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Page 1: ¡Por tu dignidad y por la mía: Construyamos equidad para eliminar la violencia!
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¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para

eliminar la violencia!

Campaña para la eliminación de la violencia contra la mujer

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SECRETARIADO NACIONAL DE PASTORAL SOCIAL CÁRITAS COLOMBIANA (SNPS)

Director SNPSMonseñor Héctor Fabio Henao Gaviria

Subdirector SNPSPadre Juan Carlos Cárdenas Toro

Animadora Área de Desarrollo InstitucionalRosa Inés Floriano

Especialista Área de Desarrollo InstitucionalClaudia Mercedes Herrera Gómez

Diseño y diagramaciónNatalia Herrera G.Stock Diseñ[email protected]

Conferencia Episcopal de Colombia - Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas ColombianaCarrera 58 No. 80-87 - Teléfono: 437 7150 - Fax: 437 7171Bogotá, Colombiawww.pastoralsocial.org [email protected]

Impresión:

Bogotá, noviembre de 2013

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1. ¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia! .................................................... 61.1. Ejercicio sobre la fundamentación desde el Ma-

gisterio de la Iglesia en torno a la eliminación de las violencias contra las mujeres .......................10

2. Sentido de la conmemoración del 25 de noviembre: Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer ....... 113. ¿Qué es la violencia contra la mujer? .................153.1. Tipos de violencia contra la mujer .....................15ǤǤ���������������������Ƥ������������ violencias contra las mujeres ............................ 204. ¡Construyamos equidad… .................................224.1. Ante todo, ¡la dignidad humana! .......................224.2. Pero ¿de dónde procede la igual dignidad entre varones y mujeres? ................... 234.3. La dignidad se vive auténticamente en la comunión .................................................. 254.4. ¿Cómo entender la equidad entre .......................

hombres y mujeres? .......................................... 29

Contenido

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4.5. Ejercicio sobre la construcción de la ............. equidad entre hombres y mujeres,

en relación con la comunión ...................... 335. ...Para superar la violencia! ............................... 345.1. Lo fundamental: partir del reconocimiento mutuo de la dignidad ............. 375.2. Algunas pistas para superar la violencia .... 395.3. Ejercicio “La Galería de la Equidad ......................

entre hombres y mujeres” ................................ 58

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Secretariado Nacional de Pastoral Social

Campaña para la eliminación de la violencia contra la mujer

¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para

eliminar la violencia!

“Es necesario construir una realidad en la que hombres

y mujeres sean tratados del mismo modo, vistos de ma-

nera igual y liberados del trato indigno de las prácticas

discriminatorias. La dignidad de todas las personas, mu-

jeres y hombres, exige la existencia de instituciones jus-

tas y de sociedades correctas que las fomenten”1.

1. Intervención del Arzobispo Silvano M. Tomasi, Observador perman-�������������������������������Ƥ�������������������������������������-ciones especializadas en Ginebra. XX Sesión del Consejo de Derechos Humanos. Ginebra, Junio 26 de 2012. Consultado en http://www.vatican.va/roman_curia/secretariat_state/2012/documents/rc_seg-st_20120626_donne_sp.html

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¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!1.

Ante la necesidad de promover la dignidad de hom-bres y mujeres, el Secretariado Na-cional de Pastoral Social se une a la campaña para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Re-cordamos el lla-mado que hizo el Beato Juan Pablo II sobre “la tarea

esencial de la Iglesia de redescubrir y hacer redescubrir

la dignidad inviolable de cada persona”2.

Plantea el Papa Juan Pablo II que “toda discrimina-ción constituye una injusticia completamente into-�������ǡ� ��� ���������� ���� ���������� �� ���ƪ����������puede acarrear a la sociedad, cuanto por el deshonor ���������ƪ�������������������������������Ǣ�������×�����

2. SS Juan Pablo II. ���������×�������×������������Ƥ��������������������-

cación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo. Roma, diciem-bre 30 de 1988. (No. 37)

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7¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

la dignidad de quien es víctima de la injusticia, sino todavía más a la de quien comete la injusticia”3.

Por esta razón, “urge el efectivo reconocimiento de la dignidad personal de todo ser humano, lo cual exige el respeto, la defensa y la promoción de los derechos

de la persona humana. Se trata de derechos naturales, universales e inviolables. Nadie, ni la persona singu-lar, ni el grupo, ni la autoridad, ni el Estado pueden ����Ƥ��������������������������������ǡ��������������derechos provienen de Dios mismo”4.

Recordamos además el llamado hecho desde el Conci-lio Vaticano II para “superar y eliminar, como contra-ria al plan de Dios, toda [...] forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, con-dición social, lengua o religión (GS 29,2)”5.

Con motivo del día internacional para la Eliminación de la Violencia contra la mujer, presentamos varias orien-��������� �� ��ƪ�������� ���� ���������� ��� �������� ���������������ǡ���������������������ǡ��������Ƥ�����reco-nocer las distintas formas de discriminación y violencia que se ejerce contra las mujeres. Al mismo tiempo invi-tamos a que se abran espacios de diálogo y de trabajo conjunto entre hombres y mujeres para la construcción de propuestas pastorales creativas y novedosas, que contribuyan a la eliminación de dicha violencia.

3. Idem4. Idem5. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 1935.

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Ninguna de estas tareas puede realizarse sin la parti-cipación plena y activa de hombres y mujeres de to-das las edades, puesto que la misión de transformar la realidad, incorporando en ella los principios evangéli-cos, está dada a hombres y mujeres que construimos la Iglesia y la sociedad.

La presencia coor!dinada de los hom!bres y de las mujeres hace más completa, armónica y rica la participación de los fieles laicos en la misión de la Iglesia (CL, No. 52).

La Iglesia insiste en que “la razón fundamental que exige y explica la si-multánea presencia y la colaboración de los hom-bres y de las mujeres […] es el designio originario del Creador que desde el «principio» ha querido al ser humano como «uni-������� �������ǽǢ���������������hombre y a la mujer como primera comunidad de personas, raíz de cual-quier otra comunidad y, al mismo tiempo, como «sig-no» de aquella comunión interpersonal de amor que ������������������������������À�����������������������-���ȏǥȐ���������������ǡ�����Ƥ������«la urgente nece-sidad de que cada cristiano viva y anuncie el mensaje de esperanza contenido en la relación entre hombre y mujer»”6.

Con esta inspiración, el texto que se propone a conti-nuación está desarrollado en 5 temas centrales:

6. Juan Pablo II. ���������×�� �����×����� �������Ƥ������ ������ ������ ��-

cación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo. Roma, diciem-bre 30 de 1988. (No. 52)

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9¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

1. ¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equi-dad para eliminar la violencia!

2. Sentido de la conmemoración del 25 de noviem-bre: Día Internacional para la eliminación de la vio-lencia contra la mujer.

3. Qué es la violencia contra la mujer. Tipos de violen-cias.

4. ¡Construyamos equidad…5. … para eliminar la violencia!

Cada uno de estos temas contiene explicaciones con-ceptuales y orientaciones desde el Evangelio y el Ma-gisterio de la Iglesia para facilitar su comprensión.

���Ƥ�����������������������������������������������������������������ƪ���×�ǡ�����������������������������-neración de propuestas para construir la equidad en-tre hombres y mujeres como aporte a la eliminación de las violencias contra las mujeres. Por esta razón, se re-comienda a quienes asuman la tarea de la facilitación,

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conozcan con anterioridad los textos, preparen los materiales y dispongan los espacios y demás recursos que necesiten para desarrollar cada ejercicio. También conviene que al abordar cada tema, quienes participen en estos espacios tengan las copias de los contenidos a desarrollar. Finalmente, por la amplitud de algunos temas, se sugiere que esta cartilla se trabaje en varias sesiones, pues en una sola no se agota la riqueza de esta propuesta.

���������������������������������ƪ������������������en este material para poder generar iniciativas trans-formadoras que sean como “la levadura que… en una mínima medida es capaz de transformar toda la masa” (Mt. 13,3).

NOTA: Puede descargar los textos de esta cartilla en la página de Pastoral Social www.pastoralsocial.org. Nos gustaría conocer sus opiniones sobre la Campaña y recoger fotos de los eventos realizados en su dióce-sis o en su comunidad, que nos compartiera las con-�������������������ƪ����������������Ǥ�����������������sus inquietudes, dudas, sugerencias y comentarios, al mail [email protected].

