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IV. EL TRABAJO DE CAM PO COMO INSTANCIA
REFLEXIVA DEL CONOCIMIENTO
Como vim os, el TC antropolgico se fue definiendo como la presen-
cia directa, generalmente individual y prolongada, del inves-
tigador en el lugar donde se encuentran los actores/miembros
de la
unid d
sociocultural que desea estudiar. Es en el contexto
d.
. , e Situaciones sociales diversas que el investigador extrae inform a-
cin que anal iza durante y tras su estada. Algunas de estas caracte-
rsticas son compa rtidas por otras ciencias sociales y profesiones, e
incluso pueden no ser una norm a dentro del campo an tropolgico. Va-
rias invest igaciones se l levan a cabo sin el trabajo intensivo
e
los
analistas de datos, o se valen de equipos num erosos para hacer el .
relevamiento; la presencia en campo ya no es lo prolongada que pre-
tendan Malinowski o Boas, generalmente p or la escasez de recursos.
Sin embargo , para el an.troploto, el TC tiene cierta originalidad que
la definicin citada no alcanza a expresar y que reside en la concepcin
antropolgica de campo y en la relacin entre los informantes y
el izWehtigador.
1. Qu
es
el cam po ?
El campo de una investigacin es su referente emprico*, la porcin
de lo real que se desea conocer, mun do natural y social en el cual se
desenvuelven los grupos humanos que lo construyen. Se compone, en
principio, de todo aquello con lo que se relaciona el investigador, pues
el campo es una cierta conjun cin entre un mbito fsico, actores y ac-
t ividades. Es un recorte de lo real que queda circunscripto por el
horizonte d e las interacciones cotidianas, personales y posibles entre
Ut i l izamos
campo y referente emptrico RE)
indistintamente.
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OS N GUBER
EL S LV JE METROPOLIT NO
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modelos tericos al referente emprico, el antroplogo intenta abor-
darlo mediante
un activo
dilogo
No pierde de vista los conceptos
tericos
(parentesco, plusvala, lucha de clases, marginalidad, soli-
daridad social, funcin, etc.) en su etapa de campo, sino que aspira a
reconocer de qu modo se especifican y resignifican en lo real concreto.
El bagaje terico y de sentido comn del investigador no queda a las
puertas del campo, sino que lo acompaa, pudiendo.guiar, obstaculi-
zar, distorsionar o abrir su mirada. Hablar de .dilogo significa
eliminar, lo ms posible, los monlog os tautolgicos del investigador
teoricista y la ilusoria rplica empirista de lo real. El objetivo del Te
es, por lo tanto, congruente con el doble propsito de la investigacin
y consiste en recabar informacin y material emprico que permita
especilcar problemticas tericas (lo general en su sinplaridad);
reconstruir la organizacin y la lgica propias de los grupos sociales
(la PA como expresin de la diversidad); reform.ular el propio modelo
terico, a partir de la lgica rconstruida de lo social (categoras
tericas en relacin categoras sociales o folk).
Ahora bien, estos ob jetivos no se concretan en etapas sucesivas ---
como suele plantearse cuando se le asigna al T C un lugar diferenciado
del trabajo terico, del anlisis de datos o, en general, del trabajo en
gabinete, sino a lo largo de un solo y mismo proceso. El TC es una
etapa que no se caracteriza slo por las actividades que en l se llevan
acabo (obtener informacin de primera mano, administrar encuestas
y conversar con la gente) sino fundamentalmente por el modo
en que
abarca los distintos canales y formas de la elaboracin intelet-
tual del conocimientosocial.
Prcticas tericas, de campo y del
sentido comn se renen en un trmino que define al TC:
la reflexi-
vidad.
Nos referiremos a ella en dos sentidos paralelos y relacionados. Por
una parte, aludimos. en un sentido genrico a la reflexividad como
capacidad de los individuos de llevar a cabo su comportamien-
; to segn expectativas motivos propsitos sto es como
agentes o sujetos de su accin.
En su cotidianeidad, la reflexividad
indica que los individuos son los sujetos de una cultura y un sistema
social: respetan determinadas normas y transgreden otras; se desem-
pean en ciertas reas de actividad; y estas acciones, aunque social-
mente determinadas, las desarrollan conforme a su decisin, y no por
una imposicin meramente externa (llmese estructural, biolgica o
normativa). Es, en buena medida, el material que recoger el inves-
tigador para construir la PA Lo dicho vale obviamente para
quines
toman parte en
el TC, sea como investigadores o como informantes. A
partir de la iniciacin de la relacin de campo, la reflexividad de cada
una
de las partes deja de operar independientemente, y ello por ms
'ir
que
cada uno lleve
consigo su propio mundo social y su condiciona-
miento histrico. En un segundo sentido ms especfico, aludimos a la
reflexividad desde un enfoque relacional, no ya como lo que el inves-
tigador y el informante realizan en sus respectivos mundos sociales,
sino
como las decisiones que toman en el encuentro en situa-
cin de TC.
