Nombre
Pedro Claver Corberó
Nacimiento
25 de junio de 1580
Verdú, Cataluña
Fallecimiento
9 de septiembre de 1654
Cartagena, Colombia
Venerado en
Cartagena de Indias
Beatificación
21 de septiembre de 1851, Ciudad del Vaticano
Canonización
15 de enero de 1888, Ciudad del Vaticano
Festividad
9 de septiembre
Patronazgo
de los esclavos
Pedro Claver Corberó conocido
como san Pedro Claver, fue un
misionero y sacerdote jesuita
español, conocido sobre todo por
su entrega a aliviar el sufrimiento
de los esclavos del puerto
negrero de Cartagena de Indias.
Es el patrono de los esclavos.
Tímido y sencillo, catalán corto en palabras y largo en
hechos.
Pedro Claver Corberó, conocido como “el esclavo de los
esclavos”, es una de las figuras más apasionantes y
arriesgadas del siglo XVII, cuya vida se desarrolló en un
contexto de aventuras, pasiones e injusticias del puerto
negrero de Cartagena de Indias.
Su entrega abnegada a los negros, de los que los
teólogos discutían incluso si poseían alma, es un
antecedente admirable de la praxis de liberación
cristiana, de la defensa de los derechos humanos y el
compromiso preferencial de la Iglesia por los pobres y
marginados.
En Verdú (Lérida), en el valle de Urgel, nació el 8 deseptiembre 1580, de un matrimonio de sencilloslabradores, Pedro Claver y Mingüella y Ana Corberó.
No tenía trece años cuando perdió a su madre ypoco días después a su hermano Jaime.
Con quince recibió la tonsura clerical en su puebloy, se traslada a Barcelona para estudiar gramáticaen el Estudio general de la Universidad.
Terminada la retórica, entra en contacto con losjesuitas del colegio de Belén para estudiarfilosofía, donde sintió la vocación a la Compañía deJesús.
Ingresó el 7 de agosto de 1602. Tras un fervientenoviciado y pronunciar sus primeros votos, pasó aGerona a dedicarse al estudio de las Humanidades.
Desde los primeros momentos sintió dudas
sobre su vocación al sacerdocio, pues le
atraían la sencillez y los oficios humildes de
los hermanos coadjutores.
Esto explica la gran amistad y admiración
que sintió en Mallorca, donde fue destinado
a ampliar sus estudios de filosofía, con el
hermano portero San Alonso Rodríguez.
San Alonso Rodríguez:
Nacido en Segovia e hijode un comerciante enpaños, el cual se habíahecho jesuita yamayor, pero pues, trasfallecer su padre, tuvo queabandonar sus estudios enAlcalá y encargarse delnegocio de familia.Contrajomatrimonio, enviudó yperdió a sus doshijos, ocasión en la quedecidió hacerse religioso.
El influjo del humilde y místico hermano porterodel colegio de Montesión en Pedro Claver fuedecisivo, ya que el joven jesuita consiguiópermiso de los superiores para conversar todaslas noches un cuarto de hora con AlonsoRodríguez.
Pedro aprovechó a fondo estas charlas, cuyasluces recogía en un cuaderno que le acompañótoda la vida. También recibió del santo hermanoun libro de apuntes espirituales, “un tesorogrande”, como él decía, que legó al noviciado deTunja en Colombia, entonces Nueva Granada.
La llamada de América
Comenzaba su segundo año de estudiosteológicos, cuando el provincial accediendo a sudeseo, le destinó el 23 de enero de 1610, a lasmisiones transoceánicas de Nueva Granada.
Sin despedirse de su familia, se fue a pie aValencia y luego a Sevilla, de donde zarparía en laflota de galeones en compañía del padre Mejía ydos jóvenes sacerdotes.
Después de un primer encuentro en la plaza fuertede Cartagena de Indias, hervidero de negreros,piratas e inquisidores, se trasladó, en un lento viajeen barco por el río Magdalena y luego a lomos demula, hasta Santa Fe de Bogotá, donde aprovechópara servir como hermano coadjutor.
La llamada de América
El clima de Bogotá no le sentaba bien. Unavez concluidos brillantemente sus estudios,fue destinado al noviciado de Tunja, entierra adentro, para hacer su “terceraprobación”, el año que los jesuitas dedicana la espiritualidad tras su formaciónintelectual.