1.1. Ejercicio sobre la fundamentación desde el Magisterio de la Iglesia en torno a la elimina!ción de las violencias contra las mujeres

El objetivo de este ejercicio es profundizar sobre al-gunas enseñanzas del Magisterio Social de la Iglesia en torno al reconocimiento de las violencias contra las

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mujeres y la necesidad de transformar esa realidad en una vida cotidiana de paz, solidaridad y colaboración entre hombres y mujeres, conforme al Plan de Dios. Puede organizarse el grupo en pequeños subgrupos. Cada uno escogerá una frase del Magisterio Social de la Iglesia propuesta en el texto que se acaba de leer en las páginas anteriores. Escribirán la frase en una cartelera y la explicarán al resto del grupo. Las carte-leras pueden colocarse en sitios visibles para sensibili-���������������������������������������������ƪ���×�Ǥ

Sentido de la conmemoración del 25 de noviembre: Día Internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer

����� ���������� ��� �����Ƥ����� ��� ����� �À�� ������ ��-����������Ƥ���������������������������������������-jeres son hechos que ocurren, de múltiples maneras, en diferentes lugares del mundo, a niñas y mujeres de todas las edades y condiciones sociales, y que surge a partir de inequidades históricas e injusticias sociales que experimentan las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres.

En este tipo de violencia, la naturalización y reproduc-ción de las formas violentas se da dentro de un siste-ma que establece el valor de “ser mujer o ser hom-

2.

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bre” y también las formas de “hacer”. El valor de hom-bres y mujeres se establece por me-dio de atribuciones de lo femenino y lo masculino, or-ganizado en una jerarquía que da supremacía a lo masculino sobre lo femenino, conoci-do como ideología machista, lo cual es una verdadera an-ticultura.

Las violencias contra las mujeres tienen una parte de su soporte histórico y cultural en dicha ideología ma-chista, en lo que se conoce como “estereotipos”, que son creencias fuertemente naturalizadas que inferio-rizan y subvaloran a las mujeres y les impiden el ejer-cicio de sus derechos. Estos estereotipos se reprodu-��������������������������ƪ�����������ǡ��������������condiciones de mayor vulnerabilidad de las mujeres, por ejemplo en condiciones de desestructuración fa-miliar o social7.

7. Dz��������������������������À��������������ƪ�����������������������ǦResumen”.� ����� ���ÀƤ��� ��� �����������Ǥ� ��������ǡ� ���������� ���2013 (pg. 36)

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Este hecho, ya había sido reconocido por SS Benedic-to XVI al destacar que “Hay lugares y culturas donde las mujeres están discriminadas o infravaloradas por el solo hecho de ser mujeres, donde se recurre incluso a argumentos religiosos y familiares, sociales y cultu-rales de presión para mantener la desigualdad de los sexos, donde los actos de violencia se realizan contra las mujeres, convirtiéndolas en objeto de maltrato y de explotación en la publicidad y en la industria de consumo y entretenimiento. Ante fenómenos graves y persistentes, el compromiso cristiano es cada vez más urgente para que en todas partes se promueva una cultura que reconozca la dignidad que pertenece a las mujeres, en la ley y en la realidad concreta”8.

�������±���Ƥ��������Dz������������������������������-zados, la violencia contra las mujeres sigue siendo una realidad trágica. La violación se usa como arma de gue-�������������������ƪ�����ǡ�������Ƥ�������������Ó�������������������������À��Ǣ��������������������������������-�±��������������������Ǣ�������������������ǡ�����������a convertirse, obligadas a casarse y otras obligadas a abortar. Si bien la violencia es más frecuente donde hay pobreza e inestabilidad social, debemos recono-cer que algunos sistemas legales y tradiciones todavía la toleran. Este tratamiento negativo y desigual de las

8. SS Papa Benedicto XVI en el Discurso a los Participantes en la Con-vención Internacional sobre el tema “Mujer y varón, la totalidad del humanum”, Ciudad del Vaticano, febrero 9 de 2008. Citado en el Dis-curso de Monseñor Tomasi sobre la Violencia contra las mujeres en ���Ǥ�����×�������������������������������Ǥ�������ǡ�����������2011.

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mujeres a menudo causa efectos negativos a largo pla-zo, efectos sociales y psicológicos negativos. Todavía queda un largo camino que recorrer para poder pre-venir la violencia contra las mujeres y las niñas y lograr una igualdad efectiva en todas partes”9.

Ya en décadas anteriores otros grupos sociales tam-bién alertaban sobre el incremento de estas violencias contra las mujeres. Es así como surge la conmemora-ción de esta fecha en 1981 cuando se realizaba el Pri-mer Encuentro de Mujeres de América Latina y el Cari-be, en Bogotá, en julio de ese año. En dicho encuentro se recordó la persecución política y la ejecución (ocu-rrida el 25 de noviembre de 1960) de 3 activistas (las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal) en República Dominicana. Ellas estuvieron encarceladas en varias ocasiones junto con sus esposos por sus ac-tividades contra el régimen del dictador Rafael Truji-llo y, por declararse opositoras a la dictadura, fueron asesinadas de forma violenta por parte de las fuerzas armadas de entonces. Históricamente las hermanas Mirabal han simbolizado la lucha por la libertad, la jus-ticia y la democracia en su país10. En homenaje a ellas, se empieza a conmemorar esta fecha para visibilizar la necesidad de comprometer a la sociedad en la eli-minación de las violencias contra las mujeres. Si bien desde 1981 se conmemoraba esta fecha, es hasta 1999 �����������������������Ƥ���������Ǥ

9. Idem.10. Ampliar información en http://www.nodo50.org/mujeresred/violen-

cia-25-hermanas_miraval.html

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¿Qué es la violencia contra la mujer?3.

���������������������������Ƥ����×���������ǡ�������-cida legalmente en Colombia, tomaremos la que apa-rece la Ley 1257 de 2008 (art. 2): “Por violencia contra la mujer se entiende cualquier acción u omisión que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psico-lógico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las amenazas de tales actos, la coac-ción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se presente en el ámbito público o en el privado”11.

�������������ȋ���Ǥ�Ȍǡ���������������������Ƥ������������4 formas distintas de violencia contra la mujer: violen-cia física, violencia psicológica, violencia sexual y vio-lencia económica o patrimonial12.

3.1. Tipos de violencia contra la mujer13

�������������������������������������������×����1993 la Declaración sobre la Eliminación de la violencia

11. Ver Ley 1257 de 2008. Consultada en http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley/2008/ley_1257_2008.html

12. Idem 13. Cartilla Juégatela por la Dignidad. Sensibilización y prevención de for-

mas de violencia y discriminación contra las mujeres. Conocimiento y aplicación de la Ley 1257 de 2008. Secretariado Nacional de Pastoral Social/Cáritas Colombiana, Diócesis de Pasto y Programa Integral ���������������������±����������Ǥ���������ǡ�Ǥ

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contra la Mujer en la cual se describen expresiones de Violencia Basada en Género (VBG) o mejor, violencia por razones de género, que luego son retomadas en la legislación colombiana.

De esta manera, la Ley 1257 de 2008, reconoce los si-guientes tipos de daño:

a) Daño psicológico: Consecuencia proveniente de la acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y deci-siones de otras personas, por medio de intimida-ción, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación, aislamiento o cualquier otra conduc-ta que implique un perjuicio en la salud psicológi-ca, la autodeterminación o el desarrollo personal. (Ley 1257 Art. 3.a).

Esta forma de violencia incluye hechos como: acciones u omisiones que causen daño, dolor,

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17¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

perturbación emocional, alteración psicológica o disminución de la autoestima. Incluye la amenaza de daño, los celos extremos y la humillación sea pública o privada. Llamar a las personas con nom-bres peyorativos, criticarla, insultarla, devaluarla, ignorarla o devaluar lo que hace, dice o logra, en-tre otros.

b) Daño o sufrimiento físico: Riesgo o disminución de la integridad corporal de una persona. (Ley 1257 Art. 3.b)

Se considera violencia física todo acto de fuerza que cause daño, dolor o sufrimiento físico en las personas agredidas, cualquiera que sea el medio empleado y sus consecuencias, sin considerar el tiempo que se requiera para su recuperación. La violencia física puede incluir los siguientes maltra-tos: empujar, abofetear, golpear, patear, atacar �����������ǡ��������ǡ������������������Ǣ�������������À���������������������������Ǣ�������������������À�-tima estando enferma o herida. (Declaración so-bre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 1993)

c) Daño o sufrimiento sexual: Consecuencias que provienen de la acción consistente en obligar a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en otras interaccio-nes sexuales mediante el uso de fuerza, intimida-ción, coerción, chantaje, soborno, manipulación, amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o

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limite la voluntad personal. Igualmente, se consi-derará daño o sufrimiento sexual el hecho de que la persona agresora obligue a la agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas. (Ley 1257, Art. 3.c)

La violencia sexual es todo acto o comportamiento de tipo sexual ejercido sobre persona adulta o me-nor de edad, utilizando la fuerza o cualquier forma de coerción física, psicológica o emocional, o me-diante el aprovechamiento de las condiciones de indefensión, de desigualdad y/o poder entre la víc-tima y el agresor. La violencia sexual constituye un atentado contra la dignidad. La dignidad humana, según la Corte Constitucional implica: el respeto a �������������������������Ǣ������������×���������������trato cruel o degradante y la prohibición de la re-ducción de un ser humano a la condición de un simple instrumento al servicio de una voluntad de poder. La violencia sexual se da de diferentes ma-�����������������������������Ƥ��ǣ����ï���������������de la víctima (con personas con discapacidad o en estado de indefensión) para dar el consentimien-to o comprender el alcance del hecho (relaciones sexuales de un adulto con menor de 14 años aún ���������������������������������������ȌǢ����ï�����uso o no de la fuerza por parte del agresor (viola-��×���������Ǣ��������������������������������������������������������������������������������������ȌǢ�según haya o no contacto físico (pornografía…).