Por una parte, el investigador adopta ciertas actitudes,
selecciona determinados individuos que se transforman en informan-
tes, se presenta con un elaborado discurso, etc., lo que constituye los
canales de que dispone para acceder al mundo social de lbs sujetos. Por
la otra, los informantes se conducen reflexivam ente ante el investiga-
dor. De modo que, en la situacin de campo, el investigador no es el
nico estratega, y las tcnicas de obtencin de informacin tienen
como eje esta premisa.
Si caracterizamos al conocimiento como un proceso llevado a cabo
desde un sujeto y en relacin al de otros sujetos cuyo mundo social se
intenta explicar,
la reflexividad en el TC es el proceso de
interaccin diferenciacin y reciprocidad entre la reflexivi-
dad del sujeto cognoscente
sentido comn, teora, modelo expli-
cativo de conexiones tendenciales
y la de los actores o sujetos/
objetos de investigacin.
En la tradicin intercultural, el referente
emprico ha venido incidiendo en el cuerpo de conocimientos y en la
postura del investigador. Es casi un vicio de la antropologa relativi-
zar cualquier afirmacin de las otras ciencias sociales y cuando, p.ej.,
la economa lanza afirmaciones acerca del consumo familiar, la antro-
pologa pregunta, inmediatamente: pero de qu familia? y a qu se
llama consumir?
O
cuando se habla del gobierno en la sociedad, el
antroplogo pondera: habra que ver a qu gobierno, a qu sociedad
se refiere usted . Estas respuestas aspiran premeditadamente o no
a hacer explicito el lugar de
enunciacin del emisor
es dcir, a
establecer desde qu cuerpo de conocimientos, desde qu perspectivas
y con qu objetivos se pronun cian los cientficos acerca de lo social. Se
cuestiona, as, la neutralidad y el carcter absoluto de sus afirmacio-
nes. Sin embargo, a la hora de analizar la labor propiamente antropo-
lgica, es frecuente encontrar que se visualiza al TC como indepen-
diente d su contexto, como determinado slo por decisiones de tipo
cientfico.
En los hechos, la reflexividad ha quedado limitada a la de
.los informantes. La reflexividad del investigador no se ha tomado en
cuenta, poniendo de manifiesto una concepcin en la cual ella no
desempeara ningn papel relevante para el conocimiento. De ah
que los avatares y decisiones del investigador en campo generalmente
permanezcan en la oscuridad. As, se ha secundarizado el sentido
especfico de la reflexividad en situaciones de campo, dentro de la
relacin entre investigador e informantes.
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ROSANA GUBER L SALVAJE METROPOLITANO
el investigador y el informante (ROCKW ELL, 1986: 17). Pero dichQ,
reporte no esta dadoino que es construido_activamente en li
erin_
entr
JiiriVe
tigad.or_e informantes. El campo no es un eldir
o
a
fico, un recinto que se auto
daiTe
desde sus
limites naturales
(mar,
selva, calles, paredes),sino una decisin del investigador, que incluye
tanto a los mbitos ppm() a lps actores. continent
dn
arziforiiiaciri
Citii el investigadortransforma en material
utilizable para la investigacin.
Tal como lo definimos, lo real se compone no slo de fenmenos
observables
sino tambin de la significacin que los actores le
asignan a su entorno y a la trama de acciones que los involucra; se
integran en l
prcticas y nociones
conductas y representaciones..
El investigador accede, pues, a dos dominios diferenciales, aunque
indisolublemente unidos: las acciones y las prcticas; las nociones y
representaciones. Distintos medios tcnicos permiten su conocimien-,.
to, pero ambos componen, por igual, el mundo singular sobre el cual
trabaja el investigador (HOLY & STUCHLIK, 1983:109). Lo real
comprende hechos pasados
y
presentes
a los que pueden referirse
representaciones y nociones. Por ejemplo, no slo comprende la
facticidad del movimiento hippie, sino tambin las ideas que se
expresan al comparar a los jvenes de antes con los de ahora; no slo
comprende el crecimiento del producto bruto interno y la movilidad
social ascendente de los aos '50 en la Argentina, sino tambin la,
noci n de que, a diferencia de la situacin actual, en aquella poca el'
dinero vala . Si bien los medios para abordar hechos del pasado son
distintos a los necesarios para encarar los del presente, la diferencia'
entre una investigacin referida al pasado y otra referida al futuro.;'
remite exclusivamente a una cuestin de nfasis. Y ello puesto que el.?
pasado siempre es ledo
desde el presente y este ltimo reconoce su
origen genealgico en el pasado.
