Pensar en los jóvenes
Propuestas para hoy, ideas para el futuro
Pensar en los jóvenes
Propuestas para hoy, ideas para el futuro
Legislando la agenda social
Pensar en los jóvenes:propuestas para hoy, ideas
para el futuro
Centro de Estudios Socialesy de Opinión Pública
Colección Legislando la agenda social
Pensar en los jóvenes: propuestas para hoy,ideas para el futuro
Primera edición: julio de 2006
D.R. © Centro de Estudios Sociales y de Opinión PúblicaCámara de Diputados / LIX Legislatura
Coordinación de la colecciónAdriana Borjas BenaventeMónica Bucio Escobedo
Cuidado de la ediciónAlejandro López Morcillo
Corrección de estiloFernando Cruz Benítez
Diseño y formaciónAlejandro López Morcillo
ISBN: 968-9097-01-6
Av. Congreso de la Unión 66Edificio G, Piso 3,Col. El Parque, México, D.F.Tel. 5628-1300, exts. 4490 y 1896Correo electrónico: [email protected]
Índice
Presentación 7
Ciclo Legislando la agenda social 9
Introducción 15
Condiciones para la vigencia de los derechosfundamentales de las y los jóvenes en México 21
Héctor Morales Gil de la Torre
Los jóvenes mexicanos y cinco retosde las políticas de juventud 39
Miguel Ángel Serrano Perea
Impacto de la juventud en el desarrollo social 61María Juana Vera
Juventud y modo de vida campesino: un asuntopendiente en la agenda pública 71
Patricia Legarreta
Situación escolar, ambiente familiar y conductasde riesgo entre los jóvenes. El caso del DistritoFederal 83
María Marta Mier y Terán
Juventud y política: algunos elementospara reflexionar acerca de la participaciónpolítica juvenil en la ciudad de México 109
Maricela Portillo Sánchez
Nueva visión de las políticas públicasde juventud en México 133
José Francisco Landero Gutiérrez
Acerca de los autores 145
Esta colección recoge las voces que desde distintas pers-pectivas se expresaron en el ciclo de foros Legislando laagenda social, organizado y convocado por el Centro deEstudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámarade Diputados y celebrado con el respaldo de algunascomisiones de la LIX Legislatura.
Diputados y senadores, representantes del sector so-cial, gubernamental y académico, convergieron y cons-truyeron un diálogo sobre los temas sociales másrelevantes, que configuran e inciden en la vida diaria delos mexicanos y, por tanto, son parte sustancial del que-hacer legislativo.
En los diecisiete foros que implicó el ciclo Legislandola agenda social, las voces provenientes de diversosámbitos manifestaron ideas y propuestas, expusieronbalances y reflexiones, debatieron argumentos y apun-taron desafíos a enfrentar en torno a asuntos sociales,cuya importancia requiere tomar posición y asumir deci-siones.
Presentación
8 Legislando la agenda social
Dar espacio y resonancia a las palabras dichas portodas esas voces a través de esta colección, tiene el pro-pósito de aportar al lector elementos que enriquezcan elconocimiento y análisis de aquellos temas, cuya impor-tancia radica en el carácter e impacto social que revisten.
Legislando la agenda social tiene también el propósi-to de contribuir a profesionalizar y a optimizar el desem-peño del Poder Legislativo, en la medida en que brindaa quienes lo integran sus propias reflexiones en relacióncon el trabajo que realizan y aquellas que desde otrosespacios se pronuncian y construyen la agenda socialde México.
9Introducción
Son –en verdad– amplios, importantes y ambiciosos losobjetivos que con la realización del ciclo de foros Legis-lando la agenda social se pretenden alcanzar. Este es unesfuerzo de organización notable, que felicitamos.
A lo largo de casi dos meses y de los 17 encuentrosprogramados –con instituciones académicas, sociales ygubernamentales– diputadas y diputados desarrollamosun exhaustivo ejercicio de análisis y consulta popular,sobre temas de la mayor relevancia para el país. Esteejercicio democrático es útil para construir una agendalegislativa de consenso, que pueda constituirse en plata-forma para la trasformación responsable de la nor-matividad de todas aquellas leyes que impactan en lostemas sociales.
El asunto de la agenda social es de tal relieve queincide ampliamente en la estructura de todo Estado. Sóloa través de una eficiente política social puede preservarsela gobernabilidad y la paz interior de los países. Porello, es imperativo tener una mayor capacidad para ge-nerar bienestar y para mejorar la calidad de vida de las
Ciclo Legislando la agenda social
10 Legislando la agenda social
personas y de sus familias. No hacerlo conduciría al co-lapso social. Omitir la modernización de cada uno delos instrumentos que propician el desarrollo humano se-ría muy grave.
El concepto de política social comprende aspectoscomo la salud, la educación, la cultura, la seguridad so-cial, el trabajo, la vivienda, la migración o la pobreza. Entodos estos asuntos es claro que tenemos grandes rezagosy debilidades.
En México se aprecia, hoy, una concentración desi-gual del ingreso, insuficiencia de la infraestructura, yasimetrías –que son ya intolerables– entre regiones delpaís y grupos sociales. Estas deficiencias no deben se-guirse combatiendo mediante políticas asistenciales ocoyunturales, sino con un gran programa de desarrollosocial que estimule el desarrollo personal y colectivo,propicie participación social en la planeación del desa-rrollo y facilite el acceso de la población en el diseño yla ejecución de los programas sociales.
Aunque debemos reconocer que algunos programasgubernamentales, como Oportunidades, Seguro Popularo créditos para la vivienda, han producido resultadospositivos, también debe admitirse que éstos sólo han atem-perado de manera mínima y parcial las serias carenciasque padece la mayoría de la población. Éstos no hansido suficientes para detener el crecimiento de la mar-ginación ni para cerrar la brecha existente entre ricos ypobres.
Debemos, entonces, acordes con las metas del mileniode Naciones Unidas, erradicar la pobreza extrema; lo-grar la enseñanza primaria universal; promover la igual-dad entre géneros; reducir la mortalidad infantil; mejorarla salud de las mujeres; fomentar el diseño de políticaspúblicas que atiendan la problemática que padece gran
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parte de la niñez; promover el deporte; mejorar las con-diciones de acceso a bienes de consumo duradero y a lavivienda y estimular el ahorro y el acceso a un sistemade pensiones moderno; diseñar un programa de aten-ción a migrantes, sus familias y sus comunidades, entreotras muchas acciones.
Requerimos, asimismo, fortalecer nuestro federalismoy alcanzar una auténtica equidad en la distribución delos recursos públicos hacia las entidades federativas conmayores necesidades y rezagos sociales. Es indispensa-ble que la población de todos los estados de la repúbli-ca tenga acceso integral y cierto a los beneficios de lanutrición, de la educación, de la salud, de la viviendadigna, del salario remunerador; en suma, necesitamosmuchas cosas para propiciar justicia social.
Requerimos de un nuevo marco de desarrollo, por-que es claro que sin justicia social el país estará conde-nado al estancamiento y al conflicto permanente. De allíla necesidad de estructurar una agenda social viable yparticipativa. De allí la importancia de este ciclo organi-zado por nuestro Centro de Estudios Sociales y de Opi-nión Pública, y de allí lo loable del interés de nuestroscompañeros diputados por impulsarlo.
Luego de 17 foros, en los que participaron alrededorde 1 400 ciudadanos a título personal o como represen-tantes de instituciones académicas, sociales y guberna-mentales, las diputadas y los diputados contamos conuna visión más amplia y con mejores herramientas paradiseñar una agenda legislativa que de pie, en el futuroinmediato, a la transformación responsable de la nor-matividad que regula los grandes temas sociales de nues-tro país.
Con acuciosidad y exhaustividad, han sido recogidaslas opiniones y propuestas de los expertos y se ha
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interactuado con los principales protagonistas de lossectores de la ciencia y tecnología, del deporte, de lasalud, de la educación, de la seguridad social, del coo-perativismo, del empleo, de la vivienda, del transporte,de la migración, de la seguridad nacional, que, entreotros, conforman los ámbitos de lo social, del desarrollohumano y del federalismo mexicanos.
Asimismo, se han evaluado –con la participación ciu-dadana abierta y plural– los avances, las insuficiencias ylos desafíos de las políticas públicas orientadas a la aten-ción de los fenómenos de la marginación, de la pobrezaextrema, de la equidad de género, de la problemática dela juventud, del acceso a los sistemas de pensiones, dela gobernabilidad, de la reforma migratoria integral, en-tre otros temas.
Por eso, contamos ahora con mayor información alrespecto y hemos reafirmado nuestra convicción de quedebemos conformar una agenda social estructurada demanera incluyente, con visión de futuro y regida porejes de acción en los cuales las premisas sean el comba-te a la exclusión y la marginación; la mejoría de la cali-dad de vida de jóvenes, niños, mujeres, ancianos eindígenas; así como el desarrollo equilibrado de todoslos mexicanos.
En resumen, hemos confirmado nuestra convicciónde que desde la actividad legislativa estamos compro-metidos a impulsar la justicia social y el desarrollo regio-nal, urbano y rural.
El ciclo Legislando la agenda social ha justificado suimplementación, ha demostrado su importancia y hadejado constancia de que su memoria y relatoría seránperdurables y útiles para la función legislativa. Con ello,el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública cum-ple con sus funciones institucionales de investigar y ana-
13Ciclo Legislando la agenda social
lizar los temas sociales y de apoyar la información quesobre el particular requerimos los integrantes de estaCámara.
Diputado Heliodoro Díaz EscárragaVicepresidente de la Mesa Directiva
LIX Legislatura
Los jóvenes son una población presente, ineludible, enla cual y con la cual es necesario pensar, para la cual ycon la cual es necesario construir espacios que le dencabida, y eso no es fácil, porque la población juvenil noes una y menos aún es homogénea, es un conglomera-do enorme y diverso que demanda respuestas diferen-ciadas, acordes a contextos y a aspiraciones distintas, aveces incluso contradictorias y sin embargo todas ellasmotivadas por un deseo, expresado o no, de plenitud,de realización urgente, esto es, no pospuesta para unfuturo que no llega, sino posible para el presente que esahora.
Estar con los jóvenes, aprender de ellos, recoger susideas, compartirlas, escuchar con atención y, sobre todo,con humildad, lo que tienen que decir, es el quehacerde muchos que deciden estar cerca de este colectivo oque directa o indirectamente trabajan y toman decisio-nes en relación con él. Estar con los jóvenes, conocer,dejarse persuadir y responder a los planteamientos queexpresan es también parte del quehacer de los legisla-
Introducción
16 Legislando la agenda social
dores, ya que la pertinencia del marco jurídico sólo esposible cuando se configura tomando en cuenta las vo-ces de quienes están inscritos en él.
Pensar en los jóvenes: propuestas para hoy, ideas parael futuro,1 contiene los textos de académicos especiali-zados o interesados en la juventud, de representantesde la sociedad civil que trabajan junto a los jóvenes ypara ellos, de funcionarios que diseñan o implementanpolíticas vinculadas o centradas en la población juvenily de un diputado integrante de la Comisión de Juventudy Deporte de la LIX Legislatura de la Cámara de Diputa-dos. Jóvenes o no tanto, todos abordan con conocimien-to el tema, al que miran y aportan sin agotarlo, porqueasumen la magnitud y complejidad que implica.
Al apuntar que la plena vigencia de los derechos fun-damentales de los jóvenes en México, depende de reco-nocerlos como sujetos de derechos y establecer las ga-rantías jurídicas para resguardarlos, Héctor Moralessostiene que la autonomía es el bien público a tutelar; y,con base en la experiencia del trabajo realizado desde lasociedad civil, hace propuestas para definir una agendapública en la materia, la cual debe considerar la evolu-ción que al respecto se ha dado en el ámbito internacio-nal y remontar las contradicciones e imprecisiones queexisten, pues al mismo tiempo que se asume a los jóve-nes como seres responsables, no se les habilita para serlo.El impulso de acciones institucionales, que propicien elreconocimiento de la autonomía e identidad cultural ypolítica de la población juvenil, y de mecanismos que
1 Este libro integra los textos de los expositores que participaronen el foro que, con el mismo nombre, se realizó el 1 de marzo de2006 dentro del ciclo Legislando la Agenda Social, convocado por elCentro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP), con el res-paldo de la Comisión de Juventud y Deporte de la LIX Legislatura, ycuya organización estuvo a cargo de Víctor Hernández Pérez.
17Introducción
garanticen el acceso a los derechos reconocidos, y lapromoción de una cultura de respeto a los derechos dela juventud, aunada a una sociedad activa y dispuesta apromover el cumplimiento de éstos, son los plantea-mientos que para el autor resultan esenciales en la con-figuración de una agenda pública relacionada conlos jóvenes.
Para Miguel Ángel Serrano, el asumir la juventud comouna etapa transitoria resta importancia a quienes se en-cuentran en ella, además de que no los considera suje-tos de legislación y acción gubernamental, mientras queasumirla como una población que únicamente genera oresuelve problemas, aleja las políticas públicas de la rea-lidad concreta. Por consiguiente, y a partir de la certezade que la población juvenil es heterogénea, subraya laimportancia de evitar políticas públicas demasiadofocalizadas que sólo atiendan a una parte de la pobla-ción y propone diseñarlas desde criterios en los que laparticipación cobre relevancia, puesto que los jóvenesdeben, sobre todo, asumirse como sujetos activos, capa-ces de tomar parte en la definición y ejecución de lasacciones públicas que les atañen. Funcionario del Insti-tuto Mexicano de la Juventud, Serrano destaca la impor-tancia de que los jóvenes puedan y sepan participar,lo que significa que deben existir los espacios para que lohagan y los elementos para saber cómo hacerlo.
También desde la perspectiva del sector gubernamentalMaría Juana Vera apunta que las características propiasde la juventud, aunadas a la habilidad de manejar latecnología, le confieren a este conglomerado una mayorcapacidad para adaptarse y provocar las transformacio-nes que el país requiere. Al destacar la importancia deque los jóvenes asuman y funjan como agentes del de-sarrollo, la autora plantea cómo el servicio social consti-
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tuye un punto de partida para involucrar a la juventuden el desarrollo social, y refiere los programas que, alrespecto, han sido implementados por la Secretaría deDesarrollo Social.
Patricia Legarreta se refiere a la población juvenil quehabita en el ámbito rural, y da cuenta de cómo las po-líticas públicas, diseñadas a partir de una visión centra-lizada y esencialmente urbana, no consiguen abarcar niincidir de manera positiva en el desarrollo de los jóve-nes, que deben optar por el desarraigo y un entorno queles es ajeno con miras a mejorar sus condiciones de vida.Con base en estas apreciaciones, la autora considera ne-cesario reformular las políticas públicas dirigidas a lajuventud que reside en las comunidades rurales.
Martha Mier y Terán aborda la situación escolar de losjóvenes a partir del estudio de ésta en el Distrito Fede-ral. Aun cuando reconoce mayores índices de alfabeti-zación y de nivel de escolaridad, señala la deserción y elabandono prematuro del sistema educativo como pro-blemas persistentes en cuyas causas ahonda. Un am-biente familiar hostil y la adopción de conductas deriesgo, a las que se suman la precariedad de recursoseconómicos y las limitaciones que caracterizan al siste-ma educativo, son algunos factores que explican talesproblemas. Especializada en demografía, educación yjuventud, Mier y Terán brinda información actualizaday analiza la manera en que el entorno familiar y las con-ductas de riesgo se vinculan con el desempeño escolarde la población juvenil, al tiempo que propone accionespara remontar los problemas que describe.
La participación política de los jóvenes es el tema enel que se centra Maricela Portillo, que especializada en elestudio de la comunicación política, señala cómo ésta,junto con los medios de difusión masiva, cobra cada vez
19Introducción
mayor relevancia en la configuración de una culturapolítica. Aunque los jóvenes construyen formas alterna-tivas de participación política, que se fundan en con-ceptos y experiencias propias, se encuentran inmersosen un contexto en el que los medios apelan a la emo-ción de las masas en lugar de al ser político, para asíconvertir a los espectadores más en una audienciaclientelar que en un público crítico, capaz de actuar demanera articulada y colectiva. Al respecto, la autora plan-tea la necesidad de dar seguimiento a los procesos indi-viduales de los jóvenes, en la medida en que puedentraducirse en una nueva cultura y participación política.
Como integrante de la Comisión de Juventud y De-porte de la LIX Legislatura, el diputado José FranciscoLandero Gutiérrez apunta la necesidad de que las políti-cas públicas que se implementan conforme a los distin-tos grupos poblacionales, se relacionen con aquellasque se orientan a atender a la población juvenil, puesto quesólo desde una perspectiva integral es posible generarlas condiciones que potencien al máximo las capacida-des y desarrollo de los jóvenes, así como el mayor apro-vechamiento de la actitud solidaria que suele caracte-rizarlos. A partir de la experiencia en el ámbito legislativoy del trabajo con jóvenes, Landero Gutiérrez proponeuna serie de transformaciones al Instituto Mexicano dela Juventud con miras a fortalecerlo como coordinadorde las políticas públicas dirigidas a la población juvenil,las cuales deben implicar un posicionamiento frente alos temas relevantes de la agenda nacional e implemen-tarse de manera integral.
El conocimiento y la experiencia de los autores aquíreunidos son resultado del compromiso asumido por cadauno de ellos con la población juvenil de México, uncompromiso que ha implicado centrarse en distintos as-
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pectos o problemas que hoy la caracterizan para apor-tar, desde distintos ámbitos, propuestas concretas y via-bles que, tomando en consideración las necesidadesreales y diferenciadas de los jóvenes y propiciando laparticipación activa de ellos en la transformación de suspropias condiciones de vida, signifiquen potenciar almáximo las oportunidades y el desarrollo que demandala juventud de nuestro país.
21Introducción
La vigencia de los derechos fundamentales de la pobla-ción es condición básica para la existencia de una socie-dad incluyente y equitativa, así como una obligaciónineludible de un Estado democrático. El progreso en sucumplimiento es un indicador irrefutable de la solidezde las instituciones democráticas que regulan la vida deuna sociedad y de la vigencia del Estado de derecho.
En este sentido, mientras existan sectores de la pobla-ción de nuestro país que continúen sufriendo discrimi-nación y violencia, marginación y exclusión, será nece-sario avanzar en la promoción de una cultura respetuosade los derechos humanos, en la consolidación de la par-ticipación activa de la sociedad en la definición de prio-ridades para la acción pública y, por supuesto, en ga-rantizar la vigencia de las instituciones.
Nuestro país no cuenta con las suficientes condicio-nes para garantizar la vigencia de los derechos funda-mentales de las y los jóvenes: no se les reconoce comosujetos de derecho en el marco normativo vigente; susdisposiciones incluyen una serie de controles y restric-
Héctor Morales Gil de la Torre
Condiciones para la vigenciade los derechos fundamentalesde las y los jóvenes en México
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ciones para el ejercicio de la autonomía juvenil; las po-líticas de juventud no reconocen compromisos vincu-lantes del Estado con los procesos de desarrollo de las ylos jóvenes; los estigmas culturales que motivan la dis-criminación y criminalización de la población juvenil sontodavía vigentes; las condiciones de vida de las y losjóvenes representan incertidumbre y limitaciones muyimportantes para su desarrollo, individual y colectivo.
Así, es fundamental avanzar en la configuración decondiciones que garanticen la vigencia de los derechoshumanos de la población juvenil. La definición de unaagenda pública en esta materia ha de considerar los pro-gresos desarrollados en el ámbito internacional, los con-tenidos del debate relacionado y la situación experimen-tada en nuestro país.
El contenido de este trabajo pretende llamar la aten-ción sobre algunos de estos componentes y delinear al-gunos rasgos de la agenda pendiente para el mediano ylargo plazo. Para ello, se consideran los recientes avan-ces en el reconocimiento de los derechos humanos delas y los jóvenes en el ámbito internacional, los debatesque configuran el contexto de este proceso y algunoselementos sobre el estado actual de las condiciones ne-cesarias para la vigencia de los derechos fundamentalesde éstos. Concluiremos la intervención indicando losasuntos generales que podrían favorecer la definiciónde una agenda para la acción pública orientada a pro-mover el reconocimiento y la vigencia de los derechoshumanos de las y los jóvenes en México.
23Condiciones para la vigencia de los derechos fundamentales
El texto de la Convención Iberoamericanade Derechos de los Jóvenes
En recientes fechas, precisamente el día 11 de octubrede 2005, los ministros de Juventud de 17 Estados de laregión iberoamericana, adoptaron la Convención Ibero-americana de Derechos de los Jóvenes. A partir de esafecha, la Convención quedó abierta para la firma de lospaíses que integran la región y sujeta a su ratificaciónmediante el instrumento correspondiente.
La Convención es resultado de un proceso que inicióa finales de la década de los noventa, con la “Declara-ción de Lisboa” aprobada en 1998 en el contexto de laIX Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juven-tud, y que sienta las bases para la elaboración de laCarta de Derechos de la Juventud Iberoamericana, mis-ma que fue sometida a consulta en cada uno de lospaíses de la región y aprobada en el 2002 durante la XIConferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud.El proyecto responde a la necesidad de superar prejui-cios y concepciones despectivas, paternalistas o mera-mente utilitarias de los jóvenes, imperantes en la región.
La citada Convención es un instrumento del derechointernacional en materia de derechos humanos cuyoobjetivo es sentar las bases jurídicas que reconozcan,garanticen y protejan los derechos específicos de las ylos jóvenes de la región iberoamericana, de tal formaque se reivindique su condición de personas, se les re-conozca como ciudadanos plenos, sujetos reales y efec-tivos de derechos, se garantice su igualdad de género,su participación social y política, y se promueva la apro-bación de políticas orientadas al ejercicio pleno de susderechos, que satisfagan sus necesidades y les reconoz-can como actores estratégicos del desarrollo.
24 Héctor Morales Gil de la Torre
Según los especialistas participantes en la ReuniónTécnica de la Convención, celebrada en 2004, compara-do su texto con un conjunto amplio de instrumentosinternacionales en materia de derechos humanos,1 lla-man la atención sus innovaciones respecto de la formu-lación del derecho a la paz, a la educación sexual, a lavivienda, a la objeción de conciencia al servicio militarobligatorio y de los derechos al medio ambiente, al de-porte y al desarrollo, además de la total interdicción dela pena de muerte, excluyéndola en términos absolutospara los jóvenes iberoamericanos que se encuentran ensu ámbito de protección.
Es importante notar que, conforme se indica en elacta final de la Convención, se trata de un instrumentoque entrará en vigor al trigésimo día siguiente a la fechaen que haya sido depositado el quinto instrumento deratificación o adhesión en poder de la Secretaría Gene-ral de la Organización Iberoamericana de la Juventud.
El contexto: los derechos específicosde las y los jóvenes
Ahora bien, el reconocimiento de los derechos huma-nos de las y los jóvenes se produce en el contexto deuna serie de debates relacionados, al menos, con dosámbitos: el relativo a la evaluación del cumplimiento delos derechos humanos, universales y específicos; y el
1 A saber, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, elPacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el ConvenioEuropeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Liber-tades Fundamentales, la Convención sobre la Eliminación de todaslas Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención sobrelos Derechos del Niño.
25Condiciones para la vigencia de los derechos fundamentales
referente a la especificidad de los derechos de las y losjóvenes. Del primero de ellos hablaremos más adelante.
Sobre este último, algunas consideraciones. Durantelos últimos años fue posible reconocer dos conjuntos deposiciones ante la especificidad de los derechos huma-nos de las y los jóvenes. Existían razones insuficientespara pugnar por su reconocimiento, por ejemplo:
• Que la población juvenil representa cerca del 30%de la población total de la región iberoamericana.
