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La conservacin de la biodiversidad en el Alto Golfo de California y la organizacin
del trabajo en la pesca:
Omisiones y sustracciones
David Buitrago Tello1
Gloria Ciria Valdz-Gardea2
Introduccin
Las medidas de conservacin de la biodiversidad implementadas en el Alto Golfo de
California han afectado drsticamente el ejercicio de la pesca comercial. Estas medidas
apuntan a la reduccin del esfuerzo como la mejor manera de salvaguardar la poblacin de
una especie emblemtica, el mamfero marino ms cercano a la extincin: la vaquita
marina. La meta es que su captura incidental en las redes sea nula. Para esto, oficinas del
gobierno federal mexicano han puesto en marcha un programa de retiro voluntario en la
pesca de altura y uno de reconversin productiva en la riberea. Los informes oficiales
hablan de pescadores del Alto Golfo de California que voluntariamente aceptaron
renunciar a su oficio, para dedicarse a proyectos productivos y comerciales alternativos.
Sin embargo, detrs de los sujetos que los promotores de la conservacin asumen como
pescadores existe una divisin del trabajo que ha permanecido invisible.
Con el actuar de organizaciones no gubernamentales conservacionistas y con el
contexto de la crisis inmobiliaria y del turismo, el conflicto est teniendo repercusiones que
resultan interesantes para una sociologa del desarrollo.
1Colaborador en el Centro Intercultural de Estudios de Desiertos y Ocanos A.C. (CEDO). Correo
electrnico: cedointercultural.org 2 Profesora-investigadora de El Colegio de Sonora. Correo electrnico: [email protected]
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Estos temas los abordamos en este texto, primero ofreciendo una introduccin
sobre la conformacin de los pueblos y la importancia de la pesca en ellos. Luego
hablaremos sobre las especificidades del trabajo en la pesca, para entender las
repercusiones de las intervenciones en la conservacin de la biodiversidad, sobre lo que nos
referimos a continuacin. Finalmente, sugeriremos algunos elementos que resultan
atractivos para una sociologa del desarrollo.
Pueblos costeros, pueblos pesqueros
El Alto Golfo de California es una regin definida a partir de criterios ecolgicos e
intereses de manejo del ambiente. Desde ese punto de vista, se trata de la porcin del Golfo
que mayor influencia recibe por la desembocadura del Ro Colorado y que requiere de un
manejo orientado a la conservacin de la biodiversidad. Su delimitacin ha sido trazada por
caractersticas ecolgicas; por ejemplo, la latitud mxima que alcanzan los manglares -que
son un ecosistema ms bien tropical- y la presencia y distribucin de especies endmicas,
entre ellas la vaquita marina y la totoaba, ambas en peligro de extincin.
Lo que desde la perspectiva del manejo del ambiente se entiende como el Alto
Golfo, desde el ejercicio de la pesca haba sido una valiosa rea de trabajo. Adems de la
construccin simblica y su uso por las etnias Ootham, Comcaac y Cucap3, la porcin
ms nortea del mar de Corts haba sido relevante porque en ella se localizaban los
mejores pescaderos. En esa regin, que comprende desde las islas de la cintura (Isla
Tiburn y ngel de la Guarda) hacia el norte hasta alcanzar el delta del Ro Colorado,
3 Actualmente, de ellos slo los Comcaac disponen legalmente del territorio costero que les perteneca; los Cucap viven
en dos localidades no costeras pero siguen haciendo uso de sus recursos y zonas de pesca; los Ootham son un grupo
reducido en los actuales pueblos de la costa sonorense (Luque-Agraz y Gmez 2007).
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crecieron y decrecieron varias pesqueras a lo largo del siglo XX: primero la de totoaba y
tiburn, luego la del camarn, y despus manta, guitarra, baqueta, chano, curvina y algunos
otros recursos -entre peces, moluscos y crustceos- que en diferentes momentos se abrieron
camino en los mercados regionales y globales. Los pueblos costeros ms grandes de la
regin El Golfo de Santa Clara, Puerto Peasco y San Felipe- se establecieron y
prosperaron alrededor de ellas. Siguiendo esa misma dinmica persisten pequeos
poblados, como el Desemboque de Caborca, Santo Toms, Puerto Lobos, Puerto Libertad,
y algunos ejidos pesqueros y agrcolas.
Entrando en detalle, la totoaba fue la primera de las especies que tuvo una gran
influencia en el establecimiento de los pueblos en la costa norte del Mar de Corts. Fue una
de las grandes pesqueras, pero fue tambin la primera en el pas por cuyo colapso se seal
directamente a la sobreexplotacin. La demanda del buche de la totoaba en el mercado
asitico y los tiburones de gran tamao motivaron la colonizacin de las costas norteas del
mar de Corts desde los 1920s, principalmente por pescadores del sur de Sonora y Sinaloa
(Munro 1994). La Totoaba fue extrada en grandes volmenes, hasta que, luego de una
paulatina reduccin de las capturas por el aumento en el esfuerzo y la extrema disminucin
del flujo del ro, fue vedada totalmente por el gobierno mexicano en 1975(Kellog 2004;
Lercari y Chvez 2007).
