Fuente: portadas y fotos de libros citados en la investigación
La formación política de la
militancia sandinista
Trabajo de culminación de estudios
para obtener el Título de Licenciado en Sociología Facultad de Humanidades y Comunicación
Universidad Centroamericana (UCA)
Autor: Alberto Gómez Susaeta
Tutora: Sadya Jiménez Lacayo Managua, Mayo de 2010
La formación política de la militancia sandinista . . .
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Dedicatoria
A todos los héroes y heroínas sandinistas (muertos o vivos)
que arriesgaron su vida y entregaron (o entregan) desinteresadamente su esfuerzo para conseguir
una Nicaragua libre y con justicia social
A la militancia del Movimiento Cultural Cristiano (MCC) y de Acción Cultural Cristiana (ACC), especialmente a Luis Capilla,
que me inculcó la importancia de ser consciente de nuestra complicidad con las injusticias
y la necesidad de la formación política para transformar la realidad
A Ángel Matías, mi hijo, para que tenga la oportunidad
de vivir algún día su compromiso social desde una profunda comprensión
de las ideas políticas y del mundo, desde la lectura, el debate
y el diálogo abierto con todos y todas
A las nuevas generaciones sandinistas, para que retomen el espíritu de Sandino y Carlos
Agradecimentos
Al profesorado que me acompañó y orientó
en distintos momentos de esta investigación: Vanessa Castro, Lorenzo Romeo,
Juan José Sosa, Sadya Jiménez
A las personas que me ayudaron a conseguir citas con algunas personas entrevistadas:
Aída, Aitor, Dolores, Irma, Lilliam, Meyling y Sadya.
A todas aquellas personas que me brindaron la oportunidad de compartir sus experiencias
y percepciones sobre este tema
La formación política de la militancia sandinista . . .
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ÍNDICE
I. Introducción 4 II. Contexto 5 III. Antecedentes 6 IV. Planteamiento del problema 8
V. Objetivos 10
VI. Justificación de la investigación 11
VII. Marco teórico y conceptual 14
VIII. Metodología 46
IX. Cuerpo del trabajo 52
1. Fuentes ideológicas en la base de la formación política sandinista 52
1.1. Teorías 52 1.1.1. Marxismo 52 1.1.2. Foquismo 53 1.1.3. Teología de la liberación 55 1.1.4. Educación popular 58
1.2. Personajes clave del sandinismo 59
1.2.1. Sandino 60 1.2.2. Carlos Fonseca 65
2. Organización, metodología y materiales de formación política sandinista 79
2.1. Hasta el triunfo de 1979: círculos de estudio en la clandestinidad 79 2.2. Década de los 80: estructuras permanentes y formación 87 sistemática 2.3. Período de 1990 al 2006: la importancia de la formación declina 103 ante la urgencia electoral 2.4. Nuevo Gobierno FSLN (2007-2010): resurge la escuela nacional 114
2.4.1. MRS (Movimiento Renovador Sandinista) 121 2.4.2. MPRS (Movimiento Por el Rescate del Sandinismo) 127 3. El debate como formación política 130 4. Estilos de formación política sandinista 137
4.1. Verticalismo y espíritu crítico 137 4.2. Educación bancaria y educación liberadora 143
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5. Temas de la formación política sandinista 148
5.1. Antiimperialismo 148 5.2. Anticapitalismo 151 5.3. Religión 159 5.4. Género 162 5.5. Unidad y diversidad 165 5.6. Ética y legalidad 169 5.6.1. La ética desde la perspectiva marxista 170 5.6.2. Relación entre medios y fines en la ética sandinista 174 5.6.3. Ética de la vida, organizativa y personal 180 5.6.4. Irrespeto a la legalidad 182
6. Las experiencias vitales como formación política 190 6.1. La ética del ejemplo 190 6.2. La montaña: crisol de los mejores cuadros 193 6.3. Aprender de los errores 195
7. Otros ámbitos de formación política sandinista externos al FSLN 202
7.1. La familia 203 7.2. Sistema educativo 204 7.3. Grupos de pares 205 7.4. Medios de comunicación 206 8. Utilidad de la formación política 209 X. Conclusiones 218 XI. Recomendaciones 221 Lista de referencias 225 Anexos 240
1. Instrumento de recolección de datos: guía de entrevista 241
2. Cronograma de la investigación 242
3. Listado de personas entrevistadas 243
4. Operacionalización de variables 244
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I. Introducción Aun reconociéndome un simpatizante de las causas justas que promovió la
revolución sandinista y de algunos legados importantes que dejó para Nicaragua y
su gente, creo que profundizar en este tema por una persona como yo, que llegó a
Nicaragua en 1996 y que no ha vivido ni experimentado directamente la mayor
parte de lo que aquí se cuenta, tiene como aspecto positivo la “cierta distancia”
que puedo tomar respecto al tema. Esa “cierta distancia” de alguien que vino del
otro lado del océano puede proporcionar esa objetividad no siempre fácil de
enfocar cuando nos sentimos muy identificados con un grupo humano o una
problemática. Y hablo de “cierta distancia” porque evidentemente los casi 15 años
de vivir en Nicaragua también me proporcionaron la posibilidad de seguir de cerca,
desde los medios y las amistades, las vicisitudes del sandinismo.
Difícilmente se puede ser neutral cuando las visiones están tan polarizadas como
sucede en el sandinismo actual. He tratado, por ello, de basarme lo más posible
en las expresiones literales de los actores que sí vivieron las experiencias que se
narran aquí y minimizar mis comentarios al respecto, aunque evidentemente en la
misma organización de la investigación y de los resultados finales de la misma
todo investigador pone su sello.
Cuando en Nicaragua casi toda la población habla de los partidos políticos como
lugares de corrupción donde hay poco rescatable y pocos aspectos interesantes
para ser investigados, sí quiero contribuir a que se puedan valorar, con sus
claroscuros, determinados esfuerzos del sandinismo para profundizar en el
entendimiento de nuestra realidad y en el diseño de un modelo de sociedad más
justo.
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II. Contexto El FSLN surge en 1962 como una fuerza que lucha contra la dictadura somocista,
retoma el pensamiento nacionalista de Sandino y pretende alcanzar una nueva
sociedad socialista en Nicaragua que ayude a superar los atrasos heredados del
pasado. Los grandes temas en los que se inspira el sandinismo son el
antiimperialismo (o nacionalismo) y el anticapitalismo (o socialismo) y las dos
grandes figuras son Sandino y Carlos Fonseca Amador, el fundador del FSLN.
El FSLN ha ido atravesando diferentes etapas:
- Una etapa de lucha guerrillera y de clandestinidad para luchar contra la dictadura
somocista (hasta julio de 1979).
- Una etapa en el poder, en la década de los 80, cuando la revolución sandinista
se hizo famosa en todo el mundo, entre otras cosas, por su resistencia al
todopoderoso país del Norte (Estados Unidos) y por la originalidad de su
revolución, que unía por primera vez a cristianos y a marxistas en la consecución
e implementación de la revolución sandinista.
- La etapa del FSLN como oposición política, tras las elecciones perdidas en 1990
frente a Violeta Chamorro, en la que se dedicó a “gobernar desde abajo” y a
fortalecer su partido con vistas a una nueva victoria en las urnas que le devolviera
el poder, como así ocurrió en el año 2006.
- La etapa del nuevo Gobierno, que inició su andadura en enero del año 2007.
Hay determinados aspectos de la historia que se observan mejor tras el paso de
los años y eso es lo que se intentará hacer desde el estudio de la formación
política de la militancia sandinista en estas 4 etapas del sandinismo.
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III. Antecedentes Ya Marx y Engels plantearon en su tiempo la intuición de que la ideología
dominante era la ideología de la clase dominante. Si el materialismo histórico en el
que creían concedía una gran importancia a las condiciones materiales para la
realización de la revolución, también otros autores marxistas posteriores como
Gramsci resaltaron la importancia de la formación política como un elemento
fundamental para lograr cambios sociales radicales. Autores de nuestros días
como Ignacio Ramonet han recalcado también la necesidad de crear alternativas
al “pensamiento único” capitalista predominante y de promover una “conciencia
crítica”.
En el FSLN, así como en otros partidos o movimientos que hicieron de la
revolución un ideal, ha existido una tradición de invertir una parte de sus esfuerzos
en la formación política de sus miembros para que el disenso respecto a sistemas
injustos y frente a este “pensamiento único” esté bien cimentado en ellos. Ya antes
del triunfo de la insurrección, los guerrilleros debatían sobre el tipo de sociedad
que pretendían construir y estudiaban determinados escritos de autores
revolucionarios. Dentro del sandinismo y sus diferentes tendencias, todavía hay
personas como William Grigsby o Mónica Baltodano, que en su día conformaron
junto a otras una corriente dentro del FSLN llamada Izquierda Democrática, que
enfatizan en sus escritos y discursos la importancia del “trabajo político” o de la
“formación de la conciencia” (Grigsby, 2007, p. 19).
Se sabe, por lo expresado por diferentes personas, que el tipo de formación
política que recibieron los militantes del FSLN ha ido variando a lo largo de los
años. En un artículo de Mónica Baltodano se exponen algunos de los hitos y
transformaciones de la formación política de cuadros dentro del FSLN. Dicho
artículo fue escrito en el año 2005, por lo que ella sólo distinguía tres etapas
diferenciadas (en la lucha contra la dictadura, durante la revolución y tras la
derrota electoral) (Baltodano M., 2005a). Sin embargo, el período del nuevo
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Gobierno de Daniel Ortega debe ser analizado de forma diferente por las
implicaciones que tiene la nueva llegada del FSLN al poder.
Por otra parte, en una investigación publicada por IPADE (Romeo, 2007) sobre los
partidos políticos en Nicaragua y según las opiniones de algunos dirigentes y
militantes de éstos, la formación política es uno de los retos poco asumidos hasta
ahora por los partidos políticos nicaragüenses, aunque se entiende que ésta es
fundamental para la promoción de la democracia interna, de la propia identidad de
cada partido y de su función como puente entre la sociedad civil y el Estado
(Romeo, pp.38-41, pp. 62-63). El FSLN no escapa a esa crítica en los momentos
anteriores a la elección presidencial de 2006.
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IV. Planteamiento del problema
Cuando se busca bibliografía sobre este tema, la dificultad es grande. Es cierto
que existen publicaciones en la década de los 80 promovidas por el Instituto de
Estudios del Sandinismo o por parte del Departamento de Propaganda y
Educación Política del Sandinismo. Pero, a excepción del artículo de Mónica
Baltodano, no se ha podido encontrar entre ellos un relato enfocado en los
procesos de formación promovidos por el sandinismo o por alguna de las
tendencias sandinistas. Estos procesos de formación aparecen en algún momento
de los documentales filmados o de escritos en torno a la revolución o al
pensamiento revolucionario, pero de manera esporádica. Parece no haber existido
hasta el momento el intento institucional de recoger la evolución teórica y práctica
del sandinismo en esta temática, por lo que una descripción y exploración inicial,
más allá de lo escrito por Baltodano, podría abrir el camino a nuevas
investigaciones más centradas en aspectos concretos de dicha formación.
Como decíamos anteriormente, Mónica Baltodano distinguía desde su perspectiva
etapas y características de la formación política sandinista. Uno de los objetivos de
la investigación será precisamente describir y profundizar en los cambios que se
han ido produciendo a lo largo de estas etapas, a través de los testimonios
seleccionados en la metodología.
Una de las preguntas que se plantea de fondo en la investigación es qué se
entiende por formación. Y no sólo conceptualmente, sino a través de lo vivido en la
práctica. Es evidente que algo ha cambiado en los últimos años en la manera de
entender la educación. Si antes ésta era mayoritariamente entendida como un
proceso unidireccional, fundamentalmente vivido en la escuela, pensado para
adaptar el individuo a la sociedad y proporcionarle habilidades que permitan al
sistema social seguir funcionando, experiencias como la formación política vivida
dentro del FSLN y otras muchas cuestionan esta visión de la educación o
formación personal, con un enfoque más amplio, bidireccional y centrado en el
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cambio social. De hecho, en la vivencia sandinista se podría estudiar la
participación e integración de diferentes estilos educativos también en la formación
política: el estilo educativo heredado de la tradición nicaragüense, el de los países
socialistas (fundamentalmente Cuba) y la educación popular, impulsada por
personas como Freire y sus seguidores, también en Nicaragua.
Puede suponerse que la formación política dentro de un partido o movimiento
revolucionario es uno de los procesos que debe consolidar el crecimiento
personal, el debate y la participación en las actividades del partido, y la
apropiación de la identidad y del ideario político. Esto es lo que habría de ser
comprobado y contrastado con la realidad para descubrir cuál es la verdadera
utilidad de la formación política, según las personas involucradas en dichos
procesos.
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V. Objetivos Objetivo general
- Describir la formación política sandinista desde la visión de militantes
sandinistas con larga trayectoria política.
Objetivos específicos
- Conocer las fuentes (ideologías, temas, autores, materiales, estilos…) y la
importancia que se otorgó a la formación política partidaria en las diferentes
etapas.
- Indagar en otros tipos de formación política, externa al partido, que han
contribuido a la identidad sandinista de los militantes.
- Descubrir la utilidad de la formación política sandinista percibida por la propia
militancia.
¿De quién se quiere saber? (Fuentes de información)
-Militantes sandinistas de larga trayectoria.
-Profesores/as y alumnos/as de escuelas de formación municipal, regional y
nacional.
-Hombres y mujeres.
-Sandinistas que pertenezcan actualmente al FSLN y también sandinistas que ya
no militan en este partido.
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VI. Justificación de la investigación En mi experiencia personal, el conocimiento de la existencia de formación en
determinados círculos de la izquierda europea a lo largo de los dos últimos siglos y
la exposición a testimonios en Nicaragua (aun cuando mi llegada al país fuera en
1996) que recordaban aspectos de la formación sandinista antes de 1990
despertaron mi interés por conocer de manera más clara cómo se organizó todo
este proceso en Nicaragua y la importancia que se le había concedido a este
aspecto en función de los objetivos de la revolución. Por ahora, todavía hay
muchas personas que tienen experiencias de formación política dentro del
sandinismo en el período anterior a 1990, pero si el tiempo corre puede ser que el
número se vaya reduciendo significativamente, por lo que se podría pensar que
existe una cierta urgencia por recoger esta información.
La relevancia de la investigación vendría dada por la recopilación y ordenamiento
de información en torno a lo ya hecho dentro del FSLN en materia de formación
política y por las vivencias de algunos personajes representativos del sandinismo
al respecto. Un estudio como el que propongo tratará de profundizar en la
formación que han recibido los militantes del FSLN en diferentes etapas (desde la
oferta partidaria y la demanda de los militantes), para iluminar algunas relaciones
de esta formación con valores y actitudes, con formas de pensamiento y de
organización partidaria. Profundizar en los estilos y contenidos de la formación
política también puede dar claridad para un mejor entendimiento de la división
actual del sandinismo, en un contexto en el que cada día parece más difícil hablar
de forma consensuada sobre lo que significa y representa el sandinismo o “ser de
izquierda” en Nicaragua.
En la investigación reciente de IPADE sobre partidos políticos ya mencionada se
habla de la importancia de los jóvenes y las jóvenes como sujetos preferenciales a
los que debe ofertarse esa formación política en función de su crecimiento
personal y de su plena integración al partido. En cualquiera de los casos, la
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formación les servirá para conocer las debilidades y fortalezas del sistema político
nicaragüense y mundial, así como las suyas propias, en el marco de un partido
que representa una ideología concreta. Esta formación dependerá, por un lado, de
la oferta del partido pero también de la demanda de los nuevos y antiguos
militantes, por lo que el fenómeno deberá ser observado desde ambas
perspectivas.
Hace unos años tuve la oportunidad de participar como consultor en varias
capacitaciones con partidos políticos dentro del programa de Modernización de
Partidos Políticos promovido desde el PNUD. Aún sin haber asistido a
capacitaciones con militantes del partido FSLN, pude percibir en las palabras de
los líderes y lideresas de otros partidos que se sentían marginados de los
espacios de formación y decisión del partido. Dado que últimamente el citado
programa de modernización de partidos políticos y otras actividades de
organizaciones están trabajando en temas de liderazgo juvenil, estos liderazgos
pueden ser los primeros interesados en conocer la evolución de la formación
política en un partido concreto.
No cabe duda de que la contribución de las escuelas de liderazgo juvenil
promovidas por el PNUD no es sino un empujón o llamado de atención a los
partidos y a los jóvenes militantes para que le den su debida importancia al tema
de la formación partidaria. Este estudio puede contribuir a que los jóvenes
militantes (sandinistas o de otras formaciones políticas) se planteen la importancia
de abandonar el grupo de “los que no saben, y por tanto, no deciden” y se
conviertan en parte de “los que saben y deciden” dentro del partido. Y podría
contribuir también a que los responsables partidarios reflexionen sobre la
importancia de la formación o sobre algunas lecciones aprendidas que se derivan
de lo expresado por las diferentes personas entrevistadas en el curso de esta
investigación.
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Ante el interrogante sobre si el uso de la información de este estudio aportará
algún elemento para resolver problemas prácticos, no cabe duda a mi entender de
que la promoción de la formación y el estudio responsable de las problemáticas
(en este caso, partidarias, sociales o nacionales) va a facilitar la solución de las
mismas. Pero también ayudará a la búsqueda de posturas claras, unificadas y
transparentes dentro de los partidos, que permitan huir de la improvisación y el
oportunismo y proporcionen a sus militantes una mejor idea de su identidad, de
quiénes son y adónde se va como partido.
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VII. Marco teórico y conceptual
• Referentes conceptuales preliminares
Los dos términos clave de la investigación son: formación y política. La formación
es un concepto menos utilizado que la capacitación en el ámbito organizativo en
Nicaragua. Sin embargo, existen algunas diferencias en sus implicaciones teóricas
y prácticas. Alguna de las acepciones de formar o formarse dadas por el
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española habla de “dar forma a
algo”, “educar” o “adquirir desarrollo, aptitudes o habilidades”. Capacitar se
relaciona con esta última acepción, ya que implica “hacer a alguien apto, habilitarlo
para algo”. La idea de formación implica una visión más amplia y más sistemática
de aquello que se ofrece al formando o que él mismo persigue incorporar a su
bagaje cultural o profesional.
La terminología sobre la política y los políticos tiene fundamentalmente dos
acepciones: la que apunta al poder (razón por la que la política suele ser
comprendida por los ciudadanos y las ciudadanas como algo “sucio”) y la que está
ligada al bien común y a su origen etimológico griego (polis: comunidad humana).
“Nos encontramos así ante dos articulaciones del término “política”: una
de ellas nos remite a la noción del poder entendido como la capacidad de
un grupo o clase social para hacer valer sus intereses particulares como
intereses del conjunto de la sociedad; la otra, su asociación con la
creación de la comunidad, nos señala que el poder político puede
emplearse históricamente para sancionar y defender procedimientos que
impiden, anulan o bloquean la construcción de comunidad, la posibilidad
más alta de existencia en comunidad en un momento histórico dado, pero
que también puede emplearse para avanzar hacia lo común, hacia la
comunicación, hacia la solidaridad o para resguardaros en cuanto valores
relativamente alcanzados” (Gallardo, 1986, p. 55).
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En uno de sus libros Helio Gallardo nos sitúa el análisis de coyuntura como un
elemento importante de la formación política. Para él, “el análisis de coyuntura se
presenta como una forma de conocimiento de lo histórico-social con vistas a una
inserción adecuada en esta realidad” (Gallardo, 1990, p. 30). El análisis de
coyuntura es un diagnóstico de esta realidad histórico-social que trata de captar y
comprender los signos distintivos de un proceso, los acontecimientos importantes
de un momento histórico determinado pero también descubrir sentidos, relaciones
y tendencias en la coyuntura estudiada. Sin embargo, aunque él mismo reconoce
que el análisis de coyuntura exige objetividad en lo que respecta a los hechos,
expresa que no es neutral en la medida en que “se realiza como uno de los
mecanismos o instrumentos que permiten la correcta inserción de un grupo en ese
espacio político” (Gallardo, 1990, pp. 39-41).
También Otto Heinrich nos habla de formación política en su libro de introducción
a la ciencia política, dedicándola una de sus capítulos. Este autor divide su
exposición al respecto en formación de los equipos dirigentes y formación
ciudadana. Para él, el ciudadano “por encima de la limitada inteligencia de
subordinado, debe tener un juicio crítico acerca de la dirección de la política, y
debe tener una idea viva del papel de su nación en el mundo” (Von der Bablentz,
1974, p. 461). Reconoce a la familia y a la escuela como agentes principales de
formación política durante la niñez y la juventud, pero también se refiere a los
medios de comunicación y a los partidos políticos.
Por de pronto, parece claro que esta formación va más allá de la mera adquisición
o transmisión de saberes. Es estudio, pero también reflexión crítica, análisis
teórico y práctico, diálogo y tienes relaciones con la práctica, como afirma Claudia
Korol:
“La formación política, en esta perspectiva, no es sólo ni principalmente
transmisión de saberes, sino reflexión crítica sobre los saberes que la
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humanidad construyó históricamente como verdaderos. Implica un análisis
teórico y práctico sobre cómo se ha ejercido la dominación, cuáles son sus
instrumentos, cuáles las ideas, los sentidos, las visiones del mundo que la
sostienen y reproducen, y cuáles las ideas, los posibles sentidos y visiones
del mundo eficaces para combatirla. Es estudio de la realidad, y reflexión
crítica de las experiencias e intentos de su transformación. Es crear un
espacio de libertad, para imaginar los posibles cambios de la misma, y los
caminos para realizarlos. Es diálogo entre los saberes creados en la
academia, en los centros de investigación, y los saberes forjados en la
confrontación y creación popular, en una relación en la que se suprima toda
jerarquía pre-establecida para una forma del saber sobre otra” (Korol,
2007).
La formación política podría, por tanto, definirse como un proceso institucional o
personal que persigue proporcionar ciertas habilidades y estructurar una serie de
contenidos (hechos, conceptos, teorías, utopías y valores) en el universo
ideológico individual desde una percepción sobre las instituciones y
acontecimientos políticos con una finalidad práctica de mantener o transformar el
orden social. En este sentido, va más allá de proporcionar o potenciar una o dos
capacidades que tengan alguna utilidad para la vida y va más allá de la formación
de la conciencia moral, que puede inclinarnos a pensar en visiones individualistas
sobre la realidad.
La expresión formación o educación política es ampliamente utilizada, pero no se
pudo encontrar ningún texto o autor que se haya atrevido a conceptualizarlo de
forma exhaustiva, tras una larga búsqueda. La anterior definición parte de la
propuesta por mi parte a la que casi ninguna de las personas entrevistadas
expuso objeciones (se les presentó la definición en la carta de invitación, donde
aparecía como primera pregunta o asunto y también en la guía de entrevista), y se
le añadió el componente de la finalidad o de la transformación social a la que se
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apunta. Como afirma Freire, toda acción cultural pretende el mantenimiento o la
transformación (mínima o más radical) de la realidad.
En relación con la expresión “formación política” se oye hablar a menudo de
“formar la conciencia” o “concientizar”, giros que se acercan mucho al concepto de
formación política. El concepto concientización se ha asociado en América Latina,
en gran medida, con la alfabetización de adultos, pero es evidente que no
solamente deberíamos pensar en personas con nulos o bajos niveles educativos
como los posibles sujetos de la formación política. Por otro lado, “formar la
conciencia” tiene unas connotaciones éticas fuertemente marcadas. Aunque éstas
normalmente acompañan a las visiones ideológicas de la realidad política, no
necesariamente sucede así cuando la educación moral se ciñe a aspectos
esencialmente privados de actuación (moral sexual, familiar, relación con las
personas próximas, etc.). La conciencia crítica o revolucionaria implica una visión
alternativa de la realidad, también desde posiciones éticas.
En Nicaragua se ha hablado de “educación política” o de “formación de cuadros”
para referirse a la formación política en general o para los mandos militares,
políticos o técnicos del partido. La Real Academia de la Lengua Española define
cuadro de la siguiente manera: “En el Ejército, en una empresa, en la
Administración Pública, etc., conjunto de mandos”. Ernesto Che Guevara, hace
varias décadas, expresaba lo que era un cuadro, desde su perspectiva.
“A esta altura podemos preguntarnos, ¿qué es un cuadro? Debemos decir
que, un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo
político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del
poder central, hacerlas suyas y transmitirlas como orientación a la masa,
percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y
sus motivaciones más íntimas. Es un individuo de disciplina ideológica y
administrativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe
valorar las contradicciones existentes en el método para aprovechar al
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máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la producción el
principio de la discusión colectiva y decisión y responsabilidad únicas,
cuya fidelidad está probada y cuyo valor físico y moral se ha desarrollado
al compás de su desarrollo ideológico, de tal manera que está dispuesto
siempre a afrontar cualquier debate y a responder hasta con su vida de la
buena marcha de la Revolución. Es, además, un individuo con capacidad
de análisis propio, lo que le permite tomar las decisiones necesarias y
practicar la iniciativa creadora de modo que no choque con la disciplina. El
cuadro, pues, es un creador, es un dirigente de alta estatura, un técnico de
buen nivel político que puede, razonando dialécticamente, llevar adelante
su sector de producción o desarrollar a la masa desde su puesto político
de dirección” (Che Guevara, 1962).
En este mismo artículo de Ernesto Che Guevara, él describe la vital función de
contacto entre el partido y las masas que los cuadros deben realizar.
“…No es un simple trasmisor hacia arriba o hacia abajo de lemas o
demandas, sino un creador que ayudará al desarrollo de las masas y a la
información de los dirigentes, sirviendo de punto de contacto con aquéllas.
Tiene una importante misión de vigilancia para que no se liquide el gran
espíritu de la Revolución, para que ésta no duerma, no disminuya su ritmo.
Es un lugar sensible; transmite lo que viene de la masa y le infunde lo que
orienta el partido” (Che Guevara, 1962).
Sin embargo, dado que la “formación de cuadros” incluye, como reconocieron
varias personas entrevistadas, la formación política y la militar, se ha preferido
optar en esta investigación por la expresión “formación política”. La militancia,
según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es el conjunto de
militantes en una determinada organización. Los militantes de quien se habla en
esta investigación, a su vez, son aquellas personas que pertenecen y son
reconocidas por el partido por medio del carnet de militante. Como una definición
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orientativa, para los estatutos del FSLN, en su artículo 13 inciso a, son:
“Militantes: los que voluntariamente optan por esta categoría pertenecen a un
organismo del partido, asumen un compromiso pleno, consciente y disciplinado
con todo el quehacer partidario, y enteran regularmente las cuotas establecidas”
(FSLN, 2002).
• Los clásicos de la sociología y otros autores de tendencia marxista
La necesidad de la formación política se enmarca dentro de una tradición obrera y socialista que da una gran importancia a ésta para los objetivos de esos
movimientos sociales y políticos. La exigencia de educación o formación fue una
de las primeras reivindicaciones del movimiento obrero junto a la de la reducción
de la jornada laboral, y se mantuvo en diferentes movimientos obreros
internacionales por medio de la promoción de innumerables casas de la cultura y
periódicos obreros. Veamos la consigna que se promovió en Chicago en una de
las primeras huelgas y manifestaciones del 1 de mayo, que demuestra la
importancia de la educación en general para las mayorías pobres.
“Por fin, el 1 de mayo de 1886 llegó. Por todas partes se realizaron
importantes manifestaciones con la consigna uniforme. ¡A partir de hoy,
ningún obrero debe trabajar más de ocho horas por día! ¡Ocho horas de
trabajo! ¡Ocho horas de reposo! ¡Ocho horas de educación!” (Negro, 1986,
p. 6).
Más allá del derecho a la educación y a un trabajo regulado que dé oportunidades
para el ocio y la cultura, determinados pensadores de tradición marxista han
insistido en que la formación sobre temas sindicales y políticos era fundamental
para conseguir objetivos, tanto en el ámbito sindical como en el político, que
fueran dando pasos hacia la revolución socialista. Pero, antes de entrar a conocer
las principales intuiciones que nos han transmitido algunos pensadores marxistas
La formación política de la militancia sandinista . . .
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sobre lo que nos ocupa, veamos cómo se han acercado de alguna manera al tema
de la “formación política” los clásicos de la sociología (Durkheim, Marx y Weber).
Según el diccionario de la Real Academia de la lengua española, un clásico es un
“autor u obra que se tiene por modelo digno de imitación en cualquier arte o
ciencia”. Aquí, como vemos, el énfasis se pone en la cualidad de dicho autor o
autora que le hace acreedor de dicho “título” y en que sea un modelo digno de
imitación, lo cual suele ser confirmado solamente con el paso el tiempo. Vivaldi o
Beethoven no fueron considerados clásicos en su tiempo, y sólo el tiempo dirá si
los Beatles serán así valorados dos o tres siglos después de su aparición en el
panorama musical.
Si puede llegarse en algún momento a discutir si alguien puede ser considerado
un clásico o no, sí puede convenirse que las genialidades de estos autores o de
sus obras son como luces de larga duración que siguen manteniéndose mientras
otras se extinguen con rapidez. Y la luz que emiten está directamente relacionada
con la originalidad, primeramente de las preguntas que formulan sobre problemas
concretos, pero también por supuesto por las respuestas que dan a las mismas.
Se suele repetir que la verdadera tarea del educador es formular preguntas
interesantes y pertinentes a su alumnado, más que responder a preguntas que tal
vez ni siquiera él nunca se formuló. En el caso de un clásico de la sociología
(Durkheim, Marx, Weber), el mérito está tanto en la formulación de la pregunta
como en la respuesta, aun cuando esta última todavía tenga que actualizarse,
contextualizarse y revisarse con el paso del tiempo.
Si bien Durkheim (1858-1917) no nos aportará muchos elementos de reflexión en
torno a los movimientos o partidos revolucionarios y sus necesidades, sí puede
contribuir a un primer acercamiento al concepto de educación, en el que de alguna
manera podría situarse la formación política. Durkheim fue el primer sociólogo en
ocupar una cátedra de sociología de la educación y reflexionó de un modo extenso
sobre el particular.
La formación política de la militancia sandinista . . .
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Su pensamiento educativo rompe con los esquemas de la pedagogía de su época
y con la visión hegemónica de su tiempo sobre la educación, que parte de que la
educación está ligada a la perfección del individuo, algo ya establecido por Kant,
para el que la educación consistía en el desarrollo armónico de las facultades
humanas. Durkheim no se ocupa de la educación desde la discusión sobre la
naturaleza humana o de un modo teórico, sino que la analiza como un conjunto de
prácticas y de instituciones sociales. Para él, la educación debe ser estudiada
como lo que es, o sea, como un hecho social.
En una obra no específicamente dirigida al tema de la educación, La división del
trabajo social (1893), ya desarrolló una tesis que defendía que las
transformaciones en los sistemas educativos eran consecuencia de cambios
económicos y sociales de la sociedad. Por tanto, las características de la
educación y de los sistemas educativos tienen, para él, una fuerte relación con las
necesidades de la sociedad.
En su obra Educación y sociología (1922), plantea una definición de educación,
que citamos a continuación:
“Es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no
están maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en
el niño cierto número de estados físicos, intelectuales y morales, que exigen
de él la sociedad política en su conjunto y el medio especial al que está
particularmente destinado” (Durkheim, 2006, p. 47).
Como se puede apreciar, esta definición se acerca más a la adaptación y a los
elementos sociales de la educación que a los relacionados con el crecimiento y la
maduración personal. Hay dos elementos de esta definición que debemos poner
seriamente en duda, como constituyentes de una buena definición de educación.
La formación política de la militancia sandinista . . .
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- Se habla de desarrollar a los niños. Pero los procesos educativos no se ciñen a
los niños, como en la alfabetización de adultos, por lo que en este aspecto la
definición parece excesivamente restrictiva.
- La acción educativa es ejercida por las generaciones adultas sobre otras no
maduras para la vida social. En este caso da la impresión de que existe un sujeto
que actúa sobre otro, el cual recibe pasivamente los contenidos necesarios. Se
trata de conducir a los niños (etimología de pedagogía), aunque el antiguo
“pedagogo” no era sino un esclavo que acompañaba a los niños de la casa a la
escuela en la Grecia clásica. Durkheim cree que el niño es una tabla rasa, un
recipiente vacío que debe ser llenado por los educadores. Sin embargo, si bien
etimológicamente la palabra educación proviene del verbo latino educare, que
significa criar, alimentar, instruir, hacer crecer, también tiene un sentido opuesto
cuando se la hace derivar de otro verbo antiguo ex ducere (extraer, sacar afuera o
hacer salir). De acuerdo con estas dos acepciones, la educación puede ser un
proceso de incorporación de elementos externos al sujeto o un proceso que va de
adentro hacia fuera. Análisis posteriores a Durkheim, como el que desarrollaremos
más adelante con Freire, sitúan al educando como el verdadero protagonista de la
educación.
Dos ideas expresadas por Durkheim sobre la realidad de la educación nos lo
sitúan en el origen de una perspectiva funcionalista de la sociología, ya que
considera que el sistema educativo ayuda a mantener el orden social. Según él, la
escuela transmite, por un lado, los valores generales necesarios para la
homogeneidad social: “Toda sociedad precisa una similitud básica de
pensamiento, valores y normas entre sus miembros para perseverar en la
existencia” (Neira, 2008). La escuela permite legitimar un conjunto de prácticas,
maneras de proceder y costumbres, que son exteriores a la voluntad individual.
Por otro lado, la escuela también inculca habilidades específicas diversas
(especialización en división del trabajo) para que las personas que trabajan juntas
puedan producir bienes en las sociedades industriales. Si en este caso, la
La formación política de la militancia sandinista . . .
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educación escolar intenta adaptar el individuo a la sociedad, en la formación
política de este estudio se intenta cambiar la sociedad, en parte desde el cambio
educativo de los individuos.
Podríamos decir que Marx (1818-1883) se acerca mucho más al tema que nos
ocupa. La filosofía de Marx parte de la dialéctica propuesta por Hegel, aunque no
retoma de él su idealismo. Por el contrario, opta por el materialismo. Siglos antes,
Aristóteles también reaccionó frente a Platón, cuando éste pensaba que las Ideas
eran la verdadera realidad y los seres y objetos que los humanos percibían eran
simplemente sombras irreales de dichas Ideas, como lo plantea en su mito de la
caverna. La ruptura con el idealismo en Marx se plantea desde un minucioso
análisis histórico de la economía y los procesos de producción. Uno de sus textos
más resaltados para establecer un acercamiento al materialismo histórico de Marx
es el siguiente:
“El conjunto de esas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas
formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No
es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia" (Marx, 1859).
Primeramente este texto dice que "el conjunto de estas relaciones de producción
forma la estructura económica". Según Marx, la sociedad y la historia tienen dos
estructuras: la infraestructura y la superestructura. La primera es el conjunto de los
medios, formas y fuerzas de producción de una sociedad, es decir la economía
fundada en la relaciones de producción. Esta infraestructura es la base real y el
fundamento de la sociedad y de la historia, y la superestructura es un conjunto de
ideas y creencias que sólo puede considerarse como un producto de esta
infraestructura.
La formación política de la militancia sandinista . . .
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Según el párrafo anteriormente citado, el modo de producción condiciona el
proceso de la vida social, política y espiritual en general, por lo que termina
expresando: “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el
contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.
El propio Engels, en su discurso ante la tumba de Marx, reforzó esta tesis central
del materialismo histórico, tal vez demasiado empapada del entusiasmo científico
de aquellos días, que creyó en la posibilidad de descubrir leyes y relaciones
causales que determinan el sentido de la historia y de la sociedad.
“Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica,
Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan
sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita,
en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder
hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de
los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la
correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época
es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas,
las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas
religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto,
explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo”
(Pérez Baltodano, 2010a).
Sin embargo, si leemos el conjunto la obra de Marx, queda en evidencia que la
tarea revolucionaria demanda los esfuerzos conjuntos de intelectuales y obreros.
Por ejemplo, en su obra del 18 de Brumario, afirma que “los hombres hacen su
historia”, aunque eso así, bajo determinadas circunstancias existentes y
heredadas del pasado. Por ello, no basta con sentarse y esperar a que se den las
condiciones objetivas para el cambio, sino que hay factores que corresponden al
individuo, a las organizaciones y a la cultura. Los seres humanos son los
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forjadores de la historia y no son simples espectadores, impotentes o desarmados
ante la presencia de las ideologías dominantes y el poder de las élites. Por el
contrario, la historia es la actividad consciente de los seres humanos en la
consecución de sus objetivos. Sólo desde aquí se entienden las diferentes
estrategias que va planteando el movimiento socialista a lo largo del siglo XIX para
conseguir sus propósitos.
La revolución comunista viene a romper de una manera radical con el régimen
tradicional de la propiedad. Por tanto, nada tiene de extraño que se vea obligada a
romper en su desarrollo, de una manera también radical, con las ideas
tradicionales. Las ideas comunistas no sólo no deben ocultarse, sino propagarse
lo más posible. Y a la vez que se propagan, deben servir como un elemento de
unión entre todos los proletarios del mundo. Así puede entenderse el Manifiesto
Comunista, de Marx y Engels. Podemos apreciar la importancia de las ideas y de
la unión de los revolucionarios a lo largo de este manuscrito y también en sus
últimas líneas, que a continuación transcribimos.
“Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e
intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden
alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente.
Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una
revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder,
como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!” (Marx, 1995).
Según Marx, la explotación es un dato objetivo en la sociedad capitalista. Sin
embargo, no siempre los trabajadores tienen conciencia de dicha explotación, por
lo que con frecuencia es necesaria una actividad de propaganda y de
concienciación de la clase trabajadora. La conciencia de clase consiste
precisamente en este darse cuenta por parte del trabajador de la existencia de la
alienación económica, política, social y religiosa en la que vive en la sociedad
La formación política de la militancia sandinista . . .
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capitalista. En esta concienciación de la clase trabajadora es muy importante la
aportación de la filosofía ya que ésta desenmascara las explicaciones que los
propios capitalistas dan para justificar la sociedad capitalista, mostrando por
ejemplo la esencial dimensión que tiene la vida productiva para la autorrealización
o el mecanismo de la alienación económica. La conciencia de clase es requisito
indispensable para la revolución y la liberación de la explotación del hombre por el
hombre.
El proceso de adquisición de la toma de conciencia de clase de los trabajadores
no es un proceso inmediato ni automático, ni en la industria ni en el resto de los
sectores productivos. En su libro Miseria de la filosofía, Marx analiza la situación
de Gran Bretaña en la década de los 40 del siglo XIX y señala:
“En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del
país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa
una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una
clase frente al capital, pero todavía no para sí misma. En la lucha, de la cual
hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en
clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de
clase” (Marx, 1995).
El proceso de formación de la conciencia de clase no se da solamente con la
experiencia de los obreros en el marco de la estructura económica de la sociedad
capitalista, sino también en la superestructura del sistema a través de la
experiencia de los obreros en sus organizaciones (sindicatos, partidos), en las
instituciones políticas burguesas (ayuntamientos, parlamentos, etc.) y
particularmente con las grandes conmociones políticas y sociales (la represión del
Estado burgués, las guerras, estallidos sociales, etc.). Para que los proletarios del
mundo se unan, primero deben descubrir que tienen los mismos intereses y que la
unión en la lucha dará mayores frutos a la misma.
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Pero es evidente que no todos los obreros piensan así o están conscientes de la
realidad de explotación en la que viven, ya sea hace un siglo y medio o en la
actualidad. Es aquí donde debe darse una verdadera batalla por las ideas, ya que
las clases capitalistas utilizan también sus medios y sus fuerzas para introducir y
mantener ideas culturales y religiosas que ayuden a la aceptación resignada de la
realidad por parte de las mayorías pobres. Por eso, se cumple en gran parte que
las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes de una época. De ahí
que Marx califique a la religión como “opio para el pueblo” o “flores sobre las
cadenas”.
Hemos visto ya la dificultad de compaginar su materialismo histórico con los
esfuerzos educativos y culturales que deben hacer posible el cambio
revolucionario. Y asimismo pueden apreciarse dificultades para despejar ideas
supuestamente contradictorias en Marx, como respecto a la importancia de la
teoría o de un programa teórico que establezca los medios y fines del proceso
revolucionario. Hay quienes han recurrido a una frase de Marx de 1875 para
minimizar la importancia de esta teoría para él: “cada paso de movimiento real
vale más que una docena de programas”. Para así abogar a favor de los
movimientos sociales, del “movimientismo” o de lo que Marx llamaba
“comunidades de acción”. La frase anterior se refería precisamente a su Crítica al
Programa de Gotha, programa entre corrientes contradictorias e irreconciliables
que, a lo más, debieron formar una comunidad de acción y concertar un acuerdo
para la acción contra el enemigo común.
Sin embargo, algo diferente expresó en una carta a Engels en 1869. En esta carta
Marx decía: “La comunidad de acción que hizo nacer a la Asociación Internacional
de los Trabajadores (Primera Internacional), el intercambio de ideas mediante los
diferentes organismos de las secciones en todos los países y, finalmente, las
discusiones directas en los congresos generales, también crearán gradualmente el
programa teórico común del movimiento obrero general.” Por tanto, según la
interpretación de Octavio Rodríguez Araujo, “Marx no descartaba que de una
La formación política de la militancia sandinista . . .
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comunidad de acción pudiera al final surgir un programa teórico común del
movimiento de los trabajadores, pero con esto no soslayaba la necesidad de dicho
programa ni de un fin último acordado como estímulo y orientación de la lucha
revolucionaria” (Rodríguez Araujo, 2002).
A diferencia del materialismo histórico proclamado por Marx, que cree en la
preeminencia de la realidad material sobre las ideas, Weber (1864-1920) relaciona
ética, educación y política en una de sus obras más destacadas, La ética
protestante y el espíritu del capitalismo. Y desarrolla su hipótesis de que las ideas
(en este caso, religiosas) tienen una influencia primordial en la fundación del
capitalismo, por lo que dejan de ser superestructuras de la realidad.
Algunas características de este espíritu del capitalismo del que habla son: que el
tiempo es dinero, que el crédito es dinero y que el dinero es fecundo y
provechoso. Éstas son las creencias del protestantismo calvinista. Además, ya en
los tramos finales de su trabajo, Weber admite que mientras en el origen del
capitalismo estaban las raíces del protestantismo ascético, paulatinamente ese
enfoque económico va a ir perdiendo el cariz religioso, como lo reconoce del
capitalismo de Estados Unidos de América, del que dice fue despojado de su
sentimiento tanto ético como religioso.
Aunque ha tenido sus críticas, han sido muchos los elogios a esta obra de Weber,
pues la mayoría reconoce la importancia de su análisis de la relación entre los
factores económicos, culturales y religiosos, no tan resaltados por pensadores
como Marx. Las ideas dejan de ser ya un mero subproducto de la realidad, para
formar parte de ella. Weber reconoce que su análisis no ha abordado todos los
factores que dieron inicio al capitalismo y admite que su óptica fue enfocar la
cuestión religiosa en la génesis del mismo, aunque hay quien le reprocha no haber
tenido suficientemente en cuenta el papel del catolicismo y el judaísmo para
centrarse en el calvinismo posterior a Calvino. De cualquier forma, para los
propósitos de este trabajo, lo importante de esta obra es que resalta la influencia
La formación política de la militancia sandinista . . .
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de las ideas y de su extensión entre amplios colectivos en la evolución de la
organización de las sociedades.
Por otra parte, Weber es uno de los autores que reflexiona sobre las clases
sociales, entendidas éstas en el ámbito de poder, siendo éste la probabilidad que
tiene una persona o grupo de personas de imponer su propia voluntad en una
acción comunitaria. Para él, la situación de clase de los sujetos se define
fundamentalmente por la categoría fundamental de la posesión o no posesión de
bienes y servicios económicos. Y utiliza el concepto de “interés de clase”.
Weber, por tanto, no niega el concepto de clase de la teoría marxista ni el carácter
de dominación de las relaciones de producción, pero sostiene que no es
únicamente lo económico lo que define al agrupamiento social (por eso habla de
estamentos y partidos, aparte de las clases sociales). Sin embargo, Weber critica
a la teoría marxista, afirmando que no siempre se conforma lo que él llama el
“interés de clase” como tal, a partir de una situación de clase determinada. Un
grupo de individuos, por el hecho de encontrarse en la misma situación
económica, no necesariamente tiene un interés común como clase, en todo
momento. Las intenciones de los sujetos serán parecidas entre sujetos que sean
de la misma clase, pero eso no garantiza que se lleve a cabo una acción en
común que produzca un cambio en el sistema.
A lo largo de toda su obra, Weber no profundizó de forma separada sobre el tema
de la educación, pero sí aparecen reflexiones esporádicas sobre ésta. En
concreto, distinguió claramente objetivos formativos contrapuestos según los
esquemas de los liderazgos típicos que planteó: uno que persigue el ideal del
hombre “integral” y de la persona “cultivada” (liderazgo tradicional), otro que busca
despertar cualidades particulares en los jóvenes (carismático), y otro que insiste
en una formación especializada de los aprendices (racional).
La formación política de la militancia sandinista . . .
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Aunque en sentido estricto los dones carismáticos no son susceptibles de ser
transferidos, tanto el santo, el hechicero, el legislador, el artista, el sacerdote como
el guerrero deben pasar por un entrenamiento dirigido a templar y probar sus
dotes. El líder carismático encarna la transformación y el cambio, y su empeño es
la lucha sin cuartel contra lo establecido, contra valores, hábitos, leyes y
tradiciones consideradas eternas e imperecederas. Su única sumisión se restringe
a algo que todavía no existe, pero que sería digno de alcanzar. En palabras de
Weber, “es el poder revolucionario específicamente creador de la historia”
(Cataño, 2004).
Por su parte, para formar líderes tradicionales, el objetivo es la adquisición de las
maneras, el porte y los conocimientos característicos del estrato al que se
pertenece o al que se quiere llegar. Lejos se está aquí del entrenamiento
especializado del experto o de la adquisición de saberes útiles y aplicados. En la
educación para el liderazgo tradicional se observa piedad y devoción al superior
que elige (pues toda elección emana de su voluntad) y no al estamento que
certifica la formación.
La educación racional desecha los fines más queridos en los modelos tradicional y
carismático. Su meta es la instrucción especializada, funcional y útil. Es la
educación de la civilización capitalista por excelencia que a continuación
heredaron los proyectos socialistas gestados en sus entrañas, los cuales también
exigen habilidades y destrezas específicas. La persona idónea, y no el hombre
culto, es el ideal educativo de la era burocrática. “Como ocurre con los tipos de
dominación que confieren vida a estos modelos educativos, ninguno de ellos se
presenta jamás en estado puro” (Cataño, 2004). Y esto podría aplicarse en los
diferentes movimientos religiosos, políticos o revolucionarios.
Finalmente, al preguntarnos qué relación puede establecerse entre la ética, la
política y la educación, encontramos que Weber invita a los alemanes de su época
La formación política de la militancia sandinista . . .
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a dar prioridad a la educación política. Visto lo que avecinaba para este país, para
él esa tarea era imprescindible.
“Hay algo indudablemente cierto: es necesario realizar un inmenso trabajo
de educación política, para nosotros, cada uno en su propia búsqueda, no
hay deber más importante que el de volvernos conscientes de esta misión:
colaborar en la educación política de nuestra nación; y éste debe ser el fin
último al que debe tender incluso nuestra propia ciencia” (Weber, 1982)
Una de las divisiones weberianas, que ha pasado a la historia y es citada por
muchos pensadores posteriores, es la establecida entre “ética de la convicción” y
“ética de la responsabilidad”. La ética de la convicción responde a las
concepciones de la propia ideología en su aplicación cotidiana, a los principios y a
las obligaciones morales. La ética de la responsabilidad de un político está referida
al hecho de que no siempre éste debe tomar las decisiones siguiendo sus
convicciones, sino pensando fundamentalmente en los resultados o
consecuencias de sus decisiones.
En este sentido, se plantea que renunciar a las convicciones propias en
determinadas decisiones puede tener mejores consecuencias para la totalidad o
mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de un Estado. La ética de la
responsabilidad, sin renunciar a los principios o convicciones, se preocupa por las
consecuencias de toda acción. “Quien actúa conforme a esta ética se propone
fines, sopesa los medios conducentes a ellos y las consecuencias resultantes”
(Varela, s.f.). Utiliza, por tanto, una racionalidad instrumental que es utilizada para
la selección y adecuación de los medios y los fines (Weber, 1989).
Sin embargo, para Weber, finalmente debe reconocerse que “una ética de la
convicción y una ética de la responsabilidad no son elementos contrapuestos, sino
complementarios y que al unísono han de formar al hombre auténtico, al hombre
que puede tener vocación para la política” (Weber, 1989). Si estas éticas son
La formación política de la militancia sandinista . . .
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complementarias, como expresa Weber, al menos debe prevalecer el cuidado
sobre los graves peligros de los principios dogmáticos de la ética de la convicción,
que degeneran en organizaciones totalitarias que no admiten divergencias, con
actuaciones como las hoguera de la Inquisición o las violaciones de derechos
humanos de la revolución de los 80 (Baltodano A.; 2005). Por otro lado, tampoco
se debe olvidar la ética de la convicción en aras del pragmatismo o del
maquiavelismo.
“Justamente la tarea del educador consiste en mantener una tensión viva
en este punto ya que, si reducimos la moral de convicción a la moral de la
responsabilidad, caeremos en el realismo político, en el maquiavelismo, que
es el resultado de la confusión constante entre los medios y los fines”
(Ricoeur, 1978).
Lenin (1870-1924) es otro de los pensadores que alude a la importancia de
enfrentarse contra la poderosa maquinaria que ha creado la ideología burguesa
para extenderse, incluso también entre la clase obrera. Ante la pregunta sobre el
porqué del predominio de esta ideología, el propio Lenin contestaba así: “Por la
sencilla razón de que la ideología burguesa es, por su origen, mucho más antigua
que la ideología socialista, porque su elaboración es más completa y porque
posee medios de difusión incomparablemente mayores....” (Lenin, 1979, p. 4).
La conocida afirmación de Lenin (“Sin teoría revolucionaria no puede haber
tampoco movimiento revolucionario”) significa precisamente que no hay revolución
con solamente teorías y palabras pero tampoco con un activismo irreflexivo (Lenin,
1979, p. 137). Por lo tanto, ésta sólo es posible a través de la praxis, que no es
sino reflexión y acción que inciden sobre las estructuras que deben transformarse.
Lenin cree que la conciencia de clase no le viene a la clase obrera de suyo, por lo
que otorgaba una gran responsabilidad al movimiento revolucionario integrado por
los partidos marxista-leninistas del mundo en esta tarea. Al reconocer que la
La formación política de la militancia sandinista . . .
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conciencia de clase de la clase obrera se forma y fortalece desde fuera, el propio
Lenin precisaba al respecto lo siguiente: “Hemos dicho que los obreros no podían
tener conciencia socialdemócrata. Ésta sólo podía ser traída desde fuera” (Vallés,
2008). Según Lenin, para pasar de la conciencia sindical a la conciencia
revolucionaria hay un salto que debe ser promovido por la vanguardia de los
partidos marxistas.
Para ser vanguardia, según Lenin, hay que saber utilizar el materialismo histórico
en el diálogo con las masas con el objetivo de ganar su conciencia. Es por esta
razón que las masas no necesitan saber con precisión todo lo que Marx dijo, sino
cuáles son las tareas políticas que guardan relación con el momento histórico para
la toma del poder revolucionario o su consolidación. Y es por esto que una tarea
educativa de la vanguardia hacia la masa, según su obra “A propósito de las
consignas” (1917), es proponer consignas acertadas, ya que cada consigna debe
derivar siempre del conjunto de peculiaridades que forman una determinada
situación política.
Además de la idea del “partido de vanguardia” como la fuerza que debería
encabezar y orientar al movimiento obrero en la lucha contra el sistema capitalista
nos encontramos con la idea del centralismo democrático.
“… un modelo de organización política y de toma de decisiones basado en
dos principios de acción: todo el mundo tiene derecho a debatir y discutir
las mejores maneras de proceder con la institucionalización del socialismo,
sus políticas y programas. Pero después del debate y de la discusión, el
partido toma decisiones que deben ser acatadas por todos” (Baltodano A.,
2006).