• Que la juventud corresponde a una etapa vitalcaracterizada por la vulnerabilidad, dado que lasy los jóvenes se encuentran en un proceso deaprendizaje que, con los apoyos adecuados, lesconducirá a la meta de la plena adultez.
• Que la juventud se constituye en una identidadespecífica que distingue a las y los jóvenes delresto de la población, suponiendo en ellos parti-culares rasgos socioculturales.
La primera razón carecía de la identificación de laproblemática pública a atender mediante el reconoci-miento de los derechos humanos de las y los jóvenes; lasegunda omitía la formulación del bien público a alcan-zar mediante la afirmación de derechos específicos; latercera, en última instancia, se orientaba a consolidar losprejuicios culturales que mantienen la exclusión y sub-ordinación del sector juvenil.
Además, conocimos posiciones adversas al reconoci-miento de este conjunto específico de derechos que afir-maban:
• Que los derechos universales reconocidos por losinstrumentos internacionales de derechos huma-
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nos son para todos: niños, adolescentes, jóvenesy adultos, sin importar su condición cultural, degénero, etcétera.
• Que los derechos específicos de los menores de18 años de edad están protegidos por la Conven-ción de los Derechos del Niño; pasada esta edad,no se requiere de protección especial.
• Que la situación de exclusión y marginación queexperimenta la población juvenil se resuelve am-pliando la base económica y robusteciendo lainstitucionalidad política de nuestra sociedad, porlo que no es necesario crear condiciones especia-les de protección a sus derechos.
Al fondo de tales consideraciones se encuentra el de-bate sobre la igualdad jurídica de las personas. Motiva-da en su acepción más conservadora, la afirmación de laigualdad absoluta contiene el riesgo de una excesivaformalización de los derechos humanos, aislándolos delas estructuras sociales en que existen y cobran sentido.
La situación actual de las y los jóvenes ofrece múlti-ples argumentos para confrontar la posición señalada.Según un estudio reciente de la Comisión Económicapara América Latina y el Caribe (CEPAL) y la OrganizaciónIberoamericana de Juventud (OIJ), las y los jóvenes en-frentan su vida en medio de un conjunto de tensiones yconflictos, a saber:
• Gozan de más acceso a educación y menos acce-so al mercado laboral.
• Tienen mejores condiciones para acceder a infor-mación y menos acceso a poder.
• Cuentan con más expectativas de autonomía ymenos oportunidades para materializarla.
27Condiciones para la vigencia de los derechos fundamentales
• Se encuentran mejor provistos de salud, pero pre-valecen riesgos sanitarios poco cubiertos.
• Son más dúctiles y móviles, mientras que al mis-mo tiempo resultan más afectados por trayecto-rias migratorias inciertas.
• Cuentan con grandes posibilidades para configu-rar identidades culturales, pero fragmentadas, pococonsolidadas y, a veces, demasiado cerradas so-bre sus propios universos simbólicos.
• Parecen ser más aptos para el cambio productivo,pero se encuentran excluidos de éste.
• Ante las políticas públicas, ostentan un lugar am-biguo, entre receptores de políticas y protagonis-tas de cambio.
• Se desarrollan entre la expansión del consumosimbólico y la contracción del consumo material.
En síntesis, señala el documento citado, se observa
Una creciente autodeterminación juvenil en tanto indivi-duos que habiendo relativizado las fuentes exógenas de
autoridad, sobre todo parentales y políticas, proyectan con
mayor individuación sus expectativas y trayectorias vita-les. Se da también una creciente disponibilidad de espa-
cios de libertad que antes eran privativos de los eman-
cipados –por ejemplo, en el uso del tiempo o en lasrelaciones de pareja. Y los mercados ponen mayor aten-
ción en los jóvenes, puesto que son un segmento especí-
fico y fuerte de consumo. En el reverso negativo, los jóve-nes todavía no constituyen un sujeto específico de derecho,
están estigmatizados como potenciales disruptores dentro
del orden social, ostentan una baja participación electoraly la consiguiente desmotivación para involucrarse en el
sistema político, y su autonomía económica se posterga a
28 Héctor Morales Gil de la Torre
medida que el mercado de trabajo demanda mayores años
de formación previa.2
Lo anterior permite afirmar que:
• Si bien el reconocimiento de los derechos huma-nos beneficia a toda persona, incluidas las y losjóvenes, su situación de exclusión y marginaciónniega cada vez más su derecho al disfrute de susderechos.
• Ello representa la negación de sus posibilidadesde desarrollo acordes con las características pro-pias de una etapa vital en la que se pone en juegoun cúmulo de decisiones orientadas a la configu-ración autónoma de un proyecto de vida, indivi-dual y colectivo.
• De tal forma, la modalidades tradicionalmenteaceptadas por las que se supone el tránsito de lasy los jóvenes de la niñez a la adultez, sea desde laperspectiva jurídica, cultural o social, no corres-ponden con la situación actual de las condicionesnecesarias para el ejercicio de la autonomía. Alcontrario, tales supuestos son cuestionados cadavez con mayor recurrencia y, por lo tanto, desdeel punto de vista de los derechos humanos de lasy los jóvenes, se observa un espacio vacío querequiere de atención precisa y específica.
2 CEPAL/OIJ, La juventud en Iberoamérica. Tendencias y urgencias, Chile,2004, p. 21.
29Condiciones para la vigencia de los derechos fundamentales
El pretexto: la autonomía de las y los jóvenes
El reconocimiento de los derechos específicos de las ylos jóvenes cobra sentido en tanto se afirme una situa-ción deseable a alcanzar mediante su resguardo y pro-tección; es decir, en la medida en que se identifique elbien público a promover mediante la vigencia de unconjunto específico de derechos.
Sostenemos que el bien público a tutelar mediante elreconocimiento de los derechos específicos de las y losjóvenes es la autonomía, comprendida como su capaci-dad para darse un lugar en el mundo; en otros términos,se trata del poder moral para normar la propia vida; suejercicio requiere de dos condiciones básicas: el equili-brio del “contrato generacional” y la afirmación de las ylos jóvenes como sujetos políticos.
Hablamos de un contrato para describir la forma co-múnmente aceptada para establecer relaciones entre lasociedad y sus jóvenes. Se trata de un pacto que esgrimeuna progresiva adquisición de autonomía y que interpo-ne una serie de cortapisas al ejercicio de ciertos dere-chos. Por ejemplo, todo el ámbito de la sexualidad que-da expropiado por el bienestar de los jóvenes menoresde edad, pero, a la vez, se les puede encarcelar; es decir,son responsables de sus actos y, a la vez, no están habi-litados. La progresión, además, supone que la plenitudde un sujeto es la adultez, en una perspectiva que esta-blece una situación ideal que organiza el desarrollo delos sujetos.
Considerar a las y los jóvenes como sujetos políticosnos obliga a reconocerles como aquellas personas quese encuentran insertas en ciertos procesos y dinámicasespecíficas, pero que no requieren autoidentificarse nihacer de lo joven su principal referente. Entonces, la
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definición no parte de ciertas adscripciones identitariaso grupales, sino de ciertas coordenadas relevantes.
Por ejemplo, uno de los procesos específicos del jo-ven es su proceso educativo y de inserción en un mer-cado laboral, en condiciones de creciente desempleo yde flexibilización de las relaciones laborales; una diná-mica se refiere a su vinculación particular con ciertosespacios institucionales, como el sistema educativo o elsistema judicial.
Es decir, nos referimos a una noción sobre los sujetosque nos permite comprender tanto una dimensión sub-jetiva, relacionada con el movimiento de construirse a símismos, como otra social, que involucra la especificidadde ciertas coordenadas socioculturales. Además, evita laasignación de contenidos fijos y anticipados a la identi-dad o a la autonomía y permite rescatar, de este modo,la multiplicidad de determinaciones y condiciones queconfluyen en la conformación de un sujeto, que no seremiten sólo a su edad, sino también a su género, clase,origen étnico o nacional, entre otras.
El reconocimiento de derechos específicos de las ylos jóvenes, según estos tres referentes conceptuales,representa la posibilidad de configurar relaciones intra eintergeneracionales que favorezcan la constitución deproyectos de vida individuales y colectivos, desde losprocesos y dinámicas particulares de las y los jóvenes, yen las mejores condiciones posibles, culturales, econó-micas, políticas y sociales.
Lejos se encuentra una definición así de considerarque el reconocimiento de los derechos de las y los jóve-nes les sitúa como receptores de la acción estatal; antesbien, la interlocución permanente con la población ju-venil, a partir de sus disposiciones, valoraciones y posi-ciones específicas, se constituye en una necesidad bási-
31Condiciones para la vigencia de los derechos fundamentales
ca para garantizar la plena vigencia de sus derechosfundamentales.
Los debates internacionales sobre la determinacióndel cumplimiento de los derechos humanos
Los abusos contra la dignidad de las personas no sonnada nuevo en la historia, pero desde 1948 se ha produ-cido un cambio decisivo en la escena internacional, pueslo que antes no pasaba de ser una condena moral puedeahora ser calificado con mucha mayor precisión como“genocidio”, “tratos o penas inhumanos, crueles o de-gradantes”, “discriminación por razón de raza”, etcétera.Así, las normas internacionales sobre los derechos hu-manos de 1948-1966 representan un progreso en mu-chos sentidos, pero particularmente significan un avan-ce en relación con la objetividad de un patrón de medidainternacionalmente reconocido.
Ahora bien, media un paso entre contar con normasinternacionalmente reconocidas de derechos humanosen las que se tipifiquen con precisión las conductas in-debidas y la eficacia plena de tal sistema en cuanto aestablecer inequívocamente la información decisiva so-bre estos derechos, lo que sólo será posible cuando lacalificación jurídica de los hechos no pueda ser impedi-da a instancia de parte; cuando sea posible contar conun servicio comprensivo, internacional e imparcial deobservación y documentación que periódica y sistemá-ticamente recoja datos comparables sobre el cumplimien-to por parte de los Estados de la gama de normas sobrederechos humanos.
En ausencia de una instancia superior a los Estados,la información sobre los derechos humanos está supedi-
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tada en cierta medida a los intereses políticos de cadauno de ellos, la que se adapta con frecuencia a las direc-trices de su política exterior o de sus intereses comercia-les. De tal modo, la creación de herramientas teóricas ymetodológicas y técnicas diseñadas con suficientes ga-rantías y mediante las cuales pudiese obtenerse infor-mación verificable, posibilitaría la existencia de una ter-cera instancia que podría arbitrar intereses encontrados,y buena parte de la información que circula sobre losderechos humanos podría ser contrastada con el míni-mo exigible de rigor.
Identificada esta necesidad, en mayo de 1999 los pre-sidentes de órganos creados en virtud de tratados dederechos humanos del Sistema de Naciones Unidas acor-daron establecer indicadores para medir progresos enmateria de derechos humanos, bajo la consideración deque “no hay criterios claros, objetivos y precisos quepermitan evaluar el cumplimiento de las normas inter-nacionales en la materia. Así ocurre en el caso de losderechos económicos y sociales, a pesar de existir mu-chos indicadores socioeconómicos útiles, pero es aún máscierto en el caso de los derechos civiles y políticos”.3
Con base en lo anterior, el Informe sobre DesarrolloHumano 2000, del Programa de Naciones Unidas parael Desarrollo, estuvo dedicado enteramente a los dere-chos humanos; específicamente dedicó un capítulo alos indicadores para la evaluación de su cumplimiento.En él se establece que la evaluación del cumplimientode los derechos humanos ha de estar referida a cuatroobjetivos básicos:
3 11a. Reunión de presidentes de órganos creados en virtud detrabajos de derechos humanos, Naciones Unidas, Ginebra, mayode 1999.
33Condiciones para la vigencia de los derechos fundamentales
1. Verificar si los Estados respetan, protegen y reali-zan los derechos, principal marco de responsabi-lidad para la función del Estado.
2. Velar por el cumplimiento de los principios fun-damentales de los derechos, al determinar si seestán realizando los derechos sin discriminación,y con suficientes progresos, suficiente participa-ción y recursos efectivos.
3. Velar por el acceso seguro, por medio de las nor-mas e instituciones, las leyes y un entorno eco-nómico propicio que convierta los resultados de-rivados en la satisfacción de las necesidades enderechos efectivos.
4. Determinar los actores no estatales decisivos, aldestacar qué otros actores influyen en la realiza-ción de los derechos poniendo de relieve en quéconsiste esa influencia.
Atendiendo a estos objetivos, entonces, la evaluaciónde los progresos en materia de derechos humanos ha deser útil para: formular mejores políticas y vigilar los pro-gresos realizados; determinar los efectos no deseadosde leyes, políticas y prácticas; determinar qué actoresinfluyen en la realización de los derechos; destacar siesos actores cumplen con sus obligaciones; advertir deantemano posibles violaciones y poder adoptar medidaspreventivas; y sacar a la luz cuestiones que han sidodesatendidas o silenciadas, entre otros. En definitiva, setrata de un ejercicio útil para que los actores involucradosen el respeto, la protección y la realización de los dere-chos fundamentales acepten su responsabilidad por lasconsecuencias de su acción o inacción, cooperen pro-porcionando información y estableciendo el diálogo yrespondan adecuadamente a los reclamos formulados.
34 Héctor Morales Gil de la Torre
Una agenda para promover la proteccióny realización de los derechos humanosde las y los jóvenes en México
La vigencia de los derechos fundamentales de las y losjóvenes depende de una serie de condiciones generales:
• El reconocimiento de las y los jóvenes como suje-tos de derechos, a través del marco normativo vi-gente;
• La existencia de garantías jurídicas para su res-guardo;
• El impulso de acciones institucionales que pro-muevan el reconocimiento de la identidad y laautonomía cultural y política de las y los jóvenes;
• Mecanismos que garanticen el acceso a los dere-chos reconocidos conforme a los principios deequidad, no discriminación y participación;
• La promoción de una cultura de respeto a los de-rechos fundamentales de las y los jóvenes;
• La presencia de una sociedad activa dispuestaa promover, defender, vigilar y exigir su cumpli-miento.
Tomando en consideración dichos elementos, así comolas afirmaciones que hemos expuesto anteriormente, esposible afirmar que en nuestro país dichas condicionesson todavía incipientes. En términos generales, pode-mos observar que:
• Las normas jurídicas vigentes, tanto del orden fe-deral como local, contienen una serie de excep-ciones, controles y posibilidades para el ejerciciode los derechos fundamentales de las y los jóve-
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nes basadas en una particular concepción sobreel desarrollo de las capacidades para el ejerciciode la autonomía individual, por lo que es notablela tensión entre el reconocimiento del joven comosujeto de derechos y las posibilidades existentespara el pleno ejercicio de esos derechos. Así, porejemplo, “Juventud”, “Jóvenes” no es un indica-dor jurídico consolidado en el marco normativovigente, sea desde el punto de vista de la edad delas personas o desde la afirmación de los dere-chos reconocidos en la ley; además, cuando en laley se definen derechos referidos a la poblaciónjuvenil, no se establecen suficientes garantías parafavorecer el respeto, el acceso y la restitución delos derechos en casos de violación. Por último, laafirmación de derechos de los jóvenes no siemprecorresponde con las obligaciones establecidas enel marco normativo.
• Las políticas de juventud, los planes y programasa ellas vinculados, no conciben a las y los jóvenescomo sujetos de derechos, por lo que su nociónsobre el papel del Estado ante el sector juveniltampoco reconoce compromisos vinculantes refe-ridos a sus procesos de desarrollo, individual ycolectivo.
• La información disponible sobre la situación ac-tual de las y los jóvenes en México se refiere aámbitos de análisis relacionados con las trayec-torias individuales de los jóvenes, inscritas en con-textos económicos, políticos y culturales específi-cos; sin embargo, las fuentes de informacióndisponibles prestan poca atención a los procesosde construcción de las identidades desde la pers-pectiva de lo social, a partir de la acción ciudada-
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na y en cuyo trasfondo figura la cuestión de laexigibilidad de los derechos fundamentales.
• Por último, todavía impera en nuestro país unacultura tendiente a la intolerancia y la discrimina-ción, favorable a la violencia. De tal forma, losestigmas culturales que fundan la exclusión de lasy los jóvenes del mercado laboral y del consumo,del acceso a la justicia y a la seguridad, así comode los espacios para la participación social y polí-tica, se encuentran vigentes.
En este contexto, la agenda pública en materia deprotección y respeto de los derechos fundamentales delas y los jóvenes de nuestro país debiera considerar lossiguientes aspectos:
• Promover el debate sobre la conveniencia de quenuestro país se adhiera o ratifique los contenidosde la Convención Iberoamericana de Derechos delos Jóvenes.
• En consecuencia, trabajar en orden para garanti-zar la congruencia del marco normativo con lasdisposiciones de la Convención. Ello no necesa-riamente significa elaborar una ley específica parajóvenes; sobre todo, representa la necesidad dearmonizar los derechos y las obligaciones conte-nidas en los diversos ordenamientos que regulanla vida de las y los jóvenes en nuestro país, ade-más de garantizar el acceso a los derechos reco-nocidos y su restitución en casos de violación.
• Las políticas, los planes y programas de juventuddel orden federal y local deben ser consideradosinstrumentos básicos para avanzar en la realiza-ción de los derechos humanos de las y los jóve-
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nes. En este sentido, deben contener los compro-misos vinculantes del Estado con los procesos dedesarrollo individual y colectivo de las y los jóve-nes y no sólo ser concebidos como un conjuntode recomendaciones que podrían enriquecer laacción institucional.
• Para materializar los compromisos del Estado res-pecto a los derechos humanos de las y los jóve-nes, es necesario robustecer la institucionalidadpolítica de las entidades juveniles; es decir, se re-quiere elevar su capacidad técnica y política parael diseño, coordinación e implementación de laacción pública, con una visión de mediano y lar-go plazo.
• Es fundamental promover la creación de un sis-tema de información para evaluar los progresosen el cumplimiento de los derechos humanos re-conocidos, no sólo desde el punto de vista de laeficiencia de la acción institucional, sino tambiénrespecto de sus efectos en la vida de los jóvenes.
• Tanto en el debate sobre las definiciones normati-vas como en el diseño de las políticas y en laevaluación del cumplimiento de los derechos delas y los jóvenes resulta fundamental garantizar laparticipación activa y plural de la población juve-nil, así como de aquellos actores sociales vincula-dos a sus procesos de desarrollo, a fin de que lasprioridades en la materia correspondan con laspercepciones y las disposiciones de la sociedad.
• Es igualmente importante promover la cultura derespeto y protección de los derechos fundamen-tales de las y los jóvenes, combatiendo los princi-pales prejuicios vigentes: la criminalización yminusvaloración de la población juvenil.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadís-tica, Geografía e Informática (INEGI), México es una Na-ción de jóvenes. Los últimos datos hablan de 34.5 millonesde jóvenes en todo el país, es decir, alrededor del 36% dela población total, donde 48% son hombres y 51.6% sonmujeres.
La Gráfica 1 muestra la distribución de los rangos deedad, sobresaliendo el rango de 14 a 19 años, con alre-dedor de seis y medio millones de jóvenes hombres yseis millones y medio de jóvenes mujeres.
Antes de entrar propiamente a las cinco propuestasque menciona el título de la ponencia, es pertinentereflexionar un poco sobre cómo hemos visto en el Insti-tuto Mexicano de la Juventud algunas de las visionesrelacionadas con las políticas públicas de juventud.
La primera reflexión tiene que ver con algo evidente,pero que a veces obviamos: cuando hablamos de juven-tud no nos referimos a una juventud homogénea, sino aun sinnúmero de realidades juveniles muy distintas unasde otras, mundos distintos. Esto desde luego es una re-
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flexión tanto para el legislador como para el Ejecutivopara evitar diseñar políticas públicas en este caso, o pro-gramas y acciones en el nuestro, muy enfocadas, muyfocalizadas. Si no se tiene visión o si no se tiene claroesto se corre el riesgo de focalizarse en un solo sector.
Desde el punto de vista geográfico, por ejemplo, unjoven de Chiapas con una problemática muy enfocada ala migración que viene del sur; el problema o el fenó-meno de las maras, en contraste con la realidad de unjoven de Nuevo León, de un joven de Baja CaliforniaSur, de un joven de Michoacán o de Zacatecas, cuyaprimera ventana que se les abre es la migración hacia elnorte; son realidades muy distintas. Eso por un lado. Porotro, los mundos en los que se desenvuelven son dife-rentes y aún dentro de cada uno de esos pequeños uni-versos se expresan diversas identidades juveniles: losrockeros, los escatos, los darketos, etcétera.
Esto, como decía al principio, nos lleva a la convic-ción de que no puede haber políticas únicas, homogé-neas y uniformes para todo el universo juvenil.
A hora bien, de acuerdo con lo anterior, ¿qué enten-demos por política pública de juventud? Aquí es necesa-rio recurrir a Sergio Balardini quien la define como “todaacción que busca generar las condiciones en las cualeslas y los jóvenes puedan realizarse como tales y al mis-mo tiempo puedan participar en la configuración de lasociedad en la que viven”.
Aquí quisiera destacar el tema de la palabra partici-pación, pues estamos convencidos de que la visión quele hace más bien al joven actual es la que lo ve como unsujeto activo, un sujeto que puede participar y que quie-re participar.
Algunas reflexiones que se hicieron cuando se diseñóel Programa Nacional de Juventud tienen que ver con
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los diferentes enfoques, dependiendo de las diversasetapas de la vida. Cuando hablamos de legislar o dediseñar estrategias para la niñez, estamos hablando fun-damentalmente de protección, de generar cuestiones deprotección. Cuando se habla de la mujer, estamos tocan-do un tema actual, el de la equidad. Si hablamos de latercera edad, estaremos hablando de la dignidad, de cómoacompañar a nuestros viejitos a esa vejez digna. Y cuan-do se habla de juventud, el enfoque, el énfasis que que-remos darle y que creemos que México necesita quesiga dándosele, es ver a los jóvenes con un enfoque departicipación.
¿Qué queremos decir con esto de la participación?Entender que los jóvenes tienen una capacidad, unavoluntad de acción, que tienen capacidad de proponer,entonces cuando vemos al joven como un sujeto activoque puede proponer, que puede demandar, se hace dis-tinta la forma en que actuamos a que si lo vemos comoun sujeto pasivo, receptor de prebendas, receptor nadamás de estímulos, etcétera.
Es importante dejar de ver a la juventud nada máscomo una etapa transitoria: “mira, no, no te preocupes,el joven… no legisles nada para él, no hagas ningúnprograma… simplemente es una etapa donde está pa-sando de la niñez a la adultez”. Pensar así se trivializa elasunto, o sea, no se le da importancia, es una enferme-dad que se cura con el tiempo; por ahí dicen, “déjaloque llegue a adulto, entonces ya habrá políticas paraadultos”. Ésa es una manera de pensar que a veces asu-mimos.
La otra es ver a la juventud y enviarla al futuro: “no,hombre, los jóvenes son el futuro de México, ahoritahay que darles nada más… ayudarles a que se preparen
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bien y ponerles ahí que se la pasen a gusto y que seesperen también, porque ya su tiempo llegará, en el2020 van a tomar las riendas del país, entonces ahoritaque no hagan mucho escándalo, que cumplan con susprogramas educativos, denles canchas, denles balones yorganícenles conciertos y hasta ahí, nos vemos dentrode 20 años”.
Ésa es una actitud que nosotros como funcionarios aveces solemos tener.
