpocodecarisma.Tumagiapodríaservir
parasalvaraAmari,¿porquénohacestodoloquepuedesporconseguirlo?—Me acerco más a él e intento hablar con delicadeza—. Guardaré tu absurdosecreto.Siutilizamostumagiaparaatacar…—¡No!RetrocedodeunbrincoantelarotundidaddelavozdeInan.—Mirespuestaesno.—Tragasaliva—.Nopuedo.Nopiensohacerlonunca
más.Séque recelasde losguardias,pero soy supríncipe.Teprometoque losmantendrébajocontrol…Medoylavueltaycaminohaciaelbordedelapendientedelacolina.Cuando
Inangritaminombre,aprietolosdientesyluchocontralaurgenciadeaplastarloconelpalodecombate.Nuncasalvaréamihermano.Nuncarecuperaréladaganielpergamino.Sacudolacabezayluchocontraelremolinodeemocionesquequiereexplotardentrodemí.—Zélie…—Dime,principito.—Mevuelvoa todavelocidad—.¿Quéduelemás?¿Lo
quesientescuandoutilizaslamagiaoeldolordereprimirla?Inandaunrespingo.—Esimposiblequeloentiendas.—Bah,loentiendoperfectamente.—Meplantodelantedesucara,lobastante
cerca para ver la barba incipiente que le ensombrece las mejillas—. Estaríasdispuestoavermorira tuhermanayverquetodaOrïshaardeenllamassiasípudierasmantenerensecretotumagia.—¡Solo si mantengo en secreto mi magia podré lograr que Orïsha esté a
salvo!—Elairesecalientacuandosurgensuspoderes—.Lamagiaeslaraízdetodosnuestrosproblemas.¡EslaraízdelsufrimientodeOrïsha!—¡LaraízdelsufrimientodeOrïshaestupadre!—Metiemblalavozdetanta
rabia—.Esuntiranoyuncobarde.¡Ysiempreloserá!—Mipadreesturey.—Inanmeprovoca—.Unreyquetratadeprotegerasu
pueblo.DestruyólamagiaparaqueOrïshaestuvieseasalvo.—Esemonstruodestruyó lamagia para poder asesinar amiles de personas.
¡Destruyólamagiaparaquelosinocentesnopudierandefenderse!Inanhaceunapausa.Elairecontinúacalentándosemientraselsentimientode
culpasecuelaensuexpresión.—Hizoloqueconsiderócorrecto.—Habladespacio—.Peronoseequivocó
aldestruirlamagia.Seequivocóconlaopresiónquesiguióasudesaparición.Metirodelpelo,laignoranciadeInanmesacadequicio.¿Cómoescapazde
defenderasupadre?¿Cómopuedenoverloqueocurredeverdad?—Nuestrafaltadepoderynuestraopresiónvanunidas,sonlomismo,Inan.
Sinpoder,solosomoslarvas.Sinpoder,¡lamonarquíanostratacomodespojos!—Elpodernoeslarespuesta.Soloserviráparaintensificarlalucha.Talvez
nopuedasconfiarenmipadre,perosiaprendesaconfiarenmí,aconfiarenmisguardias…—¡¿Confiarenlosguardias?!—gritotantoque,sinduda,todoslosguerreros
escondidosenestemalditobosqueoyenelestruendodemivoz—.¿Losmismosguardiasqueencadenaronamimadre?¿Losguardiasquemolieronapalosamipadrey lodejaronmediomuerto?¿Losguardiasquememagreansiemprequetienenoportunidad,a laesperadeldíaenquepuedanabusardemícuandomeponganlosgrilletesdeunavez?Inanabremucholosojos,peroinsiste.—Losguardiasqueyoconozcosonbuenos.MantienenasalvoaLagos…—Portodoslosdioses.Me alejo a zancadas. No puedo seguir escuchándolo. Soy tonta por haber
pensadoquepodríamoscolaborarenalgo.—Eh,oye—megrita—.Hablocontigo.—Yanopiensohablarmás,principito.Estáclaroquenoloentenderásnunca.—¡Podríadecirlomismodeti!—Corredetrásdemíconpasospesados—.No
hacefaltalamagiaparaarreglarlascosas.—Déjameenpaz…—Sipudierasentenderdedóndevengo…—Vete.—Notengasmiedo…—¡Siempretengomiedo!Noséquémesorprendemás:lapotenciademivozolaspropiaspalabras.Miedo.Siempretengomiedo.Unaverdadqueencerréconllavehacemuchosaños,unhechoqueheluchado
porsuperar.Porquecuandosehacepatente,mesientoparalizada.Nopuedorespirar.Nopuedohablar.Depronto,meovilloenelsueloymellevolapalmadelamanoalabocapara
acallar los sollozos. No importa lo fuerte que sea, los poderes que meproporcionelamagia.Siempremeodiaránenestemundo.Siempretendrémiedo.—Zélie…—No.—Respiro entre sollozos—.Basta. Crees que sabes cómome siento,
peronoesverdad.Nuncalosabrás.—Entonces,ayúdame.—Inansearrodillaamilado,concuidadodemantener
lasdistancias—.Porfavor.Quierocomprenderte.—Nopuedes.Construyeronestemundopara ti, lo construyeronparaque te
amaran.Nuncatehanmaldecidoenlacalle,nuncahanechadoabajoapatadasla
puertade tucasa.Noarrastrarona tumadrepor el cuelloni la ahorcarona lavistadetodoelmundocomoescarmiento.Ahoraquehesoltadolaverdad,nohaynadaquepuedahacerparadetenerla.
Semehinchaelpechomientrassollozo.Metiemblanlosdedosdetantoterror.«Miedo».Laverdadmecortacomoelcuchillomásafiladoquehayavistonunca.Haga
loquehaga,siempretendrémiedo.
CAPÍTULOCUARENTAYCINCO
INAN
EldolordeZéliesedesperdigaporelairecomolasgotasdelluvia.Semehundeenlapiel.Se me agita el pecho al verla sollozar. Se me desgarra el corazón con su
angustia.Yalmismotiempo,sientoun terrorquenopuedecompararseconnadaque
hayaexperimentadohastaahora.Meaplastaelalma.Destruyetodosmisdeseosdevivir.«Sumundonopuedeseresto…».EstanopuedeserlavidaqueconstruyóPadre.Sinembargo,cuantomásme
atrapasudolor,másloasimilo:elmiedosiempreestápresente.—Si vinieran tus guardias, todo estaría igual de emponzoñado, seguiría sin
haberesperanza.Es imposiblevivirbajosu tiranía.Nuestraúnica salvaciónesganarelpoder.Encuantoesaspalabrassalendesuboca,elllantodeZéliesecalma.Escomo
sihubieserecordadounaverdadaúnmásprofunda.Unamaneradeescapardeldolor.—Tugente, tusguardias…Nosonmásqueasesinos,violadoresy ladrones.
Laúnicadiferenciaentreloscriminalesyellosestáeneluniformequellevan.Sedaimpulsoparaponersedepieyselimpialaslágrimasdelosojosconlas
palmas.—Engáñatecuantoquieras,principito,peronofinjasinocenciaconmigo.No
dejaréquetupadresesalgaconlasuyadespuésdeloquehahecho.Nodejaréquetuignoranciasilenciemisufrimiento.Dichoesto,desaparece.Suspasosligerossepierdenenelsilencio.Enesemomentomedoycuentadelomuchoquemehabíaequivocado.Daigualquepuedaaccederasuspensamientos.Nuncacomprenderétodosudolor.
CAPÍTULOCUARENTAYSEIS
AMARI
HabíaunahabitaciónenelpalacioenlaquePadresolíadesaparecer.Todoslosdías,siemprealasdoceymedia.Selevantabadel tronoyrecorríaelsalónprincipal,conelalmiranteEbelea
unladoylacomandanteKaeaalotro.Antes del Asalto, yo acostumbraba a seguirlos: la curiosidad guiaba mis
piernecillas.Día tras días observaba cómodesaparecían al bajar por esas fríasescaleras de mármol, hasta el día en que decidí ver adónde iban en lugar deesperararriba.Teníalaspiernastancortasquemeviobligadaaagarrarmedelabarandillade
alabastroybajarmuydespaciounescalóntrasotro.Meimaginabaunasalallenadepastelitosmoínmoínalvaporydepastelesdelimón,anticipabalosjuguetesrelucientesquedebíandeesperarmeallí.Sinembargo,cuandomeacerquéalpiede las escaleras, no percibí el dulce olor a cítrico y azúcar. No oí risas nidiversión.Esesótanofríosoloconteníagritos.Soloseoíanlosalaridosdeunchico.Uncrujidobruscosurcóelaire:elpuñodeKaeacontralacaradeunsirviente.
Kaeasiemprellevabaanillosvoluminososenlosdedos;cuandodioelpuñetazoalsirviente,esosanilloslecortaronlapiel.Supongoquegrité al ver al chico ensangrentado.Supongoquegrité porque
todossevolvieronparamirarme.Nosabíacómosellamabaaquelsirviente.Solosabíaqueeraelquemehacíalacama.Padremecogióenbrazosymeapoyócontrasucadera.Mesacódeallí sin
mirarmeniuninstante.«Lascárcelesnosonsitiosaptosparalasprincesas»,medijoaqueldía.OíotrogolpecuandoelpuñodeKaeavolvióaimpactarcontralamejilladel
chico.Mientrasseponeelsolyellargodíadapasoalanoche,vuelvoapensaren
laspalabrasdePadre.Nopuedoevitarpreguntarmequédiríasimevieraahora.Talvezdecidieraatarmeconsuspropiasmanos.
Intentopasar por alto el dolor de loshombrosy tirode las cuerdasquemeinmovilizan, forcejeopeseaque la sogameabrasa lasmuñecas,que tengoencarne viva. Después de arrastrar la cuerda adelante y atrás por encima de untrozo de corteza puntiaguda durante todo el día, las fibras empiezan adeshilacharse,perotengoqueseguirdesgastándolasiquieroliberarme.—Cielos—suspiromientraselsudorsemeacumulasobreloslabios.Pordécimavez,repasolatiendadecampañaconlamiradaenbuscadealgo
másafilado.Sinembargo,loúnicoquehayaquí,ademásdeTzain,espolvo.Laúnica vez que pude atisbar fuera de la tienda fue cuandoFolake entró a
traernosagua.Detrásdelacortinadelatienda,viqueKwameechabafuegoporlosojos.Todavíallevabaenlamanoladagadehueso.Me recorre un escalofrío y cierro los ojos,me obligo a respirar hondo.No
logroquitarmedelacabezalaimagendeladagacontraelcuellodeTzain.Sinofuese por el débil silbido de su respiración, no estaría segura de si vive o no.Folakelelimpióylevendólaherida,perodesdeentoncesapenassehamovido.Tengo que sacarlo de aquí antes de que regresen. Tengo que encontrar la
maneradesalvarlo,tantoaélcomoladagayelpergamino.Yahatranscurridounanocheentera.Solonosquedancincodíashastaelsolsticiocentenario.Lacortinadelatiendaondeayseabre,asíquedetengomismovimientos.Zu
havueltoporfin.Hoyluceunkaftánnegro,suaveyconabaloriosdecolorverdeyamarillocosidosenlaparteinferior.Enlugardelachicacombativaqueentróanoche,hoyseparecemásalajovenmuchachaquees.—¿Quiénessois?—lepregunto—.¿Quéesloquebuscáis?Nosemolestaenmirarmesiquiera.Enlugardeeso,searrodillajuntoaTzain.—Porfavor.—Semeaceleraelcorazón—.Esinocente.Nolehagasdaño.Zucierralosojosycolocalasdelicadasmanossobrelasvendasdelacabeza
deTzain.Contengolarespiraciónalverunasuaveluzanaranjadaqueirradiadesupalma.Aunquealprincipioesdébil,resplandececadavezconmásfulgor,ycreauncalorquellenalatienda.LaluzdesusmanoscrecehastaquecubretodalacabezadeTzain.«Magia…».Elmismoasombromaravilladoquemeembargócuandolaluzescapódelas
manosdeBintamellenaenestosmomentos.IgualqueladeBinta,lamagiadeZueshermosa,nosepareceennadaaloshorroresquePadremehabíallevadoacreer.Pero¿cómolohace?¿Cómohalogradoquesumagiaseatanpoderosaentan poco tiempo? Debía de ser un bebé cuando ocurrió el Asalto. ¿Dóndeaprendióelencantamientoquesusurraahora?
—¿Quéhacesconél?Zu no responde, tiene los dientes apretados en una mueca. Unas gotas de
sudorseleformanenlassienes.Lamanoletiemblaligeramente.Laluzcubrelapiel de Tzain mientras sus cortes visibles se encogen hasta desaparecer porcompleto.Loshematomasnegrosymoradossedesvanecendeltodoyvuelveaconvertirseenelchicoapuestoquecombatiójuntoamí.—Graciasaloscielos.Micuerpo se relaja alverqueTzaingime, elprimer sonidoquehaemitido
desde que nos apresaron. Aunque continúa inconsciente, se sacude un pococontralacuerda.—¿EresunaSanadora?—lepregunto.Zumemira,aunquedalaimpresióndenoverme.Sefijaenlosarañazosde
mipiel,comosibuscasemáscosasquepodercurar.Escomosisunecesidaddesanarnoestuvierasoloensumagia,sinotambiénensucorazón.—Porfavor—lointentounavezmás—.Nosomosvuestrosenemigos.—Pero¿teníaisnuestropergamino?«¿Nuestro?».Meconcentroenesapalabra.Nopuedeserunacoincidenciaque
tantoellacomoKwameyFolakeseantodosmaji.Seguroquehaymásfueradelatienda.—No estábamos solos.La chica queKwameno pudo atrapar era unamaji,
unaParcapoderosa.HemosestadoenChândomblé.Unsêntaro nos reveló lossecretosdeesepergamino…—Mientes.—Zu se cruza de brazos—.Una kosidán como tú no conocería
jamásaunsêntaro.¿Quiéneresenrealidad?¿Dóndeestáelrestodelejército?—Te estoy diciendo la verdad.—Dejo caer los hombros—. Igual que se la
dijeaKwame.Siningunodelosdosmecreéis,nopuedohacernada.Zususpiraysacaelpergaminodelinteriordelkaftán.Mientraslodesenrolla,
susemblantedurosedesmorona.Unaoleadadetristezalacubre.—Laúltimavezqueviesto,estabaescondidadebajodeunbarcodepesca.
Meobligaronasentarmeymirarcómolosguardiasrealesdescuartizabanamihermana.«Cielos…».Zu tiene elmismo deje oriental en la voz que los otros. Debía de estar en
WarricuandoKaearecuperóelpergamino.Kaeapensabaquehabíanmatadoatodoslosnuevosmaji,peroZu,KwameyFolakedebierondeencontrarelmododesobrevivir.—Losientomucho—susurro—.Nopuedoimaginarmecómodebiódeser.
Zupermanece callada unbuen rato.El cansancio se apodera de ella y hacequeparezcamuchomayordeloquees.—ErareciénnacidacuandoocurrióelAsalto.Nisiquierarecuerdocómoeran
mispadres.Loúnicoquerecuerdoeselmiedo.—Zuseinclinahaciadelanteytiradeunhierbajoquetienejuntoalospieshastaquelasraícesseseparandelsuelo—. Siempre me había preguntado cómo sería tener que vivir con losrecuerdosdealgotanhorroroso.Ahorayanotengoqueimaginármelo.La cara de Binta se materializa en mi mente; su sonrisa franca, sus luces
resplandecientes.Porunmomento,elrecuerdobrillacontodasuantiguagloria.Después,sevuelvedecolorrojo,ahogadoensusangre.—Eresunanoble.—Zuselevantaycaminahaciamí,conunfuegonuevoen
lamirada—.Casipuedoolerlo.Nodejaréquetumonarquíanosaplaste.—Estoydevuestraparte.—Sacudolacabeza—.Suéltameytelodemostraré.
El pergamino puede hacer mucho más que despertar la magia de quienes lotocan.Formapartedeunritualparadevolverlamagiaatodoelpaís.—EntiendoporquéKwamenobajalaguardia.—Zuseaparta—.Creequete
hanmandadoparaqueteinfiltresentrenosotros.Conunasmentirastanastutas,piensoquepodríatenerrazón.—Zu,porfavor…—Kwame.Se le quiebra la voz. Se agarra del cuello del kaftán cuando entra el otro
guerrero.Élpasalosdedosporencimadelahojadeladagadehueso,conlaamenaza
patenteensumirada.—¿Eselmomento?AZu le tiembla la barbillamientras asiente con la cabeza.Cierra fuerte los
ojos.—Losiento—susurra—.Perotenemosqueprotegernos.—Vete—leindicaKwame—.Nohacefaltaqueveasesto.Zuseenjugalaslágrimasysaledelatienda,despuésdemirarmeporúltima
vez.Cuandosemarcha,Kwameentraenmicampodevisión.—Esperoqueestéspreparadaparadecirlaverdad.
CAPÍTULOCUARENTAYSIETE
INAN
—¿Zélie?Gritosunombre,aunquedudoquerespondaamillamada.Despuésdecómo
huyóhaceunrato,unapartedemísepreguntasiserécapazdeencontrarlaenalgúnmomento.Elsolempiezaaponerseydesaparece tras lascolinasenelhorizonte.Unas
sombrasretorcidasseextiendenamialrededorcuandomeapoyocontraunárbolparadescansar.—Zélie,porfavor—lallamoentrejadeos.Meaferroalacortezacadavezque
eldolormeatraviesa lasentrañas.Desdenuestradiscusión, lamagiameatacaparavengarse.Elmerohechode respiraryameprovocaagudosespasmosportodoelpecho—.Zélie,losiento.Sinembargo,cuandomisdisculpassehacenecoporelbosque, laspalabras
parecencarentesdesentido:noséquéesloquesiento.¿NocomprenderlaoserhijodePadre?Cualquierdisculpapareceinsulsaencomparacióncontodoloqueyahaprovocado.—UnanuevaOrïsha—murmuro.Ahoraquelodigoenvozalta,suenatodavíamásridículo.¿Cómosesupone
que voy a solucionar algo cuando estoy inevitablemente unido a la raíz delproblema?«Cielos».Zéliehaconseguidomuchomásqueliarmelacabeza.Sumerapresenciabasta
paracuestionartodoloqueheaprendidoacreer,todoloqueséquenecesito.Lanocheseciernesobrenosotros,peroseguimossin tenerunplandeataque.Sinsus animaciones, esos enmascarados nos lo arrebatarán todo. A nuestroshermanos,elpergamino…Undolor punzanteme aguijonea el abdomen.Me arrodillo yme agarrodel
troncoparanoperderelequilibrio.Igualqueunaleopardariasalvaje,mimagiameclavalasgarrasparasacarlacabeza.—¡Mama!
Cierro los ojos. Mi mente reverbera con los chillidos de Zélie. Gritos deamargura que ningún niño debería dar. Un trauma que nunca debería haberpresenciado.«Para lograrque lamagiadesaparecierapara siempre, todos losmaji tenían
quemorir.Encuantohubieranprobadoesepoder,nuncadejaríandelucharhastaconseguirqueregresasealmundo».LacaradePadreentraenmimente.Lavozfirme.Lamiradavacía.Lecreí.Apesardelmiedoquesentía,admirésufortalezainquebrantable.—¿Puedesgritarunpocomás?Abro los ojos de repente; por alguna razón, mi magia se tranquiliza en
presenciadeZélie.—Con los gemidos que pegas,me sorprende que los guerreros no te hayan
atrapadoatitambién.Zéliedaunpasoadelante,conloquelogracalmarmimagiatodavíamás.Su
espíritumeacariciacomounafrescabrisaoceánicacuandomedeslizoalsuelo.—Notengolaculpa.—Respirosindejardeapretarlosdientes—.Meduele.—Notedoleríasilaaceptasestalcual.Lamagiateatacaporqueluchascontra
ella.Mantienelacaraseria,peromesorprendeeltonoapenadodesuvoz.Salede
las sombras y se inclina contra un árbol. Sus ojos plateados están rojos ehinchados,señaldelaslágrimasquederramómuchodespuésdenuestrapelea.Derepente,revivireldolordelpasadonomepareceuncastigosuficiente.Yo
sufrounosmomentos.Lapobrechicahasufridotodalavida.—¿Significaesoquevasalucharconmigo?—pregunto.Zéliesecruzadebrazos.—No me queda otra alternativa. Tzain y Amari siguen presos. No podré
liberarlossola.—Pero¿quémedicesdelasanimaciones?Zéliesacaunaesferaresplandecientede lamochiladecuero;al instante, las
antiguasconversacionesmantenidasconKaesreaparecenenmimente.Conlosdestellosanaranjadosyrojosquelatendebajodesuexteriordecristal,eseobjetosolopuedeserlapiedradelsol.—Sibuscabanelpergamino,seguroquetambiénquierenesto.—¿Loteníasdesdeelprincipio?—No quería arriesgarme a perderlo, pero nos ayudará a fabricar todas las
animacionesquenecesitamos.
Asientoconlacabeza;porunavez,suplanparecesensato.Podríabastar,perolacosanoquedaahí.«Tugente,tusguardias…Nosonmásqueasesinos,violadoresyladrones.La
únicadiferenciaentreloscriminalesyellosestáeneluniformequellevan».Suspalabrassehacenecoenmimente,hedejadodenotarelpalodecombate
quefrenamiespada.Despuésdetodoloquehaocurrido,nopodemosvolveratrás.Unodelosdos
debeceder.—Antesmehaspreguntadoquémedolíamás.—Meobligoapronunciarlas
palabras,aunquenoquierensalir—.Lasensacióndeutilizarlamagiaoeldolorde reprimirla. No sé la respuesta. —Agarro la gastada pieza de sênet y meconcentroencómomeabrasalapalmadelamano—.Odiolasdoscosas.Estoy a punto de echarme a llorar.Carraspeo, desesperado por contener las
lágrimas.Nomecuesta imaginar lo rápidoquevolaríaelpuñodePadresimevieraahoramismo.—Odiomimagia.—Bajolavoz—.Aborrezcocómomeenvenena.Peropor
encimadetodo,odioquemehagaodiarmeamímismo.Saco fuerzas de flaquezapara levantar la cabezaymirar aZélie a los ojos.
Mirarlarevuelvetodoslossentimientosdeculpa.Selehumedecenlosojosdenuevo.Noséquéfibradebodehabertocado.Su
almasalinacomoelmarempiezaaencogerse.Porprimeravez,preferiríaquenosefuera.—Tumagianoesunveneno.—Le tiembla lavoz—.Elvenenoeres tú.La
reprimes,luchascontraella.Noparasdetocaresejuguetepatético.—Seacercaazancadasymearrebataelpeóndelamano.Losacudedelantedemicara—.Idiota,estoesmajacita.Mesorprendequenosetehayancaídolosdedos.Contemplo el peón de sênet, el óxido dorado ymarrón que oculta su color
original.Siemprehabíapensadoquelapiezaestabapintadadenegro,pero¿ysiesverdadqueestáfabricadaconmajacita?Se la quito de las manos y la sujeto con delicadeza, noto cómo me hace
cosquillasenlapiel.Yyopensandotodoestetiempoqueeraporquelaapretabacondemasiadafuerza.«Puesclaro…».Me entran ganas de reír ante la ironía. Al caer en la cuenta, recuerdo el
momentoenelquemeloquedé.EldíaenquePadremelo«regaló».AntesdelAsalto, jugábamosal sênet todas las semanas.Eraunahora en la
quePadreseconvertíaenalgomásqueunrey.Cadapiezaycadamovimientoeranunalección,unconsejoparaeldíaenelqueyofueramonarca.PerodespuésdelAsalto,yanohabíatiempoparajugar.Padrenoteníatiempo
paramí.UndíacometíelerrordellevareltablerodesênetalsalóndeltronoyPadremetirólasfichasalacabeza.«Déjalo»,bramócuandomeagachéarecogerlas.«Lossirvienteslimpian.Los
reyesno».Estapiezaeslaúnicaquelogrésalvar.Lavergüenzamedesgarrapordentromientrasmiroelmetaldeslucido.Elúnicoregaloquemehahechoenlavida,yesunsímbolodeodio.—Erademipadre—digoenvozbaja.Un arma secreta adoptada por quienes despreciaban la magia. Creada para
destruiralaspersonascomoyo.—Lo agarras igual que un niño agarra unamanta.—Zélie suelta un hondo
suspiro—.Luchasporunhombrequesiempreteodiaráporserloqueeres.Igual que supeloblanco, sumiradaplateadabrilla a la luzde la luna.Más
penetrante que cualquier otra mirada que me haya escudriñado antes. Lacontemplo.Lacontemplo,aunquetengoquehablar.Dejo caer el peón en el polvo y lo aparto de una patada. Tengo que hacer
borrón y cuenta nueva. He sido un borrego. Un borrego cuando mi reinonecesitabaquemecomportasecomounrey.«Laobligaciónantesqueunomismo».EsecredosedesmoronaantemisojosysellevatodaslasmentirasdePadre.
Lamagiapuedeserpeligrosa,pero lospecadoscometidosparaerradicarlahanconvertidoalamonarquíaenalgoigualdeabominable.—Sé que no puedes confiar en mí, pero dame esta oportunidad de
demostrártelo.Conseguiré que entremos en el campamento. Te devolveré a tuhermano.Zéliesemuerdeellabio.—¿Ycuandoencontremoselpergamino?Vacilo;lacaradePadresemeaparecederepente.«Sinodetenemoslamagia,
Orïshaenteraarderá».Sinembargo,losúnicosincendiosquehevistoloshaprovocadoPadre.Ély
yo.Leheofrecidotodamivida.Nopuedoseguirtragándomesusmentiras.—Estuyo—decido—.SealoquesealoqueintentáishacerAmariytú…No
memeteréenvuestrocamino.
Extiendo lamanoy se la quedamirando; no sé simis palabras le bastarán.Peroal cabodeunmomentoeterno,meda lamano.Notouncalor extrañoaltocarla.Paramisorpresa,tienelasmanoscallosas,quizásendurecidasporelempleo
delpalodecombate.Cuandonossoltamos,evitamosmirarnosa losojosy,enlugardeeso,ambosmiramoselcielonocturno.—Entonces¿vamosaintentarlo?—mepregunta.Asiento.—Tedemostrarélaclasedereyquepuedoser.
CAPÍTULOCUARENTAYOCHO
ZÉLIE
«Oya,porfavor,hazqueestofuncione».Rezoensilenciomientraselcorazónmelatedesbocado.Nosmovemosentre
las sombras, de cuclillas, por la periferia del campamento de enmascarados.Haceunratomiplanparecíaperfecto,peroahoraquehallegadoelmomentodeponerlo en práctica, no puedo dejar de pensar en todas las cosas que podríanfallar.¿YsiTzainyAmarinoestándentro?¿Ysitenemosqueenfrentarnosaungrupodemaji?¿YquépasaráconInan?Cuandolomiro,elmiedocreceenmiinterior.Segúnmiplan,primerotengo
quepasarlelapiedradelsolalprincipito;omehevueltolocaoyahedadoporperdidaestabatalla.Inanmirahaciadelanteconlamandíbulatensamientrascuentaalosguardias
querodeanlaspuertasdelcampamento.Enlugardesuarmadurahabitual,visteelatuendonegroquellevabaelguerrerocautivo.Sigosinsaberquépensardeél,sinsabercómointerpretartodaslasemociones
quemehahechosentir.Ver suodiodescontroladomedevolvióalpasado,metransportó a los días más oscuros que siguieron al Asalto. Entonces yodespreciabalamagia.CulpabaaMama.Maldecíaalosdiosesporhabernoshechoasí.Semeformaunnudoenlagargantacuandointentoolvidareseantiguodolor.
Todavíanoto la sombrade esamentiradentro, obligándomeaodiarmipropiasangre,aarrancarmeelpeloblanco.Casimedevoróviva,elodiohaciamímismanacíadelasmentirasdeSaran.
PeroyamearrebatóaMama.Nopodíapermitirquemearrebatara también laverdad.EnlaslunasquesiguieronalAsalto,meaferréalasenseñanzasdeMadre,las
grabé enmi corazón hasta hacerlas tanmías que fluían como la sangre.Dabaigual lo que dijese elmundo,mimagia era hermosa. Incluso sin poderes, losdiosesmehabíanbendecidoconundon.Noobstante,laslágrimasdeInanhicieronaflorardenuevotodoeseconflicto,
lamentiraletalqueestemundonosobligaatragarnos.Saranhahechobiensutrabajo.Inanyaseodiaasímismomásdeloquepodríahacerloyo.—Deacuerdo—susurra—.Eselmomento.Semehaceunamontañasoltarlosdedosyentregarlemimochiladecuero.—No te fuerces demasiado —me advierte—. Y recuerda: mantén algunas
animacionesdetrásparaquenoscubranlasespaldas.—Ya losé,ya losé.—Pongo losojosenblanco—.Venga,muévetedeuna
vez.Aunquenoquierosentirnada,semeencogeelestómagocuandoInanemerge
deentrelassombrasycaminaapasoligerohacialaspuertas.Elrecuerdodesumanoásperaenlamíavuelveamí.Unextrañoconsuelomeembargóaltocarlo.Lasdosfigurasenmascaradasapostadasalaentradaloapuntanconsusarmas.
Losqueestánescondidosentrelassombrastambiénsepreparan.Desdearriba,oigouncorodepunteos:losarcosenlosqueacabandetensarlasflechas.Aunque sé que Inan lo percibe todo, camina con valiente confianza. No se
detiene hasta que se encuentra a cientos demetros demí, ya amedio caminoentrenuestroesconditeylaentrada.—Hevenidoparahaceruntrueque—declara—.Tengoalgoqueosinteresa.Tiramimochilaalsueloysaca lapiedradelsol.Deberíahaberlopreparado
paraladescargaenergética.Inclusodesdelejos,oigounsuspiro.Untemblorlorecorredelasmanosalacabeza,suspalmasemananunasuave
luzazulada.MepreguntosiOríapareceensuojointerior.Elespectáculoesjustoloquenecesitanlosenmascarados.Unoscuantossalen
sigilosos de las sombras y empiezan a rodearlo formando un círculo,apuntándoloconlasarmasypreparadosparadisparar.—De rodillas—ladra unamujer tapada con unamáscara, que se pone a la
cabezadelosguerrerosconcautela,justodelantedelaspuertas.Haceungestoconelhachayasienteconlacabeza,traslocualaparecenmás
guerrerosqueestabanescondidos.«Por todos los dioses». Ya han salido más de los que habíamos calculado.
«Cuarenta…Cincuenta…¿Sesenta?».¿Cuántosmásdebendeestarapuntándolodesdelosárboles?—Primerosacadalosprisioneros.—Antestendremosqueatarte.La puerta de madera se abre. Inan estudia a la líder de los guerreros y
retrocedeunpaso.
—Losiento.—Inansedalavuelta—.Metemoquenopuedohaceresetrato.Salgocomounrayodelosmatorralesycorrotanrápidocomomelopermiten
laspiernas.Inanmelanzalapiedradelsolcomosifueseunapelotadeagbön,arrojándola con todas sus fuerzas. Surca el aire a una velocidad vertiginosa.Tengo que dar un salto para alcanzarla. La aprieto contra el pecho y caigo alsuelodandounavoltereta.—¡Ah!Cuandolapiedradelsolmellenadeenergía,sientoquemefaltaelaire,esun
arrebato embriagadorque empieza a resultarmeadictivo.El calor explotabajomipielencuantoseactivasupoder,queenciendetodoelashêdemisangre.Mentalmente,captootraimagendistintadeOya,lassedasrojasresplandecen
contrasupielnegra.Elvientolearremolinalasfaldasyleenredaelpelo,hacequelosabaloriosdelatiarabailenalrededordesucara.Una luz blanca irradia de la palma cuando extiende la mano. No noto mi
cuerpo,peroalavez,sientoquealargolamanohaciaella.Poruninstantefugaz,nuestrasyemasserozan.Elmundoretumba,llenodevida.—¡Atrapadla!Alguiengritadetrásdemí,peroenrealidadnolooigo.Lamagiarugepormi
sangre y amplifica los espíritus a lo largo y ancho del bosque.Me llaman, selevantancomolaoladeuntsunami.Subramidosuperalossonidosdelosvivos.Comolasmareasguiadasporlaluna,lasalmaschocanconmigo.—míàwntíótisùn…Aprietolamanocontraelsuelo.Seabreunagrietaprofundaencuantotocola
tierraseca.Elsuelogimecuandomiejércitodelosmuertosseelevadelpolvo.Giranenremolinoysalendelsuelo,unhuracánderamas,piedrasytierra.Sus
cuerpos se endurecen con el brillo color lavanda de mi magia. Libero latormenta.—¡Atacad!
CAPÍTULOCUARENTAYNUEVE
AMARI
Uncrujidosecoresuenaenelaire.Me estremezco cuando el puño deKwame impacta contra lamandíbula de
Tzain.Estedejacaerlacabezahaciaunlado,unamasijodemagulladuras,moretones
yrojeces.—¡Basta!—grito.Las lágrimasmeresbalanpor lasmejillas.ElojodeTzainse tiñedesangre
frescaysevanaltrastetodaslascurasquehahechoZu.Kwamesedalavueltaymeagarraporlabarbilla.—¿Quién más sabe que estáis aquí? ¿Dónde están el resto de vuestros
soldados?A pesar de todo, su voz suena agobiada, casi presa de la desesperación. Es
comosiaélledoliesetantocomoamí.—Nohaysoldados. Idabuscara lamajiqueviajabaconnosotros. ¡Ellaos
confirmaráquetodoloqueoshedichoescierto!Kwame cierra los ojos y respira hondo. Se queda tan quieto que siento un
escalofrío.—CuandosepresentaronenWarri,teníanelmismoaspectoquetú.—Sacala
dagadehuesodelcinturón—.Hablabanigualquetú.—Kwame,porfavor…ClavaladagaenelmuslodeTzain.Nosécuáldelosdosgritamásfuerte,élo
yo.—¡Siestásfurioso,atácameamí!Me sacudo contra el árbol, tirando inútilmente de mis ataduras. Ojalá me
cortaraamíenlugardeaTzain.Ojalámepegaraamí.Como un ariete en el corazón, Binta entra a la fuerza en mi mente. Ella
tambiénsufrió.Sufrióenmilugar.Kwame apuñala a Tzain en elmuslo una vezmás y vuelvo a gritar, seme
nubla lavistaacausade las lágrimas.Retira ladagaconmano temblorosa.EltemblorseintensificacuandodesplazalahojahaciaelpechodeTzain.—Estuúltimaoportunidad.—¡No somos vuestros enemigos!—repito a toda prisa—. ¡Los guardias de
Warritambiénmataronagentealaquequeríamos!—Mentira.—Kwame se atraganta.Mantiene lamano firmey la echahacia
atrás,empuñandoladaga—.Esosguardiassontugente.Sonlosquequier…La tienda se abre de repente. Folake entra tan deprisa que casi choca con
Kwame.—Nosatacan.ElrostrodeKwameseensombrece.—¿Susguardias?—Nolosé.¡Creoquetienenaunamaji!KwameleponeladagadehuesoenlamanoaFolakeysalecorriendo.—Kwame…—¡Quédateahí!—gritacomorespuesta.Folakesedalavueltaysepercatadenuestroestado.Mislágrimas,lasangre
quebrotade lapiernadeTzain.Se tapa laboca, luego tira ladagaalsuelodetierraysalehuyendodelatiendadecampaña.—¿Tzain?—pregunto.Élaprietalosdientesyaplastaelcuerpocontralaraízdelárbol.Lasgotasde
sangreseleexpandenporlaperneradelpantalón.Parpadeadespacio,apesardequetienelosojostanhinchadosqueapenaspuedeabrirlos.—¿Estásbien?Unas lágrimas todavía más dolorosas me pican en los ojos. Apaleado.
Acuchillado.Y,aunasí,sepreocupapormí.—Tenemosquesalirdeaquí.Tirodelascuerdasquemeinmovilizanlasmuñecasconunfervornuevo.Se
oyeunchasquidoylasogaempiezaadeshilacharse.Lacuerdasemehincaenlapiel,peroelpechosemellenaconotraclasededolor.Es como todos aquellos días vividos en palacio, cuando mis ataduras eran
cadenasdeoro.Deberíahaberluchadocontraellasigualqueluchoahora.Sihubierahechoalgomásentonces,Bintaseguiríasanaysalva.Aprieto losdientesyclavo los talonesen la tierra.Conungruñido,calzoel
talóncontra lacortezaybalanceoelcuerpoaunladoyaotroparacambiarelpesoyliberarmeatirones.—Amari.
LavozdeTzain suenamásdébil.Haperdidomuchasangre.Lacortezamecortalasplantasdelospies,peropresionotodavíaconmásímpetuparatirardelascuerdas.«Ataca,Amari».LavozdePadreresuenaenmicabeza,peronoesesalafuerzaquenecesito.«Sévaliente,Amari»,susurraentoncesBinta.SélaLeonaria.—¡Aaaah!—gritoparaexpresarmidolor.Casisuenacomounrugido.LavozdeFolakeseoyefuera.Seabrelapuerta
delatienda…Lacuerdaquemeretieneserompealfin.Doyotrotirónymecaigodebruces
enelsuelo.Folakehurgaenelsueloenbuscadeladagadehueso.Mepongoenpiecomopuedoyarremetocontraella.—¡Aaarg!—gruñecuandolaembistoconlacabezaylatiroalsuelo.Agarraladagadehueso,perolaapresoporlagarganta.Mientrasseasfixia,le
doyuncodazoenlasentrañas.La daga de hueso se le cae de la mano. Envuelvo con la mano la hoja de
marfil.Altocarlasientounescalofrío,unpoderextrañoyviolento.«Ataca,Amari».LacaradePadreregresa.Dura.Despiadada.«Yateloadvertí.Sinoluchamos,estaslarvasseránnuestraperdición».Sinembargo,almiraraFolake,veoeldolorenlosojosdeKwame.Elmiedo
quepesabasobreloshombrosdeZu.TodoelsufrimientoquedejalaesteladePadre,lasvidasqueyahaarrebatado.NopuedosercomoPadre.Losmajinosonmisenemigos.Suelto la daga y preparo el puño, giro las caderas para darme impulso y le
pegounpuñetazoenlamandíbula.Lacabezaledaunasacudida.Ponelosojosenblancoantesdedesmayarse.Me aparto de ella y agarro la daga para cortar las cuerdas que sujetan las
muñecasdeTzain.Cuando las cuerdas apenashan tocado el suelo, empiezo aatárselasalrededordelmuslo.—Vete. —Tzain intenta azuzarme para que huya, pero tiene los brazos
demasiadodébilesparasacudirlos—.Nohaytiempo.—Chist,calla.Tienelapielhúmedaypegajosa.Leatolascuerdasamododetorniqueteyla
sangre fluyemás despacio.Aun así, apenas puedemantener los ojos abiertos.Puedequenoseasuficiente.Asomolacabezaporlapuertadelatienda:lasfigurasenmascaradascorrenen
todas direcciones y crean un caos impresionante. Aunque no se aprecian loslímitesdelcampamento,porlomenospodemosseguiralaoleadadegente.—Muybien.Rompo una rama grande de un tronco y vuelvo a esconderme dentro de la
tienda.ColocoelbastónimprovisadoenlamanoderechadeTzain.Mepasosuotro brazo por el hombro y junto las rodillas para evitar caerme al levantar apulsoelpesodesucuerpo.—Amari,no.Tzainhaceunamueca.Respirarápidoydeformasuperficial.—Calla—ledigo—.Nopiensodejarteabandonado.Apoyadoenmíyenelbastónparamantenerlaestabilidad,Tzainseesfuerza
pordarunprimerpasoconlapiernabuena.Asíavanzamoshastalapuertadelatiendaantesdetomarnosunúltimorespiro.—Novamosamoriraquí.Nolopermitiré.
CAPÍTULOCINCUENTA
INAN
Antemísoloveodesconcierto.Unlaberintodemáscarasyanimacionesterrestres.Corrocontodasmisfuerzasentreelcaos,esquivandocuchillos,saltandopor
encima de las raíces de los árboles para conseguir atravesar las puertas delcampamento.Másfigurasenmascaradassalencorriendo,confundidas,intentandoencontrar
lalógicadentrodeesalocura.«Funciona».Amipesar,sonríomientrascorrocomoelrayo.Unnuevomundo
debatallaseabreantemí.Unapartidadesênetmáscaóticaquecualquiercosaquepudierahaberimaginado.Los guerreros caen por doquier, gritan cada vez que los apresan las
animacionesdeZélie. Igualquecrisálidas, lossoldadosfantasmaseenvuelvenalrededordelosasaltantesylosinmovilizanenelsuelo.Porprimeravezme resulta emocionantever lamagia en acción.No esuna
maldición,sinoundon.Unguerreroarremetecontramíynisiquieratengoquellevarlamanoalaempuñaduradelaespada;unaanimaciónchocacontraélylotumbaparaapartarlodemicamino.Mientras salto por encima del guerrero caído, la animación terrestre mira
haciaarriba.Aunquenotieneojosvisibles,percibosumirada.Unescalofríomerecorrecuandomeacercoalapuerta.—¡Aaaarg!Elchillidoseoyelejano,peropareceresonarenmicabeza.Elolordelmardisminuye.Medoylavuelta;lehanclavadounaflechaenelbrazoaZélie.—¡Zélie!Otraflechasalevolandoyestavezlaalcanzaenelcostado.Traselataque,la
chicacaealsuelo.Nuevasanimacionesseelevanparahacerledeescudosantelasflechas.—¡Vete!—me grita desde el suelo cuandome localiza entre el infierno de
flechas.Con una mano, sujeta la piedra del sol y con la otra se tapa la herida del
costado.Avanzoyconsigoentrarporlapuertaendirecciónalcampamento.Peroantes
dequepuedaseguircorriendo,veootracosaquemedejaparalizado.Undivînerconunaconstituciónimponentesalecomounrayoporlaspuertas.
Lasangrelemanchalasmanosylacara.Poralgúnmotivo,alverlopiensoenTzain.Sin embargo, lo más turbador es el olor a humo y cenizas. Me siento
sobrecogidocuandoeldivînerpasacorriendoamilado.Nocomprendoporquéhastaquevuelvolacabezayveoquelasmanosdeldivînerempiezanaarder.«UnAbrasador…».Alverlo,mequedopetrificadoysereavivaenmíelmiedoquePadremeha
inculcadotodalavida.EltipodemajiquecalcinóalaprimerafamiliadePadre.Losmonstruosqueencendieronsusansiasdevenganza.Unfuegoindomablesaleaborbotonesdelasmanosdelmajiyseacumulaen
unasimpactantesnubesrojas.Susllamasbrillanconnitidezenlanoche,crepitantan fuerte que parece que rujan.Mientras el sonidome inunda los oídos, mepercatodequesehatransformadoenuncúmulodegritos.LassúplicasinútilesquelafamiliadePadredebiódepronunciar.Unanuevaoleadadeflechassaledespedidadelosárbolesconlallegadadel
AbrasadoryobligaaZéliearetroceder.Sondemasiadascosasparamanejarlasalmismotiempo.Lapiedradelsolseleescapadelosdedos.«¡No!».El mundo cambia, el tiempo se congela mientras se adivina el horror
inminente.ElAbrasadorseabalanzasobrelapiedraredonda.Supongoqueeseeraelplanqueteníadesdeelprincipio.Zélieseestiraparaintentarrecuperarlapiedra,sucaraatribuladaseilumina
porlasllamasquesalendelasmanosdelAbrasador.Peronollegaaalcanzarla.LosdedosdelAbrasadorapenasrozanlapiedracuandotodosucuerpoestalla
enllamas.Elfuegoardeensupecho,saledisparadoporlagarganta,lasmanos,lospies.«Malditosseanloscielos».Nuncahevistonadaigual.Elfuegoarrasacontodo.Elairesubetantodetemperaturaqueescaldasolode
inspirarlo.Bajo los pies delAbrasador, el suelo se chamusca y se queda rojo.
Bastasupresenciaparaderretirlatierraquelorodeacomosifuesemetalenlaforjadeunherrero.Mispiessemuevenantesdequeelcerebrosepongaenmarcha.Corroentre
los gigantescos árboles y lasmáscaras paralizadas con las queme topo por elcamino.Nohetrazadoningúnplan.Nohayningúnataqueviable.Pero,aunasí,corro.Mientrasmeesfuerzoporllegaratiempo,veoqueelAbrasadorsecolocalas
manos encendidas delante de la cara. A través de las llamas casi parececonfundido,insegurodequéhacer.Sin embargo, cuando aprieta los puños, su actitud desvela unas oscuras
intenciones.Unafortalezanueva,unaverdadredescubierta.Ahoratieneelpoder.Ysemueredeganasdeutilizarlo.—¡Zélie!—grito.El Abrasador se dirige hacia ella dando zancadas. Un enjambre de
animacionescargacontraélparavengarse,peroelmajiseabrepasoentreellassindilación,nisiquierapestañeamientraslossoldadosfantasmasefragmentanyvolatilizan,convertidosenascuas.Zélie intenta levantarse del suelo para luchar, pero sus heridas son muy
profundas.VuelveacaersealsueloyelAbrasadorlevantalapalmadelamano.—¡No!MeabalanzoparalanzarmeentresumanoyelcuerpodeZélie.Unaoleadade
terroryadrenalinamerecorrecuandomeenfrentoalasllamasdelAbrasador.Uncometadefuegodavueltasensumano.Elcalordoblaelaire.La magia se me acumula en el pecho. Se cuela en mis dedos. Revivo la
imagen demis poderes reteniendo lamente deKaea. Levanto lasmanos paraluchar…—¡Para!ElAbrasadorsequedacongelado.La confusiónme embarga cuando veo que se vuelve hacia el lugar del que
procedelavoz.Unachicaseabrepasoporelcampamento,fruncelasfinascejasporlapreocupación.La luna llena le ilumina la cara, que reluce contra el recogido ahuecado de
pelo blanco que lleva en la coronilla. Cuando llega hasta nosotros, mira elmechónblancoquetengo.—Sondelosnuestros.ElcometadefuegodelasmanosdelAbrasadorseextingue.
CAPÍTULOCINCUENTAYUNO
ZÉLIE
«Intentóprotegerme».Entre la confusión y los numerosos interrogantes, esta sorprendente
constatacióneslaqueseimponeporencimadelasdemás.RevivecuandoInanrecuperalapiedradelsolymelaponeenlasmanos.Vibracuandomelevantaenvolandasymeaprietacontrasupecho.Inan sigue a la chica con la corona de pelo blanco y entra conmigo en el
campamento.Alpasar, losguerrerossequitanlasmáscarasyrevelansusrizosblancos.Casitodaslaspersonasquehaydetrásdelapuertasondivîners.«¿Quéesesto?».Intentoencontrarsentidoatodoloqueveoenmediodellaberintodedolor:el
Abrasador, los innumerables divîners, la chica que parece ser su líder. Perocualquiernocióndeloquepodríasignificartodoestosedesvanececuandoporfincontemplamossuasentamiento.Enelcentrodelosmastodónticosárbolesseaprecialaconvergenciadevarios
valles.Lapendientecreaunadepresióny formaunaamplia llanuraabarrotadadecoloridastiendasdecampaña,carromatosycarretas.Desdelejos,mellegaelaromadulcedelplátanofritoyelarrozjollof,queconsigueimponersesobreelregusto a cobre de mi propia sangre. Capto murmullos en yoruba entre lamultitud,compuestapormásdivînersde losquehevisto juntosdesdequeeraniña.Pasamospordelantedeunoscuantosdivînersquedejanfloresalrededordeun
jarrónaltoconramasdelavanda.«Unaltar».UntributoaMadreCielo.—¿Quiénestodaestagente?—preguntaInanalachicaaquienllamanZu—.
¿Quéhacéisaquí?—Dadme unmomento. Por favor.Os prometo que os devolveré a vuestros
amigosyresponderéatodasvuestraspreguntas,peronecesitotiempo.Zu susurra a ladivînerque tiene al lado, unamuchacha con la falda verde
estampadayunpañueloajuegoatadosobreelpeloblanco.—Noestabanenlatienda—susurracomorespuestaladivîner.
—Puesencontradlos—ordenalalíderconvozcansada—.Nohansalidoporlapuerta, asíquenopuedenhaber idomuy lejos.Decidlesque tenemosa susamigos.Sabemosquedicenlaverdad.Estiroelcuelloparaenterarmedemás,peroundolorosocalambremerecorre
pordentro.Alnotarquemeretuerzo,Inanmeestrechaconmásfuerza.Ellatidodesucorazónbombeaenelinteriordemisoídos,estableyfuerte,comolacrestadelasmareas.Sinquerer,medejomecerporelsonido.Unavezmás,sientounaconfusióninmensa.—EseAbrasadorpodríahabertematado—susurro.Bastó estar junto a esemaji para queme ardiera la piel. Todavía me pica,
enrojecidayencarnevivaytengounapartedelbrazoquemadayconampollas.Elescozormerecuerdaa las inspiracionesabrasadorasquepenséqueserían
las últimas que pudiera dar. Por primera vez enmi vida, lamagia no fuemialiada.Casifuemiverdugo.—¿Enquépensabas?—lepregunto.—Estabasenpeligro—meresponde—.Yono.Bajaelbrazoyacariciaunodeloscortesquetengoenlacara.Uncosquilleo
extrañoviajapormicuerpoantesutacto.Cualquierposiblerespuestaseahogaenmigarganta.Noséquédeciraeso.Inan continúa bañado en el resplandor que ha provocado el contacto con la
piedra del sol. Con la magia todavía a flote, su piel cobriza se ve sana yexuberante.Alaluzdelaantorcha,sushuesossepronunciandeformaelegante,enlugardesobresalirdemaneraabruptabajosupiel.—Aquíestaréisbien.Zunos llevaauna tiendadecampañaen laquehancolocadounoscuantos
catresimprovisados.—Déjalaaquí.Zuseñalaunode los jergones,e Inanme tumbaconcuidado.Encuantomi
cabezatocaelalgodónsalvaje,luchoporcontenerlasnáuseas.—Necesitamoslicoryvendasparalasheridas—diceInan.Zuniegaconlacabeza.—Yameencargoyo.Coloca la palma en la herida del costado y siento un escalofrío. Noto una
especiedeaguijónquemeacribillalasentrañasmientrasZucanta.—Babalúayé,dúrótìmíbayibayi.Fúnminíagbára,kínlefúnàwntókùní
agbára…
Me obligo a levantar la cabeza; una brillante luz anaranjada brilla bajo lasmanosdeZu.Elsufrimientoquemeprovocaalprincipiosutactosetransformaenuncalorquemeentumece.Lasardientespunzadasdemiinteriorseenfríanydanpasoaundolormuchomásleve.Lasuaveluzdesusmanosseabrepasoenmipielyseexpandeportodoslos
músculosdesgarradosytodoslosligamentosrotos.SueltounlargosuspiromientraslamagiadeZumesanalasheridas.—¿Teencuentrasbien?Levantolamirada;nomehabíadadocuentasiquieradequeestabaapretando
lamanoaInan.Semecalientalacaracuandolosueltoymepasolosdedosporel lugarenelque la flechameatravesó.Lasangre todavíamehacecosquillasdebajodelapiel,perolaheridaestácompletamentecurada.Las preguntas afloran de nuevo, en voz más alta ahora que no tengo que
luchar por salir del laberinto de dolor. En la última hora, he presenciadomástiposdistintosdemagiadelosquehabíavistoentodaunadécada.—Yapuedesempezarahablar.Analizo a Zu; el tono rojizo de su piel morena me resulta extrañamente
familiar,merecuerdaalospescadoresquenavegabanhastaIlorincadadoslunasparaintercambiarsutruchadeaguasaladapornuestropeztigrecocido.—¿Qué ocurre? ¿Qué lugar es este? ¿Dónde están la daga de hueso y el
pergamino? Y ¿dónde están nuestros hermanos? Dijiste que teníais a mihermano…Hagounapausacuandolacortinadelatiendaseabrederepente;Amarientra
tambaleándoseconTzainmedioinconscientecolgadodesubrazo.Meincorporode un salto para ayudarla. Mi hermano está tan machacado que apenas seaguantaenpie.—¡¿Quélehabéishecho?!—chillo.AmarisacaladagadehuesoyapuntaalagargantadeZu.—¡Cúrale!Lachicadaunpasoatrásconlaspalmasextendidas.—Déjalo en el suelo. —Respira hondo—. Enseguida responderé a todas
vuestraspreguntas.