Pero es evidente que no sólo bastan buenas consignas para introducir un sentido
revolucionario a las luchas espontáneas. Según Lenin, se hace necesaria una
interrelación y diálogo permanente entre las masas y la vanguardia revolucionaria
La formación política de la militancia sandinista . . .
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organizada en el partido. Y este diálogo exige una “actitud paciente” para que las
masas vayan asumiendo una determinada posición revolucionaria. Trotsky, en una
carta que él dirige a algunos militantes austriacos para comentar esta expresión de
Lenin, nos aclara algo más sobre esta tarea de “explicar pacientemente”:
“’Explicar pacientemente’ no implica explicar las cosas de manera
incoherente, indolente, con cuentagotas. (…) El consejo de Lenin
significaba, en otras palabras; ’No creáis que existen recetas sofisticadas ni
ardides que os permitirán fortaleceros repentinamente sin ganar la
conciencia de las masas; dedicad todo vuestro tiempo, toda vuestra
impaciencia revolucionaria, a ‘explicar pacientemente’. Este es el verdadero
significado de las palabras de Lenin” (Trotsky, 1930).
La importancia de la teoría revolucionaria, el centralismo democrático y el papel
educador (desde el diálogo) de la vanguardia del partido respecto al resto de la
clase obrera son aspectos que pueden subrayarse del pensamiento de Lenin.
Siguiendo también los pasos de Marx, nos encontramos con Lukács (1885-1971)
y su obra “Historia y conciencia de clase”. En ella analiza la importancia de la
conciencia de clase en los movimientos revolucionarios. No siempre esta
conciencia es clara o evidente, ya que las personas tienden a actuar según sus
intereses individuales, de los cuales tienen una conciencia más o menos
inmediata. El autor plantea que se debe reconocer que es más complicado que
tomen conciencia de sus intereses grupales, que tienen por pertenecer a una
colectividad. En este sentido, Lukács afirma que los trabajadores son forzados a
tomar el poder cuando aún tienen interiorizado el orden capitalista como el único
sistema posible.
Aunque no puede decirse que la conciencia de clase sea la suma o el promedio de
las conciencias de cada una de las personas que integran dicha clase, Lukács
La formación política de la militancia sandinista . . .
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afirma la importancia de la conciencia de clase, un sistema de creencias
compartidas, por encima de la conciencia individual:
”Pues bien, la conciencia de clase es la reacción racionalmente adecuada
que se atribuye de este modo a una determinada situación típica en el
proceso de la producción. Esa conciencia no es, pues, ni la suma, ni la
media de lo que los individuos singulares que componen la clase piensan,
sienten, etc. Y sin embargo la actuación históricamente significativa de la
clase como totalidad está determinada en última instancia por esa
conciencia, y no por el pensamiento, etc., del individuo, y solo puede
reconocerse por esa conciencia...” (Lukács, 1985, p. 131).
Según esta concepción, es posible establecer una cierta similitud entre la
"conciencia de clase" de Lukács y los tipos ideales de Weber. Lukács trata de
evitar dicha comparación, al afirmar que no se puede "estudiar las relaciones del
materialismo histórico con tendencias análogas de la ciencia burguesa" (como los
tipos ideales de Max Weber). No obstante, si se analiza en detalle su definición de
"conciencia de clase", ésta tipifica perfectamente como un tipo ideal, con
terminologías demasiado parecidas (Rodríguez, 2008).
Por tanto, si se parte de que la noción de "conciencia de clase" puede ser
comprendida como un tipo ideal, una acción típica racional con arreglo a fines,
esto implicaría a su vez que no es posible encontrar ningún caso histórico
concreto en el que se aplique como unidad de análisis (ni siquiera en la Comuna
de Paris de 1870, aludida por Marx como ejemplo de revolución proletaria), ya que
sería solamente un enunciado teórico y no una práctica concreta de grupos
humanos. Sí parece haber consenso sobre el hecho de que, en una sociedad
cada vez más compleja, la existencia de una clara conciencia de clase en un
grupo resulta en la práctica bastante improbable.
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Gramsci (1891-1937) ahonda en la idea marxista de que la ideología dominante
es la ideología de las clases dominantes, impuesta por medio de los aparatos
estatales, los medios de comunicación de masas, la religión o el sistema
educativo. Refiriéndose a la necesidad de la preparación ideológica de las masas,
escribe: “La lucha económica no puede separarse de la lucha política, y ni la una
ni la otra pueden ser separadas de la lucha ideológica” (Gramsci, 1931).
Como heredero del pensamiento marxista retoma algunos aspectos del
pensamiento de Marx y Lenin, aunque algunos los reinterpreta a su manera. En
concreto, cuando Marx habla en su Contribución a la crítica de la economía
política que la sociedad es una suma de estructura y superestructura y que la
estructura económica determina la superestructura política y cultural, Gramsci
entiende estas afirmaciones como metáforas, ya que, en su opinión, la política y la
economía nunca están separadas (Kohan, 2004, p. 102).
Otro aspecto que le diferencia de Marx es la concepción de ideología. Para Marx
denota un conjunto de ideas que reflejan la existencia social en una forma
deformada o ilusoria, mientras que Gramsci le asigna un valor y una connotación
más positiva (Alfaro, 2002), ya que las ideologías son para él las propias visiones
de la realidad o concepciones del mundo de los diferentes grupos sociales, con
sus aciertos y desaciertos. En el caso de Gramsci, se podría decir que, más que
abandonar la ideología, la clase obrera debe construir su propia ideología, yendo
más allá del conformismo y de la aceptación de la injusticia social.
Con Lenin comparte la importancia de la batalla cultural para que los trabajadores
puedan dar su batalla política.
“Gramsci aprendió de Lenin que la salida de una crisis social orgánica no es
ni automática ni necesariamente progresista o revolucionaria. Sólo puede
alcanzar una solución positiva para los trabajadores si éstos desarrollan
La formación política de la militancia sandinista . . .
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una fuerte labor cultural y toman la iniciativa política. La cultura
revolucionaria se vuelve entonces decisiva” (Kohan, 2004, p. 92).
Esta creación de una cultura política socialista la harán constituyendo
primeramente sus instituciones culturales, especialmente los periódicos. Gramsci,
de hecho, a lo largo de su vida, participó en varias revistas y periódicos obreros y
socialistas. Uno de ellos fue El Nuevo Orden, un periódico que tenía una tirada de
3000 en 1919 (5000 en el segundo año) para los consejos obreros existentes en
Turín y Piamonte. Su lema era: “Instrúyanse porque tendremos necesidad de toda
su inteligencia. Agítense porque tendremos necesidad de todo su entusiasmo.
Organícense porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza” (Kohan, 2004,
p. 26).
Otro lema de esta revista que se hizo popular era el que aparecía diariamente en
portada desde 1921 (anteriormente la publicación de la revista era semanal). El
lema era: decir la verdad es revolucionario. Pensamiento no siempre compartido
por los pensadores y movimientos de izquierda para lograr, mantener o ampliar el
poder.
También retoma de Lenin el concepto de hegemonía que éste propone como un
objetivo para la clase obrera, la cual debía incorporar también al campesinado a
su lucha. Sin embargo, en este caso, la hegemonía ya no es solamente un
proceso en el que un sector social dirige políticamente a otro, como había
planteado Lenin el concepto, sino que también aplica el término al campo
ideológico y cultural.
Se trata, por tanto, de dar una batalla antihegemónica en el campo de las ideas
(contra la hegemonía de la ideología dominante), una tarea que debe llevar a cabo
el partido. Gramsci defiende que el partido debe esforzarse en trabajar en la
conciencia de clase de la clase obrera (plantear que el conjunto de la clase obrera
tiene unos intereses objetivos comunes) y en su conciencia política (identificar la
La formación política de la militancia sandinista . . .
38
realización efectiva de los intereses del proletariado con la sustitución del sistema
político por uno revolucionario):
“Nunca imaginó la dirección del Partido que para luchar contra la ideología
burguesa, para liberar a las masas de la influencia del capitalismo, fuera
menester ante todo difundir en el Partido mismo la doctrina marxista y
defenderla de toda fracción contraria. (…) Para luchar contra la confusión
que se ha creado de esta manera, es necesario que el Partido intensifique y
haga sistemática su actividad en el campo ideológico, que se imponga
como un deber de los militantes el conocimiento de la doctrina del
marxismo-leninismo, al menos en sus términos más generales. (…) Para
que el Partido viva y esté en contacto con las masas, es menester que todo
miembro del Partido sea un elemento político activo, sea un dirigente.
Precisamente para que el Partido sea fuertemente centralizado, se exige un
gran trabajo de propaganda y de agitación en sus filas, es necesario que el
Partido, de manera organizada, eduque a sus militantes y eleve su nivel
ideológico. (…) La preparación ideológica de la masa es, por consiguiente,
una necesidad de la lucha revolucionaria, es una de las condiciones
indispensables para la victoria” (Gramsci, 1931).
Mientras que en el lenguaje de la calle un término como partido político se asocia
a política parlamentaria y a corrupción, para Gramsci: "Un partido es tal
(integralmente y no como ocurre con una fracción de un partido más grande)
cuando es concebido, organizado y dirigido de manera que le permita
desarrollarse integralmente y transformarse en un Estado (integral y no en un
gobierno entendido técnicamente) y en una concepción del mundo" (Gramsci,
2006). Por tanto, hace falta tanto una concepción estatal como una concepción del
mundo para conquistar el poder.
Veamos cómo entiende esta importancia del partido como educador político otro
estudioso de Gramsci, que resalta precisamente de él su énfasis en la función
La formación política de la militancia sandinista . . .
39
educativa del partido frente a otra concepción más tradicional o normal de los
partidos:
“Por otra parte, en Gramsci concurre una concepción de partido muy
diferente a la usual, tanto en el ámbito ortodoxo y revolucionario del
marxismo leninismo, como en el del liberalismo. En Turín repetía siempre a
sus compañeros que era necesario cambiar el maximalismo del partido. Su
afán no era otro que concienciar y educar políticamente a los ciudadanos. Y
el partido debía tomar, eso mismo, partido en el desarrollo de funciones
básicamente educativas” (Prieto).
Gramsci, sin duda, coincidía con Rosa Luxemburgo en que: “El socialismo no es
un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y
poderosa concepción del mundo” (Kohan, 1998). Y para ello, indaga también
sobre el papel de los intelectuales. Aunque para él se podría decir que todos los
hombres son intelectuales, no todos los hombres tienen en la sociedad la función
de intelectuales. Cada clase social genera sus propios intelectuales. Y es
importante que la clase obrera también tenga buenos intelectuales, a la altura de
las exigencias de la sociedad en la que viven. Gramsci distingue entre
intelectuales tradicionales e intelectuales orgánicos. Los primeros siguen el
sistema intelectual de la tradición y los orgánicos se vinculan con las fuerzas de
transformación antihegemónica de la sociedad. El partido político debe ser, por
otra parte, una especie de intelectual colectivo que guíe al pueblo hacia la
conquista de la hegemonía (Gramsci, 1932)
Por supuesto, la filosofía o el saber del intelectual no son un fin en sí mismo sino
un medio para conseguir la revolución, el verdadero fin planteado por Gramsci.
Evidentemente, esto estaba en línea con la afirmación de Marx de que los filósofos
han interpretado el mundo de diversos modos, pero lo fundamental es
transformarlo. De igual manera que entre los intelectuales y el pueblo, para
Gramsci entre el maestro y el alumnado debe establecerse una relación dinámica,
La formación política de la militancia sandinista . . .
40
en la cual va construyéndose la verdad. Por lo tanto, no es la maestra o el maestro
el depositario y transmisor de la verdad, ya que el alumno juega un papel activo y
no meramente pasivo en el proceso de aprendizaje. Así, ya perfila una de las
ideas clave de Paulo Freire, del que hablaré más adelante, la relación bidireccional
entre educadores y educandos:
“Trabajar sin cesar para elevar intelectualmente a más vastos estratos
populares, esto es, para dar personalidad al amorfo elemento de masa,
cosa que significa trabajar para suscitar elites de intelectuales de un tipo
nuevo, que surjan directamente de la masa y que permanezcan en contacto
con ella” (Gramsci, 1972).
El brasileño Paulo Freire (1921-1997), que podría ser considerado un precursor
de la teología de la liberación en el ámbito de la educación, es uno de los
personajes claves para entender los procesos educativos desarrollados en las
últimas décadas con las mayorías empobrecidas y analfabetas de Latinoamérica,
como la llamada educación popular.
Uno de los libros fundamentales para entender la nueva concepción de pedagogía
que Freire propone es la “Pedagogía del oprimido”. Esta pedagogía debe hacer de
la opresión y sus causas el objeto de reflexión de los oprimidos y ha de ser
elaborada con ellos y no solamente para ellos. Y no sólo se trata de una
pedagogía o metodología que quede en el plano de la teoría o del mero acto
educativo sino que ésta ha de seguir brindando elementos de reflexión en el
compromiso para la liberación de los oprimidos, en la cual esta pedagogía ha de
rehacerse continuamente.
Si Freire habla de educación liberadora y bancaria, ¿qué es la educación bancaria
para él? En este tipo de educación, los educandos son como vasijas o recipientes
que deben ser “llenados” por el educador: “la educación se transforma en un acto
de depositar en el cual los educandos son los depositarios y el educador quien
La formación política de la militancia sandinista . . .
41
deposita” (Freire, p. 51). Aquí no cabe el diálogo, sino la simple aceptación de lo
transmitido. Un educando será mejor en la medida en que permita dócilmente ese
“llenado”.
Sin embargo, la imagen de la educación para Freire se parece más a un proceso
de sacar que al de llenar desde fuera, como la del escultor que no añade nada al
bloque de piedra, sino que sabe dejar relucir lo que ese bloque lleva dentro de sí
mismo. Desde este punto de vista, el David de Miguel Ángel estaba ya en ese
bloque de mármol, desechado por otros artistas, antes de que el escultor lo
sacase a la luz. La corriente constructivista, una de las más influyentes en las
teorías actuales de la educación, recalca también el protagonismo del propio
individuo en su educación, pues construye sobre sus conocimientos previos que
funcionan como bases o requisitos para avanzar en el conocimiento.
La concepción problematizadora de la educación que predica Freire conlleva la
afirmación de que nadie educa a nadie. Ni siquiera nadie se educa a sí mismo,
sino que principalmente los hombres se educan entre sí con la mediación del
mundo. El mismo educador se convierte así también en educando. Ya Marx y
Engels adelantaron una parte importante del pensamiento de Freire en su tercera
tesis sobre Feuerbach, en la que describen que “el propio educador tiene que ser
educado”. Esto parece vital para un intelectual o educador que se debe a una
clase social a la que no siempre pertenece, pero también para cualquier tipo de
educador.
Si esta pedagogía debe ser elaborada con los oprimidos, el mismo Freire
descubre un primer obstáculo para esto:
“El gran problema radica en cómo podrán los oprimidos, como seres
duales, inauténticos, que “alojan” al opresor en sí, participar de la
elaboración de la pedagogía para su liberación. Sólo en la medida en que
La formación política de la militancia sandinista . . .
42
descubran que “alojan” al opresor podrán contribuir a la construcción de su
pedagogía liberadora” (Freire, 1972, p. 26).
Por ejemplo, cuando habla de la toma de conciencia de los campesinos, expresa
que esta tarea no es fácil, pues muchos aceptan de manera fatalista su
explotación y asumen posiciones pasivas, alejadas de la necesidad de su propia
lucha por la conquista de la libertad. Y es que, para Freire, “la reflexión, si es
verdadera reflexión, conduce a la práctica” (Freire, 1972, p. 45). Para lograr esta
transformación social o esta revolución a favor de la liberación de los oprimidos se
hace necesaria una teoría revolucionaria, que sea construida en un diálogo entre
el pueblo y el liderazgo revolucionario.
“Todo nuestro esfuerzo en este ensayo fue hablar de una obviedad: tal
como el opresor para oprimir requiere de una teoría de la acción opresora,
los oprimidos, para liberarse, requieren igualmente de una teoría de su
acción. Necesariamente, el opresor elabora la teoría de su acción sin el
pueblo, puesto que está contra él. A su vez, el pueblo, en tanto aplastado y
oprimido, introyectando al opresor, no puede, solo, construir la teoría de la
acción liberadora. Sólo en el encuentro de éste con el liderazgo
revolucionario, en la comunión de ambos, se constituye esta teoría” (Freire,
1972, p. 169).
Otro elemento indispensable para la revolución, aparte de la teoría y la
organización, es el despertar de la conciencia (de la conciencia revolucionaria).
“Este pensamiento de “conciencia revolucionaria” o de “conciencia de clase”
es indispensable para la revolución. Las elites dominadoras saben esto tan
perfectamente que, en ciertos niveles suyos, utilizan instintivamente los
medios más variados, incluyendo la violencia física, para prohibir a las
masas el pensar” (Freire, 1972, p. 135).
La formación política de la militancia sandinista . . .
43
Este paso de unos niveles de conciencia a otro es descrito por Freire como
concientización. En su obra “La naturaleza política de la educación” Freire
distingue tres niveles de conciencia: semiintransitiva, transitiva ingenua y crítica.
En otras palabras, podrían caracterizarse como conciencia mágica, ingenua y
crítica. Veamos cómo explica de manera sencilla estos niveles de conciencia un
Diccionario de Ciencias de la Educación editado por Santillana.
“Para Freire existen tres tipos de conciencia: mágica, ingenua y crítica. El
hombre de conciencia mágica tiene muy limitada la esfera de comprensión,
capta los hechos de un modo pasivo y los acepta, pero no los comprende.
El de conciencia ingenua tiene apetencia de cultura y se cree superior a los
hechos, se juzga libre para entenderlos como mejor le parezca; es gregario,
simplista y polemista, en vez de dialogante. Este tipo de conciencia puede
llevar a la masificación, que desarrolla una conciencia fanática con
propensión a la irracionalidad. La conciencia crítica implica profundidad en
la interpretación de los problemas; aceptación de lo nuevo y lo viejo en
razón de su validez, seriedad en la argumentación, admisión de la censura
y la crítica, conocimiento de las preocupaciones propias de su tiempo y
compromiso en la elaboración del futuro desde una conciencia histórica
real. La educación como proceso de concientización implica tres fases:
sensibilización, toma de conciencia crítica y acción transformadora”
(Zuzena).
Sin embargo, este despertar de la conciencia no se consigue “de la noche a la
mañana”. Ante la eficacia de la formación política en Brasil, en la que los obreros y
oprimidos no sólo pasaron a ser sujetos históricos, sino también líderes políticos,
alguien le pregunta en otro país (¿sería Nicaragua?) por la fórmula mágica para
conseguir buenos resultados con ese tipo de formación.
“Alguna vez, en un país de América Latina, cuyo nombre prefiero omitir, la
gente de izquierda me preguntó: ¿Cómo hacer aquí algo parecido al
La formación política de la militancia sandinista . . .
44
proceso de ustedes allá en Brasil? Porque ustedes tienen un sector de
izquierda en la Iglesia, un sindicalismo combativo, el PT”. ¿Cómo se hace
eso? “Comiencen haciendo educación popular – respondí-, y luego de
treinta años…” Ahí agrió la conversa. ¡Treinta años es mucho! Queremos
para tres meses”. “Para tres meses yo no sé –observé-, pero para treinta
años sí sé la receta” (Rocha, 2007, p. 180).
La impaciencia no parece buena consejera en cuanto a procesos educativos se
refiere. Finalmente, habría que recalcar el llamado a la coherencia y a la ética que
hace Freire al educador y al revolucionario: “El educador tiene que terminar
creando una serie de cualidades a las que yo llamo virtudes … Virtudes que deben
iluminar constantemente la práctica. Una de esas virtudes, es la coherencia. La
coherencia entre el discurso y la acción, entre el discurso y la práctica” (Rocha,
2007, p. 97).
En resumidas cuentas, para Freire, que trabajó gran parte de su vida con
personas adultas que podían alfabetizarse o se alfabetizaban, la educación o la
alfabetización no era un fin en sí mismo, sino una herramienta que las clases
populares debían utilizar para cambiar un sistema social que hasta ese momento
los ha mantenido marginados. De ahí que se haga necesaria una acción cultural
que, de forma sistematizada, sirva para transformar la realidad.
“Hemos afirmado a lo largo de este capítulo, ora implícita ora
explícitamente, que toda acción cultural es siempre una forma
sistematizada y deliberada de acción que incide sobre la estructura social,
en el sentido de mantenerla tal como está, de verificar en ella pequeños
cambios o transformarla. De ahí que, como forma de acción deliberada y
sistemática, toda acción cultural tiene su teoría, la que, determinando sus
fines, delimita sus métodos” (Freire, 1972, p. 164).
La formación política de la militancia sandinista . . .
45
Sin entrar a discusiones sobre si Freire (este gran pensador latinoamericano que
centró sus esfuerzos en una pedagogía liberadora) es marxista o no, no cabe
duda que gran parte de su obra se asienta sobre la base de análisis marxistas, por
lo que el marco teórico de esta monografía se inscribe dentro del amplio
pensamiento marxista y socialista de los dos últimos siglos. Y si repasamos la
historia reciente de Nicaragua, encontramos también la creencia en las visiones
educativas revolucionarias que soñaban con el hombre nuevo dentro de una
nueva sociedad, encarnadas en personajes como Sandino y Carlos Fonseca. Pero
de éstos ya se hablará más adelante.
La formación política de la militancia sandinista . . .
46
VIII. Metodología
Como ya se comentaba en el planteamiento del problema, prácticamente no existe
bibliografía a la hora de abordar esta temática, a excepción de un breve escrito de
Mónica Baltodano sobre la formación de cuadros en el FSLN, en el que además
expone básicamente sus ideas al respecto, tal como ella relata a partir de su
vivencia, de la consulta de materiales y de los comentarios de Vanessa Castro,
responsable de la escuela nacional de cuadros en los años 80. Pero el problema
no estriba sólo en el caso específico de Nicaragua o del sandinismo sino también
en la misma búsqueda de planteamientos conceptuales, desde la teoría marxista o
desde fuera de ella, para aclarar lo que significa la formación o educación política
en el ámbito de un partido político o de un movimiento social.
De aquí se deriva que esta investigación sea de tipo exploratorio, ya que el
problema ha sido muy poco estudiado con anterioridad. Aunque, según Sampieri,
los estudios exploratorios implican un mayor “riesgo”, un estudio exploratorios
como éste podría alumbrar problemas importantes en el ámbito particular,
identificar conceptos o variables promisorias, establecer prioridades para
investigaciones posteriores o sugerir afirmaciones que puedan ser verificadas.
Desde el punto de vista cronológico, estamos hablando de una investigación
histórica dado que trata acerca de acontecimientos pasados y experiencias
vividas, en su intento de una búsqueda crítica de la verdad.
La investigación propuesta es una investigación cualitativa. Es cualitativa por su
misma orientación exploratoria y porque, a criterio del investigador, los objetivos
planteados requieren más de datos cualitativos que cuantitativos. La idea del
estudio es acercarse a acontecimientos y experiencias concretas del mundo real
para poder interpretarlas lo más adecuadamente posible. A lo largo de la
aplicación de los instrumentos de investigación cualitativa se añadieron nuevos
La formación política de la militancia sandinista . . .
47
actores clave con las sugerencias de personas consultadas, según el criterio de
incorporar percepciones en temas que podrían ser todavía enriquecidos.
El universo de análisis es la formación política de la militancia sandinista durante
más de 30 años y las unidades de análisis son las respuestas a las preguntas
planteadas en las entrevistas y en la investigación. Este tipo de investigación
pretende generar algunas interpretaciones, elaboradas desde de un proceso de
definición de temas relevantes (orientadores del estudio) y desde los testimonios
de los actores clave, a diferencia de otras metodologías que privilegian la
utilización de hipótesis.
La técnica principal de recolección de información fue la entrevista semiestructurada, concebida como un encuentro cara a cara entre el
investigador y los informantes, en torno a un tema previamente establecido. Estos
encuentros fueron dirigidos a la comprensión de las perspectivas que tienen las
personas consultadas respecto al tema o temas de interés. En la entrevista, el
investigador cuenta con un número específico de temas centrales que deberán ser
cubiertos por el entrevistado en algún momento. Sin embargo, sondea más allá de
las respuestas ofrecidas inicialmente y procura que el entrevistado profundice
sobre los temas que adquieren interés especial para las interrogantes de la
investigación.
El objeto de investigación es la formación política de la militancia sandinista y el
sujeto de la investigación los militantes sandinistas que cumplan algunos
requisitos. La selección de los militantes que fueron entrevistados, tanto desde su
experiencia personal como desde la perspectiva del partido vivida por la persona
entrevistada, está pensada según los siguientes criterios:
- Larga trayectoria de los militantes dentro del sandinismo y/o ocupar puestos
de responsabilidad dentro del partido (para poder aportar sobre las
diferentes etapas que se señalan en el estudio).
La formación política de la militancia sandinista . . .
48
- Militantes ligados especialmente a aspectos de formación partidaria, ya sea
como profesores o como alumnos/as.
Intentando no caer en el sesgo de la polarización reinante dentro del sandinismo
actual y pensando no dejar de lado perspectivas enriquecedoras dentro de los
testimonios solicitados, para la selección de las personas entrevistadas para los
estudios de caso se buscó que hubiera:
- Equilibrio entre sandinistas que pertenezcan actualmente al FSLN y otros
sandinistas que ya no pertenecen a este partido. Finalmente la relación en
este aspecto fue 10/13.
- Equilibrio entre hombres y mujeres (dada la posibilidad de que no siempre
las reacciones ante algunos de los aspectos señalados por la investigación
sean iguales). Fueron 11 mujeres y 12 hombres los entrevistados.
Como puede observarse en el listado de personas entrevistadas presentada más
abajo, una de las razones del retraso producido en la realización de entrevistas
(durante el 2009) fue precisamente la búsqueda de un mayor equilibrio entre los
informantes, por las dificultades para acceder a algunas de estas personas. El
listado preliminar al comienzo de la investigación fue:
- Mauricio Zúñiga: subdirector de la escuela de cuadros nacional en los años
80 y actual director de IPADE.
- Doris Tijerino: comandante guerrillera, responsable de AMNLAE en los 90 y
actualmente dentro de la Junta Directiva del FSLN.
- Dora María Téllez: comandante guerrillera, actualmente en la Junta
Directiva del MRS.
- Lumberto Campbell: comandante de la revolución, de la Costa Caribe.
- Guillermo Martínez: director actual de capacitación del FSLN en Managua.
- Carlos Fonseca: responsable actual de capacitación del FSLN a nivel
nacional.
La formación política de la militancia sandinista . . .
49
- Bayardo Arce: comandante de la revolución, con responsabilidades en los
80 con la juventud y actualmente como asesor presidencial en temas
económicos.
- María López Vigil: analista política, directora de envío, y responsable de
análisis mensuales de coyuntura desde los 80.
- William Grigsby: periodista y analista político.
- Guillermo Cabiztán: Secretario político de la Escuela Regional de Occidente
durante los años 80.
- Roberto Sosa: profesor de la Escuela de Cuadros Nacional.
- Humberto Abaunza: alumno y profesor de la escuela de cuadros nacional y
actual director de Desafíos, una ONG dedicada a la formación de jóvenes.
- Mónica Baltodano: comandante de la revolución.
- Leticia Herrera: alumna de la Escuela de Cuadros nacional (ahora cónsul
en Costa Rica).
- Emma Lucía Díaz: Coordinadora del observatorio de la democracia (IPADE)
y responsable de formación de cuadros en Managua en los 80.
- Vanesa Castro: responsable del Departamento de Educación Política en los
años 80.
- Julio López: director del Departamento de Educación y Propaganda en
1980 durante un año y actualmente analista político.
- Un/a responsable de los GPC en Managua.
Las entrevistas fueron realizadas con la ayuda de una guía de entrevista
(instrumento de recolección de datos), la cual se integraba dentro de la carta en
que se invitaba a participar de la investigación. Esta carta mostraba el porqué se
quería contar con la persona destinataria, presentaba brevemente los objetivos de
la investigación y exponía finalmente las preguntas de la guía. Se contó con una
hoja más, como ayuda y para consulta exclusiva del entrevistador durante la
entrevista, para aspectos que no aparecían en las preguntas de la entrevista, pero
que podían ser de interés en un momento determinado de la conversación o
La formación política de la militancia sandinista . . .
50
podían surgir de algún comentario de ésta. Fundamentalmente sobre aspectos de
la oferta y demanda de formación y sobre temas concretos de dicha formación.
Todas las entrevistas fueron realizadas personalmente por el investigador. Las
grabaciones de las entrevistas sirvieron para su posterior análisis. El
procesamiento de la información se desarrolló por medio de tablas de salida.
Algunas personas, como Bayardo Arce, Lumberto Campbell o Guillermo Martínez,
declinaron conceder una entrevista. Y durante el transcurso de la investigación se
añadieron otras personas como informantes clave:
- Wilber Camacho: concejal en la actual alcaldía de Managua y miembro de
GPC en el distrito II de Managua.
- Meyling Calero: lideresa de la Juventud Sandinista del FSLN y ex- ministra
de la Familia.
- Orlando Núñez: asesor presidencial.
- Fredy Franco: profesor de la Escuela de Cuadros Nacional durante la
década de los 80.
- Josefina Vigil: antigua responsable de la Juventud Sandinista del FSLN en
la década de los 80.
- Juan Carlos Inti: responsable de formación dentro del Movimiento por el
Rescate del Sandinismo (MPRS).
- Montserrat Fernández: integrante de la comisión de capacitación del MRS.
- Darling Ríos: Presidenta de la FES (Federación de Estudiantes de
Secundaria) y alumna de la Escuela Nacional de Cuadros del FSLN en
2009 como juventud sandinista.
El número total de personas entrevistadas y las fechas de las mismas se aclara en
el anexo correspondiente.
La formación política de la militancia sandinista . . .
51
Como complemento a estas fuentes primarias de información, se accedió también
a fuentes secundarias. En esta parte correspondiente a la revisión documental se procedió a la recolección de datos, no sólo de libros, publicaciones o incluso
artículos periodísticos, y se intentó, con poco éxito, recopilar determinados folletos
o materiales históricos no publicados, de la mano de los informantes clave. Por
tanto, las entrevistas y los espacios entre las mismas sirvieron también para la
solicitud y consulta de este tipo de material. Dado que la formación política no ha
sido abordada normalmente como un tema central en artículos o libros, se ha
tratado de rastrear entre la bibliografía temas que puedan tocarla de lleno o
tangencialmente.
Las fuentes de validación que pueden ser reseñadas son: planteamiento para la
construcción colectiva con entrevistados o validación de conceptos clave para la
investigación (formación política, educación, cuadros, militancia, etc.); coherencia
entre objetivos, operacionalización de variables, preguntas y resultados finales de
la investigación; consulta a informantes que tuvieron experiencias de formación en
las diferentes épocas en las que el investigador no estuvo involucrado y ni siquiera
en Nicaragua; contraste entre informaciones proporcionadas por sandinistas que
se mantienen dentro de las estructuras del FSLN y de quienes ya no militan en
este partido o de quienes nunca militaron pero ahora lo hacen en otra formación
política sandinista; contraste entre versiones de hombres y mujeres.
La formación política de la militancia sandinista . . .
52
IX. Cuerpo del trabajo 1. Fuentes ideológicas en la base de la formación política sandinista 1.1. Teorías La teoría o fuente principal de la que bebe la militancia sandinista a lo largo de su
proceso de identificación con la organización es el marxismo. Sin embargo,
también hay que ser conscientes de otras teorías que fueron importantes para
determinados sectores del sandinismo (teología de la liberación) o que fueron
utilizadas en el ámbito de la estrategia militar (foquismo) o específicamente en el
ámbito educativo (educación popular). Ésta última, aunque es considerada por
muchos como una metodología, no deja de ser una teoría o una filosofía que sigue
en gran parte a Paulo Freire, y que tuvo su influencia en el proceso revolucionario
nicaragüense.
1.1.1. Marxismo Desde Carlos Fonseca a la actual escuela de cuadros, pasando por los materiales
educativos estudiados y difundidos en los 80, el marxismo no puede faltar en ellos,
ni en los discursos o en la fundamentación teórica de la acción del FSLN. El
marxismo como teoría se fundamenta en una visión particular del mundo y del
nuevo papel del hombre, en la lucha de clases y la dictadura del proletariado.
El marxismo que más influyó en Nicaragua fue el marxismo vivido e interpretado
por los cubanos. La versión cubana del marxismo se basa en dos ejes: “la
supremacía de los elementos subjetivos y el imperativo de la praxis”. Estos dos
ejes fueron la base para reelaborar la teoría marxista y sobre la cual Guevara
plantea la aplicación práctica de ésta hacia la lucha armada (Martí, 2002, p. 4). “A
La formación política de la militancia sandinista . . .
53
mediados de los años sesenta, Cuba se empeñó en la tarea de promover el
marxismo bajo una nueva perspectiva donde los elementos subjetivos y
voluntaristas jugaban un importante rol” (Martí, 2002.p. 4).
Para Martí, la revolución cubana tuvo una fuerte influencia en la juventud para
generar el proceso revolucionario en Nicaragua y a la vez activar a los jóvenes en
Latinoamérica. En el caso concreto de la formación política, además de estudiar la
versión revolucionaria cubana y su nuevo marxismo, como algo principal por su
cercanía geográfica y cultural, también se retoman las experiencias
revolucionarias de otros países como la URSS o Vietnam (Guillermo Cabiztán,
comunicación 18 de junio de 2008).
Lo cierto es que en el FSLN, según Tomás Borge, hubo una excesiva
identificación con la experiencia armada de Cuba lo que hizo que a veces se
reprodujera de manera mecánica lo allí sucedido. Andrés Pérez Baltodano
considera que la teoría marxista tuvo su aporte a la construcción del ideario
ideológico en los primeros grupos de revolucionarios que formaron al FSLN, que
llegó a plantearse como una versión derivada también de la influencia de la
revolución cubana.
“El marxismo proporcionó al FSLN una racionalidad teórica y un vocabulario
conceptual para expresar sus aspiraciones. Además, le otorgó una
identidad política que, dentro del contexto de la Guerra Fría, le facilitó ser
incluido y participar en las redes de solidaridad de la izquierda
revolucionaria mundial” (Pérez Baltodano A., 2005a).
1.1.2. Foquismo En los análisis sobre el marxismo de Ernesto Guevara se aborda el foquismo.
Guevara critica la postura poca activa y práctica para generar cambios mediatos
La formación política de la militancia sandinista . . .
54
en las sociedades explotadas y marginadas por la pobreza en los países de
Latinoamérica. Ante la cierta pasividad de quien cree que debe esperar el
momento adecuado para la revolución, el Che Guevara se plantea organizar un
foco guerrillero. Para él, “un pequeño grupo de hombres decididos y sin miedo a la
muerte, con el apoyo popular, puede vencer a un ejército regular” (Martí, 2002,
p.5).
Doris Tijerino señala el foquismo como una de las primeras teorías que llegaron a
conocer los guerrilleros en Nicaragua para emprender la revolución. Uno de sus
teóricos, señalado por Doris, es el francés Roger Debrais. Doris describe la
imagen de lo que debía crear ese foco guerrillero, como minoría activadora del
cambio: “Creando un foco guerrillero, se irradiaba a toda la sociedad y de ahí
prendía la revolución". (Doris Tijerino, comunicación, 24 de septiembre de 2008).
La dos principales diferencias entre el foquismo y marxismo leninismo fueron: por
un lado, argumentar que la vanguardia de la lucha revolucionaria no correspondía
al Partido Comunista; y, por otro, afirmar que los verdaderos revolucionarios
marxistas se creaban durante la lucha guerrillera y no en el seno de las
organizaciones partidarias (Martí, 2002, p. 20).
Para Pérez Baltodano el foquismo y la revolución cubana contribuyeron a la
formación del pensamiento político del FSLN, que unía a esta experiencia la
tradición y el ejemplo de la gesta anti-imperialista de Sandino. “La gesta de
Sandino ofreció al FSLN una referencia simbólica y una justificación histórica para
su lucha contra el somocismo. La Revolución Cubana le brindó una inspiración
para su lucha guerrillera y un modelo institucional para su proyecto revolucionario”.
(Pérez Baltodano A., 2005a).
La formación política de la militancia sandinista . . .
55
1.1.3. Teología de la liberación
Lógicamente no todos los sandinistas pasaron por estudiar la Biblia u otros
escritos de inspiración cristiana. Sin embargo, el carácter novedoso de la
revolución nicaragüense fue que incorporó a un gran número de cristianos a la
lucha armada junto a otros sandinistas no creyentes. Para comprender por qué la
teología de la liberación influyó en el proceso revolucionario nicaragüense, en
algunos grupos de jóvenes cristianos y en sacerdotes jesuitas o de otras
congregaciones, debemos remontarnos a su origen.
Esta teología responde a un momento histórico, posterior al Concilio Vaticano II y
a una Conferencia sucedida en Medellín (Colombia) en 1968, en donde se enfatizó
la importancia de profundizar la Iglesia de los pobres y la opción por éstos. Los
sacerdotes latinoamericanos precursores (Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff y
otros) repensaron la opción por los pobres a través de esta teología liberadora. Se
plantearon cuestiones como: ¿se puede ser cristiano en un continente lleno de
pobreza y miseria?, ¿cómo propagar una fe liberadora, que no justifique la
pobreza y las desigualdades extremas? Estas y otras reflexiones que buscaban
encontrar una teología más cercana a la realidad del continente son retomadas
por los movimientos cristianos revolucionarios que se plantearon contribuir al
cambio social y político.
Así, Fernando Cardenal señala que el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR)
en Nicaragua surge de varios grupos cristianos. Este movimiento buscaba tres
objetivos básicos, resumidos en tres verbos: concienciar, evangelizar y organizar.
La manera de llegar a los jóvenes cristianos y comprometerles era a través de la
concientización a todos los niveles, que debería llegar a los sectores estudiantiles,
obreros y campesinos. Ésta fue una tarea básica para generar un cambio hacia
estructuras de justicia y equidad (Cardenal 2008a, p. 84).
La formación política de la militancia sandinista . . .
56
Con el Movimiento Cristiano Revolucionario y desde la perspectiva de la teología
de la liberación se buscaba el acercamiento a los pobres. Por eso, muchos
jóvenes se plantearon tener su propia visión y vivencia con los más necesitados.
“Había surgido en algunos grupos el deseo de tener una experiencia de vida entre
los pobres, ya que todos venían de clase media alta o clase alta. Y la tuvieron en
el barrio Riguero, de la mano del Padre Uriel Molina” (Cardenal, 2008a, p. 94).
De este movimiento, la mayoría de jóvenes pasó a las filas del FSLN. “Por primera
vez entraron jóvenes cristianos todos ellos y con otra característica: tenían unos
buenos estudios sobre el marxismo, venían mejor formados en esta materia que
los más antiguos sandinistas, más ortodoxos pero con menos conocimientos
científicos sobre el marxismo que estos jóvenes del Movimiento Cristiano
Revolucionario” (Cardenal, 2008a, p. 94).
Así también, en su libro Cardenal menciona las experiencias que vivieron los
antiguos miembros del MCR, que fueron reunidos para dar testimonio del
involucramiento sobre algunos compañeros muertos. Veamos lo que dice Nelly
Castillo, en una cita tomada del libro de Cardenal, sobre el tema de la
concienciación.
“Se desarrolló un trabajo de organización y la alfabetización fue la base,
porque realmente el trabajo que nosotros hacíamos era un trabajo de
generar conciencia. Ahora yo veo que las grandes organizaciones que
trabajan en el campo social no ponen la palabra concientizar, y para
nosotros concientizar fue una de las cosas más importantes que hicimos. Y
era concientizar sobre la situación nacional, y después terminábamos en la
organización de las gentes y en la acción”. (Cardenal, 2008a, pp. 140-141).
Estos jóvenes estudiaban textos cristianos para argumentar a la gente, para
explicarles a los cristianos por qué debían participar en la lucha, pero luego
también textos marxistas (Cardenal, 2008a, p. 130). E incluso los retiros
La formación política de la militancia sandinista . . .
57
involucraban una buena inmersión en la realidad nacional para poder provocar la
conversión: “Realmente los ejercicios espirituales llevaban una gran carga de
realidad nacional y con el ejemplo de Jesús motivaban al compromiso con lo que
amó más Jesús: los pobres”. (Cardenal, 2008a, p. 149).
Para la toma de conciencia de estos grupos de cristianos jóvenes se tomaron el
ejemplo del sacerdote guerrillero colombiano Camilo Torres y otros elementos de
la realidad nacional, el testimonio de los cristianos y sacerdotes comprometidos, la
lectura de la Biblia y también los documentos de Medellín. “Ellos se reunían
conmigo una vez a la semana y hacíamos la formación iluminando con la Sagrada
Escritura la realidad nicaragüense, según el esquema de Ver, Juzgar y Actuar”
(Cardenal, 2008a, p. 74).
Este esquema de formación del ver, juzgar y actuar había sido creado por las
Juventudes Obreras Cristianas (JOC), como un método de análisis de la realidad.
El propio “papa bueno”, Juan XXIII, describe en una de sus encíclicas dicho
método que trata de integrar la reflexión con la acción (o práctica).
“Necesidad de la acción social católica
236. Ahora bien, los principios generales de una doctrina social se llevan a
la práctica comúnmente mediante tres fases: primera, examen completo del
verdadero estado de la situación; segunda, valoración exacta de esta
situación a la luz de los principios, y tercera, determinación de lo posible o
de lo obligatorio para aplicar los principios de acuerdo con las
circunstancias de tiempo y lugar. Son tres fases de un mismo proceso que
suelen expresarse con estos tres verbos: ver, juzgar y obrar.
237. De aquí se sigue la suma conveniencia de que los jóvenes no sólo
reflexionen sobre este orden de actividades, sino que, además, en lo
posible, lo practiquen en la realidad. Así evitarán creer que los
conocimientos aprendidos deben ser objeto exclusivo de contemplación, sin
desarrollo simultáneo en la práctica” (Juan XXIII, 1961).
La formación política de la militancia sandinista . . .
58
En mi caso particular, he de decir que estuve durante un tiempo formando parte de
un grupo de reflexión del Movimiento Cultural Cristiano (España) que seguía,
probablemente con sus adaptaciones, este esquema de formación. Sobre él,
puedo decir como algo muy positivo que de toda sesión de reflexión se tuviera que
tomar algún compromiso, por pequeño que fuera, para intentar crear un hábito de
compromiso. En el caso del juzgar, sí tengo que reconocer, viendo hacia atrás,
que el estilo planteado para esto, desde varias preguntas concretas, las cuales
además contenían ya determinadas citas bíblicas, es un esquema demasiado
dirigido, que puede en algún momento perder de vista otros elementos bíblicos o
incluso dogmatizar acerca de ellos, cuando pueden contener elementos culturales
cuestionables.
1.1.4. Educación popular
La educación popular también tiene su origen en América Latina y proviene
principalmente de Brasil, con su principal precursor (Paulo Freire). En
Centroamérica, la educación popular fue adaptada por los movimientos sociales y
en Nicaragua se posiciona en el proceso revolucionario y se adapta como un
método para diferentes niveles educativos.
Se va entender a la educación popular como aquélla destinada al “pueblo”, ya que
“la educación comienza también a ser popular cuando tiene en cuenta las
características, las expectativas y las condiciones de vida de la mayoría del pueblo
y no sólo de las élites privilegiadas” (Equipo Envío, 1985).
El objetivo de la educación popular, según este mismo artículo de la revista y
retomando la Consulta Nacional de Educación en Nicaragua, es "formar a los
educandos en y para el trabajo creador y desarrollar en ellos la conciencia del
La formación política de la militancia sandinista . . .
59
valor económico, social y cultural del trabajo productivo y del papel fundamental de
los trabajadores en la construcción de la nueva sociedad".
Con la educación popular, para algunos estudiosos del proceso, emerge una
sensibilidad nueva por parte de la izquierda revolucionaria, pues ésta hace a los
grupos sociales más conscientes, logrando movilizarlos y haciéndolos
protagonistas de los procesos de lucha, de la producción y cambios sociales, y no
sólo como participantes de éstos.
En este sentido, la educación popular, por tanto, no es solamente una metodología
pedagógica, sino también un aporte a las luchas y organizaciones populares y una
herramienta que puede ayudar a los grupos que luchan, que quieren iniciar una
lucha o que quieren aprender más de la práctica de lucha. Puede caracterizarse
también como un conjunto de acciones sistemáticas para garantizar y profundizar
los aprendizajes que surgen de la práctica de lucha, y para que ésta sea más
efectiva y democrática.
1.3. Personajes clave del sandinismo En muchas de las entrevistas realizadas, aparecen menciones a Sandino y a
Carlos Fonseca por su importancia dentro del estudio de la militancia sandinista.
Quizás las más apasionadas se refieren a Carlos Fonseca, dada la convivencia
con él de las personas que llegaron a conocerle y supieron de su carisma. Carlos
Fonseca es destacado también por su contribución a la creación del FSLN y al
impulso de la formación política dentro del sandinismo. De estos personajes se
tratará de destacar: elementos de su propia formación, cómo enfocaban la
formación política de sus correligionarios y los escritos de ambos acerca de la
temática que nos ocupa.
La formación política de la militancia sandinista . . .
60
1.3.1. Sandino No podemos extendernos en este trabajo en aspectos de la vida de Sandino que
influyeron en su formación política, la cual tuvo evidentemente su importancia
cuando analizamos los pasos y decisiones que va tomando Sandino a lo largo de
su vida. Sin embargo, sí se pueden ilustrar algunos elementos de la bibliografía
sobre Sandino que nos hablan de su formación, de sus inquietudes fundamentales
y de la vivencia de la formación en su guerrilla.
Aldo Díaz Lacayo, relata que hubo 5 años decisivos en la formación política de
Sandino: “En una coyuntura regional de lucha nacionalista y revolucionaria, le
bastaron cinco años a Augusto César Sandino para completar su formación
político-ideológica en la universidad de la vida” (Díaz Lacayo, 2009). Díaz Lacayo
relata que su primera formación político-sindical transcurrió en las compañías
norteamericanas de la costa Caribe de Centroamérica (1921-1923), con luchas
centradas en mejores condiciones laborales y también en la defensa de la
soberanía nacional. Su segunda formación revolucionaria se dio en la región
petrolera del Golfo de México durante el período de mayor desarrollo de la
revolución mexicana (1923-1926), marcado por la confrontación con potencias
extranjeras que dominaban el petróleo. Para Díaz Lacayo, por tanto: “La defensa
de la soberanía nacional frente a potencias extranjeras en el marco de la
Constitución de la República, deviene, entonces, en fundamento doctrinario,
político-ideológico, de Sandino” (Díaz Lacayo, 2009).
Gregorio Selser nos habla, en su libro El pequeño ejército loco, de cómo las
percepciones y convicciones que había acumulado Sandino a lo largo de sus
viajes, lecturas y experiencias, las compartía con sus compañeros de lucha.
“Más que en jefe de esos obreros, Sandino se erigió en su guía; ejercía
sobre ellos el ascendiente que le confería su íntima convicción
antiimperialista; la convicción que daban a sus palabras los conocimientos
La formación política de la militancia sandinista . . .
61
que los viajes, las lecturas y las experiencias personales le proporcionaban;
y sobre todo, ese fuego interior que parecía agigantar el esmirriado cuerpo
que sustentaba.(…) Habló Sandino a los obreros, sus compañeros, sobre la
lucha que tenía lugar en México, lucha que en modos distintos se
reproducía en cada uno de los países de América Latina, donde las
empresas británicas y norteamericanas se convertían en los verdaderos
gobiernos de estas repúblicas” (Selser, 1984, p. 170).
Y también evidentemente les hablaba sobre la historia de Nicaragua, como
elemento motivador que debía estar presente en su lucha, de cómo la unión hace
la fuerza y de la importancia de la patria.
“Les habló también de la historia de Nicaragua en los últimos veinte años,
del tratado Chamorro-Bryan, de quiénes habían derribado tanto a Zelaya
como a Solórzano y de quiénes mandaban en realidad en el país. Les habló
del poder de los sindicatos mexicanos, de la unión de trabajadores en
defensa de sus derechos, que nunca están desvinculados de la suerte de la
patria. La palabra patria, sobre todo, está continuamente en sus labios”
(Selser, 1984, p. 171).
Antes de la formación del FSLN, el mismo Sandino acudió a la práctica educativa
entre sus allegados como aliada de su lucha y fundó escuelas de alfabetización
para los soldados analfabetos que estaban con él y para los campesinos
(Congreso Bolivarianos de los Pueblos, 2010). Veamos cómo describe esta
escuela y esta pedagogía Adriana Puiggrós:
“En las segovias nicaragüenses se desarrolló el sistema educativo paralelo
al sistema oficial. El Chipote fue ‘un lugar de estudio, de análisis, de
colectivo intercambio de experiencias, en donde todos, oficiales y soldados,
aportan su saber y su verdad, para mejorar los métodos de acción de todos.
Escuela de violencia revolucionaria, es también escuela de hermandad’.
La formación política de la militancia sandinista . . .
62
Cuando Sandino organizó en su ejército un ‘Departamento Docente’ lo hizo
con la idea de compartir con sus hombres y con los indios y campesinos no
solamente la hermandad de la batalla, sino la conciencia clara de los
objetivos de la lucha. El 90% de sus soldados eran analfabetos y Sandino
impulsó entre ellos un proceso de enseñanza de la lectoescritura que se
desarrollaba en la montaña, donde alfabetizando y alfabetizador compartían
las mismas condiciones de vida y la misma lucha. Las primeras escuelas
rurales de Nicaragua, aquellas que los Somoza no necesitaban para sus
negocios con el imperialismo norteamericano, fueron en cambio
indispensables para el desarrollo de la lucha antiimperialista.
Contrariamente al sistema educativo oficial, el sistema educativo del
sandinismo se basó en el consenso y no en la coerción, significó la
búsqueda y la construcción de una cultura compartida constituida no
solamente por elementos de impugnación, sino por elementos positivos,
definiciones sobre el hombre, la Patria y la sociedad. Acerca de la
diferencia entre las lecciones del imperialismo y las escuelas de Sandino,
Pablo Neruda decía: ‘Eran muy diferentes las lecciones, en West Point era
limpia la enseñanza: nunca les enseñaron en la escuela que podía morir el
que mataba: los norteamericanos no aprendieron que amamos nuestra
pobre tierra amada y que defendemos las banderas que con dolor y amor
fueron creadas. Si no supieron esto en Filadelfia, lo supieron con sangre en
Nicaragua: allí esperaba el capitán del pueblo, Augusto César Sandino, se
llamaba. Para Sandino, la educación debía ayudar a la consolidación del
‘vínculo de la nacionalidad’, despertar el amor a la patria en la forma de la
dignidad, en la forma de energía, en la forma de la reivindicación’. Sólo así
habría soldados defensores de la soberanía" (Puiggrós, 2003).
Preguntado por Belausteguigoitia sobre por dónde cree que habría de llegar la
transformación de las sociedades, Sandino responde “por la reforma interior”. El
cambio para él, para ser profundo, debe pasar por el individuo. Aunque el Estado
debe hacer su tarea e intervenir en lo que le corresponda. A la pregunta, ¿cree
La formación política de la militancia sandinista . . .
63
usted en la transformación de las sociedades por la presión del Estado o por la
reforma del individuo?, contesta:
“Por la reforma interior. La presión del Estado cambia lo exterior, lo
aparente. Nosotros opinamos que cada uno dé lo que tenga. Que cada
hombre sea hermano y no lobo. Lo demás es una presión mecánica exterior
y superficial. Naturalmente que el Estado tiene que tener su intervención”
(Belausteguigoitia, 1933).