También está el tema de la satanización de la juven-tud: “no, hombre, los jóvenes son unos criminales, losjóvenes son un desmadre, a esos cuates no les interesanada, les vale gorro todo”. Si así los vemos, las políticasvan a ser de un estilo, de un Estado gendarme, con po-líticas de mano dura. La otra es idealizarlos: “no, hom-bre, el joven va a resolver los problemas del país”. Estotrae otro tipo de políticas, con una visión parcial; no sepuede idealizar, ni para bien ni para mal.
Otro riesgo en el que caemos muchas veces es homo-geneizarlos, pensar a la juventud como una sola juven-tud. Verlos así puede generar programas o leyes que losvean como un todo, que no distinga sus diferencias.
Para nosotros lo más importante es ver a los jóvenescomo actores estratégicos para el desarrollo, así los en-tendemos, con necesidades actuales, con grandes po-tenciales, como una diversidad, entendemos que hayque atender a cada uno de estos mundos juveniles demanera distinta, pero sin olvidar que quieren participaren el desarrollo de su país.
Entonces, verlos así implica desarrollar políticas acor-des a las necesidades actuales que vive México.
Con base en este enfoque, el Programa Nacional de Ju-ventud diseñó un programa que pretende ver y atendera la juventud de una manera integral (véase Figura 1).
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En este cuadro se dividió la visión de la juventud entres grandes objetivos rectores: a) la calidad de vida delos jóvenes; b) el desarrollo juvenil; y c) el relacionadocon esos jóvenes que normalmente viven una situaciónde exclusión o están en riesgo de ser excluidos.
A partir de esta visión de tres grandes objetivos recto-res se diseñaron diferentes programas de acción y estra-tegias.
El tema de la emancipación tiene que ver con la edu-cación permanente; el tema laboral, el tema de la vi-vienda. Al respecto, en cuanto al tema de la viviendamuchas veces se ignora que éste es una de las grandespreocupaciones de los jóvenes. Aquí también hay unarazón, pues cuando hablamos de juventud en Méxicoestamos hablando de personas de 12 a 29 años, lo cuales un rango amplísimo. De 12 a 29 años caben muchísi-mas cosas, caben muchísimas realidades, caben muchí-simas necesidades distintas.
No es lo mismo hablar de un joven de 12 a 14, 15años, que hablar de jóvenes de 18 a 22 años, que yaempiezan a pensar en salir de la familia, que ya estánterminando o buscando sus primeros empleos; o jóve-nes que ya formaron una familia.
Respecto al tema de bienestar, éste tiene que ver conla salud, con sus entornos juveniles, con el disfrute de lojuvenil, con las cuestiones turísticas, los campos depor-tivos, la música, en fin, cómo viven su juventud.
El tema de ciudadanía se refiere a un momento tam-bién muy importante en la vida del joven: cuando llega,cuando se inserta propiamente en la ciudadanía, y todala parte que tiene que ver con el asociacionismo juvenil,con formar grupos, formar asociaciones, participar,involucrarse en diferentes temas, como la creación cul-tural juvenil, investigaciones científicas, etcétera.
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En el cuadro también se ve el tema de los jóvenes queestán en situación de exclusión. Aquí se han generadoprogramas para jóvenes indígenas y rurales, jóvenesmigrantes, jóvenes en situación de calle, jóvenes condiscapacidad y jóvenes en conflicto con la ley.
Así, a muy grandes rasgos, éste es el esquema quemaneja el Projuventud, y para cada una de estas estrate-gias hay acciones, hay formas de evaluar, etcétera.
Con esta metodología esperamos llegar a tener jóve-nes autónomos, responsables, comprometidos, proposi-tivos e incorporados (véase Figura 2).
Si eso se logra, estaremos en el mejor de los mundos.El Projuventud tiene una visión a 25 años. Es un pro-
grama que tiene mucho que trabajar, donde hay queempezar a poner las primeras piedras.
En la Figura 3, en la primera columna, podemos verlas condiciones propicias para la participación juvenil.Aquí se habla de que los jóvenes participen, que esténdispuestos, pero es responsabilidad tanto del legisladorcomo del Ejecutivo generar estas condiciones, es decir,que el joven quiera participar.
¿Qué tenemos que hacer para que el joven quieraparticipar?
Primero, ponerle de manera atractiva una oferta deáreas donde puede participar. Luego, que sepa partici-par, porque a lo mejor el joven quiere pero no tieneninguna capacitación, no tiene ninguna formación pro-piamente para ir a ayudar, para meterse al voluntariado,etcétera. Entonces, bueno, debemos generar las condi-ciones para que el joven pueda o sepa participar.
Después, que pueda participar. O sea, que se le abranefectivamente los espacios. Aquí es una gran responsa-bilidad de instancias como el Instituto Nacional de Ju-ventud, y de los institutos locales, estatales o municipales
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de juventud, abrir esos espacios para que el joven efec-tivamente pueda participar.
Además es importante generar las condiciones paraque surjan asociaciones, grupos juveniles, colectivos,etcétera, donde el joven se involucre. Si esto no existe,aunque el joven haya querido, será difícil que lo puedahacer.
Finalmente, hay que darle la ventana para que sepaen dónde participar.
Al respecto, la Encuesta Nacional de Juventud nos lodijo en el 2002 y nos lo volvió a decir ahora en el 2005:las áreas donde los jóvenes quieren participar son: elmedio ambiente, la salud, el sida; el tema del volunta-riado, etcétera.
Para concluir esta primera etapa de la exposición, esimportante afirmar que el mayor riesgo que vemos tieneque ver con la exclusión, derivada de la falta de oportu-nidades de desarrollo y bienestar para vivir plenamentela condición juvenil y el ejercicio de su ciudadanía.
O sea, realmente el mayor riesgo que vive la juventudde hoy es que quede excluida de los procesos sociales,tanto educativos como laborales y ciudadanos. Ése esun gran riesgo. Es como una llamada de atención y unainvitación a que generemos y pensemos siempre en es-quemas de inserción social: cómo estamos pensandoel tema de la inserción social; porque creemos que es eltema de mayor de riesgo.
Ésta es una de las grandes paradojas cuando habla-mos de los jóvenes. Nunca como antes habían tenido,por ejemplo, tanto acceso a los medios de comunica-ción, a las nuevas tecnologías, y sin embargo, nuncaantes habían estado tan excluidos del mundo del traba-jo, del mundo de la toma de decisiones, del acceso alpoder.
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Nunca antes habían tenido los jóvenes tanto acceso alos servicios de salud, sin embargo tampoco nunca an-tes habían sido tan ignorados en su morbilidad específi-ca, en sus causas, en sus enfermedades tan propias,etcétera.
Entonces, como que hay muchas, varias paradojas quenos hablan de este gran riesgo de que a pesar de que elmundo ha mejorado, de que hay tecnología, etcétera,no sabemos si nuestros jóvenes realmente han sido ohemos sido capaces de insertarlos en la sociedad comodebe ser.
Con base en lo hasta aquí expuesto, abordaremos loscinco retos de las políticas de juventud.
Nosotros hemos trabajado desde hace varios añosestos cinco grandes retos que tienen que ver con educa-ción, trabajo, seguridad social, con el tema de la partici-pación, de escuchar a los jóvenes y con el tema de losderechos y la justicia.
En el primer reto (véase Gráfica 2) vemos que casi lamitad de los jóvenes (51.5%) no está satisfecha con elgrado de estudios que hasta ese momento ha alcanzadoy casi 80% está trabajando en actividades no relaciona-das con lo que estudió.
La gráfica también muestra que de 12 a 19 años haymucho más presencia escolar, a diferencia del rango de20 a 29 años. Incluso los mismos ciclos indican que vanterminando sus etapas.
La propuesta en este ámbito tiene que ver, por unlado, con reconocer los resultados que se han venidoobteniendo a través del famoso Pronabes, el programade becas, donde más de cinco millones de muchachosreciben el apoyo para permanecer en la escuela.
Creo que eso hay que valorarlo, revisarlo, fortalecerloy potenciarlo si así se considera.
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Además de eso, creemos que es necesario darle aljoven un nuevo enfoque de educación relacionado conmejorar su calidad. ¿Pero cómo generar esta vinculaciónde la educación con el mercado de trabajo? Muchasveces los programas académicos están muy aislados delmundo del trabajo, es decir, sale el muchacho y seenfrenta a una realidad distinta y entonces termina yén-dose a algo que no es lo que estudió. Entonces, ¿cómo ge-nerar esta vinculación?
Es necesario desarrollar capacidades, competencia yhabilidades útiles a lo largo de su vida. O sea que tengauna educación continua, que haya esos mecanismos parair potenciando sus habilidades, sus capacidades. ¿Porqué? Porque el mundo del trabajo es muy dinámico y aveces nos da la impresión, de que pues la meta era aca-bar un cierto grado de estudios y hasta ahí se quedaba,y no tenía uno herramientas para ir perfeccionando, ac-tualizándose, conociendo las nuevas tecnologías.
También es importante considerar cómo se puede lo-grar una mayor equidad en el acceso a la educaciónmedia y superior. Ése es otro de los grandes retos conlos que nos encontramos. El segundo reto (Gráfica 3)tiene que ver con el trabajo digno, bien remunerado. Latasa de desempleo a nivel juvenil, dependiendo del ran-go de edad, tiende a ser casi 100% más que la tasa deldesempleo general del país. ¿Por qué? Pues lo que pasaes, a manera de ejemplo, lo siguiente:
–Oye, yo quiero trabajar…–Sí, pero necesitas experiencia. ¿No tienes experiencia?
–No, pues sería mi primer trabajo…
–Ah, bueno, pues discúlpanos.–Pero cómo voy a tener experiencia si nadie me da la
oportunidad de un primer trabajo.
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Ahí hay un círculo vicioso que es necesario romper.Es entrarle a una reforma laboral que tome en cuentaesta vinculación escuela-trabajo.
En este punto es conveniente resaltar el tema del fa-moso observatorio laboral. Éste es un portal electrónicomuy interesante que hace un año diseñó la Secretaríadel Trabajo en unión con otras instituciones de educa-ción superior. Aquí el muchacho tiene la posibilidad devalorar, lo que realmente quiere estudiar, a dónde quie-re irse, ver el desarrollo que están teniendo las carrerasen la actualidad, qué universidad está generando tales ocuales carreras, en dónde se está contratando a esosmuchachos, qué nivel de ingreso podría generar equiscarrera, etcétera.
El portal ayuda a que el muchacho tome una decisiónmucho más informada.
Este esfuerzo que se hizo a nivel del observatorio la-boral es muy válido y puede hacerse mucho más ampliosi el legislador lo toma y lo potencia. Creemos que sepuede hacer esto.
El tema es entender que los jóvenes son capaces degenerar mayor competitividad y las condiciones para quese les respeten sus horarios, que pueda haber un asuntode acompañamiento, estas famosas becas de trabajo,empleo, etcétera.
El punto también tiene que ver con la seguridad so-cial. La gran mayoría de los jóvenes que entra a trabajar,no tiene condiciones laborales como el resto de los tra-bajadores. Entonces, el joven normalmente entra, acep-ta un trabajo y no tiene seguridad social, no tieneprestaciones sociales, etcétera. Eso es delicado.
Es necesaria la corresponsabilidad, involucrando aempresas en la capacitación y formación. Esto que de-cíamos: “Vente a mi empresa, yo te voy capacitando y
55Los jóvenes mexicanos y cinco retos de las políticas de juventud
eso te va sirviendo como experiencia para que cuandotermines ya tengas la famosa experiencia de la que ha-blamos”.
Otro punto importante en el tema del trabajo es el degenerar en el muchacho la inquietud de que puede for-mar un negocio, una pequeña empresa, que puede ge-nerar empleo, pero esto desde la escuela.
Es decir, la idea esta de ya no busques empleo, mejorgenéralo, que se vaya dando desde las universidades,en las preparatorias, en todo eso del sistema educativopara que desde chico el muchacho tenga en su menteque ésa también puede ser una opción. No necesaria-mente a salir a que las grandes empresas lo contraten,sino, a lo mejor, la primera opción puede ser hacer algopara abrir un pequeño negocio. Creemos que por ahípuede haber un fondo importante.
Por otra parte, 58% de los jóvenes no contaba conacceso a servicios de salud hace dos años, y en cuanto alos nacimientos, 67.5% fueron en mujeres menores de29 años. Asimismo las adicciones, son un tema presentey latente en nuestra juventud.
Regresándonos un poco, 56% de los jóvenes que yaestaba en pareja declaró que sí trabajaba; pero solamen-te 0.5% tiene acceso a la vivienda.
Asimismo casi 21% de las parejas jóvenes vive en casade los papás de uno de ellos. Con eso caemos en lapropuesta que tiene que ver con la salud y vivienda:urge desarrollar programas que entiendan y respondana las necesidades particulares de los jóvenes.
En este sentido, creemos que es importante potenciardel alcance el seguro popular; aunque ya se han hechoesfuerzos, se han hecho ya algunos intentos de llevar alos jóvenes el seguro popular. Esto potenciaría la saludde la juventud.
56 Miguel Ángel Serrano Perea
Es importante, también poner en marcha programas ycapacitar a los jóvenes para asumir su autocuidado; asícomo promover la creación de esquemas de ahorro yfinanciamiento para vivienda juvenil, esto creemos quees valioso. Hay instituciones privadas, empresas que lohacen, que lo han ofrecido a gobiernos y poco a pocose está logrando. El joven puede ir semana a semanaahorrando, 30, 40, 50 pesos, y al cabo de un par de mesesya le dan un tanto de cemento, un tanto de ladrillos, yasí ellos pueden ir construyendo poco a poco sus vi-viendas. Estos esquemas, si los tomamos, se pueden hacerdel alcance de todos.
En cuanto al padrón electoral, tenemos que 31% deéste está conformado por jóvenes de 18 a 29 años; esdecir, para este año, para estas elecciones de julio, casi22 millones y medio de jóvenes van a poder ejercer suvoto (véase Gráfica 4). Este porcentaje habla de la im-portancia de este sector, por lo tanto habrá que escu-charlos.
Ahora que se están escuchando las propuestas de loscandidatos, bueno, pues que ellos tengan claro que hayun sector que esta oyéndolos y que tiene algo que decir.Relacionado con esto, casi el 23% de los jóvenes ha par-ticipado o participa en alguna organización deportiva,religiosa, escolar, de voluntariado, etc. A veces creemosque los jóvenes no participan, que son muy apáticos;bueno, aquí está la prueba de que eso no es cierto; si selos sabemos vender, si hay temas como el medio am-biente, la paz, los derechos humanos, el joven le entra;eso está comprobadísimo.
Otro tema importante, y aquí una llamada de aten-ción para nosotros, para los legisladores, es el de lafamilia. La familia sigue representando para los jóvenesla institución con mayor prestigio, la institución más
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confiable; en segundo lugar están los médicos y losmaestros.
En cifras, para 86% de los jóvenes la familia es muyimportante, frente a consideraciones como el trabajo(65.2%), el dinero (60.1%), la escuela (60.4%) o los ami-gos (40.1%).
La familia, los médicos y los maestros son entoncesgrandes aliados para hacer política, para programas des-tinados a los jóvenes. ¿Por qué? Porque el joven se acer-ca con ellos, entonces sería bueno pensar qué podemoshacer con los padres de familia, con las instituciones desalud, con las instituciones educativas, cómo trabajar enconjunto, porque ahí es donde podemos encontrar almuchacho receptivo.
Esto nos lleva a la propuesta que tiene que ver conpromover liderazgos juveniles y con el voluntariado ju-venil autónomo independiente, con fortalecer el aso-ciacionalismo (sic) juvenil, y con impulsar procesos deconsulta y de liberación con jóvenes. Estos foros abier-tos a jóvenes son fundamentales; este punto de rescatarel sentido comunitario del servicio social creo que esfundamental, la UNAM y el Politécnico como experienciaspropias lo están haciendo de una manera increíble.
Hay casos exitosos, que incluso se escriben en libros,de jóvenes que como servicio social hicieron un trabajode voluntariado en comunidades alejadas, con un im-pacto trascendente en esas comunidades.
Por último, el quinto reto tiene que ver con los dere-chos y con la justicia. Existe ya una tendencia generali-zada de reducir la edad de responsabilidad penal de losjóvenes, es decir, bajar la edad en lo penal, aunque nohay que perder de vista que muchas veces no se le datodos sus derechos; entonces hay que ser cuidadosos yencontrar ese equilibrio.
59Los jóvenes mexicanos y cinco retos de las políticas de juventud
Los sistemas judiciales son sumamente heterogéneos,y en muchos casos la corrupción elimina la posibilidadde la reinserción social de los jóvenes. Los enfoques delos sistemas de impartición de justicia impiden que a laconclusión de las penas exista la posibilidad de un nue-vo proyecto de vida; es decir, hay vicios ocultos en nues-tro sistema de justicia, y en ese sentido creemos que ahípuede haber un gran impacto de nosotros.
Valoramos el trabajo que ha hecho recientemente elLegislativo, para generar todo un nuevo sistema de jus-ticia para adolescentes, pues creemos que es muy valio-so, son grandes pasos que se han dado y se reconocen.
En este punto, nuestras propuestas son las siguientes:homologar la edad de imputabilidad penal en todas lasentidades federativas; considerar la condición juvenil enla definición de las medidas de orientación, proteccióny tratamiento para menores infractores; garantizar quelas penas de internación tengan realmente un enfoquede reinserción social (es decir, qué hacer para que eljoven que cayó en algún delito, muchas veces primodelincuentes o delitos menores, no entre a una escuelade crímenes sino que efectivamente ingrese a un lugarque le permita cuando salga, tener un proyecto de viday reinsertarse en la sociedad); promover la conmutaciónde penas por trabajo comunitario; promover accionesque resarzan el daño y acciones de acompañamientopara las familias de los infractores o internos para unacabal reinserción.
México ha tenido avances significativos en los últimoscuatro años en el tema desarrollo social. De acuerdocon el informe La pobreza en México del Banco Mun-dial, en 2004, la pobreza en México bajó de una tasa de24.2 a 17.6% en particular la pobreza rural presentó unabaja de 42 a 27.9% de la población en pobreza extrema.Según este mismo informe el acceso a la electricidad seincrementó de 63 a 90% entre 1992 y 2002, y el acceso alagua potable creció de 38 a 58% en el mismo periodo.
Sin embargo, estos y otros avances que se podríanmencionar, no son suficientes. Quedan muchos aspec-tos por resolver, aspectos que serán un reto en el futuro.Especialmente la enorme desigualdad que existe aún ennuestro país. Las soluciones no se pueden plantear acorto plazo, dada su magnitud, y tampoco pueden de-jarse a los gobernantes solos, ya que la problemáticaexige que en las soluciones, en la construcción de unMéxico desarrollado y competitivo, participen correspon-sablemente las tres esferas de gobierno, las comunida-des y la sociedad en general.
Impacto de la juventuden el desarrollo social
María Juana Vera
62 María Juana Vera
Al respecto, según la Encuesta Nacional sobre CulturaPolítica y Prácticas Ciudadanas 71% de las personas par-ticipantes siente responsabilidad en resolver los asuntospúblicos junto con el gobierno y casi la mitad de ellos,57%, creen que tienen la capacidad de influir en las de-cisiones del gobierno.1 Sin embargo, únicamente dos decada cinco pudieron identificar algún problema en elque estarían interesados en resolver; y solamente cuatrode cada 10 personas mencionaron que han tratado deorganizarse para resolver un problema o han sido vo-luntarios en alguna forma.
La falta de compromiso tiene muchas causas. Entreellas podemos mencionar la desconfianza histórica quelos mexicanos tienen de las instituciones políticas y so-ciales; que el sistema educativo no considere en sus pla-nes de estudio la participación y la actitud de serviciocomo medios de resolver problemáticas, y que subsistaen muchos ámbitos una cultura aprovechada.
México vive un cambio de época, en el que se estánrompiendo viejas prácticas políticas y sociales que aúntienen un reflejo en muchas actitudes que vemos. Lasolución a este círculo vicioso está en los jóvenes; sujuventud y habilidad ante los avances tecnológicos loshacen más capacitados para adaptarse y generar los cam-bios que se requieren. Y en este sentido, México tieneuna enorme ventaja ya que actualmente la mayoría desu población es joven.
Las buenas ideas, el espíritu de servicio, la generosi-dad, la audacia, la alegría, el entusiasmo y los valoresque caracterizan a la juventud de México son el reclamoconstante de muchas situaciones que en nuestro paísdemandan voluntades con carácter de urgente.
1 Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas(Encurp).
63Impacto de la juventud en el desarrollo social
En México, particularmente, las personas que subsis-ten en condiciones de pobreza necesitan del esfuerzoconjunto y coordinado de todos los actores sociales yeconómicos del país: servidores públicos, empresarios,académicos, organizaciones de la sociedad civil, profe-sionales, y muy especialmente de aquellos que día a díavan más allá de un mero acto, de obras aisladas, quedesde su trinchera invierten su voluntad por una visiónde país a largo plazo.
Necesitamos despertar el compromiso de todos. Elgobierno lo sabe, los jóvenes, para nosotros, no son sólopoblación sujeta de atención, sino agentes del desarro-llo. Hoy por hoy, Sedesol tiene la Estrategia Jóvenes porMéxico, en la cual apoyamos a quienes quieren com-prometerse con los más necesitados del país. Se impul-sa la participación activa de los jóvenes estudiantes,pasantes e instituciones de educación superior en el com-bate a la pobreza y el desarrollo social.
Hemos autorizado del 2000 a la fecha un total de 566.5millones de pesos en proyectos de servicio social. Yhemos creado una red de jóvenes comprometidos concausas sociales, en la que se intercambian información yexperiencias exitosas.
Como consecuencia del buen resultado de los pro-yectos sociales de estos jóvenes, creamos el Reconoci-miento Nacional a Prestadores de Servicio Social, parapremiar a los mejores de ellos; hemos reconocido 665jóvenes hasta la fecha y entregado un galardón especiala 152 de ellos. Todos sus logros los plasmamos en trespublicaciones (Acción joven en el servicio social I, II yIII) que recogen sus experiencias y los resultados, queno se hubieran logrado sin su ayuda.
Es necesario invitar a todos los jóvenes a comprome-terse con el desarrollo de México. A que sean responsa-
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bles de su presente y del papel que desempeñan para elfuturo.
¿Pero cómo involucrar a los jóvenes en actividades dedesarrollo? Un inicio puede ser el servicio social, requi-sito que todo estudiante de educación superior tiene quecumplir para su titulación. El servicio social representauna oportunidad de experiencia profesional y de cono-cimiento social mediante el cual los jóvenes comienzana asumir el papel de verdaderos agentes de desarrollo ydejan de ser meros espectadores.
El servicio social es la primera oportunidad que tieneel joven de contactarse con la realidad del país, con sudureza, y algunos académicos señalan que tambiénes la oportunidad para reducir el abismo que hay entrela teoría y la práctica, pues sencillamente lo olvidamos,lo disminuimos y no lo aprovechamos.
En Sedesol se creó el programa Jóvenes por Méxicopara impulsar proyectos de servicio social que presenta-ran las instituciones de educación superior, que promo-vieran y fomentaran el desarrollo social y humano en lasmicrorregiones. Nosotros nos encaminamos a las micro-rregiones porque como Subsecretaría de Desarrollo So-cial y Humano, nos avocamos también al aspecto rural.
Nos propusimos hacer varios proyectos para llevar alos jóvenes a estas comunidades rurales; ¿pero qué es loque podrían hacer?