Lo real abarca asimismo, an cuando entren en contradiccin,..,
prcticas, valores y normas formales:
lo que la gente hace lo que
dice que hace y lo que se supone que debe hacer.
Tanto la norma
escrita como su puesta en prctica, incluso desde el distanciamiento
o la transgresin directa, son parte de lo real y por lo tanto son
abordados en la investigacin de campo. Veamos en el ejemplo.
siguiente, contradicciones que el antroplogo no desecha sino qu
estudia: es bien sabido que el curanderismo est penado por ley en' .
algunos pases como la Argentina, an cuando sean pocos los que
jams hayan recurrido este sistema mdico (inclusive personar
policial, abogados y mdicos diplomados). En los primeros encuentros
?
los informantes suelen negar este recurso que hace peligrar la segu-'
ridad del cu:rador y que contrara las pautas de lo que
debe hacerse:.
La articulacin de actores y actividades es la qui
las verbalizaciones y las prcticas.
Ahora bien, al considerar que el mundo s
o
preinterpretado por los actores, el investigador L.
r
los sentidos y relaciones que construyen la objetividad social. A ello
accede en el TC. Este acceso no es neutro ni contemplativo, pues el
campo no provee
datos
sino informacin
que es confundida con
7
datos. Cuando se dice que se
recolectan datos
en verdad, se releva
i
1
informacin sobre hechos que recin en el proceso de recolec-
1._cin se transforman en datos.
Estos son ya una elaboracin, jrilr'?
siquiera mnima, del investigador, sobre lo real. Los datos son en parte
la transformacin de esa informacin en material significativo para la )
investigacin. Esta aclaracin merece tenerse en cuenta tanto cuando.
se
reflexiona sobre las tcnicas de campo como cuando el investigador
elabora sus procedimientos e indaga en sus registros, ideando mejores
vas de acceso a la informacin. La diferencia entre
informacin y
dato
es crucial para comprender que las tcnicas no aseguran la
recoleccin
de hechos en su estado puro.
1
2. Trabajo de campo y reflexividad
Los datos no provienen exclusivamente de los hechos ni los repli-
can, pues tras la intervencin del investigador, pasan a integrar sus
intereses y a encuadrarse en su problema de investigacin. Pero el
antroplogo pone especial cuidado en que
susintereses y sus objetivos
no diluyan incontroladamente la realidad social que quiere conocer, y
ello puesto que pretende que ese conocimiento no sea ni etno ni
sociocntrico.
La tensin entre el bagaje del investigador y la
originalidad del campo
recorre, como en otras ciencias, la totalidad
de esta disciplina, pero tiene en ella aspectos distintivos, particular-
mente en el TC. En
la resolucin de esta tensin
el TC antropol-
gico y las tcnicas empleadas adquieren un carcter particular. En
este sentido, el propsito de una investigacin antropolgica es doble:
por un lado, ampliar y profundizar el conocimiento terico, extendien-
do su campo explicativo; y por el otro, comprender la lgica que
estructura la vida social y que ser la base para dar
nuevo sentido
a los conceptos tericos.
El referente emprico se expresa al investigador bajo la forma de
categoras denominadas sociales (ROCKWELL, 1986), folk (OGBU,
1984:41; SPRADLEY, 1979) o emi
(PIKE, 1954), y de prcticas o
actividades concretas. En vez de aplicar unidireccionalmente los
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lo largo del TC; pero sea como fuere, debe quedar claro que
es con
esto
con lo que se e ncuentra el investigador que sale al terreno y es a partir
de esto que construye sus descripciones y explicaciones. De ah que,
desde esta perspectiva, e l TC aparezca com o la instancia mediado-
ra imprescindible del conocimiento social entre investigador
e informantes.
A diferencia de la tesis empirista, postulamos que l conocimiento
de lo real est mediatizado por la reflexivida.d del sujeto cognoscente
y de los sujetos a conocer, en la si tuacin de encuentro en cam po. En
esta situacin se producen, adems de las respectivas experiencias y
expectativas, elementos propios de la relacin de campo que, a su vez,
corresponden tanto a las pautas del TC investigativo como a una
relacin social propia del contexto mayor. Por un lado, la relacin
investigador-informante suministra un importante material para
conocer el mundo social y cultural de los informantes, que siempre
aparece mediatizado por ciertas pautas del TC acadmico (que al
comenzar slo el investigador conoce y que los informantes irn
descubriendo, tambin modelando, a m edida que avance la relacin).