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d) La violencia económica se entiende como cual-quier acción u omisión orientada al abuso econó-����ǡ� ��� �������� �������� ��� ���� Ƥ������ǡ� �����-pensas o castigos monetarios a las mujeres por razón de su condición social, económica o política. Esta forma de violencia puede consolidarse en las relaciones de pareja, familiares, en las la-borales o en las eco-nómicas (Ley 1257 Art. 2).

Se relaciona con el daño patrimonial en-tendido como pérdi-da, transformación, sustracción, destruc-ción, retención o distracción de obje-tos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o económicos destina-dos a satisfacer las necesidades de la mujer. (Ley 1257 Art. 3.d).

La violencia económica comprende hechos como el ejercicio abusivo del poder que incluye el control y manejo, por parte del hombre, de dinero, propie-dades y en general, de los recursos de la familia.

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Implica las siguientes acciones: hacer que la mu-jer tenga que dar todo tipo de explicaciones cada �����������������������Ǣ������������������������������������������������������������������������±�Ǣ�las demandas alimentarias, cuando los hombres ��� ���������� ���� ����� ��������×�Ǣ� ��������� ����no hay dinero para gastos que la mujer conside-������������������������������Ǣ������������������������������������ ��������Ǣ������������������������ ��������Ǣ������������������ǡ�������ǡ����������������-vienda. (Tomado de la Declaración sobre la Elimi-nación de la Violencia contra la Mujer, 1993).

3.2. Ejercicio sobre definiciones de violencias contra las mujeres

El objetivo del ejercicio es reconocer y diferenciar las 4 formas de violencia contra las mujeres establecidas en la Ley 1257 de 2008.

1. Puede organizarse el grupo en 4 subgrupos para leer en cada uno, alguna de las formas de violencia contra las mujeres: psicológica, física, sexual y eco-nómica o patrimonial. (20 min)

Ǥ� ���� ���� ��À���� ���� ��Ƥ��������ǡ� ����� ������ ��� ��������Ƥ�����������������ǡ�����������������������y 3 acciones que se dan en cada tipo de violencia. Luego de dialogar sobre estos elementos, van a proponer “los cambios” que creen que pueden construir para transformar cada forma de violen-cia. Pueden registrar sus conclusiones en un cua-dro para facilitar su socialización (20 min).

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3. En la socialización de los 4 grupos, puede elaborar-se una síntesis en un cuadro como el que se sugiere a continuación (40 min).

Tipo de violencia

Pensa-mientos

Expresiones verbales

Acciones Cambios

Psicológica

Física

Sexual

Económica y/o patrimonial

Ǥ� ����� Ƥ�������� ����� �������� ��� �������ǡ� ��� ��������tener en cuenta lo siguiente: Lamentablemente, durante casi todos los días del año se han conocido en todos los medios de comunicación, diversos ca-sos de asesinatos a mujeres (conocidos como “fe-minicidios”), casos de graves lesiones personales a mujeres, en la mayoría de ocasiones, a mano de sus parejas, así como gravísimos casos de abusos a niños y niñas. Alguno de estos casos conocidos, puede traerse a la memoria en este momento para orar y pedir perdón por todas estas circunstancias en que los seres humanos hemos agredido y piso-teado la dignidad de las personas, olvidándonos que “hombres y mujeres fuimos hechos a imagen y semejanza del Creador”. Si el tiempo lo permite,

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puede realizarse un Acto Penitencial con elemen-tos que simbolicen la violencia, que recuerden a las víctimas y que las reconozcan en su dignidad. También se puede pedir perdón y orar por quie-nes han cometido estos actos violentos para que logren reconocer los errores en sus actuaciones y encuentren alternativas distintas para resolver sus ���ƪ�����Ǥ�

Adicionalmente, se puede realizar un ejercicio en donde cada participante, recuerde y pida perdón –en público o en privado- a alguna persona a quien haya agredido, con el pensamiento, con expresio-nes y con acciones. Puede escribir su nombre en una tarjeta y ofrecerlo en un momento de oración para orar bendiciendo a esa persona.

¡Construyamos equidad…

4.1. Ante todo, ¡la dignidad humana!

El punto de partida de todo orden y forma de convi-vencia social es el reconocimiento de la dignidad de toda persona humana, dignidad que proviene de la condición de hijos e hijas de Dios, creados a su imagen y semejanza. Reconocer esta dignidad implica com-prometerse con el respeto y promoción de los Dere-chos Humanos. Compromiso valorado por la Iglesia “como uno de los esfuerzos más relevantes para res-��������Ƥ����������� ��������������� ����������������

4.

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de la dignidad humana” (Compendio DSI, 152). De allí que la organización social, las políticas públicas y el or-denamiento económico y político, deben incorporar esta perspectiva, que implica promover la dignidad humana a través del respeto de los DDHH concebidos integralmente, como eje transversal que marca toda la convivencia social14.

Si reconocemos que “La defensa y la promoción de la

��������������������������������Ƥ�������������������ǡ�y […] de ellas son rigurosa y responsablemente deudo-

res los hombres y mujeres en cada coyuntura de la his-

toria (SRS 47)”15, debemos poner la dignidad humana a la base de nuestras relaciones con todas las perso-nas para poder transformar nuestra cultura hoy.

4.2. Pero ¿de dónde procede la igual dignidad entre varones y mujeres?

“La antropología cristiana resalta la igual dignidad en-tre varón y mujer, en razón de ser creados a imagen y semejanza de Dios. El misterio de la Trinidad nos invita

a vivir una comunidad de iguales en la diferencia. En una época de marcado machismo, la práctica de Jesús �����������������������Ƥ���������������������������������

14. Monseñor Alejandro Goic Larmelic. Presentación en el encuentro Dz�����������������������������������ǣ�Ǭ����À��������������������ǫdzǤ�Santiago de Chile, mayo 15 de 2008. Consultado en http://es.catholic.net/abogadoscatolicos/429/1096/articulo.php?id=37545

15. Catecismo de la Iglesia Católica (No. 1929). Ciudad del Vaticano, 1992. Consultado en http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s1c2a3_sp.html

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valor indiscutible: habló con ellas (cf. Jn 4, 27), tuvo ��������������������������������ȋ��Ǥ����ǡǦǢ� ��ǡȌǡ�las curó (cf. Mc 5, 25-34), las reivindicó en su dignidad (cf. Jn 8, 1-11), las eligió como primeras testigos de su resurrección (cf. Mt 28, 9-10), e incorporó mujeres al grupo de personas que le eran más cercanas (cf. Lc 8, 1-3)”16.

Si tomamos este ejemplo de Jesús que vino a revelar-nos el designio de Dios para la salvación de todos los hombres y mujeres, no podemos menos que seguir su ejemplo en la valoración y el respeto que le debemos a cada hombre y a cada mujer. Y este respeto a la per-sona humana supone acatar este principio: “Que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como «otro yo», cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente (GS

16. V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Apareci-da, Brasil, 2007 (No. 451).

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27). Ninguna legislación podría por sí misma hacer des-aparecer los temores, los prejuicios, las actitudes de soberbia y de egoísmo que obstaculizan el estableci-miento de sociedades verdaderamente fraternas. Es-tos comportamientos sólo cesan con la caridad que ve en cada hombre y mujer un «prójimo»”17.

4.3. La dignidad se vive auténticamente en la comunión

“Dios no creó al hombre en solitario. Desde el princi-pio «los creó hombre y mujer» (Gn 1, 27), y esta socie-dad de hombre y mujer es la expresión primera de la comunión entre personas humanas”18.

Esta es la razón por la cual todo lo que se realice en favor o en contra de una persona, sea hombre o mu-jer, afecta directamente la vida de la sociedad. Esta relación de interdependencia y reciprocidad entre las personas y la sociedad es un argumento fundamental para construir la equidad entre hombres y mujeres.

Pero para entender mejor la comunión, vamos a re-ƪ������������������������������������espiritualidad de

comunión19: es la manera de ser, pensar y actuar del

17. Catecismo de la Iglesia Católica (No. 1931). Ciudad del Vaticano, 1992.18. Concilio Vaticano II. Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mun-

do actual. Gaudium et Spes, (No. 24), citado en CL (No. 40)19. Tomado de “Hacia una comprensión de la espiritualidad de comu-

��×�dzǤ���������������� ��� ��ƪ���×�Ǥ� ������������ ���������������-lombia. Centro Pastoral para la Comunión Eclesial. Bogotá, septiem-bre 2013

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pueblo de Dios, que está en proceso de comunión con Dios y entre sí. En este sentido podemos decir que el sujeto de la espiritualidad de comunión es un “noso-

tros”.

