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PRESENTACION
La tesis se estructura en dos partes: una primera parte comprende la validación
conceptual y operacional (Samaja, 2002), es decir el estado de cuestión sobre el tema,
los conceptos centrales que fundamentan teóricamente los resultados y discusiones, y
las decisiones metodológicas referidas a la producción y procesamiento de los datos.
También incluye el encuadre jurídico/normativo provincial y municipal que regula los
procesos aquí descriptos y analizados.
La segunda parte comprende el cuerpo de la tesis propiamente dicha, es decir la
producción de conocimiento sobre la problemática bajo estudio. Esta parte se divide
en capítulos que van abordando el tema primero en términos contextuales generales, y
en relación a la pregunta de investigación, la identificación y valoración física y
económica de los servicios ecosistémicos de la Reserva Parque Mar Chiquito.
El capítulo 1 denominado contextualización del humedal incluye una breve reseña
histórica del partido, y la zonificación de la reserva vinculada con sus usos y
conservación. Es un capítulo destinado a contextualizar el tema de investigación.
El capítulo 2 presenta la descripción sistémica de la reserva, en términos de
subsistema natural y subsistema social, luego las condiciones generales de la Villa
Balnearia Mar Chiquita, su equipamiento e infraestructura y las actividades que en ella
se desarrollan.
El capítulo 3 está destinando a explicar la reserva en términos de un sistema
ambiental. Emplea la modelización como una herramienta potente en la descripción y
comprensión de los elementos, procesos, e interacciones que se dan en el sistema,
con capacidad argumentativa en la identificación de problemas, y la caracterización de
procesos, flujos de materia, energía e información entre los elementos del sistema.
El capítulo 4 está destinado a ofrecer una aproximación a la valoración física y
económica de los SE de la reserva, y avanza en la discusión de la integración de
métodos para el reconocimiento social y político de la importancia de los beneficios
provistos por estos ecosistemas a la sociedad. Para ello avanza en la construcción de
indicadores cualitativos que permitan recuperar otros sistemas de valor asociados a
los SE.
Finalmente se encuentran las reflexiones finales y algunas recomendaciones.
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INTRODUCCIÓN
De la revisión de la literatura disponible sobre el tema se sabe que en América Latina
se han realizado algunas investigaciones vinculadas a identificar y valorar servicios
ecosistémicos (SE) que proveen los ecosistemas regionales y que se describen más
abajo. Sin embargo, aún falta avanzar en un reconocimiento real y generalizado sobre
su importancia ambiental, y de esa forma mejorar la gestión de los mismos, reducir la
incertidumbre y la falta de información, inherentes a la resolución de problemáticas
ambientales por una parte, y a los beneficios ecológicos que proveen a la sociedad.
Consecuentemente, en muchos casos se opta por formas de manejo que resultan
ambientalmente insostenibles.
La valoración física y económica de estos servicios permite incluir en el debate de la
sustentabilidad la existencia de bienes y servicios ambientales que son ignorados o
subvalorados en la toma de decisiones y la generación de políticas en general. La
asignación de valores crematísticos, se constituye en un factor de peso en la toma de
decisiones ya que permite reclamar, bajo un sistema de valores altamente
comprensible para todos, la importancia relativa de los SE en el contexto de la
sustentabilidad. No obstante, es necesario señalar que el valor económico asociado a
los SE en la mayoría de los casos, representa sólo una parte del valor total del
ecosistema, ya que siempre quedan fuera otros valores no crematísticos sobre los que
se intentará debatir en esta tesis.
Bajo este contexto la presente tesis intenta responder la siguiente pregunta de
investigación, ¿Cuál es el valor ambiental de los Servicios Ecosistémicos de la
Reserva de Biosfera Parque Atlántico Mar Chiquito?
Para ello se evaluaron algunos SE que presenta la reserva con el objetivo de
aproximarse a una valoración física y económica de los mismos, siendo conscientes
no obstante, de la infravaloración inherente, así como de las dificultades
metodológicas que se asocian a esta temática.
Se espera sin embargo, que el ejercicio contribuya a la concientización sobre el valor
ambiental de estos ecosistemas, favorezca su conservación y provea nuevos
elementos y argumentos sobre la importancia de los SE en la toma de decisiones
referidas al manejo racional y sustentablemente de la reserva.
Entre las dificultades que se enfrentaron en la realización de la tesis está la escasez
de datos físicos sobre el ecosistema bajo estudio, la no periodicidad de datos provistos
3
por la administración que gestiona la reserva. Se suma además, la divergencia en las
repuestas sobre iguales aspectos entre los informantes calificados. Y las dificultades
metodológicas para procesar datos tan dispersos tratándose de un mismo territorio.
No obstante, se entiende que para la instancia de tesis de grado su desarrollo
representó un esfuerzo de síntesis y puesta en valor de conceptos, teorías y enfoques
provistos por la carrera durante varios años, así como aceptable aproximación a un
tema en pleno debate como es la valoración total de los SE.
4
PRIMERA PARTE
I. ANTECEDENTES
Este apartado describe el estado de arte a nivel de la región sobre el tema de
investigación: la valoración física y económica de los SE de un humedal litoral
bonaerense sujeto a varias figuras jurídico-administrativas de conservación como se
describe en forma más extensa en capítulo marco jurídico.
Volpato (2004) realiza un aporte en la valoración del humedal de Bahía de
Samborombón, sugiere el uso de métodos de mercado para los denominados valores
de uso directo, como: los Métodos de costo de viaje, valoración contingente, y
productividad marginal para los valores de uso indirecto. También recomienda la
valoración contingente para “atributos y diversidad biológica”. No obstante, en el
artículo no da cuenta de un valor particular, sino que analiza las posibilidades de
aplicación de estos métodos en el caso de humedales, en especial el bajo análisis.
Stolk, et al (2006) proponen la valoración económica de humedales en América Latina
y el Caribe. Dentro de la región considera los casos de Perú, Venezuela, Cuba,
Guatemala, Argentina y Brasil. Para cada uno de ellos emplearon distintas
metodologías para la valoración económica de los SE. Por ejemplo, en el caso de
Guatemala aplicaron los métodos de precio de mercado, costo de viaje, costos
evitados, costos de reemplazo y valoración contingente. Como parte del aporte del
trabajo consideran importante incluir los valores de los humedales en la planificación,
su valoración bajo distintos escenarios de manejo, proponen también considerar los
distintos tipos de valores asociados a estos ecosistemas y el involucramiento de las
comunidades locales, así como el fortalecimiento de las capacidades institucionales
para su mejor gestión.
Leñero, et al (2007) proponen la valoración de SE en la cuenca del Río Magdalena,
México. Emplean el método de Thornhwaite para el cálculo de provisión de agua, la
asociación vegetal para el almacenamiento de carbono, el análisis de la literatura de
referencia sobre el área bajo estudio, el empleo de entrevistas para determinar los
valores de herencia cultural, identificar beneficiaros y su percepción sobre el valor de
esos SE. No obstante, más que la valoración económica de la cuenca se emplean
otras escalas de valor para dar cuenta de la riqueza ecosistémica del lugar.
5
Galperín, et al (2013) realizan la valoración del humedal del Delta del Paraná,
empleando como método de valoración los precios de mercado para actividades
económicas del área y el meta análisis para los bienes y servicios ecosistémicos.
Guerrero, et al (2013) realizan y aplican la modelización de la cuenca del Arroyo
Langueyú en Tandil y determinan precios de mercado para el cálculo del servicio
secuestro de carbono, precipitaciones anuales, valor medio, volumen de recarga y
abastecimiento de agua para consumo para el valor del servicio ambiental hídrico y el
método de costos alternativos para el valor de existencia mediante la disponibilidad a
pagar por conservación de áreas naturales.
Iwan, (2015) en su tesis de grado realiza la valoración de los servicios ambientales de
la Laguna de los Padres. Primero profundiza en el conocimiento de la situación
ambiental del humedal de la laguna y esquematiza esto empleando la modelización.
Luego, evalúa en términos económicos cuatro de sus servicios ambientales más
importantes: el abastecimiento de agua, el secuestro de CO2, el control de la erosión y
el valor de existencia de la biodiversidad. Obtuvo un valor total por estos servicios de
más de 138 millones de pesos/año, equivalente al 4,6% del presupuesto anual
2014 del Partido de Gral. Pueyrredón.
A nivel más local, asociados al área bajo estudio, Celemín (2009) elabora cartografía
de riesgo de inundaciones de la reserva de MAB de Mar Chiquita, Buenos Aires, y
propone pautas de conservación en la cuenca a partir del empleo de herramientas de
geoinformática, SIG y MDT para el procesamiento de imágenes satelitales sobre el
área de estudio, sus atributos naturales y situaciones de riesgo ambiental.
Larratea, et al (2009) ofrecen mapas temáticos sobre los SE que brindan los pastizales
en la cuenca de Mar Chiquita a través del modelo ECOSER analizando las imágenes
entre 1986 y 2005.
Volpato, et al (2010) se aproximan a la valoración de los SE del Parque Mar Chiquito a
partir de aplicar la valoración contingente como método de producción de
conocimiento. En este trabajo determinan los valores de opción y existencia,
obteniendo como resultado la disposición a pagar por parte de residentes y turistas.
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Isacch, et al (2010) realizan una valoración ecológica de bienes y servicios
ecosistémicos en marismas –o albuferas- del Atlántico Sudoccidental. Mediante la
determinación de factores de densidad, localización, régimen de mareas y
estacionalidad valoran la importancia de los SE de las marismas como contribuyentes
al bienestar humano. Consideran que entre los valores importantes están lo estético, lo
cultural y lo recreativo.
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II. MARCO TEÓRICO
II.I. Definiendo humedales
La Convención de Ramsar sobre Humedales se constituyó en el año 1971 con la
intención de captar la atención internacional y dar cuenta del ritmo con que estos
hábitats y sus importantes funciones, valores, bienes y servicios, estaban
desapareciendo, en parte debido a la falta de comprensión sobre su importancia
ecológica, en parte por el desconocimiento de su estado ambiental y necesidad de
conservación.
Según la definición de la Convención Ramsar en su artículo 1 enuncia que se entiende
por humedales a “las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies
cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o
temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las
extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis
metros”. Además considera (en el artículo 2.1) que “podrán comprender sus zonas
ribereñas o costeras adyacentes, así como las islas o extensiones de agua marina de
una profundidad superior a los seis metros en marea baja, cuando se encuentren
dentro del humedal (Ramsar, 1971:1)”.
De ello se desprende que los humedales, pueden comprender una gran variedad de
hábitats, que en algunas situaciones constituyen transiciones o ecotonos tierra-agua,
como los ambientes costeros y en otras emergen como sistemas distintivos.
En general, son sistemas dinámicos que cambian como resultado de la acumulación
de sedimentos o materia orgánica, la subsidencia, las sequías o el aumento del nivel
del mar. En algunos casos, los humedales no son más que componentes temporales
del paisaje, que pueden cambiar e incluso desaparecer y que al mismo tiempo faciliten
la formación de humedales nuevos en otros sitios (Barbier, 1997).
Estos ecosistemas se encuentran entre los ambientes más productivos del mundo.
Son cunas de diversidad biológica, fuentes de agua y productividad primaria.
El agua es el principal factor controlador, tanto del medio como de las especies
animales y vegetales asociadas a él. De ahí que los cambios en los regímenes
hidrológicos puedan derivar en cambios masivos de la biota y de las funciones
ecosistémicas y, por tanto, de los bienes y servicios que brindan.
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Desde el punto de vista de la producción de bienes y servicios, son considerados
recursos plurifuncionales, pues suministran productos que colaboran muchas veces
con las economías de subsistencia de poblaciones locales o sirven para la
comercialización de los mismos y diversificación económica a nivel familiar. Entre los
productos se destacan: pescado, leña, fauna y flora silvestres, entre otros.
Además, desempeñan un número elevado de funciones ecosistémicas que sustentan
las actividades económicas involucradas (Barbier, 1997). En ese sentido no solo
constituyen un gran valor económico, sino también cultural, científico y recreativo. De
esto se deriva la necesidad de adoptar medidas para la conservación de los
humedales y su uso racional. De acuerdo a la convención y a nivel mundial hacen falta
actividades de cooperación intergubernamental. La Convención de Ramsar sobre los
Humedales sirve de marco para tales actividades internacionales, así como para
actividades nacionales y locales.
II.II. Clasificando humedales
Ramsar (1970) reconoce 5 tipos de humedales principales:
• Marinos (humedales costeros: lagunas costeras, costas rocosas y arrecifes de coral);
• Estuarinos (deltas, marismas de marea y manglares);
• Lacustres (humedales asociados con lagos);
• Ribereños (humedales adyacentes a ríos y arroyos); y
• Palustres (es decir, “pantanosos” – marismas, pantanos y ciénagas).
Además, existen humedales artificiales, como estanques de cría de peces y
camarones, estanques de granjas, tierras agrícolas de regadío, depresiones
inundadas salinas, embalses, estanques de grava, piletas de aguas residuales y
canales.
Otra clasificación también desarrollada por Ramsar incluye 42 tipos, agrupándolos en
tres categorías: humedales marinos y costeros, humedales continentales y humedales
artificiales.
II.III. Procesos históricos de antropización de ecosistemas de humedal
Desde épocas prehistóricas, los humedales han sido, en mayor medida que otros
ecosistemas un estímulo para el desarrollo de actividades humanas. El hombre ha
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hecho uso de ellos construyendo asentamientos, explotando sus recursos y también
modificándolos para adaptarlos a sus necesidades. Entre muchas razones están: su
alta productividad, la disponibilidad de agua potable, los servicios ecosistémicos que
proporcionan a las poblaciones locales: alimento, materiales, o vías de transporte
(Viñals et al, 2002).
Paradójicamente, algunos humedales -con presencia de pantanos por ejemplo- han
sido considerados tierras inaccesibles, improductivas e insalubres, pobladas por
especies portadoras de enfermedades; lo que ha fundamentado su drenado, rellenado,
y también la derivación de cursos de agua (Dugan, 1992). A ello se suma otros
factores de degradación de tipo indirecto como el crecimiento de la población y el
creciente desarrollo económico y también directos, como el desarrollo de
infraestructuras, los cambios en el uso del suelo ya sea para manejo agrícola,
ganadero, forestal; la extracción de agua y demás recursos sobreexplotándolos, la
eutrofización y la introducción de especies exóticas invasoras, entre otros.
Debido a la fragilidad de estos ecosistemas, los procesos de degradación y
desaparición de humedales se dan a un mayor ritmo que en otros ecosistemas, tanto
en el estado de las especies de humedales costeros como de agua dulce. Es así que
más del 50% de los humedales de los países desarrollados se han destruido, y en
otras partes del mundo, han sido degradados de forma severa (MEA, 2005).
Como consecuencia de la tendencia al uso de la tierra de estos ecosistemas y en el
marco actual de cambio climático, se espera una reducción de los bienes y servicios
provistos por los humedales debido a la pérdida de resiliencia impuesta por usos no
sustentables y una creciente demanda de agua dulce. En este contexto, resulta crítico
reconocer el valor de los humedales y desarrollar esquemas de uso sustentable que
mantengan sus funciones ecosistémicas (Kandus et al, 2001).
Por esta razón, algunos países del norte, realizan esfuerzos tanto humanos como
económicos, con el fin de restaurar humedales y recuperar los bienes y servicios
perdidos fundado en un consenso amplio y creciente a nivel mundial sobre la
importancia ambiental de estos ecosistemas y por los beneficios económicos, sociales
y ambientales que brindan, a pesar de que sólo representan el 5% de la superficie
terrestre.
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Afortunadamente, en el caso de los países del sur, una buena parte de los humedales
todavía presentan, en términos relativos, un buen estado de conservación, aspecto
que debe llamar la atención de los gobernantes para generar políticas y encuadres
jurídicos de gestión que permitan su conservación futura. Para 1985, la superficie de
humedales transformada para agricultura en Sudamérica y África era del orden de 6%
y 2%, respectivamente (Kandus et al, 2011). En el siglo XX los humedales cubren
entre un 6 y 7 % de la superficie terrestre (OECD, 1996; Lehner and Doll, 2004).
En ese contexto, es necesario asegurar el uso racional de los sistemas de humedal, a
partir en enfoques ecosistémicos, como pueden ser el manejo integrado de zonas
costeras o manejo a escala de cuencas y no que el mismo se desarrolle bajo enfoques
de tipo sectorial como los existentes. También se debe asegurar un entorno de
cooperación, compromiso y transparencia entre los distintos actores involucrados tanto
del gobierno como de sectores privados. Algunos compromisos que se pueden
destacar se vinculan entre la calidad y/o cantidad del agua y la producción, entre el
uso del suelo y la biodiversidad (MEA, 2005).
II.IV Los humedales en Argentina
En Argentina asociados a su gran extensión en superficie, su variación en las
condiciones ambientales a nivel latitudinal y altitudinal, se presentan una gran
diversidad y riqueza de ambientes y en particular, la presencia de humedales que
incluyen lagunas altoandinas, mallines, turberas, pastizales inundables, bosques
fluviales, esteros, bañados y marismas, entre otros (www.ambiente.gov.ar).
Estos ecosistemas ocupan más de 21% de su superficie continental (ver mapa 1)
(Barbier, 1997; Kandus et al. 2008). Sin embargo, la mayor parte de las estrategias de
conservación recaen en la creación y mantenimiento de Áreas Protegidas, pues
constituyen la principal respuesta que el país ha adoptado en referencia a la
preservación de ecosistemas (Informe GEO, 2004) No existe en Argentina, como se
describe en el Marco Jurídico, un marco regulatorio con políticas específicas que
definan un manejo adecuado para áreas de humedales, y menos para las que no
presentan protección.
