Revista Otra escena, volumen 1, número 8, agosto 2011. ISSN: 1659-4134
Latindex folio 18475
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Revista del Programa de Formación en Psicoanálisis
del Grupo de los Martes a las 7 p.m.
OTRA ESCENA
Rocío Murillo
Sobre la diferencia sexual: una interrogación a la teoría psicoanalítica
lacaniana acerca de la sumisión por amor en algunas mujeres
Priscilla Echeverría
El arte Latinoamericano ignorado
La abstracción geométrica en América Latina de 1934 a 1973
Susana Bercovich
El sublime y ridículo látigo
Crítica de arte
Priscilla Echeverría
Come, niño, come.
Katharina Grosse: la arquitectura del color.
Creación literaria
Norman Marín Calderón
El coloquio de los palabristas:
A propósito de la poesía de Olvido García Valdés
y la instancia de la letra de Jacques Lacan
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Volumen 1, número 8, agosto 2011
OTRA ESCENA
Revista del Programa de Formación en Psicoanálisis
del Grupo de los Martes a las 7 p.m.
San José, Costa Rica
www.psicoanalisiscr.com
Revista internacional semestral
Editor invitado: Norman Marín Calderón, filólogo y psicoanalista
Directora: Priscilla Echeverría Alvarado, psicoanalista
Comité editorial:
Víctor Novoa, psicoanalista. México
Sonia Cruz, psicoanalista. Costa Rica
Francisco Rengifo, psicoanalista. Francia
Lucía Molina, psicoanalista. Costa Rica
Adriana Flórez, psicoanalista y filósofa. España
Pares consultores:
María Isabel Ortigoza, psicoterapeuta y artista. México
Fabio Herrera, artista plástico. Costa Rica.
Elena Irízar , psicoanalista. México.
Ronald Solano, psicoanalista. Costa Rica.
Laura Alvarez, científica social. México.
Beatriz Calvo, psicoanalista. Costa Rica.
Jerry Espinoza, filósofo. Costa Rica.
Mariano Fernández, psicoanalista. Costa Rica.
Revisión de estilo y traducción español-inglés: Hilda Echeverría, especialista en lengua
inglesa.
Diseño gráfico: La Cabeza Estudio. Priscilla Aguirre, diseñadora gráfica
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Página web: Mis chunches. Alberto Messeguer, especialista en informática
Otra escena se publica dos veces al año (agosto y febrero). Es una revista
internacional de psicoanálisis, indizada en el directorio de Latindex, que circula en la red
electrónica (Internet) y no requiere de suscripción. Otra escena es una publicación del
Programa de Formación en Psicoanálisis del Grupo de los Martes a las 7 p.m. el cual tiene
su sede en San José de Costa Rica.
Publicamos contribuciones de psicoanálisis y crítica del psicoanálisis, de clínica
psicoanalítica, de la relación del psicoanálisis con otros saberes: con las artes, las ciencias
sociales, la filosofía, el derecho, las ciencias políticas, estudios interdisciplinarios, estudios
de sexo-género y teoría queer. Nuestra intención es abrir un espacio para la discusión y la
interacción.
También aceptamos comentarios de textos, cine, arte y literatura siempre que
contribuyan por su contenido a un análisis desde el psicoanálisis o las ciencias sociales, así
como comentarios o reportajes de congresos, seminarios y demás eventos. Nos
preocupamos por introducir entrevistas a autores destacados internacionalmente así como
re-ediciones de textos que inciden en la crítica contemporánea. Cada volumen contiene tres
o cuatro artículos inéditos de fondo aparte de la presentación de conferencias o entrevistas,
reediciones, o revisiones de libros o comentarios de obras o de eventos.
El comité editorial y el equipo de pares consultores provienen de diferentes partes
del mundo y son especialistas en diversas disciplinas interlocutoras del psicoanálisis. Otra
escena publica contribuciones de autores y autoras de cualquier país en los idiomas inglés,
francés, castellano y portugués, e insertamos extractos en castellano y en inglés.
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Solicitamos a los escritores y escritoras de los artículos atenerse a la normativa que nos
permita mantener la revista indexada en catálogos internacionales, con el fin de permitir
una mayor difusión del pensamiento contemporáneo.
El proceso de publicación que seguimos es el siguiente:
1-Se recibe el artículo y se revisa en sus aspectos formales, esto es, en el cumplimiento de
la normativa. Este trabajo es realizado por la persona que ocupa la dirección de la revista y
el subdirector o subdirectora.
2- De no cumplirse con la normativa, en términos de un máximo de 10 días, será devuelto
al autor o autora con el fin de que lo revise.
3- Si se cumple con esta normativa, se remite a revisión de pares consultores quienes tienen
un máximo de 30 días para ello.
4- Después de esta revisión, se somete al comité editorial quienes tienen 30 días para
dictaminar.
5- La dirección y subdirección acogen las evaluaciones y envían a los autores o autoras una
carta con las observaciones o con la aceptación final del artículo.
6- De existir la necesidad de revisión y reformulación de algunos aspectos en el artículo,
el autor o la autora dispondrá de dos semanas para su corrección y envío a la revista.
7- Se procede por parte de la dirección y subdirección a la revisión de las correcciones y a
la organización del material en la revista.
8- Queda a criterio de la dirección y subdirección la ubicación final del artículo en la revista
en los diferentes apartados de ésta.
La revista en su totalidad y los artículos individuales pueden imprimirse para lectura
personal pero no modificarse en su contenido. Toda referencia textual debe darle créditos al
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autor o autora y a la revista Otra escena. Si se desea utilizar en otras publicaciones, el
interesado o interesada puede comunicarse con la directora de esta revista a través del
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Los derechos de esta publicación son reservados y pretenden proteger a los autores
y autoras ya que esta publicación es sin fines de lucro. Esta revista y sus artículos
individuales no pueden ser vendidos o negociados en todo o en parte. Los contenidos u
opiniones que los autores y autoras desarrollan, son de su exclusiva responsabilidad. La
revista Otra escena no asume ninguna responsabilidad legal de los mismos.
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Columna del Editor invitado
El presente número de Otra escena reúne tres textos que recorren diversos temas
relacionados con la producción psicoanalítica y el malestar actual de la cultura. El artículo
de Rocío Murillo abre esta edición con su última entrega del análisis exhaustivo que ha
realizado sobre la sumisión que se adjudican ciertas mujeres en nombre del “amor”. Con
base en la teoría freudiana del complejo de Edipo femenino y las elaboraciones lacanianas
sobre la diferencia sexual, Murillo aborda el tema de la sexualidad femenina y el amor a
partir de los avatares subjetivos que reproducen algunas mujeres en nombre del afecto y la
abnegación.
Luego Priscilla Echeverría realiza una crítica puntual de la exposición de
arte, “América fría: la abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973)”. La autora
sostiene que la crítica europea del arte sufre de cierto desconocimiento sobre el arte
latinoamericano, precisamente porque los europeos toman a América Latina bajo un
referente meramente “colonial” y pasado. Aquí Echeverría se sirve del concepto lacaniano
de “forclusión” para desarrollar sus aportes con relación a Latinoamérica como un lugar
forcluido de la historia del arte desde la perspectiva de los europeos.
El tercer ensayo es de Susana Bercovich. En él, ella sostiene que el látigo se puede
conceptualizar como un instrumento perverso que incita al sujeto a enfrentarse con el
ternario ley—castración—castigo. El látigo provee un encuentro entre el sujeto y el Otro
obsceno que propone en el primero cierta “disolución-de-sí”. Más allá del sadismo, el
masoquismo o el fetichismo, el látigo es el producto que recoge el poder de la ley y la
aplicación del castigo.
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La presente edición de Otra escena se cierra con una crítica del arte de Katharina
Grosse y un intento creativo por parte de este editor invitado, que trata de recordar la
máxima de que el origen del sujeto inconsciente se encuentra en las intermediaciones del
deseo del Otro: el deseo del sujeto es el deseo del deseo del Otro. Para ofertar esto me serví
de la palabra poética de la escritora española Olvido García Valdés quien nos recuerda,
como Lacan, que el límite entre la poesía y lo inconsciente es indeleble pues ambos campos
siempre se refieren a aquello que aunque no se puede decir, hace presencia.
Esperamos que este número de Otra escena le sirva al lector a comprender que el
psicoanálisis se puede utilizar como un instrumento apto para leer los intersticios entre
subjetividad y sociedad, más precisamente, que el psicoanálisis tiene palabras para criticar
y re-escribir las producciones de la cultura y sus descontentos.
Norman Marín Calderón Editor invitado
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Columna de la Directora
La revista Otra Escena agradece el trabajo de editor que ha realizado por dos veces
consecutivas el filólogo y psicoanalista Norman Marín. Esperamos que haya sido una labor
grata para él y que en una ocasión futura podamos contar con su valioso aporte en estos
menesteres.
En este número presentamos el último artículo de Rocío Murillo a quien le hicimos la
solicitud de redactar los resultados de su investigación en cuatro artículos con el fin de que
el lector no se perdiera de los detalles y del proceso de análisis. Puesto que estos textos son
tan extensos, decidimos publicar solamente tres artículos por número.
Agradecemos también a Rocío el habernos dado la primicia de la publicación de tan valioso
aporte al psicoanálisis y a la teoría de sexo-género.
La revista Otra Escena, después de varios años, sostiene el deseo de mantenerse abierta a
los aportes que permitan una discusión de las relaciones del psicoanálisis con los discursos
político sociales. En la medida en que confrontemos nuestra clínica con lo que acontece y
circula como lo que podemos llamar las grandes discusiones del tiempo contemporáneo, el
psicoanálisis logrará sostenerse como una posibilidad para interpretar el deseo
Inconsciente, ese deseo que se mantiene en los márgenes de la voz del Amo. Nos es
necesario el cuestionamiento de nuestro propio corpus conceptual,y el replanteamiento de
aquellas ideas que han alejado al psicoanálisis de las demandas de las mujeres
principalmente. Lamentablemente la trayectoria del psicoanálisis habla fuertemente de un
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cierre de la escucha en ciertas encrucijadas históricas y esto es algo que debemos enfrentar
con una clara critica y con una actitud abierta a la discusión con los otros campos del saber.
Extendemos una invitación al debate de estos temas a través de esta revista, tanto a
psicoanalistas como a todas y todos aquellos que se sientan comprometidos con la
problemática de la subjetividad y el lazo social.
Priscilla Echeverría Alvarado
Directora
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Contenido
Otra escena. Volumen 1, número 8, agosto 2011
Columna del editor invitado……………………………………………………….………..7
Columna de la directora…………………………………………………………...………..9
.
1. Rocío Murillo
Sobre la diferencia sexual: una interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana
acerca de la sumisión por amor en algunas mujeres………………………..……13
2. Priscilla Echeverría
El arte Latinoamericano ignorado
La abstracción geométrica en América Latina de 1934 a 1973……………...…83
3. Susana Bercovich
El sublime y ridículo látigo…………………………………………………..…..122
Crítica de arte
Priscilla Echeverría
Come, niño, come. Katharina Grosse: la arquitectura del color…………….….130
Creación literaria
Norman Marín Calderón. El coloquio de los palabristas: A propósito de la
poesía de Olvido García Valdés y la instancia de la letra de Jacques
Lacan……………………………………..………………………………………133
Anexos
8. Resúmenes y abstracts……………………………………………..……….................139
9. Currículum vitae editor invitado y directora …………............………………………144
10. Currículum vitae comité editorial................................................................................145
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11. Currículum vitae pares consultores.............................................................................148
12. Currículum vitae autores y autoras.............................................................................150
13. Normas de publicación e instrucciones para autores y autoras.................................153
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María del Rocío Murillo Valverde
Sobre la diferencia sexual: Una interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana acerca
de la sumisión por amor en algunas mujeres
(Cuarta parte: implicaciones teóricas y consecuencias clínicas para abordar el fenómeno
de sumisión en nombre del amor en algunas mujeres)
RESUMEN
El presente escrito es cuarto y último de una serie artículos, que pretende dar cuenta de una
investigación que se realizó como tesis de graduación en psicología, Universidad de Costa
Rica (de la cual la directora de esta revista fue directora), titulada: Sobre la diferencia
sexual: una interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana acerca de la sumisión por
amor en algunas mujeres. Dado que la investigación no fue de índole únicamente
conceptual, pues pretendía abordar un fenómeno discursivo con conceptos, se ideó una
estrategia investigativa, basándose fundamentalmente en enfocar la argumentación como un
puente entre dos asideros: uno, la construcción del fenómeno (basada por lo menos en cinco
elementos: clínica, denuncia feminista, psicología feminista diferencial, la psicología para
el gran público y la literatura y otras manifestaciones del arte), y el otro, la teoría
psicoanalítica freudiana y lacaniana en torno a lo femenino, tomando como categorías
fundamentales: la tópica lacaniana RSI y los planteamientos sobre el Edipo femenino en
Freud y en Lacan. La reflexión teórica entre estos dos asideros se dividió en tres pasos
metodológicos: 1. Construcción de las bases estructurales para pensar la diferencia sexual,
la feminidad y el amor, 2. Pensando la diferencia sexual y la feminidad desde el sesgo del
Edipo femenino y 3. Implicaciones teóricas para leer el fenómeno de sumisión por amor en
algunas mujeres.
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La primera parte de este trabajo se publicó en la revista Otra Escena, número 5, volumen 1,
y consistió en dar cuenta de cómo se construyó el fenómeno discursivo, que llamé
“sufrimiento en nombre del amor en algunas mujeres”, así como la pertinencia de
interrogar a la teoría psicoanalítica – específicamente lacaniana – con respecto al mismo.
La segunda parte se tituló “Bases teóricas estructurales para abordar la diferencia sexual, la
feminidad y su relación con el amor desde conceptos del psicoanálisis en Freud y Lacan” y
se publicó en Otra Escena, número 6, volumen 1. Ahí se enfatizan los conceptos de Ley de
Prohibición del Incesto y Edipo, como equivalentes para la cultura y el sujeto
respectivamente. La tercera parte pretende dar cuenta de la reflexión en torno al Edipo
femenino específicamente, en Freud y Lacan y se publicó en la Revista Otra Escena,
número 7, volumen 1. El presente artículo pretende ser conclusivo, al abordar la hilación
entre el fenómeno, las bases teóricas, y la lectura minuciosa sobre el Edipo femenino,
proponiendo también implicaciones clínicas.
Palabras clave: Edipo, Edipo femenino, mujeres, amor, sufrimiento
ABSTRACT
This paper is the fourth and last of a series of articles that pretend to expose a research done
as a thesis in Psychology, at the University of Costa Rica (in addition, the tutor of that
thesis was the director of Otra Escena) named Sobre la diferencia sexual: una
interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana acerca de la sumisión por amor en
algunas mujeres. Since the research was not only theoretical, because it pretended to
explain a social and clinical phenomenon, a methodological strategy was built, based in
focusing the argumentation as a bridge between two “handles”: one, the building of the
phenomenon (based on five elements at least: clinical practice, feminist denunciation,
differential feminist psychology, self help psychology and literature and art manifestations),
and the other “handle” was Freudian and Lacanian psychoanalytic theory, specially about
femininity, taking as fundamental categories the feminine Oedipus in Freud and Lacan, and
the Lacanian topic RSI. The theoretical reflection between the two “handles” was divided
in three methodological steps: 1. Building of the structural basis to think the sexual
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difference, femininity and love, 2. Thinking sexual difference and femininity from the slant
of feminine Oedipus, and 3. Theoretical implications to read the phenomenon of
submission in the name of love in some women.
The first part was published in Otra Escena, number 5, volume 1, and consisted in trying to
explain how was built a phenomenon of discourse that I called “submission in the name of
love in some women” and the need of questioning the psychoanalytic theory. The second
part: “Bases teóricas estructurales para abordar la diferencia sexual, la feminidad y su
relación con el amor desde conceptos del psicoanálisis en Freud y Lacan” was published in
Otra Escena, number 6, volume 1. Concepts as Incest taboo and Oedipus are emphasized,
as equivalents for culture and subject respectively. The third part intends to expose the
reflection on Feminine Oedipus, specifically in Freud and Lacan, and was published on
Revista Otra Escena, número 7, volumen 1. The present article intends to make a synthesis
and conclusion, exposing the reflections about the phenomenon and the interpretation we
can make of it with the theoretical work on culture and women’s Oedipus, also proposing
some clinical implications.
Key words: Oedipus, Feminine Oedipus, women and love, suffering
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María del Rocío Murillo Valverde
Docente Universidad de Costa Rica
Psicoanalista
Sobre la diferencia sexual: una interrogación a la teoría psicoanalítica acerca de la
sumisión amorosa en algunas mujeres
(Cuarta parte: implicaciones teóricas y consecuencias clínicas para abordar el
fenómeno de sumisión en nombre del amor en algunas mujeres)
Introducción
El presente escrito pretende ser la cuarta parte de una serie de escritos que buscan
dar cuenta de una investigación que realicé en 1997, la cual posteriormente sirvió de base
para una segunda investigación sobre el estrago materno, que culminó en 2010 (Murillo,
2010). En la primera parte (Murillo, 2010a) me dediqué a mostrar la construcción de un
fenómeno que llamé “sumisión en nombre del amor en algunas mujeres”. En la segunda
parte (Murillo, 2010b) me dediqué a construir las bases teóricas para abordar el fenómeno.
En la tercera (Murillo, 2011) profundicé particularmente en la construcción del Edipo
femenino en Freud y Lacan, destacando los impasses de esas formulaciones y la
productividad del replanteamiento del concepto de castración en Lacan. Esta cuarta parte,
entonces, pretende ser conclusiva, no sólo como planteamiento de hipótesis teóricas para
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pensar el fenómeno, sino también como planteamiento de implicaciones clínicas y de la
producción de interrogantes que tuvo lugar.
El estudio determinó un fenómeno - sufrimiento en nombre del amor en algunas
mujeres - y un cuerpo teórico para ser interrogado: la lectura lacaniana de Freud y muy
específicamente el tratamiento del tema del Edipo femenino por esta corriente
psicoanalítica. Una evidencia: las implicaciones que se señalan a continuación no agotan la
comprensión del fenómeno, primero, porque nunca una teoría agotará un fenómeno (por
razones como las apuntadas en los procedimientos, entre otras) y porque desde el inicio
hice un recorte sustancial de los temas teóricos evocados por el fenómeno, para centrarme
en uno solo: el Edipo femenino - y cuanto éste pudiera tener de amoroso y de sumiso. Con
estas salvedades, presento a continuación algunas reflexiones que darían pie para pensar el
fenómeno bajo la lente de la teorización freudiana y lacaniana sobre el Edipo femenino,
perspectiva que por cierto, tal vez sobra decirlo, tampoco se agota en este trabajo, sino que
más bien es una lectura recortada de quien esto escribe.
Propuesta de implicaciones teoricas para abordar la relacion mujer-amor,
especificamente el fenomeno de sumisiòn en nombre del amor.
Enlazando el recorrido teórico con el fenómeno de sumisión por amor para generar
interrogantes e hipótesis.
El objetivo fundamental de la investigación fue poder construir hipótesis teóricas
para leer el fenómeno que llamé “sumisión en nombre del amor en algunas mujeres”. A
nivel teórico escogí el Edipo femenino, y para abordar el tema del Edipo de forma
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estructural me incliné por utilizar como marco los temas de la cultura y el sujeto, desde un
sesgo estructural: la Ley de Prohibición del Incesto. Conceptualicé Edipo y cultura como la
instauración misma de esa ley (Murillo, 2010b), mientras que la precisión en el Edipo
femenino se hizo girando en torno al concepto de castración (Murillo, 2010c). La reflexión
teórica en extenso con detalladas citas y referencias está en los artículos mencionados1,
mientras que aquí sólo se presenta una somera síntesis de ellos, para pasar a formular (en
cursiva) las preguntas teóricas que surgieron de dicho desarrollo, preguntas que daban
cabida a la reflexión teórica sobre el fenómeno de sumisión en nombre del amor y que me
permitieron formular las hipótesis teóricas (en negritas) que propuse para leer el fenómeno
en cuestión.
Cultura, sujeto y amor
El tema de la cultura realmente quedó como marco de la reflexión. Cultura se
entendió como la instauración de la Ley de Prohibición del Incesto a nivel social,
entendiendo por Ley de Prohibición del Incesto la regulación de las relaciones entre los
cuerpos, la regulación del goce de los cuerpos y de la sexualidad. Referencia
imprescindible para sostener lo anterior fue Lévi-Strauss y posteriormente el mito de Tótem
y Tabú de Freud. En dicho escrito, Freud relaciona cultura con instauración de la ley, una
ley que regula las relaciones sociales y el goce de los cuerpos de las mujeres. Pero, a
diferencia de los planteamientos de Lévi-Strauss (1968), arriesga una hipótesis - que Lacan
1 La construcción del fenómeno y la construcción teórica sabre el Edipo y el Edipo femenino están en detalle casi arqueológico en los tres escritos anteriores. Aclaro esto para no estar citando constantemente estos escritos míos, en los
que no sólo hice lecturas literales, a la letra de los textos – fundamentalmente de Freud y Lacan – sino que en un segundo
momento, hice propuestas propias.
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ubica al nivel de mito (como lo que se construye en el lugar de un origen) - hipótesis que
plantea que en el origen de la ley está el asesinato del padre. La ley tiene por origen un
muerto, no un vivo. Un muerto que opera una función. Esta muerte es una ausencia en la
estructura, y será lo que permite a Lacan insistir en el Padre Simbólico como un padre
muerto que opera generando una ley. Lo que genera la ley es una ausencia, una falta.
El padre gozador de todas las mujeres, el padre tiránico, Freud mismo lo señala
como el que se desea asesinar en los análisis de neuróticos. Si se desea asesinar, es un padre
vivo, pues se presume vivo. Este padre vivo es la imagen del padre, construcción
imaginaria, gigante persecutorio que viene a cubrir lo real del padre. Ante la falta del padre,
es decir, su castración, se construye un gigante imaginario que toma forma de potente y
gozador.
La cultura es pues posibilitada por la instauración de una falta estructural. El lugar
estructural-estructurante de la falta se planteó desde el inicio de este trabajo y poco a poco
se fue relacionando con el tema de la castración y de la feminidad.
Los planteamientos anteriores son bastante generales. Lo que destaca los lugares
diferenciales en esta estructura es que, mientras los hombres participan y ejecutan
activamente el asesinato del padre, las mujeres no. Podrán esgrimirse argumentos de
machismo. La experiencia antropológica le muestra a Lévi Strauss el lugar de las mujeres
en las diversas culturas como objetos preciosos. En el mito de Tótem y Tabú, las mujeres no
asesinan al padre activamente, pero tampoco impiden su asesinato. ¿Es este otro tipo de
participación? Creo que el tema es apasionante, pero no lo desarrollé.
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Tal vez lo que se podría afirmar en un nivel muy general es que el mito de Tótem y
Tabú es un intento de explicar la ley y la culpa y su relación con la organización social.
Pareciera que este mito excluye a las mujeres, sin embargo sostengo que no es así, puesto
que ellas ocupan un lugar de causa de deseo, aunque convengo con que el mito se centra en
explicar la psiquis masculina (culpa e instauración de la ley), no la femenina.
En realidad el tema de la cultura quedó como marco para pensar el Edipo. Desde el
tratamiento posterior del Edipo, esto sí se abordó: la relación de las mujeres y de las
histéricas con el padre. Dos preguntas surgieron del breve tratamiento que hice del tema de
la cultura en relación con la instauración de la Ley:
¿Qué consecuencias tiene que las mujeres ocupen el lugar de objeto de intercambio, de
objeto a gozar, aunque sea valioso, para pensar el psiquismo femenino?
¿Qué consecuencias tiene que en este mito las mujeres no participen del asesinato del
padre? ¿Qué consecuencias tendría para la conformación del superyó femenino?
Ninguna de las dos interrogantes fue trabajada en el plano de la cultura, sino que
fueron pensadas en relación con el Edipo, particularmente el Edipo femenino. Pasé a
abordar el tema del sujeto, dejando esas interrogantes en suspenso.
El tema del sujeto es, si se me permite esta afirmación tal vez excesiva - el tema del
Edipo. Del tema del sujeto me interesó marcar hitos estructurales que llevaran al Edipo y a
relacionarlo con el amor. Para esto, me permití hacer una metáfora en la que planteo que el
lugar del amor en la constitución del sujeto es estructural. Utilicé el mito platónico del
Andrógino, planteando que podemos encontrar paso a paso en la propuesta psicoanalítica
sobre el sujeto y el Edipo la misma estructura.
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Existe una unidad mítica, presumida y presuntuosa - célula narcisista - inservible,
pues no crea cultura. Unidad mítica que el psicoanálisis nos propone "previa" a la
constitución del sujeto. Unidad que es rota por el corte ejercido por un dios padre. Corte
necesario, nos plantea el psicoanálisis, para que haya un sujeto de deseo; corte cuyo
operador Lacan llama Función Paterna. Propongo que el psicoanálisis nos plantea, de
manera similar al mito del Andrógino, que el retorno a la unidad mítica no es posible, por
lo cual los encuentros darán, a lo sumo, una sensación de unidad, permitiendo una cierta
"saciedad" en el amor y en el deseo sexual. Saciedad que permite el destino de energías
para la creación de cultura. En el mito platónico, el corte lanza a la búsqueda de la parte
perdida, a un errar que es denominado amor en ese mito. Un errar sin retorno, como el
planteado por el psicoanálisis.
Una crítica posible que trabajé fue la de que en la propuesta psicoanalítica el “errar
amoroso" se pensaría más del lado del deseo. Entonces era preciso plantear qué relación se
podía pensar entre el amor y el deseo en psicoanálisis. El deseo puro sería mortífero, el
deseo siempre estaría en relación con el goce. El deseo sería un gozar apalabrado, que
incluye el goce y la falta de él, por eso es insatisfecho. El mediador entre goce y deseo es
planteado por Lacan en el Seminario de La Angustia (2004): "sólo el amor hace al goce
condescender al deseo". El amor sería esta vía que nos sacaría del deseo puro como
mortífero. Una vía erótica que distrae a la muerte.
De cierta manera, y siguiendo a Freud, me dediqué a trabajar el Edipo llamándolo
"la primera y más grande decepción amorosa". Esta decepción amorosa, nos lanzaría a un
errar, en busca de un objeto perdido definitivamente. De esto se desprende que en el
psicoanálisis la propuesta amorosa no es una propuesta romántica, entendiéndose por
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romántica la posición de que el encuentro de la fusión y de la unidad es posible. En el amor
siempre habrá pérdida, a lo sumo un "como si fuéramos uno".
Revisando algo superficialmente el pensamiento filosófico sobre el amor, llegué al
planteamiento de dos grandes maneras de pensarlo: como búsqueda de una unidad perdida
y recuperable o como encuentro en una diferencia imposible de salvar. El psicoanálisis, si
tuviéramos que ubicarlo en una de estas dos grandes categorías, se ubicaría del lado de un
encuentro en una diferencia, no un amor en la unidad. Es decir, un amor de sujeto a sujeto,
no de sujeto a objeto. No hay objeto perfecto para llenar esa falta estructural, el objeto está
perdido. Durante la búsqueda teórica, surgieron algunas preguntas; cuando nos referimos al
fenómeno de sumisión amorosa:
¿Lo podríamos ubicar respecto de estas dos posiciones amorosas que hemos planteado?
¿Qué posición encontramos con respecto a la carencia, falta de objeto que plantea el
psicoanálisis?
¿Sería ésta una posición propiamente femenina?
Para la primera interrogante, propongo pensar que el amor en el fenómeno que nos
ocupa no es un amor en la diferencia, sino un amor que se pretende en fusion, pues uno de
los miembros se coloca en un lugar de pretendido objeto del otro. No es un amor en la
diferencia. En este sentido, hay una negación de la irreversibilidad del corte, por lo tanto,
un predominio del registro de lo imaginario. Para las otras interrogantes, hay que abordar
primero el tema del Edipo.
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Edipo
Para entrar al Edipo desde una perspectiva estructural insistí en conceptualizarlo
como la instauración de la Ley de Prohibición del Incesto en el sujeto, matriz subjetivante
cuyo operador es la Función Paterna. De la Función Paterna destaqué las tres vertientes de
la tópica lacaniana: Padre Real, Padre Simbólico y Padre Imaginario.
Vale destacar el lugar de la madre para que esta operación de la Función Paterna se
lleve a cabo. Es la madre simbólica la que brinda los rudimentos de lo simbólico, brindar el
par presencia/ausencia, lo cual lanzará al sujeto a una posición ante la falta, que Lacan
llama frustración. Ante la ausencia materna y la falta de significación de la falta, el niño se
construirá una respuesta: "se ausenta porque no me quiere". Es decir, la ausencia del Otro
se vivirá como falta de amor, como daño imaginario.
Aquí surgió entonces una interrogante: ¿Podríamos decir que la frustración es la
primera decepción amorosa? O para no pensarlo evolucionistamente, ¿podríamos decir que
la frustración es un estado de reivindicación amorosa? O aún: ¿que la frustración es una
posición de reclamo y reivindicación amorosa frente a la falta del Otro? ¿Qué relación
tendría esto con el fenómeno que nos ocupa?
Arriesgaría decir que sí, que la “frustración” es una gran decepción amorosa y que,
como posición, el sujeto intentará reivindicarse frente al Otro, hacerse amar, y reclamar la
falta de amor. Sin embargo es esta una apreciación general que solo muy vagamente nos da
líneas para pensar el fenómeno que nos ocupa.
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En la frustración, la madre no sólo se ausenta, sino que brinda también los
significantes fundamentales para significar la ausencia. La Función Paterna establece un
corte e instaura una falta en la madre que a su vez permitirá instaurar una falta en el niño,
permitiéndole advenir como sujeto de deseo. El Padre Simbólico será entonces
vehiculizado por la Madre Simbólica, que hace una transmisión de su propio deseo e
instaura una falta metaforizable, brindando un S1 (significante vaciado de significación,
primordial) y un S2 que lo significará en retroacción. Esta metáfora será fallida, pues S2
nunca cubrirá ese agujero, S1, que siempre retornará (retorno de lo reprimido),
instaurándose el inconsciente.