Para empezar, diseñamos un programa llamado laUniversidad Contigo. Sabemos que hay universidadestienen un gran trabajo en las comunidades, comola Uni-versidad Autónoma Metropolitana, la Universidad Autó-noma de Chapingo, la UNAM, en fin, muchas universidadesestatales y algunas privadas también.
Entonces, con la Universidad Contigo buscamos com-prometer a estas universidades para que no solamente
65Impacto de la juventud en el desarrollo social
llevaran a sus jóvenes a hacer su servicio social, sinoque también se comprometieran a un acompañamientomuchísimo mayor, más integral en las comunidades, y atrabajar de manera coordinada en el desarrollo de unamicrorregión con cuatro tipos de proyectos: a) producti-vos, b) de identidad jurídica, c) planes de ordenamientourbano local, y d) de desarrollo social y humano.
Otra estrategia fue el Servicio Social de Residencia,que se proponía hacerlo semejante al de los médicos.¿Por qué los médicos son los únicos que tienen que irsea una comunidad determinado tiempo? Aquí lo que hi-cimos fue invitar a todos los universitarios de todas lasinstituciones, disciplinas y niveles, incluyendo al perso-nal administrativo, a que fueran a las comunidades y lle-garan a esos lugares recónditos y los jóvenes permanecieranun mínimo de dos meses desarrollando un proyecto enbeneficio de la comunidad.
Por último, una estrategia también fue el Reconoci-miento Nacional de Servicio Social Comunitario. Con ellase pretendía reconocer a los jóvenes que decidían do-nar generosamente su tiempo para ir a una comunidaddejando una serie de situaciones que tenían aquí en laciudades. Había que mencionarlos precisamente paraque se pudieran entusiasmar unos a otros: el lenguajedel joven, lo entiende el joven.
Posteriormente hicimos una serie de encuentros, tan-to nacionales como regionales, con el fin de compartirnuestra experiencia para que los proyectos exitosos sereplicaran. En éstos participaron jóvenes indígenas y jó-venes campesinos quienes expusieron cuáles eran losproyectos exitosos de sus comunidades. Con esto sebuscaba además que los jóvenes que van a estudiar aotros lados regresen a sus comunidades pues es bastan-te difícil que regresen a hacer su servicio social a sus
66 María Juana Vera
propias comunidades, a pesar de que ellos son más fá-cilmente aceptados que cualquiera que pueda venir defuera.
También se creó una serie de instrumentos pedagógi-cos, didácticos, para ayudar a los jóvenes en las univer-sidades a entender qué era lo que iban a hacer, porquelas comunidades se quejan de que llegan jóvenes y lue-go se van, y que parezca más que todo un corredorturístico.
Para esto se diseñó un Simulador de EmprendedoresSociales en forma de un taller de sensibilización sobrelas dimensiones del problema de la pobreza y la bús-queda de soluciones para su desarrollo (este taller se haido impartiendo en cinco foros internacionales con jóve-nes de México, Paraguay, Brasil, Uruguay, Argentina,Perú, Guatemala, Colombia, Panamá, y Estados Unidos).Con esto se buscaba darles herramientas pedagógicas alos jovenes para que ellos entendieran la realidad en losíndices de desarrollo humano.
Este simulador es muy semejante a los económicos,donde hay que cambiar los escenarios y hay que tomardecisiones; en este caso era en el aspecto social, y algomuy importante es que supieran coordinar esfuerzos,porque trabajar en equipo es muy difícil. Aquí nuestrosistema educativo tendría que hacer algo, porque traba-jar en equipo tendría que enseñarse desde las aulas.
Este tema también habría que ponerlo también encátedras, en donde pudiésemos interrelacionar diferen-tes actores, desde investigadores hasta alumnos y gentede gobierno, porque a veces parece que estamos tandesempatados. Estas cátedras permitirían intercambiarinquietudes en las aulas, intercambiar muchos puntos,incluso de desacuerdo, que es lo más sano que puedehaber; es lo que enriquece, lo que nos enriquece como
67Impacto de la juventud en el desarrollo social
seres humanos: las diferencias hacen la riqueza en losdiferentes partidos en los diferentes pensamientos. Te-nemos que enseñar a los jóvenes a que sepan hablarde esas diferencias y a que sepan encontrar los puntos deacuerdo. Eso es lo importante.
Sin embargo, no deben las actividades quedar en elmero servicio social. No, ése es el comienzo, es la puer-ta, porque si se hace un buen servicio social, el jovenquedará comprometido a incluir en su agenda de vida–no en su agenda de trabajo ¿eh?– hacer algo por losmás necesitados, o hacer algo por el desarrollo social.
En nuestra experiencia al terminar su servicio socialhabía jóvenes que decían bueno, ¿y qué más vamos ahacer? Entonces, ya teníamos la segunda puerta, que erala del voluntariado, que ellos se quedaran con ciertasactividades en el campo que les interesara: el ecológico,la salud, el de alimentación, el económico, productivo,etcétera, haciendo diferentes trabajos.2
En esto del voluntariado, el año pasado, del 5 al 31 dediciembre, conmemorando el año internacional, en unmes se sumaron, en un muy incipiente portal, las obrasdestinadas a hacerse en las comunidades. Logramos su-mar el equivalente a 45 años de servicio voluntario dia-rio, con un promedio de seis horas.
Jugando ociosamente con este dato, esto significabael trabajo de 500 voluntarios, ocho horas al día duranteun año.
Al año, según la ANUIES, aproximadamente 800 mil jó-venes tienen que hacer su servicio social: más de 300mil en educación superior y 400 mil en educación mediasuperior.
2 Red Nacional de Voluntariado Jóvenes por México. Puede verseen: www.redjovenespormexico.com
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¡Caramba! ¿Ustedes han sumado eso por 450 horasque tienen que cumplir? Suena verdaderamente un ejér-cito, que si sabemos focalizarlo y llevarlo hacia dondeson las prioridades de sus actividades, creo que se po-dría llegar.
Y esto es solamente la parte que estamos viendo de lacomunidad, lo que transforma al joven, esto no es fácilde explicar, pero es fácil verlo cuando los jóvenes ver-daderamente tienen una transformación de vida y secomprometen, no solamente a pensar en ellos, sino apensar en los demás. Y esto suena bastante romántico,pero es una realidad. El joven se compromete, se trans-forma. Lo que él gana al ir a una comunidad es muchomayor que lo que va a dejar en esa comunidad.
En el Cuadro 1 puede verse que en Universidad Con-tigo, del 2001 al 2005 se han desarrollado 10 140 pro-yectos sociales con 142 139 jóvenes que hemos llevadoa hacer su servicio social a la comunidad.
Se han reconocido del 2000 al 2005, 665 jóvenes des-tacados en toda la República.
También se ha logrado que los jóvenes piensen enhacer su tesis, no solamente como un mero trámite, sinoque vayan a resolver problemas puntuales de las locali-dades.
El Simulador Emprendedores Sociales se ha dado acinco mil jóvenes en ocho países de Latinoamérica, y elvoluntariado, está dándose seguimiento, en 18 estadosde la República, en alrededor de 670 proyectos que vandesde productivos, ecológicos, cívicos, culturales, artís-ticos y de salud, hasta de capacitación, impactando yadirectamente a 18 420 personas.
Aquí vemos la importancia de organizarse desde lasociedad civil y formar organizaciones, que puedan re-solver problemas puntuales.
69Impacto de la juventud en el desarrollo social
Esto podría parecer un granito de arena en una playa,pero lo real es que este es sólo el comienzo de lo quedebemos hacer: invitar a los jóvenes precisamente aparticipar.
Cuadro 1Estrategia Jóvenes por México
• ReconocimientoNacional alServicio SocialComunitario
Valorar y estimularlas mejores accionesde servicio social co-munitarioDel 2002 al 2005 hanreconocidos 665 jó-venes
• UniversidadContigo
10 104 proyectos socialescon 142 139 jóvenes de SS(2201-1005)
• Simulador Emprende-dores Sociales
Búsqueda de solucionesa la pobreza. 5 mil jó-venes en ocho paísesde AL.
• Voluntariado
18 estados de la Repúblicaalrededor de 670 proyectosque van desde los producti-vos, ecológicos, cívicos,culturales, artísticos, de saludy de capacitación impactandodirectamente a 18,420personas. Se han formado 17organizaciones de la sociedadcivil.
• Premio Tesissobre Desarrollo
Social
Aportaciones dejóvenes
Esta ponencia lleva por fin presentar un panorama ge-neral sobre las condiciones en que habita la juventud enzonas rurales, así como de las políticas públicas destina-das a atender a este sector de la población. Esta investi-gación se enmarca dentro del proyecto Fronterasinteriores: desarrollo regional y resistencia en la Cuencadel Papaloapan, de la Universidad Autónoma Metropo-litana-Iztapalapa (UAM-I) y el Consejo Nacional de Cien-cia y Tecnología (Conacyt).
Hasta la fecha, existen pocos estudios que considerena la población joven de las zonas rurales, exceptuandoaquellos que se involucran en procesos migratorios. Porello, este trabajo se centra en el sector de la población
Juventud y modo de vidacampesino: un asuntopendiente en la agendapública
Patricia Legarreta
El destino humano no está predetermi-nado por algún desenlace fatalmentenecesario, y por eso no hay otra políticaen verdad humanista que no sea la decooperar para la realización de aquellameta.
Edmundo O’Gorman,La invención de América
72 Patricia Legarreta
joven que habita en el campo, que no desea migrar, queregresa a sus comunidades de origen o que no hamigrado.
No todo lo que hay es ausencia. Existen algunos au-tores que han comenzado a señalar la importancia desacar del anonimato a los jóvenes del campo. Un trabajoque debe ser mencionado y que desarrollaré más ade-lante es el texto de Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara“Jóvenes rurales en México”, en la Encuesta Nacional deJuventud 2000, que publicó el Centro de Investigación yEstudios sobre la Juventud (CIEJ) del Instituto Mexicanode la Juventud (IMJ).
Como referente, me gustaría introducir los diversosestudios que existen sobre los jóvenes que habitan lasciudades.
Durante las décadas de 1970 y 1980, los medios decomunicación comenzaron a detectar a las diferentesbandas juveniles y en muchos casos las estigmatizaroncomo “delincuentes”, “drogadictos”, etcétera. Es decir,que, al llamar la atención de la opinión pública, convir-tieron este fenómeno en un problema social al que elgobierno debía responder. En este contexto surgieronlos primeros estudios sobre las “culturas juveniles”, enun intento impulsado desde las instituciones académi-cas de matizar el morbo mediático.
La mayor parte de los estudios sobre jóvenes y susorganizaciones se refieren al ámbito urbano. De maneraque en términos generales los jóvenes del campo hanpermanecido invisibles en la vida nacional, en los me-dios de comunicación y en las investigaciones en cien-cias sociales.
La ruralidad se ha tratado a partir de dos modelos dedesarrollo: el de modernidad y el de dependencia, queen su mayoría se han restringido a la esfera productiva,
73Juventud y modo de vida campesino
descuidando otros aspectos igualmente relevantes.1 Estocondujo a que se desatendiera a la población que nocupiera en las categorías de “adulto”, “hombre”, “dueñode su medio de producción”: mujeres, niños, jornalerosagrícolas y jóvenes, entre otros grupos.
Algunas de las instituciones que han tenido esta pos-tura son los organismos internacionales (Comisión Eco-nómica para América Latina, CEPAL; Organización de lasNaciones Unidas, ONU; Banco Interamericano de Desa-rrollo, BID) y las instituciones del Estado (Instituto Nacio-nal Indigenista-Comisión Nacional para el Desarrollo delos Pueblos Indígenas, INI-CDI, Secretaría de Agricultura,Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación,Sagarpa, Secretaría de Desarrollo Social, Sedesol, Institu-to Mexicano de la Juventud, IMJ, para el caso mexicano).
Existe amplia bibliografía sobre las repercusiones delas políticas del Estado y de las instituciones internacio-nales, las empresas transnacionales y la asalarización delos campesinos a lo largo de las últimas dos décadas.2
Entre las principales transformaciones se encuentran lasmigraciones masivas, la llegada de diferentes servicios ycomunicación, la urbanización de algunas cabecerasmunicipales y comunidades, la industrialización de lasregiones agrícolas, la intensificación de la producción delcampo y la división del trabajo.
Los jóvenes viven esto como un proceso de descom-posición del modo de vida campesino. Se ha pasado de
1 Yanko González Cangas, “Juventud rural. Trayectorias teóricas ydilemas identitarios”, Nueva Antropología, núm. 63, México, octubrede 2003, pp. 153-175. Consulta en línea: www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/nuant/cont/63/cnt/cnt7.pdf (febrero 23, 2006).
2 Norma Giarracca (comp.), ¿Una nueva ruralidad en AméricaLatina?, Clacso, Buenos Aires, 2001; “El campo mexicano”, Revista dela Universidad Nacional Autónoma de México, núm. 612, junio de2002.
74 Patricia Legarreta
una economía de subsistencia y autoabasto a una enla que el principal ingreso para la mayoría de la pobla-ción está asociado a las remesas de los migrantes enEstados Unidos u otros lugares de México, y de maneramarginal, con el Programa Oportunidades y el Procampo,entre otros apoyos. Muchos toman el camino de la mi-gración, dada la situación de crisis en el campo, peroalgunos deciden o están obligados a permanecer en suscomunidades por muy diversas razones.
Sin embargo, la visión más común toma como hechoque todos los jóvenes migran o desean migrar, por locual las políticas hacia los que se quedan son escasas, apesar de que existen políticas que incentivan la migra-ción (Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas queofrece la CDI y el Consejero de la y el Joven Migrante delIMJ, sobre el que abundaré más adelante). Esto no se con-tradice con el hecho de que el país no ofrece la cantidady calidad de empleos para los jóvenes en edad de traba-jar y que el empleo de 20 millones de mexicanos “delotro lado” es uno de los principales ingresos a nivelnacional.
Lourdes Pacheco desarrolla una discusión en torno ala ausencia de políticas que atiendan a la juventud delcampo como actores estratégicos para el desarrollo, ymuestra que las políticas actuales son predominantementepaliativas de la situación de pobreza y que incentivan lamigración, lo cual a su vez genera la “pérdida de espa-cios de referencia y pertenencia para las personas ensus procesos de integración social y de construcción deidentidades individuales y colectivas”.3 La autora mues-
3 Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara, “Jóvenes rurales en Méxi-co”, en Jóvenes mexicanos del siglo XXI. Encuesta Nacional de Juven-tud 2000, CIEJ/IMJ, México, 2002, p. 419. La autora agrega que “losjóvenes rurales acceden a la migración bajo sospecha, en condicio-
75Juventud y modo de vida campesino
tra un amplio panorama en que se desenvuelven losjóvenes del campo en la actualidad (que no siempre esel campo), el impacto que tienen los programas de go-bierno en ellos y apunta hacia estrategias de ciudada-nización y formación de la juventud rural para combatirestas carencias. Uno de los mayores logros de este tra-bajo es manifestar una postura optimista sobre cómoencaminar las políticas hacia este sector de la pobla-ción, aun cuando la adversidad parece imposible dederrotar.4
La política para la juventud del campo que expone elInstituto Mexicano de la Juventud (IMJ) está plasmada enel Programa Nacional de Juventud 2002-2006 (Proju-ventud), que acompaña al Plan Nacional de Desarrollo.Éste contempla a los jóvenes como “un sector estratégi-co para el desarrollo de la sociedad” y plantea comoobjetivo impulsar un “mejoramiento de la calidad de vidade la población juvenil, mediante la operación de pro-yectos que articulen toda la acción del gobierno y lasociedad”.5 El Projuventud aparece como una propuestadel IMJ para fomentar programas de desarrollo comunita-rio entre los jóvenes más marginados de la sociedad; sinembargo, los canales de difusión sobre la existencia y elcontenido de dichos programas no acceden a las zonas
nes de desventaja, en situación de racismo, de desprecio por losvalores campesinos de los que son portadores y de subalternizaciónpor parte de las sociedades urbanas”.
4 Ibid., p. 421. Los califica como “herederos de la pobreza, habi-tantes del sinsentido, portadores de derrotas generacionales, guar-dianes del autoritarismo, reproductores de la microviolencia genérica,desterrados de sus propias comunidades, refugiados en el espejismode Estados Unidos vía migración. Habitantes de la embriaguez y laviolencia cotidiana como otorgamiento de sentido. Potenciales hé-roes en los márgenes vía la villanización por el narcotráfico”.
5 Programa Nacional de Juventud 2002-2006, Jóvenes: actores es-tratégicos del desarrollo nacional, SEP-IMJ, México, 2002, p. 17.
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marginadas. Esto se ve reflejado en la cantidad de pro-yectos financiados y en el origen de los mismos.
Según Francisco Javier Méndez Santa Cruz, jefe delDepartamento de Apoyo a Jóvenes Indígenas, Migrantesy Rurales del IMJ, las convocatorias se publican en Interneto se dan a conocer a los jóvenes que se acercan a lasoficinas federales (en la ciudad de México) o estatales(en las capitales de los estados). De manera que losjóvenes que nunca han salido de su comunidad o muni-cipio jamás lograrán conocer las convocatorias anuales.Esto no quiere decir que los jóvenes del campo no co-nozcan el Internet, pero difícilmente conocerán el IMJ siéste nunca se acerca a ellos. Además, la CDI tampocodifunde dichas convocatorias en sus centros regionaleso en las coordinadoras locales.
De los 15 proyectos que ofrece el IMJ para jóvenes,solamente dos están destinados a la población rural: unoes el Certamen Nacional Juvenil de Proyectos de Desa-rrollo Sustentable y el otro es el Premio Nacional deJuventud Indígena.
En 2005 se otorgaron 14 apoyos para proyectos dedesarrollo sustentable: dos son del Estado de México,ambos de la Universidad Autónoma de Chapingo; unodel Distrito Federal; dos de la ciudad de Puebla; dos deDurango; dos de Veracruz; uno de Baja California; unode Chiapas; uno de San Luis Potosí; uno de Tabasco yuno de Morelos. De éstos, el único que corresponde auna zona rural es el de Chiapas, del Colegio de Bachille-res del municipio de Ixhuatán.
Del Premio Nacional a la Juventud Indígena 2005, sedieron nueve apoyos, dos son zapotecos (San Juan Tabaay San Andrés Huayapam); uno es chichimeca (San Luisde la Paz); uno es p´urehpecha (Morelia); uno totonaca(Tihuatlán); uno maya (Oxkutzcab); uno tzeltal (San Cris-
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tóbal de las Casas); uno mixteco (Tlaxiaco) y uno triqui(Novaloto). Estos resultados no son representativos dela diversidad de grupos indígenas que existen en Méxi-co, ni tampoco atiende a las zonas más marginadas den-tro de las poblaciones indígenas. De acuerdo con laEncuesta Nacional de Juventud, los jóvenes indígenassuman 2 millones 500 mil.6
Otro servicio que ofrece el IMJ a los jóvenes rurales esEl consejero de la y el joven migrante. En la introduccióndice que es un “documento de bolsillo que servirá comoguía de viaje en el interior de la República o hacia losEstados Unidos, que incluye información sobre derechoshumanos, las precauciones que se deben tener duranteel tránsito migratorio”. Este documento aparece como“primer resultado” y, hasta el momento, es el único queaparece en la página oficial del IMJ.7
Al mismo tiempo, el gobierno federal se aplaude lainserción de una gran cantidad de jóvenes del ámbitorural en las instituciones educativas; sin embargo, mu-chos de ellos encuentran en la escuela un expulsor desus localidades de origen, y sus padres una manera deobtener recursos (a través del Programa Oportunidades)a cambio de tener a sus hijos en las escuelas. En la ma-yoría de los casos, para estudiar después del nivel se-cundario hay que acceder a la cabecera municipal, y laeducación superior solamente existe en las ciudades in-termedias y en las grandes urbes.
El Programa Oportunidades es el que representa lapolítica que incentiva la educación en zonas de altamarginalidad, y junto con ello, se ocupa de proveer in-centivos para mejorar la salud. Para efectos de esta ex-posición solamente se expondrá lo relativo a educación,
6 www.imjuventud.gob.mx/resultados_ant.asp (febrero 23, 2006).7 www.imjuventud.gob.mx/main.asp (febrero 23, 2006).
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cuyo objetivo principal es “la inscripción, permanenciay asistencia regular a la escuela de los hijos de las fami-lias beneficiarias”.8
Los jóvenes, por medio de sus madres, reciben becasque pueden llegar a representar para una familia un in-greso de hasta 7 mil pesos bimestrales. Sin embargo, setrata de un ingreso que controla la madre de familia,mientras los hijos viven, generalmente, lejos de su co-munidad debido a que no existe acceso a la educaciónen su lugar de origen. Pero el programa plantea queatiende a hogares “que comparten los gastos de sosteni-miento y preparan sus alimentos en la misma cocina”.9
La realidad muestra que ésta no es una posibilidad paralas familias que habitan en el campo.
Es así que desde la secundaria, y en ocasiones desdela primaria y como resultado no planeado, el ProgramaOportunidades plantea un incentivo para la migraciónlo cual suele convertirse en un factor de descomposi-ción del modo de vida campesino: antes los jóvenesparticipaban en el ciclo agrícola; con la migración moti-vada por la educación dejan de lado el conocimientocampesino y pasan a un modo de vida más bien urbano,en el que su prioridad es la escuela (aunque no siemprela educación).
No se trata de decir que los jóvenes del campo nodeben acudir a la escuela; por el contrario, se pretendedecir que hace falta un programa educativo que con-temple las necesidades específicas de la población ru-ral: que la escuela llegue a las comunidades sin destruirlas formas tradicionales de vida.
Después de finalizada la preparatoria, incentivada tam-bién por este Programa, los jóvenes quedan a la expec-
8 Idem.9 Ibid., 35.
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tativa de seguir estudiando o conseguir un empleo; am-bos objetivos solamente pueden ser logrados lejos desus lugares de origen. En las escuelas obtienen algunosde los medios (conocimiento del inglés y conocimientosgenerales) para migrar hacia los estados del norte delpaís o los Estados Unidos.
Lourdes Pacheco explica que “el paso por la escuelales permite acceder a una educación de ínfima calidadincapaz de convertirse en ventaja en los mercados detrabajo urbanos o rurales, donde además, sus conoci-mientos, saberes comunitarios y experiencias tradicio-nales de hombres y mujeres, pierden valor”.10 Esto generaentre muchos de esos jóvenes un rechazo al modo devida campesino y enfrenta a los jóvenes con sus padres,abuelos y autoridades locales.
Los mencionados hasta aquí son solamente algunoselementos que convendría analizar en la formulación delas políticas públicas para los jóvenes que habitan en elcampo. Se pueden listar muchos más, pero el objetivode esta ponencia es señalar que hace falta atender a estesector y realizar estudios sistemáticos al respecto.
Es preciso tener en cuenta, además, no sólo las polí-ticas federales o estatales, sino los procesos de exclu-sión local: los jóvenes no tienen voz en las asambleas,carecen de representación en la presidencia municipal,tienen prohibido reunirse a menos que se trate de acti-vidades religiosas y los hombres tienen permitidas lasactividades deportivas en mayor medida que las muje-res. A estas preocupaciones las políticas públicas no estánatendiendo, de manera directa y en la mayoría de loscasos ni siquiera son tomadas en cuenta, salvo cuandose discute de manera superficial y sin conocimiento so-bre los llamados usos y costumbres.