Por el otro, si bien el TC tiene sus cdigos y sus principios, su
realizacin no es del todo autnoma: implica la singularizacin de
relaciones sociales propias del contexto estudiado, relaciones que
encuadran y afectan decisivamente el tono y los contenidos del vnculo
entre investigador e informantes. Ello ocurra , p.ej., cuando el
investigador proveniente de la Metrpoli estudiaba a una poblacin de
los dominios coloniales; en efecto, que el antroplogo haya solido
asumir la parte del colonialismo no significa que llevara un ltigo y
obtuviera informacin por mtodos virulentos, ni que ejerciera una
premeditada labor de espa, como suelen plantear algunas perspecti-
vas ingenuas; significa en cambio que la relacin que integraba. con
sus informantes estaba sobredeterminada por una estructura mayor
que estableca los lmites y caractersticas sociales de dicha relacin.
Lo que saben y hacen informante e invest igador en la si tuacin de
campo aparece mediatizado por su interaccin, interaccin pautada
en tanto est estructurada socialmente y no como una mera improvi-
sacin azarosa. De ah que el TC no sea slo un med io de obtencin de
informacin, s ino el mom ento mismo de produccin de datos y elabo-
racin de conocimientos. Esta premisa que impregna cada tcnica e
instancia de la investigacin emprica, permite asignar al TC y sus
vicisitudes un nuevo lugar en el conocimiento: de eventualidades y
anecdotarios pueden
rescatarse las huellas del proceso cogniti-
vo y las vas para su construccin.
las mdicas curanderiles, etc.). El sociocentrismo de esta teora
:onsiste en describir y explicar las condiciones de marginado exclusi-
7amente a partir de los valores y prcticas sustentados por otra clase
) sector social , en vez de bu scar el sentido de d ichos atributos en u n
nodo de vida coherente y lgico, aunque degradado por la m iseria y la
)xplotacin.
La dificultad de hacer frente al proceso de conocimiento de una
nanera no egocentrada reside en que la diversidad est desafiando el
?ropio sistema de clasificacin, significacin y comprensin (y en
)uena parte el modo de vida) que sustenta el investigador. En el
campo , estos modelos que no so n slo tericos sino tambin polticos,
culturales y sociales, se confrontan inmediatamente se advierta o
ao con los de los actores. Si bien en la tarea cientfica ambos m odelos
ao son equiparables ni tienen el mismo valor explicativo, la forma no
iociocntrica en que el m odelo terico se hace cargo de los m odelos folk
consiste en que stos no se d iluyan ni se vean forzados po r aqul. Eh
.a instancia del TC, el investigador pone a prueba no slo sus.
conceptos tericos, sino fundamentalmente sus patrones de pensa-
miento y de accin ms nt imos. Esta puesta a prueba t iene lugar en
varias instancias: la organizacin de la vida cotidiana en campo, el
acceso y la relacin entablada con los inforniantes, la apertura y el tipo
le canales para obtener informacin cada vez m s extensa y sistem.
lica sobre aspectos previstos e inesperados (Robert Cresswell dira
lue hay que saber qu se busca, pero hay que buscar ms de lo que
;e encuentra , 1981:24): Para que estas instancias sirvan al conoci-
miento y no resulten en m eras traspolaciones es necesario encarar un
control
permanente por el cual el investigador reconozca y
explicite el origen de los supuestos de las inferencias y de los
datos.
Este control se funda en el concepto de
TC como la instancia
privilegiada del conocimiento social en la investigacin emp-
rica.
En primer lugar, porque el investigador no est aislado en el
labinete, sino en constante relacin con los sujetos que estudia y por
lo tanto, en permanente dilogo con ellos. Este dilogo entraa un
complejo circuito donde son m s frecuentes las contradicciones, malos
antenclidos y contrastes, que los acuerdos y revelaciones inmediatas.
Estas disrupciones no slo proceden, como decamos m s arriba, del
hecho de que investigador e informantes pertenecen a dos mundos
socioculturales diferentes, sino tambin a que tienen objetivos pro-
pios: el
conocimiento particularmente terico el investigador;
La prctica social los informantes.
Ello resulta en distintas
definiciones de la situacin de campo (G OFFIVIAN ), lo cual demanda
al investigador ponerlas de m anifiesto, considerando cm o se nego-
cian y cul de las dos prevalece, cuest iones que no se dirimen sino a
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OSANA GUBER
Tal como lo concebim os,, el
TC implica un pasaje de la reflexi-
vidad general vlida para todos los individuos en tanto seres
sociales hacia la reflexividad de aqullos que toman parte en
la situacin de TC desde sus roles de investigador o informan-
tes.
Pero este pasaje no es meramente secuencial, es decir que el
investigador no dispone y .conoce primero su propia reflexividad y
despus accede a la de los informantes. Su propia reflexividad, al
contrastarse con la de los sujetos que estudia, se resignifica y encuen-
tra un nuevo lugar. A los efectos del grado de conocim iento, es muy
probable que el invest igador sepa m s de su ref lexividad despus de
haberle contrastado con la de
sus
informantes que antes del TC. Este
proceso est ntimamente l igado con el aprendizaje de perspectivas no
sociocntricas. En un principio, el investigador, slo sabe pensar y
orientarse hacia los dems y formular interrogantes desde su propio
esquema co gni tivo. A lo largo del TC, aprende a tener en cuenta o tros
m arcos de referencia y, parale lamente , a establecer otras diferencias
entre los dems y l mism o.
