Máster Universitario en Profesado de Secundaria Obligatoria y Bachillerato,
Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas
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MARÍA DELGADO MARTÍN
Curso académico: 2015/2016
Asignatura: Diseño y desarrollo curricular II.
Profesor: Agustín Ciudad
Práctica: análisis del libro de texto
1. Identifica el libro:
~ Asignatura: Historia.
~ Curso: 2º Ciclo de E.S.O.
~ Autor: ARDIT, M. et al.
~ Editorial: Santillana.
~ Año: 2000.
~ Lugar de edición: Madrid.
~ Legislación: LOGSE.
2. Contrasta los argumentos de la autora con el libro de texto:
a. Contenidos:
Este libro de historia desarrolla los contenidos de la Edad Contemporánea (siglos XIX y XX),
sobre todo, desde el punto de vista internacional, ya que únicamente dedica uno de los tres bloques,
en los que se dividen los temas, al ámbito nacional.
El lenguaje utilizado es neutral ya que se explican los hechos o acontecimientos de una forma
clara y concisa, sin profundizar en materia.
Los hombres aparecen como el referente en cada momento histórico. Esto se puede observar
en los ejemplos de personajes más representativos o en las ilustraciones, tanto a nivel político como
cultural. Sin embargo, no hay que obviar que en este libro se dedican dos apartados monográficos a
la mujer (“La mujer y el trabajo” y “La emancipación de las mujeres”) donde se rompe con el rol de
mujer ama de casa que cuida a sus hijos y se dedica a las tareas del hogar, como se verá a continuación.
b. Estructura:
El temario se estructura de forma cronológica y se centra, principalmente, en el ámbito
occidental. Para ello, los diecisiete temas se organizan en tres grandes BLOQUES, a los que prevale
un Tema 0 introductorio sobre los aspectos más importantes de la Edad Moderna (sociedad,
económica, política, cultura y arte) y que el alumno debe tener presente antes de adentrarse en la
Historia Contemporánea.
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El primero de los bloques, y compuesto por los seis primeros temas, se dedica al siglo XIX
desde una perspectiva internacional –desde el Antiguo Régimen hasta la Segunda Revolución
Industrial–, mientras que los dos siguientes bloques ofrecen una visión del siglo XX desde el punto
de vista mundial –cinco temas se ocupan del periodo de tiempo comprendido desde la Primera Guerra
Mundial hasta finales de la siglo con la creación de la Unión Europea– y español –los últimos seis
temas se dedican al estudio de la historia nacional desde la Guerra de la Independencia hasta la
Democracia–, respectivamente.
Además, cada uno de los bloques es introducido por un pequeño texto donde se destacan los
elementos del pasado que perviven en la actualidad, junto con un sumario en el que se muestra de
forma organizada y esquemática los contenidos que posteriormente van a ser desarrollados durante
el tema propiamente dicho.
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Si nos adentramos en la estructura de cada uno de los TEMAS, todos ellos siguen el mismo
formato:
1. Las páginas de información se estructuran por epígrafes, y sub-epígrafes a su vez,
generalmente en: demografía, sociedad, economía, política y cultura y arte. Cada una de las
páginas se acompaña de numerosas imágenes, gráficos o mapas que complementan y ayudan
a entender mejor el texto (aunque muchas de las imágenes solo tienen un carácter decorativo1).
1 FERNÁNDEZ REIRES, A.: “La vigencia del libro de texto en el siglo XXI”. Tesis doctoral, 2003.
DEMOGRAFÍA – Expansión
demográfica ECONOMÍA – Sector agrario SOCIEDAD – Sociedad estamental
POLÍTICA - Absolutismo monárquico CULTURA Y ARTE – Ilustración y
neoclasicismo
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2. Como se ha podido ver, a lo largo del tema no se plantean actividades
hasta el final del tema (Propuesta de Investigación), que generalmente
coincide con el apartado de cultura y arte. Es una forma de que el alumno
profundice sobre un aspecto concreto del tema: por ejemplo: mediante el
análisis de una obra de arte a través de diversas fuentes y preguntas
guiadas.
