EL PRINCIPIO DE LA REPRESENTACIÓN POPULAR
La elección, es el procedimiento a seguir en los regímenes democráticos, para la
designación de sus gobernantes, por oposición a otros procedimientos característicos de
los sistemas autocráticos, como lo son la herencia, la cooptación y vías de hecho.
Como ya se dijo, una de las condiciones fundamentales y casi que su eje angular del
régimen democrático, es la de que los ciudadanos puedan escoger libremente a sus
gobernantes a través de la elección. Las elecciones deben ser periódicas, es decir
realizadas a intervalos regulares, de manera que los gobernados se sientan siempre
genuinamente representados y que los gobernantes no se llegue a sentir tan
independientes de aquellos. Además deben ser libres, es decir no manipuladas ni
coartadas por ningún medio, ni restringida por razones sociales o políticas: en ella debes
debe darse participación en igualdad de condiciones a todas las corrientes de opinión y a
todos los ciudadanos.
La teoría de la representación no vino a desarrollarse sino del siglo XVII para acá. La
democracia antigua era, como se vio, una democracia directa en la que todas las personas
participaban en lo concerniente a las decisiones del gobierno. Por razones de orden
práctico hoy seria inconcebible utilizar este sistema en los estados modernos; su práctica
resultaría poco menos que imposible. Por ello surgieron las teorías de la representación,
en virtud de las cuales se considera que el elegido es el representante del elector. Al
aplicar la teoría de la representación, el mandato que resulta es un mandato
representativo, según el cual el elegido representa a la Nación; es por esto que a la
democracia moderna se le denomina democracia representativa.