Julio Cobos Un vicepresidente en la alcoba
Historias de una irrupción
Mauricio Runno
Julio Cobos Un vicepresidente en la alcoba
Mauricio Runno
El catálogo de las fotografías se hará galería al fin de la presente edición
se ha dicho virtualmente el 1 de junio de 2009,
camino al Bicentenario,
Cuyo alborotado.
.
I-Nacimiento e infancia
“Ni se me ocurría ser político o presidente. Me gustaba viajar. Mi tío viajaba
de Salta a Mendoza, así que me colaba en el camión con él. Fui un chico de barrio.
Jugaba a las bolitas, al trompo, al fútbol, remontaba barriletes, hacía túneles en un
baldío, cazaba lagartijas. Me crié en una casa sencilla, de dos dormitorios. Tengo dos
hermanas así que siempre tuve problemas para dormir1”.
Su padre era peronista y terminó siendo un funcionario de primer nivel del
gobernador Alberto Martínez Vaca, como Tesorero de la provincia. El día que murió
Juan Domingo Perón, Fermín Cobos sufrió uno de los dos infartos que tuvo durante
su vida. Su hijo, por entonces, era dueño de un Fiat 600, regalo de sus padres como
premio por su título universitario. Al verlo consternado por el fallecimiento de
1 La Nacion, 16 de noviembre, 2008
Perón, su hijo le propuso viajar a Buenos Aires para el sepelio. En los preparativos
del viaje un ataque al corazón lo dejó en cama, por varios meses.
“Mi viejo era un muy buen tipo, una persona muy afable2”, recordó en un
extenso reportaje que le planteó Jorge Fontevecchia, de Editorial Perfil. Fermín era
hijo de Cleto, uno de los tantos trabajadores ferroviarios de la Argentina del siglo
XX. El segundo nombre de Agustín, el hijo mayor del vicepresidente, es también
Cleto. Las dos hijas restantes son Virginia y María Eugenia.
La madre del ex gobernador de Mendoza, llamada Asunción, aún vive. Y es
una de las tantas personas que padece de Alzheimer (el doctor Alois Alzheimer,
efectivamente, es alemán). Ella permanece internada en Mendoza hace varios años.
Su hijo intentó convivir con ella pero los cuidados rigurosos y los trastornos
excesivos pudieron más que la voluntad. Siempre que regresa a la provincia, su hijo
la visita bajo un máximo secreto. Acaso es el único lugar del cual no hay registros ni
imágenes. Pareciera ser éste el límite para un hombre que ha sabido tomarse fotos
hasta en la cocina de su propia casa de la Sexta Sección, en la capital mendocina.
Horas más tarde de su más famoso voto en el Parlamento, y cuando todo el mundo
se preguntaba por su paradero, Cobos estaba con Asunción en su centro de
internación. Desde hace tiempo Asunción no reconoce a su hijo.
El día que nació Julio César Cleto Cobos fue sábado, 30 de abril de 1955. Es el
único de los hermanos que nació en Cuyo, ya que las otras dos lo hicieron en
2 Diario Perfil, 22 de julio 2007
Buenos Aires, pues la familia vivía en Villa del Parque. El también fue concebido allí,
aunque nació al oeste del país, ya que en los meses previos al parto la familia decidió
cambiar su destino. Otro tanto sucedería en el país. La llegada de la familia Cobos a
Mendoza, a mediados de los 50, fue a una casa del Barrio Presidente Perón, en
Godoy Cruz (actual Barrio Bancario).
Su hermana Alicia es profesora. Y es una pionera: fue la primera socióloga
egresada de la Universidad Nacional de Cuyo. Tiempo después sería funcionaria del
propio Cobos mientras este era gobernador de Mendoza, como Asesora en la
Dirección General de Escuelas, pero con más poder que el de su nomenclatura
institucional. Conocía esos pasillos, ya que durante la restauración democrática
integró el gabinete del ministro Hugo Duch. Es la mayor de los hermanos Cobos.
“En casa se veía lo que Julio quería y se comía lo que a él se le antojaba. Era
muy malcriado3”, declaró a la Revista Para Ti. Pero aún así lo justifica: “El era el
mejor en todo: era abanderado y también el mejor compañero4”.
La hermana restante se llama Analía. Y sí que cultiva un perfil más que bajo.