La comunión se caracteriza por una serie de valores ���������������±�������À���������Ǥ��������������������Ƥ�-ren al dinamismo de crecimiento de toda comunidad. Algunos son:

Ȉ� ��� ���������ǣ� esperar es creer en las promesas �������ǡ�������Ƥ�������ǡ��������������������������-miento todo cuanto ha prometido e iniciado en

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27¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

nosotros […]. La esperanza se convierte en pro-fecía de la historia y se traduce en el compromiso por transformarla, según el querer de Dios.

La esperanza es creadora del futuro esperado […] buscando los caminos por recorrer en la realiza-ción del Plan de Dios. Es vivir en estado de proyec-ción, dando forma ideal a las expectativas, deseos y propósitos de futuro, presentes en la conciencia colectiva.

Ȉ� ��������������×�Ǥ Participar es un imperativo de la persona llamada a ser protagonista de su propio futuro. Dios ha querido llamar a toda persona hu-mana y a la misma humanidad en su conjunto a co-laborar en su obra creativa […]. La participación exige disponibilidad y apertura a las y los demás y a sus puntos de vista, así como libertad y humildad para pronunciarse según las propias opiniones. La participación exige además, la creatividad que tra-ta de comprender e interpretar los problemas, que busca e inventa, que intenta y arriesga soluciones nuevas, que procura con todas sus fuerzas la reali-zación plena de cuanto se propone el grupo huma-no en el que se participa.

Ȉ� ���������������×��Ǧ���������×��Ǧ���������×������-nitaria. El dinamismo de la iglesia es de constante renovación. Dicho dinamismo implica, entre otros, comportamientos individuales y comunitarios, re-laciones, estructuras que las regulan, acciones, ta-reas, obras e instituciones en las que se expresen

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los valores. Dicho de otro modo: un nuevo modo de ���������������Ǣ��������������������������������Ǣ����nuevo modo de hacer y de actuar […]. La conver-sión de actitudes20 en relación a Dios y a los herma-nos y hermanas, es otra exigencia de la renovación.

Ȉ� ��� �������ǡ entendido como la relación auténtica entre las diversas partes. […] En cuanto que es compartida, esta experiencia hace de todos un “nosotros” sujeto de una única y común experien-cia de Dios.

Ȉ� ��� ��������������� �����������Ǥ Consiste en bus-car conjuntamente la voluntad de Dios en nuestra vida, en una determinada circunstancia.

Ȉ� �������������×�����������Ǥ�El mundo actual ne-cesita absolutamente de justicia y equidad, de solidaridad y caridad. Estas no se darán sino en la medida en que las relaciones humanas estén orientadas, consciente y libremente, al bien co-mún universal. […] El principio de la reciprocidad exige la superación de los privilegios y la creación de una real y efectiva igualdad de oportunidades. Es la condición básica de la justicia. El principio de la solidaridad exige dar a cada persona según sus necesidades, lo que no es posible sin múltiples

20. Las actitudes se consideran como respuestas aprendidas, mediadas por los pensamientos, las creencias y las percepciones de las perso-nas, que disponen para actuar de manera positiva o negativa hacia algo o hacia alguien. Las actitudes son aprendidas y pueden cambiar a lo largo del ciclo vital.

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29¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

formas estructurales de solidaridad social, de re-distribución de bienes y de servicios colectivos que estén al alcance de los pobres y excluidos y los promuevan en dignidad y libertad. La comu-nicación de bienes es la expresión histórica de la comunión eclesial.

4.4. ¿Cómo entender la equidad entre hombres y mujeres?

La palabra equidad proviene del latín ����Å���ǡ (de ae-

quus, Dz�����dzȌǢ������������DzɂɎɇɂɇɈɂɜȽdzǡ�����������������-ticia del caso en concreto. Este término se encuentra asociado a los valores de igualdad y de justicia.

Como se mencionó anteriormente, la igualdad en este ����ǡ������Ƥ��������������������������������������������las mujeres en su condición de hijos e hijas de Dios.

Por su parte, la equidad suele relacionarse con la jus-������������ǡ����������Ƥ����������������condiciones y oportunidades para todas las personas, sin distinción, sólo �������������������������������������Ǥ Por esta razón, la equidad debe promoverse, más allá de las di-ferencias en el sexo, la cultura, los sectores económi-cos a los que se pertenece, etc. Es decir que para que la equidad sea real no puede ser aplicada la norma en general a todos los individuos, sino que deben ser aca-����������������������������������Ƥ������������������caso particular.

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Dentro de la Ciencia del Derecho el valor de equi-dad adquiere una gran importancia, pues suele ser utilizada como un medio o técnica para corregir la ley. Esta herramienta permite adaptar la norma a las necesidades particulares de cada caso. Es decir que la ley aplica según ciertas circunstancias. Es por ello que es considerado como uno de los valores esencia-les del Derecho, ya que cuenta con una posición más humana, debido a que contempla varias considera-ciones de carácter diferencial.

Desde las Ciencias Económicas se habla de equidad como la justicia que debe aplicarse al tratamiento de impuestos a las personas. Esto quiere decir que las cargas impositivas deben variar según cada caso par-ticular para alcanzar verdaderamente la equidad.

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31¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

Cuando se habla de políticas de equidad social se hace referencia a cuestiones de salud, es decir que la misma sea asequible para todos los habitantes de un estado. Lo mismo en el ámbito de la educación, que toda persona que lo desee posea la oportunidad de acceder a todos los niveles de educación. Asimismo a estas políticas debe sumárseles la igualdad de opor-tunidades laborales. Las condiciones de vida son tam-bién elementales, y no solo hacen referencia a una buena vivienda, sino también al acceso al agua pota-ble, electricidad, redes de alcantarillado, etc. Pueden ser mencionadas muchas otras políticas destinadas a la equidad social, pero uno de sus mayores objetivos es alcanzar una mayor inclusión de todas las personas en un determinado estado y elevar su estándar de vida, hasta alcanzar un verdadero bienestar social21.

Cuando se habla de la equidad entre hombres y muje-res, el punto de partida es la igual dignidad de ambos por el hecho de ser creados a imagen y semejanza de Dios. Con el término equidad se hace referencia a la imparcialidad y justicia, en la que hombres y mujeres, pueden hacer valer sus derechos y poseen las mismas oportunidades y responsabilidades.

La equidad entre hombres y mujeres parte de visua-lizar y reconocer la existencia de relaciones de des-igualdad entre ambos, expresadas en injusticia, sub-ordinación y discriminación mayoritariamente hacia

21. Basado en concepto de equidad, consultado en http://concepto.de/equidad/#ixzz2kXFT3uJc

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32

las mujeres. Implica observar la realidad de forma di-ferenciada, analizando las necesidades, expectativas, capacidades, posibilidades y oportunidades especí-Ƥ��������������������������Ǥ���������������������queda en evidencia esta falta de equidad son las dis-criminaciones a la hora de buscar un empleo o en las violencias contra las mujeres. Si bien se reconoce que existen diferencias entre las mujeres y los hombres, �������������Ƥ�������������� �������������� �������������������� ��� ����ǡ� �������� �����Ƥ��ǡ� ���� ���� �������ejercer control sobre el otro. Es por ello que, tanto hombres como mujeres, deben poseer los mismos medios, recursos y oportunidades a la hora de desen-volverse en la vida laboral, familiar, política y social.

Construir condiciones de equidad entre hombres y �������ǡ�����������������������������������������Ƥ����las asimetrías existentes, y a partir de éstas, generar procesos donde se construyan colectivamente pro-yectos, planes, programas, presupuestos y espacios concretos para lograr el equilibrio en las oportunida-���ǡ������������ǡ���������������������������Ƥ�������-canzar una equidad real y efectiva.

Desde el enfoque de la equidad se busca la transfor-����×����� ���� ������������������Ƥ������������������������ǡ��������ï������ǡ�����Ƥ����������� ���������-dad humana. En palabras de los Obispos del continen-te reunidos en Aparecida debemos reconocer que “La relación entre la mujer y el varón es de reciprocidad y colaboración mutua. Se trata de armonizar, com-plementar y trabajar sumando esfuerzos. La mujer es

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33¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

corresponsable, junto con el hombre, por el presente y el futuro de nuestra sociedad humana”22.

4.5. Ejercicio sobre la construcción de la equidad entre hombres y mujeres, en relación con la comunión

El objetivo del ejercicio que se propone a continua-ción es relacionar la dignidad humana y los valores de la comunión, con la construcción de la equidad entre hombres y mujeres.

