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SABIDURÍA ALTERNATIVA PARA LA POLIS: ÓRFICOS Y SOFISTAS EN LA ATENAS DE SÓCRATES Y PLATÓN1
Marco Antonio Santamaría Álvarez
Universidad de Salamanca
Para mi padre, Fausto Santamaría Estévez (1927-2008)
1. Introducción
En el 444/3 a. C., Pericles eligió a su amigo el sofista Protágoras para redactar las
leyes de una nueva fundación panhelénica encabezada por Atenas2: Turios, erigida junto
al solar de la antigua ciudad de Síbaris, que había sido destruida por Crotona en el 510
a. C. En las Nubes (332), Aristófanes habla de los , los adivinos que
tomaron parte en la empresa, entre los que destacaba Lampón, perteneciente al círculo
de Pericles. Una vez que se consultó el oráculo de Delfos y este autorizó la fundación, el
mismo Lampón se embarcó en la expedición y tuvo un papel protagonista3. De alguna
manera, la nueva ciudad, por voluntad expresa de Pericles, se fundamentaba en dos
pilares: el elemento racional de las leyes, elaboradas por el sofista más destacado, y el
elemento religioso, representado por Lampón, que garantizaba la protección divina4. En
principio, un sofista y un adivino parecen estar en posiciones antagónicas, pero esto sólo
es verdad en lo que se refiere a sus ideas. En realidad, el desarrollo y el modus operandi
1 Este trabajo se ha realizado en el marco de los proyectos de investigación Consolíder HUM 2006-09403/FILO y HUM 2006-08794/FILO. Agradezco a Edgar Andueza las útiles ideas y materiales que me ha proporcionado sobre las semejanzas entre órficos y sofistas, y también a Alberto Bernabé por sus interesantes sugerencias sobre el particular. 2 D. L. 9.50: , (Heraclid. fg. 150 Wehrli), . Sobre la fundación de Turios, v. D. S. 12.10 y Ehrenberg 1948, que acepta como auténtica la noticia de la participación de Protágoras (p. 168). 3 Sobre Lampón, v. datos básicos en Maharam 2005. Sobre su papel en Turios, v. Ehrenberg 1948, 164-165 y Burkert 1975, 101-104, que sugiere que puede ser el difunto enterrado en el túmulo de Turios llamado Timpone Grande, donde se encontraron dos laminillas áureas inscritas (OF 492 y 487: la sigla OF se refiere los fragmentos órficos, según la edición de A. Bernabé 2004-2005). Lampón como fundador oficial de Turios: D. S. 12.10.3 ( ). En Plu. Praec. Ger. Reip. 812D aparece como el único ( ...
). Hesiquio (s. v.) define los de Nub. 332 como . Sobre la cercanía a Pericles: Plu. Per. 6.2-3 (155A). Lampón es citado por Aristófanes (Av. 521, 988) junto a Diopites, otro célebre adivino. Según Ath. 8.344E, se burlaron de él en sus comedias Calias (fr. 20 KA), Lisipo (fr. 6 KA) y Cratino (fr. 62). Hesiquio (s. v. ) dice que Cratino (fr. 66 KA) y Lisipo (fr. 6 KA) lo calificaron de . Éupolis (fr. 319 KA) y Schol. (E) Ar. Nub. 332b lo llaman
, esto es, experto religioso (sobre los , v. Garland 1990). 4 Otro componente racional era el aportado por Hipodamo de Mileto en el diseño del plano, basado en cuatro calles paralelas cruzadas perpendicularmente por otras tres (D. S. 12.10.7). Además de Protágoras, acudieron a Turios dos sofistas menores, los hermanos Eutidemo y Dionisodoro de Quíos, que permanecieron allí un tiempo antes de pasar a Atenas (Pl. Euthyd. 271c). El más famoso colono fue Heródoto, que “stood in a sense between the and the Sophists”, como señala Ehrenberg (170), una muestra de las amplias miras del proyecto político y cultural de Pericles.
2
de los movimientos sofístico y órfico en Atenas presenta notables rasgos en común.
Unos y otros se originan y se nutren de una misma situación: la crisis de valores
morales y religiosos en Atenas en la segunda mitad del s. V, agravada por la Guerra del
Peloponeso5. Las desgracias que se produjeron y el sufrimiento consiguiente fueron un
revulsivo para las conciencias de los atenienses. Un ejemplo ilustrativo lo ofrece el
dramático episodio de la peste que brota en Atenas en 428. Ante las numerosas muertes,
unos atenienses dejan de confiar en los dioses y de rendirles culto, al observar que la
muerte llegaba tanto a piadosos como a impíos6; otros, por el contrario, acentúan su
piedad, elevando súplicas y consultando oráculos, pues interpretan la enfermedad como
un castigo de los dioses, a los que hay que aplacar7. Los sofistas y los órficos tuvieron la
habilidad de ofrecer respuestas a unos y a otros.
2. Los sacerdotes órficos y otros profesionales de lo sagrado en la Atenas
clásica
Como hemos señalado, las difíciles circunstancias por las que atravesó Atenas
desde el estallido de la Guerra del Peloponeso la convirtieron en un terreno abonado
para adivinos, iniciadores, purificadores y magos8. Su florecimiento cultural, político y
económico acabaron por convertir a la ciudad en un foco irresistible para estos
“profesionales de lo sagrado”9. La descripción más detallada de sus actividades, con
5 Sobre esta crisis, v. Dodds 1951, cap. VI, esp. 188-195; Burkert 1985, 311-317.
6 Tucídides asegura que los atenienses, agobiados por la enfermedad, descuidaron los asuntos divinos (2.52: ), y que muchos se lanzaron a satisfacer sus deseos, sin temer a los dioses y a la ley, ya que la muerte llegaba a todos (2.53:
, ).
7 2.47: , . Sobre el uso de oráculos durante la guerra: 2.54. Dodds (1951, 202, 75) cita 5.103.2: las masas,
cuando están apuradas ( ) y pierden las esperanzas claras, (sc. ) , . V. Gil 2007, 70, que cita el caso de la peste a propósito de los
procesos contra la impiedad que empiezan a proliferar en Atenas contra sofistas y filósofos en busca de chivos expiatorios. 8 Los adivinos siempre han sido muy valorados por los gobernantes en tiempos de guerra, ya que podían vaticinar el resultado de una batalla. El éxito o fracaso de sus predicciones podía encumbrarlos a lo más alto o acabar con su carrera. Cf. Parker 2007, 118: “Warfare is, for us, much the most conspicuos context for divination”. 9 Sobre estos profesionales en la Atenas clásica, v. Parker 2007, cap. 6. La actividad de adivinos y magos itinerantes en Grecia remonta al menos al s. VIII a. C., como ha estudiado Burkert 1983. Este señala que la Odisea (17.383-5) menciona entre los profesionales ( ) que van de ciudad en ciudad al adivino ( ), al sanador ( ) y al cantor ( ). Burkert considera que estas actividades se importaron de Oriente, dadas las similitudes entre los magos y adivinos griegos y los sumero-acadios y asirios. En el mito estos adivinos están representados por figuras como Melampo, Calcante y Mopso. Conocemos dos purificadores de época arcaica: Taletas, que en Esparta utilizó la música del peán cretense como remedio para una plaga h. 675 a. C., y Epiménides de Creta, llamado a Atenas h. 600 para
3
tintes muy peyorativos, la pone Platón en boca de Adimanto en la República II (364bc),
pasaje considerado como el locus classicus del “problema órfico”10:
,
, ' , , ,
, , . 11.