Nos sentamos en un silencio tenso y digerimos todo lo ocurrido mientras
Zulaikhasana lapiernay lacabezadeTzain.Detrásdeella,KwameyFolakepermanecendepiemuyatentos,conelsemblanteserio.CuandoKwameseremueveunpoco,llevolamanoalamochiladecuerode
formainstintiva,enbuscadelcalordelapiedradelsolbajolapiel.Todavíamecuestamirarloalacarasinvisualizarlasllamasquelerodeabanelrostro.Me recuesto sobreNailah, aliviada de haberme reunido con ella después de
que Zu ordenase a su gente que liberase a mi montura. Escondo la mochiladetrásde supataparaqueno seveani labolsani lapiedraquecontiene.Sinembargo, cuando a Zu empiezan a temblarle las extremidades a causa delesfuerzo del encantamiento, me entran ganas de sacar la piedra del sol yprestársela.ObservaraZuenacciónescomosentirmedenuevounaniñadecincoaños,
que sigue a Mama con vendas y cazos de agua caliente. Cada vez que unaSanadora de la aldea era incapaz de atender en solitario a algún enfermo deIbadan,Mamayellatrabajabanjuntas.Sesentabancodoconcodo,laSanadorautilizabalamagiadesusmanosmientrasMamaseasegurabadequeelpacienteno exhalara su último aliento. «Las mejores Parcas no solo gobiernan a losmuertos,pequeñaZél.Tambiénayudamosalosdemásavivir».Me quedomirando lasmanosmenudas de Zu y recuerdo lasmanos demi
madre. Aunque es joven, Zu demuestra tener mucho control sobre la magia.Todocobrasentidocuandonosenteramosdequefuelaprimeradivînerquetocóelpergamino.—Nomedicuentadelpoderquetenía—nosdice.Tienelavozroncaporel
desgastedelamagia.Folakeletiendeuncuencodemaderallenodeagua.Zuleda las gracias conungesto de la cabeza antes de dar un sorbo—.Cuando losguardias irrumpieron en Warri y atacaron, nos pillaron desprevenidos.Escapamosporlospeloscuandonosarrebataronelpergamino.InanyAmari semiran el uno al otro, susojosmantienenuna conversación
silenciosa.LaculpaquehaensombrecidoelrostrodeInandurantetodoeldíasecontagiaaldeAmari.—Después de lo deWarri, supimos que necesitábamos un lugar en el que
pudiéramos sentirnos a salvo. Un lugar en el que los guardias no pudiesencazarnos.Alprincipioeransolounascuantastiendasdecampaña,perocuandomandamosmensajescifradosalosdivînersdeOrïsha,elcampamentoempezóacrecer.Inansesacude.—¿Construisteisesteasentamientoenmenosdeunaluna?
—Notengolasensacióndehaberloconstruido.—Zuseencogedehombros—.Escomosi losdioseshubiesenenviadoamontonesdedivînershaciaaquí.Antesdequemedieracuentadeloqueocurría,elcampamentosemontósolo.UnatisbodesonrisaasomaalacaradeZu,perosedesvaneceencuantomira
a Amari y a Tzain. Traga saliva con dificultad y baja la mirada. Se pasa lasmanosporlosbrazosunayotravez.—Lascosasqueoshemoshecho…—Zusecorrige—.Lascosasquepermití
queoshicieran…Lo siento tanto.Osprometoquemeentrabannáuseas.Perodesde el momento en que nuestros vigilantes vieron a una noble con elpergamino,nopodíamosarriesgarnos.—Cierralosojosconfuerza,unfinoríodelágrimassaledeellos—.NopodíamospermitirqueaquísucedieselomismoquesucedióenWarri.AlverlaslágrimasdeZu,nopuedoevitarquemepiquenlosojos.Elrostrode
Kwamesecontraededolor.QuieroodiarloporloquelehizoaTzain,peronopuedo. No soymejor que él. En todo caso, soy peor. Si Inan nome hubiesedetenido,habríaapuñaladoaaqueldivînerenmascaradohastamatarlosoloparaobtener respuestas. Ahora estaría bocabajo, tirado en la tierra del bosque, enlugardetumbadoenuncatre,atendidoporunoscompañerosmientrasesperaaqueZulosane.—Losiento—seobligaadecirKwame,convozgraveycontenida—.Pero
lesprometíaestaspersonasqueharíacualquiercosapormantenerlasasalvo.Mimente le pinta llamas alrededor de la cara una vezmás, pero en cierto
modo,yanomeparecentanamenazadoras.Sumagiamehelólasangre,peronohacíamásque luchar por su pueblo.Nuestro pueblo.Ni siquiera los dioses loculparíanporeso.¿Cómovoyaculparloyo?Zuselimpialaslágrimasdelasmejillasconlaspalmasdelasmanos.Enese
momentoparecemuchomásjovendeloqueelmundolehapermitidoser.Antesdepoderevitarlo,meinclinohaciadelanteylaestrechoenmisbrazos.—Cuántolosiento—diceentresollozos,apoyadaenmihombro.—No pasa nada. —Le froto la espalda—. Intentabas proteger a tu gente.
Hicisteloqueteníasquehacer.Miro a los ojos a Amari y a Tzain, y ambos asienten con la cabeza para
mostrar su conformidad. No podemos culparla. No, sabiendo que nosotrosharíamosexactamentelomismo.—Toma.—Zulaikhasacaelpergaminodelbolsillodesudashikinegroyme
loponeenlasmanos,casialafuerza—.Todosloshabitantesdelcampamentoosapoyaremosenloquenecesitéis.Mesiguenamíporquefuilaprimeraentocar
elpergamino,perosiloquehadichoAmariescierto,túhassidoelegidaporlosdioses.Todoscumpliremostusórdenes,seanlasquesean.Laincomodidadquesientoalpensarlomeponelospelosdepunta.Nopuedo
serquienguíeaestaspersonas.Siaduraspenasséguiarmeamímisma…—Gracias, pero lo que hacéis aquí está bien. Siguemanteniendo a salvo a
estas personas, Zu. Nuestra misión es llegar a Zaria y zarpar en barco. Soloquedancincodíasparaelsolsticio.—Tengo familia en Zaria —interviene Folake—. Unos comerciantes de
quienespodemosfiarnos.Sivoyconvosotros,podríaconseguirqueosdejaransubarco.—Yotambiéniré.—Zulaikhamecogedelamano.Susdedosmeagarrande
talmaneraquetransmitenunaesperanzacasitangible—.Aquíyahaysuficientespersonas para mantener el campamento a salvo, y seguro que no os iría malcontarconunaSanadora.—Simepermitísacompañaros…—AKwameselequiebralavoz.Carraspea
y se obliga a mirar a los ojos a Tzain y a Amari—.Me gustaría combatir avuestrolado.Elfuegosiempreesunabuenadefensa.Tzain penetra a Kwame con una mirada fría y se frota el muslo herido.
Aunque Zu detuvo la hemorragia, su magia no tuvo poder suficiente paraeliminartodoeldolor.—Protegeamihermana,olapróximavezquecierreslosojos,serástúelque
losabraconunadagaclavadaenlapierna.—Tratohecho.Kwame extiende la mano. Tzain alarga el brazo y le corresponde con el
mismo gesto. Un silencio pacífico llena la tienda mientras se disculpanmutuamenteconeseapretóndemanos.—¡Tenemosquecelebrarlo!—UnasonrisaanchairrumpeenelrostrodeZu,
tanradianteeinocentequehacequevuelvaaparecerlamuchachaquedeberíaser. Su júbilo es tan contagioso que incluso Tzain acaba sonriendo—. Hacetiempoquemeapetecehacer algodivertido,una fiestapara reunir a todos losque habitan en el campamento. Sé que no es la época del año adecuada, perocreoquemañanadeberíamoscelebrarelÀjy.—¿ElÀjy?Me inclino hacia delante, incapaz de creer lo que acabo de oír.Cuando era
pequeña, celebrar el día deMadre Cielo y el nacimiento de los dioses era lamejor parte del año. Baba siempre nos compraba aMama y amí pañuelos ajuegoparalacabeza,desedayconpedrería,conunacolalargaqueflotabapor
nuestraespalda.ParaelúltimoÀjyantesdelAsalto,Mamasepasótodoelañoahorrandoconintencióndecomprarunosaritosbañadosenoroparaadornarmelastrenzasportodoelpelo.—Seríaperfecto.—LavozdeZuseaceleraconformeaumentasuexaltación
—. Podríamos despejar algunas tiendas y realizar la procesión inaugural. Ybuscar un sitio adecuado para las historias sagradas. Podríamos montar unescenario y dejar que todos los maji tocasen el pergamino. ¡Así todosrecuperaríansuspoderes!Uncosquilleodedudamerecorre,ardeconelecodelasllamasdeKwame.
Haceapenasundía,convertiratodosestosdivînersenmajihabríasidounsueñoparamí, pero por primera vez,memuestro reticente.Másmagia implicamáspotencia, más probabilidades de que la piedra del sol caiga en las manosequivocadas.«Perosilosupervisodecerca…SitodosestosdivînersyasiguenaZu…».—¿Quéopinas?—preguntaZu.AlternolamiradaentreellayKwame.Esteesbozaunasonrisa.—Suenafabuloso—decido—.SeráunÀjyinolvidable.—¿Yquépasaconelritual?—preguntaAmari.—Si nos marchamos justo después de la celebración, todavía tendremos
tiempo.NosquedanaúncincodíasparallegaraZaria,ysiutilizamoselbarcodeFolake,reduciremoseltiempoalamitad.A Zu se le ilumina la cara, es como si fuese su propia fuente de luz. Me
aprietalamanoymesorprendodelcalorquemeembargaconsutacto.Esmásqueotraaliada.Eselprincipiodenuestracomunidad.—¡Entonces lo haremos! —Zu toma de la mano también a Amari, dando
saltitos—.Eslomínimoquepodemoshacer.Nosemeocurremejormaneradehonrarosaloscuatro.—A los tres —corrige Tzain. Su tensión corta de cuajo mi emoción y el
ambientedecamaradería.SeñalaaInanconlacabeza—.Élnovaconnosotros.LatensiónseapoderademipechocuandoInanyTzainsemiranalosojos.
Sabíaqueestemomentoacabaríaporllegar.Soloconfiabaenquetardasemásenhacerlo.Zuasienteenseguida,puespercibelatensión.—Os dejaremos a solas para que podáis hablarlo entre vosotros. Tenemos
muchísimascosasqueprepararparamañana.SeponedepieyKwameyFolakelasiguen.Nosdejanencompletosilencio.
Meobligoamirarelpergaminoquetengoenlasmanos.¿Yahoraqué?¿Ahoraquéhacemosnosotros?¿Haysiquieraun«nosotros»?—Séquepuedeserdifícildeasimilar.—Inaneselprimeroenhablar—.Pero
cuandoosatraparonaAmariyati,cambiaronalgunascosas.Soyconscientedequeesmuchopedir,perosituhermanaescapazdeaprenderaconfiarenmí…Tzainvuelvelacabezahaciamíatodavelocidad.Laschispasquelesalenpor
losojosmeatacancomounpalodecombatedirectoa lagarganta.Sucara lodicetodo:«Dimequenoesverdad».—Tzain,denohabersidoporél,amítambiénmehabríanatrapado…«Porque quería matarme con sus propias manos. Cuando los guerreros nos
atacaron,éltodavíaqueríaatravesarmeelcorazónconlaespada».Respirohondoyvuelvoaempezar,mientraspaso lasmanosporencimadel
palo.Nopuedopermitirmemeterlapata.NecesitoqueTzainmeescuche.—Yo no confiaba en él, almenos, al principio. Pero Inan luchó ami lado.
Cuandomeviamenazada,sepusoenpeligroparasalvarme.—Parecequesemeencogelavoz.Incapazdemiraranadie,contemplofijamentemismanos—.Havistoyhasentidocosasqueyonopodríatransmitirleanadiemás.—¿Cómoquieresquemecreaeso?Tzainsecruzadebrazos.—Porque…—MiroaInan—.Esunmaji.—¿Qué?AmarisequedaboquiabiertaymiradeinmediatoaInan.Aunquemehefijado
en quemás de una vez observaba elmechón blanco de su hermano, ahora escuandocaeenlacuenta.—¿Cómoesposible?—Nolosé—contestaInan—.OcurrióenLagos,nosécuándo.—¡¿Justoantesdequecalcinarasnuestraaldea?!—gritaTzain.Inanaprietalamandíbula.—Entoncesnolosabía…—PerolosabíascuandoatravesasteaLekanconlaespada.—Nosatacó.Mialmirantetemíapornuestravida.—¿Ycuandointentastemataramihermanaanoche?¿Entoncestambiéneras
unmaji?Tzaintratadeponerseenpie,perohaceunamuecadedolor.Sellevalamano
almuslo.—Déjameque te ayude…—intervengo, peroTzainme aparta lamano con
brusquedad.
—Dimequenoerestantonta.—Otraclasededolorseadivinadetrásdesusojos—.Nopuedesconfiarenél,Zél.Majiono,noestádenuestraparte.—Tzain…—¡Intentómatarte!—Porfavor.—Inansepronuncia—.Séquenotenéismotivosparaconfiaren
mí.Peroyanoquieroseguirluchando.Todosdeseamoslomismo.—¿Yquées?—preguntaTzainaladefensiva.—UnaOrïshamejor.Unreinoenelquelosmajicomotuhermananotengan
quevivirconunmiedoconstante.Quieroquelascosasmejoren.—Inanmemiraalosojosconesaspupilasambarinas—.Quierohacerloporti.Meobligoadesviarlamirada,porquetemoquemicaramedelate.Luegome
dirijoaTzain,conlaesperanzadequelaspalabrasdeInanlohayanconmovido.Peroveoqueaprietalospuñoscontantafuerzaqueletiemblanlosantebrazos.—Tzain…—Bah,déjalo.—Selevantaconunamuecaysedirigealasalidadelatienda,
tratandodecontenereldolorde lapierna—.Siempre lomandas todoal traste.¿Porquéibasacambiarahora?
CAPÍTULOCINCUENTAYDOS
AMARI
—¡Inan,espera!Meabropasoentrelosdivînersqueabarrotanelpasillodehierbaquequeda
entre dos largas hileras de tiendas de campaña. Susmiradas de curiosidadmepesansobreloshombros,peronobastanparadistraermedelaspreguntasqueseagolpanenmicabeza.CuandoTzainsemarchó,Zéliecorriótrasél,intentandoenvanohacerlecomprenderlasituación.Peroentoncesmihermanocorriótrasella,ymedejaronsolaenlatienda.Inanseparacuandooyemivoz,aunquenosedalavuelta.SigueaZéliecon
lamirada,labuscamientraselladesapareceentrelamultitud.Cuandoporfinsevuelvehaciamí,noséquépreguntadeberíaformularantes.Escomosivolvieseaencontrarmedentrodelasparedesdelpalacio,tancerca
deélyalavezsiempreavariosmundosdedistancia.—DeberíasdejarqueZulaikhatecuraseesasheridas.Meagarraporlasmuñecaseinspeccionalosverdugonesgranatesylasangre
secaacumuladadondelascuerdasmeabrasaronlapiel.OlvidarmedeldolorerafácilcuandoteníaquellevaraTzainacuestas,peroahoraelpunzantelatidoesconstante, me arde cada vez que el viento fresco roza la carne viva de mismuñecas.—Cuando se haya recuperado.—Aparto lasmanos y cruzo los brazos para
esconderlas—.SehaquedadoagotadadespuésdesanaraTzainytodavíatienequeocuparsedeJailin.NoquieroqueZuacabeenfermando.—Merecuerdaati.—Inansonríe,peroesasonrisanollegahastasusojos—.
Ponías la misma cara de loca cuando tenías una idea y sabías que acabaríassaliéndoteconlatuya.Sédequécarahabla;éltambiénponíaunasimilar.Dibujabaunasonrisatan
anchaqueselearrugabalanarizycasiselecerrabanlosojos.Eralaexpresiónconlaquelograbasacarmedelacamaparacolarnosenlosestablosrealesoparameternos de cabeza en un saco de azúcar en la cocina de palacio. En aquella
épocafelizenlaquelascosaseranmássencillas.AntesdequePadreyOrïshaseinterpusieranentrenosotrosalafuerzacomounacuña.—Hacemuchotiempoquequierodarteesto.Inan rebusca en el bolsillo. Espero una amenaza de muerte de Padre. Me
quedosinalientocuandoveoelresplandordeladiademaantigua.—¿Cómoesposible?Semequiebralavozencuantomelaponeenlamano.Aunqueestámellada,oxidadaymanchadadesangre,bastaconsujetarlapara
notaruncalornuevoenelcorazón.EscomorecuperarunpedacitodeBinta.—La llevo encima desde que estuvimos en Sokoto. Pensé que te gustaría
recuperarla.Aprieto la tiara contra el pecho y lo miro a la cara. Siento una oleada de
gratitud.Sinembargo,esagratitudsolosirveparaempeorarnuestrarealidad.—¿Deverdaderesunmaji?Me cuesta plantear la preguntamientras analizo elmechón blanco de Inan.
Con diadema o sin ella, continúo sin comprenderlo: ¿qué poderes tiene? ¿Porquéélynoyo?Si losdiosesordenanquién recibe losdones,¿qué los llevóaelegiraInan?Mihermanoasienteysepasalasmanosporelmechónblanco.—Nosécómoniporqué.OcurriócuandotoquéelpergaminoenLagos.—¿LosabePadre?—¿Novesquesigorespirando?Inan intenta hablar con despreocupación, pero el dolor se filtra en sus
palabras.LaimagendelaespadaquematóaBintaseadueñademimente.QuéfácilesimaginarseaPadreclavandoesamismaespadatambiénenelpechodeInan.—¿Cómopudistehacerlo?Todaslasdemáspreguntassedesvanecencuandolaúnicaqueimportaaflora
por fin.Sientoquecadaocasiónen laque lohedefendidodelantedeZélie sehinchadentrodemícomounglobo.Pensabaqueconocíacómoeraelverdaderocorazóndemihermano.Ahorayanoestoyseguradeconocerloenabsoluto.—EntiendoquetecomportasesasíbajolainfluenciadePadre,peroélnoestá
aquí—lo presiono—. ¿Cómo se supone que voy a confiar en ti cuando hasestadoluchandocontratimismotodoestetiempo?Inandejacaerloshombros.Serascalanuca.—Nopuedes—responde—.Peromeganarétuconfianza.Teloprometo.Enotravida,esaspalabrashabríanbastado,pero lamuertedeBinta todavía
marca mis recuerdos como una cicatriz. No puedo evitar pensar en todas lasseñales, todas lasoportunidadesque tuvede liberarlade lavidaenpalacio.Sihubieseestadomásalertaentonces,miamigaseguiríaviva.—Esaspersonas…—Meaferroaladiadema—.Significanelmundoparamí.
Tequiero,Inan,peronopermitiréquehagasdañoalosmajiigualquemelohashechoamí.—Yalosé.—Inaninclinalacabeza—.Perotejuroporeltronoqueesanoes
miintención.Zéliemehaenseñadoloequivocadoqueestabaacercadelosmaji.Séquehecometidoerrores.SuavizalavozcuandopronunciaelnombredeZélie,comosilevinieseala
menteunrecuerdoagradable.Máspreguntasborboteanenmiinteriorcuandoseda la vuelta para buscarla entre la muchedumbre, pero de momento, elijoacallarlas.No puedo ni imaginar qué hizo Zélie para lograr hacer cambiar deopiniónamihermano,peroloúnicoqueimportaahoraesquehacambiadoparabienyparecemásquedecidido.—Portubien,confíoenquenocometasmáserrores.Inanmemiraalosojos.Mecuestadescifrarsuexpresióncuandomerepasa
dearribaabajo.—¿Esoesunaamenaza?—Es una promesa. Si sospecho que nos traicionas, será a mi sable al que
tendrásqueenfrentarte.Nosería laprimeravezquenuestrasespadasentrechocasen.Ydesde luego,
seguroquenoseríalaúltima.—Telodemostraré,oslodemostraréatodos—declaraInan—.Estáisdeparte
delbandocorrecto.Loúnicoquedeseoesdarosmiapoyo.—Bien.Meinclinoparaabrazarlo,aferrándomeasupromesa.Perocuandosusmanosmeabrazanpor laespalda,nopuedoquitarmede la
cabezaqueacabadeapoyarlosdedosjustoencimademiscicatrices.
CAPÍTULOCINCUENTAYTRES
ZÉLIE
Alamañanasiguiente,Zuirrumpeimpacienteenmitienda.—Tengomuchascosasquemostrarte.—Mesacudeunbrazo—.Zélie,vamos.
¡Yacasiesmediodía!Despuésdedejarquemeazuceduranteunrato,acaboporcederymesiento
enelcatre.Metolosdedosentrelosapretadosrizosqueahoradanvolumenamipelopararascarmelacabeza.—Dateprisa.—Zumelanzaalosbrazosundashikirojosinmangas—.Todos
teesperanfuera.Cuandosemarcha,sonríoaTzain,peromihermanosiguedeespaldasamí.A
pesardequeséqueestádespierto,noemitesonidoalguno.Elsilencioincómodoquesecernióentrenosotrosanocheregresa, todos lossuspirosfrustradosy laspalabrasvacíasquellenaronnuestra tienda.Pormásquemeesforcéenpedirleperdónrepetidasveces,Tzainnoquisoresponderme.—¿Quieres venir?—le pregunto en voz baja—. Te irá bien para la pierna
caminarunpoco.Nada.Escomohablarconlapared.—Tzain…—Mequedo.—Seremueveeneljergónyserascaelcuello—.Nomeapetece
caminarcon«todos».Recuerdo lo que acaba de decir Zu. He dado por hecho que se refería a
Kwame y Folake, pero lo más probable es que Inan también esté esperandofuera. SiTzain continúa disgustado, ver a Inan solo servirá para empeorar lascosas.—De acuerdo.—Me pongo eldashiki yme recojo el pelo con un pañuelo
estampado en azul y rojo que me ha prestado Zu—. No tardaré en regresar.Intentarétraertealgodecomer.—Gracias.Meaferroaesarespuestacomoaunclavoardiendo;larepitomentalmente.Si
Tzain es capaz de murmurar una palabra de agradecimiento en estascircunstancias,alomejorlascosaspuedensolucionarseenelfuturo.—Zél.—Miraporencimadelhombroybuscamisojos—.Tencuidado.No
quieroquetequedessolaconél.Asientoconlacabezaysalgodelatienda.ElpesodelaadvertenciadeTzain
meaplasta.Peroencuantopongounpieenelcampamento,todaesapesadezseevapora.La luz del sol baña el espacioso valle; la hierba y los árboles, de un verde
exuberante,explotandevida.Losjóvenesdivînerscorreteanporellaberintodechozas, tiendas de campaña y carretas. Todas las personas lucen sus melenasblancas y unos dashikis con estampadosmuy coloridos, complementados conalegreskaftanes.EscomosilapromesadeMadreCieloestuvieseantemisojos,hubiesecobradovidadespuésdetodoestetiempo.—Portodoslosdioses.Girosinmovermedelsitio,tratandodecaptarlotodo,mientrasZumeindica
conlamanoquemesumealafiesta.Nuncahabíavistoatantosdivînersenelmismolugar,ymuchomenoscontanta…alegría.Lamultitudseríeysonríeporlas colinas, con el pelo blanco trenzado, recogido o suelto.Una libertad pocohabitualserespiraentreellos,ensuformadecaminar,ensusojos.—¡Cuidado!Levantolasmanosparaprotegermemientrassonríoaungrupodeniñosque
pasancorriendo.Laspersonasdemásedadquehayenelcampamentodebendetenerveintitantosaños,calculoquenadiepasade losveinticinco.Detodos losdivînersquetenemosdelante,losmayoressonlosquemásmemaravillan;nuncaenmividamehabíatopadocontantosdivînersadultosfueradelacárcelysingrilletes.—¡Porfin!Zuentrelazaelbrazoenelmíoyesbozauna sonrisa tanampliaqueparece
quenolecabeenlacara.Tirademíhastallegaralacarretapintadadeamarilloen la que nos esperan Inan y Amari. Amari sonríe al verme, pero se leensombrecelaexpresiónalnoencontraraTzainamilado.—Preferíadescansar—respondoasupreguntaimplícita.«Ynoqueríaveratuhermano»,añadomentalmente.Inanmemira,estámuyguapoconunkaftándecolorcobaltoyunosajustados
pantalones estampados. Parece distinto cuando no lleva las líneas rígidas y elmetalabolladodeluniforme.Másblando.Máscálido.Sumechónblancodestacaentre supelo,porunavezno lohaescondidobajoelcascoocon tintenegro.
Nosmiramosalosojosembelesados,peroalcabodeunsegundo,Zusecolocaentrenosotrosynosanimaaavanzar.—Hemosadelantadomucho,perotodavíanosquedaninfinidaddecosaspor
prepararsiqueremostenerlotodolistoestanoche.Parece que habla a mil revoluciones por segundo, siempre descubre algo
nuevoquedecirantesdeterminardecomunicarelpensamientoanterior.—Aquíesdondevamosa representar lashistoriasantiguas.—Zuseñalaun
escenarioimprovisadoqueocupaunalomacubiertadehierbaentredostiendas—. Las narrará una divîner de Jimeta. Tenéis que conocerla, es encantadora.Creemos que será un Ama de lasMareas. ¡Ah, y mirad esto! Aquí es dondepondremoselpergaminoparaquelosdivînerslotoquen.¡Memuerodeganasdeverlo,seráincreíble!Zulaikha se desenvuelve entre lamultitud con elmagnetismo de una reina.
Losdivînersseparanamirarlacuandopasa,laseñalanyhablandenosotrasensusurrosal fijarseenquemehadado lamano.Normalmenteme irritaque losdemás se me queden mirando, pero hoy, para mi sorpresa, me resultagratificante. No es como cuando me miran los guardias o los kosidán, quequerrían fulminarme. Las miradas de los divîners muestran reverencia, unanuevaclasederespeto.—Y¿quieresverlomejor?—Zuseñalaunamplioclaroqueestándecorando
con farolillos pintados y telas coloridas—. Aquí es donde celebraremos laprocesióninaugural.¡Zélie,tienesqueparticipar!—Huy,no.¡Nosabesloquedices!Niego con insistencia, pero me río cuando Zu me agarra por la muñeca y
empieza a dar saltos. Su alegría es contagiosa; ni siquiera Inan puede evitarsonreír.—¡Loharíasgenial!—Abremucholosojos—.Todavíanotenemosaninguna
Parca,yelatuendodeOyatesentaríacomounguante.Llevaunafaldalargadecolorrojoyunablusadorada…¡Inan!¿NocreesqueZélieestaríaincreíble?Inanabrelosojoscomoplatosytartamudea.AlternalamiradaentreZuyyo,
comosiesperasequeunadelasdosloliberaradelaobligacióndecontestar.—Zú, no te preocupes.—Sacudo lamano—. Seguro que encontráis a otra
persona.—Sí,supongoqueserámejorasí.—Inanrecupera lavoz.Mecontemplaun
instantemás antesdedesviar lamirada—.Pero sí, creoqueZélie estaríamuyguapa.MeruborizoynotolacaratodavíamáscalientecuandoAmarinosobservaa
losdos.Vuelvo la cabezay fijo la atenciónenotra cosa, intentandopasarporaltoque la respuestadeInanmehaprovocadouncosquilleo.Unavezmás,seimpone la imagenmentaldecómome llevóenbrazospara introducirmeenelcampamento.—Zu,¿quéeseso?Señalouncarromatonegroconunafilalarguísimadedivîners.—AhíesdondeFolakevaapintarlosbaajisdecadaclan.—Sele iluminan
losojos—.¡Tienesquepintarteuno!—¿Baajis?—Amariarrugalanariz,confundida.Zuseñalaelsímboloquellevapintadoenelcuello.CogeaInanyaAmaride
lamanoytiradeellos.Echaacorrersinsoltarlos.—Sonpreciosos.¡Vamos,tenéisqueverloahoramismo!Zu se mueve rápido y se adentra con ellos entre la muchedumbre. Me
dispongo a apretar el paso también, pero hay algo en el ambiente de estecampamentoquemeinvitaaaflojarelritmo,acaminarconcalma.Cadavezquepaso por delante de un divîner, se me aceleran los pensamientos e intentoimaginarlosdistintostiposdemajiquepodríanllegaraser.PodríahaberfuturosAmosdelVientoalaizquierda,oVidentesaladerecha.Teniendoencuentaquehaysolodiezclanes,inclusocabelaposibilidaddequehayaalgunafuturaParcajustodelantede…Undesconocidosechocaconmigo.Vavestidoderojoynegro.Meagarrapor
la muñeca y me ayuda a recuperar el equilibrio antes de queme caiga haciaatrás.—Losiento—diceconunasonrisa—.Mispiestienenlamalacostumbrede
seguiramicorazón.—Nopa…—mequedosinpalabras.Ese desconocido no se parece a nadie que haya visto enmi vida, no tiene
sangreorïshanaenlasvenas.Poseeuncolordepielquerecuerdaalaarenisca,repleto de tonos cobrizos.En lugar de los ojos redondos de los orïshanos, lossuyossonangularesyalgocaídos,unacaracterísticaquedestacasusturbulentaspupilasgrises.—Roën. —Sonríe de nuevo—. Es un placer. Confío en que tengas la
amabilidaddeperdonarmitorpeza…Suacentomarcamucho laserres.Seguroqueesunmercader,algún tipode
comerciantedeotropaís.«Porfin».Miroaljovendearribaabajo.Tzainmehabíahabladodelosextranjeroscon
losquesehabía topadoalgunaqueotravezdurante losviajesporOrïshaparajugarlospartidosdeagbön,peroyonuncahabíaconocidoaningunoenpersona.Alolargodelosañoshabíaoídodescripcionesdecomerciantesexóticosenlosmercados abarrotados, y de los viajeros que pasaban por las ciudades másconcurridasdeOrïsha.SiemprehabíatenidolaesperanzadequealgunodeellosrecalaraenIlorin,peronuncalleganhastanuestradistantecostaoriental.Laspreguntasseagolpanenmimente,peroentoncesmedoycuentadequeel
chicotodavíatienelamanoapoyadaenlapartebajademiespalda.Mesubenloscoloresalasmejillasmientrasmeapartodesumano.Nodeberíamirarlotanto,peroajuzgarporlasonrisilladeloslabiosdeRoën,apostaríaaquelegusta.—Hastalapróxima.Meguiñaunojoyseponeenmarchacongarbo,sininterrumpirelcontacto
visual.Sinembargo, antesdequepuedadarunpasomás, Inan reaparecey loagarraporelbrazo.LasonrisadesaparecedelamiradadeRoënencuantonotalazarpadeInan.—Noséquéintencionestienes,hermano.Perosihaceseso,puedesperderla
mano.—Sí,igualquelosladrones.—Inanaprietalamandíbula—.Devuélveselo.Elextranjerodeojosgrisesmemiraa lacara;encoje loshombrosponiendo
cara de corderito y saca el palo plegable del bolsillo de sus pantalonesdrapeados. Abro los ojos como platos mientras me llevo la mano al cinturónvacío.—¡Cómodemonioslohashecho!Learrebatoelpalodecombate.MamaAgbanoshaentrenadoparaadvertirsi
nostocaunladrón.Deberíahabernotadosumano.—Altropezarme.—Entonces¿porquétehasquedadoamilado?—lepregunto—.Sitanhábil
eres,podríashabertemarchadosinhablarconmigo.—No he podido resistirme.—Roën sonríe como un zorronte y revela unos
dientesquedeslumbranconsubrillo—.Pordetrássolovielhermosopalo.Nosabíaquedelantehabríaunachicaaúnmáshermosa.Lomiroconrabia,perosoloconsigoquesonríatodavíamás.—Como ya te he dicho, preciosa… —Hace una reverencia—. Hasta la
próxima.Dicho esto, se escabulle y camina haciaKwame, que está en la otra punta.
Chocanlospuñosenunsaludofamiliareintercambianpalabrasquenoadivino.Kwamememirauninstanteantesdequelosdosdesaparezcanenunatienda
decampaña.NopuedoevitarpreguntarmeporquésehabráreunidoKwameconuntipocomoese.—Gracias—ledigoaInanmientrasacariciolosgrabadosdelpalo.EsloúnicoquemequedadeIlorin.Elúnicovínculoconlavidaquetuveen
otrotiempo.VuelvoapensarenMamaAgba.DeseocontodasmisfuerzaspodervolveraverlosaellayaBaba.—Sihubierasabidoquebastabaconunasonrisaencantadoraparadesarmarte,
lohabríaprobadohacesiglos.—No fue su sonrisa.—Levanto labarbilla—.Nuncahabíavisto anadiede
otropaís.—Ah, ¿era solo por eso? —pregunta Inan con una sonrisilla, sutil pero
totalmentearrebatadora.Eneltiempoquellevamosjuntoshevistodetodo,desderabiahastadolor,en
esoslabios,peronuncahabíavistonadatanparecidoaunasonrisadeverdad.Sele formanhoyuelos en lasmejillas y se le arruga la piel alrededor de los ojosambarinos.—¿Quéocurre?—mepregunta.—Nada.Mevuelvo hacia el palo.Entre el kaftán y la sonrisa, cuesta creer que sigo
mirandoalprincipito…—¡Aarg!LasonrisadeInansetransformaenunamueca.Aprietalosdientesyseagarra
elcostado.—¿Quétepasa?—Lepongolamanoenlaespalda—.¿Quieresquellamea
Zu?Niegaconlacabezaysueltaelaireconfrustración.—Noeslaclasededolorqueellapodríaaliviar.Inclino la cabeza hasta que caigo en la cuenta del sentido que ocultan sus
palabras. Parece tan distinto con el kaftán de color cobalto que ni me habíafijadoenqueelairequelorodeaesfrío.—Estás reprimiendo lamagia.—Seme cae el alma a los pies—.No hace
falta,Inan.Aquínadiesabequiéneres.—No es eso. —Inan recupera la compostura antes de erguirse—. Hay
demasiadagente.Tengoquecontrolarla.Siladejosuelta,alguienpodríaacabarherido.Unavezmás,atisboelprincipitomaltrechoquemeatacóconlaespada;sabía
queteníamiedo,pero¿hastaestepuntollegaelmiedoquesienteantesímismo?
—Puedoayudarte.—Bajolamano—.Porlomenos,unpoco.Siaprendierasacontrolarla,notedoleríadesemejantemanera.Inantiradelcuellodelkaftán,aunquenoleaprietaenabsoluto.—¿Deverdadmeayudarías?—Pues claro. —Lo cojo del brazo y lo separo de la multitud—. Vamos.
Conozcounsitioalquepodemosir.
ElríoGombediscurre juntoanosotrosy llenaelaireconsucanción.PensabaqueesenuevoentornotranquilizaríaaInan,peroahoraquenoshemossentado,me doy cuenta de que soy yo la que necesita calmarse. Los nervios que hesentidocuandoZumehapedidoque liderarael regresode losmajivuelvenaasediarme, esta vez aúnmás fuerte. No sé cómo ayudar a Inan. Todavía sigotratandodeaveriguarcómodominarlamagiadelasParcas.—Cuéntame.—Respirohondoyfinjounaseguridadquemeencantaríasentir
—.¿Quésientescuandosemanifiestalamagia?¿Enquémomentoslapercibesconmásintensidad?Inantragasaliva.Jugueteaconlosdedosalrededordeunobjetofantasma.—Nosé.Esunmisterioparamí.—Toma.—Rebusco en el bolsillo y le coloco unamoneda de bronce en la
palmadelamano—.Dejademoverasílosdedos,meponesnerviosa.—¿Quéesesto?—Algoconloquepuedesjugarsinenvenenarte.Cógeloycálmate.Inan vuelve a sonreír, esta vez con franqueza. La sonrisa se ensancha y
suavizasumirada.Pasaelpulgarpor la leopardariagrabadaenelcentrode lamoneda,queindicaqueperteneceaOrïsha.—Creoquenuncahabíatenidoenlasmanosunamonedadebronce.—Puaj.—Sientorepulsión—.Mejorcállateesascosasonopodrédigerir lo
quemedigas.—Perdóname.—Inansopesalamonedaenlapalma—.Ygracias.—Agradécemelo intentandosolucionar lascosas. ¿Cuándo fue laúltimavez
quedejastequelamagiafluyeseconlibertad?Sin dejar de pasarse la moneda de bronce entre los dedos, Inan se pone a
pensar.—Enaqueltemplo.
—¿Chândomblé?Asienteconlacabeza.—Amplificaba mis habilidades. Cuando trataba de encontrarte, me senté
debajodeunmuraldeOríy…Nosé.Fue laprimeravezque sentíquehabíaalgoquepodíacontrolar.«La ensoñación». Vuelvo a pensar en la última vez que estuvimos en ese
espacioonírico,mepreguntoquédebídedecirle.¿Reveléalgúnsecreto?—¿Cómofunciona?—lepregunto—.Hayvecesenlasquetengolasensación
dequemeleeselpensamientoigualqueseleeunlibroabierto.—Bueno,esmásunpuzlequeunlibro—mecorrigeInan—.Nosiempreestá
claro,perocuandotuspensamientosytusemocionessonintensas, tambiénmellegan.—¿Yteocurrecontodoelmundo?Niegaconlacabeza.—Noconlamismaintensidad.Conelresto,separecemásaunchaparrónsin
paraguas.Contigoesunauténticotsunami.Mequedopetrificadaantelapotenciadesuspalabras.Intentoimaginarcómo
debe de ser. El miedo. El dolor. Los recuerdos de cuando nos arrebataron aMama.—Quéhorror—susurro.—Nosiempre.—Memiraalosojoscomosipudiesevermicorazón,comosi
adivinase todo lo que soy—. Hay veces en las que es asombroso. Bonito,incluso.Semeaceleraelcorazón.MecaeunrizoblancodelantedelacaraeInanme
lorecolocadetrásdelaoreja.Sientoescalofríosporelcuellocuandomerozalapielconlosdedos.Carraspeoyapartolamirada,haciendocasoomisoaloslatidosquenotoenla
cabeza.Noséquéestápasando,peroséquenopuedopermitirmesentirmeasí.—Tumagiaesfuerte.—Meobligoaconcentrarmeeneltema—.Locreaso
no,tesaledeformanatural.Canalizasdeformainstintivacosasparalasquelamayoríadelosmajinecesitaríaunpoderosoencantamiento.—¿Cómopuedocontrolarlo?—preguntaInan—.¿Quépuedohacer?—Cierra los ojos —le indico—. Repite conmigo. No conozco los
encantamientosdelosMediadores,perosécómopedirayudaalosdioses.Inancierralosojosyagarrafuertelamonedadebronce.—Essencillo:Orí,bámisr.—¿Bamisorro?
—Orí,bámisr.—Corrijosupronunciaciónconunasonrisa.Resultatiernoverlotorpequesuenaelyorubacuandosaledesuslabios—.Repítelo.VisualizaaOrí.Ábreteypídeleayuda.Enesoconsistesermaji.Conlosdiosesdetuparte,nuncaestarássolodeltodo.Inanbajalamirada.—¿Deverdadestánsiempreahí?—Siempre.—Vuelvo a pensar en todos aquellos años en los que les di la
espalda—.Inclusoenlosmomentosmásoscuros, losdiosessiempreestánahí.Tantosiloaceptamoscomosino,ellossiempretienenunplan.Inan cierra aúnmás lamano sobre lamoneda de bronce con una expresión
pensativa.—Deacuerdo.—Asienteconlacabeza—.Quierointentarlo.—Orí,bámisr.—Orí,bámisr—canturreaenvozbajamoviendolamonedaentrelosdedos.Al principio no ocurre nada, pero conforme lo repite, el aire empieza a
calentarse.Unlevebrilloazulapareceensusmanos.Laluzreptahaciamí.Cierrolosojosyelmundoempiezaagirar,unarrebatoabrasador,comoeldel
otrodía.Cuando se calma la espiral delmundo,meencuentrodenuevoen elespacioonírico.Sinembargo,estavez,cuandolosjuncosmehacencosquillasenlospies,ya
notengoporquésentirmiedo.
CAPÍTULOCINCUENTAYCUATRO
INAN
Dentrodelaensoñación,seoyeunmurmulloenelairesimilaraunamelodía.Suave.Resonante.Mientrasescucholacanción,misojosrecorrenlapieldesnudadeZélieenel
lago.Igualqueuncisnedeplumasnegras,resplandeceporencimadelasolasllenas
dereflejos,tienelacararelajada,unaexpresiónquenohabíavistoantesenella.Escomosiporunescasoinstanteelmundoenterohubiesedejadodepesarsobresushombros.Sezambulleybuceaunossegundosantesdevolveralasuperficie.Levantala
cara oscura a los rayos del sol. Con los ojos cerrados, sus pestañas pareceninterminables. Sus rizos son como hilos de plata contra su piel. Cuando sevuelvehaciamí,mequedosinaliento.Poruninstante,meolvidoderespirar.Ydepensar.EnalgúnmomentolleguéacreerqueZélieteníalacaradeunmonstruo.—Esunpocorarositelimitasamirar,¿nocrees?Unasonrisaaparecesinquererenmicara.—¿Esaestuformamásastutadeconseguirquemeunaati?Sonríe.Unasonrisahermosa.Alcontemplarla,veolaluzdelsol.Cuandose
dalavuelta,anhelovolveranotareseatisbodeluz,elcalorquesehaextendidopormishuesos.Sintiendoesaurgencia,mequitolacamisaysaltoalagua.Zéliemanotea y escupe para quitarse el agua con la que la he salpicado al
tirarmedegolpeenlasuperficieagitada.Lacorrientemeempujaconunafuerzainesperada.Pataleoybraceohastaqueporfinvuelvoasaliralasuperficie.Mientras me alejo nadando del rugido de la cascada, Zélie contempla el
bosqueque tenemosdetrás: soy incapazdeverdónde termina.Esmuchomásextensodeloquemarcabaellímiteblancodelaorilladellagolaúltimavezqueestuvimosaquí.—Intuyo que es la primera vez que te metes en un lago natural, ¿no?—
comentaZélie.—¿Cómolohassabido?—Por tu cara —responde Zélie—. Pones cara de bobo cuando estás
sorprendido.Mis labios dibujan una sonrisa, un gesto que surge cada vez con más
frecuenciacuandoestoydelantedeella.—Teencantameterteconmigo,¿verdad?—Megustacasitantocomovencerteconelpalodecombate.Estavezesellalaquesonríe.Misonrisaseensanchaaúnmás.Seincorpora
deunsaltoyempiezaaflotardeespaldas,pasandoentrelosjuncosmecidosporlacorrienteylosnenúfaresqueflotan.—Siyotuvieratumagia,mepasaríalavidaaquídentro.Ledoylarazón,aunquemepreguntocómoseríamiespaciooníricosiellano
estuvieradentro.Loúnicoquesécrearson lánguidos juncosmediomarchitos.ConZélie,elmundoenteroflorece.—Temuevescomounpezenelagua—digo—.Mesorprendequenoseasun
AmadelasMareas.—Quizáenotravida.—Pasalamanoporellagoyobservacómoseescurreel
aguaentresusdedos—.Noséporquéesasí.MegustabanloslagosdeIbadan,peronosonnadaencomparaciónconelocéano.Comolachispaqueenciendelallama,surecuerdomeatrapa:susojosdeniña
seabrenmaravillados;laadmiraciónantelasolasinterminables.—¿VivisteenIbadan?Meacercoaellaeintentoempaparmeaúnmásdesuspensamientos.Aunque
nuncameheaventuradohastaesapoblacióndelnorte,losrecuerdosdeZéliesontan nítidos que es como si estuviera allí ahoramismo.Memaravillo ante lasalucinantesvistasqueseobtienendesdelacimadelamontaña,inhaloelfrescoairedelamontañaydejoquepenetreenmispulmones.SusrecuerdosdeIbadancontienenuncalorespecial.Elmantodelamordesumadre.—Vivíamos allí antes del Asalto. —Le falla la voz cuando revive esos
momentos en mi presencia—. Pero después…—Niega con la cabeza—. Allíhabíademasiadosrecuerdos.Nopodíamosquedarnos.Unpozodeculpaseabreenmipecho, teñidoconeloloracarnecalcinada.
Los incendiosqueobservédesdeelpalacio real salena lasuperficie, lasvidasinocentesabrasadasdelantedemisjóvenesojos.Unrecuerdoquehereprimidoigualquelamagia,unfatídicodíaqueansiabapoderolvidar.PeroveraZélieen
estas circunstancias hace que todo vuelva a mí. El dolor. Las lágrimas. Lamuerte.—En teoría, no íbamos a quedarnos en Ilorin. —Zélie habla más para sí
mismaqueparamí—.Pero entoncesvi elmar.—Sonríe para sus adentros—.Babamedijoquenoteníamosporquémarcharnos.En la ensoñación, la herida del corazón de Zélie me ataca con una fuerza
insoportable.Ilorinerasufelicidad.Yyolaarraséporcompleto.—Lo siento —logro decir con mucha dificultad. Me odio todavía más al
escuchar mis palabras. Suenan del todo inapropiadas. Débiles ante todo susufrimiento—.Séquenopuedoarreglarlo.Nopuedocambiarloquehehecho,pero…PuedoreconstruirIlorin.Cuandotodoestotermine,seráloprimeroquehaga.Zéliesueltaunarisitairritada.Seca.Desprovistadetodaalegría.—Sigue diciendo cosas así de ingenuas. Al final, resultará que Tzain tenía
razón.—¿Aquéterefieres?—lepregunto—.¿Quéopina?—Diceque,cuando todoesto termine,unodenosotrosestarámuerto.Tiene
miedodequeseayo.
CAPÍTULOCINCUENTAYCINCO
ZÉLIE
Noséporquéestoyaquí.NoséporquéletoméelpeloaInanparaqueentraseenellago.Noséporquésientouncosquilleocadavezqueseacercanadando.«Estoestemporal»,merecuerdounayotravez.«Nisiquieraesreal».Cuando
todoesto termine, Inanyanovolveráaponerseunkaftán.Nomerecibiráconlosbrazosabiertosensuensoñación.Intento imaginarme al feroz guerrero que conozco, al principito que me
amenazóconlaespada.Pero,enlugardeeso,veolahojaquemeliberódelareddelosenmascarados.LoveoprotegiéndomedelasllamasdeKwame.«Tieneunbuencorazón».LaspalabrasqueAmaridijohacetantotiempose
repitenenmimente.PensabaqueAmarinoqueríaverlarealidad.Pero¿acasosabíaveralgunaspartesdeInanqueyonoalcanzabaaadivinar?—Zélie, yo nunca te haría daño. —Niega con la cabeza y sonríe—. No,
despuésdetodoloquehevisto.Cuandolevantalamiradaparaencontrarseconlamía,laverdadsefiltra.No
puedo creer que nome haya dado cuenta antes. El sentimiento de culpa y delástimaconelquecargaba…«Portodoslosdioses».Seguroquelohavistotodo.—Creía quemi padre no tenía otra alternativa. Siempreme enseñaron que
hizo lo que hizo paramantenerOrïsha a salvo. Pero después de acceder a tusrecuerdos…—Se lequiebra lavoz—.Ningúnniño tendríaquepasarporalgoasí.Vuelvo la cara hacia las ondas del lago, sin saber qué decir.Qué sentir.Ha
vistolaspeorespartesdemí.Partesquenuncacreíquepudiesecompartir.—Mipadre se equivocaba.—Inanhabla tanbajoque suvozapenas seoye
conelrumordelacascada—.Talvezdeberíahabermedadocuentaantes,peroloúnicoquepuedohacerahoraesintentarenmendarloserrores.«No le creas»,me advierto. «Vive en una fantasía, en un sueño». Pero con
cada promesa que hace,mi corazón se ensancha, confiando en secreto que al
menosunadeesaspromesassehagarealidad.CuandoInanlevantalavistahaciamí,veounápicedeloptimismoquesiemprehabrilladoenlosojosdeAmari.Apesardetodo,estádecididoahacerlo.DeverdadquierequeOrïshacambie.«SiMadreCielotehizollegarelpergaminoatravésdeunadescendientedel
linajedeSaran,suvoluntadestáclara».LaspalabrasdeLekanresuenanenmimentemientras contemplo a Inan, cautivadapor sumandíbula fuerte, la barbaincipientequeleensombrecelasmejillas.SisesuponequeundescendientedellinajedeSarantienequeayudarme,¿seríaposiblequelosdiosesquisieranqueInanlideraseymodificaseelrumbodelpaís?¿Esesoloqueestamoshaciendo?¿Esporesoporloquelodotaronconlamagia?Cuando Inan se acerca a mí flotando, se me acelera el corazón. Debería
apartarme.Peromequedoquieta,comosienraizaraenelsitio.—No quiero que muera nadie más—me susurra—. No puedo asumir más
muertessangrientasamanosdemifamilia.«Mentirasycamelos».Esoestodo.Perosisolosonmentiras,¿porquénosoy
capazdealejarmenadando?«Por todos los dioses, ¿se ha quitado la ropa?».Mis ojos se pierden en su
pechoancho,enlascurvasdecadaunodesusmúsculos.Sinembargo,antesdeque pueda mirar debajo del agua, subo los ojos de repente. ¡Madre Cielo!,¿puedesabersequéhago?Meobligoanadaratravésdelacascadahastaquemiespaldadescansacontra
lapareddelacantilado.Estoesabsurdo.¿Porquéhepermitidoquememetieseenesteespacioonírico?ConfíoenquelaviolentacortinadeaguaimpidaqueInanpasedesdeelotro
lado,peroalcabodeunossegundos,nadaa travésde lacascadapara reunirseconmigo.«¡Vete!».Lesordeno amis piernas quepataleen, peroquedo atrapada en la
dulcesonrisadesuslabios.—¿Quieresquememarche?«Sí».Eso es lo que tengo que decir. Pero cuantomás se acerca,más fuerte es el
deseodequesequede. Inansedetieneantesdequedardemasiadocercaymeobligaaresponder.«¿Quieroquesemarche?».Aunqueelcorazónmepalpitadesbocado,yasélarespuesta.—No.