Otras pesqueras se desarrollaron al mismo tiempo. Simultneamente a la cada del
mercado internacional de aceite de hgado de tiburn a finales de la dcada de los cuarenta
del siglo pasado, la pesquera del camarn gan protagonismo en los puertos, campamentos
y ejidos. Respondiendo a la creciente demanda del mercado estadounidense, a la iniciativa
de empresarios del ramo y a las decisiones que en materia de planificacin y desarrollo
dictaron las polticas de gobierno, durante la dcada siguiente la pesquera del oro rosado
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se torn en la actividad de mayor relevancia en el Golfo de California (Vzquez 1994;
Valdz-Gardea 2007; Doode 1999; Meltzer y Oliver 2006). Por entonces, las cooperativas
se establecieron como la unidad de trabajo autorizada para la pesca en aguas mexicanas,
pero tambin fueron figuras alentadas por el Estado para incentivar el poblamiento y
desarrollo de las costas (McGoodwin 1987; Alcal 2003). Las cooperativas fueron una
organizacin de produccin privilegiada por el Estado, pues a ellas se les otorgaron las
concesiones y permisos para extraer los recursos pesqueros de mayor rentabilidad, entre los
que estaba el camarn. Con las disposiciones de la Ley de Pesca de 1950, que se sumaron a
lo indicado en un decreto presidencial de 1934, el camarn fue reservado al exclusivo
aprovechamiento de las cooperativas. La creacin de sociedades cooperativas fue creciente
desde entonces. Aunque algunas empresas fueron traspasadas a sociedades de ese tipo, los
inversionistas continuaron a la cabeza de la industria manejando un emporio basado en el
trabajo de cooperativas, alrededor del cual se cre la Cmara Nacional de la Industria
Pesquera (Doode 1999).
A pesar de la fatal transferencia de la deteriorada flota camaronera hacia las
cooperativas, con el incremento en el precio del crustceo en los setenta su captura se
intensific en esfuerzo a escala industrial y artesanal, lo que atrajo ms migrantes a los
centros de poblacin mayores del norte del Golfo. Puerto Peasco en particular creci como
puerto pesquero (Cudney-Bueno y Turk-Boyer 1998).
Ms adelante, en los ochenta, con el endeudamiento y quiebra de pequeas y
medianas cooperativas, la inversin privada reforzara el completo mando en la pesca de
altura. Mientras el gobierno federal, con la Ley de Pesca de 1992, disolva las garantas
hasta ahora exclusivas para las sociedades cooperativas, una crisis abati a los
camaroneros; drsticamente la captura se redujo a la mitad. La rentabilidad de las faenas
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durante la temporada de pesca no fue suficiente y ti de rojo los saldos en las cuentas de
las cooperativas pesqueras. Las cooperativas perdieron sus embarcaciones mayores y
sucedieron cambios en la organizacin del trabajo en los puertos y campos pesqueros. Los
inversionistas privados se apoderaron de las embarcaciones y plantas de procesamiento
embargadas por los bancos, e incluso llegaron a jugar parte importante en la pesca riberea.
El 90% de la flota de altura qued en manos de los armadores-banqueros (Vzquez y
McGuire 1993). En Puerto Peasco la flota se redujo de 220 embarcaciones a menos de 100
en los tres primeros aos de la dcada de los noventa.
Finalmente, como en otras costas del pas, se consolid la transicin desde el
dominio cooperativista hacia el control de la inversin privada en las operaciones de pesca.
En la riberea los permisionarios se equipararon a las cooperativas, mientras en la de altura
los armadores encabezaron una bien delineada estructura empresarial. Los permisos de
pesca, antes en tenencia de las cooperativas, quedaron en manos de administradores de
negocios, quienes pasaron a encabezar la estructura de trabajo en la pesca, incluso como
titulares de sociedades de produccin conocidas como cooperativas familiares,
caracterizadas por ser correctas en su constitucin legal pero ficticias en su funcin social.
Como veremos ms adelante, la tenencia de esos permisos cobrara todava mayor
relevancia con las polticas de conservacin.
Despus del descalabro financiero de los noventa la pesca del camarn continu,
sin embargo, siendo la ms importante tanto a escala industrial como artesanal. Siguiendo
una dinmica distinta, en la pesca riberea otras pesqueras se fueron consolidando. A ese
nivel, la del camarn se intercalaba ya con la de otros recursos, entre escama, jaiba y una
variedad de moluscos (caracoles, callos, almejas y pulpos). se es el contexto de la
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produccin pesquera que persiste hasta ahora. Una pesca de altura centrada en el camarn y
una riberea -o de menor escala- ms compleja y diversa.
En sntesis, la pesca ha sido una fuerza constructora de territorios de trabajo y de
pueblos pesqueros. Las principales pesqueras han estado marcadas por una dinmica
oscilante entre la abundancia y la escasez. Por eso, una idea generalizada entre los
trabajadores de la pesca en la regin es que los recursos se vedan solos, pues cuando uno
de los abundantes entra en crisis es reemplazado por otro. En esa oscilacin, las
operaciones dirigidas a recursos especficos han sido sealadas como la causa principal del
agotamiento de las poblaciones de inters comercial y del impacto a especies capturadas
incidentalmente. No cabe duda de los impactos que pueda haber generado la
sobreexplotacin, pero el nfasis en ese sealamiento ha llevado a la desatencin de otras
circunstancias que, en el contexto ambiental pero tambin poltico y econmico, han
afectado la disponibilidad de recursos pesqueros, han ahondado la crtica situacin de las
especies endmicas y, por supuesto, han perfilado el desempeo de las flotas y las maneras
de operar de las sociedades de produccin. En general, el Estado ha tenido un rol central en
el proceso, primero alentando y financiando la produccin, luego facilitando la inversin
privada en ella y siempre como planificador y administrador, pues se trata del
aprovechamiento de bienes de dominio y propiedad de la nacin. Las sociedades costeras
han habitado los lugares donde el desarrollo pesquero se ha materializado y donde se han
localizado decisiones gubernamentales al respecto.
