Juan Arturo López Ramos
OAXACA Cuna y destino de la Civilización
Americana
Juan Arturo López Ramos
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Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Juan Arturo López Ramos
Oaxaca Cuna y destino de la civilización
americana.
Juan Arturo López Ramos
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Fundación Cultural Fernández Pichardo
Portada: Ciudad sagrada de Monte Albán, Patrimonio cultural de la
humanidad.
Glifo del caracol, encontrado en el Cerro de
las Minas, Huajuapan de León, Oaxaca.
Derechos Reservados. Juan Arturo López Ramos.2010.
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A mi madre, cuyo recuerdo embellece mi vida, A mi padre, cuya vida ennoblece la mía.
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En la página anterior: Glifo de Coixtlahuaca. En la página siguiente: Urna Zapoteca
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Las prodigiosas hazañas de nuestros antepasados,
señalan que es posible vencer los desafíos y construir el
porvenir.
Juan Arturo López Ramos
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Agradecimientos.
Este libro no hubiera sido escrito sin los valiosos trabajos desarrollados a lo largo de muchos años por múltiples investigadores y estudiosos de diversas nacionalidades, quienes han dedicado parte importante de sus vidas a profundizar y desentrañar los misterios de la amplia y profunda cultura oaxaqueña. Entre ellos rindo homenaje a Alfonso Caso, cuyas relevantes exploraciones en Monte Albán son el parte aguas que señala el inicio de investigaciones sistemáticas sobre las culturas Zapoteca y Mixteca; a John Paddock por sus esforzadas investigaciones y su inteligente insistencia para que todos los investigadores trabajaran en conjunto y compartieran sus hallazgos y conocimientos. Muy especialmente a Kent Flannery, cuya gran visión y capacidad de coordinación, alentaron un proyecto interdisciplinario de largo alcance para estudiar la evolución de la vida en los valles de Oaxaca, cuyos resultados han cambiado la comprensión del pasado prehispánico de México. A Kent Flannery y a todos sus compañeros en esta formidable aventura, mi más profundo reconocimiento. A Marcus Winter, Raúl Matadamas, Manuel Hermann Lejarazu, Marteen Jansen, Beatriz de la Fuente, Guillermo Marín, Nelly Robles, Joyce Marcus, Javier Urcid y en general, a todos los investigadores que se han acercado a
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Oaxaca para descifrar y comprender su fascinante cultura, muchas gracias. Stephen A. Kowalewsky en Monte Albán: alfa y omega repite el consejo de Gordon R. Willey para que los investigadores hagan todo lo posible por difundir los resultados de sus trabajos, porque gracias a ellos, nos ofrecen luces a los propios oaxaqueños para desentrañar nuestro pasado y ofrecer interpretaciones alternativas, a veces polémicas, pero eventualmente integradoras. Y gracias por supuesto, al protagonista central de esta historia, al pueblo zapoteco, cuyos hombres y mujeres a lo largo de más de doce mil años, han dado incontables testimonios de su enorme capacidad creadora.
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Índice
I. La civilización Mesoamericana ……….………12
II. Aspectos geográficos de Oaxaca……………..38 III. Los valles centrales …………………………………46 IV. Los primeros pobladores del valle……………52 V. El surgimiento de la agricultura……………...70
VI. Las primeras aldeas……………………………......82 VII. La escritura…………………………..…………...……98
VIII. Monte Albàn, la primera gran ciudad Del continente……………………….………………..106
IX. Esplendor de la Mixteca………………….………118 X. El mito de la cultura madre olmeca……..…124
XI. Conclusiones…………………………………….……..138
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Mesoamérica forjó una de las 6 grandes civilizaciones originales del mundo.
LA CIVILIZACION MESOAMERICANA
“Ninguna cosa me ha admirado más y me ha parecido Más digno de alabanza y memoria que el cuidado
Y orden que en criar a sus hijos, tenían los mexicanos”
Padre José de Acosta (1540-1600). Historia Natural y Moral.
Mesoamérica es una de las 6 civilizaciones originales más
asombrosas del mundo, que descubrió el cero mucho
antes que cualquier otra civilización de la tierra, que
merced a su amplio conocimiento de los astros inventó el
calendario con la mayor exactitud de su tiempo, que
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desarrolló complejos sistemas de selección genética como
la que generó la domesticación del maíz y el 75% de los
alimentos actuales en el mundo, que creó sistemas de
construcción antisísmicos, arquitectura monumental,
avanzados sistemas de riego, estructuras políticas y
sociales únicas, pero sobre todo, concibió una profunda
filosofía llena de extraordinarios valores humanistas,
centrados en la armonía entre las personas y la naturaleza,
entre los individuos y la sociedad y entre el hombre y el
universo, haciendo prevalecer el bienestar colectivo sobre
el interés individual.
A diferencia de las grandes civilizaciones originales del
viejo mundo, como la china, la mesopotámica, la egipcia y
la hindú, que contaron con el privilegio del contacto entre
sí para intercambiar sus conocimientos y potenciar sus
avances culturales, la civilización en Mesoamérica surgió
de un proceso aislado, autónomo, que le confiere un
carácter único y excepcional. Su desarrollo independiente
es un ejemplo extraordinario para estudiar y entender el
proceso evolutivo de las sociedades humanas y para el
caso, el valle de Oaxaca es el escenario ideal porque aquí
se conservan testimonios de los cambios que ha
experimentado la evolución cultural de sus habitantes en
sus 12 mil años de existencia continua y permanente.
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Mesoamérica estructuró una humanista filosofía frente a
la vida y para ello, desarrolló un sistema educativo
público, obligatorio y gratuito, dónde investigaban,
practicaban y enseñaban los complejos y profundos
conocimientos para fortalecer los lazos comunitarios, para
vivir en equilibrio con la naturaleza y para trascender los
limitados espacios materiales de la vida armonizando su
existencia con el espíritu y la energía del universo.
La civilización mesoamericana se sustentó en la educación.
Ningún pueblo antiguo de la humanidad lo hizo de esta
manera, con una cobertura total, con un carácter
obligatorio para los padres y las autoridades, con una
perseverancia admirable y con un sentido de gratuidad
absoluta. La educación en el México antiguo estaba
totalmente inmersa en el tejido social y fue parte
indispensable de su humanización, donde la ética y la
moral, entendidos como juicios de valor de carácter
personal y social, eran consciente y constantemente
trasmitidos a partir de procesos educativos directos e
indirectos, formales e informales.
Con este sistema educativo, Mesoamérica alcanzó los más
elevados proyectos abstractos de su civilización y pudo
concretar el mantenimiento de su avanzado propósito
social mediante la constante y continua transmisión de
valores específicos: una profunda veneración a Dios,
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creador de todas las cosas; el vasto conocimiento del
movimiento de los planetas y su influencia sobre la vida en
la tierra; una armónica convivencia con la madre
naturaleza; fidelidad inalterable a los principios de la
familia, como el estricto respeto a los ancianos, escuchar a
nuestros padres y a nuestras madres y apreciar y conservar
la fortaleza de los lazos familiares; fomentar los valores
comunitarios ancestrales, incluyendo las relaciones de
producción orientadas especialmente al intercambio,
solidaridad y responsabilidad social; hasta un sistema muy
complejo de leyes, normas, usos y costumbres que
regulaban el trabajo gratuito por la comunidad y alentaban
los compadrazgos, las mayordomías y el sistema de cargos
civiles y religiosos, orientados a fortalecer una vida activa
y participativa, de constantes intercambios comunitarios.
El mayor orgullo al que podía aspirar cualquier persona era
servir a su comunidad, ser útil socialmente.
En Mesoamérica, a diferencia de occidente, no existía el
deseo de atesoramiento de la riqueza material. El prestigio
se alcanzaba por servir al pueblo en un sistema de
escalonamiento de cargos, desde el más modesto hasta el
más encumbrado, que requería muchos años de servicio y
de repartir los excedentes de producción personal a favor
de la comunidad. La obligada experiencia en el servicio
comunitario para ascender gradualmente forjaba
personalidades cada vez más sabias, en un círculo
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virtuoso. Una vez alcanzado el más alto rango, al término
de su encargo, pasaban a formar parte del Consejo de
Ancianos1.
Este ancestral y valioso conjunto de conocimientos y
experiencias, constituye una extraordinaria herencia
sociológica que se conserva en el banco genético cultural
de los mexicanos, pero cuyos rasgos esenciales viven con
mayor profundidad en la memoria histórica de los pueblos
indígenas, particularmente en los pueblos oaxaqueños,
que guardan un “rostro propio y un corazón verdadero”,
es decir son auténticos depositarios de una sabiduría
milenaria, que los distingue y hace diferentes a de los
demás pueblos del mundo.
Para impulsar la formidable evolución de la civilización
mesoamericana, Oaxaca jugó un papel crucial por sus
extraordinarios aportes a lo largo de miles de años: En los
valles de Oaxaca se documenta la existencia de cazadores-
recolectores de la edad del hielo (12 000 años A.C.)
presentan restos evidentes del más antiguo campamento
nómada con delimitación de espacios ceremoniales de
Mesoamérica ( 7000 años A.C.); registran las fechas más
tempranas en la domesticación de diversas plantas, como
1 “Veteranos de la República, los cuales eran temidos, obedecidos y
reverenciados en grande veneración y estima…” Historia de Tlaxcala, Diego Muñoz Camargo. 1528-1560.
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la calabaza (8000 años A.C.), el frijol, el chile y
especialmente el maíz (6000 años A.C), que hicieron
posible la transición esencial de nómadas a sedentarios;
conservan testimonios de la fundación y evolución de
tempranos sitios urbanos, donde aparecen los primeros
edificios públicos, la invención y utilización de adobes, el
uso primigenio de piedras y morteros en la construcción y
la prima orientación astronómica en sus edificaciones;
registran la primera aldea con talleres permanentes de
cerámica; atesoran el sistema más antiguo de escritura
mesoamericana, vigente durante dos mil años; guardan el
más antiguo calendario conocido y por si fuera poco, en el
centro geográfico de los valles centrales se construyó la
primera gran ciudad del continente: Monte Albàn, tal
como lo apreciaremos a lo largo de este trabajo, pero tan
importante como sus relevantes aportaciones para
construir el grandioso pasado de Mesoamérica, Oaxaca es
esencial para conservar y trascender la magnífica filosofía
de nuestros antepasados, plena de solidaridad humana y
de elevados valores sociales, de los cuales está urgido el
mundo contemporáneo, cuya ideología materialista lo
lleva inexorablemente a su autodestrucción ambiental. En
este amplio y profundo sentido, Oaxaca es cuna y destino
de la civilización americana.
El 53% de la población indígena de México vive en Oaxaca
y su accidentada geografía ha fungido como barrera para
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resguardar en muchas de sus 13 mil comunidades, la
antigua filosofía humanista de Mesoamérica, henchida de
valores para construir con el resto del mundo, un sistema
de mayor armonía entre el hombre consigo mismo y con la
naturaleza.
El reciente estudio del genoma mexicano confirma
nuestras diferencias y nuestras coincidencias con el resto
del mundo. El Mapa del Genoma Mexicano elaborado por
el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen)
aporta datos relevantes sobre dinámica demográfica y
asentamientos de los grupos étnicos analizados.
Antecedentes del Genoma Humano
El ADN (Acido Desoxirribonucleico) es el código de barras
del ser humano, en él se localizan cada una de nuestras
células que contiene toda las órdenes de construcción,
transformación y destrucción de nuestro organismo. En el
año 2003 se logró la decodificación completa del Genoma
Humano, cuyo objetivo fue conocer el orden de los
nucleótidos de la cadena de doble hélice que conforma
nuestro ADN para elaborar un mapa donde se ubicarían los
genes humanos, esto llevó al descubrimiento de que cada
persona tiene cerca de 24 mil genes empaquetados en 23
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pares de cromosomas, la mitad se hereda del padre y la
otra mitad de la madre.
También se observó que había variaciones sistemáticas en
la secuencia del genoma humano de distintas personas.
Los genes están escritos con cuatro letras básicas; “A” para
Adenina, “C” para Citosina, “G” Guanina y “T” Timina: los
cambios en una sola de estas letras o nucleótidos, mejor
conocidos como haplotipos, son los que determinan que
las personas tengan cabello rubio y ojos azules, cabello
castaño y ojos cafés, que sean altas o bajas, al tiempo que
determinan como serán sus reacciones ante diferentes
estímulos.
En el Genoma Humano hay más de 3 mil 200 millones de
secuencias de A, C, G y T. Para darnos una idea de la gran
cantidad de información que existe en una cadena
completa de ADN, basta imaginar que si se escribiera en
libros, se podrían llenar 5 mil volúmenes de 500 páginas
cada uno, que leídos a velocidad promedio durante ocho
horas al día se necesitaría más de un siglo para terminar de
leerlos.
A raíz de la decodificación sabemos que los seres humanos
compartimos el 99.9 % del genoma. Es decir, al comparar
el ADN de cualquier ser humano, sea africano, asiático,
europeo o amerindio se tiene solo de diferencia el 0.1%
que aunque parece una cifra insignificante, representa las
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características étnicas y poblacionales que nos hacen
diferentes.
El segundo proyecto ambicioso de la humanidad, con
respecto a la arquitectura genética del ser humano se
llama HapMap (Mapa de Haplotipos del Genoma Humano)
y tuvo como finalidad la elaboración de un catálogo de
bloques de haplotipos. Es decir, consiste en encontrar
dentro de ese gran texto que es el genoma humano, los
párrafos que distinguen a una raza de otra, ya que uno de
cada 1200 Pares de Base (PB) difieren entre un ser humano
y otro. Encontrar estas diferencias es importante porque
ayudará a conocer la predisposición de una determinada
raza o grupo de población hacia ciertas enfermedades
hereditarias contrastándola con el material genético de
otras razas o grupos de población. Este Proyecto analizó las
poblaciones más ancestrales del planeta: Africana, Asiática
y Caucásica.
La población Mexicana, y por supuesto la latinoamericana,
producto de una reciente mezcla genética conocida como
Mestizaje, fue excluida debido a que su composición
genética tiene apenas poco mas de 500 años, cifra de
tiempo muy inferior a los millones de años que posee la
población Africana, los cientos de miles de años que posee
la Asiática y las decenas de miles de años que posee la
Caucásica. De Ahí la trascendencia de que el Instituto
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Nacional de Medicina Genética de México (INMEGEN)
hiciera el proyecto del HapMap Mexicano, pues como los
mismos científicos señalan, el HapMap Internacional no
puede ser aplicado a las poblaciones Mestizas y
Amerindias.
El genoma Mexicano.
El INMEGEN se propuso crear un sistema para
comprender mejor la arquitectura genética surgida del
mestizaje de hace 500 años entre Mesoamericanos y
españoles.
Para lograrlo, los científicos mexicanos analizaron el ADN
de mexicanos de seis estados del País (Guanajuato,
Guerrero, Sonora, Veracruz, Yucatán y Zacatecas) y de 30
indígenas Zapotecas de Oaxaca, con el objeto de comparar
las variaciones genéticas de la población mestiza e
indígena del país y equipararlas a su vez con otras del
planeta.
En el HapMap del Genoma Mexicano se ha realizado un
mapa mucho más extenso y preciso que el realizado por el
HapMap Internacional, ya que se analizaron tres veces más
de muestras tomadas en una región más pequeña
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(México) que las recabadas en las otras tres poblaciones:
La Africana, La Asiática; y la Caucásica.
Con la información obtenida se determinaron
coincidencias del Genoma Mexicano con los siguientes
Mapas genéticos del HapMap Internacional:
Con el Genoma Caucásico el 81%.
Con el Genoma Asiático el 74%
Y con el Africano el 64%
En cambio, cuando los investigadores combinaron la
información genética del los estados de Sonora y Guerrero
se cubre el 97% de la población mexicana. Este estudio
también demostró que los grupos indígenas
mesoamericanos o amerindios son únicos, distintos de
cualquier otro grupo del mundo.
Resulta revelador para los científicos, saber que los
mexicanos tenemos un 35% de variación en las letras de
nuestro genoma. Esta diversidad se entiende debido al
componente indígena, ya que en México existen más de 60
grupos Nativos, que a su vez presentan características muy
distintas, por las muchas diferencias que existen por
ejemplo, entre los Mayas de la península de Yucatán, los
Tepehuanos de Durango y los Zapotecas de Oaxaca.
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Resultados
A la fecha se sabía que la población mestiza se había
formado a partir de tres grandes grupos: los nativos
mesoamericanos, los europeos –especialmente españoles,
y los africanos. El estudio confirma que el 85% de la
población mexicana es mestiza, con dos componentes
mayores: caucásico y amerindio.