Dejadesonreírymemiraconternura,unamiradaquenuncahabíavistoenél. Cuando los demás chicos me miran de esa forma, me entran ganas dearrancarles losojos.Y,sinembargo,cuandoes Inanquienmemiraasí,quieromás.—¿Puedo…?—dejalapreguntaamediasysesonroja,incapazdeverbalizar
sudeseo.Pero no le hacen falta palabras. No, cuando una parte innegable demi ser
quierelomismo.Asientoconlacabezaylevantaunamanotemblorosa,conlaquemeacaricia
lamejilla.Cierrolosojos,derretidaporesesimpleroce.Sutactomeardeenelpecho,mebajaporlacolumna.Deslizalamanodesdelamejillahastamipelo,memasajealacabezaatravésdelosrizos.«Portodoslosdioses…».Si un guardia nos viera ahoramismo,memataría sin pensárselo dos veces.
Inclusosiendopríncipe,Inanpodríaacabarentrerejas.Noobstante,apesardelasreglasdenuestromundo,laotramanodeInanme
estrecha contra él, me invita a soltarme. Cierro los ojos y me inclino haciadelante,meaproximoalprincipitomásdeloquedebería.Suslabiosrozanlosmíos…—¡Zélie!
Doyunrespingoymicuerporegresadegolpealmundoreal.AbrolosojosjustoenelmomentoenelqueTzainapartaaInandemilado.
Lolevantaporelcuellodelkaftánylotiraalsuelo.—¡Para,Tzain!—Melevantocomopuedoymeabropasoparacolocarmeen
mediodelosdos.—¡¡Noteacerquesamihermana!!—Debería irme. —Inan me mira un momento antes de perderse entre los
árboles. Aprieta con fuerza la moneda de bronce—. Ya nos veremos en elcampamento.—Pero¿a tiqué tepasa?—legritoamihermanoencuanto Inannopuede
oírnos.—¿Quéme pasa amí? ¡¿Amí?!—rugeTzain—. Por los dioses, Zél, ¿qué
demonioshacíasenelbosque?¡Pensabaquetehabíaocurridoalgo!—Intentabaayudarlo.Nosabecómocontrolarlamagia.Lehacedaño…—Porelamordelosdioses,eselenemigo.Sileduele,¡mejorparanosotros!
—Tzain,séquecuestadecreer,peroquierearreglarOrïsha.Intentaquetodoslosmajiesténasalvo.—¿Tehalavadoelcerebro?—Tzainniegaconlacabeza—.¿Paraesosirvesu
magia?Eresmuchascosas,Zél,peroséquenoerestaningenua,porfavor.—Noloentiendes.—Apartolamirada—.Nuncatehahechofalta.Túeresel
kosidánperfectoquecaebienatodoelmundo.Yomepasoeldíatemblando.Tzainretrocedecomosilehubiesetocadolafibrasensible.—¿Creesquenoséloqueeslevantarsetodaslasmañanasypreocuparsedesi
esedíaseráelúltimo?—¡DaleunaoportunidadaInan!Amarinoesmásqueunaprincesa.Cuando
regrese lamagia,noserá laprimeraen la líneadesucesiónal trono.Sipuedoconvencer al príncipe heredero, ¡tendremos de nuestra parte al futuro rey deOrïsha!—Ojalá oyeras las patrañas que sueltas.—Tzain se tira del pelo—. ¡No le
importasnada,Zél!¡Soloquieremeterseentretuspiernas!Meardelacara.Eldolorsemezclaconlavergüenza.EstenoesTzain.Este
noeselhermanoquetantoquiero.—Es el hijo del hombre que asesinó a Mama, por todos los dioses. ¿Tan
desesperadaestás?—¡TúestáslocoporAmari!—grito—.¿Porquécreesqueeresmejorqueyo?—¡Porque ella no es una asesina!—contraatacaTzain—. ¡Ella no incendió
nuestropueblo!Noto un murmullo en el aire. El corazón me golpea el pecho con fuerza
mientras Tzain continúa con sus reproches. Sus palabras se me clavan comoaguijones,sonmásafiladasquecualquierataquequehayasufridoantes.—¿QuédiríaBaba?—NometasaBabaenesto…—¿OMama?—¡Cállate!—legrito.Elmurmullodelaireseconvierteenunagitadozumbido.Lapartemásoscura
demirabiasalearelucir,aunqueintentorefrenarla.—Portodoslosdioses,siMamasupieraquemurióparaqueterminasessiendo
larameradelpríncipe…Lamagia fluyepormisvenas,calienteyviolenta, semanifiestaconrabiay
sin necesidad de pronunciar encantamiento alguno. Igual que una lanza, unasombrasaledemibrazoenespiralyleatacaconlafuriadelosmuertos.Todoocurreenunparpadeo.Tzaingrita.Yometambaleo.
Cuandotermina,seagarraelhombro.Lasangremanabajosusdedos.Mequedomirandomispropiasmanostemblorosas,laneblinadelassombras
delamuertequegiranasualrededor.Alcabodeunmomento,sedesvanecen.Peroeldañoyaestáhecho.—Tzain… —Sacudo la cabeza; se me saltan las lágrimas—. No era mi
intención.Teloprometo.¡Hasidosinquerer!Tzain me mira como si no supiera quién soy. Como si yo encarnase una
traiciónatodoloquetenemos.—Tzain…Daunpuñetazoalaparedconelsemblanteserio.Implacable.Contengounsollozomientrascaigoalsuelo.
CAPÍTULOCINCUENTAYSEIS
ZÉLIE
Mequedoenlaperiferiadelasentamientohastaqueanochece.Enelbosquenotengoqueenfrentarmeconnadie.Notengoqueenfrentarmeconmigomisma.Cuando ya no soporto seguir sentada en la oscuridad, regreso a mi tienda,
aunqueséquevoyadecepcionaraZu.RezopornoencontrarmeconTzain.Sinembargo, en cuantoAmarimeve, corre haciamí conunkaftánde seda en lamano.—¿Dóndeestabas?—Meagarradelamanoytirademíparametermeensu
tienda,casimequita la ropaparaponermeelvestidodeseda—.¡Yacasies lahoradelacelebraciónynisiquieratehepeinado!—Amari,porfavor…—Notemolestesenllevarmelacontraria.—Apartamimanoymeobligaa
sentarmeyestarquieta—.Esaspersonasquierenquelasguíes,Zélie.Tienesquerepresentarelpapel.«Tzainnoselohacontado…».Eslaúnicaexplicación.Amarimepintaloslabiosdecarmínymeperfilalos
ojosconcarboncillocomoharíaunahermanamayor.Luegomepidequehagalomismoconella.Sisupieralaverdad,tendríamiedodemí,seguro.—Seteharizadomuchísimo—dicemientrasmesujetaunmechónconuna
horquilla.—Creoqueeslamagia.Mamateníaelpeloigual.—Tequedabien.Aúnnoheterminadoyyaestásradiante.Me ruborizo y miro el kaftán de seda que me ha obligado a ponerme. Su
estampadovioletareflejaaguasdeunamarillovivoydeunazulintenso;relucecontra mi piel oscura. Toco el cuello con pedrería incrustada. Ojalá Amaripudiesedevolvérseloaquien seaque se lohaprestado.No recuerdo laúltimavezquemepuseunvestido;mesientodesnudasintelaquemecubralaspiernas.—¿Notegusta?—preguntaAmari.—No importa.—Suspiro—.Meda igual la ropaque lleve.Soloquieroque
estanocheacabedeunavez.
—¿Ha pasado algo? —tantea Amari con cautela—. Esta mañana estabasemocionadaconlacelebración.AhoraZumehadichoquenoquierescompartirelpergamino…Frunzoloslabiosyagarrolateladelkaftán.Vercómodesaparecíalasonrisa
delacaradeZumellenódeunaclasenuevadevergüenza.Todasesaspersonasconfiando en que yo fuera su líder, cuando ni siquiera sémantener a rayamipropiamagia.«Ymimagianoesloúnicoquenosémanteneraraya…».El recuerdo del infierno deKwame arde con tanta intensidad que siento un
cosquilleoenlapielanteelcalorimaginado.Meconvenzodequenotengonadaquetemer,peroloúnicoquesientoahoraesmiedo.¿YsiZunohubierapodidocontrolarlo?¿YsiZunohubiesellegadoenesemomento?SiKwamenohubieseapaciguadolasllamasdesumagia,yonisiquieraestaríaaquíya.—Noeselmomentoadecuado—digoporfin—.Solofaltancuatrodíaspara
elsolsticio…—Por eso… ¿Por qué no quieres devolver ya sus poderes a todos estos
divîners?—Amarime agarra conmás fuerza—.Por favor, Zélie, cuéntamelo.Quieroentenderlo.Meabrazo las rodillascontraelpechoycierro losojos,casi sonríoante las
palabras de Amari. Recuerdo los días en los que ver la magia en acción laestremecía. Ahora es ella la que lucha por hacerla revivir mientras yo meacobardo.IntentoapartarlosrecuerdosdelrostrodeTzain,lamiradamásfríaquemeha
dirigidonunca.Reconocíelterrorensusojos.CuandoKwametocólapiedradelsolyprovocólasllamaradas,yolomirédelamismamanera.—¿Es por Inan? —Amari insiste al ver que me quedo callada—. ¿Tienes
miedodeloquepuedahacer?—ElproblemanoesInan.Porlomenos,noesesteproblema.Amarihaceunapausaymesueltaelpeloparaarrodillarseamilado.Conla
espaldarectayloshombroshaciaatrás,parecelaauténticaprincesaquees,tanregiaconesevestidodoradoquelehanprestado.—¿QuéocurriómientrasTzainyyonoestábamos?Aunquemedaunvuelcoelcorazón,nocambiolaexpresióndelacara.—Yatelodije…Nosaliamosparapoderliberaros.—Zélie, por favor, necesito que seas sincera. Quiero a mi hermano, te lo
aseguro.Peronuncahevistoestafacetadeél.
—¿Aquéfacetaterefieres?—Rebelarse contra mi padre. ¿Luchar a favor de los maji? A Inan le ha
pasadoalgo,yséquetienequevercontigo.Sumiradaindicaqueseloimagina,ynotoquemeardenlasorejas.Piensoen
elespacioonírico,enelmomentoenquenuestroslabiosestuvieronapuntodetocarse.—Haaprendido.—Meencojodehombros—.Violoquehabíahechovuestro
padre, lo quehacen sus guardias ahoramismo.Quiere encontrar lamaneradesolucionarlascosas.Amaricruzalosbrazosyarqueaunaceja.—Debesdepensarquesoyciegaotonta,ysabesquenosoyciega.—Nosédequémehablas…—Zélie, te mira embobado. Sonríe cómo… Cielos, ni siquiera sé cómo
describirlo.Nuncalohevistosonreírcomolohacecuandosedirigeati.—Bajolavistahaciaelsueloymecogeporlabarbilla.Meobligaamirarlaalosojos—.Quieroqueseasfeliz,Zél.Másdeloquepuedesimaginarte.Peroconozcoamihermano.—¿Quésesuponequesignificaeso?Amarihaceunapausaymesujetaotrorizoconunahorquilla.—Oestáapuntodetraicionarnosoaquíseestáfraguandootracosa.Aparto la barbilla para soltarme y vuelvo a mirar hacia el suelo. El
sentimientodeculpasecuelaportodoslosrinconesdemicuerpo.—HablasigualqueTzain.—Tzainestápreocupado,ytienemotivosparaestarlo.Puedointentardialogar
conél,peroprimeronecesitosabersiconvieneono.«Noconviene».Esaeslaopciónmáslógica.Pero,apesardetodoloquehahecho,elrecuerdo
deInanllevándomeenbrazoshastaelcampamentoserepiteconviveza.Cierrolosojosyrespirohondo.Norecuerdolaúltimavezquemesentítanseguraenbrazosdealguien.—Cuando me dijiste que Inan tenía un buen corazón, pensé que eras una
ingenua.Unapartedemísesienteahoraigualdeingenua,porquehevistoesecorazónpormímisma.MesalvócuandolosguerrerosdeZuibanacapturarme;hizotodoloquepudoparaconseguirliberarosaTzainyati.Ycuandollegóelmomento en que podría haber cogido el pergamino y haber huido con él, sequedó.Intentósalvarme.Callounmomentoybusco laspalabrasquequiereoír, laspalabrasquecasi
medamiedopronunciarenvozalta.—Tieneunbuencorazón.Ycreoqueporfinloestáusando.Amarijugueteaconlosdedos.Seagarraelpecho.—Amari…Me rodea con los brazos y aprieta fuerte.Me quedo rígida porqueme pilla
desprevenida.Sinsaberquéhacer,pocoapocoledevuelvoelabrazo.—Séquepuede sonarte ridículo, pero es que…—Se aparta y se limpia las
lágrimas que amenazan con caerle por los ojos—. Inan siempre se ha vistoatrapadoentreelbienyelmal.Soloquierocreerqueescapazdehacerelbien.AsientoconlacabezayevalúolascosasquequieroyodeInan.Medarabia
contar las veces que he pensado en él hoy, las veces que he pensado en suslabios, en su sonrisa.A pesar de lomucho queme empeño por reprimirla, elansiapermanece:ladesesperaciónpornotarsucariciaotravez…MáslágrimasamenazanconbrotardelosojosdeAmari,asíqueselasenjugo
conlamangadelkaftán.—Basta—leordeno—.Tevasaestropearelmaquillaje.Amariresopla.—Meparecequeesoyalohashechotú.—¡Oye!Yatedijequenotefiarasdemíconelcarboncillo.—¿Cómopuedesblandirunpalodecombatesieres incapazdemantenerel
pulsofirme?Nos echamos a reír como un par de adolescentes y el sonido de la risame
resultatanextrañoquemepillaporsorpresa.PerolasrisitasterminandesopetóncuandoTzainirrumpeenlatiendadecampaña.Memiraalosojosysedetiene.Alprincipio,memira comosinomeconociera,perohayalgodentrodeél
quesederrite.—¿Quéocurre?—preguntaAmari.ATzainletiemblalabarbilla.Bajalamiradaalsuelo.—Eh…ZélsepareceaMama.Sus palabras me rasgan el corazón y lo calientan al mismo tiempo. Tzain
nunca habla de Mama con ese tono de voz. En ocasiones, creo que la haolvidadoporcompleto.Perocuandonosmiramosalosojos,medoycuentadeque leocurre lomismoqueamí; llevaaMama tanpresentecomoel aire,unpensamientoquepasacadavezqueinspira.—Tzain…—Va a empezar la procesión.—Se vuelve hacia Amari—. Será mejor que
termines.
Ydichoesto,semarchaysemeencogeelcorazón.Amarimedalamano.—Hablaréconél.—No lo hagas.—Hago caso omiso del sabor amargo en la lengua—. Solo
conseguirásqueseenfadecontigotambién.«Ydigasloquedigas,seguirásiendotodoculpamía».Me pongo de pie y tiro de las mangas del vestido, para alisar una arruga
inexistente.Despuésdetodaunavidadeequivocaciones,haymuchísimascosasde las que me arrepiento. Pero si solo pudiera cambiar uno de los errorescometidosenmivida,este…esteseríaelqueestaríadispuestaaeliminaratodacosta.Angustiada, me dirijo a la salida y finjo que no me duele el corazón. Sin
embargo, antes de que pueda salir,Amarime coge de lamano otra vez ymeobligaaquedarmeunpocomás.—Todavíanomehascontadoporquénoquierescompartirelpergamino.—
Amariseponedepieymeanaliza—.Ahífuerahayunvalleenterorebosantededivîners esperando poder convertirse en maji. ¿Por qué les niegas esaposibilidad?Las palabras deAmarime azotan igual que uno de los bofetones deMama
Agba.IgualquelaespadaqueatravesóelpechodeLekan.Ambosrenunciaronatodoparadarmelaoportunidaddehacerestoy,sinembargo,loúnicoquehagoesdesperdiciarla.Cuando en un principio pensé en compartir el pergamino con los demás
divîners esta noche, no dejaba de imaginarme toda la belleza y alegría querepartiría esa nueva magia. Por una vez, el ambiente sería como el que serespirabaantesdelAsalto.Losmajivolveríanareinar.Peroahora,lasonrisadecadadivînersedistorsionaantemí,convertidaenel
dolorquepodríadejar laesteladeesamagia:Terrerosarrancandolatierraquepisamos;Parcasperdiendoelcontrolyliberandooleadasdemuertos.Nopuedoarriesgarmeaquetodosellosrecuperenlamagia.Nosinreglas.Sinlíderes.Sinplanes.Ysinomeveocapacitadaparahacerestoahora,¿cómovoyasercapazde
completarelritual?—Amari,escomplicado.¿Ysialguiensedescontrola?¿Ysitocalapiedradel
sol alguienquenodebiera? ¡Podríamos iniciar a unCáncer ymorir todos porculpadelaenfermedad!—Pero¿quédices?—Amarimecogeporloshombros—.Zélie,¿aquéviene
todoesto?—No loentiendes…—Niegocon la cabeza—.Noviste loquepodíahacer
Kwame.SiZunoselohubieseimpedido…Siloscarcelerostuvieranesaclasedepoder,ounhombrecomotupadre…—Semesecalagargantaalrecordarlasllamaradas—. ¡Imagina a todas las personas que podría incinerar si tuvieraoportunidaddeinvocaralasllamas!Lo saco tododegolpe, losmiedos, lasvergüenzasquemehanatormentado
durantetodoeldía.—YTzain…—medetengo,porquenosoycapazdepronunciarlaspalabras.Si ni siquiera puedo confiar enmímisma paramantener a rayamimagia,
¿cómopuedoesperarquesecomportenunmontóndemajisinfrenodeningúntipo?—Durante mucho tiempo había pensado que necesitábamos la magia para
sobrevivir,peroahora…Ahorayanoséquépensar.Notenemosplanalguno,notenemosformadecrearnormasniestableceruncontrol.Silahacemosregresarsinmás,podríanresultarheridasmuchaspersonasinocentes.Amari se queda en silencio un buen rato, para dejar que mis palabras se
aposenten.Suavizalamiradaytirademimano.—Amari…—Vamos,acompáñame.Mearrastrafueradelatiendaymeveotransportadaaotromundo.Mientras
estábamos dentro, el campamento ha cobrado vida. El valle rezuma energíajuvenil,resplandececonlaluzrojizadelosfarolillos.Unossabrosospastelesdecarne y porciones de plátano dulce pasan por delante de nuestras naricesmientras lamúsicavibrantey los tamboresque retumbanreverberandentrodenuestra piel.Todos bailan al sonde la jubilosamúsica, nopueden contener laemociónquelesprovocalaprocesión.Entre esa locura festiva atisbo a Inan, más guapo de lo que debería estar
permitido, con una agbada de color azul oscuro y unos pantalones a juego.Cuando me ve, se queda boquiabierto. Siento un cosquilleo al sabermeobservada por él. Aparto la mirada, desesperada por acallar el resto desentimientos. Inan se aproxima a nosotras, pero antes de que pueda decirnosnada,Amaritirademíparaintroducirnosentrelamultitud.—¡Vamos!—invitaasuhermano—.¡Nopodemosperdérnoslo!Zigzagueamosentre lamasamientras losasistentesal festivaldanvueltasy
meneanelcuerpoanuestrolado.Aunqueunapartedemíquierellorar,alargoelcuelloparaadmirarlamultitud,ansíosentiresaalegría,esavida.
LoshijosdeOrïshabailancomosinohubieramañana,alabandoalosdiosescon cada paso. Glorifican con los labios el arrebato de la liberación, suscorazonescantancánticosdelibertadenyoruba.Misoídosseponenabailaralescucharlaspalabrasenmiidioma,unaspalabrasquehabíallegadoapensarquesolo escucharía dentro de mi cabeza. Parecen iluminar el ambiente con suembeleso.Escomosielmundoenterovolviesearespirar.—¡Estásmagnífica!—Zusonríemientrasmeadmira—.Todos loschicosse
moriránporbailarcontigo,aunquecreoqueyatienesunpretendientedeclarado.Ladeolacabezaysigoladireccióndesudedo,queseñalaaInan;susojosme
repasan como si fuese un leonario a punto de salir a cazar. Me gustaríaaguantarlelamirada,alimentarelcalorquenacebajomipielcuandomemiradeesamanera.Peromeobligoadesviarlavista.NopuedovolveraheriraTzain.—Mama!ÒrìsàMama!ÒrìsàMama,àwáundúppéegbigbewá…Cuantomásnosacercamosal centro,más resuenael canto.Me transportaa
lasmontañasdeIbadan,cuandoMamamecantabaesaestrofacomosifueseunananaantesdeirmeadormir.Teníaunavozsuaveyconmuchocuerpo,comoelterciopeloy la seda.Mepierdoen esa sensación tan familiar cuandounaniñapequeñaconunavozpotenteentonaunsoloentrelamultitud.—Mama,Mama,Mama…Mientraslasvocesllenanlanocheconsucánticocelestial,unajovendivîner
conlapielmarrónclaroyelpeloblancocortoentraenelcírculo.Ataviadaconunas ampulosas vestimentas azules, parece encarnar el retrato que nosmostróLekandeYemja,ladiosaquetomólaslágrimasdeMadreCielo.Ladivînergiray se contonea al ritmo de la canción, con un cántaro de agua en la cabeza.Cuandoelcoro llegaalpuntoálgido, tiraelaguaalaireyabre losbrazosporcompletopararecibirlalluviaquecaesobresupiel.Losvítoresdelamultitudaumentandevolumenmientrasladivîner saledel
círculodandovueltasyensu lugarentrabailandoFolake.Losabaloriosdesukaftánamarillocaptanlaluzyrelucenmientrassemuevenporsupiel.Encandilaa todos con su sonrisa, ymás que a nadie, a Kwame. Cuando lamultitud semuere de expectación, expone las palmas de las manos. La muchedumbre laaclamacuandounaschispasdeluzdoradasalendeesasmanosybailanjuntoaellaporelcampamento.—Mama,Mama,Mama…Un divîner tras otro entra en el círculo, todos y cada uno de ellos vestidos
comoloshijosdeMadreCielo.Aunquenopuedeninvocarlamagiadeverdad,susimitacionesllenandealegríaalosespectadores.Alfinal,unachicaquedebedetenermiedaddaunpasoalfrente.Vavestidaconunasvaporosassedasrojasy una diadema de abalorios resplandece contra su piel. «Oya»… Mi diosahermana.AunquenopuedecompararseconlamajestuosidaddeOyaenmisvisiones,la
divîner tiene un aura mágica propia. Igual que Folake, luce unos largostirabuzones blancos que suben y bajan como un muelle mientras baila, y seenredanalrededordesucuerpo igualque lassedasrojas.Enunamano luceelirukerecaracterísticodeOya,unlátigocortohechoconelpelodelamelenadeun leonario. Mientras da vueltas al objeto mágico alrededor del círculo, lasalabanzasdelosdivînersseincrementan.—Tú formas parte de esto.—Amari entrelaza los dedos en losmíos—.No
permitasquenadienosarrebateestamagia.
CAPÍTULOCINCUENTAYSIETE
AMARI
La procesión termina al cabo de un rato, pero lamúsica y el baile continúanhastabienentrada lamadrugada.Pegounmordiscoaotropastelitomoínmoínmientras disfruto de las festividades y saboreo cómo se funde enmi boca esepastelillo de judías al vapor. Un divînerpasa por delante con una bandeja deshukushuku y casi seme saltan las lágrimas cuandoel cocodulceme toca lalengua.—Yaerahora.NotoelcosquilleodelalientodeTzaindetrásdelaorejayluegoseextiende
deformaagradablepormicuello.Porunavezenlavelada,estásolo, liberadodel enjambre de chicas divîners que llevan toda la noche tratando deconquistarlo.—¿Perdona?—lepregunto.Engulloelrestodeshukushukudeunsolomordisco.—Teestababuscando.Eresmuyescurridiza.Melimpiolasmigajasdeloslabios,ansiosaporocultarquemehezampadola
mitaddelasprovisionesdelfestival.Aunque,cuandomelopuse,elvestidomeibaperfecto,ahoralascosturasmetiranalaalturadelascaderas.—Bueno,supongoquenoesfácilmoversecuandounabandadadechicaste
entorpeceelpasoacadamomento,¿no?—Lolamentomucho,princesa.—Tzainseríe—.Perodeberíassaberquese
necesitatiempoparaacercarsealachicamásguapadellugar.Memira condulzura, igual que la nochequeme tiró al río y se desternilló
cuando intenté tirarlo también como revancha. Era una faceta extraña en él;después de todo lo que ha ocurrido desde entonces, no estaba segura de sivolveríaaverla.—¿Quépasa?—Nada.Pensaba.—Meencojodehombrosyvuelvolacabezahaciaelmar
de divîners danzarines—. Estaba preocupada por ti. Tienes aguante, pero
supongo que no debió de ser fácil de soportar la tortura que te hicieron enaquellatiendadecampaña.—Bueno…—Tzainsonríe—.Semeocurrenotrasformasmuchomejoresde
pasarlanocheconunachicaencerradoenunatienda.Me ruborizo tanto que estoy segura de que el color rojo de mis mejillas
contrastaconlasaguasdoradasdelvestido.—Podríadecirquelaotranochefuelaprimeraquepaséconunchico.Tzainsueltaunbufido.—¿Yestuvoalaalturadetusfantasías?—Nolosé…—Mellevolosdedosaloslabios—.Noimaginabaquellevaría
lasmanosatadaslaprimeravez…Para mi sorpresa, Tzain suelta una sonora carcajada, más escandalosa que
cualquiera que le haya oído soltar enmi presencia. Seme hincha el pecho aloírlo. No había hecho reír tanto a nadie desde que charlaba con Binta. Unaspalabrasimplícitasnadandentrodemí,peroantesdequepuedaresponder,otrarisitallamanuestraatención.MedoylavueltaymeencuentroaZélieaunastiendasdedistancia,bailando
en la periferia de lamultitud. Se ríemientras bebe de una botella de vino depalmayhacedarvueltas sinparar aunniñodivîner.Aunque sonrío al ver sualegría,elrostrodeTzainseensombreceymuestralamismatristezaqueteníaenlatiendadecampaña.Peroalinstante,todaesatristezadesapareceencuantoTzainveaInan.MihermanocontemplaaZéliecomosifueselaúnicarosarojadeunjardínderosasblancas.—¿Hasvistoeso?AgarroaTzaindelamanoytirodeélparaacercarloauncírculodealegres
divîners.Notouncosquilleoenelestómagocuandosumanoarropalamía.LoshombrosanchosdeTzainparten lamuchedumbre igualque si fueseun
pastor que se desplaza entre un rebaño de ovejas. En cuestión de segundos,llegamos hasta la animada bailarina del centro del círculo, que rebosaexuberancia y vida. Su vestido de pedrería resplandece a la luz de la luna yacentúacadacontoneoygirodesuscaderas.Todas lascurvasdesucuerposemuevenalritmodelamúsicaydejanalamultitudembelesadaconcadagesto.Tzainmeinvitaasumarnosalbaile,perolofrenocogiéndolodelbrazo.—Porelamordeloscielos,¿sepuedesaberquéhaces?—Únetealafiesta.—Seechaareír—.Yavasiendohoradequeveacómote
mueves.—Tehaspasadobebiendoogogoro—digoentrerisas.
—¿Ysibailoyo?—mepregunta—.Siyolohago,¿loharástútambién?—Desdeluegoqueno.—¿Meloprometes?Saltaenmediodelcírculoydejasobresaltadaalabailarina.Todalamultitud
daunpasoatrás.TranscurreunlargoinstanteenelqueTzainnosemueve,sinoqueselimitaamiraratodoslosasistentesconunaseriedadfingidaenelrostro.Pero cuandoempiezana sonar los cuernos,Tzain casi estalla enun frenesídemovimiento.Sesacudeysaltacomosiunashormigasde fuegose lehubierancoladoenlospantalones.Meríocontantasganasquemecuestarespirar,ymeagarrodeldivînerque
tengo más cerca para mantener el equilibrio. Cada uno de sus movimientosprovocamásvítoresyhacequeelcírculodeadmiradoresseduplique.Mientrasélsacudeloshombrosysedejacaerenelsuelo,lachicaquebailaba
enelcentrovuelveasumarseydavueltasportodoelespacio.Meirritoalvercómosecontonea,laseducciónquedesprendecadagolpedesuscaderas.MiraalosojosaTzainconundeseode flirtear tan intensoque, sinquerer,hagounamueca. ¿Cómo puedo sorprenderme? Con esa sonrisa ancha, esos músculosfuerteseimponentes…Unasmanoscallosasmeagarranporlasmuñecas.Unasmanosgrandes.«Las
manosdeTzain».—¡Tzain,no!Sumaliciasuperamimiedo.Antesdequemedécuenta,estoyenmediodel
círculo.Mequedocongelada,paralizadamientrasinnumerablesojosaterrizanenmí.Medoy lavueltaparaescapar,peroTzainmeagarraconmásfuerzaymehacegiraralavistadetodoelmundo.—¡Tzain!—chillo,peroelterrorsedisuelveenunarisaquenopuedodetener.Laemociónmerecorremientrasnosmovemos.Aunquesuelosermuypatosa
bailando, al final consigo seguir el ritmo. Por un momento, la multituddesapareceysoloveoaTzain:susonrisa,suscariñososojosmarrones.Podríavivirunaeternidadasí,dandovueltasyriendoenlaseguridaddesus
brazos.
CAPÍTULOCINCUENTAYOCHO
INAN
Zélieestámásguapaquenunca.Delamanodeunniñodivîner,resplandececonsuvestidovioleta,unadiosa
danzarinaentrelamultitud.Elaromaasalmarinadesualmaseimponesobrelosintensosoloresdelosplatosdelfestival.Mellegacontodasufuerza.Unamareaoceánicaquemearrastrahaciaella.Mientraslaobservo,esfacilísimoolvidarmedelosmaji.Delamonarquía.De
Padre.Enestemomento,enloúnicoenquepuedopensaresenZél.Susonrisailuminaelmundoigualquelalunallenailuminauncielosinestrellas.Cuandosecansadedarvueltas,ledaunabrazoalniño.Elchiquillosueltaun
gritoemocionadoalnotarqueZélieleplantaunbesoenlafrente.Peroencuantoélsemarchacorriendo,tresjóvenesdanunpasoadelanteparaocuparsulugar.—Perdona…—Hola,soyDeka…—Estáspreciosaestanoche…Sonríomientras intentan cautivarla.Todos tratandehablarmás altoque los
demás.Mientrascharlan,rodeoaZélieporlacinturayaprietoconlosdedos.—¿Meconcedesestebaile?Se da la vuelta, furiosa. Entonces se da cuenta de que soy yo. Al ver su
sonrisa,sientosuemocióndentrodemí.Luegopercibounanhelo.Yunápicedemiedo.Tzainpasafugazmenteporsumente,asíquelaestrechocontramí.—Tellevaréaunsitiodondenopuedavernos.Uncalorelectrizantepasadesucuerpoalmío.Laagarromásfuerte.—Entiendoqueesoesunsí.Latomodelamanoylaguíoentrelamultitud,pasandoporaltolasmiradas
embobadasdesuspretendientes.Nosabrimospasohastaelbosquequerodeaelcampamento.Lejosdelacelebraciónyelbaile.Elairefrescoesunabendición.Vacargadoconelintensoaromadelashogueras,lacortezaylashojashúmedas.—¿SeguroquenovesaTzain?—Segurodeltodo.
—¿Ysi…?¡Aaaaah!Zéliese tropiezaycaealsuelo.Unarisita infantilsaledesuboca.Mientras
reprimolarisaparaayudarla,meentraenlanarizeloloravinodepalmaconmiel.—Portodosloscielos,Zél,¿estásborracha?—Ojalá. Quien destiló este licor no sabía lo que hacía…—Me coge de la
manoyseapoyacontraun troncoparamantenerelequilibrio—.SupongoquemehemareadodetantodarvueltasbailandoconSalim.—Voyabuscarteagua.Hagoademándealejarme,peroZéliemecogeporelbrazo.—Quédate.Deslizalosdedosentremismanos.Notouncalorardienteentodoelcuerpo
encuantometoca.—¿Estássegura?Asienteyvuelveasoltarunarisita.Sumelódicarisameanimaaacercarme.—Querías sacarme a bailar, ¿no? —Sus ojos plateados despiden un brillo
travieso—.Quierobailar.IgualqueloschicosdeseososquerodeabanaZéliehaceunrato,doyunpaso
adelante.Cuando deslizo lamano por encima de sumuñeca, cierra los ojos einspirahondo.Hundelosdedosenlacortezadelárbol.Su reacción llena todas y cada una de las células de mi ser con un deseo
irrefrenable,unimpulsovisceralquenohabíaexperimentadonunca.Mecuestahorrores contenermeparanobesarla, parano acariciarle las curvasy apretarlacontraelárbol.Cuandoabrelosojosyparpadeaotravez,meinclinohaciadelanteparaque
mislabiosrocensuoreja.—Sideverdadquieresbailar,tendrásquemoverte,pequeñaZél.Seponetensa.—Nomellamesasí.—¿Túmellamas«principito»yyonopuedollamarte«pequeñaZél»?Dejacaerlosbrazos.Apartalacara.—Mamamellamabaasí.«Cielos».Lasuelto.Meentranganasdedarmedecabezazoscontraeltronco.—Zél,losientomucho.Noquería…—Yalosé.Bajalamiradahaciaelsuelo.Suespíritujuguetóndesapareceyseahogaen
unmardepena.Peroentonces,unaoleadadeterrorseformadentrodeella.—¿Estásbien?Seaferraamísinprevioavisoyaprietalacabezacontramipecho.Sumiedo
semecueladentrode lapiel.El terrormeapresa lagarganta.Laconsume—crudoypoderoso—,igualqueaqueldíaenelbosque.Salvoqueahoranoeslamonarquía la que la atormenta; es la sombra de la muerte que surge de suspropiasmanos.Laabrazoylaestrechoconfuerza.Daríacualquiercosaporhacerdesaparecer
esemiedo.Nosquedamosabrazadosunbuenrato,desaparecemoselunoenlosbrazosdelotro.—Huelesigualqueelmar.Parpadeaymemira.—Tuespíritu…—aclaro—.Siemprehaolidoigualqueelmar.Semequedamirandoconunaexpresiónquenosédiscernir.Tampocodedico
demasiado tiempo a intentar averiguarlo.Me basta con perderme en sus ojos.Existirsolodentrodesumiradadeplata.Lesujetounrizodetrásdelaoreja.Vuelveaapoyarlacabezaenmipecho.—Hoyheperdidoelcontrol.—Selequiebralavoz—.Lehehechodaño.He
heridoaTzain.Abrolamenteunpocomás,justoporencimadelpuntoenelquesientopuro
alivio.ElrecuerdodeZélieseabalanzasobremícomounaolaquerompeenlaplaya.Lo siento todo, las palabras hirientes de Tzain, las sombras que surgieron
enfurecidas.Laculpabilidad,elodio,lavergüenzaquedejólaesteladelamagia.AprietoaúnmásaZélieynotounarrebatoardientecuandomedevuelveel
abrazoconlamismaintensidad.—Yotambiénperdíelcontrolunavez.—¿Lehicistedañoaalguien?—Peor.Matéaalguien—digoenvozbaja—.Alguienaquienamaba.Seapartaymemiraalacara.Laslágrimasseacumulanensusojos.—¿Poresotienestantomiedodetumagia?Asiento con la cabeza. El sentimiento de culpa por la muerte de Kaea me
apuñalacomouncuchillo.—Noqueríaquenadiemásresultaseherido.Zélievuelveadescansarlacabezaenmipechoysueltaunprofundosuspiro.—Noséquéhacer—confiesa.—¿Conqué?
—Lamagia.Abrolosojoscomoplatos.Detodaslascosasquemehabíaimaginado,nunca
penséqueoiríaestadudasalirdesuboca.—Esto es loquequiero.—Zéliehaceungesto con lamanopara señalar la
alegríadelfestival—.Estoesporloqueheestadoluchando,perocuandopiensoenloqueocurrió…—Sequedasinvoz.ElhombroensangrentadodeTzainllenasu mente—. Estas personas son buenas. Tienen un corazón puro. Pero ¿quéocurrirásidevuelvolamagiaalmundoyquienintentatomarelpoderesunmajiquenolomerece?Es unmiedo tan familiar que lo siento como si fuesemío. Pero, almismo
tiempo,noestanfuertecomoantes,nimuchísimomenos.Inclusocuandopiensootra vez enKwame envuelto en llamas, la primera imagen queme viene a lamente es cómo esas llamas se extinguieron de repente en cuanto Zulaikha leindicóqueparase.Zélieabrelabocaparaseguirhablando,peronolesalenlaspalabras.Observo
suslabioscarnosos.Loscontemploconavidezcuandoselosmuerde.—Estaninjusto—diceconunsuspiro.Bajo la mirada hacia ella. Cuesta creer que ambos estemos despiertos.
¿Cuántas veces he deseado estrecharla enmis brazos así? ¿Sentir que ellamedevolvíaelabrazo?—Túnohacesmásquebailardentrodemimentecuandoyonotengoniidea
deloquepasaporlatuya.—¿Enserioquieressaberlo?—¡Puesclaroquequierosaberlo!¿Tedascuentadelobochornosoqueesno
tener…?Laempujocontraeltronco.Lebesoconardorenelcuello.Suspiracuandole
acariciolaespalda.Unlevegemidoescapadesuslabios.—Esto —susurro. Le rozo la piel con los labios mientras pronuncio las
siguientes palabras despacio—. Esto es lo que pensaba. Esto es lo único quetengoenlacabeza.—Inan—diceenunsusurrocasironroneando.Hundelosdedosenmiespaldaymeacercaaúnmásasucuerpo.Todomiser
ladesea.Deseaesto.Entodomomento.Conestedeseo,loveotodoclaro.Lascosasempiezanacobrarsentido.Nohayporquétemeralamagia.Nosbastacontenernoselunoalotro.
CAPÍTULOCINCUENTAYNUEVE
ZÉLIE
«Nopuedes».«Nopuedes».«Nopuedes».Da igual cuántas veces repito esas palabras, el deseome domina como una
monturafueradecontrol.Tzainnosmatarásiseentera.Peroinclusomientrasesepensamientomecruza
lamente,hincolasuñasenlaespaldadeInan.Tirodeélhaciamí,aprietohastaquecasinoto laspartesdurasdesucuerpo.Quierosentir todavíamás.Quierosentirloaél.—VuelveaLagosconmigo.Meobligoaabrirlosojos.Creoqueheoídomal.—¿Qué?—Siloquequiereseslibertad,vuelveaLagosconmigo.EscomozambullirmeenloslagosheladosdeIbadan;unchoquevisceralque
mearrancadenuestrafantasía.UnmundoenelqueInannoesmásqueunchicoguapoconunkaftánquelesientacomounguante;unmaji,nounpríncipe.—Prometistequenotemeteríasenmicamino…—Y cumpliré la promesa —me interrumpe Inan—. Pero Zélie, ahora no
estamoshablandodeeso.Unosmurosempiezanaformarsealrededordemicorazón,murosqueséque
élpuedepercibir.Seapartayseparalasmanosdemiespaldaparacolocarlasenmismejillas.—Cuando logres devolver lamagia, los nobles pelearán con uñas y dientes
paradetenerte.ElAsaltoserepetiráunayotravez.Laguerranoterminaráhastaqueunageneraciónenteradeorïshanoshayamuerto.Aparto lamirada,peroenel fondo, séque tiene razón.Eseeselorigendel
miedoquenopuedoreprimir,elmotivoporelquenosoycapazdedisfrutardecorazóndelfestival.Zuhaconstruidounparaíso,perocuandolamagiaregrese,elsueñoterminará.Lamagianonostraerálapaz.
Solonosofrecerálaposibilidaddeluchar.—Y¿cómovaacontribuira terminaresaguerraelhechodequeyovayaa
Lagos? —le pregunto—. Ahora mismo, mientras hablamos, ¡tu padre le hapuestoprecioamicabeza!—Mi padre tiene miedo.—Inan niega con la cabeza—. Está desorientado,
aunque tiene motivos para el temor. Lo único que ha visto el monarca hastaahora es toda la destrucción que pueden ocasionar losmaji. El rey nunca haexperimentado nada parecido a esto.—Señala el campamento y su rostro seiluminacon talesperanzaqueprácticamentebrillaen laoscuridad—.Zulaikhacreóestoenunaluna,yhaymásdivînersenLagosqueencualquierotrapartedeOrïsha. Imagínate loquepodríamos lograrsi los recursosde lamonarquíanosrespaldasen.—Inan…Intentoresistirme,peromeponeunmechóndetrásdelaorejaymeacariciael
cuelloconelpulgar.—Simipadrepudieraveresto…Verteati…Bastaesacariciaparaque todomiserseestremezcayaparte lasdudas.Me
inclinohaciaél,ávidademás.—Vería lomismoquemehasmostrado amí.—Inan se acercamás—.Los
maji de hoyno son losmaji contra los que luchó.Si construimosuna coloniacomoestaenLagos,comprenderáquenotienenadaquetemer.—Esteasentamientosolosobreviveporquenadiesabequeestamosaquí.Tu
padrenuncapermitiríaquelosmajisecongregaran,salvoquefueseengalerasoenlacárcel,sujetoscongrilletes.—Nolequedaráalternativa.—Inanmeagarramásfuerte,yporprimeravez
veounachispadedesafíoardiendoensumirada—.Cuandolamagiaregrese,notendrápodersuficienteparareprimirla.Tantosiestádeacuerdoconmigodesdeelprincipiocomosino,coneltiempoacabaráporentenderqueeslomejor.Porprimera vez, podremos unirnos en un solo reino. Amari y yo lideraremos latransición.Siestásdenuestraparte,podremosconseguirlo.Una llama de esperanza se enciende dentro de mí, una llama que más me
valdríaapagar.LavisióndeInanempiezaacristalizardentrodemimente, lasestructurasquelosTerrerospodríanerigir, las técnicasqueMamaAgbapodríaenseñarnosatodos.Babanotendríaquevolverapreocuparseporlosimpuestos.Tzainsepasaríaelrestodelavidajugandoalag…Antes de que pueda acabar de formular el pensamiento, la culpabilidadme
acecha. El recuerdo de la sangre quemanaba por debajo de los dedos demihermanoahogalaexcitación.—Nofuncionaría—susurro—.Lamagiaseguiríasiendodemasiadopeligrosa.
Genteinocentepodríaresultarherida.—Hace unos días yo habría dicho lomismo.—Inan se aparta—. Pero esta
mañaname demostraste que no era así. Bastó una única lección para quemediera cuenta de que algún día podría controlar de verdad mi magia. Sienseñásemos a losmaji a hacer lomismo en unas colonias designadas a eso,podríanvolveraentrarenOrïshaunavezqueestuviesenentrenados.AInanseleiluminanlosojosyhablacadavezmásrápido.—Zélie,imagínateenquépodríaconvertirseOrïsha.LosSanadorescomoZu
erradicarían laenfermedad.UnequipodeTerrerosySoldadoreseliminarían lanecesidad demano de obra forzosa. Cielos, imagina cómo podría combatir elejércitoorïshanositusanimacioneslideraranelavancedelastropas.Metocalafrenteconlasuyayseacercatantoamíquenopuedopensarcon
claridad.—Será una nueva Orïsha —añade más tranquilo—. Nuestra Orïsha. Sin
batallas.Singuerras.Solopaz.«Paz…».Hacetantoquenoséloquesignificaesapalabra…Soloconsigolapazdentro
delaensoñación.ElconsuelodeestararropadaenbrazosdeInan.Por un segundo,mepermito imaginar el final de los conflictos de losmaji.
Peronoconespadasyrevolución,sinoconpaz.ConInan.—¿Hablasenserio?—Más que en serio. Zél, necesito hacer esto. Quiero cumplir todas las
promesasque tehehecho,peronopuedohacerloen solitario.Y túnopuedeshacerlosoloconlamagia.Perojuntos…—Unadeliciosasonrisaseexpandeporsu rostro yme atrapa—.Seríamos imparables. Elmejor equipo que habría enOrïsha.Miropordetrásdeélhacialosdivînersquebailan,atisboalchicoconelque
hebailadoantesentrelamultitud.Salimdatantasvueltasqueacabatumbándoseenelsuelo,mareado.Inanquitalamanodemimejillayentrelazalosdedosconlosmíos;sucalor
seextiendesobremicuerpocomosifueseunacálidamantacuandomeabrazadenuevo.—Séqueestamosdestinadosatrabajarjuntos.—Bajalavozhastaconvertirla
enunsusurro—.Creoque…estamosdestinadosahaceralgomásjuntos.La cabeza me da vueltas al oírlo. O son sus palabras o es el alcohol. Sin
embargo, a pesar delmareo, sé que tiene razón.Ese es el únicomododequetodos estemos a salvo. La decisión que puede poner fin a esta luchainterminable.—Deacuerdo.Inanmeinterrogaconlamirada.Laesperanzamurmuraasualrededorcomo
eldébilecodeunostambores.—¿Deverdad?Asientoconlacabeza.—TendremosqueconvenceraTzainyAmari,perosilodicesenserio…—Zél,nuncahehabladotanenserioentodamivida.—Entonces,mifamiliatambiéntendráqueiraLagos.—Porsupuesto.Nopermitiríaquefuesedeotromodo.—YnoolvidesquetienesquereconstruirIlorin…—¡SeráloprimeroquehaganlosTerrerosylosAmosdelasMareas!Antesdequepuedaponermásperos,Inanmecogeenvolandasyseponea
dar vueltas. Su sonrisa se ensancha tanto que me resulta imposible nocorresponderleconotrasonrisa.Meríomientrasmedejaenelsuelo,aunqueelmundosiguedandovueltasunosinstantesmás.—CreoquenodeberíamosdecidireldestinodeOrïshamientrasbailamosy
damosvueltasenelbosque.Medalarazónydeslizalentamentehaciaarribalasmanosporloscostadosde
micuerpo,hastavolveracolocarlassobremicara.—Supongoquetampocodeberíamoshaceresto.—Inan…Antesdequeyopuedadecirlequenopodemos,queTzainacabadeafilarel
hachaylatienepreparadaaunastiendasdedistancia,Inanmebesaenloslabiosy todosedifumina.Esunbeso tiernopero intenso,quese filtraenmi interiorconsuavidad.Ysuslabiosson…tansuaves.Mássuavesdeloquehabíaimaginadonuncaquepudieranserunoslabios.Iluminantodaslascélulasdemicuerpo, transmitenuncalorespecialpormi
espalda.Cuando finalmente seapartademí, el corazónme late tandesbocadoquemesientocomosiacabasedeterminaruncombate.Inantardaenabrir losojosmientrasunasonrisadeliciosalealegralacara.—Losiento…—Pasaeldedopulgarpormilabioinferior—.¿Quieresvolver
alcampamento?
«Sí».Séloquedeberíahacer.Loqueprobablementemeconvengahacer.Peroahora
queheprobadounbocadodeél,sueltotodoslosfrenos.Inanabremucholosojoscuandolecojolacabezayloobligoabesarmeotra
vez.Losfrenospuedenesperaramañana.Estanocheloquieroaél.