10 Lourdes Pacheco, op. cit., p. 421.
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Todo esto se mezcla con las imágenes que se per-ciben en la televisión, en Internet y en los diferenteslugares a los que acuden a la escuela. La visión de lacomunidad no es ni puede ser ya la misma. Como se havisto, no existe una vía institucional diseñada específi-camente para atender a la juventud rural, que le ofrezcaoportunidades de insertarse en los mercados laboral ydel consumo. Los jóvenes del campo se empapan delas imágenes, sonidos y sensaciones que transmiten losmedios y las empresas, cuyo fin no es el desarrollosocial.
Debe comprenderse el modo en que los jóvenes per-ciben estos procesos de exclusión: desde la falta de po-líticas públicas federales hasta la experiencia local. Setrata de una situación de marginación aunque ellos lovivan como algo natural, como fracasos aislados y per-sonales que no tienen una explicación estructural. Cabepreguntarse cómo negocian ante un sistema que no losdefine como un sector con necesidades y preocupacio-nes específicas.
La respuesta a este problema no es una gran respues-ta: no es una política pública homogénea, con un méto-do único, como son los programas de política públicaen vigencia, sino que se es necesario hacer estudiosparticularizados en diferentes escalas: regional, munici-pal y comunitario, con el fin de identificar la diversidadde propuestas, deseos y objetivos de los jóvenes campe-sinos.
En la investigación que la UAM realiza en el municipiode Valle Nacional, Oaxaca, se han identificado diferen-tes propuestas. Me he centrado en aquellos jóvenes quetienen el deseo de permanecer en sus comunidades deorigen, la mayoría de ellos han terminado sus estudiosde preparatoria y han decidido regresar a ellas.
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Voy a presentar solamente un ejemplo que abra lareflexión: Félix es un pintor que pretende generar en sucomunidad un espacio para que otros jóvenes aprendanpintura. Le han donado una casa para convertirla en ta-ller. Él se dedica de manera autodidacta a aprender y aenseñar la técnica del grafiti y la pintura en cualquiermaterial que encuentra: desde las paredes, pasando porcartones de cajas viejas, hasta pedazos de madera quese encuentra junto al río; de vez en cuando recibedonaciones de algún viajero curioso.
Dentro de su comunidad él es visto como líder, por-que abre a otros jóvenes una actividad alternativa a lascantinas y las adicciones, que son ya un problema socialen esta y en muchas otras comunidades del país.
Le han ofrecido que viaje a Oaxaca a estudiar conFrancisco Toledo y yo le he preguntado por qué no seha inscrito en una escuela de arte. Claro que el factoreconómico es importante, pero es evidente que unapersona con su talento probablemente podría conseguiruna beca de alguna institución educativa: la verdad esque nunca se la han ofrecido, y él no tiene los mediospara ir a buscarla, pero éste no es su argumento central.Un día que platicábamos en su casa me dijo que porqué no podían construir una escuela de arte en su co-munidad. “¿Por qué tengo que irme a otro lado a estu-diar cuando yo soy feliz en mi comunidad?”, me dijo.Esta pregunta es la de muchos otros jóvenes; ésta es lapregunta que los académicos, las instituciones y el go-bierno debemos responder.
La educación formal es el conjunto de conocimientos,habilidades, valores y actitudes que se transmiten a losmiembros de una sociedad en las escuelas. La adquisi-ción de estos elementos propicia una serie de efectosbenéficos tanto personales como para la sociedad. Lacausalidad del vínculo es difícil de establecer, pero laasociación entre la educación y otros aspectos del desa-rrollo individual y social es muy fuerte. Por ejemplo, laeducación ha sido una fuente esencial de la movilidadsocial, por lo que contribuye a la construcción de unasociedad más equitativa.
Una de las grandes transformaciones que experimen-tó la sociedad mexicana en la segunda mitad del siglo XX
fue la expansión del sistema educativo. En la década de1950, pocos niños y jóvenes asistían a la escuela y elanalfabetismo era muy común; a principios del siglo XXI,en cambio, casi todos los niños asisten a la escuela, per-manecen en el sistema educativo durante periodos másprolongados y el analfabetismo se ha reducido de ma-nera notable.
Situación escolar, ambientefamiliar y conductas de riesgoentre los jóvenes. El casodel Distrito Federal
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A pesar de estos logros incuestionables, persisten pro-blemas serios en la educación formal de niños y jóvenesen el país, entre los que destacan la deserción y la salidaprecoz: con cierta frecuencia, niños y jóvenes abando-nan el sistema educativo antes de terminar el ciclo, obien concluyen el ciclo pero ya no inician el siguiente.La deserción y el abandono temprano del sistema edu-cativo obedecen a cuestiones de ámbitos diversos. Nu-merosos estudios muestran que la familia ejerce unainfluencia importante en la asistencia y el desempeñoescolar de niños y jóvenes. Menores expectativas de lospadres, escasos recursos de los hogares, así como unambiente familiar hostil propician entre los hijos un des-empeño educativo deficiente y un abandono tempranode la escuela. Por otra parte, la calidad de la enseñanzatambién desempeña un papel relevante: se ha mostradoque las limitaciones en los programas educativos, asícomo la escasa infraestructura y la deficiente prepara-ción de los maestros favorecen un pobre desempeñoentre los alumnos y son causa de la incapacidad pararetener a los estudiantes en la escuela. Cabe señalar queel ámbito familiar y el educativo están estrechamentevinculados, ya que los sectores de la población conmayores recursos culturales y económicos ejercen unapresión efectiva para mejorar la calidad de las escuelas,mientras que los sectores con menores recursos tienenpocos elementos para ejercer tal presión.
Los roles tradicionales de género están muy vincula-dos a diferencias en la educación formal. La divisiónsexual del trabajo asigna las labores y las responsabili-dades domésticas a las mujeres, y a los varones el rol deproveedor económico. Las niñas y las jóvenes, especial-mente en los hogares pobres, son necesarias para reali-zar labores domésticas y de cuidado de los hermanos
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menores, de los enfermos y de las personas de edadavanzada. Además, la creencia de que la función princi-pal de las mujeres es la maternidad define en gran medi-da el nivel y el tipo de educación formal apropiado paralas mujeres, quienes internalizan esta creencia y tiendena ver la educación formal como una cuestión secundariarespecto de los roles vinculados a la familia. En cambio,el rol de proveedor de los varones hace evidente la im-portancia de la educación formal para tener acceso amejores oportunidades en el mercado laboral.
En México, los avances educativos han sido mayoresentre las mujeres, quienes parten de niveles notable-mente inferiores a los de los varones. En la actualidad,las diferencias de género en detrimento de las mujerespersisten, ya que las jóvenes asisten en menor medidaen los distintos niveles educativos a partir de la educa-ción media.
Otro aspecto relevante en la vida de los jóvenes es laadopción de conductas de riesgo. En México, estudiosrecientes muestran el creciente consumo de tabaco, dealcohol y de sustancias ilícitas. Entre los jóvenes, el fu-mar y el tomar son hábitos particularmente nocivos por-que el inicio en edades tempranas está asociado a unmayor consumo en edades adultas y a menores proba-bilidades de dejar la adicción, con consecuencias suma-mente nocivas en su salud. Se ha mostrado también queel consumo de tabaco y de alcohol está asociado a undesempeño educativo deficiente, y es precursor del usode drogas. Además de los efectos nocivos en la salud delos jóvenes, el consumo de alcohol y de drogas propiciaviolencia, accidentes, conductas delictivas, intentos desuicidio, relaciones negativas en el entorno inmediato,etc. En Estados Unidos, por ejemplo, una de cada cuatromuertes es atribuible al alcohol, al tabaco y al uso de
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drogas no permitidas; esta proporción es aún más eleva-da entre los jóvenes. En cuanto al efecto de género, elmayor control que la sociedad y la familia ejercen en lasjóvenes propicia que ellas adopten con menor frecuen-cia el consumo de estas sustancias que los varones; sinembargo, vinculado al proceso de modernización de lasociedad, las jóvenes han mostrado una tendencia cre-ciente en su consumo, de manera que las diferencias degénero se han ido reduciendo con el tiempo.
Al inicio de la vida sexual activa, el uso de anticon-ceptivos no es común entre los jóvenes mexicanos, loque propicia el acontecimiento de embarazos no pla-neados. Una muestra del escaso uso de anticonceptivosentre los jóvenes es que alrededor de 20% de los naci-mientos que ocurren en el país corresponden a mujeresmenores de 19 años. Un embarazo puede ocasionar se-rios riesgos a la salud de las jóvenes, si ocurre en edadesmuy tempranas, cuando no han alcanzado aún la madu-rez biológica. Los embarazos tempranos también limitanel desarrollo futuro de los jóvenes al predisponer, entreotros, al abandono prematuro de la escuela, a la reduc-ción de oportunidades laborales y a la formación deparejas inestables. Estas limitaciones son siempre mayo-res entre las jóvenes quienes, además de experimentarel embarazo en su propio cuerpo, son responsables delcuidado de los hijos. Por todos los efectos negativos, eneste estudio se considera que un embarazo entre losjóvenes es muestra de una conducta de riesgo, en espe-cial cuando ocurre en edades muy tempranas.
El objetivo de este trabajo es analizar la situación es-colar de los jóvenes del Distrito Federal, y explorar algu-nos aspectos del ambiente familiar y de las conductasde riesgo vinculados con su desempeño escolar. Los te-mas se abordan con una perspectiva de género porque
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nos interesa mostrar las diferencias e inequidades entremujeres y varones en estos aspectos que afectan el bien-estar y el desarrollo de los jóvenes. Se eligió el caso delDistrito Federal porque existe una fuente de datos re-ciente que permite una buena aproximación a estos te-mas y porque su población pertenece a una granmetrópoli, donde las condiciones educativas son mejo-res y tanto la organización familiar como las conductasde riesgo adquieren rasgos particulares.1
En el Distrito Federal habitan cerca de 1.2 millones dejóvenes de 14 a 20 años, que corresponden al 8% de lapoblación de todo el país en esas edades. Entre estosjóvenes del Distrito Federal, la población femenina eslevemente superior a la masculina, ya que hay 96 hom-bres por cada 100 mujeres. En el Distrito Federal, losindicadores sobre el desempeño escolar revelan mejo-res niveles que en las demás entidades federativas.2 Esinteresante entonces conocer más en detalle cuáles sonlas condiciones educativas de estos jóvenes, y cómo sevinculan éstas con el ambiente familiar y las conductasde riesgo en este contexto.
La situación escolar, así como las conductas de riesgovarían notablemente entre los jóvenes de las distintas
1 La Encuesta Retrospectiva Educativa y Sociodemográfica, Distri-to Federal, fue realizada en 2005 en el marco del proyecto “Factoresde riesgo asociados a la deserción escolar de los niños y jóvenes delDistrito Federal antes de completar la educación secundaria”, de laFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México, con elapoyo del Fondo Sectorial SEP-Conacyt. Se entrevistaron a 1 206 jóve-nes, hombres y mujeres de 14 a 20 años de edad; la gran mayoríatiene de 15 a 20 años, y sólo 21 tienen 14 años de edad.
2 En el Distrito Federal, 96% de los jóvenes termina la educaciónprimaria y 82% concluye la secundaria, mientras que el promedio enel país es de 89 y 65%, respectivamente. Al menos en parte, estasdiferencias se deben a que el Distrito Federal casi no comprendelocalidades rurales, donde los niveles educativos son más bajos.
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edades, por lo que se hace la distinción entre dos gru-pos etáreos: los menores de 18 años y los de 18 añoso más; los más jóvenes estudian la educación media omedia superior y no han alcanzado la mayoría de edad,mientras que los del otro grupo ya han cumplido la ma-yoría de edad y han tenido tiempo para terminar la edu-cación media superior e iniciar la educación superior.
Situación escolar de los jóvenes
Un primer rasgo de la educación formal de los jóveneses la asistencia actual a la escuela. Entre ellos, la asisten-cia marca la diferencia entre quienes aún se encuentranen su etapa formativa y los que han adoptado su roladulto, al menos por el momento. En el Distrito Federal,alrededor de dos terceras partes de los jóvenes menoresde 18 años y cerca de la mitad de los de 18 años o másasisten a la escuela (Gráfica 1). Una primera diferenciade género que cabe señalar es la asistencia de las muje-res levemente superior en el grupo de los menores, mien-tras que, entre los de más edad, son los varones quienes
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asisten en mayor proporción. Como niños y niñas asistenen igual medida cuando son pequeños, estas diferenciasseñalan que, en las edades más jóvenes, es más comúnel abandono de la escuela entre los varones; más tarde, elabandono es más frecuente entre las mujeres, y está pro-bablemente asociado a la adopción temprana del roladulto, ya sea en labores domésticas o en otros rolesfamiliares como esposa o compañera o como madre.
Entre los que asisten a la escuela, como se esperaba,la gran mayoría de los menores de 18 años estudia lapreparatoria o educación media superior, mientras quelos de 18 años o más se encuentran cursando una licen-ciatura (Gráfica 2). En este rubro, las diferencias de gé-nero son reveladoras. En el grupo de los menores deedad, la proporción de los que se encuentran aúncursando la secundaria, siendo que tienen ya la edadsuficiente para haberla concluido y haber iniciado la pre-paratoria, es un indicador de rezago educativo. Los da-tos muestran que este rezago es más común entre losvarones que entre las mujeres. Otra diferencia de géne-ro es la mayor frecuencia (20%) con la que las mujeresde más edad participan en carreras técnicas, mientrasque esta opción es casi inexistente entre los varones.Este rasgo está asociado al rol asignado a las mujeresquienes, cuando logran llegar a la educación superior,no tienen las mismas opciones educativas que los varo-nes. Las carreras técnicas son más cortas y están gene-ralmente vinculadas al trabajo en servicios educativos yde salud, por lo que son especialmente acordes con elrol de la mujer como proveedora de cuidados.
Entre los jóvenes que no asisten a la escuela, las razo-nes de su inasistencia manifiestan las dificultades paraalcanzar mayores niveles educativos. Cabe señalar quelas respuestas obedecen a las percepciones de los jóve-
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nes, que pueden ser más o menos cercanas a situacio-nes concretas. Lo primero que llama la atención en lasrespuestas es que ni hombres ni mujeres perciben losproblemas económicos como la principal razón de suinasistencia,3 a pesar de que varios declararon haber vi-vido épocas en las que no contaban con los materialesnecesarios para estudiar (9%), o con dinero suficientepara sufragar los gastos de transporte a la escuela (6%).Las percepciones de los jóvenes obedecen de maneranítida a su rol de género. Entre los varones, de quienesse acepta una menor responsabilidad y una actitud me-nos conciliadora, la causa más común de la inasistenciaes el mal desempeño escolar, y los problemas de con-ducta son también una causa frecuente. Las mujeres, encambio, aducen los problemas familiares no económi-cos y la falta de acceso a la escuela, lo que muestra elconfinamiento de algunas mujeres al ámbito domésticoy, en general, su menor libertad para desplazarse (Gráfi-ca 3). Una causa muy común de la inasistencia, tanto enhombres como en mujeres, es la falta de interés. Losjóvenes no perciben a la educación formal como un ele-mento decisivo en su desarrollo futuro, o bien los conte-nidos de los programas y el ambiente escolar no les sonatractivos.
En el conjunto de los jóvenes, un indicador del maldesempeño educativo es la proporción de ellos que hareprobado o repetido algún grado (Gráfica 4). Este indi-cador muestra claramente el deficiente desempeño edu-cativo de muchos jóvenes en el Distrito Federal: uno decada tres jóvenes declara haber reprobado o repetido almenos un año en la escuela. La situación de rezago es
3 De los 468 jóvenes que no asisten a la escuela, sólo dos decla-raron los problemas económicos en la familia como causa de suinasistencia.
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más frecuente entre los mayores, pero sobre todo entrelos varones. El valor del índice aumenta con la edad delos jóvenes porque los mayores han tenido más tiempopara repetir o reprobar algún grado que los de menoredad. En cambio, las diferencias entre hombres y muje-res son reveladoras y muy marcadas: entre los mayores,48% de los varones y 36% de las mujeres han reprobadoo repetido algún año en la escuela. Esta diferencia seexplica por las mayores exigencias de responsabilidadhacia las mujeres, pero también porque los varones par-ticipan con más frecuencia en el mercado laboral, des-empeñando trabajos fuera del hogar con horariosprolongados y rígidos, los que son más incompatiblescon las actividades escolares que los de las labores do-mésticas que desempeñan las jóvenes.
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Gráfica 4Reprobación o repetición de algún grado escolar
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Ambiente familiar de los jóvenes
Un aspecto poco estudiado en México es el ambienteque priva en la familia y su relación con la situacióneducativa de los jóvenes, ya que gran parte de los estu-dios se han centrado en la vinculación entre las condi-ciones socioeconómicas de los hogares y la escolaridadde sus miembros jóvenes. Sin embargo, la familia tienecomo principal función el proporcionar cuidados y afec-to, y transmitir valores y costumbres a las nuevas gene-raciones, por lo que es relevante indagar sobre la formaen que los jóvenes perciben su ambiente familiar, y lamanera en que se vincula esta percepción con su de-sempeño educativo.
Una primera aproximación a este tema complejo pue-de obtenerse a partir de la representación de los jóvenessobre la manera en que sus familias abordan situacionesde conflicto. En la encuesta, se les preguntó sobre lasformas de resolver los problemas familiares, y las res-puestas posibles eran: platicando, dejándose de hablar,uno impone y el otro obedece, con amenazas e insultos,y con golpes. La primera opción refleja relaciones en lasque priva la comunicación a través del diálogo, mientrasque las otras están asociadas a relaciones hostiles comola incomunicación, las situaciones de autoritarismo o laviolencia abierta, ya sea verbal o física.
Las respuestas muestran que la gran mayoría de losjóvenes mantiene la comunicación mediante el diálogoante problemas familiares, y sólo uno de cada ocho de-clara otras formas de resolver los problemas familiares(Gráfica 5). Cabe señalar que es probable que las situa-ciones de tirantez estén sub-representadas, ya que losjóvenes fueron entrevistados en su hogar y, en ocasio-nes, los padres u otras personas estaban presentes, de
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manera que los encuestados pueden haberse sentido conpoca libertad para responder a estos temas sensibles.No obstante, a pesar de la probable subrepresentación,los datos son interesantes.
Dentro de los casos de hostilidad, casi la mitad seretira la palabra, se ignora. Cabe señalar que las jóvenesresponden con mayor frecuencia que los problemas fa-miliares no se resuelven platicando (15%) y, entre ellas,el dejarse de hablar es más frecuente (7%). Las otras tresformas de resolver los problemas, que denotan tratos enlos que priva la intolerancia y la agresión, se presentancasi con igual frecuencia, tanto en hombres como enmujeres. Es significativo que algunos jóvenes perciban ydeclaren, en un instrumento como es esta encuesta, si-tuaciones de violencia que hacen que su integridad moraly física se vea amenazada.
Los jóvenes perciben claramente que las formas noarmoniosas de enfrentar las dificultades en el hogar leshan afectado en las distintas etapas de su vida. Cuandohabían respondido que la forma de resolver los proble-mas era otra que a través del diálogo, más de la mitadde todos los jóvenes (54%) declaró que se había sentido
Gráfica 5Formas de resolver los problemas familiares
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afectado; cabe señalar que las mujeres declaran ser mássensibles a ambientes de hostilidad, ya que 60% de ellasdijo haber sido afectada.
La relación entre el tipo de agresión y su impactoseñala aspectos relevantes sobre la percepción de losjóvenes del ambiente en sus hogares. Lo primero a re-saltar es que cerca de la mitad de los que aducen laincomunicación se perciben afectados. Llama la aten-ción que se perciba el autoritarismo tanto o más nocivoque la violencia física, y definitivamente más dañino quela violencia verbal (Gráfica 6). Desafortunadamente, elnúmero de casos es pequeño y no permite analizar lasdiferencias de género.
Interesa ahora investigar si efectivamente la forma deresolver los problemas familiares influye en la situaciónescolar de los jóvenes. Se espera que un ambiente derespeto en el hogar favorezca el buen desempeño en lasdistintas esferas de la vida de los jóvenes, incluida la dela educación formal. También es posible plantear la re-lación inversa, es decir, que quienes tienen un mejor
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Gráfica 6El joven se percibe afectado cuando la forma de resolver
problemas familiares es:
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desempeño educativo propician menos conflictos en suhogar.
Hubiera sido deseable analizar por separado las dis-tintas formas de resolver los conflictos porque, como sevio, los jóvenes se perciben más o menos afectados de-pendiendo de la forma de solución de los problemas;desafortunadamente, el número de casos no es suficien-te para realizar este análisis. En la Gráfica 7 se presentandos indicadores de la situación escolar, la asistencia a laescuela y el no haber repetido ni reprobado grado algu-no, según si los problemas familiares se enfrentan me-diante el diálogo o mediante algún trato hostil. Los datosmuestran, tanto para hombres como para mujeres deambos grupos de edades, que cuando ellos percibendesenvolverse en ambientes familiares tolerantes, sucondición educativa es siempre mejor, ya que asistencon mayor frecuencia y han repetido o reprobado gra-dos escolares en menor proporción.
Conductas de riesgo entre los jóvenes
En la encuesta, se preguntó si habían consumido algunavez y si durante algún año de su vida habían consumidocon frecuencia tabaco, bebidas alcohólicas y drogas. Elconsumo moderado del alcohol no tiene efectos noci-vos, y el consumo muy eventual del tabaco tampoco,por lo que en este trabajo sólo se considera como con-ducta de riesgo el consumo frecuente del tabaco y delalcohol. En el caso de las drogas, como son sustanciasilícitas, su consumo alguna vez sí se estudia como con-ducta de riesgo.
La información que los jóvenes proveen sobre estostemas sensibles, al igual que en el caso de la violencia
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99Situación escolar, ambiente familiar y conductas de riesgo
familiar, pudiera estar sub-reportada. No obstante, losresultados son en general consistentes con los encontra-dos a partir de otras fuentes. Los rasgos comunes a laadopción de las tres conductas de riesgo son que loshombres las adoptan con mayor frecuencia que las mu-jeres y que, en el grupo de edades mayores, la adopciónes más común porque han tenido más tiempo para ha-cerlo.
De las tres adicciones analizadas, la más frecuente esel tabaquismo (Gráfica 8). Uno de cada tres varones de18 años o más declaró haber fumado frecuentemente enalgún año de su vida; entre el grupo de menor edad,este tipo de consumo es en uno de cada seis jóvenes.Las diferencias de género son poco marcadas, en espe-cial entre los de menor edad, para quienes el consumode las jóvenes (14%) es muy cercano al de los varones(17%), lo que apunta en el sentido de una tendenciacreciente del consumo periódico del tabaco entre lasmujeres. Esta creciente adopción del tabaco entre lasjóvenes del Distrito Federal coincide con la tendenciaobservada en otras partes del país.
El consumo de alcohol es menos común que el deltabaco. No obstante, la situación no es halagüeña, yaque 15% de los varones menores de edad y 27% de losmayores lo han hecho de manera asidua durante algúnaño de su vida (Gráfica 8). Esta situación es grave, yaque al menos uno de cada cuatro jóvenes adopta estaconducta de riesgo con todas las repercusiones negati-vas a su salud y a la convivencia con las demás perso-nas. Entre las mujeres, el consumo habitual es dealrededor de la mitad del de los varones, pero no esdespreciable, ya que una de cada siete jóvenes de 18años o más declara haber sido bebedora consuetudina-ria en algún año de su vida.
