5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 1/38
La irrupción económica y social de la modernidad:
la revolución industrial inglesa
Cuando se trata la revolución industrial, inmediatamente se la relaciona con
Inglaterra y esto naturalmente lleva a señalar las condiciones que hicieron posible que el
fenómeno se diera a mediados del Siglo XVIII y en este país. Inglaterra había
experimentado una serie de transformaciones en los factores de la producción que crean
un contexto, un marco propicio para que brotara la revolución. Los hechos que sacudieron
la historia de Inglaterra son de diversa índole y pueden enunciarse: 1) Revolución Política
en el siglo XVII. En 1688 a través de una revolución sangrienta la clase media inglesa
alcanzaba un gran logro que también implicó la ejecución de un monarca y la adopción de
un sistema parlamentario. El parlamento quedó integrado por los lores que son elegidos
directamente por el monarca y los comunes. Este Estado se manifestará agresivo y
apoyando al proceso de transformación. Otros de los cambios que se dan en el siglo
XVIII competen al sector agrario.
En la conformación de la estructura agraria subsistían las commons lands, las
tierras de la comunidad que los cercamientos derrotarán. Los cercamientos no eran
nuevos en el siglo XVIII, pues su comienzo puede datarse en el siglo XVI, pero entre
1740-1820 se agilizan. Los cercamientos de esta época son los cercamientos
parlamentarios pues tenían su origen en leyes. Por cercamiento se entiende un conjunto de
operaciones por las cuales un determinado espacio de una comunidad hasta entonces
subdividido en numerosas parcelas de terreno que pertenecían con distintos títulos a
cultivadores o arrendatarios, pero que jurídicamente eran propiedad de uno o más
propietarios de tierra, se unían en una sola entidad y era rodeada por setos para ser
posteriormente cultivada. La ley que lo permitía tenía su origen en una petición que uno o
más propietarios hacían al parlamento. Para que fuese aceptable tenía que ser firmada por
un número de propietarios no inferior al los cuatro quintos de la superficie de tierra que se
pretendía cercar. La ley era votada en el parlamento en el que la gran propiedad
terrateniente gozaba de un poder prácticamente absoluto. Las tierras comunales fueron
desapareciendo y con ellas la posibilidad de supervivencia de los copyholders y de los
leaseholders for life, tipos sociales representativos de la Inglaterra posterior a la
revolución. También el cercamiento de las cottagers u squaters y les convirtió en
asalariados. Este proceso de concentración conoció también un alza de los precios queincentivó que se arrendaran las tierras.
1
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 2/38
Para historiadores como Hobsbawm, la pregunta que hay que hacerse para
explicar la revolución industrial es ¿cuál es el factor que determina un aumento
imprevisto de las posibilidades de ganar en el cuadro del siglo XVIII? ¿Qué índole de
aumento imprevisto puede estimular no ya una expansión en general sino una revolución
industrial en particular?
El adelanto británico no se debía a una superioridad científica y técnica. Mientras
el gobierno revolucionario francés estimulaba las investigaciones científicas, el
reaccionario británico las consideraba peligrosas. Los franceses realizaban inventos más
originales como el telar jacquard (1804) superior a los construidos en Inglaterra y hacían
mejores barcos. Los alemanes disponían de instituciones para la enseñanza técnica que no
existía en Inglaterra y los franceses crearon la escuela politécnica. Por fortuna pocos
refinamientos intelectuales eran necesarios para hacer la revolución. Sus inventos técnicos
fueron modestos: la lanzadera volante, la máquina para hilar, el telar mecánico. Hasta la
máquina más científica, la giratoria de vapor de James Watt, no requirió mayor
conocimiento físico que los utilizados en la mayor parte del siglo. Inglaterra poseía los
elementos o instrumentos que caracterizan a la revolución antes de que se inicie en 1780 y
sólo en esta fecha se produjo “el vuelco ascendente, imprevisto y franco, de todas las
curvas de indicadores económicos cuyas estadísticas se poseen, y el hecho de que tras este
salto, el desarrollo continúa con un ritmo nuevo y sin precedentes. ¿Cuál fue la chispa que
encendió la llama? Los orígenes de la revolución industrial británica no pueden ser
estudiados en términos de historia británica. Hay que reconsiderar la importancia del
mercantilismo británico; es decir, la política sistemática de expansión económica belicista
y colonialismo y la no menos sistemática protección de los industriales, comerciantes y
armadores británicos.
Como sostiene el autor, la revolución está vinculada a la industria del algodón. Se
efectuaba un comercio triangular entre Gran Bretaña, las Indias Occidentales y la India.
La industria del algodón fue precedida por una expansión del mercado mundial
insólitamente rápida. Al cabo 20 años, el monopolio británico del comercio
latinoamericano y la desindustrialización de la India a causa de su conquista produjeron
un aumento de las ventas de los tejidos de algodón, en estos mercados pasando de la
mitad al doble de lo exportado en Europa.
La importancia fundamental que le atribuye a la demanda externa, Hobsbawm, es
cuestionada por Giorgio Mori para quien el papel decisivo lo cumplió el mercado interno.Saul Berrick, Ralph Davis (The industrial revolution and the british overseas trade, 1979)
2
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 3/38
y el de Crouzet (Towards an export economy: British exports during the Industrial
Revolution en Explorations in Economic History, enero de 1980) muestran que el
comercio exterior no desempeñó un papel importante en el surgimiento de la revolución
industrial ni siquiera como elemento de apoyo en la primera etapa de su desarrollo. Según
sostienen, “la opinión de que el aumento de las exportaciones de tejidos de algodón a
África y las Indias Occidentales tuvo importancia en el desarrollo de la industria
algodonera pasa por alto que este aumento fue transitorio”.
En términos generales según exponen los autores, el comercio exterior fortaleció
la base de la economía durante el siglo XVIII pero no incidió directamente en su
crecimiento hasta poco antes de 1800. Sólo después de 1850 la economía británica se
convirtió en realmente exportadora. Pero aparte de este efecto de escasa intensidad sobre
la economía, las exportaciones no fomentaron el desarrollo de nuevas tecnologías hasta
que la revolución industrial estaba ya iniciada a finales de siglo.
Si el comercio exterior no fue decisivo naturalmente hay que tornar la mirada
hacia el comercio interior. Así lo hizo Albert Jones quien expuso sobre los cambios
agrícolas. Según expuso, el aumento de la productividad, asociada a una serie de mejoras,
se debería a la utilización de técnicas cada vez más avanzadas más que a los enclosures o
los cercamientos legales.
Entre las líneas de trabajos que cuestionaran la presentación de la revolución
industrial como un fenómeno acumulativo, progresivo y unitario, se encuentra el trabajo
de E.A.Wrigley, “Cambio, continuidad y azar: carácter de la Revolución Industrial
inglesa” que ponen en duda esta visión. Rescata la visión contemporánea del fenómeno de
Adan Smith, que presentó el proceso de crecimiento económico como un fenómeno
acumulativo, progresivo y unitario, que abarcaba tanto una serie de transformaciones en
las estructuras políticas, legales y sociales y en las actitudes, como el cambio económico.
Pero, por razones que el mismo Smith y sus sucesores argumentan sólidamente, se
esperaba que el ímpetu del crecimiento se agotase después de un lapso, frenado por
cambios endógenos al mismo proceso de crecimiento, y diese lugar, andando el tiempo, al
advenimiento del estado estacionario. Además, los economistas clásicos tenían la duda
unánime de que se pudiese mantener indefinidamente el nivel de salarios reales que
predominaba en aquel momento.
La consideración que hacía que los economistas clásicos procediesen con tanta
cautela al opinar sobre el futuro crecimiento era su forma de pensar con respecto a latierra. La extensión de la superficie de la tierra era indiscutiblemente limitada, como lo
3
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 4/38
era cualquier subcategoría de la misma, por ejemplo la tierra cultivable. Dado un
determinado nivel tecnológico, lo que se podía obtener de la tierra para el consumo
humano, aunque no estaba sujeto a un límite máximo bruto y simple, sólo se podía
aumentar invirtiendo una cantidad creciente de trabajo y capital para conseguir cada
unidad de incremento del producto. La ley económica de los rendimientos marginales
decrecientes era ineludible. El futuro, por lo tanto, tenía forzosamente que aparecer
sombrío, puesto que parecía adecuado suponer que la productividad de la tierra
condicionaba las perspectivas, no sólo con respecto al abastecimiento de alimentos en
particular, sino también por lo que al crecimiento económico general se refiere.
En la lógica general desplegada por los economistas clásicos no había fisuras. Sus
escritos siguen teniendo autoridad para el análisis del crecimiento dentro de los confines
de una economía tradicional, una economía limitada por la productividad de la tierra, a la
cual Wrigley denomina economía orgánica. Sin embargo, no advirtieron que estaba
emergiendo una nueva base económica, cuyo carácter contrastaba agudamente con el de
cualquier economía orgánica.
Algunas de las características más notables del nuevo régimen quedarán claras por
deducción, a partir de la descripción de la naturaleza de la economía orgánica. Se libró del
problema de una oferta fija de tierra y de sus productos orgánicos, utilizando materias
primas minerales. De este modo, las industrias características del nuevo régimen
producían hierro, alfarería, ladrillos, vidrio y productos químicos inorgánicos o productos
secundarios elaborados a partir de aquellos materiales y, sobre todo, una inmensa
profusión de máquinas, herramientas y productos de consumo hechos de hierro y acero.
La expansión de este tipo de industrias podía continuar a cualquier escala sin causar una
presión significativa sobre el suelo, mientras que las industrias más importantes de una
economía orgánica, la textil, la de pieles o la construcción, por ejemplo, sólo podían
crecer si se producían más lana, pieles o madera; lo cual, a su vez, suponía la dedicación
progresivamente superior de acres de tierra a esos fines, e imponía una competencia más
y más feroz por un factor de producción cuya oferta no se podía aumentar. Cubrir todas
las necesidades humanas elementales, de alimento, vestido, alojamiento y combustible,
significaba de manera inevitable una presión creciente sobre el mismo recurso escaso.
Fue la utilización de una fuente mineral, el carbón, la que empezó a proporcionar
de forma progresiva la energía calorífica que la industria necesitaba y, posteriormente, el
desarrollo de un mecanismo eficaz para transformar la energía calorífica en mecánica diolugar a la máquina de vapor y ofreció también solución al problema de conseguir una
4
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 5/38
fuente casi ilimitada de esa energía, las perspectivas de crecimiento, tanto en producto
agregado como en producto per cápita, se transformaron por completo en relación a las
que se habían tenido hasta ese momento.
A mediados del siglo XVI, la situación periférica de Inglaterra en el margen de la
Europa continental era simbólicamente apropiada, tanto desde el punto de vista
demográfico, como económico. La isla tenía una población relativamente escasa. Su
población era sólo una quinta parte de la Francia, o alrededor de una cuarta parte de la
Alemania o Italia.
La característica distintiva de la Revolución industrial, que ha transformado las
vidas de los habitantes de las sociedades industriales, ha sido un aumento amplio y
sostenido de los ingresos reales per cápita. Sin un cambio de este tipo, el grueso del total
de ingresos se hubiese seguido, por lo tanto, empleada en la tierra. Sólo como
consecuencia de la creciente producción per cápita y el hecho parejo del aumento de los
ingresos reales, se dieron cambios fundamentales en la estructura de la demanda
concebible y en concordancia con estos cambios, variaciones del mismo estilo en la
estructura de la ocupación; urbanización progresiva y la multitud de mudanzas asociadas
que comprende la Revolución Industrial. Habrá que aclarar que una duplicación de la
producción acompañada de una duplicación en el número de habitantes representa un
crecimiento sustancial en el producto agregado, pero ninguna mejora en la productividad.
Sólo cuando el crecimiento del producto sobrepasa el aumento de la población de forma
sustancial y constante pueden haber fundamentos para suponer que está en marcha una
Revolución industrial.
