Download - Las Iglesias y La Dictadura Chilena - Alvaro Ramis

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  • La identidad de las iglesias mis-mas se van a redefinir profun-damente a partir de ese mo-mento. De all que la mirada histrica al rol de las iglesias durante la dictadura no puede remitirse a un simple repaso de hechos y nombres sino que de-be adquirir una dimensin hermenuti-ca, en cuanto crtica a las ideologas (y de las teologas) que pugnaban por dar senti-do a la encrucijada chilena. Un intento de interpretacin puede emerger desde un juego de espejos con otro acontecimiento similar, como puede ser la dictadura nazi en Alemania. En cuanto proyecto ideol-gico el Tercer Reich propuso una reinter-pretacin total del curso de la historia y del sentido de la vida, por lo que reclam una catarsis completa en la teologa cris-tiana. Por supuesto, un paralelo entre el rgimen hitleriano y la dictadura pino-chetista es un ejercicio precario, que no resiste equivalencias aritmticas. Pero en cuanto acontecimientos ambos mo-mentos permiten lecturas sincrnicas, a pesar de la asimetra de sus horrores.

    La iglesia del Reich y la Iglesia Con-fesanteEl ascenso nazi llev a profundas divi-siones en las iglesias europeas. En el ca-so catlico una parte de los obispos, en-cabezados por el obispo de Mnster, el cardenal Clemens von Galen, ofrecieron fuerte oposicin y resistencia a Hitler, pe-ro otros, como el austriaco Alois Hudal, el eslovaco Josef Tiso, o el croata Aloysus Stepinac van a colaborar de forma activa con su proyecto. En las iglesias protestan-tes la divisin tuvo relacin con el inten-to nazi de utilizar al cristianismo como sea de identidad alemana, subordinado a la ideologa oficial, en tanto religin na-cional. En 1933 impuso la unificacin de las distintas iglesias protestantes en una nica Iglesia del Reich (Reichskirche) e impuso como Reich Bishop al capelln militar de Knigsberg, Ludwig Mller. Se elabor una nueva teologa, purgada de elementos judos y antinacionales, para otorgar al nazismo un carcter mesinico y escatolgico, sustentada en el Fhrer-prinzip que demandaba obediencia ab-soluta al lder. Esta nueva doctrina opuso el cristianismo positivo, nazificado, al cristianismo negativo, contaminado por el materialismo judo y el marxismo. La Iglesia del Reich introdujo el prrafo ario por el cual excomulg a sus miem-bros con antecedentes raciales judos,

    glorific los principios de sangre, raza y suelo, y argument la necesidad de des-truir a los enemigos ideolgicos. Toda di-sidencia a la posicin oficial se consider una politizacin indebida de la iglesia. En enero de 1934, Mller decret que to-da participacin de un pastor en la polti-ca de la Iglesia ser considerada como una infraccin a la disciplina eclesistica y la falta implicar la suspensin inmediata en sus funciones.

    En reaccin surgi en 1934 la Iglesia Confesante (Bekennende Kirche), lla-mada as por la confesin de Barmen por la que un campo de protestantismos alemn rechaz la subordinacin al Es-tado y el mesianismo hitleriano, inspira-dos por la teologa dialctica de Karl Barth. Para los confesantes la fe cristia-na no constitua un objeto cosificable, si-no una acontecerque emerge en la vida y exige respuesta. Van a establecer la ofici-na Grber, un equipo humanitario des-tinado a proteger a los perseguidos por razones polticas y raciales. Clausurada en 1940, los miembros de la oficina fue-ron enviados a campos de concentracin. Muchos miembros de la Iglesia Confe-sante terminarn luchando junto a la re-sistencia directa al rgimen y perdiendo la vida en ello. La figura ms emblemti-ca es el pastor Dietrich Bonhoeffer, que participar junto al grupo de oficiales de la Abwehr (2) en el atentado contra Hitler del 20 de junio de 1944. La conciencia de la Iglesia Confesante se condensa en el fa-moso poema del pastor Martin Niemller: Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guard silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemcratas, guard silencio, porque yo no era socialdemcrata. Cuan-do vinieron a buscar a los sindicalistas, no protest, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judos, no protest, porque yo no era judo, Cuando vinieron a buscarme, no haba nadie ms que pudiera protestar (3).