En ésta gráfica las primeras 4 barras representan los
Haplogrupos: 1ª europeo, 2ª Asiático, 3ª Africano y 4ª
Zapoteca (Mesoamericanos), la quinta barra presenta los
Haplogrupos de Sonora con 65% de porcentaje europeo,
le siguen Zacatecas, Guanajuato y Yucatán. Veracruz y
Guerrero muestran el 35% de haplogrupos europeos y
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son los estados con mayor índice de haplogrupos
amerindios y africanos. La barra final representa al estado
de México.
Los valores más altos de heterocigosidad los tiene la
población africana porque es la más antigua del mundo y la
población zapoteca (amerindia), es la que tiene el valor
más bajo.
Hay cuatros grupos homogéneos (el africano, el asiático, el
europeo y el amerindio o mesoamericano zapoteca), éstos
son los grupos ancestrales que representan las
contribuciones genéticas continentales.
Existe un importante grado de diferenciación entre el
grupo asiático y el amerindio zapoteco, lo cual es muy
importante ya que por muchos años se consideró al grupo
asiático como antecesor de la población ancestral
indígena.
Sólo es el primer paso
El doctor David Kershenobich, de la Facultad de Medicina
de la UNAM, dijo, durante la sesión conjunta académica
del INMEGEN y la Academia Nacional de Medicina titulada
“Proyecto de Diversidad Genómica de los Mexicanos”, que
esta investigación es muy importante porque se
descubrieron 89 alelos privados del genoma mexicano,
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“éstos se encuentran ausentes en el HapMap y por sí solos
la justifican”.
Juan Pedro Laclette señaló que el dato de la enorme
distancia entre los grupos zapotecos y asiáticos, de los
cuales se cree que provino el hombre de América, puede
ser el punto de partida para investigar de qué parte
exactamente llegaron los primeros pobladores de nuestro
continente.
Los resultados de ese trabajo no sólo revelan que los
mexicanos poseemos una estructura genética única,
formada principalmente por los tipos europeo y amerindio,
también confirman conocimientos de carácter histórico-
antropológico, como las rutas de entrada de los esclavos
africanos a la Nueva España o la ausencia de mezclas
genéticas recientes de indígenas zapotecas.
Los expertos también encontraron en los análisis
realizados a los zapotecos indicios sobre “la ausencia de
mezclas recientes en este grupo amerindio”, y por otro
lado, que los mestizos de Yucatán son el único grupo con
una contribución maya amerindia distintiva.
“Los mayas son un grupo étnico distinto, distante
geográficamente de otros grupos amerindios, con grandes
diferencias históricas, sociales y culturales. Este resultado
sugiere que una parte de la diversidad genética observada
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en nuestros mestizos se relaciona con una contribución
amerindia diferencial”, indica el documento.
La segunda etapa de este proyecto fue hacer un mapa más
preciso, donde se recabaron muestras de otros grupos
étnicos, entre ellos los mixtecos.
En marzo del 2007, más de cien personas del municipio de
San Juan Mixtepec, Juxtlahuaca participaron en la jornada
que realizó el Instituto Nacional de Medicina Genómica
para recabar las muestras para construir el mapa genético
de la población mixteca.
El 65 por ciento del componente genético de los
mexicanos es único y se le ha denominado “amerindio”. La
investigadora y colaboradora del Instituto Nacional de
Medicina Genómica, Irma Silva Zolezzi explicó que conocer
el mapa geonómico del mexicano permitirá cambiar el
paradigma de la atención médica en el país, porque podrá
ser más individualizada, predictiva y preventiva.
“Somos el primer país del mundo que empieza a estudiar a
las comunidades indígenas a este nivel tan extenso y de
manera sistemática para empezar a encontrar su
correlación con las poblaciones mestizas de México”, dijo.
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Ahora la meta es determinar las características o rasgos
que provoca el gen indígena en cada uno de los grupos
étnicos del país.
“Los mixtecos están dentro de un estudio más amplio que
estamos haciendo con varios grupos indígenas, los
resultados que hemos obtenido han permitido identificar
claramente, darle sustento, al componente indígena en la
población general mexicana”, puntualizó.
“Lo que sí sabemos hoy en día es que aquello que es más
exclusivo de los mexicanos, casi en todos los casos tiene
un origen indígena, aquello que nos distingue de otros
grupos del mundo es de origen indígena”, destacó la
investigadora.
Mesoamérica, una civilización Negada.
El trauma de la conquista, la terrible mortandad derivada
de las guerras y las epidemias, el saqueo sistemático de las
riquezas del país y la explotación irracional de su población
indígena, así como la imposición de un modelo cultural
ajeno, destruyeron las bases que sostenían la evolución de la
gran civilización mesoamericana.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Aristóteles sostenía que una “sociedad idealmente
perfecta” debería estar organizada en estamentos
agrícolas, artesanales, militares, de gobierno y religiosos,
para conformar una sociedad organizada y poder avanzar.
La violenta irrupción que sufrió la civilización
mesoamericana desmanteló su organización social y a
partir de entonces no sólo ha dejado de avanzar, sino al
contrario, ha sufrido un lamentable proceso de involución
cultural, debido en gran parte, a la imposición de
prohibiciones racistas y discriminatorias para los
indígenas2, y por otro lado, a la ignorancia y falta de
interés y de estudio de nuestro pasado por los propios
mexicanos.
Españoles, criollos y mestizos despojamos a los indígenas
de sus riquezas, destruimos su organización social y
después los rechazamos por pobres e ignorantes. Los
mexicanos tenemos vergüenza de reconocer nuestra parte
indígena, lo que hace que neguemos nuestra cultura,
nuestras raíces, nuestra propia sangre, que como lo ha
2 En la ciudad de Oaxaca, los españoles prohibieron a los zapotecas: 1.
Construir su casa junto a los españoles 2.desempeñar cualquier cargo público 3. Ingresar al Colegio 4. Dedicarse al comercio 5. Montar a caballo; y obligaron a pueblos enteros a morir en trabajos forzados en las minas.
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confirmado el genoma mexicano, es mayoritariamente
indígena.
La conquista impuso también un colonialismo cultural y a
partir de ello creímos que todo lo europeo era mejor.
Hemos dado la espalda a nuestra magnífica herencia
indígena y un país jamás podrá avanzar si no basa sus
esfuerzos en las habilidades y potencialidades propias de
su pueblo.
La cultura occidental ha aportado muchas luces a la
humanidad, como el valor de la democracia o el creciente
respeto a los derechos humanos, pero al promover el
triunfo individual centrado en el éxito material, ha
despojado a la humanidad de sus valores trascendentes.
Enrique Rojas, Alain Frinkielkraut, Francisco Revel o
Lipovetski, por citar a algunos pensadores, coinciden en
apuntar que el materialismo, el hedonismo y el
consumismo que ahogan a la sociedad han dejado “un
gran vacío moral”. Por otra parte, aunque todos aspiran a
ser el número uno, a poseer el auto más bello o la casa
más espectacular, por desventajas de posición millones de
personas jamás alcanzarán esos objetivos, lo que los
sumerge en un estado permanente de frustración y rencor
social. La sociedad de consumo que hemos construido se
aniquila a sí misma y produce estragos personales y daños
ecológicos de magnitudes catastróficas.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Las normas sociales contemporáneas nos han despojado
de los valores elementales y solo nos interesamos en
nosotros mismos, en nuestro propio egoísmo, ajenos al
resto de los miembros de nuestra comunidad.
La ciudad de México alberga ejemplos patéticos de esta
lamentable pérdida de valores sociales. Ahí destaca el
gañán, el que amachina, el que engaña, el que tranza.
Hemos perdido ahí nuestro rostro y corazón, como decían
los antiguos. Si dos automovilistas se disputan en un
crucero centímetros de asfalto, uno al otro se grita e
insulta, a ninguno le importa guardar su dignidad porque el
otro no lo conoce, no lo reconoce, no sabe quién es, es
decir, no tiene rostro y pierde la vergüenza personal, se
conduce sin freno social, sin educación. Justamente la
educación sirve para atemperar nuestros defectos y pulir
nuestras virtudes. En esa selva de asfalto, el rostro y el
corazón se han perdido.
Oaxaca es importante porque aquí sobreviven valores
milenarios, forjados al amparo de una civilización
luminosa, dignos de ser apreciados y exportados al resto
del mundo para construir una sociedad más humana.
Parece un idealismo irrealizable, pero justamente el
mundo es cada vez más estrecho merced a tecnologías que
dan paso a multitudes que se comunican y que permiten
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conocer lo que acontece aun en los lugares más apartados
del planeta.
El mundo es cada vez más receptivo e incluso ha
experimentado procesos de reencuentro con los valores
locales, como en el caso de las autonomías españolas. En la
medida en la que contribuyamos a conservar y apreciar
nuestros propios valores, contribuimos a enriquecer el
concierto de la cultura universal.
La reconstrucción de nuestro pasado
Los escasos conocimientos de las antiguas culturas
mesoamericanas que recogieron los cronistas
conquistadores, recrean sobre todo, con admiración y
prejuicios, la cultura que les tocó conocer y destruir: la
azteca. Muchos siglos después, merced a su portentosa
arquitectura y a su finísima escultura, los mayas atrajeron
a estudiosos de diferentes partes del Orbe. En el siglo XIX,
llama la atención el descubrimiento de las magníficas
Cabezas Colosales de manufactura olmeca, a quienes
entonces se les atribuye la creación de una cultura madre.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
El rescate de ciudades majestuosas como Teotihuacán,
Xochicalco, Monte Albàn, Chichen Itzá y Uxmal, entre
muchísimas otras exploraciones mayores y menores y
vastos estudios arqueológicos, antropológicos,
sociológicos, históricos, lingüísticos, botánicos y de
diversas disciplinas científicas, han contribuido a
enriquecer el abigarrado y complejo rompe cabezas
Mesoamericano.
Ya en pleno siglo XX, tres acciones trascendentes del
eminente arqueólogo mexicano Alfonso Caso colocan a
Oaxaca, hasta entonces prácticamente ignorada, en centro
de interés de la historia antigua: El rescate y
reconstrucción de Monte Albàn, el descubrimiento del
maravilloso tesoro arqueológico de la tumba 7 y la
identificación y desciframiento de los códices mixtecos.
Más de 300 bellas piezas hechas de oro, plata, jade, alabastro,
turquesa, cristal de roca y otros materiales preciosos, fueron halladas
en la tumba 7 de Monte Albàn. En la imagen de la página siguiente,
un pectoral de oro con la representación de Mictlantecuhtli, dios de
la muerte.
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Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Las nuevas interrogantes que generaron estos
sensacionales descubrimientos impulsaron nuevos y más
amplios estudios de investigadores locales, nacionales y
extranjeros. Los resultados de las numerosas
investigaciones realizadas en los valles centrales de
Oaxaca durante los últimos cincuenta años, han cambiado
radicalmente la concepción sobre el orden, el surgimiento
y la formación de las antiguas culturas de México.
Pagina de un códice mixteco que representa al famoso conquistador
8 Venado Garra de Jaguar y su esposa 13 Serpiente, Señores de
Tilantongo. Los códices mixtecos son los más numerosos del México
antiguo, se encuentran entre los más bellos y relatan en conjunto
casi mil años de historia.
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Merced a estas investigaciones interdisciplinarias sobre el
origen y desarrollo de la civilización en Oaxaca, podemos
señalar que el espacio privilegiado de sus valles centrales
aporta testimonios de más 12 mil años de presencia
humana ininterrumpida, y que los cambios graduales en su
forma de vida, revelan como los antiguos zapotecas
lograron avances cruciales y definitivos para la evolución
del hombre americano.
Como enumeramos líneas atrás, los valles de Oaxaca
documentan la existencia de cazadores-recolectores de la
edad del hielo; presentan restos evidentes del más
antiguo campamento nómada con delimitación de
espacios ceremoniales de Mesoamérica; registran las
fechas más tempranas en la domesticación de diversas
plantas, como la calabaza, el frijol, el chile y especialmente
el maíz, que hicieron posible la transición esencial de
nómadas a sedentarios; conservan testimonios de la
fundación y evolución de tempranos sitios urbanos, donde
aparecen los primeros edificios públicos, la invención y
utilización de adobes, el uso primigenio de piedras y
morteros en la construcción y la prima orientación
astronómica de sus edificaciones; registran la primera
aldea con talleres permanentes de cerámica; atesoran el
sistema más antiguo de escritura mesoamericana, vigente
durante dos mil años; guardan el más antiguo calendario
conocido y por si fuera poco, en el centro geográfico de los
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
valles centrales se construyó la primera gran ciudad del
continente: Monte Albàn.
Estas hazañas, continúas y coherentes, desarrolladas en
un largo proceso de miles de años, permiten certificar que
Oaxaca es la cuna de la civilización americana, afirmación
que se torna cada vez más solida a medida que nos
adentramos en las características físicas, ambientales,
arqueológicas, étnicas, históricas y culturales de Oaxaca, el
estado con la mayor riqueza biológica del país y con la más
grande diversidad étnica y cultural de México, donde sus
valles centrales ocupan una posición privilegiada, merced a
su clima idealmente perfecto y a su ubicación estratégica,
en el centro geográfico de la antigua Mesoamérica y
rodeados de montañas que los protegen de los huracanes
del golfo y de la mar de sur.
Oaxaca, en síntesis, es una interminable sucesión de
asombros.
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ASPECTOS GEOGRÁFICOS DE OAXACA
Oaxaca está ubicada en el centro del área denominada Mesoamérica.
El actual Estado de Oaxaca, con 94 000 kms2 de superficie, ocupa el 5º. Lugar en extensión entre los 31 estados y un Distrito Federal que conforman la república mexicana. La entidad se encuentra ubicada en el sureste, colindando al Norte con los estados de Puebla y Veracruz; al Sur con el Océano Pacífico; al Este con el estado de Chiapas y al Oeste con el Estado de Guerrero. Pertenece a la Federación de los Estados Unidos Mexicanos desde 1825 y se encuentra ubicada entre los paralelos 15º 39’ y 18º 42’ de Latitud Norte y los Meridianos 93º 38’ y 98º 32’ Latitud
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Norte Occidental a partir del meridano de Greenwich. La capital es la Ciudad de Oaxaca de Juárez, la cual se encuentra en la Latitud Norte 17º 03’’ y 96º 43’ Latitud Oeste. Tiene una Altitud de 1,550 metros sobre el nivel del mar.
ESPACIOMAPA DEL ESTADO. INEGI. El espacio mapa está hecho a partir de imágenes Landsat TM. En ella se aprecia el contorno del estado y se marcan las principales elevaciones.
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Elevaciones del Estado
Nombre
Latitud Norte Longitud Oeste Altitud
Grados
Minutos
Grados
Minutos
msnm
Cerro Nube (Quie Yelaag)
16 13 96 11 3,720
Cerro del Águila
17 08 97 39 3,380
Cerro Zempoaltepetl
17 09 96 00 3,280
Cerro Volcán Prieto
17 47 96 50 3,250
Cerro Humo Grande
17 33 96 28 3,250
Cerro Negro 17 20 97 26 3,200
Fisiografía
La fisiografía de Oaxaca y la composición de su sustrato
han sido originadas por una evolución física compleja que
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
abarca mil millones de años. Las rocas más antiguas del
estado son rocas metamorfósicas del precámbrico que
actualmente forman una gran porción de la parte norte y
del centro. Estas fueron originadas en una zona de colisión
continental que ensamblo el supercontinente Rodinia hace
900 millones de años. Las evidencias sugieren que durante
un periodo prolongado estas rocas se encontraban en
Sudamérica hasta que en el paleozoico tardío fueron
transferidas a Norteamérica por otro evento de choque
entre continentes. En el paleozoico medio se forman las
rocas metamorfósicas de la región occidental del estado.
A partir del paleozoico tardío y durante la mayor parte del
mesozoico se sucedieron en territorio oaxaqueño al menos
tres periodos alternados de invasión del mar y de emersión
de las tierras, con erosión y formación de rocas
continentales. Al final del mesozoico y principios del
cenozoico un evento de deformación cambia radicalmente
el paisaje: se retiran los mares y en su lugar queda uno
formado por montañas y valles, aunque quedan relictos de
esa época.
La mayoría de los elementos que observamos actualmente
fueron originados por la actividad volcánica y la formación
de montañas asociadas al movimiento de grandes fallas,
ocurridos durante los últimos 65 millones de años.
