La corte clásica de Itzam K’an Ahk en Piedras Negras: Nuevos datos en un vaso de las fase Yaxché con fórmula dedicatoria jeroglífica
Carlos Pallán Gayol
Reporte de investigación del Acervo de Glífica e Iconografía Maya (AGIMAYA)
Coordinación Nacional de Arqueología, INAH.
México D.F. Junio de 2007
C.P. 2007
Elfearicco CojedeNefceacTaH Se21baenhaepto
la base de una arcilla crema claro egra rodea la circunferencia de la rte superior sendas líneas rojas con texto jeroglífico del tipo fórmula compuesto por once cartuchos, bre el engobe anaranjado, si bien a decorativa al negativo, empleada recisión el fondo de la banda e las columnas verticales de gran destreza, al no rebasar dicha s por la línea negra. El análisis de rá abordado en los siguientes ncipal de la superficie del vaso un complejo motivo iconográfico on otras tantas columnas de r un borde rojo (Figs. 6b, 6c).
ouston (com. personal dic. 2006, utos ubican la pieza dentro de la iguada profusamente dentro de la dras Negras, Guatemala. Houston relativamente poco común que las nten escritura auténtica, toda vez aracterizan por la presencia de
presente trabajo buscará precisar la procedencia y chamiento de una vasija desprovista de contexto queológico con base en su análisis tipológico, los elementos onográficos y muy importantemente, los datos históricos ntenidos en el texto jeroglífico que exhibe.
mo parte de las labores de documentación de textos roglíficos llevadas a cabo por el proyecto del Acervo Digital Glífica e Iconografía Maya (AGIMAYA) de la Coordinación acional de Arqueología, en octubre de 2007 fue posible ectuar detalladas tomas fotográficas una excepcional vasija rámica del periodo Clásico tardío (ca. 600‐900 d.C.), tualmente bajo resguardo en una colección pública de basco bajo control del Instituto Nacional de Antropología e istoria (Fig. 1).
trata de un vaso con paredes ligeramente divergentes de ,5 cm de altura. Su diámetro varía desde los 12,2 cm en la se hasta los 14,8 en la parte superior. La pieza se encuentra muy buen estado de conservación y no presenta indicios de ber sido repintada. Los múltiples elementos iconográficos y igráficos que ostenta son posibles de discernir casi en su talidad.
cuanto a su clasificación por tipo‐variedad, presenta licromía de negros, blancos y rojos sobre un engobe
anaranjado, aplicado sobrede pasta fina. Una línea nbase, mientras que en la pabordes negros enmarcan undedicatoria (Stuart 2005) pintados con línea negra sopresenta además una técnicpara delinear con gran pjeroglífica superior y dpseudoglifos, lo cual denotacapa los bordes delimitadodicho texto jeroglífico seapartados. La porción primuestra en dos ocasiones (Fig. 3a) que alterna cpseudoglifos enmarcadas po De acuerdo con Stephen HMalmö, Suecia), tales atribfase cerámica Yaxché, atestsecuencia cerámica de Pieaclara, sin embargo, que esvasijas de este grupo preseque en su mayoría se cpseudoglifos únicamente.