CAPÍTULOSESENTA
AMARI
Meríocomonomehe reídodesdehaceañosmientrasTzainmedavueltasymás vueltas. Se agacha para volver a cogerme en volandas, pero entonces sedetieneymedejaenelsuelo.Lasonrisaquelesurcabalacaradeorejaaorejahaceuninstantecaeigualquelasgotasdesudor.SigosulíneadevisiónjustoatiempodeverqueInancogelacaradeZélieyselaacercaparadarleunbeso.«¡Cielos!».Semeescapaunsuspirodeloslabios.Notéqueunachispahabíasaltadoentre
ellos; lo que no sabía era que el fuego prendería tan rápido. Sin embargo, alobservarcómoInanbesaaZélie,mesurgenotraspreguntas.Veolaternuraconla que la abraza, cómo la recorre con las manos, cómo la estrecha contra sucuerpo…Meruborizoyapartolamirada;unabrazocomoeseesdemasiadoíntimopara
contemplarlo desde fuera. Aunque Tzain no comparte mi incomodidad. Alcontrario, parece quemira conmás ahínco. Todos los músculos se le tensan;endurecelamirada,sualegríasehaborradoporcompleto.—Tzain…Meapartadeunmanotazoy salecorriendo,decididoaatacarconuna furia
quenohabíapresenciadojamás.—¡Tzain!Se mueve como si no pudiese verme, como si no pensara detenerse hasta
ponerlelasmanosenelpescuezoamihermanoparaasfixiarlo.Entonces,esZéliequiencogeaInanyacercaloslabiosdeélalossuyos.La estampa deja a Tzain petrificado en mitad de una zancada. Retrocede
trastabillando,comosihubieserecibidounataquefísico.Entoncessequiebraderepente,rompiéndoseporlamitadcomounaramitaentredospuñosapretados.Medejaplantadayseadentraentrelamultituddedivînersconpasodecidido,
avanzadandocodazosporlafiestahastalazonadelastiendasdecampaña.Conmucho esfuerzo, logro alcanzarlo y veo que se apresura a entrar en su tienda.EsquivaaNailahylamochiladeZélieparaagarrarelmangodelhacha…
—¡Tzain,no!Haceoídossordosamisgritosymeteelhachaensubolsa.Juntoconlacapa,
lacomida…¿elrestodesuspertenencias?—Pero¿quéhaces?Tzainhacecasoomisoyapretujalacapaconsañaparaqueentreenlabolsa,
comosi laprenda tambiénhubiesebesadoa suhermana.Alargoelbrazoparatocarlo,peroapartaelhombrodeunasacudida.—Tzain…—¡¿Qué?!—me grita. Sin querer, me encojo demiedo. Hace una pausa y
sueltaunhondosuspiro—.Losiento,esque…Nopuedohacerlo.Abandono.—¿Aquéterefieresconqueabandonas?Tzainsecolocalasasasdecueroporlaespaldaytiradeellas.—Memarcho.Puedesvenirconmigosiquieres.—Espera,¿quédices?Tzain no se detiene a responder.Antes de queme dé tiempo de decir algo
más,saledisparadoentrelascortinasdelaentradadelatiendaymeabandonaenlafríanoche.—¡Tzain!Corrotraséltanrápidocomopuedo,peronohaceademándeesperarme.Sale
comounrayodelterrenodelcampamentoydejatrassuestelatodoslosrestosdel festival.Mientrasobservocómovuelaentre lahierbasilvestre,me llegaellevemurmullodel ríoGombe.Antesdequemedé tiempoaalcanzarlo,yahallegadoalsiguientevalle.—¡Tzain,porfavor!Separa,perotensalaspiernascomosiestuviesepreparadoparaemprenderla
huidadenuevoencualquiermomento.—¿No puedes ir un poco más despacio? —le suplico—. Por lo menos…
¡respira!SéqueodiasaInan,pero…—MeimportauncarajoInan.Todoelmundopuedehacerloquelevengaen
gana,demonios.Peroquenomemetanenmedio.Semecontraeelpechoantelacrueldaddesuspalabras,queechanportierra
toda la ternura que había mostrado antes. A pesar de que me tiemblan laspiernas,lasobligoaavanzar.—Estásdisgustado.Loentiendo,pero…—¿Disgustado?—Tzainentrecierralosojos—.Amari,estoyhartodeluchar
pormivida,hartodepagarlosplatosrotosporloserroresdelosdemás.¡Estoyhartodehacer todo loquepuedoparamantenerlaasalvocuandoloúnicoque
haceellaesmandarlotodoalgarete!—Bajalacabezaconloshombroscaídos.Por primera vez desde que lo conozco, parece una persona pequeña; esdesconcertarteverloconeseaspecto—.NopierdolaesperanzadequealgúndíaZéliemadure,pero¿porquéibaahacerlocuandoyosiempreestoyaquí?¿Porquéibaacambiarcuandosiempremetieneamíesperando,listoparalimpiarloqueellaensucia?Doyunpasoadelanteyloagarrodelasmanos,entrelazolosdedosentrelos
suyosnudosos.—Sé que su relación es confusa…Pero te prometo que, en el fondo de su
corazón,lasintencionesdemihermanosonpuras.ZélieodiabaaInanmásqueningunodenosotros.Siahorasienteesoporél,tienequesignificaralgo.—Significalomismoquesiempre.—Tzainsezafademismanos—.Zélieha
hechootraestupidez,ytardeotempranoleestallaráenlacara.Esperaaverlaexplosiónsiquieres,peroyomevoy.—Selequiebralavoz—.Además,nuncaquiseparticiparenesto.Tzainvuelveaalejarseyrompealgoenmiinterior.Estenoeselhombreque
conozco,elhombrequeheempezadoa…¿Amar?La palabra flota en mi mente, pero no puedo llamarlo así. El amor es
demasiado fuerte, demasiado intenso para lo que siento. Para lo que tengopermitidosentir.Peroauncontodo…—Túnunca la has dejado en la estacada—grito a su espalda—.Nunca.Ni
unasolavez.Inclusocuandotehaobligadoarenunciaratodo…Siempreestásasulado.«IgualqueBinta».Visualizolajuguetonasonrisillademiamiga,queilumina
lafríanoche.Tzainamacontantofervorcomolohacíaella,sincondiciones…Inclusocuandonodeberíahacerlo.—¿Por qué ahora?—continúo—.Después de todo lo ocurrido, ¿por qué le
hacesesto?—¡Porque él destruyó nuestro hogar!—se defiende Tzain. Una vena se le
abulta en el cuellomientras chilla—.Mucha gente se ahogó.Hubo niños quemurieron.Y ¿para qué?—Tzain fuerza la voz y al final hace una pausa, quededicaaabrirycerrar lospuños—.Puedoprotegerlademuchascosas,perosisiguecomportándosedeestaformatanidiota,tandescuidada…Alfinallavanamatar.Yyonopiensoquedarmeaquíparaverlo.Dichoesto,sedalavuelta,serecolocalamochilaysealeja,adentrándoseen
laoscuridad.
—¡Espera!—exclamo,peroestavezTzainnoaminoraelpaso.Concadazancadaqueda,micorazónbombeaconmásfuerzacontraelpecho.
Estádecididoahacerlo.Semarchadeveras.—Tzain,porfavor…Suenaunacorneta,quecortalanoche.Mequedopetrificadacuandooigoqueselesumanotras.Entretodassilencian
lostamboresdelfestival.Medoy lavueltay semeparael corazónalverdeprontoel sello realque
siempremehaatormentado,relucienteentodoslosuniformesquetengoantemí.Losojosdedecenasdeleopardariosdenieveparecenrelucirenlaoscuridad.LoshombresdePadrehanllegado.
CAPÍTULOSESENTAYUNO
ZÉLIE
Inhalo profundamente cuando Inan desliza las manos hacia mis muslos. Elcontactohacequetodaslaspartesdemicuerpoestallenenpedazos;mecuestaconcentrarmeendevolverleelbeso.Pero,aunquemislabiosseolvidandeloquetienen que hacer, Inan no pierde ni un segundo. Sus electrizantes besos sedesplazandesdemibocaalcuello,tanintensosqueapenaspuedorespirar.—Inan…Meruborizo,peronovalelapenaocultarlo.Sabeloqueprovocanenmísus
besos,cómomeardelapielcuandometoca.Simisemocioneslleganaélcomoun tsunami, sin duda a estas alturas ya debe de saber cuánto deseo que estoocurra.Cómosedesvivemicuerpoporpermitirque susmanosavancenymeacaricien…Inanaprietalafrentecontralamíaydeslizalasmanoshacialapartebajade
miespalda.—Créeme, Zél. Lo que provoco en ti no es nada comparado con las
sensacionesquetúprovocasenmí.SemeaceleraelcorazónycierrolosojosmientrasInanmeestrechacontrasu
cuerpo.Seinclinahaciamíparadarmeotrobeso…Oímosunaestridentecorneta.Unsonidometálicosurcaelaire.—¿Quéhasidoeso?—pregunto.Nosseparamosaloírotroestallidometálico.Inanmeagarraconmásfuerza,peronotoqueempiezaacubrirsedeunsudor
frío.—Tenemosqueirnos.—¿Quésucede?—Zél,vamos…Meliberodesusmanosycorrohaciaellímitedelbosque,desdedondeseve
el campamento. La música de la celebración se para en seco mientras todosintentan averiguar cuál es el origen de esos sonidos. Una histeria contenidairrumpe entre la multitud, las preguntas se acumulan conforme se propaga el
nerviosismo.Sinembargo,alcabodeunrato,quedaclarocuáleslaprocedenciadeesascornetas.Una legión de guardias reales arremete contra la puerta que protege el
campamentoyladejahechaañicos.Alinstante, lossoldadosmarchanhacialacimadelacolinadesdelaqueseoteaelvalle.Iluminanelcielonegroconlasllamasrojasdesusantorchasylasflechasencendidas,querefulgenencontrasteconlanoche.Algunossoldadospreparanlosarcos,otrosdesenvainansusespadasafiladas.
Losmásterroríficossujetanunajauríadepantenariassalvajes;lasamenazadorasbestiasdandentelladasalaireyechanespumaporlasfauces,desesperadasporatraparasuspresas.Inanllegacorriendohastadondeestoy.Sequedadepiedraalverlaestampa.
Elcolordesaparecedesusmejillas.Entrelazalosdedosenlosmíos.Elcomandantedelastropasdaunpasoalfrente,sedistinguedelrestoporlas
líneas doradas grabadas en el hierro de su armadura. Levanta un megáfonometálicoyselollevaalaboca,paraquetodospuedanoírsusórdenes.—¡Esteeselúnicoaviso!—Suvozatruenaenelsilencio—.Sinoosrendís,
utilizaremos la fuerza.Entregadnoselpergaminoya lachicaynadie resultaráherido.Los divîners forman grupitos y murmuran preocupados; el miedo y la
confusiónseextiendenentrelamasacomounvirus.Algunaspersonasintentanescapardelamultitud.Unniñoseponeallorar.—Zél,tenemosqueirnos—repiteInan,ymeagarradelbrazounavezmás.Peronosientolaspiernas.Nisiquierapuedohablar.—¡Novolveré a avisaros!—grita el comandante—. ¡Entregádnoslos!Si no,
¡oslosquitaremosalafuerza!Porunmomento,noocurrenada.Luego,unaoleadaseformaentrelamultitud.Alprincipioelmovimientoesdiscreto,pero,encuestióndesegundos,varias
olasdegenteseseparan.Dejanunpasillointermedioparapermitirquepaseunaúnicapersona.Sucuerpomenudoavanzadespacio.Sumelenablancasemececonelviento.—Zu…—digoenunsuspiro.Contengo lasganasdecorreryempujarlaparacamuflarladenuevoentre la
multitud.A pesar de su escasa edad, camina erguida y con valentía, desafiante. Su
kaftán de un verde esmeralda ondea al viento, reluce y destaca contra su pielmorena.Aunque solo tiene trece años, la legión al completo prepara las armas. Los
arquerostensanlascuerdasdelosarcos.Losotrossoldadospreparanlasriendasdesuspantenarias.—Nosédequéchicahabláis—gritaZu.Elvientosellevasuvoz—.Peroos
aseguroquenotenemoselpergamino.Estaesunacelebraciónpacífica.Solonoshemosreunidoparahonraranuestrosancestros.El silencio que sigue a sus palabras es casi ensordecedor. Las manos me
tiemblansinquepuedahacernadaporevitarlo.—Porfavor…—Zudaotropasoadelante.—¡Notemuevas!—gritaelcomandante,yblandelaespada.—Registrad el campamento si queréis—insiste Zu—.No nos opondremos.
Pero,porfavor,bajadlasarmas.—Levantalasmanosenseñalderendición—.Noquieroquenadieresulteheri…Ocurremuyrápido.Demasiadorápido.Unmomento,Zuestáenpie.Alsiguiente,unaflechaleatraviesalasentrañas.—¡¡Zu!!—grito.Peronoparezcoyo.Nooigomipropiavoz.Nosientonada.ElaireseagotadentrodemipechocuandoZubaja lamiradaysusmanitas
agarranelastildelaflecha.Lachica,conunasonrisatensaytananchaquenolecabeenlacara,tiradela
flecha,disparadaconelodiodeOrïsha.Seesfuerzaporcaminar,aunqueletiemblanlaspiernas,ynosécómologra
darunpasoalfrente.Noretrocedehaciadondepodemosprotegerla.Alcontrario:avanza,parapoderprotegernosanosotros.«No…».Las lágrimas me nublan la vista, caen a borbotones por mis mejillas. Una
Sanadora.Unaniña.Y,sinembargo,susúltimosinstantesdevidaestánteñidosdeodio.Lasangreseextiendeporlasedadesukaftán.Elcoloresmeraldaseoscurece
conelcarmesí.Lefallanlaspiernasycaealsuelo.—¡Zu!Corrocomounrayo,aunqueséquenopuedosalvarla.
Enesemomento,elmundoenteroexplota.Vuelan las flechas y entrechocan las espadas, mientras los otros guardias
sueltanalasferocesleopardarias.—¡Zél,vamos!Inanmetiradelbrazoeintentaretenerme.Peromientraséltratadefrenarmi
avanceatodacosta,unúnicopensamientollenamimente.¡Portodoslosdioses!«Tzain».AntesdequeInanpuedaprotestar,echoacorrerymetropiezomásdeunavez
enmiregresoalvalle.Losgritosdeterrorllenanlanoche.Losdivînerscorrenentodaslasdirecciones.Corremos en vano, desesperados por esquivar a los arqueros que disparan
desdeelcielo.Unoporuno,losdivînersvancayendo,acribilladosporunalluviadeflechasquenoparecetenerfin.Sin embargo, los arquerosno tardan en convertirse enunmiedodel pasado
cuando el sello de los uniformes de Orïsha se extiende entre las masas. Lossoldadosazuzanalasrabiosaspantenariasypermitenquesusmonturashinquenlos colmillos en la carne desnuda de los divîners. Montados en esas bestias,diversosguardiasconarmaduraseabrenpasoentrelamuchedumbre,blandiendolas espadas bien afiladas. No muestran piedad alguna, atacan de formaindiscriminada,rebananelpescuezoatodoslosquesecruzanensucamino.—¡Tzain!—grito,otravozenelcorodealaridos.NopuedemoririgualqueMama.NopuededejarnossolosaBabayamí.Perocuantomásavanzo,máscuerposcaenalsuelo,másalmassedesangran
en la tierra polvorienta. Perdido entre la multitud, Salim aúlla, unos gritosagudosqueseelevanporencimadetodoslosdemáslamentos.—¡Salim!—chillo,ycorrocomoelrayohaciaeldulcemuchachoconelque
bailéhaceunrato.Un guardia arremete contra él, montado en una pantenaria furiosa. Salim
levantalasmanospararendirse.Notienemagia.Notienearmas.Notienemododeluchar.Alguardianoleimporta.Leatacaconlaespada.—¡No!—grito.Me duelen las entrañas ante lo que veo. La hoja de la espada parte el
cuerpecitodeSalim.Muereantesinclusodetocarelsuelo.Susojosinertesmecongelanlasangre.Elcorazón.Loshuesos.
Nopodemosganar.Nopodemosvivir.Nisiquierahemostenidolaoportu…Lasensaciónmeazotaenlomásprofundo,eneltuétano,tanpotentecomoel
latidodesbocadodemicorazón.Agitalasangrequecorrepormisvenas.Privadeaireamispulmones.Kwamemerozaalpasar,corriendohaciaelcentrodelabatalla.Agarrafuerte
unadagaconambasmanos.Luegoabrelapalmaysehaceuntajo.«Magiadesangre».Elhorrorsefiltraenmishuesos.Es como si el mundo frenase hasta detenerse, estirase los segundos que
transcurrenentreestemomentoyelúltimoinstantedevidaqueposeeráKwame.Susangreemanaunaluzblanca,quesalpicaelsueloalcaer.Enunabrirycerrardeojos,laluzdemarfillorodeaeiluminasupieloscura
comosifueraundioscaídodelcielo.Cuandolaluzlellegaalacoronilla,sellasudestino.Supielexplotaenllamas.Lasascuasardienteslluevendesucuerpo.Unasllamaradasrecubrentodasu
silueta.Elfuegosurgedesusextremidades,lebrotaporlaboca,porlosbrazos,porlaspiernas.Lasllamasseelevanvariosmetroshaciaelcielo,unadetonacióntanpoderosaqueiluminaloshorroresdelanoche.ElshockdetieneelataquedelosguardiasjustocuandoempiezaelcontrataquedeKwame.Extiende los puños hacia delante. Unos torrentes de fuego surcan el
campamentoformandoondasardientes.Lasllamasloincinerantodoasupaso,abrasanalossoldados,destruyenelcampamento.Elhedoracarnequemadallenaelaire,mezcladoconelolorasangre.Lamuerteestanrápidaquelossoldadosnisiquieratienenocasióndegritar.—¡Aaaarg!—los chillidos agónicos de Kwame se imponen por encima de
todolodemásmientrastiñederojolanoche.Lamagiadesangrelodesgarra,lodespellejavivo,implacable.Esmás imponente que cualquier llama que unmaji pudiese invocar por sí
mismo.Ardeconelpoderdesudios,peroesefuegoardeatravésdesucuerpo.Su cara oscura se pone roja, las venas le estallan. La piel se le llena de
ampollasy se le separade la carne,dejaa lavistaelmúsculo tensoyeldurohueso.Nopuedecontenerlo.Nopodrásobrevivirasupropioincendio.Lamagiadesangrelodevoravivoy,sinembargo,empleasuúltimoalientoen
seguirluchando.—¡Kwame!—gritaFolakedesdelaperiferiadelvalle.
Undivînerfuertelaagarrapararetenerla,yasíimpidequeseabalancehaciaelfuegoabrasador.UnremolinodellamassaledisparadodelagargantadeKwame,yconélhace
retrocederaúnmása losguardias.Mientras retieneelataquede las tropasconlos últimos segundos de su vida, los divîners reaccionan.Mi pueblo huye entodaslasdirecciones,escapaentrelasmurallasincendiadasydejaatráslatierradevastada.Losdivînerslogranviviryhuyendelinsulsoataquedelosguardias.GraciasaKwame,graciasasumagia,sobreviven.Al contemplar las llamaradas, siento que el mundo entero se paraliza. Los
gritosyalaridosquedanamortiguadosenlanada.Elfestivalsefundeennegro.Laspromesasde Inan se aparecen antemisojos: nuestraOrïsha, unapromesaqueelmundonolepermitirácumplir.«Paz».Nuncatendremospaz.«Mientrasnosfaltelamagia,nuncanostrataránconrespeto».Laspalabrasde
Bababorboteanenmimente.«Tienenque saberquepodemoscontraatacar.Siellosquemannuestrascasas,nosotrosquemaremostambiénlassuyas».Conunúltimoalarido,Kwameestallacomounaestrellaagonizante.Elfuego
explotaentodaslasdirecciones,yenelsuelosoloquedalacarcasacarbonizadadelmajiAbrasador.Cuandoseapaganlasúltimasascuas,notoqueelcorazónsemedesgarra.No
puedo creer que alguna vez negase la verdad que transmitían las palabras deBaba.Nuncanospermitiránprosperar.Siempretendremosmiedo.Nuestraúnicaesperanzaesluchar.Lucharyganar.Yparaganar,necesitamoslamagia.Tengoquerecuperarelpergamino.—¡Zélie!Levanto la cabeza de repente.No sé cuánto tiempo llevo quieta. Elmundo
parece desplazarse a cámara lenta, apabullado por el sacrificio de Kwame,cargadocontodomidolorymiculpa.TzainyAmariseaproximandesdelejos,montadosalomosdeNailah.Tzain
guíaanuestraleonariahaciamíentreelcaos.Amariaprietamimochilacontrasupecho.Sin embargo, cuando mi nombre sale de sus labios, algunos guardias se
percatan.—¡Lachica!—segritanunosaotros—.¡Lachica!¡Esella!
Antesdequepuedadarunpasomás,unasmanosmeapresanlosbrazos.Elpecho.Lagarganta.
CAPÍTULOSESENTAYDOS
AMARI
Mientras el sol sale por el valle, un sollozo seme atasca en la garganta. Losrayosiluminanelclarodelbosqueachicharradodondesecelebrólaprocesión,losrestosennegrecidosdeloquehaceapenasundíaeraunlugarjubiloso.MequedomirandolatierradevastadaenlaquebailamosTzainyyo,recuerdo
lasvueltasquemehizodar,recuerdosualegrerisa.Loúnicoquequedaahoradetodoesoessangre.Cadáveressecos.Cenizas.Cierro losojosymellevolamanoa laboca,unintento inútildeanularesa
dolorosaestampa.Aunquereinaelsilencio,lassúplicasdelosdivînerstodavíaresuenanenmimente.Losgritosde lossoldadosque losmasacraronsurgenacontinuación, el siseo de las espadas que golpeaban contra la carne. Yo nosoportomirar,peroTzainevalúaladestrucción,buscaaZélieentrelosrostrosdeloscaídos.—Nolaveo.Tzainpronuncia laspalabras apenasenun susurro, comosi temieraque,de
hablarmásalto,fueraarompersetodoloquellevadentro:surabia,sudolor,elcorazóndesgarradoalsaberquelehanarrebatadoaotromiembrodesufamilia.Lospensamientos sobre Inanentrana la fuerzaenmimente: suspromesas,
susmentiras en potencia.Aunquenomeveo con ánimode rebuscar entre losmuertos,lopresientoenelfondodemiser.ElcadáverdeInannoestáenelcampodebatalla.Ningunapartedemíquierecreerqueloocurridofueideasuya;sinembargo,
no sé qué pensar. Si no fue porque él nos traicionó, ¿de qué modo nosencontraronlosguardias?¿Dóndeestáahoramihermano?Nailahgimotea detrás de nosotros, así que le acaricio el hocico como le he
vistohaceraZélietantísimasveces.Semeformaunnudoenlagargantacuandolaleonariamedaunafectuosogolpecitoconelhocicoenlamano.—Creoquese la llevaron—digocontodaladelicadezaquepuedo—.Eslo
quehabríaordenadomipadre.Esdemasiadoimportanteparamatarla.Confío en que eso le dé esperanza, pero la expresión deTzain semantiene
impertérrita.Mira fijamente los cuerpos del suelo, los jadeos y la respiraciónentrecortadadelosmoribundos.—Lo prometí. —Se le quiebra la voz—. Cuando murió Mama, hice una
promesa.Dijequesiempreestaríaallí.Juréquecuidaríadeella.—Ylohashecho,Tzain.Siemprelohashecho.No obstante, está perdido en su propio mundo, un lugar remoto al que no
puedenaccedermispalabras.—YBaba…—Tensael cuerpo; aprieta lospuños enun intentodedejarde
temblar—.SelodijeaBaba.Le…ledijeque…ApoyolamanoenlaespaldadeTzain,peroseaparta.Escomosilaslágrimas
queTzainhaluchadoporcontenerdurantetodasuvidasalieranderepentedesucuerpo.Sedesplomaenla tierrayaprietalospuñoscontralacabezacontantoímpetuque temoquesehagadaño.Escomosimostraraelcorazónabiertoencanal,comosilasangredesgarradarompieseelmuroqueloprotege.—Nopuedesrendirte.MesientoalladodeTzainparasecarlelaslágrimas.Apesardetodo,siempre
sehamantenidofirme.Peroestapérdidaleresultainsoportable.—Todavíatenemoselpergamino,lapiedrayladaga.Hastaquemipadrese
apodere de estos artefactos, sus hombres la mantendrán con vida. Podemossalvarlayllegaraltemplo.Todavíapodemosenderezarlascosas.—No hablará—susurra Tzain—.No, si al hacerlo nos pone en peligro. La
torturarán.—Hincalasmanosenlatierra—.Podemosdarlapormuerta.—Zélie es más fuerte que cualquier persona que conozco. Sobrevivirá.
Luchará.PeroTzainsacudelacabeza.Pormásquelointento,nologroconvencerlo.—Morirá.—Cierralosojosconrabia—.Medejarásolo.LosgimoteosdeNailahaumentanmientrasacariciaaTzainconelhocicoe
intenta lamerle las lágrimas. Ver eso me desmorona por completo, acaba dedestruirlospocosfragmentosdemíquecontinuabanenteros.EscomoverlaluzmágicaqueexplotódelaspalmasdeBintaparapresenciaracontinuacióncómolaespadadePadreleatravesabaelpechouninstantedespués.¿CuántasfamiliashabrádejadoasíPadre,destrozadasy sinposibilidaddeconsolarse, llorandoasusmuertos?¿Cuántasvecesmástendréquepermitirquelohaga?Meincorporoy,depieenlacimadelacolina,mevuelvohacialaciudadde
Gombe, una mota de humo que se eleva por delante de la cordillera deOlasimbo.ElmapadelsalóndelaguerradePadrereapareceenmipensamientoyvancristalizandolasXquemarcabansusbasesmilitares.Mientraselcontorno
delmapaseformaenmicabeza,semeocurreunnuevoplan.NopuedopermitirqueTzainlapierdatambiénaella.NodejaréquePadrevenza.—Tenemosqueponernosenmarcha—digo.—Amari…—Ahoramismo.Tzainlevantalacabezadelsuelo.Meagachoylotomodelamano.Lelimpio
latierraqueselehapegadoalaslágrimasyquelemanchalacara.—HayunfuertedelejércitoalasafuerasdeGombe.Seguroqueesallídonde
selahanllevado.Siconseguimosentrar,podremossacarla.PodremosponerfinalatiraníadePadre.Tzainsemequedamirandoconlosojosvidriosos,luchandocontralachispa
deesperanzaqueintentaprenderenellos.—¿Ycómovamosaentrar?Me doy la vuelta para contemplar la silueta de Gombe contra el cielo
nocturno.—Tengounplan.—¿Funcionará?Asientoconlacabeza.Porunavez,nomedamiedotenerqueluchar.Yahe
sidolaLeonariaenotraocasión.PorTzainyZélie,volveréaserlo.
CAPÍTULOSESENTAYTRES
ZÉLIE
Unasesposasdemajacitameabrasanlapielymedejanencarnevivalapieldelasmuñecasylostobillos.Cuelgoavariospalmosdelsuelodelacelda,sujetapor unas cadenas negras que me tensan los brazos y las piernas, así que meresulta imposible realizar un encantamiento. El sudor me chorrea por la pielcuandootrabocanadadeairecalientesaledelventilador.Seguroqueesecalorasfixianteesvoluntario.Elcaloracrecentaráeldolorqueestoyapuntodesentir.«Sobrevive…».OigoelecodelaspalabrasdeLekan;unaburla,ahoraqueme
enfrentoamimuerte.Ledijequeeraunaequivocación.Selodijeaélyatodoelmundo.Supliqué
quenomalgastaransuesperanzaenmí;alfinal,haquedadopatentequesoyundesastre. Me dediqué a reírme, a bailar y a darme besos mientras el reypreparabanuestramasacre.Unas botas con suela de metal repican fuera. Me estremezco cuando se
aproximanalapuerta.Seríamásfácilsilaceldatuvierabarrotes.Porlomenos,asípodríaprepararme.Peromehanencerradoenunacajadeacero.Dosúnicasantorchasencendidasimpidenqueestéenlamásabsolutaoscuridad.Sea lo que sea lo que planean hacerme, es evidente que quieren ocultarlo
inclusoantelosguardias.Tragosaliva,undébilintentodehumedecermelabocaseca.«Yalohashecho
otras veces», me recuerdo, «más veces de las que puedes contar». Por unmomento, me pregunto si los azotes constantes deMama Agba no eran paracastigarme,sinoparaprepararme.Meazotabatanamenudoquealfinalaprendíaencajarloslatigazos,aprendíasoltarelcuerpoparaminimizareldolor.¿Acasoellapodíaintuirquemividaterminaríadeestemodo?«Malditasea».Laslágrimasmeinundanlosojosporlavergüenzadetodoslos
cadáveresquehedejadoenmiestela.LapequeñaBisi.Lekan.Zulaikha.Susacrificionohabráservidodenada.«Es todo culpa mía». No tendríamos que habernos quedado con ellos. Sin
sabercómo,debimosdeguiaralejércitohastaesecampamento.Sinnosotros,talvezaúnsiguieranconvida.Zuhabríapodidosobrevivir…Mispensamientosseralentizan.LamiradafuriosadeTzainsecuelaenmimente.Medaunvuelcoelcorazón
alpensarlo.¿PodríahaberloplaneadoInan?«No».Meardelagargantaconunmiedoquemetragootravez,comosifuesebilis.
Es imposible. Después de todo lo que hemos compartido, no sería capaz. Sihubiera querido traicionarme, habría tenido infinidad de oportunidades. Podríahaberse largado con el pergamino sin necesidad de arrebatar la vida a todosaquellosinocentes.ElrostrodeAmarisesuperponealdeTzain,susojosambarinosdesprenden
lástima.«Oestáapuntodetraicionarnosoaquíseestáfraguandootracosa».Lasonrisade Inan irrumpeentre suodio, lamiradacariñosaquemededicó
antesdequenosbesáramos.Peroentoncesseoscurece,seretuerceyardehastaquemeapresaporlagargantaconlafuerzadesusgarras…—¡No!Cierrolosojosyrecuerdocómomecogióenbrazos.«Mesalvó».Dosveces.
Eintentóvolverasalvarme.Élnoeselculpabledeesto.Noseríacapaz.Suenaunclic.Seabreelprimercandadoqueaseguramipuerta.Mepreparoparaeldolor,
meaferroalasúltimascosasquemequedan.Porlomenos,Tzainestávivo.Porlomenos,Amariyélhansobrevivido.Con
larapidezdeNailah,seguroquehanescapado.Tengoqueconcentrarmeeneso.Algoquehasalidobien.YBaba…La amenaza de las lágrimas me escuece en los ojos mientras recuerdo la
sonrisaquebradaquerecéporpodervolveraver.Cuandoseenteredeesto,Babanovolveráasonreírjamás.Cierro los ojos y dejo caer las lágrimas, que me aguijonean igual que un
cuchillo.Confíoenqueestémuerto.Confíoenquenuncatengaqueexperimentarestedolor.Elúltimocandadocedeylapuertaseabreconungemido.Mepreparopara
encajarlosgolpes.PerocuandoInanllenaelvanodelapuerta,todasmisdefensassederrumban.Mi cuerpo cae a plomo contra las cadenas cuando el principito entra,
flanqueadopordoslugartenientes.Despuésdevariosdíasviéndolovestidocon
kaftanes y dashikis prestados, se me había olvidado qué aspecto tiene deuniforme.«No…».Buscoenélalgúnsignodelchicoquemeprometióelmundo.Elchicoporel
queestuveapuntoderenunciaratodo.Perosumiradaesdistante.Tzainteníarazón.—¡Mentiroso!Migritoreverberaenlacelda.Laspalabrasnobastan.Nopuedencortar comonecesitoque lohagan,pero
soyincapazdepensarennadamás.Agarrolascadenasdemetalcontantafuerzaquemeabrasanlapiel.Necesitoqueeldolormedistraiga.Delocontrario,nadadetendrámislágrimas.—Marchaos—ordenaInanaloslugartenientes.Memira como si yo no fuese nada. Como si nome hubiese tenido en sus
brazoshaceapenasunashoras.—Espeligrosa,SuAlteza.Nopodemos…—Eraunaorden,nounasugerencia.Los guardias intercambianmiradas, pero salen de la celda a regañadientes.
Bien saben los dioses que no pueden contravenir una orden directa de suapreciadopríncipe.«Qué listo». Niego con la cabeza. Me resulta fácil adivinar por qué Inan
quierequedarsea solasconmigo.Elmechónblancoque tantodestacabaen supelo está oculto bajo otra capa de tinte negro. No puede permitir que nadieaverigüelaverdadsobresuprincipito.«¿Lotendríaplaneadodesdeelprincipio?».Contraigo todos losmúsculos paramantener la cara inexpresiva.No pienso
dejarqueveamidolor.Nopiensodejarquesepacuántodañomehahecho.La puerta se cierra de golpe y nos quedamos a solas.Me observamientras
oímosquesealejanlosguardias.Cuandoporfindejamosdepercibirsuspasos,lacarapétreadeInansedesmoronaydejaalavistaalchicoqueconozco.Sumiradadeámbarsellenadetemorcuandodaunpasoadelanteysefijaen
lamanchadesangremásgrandequehayenmivestido.Otrabocanadadeairecalientemellenalospulmones…Ignorocuándohabíadejadoderespirar.IgnorocuándoempecéanecesitartantoaInan.Niegoconlacabeza.—Lasangrenoesmía—susurro.«Todavíano»—.¿Quéhapasado?¿Cómo
nosencontraron?
—Elfestival.—Inanbajalamirada—.LosdivînersfueronaGombeabuscarprovisiones.Unoscuantosguardiasempezaronasospecharylossiguieron.«Por todos los dioses». Contengo otra oleada de lágrimas que lucha por
abrirse paso. Masacrados por una celebración. Una fiesta que no deberíamoshaberhechonunca.—Zél, no tenemos mucho tiempo —se apresura a decir con voz ronca y
nerviosa—.No he podido venir a verte hasta ahora, pero acaba de llegar unacaravanamilitar.Alguienseacerca,ycuandollegue…—Inansevuelvehacialapuertayaguzaeloído,creyendooíralgoquesolosuenaensu imaginación—.Zél,necesitoquemedigascómodestruirelpergamino.—¿Qué?Es imposible que haya dicho lo que creo haber oído. Después de todo lo
ocurrido,nopuedepensarquelasoluciónesesa.—Si me dices cómo destruirlo, podré protegerte. Padre te matará si sigue
existiendolaamenazadequelamagiapuedavolveralmundo.«Portodoslosdioses».Nisiquierasedacuentadequeyahemosperdido.Elpergaminonosignifica
nadasinohayalguienquepuedainterpretarlo.Peronopuedopermitirquesepaeso.Siseenteran,nosmasacrarán,eliminaránatodosloshombres,alasmujeresy
a los niños. No pararán hasta que nos hayan exterminado, hasta que hayanborradonuestraexistenciadelafazdelatierraconsuodio.—…sondespiadados,Zél.—Inantragasalivaymedevuelvealpresente—.Si
noterindes,nosobrevivirás.—Entonces,nosobreviviré.Inancontraelacara.—Sinohablas,¡tesacaránlaspalabrasalatigazos!Semeformaunnudoenlagarganta;yameloimaginaba.Nopuedohablar.—Puesmedesangraré.—Zél,porfavor.—Daunpasoadelanteymeacaricialacaramagullada—.Sé
queteníamosnuestrosplanes,perotienesquereconocerquetodohacambiado…—¡Porsupuestoquetodohacambiado!—grito—.¡Loshombresdetupadre
mataron a Zu! ¡A Salim! A todos esos niños…—Niego con la cabeza—.Nisiquierapudierondefenderse,¡ylosguardiaslosasesinaronatodos!Inan pone unamueca y se le contrae el rostro de dolor. Sus soldados. Sus
hombres.Hemosvueltoameterlapata.—Sí,Zélie, lo sé.—Se lequiebra lavoz—.Lo sé.Cadavezquecierro los
ojos,loúnicoqueveoeselcuerposinvidadeZu.Apartolamiradaycontengounaslágrimasnuevas.LasonrisaradiantedeZu
mevienealacabeza,sualegríacontinua,suluz.DeberíamosestaryaamitaddecaminohaciaZaria.Kwameyelladeberíanseguirvivos.—No deberían haber atacado —susurra Inan—. Zulaikha merecía una
oportunidad.Pero los soldadospensaronque ibais autilizar elpergaminoparacrearunejércitodemaji.YdespuésdeloquehizoKwame…Inandejalafraseamedias.Todoeldolorqueloembargabahaceunmomento
pareceencogerse,superadoporelmiedo.—Kwamederribótrespelotonesencuestióndesegundos.Losquemóvivos.
Incineróesecampamento.Lomásprobableesquetodosestuviésemosmuertossinosehubiesecalcinadoél.Echo el cuerpo hacia atrás, asqueada. En nombre de los dioses, ¿se puede
saberquédice?—¡Kwamesesacrificóparaprotegernos!—Pero imagínate qué imagen les dio a los guardias. —Inan habla a toda
velocidad—. Sé que las intenciones de Kwame eran puras, pero lo llevódemasiadolejos.Duranteaños,noshanadvertidosobreesaclasedemagia.¡LoquehizoKwamefuemuchopeorquetodoloquenoshabíacontadoPadre!Parpadeo y escudriño la cara de Inan. ¿Dónde está el futuro rey que estaba
dispuesto a salvar a los maji? ¿El príncipe que se arrojó a las llamas parasalvarme?Noconozcoaestemuchacho,asustado,buscandoexcusaspara todoloquedecíaaborrecer.Oalomejoresqueloconozcodemasiadobien.TalvezelauténticoInanseaelquetengodelante:elprincipitoasustado.—Nomemalinterpretes, el ataque fue una abominación. Sé que tendremos
queasumirlo.Peroahoramismo,hayqueactuar.Lossoldadosestánaterrados,pensandoquemásmajicomoKwamepuedanvolveraatacar.—Bien.—Aprietolascadenasparaocultareltemblordemismanos—.Pues
quesiganaterrados.Quesaboreenelterrorquenoshacentragaranosotros.—Zélie, por favor. —Inan aprieta los dientes—. No elijas esto. Todavía
podemosuniranuestrospueblos.ColaboraconmigoyencontrarélamaneradequepuedasregresaraLagos.SalvaremosOrïshaconalgomásseguro,algosinmagia…—Pero¡¿estásciegooquétepasa?!—Migritorebotacontra lasparedes—.
¡Nohaynadaquesalvar!Despuésdeloqueacabandehacer,¡yanoquedanada!Inanmemiraalacara,albordedelaslágrimas.
—¿Creesqueyoquieroesto?¿Creesquedespuésdeplanearunnuevoreinocontigoesestoloquequiero?—Veomipropiodolorreflejadoensusojos.Lamuertedenuestrosueño.ElfuturoqueOrïshanoverájamás—.Pensabaquelascosaspodían serdistintas. ¡Deseabaque fuesendistintas!Pero, trasver loquehemosvisto,nonosquedaotraopción.Nopodemosdaralagenteesaclasedepoder.—Siemprehayalgunaopción—masculloentredientes—.Ytusguardiasya
hanelegidolasuya.Sianteslesdabamiedolamagia,ahoradeberíanempezaratemblardeterror.—Zélie, no añadas tu cadáver a losmuertos. El tema del pergamino fue el
únicomodoquetuvedeconvencerlosparaquetemantuvieranconvida.Sinonosdicescómodestruirlo…Seoyeunclicalotroladodelapuerta.Inansedalavueltacomoelrayojusto
enelmomentoenelqueseabre.—Oshedichoquenoent…Selequiebralavoz.Seponeblancocomoelpapel.—¿Padre?Inanabrelaboca,aturdido.Inclusosinsucorona,esimposiblenoreconoceralrey.Entracomounatormenta,elaireseoscureceensupresencia.Unaoleadade
emocionesmeazotacuandolapuertasecierradeformaautomática.MeolvidoderespiraralmiraralosojosdesalmadosdelhombrequeasesinóaMama.«Dioses,ayudadme».Nosésiestoyenunsueñooenunapesadilla.Meardelapielconunarabia
quenotienepuntodecomparaciónconnadaquehayasentidohastaahora,peroalmismo tiempo, el pulsome palpita demiedo.Desde los primeros días quesiguieronalAsaltohevisualizadoestemomento,mehe imaginadocómoseríaencontrarme cara a cara con él. He orquestado tantas veces su muertementalmente que podría escribir un libro detallando todas las formas en quedeberíamorir.ElreySaranapoyalamanoenelhombrodesuhijo.Inanseestremece,como
siesperaseunbofetón.Apesardetodo,elramalazodeterrorenlosojosdeInanmeduele.Lohevistodestrozadoenotrasocasiones,peroestaesunafacetadeélquedesconozco.—Losguardiasmehandichoqueleseguistelapistahastalarevuelta.Inanseyergueyaprietalamandíbula.—Sí,señor.Estabaenplenointerrogatorio.Sinosdejáisasolas,obtendrélas
respuestasquenecesitamos.LavozdeInanpermanecetanneutraquecasimecreolamentiraqueacabade
decir.Intentamantenermealejadadesupadre.Debedesaberqueestoyapuntodemorir.Siento un escalofrío al pensarlo, pero el temor no tarda en dar paso a una
calma sobrenatural.Elmiedoqueprovoca la presencia deSaran es innegable,peronosuperamideseodevenganza.En este hombre, en este desgraciado, está condensado un reino entero.Una
nación entera de odio y opresión, que me mira a la cara con desprecio. Esposibleque fuesen losguardiasquienes rompieron laspuertasde Ibadanaqueldía,perosoloeransusinstrumentos.Aquídelantetengolamentequeideóelplan.—¿Qué pasó con la almirante Kaea? —Saran baja la voz—. ¿Es esta su
asesina?Inanabremucholosojosymemira,perocuandoSaransiguesumirada,Inan
sedacuentadelerrorqueacabadecometer.Daigualloquedigaacontinuación,nopodráevitarqueelreydeOrïshaseacerqueamí.Incluso en esa celda sofocante, basta la presencia de Saran para que seme
hiele la sangre.El escozorde lapiel se intensifica cuando se aproximacon laespada demajacita. A tan corta distancia, advierto las marcas de viruela quemotean su pielmorena, las canas que delatan su edad extendidas por toda subarba.Me preparo para sus insultos, pero hay algo peor en la forma demirarme.
Distante.Ajena.Comosiyofueseunaespeciedebestiaarrastradaporelbarro.—Parecequemihijocreequesabescómomuriólaalmirante.AInanselesalenlosojosdelasórbitas.Lollevaescritoportodalacara.«Maté a alguien», las palabras que me dijo en el festival vuelven a mí.
«Alguienaquienamaba».Peronoerasimplementealguien…EraKaea.—Tehehechounapregunta—irrumpedenuevolavozdeSaran—.¿Quéle
ocurrióamialmirante?«Lamatósuhijo,queesunmaji»,semepasaporlacabeza.Detrás de Saran, Inan da un respingo, supongo que horrorizado por mis
pensamientos.Son secretosquedeberíacontar agritosalmundo, secretosquedeberíaescupirenestemismosuelo.PerohayalgoenelterrordeInanquehacequemeresulteimposibledelatarlo.
Enlugardeeso,apartolamirada,incapazdetragaralmonstruoqueordenólamuertedeMama.SideverdadInanestádemiparte,entonces,cuandoyomuera,puedequeelprincipitosealaúnicaesperanzaquetenganlosdi…LagarradeSaranmeobligaamirarlodenuevoalacara.Todomicuerpose
estremece.Lacalmaquehabíahaceunmomentoen losojosdeSaranexplotaconunaviolentarabia.—Mástevalecontestarme,niña.Desdeluego,másmevale.Yloharíaencantada.Sería perfecto que Saran se enterase de la verdad aquí mismo e intentase
mataraInanconsuspropiasmanos.EntoncesInannotendríamásremedioquedefenderse.Matarasupadre,tomareltrono,liberaraOrïshadelodiodeSaran.—Conspirando,¿verdad?—preguntaSaran—.¿Estáspreparandounodeesos
magníficosencantamientos?—Meclavalasuñascontantafuerzaquemesacasangredelamejilla—.Simuevesunsolodedo,tejuroquetecortarélasmanosyomismo.—Pa…padre—diceInanconvozdébil,aunqueseobligaaavanzar.Saranlomira,conlairatodavíaencendidaenlosojos.Sinembargo,hayalgo
en Inan que le hace reaccionar. Con una violenta sacudida,me suelta la cara.Frunceloslabiosmientrasselimpialosdedosenlatúnica.—Supongoquedebería estar enfadado conmigomismo—reflexiona envoz
baja—.Prestaatención,Inan.Cuandoteníatuedad,pensabaqueloshijosdelaslarvaspodíanvivir.Pensabaquenoeranecesarioderramarsusangre.Saranagarramiscadenasymeobligaamirarloalacaraunavezmás.—DespuésdelAsalto,deberíaishaberintentadoevitarlamagiaatodacosta.
Sesuponíaque tendríaismiedo.Queseríaisobedientes.Ahoraveoquenohayformadeeducaralosdetucalaña.Laslarvascomotúestáisemponzoñadasporlaenfermedadquetiñevuestrasangre.—Podríaishabernosquitado lamagiasinmatarnos. ¡Sinmolernosapalosy
despellejarnos!El rey da un respingo cuandome sacudo contra las cadenas, igual que una
leonariarabiosa.Memuerodeganasdeliberarlamagiaalimentadaporlapartemásnegrademirabia.Unarabiaquehanacidodetodoloqueestehombremearrebató.Otraheridaabrasamipielmientras luchocontra lamajacita,yhagotodolo
posible por invocar mi magia a pesar del poder de las cadenas negras. Pordesgracia,mipielechahumoytodosmisesfuerzossonenbalde.Saran entrecierra los ojos, pero no puedo callarme ahora. No, cuando me
hiervelasangreymismúsculostiemblanporliberarse.Nodejaréquemimiedosilencielaverdad.—Nos aplastasteis para construir vuestramonarquía sobre nuestra sangre y
nuestroshuesos.Vuestroerrornofuemantenernosconvida.¡Fuepensarquenoíbamosacontraatacarnunca!Inandaunpasoalfrente,conlamandíbulatensa,yalternalamiradaentresu
padreyyo.LafuriadelosojosdeSaranseenciendeaúnmáscuandochasquealalengua.—¿Sabes qué es lo quemásme intriga de tu calaña? Siempre empezáis en
medio de la historia. Como si mi padre no hubiera luchado por vuestrosderechos.Comosilaslarvascomotúnohubieseisquemadovivaamifamilia.—Nopuedesesclavizaratodounpuebloporlarebelióndeunospocos.Saranaprietalosdientes.—Cuandoereselrey,puedeshacerloquetedélagana.—Vuestra ignorancia será vuestra perdición.—Escupo a la cara a Saran—.
Conmagiaosinella,nonosrendiremos.Conmagiaosinella,¡recuperaremosloqueesnuestro!Saranarrugaloslabiosyhaceunamueca.—Valientespalabrasparaunalarvaapuntodemorir.«Larva».IgualqueMama.Igualquetodosloshermanosquemandóasesinar.—Másosvalematarmeahoramismo—susurro—.Porquenovaisaencontrar
ningunodelosartefactos.Saranesbozaunasonrisalentaysiniestra,comoungatosalvaje.—Ay,niña.—Sueltaunacarcajada—.Noestéstansegura.
CAPÍTULOSESENTAYCUATRO
INAN
Las paredes de la celda se ciernen sobremí. Estoy atrapado en este infierno.Necesito hacer acopio de todas mis fuerzas para mantenerme en pie y norendirme ante lamirada furiosa dePadre. Peromientras que yo apenas puedorespirar,Zéliesacapecho.Másdesafianteyferozquenunca.Ledaigualsuvida.Notemealamuerte.«¡Basta!»,meentranganasdegritarlealacara.«¡Nohables!».Con cada palabra que pronuncia, aumentan los deseos de Padre de
machacarla.Da un puñetazo en la puerta. Bastan dos golpes secos para que la puerta
metálicaseabra.Acontinuación,entraelmédicodelfuerte,flanqueadoportreslugartenientes;todosellosdirigenlamiradaalsuelo.—¿Quéocurre?—preguntoconvozáspera.Elsudormeresbalaporlapielcuandootrabocanadadeairecalientesalepor
elventilador.Elmédicomemiraalacara.—SiSuAlteza…—Estáisbajomisórdenes—interrumpePadre—.Nolassuyas.Elmédico seapresuraa avanzary sacaunbisturídelbolsillo.Contengoun
chillidocuandolehaceuncorteenelcuelloaZélie.—Pero¡¿quéhaces?!—preguntoincrédulo.Zélieaprietalosdientesmientraselmédicolehundelahojadelbisturí.—¡Basta!—chillo.«Ahorano.Aquíno».Doyunpasoadelante,peroPadremeagarraporelhombroyaprietatantocon
losdedosquecasimedesplomodedolor.Observohorrorizadocómoelmédicohace un corte superficial con forma de X en el cuello de Zélie. Con manotemblorosa, introduce a presión una aguja gruesa y hueca en la vena que haquedadoexpuesta.
Zélie intenta echar la cabeza hacia atrás, pero un lugarteniente la sujeta. Elmédico sacaunpequeñovial conun líquidonegroy se preparapara verter elsueroporlaaguja.—Padre,¿seguroqueesbuenaidea?—preguntodirigiéndomealrey—.Sabe
muchas cosas. Hay más artefactos. La chica puede encontrarlos. Es la únicapersonaqueentiendeelpergam…—¡Bastaya!Padre aprieta todavíamás sobremi hombro y acrecienta el dolor. Lo estoy
poniendonervioso.Sisigoasí,sololograréquelecausetodavíamássufrimientoaZélie.Elmédicomemira,comosibuscaseunarazónparadetenerse.Perocuando
Padredaunpuñetazocontra lapared,elmédicovierteel sueroa travésdeunorificiodelaagujahuecaylointroducedirectamenteenlavena.ElcuerpodeZéliesufreespasmosyconvulsiones.Elsuerosevaextendiendo
bajo su piel. La respiración se vuelve corta y rápida. Se le dilatanmucho laspupilas.Amítambiénsemecontraeelpechoalavezquelasangresemeagolpaenla
cabeza.Ynoesmásqueunecodeloqueleestánhaciendo…—Notepreocupes—comentaPadre,queconfundemidolorcondecepción—.
Deunmodouotro,acabaráporcontarnosloquesabe.Zélie tensa losmúsculosy lascadenas tintinean.Meapoyoen laparedpara
evitarquemismuslos tiemblen también.Luchopormantener lavoz tranquila.Conservarlacalmaesmiúnicaoportunidaddesalvarla.—¿Quélehabéisdado?—Algoparamantenerdespiertaanuestrapequeñalarva—dicePadreconuna
sonrisa—. No podemos permitir que se desmaye antes de sonsacarle lo quequeremos.Unlugartenientesacaunadagadelcinturón.OtrolearrancaelvestidoaZélie
deuntirónydejaalavistalafinapieldesuespalda.Elsoldadoacercalahojadeladagaalfuegodeunaantorchaencendida.Elmetalsecalienta.Alrojovivo.Padre da un paso adelante. Los espasmos de Zélie se intensifican; son tan
violentosquelosotrosdoslugartenientestienenqueretenerla.—Admiro turesistencia,niña.Es impresionantequehayas llegadotan lejos.
Peronoseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres.La daga se introduce en su piel con una furia tan intensa que la agonía de
Zéliesefiltratambiénenmí.