Juan Arturo López Ramos
39
Oaxaca destaca por su gran complejidad ambiental, lo cual
incluye una gran diversidad de climas. Esta variedad
climática se atribuye a factores como la posición
geográfica, el intrincado relieve, la exposición a los
sistemas meteorológicos que se desarrollan tanto en la
vertiente del golfo como del pacifico, las corrientes
marinas y la temperatura del océano, entre otros. Lo
anterior permite la presencia de condiciones térmicas y de
humedad contrastantes en el territorio oaxaqueño, así
como diferencias en el comportamiento y en la
distribución de la temperatura y de las lluvias a lo largo del
año
El estado, al sur del trópico de cáncer, tiene posición
intertropical con presencia de temperaturas cálidas y la
dominancia de sistemas de origen tropical, sin embargo la
configuración tan particular del territorio oaxaqueño y sus
accidentes geográficos, modifican y alteran estas
condiciones.
El territorio del Estado de Oaxaca colinda al norte con el
eje volcánico y es cruzado por la Sierra Madre Oriental, la
Sierra Madre del Sur y la Sierra Atravesada, que en
conjunto, forman un mar de montañas, cuya multitud de
pliegues, barrancas, depresiones, mesetas y prominencias
se suceden en una abigarrada gradiente altitudinal desde
el nivel del mar hasta casi cuatro mil metros de altura.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Biodiversidad
Esta sobresaliente complejidad física y orográfica dibuja en
el territorio oaxaqueño todo tipo de climas y microclimas,
dando lugar a una extraordinaria diversidad de
ecosistemas, desde semidesérticos hasta selvas tropicales,
pasando por bosques húmedos de montaña, bosques de
pino-encino, chaparrales, sabanas, hasta las exquisitas
combinaciones medioambientales de sus lagunas costeras.
Destaca la ubicación estratégica de Oaxaca en el corredor
biótico que une la masa continental de América del Norte
con Centro y Sudamérica y que en un natural proceso
evolutivo de millones de años ha concentrado en el Estado
Juan Arturo López Ramos
41
de Oaxaca la mayor riqueza biológica del país, condición
relevante porque México es reconocido como uno de las
cuatro países con mega biodiversidad en el mundo.
Oaxaca tiene más del 50% de las plantas superiores del
país; 66% de reptiles y la mayor cantidad de vertebrados
terrestres endémicos; 67% de las especies de aves; más del
50% de mariposas y el 42% de los mamíferos mexicanos.
Cuenta con la selva tropical mejor conservada del país, los
Chimalapas.
Por ello no sorprende conocer que la biodiversidad de un
kilometro cuadrado de la Reserva de la biosfera de
Cuicatlán equivale a la de cien kilómetros cuadrados del
desierto de Sonora; que la diversidad de aves de Oaxaca,
supera a la variedad de aves de los extensos territorios de
EEUU y Canadá juntos, que su diversidad de maíces sea la
más grande de América o bien que los chiles oaxaqueños
constituyan el 33 por ciento de los chiles del mundo,
algunos de ellos endémicos, que solo se producen aquí y
en ningún otro lugar del planeta.
La pluralidad étnica y cultural.
Esta asombrosa diversidad física, climática y biológica ha
reflejado su poderosa influencia en el desarrollo humano,
que a lo largo de los siglos ha convertido a Oaxaca en el
Estado con la mayor diversidad étnica y cultural del país.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Como se señaló líneas arriba, el 53% del total de la
población indígena del país se encuentra en Oaxaca,
distribuida en 16 grupos étnicos: amuzgos, chatino,
chinanteco, chocho, chontal, cuicateco, huave, ixcateco,
mazateco, mixe, mixteco, náhuatl, triqui, zapoteco, zoque
y popoloca, cada uno con su propio idioma y con más de
92 variaciones dialectales en conjunto. Habitan en cerca de
trece mil comunidades agrupadas en 570 municipios. Los
grupos Ixcateco, Chocho y Popoloca están en peligro de
extinción. Actualmente viven en territorio oaxaqueño 3
millones 438,765 habitantes, de los cuales el 32.5% son
indígenas (1 millón 117,722 personas).
Aunque existe un sustrato cosmogónico y filosófico común
en todas las culturas mesoamericanas, resulta muy
complejo sintetizar las expresiones de la diversidad étnica
y cultural oaxaqueña y solo señalaré que incluyen la
totalidad de los aspectos de vida de cualquier sociedad,
desde su visión cosmogónica, su religión, sus mitos, sus
leyendas, su filosofía, su historia, sus leyes, sus
conocimientos en todas las ramas del saber, sus
expresiones artísticas, su gastronomía, sus vestidos, sus
fiestas y tradiciones, no solo para cada grupo étnico, sino
para cada variante regional, por lo que el resultado del
conjunto es deslumbrante y su exposición merecería una
colección de libros.
Juan Arturo López Ramos
43
Mapa de localización de las etnias en Oaxaca.
LOS VALLES CENTRALES. En el centro geográfico de esta extraordinaria diversidad
física, ambiental, biológica, étnica y cultural, se encuentran
los valles centrales de Oaxaca.
“Me han dicho –dijo Federico Nietzsche- que existe un
lugar con un clima tan benigno que puede sanar todos
mis males, se llama Oaxaca”.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Los valles centrales de Oaxaca ocupan el centro geográfico
de la entidad y están situados a una altura de 1 550 metros
sobre el nivel del mar. Son tres valles fluviales localizados
entre el occidente mixteco, La Sierra Juárez y la Sierra
Madre del Sur que se unen en forma de Y. Cada uno de sus
brazos tiene un nombre: al noroeste se encuentra el Valle
de Etla, al oriente el Valle de Tlacolula y al sur el Valle de
Ocotlán o Valle grande. En su vértice central, sobre una
prominencia que se eleva 400 metros sobre los valles, los
zapotecas construyeron la primera ciudad del continente:
Monte Albàn.
Los valles centrales pertenecen a la provincia fisiográfica
denominada Sierra Madre del Sur, están regados por el Río
Juan Arturo López Ramos
45
Atoyac y el Río Salado que se unen en la ciudad de Oaxaca
y continúan por el valle grande. Su precipitación media
anual es de 670 mm y por las especiales características de
su ubicación, los valles gozan de un benigno clima con una
temperatura promedio anual de 23 grados centígrados,
con poco calor en verano y poco frio en invierno, cuya
fama ha sido legendaria y de la cual han hecho referencia
los viajeros de todos los tiempos.
Sabemos que los propios conquistadores pelearon entre sí
por el derecho de vivir en el valle de Oaxaca. Francisco de
Orozco y sus soldados habiendo estado primero en
Oaxaca, fueron enviados por Cortes a poblar Tututepec, la
mítica capital del oro. Ante lo insano de su clima, los
soldados se rebelaron y regresaron a refundar la ciudad de
Oaxaca, pese a la férrea oposición del Capitán General
Hernán Cortes.
Ante la ausencia de crónicas indígenas sobre como lucia el
valle de Oaxaca en el pasado, reproduciré la descripción
hecha en el siglo XVII por el británico Tomás Gage,
considerado el primero de los grandes viajeros que
recorrieron y documentaron sus observaciones sobre el
continente americano durante los siglos hispánicos.
Gage nació en el seno de una familia inglesa
profundamente católica y después de un conflicto de
juventud con los Jesuitas que lo marcó para toda la vida,
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
fue educado en el colegio de San Pablo de la Orden
Dominica. Desde 1625 hasta 1637 viajó tres mil trescientas
millas de México a Sudamérica y a su regreso a Inglaterra
abdicó de su fe, se adhirió a la iglesia Inglesa y publicó las
memorias de su viaje como una proclama para que el
imperio británico recuperara el continente que le estaba
vedado. Convenció a Cromwell de invadir a América, fallido
intento que culminó con la conquista de Jamaica, lugar
donde finalmente atrapado en su propia trampa, murió el
cronista Tomas Gage. En sus escritos describe así el valle
de Oaxaca:
“El valle tendrá unas quince millas de ancho y diez de
largo, y lo riega un río muy abundante de pesca que pasa
por medio. Cúbrenlo muchos rebaños y vacadas, y provee
de lanas las fabricas de paños de Puebla de los Ángeles,
de cueros a los mercaderes de España, de carnes la ciudad
de Guajaca y todas las demás del contorno que son
extraordinariamente ricas, y mantienen muchos
conventos con sus religiosos, y muchas iglesias con sus
ornamentos.
Pero lo que más nombre da al valle de Guajaca son los
buenos caballos que en él se crían, y que se consideran
como los mejores del país.
También hay haciendas en las que se cultiva la caña de
azúcar; y como a esa ventaja se reúne la de sus buenas y
Juan Arturo López Ramos
47
abundantes frutas, la ciudad de guajaca tiene fama de
fabricar las mejores confituras y dulces de toda la
América.
…Mas para no hablar ya de Oaxaca, solo diré que su aire
es tan templado, tanta su abundancia de todas las cosas
necesarias a la vida, y tal y tan cómodo su asiento entre
ambos mares del norte y del sur,…que no hay paraje
alguno en toda la América donde yo hubiera deseado mas
establecer mi morada que en aquella ciudad…”
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
LOS PRIMEROS POBLADORES DEL VALLE DE
OAXACA.
Aunque el reciente estudio del genoma humano señala
que los asiáticos y los mesoamericanos son genéticamente
diferentes, sus rasgos físicos son muy parecidos y hasta
nuevas evidencias en contrario, la mayoría de los
Juan Arturo López Ramos
49
científicos no dudan que los indígenas americanos
modernos descienden, en gran medida, de las oleadas
migratorias provenientes del Asia durante la glaciación de
Wisconsin. Éste periodo glacial se inició hace 70 000 años y
acabó alrededor de 10 000 a.C. En estos sesenta mil años,
el descenso del nivel del mar hizo aparecer un puente
terrestre llamado Beringia.
Este istmo tuvo zonas libres de hielo desde unos 36 000
años a.C. que conectaban Siberia con Alaska y habrían
permitido el poblamiento remoto del valle del Yukón. Sin
embargo, durante muchos milenios el avance de los
asiáticos mongoloides al resto del Continente estuvo
bloqueado por una gigantesca masa glacial que cubría el
norte de Canadá; hasta que a fines del Pleistoceno el
incremento gradual de la temperatura permitió la
aparición del llamado Corredor de Mackenzie, a través del
cual las bandas de cazadores se propagaron al resto de
Norteamérica y más tarde a Sudamérica.
Este paso libre de hielos surgió unos 14 000 años a.C. y
para muchos científicos norteamericanos sería la máxima
antigüedad de los cazadores de este continente. Sin
embargo existen instrumentos líticos, como los de
Lewisville de Texas y los de Isla Santa Rosa de California
fechados con 36 000 a.C. y 25 000 a.C., respectivamente.
Se especula que pertenecen a bandas de cazadores que
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
llegaron a través de un corredor más antiguo que el de
Mackenzie o por vía marítima, por la costa occidental de
Canadá.
Las evidencias arqueológicas demuestran que los primeros
pobladores de Norteamérica, como los Hombres de Clovis
de EE.UU. Fueron hábiles depredadores, fabricantes de
armas arrojadizas que les permitían cazar especies de la
mega fauna del Pleistoceno Tardío.
Los primeros testimonios de la presencia humana en el
valle de Oaxaca se remontan al final de la edad del hielo.
El artefacto más antiguo es una punta de proyectil
encontrada en terrenos de San Juan Guelavia, en el valle
de Tlacolula, 20 kilómetros al sureste de la ciudad de
Oaxaca y es similar a las puntas Clovis que usaban los
cazadores de Mamut en la costa oeste de Estados Unidos
11 000 años A.C. Las puntas Clovis fueron halladas
principalmente en Nuevo México y otros lugares de
Norteamérica como Alaska, California, Nevada, Misisipi y
México. Otra punta encontrada en una mesa ubicada al
oeste de Mitla es del tipo Scottsbluff similar a la
encontrada con los restos de mamuts imperiales cazados
en Santa Isabel Iztapan, en la cuenca de México.
Sobre las características culturales de los primeros
habitantes de América es necesario tener presente que se
encontraban en el paleolítico superior. Sabían fabricar
Juan Arturo López Ramos
51
utensilios líticos, desde hachas de mano hasta puntas de
lanza; conocían las técnicas de producción del fuego; eran
cazadores, pescadores y recolectores nómadas; se
agrupaban en bandas de 4 a más personas y se refugiaban
en cavernas o campamentos estacionales. En un inicio se
dedicaron a la cacería de la mega fauna pleistocénica
(mastodontes y megaterios), sin embargo, al extinguirse
comenzando el holoceno se especializaron en la cacería de
venados, perros, liebres, conejos, aves y otras piezas
menores. En el año 2009, el arqueólogo Jorge Bautista
documento en el poblado de Topiltepec, perteneciente a
Teposcolula, Oaxaca, el esqueleto de un mastodonte.
Punta Clovi caracteristica.
Para comprender la
importancia de este periodo
en Oaxaca, es necesario
señalar que además de las
bondades de su clima y la
fertilidad de sus valles, entre
Yagul y Mitla, en los límites
del valle de Tlacolula existen
una serie de pequeñas
montañas, cañones rocosos y
mesas aisladas de toba
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
volcánica, que cuentan con una serie de cuevas y abrigos
naturales, cuya excelente ubicación facilitaba a los grupos
nómadas el acceso a los recursos alimenticios ofrecidos
por el valle y al mismo tiempo, por las altas montañas
cercanas.
Entre las cuevas exploradas en esta importante zona
destaca la información obtenida en Guilà Naquiz, a la que
nos referiremos más adelante y Cueva Blanca, cuyo nivel
más antiguo conserva huesos de animales consumidos por
habitantes de la edad de hielo tardía, como el zorro rojo y
la tortuga terrestre de Texas, además de venados, conejos,
liebres y ratas silvestres, huesos de fauna similares a los
que encontró Richard S. MacNaish en sus exploraciones de
la cueva de Coxcatlan, ubicada en los límites de Oaxaca
con el actual estado de Puebla y cuyo fechamiento
probable situó entre 9 000 y 12 000 años A.C.
En el nivel F de Cueva Blanca, de acuerdo con el botánico
James Schoenwetter predomina el polen de pino, con
granos ocasionales de abeto, pinabete y olmo, que se
alternan con polen de mezquite, cactáceas, agaves y otras
plantas que sugieren un monte espinoso debajo de los
pinos.
Juan Arturo López Ramos
53
Cambio climático en Oaxaca
Alrededor de 8 000 años A.C. aumentó la temperatura del
continente y en el valle de Oaxaca las plantas comestibles
fueron más variadas y abundantes, los bosques de pino de
las montañas se diversificaron con robles y madroños. En
las estribaciones hubo cactus, nopales, agaves,
leguminosas y en el fondo del valle surgieron bosques de
mezquites y acacias, así como cipreses en el curso de los
ríos. Abundaron el venado cola blanca, los pecaríes, los
conejos comunes, las palomas, la codorniz y las tortugas de
cenegal. En cambio, se retiraron a las tierras frías del norte
el zorro rojo y la tortuga terrestre.
Los escasos pobladores del valle en grupos de 4 a 25
personas movilizaban sus emplazamientos en busca de
recursos alimenticios de acuerdo a las épocas del año y
ocasionalmente varios grupos nómadas se reunían en
campamentos más numerosos para interactuar
socialmente y compartir e intercambiar productos. Un
campamento de este tipo, con características únicas, se
localizó cerca de Mitla, porque presenta los primeros
vestigios conocidos en Mesoamérica de actividades
rituales y manufactura de ornamentos a gran nivel, en un
campamento de espacios abiertos. Por su importancia
para el estudio de la evolución humana en el valle de
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Oaxaca, reproduzco a continuación un reporte de Joyce
Marcus y Kent V. Flannery sobre este sitio ejemplar:
El fechamiento por radiocarbono de edificios públicos y
rasgos rituales en el antiguo valle de Oaxaca.
Gheo-Shih es un campamento al aire libre del periodo
arcaico (pre-cerámico) a 4 km al oeste de las famosas
ruinas de Mitla. Yace en un abanico aluvial, flanqueado
por dos arroyos secos cerca del margen norte del rio Mitla
a una altura de 1,660 m. Debajo de Gheo-Shih hay una
capa de aluvión indurado de arena, que aparentemente
fue la planicie de inundación del río durante el
pleistoceno.
Este sitio ocupa un área de aproximadamente 100 por
150 m, o sea unas 1.5 has. Cuando el sitio fue descubierto
la superficie y los arroyos secos a cada lado estaban
cubiertos de fragmentos de manos y metates, de
raspadores denticulados empinados, de preformas
bifaciales y de puntas de atlatl (Flannery y Spores 1983).