No obstante, se están realizando acciones vinculadas con la creación de registros e
inventarios tales como: el taller sobre Metodología para el Inventario Nacional de
Humedales de la Argentina, realizado en Buenos Aires, en 2008 y elaboración del
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Documento Avances sobre la propuesta metodológica para un Sistema Nacional de
Clasificación e Inventario de los Humedales de la Argentina, 2009 (disponible en la
web:
http://www.ambiente.gov.ar/archivos/web/GTRA/file/avances%20inventario%20humed
ales%20mayo%202009(1).pdf).
Como se detalla en el mapa 1, la mayor distribución geográfica de humedales en
Argentina se corresponde con las zonas climáticamente más húmedas o con la
presencia de red hídricas alóctonas gestionadas para la producción de energía hídrica
y la producción agrícola de los oasis de cuyo y el Río Negro.
Mapa 1. Humedales en Argentina
Fuente: extraído de http://www.unsam.edu.ar/humedales/proyecto.html
También existe un inventario de los humedales fluviales de los ríos Paraná y Paraguay
en Argentina, que se constituye en un insumo fundamental para conocer las funciones
ecológicas que desarrollan estos ecosistemas y los bienes y servicios que brindan a la
comunidad, así como identificar áreas de valor para la conservación de la
biodiversidad, y en particular para la conservación y cría de peces (disponible en
www.ambiente.gov.ar).
12
En referencia al concepto de uso racional de estos ecosistemas la Convención
Ramsar lo define como:
“El uso racional de los humedales es el mantenimiento de sus características
ecológicas, logrado mediante la implementación de enfoques por ecosistemas,
dentro del contexto del desarrollo sostenible”.
Y, para ello propone directrices con las que deben basarse las partes contratantes.
Las mismas se vinculan con la adopción de políticas nacionales de humedales,
teniendo que revisar su legislación e instituciones para encarar los asuntos relativos a
los humedales, elaboración de programas de inventario, monitoreo, investigación,
capacitación, educación y concienciación del público sobre los humedales y la
elaboración de planes de manejo integrados que abarquen los humedales en todos
sus aspectos y sus relaciones con la correspondiente cuenca de captación.
II.V. Gestión sustentable de áreas de interés para la conservación
En palabras de Gómez-Baggethun y de Groot (2007), es imprescindible asumir que el
desarrollo económico y social dependerá en el largo plazo del adecuado
mantenimiento de los sistemas ecológicos que los sustentan, y que constituyen el
capital natural del planeta. La sostenibilidad de las economías está supeditada a la
sostenibilidad de los ecosistemas que las engloban.
Bajo ese contexto la idea de conservación tradicional relacionada a la permanencia de
especies y lugares fuera del alcance de la presencia humana está siendo remplazada
por una concepción más integral establece una relación recíproca entre la
conservación y el uso sustentable de los recursos naturales y vincula a las áreas
naturales protegidas estrechamente con su entorno; y que, por lo tanto, requiere de
criterios más amplios de gestión (Testa, 2013).
Para ello los ecosistemas no deben considerarse como aislados del territorio,
planificables y gestionables por separado, sino que estos espacios naturales deben
interpretarse como estrechamente vinculados a su entorno. Esta visión de
conservación es solidaria con la creación de áreas naturales protegidas como parte de
un territorio donde se promueve la conservación de la biodiversidad vinculado a
factores económicos, culturales y políticos del desarrollo regional (Toledo, 2005).
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El artículo 2 del Convenio sobre Bio-Diversidad (CBD), define como “área protegida”
(AP) a un “área definida geográficamente que ha sido designada o regulada y
administrada a fin de alcanzar objetivos específicos de conservación”.
Argentina también está participando en forma progresiva de este cambio en la forma
de manejo de los espacios de conservación, adoptando nuevos enfoques sobre el
manejo de áreas de conservación como principal respuesta y del desarrollo de
estrategias de preservación. Por ejemplo, el Sistema Federal de Áreas Protegidas
(SIFAP), define estas áreas como zonas de ecosistemas continentales (terrestres o
acuáticos) o costeros/marinos, o una combinación de los mismos, con límites definidos
y bajo algún tipo de protección legal.
En 2005 las áreas protegidas del territorio nacional cubrían un 7,71% de acuerdo a la
base de datos del año 2008 de la Administración de Parques Nacionales (Mengarelli
et al, 2010), porcentaje inferior al 10% recomendado internacionalmente para cada
país (o más de un 15%, si se considera toda la gama de categorías de protección)
(Informe GEO, 2004).
Para el año 2012, este dato aumenta a un 9,57% del territorio nacional (SIFAP,
Noviembre 2012) e incluye 13 Reservas de Biósfera, 21 Humedales de Importancia
Internacional (Sitios Ramsar), 8 Sitios de Patrimonio Mundial de la Humanidad y 38
áreas de jurisdicción nacional bajo la autoridad de la Administración de Parques
Nacionales. Las restantes áreas protegidas están sujetas a distintos tipos de gestión:
provincial, municipal, universitaria, privada, a cargo de ONG o de gestión mixta; con el
respaldo de una normativa (provincial o municipal) de creación.
Hay que tener en cuenta entonces, que estos datos comprenden toda la tipología de
espacios de protección, siendo más de las tres cuartas partes de “protección parcial”
como las reservas de uso múltiple que permiten la presencia de población y el
“aprovechamiento ordenado” de los recursos naturales, aunque esto se dé en muy
pocos casos y generalmente ocurra el deterioro de los mismos.
A su vez, se observa que existe una desigual representación de las diferentes
ecorregiones. Por ejemplo, están aquellas que se encuentran sub-representadas como
la Pampa, el Espinal, los Campos y Malezales (Corrientes), el Chaco Húmedo, el
Chaco Seco y el Monte y otras que tienen un mayor grado de protección como los
Bosques Patagónicos con alrededor de un 28% (Brown et al. 2006).
14
Y, a pesar del rápido crecimiento en el número, la extensión de las Áreas Protegidas
(AP) y el reconocimiento de los servicios ambientales que proveen, esto no ha sido
acompañado por un crecimiento en la inversión y el financiamiento de las mismas. Los
recursos financieros son muchas veces un factor limitante en el manejo efectivo de las
AP, siendo siempre insuficientes y no cubriendo las necesidades (FAO, 2010). El
financiamiento de las AP no debe ser juzgado en términos de su cantidad solamente,
sino también de su calidad (Emerton et al, 2006).
Sumado a esto, es frecuente la rápida enajenación de tierras públicas aun sin la
preexistencia de programas de inversión o manejo, quedando sujetas a diferentes
procesos de reconversión, incluyendo en algunos casos su degradación; o casos de
zonas de dominio privado que son de importancia para el mantenimiento de funciones
y servicios ecológicos, como sectores contiguos a humedales y las áreas boscosas;
sin tener en cuenta claro, áreas que contengan algún tipo o grado de protección
(Gallopín, 1992).
Las AP como herramientas para la administración de los recursos naturales, supone
admitir el valor funcional (Pearce et al, 1995) de la naturaleza dentro de un marco de
protección. Por ello los objetivos actuales de conservación de las reservas atienden a
tres cuestiones principales: biológicas, culturales y económicas (Meffe et al, 1997).
II.VI. Gestión de reservas costeras
Existe falta de criterios y pautas comunes o generales en cuanto a estrategias de
manejo y gestión respecto de las reservas costeras, tanto al interior de las mismas
como también a nivel regional (Testa, 2013).
Por otra parte, al existir diferentes figuras de protección dentro de una misma área
protegida, es necesario adecuar unos a otros los requisitos de manejo. En el caso bajo
estudio, La Reserva Mar Chiquita, el ecosistema se constituye en forma paralela como
las siguientes figuras: una Reserva Provincial, Refugio de Vida Silvestre, Reserva
Natural de Defensa a nivel nacional y una Reserva de Biosfera. Dicha situación
entorpece indudablemente su gestión y hace que los recursos de manejo disponibles
no sean empleados –que no son abundantes ni sólo de naturaleza económica- en
forma eficiente.
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Por otra parte y desde el punto de vista de la ordenación y gestión sostenible de estos
espacios, cada unidad de conservación de las mencionadas establece su propia
zonificación de uso y los niveles de criticidad así como las políticas de manejo.
En relación al uso público de reservas costeras como la de Mar Chiquita se destaca la
importancia turística-recreativa del litoral atlántico y en particular del bonaerense, que
descansa en actividades vinculadas al turismo de sol y playa, actividades deportivas
náuticas, avistaje de aves, fotografía, entre otras.
En particular, la legislación provincial establece las actividades permitidas y las
restricciones dentro de los límites del área natural protegida (ANP) y las zonas
complementarias de conservación. Las actividades permitidas se desarrollan en mayor
o menor escala en las distintas ANP aunque existen algunos conflictos generados por
los usos no autorizados y/o ilegales y la presencia de actividades del entorno que
podrían representar amenazas. En todos los casos se detectan actividades no
recomendadas como la utilización de vehículos en la zona medanosa o ilegales tal
como la caza furtiva y el acampe dentro del espacio protegido. Además se constatan
ciertas amenazas sobre las zonas de amortiguación vinculadas al crecimiento urbano
y el avance de la frontera agrícola.
II.VII. Reservas de Biosfera
Las reservas de Biosfera son figuras creadas en el marco del Programa Hombre y
Ambiente o MAB de la UNESCO y son definidas como “zonas protegidas de medios
terrestres y costeros representativos, cuya importancia tanto para la conservación
como para el suministro de conocimientos prácticos y valores humanos puedan
contribuir a un desarrollo sostenible” (Azqueta Oyarzun et al, 1996:45).
La creación de esta figura de conservación a nivel global ha sido de gran utilidad para
instalar la problemática ambiental en los niveles gubernamentales de mayor jerarquía.
Permite hacer compatible la protección de los ecosistemas con el uso sostenible de los
recursos naturales (Red MAB UNESCO, 2006).
Estas reservas cumplen un papel en relación con objetivos de mayor alcance, algo
reconocido en los foros internacionales. Desde 1995 un aspecto esencial de los
instrumentos que regulan u orientan la constitución, implementación y funcionamiento
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de las mismas fue la denominada la estrategia de Sevilla y el marco estatuario de la
red mundial de reservas de biosfera.
Los lineamientos y objetivos de la estrategia de Sevilla apuntan a ampliar la eficacia de
las reservas de biosfera, en tanto modelo de gestión que promueve al mismo tiempo la
conservación y el Desarrollo Sustentable, extendiéndose a contextos y problemáticas
que trascienden el campo especifico de las Áreas Protegidas.
También a los fines de asegurar y viabilizar la nueva función que en tal sentido les
confiere, formula recomendaciones a nivel internacional, nacional y al específico de
cada reserva plantea específicamente.
Cabe señalar que el objetivo principal es integrar las reservas de biosfera en las
políticas de desarrollo regional y en los proyectos regionales de ordenamiento
territorial y con relación al objetivo de utilizar las reservas de biosfera para la
investigación, la observación permanente, la educación y la capacitación y, ampliar el
conocimiento de las interacciones entre los humanos y la biosfera (Toribio, Madrazo,
2001).
A nivel argentino se recomienda integrar estas unidades de conservación a programas
nacionales y regionales de investigación científica y vincular esas actividades de
investigación con las políticas nacionales y regionales de conservación y desarrollo
sustentable (ver Mapa 2. Reservas de Biosfera en Argentina).
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Mapa 2. Reservas de Biosfera en Argentina
Asimismo, la declaración de la Reserva supone la continuación de la vida tradicional
en intima unión con el ambiente que rodea a los habitantes de la zona. En tal
situación, se concibe a la Reserva como un bien comunal, espacio de uso y
apropiación cotidiana por los habitantes. Los cambios requeridos para alcanzar la
sostenibilidad pueden afectar a aspectos sustanciales de la comunidad local tales
como los estilos de vida o los modelos de organización económica, razón por la cual
se necesitan consensos y compromisos sociales para el logro de los objetivos de la
sostenibilidad (Bertoni, López, 2010).
Fuente: extraído de http://obio.ambiente.gob.ar/reservas-
de-biosfera_p1341.
18
II.VIII. Valoración crematística de bienes y servicios ecosistémicos asociados a
humedales
El valor monetario ha sido tradicionalmente conceptualizado desde la economía
ambiental bajo el término de valor económico total (VET) (Pearce y Turner, 1990,
Azqueta, 2002). Ese VET está compuesto valores de uso y valores de no uso. La
figura 1 describe estos valores y los asocia con métodos de valoración para cada tipo
de valor. Para mayores detalles sobre el tema consultar Barbier (1997) y Alier (1995).
Los valores de uso implican beneficios obtenidos en forma directa o indirecta del
ecosistema, poseen valor instrumental, y cualquier cambio en la calidad o
accesibilidad del mismo afecta a las personas que los utilizan; mientras que los valores
de no uso, se plantean como valores vinculados a la no utilización, al no uso, más
asociados a la satisfacción personal de la existencia de determinadas especies o
ecosistemas, es decir del valor de su existencia, o del legado a las futuras
generaciones.
El valor de uso directo está dividido en valor de uso directo extractivo o consuntivo,
directamente relacionado con los servicios de abastecimiento, y el valor de uso directo
no extractivo o no consuntivo, vinculado a los servicios culturales), mientras que el
valor de uso indirecto, como los distintos servicios de regulación, y el valor de opción
relacionado con la importancia de mantener el suministro de bienes y servicios y el
poder tener abierta la opción de aprovecharlo en un futuro.
Así la asignación de valores económicos a los recursos naturales debe entenderse
como un medio orientado a la conservación y uso sostenible de los mismos. En ese
sentido, puede ser considerada como un instrumento en la ponderación de los pros y
contras del uso de ecosistemas posibilitando la identificación de usos pertinentes, para
mostrar la importancia de los bienes y servicios, como así también para solicitar
resarcimiento debido a su mala utilización (Herrera, 2009).
19
Figura 1. Métodos de valoración desde la Economía Ambiental
Desde la década del ’90 el tema de los SE ha estado presente en las discusiones
académicas sobre la importancia ambiental de las funciones y ciertos servicios
ecosistémicos a la sociedad y al ambiente. La tabla 1 sintetiza estos esfuerzos y
compara las diferencias, coincidencias y desafíos en la clasificación y definición de los
SE entre los referentes más importantes del tema.
Valor Económico Total
Valor de no uso
de existencia
bienes, servicios
valoración contingente
Valor de uso
de opción
bienes, servicios
valoración contingente
indirecto
depuración, polinización...
método de costes valoración contingente
directo
madera, pesca, polinización, depuración...
análisis mercado
métodos de coste coste de viaje
precios hedónicos
valoración contingente
Fuente: basado en Barbier et al. 1997
20
Tabla 1. Cuadro comparativo de las clasificaciones de servicios de los ecosistemas tomando
como línea de base la categorización presentada por Daily (1997).
Nota: Los cuadros grises representan la falta de información en la clasificación, aunque no
implica que no se encuentren incluidos en la clasificación correspondiente. Referencias: (1)
Protección frente a depredadores, enfermedades y parásitos.
Fuente: Wallace 2007.
En términos generales, los ecosistemas contribuyen al bienestar humano mediante la
generación de una amplia variedad de funciones de los ecosistemas (SE), las cuales
son definidas como la capacidad de proveer servicios que satisfagan a la sociedad (de
Groot et al. 2002).
También de Groot et al (2002) clasifican las funciones de los ecosistemas en cuatro
categorías:
1. Funciones de regulación: la capacidad de los ecosistemas para regular los
procesos ecológicos esenciales –p. e. regulación climática, control ciclo nutrientes,
control ciclo hidrológico, entre otros.
2. Funciones de sustrato: la provisión de condiciones espaciales para el
mantenimiento de la biodiversidad. (También denominadas funciones de hábitat).
3. Funciones de producción: la capacidad de los ecosistemas para crear biomasa.
4. Funciones de información: la capacidad de los ecosistemas de contribuir al
bienestar humano a través del conocimiento, la experiencia, y las relaciones culturales
con la naturaleza como experiencias espirituales, estéticas, de placer, recreativas, etc.
21
II.IX. Servicios ecosistémicos
El concepto de servicios ecosistémicos (SE) surge del movimiento ambiental de EEUU
en la década del ’70 y se definen como los componentes y procesos de los
ecosistemas que son consumidos, disfrutados o que conducen a aumentar el bienestar
humano tomando en cuenta la demanda de los beneficios así como la dinámica de los
ecosistemas (Daily, 1997. Boy y Banzhof, 2007, Quétier et al. 2007, Luck et al. 2009,
Quijas et al. 2010 en Balvanera et al. 2011).
Son entendidos como los beneficios que las poblaciones humanas obtienen, directa o
indirectamente, de las funciones de los ecosistemas (Constanza et al., 1997). La
Evaluación del Mileno (MEA, 2005) los define como los beneficios que las personas
obtienen de los ecosistemas, las condiciones y procesos en donde los ecosistemas y
las especies que habitan en ellos satisfacen las necesidades de la gente, incluyendo
beneficios que la gente percibe y aquellos que no perciben.