Es importante subrayar hasta qué punto la actividad económica en Inglaterra se
había alejado ya lentamente del modelo predominante en la Europa occidental
continental, durante los siglos XVII y XVIII, dada la persistente fuerza de la presunción
de que la ruptura con un pasado preindustrial había empezado en algún momento en las
décadas centrales o últimas del siglo XVIII. En efecto, una de las víctimas de cualquier
nueva apreciación documentada de la Revolución Industrial como un fenómeno histórico
debería ser la visión de que fue una serie unitaria y progresiva de hechos que tuvieron
lugar en una escala de tiempo restringida. Es mejor considerar que la transformación que
dio lugar a la Revolución Industrial se extendió a lo largo de un período de más de dos
siglos, y estaba constituida por dos tipos principales de componentes del crecimiento
económico de una naturaleza tan netamente distinta y con una cronología tan diferente,que nos podremos preguntar si la utilización de un sólo término-paraguas para
5
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 6/38
describirlos es útil para la comprensión de los mismos; quizá la trayectoria del cambio se
comprendería con mayor facilidad y precisión si se distinguiera entre ellos de forma más
clara y se considerase la Revolución industrial como un producto común de ambos.
El primero de los dos tipos de crecimiento económico está asociado a lo que
Wrigley llama la economía orgánica avanzada; el segundo a la economía basada en la
energía de origen mineral.
El alcance del progreso económico en Inglaterra entre 1550 y 1800, tanto en
términos absolutos como en comparación con otros países de Europa Occidental, no es
difícil de demostrar. Lo reflejan, por ejemplo, los notables cambios en la estructura de la
ocupación de la fuerza del trabajo. En las más antigua de las dos fechas, el grueso de la
población vivía en el campo y se ganaba la vida trabajando la tierra. En la más reciente,
aunque la mayoría de la población vivía todavía en áreas rurales, sólo el 40% de la fuerza
de trabajo masculina adulta trabajaba en la agricultura; era el porcentaje más bajo de
todos los países europeos. En otras partes de Europa, cualquier descenso de la proporción
de la mano de obra empleada en la agricultura era mucho más modesto: en 1800, entre un
60 y un 80 por 100 de la fuerza de trabajo masculina adulta trabajaba todavía la tierra.
En la época isabelina, Inglaterra estaba menos urbanizada que la media de países
europeos occidentales. Por el contrario, la Inglaterra georgiana era el país europeo más
urbanizado, con la excepción de los Países Bajos. Además, la expansión urbana se
realizaba a un ritmo tan formidable, que el 70% de todo el crecimiento urbano europeo
tuvo sólo en Inglaterra, durante en el siglo XVIII.
El crecimiento de la población no se aproximó, en ningún otro de los países de
Europa occidental, al ritmo logrado en Inglaterra. Entre 1550 y 1820, las poblaciones de
Francia, España, Alemania, Italia y los Países Bajos parecen haber aumentado entre un 50
y un 80 por cien; la cifra correspondiente a Inglaterra en el mismo periodo fue 280 por
100.
La característica más importante de la historia económica de Inglaterra en los
siglos XVII y XVIII fue el avance de la productividad por persona logrado en la
agricultura, que sirve en cierto sentido para explicar la notable prosperidad general de
Inglaterra en comparación con otros países europeos. Esa “revolución agrícola” que
permitió que sobrepasara por primera vez el límite del problema del hambre. Este notable
progreso se logró gracias a la eliminación del barbecho y su sustitución por el sistema de
rotación de cultivos, introduciendo plantas que tenían efectos regenerativos y un mayor abono de las tierras a partir del empleo del estiércol animal. En segundo lugar, se
6
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 7/38
introducen nuevos tipos de cultivos (maíz, patata, cebada, centeno, etc) y se mejoran las
herramientas de uso tradicional y se introducen nuevas a través de la perfección del arado
empleado en áreas donde se utilizaba la azada. La guadaña vino a sustituir a la hoz, se
extiende el uso de la sembradora y la herradura. En tercer lugar, aumenta el empleo del
caballo para el trabajo de la tierra y se emplea más sistemáticamente los fertilizantes
químicos.
La combinación de una fuerza de trabajo agrícola claramente estática y un
crecimiento demográfico rápido supone, como es natural, un aumento especialmente
veloz del empleo no agrícola.
Inglaterra, estaba haciendo rápidos progresos económicos en relación a sus
vecinos y rivales, en los siglos XVII y XVIII. Sea tomando en consideración el
crecimiento agregado, el cambio estructural, el avance técnico o el ingreso por persona, se
aprecia un importante progreso relativo que en algunos casos es impresionante. Es
probable que también esté justificado afirmar que la brecha se ensanchó de forma
constante hasta los primeros años del siglo XIX. Un siglo más tarde, la Revolución
industrial fue un fenómeno fundamentalmente del siglo XIX y se la describe como la
razón de la hegemonía económica británica durante un periodo, hacia 1900 estaba claro
para los contemporáneos y se puede demostrar en muchas series cuantitativas, que sus
nuevos rivales, Alemania y Estados Unidos, la habían alcanzado o estaban a punto de
hacerlo. Cualquiera de las ventajas que todavía poseía Gran Bretaña, en términos de todas
las categorías que se mencionaron antes, crecimiento agregado, cambio estructural,
progreso técnico e ingreso per cápita, era leve o decreciente. Por eso cabe preguntarse, ¿es
posible que el mismo hecho en el que supuestamente se cifró el éxito económico de
Inglaterra señalase también el rápido acercamiento del momento en que se iba a extinguir
su dominio?.
La explicación puede encontrarse en que hasta a principio del siglo XIX se puede
considerar como uno en el que las fuentes del crecimiento eran, principalmente, las de una
economía orgánica avanzada. El grueso del empleo industrial lo componían los siguientes
oficios: hilanderos y tejedores, bataneros y tintoreros; curtidores y tintoreros de pieles;
sastres y zapateros; aserradores, toneleros, carpinteros y ebanistas. Y las materias primas
de la industria manufacturera eran: lana, lino, seda, algodón, cueros, pieles curtidas, pelo,
pellejos, paja, madera. La industria de la construcción tenía una limitación menos
exclusiva a las materias primas orgánicas que la mayor parte de las demás industrias, peroseguía teniendo una gran dependencia de la madera. La madera era también la primera
7
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 8/38
fuente de energía calorífica necesaria para innumerables actividades industriales y
domésticas.
Había algunos trabajadores, como los mineros o los picapedreros, cuya
subsistencia no estaba tan ligada a la producción del suelo. Pero incluso la escala de la
producción de aquellos que moldeaban los metales según las diversas necesidades
humanas -por ejemplo los herreros- dependía de la productividad del suelo. Es necesaria
una materia vegetal en este caso, carbón vegetal, como fuente de calor para fundir y
trabajar el metal.
En los escritos de los economistas clásicos hay un reconocimiento de la
importancia de la productividad de la tierra para todo el abanico de actividades
productivas de la sociedad; y la fuerza que, de este modo, ejercía la aplicación del
principio de los rendimientos marginales decrecientes era muy poderosa. Dado que la
población y la producción aumentaban, lo que se exigía a la tierra a buen seguro se
incrementaría. Y esto supone, o bien cultivar nuevas tierras más pobres, o bien intentar
sacar una producción mayor a las tierras que estaba ya en cultivo, o alguna combinación
de ambas cosas. A menos que hubiese avances destacados en las técnicas de producción,
serían necesarias inversiones cada vez mayores de capital y de trabajo para conseguir un
incremento unitario de la producción. Esto a su vez conducía, pasando por los
rendimientos decrecientes del capital y en consecuencia la reducción del incentivo a la
inversión, al “estado estacionario” subsiguiente. Ese fue el concepto clave desde Adan
Smith hasta John Stuart. Aunque los escritos de los economistas clásicos dilucidan en
gran medida el proceso de crecimiento de Inglaterra a principios de la época moderna, no
indican, sin embargo, cómo se podía reemplazar definitivamente un sistema orgánico
avanzado.
Para escapar de las limitaciones del principio de los rendimientos decrecientes, es
necesario encontrar sustituto para las materias primas de origen animal y vegetal
utilizados en los procesos de producción. Los economistas clásicos habían tratado en toda
su extensión las mejoras en la productividad que podía conseguir la industria mediante la
especialización de funciones, en relación a una demanda en expansión y un mayor acceso
a los mercados. También habían señalado la importancia del perfeccionamiento de la
maquinaria y de los avances en las técnicas de producción en el mismo contexto. Pero
dedicaron mucha menos atención al valor particular de la escala de uso de energía por
trabajador y del desarrollo de nuevas fuentes de energía. La magnitud de producción queun trabajador puede llevar a cabo está fuertemente condicionada por la cantidad de
8
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 9/38
energía de la que dispone. La historia de la adopción del carbón como materia prima
clave, en más y más industrias, ilustra otro aspecto de la complejidad del fenómeno que se
ha dado en llamar Revolución Industrial. Esos dos modelos de crecimiento económico de
naturaleza distinta fueron sucesivos en el tiempo. Pero se habían prefigurado elementos
del nuevo sistema desde hacía mucho tiempo, y en especial por lo que se refiere al uso del
carbón.
La característica principal de la economía basada en la energía de origen mineral
fue su capacidad de liberar a la producción de la dependencia de la productividad de la
tierra. Se redujo la dependencia respecto de las materias primas orgánicas en algunas
ramas de la industria.
Haciendo prevalecer también la disponibilidad de recursos energéticos que se
disponía en Gran Bretaña, Sidmond Pollard entiende que el proceso de industrialización
fue de carácter singular y no repetitivo que se expandió a toda Europa. El modelo
británico que se impuso deliberadamente por imitación tuvo un carácter esencialmente
tecnológico y consistió en una mejora en el modo de producir los bienes. Un proceso de
largo aliento que el autor define significativamente como una “conquista pacífica” sobre
el que hace hincapié en la oferta más que en la demanda que condicionaron esa
industrialización que marcó una fase única de ascensión del capitalismo mundial
(comenzando con una primer fase de la revolución industrial en 1760-1800 y una
segunda de 1790-1830). Este énfasis lleva a remarcar su crítica a los enfoques como el de
Hobsbawm que destaca las rupturas y los movimientos cíclicos del capitalismo. Su
propuesta está más cercana a los enfoques de W.W. Rostow y el de Alexander
Gerschenkron.
Una variable decisiva del estudio de Pollard es que considera al proceso no en su
marco de referencia nacional, tal como los autores aquí mencionados explicaron, sino en
su expresión regional en donde aparece como irrelevante el papel de los gobiernos y en el
peor de los casos habrían tomado parte en sentido negativo. Tal como sostiene, “un
conocimiento más íntimo revela que la industrialización en Gran Bretaña no fue de
ningún modo un proceso único, ininterrumpido y unitario y todavía menos de amplitud
nacional. El argumento es que la interacción del tiempo, la industria y la región
proporciona una pista importante para la comprensión de los acontecimientos históricos
reales en Gran Bretaña y del modo en que la industrialización se difundió por el resto de
Europa”.
9
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 10/38
Así entre los recursos que habrían determinado la localización industrial, los más
evidentes eran los minerales. El carbón barato abundante, el cobre, el estaño, el hierro y,
en menor medida, el plomo, la sal y la arcilla refractaria. Junto con los minerales, el agua
era la que localizaba la industria. Por su parte, y a diferencia de trabajos clásicos como los
de Boserup, sostiene que habría existido una correlación negativa entre áreas con ventaja
comparativa agrícola y áreas de industrialización: “el empleo industrial se estableció en
gran medida en distritos que nunca tuvieron mucho potencial agrícola”.