Enpo
Respecto a indicios sobre la procedencia del objeto, se entrevistó al responsable del resguardo de la colección examinada, quien informó que la pieza fue donada por una persona que afirmó haberla encontrado en las inmediaciones de la zona arqueológica de Yaxchilán, dato que debe cautelosamente confrontarse con el resto de la evidencia disponible (ver Conclusiones). Análisis del texto jeroglífico Como puede apreciarse en análisis desglosado que acompaña al dibujo de los once cartuchos jeroglíficos (Fig. 2), el texto refiere la dedicación de la vasija mediante la expresión de ‘ascenso’, que quizá denote su elevamiento a una condición de mayor sacralidad. El objeto es descrito émicamente como una clase especial de ‘instrumento para beber’ específico para cierta variedad de cacao (yuk’ib’al kakaw), que debido a la siguiente expresión, podemos relacionar con la bebida de pozol con cacao que aún se consume en abundancia en ciertas regiones de Guatemala, Chiapas y Tabasco, elaborada a base de granos de maíz remojados en agua, susceptible de relacionarse con la expresión tzih, de acuerdo a una propuesta reciente de Stuart (2005). A continuación es mencionado un personaje histórico que normalmente haría las veces del propietario de la vasija en este tipo de contextos, si bien, debido a su función adicional como bienes de prestigio, es
posible que dicho individuo haya sido quien comisionó la elaboración del objeto a un artista‐escribano bajo su autoridad, con el fin de obsequiarlo a algún allegado suyo, quien en tal caso presumiblemente gozaría de algún tipo de vínculo sanguíneo, político, militar u de otro tipo con el sujeto nombrado. Esta importante cuestión será discutida más adelante. En cuanto a la identificación del gobernante cuyo nombre se menciona en la fórmula dedicatoria, en los registros jeroglíficos supervivientes de Piedras Negras existen tres individuos cuyos nombres coinciden con la lectura de Itzam? K’an Ahk que se desprende de la pieza, si bien las características indudablemente clásico‐tardías que exhibe descartan la posibilidad de que haya sido comisionada durante el reinado de los dos primeros, toda vez que el Gobernante A, Itzam? K’an Ahk I (Fig. 3b), pareció gobernar alrededor de 460 d.C., mientras que existen registros en Yaxchilán que sitúan al Gobernante B, Itzam? K’an Ahk II (Fig. 3c), como contemporáneo de Pájaro Jaguar II hacia el 478 d.C. (Martin y Grube 2000: 140‐141). Debido a que el vaso en cuestión muestra características compatibles con tipos y variedades correspondientes a la fase Yaxché (620‐750 d.C.), como explico más adelante, es posible identificar el nombre jeroglífico que ostenta con el de Itzam? K’an Ahk III, también conocido como
el Gobernante 2 dentro de la secuencia dinástica de Piedras Negras. Simon Martin (conferencia Austin, Texas 2006) ha mostradoque los signos componentes de los nombres de estos tresgobernantes forman parte a su vez de los elementos que componen los nombres clásicos de ciertos dioses viejos delpanteón maya, específicamente de aquellos clasificados porSchellhas (1906) como dioses D y N. Todavía en épocasrecientes era común interpretar dichos teónimos jeroglíficos como Itzamnaaj y Pawahtuun, respectivamente, con elapoyo de referentes etnohistóricos coloniales. Nuevaspropuestas de autores como Martin, Stuart y Zenderplantean en cambio que existe evidencia fonética parasustentar que los signos T64, T152 y la cabeza del dios viejoSSD (Macri y Looper 2003: 369) deben leerse como ITZAM, incluyendo contextos iconográficos en Copán donde el signoaparece precedido de un silabograma ‘i en posición inicial (Zender, com. pers. dic. 2007, Malmö, Suecia). También sustentada con apoyo adicional en fuentes coloniales, lasecuencia resultante de Itzam K’an Ahk puede analizarse con base en diversas entradas lexicográficas como “Tortuga‐Lagarto Amarilla” (cf. Boot 2002: 39) si bien la etimología delprimero de los términos involucrados es aún motivo dediscusión, existiendo inclusive propuestas que hanconsiderado a la raíz itz como un préstamo lingüístico de
origen uto‐aztecano, asociado semánticamente a distintosaspectos del empleo de espejos de obsidiana para la adivinación (Taube 1997: 34; Pallán y Meléndez en prensa, p. 13; Simeón 1977:210‐11; Karttunen 1992: 108). En cualquier caso, una representación en el códice de Dresde muestra alDios N ataviado con el tocado de Itzam empuñando un hacha, con un caparazón de tortuga (ahk) que lleva infija la cruz de K’an, presumiblemente como modificador, indicandosu cualidad “amarilla” o “preciosa” (Fig. 3e) El último cartucho del texto muestra el ‘glifo‐emblema´de Piedras Negras, con todos los elementos identificados en primera instancia por Heinrich Berlin (1958). Hoy en día sabemos que dicho cartucho tiene la lectura de k’uhul Yokib’ ajaw o ‘Señor Divino de Yokib’. Respecto al significado de este último término, existen lexicográficas para Yokib como “entrada” o “cañón” (cf Slocum and Gerdel 1971: 168 , cit. en Stuart y Houston 1994: 31; Houston, Stuart y Robertson1998; Lacadena y Wichmann 2004; Mathews y Biró 2007), aunque también ha sido interpretado como “pedestal” (Boot2002: 63) , lo cual podría aludir a accidentes geográficos, tales como la ubicación del sitio en medio de la entrada a unvalle,los empinados cañones que se encuentran río abajo enel Usumacinta o incluso a la presencia de un cenote de cienmetros de ancho en las inmediaciones (Stuart y Houston1994: 31; Martin y Grube 2000: 139).