Se consideran tres categorías de servicios: de abastecimiento, de regulación y
culturales (MEA, 2005; Hein et al., 2006). Los servicios de abastecimiento son los
productos obtenidos directamente de los ecosistemas, como el alimento, la madera, el
agua potable, etc. Los servicios de regulación son los beneficios obtenidos de manera
indirecta de los ecosistemas, como la purificación del agua, el control de erosión del
suelo, control climático, etc. Y finalmente, los servicios culturales son los beneficios no
materiales que la gente obtiene a través de las experiencias estéticas, turismo o el
enriquecimiento espiritual.
SE y Servicios Ambientales (SA) son conceptos similares de modo parcial. El primero
se usa en términos académicos y programas internacionales para enfatizar que los
servicios son producto de la interacción entre distintos componentes de los
ecosistemas. El segundo, hace referencia a “ambiente” o “medio ambiente” para
armonizar con el léxico de secretarias o ministerios (SEMARNAT, 2003; Balvanera y
Cotler, 2007 en Balvanera 2011). Trasciende las necesidades de conservar la
naturaleza y su biodiversidad por sí mismas (Daily, 1997; MA, 2003).
La brecha de la escala de impactos de las actividades humanas sobre los ecosistemas
se ha ampliado enormemente en los últimos años y éstas ponen en peligro la
prestación de tales servicios ecosistémicos. Dentro de las principales amenazas se
encuentran los cambios de uso del suelo que causan pérdidas en la biodiversidad, así
como la interrupción de carbono , nitrógeno y otros ciclos biogeoquímicos; invasiones
22
antrópicas de especies exóticas; las emisiones de sustancias contaminantes; el
agotamiento del ozono estratosférico, entre otros (Daily et al. 1997).
En las siguientes secciones se definen aquellos SE que se van a valorar física y
crematísticamente en la presente tesis, los cálculos asociados a los mismos se definen
de metodologías y en el desarrollo del cuerpo central de la misma.
II.X. Servicios culturales
Estos servicios en el enfoque de la economía ambiental se enmarcan dentro de los
denominados “valores de uso” como “valores de uso directo no extractivo”. Desde una
perspectiva crítica, la economía ecológica plantea la imposibilidad de una
conmensurabilidad en el sentido fuerte que permita, desde el punto de vista teórico y
metodológico, asignar valores crematísticos a ciertos servicios ecosistémicos, pues
representan otros valores o directamente no se pueden valorar. En ese sentido, la
misma, plantea el uso de indicadores biofísicos que permitan captar otros valores
ambientales como ocurre en este caso, los valores culturales.
La MEA (2005) define los servicios culturales en términos de aquellos servicios no
materiales que benefician a las personas y que obtienen de los ecosistemas, como la
diversidad cultural, espiritual y religiosa, sistemas de conocimiento, valores educativos,
la inspiración, valores estéticos, relaciones sociales, sentido de lugar, valores de
herencia cultural, la recreación y el ecoturismo.
Se caracterizan a menudo como "intangibles", "subjetivos", y difíciles de cuantificar en
términos monetarios, dificultando y retardando así su integración en el marco de SE
(Terry et al. 2012).
Muchos de los servicios culturales y de esparcimiento no solo tienen gran importancia
directa e indirecta para el bienestar humano (en términos de mejora de la salud física,
mental y el bienestar), sino que también representan un importante recurso
económico, como por ejemplo el turismo (de Groot et al. 2005).
II.XI. Capacidad de Secuestro de Carbono
En las últimas décadas, los cambios de uso del suelo han afectado en gran medida al
proceso de calentamiento global a través de emisiones de CO2. No obstante, la
captura o secuestro de carbono (C) en los ecosistemas terrestres podría contribuir a la
disminución de las tasas de CO2 atmosférico a corto o medio plazo.
23
Los cambios globales en la composición de la atmósfera han sido provocados e
incrementados por actividades humanas: la producción, la transformación, el manejo y
el consumo de energía; el cambio de uso de la tierra; los procesos industriales; la
agricultura y la producción de desechos; entre otros. Los ecosistemas representan una
opción para mitigar las emisiones de los gases con efecto invernadero, ya que tienen
la capacidad de almacenar y fijar el carbono emitido a la atmósfera (Madrigal, 1997).
En el marco del Protocolo de Kioto de las Naciones Unidas (1997), los gobiernos
nacionales tienen la obligación de evaluar e informar sobre las emisiones y
absorciones de CO2, lo que se refleja en los cambios producidos en los distintos
reservorios de carbono. De esta forma, son necesarios estudios regionales para la
evaluación los contenidos de carbono, siendo esencial la predicción del mismo en
escenarios futuros de cambio climático para poder establecer un uso y manejo
adecuado del suelo.
El secuestro de carbono es el proceso de extracción del carbono o del CO2 de
la atmósfera y almacenarlo en un depósito/sumidero. La fotosíntesis es el principal
mecanismo de secuestro de carbono. Las bacterias fotosintéticas, las plantas y
la cadena alimentaria, son consideradas como sumideros de carbono.
Un sumidero de carbono o sumidero de CO2 es un depósito natural o artificial
de carbono, que absorbe el carbono de la atmósfera y contribuye a reducir la cantidad
de CO2 del aire. Los principales sumideros son los procesos biológicos de producción
de carbón, petróleo, gas natural, los hidratos de metano y las rocas calizas. Hoy día
son los océanos, y ciertos medios vegetales (como los bosques en formación).
II.XII. Valor de existencia
Hay personas que no utilizan los humedales en la actualidad, pero estiman de todos
modos que deben ser conservados “por derecho propio”. Este valor “intrínseco” se
denomina a menudo valor de existencia. Se trata de un valor no de uso difícil de medir,
ya que proviene de las apreciaciones subjetivas e individuales, ajenas al uso actual o
de terceros (Barbier, 1997).
Este valor se corresponde con el disfrute que experimentan las personas por saber
que un bien o servicio ambiental existe, aun si no esperan hacer uso de forma directa
24
o indirecta a lo largo de todas sus vidas. Se lo conoce como “valor de existencia”,
“valor de conservación” o “valor de uso pasivo” (Laterra et al. 2011).
II.XIII. Algunas aproximaciones actuales a la integración metodológica en la
valoración total de los SE
Luego de 30 años de debate e intentos de métodos superadores en relación a la
valoración total de los SE, queda bastante claro que la discusión no está terminada
pero que el horizonte cercano se orienta a la integración de los diferentes valores o
sistemas de valores asociados a los SE (valores de mercado, valores termodinámicos,
valores simbólicos y valores ecológicos o físicos).
En tal sentido, la valoración ya no puede más limitarse a valores monetarios, sino que
se deben incluir, otros sistemas de valores presentes posible de obtenerse a partir de
la integración de métodos cuantitativos y cualitativos.
Figura 2. Aproximaciones al valor de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos
Fuente: Daniel et al, 2010 y TEEB 2010.
La inclusión de otros sistemas de valores está implicada en la evaluación integral de
un ecosistema. La figura 2 resume las aproximaciones más recientes que apuntan a la
integración de valores inconmensurables, al menos desde el punto de vista
crematístico, e incluye la posibilidad de valorar desde al menos cuatro enfoques o
25
perspectivas: el enfoque de marcado, el de las representaciones sociales (lo simbólico
valido para valores culturales, estéticos, éticos), el enfoque de la termodinámica y el
de la teoría de sistemas TEEB (2010).
Dentro de ese contexto el uso de indicadores cualitativos podría colaborar en el
proceso de integración total, en particular, en la dimensión de valores socioculturales.
El concepto indicador, proviene del verbo latino indicare, que significa revelar, señalar.
Y aplicado a la sustentabilidad, es el parámetro que proporciona información sobre el
estado de la relación sociedad-naturaleza (García, S. y Guerrero, E., 2006).
Se trata de variables dotadas de significados añadidos derivados de su propia
construcción, que permiten sintetizar información sobre una realidad compleja y
cambiante y reflejar así, un interés social por el ambiente posible de ser incluido
coherentemente en el proceso de toma de decisiones. (Rueda, S. 1999; Quiroga
Martínez, R., 2009).
Su importancia reside en que, sectorialmente o integralmente, se formulan para un
contexto único e irrepetible a nivel social, administrativo y territorial. De acuerdo a su
alcance, información seleccionada y relaciones establecidas entre variables a evaluar,
pueden identificarse variables claves que permitan interpretar el ideal de
sustentabilidad impulsada por los gestores a nivel local (García, S. y Guerrero, M.,
2006).
Los indicadores varían su valor o nivel en el tiempo y en el espacio, y son estas
variaciones las que también entregan información importante sobre un determinado
fenómeno o problema. De ahí que los indicadores requieran de más de un punto de
observación en el tiempo o en el espacio para que puedan entregar su potencia como
señal.
Los indicadores ambientales constituyen un sistema de información particular (se
ocupan de describir y mostrar los estados y dinámicas ambientales) que permiten a las
comunidades compartir una base común de evidencias e información cuantitativa,
selecta, procesada, descrita y contextualizada. Facilitando y mejorando, así las
cuestiones a considerar a la hora de la toma de decisiones, intervenir y evaluar
(Quiroga Martínez, R., 2009).
26
III. MARCO JURÍDICO
En relación a los aspectos jurídicos y de gestión política del ambiente y sus SE, se
analizan los niveles nacional, provincial y municipal que regulan la gestión del humedal
en cuestión.
III.I. A nivel nacional
La cumbre de Río 1992 fue un hito importante a nivel Latinoamericano que impulso la
inclusión de preceptos de conservación y sustentabilidad ambiental a nivel de países.
En Argentina implicó la reforma de 1994 de la Constitución Nacional que incorpora en
el art. 41 estos preceptos y el aliento a la protección ambiental del territorio. Este
artículo establece que:
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto
para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las
necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y
tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la
obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización
racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y
cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación
ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos
mínimos de protección, y a las provincias, las necesarias para
complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales.
Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente
peligrosos, y de los radiactivos” (Art. 41 Constitución Nacional).
Por su parte, la Ley 25675, Ley General del Ambiente, sancionada en Noviembre de
2002, establece los presupuestos mínimos para el logro de una gestión sustentable y
adecuada del ambiente, la preservación y protección de la diversidad biológica y la
implementación del desarrollo sustentable. Además, plantea los objetivos de la
política ambiental y sus principios. Y también hace referencia a que son los
presupuestos mínimos, y cuáles son los instrumentos de gestión ambiental disponibles
a nivel nacional.
27
La Ley 25688, está referida al Régimen de Gestión Ambiental de Aguas y
establece los presupuestos mínimos ambientales, para la preservación de las aguas,
su aprovechamiento y uso racional. En este caso se considera porque el sistema bajo
análisis incluye la gestión del agua dulce de la laguna y su interacción con el océano
Atlántico.
Se conoce que no existen leyes a nivel nacional referidas específicamente a
humedales, aunque si un proyecto de ley que pretende justamente dar marco jurídico
al manejo de estos ambientes ecológicamente tan frágiles e importantes a nivel
territorial.
En referencia específicamente a la reserva, a nivel Nacional esta categorizada como
Reserva Natural de Defensa Campo Mar Chiquita Dragones de Malvinas, creada el 16
de junio de 2009, por Protocolo Adicional N°4. Posee 1.753 hectáreas y está
administrada por la Fuerza Aérea Argentina. Y se corresponde con el espacio
denominado CELPA (Centro de Experimentación de Lanzamientos de Proyectiles
Autopropulsados).
El 14 de mayo de 2007, el Ministerio de Defensa de la Nación y la Administración de
Parques Nacionales suscribieron un Convenio Marco de Cooperación con el objetivo
de “desarrollar de forma conjunta políticas activas en materia de conservación de la
biodiversidad”. Se trata de predios de dominio del Estado Nacional, en uso y
administración del Ministerio de Defensa o de las Fuerzas Armadas.
III.II. A nivel provincial
Al igual que el artículo 41, la provincia incluyó en 1994 el art. 28 donde explicita la
intención de desarrollar políticas que no perjudiquen la sustentabilidad ambiental del
territorio provincial.
Bajo ese paraguas y en el contexto de esta investigación cabe señalar el marco
regulatorio a este nivel. La Ley 10907 y su modificatoria 12459, contienen las
reglamentaciones dirigidas a las Áreas Naturales Protegidas Provinciales, que se
consideran importantes, y son interés público su conservación y protección.
Así dispone el Art. 1:
“Serán declaradas Reservas Naturales aquellas áreas de la superficie y/o del
subsuelo terrestre y/o cuerpo de agua existentes en la Provincia que, por
28
razones de interés general, especialmente de orden científico, económico,
estético o educativo deban sustraerse de la libre intervención humana a fin de
asegurar la existencia a perpetuidad de uno o más elementos naturales o la
naturaleza en su conjunto, por cual se declara de interés público su protección
y conservación”.
Menciona y caracteriza las Reservas Naturales, diferenciándolas según: “Estado
Patrimonial” (Provinciales, Municipales, Privadas) y “Tipo”: (Parques Provinciales,
Reservas Naturales Integrales, Reservas de Objetivos Definidos, Reservas de Uso
Múltiple y Refugios de Vida Silvestre). Además indica los distintos tipos de zonificación
y las actividades permitidas y prohibidas en cada una de estas.
Por último el art. 25 establece la creación de un Fondo Provincial de Parques,
Reservas y Monumentos Naturales para atender los requerimientos financieros
relacionados con la ley, menciona como está constituido y el destino del mismo.
(Constituido por Una partida especial que se fije del Presupuesto General de la
Provincia. Con las donaciones, legados y con lo recaudado en concepto de
infracciones a la presente Ley. Con los derechos de entrada a los Parques, Reservas y
Monumentos Naturales) y el destino del mismo (Manutención de los Parques,
Reservas y Monumentos Naturales. Para la impresión de guías o material ilustrativo
para fomentar la educación ambiental de dichas áreas. Para la adquisición de bienes
necesarios para el cumplimiento de los fines de la presente Ley. Para la realización de
estudios de investigaciones que contribuyan al mejor cumplimiento de los fines de la
presente Ley).
Por su parte, la Ley 12270, de conformidad a la Ley 10907, declara Reserva Natural
de Usos Múltiples y Refugio de vida Silvestre (complementario a la Reserva) a Mar
Chiquita delimitando el área que ocupa.
III.III. A nivel Municipal
La Ordenanza Municipal Nº 169, de diciembre de 1990, establece en su artículo 1º:
“Declárese Parque Municipal al territorio delimitado por: SE, Océano Atlántico;
SO, delimitación del ejido urbano del Balneario Parque Mar Chiquita; NO, Ruta
Provincial. Nº11; NE, límite del Partido de Mar Chiquita con Villa Gesell, sujeto
a reajustes en función del proyecto definitivo que se resuelva para dicho
Parque Municipal. Esta área en adelante se denominará Parque Atlántico Mar
Chiquita”.
29
Por otra parte, en su art. 2 se señaló:
“La zona delimitada en el art.1 estará dedicada prioritariamente al destino de
“Reserva Natural”, con fines científicos, educativos y turísticos, compatibles con
la recuperación y conservación del ecosistema de la albufera de Mar Chiquita.”
30
IV. DECISIONES METODOLÓGICAS
IV.I. Observación directa y documental
En enero de 2015, se realizaron los primeros trabajos de campo con la observación
directa simple de carácter exploratorio tendiente a delimitar el problema, problematizar
sobre el tema de investigación y relevar los datos disponibles sobre la reserva (análisis
de documentos disponibles a través de observación documental). Como parte de las
tareas, se realizó un recorrido completo con el guardaparques responsable de la
reserva. Ello permitió conocer los diferentes ambientes que integran el parque,
conocer el centro de visitantes y el puesto 1 de guardaparques donde se obtuvo
información útil que forma parte de la tesis.
En enero de 2016, se realizaron las segundas actividades de campo orientadas a
producir información primaria específica a partir de un proceso de planificación previa
y confección de los instrumentos necesarios para la obtención de datos. Como parte
de estos instrumentos se construyó un guión de entrevista (ver anexo 1) y se
estableció una muestra teórica o estructural conformada por informantes claves
locales en relación a la reserva. Como requisito general los actores clave debían
cumplir dos cualidades: conocer la reserva en función de su actividad (guardaparque,
pescadores, prestadores de servicios acuáticos, funcionarios municipio) y estar
implicados en la conservación ambiental de la misma a partir de acciones concretas
(participar de campañas ambientales, procesos de educación ambiental, toma de
decisiones, etc.).
Los entrevistados fueron: el guardaparque encargado de la reserva, una autoridad
municipal con competencia en la gestión ambiental de la reserva, un empresario
vinculado a los servicios de pesca embarcado; un responsable de atención al turista,
una profesional bióloga local que trabaja para OPDS y un investigador y docente
universitario.
El guión de entrevista contiene una primera parte general con los datos del
entrevistado (cargo/profesión, domicilio, relación con la reserva) y una segunda parte
con preguntas específicas.
Además de las preguntas sobre gestión de la reserva, se incluyó una grilla con los
indicadores previamente establecidos para este humedal considerando la información
31
disponible y posible de valorar en relación a la calidad ambiental de la reserva (ver,
más detalles sobre grilla e indicadores propuestos en el apartado de Indicadores).
IV.II. El uso de la modelización como herramienta explicativa
Como parte del diagnóstico ambiental de la reserva se realizó una modelización del
humedal bajo estudio. La modelización es una representación simplificada de un
sistema real que permite hacer más comprensible a la vez que conceptualiza y
visualiza la complejidad del objeto analizado.
Odum (1969), fue uno de los pioneros en proponer el uso de modelos en el campo de
la Ecología Humana y de introducir su interés en el estudio de ecosistemas humanos.