Al ser excavado por un equipo de la Universidad de
Michigan bajo la dirección de Frank Hole en 1967, Gheo-
Shih pareció tener dos componentes estratigráficos. El
componente superior estuvo caracterizado por puntas de
atlatl de los tipos pedernales, La Mina, Trinidad y San
Nicolás. Se cree que este componente tiene una fecha de
5,000-4,000 A.c. con base en la tipología.
Juan Arturo López Ramos
55
Desgraciadamente no se encontró aquí nada de carbón
útil.
El componente inferior produjo un rasgo inusual: dos
líneas paralelas de piedras grandes de unos 20 m de
longitud (Figura 1). El espacio entre las líneas de piedras,
que midió 7 m de ancho, había sido barrido y no contenía
prácticamente nada de artefactos. Fuera del área
comprendida entre las líneas, sin embargo, los artefactos
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
eran abundantes, y había también densas
concentraciones de forma ovalada de artefactos y de
piedras sin trabajar que podrían indicar la presencia de
refugios o de rompe vientos.
Lo que más se asemeja el área delimitada por las piedras
es a un "piso de danza" como los que caracterizaban a los
campamentos base de algunos cazadores-recolectores del
Great Basin (Gran Cuenca). Los grupos del Great Basin
frecuentemente se dividían en pequeñas bandas del
tamaño de familias durante épocas de escasez, para
luego congregarse en campamentos base mayores
durante las estaciones de abundancia de recursos. Estos
grupos observaban prácticamente todos sus rituales
importantes, como las danzas, iniciaciones y
competencias atléticas, durante las épocas cuando el
mayor número de personas estaban juntas en un
campamento. Nosotros sospechamos que Gheo-Shih era
uno de estos campamentos.
Minúsculas muestras de carbón (principalmente ramas
quemadas) estuvieron presentes en el componente
inferior de Gheo-Shih. Eran demasiado pequeñas para los
estándares de estudios de 14C en 1967, pero lo
suficientemente grandes en la actualidad para
fechamiento con el método de AMS. Dos muestras se
Juan Arturo López Ramos
57
entregaron a Beta Analytic. Los resultados fueron los
siguientes:
Beta-190316 8600±40 A.P.
6650 A.c. (sin calibrar)
Calibrado rango 2-sigma: 7630-7570 A.C.
Beta-191398 8600±50 A.P.
6650 A.c. (sin calibrar)
Calibrado rango 2-sigma: 7720-7560 A.C.
Esas fechas del componente inferior de Gheo-Shih son
más tempranas de lo que se esperaba; sugieren que el
"piso de baile" es prácticamente de la misma edad que la
Zona B2 de la cercana cueva de Guilá Naquitz, para la
cual contamos con una fecha convencional de 14C de
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
6670±160 A.c. (Smithsonian-515) (Flannery y Spores
1983).
Una implicación de esto es que, al igual que en el caso de
los indios del Great Basin ya mencionados, los grupos
arcaicos del Valle de Oaxaca se dividieron en bandas
formadas por familias durante algunas temporadas (lo
que produjo la Zona B2 de Guilá Naquitz) y se
congregaron en campamentos base más grandes,
formados por varias familias, en otras estaciones (lo que
produjo a Gheo-Shih). Una segunda implicación es que
(como se predice en el modelo del Great Basin) los
rituales como danzas eran de hecho observados cuando el
mayor número de familias hubiera estado presente.
En este amplio espacio de tiempo llamado Arcaico que
viene desde los 8, 000 años y llega hasta 2 000 años
a.C., los grupos de cazadores-recolectores continuaron la
ocupación temporal de los refugios y cuevas naturales
cercanos a Yagul y a Mitla, entre sus incursiones a las
montañas, a los valles y a sus campamentos rituales y de
intercambio. La población de los valles centrales debe
haber sido muy reducida en este periodo, porque sólo se
localizaron vestigios en 10 de las 70 cuevas exploradas en
la zona entre Yagul y Mitla.
Juan Arturo López Ramos
59
Sin embargo, la información obtenida de estos restos de
ocupación humana, principalmente los provenientes de
Guilá Naquitz mejor conservados por su clima más seco,
han arrojado datos muy interesantes sobre el siguiente
paso en la evolución humana en el valle de Oaxaca, mismo
que tomaría varios miles de años para consolidarse: la
transición de nómadas a sedentarios, en cuyo proceso
central se ubica el surgimiento de la agricultura.
El origen de las plantas cultivadas.
Hoy hablamos con familiaridad de los lugares de origen de
las distintas plantas que conocemos. El encuentro de
América y Europa evidenció que había especies vegetales
que no habían surgido por igual en las diversas regiones
del planeta.
El biólogo suizo Agustín Pyramus de Candolle (1778-1841)
fundó la geografía botánica. Años más tarde su hijo
Alfonso Luis (1806-1893), sistematizó este conocimiento y
se refirió a los centros de domesticación y origen de la
agricultura.
Pero el gran avance en el tema lo impulsó hacia 1930 un
genetista ruso, el científico Nikolai Vavilov, hombre con
una asombrosa capacidad de acción, quien organizó una
serie de expediciones botánico-agronómicas por todo el
mundo mientras desarrollaba su teoría de los centros de
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
origen de las plantas cultivadas y creaba la mayor
colección de semillas del mundo en aquella época.
También formuló la ley de las series homólogas de
variación. Vavilov Fue miembro del Soviet Supremo de la
URSS, Presidente de Sociedad Geográfica Rusa y ganador
del Premio Lenin.
Al presentar las conclusiones de sus estudios Vavilov
describió muchas características comunes de los lugares
de origen de las plantas cultivadas más importantes en el
mundo, con las características geográficas y ambientales
de Oaxaca.
Vavilov dijo:
“Los centros fundamentales de origen de las plantas
cultivadas, tal como han probado estas investigaciones,
muy frecuentemente juegan el papel de acumuladores de
una asombrosa diversidad de variedades.
Solamente en Abisinia, pequeña zona agrícola primitiva,
donde el área total de trigo no ocupa ciertamente más de
medio millón de hectáreas, hemos encontrado más
variedades que en todos los otros países del mundo
tomados en conjunto. Las variedades de maíz en el sur de
México – de donde es originaria esta planta– son
extremadamente ricas.” Como sabemos, Oaxaca cuenta
con la mayor variedad de maíces propios.
Juan Arturo López Ramos
61
“La localización geográfica de los centros agrícolas
originarios es bastante peculiar. Todos ellos están
confinados principalmente en las regiones montañosas
tropicales y subtropicales.”
Vavilov determinó que la biodiversidad agrícola proviene
en su mayoría de siete núcleos identificables, que incluyen
a China ( donde se origina la soya), India, Asia Central,
México-Centroamérica (De acuerdo con sus estudios, el
maíz, el chile, la calabaza, la papaya, la guayaba, el
algodón, el tabaco, el cacao y el tomate tienen este centro
de origen y diversificación). Los Andes (de donde viene la
papa) y el Mediterráneo. En la actualidad los botánicos y
los agrónomos se refieren a estas áreas geográficas como
centros Vavilov.
Vavilov consideró: “Desde el punto de vista de la dialéctica,
considerada a la luz de las últimas investigaciones, la
concentración geográfica de las grandes agriculturas
primitivas en esta zona limitada, se hace comprensible. Los
trópicos y subtrópicos proporcionan las condiciones
óptimas para el despliegue del proceso del surgimiento de
las especies. La diversidad máxima de las especies
mostrada por la vegetación silvestre gravita obviamente
hacia los trópicos. Esto se hace especialmente notable en
Norteamérica, donde el sur de México y la América Central,
aunque ocupan un área relativamente insignificante,
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
contienen más especies de plantas que todas las vastas
extensiones de Canadá, Alaska, y los Estados Unidos
(California incluida) tomadas en conjunto.” Respecto al sur
de México y Centroamérica, conviene recordar que la
biodiversidad de Oaxaca es mayor a la de Guatemala y a la
de Costa Rica.
Más adelante Vavilov agregó: “Indudablemente, los
procesos de formación de las montañas han jugado un
importante papel en la especiación de la vegetación,
promoviendo el proceso de aparición de nuevas especies.
Juan Arturo López Ramos
63
Aislantes, las barreras montañosas, al regular la
propagación de especies y géneros han sido de gran
importancia para la diferenciación de tipos separados y de
especies completas. Los diferentes climas y suelos
encontrados en las zonas montañosas hacia las que
gravitan los principales centros de origen de las plantas
cultivadas, promueven el desarrollo de diversidad entre las
especies, así como dentro de cada especie.”
Más adelante y como si hubiera prevenido una discusión
sobre el origen de la civilización entre las montañas
zapotecas de Oaxaca y las selvas tropicales olmecas,
Vavilov señala:
“Las regiones montañosas proporcionan las condiciones
óptimas para el asentamiento humano. El hombre
primitivo temía y aún teme los húmedos trópicos, con su
exuberante vegetación y sus enfermedades tropicales. Las
regiones montañosas tropicales y subtropicales ofrecían las
condiciones más favorables de calor y abundancia de
alimentos a los primeros pobladores. En América Central y
México el hombre todavía utiliza una multitud de plantas
silvestres. No siempre es fácil distinguir entre las plantas
cultivadas y sus correspondientes formas silvestres.
El contorno de las montañas favoreció la vida en pequeños
grupos; con esta fase es con la que se inicia el desarrollo de
la sociedad humana. No hay duda de que la conquista de
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
las cuencas del bajo y medio Nilo, del Éufrates, Tigris e Indo
pudo ser completada sólo por una población organizada en
grandes grupos, y esto solamente pudo tener lugar en las
etapas posteriores del desarrollo de la sociedad humana.”
Vavilov afirmaba también que los primeros pueblos
agrícolas debieron de haber habitado en la misma zona
ocupada posteriormente por las primeras civilizaciones
que conocieron la escritura. “Este conocimiento de los
centros originales de agricultura ilumina la historia total de
la humanidad y la historia general de la cultura.”
Los centros Vavilov son refugios irremplazables de
biodiversidad y son esenciales para la alimentación
humana. El agrónomo o agricultor que quiera mejorar sus
variedades de maíz u otros granos debe tener acceso a
especímenes de sus centros de origen.
Estos centros tienen que protegerse de manera especial,
pues biólogos como el estadunidense Jack Harland,
enfatizan que la diversidad genética es fundamental y que
al no mantenerla se podrían provocar hambrunas de
grandes dimensiones en el mundo.
Para dar un ejemplo concreto, a principios de los setenta,
una plaga azotó la cosecha de maíz en Estados Unidos,
causando pérdidas multimillonarias. El futuro del maíz en
Norteamérica parecía estar en entredicho hasta que se
Juan Arturo López Ramos
65
descubrió en el sur de México una variedad inmune a la
plaga. Especímenes de ésta se enviaron de inmediato a
Estados Unidos para cruzarlos con las variedades
comerciales, salvando así la agricultura estadunidense de
una catástrofe. El maíz es el alimento esencial del hombre
americano.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
EL SURGIMIENTO DE LA AGRICULTURA EN OAXACA
Cueva de Guilà Naquitz
Guilá Naquitz es una pequeña cueva localizada en el
extremo oriental de los Valles Centrales de Oaxaca. Su
Juan Arturo López Ramos
67
importancia histórica radica en el hecho de que se trata de
uno de los sitios de donde proceden las evidencias más
antiguas del consumo del teocintle y el proceso de
domesticación de esta planta para producir finalmente el
maíz moderno. El sitio fue ocupado por lo menos seis
veces entre 8,000 y 6,500 A.c., por los cazadores y
recolectores, probablemente durante el otoño (octubre a
diciembre) del año.
En las distintas etapas de su ocupación, datos de una
amplia gama de alimentos de origen vegetal se
recuperaron en los depósitos de la cueva de Guilá Naquitz,
incluyendo bellota, piñón, nueces del arbusto de susi,
frutas de cactus, pencas de nopal asado, pencas de
maguey cosido, masticado y petrificado, capulín o cereza
de las Indias, semillas de guaje, bulbos de cebolla silvestre,
aguacate silvestre, almíbar comestible de las vainas de
mezquite, semillas de almeza, y lo más importante:
semillas de cultivos tempranos de pequeñas variedades
de calabaza, chile y frijol3. Los restos de utensilios de la
época en la zona, permiten inferir que sus habitantes
incrementaron su capacidad tecnológica y desarrollaron
3 El Instituto Nacional de Antropología e Historia, postuló en 2009 ante
la UNESCO para considerar esta área en la que fueron localizadas semillas de calabaza con más de 10 mil años de antigüedad, como patrimonio mundial de la humanidad, ya que representan uno de los vestigios más importantes del origen de la civilización en América.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
cepos, canastos y almacenamientos para la conservación
de sus alimentos, redes para su traslado, taladros para
hacer fuego, tenazas para azar sus alimentos, hornos para
quemar el maguey y producir harina de las bellotas, así
como a explorar el aumento artificial de la densidad y
disponibilidad de ciertas plantas, sembrándolas cerca de
sus campamentos.
Flannery y Joyce Marcus advirtieron que la primera planta
domesticada en México fue una especie de calabaza, el
ococote o Laegenaria siceraria, que pudo haberse
encontrado entre los recipientes de agua portátiles más
utilizados por los nómadas. Al atravesar regiones frías y
áridas donde no encontraron esta especie de calabaza,
empezaron a llevar consigo semillas y a plantarlas donde
no había. Abundantes cortezas y tallos secos de
Laegenaria, semillas de melón de coyote silvestre y
semillas de chayotes, que son notorios “seguidores de
campamentos”, hallados en Guilà Naquitz, sugieren que
esto ocurrió hacia la época en que la cueva estaba
ocupada. Las semillas de frijol encontradas en el mismo
sitio, se ubican entre las más antiguas de Mesoamérica. Se
han hecho diversos estudios para el fechamiento de los
diversos restos de alimentos que los hombres primitivos
dejaron en estos refugios naturales y que merced al clima
semiseco de las cuevas han podido conservarse hasta
nuestros días. Los primeros fechamientos estimaron una
Juan Arturo López Ramos
69
edad de 8 mil a 6 mil 250 años antes de nuestra era. Los
estudios los realizaron Perry y Kent Flannery, de la
Universidad de Michigan, en los años 60s.
Pero lo que ofrece una idea del portentoso esfuerzo para
hacer surgir la agricultura en el valle, son los maíces
encontrados en esta famosa cueva de Guilà Naquitz, en
Oaxaca, donde se desenterraron tres diminutas mazorcas
primitivas con una morfología prototípica del maíz, de
apenas tres centímetros de alto, cuyos estudios
demuestran que las características originales del teocinte,
de donde ahora se sabe con certeza que se origina el maíz,
fueron manipuladas por los habitantes de la época,
mediante una selección genética de los granos más
grandes, que fueron sembrados una y otra vez a lo largo de
más de cinco mil años, hasta lograr incrementar su tamaño
para hacer productivo el cultivo de esta asombrosa planta
e impulsar, de manera definitiva, la transición de
cazadores a recolectores.
A menos de mil años de su domesticación, el maíz
primitivo se propagó hacia el norte y sur de América. La
hibridación con subespecies de teocinte distintas en
Centroamérica produjo un nuevo tipo de maíz que, al ser
llevado de vuelta a Mesoamérica, a su vez se hibridó con el
maíz primitivo.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
En la polémica por la paternidad del maíz han destacado
Tamaulipas, Jalisco, Guerrero, Michoacán, Puebla
(Tehuacán) y Oaxaca. Sin embargo, los datos científicos
señalan que la mayor antigüedad corresponde a los maíces
encontrados en Oaxaca. A continuación reproduzco una
apretada síntesis del artículo publicado por Bruce F. Benz,
del departamento de biología de la Universidad Wesleyan
de Texas.
Archaeological evidence of teocintle domestication from
Guilá Naquitz, Oaxaca
Communicated by Kent V. Flannery, University of
Michigan, Ann Arbor, MI (received for review October 15,
2000)
Abstract
Analysis of the three most ancient Zea mays inflorescence
fragments from Guilá Naquitz, Oaxaca, México shows
they did not disarticulate naturally, indicating that
agricultural selection of domesticated teocintle was
underway by 5,400 14C years before the present (about
4,200 dendrocalibrated years B.C.). The cooccurrence of
two-ranked specimens with two rows and four rows of
grain and numerous additional morphological
characteristics of these specimens support hypotheses
based on molecular and quantitative genetic analyses
Juan Arturo López Ramos
71
that maize evolved from teocintle. Domestication of the
wild ancestor of maize occurred before the end of the 5th
millennium B.C.