—¡AAAAARG!—UngritoquehielalasangresaledelagargantadeZélie.Medestrozapordentro.—¡No!—suplico,ycorrohaciaellos,dispuestoaapartarallugartenientedela
daga.TumboaunodelosguardiasquesujetanaZélie.Ledoyunapatadaenlasentrañasalotro.Learreounpuñetazoallugartenientequeestámarcándoleafuegolaespalda,
peroantesdequepuedahacermás,Padregrita.—¡Sujetadlo!Alinstante,dosguardiasmeinmovilizanlosbrazos.Elmundoenterosefunde
enblanco.Elolordelacarnequemadamellenalanariz.—Sabía que no tendrías estómago para aguantar eso. —No sé cómo, la
decepcióndePadre lograamortiguar losgritosdeZélie—.Sacadlodeaquí—espeta—.¡Ahoramismo!PercibolaordendePadremásqueoírla.Aunqueintentozafarmeyavanzar,
me sujetan y tiran de mí hacia la puerta. Mientras tanto, los gritos de Zélieaumentan.Lasientolejos,cadavezmáslejos.Susgritosyalaridosretumbancontralasparedesmetálicas.Cuandoseenfría
lapielquelehanabrasado,distingolaformadeunaL.YencuantolarespiracióndeZéliesecalmaunpoco,ellugartenienteempieza
adibujarlaAconladaga.—¡No!Meechanalpasillo.Cierranlapuertadegolpe.Aporreotanfuertequelosnudillossemepelanymesangran,peronadiesale
aabrir.«¡Piensa!». Golpeo la puerta con la cabeza y noto el bombeo de la sangre
mientrascrecensusgritos.Nopuedoentrar.Tengoquesacarladeahí.Corro como el rayo por el pasillo, pero la distancia física no aplaca la
angustia.Veo ráfagas de caras preocupadasmientras avanzo por el fuerte casitrastabillando.Muevenloslabios.Lagentemurmura.NologrodistinguirquédicenporencimadelosgritosdeZélie.Susgemidos
secuelanporlapuerta.Chillantodavíamásfuertedentrodemicabeza.Medesplomodentrodelaseomáscercanoycierrodeunportazo.Sinsaber
cómo,logropasarelpestillo.PerciboquehanempezadoatrazarlaR.Escomosigrabaranlacurvasuperior
delaletraenmipropiaespalda.Meescuecelagargantaporelácidodelvómitoquesemeacumula.Elmundodavueltasamialrededor,violentoyarrasador.Hago todo loque
puedopornodesmayarme.Tengoqueaguantar.TengoquesacaraZélie…
Respirocondificultad.Elairefrescomegolpeacomounladrilloenlacara.Introduceelaromadela
hierbamojadaenmispulmones.Unosjuncosmarchitosmehacencosquillasenlospies.Elespacioonírico.Alcaerenlacuenta,sientoánimosparaponermederodillas.No tengo tiempo que perder. Tengo que salvarla. Tengo que llevarla a ese
lugarseguro.Cierro los ojos y visualizo su rostro.Los cautivadores ojos plateados. ¿Qué
letralehabrángrabadoahoraenlaespalda?¿Enelcorazón?¿Enelalma?Encuestióndesegundos,apareceZélie.Jadeando.Mediodesnuda.Agarralatierraconlasmanos.Susojoshanperdidoelbrillo.Mirahaciasuspropiosdedostemblorosossinreconocerdóndeestá.Quiénes.—¿Zélie?Algo falla. Tardo un segundo en darme cuenta de qué falta. Su espíritu no
vieneamícomolasolasdelocéano.Elaromaasalmarinadesualmasehadesvanecido.—¿Zél?La palabra parece encogerse entre nosotros dos, tira de los borrosos límites
blancosdelaensoñación.Ellasequedaquieta…tanquietaquenosésimehaoídoono.Alargoelbrazo.Cuandomisdedosrozansupiel,chillayseaparta.—Zél…Susojostransmitenalgoferoz.Lostembloresseintensifican.Cuandomeacercoaella,retrocedeasustada.Devastada.Rota.Meparoylevantolasmanos.Medueleelpechoalversuestado.Nohayni
rastrode laguerreraqueconozco.La luchadoraqueescupióaPadrea lacara.NoveoaZélporningunaparte.SoloveolacarcasaquePadrehadejadoatrás.—Estásasalvo—lesusurro—.Aquínadiepuedehacertedaño.Perosusojossellenandelágrimas.—Nolosiento—diceentresollozos—.Nopuedosentirnada.—¿Sentirelqué?Meaproximoaella,peroniegaconlacabezayseaparta,arrastrandolospies
porlosjuncos.—Noestá.Noestá—repitesincesar.Se ovilla entre los juncos, se encoge a causa de un dolor del que no puede
escapar.«Laobligaciónantesqueunomismo».Hundolosdedosenlamugre.LavozdePadreatruenaenmicabeza.«Laobligaciónporencimadetodo».LasllamasdeKwamevuelvenalavidaenmiojointerior,arrasándolotodoa
supaso.Miobligaciónesevitareso.MiobligacióntienequesermantenerOrïshaasalvo.Pero ese credomeparecevacío, deja un agujerodentrodemí, igual que el
cuchilloquehagrabadolasletrasenlaespaldadeZélie.Laobligaciónnobastacuandoimplicadestrozaralachicaqueamo.
CAPÍTULOSESENTAYCINCO
AMARI
«Funcionará».Portodosloscielos,tienequefuncionar.MeaferroaestatímidaesperanzamientrasTzainyyonosdeslizamosporlos
callejones entre las estructuras oxidadas de Gombe, mezclándonos con lassombrasylaoscuridad.LasfábricasdeGombe,unaciudaddehierroymetalfundido,funcionanhasta
bien entrada la noche. Erigidas por los Forjadores antes del Asalto, lasestructurasdemetalsealzanyseinclinancreandoformasimposibles.En lugar de tener diferentes alturas que dividen las clases sociales, como
Lagos,Gombeestádivididaencuatrocuadrantes,queseparanlavidaresidencialde las exportaciones de acero. A través de las ventanas cubiertas de polvo,vemostrabajaralosdivînersqueforjanlosbienesorïshanosquepartiránaldíasiguiente.—Espera.—Tzainmeretienemientrasunapatrulladeguardiasconarmadura
cruzamontandomuchoestruendo—.Ahorasí—susurracuandoyahanpasado,perosuvozcarecedelaseguridadhabitual.«Funcionará», me repito mentalmente. Ojalá pudiera convencer también a
Tzain.«Cuandotodoestotermine,Zélieestarásanaysalva».Alcabodeunrato, lasabarrotadascallesdenavesdemoledurademetalse
transformanenlasimponentescúpulasdeaceroquepueblaneldistritocentral.Cuando suena la sirena, los trabajadores liberados se arraciman a nuestroalrededor, todos cubiertos de polvo y de quemaduras provocadas por elmetalferroso.Seguimoselenjambrehacialamúsicaylostamboresqueresuenanenlanoche.Conforme el aromadel licor sustituye el hedor del humo, aparece antenosotrosuncúmulodebares,todosycadaunodeellosprotegidosporcúpulaspequeñasyoxidadas.—¿Seguroqueestáaquí?—preguntomientrasnosdirigimosaunaestructura
especialmentechapuceraqueparecemástranquilaqueelresto.—Nosemeocurreunlugarmejordondebuscarlo.CuandoestuveenGombe
elañopasadoparalosJuegosdeOrïsha,Kenyonysuequipometrajeronaquítodaslasnoches.—Perfecto.—MeobligoasonreírporelbiendeTzain—.Esoestodoloque
noshacefalta.—Noestéstansegura.Aunqueloencontremos,dudoquequieraayudarnos.—Esundivîner.Nolequedaráotraopción.—Losdivînerspocasvecestienenopciones.—Tzaingolpeaconlosnudillos
en la puerta metálica—. Y cuando sí las tienen, suelen elegir cubrirse lasespaldas.Antes de que pueda contestar, se abre un ventanuco en la puerta. Una voz
roncaeirritadapregunta:—¿Contraseña?—¿Lo…ïsh?—Esaesvieja.—Vaya… —Tzain hace una pausa, como si la palabra adecuada fuese a
aparecerporartedemagia—.Pueseslaúnicaqueconozco.Elguardiadeseguridadseencogedehombros.—Lacontraseñacambiaconcadacuartodeluna.ApartoaTzainymepongodepuntillas.Intentollegaralventanuco.Mealejo
conrepugnancia.—Nadie entra sin contraseña—insiste el vigilante con malas pulgas—. Y
muchomenoslosnobles.—Señor,porfavor…Tzainmeaparta.—SiKenyon está ahí dentro, ¿puedes decirle que estoy aquí?Dile que soy
TzainAdebola,deIlorin.Cierraelventanuco.Mequedomirandolapuertademetal,desesperada.Sino
entramos,yapodemosirdespidiéndonosdeZélie.—¿Nohayningúnotromododeentrar?—pregunto.—No —gruñe Tzain—. Era imposible que esto funcionara. Estamos
perdiendoeltiempo.Mientrasestamosaquí,lomásprobableesqueZélieyaestému…Selequiebralavozycierralosojosparacontener todoloquellevadentro.
Abrosuspuñosapretadoseintentoaccederasucara,lepongolasmanosenlasmejillas.—Tzain,confíaenmí.Notedecepcionaré.SiKenyonnoestáaquí,podemos
encontraraotraperso…
—Porlosdioses.—Lapuertaseabredeparenparysaleundivînerinmenso,con los brazos morenos cubiertos de tantos tatuajes que parecen mangas—.SupongoqueledebounamonedadeoroaKhani.Llevaelpeloblancolargoyrecogidoentrencitasapretadas,todasellassujetas
en unmoño en lo alto de la cabeza.Abraza a Tzain y, en ciertomodo, lograeclipsarsucorpulentaconstitución.—Hombre, pero ¿qué haces aquí? Todavía faltan dos semanas para que le
demosunapalizaatuequipo.Tzainseríealafuerza.—Ya ves, estaba preocupado por tu equipo. Me han dicho que te has
machacadolarodilla,¿no?Kenyon se sube la pernera del pantalón y deja al descubierto una pieza de
metalancladaalrededordelmuslo.—El médico dice que no se curará antes de las eliminatorias, pero no me
preocupa.Podríaganarosconlosojoscerrados.—Entoncesmemira,despacioycon condescendencia—. Por favor, dime que una preciosidad como tú no havenidosoloparaverperderaTzain.EsteledaunempujónaKenyon,queseechaareírypasaelbrazoalrededor
del cuello de Tzain. Me asombra que Kenyon no sea capaz de ver ladesesperaciónqueocultaTzain.—Esdefiar,D.—Kenyonsedirigealguardiadeseguridad—.Teloprometo.
Yorespondoporél.Eldueñodelavozroncaseasomaporlapuerta.Aunquenoaparentamásde
veinteaños,tienelacarasurcadadecicatrices.—¿Lachicatambién?Meseñalaconlacabeza.Tzainmecogedelamano.—Esdeconfianza.—Tzainrespondepormí—.Nodirániunapalabra.«D.»vacila,peroseapartaypermitequeKenyonnosacompañedentro.De
todosmodos,nomequitaojodeencimahastaquedesaparecemosdesuvista.Elretumbardelostamboresreverberadentrodemipielcuandoentramosen
elbarmaliluminado.Labóvedaestáabarrotadaytodoslosclientessonjóvenes;nadieparecemayorqueKenyonoTzain.Todo el mundo aparece y desaparece entre las sombras, envuelto en la luz
débil y titilante de unas velas. El resplandor de las llamas ilumina la pinturadesconchadaylasmanchasdeóxidoqueafeanlasparedes.Enel rincóndel fondo,doshombres tocanunritmosuaveen la lonadesus
tamboresashikomientrasotrogolpealasteclasdemaderadeunbaláfono.Tocan
con una facilidad fruto de la práctica y llenan las paredes metálicas con susalegressonidos.—¿Quésitioeseste?—lesusurroaTzainaloído.Aunquenuncahepuestounpieenunbar,no tardoendarmecuentadepor
qué para entrar en este hace falta contraseña. Casi todos los clientes lucenmelenasdepeloblanco,quecreanunmarabarrotadodedivîners.Saltaalavistaquelospocoskosidánquehanconseguidoentrartienenrelaciónconalgunodelosdivîners, que sonquienes están en su ambiente.Algunas parejasmixtas sesientandelamanoysebesan,conlascaderasmuyjuntas.—Sellamatóju—respondeTzain—.Esunaclasedelocalqueempezarona
montar los divîners hace unos cuantos años. Los tienen en casi todas lasciudades.Esde los pocos lugares en los que losdivîners puedendivertirse enpaz.Derepente,laantipatíadeltipodeseguridadyanomeparecetanexagerada.
Puedoimaginarmelorápidoqueliquidaríalaguardiarealunafiestacomoesta.—Llevoañosjugandocontraelequipodeestostíos—susurraTzainmientras
Kenyon nos conduce a una mesa que hay al fondo—. Son leales, pero muyreservados.Dejaquehableyo.Serámásfácilqueserelajen.—No tenemos tiempo para relajarnos —susurro como respuesta—. Si no
conseguimosqueluchen…—Nohabráluchasinolosconvenzoantesparadecirquesí.—Tzainmeda
un ligero codazo—. Sé que vamos justos de tiempo, pero con ellos, hay quetomarselascosasconcalma…—¡Tzain!Uncoroexaltadosurgecuandollegamosaunamesaenlaqueveoaloscuatro
divîners que supongo que completan el equipo de agbön de Kenyon. Losjugadores son a cual más alto. Incluso las gemelas que Tzain llama Imani yKhanisoncasidelamismaestaturaqueél.LapresenciadeTzainprovocasonrisasycarcajadas.Todosselevantan,ledan
lamano,lepalmeanconafectolaespalda,bromeanconTzainsobreelpróximotorneo de agbön. Las indicaciones de Tzain de tomárnoslo con calma aúnresuenanenmimente,perosusamigosestántanabsortosconlosjuegosquenisiquierasedancuentadequeelmundodeTzainsedesmorona.—Necesitamosvuestraayuda—interrumpoenmediodelbarullo, laprimera
frasequelogropronunciar.El equipo se calla para mirarme, como si no me hubiesen visto hasta ese
momento.
Kenyon da un sorbo a una bebida de un tono naranja brillante y se vuelvehaciaTzain.—Cuéntanos.¿Quénecesitáis?Permanecen en silenciomientrasTzain expone nuestra precaria situación, y
murmuranapenados cuando se enterandel ataque al asentamientodedivîners.Se lo cuenta todo, desde el origen del pergamino hasta el ritual inminente, yterminacontándolesquehancapturadoaZélie.—Solo faltan dos días para el solsticio —añado—. Si queremos lograrlo,
tenemosqueactuarrápido.—Malditasea.—Ifesuspiraysucabezaafeitadareflejalaluzdelasvelas—.
Losiento.Perosilahanmetidoahídentro,nohayformadesacarla.—¡Seguroquepodemoshaceralgo!—TzainseñalaaFemi,unanchodivîner
conlabarbarecortada—.¿Nopuedeayudarnostupadre?¿Todavíasobornaalosguardias?LacaradeFemiseensombrece.Sindecirniunapalabra,seapartaarrastrando
lasillayselevantatandeprisaquecasivuelcalamesa.—Sellevaronasupadrehaceunascuantaslunas—nosinformaKhanienvoz
baja—.Empezócomounaltercadoporlosimpuestos,pero…—Tresdíasmástardeencontraronsucuerpo—terminaImani.«Cielos».SigoaFemiconlamiradamientraseljovenseabrepasoentrelos
clientes.Otra víctimadel poder dePadre.Una razónmáspor la quedebemosactuarsindilación.Tzainseponeserio.Alargaelbrazoyagarraelvasodemetaldealguiencon
tantafuerzaquesedeformabajosusdedos.—Aúnnoestátodoperdido—intervengo—.Sinopodemossobornaranadie
paraentrarporlapuerta,entraremosalafuerzaparaliberaraZélie.Kenyonresoplaydaotrotragolargoasubebida.—Somosgrandes,peronotontos.—¿Seguroquenosoistontos?—lepregunto—.Nooshacefaltalafuerza,os
bastaconlamagia.Cuando pronuncio la palabra «magia», lamesa entera se queda petrificada,
comosihubiesemasculladoelpeor insulto.Losdemássemiranunosaotros,peroKenyonmeclavalamirada.—Notenemosmagia.—Todavíano.—Sacoelpergaminodelamochila—.Peronosotrospodemos
devolveros los poderes. El fuerte se construyó para impedir la entrada de loshombres,peronodelosmaji.
Confíoenquealmenosunodeellosestudiedecercaelpergamino,perotodosseloquedanmirandoconrecelo,comosifueseunabombaapuntodeestallar.Kenyonselevantadelamesa.—Eshoradequeosvayáis.Al instante, Imani y Khani se incorporan también. Cada una de ellas me
agarradeunbrazo.—¡Eh!—gritaTzain.SesacudecuandoIfeyKenyonintentanretenerlo.—¡Soltadme!Elbarsedetiene,puesnadiequiereperderseelespectáculo.Aunquechilloy
pataleo, las chicas no ceden, sino que corren hacia la puerta como si su vidadependieradeello.PeroalverqueImanirespirademaneraentrecortadaynotarqueKhanimeagarraconmásfuerza,medoycuentadeloquesucede.«Noestánenfadados…».Tienenmiedo.Mezafode susmanos conunamaniobraque Inanmeenseñóhacemuchas
lunas.Agarrolaempuñaduradelsableysacolahojaconunasacudidasegura.—Noestoyaquíparahacerosdaño—digosinalzarlavoz—.Miúnicodeseo
esdevolveroslamagia.—¿Quiéndemonioseres?—preguntaImani.TzainseliberaporfindelasgarrasdeKenyoneIfe.Empujaavariosdivîners
yalasgemelashastallegaramilado.—Vaconmigo.—ObligaaImaniaapartarse—.Esloúnicoqueoshacefalta
saber.—Notepreocupes.SalgodelasombradeTzainydejoelcírculodesuprotección.Todoslosojos
delbarmeaguijonean,pero,porunavez,nomeencojoniintentoescabullirme.MeimaginoaMadredelantedeunapandadeoloyes,capazdedirigirunasalaenteraconunlevearqueodelascejas.Enestosmomentostengoquerecurriraesepoder.—Soy la princesa Amari, hija del rey Saran y…—Aunque las siguientes
palabras nunca han salido de mis labios, me doy cuenta de que no hay otraalternativa. No puedo permitir que la línea de sucesión se interponga en micamino—.YsoylafuturareinadeOrïsha.Tzainlevantalascejassorprendido,peronopermanecemuchotiempoabsorto
en el asombro. Al cabo de un segundo, el bar se llena de cuchicheos y
comentariosquetardansiglosenacallarse.Alfinal,Tzainconsiguesilenciaralamultitud.—Hace once años, mi padre os arrebató la magia. Si no actuamos ahora,
perderemoslaúnicaoportunidadquetenemosderecuperarla.Paseolamiradaportodoeltóju,alaesperadequealguienmepongaaprueba
ointenteecharmeotravez.Unoscuantosdivînerssemarchan,perolamayoríasequeda,ávidademás.Desenrolloelpergaminoylomuestroparaqueveanlainscripciónantigua.Un
divîner se inclinapara tocarloydaunrespingocuandounaráfagadeairesaledespedida de sus manos. La muestra espontánea del poder de la magia es lapruebaquemehacíafalta.—Hay un ritual sagrado, un ritual que restituirá vuestro vínculo con los
dioses.Simisamigosnolollevanacaboduranteelsolsticiocentenario,dentrodedosdías,lamagiadesapareceráparasiempre.«Ymipadrerecorrerálascallesparamasacrarotravezavuestropueblo.Os
apuñalaráenelcorazón.Osmataráigualquematóamiamiga».Repasolasaladeladoaladoeintentomiraralosojosatodosycadaunode
losdivîners.—Hay algomás que vuestra magia en juego. Vuestra propia supervivencia
pendedeunhilo.Losmurmulloscontinúan,hastaquealguiengritaentrelamultitud:—¿Quétenemosquehacer?Doyunpasoalfrente,pliegolahojadelsableylevantolabarbilla.—Hayuna chica atrapada en el fuertedel ejército, a las afuerasdeGombe.
Ella es la clave. Necesito vuestramagia para sacarla de allí. Si la salváis, ossalvaréisvosotros.El bar permanece en silencio durante unos momentos. Todos se quedan
quietos.PeroKenyonseapoyaenlaparedycruzalosbrazosconunaexpresiónenelrostroquenosédescifrar.—Aunquequisiéramosayudar,pormuchamagiaquenosdieratupergamino,
noseríasuficiente.—Noospreocupéis.—MetolamanoenlamochiladecuerodeZélieysaco
lapiedradelsol—.Siaccedéisaayudarnos,yomeencargarédeeso.
CAPÍTULOSESENTAYSEIS
INAN
LosgritosdeZéliemeatormentanmuchodespuésdehabercesado.Estridentes.Penetrantes.Aunquesuconcienciarotadescansaenelespacioonírico,miconexiónfísica
con su cuerpo se mantiene. Los ecos de su angustia me queman la piel. Pormomentos, su sufrimiento es tan severo queme duelen los pulmones solo deintentarrespirar.MeesfuerzoporocultarlaopresióncuandollamoalapuertadePadre.Conmagiaosinella,tengoquesalvaraZélie.Yalehefalladounavez.Sipermitoqueperezcaaquí,nuncameloperdonaré.—Entra.Abrolapuertayreprimolamagia,mientrasentroenlasaladelcomandante
delaquesehaapropiadoPadre.Loveodepieconlacamisoladeterciopeloquellevaparadormir,estudiandounmapadescolorido.Nirastrodeodio.Nisiquieraunápicederepugnancia.Paraél,grabarafuegolapalabraLARVAenlaespaldadeunachicanoesmás
queotradelastareasdeldía.—Queríaisverme.Padredecidepasarunbuenratosincontestarme.Cogeelmapayloacercaala
luz.UnaXdecolorrojoseñalaelvalledelosdivîners.En ese momento caigo en la cuenta: la muerte de Zulaikha. Los gritos de
Zélie.Nosignificannadaparaél.Porque,alsermaji,nosonnada.Predicaque laobligacióndebeanteponerseaunomismo,perosuOrïshano
incluyeaesaspersonas.Nuncalohahecho.Nosoloquiereerradicarlamagia.Quiereerradicarlosaellos.—Mehaspuestoenridículo—dicealfin—.Esanoesformadecomportarte
duranteuninterrogatorio.—Yonollamaríaaesointerrogatorio.
Padreapartaelmapa.—¿Quédices?«Nada».Esoesloqueesperaqueconteste.Sinembargo,Zéliesollozaytiemblaenunrincóndemimente.Ala«tortura»hayquellamarlaporsunombre.—Yonomeenterédenadaútil,Padre.¿Yvos?—Mivozvaaumentandode
volumen—.La única información que recibí fue hasta qué punto sabéis hacergritaraunachica.Paramisorpresa,Padresonríe.Perosusonrisaesmáspeligrosaquesufuria.—Losviajes tehanhecho fuerte.—Asientecon lacabeza—.Bien.Perono
malgasteslaenergíaendefenderaesa…«Larva».SéloquevaadecirmuchoantesdequesalgadeloslabiosdePadre.Asíes
comolosveatodos.Asíescomomeveríaamí.Meremuevoymedesplazohastalograrvermireflejoenelespejo.Hevuelto
acubrirmeelmechónblancocontintenegro,perosololoscielossabencuántoduraráasí.—Nosomoslosprimerosentenerquesoportarestacarga.Entenerquellegar
asemejantesextremosparamantenerasalvonuestroreino.Losbratonianos,elpueblopörltöganés…Todosaplastadosporquenocombatieronlamagiaconlacontundencianecesaria. ¿Prefieresquedeje convidaa aquella larvaypermitaqueOrïshasufraelmismodestinoqueesosimperios?—Noesesoloqueproponía,pero…—Unalarvacomoesaesigualqueunamonturasalvaje—continúaPadre—.
Nunca tedará las respuestasquebuscaspor lasbuenas.Tienesque romper suvoluntad,demostrarlequiénestáalmando.—Dirige lamiradaalmapa.MarcaotraXsobreIlorin—.Locomprenderíassihubiesestenidoagallasparaquedarteaverlo.Alfinal,lalarvamecontótodoloquenecesitabasaber.Unaperladesudormerecorrelaespalda.Aprietolospuños.—¿Todo?Padreasiente.—Solo es posible destruir el pergamino conmagia. Lo sospechaba después
del fracaso del almirante Ebele, pero la chica me lo confirmó. Ahora que latenemosatrapada,porfincontamoscontodoloquenoshacefalta.Unavezquerecuperemoselpergamino,haremosqueellamismalodestruya.
Noto el pulso en la garganta. Tengo que cerrar los ojos para mantener lacalma.—Entonces¿vivirá?—Porahora.PadrepasaundedoporencimadelaXqueseñalaelvalledelosdivîners.La
tintarojaesespesa.Goteacomolasangre.—Tal vez sea lomejor—dice conun suspiro—.Mató aKaea.Unamuerte
rápidaseríaunregalo.Todomicuerposetensa.Parpadeovariasveces.Demasiadas.—¿Qu…qué?—tartamudeo—.¿Oshadichoeso?Megustaríadeciralgomás,perolaspalabrassemesecanenlagarganta.El
odiodelamiradadeKaeaaparecedenuevoantemí.«Larva».—Confesóquehabíaestadoeneltemplo.—Padrehablacomosilarespuesta
fueseobvia—.AllífuedonderecuperaronelcuerpodeKaea.Recogeuncristalitodecolorturquesa,manchadodesangre.Semerevuelveel
estómagocuandoloponealaluz.—¿Quéeseso?—lepregunto,aunqueyaconozcolarespuesta.—Una especie de residuo.—Padre aprieta los labios—.La larva dejó estas
cosasenelpelodeKaea.Padreaplastalosrestosdemimagiahastaquesedeshacenenpolvo.Cuando
serompen,mellegaunolorahierroyvino.ElaromadelalmadeKaea.—Cuando encuentres a tu hermana, acaba con ella. —Padre habla para sí
mismo más que para mí—. No me falta gente a la que erradicaría paramanteneros a salvo a los dos, pero no puedo perdonarle su parte deresponsabilidadporlapérdidadeKaea.Agarrolaempuñaduradelaespadaymeobligoaasentirconlacabeza.Casi
notoelcuchillograbándomelapalabraTRAIDORenlaespalda.—Losiento.Séque…—«Eravuestrosol»—.Sé…lomuchoquesignificaba
paravos.Padredavueltasalanillo,perdidoensusemociones.—Kaeanoqueríair.Temíaqueocurriesealgosemejante.—Creoquetemíadecepcionarosmásquelapropiamuerte.Nospasaatodos.Siemprehasidoasí.Y,sobretodo,amí.—¿Quépensáishacerconella?—pregunto.
—¿Conquién?—Zélie.Padrememirayparpadea.Haolvidadoquelachicatienenombre.—Elmédicolaestáatendiendo.Creemosquesuhermanotieneelpergamino.
Mañanalautilizaremoscomoseñuelopararecuperarlo.Encuantolotengamosennuestropoder,lalarvalodestruirádeunavezportodas.—Ydespuésdeeso…—insisto—,cuandoyanoquedenada,entonces¿qué?—Morirá. —Padre vuelve a concentrarse en el mapa y traza una ruta—.
Enseñaremos su cadáver por todaOrïsha, para que todo elmundo recuerde loque ocurre si nos desafían. Si se produce el menor brote de rebelión, losliquidaremosatodos.Allímismo.—¿Ysihubieraotravía?—meatrevoadecir.Observolasciudadesdelmapa
—.¿Ysiescuchamossusquejas…,siempleamosalachicacomoembajadora?Hay gente…, gente que quiere. Podríamos utilizarlos para mantenerla a raya.Unamaji que podamos controlar.—Cada palabra suena a traición, pero comoPadrenomeinterrumpe,continúo.Nomequedaalternativa.Tengoquesalvarlaa toda costa—. He visto cosas en los viajes, Padre. Ahora comprendo a losdivîners.Simejoramossuscondiciones,cortaremosderaízlaposibilidaddeunarebelión.—Mipadrepensabalomismo.Ahogounsuspiro.Padrenuncahabladesufamilia.Lopoco que sé de ellos procede de los cotilleos y susurros que he oído en
palacio.—Mi padre pensaba que podríamos acabar con su opresión y construir un
reinomejor.Yo también lo pensaba, hasta que lomataron.A él y a todas laspersonas que amaba.—Padreme pone unamano fría en el cuello—.Créemecuando te digoquenohayotra vía.Yaviste lo quehizo eseAbrasador en sucampamento.Asiento, aunque me arrepiento de haberlo presenciado. No hay forma de
oponermeaPadreahoraquehevistoapersonas incineradas tan rápidoquenisiquieratuvierontiempodechillar.Padremeagarramásfuerte.Casihastaelpuntodeldolor.—Haz caso de mis palabras y aprende ya esta lección. Antes de que sea
demasiadotarde.Padredaunpasoadelanteymeabraza.Ungestotanextrañoquemicuerpose
estremeceporelaturdimiento.Laúltimavezquemearropóconsusbrazosyoeraunniño.FuedespuésdeheriraAmariconlaespada.«Unhombrecapazdeatacarasupropiahermanaesunhombrequepuedeser
ungranrey».Porunsegundo,mepermitísentirmeorgulloso.Mealegrédequemihermanasangrase.—Nocreía en ti.—Seaparta—.Nopensabaque fuerasa triunfar.Perohas
sabidomantenerOrïshaasalvo.Todoestoteconvertiráenungranrey.Incapaz de hablar, asiento con la cabeza. Padre vuelve a susmapas. Ya ha
terminadoconmigo.Alnotenernadamásqueañadir,salgodelahabitación.«Siente»,meordeno.Sientealgo,loquesea.Padremehadadoloquesiempre
hesoñado.Despuésdetodoestetiempo,porfincreequevoyaserungranrey.Sinembargo,cuando lapuerta secierradegolpe,me fallan laspiernas.Me
derrumboenelsuelo.MientrasZélie permanezca encadenada en esa celda, el reino no significará
absolutamentenada.
CAPÍTULOSESENTAYSIETE
INAN
EsperohastaquePadresequedadormido.Hastaquelosguardiasabandonansuspuestos.Mesientoentrelassombras.Alacecho.Lapuertadehierrochirríacuandoel
médicosaledelacelda.Tienelacarapálidaporelesfuerzo,laropamanchadaconlasangredeZélie.
Verlodamásfuerzaamisdeseos.«EncontraraZélie.Salvarla».Avanzoconsigiloydeslizolallaveenlacerradura.Cuandolapuertaseabre
conotrochirrido,mepreparoparaloquevoyaver.Peronadapuedeprepararmeparaeseespanto.Zélie yace desmayada, su cuerpo casi inerte, su vestido roto empapado de
sangre.Alverla,semeformaunnuevoagujerodentro.YPadrepiensaquelosmajisonlosanimales…Lavergüenzay la rabia compitendentrodemímientras selecciono la llave
adecuada.Nosetratadelamagia.Porunavez,setratadeella.AbrolosgrilletesquelesujetanlasmuñecasylostobillosyliberoaZéliede
sus zarpasmetálicas. La recojo en brazos y le cubro la boca. Así, cuando sedespierta,amortiguoelsonidodesusgritos.Sudolormedesgarravivo.Lospuntosquehacosidoelmédicoempiezana
soltarse.Lasangrebrotadenuevo.—Nolonoto—susurrapegadaamipiel.Recolocolosbrazosparapresionarsobrelasvendasquelecubrenlaespalda.—Yaloharás—intentoconsolarla.«Portodosloscielos,¿aquéserefiere?».Sumenteescomounmuro,querepitelatorturasincesar,igualqueundisco
rayado.No hay rastro del océano, no hay rastro de su alma. No percibo el aroma
marino.Noveomásalládesuangustia.Viveenlacárceldesudolor.—No lo hagas. —Clava las uñas en mi hombro mientras ascendemos el
primertramodeescalerasdesiertas—.Yameestoydesangrando.Déjame.El calor de su sangre seme cuela entre los dedos. Aprieto conmás fuerza
sobresuespalda.—BuscaremosaunaSanadora.Lasbotasdeunosguardiasrepicanaldoblar laesquina.Meescondoenuna
habitaciónvacíamientrasesperoquepasende largo.Zéliese retuerceyahogaungrito.Laaprietotodavíamáscontramipecho.Cuandoelpasilloquedadespejado,subootrotramodeescaleras.Elcorazón
melatedesbocadoacadapasoquedoy.—Tematarán—susurramientrascorro—.Elreytematará.Meblindoaloírsuspalabras.Ahoranopuedopensareneso.Loúnicoqueimportaessalvarla.Tengoque
sacaraZéliedeaq…Primerooigolosgritos.Losiguienteeselcalor.Caemosalsuelodebrucescuandounadetonaciónenelpisodearribaretumba
porlosmurosdelfuerte.
CAPÍTULOSESENTAYOCHO
AMARI
ElfuerteseerigesobreelhorizontedeGombeigualqueunpalaciodeaceroyproyectasusombraenmediodelanoche.Lastropasvigilantodaslasesquinas,nodejanniunmetrosinproteccióndurantemásdeunossegundos.Elcorazóncasisemesaleporlabocamientrasesperamosquelosguardiasquepatrullanlaparedsurpasenpordelante.Treintasegundosestodoloquetenemos.Rezoalosdiosesdelcieloparaquenosbasteconesostreintasegundos.—¿Puedes hacerlo?—pregunto en un susurro a Femi, y me aparto de los
altísimosarbustosdecombretoenlosquenoshemosescondido.Desdequetocólapiedradelsol,nohaparadodemoverlasmanos.Setocalos
dedos,labarba,lanariztorcida.—Estoypreparado.—Asienteconlacabeza—.Esdifícildeexplicar,perolo
presiento.—Deacuerdo.—Dirijolaatencióndenuevohacialapatrulla—.Lapróxima
vezquepasen,vamos.En el preciso instante en el que los guardias doblan la esquina, Femi y yo
cruzamos como el rayo la hierba recién cortada. Tzain, Kenyon e Imani nossiguen igual de rápidos y se protegen en las sombras para evitar que losdescubran los guardias de las plantas superiores.Aunquemuchosdivîners deltóju accedierona ayudarnos, soloKenyony su equipo se atrevierona tocar elpergaminoydespertarsumagia.Confiabaenqueconellosbastaraparaderribarelfuerte,peronisiquierapodemoscontarconqueloscincoluchen.KhaniresultóserunaSanadoraeIfedespertósuspoderescomoDomador.Al
noposeerunamagiaquepudieraactuardeformarápida,nonosparecióseguroqueentrasen.Porsuerte,KenyonresultóserunAbrasador,FemiunSoldadoreImaniunaCáncer.Noeselejércitodemajidemissueños,peroconlapotenciaamplificada gracias a la piedra del sol, estos guerreros podrían ser más quesuficientes.—Quincesegundos—susurroentrejadeoscuandollegamosalaparedsur.Femicolocalasmanoscontraelhierrofríoyrepasalasmuescasylasláminas
metálicasconlapericiadeunSoldadoriluminado.Palpaenbuscadealgoquenoalcanzoavercontantalentitudquetiemblo,porquesenosacabaeltiempo.—Diezsegundos.Femi cierra los ojos y aprieta con más fuerza las planchas de la pared de
metal.Semeencogeelpechoconcadagranodearenaquecaeenelreloj.—¡Cincosegundos!Derepente,elairesetensa.UnaluzverdebrillaenlamanodeFemi.Lapared
demetalseabreentorrentecomosifueseagua.Todosentramosalacarreraporlabrechaquehaabiertoelnuevomajiynos
colamosenelfuerteconelmayorsigiloposible.Unospesadospasosresuenanfuera justocuandoFemi se introduceen la fortaleza.Logracerrardenuevoelmurounosmomentosantesdequelasiguientepatrullapaseporallí.«Graciasaloscielos».Suelto el aliento de forma lenta y prolongada, para saborear esta pequeña
victoriaantesdequecomiencelasiguientebatalla.Estamosdentro.Peroahoravienelapartedifícil.Variasespadaspulidasadornanlasparedesquenosrodeanyreflejannuestros
rostros ansiosos. «Debe de ser la armería…». Si la estructura de este fuertereproducelaqueteníaeldeLagos,debemosdeestarcercadelasdependenciasdel comandante, en el nivel superior. Eso significa que las celdas de la cárceltienenqueestardebajo…Semueve el pomode la puerta.Levanto unamano e indico a todos que se
agachen para que no los vean cuando la puerta de la armería se abre con unchirrido. Oigo que un guardia se aproxima y capto su reflejo en las espadasresplandecientesmientrasentra.Vigiloalguardia,alacecho,cuentocadapasoqueda.Yaestácerca.Unpaso
másypodremos…—¡Ya!—ordenoenvozbaja.TzainyKenyonatacanytumbanalguardiaenelsuelo.Mientrasleponenuna
mordaza, corro a cerrar la puerta antes de que salga ningún sonido que nosdelate.Cuandoregresoconelresto,yahanamortiguadolosgritosdelguardia.Me pongo de cuclillas y desenvaino el sable, presiono el fríometal contra sugarganta.—Sigritas,terebanoelpescuezo.El veneno de mis palabras me sorprende. Solo había oído esa clase de
ponzoñaenlavozdePadre.Perosurteefecto.Elsoldadotragasalivacuandolequitolamordaza.
—Laprisioneramaji—ladro—.¿Dóndeestá?—¿La…qué?Tzain saca el hacha y la coloca por encima de la cabeza del guardia, para
retarleaqueseatrevaavolverafingirignorancia.—¡La celda está en el sótano! Bajad todas las escaleras, ¡es la última a la
derecha!Femi le da una patada en la frente y lo deja inconsciente. El guardia se
desplomaconungolpesecomientrascorremoshacialapuerta.—¿Ahoraquéhacemos?—mepreguntaTzain.—Esperar.—¿Cuántotiempo?Escudriño el reloj de arena que cuelga del cuello deKenyon y observo los
granosquevancayendohastaquecubrenlamarcadelcuarto.«¿Dóndeestálasegundaoleada?».—Yadeberíanhaberatacado…Alinstante,unadetonaciónresuenacomountruenoyreverberaporelsuelo
dehierro,bajonuestrospies.Nosapretamoscontra laparedmientrasel fuerteretiemblaynoscubrimoslacabezaparaprotegernosdelasespadasquelluevende lasparedes.Seoyenmásexplosionesdesdefuera,seguidasde losgritosdelosguardias realesque corren alarmados.Abrouna rendija de la puerta yveopasaralosguardiasatodaprisa.Vandecabezahaciauncombatequeconfíoenquenoencuentrennunca.Losdivînersquenoquisierondespertarsuspoderesaccedieronaluchardesde
lejos. Con el alcohol del bar, logramos fabricar casi cincuenta bombasincendiarias,mientrasotrosdivînersconstruíanlashondasqueluegoemplearíanpara arrojar los explosivos. Si las tiraban desde una distancia suficiente,calculamosquelosdivîners tendríantiempodeatacaryluegosalirhuyendoensusmonturasantesdequelosguardiaslosalcanzasen.Ymientraslosguardiasestuvierandistraídos,nosotrosescaparíamosdelfuerte.Esperamoshastaquelospasosdejanderetumbarantesdehuirdelaarmeríay
dirigirnosalaescaleraquehayenelcentrodelfuerte.Bajamoscomoalmaquellevaeldiablountramodeescalerastrasotroparadescendertodaslasplantasdelatorredehierro.Encuantohayamosbajadounospocosnivelesmás,podremosliberar a Zélie. Luego iremos directos a la isla sagrada. Solo nos quedan dosdías,asíquellegaremosjustoatiempoparaelritual.Sinembargo,cuandodescendemoselsiguiente tramo,ungrupodesoldados
nosinterceptaelpaso.Levantanlasespadasparacombatir,asíquenomequedamásremedioquegritar.—¡Alataque!Kenyoneselprimeroenpasaralaacción.Notouncosquilleodemiedopor
todalapielencuantoelcalorcaldeaelambiente.Unpoderosoresplandorrojoformaremolinosalrededordesupuño;conelprimerpuñetazo,surgelaprimerallamarada,queempotraalostresguardiascontralapared.Femieselsiguienteenunirse:utilizasumagiadelmetalparalicuarlashojas
delasespadasdelosguardias.Cuandosequedanapabulladosanteloqueocurre,Imanidaunpasoalfrente.NuestraCáncer,talvezlamásaterradoradetodos.Emanaunaenergíaverdeoscuradelasmanosyatrapaaloshombresenuna
nube maligna. En cuanto los toca, se desmoronan y su piel adopta un tonoamarillomientraslaenfermedadlesrecorreelcuerpoconsaña.Aunque aparecen más guardias, losmaji los reducen con sus poderes, que
presentanunapotenciaamenazadora.Correnporpuroinstinto,alimentadosporlafuerzaelectrizanteeinquebrantabledelapiedradelsol.—Vamos—digoentonces.Tzainseaprovechadelahisteriageneraly,pegadoalapared,seescabullede
labatalla.Losigoymeunoaélalotro ladodeldescansillo,parabajara todavelocidadelsiguientetramodeescalerasconelfindeliberaraZélie.Conestepoder, nadie conseguirá detenernos.Ningún soldado se interpondrá en nuestrocamino.Podremosvenceralejércitoentero.Podremosenfrentarnosinclusoa…«¿Padre?».Los guardias flanquean a Padre por todas partes, lo protegen del ataque
mientras correpor elnivel superior,quevemosporunapasarela.Supervisa larevuelta, hasta que sus ojosmarrón oscuro se topan con losmíos y enfoca lavistaigualqueuncazadorqueoteahastaponerasupresaenelpuntodemira.Sequedapetrificado,pero soloporun instante.Encuantocaeen lacuentadequeestoyinvolucradaenelataque,larabiadePadresedispara.—¡Amari!Sumiradagélidamehielalasangre.Peroestaveztengoelsable.Estavez,no
medamiedoatacar.«Sévaliente,Amari».La voz de Binta resuena con fuerza. La imagen de su sangre me llena el
pensamiento.Ahorapuedovengarla.VoyaliquidaraPadre.Mientraslosmajiseocupande losguardias,yo lecortaré lacabezaaPadreconestesable.Serásumerecidoportodaslasmasacres,todaslaspobresalmasquehamatado…
—¿Amari?Tzain llama mi atención y, mientras tanto, Padre desaparece detrás de una
puertametálica al final del pasillo. «Una puerta que Femi podría derretir confacilidad…».—¿Adóndevas?Parpadeo mirando a Tzain, pero no abro la boca. No hay tiempo para
explicaciones.AlgúndíayacombatirécontraPadre.HoydebocombatirparasalvaraZélie.
CAPÍTULOSESENTAYNUEVE
INAN
Aprieto a Zélie contra mi pecho al oír la siguiente detonación. El fuerte setambalea. Un humo negro llena el aire. Los gritos reverberan en las paredesmetálicas.Losalaridossecuelanporlapuertacarbonizada.Entro corriendo en una habitación y miro por las ventanas con barrotes;
aunque las llamas estallan contra los muros del fuerte, no aparece ningúnenemigo. En lugar de eso, solo oigo a las tropas que gritan cuando prendenfuego.Lasrabiosaspantenariassalenhuyendo,muertasdemiedo.Nunca he visto un caos semejante, me recuerda todos los horrores de la
explosiónprovocadaporKwame.Otroataquemaji.Missoldadoscaenmientraslosotrosseimponen.—¡No!Meapartoatodaprisadelaventanayasomolacabezaporlapuertametálica
cuandoungritoamortiguadoresuenaenlaplantasuperior.Elfuego,elmetalylaenfermedadsiguenatacandoyliquidanauntorrenteinterminabledesoldados.Los hombres que contratacan acaban incinerados por las llamas de un
Abrasador.LosquelanzanflechasrecibenelataquedeunSoldador:unmajiconbarbadobla todas las flechase invierte sudirección,demodoque las afiladaspuntasseclavanenlaarmaduradelosarqueros.Perolapeordetodoseslachicapecosa.UnaCáncer.Unheraldodelamuerte.
Variasnubesdecolorverdeoscuro, signodeenfermedad, salendesusmanos.Encuantolasinhalanlossoldados,sucuerpotieneconvulsiones.«Menudamasacre…».Sí,esunamasacre,nouncombate.Solo luchan tresmaji y, sin embargo, un ejército entero se doblega ante su
poder.Es peor que la destrucción que presencié en el campamentodivîner. Por lo
menos,entonceslossoldadosfueronlosprimerosenatacar.Peroahorasumiedoprematuroparecejustificado.«Padreteníarazón…».
Ahora es innegable.Da igual cuál seami deseo, si lamagia regresa, así escomoarderámireino.—Inan…—gimoteaZélie.Su sangre caliente resbala entremismanos. La clave del futuro deOrïsha.
Desangrándoseenmisbrazos.Elpesodelaobligaciónmeobligaafrenar,peroahoranopuedoescucharesa
llamada. Pase lo que pase, Zélie debe sobrevivir. Ya encontraré lamanera dedetenerlamagiadespuésdeponerlaasalvo.Corroatodavelocidadporelpasillovacíomientraslabatallarugeenalguna
plantasuperior.Subountramodeescalerasmás.Otradetonaciónatruena.Elfuertesesacudeyeltemblormetiraescalerasabajo.AgarrofuerteaZélie
mientrascaemos;estaveznoconsigoahogarsusgritos.Mepegoaunaparedparaprotegernosdelasiguienteexplosión.Aestepaso,
Zéliesedesangraráporcompletoantesdequepodamosescapar.«Piensa».Cierro los ojos y coloco la cabeza de Zélie contra mi cuello. Repaso
mentalmente la estructura del fuerte.Busco una salida.Entre los guardias, losmaji y las bombas incendiarias, no veo lamanera de escapar. Pero espera, nohacefaltaquehuyamos…Hanvenidoabuscarla.Notienequesalir.Ellostienenqueentrar.«¡La celda!».Mepongode pie. Seguro que es ahí adonde se dirigen.Zélie
gritamientrasbajamosdenuevolasescaleras.Susgritosseunenalaagoníadelanoche.—Estamoscerca—susurrocuandollegamosalúltimopasillo—.Aguantaun
pocomás.Yavienen.Volveremosalacelda.EntoncesTzain…«¿Amari?».Alprincipio,noreconozcoamihermana.LaAmariqueconozcoevitablandir
laespada.Estamujerparecelistaparamatar.Amari corre como el rayo por el pasillo hacia nosotros, seguida a poca
distancia por Tzain. Cuando un guardia carga contra ella con la espadaextendida,nolopiensaniunmomentoylehaceuncorteenelmuslo.EntoncesTzainledaungolpeenlacabeza,queacabaportumbaralsoldado.—¡Amari!—grito.Sedetieneunmomento.CuandovequellevoaZélieenbrazos,sequedade
piedra.Tzainyellacorrenanuestroencuentro.Entoncesescuandoventodalasangre.
Porinstinto,Amarisellevalamanoalaboca.Peroelhorrorqueexpresanoes nada comparado con el de Tzain. Un sonido indescifrable escapa de suslabios:algoentreunalaridoyungemido.Seencoge.Esextrañoveraalguiendesutamañomenguartantoderepente.Zélieseparalamanoconlaquemeagarrabadelcuello.—¿Tzain?Suhermanosueltaelhachaycorrehaciaella.EncuantolepasoaZélie,veo
quelagasaquelecubríalaespaldaestácompletamenteroja.—¿Zél?—susurraTzain.Lasvendas sueltasdejanaldescubierto lamagnitudde susheridas.Debería
habérseloadvertido.PeronadapuedeprepararanadieparaverlapalabraLARVAgrabadaafuegoen
laespaldadeZélie.Verlomerompeelcorazónenmilpedazos.Puedoimaginarmeloqueprovoca
enTzain.Laabraza.Demasiadofuerte.Peronoesmomentoparacríticas.—Marchaos—lesurjo—.Padreestáaquí.Vendránmásguardias.Cuantomás
esperéis,másdifícilseráescapar.—¿Vienesconnosotros?Laesperanzaen lavozdeAmarimemata.PensarenabandonaraZélieme
asfixia.Peroestanoesmilucha.Nopuedounirmeasubando.Zélie vuelve la cabeza hacia mí; el miedo inunda sus ojos anegados en
lágrimas.Lepongolamanoenlafrente.Notosupielardiendocontramipalma.—Teencontraré—susurro.—Perotupadre…Otraexplosión.Elpasillosellenadehumo.—¡Marchaos! —grito mientras el fuerte se tambalea—. ¡Salid mientras
podáis!Tzain echa a correr con Zélie en brazos entre la histeria cubierta de humo.
Amariseponeenmarcha,perovacilaunsegundo.—Notedejaréenlaestacada.—Vete —insisto—. Padre no sabe lo que he hecho. Si me quedo, puedo
intentarprotegerosdesdedentro.AmariasienteconlacabezaysigueaTzain.Aceptamimentiraconelsable
en alto. Me derrumbo contra la pared mientras los veo desaparecer por lasescalerasyreprimomideseodeseguirlos.Hanganadolabatalla.Hancumplidoconsudeber.MiluchaporsalvarOrïshanohahechomásqueempezar.
CAPÍTULOSETENTA
ZÉLIE
Escapamosdelfuerteenunanebulosa,escomoestarenuncuadrodelocuraydolor.Ydurantetodoeltrayecto,miespaldaseabre,encarneviva;concadatirónla
agoníamemareaymeardecomoelhierrocandente.Loveotodonegro,peroséquehemosescapadocuandoelcalordelfuertedapasoalairefrescodelanoche.ElfríomeazotaenloscortesgrabadosenlapielmientrasNailahnostransportaaunlugarseguro.«Todasesaspersonas…».Todosesosmajihanvenidoasalvarme.¿Quéharáncuandosepanlaverdad?