Prácticamente podría pasar como una turista en Mendoza, ya que ha vivido
mayormente entre Canadá y España. Alicia, en cambio, es una de las personas que
más consulta el ingeniero, desde siempre. Ha participado en la redacción de algunos
documentos claves. Y no son pocos los que aseguran que entre ellos las
conversaciones son más que frecuentes y que ninguna decisión importante que toma
3 Revista Para Ti, julio 2008
4 Idem.
su hermano la puede sorprender: esté o no ella de acuerdo. “Cleto es el mismo chico
de barrio de siempre5”, ha explicado.
Alicia y su hermano son personas muy distintas. El carácter, la visión y hasta
la actitud. Y nunca lo han negado aunque tampoco profundizado públicamente. En
1982 ella se afilió a la UCR. “Soy de la generación en la que empezabas a hacer
política de muy joven. Yo empecé a los 16 años. Estaba con un grupo de estudiantes
y trabajábamos en las villas miseria. Después en la Universidad estaba en grupos de
izquierda6”.
Desde muy joven Julio Cobos participó de decisiones incómodas. Alicia lo
narra y ejemplifica: “Cuando hubo que decidir qué hacer con nuestra madre,
enferma de Alzheimer7”. Fue, en sus palabras, “una situación dolorosa sólo
comparable con lo que vivió la familia frente a los ataques cardíacos de nuestro
padre. O cuando tuvo que interrumpir el secundario para ir al frente ante un
inminente conflicto armado contra Chile por el Beagle8”.
En octubre de 2006, poco después de los albores de la llamada Concertación
Plural, impulsada por Kirchner y ejecutada por Cobos, Alicia mantuvo este diálogo
frente a un periodista:
-Al final va terminar votando a un justicialista.
5 La Nación, 20 de julio, 2008
6 Los Andes, 1 de octubre, 2006
7 Idem
8 Idem
-Parece que no va a quedar otra... Creo en esta Concertación. El Presidente ha
hecho muchas cosas bien, como la renegociación de la deuda. Aplaudo la política de
derechos humanos. Creo que era la gran deuda. Está haciendo cosas que nos
propusimos en la Alianza, son banderas nuestras. Es correcto que nos pongamos de
acuerdo. Hay sectores liberales que están en contra.
En Mendoza, el día que nació el actual vicepresidente, mediaba un otoño que
preludiaba la Revolución Libertadora, que llegó antes que terminara aquel crudo
invierno del 55.
Y en tanto Cobos asomaba al mundo, el Partido Peronista Femenino
aseguraba: “Una vez más los trabajadores de la Argentina toda se aprestan para
celebrar jubilosamente (sic) la Fiesta del Trabajo, verdadera fiesta de un pueblo que
ha recuperado por fin su destino histórico y su más alta libertad. El Partido
Peronista Femenino surgido de la entraña misma de ese pueblo, gracias a la genial
intuición de la gran abanderada Eva Perón, adhiere fervorosamente a esta honrosa
convocatoria y estará totalmente presente, como siempre, para escuchar la palabra
rectora del conductor de todos los argentinos, el general Perón9”.
El mismo día que nació Cobos Lázaro Kosi, uno de los fundadores del
Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y mánager de Pascual Pérez, anunciaba que
habían propuesto la revancha para un nuevo combate, entre el campeón del mundo,
9 Los Andes, 30 de abril, 1955
el mendocino “Pascualito”, como se le decía aquí, y el japonés Yoshio Shirai. Claro
que la revancha se disputaría siempre y cuando “el promotor japonés reconozca la
deuda de mil dólares de la pelea anterior y deposite en la embajada argentina en
Tokio cuatro mil dólares correspondientes a la revancha10”. Y el promotor argentino
aprovechaba la ocasión para reclamar los derechos internacionales sobre la filmación
de la pelea en la que su representado había despojado al japonés de la corona
mundial.
El mismo día que nacía Cobos el gobernador de Mendoza, Carlos Horacio
Evans, mediante un comunicado, hacía llegar sus disculpas por no asistir a la
inauguración de las primeras obras del monumento a Eva Perón, en Buenos Aires,
“que perpetuará ante el mundo la figura pre clara de nuestra inolvidable Jefa
Espiritual, la compañera Eva Perón11”.