The oldest macro botanical evidence of the initial phases
of maize evolution comes from two Mesoamerican
archaeological localities, the valleys of Tehuacán and
Oaxaca. These two localities have produced the earliest
evidence of maize cultivation by preceramic hunter-
gatherers (1–4). Considerable debate about these
specimens hinges on their relative antiquity and a
detailed analysis and interpretation of their morphology.
Morphological comparison of specimens from Oaxaca
and Tehuacán combined with the accurate dating of the
Guilá Naquitz specimens indicates that efforts to
domesticate teocintle were successful at least 700 years
before the earliest maize cobs were incorporated into the
preceramic refuse of San Marcos Cave in the Tehuacán
Valley.
El texto de Bruce F. Benz es mucho más amplio y
completo, pero en lo que reproduzco vale la pena
destacar:
1. Que el análisis de los tres más antiguos fragmentos de
Zea mays provenientes de Guilá Naquitz, Oaxaca, México,
muestra que ellos no pudieron desarticularse
naturalmente, lo que indica que la selección agrícola de
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
teocintle domesticado estaba en marcha hacia 5400 años
antes del presente.
2. Los análisis genéticos moleculares y cuantitativos
muestran claramente que el maíz evolucionó a partir del
teocintle.
3. Que la evidencia más antigua de las fases iniciales de la
evolución del maíz provienen de dos localidades
arqueológicas de Mesoamérica, los valles de Tehuacán y
Oaxaca.
4. Que el debate sobre su antigüedad relativa y un análisis
detallado de la interpretación morfológica de las muestras
de Tehuacán y Oaxaca, junto con un cuidadoso
fechamiento, indican que en Guilá Naquitz los esfuerzos
por domesticar el teocintle tuvieron éxito, al menos, 700
años antes que las mazorcas de maíz encontradas en la
Cueva de San Marcos (y Coxcatlan) en el Valle de
Tehuacán.
Merced a estas exploraciones no solo se hallaron los
testimonios más antiguos de maíz domesticado, sino de
muchos otros alimentos importantes para el hombre
americano, como el frijol y la calabaza, con una
antigüedad estimada entre 8 y 10 mil años, que permiten
documentar un proceso crucial de la historia de la
Juan Arturo López Ramos
73
humanidad en América: El surgimiento de la agricultura y
la domesticación del maíz en el valle de Oaxaca.
Por otra parte y con una ligereza asombrosa, Christian
Duverger señala que el maíz no es un rasgo que ayude a
definir la identidad mesoamericana, simplemente porque
es una aportación pre-nahua, pero al mismo tiempo
describe la enorme importancia y utilidad del maíz.
Duverger señaló: “se ha escrito mucho que Mesoamérica
es hija del maíz y que su desarrollo cultural, que contrasta
con la rusticidad de su tecnología no se hubiera podido
alcanzar sin el descubrimiento de esta planta milagrosa. En
efecto, el maíz es providencial. Su rendimiento supera el de
otras plantas cultivadas en aquella época: ¡por un grano
sembrado se cosechan por lo menos ochenta! Su mazorca,
envuelta en hojas, impide cualquier desperdicio por
diseminación natural en el momento de la maduración. Su
cultivo requiere muy poco mantenimiento, ya que su tallo
alto coloca a las mazorcas por arriba de las hierbas malas.
Las plantas pueden compartir su espacio vital con otras
especies como el frijol y la calabaza. Requiere poca agua
para crecer: la humedad residual del suelo a menudo es
suficiente. Se adapta a todos los terrenos, a todos los tipos
de clima, a todas las alturas hasta 3 000 metros. Madura
en tres meses. No requiere una tecnología sofisticada para
cosecharse: basta la mano para cortar la mazorca. Una vez
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
cortado, el grano se conserva fácilmente durante un año,
incluso mucho más, si la mazorca se cuelga en un granero
ventilado, protegido de la lluvia, fuera del alcance de los
roedores. Finalmente, su valor nutritivo es alto. El maíz
mesoamericano (Zea Mayz) constituye entonces una
maravilla agrícola y no debe sorprender el lugar que ocupa
en la vida cotidiana, en el imaginario y en el pensamiento
religioso. Ocupa el lugar que le corresponde, es decir, un
lugar de primer nivel.
Pero este maíz de incontables cualidades no les fue dado
tal cual a los hombres. Proviene de una conquista; es el
fruto de la inteligencia y la perseverancia de los primeros
ocupantes de la futura Mesoamérica. Cinco mil años antes
de nuestra era, la mazorca silvestre no era mayor que una
fresa, y su valor nutritivo era escaso. Solo después de un
largo y paciente trabajo de selección de las plantas, el
hombre de la América media logro extraer de esa
gramínea las hermosas mazorcas alargadas que
conocemos; la empresa requirió unos cuatro mil años de
esfuerzos. Por otra parte, fue preciso encontrar el secreto
que vuelve comestible al maíz, pues el maíz seco no se
cuece fácilmente solo y es completamente indigesto. Los
antiguos mexicanos tuvieron entonces que descubrir que la
cal añadida permite cocer y consumir el maíz en
condiciones de asimilación satisfactorias. Por su historia, se
ve que el maíz no es un recurso natural, sino más bien una
Juan Arturo López Ramos
75
planta cultural…” completa esta apología del maíz las
palabras del botánico George Beadle, ganador del Premio
Nobel, quien dijo que con esta planta se produjo “el mayor
cambio morfológico de cualquier planta cultivada en el
mundo”.
Es de tal importancia la aportación del maíz al mundo, que
un grupo internacional de investigadores que
recientemente descifraron el genoma del maíz, afirmaron
que con esta planta se podrían resolver problemas de
alimentación y de suministro de combustible en el mundo.
EE.UU. es uno de los mayores productores de maíz, con
casi 400 millones de toneladas, que representa el 44 % de
la producción mundial. Durante el año 2007, el país llega a
una cifra récord, con un aumento del
25% respecto a 2006. El maíz es,
además, el cereal más cultivado del
mundo, por delante incluso del arroz y
el trigo. Según el último informe
'Perspectivas de cosechas y situación
alimentaria' de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO), la producción
mundial de cereales continuará registrando importantes
aumentos.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Además de ayudar a mejorar las variedades de maíz y
otros cultivos de cereales, como el arroz, el trigo y la
cebada, los expertos confían en que el genoma ayudará
también a desenredar la biología básica del maíz.
Esta información, aseguran, se podría utilizar para buscar
los genes que hacen el maíz más nutritivo o más resistente
y también para la producción de etanol. Se espera que la
secuencia del maíz sea útil no sólo para genetistas y
biólogos, sino también un recurso importante para los
cultivos de plantas e industria biotecnológica. Para Rob
Martienssen, uno de los expertos que han participado en
el proyecto, “la secuencia del maíz será una referencia
inestimable para la investigación, especialmente en
energías renovables”.
Página siguiente: Estela Zapoteca de procedencia desconocida, que
presenta la ceremonia del matrimonio mediante el intercambio de
alimentos, entre la nobleza gobernante.
Juan Arturo López Ramos
77
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
LAS PRIMERAS ALDEAS
Juan Arturo López Ramos
79
Las primeras aldeas permanentes en el valle de Oaxaca
surgen después de un largo proceso de sedentarización
que duró miles de años, hasta que el rendimiento de las
plantas gradualmente mejoradas de frijol, chile, calabaza y
maíz, fueron suficientes para alimentar a una o varias
familias en forma permanente, complementando su dieta
con la caza y con la recolección de otros frutos y plantas
silvestres.
En el valle de Oaxaca la agricultura inicial fue de temporal,
como ocurre con la mayoría de las siembras en la
actualidad, pero ante la incertidumbre y el riesgo
permanente por las sequias cíclicas, los primeros
pobladores permanentes buscaron las orillas húmedas de
los ríos Atoyac y Salado, donde en algunas de sus partes
corre una franja de tierra en la que el manto freático se
haya tan cerca de la superficie que crea una zona de
aluvión permanentemente acuosa. Las raíces del maíz
cultivado en esta zona pueden extraer el agua del suelo
por vía capilar, para ayudarse a sobrevivir entre lluvia y
lluvia.
Esta franja de humedad cercana a los ríos fue un factor
esencial para el establecimiento de la vida sedentaria en el
valle de Oaxaca y podemos apreciar este hecho de manera
innegable, porque la mayor parte de las aldeas que
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
empiezan a surgir alrededor de 1 700 años Antes de
Cristo, se establecen en estas zonas.
Los pequeños caseríos con apenas 4, 6, 8 miembros, muy
lentamente empiezan a crecer en número y en extensión
en cada uno de los tres valles, hasta que se establece un
patrón muy claro de asentamientos de estas aldeas,
mismas que se aglutinan en mayor número en el valle de
Etla, cubriendo cada una, un área de una hectárea similar
a la que llegan a alcanzar las aldeas de los otros valles.
Pero en una fecha estimada alrededor del año 1 600 antes
de Cristo, surge un fenómeno urbano que marcará un hito
en la evolución de los zapotecas en el valle de Oaxaca,
porque una de estas aldeas conocida actualmente como
San José Mogote, empieza a crecer aceleradamente y
destaca sobre todas las demás al alcanzar a cubrir una
superficie 7 veces mayor, es decir 7 hectáreas, al resto de
las aldeas de los valles centrales. El desarrollo urbano ha
comenzado su expansión en el valle de Oaxaca.
La aparición de la cerámica.
Otro indicador del inicio del desarrollo urbano en el Valle
de Oaxaca, es el aumento en la elaboración y utilización
de cerámica. En el caso de Mesoamérica los orígenes del
barro moldeado y cocido parecen estar en cuatro zonas:
Tlapacoya, Tehuacán, Oaxaca y la costa sur entre Chiapas y
Juan Arturo López Ramos
81
Guatemala, pero entre ellos, la cerámica utilitaria más
antigua ha sido encontrada en dos sitios, en La cueva del
Purrón en el árido valle de Tehuacán y en San José
Mogote, a la orilla del rio Atoyac que atraviesa y riega el
fértil valle de Etla.
Las características principales de esta cerámica, cuya
elaboración se sitúa entre 1900 y 1400 años antes de
Cristo, es su color de amarillo a marrón, sin decorar, de
formas simples hemisféricas o redondas, con o sin cuello,
simulando algunas de ellas, la forma original de la
calabaza, el recipiente natural utilizado con mayor
frecuencia, incluso hasta nuestros días, un muchos pueblos
del valle.
La vasija superior de la izquierda
fue encontrada en San José
Mogote y fue hecha imitando la
forma de una escudilla calabaza
natural, que está representada
abajo.
En la cueva de Tehuacán
encontraron 136 fragmentos
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
y en San José Mogote 236 piezas, entre los restos de una
casa de bajareque perteneciente a esta aldea, localizada,
como ya se mencionó, junto al río Atoyac. Existen
diferencias esenciales entre los dos sitios: mientras la
cueva de Coxcatlan fungía como un refugio temporal para
grupos nómadas, San José Mogote ya era una aldea
establecida y por el alto número de piezas encontradas, se
desprende que aquí se desarrolló el primer taller de
alfarería en una aldea permanente.
¿Por qué San José Mogote logró aglutinar un mayor
número de pobladores y crecer con mayor rapidez que el
resto de las aldeas de los valles? no lo sabemos, pero
cualquiera que fuera la respuesta, en ella recayó el
liderazgo como la población de mayor tamaño en los valles
centrales durante casi mil años y sus múltiples avances en
las técnicas constructivas e innovaciones en el desarrollo
urbano repercutieron en toda la región y aún más allá,
hasta que para el año 600 antes de Cristo los pueblos del
valle fundaron Monte Albàn y la mayor parte de sus
habitantes se trasladaron a este nuevo sitio.
Por ello han sido muy importantes las exploraciones
hechas en San José Mogote, para reconstruir la historia de
la evolución urbana en Oaxaca.
Juan Arturo López Ramos
83
Algo esencial para comprender como se desenvolvió la
sociedad en esa época, ha sido la parte occidental de San
José Mogote, donde los zapotecas dedicaron un amplio
espacio de trescientos metros cuadrados a arquitectura no
residencial. Alrededor del año 1500 A.c. este espacio
contó con una estructura que albergaba una espaciosa
habitación, pero que no se usó para vivir, sino se
destinó a funciones religiosas y de gobierno, lo que otorga
el privilegio a San José Mogote de haber sido la primera
aldea con edificios públicos documentada en
Mesoamérica. El fechamiento para la estructura más
antigua con Calibrado rango 2-sigma da un resultado entre
1730-1520 A .C.
Dibujo de las múltiples estructuras superpuestas a lo largo de la
evolución urbana de San José Mogote, esquematizadas por
Fernández Dávila, 1977.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Periódicamente cada uno de estos edificios fue destruido
y se construyó otro encima del anterior. Los diferentes
sitios estudiados y sus fechamientos en San José Mogote,
parecen indicar que eran destruidos cada ciclo de 52 años.
Estas construcciones destacan también porque son los
primeros edificios públicos mesoamericanos que fueron
construidos con una orientación astronómica deliberada,
en este caso específico 8º grados al norte del verdadero
este.
Este significativo hecho inicia una larga tradición de
orientaciones astronómicas en la arquitectura de
Mesoamérica. Jesús Galindo Trejo señala al respecto:
“Una tercera familia de alineaciones calendárico
astronómicas la encontramos exclusivamente en la región
zapoteca en Oaxaca, lo que tal vez sugiera la gran
importancia de esta práctica desde una época muy
temprana ya que de ahí proviene la fecha más antigua en
Mesoamérica.
Un ejemplo ilustrativo es el llamado Edificio Enjoyado o
“Embajada Teotihuacana”, situado en el lado oriente de
la gran plataforma norte de Monte Albán. Su
arquitectura utilizando el talud–tablero, la presencia de
grandes discos de piedra pintados de color rojo, así como
vestigios cerámicos y líticos, lo asocian a la ciudad de
Teotihuacán. Su alineación solar en la madrugada sin
Juan Arturo López Ramos
85
embargo sucede el 25 de febrero y el 17 de octubre que
no coinciden con las fechas calendáricas asociadas a esa
gran ciudad. De acuerdo a una fuente etnohistórica del
siglo XVIII escrita en zapoteco, el año nuevo en la región
de la sierra empezaba precisamente el 25 de febrero. Por
otra parte, el padre dominico Córdoba, quien en el siglo
XVI redactó una gramática y un diccionario en zapoteco,
explica el sistema calendárico zapoteco y al referirse a la
cuenta ritual afirma que los zapotecos dividían los 260
días en cuatro períodos de 65 días. A cada uno de éstos se
le nombraba Cosijo, que a la vez se trataba del dios del
rayo y de la lluvia, rindiéndoles culto con gran reverencia.
Resulta muy interesante notar que el 17 de octubre se
encuentra justamente a un Cosijo, es decir, a 65 días de
distancia del solsticio de invierno y el 25 de febrero cae 65
días después del mismo solsticio.
El observatorio cenital del Edificio P de Monte Albán
consta de una cámara obscura construida debajo de la
escalinata principal; su geometría es tal que sólo permite
la entrada de los rayos solares a partir del 17 de abril y
hasta el 25 de agosto, después del cual el haz luminoso
incide oblicuamente y no alcanza a desplegarse por
completo. Ambas fechas se encuentran situadas
simétricamente respecto al solsticio de verano y
separadas 65 días antes y después del mismo solsticio.
Por lo tanto, este ordenamiento de cuentas de días
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
basado en el 65 permitió a los zapotecos incrustar de una
manera ingeniosa el calendario ritual en el solar, ya que
entre las parejas de días de alineación correspondientes
existen 52 días de distancia temporal. Otro ejemplo de
esta familia de alineaciones es el Patio I del Conjunto del
Arroyo en Mitla, donde se da una hierofanía solar al
iluminarse en la madrugada del 25 de febrero y 17 de
octubre un dintel en el que se pintó una escena
representando un disco solar enmarcado por dos edificios
y sujeto por dos personajes celestes. Otro ejemplo es el
Conjunto de la Iglesia en Mitla, donde en sus cuartos
dirigidos al ocaso y a la salida solar se presentan
alineaciones en fechas calendáricas zapotecas.”
En los edificios públicos de San José Mogote, se registra un
dato interesante que sugiere su uso religioso, -porque
además de su orientación astronómica-, en ellos se
hallaron pozos llenos de cal pulverizada, que los
posteriores zapotecos mezclaban con tabaco molido para
masticarlo durante rituales y ceremonias, así como restos
de aves sacrificadas y otras ofrendas.