El mismo autor de esta entrevista le vuelve a preguntar cómo había conseguido
Sandino inculcar un sentido espiritual admirable y el principio de que la justicia
estaba con ellos, por lo que vencían aun siendo inferiores. Y Sandino responde:
“Hablándoles muchas veces sobre los ideales de la justicia y sobre nuestro
destino, inculcándoles la idea de que todos somos hermanos. Sobre todo,
cuando el cuerpo desfallece es cuando he procurado elevar su espíritu. A
veces, hasta los más valientes decaen. Es necesario conocerlos,
seleccionarlos. Y alejar el temor, haciéndoles ver que la muerte es un ligero
dolor, un tránsito” (Belausteguigoitia, 1933). Y la idea de Sandino era llevar su mensaje mucho más allá de sus propios
compañeros. Habría que llevarlo a todos los nicaragüenses, tras unos mínimos de
instrucción y cultura, como afirma cuando le pregunta si tiene religión: “No; las
religiones son cosas del pasado. Nosotros nos guiamos por la razón. Lo que
necesitan nuestros indios es instrucción y cultura para conocerse, respetarse y
amarse” (Belausteguigoitia, 1933).
Y habría que llevarlo más allá de las fronteras nicaragüenses, a lo que dedicó
también sus esfuerzos. Sabemos cómo los medios pueden servir de altavoces al
servicio de la realidad o de la deformación de la misma. A través de ellos, llegan
hechos y valoraciones a la ciudadanía. Así, en su libro General de hombres libres
La formación política de la militancia sandinista . . .
64
Selser se refería a cómo las grandes agencias de noticias del mundo deformaban
los hechos y descubrían crímenes horrendos cometidos por el “bandido” Sandino
mientras silenciaban los de la intervención norteamericana (Selser, 1984a, p. 123).
En el prólogo de su libro sobre el pequeño ejército loco, Miguel Ángel Asturias
escribía que había que llevar a todo el mundo la verdadera historia de la heroica
gesta de Sandino.
“¡Tomad la bandera de Sandino! ¡Haced de cada libro, de cada periódico,
de cada papel escrito, de cada radio, de cada canal de televisión, de cada
pantalla cinematográfica, una voz que clame contra el silencio que se nos
quiere imponer! ¡Hablad! ¡Hablad en las plazas, en las universidades, en
todas partes, de ese General de América, que se llamó Augusto César
Sandino” (Selser, 1984b, p. 58).
Lejos de algunas interpretaciones que hayan podido propagar lecturas
ideologizadas de la figura de Sandino o mitificarla (Wünderich, 2009, pp. 6-7), sí
hay que destacar su valiente antiimperialismo y un patriotismo decidido en tiempos
donde los políticos nicaragüenses no se destacaban por eso. Y destacar al héroe
nacional cuya derrota a los marines, en condiciones muy desiguales, es
reconocida por el propio ejército norteamericano (1933), junto a la de Vietnam
(1967) como sus dos grandes derrotas del siglo XX, en sendas inscripciones en el
salón histórico del Pentágono (Arellano, 2008, p. 69).
Pero más allá de su gesta histórica y militar, Sandino dejó una impronta ética para
todos los nicaragüenses y latinoamericanos. Más adelante, hablaremos de la ética
sandinista, cómo se ha vivido y entendido ésta a lo largo de los últimos decenios y
su papel en la formación. Pero como adelanto, vamos a citar los principios éticos
del discurso de Sandino, tal como los relata Arellano en su última obra sobre
Sandino: honradez ciudadana, completo desinterés, dignidad patriótica, derecho
de los débiles y honor nacional. Expresa también este autor que su ética,
La formación política de la militancia sandinista . . .
65
siguiendo la terminología de Weber, sigue el esquema de la ética de la convicción
(Arellano, 2008, pp. 35-38).
Los textos, ideas, valores y acontecimiento que rodearon la vida de Sandino
estuvieron presentes en la formación que promovió Carlos Fonseca para
redescubrir las raíces sandinistas del movimiento guerrillero. Pero también en la
década de los 80 se siguió estudiando a Sandino. Curiosamente, hasta los propios
militares contaban en su formación con contenidos referidos a Sandino. En el
manual político para oficiales y soldados del Ejército Popular Sandinista, llamado
Preparación Política y escrito por el “sandinólogo” Roberto Cajina,
aproximadamente un 40% del texto se dedica a la ética y el legado ideológico de
Sandino (Kruijt, 2009, p. 178).
Ante las circunstancias de conflicto que se están viviendo actualmente en el país y
de interpretaciones diferentes desde el sandinismo, hay quien también ha
rescatado algunos aspectos del pensamiento de Sandino para intentar dar luz en
los momentos actuales. En el artículo reciente de Carlos Castro Jo en El Nuevo
Diario se habla del pensamiento democrático de Sandino, de su actitud para la
defensa de la democracia y la constitucionalidad, de la libertad y de los derechos
de los nicaragüenses y de unas elecciones “justas y honradas” (C. Castro, 2010).
Dado que el antiimperialismo y el anticapitalismo son temas fundamentales del
sandinismo y de la formación política sandinista, también abordaremos más tarde
algo de lo que Sandino y Carlos Fonseca aportaron en esta dirección.
1.3.2. Carlos Fonseca Podemos profundizar mucho más en este personaje clave del sandinismo, por el
protagonismo teórico y organizativo de Carlos Fonseca dentro del FSLN, por la
La formación política de la militancia sandinista . . .
66
cercanía en el tiempo y por la mayor presencia de escritos (tanto de Carlos como
referentes a él).
“Por aproximadamente veinte años, Fonseca había sido la figura ideológica
central y el líder estratégico del movimiento revolucionario en Nicaragua.
Los escritos que definían la ideología política del Frente Sandinista
(documentos programáticos, análisis histórico-sociales, discursos claves y
manifiestos) eran casi sin excepción obra suya. Hasta su muerte Carlos
Fonseca jugó también, aun en la prisión o en el exilio, un rol crucial en el
trabajo diario de organización del FSLN, reclutando cuadros, expandiendo
su influencia política y planeando sus operaciones militares” (Zimmermann,
2003, p.8).
Pero comencemos con algunos detalles de su vida que nos desvelarán la
importancia de la formación para él, que ya comienza desde cuando vende
periódicos (Rumores, La Semana Rotaria, La Tribuna de Matagalpa), de los 9 a
los 14 años. Ahí inicia su acercamiento a la información y a la realidad de
Nicaragua y su faceta de discusión y extensión de una nueva visión sobre el país
(Instituto de Estudio del Sandinismo, 1985, p. 42). En 1954, a los 18 años de edad,
se une al Partido Socialista de Nicaragua (PSN) y se dedica entre otras cosas a la
venta de periódicos casa por casa.
“La venta (del periódico del partido) duraba dos días ya que recorrían los
barrios, entraban a las casas y le leían al futuro cliente un artículo del
periódico. Se invitaba a la familia del comprador también para que
participara en la plática sobre el periódico, de modo que este comprador se
convertía al mismo tiempo en un simpatizante del partido” (Zimmermann,
2003, p.42).
En la revista Segovia, a la que él contribuye en su años de juventud en Matagalpa,
ya urge a alfabetizar, puesto que aprender a leer es algo básico para la persona
La formación política de la militancia sandinista . . .
67
(aunque todavía en sus 11 números no aparece Sandino): “Usted que tiene
hacienda, dése cuenta quiénes son sus trabajadores analfabetas y enséñeles a
leer y escribir… Enseñe a leer a su sirvienta y hará lo mejor de su vida”
(Zimmermann, 2003, p.47). Incluso llega a solicitar al ministro de educación que
ponga bibliotecas populares en las peluquerías del país para que las use “el
pueblo que asiste a las barberías en busca de periódicos y revistas, es decir el
pueblo obrero” (Zimmermann, 2003, p.47).
En los cursos de enseñanza media crea el primer Comité Estudiantil en el instituto
con un grupo de compañeros. Por medio de este comité tuvieron vinculaciones
con el debilísimo movimiento obrero del país y con las escasísimas células
marxistas. Curiosamente, su tesis para optar a título de bachiller ya desvela gran
parte de su interés vital: El capital y el trabajo (Instituto de Estudio del Sandinismo,
1985, p. 43). Humberto Ortega afirmó que fue el mejor alumno durante los 5 años
de bachillerato y que ya desde los estudios de Secundaria se vislumbraba la
importancia del estudio en su vida (Humberto Ortega, 1985, pp. 8-9).
“Ante una pregunta de un amigo respecto a la disyuntiva que le planteó un
oculista entre dejar el estudio o quedarse ciego por sus problemas con la
vista. El responde: “Pues nada, me voy a quedar ciego, porque el estudio
es mi vida” (Zimmermann, 2003, p. 24).
En la universidad de León lo encontramos dedicado al activismo estudiantil. Por
ahora se trataba de una campaña pacífica, aunque más tarde decidirá que la única
manera de realizar la transformación deseada era por medio de las armas. Pocos
meses duró esa célula estudiantil. Hasta que se produjo el asesinato de Somoza.
“A esa tarea (activismo estudiantil) le dediqué todo mi entusiasmo. Porque
yo consideraba que los periódicos, mitines y hojas sueltas constituían la
campaña cívica, pacífica, decisiva en la lucha contra cualquier dictadura
enemiga del pueblo. Esta correcta tesis la sostenía un valiente grupo de
La formación política de la militancia sandinista . . .
68
liberales independientes, como también las masas populares”
(Zimmermann, 2003, p.57).
Fonseca colabora en el impulso de una asociación nacional de estudiantes de
secundaria. El Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN) continuó
llegando a los institutos de secundaria después de Fonseca. Carlos Núñez lo
recuerda a principios de los sesenta, cuando universitarios llegaban a su instituto a
dar charlas, a organizar mítines y marchas (Zimmermann, 2003, p. 65).
Mientras la revolución cubana (1959) cambia la orientación comunista del PSN y le
da un nuevo enfoque, también se produce un cambio de lecturas en Carlos
Fonseca de 1958 en adelante, por lo que el período de 1958 a 1960 puede ser
considerado decisivo en ese cambio. De un mayor énfasis en los libros marxistas y
revolucionarios, Fonseca pasa a bucear en el “camino” marcado por Sandino (y la
historia de Nicaragua) y la teoría de la guerra de guerrillas al servicio de la
revolución, con el libro del Che Guevara, La guerra de guerrillas, un método
(Zimmermann, 2003, p. 80).
Cuando posteriormente abandona sus estudios, su mamá se entristece al ver que
a esas alturas ya podría ser un abogado. Él responde a quien le lleva ese
mensaje: “Nicaragua tiene muchos abogados, pero le faltan verdaderos
revolucionarios” (Zimmermann, 2003, p. 83).
Carlos se desempeñó como un empleado de La Prensa en León, con Tomás
Borge, y fue fundador e inspirador de varias revistas, con las que trató de exponer
su pensamiento y difundirlo. Pero también fue bibliotecario en el Instituto Ramírez
Goyena, a donde va después de sus estudios, así como un asiduo visitante de la
Biblioteca Nacional para alimentar su pensamiento revolucionario (Instituto de
Estudio del Sandinismo, 1985, p. 43).
La formación política de la militancia sandinista . . .
69
Se resalta siempre de Carlos Fonseca que fue un gran lector y un autodidacta.
Humberto Ortega lo caracterizó en algún momento por su “voracidad por el
estudio” (Humberto Ortega, 1982, p. 54). Lo calificó de asiduo lector y citó alguno
de los libros que había leído: El canto general de Pablo Neruda, Viñas de ira de
John Steinbeck, libros de William Faulkner, César Vallejo, El comunismo tiene por
enfermedad infantil el izquierdismo de Lenin, La madre de Gorka, Historia de los
Estados Unidos, Misión en Moscú de Joseph Davis (ex-embajador de los Estados
Unidos en la Unión Soviética), El manifiesto comunista, un resumen de El capital y
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Marx y Engels. Por otro
lado, también se refirió Humberto Ortega a textos que tenía en su poder: La ley de
reforma agraria, El socialismo argentino y las reformas penales, Utopía de Tomás
Moro, El príncipe de Maquiavelo, Ensayos sindicales de inspiración católica en la
república de Argentina, El cristianismo y los nuevos tiempos, Sobre el derecho de
autodeterminación de las naciones, La hora de la clase obrera, La epopeya de
Stalingrado, La nueva democracia de Mao Tse Tung, ¿Qué hacer? de Lenin, La
revolución histórica de México, La cuestión indígena en América de Balzac,
Declaración Universal de los Derechos del Hombre, Boletín de estadísticas, textos
de Rubén Darío y revistas de la época como Visión, Life, Venezuela, Seguridad
Social Campesina y otros textos más…. Y también investigaciones de nuestra
historia patria, con énfasis en las gestas de Sandino (Humberto Ortega, 1982, pp.
49-52).
En 1962 surge el FLN (Frente de Liberación Nacional), pero la idea de Fonseca de
profundizar en una revolución de carácter nicaragüense se traduce en la fundación
del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) en 1963, que él considera
más apropiado para las condiciones de Nicaragua que el FLN, nombre tomado del
movimiento revolucionario de Argelia (Zimmermann, 2003, p. 87). Ya desde el
FSLN Carlos constituye células clandestinas e impulsa la publicación de Trinchera,
órgano de difusión del FSLN, en ese mismo año de su fundación (Instituto de
Estudio del Sandinismo, 1985, p. 20).
La formación política de la militancia sandinista . . .
70
Aun habiendo abandonado la universidad, los jóvenes y universitarios siempre
serán considerados por Carlos unos colaboradores y actores importantes de la
revolución: “La acción de los estudiantes revolucionarios debe ir acompañada de
una clara explicación de las razones que obligan a practicar la militancia
revolucionaria” (Fonseca, 2006, p. 123). Ante ellos, con ellos y ante el resto de la
ciudadanía, la razón y el debate son expuestas por Fonseca como las principales
armas de la lucha: “La lucha revolucionaria del pueblo es lucha de la calidad
contra la cantidad. La razón es calidad y la ametralladora es cantidad. No es el
fusil revolucionario el que vence sino su brillante razón” (Fonseca, 2006, p. 111).
No cabe duda de que los problemas no se solucionan con “parches” tratando de
aminorar los efectos negativos de algo, sino estudiando y atacando las causas de
los problemas de la nación. Entre las diferentes acepciones del adjetivo “radical”,
me quedo con la que se entronca con la raíz latina del término, referido a las
raíces. Tal vez por ello, Carlos habla en algunas ocasiones del “pensamiento
revolucionario inequívocamente radical” o del “programa revolucionario radical”
(Fonseca, 2006, p. 123). Porque estos programas deben ir a las raíces de los
problemas.
“Los jóvenes con instrucción cuentan con mayor facilidad para conocer la
causa de los problemas que padece la nación. Es decir, que la instrucción
es condición que multiplica el deber que tienen los jóvenes estudiantes para
militar en el combate popular” (Fonseca, 2006, p. 131).
La razón, el debate y los argumentos eran valorados por Carlos, según Víctor
Tirado, por encima de los insultos, la solución violenta de los conflictos y el clima
de intolerancia. “Carlos Fonseca era ante todo un hombre de ideas
revolucionarias. Y por eso mismo resultaba extravagante en un país donde todo se
arreglaba a tiro limpio, donde el debate político casi no existía, donde los epítetos
y los insultos sustituían a los argumentos, en donde se respiraba un clima de
intolerancia política” (Tirado, 1982, p. 20).
La formación política de la militancia sandinista . . .
71
En el FSLN busca a viejos sandinistas. Uno de ellos, Heriberto Rodríguez,
reconoce esto, pero también la importancia transmitida por Fonseca a estar
prevenido, a tener varios planes (de seguridad) y al estudio: “Y constantemente
nos estaba diciendo lo importante que era estudiar, prepararse para el tiempo que
fuera posible organizar una insurrección popular masiva” (Zimmermann, 2003, p.
96).
Es consciente también del importante papel que pueden jugar los estudiantes
universitarios en el desarrollo de la lucha revolucionaria.
“A los obreros y campesinos les corresponde la parte estratégica, mientras
que a los estudiantes universitarios, sobre todo en estos países sumidos en
el analfabetismo, les corresponde ser el sustento ideológico, para facilitar la
existencia de una adecuada conciencia revolucionaria” (Fonseca, 1982).
Si otorgaba una responsabilidad especial a los jóvenes universitarios, por ser una
minoría privilegiada, también los instaba a aprender de las masas empobrecidas, y
no sólo de los libros. Debían abanderar al pueblo pero también aprender de las
masas. Y para ello “se hace preciso que el estudiante revolucionario (vaya) a la
fábrica y al barrio, a la comarca y al latifundio” (Mensaje a los estudiantes
revolucionarios de 1968) (Zimmermann, 2003, p. 130).
Además, escribe en otro momento: “El revolucionario sandinista no puede
proponerse solamente enseñar a las masas populares, sino que al mismo tiempo
debe aprender y saber ser discípulo de las masas populares. Que todos sus pasos
lleven la marca del carácter de nuestro pueblo” (Fonseca, 1980, n.11). El espíritu
de Freire ya se nota en estas palabras.
Quienes estuvieron junto a Carlos, entienden que su espíritu revolucionario y su
seria preparación ideológica estuvieron impregnados y motivados por el amor, tal
La formación política de la militancia sandinista . . .
72
como el Che Guevara propuso en su día: “Ese amor que a algunos, a veces, les
parece ‘fanatismo’; esa cualidad que hemos dado en llamar ‘mística sandinista’, se
manifestaban particularmente en Carlos y nacían de una sólida consistencia
ideológica (madre legítima de la verdadera mística)” (Ruiz, 1982, p. 12).
Dentro de la clandestinidad de la militancia del FSLN, se producía la lectura de
libros políticos de guerrilleros en casas de seguridad de las ciudades. Estas casas
eran escondites y lugares de tránsito para recuperarse de heridas, pero también
servían para la lectura, para realizar reuniones en las que se debatía la estrategia
y también para entrenamiento militar. Las casas de seguridad se solían localizar
en barrios pobres, para pasar más desapercibidos, o en fincas del casco urbano
(Zimmermann, 2003, p. 143).
No hace falta pensar mucho para comprender los múltiples aprendizajes que
implican los viajes al exterior del propio país. Así cuando él viaja a Cuba en 1970
se refiere a este aprendizaje de las experiencias del exterior, especialmente de
una experiencia guerrillera exitosa como la cubana, que marcó al sandinismo. “Los
días que permanecemos en el exterior los aprovechamos conociendo las
experiencias revolucionarias de otros pueblos, lo cual ha de contribuir a que
atendamos de mejor manera las tareas del Frente Sandinista” (Instituto de Estudio
del Sandinismo, 1985, p. 31).
En cuanto a la formación de género, no apareció mucho en el papel
evidentemente, pues todavía las preocupaciones y estudios del feminismo no
habían llegado a Nicaragua, pero sí estuvo de alguna manera en la práctica
personal de Carlos Fonseca. Una vez le dijo a una compañera que él se lavaría la
ropa, pero le convenció aquélla que sería sospechoso que lo vieran. Sin embargo,
Carlos no estaba a favor de la división tradicional del trabajo. A veces, los
descubrieron con tareas de limpieza doméstica a él y a otro hombre, mientras que
una mujer limpiaba la subametralladora. Sobre el tema de la monogamia también
La formación política de la militancia sandinista . . .
73
insistía y se mostraba severo al hablar con compañeros que no trataban con el
debido respeto a mujeres (Zimmermann, 2003, p. 143).
Ya hablamos con anterioridad de la importancia que dio Fonseca a darle una
impronta nicaragüense a su revolución y a estudiar a Sandino. Entre los escritos
que él centra en Sandino (1970-74) se destacan cinco importantes: Sandino:
guerrillero proletario; Ideario Político del General Sandino; Cronología de la
resistencia sandinista; Crónica secreta: Augusto César Sandino ante sus verdugos
y Viva Sandino. “Los escritos de Fonseca sobre Sandino buscaban proveer
educación política a estos nuevos militantes y simpatizantes (de después del
terremoto de 1972), así como aumentar los conocimientos de la dirigencia acerca
de la historia revolucionaria de su propio país” (Zimmermann, 2003, p. 174). Las
lecciones y temas principales extraídos de la experiencia de Sandino son los
siguientes.
“Los escritos históricos de Fonseca sobre Sandino esbozaban las lecciones
políticas y los paralelos que él pensaba eran más importantes para los
revolucionarios de su propio tiempo. Se concentró en seis principales
temas: Sandino como un símbolo nacional y anti-imperialista, la base
obrero-campesina del movimiento, la estatura moral del general guerrillero,
la bancarrota de los dos partidos burgueses, el internacionalismo de
Sandino y las relaciones con el mundo comunista; y las razones de la
desintegración del movimiento de Sandino después de su asesinato”
(Zimmermann, 2003, p. 175).
La importancia del estudio de Sandino y de los dos grandes temas del sandinismo
(antiimperialismo y justicia social) aparecen en sus escritos. Profundizar en
Sandino refuerza la formación personal y la identidad, guía en la lucha y
contribuye a la eficacia de la tarea revolucionaria planteada.
La formación política de la militancia sandinista . . .
74
“Creo que debemos profundizar en el estudio de la experiencia sandinista y
de los documentos del gran héroe, lo cual servirá para guiarnos más
certeramente en la lucha patriótica… A la vez que héroe antiimperialista y
defensor inclaudicable de la soberanía, Sandino planteó la necesidad de
una transformación social en beneficio de los oprimidos y explotados”
(Tirado, 1982, pp. 25-26).
Estudiar a Sandino se había convertido en una tarea necesaria: “El inagotable
caudal patriótico y revolucionario de Sandino nos facilita a veces extraer las ricas
lecciones propiamente políticas que ellas contienen” (Fonseca, 1982). Una de las
lecciones que emanan de la experiencia de Sandino es que no hay que
desanimarse ante enemigos mucho más poderosos que nuestras fuerzas: “La
lucha sandinista en definitiva demostró que nuestro pueblo puede librar victoriosas
batallas contra enemigos muy poderosos materialmente” (Fonseca, 1982).
Esa historia revolucionaria experimentada por Sandino y otros nicaragüenses
debía ser usada dentro de la educación política que él proponía: “En la educación
política de nuestra militancia y de nuestro pueblo, tenemos que utilizar en una
medida todavía mayor que en el pasado, los textos revolucionarios que
representativos de nuestro pueblo han emitido en el curso de nuestra tradición
histórica” (Fonseca, 2006, p. 185).
Se trataba de afincar la estrategia del FSLN en la realidad nicaragüense, a
diferencia de algún escrito y manifiesto posterior de la tendencia de la Guerra
Popular Prolongada (GPP), que estaba escrito como si estuviera fuera de tiempo y
lugar. En general, se puede decir que las 3 tendencias prestaron poca atención a
hechos concretos de Nicaragua. Aunque algunos lo han situado con la GPP,
Carlos Fonseca mantiene una posición crítica con todos (Zimmermann, 2003, p.
174).
La formación política de la militancia sandinista . . .
75
En las “Notas sobre algunos problemas actuales”, documento interno que circuló
en 1972, Carlos responde a algunas diferencias planteadas por las tendencias.
Por ejemplo, respecto a la teoría de la GPP que abogaba primero por la
propaganda, luego por la agitación y luego por la insurrección, Fonseca responde
que puede que no se dé así, de forma tan mecánica (Zimmermann, 2003, p. 174).
El compromiso de Sandino de 1933 se explica, según él, debido a la falta “de la
penetración de las ideas marxistas en el país hasta el extremo de no existir una
fuerza revolucionaria organizada” (Zimmermann, 2003, p. 191). Tanto la clase
obrera (incipiente) como los campesinos, que no se veían a sí mismos como clase
o fuerza para la revolución, tenían una débil conciencia de clase y aunque tuvieran
rebeldía, ésta estaba “huérfana de noción consciente”. Además, la desintegración
de los obreros y campesinos que acompañaron a Sandino la explica, en gran
parte, por la importancia de las ideas revolucionarias que ya no llegaron a
Nicaragua (como vinieron de afuera de la mano de los combatientes de otros
países que estuvieron con Sandino) y por la falta de formación política de los
combatientes nicaragüenses: “Lamentablemente este internacionalismo no fue
proseguido al caer asesinado Sandino, y los sobrevivientes guerrilleros
sandinistas, sencillos campesinos sin instrucción política, carecieron de la
orientación revolucionaria que pudieron haberles impartido revolucionarios de
otros países” (Zimmermann, 2003, p. 191).
Por todo lo expuesto hasta el momento, se puede concluir que no está en duda la
importancia que él dio personalmente a su formación intelectual e ideológica ni su
notable contribución al FSLN y a muchos de sus miembros en este sentido.
“Carlos Fonseca, con su actividad teórica y práctica, contribuyó a formar a
la nueva generación de cuadros y militantes del FSLN. Muchos de los
jóvenes sandinistas que hoy juegan un papel como dirigentes, en todos los
niveles, como simples militantes, fueron plasmados, moldeados por el
pensamiento de Carlos Fonseca. Incluso en la Dirección Nacional hay más
La formación política de la militancia sandinista . . .
76
de un joven que es producto del empeño, la dedicación que puso Carlos en
la formación de nuevos cuadros” (Tirado, 1982, p. 38).
Tras darse cuenta de la necesidad de la lucha armada, pasa lógicamente la
formación militar a un lugar clave en su movimiento. Algo evidente para Carlos y
Sandino.
“Carlos Fonseca estructuró sus concepciones tomando como eje una idea
básica: la de que la lucha armada era el único camino que podía conducir a
un cambio revolucionario. Esta idea la retoma de Sandino y de toda la
experiencia del movimiento revolucionario nicaragüense”. (Tirado, 1982, p.
31).
Si hablamos de formación política y de formación militar, las dos son importantes
para Fonseca. En situaciones de acción armada, esta última es imprescindible
para la supervivencia. Pero veamos cómo también para él la formación política es
importante.
“Es necesario desarrollar la experiencia de aquellos cursillos,
presentándose la posibilidad de combinar la preparación militar con la
preparación política, lo que puede hacerse realidad al permitir la montaña
un empleo mayor del tiempo en el aprendizaje. Estamos seguros que en el
correr de un tiempo relativamente breve es posible recuperar el rezago de
que se adolece en cuanto a la instrucción política y militar de nuevos
cuadros y militantes” (Fonseca, 2006, p. 209).
Según Zimmermann, Carlos propone un equilibrio entre el trabajo militar y político.
Cree que no se debe dar una absoluta prioridad al trabajo político, como parecía
distintivo de la tendencia proletaria, pero tampoco caer en un militarismo excesivo,
que podría llevar a lo que pasó en los 60 con personas que sólo tuvieron trabajo
La formación política de la militancia sandinista . . .
77
militar y no político, y que abandonaron el movimiento tan pronto como empezaron
a perderse las batallas (Zimmermann, 2003, pp. 203-204).
Probablemente en Nicaragua no se pudiera tener un partido como en la Unión
Soviética o en Cuba, pero sí darle la suficiente relevancia a la formación política.
“Pero no confundamos la parte con el todo, y si no es realidad un partido
con comité central y congresos, periódicos, revistas teóricas, sí son
necesarias algunas tareas de partido: estudio, en especial en las zonas de
combate, de los problemas nacionales en un grado mayor del registrado
hasta hoy; una mayor combinación del estudio militar con el estudio político;
vinculación con las masas explotadas, se encuentren donde se encuentren,
en función de la guerra revolucionaria; prevenirnos con relación al
divisionismo ideológico; elevar el trabajo político sin daño en ningún
momento del trabajo militar; fortalecer la comunicación de contenido político
en los niveles en que se dan limitaciones, producto de cierto
espontaneísmo; tomar medidas para darle lugar a las distintas aptitudes de
la lucha, etc.” (Fonseca, 2006, p. 211).
“Creo que el deber es actuar”, escribe en 1964. “Pero sin organización no puede
haber acción” (Zimmermann, 2003, p. 95). También se reafirma en que teoría y
práctica deben ir siempre juntas, y que no sirve la una sin la otra. “El sandinista
sabe que la corrección ideológica no vale nada sin una consecuente conducta
práctica, pero una conducta práctica positiva es insuficiente si no está
acompañada de una definición ideológica revolucionaria” (Fonseca, 1980, n.8).
Podría decirse, por tanto, que sin formación no puede haber una buena
organización o actuación, pero que la formación debe venir siempre acompañada
del compromiso y la acción.
Julio López relata cómo le impresionó el primer encuentro que tuvo con Carlos
Fonseca Amador. Ahí Carlos le realizó una gran cantidad de preguntas para saber
La formación política de la militancia sandinista . . .
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qué es lo que sabía Julio del marxismo y la teoría y práctica revolucionaria.
Recuerda que fue bastante minucioso el diálogo sobre los autores que había leído
Julio (Marx, Lenin, Debrais, etc.) o sobre otras experiencias como la revolución
rusa o la cubana. ¿Por qué era esta formación tan importante para él?, se
pregunta Julio. Precisamente, cree Julio López, porque Carlos Fonseca intuía que
la revolución iba a triunfar y que se necesitaría gente formada para llevar adelante
la revolución sandinista (comunicación, 4 de agosto, 2008).
Preguntado su hijo, Carlos Fonseca Terán, por el papel central de Carlos Fonseca
como fundador y educador del FSLN, éste responde: “Carlos Fonseca fue un
hombre muy preocupado por la formación política en el FSLN. Pero una
golondrina no hace verano, aunque sea el jefe” (comunicación personal, 29 de
abril, 2010). Esto, nos lleva, por tanto, al análisis de la formación política del
sandinismo a lo largo de su historia, tal como ésta ha sido percibida por militantes
sandinistas.
La formación política de la militancia sandinista . . .
79
2. Organización, metodología y materiales de la formación política sandinista En el trabajo de Mónica Baltodano sobre la formación de cuadros se distinguen
tres períodos: hasta 1979, la década de los 80 y de 1990 a 2005 (fecha del
artículo). Sin embargo, la llegada del FSLN de nuevo al poder ejecutivo de
Nicaragua y los cambios que se han producido en consonancia con esto obligan a
considerar una nueva cuarta etapa.
Cada una de las etapas ha querido ser identificada con alguna característica
principal en relación con la formación política. Si el primer período se caracteriza
por las dificultades del estudio en la clandestinidad, las células o círculos de
estudio dan algún margen para éste. En el Gobierno de los 80 la formación se
convierte en una estructura estable que cuenta con recursos humanos y
materiales a lo largo de todo el período e intenta proporcionar conocimientos y
habilidades a los cuadros del FSLN desde cursos sistemáticos. Tras la derrota de
1990, el FSLN pone más énfasis en el trabajo electoral para volver al poder que en
la formación política de sus miembros. En 2007, el FSLN vuelve al poder y, en un
contexto de un sandinismo cada vez más dividido, relanza de nuevo la escuela
nacional de cuadros.
2.1. Hasta el triunfo de 1979: círculos de estudio en la clandestinidad
Para Mónica Baltodano, no cabe ninguna duda de que Carlos Fonseca, aparte del
fundador, es el gran educador y formador del FSLN. Y lo hace, por un lado,
redescubriendo a Sandino y rescatando su legado: “Carlos investiga y lee todo
cuando puede sobre Sandino, rescata su memoria y lo convierte en guía para la
acción revolucionaria” (Baltodano, 2005a, p. 3).
Y tampoco cabe mucha duda de la importancia del esfuerzo individual en esa
formación política, dadas las difíciles condiciones del momento para los opositores
La formación política de la militancia sandinista . . .
80
a Somoza y especialmente para los sandinistas. Carlos fue no sólo un guía, sino
también un ejemplo para muchos militantes con su “voracidad” por los libros y su
espíritu autodidacta. Pero, ¿cuáles eran los principales temas de la formación de
los cuadros que inician en el FSLN? Mónica Baltodano habla de cuatro temas
fundamentales:
“a) Una actitud moral. Una alta sensibilidad y actitud de repudio frente a la
realidad de opresión que vive el pueblo;
b) El estudio de las ciencias sociales, de las experiencia de luchas de otros
pueblos, y de las ideas marxistas;
c) El estudio acucioso de la historia nacional que conduce a una visión
antiimperialista. Así forja Carlos Fonseca su propio pensamiento y
emprende la formación de una concepción revolucionaria para la lucha que
necesitaba Nicaragua;
d) El estudio de la historia y prácticas revolucionarias para el diseño de la
estrategia” (Baltodano, 2005a, p. 3)
Según palabras de Ricardo Morales, veamos cuáles son las características que se
exigían a un cuadro sandinista:
“- ¿Qué es lo que ha de caracterizar al militante de nuestra organización?
Básicamente: combatividad, lucidez, firmeza revolucionaria, comprensión
de los objetivos parciales y finales de la lucha revolucionaria, comprensión y
confianza en el papel histórico del proletariado y de su organización
político-militar de vanguardia.
- La tarea del militante revolucionario no puede limitarse a la aceptación de
directivas y al cumplimiento de los trabajos; se requiere un cierto talento
para la improvisación, disposición para el compromiso en los ensayos,
imaginación, adaptabilidad, receptividad, espíritu crítico, para lograr
establecer una práctica política eficazmente productiva.
La formación política de la militancia sandinista . . .
81
- He hablado con P. A. sobre la formación revolucionaria. Estoy convencido
que para desarrollar el carácter revolucionario, hay que conocer el carácter
de nuestro pueblo y de nuestro país, el carácter de nuestra lucha y de
nuestra organización, y sobre todo, practicar la lucha revolucionaria”
(Morales, 1981).
A finales de los años 60, la insuficiencia de cuadros fue un factor que determinó
importantes reveses, porque “no existían –escribió Carlos en su obra ‘Nicaragua
Hora Cero’ – cuadros ‘dotados de suficiente desarrollo, capacidad y decisión para
organizar las luchas populares’” (Baltodano, 2005a, p. 4).
Así opinaba Carlos Fonseca, que también en esta misma obra expresa que se
necesitaba “un programa que proclame sin rodeos los ideales de los grandes
revolucionarios de la historia: Carlos Marx y Augusto C. Sandino, Camilo Torres y
Ernesto Ché Guevara” (Baltodano, 2005a, pp. 5-6). Además de la organización y
la táctica es importante el programa, la teoría clara sobre que se pretende
conseguir: “la experiencia nacional demuestra que el movimiento revolucionario
debe de disponer de su propia organización, de su propia táctica, de su propio
programa” (Baltodano, 2005a, p. 6).
Algo que resulta paradójico, en comparación con las enormes posibilidades de
formación de nuestro tiempo y el poco aprovechamiento que hacen los jóvenes
actuales de ello, es que: “Pese a las dificultades que imponía la clandestinidad, se
dedicaba tiempo al estudio. En células clandestinas urbanas o en las unidades de
combate de la montaña, el Frente Sandinista establecía la obligación de estudiar
algunos materiales dentro de los cuales se encontraban, los Estatutos, el
Programa del Frente y también algunos manuales de formación marxista”
(Baltodano, 2005a, p. 6).
La expresión “obligación de estudiar algunos materiales” de Mónica Baltodano tal
vez no es recalcada por las demás personas entrevistadas, pero sí da una idea de
La formación política de la militancia sandinista . . .
82
la importancia de la lectura y del estudio para el FSLN, fundamentalmente de
estos documentos citados, como lo recuerda también Dora María Téllez. Otras
personas hablan más bien de una especie de “un proceso de encantamiento” y de
descubrimiento progresivo de los nuevos sentimientos e ideas que iban surgiendo
en ellos en diálogo y en contacto con las nuevas lecturas y con el jefe de la célula
que prestaba los libros en busca de aclaraciones o respuestas a algunas
preguntas (Guillermo Cabiztán, comunicación personal, 18 de junio, 2008). Hay
quien resalta que, en aquel tiempo, se buscaba a gente que pensaba y que quería
pensar. Se entregaba un libro, se leía y luego otro y así sucesivamente.
Esta motivación por la lectura de textos revolucionarios vendría motivada, en parte
por la situación crítica del país que urgía de soluciones y cambios, y en parte por
la ausencia total de libros en Nicaragua dada la censura del régimen, como
reconoce Julio López. Fernando Cardenal, en sus memorias, nos habla sobre
Adolfo Aguirre, un joven buen nadador, que iba a competiciones fuera de
Nicaragua y traía una gran cantidad de libros que no se podían conseguir en el
país, dado que no le solían registrar por ser un gran atleta y de buena familia
(Cardenal, 2008a, p. 146). También Mónica Baltodano resalta la entrada de libros
a Nicaragua por veredas y la aportación de los estudiantes a este respecto, por
sus viajes y por la autonomía universitaria. Estos libros luego seguían circulando
por los círculos revolucionarios.
Hay quien destaca que su círculo de estudio ya comenzó desde Secundaria, ya
fueran las reuniones mensuales en el colegio o en la casa de algún compañero
(Ajax Delgado, comunicación, 25 de febrero, 2010). El nombre de círculo de
estudio surge ya en los años 60, según Doris Tijerino. Ella habla del sistema de
círculos de estudio como un sistema simple y eficaz y relata que recuerda alguna
experiencia donde existía un monitor que se encargaba en algunas reuniones de
varios multiplicadores, los cuales a su vez, como cuadros intermedios iban a los
departamentos (Doris Tijerino, comunicación, 24 de septiembre, 2008).
La formación política de la militancia sandinista . . .
83
El sector que nutre mayoritariamente al FSLN y a estos círculos de estudio, según
Doris Tijerino, son los universitarios. Sin embargo, ella, coincidiendo con Sergio
Ramírez, reconoce, de forma curiosa, que, aparte de los estudiantes, fueron los
zapateros una especie de avanzada del proletariado. Apreciemos la reflexión de
Sergio Ramírez sobre la existencia de estos zapateros intelectuales y marxistas en
Nicaragua:
“¿Por qué, entre los artesanos de Nicaragua, los zapateros eran los
intelectuales? Lo mismo decía de los talleres de zapatería de Estelí el
comandante Francisco Rivera, el inolvidable Zorro de las insurrecciones
legendarias, verdaderas forjas de autodidactas que aprendían de la lectura
de los libros que caían en sus manos, de Víctor Hugo a Carlos Marx, y
aprendían de la realidad, escuelas de dirigentes obreros, de líderes
sindicales y de militantes revolucionarios … Es algo que pienso preguntarle
a Onofre Guevara cuando tengamos una de esas tantas conversaciones
que nos debemos. Por qué los zapateros, y no los albañiles, los carpinteros
o los hojalateros, o por qué también los tipógrafos de antaño… ” (Ramírez,
2010)
Leticia Herrera, por su parte, habla de una “escuela de formación” de una semana,
en Chinandega, a comienzos de los 70. Ella describe esta escuela como una
escuela fundamentalmente militar, centrada en el manejo de armas, aunque
también recuerda que se habló algo de política, de la historia de Nicaragua y de
asuntos de táctica y estrategia del FSLN (Leticia Herrera, comunicación, 31 de
mayo, 2009).
Aunque hay quien constata la existencia de círculos de estudio en donde se
repartían, leían y se discutían folletos o algún tipo de libro mimeografiado, en
general se puede decir que el estudio se realizaba como una actividad individual a
través de las lecturas (Baltodano, 2005a, p. 6). Leticia Herrera atribuye también a
La formación política de la militancia sandinista . . .
84
las normas de seguridad (salir de noche y quedarse en casa durante el día) un
empujón para la lectura de la militancia.
La formación en esta época es político-ideológica y militar, aunque el aspecto
militar ocupa lógicamente un fuerte peso. Los temas de formación, en general, de
este período son 4, según Fredy Franco: raíces nacionales promovidas por
Sandino y Carlos Fonseca; marxismo-leninismo; otras teorías revolucionarias
(vietnamitas-guerrilla, Libia, Cuba, etc.); y también otras teorías progresistas como
la teología de la liberación (comunicación, 7 de mayo, 2009). En realidad, puede
decirse que los materiales centrales de esta formación son los referentes a los dos
primeros temas mencionados por Fredy: historia nacional y marxismo. Algo que se
prolongará en los 80 y en otros intentos de formación dentro del FSLN.
En cuanto a los libros y documentos citados por las personas entrevistadas, nos
encontramos fundamentalmente con obras marxistas y de Marx,
fundamentalmente el Manifiesto Comunista y el Marx para principiantes, de Rius,
obras de Martha Harnecker y Gramsci, así como documentos sobre historia
nacional, sobre Sandino, de Carlos Fonseca y de Ricardo Morales, y como las
biografías de héroes y mártires que, mimeografiadas, trataban de inspirar a los
nuevos jóvenes para la lucha, a través de ejemplos concretos, al estilo de los
santos en el catolicismo. En el debate sobre la opción por la violencia en ámbitos
cristianos, Mónica Baltodano habla de las lecturas de Gandhi, Martin Luther King y
Helder Camara. A nivel práctico, se transmite que los libros de la guerrilla
vietnamita fueron bastante utilizados. Veamos cómo insisten tanto Mónica como
Orlando Núñez en la relevancia de los libros y textos centrados en las
experiencias de otras revoluciones y de otras figuras destacadas entre los líderes
revolucionarios.
“En particular usamos el Materialismo Histórico de Martha Harnecker y a
Luis Althuser. Pero principalmente estudiamos las experiencias de otros
pueblos. La Revolución cubana, la lucha del pueblo Vietnamita, las luchas
La formación política de la militancia sandinista . . .
85
de liberación nacional de África y Asia, la revolución china” (Baltodano,
2005a, p. 6).
“A los revolucionarios profesionales la revolución les entra por los relatos
históricos o por el ejemplo de sus líderes más carismáticos. En el Tercer
Mundo y en América Latina, apareció en aquella época una buena literatura
que contribuyó muchísimo a prender el entusiasmo y el compromiso con la
revolución. El libro rojo de Mao Tse Tung en China, los discursos de Fidel
Castro y los relatos del Ché Guevara en Cuba, los manuales militares de
Guyen Giap y de Ho Chimin en Vietnam, los ensayos del peruano
Mariátegui. Hubo un ensayo que nos marcó culturalmente muchísimo, me
refiero al libro de Franz Fanon, Los Condenados de la Tierra” (Núñez, 2009,
p. 39).
Algunas personas que estuvieron exiliadas tuvieron la oportunidad de hacer
estudios más rigurosos en Moscú, la Habana o en México. “En los años 70,
numerosos compañeros liberados de las cárceles mediante golpes militares
audaces, viajaron a Cuba y algunos de ellos aprovecharon su estancia en ese
hermano país, para estudiar a profundidad el pensamiento marxista y la
experiencia de la revolución cubana” (Baltodano, 2005a, p. 6). Doris Tijerino habla
en concreto de su período en Cuba entre 1973 y 1977. Ahí narra cómo Carlos
Fonseca dirigía el estudio, que era “diario”, en varios núcleos. Ahí se estudiaba
marxismo, historia, pero también se hacía ejercicio diario, dado que se
compaginaba la formación política con la militar, así como allí se encontraban
cuadros políticos y militares (Doris Tijerino, comunicación, 24 de septiembre,
2008).
Mónica Baltodano señala que existen diferencias entre las personas que se
dedicaron al trabajo ideológico y a intentar que la gente pasara de “una conciencia
social a una conciencia política” y entre las personas fundamentalmente dedicadas
a la lucha armada o actividad militar:
La formación política de la militancia sandinista . . .
86
“Hay una diferencia entre quienes hicimos trabajo popular, tuvimos la
experiencia de trabajo de educación popular, de creación de redes
populares, y quienes sólo estuvieron vinculados a la lucha militar. De
alguna manera eso marcó también las formas de hacer trabajo político en e
gobierno sandinista. Porque una corriente, -que fue la predominante porque
manejó mejor los asuntos militares-, predominó después en el gobierno
sandinista, y marcó una cierta insensibilidad para las formas de hacer el
trabajo político e ideológico” (Baltodano, 2003).
Ricardo Morales siempre trató de persuadir a esa militancia que subestimaba el
estudio: “Algunos compañeros no comprenden que la preocupación por la teoría
de la revolución en nuestro país, se halla ineluctablemente ligada al desarrollo de
la organización revolucionaria y al incremento consecuente de su capacidad
combativa” (Baltodano, 2005a, p. 6).
La división del Frente Sandinista en tres tendencias es reconocida por casi todas
las personas entrevistadas como una cuestión de diferencias en la táctica, y no
tanto en la estrategia o en planteamientos filosóficos. Pero sí añaden algunas
personas que a esta división contribuyeron los “celos de mando”, enfrentamientos
personales y, en general, las distancias y separaciones creadas entre células y
entre zonas.
Preguntados por los énfasis formativos en las diferentes tendencias del momento,
Ajax Delgado reconoce que la Guerra Popular Prolongada priorizaba las obras de
Marx, Engels y Lenin en su análisis. Sin embargo, expone que en la tendencia
proletaria donde se incorporaron gran parte de los jóvenes cristianos del
Movimiento Cristiano Revolucionario, ahí sí tiene constancia de que se leían y
estudiaban materiales provenientes del cristianismo, específicamente de un
cristianismo comprometido con los pobres (comunicación, 7 de mayo, 2009). Por
su parte, Mónica Baltodano califica a los terceristas como más pragmáticos, más
La formación política de la militancia sandinista . . .
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audaces en la batalla, sin tanta preparación pero con un enfoque más militarista
(comunicación, 9 de septiembre, 2008).
2.2. Década de los 80: estructuras permanentes y formación sistemática
Aunque no forme parte del sistema de educación política del FSLN en esta
década, no puede dejarse de mencionar la experiencia de la Cruzada de
Alfabetización, como una experiencia de formación política para las personas que
la vivieron, unos 180 mil brigadistas de las MOA (Milicias Obreras Alfabetizadoras)
y del EPA (Ejército Popular de Alfabetización), cuyas edades oscilaban entre los
12 y los 20 años y por los maestros organizados en ANDEN. Éste fue un
verdadero “ejército de liberación cultural”, como señalan algunos, que al término
de cinco meses había logrado disminuir el analfabetismo en Nicaragua de un 67%
a un 13%, incluyendo la zona del Atlántico, de difícil acceso cultural y lingüístico
(Puiggrós, 2003).
“El método y la organización de la Cruzada se inspiró en la concepción de
Paulo Freire, aprendió de la experiencia cubana y otras semejantes, pero
resultó una síntesis muy particular, no solamente por la especificidad
nacional de los contenidos de los textos de las cartillas, sino porque su
objetivo fundamental fue el ‘dar la palabra a las masas’ y vincular – a través
de la relación entre alfabetizadores y alfabetizados- a diferentes sectores de
la sociedad (campesinos, obreros y pequeña burguesía, diferentes
generaciones, estudiantes, militantes y trabajadores, etc.). Un sector de la
población que había participado directa o indirecta en la insurrección, pero
que no se había incorporado orgánicamente a la guerra, que había luchado
contra Somoza pero cuyos objetivos no alcanzaban a trascender el
derrocamiento de la dictadura, se vio de pronto profundamente involucrado
en una Cruzada para la transformación profunda de la sociedad. La
movilización alcanzó a las familias, a las instituciones públicas y privadas, el
La formación política de la militancia sandinista . . .
88
ejército sandinista, el gobierno de Reconstrucción Nacional, a amplios
sectores religiosos, y su magnitud sólo se puede comprender si se tienen
en cuenta dos elementos fundamentales que puso en marcha el gobierno
bajo la dirección del FSLN: la juventud y la religión. Dos elementos que son
esenciales en la revolución sandinista” (Puiggrós, 2003).
Según cuenta Fernando Cardenal, en la visita y asesoramiento que hizo Paulo
Freire a esta cruzada de alfabetización en Nicaragua “nos dijo cosas muy
iluminadoras”, como que “la alfabetización no era un evento pedagógico con
implicaciones políticas, sino un evento político con implicaciones pedagógicas”
(Cardenal, 2008b, pp. 7-8). En palabras de Cardenal, Freire se mostró muy
contento con cómo se estaba llevando a cabo la revolución y la alfabetización, y
consiguió para ésta un millón de dólares, una donación que no fue superada
posteriormente. Las dos primeras lecciones “Sandino: guía de la revolución” y
“Carlos Fonseca dijo: Sandino vive”, sobre estas dos grandes figuras, muestran
que la revolución y el sandinismo se encuentran muy presentes en la
alfabetización (Cardenal, 2008b, p. 46).
Cuando el equipo central de organización de la cruzada crece, se consideró
conveniente establecer una Academia de formación política dentro del equipo
principal de la Cruzada, dado que había gente de diferente formación (cristiana,
marxista, del Partido Socialista, etc.) y algunos sin formación. "La Cruzada era un
proyecto política sandinista, y queríamos unificar criterios alrededor de la ideología
sandinista" (Cardenal, 2008b, pp. 27-28). Los cubanos decidieron no participar en
esta escuela, por respeto a diferencias con la revolución sandinista, a la que no
querían influir.
La Cruzada desarrolló un gran número de talleres de capacitación, a través del
método de multiplicadores (80 capacitadores asumieron el entrenamiento de 560 y
éstos de 7.000, que tuvieron a su cargo la preparación del universo total de
capacitadores, 180.000) (Puiggrós, 2003). Ajax Delgado narra cómo se dio un
La formación política de la militancia sandinista . . .
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llamado “tercer taller”, que fue político (los dos anteriores fueron técnicos o
destinados a la metodología de enseñanza). Este tercer taller lo recibían los
profesores, que lo reproducían a los brigadistas. Ajax Delgado se refiere a un
sistema o estructura militar, que puede apreciarse en la terminología (cruzada,
brigadas, etc.). En la cartilla se veía la formación académica e ideológica (para el
brigadista y el campesino). Un elemento importante que destaca es que la vivencia
diaria se convertía en un aprendizaje de doble dirección (y no unidireccional), que
implica además confianza y amistad profunda entre el uno y el otro: campesino y
brigadista. Toda esta vivencia de la cruzada es descrita como una "experiencia
extraordinaria" (Ajax Delgado, comunicación, 25 de febrero, 2010).
Julio López recuerda a Carlos Fonseca, el cual inspiró la cruzada con una de sus
frases: “Carlos precisamente inició esta campaña de alfabetización cuando nos
dijo a Germán Pomares y a mí, mientras ambos estrenábamos militarmente a un
grupo de campesinos enseñándoles a manejar los fusiles, él llegó y nos dijo: Y
también enséñenles a leer”. El diálogo con personas que se encuentran en otros
lugares y en otros tiempos, por medio de la lectura, debe ser el primer nivel básico
para poder pensar y debatir y para adoptar algún tipo de compromiso político
(Julio López, comunicación, 4 de agosto, 2008).
También recuerda Julio López cómo, tras el triunfo, se pensó en la necesidad de
que en un régimen nuevo había que dar a conocer (con fotos y discursos) a la
nueva Dirección Nacional (los cubanos apoyaron esta opción frente a aspiraciones
individuales). Por ello, se trató de educar a la gente con sus discursos, sobre todo,
ya que casi nadie conocía prácticamente a los comandantes, hasta el punto de
que se cuenta la anécdota que el propio Bayardo fue detenido en el aeropuerto de
Managua. La expresión “Dirección Nacional Ordene” fue una copia en el ámbito
colegiado de “Comandante en jefe, ordene” (comunicación, 4 de agosto, 2008).
Pasando ya al propio sistema de educación política, Emma Díaz trabajó en el
ámbito de la educación política con el FSLN a lo largo de toda la década. Ella es
La formación política de la militancia sandinista . . .
90
quien más detalladamente explica y da detalles de la organización, metodología y
contenidos de esta educación política. Primeramente relata cómo fue llamada a un
primer curso de formación al que acudieron diferentes líderes de base a nivel
nacional. De ahí surge lo que pasará a llamarse el “sistema de educación política”
(comunicación, 8 de junio, 2008). Algunas de estas personas pasaron a formar
parte de este sistema de educación política y otras salieron a formarse al
extranjero (Cuba, Alemania del Este, Checoslovaquia, Rusia, etc.), algunas de las
cuales volvieron a ocupar cargos de importancia en este sistema o en otros cargos
de dirección del partido.
En su caso, después de volver de Alemania del Este acudió a un nuevo curso
intensivo de formación de instructores políticos en módulos (de varios meses), con
profesores nicaragüenses y cubanos, y con temas en torno a aspectos de la
realidad nacional, la política, la historia y la filosofía. Emma trata de recordar
temas y habla de: las causas de la pobreza, la historia de luchas antiimperialistas,
las relaciones de producción, la construcción del nuevo partido y del nuevo modelo
económico-social, las características del militante y las tareas que debía cumplir,
etc.