Se recomienda que cada participante tenga las foto-copias del tema 4 de esta Campaña: “¡Construyamos

equidad…”, de manera que en pequeños subgrupos, pueden hacer lectura y un diálogo destacando los ele-mentos que más les llame la atención. Para este ejercicio, se requiere de revistas, periódicos, papel en pliegos, marcadores de colores, tijeras, pe-gante y cinta.1. Luego de leer el texto, cada subgrupo realizará un

collage23 en el cual representarán uno de los va-lores de la espiritualidad de comunión. Se puede ��������������������ƪ���×�ǡ����������������������-guientes preguntas:

22. V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Apareci-da, Brasil, 2007 (No. 452).

23.����collage es una técnica artística que consiste en ensamblar ele-������������������������������Ƥ����Ǥ�������������������������-tes de fotografías, madera, periódicos, revistas, objetos de uso coti-diano, etc.

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a) ¿Qué relación tiene este valor con la construc-ción de la equidad entre hombres y mujeres?

b) ¿Cómo puede fortalecerse este valor en las relaciones entre hombres y mujeres, en tu grupo u organización, en tu familia y en la co-munidad eclesial a la que perteneces? Men-cionar acciones concretas.

2. A medida que cada grupo socializa su collage y ���� ������������� ������������ ��� ��� ��ƪ���×�ǡ� ���irá construyendo un mural que puede quedar ex-puesto en algún lugar en donde pueda ser visible para otras personas de la comunidad, barrio o ve-reda.

…para superar la violencia!

“La Iglesia, como expresión de su misión, debe opo-������ ����Ƥ������ �� ������ ���� ��������������������-ción y de abuso de la mujer”24.

Cuando se piensa en la violencia, generalmente la pri-mera reacción se centra en quien ejerce el acto vio-lento y quien lo recibe (es decir en los actores) o en el acto en sí (los hechos violentos), pero no se analizan las causas profundas de dicha violencia (que pueden ser causas estructurales, es decir, permanentes, arrai-

24. SS Juan Pablo II. ���������×�������×������������Ƥ������������sobre vo-cación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo. Roma, di-ciembre 30 de 1988. (No. 49)

5.

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35¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

gadas, que se entienden como “naturales” y por lo tanto se aceptan, se legitiman y se reproducen).

De manera general, podrían considerarse algunas causas de violencia, entre otras, las siguientes25:

Ȉ� ����������� �� ������������ǣ� Incapacidad para en-�������� ������ ����������� ���������� �� ��� ���������Ǣ�������������������������������������������Ǣ����������de diálogo en las relaciones (de pareja, familiares, ���������ǡ����ǤȌǢ� ����������×������������ ���������-��������������������Ǣ�����±��������������������������������ǡ� ������������ �������������Ǣ� ���� ����������-������������������������ƪ��������������������-�������������Ǣ�����������������������������������������������������������������������������������������Ǣ�estar bajo efectos de sustancias psicoactivas (ej. el �������ȌǢ����������×�������������×�������������������-sonal, entre otras.

Ȉ� ����×�����ǣ la pobreza (genera hacinamiento, ���������ȌǢ� ��� ������ ��� �������������� ��������������������������������������������������Ǣ����������formas de despojo de las propiedades personales ������������Ǣ����������×������������������������-les para una vida digna (educación, salud, vivienda, alimento) por negligencia o como forma de mani-pulación y control, entre otras.

25. Cartilla “Por tu dignidad y por la mía”. Campaña para la eliminación de la violencia contra la mujer. Secretariado Nacional de Pastoral So-cial/Cáritas Colombiana. Bogotá, 2012.

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Ȉ� ����������ǣ�������������×�Ǣ����������×�Ǣ����������-���Ǣ������������Ǣ�������������������������������������������Ǣ� �������� ���������� �� ������������Ǣ� �������������������Ǣ�����������×��������������×�Ǣ��������������������Ǣ������������������������±����ǡ����������������������Ǣ�������������������������������������-����×�Ǣ��������À��Ǣ������������������������������-ralizan las violencias, entre otras.

Ȉ� ���À�����ǣ� ���������� �� ������ ���� ���ƪ����� �������que genera desplazamientos, asesinatos, desapa-��������� ��������ǡ� ���Ƥ���������ǡ� ������� �����-les como arma de guerra (especialmente contra ������������Ó��ȌǢ�����������������������������������-

vindicación de derechos que genera amenazas a líderes y lideresas reclamantes de sus ��������Ǣ� ��������×�Ǣ� ����-tación de las instituciones del estado por intereses par-���������Ǣ� ��������Ƥ��ǡ� ������otros.

Con lo anterior podría con-cluirse que las raíces de la violencia están inmersas en la inequidad y la injusticia so-cial con las cuales se busca dar primacía a los intereses particulares antes que al bien común.

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37¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

Sobre este tema, la Iglesia reconoce que: “La vida so-����ǡ�������������������×����������ÀƤ��ǡ�������������-riorando gravemente en muchos países de América Latina y de El Caribe por el crecimiento de la violencia, �����������Ƥ�������������ǡ��������ǡ�����������ǡ��� ���que es más grave, en asesinatos que cada día destru-yen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera. La violencia reviste diversas formas y tiene diversos agentes: el crimen organiza-��� �� ��� ��������Ƥ��ǡ� ������� �������������ǡ� ����������común sobre todo en la periferia de las grandes ciuda-des, violencia de grupos juveniles y creciente violencia intrafamiliar. Sus causas son múltiples: la idolatría del dinero, el avance de una ideología individualista y uti-litarista, el irrespeto a la dignidad de cada persona, el deterioro del tejido social, la corrupción incluso en las fuerzas del orden, y la falta de políticas públicas de equidad social”26.

5.1. Lo fundamental: partir del reconocimiento mutuo de la dignidad

«La igual dignidad de las personas exige que se llegue a una situación de vida más humana y más justa. Pues las excesivas desigualdades económicas y sociales en-tre los miembros o los pueblos de una única familia hu-mana resultan escandalosas y se oponen a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona huma-na y también a la paz social e internacional» (GS 29)27.

26. V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Apareci-da, Brasil, 2007 (No. 78)

27. Catecismo de la Iglesia Católica, No. 1935.

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Por lo tanto, el reconocimiento mutuo de la dignidad, es un punto de partida indiscutible a la hora de traba-jar por superar las condiciones de violencia que vive una persona o una comunidad.

Pero este reconocimiento no es posible sin el respeto, entendido como el juicio de aceptación de la otra per-sona como un ser diferente a sí mismo (a), legítima en su forma de ser y autónoma en su capacidad de actuar. Implica por lo tanto la aceptación de las dife-rencias y la autonomía de la otra persona en la con-vivencia. En este sentido, algunos estudiosos de las ciencias sociales expresan este mismo punto de vista cuando sostienen que «la aceptación del otro (a) como

un legítimo otro (a)» es un requisito esencial de la con-

vivencia social, que está mediada por factores como �����������������������Ǥ����Ƥ�����Dz�������������������otro (a) como un legítimo otro (a), el escuchar estará siempre limitado y se obstruirá la comunicación entre los seres humanos. Cada vez que rechazamos a una persona, restringimos nuestra capacidad de escuchar y por tanto, nuestra capacidad de relacionarnos”28.

Sólo el pleno reconocimiento de las otras personas, valorándolas en sus diferencias, puede contribuir a �������������������Ƥ���������������������������������-dida, por objetivos comunes con los cuales se pueda construir un futuro distinto, con sentido de colabora-ción mutua, fraternidad y verdadera comunión.

28. Maturana, H. citado en “Ontología del Lenguaje” de Rafael Echeve-rría, Chile. Septiembre de 2003

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39¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

5.2. Algunas pistas para superar la violencia

Si bien a continuación se proponen algunas pistas que pueden propiciar el diálogo en torno a estrategias para superar las violencias, especialmente las que ocurren contra las mujeres, son apenas algunas ideas para motivar el proceso verdaderamente central: que en todas las esferas de la vida personal, familiar, so-cial, comunitaria, política, económica, cultural y reli-giosa, se promueva la transformación de relaciones entre los hombres y las mujeres, con criterios de equidad y justicia para todos y todas.

Para superar la violencia se requiere primero iden-

��Ƥ���� ��������������� ��������������Ƥ�������������� ���transformación de éstas.

�����������������������������Ƥ��� los intereses que motivan a que se ejerza esta violencia.

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��������������Ƥ�����������������������������������ǡ����puede construir una propuesta de acciones concretas

que planteen soluciones distintas que no estén media-�����������������������Ǥ���������������������������Ƥ-car también acciones dirigidas a quienes se involucran y deciden sobre las condiciones que hacen posible la violencia, entendiendo que se pueden encontrar al-ternativas para la transformación de los factores que la originan.