    La iglesia del rgimenEn el caso chileno, la Junta Militar recu-rri desde el primer momento a la legiti-macin religiosa de su poder, ostentando una interpretacin mesinica de su actua-cin: Al terminar esta breve exposicin, pido al Altsimo que nos ilumine y nos d fuerzas para afrontar las difciles tareas de Gobierno, y a mis compatriotas, la fe y el sacrificio para salvar a la Patria, dolida y enferma, de la dura prueba a que el desti-no la someti, quizs si para sealarle con este golpe, cul ser su verdadera misin (4). Se trata de un argumentario dualista en que se opone la civilizacin cristiano-occidental y el marxismo-leninismo, la espiritualidad y el materialismo ateo, los vencedores y los vencidos, la Virgen del Carmen y el caos terrorista. El golpe de Estado se interpreta como la respues-ta de Dios ante una catstrofe social y poltica. La represin violenta como el sacrificio necesario a la misin salv-fica de las Fuerzas Armadas. Pinochet sostiene en 1974: Ustedes saben que el pueblo oraba por su salvacin y que aho-ra (conmigo) se siente libre y apartado del mal (5). Y en 1977: Ustedes saben que el movimiento del 11 de septiembre fue es-pecialmente dirigido a salvar la parte es-

    piritual del pas. Es as que quin analiza el pronunciamiento militar de 1973 y es-tudia casualmente cmo se produjo lle-ga al convencimiento de que aqu estuvo presente la mano de Dios (6). Los medios de comunicacin, controlados unnime-mente por el rgimen, difundirn la doc-trina de esta nueva Iglesia patritica, por medio de las homilas televisadas del capelln militar Florencio Infante en Te-levisin Nacional o del presbtero Ral Hasbn en Canal 13.

    A este discurso se sumar en bloque un sector del catolicismo especialmen-te influido por el nacional-catolicismo espaol, sacerdotes como Osvaldo Lira y obispos como Emilio Tagle, de Valpa-raso. Este sector rechazaba de forma di-recta o indirecta el Concilio Vaticano II y particip en las sombras de las maniobras golpistas. Por va de Wikileaks se ha cono-cido que el nuncio Stero Sanz influy en el entonces Secretario de Estado Vaticano Giovanni Benelli con el afn de minimizar las denuncias de violaciones a los dere-chos humanos, que ya llegaban a odos de Roma. Un informe secreto de la embajada de EEUU en Italia afirma que Benelli til-d de exagerada la cobertura de los acon-tecimientos en Chile como posiblemente el mayor xito de la propaganda comunis-ta (7). Una postura an ms abiertamen-te favorable al rgimen tendr el sucesor de Stero Sanz, el nuncio Angelo Sodano.

    Las evanglicasLa adhesin de las iglesias evanglicas se busc por medio de prcticas clientelares, favoreciendo la penetracin del neo-pen-tecolastilismo norteamericano, represen-tado por telepredicadores como Pat Ro-bertson o Jimmy Swaggart. Esta estrategia se inspir en los documentos de Santa Fe, elaborados por la CIA desde inicios de los 80 y que instigaron la propagacin de teo-logas fundamentalistas en Amrica Lati-na. David Stoll ha calculado que Estados Unidos destin entre $200 y 300 millones de dlares a este objetivo durante la dcada de los 80, con el doble objetivo de debilitar la resistencia a la poltica estadounidense y a la vez para canalizar la subjetividad social hacia una actividad religiosa (8).

    A pesar de su religiosidad ostentosa, Pinochet no tuvo el menor resquemor a la hora de reprimir a los sectores eclesiales que se oponan a su proyecto. La violencia simblica se canalizar bajo la acusacin de politizacin ilegtima del clero. Y la violencia directa dejar en el camino a los sacerdotes Joan Alsina, Gerardo Poblete, Miguel Woodward, Antonio Llid y An-dr Jarln. La prctica de la tortura no ex-cluy ni por motivos de religin o de gne-ro, como testimoni Sheila Cassidy en su Audacity To Believe (9). 106 sacerdotes y 32 religiosas se vieron obligados a aban-donar Chile durante los primeros cuatro meses despus del golpe de Estado. Mu-chos otros los seguiran en los aos veni-deros, siendo los casos ms notorios los de Jos Comblin en 1978, Pierre Dubois, Da-niel Carouette y Jaime Lancelot en 1986. Incluso en abril de 1976 un grupo de jve-nes pinochetistas (entre ellos el actual mi-nistro Andrs Chadwik) apedrearon a los obispos Enrique Alvear, Fernando Arizta y Carlos Camus al arribar al aeropuerto de Pudahuel.