Más tarde, en el período de 1982-83 se forman, según Emma, equipos regionales
multidisciplinares de educación política, compuestos por algunas personas que
venían de las fábricas mezcladas con catedráticos de universidad (economistas,
politólogos, abogados, historiadores…). En el caso de la escuela de Managua,
donde ella se encontraba, hubo un primer curso destinado a militantes de base, en
el que éstos llegaban a la escuela durante 9 meses, en un horario diario de 6 a 10
p.m. de la noche cada día laboral. Había otro curso los fines de semana, los
sábados de 1 a 6 p.m. y los domingos de 8 a 12 a.m. A estos cursos asistían 40
personas por grupo, por lo que, según su cálculo podrían haber pasado unas 240
personas por año. La realización de este tipo de cursos de primer nivel duró unos
tres años, dirigidos a los comités de base.
La formación política de la militancia sandinista . . .
91
Luego existió un curso especial, cuyos instructores eran los cuadros de dirección
del nivel departamental y los participantes eran los secretarios políticos
departamentales, zonales y de las organizaciones sociales y gremiales, así como
delegados del gobierno para la región. Era todo el día lunes. En algunos
momentos, llegaba algún comandante.
Los módulos eran: historia, organización partidaria, filosofía, economía, análisis de
la realidad (el método). Los módulos tenían un lenguaje más sencillo y adaptado,
aunque había bibliografía complementaria: obras completas de Marx y Lenin,
Manual de materialismo dialéctico (Harnecker), Desarrollo económico y social
(Wheelock, Carrión). Y la metodología combinaba la exposición, las discusiones
grupales e incluso estudios de caso, donde se analizaban diferentes tipos de
conflictos (en la industria, en el sector privado o en sindicatos, etc.).
Aproximadamente a partir de 1984 en adelante, empezaron los niveles. Se
denominaban los CNPI (Cursos de Nivelación Político Ideológica). Había CNPI de
dos niveles, uno básico y otro de segundo nivel, con mayor selección del personal
y con mayor profundidad en el estudio de libros y de manuales. En este segundo
nivel, los estudios de caso se complican más y en algunos casos hay que ir al
terreno para el análisis de los mismos.
En el sistema había, además, otras posibilidades: los círculos de estudio políticos
ideológicos. Se pasaban materiales a los secretarios políticos de propaganda del
comité de base para que realizaran los talleres mensuales correspondientes. Esto
se hacía desde quien se formaba al respecto en la escuela nacional, que lo
transmitía a secretarios de propaganda zonales, y éstos a su vez a los
responsables de propaganda de los comités de base.
En 1983 surgen también las escuelas zonales (en Managua) y escuelas
municipales, que se complementan con las ya existentes escuelas regionales y
nacionales. Las características de estas escuelas se diferencian de las otras en
La formación política de la militancia sandinista . . .
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que: los contenidos son más sencillas y adaptadas, son más cortos los cursos, hay
más reflexión que formación y tienen un objetivo mayor de extraer líneas para el
trabajo. En Managua existían, según ella, 9 zonas (6 zonas territoriales y 3
sectores, industria, gobierno central y sector educativo). Los cursos eran
obligatorios para los funcionarios y para los obreros del partido. Para estas
personas, el curso era un honor, y “se asumía con responsabilidad y disciplina”
(Emma Díaz, comunicación, 8 de junio, 2008). En el gobierno central es donde
había más resistencia en alguna ocasión a estos cursos, sobre todo las personas
más cercanas a los ministros, que creían con una gran preparación intelectual. Los
instructores, por tanto, también tenían un nivel de educación superior, para no
sufrir cuestionamientos. A veces, para algunos de estos sectores se organizaban
escuelas móviles, de 15 días seguidos.
Poco a poco el equipo de educación política iba creciendo, entre coordinadores e
instructores. “El sistema se mantiene y crece” a lo largo de los 80. “Era un sistema
bien armado” (Emma Díaz, comunicación, 8 de junio, 2008). Además, había un
Consejo de educación política de organizaciones sociales y gremiales,
conformado por todos los secretarios políticos de educación política de estas
organizaciones (maestros, salud, AMNLAE, CDS, sindicatos, juventud, ATC y
UNAG). A este sistema se le llamó el subsistema. Los temas eran similares, pero
se agregaban los temas específicos de cada sector. Aquí, “las organizaciones
eran brazos del partido” (Emma Díaz, comunicación, 8 de junio, 2008). No existían
todavía las ansias de autonomía dentro de estas organizaciones. Esta
coordinación tenía cierta complejidad, por la diversidad, pero también es vista por
Emma como una experiencia interesante y rica. El contexto y el análisis de la
coyuntura siempre aparecían en todos estos cursos.
Hasta aquí llega una explicación simple y cronológica realizada por Emma Díaz,
que vivió toda la década en diferentes puestos de la educación política en
Managua. Otra de las personas que estuvo muchos años como subdirector de la
escuela nacional de cuadros fue Mauricio Zúñiga.
La formación política de la militancia sandinista . . .
93
Para este último, el sistema de educación política se fue formando según las
necesidades del partido. Su primer contacto con estas escuelas de educación
política se da en la escuela de Rancho Maruca (en Carazo), aunque la iniciativa
fue orientada a nivel nacional. La escuela se desarrollaba los fines de semana y
los cursos duraban un mes. Y en ella se abordaban, según Mauricio, varios temas
principales: la formación económico-social de Nicaragua (Wheelock, Luis Carrión);
la organización partidaria y los vínculos con organizaciones de masas y comités
de barrio; elementos de economía política; y elementos de trabajo ideológico
(análisis de la coyuntura, discursos, etc.).
En otros cursos posteriores del nivel regional o nacional, aparecían temas como la
introducción al estudio del pensamiento sandinista (su carácter antiimperialista,
nacionalismo, lucha visión latinoamericana), cursos de economía política,
economía social, filosofía, marxismo, trabajo ideológico, y formación del Estado.
Según Mauricio Zúñiga, no hubo pugna entre tendencias por el programa de
formación que se fue creando a nivel nacional, lo cual reforzaría la postura de que
las diferencias fueron eminentemente tácticas. Si se habla de las escuelas
nacionales y regionales, habría que decir que “por ahí pasaron la gran mayoría de
cuadros intermedios”, "miles y miles" (Mauricio Zúñiga, comunicación, 8 de
septiembre, 2008).
Mauricio hace una mención especial a los cursos en zonas en guerra, en donde se
intentan adecuar los contenidos de formación a la realidad de la guerra y a la
realidad de la estructura del Estado. Mauricio cree que esta experiencia surge en
torno a 1985. Éstos eran unos cursos integrales, que incorporaban a cuadros del
Estado, del ejército, de la Seguridad del Estado, del partido y de las
organizaciones de masas. Esta escuela privilegió el análisis de la realidad para
sacar líneas de acción y mejorar el trabajo, tratando de superar la concepción del
trabajo por feudos en el Estado. Con este curso se pudieron ver determinadas
contradicciones en el terreno, como los casos de políticas excesivamente
La formación política de la militancia sandinista . . .
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represivas en el campo. En esta escuela se pudieron observar vídeos de contras
en los que contaban cómo el FSLN atropellaba, confiscaba, violaba derechos
humanos, influía negativamente en la economía campesina, etc.
Ahí se dieron cuenta de la existencia de población que no estuvo con uno ni con
otro, sino más bien sufriendo a los dos bandos. Según Zúñiga, la estructura de
una formación política, más vinculada a las tácticas militares de las escuelas
clásicas militares (Clausewitz) no dejó ver lo que realmente había: una guerra civil
campesina (nunca reconocida oficialmente). El enfoque de esta “brigada especial
de formación que llamamos Omar Torrijos” (Baltodano, 2005a, p. 9), ya no fue sólo
militar sino que intentó partir del estudio de la realidad. Se asignó un miembro de
la Dirección Nacional, y un equipo multidisciplinar, que integraba a cuadros
variados. Esta escuela tuvo un enfoque novedoso, en el que la escuela regional se
transformó en ésa (Matagalpa Jinotega, Estelí y Segovias). Los cursos fueron
altamente sensibilizadores, pues ahí se podía aprender cómo trabajaban y
percibían la realidad colaboradores y desmovilizados contras. Pero, ante la
pregunta sobre por qué se fueron tantos campesinos a la contra y para qué
sirvieron estos cursos, Mauricio responde: "Trabajar con los elementos de cultura
campesina: tal vez se hizo poco y tarde" (comunicación, 8 de septiembre, 2008).
Sobre el debate como forma de educación política, comenta Mauricio que no sabía
si llegaba a los cuadros, pero sí se daba en Comités de base, con sesiones de
estudio y de reflexión. En el núcleo que se encontraba más en el terreno había
materiales de análisis, ya que como instancia de la vida partidaria, era el eslabón
básico de debate y reflexión, crítica y autocrítica. Sin embargo, reconoce que no
había un gran espacio para cuestionar la línea partidaria. Dora María coincide en
esto afirmando que en este tiempo se debatía poco y se debatía en los órganos de
arriba. "En el Frente los debates no fueron filosóficos, ni políticos, sólo prácticos".
Debido a su estructura vertical, deben ir hacia abajo los planes de trabajo (Dora M.
Téllez, comunicación, 30 de julio, 2008).
La formación política de la militancia sandinista . . .
95
En esta década, Mauricio entiende que el énfasis era dotar de instrumentos para
la construcción de la revolución. En un momento de la entrevista, surge una
pregunta formulada por él como respuesta al gran número de abandonos de
cuadros existentes en los 80: ¿existiría hoy el FSLN si no hubiera habido una
inversión fuerte en formación? Cree que sí, a pesar de esos abandonos (Mauricio
Zúñiga, comunicación, 8 de septiembre, 2008).
Tanto Roberto Sosa como Guillermo Cabiztán afirman que la escuela regional de
cuadros de Occidente “Roberto Huembes” fue la primera en surgir y que la
escuela nacional “Ricardo Morales” se creó con posterioridad. Sin embargo, dado
el carácter de sistema, Guillermo recuerda cómo existía un vínculo entre la
escuela nacional y regional, a la que llegaba Vanessa Castro u otra persona a
supervisar cómo se implementaban los cursos (comunicación, 18 de junio, 2008).
La escuela nacional estaba bajo las directrices que salían del Departamento de
Educación Política (DEP), que terminó separándose a principios de los 80 del
Departamento de Agitación Política (DAP), sobre el que se opina que manejaba
más presupuesto que el propio DEP. Los cubanos llegaron a asesorar la escuela
nacional, dado que Roberto Sosa recuerda el inicio de la misma, con 4 profesores
cubanos y 2 nicas. Se reconoce la influencia de los cubanos en la concepción y
puesta en marcha de esta escuela, influencia que se fue reduciendo así como el
número de profesores cubanos con el paso del tiempo en ésta.
Llegó bastante gente extranjera a esta escuela nacional, "gente genial" de
Vietnam, URSS, Cuba… (Roberto Sosa, comunicación, 3 de julio, 2008). Estas
visitas y conferencias aportaron mucho a la escuela, por la riqueza del intercambio
con gente de fuera. El mismo Paulo Freire llegó en una ocasión a la escuela
nacional de cuadros. Se afirma que el nivel de lectura y de debate era fuerte
(Fredy Franco, comunicación, 7 de mayo, 2009). Llegaban también comandantes
como Humberto, Bayardo, Jaime, Carlos y algunas conferencias, grabadas,
servían como libros y publicaciones, para todo el sistema. Pero también se
La formación política de la militancia sandinista . . .
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dedicaron en la escuela nacional de cuadros seminarios específicos, de vez en
cuando, para cuadros o para jóvenes, etc.
Para Humberto Abaunza, estudiante y profesor de la escuela nacional de cuadros,
en los 80 sobresale la escolástica cubana, es decir, unas posiciones poco flexibles
provenientes fundamentalmente de los profesores cubanos presentes en la
escuela nacional. Los contenidos que recuerda Abaunza son: la filosofía marxista
(Marx, Engels, Lenin, pero no de marxistas latinoamericanos); temas de economía
política, construcción del partido (teoría bolchevique); historia de Nicaragua y
trabajo político-ideológico. Esto último era una especie de paquete híbrido que
provenía de Cuba centrado en propaganda: sobre el manual de operación
psicológica de la guerrilla y manuales de entrenamiento; para leer al pato Donald,
de Ariel Dorfman; y el discurso religioso. También se analizó el manual “Para una
lectura crítica del diario La Prensa” y hubo cursos pequeños, de trabajo ideológico,
capacitación a periodistas y a gente de territorios, etc. (Humberto Abaunza,
comunicación, 2 de septiembre).
En un momento determinado hay quien piensa que la revolución perdió contacto
con la realidad. Tal vez por ello, se empezó a hacer investigación desde esta
escuela nacional, como estudios estadísticos antes de las elecciones, para la
estrategia electoral. Si toda escuela debe partir de la realidad, este acercamiento a
finales de los 80 fue realizado por medio de esta línea de investigaciones, aunque
no fuera lógicamente el énfasis principal de la escuela.
Vanessa Castro, la responsable del Departamento de Educación Política en la
década de los 80, comienza su explicación sobre el tema con el convencimiento a
Carlos Núñez de importancia de conocimientos básicos (Primaria, Secundaria).
Carlos, para ella, era una hombre muy abierto, no de ordeno y mando, tolerante,
comprensivo y “fue convencido por nosotros” (Vanessa Castro, comunicación, 29
de agosto). Bayardo tomó posteriormente su lugar como el responsable de la
Dirección Nacional para este departamento. La red de primarias aceleradas para
La formación política de la militancia sandinista . . .
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dirigentes del FSLN, donde asiste Gladys Báez, por ejemplo, es uno de los
primeros éxitos de esta escuela para Vanessa. Estas escuelas no tenían un
componente ideológico sino práctico. Para ello, se buscó la adaptación de
contenidos: para cooperativistas, en vez de raíz cuadrada, contabilidad, etc.
También se dieron esfuerzos con Secundaria acelerada. Y con la creación de 4
carreras propias: Ciencias Sociales, Economía, Ingeniería Agropecuaria y
Derecho.
Para Vanessa contar con personas ideologizadas no era positivo, aunque sí veía
necesario el análisis de la realidad y la investigación participativa de la misma,
más allá de la búsqueda de la homogeneidad. Sin embargo, considera que la
estructura montada no tenía interés en cambiar y no creía en eso de la
investigación. Piensa que existía una cierta base simpatizante de Freire en los 80,
con orígenes en los movimientos cristianos de los 70. En opinión de Vanessa
Castro la escuela sirvió por la asociación de servicios. Sirvió porque fomentó el
pensamiento crítico y cuestionó las correas de transmisión.
Aparte de este enfoque más práctico para el DEP y la escuela nacional, llama la
atención que la responsable de la Educación Política del FSLN (de 1982 hasta la
derrota electoral) reconozca que desde 1988 la opinión que tenía ya el equipo
conformado por ella y otras personas de la escuela nacional de cuadros era que:
"No era necesario tener una escuela de cuadros” (Vanessa Castro, comunicación,
29 de agosto, 2009). Según lo que recuerda, lo que se pensaba era que un partido
progresista no requería de esquemas “tan formales y rígidos propios del
socialismo estatal” y que la misma idea de los cuadros como correas de
transmisión o de la vanguardia que “jala al pueblo como carreta” empezó a ser
cuestionada por cierto grupo de profesores de la escuela nacional. Por ello, se
barajaba entre varias personas la posibilidad de independizarse y crear un Instituto
de Investigación y Educación. Vanessa se refiere al propio Houtart, como persona
que se encontraba a finales de los 80 asesorándolos en métodos cualitativos de
investigación (Vanessa Castro, comunicación, 29 de agosto, 2009). La
La formación política de la militancia sandinista . . .
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interpretación de estas frases y el énfasis de Vanessa en aspectos prácticos,
marginando la importancia de los aspectos ideológicos (no recuerda la polémica
sobre la formación de la identidad sandinista como elemento clave de una escuela
de cuadros), nos puede dejar dudas sobre porqué se mantuvo tanto tiempo en esa
responsabilidad, si no creía en un planteamiento político de la educación o al
menos en el planteamiento político concreto de la educación promovida desde el
FSLN.
También aparecieron como colectivos sujetos de formación política en alguna de
las entrevistas los CDS y la juventud sandinista. En el primer caso, Leticia Herrera,
como responsable nacional de los Comités de Defensa Sandinistas (CDS),
consideraba a éstos como un termómetro y una de las mejores organizaciones de
la revolución, ya que en las reuniones con ellos se pulsaba la situación
microlocalizada en cada lugar, se detectaban problemas y se vislumbraban
respuestas. Por medio de ellos, fluía la información hacia arriba o podía fluir,
porque alguna vez Leticia tuvo que decir a algún miembro de la Dirección
Nacional: "Ustedes no bajan a las bases"; "Ustedes no conocen a las bases".
Cada 6 meses existía una reunión de todos los líderes departamentales de los
CDS. Primero se realizaba con estos líderes departamentales y luego se iba hacia
abajo. Ante la confusión de las funciones de los CDS con las del FSLN, a finales
del año 84 se procura reorientar a las bases de los CDS para que dejen de ejercer
tareas de proselitismo político y de enseñar el marxismo leninismo a los miembros
de los CDS y se dediquen a conocer la realidad nacional. Leticia Herrera también
destaca los "De cara al pueblo" realizados en los 80, que daban mayores
oportunidades de hablar a las personas dirigentes del FSLN y del Gobierno en las
tarimas. En esas reuniones se podía preguntar a Daniel y a los ministros y se les
podía escuchar y explicar aspectos diversos. La convocatoria a estos “De cara al
pueblo” era abierta y llegaban personas de todos los colores políticos, que
normalmente salía contenta (Leticia Herrera, comunicación, 31 de mayo, 2009).
La formación política de la militancia sandinista . . .
99
Respecto a la formación en la Juventud Sandinista Ajax Delgado recuerda que los
temas fundamentales eran el marxismo, la economía política, la agitación y la
propaganda. Existían en los 80 escuelas de cuadros, que él denominó portátiles,
ya que llegaban de Managua a los departamentos, y luego de ahí se multiplicaban
los temas a las comunidades por medio de los participantes en las escuelas
departamentales. Eran de 3 días y abarcaban contenidos de la historia del FSLN y
de Nicaragua, con especial énfasis en las intervenciones norteamericanas en
Nicaragua, en el desarrollo agroexportador, en la agitación y propaganda.
Además, las asambleas de base en la juventud se producían una vez a la semana
y cada semana se tocaba un tema de estudio, aunque cuando entró la guerra la
periodicidad ya no fue la misma. Algunas personas de la Juventud Sandinista
fueron a formarse en Cuba, URSS, RDA.
Otras escuelas de formación que funcionaron en los años 80 fueron las de
determinadas organizaciones de base, como el Movimiento Comunal, la escuela
de los sindicatos que se articulaba con la Pikín Guerrero o la escuela de la ATC, la
cual todavía se mantiene hasta la actualidad.
Los militares tuvieron sus propias escuelas de formación, pero también ha de
destacarse el papel del secretario político que acompañaba a los diferentes
batallones del ejército en la formación de los soldados que fueron a luchar al
frente. Ya Guillermo Cabiztán describió cómo antes del triunfo, cuando se
encontraba en campamentos militares sandinistas, tenían charlas sobre diferentes
temas: la dictadura, la realidad de otras zonas de combate, la labor de las
embajadas de USA, las experiencias de otros países o el proceso de unidad
dentro del FSLN. En esas reuniones o campamentos guerrilleros se hablaba
también de la coyuntura, muy imbuida de lo militar, con informaciones y luego
preguntas. De vez en cuando, también se abordaban temas como el socialismo, la
revolución antiimperialista, la experiencia revolucionaria de Cuba, la postura de
otros partidos, como del partido comunista, etc. Cabiztán recuerda en esos
momentos el énfasis en los aspectos morales de la revolución y en que “para
La formación política de la militancia sandinista . . .
100
cambiar la sociedad, hay que cambiar nosotros mismos” (comunicación, 8 de
septiembre, 2008).
En los 80 y en zonas de guerra, el secretario político cumplía las funciones
políticas, de ánimo y formación para los soldados. Los dos libros que más se
recuerdan como instrumento de trabajo y de motivación para los soldados fueron:
Los hombres de Panfilov y Así se templó el acero. Ambas son novelas militares
procedentes de Rusia, probablemente heredadas de su utilización en Cuba: “En
Cuba se leía Los hombres de Panfilov y La carretera de Volokolamsk y Así se
templó el acero” (Fuentes, 2007). En general, el mensaje de estas novelas de
episodios militares es el sacrificio en función de una causa, que vincula a los
dirigentes y a los dirigidos con una ideología y una visión revolucionaria del
mundo. Podría sintetizarse en que la moral del buen bolchevique o del buen
revolucionario le lleva a sacrificarlo en aras de la revolución.
Una curiosidad que pregunté en varias ocasiones es la procedencia de los fondos
utilizados para la formación política. No hay claridad al respecto. Hay personas
que juzgan que la transferencia de fondos del Estado al partido no era algo mal
visto, ya que esta experiencia estaba extendida en otros países, Cuba entre ellos.
Hay quienes sí afirmaron que el dinero provenía de la Secretaría del FSLN, y de
que no sabrían decir si anteriormente estos recursos provinieron del Estado, ya
que en aquellos tiempos también se daban aportaciones de los militantes, más o
menos obligadas (Mauricio Zúñiga, comunicación, 8 de septiembre, 2008).
Otro de mis objetivos, que pretendía conseguir con la ayuda de las personas
entrevistadas, era la recolección de materiales de formación elaborados en esta
década. Sin embargo, tras insistir a todas las personas y ojear varias bibliotecas
públicas y privadas (la de IPADE, como ONG que heredó los locales de la escuela
nacional de cuadros) no encontré ninguno de esos materiales, a excepción de
algún libro aislado publicado por el Departamento de Educación Política y algunos
materiales fotocopiados que tenía en su poder Mónica Baltodano. Hubo algunas
La formación política de la militancia sandinista . . .
101
personas que me dijeron que habían perdido todos los materiales, otros que les
diera tiempo porque los tenían archivados y llenos de polvo, otra que había
prestado algunos materiales a Andrés Pérez Baltodano para el análisis del
marxismo que se transmitía con los materiales de formación de esa época…
La conclusión a la que se puede llegar es que la extrema dificultad para encontrar
esos materiales en alguna biblioteca o archivo público, e incluso en poder de
algunos cuadros relevantes del sandinismo, está relacionada con la falta de valor
que se otorga en Nicaragua a la preservación del patrimonio cultural, también
apreciada dentro del sandinismo. Mónica Baltodano habla de museos que "se
desbarataron" tras la pérdida electoral de 1990, así como la dispersión de la gran
colección de libros de la escuela nacional de cuadros, que parece que se diluyó.
Roberto Sosa narra cómo esa gran biblioteca, con la colección completa de obras
de Gramsci, Lenin y otros, así como una gran cantidad de libros traídos de
muchos países se disgregó primero a la sedes del partido para luego, según tiene
entendido, entregarse en muchos casos a personas. En vez de preservar esa
colección que había costado mucho juntar, se cerró esa biblioteca y la posibilidad
de la consulta de esos materiales. El mismo fenómeno de desprecio al patrimonio
cultural sandinista ha podido apreciarse en la preservación, por ejemplo, de los
afiches de la revolución. En la presentación del libro que ha publicado en 2010 el
Instituto de Historia de la UCA, sobre un libro publicado en Alemania sobre más de
cien afiches de la revolución, se comentó que dicha colección de afiches se
encontraba en Alemania, pero que nadie tenía dicha colección en Nicaragua.
¿Serán los alemanes o extranjeros los que puedan mostrar la historia de
Nicaragua o del sandinismo a la ciudadanía nicaragüense?
Por eso dice Mónica Baltodano que la derrota no fue sólo electoral, también fue
ideológica. El gran drama en su opinión es que la conducción nunca se sentó a
debatir la derrota y que no hubo estrategia, a no ser la de las componendas y del
reparto del poder. Después de estos testimonios diversos, y aunque pueda ser en
La formación política de la militancia sandinista . . .
102
algún caso redundante con lo ya afirmado más atrás, veamos los aspectos
principales resaltados por Mónica Baltodano en este período.
“- Dado el elevado índice de analfabetismo en el país, extraordinarios
combatientes y líderes populares apenas sabían leer y escribir, incluso
habían analfabetos. Se establecieron escuelas especiales de superación
cultural, intensivas para líderes, para cursar la primaria acelerada, y luego
la secundaria acelerada. En dichas escuelas se combinaba el estudio
regular con el estudio político.
- Muchos jóvenes habíamos abandonado las universidades para marchar a
la clandestinidad. Se abrieron 4 carreras universitarias para estudiar por
encuentros sabatinos, destinadas principalmente a los cuadros. Fueron
Ciencias Sociales, Economía, Derecho y Agricultura.
- Se abrió una Escuela Nacional de cuadros, en las que se impartían cursos
principalmente de reflexión sobre la práctica. Se priorizaba la creación de la
capacidad de estudiar la propia realidad, y de ser capaces de construir
diagnósticos y elaborar planes para el cambio. Esto era muy importante
para el trabajo territorial y sectorial (organizaciones populares). Se trataba
de que los cuadros dominaran las herramientas teóricas y prácticas para la
construcción del espíritu crítico.
- El estudio de los clásicos del marxismo no era el énfasis principal, y en
esto se dieron algunas discusiones. En particular con el debate del uso de
los manuales que nos llegaban de los países socialistas. El nivel cultural
hacía temer que el uso de tales manuales generara un enfoque mecánico y
sectario. El énfasis era instrumental.
- Se produjeron masivamente libros de historia de Nicaragua, textos sobre
Sandino, del pensamiento de Carlos Fonseca, Ricardo Morales Avilés, y
hasta se llegaron a editar textos como Teoría y Practica Revolucionarias en
Nicaragua: curso breve de marxismo producido por un ‘equipo
interdisciplinario latinoamericano de expertos en marxismo, coordinado por
el filósofo y sociólogo Otto Maduro’.
La formación política de la militancia sandinista . . .
103
- También se hizo énfasis en la organización de debates. Se contó con la
presencia de Martha Harnecker y Amadeo Vasconi, entre otros muchos. Se
elaboraron materiales para el estudio, que partían del análisis de la propia
historia.
- Muchos cuadros del más alto nivel también pudieron recibir cursos más
completos de marxismo en países socialistas, en especial Alemania
Democrática, Cuba, URSS y Bulgaria. También innumerables jóvenes
pudieron viajar a estudios formales y carreras universitarias estos países.
- En las células de base sandinistas se priorizaba el análisis de la coyuntura
y el estudio de los discursos de los dirigentes. Era indispensable la práctica
de la crítica y la autocrítica como mecanismo de superación de las fallas y
errores, el ejemplo revolucionario, la abnegación y el sacrificio para la lucha
y las tareas” (Baltodano, 2005a, pp. 8-9).
Preguntada Mónica Baltodano sobre porqué la imagen de la formación política en
los 80 es “muy blanca”, por decirlo de alguna manera, y demasiado negra la
referida a la década de los 90, y sobre si no sería posible que ambos períodos
podrían definirse con tonalidades más grises, expresó: “Tendríamos que pensar
qué falló” (comunicación, 9 de septiembre, 2008).
2.3. Período de 1990 al 2006: la importancia de la formación declina ante la urgencia electoral
Tras la derrota electoral, la salida de la mayoría de diputados del partido y un gran
número de cuadros al MRS en 1994 y ante la celebración de nuevas elecciones, el
FSLN se centra ya desde las primeras elecciones contra el PLC de Arnoldo
Alemán en aceitar su máquina electoral. Aunque hay quienes opinan que el FSLN
pecó de ingenuo en la preparación y fiscalización de las elecciones de 1996, da la
impresión de que aprendió la lección y siguió mejorando su trabajo electoral para
las siguientes elecciones municipales y generales. A partir de 1990, es cierto que
La formación política de la militancia sandinista . . .
104
otra de las grandes preocupaciones del FSLN fue defender las conquistas
revolucionarias de la población, por ejemplo ante la amenaza que se cernía sobre
propiedades de cooperativas y de familias beneficiadas por la revolución (Wilber
Camacho, comunicación, 12 de marzo, 2008). Además de la captación de los
votos necesarios para volver al poder y de repensar una propuesta programática,
Fredy Franco interpreta los primeros años posteriores a la derrota electoral de
1990 como años de lucha “a la defensiva”, ante el revanchismo que se observó
contra los funcionarios sandinistas en el Estado y ante los ataques contra la
reforma agraria y las cooperativas (comunicación, 7 de mayo, 2009).
De cualquier manera, la expresión que acompaña el título de este período no
quiere ser una explicación causal del fenómeno del decrecimiento de la formación
político, y mucho menos resaltar una única causa de un fenómeno más complejo.
Veremos más adelante qué dijeron sobre las causas los actores sandinistas
entrevistados. Se trata de resaltar cómo ascendió fuertemente en esta época la
preocupación por el trabajo electoral por un lado, no sólo resaltada negativamente
por algunos sandinistas sino también confesada por la propia militancia actual del
FSLN, y cómo descendió la formación política por otro. Sería algo así como una
comparación, en sintonía con varias acepciones de la preposición “ante”, entre dos
tipos de trabajo político o como una imagen de una balanza en la que se colocan
ambas temáticas, más que una declaración del investigador sobre las causas del
decaimiento de la formación política.
Entre los militantes del FSLN entrevistados es inevitable que, en su recorrido
histórico, tengan palabras de una relativa hostilidad hacia esos miembros del MRS
que abandonaron o traicionaron al FSLN, según su interpretación de los hechos. A
ellos se les reprocha de diferentes formas su salida del FSLN en 1994: algunos
critican su ruptura de la disciplina partidaria en el Parlamento, su “extracción de
clase” media-alta que les movió a dar ese paso, su posición de grupo
“acostumbrado al poder”, su posición socialdemócrata y no antiimperialista e
incluso hay quien afirma que “se vendieron a la derecha”.
La formación política de la militancia sandinista . . .
105
En una investigación sobre el FSLN realizada en dos municipios de Nicaragua
antes de la victoria en las elecciones presidenciales de 2006, uno de los
entrevistados describió la situación actual de las bases del partido de esta manera:
“(...) La realidad es que al día de hoy sólo existe un activismo que se
potencializa a la hora de las elecciones y estas están localizadas alrededor
de las juntas receptoras de votos a nivel de barrios, a nivel de comarcas, a
nivel de municipios, de departamentos y todo alrededor de las juntas de
votos. Existen consejos distritales, existen también consejos
departamentales, consejos municipales (…) pero vos te das cuenta que la
mayoría de la base del partido no tiene articulación. Porque los miembros
que van normalmente han sido escogidos por dedo. No hay elecciones acá.
Entonces, que es lo que hay a nivel territorial… existen estos consejos que
concentran el poder, pero que son más que unas instancias de discusión,
unas instancias que reciben líneas a nivel nacional” (Baldizón, 2006).
En la monografía presentada por J. C. Ortega Murillo sobre la izquierda en
Nicaragua después de 1990 hay numerosas alusiones a la falta de formación
política, relacionada de alguna manera con el estado del FSLN definido en el
subtítulo de dicha monografía: confusión, supervivencia y silencio. Orlando Núñez
reconoce en la entrevista que lo que más ha golpeado a la izquierda es la
“orfandad ideológica”, al no tener un programa consensuado y encarnado en la
gente (Ortega, 2004, pp. 22-23). Dora María Téllez expresa que “no se dibuja un
programa” (Ortega, 2004, p. 58). Mónica Baltodano opina que “el FSLN es de
izquierda pero su dirigencia no” (Ortega, 2004, p. 76). Julio López observa al
FSLN dentro del pragmatismo, con una “falta de estrategia seria” (Ortega, 2004, p.
88). Bayardo Arce opina que el peor error que se ha cometido desde 1990 es el
“descuido de la lucha ideológica”. Y Luis Carrión concuerda en esto con Bayardo
por la falta de un esfuerzo por redefinir las bases sobre las cuales debe
sustentarse el pensamiento de la izquierda. Según este último:
La formación política de la militancia sandinista . . .
106
“El Frente se ha ido pareciendo cada vez más a un partido como los demás
partidos: más preocupado por las coyunturas, por las luchas a corto plazo,
con un muy delicado conjunto de principios, valores y enfoques en lo que es
educar a la membresía” (Ortega, 2004, p. 66).
En estos años, se hace famosa la expresión de Daniel Ortega “gobernar desde
abajo”, pero hay quienes, como Orlando Núñez, plantean la diferente
interpretación que puede derivarse de la misma. Se puede entender desde la
instalación partidaria en espacios institucionales crecientes y también desde la
profundización organizativa y la creación de nuevas formas de asociatividad y
autogestión (Núñez, 2009, p. 108).
Fredy Franco dice que en este período la formación se hace más coyuntural y
menos sistemática, con una mayor presencia de capacitación que de formación
sistemática. A pesar de la marcha de gente al MRS, hay nuevas canteras de
cuadros, “más chapiollos”, más gente del pueblo. Incluso se organizaron debates
en este período, pero más para dar herramientas en la batalla político electoral.
Por supuesto, existían más posibilidades de debate en niveles superiores de
cuadros, para que posteriormente, cuando ya definen directrices, la gente "asuma
los lineamientos estratégicos y que sepa aplicarlos en su realidad concreta". Sin
embargo, para él, siempre está latente la idea de la formación y del sistema de
formación política, al menos en determinadas personas (Orlando Núñez, Guillermo
Martínez, Aldo Díaz Lacayo) (Fredy Franco, comunicación, 7 de mayo, 2009).
Pero, ¿qué pasó para que decayera el “sistema bien armado” de educación
política que había funcionado a lo largo de la década de los 80? Ésta fue la
pregunta que se trasladó a las diferentes personas entrevistadas. En general, la
mayoría concluyó que las razones financieras fueron claves. No obstante, también
contribuyeron factores organizativos relacionados con el abandono de ciertos
cuadros y la búsqueda de la supervivencia de la militancia en el sector privado o
La formación política de la militancia sandinista . . .
107
en las ONG. Wilber Camacho expresa: “Perdimos la conducción”. Como tercer
factor, complementario a la falta de recursos y de personal para llevar adelante
dichos procesos, hay quien expresa como Mónica Baltodano o Emma Díaz que no
se le dio la importancia debida: "No le pusieron mente … No lo lograron percibir
como algo importante" (Emma Díaz, comunicación, 8 de junio, 2008). Como a
veces se reflexiona en otros ámbitos de la vida, se sacrificó lo importante (la
formación) para atender lo urgente (las elecciones).
Pero veamos lo que dice Carlos Fonseca Terán al respecto, confirmando la visión
anterior de Mónica y Emma, reconociendo la ausencia de esta formación y su
perniciosa contribución al partido.
“La ausencia de formación política en los años noventa obedece a tres
cosas: las dificultades propias de estar en la oposición, la crisis de la teoría
revolucionaria por los grandes cambios ocurridos a raíz del derrumbe de la
Unión Soviética, y sobre todo diría yo: la subestimación que de una forma u
otra, ha existido siempre en el FSLN por la formación política, lo cual ha
incidido de forma quizás insospechadamente grande en los resultados
adversos que hemos tenido en diferentes etapas de nuestra historia como
organización política revolucionaria” (Carlos Fonseca Terán, comunicación,
28 de abril, 2010).
Par Mónica Baltodano, un partido político no es simplemente una sigla
pronunciable, una bandera y una oficina-cuartel, sino que debe incorporar, tal
como planteaba Gramsci en su tiempo, un esfuerzo teórico y filosófico que
represente una visión sobre un nuevo modelo para la sociedad.
“Un partido es una organización que ofrece una visión teórica de la realidad
y una estrategia de acción para materializarla. ¿Por qué una visión teórica?
Porque como dice la canción: Para construir el futuro, hay que soñarlo -
teorizarlo, diría yo- primero... El esfuerzo teórico de enriquecer el
La formación política de la militancia sandinista . . .
108
sandinismo como filosofía y como visión del desarrollo social nicaragüense
fue prácticamente abandonado a partir de la derrota electoral de 1990. El
FSLN mantuvo su postura y su discurso revolucionario durante la etapa
inicial de la transición, para luego irse acomodando -pragmática y
resignadamente- a la nueva realidad nacional y al peso del neoliberalismo...
El calificativo de ‘pragmático’ fue usado para describir las posiciones
reformistas dentro del partido. El de ‘principista’ se usó para hacer
referencia a los que defendían la propuesta de mantener los principios
socialistas y revolucionarios básicos del sandinismo tradicional” (Baltodano,
2005a).
“Pragmatismo” y “principismo”: una curiosa traducción de la ética de la
responsabilidad y de la convicción, aun con un toque peyorativo en este caso para
el pragmatismo. William Grigsby se queja de los bajos niveles de formación
ideológica y de conocimiento internacional entre los jóvenes en general, no sólo de
los sandinistas. Y además, para él, la ignorancia y el fanatismo impiden la
formación de las personas (William Grigsby, comunicación, 1 de septiembre,
2008). Ya dijo Francis Bacon: “El que no quiere pensar es un fanático. El que no
puede pensar es un idiota. El que no se atreve a pensar es un cobarde”.
En un estudio que realizó Humberto Abaunza, financiado por Naciones Unidas, se
analizó la percepción de los jóvenes de partidos políticos sobre la formación que
les ofertaban ahí. En el caso concreto de los jóvenes sandinistas, al igual que en
los otros partidos, ellos expresaron que no ha habido procesos de formación
desde 1990 a la actualidad. En esos tiempos sí fomentó la formación política el
PLC, aunque ésta ya no existió con Bolaños (Humberto Abaunza, comunicación, 2
de septiembre, 2008). Este llamado Instituto 11 de julio, del PLC, sin embargo, en
palabras de otra persona entrevistada, al hacer comparaciones con el sistema de
educación política del FSLN de los 80, no fue “ni masivo, ni sistemático, ni con
profesores de calidad, ni con pénsum, ni con rigor académico”.
La formación política de la militancia sandinista . . .
109
La conclusión para Humberto Abaunza, autor de ese estudio sobre la juventud de
los partidos políticos en Nicaragua, fue que, tanto para el PLC o el FSLN, cuando
se está en el poder se invierte en formación, pero ésta decae cuando se pierde el
poder. Sólo la valiente formación promovida en las filas del FSLN durante la
dictadura somocista no encaja en ese esquema. Por otra parte, sin una
investigación mayor, no se puede saber si esta formación promovida por los
partidos que se encuentran al frente del poder ejecutivo se hace o se hizo con
recursos del Estado o del partido.
En las conclusiones del estudio de Abaunza se recogen dos demandas de los
jóvenes: una político-ideológica, relacionada con identidad; y otra tecnología
política, que va más allá de la doctrina e incorpora temas como el análisis de la
realidad, y la gerencia política (liderazgo, contexto, sociología política, etc.). En el
momento de aquel estudio, 2006, los jóvenes de los partidos políticos
nicaragüenses no estaban recibiendo ni doctrina ni acompañamiento (destrezas,
entendimiento del mundo y liderazgo) ni un acercamiento al mundo actual. Ante
estas limitaciones, Humberto Abaunza apunta a que, desde su experiencia, los
jóvenes han encontrado otras vías de hacer política fuera de los partidos, por
medio de las ONG, el internet, la música, el movimiento de gays y lesbianas, etc.
(Humberto Abaunza, comunicación, 2 de septiembre, 2008).
Meyling Calero, responsable de relaciones internacionales de la Juventud
Sandinista en el momento de su entrevista (2008) considera que los jóvenes
sandinistas han tenido como principal tarea en las coyunturas electorales la
defensa del voto. Cuando más, la juventud sandinista había participado en este
período en celebraciones de héroe, que “son admirables y nos inspiran” (Meyling
Calero, comunicación, 4 de septiembre, 2008). La formación política, para ella,
realiza un giro en la Juventud Sandinista a partir de 2002. Algunas iniciativas que
apuntan en esta dirección son: campamentos de unos días, con contacto con la
naturaleza, similares a un retiro para inspirar y reflexionar, y con asistencia y
ayuda de algunos comandantes para el análisis de la historia del FSLN; la
La formación política de la militancia sandinista . . .
110
discusión sobre los estatutos de la juventud, a la que también llegaban
personalidades del FSLN; y análisis de la coyuntura que eran realizados
mensualmente, primero con diputados u otros actores destacados del FSLN y
luego más frecuentemente entre jóvenes.
La única experiencia destacable en el ámbito de la formación política en este
período es la llevada a cabo en la escuela política “El Chipote” del departamento
de León, con el impulso fundamental de Carlos Fonseca Terán, secretario político
de León durante dos períodos (1994-99 y 2003-08), que estuvo al frente de dicha
escuela departamental de cuadros en este segundo período.
Antes de dar algunos datos acerca de esta escuela, habría que decir que Mónica
Baltodano y Carlos Fonseca Terán visitaron a finales de este período la Escuela
Nacional de Formación Política Florestan Fernandes, impulsada por el Movimiento
Sin Tierras de Brasil. El espíritu de esta escuela brasileña de formación política
está imbuido de Freire, de la educación popular y de la teología de la liberación
(Frei Betto). En la Izquierda Democrática del FSLN existía un énfasis especial en
la información y formación como uno de los ejes importantes que había que
desarrollar en el partido. Y por ello, después de la visita a Brasil, Mónica relata que
hicieron algunos materiales para León (Mónica Baltodano, comunicación, 9 de
septiembre, 2008).
Veamos en primer lugar cuál son las referencias principales de esta escuela
leonesa, presentes en uno de los documentos de presentación de lo que es:
“La formación político-ideológica en el F.S.L.N. como partido moderno y
popular tiene como puntos de referencia principales: la historia del proceso
revolucionario nicaragüense y sus antecedentes (luchas indígenas, Guerra
Nacional, gesta de Benjamín Zeledón, Guerra Anti-intervencionista de
Augusto C. Sandino, lucha anti-somocista, Historia del F.S.L.N. y de la
Revolución Sandinista); la teoría revolucionaria, entendiendo por tal el
La formación política de la militancia sandinista . . .
111
marxismo y sus expresiones en el Tercer Mundo, el pensamiento de
Augusto C. Sandino, Carlos Fonseca y los principales ideólogos del
sandinismo, las nuevas concepciones y procesos revolucionarios tales
como el zapatismo en México, la Revolución Bolivariana en Venezuela, el
movimiento indígena en Ecuador, etc. y el análisis de los fenómenos que
caracterizan al mundo actual tales como la globalización y el
neoliberalismo.”
(Aporte de los congresistas del departamento de León a los Estatutos del
F.S.L.N. durante el III Congreso Augusto C. Sandino, Sesión Luisa A.
Espinoza) (Carlos Fonseca Terán, comunicación, 28 de abril, 2010).
En los planteamientos de dicha escuela se diferencian tres niveles diferentes a los
que habría que adaptar los contenidos: la militancia en general, los líderes de base
y los cuadros municipales y departamentales. A este tercer nivel se oferta el
Primer Diplomado en Ciencias Políticas, con mención en Teoría Política del
Socialismo. Este curso tenía como finalidad, tal como expresa el documento que
contiene el pensum de éste, la preparación política de los cuadros del FSLN. La
metodología consistía en conferencias o exposiciones con preguntas y respuestas.
En total, suman 16 clases, a lo largo de 8 encuentros, con una duración de cada
clase o conferencia de 3 horas, de las que metodológicamente 2 se dedicaban a la
conferencia y 1 a la participación de todos y todas.
A continuación se exponen las diferentes asignaturas o temáticas, con el
porcentaje que ocupa cada temática respecto del total, calculado según los
horarios y materiales suministrados por Carlos Fonseca Terán.
- Teoría política (con énfasis en el socialismo) (TS) (37.5%).
- Historia moderna y contemporánea (con énfasis en los cambios sociales)
(HC) (25%).
- Teoría de los partidos políticos y principios de organización (PO) (12.5%).
- Planificación, estrategia y táctica (PET) (12.5%).
- Comunicación política (CP) (6.25%).
La formación política de la militancia sandinista . . .
112
- Técnicas de negociación y solución de conflictos (TNC) (6.25%).
Carlos Fonseca Terán relata su participación en este proceso de la escuela
departamental de cuadros, los buenos resultados de la misma y también su
impulso personal a la formación de una nueva escuela nacional de cuadros en
2009, esfuerzo que se tradujo en el convencimiento final de la compañera Rosario
Murillo para su puesta en marcha.
“En los años noventa organicé círculos de estudio e impartí algunas
capacitaciones políticas a las estructuras del FSLN. En el 2003 me tocó
estar al frente de la instalación de la Escuela Política El Chipote en León,
con un pensum bien estructurado y un contenido bastante ambicioso, sobre
todo en lo ideológico. Los resultados fueron muy buenos, reflejándose la
participación en la Escuela en la calidad de la conducción política
correspondiente. Después del 2006 fui impulsor de la idea de instalar la
Escuela de Cuadros a nivel nacional, lo cual fue hecho recientemente,
aunque ahora me encuentra trabajando en la Secretaría Internacional del
Frente” (Carlos Fonseca Terán, comunicación, 28 de abril, 2010).
Mónica Baltodano emplea un lenguaje bastante pesimista en la evaluación de la
formación de cuadros en este período. Retomamos varios aspectos que ella
resalta sobre este período de decaimiento formativo, como el retroceso en la ética,
en el debate y en la democracia interna del partido.
“- Después de la derrota, durante algunos años la mayor parte del
sandinismo se propuso resistir el proceso de restauración del régimen
oligárquico y burgués. Sin embargo, esta propuesta no fue expresada en un
programa, en una estrategia y tácticas a seguir. El enfrentamiento de las
complejas coyunturas impuso la lógica de priorizar las tareas inmediatas y
con ello se sustituyó la urgente necesidad de crear una nueva visión
estratégica. Al pasar de los años, en la práctica, los objetivos inicialmente
La formación política de la militancia sandinista . . .
113
proclamados fueron diluyéndose. Como recién ha escrito Humberto Ortega,
del ‘radicalismo’ pasamos al ‘realismo político’.
- La defensa de la propiedad, tierras y fábricas entregadas
apresuradamente a campesinos, trabajadores y cooperativistas, adquirió
relevancia, pero lamentablemente con ello también se encubrió la
apropiación indebida y privada de medios y bienes que hicieron algunos
dirigentes sandinistas. La denominada “piñata” debilitó la hasta entonces
indiscutida fuerza moral y ética del sandinismo en su conjunto.
- No pocos dirigentes del más alto nivel, abandonaron la lucha, la dirección
histórica desapareció, algunos incluso se marcharon definitivamente del
FSLN. Daniel Ortega que se mantuvo a la cabeza del partido fue
convirtiéndose en el principal y casi único representante del FSLN y el
negociador de todas estas luchas. Debilitada la conducción política
colectiva, el movimiento social que no estaba en capacidad de
representarse a sí mismo, carente de autonomía y personalidad política
propia, terminó siendo mediatizado por los intereses políticos del partido,
ahora penetrados por los intereses económicos del emergente ‘grupo
económico sandinista’. Con ello se fue debilitando la beligerancia de la
lucha popular.
- Durante todos estos últimos años, los comités de base, los procesos de
formación y educación política llegaron a ser totalmente descuidados hasta
el abandono. En los últimos años se ha carecido de formación política y las
bases no cuentan ni siquiera con información alternativa propia sobre los
problemas del país y del mundo. No obstante, hay que reconocer los
méritos de unos pocos cuadros de las estructuras del FSLN que han
realizado por su cuenta esfuerzos meritorios.
- Las bases del FSLN desprovistas de información adecuada, de ausencia
de educación y debate político, desprovista del instrumental ideológico para
La formación política de la militancia sandinista . . .
114
enfrentar las nuevas condiciones, la desaparición de la vida colectiva del
partido y frente a la deserción de una parte de los dirigentes y cuadros
históricos, termina asumiendo como único liderazgo el del secretario
general. De ahí quizás las causas mas inmediatas del llamado caudillismo.
A partir de entonces, las decisiones políticas descansan fundamentalmente
en los criterios del secretario general y la influencia preponderante del
empresariado sandinista.
- Las nuevas decisiones políticas orientaron la acción del FSLN a la lucha
electoral, a la defensa y preservación de los espacios de poder que se
derivan de la lucha y resultados electorales. Ha sido un cambio dramático
de orientación para el que no estaba ni preparado ni diseñado el FSLN. De
Sandino todos cantábamos que el nunca quiso ser presidente, ahora
aprendimos a cantar que nuestro máximo dirigente debería ser presidente.
De Sandino enseñábamos al pueblo ‘que aquel que de su patria no reclama
ni un pedazo de tierra para su sepultura merecía ser creído’, ahora
comenzamos a enseñar que era legítimo y necesario compartir la dirección
estratégica del FSLN con los nuevos empresarios sandinistas” (Baltodano,
2005a, pp. 9-11).
2.4. Nuevo Gobierno FSLN (2007-2010): resurge la escuela nacional
A nivel interno, este nuevo período se caracteriza por el resurgimiento de la
escuela nacional de cuadros del FSLN, de la que luego se hablará. Sin embargo,
al inicio de esta investigación una de las dudas propuesta por William Grigsby en
alguno de sus escritos era si el nuevo modelo de participación de los Consejos del
Poder Ciudadano (ahora GPC, Gabinetes del Poder Ciudadano) podía llegar a
convertirse en los CDS de los 80 y extender el trabajo político-ideológico entre la
ciudadanía.
La formación política de la militancia sandinista . . .
115
Orlando Núñez, en uno de sus libros más recientes, La revolución rojinegra,
expone la gran fuerza ciudadana que son los CPC, cuyos miembros él estima en
“un millón y medio de personas” en las zonas urbanas y rurales de Nicaragua
(Núñez, 2009, p. 131), una cifra poco creída por muchos y rebatida por las
inferencias de algunas encuestas recientes.
Wilber Camacho, concejal de la Alcaldía de Managua fue seleccionado para ser
entrevistado, precisamente por su participación dentro de los CPC de Managua. Él
se presenta al comienzo de la entrevista como ”concejal por Managua" y
"Delegado del Poder Ciudadano de la ruta 8". La confusión de la ruta, terminología
específica de los fiscales partidarios para su trabajo electoral (como más tarde en
la entrevista reconocerá Wilber Camacho), con el CPC se convierte en un “lapsus
linguae” que denota una cierta mezcla, consciente o inconsciente, entre el partido
y los CPC. Esta confusión, así como la mezcla Estado-partido, ha sido denunciada
durante toda la legislatura por liberales, conservadores, sandinistas fuera del
FSLN y grupos de la sociedad civil. El caso más ejemplificador que muestra esta
confusión Estado-partido-familia-Poder Ciudadano es la localización de la casa
presidencial del nuevo Gobierno de Nicaragua, ubicada a su vez en la sede del
partido FSLN, en la casa de habitación de la familia Ortega, donde también tiene
su oficina Rosario Murillo, la Secretaria de Comunicación o lideresa del Poder
Ciudadano. Un fenómeno difícilmente observable en otras latitudes.
Más adelante, Wilber Camacho expone, ante la pregunta de si existe educación
política en los CPC, que sí existe, en casas del partido y en casas particulares.
Relata que se han creado puntos de encuentro y de capacitación ideológica, en
los que se puede leer y reflexionar sobre materiales como El 19, o sobre discursos
de Daniel y Rosario. Otros materiales de estudio son los libros de intelectuales
como Orlando, Aldo, o artículos de las revistas Visión Sandinista o Correo. Wilber
habla de educación política en los CPC. Sin embargo, el actual alcalde de Estelí,
Francisco Valenzuela, se contradice con el concejal de Managua y fundamenta
La formación política de la militancia sandinista . . .
116
que los CPC no son partidarios porque no hay responsable de educación política
en ellos.
“Los Gabinetes de Poder Ciudadano son organizaciones comunitarias.
Claro, se ha atacado, se ha estigmatizado, se les ha dado ese elemento de
que son partidarios. Pero en lo absoluto … Por eso, de las 16 carteras que
tenemos no hay Propaganda, no hay Educación Política, no hay aspectos
ideológicos, no hay discusiones como las que tenemos dentro de la parte
estructural de nuestro partido”.