El que el Padre Simbólico se revele fallido, dejando al descubierto la falta en la
madre y en el padre, es decir, la falta, es un riesgo angustioso para el niño. De ahí que esta
falla en la metáfora paterna será cubierta por una construcción infantil: el Padre Imaginario.
El Padre Imaginario, como padre potente que sutura la falta del padre y por ende de la falta
materna, será profundamente amado por el niño y a la vez profundamente odiado por las
desventuras, pues en tanto creador, este padre será culpado de aquello que no marche. Este
padre estará ubicado en el lugar de Dios. Amará, dará una pretendida protección y una
garantía. El reverso de la moneda mostrará un padre tiránico y persecutorio. El niño, con tal
de sostener a un padre digno de ser amado, volcará el odio al padre contra sí mismo. Esta
vuelta del odio hacia sí mismo en nombre del amor se da en ambos sexos, es la
materialización de la sumisión al padre, sumisión por amor. Esta sumisión sella un pacto de
alianza con ese padre: el superyó.
Surgió, de manera casi evidente, una pregunta: ¡No podemos dejar de interrogarnos
por este amor que está dispuesto al sacrificio con tal de sostener al Otro en un lugar de
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dignidad! ¿Qué relación tiene este amor, la consolidación de este amor como formación-
superyó en el fenómeno que nos ocupa? ¿Qué particularidades toma esto en las mujeres?
Y a estas alturas de la reflexión teórica ya tuvimos una posible línea para pensar el
fenómeno de manera más precisa: Amor y sumisión se anudan en el Edipo en aquello que
hemos llamado superyó. Si ya antes habíamos planteado que hay una predominancia
imaginaria en el amor del que nos habla el fenómeno, tenemos entonces varias claves: amor
pretendido fusional (es decir, sin falta), amor al padre imaginario y superyó.
Del tratamiento del Edipo en general (sin profundizar todavía en la diferencia por
sexos ni entrar en el asunto del superyó como su heredero) surgieron las siguientes
preguntas:
Cuando nos referimos al sometimiento amoroso en las mujeres, ¿qué posición lógica
podríamos pensar que se daría con respecto al corte, al exilio, a la pérdida del objeto y a
la insatisfacción del deseo?
¿Qué particularidades toman las vertientes de la función paterna en el Edipo femenino,
específicamente el Padre Imaginario y el superyó que nos ayuden a pensar el fenómeno
objeto del presente estudio?
El posicionamiento lógico ante la falta fue abordado más adelante, diferenciando
histeria y feminidad. La segunda interrogante marcó el final de lo que llamé la
"construcción de las bases teóricas", para pasar al abordaje del Edipo femenino en
particular.
Edipo femenino
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Del Edipo femenino, fue fundamental trabajar, como tesis quizá obvia, que Freud
insiste en que SI hay diferencia edípica por sexos. En ningún momento plantea la simetría.
Hay disimetría, en tanto el primer amor para los dos sexos es la madre. Freud encontrará en
el Complejo de Castración la clave para pensar la diferencia edípica entre los sexos.
Freud plantea que el niño deja su amor edípico por la madre bajo el efecto de la
amenaza de castración y se pregunta por lo que hace que la niña deje a la madre. Encuentra
que la castración también es el motivo de abandono de la madre. La niña se decepciona de
ella en tanto castrada y busca en un afuera un nuevo amor: el padre. La pregunta que se
plantea Freud es lógica: ¿qué separa luego a la niña del amor incestuoso al padre? Esto es
fundamental para pensar en la constitución del superyó en las mujeres, que, ya a esta altura
del trabajo se manifestó como fundamental para pensar el fenómeno que nos ha ocupado.
Nos encontramos con una dificultad: Freud y Lacan problematizan el superyó en las
mujeres y plantean, especialmente Freud, que hay dificultad de constitución de esa
formación-superyó en ellas, por la falta de la amenaza de castración, pues no resignan su
objeto amoroso: el padre, buscando en él lo que la madre no puede darle: el falo.
He planteado un matiz a las afirmaciones precedentes, pues no creo que en las
mujeres el amor al padre se mantenga solamente por una falta de amenaza de castración,
creo que las mujeres SI están en relación con la castración y que el amor al padre no se
mantiene sólo de forma pasiva por falta de amenaza, sino que hay algo que hace que las
mujeres mantengan activamente este amor. Es decir, propongo que ese amor cumple una
función.
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Recordemos que el amor por el padre en las mujeres se daría por una búsqueda del
falo, que sería dado por él. La pérdida del amor del padre y por lo tanto de la promesa de su
amor sería la pérdida de la posibilidad de acceso al falo. Entonces la pérdida de amor del
padre no es amenaza de castración - tal y como ha sido pensada para el varón, pero sí la
posible pérdida de su amor provoca angustia de castración (pérdida del falo imaginario) -
angustia por la pérdida del acceso al falo. Planteo entonces que si bien no hay amenaza de
castración en las mujeres como en los hombres, el temor a la castración sí se da en las
mujeres, pero no de la misma manera que en los varones. Es decir, el amor al padre no se
sostiene solamente por una falta de la amenaza de castración, sino por un activo "rechazo
de la feminidad", es decir, un rechazo de la castración. ¿Por qué sostengo esto? Si el amor
al padre en las mujeres se da por una búsqueda de un sustituto del falo, este amor se
mantendría si se tiene alejada la castración; porque resignar el amor al padre - o a su
sustituto - sería perderlo como sustituto fálico, requeriría un duelo por el falo imaginario
(menos fi) para que se instaure el Falo simbólico (Fi).
Aquí encontramos otro punto importante para nuestra reflexión: el amor al padre
(tal cual lo hemos venido entendiendo, amor sumiso) cumple una función de rechazo de la
castración, de rechazo de la feminidad y evidencia un no duelo por el falo. Desde ya
podíamos entonces hipotetizar que esta no sería una posición femenina.
Esto nos da entonces algunas vías para pensar la particularidad de la relación de las
mujeres con el amor, con este amor. Tanto Freud como Lacan plantearán que la demanda
de amor tendrá un lugar fundamental en el psiquismo femenino, haciendo las mujeres
demandas de amor no sólo al padre, sino a los substitutos paternos. Con ellos se jugará esta
demanda de amor ilimitada, demanda que evidentemente llevará a una decepción, puesto
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que nadie podrá brindar el falo (aunque a veces hay malentendidos de estos que pueden
sostener a parejas por un largo tiempo). Muchas mujeres, antes de llegar a este punto de
decepción, se autoinmolan, se ofrecen sacrificialmente en nombre del amor, poniendo
incluso su cuerpo, manteniendo relaciones que, para los que están afuera, son
absolutamente incomprensibles. Retomaré esto más adelante.
He dicho que - tanto por la falta de amenaza (Freud), como por angustia de
castración - en las mujeres no habría abandono del amor por el padre, sino una vigencia,
que puede durar toda la vida. Es un amor dependiente, pendiente de, en tanto el padre
podría dar - se instala una espera en él - el don preciado que vendría a suplir el falo
faltante… en la madre.
Esto plantea dificultades en la formación del superyó, puesto que, en tanto que, a
mayor vigencia del amor, menor formación de la instancia psíquica. Sin embargo no diría
que las mujeres no tienen superyó. Más bien éste sigue depositado en el padre en tanto
personaje o en un sustituto metonímico de él. Sería una especie de depositación del superyó
en el exterior.
Para efectos del fenómeno que nos ha ocupado, se revela entonces un sometimiento,
una dependencia amorosa que está directamente relacionada con el amor al padre
imaginario en las mujeres, amor que cumpliría una función superyoica, por lo tanto
estructural.
Surgió la siguiente interrogante: ¿Cuál es el encargo que recibiría un hombre al
relacionarse con una mujer? Obviamente aquí ya no podemos bajar a un grado mayor de
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especificidad, pues entraríamos en el caso por caso. Pero lo ya formulado, ¿qué posibles
vías teóricas nos brinda para pensar el amor de pareja en las mujeres?
Hasta aquí el trabajo nos dio una primera gran hipótesis: en el fenómeno que nos
ocupa, las mujeres colocarían al hombre en el lugar del Padre Imaginario, en el lugar de
Dios, operando como superyó. Así como encontramos un superyó torturante en la clínica en
general, este hombre cumpliría esa instancia torturadora, al que hay que someterse.
Ahora bien, aquí surgió una nueva complicación del trabajo. Freud insiste en que el
padre no es más que un heredero de la relación con la madre... Freud plantea que lo
preedípico es fundamental para pensar el Edipo femenino. Esto necesariamente matiza
nuestros hallazgos; lo trabajado en torno al padre cobra una nueva significación. Si el padre
es heredero de una ligazón-madre, no podemos entonces pensar el fenómeno que nos ocupa
sólo en relación con el padre. Di con una primera gran piedra de toque para pensar el
fenómeno: el superyó como heredero del Complejo de Edipo (como alianza de amor
sumiso con el padre) depositado en un hombre, ¿qué nuevos matices cobra esto a la luz del
trabajo de lo preedípico?
Para empezar, la pregunta sobre lo preedípico se dirigió a la naturaleza de la ligazón
preedípica de la niña con la madre y características del pasaje de la madre al padre. El
vínculo con la madre, profundo, primario, no será un remanso de paz. El vínculo con la
madre se revela en la clínica como tenebroso, difícilmente abordable, subyacente a
formaciones más tardías (Freud utiliza metáforas arqueológicas y cronológicas).
El vínculo con la madre es una lucha por la diferenciación en la que de lo que se
trata es de no desaparecer: ¿quién devorará a quién? La niña lleva a cabo una lucha activa.
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Esta lucha por la no fusión, por la separación, la subjetivación, es lo que se encontrará en
muchas mujeres en sus posteriores relaciones. Pues nos dirá Freud y Lacan lo retrabajará,
este vínculo con la madre nunca es del todo caduco. Para entender esto, hubo que precisar
en la naturaleza del pasaje de la madre al padre. Lo primero y fundamental de este pasaje es
su causa: castración materna y decepción de la hija. Hay una búsqueda de un sustituto
amoroso: el padre. Para Freud, lo cual luego será planteado por Lacan desde una
perspectiva más bien lógica, el pasaje de la niña de la madre al padre será siempre
paradójico y nunca total. Freudianamente hablando, la niña, en su pasaje de la madre al
padre, resigna: una zona erógena (el clítoris) a favor de otra (la vagina), un objeto amoroso
(la madre) en favor de otro (el padre), y una posición (activa frente a la madre) a favor de
otra (pasiva frente al padre). Pero la experiencia clínica le muestra a Freud que este pasaje
nunca es total, sino que se caracteriza por el clivaje y la paradoja.
Freud llega a plantear entonces esta especie de omnipresencia de la ligazón-madre
en las relaciones que establecen las mujeres. Una ligazón persistente, que tiene efectos
importantes en la vida de las mujeres, efectos que él llama "secuelas". Estas se mostrarían
en fenómenos de la vida sexual y amorosa femenina:
Numerosos fenómenos de la vida sexual femenina, mal comprendidos antes, hallan su
esclarecimiento pleno si se los reconduce a ella. Por ejemplo, uno observado desde
tiempo atrás: muchas mujeres que han escogido a su marido según el modelo del
padre o lo han puesto en el lugar de éste repiten con él, sin embargo, en el
matrimonio, su mala relación con la madre. El debía heredar el vínculo-padre y en
realidad hereda el vínculo-madre. Se lo comprende con facilidad como un evidente
caso de regresión. El vínculo madre fue el originario; sobre él se edificó la ligazón-
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padre, y ahora en el matrimonio sale a la luz, desde la represión, lo originario.
[Destacados míos] (Freud, 1994, vol XXI, p. 232)
Lacan plantea el clivaje y la paradoja como la oscilación de las mujeres entre dos
lógicas, trabajándolo desde el Edipo mismo. Si ya estructuralmente la metáfora paterna no
opera a la perfección, para las mujeres esto es, si se quiere, más vigente. Si bien el padre
simbólico, con su correlato estructural, el padre real, se vuelve una puerta de salida ante la
ligazón preedípica, no es una puerta que operaría como salida total para las mujeres - ni
para los hombres, en realidad, pues la Función Paterna falla por estructura - lo que sucede
es que para las mujeres esto es más radical. Esto por cuanto mientras el padre le ofrece al
varón un símbolo muy prevalente para identificarse, a la mujer no puede brindarle una
identificación femenina. Entonces, la mujer no-toda, pasa por esa vía de la metáfora
paterna. Algo queda en la antecámara preedípica, por plantearlo siguiendo con esta
comparación espacial, más freudiana que lacaniana.
Las mujeres, al volverse al padre, se encontrarían con una falta de significante de su
feminidad. Entonces, si bien ella se dirige a la lógica fálica para ser significada, no toda ella
puede ser significada por esta lógica. La feminidad se revelaría en su carácter de falta, de
agujero, de fractura de lo fálico. Las mujeres se encontrarían con la falta del Otro de una
manera redoblada, pues la madre no le brinda algo con qué identificarse - como tampoco al
varón - pero el padre tampoco, dejándola con la pregunta sobre la feminidad.
Ante la falla de la metáfora paterna, es decir, ante el Padre Real (o lo real del padre
como función) para ambos sexos, el Padre Imaginario resulta ser ese padre que alivia ante
la incompletud de lo simbólico que dejaría a cielo abierto la castración materna. Es el padre
que haría aparecer a la metáfora como total, como completa, es un padre que daría la
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impresión de que el goce es suturable. Es el Padre Imaginario, un padre digno de ser
amado, un padre del que se quiere y se requiere el amor, puesto que él es potente, tiene el
falo. A tal extremo llega este amor, que el sujeto vuelca sobre sí todo su odio hacia el padre
en tanto amo para poder amarlo y, en función de ese amor, lo obedece y se somete. Amor
sumiso o sumisión amorosa en relación directa con el amor al padre... gestor del superyó
edípico. Podríamos hipotetizar que si el amor del padre resulta ser un "paliativo" para la
incompletud de lo simbólico y la castración insoportable de la madre, es decir, para esto
que es planteado por Freud como "roca viva", el amor al padre tendría ese componente de
"rechazo de la castración" del que nos habla Freud en Análisis Terminable e Interminable.
Este amor al padre sería llevado a su máxima expresión en las mujeres, justamente
por el riesgo que para ellas implica esta especie de "doble falta" que reciben. Entonces el
recurso al amor paterno se plantearía como mecanismo femenino ante la castración, como
búsqueda del falo faltante en la estructura. Entonces, si en el padre se busca lo que se
encuentra como perdido en la madre, ¿no se busca en este padre potente a la madre fálica?
Esta pregunta sería válida en realidad para los dos sexos.
Propongo que esta búsqueda en el padre es paradójica: por un lado es buscar en él lo
que la madre no tiene, y en este sentido es una búsqueda de la madre fálica. Pero por otro
lado, es la búsqueda de una salida de la madre. La naturaleza del pasaje de la madre al
padre es la que nos daría la clave: ¿es metafórica o metonímica?
Si es búsqueda de la madre o de un afuera de la madre es una interrogante que se
hace más pertinente para el sexo femenino pues tiene que ver con lo trabajado a propósito
de la naturaleza del pasaje de la madre al padre como metáfora o metonimia. El que la
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metáfora paterna sea no-toda para la mujer, o que, mejor dicho (porque la metáfora es no
toda para ambos sexos), la mujer no-toda transite por su vía, nos plantea interrogantes. Si la
mujer tiene esta peculiar relación con la metáfora paterna, sometiéndose no-toda a su
operación, las mujeres quedan más "cerca" (para seguir con la metáfora espacial) del goce
materno. La relación con el Otro como no castrado tiene una vigencia preponderante.
La pregunta que se impone es: si algo persiste y tiene que ver con una no caducidad
de la relación con un Otro (A) no castrado (no dividido por el lugar de la Ley), ¿qué
relación tiene esto con el fenómeno que nos ocupa?
Esta no caducidad de la relación con un Otro no castrado representa un peligro,
peligro de quedar como objeto de ese Otro total (Otro materno no dividido por el lugar de
la ley) que se evidencia en tantas experiencias de despersonalización, de dilución, de
desubjetivación, de objetivación, de angustia, en las mujeres. Surge la interrogante: ¿no
sería esto suficiente como para que las mujeres se aferren desesperadamente a aquello que
de la metáfora paterna sí opera? ¿No se justificaría una cierta "inflación" del padre,
produciendo un padre imaginario TODO que haga límite al goce?
Surge otra hipótesis de peso para pensar el fenómeno que nos ocupa: Planteo que en
el aferrarse al amor del padre en las mujeres encontraríamos dos vertientes. Por un lado una
especie de "tabla de salvación" ante ese pasaje no-todo por la ley. Por otro lado, al aferrarse
a la promesa de falo, habría una vigencia de una relación a un Otro no dividido por la ley.
Es decir, el amor al padre, tal cual lo hemos venido planteando, es una salida paradójica del
goce materno. Tal cual lo plantea Novoa (Seminario 1997), el Padre Imaginario es solidario
de la madre fálica.
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Nos encontramos pues con que las mujeres oscilarían entre dos polos peligrosos,
por su convocatoria de goce: el Escila de una fuerte ligazón preedípica con la madre y el
Caribdis de una demanda de amor que las somete al padre. Este padre velo, padre digno,
padre amado y odiado, se revela como paradójico, porque al plantearse como TODO, como
total, como completo, no puede sino convocar al goce. La vertiente siniestra del padre
imaginario sería cada vez más sometedor y el superyó - encarnado en un varón - mostraría
la cara siniestra de la ley. Una ley sin goce que no puede más que ordenar gozar. Se genera
la pregunta: Si la salida por el padre se revela paradójica, ¿qué salidas se perfilan para las
mujeres?
Más en Lacan que en Freud, hay una clara propuesta de diferenciar una posición
femenina de una posición masculina o histérica - fálica. Para sintetizar ese planteamiento,
diría que la histeria como posición es paradójica. Se ubica en el límite de las dos posiciones
(masculina y femenina). Por un lado, evidencia constantemente la falta del padre, la falta de
significación de lo que es una mujer. En ese sentido, es una apasionada de la falta. Pero por
otro lado, demanda constantemente una significación y sostiene al padre como aquél que
podría dársela.
Este "sin embargo" nos da la pista de que hay un esfuerzo por mantener "padre
vivo", es decir, la prevalencia de un padre imaginario, un padre en quien se espera el don de
esa significación, don de amor que la significará. El padre imaginario podrá tomar tanto la
imagen de hiperpotente como la de la impotencia. La suposición de impotencia también nos
habla de un padre vivo, que se revelaría impotente frente a otro que sí podría.
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La repetición de amos en la histeria y su posterior caída no es sin sufrimiento. La
opinión más o menos popular es que la histérica "desautoriza", "castra". Pero clínicamente
creo que el problema se debe pensar en términos de por lo menos dos aspectos: una
dificultad simbólica y un duelo que no se ha efectuado. La dificultad simbólica, como ya lo
he trabajado, se refiere a esta falta de significante de la feminidad. Si conceptualizamos la
compulsión a repetir como un esfuerzo por simbolizar, la repetición de amos/caídos tendrá
que ver con esto. ¿Qué se intenta simbolizar? Una ausencia. La falta del Otro. No hay en el
Otro un significante para su feminidad.
De este breve recorrido, surgen algunas interrogantes para pensar el fenómeno que
nos ocupa:
¿No es llamativa esta posición histérica para pensar la sumisión por amor en las
mujeres?
¿La disposición de la histérica para someterse al Otro, qué vías nos da para pensar el
fenómeno que nos ocupa?
Aquí es fundamental el planteamiento lacaniano que diferencia una posición
histérica de una posición femenina. Una salida del impasse edípico por la vía histérica se
diferencia de una salida por la vía de la feminidad. Pareciera que el fenómeno que nos
ocupa se refiere más a una posición histérica que a una posición femenina.
Si el falo es aquello que se supone sutura la falta, la ausencia, la salida se dibuja por
el lado de un duelo por el falo. Es decir, un más allá del Padre Imaginario: el Padre Real.
Este pasaje del Padre Imaginario al Padre Real llevaría a un pasaje de la histeria a la
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feminidad, lo que a su vez posibilitaría una nueva propuesta amorosa, la creación de una
propuesta amorosa.
Arriesgo plantear que esta propuesta se dirigiría a lo que podríamos llamar "amor en
la diferencia", no un amor en la supuesta unidad, sino en estrecha relación con el deseo en
tanto falta. Profundizaré un poco esta idea en lo que he llamado "Implicaciones clínicas".
Discusión y propuesta de implicaciones para abordar teóricamente el fenómeno de
sumisión en nombre del amor en algunas mujeres
El amor es un episodio en la vida del
hombre pero es toda la existencia de la mujer.
Lord Byron2
Desde la construcción del fenómeno discursivo de sumisión en nombre del amor
(Murillo, 2010a) propuse que hay diversos planteamientos que insisten en la importancia
del amor en la vida de las mujeres, específicamente el cognoscitivismo feminista de
Gilligan (1982) y Chodorow (en Gilligan, 1982) que plantea a las mujeres como más
afectivas por razones estructurales, y otros planteamientos de la psicología para el gran
público (como el de Norwood, 1986) de cuyo planteamiento se desprende una propuesta del
amor como campo problemático en relación con las mujeres. Algunos feminismos nos
plantean la presencia de la sumisión y el poder en los vínculos afectivos de las mujeres. En
las comunicaciones de quienes hacen clínica, específicamente clínica psicoanalítica, no deja
de ser sorprendente la presencia de discursos de mujeres que sufren por amor, que buscan,
2 En Grupo Anaya, 1994.
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sostienen y repiten relaciones que las anulan como sujetos o que las hacen pasar a un
segundo plano en relación con el hombre que se supone su compañero. La literatura sigue
ofreciéndonos ejemplos de esta relación entre las mujeres, el amor y el sufrimiento. Como
justifiqué largamente (Murillo, 2010a), basándome en estos planteamientos fue que construí
un fenómeno al que llamé "sometimiento amoroso (o por amor, o en nombre del amor) en
algunas mujeres". Posteriormente realicé un largo viaje teórico (Murillo 2010b y 2011) para
buscar hilos conceptuales o conceptos que ayudaran a esclarecer la siguiente interrogante:
¿se sostiene con una mínima consistencia teórica la relación, planteada en el fenómeno,
entre las mujeres y el amor sufriente o sometimiento por amor?
Durante la reflexión teórica he hecho constante alusión al fenómeno que nos ocupa.
Sin embargo, en el presente apartado busco destacar los puntos más importantes que se
desprenden del recorrido teórico para pensar específicamente la relación de las mujeres con
el amor, en términos que trasciendan el nivel fenoménico para pensarlo en un nivel más
estructural desde la teoría psicoanalítica.
Desde el inicio de la reflexión teórica para pensar el fenómeno, propuse que el amor
y el sujeto estaban relacionados y para ello utilicé una metáfora. Esto por cuanto me parecía
indispensable plantear que el tema del amor no se puede abordar - por lo menos no desde el
psicoanálisis - como un fenómeno cualquiera o un síntoma más, sino que está en la base
misma de la constitución del sujeto. ¿Por qué? Tal vez muy freudianamente, propuse pensar
el Edipo - es decir, la constitución del sujeto - como "la más grande decepción amorosa".
Es una falta en el amor la que nos hace ex-sistir3. De ahí esta afirmación un poco atrevida
3 Lacan toma este uso de Heidegger se existe porque se ex-siste. Se queda fuera, exilado del Otro.
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de que el sujeto es amoroso, en tanto es esta decepción la que nos pondrá en la vía de la
constitución como sujetos, en una búsqueda imposible. (Murillo, 2010b)
Desde esta perspectiva del Edipo como "decepción amorosa" vimos que se presenta
algo problemático para pensar el Edipo en las mujeres: su primer amor es, al igual que para
el niño, la madre. El amor al padre es en ellas un amor "secundario". Freud se pregunta
cómo se da ese pasaje y plantea que la niña se decepciona de la madre y que esto propicia
que se vuelva al padre. Esta vuelta al padre en las mujeres se va a revelar también
decepcionante, por cuanto el padre no le dará lo que sí le brinda al varón: algo con qué
identificarse. Hasta aquí, podemos decir que la mujer sufre una "doble decepción" amorosa,
es lo que he trabajado como un redoblamiento de la falta en el Otro. Ella no sólo se
encuentra con que el Otro falla, sino que la metáfora - como posibilidad de significar esa
ausencia - para ella no opera en una totalidad. Las dificultades simbólicas hacen que haya
un posicionamiento cercano a la frustración: la falta será vivida como un daño, una falta de
amor (Murillo, 2011). ¿Podríamos pensar que este redoblamiento de la falta acentúa la
demanda de amor en las mujeres?
Propongo que sí, el redoblamiento de la falta hace que la vida erótica femenina
presente un fenómeno: la gran importancia del amor y de la demanda de amor en la vida
sexual de las mujeres, léase en el erotismo femenino, es decir, en la vida relacional de las
mujeres, si nos atenemos a que el concepto de erotismo en psicoanálisis es mucho más
amplio que el de genitalidad. ¿Por qué el redoblamiento de la falta nos llevaría a una
predominancia del amor en la vida erótica femenina? Lacan en el Seminario Encore (1975),
propone que la demanda de amor se da ahí donde el significante no alcanza, es decir, la
demanda de amor se da ante la falta y es una demanda de encuentro imposible.
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Desde la reflexión sobre el Edipo femenino pudimos pensar que en las mujeres el
amor está relacionado con esto que es estructural: la falta, la castración. Sostuve que sí
habría angustia de castración en las mujeres, pero que sería diferente que en el hombre. En
las mujeres esta angustia tendría que ver con la pérdida de amor. Preciso: con la pérdida de
ese sustituto fálico, que sería el don de amor del padre... (pene = hijo; falo = don de amor
del padre). Preciso más aún: la angustia de castración en las mujeres tendría que ver con la
pérdida del sustituto fálico que sería el don de amor del padre...en tanto promesa, promesa
de significación.
Se impone una pregunta: ¿por qué este aferrarse al amor del padre? Hemos visto
que el amor al padre se da en ambos sexos, de ahí la constitución del superyó. Pero la
propuesta que desarrollé aquí es que en las mujeres el amor por el padre mantiene vigencia,
impidiendo la constitución de una instancia superyoica intrapsíquica. ¿Por qué mantiene
vigencia este amor? Freud nos dice que no opera la amenaza de castración en las mujeres y
que por lo tanto no habría motivo para dejar al padre. Pero mi planteamiento es que no hay
una pasividad de la mujer en esto, sino una toma de posición, una voluntad de mantener el
amor por el padre. Entonces planteo que en las mujeres, el amor al padre no es resignado
sino llevado a la incandescencia. ¿Por qué? Sin el amor del padre ocurre lo horroroso:
enfrentarse "desnuda" al vacío materno.
Freud ha dicho que la niña ha dado una dura lucha con la madre para lograr
diferenciarse de ésta. Se vuelve, anhelando encontrar en el padre algo que la signifique, que
le dé eso que la madre no le pudo dar: un estatuto simbólico. He trabajado hasta el
cansancio esto: el padre se revelará fallido para brindarle esto que ella espera de él y por lo
tanto hay un redoblamiento de la falta en el Otro para las mujeres.
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La propuesta lacaniana es que las mujeres se verían enfrentadas con un impasse
edípico, con una dificultad que consiste en un redoblamiento de la falta, al encontrar la niña
que no sólo la madre no tiene el falo, sino que no le ofrece una alternativa de significación
de la feminidad (al varón sí, pues le ofrece la alternativa del padre). Creo que este
redoblamiento de la falta sería una razón suficiente para que las mujeres se aferraran a la
esperanza en el padre.
La mujer quedaría entonces en una posición bastante difícil: ¡retorno a la madre, o
esperar a que el padre cumpla con esto que ella le demanda! Trabajé cómo la posición
histérica optará por no "devolverse" a la madre, sino esperar en el padre. Esta espera en el
padre hace que no haya caducidad sino vigencia del amor por él (Murillo, 2011).
En tanto este amor no caduca, se hace difícil la constitución del superyó en las
mujeres-histéricas. Por eso Freud por momentos nos plantea serias dudas sobre la
constitución del superyó en ellas. En mi interrogación a la teoría llegué a plantear que la
vigencia del amor por el padre hace que, si bien no hay ausencia de superyó, haya una
particularidad: la depositación del superyó en una instancia externa, que bien puede ser el
hombre como sustituto del padre.
En suma, el trabajo sobre la histeria dio muchos elementos para pensar el fenómeno
de la sumisión por amor: espera en el padre y depositación del superyó en un sustituto
paterno. La espera de la histérica en este padre o sus sustitutos colocarán a éstos en la
posición de hacerle "demandas ilimitadas" a las que ella intentará responder por amor (por
el amor de El). Las mujeres-histéricas se instalarían en una espera en el padre o de un
sustituto que vendría a significarlas. Harán una demanda que obviamente nunca tendrá una
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respuesta satisfactoria y se sacrificarán para sostener al padre, en el cual se sostienen. La
demanda - es importante destacarlo al pasar - puede tomar diversas formas y de ahí, toda
una gama desde el sacrificio hasta la reivindicación rabiosa. Creo que se podrían pensar dos
polos de estas formas: uno sería el reclamo, la queja, la reivindicación, en síntesis, la
exigencia violenta al otro. El otro polo sería la devoción, la "ceguera", el sacrificio y hasta
la autoinmolación con tal de sostener al Otro. Creo que son dos extremos de una gama de
formas que intentan reparar al Otro, y que se pueden presentar juntas o alternadas. Planteo
que así como el sacrificio tiene algo de violento con el otro (que a veces no lo demanda, a
veces...) el reclamo, la rabia y la violencia tienen mucho de sacrificial, pues hay una
dependencia de este otro al cual se le exige. La dependencia de un esclavo es una
esclavitud.
