MARGINACIÓNSe denomina marginación o exclusión a una situación social de desventaja económica, profesional, política o de estatus social, producida por la dificultad que una persona o grupo tiene para integrarse a algunos de los sistemas de funcionamiento social (integración social). La marginación puede ser el efecto de prácticas explícitas de discriminación que dejan efectivamente a la clase social o grupo social segregado al margen del funcionamiento social en algún aspecto o, más indirectamente, ser provocada por la deficiencia de los procedimientos que aseguran la integración de los factores sociales, garantizándoles la oportunidad de desarrollarse plenamente. En un lenguaje menos avanzado es excluir a una persona por su rango económico, social o político.
MARGINACIÓN COMO PROBLEMA SOCIALTras ese amplio abanico de efectos no deseados y en algún sentido disgregador, no es posible concluir más que diciendo, que el fenómeno de la marginación es un problema social por cuanto afecta a un conjunto de individuos que viven en sociedad y porque también afecta a la sociedad misma. A ello se le debe añadir que, además, estos fenómenos marginales pueden ser la causa, en algunos supuestos, de la aparición de comportamientos delictivos y del incremento o mantenimiento del sentimiento de inseguridad ciudadana en la población.
De ahí que los Poderes Públicos, a través de los Ayuntamientos, las Comunidades Autónomas y la Administración Central y las Organizaciones no Gubernamentales, como Cruz Roja y Cáritas, hayan elaborado programas específicos para intentar eliminar las causas de algunos tipos de marginación y conseguir la inserción de muchos de estos colectivos. Sin ir más lejos, en el propio Ayuntamiento de Madrid, dentro del Área de Servicios Sociales, existen programas para la tercera edad, para indigentes, para sujetos con problemas relacionados con el consumo de drogas o programas que gestiona el Ingreso Madrileño de Integración para colectivos en situación de pobreza.
CAUSAS Y EFECTOS DE LA MARGINACIÓN EN EL PERU
a) Causas:
No todos los marginados están sujetos a una misma interpretación. No es la misma marginación la del alcohólico, la del delincuente, la de la madre soltera, etc., aunque todos ellos pueden llevar el calificativo de marginados.
La explicación a esta cuestión sólo puede encontrarse en aquellas causas que explican y determinan un tipo de marginación con respecto a otro; es decir, se trata de hallar una explicación por la cual tal grupo de marginados se encuentra en la situación de estar al margen de la sociedad en que vive.
Por ello, a través de las diferentes tipologías que a continuación se exponen, se intenta dar una explicación a esta cuestión.
· Marginación alternativa.
Se trata de una auto-marginación o auto-exclusión del sujeto con respecto al grupo social o sociedad más amplia de pertenencia. Por ejemplo los grupos contraculturales como los hippies, algunos grupos anarquistas, etc. Sus fundamentos giran en torno a la construcción de una
sociedad distinta, creativa y libre, que en algunos casos llegan a convertirse en verdaderas minorías activas capaces de general influencia para producir un cambio social.
· Marginación evasiva.
La influencia institucionalizada de la organización social lleva a estos grupos a evadirse del sistema imperante, refugiándose en el alcohol u otras drogas, etc., que les ayude a escapar de la propia realidad. Los hospitales psiquiátricos y cárceles están llenos de este tipo de marginados.
· Marginación natural de exclusión.
Las raíces de este tipo de marginación son completamente diferentes a las anteriores. Entre estos marginados se pueden señalar a los enfermos mentales, a los deficientes psíquicos y físicos o a los ancianos. Es decir, la causa de su marginación se encuentra en lo respectivo hándicap irreversibles que sufren y por tanto no presentan condiciones, ni físicas ni mentales, para participar activamente en la sociedad en que viven. Muchas veces la marginación que sufren se agrava por las situaciones socio-económicas notablemente degradadas en que se desenvuelven.
· Marginación artificial de exclusión.
Se trata de grupos sociales que no han provocado la marginación que padecen, sino que ésta arranca de conductas y hechos que no son aceptados por el medio social de referencia; como por ejemplo: madres solteras, homosexuales, emigrantes, etc.
·Marginación cultural.
Se trata, en este caso, de minorías étnicas y raciales. Se da un choque de culturas que comporta una jerarquía de valores distinta.
· Marginación justificativa.
Es la propia de la prostitución y de la delincuencia. Se trata de conductas tipificadas como ilícitas en el Ordenamiento jurídico vigente, y por tanto padecen una doble exclusión, social y legal, al mismo tiempo.
b) Efectos:
Los efectos del fenómeno de la marginación son muy variados, éstos son los que se presentan como una evidente realidad.