Más adelante, esta técnica fue usada y enriquecida por los trabajos de Rappaport
(1968), Kowalewski et al (1983), Mc Elroy (2001), Hill (1993), Marten (2001) y otros
especialistas, antropólogos, ecólogos, que fueron avanzando y adaptando el enfoque
de la modelización como una forma de simplificación de la realidad con mucha
capacidad explicativa (Pavao, Zuckerman, 2000).
Se toma como herramienta metodológica lo propuesto por Marten (2001) que
establece que aunque los ecosistemas están integrados en un solo ambiente a los
fines explicativos, es útil describirlos a través de modelos que presenten por separado
los sistemas sociales y los ecosistemas, y sus interacciones (ver Figura 3).
Figura 3. Interacciones entre el sistema social y el ecosistema
Fuente: Marten (2001).
32
Es importante aclarar que para el autor, el sistema social incluye todo acerca de las
personas (su población, la psicología, valores, conocimiento y organización social que
moldean su comportamiento). Y los ecosistemas todos los elementos físicos-naturales
que conforman el soporte ecológico del sistema. Las actividades humanas generan
impactos sobre los ecosistemas y la tecnología define el tipo de acción que se realiza.
En la propuesta de Marten (2001), el sistema o modelo describe las cadenas de
relaciones que ese establecen entre los dos subsistemas y como se interrelacionan los
flujos de materia, energía e información.
La figura 3 representa un modelo genérico de ecosistema y en él se pueden apreciar
elementos biológicos, físico-naturales, culturales y políticos, interacciones en términos
de materia, energía e información (que comprenden las interacciones los SE y las
actividades humanas).
IV.III. Procedimientos generales para la determinación y valoración de los
servicios ecosistémicos (SE) de la reserva
Como se dijo anteriormente, la valoración no puede quedar limitada únicamente a
términos monetarios, sino que se deben incluir además, otros sistemas de valor que
permitan aproximarse a una valoración integral.
Si bien es posible identificar otros SE asociados a los humedales, en el caso bajo
análisis se seleccionaron dos servicios: capacidad de secuestro de carbono y valor de
existencia en función de la disponibilidad y factibilidad de tener o producir datos para
su cálculo. El cálculo de los SE propuestos se detalla en el capítulo de resultados.
Para avanzar en la valoración de servicios culturales así como también en la
integración de métodos, se propone una valoración cualitativa y social del ecosistema
a partir de la construcción de indicadores (valorización cualitativa) a partir de
información documental antecedente y las entrevistas realizadas en la reserva a
actores considerados clave dentro del manejo de la misma. Los indicadores
propuestos fueron ponderados por actores clave a nivel local. Los resultados de esta
valoración se presentan en el capítulo correspondiente.
33
SEGUNDA PARTE
CAPÍTULO 1
CONTEXTUALIZACION DEL HUMEDAL DENOMINADO PARQUE
ATLANTICO MAR CHIQUITO
1.1. Condiciones generales del sitio
La Reserva de Biosfera Parque Atlántico Mar Chiquito se extiende sobre la costa del
Océano Atlántico a lo largo de 56 km de longitud. Este espacio de conservación
incluye la albufera de Mar Chiquita con una superficie de 5.880 has y una longitud de
27 km un ecosistema único por sus condiciones excepcionales en la costas argentina
y características ecológicas que es necesario preservar. Comprende un área que se
desarrolla entre los 37° 44' y 37° 33' de Latitud S y los 57° 18' a 57° 26' de Longitud W.
La Reserva tiene orientación geográfica Noreste-Suroeste y tiene por limites la ruta
Nacional nº11 al Oeste el litoral atlántico al Este y los limites interjurisdiccionales con
Villa Gessel y Mar de Cobo (ver mapa 3 y figura 4).
A nivel mundial existen pocas lagunas con estas características –su conexión con el
mar-, en países como Brasil, Venezuela, Chile, Perú, Uruguay, España, Colombia y
Marruecos, algunas de las cuales se hallan protegidas como los casos de la albufera
de Valencia (España) o Parque Natural de la Albufera, la albufera de Mallorca
(España) y el mar Menor (región de Murcia).
Fuente: http://www.santaclaradelmar.com/ubicación
Fuente: Landsat (s/d)
Mapa 3. Partido de Mar Chiquita Figura 4. Imagen Landsat reserva
34
Por sus condiciones ecológicas y ambientales ha sido considerado un espacio de
interés para la conservación. Por ello presenta distintas categorías de conservación
que se detallan en forma cronológica a continuación:
En 1989 el gobierno de la provincia de Buenos Aires, declara como Reserva Natural
Integral Dunas del Atlántico a la franja de dunas desde el límite del partido con
Madariaga hasta la desembocadura de la albufera al mar. Un año después el
Municipio creó la Reserva Municipal Parque Atlántico Mar Chiquito, bajo la Ordenanza
169, 20 de Diciembre de 1990.
Desde abril de 1996 fue declarada Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en
el marco del Programa MAB (Programa del Hombre y la Biósfera).
En Febrero de 1999 el gobierno de la provincia de Buenos Aires recategoriza este
espacio bajo el régimen de Parques y Reservas Naturales (Ley 10907) como Reserva
Natural de Uso Múltiple y amplía su superficie, incluyendo la albufera. Además, crea el
Refugio de Vida Silvestre en base a una declaración unilateral provincial sobre
terrenos de propiedad privada. El mismo, tiene por límites, al Norte el puente sobre el
Canal Nº5, al Sur el límite entre la circunscripción cuarta (entre Mar Chiquita y Mar de
Cobo, límite Sur de la Reserva MAB), al Oeste el ramal ferroviario “Ramal Juancho” y
al Este el litoral Atlántico. Este espacio de protección provincial ocupa 40.000
hectáreas y comprende la Reserva MAB, incluyendo además, la competencia del
Ministerio de Asuntos Agrarios provincial que es la institución con autoridad de
fiscalización para el Refugio de Vida Silvestre.
En el año 2009, fue categorizada como Reserva Natural de Defensa Campo Mar
Chiquita Dragones de Malvinas, por Protocolo Adicional N°4. Posee 1.753 hectáreas y
está administrada por la Fuerza Aérea Argentina.
A esta diversidad de espacios de protección y jurisdicciones implicadas, le
corresponden distintas autoridades de aplicación. Mientras que la Reserva MAB es de
gestión municipal, y está bajo la responsabilidad de la Secretaria de Turismo del
partido de Mar Chiquita –aunque son fiscalizadas regularmente por el Secretaria de
Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) como responsable del Programa MAB
Argentina-, las restantes categorías corresponden a jurisdicción provincial y la reserva
natural de defensa a jurisdicción nacional.
Es importante destacar nuevamente que la Reserva se constituye en un ecosistema
particular en el país, ya que se trata del único ambiente de laguna litoral abierta al mar.
Representa una zona de ecotono o transición entre la biodiversidad marina y la
35
terrestre, aspectos que enriquecen la biodiversidad biológica pero al mismo tiempo
dotan de fragilidad al ecosistema. El área presenta gran heterogeneidad de hábitats
debido a las diferencias topográficas, geomorfológicas y edáficas. En particular, se
pueden identificar: la albufera, los humedales periféricos, las planicies y llanuras,
talares, las dunas costeras y los cordones de conchilla.
1.2. Contextualización histórica del área bajo análisis
Los primeros reconocimientos de las costas marchiquitenses datan del año 1581,
cuando Juan de Garay, fundador de Buenos Aires, emprendió una expedición
marítima hasta algo más al sur de lo que hoy es Mar del Plata. Dos siglos más tarde,
el padre Tomás Falkner, impulsor de "Las Cabrillas" hoy Laguna de los Padres,
exploró siguiendo la línea de costa todas la extensión comprendida entre el Río Salado
y la actual Mar del Plata, acompañado por indios Pampas como intérpretes y
baquianos.
El asentamiento indígena de Nuestra Señora del Pilar, levantado en 1751 fue el primer
intento de poblamiento más o menos permanente en la región aunque estuvo mucho
tiempo aislada y solamente habitada por tribus nómades, constituyéndose en un
ámbito propicio para la reproducción del ganado cimarrón que había sido introducido
en territorio rioplatense por los fundadores de Buenos Aires.
A comienzos del siglo XIX y ante la nueva posibilidad del comercio de carnes saladas,
se decidió incorporar toda la zona sur del Río Salado a la actividad económica. Así un
importante proceso de colonización hizo necesaria la instalación de fortines a fin de
avanzar en tierras indígenas y demarcar los nuevos límites conquistados. En el marco
de ese proceso el Gobierno Nacional fomentó la ocupación de territorios a través del
establecimiento de estancias.
En 1815, Don Juan Ramón Ezeyza, en representación el Coronel Pablo Ezeyza, tomó
una extensión de noventa y seis leguas en el lugar llamado Laguna de Las Talitas,
sobre la Mar Chiquita, superficie que le fue otorgada por el Virrey Liniers por los
servicios prestados al gobierno hispánico. Esto conforma el actual Partido de Mar
Chiquita y fue Pablo Ezeyza quien instaló en su centro la Estancia "El Durazno" que
aún existe, y es la más antigua del partido.
Hacia el año 1820 Ezeyza ya tenía en sus campos numerosos habitantes. Las nuevas
líneas de fronteras se establecieron a partir de un cordón de sierras, que partía desde
Cabo Corrientes (hoy Mar del Plata) y por Tandil hasta el Arroyo Tapalqué. En 1821 se
36
crea la comandancia de Monsalvo, abarcando toda la zona costera desde la boca del
Río Ajó hasta la desembocadura del Río Quequén, incluyendo entre otras tierras las
que hoy pertenecen al Partido de Mar Chiquita.
En el año 1839, en la Estancia "El Durazno", se produjeron las reuniones preliminares
que culminarían en la Revolución de los Libres del Sud, cuyo objetivo (finalmente
frustrado) era el derrocamiento del Gobernador Juan Manuel de Rosas. Más tarde en
ese mismo año, el 25 de diciembre, fue decretada la creación del Partido de Mar
Chiquita, cuyos límites se encontraban en la costa del mar, la desembocadura de la
"Mar Chiquita" hasta Lobería Grande y hacia el interior las sierras del Vulcán.
El nombre deriva de la inmensa laguna que, según los relatos de los Padres Jesuitas
que datan de 1744, ya era denominada como "Mar Chiquito" por los nativos debido a
su extensión y aguas salobres provenientes de su conexión directa con el mar.
Posteriormente subdivisiones modificaron los límites originales dando lugar a la
creación de nuevos partidos, entre ellos el Partido de General Pueyrredón
(http://www.patrimonionatural.com/HTML/provincias/buenosaires/marchiquito/descripci
on.asp, 2015).
1.3. Zonificación de la Reserva: usos y conservación
La zonificación de la reserva fue consensuada por un Comité de Gestión, integrado
por los representantes de los organismos con intereses sobre la misma (municipio,
productores rurales, guardaparques, científicos, fuerza aérea, pescadores, habitantes).
En la última actualización realizada para MAB en el año 2010, en el formulario de
revisión periódica para Reservas de Biosfera, Mar Chiquita, está zonificada siguiendo
sus principales características ambientales:
Un Núcleo Intangible Lagunar (en la naciente de la laguna, desembocadura de los
Arroyos Chico y Grande) con un sector “Núcleo” y un Sector “Amortiguación”
Un Núcleo Intangible Dunífero (homologable a la Reserva Provincial Dunas del
Atlántico) con un sector “Núcleo” y un Sector “Amortiguación”
Un Enclave Turístico y Centro Educativo (aún en proyecto)
Un Área Tampón o Reserva (el cuerpo principal de la Laguna)
Áreas de Uso Recreativo y Productivo a lo largo de la margen Oeste de la Laguna
37
Un Área de Uso Intensivo Recreativo o Científico (incluyendo el sector del canal de
desagüe donde tradicionalmente se han concentrado las actividades náutica y de
investigación ambientales)
Lo anterior se complementa con dos áreas vinculadas a la presencia humana
(Área Urbana) e Infraestructura (Ruta Nº11).
La totalidad de los dos bordes Noreste-Suroeste de la Reserva están delimitados por:
Un Área de amortiguación oceánica (la ribera) y,
Un Área de Amortiguación Terrestre (tierra adentro de la Ruta Nº11), toda la
Reserva.
Sin embargo, dicha zonificación no se ve acompañada con una representación
cartográfica alusiva que permita en forma espacial comprender como se distribuye tal
zonificación. Este aspecto fue señalado como un aspecto critico por los informantes
calificados durante en el trabajo de campo realizado en Enero de 2016. El siguiente
extracto pone de manifiesto lo expuesto por los entrevistados en cuanto la falta de
zonificación y plan de ordenamiento territorial de la reserva.
Hay una falta de zonificación clara, no hay plan de manejo, hay un comité de
gestión de la reserva que está dormido, y hace muy poco que entre en la
gestión, hace menos de un mes que estoy. Y esto es lo más importante, falta
mucho control y un plan de manejo con ordenamiento territorial de acuerdo a
las actividades en cada área y la fragilidad y receptividad del sitio” (entrevistado
nº3, 2016).
El mapa 4 intenta compensar esa falta y reproduce en términos espaciales lo escrito
en la zonificación antes citada. También en las referencias incluye la extensión en
superficie de cada zona, lo cual permite ver rápidamente la importancia relativa de la
superficie de laguna. Se complementa esto además, con el mapa 5 donde se pueden
observar los distintos dominios que conforman la reserva.
38
Mapa 4. Zonificación Reserva Mar Chiquita.
Fuente: elaboración propia con colaboración de Lic. Carolina
Miranda, en base a zonificación formulario Mar Chiquita para
MAB, 2010.
Mapa 5. Dominios de la tierra de la reserva y %
que ocupan.
Fuente: extraído del Formulario para MAB, 2010.
39
CAPITULO 2
DESCRIPCION DEL SISTEMA AMBIENTAL DEL PARQUE ATLANTICO
MAR CHIQUITO
2.1. Subsistema natural
Las condiciones físico-naturales de este ambiente determinan la vida y la biodiversidad
del ecosistema. La base o soporte de esa diversidad es el sustrato geológico y las
geoformas que presenta el área que fueron determinadas por las condiciones
climáticas, la hidrografía y la vegetación en forma natural en tiempos geológicos y
biológicos, y las actividades humanas y los procesos de ocupación del territorio en
tiempos históricos.
La morfología de buena parte del territorio bonaerense corresponde a la región
pampeana, una gran llanura formada por acumulación, predominantemente de
sedimentos de origen continental. Una franja costera litoral es de origen marino e
incluye a la Reserva de la Biosfera con una variedad de ambientes que le otorgan gran
riqueza en su biodiversidad. Tales fisonomías son grandes extensiones de playas que
se extienden por cientos de kilómetros, una zona de cangrejales que ocupa un gran
sector de la Bahía del Samborombón y la albufera de Mar Chiquita, cordones
medanosos y de conchillas, los humedales que circundan a la Laguna principal y las
llanuras con pastizales
(http://www.patrimonionatural.com/HTML/provincias/buenosaires/marchiquito/descripci
on.asp, 2015).
El manto sedimentario, generalmente está recubierto por una capa de loess, es de
espesor variable y se apoya sobre un basamento rígido que yace a diferentes
profundidades debido a la presencia de fracturas en bloques de comportamiento
diferencial (Chiozza y Figueira, 1982).
Las formas secundarias de relieve, como los cordones de conchilla, corren
subparalelamente a la costa y son explotados comercialmente con destino en la
construcción tanto por el Municipio como por privados. Las lomas de constitución
loessoide y médanos costeros forman una franja paralela a la costa de casi 40 Km de
largo y de hasta 30 m de altura. Estos son importantes depósitos de agua dulce y han
sido objeto de acción judicial con fallo favorable a su conservación, en desmedro del
intento de explotar la forestación anteriormente efectuada (Brandani, Isla, 2001 en
Formulario Mar Chiquita para MAB).
40
Estas formas son el resultado del accionar del clima y la hidrografía superficial que
fueron modelando y dando forma a las condiciones geomorfológicas actuales. El clima
que corresponde al humedal es templado subhúmedo-húmedo, mesotermal con
concentración de la eficacia térmica durante los meses del verano. Las precipitaciones
son de 790 mm/año, resultando Marzo el mes más lluvioso (92,5 mm) y Julio el menos
lluvioso (46,5 mm). La evapotranspiración, calculada por el método de Thornthwaite,
es de 713 mm/año. Por lo cual, 77 mm es el escaso exceso de agua (Isla F. y Gaido
E., 2001).
La laguna de Mar Chiquita posee forma alargada de nornordeste a sursureste que se
extiende sobre una superficie de casi 6.000 hectáreas. Está separada del océano por
una amplia cadena de médanos desarrollados en el Pleistoceno y la conexión con el
océano se produce por medio de un canal de aproximadamente 6 kilómetros de largo,
200 m de ancho y una profundidad que varía entre los 3 y 0,5 metros (Iribarne, 2001).
Entre la boca de la albufera y el límite entre los partidos de Mar Chiquita y Villa Gesell,
se extiende una gran cadena de médanos que se continúan hasta Punta Rasa,
formando una amplia playa de suave declive. Su origen se debe al accionar eólico de
los vientos predominantes, las cuales actúan como barreras naturales encerrando las
aguas y dando paso a la actual laguna costera vinculada con el mar.