Por su parte, Grigsby, al principio del gobierno creía que los CPC podían ser los
nuevos CDS o escuelas políticas de la ciudadanía. Y como resumió en la
entrevista con él, los CPC fue una decisión correcta, pero mal ejecutada. Veamos
cómo lo explica en uno de sus artículos del año 2007.
“¿Serán los Consejos del Poder Ciudadano una escuela como lo fueron
aquellas otras formas de organización popular? Sería ideal que fueran eso:
una escuela política, de debate, con capacidad de crítica. Porque si no
somos críticos perdemos nuestra condición humana. Y si no estamos
organizados no podemos avanzar. Yo no le hallo sentido al papel de
francotirador. ¿Serán los CPC escuela política? Según Daniel y Rosario, los
CPC debían ser pluralistas. Nos dijeron que eran para discutir la situación
de su entorno geográfico y tomar decisiones y para que esas decisiones
fueran obedecidas por las estructuras del Estado. Básicamente, eso es lo
que nos han dicho. Pero, en la práctica eso no siempre es lo que ha
ocurrido. Los CPC no son muy pluralistas. En algún barrio tal vez lo son,
pero la tendencia predominante es que no son muy pluralistas. Es más, ni
siquiera son muy pluralistas entre los sandinistas. Porque hay sandinistas
que están con los secretarios políticos y sandinistas que no están con ellos.
Y a los que no están no les permiten entrar en los CPC. A los sandinistas
que estaban inactivos no les permiten entrar. Y como ya vienen las
La formación política de la militancia sandinista . . .
117
elecciones municipales, en cuanto asoma uno que quiere ser candidato,
ése tampoco entra. Eso es lo que ha ocurrido. Un instrumento que pudo
haber tenido posibilidades de desarrollo, se ha convertido, en una gran
cantidad de casos, en un instrumento político para colmar aspiraciones de
las estructuras del Frente. Y esas estructuras son hoy fundamentalmente
tan sólo una maquinaria electoral, donde en una muy buena cantidad de
casos, no dirigen los líderes de la comunidad” (Grigsby, 2007).
Dos años más tarde, Grigsby termina afirmando que los CPC o GPC se han
constituido, en su mayoría, en instrumentos partidarios.
“La idea original de los CPC no era hacerlos instrumentos partidarios.
Desgraciadamente, terminaron siendo, en su mayoría, una extensión
partidaria. … Nicaragua no es hoy una sociedad organizada y ése es uno
de los grandes problemas que tiene este país. Es cierto que el Poder
Ciudadano debió haberse construido aprovechando el andamiaje de la
democracia participativa que ya había, aun cuando se creara una nueva
organización, los CPC, para apostar a la democracia directa. Se
desaprovechó esa oportunidad y ya es muy tarde para revertirlo” (Grigsby,
2009).
También la misma percepción sobre los CPC y sobre el FSLN como máquina
electoral que ha descuidado la educación política de sus miembros es expresada
por el equipo de la revista Envío.
“Son presentados por el gobierno como activistas comunitarios y gestores
de la democracia directa. Pero, de hecho, son sólo correas de transmisión
de las líneas emanadas desde el despacho presidencial.
El FSLN abandonó la educación política de sus bases durante los años en
que dejó de ser un partido político con ideales y con ética, para
transformarse en una maquinaria electorera. Y ésta es la cosecha. Para
La formación política de la militancia sandinista . . .
118
neutralizar la extendida percepción de que los CPC han sustituido al FSLN
histórico, el gobierno anunció que entregará ‘a todo el que lo solicite’ el
carnet de militante del FSLN en una campaña titulada Somos millones. En
Managua, la meta es carnetizar a 200 mil personas” (Equipo Nitlapán-
Envío, 2009).
Sobre este período, Meyling Calero, de la Juventud Sandinista, entrevistada en el
2008, siente que en el partido existen quejas por la no existencia de una escuela
de cuadros, como proceso de formación permanente y progresivo. La idea de la
Juventud Sandinista tras la victoria en las elecciones de 2006 es no sólo
administrar sino transformar. Para ello, varios jóvenes de la Juventud Sandinista
se desplazaron a Cuba con la Juventud Comunista de Cuba, en concreto a la
Escuela Julio Antonio Mella. Fueron 30 personas, que tuvieron un curso especial
para ellos, intensivo, a lo largo de todo un mes. En dicho curso se vieron: algunos
fundamentos teóricos, basados en escritos del Che, acerca del hombre nuevo y de
que la juventud debe ser vanguardia; elementos de planificación estratégica, para
determinar objetivos, quiénes son la Juventud Sandinista, su misión, el centralismo
democrático (tomar decisiones discutidas y debatidas, luego asumidas por todos),
la idea de laboratorio ideológico, etc.; y por último un estudio concreto del modelo
de la juventud cubana que tiene unos estatutos parecidos. La única diferencia al
respecto es que la Juventud Sandinista decide constituirse como organización de
cuadros, y no de masa como la Juventud Comunista de Cuba.
Por tanto, la juventud sandinista se ha pensado a sí misma como vanguardia del
partido que garantice la transmisión de valores y del programa histórico a nuevas
generaciones. Varios jóvenes del FSLN han participado en escuelas de liderazgo
(INCAE- PNUD) y se han fomentado en Nicaragua, tras el curso en Cuba, algunos
encuentros regionales en Nicaragua sobre el discurso del Che sobre la juventud
como vanguardia, los estatutos y hacia dónde vamos como Gobierno, en general y
en el programa de juventud. La juventud sandinista ha creado consignas
contextualizadas como: "con Daniel al Frente, la juventud presidente". A este
La formación política de la militancia sandinista . . .
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respecto, no deja de llamar la atención que un líder juvenil como Fidel Moreno
proclame a Daniel Ortega como un “líder indiscutible”. Según el pensamiento de
Freire, todo revolucionario debe estar dispuesto a dialogar y a discutir sobre todo,
y, con más razón aún por sus ideales y valentía, la juventud revolucionaria.
Tras los instructores políticos que se van a ir formando en los departamentos y
municipios y las personas preparadas en Cuba, se piensa llevar a cabo en la
juventud sandinista, dos niveles de avance: círculos de estudio, con cartas
mensuales, análisis de discursos y coyuntura, etc.; y un segundo nivel, que sería
la escuela de formación. Una de las debilidades que observa Meyling es que: “No
hemos discutido a fondo los modelos de la izquierda latinoamericana” (Meyling
Calero, comunicación, 9 de septiembre, 2008).
En cuanto a la escuela nacional de cuadros del FSLN que ha resurgido en 2009,
Darling Ríos, presidenta de la FES y miembro de la Juventud Sandinista, relató
algunas características de la nueva escuela. Ésta surge en el año 2009 y ahí se
dio una primera etapa de formación para cuadros nacionales, entre los que ella fue
incluida, así como otros cuadros de la juventud sandinista, secretarios políticos, de
las instituciones, de Comunicación, etc. Fue un curso intensivo realizado durante
dos meses, todos los días, en los locales de capacitación del PAEBANIC. La
segunda etapa de formación se está llevando a cabo durante el 2010 y a ella
están llegando cuadros departamentales y municipales. En esta segunda etapa,
los cursos no se desarrollan de forma intensiva sino un día del fin de semana
(Darling Ríos, comunicación, 22 de abril, 2010).
Sobre la temática, ella resalta la historia del FSLN y la profundización en el
socialismo (ya no tanto del marxismo-leninismo) como objetivo político. También
destaca los interesantes aprendizajes sobre la “Ley de los contrarios” y sobre la
relación entre teoría y práctica, dado que cree haber asimilado que la teoría no
sirve sin la práctica, pero tampoco al revés (Darling Ríos, comunicación, 22 de
abril, 2010). Se pueden consultar diferentes materiales de bibliografía, como La
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revolución rojinegra de Orlando Núñez, en una página web de la escuela nacional
de cuadros (http://www.revolucionsandinista.org).
Carlos Fonseca Terán, que participó en el impulso y en las primeras elaboraciones
del pensum de esta nueva escuela de cuadros, opina que la nueva escuela tiene
un componente mayor dirigido al estudio de la historia, mientras que la escuela de
León da un énfasis mayor a la teoría socialista y marxista. Además, yo diría
también que la nueva escuela se centra más en los análisis de la nueva coyuntura
actual, con el partido en el poder, con nuevos conceptos (democracia directa,
Poder Ciudadano y otros) y con nuevos planes y programas (Plan Nacional de
Desarrollo y otros programas de gobierno). En este sentido, hay que reconocer
que las dos entrevistas realizadas son francamente insuficientes para poder
analizar con mayor profundidad los contenidos y estilos de esta formación política
recientemente implementada (Carlos Fonseca Terán, comunicación, 28 de abril,
2010).
Las utopías siguen siendo necesarias. Y debe haber personas que las sueñen y
empiecen a luchar por ellas.
“Esto es una utopía enorme, es puro sueño. Pero para construir el futuro
hay que soñarlo primero. Lo canta Luis Enrique Mejía Godoy. Y lo enseña
la experiencia personal y colectiva. Hay que soñar el futuro. Hay que
imaginarlo. Hay que conversarlo” (Equipo Nitlapán-Envío, 2008)
Y, ¿de dónde saldrán estas personas que sueñen y trabajen por una Nicaragua
mejor? Si las sociedades suelen poner su esperanza en el futuro en la mejora de
la educación de los ciudadanos, o en el aumento de la inversión en educación,
como promueven varias organizaciones nicaragüenses de la sociedad civil,
también el sandinismo debería poner su esperanza en un determinado tipo de
educación política para sus nuevas generaciones. ¿Vendrán los cambios que
Nicaragua necesita de estas nuevas generaciones o serán otros sectores los que
La formación política de la militancia sandinista . . .
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abanderarán el cambio? ¿Vendrán del FSLN o del sandinismo? La revista Envío
cree que la clave está en la educación. Pero apunta a otra dirección: apuesta a las
maestras y maestros.
“¿De dónde vendrán quienes lo sueñen, lo imaginen y lo conversen
primero? Creemos que del terreno de la educación. Necesitamos una masa
crítica de maestras y maestros que, en las aulas de clase, en los medios de
comunicación y en todos los espacios sociales, enseñen a pensar y a vivir
no imponiendo, sino persuadiendo. Que construyan una masa crítica de
gente educada en ciudadanía, que participe conscientemente en la
sociedad” (Equipo Nitlapán-Envío, 2008).
2.4.1. MRS (Movimiento Renovador Sandinista)
El MRS surge en 1994 y podríamos haberlo situado también en el período
anterior. No obstante, dado que las actividades más relevantes de formación se
han producido en este último período, he preferido simplemente situar aquí los
comentarios correspondientes al MRS y a la vivencia de la formación política en
este partido.
Como hemos visto anteriormente, el MRS ha recibido y recibe críticas duras por
parte del FSLN por haber renunciado, según ellos, a los principios del sandinismo
y haberse adherido a los ideales de la derecha. Por otra parte, también críticos del
FSLN como Andrés Pérez Baltodano han realizado alguna crítica al MRS,
precisamente en el ámbito del tema que nos ocupa. De hecho, éste duda mucho
que el MRS sea una opción de izquierda y relaciona esto con la ausencia de un
pensamiento orientador y el uso de un pensamiento vago y nebuloso.
“A pesar de presentarse como una opción de izquierda, la Alianza MRS no
ha logrado articular un pensamiento y una visión alternativa para
La formación política de la militancia sandinista . . .
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transformar la realidad de Nicaragua. ¿Quién puede explicar en qué
consiste la renovación del Sandinismo y, más concretamente, cuál es la
nueva visión que ofrece la Alianza MRS de la soberanía, la justicia social y
la libertad que fueron el centro del ideario sandinista? … La ausencia en su
programa de explicaciones y definiciones sustantivas, más que las
supuestas deficiencias organizativas castigadas por el corrupto Consejo
Supremo Electoral, son las que hacen de la Alianza MRS una organización
política imaginaria” (Pérez, 2008)
Ante la huelga de hambre de Dora María Téllez, en protesta por la eliminación de
la personería jurídica del MRS y del Partido Conservador, Pérez Baltodano califica
a esta acción como algo propio de una cultura heroica que, según él, no debe ser
el camino hacia las soluciones que el país requiere. El camino debe ser
convertirse en verdaderos “partidos de ideas y no de personas”.
“Despreciando y mal usando el poder de las ideas y del pensamiento para
condicionar el futuro, asumimos que lo que tenemos que hacer para
sobrevivir es aprender a vivir la historia como un proceso gobernado por la
casualidad. En este contexto surgen dos tipos de conducta que son
aparentemente opuestas pero que, en realidad, reflejan el peso de una
misma cultura: el fatalismo de los que se resignan a la voluntad de Dios y a
la suerte para sobrevivir, y el heroísmo de los que ven la historia como un
juego de azar en el que lo único que podemos hacer es responder a las
circunstancias del presente mediante golpes de suerte y acciones
extraordinarias y trascendentales” (Pérez, 2008)
.
“En este sentido, la construcción de nuestro futuro dependerá en mucho de
la capacidad de nuestros partidos políticos para convertirse en partidos de
ideas y no de personas. Esto incluye al MRS y a la Alianza MRS … El
emerrecismo ni siquiera ha sido capaz de decidirse por la fusión o por la
separación permanente de los dos grupos que coexisten dentro de la
La formación política de la militancia sandinista . . .
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Alianza, bajo los nombres Rescate del Sandinismo y Movimiento
Renovador Sandinista. ¿En qué difieren estos grupos sustantivamente?
¿Qué es lo que quieren rescatar (o desechar) los rescatadores? ¿Qué
quieren renovar (o no renovar) los renovadores?” (Pérez, 2008)
De continuar con esa misma resistencia a pensarse a sí, Pérez Baltodano expresa
que, de la mano de la derecha nicaragüense, “el emerrecismo podría llegar a
convertirse en una amenaza mayor que la que representa el corrupto FSLN en el
poder” (Pérez, 2008). Y emplea palabras muy contundentes sobre la muerte del
espíritu de Carlos Fonseca y la desaparición de la izquierda.
“El espíritu de Carlos Fonseca Amador ha muerto porque la izquierda
nicaragüense que, a través del FSLN y de la Alianza MRS, reclaman su
herencia política e intelectual, ha sido incapaz de reconocer el valor del
pensamiento y de la teoría social en la construcción de la realidad. Desde
esta perspectiva, ha muerto el espíritu de Carlos Fonseca Amador y la
izquierda en Nicaragua ha desaparecido” (Pérez, 2008)
Ante las críticas de pensamiento débil y de poca consideración a la formación,
responden personas del MRS con sus avances en este aspecto. Hablando con
Dora María Téllez, en 2008, ella comentaba ya el proyecto de formar en el MRS
un Instituto de Formación Política. En la actualidad todavía sigue vigente como
idea, aunque con las dificultades legales que pueden suponerse para un intento de
constitución de un organismo así. También Dora María hablaba de la realización
de asambleas cívicas en los barrios para fomentar el debate y el análisis de la
coyuntura. El problema principal que ella observaba a este respecto es la falta de
fondos, que obliga también a tener un buen conjunto de voluntarios para
desarrollar tareas como ésta en el partido (Dora M. Téllez, comunicación, 30 de
julio, 2008).
La formación política de la militancia sandinista . . .
124
En abril de 2010 se entrevistó a Montserrat Fernández, una de las personas
integrantes de la llamada “Comisión de Capacitación” del MRS. Antes de hablar de
la formación como tal, Montserrat quiso hacer una breve caracterización del MRS,
como un partido pequeño que, sin embargo, había llegado a alcanzar 200 mil
votos en las elecciones del año 2006, con una membresía de más de mil
militantes. Ella proviene de uno de los grupos, el movimiento CREA (Compromiso,
Reflexión, Ética y Acción), que fundaron la alianza MRS para el proceso electoral
del 2006. Ahí, en el CREA estaba junto a varias personas que vienen o trabajan
en el mundo de la educación o la investigación, para las que la formación es
importante. Finalmente, gran parte del grupo CREA pasa de ser aliados a ser
parte del MRS (Montserrat Fernández, comunicación, 12 de abril, 2010).
En general, ella opinó que el corto plazo se suele “comer” al medio o largo plazo
en la labor de los partidos políticos. El marco fundamental de la formación en el
MRS se mueve en el marco de su documento de Principios, programa y estatutos.
En él aparece, además de los principios y el programa del MRS, el programa
político que se presentaba a los electores en 2006, contenidos que suelen
aparecer de alguna manera como guía ideológica en los talleres, campamentos o
capacitaciones promovidos por el MRS. Su idea es formar gente que pueda ser, a
su vez, multiplicadora y facilitadora de esos procesos.
Se inclina más por la educación popular que por la educación bancaria, en gran
parte porque muchas de las personas involucradas en los procesos formativos del
MRS provienen de trabajos realizados en el marco de la educación popular,
aunque también reconoce que hay personas dentro del equipo que provienen de
la formación vivida dentro del FSLN. A las críticas lanzadas por Pérez Baltodano
se podría responder con algunas voces del MRS que reconocen que “la
importancia de la formación ha crecido” durante el período de la presidencia de
Enrique Sáenz al frente del MRS (2007-2011).
La formación política de la militancia sandinista . . .
125
Además de que varios jóvenes del MRS participaron en actividades promovidas
por la Fundación Friederich Ebert y por el PNUD, destinadas a la formación de
jóvenes de partidos políticos, Montserrat reconoce que hubo más demanda de
formación para las elecciones municipales (2007 y 2008).
En el 2008 se realizaron varios talleres de organización y liderazgo, en diferentes
lugares, aparte de algunas sesiones de una mañana que se realizan en los barrios
o determinados círculos de estudio que funcionan en algunas de las zonas en las
que se divide la organización del MRS. En concreto, en Managua, se realizan
sesiones, normalmente de frecuencia semanal, a las que asisten dirigentes y
militantes de base, donde se informa de las últimas noticias de la coyuntura y a
donde llegan representantes del MRS en la Asamblea para explicar las
actuaciones del partido en este ámbito.
Pero las actividades de formación que se consideran más exitosas y novedosas
son los campamentos dirigidos a jóvenes del MRS. La Directiva del MRS decide
en 2009 que se diera un mayor énfasis a la formación de la juventud. De ahí
surgió la idea y la realización de campamentos con líderes del MRS, que tuvo
réplicas departamentales. Los campamentos estaban dirigidos a jóvenes de entre
16 y 25 años, con la asistencia de unos 50-60 jóvenes (hasta 90) por
campamento. Además de haberse escogido lugares especiales por su ubicación
en el campo y lejos de la realidad urbana. Para la organización del evento se
contaba con varias personas asistentes, además de algunos informantes del
campamento, que habían sido líderes históricos en el sandinismo.
En la evaluación del campamento se apreció que el formato del campamento
había gustado mucho, sobre todo, por dos aspectos exitosos: el ambiente lúdico,
fomentado por una serie de juegos y dinámicas de grupo que persiguen objetivos
lúdicos pero también de aprendizaje; y el acceso con preguntas libres, sin ninguna
guía, a líderes políticos a los que pocas veces suelen tener acceso los jóvenes
La formación política de la militancia sandinista . . .
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(prácticamente estuvo toda la dirigencia del MRS). Incluso los propios líderes
veteranos sintieron que se rejuvenecieron en contacto con la juventud.
Ante la pregunta sobre la sostenibilidad de este proceso de los campamentos,
Montserrat comenta que la idea de éstos era formar grupos de formadores, que
fueran a su vez multiplicadores, pero el proceso se truncó. Aunque se sabe que en
algún sitio sí se ha dado dicha multiplicación, no se cuenta con datos claros sobre
las personas o grupos que han participado en procesos posteriores de
multiplicación de los campamentos.
Otro de los cursos que está ya diseñado, para implementarse próximamente, es
un curso para mujeres de cara a la acción política, que por el momento no pudo
realizarse por falta de fondos. El objetivo principal del curso es elaborar una
estrategia de las mujeres en el partido, que pueda profundizar la norma no escrita
del 40% de participación de las mujeres en cargos del partido y públicos en el
aspecto de las cuotas o en otros (Montserrat Fernández, comunicación, 12 de
abril, 2010).
Según Montserrat, el MRS cuenta con otros medios para la extensión de sus
mensajes y su visión: el programa radial semanal Zona Naranja, que trata temas
de mayor interés de la semana; y un boletín electrónico pequeño con cápsulas
semanales (en proyecto), dirigido a periodistas y a simpatizantes.
Ante el ataque del FSLN al MRS como partido socialdemócrata o de clase media-
alta, Montserrat Fernández expresa que las bases del MRS han crecido mucho en
los últimos años en los sectores populares, sobre todo, en muchos barrios
urbanos, por lo que ya no sería correcto hablar de un partido de “clase media-alta”.
Por otro lado, ella persiste en defender al MRS como un partido de izquierda y
progresista. Ante la crítica de que no es un partido de izquierda, en todo caso,
tampoco podría decirse, según ella, que el FSLN es de izquierdas con medidas
como la prohibición del aborto terapéutico, la aprobación del CAFTA o la
La formación política de la militancia sandinista . . .
127
aprobación de reformas tributarias cosméticas que no tocan la regresividad del
sistema nicaragüense (Montserrat Fernández, comunicación, 12 de abril, 2010).
2.4.2. MPRS (Movimiento Por el Rescate del Sandinismo) El MPRS, más conocido como El Rescate, surge con un grupo reducido, entre los
que se encuentra Herty Lewites, y en una coyuntura electoral al impulsar su
candidatura en el 2006. A esta candidatura posteriormente se sumará el MRS,
formando, junto a otros grupos, como el CREA y el Movimiento Autónomo de
Mujeres, la Alianza MRS, que se presentará a las elecciones presidenciales.
Comenta Juan Carlos Inti, uno de los responsables del equipo de formación del
MPRS en Managua, que, tras las elecciones del 2006, en las que la Alianza MRS
consiguió aproximadamente 200 mil votos (unos 100 mil en Managua), dicha
alianza dejó de existir prácticamente como espacio de discusión y debate. El
debate se daba sólo en el ámbito reducido de la bancada parlamentaria. Ese
espacio de intercambio y discusión entre el MRS y el MPRS dejó de funcionar, ni
siquiera entre la dirección de los movimientos (Juan Carlos Inti, comunicación, 26
de marzo, 2010).
Juan Carlos Inti comenta cómo antes de entrar a participar en el MPRS vivió la
“descomposición del Frente Sandinista” que se evidenciaba en el pacto con
Arnoldo Alemán, en su verticalismo y sectarismo (Juan Carlos Inti, comunicación,
26 de marzo, 2010). Él describe cómo vivió dos procesos de formación diferentes
a partir del 2006. Herty 2006 era un movimiento más bien electoral y tampoco ahí
hubo énfasis en la formación. Sin embargo, curiosamente, él participa en los
encuentros de formación que promovió la Fundación Friederich Ebert, en aquel
momento como líder del MRS, aunque en realidad era un simpatizante de la
alianza sin tener pertenencia a ninguna organización de manera formal. Eran
varios encuentros a lo largo de 7 meses y reconoce que fue una experiencia de
La formación política de la militancia sandinista . . .
128
debate interesante. Sin embargo, le ofrecieron desde el MPRS asistir al curso de
formación política de la Escuela Florestan Fernandes de Brasil (ligada al
Movimiento Sin Tierra de Brasil, MST). Y, aunque no había terminado el curso de
la fundación, no dudó en marcharse a este curso que duró 4 meses, 8 horas al
día. Los temas de este curso, a grandes rasgos, fueron: historia de América, teoría
de los clásicos marxistas, tema agrario, teoría de los movimientos sociales, debate
sobre el poder, revoluciones en América Latina, coyuntura, etc. De Nicaragua
suelen acudir, invitados por el MST, personas del Rescate del Sandinismo y
personas de la ATC. En general, dicha escuela responde a un proyecto político-
pedagógico, que trata de acumular saberes y conocimientos para la lucha, y
apunta a defender el modelo de la educación popular de Paulo Freire (Juan Carlos
Inti, comunicación, 26 de marzo, 2010).
En cuanto al proceso formativo en el Rescate, se dice que se cuenta con las
colaboraciones de Andrés Pérez Baltodano y Onofre Guevara, y el objetivo es
problematizar la realidad en busca de una teoría social. En el proceso en
construcción del pensamiento guía para la acción política se encuentran ya
algunos elementos establecidos, como la cartilla del Rescate, enfocada al modelo
económico, y la Proclama del Rescate.
Hasta ahora se han realizado diversos encuentros de fines de semana, donde
deben llegar coordinadores y líderes de base que sean capaces de reproducir el
debate. Estos encuentros han sido aproximadamente 10, según Inti, con una
asistencia de unas 60 personas a cada uno. Los temas han sido: la revolución
sandinistas, la historia de Centroamérica (país por país y desde las rupturas
históricas), la crisis del modelo capitalista, qué es ser de izquierda, qué es el
neoliberalismo, derechos humanos, seguridad ciudadana, teología de la liberación,
una nueva democracia, entre otros. El objetivo más inmediato es propiciar la
acción y la organización local. Estos espacios de estudio y de acción son los
llamados Círculos del Rescate. Además, existen las asambleas nacionales
La formación política de la militancia sandinista . . .
129
mensuales, a las que suelen llegar alrededor de 40 personas, realizadas durante
una mañana, normalmente con análisis de coyuntura.
Aunque el equipo de coordinación se suele hacer cargo de la logística de dichos
encuentros, es el equipo de formación del MPRS quien va acumulando una serie
de esfuerzos para proporcionar formación. Aparte de planificar acciones de
formación, el equipo de formación de Managua también tiene como tarea
acompañar a los círculos de estudio en sus diferentes acciones, ya sean de
formación o hacia fuera. Preguntado por la existencia de otros equipos de
formación en los departamentos, responde que todavía no (Juan Carlos Inti,
comunicación, 26 de marzo, 2010).
A pesar de la polémica que surgió a raíz del abandono de la bancada
parlamentaria del MRS por parte de Mónica Baltodano, no bien entendida por
todos los sandinistas antidanielistas, el MPRS ha tratado de explicar sus
diferencias con el MRS. Entre ellas, Mónica destaca: la negativa a ir de la mano
con candidatos como Eduardo Montealegre y la diferencia en temas económicos
(CAFTA, nacionalización de la energía, etc.) e incluso de política internacional
(postura ante Cuba) (comunicación, 9 de septiembre, 2010).
La formación política de la militancia sandinista . . .
130
3. El debate como formación política
Sabemos por experiencia que debatir y dialogar, sobre todo con gente informada y
pensante, nos puede aportar en ocasiones mucha riqueza porque nos obliga “a
salir de nuestra burbuja”, a plantear nuestros argumentos de la manera más
convincente posible y a escuchar y responder a las opiniones diferentes que
pueden aparecer en el curso del debate. Ese elemento dinámico y abierto del
debate, más allá de los contenidos concretos y cerrados de un libro, es el que abre
enormemente las posibilidades del aprendizaje por medio del debate.
Antes de 1979, parece claro que, a pesar de las limitaciones de la clandestinidad,
existía bastante debate en el FSLN. Algo que, según Mónica Baltodano, luego se
perdió. Por ejemplo, la redacción y aprobación del Programa de 1969 tuvo su
historia del debate. Probablemente este debate era favorecido por la poca gente
que militaba en el FSLN, pero lo cierto es que Carlos lo escribe tras haberlo
debatido. Y más tarde, tras un proceso largo de debate se va llegando al programa
final. Mónica Baltodano afirma: "Eran arrechos a debatir … Carlos favorecía eso,
se sentaba horas y era capaz de pasar toda una noche hablando e intercambiando
y oyendo" (comunicación, 9 de septiembre, 2008) Era capaz de preguntar hasta a
la misma trabajadora doméstica, pues le gustaba oír a todo el mundo.
Es decir, que la motivación para debatir existía, aunque había dificultad para
discutir a fondo por la clandestinidad. Esta dificultad pudo influir en la formación de
las tendencias, marcadas por las amistades e influencias, ya que existían líneas
geográficas y territoriales bien definidas para las tres tendencias (Tinoco, 1993, p.
39). El debate se dirigía en busca de la verdad, de tal manera que se tenía menos
odio a la dictadura somocista, que a los que “deformaban la verdad revolucionaria”
(Tinoco, 1993, p. 33).
Para Dora M. Téllez, tras dividir el programa del Frente en dos grandes objetivos
(derrocamiento de la dictadura y qué hacer después del derrocamiento de la
La formación política de la militancia sandinista . . .
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dictadura), el principal objetivo fue el primero, como eje aglutinador, y después
reconoce que había diferentes percepciones de lo que podría pasar después. “La
discusión sobre lo que venía después del derrocamiento de la dictadura nunca fue
grande; o sea que no fue objeto de discusión realmente” (Tinoco, 1993, p. 67).
Tinoco escribió su monografía para la licenciatura en Sociología sobre el consenso
y la negociación en el movimiento sandinista. Ahí aparecen ya tratados algunos de
los temas que nos sitúan frente al hecho del debate en el FSLN. Tinoco, que sitúa
su investigación en los 90 (1990-93), estima que en esta época ya no existen los 3
factores de cohesión o consenso que existían en los 80. Uno de estos factores era
la incuestionable autoridad de la dirigencia, el factor ético y el argumento de
agresión externa. Los errores políticos y abusos materiales (piñata) hacen perder
la confianza de la base en la dirigencia y el debate se hace cada vez más
necesario (Tinoco, 1993, pp. 7-8).
Para Tinoco el consenso existió en los 80, aunque se dio fundamentalmente en la
cúpula de conducción del FSLN, que es donde se debatía y se decidía
prácticamente todo. Los foros donde se fijaba el consenso eran fundamentalmente
las reuniones de esa dirección nacional (Tinoco, 1993, pp. 41-42). Elías Chávez
comentó que en ese nivel superior de la Dirección Nacional se dio alguna práctica
democrática pero los planes eran centralizados, por lo que en el ámbito
departamental y distrital no había práctica democrática: “La democracia estaba
dada para que cumpliéramos los objetivos que nos llegaban predeterminados para
el lugar” (Tinoco, 1993, p. 77).
En la etapa de los 90, Tinoco considera que el debate se hace más importante por
las circunstancias y por la pérdida de comunicación de la cúpula con la base por
pérdida de aparato y recursos materiales. Ahora, este debate no sólo debe
funcionar para la cúpula, que ha quedado cuestionada tras la piñata, sino también
para el conjunto del movimiento sandinista (desmovilizados, tendencias de
La formación política de la militancia sandinista . . .
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autonomía de mujeres, jóvenes, sindicatos, etc.) (Tinoco, 1993, pp. 47-48). Y de
hecho se hicieron avances con la celebración de congresos partidarios.
Si, como hemos visto, en algunas de las afirmaciones de la monografía de Tinoco,
que se cierra en el año 1993, existían deficiencias serias en el ámbito del debate
partidario, escuchemos ahora a Tinoco, tras su expulsión del FSLN, retomar la
problemática de la falta de debate con una perspectiva histórica, como algo que se
encuentra detrás de la crisis que él observa en el partido.
“El problema es que en los últimos cinco o seis años han practicado falta de
tolerancia y de debate. No se debate, no se discute, y el que opina diferente
es excluido o agredido … En los 70 éramos la única fuerza política con
debate en privado y en público, incluso se formaron tres Frentes
Sandinistas. En los 80 se entró en un período de menos debate por la
guerra civil. La defensa de la revolución frente a la Contra impuso el silencio
… Pero del 90 al 96 se inicia el debate. Hubo planteamientos, congresos,
se iniciaron las primeras primarias. Hubo una especie de proceso de
apertura. A partir del 98, con el pacto con (Arnoldo) Alemán se inicia un
proceso de cierre por el rechazo natural al pacto y se terminan de cerrar los
espacios … En esa época entra a jugar un factor preponderante: la esposa
del Secretario General del FSLN, Rosario Murillo, ahora convertida en
coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía y en un personaje
omnipresente en el gobierno” (Córdoba, 2009a).
Tinoco fue uno de los diputados del FSLN que fue crítico con el pacto con Arnoldo
Alemán. Y, años después, todavía dentro del FSLN, se atreve a confirmar no sólo
que fue inmoral sino que perjudicó al partido, independientemente de que diera
algunas cuotas de poder al FSLN. En realidad, él cree que lo empeoró: creció la
corrupción y enterró la democracia dentro del FSLN.
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133
“El pacto no sólo fue dañando a los poderes del Estado. Dañó seriamente
al FSLN. Esto tampoco lo esperábamos al comienzo. La lógica del pacto
significó la desaparición de la democracia en el FSLN. Como el pacto nunca
fue popular, la base sandinista siempre estuvo contra el pacto, y a Daniel
Ortega le costó tremendamente convencer a la Asamblea Sandinista y al
Congreso para que respaldaran su política de alianza con Alemán. Había
una resistencia natural de la gente. Y como había tanta oposición, la
tendencia autoritaria ganó terreno y se impuso. En el FSLN siempre hubo y
hay dos corrientes: la autoritaria y la democrática. En la corriente autoritaria
que avanzaba comenzaron a instalarse las prácticas y las actitudes
autoritarias: la falta de debate y la disciplina entendida como disciplina
militar, sin crítica y sin opiniones, donde todo el que se opone o hace
sombra va para afuera. Esta ha sido la tendencia y la historia de los últimos
siete años en el FSLN”
Para Mónica, en este momento del pacto con Alemán no se puso en práctica el
centralismo democrático, el cual debe permitir un equilibrio entre el control
democrático desde abajo y la conducción centralizada desde arriba. Este pacto
fue, para ella, el caso más patético de irrespeto a las bases y de usurpación del
debate. Ella todavía recuerda una encuesta de esos tiempos en que el 80% de la
población se pronunciaba en contra, entre los que se contaban también más del
50% dentro del sandinismo (comunicación, 9 de septiembre, 2008)
Tinoco fue finalmente expulsado por el FSLN tras el conflicto que se provocó con
la candidatura de Herty Lewites, que no fue aceptada por el partido, el cual
incumplió sus propios estatutos para no convocar elecciones primarias. Ante este
hecho y otros observados desde 1990, un grupo de internacionalistas que
apoyaron a la revolución durante los años 80 le escriben una carta a Daniel
Ortega. En ella le muestran su decepción por el giro tomado por el FSLN, respecto
al pacto con Alemán y otros temas, pero también se refieren a la política de
La formación política de la militancia sandinista . . .
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descalificación y exclusión de Herty. Las palabras duras que le dirigen hablan de
falta de debate y de democracia interna:
“Vetar es ejercer la dictadura, comandante, lo justifique como lo justifique.
La democracia interna ha de ser siempre un principio del sandinismo, de su
naturaleza, no algo que usted puede conceder o no arbitrariamente. Para
nosotros que no tenemos nada a favor ni en contra del señor Henry
Lewites, lo de menos es su perfil. Este es un asunto de derechos: de cada
miembro para ser candidato y de las bases para votar libremente. Y los
derechos no se discuten, sencillamente se deben ejercer. Usted debe poner
fin a lo que para la izquierda social y política del mundo entero es un
despropósito dictatorial … No, no hubo debate en el FSLN. Lo que se dio
fue sencilla y llanamente -una vez que Daniel Ortega tomó su decisión
contraria a la democracia-, una asamblea de cuadros perfectamente
controlada para aclamar al líder” (Perales, 2006).
Es probable que la abundancia y la dureza de las críticas sobre la falta de debate
llevadas a cabo por sandinistas que ya no militan en el FSLN pueda ser
suavizada, pero nunca del todo eliminada. De hecho, voces de militantes del FSLN
como Alejandro Martínez Cuenca o Evert Cárcamo han reclamado también en los
últimos años que no hay debate en el partido, que no se consultan a las instancias
del partido ni se cumple con la periodicidad debida de los órganos establecidos del
partido, por lo que se estima que las decisiones se están hurtando a los
representantes elegidos del partido.
Pero quien, sin ninguna duda, es el más demoledor en sus afirmaciones sobre la
falta de debate en el partido y el poder de la familia presidencial es Nicho
Marenco, después de haberse separado del FSLN, posiblemente por sus
desencuentros con Rosario Murillo. A Nicho se le consideraba una figura muy
cercana a Daniel Ortega hasta hace poco y uno de los principales “ingenieros del
pacto”, como él reconoce. En un momento de la entrevista, surge el tema del
La formación política de la militancia sandinista . . .
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centralismo y afirma que Daniel centraliza totalmente el poder: “está centralizado
totalmente en Daniel, no hay Dirección Nacional, no hay asamblea sandinista, no
hay órganos de dirección”. Luego expresa que “aparentemente” el poder está
centralizado en Daniel y en su esposa, aunque no se atreve a decir que ella tenga
poder de decisión. Sin embargo, finalmente reconoce, preguntado por Rosario,
que tiene un “fortísimo” poder y que: “En este momento tiene el dominio total del
gobierno y del Frente” (Cordoba, 2009b).
Curioso giro de la conversación, que va de la duda sobre el poder de Rosario al
reconocimiento de su “dominio total”.Tras estas expresiones sobre el centralismo y
el poder de la familia presidencial, siente que ahora se discute menos en el FSLN,
y compara a los magistrados judiciales con niños que tratan de contentar a su
líder: “Pues ahora siento yo que se discute menos… ese documento que sacaron
para justificar la sentencia reeleccionista, por ejemplo, es una infantilada, como
chavalitos. Esos niños que van entrando te hubieran hecho una sentencia igualita”
(Cordoba, 2009b)
Hay que profundizar en los argumentos defensivos del FSLN sobre esta falta de
debate actual (no pude recoger excesivos aportes de los militantes del FSLN al
respecto), que disminuye la democracia interna pero también aumenta la
posibilidad de enriquecimiento personal dentro del partido. Pero, como dice un
refrán japonés, no cabe duda de que: “donde no hay fuego, no hay humo”.
Carlos Fonseca Terán se muestra partidario de fomentar el debate y de hecho me
narró una experiencia de 1984, en la que estudiaron en León los programas de
todos los partidos que estaban compitiendo en esas elecciones. Con el objetivo de
dominar sus planteamientos para refutarlos y en base a esa refutación, consolidar
sus propios argumentos y propuestas políticas. Incluso llegaron a ir a debatir como
jóvenes sandinistas con líderes de otros partidos. El es consciente de los efectos
positivos del debate pues se perfeccionan los argumentos e incluso también se
puede aprender del otro, aunque parece que los principales tomadores de
La formación política de la militancia sandinista . . .
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decisiones en el partido parecen no darse cuenta de eso, como se muestra en la
negativa permanente de Daniel Ortega a debatir con otros candidatos políticos o a
dar entrevistas o ruedas de prensa a prensa no oficialista (o “controlada por su
partido”). En este sentido, Carlos Fonseca Terán reconoce como un error hacer
campañas publicitarias con el nombre del Poder Ciudadano cuando no se ha
consultado a las bases sobre el contenido de esas campañas (comunicación, 28
de abril, 2010)
Con el intercambio de las ideas, ganan ambas partes. Como dice George Bernard
Shaw: “Si intercambiamos dos manzanas tendremos cada uno una manzana. Si
intercambiamos dos ideas, tendremos dos ideas”. O tal vez más.
La formación política de la militancia sandinista . . .
137
4. Estilo de formación política sandinista
Antes de comenzar a trasladarles las opiniones de actores de la revolución sobre
el estilo general y sobre cómo influye éste en el estilo formativo del FSLN, me
parece muy clarificador retomar algunas reflexiones de Paulo Freire sobre el
riesgo y la tentación del verticalismo impulsado desde procesos revolucionarios.
4.1. Verticalismo y espíritu crítico
En su libro Pedagogía del oprimido, Freire retoma una cita interesante de Lukács
en la que habla del partido revolucionario, sobre el que dice: “...debe, para
emplear las palabras de Marx, explicar a las masas su propia acción, no sólo con
el fin de asegurar la continuidad de las experiencias revolucionarias del
proletariado, sino también de activar conscientemente el desarrollo posterior de
estas experiencias”. Para Freire, sin embargo, “el problema no radica solamente
en explicar a las masas sino en dialogar con ellas sobre su acción” (Freire, 1972,
p. 31). Veamos cómo explica Freire la importancia del diálogo, más allá de la
imposición vertical de las ideas.
“Lo que puede y debe variar, en función de las condiciones históricas,
en función del nivel de percepción de la realidad que tengan los
oprimidos, es el contenido del diálogo. Sustituirlo por el antidiálogo,
por la esloganización, por la verticalidad, por los comunicados es
pretender la liberación de los oprimidos con instrumentos de la
“domesticación”. Pretender la liberación de ellos sin su reflexión en el
acto de esta liberación es transformarlos en objetos que se deben
salvar de un incendio. Es hacerlos caer en el engaño populista y
transformarlos en masa maniobrable” (Freire, 1972, p. 43).
La formación política de la militancia sandinista . . .
138
Por tanto, queda claro que su opción educativa se inclina por el diálogo y no por el
dirigismo o el verticalismo. Y Freire señala este último como una de las amenazas
contenidas en las diferentes revoluciones o causas de la liberación de los
hombres. Y observa que los revolucionarios caen muchas veces en la verticalidad
y la concepción bancaria. En una educación liberadora, “bajar la línea” no debería
ser la norma, sino la excepción, si acaso.
“Si los líderes revolucionarios de todos los tiempos afirman la
necesidad del convencimiento de las masas oprimidas para que
acepten la lucha por la liberación —lo que por otra parte es obvio—
reconocen implícitamente el sentido pedagógico de esta lucha. Sin
embargo, muchos, quizá por prejuicios naturales y explicables contra
la pedagogía, acaban usando, en su acción, métodos que son
empleados en la “educación” que sirve al opresor. Niegan la acción
pedagógica en el proceso liberador, mas usan la propaganda para
convencer” (Freire, 1972, p. 44).
“Del mismo modo, un liderazgo revolucionario que no sea dialógico
con las masas, mantiene la “sombra” del dominador dentro de sí y por
tanto no es revolucionario, o está absolutamente equivocado y es
presa de una sectarización indiscutiblemente mórbida. Incluso puede
suceder que acceda al poder. Mas tenemos nuestras dudas en torno a
las resultantes de una revolución que surge de este quehacer
antidialógico” (Freire, 1972, p. 111).
El proceso educativo de las masas o el diálogo con ellas no debe postergarse
demasiado: “Nuestra convicción es aquélla que dice que cuanto más pronto se
inicie el diálogo, más revolución será” (Freire, 1972, p. 112). Los revolucionarios
no deben olvidar que su objetivo fundamental es luchar con el pueblo por la
recuperación de la humanidad robada y no conquistar al pueblo. El verbo
“conquistar” no debe tener cabida en su lenguaje sino en el del dominador: “Al
La formación política de la militancia sandinista . . .
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revolucionario le cabe liberar y liberarse con el pueblo y no conquistarlo” (Freire,
1972, p. 75).
Mientras se refiere a este tema en el libro, en una de las notas de su libro relata lo
que Mao escribe sobre el trabajo cultural necesario para la revolución y cómo
debe llevarse a cabo la relación con las masas. Éste recalca que, además de
“enseñar a las masas con precisión lo que hemos recibido de ellas con confusión”,
los revolucionarios deben acercarse a las masas para conocer sus necesidades y
deseos.
“A fin de unirse a las masas deben conocer sus necesidades y
deseos. En el trabajo con las masas es preciso partir de las
necesidades de éstas, y no de nuestros propios deseos, por buenos
que fueren. (…) En ese sentido tenemos dos principios: primero, lo
que las masas necesitan en realidad, y no lo que nosotros imaginamos
que necesitan; y segundo, lo que las masas están dispuestas y
decididas a hacer, y no lo que nosotros estamos dispuestos a hacer
en beneficio de ellas” (Freire, 1972, p. 79).
Para adoptar el diálogo como parte del proceso educativo, hace falta una actitud
interior personal o del grupo al que uno pertenece. Sin esa actitud o visión, no
puede darse un verdadero diálogo.
“¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre diferente,
virtuoso por herencia, frente a los otros, meros objetos en quienes no
reconozco otros “yo”? ¿Cómo puedo dialogar, si me siento participante
de un “ghetto” de hombres puros, dueños de la verdad y del saber,
para quienes todos los que están fuera son “esa gente” o son “nativos
inferiores”? ¿Cómo puedo dialogar, si parto de que la pronunciación
del mundo es tarea de hombres selectos y que la presencia de las
masas en la historia es síntoma de su deterioro, el cual debo evitar?
La formación política de la militancia sandinista . . .
140
¿Cómo puedo dialogar, si me cierro a la contribución de los otros, la
cual jamás reconozco y hasta me siento ofendido con ella?” (Freire,
1972, p. 44).
Por tanto, para lograr una verdadera transformación social o la revolución a favor
de la liberación de los oprimidos se hace necesaria una teoría revolucionaria, que
sea construida en un diálogo entre el pueblo y el liderazgo revolucionario.
“Todo nuestro esfuerzo en este ensayo fue hablar de una obviedad: tal
como el opresor para oprimir requiere de una teoría de la acción
opresora, los oprimidos, para liberarse, requieren igualmente de una
teoría de su acción. Necesariamente, el opresor elabora la teoría de
su acción sin el pueblo, puesto que está contra él. A su vez, el pueblo,
en tanto aplastado y oprimido, introyectando al opresor, no puede,
solo, construir la teoría de la acción liberadora. Sólo en el encuentro
de éste con el liderazgo revolucionario, en la comunión de ambos, se
constituye esta teoría” (Freire, 1972, p. 167).
Freire expresa, además, que no se puede entregar a los obreros o campesinos
“conocimientos” como lo hacía una concepción bancaria, o imponerles un modelo
de hombre bueno, hombre nuevo o de sociedad nueva en un programa cuyo
contenido se organiza desde los líderes o revolucionarios. Y habla del fracaso de
bastantes proyectos educativos o políticos basados en esta concepción.
“No serían pocos los ejemplos que podríamos citar de programas de
naturaleza política, o simplemente docente, que fallaron porque sus
realizadores partieron de su visión personal de la realidad. Falta
verificada porque no tomaron en cuenta, en ningún instante, a los
hombres en situación a quienes dirigían su programa, a no ser como
meras incidencias de su acción” (Freire, 1972, p. 74).
La formación política de la militancia sandinista . . .
141
Por tanto, si se debe evitar el verticalismo y fomentar el espíritu crítico, veamos
cómo entendió esto Carlos Fonseca. Él se refiere al ejercicio de la crítica dentro
del partido y plantea que es buena la crítica dentro de la unidad y del centralismo
democrático, aunque llama la atención de que en determinados momentos puede
no ser aceptable.
“Naturalmente que la unidad no es opuesta a la existencia de un auténtico
espíritu crítico en nuestras filas; por el contrario, tal espíritu de crítica
constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su
fortalecimiento y continuidad. Hay que entender que una crítica mal
entendida que expone a la unidad, pierde su sentido revolucionario y
adquiere un carácter reaccionario” (Fonseca, 2006, p. 177)
La diversidad de opiniones no es, por tanto, negativa para Carlos Fonseca:
“No es negativo, es más bien positivo que surja toda una variedad de
opiniones respecto a la solución a darse a los problemas. Esto no es nuevo
y se ha dado tanto en otras luchas revolucionarias victoriosas como en
procesos históricos que datan desde la antigüedad” (Fonseca, 2006, p. 198)
Sobre cómo debe ser ese espíritu crítico, plantea que: debe ser constructivo,
fraternal y responsable; debe utilizarse la persuasión antes que la polémica, pues
convencer es mejor que vencer; y hay que plantear los problemas en su momento
adecuado.
“Es conveniente desarrollar el estilo de persuasión y no de polémica en
nuestra forma de emprender la crítica. Darle énfasis a los propios puntos de
vista no exige necesariamente adoptar una postura polémica. En la
discusión interna cada uno debería de tener presente que lo que conviene a
los intereses del movimiento, de la clase, de la nación es convencer y no
vencer a la otra parte. Es necesario fortalecer la práctica, entre los
La formación política de la militancia sandinista . . .
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militantes, de referirse a los problemas que les preocupan, sin esperar a
que se den todas las condiciones que hacen más fácil expresar las
opiniones de que se trata. Y crítica constructiva, fraternal, responsable ante
las debilidades que se arrastran” (Fonseca, 1982).
Baldizón explica en su investigación sobre el FSLN en dos municipios (Boaco y
Estelí) cómo los enlaces verticales del partido provienen de la tradición de
organización político-militar del FSLN. En su etapa inicial, el Frente Sandinista
organizó la comunicación entre sus militantes de manera segmentada y al sistema
se le bautizó como “compartimentación”. Su lógica era que cada persona tuviera
cierta cantidad de información predeterminada solamente para dicho individuo y, a
la vez, este debía transmitirla únicamente a algunos miembros de la organización
(Zimmermann, 2003, p. 148). El miembro no debía conocer en su totalidad las
acciones de la organización, y así en caso de caer en manos de la Guardia
Nacional no podía poner en peligro las acciones planificadas. “El sistema era
producto del carácter clandestino del FSLN en ese período” (Baldizón, 2006). Hay,
por tanto, quienes opinan que la tradición militar del FSLN ha podido influir en su
verticalismo y en su secretismo, hábitos que han permanecido con el paso del
tiempo.
Ante el fenómeno del verticalismo, Julio López expresa que la “subordinación de
todo a la necesidad de la defensa fue una limitante terrible, que dio lugar a
muchas arbitrariedades, verticalismos y autoritarismos”. Pero, ante una guerra tan
desigual y prolongada, afirma finalmente que: "No sé si hubiera sido posible
hacerlo de otra manera" (Julio López, comunicación, 4 de agosto, 2008).
Independientemente del daño que puede hacer el verticalismo a un partido
revolucionario, también José Luis Rocha resalta cómo éste afectó a los
movimientos sociales.
“El verticalismo fue otra expresión de la infalibilidad de la dirigencia
sandinista y de su repliegue ante las posibilidades del diálogo. Las
La formación política de la militancia sandinista . . .
143
orientaciones iban siempre de arriba abajo, desde la dirigencia hasta ‘las
bases’. El papel de las bases era esperar a que los líderes ‘bajaran líneas’
para entonces obrar en consecuencia. Los ‘dirigentes’ de los movimientos
sociales esperaban a que de la cúpula del partido ‘bajaran líneas’ porque
ellos no eran más que cabecillas en espera de que las grandes cabezas les
dieran instrucciones. El daño que el verticalismo del FSLN infligió a los
movimientos sociales es inmensurable. Actualmente, esta tendencia sigue
existiendo y continúa haciendo daño, cuando se instrumentalizan, por
ejemplo, las demandas de los gremios de transportistas y de los
estudiantes universitarios para demostrar que el FSLN aún domina las
calles” (Rocha, 2004).
Es evidente que no siempre se ha evitado este verticalismo y fomentado el espíritu
crítico en las filas del sandinismo. Pero veamos cómo este tema se ha podido
plasmar y concretar ante las acciones concretas de educación política del
sandinismo.
4.2. Educación bancaria y educación liberadora
Paulo Freire contrapone la educación bancaria a la educación liberadora, aunque
en ocasiones se refiere también a la educación problematizadora. “La educación
problematizadora se hace, así, un esfuerzo permanente a través del cual los
hombres van percibiendo, críticamente, cómo están siendo en el mundo, en el que
y con el que están” (Freire, 1972, p. 62).
Demos un repaso por las diferentes etapas y opiniones recibidas para ahondar en
el tipo de formación política promovida. En los años 70, Guillermo Cabiztán habla
en un momento determinado de “adoctrinamiento”. Preguntado sobre el contenido
de ese concepto, expresa que así se llamaba sin más, y que ése era el concepto
que se manejaba antes del 79. No obstante, la palabra tiene lógicamente una
La formación política de la militancia sandinista . . .
144
orientación hacia la educación bancaria, pues se relaciona con instruir y con
inculcar determinadas ideas o creencias. Sin embargo, a pesar de este concepto,
puede decirse que la educación bancaria como problema se aprecia más en la
década de los 80.