Begging priests and soothsayers go to rich men’s doors and make them believe that they by means of sacrifices and incantations have accumulated a treasure of power from the gods that they can expiate and cure with pleasurable festivals any misdeed of a man or his ancestors and that if a man wishes to harm an enemy, at slight cost he will be enabled to injure just and unjust alike, since they are masters of spells and enchantments that constrain the gods to serve their end. And for all these sayings they cite the poets as witnesses. (Trans. P. Shorey, LCL) Platón testimonia unas líneas más abajo que usaban libros de Orfeo y Museo
como apoyo a sus enseñanzas, lo que justifica que los consideremos órficos (364e):
, , , ' , ,
, , ,
, . And they produce a bushel of books of Musaeus and Orpheus, the offspring of the Moon
and of the Muses, as they affirm, and these books they use in their ritual, and make not only ordinary men but states believe that there really are remissions of sins and purifications for deeds of injustice, by means of sacrifice and pleasant sport for the living, and that there are also special rites for the defunct, which they call functions, that deliver us from evils in that other world, while terrible things await those who have neglected to sacrifice (Trans. P. Shorey, LCL)
Las actividades descritas en el primer texto pueden clasificarse en dos grupos: los
ritos purificatorios y la magia contra enemigos. Las purificaciones consistían en
sacrificios ( , en el sentido de acción religiosa, no de ofrenda de animales) y
ensalmos ( ) destinados a curar las injusticias (esto es, ritos purificatorios). Las
acciones mágicas eran encantamientos y ataduras ( , ) para dañar
a enemigos (es decir, magia negra, con la que pretendían incluso someter a los dioses).
En el segundo de los textos, Platón ofrece más información sobre los ritos iniciáticos de
los órficos: los ejecutan ( ) empleando libros12, incluyen liberaciones y
purificaciones de las culpas que acarrean las injusticias (
purificar la muerte violenta de Cilón por parte de los Alcmeónidas. Burkert (1982, 9) sugiere: “the Orpheotelests apparently outdid the successors of Epimenides”. 10 Desde Kern 1935, 1285. La bibliografía sobre estos pasajes es inmensa. Vid. la recogida y comentada por Bernabé en OF 573 I. Puede añadirse Andueza forthcoming y el cap. 2 de Bernabé forthcoming (un completo estudio sobre Platón y el orfismo). Sobre los ritos órficos y sobre los orfeotelestas, v. Jiménez San Cristóbal forthcoming 1 y 2. 11 OF 573 , que incluye también el pasaje que cito a continuación (364e). 12 Estos libros contendrían los del rito, como oraciones, himnos, relatos teogónicos o catábasis, entre otros, pero posiblemente también instrucciones para los y los , como las que se leen en el Papiro de Gurôb (v. edición y estudio en Hordern 2000, así como las observaciones y bibliografía en OF 578). Sobre los libros del ritual órfico, v. Jiménez San Cristóbal 2002.
4
) y se denominan . Llama la atención que Platón designe a estos
individuos como , pero luego no aluda a ninguna actividad relacionada con la
adivinación, quizá porque no la considera merecedora de crítica. Seguramente estos
“profesionales de lo sagrado” incluían entre sus servicios todas estas prácticas, y se
aplicaban a sí mismos el término más prestigioso, el de . Lampón, por ejemplo,
además de ser adivino promovió en Atenas las iniciaciones secretas de Soteira, una
advocación de Perséfone13. La concentración de funciones en las mismas personas
explicaría que conozcamos varios nombres de adivinos del s. V, como Lampón, Diopites
o Eutifrón, pero no de purificadores o magos14.
La aversión de Platón hacia estos personajes se acentúa en las Leyes, donde los
incluye entre los ateos. Al principio del libro X distingue tres tipos de impíos o ateos
(885b): los que no creen en los dioses, los que creen que no se preocupan por los
hombres y los que creen que se los puede convencer con sacrificios y oraciones
( ). Contra ellos
desarrolla tres largas argumentaciones, para demostrar que los dioses existen (885d-
898d), que son providentes (899d-905a) y que no son sobornables (905d-907b). A
continuación (908cd) divide a todos estos impíos en los que tienen un carácter justo y
los que por el contrario abusan de los demás y practican el engaño. Estos son más
dañinos, porque por su habilidad para el engaño son bien considerados:
, , ,
, , , .
The other class, while holding the same opinions as the former, yet being specially “gifted by nature” and being full of craft and guile, is the class out of which are manufactured many diviners and experts in all manner of jugglery; and from it, too, there spring sometimes tyrants and demagogues and generals, and those who plot by means of peculiar mystic rites of their own, and the devices of those who are called “sophists”. (Trad. R. G. Bury, LCL).
Poco después vuelve a referirse a estos, en términos muy semejantes a los de Resp.
364bc:
13 Arist. Rhet. 1419a2. 14 Onomácrito, que actuó en la corte de Pisístrato, era experto en oráculos ( ) y en iniciaciones (Paus. 8.37.5: ). Se le atribuye tanto la compilación de los oráculos de Museo (Hdt. 7.6) como la ordenación o composición de poemas órficos (ordenación: Tat. ad Grae. 41; autoría: Aristot. fr. 7 Ross; Clem. Alex. Strom. 1.21.131 y S. E. Hyp. Pirr. 3.30; de poemas suyos habla Pausanias, 8.31.3 y 9.35.5). En las Bacantes de Eurípides, el protipo mítico de adivino, Tiresias, es un ferviente devoto de Dioniso, y llega a asegurar que este dios es también adivino y es capaz de inspirar proféticamente (298-299: ' /
, y 300-301). También Empédocles era experto en varias especialidades religiosas, como señalaremos más abajo. Parker (2007, 121) sugiere que los de los que habla Platón serían supervivientes tardíos (late survivors) de figuras carismáticas como Empédocles.
5
' , ,
, ,
' . But as to all those who have become like ravening beasts, and who, besides holding that the
gods are negligent or open to bribes, despise men, charming the souls of many of the living, and claiming that they charm the souls of the dead, and promising to persuade the gods by bewitching them, as it were, with sacrifices, prayers and incantations, and who try thus to wreck utterly not only individuals, but whole families and States for the sake of Money. (Trad. R. G. Bury, LCL)
15.
Tanto para los ateos honrados como para los malévolos habrá penas de prisión, si
bien los segundos estarán en la peor de las cárceles (909ac)16.
En estos pasajes de las Leyes no hay referencias explícitas a seguidores de Orfeo,
como en la República, pero la pretensión de estos magos de manipular la voluntad de
los dioses con sacrificios y plegarias recuerda la capacidad mágica que el mito atribuye
a Orfeo, capaz de convencer con su música a los dioses del inframundo para que
transgredieran las leyes de la naturaleza y le permitieran recuperar a su esposa muerta.
Fijémonos en dos paralelos:
Pl. Leg. 909a: ,
.
D. S. 4.25.4: (sc. ) .
Cono, FgrHist 26 F 1, 4517: (sc. ) 18.
Sin duda los órficos se sentían herederos de este don de Orfeo y creían actualizar
sus cantos ( ) cuando recitaban ensalmos mágicos ( ) que consideraban
escritos por el propio cantor tracio. Los paralelos entre el texto de las Leyes y los
relativos a Orfeo parecen indicar que al hablar de estos magos Platón tenía en mente las
leyendas que circulaban sobre esta figura, recogidas luego en fuentes posteriores.
En términos muy parecidos a los de Platón, el tratado hipocrático Sobre la
enfermedad sagrada19, del s. V a. C., atribuye a estos mismos individuos la curación
mediante procedimientos mágicos. Dice al comienzo que estos denominaron
15 Plat. Leg. 909ab (OF 573 IV). 16
Sobre el castigo platónico de la impiedad, v. Saunders 1991, cap. 12. 17 Ap. Phot. Bibl. 140a 24 (III 33 Henry). 18 Otros paralelos: Pl. Leg. 885b: [sc. ]
. 885d: . Resp. 364c: , , . Referencias a Orfeo: Eur. Alc. 358-359:
/ ; Damag. AP 7.9.7-8: / ; Hermes. fr. 7.13:
; Apol. 1.3.2: . se suele utilizar para designar el poder mágico de la música de Orfeo (p. ej. Eur. IA 1213; Pl. Prot. 315ab). 19 Hippocr. Morb. Sacr. 1, 10 (60 Grensemann = OF 657 II).
6
“enfermedad sagrada” a la epilepsia para presentarse como los únicos capaces de
curarla, en tanto que profesionales de lo sagrado:
,
. , ,
, , .