Las mujeres en una posición histérica se instalan en una espera, ya sea sacrificial,
rabiosa o aparentemente indiferente. De esto da clara cuenta la literatura, especialmente
cuentos infantiles. La Bella Durmiente espera dormida... ¿tal vez es más cómodo? que un
príncipe la bese y con ello la rescate del horrendo hechizo que ha caído sobre ella: cuando
su feminidad esté a punto de florecer, a sus 15 años, se punzará con el huso de una rueca y
morirá. Esta muerte es trocada gracias a una hadita por un sueño del que sólo podrá ser
despertada por un verdadero beso de amor. Cenicienta es una mártir cuyo sacrificio se verá
compensado por la llegada del príncipe (por vía, sí, ciertamente, del Hada Madrina...
¿madre?). Cenicienta espera menos cómodamente, pues sufre en silencio humillaciones y
maltratos por parte de su madrastra a partir de que su padre muere. Con la muerte del padre
ella queda indefensa y a merced del goce de esta madrastra, hasta el cumplimiento de la
promesa con forma de príncipe. Blanca Nieves huye del odio de una madrastra que le
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envidia su belleza y la envenena, es decir, huye de una propuesta mortífera y aniquilante de
un lado materno y se refugia con siete hombrecitos, hasta que aparece el que vale por
siete... y la salva con un beso de amor. Esto es muy importante: los besos no son
cualesquiera besos, son besos de amor, por oposición a una supuesta concupiscencia...
Si nos atenemos a lo que nos plantean estas historias, la espera en el padre es vital y
saca de la ligazón-madre. El problema es que en la clínica y en las historias de mujeres que
no son cuentos fantásticos, el príncipe azul se destiñe... Pero la espera va más allá de todo
personaje, príncipe azulejo o azulado. La espera es una posición ante la castración y ante lo
no significable de la feminidad. El príncipe en la histeria no necesita un correlato concreto,
es una construcción imaginaria, infantil. ¡Qué bien canta esto Serrat!:
Penélope/con su bolso de piel marrón/y sus zapatos de tacón, y su vestido de
domingo./Penélope/se sienta en un banco en el andén/y espera a que llegue el primer
tren/ meneando el abanico/Dicen en el pueblo que un caminante paró /su reloj una
tarde de primavera/Adiós amor mío no me llores/volveré antes que de los sauces
caigan las hojas /Piensa en mí volveré por tí/Pobre infeliz /se paró tu reloj infantil/una
tarde plomiza de abril/cuando se fue tu amante./Se marchitó/en tu huerto hasta la
última flor/no hay un sauce en la calle mayor/para Penélope/Penélope tristes a fuerza
de esperar/sus ojos parecen brillar /si un tren silba a lo lejos/Penélope/uno tras otro
los ve pasar/Mira sus caras los oye hablar/Para ella son muñecos/Dicen en el pueblo
que el caminante volvió/la encontró en su banco de pino verde/la llamó Penélope/mi
amante fiel mi paz/deja ya, de tejer sueños en tu mente/Mírame, soy tu amor,
regresé/Le sonrió/con los ojos llenitos de ayer/ no era así su cara ni su piel/'no eres
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quien yo espero'/y se quedó/con su bolso de piel marrón /y sus zapatitos de
tacón/sentada en la estación [Destacado mío] (Joan Manuel Serrat)
Los hombres para la mujer-histérica muchas veces serán "muñecos", no llegarán a
la altura de Aquél al que ella espera. Cuando se establecen relaciones, el desengaño
amoroso no se hace esperar. Los hombres nunca estarán a la altura de aquella construcción
infantil, instancia protectora del goce. Se preguntaba un hombre: "¿Por qué será que las
mujeres, si son músicas se enamoran del director de orquesta, si son bailarinas, se
enamoran del coreógrafo, y si son escultoras del maestro escultor?". Entonces esta espera
en el padre puede exiliar a las mujeres-histéricas en lo que más temen: un desierto de amor.
Planteo que no habría en la posición histérica un pasaje del padre a los hombres, ni
tampoco de hija a mujer.
Por otra parte, si, como hemos visto, la promesa paterna, el don de amor del padre,
se espera que se venga a cumplir en un futuro, con un sustituto paterno ¿no están
condenadas esas relaciones a un fracaso en tanto el hombre no podrá dar eso que se le
demanda? Además, ¿no están condenadas las mujeres a vivir angustiosamente sus
relaciones amorosas, ya que la eventual pérdida del amor de ese hombre-sustituto sería
mucho más que eso en tanto remitiría a un no cumplimiento de la promesa paterna y a un
rechazo por parte del padre ideal, con el consecuente encuentro con la falta de significante
de su feminidad?
Después del recorrido teórico cobran cierto sentido las propuestas de Norwood
(1986) y Caplan (1985). Caplan, después de años de trabajo con mujeres, atribuye a seis
razones fundamentales el que las mujeres mantengan relaciones con hombres que las hacen
sufrir. La primera razón: "búsqueda de logro de un sentido de autoestima o de sentimiento
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de existencia" es pensable desde lo que hemos trabajado. Estos hombres serían pensables
como sustitutos paternos supuestos cumplidores de una promesa de significación de la
feminidad. La segunda razón: "búsqueda de ganar o mantener su amor o su deseo de ser
amada" mostraría una vez más la importancia funcional que el amor tendría en las mujeres.
La pérdida de amor se relaciona con la angustia de castración, de ahí que sea indispensable
para estas mujeres "salvar el amor", "salvar la relación" a toda costa (o a alto costo), pues
con ella "se salvan". La tercera razón: "el amor al hombre que causa el dolor" (que por
cierto pienso que es una tautología de Caplan), así como la cuarta razón: "búsqueda de
expiación de culpa" se pueden relacionar entre sí y con uno de los planteamientos
fundamentales del presente trabajo teórico: el hombre es colocado como superyó externo,
con posibilidades de llegar a exigencias casi ilimitadas con ella (Millot, 1988). La quinta
razón: "Búsqueda de alivio de la ansiedad" es un poco paradójica, pero también nuestro
recorrido teórico puede decir algo al respecto. Caplan plantea que muchas mujeres plantean
que lo único que pueden controlar es el timing de los golpes o maltratos que reciben.
Caplan afirma que la precipitación en los golpes o el maltrato tiene que ver con no soportar
la ansiedad de cuándo será la próxima vez. Aquí entramos en un delicado terreno, que es el
del signo de amor. Cuando he planteado que las mujeres buscan una significación, ésta no
necesariamente es agradable. El planteamiento psicoanalítico en esto es radical. André
plantea:
... il faut absolument, pour que l'analyse porte ses fruits, y faire réaliser au sujet que
se sentir comme une ordure, comme un cadavre pourrissant ou comme un tas de
graisse, par exemple, est paradoxalement beaucoup plus sûr et par conséquent
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beaucoup plus confortable et praticable, que de voir se dérober sans cesse sous soi
une insaisissable identité féminine (André, 1986, p.114)4
Por lo tanto un golpe o un insulto pueden ser vistos como signos de amor. De hecho
muchas mujeres afirman que el esposo les pega porque es muy celoso y esos celos son
asimilados al amor.
La sexta razón que Caplan expone es la "Búsqueda de mostrar su fortaleza". Aquí
Caplan plantea que hay un deseo de ser "buena", lo cual podemos relacionar con un
mandato superyoico. Si el hombre encarna su superyó, ella se mostrará "buena",
"aguantadora", "obediente" frente a sus exigencias, eventualmente ilimitadas. ¿No
encontramos mujeres que ante todas las fallas de sus compañeros se adjudican la culpa
ellas? En el cine encontramos una magistral escena en la película "Dangerous Liaisons",
cuando la dama (Michelle Pfeiffer), hermosísima, entra al recinto y se encuentra a su
disipado amante (John Malcovich) con una "cortesana". Después de una leve escena de
celos, pide, con lágrimas en los ojos, perdón por haber dudado de él...
En la construcción del fenómeno fue también fundamental el trabajo de Norwood
(1986) que nos habla de un Síndrome: el de "las mujeres que aman demasiado". Norwood
nos plantea que cuando la vida de las mujeres gira en torno a "él", se está amando
demasiado. No resulta difícil plantear, después del recorrido teórico realizado, que la vida
de muchas mujeres se organiza alrededor de un hombre en tanto sustituto paterno y
supuesto poseedor del falo. Se organiza en torno a aquél que la significaría. De esto hay un
magistral fragmento que nos narra la escritora Marcela Serrano en su novela Nosotras que
4 "Hace falta absolutamente, para que el análisis dé sus frutos, hacer realizar ahí al sujeto que sentirse como una basura,
como un cadáver pudriéndose o como un montón de grasa, por ejemplo, es paradójicamente más seguro y por
consiguiente más confortable y practicable, que ver escabullirse sin cesar bajo de sí una inasible identidad femenina"
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nos queremos tanto: se habla de una mujer, Teresa, que "ya entrada en años" encuentra una
pareja. Al parecer sus amigas están contentas de verla enamorada y saberla amada. Pero
poco a poco las cosas empiezan a cambiar:
Las invitaciones [a Sara] a la parcela se espaciaron. Teresa daba la disculpa del difícil
acceso a ésta (...) Las demás amigas perdieron todo contacto con ella. (...) Hasta que
un día dejó de trabajar, ella, que era tan buena en su profesión. Sara sintió que esto
era excesivo, pero no logró traspasar la barrera que esta pareja había puesto con el
mundo, ni siquiera ella, la amiga del alma. Ya no lograba ver a Teresa a solas, la veía
siempre con José al lado, de por medio, y sintiendo poco a poco que ella les sobraba
también. (...) La renta que recibía José de algún bien raíz no parecía ser suficiente y
Sara le insinuó que debería volver a trabajar. Teresa no reconoció que él no se lo
permitiese, sólo explicó su opción con coquetería: "pobres pero juntos". (...) Teresa
trabajaba mucho en lo doméstico. Ella había amado el mundo y también un poco lo
mundano, pero a José el mundo no le gustaba y ella lo protegería como fuera. (…).
Ella estaba dedicada a él, noche y día, invierno y verano. Había hecho entrega,
literalmente, de su vida. [Destacados míos] (Serrano, 1996, p.139)
Lo irónico de una posición así, es que la mujer en la pareja protege al hombre para
que la proteja, para que la sostenga... Es decir "hace al hombre", le da consistencia,
buscando una consistencia propia. Finalmente, Sara, la amiga de Teresa, se arma de valor y
le habla:
Con el tono más dulce y las palabras más adecuadas le insinuó que se estaba
destruyendo. Se puso a sí misma de ejemplo, explicándole que el espíritu de servicio
en ciertas mujeres responde a las partes oscuras del alma, y que pueden terminar en
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una gran neurosis. (...) Le insinuó que José la necesitaba a ella como escudo frente al
mundo al cual detestaba; que sin su fanática protección él se haría pedazos. (Serrano,
1996, p.140)
Resultado: la amistad muere. Esto me parece importante para pensar en las
implicaciones clínicas de lo que hemos venido trabajando, ya que muchos terapeutas
recomiendan a estas mujeres cortar con la relación, poniéndose incluso como ejemplos,
eventuales superyoes.
Este "centramiento" en un hombre, este instalar a un hombre en el centro de la
existencia da la idea de una búsqueda de algo que "amarre", que dé sentido. En el filme de
Almodovar "La Flor de mi secreto", hay un momento en que la madre, viendo a su hija
muy mal porque su marido la ha abandonado, le dice: "Hija, pareces una vaca sin
cencerro". ¿No es acaso el cencerro ese pequeño artefacto-artificio mediante el cual el
pastor puede recuperar a su animal perdido? ¿Le está diciendo esta madre a su hija que está
perdida sin su hombre, o que por lo menos eso parece? Este ejemplo es importante porque
justamente el hombre en cuestión "no servía ni para el gasto"... y sin embargo esta mujer se
desploma con su abandono.
Para aquellos que miran la escena que brindan muchas de estas mujeres, hay una
gran sorpresa. Sin embargo, para nosotros, que hemos realizado este viaje teórico, hay vías
que nos ayudan a entender. Si, como he hipotetizado, la angustia de castración en las
mujeres-histéricas se daría ante la pérdida del amor como don del padre imaginario que
restituiría el falo, ¿tendría el amor al padre en las mujeres una función de negar la
castración y por lo tanto de aliviar la angustia? Es muy probable. Pareciera más angustiosa
la falta de significación que la significación que se pueda obtener manteniendo este tipo de
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relaciones. Desde lo trabajado, uno entendería lo que se ve cotidianamente en la calle:
cierto aferrarse de muchas mujeres a un amor que ya no se sostiene, pues este amor sería la
supuesta garantía del cumplimiento de la promesa paterna. Pareciera que un amor así tiene
relación directa con esto que Freud menciona en Análisis Terminable e Interminable: un
rechazo de la feminidad. Este rechazo no se puede pensar como una vulgar misoginia. Hay
algo de la feminidad que resulta horroroso para hombres y mujeres. El riesgo de una
feminidad insondable, del abismo, hace a muchas mujeres aferrarse a un hombre, siendo
éste puesto en un lugar de sustituto paterno.
Ahora bien, el problema es que este amor relacionado con un "aferrarse" al falo no
es sin consecuencias y tiene un efecto paradójico: en busca de una salida vía promesa
paterna, la mujer-histérica se encuentra con que el aferrarse a un padre dador del falo no
puede sino desembocar en el goce materno. Planteado más lógicamente, las mujeres-
histéricas se encontrarán con la prevalencia de la relación con un Otro no dividido por el
lugar de la ley. La no caducidad de lo que Freud llamó la ligazón-madre será lo que retorne
en ese amor al padre ideal. Este Otro persistirá en la vida amorosa de las mujeres. Freud lo
plantea, Lacan lo retoma. André dice:
Mais si le choix se fait selon le modèle paternel, on constate qu'il ne tarde pas a
laisser réapparaître la mère à travers le père: 'le mari qui n'avait hérité que du père,
prend avec le temps la succession de la mère' et reçoit, par conséquent, toute
l'hostilité que la fille avait autrement éprouvée à l'égard de sa mère. [El destacado es
mío] (André, 1986, p.192)5
5"Pero si la escogencia se hace según el modelo paterno, se constata que no tarda en dejar reaparecer a la madre a través
del padre: 'el marido, que no había heredado más que del padre, toma con el tiempo la sucesion de la madre' y recibe, en
consecuencia, toda la hostilidad que la niña había sentido con respecto a su madre".
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Freud llega a afirmar algo sorprendente, pues es, justamente, una apreciación
fenoménica relacionada con lo que nos ocupa:
Quizá lo más correcto sea decir que la ligazón-madre tiene que irse a pique,
justamente porque es la primera y es intensísima, algo parecido a lo que puede
observarse sobre el primer matrimonio de mujeres jóvenes enamoradas con la
máxima intensidad. Aquí como allí, la actitud de amor naufragaría a raíz de los
inevitables desengaños y de la acumulación de las ocasiones para la agresión. Por lo
general, un segundo matrimonio marcha mucho mejor. [Destacado mío] (Freud,
1931/1994, p.236)
Creo que lo más importante de esta afirmación no es el número de matrimonios que
una mujer haya tenido - aunque probablemente Freud tiene experiencia clínica suficiente
para decir esto - sino la cuestión de qué tipo de amor se puede jugar en las relaciones de
pareja de las mujeres. Freud nos pone sobre aviso al plantearnos que la violencia y la
agresión estarían a la orden del día en muchas relaciones en las que ha resurgido el vínculo
intensísimo con la madre. Desde una perspectiva lacaniana, menos centrada en los
personajes y más lógica, podríamos plantear que en las relaciones amorosas de las mujeres
existe la posibilidad de que, en busca de un afuera del goce se instaure una salida
paradójica al centrarse una espera en el padre. En éste surgirá la vertiente siniestra que
comporta cualquier lugar de amo: el predominio - repentino o no - de un Otro no redoblado
por el lugar de la ley: A sin tachadura y por lo tanto de una propuesta de goce.
Esta cercanía es pensable por la espera en el padre supuesto poseedor del falo. A
falta de una significación, se confunde el falo con el Falo como significante de la falta. Es
el encuentro con el goce del padre. Es la necesaria consecuencia de esperar en un otro, de
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despositar en un otro la salida. Cercanía de la locura, peligro contra el cual ella luchará, aún
a costa de sus otros amores. En la lucha descarnada por diferenciarse, muchas mujeres
podrán actuar esto a veces con quienes no lo merecen, llevándose a pique relaciones que
valoran o llevándose ellas a situaciones insostenibles. Millot brinda un ejemplo que me
parece valioso porque hablando de histeria desemboca en la descripción de una situación
que ejemplifica de manera sorprendente el fenómeno que nos ocupa:
Que la histérica está dispuesta a sacrificar su persona y hasta su vida para que ese
ideal tome existencia, no sólo la clínica lo ilustra a diario. La histérica 'hace al
hombre', pudo decir Lacan, para enseguida agregar: “a fin de hacer las cosas mejor
que él”. Se esfuerza también en hacerlo en el otro sentido, y en esta forma se da el
caso de que ejerza una función educadora y aún civilizadora: producir al menos uno -
hijo, esposo, amante - digno de su ideal. El fracaso de su empresa puede conducirla
incluso al martirio, es decir, a la última tentativa de darle, con su carne sacrificada, la
consistencia que no tiene. Evoquemos en la historia literaria de este siglo el ejemplo
de la brillante Catherine Pozzi, amante e inspiradora de Paul Valéry en quien creyó
haber dado con su ideal. Tempranamente decepcionada por el divorcio que mostraba
el poeta entre su ética y su inteligencia (…). Conoció también la hemorragia del
espíritu, como lo atestigua su Diario: despojada de sus pensamientos por su papel
mismo de inspiradora, pensamientos que volvía a hallar bajo la firma del maestro,
alimentado así por ella con una transfusión ideal que la dejaba exangüe." (Millot,
1988, 35)
En síntesis, encontramos varios elementos fundamentales para abordar teóricamente
el fenómeno que nos ocupa. En la neurosis, las mujeres tendrían un encuentro con un
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impasse edípico: la madre no le da un signo de su feminidad, pero tampoco el padre. Por lo
tanto hay un redoblamiento de la falta en el Otro en las mujeres. La mujer en posición
histérica, ante ese impasse "optaría" por esperar en el padre, por sostenerlo. En tanto este
sostén se mantenga vigente, el superyó no se constituirá (por lo menos no del todo) como
instancia, sino que será depositado en el exterior en el padre o sustituto. El problema
adicional que se presenta es que el pasaje de la madre al padre en las mujeres nunca es
total. El aferrarse al padre se revela fallido, hay una "reactualización" o "resurgimiento" del
vínculo con la madre, diría Freud. Desde Ese padre supuesto salvador se vuelve terrible. ¡El
padre no sólo no garantiza nada sino que goza!
Si el aferrarse al amor del padre se rebela fallido y paradójico ¿qué opciones quedan
para las mujeres? Mientras el hombrecito se defendería de la posible pérdida del signo de
su virilidad, la mujer descubriría que un tal signo nunca le será dado, fructificando en ella la
envidia y los celos. ¿Es esto siempre así? ¿Están condenadas las mujeres a vivir como
propuesta amorosa la envidia y los celos? Planteo que mientras no haya sido efectuado un
duelo por esto, la posición de la niña será la de la envidia y los celos. La cuestión de este
duelo la trabajaré en algunas implicaciones clínicas.
Implicaciones clínicas
Para pensar el fenómeno que nos ocupa he planteado como fundamental el análisis
del Edipo femenino. Este nos revela dos aspectos fundamentales: Una dificultad en el
pasaje de la madre al padre: nunca es total y por lo tanto la metáfora paterna no opera
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totalmente en las mujeres, por lo que la ligazón madre nunca es totalmente caduca; y un
impasse: el redoblamiento de la falta para las mujeres, la falta de significante para la mujer.
Las dos condiciones anteriores llevarían a ciertas mujeres que optan por una salida
histérica a esperar en el padre, instaurando un amor a un padre ideal, que se constituirá en
un superyó depositado en el exterior, en un sustituto paterno que las someterá
eventualmente a exigencias ilimitadas. Esta estrategia se revelará fallida, ya que la no
caducidad de la ligazón-madre (Freud), es decir, de un Otro no tachado (Lacan) es heredada
por el padre o su sustituto y por lo tanto hay un retorno al goce.
En síntesis: El padre es un salida paradójica en tanto al atribuírsele la posesión del
falo (imaginario) hereda la no caducidad de un Otro no barrado, idealizándose a su vez el
padre como Otro sin tacha y sometiéndose el sujeto a él por amor. Es decir, el problema es
con el Otro en tanto no castrado... depositado en un hombre, sostenido en un hombre.
Dado que el trabajo es teórico y necesariamente generaliza, las implicaciones
clínicas que planteo no pueden ser muy específicas, pues el psicoanálisis trabaja caso por
caso. Se dirigen estas implicaciones a pensar el análisis en relación con los tres registros de
la función paterna y con la prevalencia (o no caducidad) de un Otro no castrado, acotando
algunas reflexiones sobre el lugar del analista, específicamente en la escucha de la histeria
y de la feminidad.
El padre: atolladero de la clínica de las neurosis
El amor al padre, asiento mismo de la religiosidad, centra (...) el atolladero que la cura analítica enfrenta hoy en las neurosis. (Courel, 1994, p.33)
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Dado que en Lacan la función paterna como "encrucijada estructural de la
subjetividad" (Dor, 1984). La función paterna marcará - por su presencia o por su ausencia
- la estructura psíquica. La presencia de la función paterna en la neurosis es su
estructuración misma. La función paterna es un recurso del sujeto: "La religión nos enseña
que cuando las cosas andan mal se vuelve al padre, es lo más frecuente." (Courel, 1994,
p.55).
No desvalorizo el recurso al padre. Sin embargo, propongo que hay planteamientos
que "endiosan", idealizan, el concepto de función paterna: como si ésta garantizara algo.
¡Justo como lo hemos trabajado para la neurosis! Dentro de tales planteamientos, la
neurosis se volvería una panacea, el padre sería la posibilitación del deseo. Estas posiciones
niegan esto que plantea Courel en la cita del epígrafe: el padre es centro... ¡de un
atolladero! La dirección de la cura analítica estaría ahí planteada en dirección al padre en
tanto ideal, en tanto identificación, para el hombre y para la mujer. En ambos casos se
solidificaría la sumisión amorosa al padre, del lado de la mujer se consolidaría la espera en
un Otro que vendrá a llenarla, a rescatarla, a significarla: Príncipe Azul... Planteamientos
que desconozcan este atolladero que es el padre, desconocen el goce del padre, idealizan al
padre y por lo tanto quedan en el circuito de ese goce:
En un nuevo giro sobre Freud, Lacan puso énfasis en destacar que el padre
idealizado, que para aquél era una condición lógica ineludible para explicar el origen
de la ley, interviene como ingrediente en la condición misma del sufrimiento del
neurótico, cabe decir, de su goce. (Courel, 1994, p.28)
El amor al padre edípico es sumiso y por lo tanto condición de sufrimiento, de goce
y de repetición, sin embargo no se da sin motivo. Se da frente a la angustia, frente a la falta
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de garantías y específicamente en las mujeres - creo haberlo sostenido con bastante
profundidad - por una falta de significante de la feminidad. El padre ideal es una instancia
de protección: "el psicoanálisis mostró que la idealización del padre ofrece al sujeto una
instancia mítica de protección. Ello se asienta en una función precisa: el padre idealizado es
ante todo quien escaparía a la castración. A partir de allí el sujeto apela a él como refugio
frente a la angustia." [El destacado es mío] (Courel, 1994, p.41) Pero, como hemos visto,
esta protección es sólo una de las vertientes del padre. Es éste también el padre de la ley sin
goce, que exige fidelidad (Murillo, 1996). Este es un padre mortífero, que implica la muerte
del deseo. Deseo muerto por fidelidad a un Otro (supuesto Otro sin barradura): muerte del
deseo anulado en el Goce del Otro.
Sin embargo, este padre ideal, idealizado, a la larga se revela fallido, pues - como se
ha visto a lo largo del presente trabajo - es una construcción imaginaria que intenta cubrir
una falta estructural no suturable. El padre ideal, como también lo he trabajado, cumple una
función de rechazo de la castración del padre: "Con el padre ideal el sujeto se engaña
respecto del carácter de deseante del padre real." (Courel, 1994, p.28), lo cual lo lleva a la
decepción, característica de la posición histérica.
Si el padre ideal resulta encubridor del carácter deseante del padre, y si esto es lo
que somete al sujeto a una ley sin goce (Lacan, 1986), la dirección del trabajo analítico es
hacia el padre real (y más allá, hacia el objeto a en tanto causa de deseo). Es un pasaje.
Pasar de la privación a la castración. Esto será problemático, en tanto el amor al padre ideal
cumpliría - según lo que he propuesto a lo largo del trabajo - una función de rechazo de la
castración. Entonces, propongo: ¡el amor al padre es la roca viva de la castración misma!
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Más allá de la roca viva de la castración
Esta es una importante novedad del planteamiento lacaniano con respecto al de
Freud. Algunos plantean que Freud "se queda" en el padre imaginario. No suscribo tal
afirmación - tal cual está formulada no le hace justicia a Freud, creo - en el sentido de que
Freud no tenía tales categorías para pensar las cosas... Se precisa conocer la tópica
lacaniana para poder leer el impasse de Freud, su desesperación ante aquello que hacía roca
dura en su clínica: la castración. A lo sumo podríamos decir que Freud se detiene en la roca
dura de la castración (palabras del mismo Freud), el superyó y el padre castigador, sin
poder crear nuevas categorías que deshagan el nudo, que abran el impasse en el que se
encuentra.
El fin de análisis es el impasse de Freud, pues éste se queja amargamente de que la
roca viva de la castración le impone una especie de resignación en el curso de los análisis:
"Sólo podemos consolarnos con la certidumbre de que hemos dado a la persona analizada
todos los alientos necesarios para reexaminar y modificar su actitud hacia él [el factor de
repudio de la feminidad]" (Freud, 1937/1996, p.245).
Este impasse, como lo hemos visto, tiene que ver con el padre, con el amor al padre
edípico. Efectivamente, si Freud plantea que, como roca dura de la castración, hay protesta
viril en el hombre y envidia del pene en la mujer, podríamos plantear que no hay protesta
masculina ni envidia del pene a menos que se crea en que "alguien lo tiene". Este alguien es
el padre idealizado, poseedor del falo.
Si, siguiendo a Freud, su límite, su impasse, es la roca dura de la castración, y si
Lacan pretende ir más allá de esta roca, la propuesta de RSI nos permite ir más allá del
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amor al padre ideal, amor al padre en tanto poseedor del falo. El Padre Imaginario no está
castrado, es la negación misma de la castración. El pasaje al Padre Real es el pasaje al
padre deseante, al padre en falta. Si el padre desea es porque no tiene el falo. Lógicamente,
la salida del impasse freudiano está por el lado del Padre Real, del padre castrado, que
desea, que hace don de su deseo.
El pasaje del padre imaginario al padre real implica un duelo: "acabar con las
ilusiones sobre el padre" (Silvestre, p.91). En este duelo hay grandes dificultades. Freud
mismo se queja amargamente y se muestra escéptico en relación con la posibilidad de
sobrepasar eso que él llamó la "roca dura de la castración" o el "rechazo de la feminidad".
En los planteamientos que he venido trabajando se evidencia que es la tópica lacaniana la
que permite a Lacan pensar un más allá del impasse de Freud: la roca dura de la castración,
al plantear que hay una dificultad en pasar de la privación (como posición ante la falta) a la
castración. Este pasaje de la privación a la castración, del padre ideal al padre real, ¿qué
dificultades presenta? Lacan dirá que muchas, ya que el sujeto responderá con su textura
imaginaria,
Partamos de esto, que el sujeto tiene que hacer la vuelta de su relación al campo del
Otro, es decir, el campo organizado por lo simbólico en el cual comenzó a expresarse
su exigencia de amor. Es a la salida de esta vuelta, cuando está en la punta, que se
produce para él la pérdida del falo, experimentada como tal, radical. ¿Cómo responde
entonces a la exigencia de este duelo? Con su textura imaginaria, precisamente, y
solamente con ella, fenómeno del que ya indiqué el parentesco con un mecanismo
psicótico. [El destacado es mío.] (Lacan, 1983, p.116)
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Este atravesamiento del amor por el padre ideal no es sencillo. Se pregunta Julien:
"¿cómo operar ese pasaje del padre imaginario al padre real, de la privación a la
castración?" (Julien, 1990, p. 51). Podríamos decir: ¿cómo pasar de la prohibición al deseo?
Propongo que es preciso pensar este pasaje como duelo. Este pasaje, este duelo, es la
dirección que llevará a lo que Lacan piensa como un fin de análisis. Es decir, él, leyendo el
impasse de Freud, propone un más allá y la posibilidad de un final de análisis.
El duelo como efectuación
Preciso es decir que en este duelo, en el pasaje del padre imaginario al padre real se
aborda el problema de la persistencia de un Otro no castrado. La cuestión preedípica, que
nos ha resultado fundamental en el presente estudio, no tiene una prevalencia en términos
de un "antes" - como podría leerse en Freud - sino de una no caducidad, la que se presenta
en la relación misma con el padre al ser éste el "heredero" de la ligazón madre.
Ahora bien, ¿cómo conceptualizo el duelo? Una de las conceptualizaciones más
pertinentes que he encontrado es la de Allouch (1995). El muestra su desacuerdo con la
explicación freudiana del duelo de "Duelo y Melancolía" por psiquiátrica y
antipsicoanalítica. Plantea dos motivos para ello (Murillo, 1996):
Una cuestión de método: Allouch crítica el abordaje freudiano de lo normal a lo
patológico, pues lo considera antipsicoanalítico, ya que el método freudiano se ha
caracterizado por operar en el sentido contrario.