El reinado del Gobernante 2, Itzam? K’an Ahk III (639‐686).
Los principales aspectos biográficos acerca del Gobernante 2 ya han sido esbozados anteriormente por Martin y Grube (2000: 143‐145); El nombre jeroglífico de este personaje aparece escrito como ‘o‐CHAK‐‘ITZAM?‐K’AN‐‘AK, ‘Ochaa[h]k? ‘Itzam? K’an A[h]k. Martin y Grube (2000: 142) informan que nació en 9.9.13.4.1 (22 de mayo de 626 d.C.); ascendió al poder en 9.10.6.5.9 (12 de abril de 639) y falleció en 9.12.14.10.13 (15 de noviembre de 686 d.C.). Sucedió a su padre Yo’nal Ahk I en el trono de Piedras Negras cuando tan sólo contaba con doce años de edad. Aparentemente, durante su reinado forjó una alianza con el poderoso Yuhkno’m el Grande de Calakmul (Grube 1996) , merced a la cual Piedras Negras pudo controlar la porción superior del Usumacinta, dominando a sitios como Palenque, Yaxchilán, Bonampak y Lacanhá.
Mary Miller (1991) ha escrito sobre el periodo relativamente largo en que Yaxchilán estuvo sujeto a los dominios del entonces más poderoso Piedras Negras, factor que permitiría explicar la ausencia de monumentos comisionados durante los primeros años del reinado de Escudo Jaguar (Grube 1996) . El Dintel 2 de este último sitio muestra señores de Yaxchilán, Lacanhá y Bonampak ataviados con el yelmo de guerra teotihuacano mostrando sumisión ante el dominio ejercido
por Piedras Negras en la porción superior del Usumacinta. De acuerdo con Grube (1996), tal subordinación de Yaxchilán bajo la dinastía de Piedras Negras parece explicar la ausencia de monumentos en Yaxchilán durante los primeros años del reinado de Escudo Jaguar. Existe evidencia para sugerir que durante el periodo del Gobernante 2 que nos ocupa, Piedras Negras estaba a su vez sometida a la órbita del poderoso Yuhkno’m el Grande de Calakmul. En la estela 35 de Piedras Negras (Fig. 5b) aparece el glifo emblema de Calakmul asociado a la fecha 9.11.9.8.6 (662 d.C.), durante el reinado de Itzam K’an Ahk. De acuerdo con interpretaciones recientes de Stephen Houston y Simon Martin (cit. en Martin 2003: 46‐47) el evento referido aludiría a la llegada del propio Yuhknom el Grande a Piedras Negras para participar en un ritual en el que se utilizó fuego, ostensiblemente con el propósito adicional de forjar una alianza militar, como parecen indicar los sucesivos ataques de Piedras Negras hacia Santa Elena y otro sitio no identificado del Usumacinta, ocurridos tan sólo unos cuantos días después. De este periodo, se conserva un magnífico retrato del Gobernante 2 en actitud victoriosa y atavío militar plasmado en la Estela 35, el cual originalmente lo mostraba sometiendo a un(a) cautivo(a) (Fig. 3d). Asimismo, en un pasaje (Fig. 5a) discutido desde tiempo atrás por el propio Grube (1996), plasmado en un panel de saqueo procedente de un sitio subordinado, satélite de Piedras Negras, podemos leer el siguiente evento:
cha' ak’ab’(?) wak mol na‐h‐w‐aj‐Ø u‐nuk u‐ko’haw Itzam? K’an Ahk K’i[h]n[a’] ajaw u‐chab’‐ji‐ya‐Ø aj‐?‐winik? “en 2 Ak’b’al 6 Mol fueron adornados la (capa de) piel y el yelmo (de mosaico) de Itzam K’an Ahk, Señor de K’ihna’. Lo ordenó Aj… K’ul… K’ahk’ Kuuk?, Señor de los Cautivos de Yuhkno’m Ch’e’n, Señor Divino de Kaan”