El antroplogo y la poblacin provienen de dos universos .de
significacin, de dos mundos sociales diferentes. Esto sucede an
cuando el investigador ipertenece al mismo grupo o sector que sus
informan tes, y ello porque el inters del primero la investigacin
difiere del de sus interlocutores, y su mirada no es com o la de alguien
en la cotidianeidad. En un comienzo, no existe entre ellos reciprocidad
de sentido con respecto a sus acciones y nociones (HOLY & STUCH -
LIK, 1983:119). Ninguno puede descifrar cabalmente los m ovimien-
tos , e lucubraciones, preguntas y verbal izaciones del otro. El invest i-
gador se encuentra con com portamientos y aseveraciones inexplica-
bles que, a los fines de la exposicin, distinguimos en dos rdenes : por
una parte, el mundo social y cultural propio de los sujetos cuya lgica
el investigador intenta dilucidar; por la otra, las reacciones y con duc-
tas de la situacin de campo propiamente dicha. El primero es, en
definitiva, el que ha venido investigando la antropologa a lo largo de
su historia casi centenaria. Ahora, nos detendremos en el segundo
orden.
Al producirse el encuentro, la reflexividad del investtador se pone
en relacin con la de los individuos que, a partir de entonces, se
transforman en sujetos de estudio y eventualmente en informantes.
La reflexividad adopta, sobre todo en esta primera etapa, la forma de
la perplejidad. El investigador no alcanza a dilucidar el sen tido de las
respuestas que recibe, ni las reacciones que despierta su presencia;
puede sentirse incomprendido en sus propsitos, o que molesta
frecuentemente no sab e qu decir n i preguntar . Los informantes , por
su parte, desconocen qu desea el investigador al instalarse en su
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vecindario, o cuando conversa con su gente, al tiempo que no pueden
remitir a un comn universo significativo las preguntas que aqul les
formula. Estos desencuentros se plantean fundamentalmente en las
primeras instancias del trabajo de campo como
inconvenientes
en la
presentacin del investigador,
obstculos
en el acceso a los infor-
mantes, intentos de superar sus
prevenciones y logr r
la aceptacin,
resistencia
a la asignacin de roles; ello incide en los modos ,de
aplicar lee tcnicas de obtencin de m aterial einpric, en l tejido de
la red de informantes, en el valor asignado a los datos producidos, en
la seleccin de temas de conversacin yen los criterios para establecer
y llevar a cabo la corresidencia (c Segunda Parte).
Ante estas perplejidades o, como 'las llama Willis (1984), ?crisis de
comunicacin , el investigador ha hecho verjas opciones: la ms
frecuente es creer que lo
que ve
es la inmediata respuesta a sus
incgnitas, garantizada por la presencia directa en campo. Pero como
hemo s visto , la presencia
n s tu y
la recoleccin de primera mano, si
bien amplan los canales de cceso a la informacin, no aseguran
resultados de por s verdaderos; creerlo de ese modo implicara
suponer que es posible colocarse de ta l man era ' de experimentar la
realidad de manera plena e inmediata (HAlVI1VIERSLEY, 1984:51). El
subproducto de e sta creencia es forzar los datos hacia m odelos c lasi-
ficatorios y explicativos, realizando traducciones aventuradas. Se
adopta as un enfoque unilateral y la informacin obtenida en
situacin unilateral
es Ms significativa con respecto a las categoras
y las representaciones contenidas en el dispositivo de captacin que
con respecto a la representacin del universo investigado (THIO-
LLEN T, 1982:24). La uni lateral idad consis te en acc eder a l referente
emprico siguiendo acrticamente las pautas del modelo explicativo
abstracto. Se fuerzan los datos, desconociendo los sen tidos propios de
ese m undo social , como en el ci tado caso en queel antroplogo registra
la prctica agrcola de dejar la parcela en ba rbecho y rotar los cultivos,
mientras olvida el ritual para provocar la lluvia, asignndole, aunque
no lo expl ici te, un valor casi nulo, de vana supersticin. Otra forma de
encarar un TC unilateral es proyectar las pautas de sentido comn --
con cierto trasfondo terico-- del mundo social del investigador,
hacindolas aparecer bajo e l disfraz de teoras consol idadas. As , los
atributos elegidos para identificar m arginados segn ciertas versio-
nes de la teora de la m arginal idad (Gerrnani , DESAL, 1960), ubican
como polos no relacionados al ciudadano medio y al marginado ,
asignndole a ste c iertos rasgos contrar ios a los que corresponden a
los sectores m edios urbanos de origen europeo , y que son definidos por
falta o carencia de (hacinamiento, baja escolarizacin, vivienda de
desechos, ocupacin ilegal de la tierra, desnutricin
EL SALVAJE METROPOLITANO
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OSANA GUBER
EL SALVAJE METROPOLITANO
3.