Ese día, el gobernador Evans, según registro del Escribano Carlos Abel Albino,
mantuvo audiencias con su vicegobernador, Juan de la Torre, con el general Raúl
González, con el presidente del Rotary, Angel Herrera Reynals, y con una delegación
de la rama femenina de la célebre UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
Aquel sábado, en el que Cobos era parido, el cine Cóndor de la ciudad ofrecía
una de las películas menos costumbristas del cineasta Nicholas Ray, el mismo de
“Rebelde sin causa”. Aunque aquí se la haya conocido como “Mujer pasional”, el
filme no era otro que “Johnny Guitar”, personaje que, solitario, recorre el oeste
10
Idem 11
Idem
americano en plan de aventura en busca de la redención, reemplazando su antigua
arma por una guitarra. Es uno de los héroes más melancólicos del género, sin duda.
La “inmaculada” Joan Crawford era la actriz principal y nunca termina de saberse si
ella pertenece al paraíso de los buenos o al infierno de los villanos del western. El
justiciero devenido músico fue Sterling Hayden, pero, eso, la verdad, poco importaba,
ya que la Crawford concitaba la atención y todo el interés de aquellos espectadores
de privilegio.
Ese mismo día, el cine nacional también batallaba en las pantallas grandes,
como es dato constitutivo de toda su historia. Y el programa más atractivo era el
que ofrecía la película “Ritmo, amor y picardía”, dirigida por Enrique Carreras, con
un trío que auguraba suceso rápido en la taquilla: Alberto Castillo, Amelita Vargas y
Alfredo Barbieri, que al año siguiente (sin Barbieri), estrenarían el no menos original
título de la saga Carreras: “Música, alegría y amor”.
Fotolog de Cobos
Las mujeres de la familia por el Parque San Martín, la mascota, Bianca,
y los custodios, asomando. La mendocinidad al palo.
Hotel Intercontinental, el domingo por la noche en que fue elegido
vicepresidente. Cristina, Cobos y Vos (Néstor).
La noche de su casamiento con Cristina Cerruti
(“la otra Cristina”), 1980. Ella es mayor que su colega, el ingeniero.
El delfín del gobernador asume el mando en diciembre 2003.
Luego se pelearían. Iglesias logró la expulsión de Cobos del radicalismo.
El cadete Julio Cobos pasó sus días de adolescencia en el
Liceo Militar General Espejo.
El primer desayuno como gobernador electo. El día anterior, contra todos
los pronósticos, había vencido en la primera elección política de su vida:
la gobernación de Mendoza
El gobernador a pocos días de asumir, en el foco de un incendio en el
desierto mendocino. Comenzaba a marcar un estilo de gestión al que
muchos llamaron estilo C (por Cleto Cobos).
El gobernador metido en una postal del paisaje mendocino.
“Cleto es el mismo chico de barrio de siempre”, dice su hermana.
Las dotes de maratonista y deportista no se han visto afectadas nunca.
Considera al deporte revitalizante. Uno de los cientos de
sus recorridos alrededor del Lago del Parque.
El flamante gobernador, de paso por Buenos Aires:
pedía fondos al gobierno del presidente Kirchner.
La primera charla de ambos sobre el radicalismo K fue en Montevideo.
A favor, en contra (introducción)
Al final de esta introducción, que creo necesaria, se adjunta el documento que
registra mi paso por la administración pública provincial, desde 1 de febrero de
2000, al 30 de abril, del mismo año. Fueron muy pocos meses, pero intensos: y ya
desde antes lo habían sido. En diciembre de 1999, en una fiesta en Los Alamos, San
Rafael, el 7 de diciembre, a las 7 de la tarde, había publicado mi primer libro de
relatos. Parte de un discurso, incluso, lo escribí allí
Aún hoy vacilo cuando me preguntan cuál es el límite entre ficción y no ficción. De
modo que en ese momento era intenso el ejercicio de ambas actividades: escribía
borradores de discursos oficiales (los del gobernador, y recuerdo, vagamente, el de
algún legislador que nunca pudo articular palabra con acción). Y en los ratos “no
públicos”, digamos, continuaba escribiendo ficción, lo que parecía invertir los
términos, al modo de decir de un escritor de largo aliento, Raúl Silanes, que suele
escribir que “la realidad es una rama de la psicología”.
Y es que Silanes me enseñó a leer a Truman Capote, Norman Mailer, John Updike.
Y quizá eso conteste esa tentación fortuita de un escritor metido a escribir el primer
discurso de un gobernador recién electo, ante la expectativa de una Asamblea
Legislativa. Fui uno más de los que sucumbió a la tentación.