Las siguientes pistas pueden ser útiles en la formula-ción de dichas propuestas para lograr la eliminación de las violencias contra las mujeres:

de la mujer”29

Esta expresión del Papa Francisco es un llamado para ���������������ƪ���×���������������������Dz�����������-������������ ���������������� �����������dzǤ��Ƥ��×�����le gustaba pensar que la Iglesia no era masculina sino femenina “la Iglesia es una mujer, una madre, eso es lo bonito, deberían meditarlo!” y añadió que “No se puede entender una Iglesia sin mujeres, pero mujeres activas en la Iglesia, con su estilo”30.

Y también el Papa Francisco ha llamado la atención sobre “dos peligros que afligen a la mujer y a su

29. Papa Francisco. Conferencia de prensa durante el vuelo de regreso a Roma. Viaje Apostólico a Río de Janeiro con ocasión de la XXVIII

Jornada Mundial de la Juventud. Julio 28 de 2013.30. Idem.

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41¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

vocación. El primero es reducir la maternidad a un papel social, a una tarea, incluso noble, pero que de hecho desplaza a la mujer con sus potencialidades, no la valora plenamente en la construcción de la co-munidad. Esto tanto en ámbito civil como en ámbito eclesial. Y, como reacción a esto, existe otro peligro, en sentido opuesto, el de promover una especie de emancipación que, para ocupar los espacios sustraí-dos al ámbito masculino, abandona lo femenino con los rasgos preciosos que lo caracterizan. Aquí desearía subrayar cómo la mujer tie-ne una sensibilidad especial para las «cosas de Dios», sobre todo en ayudarnos a comprender la misericor-dia, la ternura y el amor que Dios tiene por nosotros”31.

En este mismo sentido, co-bra nuevamente relevancia la centralidad de la comu-nión que coloca en igual-dad de condiciones a hom-bres y mujeres, y reconoce en ambos potencialidades, capacidades, recursos y creatividad para generar

31. Papa Francisco. Discurso a participantes en el seminario organizado ��������������������Ƥ�������������������ǡ����������×����������������-sario de la “Mulieris Dignitatem”. Sala Clementina, octubre 12 de 2013

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nuevas formas de relación capaces de transformar la iglesia y la sociedad. Para ello hay que prestar también una “cuidadosa consideración de los fundamentos

antropológicos de la condición masculina y femenina,

destinada a precisar la identidad personal propia de la mujer en su relación de diversidad y de recíproca complementariedad con el hombre”32.

Si deseas profundizar en algunos elementos para esta ��ƪ���×�ǡ� ������� ���������� �������� �������� ���� ���mencionan a continuación:

Ȉ� ��ï����Ƥ����� ��������������� ���������������� ������������ ���������������������������ǣ����ǡ�ǦǢ����ǡ�ǦǢ� �Ǥǡ�ǦǤ

Ȉ� ��ï�� ���Ƥ���� �� ��� ������ ���������� ���������� �������×����ǣ����ǡ�ǦǢ����ǡ�ǦǢ����ǡ������Ǣ� ��ǡ�ǦǢ�ǡ�ǦǢ����ǡ�ǦǤ�

Ȉ� ���� ��������������×�����Dz�������������������dz���-bre la dignidad y la vocación de la mujer, con oca-sión del año mariano. Beato Juan Pablo II, Agosto 15 de 1988.

Ȉ� ����Dz�������������������dzǡ����������� ������������ǡ�Junio 29 de 1995.

Ȉ� ����Dz�������������������������������������×�����������la colaboración del hombre y la mujer en la iglesia y el mundo”. Congregación para la Doctrina de la fe. Mayo 31 de 2004.

32. SS Juan Pablo II. ���������×�������×������������Ƥ����������� sobre vo-cación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo. Roma, di-ciembre 30 de 1988. (No. 50)

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����������������������������������Ƥ��������Dz������-sencia femenina en la Iglesia apenas se ha hecho no-tar, porque la tentación del machismo no ha dejado espacio para hacer visible el papel que corresponde a la mujer en la comunidad (…). Ante la pregunta so-bre ¿Cuál debe ser el papel de la mujer en la Iglesia? ¿Qué hacer hoy para darle una mayor visibilidad?, el ����� �Ƥ���� ���� Ǽ��� ���������� �������� ���� ���������para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Temo la solución del “machismo con faldas”, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón. Pero los discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menu-do se inspiran en una ideología machista. Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debe-mos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que ésta desempeña. La mujer es im-����������������������������dzǤ���Ƥ����������������Ƥ����-do que “en los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el «genio» femenino. Afron-��������������������À�ǣ� ��ƪ�������� ��������� ������������ÀƤ��������������������������À����������������������autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia”33.

Con esta motivación no podemos menos que recono-cer algunos valores que se considera, están presen-tes de manera más constante, en las mujeres y son propios de su feminidad: “el sentido comunitario (ser

33. Papa Francisco. Entrevista concedida a Antonio Spadaro. Santa Mar-ta, agosto 19 de 2013.

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acogedora y hospitalaria, con una aguda noción de lo igualitario y con la sensibilidad muy despierta ante la ����������ȌǢ����resistencia ante el sufrimiento (la capaci-������������������������������������������ȌǢ����alegría,

que no oculta penas profundas, que es capaz de vivir a fondo el presente y de gozar la vida a pesar de las ��������������Ǣ����potencial transformador de la mujer (especialmente su capacidad de enfrentar el “peso” de lo cotidiano, de luchar por la vida y el bienestar de ����������ȌǢ������������������������������������������-siones humanas: fuerza y ternura, alegría y llanto, in-tuición y razón”34.

Los planteamientos desde la antropología y la teología están claramente explícitos pero se hace necesario lo-grar un reconocimiento efectivo de los aportes propios de la feminidad y los propios de la masculinidad para una armónica construcción de iglesia y de sociedad.

La Iglesia ha expresado que en la dinámica social, po-lítica y cultural, debe haber acciones concretas como “la participación de las mujeres en el mundo del traba-jo y de la organización social, con pleno acceso a pues-tos de responsabilidad que les ofrezcan la posibilidad de inspirar las políticas de las naciones y de promover soluciones innovadoras para los problemas económi-cos y sociales”35.

34. Carmelita de Freitas. “La mujer latinoamericana en la sociedad y en la iglesia”. Boletín CLAR 1, enero-febrero de 1996. Pg. 45-70.

35. Congregación para la Doctrina de la Fe. Carta a los Obispos de la Igle-

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45¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

A la vez, ha manifestado que “participen las mujeres en la vida de la Iglesia sin ninguna discriminación, tam-bién en las consultaciones y en la elaboración de las decisiones”. Y además ha dicho que: “Las mujeres—las cuales tienen ya una gran importancia en la trans-misión de la fe y en la prestación de servicios de todo tipo en la vida de la Iglesia— deben ser asociadas a la preparación de los documentos pastorales y de las iniciativas misioneras, y deben ser reconocidas como cooperadoras de la misión de la Iglesia en la familia, en la profesión y en la comunidad civil”36.

La cuestión que permanece es la difícil articulación entre teoría y práctica: entre los discursos y pronun-ciamientos sobre el papel y el aporte de la mujer, y entre los espacios reales que se le han delegado, las ����������� ���� ��� ��� ���� ���Ƥ���� �� ��� �������ǡ� ����prácticas sociales, políticas y culturales que persisten y que mantienen el orden establecido, sin posibilida-des de transformación. Documentos, pronunciamien-tos y buenas intenciones pueden volverse estériles si no son seguidos de prácticas que realmente permitan una inclusión real de las mujeres en todos los ámbitos de la vida.

sia Católica sobre la colaboración de hombre y la mujer en la iglesia y en el mundo. Roma, mayo 31 de 2004. (No. 13)

36.���� ���� ������ ��Ǥ� ���������×�� �����×����� �������Ƥ������ ������ ������vocación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo. Roma, diciembre 30 de 1988. (No. 51)

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����À�� ������� �� ����� ��ƪ���×�� ��� ��������ǣ� Ǭ�������son los sectores, escenarios y niveles de la humanidad que se transforman con la evangelización? La Iglesia busca “alcanzar y transformar con la fuerza del Evan-gelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la hu-manidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación” (EN 19).

Teniendo en cuenta lo anterior, el escenario privilegia-do para la transformación son las relaciones y prácti-cas humanas: las relaciones consigo mismo, con otros y otras (en el reconocimiento pleno de su dignidad, autonomía y particularidad), con el entorno humano y no humano que nos recuerda la responsabilidad de la custodia y cuidado de la naturaleza y, con Dios.

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47¡Por tu dignidad y por la mía: construyamos equidad para eliminar la violencia!

En este sentido, las relaciones no son sólo aquellas que establecemos con quienes compartimos nuestra vida cotidiana, sino que las relaciones son de diferen-te nivel, uno micro que se caracteriza por interaccio-nes cara a cara, y uno macro en el que hablamos de sistemas económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales. Dichos sistemas son el resultado de di-versas relaciones que los seres humanos construimos para vivir en sociedad, para regular los recursos y los ���ƪ�����ǡ�������������������������������������ǡ�����-���������������������Ƥ����ǡ���������������������������juego y pactos para la convivencia, para crear normas para la vida, para celebrar lo sagrado y para conjurar la muerte. Es en las relaciones en las que se ponen en juego las creencias, prácticas y ritos que dan cuenta de las culturas, y de aquello que nos permite sabernos parte de un lugar, de un colectivo37.