Puesto que los magos curanderos eran los competidores de los médicos científicos,
el autor del tratado deja claro que la actividad de aquellos es pura incompetencia
( ), a pesar de que pretenden tener un conocimiento superior (
), pues no conocen las verdaderas causas de la enfermedad20. El recurso a lo
divino y el empleo de purificaciones y ensalmos (
) es una manera de ocultar su ignorancia. De igual modo, para Platón es
ilegítimo borrar con rituales las culpas contraídas por acciones injustas, que acarrean
inevitablemente castigos.
Muy semejantes a las actividades de estos purificadores y magos descritos por
Platón e Hipócrates son las que llevaba a cabo Empédocles, tal como cuenta en algunos
fragmentos21. En unos versos de las Purificaciones ( , 112) se presenta a sí
mismo yendo a “ciudades florecientes” ( , v. 7), esto es, ricas,
donde le perseguían por miles preguntándole “cuál es el camino para obtener beneficio”
(9: ), lo que se traduce en oráculos y
fórmulas curativas (10-11). En otro fragmento, del ( 111), prometía
enseñar a su discípulo Pausanias “cuantos remedios existen contra los males y la
protección para la vejez” (v. 1:
), así como encantamientos para detener y provocar el viento y la lluvia, e
incluso para resucitar a un muerto (vv. 2-9). Parece claro que es contra esta forma
mágica de practicar la medicina contra la que Hipócrates arremetía, pues para él no era
sino charlatanería.
20 Burkert 1982 p. 6 y n. 23 señala que el autor del tratado no llama a la técnica de estos curanderos
, sino (18.6 Grensemann). Se trata de la última frase, en la que reivindica al médico científico y su capacidad de curar . Los ataques a estos charlatanes se colocan en lugares señalados: el comienzo y el final el tratado. 21 V. el análisis de las semejanzas entre Empédocles y los orfeotelestas en Megino 2005, 31-36
7
También parecen aludir a estos expertos religiosos unos versos del Edipo Rey de
Sófocles, en los que Edipo acusa a Tiresias de mago y , que no mira por su arte
sino por su lucro22:
… , ,
, ' . , ' ,
…wizard hatcher of plots, this crafty beggar, who has sight only when it comes to profit, but in his art is blind! Why, come, tell me, how can you be a true prophet? (Trad. H. Lloyd-Jones, LCL)
De todos estos textos se desprenden los rasgos fundamentales que caracterizan a
los orfeotelestas23: son itinerantes, se presentan como profesionales de lo sagrado y
ofrecen sus servicios en varias , unas prestigiosas como la adivinación; otras más
ambiguas, pero sospechosas, como la iniciación y la purificación; y algunas claramente
deshonrosas, como la magia24. Tienen una orientación pragmática (en general no parece
interesarles el fondo y el sentido de lo que hacen) y un claro afán de lucro, razón por la
que acuden a las puertas de los ricos y son llamados . frecen sus “productos”
indiscriminadamente, utilizando la persuasión y adaptándose a cada cliente en función
de su situación y sus necesidades. A ojos de Platón y de otros contemporáneos son
charlatanes y embaucadores, ya que explotan la piedad y la credulidad de la gente para
quedarse con su dinero: un tipo recurrente y bien conocido en la historia de la
humanidad.
22 OT 387-390, citado por Graf 1994, 32-33, Gemelli 2006, 209-210 y Parker 2007, 116. Cf. Aesch. Ag. 1273-4, sobre Casandra. También acusan de codicia a Tiresias Creonte (Soph. Ant. 1045-1047:
) y Penteo (Eur. Bacch. 255-257: … / ’ /… ). Edipo (OT 391-8) contrapone el saber especializado de
Tiresias sobre oráculos con su propia inteligencia, gracias a la cual, a pesar de no saber nada, consiguió resolver el enigma de la Esfinge (397-8: , , / ). Es significativo que Edipo vea en Tiresias un conspirador disfrazado de adivino, que busca su ruina (399:
), sospecha que recaía a menudo en los que realizaban iniciaciones secretas. 23 El término “orfeotelesta” se encuentra por vez primera en Teofrasto (Thphr. Char. 16.11 [OF 654]) y sólo reaparece en dos ocasiones más (Phld. De poem. P. Hercul. 1074 fr. 30 [181.1ss. Janko, OF 655] y Plu. Apophth. Lacon. p. 224D [OF 653]). Cuando aquí hablemos de orfeotelestas o sacerdotes órficos será en sentido amplio, incluyendo a adivinos, magos y purificadores que quizá no recurrieron al nombre de Orfeo y a sus libros como fundamento de sus conocimientos, pero cuya forma de presentarse y de actuar era muy similar a la de los iniciadores y magos que describe Platón en la República. 24 Es muy interesante un pasaje del Simposio de Platón (202d) en el que Sócrates habla de Eros como sacerdote supremo, al atribuirle el papel de daímon mediador entre dioses y hombres, que hace posible todos los actos religiosos, que incluyen la adivinación, los sacrificios, las iniciaciones y la magia:
[sc. ] .
8
3. Similitudes entre órficos y sofistas
Es muy significativo que muchas de las características que las fuentes citadas
(entre las que destaca Platón) atribuyen a los órficos coinciden con las de los sofistas25,
como veremos en detalle en los apartados siguientes.
a) La itinerancia por las ciudades en busca de seguidores
Como dice Platón en Ti. 19e, un rasgo esencial de los sofistas, aparte de la
composición de discursos, era su vaivén de ciudad en ciudad (
). Dado que los sofistas eran expertos en
muchos temas y dominaban el arte de la palabra, en las ciudades iban buscando amplios
públicos ante los que ejecutar sus exhibiciones oratorias ( ). Se ha señalado
que por esta capacidad de congregar gente y entretenerla los sofistas son de alguna
manera los herederos de los rapsodos26. Además de público, los sofistas iban buscando
en las ciudades, sobre todo en Atenas, jóvenes ricos que se convirtieran en sus
discípulos.
b) Sus conocimientos especializados
Ambos grupos, los órficos y los sofistas, son presentados por las fuentes antiguas
como cultivadores de una , esto es, como profesionales27. Platón habla de la
(Prot. 315a) y el epitafio de Trasímaco que transmite Ateneo (454f =
Page FGE 12) dice que su era la . Los sofistas alardeaban de tener amplios
conocimientos sobre muy diversos temas, hasta el punto de que Hipias y Gorgias se
prestaban a responder cualquier pregunta que se les hiciera28. En un sentido más
concreto, la en la que eran expertos y que más clientes les reportaba era la
retórica, considerada como la llave para el éxito social y político en Atenas.
En cuanto a los órficos, el anónimo autor del Papiro de Derveni se refiere a “quien
hace de lo sagrado su oficio” ( )29, aludiendo a iniciadores
25 Vid. p. ej., Andueza forthcoming. 26 Pfeiffer 1968, 16: “The Sophists can be regarded, in a sense, as the heirs or the rhapsodes”. Cf. p. 55. 27 Sofistas como profesionales: Guthrie 1969, 35-40; órficos: Burkert 1982. 28 Hipias: Pl. Hipp. Min. 363c; Gorgias: Philostr. VS 1.1. 29 PDerv. col. XX, 3-4. Parker ha utilizado la expresión para 2007, cap. 6: “ ‘Those Who Make a Profession out of Rites’: Unlicensed Religion, and Magic”. Asegura el autor del papiro que los que se inician no obtienen conocimiento de los rituales, tanto quienes lo hacen en las ciudades ( ]
, en alusión a Eleusis y otros misterios “públicos”), como sobre todo los que son iniciados por estos profesionales sagrados. Para la expresión, vid. D. 37.53: , sobre un prestamista. El autor del Papiro de Derveni habla también del dinero que los iniciandos pagan en vano, pues no cumplen sus esperanzas ( , col XX, 10), lo
9
privados. En el Simposio (202d), Sócrates sostiene que la técnica de los sacerdotes pasa
por Eros ( [sc. ] … ) y en el Menón
(81a) habla de unos “sabios en asuntos divinos” (
). Estos enseñaban la reencarnación, por lo
que debe tratarse de órficos. Frente a la visión tan negativa que ofrece de estos
profesionales en la República y las Leyes, en este pasaje Platón habla de ellos
positivamente, y no los denomina ni , sino y . Lo que
aprecia en ellos es que se preocupen por sus prácticas y sepan dar cuenta de ellas30,
frente a los otros iniciadores, que seguramente realizaban sus ritos mecánicamente y
sólo estaban interesados en el dinero. Burkert (1982) efectuó una clarividente distinción
entre las actividades de los órficos y de los pitagóricos. Ambos grupos, a pesar de
compartir numerosos rasgos en sus doctrinas y formas de vida, se diferenciaban en que
los segundos constituyeron comunidades cerradas o sectas, mientras vivían la religión
como un oficio (craft) que practicaban de ciudad en ciudad.