Para hacer política hay que tener más estómago que corazón o cerebro. Eso es lo
que decía Capote, pero más claro Mailer, indiscutido maestro. Y una cosa bien
distinta es leer y otra es la gastritis. Y no es menos interesante, aunque se pague con
salud, merodear el poder de una administración recién llegada a la cúspide. Aún
cuando se trataba de un grupo de funcionarios que abandonaban el poder comunal
para ejercerlo en la provincia (los edificios públicos se encuentran muy próximos), la
experiencia era el traspaso y los re-acomodamientos y la esperanza que abría una
nueva gestión.
Una noche de esas, a la hora de los noticieros nocturnos, ocurrió un incidente
menor, para la “gran” política, aunque trascendente en lo personal, si se considera
que se trataba de la renuncia de un ministro que prácticamente acababa de asumir
como tal. No sé cómo ocurrió, pero lo cierto es que a determinada hora, y cuando la
sala de atención a la prensa estaba ocupada por los representantes de los medios,
tuve que salir a leer un comunicado, escrito por mí, que se suponía era un mensaje
del gobernador, que me había dictado a los apuros, antes de irse de la Casa de
Gobierno. Aquella noche aparecí anunciando la decisión del gobierno de aceptar la
renuncia del ministro cuestionado.
Si hubiera tenido aspiraciones, como las de Vargas Llosa o Jorge Asís, o alguno de
esos, aquel momento hubiera sido una suerte de bautismo de fuego. Pero, lejos,
asomaba una sensación de angustia: los noticieros reproducían imagen y palabra, los
diarios posteriores, lo mismo, y así, aquello, finalmente, no resultaba ni tan turístico,
ni gratuito y, mucho menos, gracioso. Porque cualquiera debe imaginarlo: es más
difícil continuar que llegar al poder.
En este contexto conocí al actual vicepresidente de la Nación, Julio Cleto Cobos, que,
finalmente, es el centro del trabajo de este libro. Nunca antes supe de él y recién
comencé a investigar su historia cuando comencé a escribirla, en 2008. Y la
motivación central ha sido producto de una curiosidad, que, supongo, es compartida
por mendocinos y también por el resto de argentinos que aún se preguntan quién es
Julio Cobos.
La primera y única reunión que tuve con él fue en su calidad de flamante ministro
de Obras y Servicios Públicos, en diciembre de 1999. Y para ser sincero, aquel
encuentro apenas duró diez minutos. Me encontraba recopilando información
técnica para evaluar los planes de gestión y así fue que recorría las oficinas de los
ministros, que me recibían por orden del gobernador (lo que tampoco era siquiera
en ese momento un imperativo).
Para esos fines utilizaba un ascensor privado, el único que conecta las oficinas de los
ministros con la del jefe del Ejecutivo. Mi oficina quedaba en el cuarto piso y la de
Cobos en el séptimo. Ese ascensor, su uso y administración, es un barómetro del
oficialismo, en todos sus aspectos: quienes acceden a él, sin duda, son los hombres
que manejan la administración de Mendoza. Un día debería escribirse la historia de
ese ascensor.
No pude avisarle por su secretaria que deseaba hablar con él, ya que, al descender
en el séptimo piso, y camino a la oficina de la secretaria privada, su despacho estaba
abierto. Desde el pasillo lo pude ver a Cobos. Entré, ya que él también me había
visto, y le expliqué que necesitaba acceder a informes técnicos y prioridades de la
gestión para la comunicación institucional.
Cobos estaba de pie. Me oyó y comenzó a buscar entre sus papeles. No me hablaba
mucho, sino que con cada carpeta que entregaba me aclaraba el área y el plan al que
correspondían. Incluso me facilitó documentación detallada sobre el estado de la
obra pública y tomé apuntes acerca de lo que él pretendía modificar. Lo cierto es
que me “llenó” de carpetas. Y prometió hacerme llegar algunas otras más, de las
cuales en esa ocasión no tenía copias, lo que cumplió. Y me despidió.
Así de emocionante y profundo era todo lo que conocía, personalmente, de Cobos.
Hasta este libro, que tampoco es una especialización en Cobos, desde luego. Por
fortuna mi debilidad son los personajes que aún no existen, o los que existen y aún
no tienen voz, pero bajo ningún modo los llamados “hombres públicos”. Sería más
interesante una biografía sobre el escritor Antonio Di Benedetto, en todo caso, que
una sobre Cobos. Por lo tanto no hay aquí una obsesión por la vida y la obra, sino
más bien un intento de relato sobre el poder.
