La leyenda del verdadero amigo
Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado
punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA.
Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y
el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo
grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno
en todo el mundo podrá borrarlo.
El saco de plumas
Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo
por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese
amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?",
a lo que el hombre respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y
pequeñas y suelta una donde vayas".
El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al
cabo de un día las había soltado todas.
Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado", a lo que el sabio contestó:
"Esa es la parte más fácil.
Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste.
Sal a la calle y búscalas".
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo
juntar casi ninguna.
Al volver, el hombre sabio le dijo:
"Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así
mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo
único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de
revertir lo que hiciste".
"Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón".
El árbol triste
Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser
cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales,
todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol
profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.
Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano:
- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?
- No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves qué bellas son?.
Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los
demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del
árbol, exclamó:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la
tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... sé
tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y dicho esto, el búho
desapareció.
- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? , se preguntaba el árbol desesperado,
cuando, de pronto, comprendió...
Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior
diciéndole:
Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque
no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las
aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela.
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual
estaba destinado.
Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín
fue completamente feliz.
Yo me pregunto al ver a mi alrededor...
- ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?
- ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?
- ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?
En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...
No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de
nuestro ser. Démonos ese regalo a nosotros mismos y también a quienes amamos.
Decidir y ser constantes:
En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito
tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y
calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros.
Una mañana, llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño
inconsciente más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad inferior
de su cuerpo y lo llevaron urgente al hospital del condado.
En su cama, el niño horriblemente quemado y semi inconsciente, oía al médico que hablaba
con su madre. Le decía que seguramente su hijo moriría que era lo mejor que podía pasar, en
realidad -, pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo.
Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría.
De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió.
Una vez superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico hablando
despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores de su
cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya que estaba
condenado a ser inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus piernas.
Una vez más el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido.
Caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz. Sus
delgadas piernas colgaban sin vida.
Finalmente, le dieron de alta.
Todos los días, su madre le masajeaba las piernas, pero no había sensación, ni control, nada.
No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca.
Cuando no estaba en la cama, estaba confinado una silla de ruedas.
Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire fresco.
Ese día en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped
arrastrando las piernas.
Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo,
se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el cerco, decidido a caminar.
Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al cerco.
Nada quería más que darle vida a esas dos piernas.
Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes diarios, su persistencia
férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad,
primero de pararse, luego caminar tambaleándose y finalmente caminar solo y después
correr.
Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de correr. Más
adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista.
Y aun después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de
sobrevivir, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven
determinado, Glenn Cunningham, llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el kilómetro
más veloz el mundo!
Glenn Cunningham
Ten el valor y la fuerza para tomar tus decisiones y ser constante a la hora de darles forma.
Eres feliz?...
En cierta ocasión, durante una elegante recepción de bienvenida al nuevo
Director de Marketing de una importante compañía londinense, algunas de las
esposas de los otros directores, que querían conocer a la esposa del festejado,
le preguntaron con cierto morbo: Te hace feliz tu esposo, verdaderamente te
hace feliz?
El esposo, quien estaba en ese momento no estaba su lado, pero sí lo
suficientemente cerca para escuchar la pregunta, prestó atención a la
conversación e incorporó ligeramente su postura, en señal de seguridad, y
hasta hinchó un poco el pecho
, orgullosamente, pues sabía que su esposa diría que sí, ya que ella jamás se había quejado durante
su matrimonio.
Sin embargo, para sorpresa suya y de los demás, la esposa respondió con un rotundo
- No, no me hace feliz.
En la sala se hizo un incómodo silencio como si todos los presentes hubieran escuchado la respuesta
de la mujer.
El marido estaba petrificado.
No podía dar crédito a lo que su esposa decía, y menos en un momento tan importante para él.
Ante el asombro del marido y de todos, ella simplemente se acomodó enigmáticamente sobre su
cabeza su elegante chalina de seda negra y continuó:
- No, él no me hace feliz... Yo soy feliz....!
El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él, sino de mí.
- Yo soy la única persona de quien depende mi felicidad.
Yo determino ser feliz en cada situación y en cada momento de mi vida, pues si mi felicidad
dependiera de otra persona, de otra cosa o circunstancia sobre la faz de la tierra, estaría en serios
problemas.
- Todo lo que existe en esta vida cambia continuamente: el ser humano, las riquezas, mi cuerpo, el
clima, los placeres, etc.