Apuntes sobre los trabajadores de las unidades de pesca
Antes de hablar sobre los efectos que las recientes acciones para la conservacin de la
biodiversidad han tenido en el mbito del trabajo en la pesca, conviene presentar un breve
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recuento de las maneras como se organizan las unidades de produccin. Tratamos ac
solamente sobre ellas, porque es a este nivel que se realizan las acciones de manejo y
conservacin que trataremos posteriormente.
Quizs est de ms decir que para cada arte de pesca hay un proceso del trabajo.
Cada recurso se trabaja de manera distinta, dira un pescador ribereo. Naturalmente las
mayores diferencias se marcan entre la pesca de altura y la riberea. En la de altura las
unidades son barcos de arrastre y en la riberea son las pangas.
Hablando de la pesca de altura, la mayora de los barcos de arrastre camaroneros
que pescan en la Reserva de Biosfera del Alto Golfo y en el refugio de la vaquita marina
las dos reas protegidas federales- estn registrados en Puerto Peasco, Sonora. Buena
parte de de ellos son utilizados para la escama cuando la temporada del crustceo termina.
Los armadores son los inversionistas, dueos de las embarcaciones y de la mayora de los
otros medios de produccin y de procesamiento. Tambin son quienes ostentan los
permisos de pesca. En sntesis, son los gerentes de su empresa. En Puerto Peasco estn
todos ellos agrupados en una sociedad de capital variable que lleva por nombre los
Armadores Unidos de Puerto Peasco. Esa sociedad mercantil los representa, como
persona moral, en las arenas y escenarios de manejo. A travs de ella los armadores
gestionan los requisitos de ley en materia fiscal, de navegacin, de pesca y de proteccin al
ambiente. En San Felipe (Baja California) tambin hay Armadores, pero comparten la plaza
de altura con un permisionario y dos cooperativas (CONANP 2006). En el Golfo de Santa
Clara el ltimo puerto sonorense hacia el norte- ya no existe flota mayor (Valdz-Gardea
2007).
A bordo de cada uno de los barcos de altura trabaja una tripulacin de entre 5 a 7
hombres. A cada barco le corresponde un patrn, quien es el responsable de la
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embarcacin, del viaje de pesca, de la navegacin y en general es quien toma las decisiones
con respecto al quehacer de los tripulantes a su mando. A bordo, lo acompaan otros
tripulantes, entre el motorista, un cocinero, los marineros, y en ocasiones un pavo o
aprendiz. De acuerdo con la Manifestacin de Impacto Ambiental presentada en la
temporada de 2009 a la autoridad ambiental (Semarnat) por la sociedad mercantil que
representa a los armadores de Peasco, para la pesca de camarn en la Reserva del Alto
Golfo de California y Delta del Ro Colorado y en el refugio de la vaquita disponen estos
de 109 barcos, 27 de los cuales estn inscritos en otros puertos (Guaymas y Mazatln) pero
con tripulacin rocaportense. De San Felipe trabajan 16 barcos camaroneros. Sumndolos,
el nmero de barcos que operan en la Reserva equivale al 17% de la flota camaronera del
Golfo de California. De acuerdo con ese nmero de captura se puede inferir que en la
temporada de captura del camarn, que es de tres meses, en el Alto Golfo trabajan entre
620 y 900 tripulantes.
Por otro lado, en el mismo escenario, estn los trabajadores de la pesca riberea.
Hay pangas amparadas con permisos de pesca y pangas libres o no regularizadas. Si se trata
de unidades de produccin regularizadas, a cada panga suele corresponderle entre uno y
cinco permisos otorgados por la autoridad federal en materia de pesca (CONAPESCA-
SAGARPA). En el Alto Golfo el esfuerzo legal era hasta hace poco (hasta antes de las
iniciativas conservacionistas que llaman nuestra atencin) de ms o menos 580 pangas
amparadas con un permiso de camarn, 600 de escama, alrededor de 50 para buceo (callos,
almejas y caracol) y al menos 60 de jaiba (CONANP 2006; CONAPESCA 2006). El
nmero de pangas amparadas con permiso de pesca para trabajar en el Alto Golfo eran para
entonces de entre 1400 y 1600 (CONANP 2006; CONAPESCA 2006). Hoy da, el nmero
de pangas amparadas con permisos se ha reducido, pero el nmero que operan sin contar
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con permiso de pesca sigue siendo de por lo menos un 50% adicional (Rodrguez et al.
2005; CONANP 2006). Se estima que durante la temporada de camarn, que es la de
mayor esfuerzo, son poco menos de mil pangas las que trabajan en el tramo costero entre
San Felipe y Puerto Peasco (Rodrguez et al. 2008).