En una perspectiva más amplia, la anterior evidencia epigráfica, aunada a otra de naturaleza más indirecta registrada en sitios como Palenque y Moral‐Reforma, permite inferir que hubo batallas por hacerse del control de la fértil región oriental de lo que hoy es Tabasco, comprendida entre los meandros formados entre los ríos San Pedro y Usumacinta, en las que el eje comprendido por Calakmul‐Piedras Negras se enfrentó victoriosamente a otro conformado por Palenque‐Tikal , con un resultado victorioso que implicó el control de los primeros que se habría prolongado hasta finales del siglo VII d.C., cuando Kan B’ahlam II de Palenque retoma el control de esta región y pocos años después Tikal es derrotado por Calakmul en agosto de 695 d.C., mermando severamente su hegemonía (Martin 2003: 47; Martin y Grube 2000: 110‐111). El Panel 2 de Piedras Negras (Fig. 5c) conmemora el primer k’atun después de la muerte de Yo’nal Ahk I y la toma del yelmo de guerra ko’haw. La escena iconográfica muestra posiblemente al gobernante Itzam K’an Ahk en compañía de su heredero al trono, cuyo nombre de juventud es Joy Chitam
Ahk, recibiendo la sumisión de seis señores vasallos en completo atavío militar, provenientes de Yaxchilán, Lacanhá y Bonampak. Otra posibilidad es que se trate de la escena retrospectiva de un acontecimiento similar acaecido en 510 d.C., en cuyo caso el gobernante representado sería “Diente de Tortuga” (Martin y Grube 2000: 140‐144). Es difícil vincular los nombres del resto de los personajes representados en la escena con aquellos atestiguados en las respectivas secuencias dinásticas de los sitios aludidos, lo cual de poderse hacer ayudaría en mucho a determinar la fecha en que ocurrió tal suceso. Análisis cerámico La secuencia cerámica de Piedras Negras ha sido trabajada en detalle por René Muñoz (2003); Mary J. Acuña (2004) y Robert Rands (1960) entre otros. Como se menciona anteriormente, Stephen Houston (pers. com. dic. 2007 Malmö, Suecia) llamó mi atención hacia similitudes con la fase Yaxché (620‐750 d.C.), por lo cual las primeras investigaciones fueron dentro de los numerosos tipos y variedades que la componen, si bien posteriormente encontré similitudes en la cerámica de la fase previa Balché (560‐620 d.C.) (Fig. 4d) que pueden, no obstante, explicarse como estilos a los que se dio continuidad durante la fase Yaxché, lo cual sería más plausible dado que el
nombre jeroglífico mencionado en la vasija no se encuentra entre ninguno de los individuos que gobernaron durante el intervalo especificado para la fase Balché. La cerámica de la fase Yaxché, de acuerdo con Muñoz (2003) y otros autores (Arredondo 1998; Romero 1999), ha sido localizada en todas las áreas del sitio, incluyendo los grupos periféricos residenciales, en contextos sellados, por debajo de materiales indiscutiblemente más tardíos, como son aquellos de la fase Chacalhaaz. Muy importantemente, también ha sido encontrada en asociación con monumentos que ostentan fechas jeroglíficas. Muñoz (ibid.) nos informa que para este momento comienza a darse una mayor diferenciación con respecto a técnicas decorativas que estaban en boga en aquel entonces en el Petén central y otras áreas de las tierras bajas, donde la pintura en positivo constituía el principal estilo de decoración polícroma. En Piedras Negras, en cambio, “la decoración en negativo reemplazó casi por completo a la pintura en positivo como estilo polícromo principal”, siendo algunos de los tipos al negativo principales el Mataculebra Polícromo, Suktán Crema Polícromo, Lemba Polícromo y Yokib inciso en negativo (Muñoz, ibid.), dominando por sobre todos ellos el tipo Santa Rosa Crema Polícromo (Fig. 4c). En contraste, si bien existen algunos tipos polícromos pintados en positivo dentro de la fase Yaxché, constituyen una parte