Y así podrían decir una lista interminable.
- A través de toda mi vida, he aprendido algo:
- Yo decido ser feliz y lo demás son "experiencias o circunstancias", lo amo y el me ama, muy a pesar
de sus circunstancias y de las mías.
- Él cambia, yo cambio, el entorno cambia, todo cambia; habiendo amor y perdón verdadero, y
observando esos cambios, (los cuales tal vez puedan ser fuertes o no, pero existen), hay que
enfrentarlos con el amor que hay en cada uno de nosotros, si los dos nos amamos y nos
perdonamos; los cambios serán sólo "experiencias o circunstancias" que nos enriquece y que nos
darán fortaleza, de lo contrario, solo habremos sido parejas de "paso".
- Para algunos divorciarse es la única solución; (... en realidad es la más fácil...)
El amar verdaderamente, es difícil, es dar amor y perdonar incondicionalmente, vivir, tomar las
"experiencias o circunstancias" como son, enfrentarlas juntos y ser feliz por convencimiento.
Hay gente que dice:
- No puedo ser feliz porque estoy enfermo, porque no tengo dinero, porque hace mucho calor, porque
me insultaron, porque alguien ha dejado de amarme, porque alguien no me valoró!
Pero lo que no sabes es que puedes ser feliz aunque estés enfermo, aunque haga calor, tengas o no
dinero, aunque alguien te haya insultado, o alguien no te amó o no te haya valorado.
Ser feliz es una actitud ante la vida y cada uno decide!...
Ser feliz... depende de ti!
"El error más grande"
El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte, te equivocas dejando de
arriesgar en el viaje hacia tus objetivos.
No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir
avanzando hacia el mar; se equivoca el agua que por temor a equivocarse, se estanca y se
pudre en la laguna.
No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta; se equivoca la que
por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida.
No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas, se equivoca
aquel que por temor a equivocarse no acciona.
No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquel que
por temor a caerse renuncia a volar permaneciendo en el nido.
Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí mismo
cada día, sin encontrarse nunca plenamente.
Creo que al final del camino no te premiarán por lo que encuentres, sino por aquello que
hayas buscado honestamente.
El ciego
Había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que,
escrito con tiza blanca, decía:
"POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO".
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en
la gorra.
Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio.
Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue.
Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena
de billetes y monedas.
El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre
todo, qué había escrito.
El publicista le contestó:
"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".
Sonrió y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
"HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA"
Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte mejor de esa manera.
Te deseo un Feliz Día... y ten en mente que todo cambio, renueva día a día tu vida...
Lo difícil es encontrar nuevas estrategias para lograr respuestas diferentes.
Decía Einstein:
"Si hace lo que siempre ha hecho, obtendrá los resultados que siempre ha obtenido"
Bastante obvio, tanto que se nos olvida...
El pescador
Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño cuando llegó
un bote con un solo pescador.
Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al
pescador por la calidad del pescado y le preguntó ¿cuánto tiempo le había tomado
pescarlos?
El pescador respondió que sólo un de poco tiempo.
El americano luego le preguntó ¿porqué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado?
El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su
familia.
El americano luego preguntó ¿pero qué hace usted con el resto de su tiempo?
El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi
señora María, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis
amigos. Tengo una vida "placentera y ocupada".
El americano replicó, "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo
en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más
grande podrías comprar varios botes y eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros.
En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías, hacer directamente a un
procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora.
Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución.
Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a La Capital, donde manejarías tu empresa en
expansión".
El pescador preguntó, ¿Pero, cuánto tiempo tarda todo eso?
A lo cual respondió el americano, "entre 15 y 20 años".
"¿Y luego qué?"
El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte.
"Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las
acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones.
"Millones ... y ¿luego qué?"
Dijo el americano: "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes
dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas
las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus amigos".
El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?"
MORALEJA:
Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas
veces no vemos.
La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos mal por aquello que no
tenemos.
"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas"
¡LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO!
¿Que es la riqueza?
¿Que es la riqueza?
A dos grupos de personas se les hizo la siguiente pregunta:
¿Qué es la riqueza?
El primer grupo contestó de la siguiente manera:
Arquitecto: tener proyectos que me permitan ganar mucho dinero.
Ingeniero: desarrollar sistemas que sean útiles y muy bien pagados.
Abogado: tener muchos casos que dejen buenas ganancias y tener un BMW.
