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CUESTIONARIO SOBRE LA ESTÉTICA COMO IDEOLOGÍA DE TERRY

EAGLETON

1. ¿Cuál es la importancia del concepto de «HEGEMONÍA» y cómo lo usa el

autor?

Una vez que el autor delimita la noción de estética como aquel puente entre lo

sensitivo y lo racional y lo coloca al servicio de la razón, emplea el concepto de

hegemonía como aquella parte que armoniza la relación entre dichas facultades,

que unifica el quehacer del sujeto con la sociedad y evita que el contacto entre

cuerpo e historia se vuelva estéril.

El autor se pregunta si hay un sentido de unidad lo suficientemente poderoso

como para reproducirse a sí mismo, pues observa que las prácticas que permiten

que la sociedad burguesa siga reproduciéndose (principalmente aquellas que

toman a la razón como panacea), son las mismas que pueden posibilitar su

destrucción (Eagleton 2006, 77). Reconoce que la razón, por sí misma no puede

pretenderse como eje del quehacer humano, por ello echa mano de la filosofía de

Rousseau para proponer un ser en comunidad a partir de la sensibilidad en donde

hay una relación incluyente entre lo sensitivo y lo racional, entre el sujeto y la

sociedad.

La importancia de la hegemonía en este orden social radica en que se le otorga

autonomía a lo sensitivo, pero se le va dando forma a partir de lo racional, es

decir, que lo individual se desarrolla estructuradamente en función del todo. Se

reconoce la importancia de lo sensitivo y se le identifica como lo orgánico, lo vital,

cuya autonomía se alienta pero se guía a partir de lo racional, identificado también

como lo inorgánico (Eagleton 2006, 78). Ambas facultades no deben estar

peleadas, por el contrario, deben desarrollarse integralmente con miras a un bien

común.

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2. ¿A qué se refiere Eagleton con la noción de «aparato estético»?

A grandes rasgos, se refiere a la relación entre nociones como general y

particular, universal e individual, forma y contenido, etc. Se trata de encontrar

complementariedad en rubros, a primera vista, opuestos para que se relacionen

armoniosamente en un conjunto que no deja de lado el desarrollo de las

particularidades, que permita que cada una de las partes que constituyen el objeto

estético materialicen la totalidad y su legislación (Eagleton 2006, 79)

Problematiza esta cuestión contraponiendo las filosofías de Hegel y Kant y

analizando la estetización del poder en un orden social burgués que se mantiene

en los hábitos, los sentimientos y los afectos, este poder radica en la experiencia

del propio sujeto, quien se impone una ley según su propia experiencia. Se hace

una revisión de la obra de Kant desde la que plantea una idea de ley universal que

se estructura igual que las capacidades subjetivas, por lo tanto hay una legalidad

autorreferencial que parte de las costumbres y los hábitos, haciéndola irreflexiva

(Eagleton 2006, 74-75). Es entonces cuando confronta las ideas anteriores con la

propuesta hegeliana, cuya idea de razón comprende una escisión de la naturaleza

humana en dos momentos; el primero, caracterizado por los apetitos y deseos

propios de las inclinaciones corporales; el segundo, caracterizado por la

espiritualidad que se traduce en costumbres. La razón, entonces, funge como

agente transformador de la vida material

3. ¿Qué son las «particularidades libres» y qué papel juegan en la

construcción del aparato estético, según Eagleton?

De cara a la hegemonía, las particularidades libres son formas precisas de

subjetividad que conforman la base de la unidad política. Son las facultades

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individuales del sujeto que le otorgan autonomía y autodeterminación, que hacen

que se legisle a sí mismo, sin embargo, la ley se vuelve el eje de una unidad que

armoniza los deseos e inclinaciones, a veces tumultuosos, de éste. Sobre esta

idea, Eagleton especifica que la coacción del poder autocrático se reemplaza por

la identidad del sujeto (Eagleton 2006, 77).

En relación con la construcción del artefacto estético, el autor señala que hay un

cierto renacimiento del sujeto que ahora vive estéticamente de acuerdo a una ley

que regula su actuar espontáneo, asegurando un orden social. La particularidad

del sujeto, que es ahora partícipe de una razón universal, se determina

constantemente a partir de la unidad (Eagleton 2006, 75). Es decir, hay un

hegemonía espiritual en la que reside una alianza entre lo individual y lo universal,

misma que también se reconfigura continuamente.