Aparte de las ventajas naturales que aconsejaban una localización más que otra,
pudo haber tenido influencia las actividades políticas de una gran ciudad (como Londres,
Dublín, Edimburgo) que generaban demanda de bienes de lujo, por parte de la corte y el
gobierno, y una demanda masiva por parte de soldados, los criados y los que los
mantenían. Astilleros y artesanales eran potencialmente centros de concentración
industrial significativa.
Una vez creadas las concentraciones industriales, surgieron “economías externas”
para ampliar las ventajas y acelerar la diferencia espacial. Entre las más poderosas estaba
la creación de una infraestructura, tal como los canales y carreteras, que beneficiaría a las
industrias de nueva implantación, incluyendo las que podían proporcionar bienes de
capital, mercados y un conocimiento de los mercados. Entre las textiles, con mucho las
más importantes de las industrias manufactureras, las ventajas de localización de
habilidades, fueron particularmente notables. Finalmente explica que la mayoría de las
industrias del siglo XVIII eran todavía de la variedad doméstica, esto era así
particularmente en el caso de la industria textil. Los procesos de acabado tendían a ser
realizados en grandes talleres en las ciudades pero el tejido, ocupación masculina, estaba
extendido en el campo y la hilatura realizada por mujeres y niños. Con el aumento de la
demanda el trabajo se convirtió a tiempo completo y los antiguos agricultores tomaron el
telar o el torno de hilar a tiempo parcial lo que restó trabajo para la producción agrícola
(definido por los investigadores como la proto-industrialización). La menor oferta de
alimentos de la región industrial y la mayor demanda de una población en aumento,
desencadenó una transformación del uso de la tierra en la región y una demanda
decreciente de importaciones de alimentos y forrajes procedentes de fuera de la región.
De este modo, “la región industrial tenía que proyectar sus tentáculos hacia fuera. Donde
el suelo de la zona era pobre, su población tendía a marchar, quedando menos poblada
que antes. Las regiones industriales colonizaron sus alrededores agrícolas de la misma
10
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 11/38
manera que se dijo de gran Bretaña que había colonizado a otros países y de todo el oeste
que ha colonizado al Tercer Mundo en nuestros propios días”.
Más allá de estas presentaciones, por nuestra parte podemos convenir en definir a
las últimas décadas del siglo XVIII en Inglaterra, como el período posterior que se da la
revolución industrial y entendemos por tal a los cambios estructurales de fondo y bruscos
que implican una ruptura con la etapa anterior, si convenimos en definir a la Revolución
en los términos que lo hace David Landes, es decir, como un conjunto de cambios
técnicos que se refuerzan mutuamente y que:
1) eliminaron antiguas limitaciones de productividad,
2) aumentaron básicamente las ganancias del capital en un número creciente de ramas del
sector manufacturero,
3) modificaron la asignación de recursos, incluyendo la mano de obra y,
4) alteraron radicalmente la naturaleza y condiciones de la existencia material, la
organización social, la actividad política, el equilibrio internacional de la riqueza y del
poder, la creciente diferenciación entre países avanzados y atrasados, la cultura y la
civilización.
Si aceptamos esta definición que hace hincapié en la globalidad del fenómeno en
cuanto que afecta la economía, la política, la cultura y la sociedad es fácil imaginar que
muchos fueron los sectores involucrados y que este proceso no se logró sin conflictos y
protestas.
Tal como lo consideramos, la revolución industrial provocó como efecto una
transferencia de gente que recibían ingresos no monetarios a monetarios, el aumento de
la renta, de la población y la sustitución de artículos producidos en forma antigua por los
producidos en la industria. Un proceso que se vinculó de manera compleja y cambiante
con el mercado externo que no dejaba de expandirse para brindar la posibilidad de obtener
materias primas y de vender la producción en serie. Una revolución que tiene su
manifestación más clara en la aparición de la fábrica, ubicada en la ciudad, abarrotada de
trabajadores que reciben del capitalista un salario a cambio de trabajo. Sin embargo, esa
fue sólo una de las formas de producción. Las plantas centralizadas convivieron con el
taller artesanal urbano donde la pericia manual seguía siendo esencial, con las
cooperativas en las ciudades o comunidades pequeñas, y la industria domiciliaria
localizada en el campo, tal como podrán verlo en el tratamiento de Maxime Berg. La
producción textil de un pequeño taller coexistió con los productos elaborados por unafamilia campesina a pedido de un mercader asentado en la ciudad y con una producción
11
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 12/38
centralizada desde el principio como la minería, el procesado de metales, o la fabricación
de alfileres. Una explicación que tiende a matizar los modelos explicativos de la
acumulación primitiva y de la proto-industrialización (o putting out sistem) que tienen
una visión teleológica de la revolución industrial en tanto el factory sistem habría sido la
instancia superadora de otras formas de trabajo. La organización industrial fue
determinada por el aprovechamiento y costes de la mano de obra, por el peso de la
costumbre, la disciplina patriarcal y las presiones de la comunidad.
La naturaleza polimorfa de la organización industrial fue a la par con la pluralidad
de actores que le dieron cuerpo. Los empresarios provenían de la clase media, sus padres
habían sido pequeños agricultores, comerciantes o manufactureros moderadamente ricos:
tenían una relativa posición en la sociedad local que les ayudó a obtener crédito cuando lo
necesitaban. Algunos emergieron de las clases bajas aunque raramente de los sectores
más pobres de la sociedad. Estos proporcionaron la mano de obra. Hombres, pero en gran
medida mujeres y niños. La mano de obra femenina barata representaba una fuente de
beneficios lucrativos que no podía ser ignorada por los manufactureros dispuestos a
lanzar nuevas industrias basadas en las prácticas de intensificación. Durante mucho
tiempo se siguió recurriendo a esta mano de obra femenina en combinación con técnicas
manuales o intermedias como alternativa a la mecanización. Las mujeres fueron centrales
en la medida que enseñaban y supervisaban a los miembros más jóvenes de la unidad
familiar de producción; transmitían las habilidades a las nuevas generaciones de la fuerza
de trabajo industrial y se ocupaban de sus hijos.
A veces las mujeres imponían con sus actos una alternativa a la mecanización en
la medida que ésta se veía como una amenaza a los oficios femeninos de base familiar.
Con una remuneración menor que el trabajo masculino, el bajo status de la labor de las
mujeres a pesar del reconocimiento de su necesidad e importancia para los ingresos en
metálico del grupo doméstico se explica en virtud de su subordinación social en el seno
de la familia. Lo más importante era que esta combinación de actividades también
suponía un aprendizaje muy irregular de las mujeres y era precisamente a través del
proceso de aprendizaje y las costumbres y convenciones a él asociadas como se
controlaba el acceso al oficio y como se definía su calificación. Por más importante y
necesario que fuera el trabajo femenino en las industrias domésticas, el control de éstas
revertía a manos de los hombres. Esta división sexual del trabajo relegaba a las mujeres al
uso de técnicas de trabajo más intensivo y de menor eficacia. Y aunque las mujeres erantradicionalmente hilanderas, solamente se les permitía seguir desempeñando esa tarea con
12
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 13/38
rueca, rueca de rueda y jenny y tras la introducción de la hiladora mule, pues el trabajo en
esa máquina no puso en peligro el trabajo de los hombres.
Sistema fabril y sistema doméstico, tecnologías energéticas y tareas manuales,
artesanos y trabajo femenino y familiar, diseñaron un paisaje industrial que si halló en la
industria del algodón su primera manifestación paradigmática, pronto deslizó hacia otras
actividades y productos que trazaron el camino para el ferrocarril: hierro, acero y
perfeccionamiento en los medios de transporte que incidieron sobre las primeras
producciones industriales y anunciaban la industria pesada que devendrá conquistadora en
la segunda mitad del siglo XIX.
Un proceso que generó inmediatos debates historiográficos, teñidos de contenido
ideológico, y que se vincularon con los “resultados humanos” que desencadenó.
Pesimistas y optimistas han librado intensas batallas a través de una profusa literatura que
ha quedado registrada en artículos de divulgación científica y en la producción de una
vasta bibliografía. Datos cuantificables, como índices de precios al por mayor y salarios,
han llevado a los optimistas a exponer tajantemente el mejoramiento en las condiciones
de vida de las clases trabajadoras, sobre todo la de aquellos artesanos cualificados. Datos
que aparecieron como determinantes para los pesimistas que prontamente retiraron la
discusión en esos términos reconociendo la contundencia de los datos cuantificables. Si
no se podía hablar de un empeoramiento en cuanto las condiciones salariales era propicio
analizar los datos no ponderables. Hablaron, entonces, de la calidad de vida y del campo
de las percepciones. De las condiciones higiénicas, de los cambios en las relaciones
personales, del impacto en la familia, en la cultura del trabajo, la diversión y el ocio, en
las pautas de consumo que modificaron la cultura de hombres, mujeres y niños. Los
dantescos cuadros de niños y mujeres trabajando las fábricas marcaron esas
presentaciones. Un debate teñido por la contemporaneidad de los análisis, de modo que en
épocas de expansión y consolidación del capitalismo parecieron dar la razón a todos los
que continuaron por el rumbo marcado por investigadores como Ashton.
En ese sentido, el texto de John Rule resulta significativo porque recupera el
debate pero centrando su análisis en un cuestionamiento a ambas posturas por soslayar
una aspecto tan concreto como es la utilización sesgada de las estadísticas y los índices de
precios al por mayor que poco explican la vida cotidiana del consumidor.
El avance industrial: crecimiento y desigualdades.
Debates historiográficos en torno a la Revolución Industrial
13
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 14/38
Las preguntas que surgen con esta cuestión serían: por qué ocurre que en cualquier
generación dada, siempre parece haber alguna interpretación particular sobre la
Revolución Industrial más difundida que otra? ¿Cómo se explica el mecanismo que opera
entre cambio generacional y evolución interpretativa?
Si atendemos al famoso postulado de Croce que dice “toda historia es historia
contemporánea en el sentido que cada generación reescribe en cierta medida el pasado de
acuerdo a las preocupaciones del presente”, cabría preguntarse cuáles son las implicancias
de los trabajos que se insertan en este enunciado cuando los queremos analizar desde el
punto de vista científico? ¿Cuál es la forma que adopta la descripción que adhiere a este
postulado?
Desde 1880 a 1920, desde que el trabajo de Toynbee inició la discusión moderna
sobre el tema en su texto Lecturas de la Revolución Industrial, los intereses
contemporáneos por la investigación social y la pobreza influyeron en la interpretación
más acertada de la revolución que hace hincapié en sus lamentables consecuencias
humanas.
Frente a un neoclásico como Marshall que era razonablemente optimista sobre la
economía del período, para los políticos, empresarios y terrratenientes las perspectivas
parecían menos brillantes. Paralelamente la clase obrera se emancipaba cada vez más, la
afiliación a los sindicatos aumentaba y estallaron disturbios industriales en los años 1880
y principios de 1910. Esta situación generó un sentimiento temeroso y de culpabilidad y
un reconocimiento de que la pobreza y la miseria no eran el producto de las deficiencias
individuales, sino que eran algo endémico a un sistema que creaba tanta pobreza en medio
de tanta abundancia. Parecía para la mayoría que la Revolución no había funcionado y era
necesario descubrir en qué había fallado. Fue Toynbee quien quizá más claramente
expuso la relación entre problemas contemporáneos y revolución industrial al proclamar
que los problemas de la sociedad presente no eran exclusivamente coyunturales. En su
condición de arrepentido escribió frases como estas:
“Nosotros -los de clase media quiero decir, y no solamente los muy ricos- os hemos abandonado; en vezde justicia os hemos ofrecido caridad, y en vez de compasión os hemos ofrecido consejos duros e irreales,
pero creo que estamos cambiando...Os hemos agraviado, hemos pecado gravemente contra vosotros...; pero si nos perdonáis...os serviremos, dedicaremos nuestras vidas a vuestro servicio”.