Seguía dudando si hacerse sacerdote.Tanto, que le pidió al provincial que lepermitiera seguir de hermano portero,oficio que ejercía en Tunja.
“Pedro Claver, esclavo de los
negros para siempre” Los superiores le destinaron a Cartagena de
Indias, donde fue ordenado por el obispodominico fray Pedro de la Vega el día de SanJosé de 1615. Dijo su primera misa en el altarde la Virgen del Milagro de la iglesia de laCompañía.
Allí conoció al sabio jesuita Alonso deSandoval, investigador de la vida de los negros,quien, en contra del dominante ambienteesclavista, recibía con afecto y bautizaba a losesclavos que llegaban al puerto en abundanciay en un estado calamitoso.
“Pedro Claver, esclavo de los
negros para siempre” Claver, en medio del clima caluroso e insano de
Cartagena, ciudad donde ya había más de1.500 esclavos y los mosquitos y lasenfermedades devoraban a los sanos, seenfrentó con hechos heroicos a la ignominiosatrata.
Pedro vio claro entonces el sentido de susacerdocio; y el 3 de abril de 1662, alpronunciar su profesión solemne, estampó juntoa su firma la que sería la gran consigna de suvida: Petrus Claver, aethiopum semper servus(“Pedro Claver, esclavo de los negros parasiempre”).
San Pedro Claver en atención
de los Negros
El joven sacerdote siguió a la letra el método
empleado por el padre Sandoval. Procuraba
enterarse con antelación de la llegada de un
barco negrero y se informaba de que nación
venía para procurarse intérpretes, que buscaba
por toda Cartagena.
Acompañado de sus intérpretes acudía Claver
al puerto llevando al brazo un canasto cargado
de
plátanos, naranjas, limones, pan, vino, tabaco, a
guardiente y sahumerios.
San Pedro Claver en atención
de los Negros Luego, haciendo de tripas
corazón, descendía heroicamente a ladepósito del navío donde por más decuarenta o cincuenta días venían sepultadosentre trescientos y cuatrocientos negros.
A los pobres africanos, les decía que élquería ser su padre y pretendía tratarlosbien; que no iba con intención demaltratarlos, sino para quererles yenseñarles el camino de Jesús.
Si algunos llegaba en peligro de muerte, élmismo lo envolvía y lo llevaba a un hospital.
Caricias de padre
“Estuvimos hablando, no con lengua, sino
con manos y obras que como vienen tan
persuadidos de que los traen para
comerlos, hablarles de otra manera fuera
sin provecho. Arrodillados junto a ellos, les
lavamos los rostros y vientres con vino, y
alegrándolos, les comenzamos a poner
delante cuantos motivos naturales hay para
alegrar un enfermo”.
Caricias de padre
También para la catequesis seguía elmétodo del padre Sandoval, explicándolesla doctrina cristiana a través de cuadrosmuy vivos y la ayuda de intérpretesescalonados en medio de una atmósferairrespirable.
Cuando sentía repugnancia, besaba lasllagas de los esclavos y finalmente losbautizaba, en contra de lo que hacíanalgunos religiosos, que cuando erancazados en África, los bautizaban en masacon un simple riego.
Predilección por los Negros
Su afecto a los negros se extendía a su
defensa frente a sus amos, como atestigua
la negra Isabel Folupo. Cuando sabía que
alguno flagelaba a sus esclavos, se
presentaba en la casa y con súplicas o con
autoridad les pedía que no los azotaran.
Su confesionario estaba reservado para los
negros, mientras que grandes personajes de
la ciudad tenían que hacer cola detrás de
ellos si querían confesarse con el jesuita.
Predilección por los Negros
De su predilección por los enfermos dabatestimonio un pobre negro que vivía en unachoza junto a la muralla. Durante la pestede la viruela que se cebó en Cartagena en1633 y 1634 se multiplicó para atender a losdamnificados hasta agotar a dos y tres desus compañeros.
Su manto servía de vestido para losdesnudos recién llegados, de almohada yde cama para los enfermos.
Predilección por los Negros
En vísperas de Pascua reunía a todos los
negros de la ciudad para que cumplieran el
precepto, los confesaba, les daba la comunión
y él mismo les servía un modesto desayuno.