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Una concepción de objeto: en "Duelo y melancolía" Freud plantearía el modelo de
duelo según el cual el sujeto, al perder un objeto "retoma su libido" y la deposita en un
nuevo objeto, como si la sustitución fuera posible, sin pérdida. Habría una
"sustituibilidad" del objeto, lo cual se contradice con el planteamiento freudiano en
general, que propone al objeto como perdido.
La propuesta de Allouch plantea que el duelo no sería una recuperación de la libido
"invertida" en ese objeto y una sustitución del mismo. Desde la propuesta de Allouch, que
creo coincide en muchos puntos con la propuesta de Lacan, la pérdida es insustituible y el
objeto irrecuperable, en tanto el objeto del deseo está perdido.
¿Qué sería el duelo entonces? Ante la falta, hay una movilización de los tres
registros. Si el registro imaginario la cubre, el simbólico es un recurso para simbolizar la
ausencia. Pero lo simbólico falla y se evidencia el registro de lo real. Ante una pérdida en lo
real, se responde con la pérdida en lo simbólico. Pero en el tema que nos ocupa, no estamos
planteando una pérdida del orden de la privación (pérdida en lo real de algo simbolizado),
sino una pérdida del orden de la castración (pérdida de un objeto imaginario con efectos en
lo simbólico). Si lo imaginario se descompone (y se recompone, no hay una disolución del
registro de lo imaginario) los registros que entran en juego son el de lo simbólico y el de lo
real. Lo simbólico se revela insuficiente, pero esta insuficiencia tiene un nombre: S(A
tachada), significante de la falta en el Otro. El sujeto puede pasar, más allá de los emblemas
del padre a la simbolización de la falta gracias a la inscripción de este significante. Es decir,
del falo, al Falo.
Esto sería el nivel en el que lo simbólico intervendría, pero el nivel de lo real insiste.
Es por eso que el duelo tendría un registro real. Esto significa que, ante una pérdida, no hay
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ganancia posible. Para Allouch, el duelo no es un "trabajo de elaboración" psíquica, tal
cual lo plantea Freud, sino que el duelo es un acto. El duelo concebido como efectuación es
una concepción que sitúa al duelo como acto, es decir, en el registro de lo real, puesto que
se llega al límite de lo simbólico.
El duelo no es un proceso racional cognoscitivo, sino la efectuación de un acto.
Como ya he planteado, hay dificultades para que se lleve a cabo. Una de ellas, que ya he
mencionado, es la respuesta "con la textura imaginaria", es decir, una respuesta desde el
registro del imaginario que intenta tapar la movilización simbólica y la inminencia de lo
real.
En ocasiones el no-duelo se podría interpretar como una falta de buena voluntad del
sujeto. Las interpretaciones podrían ser dirigidas hacia el beneficio secundario. Pero en
términos lacanianos, la no efectuación de un duelo se debe a dificultades. Podríamos decir
que esta dificultad de sobrepasar o si se quiere, de ir más allá de la roca dura, tiene que ver
con: a) la dificultad de efectuar un duelo por el falo, b) la dificultad de simbolizar la falta en
el Otro y de que advenga el significante de esta falta: S(A tachada) y c) la consiguiente
prevalencia de un A supuesto sin tacha, es decir, de una alienación en el Otro.
Desde un punto de vista lacaniano, el fin de análisis tendría que ver con el pasaje de
un Otro a un Otro barrado y con el duelo por el falo. Un pasaje que no es cognoscitivo,
racional, es escritura psíquica, es una posición ante la falta y la castración. En este duelo se
pierde para ganar por el lado del deseo, “ir más allá del padre implica un adiós a la
fidelidad al Otro, para acceder a una fidelidad a sí mismo: es la construcción del Nombre
Propio" dije en mi escrito “Duelo” (Murillo, 1996, p. 134).
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Abandonar al padre ideal como recurso ante la angustia, perder a este supuesto
garante, exige un duelo. Este duelo es, en pocas palabras, el duelo por el falo, el
advenimiento de S(A tachada) es decir, del significante de la falta en el Otro, del Falo
simbólico y una efectuación en acto en dirección del deseo. El analista, de acuerdo con lo
que he planteado, no podrá ocupar un lugar en el que se sostenga la idealización del padre.
Profundicemos un poco.
El lugar del analista no es el de un padre
De todo lo trabajado, podemos estar claros de que intentar sostener un lugar de
garante frente al goce, de padre ideal sólo llevará al fracaso. Pero además, no podemos
hacer oídos sordos a lo que se ha trabajado: si la histérica padece del padre, ¡no es ético
darle otro!
Por eso, a partir de concebir la idealización del padre como una operación en la que
se encubre su castración y su deseo, se percibirá la fundamental necesidad de que la
posición del analista no ponga obstáculos al atravesamiento de los fantasmas edípicos
que regulan la economía del goce en las neurosis. (Courel, 1994, p. 28)
Si el analista "defiende" al padre, ya sea por la búsqueda de padre, apelación
constante a éste o por pretender ocupar el lugar de padre (por ejemplo, el padre que el
sujeto nunca tuvo, es decir, el padre "reparado"), se coloca a sí mismo en el lugar del ideal,
o del "reparador", del hacedor del ideal. Esta colocación "reparadora" del padre obtura la
salida del sujeto del goce del padre: "Destaquemos que, en el terreno de la cura analítica, la
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posición del analista no se identifica con la de un padre idealizado. Si ese fuera el caso, el
sujeto encontraría una fuente de alimentación antes que una vía de elaboración para la
angustia de castración, pivote - como sabemos - de las neurosis" (Courel, 1994, p.41) Una
posición de padre o de defensor del padre, repara el falo. Intenta rescatarlo de su inminente
detumescencia... Ponerse en el lugar del padre se revelará, evidentemente como en falta, en
la medida en que nadie puede ponerse a la altura de un ideal (¡ni pecho bueno, ni madre
buena, ni padre protector... ningún garante!).
La dirección del trabajo dentro de esta posición se da hacia el padre y no hacia el
deseo del sujeto, pues el padre no es equivalente al deseo: "Será necesario insistir en un
frecuente malentendido acerca de la relación entre el padre y el deseo. En última instancia -
y dicho brevemente - el padre no es la condición del deseo." (Courel, 1994, p. 57). Este
matiz nos permite pensar el deseo más allá del padre. Lacan, al final de su obra, planteará la
posibilidad de que haya un anudamiento que trascienda el Nombre del Padre:
Señalemos que, probablemente, estamos a menudo en déficit respecto a ponderar
adecuadamente el peso del padre en la clínica. Este alerta es una de las enseñanzas
claves de Lacan. El insistía en que la función del padre no era correctamente
apreciada por los analistas. Desde su conceptualización de la metáfora paterna hasta
sus reflexiones sobre la posibilidad de un anudamiento de la estructura subjetiva que
no requeriría necesariamente del Nombre del Padre para sostenerse, Lacan pensó que
la cura analítica, para lidiar con los impasses de la castración, debía subvertir la
función que el padre asume en la neurosis. [Destacado mío] (Courel, 1994, p. 33)
Lacan, en 1976, plantea que el nudo borromeo consiste por un cuarto elemento. Para
este cuarto elemento, Lacan da por lo menos seis posibilidades de nombrarlo: nombre-del-
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padre, complejo de Edipo, realidad psíquica, realidad religiosa, síntoma. Cuando hay un
análisis, el analista ocupa el lugar de este cuarto elemento que daría consistencia al nudo
borromeo: lugar del symptôme: "Pienso que efectivamente el psicoanalista no puede
concebirse más que como symptôme. No es el psicoanálsis el que es symptôme/saint-
homme, es el psicoanalista." (Lacan en Julien, p.131). Lacan llega a plantear que de ese
cuarto elemento se puede prescindir: "servirse de él para prescindir de él al final del
análisis" (Lacan en Julien, 1990, p.131). El padre es útil, si se prescinde de él...
La escucha analítica: ¿una cura de amor?
Ser psicoanalista es saber que todas las historias acaban hablando de amor. La queja que me confían los que balbucean a mi lado siempre tiene su origen una falta de amor presente o pasada, real o imaginaria. Y sólo puedo entenderla si yo misma me sitúo en ese punto de infinito, dolor o arrebato. Con mi desfallecimiento, el otro compone el sentido de su aventura (Kristeva, 1983)
Después de todo, el sufrimiento por amor (¿o por su falta?), más que una propiedad
de las mujeres, es humano. En este sentido, nuestro recorrido tiene implicaciones para
pensar el amor en general. Una pregunta, que me propongo trabajar en futuras
investigaciones es a propósito del psicoanálisis como “cura de amor” según lo plantea
Kristeva (1983, p.17). Con el tema de la transferencia, Freud, y luego Lacan dieron al amor
un carácter crucial en la cura analítica. Si el tema que nos ha venido interrogando es el del
amor en las mujeres, no deja de ser llamativo el planteamiento de André: los análisis de
mujeres pondrían frecuentemente en evidencia el amor en la cura:
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C'est pourquoi l'analyse d'une femme comporte, de manière toute spéciale, une
interrogation sur la fin de l'analyse: plus le dispositif analytique fonctionne, plus elle
en veut 'encore'. C'est pourquoi aussi la problématique du transfert y prend un tour
aigu - spécialement quand la situation met en présence une femme et un analyste
homme. Car c'est dans cette situation que la relation amoureuse que se noue dans
l'analyse exige absolument que le transfert soit repéré comme révélation de la vérité
de l'amour."(André, 1986, p.233)6
Surgen más preguntas ¿Cómo se revelaría la verdad del amor en el análisis? ¿Hace
una propuesta amorosa el psicoanálisis? ¿Qué efectos tendría esto en la clínica? ¿Qué tipo
de amor sería?
Es claro que en la clínica no se trata un amor paterno, o un amor cómplice del goce
paterno.
De lo que hemos trabajado a propósito de las implicaciones clínicas, ¿qué aspectos
podemos subrayar? Hemos visto que hay un peligro en que el analista ocupe el lugar del
padre. El estado en que muchas mujeres consultan: golpeadas, maltratadas, insatisfechas o
sumisas, puede ser tentación para muchos de ponerse en lugar de "socorrer". Craso error.
El analista que se crea en un lugar de saber y de potencia, muy pronto sabrá de su falta. La
mujer que consulta quejándose de un "mal amo" o de un "amor que mata" (mal amo es una
redundancia) no necesita más amores. No desde la propuesta psicoanalítica que se reconoce
subversiva de discurso del amo. Si un análisis se dirige a la castración, colocarse en el lugar
6 “Es por esto que el análisis de una mujer comporta, de manera especial, una interrogación sobre el fin del análisis:
cuanto más funciona el dispositivo analítico, ella quiere más: aún [referencia al ‘encore’ de Lacan]. Es por esto también que la problemática de la transferencia toma ahí un tono agudo - especialmente cuando la situación pone en presencia a
una mujer y a un analista hombre. Porque es en esta situación que la relación amorosa que se anuda en el análisis exige
absolutamente que la transferencia sea ubicada como revelación de la verdad del amor”.
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del padre ideal, es decir, de amo, obturará cualquier posibilidad de salida. Solamente
sustituirá al personaje que ocupa ese lugar, o se sumará a él.
Muchas veces estas mujeres actúan un goce que repele a quien escucha. Repetición
de sufrimientos: "Qué voy a hacer, no hay nada qué hacer, él no me deja". Es frecuente esta
posición de "yo no puedo, él es el que puede". Muchas prácticas caen en la tentación de
plantear: "usted puede", inflar el yo, apoyar el yo. Creo que es más pertinente trabajar esta
apuesta que ella hace por un Otro potente y por la propia impotencia. ¿Por qué ella se
presenta como carente? ¿Por qué ella insiste en que haya un amo? ¿Qué teme? ¿Cuál es su
dolor?
También existe la tentación de aconsejar: "deje a ese hombre por tales y tales
razones...". Y nos pasará como a Sara, la personaje de la novela de Serrano, o bien nos
obedecerá y quedaremos ubicados como supuesto amo bueno (vaya contradicción).
La "bella alma sufriente" tan común en la histeria puede provocar interpretaciones
del orden de la ironía o el sarcasmo. Esta es una posición médica ante el sufrimiento de la
histérica: creer que finge. Es importante saber escuchar esto, si ella dice: "él no me deja".
No la deja un EL. Pensar el goce del lado de una alienación en un Otro que invade me
parece una línea pertinente y NO como un regodeo. Si una mujer plantea que no la dejan, es
que no la dejan. El asunto es quién y su no poder decir no (dire non, dice Julien, 1990).
"El me pegó y me dejó inconsciente en el piso", dice una mujer. Seguidamente
plantea que debe apurarse, pues hay invitados y debe hacer las compras para la cena. Su
frase fue dicha con esa "bella indiferencia" histérica que conmueve tanto a los que la
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escuchan. Sí... ¡la disociación actúa y fue planteada por Freud! Detenerse en esa bomba que
ella lanzó. Por qué no, escandalizarse ahí donde ella ve una obviedad.
Hay mujeres que hacen una larga lista de los maltratos de que han sido víctimas. A
veces esto pareciera mostrar una posición del lado de la frustración: los otros nunca
quedarían a la altura de sus expectativas. Su compañero nunca quedaría bien con lo que
hace por intentar complacerla. Ella siempre señalará la falta... Víctima-victimaria, creo que
la interpretación no puede ir del lado de culpabilizarla. Ella sufre, tiene un problema, su
posición ante la falta del otro es reacia, hay una cierta frustración, por lo tanto, se precipita
la significación de la falta como falta de amor. Ella se derrumba, constantemente se siente
no amada, no querida. Su imagen se despedaza, ella no es nada. Hay un pánico ante la falta
de significante y la "invasión" de lo real: sensaciones de descomposición corporal, de
locura. El miedo de la histérica es genuino.
En general (y arriesgo decir generalidades) el trabajo, propongo, no debería
centrarse "objetivamente" en la pareja como tal, sino en el discurso, en el que hay una
verdad del sujeto. Esta pareja debe ser pensada como síntoma, no como un problema a
resolver inmediatamente... a menos que la vida de esta mujer esté literalmente en riesgo.
Ahí habría que pensar una estrategia.
Si he planteado que la mujer no toda ella se sujeta a la función fálica, y si ella
muestra la incompletud de lo simbólico, hay algo en las mujeres que evoca lo real. Por esto
no es raro que haya muchos y diversos síntomas corporales. Uno de ellos, es ese hombre
que la golpea: hematomas, dientes quebrados, ojos morados. Los embarazos que no ha
querido, los abortos que se ha realizado, las pérdidas que ha tenido, las tajadas que le han
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cortado. Las enfermedades que ha sufrido: "yo voy al médico y le digo que me oiga aquí,
pero él dice que no oye nada", dice una mujer, señalándose una parte de su cuerpo.
A veces es impresionante la frialdad con que algunas mujeres hablan de sus
cuerpos: cuerpos ofrecidos al goce del saber médico, que operará un corte ahí donde la
palabra no llega... Una salida analítica: operar un corte sin bisturí. Un corte que iría más
allá del padre, dirigido hacia la falta en el Otro. En ese sentido, la dirección sólo puede ser
hacia el invento, hacia la creación. Escuchar ese cuerpo terreno del Otro, ofrecido al Otro.
Un cuerpo que puede llegar a escucharse, porque sus síntomas van dirigidos a alguien. No
se trata de que ese cuerpo sea TODO apalabrado. Apalabrar lo real no es posible, sólo se
puede bordearlo. Bordear el cuerpo y producir en él algo que lo lleve al deseo, al goce del
cuerpo en tanto habitado por un deseo.
Abrir la vía para la feminidad, para que en ella algo florezca. Que ella goce de su
feminidad, que se abra una vía para el goce y el deseo, que la culpa por su feminidad se
disuelva, que el deseo venza al miedo de la soledad. Abrir, por la efectuación del duelo por
el falo, la posibilidad de un amor en la diferencia, de un amor en el que nunca se sumará
UNO. En el que nadie esté a servicio de nadie. En este sentido, el psicoanálisis es una cura
de amor.
CONCLUSIONES
Sobre algunas críticas epistemológicas…
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El planteamiento de un trabajo como el presente ha recibido algunas críticas que
creo importante mencionar. En general, estas críticas apuntan al método: a cierta
incoherencia epistemológica en relación con la realización de mi trabajo teórico en torno a
un fenómeno.
La primera crítica tiene que ver con si el fenómeno realmente existe, pues, ¿acaso
los hombres no se someten por amor? Tal vez lo primero que habría que recordar es el
concepto de fenómeno que he utilizado. En el presente trabajo se piensa el fenómeno como
una construcción subjetiva, en este caso, de quien esto escribe. Es por ser una construcción
que no es discutible la existencia "objetiva" del fenómeno, sino que lo discutible sería la
manera en que fue construido. Lo segundo que habría que señalar es que sí, claro, por
supuesto, que los hombres sufren por amor y en muchos casos se someten en nombre del
amor. Pero insistí en una diferencia. Es por esto que en la introducción planteo que este
trabajo se inscribe dentro de la temática general de la diferencia entre los sexos. Y es por
ello que el presente escrito tiene como título principal: "Sobre la diferencia sexual".
Considero que hubo rigor y minucia en la construcción del fenómeno, fui lo más
exhaustiva posible en la construcción del problema, recurriendo a aspectos que
fundamentaran mi planteamiento de este fenómeno discursivo, tanto en la producción
cultural como en la clínica (Murillo, 2010a). Fue así que recurrí a los diferentes
planteamientos feministas, la psicología para el gran público y la conversación con
personas que realizan clínica psicoanalítica, así como a ejemplos del arte (literatura, cine).
Sin embargo el lector dirá si el trabajo de construcción fue suficientemente consistente: si
sus bases tienen una materialidad oportuna y si el planteamiento es lógico y pertinente.
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La segunda crítica tiene que ver con el trabajar en torno a un fenómeno: si el
psicoanálisis pretende trascender lo fenoménico para llegar a niveles estructurales,
parecería que abordar un fenómeno se quedaría necesariamente en ese nivel. Entonces,
¿cómo abordar lo fenoménico sin ser fenoménico? La propuesta que he sostenido en el
desarrollo de este escrito fue la de trabajar en torno a conceptos teóricos que apuntaran a la
estructura y que permitieran pensar el fenómeno. Si no... ¿para qué sirve la teoría? ¿Para
regodearse en sí misma? Creo que el rigor teórico es muy importante, así como cierta
consistencia epistemológica. Pero a veces, en nombre de esto nos amordazamos,
privándonos de la libertad de pensar. La teoría es un instrumento, no un fin en sí misma.
La tercera crítica se refiere al abordaje que del fenómeno he realizado, que al ser
teórico es necesariamente generalizador. Si el trabajo se quiere con implicaciones clínicas,
¿se puede hablar de una generalidad en la clínica? Desde la propuesta psicoanalítica que he
sostenido, no. ¿Entonces? Entramos aquí en el problema de la relación entre la teoría y la
clínica psicoanalíticas, problema que no abordaré aquí. Me limito a señalar que el presente
trabajo es teórico y que por lo tanto necesariamente generaliza, sin por ello pretender
totalizar. Los clínicos que lo lean verán la utilidad que les puede brindar para su quehacer,
como pasa con cualquier teorización.
He dicho en apartados precedentes que la propuesta psicoanalítica lacaniana plantea
que la interpretación no se da desde el saber, sino que en la situación analítica se interpreta
en transferencia. Los asideros de la interpretación son el discurso del paciente y el único
saber del analista, a saber: que no sabe, es decir, la castración del analista. La materialidad:
los significantes del sujeto. La aclaración aquí es indispensable: este trabajo NO es una
interpretación en una situación clínica analítica. No hay un sujeto (o varios) a quien se le
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pueda hacer una interpretación. El trabajo es teórico y consiste en pensar un PROBLEMA,
no un sujeto (aunque pueda tener implicaciones clínicas), es fruto de reflexión, de
pensamiento, teniendo la teoría como herramienta. Es una LECTURA de un fenómeno
gracias a las herramientas que nos brinda la teoría, es decir, los conceptos.
Espero que el producto de este trabajo sea un pensamiento conceptualizado gracias
a mi lectura de una propuesta psicoanalítica. Pretendo que sea, eso sí, fruto de mi no-saber,
de mi ignorancia y de mis preguntas... y que pueda generar interrogantes en quienes lo lean.
Si me he permitido hacer ciertas generalizaciones teóricas, es porque reconozco la extraña
tensión que se juega entre la clínica y la teoría en psicoanálisis y teniendo en cuenta que la
teoría necesariamente generaliza pero no universaliza. Al mismo tiempo, y quizás más
importante, porque creo firmemente que el psicoanálisis tiene algo qué decir sobre la
cultura y sus productos, especialmente formular preguntas.
Algunas respuestas a las preguntas puente entre fenómeno y teoría
El fenómeno se pensó en términos de tres temas fundamentales, girando dos de
ellos: el goce/compulsión a repetir y el amor en torno al tema central: lo femenino en las
estructuras de la cultura y de la subjetividad (Edipo). Lamentablemente el tema de lo social
y su relación con lo subjetivo se recortó de antemano y por lo tanto no se trabajó. Sin
embargo no puedo dejar de señalar una vía de trabajo para futuras investigaciones: En su
escrito sobre la familia, Lacan plantea al superyó como clave para pensar lo social. El
superyó como aquello que se "debe ser". Mi trabajo ha señalado, sin duda, un papel
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preponderante del superyó en el fenómeno que nos ocupa. Sería interesante profundizar un
trabajo al respecto7.
Creo que he dado cuenta de mi lectura del fenómeno desde las hipótesis que se
generaron al buscar en la teoría. En la metodología de la investigación (Murillo, 1997) se
establecieron como guías para llevar a cabo la reflexión teórica, varias preguntas que
buscaban hacer puente entre un elemento del fenómeno (sufrimiento-amor-mujeres) y un
elemento teórico (más allá del principio del placer/goce- sujeto amoroso – Edipo
femenino), con el fin de facilitar la lectura del mismo:
Si el fenómeno apunta a un sufrimiento, ¿qué relación tiene con el concepto de más allá
del principio del placer (Freud), es decir, con el goce (Lacan)?
Se abordó la pregunta como la problemática de la relación de las mujeres con el goce.
Se trabajó al abordar desde Freud el preedipo y la prevalencia de la ligazón-madre, del
amor preedípico en las mujeres al haber un difícil pasaje de la madre al padre. Desde Lacan
esto se trabajó como un pasaje no-todo de las mujeres por la vía de la metáfora paterna,
prevaleciendo en las mujeres la coexistencia de dos lógicas. Esto llevó al planteamiento de
una paradoja en las mujeres que, buscando su salida del goce materno se encuentran con la
prevalencia y no caducidad de un Otro no barrado en el vínculo con el padre. Este vínculo
siniestro se jugará muy probablemente en las relaciones amorosas de las mujeres. En la
histeria su goce es patente al tratar de sostener ella - en un intento de alcanzar algo que la
signifique como mujer - al padre caído, reconstituyendo ella lo que más teme, un Otro sin
tachadura.
7 En mi tesis de maestría (Murillo, 2010) creo haber ahondado en este tema, en torno a un “caso” (la novela Las palabras
para decirlo de Marie Cardinal), sin embargo no es exactamente el abordaje desde el superyó.
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¿Cómo se puede pensar la diferencia entre hombres y mujeres, especialmente en el
amor, a partir del Edipo? ¿Es acaso en este nivel en el que encontraríamos líneas para
pensar la diferencia sexual en el campo de lo psíquico?
Se trabajó la diferencia edípica, encontrando el Complejo de Castración como línea
fundamental para pensar la diferencia psíquica entre los sexos. El Complejo de Castración
actuaría como un "parteaguas" a los lados del cual se ubicarían dos posiciones en relación
con una lógica del tener: "lo tengo, como mi padre" o "no lo tengo, es él quien lo tiene".
Ambas posiciones constituyen la roca viva de la castración, en su insistencia de que habría
uno que sí lo tendría: el padre. Se deslinda entonces la posición femenina de la histérica,
siendo esta última quien espera en el padre.
Si hay relación entre este sufrimiento amoroso y el goce y si el Edipo femenino se
diferencia del masculino, esta diferencia ¿en qué acercaría a las mujeres al sufrimiento
en el amor?
La diferencia sexual, como una diferencia en relación con la presencia o ausencia de
un significante, resultó ser de gran utilidad para pensar el fenómeno en virtud de que esta
falta haría que la vida erótica de las mujeres se centre en gran medida en una demanda de
un signo de amor. El sufrimiento vendría de que esta demanda, en el límite, es imposible de
satisfacer, puesto que por estructura no hay significante de la feminidad. La falta de
respuesta o la respuesta - que siempre será fallida - puede llevar a un "apertrechamiento" en
una posición de frustración, es decir, de vivir la falta estructural como un daño. Se instala el
reclamo de amor. Esto se daría por una dificultad simbólica y no por un regodeo conciente.
Esta dificultad, la falta de significante de la feminidad podría ser una razón fundamental
para que las mujeres se "aferren" a este recurso que es el amor al padre imaginario, de una
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manera radical. El amor al padre imaginario se revela en su doble vertiente: por un lado el
padre tranquilizador al hacer límite al goce materno y por otro lado el padre gozador,
ubicado en una posición de amo. El tema del amor al padre fue exhaustivamente tratado,
especialmente una de sus consecuencias para las mujeres: si hay vigencia del amor al padre
en las mujeres (si no hay caducidad), hay dificultad para la constitución del superyó. Se
planteará que las mujeres depositarán el superyó en el exterior, en un sustituto paterno,
personaje, religión o causa. El amor llevará a someterse a exigencias superyoicas cada vez
más severas. En búsqueda de la ley, la mujer se aferra al padre y se encuentra con su
vertiente siniestra.
Si el sujeto del inconsciente es un sujeto amoroso, si, como dice Kristeva, "en el
comienzo era el amor" (Kristeva, 1985), ¿es el sufrimiento por amor estructural? ¿qué
posibilidades hay para las mujeres de pensar otro tipo de amor que el que nos ocupa?
Las posibilidades de un amor no sumiso, un amor en la diferencia se trabajaron al
abordar un pasaje de la frustración-privación a la castración. Este pasaje sería la efectuación
de un duelo, duelo por un Otro sin tachadura, es decir, por una supuesta totalidad. Es un
duelo por el falo imaginario para que advenga el Falo simbólico y el S(A tachada),
significante de la falta en el Otro. La salida que se propone es por la constitución de un
significante de la falta y por la vía de la creación. Expuse algunas breves reflexiones sobre
el fin de análisis, sin embargo el tema fue abordado algo tangencialmente, puesto que se
abordó el amor desde el Edipo, sin tomar en cuenta la grandísima producción sobre la
transferencia, por ejemplo.
Si Freud plantea como roca dura de la castración la envidia del pene y la protesta viril,
es decir, pareciera que hay una "huida de la feminidad" (como dice Horney, 1980), el
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fenómeno que nos ocupa, ¿tiene que ver con la feminidad o con la histeria? ¿Qué
relaciones podemos construir ahí?
Se trabajó el tema del amor al padre como constituyendo propiamente la roca viva
de la castración. Se realizó un deslinde entre la posición histérica y la femenina, pensando
el fenómeno más del lado de la histeria. La histeria a pesar de que señala la falta en la
estructura - y en ese sentido se podría pensar como una posición femenina - se ofrece ella
como eso que le falta al Otro - en lo cual hay un movimiento masculino. La histeria espera
en el padre lo que nunca le dará - y ella lo sabe - pero paradójicamente puede llegar a
sacrificar su vida para mantenerlo en pie, como supuesto garante. Del padre a un sustituto
no hay mucha diferencia y en un hombre puede ella depositar al padre del superyó y
someterse a sus exigencias.
Reflexiones finales
Finalmente deseo resaltar algunas ideas, arriesgando hacer una simplificación de
algo que no fue tan simple. Son ideas que merecen ser plasmadas de nuevo, por ser - en mi
opinión - las piedras de toque fundamentales a las que llegué en la teorización para pensar
el fenómeno que nos ocupa. La sumisión amorosa en las mujeres, el sufrimiento en nombre
del amor, encuentra vías para ser pensado desde el psicoanálisis, específicamente desde la
teorización sobre el Edipo. El sujeto, y particularmente las mujeres, amarán a un padre
imaginario, suturador de la falta, en una propuesta de amor-fusión. Esto se redobla en las
mujeres al o tener el padre una respuesta frente a la incompletad de lo simbólico, y no
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poder brindar un significado de la feminidad. La no decepción del padre empuja a que las
mujeres se intalen en una posición de espera en el padre.
Esos planteamientos resultaron de gran utilidad para pensar el fenómeno en
cuestión. Un hombre puede llegar a ocupar el lugar de un sustituto paterno en una mujer,
por lo tanto de superyó externo. En este hombre, como sustituto paterno, se depositará una
esperanza de significación y la garantía de una protección frente al goce, lo cual se revelará
fallido, causando dolor y angustia. Esta posición se asocia, a lo largo del trabajo, con una
posición histérica más que femenina.
Este lugar que ocupa este hombre es fundamental para el funcionamiento de ella,
aunque le cause dolor, es por esto que el trabajo clínico no debería dirigirse a una supuesta
“objetividad” de un problema de pareja. Este superyó, como vigencia del amor al padre,
que es a la vez vigencia del Otro como no barrado, se volverá cada vez más implacable,
propiciando relaciones amorosas violentas o sumisas, en las que las mujeres muchas veces
ofrecen su cuerpo como sacrificio último.
Implicaciones fundamentales en la clínica: el analista no puede, no debe, ocupar el
lugar del padre. Al ponerse en el lugar de amo (aunque se crea bueno) repetirá la sumisión
que padece la mujer. Tarde o temprano se revelará su falta y esto llevará a la mujer a repetir
del lado de la frustración o abandonar el análisis. La salida de esto se perfila como un duelo
por el falo, un duelo que lleve a que se constituya S(A barrado) y una efectuación de un
acto que lleve al deseo como falta. Es decir, el padre está muerto y la madre es una mujer.