Además de Toynbee, dentro de esta perspectiva, hay que mencionar a dos parejas como
son los Hammond y los Webbs. Los primeros, escribieron alegatos anti-señoriales (The
village labourer y The town labourer) se pronunciaban tajantemente en favor del anti-
14
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 15/38
capital y el anti-laissez-faire. Sus libros retratan terratenientes rapaces y capitalistas sin
escrúpulos proporcionando un apoyo histórico a que se debía controlar la libre empresa,
de que el estado debería ser más intervencionista y que los sindicatos deberían ser
protegidos y reforzados.
Dentro de esta misma línea se inserta el trabajo de los Webbs que también
persiguieron una intención prescriptiva y también son prólogos históricos a problemas
contemporáneos. Los males de un capitalismo sin regulación y sin restricción hicieron la
situación verdaderamente terrible. Al mismo tiempo brindan una interpretación de la
revolución industrial como un fenómeno rápido, terrible y de laissez-faire.
Aunque existían diversas opiniones hasta dónde tenía que llegar el
intervencionismo del estado, todos estaban de acuerdo en que se debía intervenir.
Frente a esta interpretación mayoritaria aparecen disidencias como las de Clapham
quien pone en dudas las tres facetas de la revolución. Mostró una imagen mucho más
paulatina y localizada; hizo hincapié en la diversidad de la vida económica nacional y
dijo que hasta 1851 pocos eran los cambios ocurridos. Su libro era un estudio a cámara
lenta que repetía hasta el cansancio que ninguna industria británica había alcanzado una
revolución tecnológica completa antes de 1830.
Desde 1920-1950, también aparecen unas líneas de trabajos caracterizados por el
pesimismo sobre la economía y el futuro del capitalismo; pero en este caso el pesimismo
era mundial y no sólo nacional: el patrón oro que había funcionado con eficacia fracasó
después de la Primer Guerra Mundial. El boom inmediato de la posguerra terminó con la
depresión de 1921-22, a continuación siguió una curva ascendente débil e irregular que
llegó el crack y un restablecimiento en 1932 pero el carácter cíclico y fluctuante del
crecimiento económico se consideraban como típicos.
La mayoría de los trabajos se centraron en las fluctuaciones cíclicas; son trabajos
cuantitativos más precisos que los del período anterior. Se describen los ciclos pero
resultaba difícil explicar por qué ocurrían. Keynes exponía sobre el ciclo corto y lo
explicaba en términos de demanda efectiva y las fluctuaciones cíclicas en la revolución
industrial y la inclinación a comparar la guerra de 1793-1815 con la de 1914-18 fueron
claras.
Beveridge estudió la incidencia que ejercían las fluctuaciones cíclicas sobre el
desempleo. Rostow terminó su tesis doctoral sobre las fluctuaciones de la economía
británica en el siglo XIX. Consideraba que las fuerzas más poderosas que las provocaban
15
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 16/38
en la producción y el desempleo era la cantidad de las inversiones y el carácter de las
inversiones.
Thomas Ashton dijo que sólo la revolución industrial daba esperanzas de elevar el
nivel de vida de la mayoría de la gente. Esto lo escribió a mediados de los ‘50 cuando
decir esto era poco común para la época, pero estas palabras se convertirían en un texto
casi sagrado para las generaciones futuras.
Entre 1950-1973, dos décadas de crecimiento económico sostenido como
resultado del aumento de la inversión, de la productividad y del progreso tecnológico,
junto con la inflación limitada y el pleno empleo, crearon un nivel de vida cada vez más
alto para la mayoría de los países de Europa Occidental. Se dio un optimismo sin
precedentes, aparecen autores como Landes, Postan, Galbraith (hablaban de la sociedad
opulenta). Se proclamaba que los economistas tendrían que abandonar su predilección
profesional por la desgracia y el fracaso y acostumbrarse a reconocer la prosperidad y el
éxito. Para los economistas y funcionarios del estado, estos cambios tuvieron tres
consecuencias importantes:
a) la baja del interés por los ciclos económicos;
b) la búsqueda del crecimiento económico interior y
c) el alza de la economía de desarrollo.
Aparece así, el modelo del crecimiento. La inversión sería el motor para ese
crecimiento y comienzan a elaborarse teorías que perseguían un desarrollo económico
similar para el Tercer Mundo mediante la asistencia técnica, el comercio y sobre todo la
inyección de capital. Se abandonó la idea de la revolución como algo terrible por no estar
controlada, ni también como algo cíclico. La revolución pasó a ser el primer ejemplo de
un crecimiento económico sostenido. Dejó de parecer algo negativo para pasar algo de
signo positivo, algo bueno que se debería fomentar a través de la ayuda estatal. Así se
encuentran los casos de Rostow, Pyllis Deane, Hartwell.
El propio Hobsbawm, más allá de una presentación pesimista desde el punto de
vista social de los resultados humanos de la industrialización compartió su presentación
como el producto de una revolución industrial que tuvo lugar en Inglaterra y que había
consistido en la difusión del uso del hierro, el carbón y la energía del vapor,
fundamentalmente en la industria textil algodonera. Ese proceso se desarrolló en el nuevo
escenario de la fábrica y los cambios que provocó habrían llevado a una “fuerte
aceleración” o un “despegue” en el crecimiento económico que tuvo lugar en las dos
16
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 17/38
últimas décadas del siglo XVIII, modificando de un modo sustancial la estructura social y
económica inglesa.
Según esa explicación clásica, la agricultura también desempeñó un importante
papel en el desarrollo industrial, en tanto se habría abastecido de alimentos a la creciente
población urbana. Al considerarse la “vía inglesa” como la única alternativa para el
desarrollo industrial, se suponía que aquellos países que quisieran acceder a los beneficios
de la industrialización debían intentar recrear las condiciones en que se había producido el
“despegue” británico tal como lo enunciaba Rostow en su célebre libro The satges of
economic growth: a non-comunist manifiesto.
Entre 1973-1980, la prosperidad terminó de forma abrupta con la crisis energética
de 1973 y con la aparición de una nueva amenaza: la estanflación contra la cual la
economía keynesiana parecía no ofrecer ningún antídoto. En el mismo momento que se
cuestionaba la inestabilidad del crecimiento también se puso en duda su conveniencia.
Aparece una interpretación ecológica que dice que el crecimiento no siempre podría darse
porque se agotarían los recursos de la tierra. Schumacher decía que por primera vez se
había dado la necesidad de investigar el precio de un crecimiento material ilimitado y que
se buscara las alternativas a su continuación. Las condiciones de los países
subdesarrollados sirvieron de base al pesimismo.
Bellini habla de la desindustrialización de Gran Bretaña a partir de los ‘70, de una
prosperidad que declina y de una base industrial que se hunde; lo que se sugiere un futuro
dominado por un nuevo feudalismo que asociará a las viejas familias terratenientes con
los nuevos amos de los medios de comunicación, servicios e información. Esta
interpretación sugiere que la Revolución Industrial fue un episodio efímero.
A mediados de los 80, tal como lo expone Santiago Rex Bliss, se impone una
visión gradualista del proceso de industrialización que ha privilegiado la continuidad
sobre la ruptura. La diversidad de enfoques y la renovación historiográfica han propuesto
nuevos aspectos a considerar como el ritmo de crecimiento y el tipo de variables macro o
micro económicas que se utilicen para estudiarlo, la viabilidad de otros modelos como las
pequeñas empresas -tal el caso del modelo francés- para favorecer el desarrollo industrial,
la industria rural en los orígenes de la revolución industrial y, en ese sentido, el aporte de
la teoría proto-industrial y los debates en torno a los alcances reales de la teoría en
relación al proceso de industrialización; la variedad de formas de organización del trabajo
que precedieron y acompañaron al factory sistem, tal como señala Maxime Berg; elcuestionamiento de un enfoque que parta de una perspectiva nacional para abordar la
17
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 18/38
cuestión desde una perspectiva regional y sectorial muy específica; la formulación de una
interpretación que relativiza la conformación de una burguesía industrial inglesa como el
sector más rico y próspero de la Inglaterra victoriana y el análisis de los patrimonios de
los sectores vinculados al comercio y las finanzas que mantuvieron su prestigio social lo
que demostraría que la revolución industrial no sólo fue más lenta y menos innovadora
tecnológicamente sino que los industriales nunca gozaron de mayor prestigio social; y
finalmente el tipo de análisis sobre la estructura ocupacional de aquella época han
demostrado como más tenue el impacto de esa revolución en las formas de trabajo.
Ese vistazo historiográfico nos debe llevar a pensar que se dice más del presente
del historiador que de la época de la cual escriben. Por eso no habría que tomar la
formulación de Croce de manera reduccionista pues además de desconocer la lógica
interna al tema implicaría considerar que en los escritos sobre la revolución industrial son
un ejemplo de las ideas como superestructura. No hay que descuidar la autonomía
evolutiva del tema. Pero las limitaciones de la formulación de Croce no desdibuja que se
mantenga lo esencial del tópico.
A pesar de la diversidad de interpretaciones cada generación de historiadores
comparte el presupuesto básico subyacente, los supuestos básicos son compartidos para
enfocar el tema. Hay una matriz disciplinaria consensual y donde los acuerdos o
discrepancias se dan dentro de un conjunto de expectativas inducidos por los paradigmas.
En el caso de la revolución la reformulación y el reemplazo del paradigma no se da tanto
por la evolución interna y la erosión que el mismo paradigma va sufriendo sino
fundamentalmente en base a los intereses y preocupaciones contemporáneas en relación
con la economía.
Resumiendo: la visión dominante en una generación dada nunca es más que una
visión parcial de este proceso complejo que llamamos revolución industrial. En este
sentido en tanto atrae la atención sobre algún aspecto importante del tema nunca será del
todo “equivocada” pero también nunca será del todo “correcta”. Si la historia pretende
interpretar el pasado de algún modo, necesita tener un punto de vista; pero puede ser que
se acerque más a la objetividad si reconoce el punto de vista como tal, si no lo considera
como un absoluto.
Si pudiéramos concluir sobre algunas ideas básicas sobre la Revolución Industrial
se puede decir que existen algunos puntos o ideas globales que son mayoritariamenteaceptadas:
18
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 19/38
1) no es una cuestión de naciones sino de regiones;
2) es un fenómeno internacional. Empezamos con Gran Bretaña porque es
cronológicamente la primera pero entrado el siglo XIX, diferentes países europeos se
industrializan por la necesidad y el deseo de imitarla, pero también por la presión de las
fuerzas internas;
3) algunos y la cátedra afirma que la revolución no es ni un deux ex machina, una súbita
creación de hombres ingeniosos e inventores; ni tampoco un sencillo y natural
acontecimiento, una consecuencia de inevitables fases sucesivas;
4) cambia el modo de funcionamiento de la economía británica;
5) industrialización no es lo mismo que revolución industrial.
Crecimientos y desigualdades en el continente europeo
De acuerdo con la interpretación común o tradicional, la industrialización de
Europa y del mundo, empezó con una “revolución industrial”, imitada luego por otras
naciones. Esta interpretación fue una versión largamente respetada. En realidad, puede ser
trazada desde Karl Marx, por los manuales de historia económica europea, esta
interpretación ha sido consagrada en la prestigiosa Cambridge economic history of
Europe y en la obra de David Landes. Aunque expresada en forma novedosa, Stages of
economic growth, de Walt Whitman Rostow, representa de hecho un fortalecimiento de
esta interpretación. Y recientemente fue reafirmada clara y concisamente por Sidney
Pollard, quien escribió: “El proceso iniciado en Inglaterra y la industrialización de Europa
tuvo lugar según el modelo británico; fue, en efecto, en lo que concierne al continente,
pura y deliberadamente un proceso imitativo”.