A pesar de que la sabiduría de sofistas y de órficos es de muy diverso tipo, es
significativo que ambos se presentan o son denominados como “sabios”, poseedores de
un saber superior al del pueblo medio, del que se sienten muy orgullosos.
c) La mercantilización de la sabiduría
Los sofistas cobraban altos honorarios por sus enseñanzas, de ahí que fueran a la
caza de discípulos a las casas de los ricos, una costumbre que Platón también atribuye a
los órficos. Los sofistas, igual que los órficos31, enseñaban sus
saberes a todo aquel que les pagase bien, sin establecer antes algún tipo de selección.
Este proceder es criticado por Jenofonte, que lo compara con la prostitución (Mem.
que recuerda los gastos que piden los iniciadores según Platón (Resp. 364c: ). Esta crítica a una instrucción deficiente en los rituales parece implicar que el autor del papiro era un profesional de este tipo, capaz de ofrecer a los que se iniciaban una interpretación intelectual de los misterios, que incluía doctrinas físicas. 30 81b:
' . Compárese con lo que dice Protágoras del oficio del sofista: (sc. )… (316d). En el Plt. 290d dice que los sacerdotes y adivinos (se refiere a los oficiales) están llenos de sensatez ( ) y gozan de gran consideración. Sin embargo, en la gradación de reencarnaciones en Phdr. 248de, deja para el quinto lugar la vida dedicaba a la adivinación y a la iniciación ( ), debajo del hombre de negocios y del atleta (en el octavo están el sofista y demagogo: ). Como puede observarse, Platón ve con buenos ojos al “oficial” que trabaja para la ciudad, pero no al independiente. 31 Pl. Resp. 364c: . Leg. 909a: . PDerv. XX, 10:
.
10
1.6.13):
, …
[ ] . For to offer one’s beauty for money to all comers is called prostitution… So it is with
wisdom. Those who offer it to all comers for money are known as sophists. La indiferencia de los sofistas hacia los receptores de sus enseñanzas contrasta
radicalmente con la forma arcaica de transmisión de los conocimientos especializados.
Estos se reservaban a un hijo o un hermano, a un o a algún discípulo
escogido32. Frente a esta tradición, los sofistas no parecen preocupados por el tipo de
alumnos a los que instruían, con tal de que les pudieran pagar. Szlezák ha denominado
con agudeza “antiesoterismo” esta actitud33, considerada escandalosa por Platón. En
opinión de este, los sofistas son mercaderes, que alaban lo que venden para engañar a
los clientes34. En el Sofista (231d) ofrece varias definiciones de estos personajes, que
incluyen hasta tres tipos de comerciantes: el mercader al por mayor (
), el chamarilero ( ) e incluso el
“vendedor de sus propios productos” ( ). Es muy
elocuente que cuando en el Hipólito de Eurípides Teseo ataca a su hijo por su falsa
devoción y le compara con los órficos, le anima a que salga a mercadear con su régimen
de vida vegetariano (952-953). Para ello utiliza el verbo ’( ), que Eurípides
utiliza solo en este pasaje. A la vista de muchos atenienses, el interés comercial de
sofistas y de órficos era más que evidente.
d) Uso de la persuasión y de la charlatanería para captar seguidores
Ser equivale casi a ser un embacaudor, ya que aquel sólo puede vender
su pobre mercancía si hace creer a los clientes que es de buena calidad35. Para ello
debían recurrir a su capacidad de persuasión. Esta estaba más que garantizada en
maestros de la retórica como los sofistas, pero es curioso que las fuentes también se la
32 Vid. Burkert 1982, 6-8, que muestra cómo los iniciadores y adivinos mantenían la transmisión familiar de su . 33 Szlezák 1997, 32-3: “la actitud sistemática de secreto” en Platón es un “indicio de que solo el verdadero filósofo es capaz de una reserva con sentido, es decir, de una responsable comunicación del ser sintonizada con el receptor”. A esta actitud se opone la de los sofistas: “...llevar el propio saber al mercado como un tratante que encarece a veces la mercancía tratando de vender lo más posible, sin tener en cuenta las necesidades y el grado de cultura de los oyentes, es, para Platón, la actitud propia de los sofistas. El sofista por esencia es antiesotérico”. 34 Como dice en Prot. 313c: , ...
. 35 Cf. Barrett ad Hipp. vv. 952-5 sobre : “He is one who makes his wares out to be better than they are and thus deceives his customer”, parafraseando Pl. Prot. 313c.
11
atribuyan a los órficos. Recordemos los pasajes clásicos de la República:
(Resp. 364b)
,
(Resp. 364e).
Estas frases presentan notables similitudes con el retrato de los sofistas que pone
Platón en boca de Protágoras:
,
, ,
,
(Prt. 316c).
Los clientes ideales de los sofistas eran los jóvenes, a ser posible los hijos de
familias ricas, a los que prometían convertir en buenos ciudadanos. Precisamente la
primera definición de sofista que da Platón en Soph. 231d-232a es la de “cazador a
sueldo de jóvenes y ricos” ( ). El citado pasaje
del Hipólito ofrece otro paralelo, ya que Teseo acusa a los órficos con los que compara
a su hijo de que “cazan con solemnes palabras, pero traman viles artimañas”
( / , , 956-957). Esto implica
que las enseñanzas órficas eran más bien vacuas y sólo eran profundas en apariencia.
En el v. 254 Teseo habla del “humo de muchos escritos” ( …
) para referirse a los contenidos de los poemas órficos. Esta metáfora recuerda
la imagen que está en la base de las Nubes de Aristófanes. Para satirizar la enseñanza
sofística, el cómico pone a Sócrates al frente de una peculiar escuela, llamada Pensadero
( ) y lo presenta como paradigma de sofista y de filósofo natural.
Aristófanes simboliza la vacuidad de estas nuevas doctrinas mediante las Nubes, las
divinidades que se adoran en la escuela de Sócrates y que forman el coro de la comedia.
Una vez que Estrepsíades, el anciano que acude en busca de formación retórica, ha oído
la voz de estas, dice que su alma
(320). Más adelante revela Sócrates la tríada de dioses que veneran: el
Caos, las Nubes y la Lengua (424:
, ). Como vemos, dos autores contemporáneos, Eurípides y
Aristófanes, consideraron insustanciales tanto los escritos órficos como las doctrinas
sofísticas, hasta el punto de equipararlas al humo y a las nubes.
12
e) Uso de libros para transmitir su doctrina
Tanto sofistas como órficos utilizaron las nuevas posibilidades del libro para la
difusión de sus enseñanzas y sobre todo para consignar por escrito y poder vender sus
técnicas concretas, ya fuera para aprender la retórica, ya para conocer versos de Orfeo
de tipo ritual o mágico, con los uno podría purificarse o dañar a un enemigo. El empleo
de libros quedó asociado a sofistas y a órficos hasta tal punto que se convirtió en un
signo distintivo de estos, e incluso hizo de los libros objetos sospechosos por su
capacidad de corrupción. Es muy significativo un fragmento de Aristófanes que dice:
’ .
A este hombre lo ha echado a perder un libro o Pródico o alguno de los charlatanes36.