Cada permiso corresponde a un tipo de recurso, que puede ser especfico cuando
se trata de moluscos y crustceos y generalizado al tratarse de peces, pues con excepcin de
los tiburones todos los peces entran en la categora de escama. Cada producto tiene su
temporada y su forma de hacer, su arte de pesca. Las jaibas se capturaban con trampas, los
moluscos buceando con hooka. Algunos de los peces se cimbran, pero la mayora, como los
camarones, se capturan con redes. Las redes para los peces son de agalle. Son diferentes
variantes del chinchorro, que tienen diferente luz de malla, longitud, plomada y boyaje de
acuerdo con el tipo de recurso. Por lo mismo, hay chinchorros de escama sierreros, triperos
(tiburoneros), manteros y curvineros. Las redes de camarn son tambin chinchorros, sobre
todo del tipo chinchorros de lnea, pero tambin pueden ser de otro tipo (changos y en muy
raras ocasiones redes suriperas). Como veremos estas redes jugarn un papel importante en
los cambios en el ejercicio de la pesca.
En las pangas suelen trabajar entre dos y tres hombres dependiendo de la
pesquera, la capacidad de la embarcacin y el equipo que se maneje. En los casos de las
trampas para jaiba y en el buceo son de dos a tres, mientras los camaroneros y escameros,
que pescan con chinchorros y cimbras, suelen ser tres. En todos los casos, siempre hay un
encargado de maniobrar el motor, al que se le conoce como popero, pero no en todos los
casos tienen ste una posicin jerrquica mayor entre los dems tripulantes. Solamente
sucede as cuando el popero es el mismo patrn o dueo de la embarcacin. Sin embargo, el
patrn puede tambin dedicarse a administrar varias pangas, operando las trocas
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(camionetas) para subirlas y bajarlas, recibiendo el producto y vendindolo, por lo que
puede no ser un trabajador a bordo. En ese caso, tiene a su mando entre dos y tres
trabajadores por panga4. Una estimacin gruesa, inferida segn el nmero de
embarcaciones, nos da cuenta de una cifra de entre 3000 y 4000 trabajadores de la pesca en
pangas en los tres puertos del Alto Golfo de California. Esta cifra corresponde a antes de la
entrada en vigencia de los proyectos de reconversin productiva en el marco de las polticas
de conservacin de la biodiversidad, sobre las que hablaremos ms adelante. El nmero de
libres o ilegales, como se les conoce a los pescadores no regularizados que no tienen
permiso, puede ser de por lo menos un 40% ms (Rodrguez et al. 2005)
La reinvencin del Alto Golfo: turismo y conservacin de la biodiversidad
Adems de la pesca, otros mbitos de intervencin estatal que han configurado la regin
han sido el desarrollo turstico y la conservacin de la biodiversidad. El turismo haba sido
un factor ms o menos determinante en la configuracin de Puerto Peasco y San Felipe
desde los cincuenta, cuando estadounidenses solan viajar para practicar la pesca deportiva
(Munro 1994). Pero slo despus de la cada del sector pesquero hacia principios de los
noventa, la inversin pblica y privada se centr en el turismo fronterizo y en el boom
inmobiliario como puntos focales del desarrollo costero, al menos en lo que al norte de
Sonora se refiere (Enrquez 2008). Particularmente, la lnea de costa desde Puerto Libertad
hasta el Golfo de Santa Clara ha tenido un impulso particular en ese sentido durante los
ltimos 15 aos. En el centro de ese impulso se localiza Puerto Peasco. En 1994 se inici
4 Esas dos formas de trabajar en pangas de acuerdo con el oficio del patrn suelen marcar la diferencia entre
permisionarios y cooperativados. En uno y otro caso, los tenedores de los permisos son personas naturales o sociedades mercantiles. Las organizaciones para la produccin pesquera suman 76 en el Golfo, 15 en San Felipe y 25 en Peasco.
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la construccin de grandes proyectos de desarrollo turstico en playas cercanas al pueblo.
Prosperaron las construcciones de complejos residenciales a manera de casas de playa para
estadounidenses a lo largo de la zona costera hacia el sur del Puerto, en las zonas conocidas
como Las Conchas y Playa Encanto. Poco despus se promovi el proyecto corporativo
Sandy Beach que tom fuerza durante los primeros cinco aos de la dcada del 2000. El
Grupo Mayan Resort, inaugur uno de sus Mayan Palace, prometiendo ser uno de los
desarrollos tursticos ms importantes del noroeste mexicano (Bracamonte et al. 2008). La
inversin pblica se ha enfocado en la promocin turstica y en infraestructura,
principalmente con la construccin de la carretera costera que, por el norte, comunica a
Puerto Peasco con el Golfo de Santa Clara (tramo inaugurado en el 2009) y, por el sur,
abre el camino a los inversionistas hacia los pequeos poblados del Desemboque y Puerto
Libertad (a inaugurar en 2010), valorizando en gran medida las tierras desrticas cercanas a
la costa. Como lo sealan Bracamonte y colaboradores, la inversin entre el 2006 y 2007
para el desarrollo de Puerto Peasco como destino fue de ms de 3 mil 950 millones de
pesos (en infraestructura carretera, aeroportuaria, de salud, entre otros), de los cuales la
mitad fueron aportados por la federacin y el estado, mientras el resto por la iniciativa
privada (Bracamonte et al. 2008). Sin embargo, las proyecciones de desarrollo turstico
residencial se estancaron desde el 2007 como consecuencia de la recesin econmica en
Estados Unidos. La recesin repercuti las inversiones por la cada de la renta de los
potenciales compradores. El pueblo al que haban acudido masivamente trabajadores de la
construccin y una variada oferta de servicios cay en una crisis latente. La polarizacin, la
segregacin social y fragmentacin espacial de ese destino turstico de rpido crecimiento
se hicieron ms notorias.