Las relaciones se materializan y se construyen en dis-tintos niveles. Conviene explicitar cada uno de ellos ����������������������������������� ��� ��ƪ���×����-bre cómo construir la equidad entre hombres y muje-res, considerando en detalle, cada aspecto: Ȉ� ��������������ǣ en este se establecen los cambios

en y para la persona teniendo en cuenta sus diver-sas dimensiones. Al respecto, teorías como la de Zubiri38, nos aporta una visión desde la cual “se

37. Estrategia de Intervención Institucional. Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana. Bogotá, 2013.

38. Lara, José Luis. “Realidad, epistemología y lenguaje y su aplicación a la psicoterapia”. 2006.

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puede contemplar al ser humano como una ´reali-dad de relaciones fundamentales´, es decir, el ser humano, hombre y mujer, es la raíz de un sistema que está en permanente lenguaje relacional en y con las siguientes dimensiones: dimensión perso-

nal, donde se da la relación consigo mismo, des-������ �� ��������� ���� ��������� �� �������Ǣ� ��� ±����intervienen la dimensión afectiva ȋ���������Ƥ������los sentimientos y emociones y desde la cual se da la relación con el otro íntimo, como es la familia, la pareja, los amigos e hijos, aprende a mirarse, ������ǡ��������������������������ȌǢ� �� dimensión

cognitiva (creencias, pensamientos, percepciones, �������À��������������ȌǢ����dimensión trascendental

(donde se da la relación con el Absoluto, como fun-damento de toda existen-cia y que da sentido y tras-cendencia a lo pequeño y cotidiano de la vida)”.

Ȉ� �����������������Ǧ�������-tario: en este nivel se pro-ponen unos cambios en las relaciones y el entorno social más inmediato que ��ƪ���� ������ ��� �������Ǥ�Relaciones en la familia, grupos de socialización, la parroquia, la comunidad. También puede incluir las dimensiones social (donde se da la relación con los

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otros, se aprende la pluralidad, la excelencia, la so-��������������� �����������������ȌǢ� laboral (donde se da la relación con la naturaleza a través del tra-bajo, aprende a transformar la realidad y a trabajar ���������ȌǢ�comunicativa (palabras, signos, símbo-������ ���������ȌǢ�cultural, donde se da la relación con los valores, hábitos, costumbres, prácticas, normas y la identidad como pueblo, se encuentra con lo ecológico, las creencias y las tradiciones que nos dan identidad.

Ȉ� ������ ��������������ǣ� en este nivel se proponen cambios esperados en las relaciones de interac-ción social de instituciones y grupos organizados formalmente para la representación y búsqueda de intereses colectivos a nivel local y regional: rela-ciones entre organizaciones comunitarias de base, organizaciones de la sociedad civil, entidades gu-bernamentales y estatales del orden local, etc.

Ȉ� �����������������ǣ������Ƥ������������������������-dos en aquellos espacios donde se toman decisio-nes que repercuten sobre las condiciones y rela-ciones históricas que afectan a la sociedad en su conjunto39.

Así pues, considerando los niveles mencionados, po-demos preguntarnos cómo construir relaciones nue-vas, creativas, transformadoras, entre hombres y

39. Estrategia de Intervención Institucional. Secretariado Nacional de Pastoral Social / Cáritas Colombiana. Bogotá, 2013.

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mujeres, en cada uno de estos niveles. La respuesta a esta pregunta, debe construirse colectivamente y ������������������������������������ǡ���ƪ���×�ǡ������-tad, diálogo, autonomía y profundo respeto mutuo.

Este proceso exige: Capacidad de comunicarse y tra-�����������������������Ǣ���������������������������×����� ���������Ǣ� ���������� ����� ���������� ������� ��-���À��Ǣ���������ǡ����������×���������������ǡ��� �������������������������������������������Ǣ�������������������-����������������������� ��� ���Ƥ��������� �������������con quienes se relaciona. También requerirá de habi-lidades para la construcción de consensos, acuerdos, procedimientos y nuevos códigos y lenguajes en las re-laciones, así como de otras capacidades para la trans-�������×��������ƪ�����Ǥ

nuestros lenguajes

“A través del lenguaje conocemos, nos desarrollamos y creamos nuestra realidad”40.

El lenguaje tiene un valor determinante para el de-sarrollo humano. Las palabras, tanto orales como escritas son un factor vital para la construcción de relaciones en la convivencia cotidiana. No en vano es-������������ �����������������������Ƥ���������“el len-

guaje establece lo propiamente humano, el linaje huma-

no… El lenguaje genera espacios de relación y tiene

40. Luria, Leontiev y Vigotsky. “Psicología y pedagogía”. Ed, Akal.1992.

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implicaciones fundamentales para la construcción de ������������������������������Ƥ����ǥ������������ǡ��������������������������ǡ������������±��������������Ƥ-cativos a las y los estudiantes, los gestos agresivos, el autoritarismo con órdenes perentorias, las amenazas de castigo… están muy lejos de promover el aprendi-zaje en un espacio acogedor” 41.

Otros académicos destacan en el lenguaje su carác-ter generativo42ǡ���������ǡ��Ƥ������������������������sólo “describe” la realidad, sino que “crea realidades”. Esta es una cualidad activa del lenguaje y se eviden-cia cuando hacemos descripciones, porque estamos “generando”, “construyendo realidades nuevas”. Es una propiedad que hace no sólo que se “hable” de las cosas sino que posibilita que “sucedan” las cosas. Por ejemplo, cuando decimos a alguien ”te felicito”, no sólo lo estamos diciendo, sino que estamos ejecutan-do un acto de reconocimiento para la otra persona.

Otro ejemplo: “¿Cómo podríamos construir un puen-te, si no hay acuerdos previos en el lenguaje? ¿Cómo se relaciona un profesional de la salud con su paciente o un educador con su estudiante, o un padre o madre con sus hijos e hijas, si no interactúan lingüísticamen-te? ¿De qué manera puede un escritor estructurar una novela, si no ha tenido en su vida, vivencias relacio-nales en el lenguaje?. Pues bien, este es el escenario

41. Maturana, Humberto. “El sentido de lo humano”. Ed. Hachette, San-tiago de Chile, 1991.

42. Austin, John, citado por Hermosilla Ríos, Jorge en “Lenguaje y emo-ciones”.

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del lenguaje hablado y escrito que es capaz de trans-������ǡ���������ǣ�Dz�������������������������������±��una caricia”. Por esta razón, las consecuencias del ��������� �������Ƥ������ ��� ��������� ���� Ƥ���������inciden en los estados emocionales de las personas.

De esta manera, “nuestras palabras tienen siempre consecuencias, incluso cuando verbalizamos acer-ca de nosotros (as) mismos (as), porque generan cambios emocionales y comportamentales que per-duran en el tiempo, y además, crean escenarios de posibilidad”43. Adicionalmente, el lenguaje, las pala-bras, en esta capacidad de generar, ayudan a esta-blecer relaciones comunicativas y discursivas consigo mismos (as) y con las demás personas. “Estas rela-ciones comunicativas permiten la creación de reglas, códigos, símbolos y signos para quienes interlocutan, ���������±���������������������������������������Ƥ-cación de un grupo social. Por medio del lenguaje se construyen puentes de relación, se construyen con-sensos, se coordinan acciones y en general, se produ-ce la coexistencialidad”44.

����������������������Ƥ�������������������������������una persona, un grupo, un país cambiaron de direc-ción y alteraron su historia porque alguien dijo lo que dijo. De la misma manera, reconocemos que la histo-ria (individual o colectiva) hubiese podido ser tan di-ferente de lo que fue si alguien hubiese callado, si no

43. Echeverría, Rafael. “Ontología del lenguaje”. Santiago de Chile. Sep-tiembre 2003.

44. Idem.

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hubiese dicho lo que dijo. El lenguaje, planteamos, no es una herramienta pasiva que nos permite describir cómo son las cosas. El lenguaje es activo, por medio de él participamos en el proceso continuo del devenir.

Pero “además de inter-venir en la creación del futuro, los seres huma-nos modelamos nuestra

identidad y el mundo en

que vivimos, a través del lenguaje. La forma como operamos en el lenguaje es el factor quizás más ����������� ����� ��Ƥ����la forma como seremos vistos por las demás per-sonas y por nosotros (as) mismos (as). Descubri-remos pronto cómo la identidad personal, es un fe-nómeno estrictamente lingüístico, una construcción lingüística. Lo mismo sucede con el mundo en que vi-vimos: Poblado de entidades, relaciones, acciones y eventos, nuestro mundo se constituye en el lenguaje. Distintos mundos emergen según el tipo de distincio-nes lingüísticas que seamos capaces de realizar y la manera como las relacionemos entre sí”45.

