La Sonrisa del Payaso
Àlex Serra
Nombre: Àlex Serra Alcina
Día 31 de octubre, 12:30.
Siempre me han dado miedo los payasos, aún recuerdo cuando de
pequeño, mi padre y mi madre me dejaron con Enric, uno de mis
mejores amigos, solos en casa. Como no sabíamos que hacer,
encendimos el televisor, y comenzamos a hacer un poco de zapping. La
verdad es que no hacían casi nada bueno, pero de repente, pudimos
ver como daban una película llamada IT de Stephen King. Yo nunca
había visto una peli de terror, así que no sabía lo que me iba a
encontrar. Y os preguntaréis, ¿de qué iba? Pues de un payaso chiflado
que asesinaba a todo un pueblo, que bien, ¿verdad? Por aquel
momento yo no les tenía miedo, pero… Cuando vi la escena en que el
payaso mordía al niño… No pude dormir en toda la noche. El caso es
que justamente hoy, voy a la feria del pueblo, y no sé por qué, pero
intuyo que algo malo relacionado con los payasos me ocurrirá.
Día 31 de octubre, 18:45.
Estoy listo para que mis amigos me vengan a buscar, mi temor de que
ocurra algo con los payasos, aumenta. Puede parecer una increíble
tontería, pero… Lo sé, sé que algo pasará.
Día 31 de octubre, 19:00.
Bien, ya estamos todos y nos dirigimos hacia la feria. Al llegar, todos se
dirigen a tirar balines con metralletas. Yo, estando un tanto nervioso,
decido hacer también una ronda de tiros. Al acabar, veo que he dado
a cinco bolas, un record. Mientras tanto, todo bien.
Día 31 de octubre, 21:20.
Creo que todo eso del payaso es una simple suposición.
Ahora mismo Joan y Marc han ido a buscar alguna atracción en la que
montar, y mientras, Enric y yo estamos en un bar esperando. Y es que
hemos subido a tantas, que dudo que quede alguna para estrenar.
Pero, súbitamente, mi móvil comienza a vibrar y veo que Joan me ha
mandado un mensaje:
Àlex, hemos encontrado una especie de atracción un tanto extraña, y
que no pinta nada mal. Venid tú y Enric. Esta justo a la derecha de la
máquina de azúcar.
Qué raro… Pero si hemos pasado por allí como unas tres veces y no
hemos visto nada… ¡Seremos despistados!
Los dos avanzamos hacia allí. ¿Qué tipo de atracción sería? No la
sabía… ¿Tal vez un Pepito Grillo? ¿O un péndulo? Para mi sorpresa de
todas, la atracción era una especie de casa… Y lo peor de todo, era
que llevaba la cara de un payaso pintado.
Día 31 de octubre, 22:00.
Cuando vi por poco me caigo al suelo, me giro repentinamente y me
topo con Enric.
-¿Pero qué haces? Debemos entrar.
- No _musité_ Creo que mejor me quedaré aquí… Además, ¿y Joan y
Marc?
- Es verdad…
Sentado en el porche había un hombre con un sombrero:
- Preguntas por tus amigos, ¿verdad?
-Si… Por qué, ¿los has visto?
- Hace cinco minutos que han entrado.
Qué extraño… ¿No nos han esperado?
- Entrad, entrad. ¡Por favor!
Enric se abalanza y entra directamente.
No sé qué hacer… ¿Entrar o no entrar? Finalmente, me decido, y entro.
Pero antes de atravesar la puerta, el hombre del porche me dice:
-Vigila al payaso chiflado… Fue el responsable del error
Y sin dejarme preguntar el motivo, me empuja dentro de la casa y cierra
la puerta.
Día 31 de octubre, 23:00.
¡O no!… Algo va mal… Donde están los demás, ¿se han ido sin
esperarme? No puede ser.
Con el fin de encontrarles, empiezo a avanzar a paso ligero, cuando,
por sorpresa, encuentro un objeto, a simple vista no parece nada, pero
cuando lo giro, vi que era el móvil de Joan. En la pantalla, ¡estaba yo!
Al principio, pienso que se le ha caído. Y que por culpa del golpe, había
abierto alguna foto al azar… Pero entonces, diez pasos más tarde,
encuentro el de Marc. Y con la misma imagen.
¿Qué está pasando? Sin más remedio, corro y corro hasta llegar lo más
lejos que puedo, y cuando creo que estoy a punto de encontrar la
salida… Me tropiezo. Me giro para ver con que… ¡No podía ser… Es el
móvil de Enric! Vuelvo a levantarme y de nuevo tropiezo.
¿Qué es eso? ¿Una especie de pie? Me apresuro y salgo de allí.
Entonces, me doy cuenta de que mi móvil también se había caído.
Voy a buscarlo, y cuando lo intento coger, delante de mí, esta él. Se
agacha, lo coge, y comienza a teclear un montón de teclas.
Con intención de moverme, veo que me he quedado paralizado, en
ese momento, él, saca un rotulador rojo y hace una cruz. Me lo da, lo
miro, y lo veo.
¡Era yo! Otra vez, pero TACHADO. Levanto la cabeza, y entonces se,
que había cometido un error, no tenía que haber vuelto.
Y a él, sin moverse, se le comienza a dibujar una sonrisa de oreja a oreja.