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Simultneamente al marcado inters inmobiliario en las costas y a la crisis de la
pesca de camarn sucedi la reinvencin ecologista del Alto Golfo. El redescubrimiento a
mediados de los ochenta de una especie de mamfero marino endmico que apenas haba
sido descrito treinta aos atrs (Brownell 1987), fue contundente para la generacin de un
fuerte accionar conservacionista. La vaquita marina se convirti en el estandarte de una
nueva forma de entender el extremo norte del mar de Corts y en la justificacin para
programar el porvenir de la regin.
La vaquita se distribuye solamente en el Alto Golfo de California. Es el mamfero
marino de menor rango de distribucin y de menor tamao poblacional en el mundo. La
ltima estimacin seala que posiblemente quedan menos de 150 ejemplares (Jaramillo et
al. 2007), cifra que contrasta con las estimaciones precedentes que, menos de 10 aos antes,
contabilizaban 567 vaquitas (Barlow et al. 1997). Los bilogos expertos en el cetceo
afirman que la causa principal de mortalidad de la vaquita marina ha sido la pesca con redes
agalleras (DAfrosa et al. 2000; Jaramillo et al. 2007). Sin embargo, poca atencin se ha
prestado otros factores de riesgo que tienen efectos directos sobre el tamao poblacional y
la salud de estos cetceos; el ms importante: la reduccin en el flujo del agua del Ro
Colorado que ha causado incrementos dramticos de la salinidad y ha transformado la
dinmica del ecosistema tpicamente estuarino (Galindo-Bect et al. 2000; Kellogg 2004).
Esta reduccin se ha producido por la demanda de agua para el crecimiento de los
asentamientos urbanos y la agricultura en la costa oeste estadounidense y cuenta como
principales antecedentes el tratado de uso de aguas de los ros Colorado, Tijuana y Ro
Grande firmado por los gobiernos de Mxico y Estado Unidos en 1944 y la minuta 242 de
la International Boundary and Water Commission IBWC de 1973 (Cohen y Henges-Jeck
2001).
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El Alto Golfo de California y Delta del Ro Colorado fue declarado como Reserva
de Bisfera por decreto presidencial en 1993. La totoaba y la vaquita marina las dos
especies endmicas y en peligro de extincin de la regin- fueron las insignias de su
gestin5. La Reserva de Biosfera fue un esfuerzo para la proteccin de especies en peligro,
pero tambin fue un smbolo de la buena disposicin del gobierno mexicano para
responder a dos agendas internacionales: el llamado al cuidado del ambiente y los ajustes
estructurales de carcter neoliberal que, en este caso, incluyeron la privatizacin de la pesca
(McGuire y Valdz-Gardea 1997; Valdz-Gardea 2007; Valdz-Gardea 2010).
A partir de ese momento, varias acciones encaminadas a la proteccin del cetceo
llevaron al establecimiento de un rea de refugio para la proteccin de la vaquita mediante
un acuerdo secretarial de la Semarnat en septiembre de 2005. El refugio delimit un
polgono dentro del cual estn contenidos el 80% de los sitios de avistamiento del cetceo
(CCA 2008). En diciembre de ese mismo ao se public en el Diario Oficial el programa de
Proteccin de la Vaquita dentro del rea de Refugio. En ese programa se estableci la
constitucin de un rgano de evaluacin y seguimiento (OES) integrado por agencias del
gobierno y representantes de las flotas riberea y de altura, del sector acadmico y de
organizaciones conservacionistas. En este rgano, instalado finalmente en mayo de 2008, se
realizaran en adelante las negociaciones entre los representantes del llamado sector social
de la pesca, las ongs y las autoridades en materia de proteccin al ambiente y
5 El proyecto inicial que sustent la propuesta de conservacin del rea surgi a partir de un diagnstico preparado por el
gobierno de de Sonora en 1990, en el marco del Comit Tripartita Mxico-Canad-USA. Este proyecto recibi
financiacin de The Nature Conservancy, Conservation International y North American Wetland Conservation Council
(CONANP 2006). En 1993 se present por diferentes instituciones gubernamentales y no gubernamentales la Propuesta
para la Declaracin de Reserva de la Biosfera Alto Golfo de California y Delta del Ro Colorado, en el marco de un
comit tcnico para la preservacin de la vaquita marina y la totoaba creado un ao antes. Esa propuesta fue el documento
base de la declaratoria que se public en el Diario Oficial de la Federacin en junio de 1993.
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administracin pesquera. No obstante su carcter participativo, el establecimiento del
refugio fue bastante polmico en los pueblos costeros del Alto Golfo.
El gobierno Federal Mexicano implement un Programa de Accin para la
Conservacin de la vaquita marina, el PACE Vaquita, en el 2007. Este programa se vincula
a uno ms amplio, el Programa de Conservacin de Especies en Riesgo (PROCER) de la
Semarnat, que entr en vigencia en ese mismo ao. A su vez, estos dos programas son
acciones gubernamentales que responden a las obligaciones del Acuerdo de Cooperacin
Ambiental de Amrica del Norte (ACAAN), mismo que surge vinculado al Tratado de
Libre Comercio de Amrica del Norte de 1994 (CCA 2008).