El conocimiento del cielo que los zapotecas exhiben tan
tempranamente en Mesoamérica y que plasmaron en sus
edificaciones, nos conduce inevitablemente a concluir que
sabían medir con precisión el recorrido de los astros y
estaban en pleno proceso de estructurar su calendario, el
Juan Arturo López Ramos
87
más antiguo del que se tiene conocimiento en
Mesoamérica y que fue la base original sobre la cual se
montaron todos los demás calendarios conocidos.
La expansión, crecimiento y liderazgo de San José Mogote
continuó sin interrupción y para el periodo comprendido
entre 1150 y 850 años A. C. cubría ya una superficie diez
veces mayor, es decir, casi 70 hectáreas. Los cambios que
se registran en la producción en la cerámica y en sus
técnicas de construcción son notables e innovadores.
Incorporan en su cerámica a los dioses locales del rayo,
Cosijo, y de la tierra mostrando su ira, como Xoo o
terremoto, con audaces diseños. El culto a Cosijo,
continuó vigente en la cultura zapoteca hasta la edad
contemporánea. La siguiente grafica, tomada de Kent
Flannery, ilustra el diseño sumamente modernista de su
extraordinaria cerámica.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
a). Representación del rayo en su forma de Serpiente de Fuego. b).
Versión estilizada de la serpiente de fuego c). Vasija de Abasolo con
la serpiente de fuego. d). El terremoto como mascaron de cabeza
hendida realista. e). Versión estilizada del terremoto f) Vasija
hendida de Tierras largas, muestra una estilizada máscara de la Tierra
con la cabeza hendida enmarcada por "corchetes de música”.
Juan Arturo López Ramos
89
Otro avance esencial es el uso del adobe en la
construcción de sus edificios, utilizando primero adobes
en forma de plasta redondeada, depositados uno junto a
otro para fabricar muros de contención del relleno de sus
basamentos, evolucionando posteriormente a la forma
rectangular de los adobes, hasta entonces desconocido en
el valle de Oaxaca.
Exploraciones en San José Mogote. Uso del adobe.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Los Zapotecas del Valle revolucionan también las prácticas
de la construcción porque incorporan en los monumentos
1 y 2 de San José Mogote, novísimas técnicas: El uso de
mampostería, es decir, utilizan por primera vez piedras
escogidas o labradas, acomodadas cuidadosamente y
unidas con un mortero de barro, para la construcción de
muros y escaleras en estos edificios.
En el transcurso de cientos de años, la organización social
de los pueblos del valle va transformándose de una
sociedad igualitaria a una sociedad jerárquica y a
continuación, emergen los señoríos. Interesa resaltar aquí,
que aunque Mesoamérica fue poblada por más de sesenta
grupos étnicos diferentes, como mayas, otomíes, yaquis,
mixtecos, tzotziles o zapotecos, que por supuesto tuvieron
características regionales únicas, hubo muchos rasgos
culturales comunes entre los pueblos mesoamericanos.
Para tener una idea de la profundidad de la penetración
cultural que alcanzaron los zapotecas, vale destacar que en
una fecha tan remota como mil años antes de Cristo, los
muchos entierros de esa época estudiados en San José
Mogote y en otros sitios del valle de Oaxaca, muestran a
personas de alta jerarquía enterrados con una piedra de
jade en la boca.
Juan Arturo López Ramos
91
Entierro en Monte Albán, tumba 104.
El dato es curioso e interesante, porque todavía 2 500 años
después, en pleno siglo XVI, cuando fray Bernardino de
Sahagún interrogo a la nobleza azteca sobreviviente a la
conquista sobre sus costumbres funerarias, ellos
respondieron: Cuando un noble muere, es enterrado con
una piedra preciosa en la boca, y si es macehual, con una
piedra común. Hay que tomar en cuenta que cuando
Sahagún hizo su interrogatorio, ya Monte Albán tenía
siglos de haber desaparecido, y sin embargo la fuerza de
los conocimientos zapotecas como sus ritos funerarios, sus
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
usos astronómicos o su base calendárica, seguían vigentes
en Mesoamérica.
Juan Arturo López Ramos
93
LA PRIMERA ESCRITURA EN MESOAMERICA.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
En la página anterior: Monumento 5 del Cerro de las Campanas, Etla,
Oaxaca.
Los zapotecos realizaron otra portentosa hazaña cultural,
al inventar un sistema original para plasmar sus ideas y
conocimientos en un sistema gráfico perdurable, es decir,
inventaron su propia escritura, con rasgos marcadamente
zapotecas, que se mantuvo vigente a lo largo de mil
quinientos años. Son también los dueños de la lápida con
la escritura mesoamericana más antigua, fechada en el
siglo VI antes de Cristo: La estela de San José Mogote,
mucho más remota que la estela de Tres Zapotes de la
zona olmeca de Veracruz o que las estelas mayas de
Uaxactún o Yaaxchilan.
Estela de San José Mogote,
conocida como Monumento 3.
Los dos símbolos calendáricos
esgrafiados entre las piernas del
personaje representado indican
su nombre: 1 Terremoto
Juan Arturo López Ramos
95
La trascendencia de los glifos que contiene la estela de San
José Mogote estriba en que no es sólo una escritura
común, sino una fecha calendárica, lo que indica sin lugar a
dudas, que los zapotecas ya habían dado otro paso crucial
para la construcción de la civilización americana al atrapar
y medir el tiempo con un sistema propio y original, es
decir, habían inventado el calendario.
Esta estela posee un relieve en el que aparece un cautivo
que será entregado al sacrificio y ha sido mutilado. Entre
sus piernas se encuentran dos signos que corresponden a
su nombre calendárico. La estela fue fechada entre los
siglos V y VI a.C., y es la inscripción más antigua que se ha
encontrado hasta la fecha en Mesoamérica. El sistema de
escritura zapoteca se empleó hasta el fin del período
Clásico, etapa de la que proceden las últimas inscripciones
zapotecas
Abajo: Glifo 8 Jaguar y Glifo 10 rayo
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Estela de C de Tres Zapotes. En la grafica se advierten las dos
mitades, encontradas por separado en distintas fechas.
En 1939, el arqueólogo Mathew Stirling descubrió en Tres
Zapotes la mitad inferior de estela C. La estela fue tallada
en basalto y contiene por un lado la pintura de un ser
jaguar abstracto. En el otro lado está la fecha con la
numeración maya más remota descubierta hasta ese
momento, lo que contribuyó en esa época, a acentuar la
precepción de la Olmeca como cultura madre.
Esta fecha contiene los numerales 7.16.6.16.18, que se
correlacionan en nuestro calendario actual al 3 de
septiembre del año 32 a.C., aunque existió una cierta
Juan Arturo López Ramos
97
controversia sobre el digito que faltaba, el primer dígito,
que Stirling había asumido era “7”. Su presunción fue
validada en 1969 cuando la mitad superior fue encontrada.
Desde 1939 a la fecha, solo se ha descubierto otra estela
con una fecha más antigua y es la estela 2 de Chiapa de
Corzo, Chiapas, con los numerales 7.16.3.2 .13 que
corresponden al año 36 A.c.
Es importante señalar que la escritura zapoteca se
mantuvo vigente mil quinientos años y estuvo presente a
lo largo de toda la evolución de Monte Albán, lugar donde
como es natural, se han encontrado la mayoría de estelas
zapotecas, cuya influencia se esparció por otras partes de
América. Quizás el ejemplo más claro de esta influencia se
perciba en la escritura mixteca, pueblo que heredó el
conjunto de conocimientos zapotecas y después de
enriquecer estos conocimientos con sus particulares
aportes, los transmitió a otros pueblos, entre ellos a los
cholultecas, toltecas, texcocanos y particularmente, a los
aztecas.
Hoy cuando aterrizamos en New York, París o Roma, no
requerimos hablar inglés, francés o italiano para entender
los glifos que indican donde, por ejemplo, se localizan los
servicios migratorios o en qué lugar debemos recoger las
maletas.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
La escritura en Mesoamérica estuvo condicionada a ser
muy gráfica debido a la enorme pluralidad de grupos
étnicos y lenguas habladas en la región, lo que motivó a
desarrollar un lenguaje universal, que pudiera ser
entendido por todos, aunque no hablaran la lengua
original del grupo que la produjo. Además, los sistemas
educativos formal e informal se cimentaron en una
profunda, constante y perseverante tradición oral, que
utilizaba los textos escritos como recordatorio de sus
brillantes alocuciones, como lo rememoran innumerables
cronistas. “los llevaban al Templo y les daban grandes
doctrinas de la vida que habían de tener y guardar” dice
Camargo Muñoz en su Historia de Tlaxcala. Francisco
Hernández en Antigüedades de la Nueva España enumera
decenas de ocasiones en las cuales se pronunciaban estas
fina y elaboradas disertaciones para mostrar “cuanto
cuidado tenían en educar a los hombres y cuanta fuerza en
el discurso”.
Javier Urcid ha realizado estudios profundos y
sistemáticos tratando de descifrar cabalmente la compleja
escritura zapoteca, elaborando el inventario más completo
de estelas e inscripciones zapotecas, identificando cada
glifo, proponiendo fonemas zapotecos antiguos,
descifrando significados, comparando fuentes.
Juan Arturo López Ramos
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El dice al respecto: “en los valles centrales de Oaxaca se
desarrolló una de las tradiciones de escritura más antiguas
y perdurables de Mesoamérica. Aparentemente un sistema
logo-silábico desde sus mismos inicios, 600 A.c. distintas
líneas de evidencia sugieren fuertemente que la escritura
codificaba una versión antigua de la familia
contemporánea de lenguas zapotecas. Los antiguos usos
sociales de la escritura que se pueden deducir de lo que ha
sobrevivido en el registro arqueológico, consistían en
promover identidades de grupo en la génesis de una
ampliación de las desigualdades sociales, de un acceso
diferenciado al poder, de la centralización política y del
urbanismo.
A lo largo del tiempo, la escritura se expandió por gran
parte del sudoeste mesoamericano, a veces impuesta por
grupos con intereses hegemónicos, o apropiada por las
elites que aspiraban a formar parte de redes de interacción
cada vez más extensas. Estos procesos llevaron a la
escritura por una trayectoria que minimizó lo fonético (que
quedó confinado, con el paso del tiempo, a
representaciones de nombres personales y topónimos) pero
que maximizó la codificación logofónica, semántica, y por
lo tanto multilingüe.
Después de unos 1,500 años de uso y relacionada, de
alguna manera, con el colapso político del importantísimo
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
centro urbano de Monte Albàn, la escritura perdió
prestigio, y lenta pero firmemente fue reemplazada no más
tarde del siglo 10 era contemporánea por otra forma de
escritura que –aunque mayormente desconocida– ha
llegado a ser, con el tiempo, la escritura fónica
ampliamente extendida que se conoce como "Mixteca-
Puebla" (1250-1550 EC).”
Personaje ataviado de Jaguar. Monte Albàn.
Juan Arturo López Ramos
101
LA PRIMERA GRAN CIUDAD DEL CONTINENTE.
Monte Albán, desde el patio hundido de la plataforma norte.
En el siglo VI antes de Cristo, decenas de pequeñas
poblaciones de los valles centrales de Oaxaca repitieron un
fenómeno conocido como Sinoicismo, que ya había
ocurrido en diversos lugares del mundo y se congregaron
en un solo lugar, quizá por ser un lugar sagrado, tal vez
para defenderse de algún enemigo o como estrategia para
dominar desde el centro, los tres valles.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Los zapotecas antiguos escogieron efectivamente una
elevación estratégica situada en el vértice de los tres
valles, que por información etnológica, guarda un espacio
de sacralidad en su cumbre, en la que realizaban
ceremonias sagradas y tal vez jugaban el juego de pelota,
de profundas implicaciones religiosas, aún antes de la
fundación de la gran ciudad, la ciudad sagrada de Monte
Albán, que desde el principio fue trazada como una
enorme ciudad, es decir, nunca fue pequeña.
Para tener idea de las dimensiones monumentales con que
fue concebida, basta señalar que para asentar el núcleo
ceremonial y de gobierno, Los Zapotecos nivelaron la parte
superior del cerro, donde trazaron y construyeron una
explanada artificial de cuatrocientos metros de ancho por
ochocientos metros de largo.
Dentro de este formidable y colosal conjunto, cuyo
programa arquitectónico se desarrolló en forma continua
durante casi mil quinientos años, las dimensiones de la
parte de la ciudad que corresponde a la plaza principal de
Monte Albán, son superiores a las de la Plaza Roja de
Moscú ò dos veces más grandes que la Plaza Mayor de
Madrid, capital de España. Lo que ahora conocemos es
apenas el 8% de esta portentosa metrópoli, la primera
gran ciudad-estado del continente americano.
Juan Arturo López Ramos
103
Como sabemos, el calendario mesoamericano tuvo una
gran complejidad y su exactitud superaba al europeo de su
tiempo. Su estructura se definió midiendo, estudiando y
combinando los ciclos de la luna, del sol, del planeta Venus
y de diversas estrellas y constelaciones, conocimientos que
sintetizaron en tres grandes ciclos llamados el Calendario
Ritual de 260 días, el Calendario Solar de 365 días y el ciclo
de Venus de 584 días.
El Calendario ritual se forma con la combinación de 13
numerales y los nombres de los veinte días del calendario
antiguo, lo que da un ciclo de 260 días, repartidos en 13
meses de veinte días cada uno.
Por otra parte 5 revoluciones sinódicas de 584 días arrojan
un total de 2920 días, que corresponden exactamente a 8
años solares de 365 días.
13 veces la correlación Venus-año solar de 2,920 días
suman 37,960 días, mismos que corresponden a 104 años
solares, es decir a dos atados de 52 años y a 65 ciclos
venusinos. El número 65 también divide al calendario ritual
en cuatro partes.
Todas estas y otras combinaciones más, son importantes
porque fueron utilizadas por los zapotecos para regir su
vida cotidiana, para ordenar el transcurso del tiempo y de
su propias vidas, para señalar sus fechas de especial
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
significación, para orientar sus edificios, para modelar las
proporciones de sus edificaciones, para ubicar sus templos
y espacios religiosos, para rendir culto a sus dioses, en
suma, representa la búsqueda consciente y permanente
entre la armonía de su propia existencia y el conjunto del
universo; baste recordar lo citado por Galindo Trejo líneas
atrás:
“Por otra parte, el padre dominico Córdoba, quien en el
siglo XVI redactó una gramática y un diccionario en
zapoteco, explica el sistema calendárico zapoteco y al
referirse a la cuenta ritual afirma que los zapotecos
dividían los 260 días en cuatro períodos de 65 días. A cada
uno de éstos se le nombraba Cocijo, que a la vez se
trataba del dios del rayo y de la lluvia, rindiéndoles culto
con gran reverencia. Resulta muy interesante notar que el
17 de octubre se encuentra justamente a un Cocijo, es
decir, a 65 días de distancia del solsticio de invierno y el
25 de febrero cae 65 días después del mismo solsticio.”
El extraordinario conocimiento astronómico de los
zapotecas no sólo sirvió para regir el desenvolvimiento de
sus vidas en el tiempo, sino que en un elevado concepto de
totalidad sagrada, lo incluyeron también para regir sus
espacios físicos, tal y como Damon E. Peeler y Marcus
Winter lo han documentado, al confirmar que las
proporciones entre estos tres ciclos y sus múltiples
Juan Arturo López Ramos
105
combinaciones y divisiones, fueron aplicados al espacio en
la construcción de Monte Albán.
La ciudad de Monte Albán muestra medidas y alineaciones
arquitectónicas e hierofanías solares que expresan la división del
tiempo de acuerdo a la tradición calendárica zapoteca.
Ellos encontraron en las medidas que corresponden a las
escalinatas de la plataforma norte, una de las cuales da a la
plaza principal y mide 37.81m de ancho y la otra da al patio
hundido y mide 23.66m de ancho, que hay una
proporción de 365.3 a 583.7, una diferencia de solo tres
decimas de día entre el año solar de 365 días y el ciclo de
Venus de 584 días.
También compararon las escalinatas de las plataformas
norte y sur que dan hacia la plaza principal que como
hemos visto una mide 37.81m, y la del sur mide 23.82m,
por lo que repite, aunque con una exactitud menor de 16
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
centímetros, la proporción entre el año solar y el ciclo de
Venus. Es necesario tomar en cuenta que estos pequeños
márgenes de error son enteramente comprensibles
porque hoy se mide la ciudad en condiciones diferentes a
su época de esplendor.