. ¿Aportó algo este trabajo investigativo? Pienso que como un acto de creación, no de
"descubrimiento" en el sentido positivista, sí y no. No, porque, como evidencia la gran
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cantidad de citas, mi trabajo se basó en la revisión de lo que otros ya dijeron. ¿Entonces?
¿Qué lo diferenció de una simple revisión teórica? Pienso que la articulación. Un pintor no
inventa los colores, los utiliza.
Creo que la construcción de un fenómeno de relevancia clínica y social es ya un
primer aporte. La interrogación del psicoanálisis, es decir, hacerlo hablar sobre este
importante fenómeno, ya es otro. La exhaustiva revisión bibliográfica para realizar lo
anterior es un aporte más. El que se haya logrado hacer hablar - y no poco - a la teoría sobre
el fenómeno es sin duda un aporte significativo.
Creo que uno escribe para destinos insospechados. Son los lectores quienes dirán si
esto tiene relevancia para ellos. Este texto ya no es mío. No puedo hablar sobre la
relevancia que tendrá para otros. Escribirlo y releerlo la tuvo.
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Priscilla Echeverría
El arte Latinoamericano ignorado
La abstracción geométrica en América Latina de 1934 a 1973
RESUMEN
Este ensayo presenta una crítica a la exposición “América fría. La abstracción geométrica
en Latinoamérica (1934-1973)”, que presentara la Fundación Juan March en Madrid,
España en 2011. El punto de partida es el desconocimiento que el sistema del arte europeo
revela con respecto al arte Latinoamericano y se llega a la conclusión de que lo que podría
estar en juego es del orden de una forclusión de la historia al existir América Latina
solamente como referente colonial. Esto no permitiría entonces establecer un
reconocimiento del verdadero valor de las producciones artísticas de esta región.
Palabras clave: abstracción geométrica, arte Latinoamericano, forclusión, colonización,
duelo.
ABSTRACT
This essay presents a critique to the art exhibit “Cold America. The geometrical abstraction
in Latin America (1934-1973)”, presented by the Foundation Juan March in Madrid, Spain
in 2011. The starting point is the lack of knowledge that the European art system reveals
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with regard to the Latin American art, and comes near to the conclusion of that what might
be at stake is of the order of a foreclosure of the history since Latin America exists only as
colonial modal. This would not allow then to establish a recognition of the true value of the
artistic productions of this continent.
Key Words: geometric abstraction, Latin American art, foreclosure colonization, grief
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Priscilla Echeverría Alvarado
Psicoanalista
Historiadora del arte contemporáneo
Universidad de Costa Rica
El arte Latinoamericano ignorado
La abstracción geométrica en América Latina de 1934 a 1973
“RECUERDA ESPAÑA,
TÚ REGISTE EL IMPERIO DE LOS MARES”
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PREFACIO
España
Transcurre el año 1492. Tres navíos, al mando del Almirante Cristóbal Colón, se aventuran
surcando los mares hacia tierras extrañas, ajenas y prometedoras de grandes tesoros para el Reino
de España. Colón sabe que marcha lejos pero desconoce exactamente a qué distancia está la
ansiada puerta de las Indias. Calla su ignorancia. Ha negociado bien su recompensa con los reyes
católicos, lo que bien vale su esfuerzo y su ímpetu; allá en alta mar y luego en las tierras
encontradas, afrontará los problemas que seguramente surgirán. Parte acompañado de su coraje,
lleno de ambición y de esperanza. Se ha iniciado así el proceso que llevó a la conquista de ese
continente que se llamaría posteriormente América.
A su retorno, Colón traería buenas noticias y muchas pruebas de su descubrimiento; aves
exóticas, plantas, frutas, oro y hasta algunos indios son ofrecidos a los Reyes. Pero el mayor tesoro
y el que habría de traer las verdaderas riquezas a Europa, es el trazado de una nueva cartografía del
mundo. España ya no es solamente la conjunción de dos reinos. Sus límites se han expandido
insospechadamente y su identidad se ha desdoblado: existe ahora España con su espejo, la Nueva
España y su lugar en el mundo Occidental ha cambiado también, España es ahora un Imperio y la
imagen de sí se ha alter-ado gran-diosamente.
La nueva España
“En 1554, Diego Gutiérrez fue nombrado cosmógrafo principal del
rey de España en la Casa de la Contratación. La corona encargó a la Casa la
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elaboración de un mapa a gran escala del hemisferio occidental, a menudo
llamado la "cuarta parte del mundo". La finalidad del mapa era reafirmar las
demandas españolas de los territorios del nuevo mundo contra las demandas
de sus rivales, Portugal y Francia. España reclamaba todas las tierras al sur
del trópico de Cáncer, que se muestra de manera destacada. El mapa fue
grabado por el famoso grabador amberino, Hieronymus Cock, que añadió
numerosas florituras artísticas, incluyendo los escudos de armas de los tres
poderes rivales, un ondulado río Amazonas que serpentea por la zona
septentrional de América del Sur, sirenas y monstruos marinos míticos, y un
elefante, un rinoceronte y un león en la costa occidental de África. El
nombre "California", la primera vez que aparece en un mapa impreso, está
inscrito cerca de Baja California, justo arriba del trópico de Cáncer. Sólo se
sabe de la existencia de dos copias del mapa: ésta, perteneciente a las
colecciones de la Biblioteca del Congreso, y otra, de la Biblioteca
Británica.” (Gutiérrez y Cock (1562) 2011)
Introducción
El presente ensayo es el resultado de mis re-flexiones producidas a partir de
la exposición de arte que ha presentado la Fundación Juan March de Madrid llamada
“América fría. La abstracción geométrica en Latinoamérica (1934- 1973), y que tuvo lugar
entre el 11 de Febrero y el 15 de Mayo del 2011. La motivación para escribir acerca de esta
propuesta (porque toda exposición es un texto y por lo tanto, una propuesta de lectura),
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surgió de la profunda impresión que me causó la puesta en sí, la reacción que produjo en
los visitantes, en el personal mismo contratado como guía y de la revisión de las críticas y
reseñas que pude leer en el periódico y en los sitios de Internet dedicados al arte.
Las obras presentadas son de una belleza formal indiscutible, lo cual me resultó
conmovedor de por sí, pero la forma de organización, de presentación en esas blancas salas
refrigeradas, los objetos y los documentos encerrados en cajones protegidos del público,
hicieron que me llevara conmigo unas sensaciones y percepciones que cristalizaron en una
imagen al despertar a la mañana siguiente: América fría es la cuarta carabela, la que trae
tesoros que habían quedado rezagados. Después de 518 años, España redescubre una
América de la que desconocía su existencia. Con enorme sorpresa se mira una parte de la
historia que, paradójicamente, es parte también de la historia española y del resto de
Europa. Ese asombro es también mi asombro. “Aún nosotros que trabajamos en el sistema
del arte, desconocíamos que esto existía”…fueron las palabras de una de las guías de la
exposición. “Bueno, es una sorpresa. Uno espera ver algo tropical, lleno de colorido”
“…no sabía que trabajaban así…” “no sabía….no sabía….“ En algunos, los más, ese
impacto surgió y se desvaneció al pasar por la puerta de salida de la Juan March, en otros
abrió una pregunta por ese deseo del Otro, como es el caso del reconocido historiador y
crítico del arte Francisco Calvo Serraller quien en referencia a “América fría” escribe:
“¿cómo es posible -me pregunto-, (…...) que nuestro país ignore la huella que ha dejado, a
lo largo del siglo XX, el arte latinoamericano en la vanguardia española de antes y después
de la Guerra Civil?” (Calvo, 2011)
Esa pregunta por el deseo del Otro se convirtió también en mi pregunta, pero
desde el otro lugar, desde la otra orilla. ¿Por qué, me pregunto yo, esa ignorancia que es
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más que ignorancia? Una mirada que pasa sobre los objetos para vaciarse de inmediato,
como revelan los comentarios de la prensa escrita, de revistas en línea, que más que
comentarios son repetición casi textual de lo que el brochure de la exposición propone.
¿Por qué la puesta de la exposición tiene una estructura de desconocimiento? ¿Por
qué esa semejanza con los tesoros y los cofres llenos de objetos valiosos con que los
conquistadores volvían agasajando a los reyes católicos? ¿Por qué este retorno del
Modernismo a la Conquista en el método de exposición?
Estas preguntas fueron mi guía para navegar en las palabras, en las imágenes que
me visitaron de lo expuesto allí en esas salas y de mis sueños. Mi propuesta es seguir la
trayectoria de los impasses, de eso que llama la atención por absurdo, por inusual o por
errático y señalarlo.
Presento entonces el resultado de esa lectura que incluyó la puesta física de la
exposición, del brochure, la del catálogo, y puesto que me resultaron muy reveladores los
textos incluidos en el mismo, me permití ojear también como contrapunto, el catálogo de
“The Geometry of Hope: Latin American Abstract Art” de la colección de Patricia Phelps
de Cisneros, del Blanton Museum of Art de la Universidad de Texas en Austin (2007) ,
que, valga mencionar, es el resultado de años de investigación que la Fundación Cisneros
realiza en esa universidad.
Llego a la conclusión de que la exposición “América fría” en España,
paradójicamente y quizás por esa razón, en la Fundación Juan March especialista en
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estudios sociológicos, nos pone en la pista de lo que podría ser en realidad una forclusión
de la historia. 8
Considero que el “desconocimiento” por parte de “LA Historia” europea de las
historias de América Latina, en este caso concreto, en el campo de las producciones
artísticas, es más que desconocimiento, es un rechazo “ad portas”. La hipótesis que
arriesgo para ser pensada, es que América Latina existe solamente como un referente
colonial y desde el momento en que se perdió como territorio colonial, la identidad
española, basada en su consideración como Imperio y como reinado, entró en crisis y fue
imposible restituir un vínculo puesto que éste debía ser hecho desde otro lugar, que nunca
se creó. ¿Desde dónde entonces España se podría haber relacionado con estos países? Esto
nos lleva también al territorio del duelo, de un duelo procrastinado por España, el duelo de
ese lugar de Imperio, primera potencia del mundo y de los mares. Los países de América
Latina mientras tanto, tras obtener sus independencias, se convierten en territorio de
esperanza. Ingresan al Modernismo con una mirada también puesta en el futuro sin querer
mirar atrás, sin querer volver sobre las huellas de aquella hecatombe de la Conquista.
Quizás por eso lo que quedaba era ingresar por el lado de las utopías. Esto a su vez impidió
la necesaria negociación con los diferentes sectores que conformaban estos países y que
implicó a la larga, el surgimiento de las crueles dictaduras que, al igual que los
conquistadores en su momento, arremetieron contra su propio pueblo, quedando esa utopía
como lo que es: una promesa incumplida.
8 El concepto de forclusión es utilizado por Lacan por primera vez en el seminario dedicado a la psicosis (seminario III):
Lacan lo importa del Derecho y se utiliza para designar el cierre de un expediente ante la no llegada de material de prueba
suficiente para constituir un caso. Lacan alude así a la no llegada en el tiempo perentorio, del “Nombre del padre” que
permitiría la constitución subjetiva. Es un rechazo ad portas de un significante primordial. Freud habla de Verleunung (rechazo) como el mecanismo constitutivo de la psicosis. Lo importante del concepto de forclusión es que remite a la
imposibilidad para el sujeto, de la circulación en la cadena significante, por lo que hace difícil o imposible la
incorporación al lazo social.
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En este panorama no hay lugar entonces para una consideración del arte de los
países de esa región puesto que no hay Otro, ni mucho menos, otros. La mirada a lo nuevo
está ciega porque no hay puente entre los continentes que pueda salvar esa distancia. La
única manera de recibir esos objetos artísticos es entonces, volver a los códigos anteriores,
los únicos existentes, los que permanecieron allí frescos y vivos de las relaciones de
dominación anterior.
La globalización actual, planteada desde los Estados Unidos de América, abre las
polémicas de la historia, de los estudios post coloniales, de las relaciones de dominación.
España, obligada a insertarse en este proyecto, debe volver la vista a América Latina ya no
desde la culpa (el paternalismo) sino desde verdaderas relaciones de cooperación. ¿Cómo
lograrlo si no ha saldado la deuda consigo misma? ¿Desde qué visión de sí puede
relacionarse con estos países en la contemporaneidad? Y es que lo que está finalmente en
juego, es el problema de la identidad, de una identidad ilusoria como toda identidad, pero
que proporciona un lugar desde donde se efectúa la relación con los otros.
He optado por nombrar como “CAPITULACIONES” a los diferentes capítulos
para hacer un juego con el significado de cesión, sumisión y al mismo tiempo, acuerdo,
pacto. En el primero, realizo una descripción de la puesta de la exposición que me permita
hacer una crítica a sus aspectos formales. En el capítulo segundo abordo el tema de la
estructura de las relaciones de dominación utilizando las fórmulas de la sexuación de Lacan
( queda claro también la enunciación Foucaultiana de que las relaciones de poder pasan por
el control de la sexualidad, del deseo ), el tercero está dedicado a mi planteamiento de una
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forclusión de la historia que se revela en “América fría”, el cuarto aborda el tema del duelo
y en el quinto, planteo finalmente la pregunta de qué es lo que resulta insoportable del
proyecto de estos artistas y de estos movimientos latinoamericanos. El capítulo llamado
RESISTENCIA V, corresponde al capítulo V, pero lo nombro así porque alude a su
contenido y es donde establezco algunas conclusiones.
Y de último lo primero: el prefacio intenta traducir la imagen de esa mañana al
despertar, que es lo que suscitó mi necesidad de pensar, investigar y escribir.
CAPITULACIÓN I
La labor curatorial
La labor curatorial estuvo a cargo de Osbel Suárez y se acompañó por un extenso catálogo
con textos de César Paternosto, María Amalia García, Ferreira Gullar, Luis Pérez Orasmas
y Gabriel Pérez-Barreiro. (Fundación Juan March, 2011) y que también ha sido pre-texto
para escribir estas líneas.
Se nos narra en el brochure o folleto de presentación que, después de la muestra
dedicada a Tarsila do Amaral en el 2009 y de la retrospectiva de Carlos Cruz-Díez de
Venezuela, la Fundación ha querido “…cartografiar la historia.. de la abstracción
geométrica de Latinoamérica para mostrar la renovación y el carácter diferenciado de sus
invenciones y construcciones respecto a la abstracción geométrica europea.” (Fundación
Juan March, 2011, brochure ). Contó así con cerca de 300 obras de pintura, fotografía,
arquitectura, objetos y esculturas de 64 artistas de Brasil, Argentina, Cuba Colombia,
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México y Uruguay. Encontramos también obras de artistas europeos y de Alexander Calder
en un intento de delinear la “influencia” de éstos en los latinoamericanos, así como
documentos muy importantes dentro de los que se encuentran los manifiestos de los grupos,
revistas y correspondencia.
El comisario Osbel Suárez planteó como eje de su trabajo, lo que él considera son
dos viajes de retorno con los que iniciaría la abstracción geométrica en América Latina: el
año de 1934, cuando Joaquín Torres-García regresa a vivir a Montevideo, su ciudad de
origen y 1973, cuando Jesús Rafael Soto viaja a Venezuela a la inauguración del museo
homónimo en Ciudad Bolívar.
La puesta de la exposición
Desde su inicio, el museo ha sido una bodega de tesoros. Basta ver la polémica que existe
en la actualidad con el asunto del reclamo a los grandes museos del mundo de lo que las ex
colonias consideran sus pertenencias. En ese sentido, la exposiciones itinerantes han sido
una alternativa que además, permite la circulación de algo que en principio, es en realidad
patrimonio universal. Sin embargo, esa condición misma ha generado otros problemas que
deben ser cuidadosamente analizados. Si se parte de la pregunta de ¿qué es lo que se quiere
mostrar?, la articulación de la actividad de investigación es ineludible. No solamente de la
investigación del artista o movimiento, del lugar de esa obra en la gran constelación de las
historias del arte, sino de los métodos apropiados para el tratamiento y la exposición de esa
obra.
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En esta línea, se puede plantear que América fría congela la potencia del trabajo que
pretende mostrar a falta de ser resultado del análisis del arte Latinoamericano. Como un
gran acto fallido, desde el nombre, las contradicciones se suceden una a otra. He incluido
en los anexos, los textos que se ofrecen para su lectura en línea en la página de la
Fundación Juan March con el objeto de que puedan acompañar la descripción que hago del
recorrido. Se puede revisar en la página web de esta institución un video de las obras
presentadas. (http://www.march.es/videos/?p0=77&l=1)
Descripción del recorrido
La exposición fue organizada en seis espacios, los cuales aparecen delimitados en
un plano pequeño que se incluye en el brochure o folletín que es entregado al público a la
entrada. Estos espacios corresponden a la disposición por países, tal como sigue:
a) Uruguay y México
b) Argentina
c) Brazil
d) Venezuela
e) Entre Brazil y Venezuela, el espacio para fotografía de Brasil y Colombia
f) Cuba
g) Europa
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La separación fue establecida con paredes pequeñas que dejaban fluir el tráfico sin
que se perciban como divisiones completas. La ventaja es que el espacio no se siente
excesivamente reducido, la desventaja es que no se acaba de percibir la intención de
separación por países.
Uruguay estuvo representado por diez obras y varios documentos presentados en
urnas cerradas con vidrio sin acceso táctil. Estos son manifiestos y ocho números de la
revista “Círculo y cuadrado” publicada en Montevideo, así como escritos de Torres-García.
De México se mostraron bocetos, dos obras y dos catálogos de exposiciones en
Europa de Germán Cueto (Suecia, 1954,1955).
De Argentina se presentaron 37 obras, un ejemplar de la revista Arturo, algunos
libros y manifiestos de Arte concreto invención, catálogos de exposiciones, la revista de
Madí, las revistas Contemporánea, Perceptismo y Nueva visión, el catálogo de la
exposición en Ámsterdam cuya portada se toma prestada para utilizarse como portada del
catálogo y el brochure de la presente.
Brasil fue traída con dos obras y un catálogo de Max Bill, una obra de Joseph
Albers, otra de Alexander Calder, dos obras de Cordeiro , ocho carteles de Bienales de Sao
Paulo, 24 fotografías, 40 obras más entre pinturas y esculturas de diversos autores y varios
documentos de poesía concreta, libros y ejemplares de la Revista Invençâo.
No se establece una diferenciación entre Río de Janeiro y Sao Paulo.
Venezuela aparece con 25 trabajos de venezolanos, dos obras de Vasarely, una de
Léger y bocetos de Calder para su obra del aula Magna del recinto universitario.
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De Colombia encontramos 15 fotografías de Leo Matiz y de Cuba 32 obras, los
planos de Mies van der Rohe para la fábrica de ron Bacardí, ejemplares de la revista
Noticias de arte, la “conversación con nuestros pintores abstractos” de Juan Marinello y dos
catálogos de exposición.
Finalmente, en el pabellón de Europa, se presentaron ejemplares de las revistas
Cercle et carré, abstraction-création art non figuratif, Réalités nouvelles, Signals, Robho,
boletines, catálogos y carteles de exposiciones en Europa. La despedida nos la dio una
serie de obras de artistas de los países anteriormente citados, todas en tonos blanquecinos.
Así de escueta como es mi descripción, es como se percibió la puesta. Los salones y
las obras, cada cuadro con su nombre, el nombre del autor, la fecha de ejecución y el país
de procedencia del o la autora. Nada que indicara siquiera el país en el que “nos
encontramos” o una explicación de las obras, de las técnicas o de la historia, de las
publicaciones, los movimientos, las propuestas y manifiestos. La exposición obró como
una gran pantalla (que solamente apantalla…)
El brochure o folletín
La portada del brochure se encuentra en castellano y en inglés, curiosamente no se
toma en cuenta el portugués. Llama a la exposición “América fría. Cold America.” Y la
acompaña una a minúscula en color rojo, que a su vez fue tomada de un cartel de
exposición de los argentinos en Europa. En su interior, encontramos la presentación de la
Fundación. En ella se plantea (es una contradicción con el título) que la historia es compleja
y fragmentada, que se quiere mostrar la influencia del Viejo Continente (sic) en los artistas
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abstractos de Latinoamérica y la “decisiva modulación o reinvención –ruptura incluso- de
esa tradición ( léase el significante) por parte de estos artistas…a los que acompañan
algunas otras obras de artistas europeos que “viajaron por ...(estos)… países e influyeron
con su arte y su magisterio en estos artistas, algunos de los cuales vivirían en
Europa…a partir de los años 50.” (es de hacer notar que en la cronología en el catálogo
de la exposición se habla de los años 30. (América Fría, brochure, 2011) y en el mismo
folletín se menciona que para el comisario esta historia comienza en 1934 cuando Joaquín
Torres García regresa a Montevideo. ( No se hace mención del trabajo de Torres García en
Europa a a pesar de que encontramos obra suya en el Museo Reina Sofía de Madrid!) 9
En seguida se hace la referencia a los diferentes países y nombres de quienes
inauguran los movimientos en un intento de análisis que desbarata el nombre totalizador de
América, le cual es explicado así:
“Lo abstracto requiere distancia respecto a lo inmediata y exclusivamente
sensorial y sensible, a lo localmente real; y, si fuera posible medir la
temperatura de esa distancia propia de la objetividad, estaría probablemente
alejada de los extremos, quizás más bien cercana a las bajas cotas de la
reflexión y del ascenso a lo objetivo desde lo meramente natural y
particular”….por una vez, la parte que está por el todo es la América
Latina…diversa del estereotipo habitual…una América que se movió entre lo
racional y lo “sensível”…más cercana a las utopías modernas que al color
local…” (Fundación Juan March, 2011)
9 De Torres García hay una extensa cantidad de imágenes de sus obras en la web.
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La importancia del nombre
América remite a un continente total. Se parte entonces, de una ficticia “Unidad de
América”. Pérez Barreiro comenta que se reduce a América y Europa a “bloques
monolíticos” y de esta manera se pasa por alto que es un continente lleno de contrastes,
diferencias sutiles y no sutiles, históricas, contextuales (2011, p.69) y sostiene:
“..la verdadera geografía cultural de la obra de arte es producto de una
combinación de coincidencias y relaciones físicas, además de redes virtuales
o redes de influencia ejercidas a través de publicaciones, debates, cartas,
revistas y tantos otros mecanismos que contribuyen al entramado de
influencias y debates que superan los límites de una ciudad “ ( 2011, p. 69)
Pero más aún. Si hacemos un tratamiento de esta América en tanto significante, éste
nos remite a dos significados: el que se suele usar en los países europeos cual es, la
referencia al país llamado los Estados Unidos de América o a la América de la conquista.
América es el nombre del descubrimiento, reenvía como significante al imperio colonial
(en el folletín se habla del “Viejo Continente”). Lo curioso es que siendo el nombre de la
muestra, América, en realidad la exposición versa sobre el trabajo que se realizó en un
cierto periodo de tiempo en determinadas ciudades de algunos países de la llamada
América Latina y de hecho, tanto en el catálogo como en el brochure nunca se habla de
ciudades o países de América, sino de Latinoamérica. Esto nos indica que hay desde el
inicio, una llamada a situarse en un plano estructural: el de una América que sobrevuela,
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retrotraída en el tiempo, la América que remite a la “cuarta parte del mundo”, a la “Nueva
España”. Y esto nos lleva a otro elemento de esta estructura que es la posición del que mira,
desde el lugar donde se mira: es España.
Lo cual quiere decir que tenemos una propuesta a mirar desde la posición de
colonizadores y colonizados, como si el tiempo se hubiese congelado, exactamente, el
apellido de la exposición: “América Fría”.
La fetichización de las obras
Detrás de la organización del material en las salas, no hay un planteamiento
innovador y esto tiene muchas consecuencias:
En primer lugar, se recurre al convencional cubo blanco para mostrar obras que no
toleran ese soporte porque su condición misma es la de cuestionar el papel pasivo del
espectador. En extremo, es el caso de Lygia Clark y su “bicho”10
, pero podríamos plantear
que todas las obras que se encuentran allí enmudecen de inmediato en esas condiciones, lo
que hace que adquieran una condición muy obvia de “trasplantadas”. El objeto vivo nos
mira apagado y temeroso, casi suplicante de ser devuelto a su verdadera condición. Se
convierten así en objetos fetiches, animales hermosos, disecados eso sí, para ser vistos a
distancia prudencial, la que es exigida con fines de conservación.
Es así como el espectador ni se entera que Bicho es para jugar con él, para
manipularlo, para “hacerlo” él mismo, pasando a ser un creador también. El antes llamado
10
Una imagen del bicho se encuentra en:
http://n.i.uol.com.br/licaodecasa/ensfundamental/culturabrasileira/lclark2.jpg
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espectador, se envuelve en la obra con su cuerpo despertando sus capacidades sensoriales
11gracias al bicho. Tampoco se entera el concurrente de que las esculturas cinéticas
requieren también de la luz, de que para entrar en contacto hay que moverse y que en ese
movimiento, uno es capturado y llega a formar parte de la matriz estructural de la obra. Y
que de otra manera, no es arte. Por el contrario, se habla de una “abstracción geométrica”
impoluta, reuniendo los diferentes trabajos bajo un mismo nombre, como animales de la
misma especie, perfectamente tratados en el trabajo de disección.
Quedarse en la mera exposición del cuadro valorando su belleza formal, es similar a
la propuesta sexista de mantenerse contemplando la belleza de una mujer, quedarse allí sin
conocerla, sin penetrar en su subjetividad. Es hacer funcionar lo bello como pantalla.
Los cofres con el oro
Si las obras han sido tratadas como un muestrario de aves exóticas que son
transportadas para el goce del espectador europeo, los textos, publicaciones,
correspondencia y revistas, son colocadas en unos cajones rectangulares tapados con vidrio.
Y es que allí está el elemento simbólico bien guardado, allí está la reflexión, la innovación
pensada, el trabajo mental que acompaña al del cuerpo y que tanto podría amenazar a los
europeos, especialmente por esa proposición del lenguaje que pasa por el cuerpo, y de un
cuerpo atravesado por el significante.
11
Este problema, valga decir, no solamente lo tiene esta exposición. En el Museo reina Sofía podemos ver el
tratamiento que se da al poco arte procedente de países de América Latina, donde no se tiene en consideración
lo que la obra es en sí misma
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No hay escucha de sus planteamientos, de lo que ellos dicen y proclaman, de cómo
leen su realidad y la función del arte. Porque los cuadros, los objetos, las esculturas, pueden
ser considerados “hermosas ocurrencias”, “creatividad de seres exóticos”, pero lo que
sugieren no puede ser fácilmente obviado porque por otra parte, son documentos para la
investigación. Prueba de ello es el estudio concienzudo que encontramos en el catálogo de
“The Geometry of Hope” por parte de diferentes especialistas (Blanton Museum, 2007).
Sustraer la información al espectador
Si bien en el folletín que se entrega está el mapa que señala un ordenamiento de las
obras por países, no existe una explicación de la razones comisariales de ese ordenamiento.
Nos enteramos en el catálogo, al que se ha invitado a escribir a especialistas en arte
latinoamericano12
(que en realidad compran los especialistas), del complicado entretejido
de las historias de los movimientos, de los artistas, de la relación de estrecha colaboración y
mutua influencia entre los europeos y los latinoamericanos pero la secuencia, los ritmos, las
pautas de la exposición no se corresponden. Tenemos que enfrentarnos entonces a una
aporía entre la puesta y lo que dice el catálogo, como si existieran precisamente, dos
narrativas : aquella unitaria, masiva, ausente de complejidades, superficial y la otra que
penetra en las complejidades históricas y contextuales. Y efectivamente, la primera se
corresponde con este recusamiento de la historia, con ese no querer saber nada de lo que
aconteció. Pérez Orama insiste en el catálogo, en tener más bien una perspectiva topológica
(hacer operar un dispositivo de lugar): “el lugar de lo moderno” y la “modernidad como
12
Luis Pérez Orasmas, Gabriel Pérez-Barreiro, curadores de arte latinoamericano, María Amalia García,
investigadora del arte concreto en Argentina y Brasil, César Paternosto y Ferreira Gullar.
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lugar”. El enfoque utilizado por Osbel Suárez, historicista, deviene de la caída de las
prácticas coloniales y es un relevo que en la modernidad viene a plantear una progresión, en
el sentido de progreso visto y valorado siempre desde la óptica del dominador eurocentrista.
Porque a la pérdida real de sus colonias, Europa continúa sosteniendo un imaginario de
dominación, ahora, simbólico, cultural. Optar por una perspectiva topológica implica
romper con el binarismo y con todos los significantes del Amo, los que éste hace operar,
allí no hay centro sino un deslizamiento infinito, sin detención. Un análisis topológico es el
que analiza el lugar y la función de un fenómeno en particular en un espacio determinado
tomando en cuenta también sus paradojas, como bien es expresado por la banda de
Moebius y el cross cap. La Modernidad pasa entonces de ser una función valorativa a ser
un lugar, un lugar con ciertos problemas, donde confluyen ciertos elementos.
No se trata del descubrimiento de una América que era capaz de “imitar” e “ir más
allá” de los europeos, sino de investigación en las historias del arte. Y aquí concuerdo con
Pérez-Orama cuando dice que de lo que corresponde es saber “¿Cuáles fueron las
condiciones de posibilidad de una modernidad en el campo extendido de su
“supervivencia” más allá de la instancia originaria de sus primeras ocurrencias
vanguardistas?” (2011, nota 1, pág. 64).
Resulta contradictorio que para entender algo que acontece en la Modernidad, se
apliquen métodos y una visión inscrita en el marco de la Conquista. La complejidad de los
avatares históricos, la vinculación estrecha de las artes con el escenario político y social en
Argentina y Venezuela, forman un complejo entramado que no puede ser tomado ni
siquiera al interior de los países como una unidad. Formar una unidad del arte
Latinoamericano es quedarse en una mirada superficial que no tiene argumentos, y que
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debe devolverse entonces al que mira, como efecto de choque de una pantalla donde éste
proyecta entonces sus fantasías, lo que quiere y en este caso, es pura ideología de
perpetuación de un estado hace ya tiempo perdido.