En la década de los 80 es cierto que nos encontramos con esfuerzos para
introducir la educación popular en los distintos niveles educativos (la cruzada,
niveles formales, educación política, etc.), pero sigue pesando enormemente la
lógica de la tradición de la educación bancaria del país e incluso la visión cubana
de la educación política.
Analicemos algunos de estos esfuerzos y avances hacia la educación liberadora
en la revolución sandinista. En las escuelas se integran o se hacen esfuerzos por
integrar la educación popular como metodología. Curiosamente, Fredy Franco,
aunque reconoce que “toda metodología tiene su ideología”, la educación popular
“se usaba en términos metodológicos, para la capacitación, para los talleres…, y
no tanto en lo ideológicos”. En este sentido, creo que no cabe duda de que la
educación popular lleva consigo una ideología y una teoría, ligada
fundamentalmente al pensamiento de Paulo Freire.
Emma Díaz se refirió al giro que se intentó dar hacia la educación popular en 1985
en su escuela de Managua, Guillermo Cabiztán recuerda la utilización de técnicas
y herramientas de educación popular en la escuela regional de León, sobre todo
con la gente más sencilla y Roberto Sosa expone que en la escuela nacional se
incorporó cada vez más a Freire para ir contrarrestando la fuerte influencia que
tuvieron en un primer momento los profesores cubanos en ella, hasta incluso
hacer aceptable a Gramsci, considerado un contrarrevolucionario para los
cubanos. En general, la educación cubana se entiende más como educación
bancaria.
La formación política de la militancia sandinista . . .
145
Hay dos anécdotas contadas por personas que conocieron la escuela nacional de
Cuba, la Escuela Ñico López. Roberto Sosa cuenta cómo "me vieron con
admiración" en Cuba en clases de dicha escuela por su espíritu crítico, dado que
se daba el lujo de dar opiniones diferentes de las expresadas por el manual o el
profesor, por lo que notó que en Cuba era difícil de desviarse del pensamiento
ortodoxo, al menos en público. La otra anécdota es narrada por Humberto
Abaunza, cuando se extrañó al encontrar en esa misma escuela cubana una
sección prohibida de libros capitalistas, al mejor estilo de una Inquisición de
izquierdas. A Humberto Abaunza le pareció "extraño que la gente no leyera a sus
propios disidentes" (comunicación, 2 de septiembre, 2008). Por ello, si hay quien
piensa que en las escuelas de educación política del FSLN no hubo mucho
espacio para el espíritu crítico, podemos consolarnos en que pudo haber sido
peor. Como en Cuba, donde por mucho tiempo hasta el propio Freire estuvo
prohibido (María L. Vigil, comunicación, 10 de junio, 2008).
Hay profesores que reaccionan ante las críticas sobre la escuela nacional por el
desarrollo de un pensamiento esquemático sandinista. Si hubo de este tipo de
pensamiento se cree que fue no por culpa de la escuela nacional, sino de la
Dirección Nacional. Definitivamente, para los profesores consultados sí hubo
pensamiento crítico en las aulas de la escuela nacional de cuadros “Ricardo
Morales”. Dora M. Téllez también resalta que en algunos lugares hubo
pensamiento crítico y en otros no. A diferencia, según ella, del FSLN actual, donde
se “fomenta la incondicionalidad” (comunicación, 30 de julio, 2008). La mayoría
cree que, al final, se produjo una mezcla entre la concepción cubana de la
educación política con la metodología de la educación popular.
En general, los manuales son vistos con cierta reserva y con una cierta distancia.
Humberto Abaunza se acuerda de que dichos manuales tenían siempre al final
una crítica a las “corrientes burguesas”, pero siente que en general la crítica
estaba ausente, pues él observaba cómo los profesores cubanos difícilmente leían
algo fuera de la línea marcada. Doris Tijerino, por su parte, manifestó que ella no
La formación política de la militancia sandinista . . .
146
tenía posición de rechazo a los manuales, pues daban una idea clara de ciertos
conceptos y de una forma de pensar, y estaban escritos didácticamente. Para ella,
los equivocados son los dogmáticos.
“Yo sufrí la capacitación” (Josefina Vigil, comunicación, 8 de agosto, 2008). Éste
podría ser el título de una novela, pero son simplemente unas de las primeras
palabras significativas que pronunció Josefina Vigil, al ser preguntada por la
formación política sandinista, para explicar que ella la recibió y no participó en su
diseño en los años 80. Para ella, lo que vivió en la década de los 80 dentro de la
juventud sandinista fue un proceso de entrenamiento sobre ciertos mensajes e
ideas, más que una formación del pensamiento propio y crítico, algo no central
para la formación sandinista de aquel tiempo. Recuerda que había poco énfasis en
el método y sí en los mensajes que había que reproducir. Y para ello, “leíamos
manuales donde ya estaban hechos los análisis” (Josefina Vigil, comunicación, 8
de agosto, 2008). También recuerda que los cursos con los comités de base o
entrenamientos eran parecidos a un adoctrinamiento, para llegar a ver las cosas
de una manera. Mirando hacia atrás, descubre que ella y el resto de la juventud
sandinista funcionaron como una correa de transmisión, altamente jerarquizada y
parecida a lo militar.
Reconoce Josefina Vigil que Freire caló algo: en la cruzada, algo en el ministerio
de educación, algo con la juventud introduciendo juegos, etc. Dado que el proceso
de corrupción existente en el FSLN, antes de 1990, no llegó a la juventud, sino
que ahí descubrió siempre desapego y generosidad, termina comentando que no
se arrepiente de lo que hizo, aunque sí de no haber sido más crítica. "No me
arrepiento … Sólo de no haber sido más crítica … No aprendí a pensar
críticamente" (Josefina Vigil, comunicación, 8 de agosto, 2008).
Yendo al sistema de educación formal, Josefina Vigil reconoce que las clases
tradicionales seguían igual, como lo tuvo que reconocer el propio ministro de
La formación política de la militancia sandinista . . .
147
educación, Fernando Cardenal, en 1985, ante la falta de éxito en la adaptación de
la educación popular a la educación primaria. Dijo que ésta estaba:
“…muy dirigida al conocimiento y la memorización trabajando así en una
actitud acrítica; además la relación con la producción y la vida diaria casi no
se presenta. Los maestros hacen sus clases sin la participación de los
alumnos … La intención de la transformación efectuada era clara, pero los
resultados no han sido tan claros … El cuerpo de maestros tiene un
concepto de educación enmohecido, aceptan renovaciones con
dificultades”.
A mi juicio, lo más grave de la aplicación de un estilo propio de educación bancaria
en el ámbito de la formación política no es la aplicación de fórmulas tradicionales
cuyo replanteamiento requiere tiempo o incluso del autoritarismo que puede
esconderse detrás. Lo peor que puede pasar es que este estilo esconda el miedo
a dejar pensar libremente a la gente, porque tal como escribe Freire, “pensar
auténticamente es peligroso” (Freire, 1972, p. 52).
La formación política de la militancia sandinista . . .
148
5. Temas de la formación política sandinista
Los dos principales temas resaltados por toda la militancia sandinista son: el
antiimperialismo y el anticapitalismo. Perfectamente podrían ser denominados en
positivo como el nacionalismo y el socialismo. Sin embargo, la palabra
antiimperialista tiene una larga tradición en el sandinismo y además responde
perfectamente a la reacción de Sandino frente a la intervención norteamericana en
Nicaragua. En cuanto al anticapitalismo, ésta parece una palabra que provoca
más unión en torno a ella que cualquiera de los “ismos” que han pretendido acabar
con él o suavizar sus efectos (socialismo, comunismo, anarquismo,
sindicalismo…). También parece más justificable llamar a este gran segundo tema
como anticapitalismo, dado que dentro del sandinismo han existido visiones
diferentes sobre cómo construir la nueva sociedad socialista.
En el caso de los otros temas (religión, género, unidad y diversidad, ética y
legalidad), son cuestiones polémicas del sandinismo del pasado y del presente
que, por su importancia y a mi entender, deberían tener su lugar en la formación
política del partido. Por ello, la idea fue sondear planteamientos sobre estas
problemáticas y ver cuál es el lugar que ha ocupado u ocupa cada uno de estos
temas dentro de la formación partidaria.
5.1. Antiimperialismo
Los escritos y los testimonios escuchados son unánimes al reconocer al
antiimperialismo o nacionalismo como uno de los temas fundamentales que debe
ser estudiado y fundamentado por todo sandinista. No cabe ninguna duda del
antiimperialismo de Sandino, convertido en una figura latinoamericana y mundial
que se enfrentó heroicamente a los dictados del imperio norteamericano. Sandino
lo repitió en numerosas ocasiones: "Este movimiento es nacional y antiimperialista.
Mantenemos la bandera de libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica.
La formación política de la militancia sandinista . . .
149
Por lo demás en el terreno social, este movimiento es popular..." (Congreso
Bolivariano, 2010)
La formación antiimperialista de Sandino la adquirió en Nicaragua, pero también
fuera del país, por medio de su participación con sindicalismos hondureños y
mexicanos, que ligaban los derechos laborales a los derechos nacionales. La
intervención de Estados Unidos en Nicaragua provoca que sus compañeros en
estos países lleguen a provocarlo y herirlo con calificativos como vendepatrias o
desvergonzado traidor. Al principio Sandino no se consideraba acreedor a esos
calificativos, pero más tarde empezó a reflexionar sobre si había algo de verdad
en eso, lo que provocó que se decidiera a volver a Nicaragua (Selser, 1984a, pp.
86-88).
A su vuelta a Nicaragua, y en este contexto donde el país norteamericano
pretendía imponer sus reglas en el continente americano, observa en San Albino
la miseria que padecían los trabajadores de su propia patria: pagados malamente
con cupones sin valor adquisitivo, constreñidos a trabajar hasta quince horas por
día; albergados en galerones donde debían dormir en el suelo, etc. Estos obreros
llegarán a ser los primeros soldados en la lucha de Sandino contra la intervención
(Selser, 1984a, p. 88).
En cierta ocasión, la contestación a un almirante norteamericano, que apelaba al
patriotismo de Sandino para que dejara las armas fue la siguiente: “la soberanía
de un pueblo no se discute, sino que se defiende con las armas en la mano”
(Selser, 1984a, p. 150).
Por supuesto, también Carlos Fonseca lo fue, no sólo porque se dedicó a rescatar
la obra y el pensamiento de Sandino sino por convicción. Pasemos a analizar
algunos de sus textos destacados relacionados con el antiimperialismo.
La formación política de la militancia sandinista . . .
150
“Nicaragua es un país que ha sufrido a lo largo de más de cuatro siglos la
agresión y opresión extranjeras. Nicaragua afrontó, junto con el resto de
países de América Latina, el dominio de la península ibérica. También
sufrió, en una región del territorio situado en la Costa Atlántica, la
dominación británica, que se prolongó hasta 1894 …
Las intromisiones norteamericanas en Nicaragua parten, por lo menos, de
la promulgación de la insolente doctrina de Monroe (1823), se prolongan
hasta las agresiones armadas comprendidas entre 1854 y 1860, los
atropellos en el resto del siglo XIX y las sangrientas intervenciones de las
primeras décadas del siglo XX ...
Hay algo importante y es el control de la vía interoceánica potencial que
ofrece al país. Ese fue el motivo que llevó al poder yanqui a agredir a
Nicaragua desde el siglo pasado; en 1848, 1854 y 1855 se producen
intervenciones armadas norteamericanas contra el país. Y hasta hoy no han
cesado ésas intervenciones que se han vuelto, desde que tienen a los
Somoza como cancerberos, fundamentalmente políticas …
Nos enfrentamos a una sanguinaria fuerza armada reaccionaria como la
Guardia Nacional... que conserva intactas las prácticas de crueldad que le
inculcaron sus creadores, los infantes de marina de Estados Unidos.
Bombardeos de aldeas, degollamientos de niños, violación de mujeres,
incendios de chozas con campesinos en su interior, la mutilación como
tortura, esas fueron las asignaturas que los profesores norteamericanos de
civilización impartieron a la GN en el período de la resistencia guerrillera
(1927-1932) que encabezó Augusto César Sandino …
Según la ley del imperialismo, éste provoca las guerras y después se
arroga el derecho a cobrar las destrucciones que él mismo ha organizado.
La resistencia contra la agresión y codicia yanquis nacen de lo más hondo
de la historia de nuestros pueblos …
Estamos contra cuatro siglos y medio de agresiones extranjeras, de las
cuales más de un siglo corresponden a agresiones yanquis …
La formación política de la militancia sandinista . . .
151
Y su antiimperialismo bebe, como ya se afirmó en otro momento, de la
experiencia y de la figura de Sandino …
Augusto César Sandino es el héroe guerrillero nicaragüense cuyo nombre
ha pasado a ser el símbolo de la ya secular lucha de los pueblos de
América Latina contra el imperialismo yanqui” (Fonseca, 1982).
Orlando Núñez habla de 3 ejes fundamentales en la lucha de la revolución
sandinista: anticapitalismo, antiimperialismo y lucha contra la dictadura. “La
Revolución Sandinista, igual que otras revoluciones de la época, es una en la que
se combinan la revolución democrática, la revolución nacionalista antimperialista y
la revolución socialista anticapitalista” (Núñez, 47).
5.2. Anticapitalismo Es cierto que Sandino, además de antiimperialista, fue un rebelde social que
pretendía cambiar las situaciones de injusticia presentes en Nicaragua. Otra cosa
es que se pueda asimilar la lucha de Sandino al socialismo, algo ya no tan sencillo
y que para Wünderich sería falsear la verdadera realidad de Sandino (Wünderich,
2009, p. 131)
Aunque Selser en algún momento se refiere a un Sandino con ideales socialistas,
alguno de los fragmentos de sus cartas que él incorpora a su libro General de
hombres libres, pone dudas al respecto: “Ni extrema derecha ni extrema izquierda
sino Frente Único es nuestro lema. Siendo así, no resulta ilógico que en nuestra
lucha procuremos la cooperación de todas las clases sociales sin clasificaciones
‘istas’ “. (Selser, 1984a, p. 175). Por eso, tal vez en la Nicaragua revolucionaria se
realzó la frase de Sandino que más parecido guardaba con el pensamiento de
Marx: “Sólo los obreros y campesinos llegarán hasta el fin, sólo su fuerza
organizada logrará el triunfo” (Pérez Baltodano A., 2006).
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152
Para Carlos Fonseca, sí queda más claro que el marxismo es lo fundamental para
ser revolucionario. Habla del Che Guevara y de su identificación con los ideales
marxistas y él también se inclina en esa dirección: “El marxismo ya es la ideología
de los más ardientes defensores el hombre latinoamericano. Ya es hora de que la
mente de los revolucionarios nicaragüenses comparta el ideal marxista de
liberación proletaria” (Fonseca, 2006, p. 132)
Aunque hablaremos algo más adelante sobre el tema de la religión, el marxismo
de Fonseca se entiende desde el máximo respeto a la religión. No sabemos hasta
qué punto es una opción pragmática dada la realidad de Nicaragua o una actitud
verdaderamente tolerante ya que algunas frases de Marx sobre la religión como la
del “opio para el pueblo” o “flores sobre las cadenas” son bastante lapidarias. Esta
apertura demostró ser interesante e inteligente, viendo la aportación cristiana final
al triunfo de la revolución.
“La convicción marxista no excluye el respeto hacia las creencias religiosas
de la población nicaragüense. Los revolucionarios marxistas continúan y
robustecen las tradiciones de defensa de los humildes que tienen entre sus
principales precursores históricos a los primitivos cristianos, muchos de los
cuales, lo mismo que los revolucionarios de hoy, dieron generosamente la
vida para que un día los pobres tuvieran justicia” (Fonseca, 2006, p. 133).
El grupo universitario del PSN (Partido Socialista Nicaragüense) en León, entre los
que se contaban Carlos Fonseca, Tomás Borge y Silvio Mayorga, organizó el
estudio de los clásicos del marxismo y trató de movilizar a los estudiantes
(Zimmermann, 2003, p.57). No obstante fue el triunfo de la revolución cubana el
que enciende la mecha del estudio del marxismo en un buen sector del pueblo y
de la juventud (Zimmermann, 2003, p.88).
La formación en el marxismo la entendía Fonseca desde la orientación de la lucha
revolucionaria. Estudiar el marxismo para él es como acercarse a una brújula, que
La formación política de la militancia sandinista . . .
153
orienta a dónde ir, porque: “La historia moderna demuestra que los principios
marxistas son la brújula de los más resueltos defensores de los humildes, de los
humillados, de los seres humanos sojuzgados” (Zimmermann, 2003, p. 131).
En relación con el estudio del marxismo y del desarrollo del pensamiento marxista,
Carlos Fonseca habla del “cavernario atraso heredado”. Por ejemplo, aun cuando
el Partido Socialista de Nicaragua dice estar ligado a los otros partidos
comunistas, en la Unión Soviética los responsables de relaciones internacionales
no estaban enterados de su existencia. Además, para mayor vergüenza, según
Fonseca, el principal dirigente del PSN no dominaba el contenido del Manifiesto
Comunista (Fonseca, 2006, p. 195).
“Durante largos años, la influencia del sector marxista en la oposición al
régimen de Somoza fue extremadamente débil … En aquellos años, el
movimiento obrero nicaragüense estaba integrado básicamente por
artesanos y esto fue una base para incurrir en desviaciones antiobreras.
Paralelamente, la dirección misma del Partido Socialista era de origen
artesanal y no de raíces proletarias, como demagógicamente se afirma en
el Partido Socialista Nicaragüense. Se trataba de una dirección que padecía
de un bajísimo nivel ideológico … Durante muchos años, en Nicaragua el
intelectual revolucionario fue una rara excepción” (Fonseca, 1969)
Expuestos algunos textos de la importancia del marxismo para Carlos Fonseca,
podemos pasar a analizar algunas críticas a ese marxismo, formuladas por Andrés
Pérez Baltodano. La primera de ellas, que retoma de otro autor, es la concepción
unilineal del marxismo, difundida especialmente por los manuales marxistas-
leninistas.
“Analizando los primeros escritos políticos de Carlos Fonseca Amador -el
fundador del FSLN- en su época estudiantil, Werner Mackenbach muestra
cómo los argumentos del joven revolucionario reflejaban la influencia de
La formación política de la militancia sandinista . . .
154
una concepción unilineal de la formación histórica de las sociedades, propia
del marxismo no científico, que fue difundida principalmente por manuales
marxistas-leninistas” (Pérez, 2005a)
En la misma línea, Pérez Baltodano critica a Fonseca su visión sobre el marxismo,
como una ley universal que debe aplicarse simplemente por los revolucionarios:
“‘Se da el caso que a nosotros no nos corresponde descubrir las leyes
universales que conducen a la transformación de la sociedad capitalista en
una sociedad de hombres libres; nuestro modesto papel es el de aplicar
esas leyes ya descubiertas a la situación de nuestro país” (Pérez, 2010d).
Sin embargo, teniendo en cuenta las limitaciones políticas y culturales de
Nicaragua y su atraso cultural, Andrés Pérez Baltodano reconoce que el rescate
que Fonseca hace de Sandino, su capacidad para apreciar el papel de la teoría en
su lucha por la transformación de la sociedad nicaragüense y la creación de un
sandinismo fundamentado en el marxismo fueron tareas intelectuales que
merecen ser reconocidas, con todo y sus limitaciones, como geniales.
Otra de las críticas que lanza Pérez Baltodano es que los textos y las ideas no
deben ser analizados o aplicados, sin antes haber estudiado el contexto donde
surgieron. La aplicación mecánica del marxismo europeo en Latinoamérica no
sería, entonces, la mejor idea, puesto que supone que la misma solución sirve
para distintas problemáticas. “Desde esta perspectiva, como dice David Bourher,
la lectura acuciosa y repetida de los textos, una y otra vez, se considera como un
medio adecuado para desentrañar su significado” (Pérez, 2006) Si el contexto en
que aparecen las ideas se ignora, el estudio de las ideas puede desembocar en la
distorsión del significado real de los libros o autores. Por ejemplo, en la historia de
Europa los conceptos de “proletariado” y de “burguesía” tienen una cierta tradición
histórica, pero aquí en Nicaragua: ¿quiénes son los proletarios?, ¿quiénes son los
burgueses?
La formación política de la militancia sandinista . . .
155
E incluso opina Pérez Baltodano, basándose en la percepción del propio Carlos
Fonseca Terán, que se utilizó más la interpretación soviética y cubana del
pensamiento de Marx en el FSLN que el propio pensamiento de Marx. En palabras
de Carlos Fonseca Terán:
“El FSLN como partido en los ochenta … pecó de poco original, con una
estructura típicamente estalinista en sus estilos y métodos, pero peor, ya
que en vez del centralismo democrático leninista que, aunque deformado
por el estalinismo, fue de cierta forma conservado por los partidos
comunistas tradicionales, se practicó una línea de mando vertical militarista,
hasta en las normativas y políticas oficiales internas. Esta particularidad de
la Revolución en el seno de su vanguardia misma generó una mentalidad
fanática, más adecuada para una fuerza de choque que para una
organización que requería capacidad de persuadir, de generar conciencia
política y opinión popular favorable a un proyecto de sociedad” (Pérez,
2010d).
En términos generales, las izquierdas centroamericanas, como lo señala el mismo
Torres Rivas, “fueron revolucionarias con poca teoría” (Pérez, 2006). Y es que el
antiimperialismo y el socialismo no sólo fueron “ideales arraigados” en Nicaragua
sino también en las otras guerrillas centroamericanas (Kruijt, 2009, p. 263). Pero
las debilidades de dicho pensamiento marxista eran notables. Según Jaime
Wheelock: “Nuestro conocimiento del marxismo no era muy profundo” (Kruijt,
2009, p. 104). Dora María Téllez fue invitada a la presentación de este libro de
Kruijt en Nicaragua, y ella también se expresó de la misma manera: “A quien
hubiera leído un capítulo entero de El Capital, habría que haberle dado un premio”
(Dora M. Téllez, comunicación, 22 de abril, 2010).
Con esas debilidades teóricas, Somoza cae y el FSLN sube al poder finalmente. Al
poco tiempo de estar en el poder, aparece el marxismo del documento de las 72
La formación política de la militancia sandinista . . .
156
horas, redactado por Dirección Nacional del FSLN en 1980. En sus memorias,
Sergio Ramírez ofrece su visión de este documento:
“Los adversarios de la derecha, que ya empezaban a agruparse, y muchos
de nuestros aliados dentro y fuera de Nicaragua, pusieron el grito al cielo al
filtrarse el documento, que llegó a ser conocido como “el documento de las
72 horas”. En todo el esplendor de la terminología marxista, se declaraba
que nuestro objetivo era alcanzar la sociedad socialista basada en la
dictadura del proletariado, previa una etapa de alianzas con la burguesía,
mientras más corta, mejor” (Pérez Baltodano A., 2006)
Hablando sobre los 80, Julio López expresa que el socialismo en aquellos tiempos
era un tema más interno o secreto que sólo manejaba la Dirección Nacional y los
principales cuadros. Se decía que avanzar al socialismo era el siguiente paso, tras
la defensa del poder. Sin embargo, en su opinión el socialismo fue una lucha
nunca explicitada, aunque sí hubo algunos consensos. A nivel práctico se habló de
pasar por una etapa de economía mixta, pluralismo político y no alineamiento.
Pero en general, reconoce que no mucho debate sobre esto. "No tuvimos gente
intelectual del marxismo" (Julio López, comunicación, 4 de agosto, 2008)
En el caso de Orlando Núñez, su idea de construir el socialismo se centra más en
las asociaciones económicas, una visión original de por dónde habrá de venir el
nuevo socialismo, rompiendo con la visión estatalista de la tradición marxista. Así
se expresaba en una exposición a la revista Envío, al comienzo del nuevo
Gobierno del FSLN en 2007:
“Desde mi punto de vista, creo que lo más importante para lograr
transformaciones serán las asociaciones económicas. Es fundamental que
en las asociaciones encontremos sujetos económicos que puedan ir
sustituyendo a las corporaciones y al capital privado. Creo yo que si hay
algo atractivo en el nuevo gobierno, algo que pueda alimentar nuestras
La formación política de la militancia sandinista . . .
157
viejas esperanzas, es la relación entre el gobierno y las asociaciones … La
historia y la experiencia nos enseñaron en Nicaragua que, cuando se pierde
la Presidencia, el Poder Ejecutivo, se revierte todo en un día. En un día se
revierte todo en un modelo estatista. Incluso en experiencias más largas
que la nuestra de intervención del mercado, como la de la Unión Soviética,
que duró ochenta años, el día en que se perdió el Poder Ejecutivo, se
revirtió todo, todo lo construido en ochenta años se perdió en un día. Si esta
lección ya la hemos aprendido, no podemos poner la esperanza de sustituir
las relaciones capitalistas y de construir una nueva sociedad sólo con el
Poder Ejecutivo. Y hoy estamos construyendo el nuevo sujeto económico,
que es el que podría darle viabilidad a este proyecto: los pequeños y
medianos productores asociados o los trabajadores administrando
empresas … Privatizamos, pues. Privatizamos también, como lo hace el
neoliberalismo. Pero no a favor de las corporaciones, sino a favor de las
asociaciones.
Es un socialismo con privatizaciones, pero de otro estilo diferente, según Núñez.
Hoy en día, el socialismo se mantiene como fin último de la revolución, según lo
expresado por varios militantes del FSLN. Un socialismo en línea con el que se
asume en los países del ALBA (Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc.) (Carlos
Fonseca Terán, comunicación, 28 de abril, 2010). A pesar de la existencia en
Nicaragua de diferentes empresas privadas del ALBA, que son acusadas de
participar en la privatización de los recursos estatales y de endeudar al conjunto
de los nicaragüenses para el futuro, Carlos Midence, el actual responsable de la
escuela nacional de cuadros, afirma en uno de los discursos realizado en la nueva
escuela nacional de cuadros que la revolución consiste fundamentalmente en la
“recuperación del ser social, esencial, solidario, justo, cristiano, compañero…”,
pero también en la abolición de la propiedad privada y la socialización de los
medios de producción.
La formación política de la militancia sandinista . . .
158
“Debemos enseñar a nuestros compañeros enceguecidos que la
Revolución no consiste sólo en la abolición de la propiedad privada y la
socialización de los medios de producción, sino, sobre todo, consistiría en
la recuperación del ser social, esencial, solidario, justo, cristiano,
compañero superando la individuación egoísta y la guerra de individuos a
que lo sometió el modo de producción capitalista y la sociedad burguesa”
(Midence, 2010)
Habría que preguntar a Midence si la “abolición de la propiedad privada” a la que
se refiere fue simplemente un desliz del socialismo del siglo XX que se coló entre
los contenidos del socialismo del siglo XXI o si la proliferación de empresas del
ALBA en Nicaragua es una etapa inicial o transitoria hacia el nuevo socialismo.
Para Andrés Pérez Baltodano, “la dimensión ética del marxismo se mantiene
vigente”, dado que la defensa de la justicia social y la dignidad humana siguen
teniendo un valor fundamental en un mundo en donde mil trescientos millones de
personas viven con menos de un dólar al día (Pérez, 2009) Sin embargo,
evidentemente parece que está hablando de otro concepto de ética diferente del
propuesto por Marx, para quien la ética es una ideología que trata de legitimar la
realidad social existente. Sobre la ética, hablaremos más adelante.
Pérez Baltodano, con su libro La subversión ética de la realidad, ha tratado de
reavivar el debate sobre el pensamiento marxista en Latinoamérica y Nicaragua.
De hecho, a lo largo de los primeros meses del 2010 se han sucedido una serie de
artículos de opinión en El Nuevo Diario debatiendo sobre los contenidos más
polémicos de este libro. A riesgo de ser simplista, y tomando posición sobre gran
parte del debate generado en esos artículos, donde hay quien subraya la
importancia de las condiciones materiales para lograr cambios y quien enfatiza la
dimensión cultural o subjetiva de la realidad (Pérez Baltodano), he de decir que en
mi opinión tan necesarios son los cambios materiales y económicos como los
La formación política de la militancia sandinista . . .
159
cambios culturales en la mentalidad de la gente para poder llevar a cabo una
revolución.
5.3. Religión
¿Cómo se explicaba la existencia de la religión en las sesiones de formación de
un sandinismo, que seguía los pasos del marxismo? ¿Cuál es la actitud que
debían tomar ante la religión los militantes sandinistas ateos? ¿Qué debían pensar
los cristianos del marxismo ateo y de participar en una organización que se
declaraba marxista? Ésas son algunas preguntas que podríamos hacernos ante
interpretaciones tan diversas de la religión: desde el ateísmo marxista a las
inclinaciones revolucionarias de la teología de la liberación, pasando por las
formas más tradicionales de la religiosidad popular.
Fernando Cardenal expresa en sus memorias que Carlos Fonseca y otros muchos
revolucionarios sabían que, en un país profundamente religioso como Nicaragua,
tenían que contar con los cristianos aunque profesaran un marxismo ateo. De ahí
que el programa histórico del FSLN, escrito por Carlos Fonseca plantea: “se
garantiza a la población creyente la libertad de profesar y practicar cualquier
religión” (Cardenal, 2008a, 62).
Así, se puede decir que costó en alguna ocasión la explicación a los marxistas
más ortodoxos y ateos de que podían trabajar codo a codo con cristianos para la
lucha por la revolución. Pero también, según Cardenal, costó ir explicando a
muchos cristianos comprometidos que la revolución no era incompatible con el
cristianismo. Fernando Cardenal narra cómo explicó esto en su día a los dos
integrantes de un matrimonio de Estelí, que hicieron el curso de cristiandad y
pasaron al FSLN, que finalmente fueron torturados y asesinados y a los que el
teólogo Teófilo Cabestrero dedicó un libro. Fernando les dijo: “yo les expliqué que
La formación política de la militancia sandinista . . .
160
no había nada en esa revolución en contradicción con nuestra fe cristiana”. De ahí
la pancarta famosa de la plaza de la revolución. (Cardenal, 2008a, 71).
Había cristianos que tenían miedo al socialismo marxista-leninista. Conscientes
del miedo, se trabajaba eso con los cristianos en alguna escuela de cuadros como
la regional de León, para extender la idea de compatibilidad entre marxismo y
cristianismo, con ejemplos como el de Camilo Torres y García Laviana (Guillermo
Cabiztán, comunicación, 18 de junio, 2008).
Para Doris Tijerino, la incorporación de los cristianos a la lucha dio su aporte a la
reflexión de la mano de Camilo Torres, García Laviana, Medellín y la teología de la
liberación. “Nos ayudó a ser más tolerantes con los cristianos … Esa unidad: es la
fuerza del Frente sandinista … Si existe Dios o no, no es tan importante” (Doris
Tijerino, 24 de septiembre, 2008).
Según Rothschuch, las discusiones sobre fe, cristianismo, marxismo y revolución
estaban a la orden del día antes del triunfo de la revolución. En la UCA el tema era
alentado por varios sacerdotes, como el propio Juan Bautista Arríen. También el
Padre Molina se distinguió por el apoyo al debate y al estudio del cristianismo y la
revolución. “El sandinista que más incidió en el diálogo entre los cristianos y
revolucionarios fue Ricardo Morales Avilés, uno de los intelectuales orgánicos del
movimiento guerrillero” (Rothschuch, 2010).
Uno de los aspectos en los que los cristianos más debatieron y que fue causa de
que algunas personas no se incorporaran a la lucha armada finalmente, fue el
debate sobre el uso justificado de la violencia o no contra el régimen de Somoza.
Tras diferentes reflexiones y debates, hubo cristianos que quedaron al margen de
la lucha armada de la revolución. Pero hubo quienes dieron el paso de apoyar la
opción de tomar las armas contra Somoza, como el propio Fernando Cardenal.
Esta opción vital la justifica Cardenal desde el pensamiento de Ghandi y desde el
magisterio de la Iglesia. “El líder de la India decía que entre la lucha violenta y la
La formación política de la militancia sandinista . . .
161
lucha no violenta, prefería la no violenta, pero que entre la no acción y la violencia,
prefería la violencia, lo que no negociaba era la lucha”. Y Fernando, como otros
muchos cristianos, vio que la lucha pacífica cada vez se hacía más imposible. Y
también se basa Cardenal en una encíclica del papa Pablo VI, que rechaza la
insurrección “salvo en el caso de tiranía evidente y prolongada que atentase
gravemente a los derechos fundamentales de las personas y dañase
peligrosamente el bien común del país.” (Cardenal, 2008a, 91).
Para Mónica Baltodano, la incorporación a principios de los años 70 de un gran
número de jóvenes procedentes de los movimientos cristianos que simpatizaban
con los enfoques de la iglesia popular “enfatizó una dimensión fundamental para el
desarrollo de los procesos de formación política en la lucha y para la incorporación
masiva del pueblo creyente”. Si amar al prójimo implica luchar por los cambios que
mejoren las condiciones de las mayorías excluidas, “los jóvenes cristianos de
entonces fortalecimos los valores revolucionarios, la mística, la consecuencia, la
honestidad, el amor al pueblo como valores fundamentales del FSLN” (Baltodano,
2003a). Y ahí se encontraban también sacerdotes, religiosas y pastores de
distintas denominaciones, que animaban la lucha como una causa buena a los
ojos de Dios. Así en los campamentos guerrilleros se cantaba la Misa Campesina
Nicaragüense, que enaltece “al cristo obrero, al cristo trabajador, al dios de los
pobres, al dios humano y sencillo, al dios que suda en la calle, al dios de rostro
curtido” (Baltodano, 2003a).
Aunque situado ya en los 80, Wilber Camacho, cuando se refiere a la misa
campesina de Carlos Mejía Godoy, que constituyó esa fusión artística y religiosa
tan inigualable entre el cristianismo y la revolución, y a canciones como el Creo en
Dios, comenta: "la gente lloraba cuando cantaba esa música". Y también destaca
la participación importante de jesuitas y dominicos y su apoyo en la formación
política sandinista. "A los jesuitas y dominicos tenemos que agradecerles mucho"
(Wilber Camacho, 14 de marzo, 2009).
La formación política de la militancia sandinista . . .
162
¿Metió ruido el ateísmo del comunismo científico en las escuelas de cuadros del
FSLN? Para Mauricio Zúñiga no fue así. Es evidente la postura de los clásicos del
marxismo (Marx, Lenin, etc.) ante la religión. Sin embargo, a sabiendas de que el
movimiento cristiano era importante, predominaba el respeto y la tolerancia. En
Nicaragua, la Iglesia Popular fue el valuarte de la revolución, a diferencia de lo que
pensaban los profesores cubanos en la escuela nacional de cuadros de
Nicaragua, a los cuales llamaban "cuadrados". Ellos creían que debían promover
un ateísmo militante (Mauricio Zúñiga, 8 de septiembre, 2008).
Dora María Téllez insiste en que no hubo conflictos entre la religión y el ateísmo
marxista. Siempre hubo cristianos en la revolución e incluso ministros religiosos
como los hermanos Cardenal. Sin embargo, ella recalca que la laicidad del Estado
era clave en la década de los 80, pero no la preocupación porque la gente fuera
atea (comunicación, 30 de julio, 2008) Más tarde, por poner algunos ejemplos, las
invocaciones divinas en los discursos de Daniel y Rosario, los afiches
gubernamentales de la Purísima que se observan en las instituciones del Estado
cuando se acerca diciembre y los carteles gubernamentales gigantes que hablan
de una Nicaragua socialista, solidaria y cristiana muestran otra realidad.
5.4. Género
Sería anacrónico y fuera de toda lógica histórica imaginarnos un sandinismo
feminista en los años 60 y 70 o pensar en capacitaciones de género en aquellos
tiempos. Sin embargo, ante los debates provocados por los cuestionamientos de
importantes mujeres sandinistas sobre el papel de las mismas en la revolución,
como en el libro de Las hijas de Sandino, queda el interrogante de si la formación
ha tocado de alguna manera la temática de género, de la igualdad de
oportunidades y de los derechos de las mujeres, tanto dentro del FSLN como en la
sociedad.
La formación política de la militancia sandinista . . .
163
No es éste el lugar donde se pueda resolver de forma conclusiva ese interrogante,
pero sí al menos plantear alguno de los comentarios que pudieran comenzar a
tantear la problemática. De manera general, se puede decir que el tema de las
mujeres (o el género) no ha ocupado ni ocupa un lugar significativo en los
programas de formación en el sandinismo, aún cuando el sandinismo haya
promovido avances en este tema, desde las vivencias de la vida cotidiana y el
debate.
Mónica. Baltodano se refiere a la incorporación de las mujeres a la guerrilla como
un hecho clave para que el sandinismo avanzara en su reflexión sobre el papel
real de la mujer en aquel tiempo y sobre el nuevo papel que podrían tener en un
nuevo modelo de sociedad. Sin embargo, en consonancia con los diferentes
testimonios del libro Las hijas de Sandino, afirma que en la cúpula del FSLN ha
predominado el machismo y una concepción utilitaria de la mujer.
“La incorporación de mujeres en los años 60 fue esencialmente simbólica.
Sin embargo, en el Programa Histórico del FSLN Carlos Fonseca incorpora
el compromiso de que la Revolución ‘abolirá la odiosa discriminación que
sufren las mujeres con respecto de los hombres’. En los años 70 la
incorporación de mujeres como cuadros se amplió considerablemente y en
la insurrección se destacan en todas las tareas incluidas las de conducción
político-militar. El FSLN propició la organización de las mujeres alrededor
de sus propias demandas, pero el desarrollo de la conciencia feminista en
el seno del FSLN ha sido bastante desigual. Las luchas de las mujeres al
interior del FSLN por conseguir su propia proclama se desarrollaron durante
la revolución, y se ampliaron después de la salida del FSLN del poder. Pero
en la conducción sandinista ha predominado una lógica machista y utilitaria
de la mujer que ha generado tensiones y ruptura con el movimiento amplio
de mujeres” (Baltodano, 2005a).
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164
Para otras mujeres guerrilleras, los avances realizados por las mujeres en el FSLN
y en la sociedad son “chiquititos”. "Al principio, los hombres no concebían mujeres
combatientes o mujeres de tiempo completo", dice Tijerino. Sí las concebían
haciendo comida, usando la plancha, atendiéndoles en casas de seguridad,
después, como correos, etc. Y así, poco a poco se fue ampliando su campo de
acción. Los hombres machistas siguen siendo machistas, y a 30 años, las mujeres
siguen sin destacar en los puestos de dirección del FSLN (Doris Tijerino,
comunicación, 24 de septiembre, 2008).
Dora María Téllez considera que el FSLN nunca fue feminista ni tuvo una posición
de género, pero sí se podría decir que tuvo un posicionamiento progresista y
favorable a las mujeres en determinados aspectos (comunicación, 30 de julio,
2008). Mónica Baltodano se muestra de acuerdo con los análisis que aparecen en
el libro de Margaret Randall, y afirma que en los 80 se jugaba con la doble moral y
el doble estándar. A finales de 80, hubo una proclama muy buena para ella, pero
en los 90 un hecho significativo es que el primer y casi único movimiento que se
autonomiza del Frente es el movimiento de mujeres (comunicación, 30 de julio,
2008). También es significativo que exista una duro enfrentamiento (no sólo
dialéctico) entre la mayor parte de las lideresas históricas del feminismo en
Nicaragua y el FSLN actual.
En el año 2009, y por medio de un llamado “Histórico comunicado del FSLN sobre
igualdad de género” (2009, 10 de marzo), se pueden apreciar algunos avances en
temas de género promovidos por este gobierno. Con este comunicado se
establecen cuotas del 50% en determinados puestos del partido y del Estado. Hay
que reconocer que en Nicaragua es el FSLN el partido que más ha impulsado esta
política de cuotas para mujeres y jóvenes. En este comunicado también se habla
de que deberán instalarse Oficinas de la mujer y Direcciones de equidad de
género en las alcaldías y otras instituciones.
La formación política de la militancia sandinista . . .
165
Parece claro que se está cumpliendo con ese 50% de hombres y mujeres en los
cargos y candidatos del FSLN. Sin embargo, la comparación del reparto del poder
entre hombres y mujeres con el ejemplo de cómo lo hace el presidente Daniel con
su esposa, hecha por alguna persona entrevistada, puede llevarnos a corroborar
que algunas comparaciones, si bien pueden no ser odiosas, al menos son
inapropiadas, por las dudas legales y morales que este reparto suscita.
A Carlos Fonseca Terán, se le citó la expresión de María López Vigil para ver
cómo reaccionaba ante ella: “He empezado a entender, estoy entendiendo, que no
puedo ser ni mujer, ni cristiana, ni revolucionaria, ni humanista, si no soy feminista”
(López, 2000). Carlos Fonseca responde que no sólo no se puede ser
revolucionaria sin ser feminista, sino que incluso él considera que “no se puede
ser revolucionario sin ser feminista” (comunicación, 28 abril, 2010). Quizás él ha
hecho la reflexión correspondiente para confirmar eso, pero quedan dudas serias
de que la mayoría de los cuadros y de los sandinistas la hayan hecho, por lo que
se puede afirmar que en el socialismo del siglo XXI no puede faltar el estudio y el
debate sobre el feminismo.
5.5. Unidad y diversidad
Se habló mucho en su día de las tres tendencias sandinistas que, unidas desde la
diversidad, lograron su primer objetivo de hacer caer la dictadura somocista. Hay
quien habla del sectarismo que existió entre las diferentes tendencias y se narran
relatos de personas de una tendencia que, tras la victoria, quería que entregaran
las armas los militantes sandinistas de las otras tendencias. Y ese sectarismo
siguió, de alguna manera, en los 80 (Guillermo Cabiztán, 18 de junio de 2008). Sin
embargo, más o menos se fueron ajustando dichas tendencias en un solo
movimiento sandinista. Hoy también se sigue hablando de esto. Pero más que de
unidad y diversidad, de división.
La formación política de la militancia sandinista . . .
166
Nunca está de más, en éste como en otros tantos temas, acudir a las palabras del
curiosamente respetado y admirado por la totalidad de la militancia y los
simpatizantes sandinistas, siga trabajando en el FSLN o no. Muchos escritos de
Fonseca hablan acerca de la unidad, tanto dentro del sandinismo como de una
unidad amplia de toda la sociedad nicaragüense contra Somoza. Fonseca habla
de una unidad que sea verdadera y sincera, más allá de las diferencias; invita a no
excluir ni subestimar a nadie para lograr el derrocamiento de la dictadura, aunque
no compartan las ideas socialistas; y afirma que la unidad no se opone a la
existencia de un auténtico espíritu crítico en las filas sandinistas.
“Unidad patriótica
Que sea posible desarrollar un movimiento que no dé la imagen de simple
vinculación entre los varios grupos de revolucionarios de nuestros países,
sino que se vea la disposición de unidad de las amplias masas explotadas y
patrióticas de nuestros pueblos …
Unidad nacional alrededor de la liberación de nuestro país
Somos conscientes que el socialismo es la única perspectiva que tienen los
pueblos para lograr un cambio profundo en sus condiciones de vida. Lo que
no supone que excluyamos a personas que no piensan igual que nosotros,
y aunque pensamos que la guía fundamental deben ser los principios del
socialismo científico, estamos dispuestos a marchar juntos con personas de
las más diversas creencias interesadas en el derrocamiento de la tiranía y
en la liberación de nuestro país …
La crítica constructiva fortalece la unidad
Naturalmente que la unidad no es opuesta a la existencia de un auténtico
espíritu crítico en nuestras filas; por el contrario, tal espíritu de crítica
constructiva le da consistencia mayor a la unidad y contribuye a su
fortalecimiento y continuidad; hay que entender que una crítica mal
entendida, que expone la unidad, pierde su sentido revolucionario y
adquiere un carácter reaccionario …
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167
No subestimar a nadie: regla de oro para la unidad
El principio de no subestimar a nadie es una regla de oro en el logro de la
más completa unidad.” (Fonseca, 1982)
Además, lo verdaderamente medular de la unidad no está, para Carlos Fonseca,
en el líder o en su escogencia.
“La unidad juega un papel decisivo en el triunfo … En primer lugar
debemos referirnos a la médula de la unidad y que nosotros la miramos en
orientar la actividad de fuerzas diversas hacia un objetivo determinado. Por
consiguiente no se trata de escoger un presidente o un secretario general,
craso error en que abundantemente hemos caído” (Fonseca, 2006, p. 113).
Mónica Baltodano afirma que desde 1994 se empezó a manejar muy mal la
convivencia con otros puntos de vista. Entre 1993 y 1994, el grupo de los 29
rompe con la lógica de acuerdos de arriba. Y en 1994, el FSLN de Daniel Ortega
se quedó prácticamente sin diputados. La mayoría de las personas que
actualmente militan en el FSLN acuden a este momento para valorar la figura y el
liderazgo de Daniel Ortega, que fue capaz de recorrer el país y convocar de nuevo
a la gran mayoría de los sandinistas bajo las siglas del FSLN, su bandera y su
liderazgo. Según Mónica, la Izquierda Democrática del FSLN le ayuda para
mantener su poder y gana el congreso, donde los renovadores sandinistas
consiguen importante cuotas de poder, aunque finalmente deciden salirse. Sin
embargo, a partir de 1996, empiezan a funcionar, según ella, mecanismos de
poder, de premio y castigo, hasta que en el Congreso de 1998 aplasta con su
mayoría, mientras que en 1994 solamente lo apoyaba una minoría (Mónica
Baltodano, comunicación, 9 de septiembre, 2008).
En un momento en el que ya Mónica Baltodano empezaba a dudar de lo que se
pretendía en el FSLN, en nombre de la unidad, escribe un texto donde carga sobre
las pretendidas razones de la unidad del FSLN, cuando se alude a ésta como
La formación política de la militancia sandinista . . .
168
condición natural de la fortaleza interna y requerimiento para luchas victoriosas.
Ahí escribe que la mención a la unidad no debía utilizarse para imponer “mayorías
artificiales” o aplastar a “las minorías”, ni para exigir “la unanimidad con el disfraz
del consenso”, ni para promover el “inmovilismo político”, ni debía convertirse en
un “instrumento retardatario de la conciencia crítica” o en el “pretexto privilegiado
de los órganos superiores, dirigencias y caudillos para preservar el poder y aplicar
sus criterios personales como decisiones del partido, al margen del criterio y la
voluntad política de las bases” (Baltodano, 2003b).
Julio López escribe un artículo de opinión en el que plantea la pregunta: ¿Es
posible la unidad de acción del sandinismo? Él responde que sí, al menos en
determinadas causas (se habla de Palestina, Venezuela, Cuba y otras causas
internacionales) (López, 2009). ¿Podrá ser así, dadas las serias diferencias en el
ámbito interno sobre la política nicaragüense? La misma pregunta se le formula a
Fredy Franco, quien opina que el Frente podría unirse de nuevo, con personas
como Mónica y Julio López, del Rescate, a partir de determinados principios
básicos. No obstante, Fredy cree que la unión no es posible “con personas de
derechas, socialdemócratas o claudicantes” (Fredy Franco, comunicación, 7 de
mayo, 2009). Carlos Fonseca Terán opina también que es posible la unidad del
sandinismo, pero siente que ha existido poca voluntad política de los diferentes
sectores sandinistas, y que sería bueno reunificarse para contribuir al proceso
revolucionario. Sin embargo, también él diferencia al MRS, que considera una
disidencia de derecha del Rescate, como disidencia de izquierda que, además,
cuenta con gente muy valiosa (Carlos Fonseca Terán, comunicación, 28 de abril,
2010).
Parece que el camino a seguir es buscar lo que une a los sandinistas más que lo
que les diferencia. Pero parece que la tendencia predominante es la contraria.
¿Qué es lo que puede unir al sandinismo? Ya vimos cómo Julio López
consideraba a las causas de la izquierda a nivel internacional como un posible
punto de coincidencia para la acción entre sandinistas de diferentes tendencias.
La formación política de la militancia sandinista . . .
169
William Grigsby también se pregunta qué une a los sandinistas en un artículo suyo
titulado: En el sandinismo, hay que fortalecer la división para consolidar la unidad.
Y responde que une Sandino como padre ideológico y todo lo que significa
Sandino de justicia social, de dignidad nacional, de espíritu de lucha y de
latinoamericanismo. Pero veamos finalmente a donde apunta Grigsby como punto
de coincidencia clave.
Pero, ¿qué más nos une hoy? ¿Qué otra bandera puede ser asumida con
total fidelidad y de inmediato por cualquier sandinista? Con tanto consenso
como la bandera de Sandino no tenemos ninguna más. Sin embargo, existe
hoy una bandera que puede agrupar a la mayoría de los sandinistas,
excepto a los del aparato. Y es la bandera contra la corrupción (Grigsby,
2000).
Esto lo escribía Grigsby en el año 2000. Habría que preguntarle de nuevo hoy, tras
tres años de gobierno del FSLN, si esta bandera puede servir todavía para
fomentar la unión entre el sandinismo.
5.6. Ética y legalidad
Hablar de corrupción como bandera, como lo hace William Grigsby, enlaza con
este nuevo apartado, en el que confluyen dos grandes campos de la acción y
reflexión humana: la ética y la legalidad. A lo largo de los 3 años de gobierno del
FSLN han sido numerosos los llamamientos por parte de la oposición política y de
los medios a respetar la legalidad y a comportarse de manera más ética. Sin
embargo, da la impresión de no existir un debate serio sobre los múltiples
planteamientos éticos que se le plantea al sandinismo, aunque probablemente
habría que profundizar más sobre lo que está pasando también en la organización
partidaria de base o en las escuelas de cuadros que comenzaron a funcionar en el
2009. Por de pronto, la ética no aparece en el pensum de la escuela
La formación política de la militancia sandinista . . .
170
departamental de León ni en el esquema inicial de la nueva escuela nacional de
cuadros. Pudiera ser que se hubiera trabajado bien el introducir el debate ético
como eje transversal de los cursos, tal como Carlos Fonseca Terán planteó sobre
las temáticas del feminismo y del medio ambiente. Pero habría que confirmarlo,
pues no siempre que se dice en el ámbito educativo que un tema irá como eje
transversal se incorpora realmente como tal.
Cabe también aquí la aclaración de que el término ética que se utilizará a lo largo
de todo este capítulo es el que se maneja vulgarmente y no el propiamente
filosófico de la ética, como rama de la filosofía que trata la moral. Convengamos
entonces en que donde se dice ética de ahora en adelante puede traducirse
también como moral.
5.6.1. La ética desde la perspectiva marxista
¿Qué es la ética y la moral para Marx? En resumidas cuentas, se puede decir que,
para él, tanto la ley como la moral son prejuicios burgueses creados en función de
los intereses de la clase dominante.
“Para Marx la ética es ideología pura con la única visión de legitimar lo que
hay. Según Marx los seres humanos no necesitan una moral para ver
transformado su mundo, necesitan que se transformen las condiciones de
la humanidad en que vive la mayoría, víctima de la desigualdad y la
injusticia. Para Marx no es la teoría sino la práctica, el cambio de
circunstancias reales, lo que eliminará ciertas ideas de las mentes humanas
y así cambiar la moral de las personas. Para Marx la moral no será capaz
de superar la alienación del hombre, sino que será preciso la
transformación de las estructuras materiales que son realmente culpables
de la enajenación de los seres humanos. Para Marx las ideas morales o
filosóficas no contribuyen a superar este mundo, más bien lo consagran y lo
La formación política de la militancia sandinista . . .