3. Al final del tema se dedican dos páginas a las Actividades, las cuales
suelen ser de carácter general sobre los contenidos que se han desarrollado
en dicho tema. Estas actividades se dividen en dos partes:
a. Por un lado, Saber lo esencial, donde las preguntas se basan en la
definición de conceptos, responde, comparación de hechos y la
realización de esquemas básicos con las principales ideas de lo
estudiado.
b. Y por otro lado, Aplicar técnicas (de historiadores), apartado en
el cual se intenta que el alumno analice y compare textos e
imágenes, a través de una serie de preguntas guiadas.
4. Finalmente, cada tema incluye una Monografía donde se recoge un aspecto concreto del
periodo que se ha tratado durante el tema, y que sigue vigente en la actualidad. Esta
monografía se acompaña de ilustraciones, textos y propuestas de trabajo donde el alumno
debe buscar información en diversas fuentes (atlas, prensa, enciclopedias, etc.) y opinar sobre
el tema tratado pero en relación al mundo actual.
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c. Roles asignados:
Como bien expone Adriana Fernández2, los libros le sirven de guía al profesor y facilita su
labor docente en las aulas (en muchas ocasiones, ante la falta de formación académica en la materia
que esté explicando). Consecuentemente, si el profesor basa sus clases en seguir el libro: leer la
lección y hacer las actividades en el orden prescrito; esto provoca que el alumno no sea activo en su
proceso de enseñanza-aprendizaje. De esta forma, los alumnos únicamente conocerán los
superficiales contenidos del libro sin obtener una visión mucho más general o desarrollar su capacidad
crítica sobre lo que están aprendiendo. Por ello, el esfuerzo, la iniciativa y la motivación, no solo del
alumno sino también por parte del profesor, será muy bajo.
d. Interacción con el entorno:
“La interrelación aula-escuela-comunidad no existe. En ninguno de los libros se implica al
Centro, fomentando la coordinación entre profesores y estudiantes de distintos cursos y también son
escasas las vinculaciones con el entorno inmediato”, así lo explica Adriana Fernández3. A causa de
ello, en muchas ocasiones las asignaturas se solapan en cada una de las etapas y cursos educativos,
repitiendo constantemente los mismos contenidos, sin ampliar ni profundizar, provocando la
monotonía de las clases y nuevamente, la pasividad, antes mencionada, del propio alumno, dejando
fuera de juego su motivación e interés por fomentar su conocimiento, capacidad de razonamiento y
actitud crítica.
2 FERNÁNDEZ REIRES, A.: Op. Cit. 3 Ibídem
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e. Modelo pedagógico:
El modelo pedagógico generalmente se basa en la forma expositiva por parte del profesorado;
es decir, el docente es el guía y controla la clase siguiendo el libro. El alumno únicamente escucha y
realiza las actividades que el profesor le manda, sin intervenir ni participar, salvo para leer los
contenidos en voz alta del libro, mientras todos sus compañeros siguen la lectura. Este es el recuerdo
que yo tengo de la mayoría de las clases que daban los profesores que tuve durante la E.S.O. y
Bachillerato.
3. Reflexión personal sobre la naturaleza del libro de texto.
Paradójicamente, a pesar de las numerosas críticas que el libro de texto recibe, tanto alumnos
como profesores y padres sostienen que es un elemento necesario en la educación. Desde el punto de
vista docente, este recurso didáctico estructura y define la materia que se tiene que impartir de una
forma conceptual y racionalizada. Por otra parte, los alumnos lo consideran un complemento
necesario para estudiar ya que están acostumbrados a utilizarlo desde que comenzaron su proceso de
enseñanza-aprendizaje –forma parte de la esencia de la escuela–. Por tanto, si el libro de texto fuera
suprimido, esto supondría una mayor esfuerzo del profesorado (para preparar las clases y las
evaluaciones) y del alumnado (realizar trabajos, copiar apuntes4) debido a que el servicio que otorgan
los libros de texto son una economía de tiempo y esfuerzo a la hora de realizar los trabajos y preparar
la materia que se va a impartir5.
Umberto Eco reflexiona sobre la posibilidad de sustituir los libros de texto, en el caso de que
fueran suprimidos, por material recogido de Internet directamente. Hay que tener en cuenta que dicha
herramienta digital es un instrumento que complementa los libros, pero no puede llegar a ser el único
método de trabajo porque ésta no selecciona la información que el alumnado necesita. Por ello, si esta
sustitución se llegara a producir, el profesor debería enseñar a distinguir entre aquellos lugares
“buenos” y “malos” donde sacar la información de acuerdo a las directrices. Sin embargo, tampoco
hay que olvidar, como bien menciona Eco, que todos los alumnos ni todos los centros disponen de
ordenadores para trabajar a diario con ellos de forma individualizada. Ante estos impedimentos,
Internet solo podría sustituir otras herramientas de trabajo como los diccionarios pero siempre que
todo girase en torno a los libros 6.