Todo lo anterior sugiere que las intervenciones del Estado para modificar la pesca
identificada como la amenaza principal para la vaquita- se circunscriben al accionar
internacional de proteccin al ambiente vinculado con las obligaciones del libre comercio,
cuyos dictmenes marcaron la pauta de las polticas ambientales del gobierno federal en
este aspecto en particular. A estas intervenciones Estatales se suman las acciones de las
ONGs del Alto Golfo de California, la regin con el mayor nmero de asociaciones civiles
conservacionistas en Mxico6. La mayor parte de las gestiones se han orientado a la
transformacin de los sistemas productivos de la pesca.
Retiros voluntarios y reconversiones productivas
Las acciones para proteger y restaurar la poblacin de la vaquita marina se centran la
disminucin de la captura incidental de ejemplares durante las operaciones pesqueras. La
6La intervencin de las organizaciones no gubernamentales en la definicin e implementacin de las polticas de
conservacin de la biodiversidad para la regin han sido notables. El PACE-Vaquita, por ejemplo, se bas en el Proyecto
de Recuperacin de Especies Prioritarias PREP preparado por un subcomit Tcnico consultivo para la Recuperacin,
Conservacin y Recuperacin de la Vaquita Marina. Este subcomit estaba integrado por organizaciones no
gubernamentales e investigadores de centros docentes y de investigacin mexicanos.
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pesca aparece como la amenaza principal, a pesar de los efectos nocivos que otros factores
tienen sobre el crecimiento poblacional de la marsopa (CCA 2008). La estrategia para
reducir el esfuerzo contempla un ordenamiento ms estricto de las actividades de pesca
comercial, una inspeccin y vigilancia efectiva, la represin de la pesca no regulada y una
reduccin en el nmero de permisos, de chinchorros y de embarcaciones.
Las gestiones en ese sentido las emprende la autoridad federal en materia de
proteccin al ambiente (Semarnat) en coordinacin no muy clara- con la autoridad en
materia de administracin de la pesca (Sagarpa-Conapesca). El conducto programtico
principal es el PACE Vaquita, y una de las estrategias primordiales fue brindar apoyo
monetario a quienes voluntariamente aceptaron renunciar a la utilizacin de redes y
abandonar la pesca. Se trat de una reconversin productiva y/o de reconversin
tecnolgica. Las compensaciones por lo que denominan reconversin productiva
constituyen uno de los principales procedimientos para reducir las posibilidades de que las
vaquitas caigan en los chinchorros.
En la reduccin del nmero de permisos, redes y embarcaciones de la pesca
riberea en el marco del PACE Vaquita, la federacin invirti 35 millones de pesos en el
programa piloto del 2007. En esa ocasin el apoyo que fue entregado a los titulares de 68
permisos, quienes autorizaron su cancelacin. En el 2008 los apoyos por concepto de
reconversin productiva y tecnolgica fueron por 127.7 millones distribuidos en 354
permisos correspondientes a 338 pangas (CONANP 2009). En el 2009 se aprobaron 81
convenios para reconversin productiva y tecnolgica, que cubran 95 pangas, por un valor
total de 40 millones de pesos.
La cancelacin de los permisos implic la entrega de la embarcacin, del motor y
de los chinchorros a la Conanp por el titular del permiso, quien para finiquitar el convenio
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deba presentar adems un plan y un presupuesto detallado del proyecto al que destinara el
dinero del apoyo. En esta transaccin, aquel legalmente autorizado para ejercer la pesca
comercial es exclusivamente quien ostenta el permiso de pesca.
En esta reconversin ha quedado al margen las condiciones de trabajo que
implican las operaciones a bordo. Los trabajadores de la pesca riberea han sido excluidos
de las negociaciones en los escenarios de manejo y conservacin de la biodiversidad en el
Alto Golfo de California. Las negociaciones se han hecho con los beneficiarios de los
permisos, quienes son legalmente los autorizados para realizar actividades pesqueras. Sin
embargo, en muchos casos en particular cuando dichos beneficiarios no son sociedades
cooperativas verdaderas- detrs de cada persona que ostenta un permiso hay entre dos y tres
trabajadores por cada panga autorizada, entre los que pueden o no estar los titulares de esos
permisos. De manera que estos trabajadores permanecen legalmente invisibilizados y no
han sido considerados en los proyectos de reconversin productiva. Como tampoco tienen
un contrato legal con los titulares de los permisos (son acuerdos de palabra), estos ltimos
no tienen la obligacin de integrarlos al nuevo proyecto. La magnitud de esta omisin no es
insignificante: contabilizando el nmero de pangas que han sido entregadas con el
programa de reconversin productiva en sus tres fases, se trata de entre mil y mil quinientos
trabajadores de la pesca que ya no estn amparados por permisos. Se desconoce qu
porcentaje de ellos hace parte efectiva de los proyectos que presentaron los beneficiarios de
los permisos, pero es sabido que muchos de ellos continan ejerciendo la pesca sin la
autorizacin de la agencia administradora del gobierno en la materia. Por lo tanto, el
esfuerzo de pesca no se ha reducido en la medida esperada y la pesca no regulada va en
aumento.