Además acudía regularmente a la
leprosería, hospital de San Lázaro, cuidado por
los Hermanos de San Juan de Dios.
Allí barría, arreglaba las camas, daba de comer
a los enfermos y les llevaba pequeños frascos
de licor.
Predilección por los Negros
Conseguía
gazas, limosnas,
medicinas y
comida para aquel
pobre hospital que
era un conjunto de
chozas que llegó a
albergar hasta
setenta leprosos.
Los días de fiesta
les llevaba una
comida más fina y
una banda de
música.
Predilección por todos
los necesitados
Se ocupaba también de los presos comunes o
de la Inquisición y se pasaba largas horas en
los calabozos escuchando sus angustias. Por
sus ruegos dos abogados se encargaban de la
defensa de los presos pobres.
También los consolaba en el momento de la
ejecución con vino, perfume y bizcochos. Y con
los protestantes, se comportaba con igual
cariño y misericordia. Llegó a convertir a
varios, entre ellos un arcediano de Londres.
VIDA ESPIRITUAL
Misionaba además pueblos de los
alrededores, comiendo y durmiendo en chozas
abandonadas, entre murciélagos y ratas.
Le nombraron ministro (encargado de asuntos
materiales) de la casa. Pero, como cogía
siempre para él los oficios más duros, el
superior lo hizo maestro de novicios
coadjutores, a los que conducía a la leprosería
con escoba en mano. Todo ello respondía a un
profunda vida espiritual.
VIDA ESPIRITUAL
Austero hasta el heroísmo –dormía
poco y en el suelo, apenas comía y
vestía cilicios, cuando ya era un cilicio
sólo el clima de Cartagena–, tenía
dicho al hermano portero que no
molestara en la noche a los demás
padres, cuando venían a pedir
sacramentos, sino que acudiesen a
él.
VIDA ESPIRITUAL
Para la oración le gustaba mirar un libro de
imágenes de la vida de Nuestro Señor y se
detenía sobre todo en pasajes de la Pasión
que recordaba el resto del día. El negro
Diego Folupo lo vio elevado del suelo como
“caña y media” con los ojos fijos en un
crucifijo que sostenían en las manos.
Le atribuían numerosos milagros, como
resurrección de muertos, clarividencia y
profecía.
Persecución
Aunque su fama de santidad cundía por
toda la ciudad y aunque su provincial llegó
a decir que trabajaba él solo por seis
sujetos y no le faltaron cartas laudatorias
del padre General de la Compañía, muchos
le hicieron la guerra.
Los informes que enviaban a Roma decían
de él que era “mediocre de ingenio”, con
poca experiencia, “apto sólo para predicar
a indios”.
Persecución
También le vinieron avisos de la curiapor manejar plata y tener en el aposentobotijas de vino, que usaba para susnegros.
Le llamaron la atención por reprender auna dama española que se pavoneabaen la iglesia de su falda.
Otros jesuitas no veían bien que dierapreferencia a los negros sobre losblancos, temas que incluían en suscartas acusatorias a Roma.
San Pedro enferma Un día en que pretendía entrar en Uraba, región
de indios paganos, tras predicar la cuaresma porlos alrededores de Cartagena, cayó enfermo.
La víspera había confesado hasta las diez de lamañana y cuando pretendía celebrar la misa, sesintió tan mal que se vio obligado a regresar aCartagena.
La peste había diezmado el colegio de losjesuitas, donde habían fallecido ya nuevemiembros de la comunidad.
Una parálisis le redujo a la impotencia y a untremendo temblor de las manos, que, segúntestimonio del médico, le desaparecía al decirmisa.
Muere San Pedro
Aún pudo hacer algunas visitas, gracias a
una mula que le dejaron, que estuvo a punto
de matarle.
Pudo ir también a despedirse de doña Isabel
de Urbina, su gran bienhechora, a quien le
pidió que en adelante se confesara con su
sucesor, el padre Diego Ramírez Fariña.
Muere San Pedro
Por entonces, desde la sublevación dePortugal, era raro el arribo de barcosnegreros. Pero en 1652 llegó uno llenode negros. Pedro visitó a los negros, lesllevó regalos y los instruyó para elbautismo.
Tras cuatro años enfermo sin poderseprácticamente mover, muere finalmenteen la madrugada del 9 de septiembre de1654.
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