Médico: tener muchos pacientes y poder comprar una casa grande y bonita.
Gerente: tener la empresa en niveles de ganancia altos y crecientes.
Atleta: ganar fama y reconocimiento mundial, para estar bien pagado.
El segundo grupo contestó lo siguiente:
Preso de por vida: caminar libre por las calles.
Ciego: ver la luz del sol y a la gente que quiero.
Sordo: escuchar el sonido del viento y cuando me hablan.
Mudo: poder decir a las personas cuánto las amo.
Inválido: correr en una mañana soleada.
Persona con una enfermedad terminal: Poder vivir un día más.
Huérfano: Poder tener a mi mamá, mi papá, mis hermanos, y mí Familia.
“No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mide tu riqueza por aquellas cosas que no
cambiarías por dinero”
El Tazón de madera
El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le
temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la
mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un
asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo de y cuando intentaba tomar el vaso,
derramaba la leche sobre el mantel. El hijo y su esposa se cansaron de la situación.
-Tenemos que hacer algo con el abuelo, dijo el hijo. -Ya he tenido suficiente. Derrama la leche,
hace ruido al comer y tira la comida al suelo.
Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor.
Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el
abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera.
De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos
mientras estaba ahí sentado sólo. Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía,
eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida. El niño de
cuatro años observaba todo en silencio.
Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera
en el suelo. Le preguntó dulcemente: -¿Qué estás haciendo?
Con la misma dulzura el niño le contestó: -Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para
mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos. Sonrió y siguió con su tarea.
Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Las
lágrimas rodaban por sus mejillas y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos
sabían lo que tenían que hacer.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la
familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el
esposo ni la esposa, parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se
derramaba o se ensuciaba el mantel.
Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus
mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar
feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas.
Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que
construyen el futuro de su hijo. Seamos instructores sabios y modelos a seguir.
He aprendido que puedes decir mucho de una persona por la forma en que maneja tres cosas:
un día lluvioso, equipaje perdido y luces del arbolito enredadas.
He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a
extrañar cuando ya no estén contigo.
He aprendido que aún cuando me duela, no debo estar solo.
La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca cómo los hiciste sentir.
Siete frases para mejorar la comunicación con la familia
1.- Te Amo
Ningún ser humano puede sentirse realmente feliz hasta escuchar que alguien le diga: “te
amo”. Atrévete a decirlo a la otra persona, a tu cónyuge, a tus padres, a tus hermanos, a tus
hijos, si es que nunca lo has hecho, haz la prueba y verás el resultado.
2.- Te Admiro
En la familia, cada miembro tiene alguna cualidad o habilidad que merece reconocimiento:
Todos, en algún momento, sentimos la necesidad de que se nos reconozca algún logro o meta
alcanzada… ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste esto a alguien?
3.- ¡Gracias!
Una necesidad básica del ser humano es la de ser apreciado. No hay mejor forma de decir a
una persona que es importante lo que hace por nosotros, que expresarle un ¡gracias!, no en
forma mecánica, sino con pleno calor humano.
4.- Perdóname, me equivoqué
Decir esto no es tan fácil, sin embargo, cuando cometas un error que ofenda o perjudique a
otras personas, aprende a decir con madurez: “perdóname, me equivoqué”.
5.- Ayúdame, te necesito
Cuando no podemos o no queremos admitir o expresar nuestra fragilidad o necesidad de
otros, estamos en un grave problema. No te reprimas. ¡Pide ayuda! Que también son muy
importantes las palabras.
6.- ¡Te escucho…háblame de tí!
¿Cuántas veces le has dicho a algún miembro de tu familia: “A ver, háblame, qué te pasa?”.
Tal vez muchos problemas y mal entendidos se resolverían si tan sólo escuchásemos lo Que
nos tratan de decir.
7.- ¡Eres especial!
Es importante hacerles saber a tus seres queridos cuanto ellos significan para ti.
Pagado con un vaso de leche
Un joven que pagaba sus estudios trabajando de vendedor ambulante, sentía hambre pero no
tenía dinero para almorzar. Decidió vencer la vergüenza que le daba mendigar y pedir algo de
comer en la próxima puerta que tocase. No obstante, perdió su nervio cuando una hermosa
joven le abrió la puerta. En lugar de pedir comida pidió solo un vaso de agua.