Hidrográficamente la laguna tiene dos sectores marcadamente diferenciados: el
cuerpo lagunar donde las variables de la marea no se insinúan y la zona afectada por
las mismas en forma permanente. Al no poder establecerse un límite preciso entre
ambos sectores dado que este es muy variable, se define según ciertos parámetros,
como la amplitud de las mareas, las condiciones meteorológicas y el volumen de agua
dulce en la laguna.
La profundidad también es variable, de acuerdo a factores ambientales como las
mareas, vientos y aportes subterráneos. De todas formas hubo mediciones diversas
que permiten aproximaciones, una de ellas, estipular una profundidad media que
oscila entre los 0,80 y 1,20 metros en las partes centrales (en la proximidad de las
desembocadura este valor asciende a 2 a 3 metros) (Fasano, et al. 1982, Martos y
Reta, 1997 en Reta et al., 2001).
El agua de la plataforma continental contigua a la laguna es de origen subantártico,
diluidas a partir del aporte de aguas que ingresan a la plataforma a través de los
41
Canales Fueguinos y el Estrecho de Magallanes. No obstante esta parte de la costa
sufre la influencia de las aguas del Río de la Plata en época estival y de la corriente
del Golfo San Matías en otros momentos.
(http://www.patrimonionatural.com/HTML/provincias/buenosaires/marchiquito/descripci
on.asp, 2015).
Al encontrarse dentro de la Provincia Biogeográfica de Las Pampas posee
características propias de la llanura y donde cobra importancia el microrelieve, que
forma bajos donde puede acumularse el agua y constituir bañados y lagunas.
Como se adelantara, entre la laguna y el mar se extienden más de 20 km de dunas
costeras, tanto vivas, semi fijas, como colonizadas por vegetación. El agua dulce de
los ríos la nutren, mientras que el ritmo de las mareas impone la entrada y salida del
mar. Con vientos predominantes del Suroeste, la laguna disminuye la descarga y
aumenta su nivel; cuando son del Noreste, se reduce el ingreso del agua salada, y por
tanto disminuye el nivel de la laguna.
El sentido del escurrimiento regional es de Oeste-Este invirtiéndose en la zona oriental
donde la Laguna de Mar Chiquita actúa como nivel de base de la descarga
subterránea directa de arroyos circundantes y de la indirecta (caudal de base)
aportada por los arroyos tributarios.
El cuerpo de la Albufera constituye el nexo entre las aguas oceánicas y continentales
recibiendo aportes de 21 arroyos y canales artificiales. Dentro de los arroyos, se
pueden mencionar algunos como: Chico, De las Gallinas, Grande, Dulce, De los
Huesos y Vivoratá. Salvo el arroyo de los Huesos, que tiene sus nacientes en las
cercanías de Vivoratá, el resto tienen sus cabeceras en las sierras de Tandil y
Balcarce, siendo estos de carácter perenne. Por su parte, los canales artificiales de
drenaje, contribuyen al drenaje superficial de la región, ya que la conjunción del
terreno llano con los médanos costeros impide la rápida evacuación de las aguas
(http://marchiquita-online.es.tl/Reserva-de-Biosfera-Mar-Chiquita--.--Informaci%F3n-
Complementaria-.htm; Celemín, 2009).
Dentro de la vegetación (ver mapa 6) se encuentran, de Oeste a Este, el flechillar,
praderas húmedas, la vegetación de las lagunas de agua dulce (Nahuel Ruca,
Hinojales), talar, vegetación halófita (comprendiendo el hunquillar, espartillar,
duraznillar y vegas de ciperáceas), macrófitas sumergidas de la laguna Mar Chiquita,
el cortaderal y la vegetación psammófita de la barrera de médanos. Las especies
introducidas dominan en los campos cultivables del Oeste y en los sectores forestados
42
o con pasturas de la Estancia Mar Chiquita y la base CELPA (S. Stutz, 2001,
compilación).
Mapa 6. Vegetación de la reserva
La Laguna Mar Chiquita se encuentra en un estadio muy avanzado de su colmatación
natural a lo que se suman alteraciones antrópicas constructivas e introducción de
especies invasoras. Entre las obras de infraestructura se pueden mencionar los
terraplenes de acceso al puente que une la Ruta Provincial con la Base Militar CELPA,
las construcciones con fines turísticos y residenciales sobre la margen Oeste del canal
de acceso a la desembocadura.
El puente de acceso a la Base del Centro Experimental de Lanzamiento de Proyectiles
Aeropropulsados (CELPA), construido en los ’70, causó un impacto muy importante en
la laguna impidiendo el drenaje hacia el mar y los efectos de la marea en el interior del
cuerpo de agua. Esto ha causado rangos muy marcados de salinidades que varían a
lo largo del año. También varía muy significativamente la concentración de sedimento
Fuente: extraído del Formulario Mar Chiquita para MAB. Mapa de las
principales unidades de vegetación de la Reserva (Isaasch, 2001)
43
en suspensión. Pocos organismos pueden tolerar dichas variaciones (Isla, F. y Gaido,
E., 2001).
Una problemática antrópica que afecta la flora nativa es el avance de especies
invasoras como los poliquetos tubícolas, cuyas concreciones reducen la velocidad del
flujo del agua, lo que favorece la sedimentación y colmatación y, a su vez, se propicia
la reproducción de los mismos.
La albufera presenta dos regiones bien diferenciadas en flora y fauna. Estas son: la
sur donde desemboca la laguna en el océano con predominio
de las especies marítimas, y la Norte con preponderancias de las especies estuariales.
Los peces de agua dulce son escasos, y desarrollan su ciclo en la cabecera de la
laguna, como la madrecita Jenynsia. Entre los peces residentes con su ciclo de vida
en el estuario, el único conocido es el gobio Gobiosoma parri, quien se asocia a los
arrecifes del poliqueto asiático. Una tercera categoría son los peces marinos que
suelen estar en la desembocadura o en la boca del estuario, pero no dependen del
mismo para completar su ciclo de vida. Es el caso de la pescadilla de red y el cornalito.
Diferente es la estrategia de los peces marinos que sí dependen del estuario, al
transitar al menos una etapa de su ciclo de vida en la laguna, sea para desovar, criar o
comer. El más abundante entre ellos es la saraca, cuyas larvas se encuentran en la
laguna a partir de enero. Otros peces de estas características son el pejerrey baboso,
la corvina rubia, la lisa, la corvina negra, y los lenguados. También hay peces que solo
aparecen en forma ocasional.
Por otro lado, considerando la avifauna de la reserva, el número de especies
registradas llega a 168, distribuidas en 51 familias. Las familias mejor representadas
son: Anatidae (patos) con 14 especies, Tyrannidae (Benteveo, Churrinche, Etc.) con
13 especies. Scolopacidae (chorlos) con 12 especies, Laridae (gaviotas y gaviotines)
con 11 especies y furnarlidae (hornero, canasteros, etc.) con 10 especies.
El número de especies que corresponden únicamente a la albúfera suma 88,
repartidas en 27 familias de las cuales, las mejor representadas son: Anatidae,
Laridae, Scolopacidae, Charaldridae (chorlitos), Tyranidae, Furnarlidae, Padicipedidae
(macaes), Ardeldae (Garzas) y Rallidae (gallaretas).
44
En términos generales, se pueden considerar dos grandes regiones, una "sur", con
marcado predominio de especies marinas y, una "centro-norte", de mayor extensión,
con dominancia de especies estuariales y continentales.
Migran un total de 38 especies de aves provenientes de Norteamérica, países
limítrofes de Sudamérica y la Patagonia. Se pueden considerar cuatros grupos:
1. Visitantes estivales (migrantes-norteamericanos): nidifican en América del Norte y
vuelan hasta Argentina permaneciendo durante la primavera y verano austral con fines
tróficos. Se los registra desde fines de agosto hasta mayo, incluyendo 18 especies de
las cuales 15 son chorlos (becasa de mar, chorlos de patas amarillas, chorlos rojizos,
etc.), 2 gaviotines y 1 golondrina.
2. Visitantes invernales (migrantes patagónicos): nidifican en la Patagonia durante
primavera y verano y se desplazan hacia el centro y norte de Argentina y países
limítrofes durante el otoño y el invierno. A la albúfera llegan entre Marzo y Abril y se
retiran en octubre. Abarcan 23 especies tanto acuáticas (chorlo de pecho castaño,
Gaviotín sudamericano, etc.) como terrestres (remolinera común, bandurria, etc.)
3. Visitante estivo-otoñal: incluye una especie, el rayador, que presenta patrones de
presencia y abundancia particulares y del cual existe poca información, así como de
sus áreas de cría. Se encuentra en la albúfera de bandadas numerosas de diciembre a
Junio-Julio.
4. Residentes estivales (migrantes) subtropicales: nidifican en el centro de la Argentina
en primavera y verano y se dirigen al norte del país y países limítrofes en otoño e
invierno. Se observan en Mar Chiquita entre agosto y Mayo. Este grupo incluye 29
especies en su mayoría terrestres, entre ellas, Churrinche, Tijereta y Pico de plata
(http://marchiquita-online.es.tl/Reserva-de-Biosfera-Mar-Chiquita--.--Informaci%F3n-
Complementaria-.htm, 2015).
2.2. Subsistema social
El partido de Mar chiquita incluye las localidades de: Coronel Vidal, General Pirán, La
Armonía, Mar Chiquita, Mar de Cobo (que incluye: La Baliza, La Caleta, Mar de Cobo)
Santa Clara del Mar (Atlántida, Camet Norte, Frente Mar, Playa Dorada, Santa Clara
del Mar, Santa Elena) y Vivoratá; y tiene una superficie total de 3116 km². Se
45
encuentra situado en el Km. 460 de la ruta provincial 11, al sur de la Capital Federal de
la República Argentina. Los límites del Partido de Mar Chiquita: al Norte Partido de
Maipú y General Madariaga, al Sur Partido de Balcarce y General Pueyrredón, al Este
con el Mar Argentino y al Oeste con el Partido de Ayacucho (ver mapas 7 y 8 y tabla 2,
donde se detalla la cantidad de habitantes por localidades del Partido).
La zona de estudio se encuentra dentro de la región pampeana con predominio del
turismo urbano costero como dinamizador de la economía local. No obstante, y a nivel
de la unidad territorial partido, los suelos son aptos para el cultivo de cereales,
oleaginosas y forrajeras, con una importante cabaña vacuna, que como ya se
mencionó forma parte de los usos del área de transición de la reserva.
Tabla 2. Número de habitantes Partido Mar Chiquita
Localidades Partido Mar Chiquita Nº Habitantes
Coronel Vidal 6320
General Pirán 2896
Santa Clara del Mar 7713
Mar chiquita 394
Mar de Cobo 406
Vivoratá 792
Total 21.279
Fuente: elaboración propia a partir de datos del INDEC, 2010.
46
Mapa 7. Partido de Mar Chiquita y principales Mapa 8. Partido de Mar Chiquita y partidos
localidades vecinos
En relación a la superficie ocupada por actividad, y posiblemente a su contribución al
PBI del Partido, se destaca la agricultura que domina principalmente los campos más
altos y mejor drenados de la reserva. Dentro de los cultivos se pueden encontrar maíz,
sorgo o girasol, ocupando los potreros durante los meses de verano. Los propietarios
de la Estancia Mar Chiquita, en la zona inundable de la laguna, han realizado algunos
cultivos en los últimos años.
La ganadería por su parte, tiene mayor éxito en la zona debido a que se trata de
terrenos anegables. Y hay que destacar que la producción de vacunos (razas
Aberdeen Angus o Hereford) domina sobre la de yeguarizos que es importante en la
región. Además, en las zonas inundables de la laguna hay potreros con ovejas todo el
año.
Por su parte en relación a la actividad turística, en los últimos 30 años1, muchos de los
lugares costeros de Buenos Aires, que se encontraban en estado casi natural, se
transformaron en asentamientos turístico-residenciales, generadores de movimientos
económicos importantes, teniendo a la comunidad local como principal protagonista.
En particular, en el caso de la costa cercana a Mar del Plata, algunos sitios se han
convertido en receptores de visitantes, ya que cuentan con espacios para la práctica
de deportes asociados al agua y viento, y el desarrollo de actividades en espacios
1 Cabe destacar que los procesos de ocupación de la costa bonaerense no han sido contemporáneos entre sí. Existen lugares tradicionales como Mar del Plata, Miramar o Necochea. No obstante otros desarrollos urbano-turísticos son más recientes como Mar de las Pampas, Mar de Cobos, Mar Azul, etc.
Fuente: Google maps, Mar Chiquita, Buenos
Aires.
Fuente:http://www.zonu.com/argentina_mapa
s/Mapa_Municipios_Prov_Buenos_Aires_Arg
entina.htm
47
más abiertos y agrestes. A ello se suma el desarrollo de infraestructura -doble vía,
equipamiento urbano y comercial, cercanía a La Feliz, conjugándose para dar impulso
a la urbanización de las playas del Norte.
Las funciones ambientales de las zonas costeras con alto grado de calidad y
eficiencia, sumado a condiciones de paisaje de gran belleza y aptitud para el solaz y el
disfrute, han convertido a estos destinos de residencia permanente y de veraneo para
muchos marplatenses y turistas de toda la Argentina. Estos sitios de costa son un
soporte adecuado para la construcción de asentamientos humanos y, al mismo
tiempo, son fuente de provisión de áridos necesarios para la construcción y aportan en
particular en zonas medanosas, a las necesidades de aguas de buena calidad y
cantidad.
En estos sectores la función de sumidero pasa a ser una consecuencia de la
ocupación, por lo cual la gestión de residuos y efluentes puede ser eficaz sólo si existe
un adecuado tratamiento que remedie las externalidades de los procesos urbanos. Sin
embargo, grandes áreas de las costas argentinas sufren una importante degradación y
destrucción ambiental, debido a que la urbanización y la sobre inversión financiera en
estas áreas exigen cada vez más tierras para desarrollos humanos (Dadon &
Matteucci, 2006).
Los balnearios y las extensas playas arenosas constituyen uno de los principales
destinos estivales turísticos del país, donde se destacan el Balneario Parque Mar
Chiquita, lugar en que se encuentra la única albufera de Argentina, verdadera
atracción de nivel internacional, tal como lo declarara la UNESCO, en el año 1996, en
el marco del programa (MAB), y la localidad de Santa Clara del Mar, la que conforma
la cabecera turística del Partido de Mar Chiquita.
2.3. Reseña Histórica e infraestructura de la villa balnearia Mar Chiquita
El Balneario Parque Mar Chiquita fue fundado el 16 de junio de 1939. La construcción
más antigua de la localidad data de 1930, y es el edificio conocido como "El Refugio"
donde hoy funciona el Centro de Atención al Visitante.
La villa balnearia está dotada de todos los servicios esenciales y tiene, por un lado, el
sector de playas, que cuentan con servicios de balnearios, carpas, guardavidas y
espigones aptos para la pesca deportiva.
48
Cuenta con dos hoteles, dos campings, 30 bungalows, 400 viviendas, un country; tres
restaurantes, tres parrillas, pizzería, confitería, casa de té; tres balnearios sobre el
mar, tres recreos sobre la laguna, paddle, tenis, Club de Regata y Pesca, Escuela de
Windsurf, puerto pesquero, estancias abiertas con espacios destinados a acampada.
Además, posee servicio de transporte urbano, una capilla, escuela EGB,
destacamento policial, cuartel de bomberos, centro asistencial y centro comercial.
Durante los meses de verano la población crece en forma importante alimentada por el
gran flujo de turistas que llegan en busca de tranquilidad, deportes alternativos, pesca
y playa. Fuera de la época estival, la población se reduce notablemente.
Asociadas al recurso hídrico, la laguna y boca de la misma, se pueden mencionar
como actividades específicas las vinculadas al turismo, la recreación, el avistaje de
especies, el desarrollo de prácticas náuticas deportivas y la pesca deportiva y
artesanal (ver figura 5).
Si bien el 94% de la superficie de la reserva es propiedad privada, el acceso y uso
recreativo a la albufera en particular, es gratuito (posee características de bien
público). Esto le asigna un gran significado simbólico y de identidad, tanto para los
turistas como también para la comunidad local. Cabe aclarar que debido a estas
características jurídicas se ha tenido que integrar al sector productivo a la gestión de
la reserva desde el comienzo de las acciones de conservación.
Por otro lado, la estructura de apoyo a la Reserva está compuesta por una cantidad
limitada de actores sociales clave, la Asociación Cooperadora y la denominada “Mesa
de Trabajo”, cuyo carácter es de naturaleza consultiva. Ambas instituciones son de
participación voluntaria lo que varía los grados de compromiso de los participantes.
49
2.4. Principales actividades que se desarrollan en la reserva
El turismo es quizás la actividad que más aporta al desarrollo de la Villa. Esta actividad
ha tenido un impulso sostenido en los últimos años en la ribera sur de la laguna
costera. El loteo de la villa Parque Mar Chiquita fue propuesto en 1947 y creció
significativamente hasta los años `80. En los últimos años, la demanda turística ha
disminuido debido a la competencia de otros sectores balnearios (Santa Clara del Mar,
Mar de Cobo) pero también al deterioro de los recursos ambientales originales, como
es la pérdida de playas a partir de la erosión costera, que ha sido muy intensa y por
otro lado, el desarrollo de actividades náuticas, deportes y pesca en la zona del canal
de desembocadura que compiten con el uso para baño en forma exclusiva.