minoritaria. Los tipos habituales de polícromos pintados en positivo incluyen a Saxché y Palmar anaranjado (Figs. 4a y 4b). Si bien en la fase previa Balché existían ciertas variedades con rasgos similares a la vasija que nos ocupa, como puede ser el engobe naranja, la decoración a línea roja y negra de la banda superior y la presencia de pseudoglifos que también aparecen en ejemplares del tipo Saxche’ variedad Saxche’ (Fig. 4d), es posible explicar tales rasgos como incipientes, cobrando un mayor desarrollo en la fase subsecuente, durante la cual habría sido elaborada la vasija que ostenta el nombre de Itzam? K’an Ahk, cuyo reinado se ubica perfectamente en medio de la fase Yaxché. De todas las variedades analizadas, son los numerosos fragmentos de la variedad negativo‐reserva registrados por Muñoz (2003), del tipo Palmar naranja polícromo, los que muestran mayores similitudes con la vasija que nos ocupa tanto en las técnicas decorativas como en la paleta de colores y los estilos escriturarios e iconográficos involucrados. Análisis paleográfico Dos son los aspectos que desearía enfatizar mediante la comparación de características paleográficas entre signos del mismo objeto entre sí, a la vez que entre signos que aparecen
en este objeto y en fragmentos cerámicos de contexto arqueológico de otras vasijas de la fase Yaxché, tipo Palmar anaranjado polícromo. En el primer caso (Fig.6a), para buscar establecer si la banda superior de auténtica escritura fue hecha por el mismo escriba que efectuó la decoración en columnas de pseudogllifos; en el segundo caso, se buscará determinar si existen argumentos para asociar la tradición y el estilo escriturario de la vasija que nos ocupa con relación a la de un tipo particular de la secuencia cerámica de Piedras Negras. En forma muy importante para el presente estudio, Muñoz (ibid.) especifica que “[…] el motivo decorativo más común consiste en franjas de pseudoglifos enmarcadas por líneas rojas y negras”, aspecto que ya había sido advertido por Houston (com. pers. Malmö 2007) como una de las características principales de la vasija que nos ocupa. De un modo poco común, exhibe dos columnas verticales de pseudoglifos decorativos al tiempo que una banda horizontal de auténtica escritura recorre su borde superior. Desconcertantemente, a nivel paleográfico, las manos involucradas en ambos trazados muestran rasgos tan similares que permiten entretener la hipótesis de haber sido realizadas por el mismo artista‐escribano. Un análisis a detalle de ambas muestra que dos signos de la fórmula dedicatoria, en contexto de verdadera escritura, son repetidos en las columnas de
pseudoglifos, en contexto iconográfico. El primero de ellos es T507 tzi, (Fig. 6b), donde la versión iconográfica representa en forma reducida y simplificada los atributos del grafema escriturario, lo cual puede explicarse dada la mayor dificultad que implica plasmar en un espacio más reducido todos los rasgos distintivos del signo, incluyendo sus hileras de puntillado diagonales divergentes. El segundo signo, T178 o T534 la, correspondiente a la posición E del texto jeroglífico de la fórmula dedicatoria, fue repetido en la otra columna de pseudoglifos con atributos caligráficos virtualmente idénticos (Fig 6c), dando sustento a la idea de que un mismo artista‐escribano fue el responsable de llevar a cabo la iconografía y el texto jeroglífico, lo cual no deja de ser interesante dado el debate acerca