Para atacar a determinadas personas por sus prácticas órficas, autores tan distintos
como Eurípides, Platón y Demóstenes les acusan de usar libros rituales, lo cual es un
indicio de que era algo muy mal visto, asociado con ritos secretos y con estilos de vida
extravagantes37.
f) La privacidad de sus actividades
Las actividades de los sofistas y de los órficos se desarrollaban por lo general en
un ámbito privado, si bien los primeros pronunciaban en ocasiones grandes discursos de
aparato que congregaban a un público numeroso, como hacían antaño los rapsodos.
Tanto Platón como Jenofonte sitúan a los sofistas en casas de atenienses, por lo general
ricos38. Platón (Resp. 364e) insiste en que los órficos van en busca de particulares (si
bien pueden llegar a convencer a ciudades para efectuar purificaciones, como hizo
Epiménides en Atenas). Las iniciaciones privadas despertaron en Platón tantos recelos y
sospechas que al final del libro X de las Leyes, tras legislar contra los ateos, establece la
36 Fr. 506 K.-A., de los Freidores ( ). Cf. Theognet. fr. 1.8 K.-A., sobre un converso a la filosofía: . La vinculación entre sofistas y libros fue tan grande, que según Platón (Phdr. 257d), mucha gente respetable se avergonzaba de poner por escrito sus palabras para no ser considerados sofistas por la posteridad. 37 Eur. Hipp. 953-954: … ’ ’ / . Pl. Resp. 364e: … ’ . D. 18.259 (OF 577 I): . En Santamaría forthcoming he analizado con detalle el empleo de libros en la Atenas clásica por parte de sofistas y de órficos, a los que puede considerarse como auténticos “profesionales del libro”. 38 En el Protágoras, este y Pródico aparecen alojados en casa del rico Calias (Pl. Prt. 311a, 314e, 315d), centro de reuniones sofísticas, como la que recrea Jenofonte en su Banquete.
13
prohibición de construir altares privados y de celebrar sacrificios particulares39. Todos
los cultos debían estar supervisados por el Estado, con lo cual eliminaba de raíz todas
las actividades de los sacerdotes itinerantes.
g) Su enseñanza humanista y religiosa
A pesar de lo diverso y hasta contradictorio de las doctrinas de órficos y sofistas,
ambos coincidían en su orientación humanística. Los sofistas se interesaron mucho por
la religión40, aunque fuera para criticar las creencias tradicionales y el culto cívico.
Aunque ofrezcan soluciones distintas, unos y otros son innovadores religiosos, que
buscaban dar respuesta a la crisis de fe que tuvo lugar en Atenas durante el último tercio
del s. V.
Por otro lado, si los órficos se preocupaban por la purificación del alma y por su
destino post mortem, es significativo que también los sofistas se interesen por el alma,
en concreto por sus pasiones ( ), en las que intentarán influir a través del arte de la
palabra. Así, dice Platón que un sofista es
(Soph. 231d). Con el desarrollo teórico de la retórica que llevan a cabo los sofistas se
origina el estudio de la psicología humana, que alcanza ya un grado notable en la
Retórica de Aristóteles41.
Los órficos expusieron sus concepciones sobre lo que esperaba al alma tras la
muerte en el poema Catábasis de Orfeo al Hades (OF 707-711), del que pudo haber
varias versiones. Probablemente algunos versos que describían el premio que esperaba a
los iniciados fueron extractados para componer el texto de las laminillas órficas, ideadas
como guías para el iniciado en su tránsito al inframundo. Los sofistas y los filósofos
naturales consideraron estas enseñanzas escatológicas pura superstición. Se atribuye
tanto a Protágoras como a Demócrito sendos tratados 42, escritos
39 909d-910c; 910b: ,
. Sobre esta prohibición cf. Saunders 1991, 313-315. 40 Cf. sobre la teorías de los sofistas sobre la religión, v. Guthrie 1969, cap. IX (226-249); Kerferd 1981, 163-172. Destacan especialmente las teorías de Pródico sobre el origen de la religión a partir de la agricultura: cf. Henrichs 1975, 1983. 41 Más de la mitad del libro II de esta obra contiene un estudio pormenorizado de las pasiones humanas (ira y tranquilidad, amor y odio, temor y confianza, etc.:1377b1-1388b30) y de los caracteres humanos en relación con la edad y la fortuna (1338b31-1391b6). 42 Demócrito: Ath. 4.168B (fr. 0c DK), Procl. In Pl. Remp. II, 113, 6 Kroll (fr. 1 DK). Protágoras: D. L. 9.55 (80 A 1 DK), en una lista de obras. Es posible que sólo Demócrito hubiera escrito un tratado con este título, y que luego se atribuyera a Protágoras por una confusión, dado que ambos filósofos son de Abdera. Es posible que la preocupación de los iniciadores y de los filósofos de la época por el inframundo esté parodiada por Aristófanes en las Nubes. Cuando Estrepsíades entra en el Pensadero, se encuentra con unos discípulos que miran al suelo (189: ) y a otros encorvados (192:
14
probablemente para refutar por irracionales las concepciones órficas.
4. Menciones conjuntas de órficos y sofistas
A partir de la información sobre órficos y sofistas que nos aportan varios textos de
época clásica, hemos señalado una serie de semejanzas en la forma de actuar de ambos
grupos. En este apartado vamos a analizar algunos pasajes en que los propios autores
antiguos pusieron en relación (e incluso identificaron) ambos grupos.
El texto más significativo, ya citado, procede de las Leyes de Platón (908de) y
habla de los ateos malintencionados, que con astucia y engaño se aprovechan de gentes
crédulas. De este tipo de personas, dice, se originan adivinos, tiranos y demagogos, pero
también “los que conjuran en iniciaciones privadas y las maquinaciones de los llamados
sofistas” ( ,
). Estos se caracterizan, por tanto, por la habilidad ( ), el recurso al
engaño ( ) y las ambiciones políticas, incluso en el caso
de los iniciadores, ya que usa el verbo , “conspirar”. Platón parece
mostrarse temeroso no de que estos conquistaran el poder, sino de su capacidad para
minar los fundamentos de la polis, en concreto la fe en los dioses y el culto cívico,
imprescindibles desde su punto de vista. Según esto, los órficos y los sofistas son
peligrosos por poner en riesgo este culto, convenciendo a la gente para que lo
abandonen, bien porque los dioses no existen, o si existen no se preocupan por los
hombres (según los sofistas), bien porque es posible someter su voluntad mediante
rituales privados de tipo mistérico o mágico (según los órficos).
Consideremos ahora estos versos de las Nubes de Aristófanes:
' ' , , ,
, . (331-333) Sócrates enumera a muchos “sofistas” o expertos: adivinos de Turios, médicos,
jóvenes ricos (“vagos melenudos con sellos de ónice”) y poetas ditirámbicos. Todos
ellos pertenecen a una misma clase, puesto que son alimentados por las Nubes, es decir,
se ganan la vida gracias a sus palabras hinchadas y en el fondo inanes43.
' ). Estos investigadores de las profundidades terrenas pueden ser
entendidos como científicos, correlato de los meteorólogos, pero también como órficos, preocupados por el Más Allá y todo lo que hay allí. 43 Aunque en este pasaje el valor de es el de “experto, profesional”, tiene también la connotación de “sofista”, paradigma de individuo que vive de su elocuencia.
15
Ya nos hemos referido al pasaje del Hipólito en que Teseo compara a su hijo con
los órficos. Curiosamente, unos versos antes ataca las enseñanzas de los sofistas (aquí,
sabio, en sentido amplio), que enseñan todo tipo de artes y artilugios, pero son
incapaces de enseñar la prudencia (916-922):
' ,
, ' ' ' ,
{ .} ,
' . O men that ofttimes err, and err in vain, Why are ye teaching ever arts untold, And search out manifold inventions still, But one thing know not, no, have never sought it, To teach them wit, in whom no wisdom dwells? HIPP.: A cunning sage were this, endued with power To force them to be wise who are witless all! (Trad. A. S. Way, LCL) A partir de estas opiniones negativas hacia los nuevos intelectuales y los órficos,
Teseo queda caracterizado como un viejo ateniense chapado a la antigua, receloso de las
nuevas disciplinas o que triunfaban en la ciudad y que en nada ayudaban a la
sensatez, pero también de las creencias y el modo de vida de los órficos, que con
palabras vacuas, orales y escritas, pensaban enriquecerse como mercaderes.