171
justifican al no darse cuenta de su procedencia. La Ley y la moral son,
prejuicios burgueses derivados de interés burgueses con la única y
exclusiva intención de perpetuar la riqueza en quien la posee. Los valores
morales son los portavoces de los intereses de la clase dominante. Para
Marx la transformación moral del mundo es pura mentira si no atiende
fundamentalmente a la corrección de una distribución de la riqueza
radicalmente injusta e inmoral” (Ética de mínimos)
Ésta es realmente una visión de las leyes y de la moral difícilmente defendible en
nuestros días, sobre todo, en lo tocante a las consecuencias que se derivan de
dicho planteamiento. Pero veamos cómo defiende esta comprensión de la ética
como prejuicio burgués, Ricardo Coronel Kautz, hermano del actual vicecanciller
de Nicaragua:
“La ética, desde la perspectiva marxista, no es más que un prejuicio
burgués usado como arma para el monopolio de la política. La ética en la
política sólo existe a lo interno de los partidos revolucionarios, no hacia
fuera. Ya que la política en el mundo real, fuera y dentro de los partidos
políticos tradicionales, especialmente en el mundo del capitalismo salvaje,
no es más que el juego de la demagogia, la manipulación, el manoseo, el
engaño, la venta de ilusiones, la trampa, el jueguito, la compra y venta de
voluntades, el chantaje, el cinismo, las coimas, los pactos prebendarios, el
nepotismo, la llamada corrupción, el abuso de la palabra y tráfico de
influencias, la media mentira y media verdad, y todo lo demás … Y este
juego, con esas reglas, lo juegan todos ... El FSLN, contrario a sus
principios, ha tenido que aprender ese juego y de los otros jugadores, lo
que más les arde es que parece que lo ha aprendido mejor que los
maestros. Para el Frente ese aprendizaje es un riesgo grave porque ha
aprendido algo fuera de su esencia, que logra resultados tácticos
indispensables y que lo puede desfigurar permanentemente, pero que es
necesario para sobrevivir. En otras palabras, si no lo hace, desaparece. De
La formación política de la militancia sandinista . . .
172
tal manera que en este juego, como en todos, también el fin justifica los
medios” (Coronel, 2005)
La cita de este artículo de opinión, titulado Política y Ética en Nicaragua, es algo
extensa, pero bastante significativa del pensamiento del autor. ¿Será que en el
FSLN también conciban la ética y la política de la misma manera? En su día,
parece que nadie contradijo públicamente estas afirmaciones. Pero lo peor es que
tampoco contradicen oficialmente desde el FSLN en la actualidad, ante las
actuaciones que encajan en lo que se describe en este párrafo.
Ya hubo quien dijo que la ética sandinista decayó en los 80, aunque se extendió a
un mayor número de personas (Tinoco, 1993, p. 72). En su monografía sobre el
consenso y la negociación, Tinoco expresa que en la década de los 80 se había
descuidado la mística del núcleo original de vanguardia, aunque la herencia de
mística y sacrificio anterior se regó por amplios sectores de la población
sandinista. A partir de 1990 y de la piñata, las historias de corrupción y
desmoralización se han sucedido. Orlando Núñez minimiza la piñata en general
como algo que debía hacerse por justicia (reparto de casas y algunos medios de
producción a la clase media que dirigió la revolución) y comenta que muy pocos
abusaron (Núñez, 2009, p. 92). Fernando Cardenal corrobora que sólo fue una
pequeña minoría, pero se desespera por el silencio cómplice de la cúpula del
FSLN. Considera, por su lado, en su carta de despedida del FSLN, que la piñata
hizo el “daño más grande de toda su historia” al FSLN. Y aunque en algún
momento pensó “¿por qué no se salen del Frente los corruptos?, finalmente tomó
su decisión de abandonar el FSLN en 1995, guiado por su conciencia y sus
principios. He aquí algunos extractos de su carta de despedida:
“Después de la derrota electoral en 1990 las cosas cambiaron radicalmente.
Entre finales de febrero y finales de abril de ese año, una pequeña minoría
de sandinistas que incluía a algunos altos dirigentes, se apropió para su
beneficio particular de bienes del Estado o del mismo Frente Sandinista.
La formación política de la militancia sandinista . . .
173
Estos actos de corrupción rompieron la tradición de honestidad sandinista y
causaron al FSLN el daño más grande de toda su historia … Éste no es el
FSLN al que entré y en el que disciplinadamente milité tantos años …
Considero que mi conciencia y mis principios me piden renunciar a ese
FSLN que ellos representan formalmente. Como sacerdote ya no tengo
justificación para seguir militando en ese partido” (Cardenal, 2009b, pp.
245-246)
La mayoría de las personas que ya no militan en el FSLN consideran que ya “no
existe ética” en este partido, es decir, que se perdieron los valores morales que
inspiraron a Sandino y a los fundadores del FSLN. Evidentemente no se muestran
de acuerdo los militantes actuales del FSLN, al menos públicamente. Sin
embargo, existe una postura dentro de los defensores del actuar del FSLN que,
por original y sugerente, debe ser escuchada y analizada, la de Orlando Núñez.
Éste entiende la ética desde la ejemplaridad viviente, pero ya no tanto como
discurso, pues aquí suele utilizarse esta palabra para descalificar al adversario
(Orlando Núñez, comunicación, 15 de junio, 2009). Vemos cómo se expresa en su
libro La revolución rojinegra al respecto.
“Actuando más beligerantemente en la vida política aparecieron en
Nicaragua un destacamento y una tendencia cuyos representantes fueron
definidos por los medios de comunicación como notables, los cuales fueron
considerados los legítimos representantes de la sociedad civil. En el
discurso de estos notables apareció la ética como un discurso para
descalificar, desprestigiar y satanizar al adversario político, principalmente a
los líderes de partidos y organizaciones que todavía insistían en luchar
contra el orden establecido. Todos los “ismos” fueron exiliados menos el
real-ismo del capitalismo salvaje” (Núñez, 2009, p. 101).
Para Orlando, los valores son legitimados por el grupo y la sociedad. Es malo, en
última instancia, lo señalado por la sanción pública. Además, utiliza una expresión
La formación política de la militancia sandinista . . .
174
de Gramsci sobre el materialismo para reforzar lo anteriormente expresado: "Lo
objetivo es lo universalmente objetivo". Más adelante, tendremos ocasión de
analizar su comentario sobre los medios y los fines.
La falta de ideología se asimila en ocasiones al pragmatismo sin principios éticos.
“Cuando unos cuantos “políticos” sostienen que no tienen ideología,
significa, a veces, que tienen una ideológica bien confusa y posiblemente
su única ideología es la “maquiavélica” práctica de “los medios justifican el
fin”. Marx, que tenía una ideología “siempre en construcción” propuso que
“hay que adaptar los medios al fin” y por ende se hace política no con
pragmatismo sin principios éticos sino con realismo con principios éticos”
(Pérez Baltodano A., 2009).
Por eso se hace necesario pensar sobre la ética, y también sobre los medios y los
fines de nuestras acciones.
5.6.2. Relación entre medios y fines en la ética sandinista
Carlos Fonseca Terán, preguntado al respecto (medios y fines), responde que
simplemente no ha existido ese debate en los cursos de formación, más allá de los
debates o polémicas sobre las diferentes coyunturas. En un momento determinado
en que comenzamos a hablar sobre los medios y los fines, Carlos pronuncia dos
frases aparentemente contradictorias: hacer “todo lo que sea necesario” para que
no avance la derecha; y “nunca se ha considerado que los medios se justifican por
la nobleza de los fines”. Para aclarar esto último, señaló que el FSLN fue siempre
cuidadoso en los medios de la lucha armada, para afectar mínimamente a
personas inocentes (comunicación, 28 de abril, 2010). Esto ya lo había afirmado
también Dora María Téllez en nuestra entrevista cuando salió el tema del
maquiavelismo en el FSLN.
La formación política de la militancia sandinista . . .
175
Es cierto que el FSLN, aunque tomó las armas y combatió como guerrilla, siempre
trató de respetar la vida de inocentes y no optó por un terrorismo indiscriminado.
Sin embargo, existen expresiones entre los militantes del FSLN, como las de
Tomás Borge, que inducen a pensar que se puede hacer todo o casi todo lo que
sea necesario para preservar el poder (“hagamos lo que tengamos que hacer”).
“Todo puede pasar aquí, menos que el Frente Sandinista pierda el poder.
Me es inconcebible la posibilidad del retorno de la derecha en este país. Yo
le decía a Daniel Ortega: podemos pagar cualquier precio, digan lo que
digan. Lo único que no podemos es perder el poder, digan lo que digan,
hagamos lo que tengamos que hacer. El precio más elevado sería perder el
poder. ¡Habrá Frente Sandinista hoy, mañana y siempre!” (Equipo NItlapán-
Envío, 2009b).
Para centrar el debate sobre los medios y los fines, puede ser ilustrativo un breve
recorrido por alguna de las acciones polémicas llevadas a cabo desde el FSLN en
los últimos años. Podría decirse que éstos son los lances del “juego”, de los que
hablaba Ricardo Coronel Kautz.
La violencia ejercida desde el poder, con impunidad y complicidad de las
instituciones del Estado encargadas de vigilar que no se porten armas en la calle y
no se produzcan agresiones, se hace difícilmente entendible cuando se tiene
suficiente poder para realizar algunas transformaciones que necesitan las
mayorías pobres de Nicaragua. José Luis Rocha, en el contexto de la violencia en
las calles posterior a las elecciones municipales, afirma que pudo verificar cómo
ex-pandilleros dijeron que fueron reclutados por agitadores políticos y les
entregaron pasamontañas, pistolas, palos, morteros y machetes. Recibieron
almuerzo, transporte y de 100 a 600 córdobas. Todo ello para evitar que la
oposición pudiera marchar para ejercer su derecho de denunciar el fraude
electoral. También se sorprende de las declaraciones de Rosario Murillo y de su
La formación política de la militancia sandinista . . .
176
apología de estos delitos: “Los líderes alientan y aplauden conductas que, en
circunstancias normales, hubieran sido consideradas delictivas, y así las
convierten en acciones de amor y servicio, actos patrióticos y audaces, rutas
heroicas hacia la libertad” (Rocha, 2008).
A este respecto, Giaconda Belli afirma que se dedican bienes del Estado, jóvenes
fanatizados y funcionarios públicos a una escuela de violencia, donde no se
construye ni la paz, ni la responsabilidad, ni el hombre nuevo (Belli, 2009). Los
bienes del Estado son vistos frecuentemente en las actividades del FSLN, y no
parece que eso sea parte de la revolución, sino de un “más de lo mismo” en los
comportamientos políticos heredados. El mismo Alexis Argüello reconoció ante las
cámaras en la campaña electoral municipal que sí había vehículos del Estado en
su caravana y lo justificó diciendo que eso se hacía “en Estados Unidos y en la
Conchinchina”. Y nadie del FSLN ni de la Contraloría dijo nada al respecto.
Los medios de comunicación del FSLN, como describió el propio William Grigsby,
se dedican fundamentalmente a la propaganda, a los sucesos y a insultar a los
adversarios (comunicación, 1 de septiembre, 2008). Una muestra de estos insultos
y adjetivos, recopilados por María López Vigil de una sola nota informativa, es:
“mequetrefes, sinvergüenzas, diablos, corruptos, ladrones, fascistas, panfletos,
secuaces, robatierras, voceros del odio y fantoches, o sea, que se hace una
campaña contra el odio insultando a los demás, y con la certeza de que ellos, a
pesar de saber que es un insulto, no poseen el odio” (Potosme, 2008). Así se
expresa López Vigil ante el estilo habitual de los medios oficialistas contra
periodistas o críticos del Gobierno.
Pero estos medios también dicen “verdades a medias” y hasta se atreven a
propagar mentiras. Por poner un ejemplo, podemos tomar el del italiano Boshi,
sobre el que se miente descaradamente en un medio oficial, diciendo que “Boshi,
en compañía de vándalos, atacó a un grupo de personas que … apoyaban al
gobierno del Poder Ciudadano” (Ortega, 2008). Así se dijo y conforme a esa
La formación política de la militancia sandinista . . .
177
directriz se le sentenció culpable en el poder judicial. Todo ello ocurrió, aunque
toda la población pudo ver lo contrario en las imágenes, también de los medios
llamados oficialistas. A este respecto, parece que no se tuvo en cuenta el espíritu
de Ghandi, un gran defensor y buscador de la verdad, que dijo convencido: “La
verdad jamás daña a una causa que es justa”.
La confusión Estado-partido se muestra en la mayor parte de las instituciones
gubernamentales, donde la propaganda del partido, su casilla electoral y su
bandera permanecen, aún en períodos electorales, violando claramente la ley.
Fredy Franco cree que esta confusión Estado-partido es algo congénito al sistema.
Por eso, para él, hay que cambiar el sistema. Según él, esto no parece un
problema del Frente sino del sistema. También afirma que es cierto: “a veces no
se guardan bien las formas”. Probablemente la cuestión no son las formas sino el
fondo. Muchos nicaragüenses están de acuerdo con lo que dice Fredy Franco
sobre la necesidad de un cambio del sistema para evitar y perseguir la corrupción.
Pero habría que convenir en que en este aspecto el FSLN no ha sido nada
convincente en su esfuerzo por cambiarlo.
Después de repasar algunos de los asuntos éticos que se podrían debatir en el
FSLN, volvamos de nuevo con Orlando Núñez y sus diferentes afirmaciones sobre
los medios y los fines en la ética. Aunque habla en uno de sus escritos de la poca
importancia dada a los medios en el pasado, tampoco aclara en la entrevista si
esto ha cambiado a lo largo de estos años de gobierno.
“Estar administrando bien una sociedad capitalista no a todos nos alegra,
aunque los procedimientos de esa administración estén llenos de ética, de
transparencia, de representatividad, de gobernabilidad. Porque si la
sociedad es capitalista, la gobernabilidad será también capitalista. Por el
otro lado está la justicia social, que significa transformar la realidad. Hace
años no nos importaba mucho cómo la transformábamos, priorizábamos la
transformación. La justicia social era el fin y no nos importaban los medios.
La formación política de la militancia sandinista . . .
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Ahora, en este nuevo gobierno, estamos intentando transformar y hacer
justicia social, pero desde una perspectiva más democrática. Pero hay
contradicciones” (Núñez, 2007).
La contradicción fundamental para él está entre la democracia y la justicia social.
Por eso, "a veces debe haber subordinación a los medios, y a veces subordinación
a los fines" y, “a veces, la solidaridad es un fin y a veces un medio”. Para él, en la
vida y en la revolución, hay ciertos asuntos que no son de ética, sino de lógica, ya
que “siempre hay intereses”. Por ejemplo, no matar a la población en un conflicto
armado es un asunto no de ética, sino de lógica (para ganar al final). En este
sentido, se pregunta, en Palestina llaman terrorista al que lucha contra el ejército
israelí con los medios que tiene a su alcance. ¿Quién es el terrorista? ¿El que no
tiene helicóptero?
Para él, en la llamada sociedad civil “los medios justifican los fines", ya que hay
que ser educado, participativo, ético, etc. En general, él considera que estos
representantes de la sociedad civil hablan más de los medios que de los fines.
Para Orlando Núñez el fin revolucionario es cambiar el mundo, y para ello hay que
cambiar las instituciones y la ley. En una sus expresiones, afirmó: “la democracia
es un medio, no un fin”. Pudiera ser que se refiera a la democracia representativa
como sistema, porque decir que no es un fin “que el pueblo tenga el poder” parece
una contradicción con los mensajes del poder ciudadano del nuevo gobierno.
Orlando cree que las mayorías nunca estuvieron con el Frente. Tal vez se pudo
haber llegado a un 20% de apoyo o hasta el 40%, pero no más. Y es que, según
él, los sistemas no cambian rápido, y con el consenso nunca ha cambiado la
historia. Casi siempre ha sido por medio de la violencia. La ética se relaciona, en
su opinión, con el resultado exitoso. El error es cuando no se tuvo éxito. Por eso,
para él, aunque algunos puedan pensar que el error fue hacer la revolución, un
error real fue convocar a elecciones en 1990 sin tener la mayoría para ganarlas.
La formación política de la militancia sandinista . . .
179
La política es una guerra, y por lo tanto, sus reglas son iguales. En la guerra uno
debe contar con los soldados que tiene (o arar con los bueyes de los que se
dispone), dado que la revolución se hace con la gente y a la velocidad de la gente.
En esta misma dirección, queda justificado que, a veces, se ha de recurrir a la
autoridad y no a la razón y el fomento de la lealtad a tu bandera y a tus principios.
Ante esta guerra o combate político, Orlando destaca 3 virtudes principales: la
disciplina, creer en el liderazgo del FSLN y participar de la guerra contra el
adversario (Orlando Núñez, comunicación, 15 de junio, 2009). Llama la atención la
explicación espontánea de esas tres virtudes que, según él, debe tener la
militancia sandinista. Hay que dejar un margen a la duda de si, con una mayor
reflexión, él pudiera modificar o añadir algunas virtudes. Porque, de esta manera,
¿qué espacio queda aquí al espíritu crítico o al combate del pensamiento único?
¿El mismo que en la guerra?
Las explicaciones de Orlando se encuentran, a mi entender, más cerca del
relativismo ético (todo es válido) y del maquiavelismo (el fin justifica los medios
para conseguir, mantener y aumentar el poder) que de un humanismo. Podría
coincidir con él seguramente en que la lectura de los clásicos anarquistas también
debería servir como apoyo a la formación para la militancia sandinista. Pero por
todo lo hablado aquí, no estaría de más recomendar también la lectura de los
escritos del personalismo (de Mounier y otros), que trataban de compaginar la
revolución con el humanismo que establece que la persona es únicamente fin y
nunca medio. Y que establece que, en la política, se debe apuntar a los fines con
medios, no sólo buenos, sino verdaderamente proporcionados a su fin: “medios en
los que actúen auténticamente esa misma justicia que constituye la esencia del
bien común y esa misma santificación de la vida profana que se refiere a la
perfección del bien común” (Ayala, 2006) En esta misma línea, Ghandi afirmó:
“Los medios impuros desembocan en fines impuros”.
La formación política de la militancia sandinista . . .
180
5.6.3. Ética de la vida, organizativa y personal
El debate sobre si existe una izquierda en Nicaragua y cuál es el partido que la
representa lo zanja primeramente Houtart de la siguiente manera en su artículo:
“De hecho, no existen partidos realmente de izquierda en Nicaragua, pero el que
se acerca más a esta perspectiva es el Frente Sandinista” (Houtart, 2006).
El que más se acerca a la izquierda, para Houtart, es el FSLN, por su mayor lucha
contra el neoliberalismo (o primer nivel de ética) y su análisis de clase y a pesar de
la falta de ética de varios de sus dirigentes pasados y presentes y de las
contradicciones insoportables política y éticamente de algunas alianzas políticas
(en alusión al pacto y posiblemente a la alianza con el cardenal).
En primer lugar, aclara qué es la ética de la vida, que podría considerarse la
producción, la reproducción y el desarrollo de la vida humana, como es descrita
por Enrique Dussel. En este ámbito, Houtart reconoce que el sistema actual es un
factor de muerte y en Nicaragua sus efectos son dramáticos.
“Frente a un desarrollo espectacular de 15 a 20 por ciento de la población,
se ha creado una vulnerabilidad fuerte de la clase media y una extensión de
la miseria y de la pobreza en el campesinado y en las poblaciones urbanas
del sector informal. Es el conjunto del sistema neoliberal que construye este
modelo, no solamente su sistema económico, sino también político y
cultural. La lucha contra el neoliberalismo es el imperativo moral más
importante. Se trata del nivel ético que tiene que orientar todos los otros y
que constituye la base de cualquier izquierda” (Houtart, 2006).
La ética interna a los sistemas políticos (partidos) es un segundo nivel que tiene
también su importancia y él reconoce que la opinión popular es severa en esto.
La formación política de la militancia sandinista . . .
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“La falta de ética política ha tenido un precio, tanto en Brasil como para el
Frente Sandinista en Nicaragua. Se trata, tanto de la organización
democrática interna como del rechazo de todas las prácticas de corrupción
o de alianzas que contradicen los principios. El tercer nivel es la ética
personal de los actores políticos. Hemos visto en muchos casos, y
particularmente en Nicaragua, que también esta ética importa y que el
precio político de su ausencia puede ser alto” (Houtart, 2006).
Para establecer que hay una posición de izquierda, cuentan los tres niveles de la
ética. Sin embargo, para Houtart, el primer nivel debe ser la base fundamental de
todo juicio político. “Los dos otros tienen que ser reivindicados de manera
permanente, pero en subordinación al primero” (Houtart, 2006).
Sobre el MRS, comenta que analizar la situación en términos de izquierda no
permite abandonar un análisis de clase. De hecho, para Houtart el MRS es, ante
todo, una iniciativa de clase media y media alta, con personajes de alto nivel
intelectual y moral, donde la dimensión ética inmediata predomina sobre lo
político.
Rebelión le dio el derecho a la réplica a Mónica Baltodano con un artículo, en el
que ella defiende la opción de la Alianza MRS. Insiste en la gravedad de aspectos
éticos organizativos y personales deficientes en el FSLN, pero también establece
dudas razonables a la ética de la vida apoyada por este partido con la prohibición
del aborto terapéutico. Pero además, afirma que la lucha contra el neoliberalismo
del FSLN está también en grave duda, dado el apoyo que éste dio a la aprobación
del tratado de comercio CAFTA en el Parlamento (Baltodano, 2006b).
La formación política de la militancia sandinista . . .
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5.6.4. Irrespeto a la legalidad
En la tradición de la izquierda, e incluso del cristianismo, se ha recurrido a la
desobediencia civil. Ya Santo Tomás de Aquino, que no puede ser acusado de
revolucionario ni de teólogo de la liberación, expresaba que “toda ley injusta debe
ser desobedecida”. No decía sólo que podía ser desobedecida, sino que debía ser
desobedecida. ¿Cuáles pueden ser las razones o circunstancias que deben darse
para llevar adelante la desobediencia civil? Veamos cuáles pueden ser éstas.
“- La causa de la desobediencia debe ser “justa” y debidamente
argumentada. Como la definición de “causa justa” nos plantea problemas
de universalidad, tendremos al menos que coincidir en que la
desobediencia “porque sí” y la “rebeldía sin causa” no formaría parte de
esta desobediencia moral o cristiana. Por otro lado, a pesar de la dificultad
de definir lo que es una causa justa, su guía puede ser un buen criterio para
clasificar las problemáticas y desobediencias jerárquicamente según
nuestra concepción de justicia. De esa forma, parece una desobediencia
más justificada la referente al reclamo de condiciones mínimas para los
desheredados de la tierra que la protesta de jóvenes por el adelanto en el
horario de cierre de bares nocturnos en una ciudad cualquiera.
- El desobediente debe estar dispuesto a aceptar el castigo. La confianza
en la justicia de la causa que persigue el desobediente le da fuerzas para
enfrentarse con todo tipo de castigos y hasta con la muerte, con la
confianza en su menor o mayor contribución a la causa, tanto si no es
castigado como si lo es. Si “pensar duele”, también pueden doler las
consecuencias de acciones bien meditadas de desobediencia.
- Debe haber coherencia entre los medios y los fines. A primera vista, se
intuye que el secuestro, la tortura y el asesinato de personas inocentes
(respecto al asunto que se aborda) no son los medios más adecuados para
luchar por la libertad, la integridad o la vida plena” (Gómez, 2003).
La formación política de la militancia sandinista . . .
183
Sin embargo, lo curioso de la desobediencia del FSLN es que se hace desde el
poder y con la tranquilidad de la impunidad. En algunos casos el irrespeto a la ley
es evidente. Varias decenas de personas, entre ministros/as y embajadores, han
sido nombrados ilegalmente sin la aprobación de la Asamblea Nacional, al margen
de lo establecido por las últimas reformas constitucionales aprobadas por el propio
FSLN y el PLC en 2005 (para restarle poder al Gobierno de Bolaños y
“supuestamente” para impulsar una profundización del parlamentarismo en
Nicaragua). En el ámbito de las reformas tributarias, mientras el experto fiscal
Francisco Báez habla de numerosas inconstitucionalidades en las reformas
tributarias recientes, el mismo “cerebro” económico de los diputados del FSLN en
la asamblea, Wálmaro Gutiérrez, opinó que un decreto de Ortega sobre el cobro
en el Registro de la Propiedad Inmueble fue inconstitucional.
“En estos momentos hay una realidad jurídica, que es un Decreto
Presidencial donde se actualizan unos aranceles (y) si usted me pregunta
desde el punto de vista legal si fue una medida adecuada, desde el punto
de vista legal yo considero que no es una medida que se ajusta a la
constitucionalidad de este país … En base a la Constitución y al Código
Tributario, los aranceles son tasas, las tasas son tributos, y la única que
pueden legislar en materia tributaria es la Asamblea Nacional” (Silva, J. A.
& Jarquín, L., 2009).
Preguntado por segunda vez, Wálmaro afirmó que ya había dicho lo que pensaba
sobre el particular y dijo que no lo repetiría. ¿Será que cambió de opinión? ¿Será
que la Constitución no es demasiado importante para ser defendida? ¿O
simplemente que tiene prioridad lo que dice el Gobierno o la cúpula del FSLN, y
que esto se convierte en ley? También hay denuncias de irrespeto a la ley en las
actuaciones con funcionarios públicos: despidos improcedentes sin sus pagos
correspondientes en muchos casos, utilización del curriculum político o de avales
políticos para su selección, traslado “obligatorio” a movilizaciones del Gobierno o
La formación política de la militancia sandinista . . .
184
del partido, etc. Entre estas denuncias se encuentra curiosamente (por el tema
que nos centra) que se les impartan capacitaciones políticas a estos funcionarios.
“El director ejecutivo de Ética y Transparencia, Roberto Courtney, y la
vocera de la Coordinadora Civil, Luisa Molina, se pronunciaron ayer en
contra de las capacitaciones políticas que se les está impartiendo a los
trabajadores del Estado por órdenes directas de la primera dama Rosario
Murillo. Molina expresa que en parte no ve mal capacitar a la ciudadanía en
temas políticos sobre referéndum y plebiscito, el problema para ella es que
lo hacen en horario laboral. Interpreta el hecho como un irrespeto a la
gobernabilidad y a la institucionalidad del país” (Álvarez, L. & Córdoba, M.,
2009).
Muchísimas dudas sobre su legalidad se han sembrado con el tema de la
reelección de Ortega, tras la reforma o reinterpretación de la Constitución (según
una u otra versión), y tras uno de los últimos decretos del Presidente sobre las
reelecciones “de hecho” de altos funcionarios en el poder electoral y judicial
fundamentalmente, en este caso, a la espera de algún acuerdo en la Asamblea
Nacional para una nueva elección. El peor irrespeto parece el fraude electoral
municipal que, según informes de Ética y Transparencia, IPADE, la GTZ
(cooperación alemana) y la Unión Europea, pudo significar el cambio de alcalde en
aproximadamente 40 alcaldías del país, a favor del FSLN:
Hasta el propio hermano de Daniel Ortega, Humberto, hace afirmaciones sobre
estos temas francamente contradictorias con el discurso actual del FSLN:
“Humberto negó que el gobierno actual sea una ‘revolución’, cuestionó la
reelección, sugirió irregularidades fraudulentas en las elecciones
municipales, señaló como sano el cambio de autoridades en el Poder
Electoral y abogó por la tolerancia como único camino para el desarrollo de
Nicaragua” (Equipo Nitlapán-envio, 2009b).
La formación política de la militancia sandinista . . .
185
El irrespeto a la legalidad se niega la mayor parte de las veces por los miembros
del FSLN, pero también se explica desde un comportamiento que intenta superar
al actual sistema jurídico o como pasos hacia la revolución malinterpretados por la
oposición. Escuchemos de nuevo a Orlando Núñez, en una aguda observación, al
comienzo del nuevo Gobierno del 2007.
“La democracia no es un fin, es un medio. Pero también se transforma la
democracia … Tenemos que construir democráticamente otra
institucionalidad. Las leyes están hechas para acatarlas. Pero también para
cambiarlas. Además, las leyes no son la justicia. Las leyes hay que
acatarlas porque no nos queda de otra, pero si podemos cambiarlas, mejor.
¿Y la Constitución? La Constitución también expresa un tipo de sociedad,
pero si no estoy de acuerdo con ese tipo de sociedad, si es una sociedad
capitalista, tengo que buscar cómo cambiar la Constitución. Es necesario
que nos acostumbremos a la contradicción entre democracia y justicia
social, porque vamos a navegar en ella durante estos cinco años. Algunas
veces van a coincidir y muchas veces no” (Núñez, 2007).
Sin embargo, ¿será que Orlando piensa que el irrespeto a la legalidad de este
Gobierno actual se ha hecho para conseguir una mayor justicia social? En
entrevista con él no se abordó este tema particular. Sin embargo, da la impresión
de que un gobernante que no respeta la ley difícilmente puede convencer a la
ciudadanía de que la respete. Además, para Hombach, el exobispo de Granada, la
falta de voluntad para cumplir la ley de altos funcionarios sólo puede desembocar
en corrupción, la cual es considerada ahora superior a la corrupción institucional
de los tiempos de Somoza.
“El alto jerarca de la Iglesia Católica opinó que estos funcionarios a quienes
se les venció su período, son personas que consideran sus puestos de
trabajo como si fueran una finca propia que han comprado o que les han
La formación política de la militancia sandinista . . .
186
regalado, lo que para Hombach es negativo y profundiza la corrupción. El
obispo, incluso, consideró que los funcionarios actuales han superado la
corrupción institucional que había en los tiempos de Somoza. ‘Es muy malo
para la sociedad cuando ya no se respetan las leyes y las reglas del juego,
cuando dicen: yo tengo el poder, así que no necesito respetar leyes ni
Constitución. Esto lleva a una profunda corrupción’, dijo Hombach ayer,
después de entregar el cargo de obispo de Granada” (Álvarez, 2010)
Onofre Guevara ha sido uno de los escritores de la izquierda que, desde su
columna semanal en El Nuevo Diario, ha estado haciendo un llamamiento
permanente a la ética del FSLN, sin mucha respuesta. En su libro recopilatorio
Volver con el Frente marchito (Perfil del orteguismo) puede verse ese énfasis en la
ética. Recientemente, ha afirmado que cuando alguien delinque contra la
Constitución y las leyes, no cabe el diálogo con él, sino solamente la exigencia del
respeto de la ley.
“El enfrentamiento planteado en nuestro país, no es una justa deportiva ni
un enfrentamiento militar, sino en torno a problemas políticos creados por
violaciones del gobierno a la legalidad, y sobre eso no hay nada que
dialogar. El motivo de las contradicciones actuales es que un sector político
--el gobierno orteguista--, no respeta el orden establecido por la
Constitución Política, y los otros sectores que vuelven por el orden
constitucional exigen el respeto a la ley fundamental del país. Y eso no deja
espacio para dialogar, porque el respeto a la Constitución no es negociable.
Quien delinque contra las normas constitucionales no tiene ninguna razón
ni derecho de hacerlo, por lo tanto, no se le puede hacer la gracia de
ponerse a dialogar con él sobre sus violaciones a esas normas” (Guevara,
2010)
Según Pérez Baltodano se perdió la ética inicial en el FSLN. Pero esto, para él,
está relacionado con la debilidad teórica del pensamiento revolucionario:
La formación política de la militancia sandinista . . .
187
“La revolución sandinista fue un proyecto de cambio que, fundamentado en
una posición ética frente a la moralidad del somocismo, aprovechó y creó
circunstancias históricas materiales para alcanzar el poder. La ética a la
que hago referencia no fue una trasnochada ilusión idealista; fue una
posición normativa que fue capaz de mover a muchos hombres y mujeres a
vivir y morir, en las eternas palabras de Leonel Rugama, “como los santos”.
Los que no fuimos como ellos nos sentiremos, para siempre, en deuda con
nosotros mismos y con nuestro país.
El FSLN demostró que no se puede hacer una revolución sin un
pensamiento revolucionario capaz de identificar las limitaciones y
posibilidades históricas de un país como Nicaragua. También demostró que
no se puede construir una verdadera revolución, sin el sustento de una
ética capaz de contrarrestar las tentaciones del poder, y de construir
sentidos y aspiraciones colectivas. La debilidad teórica y la pobreza ética
del FSLN están íntimamente relacionadas” (Pérez, 2010).
Esta última frase toca de lleno el propósito de este acercamiento a la ética como
una temática fundamental para la formación política (académica y vital). Pasados
los años 80, cayó el telón, explotó La Piñata y el derrumbe ético llegó a más
aspectos. Y, según Pérez Baltodano, el FSLN, desde que olvidó a Rugama,
apostó al maquiavelismo.
“La ‘Revolución’ lo justificaba todo; lo sigue justificando, ahora bajo el
aberrante supuesto de que ella transita por su segunda fase. Esta
‘Revolución’ que identifican como ‘socialista, solidaria y cristiana’ justifica
hoy la prostitución de la ley, el desmantelamiento de las instituciones del
Estado, la represión abierta o disfrazada contra cualquier forma de
oposición, los ataques a la inteligencia como los sufridos por Alejandro
Serrano Caldera, y el enriquecimiento ilícito de los que se apegan a los
designios de una ‘Historia’ que habla a través de la pareja presidencial. ‘El
La formación política de la militancia sandinista . . .
188
fin justifica los medios’ ha sido el principio pragmático del FSLN desde que
olvidó a Rugama. No olvidemos lo que dice Bertrand Russell: ‘el
pragmatismo no es una filosofía; es una manera de vivir al margen de
cualquier filosofía’. Por vivir al margen de cualquier filosofía el FSLN hoy es,
políticamente hablando, nada” (Pérez Baltodano A., 2010).
Si hablamos de ética, hay que reconocer que Rosario Murillo y Daniel Ortega
hablan muchas veces de la conciencia.
“Porque estas luchas que libramos se sostienen desde la conciencia, se
consolidan desde la conciencia. Los logros materiales son importantes,
pero los logros materiales tienen que estar fundamentados en la conciencia.
Por eso cuando se dice que aquí no hay una Revolución, yo siempre
reflexiono, porque estamos en la obligación de reflexionar cuando nosotros
decimos y lanzamos la campaña, el lema, el eslogan de que la Revolución
está más viva que nunca en Nicaragua, es porque sabemos que una
Revolución no está únicamente vinculada a los logros materiales” (Lacayo,
2009).
De hecho, entre el discurso anterior de Rosario Murillo y el último del año 2010
sobre el día de la mujer trabajadora, se menciona 39 veces la palabra conciencia
(de menos de 8500 palabras del total de los dos discursos) y se insiste con
expresiones como: iluminar la conciencia, dar la batalla por la conciencia y tener
conciencia para librar batallas, habla de una conciencia, “cimentada en” y ligada a
valores de la revolución (transformación, soberanía, independencia, justicia,
derechos y deberes, Poder Ciudadano, conciencia responsable, social y solidaria).
No cabe duda: es importante hablar de la importancia de los valores y la
conciencia. Sin embargo, no basta sólo con hablar de la conciencia, sino que hay
que convencer y contagiar las conciencias con hechos y con el ejemplo.
La formación política de la militancia sandinista . . .
189
Tras las entrevistas y el material escrito analizado, quedan todavía varias dudas
por despejar. ¿Cuál es la posición oficial del FSLN sobre la concepción de la
ética? ¿La de Marx? ¿La de “los fines justifican los medios” de Ricardo Coronel
Kautz? ¿La postura de Orlando Núñez cercana al relativismo moral? ¿Ha
cambiado algo respecto de lo mantenido y vivido por Carlos Fonseca y la
militancia anterior a la década de los 80?
Cuando el Gobierno viola la ley, ¿eso responde a la búsqueda de la revolución y
de los cambios institucionales necesarios para ésta? ¿Responde a la
contradicción democracia-justicia social, planteada por Orlando Núñez?
¿Responde a una nueva teoría de la desobediencia civil “desde el poder”?
¿Responde a que “a veces no se guardan bien las formas” o simplemente a que
se copian esquemas pasados de los partidos tradicionales y los caudillos
históricos?
Aclarar estos interrogantes mediante el estudio, el debate y el diálogo abierto con
la militancia del FSLS, perseguir la corrupción y buscar mecanismos partidarios y
estatales para prevenirla y castigarla, demostrar que la ética y la conciencia son
importantes en la práctica vital de la dirigencia y de cada militante sandinista son
tareas que no debe eludir el FSLN en el futuro. Indudablemente, un determinado
tipo de formación política podría ayudar a ello.
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190
6. Las experiencias vitales como formación política Carlos Fonseca Terán afirmó espontáneamente en su entrevista, sin citar a nadie:
“La mejor escuela es la lucha. Y la conciencia nace de la lucha”. En la escuela de
la vida se aprende de muchas maneras diferentes. Pero no cabe duda de que las
buenas compañías, el sacrificio, el dolor y el error son posibilidades de aprendizaje
para quien sabe ver la oportunidad de aprender en ellas.
6.1. La ética del ejemplo
No sólo aprendemos por medio de los libros. Cuando nos encontramos con una
persona realmente valiosa, valiente y entregada a una causa, no dejamos de
aprender a su lado. El ejemplo de las personas que nos rodean tiene, entonces,
una gran importancia en la formación (Mónica Baltodano, comunicación, 9 de
septiembre, 2008).
La ética y la formación no pueden darse sin estar en contacto con la realidad y con
el pueblo (Baltodano, 2005a). Carlos Fonseca tenía claro el objetivo de sumar
cada vez más nicaragüenses del pueblo a la lucha y esta suma sólo se
conseguiría siendo ejemplo. “El soldado revolucionario se ganará la confianza del
campesinado dándole pruebas de sinceridad y honradez porque esto es más
convincente que la más ardorosa proclama. El pueblo sólo nos creerá por la fuerza
de nuestro ejemplo” (Baltodano, 2005a)
Por eso, la militancia del FSLN del primer período no sólo debía ser ejemplar sino
que se debían buscar nuevos militantes desde ese criterio de la ejemplaridad.
Había que mirar con cierta lupa a la persona seleccionada y darle seguimiento,
para que también tuvieran, al menos en potencia, los valores requeridos para ser
revolucionarios. En alguna ocasión, Fonseca se dirige a los dirigentes
La formación política de la militancia sandinista . . .
191
revolucionarios para no aceptar a todos los que quieren, sino solamente a aquéllos
que tengan “cualidades humanas especiales” (Fonseca, 2006).
Henry Ruiz lo expresó de otra manera. Ante la pregunta, ¿cuál es la solución que
se encuentra para organizaciones, como la del FSLN, en la que no todos los
integrantes tienen una sola ideología? El comandante Henry Ruiz proporciona la
solución: "Si se trataba de un hombre honesto nosotros lo contactábamos"
(González, 1983). Así lo escribe él en una obrita titulada ‘La montaña era como un
crisol donde se forjaban los mejores cuadros’. Así, nuevamente, se le da a la
moral y a la coherencia, un valor político y revolucionario muy significativo
(González, 1983).
En su escrito sobre las experiencias de formación de cuadros, Mónica Baltodano
se refiere a que los militantes revolucionarios debían llenar las siguientes
exigencias:
“1. Amor por el pueblo, es decir, desarrollar la capacidad de sentir y
compartir los sufrimientos del pueblo.
2. Ser capaces de forjar una nueva ética. La conducta personal del militante
debe ser ejemplar. Su mejor argumento para persuadir al pueblo tiene que
ser la fuerza de su ejemplaridad, su franqueza, su humildad, la ausencia de
vanidad y la capacidad de reconocer sus errores.
3. La valentía y la audacia no son suficientes. Necesita apropiarse la
sabiduría. El militante tiene que dedicar parte de su tiempo al estudio. No
puede enseñar ni aprender del pueblo si no se capacita. Tiene que estar
dotado de una visión crítica del mundo y ser un conocedor de la historia de
su propio pueblo. Estar atento además a aprender de las luchas de los
otros pueblos del mundo.
4. El militante debe ser un organizador y saber distinguir de entre la multitud
a los mejores.
La formación política de la militancia sandinista . . .
192
5. La disciplina y lealtad con la causa deben acompañarle siempre y su
capacidad de sacrificio sin límites” (Baltodano, 2005a).
La realización (tanto en los 70 como en los 80) de la crítica y autocrítica,
procedimiento que hunde sus raíces en escritos de Marx y Lenin, se hacía en
función de este ideal ético que debía vivir el militante. La crítica y la autocrítica se
llevan a cabo por medio de reuniones donde cada uno de los asistentes reconocía
sus “fallas” (Mónica Baltodano, 9 de septiembre, 2008). Casi todas las personas
reconocían algo que no se había hecho bien (la autocrítica) y luego los demás
complementaban esas críticas (crítica).
La circunstancia de la clandestinidad hacía que la formación fuera más intensa y
más útil y que se vinculara la teoría con la práctica cotidiana, como en el caso
anteriormente citado de la crítica y la autocrítica, a diferencia de la orientación
manualesca de otros partidos nicas (Fredy Franco, comunicación, 7 de mayo,
2009) Los viajes por otros países, conociendo gentes, culturas y experiencias
revolucionarias diferentes también contribuyeron innegablemente al aprendizaje
personal (Leticia Herrera, comunicación, 31 de mayo, 2009).
¿Qué es más grave: perder unas elecciones o perder la moral? Fernando
Cardenal lo tiene claro, porque él entró al FSLN motivado por la alta moral que
encontró en sus filas y en los jóvenes que lo acompañaron. “La gran tragedia no
fue perder las elecciones. Para mí la gran tragedia fue que se perdiera la moral,
fue la piñata, fue la corrupción” (Cardenal, 2008b, p. 237).
Se perdió la moral, y Fernando Cardenal siente que los jóvenes de hoy en día no
están protagonizando la historia, como lo hicieron aquellos jóvenes cristianos y
sandinistas con los que convivió. Pero aun así, no pierde la esperanza en la
generosidad de los jóvenes, que necesitan en su opinión dos elementos para
volver a ser sujetos de la historia: que la sociedad ofrezca una causa grande y
La formación política de la militancia sandinista . . .
193
justa, y que al frente de esa causa estén personas con credibilidad y autoridad
moral (Cardenal, 2008b, p. 269)
6.2. La montaña: crisol de los mejores cuadros
Ya se mencionó con anterioridad la obra de Henry Ruiz en la que me baso para
plantear este título. La montaña es un lugar que evoca las gestas de Sandino y la
escuela de vida que fue para él y sus hombres. El dolor y el temor que vivieron sus
soldados posibilitaron que pudieran elevar su espíritu hacia sus nobles ideales y
objetivos.
“… hablándoles muchas veces (a los soldados) sobre los ideales de la
justicia y sobre nuestro destino, inculcándoles la idea de que todos somos
hermanos. Sobre todo cuando el cuerpo desfallece es cuando he procurado
elevar su espíritu. A veces hasta los más valientes decaen. Es necesario
conocerlos, seleccionarlos. Y alejar el temor, haciéndoles ver que la muerte
es un ligero dolor, un tránsito. Pero esas ideas se asimilan por
compenetración; sí, estamos compenetrados de nuestra misión, y por eso
mis ideas y hasta mi voz puede ir a ellos más directamente. El magnetismo
de un pensamiento se trasmite. Las ondas fluyen y son copadas por
aquellos que están dispuestos a entenderlas” (Selser, 1984a, p. 161).
Carlos Fonseca se expresa más directamente sobre la montaña como escuela de
formación acelerada que pone a prueba la calidad humana y moral de los
militantes, por la dureza que allá se vive.
“La montaña puede hacer posible la formación acelerada de cierta cantidad
de cuadros y militantes. Esta formación tiene que estar respaldada por
cursillos que permitan una formación dirigida, y que no sólo sean la práctica
y la espontaneidad las que permitan la capacitación de nuestros cuadros.
La formación política de la militancia sandinista . . .
194
La montaña ofrece la ventaja de que la dureza material pone a prueba en
cosa de días la calidad humana y revolucionaria del combatiente, cosa que
en la ciudad requiere un tiempo mucho más largo. Además la montaña
permite consolidar la calidad revolucionaria y moral de quienes la tienen”
(Fonseca, 2006, p. 208)
Hay quien dice que a quien sufre se le abren dos posibilidades: no superar ese
sufrimiento y caer en la frustración o la depresión, o aprender profundamente de la
experiencia. Tras superar esas experiencias de sufrimiento, se puede llegar a
afirmar que el sufrimiento es la gran escuela del aprendizaje humano. La vida en
la montaña y en los campamentos de la guerrilla rural fue absolutamente terrible y
dura. “Por eso se considera que fue una escuela de formación” (Baltodano, 2003).
Guillermo Cabiztán recuerda que, antes de 1979, se hablaba mucho de la
importancia de los procesos de proletarización. Por medio de ese proceso se
trataba de saltar los obstáculos pequeño-burgueses y vincularse de alguna
manera con la gente pobre (dormir en el suelo, comer como pobres, dejar las
comodidades, etc.). Acostumbrarse a las penurias con las que convivía la mayor
parte del pueblo era parte de ese aprendizaje y de esa proletarización, que estaba
relacionado con una cualidad fundamental del revolucionario, como era estar en
contacto con el pueblo.
La proletarización trata no sólo (literalmente) de la identificación ideológica con los
intereses del proletariado, sino de adoptar por parte del militante el espíritu de vida
del proletariado: laboriosidad, modestia, abnegación, franqueza. El contacto con
los problemas de la gente y la identificación con sus dolores y padecimientos es
una de las escuelas más apreciadas por los revolucionarios. Una de las tareas del
militante revolucionario es acompañar al pueblo en la interpretación de las causas
de sus problemas, en conocer los datos históricos que permitan desentrañar la
raíz de la explotación, para llegar finalmente al compromiso y a la acción
(Guillermo Cabiztán, comunicación, 18 de junio, 2008).
La formación política de la militancia sandinista . . .
195
La mística ha sido una de las palabras más utilizadas por el sandinismo, hasta la
actualidad. Esta mística implica una entrega a una causa casi religiosa, capaz de
los mayores sacrificios y encarnadora de los valores más elevados. Tal vez, no por
casualidad, en los grandes autores místicos de hace siglos la ascética (similar al
sacrificio o sufrimiento) era una etapa que precedía a la mística.
“Como los santos se titula un poema de Leonel Rugama. En él cuenta las
hazañas de los héroes de América, colocándolas a la par de las de los
primeros sandinistas. El escritor Sergio Ramírez señala que esos primeros
combatientes vivieron con una mística sin fisuras, con un sentido de
tránsito, de provisionalidad respecto a la propia vida, y para eso se requería
una convicción casi religiosa. El sacrificio hacía posible abrir las puertas del
paraíso, pero un paraíso para otros, en la tierra. No se llegaría a divisar, ni
de lejos, la tierra prometida. Pero había que vivir como los santos” (Rocha,
2004).
6.3. Aprender de los errores
En sus escritos, Fonseca reconoce que puede haber errores en la práctica
guerrillera y revolucionaria, pero resalta siempre la importancia de la vida
guerrillera y sus privaciones para los cuadros. Un error es centrarse sólo en el
trabajo insurreccional y abandonar otras formas de lucha campesina, estudiantil y
obrera. Y otro error, para Carlos Fonseca, es confiar que algunos cuadros puedan
trabajar entre las masas estudiantiles, sin haber experimentado las privaciones de
la vida guerrillera. Sin esto, no se cuenta para él con la firmeza y disciplina
necesarias (Fonseca, 2006, p. 157)
Fonseca escribió que su primera experiencia guerrillera fue un fracaso y una
masacre, como él la describió. Le dejó “enseñanzas que no es posible aprender ni
La formación política de la militancia sandinista . . .
196
en mil volúmenes y ni con cien maestros” (Zimmerman, 2003, p. 73). La principal
lección se centraba en la importancia del liderazgo requerido para una revolución
exitosa, debido a la suposición de que la emboscada se debió a la traición del
comandante de aquella expedición (El Chaparral, junio 1959) en Honduras
(Zimmerman, 2003, p. 73). Y no es lo mismo reprobar un examen por cometer un
error que perder la vida por un error. Pero los errores en la guerrilla cuestan vidas,
tal como lo cuenta Víctor Tirado:
“ (Carlos Fonseca) Señaló que no había que iniciar ninguna acción
guerrillera sin contar antes con bases de apoyo campesino y con algún
respaldo en las ciudades. Esta noción es tan sencilla, esta verdad tan
elemental no fue tenida en cuenta y ésa fue la causa del fondo del revés
que sufrimos en Bocay. Es cierto: era un momento de búsqueda, de
aprendizaje y teníamos que experimentar en carne propia para poder
aprender la lección” (Tirado, 1982, p. 32).
Pero no sólo se puede aprender de los propios errores sino también de las
experiencias revolucionarias de otros países. Por ello, siempre habría de contar
con la “posibilidad de acceso a la rica experiencia práctica y teórica que se
desprende del combate de los pueblos contra el capitalismo y el imperialismo”.
Hay que aprovechar esas experiencias y no ser ignorantes. “Esa ignorancia nos
expone a cometer inclusive errores ante problemas elementales, ya no digamos
ante problemas más profundos” (Fonseca, 2006, p. 194).
¿Y cuáles fueron los errores durante la década de los 80? Tras narrar Mauricio la
experiencia de la escuela de cuadros en zonas de guerra, donde un gran número
de campesinos (que debían ser destinatarios privilegiados de la revolución) se
fueron a luchar con la contra, queda la duda de qué es lo que pasó ahí y por qué
los cuadros del FSLN no se dieron cuenta antes de la importancia y las causas
que motivaban a los campesinos a tomar las armas en contra de la revolución.
Mauricio Zúñiga fue capaz de expresar al respecto: "Trabajar con los elementos de
La formación política de la militancia sandinista . . .
197
la cultura campesina: tal vez se hizo poco y tarde" (comunicación, 8 de
septiembre, 2008).
Mónica Baltodano se refiere a la reunión de El Crucero (1990), cuya proclama se
publicó en la revista Envío, como un momento de reflexión importante donde se
trató de pensar el futuro, mirando también hace el pasado y los posibles errores
del FSLN, bastantes de los cuales dan respuesta a alguno de los fracasos del
Frente, por ejemplo, con el campesinado o con la población de la costa Caribe.
“2.- Es indispensable señalar que hubo a lo largo de estos años políticas y
situaciones objetivas que tendieron a alejar a algunos sectores sociales de
la Revolución Sandinista. Sin agotar el tema, mencionaremos los
siguientes:.
a) La política estatizante alrededor del APP, que en la primera fase llevó a
la afectación indiscriminada de productores privados grandes, medianos, e
incluso algunos pequeños, aunque se fue corrigiendo ya había provocado
efectos negativos.
b) La compra forzosa de granos básicos a precios oficiales y su
implementación por medio de tranques para quitarle sus productos a los
campesinos, con lo que pretendíamos mejorar el abastecimiento urbano.
c) La lucha contra especulación, que se expresó en hostilidad general,
contra los comerciantes, quienes reaccionaron en términos políticos de
manera negativa.
d) La venta de productos racionados con tarjeta, que se introdujo para
defender el salario real de los trabajadores, y que resultó irritante y
desfavorable para el sector informal de la economía.
e) El enfrentamiento con la jerarquía católica y algunas Iglesias
protestantes, que llevaban campañas antisandinistas en zonas alejadas del
campo y en sectores marginales de la ciudad afectó la imagen del FSLN, a
pesar de la participación de cristianos, católicos y protestantes, a favor de la
revolución.
La formación política de la militancia sandinista . . .
198
f) Abusos y atropellos por parte de soldados y oficiales del EPS y el MINT,
así como por funcionarios de gobierno y dirigentes del FSLN, que dividieron
al campesinado. En este sentido, las sanciones y otras medidas correctivas
fueron tardías y no pudieron prevenir sus consecuencias negativas.
g) El desconocimiento de las realidades de los pueblos indígenas de la
Costa Atlántica y los errores se derivaron, lo que dio lugar a una aguda
crisis política en esa Región. La solución que implementamos para estos
problemas no modificó, en lo fundamental, la actitud de los indígenas hacia
nuestro Gobierno, como quedó demostrado en las pasadas elecciones.
…
Nuestra práctica partidista debe desprenderse de los estilos impositivos que
tienden a reducir o anular la iniciativa y la creatividad de las bases. Los
fenómenos negativos que se desprenden son, entre otros:
a) El autoritarismo.
b) La falta de sensibilidad ante los planteamientos e inquietudes de las
bases.
c) El amordazamiento de la crítica.
d) Los estilos burocráticos de dirección y la imposición de dirigentes y
esquemas organizativos” (Equipo Envío, 1990).
Los errores suelen ser el puente que media entre la inexperiencia y la sabiduría
(Phyllis Theroux). El menosprecio de la ley en la revolución trajo muchos
problemas a muchos pobladores que no tuvieron su título de propiedad en regla, a
muchos beneficiarios de la reforma agraria, a muchos cooperativistas, etc.