Mehandestrozado.Soyinútil.Entre la negrura que me rodea, pruebo una cosa, lo que sea para sentir el
arrebato de la magia. Pero el calor no corre por mis venas, la energía no sedespierta enmi corazón.Lo único que siento son los cortes abrasadores de ladagadelsoldado.LoúnicoqueveosonlosojosnegrosdeSaran.Medesmayoantesdequemismiedosvuelvancontodasupotencia,sinsaber
cuánto tiempo ha transcurrido ni dónde estamos.Cuandome despierto de eselaberintodedolor,unasmanoscallosasprotegenmicuerpoymelevantandelasillademontardeNailah.«Tzain…».Nunca olvidaré la desesperación marcada en su rostro cuando me vio. La
única vez que había visto esa expresión en él fue después delAsalto, cuandodescubrióelcuerpodeMamaencadenado.Despuésdetodoloquehahechopormí,nopuedodarlemotivosparavolveraponeresacara.—Aguanta,Zél—susurraTzain—.Yacasiestamos.Me tumba bocabajo y expone los horrores de mi espalda. Las heridas
provocanuncorodesuspiros;unmuchachoempiezaallorar.—Inténtalo—azuzaunachica.—Yo…solohecuradoalgunoscortes,unasmagulladuras.Esto…Sientounespasmoalcontactoconlasmanosdelamujer,hastaqueundolor
insoportablemerecorrelaespalda.—Nopuedo…—Malditasea,Khani—suplicaTzain—.¡Hazalgoantesdequesedesangre!—Nopasanada—laconsuelaAmari—.Toma.Tocalapiedra.Unavezmás,meestremezcocuandolasmanosdelamujermepresionanlas
heridas,peroestavezlasnototempladas,mecalientancomolasdársenasdelamareaquerodeabanIlorin.Elcalorviajaportodomicuerpoyaliviaeldolorylosescozores.Mientras el calor teje una capa bajo mi piel, noto la primera bocanada de
alivio.Alinstante,micuerposesacudeyseaferraalaposibilidaddedormir.
La suave tierra se aplana bajo mis pies y de inmediato sé dónde estoy. Losjuncosmerozanlaspiernasdesnudasmientraselrugidodelaguadelacascadairrumpeamilado.Cualquierotrodía,lacascadameinvitaríaaacercarme.Hoy,surugidosuenamal.Agudo,comomisgritos.—¿Zélie?Inanapareceantemí,con losojosmuyabiertospor lapreocupación.Daun
pasoadelante,peroentoncessedetiene,comositemiesequefueraarompermeenpedazossisigueavanzando.Esoquiero.Rompermeenpedazos.Derrumbarmeenlatierrapolvorientayllorar.Pero, por encima de todo, no quiero que sepa cómo me ha destrozado su
padre.Las lágrimas se le acumulan en los ojos y desvía lamirada hacia el suelo.
Encojo los dedos de los pies y los entierro en la suave superficiemientras loimito.—Losiento—sedisculpa.Creoquenovaapararnunca—.Séquedebería
dejartedescansar,peroteníaqueversiestabas…—¿Bien? —termino la frase en su lugar, aunque no sé por qué no ha
pronunciadolapalabra.Después de todo lo ocurrido, no sé si seré capaz de sentirmebien en algún
momento.—¿EncontrasteaalgunaSanadora?—mepregunta.Meencojodehombros.Sí.Mehancurado.Aquí ennuestra ensoñación,no
llevoelodiodelmundograbadoenlaespalda.Puedofingirquelamagiatodavíafluyepormisvenas.Notengoquelucharporhablar.Porsentir.Porrespirar…—Yo…Eneseinstante,veounrostrocuyavisiónmelaceralapielcomosifuerauna
delascicatricesdemiespalda.Desde el día en que conocí a Inan, he visto muchas cosas en sus ojos
ambarinos.Odio,miedo.Remordimiento.Lohevistotodo.¡Todo!Todosalvoesto.Nuncahabíavistolástima.«No».Meembarga la furia.NodejaréqueSaranmearrebateesto también.Quiero
losojosquememirabancomosifueselaúnicachicadeOrïsha.Losojosquemedecíanquepodíamoscambiarelmundo.Nolosojosquemevendestrozada.Quevenquenuncavolveréarecomponerme.—Zél…Sedetienecuandoacercosucaraalamía.Consucontacto,puedoapartarel
dolor.Consusbesos,puedoserlachicadelfestival.LachicaquenollevalapalabraLARVAgrabadaenlaespalda.Me aparto. Inan mantiene los ojos cerrados, igual que después de nuestro
primerbeso.Exceptoqueestavezhaceunamueca.Comosinuestrobesoledoliera.Aunquenuestros labios se tocan,el abrazonoeselmismo.Nomepasa los
dedos por el pelo, no me roza el labio con el pulgar. Sus manos quedansuspendidasenelaire,conmiedoamoverse,asentir.—Puedestocarme—susurro.Meesfuerzopormantenerlavoztemplada,porquenosemequiebre.Arrugalafrente.—Zél,noesestoloquequieres.Vuelvo a acercar sus labios a los míos y noto su respiración, relaja los
músculoscuandolobeso.Enelmomentoenquenosseparamos,colocolafrentesobresunariz.—Túnosabesloquequiero.Abre los ojos agitado, y esta vez advierto un resplandor de la mirada que
ansío. Veo al chico que quiere llevarme a su tienda de campaña, descubro lamiradaquemepermitefingirquetodoacabarábien.Sus dedos me rozan los labios y cierro los ojos, poniendo a prueba su
contención.Merozalabarbillaconlosnudillosy…
…LagarradeSaranmeobligaamirarlodenuevoalacara.Todomicuerposeestremece.LacalmaquehabíahaceunmomentoenlosojosdeSaranexplotacon una violenta rabia. Se me corta la respiración, ahogada en la garganta.Hago acopio de todas mis fuerzas para no gritar, me trago el terror queexperimentomientrassusuñasmearañanlapielhastahacermesangrar.—Mástevalecontestarme,niña.—¿Zél?Hinco las uñas en el cuello de Inan. Necesito aferrarme para que dejen de
temblarmelasmanos;necesitoahogarlosgritosatodacosta.—Zél,¿quéocurre?Lapreocupaciónvuelvea reptarpor suvoz igualqueunaarañaqueavanza
porlahierba.Lamiradaquetantonecesitosedesmorona.Igual.Que.Yo.—Zél…Lo beso con tantas ganas que anulo todas sus dudas, su reticencia, su
sentimientodeculpa.Mecaenlaslágrimasmientrasaprietomicuerpocontraél,desesperadaporsentirlomismoqueantes.Meestrechaconfuerzaeintentasertiernoalavezquemuestraseguridad.Escomosisupieraque,simesuelta,todohabráterminado.Loquenosesperaalotroladoesinnegable.Ungemidosemeatascaenlagargantacuandosusmanosmeagarranporla
espalda,mesujetanporlosmuslos.Cadabesometransportaaunlugarnuevo,cadacariciameapartadeldolor.LasmanosdeInansubendenuevopormiespaldaylerodeolacinturaconlas
piernas,siguiendosusilenciosaindicación.Mecolocasobreunlechodejuncosymetumbaconunafacilidaddelicada.—Zél…—diceentrejadeos.Nosmovemosrápido,demasiado,peroyanopodemosfrenar.Porquecuando
termine el sueño, todo habrá acabado. La realidad nos golpeará, dura, cruel eimplacable.NoserécapazdevolveramiraraInanalacarasinverotravezaSaran.Así pues, nos besamos y nos aferramos el uno al otro hasta que todo
desaparece. Todo se esfuma; cada cicatriz, cada herida. En este instante, soloexistoensusbrazos.Vivoenlapazdesuabrazo.Inan se aparta, el dolor y el amor se arremolinan detrás de sus ojos color
ámbar.Yalgomás.Algomásduro.Quizásunadespedida.
Esentoncescuandomedoycuentadequeestoesloquedeseo.Despuésdetodo,lonecesito.—Sigue—susurro.LarespiracióndeInanseacelera.Susojosseembriagandemicuerpo,peroal
mismotiempo,notoquesereprime.—¿Estássegura?Acercosuslabiosalosmíosylosilencioconunbesolento.—Esloquequiero.—Asiento—.Tenecesito.Cierrolosojosmientrasmeestrechacontraélydejoquesuscariciasahoguen
eldolor.Aunquesoloseaporuninstante.
CAPÍTULOSETENTAYUNO
ZÉLIE
Micuerposedespiertaantesquemimente.Aunquemi situaciónhamejoradomucho y ya no siento esa lacerante agonía, un dolor palpitante continúarecorriéndome la espalda.Me escuece al levantarme;me estremezcopara huirdeldolor.«¿Quéesesto?¿Dóndeestoy?».Mirolatiendadelonaquehanlevantadoalrededordemicatre.Mimentees
un laberintode ideas en el que solodestaca el ecodel abrazode Inan.Semeagitaelcorazónalpensarloy regresomentalmentea susbrazos.Notoalgunaspartes de élmuy cerca…La suavidad de sus labios, la fuerza con la quemeagarrabansusmanos.Perootraspartesyaparecenlejanas,comositodohubieseocurrido en otra vida. Las palabras que pronunció, las lágrimas quecompartimos.Los juncos queme hacían cosquillas en la espalda, unos juncosquenovolveréaver……Losojos negros de Saran observanmientras el lugartenienteme graba a
fuegolaespalda.«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».Meaferroalassábanas.Eldolormerecorrelapiel.Ahogoungemidocuando
alguienentraenlatienda.—¡Estásdespierta!Unamaji corpulentaypecosa con la pielmarrón claroy la cabeza llenade
trencitasblancasandahaciamí.Alprincipiomeestremezcoalnotarsusmanos,perocuandoelcalorsepropagapormitúnicadealgodón,suspirodealivio.—Khani—sepresenta—.Mealegrodevertedespierta.Vuelvoamirarla.Recuperoelvagorecuerdodeveradoschicas idénticasa
ellacompitiendoenunpartidodeagbön.—¿Tienesunahermana?Asienteconlacabeza.—Gemela,peroyosoylamásguapa.Intentoreírlelagracia,peronologroexpresaralegría.—¿Cómoloves?
Mivoznoparecemía.Yano.Suenaapocada.Estávacía.Unpozoseco.—Eh,pues…Seguroqueconeltiempo…Cierrolosojosymementalizoparalaverdad.—He logrado coser las heridas, pero… creo que las cicatrices no se
marcharán.«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».YahíestánlosojosdeSarandenuevo.Fríos.Desalmados.—Es que todavía me falta práctica —se apresura a añadir Khani—. Pero
seguroqueunaSanadoramejorpuedeeliminarlas.Asiento,peroenrealidadnoimporta.AunquemeborrenlapalabraLARVA,el
dolor siempre quedará. Me froto la muñeca, descolorida y escamada, conhendidurasenlospuntosenlosquelasesposasdemajacitameabrasaronlapiel.Máscicatricesquenosecuraránnunca.Latiendaseabreotravezymedoylavuelta.Noestoypreparadaparavera
nadiemás.Peroentonceslooigo.—¿Zél?Hablacondelicadeza.Noeslavozdemihermano.Eslavozdealguienque
tienemiedo,alguienquesientevergüenza.Cuandomedoy lavuelta, seescondeenel rincónde la tienda.Mebajodel
catre. Por el bien de Tzain, puedo tragarme mis miedos. Puedo contener laslágrimas.—Eh,hola—dice.NotoaguijonesenlaespaldacuandoabrazoelpechodeTzain.Meestrechaen
susbrazosyeldolorseintensifica,perodejoquemeapretujetanfuertecomolehagafaltaparaconvencersedequeestoybien.—Memarché.—Su voz se encoge aún más—.Me enfadé y me fui de la
celebración.Nopensé…Nosabía…MeapartodeTzainyesbozounasonrisa,aunqueseafalsa.—Lasheridasparecíanmuchopeoresdeloqueeran…—Perotuespalda…—Estábien.CuandoKhanitermine,nisiquieraquedaráncicatrices.Tzain mira a Khani; gracias a los dioses, esta consigue responder con una
sonrisa.Mihermanobuscamimirada,desesperadoporcreerselamentira.—SeloprometíaBaba—susurra—.LeprometíaMama…—Ymantuvistetupromesa.Todoslosdías.Noteculpesporesto,Tzain.Yo
nolohago.
Aprieta la mandíbula, pero me abraza otra vez y respiro mientras susmúsculosserelajanbajomisbrazos.—Estásdespierta.TardounoscuantossegundosenubicaraAmari;ahoraquesehadesprendido
desuhabitualtrenza,elpelonegrolecaeencascadaporlaespalda.Semecedelado a lado cuando entra en la tienda de campaña con la piedra del sol en lamano.Lapiedralabañaconsugloriosaluz,peronadaseavivadentrodemí.Casimedesmoronoalcomprobarlo.«¿Quéhaocurrido?».Laúltimavezquesujetélapiedradelsol,larabiadeOyaencendiócomoel
fuegotodaslascélulasdemiser.Mesentícomounadiosa.Ahoraaduraspenasmesientoviva.AunquenoquieropensarenSaran,mimentemedevuelvealsótano.Escomosiesemalnacidomehubiesearrancadolamagiajuntoconlapielde
laespalda.—¿Cómotesientes?La voz de Amari me aparta de mis pensamientos, sus ojos ambarinos me
penetran.Vuelvoasentarmeeneljergónparaganartiempo.—Estoybien.—Zélie…Amariintentamirarmealosojos,peroesquivolamirada.NoesInanniTzain.
Sisigueinsistiendo,noconseguiréengañarla.SeabrelacortinadelonadelatiendayKhanisale;elsolempiezaaponerse
detrásdelasmontañas.Sehundebajounpicoescarpadoquecortaelhorizonteanaranjado.—¿Quédíaeshoy?—interrumpo—.¿Cuántotiempoheestadoinconsciente?AmariyTzainsemirana losojos.Semecaeelalmaa lospies, impotente.
«Poresonopuedosentirlamagia…».—¿Hapasadoyaelsolsticio?TzainmiraalsuelomientrasAmarisemuerdeellabioinferior.Suvozsuena
enunsuspiro.—Esmañana.El corazón me da un vuelco y escondo la cabeza entre las manos. ¿Cómo
vamosallegaralaisla?¿Cómovoyarealizarelritual?Aunqueyanosientoelescalofríodelaenergíadelosmuertos,susurroelencantamientomentalmente:«míàwntíótisùn,moképèyinníòní».…elsoldadoterminalaAconuncorterápido.Semesalelabilisporlaboca.
Grito.¡Grito!Peroeldolornocesa…
Mearden las palmas yme lasmiro:me he clavado las uñas en la piel contantasañaquemesangranlasmanos.Abrolospuñosymelimpiolasangreeneljergón.Rezoporquenadielovea.Repito una vezmás el encantamiento, pero ni un solo espíritu se eleva del
suelopolvoriento.Mimagiasehaesfumado.Ynosécómovoyarecuperarla.Ser consciente de eso reabre un agujero negro dentro de mí, un pozo de
negruraquenohesentidodesdeelAsalto.DesdeelmomentoenqueviaBabadesmoronado por las calles de Ibadan y supe que nada volvería a ser igual.Recuerdomiprimerencantamiento,enlasdunasdearenadeIbeji,yrememoroellatigazodeenergíaetéreaquesentíalsostenerlapiedradelsolyalrozarlamanodeOya.Eldolorquemeatraviesaesmásafiladoquelacuchillaquemecortólaespalda.EscomovolveraperderaMamaunavezmás.Amari se sienta en un rincón de la cama y apoya la piedra del sol en el
colchón.Ojalásusolasdoradasmehablasendenuevo.—Yahora¿quéhacemos?SiestamostancercadelacordilleradeOlasimbo,Zariaquedaalmenosatres
días de distancia. Incluso si contase con mi magia, no llegaríamos a Zaria atiempo,pornohablardezarparhacialasislassagradas.Tzainmemiracomosilehubiesedadounbofetón.—Noslargamos.EncontramosaBabaysalimospitandodeOrïsha.—Tienerazón.—Amariasienteconlacabeza—.Noquierorendirme,perosin
dudamipadresabequesiguesviva.Sinopodemosllegaratiempoalaisla,lomejoresquebusquemosunlugarseguroynosreagrupemos.Encontraremosotramaneradeluchar…—Pero¿dequédemonioshabláis?VuelvolacabezaatodaprisacuandounchicocasitancorpulentocomoTzain
irrumpeporlascortinasdelatienda.Aunquetardounmomentoenreconocerlo,recuerdo los rizos blancos de un jugador con el que se enfrentó Tzain en untorneodeagbön.—¿Kenyon?—pregunto.Dirigelamiradahaciamí,perosusojosnodenotannostalgia.—Mealegraverquehasdecididodespertarte.—Mealegraverquesiguessiendounimpertinente.MeacribillaconlamiradaantesdedirigirseaAmari.—Dijisteis que iba a devolvernos la magia. ¿Ahora pretendéis dejarnos
colgadosyhuir?—Nollegaremosa tiempo—gritaTzain—.Tardaremos tresdíasen llegara
Zaria…—¡YsolomediodíasicruzamosporJimeta!—Cielos,otravezno…—Haygentequehamuertoporesto—nosrecriminaKenyon—.Porella.¿Y
ahoraqueréishuirporquetenéismiedodelriesgo?Amariseenfureceyechahumoporlanarizcontalintensidadqueseríacapaz
dederretirlapiedra.—¡Notienesniideadeloquehemosarriesgado!¡Asíqueterecomiendoque
cierreselpico!—Criaja…—Kenyon tiene razón —intervengo. Una nueva desesperación aflora
burbujeandoalasuperficie.Estonopuedeterminarasí.Despuésdetodoloquehe sufrido, no puedo volver a perder la magia—. Nos queda una noche. SilogramosllegaraJimeta,encontrarunbarco…«Sipuedorecuperarmimagia…,siencuentrolamaneradecomunicarmecon
losdioses…»,añadomentalmente.—Zél,no.—Tzainseinclinaparamirarmealosojos,igualquehacecuando
miraaBaba.PorqueBabaestádelicado.Estádestrozado.Yahorayotambién—.Jimeta es demasiado peligrosa. Es más fácil que encontremos la muerte queayudaenesaciudad.Ynecesitasdescansar.—Loquenecesitaesmoverelculoya.TzaingolpeaaKenyonenlacaracontantoímpetuquemesorprendequeno
tumbetambiénlatiendadelgolpe.—Dejadlo ya. —Amari se interpone entre los dos—. No hay tiempo para
ponernosapelear.Sinopodemosseguirunplan,tendremosquepensarotro.Mientrasseenzarzanenunadiscusión,mequedomirando lapiedradel sol,
casiamialcance.Sialargaseelbrazoparatocarla…Silarozaseporlomenos…«Porfavor,Oya»,rezoensilencio,«nodejesquetodotermineasí».Respiro hondo yme preparo para la plenitud que ofrece el alma deMadre
Cielo,paraelfuegodelespíritudeOya.Misdedosrozanlasuavepiedra…Laesperanzasemarchitaenmipecho.Nada.Niunachispa.Altocarla,notolapiedrafría.Espeorqueantesdelritodeiniciación,antesdetocarelpergamino.Escomo
si toda lamagia sehubiesedesangradoyhubieseabandonadomicuerpo,paraquedarseenelsuelodeaquellaceldasubterránea.«SolounmajivinculadoconelespíritudeMadreCielopuederealizarelacto
sagrado».LaspalabrasdeLekanresuenanenmimente.Sinél,esimposibleuniraningúnotromajiconMadreCieloantesdellevaracaboelritual.Sinmí,nohabráritual.Findelahistoria.—¿Zélie?Cuando levanto la cara, todosmemiran y esperan expectantes la respuesta
definitiva.«Seacabó».Deberíadecírseloya.Pero cuando abro la boca para darles la noticia, no me salen las palabras
adecuadas.Nopuedeacabarasí.No,despuésdetodoloquehemosperdido.Despuésdetodoloquehemoslogrado.—Vamos.Lo digo con poco convencimiento. Por todos los dioses, ojalá pudiera
pronunciar esa palabra conmás fuerza.Tiene que funcionar.No dejaré que lahistoriatermineasí.MadreCielome escogió.Me utilizó.Me apartó de todo lo que amaba.No
puedeabandonarmedeestamanera.Nopuededesecharmecon lasmanosvacíasyunpuñadodecicatricesen la
espalda.—Zél…—MegrabaronafuegoLARVAenlaespalda—siseo—.Vamos.Medaiguallo
quecueste.Nopermitiréquevenzan.
CAPÍTULOSETENTAYDOS
ZÉLIE
Despuésdehorasdeviajarporelbosqueque rodea lacordilleradeOlasimbo,Jimeta emerge en el horizonte. Afilada y ruda como se rumorea que son sushabitantes, sus acantilados de arena y sus montículos rocosos dan al mar deLokoja.Lasolasrompencontralabasedelosacantiladosyentonanunacanciónfamiliar que conozco como la palma demimano.Aunque las olas golpean yresuenancomountrueno,bastaconestarcercadelaguaparatranquilizarme.—¿Te acuerdas de cuando querías vivir aquí?—me pregunta Tzain en un
susurro.Asiento con la cabezay esbozouna tímida sonrisa.Es agradable sentir otra
cosa,pensarenotracosaademásde todas las formasen lasquepodrían fallarnuestrosplanes.Después del Asalto, insistí en que fuésemos a Jimeta. Pensaba que sus
fronteras al margen de la ley eran el único sitio en el que podríamos estar asalvo.Aunquehabía oídohistorias sobre losmercenarios y los criminales queabarrotabansuscalles,amisojosinfantilesesepeligropalidecíaencomparacióncon la alegría de vivir en una ciudad sin guardias reales. Por lo menos, laspersonasqueintentasenmatarnosnoluciríanelsellodeOrïsha.Mientraspasamospor las casitas apiñadas entre los imponentes acantilados,
mepreguntolodistintaquehabríasidonuestravida.Laspuertasdemaderaylosmarcos de las ventanas salen de la roca, como protuberancias que hubiesensurgidodelapropiapiedra.Bañadaporlaluzdelaluna,laciudadsinleycasiparece pacífica. Incluso podría pensarse que es hermosa si no fuese por losmercenariosqueseagazapanencadaesquina.Mantengoelsemblanteseriocuandonoscruzamosconungrupodehombres
enmascarados ymepregunto cuál será su especialidad. Por lo que he oído deJimeta, cualquiera de las personas con las que nos topemos podría haberperpetradodesdeunrobocomúnycorrientehastaasesinatosasueldo.Correelrumordequelaúnicaformadelibrarseparasiempredelosgrilletesescontratar
a unmercenario que te libere a la fuerza; son los únicos lo bastante fuertes yosadosparadesafiaralejércitoysobreviviralintento.Nailah gruñe cuando pasamos por delante de otra banda de hombres
enmascarados, una mezcla de kosidán y divîners, hombres y mujeres, tantoorïshanoscomoextranjeros.Entrecierranlosojosalverlamelenadelaleonaria,comosicalculasencuántopodríansacarporella.Sueltoungruñidocuandounodeloshombresseatreveaavanzarunpaso.«Ponme a prueba», lo amenazo con la mirada. Compadezco al pobre
desgraciadoqueintentemeterseconmigoestanoche.—¿Es aquí?—pregunto cuando nos detenemos ante una amplia cueva que
hayalpiedelosacantilados.Labocadelacuevaestáinmersaenlaoscuridadyesimposibleverquéhay
dentro.Asienteconlacabeza.—Lollamanelzorrontedemiradaplateada.Heoídoquematóaungeneralde
Gombeconlasmanos.—Y¿tieneunbarco?—Elmásrápido.Funcionaconenergíaeólica,sinomeequivoco.—Deacuerdo.—AgarrolasriendasdeNailah—.Puesvamos.—Espera.—Kenyon levantaunamanoynosdetieneantesdequepodamos
darunpasomás—.Nopuedesentrarenlaguaridadeunclancontodalatropa.Solounodenosotrospuedeir.Porsuinstante,todosvacilamos.«Malditasea».Noestoypreparadaparaesto.Tzainsellevalamanoalhacha.—Voyyo.—¿Por qué?—preguntaKenyon—.Todo el plan gira en torno deZélie. Si
entraunaúnicapersona,deberíaserella.—¿Estásloco?Nomandaréamihermanaahídentrosola.—No es que esté indefensa precisamente…—se mofa Kenyon—. Con su
magia,esmáspoderosaquecualquieradenosotros.—Tienerazón.—Amariapoya lamanoenelbrazodeTzain—.Talvezsea
másfácilqueaccedanaayudarnossivenlamagiaenacción.Entoncesescuandoledigoqueopinolomismo.Cuandoledigoquenotengo
miedo.Queconvenceraesosguerrerosseráfácil.Quemimagiaserámásfuertequenunca.Semeencogeelestómagoalpensarenlaverdad,laculpameaguijonea.Me
sentiríamuchomejorsihubiesealmenosunapersonaquesupiesequetodoestonodependedemí.Querecuperemosonolamagiadependeúnicamentedelosdioses.—No.—Tzainniegaconlacabeza—.Esunriesgodemasiadogrande.—Puedohacerlo.LetiendolasriendasdeNailahaTzain.Tienequefuncionar.Paseloquepase,
eldesenlacetienequeresponderalplandeMadreCielo.—Zél…—Éltienerazón.Esmásprobablequelosconvenzasivoyyo.Tzaindaunpasoalfrente.—Nopiensodejarqueentresahítúsola.—Tzain, necesitamos a sus guerreros.Necesitamos su barco.Y no tenemos
nada que ofrecerles a cambio. Si queremos llegar al templo, esmejor que noempecemoslaconversaciónsaltándonossusnormas.Le entrego aAmari lamochila con los tres artefactos sagrados ymequedo
únicamenteelpalodecombate.Pasolosdedosporlosgrabadoseinspirohondo,aunquemecuesta.—Noos preocupéis.—Dirijo una oración aOya para queme proteja—.Si
necesitoayuda,meoiréisgritar.Me adentro por la boca de la cueva. El ambiente es frío y húmedo. Me
desplazo hasta la paredmás cercana y deslizo lasmanos por las resbaladizasprotuberancias, utilizo la piedra para guiarme.Cada paso que doy es tímido ylento, pero me siento bien al avanzar, bien al hacer algo más que releer esemalditopergaminoconunritualquetalveznoseacapazdellevaracabo.Mientrascamino,unosgigantescoscristalesazulesgoteandel techocomosi
fuesen témpanos, llegan tan abajo que casi rozan el suelo de la cueva.Proporcionan una luz tenue que ilumina los murcielagontes de dos colasarracimados alrededor de su centro resplandeciente. Los animales parecenobservarme conforme avanzo por la cueva. Su coro de chillidos es el únicosonido que oigo hasta que me aturde la cháchara de numerosos hombres ymujeresreunidosalrededordeunahoguera.Meparoparaasimilarsusdominios,sorprendentementegrandes.Elsueloen
elquesehallanformauna levedepresión,cubiertaconunmusgomullidoquelosmercenariosempleandecojín.Losrayosdeluzsefiltranporlasrendijasdeltecho e iluminan los escalones picados a mano que se adentran en lasprofundidadesdelacantilado.Avanzounoscuantospasosmásylamuchedumbreempiezaacuchichear.
«Quelosdiosesmeamparen».Me abro paso y entro en el círculo.Docenas demercenarios enmascarados
vestidosdenegromemiranconlascivia,todosestánsentadosenunaestructurade piedra que sobresale del suelo. Algunos se llevan la mano al arma, otroscambian la expresiónde la caraparaque resultemásdesafiante.Lamitadmemiracomosiquisieramatarme,laotramitadcomosiquisieradevorarme.Pasoporaltosuhostilidadybuscounosojosgrisesenmediodeesemarde
colorámbarymarrón.Elhombrealquepertenecenesosojosemergedelapartedelanteradelacaverna,elúnicomercenarioquenollevalacaratapada.Aunqueva vestido de negro como sus secuaces, una bufanda granate le abriga lagarganta.—¿Tú?—preguntoconfundida.No puedo ocultar mi sobresalto. La piel de tono piedra arenisca, los
embaucadores ojos grises como la tormenta. «El ladrón…», el que intentórobarmeelpaloenelcampamentodivîner.Aunqueocurrióhacepoco tiempo,meparecequehayatranscurridounaeternidad.Roëndaunabuenacaladaauncigarrillodeliarysusojosangulososrecorren
misilueta.Sesientayseapoyaenunaestructuracirculardepiedraquerecuerdauntrono.Susonrisadezorronteseextiendedeorejaaoreja.—Yatedijequevolveríamosavernos.—Daotracaladaalcigarrilloyexhala
el humo poco a poco—. Pero, por desgracia, no son las circunstanciasapropiadas.Amenosquehayasvenidoaunirteamishombresyamí.—¿Tushombres?RoënparecepocosañosmayorqueTzain.Aunquetienelaconstitucióndeun
luchador,loshombresalosquedaórdenessoneldobledecorpulentosqueél.—¿Teparecegracioso?—Una sonrisillamalévola se ledibuja en los labios
finos,yseinclinahaciadelanteensutronodepiedra—.¿Sabesquéesloquemehace gracia a mí? Una pequeñamaji. Que entra a trompicones en mi cueva,desarmada.—¿Quiéndicequevoydesarmada?—Noparecequesepascómosemanejaunaespada.Ah,claro,sihasvenido
porquequieresaprender,estarémásqueencantadodeenseñarte.Sucrudezaprovocalarisadesubanda,ymeardenlasmejillasaloírlo.Soy
untrofeoparaél.Otraingenuaalaquepodrádesplumarconfacilidad.Estudio la cueva yme hago una composición de susmercenarios. Para que
estofuncione,tendréqueganarmesurespeto.—Qué amable. —Mantengo la expresión seria—. Pero soy yo la que ha
venidoaenseñarte.Roënsueltaunacarcajadasinceraquereverberaportodalacueva.—Continúa.—Os necesito a tus hombres y a ti para una empresa que podría cambiar
Orïsha.Los hombres vuelven a reírse, pero esta vez el ladrón de la fiesta no los
acompaña.Seinclinatodavíamás,hastacasibajarsedeltrono.—Hayuna islasagradaalnortedeJimeta—continúo—,aunanocheentera
dedistanciaenbarco.Necesitoquenosllevéisallíantesdequesalgaelsol.Vuelveaapoyarseeneltronodepiedra.—LaúnicaislaquehayenelmardeLokojaesKaduna.—Estaislasoloapareceunavezcadacienaños.Seoyenmásburlas,peroRoënlasacallaconungestosecodelamano.—¿Yquésecretoescondeesaisla,pequeñamajimisteriosa?—Laformadedevolverlamagiaparasiempre.Paratodoslosmajiquehayen
lastierrasdeOrïsha.Losmercenariosestallanencarcajadasysilbidos,ymegritanquemevaya.
Unhombreforzudoseseparadelresto.Seleabultanlosmúsculospordebajodelaropadetrabajonegra.—Dejadehacernosperdereltiempoconesasmentiras—gruñe—.Roën,saca
aestacríadeaquíoyo…Meponelamanoenlaespalda;encuantometoca,notoespasmosentodaslas
heridas.Eldolormetransportaymeencierradenuevoenlacelda……las oxidadas esposas me abrasan las muñecas cuando me retuerzo. Mis
gritossehacenecoenlasparedesdemetal.Y durante todo el proceso, Saran mantiene la calma, observa cómo me
destrozan…—¡Aaaarg!Arrojo al hombre por encima de mi hombro y lo lanzo contra el suelo de
piedraconungolperotundo.Mientrasseencoge,leclavoelpalodecombateenelesternónyaflojojustoantesdeoírelcrujidodealgúnhueso.Susgritossonmuyfuertes,peronomásquelosquetodavíaresuenanenmimente.Parecequelacuevaenteracontienelarespiracióncuandomeinclinoycoloco
elextremodelpalosobrelagargantadelmercenario.—Vuelveatocarme.—Enseñolosdientes—.Yverásloquepasa.Se estremece en cuanto lo suelto, dándole la oportunidad de escabullirse.
Despuésdeeseescarmiento,noseoyeniunarisamás.
Entiendenelidiomademipalo.Los ojos tormentosos de Roën bailan, todavía más entretenidos que antes.
Apagaelcigarrilloycaminahaciamí.Sedetieneaapenasundedodemicara.Eloloratabacomemarea,dulcecomolalecheconmiel.—Preciosa,noereslaprimeraquelointenta.Kwameyatratódedevolverla
magia.Y,porloquetengoentendido,noacabódemasiadobien.AloírelnombredeKwame,sientounapunzadaenelcorazón.Meacuerdode
cuandolovireunirseconRoënenelcampamentodivîner.Inclusoentonces,yadebía de estar preparándose. En el fondo, seguro que siempre supo quetendríamosqueluchar.—Estoesdistinto.Sélamaneradedevolverlospoderesatodoslosmajiala
vez.—¿Yquérecompensanosofrecesacambio?—Nadadedinero—digo—.Peroosganaréiselfavordelosdioses.—¡Nomedigas!—semofa—.¿Teparecequepracticamoslabuenavoluntad?«Necesitaalgomás».Ahondoenmimenteybuscounamentiramejor.—Los dioses me han enviado hasta ti. No es casualidad que nos hayamos
vueltoaencontrar.Tehanelegidoporquequierentuayuda.La sonrisa burlona desaparece de su rostro y, por primera vez, se muestra
solemne.Noalcanzoaleerlaexpresiónquehaydetrásdesusojoscuandonoesburlaomaldad.—Puedeque esobaste paramí, preciosa, peromis hombresvan a necesitar
algomásquelaintervencióndivina.—Entonces, diles que, si tenemos éxito, os contratará la futura reina de
Orïsha.Esas palabras salen demi boca antes de queme dé tiempo a pensar si son
ciertasono.Tzainmecontólas intencionesdeAmaridehacerseconel trono,perocontodaslascosasquehanocurridoúltimamente,nohabíavueltoapensareneso.Sin embargo, ahora me aferro a esa intención, y utilizo la única baza que
tengo.SiRoën y sus hombres no nos ayudan, no llegaremos a esa isla ni porasomo.—Losmercenariosdelareina—musita—.Nosuenamal,¿verdad?—Desde luego. —Asiento con la cabeza—. Seguro que el cargo va
acompañadodeunbuenpuñadodeoro.Seleformaunasonrisaenlascomisurasdelaboca.Vuelvearepasarmecon
lamiradadearribaabajo.
Al final, extiende lamano y oculto una sonrisa. Procuromantener el pulsofirmemientrassellamoselpactoconunapretóndemanos.—¿Cuándopartimos?—pregunto—.Tenemosquellegaralaislaalamanecer.—Ahoramismo.—Roën sonríe—. Nuestro barco es pequeño. Tendrás que
sentartepegadaamí.
CAPÍTULOSETENTAYTRES
ZÉLIE
Elviento llenael silenciomientras cruzamoselmardeLokoja enelbarcodeRoën. A diferencia de los enormes navíos del anfiteatro de Ibeji, el barco deRoëneseleganteyangular,apenasunosmetrosmásgrandequeNailah.Enlugarde velas, unas turbinasmetálicas aprovechan la energía que produce el vientofuerte.Nospropulsanporlasaguasagitadasmientrasmurmuranyrotan.MecobijoenTzainyAmaricuandolasiguienteolafuertechocaconelbarco
de metal. En contraste con el mar deWarri, en la costa de Ilorin, el mar deLokojaesfosforescente;bajoelagua,elplanctondesprendeunresplandorazulbrillante,quehacequeelmarrefuljaigualquelasestrellasenelcielo.Seríaunaestampapreciosasinofuésemostanapiñadosdentrodelbarco.EntreelequipodeKenyonyunadocenade secuacesdeRoën,hemos tenidoqueapretujarnosconhombresenlosquenopodemosconfiar.«Noleshagascaso»,meaconsejomientrasvuelvolacarahaciaelocéanocon
intencióndedisfrutardelabrisahúmedaysaladadelmarquemesalpicalapiel,algoquemeencanta.Sicierrolosojos,casipuedoimaginarqueestoydenuevoen Ilorin, pescando otra vez. Con Baba. Antes de que empezase todo esto,cuandomimayorpreocupacióneraelcombatedegraduación.Contemplo mis manos mientras pienso en todo lo que ha sucedido desde
entonces.Creía que, al aproximarse el solsticio, volvería a sentir algo, pero lamagiacontinúasincorrerpormisvenas.«Oya,porfavor».Aprietolospuñosyrezo.«MadreCielo.Quiensea.Confío
envosotros».Nomedefraudéis.—¿Teencuentrasbien?—susurraAmari.Aunquelodiceconcariño,susojosambarinossabenlarespuesta.—Tengofrío,nadamás.Amariladealacabeza,peronoinsiste.Enlugardeeso,entrelazalosdedosen
losmíosyvuelveamirarelocéano.Metocaconafecto.Comosimeperdonase.Comosiyaconocieselaverdad.
—Jefa,tenemoscompañía.Medoy la vuelta al instante yme topo con las siluetas de varios barcos de
guerrade tresmástilesenelhorizonte.Hay tantosquenoalcanzoacontarlos.Esas bestias demadera cortan el agua, con las láminasmetálicas que indicandóndeestán loscañonesalineadasen lacubiertadecadaunadeellas.Aunquelosbarcosquedandifuminadosporlaneblinadelmar,laluzdelalunailuminaelsellodeOrïsha.Semeencogeelpechoalverloycierrolosojos,luchandoporapartarlaimagen……elcalorintensificaeldolormientrasladagamecortalaespalda.Daigual
cuánto grite, la oscuridad no llega nunca. Pruebo el sabor de mi propiasangre…—¿Zél?El rostro de Amari nada entre la negrura. Le aprieto tanto la mano que le
crujen los nudillos. Abro la boca para disculparme, pero no soy capaz deformularlaspalabras.Unsollozoamenazaconsalirdemigarganta.AmarimerodeaconelotrobrazoysevuelvehaciaRoën.—¿Podemosesquivarlos?Roënsacauntelescopioplegabledelbolsilloyloaprietacontraelojo.—Esquivaraesedeahíesfácil,peronoalaflotaquelesigue.Mepasael telescopio,peroAmarisalearescatarmeymeloarrebata.Tensa
todoelcuerpoencuantovelaestampa.—Portodosloscielos—maldice—.LosbarcosdeguerradePadre.Los fríos ojos deSaran refulgen enmimente yme aparto.Me sujeto en la
bordademaderadelbarcodeRoënparamirarhaciaelmar.«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».—¿Cuántosson?—consigopreguntarconungraznido,peronoesesoloque
quierosaber.¿Cuántosdesuslugartenientesvanenesosbarcos?¿Cuántosesperanvolveradejarmecicatrices?—Porlomenos,unadocena—respondeAmari.—Busquemosotraruta—proponeTzain.—Noseáistontos.—ElbrillomalvadodelosojosgrisesdeRoënresurge—.
Ataquemosalbarcomáscercano.—No—seoponeAmari—.Entonces,nosdelataríamos.—Lostenemosenmediodelpaso.Y,porloqueparece,tambiénsedirigena
esaisla.¿Quémejormaneradellegarallíqueenunodesuspropiosbarcosdeguerra?
Observoloscolosalesnavíosquesurcanelmar.¿DóndeestáInan?SiSaranvaabordodeunodeesosbarcos,¿loacompañaráInan?Aceptaresepensamientomecuestatantoquesoyincapazdeverbalizarloen
vozalta.Vuelvoarezarensilencio.Sialgúndiosdeahíarribasepreocupapormí,notendréquevolveramiraralacaraaInannuncamás.—¡Hagámoslo!—Docenas de caras se vuelven haciamí, peromantengo la
miradafijaenelmar—.Sitodosesosbarcossedirigenalaisla,tenemosquesermásastutos,máseficaces.—Exacto. —Roën ladea la cabeza hacia mí—. Käto, rumbo al barco más
cercano.Conforme el barco gana velocidad, el corazónme late con tanta fuerza que
piensoquevaasalírsemedelacajatorácica.¿CómovoyaenfrentarmedenuevoaSaran?¿Ydequévoyaservirsinmimagia?Agarro el palo de combate con manos temblorosas y lo sacudo para
extenderlo.—¿Quéhaces?AlzolamiradaymeencuentroconRoën.—Tenemosquetomarelbarco.—Preciosa, lascosasnofuncionanasí.Noscontratasteparahacerunalabor.
Siéntateydéjanostrabajar.Amari y yo nosmiramos la una a la otra antes de contemplar de nuevo el
monstruosobarcodeguerra.—¿De verdad crees que vas a conseguirlo sin nuestra ayuda? —pregunta
Amari.—Elabordajeseráfácil.Laúnicadudaescuántopodemostardarenllevarloa
cabo.Hace una señal con lamano a dos de sus hombres. Sacan una ballesta con
unosganchosyunacuerda.Roënlevantaelpuño,suponemosqueparaindicarqueliberenlasflechas,perosedetieneysevuelvehaciamí.—¿Quélímitetenemos?—¿Qué?—¿Qué nos permites hacer? Personalmente, prefiero un corte limpio en la
garganta,peroestandoenelmar,ahogarlostambiénseríabastanteeficaz.La naturalidad con la que habla de cómo acabar con las vidas humanasme
provocaunescalofríoysemeponelapieldegallina.Eslacalmadeunhombrequeno temeanada.La calmaquehabita en losojosdeSaran.Aunqueahora
mismo no puedo percibir el espíritu de los muertos, no quiero ni imaginarcuántasalmasdebendearremolinarsealrededordeRoën.—Nadadematar.Laordenmesorprendeinclusoamí,peroencuantosaledemislabios,séque
eslocorrecto.Yasehaderramadodemasiadasangre.Tantosiganamoscomosiperdemosmañana,estossoldadosnotienenporquémorir.—Quéaburridaeres—refunfuñaRoënantesdedirigirseasussecuaces—.Ya
lahabéisoído…Tumbadlos,peroquesiganrespirando.Al oír las protestas de algunos mercenarios, el corazón me da un vuelco;
¿cuántasvecesverán en lamuerte la respuestamás inmediata?Antesde teneroportunidaddepreguntárselo,Roënenseñadosdedosextendidos.Disparan laballestay losganchos seclavanen laquillademaderadelotro
barco.El hombre más corpulento de la banda de Roën ata el cabo de la cuerda
alrededordesuimponentecuerpoparaasegurarla.Elmercenario al que Roën ha llamadoKäto deja el timón y se dirige a la
cuerdareciéntensada.—Perdón—murmuraKätoenorïshanocuandomerozaalpasar.Aunqueunamáscaraleensombrececasitodoelrostro,comparteelcolorde
piel de Roën y los mismos ojos angulares. Pero, mientras que Roën se hamostrado brabucón y desafiante, Käto se ha comportado demanera cordial yseriaentodomomento.Kätollegaalotroextremodelbarcoytiradelacuerdaparaponerapruebasu
resistencia;satisfecho, salta y se agarra con ambas piernas a la soga.Abro laboca,anonadada,mientrassedeslizaconlavelocidaddeunzorronteconorejasde murciélago. En cuestión de segundos, Käto desaparece por la borda y sedifuminaenlaoscuridaddelotrobarco.Se oye un leve gruñido, seguido de otro; al cabo de unos instantes, Käto
reaparece y da la señal para que ataquen. Cuando el último de sus hombresabordaelbarco,Roënsevuelvehaciamí.—Hablemosclaro,mimisteriosamaji.¿Quémedaránlosdiosessihundoese
barco?¿Puedopedirquéprefiero,oellosyalosaben?—Nofuncionaasí…—¿Oacasotengoqueimpresionarlos?—Roënlevantalacabezaysecoloca
lamáscara por encima del puente de la nariz—. ¿Qué te parece si despejo elbarcoencincominutos?—Noconseguirásnadasinocierraslabocayvasdeunavez.
Terminadeponerselamáscarayporlosagujerosdelosojosadviertounbrillomalicioso;nomecabedudadequesusonrisadezorrontetambiénrelucedebajode la tela.Meguiñaunojo, sepone enmarchaynosdeja a la espera, con elmercenarioqueanclalacuerdacomoúnicacompañía.—Quéridículo.Chasqueolalengua.¿Cincominutosparaunbarcodeesaenvergadura?Solo
la cubierta parece tener capacidad suficiente para un ejército entero. Tendránsuertesiconsiguentomarlo…Nos sentamos enmedio de la noche, estremecidos ante los débiles gritos y
gemidos que llegan desde arriba. Pero después de la escaramuza inicial, losruidosdanpasoalsilencio.—Solosonunadocenadehombres—murmuraTzain—.¿Enseriocreesque
podrántomarunbar…?Secallaalverqueunafiguraoscurasedeslizaporlacuerda.Roënaterrizaen
nuestraembarcacióny,deuntirón,sesacalamáscara,paradejaraldescubiertosusonrisamalvada.—¿Lohabéislogrado?—pregunto.—No—contesta con un suspiro, ymemuestra los cristalitos teñidos de su
relojdearena—.Seisminutosypico.Siete,siredondeamos.Perosimehubiesesdejadomatar,¡habríansidomenosdecinco!—Imposible.Tzainsecruzadebrazos.—Compruébalotúmismo,hermano.¡Escalera!Una escalerilla se desenrolla por el lateral del barco del ejército y subo
enseguida, haciendo caso omiso del dolor de espalda mientras trepo por lostravesañosdemadera.«Estádeguasa».Másjuegos,másmentiras.Sinembargo,cuandollegoalbarco,mecuestacreer loqueveo:docenasde
guardiasrealesyaceninconscientes,atadosconcuerdadepiesacabeza.Leshanquitadoeluniformeatodosyhandesperdigadoloscuerposporlacubiertacomosifuesenbasura.Suelto el aire que no sabía que había contenido cuando veo que ni Inan ni
Saranestánentre losprisioneros.Almismotiempo, intuyoqueellosdosnosehubiesenrendidocontantafacilidadanteRoënysushombres.—Haymásenlabodega—mesusurraRoënaloído,ynisiquierayopuedo
evitarsonreírentonces.Pongo los ojos en blanco, pero Roën se hincha ante ese pequeño gesto de
reconocimiento.
Seencogedehombrosyhaceademándesacudirseelpolvodeloshombros.—Supongoqueesloqueseesperacuandoereselelegidodelosdioses.Mantiene la sonrisamientras avanza por el barco, igual que un capitán que
tomaelmando.—Meted a esos hombres en la mazmorra. Quitadles cualquier arma que
puedan usar para escapar. Rehema, mantén el rumbo de este navío. Käto,síguenosconnuestrobarco.Aestavelocidad,llegaremosalascoordenadasdelaislaaldespuntarelalba.
CAPÍTULOSETENTAYCUATRO
INAN
Hantranscurridodosdías.Dosdíassinella.Ensuausencia,elairedelocéanosevuelvedenso.Cadarespiraciónsusurrasunombre.Cuandomiroporlabordadelbarcodeguerra,veoaZélieentodo.Unespejo
delquenopuedoalejarme.Susonrisabrillaenlaluna.Suespírituvuelaconlabrisaoceánica.Sinella,elmundoesunrecuerdoviviente.Unalistadetodaslascosasdelasquenovolveréadisfrutar.CierrolosojosyrevivolasensacióndeestarconZélieentrelosjuncosdela
ensoñación. No sabía que era posible encajar tan bien en los brazos de otrapersona. En ese momento —en ese preciso momento de perfección—, Zélieestabamuyhermosa.Lamagiaerahermosa.Noeraunamaldición,sinoundon.ConZélie,siempreesasí.Sujetolamonedadebroncequemeregalóymeaferroaellacomosifueseel
últimopedazodesucorazón.Algodentrodemímetientaalanzarlaalocéano,peronosoportodesprendermedelaúltimapartedeZéliequemequeda.Si hubiera podido permanecer para siempre dentro del espacio onírico, lo
habríahecho.Habríarenunciadoatodo.Sinvolveramiraratrás.Peromedesperté.Cuandoabrílosojos,supequenadavolveríaaserigual.—¿Vigilando?Doyunrespingo.Padreapareceamilado.Tienelosojostannegroscomola
noche.Eigualdefríos.Medoy lavuelta,comosiasípudieraesconder losanhelosenterradosenel
fondodemicorazón.PuedequePadrenoseaunMediador,perosusrepresaliasseráninmediatassipercibequemefaltaunápicedefirmezayresolución.—Pensabaqueestabasdurmiendo—consigodecir.—Nunca.—Padreniegaconlacabeza—.Noduermoantesdeunabatalla.Y
tútampocodeberías.Porsupuesto.Cadasegundoesunaoportunidad.Unaopción,uncontrataque
estratégico.Todaslascosasenlasquesería tanfácilconcentrarmesiestuvieseconvencidodequehagolocorrecto.Estrujolamonedaconmásfuerzaydejoquesusrelievessemeclavenenla
piel.YahedecepcionadoaZélieenotrasocasiones.Nosésitendréagallasparatraicionarladenuevo.Alzo la mirada al cielo y me encantaría poder ver a Orí oteando entre las
nubes.«Inclusoenlosmomentosmásoscuros,losdiosessiempreestánahí».LavozdeZélieresuenaenmicabeza.«Ellossiempretienenunplan».«¿Esestevuestroplan?».Memueroporgritaralosdioses,medesesperopor
percibir una señal.Nuestras promesas, nuestraOrïsha…Pormuy distante queparezca, existe un mundo en el que nuestro sueño sigue a nuestro alcance.¿Estarécometiendoungranerror?¿Existeaúnlaposibilidaddedarmelavueltayrectificar?—Tienesdudas—dicePadre.Es una aseveración, no una pregunta. Lo más probable es que huela la
debilidadquesefiltraconelsudordemipiel.—Losiento—murmuro,ymepreparoparasupuñetazo.Peroenlugardegolpearme,medaunapalmaditaenlaespaldaymirahaciael
mar.—Yotambiéntuvedudasunavez.Antesdeserrey.Cuandonoeramásque
unsimplepríncipeymedejéllevarpormipropiaingenuidad.Permanezcoinmóvil,puesmepreocupaquecualquiermovimientointerrumpa
esta revelación tan poco frecuente del pasado dePadre.Una pista del hombrequepodríahacersido.—Serealizóunavotaciónentrelamonarquía,unapropuestaqueintegraríaa
loslíderesdelosdiezclanesmajienlanoblezadenuestracortereal.Elsueñodemipadreeraunificaraloskosidányalosmaji,construirunaOrïshaquenosehubiesevistojamásenlahistoria.Incapazderefrenarme,levantolavistahaciaPadre,conlosojosmuyabiertos
ante talposibilidad.Unacto semejante seríamonumental.Cambiaría lasbasesdenuestroreinoparasiempre.—¿Lapropuestafuebienrecibida?—Por todos los cielos, no. —Padre chasquea la lengua—. Todos salvo tu
abuelo estaban en contra de la idea. Pero como era el rey, no necesitaba supermiso.Podíaimponereldecretofinal.