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101Situación escolar, ambiente familiar y conductas de riesgo
El uso de sustancias ilícitas es la conducta de riesgomenos frecuente, y probablemente la menos reportada.A pesar de ello, 12% de los varones de mayor edad en-trevistados en sus hogares responde que ha consumidodroga alguna vez (Gráfica 8); a la pregunta sobre usofrecuente en algún año de su vida, 8% de ellos respondeafirmativamente. Estas cifras son muestra de la gravedaddel problema, ya que todo indica que los varones másjóvenes llegarán en unos años al menos a los mismosniveles de consumo observados actualmente entre losde más edad. En cuanto a las mujeres, entre las que hancumplido la mayoría de edad, 4% declara haber consu-mido droga alguna vez y 3% haberlo hecho de manerafrecuente en algún año de su vida.
Con el objeto de tener una visión global sobre lasconductas de riesgo, se analiza la proporción de jóvenesque no han adoptado ninguna de las conductas de ries-go analizadas (Gráfica 9). Es obvio que no todas estasconductas tienen repercusiones igualmente graves, sinembargo, en su conjunto proporcionan un acercamiento
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Gráfica 9Jóvenes que no han adoptado conductas de riesgo
102 María Marta Mier y Terán
a la situación general de las adicciones de los jóvenes.Los datos revelan que la mayoría de los varones mayo-res han adoptado al menos una de las tres conductas deriesgo analizadas, y que las edades en las que las inicianson tempranas, ya que en el grupo de los más jóvenesuno de cada tres ya ha adoptado alguna. El mayor con-trol familiar y social hacia las mujeres se refleja en me-nores niveles de consumo, y probablemente también dedeclaración. No obstante, sólo dos de cada tres jóvenesmayores han permanecido al margen de estas conductasde riesgo; entre las de menor edad, esta proporción esalgo más elevada (77%).
La ocurrencia de un embarazo en estas edades jóve-nes, como se argumentó en la introducción, es conside-rada también como una conducta de riesgo, en la quelas diferencias de género son grandes. Las jóvenes de-claran en mayor medida los embarazos que los varones(Gráfica 10). En parte, esta diferencia se debe a que unembarazo puede pasar desapercibido en el varón, perotambién se debe a que algunas de las jóvenes se relacio-nan con parejas de más edad, con quienes quieren yatener hijos e iniciar su rol fundamental de madres. Enespecial, esto sucede a las jóvenes de 18 a 20 años,entre quienes 23% declara haber tenido al menos unembarazo. De las de menor edad, 6% dice haber estadoembarazada; ellas, cuando más tarde, tuvieron su emba-razo a los 17 años, lo cual significa que han estado ex-puestas a un gran estrés físico, y a todos los conflictossociales asociados al embarazo en edades tan tempra-nas, y a la maternidad, ya que casi en todos los casos lasjóvenes declaran haber dado a luz al hijo.4
4 De las jóvenes mayores, 22% declaró haber tenido al menos unhijo nacido vivo, y entre las de menor edad, 5% lo hizo. En losvarones estas proporciones son 5 y 1%, respectivamente.
103Situación escolar, ambiente familiar y conductas de riesgo
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104 María Marta Mier y Terán
Entre los varones, como ya se dijo, la experiencia delembarazo es mucho menos común que entre las muje-res. La mayor diferencia se encuentra en las edadesmayores ya que, a diferencia de las mujeres, muy pocosde los que tienen de 18 a 20 años han contempladoiniciar la formación de sus descendencias en el DistritoFederal.
Ahora, interesa analizar la relación entre la adopciónde conductas de riesgo y la situación educativa. No esposible establecer una causalidad en la asociación deestas dos variables, pero sí es factible plantear que laadopción de conductas de riesgo está relacionada conun desempeño educativo pobre. Sería interesante anali-zar por separado cada una de las conductas de riesgorevisadas, ya que no es factible esperar, por ejemplo,que el fumar tenga un efecto similar al de consumir al-cohol o alguna sustancia ilícita; no obstante, el escasonúmero de observaciones no permite ese nivel de des-glose.
La Gráfica 11 muestra dos indicadores de buen des-empeño escolar, la asistencia actual y el no haber repro-bado ni repetido grado alguno, según si se ha adoptadoo no alguna de las cuatro conductas de riesgo: las tresadicciones y el embarazo temprano.
Los datos señalan que, generalmente, la asistencia esmenos frecuente entre quienes adoptan conductas deriesgo. Entre los menores de edad, las diferencias soncercanas a 10%. En las mujeres de 18 a 20 años, la dife-rencia llega a ser de 20%, muy probablemente porqueahí se encuentran quienes han adoptado su rol de ma-dres y no asisten más a la escuela. El caso de los varonesde mayor edad es distinto, ya que los que adoptan con-ductas de riesgo asisten en igual medida que quienesoptan por conductas más seguras.
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106 María Marta Mier y Terán
Una explicación posible es que a estas edades algu-nos ya no asisten a la escuela y sí participan en el mer-cado laboral, y los jóvenes que no adoptan conductasde riesgo serían quienes trabajan con mayor frecuencia.
El rezago tiene una relación más consistente con laadopción de conductas de riesgo. En todos los casos, esmejor desempeño de quienes no adoptan conductas deriesgo. La diferencia más marcada se observa entre losvarones de menor edad: la proporción de jóvenes sinrezago educativo es 23% menor entre los que adoptanconductas de riesgo. Es probable que el mayor pesorelativo del consumo de alcohol y de drogas entre losvarones origine una asociación más fuerte de las con-ductas de riesgo con el desempeño educativo; entre lasmujeres, en cambio, el mayor peso relativo del consumode tabaco interfiere en menor medida con su situacióneducativa.
Conclusiones
En el Distrito Federal, donde los indicadores educativosson mejores, la situación escolar de los jóvenes distamucho de ser ideal. Uno de cada tres jóvenes de 14 a 17años de edad no asiste a la escuela y uno de cada dosentre los de 18 a 20 años. La percepción entre los queno asisten es que su inasistencia se debe en gran medi-da a causas vinculadas a la calidad deficiente de la edu-cación, ya que las principales razones que aducen son:falta de interés, mal desempeño escolar, problemas deconducta en la escuela y falta de acceso a ella. La pocaeficiencia de las escuelas se refleja también en el rezagoeducativo y en los altos índices de reprobación y repeti-ción. Por otra parte, las diferencias de género son muy
107Situación escolar, ambiente familiar y conductas de riesgo
acentuadas y reflejan claramente las opciones distintasde hombres y mujeres desde estas edades jóvenes.
Uno de cada ocho jóvenes dice que, en su casa, losproblemas familiares no se resuelven a través del diálo-go, y que esto les afecta en las distintas esferas de suvida. Es relevante que relaciones autoritarias seanpercibidas como más nocivas, incluso que la propia vio-lencia, ya sea física o verbal. Las jóvenes son más sensi-bles a los ambientes adversos que los varones y declarancon mayor frecuencia la incomunicación como forma deresolver los problemas familiares. Sin embrago, la situa-ción educativa es siempre mejor cuando los jóvenesperciben en su hogar un ambiente de respeto.
Sólo seis de cada 10 jóvenes no han adoptado con-ductas de riesgo. El tabaquismo es la adicción más co-mún, y le siguen el consumo de alcohol y de drogas. Laexperiencia de un embarazo la ha vivido uno de cada 12jóvenes. Los roles de género son decisivos en la adop-ción de estas conductas de riesgo. Para demostrar suhombría, muchos de los jóvenes inician el consumo, yalgunos desarrollan la adicción. Entre las mujeres, lapresión social para iniciar el consumo es menor, a la vezque es fuerte el control de la familia y de la sociedadsobre ellas, por lo que muestran menos adicciones quelos varones, en especial en lo referente al alcohol y a ladroga. Por el contrario, las jóvenes inician temprano suvida reproductiva y su rol de madres, lo que llama laatención puesto que se trata de la población de unametrópoli, en la que se esperarían comportamientos másmodernos, ya que se supone que los jóvenes tienen ac-ceso a la anticoncepción, y donde la participación feme-nina en el mercado de trabajo es elevada. En general, laexperiencia de conductas de riesgo está muy vinculadaa un pobre desempeño y a la deserción escolar.
108 María Marta Mier y Terán
Con el objeto de mejorar el desempeño educativo ylas condiciones de bienestar actuales y futuras de losjóvenes, es indispensable elaborar programas para im-partir en las escuelas en los que se les oriente en lasformas de manejar situaciones de conflicto y en la pre-vención de conductas de riesgo. Estos programas debe-rán plantearse con un enfoque de género y comenzardesde edades tempranas, cuando la gran mayoría asisteaún a la escuela y no ha iniciado la adopción de con-ductas de riesgo.
Sería de suma utilidad contar con información quepermita indagar sobre los aspectos aquí tratados en otroscontextos, y profundizar sobre las condiciones persona-les, familiares, educativas y laborales de los jóvenes detodo el país.
109Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública
En este trabajo expondremos algunas consideracionesrespecto de dos cuestiones centrales sobre las que he-mos venido trabajando en los últimos años: la participa-ción política y los jóvenes. Estas cuestiones invariable-mente nos llevan a problematizar otras cuestiones másamplias como son la cultura política y la comunicaciónpolítica. Así pues, lo que haremos en un primer mo-mento será explicar a partir de qué perspectiva hemosvenido estudiando el tema de la participación políticajuvenil. En un segundo momento explicaremos nuestraconcepción de joven. Y finalmente, apuntaremos algu-nas líneas interpretativas a partir de las cuales pensar larelación participación política y juventud.
Juventud y política: algunoselementos para reflexionaracerca de la participaciónpolítica juvenil en la ciudadde México1
Maricela Portillo Sánchez
1 Esta ponencia fue presentada en el foro Las elecciones en Méxi-co: escenarios del poder político, convocado por el Comité del Centrode Estudios Sociales y de Opinión Pública y efectuado el 27 de abrilde 2006.
110 Maricela Portillo Sánchez
Antecedentes: nuestras indagaciones respectoa la construcción de la opinión política juvenil
El planteamiento original de nuestro trabajo2 se encuen-tra en el interés por explorar la opinión pública en dife-rentes grupos de jóvenes. Partimos de la hipótesis deque la juventud se relaciona con la política a partir de suposición social respecto del mundo adulto, desde la cualnegocia y produce particulares formas de ver el mundocon las cuales construye sus opiniones y sus formas departicipación pública. En este sentido, ha sido interéscentral en nuestras indagaciones rastrear la formaciónde las opiniones políticas de los jóvenes de la ciudad deMéxico. Entendemos 1) que la forma en que los sujetosconstruyen sus opiniones afecta la manera en que parti-cipan o no en los procesos comunicativos de la opiniónpública, que 2) aun cuando estas opiniones políticas noresulten significativas para la vida social y política de unpaís, están ahí guardadas y en algún momento se mate-rializarán en prácticas o acciones concretas, y 3) que elanálisis de la formación de las opiniones políticas indi-viduales ayudará a entender los procesos de cambiopolítico y relevo generacional.
Algunos autores han ubicado a los jóvenes que en laselecciones de junio de 2000 votaron por primera vezcomo la generación Fox. Ha sido nuestro interés seguir-le la pista a esta juventud que optó, mayoritariamente,por esa alternativa y que ahora, de acuerdo con lo que
2 Haremos referencia al trabajo de investigación que hemos desa-rrollado (de 2000 a 2005) para efectos de nuestra tesis doctoral pre-sentada y defendida en la Universidad Autónoma de Barcelona enfebrero de 2005, titulada “Culturas juveniles y cultura política: la cons-trucción de la opinión política de los jóvenes de la ciudad de Méxi-co”. Esta tesis fue financiada por el Conacyt y dirigida por el doctorCarles Feixa.
111Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
muestran los datos de las recientes encuestas, estánmigrando hacia otra opción en términos de preferenciaselectorales. Es el caso Consulta Mitofsky,3 la cual men-ciona que los jóvenes que votaron por Fox en el 2000,están apoyando hoy a López Obrador en primer lugar ya Felipe Calderón en segundo lugar.
El 2000 fue un momento en el que estas opinionesguardadas emergieron en forma del ejercicio democráti-co del voto. Entender los elementos que entran en juegoen la configuración de las opiniones políticas de los jó-venes contribuye a entender los procesos de cambiopolítico y relevo generacional. Por otro lado, de acuerdocon el estado de la cuestión de la investigación en polí-tica y juventud en México que realizó el Instituto Mexi-cano de la Juventud en 2000,4 hemos constatado que lagran mayoría de trabajos que se reseñan en el periodode 1986 a 1999 abordan mayoritariamente cuestionescomo la participación, sobre todo en lo que respecta alos movimientos estudiantiles universitarios, y hay tam-bién una gran cantidad de investigaciones que abordanla participación electoral de los jóvenes y su relacióncon los partidos políticos. En este rubro se insertan lostrabajos que tratan, por un lado, la cuestión de la mili-tancia juvenil y, por otro, la cuestión de la cultura polí-tica de los jóvenes y sus preferencias electorales.
Nuestro trabajo se ubica en el eje temático que Bece-rra5 denomina “el reemplazo generacional y el cambio
3 Consulta Mitofsky, Así van, resultados de la encuesta realizadaen marzo de 2006. Consultado en www.consulta.com.mx
4 Instituto Mexicano de la Juventud, Encuesta Nacional de la Ju-ventud 2000. Secretaría de Educación Pública, Centro de Investiga-ción y Estudios sobre Juventud, Instituto Mexicano de Juventud, 2001.
5 Ricardo Becerra, “Participación política y ciudadana de los jóve-nes”, en José Antonio Pérez Islas (coord.), Jóvenes: una evaluacióndel conocimiento. La investigación sobre juventud en México, 1986-
112 Maricela Portillo Sánchez
político en México”. Éste ha sido un eje poco estudiadoen México,6 a pesar de la enorme importancia que com-porta, toda vez que la magnitud del ingreso neto anualde las generaciones jóvenes en el padrón electoral se haincrementado enormemente en los últimos años (alre-dedor de un millón 300 mil personas). De 1986 a 1999sólo hemos encontrado trabajos de tipo ensayístico queabordan esta cuestión. Este es un campo que apenas seha desarrollado en la investigación mexicana, a diferen-cia de los Estados Unidos, en donde sí se han producidomás trabajos con esta temática. Se trata de un camporelevante, en buena parte por los escenarios prefigura-dos y la gran cantidad de información y de conocimien-to acumulado en la investigación de juventud y culturapolítica en México.
Cultura política
A menudo la cultura política suele emplearse como ca-tegoría residual que sirve para designar un conjunto defenómenos, de temáticas y de problemas bastante am-plio y heterogéneo. Hay, sin embargo, un elemento co-
1999, Instituto Mexicano de la Juventud, Secretaría de EducaciónPública, México, 2000.
6 En el momento de concluir este trabajo ha sido publicado por elInstituto Mexicano de la Juventud el texto de Anna María FernándezPoncela, Cultura política y jóvenes en el umbral del nuevo milenio,Instituto Mexicano de la Juventud, Instituto Federal Electoral, Secre-taría de Educación Pública, México, 2004, que justamente se inscribeen este eje, el cambio político y relevo generacional. La autora hallevado a cabo una extensa investigación empírica sobre las opinio-nes políticas de los jóvenes mexicanos, así como el análisis del dis-curso de la política hacia la juventud. Una de sus principalesconclusiones es que el reemplazo generacional político-electoral puedeser el portador de la semilla del cambio político.
113Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
mún en el interés por los estudios de la cultura políticay es que “significa un viraje de la atención a estructurasy mecanismos institucionales hacia los actores políticosmismos”.7
Este concepto surgió en la sociología anglosajona conel ya clásico estudio de Almond y Verba, The CivicCulture. Estos autores sostienen que “el término culturapolítica se refiere a las orientaciones específicamentepolíticas con relación al sistema político y sus distintaspartes, y a actitudes relacionadas con el rol del indivi-duo en el sistema”.8 Los autores enmarcan el estudio dela cultura política en una perspectiva estructural funcio-nalista, preocupados como estaban por analizar la natu-raleza de la relación que se establecía entre el tipo decultura presente en una sociedad y la estabilidad de losregímenes políticos en los que ésta se insertaba.
Uno de los méritos de esta tradición es que intentaconstruir un concepto operacionalizable a partir de unoscriterios que permiten dar cuenta de este fenómeno en-tre distintas sociedades. De hecho, ha servido como basepara realizar estudios comparativos.9 Desde esta vertientepueden ser reconocidas determinadas pautas culturalescomo realidades sociales autónomas y no como simplesepifenómenos de la economía o de la política. Sin em-bargo, una de las principales críticas que podríamoshacerle a esta perspectiva es que resulta estar excesiva-mente centrada en las sociedades europeas y norteame-
7 Krotz, Esteban (coord.), El estudio de la cultura política en Méxi-co perspectivas disciplinarias y actores políticos, Consejo Nacionalpara la Cultura y las Artes, Centro de Investigaciones y Estudios Su-periores en Antropología Social, México, 1996.
8 G. Almond y S. Verba, The Civic Culture, Princeton, 1965.9 G. Almond y S. Verba, La cultura cívica. Estudio sobre la partici-
pación política democrática en cinco naciones, Fundación de Estu-dios Sociales y de Sociología Aplicada, Madrid, 1970.
114 Maricela Portillo Sánchez
ricanas, además de que desde el punto de vista metodo-lógico, se restringe al uso de técnicas cuantitativas, quedejan poco margen a la interpretación y explicación decausas profundas en el análisis.
Por otra parte, nos parece pertinente decir que, aun-que parezca una obviedad, el concepto de cultura polí-tica implica poner en claro qué se entiende por los dostérminos que la componen. En este sentido, vale la penarecordar aquello que Geertz comentara a este respecto:“algo que todo el mundo sabe pero que nadie siquierapiensa cómo demostrar es el hecho de que la política deun país refleja el sentido de su cultura”.10 Esta asevera-ción es sólo cierta en cierto sentido. Como el mismoGeertz sostiene, en dónde si no, por poner un ejemplo,puede existir la política francesa sino en Francia. Lapolítica siempre hace referencia a un lugar. Pero a partirde ahí se generan más dudas que respuestas, pues lasimple ubicación geográfica o territorial no dice nada entanto que nunca la política se ha manifestado de manerahomogénea: revoluciones, regímenes políticos, guerrasciviles, dictaduras, por citar sólo algunas manifestacio-nes políticas que pueden ser observadas a través deltiempo en un mismo lugar. Por eso, “entre la corrientede acontecimientos que constituyen la vida política y latrama de creencias que forma una cultura, es difícil ha-llar un término medio”.11
Si nos hacemos eco de esta aseveración, es porqueentendemos que es bien complicado hablar de una cul-tura política, no digamos ya entre distintos Estados-na-cionales, sino al interior de las naciones mismas, de lamisma manera que es complicado hablar de la cultura
10 Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, Gedisa, Barce-lona, 2000.
11 Idem.
115Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
como una entidad homogénea. Si entendemos, desdeuna perspectiva interpretativa, que la cultura hace refe-rencia a dispositivos simbólicos, esquemas, prácticas ysignificados, debemos aceptar que es imposible abar-carla sino a través de los múltiples sentidos en los quese plasma. Así pues, es mejor quizá hablar de culturaspolíticas:
La cultura política de una sociedad no es una variable
estática del sistema político, sino dinámica, toda vez que
es producto de su historia, de las experiencias comparti-das, de las guerras, de la manera de solucionar los conflic-
tos –o de convivir con ellos, cuando no admiten solución
a corto plazo–, de su matriz cultural global, de su desa-rrollo científico, de su religión, de su economía, de su
participación política, y de las orientaciones psicológicas
dominantes en su comportamiento como receptores de losmensajes de la comunicación social.12
Nos parece que esta aclaración –hablar de culturas yno de cultura política en singular– sólo debe servir paraenfatizar el hecho de la pluralidad de interpretacionesque pueden suscitarse a partir de los análisis que seubiquen desde esta perspectiva. Es por ello que aproxi-maciones del tipo estructural funcionalista como la plan-teada por Almond y Verba sean tan criticadas hoy endía, sobre todo en la investigación social latinoamerica-na, porque en su afán universalista, se deja de lado lassutilezas que ocurren en las realidades sociales, que di-fícilmente pueden ser medidas con los mismos cánones.
Los estudios que pretendían abarcar la existencia deuna cultura política única, compartida por todos los
12 Javier del Rey Morato, Democracia y posmodernidad, EditorialComplutense, Madrid, 1996.
116 Maricela Portillo Sánchez
miembros de un país o un pueblo, van quedando reba-sados, sobre todo por la evidencia empírica que demues-tra justamente lo contrario. Nos encontramos con que laheterogeneidad constituye uno de los rasgos esencialesde aquello que hemos nombrado cultura política. Cree-mos, como sostiene Krotz, que
esta diversidad cultural se refiere también a las formas deconcebir y de justificar, de ejercer y de estructurar el poder
y no es anulada por la existencia de elementos culturales
ampliamente compartidos en el país a causa de la historianacional y de la acción de las instituciones estatales.13
Una causa que motivó el auge de la cultura políticaen la investigación de las ciencias sociales en Méxicofue los procesos políticos que se vivieron en el paísdesde finales de los años setenta y durante toda la déca-da de los ochenta: las consecutivas crisis económicas,las sucesivas reformas políticas y el terremoto acaecidoen 1985, que desbordó al gobierno y permitió la irrup-ción de la sociedad civil que salió a las calles a gestionarla ayuda y la consiguiente organización barrial que pro-movió las exigencias de vivienda y mejoras laborales,dos aspectos que vieron la luz cuando lograron remo-verse los escombros. Además, 1988, año de eleccionespresidenciales, marcó un hito en la vida política de Méxi-co, dado que aún a la fecha se sigue cuestionando lalegitimidad de ese proceso electoral que culminó con lavictoria de Carlos Salinas de Gortari y la aparente pérdi-da de Cuauhtémoc Cárdenas en medio de una escanda-losa “caída del sistema” que hizo posible el fraude queel clamor popular señaló, aunque a la fecha sigue sin
13 Esteban Krotz (coord.), El estudio de la cultura política..., op. cit.
117Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
poderse probar. En esas décadas, frase cultura políticacomenzó a hacerse visible no sólo desde la investiga-ción en las ciencias sociales, sino en el debate políticomismo, en la prensa y entre los intelectuales.
Y ya aun antes de estos años, la temática venía sien-do discutida, como señala Krotz bajo el nombre de iden-tidad nacional, legitimidad, autoritarismo o derechoshumanos. También ocurre que suelen permanecer algu-nos trabajos que abordan el tema de la cultura política,aunque no aparezcan explícitamente indexados comotales, bajo el grupo poblacional estudiado. Es el caso detrabajos que tratan del campo, los sindicatos, movimien-tos estudiantiles, las mujeres, las comunidades cristianaso los grupos indígenas. Hemos dicho ya anteriormenteque la cultura política no es homogénea, y la variedadde nombres y grupos con los que se le asocia para suestudio, da buena cuenta de ello.
El estudio de la cultura política desde la antropologíanos lleva invariablemente al tema de la subjetividad, elpoder y los procesos de producción de sentido; es decir,a la cuestión de lo simbólico, al menos desde la dimen-sión interpretativa de la cultura, que es desde dondenosotros intentamos situarnos. Por ello coincidimos conKrotz cuando dice que:
Si el estudio de la cultura política atiende la esfera subjeti-va de la vida política y realmente quiere colocar a los
sujetos de los procesos políticos en su centro, entonces no
será suficiente inventariar los conocimientos, las disposi-ciones afectivas y las valoraciones de los procesos y los
actores. Forman también parte de la cultura política los
anhelos y los deseos, los sueños y las imágenes de unmundo donde la esfera de lo político no será lo equiva-
lente a dominación, humillación y conflictos degradantes,
118 Maricela Portillo Sánchez
sino donde las formas de ejercer y de estructurar el poder
estén al servicio de todos y de cada uno de los integrantesde la comunidad y de la comunidad humana en su con-
junto.14
Las ciencias de la comunicación, como hemos soste-nido antes, se han ocupado muy recientemente, sobretodo en comparación con las otras ciencias sociales, delestudio de la cultura política. A nosotros nos interesaseñalar aquí la línea de investigación denominada co-municación y cultura, en la cual nosotros nos situamos.En ella incluimos a varios investigadores latinoamerica-nos, preocupados por los distintos fenómenos y proce-sos que son transversales a la comunicación y la cultura.Entre ellos podemos citar a Jesús Martín-Barbero, ÓscarLandi, Beatriz Sarlo, Rossana Reguillo, Néstor GarcíaCanclini, entre otros.