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A esta altura, vale la pena sealar que los permisos de pesca tienen ahora un
carcter de bien intercambiable y una valorizacin que hasta hace poco no tenan. Los
permisos, como las concesiones, han sido los instrumentos mejor reconocidos de la poltica
pesquera mexicana. Han permanecido vigentes en la normatividad desde la publicacin del
reglamento de pesca martima y pluvial de 1923 y de la Ley de Pesca de 1925 (Soberanez
1994). En las pesqueras ms importantes, incluyendo al camarn, sus beneficiarios haban
sido las sociedades cooperativas. Pero con la va libre a la inversin privada y la disolucin
de las garantas exclusivas de las cooperativas (desaparicin del rgimen de especies
reservadas) de la poltica de gobierno de principios de los noventa, tales beneficiarios
pasaron a ser tambin otros tipos de sociedades mercantiles y personas morales conocidos
como permisionarios. En el Alto Golfo ejercen ahora la pesca sociedades de tipo
cooperativas de produccin pesquera (SCPP), de produccin rural (SPR), unidades de
produccin pesquera (UPP), unidades comunales de produccin pesquera (UCPP). Los
titulares de los permisos son en esos casos las sociedades de produccin, pero en la
inversin privada se trata de personas morales.
Los permisos haban sido los documentos otorgados por la autoridad en materia de
pesca con los que sus beneficiarios se amparaban para ejercer el derecho de capturar y
comercializar los productos. Para los pescadores era solamente un requisito de ley que les
permita facturar los productos de la pesca en los casos que as lo requera. Pero ahora suele
reconocerse entre los productores que a cambio de tal documento puede pedirse dinero a
organismos Estatales y a cualquier otro interesado en implementar medidas de
compensacin por retirarse de la pesca. Obviamente los titulares o dueos de los
permisos son quienes pueden ejercer el derecho de participar en la transaccin. Es frecuente
escuchar hablar de la posibilidad de vender los permisos, incluso para los artes que no
18
implican capturas incidentales de vaquita. Las iniciativas para el manejo y conservacin de
las pesqueras distintas al camarn y la escama se han tornado difciles por esa razn. En
las arenas donde se negocia el acceso y uso a recursos pesqueros las compensaciones
monetarias por dejar de trabajar en la pesca son un tema de discusin frecuente.
Adems del PACE-Vaquita, otro programa del gobierno federal orientado a la
disminucin del esfuerzo de pesca ha tenido repercusiones de ndole similar en la pesca de
altura. El Programa de Reduccin de Esfuerzo Pesquero para la flota camaronera
implementado por la Conapesca no ha considerado adecuadamente a los trabajadores de los
barcos camaroneros, pues las negociaciones las realiza con los legalmente poseedores de
los derechos de pesca: los armadores. Este programa tuvo su inicio a partir del 2005 y ha
continuado su ejecucin durante 2006, 2007 y 2009. De acuerdo con la Direccin General
de Ordenamiento Pesquero y Acucola de la Conapesca, en los puertos sonorenses del
Golfo de California han sido retiradas de forma voluntaria 208 embarcaciones de Mazatln,
Topolobampo, Guaymas, Topolobampo, Yavaros y Puerto Peasco, para un total de 226
millones de pesos. El monto otorgado a cada Armador por barco retirado haba sido de un
milln de pesos, cifra que aument en 1.3 millones de pesos para el programa del 2009. De
estas embarcaciones, 7 estn inscritas en el padrn de Puerto Peasco. El apoyo por retiro
voluntario fue negociado entre las autoridades de pesca y los armadores. Por fuera de la
negociacin quedaron los tripulantes, que son entre 5 y 7 por cada barco camaronero. De la
misma manera que en la pesca riberea, los trabajadores a bordo no tienen ningn contrato
legalmente respaldado para exigir derecho alguno por los beneficios gubernamentales
otorgados en los programas de retiro de la pesca. Se desconoce por completo las situaciones
por las que han pasado estos empleados de los barcos camaroneros retirados.
19
Las intervenciones para la conservacin de la biodiversidad en el mbito de la pesca:
terreno frtil para una sociologa del desarrollo
Las intervenciones dirigidas a transformar las operaciones de pesca se enmarcaron en el
reordenamiento territorial alentado por el Gobierno federal. En ese reordenamiento se han
favorecido las dimensiones de la conservacin de la biodiversidad y el desarrollo turstico.
Las polticas pblicas y la inversin privada orientadas en estas dos esferas vienen ganando
relevancia frente a las relacionadas con las actividades pesqueras. Es una prueba ms de
una afirmacin resonante: la conservacin de la biodiversidad y el crecimiento del turismo
pertenecen a la misma formacin discursiva, y juegan un papel central en las reformas a las
polticas de Estado.
La materializacin simultnea de estas polticas y las transformaciones que
producen vienen teniendo repercusiones interesantes en el Alto Golfo. Las intervenciones
por fuerzas externas persiguen el cambio social en la base misma de los sistemas de
produccin pesquera, que haban sido centrales en la conformacin de los pueblos costeros.