La actividad náutica fue desde los orígenes de la Villa Parque una de las alternativas a
desarrollar en la laguna. La construcción del puente de CELPA prácticamente dividió a
la laguna en dos regímenes: el sector Norte, susceptible a inundaciones y donde se
desarrollaron mayormente los agregados de poliquetos que limitan las actividades y el
sector sur (canal de desembocadura), más apto para windsurf, motonáutica, kayaks,
canoas, etc. Existen instituciones especializadas en fomentar estas prácticas: Club de
Fuente: extraído de PPT “Sistema de Áreas Protegidas de la Provincia de
Buenos Aires”, Guardaparque Julio Maggiaroti.
Figura 5. Flujo diario en mes de enero 2009 de personas en la zona uso de la
laguna.
50
Regatas Mar Chiquita, Boating Club. Ciertas prácticas deportivas se destacan a nivel
nacional, ya la laguna es considerada un sitio favorable para la enseñanza de ciertos
deportes como es el caso del kitesurf, actividad para la cual cuenta con condiciones
inmejorables para su práctica y la enseñanza para iniciantes a resguardo de los
intensos vientos del mar en la laguna (para detalles visitar:
www.marchiquitakitecenter.com).
Además, la pesca deportiva cobra gran importancia tanto en el ámbito propiamente de
la laguna, como en la costa atlántica y en la desembocadura de la albufera (ver fotos
1, 2, 3, 4 y 5).
Como especies de interés para la pesca deportiva se destaca la corvina negra. Esta
especie se acerca en determinadas épocas del año a la costa en busca de cangrejos y
mejillones que se encuentran entre las piedras. Algunos ejemplares alcanzan entre los
4 a 6 kg, aunque algunas rondan entre los 15 a 20 Kg. Otras especies que visitan
estas costas son: corvinas rubias, lenguados, meros, pescadillas, pejerrey escardón y
panzón, brótola, cazón, rayas, chuchos y otros ejemplares de variada. Cabe destacar
que como estamos hablando de una zona de pesca cuyo fondo en su mayoría son
piedras, abunda por la noche el pique de grandes brótolas y pescadillas (Disponible en
http://www.marchiquitadigital.com.ar/zrecomendadas.htm)
En la laguna las modalidades de pesca son algo diferentes, desde la costa de la
laguna, a través de botes en el cuerpo de agua de la laguna, o desde las playas
oceánicas. Los 3 sitios más visitados, denominados “recreos”, para embarcarse dentro
de la laguna son: Recreo Galán, Recreo San Gabriel, y Recreo San Antonio.
Al ensancharse la laguna se forma un verdadero mar interior, pudiéndose pescar
pejerreyes en invierno y, grandes lisas y corvinas negras en verano.
En la boca de la albufera, de acuerdo al horario de las mareas, el agua entra del mar
hacia la laguna o sale de la laguna hacia el mar, lo que determina la presencia de
grandes lenguados (rondan entre los 2 a 10kg) en la boca en busca de los
cardúmenes de pejerreyes que ingresan o egresan de la laguna. La modalidad de
pesca es el spinning con carnada viva
(http://www.welcomeargentina.com/pesca/marchiquita.html, 2016).
51
Fotos 1, 2, 3, 4 y 5. Actividades recreativas en la laguna
Fuente: http://www.marchiquitadigital.com.ar/balmarch.htm y Facebook “Complejo la
reserva”, 2016. Y http://marchiquitakitesurf.com/
52
Por otro lado, también se llevan a cabo actividades militares. La base del Centro
Experimental de Lanzamiento de Proyectiles Aeropropulsados (CELPA) fue
desarrollada en los años 70. Las actividades comprendían el lanzamiento de
proyectiles con fines meteorológicos y posteriormente se emplazó la antena que
recibió la información del Barredor Multiespectral del satélite construido para evaluar
los recursos naturales (MSS del ERTS1, posteriormente satélites Landsat). Con el
tiempo, los cohetes dejaron de lanzarse y los trabajos para adecuar la antena para
recibir al nuevo sensor Thematic Mapper (TM) nunca se ejecutaron. La base quedó
entonces destinada particularmente para prácticas de tiro por aviones procedentes de
la Base Aérea de Tandil. A fines de los ‘90, y por iniciativa de una denuncia por
ecologistas, se limitaron estas prácticas de tiro a ciertos momentos del año.
Paralelamente, la Provincia solicitó una servidumbre de paso a tierras fiscales
destinadas como reserva, pero limitando el acceso de pescadores de acuerdo a
horarios, cupos y modalidades fijados por Convenio tripartito entre la Municipalidad de
Mar Chiquita, la Secretaría de Política Ambiental de la Provincia y las autoridades de
la Base Aérea Mar del Plata.
La minería dentro de la reserva está restringida a dos sectores muy limitados: en
terrenos de la Estancia Tarrhué (muy cercanos a la Ruta 11), la Municipalidad de Mar
Chiquita explota desde hace muchos años acumulaciones de conchillas en forma de
socavones de menos de 4 m de profundidad. Estas extracciones se destinan al
mejoramiento de caminos vecinales por parte de la misma Municipalidad. La
profundidad y ritmo de extracción quedan limitados en ocasión de inundaciones
comunes en ese sector. Otro sector es la Estancia Mar Chiquita, la sociedad ARSA la
cual explotó una arenera en un médano interior. La arena explotada era media a fina y
la extracción duró muy poco tiempo.
También se desarrolla la silvicultura aunque en forma localizada. Ya en los años `80
existía una forestación de pinos en un sector de la barrera medanosa de la Estancia
Mar Chiquita que permitió fijar un acceso a la playa. En los años ´90, y debido a
facilidades impositivas, la empresa ARSA aumentó significativamente el área de
médanos forestados.
53
CAPÍTULO 3
MODELIZACION DEL SISTEMA AMBIENTAL LAGUNA MAR CHIQUITA
3.1. Interacción entre los subsistemas que conforman la reserva
Como se adelantó en el apartado decisiones metodológicas, la modelización permite
describir un ecosistema en términos de dos sistemas: el social y el natural; sus
interacciones, en términos de problemas ambientales (que pueden ser leídos según el
caso como flujos de materia, energía o información) y que devienen de la interacción
entre ambos subsistemas. La figura 6 representa en forma de modelo el sistema
ambiental Parque Atlántico Mar Chiquito identificando los componentes sociales y
naturales de cada subsistema, sido extensamente descritos precedentemente y se
detiene en las interacciones. Más abajo se describen en forma más extensa cada
interacción/problemática identificada.
Figura 6. Modelización del sistema ambiental Parque Atlántico Mar Chiquito
Fuente: elaboración propia, en base a G. Marten (2001).
54
En el modelo, las flechas de color amarillas presentan diferente grosor en función de
la importancia y magnitud de la problemática identificadas a partir de las entrevistas a
actores locales clave para el caso bajo estudio. Por ejemplo como problemas más
importantes por su gravedad e implicancias ambientales en la reserva se señalaron: la
erosión, la antropización del ecosistema y los problemas de gestión en general.
Al interior de los subsistemas social y natural, las flechas representan los intercambios
entre diferentes elementos del subsistema, así los trazos diferentes están indicando
diferencias de acuerdo, si la relación de la cual se habla, es directa o indirecta. Se
grafican a modo de ejemplo las diferencias dentro del sistema de valores. Así turistas
que pretenden hacer uso de la reserva como un atractivo de ocio, también, directa o
indirectamente pueden estar interesados en la conservación y/o educación ambiental.
Mientras que las flechas con dos sentidos hacen referencia a la reciprocidad de la
relación, que existe entre los distintos componentes del subsistema en cuestión.
En términos generales el ecosistema Mar Chiquita es un sistema abierto que incluye
entradas y salidas de materia, energía e información y provee al sistema social
servicios ecosistémicos para su bienestar. También la materia, energía e información
van desde el sistema social al ecosistema debido al impacto que generan las
actividades que realiza el hombre en la reserva en este caso.
Como se señaló, la erosión natural es una de esas interacciones, se trata de un
problema recurrente en algunas localidades costeras bonaerenses (Magdalena, San
Clemente del Tuyu, Mar Chiquita, Miramar, Pehuén Có), de la cual Mar Chiquita no
está exenta. Naturalmente se trata de una costa en regresión con acantilados que van
retrayéndose año a año producto de la erosión del mar. No obstante, la incorrecta
planificación del desarrollo urbano en estos balnearios genera o agrava los problemas
de erosión por emplazamiento incorrecto de infraestructura portuaria y urbanizaciones
turísticas (Isla et al, 1998; isla et al, 2001; Isla, 2003 en Isla F. y Lasca C, 2006). En el
caso específico de Mar Chiquita, la línea de costa retrocedió 130 m en 23 años
erosionándose 10 manzanas de dunas forestadas y loteadas. Si bien como se indicó
precedentemente, forma parte de un fenómeno natural, parece que estos procesos se
agudizan más con la intervención humana sobre la costa.
55
En esto sentido, al consultar a través de entrevistas a informantes calificados sobre los
problemas ambientales de gestión del parque, el guardaparque a cargo de la reserva
destacó el siguiente orden de problemas y estableció su parecer en relación a la
conservación:
“Primero, la erosión, el reemplazo ambiental, el reemplazo de coníferas
haciendo barreras y cortando el balance entre el mar y la tierra, no se recarga
la arena que entra y sale, es zona experimental; además se realizan quemas,
agricultura...con una visión de extracción o uso por lo grande que es, 40 mil
hectáreas incluyendo el refugio de vida silvestre, y además la ley es muy laxa.
En caso de la caza, se podría solo por razones científicas por ejemplo. Si
vamos al uso: caza y pesca abusiva; ¿marque cuatro no? Como te conté es la
importancia. La extracción de arena sigue ocurriendo, es crítico también, se da
en toda la provincia” (entrevistado nº4, 2016).
De acuerdo a algunos estudios, como los de Dadon et al (2002), el impacto de las
actividades asociadas al turismo se extiende muchas más allá de los núcleos urbanos,
afectando además, playas más alejadas, las cuales son las que conservan
características naturales, causando desaparición de fauna nativa y alteración al
paisaje). La dinámica geomorfológica del área ha originado menor disponibilidad de
áreas para ciertas prácticas debido a las acumulaciones de arena y fango, ha
originado la pérdida de algunas áreas por defensas costeras y aparejado problemas
inducidos por el crecimiento de agregados (“arrecifes”) del poliqueto invasor
Ficopomatus enigmaticus.
Otras problemáticas que se describen a continuación surgen a partir de las entrevistas
realizadas a los actores clave durante la actividad de campo en enero de 2016. Entre
los problemas que mencionan los entrevistados están:
“Incompatibilidad de usos entre pesca y actividades náuticas (...) Presencia de
residuos y restos de redes, anzuelos plomadas de la actividad pesquera, falta
de cartelería y de puesta en valor del espacio para la conservación, lo que hay
no es suficiente, falta de equipamiento y diferenciación sobre usos y lugares
para el desarrollo de actividades, falta de control sobre las zonas de la reserva
que tienen actividades como agricultura ganadería o forestales. Poco personal
para controlar una extensión muy grande” (entrevistado nº5, 2016).
56
“(…) el descuido de la reserva, la falta control (hay solo dos guardaparques), la
falta de cartelería e infraestructura, y de gente idónea, gente que camine y
enseñe. Los guardaparques van de un extremo a otro... cuidamos si, está bien,
pero no echemos a la gente. Otro problema principal es el CELPA, tiran tiros,
cazan, son los mismos militares los que se sacan fotos cazando chanchos (…)
Hay un gran problema con la basura, nos dan dos tachitos “así” (simula tamaño
de los tachos con las manos), que entran dos botellas ¿y? Otro problema
grande la regularización de la pesca” (entrevistado nº1, 2016).
Más adelante y en relación al turismo agrega otro entrevistado:
“Todo el sector turístico de la laguna es sedimento barroso, el lugar de zona de
baño es peligroso, lo más aceptable para baño es la parte de la
desembocadura. Aludiendo a la prohibición de baño dijo “No sé si la queremos
atraer a la gente o le estamos diciendo que no venga más” (entrevistado nº1,
2016). Posiblemente en relación a la cartelería de prohibición de baño que se
observa en toda la costanera de la laguna (nota del autor).
En relación a componentes ecológicos como la fauna propia de este ambiente y el
riesgo de incendios manifestaron:
“…el chancho jabalí, hay un gran número, es una especie introducida, exótica,
y a su vez entran muchos cazadores furtivos a cazarlos, pero cazan todo lo que
se cruzan en el camino, por otro lado, [en relación a los animales] rompen
terrenos porque hociquean y no estamos realmente controlando la natalidad del
chancho. A nivel biológico de fauna esta es la más importante (…) por más que
se haga algo de control y fiscalización por parte de los guardaparques. (…)
ayer estábamos hablando por la posibilidad de focos de fuego, todo parte de lo
mismo, de los cazadores furtivos, que por ahí dejan focos cuando se van.”
(Entrevistado nº2, 2016).
Sobre el mismo problema, otro de los entrevistados señala:
“En cuanto a lo ecológico, preocupan las especies introducidas, el bosque que
está en la zona núcleo es una especie exótica, en realidad esto es área de
pastizal, que es tan rico como el bosque pero no está puesto de manifiesto en
57
la mirada de la gente, por falta de conocimiento, Mica hablo de los chanchos
como especie introducida también” (Entrevistado nº3, 2016).
Merece destacarse que además de los problemas de orden más ecológico y natural,
también se han puesto en evidencia otros elementos de índole comunicacionales y
formativos en relación a la conservación de este hábitat y otros de carácter
institucional/administrativos que adquieren importancia ya que afectan otros
componentes del sistema ambiental e incluso a diferentes escalas. Uno de los
entrevistados sostiene que le preocupa:
“la falta de entendimiento, lo que es una reserva de biosfera y como
gestionarla. Falta bastante conocimiento, estudios y conocimientos técnicos del
área, entenderla (…). (Entrevistado nº3, 2016).
Por otra parte también se refiere a los problemas institucionales y de gestión diciendo:
“Una problemática administrativa, la falta de zonificación clara, no hay plan de
manejo, hay un comité de gestión de la reserva que está dormido, yo hace muy
poco que entre en la gestión eh, hace menos de un mes que estoy. Y esto es lo
más importante, falta mucho control y un plan de manejo con ordenamiento
territorial de acuerdo a las actividades en cada área y la fragilidad y
receptividad del sitio” (Entrevistado nº3, 2016).
Por otro lado, la reserva cuenta con una serie de actividades que resultan
incompatibles y que generan un sin número de problemas que los entrevistados
identifican con:
“la caza furtiva, la pesca furtiva, algunas actividades acuáticas, los
deslizadores por ejemplo, el uso de agroquímicos en los campos con
agricultura, no está nada controlado. Y el avance de la urbanización sobre el
espejo de agua” (Entrevistado nº3, 2016).
En cuanto a la agricultura, si bien es una actividad restringida a una zona denominada
de transición en la zonificación que se adoptó en esta tesis, es importante considerar
la extensión en superficie que comprende y su relación con partes inundables. No
obstante, Maceira et al. (2005) afirman que desde 1988 hasta 2004 se duplicó la
superficie destinada a la agricultura, especialmente en relación a los cultivos de soja,
maíz y girasol, y, en detrimento de los pastizales naturales que pretende proteger la
58
Reserva. Con lo cual este uso es un problema de gestión a resolver si se desea
compatibilizar el uso con la conservación futura de la reserva.
En relación a la problemática de la caza furtiva algunos medios escritos y digitales
reflejan la situación en relación al tema, y dan cuenta de la preocupación social local
sobre estas prácticas:
“(…) Se realizó un acta de contravención por infracción a la ley 10907 (cazar en
zona de Reserva Silvestre) a personas oriundas de Mar del Plata. (…) En total,
se secuestraron ocho peludos, dos mulitas y un carpincho (…)” (Noticia de
Septiembre de 2013) (http://prensamarchiquita.com.ar/operativo-exitoso-en-
mar-chiquita-contra-cazadores-furtivos/, 2016).
“Gracias a los controles realizados, 15 cazadores furtivos fueron detenidos por
infracción a la ley 10.081 del Código Rural de la Provincia de Buenos Aires. Los
sujetos circulaban acompañados por perros galgos y tenían en su poder cinco
liebres europeas sin vida. Se les secuestró un vehículo Renault 12 y diferentes
armas.
Posteriormente, en cercanías del paraje El Verano, se procedió a la
aprehensión de dos sujetos que se desplazaban en una moto de mediana
cilindrada y que tenían en su poder un arma de fuego calibre 22. Por ello,
fueron detenidos por el delito de tenencia ilegal de arma de uso civil condicional
y por carecer de la correspondiente documentación” (Abril, 2016)
(http://marpla.com.ar/fueron-detenidos-15-cazadores-furtivos/, 2016).
59
CAPÍTULO 4
APROXIMACION A LA VALORACIÓN INTEGRAL DE LOS SERVICIOS
ECOSISTÉMICOS DE LA RESERVA
4.1. Valoración de la capacidad de secuestro de Carbono de la reserva
El servicio de secuestro de carbono se calcula a partir de considerar diferentes
escenarios de secuestro dentro de la reserva. Ello está estrechamente relacionado a la
capacidad natural de cada especie o sub-bioma. Para cada zona dentro de la reserva
se consideró un índice de secuestro a partir de la literatura de referencia. Cabe aclarar
acá que la mayoría de los datos disponibles se asocian a humedales en otras partes
del mundo, y a bosques tropicales y subtropicales. Existe un déficit de datos en
relación a la medición de ambientes antropizados como las estepas templadas de
América del sur por ejemplo.