Una vez planteada la opción de suprimir los libros de texto y ver sus pros y contras de acuerdo
al profesorado y alumnado, también hay que hacer mención a los contenidos que éstos contienen.
4 ECO, U.: “El libro de texto como maestro”; en red: http://humbertocueva.mx/2011/03/01/el-libro-de-texto-como-
maestro-por-umberto-eco/ De acuerdo a Umberto Eco, si los contenidos se dan a través de fotocopias o apuntes copiados,
esto supondría una pérdida de “documentación” que no dejaría huella como los libros de texto. 5 FERNÁNDEZ REIRES, A.: Op. Cit. 6 ECO, U.: Op. Cit.
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Como ya se ha mencionado anteriormente, la materia siempre se muestra a partir de un razonamiento
sencillo y esquemático, vacío de complejidad y profundidad, que no da lugar a que el alumno
reflexione sobre lo que está aprendiendo. Todo se muestra de una forma objetiva, como verdades
absolutas y con un marcado carácter enciclopédico7, donde suele prevalecer la historia escrita por
los vencedores8.
Consecuentemente, las actividades que se formulan generalmente corresponde a epígrafes del
temario lo que provoca que el alumno no piense o reflexiones sobre lo que se le está preguntando,
sino que busque el párrafo que necesita en el tema. Además, el libro que anteriormente se ha analizado
fomentaban el uso de recursos didácticos (enciclopedias, prensa, TICs) pero, al mismo tiempo, las
actividades son minuciosamente pautadas, con escaso grado de complejidad y quitándole iniciativa,
no solo al alumno, sino también al docente. Es decir, en todo momento se facilitar en gran medida la
labor del profesor y el proceso de aprendizaje del alumno.
Una última curiosidad de dicho libro es que llama la atención que el apartado de monografías
se incluye después, incluso, que las actividades. Esto hace pensar que quizá el profesor no lo llegue
a dar en clase porque, aunque está relacionado con el tema, parece que no se incluye como tal. ----se
ve lo que el profesor da y no. De esta forma, y como defiende Umberto Eco, a través del libro de texto
se puede descubrir aquello que el profesor está olvidando enseñar y que, en cambio, algún otro juzgó
fundamental9.
En definitiva, aunque los profesores utilicen como guía los libros de textos, éstos deben
realizar otro de tipos de actividades que fomenten la participación y motiven al alumnado de acuerdo
a sus intereses, con el fin de que desarrollen la capacidad de trabajo (colaborativo) y esfuerzo, una
actitud crítica y reflexiva, razonando todo aquello que están aprendiendo, no porque lo ponga en el
libro o se lo diga el profesor, sino porque realmente lo están entendiendo y enlazando a sus
conocimientos previos, incluso, a otras materias o disciplinas.
4. Bibliografía:
ANES, G.: “Vamos a vigilar cómo se estudia la Historia de España”. Madrid, El País, 1999; en red:
http://elpais.com/diario/1999/04/04/cultura/923176803_850215.html
ECO, U.: “El libro de texto como maestro”; en red: http://humbertocueva.mx/2011/03/01/el-libro-
de-texto-como-maestro-por-umberto-eco/
FERNÁNDEZ REIRES, A.: “La vigencia del libro de texto en el siglo XXI”. Tesis doctoral, 2003.
QUINTANILLA CORO, V. H.: “Contra la acriticidad del “libro de texto”; en red:
http://www.eduneg.net/files/El_libro_de_texto_Contra_la_acriticidad.pdf
7 QUINTANILLA CORO, V. H.: “Contra la acriticidad del “libro de texto”; en red:
http://www.eduneg.net/files/El_libro_de_texto_Contra_la_acriticidad.pdf 8 ANES, G.: “Vamos a vigilar cómo se estudia la Historia de España”. Madrid, El País, 1999; en red:
http://elpais.com/diario/1999/04/04/cultura/923176803_850215.html 9 ECO, U.: Op. Cit.
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