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Me encuentro solo, sentado en esta orilla del mar desierta, un verdadero paraíso en cualquier otra circunstancia, tenía bastantes ocupaciones, solo mantenerme vivo este día me costaría demasiado y me mantenía ocupado, logré finalmente tener un momento solo para pensar y decidí organizar mis ideas sobre lo que pasaba a mi alrededor, los últimos días solo había actuado por impulso, por instinto, no es algo que me haya dado malos resultado, tomando en cuenta que aún me encontraba vivo, pero llego un momento donde considere que quizás sobrevivir no era suficiente, debía vivir, debía dejar de esperar, debía dejar de sentirme tan asustado y desesperado. Al estar solo por tanto tiempo comencé a conocerme cada vez más, al estar cada vez más hambriento comencé a darme cuenta de lo que soy capaz, al estar al borde de la muerte me he dado cuenta de lo mucho que quiero vivir.

Me hice una autoevaluación, comencé por examinar todo mi cuerpo, mis manos estaban algo dañadas, tenía pequeñas cortaduras en todos los dedos, en la palma y en el dorso de las manos, la mano izquierda estaba peor, quizás porque era diestro, es irrelevante, estaba siendo imprudente, ya sabía que no iba a salir de aquí pronto, debía cuidarme. Mis brazos se encontraban en condiciones similares, había estado actuando desesperadamente los últimos días, sin pensar, aun tenia mis botas, aún estaban secas ya que no las usaba para entrar al agua solo para adentrarme a la isla. ¿Cuánto tiempo llevaba aquí? Cuatro días, llevaba en esta situación cuatro días, a pesar de esto me encontraba bien, no tenía sed, no tenía hambre, las palmeras abundaban y tenía suficientes cocos, decidí levantarme, camine hasta mi pequeño refugio, solo eran unas palmeras en el suelo y estaba completamente descubierto, había dormido poco debido al frio de la noche solo dormí al amanecer cuando la temperatura era ideal, me sentía exhausto, sin ganas de caminar, eso es lo primero que debe cambiar, haría un mejor refugio, lo más aislado posible del ambiente. Comencé de inmediato tome varias rocas que lance contra otra roca hasta que una logro romperse y tener suficiente filo para cortar algunas ramas gruesas, escogí un árbol pequeño que corte lo más cerca posible del suelo, no me tomo mucho tiempo y luego enterré cuatro ramas gruesas alrededor de esa cama improvisada que había hecho, luego me dedicaría a mejorarlo, esto será una buena base para mejorarlo luego, uní estas cuatro bases con otras ramas y las amarre con hojas de palma, se veía bastante bien, era funcional y tenía unos treinta centímetros de altura, luego coloque algunas ramas más pequeñas y más torcidas en la parte superior y en los alrededores, solo deje descubierto el lado que daba al interior de la isla, coloque todas las palmas que pude tanto dentro de la cama como en la parte de superior haciendo función de techo así como alrededor, había cumplido el objetivo, me acosté dentro un momento mientras tomaba el agua de un coco que ya había abierto con la piedra que ahora era mi herramienta más útil. Logre pensar un poco más, ¿cómo había llegado a esta situación?, ¿Cómo había comenzado todo esto? Pude recordarlo fácilmente.

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Me levante temprano ese día, estaba emocionado, finalmente lo había logrado, me había dedicado a recorrer muchos países por mucho tiempo y había llegado al punto donde ya solo era una persona más dentro de tantos, un desconocido, solo un rostro más dentro de los cientos o miles que vería cualquier otra persona en un día normal, pero quería más que esto, quería alejarme más, así que compre aquel velero para continuar con mi “aventura” de recorrer el mundo, luego de un curso intensivo al cual le preste mucha atención me sentí preparado para continuar con mi viaje, me subí a mi nueva embarcación, la verdad es que la calidad era impresionante, era un hermoso velero de 8 metros blanco como una perla, sus poleas y detalles cromados lo hacía lucir como una maravilla sobre el agua, solo tenía una vela triangular azul marino que lucía como nueva, tenía una baranda de acero cromado por todo el borde externo, su exterior era completamente blanco y solo tenía un asiento frente al timón en la parte posterior del velero, el resto era plano lo que tenía sentido ya que solo era de unos 3 metros de ancho, recorrí aquella embarcación detallándola minuciosamente, el timón era de madera oscura y tenía un acabado brillante, delante del timón en el suelo había una escotilla que descubría una pequeña escalera que daba al interior. Dentro había una pequeña cocina de dos hornillas a gas, el acabado de madera era impecable, había una mesa cuadrada en el centro que se rodeaba en una esquina de muebles acolchados y que hacia lucir esa parte como uno de esos café que se ven en las películas la parte de la mesa que miraba hacia mi quedaba descubierta, habían unas sillas de acero inoxidable que se plegaban hacia la pared a la izquierda de la escalera y en ese mismo lado había un pequeño deposito que contaba con algunos equipos de emergencia, herramientas y otras cosas, a la derecha en el mismo se encontraba una repisa con algunos instrumentos, un radio, un GPS y varios libros y otras cosas así como un escritorio plegable, de frente a mi derecha podía ver la cocina con algunos pequeñas puertas de madera tanto arriba como debajo de la misma, a la izquierda la mesa y uniendo estos dos en el centro había una puerta blanca que daba a la habitación. La embarcación estaba definitivamente diseñada para vivir en ella, al entrar a la habitación se expone una cama matrimonial con muy poco espacio a los lados, a la derecha había un diminuto cuarto de baño con una diminuta ducha y un pequeño closet con muy poco espacio. Salte en la cama acostándome boca abajo, con una sonrisa tonta y me quede allí unos cuantos minutos.