“En 1988 nos visitó en Barcelona un compañero sandinista, de Managua,
en representación del equipo nacional de las comunidades eclesiales de
base de Nicaragua. Buscaba compartir experiencias con el Comité Oscar
Romero de Barcelona, al que yo pertenecía. Le pregunté: “¿En Nicaragua
ustedes necesitan abogados?” Me contestó: “¡Para nada necesitamos en
Nicaragua abogados!” “¿Y necesitan teólogas?”, le dije. “¡Ah, sí, eso sí!”,
La formación política de la militancia sandinista . . .
199
me respondió. Sólo años después entendí por qué no “necesitaban”
abogados: era la mentalidad de la revolución, se menospreciaba la ley”
(Dolores Gómez, 2003).
Mónica Baltodano cree que este irrespeto del ordenamiento jurídico se mantiene y
parece ya convertirse en una constante del sandinismo. ¿Cuáles serán ahora las
consecuencias de este menosprecio a la ley? ¿Quién se beneficiará y quién saldrá
perjudicado? En los 80 se menospreció el problema de la propiedad trajo
perdedores y ganadores (véase la piñata). Pero parece que no se aprendió de los
errores. No hay análisis autocrítico y se repiten los errores (Mónica Baltodano,
comunicación, 9 de septiembre, 2008).
El principio de legalidad era una de las herramientas que el bufete Boris Vega
pretendió usar para defender a los pobres en la época de cambios y
neoliberalismo que llegó a Nicaragua en 1990. Y todavía podría ser invocado. Este
principio, según Dolores:
“Es un principio básico de legalidad recogido en la Constitución, es una de
las ’reglas del juego’, que un funcionario público no puede hacer nada,
absolutamente nada, que una ley no le autorice. Para el ciudadano, el
principio de legalidad es al revés: ningún ciudadano está impedido de hacer
lo que la ley no prohíba ni obligado a hacer lo que la ley no mande. En
Nicaragua esto ni se conoce ni se aplica (Gómez D., 2003).
Víctor Tirado reconoce varios errores que condujeron a la derrota del proyecto
sandinista en 1990: expropiaciones y confiscaciones a pequeños productores y
comerciantes que provocaron una crisis en la producción, condonaciones de
deudas con más créditos, los comportamientos del sandinismo que empujaron a
sectores de la población rural (entre 20 y 30 mil combatientes) a la resistencia, el
haberse situado solamente en el campo socialista (Cuba, Unión Soviética) y a
medida que esto avanzó se dieron más razones a la intervención norteamericana
La formación política de la militancia sandinista . . .
200
(Kruijt, 2009, p. 193, p. 211). Hay quien cree que colaborar con armas con la
guerrilla salvadoreña fue otra de las causas de la consolidación de la intervención
de los Estados Unidos. Tirado concluye de forma pesimista sobre la falta de
reflexión: “Yo no soy ajeno a un análisis de nuestros errores … Pero nunca se
estudió en el Frente Sandinista el porqué de la derrota del proyecto sandinista”
(Kruijt, 2009, pp. 211-212). También Tomás Borge coincide en que la revolución
cometió bastantes errores y añade que perder el poder les hizo más conscientes
de los errores.
“¡Tantos errores cometidos, jodido! ¡No sé cómo estábamos tan ciegos!
Castro nos aconsejó que elimináramos el Servicio Militar. Nos aconsejó
adelantar las elecciones al año de haber botado a Somoza, no lo hicimos y
esperamos hasta 1984 … Hubo otros consejos, otras sugerencias en
materia económica, un montón de cosas que ellos habían hecho en Cuba y
les habían salido mal, y nosotros las repetíamos en Nicaragua … Y así nos
llegó la derrota electoral de 1990 y fue una gran lección moral. Fue un golpe
a la arrogancia. Incluso muchos compartimos que si hubiéramos ganado, la
soberbia nos hubiera regresado quizás a cometer los mismos errores, y tal
vez lo positivo, a la larga e históricamente, estratégicamente, fue perder el
poder para darnos cuenta de los errores” (Borge, 2009)
Pero no hace falta esperar a la pérdida de unas elecciones para darse cuenta.
Pueden irse estudiando los errores del pasado y del presente, en las escuelas de
cuadros o en los debates partidarios, para ver cómo se pueden ir superando. No
puedo concluir aquí que en el FSLN o en otros partidos sandinistas la militancia
sandinista haya aprendido más o menos de los errores personales y partidarios,
pues hay posiciones encontradas al respecto. Solamente puedo decir que habrá
que poner atención a no “arreglar” uno sustituyéndolo por otro. Por ejemplo,
mejorar la relación con el empresariado (al que Daniel Ortega llamó el “mejor
CPC” en octubre de 2007) a cambio de no ser “radical” en la práctica y en la
propuesta de una reforma tributaria necesaria que acabe con la regresividad
La formación política de la militancia sandinista . . .
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injusta del sistema actual. Por otro lado, mediante la introspección personal, puedo
afirmar por experiencia que revisar nuestros aciertos y errores del pasado (los más
y los menos importantes) ilumina nuestro presente y futuro.
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7. Otros ámbitos de formación política externos al FSLN No sólo se puede adoptar la identidad sandinista o asumir el ideario y la ética
sandinista por medio de la intermediación del FSLN o del partido correspondiente.
También existen otros agentes de socialización que han podido influir en los
militantes sandinistas, ya sea a la hora de tomar la opción de unirse al movimiento
o partido sandinista o en el proceso posterior a dicha opción.
Por tanto, estamos aquí ante algunas otras posibilidades de influencia social, que
fueron exploradas en las entrevistas con los informantes clave. La socialización
puede definirse como un proceso de interacción entre la sociedad y el individuo,
por medio del cual se interiorizan las pautas, costumbres y valores compartidos
por la mayoría de los integrantes de la comunidad u organización, se integra la
persona en el grupo y recibe la influencia de la cultura, de modo que se afirma el
desarrollo de la personalidad.
La socialización tiene el doble propósito, desde esta definición, de interiorización
del individuo de diversos elementos de la sociedad o del grupo y de ayuda al
desarrollo de la personalidad. Ambos objetivos deben cumplirse en un verdadero
proceso de formación política y no deben ser excluyentes. Si alguien tuviera que
dejar de ser él mismo (renunciando a principios básicos) para convertirse en
sandinista no estaríamos hablando de una educación liberadora, que trata de
sacar lo que tiene cada uno desde su interior y no inculcar desde fuera.
La clasificación más extendida de los agentes de socialización es la que abarca la
familia, los grupos de iguales, el sistema educativo y los medios de comunicación.
En este sentido, la mayoría de las personas con las que se conversó al respecto
no mencionan en detalle demasiados agentes de socialización que no fuera el
mismo partido, salvo algunos casos. Se esperaba una mayor profundización por
parte de los entrevistados sobre este tema pero las respuestas no fueron más allá
de lo que se transcribirá más adelante.
La formación política de la militancia sandinista . . .
203
7.1. Familia
Pocos entrevistados mencionan a la familia como un agente de influencia clave
para entrar a la formación política. Sin embargo, se reconoce a ésta como un
núcleo importante de apoyo para involucrarse en las diferentes capacitaciones o
actividades relacionadas con la formación, o al mismo interés de vincularse con el
proceso revolucionario, ya sea por la misma situación de la dictadura somocista o
por otras circunstancias de las etapas posteriores.
Entre las personas que tuvieron un aporte crucial de su familia para unirse al
Frente Sandinista se encuentra Doris Tijerino, que declara la influencia de su
madre en su proceso revolucionario de concienciación. Su madre tenía
conocimiento de la literatura marxista y conocía a Rodolfo Solari, fundador del
Partido Comunista en Chile. Su madre fue quien le explicó que Sandino no era un
bandolero y pudo acceder a una nueva visión sobre la vida e ideario de Sandino a
través de los extractos literales de Sandino contenidos en el libro El verdadero
calvario de Las Segovias. Un libro de alto contenido social que marcó la juventud
de Doris Tijerino fue La Madre (Gorki), que le fue regalado por su madre para sus
15 años. También destacó haber conocido a Carlos Fonseca prácticamente desde
su infancia.
En el caso de Leticia Herrera, ella hace una reseña de cómo su formación política
proviene del ámbito familiar. Por ejemplo, menciona que su padre era un dirigente
sindical y estaba involucrado con la lucha obrera, tanto en Nicaragua como en
Costa Rica, por lo que llegó a conocer a altos dirigentes del Partido Comunista de
Costa Rica. Su casa fue un trasiego de personas, armas, documentos y un punto
de encuentro entre los jóvenes revolucionarios para preparar la lucha. El propio
Carlos Fonseca era amigo de su padre y visitó su casa. Su padre tenía un taller de
zapatería, y la venta de zapatos le facilitaba viajar por todo el país para conocer
mejor la realidad y desarrollar otro tipo de actividades.
La formación política de la militancia sandinista . . .
204
7.2. Sistema educativo En lo que respecta al sistema educativo formal (Primaria y Secundaria) no se
reconoce como un agente directo y ni siquiera hay alusiones a maestras o
maestros concretos. Mención aparte merece la universidad, que sí tuvo una cierta
influencia notable en el análisis de la realidad social, política y económica. En la
universidad, y gracias a la autonomía, el alumnado pudo promover la organización
de movimientos juveniles para la defensa de la autonomía universitaria o para
otros objetivos de oposición política. En los grupos universitarios se formaban a la
luz de los acontecimientos sociopolíticos y ahí germinaron los grupos de jóvenes
que se involucraron con la revolución. En estos grupos se concentra la influencia
en la formación política, no partidaria, de la mayoría de los entrevistados.
Al respecto, Doris Tijerino menciona que ya en 1959 existía la primera
organización de jóvenes, que se llamaba Juventud Patriótica Nicaragüense. En
esta organización ya se hablaba de Sandino, de la bandera rojinegra y de la
solidaridad con Cuba. También se formó el movimiento estudiantil Frente
Estudiantil Revolucionario (FER) que llamaba a la oposición política y tuvo
convocatoria para las luchas dentro de la universidad. Con sus acciones podían
influir en el pensum, los textos, y la misma autonomía universitaria, ya que
tuvieron capacidad de propuesta, universitaria y política (Doris Tijerino,
comunicación, 24 de septiembre, 2008).
Puede decirse que la universidad nicaragüense se ha comportado como un
espacio de diálogo y de reflexión sobre la injusticia social del sistema político. Al
respecto se señala lo siguiente: “Aun dentro de un ambiente elitista y represivo la
universidad ha sido germen de disconformidad y cuestionamiento del sistema
político cuando éste basado en intereses de escasas minorías asumía a la
población mayoritaria en la miseria y la explotación” (Equipo Envío, 1986).
La formación política de la militancia sandinista . . .
205
Esta fuente anterior también señala que “la influencia de la universidad en los
procesos revolucionarios de América latina es innegable, ya que existía un cierto
margen de legalidad y libertad que permitía el trabajo concientizador en el espacio
de libertad que existía”. Rothschuh menciona que en Nicaragua “la universidad, en
muchos momentos, era el único espacio de crítica, el único espacio en el que la
represión era cuestionada en conjunto por autoridades y alumnos” (Rothschuh,
2010). De ahí se puede derivar una cierta participación o colaboración con el
proceso de formación política del alumnado universitario.
De estos espacios, alumnos y algunas veces maestros se involucraron en
actividades de dirección en las organizaciones juveniles internas de las
universidades y desde ahí se desarrollaban jornadas políticas. Por ejemplo, en la
revista Envío (1986) se hace referencia a los miembros jóvenes de ese entonces
que estuvieron dirigiendo este tipo de procesos, y ahora algunos son personajes
públicos actuales: “En la UNAN resulta electo Edgard Munguía como presidente
del CUUN y Bayardo Arce como vicepresidente. Es la primera ocasión que el FER
gana las elecciones y propicia un acercamiento orgánico con el CEUUCA a través
de Arce y William Ramírez” (Equipo Envío, 1986).
En la Universidad de los años 70, y sobre todo en 1979, había debates y
participación abierta. Por haberse declarado autónoma, el régimen no se podía
inmiscuir. Diferentes eventos de debate político del FER y del Movimiento
Cristiano Revolucionario (MCR) se produjeron en la Universidad, los cuales podían
ser desde una charla hasta una discusión sobre un texto (por ejemplo, las 4 tesis
de Mao) (Dora M. Téllez, comunicación, 30 de julio, 2008).
7.3. Grupos de pares Los grupos de pares como agente de socialización responden a un proceso de
aprendizaje de un individuo en sus diferentes etapas de vida, dentro de un grupo
La formación política de la militancia sandinista . . .
206
de amigos o entre iguales, que se vive con una especial fuerza en los años de la
adolescencia y la juventud.
El grupo de personas entrevistadas no profundizó en este agente socializador,
pues la mayoría refirió su experiencia de formación política a partir de la juventud y
pocos mencionaron sus vivencias en la niñez y adolescencia. Ya se mencionaron
las experiencia de los jóvenes dentro de las universidades, comprometidos y
participando en organizaciones juveniles para actuar contra el régimen somocista.
También podrían citarse los grupos cristianos, muy ligados al ámbito universitario,
como aquéllos de los que habla Fernando Cardenal en sus memorias. Se puede
decir que los grupos afines fueron importantes dentro del proceso de socialización,
en la medida en que constituyeron un espacio previo de estos jóvenes para su
compromiso final con el FSLN.
7.4. Medios de comunicación El papel que juegan los medios de comunicación escritos o audiovisuales es
central dentro de los procesos de socialización en las diferentes etapas de
formación del individuo. Y según van avanzando los cambios y mejoras de estos
medios, de manera acelerada, mayor influencia pueden tener sobre la población.
Las personas entrevistadas dieron valoraciones sobre el papel de los medios de
comunicación en la formación y el pensamiento político, fundamentalmente de los
simpatizantes del FSLN. La mayoría considera que no les aportó mucho a su
formación, sino que en general estos medios han sido utilizados como medio de
propaganda del partido y para dar seguimiento a las actividades de los principales
líderes y al proyecto revolucionario de la época de los 80. En los años de la
revolución los medios afines al FSLN también transmitían mensajes familiares en
tiempos de guerra, o ponían en cadena los mensajes del presidente (De cara al
Pueblo). En el caso del diario Barricada se hacía periodismo partidario y se
La formación política de la militancia sandinista . . .
207
practicaba la censura, tal como lo reconoce su exdirector Carlos Fernando
Chamorro. Se dio una guerra mediática entre los medios afines al gobierno y los
de oposición.
En una entrevista a Carlos Fernando Chamorro, éste hace una valoración del tipo
de papel que jugaron los medios de comunicación y el periodismo partidario,
principalmente del diario Barricada del que fue su director.
“Yo tuve una responsabilidad en la revolución, asumo completamente mi
responsabilidad como director de Barricada, lo bueno y lo malo del ejercicio
del periodismo partidario, sandinista, en esa época. Igualmente mis
responsabilidades como director del Departamento de Propaganda del
FSLN por varios años. Era una época muy difícil. En primer lugar era una
época revolucionaria, donde lo que estaba en juego era un proyecto de
transformación de esta sociedad, que yo apoyaba plenamente. En ese
contexto lo que ocurrió con los medios de comunicación se tradujo en una
situación de polarización total, donde habían dos bandos completamente
definidos. Vivimos una situación de guerra, de agresión y guerra civil, las
dos combinadas en una sola expresión. Se estableció el estado de
emergencia que impuso restricciones a la información, cuya lógica inicial
tenía que ver con informaciones con la defensa del país, pero hubo una
censura de carácter ideológico. Yo, en lo personal, no era censor, no
administraba la censura. En todo caso administraba la política del FSLN
para los medios de comunicación sandinista” (Maldonado, 2009).
Dora María Téllez menciona sobre los medios que, antes de 1979, “la prensa
influía en la formación de la opinión (antisomocista)”. En los 80, nos encontramos
con Guadamuz, que tenía una audiencia tremenda, aún con críticas al gobierno
sandinista, pero sin ninguna crítica a Daniel Ortega (Julio López, comunicación, 4
de agosto, 2008).
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208
Para Mónica Baltodano, la Radio Sandino, después de los años 90, se hizo
comercial para mantenerse, y no se dedicó a la formación u orientación política.
Ahora, las radios afines al gobierno le dan más importancia a lo que dice o hace
Daniel Ortega (comunicación, 29 de septiembre, 2008).
No dio para mucho más la opinión de las personas entrevistadas, aunque es
evidente que para el objetivo de la investigación (en este caso, la formación
sandinista a través de los medios) sería más adecuado el punto de vista del
sandinista o no sandinista “de a pie” para ver si escucha, ve o lee los diferentes
medios de comunicación (en el pasado o en el presente) impulsados desde el
FSLN o el sandinismo, y para ver cómo es su visión sobre ellos.
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8. Utilidad de la formación política
Las empresas más poderosas del mundo gastan enormes cantidades (millones y
millones de dólares anuales) en la formación de su personal. Evidentemente no lo
hacen fundamentalmente con un afán filantrópico o desinteresado, aunque en
algunas empresas puede que sea así o que al menos sea expresado así. De igual
manera que con el dinero que dedican a la publicidad, esperan que lo invertido en
formación se pueda recuperar, con un mejor desempeño del personal y, en última
instancia, con mayores beneficios. Hace tiempo que la educación ya dejó de ser
considerada como un gasto para ser concebida más como inversión, aunque hay
quien todavía no se ha enterado o no se ha querido enterar…
¿Cómo se ha entendido y se entiende esta inversión en formación de la militancia
dentro de los partidos políticos, y más concretamente dentro del FSLN u otros
partidos sandinistas? ¿Para qué sirve la formación política de la militancia de un
partido? ¿Realmente sirvió? ¿Merecieron la pena los esfuerzos y recursos
materiales y humanos invertidos para los resultados finales de la misma?
¿Salieron “aprobados” los alumnos y alumnas al final del proceso? Y el FSLN,
como tal, ¿recibiría un aprobado por la estrategia planteada en esta dirección y
por los resultados conseguidos? En el caso de la formación política sandinista,
queda claro que no fue planteada para “maximizar los beneficios”, como puede
orientarse desde una empresa. Pero se planteó con determinados objetivos.
Recopilando las respuestas sobre la utilidad de la formación política sandinista,
podrían éstas unificarse en seis grandes apartados o líneas de utilidad que he
tratado de caracterizar a continuación.
A. Preparación para cargos y responsabilidades gubernamentales o partidarias. Cuando el FSLN llega al poder, cuenta con un número de militantes
jóvenes muy reducido. Muchos de ellos incluso habían abandonado la universidad
o el ámbito profesional al que se dedicaban para unirse a la guerrilla o a las
actividades clandestinas del FSLN. En resumidas cuentas, no tenía gente
La formación política de la militancia sandinista . . .
210
preparada para asumir los retos de conducción que se planteaban en un país
como Nicaragua, salido de una guerra civil y de una institucionalidad propia de una
dictadura. Carlos Fonseca comentó en cierta ocasión a Julio López: "Vamos a
necesitar gente preparada". Y es que, para él, era importante contar con gente con
capacidad intelectual, dada la base de campesinos y obreros (Julio López,
comunicación, 4 de septiembre, 2008).
La formación de los cargos partidarios y gubernamentales se encontraba, por
tanto, entre las necesidades de un partido en el poder, que había preparado a sus
cuadros para derrocar la dictadura, pero prácticamente nada para asumir puestos
en el Estado o para dirigir un sindicato, etc. Además, la formación era demandada
por los cuadros, ya que muchos sólo tenían la educación secundaria finalizada y la
educación militar. Se tuvo que ir aprendiendo en el camino, aunque siempre
estuvo vigente la necesidad de mayor preparación e investigación (Guillermo
Cabiztán, comunicación, 18 de junio, 2008).
B. Trabajo político y cambio social. Puede percibirse la utilidad de la formación,
cuando los militantes desarrollan mejor su papel como tales. Ésta puede servir
para incrementar la efectividad de la militancia en su acción y para numerosas
tareas que pueda desarrollar, entre ellas la “batalla ideológica” o “batalla por las
ideas”, expresión muy empleada en los círculos sandinistas. Ésta se muestra para
algunos, como Carlos Fonseca Terán, “porque la batalla por la conciencia es la
principal de todas y sin cuadros formados ideológicamente no es posible ganarla”
(comunicación, 28 de abril, 2010).
Carlos Fonseca Terán responde a la pregunta relacionada con el para qué sirvió la
formación dada o recibida, especificando que sólo podía expresarse con pleno
conocimiento de causa sobre el departamento de León. “Allí, se ha constatado
claramente la incidencia directa y positiva de la sistematicidad en la formación
política, en la calidad del trabajo político y de conducción política … No solamente
se instaló la Escuela, sino también se instauró una política de cuadros que desde
La formación política de la militancia sandinista . . .
211
el comienzo dio resultados extraordinariamente satisfactorios” (Carlos Fonseca,
comunicación, 28 de abril, 2010).
Nadie habló de la formación de la “conciencia de clase”, expresión clásica del
marxismo, pero probablemente podría encajar aquí, ya que para realizar un
trabajo político se debe estar motivado y concienciado. Y la formación puede y
debe contribuir a ello. Para buscar el cambio social, según la teoría tradicional
marxista, debe existir una conciencia de clase. Independientemente de que
podamos hablar de clase o no en una sociedad compleja como la de nuestros
días, también Freire reconoce que sin conciencia crítica o conciencia
revolucionaria no puede avanzarse en el cambio radical de las estructuras sociales
injustas. ¿Habrá facilitado la formación política sandinista la aparición o la
consolidación de dicha conciencia crítica o revolucionaria, como la llama Paulo
Freire? Algo se ha comentado ya en el cuerpo del trabajo sobre los claroscuros de
este aspecto.
C. Herramienta básica para la participación ciudadana. Ninguna de las
personas entrevistadas se manifestó sobre este particular. Pero, en tiempos del
poder ciudadano, donde se explica que el pueblo no sólo debe participar de las
decisiones gubernamentales o partidarias, sino que debe realmente decidir o
tomar decisiones, no debiera marginarse esta función de la formación política.
Esta percepción de una posible utilidad de la formación política por esta vía
pudiera estar relacionada con el punto anterior. Pero no necesariamente, ya que
puede haber concepciones del trabajo político, como analizamos en el apartado de
estilos de formación y conducción de un partido, en las que la participación libre y
responsable de los militantes pueda ser algo subordinado o insignificante ante una
concepción vertical y militarista del partido.
D. Homogeneización. Mónica Baltodano está convencida de que Carlos Fonseca
inculcó el espíritu de formación política dentro del FSLN. No obstante, desde su
perspectiva, cree que en los 80 sirvió más para uniformizar u homogeneizar, aun
La formación política de la militancia sandinista . . .
212
con expresiones críticas. El objetivo era homogeneizar y buscar la unidad frente al
enemigo (Mónica Baltodano, comunicación, 9 de septiembre, 2008).
La diferencia entre propaganda y educación parece estar clara en el papel. Y, de
hecho, a comienzos de la década se separaron el DEP (Departamento de
Educación Política) y el DAP (Departamento de Agitación Política), que habían
funcionado en un primer momento de manera conjunta. La Real Academia de la
lengua mantiene que la propaganda es la acción o efecto de dar a conocer algo
con el fin de atraer adeptos o compradores. El objetivo de la propaganda, en este
caso, es poder compartir las ideas a un público amplio, normalmente por medio de
vallas publicitarias o de los medios de comunicación. Se trata de persuadir e
influir, y no necesariamente con argumentos. Se ha hablado de que la teoría
psicológica del conductismo está en la base de la publicidad y propaganda
moderna. La idea es repetir y repetir “un buen mensaje” y fácilmente puede llegar
a funcionar la máxima archiconocida de Goebbels: "Si una mentira se repite las
suficientes veces, acaba convirtiéndose en la verdad" (Encylopaedia Britanica,
s.f.). Otras frases del método de propaganda de Goebbels son las siguientes:
- "Cuanto más grande es la mentira, más fácil es que la gente se la trague".
- "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que les distraigan".
- "Es un error elaborar la propaganda de tal manera que satisfaga las
expectativas de los intelectuales".
- "El poder obtenido por las armas está bien; pero es mucho mejor
conseguir los corazones de la gente... y conservarlos".
· "Debemos ser generosos con el enemigo vencido, siempre y cuando no
nos cueste nada" (Encylopaedia Britanica, s.f.).
Por consiguiente, para la homogeneización como objetivo de la educación política
se vislumbra un doble peligro o tentación: asimilar la educación a propaganda y
utilizar métodos goebbelianos.
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213
Otro tipo de homogenización diferente a la propuesta de Goebbels es de la que
habla Fernando Cardenal en sus memorias. Ahí narra cómo se crea una academia
de formación política dentro del equipo principal de la Cruzada, pues allí había
gente de diferente formación (cristiana, marxista, del Partido Socialista, etc.) y
algunos sin formación. "La Cruzada era un proyecto política sandinista, y
queríamos unificar criterios alrededor de la ideología sandinista" (Cardenal, 2008b,
p. 27).
E. Proceso creador o fortalecedor de la identidad sandinista. Alain Tourain ha
sido uno de los sociólogos que ha tratado de profundizar en los movimientos
sociales en Latinoamérica y en el proceso de construcción de identidad dentro de
los mismos. No es momento ahora de discutir acerca de si el FSLN fue o es un
movimiento social, pero sí de plantear al menos el interrogante sobre la
contribución de la formación política a la construcción de la identidad de la
militancia. Antes de comenzar con lo que pasó en Nicaragua, demos un breve
repaso al concepto de identidad y su estudio dentro de los movimientos sociales.
“Nuestra posición parte de la propuesta de autores como Alberto Melucci y
Alain Tourain en relación a dos ejes; por un lado la cuestión de cómo se
construye la ‘acción colectiva’, en tanto que construcción social y por otro
lado qué similitudes y diferencias giran en torno a los términos:
“Movimientos Sociales’ y Nuevos Movimientos Sociales’, desde las nuevas
perspectivas del sujeto como constructor de identidad” (Bada, R. S. &
Fernández L. s.f.)
“Nuestro punto de vista es el del análisis de la identidad como un proceso
de construcción de la concepción que tienen los actores sociales respecto
al lugar que ocupan en un determinado campo social. Para la sociología, la
identidad colectiva se configura en una pluralidad de individuos que se ven
a sí mismos como similares o que tiene conductas similares. La identidad
de grupo es el producto de una definición colectiva interna. Pero al mismo
La formación política de la militancia sandinista . . .
214
tiempo que se crea una identidad de grupo se crea un proceso de
identificación de los que no pertenecen al grupo. La identidad colectiva es
una autodefinición compartida de un grupo derivada de intereses,
experiencias y solidaridad común. Los individuos se identifican como parte
de un grupo cuando alguna característica que poseen en común con otros
actores es definida como importante y sobresaliente; es decir, un grupo
adquiere una identidad colectiva mediante esquemas cognitivos que
definen sus metas, medios y el ambiente en el que se desarrolla el grupo.
En este proceso de construcción de la identidad, los grupos establecen
fronteras que demarcan territorios sociales entre los distintos grupos. Estas
fronteras se crean poniendo en relieve las diferencias entre el mundo propio
y el ajeno” (Bada, R. S. & Fernández L. s.f.).
En el caso concreto de Nicaragua y del sandinismo, Humberto Abaunza explica en
su investigación sobre la juventud nicaragüense perteneciente a partidos políticos
que, a partir del año 2000, existen dos demandas de la juventud. Además de una
demanda que Humberto Abaunza califica como demanda de “tecnología política”,
relacionada con la gerencia política, el liderazgo, el contexto o la sociología
política, advierte que la otra demanda es más bien político-ideológica, relacionada
con la identidad. Y lo que nota Abaunza, como persona especializada en el ámbito
de la educación de los jóvenes, es que en éstos, en general, hay una apuesta por
el eclecticismo. Los jóvenes perciben, en su opinión, que ya no hay una sola
verdad sino un abanico de construcciones (Humberto Abaunza, comunicación, 2
de septiembre, 2008).
Aunque Dora María Téllez expresa que el debate en la guerrilla era sobre las
tácticas a seguir más que sobre la sociedad futura que se construiría, recuerdo
haber visto documentales de la guerrilla en donde se observan discusiones sobre
el modelo de la nueva sociedad, en caso del triunfo de la revolución. Y es que en
toda educación siempre hay un curriculum, explícito u oculto, sobre el tipo de
persona y sociedad que se quiere conseguir con ella.
La formación política de la militancia sandinista . . .
215
¿Se trató de reforzar la identidad desde la formación política sandinista? Si
realmente esto hubiera sido así, sería algo inesperado escuchar a la directora del
Departamento de Educación Política de la década de los 80 que no se acuerda de
ese debate. Para ella, la escuela nacional de cuadros sirvió por su contribución al
pensamiento crítico, a la crítica de la concepción de las correas de transmisión
que la vanguardia y los jefes del pueblo deberían utilizar para dirigir a todos los
demás y porque formó a personas (como muchas de las que trabajaron como
profesores en estas escuelas) que ahora ocupan lugares en “asociaciones de
servicios” (léase ONG) para “transformar la realidad”. Para ella, estas personas se
encuentran “más fieles al compromiso de entonces que el propio Frente”, dado
que el Frente cambió y comenzó a preocuparse más “por estar en el poder que
por cambiar la sociedad” o “luchar por la equidad”. Por tanto, preguntada Vanessa
sobre para qué sirvió la experiencia de las escuelas, no respondió que para
reforzar la identidad sandinista de los militantes. E indagando de nuevo sobre la
relación entre las escuelas y la identidad sandinista, contestó: “Esa polémica no la
recuerdo bien” (Vanessa Castro, comunicación, 29 de agosto, 2008).
F. Crecimiento personal. Para Mauricio Zúñiga no ve tan claro si la formación
política sirvió realmente para el FSLN o el sandinismo, pero sí considera que sirvió
como formación ética política, ya que fue una formación sustantiva en mística y
valores. Mal que bien, el sistema contribuyó a formar a la gente y proporcionó
guías para entender la realidad. Según él, no se puede atribuir a las escuelas lo
que pasó en los 90 o que la gente se saliera del FSLN. Esto es más atribuible al
propio partido. Para Mauricio, toda acción educativa tiene su parte positiva
(Mauricio Zúñiga, 8 de septiembre, 2008).
La mejor experiencia de formación fueron los múltiples aprendizajes para la vida
que se desarrollaron en la tarea cotidiana de militante del FSLN. Así lo expresa
Ajax Delgado, refiriéndose a los años 70 y 80: "Lo que yo he aprendido en mi vida,
La formación política de la militancia sandinista . . .
216
en términos no sólo ideológico sino también prácticos, es en esta experiencia …
Ahí aprendí de todo” (Ajax Delgado, 25 de febrero, 2010).
La formación política puede ayudar a calmar la necesidad, la inquietud o el ansia
intelectual. Pero también sirvió indirectamente, porque dicho crecimiento personal
se pudo sentir en el conjunto de la población. Se logró un nuevo entendimiento y
una nueva cultura de derechos, con un cambio real en conocimientos y actitudes
de la gente sobre sus derechos (Ajax Delgado, 25 de febrero, 2010). Esto va en
consonancia con el título de un artículo publicado en la revista Envío: “Hemos
aprendido a no pedir favores, ahora exigimos derechos” (Gómez D., 2003).
Además, que haya aproximadamente un 30 o un 40% de nicaragüenses “que
piensen que este sistema no sirve” es otra contribución indirecta del cambio
cultura provocado por la revolución y por el sistema de educación y propaganda
política del FSLN (Orlando Núñez, 15 de junio, 2009). "Los 80 fueron una gran
escuela de formación: para los que estaban a favor y los que estaban en contra"
(Mauricio Zúñiga, 8 de septiembre, 2008).
A pesar de todo lo dicho, no se puede concluir en este estudio preliminar que la
formación política sandinista sirvió por igual para todos los aspectos anteriormente
citados. Habría que seguir investigando para matizar más al respecto. Pero, tras
hablar con diferentes actores del FSLN y del sistema de educación política del
Frente, la duda persiste. ¿Mereció la pena tanta inversión? ¿Qué aportó el sistema
de educación política o toda la gente que estudió dentro y fuera al sandinismo o a
Nicaragua? “Para después de los 90... Habría que pensarlo. Buena pregunta”
(Mónica Baltodano, comunicación, 9 de septiembre, 2008).
Si pudiéramos pensarlo en términos de costo-beneficio, ¿tendríamos buenos
resultados al analizar esta gran inversión? ¿Sirvió al FSLN la inversión en una
gran cantidad de cuadros que posteriormente abandonaron el partido para
ingresar al MRS y convertirse en adversarios finalmente? Para Carlos Fonseca
Terán, la inversión sirvió en su momento, pero ya no le sirve al FSLN (Carlos
La formación política de la militancia sandinista . . .
217
Fonseca, comunicación, 28 de abril, 2010). Muchos interrogantes quedan todavía
por despejar en este aspecto, pero al menos quedan aquí reflejadas algunas
interpretaciones de la utilidad de la formación política sandinista.
La formación política de la militancia sandinista . . .
218
X. Conclusiones
- Los partidos en el poder suelen dedicarse más a las tareas de formación. Así le
ha pasado al FSLN, pero también al PLC, que incrementó la formación política a
su militancia durante su período de gobierno. El acceso al poder puede facilitar
que lleguen más recursos al partido, también para este tipo de actividades. Una
excepción a esta regla es la formación del FSLN en la clandestinidad.
- Hay lugares, situaciones e interrelaciones con personas y grupos en los que “se
aprende más que en la universidad”. Así me dijo alguien unos meses después de
llegar a Nicaragua en 1996 por las experiencias vividas. Y le reconocí que tenía
razón. Las experiencias de la montaña, de la clandestinidad y de arriesgar todo
por una causa en situaciones extremas como las que se vivían en la dictadura de
Somoza fueron aprendizajes vitales muy relevantes para las personas que allí
estuvieron. La escuela de la vida siempre nos enseña, pero se percibe
especialmente en determinadas situaciones y contextos.
- Se han constatado numerosas críticas o denuncias al ejercicio del espíritu crítico
dentro del FSLN, por mucho que, para Carlos Fonseca Amador, “la unidad no es
opuesta a la existencia de un auténtico espíritu crítico en nuestras filas”.
- Se confirma que los dos grandes temas unificadores del sandinismo, que son a
su vez temas principales de la formación política sandinista, son: el
antiimperialismo (o nacionalismo) y el anticapitalismo (o socialismo).
- Del resto de temas de la formación política que se han investigado, la religión
nunca se manifestó entre las filas sandinistas como un serio problema ante la
contradicción entre el ateísmo marxista y el cristianismo. Las temáticas de género,
ética y legalidad, unidad y diversidad no aparecen prácticamente en los pensum o
bibliografías manejadas en las escuelas de formación política, pero los graves
problemas que se han suscitado en el sandinismo al respecto aconsejan
La formación política de la militancia sandinista . . .
219
introducirlos de manera más sistemática y clarificada, ya como temas concretos o
como verdaderos ejes transversales.
- Todas las personas entrevistadas se manifiestan unánimemente sobre la
ejemplaridad de la militancia sandinista antes de la victoria del 79 e incluso
también, aunque en menor medida, durante el período de los 80. En ocasiones, el
ejemplo enseña y motiva más que muchos libros o manuales. Sin embargo, a
partir de la derrota electoral de 1990, sandinistas de ambos lados acusan a los del
otro de corrupción y falta de ética (piñata, corrupción, caudillismo y verticalismo,
traición al partido y a los ideales de la izquierda…). Y hoy sigue la misma tónica:
hay sandinistas que son acusados de derechistas, oligarcas e imperialistas,
mientras los otros son calificados de corruptos, hipócritas, dictadores y
responsables de la falta de democracia en el partido y en la sociedad.
Independientemente de la posición personal de cada quien al respecto, la
conclusión es que la ética de muchos líderes sandinistas está siendo cuestionada
permanentemente con argumentos y esto indudablemente afecta al
comportamiento moral del conjunto de la militancia sandinista.
- El hecho de que ya no exista la biblioteca de la escuela nacional de cuadros o la
dificultad para encontrar manuales y materiales utilizados en la formación política
sandinista de la década de los 80 (ni en instituciones abiertas al público ni con
ayuda de personalidades del sandinismo) nos lleva a concluir el escaso valor que
se le concede a este tipo de activos culturales.
- En los tiempos actuales de globalización, la política y el Estado nacional pierden
poder antes los grandes centros de poder transnacional (ligados
fundamentalmente al ámbito de la economía). Ante esto, la formación política debe
profundizar la internacionalización de sus conocimientos cada vez más en busca
de una mejor compresión del mundo y de cada país, en un mundo en el que el
conflicto entre capital y trabajo se observa acentuadamente entre el Norte y el Sur.
Ante esta pérdida de importancia del Estado nacional, la organización y formación
La formación política de la militancia sandinista . . .
220
siguen siendo importantes, a sabiendas del poder que tienen los ciudadanos,
consumidores, trabajadores e incluso países unidos.
- Aunque hay quien piensa que el impulso de la formación política responde a la
época de la izquierda más ideologizada, que consideraba que había más
capacidad de cambio y propuesta con una mayor capacitación política, no cabe
duda de que la formación es una inversión que rinde sus frutos cuando se
programan correctamente los objetivos y la metodología para alcanzarlos.
- La mayoría de las personas que participaron en experiencias de formación con el
FSLN reconocen la utilidad de la misma, aunque la entienden de diferente forma:
como preparación para cargos gubernamentales o partidarios, como trabajo
político para el cambio social, como herramienta básica para la participación
ciudadana, como homogeneización, como proceso creador o fortalecedor de la
identidad sandinista o simplemente como crecimiento personal.
La formación política de la militancia sandinista . . .
221
XI. Recomendaciones
Para seguir investigando
Que ésta sea una investigación exploratoria implica que casi todas las temáticas
aquí abordadas están todavía pendientes de profundización. No obstante, yo
destacaría algunos aspectos más sobresalientes en los que se podría seguir
investigando.
- Comparaciones sincrónicas (diferentes municipios o diferentes tendencias
sandinistas pasadas o actuales) o diacrónicas (diferentes etapas históricas) de las
experiencias y aprendizajes vividas por los alumnos y alumnas de escuelas de
formación. También podrían realizarse comparaciones con otras escuelas de
formación política, por ejemplo, la del FMLN en El Salvador.
- Investigación centrada en solamente uno de los temas abordados por la
formación política sandinista formal, ya sea que haya sido central (marxismo,
Sandino y Fonseca, historia de Nicaragua, etc.), o que no haya sido normalmente
incorporado a las temáticas y preocupaciones de esta formación (género, religión,
ética, etc.). O en la relación entre formación y cultura política.
- Análisis de los libros, documentos históricos y otra serie de materiales escritos
utilizados en la formación política. Dicho análisis no se dio en esta investigación, a
excepción de algunos materiales recientes del FSLN, MRS y MPRS.
- Sobre la cruzada de alfabetización existe ya bastante escrito, pero todavía puede
ahondarse más en los aprendizajes que vivieron durante el período de
alfabetización los aproximadamente 180 mil brigadistas o las alrededor de 400 mil
personas que se alfabetizaron.
La formación política de la militancia sandinista . . .
222
- Sería interesante profundizar sobre la utilidad de los medios de comunicación
declarados sandinistas y del partido y su percepción e impacto en el público
sandinista y no sandinista, para comprobar cuál es la función que cumple entre
militantes, simpatizantes y adversarios. ¿Cuál es su enfoque o política de
comunicación? ¿Qué es lo que enseñan? ¿Hasta qué punto reafirman o
enriquecen a los sandinistas ya convencidos? ¿Persuaden con argumentos a
sandinistas que no votan con el FSLN o a personas y jóvenes que no tienen una
elección partidaria definida? ¿Cuáles son los aspectos mejorables percibidos por
los simpatizantes del FSLN y por el resto de nicaragüenses?
Para los partidos políticos sandinistas
- Ojalá estas recomendaciones fueran para un solo partido sandinista unido en
Nicaragua, que fuera capaz de llevar adelante en este país un programa de
izquierdas, que compagine la reducción de la pobreza, de la desigualdad y de las
injusticias con la profundización de la democracia, sueños del movimiento
sandinista en tiempos de Somoza. Como esto no es así, sólo me queda desear la
unión del mayor número de sandinistas en la opción más fiel a los principios del
sandinismo y recomendar a toda la militancia de uno u otro lado que luche por
defender éstos en la organización o partido sandinista que escoja.
- A pesar de las divisiones y diferencias típicas de las organizaciones de izquierda,
habría que decir que la hipotética existencia de una opción electoral sandinista
única y fuerte no debería estar reñida con el ejercicio del debate y del espíritu
crítico. Así opinaba también el fundador del FSLN, Carlos Fonseca. A falta de esta
opción única, luchar contra los estilos de educación tradicional que privilegian la
educación bancaria y el verticalismo abonará la aparición de posiciones más
tolerantes y transparentes que fomenten la unión del sandinismo en favor de un
programa político consensuado.
La formación política de la militancia sandinista . . .
223
- Profundizar en los orígenes y en los personajes claves de la identidad sandinista
aparece como algo básico para seguir buscando respuestas creativas a los retos
que se plantean al sandinismo del siglo XXI. El acercamiento a estos orígenes y a
estos personajes debe ser hecho desde una total apertura y objetividad histórica
para ir en busca de la realidad que fue y no de la realidad mitificada (como
criticaba Wünderich en su biografía sobre Sandino) o tergiversada que interese. La
vida y mensaje de Sandino y Carlos Fonseca deben estar siempre iluminando la
práctica real de estos partidos u organizaciones sandinistas.
- El ejemplo y la formación en valores morales son no solamente un legado de las
grandes figuras del sandinismo (Sandino y Carlos Fonseca) sino también
elementos necesarios para que el espíritu sandinista no se desvirtúe. El ejemplo
de los líderes y cuadros y una formación ética básica darán un menor margen a
algún tipo de oportunismo o maquiavelismo, que pueda justificar cualquier medio
desde el cumplimiento de un fin considerado bueno (la toma del poder o los
efectos de ésta).
- Hay que reflexionar sobre la ética de la militancia en general y cuestionar el
comportamiento ético de militantes concretos si es necesario. Los fines de la
acciones políticas deben ser evidentemente analizados y discutidos en el seno del
partido para definir qué partido, qué Estado y qué sociedad se desea. Pero,
además de discutir y sopesar los fines, la ética sandinista debe reflexionar y
valorar los medios escogidos. Ninguna circunstancia extrema del pasado o ningún
conflicto ético del presente deberían restar importancia a una búsqueda personal y
colectiva de la máxima coherencia entre los medios y los fines y de la máxima
coherencia entre el pensar, decir y hacer del militante sandinista. Hay quien se
refirió a la obra de “El príncipe” de Maquiavelo como “ciencia sin conciencia”. No
es eso lo que proponía Ricardo Morales, quien dio nombre a la escuela nacional
de cuadros en los años 80: “El problema teórico de nuestra revolución es un
problema de ciencia y de conciencia”.
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224
- Sobre los materiales escritos de formación y propaganda, hay que invitar a los
partidos a conservar la historia, especialmente las expresiones formativas y
culturales que han intentado transformar la sociedad, y a salvaguardar y propagar
sus legados materiales y espirituales.
Para la juventud
A la juventud sandinista (y la juventud en general), que le toca vivir hoy en
Nicaragua, con grandes mayorías en situación de pobreza, innumerables
injusticias y crisis institucionales que agravan dichas problemáticas, me gustaría
recomendarles que se planteen abandonar el colectivo de analfabetos políticos
(como los describe Bertold Brecht, abajo) y extender a los demás la conciencia de
este tipo de analfabetismo.
“El peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina,
del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho
diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor
abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto,
mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.
Para que así, persiguiendo causas justas, puedan retomar las palabras de uno de
los lemas promovidos por Gramsci:
“Instrúyanse porque tendremos necesidad de toda su inteligencia.
Agítense porque tendremos necesidad de todo su entusiasmo.
Organícense porque tendremos necesidad de toda su fuerza”
225
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ed.). Managua: Hispamer, p. 257
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- Cardenal, F. (2008b). Sacerdote en la revolución. Memorias. Tomo II. Managua: Anamá, p.
123.
- FSLN (1981). Introducción al pensamiento sandinista. Managua: Juan de Dios Muñoz (Unidad
Editorial Departamento de Propaganda y Educación Política del FSLN). Portada.
240
ANEXOS
241
ANEXO 1
INSTRUMENTO DE RECOLECCIÓN DE DATOS Guía de entrevista
1. Delimitaciones conceptuales. Concepto de formación política del que partimos. Comentarios sobre el concepto que expongo. Diferencia entre capacitación, formación, educación, e incluso propaganda.
2. ¿Cuáles han sido sus principales experiencias de acercamiento a la realidad de la formación política sandinista (antes de 79, Gobierno FSLN en los 80, 1990-2006, 2007-09)? ¿En qué tipo de actividades de formación política participó y/o participa usted?
3. ¿Qué grandes diferencias observa en la formación política sandinista entre los diferentes períodos (metodología, temas, modalidades, énfasis, etc.)? Se invita a hacer un recorrido histórico (también por destinatarios en cada etapa: cuadros nacionales, cuadros departamentales, cuadros técnicos, funcionarios, militares, miembros de organizaciones de base, alfabetizandos, población en general, etc.)
4. ¿Por qué se produjo un decaimiento del impulso a la formación política sandinista a partir de 1990?
5. ¿Cuáles son los temas básicos o fundamentales del sandinismo para sus militantes?
6. ¿Cree que el FSLN ha promovido o promueve suficientemente la formación, el análisis de coyuntura y el debate entre sus militantes?
7. ¿Qué relación existe entre la formación recibida y el compromiso o la participación en actividades del partido?
8. ¿Qué otro tipo de formación recibió fuera del partido para asumir o consolidar su identidad sandinista?
9. ¿Sirvió la formación dada o recibida? ¿Para qué? (en su caso personal o para otros militantes).
10. ¿Cuál es la realidad actual de la formación política de los militantes sandinistas? ¿Cuáles son los retos planteados al respecto?
242
ANEXO 2
CRONOGRAMA DE LA INVESTIGACIÓN
2008 2009 2010
Abril-
Junio
Junio-
Dic.
Enero Feb. Marzo Abril Mayo
1. Realización y
presentación de
diseño (con
guías de
entrevista)
2. Lectura y
análisis
documental
3. Realización
de entrevistas
4. Análisis de
información
(personas
entrevistadas y
bibliografía)
5. Redacción
de informe final
243
ANEXO 3
LISTADO DE PERSONAS ENTREVISTADAS
Persona entrevistada Fecha 1. Emma Lucía Díaz 08/06/2008 2. María López Vigil 10/06/2008 3. Guillermo Cabiztán 18/06/2008 4. Roberto Sosa 03/07/2008 5. Dora María Téllez 30/07/2008 6. Julio López 04/08/2008 7. Josefina Vigil 08/08/2008 8. Vanessa Castro 29/08/2008 9. William Grigsby 01/09/2008 10. Humberto Abaunza 02/09/2008 11. Meyling Calero 04/09/2008 12. Mauricio Zúñiga 08/09/2008 13. Mónica Baltodano 09/09/2008 14. Doris Tijerino 24/09/2008
15. Wilber Camacho 12/03/2009 y 14/032009
16. Fredy Franco 07/05/2009 17. Leticia Herrera 31/05/2009 18. Orlando Núñez 15/06/2009 19. Ajax Delgado 25/02/2010 20. Juan Carlos Inti 26/03/2010 21. Montserrat Fernández 12/04/2010 22. Darling Ríos 22/04/2010 23. Carlos Fonseca 28/04/2010
ANEXO 4
OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES DE OBJETIVOS ESPECÍFICOS (Objetivo general: describir la formación política sandinista desde la visión de militantes sandinistas con larga trayectoria política)
Objetivo específico
Variable
Indicador
Fuentes de
información
Técnica
Conocer Averiguar la naturaleza, relaciones y calidades de las cosas
Fuentes Principios, fundamentos u origen de algo
- Teorías e ideologías sobre las que se basa el sandinismo - Personajes clave para el sandinismo
Ideología Visión de la realidad o concepción del mundo de los diferentes grupos sociales
- Ideologías involucradas en la formación política sandinista
Temas Asuntos y/o unidades de contenidos de programa de estudio o de trabajo.
- Temas presentes o ausentes en escuelas de formación política y en identidad sandinista. - Debate.
Autores Persona que ha realizado algún tipo de obra (en este caso, sobre todo, libros o materiales escritos)
- Autores leídos y/o estudiados por militantes sandinistas
1. Conocer las fuentes (ideologías, temas, autores, materiales, estilos…) y la importancia otorgada a la formación política partidaria en las diferentes etapas (hasta 1979, los 80, 90-2006, 2007-2009)
Materiales Documentos que sirven de base para algún trabajo intelectual
- Tipos de materiales: mimeografiados, libros, folletos, etc.
- Militantes sandinistas de larga trayectoria política. - Profesores y alumnos/as de escuelas regionales y nacionales de cuadros del FSLN. - Personas ligadas a otros procesos de formación sandinista (MRS y MPRS).
- Entrevistas - Revisión documental
245
Objetivo específico
Variable
Indicador
Fuentes de
información
Técnica
Estilos Modo o forma de comportamiento (en este caso, comportamientos formativos)
- Estilos de formación: educación bancaria/educación liberadora (popular); verticalismo/fomento del espíritu crítico
Importancia Interés o valor otorgado a algo, normalmente en comparación con otros elementos
- Importancia otorgada en las diferentes etapas. - Las causas de diferencias en importancia comparada.
Formación política Proceso institucional o personal que persigue proporcionar ciertas habilidades y estructurar una serie de contenidos (hechos, conceptos, teorías, utopías y valores) en el universo ideológico individual desde una percepción y un juicio determinados sobre las instituciones y acontecimientos políticos.
- Proceso - Hechos - Conceptos - Valores éticos
Partidaria Relativa a los partidos políticos
- FSLN - MRS - MPRS
1. Conocer las fuentes (ideologías, temas, autores, materiales, estilos…) y la importancia otorgada a la formación política partidaria en las diferentes etapas (hasta 1979, los 80, 90-2006, 2007-2009
Etapas Fases en el desarrollo de una acción
Etapas seleccionadas: -Hasta 1979 - Gobierno FSLN en los 80 - 1990-2006 - 2007-2009: realidad actual y retos.
- Militantes sandinistas de larga trayectoria política. - Profesores y alumnos/as de escuelas regionales y nacionales de cuadros del FSLN. - Personas ligadas a otros procesos de formación sandinista (MRS y MPRS).
- Entrevistas - Revisión documental
246
Objetivo específico
Variable
Indicador
Fuentes de
información
Técnica
Indagar Intentar averiguar con preguntas
Tipos Condiciones o clases diferenciadas de algo (en este caso, de formación política)
Tipos de formación (asimiladas a principales agentes de socialización): - Familia. - Educación formal (escuela, Universidad). - Grupos de iguales. - Medios de comunicación.
Identidad Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
- Temas de escuelas de formación (ver objetivo específico 1).
Militancia Conjunto de militantes en una determinada organización
2. Indagar en otros tipos de formación política, externa al partido, que han contribuido a la identidad sandinista de la militancia.
Militantes Aquellas personas que voluntariamente optan por esta categoría, asumen un compromiso pleno, consciente y disciplinado con todo el quehacer partidario y enteran regularmente las cuotas establecidas.
- Compromiso. - Conciencia. - Disciplina.
- Militantes sandinistas de larga trayectoria. - Profesores y alumnos/as de escuelas regionales y nacionales de cuadros del FSLN.
- Entrevistas
247
Objetivo específico
Variable
Indicador
Fuentes de
información
Técnica
Descubrir Destapar lo que está tapado o cubierto.
Utilidad Conveniencia, interés o fruto que se saca de algo
- Utilidad de la formación percibida al momento o comprendida años después
3. Descubrir la utilidad de la formación política sandinista percibida por la propia militancia Percibida
Comprendida o conocida desde su perspectiva
- Militantes sandinistas de larga trayectoria. - Profesores y alumnos/as de escuelas regionales y nacionales de cuadros del FSLN.
- Entrevistas