Con estos elementos comprendemos y valoramos la riqueza de la palabra: “Dios creó al mundo con su

45. Idem.

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Palabra” (Gn. 1 y 2) y Jesús es el Hijo de Dios, “la Pa-labra hecha carne” (Jn. 1, 14). Las enseñanzas de Je-sús fueron, en muchas ocasiones, a través parábolas. Él, con sus palabras y sus gestos, expresó el perdón

y la posibilidad de cambiar de vida: “Vete en paz y no ���������������dz�ȋ �Ǥ�ǡ�ǦȌǢ�nos reveló su misión: “El ���À����� ���� ��Ó��� ����� �������ÀǢ� ���� ��� �����������ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, y a procla-��������Ó������������������Ó��dz�ȋ��Ǥ�ǡ�ǦȌǢ�nos invi-

ta a hacerlo todo en su nombre: “Todo cuanto hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Pa-���ǽ�ȋ����ǡ�ȌǢ�nos enseña la confesión de nuestra fe: «Tus palabras dan vida eterna” (Jn. 6, 68).

Jesús “proclamó el Reino del Padre con el testimonio de la vida y el poder de la palabra, con lo cual, habili-����������������������Ƥ�������������������������������Evangelio y a anunciarlo con la palabra y con las obras, sin vacilar en denunciar el mal con valentía”46.

���������������������ǡ� ������Ƥ�������� ���� �������-daciones de la V Conferencia del Episcopado Latinoa-mericano y del Caribe en Aparecida cuando “propone y recomienda una nueva pastoral urbana que se abra a nuevas experiencias, estilos, lenguajes que puedan encarnar el Evangelio en la ciudad (…) Para que los

46. SS Juan Pablo II. ���������×�������×������������Ƥ������������sobre vo-cación y misión de los laicos en la iglesia y en el mundo. Roma, di-ciembre 30 de 1988. (No. 14)

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habitantes de los centros urbanos y sus periferias, creyentes o no creyentes, puedan encontrar en Cristo la plenitud de vida, sentimos la urgencia de que los agentes de pastoral en cuanto discípulos y misione-���� ��� ���������� ��� �����������ǣ� ��� ������� ���������adecuado a la realidad urbana con atención especial al lenguaje, a las estructuras y prácticas pastorales así como a los horarios”47.

Con todos estos elementos, una sugerencia muy con-creta es incorporar en nuestros lenguajes, la visibili-dad de lo femenino, pues no podemos negar, ni ocul-tar, ni pasar por alto, ni disimular, la existencia de las mujeres. Nuestro lenguaje no puede seguir omitiendo su existencia y su aporte diferenciado a la sociedad. Como acabamos de ver, si el mismo Jesús a lo largo de los Evangelios nos dio ejemplo de incluir a quienes eran las personas más excluidas de la sociedad de entonces, por qué no hemos de seguir este ejemplo? Y en este sentido, también recibimos un testimonio concreto del Papa Francisco, quien en cada una de sus alocuciones, saludos, Angelus y demás mensajes al pueblo de Dios, hace una distinción desde el saludo inicial expresando “Queridos hermanos y hermanas”. Por tanto, no se trata de agotar, desgastar ni maltra-tar el lenguaje con expresiones forzadas o términos rebuscados, se trata de reconocer a cada persona, hombre o mujer, en su diferencia y tratarla, con todas nuestras expresiones verbales, con nuestros gestos y

47. V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Apareci-da, Brasil, 2007 (No. 517-518).

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con nuestras actitudes, conforme a su dignidad como hijo o hija de Dios.

���� ��ƪ�������� ������������ ������ �������� ���������más decididas y contundentes para lograr una trans-formación en los estilos de ser y de vivir cotidianamen-��ǡ���Ƥ����������������������������������������������todas.

Para ello sería necesario revisar por ejemplo, en el ám-

bito educativo, cuáles son las formas cómo se educa a las nuevas generaciones, dentro de qué modelos de ser hombre y ser mujer, con qué marco referencial de principios y de valores que permitan unos mínimos éticos para la vida en sociedad. En el ámbito político, ��ƪ��������������������������ǡ���������������������de participación que se les permite a las mujeres, así como las posibilidades reales de aplicación de sus pro-puestas que dan eco a su capacidad transformadora. En el ámbito cultural,�������ƪ���×������À�����������-�����������Ƥ����������������������������ǡ����������ǡ����-tumbres y demás tradiciones que se mantienen aún a sabiendas que atentan contra la dignidad humana y especialmente, que atentan contra la dignidad de niñas y mujeres. En el ámbito económico, podría ana-�����������������������Ƥ������������������������������las mujeres a través de la ética del cuidado o si se bus-ca promover políticas que favorezcan el desarrollo de estructuras incluyentes y justas para ellas. En el ámbi-

to laboralǡ��������À����ƪ����������������������������

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la equidad en la remuneración salarial que se otorga a los hombres y a las mujeres o sobre el derecho a un trabajo en condiciones que respondan a la dignidad humana. En el ámbito empresarial, sobre la equidad en las oportunidades para el acceso a los distintos cargos en todos los niveles tanto para hombres como para mujeres…

La propuesta es abrir nuevos caminos para promover la equidad entre hombres y mujeres, en la iglesia y en la sociedad, de forma que: ambos se reconozcan ple-namente en su capacidad de educar en la fe a sus hi-�����������Ǣ�����������������������������������������de la vida, desde su gestación hasta su muerte natu-���Ǣ������������������������������������������������adecuadamente los valores y responsabilidades de �������������� �� ��� ����������Ǣ� ������ �������������por el redescubrimiento de los auténticos valores de ������������������������������Ǣ�����������������������formación de la identidad propia (femenina o mascu-����ȌǢ���������������������������������������������para la espiritualidad y el liderazgo, desde lo propio ��������� �� ��� ����������������Ǣ� ������ �������������À�������ï���������������Ƥ�������������������������como a las mujeres, considerando factores diferen-ciales en cada población y cultura. Estas son algunas ideas de las acciones que pueden generarse para que la transformación a que hemos invitado con este tex-�������������ƪ�������ǡ�������������������������������Ǥ

Recogiendo la consigna del Concilio Vaticano II… se precisa esta “recomendación”: “Para su vida y su mi-

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��×�ǡ�������������������������������������������������dones de las mujeres y de los hombres, y los traduzca en vida concreta (…) La Iglesia exige el reconocimien-to y la utilización de estos dones, experiencias y apti-tudes de los hombres y de las mujeres, para que su ����×���������������Ƥ���dz48.

En este sentido, continuaremos trabajando para lo-grar una auténtica equidad entre hombres y mujeres en

Colombia como un aporte fundamental para la cons-trucción de la paz duradera y sostenible.

5.3. entre hombres y mujeres”

El objetivo de este ejercicio es construir propuestas que promuevan acciones concretas para alcanzar la equidad entre hombres y mujeres.

Se recomienda que el grupo haya leído previamente el tema 5: “… para eliminar la violencia!”

Para este ejercicio, se requiere de papel en pliegos, marcadores de colores, vinilos, pinceles y colores. También se puede tener revistas, periódicos, tijeras, pegante y cinta.1. Se organiza el grupo en subgrupos. Se distribuyen

las preguntas entre los subgrupos para que las respondan:

48. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instructio de libertate chris-

tiana et liberatione, Ȍǡ������������������Ƥ�����������ǡ���Ǥ�Ǥ

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a) ¿Por qué es importante construir la equidad entre hombres y mujeres a partir del reconoci-miento de la dignidad humana?

b) ¿La sola existencia de las leyes garantiza que se respete la dignidad humana tanto en los hombres como en las mujeres?

c) ¿Qué elementos son necesarios para lograr la equidad entre hombres y mujeres?

2. Cada subgrupo realizará un dibujo en el cual ex-prese – construya el “futuro deseado” en la rela-ción entre hombres y mujeres en su comunidad.

Ǥ� ���Ƥ���������������������“Galería de la Equidad en-tre hombres y mujeres” donde se expongan to-��������������������������������������ƪ������������-truidas. La Galería puede ser expuesta al público, para poder compartir y retroalimentar el ejercicio de manera que se enriquezcan los aportes dados.

4. Luego, se propone que el grupo en plenaria cons-������ � ������������� ��� ����� ��� ��ƪ���×�Ǥ� ������conclusiones pueden escribirlas en carteleras y dejarlas en lugares visibles para la comunidad.

Nos gustaría conocer sus opiniones sobre la Campaña y recoger fotos de los eventos realizados en su dió-cesis o en su comunidad. También nos gustaría que ���� ������������ ���� ������������� ��� ���� ��ƪ��������logradas. Puede enviarnos sus inquietudes, dudas, sugerencias y comentarios, al mail [email protected].

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