—Y¿porquédudaste?Padreaprietaloslabioshastaconvertirlosenunalíneafina.—Mi primera esposa —responde al fin—, Alika. Su buen corazón fue su
perdición.Queríaqueyofuesequienhicieseposibleesecambio.«Alika…».Meimaginolacaraquehabríaacompañadoaesenombre.Porelmodoenque
Padrehabladeella,debíadeserunamujerencantadora,conunrostro todavíamásencantador.—Porella,apoyéamipadre.Elegíelamorporencimadelaobligación.Sabía
quelosmajieranpeligrosos,peromeconvencídeque,siponíamosunpocodefeenelproceso,conseguiríamoscolaborartodos.Pensabaquelosmajiqueríanunificarelpaís,pero loúnicoquehanalimentadosiemprehasidoeldeseodeconquistarnos.Peseaquedejadehablar,oigoelfinaldelahistoriaensusilencio.Elreyque
perecióintentandoayudaralosmaji.LaesposaquePadrenopudoestrecharensusbrazosnuncamás.Altomarconcienciadeeso,vuelvenamílashorriblesimágenesdelfuertede
Gombe: los esqueletos de los guardias fundidos como el metal; los cuerposamarillentosyemponzoñadosporunaenfermedadterrible.Fueunadebacle.Unaabominación.Ytodo,amanosdelamagia.CuandoZélie escapó, había una alfombra de cadáveres apilados unos sobre
otros.Noseveíaelsuelo.—Ahora tienesdudasporqueenesoconsisteserrey—dicePadre—.Tienes
antetilaobligaciónyelcorazón.Elegirunoimplicaqueelotrodebesufrir.Padredesenfundalaespadademajacitanegrayseñalaunainscripciónenla
puntaquenohabíavistonunca:«Laobligaciónantesqueunomismo».«Elreinoantesqueelrey».—Cuando Alika murió, mandé grabar esta espada, quería tener esta
inscripciónparanoolvidarnuncamierror.Porhaberelegidoelcorazón,nuncavolveréaestarconmiúnicoamorverdadero.Padremetiendelaespadaysemeencogeelestómago,incapazdecreermetal
gesto.Durantetodamivida,nohevistojamásamipadresinestaarmacolgadadelcinturón.—Sacrificartucorazónporelbiendetureinoesunactonoble,hijomío.Lo
estodo.Esloquesignificaserrey.Contemplo la hoja; la inscripción reluce a la luz de la luna. Sus palabras
simplificanmimisión, crean espacio parami dolor.Un soldado.Un gran rey.Esoesloquesiemprehequeridoser.Laobligaciónantesqueunomismo.«OrïshaantesqueZélie».Agarrolaempuñaduradelaespadademajacita,sinhacercasoalasampollas
quemelevantaenlapiel.—Padre,sécómopodemosrecuperarelpergamino.
CAPÍTULOSETENTAYCINCO
ZÉLIE
Cuandomeacomodoenelcamarotedelcapitán,confíoenqueelsueñolleguecon facilidad.Mis ojos piden a gritos dormir,mi cuerpo grita aúnmás fuerte.Cobijadaentrelassábanasdealgodónylaspielesaterciopeladasdepantenaria,mepreguntosialgunavezhedormidoenunacamatanblanda.Cierrolosojosyespero verme transportada a la oscuridad, pero el momento en que lainconsciencia toma el mando, me siento como si estuviera encadenada denuevo…«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».«Noseríaunbuenreysino…».—¡Aaaah!Lassábanassehanempapadodesudor,tantosehanmojadoquelacamadel
capitánbienpodría estar en elmar.Aunquemehedespertado, es como si lasparedesdemetalsiguierancerniéndosesobremí.Al instante me pongo de pie y corro hacia la puerta. Cuando logro salir a
cubierta,labrisafrescamedespejayreciboencantadaunaráfagadeviento.Laluna está tan baja en el cielo que su redondez besa elmar. Su pálida luzmeiluminamientrasinspiroelairedelocéano.«Respira»,medigoparatranquilizarme.Portodoslosdioses,cuántoechode
menoslosdíasenlosqueloúnicoquemepreocupabaalcerrar losojoseraelespacio onírico. Aunque la pesadilla ya ha pasado, todavía noto la dagacortándomelaespalda.—¿Disfrutandodelavista?MevuelvocomoelrayoymeencuentroaRoënapoyadocontraeltimón.Los
dienteslebrillanenlaoscuridad.—Estanoche, la lunanoqueríasalir,pero laconvencídequepor tivalía la
penarealizarelviaje.—¿Siempretienesquehacerbromadetodo?Mispalabrassuenanmásariscasdeloquepretendía,peroapesardeeso, la
sonrisadeRoënnohacemásqueensancharse.
—De todo no. —Se encoge de hombros—. Pero la vida es mucho másdivertidaasí.Cambiadeposturaylaluzdelalunailuminalasmanchasdesangresecade
suropaylosnudillosvendados.—Ytodoenunsolodíadetrabajo…—Roënmenealosdedossalpicadosde
sangre—.Teníaqueconseguirqueesossoldadosmehablasendelaislamágicacomofuese.Sientonáuseasalver lasangredesusmanos.Tragosalivaparacontener las
arcadas.«Nolehagascaso».Mevuelvohaciaelmarymeaferroalacalmaquemeproporciona.Noquieroniimaginareldesaguisadoquehabráhechoconesoshombres.Ya
hevistosuficientesangre.Mequedaréaquí,entrelasolasquerompen,dondemesientosegurayenpaz.Aquípuedopensarennadar.EnBaba.Enlalibertad…—Las cicatrices…—la voz deRoën interrumpemis pensamientos—. ¿Son
nuevas?Lo miro a la cara como si fuese una abeja orïshana suplicando que la
aplastase.—Yatiquéteimporta,¿eh?—Bueno,siquieresquetedéalgúnconsejo,puedequesímeimporte.Roën se levanta la manga y todo el veneno que me gustaría escupirle se
evapora.Unospuntosretorcidosyabultadoslerecorrenlamuñecaysubenporelbrazo,hastadesaparecerdebajodelacamisa.—Veintitrés—respondeamipreguntaimplícita—.Ysí,recuerdocadaunade
lasmarcas.Matabanaunodelosmiembrosdemitripulacióndelantedemíporcadatajoquemehacían.Sepasaeldedoporunacicatrizenconcretoylacaraseleensombreceporel
recuerdo.Alverlo,sientouncosquilleoenmispropiascicatrices.—¿Losguardiasdelrey?—No.Estos amables y gentiles hombres eran demi patria.Un país al otro
ladodelmar.Miroelhorizonteymeimaginounarutamarítimadiferente,unlugaralejado
delritual,delamagia,deSaran.UnpaísenelqueelAsaltonoocurriójamás.—¿Cómosellama?—Sutōrī.—Roëndejalamiradaperdida—.Seguroquetegustaría.—Siestállenodevenganzasymaleantescomotú,teaseguroqueesunreino
quenopiensopisar.Roën vuelve a sonreír.Una sonrisa amable.Más cálida de lo que esperaba.
Pero, por loquehevistode él, esta sonrisapodría aparecer cuandocuentaunchisteocuandolerebanaelpescuezoaotrohombre.—Sésinceraconmigo.—Seacercatodavíamásymemiradirectamentealos
ojos—.Enmihumildeexperiencia,laspesadillasylascicatricestardantiempoensanar.Ahoramismo,tusheridasestándemasiadotiernasparaquemesientacómodo.—¿Quéintentasdecirconeso?Roënmeponelamanoenelhombro;estátancercadelascicatricesqueme
estremezcodemanerainstintiva.—Sinovasapoderhaceresto,necesitosaberlo.No…—Medetieneantesde
queyopuedaintervenir—.Noesporqueseastú.Yomepasésemanassinpoderhablardespuésdequemehicieranestasmarcas.Ydesdeluego,nopodíaluchar.Escomosisehubiesemetidoenmispensamientos,sabequemimagiaseha
secado.«Nopuedohacerlo»,gritopordentro.«Sinosesperaunejército,vamosdirectosalamuerte».Perolaspalabraspermanecenenmibocayseocultangargantaabajo.Tengo
queconfiarenlosdioses.Necesitocreerque,simehanllevadotanlejos,novanadarmelaespaldaahora.—¿Ybien?—insisteRoën.—Lagentequemehizoestascicatricesestáenesosbarcos.—Nopiensoponeramishombresenpeligrosoloparaquepuedasvengarte.—Aunque despellejara vivo a Saran, no me serviría para vengarme. —Le
quitolamanodelhombro—.Nosetratadeél.Nisiquierasetratademí.Sinolodetengomañana,destruiráamipuebloigualquemedestruyóamí.Por primera vez desde la tortura, siento un atisbo del viejo fuego que solía
rugirconmásfuerzaquemimiedo.Perolallamaesdébil;encuantoempiezaabrillar,unaráfagadevientolaapaga.—De acuerdo. Pero si nos metemos ahí mañana, más te vale mantenerte
fuerte.Mishombressonlosmejores,perovamosaenfrentarnosaunaflota.Nopuedopermitirmequetequedesparalizada.—¿Yporquétepreocupaeso?Roënsellevalamanoalcorazónyfingesentirseherido.—Soy un profesional, preciosa. Nome gusta decepcionar amis clientes, y
menoscuandolosdiosesmehanelegido.—Nosontusdioses.—Niegoconlacabeza—.Ynotehanelegidoati.—¿Estássegura?—LasonrisadeRoënsevuelvepeligrosacuandoseinclina
enlaborda—.HaymásdecincuentaclanesdemercenariosenJimeta,preciosa.
Cincuentacuevasenlasquetuequipoytúpodríaishaberosasomado.Quelosdiosesnoirrumpieranconrayosytruenosporeltechodemicuevanosignificaquenomeeligieranamí.BuscolaburlaenlosojosdeRoën,peronolaencuentro.—¿Esoestodoloquetehacefaltaparaenfrentarteaunejército?¿Creerenla
intervencióndivina?—Noesunacreencia,preciosa,esunsegurodevida.Noséinterpretaralos
dioses, y en mi trabajo, es mejor no meterse con las cosas que uno no sabeinterpretar. —Alza la cabeza hacia el cielo y grita—: ¡Pero prefiero que mepaguenconoro!Meechoareír,unascarcajadasquemeresultanextrañas…Empezabaadudar
desiseríacapazdereírmedenuevo.—Yonocontaríademasiadoconeseoro.—Nosé,no sé.—Roënalargaelbrazoymecoge lamejilla—.Enviarona
una pequeña maji misteriosa a mi cueva. No sé qué otros tesoros vendrándespués.Sealeja,perosedetienealcabodeunospasos.—Deberías hablar con alguien—me recomienda—. Las bromas no ayudan
mucho,perohablarsí.—Susonrisadezorronteregresaylamaliciabrillaensumiradade color acero—.Por si te interesa,mi camarote está al ladodel tuyo.Segúndicelagente,semedadeperlasescuchar.Mehaceunguiñoypongolosojosenblancomientrassealeja,exasperada.Es
comosiRoënnosoportasehablarenseriodurantemásdecincosegundos.Me obligo amirar de nuevo el mar, pero cuantomás tiempo contemplo la
luna,más razonablesme parecen las palabras delmercenario.No quiero estarsola.No,sipiensoqueestanochepodríaserlaúltimademivida.Puedequelafeciegaenlosdiosesmehayatraídohastaaquí,perosivoyaadentrarmeenesaislamañana,necesitoalgomás.Lucho contra mis dudas y recorro el estrecho pasillo del barco. Paso por
delantedelapuertadeTzainyluego,delamía.Necesitoestarconalguien.«Necesitocontarlelaverdadaalguien».Cuandollegoalapuertaquebuscaba,golpeoconlosnudillossuavemente.El
corazónmelatedesbocadoalverqueseabrelapuerta.—Hola—susurro.—Hola—contestaAmariconunasonrisa.
CAPÍTULOSETENTAYSEIS
AMARI
Zélieseestremecemientrasledesenredolaúltimapartedelpelo.Porlasmuecasquehaceypor cómo se retuerce cuando la toco, podría pensarse que le estoyclavandoelsableenelcráneo.—Losiento—medisculpopordécimavez.—Alguientienequehacerlo.—Sitelopeinarasdevezencuando…—Amari,sialgunavezmevespeinándome,porfavor,llamaaunaSanadora.Mirisaresuenacontralasparedesdemetalmientrasleseparoelpeloentres
partes. Aunque cuesta de cepillar, un arrebato de envidia me recorre cuandoempiezo a hacerle la última trenza. La melena blanca de Zélie, que en otrotiempo era suave y lisa como la seda, ahora es fuerte y rizada, y enmarca suhermosacara igualque lamelenadeuna leonaria.NoparecedarsecuentadelmodoenqueRoënysushombreslaobservancuandoellamirahaciaotrolado.—Antesdequedesaparecieralamagia,mipelotambiéneraasí.—Zéliehabla
másparasímismaqueparamí—.Mamateníaquesujetarmeconayudadeunasanimacionesparalograrpasarmeelpeineporelpelo.Vuelvoa reírmeyme imaginoaunasanimacionesdepiedrapersiguiendoa
Zélieparahacerposibleestasencillatarea.—Creo que a mi madre le habría encantado tener animaciones. No había
suficientes criadas en palacio para impedir que corriera en cueros por lossalones.—¿Porquétegustabatantodesnudarte?—preguntaZélieconunasonrisa.—Nolosé—contestoconunarisita—.Cuandoerapequeña,mipielsesentía
muchomejorsinropa.Zélieaprietalosdientescuandolatrenzalerozalanuca.Lacomplicidadque
habíaentrenosotrasserompe,algoquenosocurreconstantemente.Escomosipudieraverelmuroqueseconstruyealrededor, ladrilloselevadosconpalabrascalladas y cementados con recuerdos dolorosos. Suelto la trenza y apoyo labarbillaensucabeza.
—Sealoquesea,puedescontármelo.Zéliedejacaer la cabeza; searropa losmusloscon lasmanosy se lleva las
rodillasalpecho.Leaprietoelhombroantesdeterminarlaúltimatrenza.—Alprincipiopensabaqueerasdébil—susurra.Me detengo; no esperaba que me dijera eso. De todas las cosas que Zélie
debíadepensardemíalprincipio,«débil»habríasidolamássimpática.—¿Pormipadre?Asiente,peropercibosureticenciaahablar.—Cadavezquepensabasenél,teencogías.Nocomprendíacómoalguienera
capazdeblandirlaespadacomotúy,almismotiempo,sentirtantotemor.Lepasolosdedosporlastrenzasreciénhechasyresigolaslíneasdibujadasen
lacabeza.—¿Yahora?Zéliecierralosojosytensalosmúsculos.Sinembargo,cuandolepongolas
manosenlosbrazos,escomosinotaseundiqueapuntodeceder.La presión aumenta, empujando contra todas sus emociones, contra todo su
dolor.Cuandoesincapazdesoportarlomás,liberaporfinelsollozoqueséquehaestadoconteniendo.—Nome lo quito de la cabeza.—Me abraza y unas lágrimas calientesme
caen en el hombro—. Es como si, cada vez que cierro los ojos, tu padremepusieraunacadenaalrededordelcuello.EstrechoconcariñoaZéliemientraslloraenmisbrazos,soltandotodoloque
ha intentadoocultar.Notounnudo en la garganta al oír su llanto; quien le hacausadotodoestedoloresmifamilia.AhoraqueabrazoaZélie,piensoenBintayen tantosdíasen losqueseguroquenecesitabaunamuestradeafectocomoesta. Ella siempre estaba al pie del cañón cuando yo me sentía mal y, sinembargo,yonuncalecorrespondí.—Losiento—susurro—.Sientotodoloquehizomipadre.Todoloqueteha
hecho. Siento que Inan no pudiera impedirlo. Siento que los dos tardásemostantoenintentarremediarloserroresdePadre.Zélie se abandonaenmisbrazosydejaquemispalabras la consuelen.«Lo
siento,Binta»,digoasuespíritu.«Sientonohaberhechomásporti».—Lanocheenquenosescapamos,nofuicapazdedormirenaquelbosque,
pormásquelointenté—reconozcoenvozbaja—.Estabaadormilada,perocadavezquecerraba losojos,veía lahojanegradePadre listaparapartirmepor lamitad.—Meapartounpocoylesecolaslágrimas.Lamirofijamentealosojos
plateados—. Pensaba que, si alguna vez me lo encontraba, me desmoronaría,pero¿sabesquéocurriócuandolovienelfuerte?Zélie niega con la cabeza y revivo elmomento; el pulso seme acelera. El
recuerdodelarabiadePadrerefulgey,almismotiempo,loquerecuerdoeselpesodelsableenlamano.—Zélie,empuñéelsable.¡Casicorrítrasél!Mesonríeuninstante,veoaBintaenlaformaenquelasonrisalesuavizalas
facciones.—NoesperabamenosdelaLeonaria—bromeaZélie.—Recuerdo el día en que alguien le dijo a la Leonaria que empezase a
comportarsecomoesdebidoydejasedeserunaprincesitaasustada.—No digas mentiras…—Zélie se ríe entre las lágrimas—. Seguro que fui
muchomáscruel.—Porsitehacesentirmejor,añadiréquemeempujasteparatirarmealaarena
antesdedecirlo.—Ah, entonces ¿ahora me toca a mí? —pregunta Zélie—. ¿Quieres
devolvérmela?Niegoconlacabeza.—Necesitabaoírlo.Tenecesitabaati.DespuésdelamuertedeBinta,fuistela
primerapersonaquemetratócomoalgomásqueunaprincesatonta.Puedequenotehayasdadocuenta,perocreístequeyopodíaserlaLeonariamuchoantesdequelosdemáspronunciaranesapalabra.Lelimpioelrestodelaslágrimasylepongolamanoenlamejilla.Nopude
estarahíparaBinta,peroalconsolaraZélie,sientoqueelagujerodemicorazónsecierra.Bintamehabríadichoquefuesevaliente.ConZélie,yalosoy.—Daigualloquetehizo,daigualloqueveas,créemecuandotedigoqueno
es para siempre —digo—. Si lograste liberarme, encontrarás la manera desalvarteatimisma.Zéliesonríe,perolaexpresiónsolodurauninstante.Cierralosojosyaprieta
elpuño,comohacesiemprecuandoformulaunencantamiento.—¿Quéocurre?—lepregunto.—Nopuedo…—Semiralasmanos—.Yanopuedohacermagia.Siento que seme para el corazón.Late con esfuerzo,me pesa en el pecho.
CojoaZélieporlosbrazosyaprieto.—Pero¿quédices?—Lahe perdido.—Zélie se agarra las trenzas, con el rostro surcado por el
dolor—.HedejadodeserunaParca.Nosoynada.
ElpesoqueZéliecargasobreloshombrosamenazaconromperlelaespalda.Loúnicoquedeseoesconsolarla,peroestanuevarealidadhacequemisbrazossevuelvandeplomo.—¿Cuándotesucedió?Zéliecierralosojosyseencogedehombros.—Cuando me hicieron los cortes en la espalda, fue como si también me
cortaranlamagia.Nohesidocapazdesentirnadadesdeentonces.—Y¿quépasaconelritual?—No lo sé.—Inspira hondo y se estremece—. No puedo llevarlo a cabo.
Nadiepuede.Suspalabrasrecortanelsueloquerodeamispies.Casisientocómocaigopor
el agujero que han perforado. Lekan dijo que solo unmaji vinculado con elespíritu de Madre Cielo podría realizar el ritual. Sin otro sêntaro que puedacelebrarelritodeiniciacióndeotrosmaji,nadiepuedesustituiraZélie.—Alomejorsitocaslapiedradelsol…—Yaloheprobado.—¿Y?—Nada.Nisiquieranotosucalor.Memuerdo el labio inferior y frunzo las cejasmientras procuro que seme
ocurra algo más. Si la piedra del sol no ha servido de ayuda, dudo que elpergaminoseaútil.—¿Teocurrió en Ibeji?—lepregunto—.¿Despuésde labatalla en el foso?
Dijistequesentíaslamagiabloqueada,¿verdad?—Bloqueada,peronoacabada.Estabaatascada,perocontinuabaallí.Ahora
nosientonadaenabsoluto.La desesperación se apodera de mí y me fallan las piernas. «Deberíamos
darnos la vuelta». Deberíamos despertar a uno de los hombres de Roën yredirigirelrumbodelbarco.Sinembargo,aunenestascircunstancias,elrostrodeBintaresplandeceante
mí,superamimiedo,larabiadePadre.Rememoroesefatídicodíaocurridohaceuna luna, cuando sostuve el pergamino en los aposentos de Kaea. Entoncestambién lo teníamos todo en contra. La realidad nos decía que fracasaríamos.Pero,unayotravez,luchamos.Perseveramos.Ysalimosaflote.—Sípuedes hacerlo—susurro.Me convenzo todavíamás al decirlo envoz
alta—.Losdiosesteeligieron.Ellosnoseequivocan.—Amari…—Tehe visto hacer cosas imposibles desde el día en que te conocí. Te has
opuestoalmundoporelbiendelaspersonasqueamas.Séquepuedeshacerlomismoparasalvaralosmaji.Zélietratadeapartarlamirada,perolecojolacaraylaobligoamirarmealos
ojos.Ojalá ella pudiese ver a la persona que veo ahora, la campeona que latedentrodesucuerpo.—¿Tanseguraestás?—mepregunta.—Nuncaheestadotanseguradenadaenmivida.Además,mírate:sinoeres
capazdehacermagiaasí,nadieloserá.LevantounespejodemanoylemuestroaZélielasseistrenzasgruesasquele
caenhastaelfinaldelaespalda.Elpeloseleharizadotantodurantelaúltimalunaquemehabíaolvidadodelolargoquelotiene.—Parezcofuerte…Sepasalosdedosporlastrenzas.Sonríoybajoelespejo.—Cuando devuelvas lamagia almundo, tienes que parecer la guerrera que
eres.Zéliemeaprietalamano;todavíaperciboalgodetristezaensugesto.—Gracias,Amari.Portodo.Apoyolafrenteenlasuyaynossentamosenunsilenciocómodo;elcontacto
traducenuestroamor.«Laprincesaylaguerrera»,decidomentalmente.Cuandocuentennuestrahistoriaeldíademañana,asíserácomolatitulen.—¿Tequedasconmigo?—MeapartounpocoparamiraraZéliealacara—.
Noquieroestarsola.—Porsupuesto.—Sonríe—.Algomedicequepodríaquedarmedormidaen
estacama.MecolocoaunladodelcolchónparadejarlesitioyZéliesesubealacamay
searropabajolamantadepantenaria.Meinclinoparaapagarlaantorcha,peroentoncesZéliemeagarraporlamuñeca.—¿Deverdadpiensasquevaasalirbien?Misonrisasedesmoronaunsegundo,perolooculto.—Piensoque,paseloquepase,tenemosqueintentarlo.
CAPÍTULOSETENTAYSIETE
ZÉLIE
Elcieloadoptaunos tonosrosadosymandarinacuandoseacercaelamanecer.Unasnubes finas sedesplazanconeleganciaentre loscolores,casipacíficasapesardeloquenosaguardahoy.Alcogerelcascoconelquemeocultolacara,mesientoeternamenteagradecidaporpodercontarconlasarmadurasdelbarco.Despuésdeponérmelo,escondolastrenzasdebajomientrasRoënsemeacercaconsusonrisamaliciosa.—Sientoquenotuviéramosoportunidaddecharlaranoche.—Hacepucheros
en broma—. Si era por lo de las trenzas, deberías saber que también soy unpeluqueroexcepcional.Entrecierro losojos.Medarabiaqueeluniformelesiente tanbien.Luce la
armaduraconconfianza;sinosupieralaverdad,apostaríaqueerasuya.—Me alegro de comprobar que no pierdes el sentido del humor aunque tu
vidapendadeunhilo.LasonrisadeRoënseensanchaaúnmás.—Tienesbuenaspecto—mesusurramientrasseabrochaelcasco—.Pareces
preparada.Silbaconímpetuparacongregaranuestratripulaciónytodoelmundosepone
enmarcha.Amari yTzain se abren paso hacia la parte delantera, seguidos deKenyonyloscuatromiembrosdelequipodeagbön.Tzainmehaceungestoconlacabezaparadarmeánimos.Meobligoaresponderconotromovimientodelacabeza.—AnocheinterroguéalossoldadosdeSaran.—LavozdeRoënseelevapor
encimadelabrisamarina—.Seposicionaránalrededordelperímetrodelaislaydentrodelpropiotemplo.Nohaymaneradeevitarloscuandoatraquemos,perosinollamamosmucholaatención,nodeberíamosdespertarsospechas.Esperanque Zélie irrumpa con un ejército de maji, así que, mientras llevemos susarmaduras,lograremosmantenerelefectosorpresa.—Pero ¿y qué hacemos una vez dentro del templo? —pregunta Amari—.
Padreordenaráasussoldadosquedisparenencuantonotenelmenorrevuelo.A
menos que los distraigamos, atacaran tan pronto como nos vean con losartefactossagrados.—Cuandoestemoscercadel templo, lanzaremosunataque lejosdeallípara
distraera lasfuerzasarmadas.Deesemodo,Zéliedeberíaquedar libreparaelritual.Roën se vuelve haciamí y hace un gesto para cederme la palabra.Doy un
pasoatrás,peroAmarimeempujahaciadelante;trastabillando,mecolocoenelcentro de lamultitud. Trago saliva y coloco las manos cruzadas detrás de laespalda.Confíocontodasmisfuerzasenquemispalabrastransmitanseguridad.—Sigamoselplantrazado.Mientrasnollamemoslaatencióndelosguardias,
supongoquellegaremossinproblemasaltemplo.«Yentoncesserácuandoveáisquenopuedohacerlo.Quelosdiosesmehan
abandonado una vez más. Entonces será cuando los hombres de Saran nosatacarán».Entoncesserácuandomoriremostodos.Vuelvo a tragar saliva y sacudo las dudas queme invitan a salir corriendo.
«Esto tiene que funcionar.MadreCielo debe tener un plan».No obstante, losojossaltonesylosmurmullosansiososmeindicanqueesaspalabrasnobastan.Quierenundiscursoquelesdécoraje.Peroamítambiénmehacefaltaquealgomedécoraje.—Portodoslosdioses…—maldiceTzain.Nosvolvemoshacialapequeñaflotaancladaalrededordelascoordenadasde
la isla. En cuanto el sol asoma por el horizonte, la isla se materializa antenuestros ojos.Al principio es transparente como un espejismo salido delmar.Peroconformeelsolseeleva,laislasesolidificahastaformarunaenormemasadenieblayárbolesinertes.Elcalorseexpandepormipecho,fuertecomocuandoMamaAgbadesplegó
la magia por primera vez. En ese momento sentí una inmensa esperanza.Despuésdetantosaños,dejédesentirmesola.La magia está aquí. Viva. Más cerca que nunca. Aunque ahora no pueda
sentirla,tengoquecreerquevolveréaexperimentarla.Medeleitoenesepensamiento,finjoquelamagiacorrepormisvenas,más
fuerte que en ninguna otra ocasión. Hoy debería salir a borbotones, arder tancalientecomomirabia.—Sé que tenéis miedo.—Todos se vuelven haciamí—. Yo también tengo
miedo. Pero sé que vuestrosmotivos para luchar sonmás fuertes que vuestromiedo, porque os han traído hasta aquí. Todos y cada uno de nosotros hemos
sufridoelataquedelosguardiasdeunmodouotro,elataquedeestamonarquíaque juró protegernos. Hoy vamos a contraatacar en nombre de todo nuestropueblo.¡Hoynoslasvanapagar!Los gritos de aquiescencia resuenan por el aire; incluso los mercenarios se
suman a los vítores. Sus exclamaciones alimentan mi espíritu y liberan laspalabrasquehabíaatrapadasdentro.—Puedequeaquelejércitotengamilhombres,peroningunodeelloscuenta
conelapoyodelosdioses.Nosotrostenemoslamagiadenuestraparte,asíquemanteneosfuertes,mantenedlaconfianza.—¿Ysitodosevaalinfierno?—preguntaRoëncuandolosvítoresseapagan.—Atacad—contesto—.Luchadconuñasydientes.
CAPÍTULOSETENTAYOCHO
ZÉLIE
Seme seca la garganta al ver unmar interminable de soldados patrullando elperímetrodelaisla.EscomosilatotalidaddelejércitodeOrïshahubiesevenidoamontarguardia.Detrásdeellossealzaunbosquedeárbolesennegrecidos,rodeadosdeniebla
yvolutasdehumo.Laenergíaquerodeaelbosqueprovocaondasenelaire,unsignodelapotenciaespiritualqueseescondeentrelosárboles.Cuandoelúltimodenuestrostripulantesdisfrazadosdesoldadosaledelbote
deremos,Roënnosconducehaciaeltemplo.—Caminadconbrío—nosdice—.Tenemosquemovernos.Enelmomentoenqueponemoselpieenlacostaoriental,sientodeinmediato
la energía espiritual que se respira. Incluso sin el rumor de la magia en mishuesos, esta irradia del suelo, fluye desde los árboles carbonizados. CuandoRoënabremucholosojos,séqueéltambiénlahapercibido.Caminamosentrelosdioses.Notounextraño tamborileoalpensarlo,noesexactamenteelarrebatode la
magia, sino el impulso de algomayor.Al recorrer la isla, casi puedo sentir elalientodeOyaencómoseenfríaelairequenosrodea.Siestánaquí,amilado,entonces a lo mejor hice bien en confiar en ellos. A lo mejor es cierto quetenemosalgunaposibilidad.Peroparaconseguirlo,esprecisoqueburlemosalosguardias.El corazónme late con fuerzamientraspasamospor entre las interminables
hilerasdesoldadosquepatrullanlaisla.Acadapasoquedoy,meconvenzounpocomásdeque soncapacesdever a travésdenuestros cascos,pero lucir elsellodeOrïshanosprotegedesumirada.Roënnosguíaconzancadasdecididas,sedesenvuelveconsolturabajolaarmaduradelcomandante.Conesepasollenodeconfianzaysupielcolorarenisca,inclusolosoficialesdeverdadseapartanasupaso.«Yacasiestamos»,pienso.Mepongotensacuandounsoldadonosobservaun
segundo de más. Cada paso hacia el bosque se prolonga en una trepidante
eternidad.Tzainllevaladagadehueso,mientrasqueAmariagarraconfuerzalamochiladepielenlaqueguardalapiedradelsolyelpergamino;pormiparte,tengolamanosobreelpalodecombate,listaparaelataque.Peroinclusocuandopasamospordelantedelaúltimafiladetropas,lossoldadosapenassefijanennosotros.Siguenconlamiradaclavadaenelmar,esperandoverllegaralejércitodemajiquenuncasepresentará.—Portodoslosdioses—suspiroenvozbajacuandoconseguimosalejarnoslo
suficientedelosúltimossoldadosparaquenonosoigan.Mifrágilcalmaexplotaenunamasijodenervios.Meobligoarespirar.—Lohemosconseguido.Amarimecogedelbrazo,pordebajodelcascoleveolapielpálida.Nuestra
primerabatallahaterminado.Ahoraempiezalasegunda.Una niebla fría nos envuelve mientras nos desplazamos por el bosque, la
neblina lame los árboles.Cuando avanzamos unos kilómetros, se espesa tantoqueimpidequepaseelsolyentorpecemucholavista.—Qué extraño—me susurraAmari al oído, con los brazos extendidos para
evitarchocarsecontraunárbol—.¿Creesqueserásiempreasí?—Nolosé.Algomedicequeestanieblaesunregalodelosdioses.«Estándenuestraparte…».Quierenqueganemos.Meaferroaesaspalabras,confiandoenqueseanciertas.Losdiosesnoserían
capacesdeabandonarnosahora;nomefallaríanaquí.Sinembargo,mientrasnosacercamosaltemplo,sigosinnotarelcalorenlasvenas.Prontolaniebladejarádeservirmederefugio.Paramibochorno,quedaréexpuestaantetodoelmundo.—¿Cómolosupiste?—susurromientraseltemploempiezaadibujarseentre
la niebla, al pensar en aquel aciago día en elmercado—.EnLagos, ¿por quévinistehaciamí?Amarisedalavuelta,sumiradaambarinabrillaapesardelanieblablanca.—PorBinta—contestaenvozbaja—.Tenía losojosdeplata. Igualque los
tuyos.Suspalabrasdespiertanalgoenmí:sonunaseñaldelamanomáspoderosa.
Nos hemos visto conducidas a este momento, empujadas de las formas másnimias y oscuras. Independientemente de cómo termine este día, estamos
haciendo lo que quieren los dioses. Mas ¿qué propósito pueden querer si lamagianofluyepormisvenas?Abro la boca para contestar a Amari, pero me detengo al percibir que la
energíaespiritualse intensifica.Pesasobrenosotras igualque lagravedad,nosempujahaciaabajoacadapaso.—¿Tambiénlonotáis?—susurraTzain.—Esimposiblenohacerlo.—¿Quéocurre?—preguntaRoënmirandohaciaatrás.—Solopuedeser…«Eltemplo…».Nohay palabras para describir la puramagnificencia de la pirámide que se
yergueantenosotros.Sealzahaciaelcielo, todasycadaunadesusseccionesestán construidas con oro traslúcido. Como sucedía en Chândomblé, unasintrincadassênbaríaenuncianlavoluntaddelosdioses.Lossímbolosrelucenapesar de la ausencia de luz, pero en cuanto llegamos, empieza la auténticabatalla.—Rehema —ordena Roën—. Lleva a tu grupo al límite de la costa sur.
Montad un escándalo impresionante en la playa y desapareced en la niebla.SeguidaAshaparaencontrarelcamino.Rehemaasienteysecalaelcascohastaqueloúnicoquevemossonsusojos
marrónclaro.ChocaelpuñoconRoënantesdeadentrarsecondoshombresydosmujeresenlaniebla.—¿Quéhacemosahora?—pregunto.—Esperar—responde Roën—. Deberían distraer la atención del ejército y
dejardespejadoeltemplo.Losminutosseprolongancomosifuesenhoras,unaeternidadquepesaigual
quelamuerte.Cadasegundoquetranscurreesotrosegundoenelquemimentese recreaen los remordimientos. ¿Ysi los capturan?¿Ysimueren?Nopuedopermitirquemáspersonasperezcanporesto.Nopuedopermitirquemássangrememanchelasmanos.Una columna de humo negro se eleva en la distancia. La distracción de
Rehema.Elhumoempujahastacortarlanieblaytomaalturahaciaelcielo.Encuestióndesegundos,unacornetaagudasepropagaporalaire.Losguardiassalengritandodeltemploysedirigenhacialacostasur.Tantos
hombressonlosquecorrenqueenseguidamedoycuentadequenopuedollegaraconcebirelauténticotamañodeltemplo.Encuantopasalaprimerariadadesoldados,Roënnosindicaqueentremosy
nosabrimospasoatravésdelaireviciado.Ascendemoslospeldañosdeorotanrápidocomopodemos,sindetenernoshastallegaralaplantaprincipalyentrareneltemplo.Unas vistosas joyas decoran cada centímetro de las paredes, con diseños
exquisitos.Anuestroalrededor, la sobrecogedora imagendeYem jamotea lasparedes doradas con topacios y zafiros azules; olas hechas de diamantesrelucientes fluyen de las yemas de todos sus dedos como haces de luz. Sobrenosotros, refulgen las brillantes esmeraldas de Ògún, que rinden tributo a supodersobrelatierra.Atravésdelostechosdecristal,atisbocadaplano:lasdiezplantasdeltemploestándedicadasalosdioses.—Eh,venid…Amariseacercaaunaescaleraquehayenelcentrodenuestraplantayque
desciendealsubterráneo.Lapiedradelsolresplandeceensumano.«Yaestá…».Aprietolospuñoshúmedosypegajosos.Aquíeradondesesuponíaqueteníamosqueir.—¿Estáspreparada?—preguntaAmari.«No».Lollevoescritoportodalacara.Peroencuantomehaceungestocon
lacabeza,bajoelprimerpeldañoyencabezoeldescensodetodoelgrupoporlafríaescalera.Al desplazarme por ese espacio estrecho, vuelvo sin querer a cuando
estuvimosenChândomblé.Igualqueenaqueltemplo,laluzdeunasantorchasilumina el angosto camino y resplandece contra las paredes de piedra. Metransportaalmomentoenelquetodavíateníamosunaoportunidaddevencer.Almomentoenelqueyotodavíaposeíalamagia.Tocolasparedesconlaspalmasdelasmanosyrezoensilencioalosdioses.
«Por favor… Si podéis ayudarme, necesito que sea ahora». Trato de ganartiempo mientras descendemos más y más; el sudor me baja por la espalda,aunque el aire es tan frío que me pone la piel de gallina. «Por favor,MadreCielo»,vuelvoarezar.«Sipuedesarreglaresto,hazloahora».Esperoverelbrillodesusojosplateados,eltoqueeléctricoquemerecorralos
huesos.Perocuandocomienzoarezardenuevo,sientoque lamagnífica tierrasagradasilenciatodasmispalabras.Onceestatuasdeorosealineanenlacúpulasanta,todasellaserigidashaciael
cielo. Se yerguen sobre nosotros con una altura devastadora, nos acechan tanimponentes como lasmontañasde la cordillera deOlasimbo.Losdioses y lasdiosasestángrabadoscon todo lujodedetallesenelmetalprecioso;desde las
arrugasdelapieldeMadreCielohastatodosycadaunodesusrizos,nosehanahorradoningunalínea,ningunacurva.Lamiradadetodaslasdeidadesestáfijaenlaestrelladepiedradediezpuntas
queresplandeceabajo.Cadaunadelaspuntasdelaestrellaestáseñaladaporunpuntiagudopilardepiedra,congrabadosdesênbaríatalladosenloscuatroladosdecadapilar.Enelcentroseelevaunaúnicacolumnadeoro.Sobreella,hanhoradadouna
semiesfera.Redondeadaysuave:deltamañoexactodelapiedradelsol.—Por todos los dioses… —murmura Kenyon cuando entramos en ese
ambientecargado.«Exacto,“todoslosdioses”esjustoloquetenemosdelante».Escomosicaminásemosporloscielos.Concadapaso,mesientopoderosabajolavigilanciadelosdioses,protegida
porsumiradaetérea.—Puedeshacerlo.Amarimeentregaelpergaminoylapiedradelsol.Tomaladagadehuesoque
letiendeTzainyladeslizaenelcinturóndemiuniforme.Asiento con la cabeza y tomo los otros dos objetos sagrados. «Puedes
hacerlo»,merepito.«Porlomenos,inténtalo».Doyunpaso adelante, preparadapara poner fin a este viaje.Pero entonces,
unasiluetasemuevealolejos.—¡Unaemboscada!—grito.Despliego el palo de combate al ver emerger a varios hombres. Semueven
comolassombras,reptandesdedetrásdetodaslasestatuas,detodoslospilares.Enel frenesí, todos sacamos lasarmasymiramosaquíyalláparaanticiparelsiguiente ataque.Sin embargo, cuando el descontrol se apacigua, veo aSaran,conunasonrisadesatisfacciónenlacara.YentoncesveoaInan,conexpresiónincómodaylaespadademajacitaenlamano.Verlo me desgarra las entrañas; una traición más fría que el hielo. Me lo
prometió.Juróquenoseinterpondríaennuestrocamino.Peroantesdequepuedadesmoronarmedeverdadantesurostro,veolopeor
detodo.Unaestampatanalarmantequenopuedeserreal.Medaunvuelcoelcorazóncuandoloarrastranhacianosotros.—¿Baba?
CAPÍTULOSETENTAYNUEVE
ZÉLIE
«Sesuponíaqueestabaasalvo».Eseeselpensamientoqueme impideaceptar laverdad.Escudriñoentre los
uniformes para ver si descubro la forma arrugada deMama Agba, espero suataque.Si losguardiashanatrapadoaBaba,¿dóndeestámimaestra?¿Qué lehabrán hecho? Después de todo lo ocurrido, no puede haber muerto. EsimposiblequeBabaestéaquídelante.Y,sinembargo,tiemblabajolasgarrasdeInan…Conlaropahechajirones,
amordazado,lacaraensangrentada.Lohanapalizadopormiserrores.Yahora,melovanaarrebatar.IgualquesellevaronaMama.LosojosambarinosdeInanmetransmitenlaverdaddesutraición,peronoes
la mirada que conozco. Es un desconocido. Un soldado. La carcasa delprincipito.SesuponíaqueBabaestabaasalvo.—Supongo que la situación habla por sí misma, pero como los de vuestra
calaña sois unos zoquetes, te lo aclararé. Entrega los artefactos y podrásrecuperaratupadre.MebastaconoírlavozdeSaranparasentirlascadenasenlasmuñecasotra
vez…«Noseríaunbuenreysinoterecordaraloqueeres…».Luce una ampulosa túnica de color púrpura y una sonrisa desafiante. Pero
inclusoélparecepequeñoencomparaciónconlasestatuasdelosdiosesquelomiranporencimadelhombro.—Podemosreducirlos—susurraKenyonamiespalda—.Tenemoslamagia.
Ellossolotienenguardias.—Nopodemosarriesgarnos—intervieneTzainconlavozquebrada.Babaniegasutilmenteconlacabeza.Noquierequelosalvemos.«No».Doyunpasoadelante,peroKenyonmeagarradelbrazoymeobligaadarme
lavuelta.—¡Nopuedesrendirte!—Suéltame…—¡Piensa en alguienmás que en timisma! Sin el ritual, todos losdivîners
morirán…—¡Yaestamostodosmuertos!—chillo.Mi voz reverbera contra la cúpula, revelando la verdad que me encantaría
podermodificar.«¡Dioses,porfavor!».Suplicounaúltimavez,peronosucedenada.Hanvueltoaabandonarme.—Mi magia ha desaparecido. Pensaba que volvería a mí, pero no lo ha
hecho…Metiemblalavozymirohaciaelsuelo,metragolavergüenza.Elenfado.El
dolor. ¡Cómo se atreven los dioses a inmiscuirse enmi vida a la fuerza paradejarmeluegoenlaestacada!Apesardetodo,lointentounavezmás,enbuscadealgúnrestodeashêque
puedaquedarme.Peromelohanquitado.Nodejaréquemearrebatennadamás.—Losiento.—Laspalabrasestánvacías,perosonloúnicoquetengo—.Pero
sinopuedollevaracaboelritual,porlomenosnoperderéamipadre.Kenyon me suelta. El odio se queda corto para describir las miradas que
recibo de los hombres congregados. Solo Amari me mira con comprensión;inclusoRoënpareceanonadado.Avanzounpasomientrasaprieto lapiedradel solyelpergaminocontrami
pecho.Ladagadehuesomepresionalapiel,casimecortaalcaminar.Cuandoyaherecorridolamitaddelespacio,Kenyongrita:—¡Tesalvamos!—Susaullidosrebotancontralasparedes—.¡Haygenteque
hamuertoporesto!¡Haygentequehamuertoporti!Suspalabrassemeclavanenelalma,igualquetodaslaspersonasalasquehe
dejadoatrás.Bisi.Lekan.Zulaikha.PuedequeinclusoMamaAgba.Todosmuertos.Porqueseatrevieronacreerenmí.Seatrevieronapensarquepodríamosvencer.ConformemeacercoaInan,lostembloresdeBabasevuelvenfrenéticos.No
puedo dejar que su estado influya enmi decisión. «No quiero dejarlos ganar,Baba».Peronopuedodejartemorir.
AgarrolapiedradelsolyelpergaminoconmásfuerzatodavíamientrasInanavanzahaciamíyempujaligeramenteaBabaparaquehagalomismo.Susojosambarinospidendisculpas agritos.Unosojos en losquenovolveré a confiarjamás.«¿Por qué?», memuero por preguntar, pero la pregunta se marchita en mi
garganta.Acadapaso,elecodesubesomepresionaenloslabiosyviajapormicuello.MequedomirandolasmanosdeInansobreloshombrosdeBaba,unasmanosqueyodeberíahaber aplastado. Juréquemoriría antesdedejarqueunguardiaseaprovecharademí.Y,sinembargo,¿dejévíalibreasucapitán?«Séqueestamosdestinadosatrabajarjuntos.Estamosdestinadosahaceralgo
másjuntos».Susmentiraszalamerasresuenanenmioído,cadaunadeellasprovocamás
lágrimasquelaanterior.«Seríamosimparables.ElmejorequipoquehabríaenOrïsha».Sinél,Ilorinseguiríaenpie.Lekanestaríavivo.Yoestaríaaquíparasalvara
mipueblo,noparadestrozarsudestino.Cuandolas lágrimassalenaborbotones,notocomosimeabrieranencanal.
Espeorque lascuchilladasdel lugartenientedeSaran.Apesarde todo, fuiyoquienledejóentrar.Yoledejéganar.Baba niega con la cabeza una vez más, mi última oportunidad de salir
huyendo.Pero ahora todoha terminado.En realidad, terminó incluso antes deempezar.ArrancoaBabadelasgarrasdeInanytiroalsueloelpergaminoylapiedra
delsol.Cuandoestoyapuntodesacartambiénladagadehueso,meacuerdodeque Inan no lo ha visto nunca.En lugar del objeto sagrado, arrojo el cuchillooxidado de Tzain y mantengo la verdadera daga de hueso escondida en elcinturón.Podréaferrarmeaesaúnicacosa.Mequedaréeseúnicoartefactoahoraquemehanquitadotodolodemás.—Zélie…AntesdequeInanpuedapronunciarunasolapalabratraicioneramás,lequito
la mordaza a Baba y me alejo. Mientras mis pasos reverberan en la tierrasagrada,meconcentroenlasestatuasenlugardeenlasmiradasdeodio.—¿Por qué? —pregunta Baba en un suspiro. Su voz suena débil pero
autoritaria—.¿Porqué,cuandoestabastancerca?—Nuncaestuvecerca.—Metragounsollozo—.Nunca.Niunasolavez.«Lohasintentado»,meconsuelo.«Hashechotodoloquehaspodidoymás».
Noteníaqueser.Losdiosesseequivocaronalelegirme.«Por lo menos, ya ha terminado todo. Por lo menos, estás vivo. Puedes
marcharteenaquelbarco,encontrarunnuevo…».—¡No!MequedodepiedracuandolosgritosdeInanresuenancontralasparedesde
lacúpulaconuntimbreensordecedor.Babamearrojaalsueloyunsilbidovuelaporelaire.MemuevoparaprotegeraBaba,peroesdemasiadotarde.Lapuntadeflechaleperforaelpechoamipadre.Susangresederramaenelsuelo.
CAPÍTULOOCHENTA
ZÉLIE
CuandovinieronaporMama,mequedésinrespiración.Penséquenoibaasercapazde respirarnuncamás.Penséquenuestrasvidas estabanunidasporunacuerda.Quesiellamoría,yotambiénloharía.MeescondícomounacobardemientrasapaleabanaBabahastadejarlomedio
muerto, confiando en que Tzain sería quien me defendiera. Pero cuando lepusieron la cadena alrededor del cuello aMama, algo enmí se despertó. Pormuchomiedoquemedieran losguardias,nadapodíacompararseconel terrorquesentíaantelaposibilidaddequesellevasenaMama.La seguí por entre el caos de Ibadan, aunque la sangre y el polvo me
salpicabanlasrodillasinfantiles.Laseguítanlejoscomopudehastaquelovi.Absolutamentetodo.La colgaron de un árbol como un ornamento de lamuerte, en el centro de
nuestraaldeamontañosa.Aellayatodoslosdemásmaji,paraaplastartodaslasamenazasalamonarquía.Ese día juré que nunca volvería a sentirme así; prometí que nunca me
arrebataríanaotromiembrodemifamilia.Peromientrassigoaquíparalizada,lasangrebrotadeloslabiosdeBaba.Loprometí.Yahorahellegadodemasiadotarde.—¿Baba?Nada.Nisiquieraunparpadeo.Susojosmarrónoscuroestánvacíos.Destrozados.Huecos.—Baba—susurrodenuevo—.¡Baba!Mientrassusangreseextiendepormisdedos,elmundosevuelvenegroyel
cuerposemecalienta.Enlaoscuridadloveotodo…Loveoaél.CorreporlascallesdeCalabrar,dandopatadasaunapelotadeagbönporel
barroconsuhermanomenor.ElniñoquehayenéltieneunasonrisaquenuncalehevistoaBaba,unasonrisaqueignoraeldolordelmundo.Conunapatada
vigorosa, la pelota rebota y aparece el rostro joven deMama. Es imponente.Radiante.Lodejaembelesado.Surostrosefundeydapasoalamagiadesuprimerbeso,alamaravillade
verasuhijoprimogénito.EsaadmiraciónsedifuminayBabaapareceacunandoasuhijitaparaqueseduerma,pasándomelasmanosporelpeloblanco.Ensusangre,sientoelmomentoenelquesedespertódespuésdelAsalto,la
heridaenelcorazónquenoselecurónunca.Ensusangre,losientotodo.Ensusangre,losientoaél.ElespíritudeBaba resquebrajamiser igualque la tierraquese resquebraja
porlamitad.Cadasonidollegaunpocomásalto,cadacolorbrillaunpocomásfuerte. Su alma penetra enmímás que ningún otro impulsomágico que hayasentido jamás,máshondoque lamagiamisma.Noson losencantamientos losquecorrenpormisvenas.Essusangre.Esél.Elsacrificiodefinitivo.Lamayormagiadesangrequepodríainvocar.—¡Matadla!Los dos primeros guardias arremeten contra mí, con las espadas en alto y
apuntándome.Correnávidosdevenganza.Elúltimoerrorquecometeránensuvida.Cuandoseaproxima,elespíritudeBabasedesprendedemicuerpoyforma
dossombrasretorcidasyafiladas.Laoscuridadblandeelpoderdelamuerte,daórdenesalpoderdelasangre.Lassombrasatraviesanlaspecherasdeacerodelossoldadosylosdespedazancomosifuesentrozosdecarne.Lasangresalpicamientrasunamateriaoscurasederramadelosagujerosperforadosensupecho.Loshombresseatragantanalrespirarporúltimavez,selesabultanlosojos,
derrotados.Resoplancondificultadysuscuerpossederrumban,convertidosenceniza.«Más».Másmuerte.Mássangre.La parte más negra de mi rabia por fin posee el poder que siempre ha
anhelado, la oportunidad de vengar a Mama. Ahora a Baba. Gobernaré estassombrasdemuerteyacabaréconellos.Contodosycadaunodeellos.«No». La voz deBaba resuena enmimente, firme y fuerte. «La venganza
carecedesentido.Todavíahaytiempodesolucionarlascosas».—¿Cómo?EchounvistazoalpandemóniumcuandoloshombresdeRoënyelequipode
Kenyonseenfrascanenlabatalla.«Lavenganzacarecedesentido»,merepito.«Lavenganzacarecedesentido…».Mientras las palabras se asientan, lo veo, la única persona que huye de la
batalla.Inanseagachaycorrehacialapiedradelsolentrelalocuradesoldados,esquivandolossablesdelossecuacesdeRoën.«Mientras nos falte la magia, nunca nos tratarán con respeto», repite el
espíritudeBaba.«Tienenquesaberquepodemoscontraatacar.Siellosquemannuestrascasas…».Yotambiénquemarélassuyas.
