Hoy, 23 de Julio de 22097, ya hace 12 años que consumimos hasta

la última gota de combustible. Sin darnos cuenta hemos acabado

con la energía en nuestro planeta y aún no sabemos cómo

recuperarla. La hemos derrochado, la hemos malgastado, se ha

acabado, y ahora sólo nos queda la luz del sol para poder disfrutar

de amigos, de libros… es decir, disfrutar de la vida, algo que el ser

humano ya no conoce

Por las noches los ladrones campan a sus anchas por una ciudad

sin ley, y la impotencia que nos da el no poder hacer nada nos hace

enloquecer.

Ahora, ahora que se ha acabado la energía nos damos cuenta de lo

importante que es y de que la deberíamos haber utilizado para

producir otras fuentes de energía, pero la avaricia del ser humano

ha acabado con el combustible, ha acabado con el mundo tal y

como lo conocíamos. Ya sólo nos quedan dos opciones, adaptarnos

o buscar soluciones, y esta segunda opción sería muy costosa

debido a que sólo se puede trabajar aprovechando la luz del sol,

que gracias a la contaminación cada vez es menor. Ya sólo hay

cuatro horas de sol al día, cuatro horas las cuales se aprovechan

para dormir, para por la noche poder estar despiertos y vigilar lo

único que nos queda, los últimos objetos, que aunque ya no valen

nada, siguen siendo valiosos. Siguen siendo valiosos porque, como

ya dije antes, el mundo ha enloquecido, un mundo donde los

objetos como la comida se cambian por electrodomésticos ya

inservibles, un mundo donde se duerme de día y se malvive de

noche para proteger los objetos inútiles, un mundo donde un loco

como yo está escribiendo una carta para intentar enviarla al pasado,

un pasado con ilusiones y alegrías, para que no cometan el mismo

error que nosotros cometimos. Lo que no sé es cómo la voy a

mandar sin energía, pero hoy día eso es lo menos importante.

Hoy, 4 de Octubre de 22108

José Manuel Ruano Jurado, 4ºB