En ese sentido, las reas protegidas y las medidas restrictivas asociadas con la conservacin
de especies en riesgo han servido como dispositivos de cambio social. Sin embargo, es
evidente que esas intervenciones han logrado ser respondidas por los actores a quienes han
estado dirigidas. Aunque se han incorporado a sus sociedades y han llegado a modificar
comportamientos y experiencias de vida, los actores locales no han sido solamente
receptculos de acciones y seguidores de lineamientos, ms bien, han mediado el trabajo de
los agentes interventores y es muy probable que intervengan en la implementacin de las
polticas pblicas cuando estas son finalmente interiorizadas. Las formas de resistencia
frente a las intervenciones -que persiguen el establecimiento de un orden racional surgido
por el pensamiento tecnocrtico- en estas circunstancias son un tema fundamental.
20
Por otro lado, se han generado nuevas subjetividades, entre los manejadores y
promotores de la conservacin, pero tambin desde los pobladores locales de los
asentamientos del Alto Golfo. Los pescadores que ya no estn amparados han asumido con
propiedad su estatus de irregularidad. Han surgido adems movimientos sociales que
buscan defender el rol de los trabajadores de la pesca en la construccin del territorio y una
reivindicacin de la funcin social de su trabajo. Estos movimientos se enfrentan al desafo
colectivo de posicionar el lugar de esos trabajadores en los espacios donde se negocia el
acceso y uso a territorios y recursos pesqueros, en un mbito donde la conservacin de la
biodiversidad marca la pauta.
Con todo esto, es apenas natural preguntarse cmo abordar las implicaciones que
para las sociedades costeras tienen las intervenciones para el desarrollo, en un contexto en
el que ste se materializa simultneamente el manejo de la pesca, el crecimiento turstico y
las iniciativas para la conservacin. Creemos que una sociologa del desarrollo puede ser
conveniente, siempre que, por un lado, preste atencin a las interfaces entre los agentes del
cambio y los actores localizados, sin perder de vista las actitudes frente a la
implementacin de proyectos; y que, por otro lado, haga una lectura de la fragmentacin de
la pesca como proceso productivo, de su reestructuracin tras las intervenciones, de la
puesta en escena de las nuevas organizaciones en los tejidos productivos y se muestre
preocupada en detallar las prcticas organizativas emergentes. Adems es necesario
analizar lo que entendemos por pescador o actividad pesquera en el contexto de una
pesquera globalizada (Valdz-Gardea 2010), que desafa el concepto de comunidad
pesquera debido a la variedad de actores que compiten por los espacios, paisajes y recursos
del Alto Golfo de California.
21
En ese sentido, una perspectiva centrada en el actor social puede facilitar la
comprensin del cambio social dirigido, para tener claridad sobre las transformaciones en
los modelos de organizacin social que pretenden producir y obtener respuestas que vayan
mucho ms all de las simples relaciones sociales de empleos, especialmente cuando se
habla de la reubicacin de los trabajadores en oficios distintos a la pesca. Los actores
sociales, desde ese punto de vista, son capaces de construir contra-tendencias y nuevas
relaciones de poder en los forcejeos por el acceso y distribucin de recursos naturales que
implica la gestin para la conservacin de la biodiversidad. Como menciona Valdz-
Gardea: conocer las narraciones a travs del tiempo de los pescadores para explicar y
definir el pasado y presente de Puerto Peasco y los distintos significados que le dan al
lugar y al rol que ocupa el desarrollo turstico en la comunidad, da oportunidad de escuchar
las voces de los principales actores, en el marco de estas transformaciones las cuales no se
escuchan (Valdz-Gardea 2010, 142). Comprender cmo los proyectos para la
conservacin de la biodiversidad que transforman los procesos productivos de la pesca, son
modificados por la interaccin de actores, implica una manera de formular el problema muy
distinto a la que se ha aplicado por los grupos de inters. Esta perspectiva puede ser valiosa
adems porque estos modelos de reconversin productiva tienden a la invisibilizacin de
los trabajadores en tanto sujetos.
Como Norman Long lo manifiesta, esta perspectiva orientada al actor y a la
construccin social supera los modelos estructuralistas (teora de la modernizacin y
economa poltica). A diferencia de esos modelos, que Long juzga como lineales y
externalistas porque ven al desarrollo y al cambio social como emanacin de los centros
de poder externos mediante intervenciones de los cuerpos estatales o internacionales, la
perspectiva centrada en el actor entiende que todas las formas de intervencin externa se
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introducen necesariamente en los modos de vida de los individuos y grupos sociales
afectados, y de esta manera son mediadas y transformadas por estos mismos actores y sus
estructuras (Long 2007, 42).
Algunos de los planteamientos de esta perspectiva que resultan atractivos, tienen
que ver con el compromiso de retratar el cambio social y el desarrollo como realidades
controvertidas, el basarse en situaciones problemticas definidas por los actores y el darse a
la tarea de desmitificar la intervencin planeada (Arce y Long 2000). Una de sus premisas
bsicas es entender que las personas y sus ambientes no responden con simpleza a los
dictados de discursos dominantes, y saber que ste no se manifiesta solamente en los textos,
sino en mltiples experiencias, formas de lenguaje y comportamientos. Evade as cualquier
postura que fije su perspectiva nicamente en las formas como los actores institucionales
dirigen las polticas ambientales globales en procesos hacia la localidad y ms bien presta
atencin al comportamiento de los actores que pueden dar otra forma o reestructurar esos
procesos, por ejemplo desde la localidad o incluso desde la organizacin para el trabajo.
Queda entonces por abordar y debatir un problema interesante.
23
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