La segunda oportunidad que más o menos estuve cerca de Cobos fue el 10 de
diciembre de 2007, bajo el cielo del Congreso de la Nación, en el traspaso del
mandato presidencial de Néstor Kirchner a su esposa, Cristina Fernández. Transcribo
lo que publiqué en esa crónica:
“Casi que es hasta extraño que una mujer conduzca el país, pero habrá que
habituarse. Y los taxistas porteños más aún, ya que lejos de llamarla por su cargo le
dicen "muñeca". Los alrededores del Congreso, hoy de tarde, no mostraban euforia
ni grandes manifestaciones públicas. La política de ganar la calle es, en el siglo XXI,
una consigna delictiva más que una metodología de acción partidaria. Una pareja de
pingüinos, frente al Congreso, era más bien un símbolo del éxito que han tenido
estos animales durante los últimos años. Se habla de ellos, y de este modo se los
conserva, se los tiene a salvo, y sin freezer.
(…) Desde los altavoces que agrandaban los discursos se leyó la nómina de
autoridades presentes. Y aunque en cuestión de gustos no existe demasiada
coincidencia, aún el "Cleto" del vicepresidente despierta sonrisas. Ya verán, ustedes,
argentinos que no viven en Mendoza, como se hace costumbre y hasta resultará más
simpático que Julio, nombre que se asocia con Iglesias, al menos en el repertorio
popular de cantantes venidos a menos” (http://www.mdzol.com/mdz/nota/21276-
Habemus-presidenta/).
Era corresponsal de un site de noticias. Lo real es que en esa condición de la
corresponsalía en Buenos Aires también escribí un artículo, que no fue publicado. Se
trataba de un informe acerca de la semana de gestión de Cobos en el Senado, en la
que se refería explícitamente al conflicto entre el campo y el gobierno nacional. El
valor testimonial es que resumía las actividades oficiales y culminaba, con el día y la
hora en que este libro encalla: “Que la historia me juzgue, pido perdón si me
equivoco. Mi voto no es positivo, mi voto es en contra”. Esa historia, más conocida
en todo el país, es el límite de la investigación.
Vuelvo a transcribir aquella nota de la semana de mayo de 2008, que en los sitios de
noticias de Internet, donde sí los publiqué (Soitu y Wikio), aparece mi error de
haber colocado mayo, cuando, en verdad, era abril.
Lunes 21:
La presidente Fernández está en viaje por Ecuador, por lo tanto Cobos es el
presidente provisorio de Argentina. En ese cargo es que recibe a Fernando Lugo, que
el día anterior había sido electo presidente de Paraguay, tras romper una de las
hegemonías políticas más antiguas del continente. El 10 de marzo último Cobos
había recibido al entonces candidato, que agradeció y destacó el hecho de que "en
Argentina residen más de un millón y medio de paraguayos, que cuentan con acceso
a educación, vivienda y beneficios sociales".
En horas del mediodía, el vicepresidente se puso en contacto con María Cristina
Giménez, representante del Consejo Directivo del Hospital Pediátrico "Juan
Garrahan" para requerirle información sobre afecciones respiratorias en niños,
debido a la contaminación atmosférica de los últimos días. La funcionaria del citado
hospital le comentó a Cobos que la capacidad operativa del centro de atención era
normal y que hasta el momento, no se habían presentado inconvenientes en los
servicios prestados.
Finalmente, la Presidenta del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont, informó al
vicepresidente que ya están preparadas las resoluciones para el otorgamiento de
créditos vinculados al sector agropecuario con tasas subsidiadas al 6 %. Julio Cobos
explicó que -en esta primera etapa- dichos préstamos serán para el sector avícola y
lácteo.
Más actividad para el lunes: sucedió por cuenta de la Corporación Andina de
Fomento, anunciando obras para Mendoza. En principio la reconstrucción de dos
tramos de la Ruta Nacional 40. Y en el marco de la re-funcionalización de los
campamentos viales en todo el país, Nelson Periotti invitó a Cobos a la habilitación
del Campamento Uspallata, Mendoza. Se trata de la adaptación de esas instalaciones
para resguardar mejor las nuevas maquinarias (que ya llegaron el año anterior a la
provincia) y brindar mejores condiciones de vivienda y hospedaje a la plantilla de
operarios viales que trabajará durante la temporada invernal.