Al levantarme fui al pequeño baño, para poder usar el lavamanos cómodamente se debía dejar la puerta abierta y frente a él había un espejo, me observe un momento, tenía unas ojeras bastante marcadas, mi expresión era dura y mi boca se curvaba hacia abajo ligeramente, debía estar cansado, aparentaba más de los 33 años que tenía, me detalle un poco más, tenía el cabello liso peinado hacia atrás y estaba algo largo, me sujete uno de los mechones marrones y lo estiré hasta que llego justo al centro de mi ojo, había durado mucho tiempo cerca del mar y estaba bastante bronceado, medía poco más de 1.80 y estaba algo pasado de peso, tenía ojos marrones y nariz gruesa, un

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típico latino normal. Tome una ducha y luego Salí a comprar las provisiones para el viaje, estaba en un pueblo costero poco poblado en el norte de Brasil, tenía pensado zarpar al amanecer con rumbo norte a barbados, no sabía en cuanto tiempo llegaría así que debía comprar provisiones para quizás un mes de viaje, solo por las dudas. Llegue a un pequeño supermercado en el centro del pueblo, no había visto nada más y dentro solo se encontraba la cajera que se arreglaba las uñas de los pies mientras la radio balbuceaba palabras de un locutor en portugués.

- Disculpe señorita – le dije - ¿Habla Español?

Me miró con expresión extrañada

- Poco – me dijo

Quizás no sería necesaria una comunicación extensa, mire a mi alrededor y no encontré nada donde cargar lo que debía llevar, miré hacia el fondo y vi que también vendían unos bolsos de viaje de muy mala calidad, decidí llevarme mucho alimento enlatado y cosas de larga duración para el viaje, vi que había llevado suficiente y la cajera me miraba algo sorprendida cuando veía la cantidad de productos que llevaba.

- Creo que esto es todo señorita – Le dije dándole una ligera sonrisa

Ella sonrió ampliamente y comenzó a anotar los productos, no tenía una caja registradora solo iba sumando con una calculadora pequeña que sacó cuando vio todo lo que estaba llevando e iba anotando en una pequeño papel al mismo tiempo que iba sumando, al finalizar me mostro el papel con la cifra final. Pague la cuenta y Salí de la tienda cargando dos bolsos bastante grandes cargados de comida, y todas las cosas necesarias para el viaje, el velero tenía un tanque de agua potable de 2 mil litros, era suficiente para unos seis meses.

El pueblo era bastante pequeño, había un muelle con una barrera de piedras bastante alta al norte que lo protegía de mar abierto, el velero era la embarcación más grande que estaba en el muelle, la mayoría eran pequeñas embarcaciones pesqueras y luego del muelle había una pequeña playa bastante sucia llena de viejas embarcaciones y algunas casas hechas de troncos y piezas de metal y madera. Escale la barrera de piedras en la que había unos niños gritando y jugando, llegué a la cima y pude apreciar el inmenso mar y el sol escondiéndose detrás de unas montañas a la izquierda, no había nada más, solo montañas y mar. Comí una galleta mientras continuaba observando y luego baje, regrese al pueblo a un pequeño restaurant con piso de tierra muy dura y las sillas y mesas hechas rústicamente de troncos y trozos de madera, me atendió una mesera muy simpática que hablaba bastante bien el español y al ser el único cliente se sentó a charlar conmigo conmigo luego de haberme comido un muy buen plato de pescado frito con papas horneadas.

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- ¿Y cómo vino a parar aquí Señor? – Me pregunto muy sonriente, era de piel muy oscura, cabello negro recogido fuertemente en un en lazo hecho con una tela rosada que tenía en la parte de atrás de su cabeza, su piel brillaba por el rastro de sudor debido al fuerte calor que hacía, sus ojos negros me miraban curiosamente.

- Pues estoy de vacaciones, quería relajarme así que decidí recorrer lo que pueda de todo el mundo.

- ¿Y está usted solo? – Su rostro no pudo ocultar sorpresa. Me mantuve en silencio, la mire y asentí levemente con la cabeza.

- ¿Hace cuanto que está de vacaciones? – Me pregunto sonriendo de nuevo, su interés era genuino, era una muchacha joven, no debía pasar los 20 años.