En estos tres textos se cita a sofistas y a órficos a la vez y se los critica por
comportamientos similares: su habilidad para el engaño, su estilo hinchado y su
insensatez. Tienen también un enorme interés otros textos en que se compara o se
identifica a los sofistas con los profesionales de lo sagrado, purificadores, iniciadores y
magos, la mayor parte de las veces con intención crítica. Veamos cada uno de ellos:
a) Sofistas como purificadores
Ya hemos aludido a un pasaje de Platón (Soph. 231d-232a) en que el Extranjero
ofrece varias definiciones de la figura del sofista. Tras calificarlo de cazador de jóvenes
o mercader en varias modalidades, y de atleta en el arte de la discusión (
), dice este personaje anónimo (231e):
{ .} .
We agreed to consider him a purger of souls, who removes opinions that obstruct learning. (Trad. H. N. Fowler, LCL) Un poco antes (230be) había señalado que quien desee aprender debe abandonar
primero sus opiniones ( ) para dejar paso a los conocimientos ( )
16
verdaderos. Necesita, por tanto, de un refutador o purificador que lo libere de sus
opiniones, pues el alma no se podrá beneficiar de estos conocimientos hasta que el
maestro, “expulsando las opiniones que obstaculizan los conocimientos, muestre que
está purificada” ( , ,
230d). Por ello hay que decir que “la refutación es la mayor y más poderosa de las
purificaciones” (
, 230d).
Aquí la labor del refutador se asemeja enormemente a las de los iniciadores de la
República, que llevan a cabo “liberaciones y purificaciones de las injusticias” (
, 364e), gracias a las cuales el alma se siente libre de sus
tormentos44 y de las culpas que le impedían una vida dichosa en el Más Allá. Una
actividad parecida se describe en la columna VI del Papiro de Derveni, que dice que los
oficiantes de la iniciación (llamados ) mediante un ensalmo son capaces de
desplazar a los démones que son un obstáculo (lin. 2-3: [ ]
[ ] [ / [ ] ). Es probable que se
refiera a los seres vengadores que atormentan al alma impura en el Más Allá e impiden
que llegue al lugar de los dichosos. El rito de los lograría la purificación del
alma45, apartando así a los , igual que en el Sofista el refutador
purifica al alma “expulsando las opiniones que obstaculizan” (
, 230d).
En el Crátilo se encuentra otro pasaje muy sugerente. Después de que Sócrates ha
explicado la etimología de los nombres de Zeus, Crono y Urano (395e-396c), le dice
Hermógenes que parecía un poseso recitando oráculos46. Sócrates lo atribuye a la
compañía de Eutifrón, que ha inspirado en él una sabiduría divina ( ,
396d). Propone purificarse de ella al día siguiente, buscando para ello a un sacerdote o a
un sofista47. Al parecer, el adivino Eutifrón era aficionado a proponer etimologías de los
nombres divinos, por lo que Sócrates se siente en exceso influido por él, preso de una
especie de posesión mántica por contagio. Por ello espera verse libre de ella gracias a la
44 V. Phdr. 244de, donde se dice que la iniciación y la purificación curaban de la locura. Cf. Burkert 1982, 4-5. 45 Cf. Col. VI, 4-5: [ ] [ ] [ ] [ / [ ] ,
. 46 . La misma idea se repite varias veces: 399a, 409d, 428c. 47 ,
, 396e-397a.
17
intervención de un sacerdote, que dejaría limpia el alma de su hechizo, o bien de un
sofista, que le convencería de que tal cosa no existe, que es una mera ilusión. Sócrates
juega aquí con la doble connotación de , que puede aludir a una purificación
religiosa o bien a la refutación de una idea equivocada, como en Soph. 230be.
Estos dos pasajes de Platón pueden ser un indicio de que los sofistas se habían
apropiado de cierto vocabulario religioso y se lo aplicaban a sí mismos, con el fin de dar
un aura de prestigio a su actividad. Es probable que presumiesen de que por medio de
sus enseñanzas ilustradas actuaban como purificadores de supersticiones y de ideas
anticuadas, igual que se presentaban como magos de la palabra, como veremos. Quizá
por eso Platón ironice en dos ocasiones con su supuesta capacidad para purificar.
b) Sofistas como iniciadores
Un importante testimonio en que las enseñanzas sofísticas aparecen vinculadas
con la iniciación se encuentra en las Nubes de Aristófanes. Siempre ha llamado la
atención el hecho de que, cuando el viejo Estrepsíades acude al en
busca de formación retórica, es sometido a una iniciación que parodia varios ritos
mistéricos48. Esta se anuncia unos versos antes, en los que se comparan las enseñanzas
de la escuela con las de los misterios. Cuando el viejo pregunta a un alumno de la
escuela qué está pensando, responde que no es lícito revelarlo, salvo a los discípulos,
como si se tratase de iniciados ( ' , 140)49,
pero accede a contárselo, advirtiéndole de que deben considerarse conocimientos
mistéricos ( , , 143)50. Una vez que se encuentran
con Sócrates, este pregunta al anciano si quiere conocer las cosas divinas51, a lo que
48 Sobre esta parodia de la iniciación, v. Dover, 1970, XLI, 112; Freyburger-Galland 1992, Marianetti 1993, Bonnechere 1998 (que lo relaciona con la consulta al oráculo de Trofonio; incluye un pormenorizado estado de la cuestión y abundante bibliografía) y Femia 2005. Sobre Sócrates como en las Nubes, Bowie 1995, 112-124; como filósofo natural, Althoff 2007. Janko (1997, 70) señala que la parodia funciona mejor si se refiere a físicos que utilizaban el lenguaje de los misterios, como Empédocles, y lo relaciona con el autor del papiro de Derveni. Sin embargo, este no usa términos mistéricos para explicar el cosmos, sino justo al revés: ideas físicas para interpretar el sentido oculto del poema de Orfeo. 49 Cf. Ar. Thesm. 1150-1151: (Hermann : ’ Bothe : R) /
. V. OF 1b: , y el aparato 2 de loci paralelli, que incluyen la respuesta que da Dioniso a Penteo cuando le pregunta cómo son sus iniciaciones (Eur. Bacch. 471): ' (472) y ',
' ' (474). La misma construcción se usa en la inscripción de un sepulcro en Cumas (OF 652) que prohíbe que se entierre allí a los no iniciados:
. 50 Cuando Estrepsíades se entera de una aguda respuesta de Sócrates, le llama “tres veces dichoso” (166:
), como a los iniciados. 51 ' / ' ; 250-251. Estos adverbios parecen ser
18
Estrepsíades asiente. Acto seguido le hace sentar en el escabel sagrado (
, 254), le dan una corona, como hacen con los iniciados
( , 258) y le espolvorean con harina (260-262). También le piden guardar
silencio religioso ( , 263). Son también muy
significativas las palabras que más adelante dirige el corifeo a Sócrates (359-361):
, , '
, . El filósofo es calificado de “sacerdote de los más sutiles disparates”, a la vez
sofista y filósofo físico ( ), el más digno de escucharse, junto con
Pródico. Todo indica que Aristófanes, al presentar como sacerdote a alguien que no cree
en los dioses tradicionales, sino que ha divinizado a los fenómenos atmosféricos52, pone
ante el espectador una escena disparatada e imposible para provocar la hilaridad. Pero
en un nivel más profundo, cuando hace que una misma persona dirija a un tiempo una
iniciación y una escuela sofística, de algún modo las está asimilando, como si se tratase
de actividades igual de superfluas y nocivas que sólo buscar satisfacer las demandas de
un público ávido de nuevos conocimientos y dispuesto a desembolsar lo que se le pida53.