Estilos de trabajo de campo
A ttulo de esquema lo suficientemente exhaustivo, presentamos
en las pginas siguientes (94 y 95) un cuadro que resume una clasi-
ficacin de J. Clammer (1984) sobre los diferentes estilos de TC. Su
inters reside en que se trata de una tipologa que facilita el anlisis
y ordenamiento de las tendencias de trabajo, que no son excluyentes
ni se presentan en forma pura en la investigacin. En efecto, la opcin
por un estilo determinado resulta de un conjunto de factores, entre
ellos: los presupuestos ideolgicos y filosficos, la concepcin metodo-
lgica, la naturaleza del problema a investigar y las caractersticas in-
dividuales del/los investigador/es.
4.
Tcnicas de campo para un conocimiento no etnocntrico
Parte de la mitologa que rodea al TC de los antroplogos proviene,
sin duda, de que nadie sabe a ciencia cierta qu hacen realmente. La
imagen de un periodista consiste en la de alguien que interroga a los
dems sobre hechos recientes, munido de un grabador; la de un
socilogo, se vincula con cuestionarios cuyas preguntas se refieren al
nivel de instruccin formal, ingresos, ocupacin, etc. Y los antroplo-
gos? Se los puede imaginar m erodeando aldeas y poblados, internn-
dose en la selva o la montaa, pero qu hacen una vez all? Su
inmediata asociacin con sitios remotos implica asimismo lo remotas
que aparecen sus actividades; ms all de que se sabe llevan consigo
una cmara fotogrfica y una libreta de notas, pocos, muy pocos,
pueden precisar cmo trabaja este profesional. Entre otras cosas, esta
dilu da imagen afecta a
la tribu de los antroplgos
en virtud de
una nocin de T C entre privada y esotrica, que slo ha com enzado a
replantearse y discutirse pblicamente en tiempos ms recientes*.
La actitud empirista frente a las llamadas
tcnicas de campo
es
=bivalente: por un lado no necesita problematizarlas, pues el refe-
rente emprico se funde con los datos y se revela
tal cual es
al
*En las universidades anglosajonas, las tcnicas de campo han integrado excep-
cionalmente los programas de estudio formales. La etnometodologa ha sido una de
las corrientes que ms ha contribuido a su incorporacin al medio acadmico. M. A gar
(1980: 2) cuenta que una estudiante se dispona a hacer su TC para la graduacin y
pregunt a A.L. Kroeber, tmidamente, cmo proceder. Se dice que el profesor le
respondi lacnicamente: Le sugiero que compre una libreta de notas y un lpiz .
investigador. La consecuencia de este planteo es que no se ha dado a
las tcnicas un lugar especfico de reflexin. Pero aunque muchos
antroplogos, desde importantes corrientes, han sostenido que
slo
miraban, escuchaban y registraban, en realidad nunca han hecho esto
sino desde una activa elaboracin no explcita, terica y perceptiva.
Por el otro lado, el erapirismo deposita en el recurso tcnico la plena
confabilidad de la informacin obtenida y en ella, la validez de sus
conclusiones. As, desplaza numerosas decisiones de orden terico a
una cuestin de herramientas tcnicas. Los datos
que no encajan,
las diferencias entre lo que la gente dice que hace y lo que hace
realmente, entre las pautas formales y las informales, suelen atribuir-
se a errores y al subjetivismo. Desde esta perspectiva, se habla
de
interferencias del investigador en la recoleccin de datos . La conse-
cuencia de esta formulacin es que las
tcnicas se cristalizan en
series de recetas cuyo cumplimiento garantiza una buena
rplica de lo real es decir una buena recoleccin de datos.
Este punto resulta fundamental puesto que, en primer trmino, los
procedimientos tcnicos se tornan inm unes a los planteos tericos y a
la elaboracin conceptual. En segundo lugar, su xito resulta indepen-
diente de quien lo aplique, pues basta que se lo haga
correctamente.
Pero qu significa
correctamente
cuando tambin quedan im plica-
das caractersticas personales en una interaccin? (Es mejor estar
serio que sonriente, ser expresivo que retrado? Un retrado no puede
hacer TC?).