- He estado en esto unas tres semanas – Le mentí, me había ido hace ya un año, mejor dicho había desaparecido hace ya un año.

- ¿Pero por qué esta solo? ¿No tiene esposa? ¿Su familia?- Quise tomarme un tiempo solo, siempre he estado rodeado de gente y la verdad

solo quería un poco de libertad, conocer el mundo a mi manera, sin rendirle cuentas a nadie, tuve la idea cuando era adolescente, pero solo hasta ahora mi oportunidad se presentó, decidí aprovecharla al máximo.

- ¿Extraña a su familia? – Me pregunto apagando su sonrisa y suavizando su expresión

- Todos los días – Le respondí asintiendo ligeramente con la cabeza.

Hubo uno segundos de silencio que aproveché para ir al baño y lavarme las manos, esperaba que al salir ella no estuviese ahí, así podría irme sin una incómoda despedida, el baño no tenía espejo así que solo me lave las manos rápidamente y Salí aun con las manos mojadas, la chica aún estaba sentada y al mirarme me sonrió, le devolví la sonrisa y me acerque a ella secándome las manos en mi pantalón.

- Debo irme, mañana debo salir antes de amanecer – Le dije mientras le tendía la mano, era una joven hermosa, con un extraordinario cuerpo atlético que detallé rápidamente mientras ella se levantaba sujetando mi mano.

- Ha sido un placer Señor – Me sentía un anciano cada vez que me decía señor.

Camine lentamente del restaurant al muelle, no había luces en la calle y estaba bastante oscuro, me detuve unos metros adelante y escuche cuando cerraron la puerta del restaurant detrás de mí, mire a mi alrededor y vi a unos niños jugando en la calle más adelante, de resto la calle estaba desierta y oscura, camine hasta llegar al muelle y fui directamente al baño del velero. Me observé en el espejo, tenía ya marcadas unas ligeras arrugas en la frente y mi rostro estaba serio y triste, me acosté en la cama e inmediatamente me quede dormido con la ropa puesta.

A las 4 a.m. sonó el despertador que había comprado en la tienda, subí a cubierta y comencé a prepararme, el velero tenía un pequeño motor diésel que servía tanto como

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generador como para maniobrar en muelles, tenía un encendido eléctrico y también un encendido manual en casi de agotarse o fallar las baterías, lo encendí y revise el estado de las baterías, estaban completamente cargadas, encendí el equipo GPS y marque la ruta hacia barbados, encendí el radio y luego de mirarlo por unos segundos volví a apagarlo, subí a cubierta y mire la hora en mi reloj de pulsera, eran las 4:27, el sol aun no había intentado salir, no quería esperar así que comencé a maniobrar en la oscuridad. Solté todas las amarras y respire profundamente una vez al ubicarme frente al timón, me encontraba con la popa al muelle y coloque la marcha adelante, la embarcación avanzó lentamente, observé alrededor y golpee un poco una pequeña embarcación pesquera, gire el tiempo a la izquierda y pronto me encontré de frente a la salida del muelle, entre la montaña y las piedras que funcionaban como defensa contra las olas, veía muy poco en la oscuridad, solo siluetas, gire de nuevo a la derecha y fije el rumbo al salir de la pequeña ensenada y las olas comenzaron a agitar el velero ligeramente, respire profundamente de nuevo y continúe hacia adelante. Luego de unos minutos ya me encontraba en mar abierto, la embarcación se agitaba rítmicamente con las olas, solo había aprendido lo básico de la navegación en velero pero sería suficiente para llegar a mi destino, tome una cuerda y levante la vela principal que le elevo rápidamente y la velocidad aumento rápidamente, verifique el GPS y me encontraba en rumbo perfecto, me relaje frente al timón sonriendo un poco.

Amaneció luego de un rato y baje a desayunar, el rumbo era perfecto, la embarcación se agitaba levemente, era soportable, desayune algo de atún enlatado con galletas, debía acostumbrarme comería mucho de esto, me acosté en la cama un momento y cerré los ojos, comencé a pensar en muchas y me levante, verifique el rumbo nuevamente y el estado de las baterías, calcule que si se mantenía la velocidad llegaría a Barbados en unos diez días. Eran casi las 10 y todo marchaba perfectamente, había colocado la caña para pescar y miraba atento el flotador que se deslizaba entre las olas detrás del velero, el tiempo paso lenta y tranquilamente mientras me deslizaba lentamente entre las olas hacia el horizonte, verificaba constantemente el GPS, no había vuelto a encender el radio, pensé que no como necesitaba hablar con nadie tampoco debía escuchar a nadie.