La interpretación tradicional es venerable, pero no está a salvo de la crítica según
Rondo Cameron. En principio, discutieron el concepto de “revolución industrial” sería
engañosa. En segundo lugar, discute la noción de que Inglaterra sirvió como “modelo” a
otros países.
La cuestión de si la industrialización del continente siguió el “modelo británico”
ha recibido refutaciones de dos historiadores. En un perspicaz estudio del crecimiento
económico sueco, Lennart Jörberg escribió: “Ni Suecia, ni en el continente europeo
encontramos un patrón derivado del de Inglaterra”. De igual manera, en un estimulante
artículo, el propio Pollard aseguró que “la industrialización europea no debe verse comola repetición de un modelo, sino como un solo y complejo proceso”.
19
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 20/38
En esa interpretación tradicional de la imitación del modelo inglés de
industrialización, comenta que sólo aquellas regiones y naciones que tuvieron recursos
similares a Gran Bretaña, principalmente carbón en abundancia. Hubo, en efecto, varios
patrones identificables, cada uno con variaciones individuales según el país o la región,
que dependían, entre otros factores, de la existencia o no de los recursos: del capital
humano (según niveles de educación o instituciones educativas formales); del grado de
orientación del mercado y los obstáculos para la comercialización, sobre todo en el sector
agrario; el ritmo y tipo de desarrollo agrícola; comportamiento demográfico, y políticas
gubernamentales.
El caso de Bélgica es el ejemplo más cercano de una zona seguidora del modelo
inglés. Una mina de carbón cercana a Lieja obtuvo la primera bomba Newcomen en el
continente, en 1720, sólo ocho años después de que fuera introducida en Inglaterra. El
crecimiento industrial en el siglo XVIII fue gradual pero firme, encabezado por la
industria del carbón y las ramas metalúrgicas asociadas del valle de Sambre-Meuse. Una
industria de la lana, muy refinada, que utilizaba maquinaria hidráulica, se desarrolló en la
parte este del país alrededor de Vervier y la industria rural del lino creció vigorosamente
en Flandes que llegó a tener una notable importancia para el establecimiento de la
industria del hilado de algodón que utilizaba tecnología inglesa y para la expansión de las
industrias de lana y metalúrgica, especialmente la del carbón. Una industria de maquinaria
echó raíces en la cercanía de Lieja. Durante el régimen alemán (1815-1830), tanto los
empresarios extranjeros como los nacionales, tomaron la iniciativa de introducir el
proceso de “amasado” y la fundición del mineral de hierro por medio del coque, así como
la de establecer industrias de plomo, zinc y vidrio. Consecuentemente en las décadas de
1830 y 1840 más firmes en esas industrias, así como otras en la industria del carbón,
adoptaron la sociedad anónima como forma de organización; esto ocurrió con la
colaboración de la Societé Générale de Belgique y el Banque de Belgique (ambos
propiedad de sociedades anónimas privadas), la cual fue acompañada por una sensible ola
de expansión.
Las industrias metalúrgicas de Bélgica, las del zinc, el plomo, el hierro, fueron en
relación con el tamaño del país, más grandes que las inglesas y adquirieron un mayor
sesgo hacia la industria pesada con el correr del tiempo. Las industrias textiles fueron, sin
embargo, algo más pequeñas. La industrialización en Bélgica realmente siguió, hasta
cierto grado, el “modelo británico” y la convirtió en el primer país industrial delcontinente. Las razones son obvias: su cercanía con Inglaterra, su proximidad al mercado
20
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 21/38
francés y alemán, su pequeño tamaño junto a las facilidades de transporte (ríos, canales,
ferrocarriles) facilitaron el proceso. Contaba con abundantes depósitos de carbón y de
fácil acceso.
La industrialización francesa estuvo influenciada por dos circunstancias. En
primer lugar, la expansión de la industria inglesa. En segundo lugar, los efectos de la
Revolución habrían afectado el desarrollo económico francés. Era un país apropiado para
el desarrollo del capitalismo industrial. Considerando estas razones se suponía que
existían poderosas razones para esperar que Francia se convirtiera en un país industrial.
La transición, sería de carácter más lento y, algunas de esas razones, se encontraban según
Kemp en el contexto prerrevolucionario.
Muchos trabajos han insistido en explicar el supuesto “atraso” o “retardo” en su
economía. Sin embargo, nuevas investigaciones empíricas y nuevos enfoques teóricos,
han mostrado que los primeros debates están basados en una premisa falsa. Aunque el
patrón de industrialización difirió de hecho del de Inglaterra y del de otros países
tempranamente industrializados, el resultado no fue menos eficiente y, en términos de
bienestar social, pudo haber sido más humano. Es más, cuando uno ve los posteriores
patrones de crecimiento industrial exitoso, pareciera que el patrón francés es más
ejemplar que el inglés.
En gran medida, dos factores se unieron para suscitar esta injustificada reputación
de “retraso” de la situación francesa: la caída dramática de la fertilidad demográfica, que
redujo el crecimiento de la tasa de población a menos de la mitad de la de otras naciones y
la escasez y el alto costo del carbón, lo cual provocó una baja producción de la industria
pesada (hierro y acero principalmente) en comparación de Inglaterra y Alemania. Además
de estos factores combinados se sumaron otras características del patrón francés de
industrialización, tales como la baja tasa de urbanización, la escala y la estructura de las
empresas y las fuentes de energía industrial. Por ello se apoyó mucho más en la fuerza
hidráulica que sus vecinos ricos en el carbón.
La agricultura estaba casi enteramente en manos del campesinado, que utilizaba las
antiguas herramientas y métodos tradicionales, del mismo modo que seguía pagando la
mayor parte de aquello que excedía las meras necesidades de subsistencia, a la nobleza, a
la Iglesia y al Estado. Por su parte, los señores que recibían una gran parte del excedente,
no estaban interesados en invertir en mejoras. El orden feudal actuaba a modo de barrera
ante las fuerzas que empujaban hacia el desarrollo.
21
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 22/38
Mientras siguiera prevaleciendo esta estructura sobre una proporción considerable
del país, era improbable un cambio cualitativo de la economía. La industria tendía a
desplegarse a pequeña escala siguiendo los métodos manuales empleados por artesanos y
pequeños maestros. Una gran parte del estímulo hacia una organización en gran escala y
hacia nuevos métodos de producción, llegó del estado. Se ofrecieron a empresarios e
inventores diversas formas de ayuda financiera y otras ayudas, como parte de una política
tradicional de intervención activa y de regulación de la industria, a la que Colbert dio una
mayor coherencia durante el reinado de Luis XIV. Esas empresas constituían una
respuesta no a un esfuerzo espontáneo de unos empresarios que producían para una
demanda del mercado o que se arriesgaban a una producción confiando encontrar
mercado para ella, sino a una decisión burocrática, sino a una base económica firme. Una
gran parte de la producción industrial estaba en función de la satisfacción de los gustos
más exigentes de los consumidores acomodados se ponía énfasis en la calidad y no en el
bajo coste unitario. Sin embargo, una gran parte de la producción industrial continuó
basándose en la transformación de materiales locales y productos agrícolas por parte de
los tradicionales artesanos aldeanos y de pequeñas ciudades, destinados sobre todo al
mercado local. Incluso la industria del hierro se hallaba enfocada en un buen tanto por
ciento hacia la producción de herramientas y útiles para uso de campesinos y artesanos.
La inversión a gran escala en una planta fabril moderna destinada a la producción masiva
seguía siendo una cosa excepcional y las grandes concentraciones industriales eran
escasas. La industrial textil continuó utilizando en un considerable porcentaje la mano de
obra campesina por medio del putting-out system.
Hacia la década de 1830, había surgido ya un sector industrial de creciente
influencia dentro de una economía predominantemente agraria todavía. Su fuerza
principal radicaba en los tejidos en unas pocas áreas. La confluencia de un cierto número
de factores empezó a promover una transformación allá por las décadas de 1830 y 1840.
El continuo y firme crecimiento del nivel de ingresos y de la demanda favorecía la
expansión de las industrias textiles. Se solicitaban inversiones para el transporte, el
comercio, materias primas y productos acabados, así como en la producción de
maquinaria y combustible. Se estimuló la búsqueda de minerales y carbón. Por fin se
pudo disponer del ferrocarril, empezaron a necesitarse granes sumas de capital y se
disparó la demanda de productos propios de la industria pesada.
Estos acontecimientos prepararon el camino para un capitalismo de nuevo cuño,en el que resultaban indispensables la inversión bancaria, el capital asociado y una
22
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 23/38
organización comercial a gran escala. A un ritmo todavía lento. La banca se encontraba
todavía dominada por un reducido número de firmas poderosas la haute banque,
concentrada en París. Parece que durante el reinado de Luis Felipe gozaron de gran
influencia política y social, pero jugaron un escaso papel creativo en el desarrollo del
capitalismo industrial de esta etapa. Sin embargo, la llegada del ferrocarril ofreció
oportunidades de las que se sentían deseosas de aprovecharse y las primeras líneas férreas
difícilmente se hubieran podido tender sin su participación.
Sería una exageración alegar que el desarrollo del ferrocarril produjo una
revolución en la industria antes de 1848. Su paso era demasiado reposado y sus efectos
espaciales demasiados limitados. Sin embargo, se había conseguido un punto de partida.
Ni en los años 1840 ni más tarde encontramos evidencia cuantitativa de un take-off en el
sentido de Rostow. Lo que sí parece estaba sucediendo, era el mantenimiento de un firme
ritmo de crecimiento. Francia no se encontraba estancada económicamente; es más su
riqueza crecía y adoptaba nuevas formas además de las ya tradicionales de la propiedad y
el dinero líquido. Los principales beneficiarios de este crecimiento de la riqueza nacional
fueron las prósperas familias burguesas que habían consolidado su posición durante la
revolución.
Después de la irrupción que supuso la crisis agraria, financiera e industrial y
política de los años 1846 al 1851, las tendencias que habían empezado a dominar el
horizonte en las décadas de 1830 y 1840, comenzaron a reafirmarse. Se aplicó la
influencia del estado al soporte de un programa de construcción de ferrocarriles y de
obras públicas. El hábito inversor se extendió y, con la creciente prosperidad, hubo cada
vez más fondos disponibles. París se convirtió en el primer centro financiero continental.
Los ferrocarriles eran, en realidad, una forma privilegiada de capitalismo al estar
construido a expensas del estado y teniendo a éste como avalador de la inversión. A pesar
del creciente ritmos de construcción, muchas partes de Francia estaban todavía alejadas
de los nuevos medios de comunicación; para ellos seguía prevaleciendo el aislamiento
rural y la tendencia de los mercados a adquirir una fisonomía regional o local, pero no
nacional.
Entretanto, gracias a un proceso lento, la industria pasaba a ejercer una función
cada vez más importante dentro de la economía. Aunque las más antiguas modalidades de
producción artesana y descentralizada conservaban una considerable vitalidad en muchos
sectores, en otros la fábrica se había establecido plenamente.
23
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 24/38
Esta situación se vio alterada materialmente como resultado del Tratado
Comercial Anglo-Francés de 1860 y de otros tratados que le siguieron. Según dichos
tratados, los confirmantes con Francia tenían acceso al mercado francés para la
colocación de sus productos con unos porcentajes arancelarios que no sobrepasaban el
25% lo cual significaba una gran reducción de los aranceles vigentes hasta entonces. Este
Coup d’etat industrial repugnaba a la mayoría de los empresarios franceses. A modo de
compensación se les concedieron préstamos del estado para facilitar la modernización de
las empresas. En ese contexto, las empresas fuertes salieron favorecidas, mientras que las
menos competitivas se hundieron definitivamente.
Parece que las que mayor estímulo encontraron fueron aquellas industrias
tradicionales que gozaban ya de alguna fuerza exportadora, basada en la mejor calidad de
los tejidos y de los productos de la tierra. Las industrias metalúrgicas y mecánicas
pudieron conservar su mercado interior, pero no se alzaron como exportadoras de
consideración después de 1860. Para esa época se dieron transformaciones en la
estructura del capitalismo francés como el desarrollo de un sistema de bancos.