Ella, sin embargo, se apiadó de el y le trajo un vaso de leche. El se lo tomó tímidamente y
preguntó, -¿Cuanto le debo?
-No me debe nada, respondió ella. -Mi madre nos enseñó a nunca aceptar pago por hacer un
favor.
-Entonces le agradezco de corazón, respondió el joven.
Aquel joven llamado Howard Kelly se fue de aquella casa, no solo sintiéndose fortalecido en
su cuerpo sino también en su fe en Dios y en la humanidad. Antes del incidente estaba
pensando en rendirse y renunciar.
Muchos años mas tarde aquella joven, ya mayor, se enfermo gravemente. Los doctores
locales estaban muy preocupados. Finalmente la enviaron al hospital de una gran ciudad
donde practicaba un famoso especialista en aquella enfermedad.
Cuando el médico se dio cuenta del nombre de su nueva paciente y del pueblo de
procedencia, inmediatamente se levantó y fue a verla. La reconoció inmediatamente. Volvió a
su oficina resuelto a hacer todo lo posible para salvar su vida. La lucha fue larga pero la
señora se salvó.
Por su parte la señora andaba muy preocupada sabiendo que el precio de su estancia en el
hospital sería astronómico. Sin que ella supiese, el doctor envió órdenes que le pasaran a el la
cuenta final. Después de examinarla escribió un mensaje al pie de la cuenta antes de que
fuese enviada a la señora.
Ella abrió aquella cuenta con gran temor, pensando que pasaría el resto de sus días
pagándola. Finalmente miró y cual fue su asombró cuando leyó al pie de la lista de enormes
cifras:
Todo Pagado por completo con un vaso de leche.
Para pensarlo
Hoy tenemos edificios más altos y autopistas más anchas, pero temperamentos más cortos y
puntos de vista más estrechos.
Gastamos más, pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas.
Tenemos más compromisos, pero menos tiempo.
Tenemos más conocimientos, pero menos criterio.
Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la Luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y
conocer a nuestro vecino.
Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior.
Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.
Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría.
Con más comida, pero menos nutrición.
Son días que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios.
Son tiempo de casas más lindas, pero más hogares rotos.
Por todo esto, propongo que de hoy en adelante, no guardes nada “Para una ocasión
especial”, porque cada día que vivas es una ocasión especial.
Busca a Dios, aprende a conocerle, lee más, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte
en las malas hierbas.
Pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos, come tu comida referida, visita los sitios
que ames.
La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es solo para sobrevivir.
Usa tus copas de cristal, no guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que te den ganas de
hacerlo.
Las frases “Uno de estos días”, “Algún día”, quítalas de tu vocabulario. Escribamos aquella
carta que pensábamos escribir, “Uno de estos días”.
Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos.
Por eso, no retardes nada que agregaría risa y alegría a tu vida.
Cada día, hora, y minuto son especiales… y no sabes si pudiera ser el último…
Si estas tan ocupado y no puedes tomarte unos minutos para mandar este mensaje a alguien
que tu quieras, y dices a ti mismo que lo enviaras “Uno de estos días” piensa que “Uno de
estos días” puede estar muy lejos.
Manejo de la tensión
Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso con agua y preguntó
al auditorio:
-¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?
Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos. Entonces el conferencista comentó:
-No importa el peso absoluto. Depende de cuánto TIEMPO voy a sostenerlo. Si lo sostengo por
un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré DOLOR en mi brazo. Si lo
sostengo durante un día completo, tendrán que llamar una ambulancia. Pero es exactamente
el MISMO peso, pero entre más tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se va volviendo.
Y concluyó:
-Si cargamos nuestros PESARES todo el tiempo, luego, más temprano o más tarde, ya no
seremos capaces de continuar, la carga se irá volviendo cada vez MAS PESADA. Lo que tienes
que hacer es DEJAR el vaso en algún lugar y descansar un poco antes de sostenerlo
nuevamente. Tienes que dejar la carga de lado periódicamente, ¡de la forma que sea!
-Es reconfortante y te vuelve capaz de continuar. Entonces, antes de que vuelvas esta noche a
tu casa, deja afuera el pesar, en un rincón. No lo lleves a tu casa. Mañana podrás recogerlo
otra vez, al salir.
-La vida es corta… ¡Aprovéchala!