Puede afirmarse que en los últimos años, entre las distintas formas marginales de vida, la delincuencia ha tenido una fuerte incidencia en la vida social ya que ha sufrido un crecimiento espectacular. La mayoría de los delitos denunciados son atracos a mano armada a pequeños comercios, farmacias y viandantes, robos con fractura en domicilio y en vehículos, “tirones”, etc., y son cometidos por delincuentes jóvenes que a menudo suplen su falta de experiencia con el recurso de la violencia. La mayor parte son delitos menores, pero su reiteración y su relativamente fácil acompañamiento de agresiones, ha generado una conciencia colectiva de inseguridad, que pide medidas más duras contra la delincuencia o el recurso de las armas.
La drogodependencia influye, en parte, sobre la delincuencia; muchos de los delitos menores están asociados al incremento de la drogadicción, y son cometidos a fin de procurarse el dinero necesario para la dosis diaria. Sobre esta delincuencia menor se ha consolidado un entramado de
grupos delictivos organizados que controlan la distribución de bienes robados y la distribución de las drogas.
La prostitución experimenta, de forma progresiva, en Madrid, un notable aumento de quienes, hombres o mujeres, se dedican a ella. No existen datos globales fiables, procediendo la información más contrastada de un sector de la población que es atendido sanitariamente en “Centros Municipales de Salud”. El aumento de quienes se dedican a la prostitución está también ligado al ya aludido aumento de las toxicomanías: numerosos consumidores habituales encuentran en la prostitución la fuente de ingresos para mantener sus niveles de consumo. Desde los lugares donde tradicionalmente se ejerció la prostitución en Madrid, se ha ido extendiendo a otras zonas, y el Ayuntamiento ha debido iniciar en la Zona Centro un programa sanitario específico para una población que tiene un alto grado de deterioro físico y estaba al margen de toda asistencia médica y social.
Otro efecto que se produce es la mendicidad como forma marginal de vida. La ciudad de Madrid es el principal polo de atracción de mendigos procedentes de otras partes de España y Portugal (en los últimos años, también procedentes del norte de África, si bien parte de ellos se dedican a trabajos precarios y mal remunerados). El aumento de la mendicidad es progresivo, siendo más significativo el incremento en los meses de primavera y verano. La capacidad municipal para atender a mendigos en albergues y comedores es muy limitada. Otros factores que influyen en el fenómeno de la marginación son el desempleo, fundamentalmente juvenil y, el aumento de la población jubilada.
Cuando se hace referencia a la marginación se suele dirigir la mirada a la periferia de la ciudad. Hoy puede observarse como en algunos barrios antiguos deteriorados de las ciudades, en Madrid por ejemplo, se van acumulando las miserias humanas, los denominados deshechos de la sociedad, los que no cuentan para nadie ; en estos barrios se acumulan personas marginales y “oficios” marginales en continua degradación. Siguen siendo la referencia de la prostitución más barata y más pobre. Se han convertido en el refugio de personas sin medios ordinarios de ganarse la vida. Mendigos, transeúntes, vagabundos, alcohólicos degradados, drogadictos totalmente deshechos, familias desahuciadas de sus viviendas, excarcelados sin familia, jóvenes fugados del reformatorio o de sus casa, inmigrantes extranjeros sin rumbo fijo, traficantes de drogas y de objetos robados, etc.
MARGINACIÓN Y EXCLUSIÓN SOCIAL
En la Unión Europea4 el término se utiliza a veces para referirse al proceso de expulsión hacia los
márgenes de la sociedad o de los procesos económicos. En ambos sentidos, la marginalidad puede
entenderse como exclusión.
Desde hace algunos años se vienen utilizando los términos ‘marginalización’ y ‘exclusión social’
para referirse a las formas más severas de pobreza
La marginalización describe a la población que vive en los márgenes de la sociedad, mientras que
los excluidos serían aquellos que han sido marginados por completo de normas sociales
convencionales”. Burnel Report, en 1989, define la exclusión como "la imposibilidad de gozar de
los derechos sociales sin ayuda, en la imagen desvalorizada de sí mismo y de la capacidad personal
de hacer frente a las obligaciones propias, en el riesgo de verse relegado de forma duradera al
estatus de persona asistida y en la estigmatización que todo ello conlleva para las personas y, en
las ciudades, para los barrios en que residen".5 Esta noción se entiende como concepto dinámico
mucho más amplio que el de mera pobreza. El individuo no será integrado por las ventajas
del empleo ni aunque mejore el empleo de manera generalizada.
