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Las diferencias de la similitud

Por: María Cárdenas R.Diciembre, 2010

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MADRE E HIJAComo dos caras de una misma moneda, fui descubriendo las similitudes, que quizá madre e hija aún no aceptan y las diferencias que, en cambio, las tienen presentes. Fue un re descubrir de un personaje público, Patricia Terán, a quien he tenido la suerte de entrevistar en innumerables ocasiones, y un primer encuentro con Manuela Merchán, a quien he visto crecer y que no hace mucho, presentó su candidatura al reinado de Quito, cuyo resultado conocemos.La conexión entre ambas entrevistadas causa que uno las confunda y las separe en momentos determinados. Dos bellezas sin igual, cada una en su propio estilo y su colorido, diferentes, pero muy parecidas como sólo madre e hija pueden ser. Viven juntas en una casa dentro de un conjunto habitacional en uno de los barrios del centro norte de la capital, gozando de todo aquello que la vida les permite compartir.Desde la calle, uno no imaginaría el conjunto de casas con que se encuentra pasada la puerta. Varias viviendas de dos pisos, amplias y con pequeños jardines privados en la parte trasera. Una de ellas es la de Patricia Terán y sus hijos Martín y Manuela Merchán. La sala y el comedor se dividen con una pared forrada de madera. Los dos ambientes están abiertos hacia el hall de entrada donde nace la escalera hacia el segundo piso a la zona de las habitaciones. La decoración es sencilla, reflejo perfecto del carácter y la practicidad de la estrella de radio y televisión. Los cojines amarillos y azules regados por la sala le dan un colorido muy especial, ya que el resto, es una colección de muebles antiguos. Según Manuela, hoy un personaje protagónico en la ciudad, las antigüedades son la fascinación de su madre, quien las complementa con elementos decorativos más contemporáneos.Paty, como la conocen con cariño en el mundo de la televisión, me recibe mientras aún arregla unas rosas en jarrones. Su celular no deja de sonar hasta que decide que

es hora de ponerle fin y lo olvida. Finalmente, entramos a conversar sobre su vida, mientras esperamos la llegada de su hija que por su nuevo rol, tiene una vida llena de actividades, el trabajo y la universidad.

¿Te gusta la decoración?Me encanta, pero claro, hay que tomar en cuenta que para decorar se necesita mucho dinero. Así que lo hago más bien con gracia y sencillez. Admito que cada cierto tiempo, o cuando encuentro algo que simplemente me enamora, me doy uno que otro lujo. Debe entenderse que lo pago a grandes plazos! Tengo que poner forros en los muebles porque mi perra es la mimada de la casa. Los saco cuando invito a alguien.¿Manuela te ayuda en la decoración?No, la casa la decoro yo, pero su cuarto lo decora ella. Ninguno de mis hijos me ha ayudado en la decoración, aunque siempre les pregunto si tomo alguna decisión nueva.¿Siempre has vivido en conjuntos habitacionales?No siempre, pero me brindan seguridad y calma. Es un ambiente de paz y me encanta tener vecinos que son más cercanos porque uno comparte un espacio importante. Llegué acá de otro conjunto y estoy feliz. ¿Qué características de este conjunto te llamaron la atención?Para empezar, la seguridad. Es un conjunto cerrado y tiene guardianía. Otro tema muy importante es que tengo mi propio jardín. Además, vivo en una casa, no un departamento.

¿Preferías casa a pesar de que los departamentos pueden ser más seguros?Sí, buscaba una casa. La casa te brinda espacio y ambientes que para una madre con dos hijos adultos es muy importante. Es un estilo de vida que te permite no sólo más libertad sino también crear ambientes diferentes.¿Es difícil compartir la vida con dos hijos grandes?No, es maravilloso! La relación cambia para bien, ahora compartimos mucho más, no sólo los espacios, sino las experiencias de vida. Claro que también a ratos es como un hotel, mis hijos entran y salen con mucha libertad y ya no los veo como cuando eran chicos. Tienen sus horarios, sus momentos, sus gustos. Hay que aprender a respetarse mutuamente. Además sus actividades, la universidad, el trabajo y sus novios respectivos, demandan de su tiempo.¿Cómo es la relación con tus hijos?Con Manuela mi relación es muy buena, aunque por lo parecidas que somos, no me sorprende cuando chocamos un poco. La relación con mi hijo Martín, es totalmente diferente. Martín es aún más parecido a mí. Somos de blancos y negros, sin tonalidades grises. Dice Manuela que somos igualitos y que vivo preocupada por él y él por mi; preguntándonos mutuamente que queremos comer o si queremos ver una película. La realidad es que siempre estoy preocupada por ellos y sus necesidades.

