III Parte
HimnoSon cantos que alaban a Dios, y
terminan con una doxología trinitaria
(OGLH 174). Situados al inicio de
cada Hora, introducen a la
celebración, y le dan un colorido
propio
Salmodia
De todos los elementos que integran el
Oficio Divino el más importante es el
Salterio, y el que más ha contribuido a
dar una fisonomía propia a la Oración
litúrgica de las Horas (OGLH 100-139).
Estas «composiciones poéticas de
alabanza» (103), elaboradas «bajo la
inspiración del Espíritu Santo» (100), han
sido oración continua de Israel y de la
Iglesia.
en la plenitud de los tiempos, es en el corazón y en los labios de Cristo donde los salmos van a adquirir la plenitud de su sentido:
El es el supremo orante de los salmos,
el que hace suyos totalmente
sus sentimientos, alabanzas y
súplicas; y él es el
protagonista de las
promesas que ellos contienen.
• si Jesús continuó orando con los salmos judíos, la Iglesia primitiva continúa orando los salmos que Jesús hizo suyos
• los escritores del Nuevo Testamento vieron los salmos como inspirados por el Espíritu Santo (Hch 1,16; 4,25; Heb 4,7), y los entendieron siempre como profecías referidas a Cristo (Lc 20,42-43; 24,44). Por eso en el Nuevo Testamento hallamos tan numerosas citas de salmos aplicados a Cristo y a su Iglesia (p. ej., Hch 1,20 = 68,26 y 108,8; 2,25-28 = 15,8-11; 2,34-35 = 109,1; etc.).
Todos los que cantan o recitan los salmos
deben conocer los diversos sentidos
que ellos tienen en la Sagrada Escritura
(OGLH 102):
• Sentido histórico.
• Sentido literal.
• Sentido pleno.
(La numeración corresponde a la usada por
la liturgia)
• - Himnos propios: 8, 18, 28, 32, 99, 102,
103, 110, 113, 116, 134, 135, 144, 145,
146, 147, 148, 149 y 150.
• - Salmos de Yahvé Rey: 46, 92, 95, 96, 97
y 98.
• - Salmos de Sión: 45, 47, 75, 83, 86 y 121.
• - Salmos de súplica individual: 5, 6, 7, 12,
16, 21, 24, 25, 27, 30, 34, 35, 37, 38, 41,
42, 50, 53, 54, 55, 56, 58, 60, 62, 63, 68,
69, 70, 85, 87, 101, 108, 119, 129, 139,
140, 141 y 142.
• - Salmos de confianza individual: 3, 4, 10,
15, 22, 26, 61, 120 y 130.
• - Salmos de súplica comunitaria: 11, 43, 57,
59, 73, 76, 78, 79, 81, 82, 84, 89, 93, 105,
107, 122, 125 y 136.
• - Salmos de confianza comunitaria: 114, 124
y 128.
• - Salmos de acción de gracias individual: 9,
29, 31, 33, 39, 91, 106, 115 y 137.
• - Salmos de acción de gracias comunitaria: 64, 65, 66, 67, 117 y 122.
• - 2, 17, 19, 20, 44, 71, 88, 100, 109, 131 y 144.
• - Salmos sapienciales: 1, 36, 48, 72, 90, 111, 118, 126, 127, 132 y 138.
• - Salmos históricos: 77 y 105.
• - Salmos de exhortación profética: 13, 49, 51, 52, 74, 80 y 94.
• - Salmos de "liturgia": 14, 23 y 134.
Antífonas
Las antífonas son uno de los elementos tradicionales de mayor importancia. Por ellas se precisa el sentido de los salmos, enmarcándolos en un sentido particular según el día litúrgico o la conmemoración celebrada (OGLH 113-120).
«La lectura breve está señalada de acuerdo
con las características del día, del tiempo y de
la fiesta; deberá leerse como una
proclamación de la Palabra de Dios, que
inculca con intensidad algún pensamiento
sagrado y que ayuda a poner de relieve
determinadas palabras a las que posiblemente
no se presta toda la atención en la lectura
continua de la Sagrada Escritura» (OGLH 45;
+79-80, 88, 156-158).
Lectura breve
hay libertad para hacer una lectura
bíblica más extensa, principalmente
en la celebración con el pueblo,
tomándola o del Oficio de lecturas o
de las lecturas de la misa.
Responsorio Breve
Es la respuesta a la Palabra de
Dios anteriormente
proclamada. Es el eco
espiritual de la lectura breve.
El Benedictus, en Laudes, y el Magnificat,
en Vísperas constituyen una síntesis
preciosa de la historia de la salvación,
culminada en Cristo. Deben cantarse de
pie, pues son evangelio proclamado.
Cánticos
Las antífonas del cántico de Zacarías y del
cántico de María son el lazo principal que
une el Oficio Divino con la fiesta del día o el
tiempo litúrgico.
Es un momento muy
importante, equiparable al
de las preces de la misa (cf.
OGLH 180), de interceder y
suplicar «por todos los
hombres» (+1Tim 2,1-6).
Preces
Padrenuestro
es sin duda la síntesis y el culmen de
toda oración cristiana privada o
litúrgica, y así, según antigua
tradición, «se dirá solemnemente tres
veces al día: en la Misa, en los
Laudes matutinos y en las Vísperas»
(OGLH 195).
viene a ser como la conclusión del Padrenuestro; tiene en Laudes y
Vísperas una gran belleza y
profundidad de contenido. subraya el carácter propio del día en los domingos, en las solemnidades y fiestas (e incluso en algunos viernes), y de la Hora (mañana o noche) en las ferias del tiempo ordinario.
Oración Conclusiva
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