Pasaron varios días monótonos dentro del velero, comía bien, me relajaba y me agradaba esa vida, navegaba en silencio y con pocas preocupaciones, estaba en la cubierta frente al timón y pude ver algunas nubes grises agrupándose sobre mí, unos minutos después el día se convirtió en noche y me encontré completamente a oscuras, las noches anteriores habían sido oscuras pero aún lograba ver a mi alrededor, encendí algunas luces y logre ver algunos metros delante de la embarcación enseguida comenzó a llover sin ningún aviso, no pude prepararme, la lluvia era fuerte y pesada corrí dentro de cubierta y cerré la escotilla, dentro no había ventanas, verifique el GPS y encendí el radio, no encendió, lo apague y encendí de nuevo y no hizo nada, verifique las baterías que se encontraban bien y lo intente de nuevo sin éxito, el velero comenzó a agitarse un poco, tome un traje impermeable y Salí a cubierta, el fuerte viento me impacto de

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inmediato y me pregunte de donde había salido todo esto. Corrí al mástil e intente bajar la vela, sujete el cabo con fuerza y comencé a bajarla y el cabo comenzó a deslizarse rápidamente entre mis manos quemándome, al soltarlo la vela se desprendió del mástil y voló al mar, me quede arrodillado frente al mástil con cara sorprendida ante aquello que acababa de suceder, el viento agitaba las gruesas gotas de lluvia que golpeaban con fuerza mi rostro descubierto, el mar a mi alrededor se ilumino por completo con un relámpago que cayo unos kilómetros al frente, me levante y me coloque frente al timón con dificultad tratando de no caer con el movimiento del velero, al llegar solo me quede ahí sujetándolo dándome cuenta en ese momento que no tenía idea de que hacer, comencé a respirar fuertemente con los ojos muy abiertos y mire alrededor, el mar se ilumino de nuevo con otro relámpago y me di cuenta lo agitado que estaba el mar, el velero giraba salvajemente de lado a lado y me sujetaba con fuerza al timón, cuando una enorme ola golpeo el costado derecho del velero desprendiéndome del timón y arrojándome con fuerza contra la baranda, me sujete con fuerza para no caer al agua y al levantarme corrí a la escotilla, luego de abrirla con dificultad me arroje dentro cerrándose con fuerza detrás de mí.

Dentro de cubierta todo estaba con más calma, el velero se agitaba fuertemente en todas direcciones, intentaba sujetarme de algo y el movimiento de alejaba hacia otro lado, había cosas por todo el suelo y logre llegar a la mesa y sentarme. Al ver la hora me di cuenta de que eran las 6:12 p.m., todo se agitaba y se golpeaba violentamente a mi alrededor, en varias oportunidades pensé que el velero se daría vuelta en cualquier momento, así pasó un largo rato, sentado en la mesa solo aferrándome y esperando que todo terminara, luego de un rato donde pareció calmarse un poco vi la hora y eran las 8:29 p.m., me levante con dificultad y aferrándome la mesa al llegar al pie de la escalera me solté de la mesa y al pisar el primer escalón escuche un estruendo sumamente fuerte y todo oscureció.

Desperté cubierto de agua y mi cabeza golpeando contra el techo de la embarcación, solo habían menos de diez centímetros de aire y giraba la cabeza para poder respirar, todo estaba a oscuras y agite las manos alrededor para intentar orientarme, logre dar con la escalera a cubierta y comencé a subir, lleve mi mano derecha al pequeño deposito pero no encontré la perilla para abrirlo, quería salir de ese lugar al intentar abrir la escotilla esta no abrió, la golpee con fuerza y la escuche agrietarse en el medio, la golpee nuevamente con fuerza y al romperse comenzó a entrar con fuerza y me arrojo de nuevo dentro quedando por completo dentro del agua, en ese momento me di cuenta de que el velero se había hundido y que por algún milagro había quedado esa pequeña bolsa de aire dentro mientras estaba inconsciente, agite las manos desesperadamente buscando de nuevo la salida logre llegar nuevamente a los escalones y comencé a subir por ellos, alcance el agujero de la escotilla y nade velozmente haría arriba por lo que pareció una eternidad, mi pecho y abdomen se contraían violentamente en busca de aire mientras nadaba desesperadamente abrí la boca por

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instinto un segundo antes de llegar a la superficie tragando agua y grite tosiendo mientras respiraba con fuerza este aire llego de gotas de lluvia y fuerte viento, tosí salvajemente por unos minutos y me mantuve flotando presa del pánico mirando desesperadamente a mi alrededor, gritaba pero no me escuchaba, al mi alrededor no había nada, solo oscuridad.

Luego de un largo tiempo durante el cual me mantuve pateando en la oscuridad que rodeaba tratando de mantenerme a flote comenzó a amanecer, logre ver el sol y no sabía cuánto tiempo había estado flotando en el mar, mientras el sol salía y calentaba mi rostro miraba alrededor aterrado y esperanzado de ver algo familiar. Solo lograba ver el vasto mar a mí alrededor, no había señales de absolutamente nada, me encontraba solo, en medio del mar, era la peor situación imaginable. Me sentía sumamente cansado y aún seguía pateando fuertemente para mantenerme a flote, el sol ya me quemaba el rostro y me quite la camisa y la utilice para cubrirme la cara, miraba el sol mientras subía cada vez más a su punto más alto, sentía una enorme sed y bebí un sorbo de agua salada que casi vomite, solo me encontraba ahí flotando sin esperanza, completamente aterrado, solo miraba al sol mientras iba bajando nuevamente para luego ocultarse y darme cuenta de que me encontraba de nuevo en la oscuridad, ya pateaba con mucha menos fuerza hasta que finalmente deje de hacerlo, el pánico hace olvidar tantas cosas, solo me relaje y flote durante la noche observando las estrellas, tenía mucha sed.