Un pasaje muy similar a la la iniciación paródica de Estrepsíades se halla en el
Eutidemo de Platón (277de). Sócrates, para animar a Clinias, acosado por las preguntas
de los sofistas Eutidemo y Dionisodoro, compara las preguntas de estos con la
iniciación coribántica54:
, . ,
. ,
, . .
Cleinias, do not be surprised that these arguments seem strange to you; for perhaps you do not discern what our two visitors are doing to you. They are acting just like the celebrants of the Corybantic rites, when they perform the enthronement of the person whom they are about to initiate. There, as you know, if you have been through it, they have dancing and merry-making: so here these two are merely dancing about you and performing their sportive gambols with a view to your subsequent initiation. You must now, accordingly, suppose you are listening to the first part of the professorial mysteries. (Trad. W. R. M. Lamb, LCL)
Sócrates resta importancia a las preguntas de los dos sofistas, como si se tratara de
propios de los sofistas: cf. / (227-8). 52 247-248, 252-253, 365-367, 379-381. Es significativo que en este punto Aristófanes mencione a Pródico, un crítico de la religión tradicional. Como es sabido, sostuvo que el origen del culto (incluyendo sacrificios y misterios) era un desarrollo a partir de la utilidad de la agricultura. V. Henrichs 1975 y 1984. 53 Cf. las palabras de Estrepsíades para ser aceptado en el Pensadero: ' ' / ',
(245-6). 54 Sobre los rituales coribánticos en Platón, v. Linforth 1946.
19
una danza previa, preparatoria y de carácter jovial. Más adelante recibirá la iniciación
completa, cuando Eutidemo y Dionisodoro le transmitan sus conocimientos. Platón
adopta aquí un tono irónico, casi burlesco, contra los sofistas, al comparar su enseñanza
con una práctica, la iniciación, que ellos debían de ver con malos ojos. El absurdo
culmina en la expresión final, , un oxímoron que reúne realidades
contradictorias, y que tanto recuerda la iniciación paródica de las Nubes55.
c) Sofistas como magos
Los sofistas fueron expertos en el manejo de la palabra, gracias a la cual lograban
influir en el estado de ánimo de los oyentes y convencerles de tal o cual idea recurriendo
a los mecanismos de la retórica. No era muy difícil que fueran comparados con magos,
que también actuaban en la naturaleza y en las personas mediante la palabra,
concretamente con conjuros56. La comparación entre la retórica y la magia se encuentra
ya en el Elogio de Helena de Gorgias (B 11.10 DK):
,
. , .
Los encantamientos inspirados por medio de las palabras traen el placer y apartan el dolor. Al originarse junto con la opinión del alma la fuerza del encantamiento, la embelesa, la persuade y la transforma mediante la hechicería. A partir de la hechicería y de la magia se han inventado dos artes, que son errores del alma y engaños de la opinión57.
55 En otro momento, Platón compara a los sofistas no con iniciadores, sino con iniciados, por pertenecer a una minoría poseedora de un conocimiento superior y reservado. En un pasaje del Gorgias (497c), Calicles se queja de que Sócrates le pregunte por temas insignificantes ( ), y al final, a instancias de Gorgias, acepta que así sea. A esto, Sócrates responde: ,
, ' . Con ello, quiere dar a entender de manera irónica que Calicles quiere pasar a discutir asuntos importantes como si ya tuviera dominados los más elementales. Como ello no es así, abordar los temas mayores directamente sería tan absurdo como pretender estar iniciado en los Grandes Misterios sin haber celebrado antes los Pequeños. En este caso se trata de una clara alusión a los Misterios de Eleusis, que constaban de una primera parte preparatoria en Atenas (los Pequeños Misterios) y de la iniciación propiamente dicha en Eleusis (Grandes Misterios). Merece la pena mencionar también una observación incidental en el Menón (76e), en la que Sócrates compara su propia enseñanza con la iniciación. Ante una respuesta tentativa que ha dado sobre el tema del color, Sócrates se siente poco convencido, y cree que también Menón opinaría lo mismo si pudiera quedarse e iniciarse en los misterios ( …
), esto es, en la explicación socrática. 56 El estudio clásico sobre las relaciones entre la magia y la retórica es Romilly 1975. Ver también García Teijeiro 1987. 57 Gorgias alude también en otros pasajes del valor mágico de la palabra. En 12, habla de la necesidad ( ), contra la que Helena nada pudo hacer, pues se vio obligada por la fuerza de la palabra ( ). Tanto el sustantivo como el verbo son muy comunes en textos mágicos, ya que se supone que los conjuros no pueden resistirse. Luego alude a la medicina mágica (15). Los efectos de las palabras en el alma son como los de las medicinas ( ) en el cuerpo. Unas y otras pueden provocar beneficios o daños ( [sc. ]
). En el Menéxeno, Platón habla del encantamiento que causan los que pronuncian discursos fúnebres ( , 235a;
, 235ab), en lo que parece haber una alusión a Gorgias.
20
Una vez más puede percibirse un paralelo con los pasajes de Platón sobre los :
, , ' ,
, , (Resp. 364bc).
,
, (Leg. 909a). A diferencia de todos los pasajes citados, Gorgias se refiere a la magia como algo
positivo, y compara la retórica con ella no para desprestigiarla, sino todo lo contrario,
para elogiar su poder (actitud contraria a la de Platón y la de Hipócrates, quien sólo
considera medicina su arte, mientras que los magos son meros charlatanes).
Seguramente Gorgias tiene un buen concepto de la magia porque la ha conocido en la
tierra donde nació y vivió, la Magna Grecia, donde estaba revestida de gran autoridad, y
se veía a quienes la practicaban como seres divinos. Muchas fuentes aseguran que fue
discípulo de Empédocles58 y podemos suponer que quedó impresionado por su
personalidad. Según una noticia, el orador decía haber asistido a prácticas mágicas del
filósofo de Agrigento ( , D. L. 8.59) y es probable que en
su boato y en la solemnidad de sus acciones y su discurso encontrara un modelo para
influir en las masas. Así, en sus discursos Gorgias habría adoptado las formas de su
maestro59, sustituyendo la poesía por la prosa y los contenidos físicos y religiosos por
otros más asequibles. La relación entre Empédocles y Gorgias, bien conocida en la
Antigüedad, explicaría que se atribuyera al primero la invención de la retórica60.
Otro pasaje interesante en que se atribuye a los sofistas capacidades mágicas se lee
en el Protágoras (315ab). Sócrates, en una observación parentética, compara a este con
Orfeo, pues a través de su oratoria cautivaba a la gente de las ciudades que visitaba:
, ' , , 61.
58 Sátiro (s. III a. C.) ap. D. L. 8.58 (82 A 3 DK); Quintil. 3.1.8 (82 A 14 DK); Olympiod. In Pl. Grg. p. 8, 2-3 Westerink (82 A 10 DK), Suda, s. v. Gorgias (82 A 2 DK). Sobre la relación entre ambos, v. Diels 1884. Se ha notado el paralelo entre la expresión de Gorgias: …
(fr. 11.6 DK) y el verso de Empédocles: , (fr. 115.1 DK).
59 De ambos se dice que portaban vestidos púrpura: Empédocles: (Ael. VH 12.32 = A 18 DK); [sc. ]
(Philost. VA 8.7.254 = A 18 DK); Gorgias: (Ael. VH 12.32 = 9 DK).
60 Aristot. fr. 65, ap. D. L. 8.57: . Cf. A 19 DK. Que era un excelente orador lo dice Sátiro (s. III a. C.) ap. D. L. 8.58. 61 Cuando Protágoras concluye su argumentación sobre la posibilidad de enseñar la virtud, Sócrates se le
21
Who Protagoras brought from the several cities which he traverses, enchanting them with his voice like Orpheus, while they follow where the voice sounds, enchanted. (Trad. W. R. M. Lamb, adapted, LCL). Dado que sabemos que, según las tradiciones míticas, Orfeo no iba de ciudad en
ciudad, ni encantaba propiamente a las personas, sino a los animales, a los árboles y a
las rocas, es posible que el cantor tracio (cuya música y canto están aquí reducidos al
elemento vocal, curiosamente) representase en realidad a sus seguidores,
(Crat. 400c). De esta manera sutil Platón aludiría a las semejanzas entre
sofistas y órficos, que mediante la palabra seducían a mucha gente para que oyera sus
enseñanzas prácticas y pagara por ellas.