¿Compartes también el closet con Manuela?Se ríe y responde abiertamente: “Me doy cuenta que también lo comparto” sobre todo cuando me quiero poner un par de zapatos y no aparecen, o un par de aretes de bisutería y no están. Pero creo que esto nos sucede a todas las mamás con nuestras hijas, es un proceso normal de la vida, seguramente cuando ya no viva conmigo voy a extrañar esto y mucho más. Es el día a día de nuestras vidas y termino gozando y riéndome aunque al inicio me moleste.

¿Has pensado en entrar al mundo de la política?Me han propuesto en alguna oportunidad sobre todo un grupo cuyo líder, Pablo Lucio Paredes, respeto mucho y creo en su ideología, pero las últimas elecciones no eran el momento adecuado por motivos personales y, por temas relacionados en sí con la política del país. Pero me encantaría servir desde el ámbito municipal cuando el momento sea correcto y, obviamente, compartiendo con personas de mi misma tendencia y principios. ¿Estuviste de acuerdo con la candidatura de Manuela al reinado de Quito? Son competencias difíciles, así se lo dije a Manuela, pero el fondo social que tiene este reinado lo hace muy interesante y especialmente para mi hija quien toma sus propias decisiones.

Manuela irrumpe desde la puerta de la casa, con una alegría y energía inigualables, tan contagiosas como las de su madre. Su belleza externa es el resultado de una vida apasionada que brota por sus poros. Ocupa su espacio, su presencia se siente, y aprovecho para conversar a solas con ella.

¿Fue difícil tu decisión de entrar a Reina de Quito?Una persona a quien yo quiero mucho y cuya labor admiro, Paola Vintimilla, fue quien me lo propuso y realmente no sabía que decidir. Así que la mañana en que se cerraban las inscripciones, de un momento a otro, decidí que era un reto interesante y que debía tomarlo. Así fue y es, una de las épocas más enriquecedoras de mi vida hasta aquí.¿No resultaste electa Reina de Quito, ¿cuáles son tus reflexiones?Todas dicen que entran al concurso sólo para ganar experiencia y ese tipo de cosas, pero la verdad es que todas entramos para ganar, ese es el propósito y, si no gané, será por razones que están fuera de mi, ya que lo que sí sé, es que di lo mejor de mi y me siento tranquila por esa razón. Claro que ahora que pasó el mes más activo de mi vida, tengo que admitir que la experiencia es muy importante y parte de mi formación como mujer. Vuelvo a mi vida normal de estudios, trabajo, mi novio y amigos. ¿Compartes mucho con tu madre?Sí, mucho, la vida va cambiando y ahora somos mucho más amigas. Compartimos aspectos diferentes y creo que mi mamá ha comprendido que ya crecí, que ella no es tan importante en mi vida porque ahora tengo mis estudios, trabajo y mi novio. Quizá nos vemos menos, pero eso es lo normal en la vida. Yo no soy tan parecida a ella, se parece más a mi hermano, son idénticos, se preguntan qué van a comer, si van a ver una película, todo eso. Yo soy más independiente.¿La ayudas a decorar la casa?No, para nada. Mi mamá toma las decisiones y nos pregunta nuestra opinión; pero yo

estoy en el proceso de decorar mi cuarto sola aunque sí le pido opiniones y recomendaciones. A mi mamá le gustan las antigüedades yo soy más moderna.

Patricia está sola en estos momentos y no pierde de vista el sueño de algún día encontrar un hombre honesto y, ante todo, fiel a sí mismo y a la mujer que esté con él. “Es preferible estar sola que mal acompañada”, nos dice mientras comparte la vida con sus dos hijos que son para ella lo más importante.

Manuela seguirá creciendo como mujer a través de un importante trabajo social en su ciudad. Su personalidad, fuerza de carácter y su nivel de independencia demuestran lo que a través de su madre ha aprendido: las mujeres no tenemos limitaciones, por el contrario, tenemos un inmenso mundo que está esperando por nosotras. Dos mujeres, madre e hija, enfrentando los retos que la vida les propone.

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