Al comenzar a salir el sol pude notar un punto diferente en la distancia, quizás ya estaba alucinando, pero al pasar el tiempo el punto se volvió una pequeña silueta mientras el sol escalaba el claro cielo azul, al llegar la tarde me di cuenta de que aquello era una isla y que me estaba acercando a ella, ya podía distinguir la forma de la misma, aún estaba muy lejos, la veía desvanecerse ya sin fuerzas mientras nuevamente me envuelve la oscuridad. Pase la noche de nuevo flotando mirando las estrellas, me encontraba sumamente débil, sentí que algo rozo mi mano y la acerque rápidamente hacia mí hundiéndome en el agua cuando mi cuerpo toco un fondo arenoso y me encontré sentado en una orilla, escuche una muy ligeras olas llegando a la orilla la luz de la luna me permitió ver algunas palmeras más adelante, me arrodillé y comencé a arrastrarme hacia adelante, estaba sediento y hambriento, logre levantarme un poco y gatee hasta llegar al pie de una palmera vi a mi izquierda un coco el cual tome en mis manos y me levante con dificultad, mi visión estaba nublada y respiraba lenta y fuertemente. Camine hacía unas piedras que estaban a la derecha por la orilla, me arrodille frente a aquella piedra negra típica de una región costera con bordes filosos y levante el coco lo más alto que pude y lo golpee contra la roca, hice esto varias veces hasta que pude sacar el agua dentro del coco, al pasar por mi garganta pude sentir como la energía volvía a mí de inmediato, al agotarse el agua mire a mi alrededor y pude ver dos más a mi izquierda, gatee hacia ellos e hice lo mismo sentí como si volviera a mí la vida, me sentí con fuerzas de nuevo me levante y observe mi alrededor lo que la oscuridad me permitía ver, la isla era bastante grande y estaba repleta de palmeras, cerca de la orilla eran más pequeñas

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y podía alcanzar algunas de sus palmeras, eran las 11:49 p.m., estaba exhausto, rompí los cocos por completo y comí su interior, me sentí satisfecho y arranque algunas palmas que coloque en el suelo y me acosté sobre ellas.

La noche fue larga y fría, probablemente no conseguí dormir ni un minuto, al comenzar a salir el sol pude calentarme un poco y descanse un poco hasta que desperté con el sol pegando fuertemente en mi rostro, estaba acostado boca arriba sobre las palmeras apiladas sobre la arena al borde de una extensa hilera de palmeras que se perdían al llegar al final de la isla en ambas direcciones, unos metros más dentro de la isla se podía observar otro tipos de vegetación y mucha maleza, parecía una selva bastante densa que no permitía ver muy lejos, la orilla de la playa era de una arena muy fina y blanca que recibía diminutas olas de una agua completamente cristalina y podría observarse varios metros dentro del agua los vivos colores de los corales y animales de este hermoso ambiente marino. Cerca de mi había una formación rocosa que se elevaba unos dos metros de color negro y bordes muy filosos que agua utilizado para romper los cocos la noche anterior, en el borde de la roca que golpeaba el agua se veían abundantes cangrejos que se alimentaban de la vegetación verdosa que cubría la roca como una alfombra. Comencé a caminar rápidamente por la orilla acumulando todos los cocos que pude, agite algunas palmeras y uno de los cocos me golpeó fuertemente en la cabeza, tanto que me arrojo al suelo mareado. Acumule muchos cocos y bebí algunos de ellos utilizando la roca que había encontrado, mientras hacía esto uno de los cangrejos se acercó a un metro de mí y me arroje a él sin pensarlo, sujetándolo con mis manos apretó fuertemente sus pinzas en mis dedos mientras que lo aplastaba entre mis manos hasta que su caparazón se rompió salpicándome la cara, arranque las pizas de mis dedos con los dientes y las mastique enteras, hicieron daño en mi garganta al tragarlas pero hice lo mismo con el resto del cangrejo y quedo muy poco cuando termine de comerlo, estaba hambriento y comí todos los cocos, después de eso me pare en la orilla observando hacia el mar, mire mis piernas y observe mi pantalón verde ancho con grandes bolsillos lateras y mis botas altas que llegan hasta la mitad de la pantorrilla fuertemente atadas, me quite la franela blanca las botas y los pantalones y entre al agua en mis boxer encontré algunos erizos al alcance de la mano que pude extraer con mucha dificultad y los lleve a la orilla, al llegar pude ver otro cangrejo muy cerca de mi refugio que perseguí mientras huía hacia la roca, fui descuidado y mientras iba corriendo tropecé y caí fuertemente golpeando mi frente contra aquella roca y grite con rabia mientras me levantaba y sentía la tibia sangre mojando mi rostro rápidamente y antes de darme cuenta recorría mi pecho y abdomen. Me sujete fuertemente la herida mientras con la otra mano mordía con rabia uno de los erizos que había encontrado, arranque muchas de sus pinzas con mis dientes y las escupía mientras sujetaba mi herida con fuerza, finalmente pude exponer en centro rosado de uno de los erizos y lo tragaba casi sin masticarlos, sentía rabia e impotencia y así fui comiendo el resto de los erizos, bebí mas cocos mientras el sol se perdía en el horizonte a mi derecha y me acosté