Leyenda de una mujer
Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una
caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía: -”Entra y toma todo lo que
desees, pero no te olvides de lo principal. Pero recuerda algo: después que salgas, la puerta
se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo
principal…”
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas,
puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal. La
voz misteriosa habló nuevamente. -“Tienes solo ocho minutos…”
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de
la caverna y la puerta se cerró…..Recordó, entonces, que el niño quedó adentro y la puerta
estaba cerrada para siempre. La riqueza duró poco y la desesperación… ¡para el resto de su
vida!.
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en este mundo y
una voz siempre nos advierte: “Y No te olvides de lo principal!”
Y lo principal son los valores espirituales, la oración, la vigilancia, la familia, los amigos, la
vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal
siempre se queda a un lado….
Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial ” Los tesoros del alma!”.
Que jamás nos olvidemos que la vida en este mundo, pasa rápido y que la muerte llega
inesperadamente.
Y que cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las
lamentaciones.
Ahora….piensa por un momento que es lo principal en tu vida……
“Que cosa extraña es el hombre: Nacer no pide, Vivir no sabe, Morir no quiere“
El Sol y El Viento
El sol y el viento discutían sobre cuál de dos era más fuerte.
La discusión fue larga, porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino
avanzaba un hombre, acordaron en probar sus fuerzas desarrollándolas contra él.
-Vas a ver – dijo el viento - como con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus
vestiduras.
Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacían, el hombre más oprimía
su capa, gruñendo contra el viento, y seguía caminando. El viento encolerizado, descargó
lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo y más cerraba su capa. Comprendió el viento que
no era posible arrancarle la capa.
Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se
regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro.
-Ya ves - le dijo el Sol al Viento - como con la bondad se consigue más que con la violencia.
Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones.
Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr
nuestros objetivos. Pero no nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con esos
métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Siempre una sonrisa puede lograr mucho más que
el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para
comprobarlo. ¿Preferimos una sonrisa o un insulto?… ¿Preferimos una caricia o una
bofetada?… ¿Preferimos una palabra tierna o una sonrisa irónica?… Pensemos que los
demás seguramente prefieren lo mismo que nosotros… Entonces tratemos a nuestros
semejantes de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados… Así veremos que todo
será mejor… Que el mundo será mejor… Que la vida será mejor…
El Tiempo: La mejor expresión de amor
Es posible evaluar la importancia que le asignamos a algo considerando el tiempo que
estamos dispuestos a dedicarle. Cuanto más tiempo le dedicamos a algo, más evidente resulta
la relevancia y el valor que tiene para nosotros. Si quieres conocer las prioridades de una
persona, fíjate en cómo usa el tiempo.
El tiempo es el regalo más preciado que tenemos porque es limitado. Podemos producir más
dinero, pero no más tiempo. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos
entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar. Nuestro tiempo es
nuestra vida. El mejor regalo que le puedes dar a alguien es tu tiempo.
No es suficiente decir que las relaciones son importantes: debemos demostrarlo en nuestras
acciones, invirtiendo tiempo en ellas. Las palabras por sí solas nada valen: “No solamente
debemos decir que amamos, sino que debemos demostrarlo por medio de lo que hacemos”.
Las relaciones exigen tiempo y esfuerzo. Amor se deletrea así:
La esencia del amor no es lo que pensamos o hacemos o aportamos a los demás; antes bien,
es cuánto entregamos de nosotros mismos. A los hombres, en particular, les cuesta entender
esto. Muchos dicen: !Te Quieren a Tí!. Quieren tu ojos, tus oídos, tu tiempo, tu atención, tu
presencia, tu interés: Tú Tiempo.
El mejor regalo de amor no son los diamantes ni las rosas ni los dulces. Es brindar tu
concentración. El amor se concentra tanto en otra persona que por un instante uno se olvida
quien es. La atención dice:
Siempre que dediques de tu tiempo, estarás haciendo un sacrificio, y el sacrificio es la esencia
del amor.
ES POSIBLE DAR SIN AMAR, PERO NO SE PUEDE AMAR SIN DAR.
AMAR ES ENTREGARSE: DEJAR DE LADO MIS PREFERENCIAS, COMODIDAD, OBJETIVOS
PERSONALES, SEGURIDAD, DINERO, ENERGÍA Y TIEMPO PARA EL BENEFICIO DE LOS
DEMÁS.
Recuerda siempre esto:
EL MEJOR REGALO QUE LE PUEDES DAR A ALGUIEN ES:
“TU TIEMPO”
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