CAPÍTULOOCHENTAYUNO
INAN
Lachicaqueabracéensueñosnoseveporningunaparte.Ensulugar,rugeunmonstruo.Enseñaunoscolmillosletales.Dossombrasnegras salendisparadasde lasmanosdeZéliey surcanelaire
como dos serpientes venenosas, ávidas de sangre. Venganza. Atraviesan a losdosprimerosguardias.Entonces,hayalgoquecambiaenlosojosplateadosdeZélie.Sumirada se fija enmí.Lapiedradel solbrilla enmimano.Apenas tengo
tiempodesacarlaespadaantesdequemeataquelaprimerasombra.Afiladayconpuntadesable,chocacontramiespadayretrocedevolando.El
siguienteataquellegaalinstante.Tanrápidoquenopuedocontenerlo…—¡PríncipeInan!Unguardiaselanzasobremicuerpo.Cambiasuvidaporlamía.Lasombrale
atraviesaelcuerpo…Jadeaantesdequedarreducidoacenizas.«¡Cielos!».Me resguardode esa locura.Las sombras reculanpara preparar el siguiente
asalto.Cuando echo a correr, Zélieme persigue. El alma salada como elmarrugecomounatormentaoceánica.Nisiquieraconlapotenciadelapiedradelsolsoycapazdedetenerla.Nadie
puede.Estoymuerto.Perecíenelinstanteenquesupadretocóelsuelo.«¡Cielos!».Contengolaslágrimas.Todavíanotodentrodemíelcorazónroto
de Zélie. Un sufrimiento tan fuerte que sería capaz de sacudir la tierra. Sesuponíaqueelhombreteníaquevivir.Sesuponíaqueyoibaasalvarla.Pensabamantener las promesas que le hice. Pensaba convertir Orïsha en un lugarmejor…«Concéntrate, Inan». Me obligo a respirar hondo y despacio. Cuento hasta
diez. No puedo rendirme. Lamagia continúa siendo una amenaza. Y solo yopuedoponerlefin.
CorrocomoelrayoporlacúpulahastalaestatuadeOrí.Lasconsecuenciasseagolpan en mi mente. Si Zél lleva a cabo el ritual, nos borrará del mapa. Yentonces,todaOrïshaserápastodelasllamas.Nopuedopermitirqueocurraeso.Pase lo que pase, mi plan no puede variar: coger la piedra, recuperar elpergamino.Aniquilarlamagia.Lanzolapiedradelsolalsuelocontodasmisfuerzas.«¡Portodosloscielos,
rómpete!».Sinembargo,lapiedraruedasinhacerseniunasolamuesca.Sihayalgoquepuedadestruirse,tienequeserelpergamino.Melosacodelbolsilloymemetodecabezaenlabatalla.Zélieseapresuraa
recoger la piedra. Con los pocos segundos de vida que me quedan, losengranajesdemimentegirana todavelocidad.LasantiguaspalabrasdePadreresuenanunavezmás.«Soloesposibledestruirelpergaminoconmagia».«Magia…».¿Ysiprueboconlamagia?ConcentrolaenergíademimenteenelpergaminoypierdolapistadeZélie
eneltorbellinodeguerreros.Unbrillocolorturquesarodeaelrollodesgastado.Elolorasalviayhierbabuenamellenalanarizmientrasunrecuerdoextrañomeocupalamente.Lahisteriadel templosedifumina.Laconcienciadeunsêntaro surgecomo
un fogonazo: generaciones demujeres con elaborados dibujos de tinta blancatatuadosenlapiel.Todascantanenunidiomaquenopuedocomprender.El recuerdo solo dura un instante, pero es suficiente para saber que mis
esfuerzoscaeránensacoroto.Mimagianobastará.Elpergaminocontinúaintacto.—¡Socorro!Mevuelvoatodaprisaaloírmásgritos;lassombrasdeZélieacribillanamás
hombres.Unamateriaoscuralesconsumeelcuerpocuandolaspuntasdeflechanegralessalenconbrusquedaddelpecho.Antes de que puedan derrumbarse en el suelo, los soldados se desintegran,
convertidos en cenizas. En un segundo, todo cobra sentido: la respuesta hastaahoraocultasehacevisibleantemí.QuizásifueseunAbrasador,misllamaspodríanincinerarelpergamino,pero
mimagia deMediador no sirve de nada para esta empresa. El pergamino notieneningunamentequeyopuedacontrolar,ningúncuerpoquemimagiapuedaparalizar.Mimagianopuededesintegrarelpergamino.PerolamagiadeZélie,sí.
Nunca la he visto desplegar sus poderes de semejantemanera. Sumagia lodestruyetodoasupaso,violentayretorcida,aúllamientrassiembraelcaoseneltemplo sagrado con la fuerza de un tornado. Sus puntas de flecha negras sevengancon la sañadeunas lanzas, ensartan lasarmaduras, atraviesan lacarnesin piedad. Cualquier desgraciado que se topa en su camino se deshace encenizas.Silohagobien,elpergaminotambiénsedeshará.Respiro hondo. Probablemente sea la última vez que lo haga. Las letales
puntas de flecha de Zélie disparan a los intestinos de cuatro soldados y lesperforan las entrañas. Sus cuerpos se desmoronan, convertidos en polvo, encuantocaenalsuelo.En elmomento en queZélie arremete contra otro grupo de soldados, corro
haciadelante.—¡Estodoculpatuya!—chillo.Zélie se queda petrificada. Creo que nunca me odiaré más que en este
momento. Pero necesito extraer todo este dolor de ella. El asunto no puedequedarentreellayyo.Nuncadebióserasí.—¡Tupadrenoteníaporquémorir!—grito.Es una línea que no debería haber cruzado. Pero tengo que liberar toda su
furia.Necesitoungolpeletal.—¡Nilomenciones!Echafuegoporlosojos.Llenadedolor,odioyrabia.Suangustiamellenade
remordimientos.Pero,aunasí,sigopinchando.—Notendríasquehabervenido.¡LohabríallevadodevueltaaLagos!Las sombras giran a su alrededor como un viento fuerte que da paso a un
tornado.Zélieyaestácerca.Mividatambiénseacercaasufin.—Sihubierasconfiadoenmí,sihubierascolaboradoconmigo,seguiríavivo.
Él.—Tragosaliva—.YMamaAgba…Lassombrasarremetencontramícontalvelocidadquemequedosinaliento.
Sacofuerzasdeflaquezaparacolocarelpergaminodelantedemipecho.Eneseinstante,Zéliesedacuentadesuerror:entiendelatrampaquelehetendido.Gritayretiralamano,peroyaesdemasiadotarde.Lassombrasdestrozanelpergaminoensutrayectoria.—¡Noooo!—LosgritosdeZéliereverberanporlacúpulahueca.
La ceniza en la que se ha convertido el pergamino flota en el aire. Lassombrassemarchitanysedifuminan,hastadesaparecermientrasunaspartículassedesprendendesusmanos.«Lohashecho…».Noacabodeasimilareldesenlace.Todohaterminado.Heganado.Orïshaestáasalvoporfin.Lamagiamoriráparasiempre.—¡Hijo!Padrecorrehaciamídesdelaperiferiadelabatalla.Conunasonrisasinigual
dibujadaenel rostro.Tratodedevolverle lasonrisa,perounguardiaseacercademasiado a él. Levanta la espada, decidido a atacar a Padre por la espalda.«¿Unmotín?».No.Unodelosmercenarios.—¡Padre!—grito.Miadvertencianolellegaráatiempo.Sinpensarlomás, invocoelpoderquemequedadespuésdehabertocadola
piedradelsol.Unaenergíaazuladavueladesdemismanos.IgualqueenChândomblé,mimagiapenetraporlacabezadelmercenarioylo
paraliza al instante. Lo congelo el tiempo suficiente para que un guardia leatravieseelcorazón.AsísalvamosaPadredelataque.Peroencuantovemimagia,Padresequedapetrificado.—Noesloquepensáis…—intentojustificarme.Padredaunrespingoyretrocedecomosiyofueseunmonstruoenquienno
puedeconfiar.Frunceloslabios,asqueado.Todomisersedesmorona.—Notieneimportancia.—Hablotanrápidoquelasfrasesseagolpan—.Me
contagiaron,perosemeestápasando.Lohehecho.Heaniquiladolamagia.Padre patea almercenario con saña.Agarra los cristales color turquesa que
hanquedadoprendidosdelpelodelasaltante.Semiralasmanosysurostrosecontrae.Veocómovaencajandolaspiezasdelpuzle.Sonlosmismoscristalesquememostróenelfuerte.LosmismoscristalesqueextrajerondelcadáverdeKaea.Padreechafuegoporlosojos.Agarralaempuñaduradelaespada.—Esperad…Meclavalaespadasindudarlo.Seleenrojecenlosojosderabia.Agarrolaafiladahoja,peroestoydemasiado
débilparalogrararrancármela.
—Padre,losiento…Entonces,sacalaespadaconungritoahogado.Caigoderodillasyaprietolas
manoscontralaheridaquesangraaborbotones.Lasangrecalienteseescurreentrelasrendijasdemisdedos.Padrevuelvea levantar laespada,estavezparadarme laestocadafinal.No
hay amor en sus ojos. Ni rastro del orgullo que transmitía hace apenas unossegundos.ElmismomiedoyelodioquehervíaenlaúltimamiradadeKaeatiñeahorala
dePadre.Soyundesconocidoparaél.«¡No!».Herenunciadoatodoparasersuhijo.—Padre,porfavor—suplicoagonizante.Entre jadeos, pido su perdón. Se me nubla la vista… Por un instante,
comprendotodoeldolordeZélie.Eldestinodestruidodelosmaji.Lamuertedesu padre. El dolor de su corazón se mezcla con el mío; un nauseabundorecordatoriodetodoloqueheperdido.Hesacrificadodemasiadascosasparaquetodotermineasí.Despuésdetodo
eldolorquehecausadoensunombre…Alargoelbrazohaciaélconlamanotemblorosa.Unamanocubiertapormi
propiasangre.Nopuedohaberladerramadoenbalde.Estonopuedeacabarasí.Antesdequeseacapazdetocarlo,Padremeaplastalamanoconeltacónde
subotametálica.Entrecierralosojososcuros.—Noereshijomío.
CAPÍTULOOCHENTAYDOS
AMARI
Aunque una docena de hombres salen disparados hacia nosotros, no puedencompetir con la venganza demi sable.Ami lado, Tzain los ataca a diestro ysiniestroconelhacha,luchaapesardequelaslágrimaslecaenamaresporlacara.Essudolorelquemeimpulsaaluchar,sudoloryeldeBinta,eldolordecadapobrealmaquemurióacausadelavidadePadre.Todaestasangreyestamuerte…Unamanchainterminableencadainspiración.Me abro paso entre los guardias blandiendo el sable. Primero golpeo con
ciertadebilidad.Unguardiasetambaleacuandolecortountendón.Otrocaealsuelocuandolerebanoelmuslo.«Lucha,Amari».Me instoaavanzar,meobligoavermásalláde lossellos
orïshanosqueadornansusarmaduras,másalládelascarasquecaenamanosdemisable.EstossoldadoshanjuradoprotegerOrïshaysucorona,perotraicionansuvotosagrado.Vienenenbuscademicabeza.Unodeellosmelanzalaespada.Meagachoyelarmaaterrizaenelsoldado
quetienemáscerca.Mepreparoparacontraatacarcuando…—¡No!LosgritosdeZéliedesdeelotroladodeltemplomehacensaltarenelinstante
enque clavo lahoja enotro soldado.VeocómoZélie se arrodilla, temblando,concenizaentrelosdedos.Corroaayudarla,perofrenoensecoalverquePadrelevantalaespadayselaclavaenelestómagoaunodesussoldados.Cuandoelmuchachocaederodillas,seleresbalaelcasco.Noesunsoldado.«EsInan».Todomi interior sequedaheladoalverbrotar la sangrede los labiosdemi
hermano.Escomosimeclavasenunaespadaen lasentrañas.Esmi sangre laque se
derrama. El hermano queme llevó a hombros por los pasillos del palacio. Elhermano que hurtaba pastelillos de miel de la cocina para dármelos cuandoMadremeprohibíatomarpostre.
ElhermanoconelquePadremeobligóacombatir.Elhermanoquemehizoelcorteenlaespalda.«Nopuedeser».Parpadeovariasveces,confiandoenquelaimagensecorrija.
«Élno…».No,elchicoquerenuncióatodoparasertodoloquePadredeseaba.Sinembargo,antemispropiosojos,veoquenohasidounerror.Padrelevanta
denuevolaespada,preparadoparacortarlelacabezaaInan.Piensaquitarlodeenmedio.IgualqueliquidóaBinta.—Padre,porfavor—suplicaInan,yalargaelbrazoconelúltimoalientode
vidaquelequeda.PeroPadrelepisalamanoyselaaplasta.—Noereshijomío.—¡Padre!Mi voz no parecemía cuando echo a correr como una leonaria. En cuanto
Padremeve,surabiaestalla.—Los diosesmehanmaldecido con unos hijos comovosotros—escupe—.
Traidoresqueapestanamisangre.—Tusangrees laverdaderamaldición—respondocon lamismarabia—.Y
acabaráhoy.
CAPÍTULOOCHENTAYTRES
AMARI
LosprimeroshijosdePadreerandeseadosyamados,perotambiénerandébilesy frágiles.Cuando Inany yonacimos,Padre nopermitió quenos ocurriera lomismo.Duranteaños,nosobligóaInanyamíadarnospuñetazosymagullarnosante
su atenta mirada, sin ceder nunca, por mucho que nos esforzásemos. Cadabatalla era unaoportunidadde corregir sus errores, dedevolver a la vida a suprimera familia. Si nos volvíamos lo bastante fuertes, ninguna espada podríadoblegarnos, ningún maji nos abrasaría. Luchábamos para obtener suaprobación, inmersos en una batalla por conseguir su amor, una batalla queningunodelosdosganaríajamás.Levantábamos las armas el uno contra el otro porque ninguno de nosotros
teníaelcorajesuficienteparalevantarlacontraél.Ahora,mientraslevantoelsablealaalturadesusojosalimentadosporlaira,
veoaMadreyaTzain.VeoamiqueridaBinta.Encuentroenellosa todaslaspersonas que intentaron contraatacar en algún momento, todas las almasinocentesquehadespedazadosuespada.—Me enseñaste a luchar contra los monstruos —murmuro, y avanzo
blandiendo el sable—. He tardado demasiado tiempo en comprender que elverdaderomonstruoerastú.Arremetocontraélylopilloporsorpresa.Nopuedoamedrentarmeanteél;si
lohago,sécómoterminaráestabatalla.Aunquelevantalaespadaparadefenderse,tengomásfuerzaqueélylehago
un corte peligrosamente cerca del cuello. Se arquea, pero cargo contra él denuevo.«Ataca,Amari.¡Lucha!».Describo un arco rápido con la hoja del sable y le corto en el muslo. Se
tambaleadolorido,sin tiempoparaprepararsepara laestocadafinal.Nosoylaniñaqueélconoce.Soyunaprincesa.Unareina.SoylaLeonaria.Medoy impulso y freno uno de los ataques dePadre contrami pecho. Sus
espadazossondespiadadosahoraquemisataquesyanolepillandesprevenido.Losrestallidosychoquesdenuestrashojasresuenanporencimadelalocura
general a la vez quemás guardias abarrotan las escaleras. Tras liquidar a lossoldadosquehabíaeneltemplosagrado,loshombresdeRoënatacanalanuevaoleada.Sinembargo,mientrasluchan,Tzaincorrehaciamídesdeelotroladodelasala,aunossegundosdedistancia.—Amari…—¡Vete!—leazuzo,alaparquemedefiendodelaespadadePadre.Tzainnopuedeayudarmeenestasituación,eselcombateparaelquemehe
entrenadotodalavida.Ahoraesunacuestiónentreelreyyyo.Solounodelosdossobrevivirá.Padretrastabilla.Esteesmimomento,laoportunidaddeponerfinaestebaile
interminable.«¡Hazloya!».Lasangremepalpitaenlosoídoscuandomeinclinohaciadelanteylevantoel
sable.PuedoliberaraOrïshadesumayormonstruo.Abolirelorigendesudolor.Pero en el últimomomento, vacilo y cambio el ángulo del arma. Nuestras
espadaschocanporencimadesucabeza.«Malditosseanloscielos».Nopuedoterminarasíelconflicto.Silohago,noserémejorqueél.Orïsha no sobrevivirá si empleamos sus tácticas. Padre debe ser derrotado,
peroclavarleelsableenelcorazónesdemasiado…Padreblandelaespadahaciaatrás.Elimpulsomeempujahaciadelante.Antesdequepuedaapartarme,Padredalavueltaasuarmaylahojamecorta
laespalda.—¡Amari!LosgritosdeTzainsuenandistantescuandometambaleohastacaersobreun
pilarsagrado.Lapielmeardealrojovivo,meabrasaconlamismaagoníaquemeprovocóInandeniña.A Padre se le hinchan las venas del cuello cuando carga hacia delante, sin
atisbodeduda,ahoraquesedisponeadarmeelgolpedefinitivo.No pestañea ante la idea de asesinar a su propia hija, carne de su carne y
sangredesusangre.Hatomadounadecisión.Ahoraeselmomentodequeyotomelamía.Meapartodelpeligrojustoenelinstanteenquelaespadagolpeaelpilaryse
descantillaalchocarcontralapiedra.AntesdequePadrepuedahuir,empujoelsablehaciadelantesindudarlomás.
APadreselesalenlosojosdelasórbitas.Lasangremanadesucorazónymesalpica lasmanos.Resoplayel líquido
encarnadosaledesuslabiosparaacabarextendiéndoseporlapiedra.Aunqueme tiembla la mano, hundo la hoja todavía más. Las lágrimas me
nublanlavista.—Notepreocupes—susurromientrasexhalaelúltimoaliento—.Serémucho
mejorreinaquetú.
CAPÍTULOOCHENTAYCUATRO
ZÉLIE
—Vamos.Canalizo toda mi energía en el polvo del pergamino destruido. No puede
ocurrirnosesto.No,ahoraqueestábamostancerca.LaenergíadeBabaseintroduceenmisbrazosysaledespedidaporlasyemas
demisdedosenformadesombrasretorcidas.Peroelpergaminonoseelevadeentrelascenizas.Eselfin…Hemosperdido.Elhorrormeafectatantoquemecuestarespirar.Loúnicoquenecesitábamos,destruidoconmispropiasmanos.—¡No,no,no,no!Cierrolosojoseintentorecordarelencantamiento.Leíelpergaminodecenas
deveces.¿Cómoempezabaelmalditoritual?«Ìyaanrun,àwamképèlnì…No».Sacudolacabeza,repasolosfragmentos
delaspalabrasquerecuerdo.Era«àwamreképèlni.¿Yluego…?».Portodoslosdioses.¿Quéveníaluego?Unchasquidosecoresuenaporlacúpula,retumbacomoeltrueno.Cuandose
oye, el templo al completo se sacude. Todos se quedan paralizados en elmomentoenquelapiedrayelpolvoempiezanalloverdeltecho.LaestatuadeYemjacomienzaaresplandecer,subrilloresultacegador.Laluz
empieza en sus pies descalzos, viaja por las curvas y pliegues de sus prendasesculpidas.Cuandolellegaalosojos,lascuencasdoradasrelucenconunbrilloazulybañanlacúpulaensusuavecolor.LaestatuadeÒgúneslasiguienteencobrarvida,susojosresplandecencon
tonos verde oscuro; Sàngó muestra sus feroces rojos; Ochumaré los vistososamarillos.—Una cadena…—digo en un suspiro, mientras sigo el camino de Madre
Cielo—.Portodosloscielos…«Elsolsticio».
¡Seestáproduciendo!Palpo entre las cenizas, buscando algo. Lo que sea. El ritual antiguo está
pintadoenestepergamino.¿Nodeberíanestarenéltambiénlosespíritusdelossêntarosquelotrazaron?Sinembargo,mientrasesperoaqueelfríodelosmuertosmesobrecoja,caigo
en lacuentade lacantidaddecadáveresquehaydesperdigadosporel templo.No he sentido que susmuertes pasaran a través demí, no he sentido nada enabsoluto.LoúnicoquesentífueaBaba.Lamagiademisangre.—Unvínculo…La verdad me golpea como un garrote. Un vínculo que comparto con él
debidoanuestra sangre.Se suponíaqueel encantamientodelpergamino teníaque conectarnos conMadreCielo a través de lamagia, pero ¿y si existía otraformadellegaraella?Mimentepiensaa todavelocidade intentacalcular lasposibilidades.¿Sería
capazdeestablecerunaconexiónconmisancestrosatravésdenuestrasangre?¿Podríamosretroceder,forjarunanuevauniónconMadreCieloyconsusdonesatravésdenuestrosespíritus?Amariavanzacomopuedeyapartaaunsoldadodelatierrasagrada.Aunque
le gotea sangre por la espalda, sus golpes son feroces, casi salvajes, cuandoarremetecontra losguardiasqueacabande llegar.E inclusocuandoelejércitoenteroempiezaafluirhaciaeltemplo,Roënysushombresnoserinden.Peleancontratodopronóstico.Siellosnosehanrendido,yotampocopuedohacerlo.Elcorazónmelatedesbocadomientrasmeincorporo.Lasiguienteestatuase
ilumina,bañandolacúpulade luzazul.SoloquedanunospocosdiosesaúnensombraanteMadreCielo.Elfinaldelsolsticioestácerca.Recojolapiedradelsoldelsuelo,ardealtocarla.EnlugardeaMadreCielo,
veosangre.Veohueso.VeoaMama.Esaeslaimagenalaquemeaferrocuandocolocolapiedradelsolenlaúnica
columna dorada del centro de la cúpula. Si la sangre se ha despertado enmisvenas,¿porquénovaadespertarsetambiénlasangredeotrosantepasados?Sacolaauténticadagadehuesodelcinturóndelospantalonesymehagoun
corteencadapalma.Conlasmanosensangrentadas,presionolapiedradelsolyliberolasangredelvínculo,listaparaelsacrificiodefinitivo.
—¡Ayudadme! —grito en voz alta, apelando a su fortaleza—. ¡Por favor!¡Tendedmeunamano!Igualqueunvolcánenerupción,elpoderdemisancestrosfluyeatravésde
mí,tantodelosmajicomodeloskosidán.Todosycadaunodeellosseaferrananuestro vínculo, al corazón mismo de nuestra sangre. Sus espíritus giran enespiralconelmío,coneldeMama,coneldeBaba.Nosdamosimpulsohaciadelanteynuestrasalmasluchanparameterseenlapiedradelsol.—¡Más!—lesgrito,parainvocaratodoslosespíritusunidosanuestrasangre.Excavo por nuestro linaje, retrocedo aferrándome con uñas y dientes hasta
llegaralosprimerosquerecibieronlosdonesdeMadreCielo.Concadanuevoantepasado que surge, mi cuerpo chilla. Mi piel se desgarra como si ladespellejasen.Perolonecesito.Losnecesito.Sus voces empiezan a resonar, un coro demuertos vivientes.Espero oír las
palabras que estaban escritas en el pergamino destruido, pero los espíritusentonanunencantamientoquenoheleídonunca.Susextrañaspalabrassehacenecoenmimente,enmicorazón,enmialma.Seabrenpasoalafuerzahastamislabios,aunquenoséquéprovocaráeseconjuro.—Àwanimrnínújàtiegungun!Unossenderosespiritualesexplotandentrodemí.Luchoporpoderpronunciar
laspalabrasadecuadasentremispropiosgritosmientraslapiedradelsolzumbabajomismanos.LaluzviajaporelpechodeMadreCielo,hastalamanoenlaquesujetaelcuerno.Casihaterminado.Elsolsticiocasihallegadoasufin.—Atidé!Ìkanniwá!DàwápMama!Kíìtànnáwatànplúbùnàìníyerl
kansíi!Se me cierra la garganta y me cuesta respirar, y todavía más hablar. Sin
embargo,meobligoacontinuar,canalizandotodalaenergíaquemequeda.—Jkíagbáraidánwatànkárí—gritocuandolaluzalcanzayalagargantade
MadreCielo.Lasvocescantancontantaintensidadenmimentequeelmundoenterodebe
de oírlas. Me dan impulso para que termine de pronunciar el encantamiento,desesperadasmientraselresplandorcruzaelpuentedelanarizdeMadreCielo.Consusangre,serécapazdeterminarmicometido.Consusangre,soyimparable.—Tanìmlèayélkansii!LaluzllegahastalosojosdeMadreCieloyestallaconunresplandorblanco
justo cuando pronuncio las últimas palabras del conjuro. La piedra del sol serompeenmilpedazosentremismanos.Suluzamarillaexplotaeiluminatodoeltemplo.No sé quéha ocurrido.No sé lo quehe hecho.Pero, conforme la luzinvadetodaslasfibrasdemiser,elmundoenteroresplandece.LaCreacióndavueltasamialrededor,elnacimientodelserhumano,elorigen
de losdioses.Sumagia irrumpeen lasalaenoleadas,unarcoírisde los tonosmásbrillantesquesepuedanimaginar.Lamagiainundatodosloscorazones,todaslasalmas,atodoslosseres.Nos
conectaatodos,tejeunaredentretodalahumanidad.Lapotenciaenergéticamedesgarralapiel.Eléxtasisylaagoníafluyenala
vez,indistinguiblesdelplaceryeldolor.Cuandoloscolorespalidecen,veolaverdad:estabaantemisojos,yalmismo
tiempo,permanecíaoculta.Todossomoshijosdesangreyhueso.Todossomosinstrumentosdevenganzayvirtud.Esta verdad me arropa, me mece igual que una madre mece a su hijo en
brazos.Meenvuelveensuamormientraslamuertemeatrapaysemetraga.
CAPÍTULOOCHENTAYCINCO
ZÉLIE
Siempremehabía imaginado lamuertecomounviento invernal,peroelcalormerodeaigualquelosocéanosdeIlorin.«Unregalo»,piensomientrasentroenlapazylaoscuridaddelalâfia.Elpago
pormisacrificio.¿Quéotrarecompensapodíahabersinoelfindeunabatallainterminable?—Mama,ÒrìsàMama,ÒrìsàMama,àwáúndúppéegbigbewa…Lasvocesmurmurandentrodemipielmientrasunsonidoelaboradoresuena
en la negrura. Unos sudarios plateados de luz serpentean en la oscuridad,mebañanconsushermosostonos.Mientraslacancióncontinúa,uncopodenievedeluzcaeporlaoscuridadconunavozquesuenamásaltaquelasdemás.Dirigelaoraciónylasalabanzas,reverberaeneltejidodelossudarios.—Mama,Mama,Mama…La voz de luz es lisa como la seda, suave como el terciopelo. Se envuelve
alrededor demi silueta, me acoge en su calor. Y, aunque no puedo sentir micuerpo,flotoporlanegrurahacialavoz.Yahabíaoídoestesonidoantes.Conozcoestavoz.Esteamor.Lacancióngana intensidad,alimenta la luz.Dejadeseruncopodenievey
tomaformaantemisojos.Primero emergen lospies, la piel negra comoel cielonocturno.Es radiante
contralastúnicasdesedaroja,ricayvaporosaconsuformacelestial.Unasjoyasdeorotintineanenlasmuñecas,lostobillos,elcuello;todasellashacendestacartodavíamáslaresplandecientediademadepedreríaquelecaesobrelafrente.Hago una reverencia mientras escucho el coro, incapaz de creer que me
encuentre a los pies deOya.No obstante, cuando la diosa levanta la diademaenredadaensuespesamelenadepeloblanco,susojosdecolormarrónoscurohacenquesemepareelcorazón.Laúltimavezqueviesosojosestabanvacíos,desprovistosde lamujerque
amaba.Ahoraesosojosbailanyunaslágrimasrelucientescaendelosparpados.
—¿Mama?Nopuedeser.Aunquemimadreteníaunrostroradiantecomoelsol,erahumana.Eraparte
demí.Perocuandoeseespíritumetocalacara,elamorfamiliarseextiendeportodo
micuerpo.Laslágrimascaendesusbellosojosmarronesmientrassusurra:—Hola,mipequeñaZél.Unaslágrimascalientesmeaguijoneanlosojosymederrumboensuabrazo
espiritual. Su calor empapa todo mi ser, llena mis vacíos. Siento todas laslágrimasquehederramado, todas lasplegariasquehepronunciado.Veo todaslasvecesqueelevélosojosalcieloennuestraahéréydeseéestaraquí,mirandoatrás.—Pensabaquetehabíasidoparasiempre—digoconvozquebrada.—EresunahermanadeOya,amormío.Yasabesquenuestroespíritununca
muere.—Meseparaunpocoymeenjugalaslágrimasconsussuavestúnicas—.Siempreheestadocontigo,siempreteheacompañado.Meaferroaella,comosiencualquiermomentosuespíritupudieraescurrirse
entre mis dedos. Si hubiera sabido queMamame esperaba en el reino de lamuerte,lahabríarecibidoconlosbrazosabiertos,habríacorridohacialamuerte.ConMama,tengotodoloquehedeseado,lapazquesellevóalmorir.Conella,porfinestoyasalvo.Despuésdetodoestetiempo,hevueltoacasa.Mepasalosdedosporlastrenzasantesdedarmeunbesoenlafrente.—Nopuedesniimaginarloorgullososqueestamosdetodoloquehashecho.—¿Orgullosos?Sonríe.—AhoraBabatambiénestáaquí.—¿Seencuentrabien?—pregunto.—Sí,amormío.Estáenpaz.Se me acumulan tantas lágrimas que no logro apartarlas, por más que
parpadeo.Conozcopocoshombresquemerezcan lapazmásqueBaba.¿Sabíaquesuespírituterminaríaenestagracia,juntoalamujerqueama?—Mama,Mama,Mama…Lasvocescantanaúnmásfuerte.Mamavuelveaestrecharmeensusbrazose
inspiro su aroma.Tras todo este tiempo, sigueoliendo a especias y salsas, lasmezclasconlasquecocinabasuarrozjollof.—Loquehiciste en el templono tienepuntode comparación con las cosas
quehabíanvistolosespíritushastaahora.—Noreconocíelencantamiento—confiesonegandoconlacabeza—.Nosé
loquehice.Mamatomamicaraenlasmanosymedaunbesoenlafrente.—Pronto lo sabrás,mi poderosa Zél. Y durante todo el proceso, nuncame
apartarédetulado.Daigual loquesientas,daigualaquéteenfrentescuandocreasqueestássola…—Tzain… —entonces caigo en la cuenta. Primero Mama, después Baba,
¿ahorayo?—.¿Cómopodemostraerloaquí?—Mama,ÒrìsàMama,ÒrìsàMama…Mamameagarraconmásfuerzaconforme lasvocesaumentandevolumen,
hastavolversecasiensordecedoras.Lasarrugassurcansufrentelisa.—Tzainnoperteneceaestemundo,amormío.Todavíano.—Pero,Mama…—Ytútampoco.Lasvocesatruenancontalvolumenqueyanosésientonancánticosochillan
dedolor.SemeretuercenlasentrañascuandoasimilolaspalabrasdeMama.—Mama,no…¡Porfavor!—Zél…Vuelvoaagarrarmeasusbrazos.Elmiedosemeatascaenlagarganta.—Yoquieroesto.¡QuieroquedarmeaquíconBabaycontigo!Nopuedoregresaraaquelmundo.Nosobreviviréatantodolor.—Zél,Orïshatenecesita.—Nomeimporta.¡Yoosnecesitoavosotros!Depronto,suspalabrasseagolpanmientrassuluzempiezaadifuminarsecon
elcorodevocescelestiales.Anuestroalrededor,todalaoscuridadseiluminaynosinundaenunaoladeluz.—Mama,nomedejes…¡Porfavor,Mama!¡Otravezno!Le brillan los ojos cuando empieza a llorar, unas lágrimas calientes que
aterrizanenmirostro.—Estonohaterminado,pequeñaZél.Nohahechomásqueempezar.
EPÍLOGO
Cuandoabrolosojos,quierocerrarlosotravez.Quieroveramimadre.Quieroverme envuelta en la cálida negrura de la muerte, no quiero mirar los tonosmoradosquemanchanelcieloabierto.Sobre mí, el aire parece ondearse adelante y atrás, mece mi cuerpo con
suavidad.Esuntipodeflujoquereconoceríaencualquierparte.Eliryvenirdelasolasdelmar.Tanprontocomocaigoen lacuenta, lasquemadurasy lasheridasacribillan
todaslascélulasdemicuerpo.Eldoloresintenso.Eldolorqueacompañaalavida.Semeescapaungemidoyoigounospasosapresurados.—¡Estáviva!Enuninstante,unascarasocupanmicampodevisión:laesperanzadeAmari,
elaliviodeTzain.Cuandoseapartan,Roënysusonrisaburlonasiguenahí.—¿Kenyon?—logropreguntar—.¿Käto?Rehema…—Estánvivos—measeguraRoën—.Nosesperanenelbarco.Con su ayuda, me siento contra la fría madera de la barca de remos que
utilizamosparaatracarenlaislasagrada.Elsolsehundebajoelhorizonteynosocultaenlasombradelanoche.La imagen del templo sagrado pasa como un fogonazo pormimente yme
preparoparalapreguntaquetantoterrormeproduceformular.Clavolamiradaen losojosmarrónoscurodeTzain;el fracasomedolerámenossisaledesuslabios.—¿Lohemosconseguido?¿Haregresadolamagia?Sequedaquieto.Susilenciohacequesemecaigaelalmaalospies.Después
detodo.DespuésdeInan.DespuésdeBaba.—¿Nohafuncionado?—meobligoainsistir,peroAmarisacudelacabeza.Metiendeunamanoensangrentaday,enlaoscuridad,unavibranteluzazulse
desprendedesumanocomounremolino.Unmechónblancodestacacomounrelámpagoensupelonegro.Porunmomento,noséquépensardelaestampaquetengodelante.
Entonces,lasangresemehielaenlasvenas.
NOTADELAAUTORA
Derramémuchaslágrimasantesdeescribirestelibro.Muchaslágrimasmientraslo revisaba. E, incluso ahora que descansa en tus manos, sé que volveré aderramarlágrimas.Aunque puede que ir a lomos de leonarias gigantes y llevar a cabo rituales
sagradospertenezcaalreinodelafantasía,todoeldolor,elmiedo,elsufrimientoylapérdidadeestelibrosonreales.EscribíHijosdesangreyhuesoenunaépocaenlaquenoparabadeverenlas
noticiaslashistoriasdehombres,mujeresyniñosnegrosdesarmadosalosquedisparaba la policía. Sentía miedo, rabia e impotencia, pero este libro fue laúnicacosaquemehizosentirquepodíahaceralgopararemediarlo.Medijeque,siunasolapersonaloleíaygraciasasuspáginascambiabade
forma de pensar o de sentir, entonces habría logrado hacer algo significativocontraunproblemaque,condemasiadafrecuencia,creoquemesupera.Ahoraestelibroexisteytúloestásleyendo.Desdeelfondodemicorazón,gracias.Noobstante,siestahistoriatehaafectadodealgúnmodo,loúnicoquepido
es que no permitas que ese sentimiento quede atrapado en las páginas de estetexto.Si has llorado por Zulaikha y Salim, llora también por otros muchachos
inocentes como JordanEdwards,TamirRicey yAiyanaStanley-Jones.Teníanquince,doceysieteañoscuandolapolicíalosmatóatiros.1SiseteharotoelcorazónanteelduelodeZélieporlamuertedesumadre,
entonces deja que se te rompa también por todos los supervivientes de labrutalidadpolicialquetuvieronquesertestigosdecómoasesinabanasusseresqueridos ante sus ojos. Supervivientes como Diamond Reynolds y su hija decuatro años, que estaban en el coche cuando sacaron a la fuerza a PhilandoCastile,ledispararonylomataron.2JeronimoYanez,eloficialquelomató,quedólibredetodosloscargos.3Estossonsoloalgunosdelosnombrestrágicosquecomponenunalargalista
devidasnegrastruncadasdemasiadopronto.Madresaquienesarrebataronasus
hijas,padresaquienesarrebataronasushijos,padresqueviviránelrestodesuvidaconundolorqueningúnprogenitordeberíallegaraconocer.Porsupuesto,setratadeunodelosnumerososproblemasqueasolannuestro
mundoyhaymuchosdíasen losqueesosproblemascontinúansuperándonos.Perodejaqueestelibrosealapruebadequesiemprepodemoshaceralgoparacontraatacar.ComodiceZélieensuritual:«Abogbowanimrnínújàtiegungun!».«Todossomoshijosdesangreyhueso».E,igualqueZélieyAmari,tenemoselpoderparamodificarlasmaldadesdel
mundo.Noshandoblegadodurantedemasiadotiempo.Ahoraeselmomentodealzarnos.
AGRADECIMIENTOS
He tenido la inmensa suerte de conocer y trabajar con algunos de losmejoresseres humanos que puede ofrecernos el mundo y creo que eso solo ha sidoposible porque Dios los puso enmi vida. Gracias, Dios, por todo lo que hashechoyportodaslasbendicionesquemehasotorgado.Mamá y papá, gracias por sacrificar todo lo que conocíais y amabais para
darnos todas las oportunidades del mundo. Siempre os estaré agradecida porvuestroapoyocuandomeembarquéenestaaventura.Papá,meenseñasteanoconformarmenuncaysiempremeanimasteahacer lascosas lomejorposible.Tequieroyséquelaabuelanosprotegedesdearribatodoslosdías.Mamá,creoquemispersonajespierdenasumadrecuandosonjóvenesporqueatiteocurrióy ese siempre ha sido mi peor miedo. Gracias por quererme y apoyarme detantasformasquemeresultaimposibleenumerarlas.¡Graciastambiénalastíasylostíosquemeayudaronconlastraduccionesdelyoruba!TobiLou,sinohubierassidotanincreíbleconmigocuandoéramospequeños,
mirencorososerinfantilnosehabríavistolobastantemotivadoparallegaraserlo mejor que podía ser. Gracias por perseguir tus sueños con tanto ahínco,porqueasísupequeyoseríacapazdehacerlomismo.Toni,fuistemienemigamortal durante los primeros quince años de tu existencia y te portaste fatalconmigoel25denoviembrede2017.(¡Tedijequetearrepentirías!)Apesardetodo,tequieromuchísimo,estoyorgullosadetiyséqueseráslamásfamosadelosAdeyemi.Jackson,mirefugioymiprimerlector.Hascreídoenmíyenmilibrodesde
antes de que empezase. Gracias por ser mi fan número uno y mi apoyoincondicional,yporalentarmecuandoteníademasiadomiedoparacreerenmímisma.Marc, Deb y Clay, ¡gracias por aceptarme en vuestra familia con losbrazosabiertosyunmontóndequesosahumados!Osquieromuchoatodos,yClay,estoyorgullosadepoderllamartehermanito.DJMichelle«Meesh»Estrella,eresunapersona increíbleyunaartista igual
deincreíble.¡Graciasporlossímbolostanpreciososdellibro!
BrendaDrake,graciasporhacerunsacrificiotanaltruistaparaayudaratantosescritores a cumplir sus sueños.AshleyHearn,volcaste tu corazóny tumenteprivilegiadaenestemanuscritoymeayudasteacontar lahistoriaquesiemprehabía deseado contar. ¡Te quiero y tengomucha suerte de que hayas sidomimentora!HillaryJacobsonyAlexandraMachinist,ambasdesafiáisaltérmino«agentes
deensueño»,porque superáisconcreces todo loquehayapodidosoñarenmivida.Soisfantásticasyvalientes,yesunabendiciónpodertrabajarconvosotras.Graciasporhacerposibleloimposible.A Josie Freedman, el agente cinematográficomás épico delmundo, gracias
porsustituirmisueñodetrabajaralgunavezenunapelícula,laquefuera,porlarealidad de hablar de mi propia película con algunas de las personas másgeniales de Hollywood. Hana Murrell, Alice Dill, Mairi Friesen-Escandell yRoxaneEdouard,graciaspor lograrquemihistoria fueseglobal.Literalmente,significaunmundoparamí.Jon Yaged y Jean Feiwel, gracias por creer en esta saga hasta un punto
increíble. Habéis convertidoMacmillan en un hogar fabuloso y es una suerteinmensapoderpublicarestelibroconvosotros.
¡QUERIDÍSIMOCHRISTIANTRIMMER!TúeresmiMamaAgba:eladultomalicioso,mágico y vestido de forma impecable que me ofrece té, un palo metálico ysabiosconsejoscuandomáslonecesito.¡Graciasporseruncampeónincreíbleparamíyparaestelibro!
¡QUERIDÍSIMA EMPERATRIZ TIFFANY LIAO! Tú eresmi Amari. Te remangaste yacuchillastealcapitándeloscontrincantesparasalvarmelavida,metrenzasteelpeloenelbarcoymedijistequecreíasenmícuandonisiquierayocreíaenmímisma.Tiff, lo eres todo y tengo la inmensa suerte de poder trabajar con unamujertanincreíbleyfantásticacomotú.RichDeas,cadalínea,cadatrazoycadaletra de este libro es impecable, brillante.Gracias por ponerle la cubiertamásimpactanteallibrodemicorazón.A mi equipo de marketing y publicidad de Macmillan, ¡CHICOS, SOIS
INCREÍBLES!Graciasportodoloquehabéispeleadoparapresentarleestelibroalmundo.Amimaravillosa publicistaMolly Ellis: losmejores días son los querecibo un email de tu parte diez veces.Me sientomuy afortunada de trabajarcontigo. Kathryn Little, eres una directora fantástica y exigente, y me hanencantado todos losmomentosen losquehepodido interactuarcontigo.MaryVanAkin,nopuedo teclear tunombresinpensar:«¡YERESUNARENEGADA!»yecharmeareír.EreslaMEJORalahoradecrearbombaspublicitarias.¡Mejores
amigasparasiempre!MarielDawson,eresunadiosaytodoloquehashechoporeste libro ha sido precioso y tan épico como tú. Ashley Woodfolk, eres unaescritora, una experta enmarketing y una amigamagnífica.Te quiero y estoyemocionadísimade saber que este libro se publica a la par que tuTheBeautyThatRemains!AllisonVerost, séqueesta increíblecampañanohabríapodidorealizarse sin tu guía y tu apoyo. Y agradezco especialmente al resto de mifabulosoequipo,incluidosBrittanyPearlman,TeresaFerraiolo,LucyDelPriore,KatieHalata,MorganDubin,RobertBrownyJeremyRoss.Gracias al departamento de ventas de Macmillan por vuestro cariño y por
defenderellibroaultranza.AgradezcoenespecialaJenniferGonzalez,JessicaBrigman,JenniferEdwards,ClaireTaylor,MarkVonBargen,JenniferGolding,Sofrina Hinton, Jaime Ariza y AJ Murphy. A Tom Nau y a todos los deproducción,¡graciasporhabercumplidonuestrasfechasdeentregaparaqueestopudiese convertirse en algo real!AMelindaAckell,Valerie Shea y los demáscorrectores de pruebas, gracias por vuestra ardua labor.APatrickCollins, quelogró que el interior de este libro fuese tan bonito como el exterior. A LauraWilson, Brisa Robinson y Borana Greku deMacmillan Audio. Y a todas laspersonasdeesemaravillosoedificioquehanpuestosugranitodearenaenestelibro,osloagradezcodetodocorazón.Al equipo de la películaChildrenofBloodandBone; nohaypalabras para
describir lo que significa paramí que estéis detrás de la película.Gracias porvuestroentusiasmoyporlapasiónvolcadaenlahistoria.PatrikMedleyyClareReeth, sois unas personasmagníficas con las sonrisasmásmagníficas que hevisto. Gracias por enamoraros de este libro y ayudarlo a encontrar un hogarfantástico. ElizabethGabler,GillianBohrer y JiaoChen, gracias por acoger aesta obra en un hogar tan increíble, con un estudio en el que se han rodadomuchas demis películas favoritas.He disfrutadomuchísimos de todos y cadaunodelosminutosquehecompartidoconvosotros,ymemuerodeganasdevercómoavanzalahistoria.KarenRosenfelt,graciasporaportartutalentoalahorade producir esta película.WyckGodfrey, ¡gracias por aportar tu entusiasmo aesteproyectotodoeltiempoquepudiste!MartyBowen,JohnFischeryTempleHillProductions,gracias por haber hecho las películas queme han encantadodesde que era adolescente y por haber añadidoChildren of Blood andBoneavuestra épica lista. David Magee y Luke Durett, gracias por crear un guionexcepcional.BarryHaldeman,JoelSchoff,NeilErickson,¡graciasporesforzarostantopara
guiarmeduranteesteprocesotanfrenético!
RominaGarber, eres una luz en el universo y un sol resplandeciente enmipropia vida. Gracia por ser una amiga tan maravillosa y apoyarme siempre.MarissaLee,tutalentosuperalaspalabras,yhashechodemíunamejorpersonayunamejorescritora.¡Graciasportodoelamorylaalegríaquehastraídoamivida!KristenCiccarelli,teestaréeternamenteagradecidaportodaslasvecesenquemehasayudadoasuperarlosescollosdeesterelatoydemipropiavida.Mivida,milibroymicorazónsonmejoresporquetetengoati.Kester«Kit»Grant,¡miqueridaesposaliteraria!Eresunapersonabellapordentroyporfuera,ymemuerodeganasdequeelmundoconozcaACourtofMiracles.Hillary’sAngels,¡graciasportuinterminablefuentedeamor,apoyoyrisas!SheaStandefer, eres lapersonamás compasivaquehe conocidonuncay tu
talentonotienelímites.AdalynTaylorGrace,¡cuántotequiero!Eresmieternacompinche demaldades y dejas que te envíe tantas fotos del grupoBTSy deotroschicos interesantesque sindudaeresunaverdaderaamiga.Graciasa lasdosporestarsiempreahícuandoosnecesito.DanielJoséOlder,SabaaTahir,MichaelDanteDiMartinoyBryanKonietzko,
graciasporcrearlashistoriasquehicieronqueentrasenganasdecrearestelibro.DhonielleClayton,ZoraidaCordovayD.J.O.,graciasporayudarmeaconvertirHijos de sangre y hueso en una historia que presento con orgullo al mundo.Angie Thomas, Leigh Bardugo, Nic Stone, Renée Ahdieh,Marie Lu y JasonReynolds, gracias por el amor, el apoyo, los consejos y la inspiración quemehabéis dado, cada uno enmomentos distintos demi viaje. Estoy orgullosa deescribir en una época en la que unos autores tan increíbles como vosotrosofrecéisvuestrosrelatosalmundo.Morgan Sherlock y Allie Stratis, no sé qué he hecho para merecer a unas
mejoresamigastanmaravillosas,peroestoycontentísimadehaberpodidocontarcon vosotras durantemi infancia y adolescencia, y de seguir teniéndoos a lasdos. Os quiero y estoy muy orgullosa de las mujeres en las que os habéisconvertido, aunque nunca jamás os perdonaré que me dejarais cortarme elflequillo. Shannon Janico, siempre has sido una amiga increíble y te hasconvertidoenunamujerasombrosa.Tequieroycadaniñoalquedasclaseesunodelosniñosmásafortunadosdelmundo.MandiNyambi,ereslamujermásinteligente, apasionada y trabajadora que conozco. Gracias por ser como unahermana para mí. Te quiero, estoy orgullosa de ti; no dejes de conquistar elmundo. Yasmeen Audi, Elise Baranouski y Juliet Bailin, siempre me habéisquerido y apoyado, yme habéis alentado para que cumplieramis sueños. Osquieroyesunabendición tenerosenmivida.Estoymuyorgullosade todo lo
que habéis conseguido y de todo lo que vais a conseguir. Gracias también aElise: puedesutilizar este texto comoprueba cadavezque alguiendudede lounidasqueestamosenrealidad.AmisamigosdelclubdeboxeoTITLEBoxingyaCodyMontarbo, ¡gracias
pormantenermicordura!ALin-ManuelMiranda,graciasporcrearunamúsicatan inspiradora que me acompañó durante todas mis noches en vela. A laspersonasnegrasquedestacan,graciasporinspirarmeymotivarme.UnaovaciónespecialparaMichelleyBarackObama,ChancetheRapper,ViolaDavis,KerryWashington, ShondaRhimes, LupitaNyong’o,AvaDuVernay, Zulaikha Patel,KherisRogers,PatrisseCullors,AliciaGarzayOpalTometi.Amis profesores, gracias por ayudarme a descubrir quién soy y qué quiero
transmitir.MimásprofundoagradecimientoalseñorFriebel,laseñoraColianni,el señorMcCloud, el señorWoods, el señorWilbur, a JoeyMcMullen,MariaTartar,ChristinaPhillipsMattson,AmyHempelyJohnStauffer.Yporúltimopero,desdeluego,nomenosimportante:graciasamislectores.
Nadade todoesto seríaposible sinvosotros.GraciasporemprenderelviajeaOrïsha.Tengomuchísimasganasdecontinuarlaaventuraconvosotros.
Notas
1Velez,Ashley,«IMadeItto21.MikeBrownDidn’t»,TheRoot,2017.2Park,Madison,«AfterCopShotCastile,4-Year-OldWorriedHerMomWouldBeNext»,CNN,2017.3 Smith,Mitch, «Minnesota Officer Acquitted in Killing of Philando Castile»,The New York Times,
2017.
SIGUENUESTROCATÁLOGOEN:www.editorialmolino.com