Otro ejemplo notable es la proporción entre lo ancho
(128.35m) y lo largo de la plaza central (288.95m), que
corresponde a una proporción de 259.6 a 584.4,
equivalente a la que existe entre el calendario ritual y el
ciclo de Venus.
Lo mismo ocurre entre las dos canchas de juego de pelota,
cuyas diferentes longitudes (40.67m y 29.02m) con solo
seis centímetros de diferencia, guardan una proporción
equivalente a la del calendario solar de 365 días con el
ritual de 260 días.
Juan Arturo López Ramos
107
Peeler y Winter. Dimensiones calendáricas de la plaza principal y de
las escalinatas de las plataformas norte y sur.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Peeler y Winter avanzaron más allá y encontraron
testimonios de esta distribución espacial regida por las
proporciones astronómicas en la ubicación de las canchas
del juego de pelota entre San José Mogote, Atzompa,
Monte Albàn y Dainzù4.
Otro hallazgo sumamente interesante de estos autores,
refiere a la influencia de la astronomía zapoteca para el
trazo de Teotihuacán, el faro de la civilización del altiplano
central. Ellos, en un trabajo previo, encontraron un
asentamiento zapoteca llamado Tlailotlacan en la periferia
de Teotihuacán, pero ubicado de tal manera que pudieran
observar la salida del sol encima de la pirámide de la luna,
el día preciso que el sol alcanzaba su cenit sobre Monte
Albán. Desde este mismo punto también pudieron
observar en otra fecha la salida del sol sobre el templo de
Quetzalcóatl, justamente a la mañana siguiente del paso
del sol por el nadir en Monte Albán, fenómenos celestes
4 Tiempo sagrado, espacio sagrado: Astronomía, calendario y
arquitectura en Monte Albàn y Teotihuacán. 1996.
Juan Arturo López Ramos
109
que por su latitud diferente ocurren ahí con 11 días de
diferencia que en Teotihuacán.
“El conocimiento astronómico involucrado en la ubicación
del barrio zapoteco, -dicen los autores- en el único lugar
en Teotihuacán desde el cual estas dos alineaciones
podían ser vistas en las fechas apropiadas, es
impresionante en sí. Sin embargo, la contribución
zapoteca no se limitó solamente a su propio barrio. Las
distancias calendáricas, junto con alineaciones zapotecas,
demuestran que la astronomía zapoteca fue la que
proveyó el mecanismo que determinó la orientación de
16 grados de la ciudad de Teotihuacán”.
En las condiciones actuales, la distancia entre Tlailotlacan y
el templo de Quetzalcóatl es de 2 753.71 metros y la
distancia de aquí al centro de la pirámide de la luna es de
1962.80 metros, que nos refieren una relación entre el
calendario solar de 365 días y el ritual de 260 días, con una
mínima diferencia de 0.2 días, correspondencias espaciales
que ya hemos observado en el Valle de Oaxaca.
Al observar el dibujo elaborado por Peeler y Winter sobre
las visuales desde el barrio zapoteca y las proporciones del
año solar y del calendario ritual, que se cruzan justo en el
templo de Quetzalcóatl, (llamado el gemelo divino, la
dualidad preciosa, la estrella de la mañana y la estrella de
la tarde, es decir la personificación misma de Venus), no
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Líneas visuales hacia la salida del sol en Teotihuacán sobre la
pirámide de la luna y sobre el templo de Quetzalcóatl, en los días del
paso solar por el cenit y el nadir. Peeler y Winter.
Juan Arturo López Ramos
111
puede uno dejar de admirar su genialidad para reunir, en
un punto físico de extraordinaria importancia, sus tres
ciclos vitales: el calendario ritual de 260 días, el año solar
de 365 días y el ciclo de Venus de 584 días, que se alinean
solo una vez cada 104 años.
Los autores citados concluyen: “la proporcionalidad de
260 a 365 días en Teotihuacán, construida en base a las
líneas de vista astronómicas que se cruzan en el barrio
zapoteco, no es una ocurrencia aislada, sino mas bien
parte de un patrón de estructuración del espacio urbano
en armonía con el tiempo cósmico, de ubicar a la ciudad y
especialmente sus actividades ceremoniales en un
contexto sagrado, e impartir un significado que va mas
allá del humano. Las diferencias aparentes entre
Teotihuacán y Monte Albán son un poco engañosas. Los
principios que se utilizaron tanto en Teotihuacán como en
Monte Albán son casi los mismos, aunque difieren en
detalles.
Esta similitud fundamental, junto con la prioridad de la
arquitectura monumental zapoteca, la escritura
calendárica zapoteca, las visuales a la salida del sol en
Teotihuacán que solo tienen significado en la latitud de
Monte Albán, y la clara evidencia de un asentamiento
zapoteco, en conjunto nos llevan a concluir que la
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
astronomía zapoteca jugó un papel principal en el diseño
de Teotihuacán”.
Monte Albàn no es solo un testimonio maravilloso de una
civilización deslumbrante del pasado, es motivo de
inspiración para nuevos creadores, como le sucedió al
arquitecto danés Jorn Utzon, quien la visito en 1946 y tras
contemplarla extasiado escribió en su libro de viajes: “Los
arquitectos que construyeron esta ciudad para sus dioses,
alcanzaron el privilegio de la perfección; sentado, de
frente a la explanada principal, se vive la sensación de lo
divino, nada se interpone entre nosotros y el cielo”.
A continuación dibujó una horizontal simulando la plaza y a
ambos lados unos trazos curvos simulando los volúmenes
de las pirámides. Años después inspirado en este boceto
construyó una de los obras representativas de la
arquitectura del siglo XX, la Opera de Sídney, también
declarada patrimonio cultural de la humanidad.
La arqueóloga Nelly Robles señala que la arquitectura de
Monte Albán representa una experiencia estética límite: el
logro absoluto de una cultura milenaria.
Juan Arturo López Ramos
113
EL ESPLENDOR DE LA MIXTECA
Cuando Monte Albán, el centro de la gran civilización
zapoteca declinó, muchos años después ya en el siglo X
fue ocupado por los Mixtecas, hasta entonces confinados a
la parte occidental del estado de Oaxaca, el oriente del
estado de Guerrero y el sur del estado de Puebla.
La cultura mixteca fue la heredera del formidable conjunto
de conocimientos zapotecas, los cuales no solamente
conservó, sino modificó con sus particulares aportes, como
en el caso del calendario y de la escritura.
Entre sus testimonios más valiosos destaca el conjunto de
siete libros mixtecos entre los únicos 14 de todo México,
-elaborados antes del contacto con los europeos- que han
logrado conservarse, considerados como obras maestras
por su diseño y por su grado de abstracción, pero que
además por los datos que contienen relativos a nombres,
fechas y lugares de los sucesos que relatan, son libros
históricos y recrean acontecimientos que van desde el siglo
VI hasta el siglo XIV, lo que hace del pueblo mixteco el
único en el continente americano que guarda escrita casi
mil años de historia, en documentos originales.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Representan además, un tesoro de información sobre
múltiples aspectos de la vida de los antiguos mexicanos,
guardados gráficamente en estos documentos.
Escena de un libro mixteco que relata la expedición guerrera de 8
Venado Garra de Jaguar a la isla del Maxtle. Además de su valor
histórico, es bellísima su ejecución artística.
Otro ejemplo que nos acerca a la dimensión artística
alcanzada por los mixtecos, es sin duda, el deslumbrante
tesoro arqueológico encontrado en Monte Albán, que con
más de 300 exquisitas obras finamente trabajadas en oro,
plata, cristal de roca, hueso, jade, turquesa, obsidiana,
Juan Arturo López Ramos
115
perlas, azabache, ámbar, coral, concha y en hermosos
diseños como cabezas de águila, cascabeles, imágenes de
Mictlantecuhtli, dios de la muerte, o Xipe Totec, nuestro
señor el desollado, símbolo de la fertilidad y de las bellas
artes, por su técnica y arte, por su variedad y riqueza,
constituye el tesoro más impresionante del continente
americano.
Pero no solamente en las artes destacaron sin par los
mixtecos, como lo aseveran las fuentes al señalar que el
tallado de cristal de roca, alabastro y madera tenía su
centro en la mixteca, o al admirar su cerámica, fina,
bruñida, policroma, que en opinión de Paul Whestein es la
más bella de Mesoamérica, con preeminencia sobre la
cerámica maya o teotihuacana, sino sobresalieron
también, a partir del liderazgo y de las innumerables
conquistas de su legendario señor 8 venado garra de
jaguar, por su marcada influencia en el altiplano central.
Su sabiduría alimento otras grandes culturas como la
Tolteca y la Choluteca y a los pueblos nahuas alrededor de
los lagos, entre ellos Texcoco y particularmente, a los
Aztecas.
Restos de esta influencia los percibió Walter Krickeberg en
su obra las antiguas culturas mexicanas al describir el muro
monumental de Tula: “Constituye una de las proezas más
brillantes de la arquitectura tolteca... está enmarcada en
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
ambos lados por meandros escalonados como los que ya
conocemos de los códices y que servían de adorno a los
templos mixtecas”. Jorge Acosta había identificado
previamente en el cerro de la malinche numerales
mixtecos y el glifo del año también mixteco.
La influencia sobre Cholula la registran numerosas fuentes
e incluso Torquemada recogió la afirmación de un cacique
de Tlaxiaco que señalaba “al popocatepetl por frontera de
su reino”. En los códices mixtecos numerosos escenas
ocurren alrededor de los volcanes y muchos de sus
personajes aparecen emparentados con la nobleza Tolteca,
Choluteca y Nahua.
Respecto a Texcoco, Ixtlixochitl, al interpretar el códice
Xólotl y el mapa Quinatzin, dice textualmente: “Recién
entrado que fue Quinatzin en su imperio vinieron de la
provincia de la mixteca dos naciones que llamaban
tlailotlaques y chimalpanecas…Quinatzin los recibió y se
holgó de verlos, porque todos ellos eran artífices y
hombres sabios, astrólogos y otras artes”. El códice Xólotl
presenta a los mixtecos vestidos con mantas de algodón y
con los instrumentos de la sabiduría en sus manos, libros y
pinceles. A los texcocanos los representa vestidos con
pieles y el arco y la flecha en las manos.
Los anales de Cuautitlán (51-189) refieren en relación a los
aztecas, que con “cuando fue tomada la ciudad de
Juan Arturo López Ramos
117
Cohuayxtlahuacan (Coixtlahuaca, por los aztecas), de ahí
por primera vez, comenzaron a entrar hacia acá oro,
plumas ricas de quetzalli, hule, cacao y otras riquezas y
con el tributo empezó la consolación (consolidación) de la
monarquía mexicana”. Lo que no señala, es que también
fluyó la cultura mixteca, de la cual esta empapada la
azteca: El culto a Xipe Totec, la forma de escritura, el
calendario modificado, la representación gráfica del sol, el
diseño de sus escudos, de sus joyas, la representación del
año y otras innumerables similitudes.
Finalmente los mixtecos ocuparon Monte Albán y
dominaron el valle de Oaxaca por varios siglos. La Relación
de Cuilapa, al referirse a la presencia de los mixtecos dice:
“Tenían sojuzgados a casi todos los zapotecas de los
valles de Oaxaca y está claro que pagándolos (los
tributos) Mitla y Titipac, y otros principales, señal es que
lo pagarían los que eran menos que estos”.
Los mixtecos, que fueron líderes culturales de una
importante región de Mesoamérica entre el siglo X y el
siglo XIV, fueron dignos continuadores de la gran
civilización zapoteca.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Cabeza Olmeca.
EL MITO DE LA CULTURA MADRE OLMECA.
La temprana aparición de las gigantescas cabezas olmecas
y características estilísticas similares en cerámica, estelas,
Juan Arturo López Ramos
119
lapidaria y esculturas de la zona olmeca con otros lugares
del altiplano, dieron origen a que los estudiosos del siglo
XX en los años 40 se atrevieran a sugerir que la civilización
había surgido en las tierras bajas del golfo y de ahí irradió
hacia el resto de Mesoamérica.
Fue tan impactante esta afirmación y su aceptación tan
general, que no solo se extendió como verdad absoluta
para los lectores comunes, sino que incluso a mentes tan
lúcidas como Ignacio Bernal se les dificultaba negar la
influencia olmeca en Monte Albàn, aunque alcanzó a
decir: “de ninguna manera que la cultura Monte Albán I
sea una simple replica o producto de olmecas
arqueológicos, sino que los elementos fundamentales de
ambas son los mismos, que hubo un cierto
entrecruzamiento cuando ya se habían desarrollado
aunque cada uno produjo elementos propios. Con el
tiempo se fue individualizando más hasta que al pasar a
etapas posteriores se separaron enteramente”.
Actualmente, tras las exploraciones realizadas en los
centros más notables de la cultura olmeca, como La
Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo, cuyas antigüedades son
más recientes de lo que inicialmente se suponía, ha sido
descartada la tesis de que los habitantes históricos de la
región del hule, a quienes los aztecas llamaban olmecas,
hayan sido los autores de la llamada Cultura Madre.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Sin embargo, en la imaginación popular y aún en varios
estudiosos e investigadores, subsisten residuos de la idea
anterior, y una tesis actual, aunque reconoce que los
olmecas históricos no son los constructores de la
civilización madre, insisten en llamar Olmeca a un estilo
artístico arcaico, compartido por varios pueblos que
desde tiempos remotos dieron parte de su identidad
cultural a toda Mesoamérica.
Juan Arturo López Ramos
121
Los hechos señalan que partir de la revolución urbana
documentada en Oaxaca desde fechas tan tempranas
como 1700 años a.C., en esas mismas fechas o en decenas
o centenas de años más tarde, ocurrió también este
fenómeno urbano en otras partes de Mesoamérica, como
en Tlatilco y Tlapacoya en el valle de México; Chalcatzingo
en Morelos; Teopantecuanitlan en Guerrero; San Lorenzo
en Veracruz y Chiapa de Corzo en Chiapas, entre otros
escasos lugares. La organización social de estas diferentes
localidades evolucionó en complejidad, de sociedades
igualitarias a sociedades jerárquicas, hasta constituirse, a
partir de 1150 años a.C. en pujantes señoríos que
sostenían entre sí y con otras comunidades, un frecuente
intercambio de productos.
Tlapacoya enviaba cerámica a San José Mogote en el valle
de Oaxaca; Oaxaca enviaba su propia cerámica a Tlapacoya
y a San Lorenzo y espejos de magnetita a San Pablo en
Morelos y San Lorenzo en Veracruz, de donde recibía
conchas de tortuga para tambores y conchas nacaradas de
mejillones de agua dulce; San Lorenzo también recibía
cerámica de Chiapas, ejemplos que infieren una constante
comunicación e intercambio de avances culturales entre
diversas regiones y diferentes grupos étnicos.
Sin embargo, lo que interesa dilucidar es que a diferencia
de lo que se creyó en el pasado, la mayor parte de
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
artefactos, cerámica, estelas, objetos de lapidaria o
esculturas con diseños considerados clásicamente
Olmecas, aparecieron primero ò son más numerosos y de
mejor calidad, fuera de la llamada zona nuclear olmeca, ya
sea en Chiapas o en el altiplano central o en los Valles
Centrales de Oaxaca.
Quizás quien primero intuyó esta posibilidad fue el
destacado arqueólogo John Paddock, quien con una
profunda intuición científica pero con la fina ironía que le
caracterizaba, fue el primero en afirmar al referirse a los
olmecas que: “a lo mejor ellos también habían sido
zapotecas”.5
Para comprobar que muchas aportaciones consideradas
olmecas fueron hechas antes, son más numerosas o de
mejor calidad fuera de su zona, señalaremos que la
representación del cielo enojado, el rayo, y de la tierra
5 En los tiempos de Cristo. John Paddock. Al describir un brasero que
tenia al frente una cara humana, proveniente de Hacienda Blanca en el valle de Oaxaca, Paddock dice: “Sus ojos expresaban una intensidad que inspiraba temor. La boca de forma bien conocida entre los zapotecos, se parecía a la forma atigrada que ponían los escultores olmecas un milenio antes en muchas figuras sagradas (a lo mejor ellos habían sido zapotecas)”. Para reforzar la fina percepción de Paddock, recuérdese que descubrimientos posteriores revelaron que cerámica oaxaqueña con 1150 años de antigüedad a la fecha que alude Paddock en este artículo, ya mostraban diseños que después fueron considerados olmecas.