Viajes de ida, pero no de vuelta. El arte Latinoamericano es puesto a navegar en
aguas peligrosas
La puesta nos habla de la influencia que ejercieron los europeos sobre los
latinoamericanos pero los escritos, los testimonios, la correspondencia y algunos otros
acontecimientos históricos paralelos documentados, como lo fue el gran proyecto de Carlos
Raúl Villanueva en la Universidad Central de Venezuela (UCV, 2011) , nuevamente nos
envía a otra narrativa: la de las relaciones de cooperación y de amistad entre muchos
latinoamericanos y europeos que aparecen en la muestra. La historia de las discusiones, de
trabajos compartidos, de admiraciones cruzadas queda también oculta así como la de las
invenciones. No se habla de técnicas pioneras, que serían luego utilizadas por europeos y
norteamericanos como el uso del vidrio en escultura, por parte de Ennio Iommi, por
ejemplo. Gyula Kosice fue el primero en usar agua y gas neón. La originalidad y
radicalidad de la propuesta del marco estructurado y el marco recortado en relación a los
norteamericanos y europeos, se pierde; allí en la exposición no deja de ser “una
ocurrencia” graciosa. En ningún momento queda claro al espectador que se van a formular
propuestas así más adelante en Estados Unidos con las shaped canvas de Ellsworth Kelly
que de hecho, serán consideradas “revolucionarias”. No se menciona la relación que Kelly
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había ya tenido con los latinoamericanos.13
Y ni qué decir de los planteamientos artísticos
de los brasileños y brasileñas.
Porque el problema del escamoteo de información, es que esta puesta se hace
cómplice de la forclusión efectuada desde los centros hegemónicos. Según Paternosto, la
presentación de las obras de “marco recortado” 14
en París a finales de los 40 y principios de
los 50 ..”..la reacción ante las obras de estos desconocidos suramericanos fue –en el caso de
que se les prestara atención-de un benevolente paternalismo.” (Paternosto 2011, p.38)
Y tampoco se trata de buscar en qué fueron adelante los latinoamericanos, ya que es
el reverso de la moneda. Se trataría más bien de una actitud de investigación de las
intrincadas redes de la historia para hacer aparecer lo inédito que es lo que permitiría
comprender lo que aconteció, lo que se está dando en el presente y a la vez, marcar el
futuro.
La mirada detenida en la pantalla
13
Arden Quin llegó a París en 1948 e inauguró allá una versión de MADÍ.
En 1950, se realiza una exposición en la galería de Colette Allende y Gregorio Vardánega lo que brinda la
ocasión de vincularse con los venezolanos Otero, Manaure, Núñez y Debourg. Después, Otero, junto a Jesús
Soto, Guevara y Núñez, participan en una exposición en la Galerie Suzanne Michel junto a Youngerman,
amigo de Ellsworth Kelly, quien a su vez, un año después participara con ellos en la Primera Exposición
internacional de Arte en Caracas, organizada por la galería Cuatro Muros. Sin embargo, esa despreocupación
por la historia continúa cuando en 1992 se realiza una exposición sobre Ellsworth Nelly (Les années
françaises,1948-1954) en la Galerie National du Jeu de Paume en París y que luego viajó a la National Gallery
de Washington y los textos no hacen mención a estas conexiones con los suramericanos, mucho menos se
revela la influencia ejercida y finalmente la participación en la Exposición internacional de Caracas es
solamente mencionada sin hacer mención de los artistas venezolanos que participaron. ( Paternosto, 2011, p.
38) 14 Por ejemplo: http://edant.clarin.com/suplementos/cultura/2006/09/02/thumb/arte1.jpg
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No ver más allá de lo que la pantalla ofrece es tener la mirada bajo control. La
situación altamente controlada y resguardada de las salas de la exposición, en las que no se
puede ingresar una cámara fotográfica (que redoblaría, por lo menos, la mirada y permitiría
al espectador un análisis caso por caso ), revela también las relaciones de dominación. Sin
interacción con las obras, con la mirada de las cámaras de seguridad encima y de los
guardias de la institución, la despotenciación (valga el neologismo) de estos trabajos, queda
asegurada. El nombre se corresponde con el apellido. (Cold America) Y el lugar del Amo
(el Rey, el Conquistador) queda también intacto en su desconocimiento de la otredad. Él es
el Otro del Otro, de ese Otro que resulta exótico e imposible de acceder si no es a través
precisamente, de la fantasía. El espectador es puesto a salvo entonces en su propia
fantasmática. Podríamos pensar que tal vez esto explique la dificultad en las crónicas y
críticas, de articular algo más sobre esta exposición que la mera repetición de lo que
aparece en el folleto.
CAPITULACIÓN II
La estructura de las relaciones de dominación
Las relaciones de dominación se apuntalan en una misma estructura. Trataré de
explicar cómo funcionan recurriendo a las fórmulas de la sexuación elaboradas por Lacan
en el seminario XX Encore o “Aún”15
. Si bien Lacan trabaja estas fórmulas para plantear
que no hay una puesta en relación entre las posiciones masculina y femenina, contienen los
elementos para explicar la dificultad del acceso al otro, puesto entonces como Otro. De
15
Encore, en el original en francés y cuyo sentido en francés se pierde en esta traducción al castellano.
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hecho, uno de los relatos cotidianos de las mujeres es la dificultad que los “hombres dichos
hombres” tienen para reconocerlas como sujetos. Pareciera que los hombres no logran
relacionarse con las mujeres como pares puesto que su relación con ellas fue
históricamente, de negación o de dominación por medio del conocimiento de partes de ellas
(el útero, por ejemplo). Al cambiar la posición de las féminas, al no querer ya más ocupar
el lugar que la fantasía masculina les ha asignado, éstas demandan ser vistas y tratadas
como otras y no como el Otro, lo que está resultando trabajoso para los “machos” quienes,
en bastantes casos se sienten atacados en su integridad fálica al exigir las mujeres sus
derechos como sujetos. Reconocerlas como tales, implicaría ceder su ser. Al confundir el
pene con el Falo, estos hombres se sienten sin lugar y su identidad imaginaria se despedaza,
se quedan sin sostén y la desesperación los lleva en algunos casos, a agredir a su pareja o a
sus hijas e hijos pudiendo llegar incluso al homicidio y/o el suicidio.
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Las fórmulas de la sexuación 16
Posición masculina Posición femenina
En la parte izquierda superior , las notaciones nos sirven para plantear en el lugar de
la excepción al Amo- al reino de España representado por la figura de sus reyes católicos,
quienes por su condición de Soberanos Absolutos no están sometidos a la castración
simbólica. Esta excepción permite unir al Reino español, a España.
Del lado femenino, las notaciones nos hablan de que no hay ninguno que no esté
sometido a la castración y por tanto, a la dominación, pero se plantea como no-todo. Y es
ese no-todo el que va a emerger en las guerras de independencia y posteriormente en
nuestro caso, en los movimientos artísticos a los que aquí hemos hecho referencia.
16
Tal y como aparecen el en libro de J. Lacan, Seminario XX. Aún, Paidós, 1973.
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En el recuadro de abajo, del lado izquierdo, esos conquistadores o encomenderos.
que no son de ninguna manera divinos, sino humanos ( son sujetos) se relacionan con los de
la derecha como objetos, esto es, que poseen algo de sí que requieren pero nótese que no
hay una relación de sujeto a sujeto. Es así como Lacan en sus clases, solía ubicar un
losange en la línea divisoria de esta manera, obteniendo así la fórmula del fantasma:
lo cual quiere decir que ese sujeto sólo se relaciona con el “dominado” a partir de una
fantasía, una pantalla que recubre y regula la relación con el deseo propio, es una manera
de “no verse” en el otro, de no identificarse, lo que lo constituye imaginariamente como
radicalmente diferente.
Del lado femenino, por el contrario, la relación está dividida entre PHi (el Falo
simbólico) y La, que quiere decir que ese Otro, puesto allí en su condición absoluta no
existe. (Lacan plantea que esta notación quiere decir que LA mujer no existe, porque lo que
existe son mujeres (en plural, todas diferentes). Se puede pensar también en que en el
patriarcado, la mujeres no han tenido históricamente una existencia. Como lo plantea
Foucault 17
, la aparición de la mujeres está ligada a la histerización de su cuerpo, del cuerpo
femenino en el siglo XIX, de tal manera que no se puede considerar efectuar una
equiparación de las mujeres con los hombres.
Para resumir mi planteamiento:
17
En el texto Historia de la sexualidad: la voluntad de saber, México, Siglo XXI, 1977.
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La relación con el otro sólo es posible dentro del marco del fantasma, lo que
convierte al otro en un objeto lo suficientemente distante inserto dentro de un marco. El
marco es por tanto, necesario para que no emerja la angustia.
Lo que no se puede ver es ese deseo del Otro, que lo convierte en A tachada y por
tanto, en otro. El deseo presente en los artistas latinoamericanos de inscribir esa falta en el
Otro, que el Otro falta 18
, constituye un regicidio y algo intolerable para la fantasía española
que de hecho, aún cuenta con una monarquía. Si el otro (dominado) se corre de lugar,
¿cómo pasar de la concepción de un ser “sin alma” (problemática del S.XVI) a la paridad
(problemática del S. XX y XXI)?
CAPITULACIÓN III
España ante el espejo. La forclusión de la historia
Si el significante “América” se hace representar ante otro significante, España,
vamos a tener una estructura subjetiva que subyace. ¿De quién se trata en esta historia?
España se establece en una relación especular con América, es la “Nueva España” en la
que se refleja “la Vieja España”.19
Sabemos que España logra constituirse con la
unificación de los reinados de Castilla y Aragón y la conquista de América le va a permitir
situarse como primera potencia del mundo y de los mares. Y esto permaneció así por más
18
En su doble acepción de falla y de ausencia. El Otro Absoluto, no existe. 19
Nótese en esta historia española la permanente referencia al doble, que nos remite a las relaciones
especulares: la corona española se formó con la alianza de dos reinos, había dos reyes, una pareja, se forman
dos Españas. Sabemos por el Psicoanálisis que el montaje de las relaciones de dominación son especulares y
que es la relación en espejo la que genera la agresividad. En los vínculos sadomasoquistas, el sádico
finalmente ejerce su papel por identificación con el goce del masoquista. Al igual que el niño que experimenta
placer con la tortura de animales pequeños; ese animal torturado, es él.
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de tres siglos, por lo que su identidad se estableció en el marco de las relaciones de
dominación. ¿Qué aconteció entonces en el momento histórico en que España pierde a sus
colonias? ¿Qué sucedió con el imaginario español, con la imagen de sí sostenida desde el
poder de ejecución simbólica y real, en el momento en que se efectúa esta pérdida real?
América fría revela dos problemas que están en relación íntima:
He relatado que la puesta en sí, escamotea lo que realmente se produjo en ese
momento en esos países de América Latina. Esto se genera por los conceptos de partida,
por el punto de vista desde el que se pensó y se trabajó la exposición.
1- La reacción que ha generado nos habla de lo que he llamado utilizando el concepto
acuñado por Lacan, la forclusión de la historia de los países latinoamericanos, en este caso
concreto, del arte de esos países. El desconocimiento que manifiestan los europeos de lo
que realizan los artistas latinoamericanos, la ausencia de escritura, de inscripción simbólica
de los trazos, de las huellas dejadas, de los proyectos realizados en Europa y de las
relaciones de colaboración que mantuvieron estos artistas con los europeos, se corresponde
con los lugares de poder perdidos con las guerras por la independencia de esos países en el
transcurso de poco más de un siglo. Esta coyuntura histórica de las luchas por la
independencia y por el trazado del futuro de estos países alcanza los finales del siglo XIX.
Con el “Regeneracionismo” y la pérdida de Cuba, Guam, Puerto Rico y Filipinas con la
firma del Tratado de París en que los españoles debieron ceder el territorio a los Estados
Unidos en 1898, surge la crisis política y económica y también, necesariamente, una crisis
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de identidad. Los finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX encontrarían a España
sumida en un debate intelectual acerca del SER de España y del español. 20
¿Qué pasó con esta crisis? ¿Con qué herramientas simbólicas contó España para
iniciar el duelo de ese lugar perdido? Al perder esas colonias, ¿qué quedaría? ¿Una España
Vieja, empobrecida, decadente?
Insoportable condición, aceptar esa pérdida sería aceptar esa despotenciación para
poder iniciar un duelo que abra a lo nuevo. Frente a una tarea semejante, la utilización del
operativo de forclusión, habrá permitido mantener intacta la ilusión del pasado, siempre y
cuando eso sí, se esté ajeno en parte, a la realidad.
Por otra parte, en América Latina se forjaba el futuro y la ilusión consistía en crear
una historia nueva, la de los hombres y mujeres que se alejaban a su vez, de las relaciones
de dominación. Un nueva escritura de la historia de estos países comenzaba bajo los ideales
de universalidad y del borramiento de las fronteras. El deseo de reconocimiento ya no
estaba dirigido a un Otro, sino a lo que consideraban sus otros.
2-Si hay una forclusión de la historia, no se puede mirar al protagonista de la historia. La
mirada traspasa el espacio que aparece vacío o simplemente se obtura frente a algo que
resulta insoportable. ¿Cómo ver ahora a aquel que fue mi sometido y que me daba mi lugar
de sometedor, de conquistador, aquel con el cual podía identificarme también y a la vez
librarme de mi condición masoquista? ¿Cómo reconocer que aquel al que consideraba
inferior, sin alma y sin inteligencia, pueda ir tan lejos en su capacidad de invención?
20
El ser de España fue una preocupación intelectual de fines del Siglo XIX que surgió con el regeneracionismo. Fue una
pregunta por la esencia del español en términos identitarios. Puede consultarse: Real Academia de la historia. España.
Reflexiones sobre el ser de España. De 1998, que obtuvo el premio nacional de Historia.
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La forclusión implica un agujero en la significación porque no hay inscripción
simbólica, ni siquiera rasgos o trazos. De tal manera que en el momento de confrontación
con la realidad, se da una vuelta atrás, a los sistemas de significación antiguos. ¿El lugar
que ocupará el artista latinoamericano, la lectura que se hará del arte en América Latina, no
podrá ser otra que la lectura inscrita en el marco de la conquista y la colonización?. ¿Es así
como se traen a España los “tesoros” del Dorado por fin encontrados, los cofres cargados
de “la más completa e históricamente rigurosa ...panorámica … de esas corrientes… con
casi 300 piezas –algunas de ellas nunca vistas fuera de sus países de origen…”? (América
fría, catálogo, 2011, p. 9)
CAPITULACIÓN IV
¿Qué significa un duelo?
Freud, en su artículo “Duelo y melancolía” (1914/1976), nos plantea que el trabajo
del duelo consiste en el retiro de las catexis del objeto sobre el yo, al ocurrir la pérdida de
aquél, de tal manera que durante un tiempo perentorio el sujeto se sustrae del mundo hasta
que encuentra un objeto de sustitución. En la melancolía, “la sombra del objeto recae sobre
el yo”. Lacan es más radical y nos dice que no hay sustitución del objeto y que a la pérdida
le sucede una fractura imaginaria que requiere de ese duelo (en el sentido del duelo de
espadas). Se trataría de enfrentarse a qué era de uno y qué del otro y a reconocer lo que el
muerto se lleva de uno. La fractura imaginaria conllevaría una desestabilización con visos
de enloquecimiento y solamente la efectuación de la pérdida (dejar caer el objeto)
permitiría una inscripción simbólica que a su vez, daría paso a una reestructuración
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imaginaria. El trabajo del duelo termina entonces, en un acto y éste a su vez, permite al
sujeto nombrarse, amarrando a su vez con este acto de nombrarse, su imagen especular.
Pero este trabajo sólo puede hacerse si se vuelve sobre las huellas de la historia de la
relación con el objeto. Si hay un cortocircuito en estas huellas o éstas son inexistentes como
en el caso de la pérdida de un bebé, por ejemplo, este duelo es de muy difícil realización.
En este caso, lo que queda, es el refugio en la melancolía. Es preferible no ver y continuar
demandando del otro el lugar que tenía, añoranza de algo que nunca fue, que sólo fue una
ilusión o montar allí en ese vacío algo que coincida con esa fantasía.
¿España Hamletiana?
El recorrido por las marcas conmemorativas no nos habla de la historia de España
hasta el siglo XXI, sino que nos remite permanentemente a los reyes o héroes de esa
historia previa o a historias o mitologías de otros (como Neptuno, Cibeles) y uno de los más
recientes, de 1977, el Monumento al Descubrimiento de América, contiene textos de la
historia de la dominación, no una visión de hibridación cultural, que sería lo que se
esperaría encontrar después de tanto tiempo.
Es por eso que me atrevo a preguntar si España es Hamletiana, si hay aquí como
elemento un duelo aplazado y aún no realizado. Teniendo en cuenta el trabajo que Lacan
realiza en el seminario sobre “El deseo y su interpretación” (Lacan, 1958-1959, s.e.) en que
plantea que Hamlet procrastina el deseo al negarse a hacer el duelo por el asesinato de su
padre, que deberá culminar para él, en un acto: el de vengar la muerte del padre y asumir su
lugar como heredero, como Príncipe de Dinamarca.
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Hamlet deambula cual esquizofrénico por la ciudad, sumido en la melancolía hasta
que la pérdida de Ofelia le despierta al duelo que finalmente logra hacer. Esta segunda
pérdida es una “regresión” a la primera.
¿Será que España debe volver a su pasado, reconociendo aquello que rechazó de sí?
El reconocimiento de su pasado pasaría por el recorrido de las historias que cruzan su
territorio, las historias de los árabes, de los judíos y de la contaminación que ya estaba en su
origen y que les dejó también el contacto con sus colonizados. La historia contaminada, no
tan gloriosa y pura como la historia que quiso el Imperio. La historia de una identidad
híbrida, constituida por trazos, por rasgos de identificación con múltiples habitantes del
mundo. ¿España, como tantos otros pueblos, estaría perdiéndose de la riqueza y el goce de
su hibridación cultural?
RESISTENCIA V
CONCLUSIÓN
Desde América Latina: un nuevo arte para un nuevo continente
¿Cuál es el planteamiento que está detrás de estas propuestas artísticas y que generan temor
y necesidad de control?
El problema de reconocimiento es doble:
1- por un lado asumir definitivamente la autonomía y la independencia de estos países y de
sus los movimientos artísticos por parte de los europeos, lo que pasa por la elaboración del
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duelo por la pérdida de su lugar central y su proyecto hegemónico, así como de su identidad
de colonizador.
2- Por otro, es un problema lógico porque tanto los artistas de Uruguay como los
argentinos, los brasileños y los cubanos, plantean un arte que precisamente desafía los
principios europeos del colonialismo y del racionalismo que fueron parte de su programa
de poder y que aún operan en un cierto nivel.
Se pueden plantear entonces algunas conclusiones y perspectivas:
El siglo XX: Europa melancólica vs. varios países de América Latina cobijados bajo el
manto del progreso
Europa estaba experimentando una gran declinación gracias a la I y II guerras
mundiales, a la destrucción que generaron los horrores cometidos por el nazismo y
nuevamente, los lugares de hegemonía perdidos a manos de los Estados Unidos de
América. Mientras tanto, América Latina, ajena a la guerra, remontaba. Las exportaciones
de café y de la carne que sucedieron a las guerras de independencia, le permitieron la
mirada y el intercambio con el afuera 21
y ya para los años de 1930 del siglo XX, la
acumulación de la riqueza se traducía en la posibilidad, para algunos países productores,
de consolidar su desarrollo socio económico. El “aislamiento” de los países
Latinoamericanos en realidad nunca existió. Es en esta época, en el momento de las grandes
crisis de los europeos por las consecuencias de las guerras, que los países de América 21
Las burguesías enviaban a sus hijos a estudiar en los países europeos. Hubo una interesante opción y
voluntad hacia la educación en el siglo XIX y principios del XX y esto dio sus frutos, ya que la educación
hizo florecer todas las manifestaciones culturales. Esto explica que el Modernismo en Literatura naciera en un
país como Nicaragua, con Rubén Darío.
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Latina invertirían en sus proyectos de esperanza. La Modernidad les trajo como referente
la noción de progreso, de industrialización, de la era de la máquina y la tecnología. Por eso
la abstracción geométrica caía como anillo al dedo por la racionalidad y por el sentido de
futuro, de consolidación de la autonomía, de ruptura de las barreras y borramiento de las
huellas de pobreza y humillación dejadas por la época de la Colonia. Se trataba de construir
algo suyo, de hacerse un hogar y un nombre propio a partir de la asimilación de lo deseable
y el rechazo y superación de lo indeseable. Lejos se estaba de ser simplemente un reflejo o
una copia. Más bien se trataba de una reversión de la “Historia” por medio de un acto de
transgresión, de una revisión del mundo. Por eso, Joaquín Torres García le “da la vuelta” al
mapa a la vez que formula que “nuestro norte es el sur”. 22
El clima era propicio también
para identificarse con las utopías marxistas.
Para Pérez Oramas, no se trataría de una “asimilación” ni una “inversión” , sino de
un “displaced” práctico con la producción resultante de “alter formas” (Pérez-Oramas,
2007).
Crear el más allá de la voz del Amo
Pérez-Barreiro enfatiza que el arte argentino tiene diferencias sustanciales con
respecto al arte concreto de los europeos a pesar de la influencia que se ejercería sobre
Maldonado. El considera que el manifiesto del arte concreto de 1930 donde se apela a un
arte que no busque establecer una significación y que se sostenga en un lenguaje puramente
pictórico (definido como color, línea y forma), puede ser leído de dos maneras: 1- una
22
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búsqueda de pureza y de una verdad Absoluta o 2- es una búsqueda formal del lenguaje
pictórico. En el primer caso, Pérez-Barreiro nos recuerda que para Kepler la geometría es el
arquetipo de la belleza del mundo y que probaba la existencia de dios y esta puede ser
sustituida por el materialismo dialéctico o cualquier otra metáfora de la verdad del universo
(2011, p. 71) y casi pareciera que para Pérez-Barreiro, la aspiración por inscribirse en el
ámbito sociopolítico de la Argentina de ese tiempo, los llevaba por el camino de un ideal
que sin embargo, sería hecho realidad en conjunto con la colectividad y de manera racional.
En este punto, yo daría una vuelta al argumento de Pérez-Barreiro recordando a su
vez que el hallazgo de Kepler del movimiento elíptico, tuvo una consecuencia tremenda: el
desplazamiento de la noción de centro, lo que le causó una profunda tristeza, ya que Kepler
apostaba por el círculo que representaba un mundo perfecto. Lo que significa el
descubrimiento de Kepler es que dios cae desde ese lugar de centro del Universo. Y con él,
cae toda noción de Absoluto. La letra mayúscula divina podrá ser sustituida posteriormente
por las letras minúsculas del álgebra geométrica y aún más, los descubrimientos de Kepler
permitieron a Einstein plantear que en una geometría de tres dimensiones espacio
temporales, la trayectoria sigue el máximo de simplicidad: la línea recta. En este
desplazamiento de la noción de centro, remito aquí a la observación del uso de letras
minúsculas en los nombres propios y las letras de comienzo en las revistas y
manifiestos de los argentinos. Me permito leer esto como parte de un sentido de
democratización de las relaciones, de rechazo a toda relación de dominación o de
instauración de un amo (A), lo cual es una posición frente a Europa y a los procesos de
colonización.
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Me llaman la atención también las faltas de “ortografía” o los errores tipográficos
en las cartas, en los manifiestos porque revelan el sincretismo, podríamos interpretar, el
deseo de ir más allá del “ser argentino”, “ser uruguayo” y el sentimiento de no-ser, de
cruzar, transgredir, las barreras idiomáticas. Da cuenta también de una integración de ese
arte. Es un arte que ocupa un locus y no es un arte que “pertenezca” a una nación ni
tampoco a un artista. Lo que plantea la abstracción geométrica de esos países
latinoamericanos y que sí es un rasgo común, es su deseo de derrocamiento del Amo
colonial: es la problemática del espacio y con él, la problemática del centro, de allí que la
lectura colonialista requiera de la vuelta a la noción del TODO, que es finalmente, la
noción de la esfera.
El planteo del infinito que desplaza el centro, rompe la noción del marco y también
ataca al eurocentrismo y a toda posición hegemónica. De hecho, la idea de “Dios es
infinito” de la religión católica, es un intento de poner un límite y recuperar la idea de
centro. Desde el momento que se NOMBRA el infinito, que se convierte en una cualidad o
una atribución, se despotencia el concepto, se lo anula.
La constitución de otredades
Europa sí quiere ver lo exótico, los indígenas semi-desnudos o desnudos del todo,
las frutas, las palmas, la selva o la playa.
La ruptura del centro y del marco, ese desborde, busca constituir otredades. Las
obras pasan entonces de ser salvapantallas a acoger e interactuar con el cuerpo del otro
desde el cuerpo propio.
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Eso explica que haya mujeres allí. Implica la integración de las mujeres a la vida
cultural ya no solamente como mecenas sino como actoras, ya que pueden ser vistas como
otras y ser aceptadas con su propio lenguaje.
La obra de Gego (Venezuela) está claramente inscrita en esta línea. La Reticulárea
23desplaza el centro, introduce el trabajo manual directo con lo que incorpora el cuerpo del
artista hasta el punto de que “el ADN” del artista queda en la obra. Con esto quiero decir
que el Real del cuerpo está allí y persiste allí. Es un enfoque “geométrico” que no tiene
nada de frío ni objetivo. Podemos decir lo mismo de Oiticica, Lygia Clark y Lygia Pape
(Brasil), de los programas de integración del arte en la cura en el hospital psiquiátrico 24
así
como de los proyectos ejecutados en esos otros países, en donde se busca la integración de
las artes, la relación directa con la comunidad, marcar la presencia del arte en las calles, en
las paradas de autobuses, allí por donde transita la población civil, el común de una ciudad.
Es importante mencionar que Joaquín Torres-García, quien fundó el Cercle et carré
en París, trabajó como docente en Europa y ya desde ese tiempo, creó juguetes pedagógico
interactivos y es de destacar su labor como promotor de la unificación cultural en
Uruguay, que lo llevó a dar más de doscientas conferencias en cuatro años.
Ese deseo de alteridad que fue interpretado por escritores como Clarice Lispector y
Oswald de Andrade (manifiesto antropófago), tiene relación con la impronta de la
inmigración europea (italianos, judíos, árabes, portugueses) en Brasil, Uruguay, Argentina
y la hibridación con las poblaciones indígenas y los inmigrantes africanos (Brasil).
23
Para Pérez-Oramas (2007) , la Reticulárea cambió radicalmente el panorama artístico en Venezuela. 24
Que no se hace por “caridad”, sino porque no se diferencia la locura que está allí de la que portamos cada
uno de nosotros y nosotras.
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El cuestionamiento en acto del racionalismo cartesiano
Se produce como efecto un derribamiento de la escena sujeto –objeto propio de la
teoría del conocimiento occidental: el cuadro, el marco, es propio de una epistemología
cartesiana, mientras que la estrategia de descomposición del marco, el parangolé, los
bichos, implican una fenomenología que requiere del espectador.
Las esculturas cinéticas juguetonas y llenas de color, los penetrables, los objetos
experimentales diseñados para ser catalizadores de la construcción de comunidades;
manifiestos que llaman al juego, al placer, al goce y a la negación de la melancolía. Si bien
es cierto cada movimiento tiene sus propiedades y características, hay algo en común: el
pasado colonial que se quiere superar. Las estrategias son muy diversas:
Por una parte, la geometría, la precisión la claridad y la razón articulada a una
espiritualidad gozosa que incluye, introduce el cuerpo, y del otro lado, la integración de las
artes, el goce del lenguaje, el juego infinito de los significantes que recorren los agujeros
del cuerpo atravesado por los otros.
Y para continuar… ¿cómo podemos seguir trabajando nuestras historias? ¿Bajo qué
coordenadas?
Surgen más preguntas: ¿Qué ha devenido del fracaso de la utopías en América
Latina? ¿Se había realizado un análisis de las marcas de la historia de la colonización, un
trabajo de duelo o se quiso “dar por vista” esa materia? ¿Qué papel han jugado las
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dictaduras, los regímenes militares tan crueles en la vida de los sujetos, qué marcas ha
dejado esta historia? ¿Cómo se posiciona el arte contemporáneo frente a esto? ¿Cuáles son
las propuestas de reconstrucción de esta historia?
La historia vista desde los artistas individuales es importante también porque es el
empuje de su deseo, es una trama intrincada que implica ese deseo particular y su relación
con el otro en la medida en que el otro es insuficiente y alimenta con su insuficiencia ese
deseo que está articulado a lo histórico y contextual, las relaciones, la marca de los
acontecimientos, de los encuentros y desencuentros, de los impasses, los fracasos, lo no
logrado. Eso es algo que la clínica psicoanalítica nos ha mostrado. Pérez-Oramas (2011)
propone a los historiadores del arte y a los curadores, una metodología Warburgiana (Aby
Warburg) 25
que puede permitir abordar estas historias en la medida en que generalmente
se inscriben en una narrativa muy lejana a los “los dispar (at) es y los desastres”, a la
consideración de lo anárquico que nos sugiere Warburg y a ese algo “heroico” que se juega
siempre en el deseo.
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http://www.elpais.com/articulo/portada/ardor/artistico/America/fria/elpepuculbab/201
10219elpbabpor_37/Tes
25
Ver la crítica de arte que publiqué en el número 7 de esta revista acerca del Atlas Mnemosyne de Aby Warburg.
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Susana Bercovich
El sublime y ridículo látigo
RESUMEN
El látigo es un instrumento viejo como el mundo. Su multiplicada presencia ya lo
circunscribe como un elemento de densidad erógena. Lejos de ser privativo de unos locos
perversos, sádicos o fetichistas, el látigo es un instrumento común, fetiche de consumo,
mercancía, objeto de decoración. El objeto “látigo” es un elemento psicoanalítico que se
rastrea aquí en el ensayo freudiano de “Pegan a un niño” y de este en relación con el
ternario de ley-castración-castigo, así como de los diferentes modos de “disolución-de-sí”,
en tanto castigo y privación.