Martes 22:
No hay partes oficiales acerca de la actividad.
Miércoles 23:
Cobos se reúne con miembros de la Comisión Nacional de Monumentos, en el
marco del programa de festejos del Bicentenario. El objetivo es trabajar en la puesta
en valor y rescate patrimonial del edificio del Congreso Nacional, con una visión
estratégica hacia el bicentenario.
“Para la comisión de Monumentos el edificio del Congreso es una construcción
sumamente emblemática, creemos que es muy acertado incorporarlo, ponerlo en
valor y rescatarlo para el bicentenario, ya que es un edificio federal por excelencia”,
remarcó, Juan Martín Repetto, vicepresidente de la Comisión.
De la reunión participaron Oscar De Massi, asesor Jurídico de la Comisión Nacional
de Museos, Monumentos y lugares históricos, y Juan Martín Repetto. En tanto los
referentes del Senado fueron el director General de Cultura, Pedro Marabini, el
director de Obras de Obras y Servicios Generales, Orlando Lucentini, la directora del
Museo Parlamentario, Estela Masjoan, y el director de Museo y Archivo de la
Cámara de Diputados, Orlando Falcón.
Jueves 24:
El ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner, y el vicepresidente, Julio Cobos,
mantuvieron un encuentro en el que acordaron organizar un plenario en la primera
quincena de mayo para reactivar la Concertación Plural luego del malestar expresado
por algunos radicales por la falta de diálogo interno. Kirchner, quien ya había
mantenido un diálogo telefónico con Cobos antes de su reunión con el jefe de
Gabinete, Alberto Fernández, recibió al principal referente de los radicales K en la
quinta de Olivos. Durante una hora Kirchner y Cobos trataron temas de actualidad
política, en especial el conflicto con el campo, y acordaron realizar un plenario entre
el 8 y el 11 de mayo para “juntar a todos los integrantes de la Concertación y hacer
una gran mesa” de dirigentes, que encabece el ex presidente.
Ya se mencionó el encuentro con el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
La jornada fue larga, ya que culminó con la inauguración de la 34° edición de la
Feria del Libro. También participaron de la presentación el ministro de Educación,
Juan Carlos Tedesco, el secretario de Cultura de la Nación, José Num; el jefe de
Gobierno porteño, Mauricio Macri, y el escritor Ricardo Piglia.
Allí, aseguró que cuando se habla de educación, cultura, investigación, ciencia y
tecnología, el libro ocupa un lugar importante. “Nos va forjando en la niñez.
Estimula la imaginación. Promueve valores. Fortalece el aprendizaje, despierta
inquietudes en los adolescentes, genera y aporta conocimiento. Y en la adultez, es un
gran compañero de ruta que nos permite la distensión y el esparcimiento”.
Finalmente habló del aula: “Hay algo que no puede escapar a la responsabilidad de
los que diseñamos planes de estudios: cambiamos materias, currículas pero si donde
está el maestro y el alumno no fomentamos la lectura, de poco sirve todo esto que
decimos”.
Su discurso hizo referencia al poeta argentino Juan Gelman, recientemente
galardonado con el premio Cervantes, pero no hay declaración textual al respecto.
Viernes 24:
Cobos realiza un pedido de apoyo público al flamante ministro de Economía, Carlos
Fernández. Sucedió en la inauguración del acueducto La Para- Marull de Córdoba,
acompañado por el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Pidió a los argentinos
“ser parte de la solución y no de los problemas” y elogió la labor realizada por
Lousteau, que había renunciado horas antes al Ministerio de Economía.
Al mediodía, Cobos y Schiaretti llegaron a Sarmiento y Sáenz Peña –estación de
bombeo- donde escolares, representantes del campo, autoridades comunales y
eclesiásticas esperaban el comienzo del acto. Luego de las bendiciones del Padre
Sergio Fernández, Daniel Constantino –intendente- agradeció la presencia de las
autoridades, elogió la obra “que formó parte del Plan Maestro del agua del 2004” y
sostuvo que “esta es la manera de trabajar, con diálogo, con propuestas y con
esfuerzo. Este día histórico y maravilloso es fruto del trabajo de la Nación, el
Gobierno provincial, la comuna y los mismos vecinos, quienes aportarán los
medidores de agua”. Cerró su discurso calificando el día de hoy como “histórico”
para esta localidad: “el agua es un bien escaso y hoy lo podemos disfrutar. Estas son
las cosas maravillosas que hacemos los argentinos cuando nos juntamos y nos
ponemos de acuerdo en un objetivo”.