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exhausto nuevamente pasando otra larga y fría noche bajo la luz de la luna y las estrellas.

De nuevo solo pude dormir al amanecer y desperté a media mañana y sentía la cara pegajosa por la sangre que no me había limpiado del día anterior, me levante y tome dos cocos, lave mi cara en la orilla y mire lentamente el horizonte y mi alrededor, este día sería diferente, me sentí diferente di unos pasos atrás y me senté en la orilla de la playa.

Salí de mi nuevo refugio luego de haber recordado todas las cosas que había hecho tan mal los últimos días, mi mente se sintió un poco más liberada y comenzaron a relucir sensaciones que habían estado reprimidas por el pánico de los últimos días, me dolían las manos por el maltrato y las pequeñas cortadas al igual que los pies por haber estado caminando sobre las piedras descalzo. Llevé mi mano izquierda a mi frente y sentí como una aguja caliente entrando a mi frente y percibí con mi mano la silueta de la herida abierta que tenía en la frente, era de unos dos centímetros de largo y suficientemente profunda para no cerrar por sí sola, sangró al tocarla y unas gotas de sangre rodaron por mi rostro, me puse las botas y el pantalón rápidamente y me adentre en la espesa vegetación de la isla, la maleza era densa y poco conocida, se escuchaban las pequeñas y rápidas carreras de las pequeños reptiles que habitaban la isla, el aire dentro de la pequeña selva era húmedo y caluroso, observe alrededor pero la densa maleza no me permitía ver muchos metros más adelante, caminé un poco más adelante y me detuve frente a un árbol muy torcido que estaba frente a mí, tenía un fuerte dolor de cabeza desde que toqué la herida de la frente, me arrodille frente a aquel árbol con una mano en el suelo y la otra sujetándome la frente cuando sentí una fuerte punzada en mi mano y la levante de inmediato, observé una enorme hormiga que había clavado su inmensa mandíbula en el espacio entre el dedo pulgar e índice de mi mano izquierda, inmediatamente la arranque con la otra mano y la mandíbula de aquel enorme insecto quedó aferrada fuertemente de mi mano y tuve que arrancarla con los dientes y dejó dos pequeños agujeros en mi mano que sangraron un poco. Volví a la orilla de la isla caminando rápidamente y observé a mí alrededor, me lavé fuertemente la herida de mi frente y sangró bastante de nuevo, continué lavándome por unos segundos más y luego tome tres mitades vacías de coco las llené de agua de mar y volví a adentrarme a la isla.

Llegué nuevamente a aquel árbol torcido y miré al suelo, pude ver el camino de aquellas hormigas que se movían rápidamente siguiente un camino bien definido, alrededor de ese camino a cierta distancia había otras hormigas aún más grandes que se levantaban imponentemente con sus grandes mandíbulas abiertas defendiendo el camino de sus compañeras. Me arrodille cerca de las hormigas y coloqué los cocos con agua frente en el suelo, cuando dejaron de agitarse pude ver mi reflejo en ellos, escogí uno donde me detallaba mejor el rostro y pude ver mi herida, aun sangraba un poco y me dolía. Intenté tomar una de aquellas hormigas con mi mano y sorprendentemente pude hacerlo

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perfectamente al primer intento, la tomé de la parte trasera y el animal se agitaba ferozmente entre mis dedos, la apertura de su mandíbula debía de ser de poco menos de medio centímetro y el insecto completo debía medir como un centímetro, lo sostuve entre mis dedos mientras me acercaba al espejo improvisado para mirar mi herida de cerca, estaba sangrando y me dolía fuertemente, con mi otra mano la cerré fuertemente y mis dedos resbalaban con la sangre y esta goteaba sobre el agua y el suelo de la selva, mi rostro y parte del cuerpo estaba cubierto de sangre, en mi frente sentía como un clavo caliente enterrándose y me fijé que la herida estuviese cerrada entre mis dedos, mi otra mano temblorosa comenzó a acercarse con el animal feroz cerrando y abriendo su mandíbula, mi respiración se aceleró y mi corazón latía fuertemente, acerque temblorosamente el insecto hasta casi tocar mi piel, cuando sus mandíbulas estuvieron abiertas lo apreté contra la herida y se cerró de inmediato aumentando exponencialmente el dolor que ya sentía, apreté los dientes mientras en animal cerraba con fuerzas su mandíbula y luego lo retorcí separando la cabeza que quedó aferrada fuertemente sobre la herida, mientras aún mantenía cerrada la herida tomé otra hormiga y repetí el proceso, el dolor ya era insoportable y gritaba mientras me colocaba otras tres hormigas como sutura improvisada.