de si los pseudoglifos en cerámica son el resultado de la intervención de artistas no letrados, o en cambio, la manifestación de una tradición arraigada cuya fuerza se impone a la capacidad del escriba para generar escritura verdadera. Respecto a la confrontación de la evidencia paleográfica de la vasija con otra procedente de contextos arqueológicos controlados del sitio de Piedras Negras, con el fin de buscar argumentos adicionales para determinar el fechamiento y la procedencia de la primera, la fórmula dedicatoria contiene dos grafemas particulares que aparecen también en un fragmento cerámico de la Fase Yaxché tipo Palmar naranja polícromo,
variedad Palmar en negativo‐reserva (Resist Reserve; Muñoz 2003). Los signos coincidentes que permiten el análisis comparativo son T61 yu y T565 ta. Ambos ejemplos funcionaron originalmente en contexto de escritura verdadera, dentro de sendas fórmulas dedicatorias. Mientras en el fragmento analizado por Muñoz (2003) ambos signos aparecen juntos en la secuencia yu‐ta,1en la vasija completa objeto de estudio aparecen respectivamente en las posiciones D y G. La comparación revela que ambos signos en los dos contextos exhiben características paleográficas propias del Clásico tardío y no puede descartarse su contemporaneidad, si bien la caligrafía del fragmento muestra una mayor influencia de estilos que entonces eran corrientes en el Petén central, similares a signos T565 presentes en fórmulas dedicatorias en vasijas del área de Tikal entre otros muchos ejemplos (p.e. K5453; K8008). En términos generales, el fragmento parece exhibir una mayor destreza caligráfica y ornamentación que la pieza completa, pues presenta mayor variabilidad en el empleo de distintas calidades y grosores de línea, incluyendo líneas dobles ultrafinas de contorno, sí como mayor movimiento y fluidez en los trazos. En forma más específica, el signo T61 de la vasija completa enfatiza los segmentos inferior y superior en forma de volutas, a costa de reducir el tamaño
1 yu‐ta forma la palabra (u)yutal que puede analizarse como (u)y‐ut‐al, ERG3s‐semilla/fruto‐POS, “el fruto de […]”,siguiendo a Lacadena (2002: 184).
del segmento central de lo que se ha interpretado como la representación de un moño anudado, en contraste con el signo homólogo del fragmento, cuyos tres segmentos exhiben una mayor simetría. Respecto al silabograma T565, la porción inferior muestra ciertas similitudes de trazo, si bien en el segmento superior interpretado como la representación de un espejo o superficie reflectante‐ puede apreciarse una curvatura que apunta hacia direcciones opuestas en la vasija y el fragmento. En su conjunto, los signos susceptibles de comparación sugieren que los escribanos involucrados pertenecieron a escuelas escriturarias ligeramente distintas estilísticamente, si bien no hay diferencias sustanciales que permitan descartar su contemporaneidad y/o pertenencia a un mismo sitio. En el caso del fragmento puede apreciarse una mayor influencia del Petén central, lo cual tendría sentido si se le considera ligeramente anterior a la vasija completa, aunque dentro de la misma fase, dado que es precisamente a partir de Yaxché que comienza a darse una mayor diferenciación estilística con respecto a tales influencias (Muñoz 2003). En mi opinión, el vaso que nos ocupa quizá pueda ser reflejo de un momento específico en la historia de Piedras Negras en que comienzan a aflorar con mayor vigor estilos y tradiciones escriturarias locales.