Nuestro abordaje de las tcnicas de campo en antropologa preten-
de incorporarlas a la problemtica ms general de esta disciplina: la
explicacin de la diversidad social, a travs del reconocimiento de la
PA. Con las tcnicas antropolgicas de campo, aspiramos a conocer el
mundo social de los actores
n
sus propios trminos, para proceder a
su explicacin segn el marco terico del investigador. Como dira
Pierre Bourdieu, las tcnicas son teoras en acto y no escapan, por lo
tanto, a una hilacin ntima con el contexto terico que estructura la
investigacin. La tcnica no es una receta o instrumento neutro o
intercambiable, sino que debe utilizarse como dispositivo de obten-
cin de informacin, cuyas cualidades, limitaciones y distorsiones
deben ser controladas
metodolgica y tericamente (THIOLL EN T,
1982:22).
Pero las tcnicas tampoco le
hacen decir
a lo
real
lo que se nos d
la
gana
Su uso debe estar efectivamente controlado si se busca la
produccin de nuevos conocimientos sobre lo real en sus rincones ms
inesperados. Al mismo tiempo, el
problema de las tcnicas
no se
resume ni agota en el problema de la teora , sino que posee sus
aspectos propios y su dinmica irreductible. As como la teora general
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R O S A N A G U B E R
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ESTILOS DE TRABAJO DE CAMPO
E L S A L V A J E M E T R O P O L I T A N O
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Estilo
Objetivos Instrumentos
Perspectiva
crtica
Salvataje
Recuperar la
cultura en
extincin
Recol. directa e
indirecta
No explicita
supuestos
subyacentes
Enciclopdica
Relevamiento e
inventario
sociocultural
Fuentes direc
tas e indirectas
No presenta.
relacin entre.
hechos
Recoleccin
asistemtica
Exotismo y
material hetero
gneo
Comprobacin
terica
Contrastacin
hipottica y
terica
TC en procedi-
mientas de
corroboracin
Riesgo de
perspectiva
etnocntrica
Recoleccin
de
textos
Conocim. no
distorsionado
de la mente
nativa
Tendencia
descriptiva
Mtodo textual
grabac. de notas
en lengua
nativa
Base: discursos
Explicacin
ausente
Depende de la
memoria
individual del
informante
Descuida
prctica y
estado real de
las vigencias
Simulacin
Rescate cos
tumbres
olvidadas
Actuacin de
informantes
ante el investi
gador
No siempre es
posible
Depende de la
memoria del
informante
Encuesta
Panoramas
generales
Tcnicas masi
vas y cuantifica
bles
ras
No suministra
datos cualitativos
Tcnicas invaso
Estilo
Objetivos
Instrumentos
Perspectiva
crtica
Aproximacin
subjetiva
Conocer desde
dentro de la
Cultura
Residencia/
.
Participacin
Empata
Subjetividad
difcil de verifi
car
Riesgo de
identificacin
con informante
Intransmisibili
dad de procedi-
miento
Traduccin
Cultura como
texto
Hermenutica
Verificacin
oscura
Emic
Informacin
sobre categoras
y conceptos
nativos
Anlisis semi
tico
Formalismo/
Etnoccia
Explicacin
subyacente
De la Accin
Salvataje./
Recup. cultural
Aplicada/Introd.
innovac.
Misional/
Prdica religio
sa
Partisana/
Transformacin
social
Accin
Accin
Accin
Accin
Depende de
propsitos
polticos involu
arados
.
7/23/2019 Rosana Guber - El Trabajo de Campo
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OSANA GUBE R
no da cuenta de la singularidad, tampoco un modelo explicativo nos
dice de antemano en qu observables indagar conceptos, o en qu
categoras sociales de los informantes se ver traducido nuestro objeto
de investigacin.
Encuadradas en el TC, las tcnicas son las herramientas del
investigador para acceder a los sujetos de estudio y su mu ndo social;
dentro de una reflexividad en sentido especfico, las tcnicas son una
serie de procedimientos con variable grado de formalizacin y
ritualizacin , que permiten obtener informacin en-una situacin
de encuentro, en el marco de una relacin social. Sin embargo y como
ya sealamos, pocos antroplogos y no antroplogos podran definir
esos procedimientos como replicables por otros investigadores, aun-
que esto ocurra de hecho. E n la tradicin de la disciplina, se habla de
observacin participante (OP) , entrevista (EV) no estructurada o
etnogrfica , etc. Generacin tras generacin ha recogido el guante,
llevando a cabo tareas que, dentro de ciertos mrgenes, podran
concebirse como O P y EV etnogrfica, aunque sus contenidos espec-
ficos varen notablemente. En qu sentido, entonces, podemos efec-
tivamente seguir hablando de
tcnicas de campo
antropolgicas?