Durante el último cuarto del siglo XIX y a lo largo de los años que llevaron a la
Primera Guerra Mundial, Francia empezó a adquirir el perfil de un país industrial
moderno. Un gran desarrollo de las instituciones bancarias y financieras que participaron
en la inversión industrial y de préstamos al exterior, a lo que se sumó, la industria del
hierro y del acero así se desarrollaron las zonas mineras de la Lorena y los campos
carboníferos del norte. Se llevaron a cabo grandes esfuerzos en el campo de la ingeniería
y en las nuevas industrias. El firme cambio hacia un patrón de vida urbano estimuló una
producción más uniforme de artículos de uso corriente y aportó los cambios usuales en el
sistema distributivo. Las transformaciones espectaculares en USA y Alemania parecían
dejar en la penumbra el desarrollo francés.
Ese retardo ha sido atribuido a la falta de iniciativa del empresariado francés. Sin
embrago, uno de los puntos débiles principales de la industria francesa del siglo XIX fue
el hecho de carecer de grandes mercados en expansión para sus exportaciones de artículos
masivos producidos a bajo precio, porque no podía competir con las arraigadas empresas
inglesas. Fueron la falta de un mercado exportador expansivo y la naturaleza del propio
mercado interior quienes estimularon los rasgos de este estereotipo.
Una característica básica de la economía fue la grande y persistente influencia del
sector agrario y la supervivencia del campesinado. La industria francesa retuvo su puestoen el sector de los artículos de lujo y calidad. En el mercado internacional la industria
24
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 25/38
francesa aparecía, por tanto, inferior a la de Inglaterra y Alemania. En la división
internacional de la producción, las importaciones francesas de productos primarios debían
pagarse con los beneficios de los productos manufacturados vendidos a los países más
avanzados. A pesar del gran porcentaje de la población dedicado a la agricultura y a pesar
de las excelentes condiciones físicas, sus productos, con la excepción del vino y los
alimentos de lujo, encontraron poca aceptación en los mercados de los países industriales
de Europa occidental.
Los defectos que desde una visión retrospectiva aparecen como factores
importantes a la hora de explicar las vicisitudes políticas y económicas sufridas por
Francia en las últimas décadas no se mostraban necesariamente como tales a los ojos de
los contemporáneos. En los años que antecedieron a 1914, los síntomas inmediatos eran
de expansión y prosperidad. En conjunto, Francia conservaba su posición continental
detrás de Alemania. La creciente prosperidad de la economía hizo posible que se hicieran
concesiones y que las peticiones de la clase obrera encontraran cauce de expresión a
través de los canales parlamentarios. En cualquier caso los asalariados siguieron siendo
una minoría dentro del total de la población y un número relativamente pequeño de ellos
pertenecía a los sindicatos.
Por otra parte, en el mundo rural la aceptación de un patrón familiar reducido fue
la respuesta a la propiedad individual que invadió a la sociedad francesa después de la
Revolución. La restricción “malthusiana” de la familia tenía como resultado un patrón de
crecimiento demográfico que representaba una adaptación racional a los rasgos
específicos de desarrollo social y económico existentes en el país y ayudaba a reforzarlos.
La paradoja de la economía francesa en el período comprendido entre 1789 y 1914
estriba principalmente en que no se revalorizaron todas las potencialidades de desarrollo.
Las instituciones del capitalismo actuaron en este contexto particular, históricamente
condicionado, de tal forma que impidieron una rápida y completa transformación
industrial. Esto concedió ventajas a las formas pequeñas (incluso preindustriales) de
capitalismo asociadas a la comercialización de productos agrarios y pequeñas
manufacturas. Además, gracias a su influencia en el estado, talentos burgueses que podían
haber ingresado en el mundo de los negocios, lo hicieron en el de la política y la
administración. Al aceptar estas limitaciones, muchos industriales mostraron recursos e
iniciativas, desarrollando un mercado exterior para productos de acabado y calidad
superiores. Dentro de la estructura del mercado interior, su enorme sector rural permanecía siendo un obstáculo congénito para una industrialización más rápida.
25
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 26/38
Siguiendo las palabras de Gerschenkron, lo que se habría producido en el
continente “no habría sido una serie de meras repeticiones de la ‘primera’
industrialización, sino un (...) sistema de graduales desviaciones de esa industrialización”,
no necesariamente relacionado con el “grado de atraso” de las economías, como él había
considerado. A primera vista, Alemania parece haber seguido el modelo inglés, pero esta
percepción es distorsionada por los complejos del Rhin-Ruhr y de la Silesia en los índices
de la industrialización alemana. Las áreas con abundante carbón se convirtieron en
centros de la industria pesada y su coincidencia con el advenimiento del ferrocarril dio
por resultado el reforzamiento mutuo de ambos sectores. Cuando las diferencias
regionales de Alemania son tomadas en cuenta, el panorama es muy diferente: más
variado, menos uniforme. Aunque es generalmente conocido que el este agrícola se atrasó
frente al oeste en la industrialización, no es suficientemente reconocido que varias partes
del centro y del sur de Alemania no participaron significativamente en el proceso de
industrialización del siglo XIX, o lo hicieron de acuerdo a patrones diferentes. En
Bavaria, por ejemplo, la mayoría de la población, hasta el final del siglo XIX, aún estaba
empleada en el sector primario. Más todavía, hacia la década de 1840, 60% de la
población adulta de Baviera era analfabeta, en agudo contraste con altos porcentajes de
alfabetización en Prusia y algunos otros estados. Otros estados del centro y sur de
Alemania como Sajonia y Württemberg, aunque se industrializaron más rápidamente que
Baviera, lo hicieron utilizando principalmente agua como fuente de energía. Por ejemplo,
Sajonia, el estado alemán más industrializado en 1840, con una importante industria del
algodón, tenía no más de 50 máquinas a vapor, en contraste con la provincia prusiana del
Rhin, que utilizaba 200 máquinas. La persistente industria artesanal, que empleaba apenas
maquinaria, aún existía dispersa en varias partes de Alemania.
Continuando con su presentación, cuestionada por tomar como marco de
referencia el territorio nacional, Tom Kemp comenta que, en el curso de una sola
generación, Alemania pasó de ser una colección de estados económicamente atrasados a
constituir un imperio unificado de rápido avance gracias a una industria en acelerada
expansión y fundada sobre una adelantada base tecnológica. Esta transformación, al estar
acompañada por un recurso deliberado a la fuerza militar como instrumento de política
nacional y por un nacionalismo exacerbado, representó un acontecimiento de importancia
histórica capital. El capitalismo alemán tuvo, por lo tanto, unos rasgos específicos: alta
concentración de poder económico en las industrias avanzadas, así como la combinaciónde una estructura institucional tradicional y arcaica con las formas más desarrolladas de
26
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 27/38
capitalismo. La fragmentada Alemania del siglo XVIII, se encontraba más cerca de Rusia
de los zares que del mundo occidental. Dentro de los estados gobernados
autocráticamente, con reyes, príncipes y duques, las relaciones sociales seguían siendo de
carácter feudal o semi-feudal. Esto era más evidente en las tierras de los Hohenzollern del
este de Alemania, donde las propiedades de la casta militar terrateniente -los Junkers-
eran cultivados mediante las prestaciones laborales obligatorias de los siervos
campesinos. En el oeste y en un buen porcentaje también en el centro, a pesar de que las
obligaciones de los campesinos habían sido conmutadas por pago en dinero o en especies,
los poderes legales y sociales de los señores seguían siendo enormes. Los terratenientes
prusianos tuvieron la suerte de encontrar mercado, al mismo tiempo que disponían de una
mano de obra dócil. Formaron una casta exclusiva que dominaba al estado y al ejército,
con lo que sentaban la base social para la monarquía de los Hohenzollern. Para ambos, la
iniciativa económica debía estar en función de las necesidades políticas.
Es cierto que el estado fue el iniciador de algunas empresas industriales y sus
oficiales actuaron a modo de empresarios, a falta de iniciativa privada. Bajo la guía de
Federico, la burocracia siguió de cerca los esfuerzos financieros privados. Se estaba
estableciendo una tradición de intervencionismo estatal en la economía. No se perseguía
una política de industrialización sino que consistía en englobar fuertes impuestos, altos
aranceles proteccionistas y conservación de la servidumbre.
Sería la ocupación francesa la que trajo influencias revolucionarias y el código
napoleónico a la zona oeste de Alemania. Los regímenes que supervivieron a la tormenta,
se vieron en situación de inferioridad con respecto a sus predecesores a la hora de
proseguir la antigua línea política y preservar la herencia medieval. La misma Prusia, tras
la derrota de Jena (1806), sufrió un proceso renovador que trajo una reforma agraria
controlada y realizada “desde arriba”, así como los inicios de una política económica más
liberal.
Aunque ello no entrara en sus propósitos, la emancipación de los siervos
contribuyó a desbrozar el terreno para la industrialización. Se estableció la base para el
desarrollo de una mano de obra libre y para la integración de la granja campesina y de la
propiedad terrateniente en una economía de mercado. El desafío de la Francia
napoleónica sugirió la posibilidad de una reforma agraria como cuestión de la máxima
urgencia, para conseguir unas energías individuales y una devoción patriótica imposibles
de obtener de unos siervos maltratados e imposibles de obtener de unos siervos
27
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 28/38
maltratados e intimidados, así como para contrarrestar la posibilidad de una revolución
realizada desde abajo al estilo de la que había tenido lugar en Francia.
La reforma Stein-Hardenberg de las relaciones agrarias prusianas empezó en 1807
con la abolición de la servidumbre personal, cuya efectividad quedaba fijada para 1810 y
que posibilitó la partición de las propiedades nobiliarias. Por medio de los edictos de
1811, 1816 y 1821, se determinaba que los colonos pudieran retener parte de sus
tenencias a cambio de ceder otra parte al señor. Pero para otros, que se encontraban en un
nivel de mayor pobreza, esta “emancipación” fue desastrosa. Se encontraban ahora con
una cantidad de tierra totalmente para mantenerse a sí mismos y a su familia, y que no les
permitía siquiera negociar eficazmente con su patrón. Si permanecían en el campo, tenían
que trabajar a cambio de salarios bajos y expuestos a todas las inclemencias de un
mercado de mano de obra inseguro y fluctuante. Paro los señores, en cambio, la reforma
constituyó una operación indolora y provechosa.
Sin duda, todos estos cambios, establecieron los fundamentos para una agricultura
más eficiente en el este, al reforzar las grandes propiedades y al favorecer al campesino
aventajado, capaz de dedicarse a la explotación con destino al mercado. La expansión de
la demanda de productos agrícolas hizo posible que este sistema agrario reorganizado
saliera adelante. Con la crisis de 1840 agudizó la situación de los campesinos en el este,
lo cual agudizó la desesperación y el resentimiento que encontró su eclosión en la
revolución de 1848. Se rebelaron no contra el feudalismo que había desaparecido casi por
completo, sino contra las obligaciones legales y contractuales que lo habían sustituido.
Las concesiones conseguidas por los campesinos en 1848 fueron otorgadas, por tanto, por
los gobiernos, bajo la presión de una rebelión campesina muy alejada en sus objetivos de
la rebelión urbana. Los liberales perdieron la oportunidad de aliarse con los campesinos
para expropiar a la nobleza. A pesar de las presiones provenientes de abajo, las
transformaciones agrarias tuvieron lugar como un proceso controlado desde arriba; así
pues, los beneficios obtenidos por el campesino fueron considerados regalos de los
regímenes conservadores y no se asociaron a la revolución o al liberalismo político. Los
campesinos, de mentalidad tradicional y acostumbrados a la disciplina de los latifundios y
a un nivel de vida muy frugal, tuvieron que emigrar a las ciudades como mano de obra
aceptable y disciplinable con relativa facilidad, para el trabajo en las minas y en las
fábricas.