    La Iglesia de la SolidaridadFrente a la brutalidad de la iglesia del r-gimen dictatorial nacer de forma espon-tnea una Iglesia confesante que el 4 de octubre de 1973 ya haba levantado su pro-pia oficina Grber: el Comit Pro Paz, fruto de la voluntad del cardenal Ral Sil-va Henrquez y del obispo luterano Her-mut Frenz. Disuelto en 1975 la accin hu-manitaria se mantuvo en el mbito catli-co por la Vicara de la Solidaridad y en el campo protestante por medio de FASIC. A nivel de base la resistencia tendr ml-tiples expresiones: La Vicara de la Pasto-ral Obrera, coordinada por Alfonzo Baeza colaborar a salvaguardar y reconstruir las organizaciones sindicales. La coor-dinadora de comunidades cristianas en sectores populares, con sacerdotes como Mariano Puga, Jess Rodrguez, Roberto Bolton levantar procesos participativos y fortalecer la asociatividad poblacional. El Movimiento Contra la Tortura Sebas-tin Acevedo, fundado por el jesuita Jos Aldunate, recurrir a la no violencia acti-va para poner en evidencia las violaciones sistemticas a los derechos humanos. La lista de religiosas sera largusima: Blanca Rengifo, Odil Loubet, Elena Chan, Fran-cisca Morales, Mara Cristina Lepeley, Karoline Mayer, Mara Ins Urrutia, Ani-ta Goossens. Y sacerdotes como Esteban Gumucio, Sergio Torres, Enrique More-no Laval, Ronaldo Muoz, Manuel Dono-so, Arnoldo van der Mer, Rafael Marotto, Gerardo Pappen, Jos Pepo Gutirrez, y tantos otros. En el mbito protestante la Confraternidad Cristiana de Iglesias (10) quebr con el estereotipo del mun-do evanglico como refugio de las ma-sas con el testimonio de la pastora Juana Albornoz, los obispos Enrique Chvez, Isaas Gutirrez, Jos Flores, Sinforiano Gutirrez, y los pastores Edgardo Toro, Jos Crdenas y Juan Seplveda.

    Por qu lo hicieron?Qu pudo moti-var a tantos y tantas a resistir contra toda esperanza? En qu crea esta Iglesia de la Solidaridad? Dietrich Bonhoeffer logra dar alguna respuesta cuando afirma en su diario de prisin: hay que vivir como si Dios no existiese... Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios se deja desalojar del mundo y clavar en la cruz. Dios es im-potente y dbil en el mundo, y solo as est en nosotros y nos ayudaSolo el Dios su-friente puede ayudar. (11) g

    1. Badiou, Alain. (1999). El ser y el acontecimiento. Buenos Aires: Manantial.2. Oficina de Inteligencia Militar.3. Sermn en la Semana Santa de 1946 en Kaiserslautern, titulado: Qu hubiera dicho Jesucristo?. De forma equvoca se suele atribuir a Bertolt Brecht.4. Augusto Pinochet. Discurso a un mes del golpe de Estado del 11.09.1973.5. Augusto Pinochet. Entrevista en 1974. Citado en: Lagos, Humberto (2001) El general Pinochet y el mesianismo poltico. LOM Santiago. p. 23-24.6. Ibid. p. 23-24.7. http://dotsub.com/view/4efa571e-4920-4244-8b04-d716b35ec5388. Stoll, David (1990) Is Latin America Turning Protestant?. California University Press. 9. Cassidy, Sheila (1977). Audacity To Believe, Collins, London.10. Conformado por las iglesias Misin Iglesia Pentecostal, Iglesia de Misiones Pentecostales Libres, Iglesia Wesleyana Nacional, Iglesia Evanglica Luterana en Chile, Iglesia Misin Apostlica Universal, Iglesia Misin Comunin de los Hermanos, Iglesia Unin Cristiana, Iglesia Evanglica Reformada,Iglesia Pentecostal de Chile e Iglesia Eben Ezer Pentecostal. 11. Dietrich Bonhoeffer (2008) Resistencia y sumisin Cartas y apuntes desde el cautiverio Sgueme, Salamanca.

    *Telogo, especialista en tica Aplicada.

    Las iglesias y la dictadura chilenapor lvaro Ramis*

    Elementos para una hermenutica histrica

    8 | LE MONDE diplomatique | septiembre 2013

    El golpe de Estado de 1973 constituye un acontecimiento, en el sentido de Alain Badiou: una singularidad universal, un hecho particular, localizado y temporal, pero que contiene una verdad universalizable, que abre a un nuevo horizonte de significados (1). Se trata de un momento de ruptura, que hace un agujero en el saber, que obliga a reinterpretar a todos los involucrados en l de una forma novedosa. Ni la iglesia Catlica ni las iglesias Evanglicas escapan a ello.