A partir del Informe realizado para MAB, de la Reserva de Biosfera Parque Atlántico
Mar Chiquito del año 2010, se obtuvieron datos (has) de la zonificación de la reserva y
a partir de allí fue posible asignar porcentajes de ocupación para las distintas unidades
ambientales, y luego valores absolutos en hectáreas (ver tabla 3).
Vale aclarar que las áreas cubiertas por agua y duna no se consideraron debido a que
por un lado, las dunas no poseen vegetación y por otro, considerando que el rol del
agua en la literatura en el tema no está suficientemente claro, de ahí que varía la
superficie total entre ambas tablas (ver tabla 4).
También es importante mencionar que dentro de la información disponible la zona de
transición comprendería un 40% de su superficie con condiciones de pastizal natural,
condición que para 2016 es diferente ya que se trata de tierra agropecuariamente
productiva y coincide con establecimientos con dominios privados donde se realiza
agricultura principalmente, en las zonas más desfavorable e inundables ganadería.
Del análisis espacial del mapa de zonificación previamente presentado, se observa
algunos parches de pastizal natural principalmente rodeando la laguna, pero es difícil
discriminar a partir de la información disponible cuánta superficie ocupaban. En ese
sentido, se optó por no incluir el ambiente “pastizal natural” y asignar a esa superficie
a la categoría cultivos.
60
Tabla 3. Zonificación y ambientes de la reserva
Zona área Superficie
(ha)
Zona ambiente % respecto
zona total
(27675ha)
% respecto
zonas
Superficie por
ambiente (ha)
Núcleo 4569 17 100
Pastizal 9 53 2422
Forestal 1 6 274
Duna 6 35 1599
Agua 1 6 274
Amortiguación 6140 22 100
Campos de
pastoreo
1 5 307
pastizal 4 18 1105
Duna 1 5 307
agua 16 72 4421
Transición 16966 61 100
Cultivo 45 74 12555
Campos de
pastoreo
10 16 2715
Forestal 3 5 848
Duna 1 2 339
Agua 2 3 509
Fuente: elaboración propia.
Una vez identificada la superficie por zona fue posible re-calcular ocupación en
términos de ambiente (ver tabla 4). A esos datos se los afectó según un índice de
secuestro (en la tabla aparecen como columnas de fijación media y total) lo que
permite la ponderación física de la capacidad de fijación del ecosistema y en las
últimas tres columnas se proponen tres escenarios de valoración crematística del SE
de secuestro de C.
61
Tabla 4. Superficies de los ambientes y valor económico total del servicio secuestro C.
Ambiente Has. % de
sup.
cubierta
Fijación
media anual
(tnC/ha/año)
Fijación total
(tC)
Valor por escenarios (US$)
E1 5
E2 10
E3 20
Pastizal 3527 13 0,19 670,13 3.350,65 6.701,3 13.402,6
Forestal 1122 4 29,5 33.099 165.495 330.990 661.980
Campos
de
pastoreo
3022 11 3,94 11.906,68 59.533,4 119.066,8 238.133,6
Cultivos 12555 45 3,8 47.709 238.545 477.090 954.180
Total 20.226 73 - - 466.924,05 933.848,1 1.867.696,2
Fuente: elaboración propia en base a Córdoba Reyes, G. et al (2015), Guerrero et al (2013).
Los ambientes considerados son:
Pastizal: comprende aquellas formaciones vegetales con predominio de un estrato
herbáceo cubierto mayormente por gramíneas (pastizales de flechilla caracterizados
por la dominancia de Stipa spp. y los pastizales halófilos que corresponden a áreas
con predominio de espartillares (Spartina densiflora) y hunquillares (Juncus acutus)
con pequeños parches de Salicornia ambigua, ubicados sobre suelos inundables y
salobres). Cortaderales ubicados en zonas bajas cuya comunidad dominante es la
cortadera (Cortadeira selloana) y praderas saladas que corresponden a campos bajos
con predominio de Distichlis spp. y Stenotaphrum secundatum entremezclados, en
menor medida, con praderas húmedas. Circundando también la laguna encontramos
una franja de médanos vegetados con una vegetación rala, dominada por Panicum
racemosum, Distichlis scoparia, Ambrosia tenuifolia y Bromus unioloide próximos a
una extensa playa arenosa.
El valor de fijación media anual en este caso, se tomó de Córdova Reyes, et al (2008)
que proponen un valor promedio de fijación de 0,19 tC/ha/año para este
bioma/ambiente.
Forestal: cultivos principalmente de eucalipto (Eucalyptus spp.), pino (Pinus spp.),
acacia (Acacia longifolia) y álamo (Populus nigra).
62
Para este ambiente se tienen en cuenta los valores promedio de fijación media anual
de pinares (19 tC/ha/año) y otros eucaliptus (40tC/ha/año) de Guerrero et al, 2013; en
base a datos de la Red española de Ciudades por el Clima, Serrada 2008, Córdova
Reyes 2008 y Kandus et al 2009. Sin desconocer la presencia de otras especies como
acacias, se considera estas plantaciones porque se encuentran más ampliamente
representadas.
El valor promedio corresponde entonces a 29,5 tC/ha/año.
Campos de pastoreo: corresponden a campos altos dedicados a la ganadería,
originalmente dominados por flechillares y actualmente dominados por pastos cortos.
Es necesario aclarar que la cantidad de CO2 que puede fijar anualmente un sistema
ganadero está influenciado por diferentes aspectos, como el manejo, la historia del uso
suelo, la textura, el clima, la producción, entre otros.
Por este motivo se definió tomar un valor promedio de 3,94 tC/ha/año procedente de
distintos trabajos. Los valores rondan entre los 6,8 - 10,9 tC/ha/año (Ibrahim, M et al
2006) y 0.29 - 0.91 tC/ha/año (World Bank 2008, Ibrahim et al 2010 en Naranjo, R et al
2012). Un trabajo de Robert, M. (2002), de la FAO, también presenta resultados de 0,8
tC/ha/año en tierras de pastoreo.
Cultivos: incluye campos dedicados a la agricultura, cuyos cultivos predominantes son
maíz (Zea mays), trigo (Triticum aestivum), girasol (Helianthus annus) y soja (Glycine
max).
No se trata de una vegetación permanente en todo el año. Generalmente se da doble
campaña (invierno/verano, fina/gruesa) lo que depende principalmente de los valores
de mercado y la época del año. Con lo cual los valores anuales están sub-
dimensionados o subestimados.
Por otra parte debido a la ausencia de literatura sobre el tema solo se considera como
índice la fijación media anual solo se considera el índice de secuestro de trigo (3,8
Tc/ha/año; extraído de Victoria Jumilla, F. (2010).
También hay que aclarar que es necesario considerar que se están eludiendo otros
factores que también intervienen en la capacidad de secuestro, principalmente
vinculados con las características edáficas y el tipo de laboreo, y que aunque las
63
plantas secuestren C por su crecimiento también demandan quema de combustibles
debido a las prácticas agrícolas actuales, por otra, lo que podría compensar e incluso
superar dicho beneficio. Algunos de los factores que influyen en la capacidad de
secuestro son: temperatura, humedad del suelo, estación del año, cantidad de
residuos que se incorporan, textura, régimen de agua, contenido de N, si se aplican o
no fertilizantes, entre otros.
En relación a la valoración monetaria del SE secuestro de carbono que se detalla en
las últimas tres columnas de la tabla 4, se optó por establecer tres escenarios de
precios para la tonelada de carbono, en parte porque a pesar de que existen mercados
de carbono –en La Haya, Chicago, Tokio, etc.- los valores de mercado son
ampliamente criticados desde la literatura sobre el tema por la subvaloración en la que
se incurre al considerar la oferta y demanda de bonos de carbono como mecanismo
de asignación de precio. Por un lado, en el escenario 1 se considera el precio de
mercado del servicio (precio en los mercados de Carbono en Chicago). Se toma el
valor de EU$4,43/tnC (equivalente a US$5,31), tomando el promedio entre la variación
de precio agosto/septiembre 2016. (Disponible en:
http://es.investing.com/commodities/carbon-emissions-historical-data).
Para los escenarios 2 y 3 se toman dos valores extremos a partir de la revisión de
literatura.
En la valoración de zonas boscosas de Cusco de Chambi (2001) se utilizan tres
escenarios de precios para la tonelada de C: 20, 10 y 3US$. En Hernández y Torres-
Pérez (2003) valoración de bosques en México, se consideró el precio de 10 US$,
establecido tomando en cuenta el costo de oportunidad del área comprometida en la
venta del servicio ambiental, así como mediante un estudio de factibilidad
considerando los costos de establecimiento y mantenimiento de la selva. Fankhauser
(1995) revisa las investigaciones previas y lleva a cabo su propio análisis para
proponer una cifra “central” o de referencia de 20 US$ por tonelada. El análisis de
Fankhauser clarifica trabajos anteriores al modelar los impactos del cambio climático
en diferentes regiones del mundo (en lugar de extrapolar solamente con base en la
economía de los EE.UU). El caso de un bosque con pantano de turba en Malasia,
Kumari (1995) estima el cambio de carbono almacenado por hectárea conforme a una
variedad de opciones de manejo. Cambios que se valúan en 14 US$ por tonelada.
64
El valor total de la capacidad de secuestro de Carbono para el escenario medio (2)
para la reserva es de
El valor del dólar oficial en Argentina a la fecha Octubre 2016 es de $15,19
(http://precio-dolar.com.ar/, 2016), por lo que en moneda argentina dicho valor sería de
$14.185.152,64.
4.2. Cálculo del Valor de existencia de la Reserva
Para determinar el valor de existencia, se aplicó el método de costos alternativos que
asigna en forma indirecta valores objetivos de bienes sustitutos próximos. En este
caso se presupone que una medida de la “disponibilidad a pagar por conservación de
áreas naturales” es estimar el valor/ha/año asociado a administrar estos espacios.
Los servicios económicos con finalidad en ecología y medio ambiente (Acciones
inherentes a controlar y explotar los recursos naturales (bosques naturales, parques
nacionales, entre otros), el medio físico, biológico y social del hombre y el equilibrio
ecológico. Incluye el tratamiento de residuos industriales, desechos, contaminación del
aire, agua y suelo), representan el 1,7% del total de los mismos y un 0,3% del
presupuesto nacional.
Según esto, se calculó que si $438 millones es el total de presupuesto para ambiente
(disponible en http://www.infobae.com/2016/01/21/1784705-ganadores-y-perdedores-
la-reasignacion-partidas-del-presupuesto-2016/, 2016), cuánto es el 1.7% que se
destina a ecología y medio ambiente: un total de $7.446.000.
Es necesario aclarar que estos datos son globales y no permiten discriminar por
destino del fondo, por ejemplo cuánto de ese valor se destina específicamente a la
gestión de parques nacionales que sería una parte de la gestión ambiental nacional.
Por ello se resolvió utilizar el antecedente de Guerrero et al (2013) que considera el
monto del presupuesto nacional 2013 destinado al organismo nacional que administra
parques en Argentina, la Administración de Parques Nacionales, que era de
$174.295.000 en 2013 (Ministerio de economía de la Nación, 2013). También
consideran la superficie total de conservación administrada por Parques nacionales,
933.848,1 US$
65
unas 3.687.510 has (Instituto Geográfico Nacional). A partir de ambos datos se pudo
obtener una medida de la disponibilidad a gastar del gobierno nacional (de los
argentinos) para conservar áreas de interés ambiental anual de $47/ha.
La tabla 5 presenta el cálculo de valor de existencia para la reserva de Mar Chiquita a
partir de realizar la extrapolación de ese valor.
Se tomaron dos valores ya que en uno de ellos se considera el total de has que
representan la reserva de biosfera y en el otro se omite la zona de transición de la
misma, porque se trata de una parte de la reserva con dominio, gestión y control
privado como se dijo anteriormente.
Tabla 5. Valor de existencia de la reserva
Has. Reserva de Biosfera Parque Atlántico Mar
Chiquito
Valor de conservación/ existencia ($)
27.675
1.300.725
Has. Reserva sin zona transición
10.709
503.323
Fuente: elaboración propia a partir de Guerrero et al (2013).
Por último, en la siguiente tabla, sumando los servicios ecosistémicos considerados
obtenemos como resultado:
Tabla 6. Valor Económico Total SE Reserva de Biosfera Mar Chiquita.
Valor secuestro de C
14.185.152,64
Valor de existencia
1.300.725
Valor Económico Total SE Reserva de
Biosfera Mar Chiquita.
15.485.877,64
Fuente: elaboración propia.
66
4.3. Cálculo de los valores culturales. La propuesta de indicadores
Como ya se explicó precedentemente, el debate sobre la toma de decisiones
orientadas al desarrollo sustentable del territorio demanda el desarrollo de mejores
capacidades metodológicas tendientes a evaluar la distribución espacial de bienes y
servicios ecosistémicos (SE). No obstante, como se ha consignado dicha capacidad se
encuentra limitada por la disponibilidad de herramientas de integración y de síntesis
del conocimiento de procesos ecosistémicos y sociales (Laterra et al, 2011).
Como se ha expresado, los métodos de valoración económica, presentan limitaciones
a la hora de captar los valores simbólicos, estéticos y éticos asociados a los
ecosistemas, hecho que conduce a la búsqueda de métodos alternativos.
Como alternativas orientadas a reflejar valores basados sobre el bien común, pueden
aplicarse valoraciones individuales, o colectivas basadas en métodos de debate
público o de valoración colectiva entre los distintos grupos de interés que permite
obtener valores por ejemplo a partir de procesos de consenso que arrojan los métodos
deliberativos (Dodgson et al. 2001, Wilson y Howarth 2002).
Con el mismo objetivo, aquí se propone “levantar” la opinión, o sentidos de referentes
sociales calificados (RSC) sobre los beneficios del ecosistema, es decir una medida o
aproximación al valor social del servicio cultural de la reserva.
Para ello se construyó una matriz con indicadores destinados a valorar en forma
cualitativa los siguientes aspectos de la gestión de la reserva: el compromiso
institucional y económico en la conservación, el estado de conservación del
ecosistema, la presencia de incompatibilidad de uso, y la calidad de la información y
comunicación en materia de educación ambiental y cuidado del sistema.
Para cada indicador se propone una escala de ponderación con 7 valores (EXC:
excelente, MB: muy buena, B: buena, MTB: medianamente buena, R: regular, M: mala,
MM: muy mala). A partir de esta valoración fue posible construir una medida del valor
social de los servicios culturales de la reserva.
67
La ponderación de los indicadores provista por los entrevistados se resume en la tabla
7. A continuación se analizan las respuestas incluyendo datos obtenidos a partir de la
entrevista a cada uno de los actores locales consultados.
En relación al perfil de los entrevistados: 1. Es un empresario de pesca que realiza
alquileres de equipo de pesca deportiva y servicios de lancha para esta actividad; 2.
Es una profesional en biología que presta servicios para la OPDS; 3. Cumple
funciones en la subsecretaria de ambiente municipal 4. Es guardaparque el
responsable de la gestión de la reserva. 5: es un investigador y docente universitario.
Tabla 7. Resultado indicadores
Fuente: elaboración propia a partir del resultado de las entrevistas a actores clave.
Indicador Compromiso institucional: como se observa en la tabla todos tienen
opiniones divergentes respecto al compromiso de las diferentes instituciones que
tienen competencia en la gestión de la Reserva. Y se corresponde, con el tipo de
vínculo y responsabilidad respecto del área protegida. Por ejemplo el E1, empresario
de pesca, opina “mala” y “muy mala” queriendo poner un mayor énfasis en la
respuesta, y cuando se lo consulta en la entrevista dice: “de 36 km de laguna usamos
10 o 12 km. Lo otro es donde no está nada controlado, nadie tiene acceso, si tiro una
red o cazo chanchos… Falta mucho control, hay solo 2 guardaparques”.
Más adelante agrega: “… Del límite de donde pescamos nosotros, adentro de la
laguna, no tenemos control. Cualquier bolu… que viene te tira una red y te matan los
peces…. La mayor fragilidad es donde la laguna “no se usa”...”lo náutico no tendría
que haber motos de agua, nada de lo que es a motor…. Las actividades no se
controlan. Ninguna. … no hay carteles que enseñen. Prohibir habría que prohibir todo,
pero más que prohibir hay que controlar”.
68
Indicador Compromiso económico: en este caso parece haber cierto consenso
respecto a la escasez de recursos para la gestión en general. La mayoría califica como
regular el compromiso económico.
Indicador Estado de conservación: si bien difieren en opinión entre los entrevistados
hay cierto rango de opinión que varía entre buena/regular.
E2 opina en general: “hay que diferenciar bien lo que es la reserva del pueblo, es bien
distinto. A parte de reserva provincial es de biosfera, entonces la idea es que el
poblador le pueda hacer un uso para que pueda vivir de la reserva, es pueblo de
pescadores, aunque se ha ido abriendo a otras cosas. Es bien distinta la interacción
que se da entre lo que es el pueblo y la reserva. Todo el impacto que se da ahí,
adentro no lo tenés… “Toda la cadena de médanos es zona frágil, este pedazo está
permitido el transito pero sigue siendo zona frágil, 27km están protegidos de 30... La
pesca es solo con caña. Hay veda en cierta época, los deportes están limitados a un
sector… A nivel biológico de fauna esta es la más importante aunque hay un gran
número, es una especie introducida, exótica, posibilidad de focos de fuego, todo parte
de lo mismo, de los cazadores furtivo”.