Alemania estaba dividida políticamente, con sus propios sistemas legales,monetarios, de pesos y medida, y con sus propias fronteras aduaneras. El nuevo
28
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 29/38
industrialismo se basaba principalmente en unas pocas materias primas: carbón, hierro y
algodón. Alemania abundaba en los dos primeros productos, pero sus reservas se
encontraban colocadas en unas pocas zonas de la periferia. El algodón y otras materias
primas importadas se obtenían con mayor facilidad en el oeste, especialmente en el Rin.
Sin embargo, predominaba la industria artesana, dominada por los gremios. La
producción estaba destinada al intercambio con la campiña adyacente, o a la satisfacción
de las necesidades de la corte local, de la nobleza o de la clase media patricia. La falta de
medios de transporte perpetuó el aislamiento de estas pequeñas ciudades adormecidas. De
todos modos, se advertía claramente que mientras los elementos comerciales del oeste se
acercaban al liberalismo, afirmaban los derechos del individuo a desenvolver sus
negocios a través del mercado y tendían a emular las prácticas económicas de los países
vecinos, la tradición e influencia de la administración prusiana se mostraban favorables a
la regulación e intervencionismo económico para preservar el orden establecido.
De modo que Alemania sufrió una carencia crónica de capital inversor y de
suministro de mano de obra para la industria. Evidentemente, los niveles de vida eran
bajos y la población se encontraba en aumento. Por otro lado, el mercado de mano de obra
se veía limitado por el inmovilismo de la población campesina. Por tanto, la razón
principal del desfase alemán puede atribuirse a la falta de capital y de oportunidades e
incentivos de inversión en un contexto social que se encontraba aún entremezclado con
residuos feudales. ¿Cómo se llegó, pues, a la eliminación de las barreras que se oponían al
desarrollo?
Una primera iniciativa provino de la burocracia prusiana con la regulación
arancelaria de 1818 que adoptó un patrón tarifario uniforme, suavemente proteccionista,
para todos los territorios prusianos. Una medida que se continuó en 1834, cuando se puso
en vigor el Zollverein, la unión aduanera de una zona libre de comercio alemana. Esta
medida amplió los límites legales del mercado e hizo posible la libre circulación de
mercancías. Esa unión impuso la necesidad de mejorar los transportes internos. La
posibilidad de utilizar el ferrocarril tuvo una importancia decisiva en esta etapa, con
financiación, materiales y técnicos extranjeros.
Durante la década de 1840, la construcción ferroviaria avanzó rápidamente con la
financiación exterior y protección estatal. El ferrocarril fue condición previa para la
apertura del mercado interior, así como las ramas minera y metalúrgica.
La estructura política aunque cambió en muchos aspectos, retuvo su antiguocarácter autocrático y conservadurista. La razón fundamental estriba en el fracaso de la
29
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 30/38
clase media liberal en 1848 a la hora de establecer un estado constitucional unificado. Las
antiguas fuerzas tradicionales pudieron restablecerse con ayuda del poder militar Después
de algo más de una década, durante la que la influencia de Austria en la Confederación no
fue nunca discutida, Prusia reclamó con Bismarck la hegemonía política en Alemania y la
impuso a expensas de Austria sobre el campo de batalla. Luego, con la derrota del
Segundo Imperio de Napoleón III, el nuevo Imperio Alemán se convirtió en el estado más
poderoso del continente europeo. Este nuevo estado, a pesar de su aceptación del sufragio
universal y de un parlamento nacional, siguió siendo una autocracia regida por la dinastía
de los Hohenzollern, que continuaba apoyándose en la nobleza terrateniente tradicional
del este de Alemania.
El desarrollo de la economía había hecho aparecer una clase media más numerosa.
Su nacionalismo desbordaba a su liberalismo, muchos de sus miembros cooperaron con
los conservadores dinásticos y aceptaron los rasgos antiliberales y militaristas que la
hegemonía de Prusia había preservado en Alemania.
Como dijimos gran parte del capital provino del extranjero. Sólo los bancos
podían poner sus manos sobre las grandes sumas de capital líquido necesarias para
construir ferrocarriles, abrir minas de carbón y montar plantas de industrias pesadas.
Mientras en Inglaterra la sociedad por acciones era poco utilizada como medio de
inversión industrial, en Alemania era muchas veces el único medio que permitía obtener
capital suficiente. En esta última fue la industria pesada la que tomó la delantera, de modo
que desde el inicio existió un nexo íntimo entre industria e instituciones financieras. La
influencia extranjera en la industria alemana se derrumbó tan pronto como empezó a
avanzar la industrialización y las fuentes nativas pudieron proporcionar el capital,
dirección y técnicas empresariales adecuadas. De las filas de la clase media surgieron
rápidamente hombres capaces de asimilar todo lo que los extranjeros podían enseñar.
Durante la década de los setenta, el liberalismo convino a los intereses de Bismarck. Se
apeló a un proteccionismo moderado, los privilegios de corporaciones y gremios fueron
barridos, se dio una mayor uniformidad de la ley civil y comercial. El camino se
encontraba expedito para una actuación plena y libre de las fuerzas de mercado dentro de
una estructura política autocrática y controlada por la burocracia.
El nuevo Reich establecido en 1871, contenía por un lado, un poderoso sector
industrial -con sus fundamentos básicos en el hierro y el carbón- y por otro, una
influyente aristocracia agraria. La industria pesada se interesó por una política exterior progresiva y por la expansión colonial. A estos siguió la creación de una flota naval
30
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 31/38
poderosa. De modo que la historia económica alemana quedará asociada a una política de
poder.
Esta incorporación tardía favoreció la educación, el conocimiento científico y la
organización dando sus frutos en el desarrollo de nuevas ramas de la producción, entre las
que sobresalieron la industria química y la electricidad.
Sin embargo, esa rapidez del crecimiento dejó casi intactos algunos sectores de la
sociedad preindustrial, entre ellos la supervivencia del campesinado que tendieron a
limitar la amplitud de la industrialización. La conservación de ese sector agrario más
amplio de lo que hubiera sido sin ayudas “artificiales” elevó los costes de los alimentos y
materias primas producidos en el interior y tan sólo fue posible sobre la base de una
protección arancelaria general. Es de suponer que con ello se puso el freno al desarrollo
industrial y se mantuvo el nivel medio de ingresos per cápita por debajo del que podría
haber alcanzado.
Hasta cierto punto existía oposición al industrialismo entre la antigua clase
dirigente agraria, el campesinado y los artesanos, del mismo modo que existía una
tendencia que los llevaba a coincidir en la defensa de las políticas restrictivas y
conservadoras. De estos estratos preindustriales provino una hostilidad parecida hacia
muchas de las manifestaciones del capitalismo industrial; una búsqueda de posición en
una sociedad cada vez más dominada por los vínculos monetarios, un mayor énfasis en
las relaciones de comunidad que de mercado y una desconfianza general en las ciudades
-especialmente en el banquero y en el judío-. Tales sentimientos encontraron un eco muy
importante entre la clase media, entre los círculos profesionales provincianos, en el
ejército y las universidades. Todos ellos convergieron en la formación de una amplia
infraestructura de sentimiento nacionalista y vagamente anticapitalista, que proporcionó
una plataforma ideológica para las aspiraciones alemanas al poder mundial. Siguió
mostrándose hostil y antagónica hacia la república de Weimar y constituyó la materia
prima del Nacional-Socialismo.
La Gran Depresión de los años setenta, causante del colapso industrial a la vez que
de una caída de los precios agrícolas, llevó al intervencionismo estatal con la
consolidación de la alianza agro-industrial de 1879. La industria y la burguesía industrial,
que podían haberse transformado en un serio rival del sector agrario, necesitaban ahora
del apoyo gubernamental para defender su propio mercado interior frente a la
intensificación de la competencia inglesa. Tuvieron que aceptar una política de
31
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 32/38
proteccionismo agrario defendida por los Junkers. A Bismarck el arancel le confirió
independencia financiera para evitar la crisis constitucional.
El estado alemán fue, al mismo tiempo, un pionero en la promoción de la
seguridad social obligatoria para la población obrera. El único fin que con ella se
perseguía y que sólo se consiguió de forma especial, fue el de apartar a la clase
trabajadora de la Social-Democracia. Efectivamente consiguió limar su filo
revolucionario y convertirlo, en la práctica, en una oposición reformista cada vez más
leal.
En definitiva, uno de los rasgos de la industria alemana fue la necesidad de
adquirir y asimilar rápidamente los procedimientos técnicos y el reconocimiento de la
importancia de la educación científica y técnica. Se puso un gran énfasis en el
adiestramiento específico para la industria y se utilizó cada vez más tecnológica. El
laboratorio se convirtió en parte del paisaje industrial.
El cierre de los canales políticos para quienes tenían ambición después de 1848,
dejando como única salida a la clase media la vía de los negocios. Tanto en Francia como
en Inglaterra, la clase media empresaria encontró salidas para sus jóvenes ambiciosos en
la política, el servicio del estado, el servicio colonial y otros sectores de la vida pública
cerrados básicamente a dicha clase en Alemania.
En cuanto a Suecia fue la menos dependiente del mercado internacional. En 1870
exportó alrededor del 18% del ingreso nacional. Al inicio de su rápida industrialización,
las exportaciones suecas se componían casi exclusivamente de productos primarios, sobre
todo de madera, avena y algo de mineral de hierro y hierro en bruto. Como la
industrialización seguía adelante, los productos intermedios y terminados empezaron a
cobrar importancia: especialmente papel, pulpa de papel, maquinaria eléctrica y baleros.
A principios de 1870 las exportaciones noruegas de madera, pescado y servicios
de embarque llegaron al 90% de las totales; al iniciarse el siglo XX esas exportaciones
alcanzaban más del 30% del ingreso nacional, con los servicios de navegación al frente
con el 40% de las ganancias externas. Dinamarca, especializada aún en mayor grado en la
exportación de lácteos procesados y productos animales, importaba granos bastos para
consumo animal. Los Países Bajos se especializaron en procesar materias primas
importadas -harina de trigo, tabaco, chocolate y azúcar- para reexportarlas al continente.
Alemania también dependía en mucho de los servicios relacionados con el intercambio
exterior. Suiza sin recursos naturales de consideración logró incluso mucho más queotros gracias al ingenio de sus empresarios y a la habilidad de su fuerza de trabajo. Sus
32
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 33/38
exportaciones consistieron principalmente en una intrincada y especializada maquinaria y
en productos metálicos, textiles finos (bordados de algodón y seda), relojes, productos
químicos y farmacéuticos y alimentos y bebidas procesados. Era el segundo productor
mundial en industrias de química orgánica a principios del siglo XX, producía la quinta
parte que Alemania, pero su producción era equivalente a la del resto del mundo
combinada y se exportaba en un 90%.
Como dice Cameron, la sobresaliente producción industrial de estos países no
puede ser entendida ni explicada sin tomar en cuenta el muy grande y correspondiente
respaldo del capital humano.
En otros casos, como Italia pueden advertirse las visibles diferencias regionales
entre el norte y el sur. En la Rusia imperial, el gran ducado de Finlandia estaba más
cercano a sus vecinos nórdicos que a sus provincias eslavas o asiáticas. La región de
Moscú alardeó de una importante industria textil y alrededor de la última década del siglo
XIX un centro importante de industria pesada se desarrolló en Ucrania.
Sin embargo, esas “islas de modernidad” permanecieron rodeadas por mares de
atraso. Una de las razones que lo explican, en parte, son los niveles abismales de bajo
capital humano. Otra característica negativa fue la ausencia de cualquier tipo de reforma
agraria, con consecuentes bajos niveles de productividad agrícola.