Eagleton se basa en el trabajo de Rousseau para explicar cómo, bajo la forma de

un bien común, los sujetos renuncian a particularidades egoístas y se someten a

una voluntad general con la cual cada uno se identifica a su manera para afirmar

la individualidad. Así, en la construcción de una armonía social, los sentimientos

particulares de cada sujeto se articulan desde una normatividad formal relacionada

con la hegemonía política.

Finalmente, el autor señala que la razón penetra en el mundo de la percepción,

construyendo un nuevo tipo de subjetividad, pero sin comprometer su poder

absoluto sobre ella.

4. ¿Cómo resuelve Schiller la dualidad kantiana entre naturaleza y razón y

cómo afecta esta resolución a la hegemonía en Schiller?

Partiendo de la idea de la dualidad kantiana entre Naturaleza (que impone unidad)

y razón (que demanda multiplicidad), como terrenos casi ajenos, en donde el

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transitar de uno a otro parece ser imposible, Schiller concuerda en que la tensión

entre ambos terrenos debe mantenerse y aflojarse a través de lo estético, pues

considera el momento de indeterminación (propio de esta categoría) como un

estado de transición entre lo sensual y lo racional (Eagleton 2006, 162). Es en lo

estético donde la naturaleza se estructura de acuerdo a las facultades cognitivas y

los sentidos se formalizan para permitir al sujeto acceder a estados superiores de

Verdad y Bien (Eagleton 2006, 164), así como mediar entre la barbarie y la

organización civil. Pero advierte que lo estético no es la solución definitiva que

proveerá libertad o un sentido moral, dado su carácter ambiguo bajo el cual es

natural y no natural a la vez, es sólo la categoría que facilita la transición a dichos

terrenos, pues en ella se suspenden momentáneamente naturaleza y razón y se

superponen infinitas posibilidades de acción.

De cara a la hegemonía, Schiller señala que en lo estético, la razón tiene la

obligación de reconocer la pluralidad y respetar el carácter subjetivo y espontáneo

de lo material. Relacionando lo anterior con el poder político, para asegurar su

dominio, es necesario articular el espíritu desde la subjetividad, donde cada

ciudadano haya ya interiorizado un deber ético-político (Eagleton 2006, 164); de

esta manera, surge la gracia, condición desde la que el individuo se gobierna a sí

mismo a partir de la ley de la totalidad, es decir, la Naturaleza adquiere autonomía

pero apegándose a la normatividad dada por la razón que apela a una grandeza

moral.

5. ¿En qué consiste la aporía de lo estético en Schiller?

El carácter aporético surge al proponer lo estético como un terreno ficticio de

transición y mediación entre lo material lo espiritual, en donde coexisten y se

deconstruyen conceptos antagónicos que constantemente colisionan entre sí,

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deformándose, suprimiéndose y reconfigurándose. Hay, en este sentido una

constante supresión de fuerzas contrapuestas que pueden llegar a puntos

muertos. Sin embargo, Eagleton señala que en la vacuidad de lo estético pueden

darse frutos, pues al suspender por completo toda especificidad, se obtiene un

terreno fértil para actuar de cara a la libertad. Es la indeterminación la que libera al

sujeto de todo juicio de valor subjetivo de toda pretensión de objetividad, que le

permite estructurar y determinar los contenidos de la impresión material. Es obligar

al sujeto a detenerse y enfrentar un mar de posibilidades.

Ya que en lo estético no hay determinaciones físicas o morales, se da una

plasticidad que permite jugar con los contenidos, liberándolos de toda formalidad y

particularidad. De esta manera, lo estético se convierte en una caja en la cual

todas las posibilidades están presentes, permitiendo, posteriormente, que el sujeto

valore cada una de ellas y estructure los contenidos de la realidad en función de lo

particular y lo universal (Eagleton 2006, 167).

BIBLIOGRAFÍA:

EAGLETON, Terry. La estética como ideología. Traducción de Germán Cano y Jorge Cano. Trotta. Madrid. 2006; pp. 51-84 y 161-180.

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