En su discurso, el vicepresidente dedicó un párrafo al conflicto con el campo. “Aquí
en Córdoba, no me voy a hacer el distraído, desde hace algún tiempo tenemos un
conflicto con el sector agropecuario. Si la crisis nos unió en un momento de nuestra
historia para salir adelante, si apostábamos al crecimiento, a que este país no se
desintegrara; ¿por qué en este momento no logramos ponernos de acuerdo? Hay
sectores que tienen que entender que vivimos en un país distinto y los reclamos
deben hacerse con prudencia y tener tolerancia. Les pido a todos que seamos parte
de la solución”.
Para no abusar de este apartado respondo una de las preguntas que más oí cuando
explicaba este libro en los meses previos. Coincidía el interrogante, para mi sorpresa:
“¿Es a favor? ¿O en contra?”.
No soy, especialmente, ni cobista ni anticobista.
Un mediodía de primavera en 2007, semanas antes de las presidenciales, le pregunté
a la senadora por Mendoza, Marita Perceval, acerca del candidato de la
Concertación, nuestro comprovinciano, Julio Cobos. Ella me lo contestó en un
reportaje. Perceval, que en algún momento fue candidata a ocupar un ministerio en
la gestión Cristina K., desplegó su análisis:
“Llegará a una etapa que yo llamo del líder del siglo XXI, en donde lo que tiene que
asumir como desafío, no es el orden de la modernidad, sino el caos, que también
tiene su forma de organización. Y esto, que parece filosofía, aplicado a la política, es
el derrumbe de las identidades políticas tradicionales, estas nuevas coincidencias que
aún no alcanzan a ser una síntesis, pero que van encontrando caminos de trabajo
conjunto. Para Cristina y Cobos, indudablemente, el espacio parlamentario será de
alto voltaje. Y como a Cobos lo conozco como un hombre de diálogo, capaz de
escuchar, capaz de encontrar no los consensos mínimos sino los acuerdos necesarios,
me parece que va a ser muy bueno su aporte, porque si no esto sería "La guerra de
los Roses" (risas).
- Cobos como Chance Gardiner, el personaje de "Desde el jardín". ¿No es una
tentación pensarlo, aunque sea una vez?
- Volvemos a los parlanchines vanidosos…Hay tanta discriminación, en el sentido que
parece que hay una sola forma de hacer política, que es la del profesional del poder.
Y esto lo digo siendo una militante desde los 14 años. Pero hay cosas que yo me doy
cuenta “facilito” (por fácil). Una vez veníamos de General Alvear con el gobernador y
otros ministros, visitando el avance de obras del Marginal del Atuel, y lo llaman
diciendo que había venido una pedrada en Junín, un fenómeno muy intenso de
nieve, granizo, con una acumulación de 50 centímetros. Era entre las 7 y las 8 de la
noche. Me dijo: “¿Me acompañas, Marita?”. Llegamos a Junín a las nueve y media de
la noche. ¿Con quién recorrimos todas las zonas, hasta las 2 de la mañana, sin
cámaras? Con el intendente y el gobernador. ¿Sabés qué? “Gardiner” hablaba con las
mismas palabras que hablaba la gente. Y sentía como responsabilidad propia
solucionar, como gobernador, el llanto de esa gente. ¿Es San Martín? No, Cobos es
Cobos.
Cobos es Cobos. No es San Martín, no es Chance Gardinder. Con esas certezas que
no alcanzan exactitud del todo, pero sí pertenencia, o resentimiento, amor y odio,
una pasión, que despierta, por lo menos, sorpresa, es que comencé esta
investigación.
No es una biografía, sino un registro de la impresión, documentada, de un escritor
metido a curiosear aspectos públicos de la vida de Julio Cobos, el vicepresidente, el
ingeniero, el que fue funcionario municipal, el que fue decano, el que fue ministro y
el que llegó a la gobernación de Mendoza. Es un zoom y también un periplo por la
política de Argentina, la de Mendoza y, creo, el embrión del eje Kirchner-Cobos.
Espero que algunas de las preguntas aquí planteadas no contesten jamás un falso
dilema: si está escrito a favor o en contra. Mauricio Runno