5. La competencia entre órficos y sofistas y la apropiación del léxico sacro
Hemos señalado que los profesionales de la palabra y los de lo sagrado
aprovechan y estimulan la crisis de los valores tradicionales en Grecia en el s. V a. C.
Aunque unos y otros fueran habituales en las puertas de los ricos, es probable que se
dirigieran a públicos diversos: los más cultos, quizá más inclinados al racionalismo, y
los más propensos a la religión mistérica y la superstición. Sin embargo, el hecho de que
tuvieran que recurrir a la persuasión para conseguir seguidores y obtener réditos de sus
saberes indica que no lo tuvieron fácil. Podemos incluso adivinar una dura competencia
entre ambos grupos. Como hemos visto, Gorgias compara la retórica, la especialidad de
los sofistas, con la magia, y Platón les aplica hasta en dos ocasiones un calificativo más
propio de los sacerdotes, el de “purificadores” del alma (ya que podían liberarla de
opiniones falsas). En otros pasajes compara irónicamente sus enseñanzas con la
iniciación, y a quienes las han recibido, con iniciados. Que Platón ironice
frecuentemente mediante estas comparaciones puede ser indicio de que en ciertos
niveles los propios sofistas se apropiaron del vocabulario de los expertos religiosos para
dar un halo de solemnidad e importancia a sus enseñanzas. Esto parece obvio en el caso
de Gorgias, procedente de un ámbito impregnado de religiosidad y misticismo como la
Magna Grecia. Pero hay otro ejemplo significativo en un pasaje del Protágoras (316d),
en que este amplia el paralelo que Sócrates acaba de hacer entre él y Orfeo (315ab):
, , ,
queda mirando hechizado ( , 328d). Algo similar dice Eurípides (IA 1211-1214) cuando, al apuntar que Orfeo podía embelesar ( ) a los que quisiera con sus palabras, pone más énfasis en la parte verbal que en la musical, como si se tratara de un orador. Compárese con Aesch. Ag. 1630, sobre Orfeo: .
22
, , , , .
Now I tell you that sophistry is an ancient art, and those men of ancient times who practised it, fearing the odium it involved, disguised it in a decent dress, sometimes of poetry, as in the case of Homer, Hesiod and Simonides; sometimes of mystic rites and soothsayings, as did Orpheus, Musaeus and their sects. (Trad. W. R. M. Lamb, adapted, LCL). El sofista define la sofística como un arte antiguo, aunque estuviera enmascarado
de poesía, como ocurría con Homero, Hesíodo o Simónides, o de iniciaciones y
oráculos, en el caso de Orfeo y Museo62. Conscientes de provocar recelos e incluso
rechazo por la novedad de sus enseñanzas y sus altos honorarios, los sofistas reaccionan
fabricándose una tradición a su medida, mostrando que estos poetas eran en realidad
sofistas y que ellos simplemente continúan su arte con nuevas formas. Gracias a estos
precedentes ilustres los sofistas se presentan como alternativa viable a rapsodos e
iniciadores, pues su enseñanza estaría tan enraizada y tan avalada como la de estos. Del
mismo modo, Hipias señala al comienzo de una obra recopilatoria (fr. 6 DK) que ha
usado como fuentes a Orfeo, Museo, Homero y Hesíodo, con el fin de dar solvencia y
pedigrí a su exposición.
Es probable que los sofistas se presentaran como herederos de la tradición poética
sobre todo de cara al gran público, en discursos en los que harían propaganda de su arte
y sus capacidades. Precisamente la Defensa de Helena de Gorgias contiene un claro
elogio del arte de la palabra (el orgullo de los sofistas) y el pasaje que hemos citado del
Protágoras está al comienzo de la intervención de este, en el que hace una apología de
la labor del sofista, destinada a quienes tenían mal concepto de ellos63. Sin embargo, en
el ámbito de la enseñanza especializada, ya fuera en cuestiones retóricas, lingüísticas,
legales o éticas, es impensable que los sofistas se quisieran vincular con la tradición
poética o religiosa. Muy al contrario, en este caso presentarían sus doctrinas como algo
nuevo y original, que se adaptaba a las nuevas condiciones políticas y superaba el
pasado.
Contamos con un paralelo muy interesante para esta forma de actuación dentro del
Corpus Hippocraticum. En el apartado 2 hemos citado un texto de Sobre la enfermedad
sagrada (1.10) que atacaba a los curanderos que practicaban la medicina mágica y
contraponía a esta los métodos fiables de la científica. No puede haber mayor contraste 62 Protágoras habla también de expertos en la gimnástica y en la música. Filóstrato, sin duda basándose en este pasaje (al que alude como prueba de que Platón no tenía un mal concepto de los sofistas, Ep. 73) señala que Pródico hechizaba ( ) las ciudades que visitaba, como Orfeo y Támiris (VS. 483 Wright). 63 Cf. Prt. 316d:
. ...
23
entre este pasaje y otro de la Ley hipocrática. Esta obra es una brevísima exposición
propedéutica que anima al estudio de la ciencia médica, a la que compara con el arte
dramático y la agricultura. La Ley acaba con estas palabras desconcertantes (5 [8, 15
Heiberg]): ,
, . El texto equipara los
conocimientos médicos con los mistéricos, que no es lícito revelar a los profanos (esto
es, a los que no han recibido instrucción médica) y habla incluso de “los misterios de la
ciencia”. El autor se ha apropiado de léxico y fórmulas de los misterios, y en concreto
de los poemas órficos64, con el fin de dar solemnidad a la medicina, y habla de secretos
para despertar el interés de los alumnos: lo mismo que hacían los hierofantes con
quienes acudían a iniciarse. Aquí la ciencia médica está asimilada a la iniciación, del
mismo modo que otros textos identifican esta última con la formación sofística65.
Esta ambigua actitud de los sofistas (y de los científicos) frente a la religiosidad
mistérica, amable y receptiva en un nivel introductorio y propagandístico, pero hostil y
polémica en un nivel avanzado y técnico, puede explicar muchos pasajes de las Nubes
de Aristófanes y de Platón que comparan la formación sofística con la iniciación. Por
una parte, estos autores ironizarían con la costumbre ocasional de los sofistas de
reclamarse herederos de Orfeo y partícipes de su saber mistérico y mágico. Por otra
parte, los atacarían donde más daño les podían hacer, al equipararlos con sus odiados
antagonistas y en cierta manera competidores: los adivinos, purificadores y magos. Con
las burlas de Aristófanes y sobre todo de Platón quedaban de manifiesto las enormes
semejanzas en la conducta de unos y otros: su pretensión de tener un saber superior, el
uso de la charlatanería para ganar clientes y sus ansias de enriquecimiento. Pero en el
fondo, a pesar de estos rasgos negativos, de alguna manera la actividad de ambos era
necesaria para una polis democrática como Atenas, como demuestra el hecho de que
Pericles eligiera como pilares básicos para la colonia de Turios al adivino Lampón y al
sofista Protágoras.
64 La expresión está modelada sobre el el verso que aparecía al comienzo de los poemas órficos: , (OF 1b; sobre este verso inicial y sus imitaciones en la literatura griega, ver el completo estudio de Bernabé 1996; p. 20 sobre la Ley hipocrática. 65 Una actitud similar se observa en un autor de la Segunda Sofística, Elio Arisitides, que compara en varias ocasiones al orador con un iniciado, ya que sólo él conoce los secretos de la retórica, vedados a la mayoría (Aristid. Or. 28.110, 135; Or. 41.2 [OF 328 I = OF 684]). Escribió un discurso (34) “Contra quienes profanan los misterios de la oratoria” ( ), esto es, contra sus cultivadores indignos
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