Palabras clave: Ley, castigo, castración, látigo, perversión
ABSTRACT
The whip is an old instrument as the world itself. Its multiplied presence is circumscribed
as an element of erogenetic density. Far from being privative of some crazy perverts,
sadists or fetichists, the whip is a common instrument, fetish of consumerism, merchandise,
and object of decoration. The object “whip” becomes a psychoanalytic element that is
traced here based on the Freudian essay, “A child is being beaten” as related to the ternary
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law-castration-punishment; and also according to the different modes of “desolution-of-
oneself”, that is punishment and privation.
Key Words: Law, punishment, castration, whip, perversion
Susana Bercovich
El sublime y ridículo látigo
Psicoanalista miembro de L’Ecole lacanienne de Psychanalyse
El látigo es un instrumento viejo como el mundo. Su multiplicada presencia ya lo
circunscribe como un elemento de densidad erógena. Entre sublime y ridículo, no falta
nunca en los sex shops, presente tanto en la performance pornográfica como en los antiguos
escenarios pedagógicos, elemento policial, tampoco falta en las honorables familias. Lejos
de ser privativo de unos locos perversos, sádicos o fetichistas, el látigo es un instrumento
común, fetiche de consumo, mercancía, objeto de decoración.
I- Sobre “Pegan a un niño”
Perturbador, turbador. Su carácter masturbador es presentado por Freud (1985b) en
un texto de 1919: “Un niño es azotado”, conocido en español como “Pegan a un niño”. El
subtítulo: “Contribución al conocimiento de la génesis de las perversiones sexuales”.
Freud anuncia que se ocupará de la génesis de la perversión y descubrimos que el
valor de su ensayo consiste en mostrar la estructura perversa del fantasma de cualquiera.
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Reencontramos allí al Freud de 1905, el de los “Tres ensayos de teoría sexual”, un Freud
freudiano, visionario y queer, para el cual la sexualidad es infantil, y la sexualidad infantil
es perversa, de modo que la perversión es normal. Es justo en ese mismo trabajo donde
aclara que la heterosexualidad no es lo normal-natural, y por lo tanto, requiere también ser
estudiada; declaración que lo ubica lejos de sus contemporáneos.26
“Pegan a un niño” no es un tratado sobre la perversión como un desvío. Ser azotado
por el padre, nos dice Freud, es una fantasía erógena, masturbatoria y universal (entonces,
una vez más, la perversión es normal).
Menciona seis casos, hoy que se abrieron los archivos de Freud, sabemos que se
trata sobre todo de uno: su hija Anna que estaba en análisis con él, lo que en nada invalida
el texto freudiano.
He aquí el análisis de “Pegan a un niño”: El padre castiga al niño por su deseo
incestuoso, pero en ese castigo lo que se obtiene no es la supresión del deseo sino... ¡Oh,
sorpresa! El látigo proporciona, nos dice Freud, un plus de placer.
Siguiendo el texto, la fantasía cumple una doble función: por un lado sustituye un
deseo erótico hacia el padre, es decir que lo realiza, y al mismo tiempo lo castiga. Ser
azotado es equivalente a ser amado por el padre.
La ley castiga el deseo prohibido pero el castigo incrementa y prolonga el deseo.
Más allá de la fábula edípica, el asunto que ventila Freud tiene algo de enorme y
paradojal: la ley del látigo es una vía de insistencia y de exacerbación del goce que
pretende legislar.
26
Donde se lee: “En el sentido del psicoanálisis, entonces, ni siquiera el interés del hombre por la mujer es
algo obvio, sino un problema que requiere esclarecimiento…” Ibid. Nota al pié Nº 13, pp. 131-132.
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Freud tuvo el valor de deslizarnos en “Pegan a un niño” una verdad innegable, y
para él mismo, engorrosa: el látigo, el padre, el tirano, el verdugo, la víctima, el castigo, son
fuentes erógenas, de excitación. Hay una conjunción ley-goce-castigo.
El contrapunto del gusto por el látigo no puede ser sino es un placer en el
sometimiento.
Dos año más tarde, en “Psicología de las masas y análisis del yo” Freud (1985c)
establece que el lazo entre la masa y el líder es un lazo erótico. En el filo del látigo hay un
gusto por la recreación de un Gran Otro en sus versiones diversas: El padre que azota, el
líder que ordena a la masa, Dios que exige sacrificios, inventamos nuestros ídolos sólo para
arrodillarnos ante ellos. Es justo el punto de escándalo: Estas invenciones-soportes-de-
existencia27
son a la vez figuras que develan el carácter erógeno de la autoridad. La
idolatría de Dios en sus diversas versiones muestra entonces también lo atractivo del
castigo y de la sumisión.
Bastaría con abrir los ojos ante evidencias tan banales como mayúsculas: El látigo
como instrumento a la vez pornográfico y policíal, es un indicador suficiente tanto del
carácter excitante de la autoridad como de su correlato: un gusto en la obediencia o, como
lo llama Freud, un masoquismo erógeno.
¿Cómo es posible que un elemento sea a la vez excitante y temido? Es lo que nos
enseña el psicoanálisis, lo que constatamos en el consultorio, en nuestras vidas, en la calle.
Una evidencia que se resiste a ser admitida y que a la vez se muestra en todas partes: Por
27
En el seminario “La Angustia”, Lacan señala el shofar, no como un llamado de Dios, sino al revés, el shofar
es un llamado de los hombres a Dios, pues si Dios se olvida del hombre, ¿de dónde sostiene este su
existencia? Clase del 22 de mayo de 1963, versión JL. La necesidad de inventar Otro como soporte de
existencia tiene todo que ver con este desarrollo.
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ejemplo, en el hecho de que la autoridad, los uniformes y el espectáculo violento
constituyen con frecuencia un telón de fondo de las películas llamadas pornográficas.
Nos gusta el látigo, pensémoslo dos segundos, es un verdadero problema. Podemos
aceptar con cierta facilidad que nos gusta mandar y dominar (el poder está sobre valorado
en occidente), pero no admitimos el gusto en el sometimiento porque la pérdida de poder
es degradante. Por mi parte veo en la idolatría un escollo social, político y subjetivo de
donde sólo un cambio en nuestros gustos nos podría arrancar.
II- La ley goza
La ley produce el objeto de deseo al circunscribirlo como prohibido, la ley crea el fuera
de la ley. “El pecado hace al pecador”, cita Lacan a Pablo. El castigo incrementa el motivo
del castigo. Hay una fibra de la ley que potencializa lo mismo que pretende frenar. Aún en
su función reguladora y como condición para la vida comunitaria, la ley no es toda pureza,
bondad y justicia, sino que posee este carácter opaco que hace a la impotencia jurídica: hay
un goce en el ternario ley-trasgresión-castigo. La ley, goza.
Que la ley goza es otro inadmisible. Nos gusta fabricar pares de opuestos y mantenerlos
a distancia. Se suele recortar a la ley como buena, oponerla al goce, como malo. Hay un
gusto por distinguir artificialmente el bien del mal. Es del mismo corte que el gusto por
Dios, la trascendencia y la idolatría.
Pero la ley no es lo opuesto al goce. Es lo que indica Lacan (1979) al acudir a Sade para
leer a Kant. “Kant con Sade” no es un texto sobre el fantasma perverso (hay una tendencia
a leer “Pegan a un niño” y “Kant con Sade” como textos sobre la perversión, tendencia que
muestra, dicho sea de paso, una especie de necesidad perversa de perversión). Lejos de ello,
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Lacan lee a Kant con Sade para apuntar al hecho de que el imperativo kantiano es de la
misma factura que el látigo sadiano. El orden de la ley está del lado de lo que en Sade es
una Voluntad, un Imperativo de goce.
Que la ley goza es el contrapunto del gusto por el látigo. Sin embargo nos aferramos a
un dualismo a ultranza. Incluso en la literatura psicoanalítica aparece la creencia (pues es
una cuestión de fe y creencia) en la ley y la palabra como buenas, el goce como malo. Por
ejemplo en su libro “Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos”, E. Roudinesco
(2005) despliega lo que anuncia en el título: el confortable “ellos” versus nosotros: “ellos”
los perversos, “nosotros”, gente de bien.
Enfermos de binarismo, no podemos admitir las relaciones móviles, inestables o de
continuidad.28
Y aún cuando todo indica que el bien produce el mal como lo excluido de
ese bien, no soltamos la dicotomía. Los pares de opuestos tienen algo de espectacular.
III- Estéticas horizontales
Habría más de un modo de renunciar, de perder el poder y de dejar caer el tiránico
ego.
Modos de disolución de sí: O bien una disolución con entrega y sacrificio, es decir
renunciar a sí en pos de Otro: Dios, el rey, el padre, el jefe, (es lo que escuchamos y a lo
que asistimos con gran frecuencia), allí entra el látigo como instrumento amboceptor. O
28
Podemos mencionar algunos autores y pensadores, militantes foucaultianos, feministas y queers, que desde
estilos y prácticas diferentes, cuestionan de hecho el pensamiento binario proponiendo relaciones de
continuación, prolongación, movilidad, inestabilidad: Leo Bersani (homocidad), Donna Haraway (la figura
“cyborg”), Beatriz Preciado (desfalicización del falo) David Halperin (la estética “camp”), Joan Copjec
(espacios comunes y móvilidad), y sin duda muchos otros. En la lista también figuran Freud (por ejemplo
“Pegan a un niño), Lacan (sus tres registros), Deleuze, Guattari (Rizoma) etc. Hay en ellos un movimiento de
desfalicización, descentramiento y estallido de categorías. Y más allá, es la propuesta de una estética muy
distinta a la de la verticalidad del látigo, es lo que llamo “estéticas horizontales”.
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bien una disolución sin entrega ni sacrificio, sin intenciones, sin Dios ni padre, sin Otro
mayúsculo y sin Ideal, donde el látigo sale sobrando. En este caso se trata de una renuncia
sin recuperación, una pérdida de sí placentera (el paradigma puede ser el orgasmo como la
pequeña muerte).
Pero también existen formas de disolución ordinarias, cotidianas, del siguiente tipo:
Jean Genet le pregunta a su amigo, el escultor Alberto Giacometti, sobre las razones que lo
llevaron a esculpir a ese perro flaco y cabizbajo, único animal en el atelier. Respuesta: “Un
día salí a la calle y yo era ese perro”.
Volverse un cualquiera, un “X”, vaciarse de sí para prestarse a…(la transferencia,
por ejemplo), es también, después de todo, el lugar del analista.
Inspirada en Foucault diría que estas disoluciones sin entrega a otro tienen que ver
con un olvido de sí como una forma de cuidado de sí.
Ciertas artes nos muestran el modelo de disolución, movilidad, descentramiento,
inestabilidad, ambigüedad, contra las formas fijas anonadantes, enmarcadas, violentas e
hipnóticas. También en el orden estético se presentan dos posiciones: disolución y
descentramiento (olvido de sí, pérdida del poder) o consistencia y erección (dominio, un yo
hiperbólico, falicización del poder) Allí hay una distinción estética y política (Hay una
política en la estética).
Reconocer que lo malo puede estar en un afuera que es también un adentro, podría
ser pacificador. Por otro lado admitir lo que Freud admite en 1919, admitir y precisar
nuestros gustos (por ejemplo el gusto por el látigo y la obediencia), puede ser un modo de
transformar esos gustos y esa obediencia, entonces, de transformarnos.
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Referencias
Bercovich, S. (2004). La dicha en la esclavitud. Me cayó el veinte, 12. 1.
Bercovich, S. (2010). Lectura crítica de un estilo. Me cayó el veinte, 21.1.
Bersani, L. (1999). ¿Es el recto una tumba? Cuadernos Litoral, 1.1.
Freud, S. (1985a). Tres ensayos de teoría sexual. 1905. Obras completas, Vol. 7. Buenos
Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1985b). Pegan a un niño. 1919. Obras completas, Vol. 17. Buenos Aires:
Amorrortu.
Freud, S. (1985c). Psicología de las masas y análisis del yo. 1921. Obras completas, Vol.
18. Buenos Aires: Amorrortu.
Glasman, S. (1983). Superyó, nombre perverso del padre. Revista Conjetural, 2. 1.
Lacan, J. (1979). Kant con Sade. 1963. Escritos II. México: Siglo XXI.
Roudinesco, E. (2009). Nuestro lado oscuro. Una historia de los perversos. Barcelona:
Anagrama.
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Crítica de arte
Priscilla Echeverría Alvarado
Psicoanalista
Universidad de Costa Rica
Come, niño, come
Katharina Grosse: la arquitectura del color
http://www.katharinagrosse.com
Una mujer enfundada en un traje protector, guantes, botas. Se desplaza en una plataforma
rodante, armada de un compresor. Con movimientos vigorosos mancha las paredes del
cubo blanco en una prestigiosa galería o un museo. Katharina Grosse 29
nos demuestra
que no tiene miedo del color ni del espacio. Artista alemana, radicada en Dusseldorf y en
Berlín, ha realizado su trabajo en muchas galerías y museos importantes del mundo. Esta
es su segunda exposición en la galería Helga de Alvear en Madrid donde nos da a ver siete
pinturas enmarcadas en grandes formatos hasta de cuatro metros por tres que se han
29 Exposición en la Galería Helga de Alvear. Dr. Fourquet, 12. Madrid, del 11 de Noviembre al 9 de Enero del 2011.
Katharina Grosse nació en Freiburg/Breisgau en 1961 y vive en Berlín. Desde el 2000 al 2010 fue profesora en la
Kunsthochschule Berlin-Weissensee y edesde el 2010 es profesora en la Kunstakademie Düsseldorf.
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dispuesto en dos grandes salones de paredes blancas. Si bien no nos presenta sus site
specific en esta ocasión, el uso monumental del color y el espacio, las capas múltiples
superpuestas de colores primarios y secundarios produce un poderoso estímulo al ojo. Y
esta, es solamente una muestra de los alcances de la obra de Grosse quien con la
arquitectura como soporte, transgrede todo límite y arremete contra las paredes, techos y
ventanas y a veces, arrastra los verdes, amarillos, rojos y azules hasta las fachadas y el
césped. Produce así un efecto tridimensional en la pintura. Grosse es sensualidad pura de
tal fuerza que hace parpadear a los colores, creando una suerte de movimiento tintilante. A
su paso, no hay nada que se le resista, desborda cualquier límite y ella sabe muy bien qué es
lo que busca y lo goza sin complejos. No necesita palabras para articular un discurso
liberador que en este caso, es terriblemente femenino. Lo adecuado, discreto, callado y
contenido caen derretidos por la pared en una fina capa acrílica para dar paso a lo
espontáneo, elocuente y seductor. Imposible no recordar la orden de:”no salirse de los
bordes!” de las lecciones de dibujo y pintura de la infancia. Pero ella nos propone hacer
exactamente lo contrario y comernos el espacio y el color, como quieren hacer los niños y
las niñas. Y es que la obra de Katharina Grosse es toda una propuesta teórica. Para ella, la
pintura no es un sistema coherente que tome forma a partir de los bordes. Una pintura no es
una ventana; más bien, nos dice, cualquier cosa es una ventana, porque toda superficie es
ilusoria y la pintura puede ser elemento articulador en el constante cambio. En sus inicios
trabajó capa a capa dos colores, insertando textura como barro o cera y conservando ese
gesto original de vuelta a lo básico, al movimiento vertical de arriba hacia abajo. Pronto
descubrió la interacción del color y desde 1998 utiliza la pintura en spray aplicada
directamente a las paredes o recientemente, a las formas que esculpe con styrofoam cortado
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con alambre caliente o con fibra de vidrio así como a los acrílicos pulverizados que
semejan la tierra. Su técnica de pintura es inmediata, pensar y pintar son simultáneos,
como en Paul Klee y Kandinsky, pero sus enormes superficies violentan la arquitectura y
producen un efecto en el espectador, ese que buscaban los futuristas y el Blaue Reiter. Si
bien es heredera del expresionismo alemán, nos sostiene que hay narrativa en su trabajo, ya
que cada nueva pieza refiere a la anterior, retoma esas ideas otra vez, pero en un lugar
diferente y bajo otro punto de vista. Reconoce que se identifica con esa historia que
proviene de Lovis Corinth, representante de la Secesión y con el estallido cromático de
J.W. Turner. Pero también esta artista mujer extraordinaria, es capaz de admirar el
atrevimiento de Robert Smithson y el poder popular anónimo del graffiti.
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Creación literaria
Norman Marín Calderón
Filólogo y psicoanalista
Universidad de Costa Rica
El coloquio de los palabristas:
A propósito de la poesía de Olvido García Valdés
y la instancia de la letra de Jacques Lacan
Sólo lo que hagas y digas
eres, incierto lo que piensas, invisible
lo que sientes dentro de ti.
¿Qué significa
dentro de ti? Nada eres si, como dicen,
no es intersubjetivamente comprobado
(al menos comprobable). Juan de la Cruz no es
más que unos poemas, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe, sólo palabras.
¿Qué significa
intersubjetivamente? ¿Cuántos sujetos
hacen falta? ¿Cuántos que digan
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a la vez: Juan de la Cruz, Emily
Dickinson, Edgar Allan Poe son cimas
de la vida humana, cimas
de la miseria humana en este hermoso
mundo?
Olvido García Valdés
(Asturias, España, 1950-)
(Recuperado de Adarve..., n.º 6 (2013): Pág. 31)
La condición esencial de todo psicoanálisis es la palabra. El resonar del significante
en el gabinete analítico hace posible la emergencia del inconsciente. Por analogía, la poesía
tiene lugar cuando la letra llega a fundarla. La materialización de la voz poética acaece en
el flujo de la palabra a través del texto. Por ello, tanto el analista como el poeta son capaces
de instalarse en su lugar correspondiente en virtud del advenimiento de la palabra: analista
y poeta están constituidos a partir de la letra que pone sus funciones en movimiento. En
este sentido, y re-significando la máxima lacaniana, podríamos aseverar que el inconsciente
está estructurado como un poema,. . . o viceversa. En tan intrincado palimpsesto es que los
palabristas inauguran un coloquio —banquete de palabras, silencios y recuerdos en torno al
sujeto y sus avatares en el mundo. Para eso el analista hace retumbar la poesía de la
española Olvido García Valdés advirtiéndoles que de lo que va a escribir, brevemente, es
sobre el llamado de Olvido sobre nuestra condición de seres-en-el-mundo, a propósito del
Deseo que nos habita a todos, ahí donde hay un Otro que nos precede.
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Al intentar poner la letra sobre el papel, me aseguraré de que comprenda (yo, por supuesto)
que el Deseo es siempre deseo del Otro. Me alegra mucho saber que Olvido me recuerda.
Y a propósito, Olvido analiza y el analista poetiza, y así nuestras palabras se intercalan
como una red de alianzas que canta (las bastardillas son de Olvido, las otras son mías):
Debemos partir de la intersubjetividad radical,
De la admisión total del sujeto por otro sujeto. . .
Mientras permanezcamos en el registro psicoanalítico será preciso admitir
La intersubjetividad desde el origen:
Lacan dixit.
Pero ¿qué significa intersubjetividad?
Significa la intromisión del Otro en mí,
Para poder, así, cohabitar un mismo Deseo.
¿Qué significa dentro de ti?
Llanamente, que no somos nadie si no hay Otro que me albergue,
Nada eres si, como dicen, no es intersubjetivamente comprobado
(al menos comprobable).
Por lo tanto, soy en virtud del Otro que me reclama y no me olvida,
Recuerda, Olvido
¿Cuántos sujetos hacen falta?
Otro, diría Lacan, un gran Otro que es todos a la vez,
Esos otros que me hacen falta para estar completo,
Y como me faltan, deseo.
Para Lacan, el deseo es deseo de completitud, de fusión unívoca,
Ése que el sujeto busca con ahínco en un círculo infinito
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De suplementos metonímicos.
De ahí que deseo eso que no tengo, y como me falta,
Lo busco hasta la in-saciedad,
A sabiendas, por lo menos en lo inconsciente,
Que nunca lo tendré,
Porque nunca lo tuve y está perdido desde siempre,
Vacío par excellence.
Mi vacío es este tiempo que se extiende
Reflejada en los otros,
Su envejecer, su fealdad es la mía.
Te hablo,
Pero sólo puedo hablarme.
Soy yo, pero con el Otro,
No existe el Uno sin el Otro.
No estamos solos. . . jamás.
Ahora está el yo, el otro y la palabra:
Ya no somos dos,. . . somos tres, pero siempre Uno.
La palabra es el médium fundador de la relación intersubjetiva
Y retroactivamente modifica a ambos sujetos;
Lacan dixit.
Por lo tanto, el lenguaje precede y determina nuestra subjetividad,
La que compartimos con un gran Otro —Ese que son todos los demás.
El lenguaje engendra nuestra identidad ahí donde acaece nuestra primera pérdida,
Ese gran Otro primigenio que nos dejó por alguien mejor que nosotros —nuestro Padre,
Pero sigue vivo y actuante en la cadena infinita de mi deseo —cadena significante.
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Desgraciadamente el significante —El Significante— está en el Otro, y allí se ha perdido.
La palabra aviva mi deseo, sin jamás poder colmarlo,
Cada vez que intento asirlo, me topo con el muro del lenguaje.
El tiempo proyecta las palabras contra un fondo vacío,
. . . letra que con sangre entra detenida.
Con la palabra entra la falta que el Otro ha fecundado:
Esta posición del Otro creando y sosteniendo la falta infinita de mi existencia,
Lacan la llama Deseo.
El deseo es deseo del Otro, el Otro es su apeo y su sostén,
El deseo no es sin objeto:
Lacan dixit.
Te oigo dentro mí,
Me miras desde lejos. Yo te miro a ti, escucho.
Somos Uno, somos Dos, somos tú y yo, el Sujeto y el Otro, somos Todos.
Somos Todos y las Palabras.
Parecemos tan distintos, pero somos tan iguales, somos lo mismo:
Son tan distintos el gorrión y la alondra,
Y por ser tantos y tan distintos,. . . deseamos.
¿Qué deseamos?
Tantos yoes, tantos Otros, pero, al fin de cuentas, qué puta deseamos. . .
Deseamos ser el deseo del deseo del Otro,
Deseo otro —del Otro.
Pero, ¿Qué deseamos?
Mucha filosofía lacaniana, y nada de respuestas asertivas
Y aunque penen las feministas, aquí viene la respuesta:
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Deseamos el Falo, sí, con mayúscula, aunque nos duela,
Ese que no es el pene —¡pobres los machos!
Sino el Significante primordial perdido desde siempre.
Ese que es Todo, y Nada a la vez:
Rasgo Unario, Falo Imaginario, Falta Fundante, Madre Nutricia, das Ding.
El que nos deslumbra yendo tras Él para sabernos deseantes, pues
Todo queda en suspenso cuando llega.
Eso que creímos haber tenido y perdido, pero que en realidad nunca existió.
Sabemos que no estamos solos,
Que somos Uno con el Otro (Rimbaud),
Y que aún muertos, somos dos los que nos vamos,
Celebremos el Deseo que nos anima,
Y cantemos jubilosos frente al espejo:
. . . metida en sí (identificar: apropiarse del semejante,
Ser consciente: es algo de la muerte). . .
Por lo tanto, muertos, sí, pero
Agradecidos con Olvido que (nos) recuerda . . .
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Resúmenes y Abstracts
María del Rocío Murillo Valverde
Sobre la diferencia sexual: Una interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana acerca
de la sumisión por amor en algunas mujeres
(Cuarta parte: implicaciones teóricas y consecuencias clínicas para abordar el fenómeno
de sumisión en nombre del amor en algunas mujeres)
RESUMEN
El presente escrito es cuarto y último de una serie artículos, que pretende dar cuenta de una
investigación que se realizó como tesis de graduación en psicología, Universidad de Costa
Rica (de la cual la directora de esta revista fue directora), titulada: Sobre la diferencia
sexual: una interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana acerca de la sumisión por
amor en algunas mujeres. Dado que la investigación no fue de índole únicamente
conceptual, pues pretendía abordar un fenómeno discursivo con conceptos, se ideó una
estrategia investigativa, basándose fundamentalmente en enfocar la argumentación como un
puente entre dos asideros: uno, la construcción del fenómeno (basada por lo menos en cinco
elementos: clínica, denuncia feminista, psicología feminista diferencial, la psicología para
el gran público y la literatura y otras manifestaciones del arte), y el otro, la teoría
psicoanalítica freudiana y lacaniana en torno a lo femenino, tomando como categorías
fundamentales: la tópica lacaniana RSI y los planteamientos sobre el Edipo femenino en
Freud y en Lacan. La reflexión teórica entre estos dos asideros se dividió en tres pasos
metodológicos: 1. Construcción de las bases estructurales para pensar la diferencia sexual,
la feminidad y el amor, 2. Pensando la diferencia sexual y la feminidad desde el sesgo del
Edipo femenino y 3. Implicaciones teóricas para leer el fenómeno de sumisión por amor en
algunas mujeres.
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La primera parte de este trabajo se publicó en la revista Otra escena, número 5, volumen 1,
y consistió en dar cuenta de cómo se construyó el fenómeno discursivo, que llamé
“sufrimiento en nombre del amor en algunas mujeres”, así como la pertinencia de
interrogar a la teoría psicoanalítica – específicamente lacaniana – con respecto al mismo.
La segunda parte se tituló “Bases teóricas estructurales para abordar la diferencia sexual, la
feminidad y su relación con el amor desde conceptos del psicoanálisis en Freud y Lacan” y
se publicó en Otra escena, número 6, volumen 1. Ahí se enfatizan los conceptos de Ley de
Prohibición del Incesto y Edipo, como equivalentes para la cultura y el sujeto
respectivamente. La tercera parte pretende dar cuenta de la reflexión en torno al Edipo
femenino específicamente, en Freud y Lacan y se publicó en la Revista Otra escena,
número 7, volumen 1. El presente artículo pretende ser conclusivo, al abordar la hilación
entre el fenómeno, las bases teóricas, y la lectura minuciosa sobre el Edipo femenino,
proponiendo también implicaciones clínicas.
Palabras clave: Edipo, Edipo femenino, mujeres, amor, sufrimiento
ABSTRACT
This paper is the fourth and last of a series of articles that pretend to expose a research done
as a thesis in Psychology, at the University of Costa Rica (in addition, the tutor of that
thesis was the director of Otra escena) named Sobre la diferencia sexual: una
interrogación a la teoría psicoanalítica lacaniana acerca de la sumisión por amor en
algunas mujeres. Since the research was not only theoretical, because it pretended to
explain a social and clinical phenomenon, a methodological strategy was built, based in
focusing the argumentation as a bridge between two “handles”: one, the building of the
phenomenon (based on five elements at least: clinical practice, feminist denunciation,
differential feminist psychology, self-help psychology and literature and art
manifestations), and the other “handle” was Freudian and Lacanian psychoanalytic theory,
specially about femininity, taking as fundamental categories the feminine Oedipus in Freud
and Lacan, and the Lacanian topic RSI. The theoretical reflection between the two
“handles” was divided in three methodological steps: 1. Building of the structural basis to
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think the sexual difference, femininity and love, 2. Thinking sexual difference and
femininity from the slant of feminine Oedipus, and 3. Theoretical implications to read the
phenomenon of submission in the name of love in some women.
The first part was published in Otra escena, number 5, volume 1, and consisted in trying to
explain how was built a phenomenon of discourse that I called “submission in the name of
love in some women” and the need of questioning the psychoanalytic theory. The second
part: “Bases teóricas estructurales para abordar la diferencia sexual, la feminidad y su
relación con el amor desde conceptos del psicoanálisis en Freud y Lacan” was published in
Otra escena, number 6, volume 1. Concepts as Incest taboo and Oedipus are emphasized,
as equivalents for culture and subject respectively. The third part intends to expose the
reflection on Feminine Oedipus, specifically in Freud and Lacan, and was published on
Revista Otra escena, número 7, volumen 1. The present article intends to make a synthesis
and conclusion, exposing the reflections about the phenomenon and the interpretation we
can make of it with the theoretical work on culture and women’s Oedipus, also proposing
some clinical implications.
Key words: Oedipus, Feminine Oedipus, women and love, suffering
Priscilla Echeverría
El arte Latinoamericano ignorado
La abstracción geométrica en América Latina de 1934 a 1973
RESUMEN
Este ensayo presenta una crítica a la exposición “América fría. La abstracción geométrica
en Latinoamérica (1934-1973)”, que presentara la Fundación Juan March en Madrid,
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España en 2011. El punto de partida es el desconocimiento que el sistema del arte europeo
revela con respecto al arte Latinoamericano y se llega a la conclusión de que lo que podría
estar en juego es del orden de una forclusión de la historia al existir América Latina
solamente como referente colonial. Esto no permitiría entonces establecer un
reconocimiento del verdadero valor de las producciones artísticas de esta región.
Palabras clave: abstracción geométrica, arte Latinoamericano, forclusión, colonización,
duelo.
ABSTRACT
This essay presents a critique to the art exhibit “Cold America. The geometrical abstraction
in Latin America (1934-1973)”, presented by the Foundation Juan March in Madrid, Spain
in 2011. The starting point is the lack of knowledge that the European art system reveals
with regard to the Latin American art, and comes near to the conclusion of that what might
be at stake is of the order of a foreclosure of the history since Latin America exists only as
colonial modal. This would not allow then to establish a recognition of the true value of the
artistic productions of this continent.
Key words: geometric abstraction, Latin American art, foreclosure colonization, grief
Susana Bercovich
El sublime y ridículo látigo
RESUMEN
Revista Otra escena, volumen 1, número 8, agosto 2011. ISSN: 1659-4134
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El látigo es un instrumento viejo como el mundo. Su multiplicada presencia ya lo
circunscribe como un elemento de densidad erógena. Lejos de ser privativo de unos locos
perversos, sádicos o fetichistas, el látigo es un instrumento común, fetiche de consumo,
mercancía, objeto de decoración. El objeto “látigo” es un elemento psicoanalítico que se
rastrea aquí en el ensayo freudiano de “Pegan a un niño” y de este en relación con el
ternario de ley-castración-castigo, así como de los diferentes modos de “disolución-de-sí”,
en tanto castigo y privación.