Qu nos permite distinguir entre una conversacin casual entre dos
legos, un manojo de conductas improvisadas y una serie de tcnicas
empleadas por un investigador frente a sus informantes? Pues bien,
n
el TC antropolgico las tcnicas ayudan a obtener informacin, y
sobre todo a que esta informacin no sea etnocntrica. Pero esto no se
logra por decreto ni por declaracin jurada, sino a travs de un proceso
de elaboracin terica personal, que encuentra en la
reflexividad
su
mejor expresin. El em pleo reflexivo de tcnicas antropolgicas puede
dar lugar al reconocimiento del mundo del investigador y de los
informantes, a la elucidacin de los contenidos de esta relacin, al
reconocimiento de los supuestos tericos y de sentido comn que
operan en el investigador.
Aunque ser tema de los prximos captulos, adelantamos dos
premisas generales acerca de las, tcnicas: las tcnicas antropolgicas
de campo no son recetas, aunque puedan ser formalizadas; las tcni-
cas antropolgicas de campo no son la aplicacin mecnica de un
corpus terico. Es as 'como la
flexibilidad
ha sido una de las
caractersticas ms desconcertantes y enriquecedoras del TC antro-
polgico. Ni su grado de formalizacin, ni la standardizacin de su
contenido estn predeterminados ms all de amplios criterios, pues
sus pautas se van construyendo a lo largo de la investigacin. Esto es:
se subordinan a la reflexividad de la relacin entre los miembros de la
situacin de campo. Presentamos a las tcnicas no en forma de un
manual de lo que hay
no hay que hacer, decir y preguntar, sino como
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una serie de criterios para establecer, en cada investigacin y en cada
situacin, qu hacer, decir y preguntar. Esta formulacin poco sis-
temtica da lugar al descubrimiento de formas de acceso a lo social y
de expresiones particulares que asume el proceso en estudio, lo que
permite e implica la interpretacin del seritido especfico de este
ltimo en contextos determinados (ROCKWELL, 1980:42).
Por su parte, la no
clirectividad incide en la posibilidad de
registrar distintos aspectos de la vida social (holismo). Para
ampliar
la mirada
es necesario utilizar rigurosamente tcnicas de obtencin
de informacin, pero con el margen suficiente para que el investigador
pueda reparar en lo no previsto y, en general, en la PA. Ese margen
lo brinda la flexibilidad de las tcnicas, que no es asimilable a
improvisacin. El investigador recurre a tcnicas flexibles en el
sentido de que su empleo se amolda a la dinmica de la relacin con
los informantes y el campo. Pero esta dinmica no est dada al
investigador ms que a travs de un aprendizaje, el mismo que lo lleva
a ampliar progresivamente la mirada. Entonces, la utilizacin de
tcnicas y el aprovechamiento reflexivo de su flexibilidad son en s
mismos el proceso por el cual el investigador aprende a ampliar la
mirada y los sentidos y a distinguir y categorizar de un modo no
etnocntrico. Por eso
las tcnicas antropolgicas de campo no se
aplican ni de manera homognea ni ms o menos correcta-
mente. La correccin y el rigor se juzgan desde el proceso de
aprendizaje del investigador y por el modo en que progresiva-
mente va explicitando sus propios supuestos y su posicin de
enunciacin y en el que va diferenciando sus inferencias de
los sentidos verbalizados y actuados por sus informantes.
El
investigador aprende entonces a distinguir su reflexividad de la de sus .
informantes, y la reflexividad creada en el seno de la relacin. E sta es
la mediacin que le permitir acceder ms profundamente al mundo
social de los actores.
La principal consecuencia del vnculo reflexivo entre investigador
e informantes asentado en las
tcnicas es que stas aportan
informacin sobre los dems tanto como sobre si mismo
haciendo del investigador el principal instrumento de acceso
a lo real. Las sucesivas opciones acerca de qu hacer y cmo
son las instancias en las cuales el investigador aprende a dife-
renciar sus categoras modelos y supuestos de aqullos que
pertenecen a los actores.
Las tcnicas antropolgicas de camp o son
as algo ms que una serie de actividades y consisten en una determi-
nada operatoria entre los miembros de la relacin de investigacin de
campo, que se produce en un mb ito y
n
un lapso temporal determi-
nado.
EL SALVAJE METROPOLITANO
7/23/2019 Rosana Guber - El Trabajo de Campo
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O S ANA O t 1 1 3E
Y es tanto la ndole de la relacin como la peculiar combinacin
entre las dimensiones espaciales y temporales lo que redunda en el
delineamiento especifico de la tcnica adecuada. En el prximo capi-
tulo trabajaremos sobre la dimensin tmporo-espacial del TC y la
magnitud de la poblacin elegida. Posteriormente nos abocaremos tv
los dos polos propiamente dichos de la investigacin: el informante
el investigador en situaciones de campo. Pasarem os luego a conside
rar las tcnicas de observacin con participacin y entrevista antro
pplgica en sus caractersticas e instancias ms relevantes.
SEGUNDA PARTE
TECNICAMENTE HABLANDO
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