La política constituye uno de esos fenómenos trans-versales que hoy está siendo afectado por la comunica-ción de masas. Nuestro interés es rastrear en los sujetossociales, los jóvenes invisibles de la ciudad de México,las formas en que construyen su opinión política y par-ticipan de los procesos comunicativos de la opiniónpública.
Entendemos la cultura política desde una perspectivamás antropológica, que tiende a desplazar su preocupa-ción de los sistemas a los actores concretos; “en la medi-da en que las ideas, los valores y los sentimientos deéstos se vuelven relevantes para la explicación de larealidad política, nos encontramos indudablemente antelo que podría llamarse la dimensión subjetiva de la vidapolítica”.15
14 Idem.15 Idem.
119Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
Los jóvenes y la política
Los jóvenes son actores sociales, portadores de discursoy de opinión, a quienes pensamos en el centro de losprocesos políticos. A partir de ahí hemos intentado com-prender cómo construyen su opinión política y sus for-mas de participación. Son ellos, los jóvenes, sujetosrecelosos de la política.16 Han aprendido a fuerza de laexperiencia cotidiana que el mundo de la política les esajeno. Forma parte del mundo adulto, del espacio quesimbólicamente los niega y en el que no se sienten re-presentados.17 La política, transmitida tal como es enten-dida por los medios masivos de comunicación, no lesdeja lugar alguno:
Una política en la que caben los avatares de los ministros
y los congresistas, pero de la que se halla ausente el mun-do del ciudadano: el de los movimientos sociales, las or-
ganizaciones barriales, el ancho mundo de las luchas
cotidianas que van desde el feminismo hasta la ecología,
16 Es interesante hacer notar que en la Encuesta Nacional de Ju-ventud llevada a cabo en México por el Instituto Nacional de laJuventud en el año 2000, en la pregunta relacionada con la credibili-dad en las instituciones, la Iglesia alcanzó 62% de respuestas, siendola institución con más credibilidad en nuestro país. En segundo lugarnombraron la escuela y luego a los medios. El gobierno (menciona-do por 17%) y los partidos políticos (sólo 2%) fueron mencionadosmuy lejanamente.
17 En Maricela Portillo, “La opinión política de los jóvenes mexica-nos...”, 2 vols., trabajo de investigación, Universidad Autónoma deBarcelona, 2001, constatamos que los jóvenes relacionaban a la polí-tica, en un primer nivel de significación, con el mundo adulto, laautoridad, la cultura hegemónica, a lo cual hay que enfrentarse. Entérminos generales, aludieron a la política como una cuestión alejadade su vida cotidiana. La distancia sólo parece acortarse en tiemposelectorales, cuando los políticos se acercan a ellos con un fin mera-mente utilitario.
120 Maricela Portillo Sánchez
pasando por las nuevas sensibilidades desde las que los
jóvenes gritan o pintan sobre la piel de la ciudad su males-tar político y su desazón ética.18
Nos interesa indagar en las formas como construyensus opiniones, ubicadas quizá en aquello que Krotz de-nomina “dimensión utópica de la cultura política”, esaque comprende los anhelos y los deseos; es decir, laesfera subjetiva a la que hacíamos referencia.
La articulación entre las culturas juveniles y la políticasuele establecerse en términos de negatividad; es decir,suele asociarse la juventud actual con un desinterés ge-neral hacia las formas clásicas de participación política.Se ha insistido mucho en que “uno de los rasgos carac-terísticos de la juventud de las sociedades democráticascontemporáneas parece ser el creciente distanciamientoque mantiene respecto al sistema político institucional yla falta de confianza en sus responsables”.19
Además, suele insistirse en que el vínculo entre estosejes no es tan visible ni evidente.20 El silencio, la falta departicipación,21 su desvinculación con la institucionalidady su descrédito por las formas en las que se expresa lademocracia en los países latinoamericanos, y en el caso
18 Jesús Martín-Barbero, “Reconfiguraciones comunicativas de lo pú-blico”, Anàlisi. Quaderns de Comunicació y Cultura, núm. 26,Universitat Autónoma de Barcelona, Servei de Publicacions, Bellaterra,2001.
19 Jorge Benedicto y María Luz Morán (eds.), Sociedad y política:temas de sociología política, Alianza, Madrid, 1995.
20 Puede remitirse al trabajo de Delia Crovi, Ser joven a fin de siglo.Influencias de la televisión en las opiniones políticas de los jóvenes,UNAM, México, 1997, en el cual la autora realiza una investigaciónsobre la relación televisión-jóvenes-política. Por cierto, uno de lospocos trabajos que abordan esta cuestión en México en esta década.
21 Entendida la participación en su sentido clásico y asociada so-bre todo al ejercicio del voto.
121Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
específico de México, pueden derivar en la idea de quelos jóvenes son apolíticos. Caracterización tan de modaen la década de los noventa, con la cual incluso seestereotipó a toda una generación de jóvenes apática ydespolitizada en el ya clásico texto de Coupland, La ge-neración X.22
Este tipo de afirmaciones va asociado con unos mar-cos conceptuales rígidos que descalifican los novedosossentidos con los que hoy están produciendo las repre-sentaciones políticas los jóvenes. Existe una relación decorrespondencia entre las transformaciones que sufre elsistema político y la cultura política de los jóvenes. Esnecesario señalar algunas consideraciones al respecto,las cuales nos hacen pensar que la juventud hoy en díaconstruye su noción de política a través de canales pococonvencionales y que responden a una lógica cambian-te que se da en buena medida de la compleja relaciónque se establece entre los medios de comunicación y elsistema político.
Resulta difícil establecer una relación de unidireccio-nalidad entre los cambios mediáticos y políticos. La ló-gica cambiante de estos dos sistemas obedece en partea la lógica en la cual operan las industrias mediáticasque tienden a guiarse a partir de las reglas del mercado.Los medios de comunicación actúan como mediadoresentre los grandes actores sociales y las audiencias, con-formando un nuevo espacio público en el que se re-agrupan las fuerzas sociales y se transforma el lenguaje.En este sentido, y siguiendo una perspectiva sistémica,23
22 Douglas Coupland, Generación X, Ediciones B, Barcelona, 1995.23 En una interpretación que Jordi Berrio, “Les relacions comuni-
catives en les diferents àmbits socials”, en Anàlisi. Quaderns deComunicació y Cultura, núm. 26, Universitat Autónoma de Barcelona,Servei de Publicacions, Bellaterra, 2001, hace de la lectura de la visiónsistémica de Nikklas Luhmann.
122 Maricela Portillo Sánchez
Berrio24 critica la forma en que la política y los mediosmasivos de comunicación actúan como dos sistemasautorreferentes. La diferenciación funcional de estos dossistemas ha hecho que se guíen de acuerdo con suspropias lógicas e intereses. La política se define en lomediático y los medios a su vez la utilizan como instru-mento de consumo para la audiencia. Esta situación aca-rrea graves consecuencias para la política, pues hanacabado por vaciarla de sustancia. La videopolítica25 acabaconvirtiendo en espectáculo inmediato los debates y laspropuestas, apelando la mayoría de las veces a la emo-ción de las masas y no a la razón del ser político, que es,al mismo tiempo, la esencia de la condición humanapara Aristóteles.
Cultura juvenil, comunicación y espacio público
Las transformaciones en el sistema comunicativo y en elsistema político afectan las formas en las que los jóve-nes se relacionan con el espacio público. Hoy lo públi-co se define por lo mediático y los públicos se han con-vertido en audiencias.26 Ésta es otra transformación claveque debemos mirar con atención. Si esto es así, ¿cómoexplicar el papel de las audiencias?, ¿cuál es el marco deacción de los públicos?, ¿cómo pueden participar de lopúblico, los públicos, devenidos en audiencias? La me-
24 Jordi Berrio, “Les relacions comunicatives...”, op. cit.25 Para una disertación detallada del concepto videopolítica se
puede cotejar a Óscar Landi, “Videopolítica y cultura”, Diálogos de laComunicación, núm. 29, FELAFACS, marzo de 1991, Lima. Este autorrelaciona el concepto con otra cuestión que ya señalara Sartori y quees la cuestión del videopoder. Esta cuestión es abordada en el cuartocapítulo.
26 Jesús Martín-Barbero, “Reconfiguraciones comunicativas...”, op. cit.
123Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
diación tecnológica ejerce un papel relevante en elreordenamiento de las relaciones entre la cultura y lapolítica. Esta última aparece representada en los medioscomo el simulacro hueco entretejido con base en losdiscursos de políticos y ministros y la presentación frag-mentada de los sondeos de opinión, en donde se supo-ne que puede ser contenida la voz de los ciudadanos.
Sin embargo, la dimensión política contenida en eldiscurso mediático no ofrece cabida al mundo ciudada-no más allá de esta mera representación estadística. Losprotagonistas son los grandes actores políticos. La polí-tica queda reducida a la representación mediática quelogra adecuar a partir de géneros y formatos propios dellenguaje audiovisual, en donde impera la lógica de lainstantaneidad y la fragmentación, una complejidad densaen un simulacro hueco. Los jóvenes, en su interaccióncon los medios, perciben esta falta de representatividadpolítica y manifiestan su malestar en una aparente apa-tía del mundo de la política que sistemáticamente lesexcluye y con el cual no se sienten identificados.
Se convierten en botín electorero27 de los partidospolíticos en los tiempos de campañas electorales. Enestos momentos los políticos apelan a la juventud parti-cularmente para pedirles su voto. Consecuencia de estapráctica utilitaria, los jóvenes han aprendido a sosteneruna relación instrumental con el poder: “qué quieres quete dé, qué me vas a dar a cambio”. En un país comoMéxico, en el que la lógica del Estado ha generado estetipo de relaciones durante décadas, se produce un ethospolítico que responde a un patrón paternalista de dádi-
27 Rossana Reguillo, “Las culturas juveniles: un campo de estudio.Breve agenda para la discusión”, en Gabriel Medina Carrasco (comp.),Aproximaciones a la diversidad juvenil, Colegio de México, México,2000.
124 Maricela Portillo Sánchez
vas y favores. A partir de ahí los actores sociales hanaprendido a relacionarse con la política y han generadoparticulares prácticas de participación pública. En esteorden de ideas: “ni el Estado ni los partidos políticoshan sido –en lo general– capaces de generar matricesdiscursivas que puedan interpelar a los jóvenes”.28 Paraellos, la construcción de lo político pasa por otros ejes:el deseo, la emotividad, la experiencia de un tiempocircular, el privilegio de los significantes por sobre lossignificados, y las prácticas arraigadas en el ámbito localque se alimentan incesantemente de elementos de la cul-tura globalizada.
Frente a este vacío creado desde la esfera política, losmedios de comunicación han logrado erigirse como ac-tores sociales capaces de ofrecerse como intermediariosentre la institucionalidad y la ciudadanía. Han funciona-do como articuladores de lo público y lo privado. EnAmérica Latina, la crisis de representación de los parti-dos políticos ha facilitado, como bien señala Landi,29 laexpansión de la televisión como escenario principal ytambién como actor de la política. Entre la quiebra fi-nanciera de los Estados y el neoliberalismo, ha resulta-do central el papel que los medios masivos de comu-nicación han desempeñado como constructores de laescena pública y los nuevos lenguajes de la política. Laincesante presencia de la televisión en las formas dehacer política en la mayoría de nuestros países latinoa-mericanos remite fundamentalmente a la contempora-neidad y los múltiples puntos de contacto entre proce-
28 Idem.29 Óscar Landi, “Proposiciones sobre la videopolítica”, en Héctor
Schmucler y María Cristina Mata (coords.), Política y comunicación.¿Hay un lugar para la política en la cultura mediática?, CatálogosEditora, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 1992.
125Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
sos provenientes de esferas diferentes, como por ejem-plo las alternativas de representación ciudadana a travésde los partidos y la expansión e innovación permanentede la industria de las comunicaciones.
Cabe tener en cuenta que en la mayoría de los paísesde América Latina, la televisión ha corrido una historiamuy diferente a la televisión en Europa, sobre todo por-que ha respondido siempre a un patrón comercial. EnMéxico, por ejemplo, no ha existido prácticamente nin-guna experiencia de televisión estatal. Sin embargo, lasrelaciones entre la televisión y el Estado han sido muyintensas. Es imposible hablar del PRI sin mencionar laalianza que mantuvo durante décadas con Televisa, elgrupo de comunicación lidereada hasta 1998 por EmilioAzcárraga Milmo y que hasta 1993 funcionó como unsistema monopólico. No exageramos si decimos que hastamuy poco antes de ese año, para hablar de la historia dela televisión en México, era necesario hablar de esteconsorcio. Televisa y el PRI sostuvieron una larga y sim-biótica relación en donde uno y otro sacaban beneficiospropios. En este sentido, “los críticos han señalado quea cambio de una autocensura estricta, de silenciar a lasvoces disidentes y de proporcionar una plataforma cons-tante de propaganda para el PRI y el presidente, la Tele-visa de Azcárraga Milmo pudo disfrutar de más de cua-renta años de dominio monopólico de los medios y tratopreferencial de las dependencias gubernamentales”.30 Espor esta razón que muchos intelectuales solían llamar aTelevisa el quinto poder.31 Muchos años han transcurri-do desde este dominio monopólico de Televisa en el
30 Claudia Fernández y Andrew Paxman, El tigre. Emilio Azcárragay su imperio Televisa, Grijalbo, México, 2000.
31 Raúl Trejo Delarbre, Televisa, el quinto poder, Claves Latinoame-ricanas, México, 1985.
126 Maricela Portillo Sánchez
panorama televisivo nacional. La irrupción en la escenade TV Azteca ha transformado el panorama. En sus ini-cios, esta cadena coincidió con el panorama de aperturademocrática que comenzaba a respirarse en nuestro país.No es casual que en los inicios, su apuesta más fuertehaya sido la producción informativa. Su principal noti-ciero, Hechos, ganó audiencia a base de un tratamientoinformativo muy distinto al acartonado esquema quemostraba el clásico diario nocturno de Televisa, 24 Ho-ras. Más recientemente las cosas han cambiado, por másque en sus inicios TV Azteca irrumpiera con mucha fuer-za, intentando vender una imagen de apertura y nove-dad, rompiendo con la lógica del sector televisivo mexi-cano, ahora se ha traducido en una permanente guerrade televisoras.
La televisión tiene una enorme importancia en la cul-tura mexicana e incide en la constitución de la agendade temas políticos, pero desde el punto de vista de sulenguaje fue durante años un soporte del discurso y delos rituales de la lógica del poder del PRI. Curiosamenteahora ha sabido estar al lado del PAN (Partido AcciónNacional), partido de Vicente Fox, actual presidente deMéxico, ganador en el pasado proceso electoral. Parabien o para mal, la historia del sistema político mexica-no no puede leerse sin tomar en cuenta el activo papelque esta cadena televisiva ha tenido.
Así pues, asistimos a un proceso generalizado de me-diatización creciente de la política, en donde los mediostienden a llenar las brechas entre la gente y los partidos.Como bien señala Landi: “el debilitamiento de los parti-dos políticos y el simultáneo desarrollo autónomo de laindustria de las comunicaciones, hacen que en nuestrassociedades tiendan a escindirse el espacio de la repre-sentación institucional y el de la representación simbóli-
127Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
ca de la política”.32 El sistema comunicativo, a través dela oferta televisiva, escenifica la política dotando de unalógica propia a la escena pública.
Algunas líneas interpretativas para seguir pensandolas formas de participación política juvenil en México
Cerraremos este trabajo presentando algunas líneas inter-pretativas, para ello expondremos datos que se despren-den de nuestras indagaciones en la materia. En un trabajoprevio33 exploramos la construcción de la opinión polí-tica juvenil de los jóvenes en la ciudad de México. Noscentramos en los estadios de formación de opinión indi-vidual porque nos parece que estos prefiguran formasde participación política, mismas que puedan materiali-zarse de distintas formas. Una de ellas es el voto.
La construcción de las opiniones políticas juvenilesresulta de procesos complejos en los que se ven envuel-tos diversos elementos. Comentaremos tres ejes analíti-cos a partir de los cuales venimos trabajando esta cues-tión: la biografía, la generación y el consumo de medios.A partir de estos ejes, nosotros logramos identificar al-gunas cuestiones que pueden ayudarnos a comprenderla manera en que van gestándose las opiniones en lossujetos a partir de aprendizajes, experiencias y procesosde socialización en los que ellos se ven inmersos.
32 Óscar Landi, “Proposiciones sobre la videopolítica”, op. cit.33 Maricela Portillo, “Cultura política y culturas juveniles: la cons-
trucción de la opinión política de los jóvenes de la Ciudad de Méxi-co”, tesis de doctorado, Servicio de Publicaciones de la UAB, disponibleen http://www.tdcat.cesca.es/TDX-1026105-130739/index.html, De-partamento de Periodismo y Ciencias de la Comunicación, Universi-dad Autónoma de Barcelona, Barcelona, 2005.
128 Maricela Portillo Sánchez
En este sentido, diremos que adentrarnos en la bio-grafía de los sujetos nos permitió identificar algunos re-cuerdos políticos, mismos que, instalados en la memoria,están compuestos por vivencias, directas o indirectas, yvan articulando los aprendizajes, las creencias, las acti-tudes y, por supuesto, las opiniones.
Las diferencias entre los sujetos, en términos de bio-grafía política, ocurren en relación con las posturas po-líticas34 y, en términos más generales, por las diferenciassocioculturales y económicas que los distinguen (con-formación familiar, ocupación, trayectorias de movilidadsocial). Las regularidades en sus biografías políticas, asu vez, están dadas por los acontecimientos políticos. Yes aquí donde pudimos observar la articulación entrebiografía y generación. Los sujetos comparten genera-cionalmente unos recuerdos políticos que los han mar-cado a lo largo de su vida y que resultan importantes almomento de construir sus opiniones. Como hemos men-cionado, detectamos algunos acontecimientos políticosque han resultado ser especialmente significativos y queles son comunes en tanto generación. Compartir estosacontecimientos (la caravana zapatista o la huelga de laUNAM) es el resultado de haber sido socializados en unmismo contexto. Y eso, entre muchas otras cosas, loshace ser una generación. La cultura política en la cuallos sujetos han crecido, de la cual han aprendido y, endefinitiva, en la que han sido socializados, es el grantelón de fondo que define a esta generación y ayuda aexplicar la opinión política de los jóvenes de la ciudadde México.
34 No entramos aquí a discutir el tema de las posturas políticas denuestros informantes. Sin embargo, puede cotejarse en Portillo (2004:320-322).
129Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
Así pues, la política cobra sentido a partir de la expe-riencia: lo que se ve y lo que se vive. Las anécdotasreferidas en términos de recuerdo político, los aconteci-mientos políticos que forman parte de la biografía polí-tica de los sujetos, la misma biografía personal, determi-nan el sentido que se le adjudica al término. La políticase traduce en la vida cotidiana de los sujetos jóvenes apartir de las experiencias registradas en su biografía. Estasexperiencias son significativas cuando logran articularseen el plano de la cotidianidad. Básicamente se registran enrelación con la resolución de problemáticas concretas,que, al menos en el caso de nuestros informantes, se inten-tan ir solucionando de manera individual y rara vez co-lectivamente.
¿Qué papel desempeña el consumo televisivo en rela-ción con la construcción de las opiniones políticas delos jóvenes de la ciudad de México? A partir de los resul-tados de nuestro análisis, podemos sostener que la tele-visión constituye un factor clave, pero no determinante.El papel de los grupos de referencia –familia, amigos,barrio, escuela y/o trabajo– es en muchos casos más im-portante que el de los medios masivos de comunicación,en general, y la televisión, en particular. Ésta es un agenteimportante de socialización, pero no el único. La rele-vancia de este medio radica en que provee (como sostu-vimos en el análisis) gran parte de la información política.Sin embargo, la experiencia y los grupos de referenciason grandes estructuradores de las opiniones. Lo quequeremos decir con esto es que en los casos que pudi-mos observar, la información que obtienen a partir desus redes sociales, de la experiencia, del recuerdo y losacontecimientos que los han marcado generacionalmentey que conforman su biografía política, resulta ser más re-levante que la información que proviene de los medios.
130 Maricela Portillo Sánchez
¿De qué manera la opinión política de los jóvenespuede influir en el proceso de cambio político? Cuandolas opiniones políticas de los jóvenes se materializan enel voto, esto es, en actitudes que son verificables, cuanti-ficables y susceptibles de modificar ciertos panoramas,puede comenzarse a hablar de una relación de influen-cia. De acuerdo con los resultados de nuestra investiga-ción, al menos en el caso de las elecciones presidencialesdel 2000 en México, fue posible constatar esta relaciónque se establece entre opinión política y cambio.
El sentido del cambio para los jóvenes en ese mo-mento tuvo que ver con el derrocamiento del partido deEstado. Los jóvenes se sentían, en términos generales,contentos de haber protagonizado este momento. El cam-bio, sin embargo, después de las últimas elecciones pre-sidenciales, ha ido perdiendo el sentido que tuvo en esemomento. Como se mencionó en el análisis, a fuerza deconstatar que el cambio no se ha visto reflejado en lavida cotidiana de los sujetos, se ha pasado de la euforiaal desánimo. Las altas expectativas que provocó en sumomento la alternancia han caído. El ánimo colectivoha bajado, aunque esto no es una cuestión que sóloocurra con los jóvenes, sino que puede percibirse enotros grupos de edad. No obstante, muchos jóvenes acep-taron asumirse como la generación del cambio. En al-gún momento se señaló incluso que podrían ser señaladosen el futuro como “la generación que votó por Fox”.Asumen, en algunos casos, el estigma de haber partici-pado en este proceso electoral con un papel protagónicoen tanto generación.
Ahora bien, si nosotros hemos sostenido que es posi-ble constatar una relación entre el cambio político y elrelevo generacional, ¿de qué relevo hablamos? De unrelevo que se caracteriza, en términos generales, por la
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negación del mundo adulto. Esto se expresa en tres sen-tidos: la negación de la responsabilidad de la época queles ha tocado vivir, las ganas de participar en su transfor-mación a partir de su condición de joven y la asociacióndel antiguo régimen (PRI) con las generaciones que lesanteceden.
Las opiniones de los sujetos representan el esfuerzopor dar sentido a los temas en su vida cotidiana. Tienenrepercusión en el espacio público cuando son puestosen común. Nuestra investigación indagó particularmen-te los estadios de formación de opiniones que permane-cen guardadas, en el entendido de que estas opinionesalmacenadas pueden prefigurar actitudes, movilizacionesy formas de intervención pública en un momento deter-minado.