Conclusiones El texto jeroglífico de la vasija muestra claramente el nombre de un gobernante de Piedras Negras llamado Itzam? K’an Ahk. De los tres candidatos posibles atestiguados en la secuencia dinástica del sitio (Martin y Grube 2000: 138‐153), es posible descartar a los dos primeros, en orden cronológico, debido a que la caligrafía muestra claramente rasgos propios del Clásico tardío, al tiempo que las características de la pieza son congruentes únicamente con aquellas descritas para las fases clásico tardías de la secuencia cerámica de Piedras Negras. Al cruzar el dato epigráfico del nombre jeroglífico del Gobernante 2 con los datos arqueológicos de la secuencia cerámica, es posible determinar que el objeto debió haber sido manufacturado durante la fase Yaxché, dado que esta abarca del 620 al 750 d.C., mientras que el periodo en que Itzam? K’an Ahk III gobernó en Piedras Negras abarcó del 639 al 686 D.C., es decir, su reinado cae perfectamente dentro del rango de dicha fase. Existe evidencia epigráfica que vincula fuertemente a Piedras Negras con la hegemonía política de Yuhno’m el Grande en el Petén para este momento histórico, si bien es aún difícil precisar si la diferenciación técnica y estilística con respecto al Petén que percibe Muñoz (2003) durante la fase Yaxche’ tuvo lugar antes, durante o después de la notoria pérdida de hegemonía de Calakmul en la región del Usumacinta que supuso la derrota inflingida por Jasaw Chan
K’awiil de Tikal a Yuhkno’m Yihch’aak K’ahk’ (Garra de Jaguar) de Calakmul. Con respecto a su función, son dos las hipótesis que a la luz de los datos considero más viables, en orden de posibilidad:
1. El vaso fue comisionado o mandado hacer por Itzam? K’an Ahk III para su uso personal, funcionando como vajilla para uso exclusivo de las élites y posteriormente habría podido ser reutilizado en un contexto funerario, como indicarían numerosos casos similares atestiguados. Ello implicaría una procedencia de Piedras Negras, Guatemala
2. El vaso fue comisionado por Itzam? K’an Ahk III para ser obsequiado/redistribuído a un individuo que gozaba de su favor, funcionando como bien de prestigio para intercambio (Reents‐Budet 1996; Pallán 2006: 90). Ello implicaría que no necesariamente procede de Piedras Negras, pudiendo también haber sido transportada en tiempos prehispánicos hacia alguno de los sitios bajo control directo del Gobernante 2 o con los que Piedras Negras estableció alianzas políticas, militares o de otro tipo.
El Panel 2 muestra claramente el dominio de Piedras Negras sobre sitios como Lacanhá, Bonampak y Yaxchilán, manifiesto
mediante una ceremonia de “toma” del yelmo de mosaico militar, lo cual apunta hacia alianzas estratégicas donde tales sitios aparecerían como subordinados de Itzam K’an Ahk III, de acuerdo con una de las dos posibles hipótesis vertidas por Martin y Grube (2000: 144) para explicar la escena representada. En este sentido, no sería posible descartar todavía la versión respecto a una presunta procedencia de Yaxchilán. Con la debida cautela, dadas las dificultades involucradas en la comprobación de tales versiones, difundidas oralmente por personas vinculadas a la donación del objeto a la colección pública del estado de Tabasco donde
se resguarda, podría plantearse la posibilidad de que haya sido obsequiado por Itzam? K’an Ahk III al señor de Yaxchilán que aparece en gesto de sumisión, quizá con el propósito de sellar una alianza militar, si bien esto constituiría tan sólo una de muchas explicaciones viables.
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