E3 agrega que: “La principal problemática es la falta de entendimiento, lo que es una
reserva de biosfera y cómo gestionarla. Falta bastante conocimiento, estudios y
conocimientos técnicos del área, entenderla”.
Y E4: “En la zona de la playa, se encuentran muchos pingüinos. 70% de los
rescatados son aves. Toda la reserva hasta Santa Clara, se llama red de ayuda.
Ayudamos con agua generalmente. Las alitas de las aves son su motor, si tiene
heridas muy notorias no se salvan”.
Indicador Incompatibilidad de usos: este indicador presenta dispersión de las
respuestas. Cabe preguntarse si los entrevistados están decodificando el sentido de la
pregunta. Al igual que en los indicadores anteriores es interesante asociar la respuesta
a la opinión de la entrevista en forma extensa:
E1: “en el CELPA, tiran tiros, cazan, son los mismos militares los que se sacan fotos
cazando chanchos…. Es muy importante que cuidemos la reserva, cada vez vamos
teniendo menos. Vendieron un predio que no sé cómo hicieron para venderlo y estaba
dentro de la reserva… Se puede hacer todo y no se puede hacer nada, haces algo y
69
multa. Cómo multa si no hay un cartel..? Ni siquiera para saber dónde se puede
estacionar hay cartelería”.
E3: “son incompatibles la caza furtiva, la pesca furtiva, algunas actividades acuáticas.
Los deslizadores por ejemplo, el uso de agroquímicos en los campos con agricultura,
no está nada controlado. Y el avance de la urbanización sobre el espejo de agua”.
E4: hay “quemas de pastizal [agricultura y ganadería], para el despeje de las vacas o
para prácticas militares [prácticas militares]… y (actividades turísticas y conservación,
agregado del autor), todo resulta incompatible”.
Indicador sobre Calidad de la información/comunicación: otra vez parece haber
dispersión en las opiniones pero recurriendo a las entrevistas en extenso se puede
entender cómo se respondió en general:
E1: “El mayor problema es turístico, hay que enseñar a la gente y controlar bien…lo
náutico no tendría que haber motos de agua, nada de lo que es a motor…. Las
actividades no se controlan. Ninguna. … no hay carteles que enseñen. Prohibir habría
que prohibir todo, pero más que prohibir hay que controlar. …no ofrecemos nada como
lugar turístico, saco foto a las aves, ¿dónde hay un servicio que me lleve y diga dónde
puedo avistar aves? La gente viene a pasar el día y... ¿Dónde están los baños? El
viaje que se hace desde el centro de interpretación tiene mucho para mejorar,
normalmente va gente grande y no tanto los pibes de la escuela…Son muy pocas las
charlas que se dan, con el cambio de intendente cambio todo y ahora no hay nada.
Hacen pero muy distanciadas, vivo a una cuadra y no me entero. La fiesta de la
albufera que se hace todos los años tiene muy mala organización, arman una carpa
para estar ellos adentro y la gente queda todo afuera, está todo muy monopolizado,
muchas manos, muchos jefes y no se termina haciendo nada. En un momento vinieron
los limpia playas, pibes que andaban con una bolsita juntando dos o tres papelitos y
botellas y listo, ¿quién controla? Nadie”.
E2: “… de la universidad, de Mar del Plata es donde más vienen, también cada tanto
de La Plata, y también están haciendo estudios atmosféricos (…), han puesto cosas
para medir en los médanos pero mucho no conozco”.
70
E3: “Cada uno tiene que trabajar en su territorio colaborando con los demás. Motorizar
el comité de gestión, hacer el Ordenamiento Territorial y plan de manejo de la reserva,
impulsar al balneario como destino ecoturistico y sumar los esfuerzos… hay visitas
guiadas que salen del centro y van recorriendo hasta el km 454 por la ruta 11 y entran
por ARSA hasta el puesto 1 de guardaparques. Se les va contando la historia y llegan
a la zona núcleo. También hay charlas dirigidas a la comunidad en general. “Tenemos
ganas” es un proyecto que sale de Tandil, custodios del territorio, tenemos ganas de
traerlo, como pata educativa de la zona.”
E4: “Va todo dirigido a chicos de primaria, secundaria y algo de terciario. Lo trabajan
en la escuela y vienen a la reserva a ver la realidad…Para lo público es gratis.
Actividades de educación: hablamos de la guía educativa donde dice que se trabaja a
través de los programas de vigilancia y control. El fuego esta prendido, un modo de
decir, que tenemos? Un banco genético de bichos y plantas, la pesca está pautada por
ejemplo con el uso de redes. Va todo dirigido a chicos de primaria, secundaria y algo
de terciario. Lo trabajan en la escuela y vienen a la reserva a ver la realidad”.
E5: “…se debe mejorar la producción de información sobre el sistema ambiental y su
gestión, sobre todo datos sobre carga humana, animal y cultivos, posiblemente
planificar el uso y gestión del espacio para orientar los procesos de desarrollo
conciliando el desarrollo territorial y la conservación”.
Del análisis de las entrevistas y los indicadores, se infiere que todas las
preocupaciones manifestadas de los entrevistados dan cuenta del interés individual y
en parte pero también colectivo por la conservación, manifiesto a través de sus
discursos, y que se expresa en los reclamos por control, la necesidad de mayores
recursos económicos y humanos para el control y la gestión del Parque, la necesidad
de “educar a los visitantes” respecto al cuidado de la reserva y las practicas permitidas
y no permitidas en el territorio de la reserva, la falta de canales adecuados o
suficientes de comunicación/educación ambiental sobre el área de conservación. La
necesidad de estudios específicos sobre la diversidad biológica del área y por ende la
ordenación territorial del uso y actividades en este espacio.
71
REFLEXIONES FINALES
Algunas reflexiones vinculadas al proceso de desarrollo de la tesis se vinculan
principalmente a problemas metodológicos generales detectados que se fueron
sorteando a medida que se fue avanzando en la producción de datos a lo largo de la
tesis. Los principales obstáculos estuvieron relacionados con la falta de información, la
calidad de ciertos datos, o las dificultades de acceso a la misma. La información de
base previa sobre la reserva a partir de trabajos en campo es escasa, y en su mayoría
se vincula a aspectos naturales, resulta dispersa y no siempre está actualizada. Estas
dificultades fueron expresadas también por aquellas personas que se vinculan a la
reserva y fueron entrevistadas. En ese sentido, la integración de la información
existente y su análisis en términos de sistema ambiental, así como el aporte de nuevos
datos sobre SE pueden resultar de utilidad para el proceso de toma de decisiones de
la gestión futura de la reserva.
Si bien el objetivo general de la tesis fue aproximar un valor físico y crematístico total
de los SE de la reserva, se partió del supuesto que ese valor representa una
infravaloración de los VET asociados al humedal ya que: 1. Deja de lado valores
únicamente posibles de ser expresados con otros sistemas de valor (culturales,
estéticos, espirituales, etc.), 2. Que los métodos disponibles para la valoración
crematística presentan una serie de problemas como las dificultades en la
conmensurabilidad, la subjetividad asociada a las disponibilidades de los beneficiados
por el bien o servicio o de comparabilidad entre valores crematísticos y otros tipos de
valores, y 3. Que aunque sea posible aproximar un VET, el objetivo de valorización no
es “alcanzar ese valor, monetario” sino hacer uso de la utilidad que posee instrumento
político expresable en un lenguaje políticamente comprensible que pone foco en la
importancia de los SE y de su necesaria inclusión en la toma de decisiones y en la
ordenación ambiental de estos espacios de conservación.
La caracterización del sistema ambiental de Mar Chiquita a partir de su modelización
permitió describir en forma sintética los componentes principales, su funcionamiento e
interacciones entre sí, así como la intensidad de los flujos de materia, energía e
información que circulan en el sistema. También ver en forma rápida cuales son los SE
que aportan beneficios al humedal y a la sociedad –como ser soporte de la vida de
muchas especies, favorecer los procesos de nidificación, reproducción, alimentación y
migratorios de varias especies ictícolas y aves, ser un escenario natural de belleza
72
escénica considerable, valores recreativos, entre otros- y qué actividades humanas
comprometen la conservación de este espacio. De los SE presentes se incluyeron
aquellos sobre los cuales es posible aproximar una VET: el secuestro de Carbono y el
valor de existencia. Entre las intervenciones humanas que afectan el ecosistema
humedal se destacan las actividades agropecuarias, el turismo, el desarrollo urbano, y
las deficiencias en la gestión -ausencia de control sobre las condiciones de gestión
del espacio de conservación-, insuficiencia de los recursos humanos y económicos
destinados a tal fin, ausencia de planificación del uso y zonificación que
consecuentemente se traduce en usos incompatibles con la conservación y entre sí,
entre otras.
El cálculo del VET de los SE secuestro de carbono y valor de existencia fue posible,
para las reflexiones finales de los escenarios asociados al secuestro de carbono se
consideró el valor medio. De esta forma una aproximación al VET de los SE
considerados para la albufera alcanza los $15.485.877,64. En este contexto la
valoración monetaria puede considerarse como un dato añadido, que aunque no
expresa la totalidad de valores ecológicos, sociales y culturales debería tenerse en
cuenta en el proceso de toma de decisiones (de Groot et al. 2007).
Es interesante considerar el valor final del VET y compararlo con otras inversiones
sociales del presupuesto municipal local. Si se considera el monto total del
presupuesto anual del Partido de mar Chiquita que fue de $ 146.971.401 (Ordenanza
Nº 112 art. 12) en 2014, el VET de los SE de la laguna representaría un equivalente
casi del 10% de ese presupuesto. Resulta interesante no obstante, comparar esta cifra
con valores relacionados al presupuesto anual para el Partido de Mar Chiquita,
considerando el del año 2014 ya que es el último que se encuentra disponible.
Si se desglosa la información del presupuesto 2014 del Partido de Mar Chiquita3 y se
observa su asignación en diferentes gastos, se puede realizar el siguiente ejercicio
comparativo y considerar gastos equivalentes al VET de los SE del humedal. Por
ejemplo, los gastos municipales del hospital central fueron para ese año de
2 ARTICULO 1: Apruébese el cálculo de recursos según Capítulo I para el ejercicio 2014 el
mismo será de ciento cuarenta y seis millones novecientos setenta y un mil cuatrocientos uno
($ 146.971.401).
3 Disponible en: http://www.marchiquita.gov.ar/CentroDescargas.aspx
73
$17.309.689, 42. Aunque es un gasto un poco mayor, si se concuerda con que los
gastos en salud son estratégicos para el desarrollo local y tienen prioridad frente a
otros gastos, resulta un valor monetario importante. Otro ejemplo sería considerar un
conjunto de gastos con igual importancia social. Por ejemplo sumar tres gastos
sociales como la gastos en asistencia social por $4.779.000, gastos asociados a la
actividad deportiva por $4.046.040 y gastos de la dirección de turismo –una actividad
importante en la reserva y el partido- que fue de $5.159.950 dan un total de
$13.984.999, que también es cercano al VET de los SE del humedal. En ambos casos,
la idea de llevar la discusión a términos ordinales, o relativos es intencional porque
favorece el resultado cargándolo de “significados conocidos” traducidos en términos
económicos con gastos socialmente sensibles y sobre los que nadie discutiría su
importancia en el desarrollo local.
No obstante, queda claro que el debate en términos de la necesidad superación de los
problemas conceptuales y metodológicos expuestos y de la valoración de SE, no está
terminado, aunque el horizonte cercano parece orientarse hacia la integración de
diferentes valores o sistemas de valores asociados a los SE (valores de mercado,
valores termodinámicos, valores simbólicos y valores ecológicos o físicos) como se ha
planteado en la discusión sobre el tema en el Marco teórico. Sin embargo, queda
mucho por hacer en la integración metodológica de los valores de los servicios de los
ecosistemas, en su inclusión en a la agenda política y en la acción para mejorar su
gestión. Hasta resulta paradójico sostener estas reflexiones cuando se trata de un
espacio de conservación como la reserva, que supone la protección va de suyo. No
obstante, la falta de conocimiento, comunicación, y recursos para la gestión se reflejan
en el perjuicio del ecosistema y también en la sociedad toda.
Finalmente y avanzando en el camino de la integración metodológica en relación a la
valoración de SE, destacar que fue interesante indagar en la valoración cualitativa de
la reserva a partir de “escuchar la voz de los actores”, y levantando los sentidos sobre
el valor ambiental del parque a nivel local, e identificando los problemas que presenta
la gestión actual de este espacio de conservación, así como el deseo para que la
gestión mejore en post del beneficio de todos, teniendo en claro a su vez que el
cuidado de los servicios ecosistémicos debe ser parte de dicha gestión.
74
RECOMENDACIONES
A los encargados de la gestión de la reserva a nivel (MAB, MDSyMA, OPDS, y
gobierno local, fundamentalmente):
Favorecer a través de estrategias concretas la producción de información
científica, sobre aquellos aspectos pocos conocidos de la reserva y que deben
ser insumos en la planificación y gestión ambiental de este espacio de
conservación
Avanzar en la adecuación entre las diferentes unidades y zonificación
favoreciendo la gestión y la no superposición de acciones y usos
Evaluar la relación superficie de la reserva y recursos -humanos y económicos-
destinados al control y gestión del Parque Mar Chiquito.
Mejorar las estrategias de comunicación y educación ambiental vinculados a la
conservaciones del sistema ambiental y los SE presentes en la reserva
Producir información necesaria sobre las diferentes actividades que se
desarrollan en la villa, especialmente la carga humana/actividad, la carga
automotor, consumos de agua y energía, generación de residuos, etc. En
diferentes épocas del año.
A la comunidad científica:
Avanzar en la producción de conocimiento sobre los componentes naturales y
sociales de la reserva que favorezca la toma de decisiones
Propiciar mecanismos de diagnóstico y planificación participativos que permitan
ordenar el uso del territorio bajo la figura de conservación en forma participativa
A los residentes que habitan la villa todo el año:
Que peticionen a diferentes niveles de gobierno con competencia en la reserva
para que mejoren las condiciones de gestión, la asignación de recursos y la
difusión y comunicación de los beneficios ecosistémicos que provee el
humedal.
Que participen en forma activa delineando el futuro de la reserva y
garantizando un uso “socialmente vigilado” de los beneficios ecosistémicos de
la albufera, sin comprometer las funciones ambientales que esta permite a
otras especies.
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A los turistas y visitantes frecuentes:
Que conozcan que además de ser un espacio escénicamente bello para la
práctica de actividades como turismo, baño, pesca, actividades náuticas y
deportivas, la reserva es un ecosistema frágil y valioso ambientalmente
hablando y por los SE que posee que deberían mantenerse en el tiempo.
Que colaboren en la gestión de este espacio minimizando los efectos
antrópicos sobre el ecosistema para poder disfrutar de sus actividades y del
paisaje al mismo tiempo que se cumplen los objetivos de conservación.
76
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Fecha de consulta: 11/09/2013.
87
ANEXOS
Anexo 1. Formulario entrevista e indicadores.
Aclaración: el mapa que fue adjuntado a la entrevista es el mapa de zonificación de la
reserva.
Datos del entrevistado:
Cargo/profesión:
Domicilio:
Relación con la reserva:
1) ¿Cuáles considera que son las principales problemáticas (Ecológicas,
Ambientales, otras) que se evidencian en la Reserva?
2) Podría jerarquizarlas de acuerdo a su importancia (puede indicar 1 para la más
importante y así sucesivamente)
3) ¿Cuál/es cree que son las zonas de mayor uso en el mapa adjunto? Puede
indicar 1 para la más importante y así sucesivamente y además en cada caso
si se trata de: turismo, práctica de deportes, educación ambiental, científico
(ver mapa de la Reserva)
4) ¿Cuál/es cree que son las zonas de mayor fragilidad ambiental/de
conservación en el mapa adjunto? (Ver mapa de la Reserva)
5) ¿Qué actividades a su criterio afectan o son incompatible con la conservación
de la reserva?
6) ¿Qué aspectos de la gestión de la reserva deberían mejorarse en post de la
conservación de este espacio?
7) ¿Ud. o su institución, empresa, u organización poseen datos de visitantes,
turistas, deportistas, pescadores, etc. que hacen uso de la reserva, especies o
aguas por semana/mes/año?
8) ¿Conoce que y quienes y cuales actividades de educación ambiental se
desarrollan vinculadas a la conservación y cuidado del ambiente de la reserva?
9) ¿Hay algún aspecto que no le hallamos consultado que dese comentar?
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Podría evaluar los siguientes indicadores de calidad ambiental de la reserva (en todos
los casos indique con una X según corresponda)
Nivel compromiso institucional (provincial, municipal, otros) en la gestión de la
Reserva. Indica cual es la calidad de la gestión respecto a las acciones que se realizan
para la conservación de la reserva.
Excelente Muy buena Buena Medianamente buena Regular Mala Muy mala
Compromiso económico en la gestión de la reserva (recursos/gestión)
Excelente Muy buena Buena Medianamente buena Regular Mala Muy mala
Estado de Conservación de la reserva. Evalué la calidad ambiental de la conservación
de la reserva
Excelente Muy buena Buena Medianamente buena Regular Mala Muy mala
Incompatibilidad de usos entre la conservación de los Servicios ambientales y uso del espacio de conservación
Excelente Muy buena Buena Medianamente buena Regular Mala Muy mala
Calidad de la información y las estrategias de difusión de información sobre el ambiente de la reserva y su importancia ecológica para la conservación
Excelente Muy buena Buena Medianamente buena Regular Mala Muy mala
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