De acuerdo con los resultados que hemos obtenido,los jóvenes tienden a ofrecer respuestas individuales ydesarticuladas que difícilmente pueden trascender enforma de propuestas que impliquen una dimensión co-lectiva. Es por ello que proponemos seguirle la pista aestos procesos individuales, pues, con el tiempo, puedeser que se vean reflejados en nuevas formas de partici-pación pública. Los escenarios del futuro dependen engran parte de estos jóvenes que, como suele decirse,son los adultos del mañana. A casi seis años de habervivido la alternancia política en el país, la generaciónFox puede estar prefigurando nuevas opiniones políti-cas y, con ello, quizá, un nuevo cambio. Pero esto sólolo podremos saber con el tiempo.
Quiero comenzar con una advertencia: las reflexionesque voy a hacer son experiencias que he retomado dealgunas, personas involucradas en el tema, de investiga-dores y de la propia Red Nacional de Investigadoressobre Juventud, que se encuentra coordinada en el Ins-tituto Mexicano de la Juventud. Sin embargo, agrego aestas visiones algunas aportaciones personales, fruto dela experiencia que he vivido tanto en el propio institutoaquí en la Comisión y en otros ámbitos sociales y degobierno.
Empezaré comentando, un documento que realizó,Ugo Pipitone, en donde se pregunta cuánto nos faltarácomo país, para llegar a los estándares y nivel de vidade Portugal, por ejemplo.
Pipitone señala que Portugal era el país, de los queentraron a la Unión Europea en el primer bloque, másatrasado en ese momento, y que actualmente tiene unPIB per cápita de 20 mil dólares.
Nuestro autor menciona que si tuviéramos un modelode país en donde hubiera avances significativos en la
Nueva visión de las políticaspúblicas de juventuden México
José Francisco Landero Gutiérrez
134 José Francisco Landero Gutiérrez
distribución equitativa, donde se fortalecieran las insti-tuciones y donde el promedio de crecimiento del PIB
fuera del 3%, que es el promedio en América Latina,tardaríamos aproximadamente 23 años. Chile, que es elpaís de América Latina que tardaría menos tiempo enalcanzar ese PIB de Portugal, tardaría 18 años, Brasil tar-daría 28 años y de ahí en adelante, Venezuela 41 y Bo-livia 64 años.
Para que fuera más rápido este avance y para no te-ner que esperarnos esos 23 años, Pipitone mencionaalgunas condiciones.
Sostiene que los países deben avanzar no solamenteen el comercio y los flujos externos, sino en competi-tividad, es decir en otras áreas que van haciendo un de-sarrollo integral nacional. Segundo, que haya una estabi-lidad económica; tercero, una adecuada distribución delingreso y, por último, algo fundamental, el aprovecha-miento de los bonos demográficos de los países deAmérica Latina.
Y aquí yo partiría de esta premisa, el bono demográ-fico, del que también ya se trató algo, para decir que eltema de las políticas públicas de juventud está directa-mente relacionado y es dependiente de las otras polí-ticas.
Y las otras políticas son dependientes de la políticade juventud, aunque a veces no se vea, no se quiera vero no se comprenda. Y en este sentido, uno de los gran-des retos de las políticas de juventud es la transmisiónde una nueva perspectiva de lo que son las políticas,que muchas veces han sido malentendidas o entendidasparcialmente.
Sabemos que siempre se les ha dado un enfoque es-pecífico, pero no se les ha visto en su integralidad. Porejemplo, a principios del siglo XX se les daba un enfoque
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únicamente educacional, luego se les dio el enfoque in-dustrial y así con parcialidades.
Entonces, una nueva perspectiva que deben tener laspolíticas es, primero, que las políticas de juventud de-ben estar ligadas a otros grupos. Es decir, el joven nopuede desligarse de lo que sucede con otros grupos so-ciales. Es decir, las políticas de juventud deben estarestrechamente relacionadas con las políticas de muje-res, con las políticas de los adultos mayores, de la niñez,etcétera.
¿Por qué digo esto? Bueno, porque una de las caracte-rísticas generales de los jóvenes es que son estrecha-mente solidarios. Entonces, en ese sentido hay queaprovechar esa solidaridad y hay que enfocar, como biense decía, potenciar su desarrollo y sus capacidades.
En segundo lugar, las políticas de juventud no pue-den estar aisladas, y ése es otro grave error que se co-mete. Es decir, se habla muchas veces de políticas parajóvenes pero no se les contextualiza en el entorno, seles separa totalmente; por ejemplo, cuando existe unapolítica de participación para jóvenes a veces no se leliga con estos grupos sociales. Se deben de articular conlas diversas fases del ciclo de vida, con la niñez, juven-tud, tercera edad, adultos, para que se forme parte deun conjunto estructurado de políticas.
También hemos caído, en ciertos momentos, en laaplicación de políticas reduccionistas. A veces desde unavisión materialista, sin contemplar algunas cosas que talvez parezcan subjetivas pero que son muy importantesen esta integralidad juvenil, es decir, los sueños, las as-piraciones, los sentimientos.
Y así vemos, por ejemplo, que hay tres políticas quelos gobiernos, especialmente los municipales, luego lle-van a cabo y que terminan a esa política parcial.
136 José Francisco Landero Gutiérrez
Una es, por ejemplo, la política del “condón”. Se creeque con repartir condones resolvemos el problema de lasexualidad juvenil. Otra es la política de los “balones”:se cree que con regalar balones o inaugurar canchasdeportivas ya estamos haciendo política juvenil.
Y la tercera es la de los “conciertos”: se cree que lle-nando grandes explanadas llevando grupos de rock fa-mosos estamos ya también haciendo políticas de juven-tud. Y eso no es así, las políticas van mucho más allá.
Otra de las perspectivas generacionales que deberíantener las políticas es que también deben posicionarseante los grandes temas de debate nacional. Parecieraque las políticas de juventud son un tema menor, aisla-do, y sin embargo están inmersas y tienen un protago-nismo fundamental en las demás políticas.
Por ejemplo, hablando de los tres años que llevamosen el debate de las reformas estructurales, había un temaesencial, la reforma laboral, en donde el tema juvenilestá totalmente inmerso y es prioritario, y sin embargose fue diluyendo o no se tocó con la profundidad querequería.
En la Comisión de Juventud se dio una opinión sobretres iniciativas al respecto, pero se detuvieron en la Co-misión del Trabajo y ahí quedó el debate: nunca fueronasumidas por la Comisión del Trabajo. Así muchas ve-ces se no se piensa que el tema de la juventud va inmer-so en los grandes temas nacionales, y termina por diluirse.
Otro ejemplo es la reforma energética, pero qué tieneque ver eso con las políticas de juventud, pues simple-mente que es una reforma que proporcionaría muchísi-mos empleos, por lo menos a una región amplia delpaís. Asimismo temas como el desarrollo sustentable oel de justicia penal, en donde la Comisión de Juventudha quedado aislada de ese debate porque lo lleva la
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Comisión de Justicia y Derechos Humanos. Y ahí esdonde debimos, en la Comisión de Juventud, habernosinsertado más en ese debate.
Y aunque todavía es tiempo para hacerlo, seguimospensando que los temas de juventud son otros. O tienenque ver con temas como el deporte o la prevención deadicciones, como si esos problemas nada más le pre-ocuparan a los jóvenes.
No. Los problemas de los jóvenes son problemas na-cionales y las soluciones nacionales son también solu-ciones jóvenes. Entonces, dentro de esas prioridadesnacionales, por supuesto que tenemos como fundamen-tales a la educación, avanzar en la educación, pero concalidad, y los de salud preventiva y deserción laboral osubempleo.
Los jóvenes muchas veces no es que carezcan deempleo, sino que realmente trabajan en condiciones noadecuadas, con bajos salarios, y aunque están en elmercado laboral, están excluidos de las condiciones quetienen los otros sectores sociales.
Otros temas fundamentales son la prevención de ladelincuencia y la cultura en la solución del conflicto;la participación ciudadana como clave para el fortaleci-miento democrático y el fortalecimiento comunitario e inter-generacional. En estos tres aspectos yo enfocaría la parti-cipación.
Y también el fortalecimiento del papel juvenil en lafamilia. Cómo es posible, si se habla de políticas defamilia, que, por ejemplo, no exista en el DIF una políticaclara para los jóvenes. Hay un enfoque muy fuerte paralos niños, para las mujeres, pero no está insertado, en elprograma del DIF, con claridad el tema de juventud.
Esos temas son prioridades nacionales y no puedendejarse a un lado.
138 José Francisco Landero Gutiérrez
¿Y cuáles serían los nuevos criterios para, por ejem-plo, diseñar esas nuevas políticas de juventud? Bueno,primero considerar a los jóvenes desde una doble pers-pectiva: la perspectiva para verlos como destinatariosde servicios, porque hay jóvenes a los que se requierellegar con políticas de servicios, que requieren una aten-ción y una ayuda más directa y profunda; pero también,por otro lado, con la perspectiva que los contemple comoactores estratégicos para el desarrollo nacional.
Si no aprovechamos ese bono demográfico, inserta-mos a los jóvenes y hacemos que aporten desde estemomento a la sociedad, el bono demográfico se va aperder y ya estamos en ese proceso, ya estamos en lacurva, bajando.
En segundo lugar, lograr una concertación de esfuer-zos en la que el tema juvenil tenga mayor nivel político.Necesitamos subir el tema de juventud de nivel políticoy eso sólo se va a lograr insertándolo en los grandestemas nacionales.
Tercero. Crear redes institucionales y organizacionalesen las esferas donde no existen. Hay todavía muchostemas de juventud que están ahí, sin una participaciónde la sociedad, el tema mismo de la vivienda, el tema delos jóvenes rurales; en fin, ahí hay que crear redesinstitucionales y organizacionales para que profundicenen ellos.
Es importante, fortalecer el tema en los estados, ybuscar su profesionalización y descentralización. Si nosvamos bajando, conforme descendamos de órdenes degobierno, llegaremos al punto en que encontremos másdificultades para poder aplicar las políticas de juventud.
También debemos promover la participación de losjóvenes en el diseño; política de juventud que no estésustentada por una encuesta, un diagnóstico o focus
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group, participación directa de los jóvenes, no puedeconsiderarse una política realmente sustentada y susten-table.
También es importante, relacionar las políticas de ju-ventud con otros actores sociales, mujeres, familia, ni-ños, y definir la distribución de roles y funciones de losdiferentes actores involucrados, fortalecidas con otrospoderes, como el Legislativo y el Judicial.
Ése es uno de los temas pendientes, pues no hemosencontrado la fórmula para que los tres poderes puedancoordinarse y abundar más en los trabajos de juventud.
Al parecer a los tres poderes están totalmente desliga-dos, y en las políticas, para que haya efectividad, debehaber esa red y esa vinculación, sobre todo en los trespoderes.
Ante esto, me gustaría dejar sobre la mesa algunaspropuestas para cada uno de los actores específicos.
Primero, para el Instituto Mexicano de la Juventud. Elinstituto tiene una ley bastante buena, y está considera-do como un organismo coordinador de la política, y nosólo como un organismo operador.
Es importante seguir fortaleciendo ese papel de coor-dinador de políticas y no operador de las mismas. Por-que si busca bajarse al papel de operador, perderá conotras secretarías u organizaciones sociales; su papel esser impulsor, fortalecedor y coordinador de políticas.
Asimismo es necesario fortalecer el tema de investi-gación. Una de las grandes fortalezas del instituto esprecisamente la investigación, los diagnósticos, su redde investigadores; sin embargo, a veces esa investiga-ción está también desligada de los propios departamen-tos del instituto.
Mi propuesta entonces es que cada departamento delinstituto se convierta en un centro de conocimiento. Y
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como un hacedor impulsor de las políticas del tema quele compete.
También es necesario darle un mayor nivel político.¿Cómo? Una de mis propuestas sería integrarlo al gabi-nete ampliado, porque es la forma, la única forma, quetenga nivel político y que pueda incidir directamente enla política y en los otros ámbitos y decisiones.
Otro tema sería analizar la conveniencia, también, enun momento dado, de que sea un organismo autónomo.Es decir, ahorita está como un organismo dependientede la SEP y muchas veces se pierde hasta en la misma SEP,y, paradójicamente, una de las secretarías con las que setrabaja menos, en materia de política pública educativa,es precisamente la SEP.
Entonces, habría que analizar si es conveniente quese cree como un organismo autónomo.
Otro tema, y aquí sí soy directamente responsables,es no disminuirle el presupuesto al instituto. No hablode aumentarle, hablo de no disminuirle. Desde el año2000 el instituto está teniendo una regresión, una dismi-nución en su presupuesto.
Año con año, durante estos seis años, el instituto habajado en su presupuesto y han sido diversas las razo-nes. A veces ha faltado el cabildeo del propio instituto, aveces ha faltado que los diputados nos metamos más aanalizarlo.
También ha sido que la propuesta del Ejecutivo havenido con disminución, no es que nosotros la hayamosdisminuido, sino que se ha aprobado la propuesta queel mismo Ejecutivo ha dado.
Finalmente, yo haría una transformación de la jerar-quización del instituto, pues tiene una jerarquización bu-rocrática enorme, y cambiaría el enfoque organizacionalde departamentos que actualmente tienen a centros es-
141Nueva visión de las políticas públicas de juventud en México
pecializados de desarrollo de políticas, para hacerlo máscoherente con su función de coordinador de políticas.
Respecto a los estados y municipios. No se puedeentender el tema de juventud nada más visto desde unorganismo federal, es necesario llevar a cabo en los es-tados y municipios una profesionalización de los pues-tos, que yo creo que es una debilidad.
Los puestos de… son realmente puestos electorales,son premios y muchas veces sin una continuidad y conuna alta rotación.
Hay que capacitar ampliamente a la gente que trabajaen esos estados y municipios para que haya una distri-bución clara de roles: primero, que el Estado, hablandodel Gobierno Federal, debe ser el normativo; segundoel gobierno del estado debe ser un organismo coordina-dor y fomentador de las políticas en los municipios; ytercero, el municipio debe ser el operador de las polí-ticas.
Muchas veces esos roles se confunden y lleva a quese dupliquen esfuerzos, por ejemplo que un orden degobierno haga lo del otro, etcétera.
En financiamiento es importante, para avanzar en esetema también, saber cuánto invierten los gobiernos enlos jóvenes. Hasta el día de hoy no lo sabemos. Pode-mos saber cuál es el presupuesto del Instituto Mexicanode la Juventud, pero si quisiéramos saber cuál es el pre-supuesto total que el gobierno federal invierte a favorde los jóvenes en las diferentes políticas, no podríamosporque hay políticas que están combinadas con otros gru-pos sociales o porque no se llevan las mediciones. En-tonces, no podremos avanzar en el financiamiento si noempezamos por medir cuánto se invierte en los jóvenes.
Otro tema fundamental es el del Plan Nacional deDesarrollo.
142 José Francisco Landero Gutiérrez
Uno de los problemas que tuvo el Projuventud es queun poco tarde, en el 2002 ya que se había hecho el PlanNacional de Desarrollo, y que las secretarías tenías susplanes sectoriales y el tema de juventud no fuera inser-tado desde el inicio en este nuevo gobierno.
Es importante que desde el Plan Nacional de Desarro-llo venga no sólo incluido el tema de juventud en una odos estrategias, sino que venga ligado a cómo va a ope-rar con las demás secretarías, es decir, ligar el tema delPrograma Nacional de Juventud a cada uno de los pro-gramas sectoriales.
Otro punto importante y fundamental para la trans-formación estructural de este tema, es el marco jurídico.Aquí en el Congreso también se ha manoseado muchola Ley del Instituto Mexicano de la Juventud, porque seve como la única ley en donde uno puede hacer algopor los jóvenes, desechándose muchas iniciativas queno tenían ni fundamento ni razón de ser.
Hay que dejar de manosear la Ley del Instituto Mexi-cano de la Juventud e incidir en otras políticas que ata-ñen a los jóvenes. ¿Cuáles? Las de discapacidad, las demedio ambiente, las de justicia penal para adolescentes.Ésas son cosas que inciden e impactan en los jóvenes.
También hay que fortalecer el tema en la Secretaríade Hacienda, con el proyecto del presupuesto, y no es-perar a que venga ya hecho; desde antes hay que verhacia dónde queremos ir.
Por ejemplo, en la SEP hay un caso: no es obligatoriopara el instituto publicar las reglas de operación de to-dos los programas, lo hace como medida de transparen-cia, pero la SEP no lo tiene contemplado. El Instituto,dentro de la trama burocrática organizativa de la SEP,está perdido. Hay que darle más jerarquía dentro de lapropia SEP.
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En la Ley Orgánica de la Administración Pública Fe-deral hay que contemplar también al instituto, analizarcómo podemos subirlo a nivel político o cómo puedeoperar e incidir más en otras secretarías.
Otro tema fundamental es el de la comunicación conjóvenes. El instituto tiene un consejo integrado por jóve-nes, donde ellos pueden aportar y dar alternativas, solu-ciones, y es para que el instituto esté cerca de la realidadjuvenil. Sin embargo, a veces quedan en un nivel cortoesos consejos que pudieran dar los jóvenes y a vecesellos también no saben cómo aterrizar esto.
Habría que replantearse cómo tener una mayor parti-cipación, sobre todo al interior de los estados, para larecepción de propuestas, para la difusión de formas departicipar, para el fortalecimiento de organizaciones dela sociedad civil.
Con esto creo que podríamos avanzar en el tema delaprovechamiento del “bono demográfico”, de la compe-titividad del país y fortalecer el tema de las demás polí-ticas con el tema de políticas de juventud.
Aquí menciono otra premisa: las otras políticas socia-les o económicas van a terminar haciendo crisis en unfuturo si no se atienden las políticas de juventud. Esdecir, vamos a tener dificultad, por ejemplo, en el temade jubilaciones si desde ahora no se atiende el tema dejuventud, o ya lo estamos teniendo.
Por ejemplo, las pensiones es un tema que está ha-ciendo crisis por no haber tomado en cuenta esas políti-cas de juventud, y la pérdida de competitividad, que yala tenemos, puede hacer más crisis si no aprovechamosesa mano de obra juvenil. Asimismo, la carencia de par-ticipación y mantenernos en el subdesarrollo demo-crático, también va a evitar que se haga la reforma delEstado.
144 José Francisco Landero Gutiérrez
O los temas de seguridad nacional. Ahí vemos temasterribles como el de las “maras”, que inciden en la segu-ridad nacional. Tal vez muchos de estos problemas fue-ron provocados por falta de políticas dirigidas a losjóvenes en el terreno local.
En conclusión, uno, necesitamos una nueva perspec-tiva juvenil en esas dos dimensiones: como objeto dedar servicios y como sujeto y actor estratégico.
Necesitamos un fortalecimiento institucional no sola-mente del Instituto Mexicano de la Juventud, sino de lasdemás secretarías que tienen programas de juventud.
Tres. La coordinación y concertación de esfuerzos. Alser el tema de juventud un tema transversal, no va apoder figurar en la política nacional si no hay una coor-dinación y concertación de esfuerzos.
Cuatro. La profesionalización y estabilidad de los en-cargados de juventud en estados y municipios.
Cinco. La comunicación con los diversos actores dejuventud, por supuesto incluido los jóvenes.
Para concluir, diría yo que el futuro no existe, el futu-ro se construye. ¿Y cómo se construye? Precisamentecon ese presente que son los jóvenes, no esperando aque sean solamente el futuro, pues el futuro se constru-ye a partir de la realidad presente.
145Juventud y política: algunos elementos para reflexionar
Héctor Morales Gil de la Torre. Maestro en sociolo-gía por la Universidad Iberoamericana. Autor y coau-tor de diversas publicaciones, posee una ampliatrayectoria como docente y como coordinador deproyectos de investigación social y de desarrollolocal y regional. Es director de Iniciativas para laIdentidad y la Inclusión, A.C., organismo civil quedesarrolla programas y proyectos de juventud.
Miguel Ángel Serrano Perea. Licenciado en Admi-nistración por la Universidad La Salle y en Filosofíapor la Universidad Popular Autónoma del Estadode Puebla y Maestro en Administración por el Ins-tituto Tecnológico Autónomo de México. Ha sidodirector general de Desarrollo en la DelegaciónBenito Juárez del Distrito Federal, así como de laFundación para el Desarrollo Sostenible en México(Fundes). Es subdirector general de coordinaciónen el Instituto Mexicano de la Juventud y represen-tante del Gobierno Mexicano ante la Unión Euro-pea en materia de juventud.
Acerca de los autores
146 Legislando la agenda social
María Juana Vera García. Estudió las licenciaturasen Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universi-dad Autónoma Metropolitana y Filosofía en la Uni-versidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.Posee una amplia experiencia laboral en cargos direc-tivos. Actualmente es directora general de PolíticasSociales, en la Subsecretaría de Desarrollo Social yHumano de la Secretaría de Desarrollo Social.
Patricia Legarreta Haynes. Licenciada en Antropo-logía Social por la Universidad Autónoma Metro-politana, ha participado en el proyecto “Fronterasinteriores: desarrollo regional y resistencia en laCuenca del Papaloapan, Valle Nacional, Tuxtepec”,auspiciado por la Universidad Autónoma Metropo-litana y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnolo-gía. Como investigadora del Centro de EstudiosSociales y Opinión Pública, es responsable de lostemas de asuntos indígenas y cultura.
María Marta Mier y Terán Rocha. Doctora en De-mografía por la Universidad de Montreal, Canadá.Es investigadora titular del Instituto de Investiga-ciones Sociales de la Universidad Nacional Autó-noma de México y miembro del Sistema Nacionalde Investigadores. Centrada en el estudio de lostemas transición a la vida adulta, escolaridad, tra-bajo y formación de familias entre los jóvenes; ymétodos cuantitativos en el análisis socio-demográ-fico, ha publicado diversos libros y artículos en re-vistas especializadas.
Maricela Portillo. Doctora en Comunicación Audio-visual por la Universidad Autónoma de Barcelona.
147Acerca de los autores
Ha sido profesora e investigadora en la Universi-dad Ramón Llul, en Barcelona, España, y en laUniversidad Iberoamericana. Es responsable delComité de Investigación de la Asociación Mexicanade Investigadores de la Comunicación (AMIC), y miem-bro de la mesa directiva de la Asociación Interna-cional de Jóvenes Investigadores en Comunicación.En la actualidad se desempeña como profesora enla Academia de Comunicación y Cultura de la Uni-versidad Autónoma de la Ciudad de México.
José Francisco Javier Landero Gutiérrez. Maestro enDirección de Empresas por el Instituto Panamericanode Alta Dirección de Empresas. Ha sido secretariojuvenil municipal, coordinador de Comunicación,instructor nacional y miembro de la Secretaría Na-cional de Acción Juvenil del Partido Acción Nacio-nal. Se ha desempeñado como subdirector generaldel Instituto Mexicano de la Juventud. Y ha sidomiembro y dirigente de grupos universitarios y detrabajo comunitario. Es diputado federal en la LIXLegislatura en la que forma parte de las Comisio-nes de Juventud y Deporte y de Economía.
Colección Legislando la agenda social
1. Gobernabilidad y consenso en el Poder Legislativo:las reformas pendientes
2. Pensar en los jóvenes: propuestas para hoy, ideaspara el futuro
3. La ciencia y la tecnología como ejesde la competitividad de México
4. La vivienda en México: construyendoanálisis y propuestas
5. Seguridad social: a una décadade la reforma de pensiones
6. Desarrollo social: balance y desafíosde las políticas gubernamentales
7. Avances y pendientes para fortalecerel federalismo
8. Los retos del desarrollo metropolitanoen México
Pensar en los jóvenes: propuestas para hoy,ideas para el futuro se terminó de imprimir en laimprenta de la Cámara de Diputados en julio de
2006. El tiraje consta de mil ejemplares.
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