Palabras clave: Ley, castigo, castración, látigo, perversión
ABSTRACT
The whip is an old instrument as the world itself. Its multiplied presence is circumscribed
as an element of erogenetic density. Far from being privative of some crazy perverts,
sadists or fetichists, the whip is a common instrument, fetish of consumerism, merchandise,
and object of decoration. The object “whip” becomes a psychoanalytic element that is
traced here based on the Freudian essay, “A child is being beaten” as related to the ternary
law-castration-punishment; and also according to the different modes of “desolution-of-
oneself”, that is punishment and privation.
Key Words: Law, punishment, castration, whip, perversion
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Currículum vitae editor invitado
Norman Marín Calderón
Psicoanalista y filólogo. Doctor en Letras por Purdue University, Estados Unidos. Magíster
en Psicoanálisis del Instituto de Altos Estudios Universitarios de la Universidad de León,
España y por el Centro de Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos de la Fundación
Mexicana de Psicoanálisis. Y Magíster en Literatura Inglesa por la Universidad de Costa
Rica. Autor de los libros Borges ◊ Freud ◊ Lacan: Los senderos trifurcados del deseo
(México, D.F.: Ediciones Eón, 2009) y La invención lacaniana del objeto (a): causa de
deseo / plus de gozar (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 2013), así como de
artículos sobre psicoanálisis, literatura y estudios críticos. Se ha desempeñado como
docente e investigador en Costa Rica, Nicaragua, México y los Estados Unidos. Marín
Calderón está interesado en las relaciones entre literatura y psicoanálisis, especialmente en
los campos de la sexualidad, la subjetividad y las estructuras clínicas. Actualmente se
encuentra trabajando en su próximo libro sobre la mirada y la pulsión escópica en
psicoanálisis. Es profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica y ejerce
su práctica clínica psicoanalítica en San José de Costa Rica. Dirección electrónica:
Currículum vitae Directora
Priscilla Echeverría Alvarado
Psicoanalista. Estudiante del Máster en arte contemporáneo y cultura visual de la UAM-
UCM y Museo Nacional Centro de arte Reina Sofía de España. Magister Sc. en teoría
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psicoanalítica otorgado por el Centro de Investigaciones y estudios psicoanalíticos de
México. Licenciatura en Psicología, Universidad de Costa Rica. Fundadora del Grupo de
los martes a las 7 p.m., dedicado a la transmisión del psicoanálisis desde 1991 y del
programa de formación en Psicoanálisis. Directora fundadora de la revista Otra escena. Es
profesora asociada en la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica Vive en
Madrid. Dirección electrónica: [email protected]
Currículum vitae Comité editorial
Víctor Javier Novoa Cota
Psicoanalista. Doctor en Fundamentos y desarrollos psicoanalíticos por la Universidad
Autónoma de Madrid y Complutense de Madrid, España y candidato a doctor en
psicopatología fundamental de la universidad de París VII, Denis Diderot. Maestría en
Psicología Clínica. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Especialidad en
Psicoterapia en Instituciones. Clínica San Rafael, México. Profesor e investigador en el
Instituto de Investigación y Posgrado de la Facultad de Psicología de la Universidad
Autónoma de San Luis Potosí de México.
Co-director de la Revista de Psicoanálisis y Cultura “La Máscara Palabra-ética.
Universidad Autónoma de San Luis Potosí y la Universidad Veracruzana Poza Rica. Más
de treinta artículos especializados en revistas nacionales e internacionales. Autor del libro
“Psicoanálisis, Teoría y Clínica” editado por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
Vive en San Luis Potosí, México. Dirección electrónica: [email protected]
Revista Otra escena, volumen 1, número 8, agosto 2011. ISSN: 1659-4134
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Francisco Rengifo
Psicoanalista. Psicólogo clínico de la Universidad Nacional de Colombia, ejerce en el
Hospital Sainte-Anne de Paris. D.E.A de Psicoanálisis de la Universidad de Paris VIII.
Especializado en “Trastornos de la audición y salud mental” Universidad de Paris V-René
Descartes y en “Criminología aplicada al peritaje mental”, Universidad de Paris V-René
Descartes. Miembro de la Fondation Européenne pour la Psychanalyse y de Espace
Analytique. Dirección electrónica: [email protected]
Lucía Molina
Psicoanalista. Maestría teoría psicoanalítica Universidad Veracruzana,
México.Licenciatura en Psicología. Universidad de Costa Rica. Profesora de la Escuela de
Psicología de la Universidad de Costa Rica. Responsable del Centro de Atención
Psicológica (clínica abierta) de la Escuela de Psicología de la UCR. Co-responsable del
Programa de formación en Psicoanálisis del Grupo de los martes. Costa Rica. Presidenta de
Acieps (Asociación costarricense de investigación y estudio del psicoanálisis –Costa Rica-)
Vive en San José, Costa Rica. Dirección electrónica: [email protected]
Sonia Cru ñiga
Psicoanalista. Maestría en Psicología. Universidad de Costa Rica. Licenciatura en
Psicología. Universidad de Costa Rica. Profesora en La maestría en Psicopedagogía de la
Universidad La Salle, Costa Rica. Co-responsable del Programa de formación en
Psicoanálisis del Grupo de los martes, Costa Rica. Vive en San José, Costa Rica. Dirección
electrónica: [email protected]
Revista Otra escena, volumen 1, número 8, agosto 2011. ISSN: 1659-4134
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Adriana Flórez López
Psicoanalista y filósofa mexicana-española. Fue becaria de investigación en el Instituto de
Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, en
cuyo Departamento de Publicaciones también colaboró con tareas editoriales. Practica
clínica desde 1992. Actualmente tiene su consulta en Madrid. Fue miembro de la
asociación franco-española Analyse Freudienne/Análisis Freudiano. Es Diplomada en
Estudios Avanzados de Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente
desarrolla una tesis doctoral en torno al potencial crítico del psicoanálisis inscrita en el
programa Fundamentos y Desarrollos Psicoanalíticos de la misma universidad. Ha
colaborado como autora con las revistas El Rapto de Europa, Diván el Terrible, Analyse
Freudienne Press, así como con Isegoría y Arbor del Instituto de Filosofía del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, CSIC. También es coautora del libro “La violencia
sobre las mujeres”, Catriel 2011. Ha impartido clases de filosofía en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM y en la Universidad para Mayores Comillas, de Madrid.
Vive en Madrid. [email protected]
Revista Otra escena, número 7, volumen 1, febrero 2011. ISSN: 1659-4134
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Curr culum vitae are con ultore
Beatriz Calvo Samayoa. Psicoanalista. Diplomado en Clínica Psicoanalítica obtenido
en México, Licenciatura en Psicología, Universidad de Costa Rica. Ha sido profesora
en la Escuela de Psicología de esa universidad y en la Universidad Central, Costa Rica.
Fue editora de la Revista electrónica de la Fundación Psicoanalítica Costarricense
(Grupo de los martes) de Psiconet Psicomundo Costa Rica. com hasta el 2003. Ha
laborado en diversas instituciones públicas. Articulos "La escritura femenina del duelo
por la muerte del padre" y "La hacienda de la sangre en las venas" publicados en la
revista electr nica “Delapasión”, Universidad Autónoma de San Luis Potosí de México
y "Magnolia, Heredia, Antígona o en el nombre, la hija que fue" publicada en Psiconet
Psicomundo Costa Rica. Vive en Costa Rica. [email protected]
Susana Bercovich Hartman. Psicoanalista. Forma parte de la Escuela Lacaniana de
Psicoanálisis. Maestra en teoría psicoanalítica por la Maestría de la Universidad de
Paris VII. Paris, Francia. Maestra en la licenciatura de Pedagogía. Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad Nacional autónoma de México. Es profesora en la maestría
del Círculo Psicoanalítico Mexicano y en diversos diplomados y cursos especializados
tanto en México como en el extranjero. Colaboradora en el PUEG (Programa
Universitario de Estudios sobre Género- UNAM) en diversos diplomados. Maestra en
diversos cursos en Pedagogía, en el rea de División de Educación Continua de
Filosofía y Letras (UNAM). Tiene un seminario quincenal en la Casa del Refugio. Es
autora de numerosas publicaciones en revistas mexicanas, argentinas y de otros países y
es parte del comité de redacción de las revistas: “Antropología Sexual”, editada por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México D.F. “Desatinos”. Revista de
Arte, Literatura y Psicoanálisis de Medellín, Colombia. Vive en México, D.F.
aría sabel rtigo a apetillo. Psicoterapeuta psicoanalítica. Maestría en Literatura
Mexicana, Universidad Veracruzana, Maestría en Teoría Psicoanalítica, Licenciatura en
pedagogía con especialidad en orientación educativa y vocacional, Diplomado en
“teoría y técnica en el proceso terapéutico en niños y adolescentes, Instituto de Estudios
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e investigaciones Gestálticas. Es profesora de educación básica egresada de la BENV.
Catedrática en la Licenciatura de Educación Artística. Universidad virtual. Catedrática
en la maestría en educación en la Universidad Central de Veracruz. Catedrática en la
maestría en docencia en el Centro Universitario Hispano Mexicano en la Cd de
Veracruz. Catedrática en la maestría de Educación Humanística en el Centro de
Estudios Gestálticos de Xalapa. Catedrática en el Diplomado de Psicoanálisis y
educación en la UCV. Catedrática en el Diplomado: “Psicoanálisis de niños:
diferenciación y síntoma. Tiene varias publicaciones de corte educativo y psicoanalítico
en diversas revistas a saber: Revista Likástin, Revista de didáctica BENV, Revista
Psiconet, Carta Psicoanalítica. Vive en Xalapa, México. [email protected]
Fabio Herrera. Artista plástico. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de
Costa Rica. Estudió también en la Universidad de Guanajuato y en la Escuela Massana
de Barcelona. Su larga y reconocida trayectoria inició en los años sesenta. Ha ganado
múltiples premios en Costa Rica y en otros países. Su obra ha sido exhibida en
colectivas e individuales en muchos países del mundo. Dirección de correo electrónico:
Helena Yrízar Rojas. Psicoanalista. Máster en teoría psicoanalítica del Centro de
Investigaciones de Estudios psicoanalíticos de México. [email protected]
Ronald Solano Jiménez. Filólogo y Psicoanalista. Licenciatura en Filología y Egresado
de la Maestría en Psicología, Universidad de Costa Rica. Profesor Asociado de la
misma universidad. Editor del prestigioso Anuario de Estudios Centroamericanos.
Miembro de la Asociación Costarricense para la Investigación y el Estudio de
Psicoanálisis. Vive en Costa Rica. Correo electrónico: [email protected]
Laura Álvarez Garro. Licenciada en Psicología, Universidad de Costa Rica, estudiante
de la Maestría en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO), México. Profesora en la carrera de Psicología de esa Universidad e
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investigadora consultora independiente. Ha trabajado las temáticas de política y
Psicoanálisis. San José, Costa Rica. [email protected]
Jerry Espinoza Rivera. Egresado de la Maestría en Filosofía (2008) y Licenciado en
Filosofía (2004) por la Universidad de Costa Rica, Bachiller en Psicología por la
Universidad Centroamericana de Ciencias Sociales (2002). Ha realizado estudios en la
Universidad Estatal de Donetsk (Ucrania) y en la Universidad Nacional. Actualmente
imparte cursos en la Sección de Filosofía y Pensamiento de la Escuela de Estudios
Generales de la Universidad de Costa Rica y es tutor en la Cátedra de Filosofía de la
Universidad Estatal a Distancia. Áreas de interés: Filosofía política y ética del
desarrollo, filosofía del psicoanálisis, epistemología. Correo electrónico:
Mariano Fernández Sáenz. Psicoanalista. Licenciatura en Psicología, Universidad de
Costa Rica, estudiante de la Maestría en Literatura latinoamericana de la misma
universidad. Es profesor en la UCR en cursos del área clínica. Se ha especializado en la
adolescencia e investiga los temas de psicoanálisis y muerte, psicoanálisis y
epistemología, psicoanálisis y literatura,temas en los que cuenta con varios artículos
publicados. Vive en Costa Rica. Correo electrónico: [email protected]
Currículum vitae autores y autoras
María del Rocío Murillo Valverde. Licenciada y Magíster en Psicología. Docente
Escuela de Psicología y Posgrado Universidad de Costa Rica. Desde 2010 es
coordinadora de área de Clínica y Salud de la Escuela de Psicología de la UCR. Es
miembro de la Ecole lacanienne de psychanalyse, y ejerce el psicoanálisis en San José,
Costa Rica. Dirección electrónica: [email protected]
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Priscilla Echeverría Alvarado. Psicoanalista. Estudiante del Máster en arte
contemporáneo y cultura visual de la UAM-UCM y Museo Nacional Centro de arte
Reina Sofía de España. Magister Sc. en teoría psicoanalítica otorgado por el Centro de
Investigaciones y estudios psicoanalíticos de México. Licenciatura en Psicología,
Universidad de Costa Rica. Fundadora del Grupo de los martes a las 7 p.m., dedicado a
la transmisión del psicoanálisis desde 1991 y del programa de formación en
Psicoanálisis. Directora fundadora de la revista Otra escena. Es profesora asociada en la
Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica. Vive en Madrid. Dirección
electrónico: [email protected]
Susana Bercovich Hartman. Psicoanalista. Forma parte de la Escuela Lacaniana de
Psicoanálisis. Maestra en teoría psicoanalítica por la Maestría de la Universidad de
Paris VII. Paris, Francia. Maestra en la licenciatura de Pedagogía. Facultad de Filosofía
y Letras de la Universidad Nacional autónoma de México. Es profesora en la maestría
del Círculo Psicoanalítico Mexicano y en diversos diplomados y cursos especializados
tanto en México como en el extranjero. Colaboradora en el PUEG (Programa
Universitario de Estudios sobre Género- UNAM) en diversos diplomados. Maestra en
diversos cursos en Pedagogía, en el rea de División de Educación Continua de
Filosofía y Letras (UNAM). Tiene un seminario quincenal en la Casa del Refugio. Es
autora de numerosas publicaciones en revistas mexicanas, argentinas y de otros países y
es parte del comité de redacción de las revistas: “Antropología Sexual”, editada por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México D.F. “Desatinos”. Revista de
Arte, Literatura y Psicoanálisis de Medellín, Colombia. Vive en México, D.F.
Norman Marín Calderón. Psicoanalista y filólogo. Doctor en Letras por Purdue
University, Estados Unidos. Magíster en Psicoanálisis del Instituto de Altos Estudios
Universitarios de la Universidad de León, España y por el Centro de Investigaciones y
Estudios Psicoanalíticos de la Fundación Mexicana de Psicoanálisis. Y Magíster en
Literatura Inglesa por la Universidad de Costa Rica. Autor de los libros Borges ◊ Freud
◊ Lacan: Los senderos trifurcados del deseo (México, D.F.: Ediciones Eón, 2009) y La
invención lacaniana del objeto (a): causa de deseo / plus de gozar (San José: Editorial
Universidad de Costa Rica, 2013), así como de artículos sobre psicoanálisis, literatura y
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estudios críticos. Se ha desempeñado como docente e investigador en Costa Rica,
Nicaragua, México y los Estados Unidos. Marín Calderón está interesado en las
relaciones entre literatura y psicoanálisis, especialmente en los campos de la
sexualidad, la subjetividad y las estructuras clínicas. Actualmente se encuentra
trabajando en su próximo libro sobre la mirada y la pulsión escópica en psicoanálisis.
Es profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica y ejerce su
práctica clínica psicoanalítica en San José de Costa Rica. Dirección electrónica:
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orma de u licaci n e in truccione ara autore autora
Del material que se publica y las condiciones legales:
1. Publicamos artículos originales e inéditos y que no hayan sido enviados a otro
medio para la consideración de publicación. Los artículos para re-edición serán
solicitados a los autores o autoras directamente por la directora, el subdirector o el
comité editorial de la Revista Otra escena. Pueden enviarse también conferencias
y comentarios de libros, seminarios, obras de arte, etc., que no hayan sido
previamente publicadas y que tampoco estén en consideración para su publicación
en otra revista o medio. Estos no requieren el uso de referencias bibliográficas
pero serán también enviados a revisión y a comité editorial. En caso de rechazo de
un artículo, este original no será devuelto aunque el autor o autora podrán
publicarlo en otro lugar si es de su gusto.
2. Los autores y autoras de los trabajos seleccionados acuerdan ceder los derechos
de publicación o copia de sus artículos. Esta cesión de derechos tiene por
finalidad la protección del interés común de los autores y autoras y la Revista
Otra escena. Si el autor o la autora quisieran posteriormente publicar sus trabajos
en otras revistas o en libros, gustosamente se les permitirá bajo la condición de
que se consigne claramente que éste es un artículo o artículos publicados en la
revista Otra escena, con su respectiva referencia.
3. Los contenidos y opiniones que se viertan en cada artículo son responsabilidad de
cada autor y autora y la revista “Otra escena” responderá ninguna demanda verbal
o escrita sobre lo publicado. Las disconformidades pueden ser tramitadas como
“cartas de los y las lectoras” o directamente al autor o autora si se prefiere.
En caso de una demanda legal, ésta recaerá directamente sobre el autor o autora del
material.
Del trámite del material:
4. El documento deberá ser enviado a nombre de la Directora Priscilla Echeverría a la
dirección electrónica: [email protected]
5. No se recibirán artículos impresos.
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6. La Directora y el subdirector revisarán los aspectos formales y devolverán el
documento que no cumpla con los requisitos de publicación.
7. En el momento en que se consigne que los requisitos formales son cumplidos, se
enviará a revisión de pares editores y luego a Comité editorial.
8. Se devolverá el material para correcciones si es del caso y luego de corregido se
iniciará el proceso de publicación.
9. La Directora de la publicación decidirá la ubicación del artículo dentro de la
revista y el número en que se publicará.
10. La Directora y el Subdirector decidirán también todo lo que implique los
aspectos formales de la Revista, esto es, portada, diseño gráfico, normas de
publicación, etc.
11. Por ser una revista de circulación gratuita que tampoco cobra derechos de
publicación a los autores y autoras, no enviamos separatas de publicación ni
ejemplares impresos a los autores y autoras. La Revista Otra escena enviará una
carta de aviso de publicación en el momento en que la misma se encuentre en línea.
12. Si el escritor o escritora de un artículo tienen dudas acerca de las normas de
publicación o requiere una referencia de un profesional en Filología para la
revisión del artículo, puede contactar a Directora de la revista en el correo
electrónico: [email protected]
De las normas de publicación:
13. Las normas de publicación a seguir serán en su mayor parte las de APA. (American
Psychologycal Association). Los casos no consignados en esta lista, deben seguir
esa referencia.
14. Se recomienda la utilización del software de Microsoft office 2007, cuya barra de
herramientas contempla las normas de publicación de APA, de tal modo que al ir
escribiendo se facilita la conformación de notas a pie, tabulaciones, traducciones,
referencias, etc.
15. Recomendamos también visitar el sitio: de The Owl at Purdue -APA formatting and
style guide, el cual contiene un resumen muy puntual y ejemplos de las normas de
APA.
http://owl.english.purdue.ed/workshops/hypertext/apa/sources/reference.html
16. Se recomienda cuidar mucho la redacción y hacer revisar el artículo por un
profesional en Filología.
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De la presentación formal de los artículos:
17. El artículo se presentará en formato Word para Windows, a doble espacio, (todo el
texto se escribirá a doble espacio, incluso las citas y las referencias.) en letra
Times New Roman, tamaño 12, con márgenes uniformes de 2.50 cm., esto es
arriba y abajo y 3 cm. derecha e izquierda, con alineación en margen izquierdo y
libre en el margen derecho, con tamaño de hoja de 8” x 11”. Excepto el resumen y
abstract, los párrafos serán tabulados (indentados 5 espacios). Estos no excederán
las 120 palabras. Toda abreviatura a utilizar en el texto, será definida en el
resumen y abstract.
18. La estructura mínima debe contar con introducción, desarrollo, conclusión y
referencias.
19. Cada artículo debe contar con un título general y subtítulos dentro del texto.
20. Los títulos y subtítulos deben presentarse sin numeración ni letras.
21. Cuando el artículo contenga fotos, cuadros, gráficos, mapas e ilustraciones
deberán estar incluidos en el documento general.
22. La redacción de los artículos deberá contemplar:
a. Presentación ordenada de las ideas
b. Fluidez de la expresión
c. Evitar el uso de discriminaciones en el lenguaje.
23. En la primera página se ubicará centrado: el nombre del autor o autora en negrita
pero sin itálicas, en minúsculas, excepto la primera letra del nombre y el apellido,
en la siguiente línea el correo electrónico y en la siguiente el nombre de la
publicación en negrita e itálicas en minúsculas, como se observa en el siguiente
ejemplo:
Michel Tort
Se ualité violente dans la sychanalyse
Seguido del resumen en castellano, palabras claves en castellano, abstract (resumen en
inglés) y palabras clave en inglés.
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Al inicio de otra página, centrado, el nombre del autor o autora en negrita y minúsculas,
la profesión u oficio e institución en la que trabaja en negrita y minúsculas y el
nombre de la publicación en negrita, minúsculas e itálicas:
Francisco Rengifo
Psicoanalista Hospital de Sainte Anne, París, Francia.
La responsabilidad del sujeto
A lo que sigue el texto completo, y al final, las referencias bibliográficas.
25. El artículo debe ir acompañado de otro archivo a doble espacio, letra Times New
Roman, tamaño 12, en que se consigne un currículum ejecutivo de no más de 10
líneas, con su correo electrónico, de la siguiente manera:
Lucía Molina. Psicoanalista. Maestría teoría psicoanalítica Universidad
Veracruzana, México. Licenciatura en Psicología. Universidad de Costa Rica.
Profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica.
Responsable del Centro de Atención Psicológica (clínica abierta) de la Escuela de
Psicología de la UCR. Co- responsable del Programa de formación en Psicoanálisis
del Grupo de los martes. Costa Rica. Presidenta de Acieps (Asociación
costarricense para la investigación y el estudio del psicoanálisis, Costa Rica) San
José, Costa Rica. Vive en Costa Rica. Dirección electrónica: [email protected]
26. Para efectos de facilidades de comunicación durante el proceso de edición
especialmente, se solicita a los autores y autoras enviarnos sus números telefónicos
en el momento en que envíen el texto.
De las citas en el texto y las referencias bibliográficas:
27. Las notas a pie se consignan en pto. 9, Times New Roman. Se evitarán las citas
bibliográficas a pie de página. Las notas son comentarios, las que tampoco serán
excesivas ni en número ni en tamaño.
28. Las citas textuales cortas (menores de 40 palabras) deben ser incluidas en el texto y
se deben encerrar entre comillas. La cita conlleva: Apellido, (año de publicación o
en caso de obras completas del autor(a), de la primera publicación). Las citas
textuales largas (mayores de 40 palabras) deben desplegarse en un bloque aparte
del texto, a dos espacios, se omiten las comillas, y la cita debe iniciar en una nueva
línea, indentada o tabulada desde el margen izquierdo. Se recomienda utilizar la
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opción de “hanging” en el parágrafo. (paragraph). En caso de que haya párrafos
adicionales dentro de la cita, se debe sangrar la primera línea de cada uno.
29. Un autor o autora: Apellido, y año: (Johnson, 2001). 30. Dos autores o más hasta
seis se consignan con sus apellidos la primera vez que se citan en la frase
introductoria y subsecuentemente se utiliza et al. (et sin punto). Ejemplo:
(Kernis, et al., 1993) 31. Más de 6 autores se utiliza: apellido del primero y et al. o
y cols.
32. Dos autores distintos con el mismo apellido se ordenan alfabéticamente por la
inicial del nombre del autor:
E. Johnson, (2001); L. Johnson, (1998)
De las Referencias Bibliográficas:
33. Todo trabajo debe incluir la bibliografía utilizada, consignada al final con el título
de Referencias. Se ordena por orden alfabético del autor o autora, respetando las
normas de publicación de la APA (Asociación Psicológica Americana):
34. Todo trabajo debe incluir, únicamente, la bibliografía utilizada. Si se desea hacer
referencia a algún otro artículo o autor (a), esto debe quedar consignado en nota al
pie de página, como comentario.
35. Las referencias se colocan al margen izquierdo sin indentar o tabular. Se tabulan las
segundas o terceras líneas.
36. Dos o más trabajos del mismo autor o autora se ordenan por año, empezando con el
más antiguo.
37. Dos o más trabajos del mismo autor o autora en el mismo año, se ordenan
alfabéticamente por título. Se añaden letras minúsculas del alfabeto entre
paréntesis al lado del año (2002 a) y se consigna de esta manera en la cita dentro
del texto.
38. Un trabajo que no sea un “journal”, tales como libros, artículos, página web, se
pone con mayúscula sólo la primera letra del título o subtítulo, la primera letra
después de un punto o un guión en un título y los nombres propios. No ponga
mayúscula en la palabra que sigue a un guión en una palabra compuesta.
39. Un texto traducido y/o un trabajo reeditado debe citar el traductor o el autor original
sin invertir el apellido ni las iniciales del nombre como en el siguiente ejemplo
Laplace, P. S. (1951). A philosophical essay on probabilities (F.C. Truscott & F.L.
Emory, Trans.). New York: Dover. (Original work published 1814).
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De ¿Cómo citar?:
40. Un autor: Apellido, Inicial con punto. Año entre paréntesis. Nombre del libro en
itálicas. Vol. Ciudad: Editorial. Páginas.
41. Dos autores: Nombre seguido de una coma, iniciales del nombre seguido de punto.
Año entre paréntesis. En inglés se usa el ampersand (&) entre los dos autores.
Ejemplo:
Wegener, D.T., Petty, R.E. (1994) 42. Tres a seis autores. Se nombran todos, el
último se precede del ampersand cuando la cita es en inglés. 43. Más de 6 autores:
Se citan los primeros seis y luego et al. Ejemplo:
Harris, M., Karper, E., Stacks, G., Hoffman, D., DeNiro, R., Cruz, P., et al.
(2001). Writing labs and the Hollywood connection. Journal of Film and Writing,
44 (3), 213-245.
44. Capítulo de libro: Apellido, Inicial del nombre. (año). Nombre del artículo. Nombre
del editor (Ed.) Nombre del libro (pp. 22-27), ciudad: Editorial.
45. Artículo dentro de un libro (puede ser también la recopilación de artículos de un
autor en un libro por un editor o las Obras completas de un autor): Autor. (año)
Título del artículo. En: Nombre del editor (Ed); Título del libro; (páginas del
artículo). Continúa la información de publicación del libro.
46. En el caso de las Obras de Freud, hemos optado por:
Freud, S. (año de publicación del artículo o libro de Freud). En: Obras completas,
año de publicación, (número del tomo), páginas del artículo. Ciudad: Editorial
47. Cita en otro libro: Apellido, Nombre. (año). Nombre del libro. En: Nombre del
libro donde aparece citado (citado por Apellido, Editorial, año).Dentro del texto,
se cita la fuente original.
48. Cita de libro con editor: Apellido del editor o editora. (Ed). (año). Nombre del libro.
Ciudad: Editorial.
49. Cita de una revista científica: Apellido, N. (año). Nombre de la Revista, (número),
páginas del artículo.
50. Cita de carta al editor: Inserte “Cartas al editor” antes del nombre de la Revista.
Ejemplo: Bush, R.( 2008,febrero) De verdad caminamos?.”Carta de los lectores”.
Revista Otra escena, 204 (1), 2.
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51. Cita de una reseña de un libro, revista o artículo: Igual que el anterior y seguido del
título de la reseña, las palabras “Reseña de l libro...título del libro...o revista..”
Ejemplo: Stevens, Q. (2008, enero 24) La nueva psiquiatría. “Reseña del libro
Clínica Psiquiátrica”, Paidós, 171.
52. Cita de una revista semanal o mensual: Además del año de publicación, mes y para
revistas semanales, el día. Vol #.
53. Por ejemplo: White, R. (2008, Enero 15). La terapia infantil. Curiosidades
contemporáneas, 15, 236.
54. Cita de un artículo en un periódico: Apellido, N. (datos de la fecha de publicación
del periódico). Nombre del artículo. Nombre del periódico, páginas. Ejemplo:
Loría, A. (2007, febrero 14) .La salud hoy. El país, p.54.
55. Cita de un diccionario: Nombre del Diccionario (número de edición) (año) Ciudad,
Editor.
56. Publicación de una institución: Nombre de la institución. (año). Nombre del
estudio. (Nombre de la publicación, Editor,Número, páginas).Ciudad: Oficina que
imprime.
57. Artículo sin autor: Nombre de la organización...etc. 58. Artículo sin fecha de
edición: Se consigna como s.f.e. 59. Artículo sin numeración de páginas: Se utiliza
la abreviación “para.” Seguida del número de párrafo (Hall, 2001, para. 60.
Comunicaciones personales, cartas, entrevistas, correos electrónicos: No se
incluyen en la lista de referencias. Se consignan dentro del texto de la siguiente
forma: (J. Lacan, comunicación personal, 4 enero, 1968)
58. Artículo sin fecha de edición: Se consigna como s.f.e.
59. Artículo sin numeración de páginas: Se utiliza la abreviación “para.” Seguida del
número de párrafo (Hall, 2001, para. 5)
60. Comunicaciones personales, cartas, entrevistas, correos electrónicos: No se
incluyen en la lista de referencias. Se consignan dentro del texto de la siguiente
forma: (J. Lacan, comunicación personal, 4 enero, 1968).
61. Publicaciones en internet: Revista en Internet: Apellido, Siglas del nombre. (año).
Nombre del artículo. Nombre de la revista., número de vol. (número). Recuperado
el día, mes, año, de: dirección electrónica. Para todos los casos se sigue el formato
general de las referencias mencionado en estas páginas, excepto que se consigna
del sitio web del que ha sido recuperado.