CASO
“REPARADORA DE CIRCUITOS”
Desde hace ocho meses que Jacqueline está ocupando el puesto de reparadora de circuitos en
una compañía de montaje de electrodomésticos. Los cuatro años previos a dicho trabajo, estuvo
en la línea de montaje de la misma compañía; sin embargo, debido a su formación académica
profesional en el mundo de la electrónica, logró mejorar de puesto y desde ese momento ocupa
el puesto que hasta hoy mantiene.
La nueva tarea de Jacqueline, a pesar de ser más cualificada que la de antes, no le repercutió en
una mejora de sus condiciones de trabajo, pues permanece desarrollando actividades repetitivas
y se le ha agravado el dolor en la espalda así como también se le empeoró el hormigueo que
tenía en brazos y manos.
La jornada de trabajo de Jacqueline es de ocho horas, con un receso (“descanso”) de 45 minutos
destinados al almuerzo. Ahora bien, hay que añadirle, por necesidades de la compañía, dos
horas más al día.
La labor de Jacqueline se basa en comprobar el correcto funcionamiento de los circuitos
electrónicos los cuales le llegan de la cadena de montaje. Su función consiste en coger primero,
uno por uno, las placas que llevan los circuitos de un contenedor el cual se encuentra a su lado
izquierdo.
Luego, en un promedio de 25 segundos, tendrá que conectar varias de las pequeñas piezas que
llevan insertadas y comprobar si funciona o no correctamente el circuito. Pues bien, en caso que
todo se encuentre en correcto funcionamiento, coloca la placa en otro ordenador en cual está a
su derecha y si no lo está, la deja en un sitio diferente. Y en el momento que va a acabar su
jornada y ha comprobado los circuitos, dispone de dos horas para reparar aquellos que se
encuentran defectuosos.
Los movimientos que hace en estas operaciones son -en todo momento- iguales, por cuanto el
trabajo le es agotador y bastante rutinario. Jacqueline, ya le comentó en más de una oportunidad
a su responsable de programación, Julia, que el tiempo con el que cuenta para comprobar es
muy justo; si realiza alguna equivocación, hecho fácil dado lo rutinario de la tarea, le cuesta
mucho recuperar el ritmo planteado. Otro problema que fue razón de queja por parte de
Jacqueline (en innumerables ocasiones) fue la incomodidad del puesto de trabajo.
Antes ese puesto lo ocupaba Anthony, un hombre más corpulento que ella, quien lo tenía todo a
su medida. Por su parte, Jacqueline se sienta en el mismo taburete que Anthony empleaba y que
no es regulable, lo cual quiere decir que no puede apoyar cómodamente los pies sobre el piso.
Tampoco puede alcanzar con facilidad las piezas las cuales requiere para reparar y se debe
abalanzar sobre el contenedor para poder así alcanzarlas. Y para empeorar el trabajo de una
sacrificada Jacqueline, sus guantes de trabajo son muy grandes.
-¡No puedo creerlo!. . . No existe persona alguna a quien le importe que yo esté mal y me duela
absolutamente todo.
“¡Con lo poco que cuesta dar soluciones!” piensa una bastante cansada Jacqueline .
Es consciente de que algo se tiene que hacer. “Mañana iré a hablar con el responsable de Salud
ocupacional de la empresa” exclama Jacqueline
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