Era ya casi mediodía cuando finalice este doloroso procedimiento, me quité las botas y el pantalón y me sumergí al agua, la sutura había quedado bastante bien, era firme y ni haciendo fuerza con mis dedos podía retirar las hormigas, y siempre podía buscar más cuando alguna se cayera, un par de días sería suficiente para que la herida al menos se mantuviera cerrada por sí misma, aún sentía dolor y luego de lavarme tomé mi camisa y la amarré en mi cabeza cubriendo la herida, sería cuidadoso de ahora en adelante y comencé organizar todas las cosas, coloqué todos los cocos que estaban sobre el suelo y los agrupé en un sitio, eran más de 30 y esos solo eran los que estaban en la orilla, pensé que la isla podría mantenerme vivo indefinidamente hasta que me encontraran pero ¿quién iría a buscarme? Nadie sabía dónde estaba y me sonreí con ironía al pensar en esto.

Me senté en la orilla del agua con las pequeñas olas mojando mis pies mientras bebía de un coco, el sol se ocultaría pronto y esta noche podría dormir ya oculto de las frías temperaturas nocturnas de la isla, pensé en el hermoso velero que se había hundido y toda la situación en que estaba, sabía aproximadamente donde estaba y pensé que quizás eventualmente alguna embarcación pesquera me encontraría. Miré mis pies mientras chapoteaban ligeramente sobre la orilla de la playa, pensé en cuales serían los siguientes pasos que debía seguir para continuar con vida, debería intentar encender un fuego si quería continuar comiendo los cangrejos que se encontraban en las piedras, me acosté de espaldas sobre la arena y cerré los ojos luego de un rato mientras el sol se ocultaba me levante y me dirigí a mi refugio, me introduje dentro me acosté mirando hacia la selva, me quedé dormido rápidamente.

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Desperté a media noche escuchando unos ruidos dentro de la isla, eran muy fuertes para ser lagartijas y observé mientras los ruidos se repetían se escuchaban como si una persona intentara caminar furtivamente entre la maleza, intenté detallar mirando dentro de la selva pero la oscuridad era total, el ruido se detuvo por unos segundos y luego continuó más cerca, esto me sorprendió y moví mi cabeza lentamente la cabeza hacia adelante y el ruido se detuvo, me arrastré hasta salir del refugio y me levante mirando dentro de la isla tratando de detallar algo pero la oscuridad no lo permitía, di un paso hacia adelante y una figura humana completamente negra se escondió detrás de un árbol delante de mí, pude verla claramente y me acerqué valientemente hacia aquel árbol y al acercarme pude ver otras figuras asomándose tímidamente entre los árboles que estaban a mi alrededor, a pesar de la oscuridad podía ver estas negras figuras humanas que parecían observarme intentando esconderse entre la vegetación, yo me quede paralizado ante esta visión tan extraña. Una de las figuras comenzó a salir detrás del árbol más cercano y luego las demás comenzaron a hacer lo mismo, esta sombra estaba ya por completo delante de mí y pude apreciar que era una persona, no podía ver su rostro su ropa o detallarla ya que era completamente negra como si absorbiera la luz, de pronto esta figura comenzó a caminar hacia mi rápidamente y al estar a mi alcance intenté sujetarla y se desvaneció. Inmediatamente todas las demás figuras corrieron hacia mí y grité mientras mi cabeza se golpeaba contra el techo de mi refugio al levantarme violentamente de mi cama de palmeras.

- ¡MALDITA SEA! – Grite mientras revisaba mi herida verificando que se encontraba

intacta.

Respiré profundamente cubierto de una fría capa de sudor cerrando los ojos, miré hacia la isla pero era imposible ver más allá de un par de metros debido a la oscuridad, solo escuchaba el viento y las débiles olas que llegaban a la orilla, eran las 2:14 a.m y decidí obligarme a dormir nuevamente.

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Desperté temprano la mañana siguiente, con la primera luz del amanecer y desperté descansado y con energía, mi herida de la frente ya no dolía camine un poco por la orilla de la playa mientras masticaba algunas hojas amargas para quitarme el mal sabor de la boca y desayune con un coco, decidí que mi próxima meta sería hacer un fuego e intentar mantenerlo encendido el mayor tiempo posible. Pase la mitad de la mañana juntando ramas secas y sacando la corteza de los cocos para usarla para encender el fuego, utilicé una rama curva y fuerte con el cordón de una de mis botas para hacer un arco.