El concepto de exclusión social se refiere a la acción y al efecto de impedir la participación de
ciertas categorías de personas en aspectos considerados como valiosos de la vida colectiva. Según
(Silver, 1994) las principales formas de exclusión refieren a:
situaciones en las cuales la población está fuera de la sociedad, a través de la no inclusión en
sistemas de protección social.
situaciones, como la pobreza y la discapacidad, en las que la población no puede participar en
actividades comunes y corrientes.
situaciones en las cuales la población es silenciada, ya sea por medio del estigma o de la
discriminación.
El hecho de padecer una privación económica de forma duradera supone la no participación en la
sociedad. Se considera la exclusión como una falta de participación tanto en lo económico como
en lo político, lo cultural y lo social. La exclusión social es algo más que mera pobreza, se trata por
tanto de una acumulación de problemas. Desde esta perspectiva se parte de un proceso dinámico
y multidimensional, propio de las sociedades postindustriales.
Los orígenes del concepto exclusión social se ubican en Francia, donde su uso explícito comienza
ya a mediados de los años 60 del siglo recién pasado en un informe escrito por el Comisario
General del Plan Pierre Massé, para consagrarse a partir del libro publicado en 1974 por René
Lenoir, Secretario de Estado para la Acción Social del gobierno gaullista francés, bajo el título de
Les exclus (la exclusión social en francés): Un Français sur dix. En su libro, Lenoir presenta una
larga lista de sectores vulnerables y elementos “socialmente desadaptados” que formarían la
categoría de los excluidos: delincuentes, drogadictos, alcohólicos, asociales, inválidos,
discapacitados mentales, familias monoparentales o con múltiples problemas, minorías étnicas
mal integradas como los franceses musulmanes, etc. Tanto para Massé como para Lenoir y otros
influyentes escritores del período (entre ellos Raymond Arond con Les désillusions du progrès de
1969) se trataba de los olvidados del progreso, aquellos que habían quedado marginados en una
sociedad cada vez más exitosa y con los que ya era hora de compartir los frutos del crecimiento
económico.
El surgimiento en Francia de expresiones como “exclusión social” o “los excluidos” no es casual
sino que apunta a un ideal republicano que gira en torno a la idea de cohesión social y a los
problemas de la urbanización y la modernización como fuente de un eventual debilitamiento de
los lazos que mantienen funcionando el tejido social. El exponente clásico de esta reflexión
es Émile Durkheim. Es importante, eso sí, indicar que lo que aquí está en cuestión no es el tema de
la pobreza, que de por sí no impide una fuerte cohesión e inclusión social, sino los factores que
llevan a una ruptura del sentido de pertenencia a una determinada sociedad.
LA POBREZA
Uno de los principales factores que permiten la marginación entre la humanidad es la pobreza. A
pesar de estar en el siglo XXI, las tasas de pobreza aumentan y la mayor parte de las familias no
están recibiendo la ayuda económica necesaria. La falta de viviendas y de alimentación es la
principal causa de pobreza, lo cual afecta a los grupos sociales más desprotegidos, marginándolos
y generando una gran brecha entre las distintas clases sociales. Así, estos grupos quedan
excluidos, de una posible mejora a su calidad de vida.
Las restricciones en el acceso a los servicios e ingresos necesarios para tener un nivel de vida
mínimo que resultan de la exclusión social hacen que exista una alta correlación entre pobreza y
exclusión social.
Como bien relata Ribotta, S. (2010). En pleno siglo 21 los extremos de pobreza, hambruna y
desigualdades han ido incrementando en los últimos años. América se ha convertido en un país
empobrecido. Cabe mencionar, que muchos países han hecho grandes esfuerzos para combatir la
pobreza mundial. Esfuerzos, que han sido en vano ya que continúa en deterioro la situación
económica de los países.
Según, Felsie Goicoechea Fuentes, considera la pobreza como una violencia que está acabando
con la sociedad. La violencia de la pobreza ha incrementado millones de muertes en comparación
con la violencia doméstica. A pesar de la producción del porcentaje de alimentos, aumenta cada
vez más el porcentaje de muertes por hambrunas y desnutrición. La pobreza ha ido incrementado
de manera tal, que incluso en los países más ricos se han abastecido por un empobrecimiento de
la población. Ya sea por la situación del capital, fenómenos naturales, entre otros. A consecuencia
de este empobrecimiento, es que se ha llegado a la marginación y exclusión social de los menos
favorecidos.
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