Juan Arturo López Ramos
123
enojada, el terremoto, símbolos considerados
eminentemente olmecas, aparecen en Tlapacoya en seis
diferentes tipos de cerámica locales, con una abundancia
600% mayor y con una calidad superior que en la cerámica
de San Lorenzo.
Representación del rayo y del terremoto en la cerámica de 1150 a 850 años A.C. a. Relámpago o serpiente de fuego. Tlatilco. b. Versión estilizada del relámpago, San José Mogote.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
c. El mismo motivo a 45°, distintivo de Tlapacoya y San José. d. Representación del terremoto. Tlapacoya. e. Mascara estilizada de la tierra con incisión en la cabeza. Terremoto. Tierras Largas, valle de Oaxaca. f. La tierra con la cabeza hendida. Terremoto. Tlapacoya y Oaxaca. (Flannery y Marcus).
Los mismos motivos aparecen en 4 tipos de cerámica local
de San José Mogote y en este caso su frecuencia de
aparición es 800% superior que en San Lorenzo. Además,
una variación local en el diseño, que es colocar la imagen
estilizada de la serpiente de fuego a 45º que corresponde
a San José Mogote y a las tierras altas, fue identificada en
8 piezas encontradas en San Lorenzo, lo que motivó al
ceramista William Payne a investigar la composición de los
materiales con los que habían sido hechas y el resultado
corroboró que habían sido fabricadas en el valle de
Oaxaca. Estas piezas oaxaqueñas fueron exhibidas en el
museo de arte de la universidad de Yale como piezas 100%
olmecas.
Juan Arturo López Ramos
125
Esta pieza de cerámica del valle de Oaxaca presenta una versión
simplificada de la tierra con la cabeza hundida y doble corchete.
Ninguna pieza comparable ha sido hallada en el nivel de 1150-850
a.C. en San Lorenzo. Flannery y Marcus, 1994.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Con otros motivos catalogados como olmecas, como los
muñecos bebés, ocurre lo mismo y aparecen
Juan Arturo López Ramos
127
prácticamente en todos los sitios ya mencionados, pero
con mayor frecuencia y mejor hechos en el altiplano y no
en las tierras bajas de Veracruz y Tabasco. En dos
exhibiciones de estas figuras, la primera de 7 ejemplares,
presentada por The National Gallery of Art in Washington,
D.C y la segunda de 9 piezas, presentada por the Art
Museum of Princeton University (1996), que fueron
ostentadas como “obras de arte olmecas”, resultó que
tras un minucioso y detallado estudio del origen de cada
una de ellas, ninguna procedía del área olmeca.
Confusiones frecuentes como lo anterior motivó a
Flannery a exigir que el término olmeca: “se debe
restringir a las culturas del Golfo y a sus productos
característicos, como las esculturas colosales. Los motivos
"hombre-jaguar" y "ceja-flamígera" no son olmecas sino
"pan-Mesoamericanos" y las mejores piezas están fuera
de San Lorenzo, llamar "olmeca" a una pieza de
Tlapacoya, de Chalcatzingo, de San José Mogote o de
Chiapas es fomentar un mito -el mito de una costa
desarrollada y un altiplano subdesarrollado, en el cual
nadie cree hoy en día”.
La disparidad en Arquitectura entre las tierras bajas
propiamente olmecas y el valle de Oaxaca es todavía más
evidente. San Lorenzo, el sitio olmeca más antiguo, que
tuvo su apogeo entre 1150 y 900 años A. C., es descrito así
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
por Antonio Shiller en su obra: Los Materiales y sistemas
constructivos empleados por las culturas del Golfo de
México: “Como todos los sitios olmecas conocidos, San
Lorenzo impresiona mucho menos… los edificios
principales eran poco más que montículos de tierra
cubiertos por hierbas, carentes de cualquier tipo de
fachada de mampostería y probablemente estaban
coronados por construcciones de troncos y cubiertas de
palma. Todo el sitio de San Lorenzo es un gran montículo,
completamente artificial en su origen. Ya que no existió en
absoluto el uso de la piedra para la arquitectura, la línea
entre lo que se considera una construcción en forma de
plataforma y lo que parezca ser otra cosa es a menudo
ambigua… la mayoría de los montículos en San Lorenzo
son plataformas que servían de base a viviendas
ancestrales, ahora desaparecidas. Hay cerca de 200 de
éstos en el mapa, y es muy probable que falten aún otros
por descubrir. Son elevaciones poco pronunciadas en la
superficie, frecuentemente de menos de un metro de
altura, y generalmente rectangulares en planta”. El
contraste con San José Mogote es drástico, primero por su
mayor antigüedad y segundo por las notables técnicas
constructivas que presenta del sitio oaxaqueño: El uso de
plastas redondeadas de adobe 1350 años A.c. y el uso de
tabiques rectangulares de adobe y mampostería de piedra
alrededor del año 1 000 A. C. (Flannery y Marcus)
Juan Arturo López Ramos
129
En otro sitio emblemático olmeca, La Venta, Drucker
(1959) documentó la orientación astronómica del
complejo A de este lugar, misma que tiene una orientación
astronómica similar a la de los edificios públicos de San
José Mogote, es decir, 8º grados al oeste del norte
verdadero, con la enorme diferencia de que los
testimonios de San José son 500 años más antiguos que en
La Venta.
Otro notable ejemplo de hechos atribuidos erróneamente
a los olmecas lo refiere Beatriz De La Fuente, cuando
señala uno en el que incurrió Jaques Soustelle: “Se inclina
a suponer que la escritura glifica, inseparable del sistema
cronológico, debió de tener allí su origen”, es decir en la
región Olmeca, cuando ya señalé antes que la escritura y el
calendario surgieron en la región zapoteca.
Al referirse al libro sobre los olmecas de Jaques Soustelle,
Beatriz de la fuente rechaza también la idea tan común
entre los antiguos investigadores de asociar el jaguar por
su hábitat selvático, como ícono eminentemente olmeca y
aclara que entre 257 esculturas que ella estudió solo 56
tienen rasgos humanos y animales combinados y entre
ellas, algunas con el jaguar. En Oaxaca el jaguar está
presente en muchas regiones y es utilizado profusamente
como símbolo y encarnación del poder.
Oaxaca cuna y destino de la civilización americana
Beatriz de la Fuente rehúye a la ligereza de Soustelle y de
otros autores de considerar “los labios gruesos y boca
curvada” como típicamente olmeca, sin analizar su validez.
Recordemos que Paddock en su obra citada líneas arriba,
refiere también como rasgos típicamente zapotecas “la
mandíbula ancha y la boca atigrada”. Personalmente me
impactó conocer a tres zapotecas contemporáneos cuyos
rostros presentaban luminosas reminiscencias de Jaguar:
Mi compadre, el curandero Pablo Juvenal originario de una
pequeña localidad de Ocotlán en el sur del valle, el pintor
de Santa María Coyotepec, Erasto León Zurita, considerado
el mejor acuarelista oaxaqueño del siglo XX y por último,
un personaje de Tehuantepec, que en el año de 1990
desempeñaba el cargo de El principal de los principales, el
jefe de los Shoanas, como llaman en zapoteco a los
representantes de los diferentes barrios de Tehuantepec.
Desafortunadamente no recuerdo el nombre de este
último personaje zapoteca.
Juan Arturo López Ramos
131
CONCLUSIONES
En la construcción de Mesoamérica, una región tan amplia
y tan diversa, participaron hombres de diferentes
localidades, distintas lenguas y heterogéneos grados de
evolución social, y cada uno de ellos fue aportando sus
particularidades, que en algunos casos traspasaron sus
propias fronteras y penetraron el espíritu Mesoamericano.
En el periodo formativo destacan apenas dos decenas de
lugares repartidos en las tierras altas: Tlatilco, Tlapacoya,
Coapexco, Gualupita, Atlihuayan, Chalcatzingo, las Bocas,
Coxcatlan, Teopantecuanitlan y Oxtotitlan; en Oaxaca:
Nochixtlán, Etlatongo, Cuicatlán, San José Mogote y
Tierras Largas; en las tierras bajas de Veracruz, Tabasco y
Chiapas: La Venta, San Lorenzo, el Manatí, las Limas
Mirador-Plumajillo, Chiapa de Corzo y en las costas sur de
Guatemala y Nicaragua, Paso de la Amada. Todos estos
sitios mantuvieron comunicación e intercambios entre si y
contribuyeron en forma destacada al desarrollo
mesoamericano.
Pero en ningún lugar de Mesoamérica como en los Valles
Centrales de Oaxaca, es posible documentar el alto
número de aportaciones, la notable importancia intrínseca
de las mismas, su gradual perfeccionamiento, su vigencia
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milenaria y su inclusión en un modelo social que arribó a
la construcción de un Estado, simbolizado en Monte Albàn,
cúspide de la civilización zapoteca, cuya influencia se
expresó tan vigorosa y profundamente que perduró a su
propia caída, a través de la ascendencia que tuvo primero
sobre Teotihuacán y después sobre los Mixtecas,
herederos de su cultura, la cual enriquecieron con sus
propios aportes y la transmitieron a otros pueblos para su
posterior florecimiento, como los Toltecas, Cholultecas,
Texcocanos y particularmente los Aztecas.
La contribución de los antiguos oaxaqueños no fue
únicamente de carácter material, sino que destacaron
también por sus elevados valores sociales, muchos de los
cuales se conservan hasta la fecha. Son tesoros intangibles
que están entre nosotros.
Aunque a veces no lo percibimos, los mexicanos estamos
inmersos en una cultura negada, pero que aflora continua,
cotidianamente. Cuando para expresar el afecto que
sentimos por un amigo decimos que es mi “cuate”
estamos recordando a Quetzalcóatl, la dualidad divina, el
gemelo precioso y le estamos diciendo a nuestro amigo
que es nuestro hermano.
Si hemos tenido dificultades y alguien nos pregunta cómo
nos ha ido, simplemente respondemos: “del cocol”
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haciendo referencia a cocolixtli, vocablo náhuatl para
decir, peste, epidemia, enfermedad.
Cuando alguien estornuda, decimos “se están acordando
de ti” como lo hacían los antiguos mexicanos, y cuando un
niño muda un diente, le decimos que el ratoncito va a
venir por él, igual que nuestros antepasados, como lo
consigna Sahagún.
Las empresas comunales de la sierra norte en Oaxaca, son
un ejemplo de armonía con la naturaleza y de alta
responsabilidad social, y sus utilidades las reparten en
primer lugar, a las viudas y a las mujeres solas.
Con tantos testimonios de orgullo y dignidad que nos
ofrecen los pueblos indígenas, los mexicanos debemos
aceptar con plenitud que venimos de esta herencia
magnífica y convertir esta convicción, en un poderoso
instrumento de progreso e integración social.
En la medida en que apoyemos las verdaderas
potencialidades de nuestro pueblo, enraizadas en
profundísimas raíces, alcanzaremos mejores niveles de
bienestar.
Hace casi ochenta años las autoridades de Oaxaca
invitaron a las etnias y regiones del estado a presentar su
música y sus danzas y surgió así, con elementos del pasado
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e ingredientes musicales contemporáneos, el más bello
espectáculo folclórico de América latina: La Guelaguetza.
Jóvenes estudiantes de diversas escuelas oaxaqueñas han
viajado prácticamente por el mundo entero presentando
con orgullo este admirable y fascinante conjunto de
bailables.
El mezcal, una bebida del pueblo, antaño despreciada, fue
convertido por un gobernador sensible6 que invirtió en
mejorar su presentación, diseñar etiquetas y envases
atractivos, cuidar su calidad, conseguir el reconocimiento a
la denominación de origen para el mercado europeo,
apoyar a los productores para que asistieran a promover el
mezcal en las ferias internacionales y con préstamos a los
campesinos para ampliar el cultivo del maguey, consiguió
colocar al mezcal entre las bebidas mejor cotizadas
actualmente en el país, y con ello generar ingresos,
mejorar calidad de vida y defender tradiciones.
La más alta educación musical de México se encuentra en
Oaxaca, no por virtud de las escuelas oficiales de música,
prácticamente inexistentes, sino porque una tradición de
pueblos y comunidades alienta su enseñanza en los niños,
que antes de aprender a leer y escribir el alfabeto,
aprenden a leer el pentagrama.
6 Diòdoro Carrasco Altamirano. Gobernador de Oaxaca. 1992-1998.
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Los músicos originarios de Oaxaca, están en todos partes
de México y en muchos países del extranjero, como
expresión de una voluntad e inclinación hacia la música.
¿Qué pasaría si contáramos con una verdadera política de
estado, para alentar, promover, invertir y estimular este
talento natural de los oaxaqueños? Lo mismo puede
decirse de la extraordinaria sabiduría acumulada en la
gastronomía y los productos oaxaqueños, como el
chocolate, las tortillas, los chapulines, el queso, el quesillo,
el café, la enorme variedad de chiles y productos
comestibles, que requieren -como el mezcal y porque es su
obligación-, inversión del Estado para mejorar su
presentación, su comercialización y también realizar los
estudios que permitan cumplir con las normas que exigen
los países extranjeros7 para su ingreso, especialmente
cuando tenemos dos millones de clientes cautivos
(oaxaqueños migrantes) sólo en California, el estado más
rico de la Unión Americana, a quienes, otra vez el Estado,
en cumplimiento de sus responsabilidades sociales, debe
transformar en nuestros socios naturales para el progreso,
mediante una constante, sistemática y solida relación de
trabajo y colaboración conjunta, con el otro Oaxaca, el que
vive en los EEUU.
7 Entran 60 mil tlayudas mensualmente en forma ilegal a California y
Ahí, con una demanda constante, un chile de agua producido en los valles centrales incrementa 600% su valor.
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La habilidad natural y la experiencia genética de los
oaxaqueños en la elaboración de las más diversas
artesanías y en una gran variedad de materiales, (los
antiguos oaxaqueños descubrieron y utilizaron entre
muchas otras, dos fuentes de color maravillosas: la grana
cochinilla y el caracol purpura, ambos se desgranan del
rosa pálido al carmín intenso y se fijan sorprendentemente
bien) ha aflorado en un vigoroso movimiento artístico, con
más de mil pintores entre locales y extranjeros, que a
pesar de que su arte es buscado ya por compradores de
distintas partes del mundo, requiere de un fuerte impulso
(promoción, difusión, talleres, conferencias, estancias de
artistas invitados, promoción de exhibiciones en México y
en el extranjero, etc.) para que no trunque su
consolidación y se ahogue en la mediocridad.
No se trata de regresar al pasado, se trata de conocer
nuestro pasado, valorarlo, apreciarlo y combinarlo con lo
que el presente nos ofrece, para construir el futuro. Una
historia estimulante la encontramos en San Jerónimo
Silacayoapilla, comunidad mixteca con más de mil años de
tradición alfarera, donde las mujeres, al emigrar los
varones, producían y vendían una gruesa, es decir una
docena de docenas, 144 jarritos de barro, en 90 pesos,
para perpetuar su miseria. El pintor José Luis García,
inspirado en la elevada calidad de la antigua cerámica
mixteca, enseñó a las mujeres del lugar, a escoger los
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barros de diferentes colores, a cocerlos a altas
temperaturas, a bruñirlos, a hurgar en su imaginación para
inventar nuevas formas y forjar piezas únicas e
irrepetibles, es decir, a producir obras de arte. Hoy el taller
Polvo de Agua cumplió ya 10 años de éxitos.
Aún del extranjero se inspiran en Oaxaca, como ocurrió
con el británico Damien Hirst quien inspirado en las
bellísimas calaveras
mixtecas de cristal
de roca y de
mosaico de
turquesas, diseñó
una calavera
incrustada de
diamantes que se
ha convertido en la
pieza de arte
contemporáneo
más cara del
mundo, valuada en
cien millones de
dólares, presentada en el Rijskmuseum de Ámsterdam,
Holanda.
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Calavera de platino incrustada con diamantes, la obra de arte
contemporáneo más cara del mundo. Al lado, calavera mixteca
original.
Los zapotecos domesticaron el maíz, el alimento material
del hombre americano e inventaron la escritura, que es el
alimento espiritual; desarrollaron el primer calendario
mesoamericano y fundaron la primera gran ciudad del
continente, pero sobre todo, nos heredaron el conjunto de
valores de una sociedad que se esforzaba por alcanzar la
armonía social, la armonía con la naturaleza y la armonía
con el universo. Sus prodigiosas hazañas, la fuerza de su
historia y su enorme herencia moral, señalan que es
posible vencer los desafíos y construir el porvenir al que
aspiramos.
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