Recordaba aquellos programas de televisión de supervivencia y pensaba que era un experto mientras intentaba por horas inútilmente encender un fuego con aquellos implementos improvisados, estaba haciendo exactamente lo que debía hacer pero no funcionaba, mis manos estaban entumecidas y sentía una fría punzada en mi cuello por la incómoda posición en que me encontraba al hacer esta ardua actividad y las gotas de sudor bajaban por mi frente y por todo mi cuerpo y estaba casi empapado, sentí rabia al ver que nada pasaba y arroje el arco lejos mientras abria lenta y doloramente mis entumecidas manos, me senté en la arena con las manos en la cara ahogando mi rabia por los muchos intentos fallidos de encender el fuego. Respiré profundamente y levante el rostro mientras miraba el mar, ya había eran las tres de la tarde y me había olvidado de almorzar al concentrarme por completo en encender el fuego, tome algunos cocos y los consumí lentamente mientras por mi mente pasaban fugazmente muchos pensamientos, recordaba personas, lugares y situaciones de mi vida muy rápidamente me levante y fui a buscar el arco que había arrojado como un niño enojado que obligan a hacer algo que no quiere.

Tome el pedazo de madera mas seco que pude encontrar y lo coloqué de base y una rama mas dura para hacerla girar sobre esta, esta era tan dura que pude hacer una muesca sobre la madre que usaba como base, traje hacia mi los trozos de coco que utilizaría como combustible apenas consiguiera una brasa y comencé el arduo trabajo. Silbaba algunas notas rítmicas sin sentido mientras ejecutaba este monótono trabajo cuando comenzó a oscurecer y solo continué agitando el arco sin éxito nuevamente, pasó un largo rato mas hasta que me rendí nuevamente y me fui a dormir.

El día siguiente fue igual al anterior, comí un poco mas del día anterior y me preocupaba que no me diera hambre y me sentía bastante mas delgado, me obligué a comer mas cocos pero no quise comer mas cangrejos crudos así que me esforcé aun mas en encender el fuego sin lograr el éxito y me encontraba cada vez mas frustrado. Pasaron dos días mas en esta situación hasta que finalmente pude ver lo que pareció ser un delgado hilo de humo saliendo de la madera y agite con mayor rapidez el arco y finalmente obtuve una brasa con cuidado la coloque sobre las fibras de coco y sople muy levemente, el humo aumento hasta que como un regalo del cielo se encendió forazmente el fuego que arroje al suelo sonriendo sobre las demás fibras, luego de

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colocar unas ramas sobre el fuego obtuve una fogata estable, había hecho un pequeño techo para proteger el fuego de la lluvia y rei a carcajadas y gritaba mientras corría por la orilla y alrededor del fuego, había hecho una lanza el día anterior y la utilice para atrapar algunos cangrejos que coloqué sobre el fuego y los comí con gusto ya al caer la noche, me acosté en mi refugio muy satisfecho por el gran éxito del día y sonreía mirando el techo mientras pensaba tantas cosas, recordando mi infancia y mi niñez, evité rápidamente estos pensamientos y me concentré en mis acciones a seguir luego de haber obtenido el fuego.

A la mañana siguiente me adentre al mar a explorar el arrecife que estaba a unos metros de la orilla, era poco profundo y algunos de los corales me permitía mantenerme parado sobre el agua, no había olas ni corriente lo que hacia muy fácil su exploración, pude observar que abundaban los peces, cangrejos y algunas langostas entre las piedras, regresé a la orilla y fabrique una lanza de tres puntas para intentar capturar algún pez o langosta, fácilmente pude atrapar una langosta enorme que me sirvió de un exquisito almuerzo, ingresé a la selva y pensé en fabricar una trampa para langostas y cangrejos con ramas y hojas de palma como cuerdas, dediqué el resto de la tarde a esto y cuando quedé satisfecho con el resultado obtenido coloque algunos trozos de cangrejo dentro como carnada y la arroje dentro del arrecife y esperaba revisarla en la mañana. Me acosté en mi refigo e inmediatamente recordé un día en específico de mi infancia que no pude eliminar de mi mente.

Tenía unos 17 años de edad cuando habitaba en una pequeña ciudad fronteriza entre Bolivia y Perú que solo sus habitantes conocían y que era muy utilizada por narcotraficantes y guerrillas para traficar y reclutar jóvenes entre sus filas de ejércitos y negocios improvisados, estaba en una de las calles de esta ciudad caminando hacia mi casa cuando por una de las calles frente a mi, aparece corriendo una joven que tropieza y cae pero se levanta rápidamente y corre en dirección a mi, me mira con expresión de horror mientras pasa corriendo a mi lado mientras yo me detengo, de la misma calle aparece un camión de carga y detrás de ellos dos filas de hombres armados van trotando detrás de ellos uno de ellos al verme inmediatamente apunta su fusil hacia mi y me grita, mi instinto es correr en dirección opuesta esperando la detonación del arma que me cegué la vida, corrí sin mirar hasta que pude esconderme en un pequeño callejón. Estas guerrillas se adentraban en los pueblos y secuestraban jóvenes cuando se veían escasos de armas, los adoctrinaban y drogaban para que lucharan por ellos esas guerras interminables