No se puede desconocer en ese proceso de industrialización el papel de las
inversiones internacionales y el de las instituciones financieras. Bélgica antes de 1850 y
Alemania en las décadas 1840-1860 recibieron importantes aportaciones de capital
externo en la minería estratégica y en la industria metalúrgica. El capital externo financió
una gran parte de los ferrocarriles de Bélgica, España, Portugal, Italia, Suiza, Austria-
Hungría, los Balcanes y Rusia.
De modo que como diría Cameron –cuestionando presentaciones como las de
Pollard-, no hubo un modelo de industrialización en el siglo XIX -el inglés- sino varios.
Carbón y capital humano fueron los dos ingredientes básicos, pero en combinación con
otros elementos se produjo una variedad de patrones de industrialización. Para mencionar
un importante ejemplo fuera de la experiencia europea, la industrialización en Estados
Unidos anterior a 1870, dependió más del capital humano y de la abundancia de recursos
que del carbón (incluyendo la fuerza hidráulica); después de esa fecha, el carbón se sumó
a ellos dando por resultado el espectacular paso de Estados Unidos a la vanguardia de los
países industriales. La descripción acostumbrada de un modelo imitativo del caso inglés,ha distorsionado el registro histórico.
33
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 34/38
Otro caso paradigmático, señalado por su aparente atraso con el resto de la Europa
Occidental es el de España. A finales del siglo XIX era un país agrario, lo que llevó a
diversos historiadores como Pierre Vilar a sostener el fracaso de la vía industrial en la
península. Sin embargo, esa imagen no debe engañarnos, el sector clave de la economía
española no había permanecido estático a lo largo del siglo XIX. La reforma agraria
liberal había traído consigo una profunda transformación de la sociedad rural entre la
Guerra de Independencia y la Restauración.
Desde el punto de vista de la estructura de la propiedad, estos procesos fueron
contradictorios: aumentaron el número de propietarios en la mayoría de las regiones, pero
en general favorecieron una mayor concentración de una propiedad ya muy
desigualmente repartida a principios del siglo XIX. De todos modos, los grandes
propietarios tradicionales -la Iglesia, los concejos y comunidades vecinales y la nobleza-
vieron menguar sus dominios. El reverso de la moneda fue el surgimiento de un nuevo
grupo de grandes propietarios, procedentes en unos casos del campesinado más rico y en
otros de la burguesía urbana. Paralelamente se formó una clase de propietarios muy
pobres o campesinos con pequeñas propiedades. La reforma liberal, por lo tanto, modificó
parcialmente la estructura de la sociedad rural, renovando los grupos propietarios y
fortaleciendo en general su posición respecto a los cultivadores y los trabajadores a jornal,
y estableció nuevas reglas para el juego económico.
En ese sentido, uno de los aspectos más relevantes de la política de los sucesivos
gobiernos liberales fue su acción en pro de un mercado nacional único. Y junto con la
ampliación del mercado vino una mayor y distinta inserción en el mismo de las
economías campesinas: no sólo la práctica totalidad de las tierras pasaron a ser
susceptibles de compraventa, sino que los impuestos en metálicos, alentaron una mayor
comercialización de los productos agrarios y el crecido papel del dinero en las relaciones
económicas del campo otorgó una nueva importancia al recurso al crédito y
probablemente hizo mayor la necesidad de vender la fuerza de trabajo.
Durante las décadas centrales del siglo, el avance de la vid y del olivar -pero
también de cereal panificable- y la extensión de la huerta en la periferia mediterránea y el
afianzamiento de la vocación ganadera del norte, atestiguaron este proceso, al igual que lo
hizo la especialización cerealista de las comarcas interiores, arropada por la exclusión de
los trigos forasteros del territorio nacional. Se consolidó así una división interna de la
agricultura española, que tenía sus orígenes en el siglo XVIII, entre unas regiones litoralesmediterráneas más volcadas al mercado exterior, una España húmeda que combinaba
34
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 35/38
cultivos de autoconsumo con la especialización ganadera y una mayoritaria agricultura
cerealista interior que daba salida a sus excedentes de grano para cubrir los déficit del
litoral y suministrar pan a la malla urbana presidida por la Villa y la Corte y a las colonias
antillanas.
El efecto global de estas trayectorias fue una producción agraria mayor, impulsada
por la presión demográfica, que a su vez permitió un crecimiento sin precedentes de la
población a lo largo del XIX, pero un aumento escaso de producto por persona y además
muy desigualmente repartido, con lo que se obstaculizaba, cuando no se hacía imposible,
el ahorro y la inversión campesina en renovación técnica. Desde mediados de los años
setenta se precipitaron las caídas de precios agrarios en los mercados internacionales, un
fenómeno que persistiría hasta mediados de los noventa y que sería el principal elemento
definidor de la llamada Gran Depresión.
Antes estas crisis plurales, las respuestas de propietarios y cultivadores rurales
fueron de tres tipos: el recurso a la acción colectiva, la recomposición de los cultivos, y la
adopción de innovaciones técnicas, con frecuencia asociados a los nuevos plantíos. Esto
llevó a una reacción proteccionista cuyo eje era el tratado hispano-francés y cuyo objetivo
fue la exportación del vino. Esas medidas proteccionistas de 1890 y 1891 rebajaron el
nivel de integración internacional de la agricultura española, y por ende disminuyeron los
estímulos a la renovación que la competencia traía consigo. Pero ese efecto fue
parcialmente compensado por los elementos de dinamismo creados por la reserva del
mercado interior de transformados agrarios, que fomentó la renovación de la
agroindustria (conservas, aceites, vinos, embutidos, corchos) y sentó las bases de una
creciente competitividad internacional de los productos agrarios de mayor valor añadido a
lo largo del primer tercio del siglo XX.
Junto a estos productos, se fomentó la explotación del otro gran recurso natural
español, los depósitos minerales. La ley de Bases de 1868 y la legislación de 1869
supusieron la desamortización de la minería, al acabar con las minas de explotación
reservadas al Estado, facilitar las concesiones y convertirlas en perpetuas mediando el
pago del canon e independientemente de su uso. La normativa de 1868 abrió la puerta a
un rápido crecimiento del sector en el último tercio de siglo, bajo el impacto de la
creciente demanda europea. No sólo la salida principal del mineral fue el exterior, sino
que casi el 50% de los recursos fueron explotados por el capital extranjero que extrajo del
país buena parte del valor añadido en los trabajos mineros: la desigual distribución de los
35
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 36/38
beneficios de la minería impidió que ésta jugara un papel decisivo en la acumulación de
capital.
Por otra parte, en la década de 1870, la única industria fabril consolidada en
España era el textil catalán, un sector en el que coexistían en cualquier caso talleres
artesanales y empresas medias mecanizadas, mientras que el resto de los establecimientos
de transformación del país eran, con escasas excepciones, de pequeñas dimensiones y
nivel tecnológico muy bajo. En cuanto a la industria alimenticia, fue la de mayor
importancia cuantitativa y extensión geográfica de España, las décadas de 1880 y 1890
fueron de gran dinamismo. Desde 1890 la contracción de las ventas exteriores de vino dio
alas a una transformación minoritaria pero significativa de la vitivinicultura: no sólo
aumentó sustancialmente el número de bodegas orientadas a la elaboración de vinos de
calidad en La Rioja, sino que en el Penedés nació una industria de cava, y en Jerez se
amplió sustancialmente la gama de productos comercializados con la creación de marcas
propias por parte de las bodegas, la expansión del brandy. A las transformaciones de las
tres actividades agroindustriales por excelencia (producción de harina, aceite y vino), se
sumó el desarrollo de otras industrias agrarias: la azucarera y la alcoholera, la de
conservas vegetales y de pescado, la quesera cántabra, la mantequillera asturiana, la
cervecera, la chocolatera.
El textil algodonero catalán mantuvo su carácter central entre las industrias de
bienes de consumo, y en los noventa experimentó un crecimiento claro de la mano sobre
todo de la demanda antillana. Tanto en la industria lanera como en la de curtido y del
calzado, se debe hablar de una reestructuración desigual. La evolución de los ramos del
papel o del vidrio también estuvo marcada por la transformación técnica y la
concentración empresarial, mientras que la industria tabaquera pasó en 1887 de ser un
monopolio gestionado directamente por la Administración a la fórmula del arrendamiento
por la Cía. Arrendataria de tabacos, privatización que estuvo acompañada de elevadas
inversiones con vistas a fomentar el consumo y rebajar los costes de producción. En el
terreno de las industrias básicas, el cambio fundamental de las dos décadas finiseculares
fue la articulación de la siderurgia vizcaína, que hizo posible la creación de
establecimientos de maquinaria y un importante paso de los astilleros. En cuanto a los
diferentes establecimientos de la industria química experimentaron una débil expansión a
lo largo de todo el siglo XIX de la mano del desarrollo de la industria textil y otros ramos
menores como el crámico, jabonero y perfumero, los avances mencionados no tuvieronefectos. De modo que si se visualizaron ciertas luces en el proceso industrializador, las
36
5/16/2018 La irrupción económica y social de la modernidad - slidepdf.com
http://slidepdf.com/reader/full/la-irrupcion-economica-y-social-de-la-modernidad 37/38
sombras se vinculan a la industria química y a la energía, los dos grandes campos de
renovación industrial en el fin de siglo.
El diagnóstico de la posición económica de España a la altura de 1898 no puede
tener en forma exclusiva la evolución del aparato productivo y la red de transportes. Las
instituciones monetarias y financieras, las redes comerciales, los servicios profesionales,
educativos y sanitarios, la organización empresarial y el conjunto de los recursos públicos
en cualquiera de las áreas anteriores y en otros campos, resultan sin dudas datos muy
relevantes para evaluar el grado de desarrollo alcanzado por el país desde el fin del
Antiguo Régimen. Si el abrumador predominio del Banco de España, el bajo nivel de
activos financieros en relación a la renta nacional, o el control del grueso del crédito por
parte de prestamistas particulares, comerciantes-banqueros y pequeñas casas de banca,
reflejaban un avance lento de las instituciones financieras del capitalismo, otros tantos
datos análogos ponían de manifiesto el bajo nivel de escolarización, la insuficiencia
manifiesta de los servicios sanitarios, el escaso despliegue de las nuevas formas de
intermediación comercial, el raquitismo de los servicios profesionales o la escasa
funcionalidad del presupuesto público como dinamizador del crecimiento económico, por
más que indudablemente en la mayoría de estos terrenos el avance respecto al punto de
partida a principios del XIX hubiera sido espectacular.
Lo que permite en los debates de la historiografía económica actual se hable a la
vez de “fracaso” (de la revolución industrial en España y, por tanto, de su modernización
económica en el siglo XIX) y de “mito del fracaso”, es el punto de referencia. Volviendo
la vista hacia atrás, hacia el comienzo del siglo XIX, no cabe duda de que el progreso
material en 1898 era manifiesto. La comparación con otros países mediterráneos como
Italia o Portugal, por no hablar del Imperio Otomano, Grecia o los emergentes estados
balcánicos, situaba asimismo a España en una posición airosa.
Pero la referencia de la elite y de la opinión pública, máxime en un fin de siglo
marcado por el auge del imperialismo y del darwinismo social, eran las demás naciones
occidentales, con respecto a las cuales las distancias habían aumentado en el curso de cien
años. Una percepción que encontraba, sin embargo, inmediatos apoyos en el empleo de
cualquier indicador económico. Quizá la inmensa mayoría de los españoles no hablaban
en 1898 de atraso, pero en un país con una de las esperanzas de vida más bajas de Europa
y situada en 35 años -sólo Rusia y los países balcánicos la tenían inferior- los más no
debían tener ninguna sensación de vivir mejor que sus padres ni de haber dejado atrás lalucha cotidiana por la supervivencia.
37
Top Related